Evolución de la Sociedad Española: la población y sus características

BIOÉTICA PARAELEL INICIO VIDA BIOÉTICA PARA INICIO DEDE LA LA VIDA HUMANA ACTAS DE LA I JORNADA DE BIOÉTICA Edita Orden de Malta (2011) ISBN: 978-84-9
Author:  Juan Romero Castro

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BIOÉTICA PARAELEL INICIO VIDA BIOÉTICA PARA INICIO DEDE LA LA VIDA HUMANA ACTAS DE LA I JORNADA DE BIOÉTICA Edita Orden de Malta (2011) ISBN: 978-84-9983-746-8

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Evolución de la Sociedad Española: la población y sus características D. Pablo Gil-Loyzaga Catedrático y Director de Departamento. Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid.

RESUMEN La población actual del mundo, pese a la denominada “globalización”, no está tendiendo a la equiparación social, ni a alcanzar un nivel cultural mínimo a nivel global, ni tan siquiera de desarrollo. Al contrario, el desarrollo industrial, que tan beneficioso ha sido para el progreso de las naciones llamadas “occidentales”, apenas ha servido para acortar distancias entre pueblos. Hablar hoy de “sociedad” en términos de proyección internacional, resulta bastante utópico. Para realizar cualquier tipo de análisis sobre la evolución social estamos obligados a concentrarnos en comunidades mucho más concretas. Por ello este texto atiende principalmente a la llamada sociedad occidental y, en particular, a la española. La sociedad española a lo largo del siglo XX ha sufrido un largo proceso evolutivo con diferentes facetas. En esta presentación se parte del análisis de los cambios de la pirámide poblacional. La población autóctona española (excluyendo la reciente corriente inmigratoria) viene siguiendo un proceso de envejecimiento progresivo, bastante homogéneo, desde principios del pasado siglo. Así, entre 1910 y 2009 los españoles han duplicado, prácticamente, su expectativa de vida al nacer. De hecho, desde 2007 la esperanza de vida de los españoles al nacimiento ha alcanzado los 81 años, casi 4 años más que en 1991. Esta situación ha coincidido con numerosos cambios sociales y laborales y también con una notable reducción de la natalidad a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, sobre todo desde 1990. Ambos aspectos, mayor expectativa de vida y baja natalidad, han dado lugar a la llamada Teoría de la Transición Demográfica. La natalidad en la España actual apenas alcanza la media de 1,2 hijos por mujer en edad fértil, una de las menores tasas del mundo. Al mismo tiempo se ha retrasado

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mucho el momento de tener el primer hijo. Sin embargo, las estadísticas demuestran que la media de hijos deseados por las mujeres en edad reproductiva llega hasta los 2.2 hijos por término medio. De todo ello se debería deducir que cualquier tipo de iniciativa social tendría que ir encaminada, por encima de todo, a la defensa de la familia, de la maternidad y de la natalidad. En la presentación se analizan todos estos planteamientos y las perspectivas de la sociedad hacia el futuro.

ABSTRACT Evolution of Spanish society: population and its characteristics Despite the so-called “globalisation”, the current world population is not tending towards social egalitarianism, nor reaching a minimum global cultural point, nor even development. On the contrary, industrial development, which has been so valuable to the progress of the so-called “Western” nations, has done little to bridge the gap between the populace. To talk of “society” in terms of an international scheme is somewhat utopian at present. Therefore, to carry out any type of analysis regarding social evolution, we must focus much more on specific communities such as, for example, Spanish society. During the twentieth century, Spanish society underwent a long multi-faceted makeover process. This presentation starts with the analysis of changes in the population pyramid. Since the start of the last century, the native Spanish population (excluding recent immigration waves) has followed a fairly homogeneous and gradual aging process. Thus, between 1910 and 2009, Spaniards almost doubled their life expectancy at birth. In fact, since 2007, the life expectancy of Spaniards at birth has reached 81, nearly 4 years more than in 1991. This situation has coincided with numerous social and labour changes as well as with a remarkable drop in birth rates during the second half of the twentieth century, especially since 1990. Both factors, i.e. a higher life expectancy and a lower birth rate, have led to the so-called Demographic Transition Theory. Today’s birth rate in Spain barely averages 1.2 children per woman of childbearing age, i.e. one of the lowest rates in the world. At the same time, the age at which women are having their first child has been greatly postponed. However, statistics show that the average number of children wanted by women of reproductive age on average goes up to 2.2 children. As a result, any type of social initiative must be aimed, above all, at defending the family, motherhood and the birth rate. This presentation analyses all of these approaches and society’s perspectives towards the future.

