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Estudio Coral de Buenos Aires Carlos López Puccio, director Premio Konex de Platino 1999 (mejor conjunto de cámara de la década) y 2009 (mejor coro de la década), el Estudio Coral de Buenos Aires está integrado por cantantes profesionales movidos por el interés de extender su horizonte más allá del canto solista. El Estudio Coral ha pasado gradualmente, desde que lo fundara Carlos López Puccio en 1981, a formar parte de la élite musical argentina, constituyéndose en uno de los pocos grupos de cámara de excelencia surgido en el ámbito privado. Según la opinión del crítico Federico Monjeau “el Estudio redefinió la práctica coral en el país, en términos de nivel interpretativo y de repertorio…” A lo largo de los últimos veintinueve años ha ofrecido en primera audición para el público argentino muchas de las obras corales más significativas del siglo XX. Hasta hoy han sido editadas doce grabaciones realizadas por el grupo. Las más recientes son cuatro discos compactos antológicos grabados en vivo y un DVD grabado en concierto junto a la Camerata Bariloche a fines de 2009. Además ha acompañado a otros artistas en numerosos registros de difusión masiva. En 1996 el Estudio Coral de Buenos Aires realizó su primera gira por Europa, presentándose con repertorio contemporáneo en importantes salas de España, Francia y Bélgica. En 2008 participó, especialmente invitado, del Festival Música Sacra Internacional que se realiza bianualmente en Alemania. La agrupación ha sido merecedora de numerosos premios a lo largo de su existencia.
Su director, Carlos López Puccio, ha recibido numerosas distinciones a lo largo de su carrera como director coral y como integrante del grupo Les Luthiers. De la extensa lista cabe destacar el Premio Moliére, concedido por el Gobierno de Francia y los premios Martín Fierro y Santa Clara de Asís. En 1999 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le concedió la distinción de “Maestro del Arte”. La Fundación Konex lo eligió en 2009 como “Mejor director coral de la década”. En Diciembre de 2006 recibió el Premio a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes y en 2005 la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires lo designó “Personalidad Destacada de la Ciudad en el campo de la Cultura”, declarándolo en el año 2007 “Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires”. Dicho año fue también condecorado por el Gobierno de España con la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica.
ESTUDIO CORAL DE BUENOS AIRES - INTEGRANTES Director: Carlos López Puccio Asistente de dirección: María del Carmen Aguilar Coordinadora técnica: Mónica Puente Pianista de ensayos: Diego Ruiz Integrantes: María del Carmen Aguilar, Eduardo Boero, Martín Caltabiano, José Carnavale, Pablo Di Mario, Alejandro Di Nardo, Ana Escalada, Clodomiro Forn y Puig, Mercedes García Blesa, Esteban Garreta, Pol González, Ricardo González Dorrego, Maico Hsiao, Gustavo Marega, Luz Matas, Mónica Moirano, Emma Paz, Silvina Petryna, Diego Pietropaolo, Estela Poletti, Belén Polpadre, Pablo Ravachini, Silvina Ravalli, Paula Riestra, Silvina Sadoly, Ana Santorelli, Milagros Seijó, Marcela Sotelano, Pablo Zartmann.
COMENTARIOS AL PROGRAMA por Claudia Guzmán LEOŠ JANÁČEK (1854-1928): Dos canciones para coro mixto Kačena divoká (El Pato Salvaje), JW 4/18 Naše píseň, (Nuestra Canción), JW 4/21 Dos canciones inspiradas en el folklore checo dan inicio a este programa que invita a disfrutar de lo que puede parecer, de buenas a primeras, un heterogéneo grupo de obras corales creadas durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, más allá de transitar por sitios tan diversos como el este europeo, los Estados Unidos de América y Alemania, este conjunto de creaciones nos descubre un estrecho vínculo pues sus compositores se hallaron tan comprometidos con las tradiciones musicales propias de su lugar de origen como con las últimas tendencias estéticas que se planteaban en el ámbito de la creación musical internacional. Todos ellos supieron generar una amalgama sonora entre dichas vertientes.
