ESPECIAL FIESTA DEL MÉDICO 2008 Reportaje fotográfico
ARTE SIEMPRE ARTE Recordando a MENCHU GAL por Miguel Ferrer
DE SALAMANCA
REVISTA DEL COLEGIO OFICIAL DE MÉDICOS
N_ 30 AGOSTO - SEPTIEMBRE 2008
Medicina Medicina yy Humanidades Humanidades
análisis
Homenaje a los Colegiados Honoríficos JUNTA DIRECTIVA Comisión permanente Presidente Manuel Gómez Benito Vicepresidente 1 Santiago Santacruz Ruiz Secretario Santiago Pérez González Vicesecretario Rubén García Sánchez Tesorero contador José María Blanco Pedraz
Con motivo de la Festividad de la Patrona, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, celebramos con la mayor solemnidad el homenaje a los compañeros jubilados el último año. Las palabras que preparo con el mayor cariño por lo que supone el agradecimiento del Colegio hacia ellos, quiero que trasciendan a todos vosotros y por ello las reproducimos en este número de la revista. Es vuestro Colegio el que quiere homenajearos en día tan señalado, del año en el que voluntaria y conscientemente habéis decidido dejar vuestra actividad profesional pública o privada, manteniendo la colegiación que durante toda vuestra vida vais a disfrutar. Habéis llegado a esta situación, independientemente de la edad de uno u otros, con la seguridad de haber cumplido con el alto deber de hacer Medicina, con lo que siempre soñasteis.
Secciones Médicos de At. Primaria Valentín Alberca Herrero Médicos Titulares y Rurales Máximo Domínguez López Médicos de Hospitales Mª Fernanda Lorenzo Gómez Médicos de Ejercicio Libre y Asistencia Colectiva Gumersindo Rodríguez Vicente Médicos No Asistenciales y/o en Situaciones Especiales José Antonio Mirón Canelo Médicos en formación Victoria Martín Gómez Médicos Jubilados Leandro Benito García
Habéis llegado a saber quiénes sois y durante todos estos años habéis conseguido que vuestro talento, se haya modelado y perfeccionado a cada decisión tomada, bien en la soledad de un despacho, junto a la cama de un enfermo o ante la mesa de un quirófano; o bien otras veces, que quede reconocido, ha tenido que ser con la compañía y ayuda íntima de vuestra familia, más particularmente de vuestras mujeres o maridos, a los que hoy también queremos homenajear. Permitirme una reflexión: La felicidad completa, permanente e incluso medianamente duradera, bien lo sabéis, no existe. Son momentos fugaces; por lo que pudiéramos hablar mejor de satisfacción íntima o de un reconfortable bienestar a lo que se puede aspirar. Bienestar tantas veces acosado por turbulencias que de todo tipo habéis tenido que sortear. No hemos creído nunca en cantos de sirena y tampoco ahora cuando tanto se especula sobre la edad de jubilación, donde se nos quiere hacer creer que somos todavía muy capaces de seguir, seguir… ¿Hasta cuándo? Se justifica nuestra continuidad para paliar el déficit de médicos; circunstancia que ni siquiera se está seguro de ella. A pesar de esto habéis cumplido con los factores que veladamente he expuesto en mis primeras palabras: Habéis sabido quiénes erais, habéis uti-
lizado vuestro talento, vuestro saber, vuestra disposición, vuestra entrega, vuestro humanismo y lo habéis puesto con la dignidad con la que se cumple con un deber sagrado, el de Médico, habiendo así devuelto a la sociedad lo que ella y vuestros padres os dieron, que en vuestro caso fue lo más grande por lo que pudieron sacrificarse; por haceros universitarios y médicos y en la mayoría de los casos, además, en Salamanca. Os deseo que vuestra vida siga en plena actividad, ya en otros ambientes y saberes. Tenéis mucho todavía que enseñar a vuestros hijos y nietos. Permitirme que os recomiende que fomentéis la vida en sociedad. Huir de la soledad que conlleva al egocentrismo y tal vez a la ofuscación. Vosotros lo tenéis todo conseguido; hacer ver vuestras virtudes a vuestros descendientes; en sana comunicación, porque también se debe estar abierto a comprender cosas de ellos, inimaginables hace muy poco tiempo. No perdáis o recuperad el humor y el ingenio de vuestra época de estudiantes. Os invito a que aprendáis tanto como enseñéis. Todo esto y un deseo ferviente de larga vida, es lo que yo hoy he pedido para vosotros a Nuestra Patrona en la eucaristía celebrada. Ya escritas estas líneas cayó en mis manos, de entre mis libros, una antología lírica de Salvador Spríu. Es un largo poema sobre Sinera, localidad frecuentada por él. En el fragmento 28 dice algo que yo quiero para vosotros y así os lo dedico: Esta paz es mía, y Dios me guarda. Digo a la raíz, a la nube: “Esta paz es mía”. Desde el jardín contemplo cómo pasan lentas horas por mis ojos enigmáticos. Y Dios me guarda. Os deseo mucha suerte. Que Dios os bendiga.
Manuel Gómez Benito Presidente
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sumario
PORTADA: “Paisaje” © Menchu Gal
sumario 03 04 06 19 20 22 24 25 27 29 31 34 37 38
análisis del presidente sumario fiesta del médico 2008 opinión por Aurelio Fuertes Martín noticias colegiales instantes de vida noticias colegiales in memoriam luis santos ciudad y medicina por Jesús Málaga maestros con historia por Ramón Martín Rodrigo contrarreflejo por María Victoria Álvarez arte siempre arte por Miguel Ferrer Blanco poesía la herida luminosa por Juan Antonio Pérez Millán y Ernesto Pérez Morájo
40 taurología por Javier Viejo 41 prescripción médica por Rubén Gozalo 42 humor y pasatiempos
Edita: Colegio Oficial de Médicos de Salamanca C/ Bientocadas, 7 37002 Salamanca E-mail:
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ESPECIAL
FIesta del médico 2008
Merecido homenaje a una vida dedicada a la Medicina La festividad de la patrona Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se convirtió de nuevo en la gran cita de la Medicina salmantina. El protagonismo corrió a cargo, como es tradición, de quienes van escribiendo las páginas de esta noble disciplina en Salamanca tras una vida dedicada a ella. En esta ocasión se reconoció la labor de 18 colegiados, que llegada la hora de la jubilación tienen por delante una nueva etapa para seguir disfrutando de la vida, desde otra perspectiva, pero siempre disfrutando. El 27 de junio también hubo espacio para una merecida medalla de oro al profesor Rafael Muñoz Garrido.
Dos momentos de la entrega de la Medalla de Oro al Dr. Muñoz Garrido.
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Tarde de emociones y felicitaciones. De nuevo, no por esperado, el homenaje estuvo exento de vibraciones. Al contrario, el sentimiento y la emoción estuvieron muy presentes, en el Colegio de Médicos, la casa que no entiende de distinciones entre compañeros. Ante un salón de actos prácticamente lleno y en presencia de autoridades como el gerente de salud de Área, Ricardo García Juan, el presidente del Colegio de Veterinarios, la presidenta del Colegio de Farmacéuticos o el vicepresidente del Colegio de Odontólogos, abrió el turno de intervenciones el vocal de médicos jubilados Leandro Benito García, que dirigió unas cariñosas palabras a los homenajeados, a quienes instó a disfrutar de esta nueva etapa de su vida. Asimismo, ofreció su colaboración para intentar solucionar los problemas de este colectivo, al que pidió sugerencias. En representación de los colegiados honoríficos intervino la doctora Alejandra Mª Carmen Gacto Fernández, quien tras agradecer el homenaje al Colegio, se remontó a la época en la que “se dudaba de nuestra intención de continuar con la práctica profesional ya que la finalidad de una mujer entonces era el matrimonio, su casa y sus hijos, cosa que se creía incompatible con el desarrollo de una profesión como la nuestra”.
Imágenes de la celebración eucarística, en la iglesia de San Marcos.
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El salón de actos, prácticamente lleno durante el acto.
El Dr. Muñoz Garrido se dispone a recoger la Medalla de Oro.
Con el paso del tiempo, continuó la doctora, “hemos demostrado que podemos ejercer y asumir una vida familiar aunque en ciertos momentos haya sido difícil y haya supuesto un sacrificio para nuestros afectos personales, obligaciones familiares y tiempo individual de aficiones y ocio”. Tras recordar con distintas anécdotas los vetos sufridos en el inicio de su ejercicio por ser mujer, la doctora Gacto Fernández destacó una clara realidad. “Estamos asistiendo a una feminización de la Medicina”. Asimismo, se refirió a otros cambios que ha sufrido la Medicina. “Actualmente –señaló- es una profesión que exige muchos conocimientos, además de examinar, diagnosticar y aplicar un tratamiento. Existe una vertiente sociopolítica compleja al lado de la enfermedad, una sociedad en la que los valores a veces se olvidan”. Aunque “la Medicina de nuestro siglo es la del genoma, trasplantes, robótica con aplicaciones revolucionarias en todas sus ramas, no debemos olvidar que la ciencia sin humanidad da una Medicina vacía”, dijo. En la parte final de su discurso, la doctora Gacto Fernández destacó la forma de ser y estar en la vida que confiere la Medicina por su compo-
La Dra. Alejandra Gacto intervino en nombre de los homenajeados.
El secretario del Colegio durante una de sus intervenciones.
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El vocal de Jubilados, Leandro Benito, se dirige a los homenajeados.
El presidente junto a los tres últimos colegiados de honor con medalla de oro.
nente de vocación y entrega. Pidió la dignificación de la profesión, la atención humana y de calidad y menos política en los hospitales. En este sentido, destacó la necesidad del Colegio “para transmitir a la sociedad nuestra voz colectiva”. Por último, agradeció el apoyo de las familias. Acto seguido, se procedió a la imposición de insignias. Entre aplausos, los homenajeados fueron recibiendo su distinción de manos de los miembros de la Junta Directiva presentes en la mesa presidencial, con ayuda del gerente de salud de Área. Junto a la insignia y el correspondiente diploma de la Organización Médica Colegial, los colegiados honoríficos recibieron como regalo, por gentileza de PSN, una tarjeta para disfrutar de una semana en la residencia de Alicante. A los cónyuges de cada uno se les hizo entrega de una rosa, en señal de agradecimiento por su vida de apoyo a los homenajeados. A continuación el turno fue para la distinción como Colegiado de Honor con Medalla de Oro del catedrático emérito de la Universidad de Salamanca Rafael Muñoz Garrido, presidente de la Comisión Deontológica del Colegio salmantino. Su nombramiento, según quedó patente en el acto, se produjo en base a los méritos profesionales, humanos y colegiales, de los que siempre
El Dr. Juan Antonio Amores y su esposa tras recibir la insignia.
El presidente coloca la insignia al Dr. Luis Daniel Beltrán.
El Dr. Teófilo Córdova recibe la insignia de manos del vocal de Jubilados.
El Dr. Fausto Esteban con su esposa tras recibir la insignia. SALAMANCA MÉDICA 30
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El Dr. José María Blanco coloca la insignia a la Dra. Alejandra Gacto Fdez.
El presidente impone la insignia al Dr. Julio Grande.
ha hecho gala, sirviendo así a la comunidad científica, médica y social, destacando su contribución a la ética y deontología médicas, tanto como profesor de la Facultad de Medicina como en la defensa de esos valores desde la presidencia de las Comisiones Deontológicas Provincial y Nacional durante muchos años. El doctor Muñoz Garrido recibió emocionado esta distinción y se mostró muy agradecido. En sus palabras destacó lo que ha sido una constante en su carrera profesional, la promoción de la ética y deontología médicas tanto desde el ámbito colegial como desde la formación de pregrado, un campo en el que ha sido pionero en España. Para cerrar este merecido homenaje, tomó la palabra el presidente del Colegio Manuel Gómez Benito, quien se dirigió a los homenajeados señalando que “habéis llegado a esta situación, independientemente de la edad, con la seguridad de haber cumplido con el deber sagrado de hacer la Medicina con la que siempre soñasteis”. A pesar de las dificultades de la profesión, continuó el presidente, “hemos sabido quiénes éramos, hemos utilizado nuestro talento, nuestro saber, nuestra disposición, nuestra entrega, nuestro humanismo y lo hemos puesto con la dignidad con la que se cumple con un deber
El Dr. Rafael López Madruga tras recibir la insignia.
La Dra. Carmen Luque con su marido tras recibir la insignia.
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El Dr. Álvaro T. Manteca y su mujer tras recibir la insignia.
El Dr. José Sabas Martín momentos después de recibir la insignia.
El Dr. Isidro Mesonero y su mujer tras recibir el diploma y la insignia.
El Dr. Abilio Muñoz junto a su esposa en el momento de la imposición.
El Dr. Aurelio Pajares tras recibir el diploma y la insignia de honorífico.
La Dra. María Nelida Ramos tras recibir la insignia.
El Dr. Pedro Sánchez García recibe la insignia de manos del presidente.
sagrado, el de médico, habiendo así devuelto a la sociedad lo que ella y nuestros padres nos dieron, que en nuestro caso fue lo más grande por que pudieron sacrificarse; por hacernos universitarios y médicos y en la mayoría de los casos además, en Salamanca”.
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El presidente también les deseó en esta nueva etapa “plena actividad ya en otros ambientes y saberes. Tenéis mucho todavía que enseñar a vuestros hijos y nietos”. El discurso completo del doctor Gómez Benito se puede leer en el Análisis de este número de Salamanca Médica.
Cena y fiesta
Concluido el acto institucional, al que no pudieron asistir por motivos personales Nicolás Del Teso Pérez y María Josefa Vicente Vicente, dos de los nuevos honoríficos, la fiesta se trasladó al Hotel Globalia Horus, donde se celebró una cena de hermandad. Durante la misma, tuvo lugar la tradicional entrega de premios: un viaje al Caribe y
otro a Disneylandia París (ofrecidos por Viajes Halcón), un fin de semana en Alicante (de PSN) y un lote de embutidos de la fábrica Santos Carrasco (Guijuelo). Los momentos más brillantes de la celebración se presentan en fotografías a lo largo de este número especial que Salamanca Médica dedica a la Fiesta del Médico.
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XII Certamen artístico de Pintura autores noveles
primer premio
Serie Ensoñaciones número 10, de Rubén Rodrigo
segundo premio
El director de la zona centro de Caja Duero entrega el premio a Rubén Rodrigo.
Sin título, de María Teresa Comerón Sánchez.