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SOCIEDAD HUMANA: MODELOS Y DESARROLLO En el mundo de la Biología definir una “sociedad”, un conjunto de seres vivos, no resulta demasiado complicado. Así, podemos decir que entendemos que una “sociedad” es una agrupación de seres vivos (vertebrados o invertebrados) que se organizan en torno a una estructura básica que permite: a) la interacción entre los individuos, b) la cooperación en fines y comportamientos (supervivencia, alimentación, reproducción) y c) una distribución, más o menos compleja, de tareas y responsabilidades. Esta estructura, claramente beneficiosa para los que participan en ella, supone un gran avance frente a la situación individual o de intento de supervivencia aislada. Para su correcto funcionamiento requiere, sea cual sea el nivel evolutivo de los individuos que la componen, un cierto grado de jerarquización y vertebración. Todos estos principios básicos son aplicables a todas las especies, incluido el ser humano. En el caso de nuestra especie se podría decir que el desarrollo de modelos sociales ha sido imprescindible para la supervivencia, pero también para la evolución cultural y la muy amplia ocupación del planeta. No se concibe al ser humano como un individuo que pueda sobrevivir mucho tiempo aislado; al contrario, es un ente social por excelencia. Muchos son los “modelos sociales” que ha utilizado la Humanidad a lo largo de la Historia. A los efectos de este artículo, que se refiere sobre todo a la situación actual, se van a concretar de forma muy sucinta en cuatro grandes periodos. Seguramente los primeros modelos se podrían definir como “agrupaciones de tipo familiar” (no necesariamente estables) de cazadores y recolectores (¿100.000? años a.C. hasta hace unos 7.000 años a.C.). Se trataba de una organización tribal, sin más estructura que el vínculo materno-filial. La jerarquía estaría representada por un jefe, secundado por varios “lugartenientes” y algún chamán. Si hay algo, bien poco, que realmente define a las sociedades humanas (y que no es nuevo ya que también sucede en otras poblaciones biológicas) es la unicidad del liderazgo. Es decir, el hecho de que siempre existe un grupo (generalmente liderado por una persona) dominante es la única característica homogénea y común a los grupos sociales de todas las épocas y todas las regiones. Esto lo ha estudiado muy bien el antropólogo y etnógrafo Claude Levi-Straus en las poblaciones aborígenes de la selva brasileña. Más adelante, la denominada “Sociedad Agrícola” supuso el abandono del nomadismo y la aparición de los primeros asentamientos, más o menos duraderos. De esta evolución surgieron, hacia el año 4.000 a. C., las primeras

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estructuras ciudadanas (ciudades-estado) en el sur de Oriente Medio (Sumer), que se extendieron hacia el Norte de África (Egipto), Norte de Oriente Medio (Turquía) y sur de Europa (Grecia). Unos 2.000 años a. C. comenzó la construcción de las primeras ciudades en China y Extremo Oriente. En esos dos milenios surgieron las más grandes civilizaciones de la antigüedad, sobre una base de organización social y territorial. Desde el punto de vista estructural fueron imperios o reinos de tipo teocrático. En Europa el desarrollo de los reinos griegos y el Imperio Romano supuso una evolución progresiva hacia los sistemas cada vez más elaborados de la actividad preindustrial. En estos periodos predominó un modelo de Sociedad Estamental más o menos elaborada. Salvo algún momento más complejo y convulso (por ejemplo, las distintas invasiones de pueblos godos1) los dirigentes (monarcas, emperadores, etc.) se apoyaban en estructuras o grupos de “consultores”, civiles y militares, como los Senados, la Corte, los Secretarios o Ministros. Se contaba con un buen número de personas que tenía un alto grado de formación (en relación con lo conocido en cada época) y que, apoyados en ese bagaje cultural, contribuían a dirigir los destinos de la Sociedad. Todas esas culturas se caracterizaron no solo por el desarrollo material y técnico, sino por incluir y mantener un notable interés por la vida espiritual y filosófica; por ello nos han legado numerosos estudios y conocimientos de indudable valor. El nacimiento, por impulso y patrocinio de la Iglesia Católica, de un primer sistema para la divulgación de la cultura y el conocimiento, el Studium Generale que pronto daría lugar a la Universidad, procede de ese interés por el conocimiento. Es interesante recordar que se enseñaban disciplinas referentes al espíritu: Teología, Filosofía, Artes, en perfecta consonancia con otros conocimientos de las ciencias de la naturaleza (o del mundo material) como las Matemáticas Astronomía Álgebra, Cálculo y Medicina. Se daba un perfecto equilibrio que representaba a las dos realidades, espiritual y física, que constituyen el Hombre. Los modelos sociales fueron evolucionando a lo largo de los siglos para alcanzar, ya en el siglo XVIII, un momento álgido en la progresiva evolución cultural, con la característica de que poco a poco comenzaba a llegar el conocimiento a una población cada vez más amplia. No es de extrañar por tanto que en el siglo siguiente se produjera la llamada “revolución industrial": En ese periodo comenzó un cambio sustancial de los conceptos de trabajo y producción por un lado, y de organización y vertebración social por otro. 1

