ENTRE LA EPICA Y LA LIRICA DE HEBERTO PADILLA

ENTRE LA EPICA Y LA LIRICA DE HEBERTO PADILLA Miguel Angel Z a p a t a : Hablemos primero de tus publicaciones. Había, creo ver, un paisaje puro, de

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ENTRE LA EPICA Y LA LIRICA DE HEBERTO PADILLA

Miguel Angel Z a p a t a : Hablemos primero de tus publicaciones. Había, creo ver, un paisaje puro, de isla, con frescos y la presencia constante del mar.

primeras impulsos

Heberto Padilla: Bueno, Las rosas audaces fue un libro q u e ni siquiera considero un libro. Fueron p o e m a s d e los primeros q u e escribí, incluso son hasta formales, sonetos en su mayor parte. Es un libro escrito entre los catorce y los quince a ñ o s d e edad, publicado c u a n d o yo tenía diecisiete, o s e a que e s e libro no puede considerarse dentro de lo que pueda decirse q u e s e a mi obra, no porque s e publicara a los 17 a ñ o s de edad, porque Rimbaud, a e s a e d a d escribió dos libros geniales y nunca escribió otros, sino q u e s e publicó por las r a z o n e s m á s increíbles. Había una editorial de un amigo q u e s e llamaba "Los nuevos" que publicaba libros d e jóvenes, y yo tenía e s o s poemas, s e los di y los publicó... pero no tengo ni siquiera el menor interés en recordar e s e libro. Sin embargo hay un poema, el p o e m a primero del libro, puedo recordarlo como un verdadero poema d e la juventud. Te voy a decir algunos versos de e s e poema, porque e s un poema, como tú dices, que refleja exactamente la realidad de la isla de Cuba, lo solar, el mar: Desnúdate de un brazo y apoya el hombro de oro en mi tórax marino... Yo estoy de vacaciones y pies sueltos y truza y sol ardiente en las mejillas... en fin, e s un momento d e vitalidad juvenil, donde s e exalta la vitalidad del paisaje cubano. MAZ: poetas?

¿Cómo

eran esos

tiempos

en Cuba,

las lecturas,

los

amigos

INTI No 26-27

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HP: Yo no vivía en La Habana donde s e leía con m á s tino, con más seriedad. Yo vivía en un pueblo pequeño que s e llama Pinar del Río, que tiene el nombre muy descriptivo d e un pueblo que e s t á junto a un río. En tal sentido mis lecturas en e s e tiempo eran limitadas, pero yo más o menos me abría paso. Es curioso, fíjate, los primeros p o e m a s que leí, e s terrible decirlo, que son parte de la vida escolar, y nunca olvidaré eso; los leí en los libros de lectura de la e n s e ñ a n z a primaria cuando e s t a b a en cuarto grado. Allí fue donde leí por primera vez las poesías, te puedo citar una del poeta belga Mauricio Maiterlin, q u e lo leí muy bien traducido al español y fue decisivo, que dice: Si viniera un día qué le responderé... muéstrale mi anillo de oro / dile que sufro por él. Para mí en e s t e p o e m a e s t a b a el nacimiento de lo que siempre he creído que e s la poesía. Era una poesía despojada, sin mucho ornamento, y siempre con la representación de un hecho concreto, contra un fondo de e s c e n a , como si fuera el teatro. Es la lengua de alguien que s e dirige a otra persona, é s e poema me impresionó mucho, mucho. MAZ: Pero el poeta, siempre debe de leer cosas

para los viejos, variadas, ¿no?

para

los nuevos,

creo

que

HP: Yo creo que el poeta d e b e de leer libros d e ingeniería, incluso d e economía. Veo que el lenguaje, como a v e c e s decía Stendhal, no siempre e s t á en los libros d e literatura, ya q u e tienen una lengua p r e s t a d a y repetida, en cambio los libros de ciencia son libros que tienen la lengua n e c e s a r i a para describir f e n ó m e n o s concretos. Por ejemplo a mí me encantan los términos de los economistas. Una mala inversión económica puede deprimir un mercado. Me parece una f r a s e increíble, deprimir un mercado, y a d e m á s de eso, en física, en química, no existen otros modos de describir la realidad más que a través d e la precisión, y la precisión e s h a c e r d e u n a lengua p r e c i s a m e n t e un instrumento d e comunicación. Recuerdo que Stendhal decía que el estilo e s añadir a un pensamiento dado todas las circunstancias, para que e s e pensamiento produzca el efecto que d e b e producir; y tú recordarás que uno d e los modelos d e Stendhal era el Código Napoleónico, q u e leía con frecuencia, porque era un código muy bien escrito. MAZ: La cartuja de Parma es, creo, considerada como un texto de estructura perfecta, ¿puede acaso concebirse un poema con tales pretensiones, o puedes acaso tú concebir tal cosa, ya que una de tus búsquedas es esa síntesis, esa precisión en las palabras?; ¿crees haber logrado tal disparo?

