EVALUACION CONDUCTUAL DE LA IMPULSIVIDAD APLICADA AL CONTROL DE LA ACCIDENTALIDAD. Daniela Sannino B.[1], Milena Gallardo A.[2], Carlos Ackerknecht.[3] y Luis López-Mena.[4] RESUMEN. Este trabajo presenta los resultados obtenidos en el estudio sobre el papel que podría jugar la variable impulsividad en la ocurrencia de accidentes en el trabajo. El estudio se efectuó empleando la escala BIS – 11 (Barrat Impulsiviness Scale). La Escala se aplicó a dos grupos de trabajadores. El primer grupo no había experimentado accidentes de trabajo en el último año. El segundo grupo en cambio, si había sufrido accidentes de trabajo, siendo precisamente evaluados con el instrumento en el momento en que asistían a control sanitario de sus lesiones post- accidente laboral. Los resultados obtenidos muestran leves diferencias de puntuación entre los trabajadores accidentados y los no accidentados. Estas diferencias son analizadas a la luz de los aportes de la neurociencia al conocimiento de la conducta impulsiva, evaluando su aporte a la prevención de riesgos laborales. Abstract: In this work we have been studied the impulsivity behavior and its role in at-risk behavior using a Barrat Impulsiviness Scale (BIS-11) in two groups of workers. The first group with work accidents (at least one accident in previous last year), and the second group without accidents (in the same period of time). The obtained results show some differences in impulsive punctuation from Barrat Scale between accidents workers and no accidents workers. These differences are discussed from neuroscience perspective and from their contribution to control of at risk-behavior. Key words: impulsividad; conducta y accidentes; conductas de riesgo; prevención. Los factores individuales como causa de los accidentes en el trabajo, han sido largamente estudiados por la psicología. Comenzando en la década de los años 30 del siglo pasado, los primeros estudios fueron efectuados por Lahy y Korngold, autores que estaban interesados en averiguar sobre la responsabilidad de los factores humanos en la ocurrencia de accidentes de trabajo, en los ferrocarriles franceses. Posteriormente, la amplia difusión alcanzada por la hipótesis de la predisposición al accidente formulada por Drake (1949), produjo una gran cantidad de estudios y la construcción de instrumentos psicométricos destinados a evaluar hasta 36 factores personales que podrían estar involucrados en las causas de los accidentes.
1
Psicóloga. Jefe de Capacitación. PERSIST LTDA.
[email protected]. F: 56-2- 3332074 Experto Profesional en Prevención de Riesgos. Departamento de Normas, Planificación y Control. Gerencia de Prevención. ACHS.
[email protected] 3 Magister en Prevención. Especialista Sectorial Sector Forestal. Gerencia de Prevención, ACHS. 4 Psicólogo (PhD). Director de PERSIST LTDA.
[email protected]. F: 56-2- 3332074 2
Estos loables esfuerzos, que alcanzaron un periodo no inferior a 30 años, no fueron, sin embargo, acompañados por el éxito. A pesar de aislar diferentes factores individuales que eventualmente serían responsables de conductas de riesgo, estos estudios no alcanzaron el nivel necesario para atribuir causalidad a los factores individuales identificados. Cabe destacar sin embargo, que al menos estos trabajos contribuyeron a señalar la conveniencia que algunos de estos factores individuales fueran debidamente aislados porque potencialmente podrían aportar elementos de riesgo al trabajo. Actualmente, dichos factores son considerados causa de contraindicación para determinadas labores de alto riesgo, como por ejemplo, montadores en altura u operadores de equipo crítico. Entre estos factores se encuentra la coordinación viso-motriz, la capacidad de anticipación, la coordinación bimanual o el tiempo de reacción, por lo que los candidatos a ocupar estos puestos de trabajo, suelen ser sometidos a examen psicométrico antes del inicio de trabajos como los mencionados. El centro de interés de