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El palpitar de la industria
PINTO: 100 AÑOS HILANDO EL PROGRESO TEXTIL Esta centenaria empresa factura 1,8 millones cada mes. Una visita a su planta rememora sus pasos. por: Silvana González Vega / fotografía: David Gómez
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into nació en 1913. No precisamente como una fábrica textil, sino como una central hidroeléctrica que le permitió a Otavalo contar por primera vez con energía electrica. En aquel año, Segundo Miguel y Tomás Abel Pinto abrieron las puertas de esta centenaria em-
presa, en un pequeño depósito en donde funcionaba una turbina alemana de 100 kilovatios de potencia. A esta actividad se dedicaron durante 13 años. En 1926, estos emprendedores cambiaron de
actividad, al observar la bonanza que se vivía en los cultivos de algodón del Valle del Chota; invirtieron en máquinas desmontadoras, ampliaron su localidad en San Miguel de Otavalo y fue así como iniciaron en el próspero negocio textil.
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Revista Ekos visitó su moderna fábrica, que mes a mes produce, aproximadamente, 43 toneladas de tela para abastecer a los talleres de confección locales y también enviar tela a Lima (Perú).
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Tejeduría Una camiseta, un vestido, un par de medias, un calentador, un saco son prendas totalmente distintas, pero antes tienen que pasar por un proceso idéntico: la tejeduría. A esta área llega el algodón totalmente limpio y clasificado; las fibras y filamentos de algodón se convierten en madejas de hilos, con los cuales se da forma a los tejidos más conocidos y usados a nivel internacional: jersey, rib, fleece y pique. Así, 16 máquinas autómaticas se encargan de entretejer dos hilos para hacer una tela, tal como lo haría una abuelita; un derecho, un revés, un derecho, un revés... para el modelo jersey. La cantidad de hilo que se usa, depende del grosor que se necesite para la confección de cada prenda.
El algodón que usa Pinto es el Pima, importado desde Perú y Estados Unidos, principalmente. Revisadora De cada máquina tejedora salen diariamente 100 rollos de tela, que van desde los 20, hasta los 80 metros. La producción está dividida en tres turnos La tela pasa a la revisadora, que más que un área es una máquina de un metro de alto por dos de ancho y que con su luz flourescente detecta la mínima falla que el tejido pueda presentar. Para asegurarse de que no exista ninguna otra fibra que no sea el algodón, la tela se revisa nuevamente, esta vez con una luz negra halógena.
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Este paso es muy importante, puesto que es un requisito imprescindible para brindar la garantía total de que la tela de las prendas Pinto es 100% de algodón. El operario de la revisadora es especialista en teorías de color. 3
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1. En el área de tejeduría se trabaja en tres turnos. Pinto emplea a 370 personas directamente solo en Otavalo y 760 a nivel nacional. 2. En la Revisadora se detectan todas las fallas que pudiera tener la tela. 3. Tintorería cuenta con tecnología touch de última generación. 4. El taller de corte y confección es el corazón de Fábricas Pinto.
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Tinturar, exprimir y secar En esta nave hay seis máquinas industriales de tintorería, que se asemejan a una olla de presión, con gran capacidad de carga (desde los 100, hasta los 350 kilos). Son de última tecnología, poseen controles touch, comandos inteligentes y autoprogramables. Contribuyen al cuidado del medio ambiente, puesto que optimizan el uso del agua. Están codificadas para programar hasta 900 distintos tipos de colores. La tela, aun en rollos, se sumerge en estas máquinas que están llenas de la tinta que se desea y en donde deben permanecer, hasta cinco horas, en el caso de un color blanco y 10 para obtener una tonalidad negra. El tiempo para los otros colores oscila entre las siete u ocho horas. Después de esto la tela se somete al proceso de tubulación, para abrir la tela, ponerle suavizante y revisar que no exista ni una sola falla de color. Además que ya se empiezan a combinar los colores, para sacar una prenda de una colección especial. Enseguida se exprime la tela en el Fullar, que es una máquina gigante compueta por dos rodillos que pesan tres toneladas cada uno. Al mismo tiempo el fullar vuelve a colocar suavizante a la tela, para un mejor tacto. El siguiente paso es secar, enrollar y compactarla en cilindros antes de enviarlas al taller de corte y confección. Pinto cuenta con 900 colores propios, los cuales son creados en un propio laboratorio. Las fórmulas
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son desarrolladas de acuerdo a las tendencias mundiales y a los pantones establecidos. El espectrofotómetro, que está equipado con una base de datos de colorantes, propias de Pinto, determina el porcentaje que se debe usar de cada tono, para crear otro. Corte y Confección Este taller es el corazón de Empresas Pinto, pues ahí los rollos de tela toman vida y se convierten en camisetas, ropa interior, vestidos, chompas, pijamas, sacos y cientos de prendas de vestir, que mes a mes se exponen en las 42 tiendas en todo el país, con las que cuenta la marca. La producción se asemeja a una orquesta, pues la confección de cada prenda se hace en cadena: establecen el patrón, cortan, unen, cosen, cortan residuos, aplican diseños y accesorios, revisan, planchan y empacan. Nada puede fallar en ninguno de los 12 módulos de confección, pues retrasarían toda la producción y no solo un proceso. Para facilitar el proceso, los directivos no han escatimado recursos para la inversión en máquinas de última tecnología, ampliación de infraestructura, apertura de nuevas tiendas, así como la contratación de personal en todo el país. Cada 20 años Pinto ha renovado la maquinaria de sus fábricas. La más reciente modernización inició en septiembre del 2012. Para ello, invirtió USD 4 millones en 94 equipos nuevos entre máquinas de corte, tejeduría, de tinte y de confección.
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5. Dos rodillos gigantes se encargan de exprimir hasta la última gota de agua después de tinturar la tela. 6. Pinto cuenta con un pantone de color de 900 tonalidades, por lo que pueden ofrecer prendar con colores únicos en el mercado ecuatoriano. 7. Los detalles y aplicación de ciertos accesorios se los hace manualmente. Pinto exporta a Perú y Colombia, pero Ecuador es el principal y mayor mercado de esta empresa centenaria.