La concejala Clarisa Molina entregó el premio a María Teresa Comerón.
XII Certamen de Fotografía médicos y familiares
Francisco Benito Justel recibió el premio de manos de la concejala Pilar Fernández Labrador.
José Antonio Menacho en la entrega de premios. primer premio
El olvido de tu nombre, de Francisco Benito Justel
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segundo premio
Sorprendido, de José Antonio Menacho Miguel
XII C.A. de
primer premio
Pintura médicos y familiares
Ciudad ideal, de Carmen Luque Benlloch segundo premio
La ruta de Alejandro Magno, de Rosa Álvarez
Carmen Luque recibe el premio de manos de la señora del director general del Banco de Castilla. Julia Lubián, directora de la oficina principa de Caja Duero, entregó el premio a Rosa Álvarez.
jurado de pintura y fotografía
mención de honor
Acueducto, de Luciano Sgambatti.
El jurado de los certámenes de pintura y fotografía estuvo integrado por: D. Miguel Ferrer D. José Almeida Corrales D. Rafael Sánchez-Carralero D. Román Payo Pérez D. Alberto Prieto de Paula. En la fotografía todos los miembros, junto al presidente del Colegio de Médicos.
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IV Certamen literario de relatos cortos primer premio
El director general del Banco de Castilla, José F. Martínez, entregó el primer premio de relatos a la joven María Victoria Álvarez, por su relato Contrarreflejo, que se publica en este número. segundo premio
jurado del certamen literario
Antonio González, director territorial del Banco de Castilla, entregó el segundo premio a Marta María García Sánchez, por su obra María Agustina.
El jurado del certamen de relatos estuvo integrado por: D. Luis Santos Gutiérrez D. Saturnino García Lorenzo D. José Manuel García Santalla D. Julio de Manueles Jiménez En la fotografía todos los miembros, junto al presidente del Colegio de Médicos, el día del fallo de los premios.
XIV Trofeo AMA de Golf
Clasificación
Categoría masculina: 1º Luis Gallego de Dios 2º Miguel de Lis García Scratch: José Mª González-Orús Marcos
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Tenis XIII torneo PSN
Eudoxio Rodríguez recibe el premio de manos del presidente del Colegio de Veterinarios.
clasificación dobles
1º 2º 3º 4º
Parejas que disputaron la final
Eudoxio Rodríguez y Gonzalo Rodríguez Fernando Diego y Fernando de Pablo Gumersindo Rodríguez y Jesús Arcaya José Luis y Alberto Pérez-Moneo
Los ganadores del trofeo
Clasificación
Categoría femenina: 1ª Pilar Mesonero Vicente 2ª Aurora González Vicente Scratch: Guadalupe Fernández Blasco Las parejas que se disputaron el tercer y cuarto puesto
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Tiro XVI campeonato
Santiago Pérez tras recibir el segundo premio.
Foto de familia de los participantes en el campeonato.
Eudoxio Rodríguez consiguió el tercer premio.
Clasificación
1º Melchor Sanz 2º Santiago Pérez 3º Eudoxio Rodríguez Mención especial: Javier Sanz Mejor progresión: Máximo Domínguez
Máximo Domínguez, premio a la mejor progresión.
Sorteo de regalos
Un momento del tradicional sorteo de regalos al término de la cena.
La ganadora del segundo premio de relatos también se llevó un viaje.
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La concejala Pilar Fernández Labrador se llevó uno de los viajes sorteados, por obsequio de Halcón Viajes.
La mujer del director general del Banco de Castilla recogió el tercero de los viajes sorteados. Éste gracias a PSN.
El Dr. Felipe Rubio se llevó el lote de embutidos de Santos Carrasco (Guijuelo).
opinión Por Aurelio FUERTES MARTÍN*
Alternativas a la hospitalización convencional médica
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os años finales del siglo pasado y los del comienzo del presente, se caracterizan por una gran rapidez y profundidad en los cambios sociales y sanitarios que se producen en todos los países desarrollados y que no tienen parangón en la historia de la humanidad. Entre ellos, cabe destacar por su importancia el cambio demográfico, que se manifiesta por un importante y progresivo envejecimiento de la población; también modificaciones en los patrones de enfermedad, con una primacía actual de los procesos crónicos; cambios en las expectativas de salud de la población, relacionadas con la mejora de las condiciones económicas y de educación; y finalmente cambios tecnológicos y en el conocimiento clínico, que han posibilitado los cambios antes citados. Estas transiciones sanitarias, como las denomina Albert Jovell, son la causa del gran avance y la complejidad que hoy tiene la medicina. Los sistemas sanitarios han reaccionado con miedo y con retraso a esta situación de enorme dinamismo social y no acaban de adaptarse al nuevo perfil de los pacientes que deben atender. Las dos primeras iniciativas en este sentido fueron la Cirugía Mayor Ambulatoria y la Hospitalización Domiciliaria. Más tarde, han surgido propuestas que tratan básicamente de reducir las estancias hospitalarias inadecuadas, mejorando así la calidad de vida de los pacientes y los gastos generados. Una premisa básica es potenciar la continuidad asistencial entre la atención primaria, la atención especializada y la atención sociosanitaria, ofertando una atención sanitaria integral, compartida por estos niveles asistenciales. Este sistema de colaboración es especialmente eficaz en aquellas formas de enfermar que más recursos consumen y que son más frecuentes en los servicios médicos, especialmente en medicina interna: pacientes que se encuentran en fase diagnóstica, pacientes crónicos pluripatológicos o pacientes que precisan asistencia especializada transitoria de escasa complejidad. Para que este cambio se produzca, es obligado en primer lugar modificar el modelo de atención, que debe pivotar alrededor del paciente y no del servicio asistencial y en segundo lugar modificar la estructura, el espacio físico donde se presta el servicio, utilizando dispositivos más cómodos, más dinámicos y menos costosos que la cama hospitalaria. En este sentido se han creado diferentes modelos asistenciales que, rompiendo la estructura tradicional de provisión de camas por sala de especialidad, han buscado nuevas opciones, encaminadas a conseguir que cada paciente fuera atendido con unos recursos asistenciales acordes con sus verdaderas necesidades. En nuestro país han sido pioneros los servicios de Medicina Interna del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, del Hospital 12 de Octubre de
Madrid o del Hospital Valle Hebrón en Barcelona. Los modelos organizativos son diferentes y se encuentran en diferente grado de desarrollo, pero los objetivos con los que se han planteado son los mismos: ser un recurso eficaz para reducir los tiempos de espera para procesos que no admiten demora en su diagnóstico, reducir los ingresos hospitalarios inadecuados y reducir la demanda a los servicios de
Urgencia y la reiteración de ingresos en los pacientes pluripatológicos. La Unidad y Consulta de Atención Inmediata (UCAI) de reciente creación en el Servicio de Medicina Interna II del Hospital Universitario, supone un nuevo intento en esta dirección. * Adjunto de Medicina Interna II. Coordinador de la UCAI.
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noticias colegiales
La Asamblea aprueba la modificación de estatutos e incorpora las incompatibilidades El cambio sobre las condiciones de elegibilidad de los cargos no se introduce La Asamblea General dio el visto bueno el pasado 29 de mayo a las modificaciones de los estatutos del Colegio de Médicos planteadas por la Junta Directiva tras el oportuno estudio por parte de los asesores jurídicos. Todos los cambios fueron aprobados, a excepción de las condiciones de elegibilidad que deben reunir los candidatos a formar parte de la Junta Directiva del Colegio. En este punto se proponía que los candidatos no pudieran pertenecer, en el momento de optar al cargo, a órganos de dirección de entidades de previsión social, organizaciones sindicales o entidades del Seguro Libre (Asistencia Colectiva), relacionadas con el colectivo médico. Este cambio fue objeto de un amplio debate por parte de los asistentes. Varios colegiados mostraron su oposición a esta modificación, alegando que suponía un quebranto a los derechos inherentes a la condición de colegiado, que permite a cualquier médico optar a ocupar un puesto en la Junta Directiva. Ante esta oposición, el presidente del Colegio, que presidía la sesión, propuso a la Asamblea dejar pendiente este punto y someterlo al pertinente informe de la Consejería de Presidencia de la Junta de Castilla y León, que es el órgano que debe ratificar las modificaciones propuestas. Acto seguido, se planteó la consulta al gobierno regional. En este sentido, la Consejería ya se ha pronunciado al respecto y según su doctrina lo más oportuno es no introducir como condición de elegibilidad el desempeño de cargos en otras entidades. Por lo tanto, tal y como se acordó en la Asamblea, esta modificación no figurará en los estatutos. Muy diferente es, dice la Consejería, la condición de incompatibilidad para alternar cargos en otras entidades una vez que un candidato resulta elegido. Este supuesto, según la Consejería, sí se puede contemplar en los estatutos. En este sentido, cabe destacar que
del resto de modificaciones planteadas en los estatutos, en su mayoría pequeñas correcciones o aclaraciones, el cambio más significativo es la aprobación de las incompatibilidades para formar parte de la Junta Directiva del Colegio y ocupar a la vez puestos de responsabilidad en los órganos de dirección de entidades de previsión social, seguro privado, organizaciones sindicales del colectivo médico. De esta forma, una vez que los cambios aprobados por la Asamblea sean ratificados por la Consejería, el Colegio de Médicos de Salamanca adapta su normativa interna a los últimos estatutos del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España, que contemplan la incompatibilidad entre pertenecer a la Comisión Permanente y desempeñar “un cargo de representación o de carácter ejecutivo en entidades de previsión social que den cobertura al colectivo médico a nivel del Estado; o ser designado para un cargo representativo o directivo en organizaciones sindicales del colectivo médico a nivel estatal; u ostentar un cargo de carácter directivo en las Entidades del Seguro Libre (Asistencia Colectiva)”. Con la introducción de las incompatibilidades, el Colegio de Médicos de Salamanca también tiene en cuenta el informe emitido el pasado mes de noviembre por la Comisión Central de Deontología y Derecho Médico, según el cual, “existen poderosas razones éticas que hacen desaconsejable que un colegiado que pertenece a los órganos de dirección de las entidades que son objeto de esta consulta (previsión social, seguro privado, organizaciones sindicales) ostente al mismo tiempo un cargo representativo en la OMC”. Los nuevos estatutos serán difundidos entre todos los colegiados una vez que sean aprobados definitivamente y publicados en el Boletín Oficial de Castilla y León.
La Fundación Patronato de Huérfanos concede sus becas La Fundación Patronato de Huérfanos de Médicos Príncipe de Asturias ha concedido las becas correspondientes al curso 2007/2008. En esta convocatoria hay un total de 432 becas con un importe total de 1.329.381 euros. De ellas, 327 becas se adjudican para licenciaturas, 99 para diplomaturas o formación profesional de segundo grado y 6 para escuelas oficiales de primer grado. De los becarios, 56 estudian medicina. La asignación económica se ha incrementado, como ya se hizo en el curso anterior en todas las modalidades: • Becas para estudios superiores: 3.063 euros cada una, por curso. • Becas para estudios medios: 2.721 euros cada una, por curso. • Becas para otros estudios: 2.384 euros cada una, por curso.
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La última edición del Vademecum ya se puede retirar en las oficinas La edición del Vademecum 2008 se encuentra ya disponible en las oficinas del Colegio de Médicos. A diferencia de otros años, llega dentro del año en curso. Al igual que los últimos años, el Vademécum está disponible en tres formatos, el libro tradicional de mayor tamaño, la versión Mini Plus y la versión digital en CD.
Reforma en las oficinas del Colegio Las oficinas del Colegio lucirán un nuevo aspecto a partir del próximo mes de septiembre tras la reforma que se ha cometido en la planta baja de la sede colegial. Los cambios afectan principalmente a la zona que hasta ahora ocupaba el aula de informática y los antiguos baños. En el espacio que antes ocupaban los baños se ha habilitado un almacén, en la parte posterior del antiguo aula dos nuevos baños y en la parte delantera del aula un despacho. En la zona propiamente de oficinas se ha hecho una pequeña reforma de elementos decorativos, zona de espera, zona de recepción y distribución de los puestos de atención al público y al colegiado.
El Aula MIR alcanza los 30 alumnos El Aula MIR del Colegio de Médicos cuenta ya en su cuarta edición con 30 alumnos matriculados que se presentarán al próximo examen de acceso a especialidades, previsto para principios de 2009. El año pasado diez alumnos de esta academia consiguieron un número entre los dos mil primeros puestos (4 de ellos entre los 500 primeros). Asimismo, la academia salmantina logró situar cinco alumnos entre los treinta mejores de todos los Colegios de Médicos con Aula MIR. Estos cinco jóvenes obtuvieron una beca, patrocinada por Pzifer, que consistió en el abono íntegro de la matrícula. Todos los interesados en el curso pueden preguntar en las oficinas del Colegio pues el plazo de matrícula continúa abierto y es posible incorporarse en cualquier momento.
noticias colegiales
¿Qué ofrece el seguro colectivo de Responsabilidad Civil?
¡Súmate cuando quieras! La adhesión a cualquiera de las opciones se puede solicitar en cualquier momento en las oficinas del Colegio. Puede consultar otras opciones de cobertura.
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“La barca de Gema” © Félix Martín González
instantes de vida
“Playa de la Victoria” © M. Teresa Gómez Tabernero de Paz
Un espacio para publicar tus fotografías. Da rienda suelta a tu imaginación y envíanos tus fotos. ¿El premio?, las mejores y más apropiadas, serán publicadas como portada de vuestra revista Salamanca Médica.
¿Cómo enviarnos tu colaboración? 1.- por e-mail:
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2.- Por correo a la dirección del Colegio: C/ Bientocadas, 7 - 37002 Salamanca (REF. Fotos Salamanca Médica)
“Playa de Ris, Noja, Cantabria” © Jorge Muñoz Lucas
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“Amanecer” © Martín Rodríguez Sánchez
“El faro” © Felix Martín González
“Vieja Oporto” © Felix Martín González.
“Gredos, el río Tormes y El Tejado desde el Cerro El Berrueco” 1 de Mayo de 2008 © José de Vega Parra
“Flor del cerezo” © José Montero de Paz
“Cerdo de San Antón 2007” © Angel Pérez Benito.