HEBERTO PADILLA

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HP: Yo no s é si lo he logrado, pero mi propósito e s siempre, c u a n d o escribo un poema, eliminar, borrar. Debe d e s e r un error. Yo muchas v e c e s he conservado con miedo los originales d e p o e m a s que d e s p u é s han aparecido en libro, sólo para ver si me equivocaba, y creo q u e no me equivoqué nunca, no porque los hiciera muy buenos los poemas, sino que los hubiera hecho peor si s e hubiese mantenido el poema como yo lo concebí antes. Yo no creo como Lope que lo mejor del poeta no e s lo escrito sino lo que borró después, yo pienso que un poeta s e hace a medida en que borra, en que elimina los vicios adquiridos en s u s lecturas; Heidegger decía que el estilo d e un p o e t a e s p r e c i s a m e n t e eliminar las influencias d e su adolescencia, barrerlas, limpiarlas, e s decir, todo estilo d e una p o e s í a genuina e s un procedimiento aséptico, como en medicina. Todos e s t a m o s llenos de vieja retórica, todo p e n s a m i e n t o e s t á teñido d e retórica de lugares comunes, y los lugares comunes pueden ser disparates también; hay ya lugares comunes del disparate en literatura, de modo que la asepsia, la limpieza, la eliminación de lo superfluo e s una de las c o s a s fundamentales en un poema, creo yo, para que un poeta pueda escribir un gran poema. MAZ: Quiero citarte, con todo el respeto que ellos se merecen, a Góngora y a Quevedo, las veces que los he leído, incontables, como poeta, no como estudiante para escribir sólo un ensayito, he encontrado una rigurosidad en ambos poetas por la forma, uno más que el otro. Góngora parece ser extremadamente riguroso, y Quevedo también pero penetrando las cosas metafísicas más, adentrándose más a la profundidad del ser, menos aire. HP: Te voy a decir algo serio. Yo he leído mucho a Góngora, como todos nosotros hemos leído mucho a Góngora, pero yo pienso que Góngora e s un gran error en la literatura en nuestra lengua, no él mismo, él mismo no, como nunca ocurre en un poeta q u e b u s c a y e s t r e n a n u e v a s formas. Góngora en el sentido de gongorismo, de su maestría, o d e la dirección de su poesía, yo creo que en Góngora comienza la decadencia de la poesía hispana. Yo no considero que un enmascaramiento permanente de la realidad s e a la poesía, yo no lo creo, y por lo tanto creo que el gongorismo e s un error que vamos a pagar por muchos años y durante mucho tiempo. Esto e s muy desagradable, muy petulante d e mi parte decirlo, pero no me q u e d a más remedio q u e decirlo. Q u e v e d o e s un gran poeta q u e yo prefiero. Entendámonos, hay p o e m a s de Góngora extraordinarios; a mí lo q u e no me gusta de Góngora e s la generación del 27, e s decir, s u s discípulos, aquéllos que hacen de Góngora un método y que convierten e s e método en una degradación del idioma castellano. MAZ: ¿ Todos los del 27?

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HP: Sí, todos los del 27, Alberti, Aleixandre, etc.. MAZ: ¿Aleixandre

en todas sus

etapas?

HP: A mí no me interesa Aleixandre para nada. Me parece q u e si la poesía española va a ser Aleixandre o Alberti entonces s e puede prescindir de e s a poesía como ocurre que e s t á prescindiendo el mundo d e e s a poesía. Yo no s é si a los hispanos les interesará saber que la poesía española no interesa en ninguna parte del mundo. Hemos leído la poesía traducida d e Brecht, d e S t e v e n s , d e Eliot, d e los p o e t a s f r a n c e s e s , pero ¿ q u i é n e s traducen a los poetas españoles?, ¿ a los hispanos?; muy poca gente en el mundo, y cuando los traducen los traducen con miseración, esto lo creo yo y lamento tener que decirlo. MAZ: Una de las tendencias de la poesía actual es el avance hacia el coloquialismo, abundancia de datos, nombres de lugares, dentro de una cantidad de paréntesis que a veces parecen excesivos. Yo estoy de acuerdo con lo coloquial pero controlado, no sé... HP: Horroroso el abuso de los paréntesis, qué bueno que lo digas tú, e s o s paréntesis en la poesía actual hispanoamericana, que e s un modo d e acentuar lo coloquial, lo incidental, todo e s o e s mierda como s e dice en castellano, e s mierda, e s o no e s poesía. MAZ:

¿Y por qué recurrir a

eso?

