Emmanuel Carballo Jos' d la I a Miguel e

Emmanuel Carballo I a Jos' d la Miguel e BIBLIOTECA Páginas inéditas NÚMERO 100 Salvador Elizondo JULIO-AGOSTO · 2007 · $36.00 PLAZA DE LA CIUDA

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Y D E E D I F I C A C I O N M U N I C I P A L I D A D
MUNICIPALIDAD DE SAN ANTONIO OESTE PODER LEGISLATIVO CONCEJO DELIBERANTE Provincia de Río Negro ------------------------------------------------------

E Z P E L E T A. P E R I O D I C O D E O P I N I O N I N D E P E N D I E N T E A L S E R V I C I O D E L A C O M U N I D A D Matrimonio Fugaz
199 j u n i O 2 0 0 9 C T 4 E UENCA5244 E L - F A X 2 5 6 - 2 5 4 8 Z P E L E T A E mi ciudad Z P E L E T A PERIODICO DEOPINIONINDEPENDIENT

S a b o r e S d e n a v i d a d
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Emmanuel Carballo I a Jos' d la Miguel e

BIBLIOTECA

Páginas inéditas NÚMERO

100

Salvador Elizondo

JULIO-AGOSTO · 2007 · $36.00 PLAZA DE LA CIUDADELA 4, CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO, CP 06040.TELÉFONOS (55) 9172 47 lOY 12 CORREO ELECTRÓNICO; [email protected] CERTIFICADO DE LICITUD DETÍTULO # 6270 CERTIFICADO DE ÜCITUD DE C O N T E N I D O # 4380 CONSEJO NACIONAL PARA LA C U L T U R A Y L A S A R T E S PRESIDENTE SERGIO VELA DIRECTOR G E N E R A L DE B I B L I O T E C A S FEDERICO HERNÁNDEZ PACHECO REVISTA B I B L I O T E C A DE M É X I C O DIRECTOR FUNDADOR: JAIME G A R C Í A T E R R É S f D I R E C T O R : EDUARDO LIZALDE E D I T O R : JOSÉ A N T O N I O MONTERO E D I T O R A S O C I A D O : MARIO BOJÓRQUEZ S E C R E T A R I O DE R E D A C C I Ó N : JOSÉ DE LA COLINA C O N S E J O DE R E D A C C I Ó N : JUAN ALMELA, FERNANDO ALVAREZ DEL CASTILLO, MIGUEL CAPISTRÁN. ADOLFO ECHEVERRÍA,VÍCTOR TOLEDO Y RAFAEL VARGAS PROMOCIÓN EDITORIAL:

Malcolm Lowry ( 1 9 0 9 - 1 9 5 7 ) revisited Sobre qu Günter Grass Memorias sentimentales Primer borrador de un libro futuro Emmanuel Carballo Li Po y To Fu, poetas amigos José de la Colina Dos textos de Salvador Novo Miguel Capistrán

MIGUEL GARCÍA RUIZ D I S E Ñ O : B R U N O ACEVES HUMANA A S I S T E N C I A E D I T O R I A L : MARINA GRAF ASISTENCIA TÉCNICA Y CORRECCIÓN: LINA GARAY VAQUERA RAÚL ZENDEJAS DE LA PEÑA COMERCIALIZACIÓN Y DISTRIBUCIÓN: RUYSDAEL NAVA IMPRESIÓN: E D I C I O N E S C O R U N D A , S.A. DE C.V 2 ' D E F O R R O S : SALVADOR E L I Z O N D O . FOTOGRAFÍA DE PAULINA LAVISTA ILUSTRACIONES INTERIORES: PIPER-BÜCHEREl, EDVARD MUNCH. LEBENFRIES. 4b GRAPHIKEN, R. PIPER & CO VERLAG, MUNCHEN, 1955, AA.VV, ANTHOLOG/E DU L/VRE ILLUSTRÉ PAR LES PEINTRES ET SCULPTEURS DE LECOLE DE PARIS, EDITIONS ALBERT SKIRA, GENEVE, 1944. J U A N GARCÍA PONCE, PAUL KLEE. IMPRENTA MADERO. 5.A.. CIUDAD DE MÉXICO, 1965. PATRICK WALDBERG.SURREAL/SM.THAMES A N D H U D S O N , L O N D O N , 1965.

BIBLIOTECA DEMÉXICO

Poetas de Méxic Sudamérica y España Coral Bracho, Elsa Cross, Minerva MargaritaVillarreal, Héctor Carreto, José Javier Villarreal.Jaír Cortés, Edgar Amador, Ledo Ivo, Rodolfo Hinostroza, Arturo Corcuera, Hildebrando Pérez Grande, Marco Martos, Jaime Jaramillo, Ramón Cote, Omar Lara, Raúl Zurita, Ramón Ordaz, lacobo Rauskin, Alvaro Salvador

2

ilillOHCA O[ M[XI(O

SALVADOR ELIZONDO

ΐνΐΕΝΤΙ·ΕΚ·

PAGINAS INÉDITAS*

* U n a v e z m á s a g r a d e c e m o s a P a u l i n a L a v i s t a la a m a b l e c o l a b o ­ r a c i ó n q u e h a b r i n d a d o a Biblioteca de México p a r a q u e esta revis­ t a se h o n r e al p u b l i c a r las p á g i n a s i n é d i t a s d e La estatua de Condillac, n o v e l a d e S a l v a d o r E l i z o n d o . T a m b i é n d e b e m o s a P a u l i n a la g e n e r o s a a p o r t a c i ó n d e fotografías i n é d i t a s d e E l i z o n d o , d e las c u a l e s es a u t o r a , q u e a p a r e c e n e n la s e g u n d a d e forros y e n las p á ­ ginas 2 y 3. S a l v a d o r E l i z o n d o i n c l u y ó al m a r g e n d e su t e x t o a l g u n a s a n o ­ t a c i o n e s q u e s e g u r a m e n t e u t i l i z a r í a al r e v i s a r l o p o s t e r i o r m e n t e . Las r e p r o d u c i m o s aquí c o n tipografía y color diferenciado.

Verdaderamente estelar, creo, es la presente entrega número 100 de nuestra revista, antes que nada por la primicia de estos manuscritos extraordinarios de Salvador Elizondo, que nuestro equipo de redacción ha paleografiado y descifrado con el auxilio de Paulina Lavista, esposa del escritor y poseedora de esa copiosa colección de cuadernos inéditos que el autor de Farabeuf redactó a lo largo de varias décadas. Las páginas manuscritas acompañadas de nuestra versión tipográfica pertenecen a la novela La estatua de Condillac, que Elizondo dedicaba a su padre con la data del 18 de julio de 1970. El texto es precedido por el bello epígrafe en francés del libro Traite des sensations, la obra clásica del filósofo del siglo XVIII Éttienne Bonnot de Condillac, al que se agrega un segundo epígrafe en alemán del Tractatus de Ludwig Wittgenstein ("Lo que se puede mostrar no puede decirse", en la clásica versión castellana de don Enrique Tierno Galván). Reproducimos todas las páginas manuscritas de Elizondo no sólo por su valor documental sino por su auténtica belleza de caligrafía mayor, precisa y elegante, como los signos ideogramáticos de la escritura china, que el autor admiraba. Un homenaje a esa devoción oriental parece también en nuestro número el estupendo texto Li Po y To Fu, poetas amigos, de José de la Colina (a quien por cierto, por error involuntario, no dimos en el número pasado -de homenaje a Mozart- todo el crédito que merecía por su extensa y erudita colaboración).

4

¡1¡lIOmA O[ MÉXICO

m

La estatua d e Condillac Pour rempür cet objet, nous imoginomes une statue orgonisée

intérieurement

connnne nous, et animée d'un esprit

privé

de tout espéce d'idées. Nous supposdnnes encore que l'extéñeur tout de morbre ne lui permettait l'usage d'aucun de ses sens, et nous nous réservomes ¡o liberté de les ouvrir a notre choix, oux

différentes

innpressions dont ils sont susceptibles.

Étienne Bonnot de Condillac Traite des sensations

ENTIVEM

Elizondo, inventor de genio desaparecido hace poco más de un año, nos dejó una obra magistral admirada, originalísima y reconocida, acaso no lo suficientemente durante su vida. Por fortuna, como lo anuncitin las páginas que aquí se imprimen por primera vez, las más de ochenta libretas que ha dejado escritas y dibujadas para sus estudiosos editores y lectores futuros nos ofrecerán sin duda deslumbramientos tan atípleos y sorprendentes como los de La estatua de Condillac. Además de las páginas de Elizondo y el ensayo de José de la Colina, ocupan el número otros materiales valiosos, como el poema del novelista y Nobel germano Günter Grass, desconocido en español, que aquí se reproduce gracias a la generosa gestión de Eva María Hackenberg, directora del Centro de Información del Goethe Institut Mexiko, A.C., que consiguió los derechos amorales para la publicación del poema de Grass. En el cincuentenario de la muerte de Malcolm Lowry y a sesenta años de la primera edición de su emblemática novela Bajo el volcán, publicamos un grupo de poemas y algunas cartas del gran escritor en versión española de Marta Donís.