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noticias colegiales NUEVOS SERVICIOS
La OMC pone a disposición de los médicos la mayor base de datos sobre medicamentos de España El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos y Webasistencial han firmado un acuerdo que permitirá a todos los médicos españoles y a todos los Colegios de Médicos en su función corporativa y colegial, acceder a la que hoy día es la mayor e independiente base de datos sobre medicamentos y productos sanitarios, de cuantas se comercializan en nuestro país, denominada “CIMED” (Centro de Información del Medicamento). Con el acceso a esta base de datos, que proporciona una información de alta calidad para la atención farmacoterapéutica –tanto convencional como electrónica-, se pretende mejorar la eficacia de la actividad profesional y el funcionamiento de los servicios sanitarios. El Consejo General de Colegios de Médicos promoverá con las Administraciones, corporaciones, asociaciones, instituciones y empresas, convenios para facilitar su acceso a “CIMED”, contribuyendo con ello a sistemas estandarizados que proporcionen seguridad y calidad clínica y asistencial a los ciudadanos, tanto en el ámbito público como privado de la sanidad. A través de esta base de datos, el usuario puede acceder a información cla-
sificada que abarca especialidades farmacéuticas registradas, fichas técnicas de especialidades, principios activos, excipientes, actividad farmacológica, farmacovigilancia vinculada, etc., que se mantiene constantemente actualizada. “CIMED” es compatible con la mayoría de los Sistemas Gestores de Bases de Datos (DBMS) y permite desarrollar las aplicaciones en cualquier tecnología y plataforma. Esta base de datos se descarga a través de servicios web seguros y para ello sólo es preciso disponer de una conexión a Internet. Este convenio ha contemplado la constitución de una Comisión CientíficoTécnica Permanente, a fin de hacer realidad este nuevo escenario que las nuevas tecnologías están ofreciendo a la profesión médica en numerosos aspectos y de manera especial en lo que se refiere a la denominada Receta Electrónica.
Servicio de pósteres y traducción para MIR El Colegio de Médicos continúa ofreciendo los servicios gratuitos de traducción de trabajos e impresión de pósters dirigidos a los médicos residentes, como medida de apoyo a su formación y desarrollo profesional. En ambos casos, la ayuda se puede solicitar en la sede colegial.
Abierto el plazo de adhesión al seguro de RC Recordamos que continúa abierto el plazo para adherirse a la póliza colectiva de responsabilidad civil suscrita por el Colegio con A.M.A. Al cierre de esta edición ya eran más de 440 los colegiados adheridos al seguro colectivo, que ofrece ventajas tanto desde el punto de vista económico como de coberturas frente a las pólizas individuales.
Oferta dos por uno para aprender inglés La academia de inglés One Way ha confeccionado una oferta especial para médicos. Se trata de una fórmula dúo, por la cual dos personas se pueden beneficiar de bonos para cursos individuales al precio de un solo alumno. Los bonos pueden ser de entre 15 y 75 horas y tienen una validez de un año. Más información: 923 123 111 (Cristina García).
EMPRESAS COLABORADORAS
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La Asamblea de AMA aprueba la gestión de su Consejo y las compensaciones percibidas por sus miembros
Marisol Acosta, directora de Ideas Shop, recibe el premio honorífico de la Publicidad de Castilla y León
La Asamblea General de la Agrupación Mutual Aseguradora (AMA), la mutua de los profesionales sanitarios, ratificó a finales de junio por mayoría absoluta la gestión del Consejo de Administración y las compensaciones realizadas a sus consejeros, que habían sido cuestionadas por cuatro resoluciones de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGS). Los mutualistas han refrendado además el informe extraordinario del presidente de AMA, Diego Murillo, en el que se afirma que “la actuación de la DGS contra AMA es disconforme a Derecho porque presenta vicios y falta de ajuste a la Ley, y porque toda ella responde a una finalidad espuria como es la de buscar la dimisión o remoción de sus administradores”. “Ahora nos toca defendernos desde la legalidad y lo vamos a hacer”, manifestó Diego Murillo,” porque creemos que tenemos razón y, más pronto o más tarde, nos la van a tener que dar, e incluso tendrán que darnos razones añadidas de por qué están acometiendo a esta compañía”. “Agotaremos todas las vías con que contamos desde la legalidad, respetando y obedeciendo al regulador, pero sin amedrentarnos porque creemos que no hay razones para ello”. En la Asamblea, los mutualistas acordaron presentar alegaciones contra las resoluciones de la DGS, al considerar que esas medidas resultan excesivamente gravosas, por cuanto prescinden del trámite de audiencia previa; no existe proporcionalidad entre lo que se alega y la medida adoptada, ni justificación para la excepcional urgencia en su adopción, y porque además ni siquiera el informe de la DGS justifica las medidas de control adoptadas.
La familia de Salamanca Médica está de enhorabuena. Marisol Acosta, directora de la agencia de publicidad Ideas Shop, empresa que diseña y maqueta esta revista, ha recibido el Premio Honorífico de la Publicidad de Castilla y León. Con este galardón se premia una larga e intensa trayectoria profesional al servicio de las empresas e instituciones salmantinas desde ámbito de la publicidad. “Su trayectoria -según ha destacado Ángel Losada, director de Comunicación de la Junta de Castilla y León- demuestra que la profesionalidad no tiene que ver con el tiempo que permanece una persona en el negocio sino con la vocación”.
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Caja Duero con los profesionales de la salud Caja Duero mantiene una completa oferta de productos y servicios para los profesionales que trabajan por la salud. Más información , en la oficina del Pº de San Vicente. También se se puede llamar al 902370000 (de 9 a 21 h.).
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IN MEMORIAM A la memoria de un caballero de la Medicina y de la vida: Luis Santos Gutiérrez a amistad nace de repente y se afirma con el trato. Día a día tuve la fortuna de ser el depositario del afecto y el compañerismo de Luis, tan distante en nuestras especialidades médicas, que rebasaban el puro y estricto acontecer profesional diario. No quiero, en esta emocionada evocación al amigo desaparecido, tratar de grandes y prolijos méritos científicos y profesionales del doctor Luis Santos. Sólo pretendo hacer una fijación en su persona, como poseedor de un rico caudal de virtudes humanas, tan parcas en nuestros días. Luis Santos Gutiérrez nació en 1923 en Salamanca. Desde pequeño destacó por su facilidad para el dibujo. Desde esa experiencia su interés por el arte ha sido una constante en su vida. Recién acabada la carrera opositó y ganó la plaza de profesor titular de Anatomía de su Facultad, que desempeñó con pleno éxito hasta su jubilación en 1988. Profesor emérito de la Universidad y al mismo tiempo profesor emérito de Bellas Artes. Ha dirigido tesis doctorales de varios de los que hoy son profesores. Loco por el arte y el lenguaje ha publicado varios libros y un montón de artículos en periódicos locales y en El País. Fineza en el trato, elegancia en el gesto, exuberancia en sus artículos y en el arte, sentimiento en “lo hondo” y sensatez en lo práctico. Estas son las divisas que siempre exhibió quien supo siempre aplicar a la obra el precepto; a la conducta la nobleza; al trabajo el orden; al discurso la persuasión; al silencio, la expresión favorable; a la gloria la humildad; a la autoridad necesaria, la amable inflexibilidad; a su naturaleza, el buen juicio mental, fue un maestro: Luis Santos Gutiérrez. Por más que nos empeñemos en distinguir entre muertes y muertes, por más horas que se dediquen a las retóricas, que es el fuerte de la religiosidad, la muerte siempre es absurda y más en
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casos como este. Cuando muere uno de estos seres únicos como el doctor Luis Santos, que ha llevado con su vida y su obra toda una etapa de actividad concreta, es oportuno repetirle verso que Lorca dedicaba a su amigo Sánchez Mejías: “tardará mucho en nacer, si es que nace…”. Luis Santos lo que amó fue la vida, cualquier cosa en que hubiera vida: una estrella, un halcón, la curva de un río, el sol elevándose sobre un mar vacío. Leyó el mundo como un libro profético en que su tarea era siempre descubrir. Fue profundamente libre –así me lo decía- y eso es lo que le hizo un gran médico, un gran artista. No sería justo ignorar la influencia trascendente de su esposa “Carmina” compañera inseparable del Luis-hombre y del Luis-profesional. Desgraciadamente no es fácil seguir la pista de las contribuciones calladas. Sólo en la correspondencia, en las dedicatorias, los testimonios directos o en las viejas fotografías hallamos algo, un rostro, una frase, un nombre que recuerda al mundo que la obra, en cierto modo, no hubiera sido posible sin “Carmina”. Aquella, que cuando la moneda estaba en el aire y el futuro más o menos incierto para todos, decidió que cedería al compañero el dudoso y magnífico privilegio de realizar su propia y brillante historia. Ochenta y cinco años significan demasiada vida para no acogerse a cariñosos desmadres seniles. A estas alturas y respetado y admirado tanto por sus amigos como por sus enemigos, no se conformó con los dulces y placenteros detalles de la jubilación. Siguió en la brecha porque la sed intelectual es una droga a la que se deja de servir sólo en la muerte. De todo lo que es posible aprender, eligió y aprendió lo mejor y nos lo enseñó. Durante toda su vida practicó su mayor oficio y vocación: la amistad. Saturnino García Lorenzo SALAMANCA MÉDICA 30
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¿Un humanista a la mitad del camino?
uerido Luis, estoy casi seguro que para este espacio que hoy ocupo, ya tenías preparado un nuevo artículo, de esos de fondo y forma como a ti te gustaba escribir. Con tu permiso, me atrevo con estas líneas para recordarte, quizás desde una visión muy joven, pero no muy alejada de lo que he podido leer y oír a quienes te conocían desde hacía mucho más tiempo. ¡Qué fatal casualidad! Mi último recuerdo tuyo también es triste. Entrabas en el Colegio, de la mano de tu Carmina, preocupándote por la fecha de la reunión del jurado de relatos cortos. Tenías que viajar con motivo de la muerte de tu yerno, que definiste como una gran desgracia, pero, haciendo gala de una integridad que te honra, no querías fallar a la cita para conceder los premios de tu Colegio. Finalmente pudiste estar y hacer tus siempre ingeniosas aportaciones. Precisamente tu ingenio, tu franqueza, tu risa, tu pulcra gramática, tu rigor en el pensamiento y en la palabra, tu inquietud intelectual, son lecciones que no puedo dejar de agradecerte. Siempre me pareciste un hombre interesante, en las formas y en el fondo, un espíritu inquieto humana e intelectualmente. Pude confirmarlo con motivo de una de las entrevistas más gratificantes de mi vida. Mentiría si no reconociera que fue un trabajo al alimón. Me obligaste, contraviniendo los manuales de estilo, a tutearte y te desnudaste ante el lector. Son unas páginas, que más de dos años después, siguen rezumando humanidad, gracejo, satisfacción y plenitud vital y ante todo una sinceridad que envidio. El tópico de “fue un ser único”, en ti no sólo era realidad, sino ejemplo. De verdad Luis, gracias por haberme permitido disfrutar de ti y tus pensamientos. Quiero despedirme con algunas pinceladas de tan particular manera de vivir y sentir. Son tus respuestas ante preguntas como estas. ¿Tu filosofía de vida? “Estaría en superar la ecuación cristiana de «al prójimo como a ti mismo». El desideratum, incumplible, sería «al prójimo más que a ti mismo»”. ¿Cómo te gustaría ser recordado? “Como un humanista que se quedó a la mitad del camino”. ¿Y eso, por qué? “Pues porque, como todo el mundo sabe, especialista es el que sabe cada vez más sobre menos hasta llegar a saberlo todo sobre nada, mientras que humanista es quien sabe cada vez menos sobre más y acaba por no saber nada sobre todo”. También decías, “cuando, más pronto que tarde, parta a ese sitio recóndito y lejano al que no tengo razones para temer, no me iré de vacío”. Tenlo por seguro Luis, porque has dejado huella profunda y frutos hermosos. Gracias. Por cierto, sería injusto acabar sin recordar que en tu caso, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer.