En el caso de Leoš Janáček, el sucesor de Smetana y Dvorák en lo que hace a la valorización y resignificación de materiales acústicos
tradicionales
checos,
encontramos a un hombre que conocía intrínsecamente la práctica coral. Sus primeros pasos musicales fueron como niño integrante de un coro, primero en Hukyaldy, Moravia, su ciudad natal y, más tarde en la Abadía de Santo Tomás de Brno,
al
sureste
del
territorio
checo.
Dedicado a la composición, a la pedagogía y a la interpretación de órgano y piano, uno de
sus
principales
compromisos
profesionales fue como director de coros.
Leoš Janáček
Entre los años 1876 y 1888 dirigió el Coral Masculino de la Sociedad Svatopluk y, desde 1876 hasta 1888 se desempeñó como Director de la Sociedad Coral de Beseda brněnská, Fue para esa agrupación, un destacado coro mixto de Brno, que el futuro creador de óperas como Jenufa, Kát´a Kabanová y La Zorrita astuta escribió las dos canciones que hoy se escuchan. El texto de Kačena divoká (El Pato Salvaje), proviene de una antología de canciones campesinas de Moravia. La música, que revela los gestos rítmico-melódicos como en los modos propios de aquella, su tierra natal, es de inspiración folklórica más creada originalmente por Janáček para esta obra estrófica que relata las desventuras de un pato herido que se lamenta porque ya no podrá volar. AARON COPLAND (1900-1990): Lark (Alondra) Del este europeo, más específicamente de Lituania y Polonia eran oriundos los padres de aquel que se convertiría en uno de los más destacados compositores norteamericanos del siglo XX: Aaron Copland.
El creador de Primavera en los Apalaches escribió esta obra para coro mixto y barítono solista en el año 1938 tomando como base el poema Lark (Alondra) firmado por su compatriota, la escritora Genevieve Taggard.
El texto tiene como protagonista a la alondra, ese ave que emite su distintivo canto al amanecer. Un pajarillo que se ha vuelto altamente simbólico para la literatura y el canto de origen anglosajón ya desde la Edad Media, como emblema de la llegada del nuevo día.
Aquí el barítono solista tiene el rol de invitar a cantar a la alondra, aún cuando todo es Aaron Copland
oscuridad, esperando por los primeros atisbos del amanecer. Un símbolo de esperanza
y
de
transición
entre
la
oscuridad y la luz. RICHARD STRAUSS (1864-1949): Die Göttin im Putzzimmer (La diosa en la sala de la limpieza), Op. 120 El gran director orquestal y compositor lírico germano Richard Strauss (1864-1949) escribió Die Göttin im Putzzimmer (La diosa en la sala de la limpieza), Op. 120 en Munich, en el año 1935 mas la obra sería dada a conocer luego de la muerte de su creador ya que fue interpretada por primera vez en 1952 y publicada seis años más tarde.
El texto escrito por Friedrich Rückert, uno de los grandes representantes de la literatura romántica alemana, nos presenta a una ama de casa realizando la limpieza de su hogar. Sin embargo, ese proceso de poner en orden la vivienda va dando lugar, a medida que avanza la obra, a comprender que no solo se trata aquí de quitar el polvo y ordenar las estatuillas de la repisa sino que, al mismo tiempo, la protagonista va purificando su interior y revelándose ella misma cada vez más bella.
La música, para coro a ocho voces, plasma en el inicio de la obra el caos en que se encuentra todo: no solo el lugar sino también la mujer. Un cuidado y dinámico juego contrapuntístico entre las voces nos permiten visualizar sonoramente los cuantiosos y veloces movimientos de la protagonista del texto mientras armónicamente la utilización permanente de cromatismos nos trasladan de sitio en sitio. A partir de la aparición de una escritura similar a la de un coral religioso no solo todo aparece ordenado y como nuevo sino que además, ella y el hogar parecen relucir con luces celestiales (himmlischen Lichts).