la psicología industrial/organizacional aplicada a la prevención de riesgos laborales, cambió a fines de la década de los setenta y dirigió su atención a la conducta directamente observable de los trabajadores y, a la relación de esta conducta, con el ambiente laboral. A diferencia de los estudios previos, este análisis de las relaciones conducta-ambiente ha facilitado la elaboración de diversos programas de intervención conductual de éxito comprobado, en la disminución de los accidentes en los últimos treinta años. Por consiguiente, pueden distinguirse dos momentos en el devenir de la psicología aplicada a la seguridad. El primero de ellos se centró en detectar características individuales de riesgo, de difícil observación directa. El segundo, en cambio, y plenamente vigente, se dirige al estudio de la conducta directamente observable en el trabajo, lo que permite nuevas perspectivas para la gestión de las conductas de riesgo (López-Mena, 2008). Además, actualmente, diversos conocimientos obtenidos por la neurociencia han permitido ampliar y fortalecer las bases de intervención de la psicología de la conducta aplicada a la prevención. Una conducta cuyo estudio suele requerir el empleo de recursos científicos de diferente procedencia, es la conducta impulsiva. Este es un comportamiento de riesgo directamente observable, cuyo análisis suele emplear, en forma conjunta, medios de la psicometría y de la neurociencia. La conducta impulsiva puede definirse como un patrón conductual que lleva a las personas a actuar espontánea y rápidamente frente a una demanda del ambiente como, por ejemplo, frente a un atasco en un equipo introducir la mano para solucionarlo, estando éste en movimiento. En estos casos, por la rapidez de la ocurrencia, la relación conducta -ambiente, es de difícil observación directa, pese a que dicha observación sea necesaria porque puede suponer una alteración adicional a la relación conducta-consecuencia considerando el riesgo involucrado. Cuando esta observación no se realiza, la evaluación funcional de una conducta insegura puede pasar por alto, de forma
inadvertida, la presencia del comportamiento impulsivo en el momento del análisis. La conducta impulsiva ha sido motivo de estudio de diversos especialistas en diferentes situaciones. Por ejemplo, en el ambiente escolar. Como se sabe, el proceso educativo es un proceso a largo plazo en el que alcanzar objetivos concretos relativamente cercanos, podría verse afectado por conductas impulsivas para responder a demandas inmediatas del ambiente. En estos casos, los estudios en niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad, demuestran que la impulsividad reduce los logros educativos. La impulsividad es considerada, en estos estudios, una conducta de gran alcance, que incide en los diversos ámbitos de funcionamiento de una persona, por ejemplo, en lo cognitivo, conductual, social y emocional. En el caso de la educación superior, ésta es a largo plazo, es decir, es un comportamiento orientado a metas, en el que las recompensas (oportunidades de trabajo, prestigio, sueldo), tienden a ser distantes en el tiempo. Por lo tanto, parece razonable pensar que, en este contexto, la conducta impulsiva es un obstáculo para un buen rendimiento académico. Por ejemplo, un mayor control de la conducta permite a una persona permanecer concentrada en conferencias o sesiones de estudio, a pesar que puedan estar presentes, simultáneamente, distracciones inmediatas con mayor atractivo. Los estudiantes universitarios, en particular, tienen una variedad de demandas sobre su tiempo, el que procede de diversas fuentes (académicas, profesionales, sociales y recreativas). En el contexto del aprendizaje y el estudio, el mayor control de su conducta permite a una persona adoptar una programación estratégica para enfrentar sus tareas. Por el contrario, los estudiantes con puntuaciones altas en impulsividad han obtenido calificaciones más bajas que sus