Was gezeigt werden kann, kann nicht gesagt werden. LWittgenstein Tractatus 4.1212

A mi padre S. E. I8-VII-70

Integran también el número unas sorpresivas páginas de Emmanuel Carballo: Memorias sentimentales. Primer borrador de un libro futuro; dos textos de Salvador Novo, que presenta y rescata Miguel Capistrán, y para terminar, un conjunto de poemas inéditos de México, Sudamérica y España, cuyos autores nos envían especialmente para esta entrega de Bi^^l^teca de México. Eduardo Li:

6

BIBlIOmA Ol M[XICO

-¿Se supo Krentznaer observado? - Tal vez en el último instante de su vida. Algunas veces se imaginó acompañado por esa entidad que había inventado. Ese personaje imaginario era en todos aspectos idéntico a él y esa estatua ideal de sí mismo lo habitaba cómodamente en la soledad de la isla desierta y le servía para entablar efusivas discusiones acerca de la intervención que había tenido en las infames iniciativas que culminaron con la tentativa de instaurar la nefanda República de Caoba. De la misma manera, sabía inventarse ya muerto. Como estaba muerto, pensó que podría proseguir el experimento hasta sus últimas conclusiones. Cuenta además, con un acervo de datos mucho más copioso que los que su paso por la vida le había proporcionado. Conserva ventajosamente las facultades y las condiciones aparentes, sensibles que tuvo en el instante de ser tocado por el tiro de gracia que el Comandante le había disparado 7

818l10mA o¡ M¡XICO

CC) Revisar los tiempos de verbo.

0

a quemarropa. Esto es una novela; se dice, una novela que trata del habitante de una isla desierta. Luego escribe, a manera de proemio a la minuciosa relación de los hechos relativos a la Confederación de Caoba, un compacto apotegma acerca del misterioso arte de escribir novelas: una novela es una falacia total. Su condición novelar se sustenta en su inconcordancia con cualquier realidad, en su ser una sarta de mentiras, pero de mentiras absolutas, totales; mentiras tan vastas que en ellas cabe el universo mismo con toda la verdad que contiene o dimana. y agrega más abajo:

Todo esto es para recalcar

Sólo la tecné de esa ors tiene que ver el aspecto ese ncialmente ideológico que t iene el

con las palabras.

relato. Además de la -¿Por qué? -Porque en la isla desierta todas confusión de la personalidad

las

posibilidades

menos

una

son del autor.

real izables . . -¿Cuál es la imposible? -El diálogo. Se trata del proceso de la estatua de Condillac, pero a la inversa. La estatua deprivada progresiva9

818l1 0HCA OfMfXICO

G

10

118U fCA Of MEX CO

mente de "los sentidos hasta que se convierte en un hecho, no en un ser, de conocimiento puro. La estatua no es; piensa. La isla desierta es la concreción de su

G)

propia imposibilidad, es por ello el único medio que hay para vencer a la muerte. Presiente, siguiendo un proceso de de-

0

privación progresiva de las facultades y los sentidos, que dentro de muy poco tiempo habrá olvidado la técnica llamada "habla". Me apresuro por ello a extraer de mi memoria los vestigios de aquella Krentznaer tiene que técnica imprecisa, aprendida en los años analizar dos posibilidades: lejanos, al lado de [falta el nombre] para a) La de que al cabo de dar un testimonio de la extraña conjun- los años ese manuscrito ción de circunstancias de la que tal vez, si sea arrojado por el mar a estas escrituras son llevadas por el azar la misma playa en que fue de los océanos a un destino, a un puer- arrojado al mar. to apropiado, si es que existe todavía en b) La de que el único libro el mundo, a estas fechas, un destino que que haya allí sea no sea esta isla desierta, habitada apenas Robinson C. por el solitario fantasma de su remitente y de las palabras que conforman la circunstancia de esta soledad inmensurable, perfecta, se vuelven sinónimas. 11

818liOHCA Of MfXICO

Me soy mi ·propio personaje. Me miro

0

deambular por este vasto escenario en el que el otro Krentznaer, el que escribe esas líneas, me ha inscrito y en el que En este punto se crea por su voluntad soy capaz de realizar los un equívoco o una figura sueños que él sueña y me pregunto si viciosa. La identidad de uno no ha llegado a la isla la hora de una

y de otro es intercambiable . El inventor K y el invento:

perfección sutilísima e incomprensible.

él mismo.

Una disciplina capaz de hacernos perder todos los hábitos que la operación de nuestros sentidos, de nuestra inte- Descripción de la disciplina ligencia y de nuestra sensibilidad han seguida para poder inventar conformado en nuestra alma. Aquí se el universo. realiza la posibilidad de desaprehender todo aquello que da una imagen previa del mundo, para poder aprehenderlo, saberlo en una potencia más pura, más e·sencial y por lo mismo más clara de su forma.

Hasta aquí el 15-1-70

La memoria precisa el momento en el que se produce ese equívoco 11

818l10ncA o¡ M¡XICO

~

en el que, al fin de cuentas, Krentznaer se vería inscrito. Consideraba, inclusive que estas

líneas, las desordenadas

páginas de esta bitácora lo contenían como un especimen conservado en un frasco y muchas veces no sabía si era el guardián del museo, si era uno de los especímenes en exhibición o si

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era un visitante, venido de algún lugar Después de esto el diálogo remoto para guardar (detenidamente) que está en el Cuaderno las colecciones y los dioramas.

Obligado por una circunstancia terrorífica más vasta que todo el universo, Krentznaer dudaba, sin embargo, en definir la naturaleza de su condición de habitante de la isla desierta como un simulacro sinóptico de la evolución del género y dudaba porque ello lo obligaba a sentirse único en el ejercicio de ese dominio que la orden en la escena le imponía y que, a la vez, le confería una dignidad secreta15

ilillOncA o¡ MÉXICO

25, Pág. 3.

G)

mente mon-árquica. El castigo que [falta ----------

el nombre] le había impuesto tenía el Re f erenclas '1' . Iteranas: ambiguo carácter de una recompensa y La única, remota: Robinson ese terror tan vasto que la naturaleza hubiera podido asignar al

náufrago de P.Valéry en Histoires

se tornaba en una sabiduría mínima, Brisees. hermética y en una destreza perfecta que gratificaban esa soledad poblada de sus propios reflejos. En el ejercicio de un poderío sin límites se satisfacía esa tentación del espíritu que nos proclama, silenciosamente

como

los

dioses

todopoderosos de nuestros mínimos universos insulares.

Krentznaer había accedido a una forma de la virginidad de la inteligencia; de la experienciatalvez,en laque innumerables veces había soñado, representándose a sí mismo como el detentador de un universo particular; ese universo que hubiera querido crear en el interior de la mente, como un teatro de gestos, como un drama de la sabiduría manual. 17

!1!lIOmA Dí MÉXICO

@

La vida en la isla desierta no puede ser

®

dedicadaa laelaboración o de inventarios o de invenciones. El tiempo por ello sólo se puede dividir en dos épocas: época de invención de inventarios y época de inventario de invenciones. En cuanto Krentznaer llega a una

@

conclusión válida acerca de la naturaleza ideal del mundo, ha tenido que pensar forzosamente

en

la

posibilidad

de

suicidarse. Pero el suicidio no tiene caso en la isla desierta. La isla era apacible y voluptuosa. Todo

®

en ella dimanaba los esplendores de un lujo bárbaro y solar en la misma medida en que todas las cosas me son nuevas y únicas. Este es mi primer pensamiento cuando he dominado la razón que subyacía a esa estructura azarosa que era la isla desierta: origen del universo en el que estaba contenida como parte. Una tarea literaria: Krentznaer se abocaría a escribir sistemáticamente todas las ideas que tuviera oportunidad de formular durante su vida allí, en la isla desierta, acerca de la soledad . ." ~IOncA o¡ M[XICO