HP: Porque e s o le da una especie de desdén a la forma literaria, como decía un cubano, Lezama Lima, e s un modo de ironizar s u s incidentes, pero a d e m á s yo creo que revela la torpeza d e los p o e t a s q u e escriben en castellano. MAZ: ¿no?

Pero hay paréntesis

que a veces

son sumamente

necesarios,

HP: Los inevitables p a r é n t e s i s d e u n a reflexión inteligente, pero cuando el paréntesis e s en sí mismo una poética, una tontería reiterada, qué valor tiene e s e paréntesis, hay que huir d e los paréntesis, la poesía e s un discurso concreto. MAZ: ¿Crees que el trato que les da el mundo a los intelectuales que protestan contra un sistema, influye para bien o para mal, si vienen de una

HEBERTO PADILLA sociedad Cuba?

comunista

277 o capitalista?

¿Por qué fue juzgado

Heberto

Padilla en

HP: Una denuncia cualquiera que s e haga al mundo capitalista s e hace a un mundo heredado, a un mundo por el que tú no optaste, sino un mundo que tú recibiste y en el q u e p u e d e s moverte negándolo o reprobándolo, pero del q u e no e r e s responsable. Si tú eliges un proceso revolucionario, como el caso de Cuba, y é s e fue mi caso, y e r e s partidario d e un proceso de cambio radical, quiere decir esto q u e hay una ruptura con la herencia, hay una ruptura con las formas anteriores q u e tú quieres cambiar, b u s c a r una alternativa política distinta; por lo tanto tú e r e s responsable de e s e cambio, entonces aunque no s e quiera la situación d e los intelectuales, que e s lo que nos concierne a nosotros, s e hace un poco religiosa, en el sentido de que tú e r e s un responsable moral del cambio, como lo fui yo, y si de pronto dentro de e s e conjunto de personas, que en apariencia aprueban el cambio, y las políticas difíciles q u e e s e cambio trae, así dentro d e e s e grupo tan homogéneo hay una voz tan disonante, puede ser la voz de un cobarde, de un enemigo, la voz d e un contrarrevolucionario, y por lo tanto s e presta m á s atención a e s a disonancia y a e s a disensión, que la que pueda existir en un país capitalista, porque la discrepancia en un país capitalista e s un modo de buscar el porvenir que yo conocí, que s e llamó la revolución cubana, y que descubrí, como ha descubierto todo el mundo, que no e s la respuesta, que no e s la verdad. Por eso el ataque e s siempre mayor contra un escritor del mundo comunista, porque la gente quiere creer, quiere invertir en la esperanza, la gente no quiere recibir malas noticias de la e s p e r a n z a . Creo también que en toda adhesión política hay una permanencia a veces estúpida, a v e c e s lúcida. Los lúcidos tienen que s e p a r a r s e a la larga d e la mentira ideológica y real de un proceso que ha traicionado, que ha deformado, que ha transformado el proyecto inicial. Los d e m á s , como ocurre en cualquier sociedad, no discrepan, s e suman al carro y siguen siendo unos apasionados d e f e n s o r e s d e la mentira en q u e siguen creyendo, e s o s e ve en el capitalismo, en la religión, etc.. MAZ: ¿Lees

frecuentemente?

HP: Yo leo todo lo que s e publica y todo lo que c a e en mis manos. No tengo lecturas especiales. Actualmente estoy leyendo mucho en inglés. Antes de comenzar esta charla me recitaste un poema de Blake "The Tiger". A mí me interesa Blake como f e n ó m e n o histórico, me interesa incluso políticamente, e s un hombre que vivió la revolución francesa, que la cantó, que la exaltó, y que descubrió al mismo tiempo s u s f r a c a s o s morales, e inmediatamente aquello que en su poesía era muy mediato del problema de la

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política concreta de todos lo días, le llevó a otro plano metafísico, y e s muy interesante su figura. MAZ: ¿Poesía

joven?