pares con puntuaciones de impulsividad baja. Esta relación se ha encontrado con medidas objetivas de la impulsividad, así como con la impulsividad verbal. (Spinella & Miley, 2003). Por su parte, en el ámbito clínico, la impulsividad se ha definido como una conducta de reacción brusca y no planificada, ante estímulos internos o externos, que no tiene en consideración las consecuencias derivadas de tales actos, tanto para sí mismo como para los otros. Esta pauta de comportamiento se manifiesta por actos que generalmente resultan perjudiciales para el ejecutante (Iglesias, Santamarina, Huerta González & Alonso Villa, 2005). También la conducta exploratoria o de búsqueda de la novedad se ha estudiado en relación a la conducta impulsiva, pues se considera a ésta y a la conducta impulsiva, un buen predictor de posible consumo de drogas o de otras conductas de riesgo. La búsqueda de la novedad es la conducta con la que la persona responde rápidamente a una nueva situación o estímulo con comportamientos de exploración, emoción positiva y excitación motora, lo que puede alterar la ejecución normal de su trabajo. Es decir, ésta es una respuesta rápida a estímulos nuevos o frente a señales de posibles recompensas o de alivio potencial a una situación penosa, lo que conduciría a una constante o frecuente actividad exploratoria de estas posibles recompensas potenciales, así como a evitar la monotonía de la actividad que se está realizando. Se ha sugerido que la explicación de la discrepancia entre diferentes personas, en la manifestación de las conductas precipitadas de búsqueda de la novedad, podría
deberse al funcionamiento de la dopamina en el cerebro, lo que también suele estudiarse en la conducta impulsiva. Estas pesquisas se han realizado mediante la tomografía por emisión de positrones (PET) y el uso simultáneo de la Escala de Búsqueda de la Novedad (Zald, Cowan, Riccardi, Baldwin, Ansari, Li, Shelby, Smith, McHugo & Kessler, 2008). La Escala de Búsqueda de la Novedad está dividida a su vez en cuatro sub escalas: la NS1: que mide excitabilidad de exploración La Sub escala NS2: que mide impulsividad (vs reflexión), y evalúa la velocidad de la toma de decisiones. La subescala NS3: que mide la extravagancia (vs reserva) y, finalmente, la sub escala NS4: que mide desorden (vs reglamentación), evaluando la conducta espontánea de la persona y su ausencia de apego a las restricciones provenientes de normas y reglamentos. (Buckholtz, Treadway, Cowan, Neil, Woodward, Li, Ansari, Baldwin, Ashley, Schwartzman, Evan, Smnith, Kessler & Zald, 2010)
Como se aprecia, la conducta impulsiva ha sido evaluada utilizando una variedad de medidas, empleando tanto Cuestionarios auto-aplicados como la medición de rasgos de personalidad. Los resultados de estos trabajos no han sido concluyentes, a pesar que cada una de estas medidas ha sido subdividida en componentes separados, como en la Escala de Búsqueda de la Novedad antes descrita, porque se estima que determinados rasgos o factores, representan diferentes componentes del comportamiento impulsivo. Los estudios se han centrado en comportamientos de adicción a drogas y, en algunas ocasiones, en la comparación entre la impulsividad, considerada un rasgo de personalidad o una conducta, en relación a ciertas tareas. Por ejemplo, Reynolds, Ortengren, Richards & De Wit (2006), examinan las correlaciones entre tres instrumentos ampliamente utilizados (BIS-11, I7 y MPQ) y cuatro tareas de laboratorio, con las medidas de la conducta impulsiva: des-inhibición de la conducta y la asunción de riesgos, en 70 voluntarios adultos sanos. Las correlaciones entre las diversas medidas de auto-informe, fueron altas, pero estos auto-informes no se correlacionaron con medidas conductuales de la tarea. A pesar del razonable interés que el estudio de la conducta impulsiva encierra para la prevención de riesgos laborales, no se han efectuado estudios específicos en esta dirección. En los diversos