@

MALCOLM LOWRY (1909-1957) REVISITED

~~. a1com Lowry es todavía un míto y un misterio acerca de lo que vivió durante su estancia en México, país que disfrutó y amó y en donde al fmal padeció las más nefandas aventuras, incluida alguna accidental persecución de las autoridades mígratorias que confundieron al extraño Ma1colm cón un espía extranjero, en esos oscuros años de la segunda guerra Mundial. Pero fue también aquí donde escribió la mejor de sus novelas: Bajo el volcán, obra deslumbrante e imperecedera, llena de resonancias del sombrio y taciturno carácter nacional, con personajes reales que muestran asimismo la delicadeza y amabilidad de los mexicanos, en descripciones precisas que no lograron captar otros grandes escritores ingleses que se refirieron a aquéllos: Graham Green, Aldous HuxIey, D. H . Lawrence. En la realidad y en la ficción Lowry es el mejor personaje de sus novelas, el más preciso y pulido protagonista de sus obras, como en otros casos excepcionales: Franz Kafka, William Faulkner, Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo. La selección de poemas y cartas aquí .incluidos de seguro contribuirán a mantener el interés por conocer a quien realizó en este país partes de una obra y una vida trascendentes, todavía insuficientemente esclarecidas por critico s y biógrafos. lO

BIBlIOTlCA D[ M[XICO

el co POEMAS* Versiones de Marta Donís Viñetas de José AntonIO Montero SIN OTRA COMPAÑíA QUE EL MIEDO ¿Cómo empezó todo esto, y por qué estoy aquí, en el arco de esta barra marrón de pintura cuarteada? Papegaai, mezcal, hennessey, cerveza, dos escupideras babeadas, sin otra compañía que el miedo: miedo a la luz, a la primavera, miedo a la protesta de los pájaros y a los autobuses que van a sitios remotos, miedo a los estudiantes que van a las carreras y a las chicas que brincan con el viento en la cara. Pero, sin otra compañía que el miedo: miedo a la fuente siseante, y todas las flores que conocen el sol son mis eJlemigas, ¿estas horas (muertas)?

1936-1 937 DELIRIO EN URUAPAN Encontré en la esquina a un hombre que sufría más que yo. Luego a otro, y al rato a otro más. Después encontré una ennegrecida calle de infortunados maleantes que habían sufrido una eternidad. Le pedí al primer hombre que me hiciera compañía, pero se rehusó ; así que, extrañado, pensé en pedírselo al segundo, en cuya mirada fija de perfecto desdén había tal gelidez que subí de prisa por la calle ennegrecida para contarles a los que más sufrían, para preguntar qué habíamos hecho para merecer esto. Pero había una imprecación en su risa. Recordé entonces que estaba en el infierno. Sí: ¿qué había hecho yo para merecer hasta el desprecio de los condenados? ... y regresé descendiendo por la calle más negra del yo,

sabiéndolo muy bien.

1936-1938 * The colleaed Poetry 01 Maleo/m Lowry, editado y prologado por KatWeen Scherf, 1992. 21

BI8l10mA D¡ MÉXICO

Poemas no reunidas [Uncellected peems] E" EL TREN DE OAXACA Cuando el maguey cede su puesto al pino 10 que vemos desde el tren es más amable: "esto" es Inglaterra, o del Rin un recordatorio. Pero cuando el pino cede su puesto al cactus 10 que vemos, alguien dice, es "brutal". A las formas quebrantadas del maguey llegamos desde pensamientos lanudos de Bonn o de Bootle. Luego, cuando oscurece, no puede verse desde el tren ni bosque ni campo, así que, adentro, de la oscuridad huyen el dolor del maguey la fuerza del abeto, para asentarse en el rostro de los trabajadores, en el rostro de los que se reclinan, en el rostro de los que han trabajado en el maguey o, arriba, en el pino. Mas, ¡cuánta esperanza en este compartimento que se hunde!, que se fragua como señal mientras duermen. Esperanza que aún aletea en Inglaterra, pero se esfumó en las aguas del Rin .

1937 u ilillomA o¡ M[XICO

EL VIERNES SANTO DEL SEÑOR LOWRY DEBAJO DE UN CACTUS GENUINO Porque soy un impostor porque tengo miedo porque debo eludir la sentencia del Señor, y luego mofarme de Él otra vez, y no obstante, ser crucificado junto a Él y luego eludir otra vez ... Porque debo decidir, porque no debo hacerlo, porque soy como Crusoe pero en un naufragio de dolor que excede toda creencia. Estoy muerto, estoy hastiado, porque soy un impostor, porque tengo miedo ... 2l

ilillOncA O¡ M¡XICO

LOS NOMBRES DE Ríos MEXICANOS QUE OLVIDO Los nombres de ríos mexicanos que olvido -o en el mapa ahumado de la memoria quizá no aparecen Xochimi1co, Xochitepec, que tampoco son ríos: aun así, invoco todo de los nombres contra el olvido .. . mas el Estigia, el Aqueronte, el Cocito, el Flegetón bastan por el Guadalquivir y otros-. Pero mejor que estas bebidas tan clásicas recuerdo el Leteo, de sobrenombre tequila. Todo 10 que sé es que México es la muerte, que comparte con el amor la única pasión que la humanidad sabe respetar; así que quien bebe olvida no sólo la alegría y la pena, el placer y el dolor sino todo 10 demás, salvo 10 simbólico: ves tu vida entera flotando corriente abajo más veloz que el Hebrus pero sin destino en Lesbos. No has sabido cuán real es la tristeza ni entendido su emblemático desaliento.

1940

24

¡1¡lIOmA O[ M[xICO

TRES CARTAS DE MALCOLM LOWRY Traducción de Marta Donís Carta a Harold Matson ' 1643 Queens Road, Hollywood 46, California 8 de mayo de 1946

Cónsul, a las 2 de la mañana fui más listo que el inspector dostoievskiano, y logré que Margie y yo cruzáramos la frontera, donde Texas me dio asilo legal y por supuesto que también a ella. Estaré en Hollywood en la dirección que indico arriba hasta el día 15 más o menos, si quieres telegrafiarme acá por cualquier motivo urgente, y luego estaré de vuelta en Dollarton en mi antigua dirección una semana después, aproximadamente, y claro que espero con ansiedad tu respuesta. En cuanto al asunto de México, después te cuento. Me dan ganas de volver a Zola para ir en contra de todo esto, y me han aconsejado que también 10 haga por el bien de otros. Pero por el momento me contengo. El gobierno actual de este país, plácido y calmado en la superficie, es la cosa más malvada que jamás haya visto. Me parece que México es ahora predominantemente nazi. [ . .. ]

Querido Hal: Te envío una copia del contrato de Cape, que me parece repetitivo y que por supuesto no he firmado todavía: ya le cablegrafié diciéndole que la cláusula que 10 pone como mi agente estadounidense y posiblemente también otras cláusulas son desde luego inválidas, y le escribo para preguntarle si no podemos llegar a algún arreglo mediante el cual tú tengas los derechos. Pero quizá haya otras cláusulas que son demasiado ambiguas y sobre éstas quisiera tu consejo. Como dije antes, no firmaré hasta que tú no des el visto bueno; quizá también podrías indicarme de qué manera debo cancelar esas cláusulas: si con corchetes, con papel pegado encima, tachándolas o en qué otra forma . Te enviaría gustoso el original, pero deseo conservarlo junto con el telegrama de Hitchcock para fanfarronear un poco con algunos amigos de mi mujer que me han organizado una fiesta para pasado mañana ... ; pero si 10 quieres te 10 enviaré 'quam celerrime. Si esta carta te parece un poco errática debo decirte, entre corchetes, que acabamos de vivir la experiencia más terrible de nuestra vida. Debido a mis humildes o a mis demasiado potentes escritos (creemos que el capítulo XII del Volcán), después de siete semanas de un infierno puro y no adulterado durante el que nos quitaron todos nuestros papeles y nuestras identificaciones, después de que violaron la Constitución mexicana y 10 admitieron ellos mismos, súbitamente y sin previo aviso nos llevaron mil millas a punta de pistola fuera de México: con mucho trabajo, por tres minutos me libré del destino fmal del

Carta a Jonathan Cape Dollarton P. 0. , Dollarton, B. c. , Canadá 30 de mayo de 1946 Estimado señor Cape: Esta es aproximadamente la 50 a vez en el curso de las últimas semanas que redacto esta carta. Mi mujer y yo regresamos a Cuernavaca de una experiencia extremadamente desagradable en Acapulco para descubrir su carta y su contrato, que no pude fumar tal como estaba entonces por la razón que indiqué en mi telegrama. Si bien le dije antes que preferiría que usted actuara como mi agente estadounidense, que también es el de mi esposa, resulta que mi agente neoyorquino 10 había vendido en Estados Unidos, y todas estas noticias, las recibí el mismo día.