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Máximo Puertas Martín Coordinador de Salamanca Médica 26
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A la muerte de Luis Santos y Carmina rrancar de la vida a las personas como se troncha la rama de un árbol cargado de fruta, produce tal sorpresa, que por momentos te quedas sin palabras, aunque los recuerdos se agolpan en tu mente. Ese sobrepeso que hace caer la rama, no ha sido el que a Luis y Carmina, les ha llevado de este mundo. Los frutos que han dado ambos, siempre juntos, son tan numerosos que merecía la pena, que en tan buen estado físico, los hubieran seguido disfrutando. Pero ¿quién dispone de la vida? Al lado de sus hijos han estado siempre. Recuerdo, cuando con meses, los llevaba su padre sobre su pecho y como en una barca firme, cruzaba la piscina del El Regio, para disfrute de ellos y para cuantos los veíamos. Después algunos fueron estupendos nadadores. Hoy profesionales repartidos por toda la geografía. Sus frutos fueron también las enseñanzas a generaciones de médicos de la Anatomía, explicada con la belleza de sus dibujos y la dialéctica pedagógica empleada. Sus escritos reunidos en múltiples publicaciones, recogen todas las facetas de la vida, del pensamiento, de la política, vida social, etc. Extraordinario colaborador del Colegio de Médicos con sus artículos para la revista. Entregado e ilusionado miembro del jurado de relatos cortos que acababa de fallar. Benévolo hombre, profesional y ciudadano, tan íntimamente unido a Carmina, con quien ha recorrido cientos, miles de veces las calles de Salamanca, cogido, bien cogido de su brazo. Hoy Dios ha querido que se fueran juntos, pegados uno a otro en maridaje perfecto, dejando en el árbol cargado de fruta la señal blanca de la rama rota, luz para los hijos, recuerdo para todos, que nos llena de tristeza. Que descanséis en paz, Luis y Carmina. Con un beso y un abrazo de
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Manuel Gómez Benito
Texto: Jesús MÁLAGA Fotografías: Andrés SANTIAGO MARIÑO
ciudad y medicina
Los Licenciados en Medicina por la Universidad de Salamanca El autor continúa la serie de textos sobre los títulos médicos impartidos en la ciudad
ograr el grado de licenciado en Medicina en la Universidad de Salamanca fue un honor reservado a los galenos bachilleres. Desde los inicios del estudio salmantino, a principios del siglo XIII, el grado lo otorgaba, previas pruebas, el maestreescuela o el cancelario. Este privilegio del maestreescuela fue ratificado desde Aviñón por el Papa Juan XXII, en el siglo XIV, y ya en el siglo XV, con el pontífice Martín V, el maestreescuela se convierte en juez de la Universidad, requiriéndosele para ejercer el cargo ser doctor en Derecho Canónico, Derecho Civil o Maestro en Teología. En las Constituciones de Martín V, dadas en 1422, para licenciarse, una vez obtenido el grado de bachiller, tenían que transcurrir cuatro cursos de lecturas que iban acompañadas de cuatro meses de prácticas. También el aspirante a la licenciatura tenía que realizar actos públicos donde mostraba sus conocimientos, presididos por un padrino, que recibían el nombre de repeticiones. Los años de lectura podían ser dispensados gracias a la bula general solicitada por la Universidad de Salamanca al papa y que Paulo III concedió al influyente estudio salmantino. El Sumo Pontífice no exoneró de cursar los cuatro cursos que mandaban las constituciones. Los requisitos exigidos a los bachilleres para obtener el título de licenciado en la Universidad de Salamanca eran muy sencillos. En primer lugar solicitaban al maestreescuela audiencia para pedir el grado de licenciado y le hacían entrega de la carta de bachilleramiento y de probanza de lectura o, en su caso, si se atenían a la bula de Paulo III, el certificado de dispensación. Con posterioridad, el maestreescuela tomaba juramento al candidato para cerciorarse de que no había existido, por parte del bachiller, soborno de los doctores que le iban a juzgar, comprándolos con oro, plata, dinero o joyas. Una vez pronunciado el juramento se le señalaba un día y un lugar para que fuera interrogado por los doctores de su facultad sobre su vida y milagros, siendo obligatorio contestar siempre la pregunta de si era hijo legítimo o ilegítimo. El maestreescuela solicitaba al notario de la Universidad que publicase la celebración del acto en los tablones de anuncios de las Escuelas Mayores por si acaso
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había bachilleres más antiguos que querían acceder al grado de licenciado con anterioridad, a lo que tenían derecho. En el caso de aparecer bachilleres más antiguos, los más jóvenes tenían que esperar. En aquellos años, a diferencia de lo que ocurre en la actualidad en las graduaciones universitarias, la antigüedad era un grado. La información sobre la vida y la legitimidad o no del examinando se dejaba en manos del doctor más antiguo. Superada esta prueba se le asignaba día y hora en la entrada de la capilla de Santa Bárbara, situada en el claustro de la Catedral Vieja, para tomar puntos. Para los licenciados en Medicina, desde la información de moribus et vita et legitimitate hasta la toma de puntos, desde principios del siglo XVI, debían transcurrir 15 días para llamar a los ausentes que quisieran estar presentes en el acto de licenciatura. Una vez superada la prueba de legitimidad el aspirante a bachiller solicitaba al cabildo catedralicio el toque de la campana mayor la noche antes de los puntos y permiso de uso del lugar de licenciatura en el claustro de la Catedral Vieja. Concedido lo solicitado, una vez escuchada la campana mayor y después de la misa del Espíritu Santo, llegaba el momento de los puntos. Todo el proceso para obtener el grado de licenciatura estuvo ligado, durante siglos, a la capilla de Santa Bárbara, aula que no siempre fue del agrado del
claustro universitario por su escasa superficie y por estar poco resguardada. La Universidad negoció con el Cabildo de la Catedral, varias veces en el siglo XVI, que tales exámenes se hicieran en otras dependencias de la Catedral, cuestión que no se tuvo en cuenta por los capitulares. Incluso se llegó a plantear que el examinando se recogiera y la cena se sirviera en la capilla de Santa Bárbara y la prueba de licenciatura pasara a realizarse en la sala capitular. La paz entre las dos instituciones llegó de la mano de un acuerdo firmado el 27 de octubre de 1570 por el cual el Cabildo de la iglesia Catedral cedió a la Universidad la capilla de Santa Catalina para realizar los exámenes de licenciatura. Pronto se dieron cuenta que esta nueva estancia era muy fría en invierno y al cabo de tan sólo un año volvieron a realizar los exámenes a la capilla de Santa Bárbara, dejando la de Santa Catalina para el verano y para otorgar los grados. Para lograr mayor privacidad se realizó una segunda puerta en la capilla de Santa Bárbara para que no se viera ni se oyera desde el claustro. Los exámenes de licenciatura se convertían en un gran negocio para la catedral. El Cabildo recibía por los exámenes de licenciatura un dinero por el uso de la capilla y los capellanes el óbolo de la misa del Espíritu Santo. El sacristán cobraba por poner las alfombras y las mesas para la cena y el campanero por anunciar el examen con el toque de campana. El día del examen, muy de mañana, a las siete, se reunían en el claustro de la vieja Catedral, enfrente de la capilla de Santa Bárbara, en presencia de al menos cuatro doctores o maestros, dos médicos y dos artistas, de los que integraban el tribunal examinador, para señalar los puntos. Los libros se sacaban previamente de un arca que se encontraba en la capilla de San Jerónimo y eran trasladados a la catedral por el Maestreescuela que al llegar al lugar señalado elegía a uno o dos doctores o maestros examinadores de entre los presentes, médicos o artistas, a los que hacía jurar no haber comunicado al aspirante a licenciado el lugar por donde se iba a abrir el libro ni los puntos que se le pediría desarrollar. El acto de señalar los puntos consistía en que el doctor elegido abría el libro por tres lugares distintos. Posteriormente el bachiller tenía el derecho a escoger, dentro de las páginas elegidas por el examiSALAMANCA MÉDICA 30
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nador, el título. A continuación, nuevamente, el doctor señalaba, dentro de ese título, el punto sobre el que debía contestar el examinado. Esta operación se hacía en tres ocasiones consecutivas, correspondiendo cada una a las tres aperturas del libro. El texto empleado para los exámenes de licenciatura en Medicina durante el siglo XVI fue Articella o Thesaurus operum medicorum antiquorum, que no eran más que una recopilación de escritos médicos griegos y árabes traducidos al latín. A mediados del XVI los puntos eran tomados de los aforismos de Aristóteles o de Galeno en sus obras Tegni o Ars medica. Al día siguiente se producía el acto del examen en la conocida capilla de Santa Bárbara que fue fundada por el obispo Lucero, cuyo enterramiento se encuentra en el centro de la misma. En este lugar se celebraron los exámenes de licenciatura desde el siglo XV. La hora de llegada a la 28
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capilla era distinta según la época del año. Desde San Lucas hasta el 15 de marzo, en el horario de invierno, a las cuatro de la tarde, y en el horario de verano, a las cinco. El padrino acompañaba al bachiller al examen, pero el resto de los miembros del tribunal no podían ayudarle ni auxiliarle en nada. Para cerciorarse de ello, el maestreescuela hacía jurar nuevamente a los examinadores que no ayudarían al bachiller en las contestaciones al examen propuesto. El opositor a licenciado pasaba toda la noche examinándose. Dos horas de exposición seguidas de cuatro intervenciones de los examinadores que argüían a la exposición del examinando y, posteriormente, nueva intervención del bachiller a cada uno de los argumentos de los doctores. Al prolongarse tanto la prueba, el aspirante a licenciado pagaba de su bolsillo una cena que se celebraba en otra estancia de la Catedral Vieja y cuyo menú estaba establecido de antemano. Un ave, que no podía ser ni pavo ni gallina de las
indias, una escudilla de manjar blancopechugas de gallina cocidas, desmenuzadas y mezcladas con azúcar, leche y harina de arroz o postre a base de leche, almendras, azúcar y harina de arroz- y una fruta antes y otra después, vino y pan. Para evitar la compra del tribunal por el paladar, estaba prohibido excederse en los manjares o salirse de lo establecido. En algunas ocasiones el maestreescuela sancionó al examinando con una multa por cambiar el menú dando manjares que no estaban permitidos. El examen de licenciatura salía caro a los bachilleres que lo solicitaban. Además de la cena tenían que pagar dos monedas de oro, cidra confitada o cabello de ángel, un hacha, una libra de confites y tres pares de gallinas a cada uno de los examinadores. Los exámenes de licenciatura llegaron a ser tan costosos que el claustro universitario de 29 de julio de 1512 limitó el número de examinadores solamente a los doctores que eran también catedráticos. Finalizada la prueba, el examinando salía de la capilla de Santa Bárbara y, una vez solos los doctores, se les volvía a tomar juramento, esta vez por el cancelario, para que no votaran con odio, pasión o amor la aprobación o la reprobación del bachiller. El secretario del tribunal daba a cada uno de los examinadores dos cedulas una con la letra A de aprobado y otra con la R de reprobado. Si todas las letras de la votación eran aes el nuevo licenciado era aprobado nemine discrepante. Según Teresa Santander, durante el siglo XVI, desde 1527, se licenciaron en la capilla de Santa Bárbara nada menos que 116 bachilleres médicos, 11 de los cuales tuvieron que cumplir alguna penitencia por haber cometidos fallos en el examen de licenciatura. A estos médicos, aunque se les daba la titulación se les hacía cumplir con alguna obligación durante algunos años antes de graduarse como doctores. Las penitencias más frecuentes eran las de leer textos de los libros médicos más utilizados o la de demorar el acceso al grado de doctor. Las penitencias eran secretas, pero se hacían constar por el secretario en hojas aparte. El recién licenciado, cuando recogía la notificación de su licenciatura, era avisado por el secretario de las penitencias que tenía que cumplir y bajo juramento se comprometía a ello. La mañana siguiente de la prueba, el bachiller, en presencia de los doctores que le habían examinado la noche anterior, solicitaba al cancelario la concesión del grado de licenciatura en Medicina y el maestreescuela y el cancelario le daban licencia, expresión que se ha conservado hasta nuestros días y que viene de otorgar la licenciatura. A partir de ese momento el recién licenciado podía acceder a ser doctor cuando quisiera, siempre que no pesase una penitencia grave que se lo prohibiese, entonces se le concedía la posibilidad de doctorarse cuando estuviese autorizado.
maestros con historia
Por Ramón MARTÍN RODRIGO
El doctor don Miguel Moraza Ortega (I) El papel del facultativo no es sólo prescribir un tratamiento o verificar tal operación, es también tranquilizar a quien sin motivo esté preocupado y devolver la alegría de vivir a muchas personas*.
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ecir “Mozaza” en Salamanca es recordar a un eminente cirujano. Atreverse a escribir sobre él quien apenas lo conoció, quedando en esta ciudad compañeros y alumnos suyos, es por mi parte una osadía. Así pues, concédase indulgencia a este atrevimiento y otórguese dispensa para las omisiones irremediables, porque, además, el espacio disponible obliga a presentar una semblanza del personaje a trazos gruesos, en vez de una detallada biografía como se merece referido doctor1. Moraza fue una persona excepcional por su mucha autoridad en la ciencia médica, adquirida mediante un continuo estudio, sobre todo en lo relativo al cáncer. Él alcanzó importancia por su dilatada experiencia en la práctica quirúrgica a lo largo de cincuenta años, y, finalmente, ganó nombradía por su docencia y por la divulgación de modo sencillo y didáctico de los conocimientos más necesarios para prevenir y detectar precozmente enfermedades graves. Nació Miguel Moraza Ortega en Solarana (Burgos), el 6 de mayo de 1899, en el seno de una familia cuyos otros hijos fueron Enrique (+ 1969), Faustina y Eugenia ( + 1997), pero varios miembros familiares, por nacimiento o ascendencia, estuvieron vinculados al pueblo de Fuentenebro, también de la aludida provincia. D. Miguel se jubiló por Orden de 8 de mayo de 1969, con efectos del día 6 de mayo de 1969. Su hoja de Servicios estatales señalaba hasta entonces 38 años, 2 meses y 18 días como tiempo de trabajo prestado oficialmente. Murió en Madrid el 29 de abril de de 1985. Es más que probable que el parentesco cercano de la familia de Moraza con el Dr. Hernando, catedrático de Farmacología en Madrid, influyó en que el joven Miguel fuese a estudiar la carrera de Medicina a la Facultad de Madrid. Igualmente, una vez terminada su licenciatura, la relación del citado doctor Hernando con ciertos médicos alemanes pudo ser motivo para que D. Miguel marchase a esta nación, en