Rosa Sanz Serrano. Historia de los Godos. Ed. La Esfera de los Libros (2009). 672 págs.

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Todo ello conllevó la progresiva desaparición de la Sociedad Estamental que, de una u otra forma, se había mantenido durante siglos. De estos cambios tan profundos surgieron dos modelos de sociedad aparentemente contrapuestos en su origen: el capitalismo y el socialismo, que ahora también tienden a su desaparición, al menos en sus formas más radicales. Mientras el capitalismo permite la acumulación de medios de producción, capitales y poder en manos de una minoría social, en el socialismo, al menos en su idea original, se pretendía que los medios de producción pertenecieran a modelos grupales (cooperativas, comunidades rurales o ciudadanas, etc.). Sin embargo, al final, acabaron también en manos de unos pocos que asumían “la representación” del resto del pueblo. Ambos sistemas, pero en especial los sistemas políticos emanados de la teoría económica marxista, planteaban, desde una tendencia materialista radicalizada, que las respuestas a los problemas sociales había que buscarlas en el Hombre, como ente exclusivamente físico, olvidando e incluso denostando todo aquello que pudiera tender a fomentar una vida espiritual (especialmente el catolicismo entre otras religiones). El problema es que el Hombre es primariamente espiritual, en tanto que ser autoconsciente y reflexivo, y se eleva por encima del resto de los seres vivos precisamente por ello. El fracaso de estas tendencias materialistas estaba anunciado en sus propios principios. Ambas tendencias, capitalismo y socialismo, se han mezclado entre si para generar “un caldo” complejo y difícil de discernir. Juntas han eclosionado, con el “salpimentado” de la ebullición tecnológica de la Era Digital y la alta tecnificación, en una Sociedad mal llamada del Conocimiento o mejor “solo” de la Información y la Comunicación, también de corte profundamente materialista. La tendencia materialista de los nuevos sistemas de gobierno y de sociedad ya fue preconizada por Alexis de Tocqueville en su obra “La democracia en América”2 (1835-1840) en la que con claridad de pensamiento afirma: “En efecto hay un paso muy peligroso en la vida de los pueblos democráticos. Cuando el afán por los goces materiales se desarrolla en uno de esos pueblos más rápidamente que la cultura y los hábitos de libertad, llega un momento en que los hombres se encuentran como arrebatados y fuera de sí a la vista de esos nuevos bienes que están a punto de adquirir. Preocupados únicamente por hacer fortuna, no advierten el estrecho lazo que une la fortuna particular de cada uno de ellos con la prosperidad de todos”. Es evidente que el materialismo a ultranza, hacia el que no pocos sistemas 2

Alexis de Tocqueville. La democracia en América.”El libro de Bolsillo” Alianza Editorial (1980) 1ª Ed. 2 vols.