CHARLES IVES (1874-1954): General Booth enters into Heaven (El General Booth ingresa en el Cielo) General Booth enters into Heaven (El general Booth ingresa en el Cielo) es una obra homenaje al pastor metodista inglés William
Booth,
quien,
profundamente
comprometido con la evangelización y ayuda a los desposeídos fundó en 1878 el Ejército de Salvación.
El escritor Vachel Lindsay publicó en 1912 un
poema
que
rápidamente
alcanzó
popularidad y notoriedad en toda la nación. En dicho escrito imaginaba al generoso Booth,
fallecido
pocos
meses
antes,
arribando al Cielo y llevando allí, con él y gracias a su labor, a todo un ejército de mendigos, borrachos y leprosos.
William Booth, fundador del Ejército de Salvación
Dos años más tarde, en 1914, Charles Ives, otro de los grandes compositores estadounidenses del siglo XX, tomó ese texto poniéndolo en música para voz y piano. Se trata de una de sus creaciones emblemáticas entre las más de doscientas canciones que escribió durante su vida.
Las
coincidencias
quisieron
que
Ives
tuviera como vecina en Nueva York a la hija
de
Booth,
Evangeline,
quien
se
convirtió en la primera mujer en detentar el máximo puesto (General) en el Ejército de Salvación y se hizo cargo de las filiales de la institución caritativa en los Estados Unidos.
Charles Ives
La obra de Ives es poderosamente descriptiva de la llegada de Booth al Paraíso, al ritmo de una marcha militar plena de disonancias que vienen a representar a toda esa hueste de pobres desamparados. El final de cada una de las seis estrofas presenta un estribillio para el cual Ives decidió citar el entonces ya tradicional himno Cleansing Fountain (Fuente de pureza) creado por el prolífico autor de himnos religiosos Lowell Mason, en el año 1823.
BÉLA BARTÓK (1881-1945): Cuatro canciones folklóricas eslovacas, SZ 70 Retornando a territorio europeo pero a un compositor que terminaría sus días en Nueva York, lejos de su Hungría natal, llega el turno de las Cuatro canciones folklóricas eslovacas creadas por Béla Bartók probablemente en torno al año 1920. Con la convicción de salvaguardar y dar a conocer tradiciones musicales autóctonas que se estaban perdiendo para siempre, Béla Bartók se dedicó con infatigable pasión y profesionalismo a registrar, analizar y compilar cerca de 10.000 melodías húngaras, eslovacas, rumanas, búlgaras y aún de regiones del norte de África.
Mientras tanto, el musicólogo influía en el compositor que también era, produciendo durante dichos años un vasto corpus de obras en las cuales reciclaba material folklórico
original
o
bien,
desarrollaba
materiales completamente novedosos pero en base a una inspiración en elementos folklóricos. Es este el caso de estas cuatro obras para coro mixto y piano. Béla Bartók
Nostálgica y sombría la primera, Canción nupcial de Poniky, presenta el diálogo entre una hija y su madre. La joven está inmersa en la tristeza pues será enviada a un país lejano para contraer matrimonio con un hombre al cual no quiere. Con sus variaciones métricas y la aparición de juegos rítmicos inesperados prosigue la Canción del cosechador de heno de Hiadel. El ciclo se vuelve paulatinamente más dinámico y luminoso, pasando de las canciones a las danzas, como la Danza de Medzibrod, tercer número del grupo y la Danza de Poniky que concluye la obra evocando el bajo bordón característico de numerosas danzas campesinas del este europeo RICHARD STRAUSS: Hymne, Op. 34 nº 2 - Para coro a doce voces y cuarteto solista Hymne, de los Dos cantos Op. 34 publicados por Richard Strauss en el año 1914 concluye este programa. Para coro a doce voces y cuarteto solista Strauss eligió también aquí los versos de Rückert, uno de sus poetas favoritos. Se trata de la promesa del bálsamo luego del sufrimiento: ¡Jacob! tu hijo perdido, he aquí, él vuelve. ¡Oh!, ¡No más dolor! Tu ruego se oiga en lo alto y se le otorgue respuesta. ¡Oh, no más dolor!.