donde estudió con el doctor Saerbruck. Según vamos a ver, estos dos ámbitos de su juventud, Madrid y Alemania, van a marcar dos fuertes querencias de don Miguel durante muchos años, querencias que le trajeron ciertamente logros y también algunos sinsabores. Durante sus estudios consiguió ser “alumno interno” por oposición de la Facultad de Medicina de Madrid, consiguiendo en la licenciatura y en el doctorado la calificación de “sobresaliente”. Su tesis doctoral Estudio de la simpatectomía periarterial, fue publicada. Luego fue “Médico interino” de la misma Facultad, y también “Profesor Clínico” de Patología Quirúrgica de la citada Facultad (él mismo especificó que estuvo “con el profesor Olivares”). También por entonces fue médico, por oposición, de la Beneficencia Municipal de Madrid. Luego, Moraza, hizo oposiciones a la cátedra de Terapéutica Quirúrgica, (Real Orden de 9 de Febrero de 1931), plaza obtenida por oposición en turno libre, y votación unánime consiguiendo por tanto un rápido ascenso de categoría. Como consecuencia de ello tomó posesión en la Facultad de Medicina de Salamanca el 18 de febrero de 1931 y aquí continuó su labor docente hasta 1970. En julio de 1932 marchó a Alemania, pues, a propuesta de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones se le concedió pensión por “3 meses” para estudiar Anestesia. Y luego se le concedió prórroga de “4 meses”, para que continúe y termine en Berlín los estudios comenzados sobre la Raquianestesia, con la asignación única de 425 pts oro mensuales” (10 de mayo de 1933). Pero en otro lugar de su expediente se dice que fue pensionado “por un año” para realizar estos estudios. A fines de abril e inicios de mayo de 1935 volvió a Berlín a un congreso de Cirugía, con duración de 15 días. Por consiguiente durante los años de la Segunda República española Moraza estuvo bastante tiempo y reiteradas veces en Alemania
y, además, diversos trabajos suyos fueron publicados en alemán en revistas científicas de aquel país. Aún volvería a la nación germana en el verano de 1939, y en mayo de 1950 comisionado por la Universidad de Salamanca, para representarla en el II centenario de la Universidad de Göttingen. Esta Universidad le concedió su “Medalla de Honor”. Según una ficha de la D. G. de Instituciones Penitenciarias2, D. Miguel fue puesto en la cárcel de Salamanca el 1 de Diciembre de 1936, aunque en la misma ficha dice “prisión atenuada”. Por Orden dada en Burgos por el Gobierno que allí estaba establecido, el 27 de octubre de 1937, Moraza fue sancionado con “suspensión de empleo y sueldo e inhabilitado para el desempeño de cargos directivos y de confianza en las Instituciones Culturales y de Enseñanza” (y además se especificó que “la Clínica de Cirugía de esta Facultad es aneja al cargo de catedrático, y el cese transitorio en el desempeño de la cátedra implica también el de su función en referida Clínica”). De lo que, sino salen a la luz otros documentos, se deduce que su expediente tardó unos diez meses en resolverse, y no para ser sobreseído, sino para aplicarle la sanción que va dicha. Así pues, teóricamente el 28 de octubre de 1938 Moraza tenía que recuperar su anterior empleo y función. No obstante, como entonces la extensión de las oportunas diligencias y sobre todo la lentitud del correo introducían ciertos retrasos en los asuntos, aunque la primera comunicación del fin de su inhabilitación fue el 4 de noviembre, ésta no llegó al Habilitado del personal docente hasta el 12 de dicho mes, y aún se tardaría casi un mes más en poner a Moraza en libertad, pues, SALAMANCA MÉDICA 30
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maestros con historia atendiendo a la última fecha escrita en la ficha referida no se firmó su baja en la cárcel hasta el día 6 de diciembre de 1938, saliendo de la prisión dos o tres días después. También quedó señalado en su expediente profesional la pertinente concesión de un galardón, que tiene precisamente la misma fecha arriba mencionada: La Academia Médica Germano-Ibero-Americana acuerda nombrarle miembro activo de esa entidad en España. Esto da que pensar si acaso este “oportuno nombramiento” no fue otorgado certeramente con la finalidad de ‘ayudar al restablecimiento del prestigio del Doctor Moraza que los días de prisión le pudieran haber disminuido’, pero como también se añade que se otorga “con motivo de su regreso a España”, esta referencia deja un poco oscura la fecha del regreso. Sea como fuere, lo cierto es que también existe un oficio del envío de un certificado expedido, el 31 de octubre de 1941, por el Comandante médico Militar de los servicios prestados por el catedrático Sr. Moraza Ortega ‘al Movimiento Nacional’. Tal certificado no quedó unido a su expediente, por lo cual no nos es dado conocer en qué consistieron los aludidos servicios, aunque por fuentes orales se sabe que Moraza atendía y operaba a los heridos de guerra en el hospital instalado en La Vega. Lógicamente esos trabajos reconocidos tuvieron que ser prestados de 1938 a 1941, si es que no hubo algunos servicios en los dos años precedentes. De lo que se infiere que aquella sanción carcelaria había pasado a quedar satisfactoriamente superada y que ya el Doctor Moraza era considerado persona estimable y valiosa. Pronto Moraza comenzó a escribir pequeños trabajos divulgativos en la prensa local salmantina. Así en junio de 1941 (del día 5 al 13) salen en El Adelanto artículos sobre La úlcera de estómago, La Urgencia en la cirugía, La perforación de estómago , La oclusión intestinal”, Hernia estrangulada, Abdomen agudo. También por los años cuarenta, estableció su ‘Sanatorio’ en la calle Pollo Martín, número 9, que estuvo en servicio hasta poco tiempo antes de marchar a Madrid en los años ochenta. En octubre de 1944 se organizaron en Salamanca unas jornadas sobre La obra de perfeccionamiento médico. Intervinieron en ellas: R. Bondía, Carrato, Arcocha, Pérez Álvarez, Valdés, Querol, Fernández Cid, otros y Moraza, que disertó sobre La etiología de las neoplasias. El turno reglamentario seguido entre los catedráticos le impuso el deber de hacer el Discurso de Apertura del Curso 1948-1949. Cosa curiosa es la comunicación que le envía el Rector el 20 de julio:
“Dadas las restricciones de energía eléctrica que pueden darse como en años anteriores, le ruego entregue el discurso antes del 1º de agosto”. Lógicamente ya lo tendría elaborado, pues en once días no podía hacerse y redactarse una lección tan magistral, como fue son los discursos y lo fue el suyo. Moraza lo tituló Armonía y longevidad de la vida, y en él explica “cómo se podría tratar de acrecentar los años de vida de los hombres”, lo que aborda en siete capítulos, examinado en ellos desde las causas de la muerte hasta los preceptos higiénicos, pasando por el desgaste de los diversos aparatos del organismo y los signos de envejecimiento. En 1962 se publican reunidos en un pequeño libro 17 artículos que previamente habían visto la luz en El Adelanto, y fueron escritos por Moraza a petición de la Cruz Roja de Salamanca y de la Asociación contra el Cáncer. Igualmente que otros anteriores, estos tienen un fin didáctico y orientador. En 1969, al cumplir Moraza los 70 años le llegó el momento de jubilarse, pero el solicitó continuar un año más trabajando como profesor, sin remuneración alguna, lo que le fue concedido. Luego ya no continuó más años en la docencia porque le fue negado, pues su voluntad era la de seguir algún tiempo más dando clases. Por supuesto que siguió con su clínica abierta en la que atendía las consultas solicitadas y a los pacientes que lo requerían, y aún en 1980 anuncia en la prensa su sanatorio, especificando “horas de consulta a convenir”. En las Jornadas Médicas de mayo de 1972, organizadas por la A.S.U.S. entre una serie de actos, se tuvo el feliz acuerdo de “rendir un homenaje al hombre que durante tantos años estuvo vinculado a nuestra Universidad, dedicado por entero a la labor docente y profesional”. Con este motivo le entregaron “una medalla y una placa como testimonio del sentir de todos los antiguos alumnos del profesor Moraza. Entonces, como epílogo de ese sencillo homenaje, el Dr. Manuel Crego Echevarría, que fue Profesor Ayudante de Moraza y su buen amigo, escribió en El Adelanto el 18 de mayo de 1972, un expresivo artículo sobre el prestigioso cirujano que tituló Moraza, Maestro de ayer y de siempre, en el que expuso varias rasgos de don Miguel, destacando su humildad, sencillez, bondad y sobre todo su laboriosidad continua. Reseña por tanto de gran valor, por cuanto no se
trataba del acostumbrado panegírico tras la muerte de una persona. La inauguración del Año Académico de 1973-74 fue destacada con la Imposición de la Medalla de Plata de la Universidad de Salamanca, a tres eminencias don Esteban Madruga Jiménez, don Fernando Cuadrado Cabezón, y D. Miguel Moraza Ortega. El año 1974 Moraza recibió el “Premio Rubio” de la Real Academia de Medicina, por su libro El origen del cáncer, como el mejor de los escritos hasta entonces. D. Miguel publicó numerosos trabajos. Ya en 1950 daba cuenta de 31 publicaciones para que se tuvieran como mérito para un concurso de traslados. Luego vieron la luz muchas más hasta 1980 en que apareció su último libro. Arriba han sido citadas algunas de sus obras, ahora recapitulando y añadiendo algunas de las más significativas, se han de mencionar: Contestaciones al programa de Médicos de Asistencia Pública Domiciliaria (1947); Manual y Terapéutica Quirúrgica (1955); Contestaciones al Programa de Oposiciones libres a Médicos Titulares (1962) (juntamente con otros ocho doctores, suyos son los temas 37, 38, 39 y 40); Prólogo al Tratado de Cirugía de los Drs. H. Hellener y R. Nissen (1962); Estudios sobre el origen del cáncer (1972); La Biología en la Prensa (1976). Como podrá advertirse más de una de sus obras fue publicada por segunda vez, con ligera variación del título, ya por agotarse las ediciones, ya por la revisión y ampliación de las mismas, y porque, a la vez, parecía muy conveniente la divulgación de conocimientos bien sintetizados y de fácil asimilación. Ya octogenario Moraza, se marchó a Madrid, a casa de su hermana Eugenia en la calle del Pez, Nº 3. Allí le llegó la muerte. La Gaceta y El Adelanto de Salamanca incluyeron esquela mortuoria el 30 de abril de 1985. El siguiente 3 de mayo, D. Julio Rodríguez Villanueva escribía una sentida necrológica. Luego el recuerdo de este gran cirujano ha sido recuperado gracias a la “Fundación Moraza”, que su hermana Eugenia, por testamento de 1993, cumpliendo la voluntad de D. Miguel, encomendó establecer en la Universidad de Salamanca, como así se ha hecho (1997).También ha quedado una beca con su nombre, establecida en Fuentenebro (Burgos). Una segunda parte completará esta biografía recogiendo en ella otros diversos rasgos de la personalidad de este insigne cirujano.
* Palabras del propio Dr. Moraza. 1 La ficha de la estancia de Moraza en prisión la publica D. Ignacio Francia en su libro sobre D. Filiberto Villalobos, pág. 455. 2 Fuentes documentales utilizadas son el expediente profesional del doctor biografiado, sus libros y los artículos publicados en la prensa local. Nota: Me han informado verbalmente los doctores: D. Miguel Ferrer Blanco, D. Ángel Zamanillo Encinas, D. Joaquín Vicente y D. Jerónimo Sánchez García, y también la familia de D. Atilano López Rivas. A todos mi agradecimiento.
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IV Certamen Literario
María Victoria ÁLVAREZ
ILUSTRACIÓN JAIME ARÁNTEGUI
PRIMER PREMIO DEL IV CERTAMEN LITERARIO DE RELATOS CORTOS Colegio Oficial de Médicos de Salamanca
CONTRARREFLEJO “Dicen que los espejos venecianos tienen alma, que en la sangre coagulada de su azogue se diluyen las vivencias de las miles de personas que se pasearon por delante de sus ojos, que se sumergieron en la mirada de unas pupilas invisibles que nunca se llegarían a abrir a nuestro mundo...”
antas veces le he contado esta historia a mi Isabelle, a mi pequeña, mi adorada Isabelle, que yo mismo me he convencido de que cada una de las palabras con las que la acunaba en sus noches de insomnio eran tan reales como ella se empeñaba en creer, y tan palpables como yo las sentía en las puntas de mis dedos, en la lengua que las entonaba solamente para ella, para mi niña de larga cabellera pelirroja con los ojos del color de los océanos... ¡Mi Isabelle! ¡Era tan pequeña cuando su padre me permitió verla por primera vez, envuelta en una toquilla que había sido de la primera Isabelle Mercier, que acababa de respirar por última vez entre los estertores de su alumbramiento...! Una cosita pequeña y sonrosada que se reía delante de mí, sin darse cuenta de que la habían dejado de cualquier manera sobre el suelo alfombrado de la habitación; ya entonces era bonita, sin que su rostro se viera comprimido por un llanto que hasta entonces me había parecido el rasgo distintivo de los pequeños Mercier. Todos sus
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hermanos habían muerto antes que ella, por lo que mi Isabelle no tardó en convertirse en lo único que mantenía con vida a aquella casa con los cimientos enmohecidos por su propia pérdida y su abandono. En la marejada de las intrigas que se estaban consolidando en ese París de principios de siglo, la casa de los Mercier se erguía como una especie de testimonio de lo que había sido la aristocracia de la capital hasta entonces, como la imagen reflejada en un espejo que se había vuelto tan opaco como las aspiraciones de los que seguían viviendo entre sus muros. Hacía tiempo que la propia existencia se había enturbiado para mí, para todos los que me rodeaban... y la presencia de Isabelle, aunque no se tratara más que de un cachorro, se había filtrado entre nuestros pensamientos como una deslumbrante estrella fugaz. El señor Mercier, de habérselo permitido los pocos familiares que aún le quedaban con vida, se habría arrojado sin dudarlo a la fosa en la que habían depositado el ataúd de su difunta esposa. Cuando sus compañeros de la Academia le recomendaban en susurros que se bus-