trabajos examinados se mencionan las conductas de riesgo, pero ellas se refieren como se ha visto, de forma preferente, al abuso de drogas o a la dificultad para persistir en el alcanzar determinadas metas. Entre los diferentes trabajos revisados se encuentra una breve referencia, en la que DePasquale & Geller (1999) evalúan la impulsividad entre diversos factores que estiman relevantes para el éxito de la Seguridad Basada en la Conducta en la empresa. Utilizan para tal efecto la definición de Impulsividad de Clift y otros, según la cual la impulsividad es una conducta en que la persona actúa “siguiendo el impulso del momento sin percatarse de las consecuencias de su conducta o de los riesgos involucrados” (Clift et al., 1993, p. 404 citado por DePasquale & Scott Geller op. cit.). Para su medición utilizaron en su trabajo, nueve ítems de la Escala L7 de Eysenck et al. (1985), pero en su análisis final de los resultados se centran más en factores organizacionales que en la impulsividad como conducta individual. Como se ha comentado previamente, en general, los estudios recientes analizados sobre conducta impulsiva, han empleado metodologías mixtas que combinan, en forma simultánea, las tomografías por emisión de positrones y la obtención de
neuro-imágenes por una parte, junto con la aplicación de diversos Cuestionarios. Desde esta última línea de trabajo se decidió evaluar el rol de la variable impulsividad en las conductas de riesgo en el trabajo, a fin de contar con mayor información para la prevención de riesgos laborales. Lo anterior, se efectuó con el empleo de un Cuestionario por considerar que este medio podría constituir un instrumento conveniente para dicho estudio, y de fácil respuesta por parte de los trabajadores. Diversos autores han contribuido al desarrollo de Cuestionarios específicos de impulsividad, entre los cuales se encuentran, la Escala de Impulsividad de Plutchlik, la Escala Eysenck Impulsiveness- Venturesomeness- Empathy Questionnaire (IVE-7). La Escala de Control de los Impulsos de Ramon y Cajal (ECIRyC); la Escala de Descontrol Comportamental de Hantouche; la Escala de Comportamiento Agitado de Corrigan (ABS); la Escala de Búsqueda de Sensaciones de Zuckerman, et al. El Inventario de Hostilidad de Buss- Durkee; la Escala de Valoración de la Impulsividad (IRS), todas ellas citadas por Benito, Matsu, Barea & Larsson (2007). El Impulsive Behavior Scale - Revised (UPPS-R) de Whiteside y Lynam (Squillace, Picón & Schmidt, 2011). Uno de los instrumentos más utilizados para evaluar impulsividad es el Barratt Impulsiveness Scale, conocido como BIS, el que fue seleccionado para este estudio. La elección de este Cuestionario, en su revisión número 11 (BIS-11), se basa en las propiedades psicométricas del mismo, en su amplio uso en la literatura técnica y en su precisa conceptualización del patrón conductual impulsivo amén de su facilidad de comprensión y respuesta por parte de los trabajadores a quienes se aplicó este instrumento. Por consiguiente, en este trabajo, se aplicó el BIS-11 con el propósito de evaluar el rol que juega la variable impulsividad en la ocurrencia de accidentes del trabajo y en qué medida los resultados de esta aplicación pueden ser de utilidad para la prevención de riesgos laborales, desde la perspectiva de intervención del psicólogo o del prevencionista. Es decir, en qué medida las conductas rápidas, espontáneas e inesperadas, de atracción por lo diferente, podrían enriquecer la evaluación de las conductas de riesgo en el trabajo. Con tal propósito, se aplicó este instrumento a una muestra de trabajadores que habían experimentado durante el último año previo al estudio, al menos un accidente en su trabajo. Para contrastar los resultados obtenidos por este grupo, se aplicó el mismo instrumento a un grupo de trabajadores de características similares al anterior, pero que no habían experimentado un accidente de trabajo en el último año, previo al estudio.