1 Sursum Corda: The Col/ected Letters of Malcom Lowry, editado con introducción y anotaciones de Sherrill E, Grace, Toronta, The University of Toronto, 2 vols,

15

¡1¡LlOmA Df MÉXICO

N o había sabido nada de mi agente desde que me escribió una carta que me decepcionó muchísimo, pues en ella decía que no creía en ellibro tal como estaba, que si bien tenía posibilida-

des, debía reescribirlo en buena parte, etc. Según recuerdo, todo esto sucedió aproximadamente cuando respondí a su primera carta, cuando dije que no estaba totalmente satisfecho con mi conexión en Estados U nidos y también cuando esperaba yo su telegrama que -por razones que sólo pude ver con claridad mucho después- no llegó. Entretanto, mi esposa tenía dificultades con sus editores (Scribner's), que según el contrato debían publicar un libro suyo el otoño pasado, y no ofrecieron explicación alguna al respecto. Durante meses y meses no recibimos en verdad ni una palabra de nuestro agente salvo estas que le menciono, tan desalentadoras, y cuando fuimos a México, aunque su carta me dio una esperanza de otro tipo, fue con la suposición de que la copia de Bajo el volcán que yo le había enviado a nuestro agente en Estados Unidos, nos sería devuelta a nuestra dirección en Canadá. Ciertamente, mi esposa, que a veces actúa como mi secre-

26

BIBlIOTlCA Df MfxlCO

taria, le había enviado una carta, diciéndole que la devolviera, si eso era todo 10 que él pensaba del libro: eso me llevó a decirle 10 que le dije a usted al respecto. Sin embargo el agente, en vez de enviarnos la copia, continuó con sus gestiones y vendió el libro a la empresa Reynal y Hitchcock que, hasta ahora me entero, sólo la ha tenido desde mediados de febrero, y la cosa curiosa de esta compañía es que aparentemente creen que es una obra maestra. Quieren publicarla este otoño exactamente como está, o con cualesquiera cambios que yo quiera hacerle. Puesto que el agente en cuestión no sabía que estábamos en México, remitieron la aceptación de Nueva York a México desde Canadá, y esta noticia, le repito, llegó precisamente el mismo día que la suya, después de la nefasta experiencia mencionada. Debí haber dicho a mitad de la experiencia, ya que el Cónsul, o algo peor, nos clavó ahora otra garra fuera del abismo, justo en este momento de triunfo doblemente complicado. Para no hacerle el cuento largo -ya que la experiencia duró casi dos meses -, el gobierno mexicano (y el de ahora es probablemente el peor desde Díaz) descubrió una pequeña falta en nuestros papeles: que fuera culpa de su propio Cónsul en Los Ángeles, no importa. Y luego descubrieron, o inventaron, otra: nuestras tarjetas de turistas indicaban nuestra ocupación como escritores; por lo tanto, decidieron que estábamos "trabajando" en México, por 10 que debíamos pagar una fianza considerable, en Semana Santa, con todas las compañías afianzadoras cerradas ... Por lo tanto debían confiscar todos nuestros papeles, por 10 tanto no debíamos escribir ni una palabra, ni siquiera cartas a nuestras madres y menos aún a editores. Debido a ordenamientos de guerra, Canadá sólo podía permitirnos cierta cantidad de dinero para nuestro viaje, y como ahora estos brutoSnos habían quitado todo lo que teníamos, fue por consiguiente necesario conseguir dinero de inmediato de algún lado. Entretanto, yo le había cablegrafiado que no podía fumar todas las cláusulas de su contrato a causa del de Reynal y Hitchcock, y el agente de Nueva York ídem a causa del suyo. Pero en ese momento las dificultades en México hicieron crisis, mi agente de

Nueva York me telegrafió diciéndome que Hitchcock ofrecía un viaje gratis a Nueva York, así como más dinero en efectivo de inmediato [... ] y, como nuestra situación ya se había vuelto desesperada, por no decir melodramática, prácticamente no me quedó más opción que aceptar este dinero. Después de eso, el gobierno mexicano, una vez que tendió su trampa, rápidamente nos robó la fianza, nos mantuvieron incomunicados para que nuestros Cónsules -¡Cónsules!- no pudieran interferir en el trato ilegal que nos dieron, y luego les pareció necesario llevarnos, a punta de pistola, 1500 millas a través de México con el perturbador aunque patente propósito, puesto que estaban aterrados por miedo de que no saliéramos con la historia, de matarnos a tiros en Nuevo Laredo. No obstante (sin duda porque he visto muchísimas películas rusas o francesas) de un modo u otro fui más listo que el Inspector dostoievskiano a las 2 a. m., y, con la connivencia de otros funcionarios mexicanos bastante peculiares, escapamos y cruzamos la frontera, con todo y papeles, donde Texas nos dio asilo legal. Posiblemente entienda usted ahora que he estado algo estresado. [ ... ]

Carta a Albert Erskine Dollarton P. 0., Dollarton, B. C. Canadá 22 de junio de 1946 Estimado señor Erskine:3 Muchas gracias de veras por su carta y por sus palabras más que alentadoras, y le respondo 10 más pronto que puedo. Mi copia al carbón de Bajo el volcán se quedó en México, para enviarla (junto con muchas notas, y un borrador de otra novela) pero aún no llega, después de siete semanas, de modo que sólo tengo una copia de trabajo con diferente paginación de la suya. Desde luego que puedo ubicar cualquier pasaje tan sólo con una palabra o dos, y creo que 10 he hecho bien ahí donde ha mencionado usted una oración en especial. Editor y amigo de Lowry desde que aquél preparó la edición de Bajo el volcán para su publicación por Reynal y Hitchcock , en febrero de 1947, hasta su muerte.

J

2

En castellano en el original.

27

BIBLIOTECA o¡ MD:ICO

en el XI. Ahora descubro que Quaunahuac de hecho significa en azteca "Cerca del Bosque", y creo que esto es algo demasiado bueno para dejarlo de lado y que debe incluirse en alguna parte, en tamaño pequeño. Tal vez usted podría sugerir algo. [oo .]

[ ... ] Respuestas a sus preguntas.

Página 7 - también página 328. Si no se consigue nada con la frontera alrededor de Quaunahuac a la luz de mi intención mencionada abajo, entonces propongo que la ponga en una línea separada sin los filetes alrededor, tal como usted dice. Sentí que Quaunahuac era un nombre más bien esotérico y que la frontera en su derredor como que la hacía universal, al relacionarla con cualquier sitio al borde del camino en cualquier lado. También siento que esto se ve más excéntrico en un escrito mecanografiado que en uno impreso. Pero déjeme ceder frente a su juicio al respecto. N o obstante, como quiera que se haga, debe hacerse lo mismo tanto en el capítulo 1 como en el VIII : la evocación debe ser la misma, y la evocación se propone ser la de "estación, sitio, ubicación" y "despedida" . No trataba de resaltar el nombre como tal. Respecto del nombre mismo, tengo esto que decir: Quaunahuac fue el nombre azteca de -Cuernavaca. Muy poca gente sabía esto en 1938, pero ahora tienen un gran letrero en los suburbios que lo dice. Sin embargo, la Quaunahuac de los libros no es Cuernavaca, siJ1.o Cuernavaca en el aire, a unos pies del suelo, con un poco de Oaxaca, etc. incluida. Supongo que debería escribir una nota a este propósito. No obstante, en una visita a México de la que acabo de regresar hice un descubrimiento un tanto siniestro. Quaunahuac solía traducirse, eso entendí siempre, como "Donde el Águila se detiene" . Pero ahora resulta que no significa eso en absoluto, y tal cosa es lo que dice el letrero. Debo mencionar ahora que Bajo el volcán era originalmente parte de una trilogía - en términos generales, la parte del inferno, del que seguirían el purgatorio y el paraÍso-, el protagonista se pondría un poco mejor, como Tchitchikov .. . , pero bueno, de cualquier modo por eso entra el Casino de la Selva, y la cita del principio del lnfemo: "A la mitad de mi vida me encontré en una selva oscura", etc. Al principio del capítulo VI a la mitad del libro (el Cónsul también se encuentra en un bar llamado "El Bosque", o la selva) y así sucesivamente: el tema vuelve a surgir

Página 350 (cf. 339) Entiendo 10 que señala usted, y está bien, pero creo que un ladrón experimentado podría haberlo hecho. En realidad yo trataba de describir algo de lo que fui testigo ocular. Intentaré reescribirlo si realmente parece imposible, pero me caería extremadamente bien una sugerencia al respecto. Tampoco puedo ubicarme del todo debido a la diferente numeración de las páginas. De modo que le pediría que especifique la oración empieza así y así, eso me ayudaría muchísimo. Hay otras cosas que me molestan en este capítulo. Me gustaría llamar a un experto mexicano para que me diera su opinión sobre la palabra pelado. Disculpo la ignorancia relativa de Hugh, pero no estoy del todo seguro de si exagero al respecto, así como también sobre el uso ahí de gachupiné.4 En un sentido estos términos se contradicen mutuamente, desde luego: lo que me molesta es si mi ironía se asienta sobre una base lo bastante sólida como para significar algo mientras el lector acepta que Hugh farfulle al mismo tiempo. No estoy totalmente seguro de si gachupiné puede aplicarse o no a cualquier español nacido en España . Tal vez sea mejor usar la palabra española . También estoy un poco inquieto con la palabra chingam .s (Cuando pelean a un lado del camino.) N o estoy seguro de si puede caracterizarse precisamente como una palabra que expresa tan sólo un desdén obsceno. Impugnar a la propia madre, significa en Oaxaca una frase completa tan obscena que no pude encontrar una oportunidad en mi reciente visita a México para preguntar con la mayor discreción posible si el significado que yo tenía era correcto sin perder la vida en el ínterin . [oo. ]

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, Sic.