HP: Me g u s t a mucho, tú s a b e s , a c a b o de escribir una nota sobre p o e t a s j ó v e n e s chilenos, sobre una antología con traducciones d e White. J u s t a m e n t e he escrito que la antología e s buena porque White tiene la edad de las personas antologadas, y por lo tanto sus valorizaciones no proceden d e otra generación sino d e la propia, y e s o h a c e m á s interesante la antología. Escribí también q u e e s t o s p o e t a s escriben como si Neruda, Gabriela Mistral, Huidobro, no existieran.

Fuera del

juego

A Yannis Ritzos,

en una cárcel de

¡Al poeta, despídanlo! Ése no tiene aquí nada que hacer. No entra en el juego. No s e entusiasma. No pone en claro su mensaje. No repara siquiera en los milagros. Se p a s a el día entero cavilando. Encuentra siempre algo que objetar. A e s e tipo, ¡despídanlo! Echen a un lado al aguafiestas, a e s e malhumorado del verano, con gafas negras bajo el sol que nace. Siempre le sedujeron las a n d a n z a s

Grecia

HEBERTO PADILLA

y las bellas c a t á s t r o f e s del tiempo sin Historia. Es incluso anticuado. Sólo le g u s t a el viejo Armstrong. T a r a r e a , a lo s u m o , una canción d e P e t e S e e g e r . Canta, entre dientes, La G u a n t a n a m e r a . P e r o no hay quien lo h a g a abrir la boca, pero no hay quien lo h a g a sonreír c a d a v e z q u e comienza el e s p e c t á c u l o y brincan los p a y a s o s por la e s c e n a ; c u a n d o las c a c a t ú a s c o n f u n d e n el a m o r con el terror y e s t á crujiendo el e s c e n a r i o y t r u e n a n los m e t a l e s y los c u e r o s y todo el m u n d o salta, s e inclina, retrocede, sonríe, a b r e la b o c a "pues sí, claro q u e sí, por s u p u e s t o q u e sí..." y bailan t o d o s bien, bailan bonito, c o m o les piden q u e s e a el baile. A e s e tipo, ¡despídanlo! ¡Ése no tiene aquí n a d a q u e hacer!

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C a n c i ó n d e un l a d o a o t r o

C u a n d o yo era un poeta q u e me p a s e a b a por la a v e n i d a del Kremlin, culto en los m á s o s c u r o s c r í m e n e s d e Stalin, Ala y Katiushka preferían a c a r i c i a r m e la c a b e z a , mi curioso ejemplar d e patíbulo. C u a n d o yo e r a un científico recorriendo Laponia, compré t o d o s los mapas en los a n d e n e s d e Helsinski. Sarikovski p a s e a b a su b ú h o d e un lado a otro. A p e n a s p u d e d e t e n e r m e en el Sur. Las s a u n a s b a l a n c á b a n s e al fondo d e los lagos y e n la frontera rusa a b a n d o n é a mi amor. C u a n d o yo e r a un bendito, un escuálido y pobre e n a m o r a d o d e la a r m a d u r a del Quijote, adquirí mi locura y e s t e viejo reloj f u e r a d e é p o c a . Oh mundo, v e r d a d q u e t u s f r o n t e r a s son indescriptibles. Con c á r c e l e s y c i u d a d e s m e j o r a d a s y v í a s f é r r e a s , lo q u e s a b e quien te recorre c o m o yo: un ojo d e cristal, y el otro q u e aún s e disputan el niño y el profeta.

El

relevo

c a d a v e z q u e entra y s a l e una generación d a n d o portazos el viejo p o e t a s e aprieta el cinturón y afina el cornetín

HEBERTO PADILLA

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c o m o un gallito: no s e convencen — dice — d e que en p o e s í a la juventud sólo s e a l c a n z a con los a ñ o s .

A

veces

a v e c e s e s n e c e s a r i o y forzoso q u e un hombre m u e r a por un pueblo, pero j a m á s ha d e morir todo un pueblo por un h o m b r e solo. e s t o no lo escribió heberto padilla (cubano) sino s a l v a d o r espríu, el catalán lo q u e p a s a e s q u e padilla lo s a b e d e memoria le g u s t a repetirlo le ha p u e s t o música y a h o r a lo c a n t a n a coro s u s a m i g o s lo c a n t a n todo el tiempo igual q u e malcolm lowry t o c a n d o el ukelele.