MÉTODO. 1. Muestra: Se utilizó una muestra no probabilística, compuesta en trabajadores voluntarios, con un n total de 552 trabajadores. dividida en dos grupos: Sin accidente de trabajo en el trabajadores; Con accidente de trabajo en el último año, 212 Tabla N°1,
su totalidad por Esta muestra fue último año, 340 trabajadores. Ver
Tabla N°1: Características de la muestra total y según la condición Sin accidente –Con accidente. Sin Accidente Total de casos
Con Accidente
Muestra Total
N
%
N
%
N
%
340
61,6
212
38,4
552
100
Distribución según género Hombres
274
80,6
132
62,3
406
73,6
Mujeres
50
14,7
75
35,4
125
22,6
Sin información
16
4,7
5
2,3
21
3,8
Distribución según rango de edad Total 0-20 años
4
1,2
9
4,2
13
2,4
Total 21-40 años
222
65,2
114
53,7
336
60,8
Total 41-60 años
96
28,2
70
33,0
166
30
Total > 61 años
8
2,4
10
4,7
18
3,3
Sin información
10
2,9
9
4,2
19
3,4
Distribución según nivel de estudios Estudios Básicos
7
2,1
6
2,8
13
2,4
Estudios Medios
194
57
108
50,9
302
54,7
Estudios Superiores
121
35,5
78
36,8
199
36
Sin información
18
5,3
20
9,4
38
6,9
De acuerdo a la información registrada por la mutualidad5, los miembros del grupo “Con Accidente” habrían recibido asistencia preferentemente por accidentes debidos a: Golpeado por/con/contra objetos materiales o estructuras y Sobreesfuerzo por peso excesivo o movimiento brusco, resultando lesionadas principalmente las extremidades superiores. 2. Instrumentos utilizados: 2.1.
Barratt Impulsiveness Scale.
La undécima versión del Barratt Impulsiveness Scale (BIS – 11), consta de 30 ítems de autoinforme, con cuatro opciones de respuesta relacionadas a la frecuencia de presentación del patrón conductual. En el caso de este estudio, las opciones de respuesta fueron establecidas como: nunca, casi nunca, casi siempre y siempre. Se revisó el trabajo de Oquendo, Baca-García, Graver, Morales, Montalvan & Mann (2001), pero la versión finalmente empleada en este estudio corresponde a una versión en castellano de los autores. Las puntuaciones que un trabajador puede obtener en el BIS -11, fluctúan entre 30 (puntaje mínimo) y 120 (puntaje máximo posible). El coeficiente de fiabilidad del BIS -11 se estableció por Benito, Matsu, Barea & Larsson (2007) en 0.77 (Alfa de Cronbach). En el presente estudio, el coeficiente 5
Fuente: Asociación Chilena de Seguridad, 2011. (ACHS).
de consistencia interna del Cuestionario, obtenido mediante la técnica Split- Half, ajustada por la fórmula de Spearman- Brown, fue de 0.75. La versión original de este instrumento se desarrolló como parte del intento por relacionar la ansiedad e impulsividad con la eficiencia psicomotora. Barratt convencido de que la impulsividad no era un constructo unidimensional, como lo habría indicado en un inicio, realizó revisiones sucesivas al instrumento, rediseñándolo hasta su undécima versión que revela una estructura factorial de seis dimensiones principales y tres factores secundarios para la impulsividad. Las seis dimensiones principales descritas por Squillace, Picón & Schmidt, (2011) considerando el trabajo inicial de Patton, Stanford & Barrat, (1995) son las siguientes:
Dimensión 1: Atención, se relacionaría con la capacidad del individuo para mantener su concentración durante la realización de tareas. Dimensión 2: Impulsividad Motora, implica la tendencia a actuar según los estados emocionales transitorios o del momento. Dimensión 3: Autocontrol, se relaciona con una orientación del sujeto a planear y pensar cuidadosamente las acciones antes de llevarlas a cabo. Dimensión 4: Complejidad Cognitiva, implica el disfrutar de pruebas mentales que resulten desafiantes para el individuo, tales como el cálculo mental, acertijos u otro. Dimensión 5: Perseverancia, trata de un estilo de vida consistente, con regularidad en las costumbres y hábitos. Dimensión 6: Inestabilidad Cognitiva, se refiere a la tendencia a la distractibilidad que sufren los individuos debido a la interferencia de sensaciones y pensamientos intrusivos.