18 ~ I WOHCA

D[ M[\ICO

GÜNTER GRASS

SOBRE , QUE ESCRIBO* Sobre el comer, el regusto. Después, sobre huéspedes no invitados o llegados con un siglo de retraso. Sobre la sed de limón exprimido de la caballa. Más que sobre cualquier otro pez, escribo sobre el rodaballo.

Escribo sobre la abundancia. Sobre el ayuno y por qué lo inventaron los comilones. Sobre el valor nutritivo de las migajas de la mesa del rico. Sobre la grasa y las heces y la escasez y la sal. Describiré doctamente - en medio de una montaña de mijocómo la mente se volvió biliosa y el estómago demente. * Poema: "Sobre qué escribo" (original: "Woruber ieh sehreibe ") written 1977 and edited in : Günter Grass : Linco Botin (e), Bartleby Editores, S.L. 2006 (for Spanish edition) (e) , translation by Miguel Sáenz. Title of the German original anthology: Günter Grass: Lyrische Beute (e) SteidJ Verlag, Góttingen 2004. Reconocem os la amable y generosa disposición con que Eva Maria Haekenberg, dIrectora del Centro de Información del Goethe Institut Mexiko. A. C. gestionó la autorización de los derechos de autor para publicar este poema en Biblioteca de México. 29

BIBlIOHCA D[ MmCO

Escribo sobre los pechos. Sobre Ilsebill embarazada (su antojo de pepinillos), escribiré mientras dure. Sobre el último bocado compartido, la hora pasada con el amigo con pan, queso, vino y nueces. (Hablamos con delectación de 10 divino y 10 humano y también del engullir, que no es más que miedo.) Escribo sobre el hambre, sobre la forma en que fue descrita y por escrito propagada. Escribiré, de viaje a Calcuta, sobre las especias (de cuando Vasco y yo hicimos bajar el precio de la pimienta).

Carne: cruda y cocida, se ablanda, se deshilacha, se contrae o deshace. Las gachas nuestras de cada día y demás cosas premasticadas: historia con fechas, las carnicerías de Tannenberg-Wittstock-Kolin y todo 10 que queda luego : huesos, pellejos, tripas, salchichas.

Sobre el asco ante el plato lleno, sobre el buen sabor, sobre la leche (y cómo se cuaja), sobre el nabo, la col y el triunfo de la patata escribiré mañana o cuando las sobras de ayer sean fósiles de hoy.

Sobre qué escribo : sobre el huevo. Frustraciones y grasas, amor que devora , soga y clavo, disputas por un pelo y por la palabra caída en la sopa. Sobre el congelador y lo que pasó cuando se fue la corriente. Escribiré sobre todos nosotros sentados ante platos vacíos; y también sobre ti y sobre mí , y sobre la espina en la garganta. lO

¡lilIOmA D[ MfxlCO

EMMANUEL CARBALLO

MEMORIAS SENTIMENTALES Primer borrador de un libro futuro Mi primer acercamiento a la sexualidad ocurrió en Guadalajara en los tiempos en que estudiaba el segundo y último año del bachillerato en el Instituto de Ciencias. Habituado a las expulsiones escolares periódicas, cuando los jesuitas me pusieron de patitas en la calle tenía poderosos motivos para actuar drásticamente. Sin embargo me concedieron derecho de examen. Mamá, para que me repusiera del golpe moral, me envió con una amiga suya que regenteaba en Santiago, Colima, el hotel Anita. Después me instalé en la hacienda de mis parientes ricos. Allí comencé a escribir textos extraños e ingenuos. Un tanto memorias y otro tanto poesía. A la hacienda llegaba los fines de semana un cura para enseñar el catecismo, confesar, dar la comunión y oficiar la misa. Como el cura vivía en la hacienda, me preguntó en una de las sobremesas: "¿Te has acostado con alguna mujer?" Como respondí en forma negativa, me propuso : "Vamos a hacer una cosa. La próxima vez que vayas a Guadalajara me avisas por teléfono y te voy a dar clases con mi amante. Vamos a ir a un hotel para que veas cómo lo hago y después lo harás tú ." Y llegó el día. La amante del cura, chaparrita tímida, parecía una almohada. En el cuarto del hotel le indicó que se desvistiera para hacer el amor. Cuando terminaron , el padre me dijo: "Ya viste cómo se hace, ahora haz lo tú. " Me desvestí, pero por más esfuerzos que hice no tuve erección. Abandoné el hotel y salí asqueado del sexo. Nunca me he acostado con prostitutas, casi siempre me acosté con mujer amada y deseada. Para mí el sexo no ha sido sólo una necesidad carnal sino una urgencia espiritual. Pasaron muchos años desde ese fracaso para que hiciera el amor

tal como lo describe Jorge Guillén: "Cuerpo es espíritu y todo es boda." Mi vida sentimental ha sido un tanto heterodoxa: comencé con el matrimonio y después practiqué el noviazgo. Padecía complejo de Edipo: estaba enamorado platónicamente de mi madre. Ella fue mi primer amor. La dedicatoria de El cuento mexicano del siglo XX es elocuente: "A doña Tula que me enseñó entre otras cosas a equivocarme solo." Mi primer amor real, concreto, fue Laura Villaseñor. Era una mujer guapa e inteligente, tal como la había soñado. Era once años mayor que yo, y con ella tuve mis primeros tres hijos: Laura, Emmanuel y Pablo. Permanecimos casados durante diez años. Con Laura fui el típico marido mexicano que tenía su casa grande y efímeras casas chicas. N o me juzgo ni bien ni mal , soy producto de las circunstancias. Aunque eso de "casa chica" me quedaba un poco grande, porque siempre busqué que las mujeres con quienes salía tuvieran techo y coche, para no frecuentar los moteles. Me gustaban las mujeres mayores que yo, y creo que ellas fueron las que curaron mi ya modesto complejo. Como ya lo dije, mis mujeres reunían esas dos condiciones: techo y coche, ya después vendría lo más importante: la inteligencia, la sensibilidad, el acoplamiento sexual, espiritual, intelectual. Sólo tuve un largo amor que no concluyó en el registro civil o la iglesia: Lucha Zapata Vela. La quise mucho, era mayor que yo: provenía de una familia comunista, era hermana de Joaquín Zapata Vela, Procurador General Militar de la República. Nunca vivimos juntos. En ese tiempo me entró la locura de sentirme atractivo, guapo, era como un general en busca de mujeres31