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de gobierno actuales nos llevan, va a tener muchas consecuencias negativas y de confrontación inevitable, al no respetar el principio básico del Hombre que no es otro que el de su ser espiritual. Seguramente es cierto que el desarrollo obtenido por la Sociedad actual tiene aspectos positivos como la “teoría” de que se basaría en la elección libre y democrática de los gobernantes. Aunque la experiencia demuestra que esa “teoría” no supone necesariamente que se elija a “los mejores”. El problema es que los modelos actuales o tienden a favorecer a las mayorías o a las minorías, según interese a la clase política y los partidos dominantes en cada momento y cada lugar. Aunque es cierto que estos nuevos sistemas tienden a un cierto nivel de protección de las minorías y a los débiles, sobre todo discapacitados y ancianos, pero aún queda mucho por hacer. Incluso a veces parece que se retrocede más que lo que se avanza. Tal vez lo más significativo es que las nuevas tecnologías permiten que la información y la formación se encuentren accesibles para casi todo el mundo, al menos en los territorios más desarrollados del planeta. Pero lo lamentable es que esto no apoya como debiera a una buena parte del amplísimo Tercer Mundo. Pese a los esfuerzos de profesionales integrados en muy encomiables actividades altruistas y de algunas entidades sin ánimo de lucro. Siendo con mucho la Iglesia Católica, directamente o a través de entidades que dependen directamente de ella, la que más decididamente se ocupa de los aspectos sanitarios y humanitarios en esos países, suelen ser otras organizaciones las más implicadas en suministrar algún apoyo tecnológico, a veces también en colaboración con los centros sanitarios u hospitales ya desarrollados. Sin embargo, en el mundo occidental (“llamado desarrollado”), es el materialismo dominante el que influye sobre los ciudadanos, siendo responsable de sus peores defectos. Un primer y grave problema es que nuestra sociedad se define ya por el hecho de que “lo inmediato pasa a ser primario y fundamental”. En realidad en la mente de la mayoría, y con frecuencia en no pocos jóvenes, sólo existe “el aquí y el ahora”. Esto es consustancial a las primeras décadas de la vida, como consecuencia de una corta experiencia personal vinculada a su edad, pero ahora permanece en las nuevas generaciones durante mucho más tiempo que en épocas precedentes. Además, la conciencia de sociedad y de grupo es muy escasa frente a la fuerte conciencia del “yo y mis derechos”. Se vive en un grado notable de “irresponsabilidad social”. Nadie acepta la más mínima culpa en ninguna situación y menos aún los gobernantes (por otra parte mucho más jóvenes de lo requerido). Aunque sobre todos estos temas se da la paradoja de que los jóvenes creen sincera-

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mente lo contrario de lo aquí expuesto, ya que en muchos casos tampoco dedican mucho tiempo a la reflexión y la comparación entre sus “hábitos y modos de vida” y lo que sucedía en generaciones precedentes. Esto, por otra parte, no es culpa de ellos (como casi nada de lo que les afecta) sino que es un reflejo directo de la muy escasa atención que se presta en su formación preuniversitaria a los estudios de Historia. Otro de los grandes paradigmas actuales es que el ciudadano espera que “el Estado lo solucione todo”. Es la situación emanada del gran absurdo al que ha dado lugar la denominada “Sociedad del Bienestar” (o también llamada la del “Todo son Derechos”) en el que se pretende que el Estado “patrocine/garantice” (evidentemente con el soporte económico de todos los que aportan recursos, como son las empresas y los trabajadores) temas como: la educación (los padres se desentienden), el transporte, todas las infraestructuras, el acceso a la información y a los medios de comunicación, la salud, el trabajo (o la equivalente subvención por desempleo), etc. Con frecuencia el ciudadano exige más de lo necesario solo porque “está en su derecho”, olvidando frecuentemente los mínimos de equilibrio y de solidaridad. En la Sociedad actual se supravalora de una forma inaudita el fin frente a los medios. Vinculado estrechamente a lo anterior se han olvidado los valores necesarios para mantener el “equilibrio social”, como pueden ser: compromiso, sinceridad, honestidad, “palabra dada”, respeto, caridad, honor, espiritualidad, etc. Y es que no pocos ciudadanos y sus líderes afirman que ¡ya no están de moda! En ese contexto se pretende que los valores básicos emanados de la Ley Natural sean sustituidos por un “sistema de valores relativos” que dependen del momento y del que los enuncia. Vivimos “en un contexto social y cultural, que con frecuencia relativiza la verdad, bien desentendiéndose de ella, bien rechazándola” ... “Al afianzarse una visión relativista de dicha naturaleza plantea serios problemas a la educación, sobre todo a la educación moral, comprometiendo su difusión universal3”. Y en este contexto de pérdida global de valores básicos se pierde también “la cultura del esfuerzo” para ser sustituida por el hedonismo. La consecuencia inmediata es que socialmente es mucho menos el esfuerzo o el prestigio intelectual que el poder económico o la presencia mediática. Todo vale si se llega rápido al éxito, a la posesión de dinero fácil y rápido, a la presencia social, etc. En suma se ha alcanzado una Sociedad basada en el materialismo a ultranza. ¿Tienen algún sentido estas palabras y estas reflexiones? Entiendo que si. 3