Una

pregunta

a la E s c u e l a

de

Frankfort

¿ Q u é p i e n s a él? ¿ Q u é e s lo q u e e s t á p e n s a n d o e s e hombre, q u e tiembla entre un fusil y un m u r o ? R e s p o n d a n preferiblemente en el siguiente orden Horkheimer Marcuse Adorno

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Reordenen la p r e g u n t a si lo c r e e n n e c e s a r i o : entre un fusil y un muro ¿ q u é e s lo q u e e s t á p e n s a n d o e s e h o m b r e q u e tiembla, al a l c a n c e d e un ojo, e n t e r r a d o e n su e d a d , y sin e m b a r g o a punto d e s e r s a c a d o d e ella d e un empujón q u e no p u d o s o ñ a r j a m á s la m a d r e q u e lo parió?

Autorretrato

del

otro

¿Son estremecimientos, náuseas, efusiones, o m á s bien e s a s g a n a s q u e a v e c e s tiene el hombre d e gritar? No lo s é . Vuelvo a e s c e n a . C a m i n o h a c i a los reflectores c o m o ayer, m á s veloz q u e u n a ardilla, con mi b a b a d e niño y una b a n d a tricolor en el pecho, protestón e irascible entre los colegiales. Es q u e por fin lograron e n c e r r a r m e en el jardín barroco q u e tanto odié y e s t e brillo d e ópalo en los ojos m e h a c e irreconocible. El gladiador e n a n o (de bronce) q u e he p u e s t o e n c i m a d e la m e s a — un h é r o e cejijunto y habilísimo con su a r m a corta y blanca — y su perra e n c o n a d a , s o n a h o r a mis únicos c o m p i n c h e s . Pero cuando aparezca

HEBERTO PADILLA

283

mi tropa d e juglares l i m a r e m o s las r e j a s y saldré. ¡ P u e r t a s son las q u e s o b r a n ! Bajo la luna plástica ¿ m e he vuelto un p a p a g a y o o un p a y a s o d e náilon q u e e n r e d a y t r u e c a las c o n s i g n a s ? ¿ O no e s cierto? ¿ E s una pesadilla q u e yo mismo pudiera destruir? ¿Abrir d e r e p e n t e los ojos y rodar por el s u e ñ o c o m o un tonel y el m u n d o ya m e z c l a d o con mis f e r m e n t a c i o n e s ? ¿O serán estas ganas q u e a v e c e s tiene el hombre d e gritar? Las D e r e c h a s me alaban (ya m e difamarán). Las Izquierdas me han h e c h o célebre ( ¿ n o han e m p e z a d o a alimentar s u s d u d a s ? ) . Pero d e todas formas advierto q u e vivo e n t r e las calles. Voy sin g a f a s a h u m a d a s . Y no llevo b o m b a s d e tiempo en los bolsillos ni una oreja peluda — d e oso —. A b r a n m e p a s o ya sin s a l u d a r m e , por favor. Sin h a b l a r m e . É c h e n s e a un lado si me ven.

El m o n ó l o g o d e

Quevedo

T o d a s las calles S e han llenado d e g e n t e s q u e sufren mi dolor O g o z a n mi alegría Agonizantes a c a u s a d e q u e respiro E n a n o s porque crezco

INTI No 26-27

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Otros entran d e golpe e n mi arsenal D o n d e acumulo lo inverosímil Lo q u e tal v e z s e a yo el único e n guardar. La vida m e roba a m a n o s llenas Las v e n t a n a s m e imitan Los g a t o s plagian mi ardiente Enemistad Y la t a r d e en q u e el d e s e s p e r a d o suspira A toda vela Vibra e n mi cuarto y h a s t a en mi ortografía. E s e árbol q u e v e o entrar por la v e n t a n a Imita por ejemplo mi c u e r p o y mi resuello Ya estuvo a n t e s aquí E c h é raíces junto a él Y a h o r a s e agita en mi delirio ¿ O e s mi delirio y no s e agita? ¿ O sopla e s t a s p a l a b r a s O son ellas las q u e m e s o p l a n ? ¿ O e s Homero el q u e las escribe El q u e s i e m p r e e s c r i b e Y e s t e cuarto e s d e A t e n a s y yo sufro tan sólo porque nadie lo c r e e ?

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