ilillOmA D¡ MÉXICO

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llenó Matisse

medalla. Tenía la solapa constelada de retratos, pero el de Lucha resultó imborrable: en Diario Público 1966-1968 me refiero a ella, brevemente, como una de las mujeres que más he amado en la vida. Luego anduve con Martha Sáenz, discípula de Cosío Villegas y amiga de Emma, la hija de don Daniel. Era una linda muchacha , aunque no de mi absoluto agrado: juntos algo nos fallaba. Era leal, me hizo favores, parecía mi hada madrina, me defendía de la gente con quien me peleaba. Martha y yo tampoco vivimos juntos, aunque me quedaba a dormir en su casa dos o tres veces por semana. Cuando el terremoto de 1957 derrumbó el Ángel de la Independencia yo vivía en la calle de Ámsterdam, y estuve a punto de morir. Vivía solo, separado de Laura. Me gustaba beber ron Castillo mientras leía o perdía el tiempo. Esa madrugada sentí que la lámpara se movía y la cama bailaba, los libreros cayeron al suelo, y me coloqué bajo el marco de una puerta como entonces se recomendaba en esos casos. A los diez minutos llegó Martha, y después Lucha. Fue terrible. Me fui con Martha, y Lucha, en un explicable arranque de mujer ofendida destrozó algunos de mis tesoros, los ciento cincuenta primeros números de "México en la Cultura" , de Novedades, donde yo escribía y que eran para mí casi una reliquia. Cuando dejábamos de vernos a Martha se le llenaba la cara de ronchas. Me avisaba: "Ya aparecieron los granitos." Entonces reanudaba las visitas. Esa broma hizo que el romance durara muchos meses; reconozco que hubo más amor de parte suya que de la mía. Martha era dulce, comprensiva e ingeniosa. Pese a sus esfuerzos no se le dio la literatura. El Centro Mexicano de Escritores no le abrió de par en par las entendederas. Se encontró a sí misma, años después, como ayudante de historiador. Posteriormente fui jefe de redacción de La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, en los años sesenta. En esos días el tema de moda era la Revolución Cubana. La Gaceta la editábamos en la Imprenta Madero. Allí conocí a N eus Espresate, la mujer que en ese momento reunía todas mis aspiraciones. Nuestro amor comenzó durante la crisis de octubre. Pronto vivimos juntos. Alquilé un departamento donde, los sábados por la tarde, recibía a Giménez Siles y a algunos escritores jóvenes sobresalientes. Cuando salí del

Fondo de Cultura Económica, don Rafael me propuso trabajar con él y con Martín Luis Guzmán. Acepté . Se me ocurrió lanzar una novedosa empresa editorial. De esas reuniones en la calle de Manzanillo salió mi antología El cuento mexicano del siglo XX, que todo mundo utiliza y nadie me da crédito. Cuento esto para situar el contexto de ese departamento donde nos veíamos Neus y yo: a los pocos meses nos dimos cuenta de que era imposible seguir viviendo así y pensé en el divorcio ; Laura se resistió a dármelo, así que tuve que conseguirlo en forma fraudulenta en Ciudad Juárez, donde se cocinaban al vapor los divorcios dificiles (allí se divorció entre otras famosas Ingrid Bergman). Me divorcié , pero ya no hablamos de casamiento. No era ya necesario. Neus y yo éramos compañeros, compartíamos ideas revolucionarias y que yo recuerde no caíamos en infantilismo s ni posturas demagógicas. Vivimos juntos diez años: en esos años hice la primera versión del Diario Público y boceté los Protagonistas. Ella era muy trabajadora, inteligente, pero era mujer y eso representaba entonces una desventaja; sin embargo se impuso. La imprenta Madero era de su padre; ella y sus hermanos tenían la mayoría en Ediciones ERA (sigla que indica no una época sino la inicial de tres apellidos: Espresate, Rojo y Azorín). ERA se convirtió, bajo la dirección de Neus, en la editorial joven más importante del México de esos años. Con Neus terminó una etapa fundamental de mi vida. Hasta ese momento Neus fue la mujer más perfecta entre las que conviví en esos años. Practicamos juntos el amor, la fiesta, la lucha política y el trabajo bien organizado. Después viví una corta aventura amorosa con Graciela Iturbide. Hicimos al alimón un libro sobre el festival de rock de Avándaro, viajamos juntos por Sudamérica a lo largo de un mes. Graciela fue discípula de Álvarez Bravo, y quizá en ese momento era la mejor fotógrafa de México. La segunda etapa de mi vida amorosa la vivo con Beatriz Espejo desde hace más de treinta años. Desde los cincuenta le eché los perros y no me hizo caso. Le repugnaba , me dijo, andar con hombres casados. Cuando la veía en el área cultural de Ciudad Universitaria su sola presencia me conturbaba. Beatriz era para mí un hechizo permanente. Tiempo después una amiga en co33

BIBlIOmA Ol M[XlCO

vertirme en 10 que soy, un mún, Enriqueta Ochoa, le burgués por fuera pero no dijo a ella: "fijate que Empor dentro. Beatriz tammanuel se está muriendo, :~t!::~.::: ~-::: ::~ :1~~~:!~f~ bién cambió: dejó atrás la deberías ir a verlo. " visión inmovilista que le Beatriz, que acababa de :':·::r~q.~:U~::~ ::.:~:"=~: inculcaron las monjitas y divorciarse, fue a verme y poco a poco comprendió me encontró barbón, desel mundo democrático y cuidado, enfermo en la casa 1~:::~ ;;:~:~:;.::.;:~~ I ~t,.. ha, .eo.~ eon en el que ahora libérrimo que compartía con mi Edi_j."?_. e- ",pomlI. .ft vivimos. Como cuentista es toriai Diógenes. Volvimos una de las mejores. Juntos a frecuentarnos. (Antes rehemos sido felices y desde cién llegado de Guadalajaentonces no he apetecido a ra, la invitaba a escuchar con • -.,.r ninguna otra mujer. Tenejazz y beber parcamente .-es. rw. "l.o a. ... mos un hijo a quien hemos hasta las ocho de la noche: b"'¡"~... ....p-:;:r't' '!:~':''~¡ ...'..re:

Paul Klee

POETAS DE MÉXICO, SUDAMÉRICA ,., y ESPANA Poetas de Latinoamérica y de España aparecen reunidos en este número con poemas inéditos en secuencia que no obedece orden ni criterio específico, sino lugar elegido más por gusto -siempre aleatorio en determinaciones de carácter subjetivo- que por razones criticas. Será el lector en todo caso quien con mejor o mayor arbitrio y sabiduria disponga preferencias, valores y calidad y señale el sitio que a cada autor corresponda en el sinuoso itinerario de la poesía contemporánea del continente aquí incluida. 46

ilillOncA D[ MlXICO

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Henri Matisse

CORAL BRACHO

(México, 1951) ESTA PALABRA OCULTA Esta palabra oculta abre su selva. Su ensortijada sombra. Entra al agua el lagarto y la luz se separa. El fantasma se acerca, cuchichea. Como un muro que se alza contra las olas. Como un espejo encajado en la mitad del arroyo. Todo lo desdice en silencio, todo lo quiebra. 47

BlilIoncA o¡ M[XICO

Dibuj o de Se rgio Pérez Sa rrela ngu e

ELSA CROSS

(México, 1946) El coche topaba casi con un árbol o una barda de contención sobre el barrancoRecordamos el extravío de Perceval, y al amigo muerto que había saltado al precipicio como poeta romántico sordo por el láudano, envuelto en el ruido de su propio torrente. O acaso 10 llamara alguna diosa de la niebla , el abismo imantado con sus voces cambiantes, sus velos entreabiertos.

BOMARZO

(Fragmento 11, 4) Pensamientos que son sólo neblina. La de esos bosques que no pudimos atravesar descendía hasta el lago. Un lago mujer, dijiste, una laguna, y esa niebla parecía un amante bajando hasta su piel de agua, ocultándola en su abrazo. N o como amante venía la niebla que llenaba el corazón, vaho que la propia mente generaba y hacía volver a Sinaia, a aquel otoño en los Cárpatos donde a las hojas doradas del ocaso seguían las cortinas de niebla, los precipicios. y aquí, de día , en plena primavera no distinguíamos la otra orilla de la laguna. El mismo poder de ocultamiento empujaba a perderse. N o había horizonte en torno. Sólo un camino hacia abajo o un camino hacia arriba que no parecían el mismo.