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IV Certamen Literario cara una nueva mujer (“una que todavía sea joven, lo bastante saludable como para darte un heredero”), puesto que no escaseaban en la sociedad parisina de aquel entonces las damas que estarían encantadas de cumplir con ese cometido (“no hay más que mirar la pinta que sigues teniendo, Georges”), el señor Mercier se limitaba a arrugar el entrecejo, y se marchaba de la habitación para que me encargara de contemplar cómo lo más laureado de la nobleza se deshacía en recriminaciones sobre la presunta obsesión de ese pobre hombre. Nadie reparaba en mi presencia, ni lo habrían hecho si me molestase en dirigirles la palabra. ¿Qué podía importarles a aquellos desconocidos que mientras su padre se consumía por sus recuerdos, mi Isabelle, la única Isabelle Mercier que quedaba en el mundo, se apagara poco a poco en cualquiera de las estancias de esa casa? Nunca tuvo una niñera, ni se enteró de lo que estaban aprendiendo con sus institutrices el resto de los niños de la barriada; me tenía solamente a mí, y yo la tenía a ella, y ese contacto silencioso de nuestras mentes se convertía de tal manera en algo necesario para nosotros dos que sabíamos que no podríamos vivir el uno sin el otro. Resultaba del todo ridículo que la niña de la casa se entregase sin mayores pretensiones a alguien (a algo, dada mi condición de sirviente sumiso de los Mercier) que no podía aspirar a poseerla, ni en este universo, ni tampoco en el siguiente... ¡Pero Isabelle me quería! ¡Podía verlo en su risa cascabelera cuando le susurraba sus cuentos favoritos en las largas tardes de invierno, en la manera en que le relucían los ojos cuando la mantenía muy cerca de mí, al calor de la chimenea! La veneraba como lo haría con una vestal del mundo antiguo. Y ella... ¡ella me adoraba por encima de cualquier persona que pudiera conocer hasta entonces! Cuando creció lo bastante como para ser considerada toda una señorita, el callado Georges Mercier, que parecía acumular sobre sus hombros las mismas energías de las que se desprendía cada día la pequeña, tomó la resolución de que se trasladara con todas sus cosas a las estancias más alejadas de su mansión. Las voces que daba Isabelle, le oí quejarse delante de los criados, no le permitían conciliar el sueño ni siquiera cuando se hacía de noche. Naturalmente, le pareció que mi presencia sería necesaria dentro de los nuevos dominios de su heredera, por lo que me limité a guardar silencio mientras aquel caballero de semblante eternamente ensombrecido se apartaba por completo de la vida de su única hija. Sabía que, de ahora en adelante, sólo estaríamos Isabelle y yo; por ella me convertí en su protector, en más que su propio padre; por ella me olvidé del resto de mis obligaciones para con su familia. Estuve a su lado cuando se echó a llorar, una neblinosa tarde de enero, al reparar en el reguero de sangre que le resbalaba por el muslo, y le tuve que repetir con la más tranquilizadora de mis sonrisas que no era necesario que se pusiera tan alterada. Estuve a su lado cuando su cuerpo se estiró entre las sábanas como el de la mujer con la que soñaba desde que la contemplé por primera vez, cuando me recriminó, con los primeros brotes de rebeldía que la asaltaron en su pubertad, que no la dejara ni un momento sola, para reunirse apenas unos minutos más tarde conmigo, con los delicados rasgos de su cara anegados por las lágrimas. La consolaba cuando se ponía a hablarme de la vida que quería llevar lejos de aquella casa, más allá de los ventanales que se abrían a la populosa Rue de Rivoli, que nadie le había permitido pisar en los más de quince años que habían transcurrido desde su nacimiento. Cuando me preguntaba por su madre, me tenía que armar de valor para contarle una serie de cosas que nunca llegué a saber sobre mi anterior ama, y cuando me preguntaba por lo que me parecía que sentía por ella éste o aquel galán de la alta sociedad... bueno, entonces me tenía que morder las palabras que sin la menor duda la traspasarían como lo podría hacer cualquier puñal, por miedo a herir a mi Isabelle para siempre, mientras ella, tan irresistible en su coquetería y puerilidad como una auténtica mujer, me miraba con unos ojos de cachorro ante los que sabía que no me podría resistir. Me manejaba a su antojo, pero no me importaba. Servir a la encantadora Isabelle Mercier se había convertido en una forma de vida para mí, una condena que nunca me quitaría de encima, ni aunque lo intentara con todas mis fuerzas. Era demasiado caprichosa para pasar desapercibida por más tiempo en la vorágine de la vida parisiense. Mis mayores temores no tardaron en verse confirmados, la misma tarde en que Isabelle se metió a todo correr en su tocador, en el que la estaba esperando desde hacía unas cuantas horas, con las cintas de su corsé sin apretar y el 32
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....le pareció que mi presencia sería necesaria dentro de los nuevos dominios de su heredera... ....se apartaba por completo de la vida de su única hija. pelo rojo todo revuelto, para contarme que el señor Mercier la pensaba prometer de inmediato con uno de los vástagos de su mejor amigo. Si el suelo se hubiera abierto en aquel momento bajo mis pies, no me habría sentido más mareado. La pobre muchacha se reía mientras daba saltos por la habitación, y hasta tuvo la desfachatez de preguntarme, con los puños sobre sus caderas, qué demonios me pasaba para no participar de su emoción. Al fin y al cabo, se trataba de una proposición que ninguna mujer en su sano juicio podría rechazar... “Se llama Louis. Sí, Louis Bernard, el mismo del que te hablé la semana pasada...” Louis Bernard... La simple mención de su nombre, en los sonrosados labios de mi Isabelle, me hacía sentir como si me estuvieran trepando culebras por mis entrañas. No podía ser posible... Quise gritar, pero no conseguí articular el menor de los sonidos. ¿No había más galanes, por el amor de Dios, que pudieran servirle a Isabelle para jugar a que la admiraran en los salones de la alta sociedad, del brazo de cualquiera de ellos? “Lo que pasa es que estás celoso”, recuerdo que me dijo, arrugando de una manera deliciosa su nariz mientras se me acercaba con las manos extendidas, para tocarme con las puntas de los dedos. “No pensarás que me voy a olvidar de ti, cuando me convierta en su esposa... ¡Tú siempre vendrás conmigo, aunque me marche a vivir al infierno!” Tuve que darle la razón, porque era lo que Isabelle quería escuchar; le aseguré que no tenía nada en contra del joven Louis Bernard (nada, con la excepción de que muchas de las damas que solían frecuentar la casa de los Mercier se hicieran lenguas de sus artes amatorias), y hasta me las apañé para que Isabelle se creyera que me parecía una de las mejores decisiones que había tomado su padre en su vida, aunque el señor Mercier, para nuestra desgracia, no pudo ver cumplido su deseo: a los dos meses de que se formalizara el compromiso entre su hija y el apuesto heredero de la estirpe de los Bernard, una crisis respiratoria le condujo de la mano hasta el lugar en que le seguía esperando su adorada esposa. Recuerdo que Isabelle se pasó la siguiente semana en la cama, llorando sin consuelo ni recato alguno,
IV Certamen Literario pero no se habían cumplido todavía siete días cuando empezaron a producirse los mismos incidentes que me estaba temiendo desde que me enteré de la noticia. No estoy muy seguro de que se tratara de la primera noche de borrachera, ni de los rubores que le arrancaron unas primas malintencionadas de Louis Bernard que tuvieron la mala suerte de encontrarse con la pareja en la Ópera, pero en los meses que duró ese compromiso mi Isabelle se quedó reducida a una especie de sombra de lo que había sido hasta que le conoció, en una muñeca de trapo que se pasaba las horas enteras sentada en la alfombra, a mis pies. La veía languidecer más cada semana, y la escuchaba discutir a voces con Louis de un lado a otro de la casa, mientras los pocos criados que se seguían manteniendo de parte de los Mercier se hacían cruces en sus habitaciones. Después, con los párpados aún hinchados por el llanto, se acurrucaba a mi lado y me susurraba que no podía soportarlo más, que me la llevara cuanto antes de aquella casa, de aquella vida que la ahogaba. Yo la mecía con mis palabras, aunque me daba cuenta de que el rumor de lo que le estaba diciendo no penetraba más allá de sus preciosos oídos. Se estaba muriendo en vida, y no había nada que yo pudiera hacer para no perderla, nada en absoluto... Hasta que una noche, cuando estaba esperando pacientemente, en el dormitorio de Isabelle, que volviera de cenar en casa de los Bernard, me sorprendió el ruido acelerado de sus pasos que se acercaban por el corredor. Salí de mi sopor, como por ensalmo. No venía sola; el joven Bernard la acompañaba. Mejor dicho, la perseguía desde la entrada de la casa, en la que se acababa de desprender del sombrero y de los guantes mientras le dedicaba a Isabelle unos insultos que me dejaron helado. No me dio tiempo a salir de mi perplejidad, porque de repente se abrió la puerta, y allí estaba ella, con las pupilas llenas de decepción y de llanto, y Louis Bernard a sus espaldas, que se apresuró a sujetarla por un brazo cuando se dio cuenta de que se me había quedado mirando como si me acabara de materializar ante sus propios ojos. Se produjo un rápido forcejeo del que apenas pude comprender nada, unas recriminaciones que volaron por la habitación como si fueran un par de puñales, un “ya no puedo más, te juro por lo más sagrado que no puedo” y un “se supone que me estabas siendo fiel, Louis” que me hicieron temer por la salud mental de mi pequeña, pero cuando ya estaba a punto de hablarle... se acabó la vida para nosotros. ¿Grité cuando el primero de los golpes de aquel miserable la derribó sobre el suelo alfombrado de su tocador, en medio del cúmulo de las faldas que le había visto ceñirse con la mayor resignación para su prometido? ¿Fueron mis palabras, mis gritos, los que le hicie-
ron detenerse en medio de las sacudidas que le estaba propinando a su delicado cuerpo? No, no lo hicieron; no podrían hacerlo ni aunque lo intentara con toda mi alma, porque nunca poseí unos labios que pudieran materializar mis quejas para nadie que no fuera mi pequeña Isabelle, porque los espejos venecianos, como le repetí tantas veces en sus largas noches de insomnio, no existimos más que para las personas que se asoman a la mirada insondable de nuestro propio vacío. No tenía unos brazos para tomarla en esos momentos de dolor, ni unos dedos para secar las lágrimas que le rodaban por el cuello y las mejillas mientras su prometido la levantaba del suelo, asiéndola de su reluciente pelo cobrizo, mientras mi Isabelle se retorcía y se ponía a vociferar de dolor a apenas un par de metros de mí. Tuve que presenciar, colgado de la pared contra la que se encontraba el tocador de mi amada, cómo Louis la estampaba contra la luna de más de dos metros de altura que les contemplaba en un silencio tan denso como una neblina londinense. Vi cómo el cuerpo de Isabelle se tensaba hasta las raíces de su cabello, para caer al cabo de unos momentos encima de la alfombra de su habitación. En su nuca, un corte de una sorprendente nitidez que se prolongaba hasta su cuero cabelludo, tiñendo su melena de una sangre que no tenía nada que envidiar a la de su propio pelo. Mi superficie se había salpicado también de sangre, de su sangre... la sangre de Isabelle Mercier que corría por la resquebrajadura de mi cristal, y que Louis Bernard se apresuró a limpiarse de las manos mientras se escabullía como alma que lleva el Diablo de la habitación. Se había puesto tan pálido que ni siquiera se dio cuenta de que Isabelle había dejado de retorcerse sobre la alfombra, y de que en sus suaves labios se acababa de posar una sonrisa que no tenía nada que ver con lo que su prometido le había hecho. La sangre que se derramaba por entre mis cristales me estaba dando lo que me había sido negado hasta entonces, las caricias de una mujer que no había llegado a tocar en los más de dieciséis años que pasé a su lado. Cuando la encontraron, casi una hora más tarde, se había perdido para siempre en una dimensión en la que ya nadie nos podría separar; ni las voces que se puso a dar el ama de llaves, ni los susurros aterrorizados de la media docena de criadas que se habían reunido ante la puerta de su habitación, la conseguirían despertar de su sueño eterno. La Bella Durmiente sería mía, para el resto de los evos... Dicen que los espejos venecianos tienen alma, que en la sangre coagulada de su azogue se darán la mano para siempre la muerte y la eternidad... pero al otro lado de mis cristales, más allá del espacio, más allá del tiempo, incluso más allá de nosotros mismos, Isabelle Mercier me tomó la cara por primera vez con sus manos, y me sonrió antes de que nuestros labios se unieran en un beso que perduraría tanto como su propia muerte.
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arte siempre arte
Por Miguel FERRER BLANCO de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga
ace casi tres meses falleció Menchu Gal Orendain en Irún, su ciudad natal, en la que esperaba inaugurar el magnífico museo que llevará su nombre y albergará casi toda su obra. Con la desaparición de esta gran artista, pierde la pintura española del siglo XX una de sus figuras más importantes y que desde este momento hay que incluir con todos los honores en la nómina de grandes figuras femeninas que curiosamente ha aumentado en este siglo, donde brillan María Blanchard, Maruja Mallo, Olga Sacharoff, Delhy Tejero, Rosario de Velasco, Consuelo Santos, Amalia Avia, María Antonia Dans y Carmen Laffon. Son tantas las cosas importantes que se pueden decir de Menchu Gal que es difícil no repetir lo ya escrito por críticos tan importantes como Ramón Faraldo, Camón Aznar o Sánchez Camargo. Precisamente este último la define perfectamente en su libro sobre la Escuela de Madrid. “Menchu Gal es un pintor hecho y derecho, de arriba abajo, a lo ancho y a lo profundo, lleva la pintura en su alma, y la lleva sabiendo lo que lleva, con una indescriptible fe y una realidad pictórica que la emparejan a los nombres señeros de la llamada Escuela de Madrid”. Menchu Gal desde muy niña sintió el deseo imperioso de dibujar y pintar. Con doce años ya realizaba magníficos dibujos y pequeños paisajes. Fue tan intensa esta afición que su madre la mandó a estudiar con el pintor iru-
Menchu Gal
Recordando a
H
Higuera de Ibiza. 54 x 68. 1994. Óleo sobre tablex. Fuenterrabía. 52 x 44. 1978. Óleo sobre tablex. Paisaje nevado. 81 x 60. 1997. Óleo sobre tablex.
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Paisaje castellano. 92 x 55. 1993. Óleo sobre tablex. San Marcial. 61 x 74. 1989. Óleo sobre tablex.
nés Montes Iturrioz, quien admirado entonces de sus progresos recomendó que debía ir a París, conocer sus museos y la pintura que se hacía en la que era la capital artística del mundo. Allí fue con su madre a los 16 años, alojándose en una pensión recomendada por una amiga pintora italiana que la puso en contacto con el pintor y profesor Ozenfact del que aprende bastante, aunque encuentra triste su pintura y obra. Luego visita y trabaja con un amigo de él, el también pintor Fernand Léger, donde aprende a ver el arte moderno. Vive París intensamente, haciendo cientos de dibujos y apuntes en sus calles y jardines, visita varios muse-
os como el Louwre y ve a los impresionistas, tan en boga en esa época y que acaban cansándole un poco, encontrándolos un tanto blandos. No puede olvidar a la pintura española que ya conocía ni a sus Velázquez, Greco y Goya. Añora la fuerza y potencia que en general tiene toda la pintura española. Conoce a Picasso y admira su fuerza y poder de creación. Estudia muy detenidamente y admira mucho la pintura y el cubismo analítico de Juan Gris, alegrándose de que los pintores que más le interesan últimamente sean dos españoles. Del grupo de postimpresionistas prefiere sobre todo a los “fauves”, a Matisse, Bonnard,
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Playa de Fuenterrabía. 117 x 73. 1980. Óleo sobre lienzo.