S. S. Benedicto XVI. Carta Encíclica Caritas in veritate. (29 de junio de 2009).

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A mi juicio, debería estar muy claro para todos, en especial para los llamados “dirigentes sociales o políticos”, que los tiempos que estamos viviendo requieren con urgencia una profunda revisión de la situación actual de nuestra Sociedad, su orientación, sus tendencias, etc. y, sobre todo, su futuro si continúa sin freno la deriva actual. Desde el comienzo de la revolución industrial, que nos ha llevado de forma inevitable a la sociedad de consumo, los valores de la Economía han pasado a ocupar y sustituir todos los demás posibles intereses de la Sociedad y del Hombre. Cuando se habla de “desarrollo” todo se reduce a parámetros económicos olvidando que son solo una parte de la actividad humana. En la reciente Encíclica Caritas in veritate de S.S. Benedicto XVI se recogen algunas frases muy claras sobre este tema. Hablando de la Economía dice: “Es una actividad del hombre y, precisamente porque es humana, debe ser articulada e institucionalizada éticamente"4. Estas y otras muchas puntualizaciones, que van en el mismo sentido, las ha ampliado en muchas de sus intervenciones y conferencias. Y también ha recordado (en 2007), con motivo del cuarenta centenario de su publicación, la claridad expositiva y el magisterio sobre estos temas que tuvo S. S. Pablo VI en su Encíclica Populorum Progressio. En aquella magnífica oportunidad S. S. Pablo VI afirmaba que “el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre"5. Y añadía en la misma Encíclica, refiriéndose al trabajo de Lebret (1961)6 que “Con gran exactitud ha subrayado un eminente experto: “Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera”. Y más adelante indica: “Y ello resulta importante, porque solo así será posible alcanzar un “verdadero desarrollo”.

GLOBALIZACIÓN Y SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN Cuando se menciona el término Sociedad parece que se habla de algo específico y bien definido que corresponde con ello. Al contrario, sólo del primer intento de definir ese concepto de Sociedad surgen ya muchas cues4 5 6

S. S. Benedicto XVI. Carta Encíclica Caritas in veritate. (29 de junio de 2009). S. S. Pablo VI. Carta Encíclica Populorum Progressio. (26 de marzo de 1967). Lebret L J. Dynamique concrète du développement (Paris, Economie et Humanisme, Les Éditions Ouvrières, Collection “Développement et civilisations” 1961, 551)