Temblábamos en el bosque, con los pies metidos en el fango , y el viento como voz de otro mundo, ese viento no disipaba la niebla, pero hendía los huesos. ¿Éramos o no esa carne de dioses? A la noche el agua se colaba por la hendidura de un nudo en la madera, un gran nudo negro como nudo del destino, o de la red que nos tenía atrapados. Otros nudos eran ojos que nos miraban, sistemas planetarios, paramecios. 48

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MINERVA MARGARITA VILLARREAL

(México, 1957) NOVIEMBRE

La primavera dentro de la oficina de cristal y argamasa Fuentes de piedra Un marco que despliega un pasillo que lleva a una puerta que abre a otra puerta que conduce a un jardín Aquí florece el amor que te tengo Florece en medio de la geometría y el cemento en ese laberinto bajo largas barandas y cipreses florece como un preso en la miseria del alba tallando cristos crucificados en madera de arbustos En tanto que se eleva el amor que te tengo me sustrae: puedo volar puedo brotar del calor de la tierra puedo alcanzar la condición de aquello que permanece en lo que cambia y entonar en los bosques de piedra un himno hacia la eternidad pues lo irreal existe y al fondo en el estanque nadan los patos del mantel que hace ya muchos años ella tejió para mí Tu sueño bajo la alegoría del polvo Tu silencio como una consulta postergada Tus manos y el jardín que me hiciste librándote de las espinas de los cactus con la luz del espíritu Había un lago en el viento y el silencio filtraba su lluvia Delicado sonido como el ámbar Como la luz que alumbra para darse a la noche paredes ladrillos dorados y ventanas que el misterio allanó Me llevaste contigo La habitación era un pacto celeste Un murmullo de gasa y tu cuerpo el principio de una constelación

La arquitectura de noviembre tiene que ver con la colmena de un castillo Un castillo engendrado para vivificar un ámbar líquido Tus manos como el pan de mañana y yo como una niña que clava sus ojos e imagina su lengua en la piel que deseó 49

BIBlIoncA o¡ MfXICO

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Herui Matisse

HÉCTOR

CARRETO

(México, 1953) EL POETA REGAÑADO POR LA MUSA "Ante sus cabellos, el viento fue incapaz de enredarse. Intactos sus labios permanecen. Sólo la luz -camafeo- fijó el recuerdo", fueron los versos que escribí pensando en Ella . Después de leerlos, la Musa marcó mi número : "¿Por qué me describes con palabras de epitafio? Según mi espejo de mano, no estoy muerta ni soy estatua; Tampoco quieras que me asemeje a tu madre. ¿Estás enfermo, o qué sinrazones te obligaron a cambiar de poética? ¿Acaso aseguras un túmulo en la Rotonda de los Ilustres, en el Colegio Nacional, o paladeas dieta vitalicia? Escúchame: no escribas más como geómetra abstraído en un lenguaje que suena a cristales que entrechocan, capaz de pintar una batalla como un ramo de madreselvas. Confia en el instinto: que tus labios refieran con orgullo mi talento en el baile, mi afición por el vino. Presume al lector de mis piernas en loca bicicleta, de los encuentros sudorosos, cuyos frutos son tus epigramas. Tampoco ocultes que tenemos diferencias. Entre la musa que riñe contigo y la que duerme en un lienzo, no dudes: confia en el instinto". 50

¡I!lIoncA D[ M[XICO

JOSÉ JAVIER VILLARREAL

(México, 1959) LA MESA Hay un momento en que la mesa se queda sola. Los vasos, los platos, el mantel que ondea como queriéndole dar vuelta a la página. El pan en la canasta y la botella al centro. Hay un silencio acariciado por las patas de las moscas, un sueño que se reclina, un gesto, un murmullo, la mecedora que no atina a mecerse o a quedarse dormida. Es como si el café tardara . Como si nadie tuviera nada que decirse. Como una hoja que se desprende y no alcanza todavía a posarse sobre la tierra. Como un silencio muy largo a mitad de la frase. Como quien se sorprende mirando una mesa donde tú no estás.

JAIR CORTÉS

(México, 1977) LA ÚLTIMA CENA Con el rojo vino de la tarde brindamos y comimos el Emental entre risas y abrazos. Un techo alto: grandes ventanas dejaban ver el cóncavo azul del mar/cielo. Una vez que la cena estuvo lista , nos sentamos: reluciente vajilla (más de tres cubiertos siempre me han puesto nervioso, Señor). Éramos trece sin contar a la servidumbre. Vegetales al vapor, un aderezo a base de vinagre y pimiento estilo California, cordero al centro del plato (alquimia en la cocina, sacrificio y elogio para los comensales de ese día) . Yo miraba extensas planicies en tus ojos, parvada de luz alzando el vuelo, cuando, después del tintineo, ofreciste en voz ALTA tu casa como quien ofrece su / muerte. Te imaginé subiendo la escala metálica por donde ascienden los que se marchan sin aviso. Después, entrar en confianza, la garza del brazo derecho sosteniendo la copa. Se fueron yendo, una por una, las horas, (el Traidor era el tiempo) . Supe que no volvería a ti nunca más. Trinitaria soledad la mía: sin ti, sin mí, sin nosotros dos. Llegué hasta el balcón y descubrí que el mar cantábrico para mí: un dos tres, me decían las olas, un dos tres, dijo Cristo, ¡SALVACIÓNl para todos mis amigos y para mí también. 51

BIBlIoncA o¡ MixlCO

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Max Ernst

ÉDGAR AMADOR

(México, 1967)

GLOSA Esta tarde mi bien cuando te hablaba y tras mirarte y verte no veía Que mis quejas tu sangre las oía Que mi voz tu cariño la escuchaba

y mi pena que tanto se empeñaba De tan hondo penar se convencía Con lágrimas y llanto persuadía Corazón por los ojos derramaba Por celos y recelos me dejaste Mis cuidados ya truncos y lejanos ¿Cómo curas mi bien 10 que estropeaste Con señas falsas, guiños inhumanos? Si líquido y corriente te encontraste Mi corazón deshecho entre tus manos 52

¡1¡1I0mA o¡ MfxlCO

o

Raoul Du fy

LEDO Ivo

(Brasil, 1924) AQuí No crea tarde lo que es mañana. El sol no arde su teja vana . Almas son cuerpos. La tierra el cielo. El otro mundo es este mundo. Ningún lugar fuera de aquí está a la espera. Todo verano es siempre otoño y primavera. (Traducción del portugués Mario Bojórquez) 53

818l10TfCA DE MÉXICO

RODOLFO HINOSTROZA

(Perú, 194 1) CANCiÓN DE LA INGLESA

A Lita

Un canto shakesperiano sobre el mercado de Lince: eso ha sido y antes que me repitan que la rebeldía no conduce a nada veneraré las fotos de los padres de rodillas (sic) . "He is very sick" dijo la inglesa poniendo las tetas sobre la mesa. Ginebra y el estrépito. Un Cristo de Rouault con mangas verdes. "Campos verdes" corrigió y sin duda cantó algo de Haendel y yo vi colinas de Grecia, y algo perfecto y plástico que íbamos a forjar con nuestra fe, y vi cómo es que un unicornio se para sobre sus cuartos traseros y te habla con voz de barítono: "El futuro es una fea palabra entre estas gentes, y sin embargo tú sufres por pronunciarla" y antes de las tres de la mañana hubo algo, un tumulto en los pasadizos, un malentendido en los dormitorios entre risas agudas Where' er you walk cool gales shall fan the glades. Cantó . Y afuera un espantoso grito 54

¡¡¡lIoncA o¡ M[X¡CO

Ricardo III , Act. II: "Han matado a Luis de la Puente! " Y nosotros, y la muchedumbre dónde estábamos que no nos arrojamos a las calles fluyendo como leche hacia el corazón de la ciudad! y la lucha arreció . Ah, Plaza de Armas cubierta de cadáveres, Cuartel de Santa Catalina agujereado por obuses. La foule ensangrentada cantando por las calles. "Es la revolución, es la revolución hijo de mi alma!" Como en los cuentos de hadas Eh! Eh! Esta vez no habrá un atronador velorio sino algo más callado, que resbala como miel o lágrimas sobre la faz . Canto de reconciliación y tragedia sobre el mercado / de Lince. N o ha pasado nada . Todo se olvidará. Somos tantos los sobrevivientes, que acaso no lloraremos más, que acaso volveremos el lujoso rostro atormentado al llamado de la Voz . Canta la inglesa: "Oh noche shakesperiana, oh noche shakesperiana ..." y en la madrugada lavé mi cuerpo en los baños del 900, entre burlas y risas de aquellos elegantes. y lavé mi cuerpo. y no volví a soñar.

ARTURO CORCUERA

(Perú, 1935) EL JAZMíN y SU LOOK CON UN AIRE DE FAMILIA

Mi casa anida la enramada de un jazmín añoso que reluce en pleno Sol como llorado por la Luna. A su sombra leo y escribo, mientras chillan y canturrean pájaros a su alrededor, y el frescor que fluye del río hace ondular sus reverberantes ramajes. Es una de las alegrías más antiguas de la casa. Me da sombra y aroma, amigos y poemas. Es un madrigal la delicadeza pequeña de sus flores. Llegué tarde al trabajo ¡cuántas veces! por recoger la nieve tibia de sus pétalos, garúa que por las mañanas tapiza de plata el patio solariego de la casa. Entre su fronda y mi melena, los amigos encuentran un aire de familia . Y yo también: Cómo se asemeja / a mi cabello gris la sombra blanca / del jazmín. ss BIBlIOncA D[ MfXICO

HiLDEBRANDO PÉREZ G R A N D E

(Perú, 1941) CANCIÓN Y MUERTE DE HILDEBRANDO CEMENTERIO DE AUTOMÓVILES Todo en él era viejo, salvo sus ojos.