Los tres factores secundarios corresponden a:
Factor I: Impulsividad Motora (IM), que combina las dimensiones 2 (Motora) y 5 (Perseverancia), caracterizando una tendencia general a actuar motivado por las emociones del momento. Factor II: Impulsividad Atencional (IA), que combina las dimensiones 1 (Atención) y 6 (Inestabilidad cognitiva). Ambas refieren a un bajo control sobre la intrusión de pensamientos y dificultades para la atención sostenida. Factor III: Impulsividad por Imprevisión (II), que combina las dimensiones 3 (Autocontrol) y 4 (Complejidad cognitiva). Siendo éste un estilo de procesamiento de la información apresurado que lleva a tomar decisiones rápidamente, sin planear y con orientación hacia el presente.
El Cuestionario utilizado en este estudio, se incluye en Anexo 1. 2.2.
Acta PERSIST de Consentimiento Informado.
Este es un documento que consta de tres partes: en la primera se presenta el encuestador y se explican los objetivos del estudio, así como la libertad de participar o no y voluntariedad frente a esta tarea. En la segunda parte, se explica el anonimato y la necesidad de respuestas espontáneas por cuanto no existen las formas correctas e incorrectas de contestar. En la tercera parte se
evalúa el grado de comprensión del trabajador a las instrucciones y si éste acepta los términos anteriores, se le entrega el BIS- 11, indicándole que el tiempo de respuesta es libre (Ver Anexo 2). 3.
Diseño:
Considerando la escasa información disponible sobre impulsividad y accidentes de trabajo se efectuó un estudio exploratorio (Hernandez, Fernandez & Baptista, 1998). En este formato se aplicó el mismo instrumento a dos grupos similares en algunas características, pero claramente diferentes en una variable, en este caso el haber experimentado o no, un accidente de trabajo durante el año anterior a la aplicación del BIS-11. Esta característica los convierte en grupos conocidos y facilita la contrastación de sus resultados. 4. Procedimiento: El BIS-11 fue aplicado por un especialista, en forma colectiva, a los trabajadores con motivo de la participación en alguna actividad de formación o capacitación, después de explicar el Acta de Consentimiento Informado y en forma previa a la actividad propiamente dicha. El tiempo de respuesta promedio era de 10 minutos aproximadamente. Durante las primeras aplicaciones se resolvían las dudas y éstas se emplearon como prueba de la bondad de la traducción del instrumento desde su versión en inglés, lo que significó efectuar cambios al original producido por los jueces para este estudio. Posteriormente, al observar que no eran suficientes los casos de trabajadores participantes en este tipo de actividades, la mutualidad facilitó el acceso a su policlínico o dispensario donde se practicaban controles de la evolución de las lesiones causadas por accidente de trabajo. Un especialista solicitaba la colaboración voluntaria en la sala de espera. En este caso la aplicación podría ser considerada individual. Aproximadamente el 98% de los trabajadores aceptó responder en forma voluntaria el BIS-11. Al momento de la aplicación, se incluyeron en el formato del instrumento preguntas que permitieron recopilar información sobre la edad, sexo y niveles de estudio. No hubo otro contacto con los participantes en el estudio y no se comprometió el envío de información sobre los resultados o sus respuestas. Posteriormente, los datos fueron tabulados con ayuda de un programa de ordenador para cálculos y luego, procesados con ayuda del paquete estadístico Social Package for Social Sciences (SPSS), versión 15.
RESULTADOS. A continuación se muestran los resultados obtenidos por la muestra total y segmentada (Con y Sin accidente), en el Cuestionario BIS -11. Ver Tabla N°2,
Tabla N° 2: Resultados de la aplicación de la Escala BIS -11. Promedio
Desviación
Muestra Total
55,36
9,06
Grupo Sin accidente
54,45
9,02
Grupo Con accidente
56,82
8,94
La Tabla N° 2, muestra la distribución de los puntajes para los grupos muestrales con accidente y sin accidente. El grupo de accidentados, compuesto por 212 participantes, obtuvo una media de 56.82 y una desviación estándar de 8.94. En el grupo de sin accidente participaron 340 personas, obteniendo un promedio de 54.45 y una desviación estándar de 9.02 en su respuesta de impulsividad. En el Anexo 3 de este estudio, se presentan los puntajes obtenidos por cada grupo muestral, en cada una de las Dimensiones y los Factores que se desprenden del análisis de las respuestas al instrumento (ver Anexo 3). Tabla N° 3: Frecuencias según Nivel de Impulsividad y Condición de Accidentalidad.