Derain, Van Dongen y Vlaminck. En el invierno del 36 la familia se traslada a Madrid, donde conoce a Pedro Bueno y al que luego sería su cuñado, el pintor Álvaro Delgado, con quienes pasea y explora el paisaje de los alrededores, del “páramo”, como ella lo nombra siempre. Se enamora de la luz española y los matices tan bellos de sus tierras que le permiten, como ella siempre ha deseado, utilizar todos los colores y ampliar su paleta. Conoce a los jóvenes pintores discípulos de Vázquez Díaz, a quien admira por su influencia postcubista y maestría para el retrato y a los que siguen el magisterio colorista de Benjamín Palencia. Estudia y lee a Schopenhauer, Ortega, Unamuno, Baroja, conoce a Neruda, García Lorca y Alberti, a Solana, quien le deslumbra como creador de una pintura trágica. Los pintores que más admira como antes digo son los seguidores de Benjamín Palencia que crean nuevamente lo que Gaya Nuño llamó siempre “la veta brava” de la gran pintura española de siempre, al describir el paisaje con toda la energía y potencia de los vivos y bellos colores con los que estos pintores han aumentado su paleta. Trabaja y expone con ellos en varias ocasiones en las galerías Buchholz, Estilo y Biosca, todas ellas con gran éxito. Salamanca es una ciudad muy conocida por Menchu desde su juventud, porque el industrial salmantino don Juan Redondo hacía con frecuencia viajes a París y casi siempre iba acompañado de sus hijas con objeto de que conocieran la ciudad. Se alojaban en el mismo hotel en el que vivía la pintora, naciendo de ahí una gran amistad con ellas que ha durado toda la vida. Yo me enteré de su fallecimiento por una llamada telefónica de una de estas amigas, que muchas veces la invitaban a pasar unos días de descanso en Salamanca. No es el momento de tratar críticamente la obra de esta pintora, porque está perfectamente estudiada y valorada por los mejores críticos del momento como D’Ors, Camón, Gaya Nuño, Moreno Galván, Faraldo, Sánchez Camargo y otros, e irá creciendo y valorándose con el tiempo. Basta decir que Menchu Gal ha sido magistral en los tres aspectos de la pintura al óleo. Sus maravillosos retratos como el de su madre, de una
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calidad y elegancia, que le valió una medalla nacional sobre el retrato, igual que le sucedió a Pedro Bueno con un retrato de Mercedes Gal. Es también importante el que hizo a su amigo y compañero, el gran pintor andaluz Rafael Zabaleta, un prodigio de cromatismo y penetración psicológica que hoy es propiedad del Reina Sofía. Sus bodegones, originalísimos y muy personalizados, por la distribución de los objetos a los que siempre sitúa donde ofrecen mayor belleza y plasticidad. Sus paisajes están muy bien compuestos y con su variadísimo y rico colorido emiten la frescura y el goce de la más pura belleza para el tema tratado. Es una pintura que resulta siempre libre, jugosa y primaveral. Podía escribir sobre muchos bellos momentos gozados con Menchu en muchísimas exposiciones. Era una delicia oírla haciendo elogios de los cuadros de sus compañeros con su enorme cultura artística. Recuerdo especialmente que vimos juntos una magnífica en la antigua sala de la Dirección General de Bellas Artes, del gran artista noruego, Edgard Munch y nos pasamos mucho tiempo ante dos pequeños guaches de marinas. Me las describió emocionada, comentando que era casi imposible que en un pequeño papel se pudiera expresar con tanta fuerza y con toda la potencia un mar tan embravecido, iluminado con un celaje soleado, u otro nocturno con sólo una tenue luz selénica. Luego pasamos a ver sus bellísimos grabados y le parecía imposible que la misma mano que con el pincel pintara toda la grandeza oceánica, manejara al mismo tiempo con tanta finura y delicadeza el buril para grabar sobre la plancha de cobre la belleza y feminidad de sus modelos noruegas y pareciera que la incisión se había hecho pormenorizada para que cada pelo de su cabellera cayera luego bellamente para tapar el hombro desnudo. Este es mi recuerdo a mi gran amiga Menchu, pintora ya histórica como lo son sus compañeros de la Escuela de Madrid, a los que siempre guardaré el recuerdo, el cariño y el agradecimiento que con su amistad casi fraternal, sus enseñanzas y sus obras han contribuido a ennoblecer y embellecer mi vida.
poesía
OTOÑO
INVIERNO
Muestran los chopos sus doradas canas y perderán sus hojas en legiones, alfombrando las calles y rincones, mientras el viento silba en las campanas.
Los helados regatos se detienen, rasgando gris el alba, un sol sombrío y en silencio las aguas se mantienen mientras su luz tirita con el frío.
Se alargará la noche en las mañanas y ocultarán el cielo nubarrones cuando el rocío vista los balcones tapizando de perlas las ventanas.
Besando las escarchas se entretienen las riberas heladas sobre el río y en los robles desnudos se sostienen minúsculos cristales de rocío.
Oscuros cerdos entre las encinas apuran su ceba en la montanera. Arrancará la lluvia otro retoño
La nieve pone fin a la tristeza y por fin los tejados engalana, mientras Diciembre al fin se despereza
que adornará de verde las colinas y brotará otra vez la sementera, pues ha llegado de nuevo el otoño.
con su gélido aliento en la ventana, entre sábanas blancas de belleza, despertando a la luz de la mañana.
PRIMAVERA
VERANO
Ya espigan y doran las cebadas y el trigo en la besana va granando, mientras sus verdes plantas van quedando con sangre de amapolas salpicadas.
Tácito el campo y diáfano el cielo con una luz brillante matizado. La densidad del aire es como un velo que no se viera por nada rasgado.
Los frutales de nuevo van brotando con nuevas hojas aterciopeladas. Las mañanas de Mayo van llenando las praderas de flores perfumadas.
El campesino intenta con anhelo recoger de la tierra su legado. El calor a las mieses ha dorado y cortadas se esparcen por el suelo.
Se torna clara la luz en el cielo y el heno fresco entre los arrayanes despliega olores tapizando el suelo,
Con sus cantos de amor en los rastrojos atraviesan el aire las cigarras. Como el fuego el calor en la llanura
y danzan presos de sus ademanes al son de un temblor que mueve su anhelo palomas, sisones y alcaravanes.
encendiendo de picos los abrojos. Da cobijo la sombra de las parras. El verano se impone sin cordura. Luis CALAMA
FE DE ERRATAS: En el número anterior se tituló mal el poema de José Manuel García Santalla. Donde se puso PLAZA DE ANAYA EL CAPRICHO DEL GALLO debería poner PLAZA DE ANAYA EL CAPRICHO DEL GALO
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la herida luminosa
Por Juan Antonio PÉREZ MILLÁN y Ernesto PÉREZ MORÁN
El médico que sonreía en la cárcel Carandiru, de Héctor Babenco Después de alcanzar cierta resonancia internacional con películas como El beso de la mujer araña (1985) –basada en la novela homónima de Manuel Puig– y las producciones norteamericanas Tallo de hierro (1987) y Jugando en los campos del señor (1991), Héctor Babenco vuelve a las calles brasileñas en 2003 para arrojar luz sobre el sistema penitenciario de su país. Y el personaje encargado de hacerlo es el médico de la prisión de Carandiru, al que los reclusos irán explicando los motivos que les han llevado hasta allí.
n 1980, el realizador argentino nacionalizado brasileño filmaba Pixote, la ley del más débil. Uno de los títulos señeros del cine iberoamericano y una vigorosa crónica documental sobre las condiciones de vida imperantes en un reformatorio. La dureza de sus imágenes desnudas denunciaba sin concesiones el panorama penitenciario al que se enfrentaban los jóvenes, y en él aparecían ya muchas de las claves de Carandiru. La película tiene detrás una circunstancia cuando menos curiosa. En la década de los setenta, a Babenco le diagnosticaron un cáncer linfático, y el doctor Dráuzio Varella se hizo cargo de su tratamiento. Durante la terapia, contó al cineasta sus experiencias en el presidio de São Paulo que da nombre al filme y que se hizo tristemente famoso por el motín que el 2 de octubre de 1992 protagonizaron los 7.500 presos allí encerrados. Protestaban por las condiciones infrahumanas en que se veían obligados a vivir en un centro con capacidad máxima para 4.000 personas. La policía entró a sangre y fuego, sin sufrir una sola baja, mientras 111 reclusos perdían la vida... Entre ellos se encontraban algunos de los personajes de las historias que Varella fue relatando a Babenco, quien le animó a escribir las más destacadas, comprometiéndose a llevarlas él mismo a la panta-
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lla. Años después, el libro veía la luz, con el título de Estação Carandiru, cosechaba un sonoro éxito de ventas y Babenco cumplía su promesa. A priori, el proyecto no podía ser más prometedor. El protagonista sería el propio doctor, que conduciría al espectador por las celdas de la prisión y daría voz a esos relatos hasta entonces anónimos. Y si el artífice era el combativo Héctor Babenco, personalmente involucrado e indudablemente concienciado con las causas perdidas, la fórmula parecía infalible. El filme arranca, por tanto, con la llegada del médico a Carandiru. Desde el principio se describe un ambiente muy distinto del que cabía esperar: el director del lugar escapa del tan manido tópico del alcaide malvado y prepotente heredado del cine estadounidense; los presos se organizan para sobrevivir, establecen una férrea jerarquía entre ellos y constituyen una comunidad heterogénea en la que tienen cabida desde el apacible cuarentón que aguarda la visita de su hija hasta el traficante fatuo y violento... Todos ellos con una historia a sus espaldas, que van contando al recién llegado, testigo –que no juez– de las confesiones de éstos cuando van a hacerse análisis a su consulta. Porque la principal preocupación del médico son las enfermedades de transmisión sexual, auténtica plaga en las cárceles de Iberoamérica. De esta manera
se tiene ya la justificación narrativa de la película: los herméticos reos acuden al despacho del doctor atemorizados, vulnerables y propensos a hablar. Cuentan por qué están allí y eso permite al siempre sonriente especialista levantar acta de las situaciones existentes y de sus antecedentes. Con ello, Babenco trata de huir de la unidimensionalidad y escarbar en las razones de la delincuencia. Y lo hace a través de tres recursos básicos: un ‘personaje’ tan objetivo como puede ser una cámara en actitud casi antropológica, un tono realista y una estructura lineal en la que se introducen flash-backs que van dando cuenta de los relatos de cada uno. Hasta aquí, la coherencia resulta absoluta. Pero el impulso de un arranque tan sugerente no dura demasiado. La baza consistente en retratar una atmósfera fascinante, casi barroca, se agota pronto. El protagonista se va diluyendo entre las historias del lugar y los diversos incidentes que deben conducir, y conducen, al histórico motín, a la explosión de esa situación insostenible que se pretende desvelar. La opción por el estilo documental –dominante en Pixote– cede ante las tramas más ‘construidas’ y la espectacularización de una realidad que se encorseta con el fin de encajarla en las estructuras típicas de la ficción. El espíritu inicial se pervierte mediante una narración que intenta enganchar al espectador aunque no hace sino alargarse en dema-
la herida luminosa
Porque la principal preocupación del médico son las enfermedades de transmisión sexual, auténtica plaga en las cárceles de Iberoamérica.
sía. Ni siquiera los distintos tratamientos cromáticos –los artificiosos filtros y contrastes de colores, chillones para el presente y con una fotografía más apagada para el pasado–, ni la potencia de las imágenes posteriores al motín, en las que se ve a los presos desnudos sentados en el patio de la cárcel, sirven para sostener un conjunto que se viene abajo de la misma manera que la prisión de Carandiru, demolida en 2003. Ahora bien, al margen de los defectos fácilmente detectables en cuanto al pulso y la construcción de los personajes, Carandiru es un honrado testimonio sobre unos hechos determinados que nunca juega sucio con el espectador. En este sentido, es una digna antítesis de lo que sólo un año antes había representado en la cinematografía brasileña la celebrada Ciudad de Dios (2002), de Fernando Meirelles. Habida cuenta de los pocos filmes de esta nacionalidad que atraviesan nuestras fronteras, aquel fuego de artificio que copiaba sin rubor las películas estadounidenses –moviéndose, formal y narrativa-
mente, entre Francis Ford Coppola, Martin Scorsese y Quentin Tarantino– podía dar la impresión de que las producciones de ese país eran todas así. Carandiru demuestra indirectamente que allí también hay autores comprometidos, nada frívolos en su tratamiento de la violencia y las injusticias, herederos de los viejos maestros del ‘Cinema Novo Brasileiro’ de los años sesenta, con Nelson Pereira dos Santos o el primer Glauber Rocha a la cabeza. Si Meirelles copiaba una estética ‘de fogueo’, y prefería el impacto visual a la reflexión, Babenco indaga en las causas, se plantea preguntas y limita al máximo los alardes de estilo, en su particular búsqueda de una imagen autónoma dentro de los cines llamados ‘periféricos’. Aunque sin alcanzar la altura de Pixote, mucho más robusta, dura y sincera, hay que concluir reconociendo la importancia de Carandiru, protagonizada por un médico ‘real’, que funciona a la vez como motor de la acción y como alter ego del propio Héctor Babenco, director irregular pero muy interesante.
Título original: «Carandiru» Dirección: Héctor Babenco. Guión: Héctor Babenco, Fernando Bonassi y Víctor Navas, basado en la novela de Dráuzio Varella, ‘Estação Carandiru’. Fotografía: Walter Carvalho, en color. Música: Mauro Alice. Montaje: Mauro Alice. Intérpretes: Luiz Carlos Vasconcelos (doctor), Milton Gonçalves (Chico), Ivan de Almeida (Negro), Ailton Graça (Majestad), Milhem Cortaz (Peixeira), Maria Luisa Mendonça (Dalva), Aída Leiner (Rosirene), Rodrigo Santoro (Lady Di). Producción: Héctor Babenco y Oscar Kramer para Columbia TriStar Filmes do Brasil, Globo Filmes y HB Filmes (Brasil y Argentina, 2003). Duración: 148 minutos.