Ernest Hemingway Corrías cara al sol en las tardes claras de un loco Verano, seduciendo a las muchachas Con tu chasis reluciente y la potencia de tu HP. Muchos miraban con envidia la forma como subias Por las lomas más empinadas, fierro A fondo. Y más aun cuando bajabas por laderas Iluminadas por el carmín y la somisa de tu gitana en flor. Eran los prodigiosos años sesenta. Los caminos Inciertos los recorrías cantando only you. Pero No siempre merecemos nuestros sueños: ahora Se te cae el pelo, el aceite, los deseos. Eres Una chatarra inútil y estás bajo de rating. Tan sólo Añoras un espejo retrovisor para mirar Tardíamente las maravillas insospechadas del universo. Sin chasis, sin jazmín, sin lubricante Acaricias tu vieja placa: PERÚ. Lima. 27-04-41.

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Dibujo de Sergio Pérez Sarrelangue (detalle)

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MARCO MARTaS

(Perú, 1942) EL MAR DE LAS TINIEBLAS -Carta Moral a Lucilio, Escribe Séneca (40 d. C.) Solitario y débil , el buey viejo quiere pasto tierno y los hombres, no muy diferentes, somos alimento diario de la muerte. Nuestros cocineros circulando entre los fuegos preparan manjares para muchos y los labriegos en Sicilia y en África, y acaso más allá del mar de las tinieblas, siembran hierbas aromáticas, hortalizas y frutales para alimentar a Roma y a las ciudades de los cuatro confines en cada uno de los imperios. Cada quien defiende con los dientes su verdad en el foro. Con discursos y denuestos los antagonistas se acompañan. La mujer discute con el marido. Ambos escuchan el eco de dos voces y como eso no les basta engendran al hijo entre sollozos. Condición del hombre es estar solo, vivir lo breve en la incertidumbre. En cualquier cosa que hagas, Lucilio, pon tus ojos en la muerte. Consérvate bueno. 57

ilillOncA DE MfxlCO

Paul Klee

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Edvard Munch

JAIME JARAMILLO ESCOBAR

(Colombia, 1932) LA CENA DE LOS MUERTOS Al acostaros, no dejéis la leche ni el pan sobre la mesa: atraen a los muertos. Rainer María Rilke

Los tiernos muertos vienen a beber en mi vaso, y silenciosamente rondan en mi aposento,

alargando sus tímidas trompas hacia los panes que apenas si se atreven a rozar con los dedos.

11 Penetran por el hueco de la llave uno a uno, evitando en la sombra tropezar con las lámparas, y van mañosamente a ponerse a la mesa donde les he dejado: leche, pan y una carta.

111 El pan se desharina en sus dedos temblones y la flecuda lengua lame el fondo del vaso, con presurosa angustia disputando las sobras que el frío soplo del viento sobre el mantel esparce.

IV Entrada la mañana, al volver a la estancia, corriendo las cortinas para abrir las ventanas, cuando la sombra vuela hacia el día como un pájaro, sobre la mesa encuentro intocada la carta. 58

BIBlIOmA O[ M[XICO

RAMÓN COTE

(Colombia, 1963) LA JOVEN DE LA PERLA Veermer Suplicantes me miran tus ojos como las olas que en alta mar preguntan entre espumas por su isla porque ese beso prohibido que todavía aturde las vocales de nuestros labios me ha condenado para siempre . a amarte a distancia y a ti , a permanecer en dolorosa lejanía. Antes de iluminar con tu perla la sombra que te reclama y te castiga te detienes para mirarme por última vez pidiéndome que te haga compañía, como si yo, impedido a este lado del tiempo, pudiera acompañarte, como si tú, atrapada en un cuarto de la vieja ciudad de Delft, hubieras olvidado por completo que únicamente existes para despedirte.

(9 Auguste Rodin, 1902

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BIBlIOHCA O[ MfxlCO

OMAR LA RA

(Chile, 1941) CÓMO SE HACE UNA TARDE Éramos dos libélulas en torno al dulce vino Éramos dos libélulas en la tarde quietísima Volábamos Volábamos Enredadas las alas En la música antigua Yo contaba tu sueño Ese que me soñaste Ese sueño de mí construyéndome en ti Volaba el vino antiguo y yo lo trasegaba En la boca de quién en el aire de quién Éramos dos libélulas trastornadas y ciegas Mientras la tarde armaba su pedestal ubérrimo Su escalera su trino su nostalgia su plan Su secreta artimaña La tarde nos hacía a su amaño y su gracia Nos besó y nos bendijo Nos tomó de la mano nos condujo nos hizo Brevemente tan sabios como esas dos libélulas Que demoran su vino en la tarde estancada .



PaulKlee

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RAÚL ZURITA

(Chile, 195 1) Sueño 117/ a Kurosawa Los farallones recortaban abajo la herradura del mar y en lugar de las casas playeras edificadas en las terrazas de los acantilados, se erguían arcos y columnatas de una antigüedad indiscernible que descendían escalonadamente hasta los bordes de la playa. El sol todavía alto le imprimía al mar una solidez radiante y cuando finalmente llegué a su orilla, la infinidad de sus colores se abrió de golpe inundándome los ojos. Las rompientes se hacían cada vez más altas, más resplandecientes y luminosas, y sin emitir un sonido sus resacas iban y venían cubriendo la arena con incontables líneas de tonalidades distintas como si fueran cuerdas pintadas. Hundí entonces mis pies en los bordes y vi que el mar entero eran llanuras y llanuras de cuerpos muertos, extensiones infinitas de torsos y piernas exánimes, de vientres que ondeaban extendiéndose hasta el horizonte mientras que más acá, siguiendo la curvatura ascendente de las rompientes, comenzaban poco a poco a doblarse alargándose hasta emerger por un segundo transparentados en la cima de la ola para luego caer. Eran millones y millones de caras con las bocas abiertas, millones de hombros y brazos que se volcaban barriendo una y otra vez la playa i gual que hilos de colores. Sí, le dije entonces a Kurosawa, este no es un sueño, este es el mar. 61

¡1¡lIOmA Dl M[XICO

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André Masson



Paul Klee

RAMÓN ORDAZ

(Venezuela, I 948) ALLA RIPA DEL flUME ••• EN LOS VERILES

La ciudad gime silabea en sus cantos rueda hacia sus abismos. Vocablos en declive. Muestra el rastro el rostro de su apagada herida milenaria. Es la ciudad en el borde. Ostra que descorre en la playa su viscosa lección de sinusoides, su vibrátil no ser. Es la ciudad en su vasta hendedura, en sus guijarros, en su curtida laja, en su claustro de arrecifes muertos, donde fallece el verso por instantes, cuando el relámpago abanica, ilumina la inédita tierra del poema. 6l

ilillOTECA DE MÉXICO

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André Dunoyer de Segonzac

JACOBO RAUSKIN

(Paraguay, 1941) LA NOCHE Cincuentón, pronto sexagenario, sin prisa, sin tugurio a modo de oficina, dejo hablar a los años en Arcadia. Al viento dejo hablar, dejo hablar a la noche donde quiera mi temblorosa estrella que algo también en mí se estremezca. La noche pide pan, pide vino. Pide más, pide un pedacito de muslo y sienes pétalos y pezones flores. Quiere el cielo y la tierra. Quiere constelaciones. Quiere la flor del sexo, la pide con la orquídea que sirve de rima y nexo. y el amor la confunde como siempre. y el amor la ilumina con un beso. 63

818l10mA DE MÉXICO

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Max Ernst

ÁLVARO SALVADOR

(España, 1950) CÁRMENES Como el niño que enseña, lleno de asombro ... Federico García Larca

Ladran los perros a mi paso, ladran y parecen saber que este hombre anda solo tan perro como ellos. Esta ciudad, estas calles, este barrio, este nido de perros retumba en el umbral de mi noche y del mundo, del mundo que se extiende más al N arte fuera ya de murallas y jardines. Como tambores suenan los ladridos, y también los redobles que responden desde el hondo declive de la historia. Oigo un rumor de estrellas, huelo el jazmín helado de noviembre, siento batir de alas en mi pecho. ¿Por qué no puedes tú encontrar los cuerpos, esa carne de amor, como un regalo de cumpleaños, esparcida al viento? ¿Por qué el naufragio te condena siempre, a encallar en su dársena, cuerpo conocido, presentido cuerpo de mujer, único y solo? ¿Qué buscas en su carne, quién 10 busca cincuenta años atrás, desnudo cuerpo, cuerpo tendido lejos de mis brazos? Esta luna me mira con tus ojos, madre, como todas las reinas de mi vida. 64

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