Tabla de contingencia Condición de Accidentabili dad * Nivel de impulsividad
Condición de Accidentabilidad
Accidentados
No accidentados
Total
Recuent o Frecuencia esperada % de Condición de Accidentabilidad % de Niv el de impulsiv idad % del total Recuent o Frecuencia esperada % de Condición de Accidentabilidad % de Niv el de impulsiv idad % del total Recuent o Frecuencia esperada % de Condición de Accidentabilidad % de Niv el de impulsiv idad % del total
Niv el de impulsiv idad baja alta impulsiv idad impulsiv idad 206 6 207,0 5,0
Total 212 212,0
97,2%
2,8%
100,0%
38,2%
46,2%
38,4%
37,3% 333 332,0
1,1% 7 8,0
38,4% 340 340,0
97,9%
2,1%
100,0%
61,8%
53,8%
61,6%
60,3% 539 539,0
1,3% 13 13,0
61,6% 552 552,0
97,6%
2,4%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
97,6%
2,4%
100,0%
Tal como se muestra en la Tabla N° 3, las puntuaciones obtenidas en el BIS-11, fueron categorizadas en dos niveles: baja respuesta de impulsividad y alta respuesta de impulsividad. Para el primer nivel, se incluyeron aquellos puntajes que oscilaron entre los valores de 30 y 75 puntos. Para el segundo nivel, se incluyeron los valores entre 76 y 120 puntos. Los análisis revelan que del total de los casos del grupo con accidente (o accidentados), el 97,2% corresponden a baja impulsividad, mientras que el 2,8% a alta impulsividad. Para el grupo sin accidente (o no accidentados), el 97,9% de los casos corresponde a un nivel de baja respuesta de impulsiva, mientras que el 2,1% a un nivel de alta impulsividad.
Al considerar la muestra total, se observa que de los 552 casos, el 97,6% tiene un nivel bajo de impulsividad, mientras que el 2,4% un alto nivel de impulsividad. Para analizar la relación entre el nivel de impulsividad y el haber o no sufrido un accidente en el último año, se utilizó la prueba de Chi- cuadrado (X²). Tabla N°4, Tabla N° 4: Relación entre nivel de impulsividad y condición de accidentalidad.
Al observar los datos de la muestra estudiada, se aprecia que no existe relación estadisticamente significativa, entre tener alta o baja impulsividad en el BIS-11 y haber sufrido un accidente o incidente dentro del ultimo año. Considerando la distribución de los puntajes provenientes de los resultados de la Escala BIS-11, para el grupo con y sin accidente, indicados en la Tabla N°2, se estableció la diferencia de las medias en impulsividad, según la condición de haber sufrido o no un accidente dentro del último año. Tabla N° 5, Tabla N° 5: Diferencia de medias en impulsividad según condición de accidentalidad.
El análisis comparativo de las medias entre los grupos sin accidente y con accidente, a partir de la prueba de Levene (F = .001, p0.05) y asumiendo igualdad de varianzas y una t (550) = 3.013, p0.05, da cuenta de que existen diferencias estadísticamente significativas entre la muestra de accidentados y no accidentados en cuanto a sus respuestas de impulsividad. Es decir, el grupo con accidente proporciona respuestas de mayor impulsividad frente a los sin accidente. Análisis adicionales a los resultados obtenidos de esta aplicación de la Escala BIS11 a la muestra estudiada, permitieron establecer la existencia de asociaciones estadísticamente significativas entre dos variables demográficas (género y edad) y el haber o no sufrido un accidente en el último año. Los análisis dan cuenta que:
De acuerdo con la prueba de X²= 136.699, p