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taurología
Por Javier VIEJO
Poesía, amor y toros (IV)a Para una antropología del toreo (XXX)
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ord Byron nos presenta el público de toros y su contexto: “... muchos millares de personas / ... / ... Deambula el hidalgo, / y mujerío de mortal mirada, / propicio a restañar la misma herida / que infirió”1. ¿Qué dice del torero? “Aparecen los cuatro caballeros / ... / Avanzan por la arena, y saludan / ... / ... Sueñan distinguirse / en la lid peligrosa, los aplausos / cerrados conquistando y la sonrisa / especial de las bellas...”2. El Duque de Rivas da una vuelta de tuerca y del público galanteo pasa al amor secreto: “Puesto en medio de la plaza / personaje tan bizarro, / saluda al Rey y a la Reina / con gentil desembarazo. / ... / Gran favor se le supone, / aunque secreto, en palacio, / pues susurran malas lenguas.../ Pero mejor es dejarlo. De todos y todas dicen, / y es puertas al campo / querer de los maliciosos / sellar los ojos y labios.”3. Salvador Rueda transmite parecidos lances amorosos: “y el más mozo, el más gallardo / junto al tren donde ella tiende / los gemelos, suspendida / del intento que a él le mueve / quiere echar a tierra, airoso, / a la res que se defiende / y que al fin junto a una hermosa / atraviesa de repente”4. En el mismo lance insiste Santos Chocano: “El torero quedóse impasible como una escultura; / y, girando en un círculo brusco, la fiera rodó. / Trepidaron las gradas del circo : puesta en pie, la fanática turba fue toda un clamor..../ Y, en un signo de gracia / de divina expresión, / un clavel arrojado por dedos de rosa / en el céntrico punto del circo cayó...”5. Felipe Sassone transmite toda forma de galanteo y de amor en una tarde de toros: “Y don Juan afeitado y con trenza/ saluda sonriendo a Doña Inés./ ¡Otro toro!/ ¡Otro toro!/ ... / ¡Y mil chispas de luz/ en unos ojos sentimentales!”6. Gerardo Diego, en su Madrigal a Conchita Cintrón, incluso recuerda a Ovidio llamándola “... fábula tal vez de algún criollo/ Ovidio tropical, fértil de embrollo” para luego evocar las mitologías griega y romana: “¿Es América al fin vengando a Europa? / ¿Quién rapta a quién? ¿El toro que encandila / sus potencias de rayo a quemarropa / o la ninfa que halaga y que motila?/ ¿Surge anfibio otro mito en cielo y agua?/... /Y la luz se hizo carne. Amor celeste,/ quedó en la plaza atlántica y morena/ el nácar de una concha .../ … / Y al ruedo descendió desde su palco/
Juno opulenta o rebosante Ceres,/ a guiñar lentejuelas de oro y talco/ entre los alamares. Oh placeres/ de sortija de habano y sobremesa, / chorrera charra y taleguilla opresa”7. Vicente Aleixandre pone en labios del torero esta razón íntima de su toreo: “¡Qué tentación! ¡Vivir! La muleta no es sueño./ Mas, rea´, adormece porque canta, o suspira./ Es un deseo solo, casi es amor o un nombre./ Qué lentamente ella pronuncia cual un labio/ la palabra invisible como un beso nocturno./ No hay estrellas, no hubiera, pero brilla una luna/ y su caliente roce como un beso densísimo/ se enciende: y es amor, y enardecido canta./ La muleta es la sangre del amor derramándose”8. José María Fernández Nieto habla de un toro, de un torero alegóricos en su poema Redondel. Todo el soneto es una metáfora continuada, la vida es la plaza, uno es torero y en la vida, la plaza, está toreando. Y dice: “A un terreno de amor estoy llevando/ al toro, y él acude y yo le espero/ solo, en medio del sol, sin burladero,/ con la esperanza de matar citando”9; y lo hace sin burladero y a pesar del miedo: “Y tengo miedo porque el toro sabe/ que no sé torear, que si toreo/ es porque no me queda más remedio10. En la parte novelesca del roamnce Toros y cañas dice Cossío11 que debe ser la mano de una dama el premio de la heroicidad taurina, aunque no sea eso lo que dicen todos los romances populares y por eso una dama burlada cuenta: “Un caballero andaluz/ que en mi puerta hizo una raya,/ tiró la lanza a don toro/ y a mí me dio en el alma”12. ¿Por qué Ángela Figueroa escribe “¿Quién me derribó y me tuvo/ sola y perdida en las cañas?/ ¿Quién me apuñaló con besos / el ave de la garganta?/ Quién me estremeció los senos / con tacto de tierra y ascua?/ ¿Qué toro embistió en el ruedo/ de mi cintura cerrada? / ¿Quién me esponjó las caderas/ con levadura de ansias? / ¿Qué piedra de eternidad / me hincaron en las entrañas? / ¿Quién desató la sangre / que así me derramaba?”13. ¿Por qué llamará toro al amor y torero a quien ama, como dice Carmen Albert? “Noche feroz / de cuernos embolados,/ de fierísimas horas clavando pasión / en cada poro púrpura de carne: / morado y bruno, / pascua que se remoza junto a campanilleros celosos de memoria,/ y el diestro,/ penitente,/ ni
Por un error al enviar los artículos a redacción no se continuó lo publicado en el Núm. 26, de diciembre-enero, el tema Poesía, amor y toros. Los lectores, espero, disculparán tal falta. Quedan, en efecto, dos artículos sobre el tema.
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R., I, 2. 6-9., 2 R., I, 160, 16- 23., 3 R., I, 168, 9-12. 25-34., 4 R., I, 222, 1-8., R., I, 274, 1-8., 6 R., I, 304, 15-18. 24s., 7 R., I, 354, 5-l5. 355, 7-12.,
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una oración recuerda/ con que salvar su alma de todo este silencio enjaretado/ ... / mañana sin corrida y él se atora de miedo/ porque otro toro es éste que remonta su sangre/ como ciego o perdido”?14. ¿Será que estos versos traducen la generosa y casi eterna caricia que el amor-toro? Indudablemente estas poetisas han podido comprobar, - porque sería insultante decirles leer -, que “el toro más bravo/ que guarda el humano soto/ para matarte se ha puesto/ en unos hermosos ojos,/ y tú lo estás toreando,/ mozo temerario y loco”15. Es decir, el romance popular previene al torero y todos los que torean su vida. Si el toro sugiere, hasta enciende, el amor, es natural según los poetas que también lo sienta el diestro o que lleve a su propio terreno al toro, es decir, al amor. Por eso los poetas ponen con tanta frecuencia a la mujer entre los espectadores del que fue primer espectáculo nacional16. Así lo hace ya el Romance de Gazul hablando del rey el torero: “El cual, corridos los toros, / el coso desembaraza / haciéndole al rey mesura / y a Lidaraxa, su dama; / lo mismo hizo a la reina / y a las damas que allí estaban”17. Camoens, en Los Lusiadas, habla más expresamente de la mujer: “Cual en sangriento corro alegre amante / viendo la hermosa dama deseada / al toro busca y pónese delante, / salta, silba corriendo la estacada / mas el crudo animal en el instante / ... / y corre contra el toro que fiado”18. Baltasar de Alcázar habla de Robles mientras pone una garrocha y dice “que a su Juanilla vio estarle mirando”19; y luego, en A la fiesta de toros en Los Molares, habla de otro garrochista que “levantando los ojos vio a Lucía / sentadica en el ala de un tejado, / comiendo tagarminas con su tía”20. Lope de Vega no hace espectadora a la mujer sino protagonista del toro, del toro-amor: “Niña, guárdate del toro. / Que a mí mal ferido me ha. Guárdate del toro, niña. Que a mí mal ferido me ha / ... / Es amor que desatina”21. Sí es espectadora Clorinarda pero lo es como mujer enamorada: “Cardiloro arremete a media rienda; / y el toro vuelve, el bayo se apropinca, / y del rejón, que en un nácar ata en prenda, / la dura punta hasta los cercos hinca. /... / Clorinarda, que mira al triste moro, / entre sí se deshace tiernamente, / como la nieve que los rayos de oro / que el sol de julio sobre el monte siente”22.
R., I, 388, 16-24-, 9 R., II 155, 1-4., 10 R., II, 155, 8-10. 11 COSSÍO, Los toros, vol. II, p. 253., 12 Ibid., 13 R., I, 7-20., 14 R., II, 373, 11-20. 27-31. 15 COSSIO, o.c., p. 282. 16 R., p. 385: Da principio/ el primero/ espectáculo español”, dijo Manuel Machado. 17 R., I, 57, 6-11., 18 R., I, 60, 1-5.18., 19 R., I, 63, 24., 20 R., I, 21 R., I, 79, 1-24. 80, 1. R., I, 82, 1-4.
prescripción médica
Por Rubén GOZALO
40 maneras de decir dolor otros—traté de justificarme. — Tú has asesinado a tu marido—afirmó mi mujer. —Sí, yo le mate—gritó con furia— Está en el sótano. Lo hice porque todas las mujeres lo deseaban. Le querían, pero era mío. Se casó conmigo. Y esas pelanduscas querían arrebatármelo. No estoy loca saben. Ya estaba harta de sus aventuras, de sus devaneos e infidelidades, ¿verdad señora Martínez?—preguntó dirigiéndose a mi esposa. Me quedé pálido, igual que si me hubiesen rociado un barril de leche por encima.
ILUSTRACIÓN JAIME ARÁNTEGUI
ILUSTRACIÓN JAIME ARÁNTEGUI
Historias comprimidas
Asesinato Fue mi mujer la primera en comentarlo. —He oído ruidos. Creo que ella lo ha matado. Se refería a la pareja de arriba. Siempre estaban discutiendo. Daban voces en plena noche y nos despertaban. — ¡Qué cosas tienes!—dije. —Sí—replicó—Ha matado a su marido. Hace días que no lo veo por el barrio. No quise darle importancia a sus palabras. Aun así, me pareció extraño el comportamiento de la señora López cuando vino a mi tienda de ultramarinos a comprar unos comestibles. Se la veía distinta. Más guapa y radiante, como si hubiese empezado una nueva vida. —¿Cómo está su marido?—pregunté cortés. —De viaje. Ya en casa, le comenté a mi esposa que el vecino se encontraba fuera de la ciudad por unos asuntos relacionados con el trabajo. —¡No me lo creo! Lo ha matado. Tengo un presentimiento—dijo. — Son tonterías cariño. No tenemos que inmiscuirnos en la vida de otras personas. Suficientes problemas tenemos ya como para preocuparnos. — Hay que entrar en ese piso. El cuerpo tiene que estar arriba. Es imposible que lo haya podido trasladar. Además, el ascensor está averiado. Aprovechamos la ausencia de la vecina para colarnos en su piso. No fue difícil forzar la puerta y registrar la estancia. No hallamos nada excepto unas gotas de sangre. — ¡Lo ves!—dijo mi mujer. — Le puede haber sangrado la nariz. O quizá sea sangre del pollo que tiene guardado en la nevera—contesté. Debimos perder la noción del tiempo. El caso es que la señora López abrió la puerta mientras estábamos hablando. — ¿Qué hacen ustedes aquí?—preguntó. — En fin… La puerta estaba… Y nos-
De bancos El hombre fue a sacar sus ahorros del banco. Como se trataba de una cantidad importante no fue a una sucursal sino que acudió a la central. —No puedo proporcionarle esa suma— dijo el cajero de la ventanilla. Lo primero que el hombre pensó fue que si ellos no podían proporcionarle esa cantidad entonces quién lo haría. Además el dinero era suyo, no de la entidad bancaria. — ¿Cómo? — Que ahora no tenemos esa cantidad—replicó el cajero. — Y… ¿cuándo estaría disponible? — En dos o tres días. — Ya, pero lo necesito ahora. Tengo que pagar unas deudas y… — Lo siento señor. ¡Siguiente! El hombre obtuvo el mismo resultado en otras ventanillas. Le sucedió lo mismo en otras sucursales del banco. Desesperado regresó a casa, cogió la pistola de caza y se personó de nuevo en la entidad bancaria. Esta vez sí que le hicieron caso.
CITAS “Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.” Albert Einstein
Ú ltimamente me he aficionado a las novelas policíacas. El motivo; no lo sé. Quizá sea el verano, el calor, la gente en la playa, la escasez de noticias. El hecho es que una intriga bien urdida es una partida de ajedrez contra el novelista. Cuando uno lee un libro de misterio se plantea descubrir al asesino antes incluso que el propio protagonista. No obstante, casi siempre el homicida es el personaje más improbable y es por ello que llega a sorprendernos. Con 40 maneras de decir dolor Giles Blunt da un paso más allá y muestra las dos perspectivas del crimen: la policial y la criminal. En la primera Blunt muestra una pequeña ciudad de provincias de Canadá llamada Agonquin Bay. En este entorno de frío y nieve, a John Cardinal, un agente investigado por asuntos internos, se le asigna un caso atroz de asesinato de una adolescente. La insistencia del detective hará que la investigación avance. Aun así, por su mente ronda un crimen que cometió en el pasado y que nadie conoce, y por el cual se atormenta. La otra perspectiva de la novela refleja el lado sanguinario del homicida: la locura, los motivos que inducen a alguien a matar a otro ser humano, la minuciosa planificación del asesinato, la elección del escenario del crimen, la sangre fría a la hora de arrebatar la vida, el sufrimiento llevado hasta su máxima expresión. 40 maneras de decir dolor Giles Blunt conjuga una trama donde aborda diversos temas: situaciones familiares problemáticas (la mujer del detective está internada en un manicomio), problemas de comunicación, el peso de la culpa, el juego sucio entre compañeros y la muerte. En la primera parte de la novela priman las descripciones del entorno; el frío glacial de la zona, la presentación y la caracterización de los personajes. La segunda parte recurre más a la acción y al cambio de perspectiva narrativa. Los diálogos son bastante acertados y consiguen dar agilidad al relato. Además adentrarse en la psicología de los diferentes personajes ayuda a comprender sus acciones y les otorga mayor humanidad. 40 maneras de decir dolor es una novela negra muy recomendable. Mantiene el ritmo a lo largo de las páginas y da protagonismo a la historia que está contando. El relato al servicio de la narración. En definitiva, se trata de un buen bálsamo para pasar un buen rato durante las vacaciones.
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humor y pasatiempos ¿Conoce Salamanca con detalles?
Por J.J. MUÑOZ LUCAS
Jeroglíficos parejos del Dr. Thomson Idea original de Bernardino García Por Kenneth THOMSON
A mi profesor Bernardino García le ingresaron en...
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Fotografía 19 (soluciones al nº29) Detalle del Patio de la Casa de las Conchas. (Palacio de los Maldonados, S.XV)
¿Y qué le hicieron luego?
Ajedrez
Problema 26 POSICIÓN SAAVEDRA Juegan blancas La Posición Saavedra es uno de los estudios de ajedrez más conocidos. La posición debe su nombre al sacerdote español, Saavedra (1849-1922), que mientras vivía en Glasgow al final del siglo XIX, descubrió la manera de ganar una posición que previamente se pensaba que era tablas. La posición como se suele ver hoy en día, se muestra en el diagrama. Este es uno de los ejemplos más famosos de promoción en una pieza distinta de la dama en ajedrez y un raro ejemplo de un jugador que es famoso sólo por un único movimiento. Fuente WIKIPEDIA un mate mediante Tc1. 7.Rb3 y el negro tiene que elegir entre perder la torre o recibir 7.Ta8#; envez de 6.c8=D? Tc4+! 7.Dxc4 es ahogado) 6...Ta4 3.Rb4 Td4+ 4.Rb3 Td3+ 5.Rc2! Td4! 6.c8=T! (amenazando
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Respuesta: “LA UNIDAD DE CORONARIAS” (La unidad, De, Corona, Rías)
Cómic
Respuesta: “UNA OPERACIÓN” (Una, O, pera, c, i, o, n)
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Fotografía 20 (soluciones al nº29) Fachada este del edificio histórico de la Universidad (S.XV)
La solución es 1.c7 Td6+ 2.Rb5 (2.Rc5? Td1 y 3...Tc1!) Td5+
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