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tiones y una gran confusión. La primera pregunta que cabe plantearse es la que si se puede de verdad hablar de “Sociedad Humana” como algo concreto y homogéneo. ¿Es que realmente existe un modelo o tipo de agrupación de personas que sirva como referente para ese concepto de “Sociedad"? Sinceramente, me parece dudoso. Si se intenta utilizar como modelo “la sociedad europeanorteamericana” (llamada occidental) no afectaría ni siquiera al 10% de la población mundial. No sería significativo, ya que solo países como China o India superan con mucho a la totalidad de población europea y la norteamericana juntas, como también la supera la que habita en el conjunto de los países africanos, y no se le ocurriría a nadie proponerlas como ejemplo de Sociedad Humana, en representación de todas las demás. Ni tampoco se pensaría proponer como ejemplo de “sociedad humana” ni siquiera a los tres territorios en conjunto, aunque sumada su población supere el 50% de la totalidad de la que habita en nuestro planeta. Por tanto, no se debe extrapolar tan alegremente a todo el contexto de naciones lo que sólo sucede en una región concreta de nuestro mundo (la occidental). Pero es que ni siquiera la población de un país es homogénea, ni habita de forma similar. Valga un ejemplo muy próximo, más de la quinta parte de la población residente en España (el 20,8%) vive por debajo del umbral de la pobreza, como indica la “Encuesta de Condiciones de Vida 2010” del Instituto Nacional de Estadística (INE). En el mismo sentido, el estudio de FUNCAS (Fundación de las Cajas de Ahorros)7 añade que más del 40% de los españoles ha pasado por algún periodo, más o menos largo, de situación de pobreza entre los años 1995 y 2007. Lo cual indica que no se trata de una situación coyuntural sino casi estructural. Todo ello permite afirmar sin duda alguna la existencia de grandes diferencias sociales, a veces muy profundas, entre los propios ciudadanos de un país. Aunque se utilizan datos de España como ejemplo, esta situación sería muy similar al referirse a muchos otros países. De todo ello cabe deducir que realmente no se puede acudir a un modelo de Sociedad; que el mundo moderno con todos sus avances y “progresos” no ha conseguido mejorar el nivel de vida de mucha gente. Al contrario, parece que las diferencias entre unos países y otros, entre unos seres humanos y otros, no solo se reducen sino que, probablemente, están aumentando constantemente. Luego el concepto de “globalización” no se refiere a que los seres humanos se hayan aproximado en sus tendencias, en sus características, en sus 7

Publicado en la Revista Panorama Social “Empleo, desempleo y pobreza” (2011) nº 12.

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condiciones de vida, en sus aspiraciones, etc. En la realidad, hablar de “globalización” solo deja constancia de nuevos y mejores modos de comunicación (basados en el crecimiento exponencial de la tecnología) entre ciudadanos de determinados países. Esta nueva “red de comunicación internacional” tiene efectos sobre todo económicos y tecnológicos. Sirve para fomentar el desarrollo de algunos de esos países y les permite alcanzar nuevas cotas sociales y culturales. Todo ello de una forma mucho más cómoda y eficaz que antes, pero que no beneficia a todos. El crecimiento exponencial de la emigración desde países del Tercer Mundo hacia las sociedades mejor desarrolladas no es más que uno de los muchos indicadores de esta realidad. Para no ser totalmente pesimista, hay que reconocer que tal vez lo más positivo de la “Globalización” sea que parece que también nos encontramos ante el inicio de una “conciencia mundial”. A ello parece que ha contribuido el desarrollo de las tecnologías de información y comunicación (TICs). Como ejemplo valga el que ahora casi todas las naciones, especialmente las de economías potentes y otras menos favorecidas, reaccionan de forma más rápida y eficaz para el apoyo de damnificados por grandes catástrofes naturales, etc. La mejor información actual, que circunda el planeta diariamente, permite la vigilancia de situaciones de conflicto y atropellos de los Derechos Humanos etc. que puedan acaecer en un punto concreto del globo. Pero surgen muchas cuestiones de las que no se recibe información clara. Por ejemplo: ¿Están sirviendo realmente las TICs para “acortar distancias entre los pueblos"? ¿Y entre las personas? ¿En qué consiste y cuál es la verdadera dimensión de la llamada “brecha digital"? ¿Sirven los nuevos modelos de comunicación e información para favorecer a los más necesitados? ¿Se están utilizando estas tecnologías fomentar “el desarrollo ... integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre"8 en el sentido que lo apuntaba S.S. Pablo VI al referirse al desarrollo económico mundial? Las respuestas no son sencillas y desde luego parece claro que las nuevas tecnologías se podrían utilizar mejor en la mayoría de los casos. Lo más claro, real y significativo es la irrupción, a veces desesperante, de las tecnologías de información y comunicación en la vida cotidiana. Usos y costumbres que habían permanecido estables durante muchas décadas (lectura, conversación, tertulia, paseos y disfrute al aire libre, etc.) de pronto se han visto sustituidos por modelos de vida “informatizada”. No se sabe con claridad hasta donde llegará todo esto. Además, es cierto que están sustituyendo a los demás medios de difusión y divulgación del 8

S. S. Pablo VI. Carta Encíclica Populorum Progressio. (26 de marzo de 1967).

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conocimiento. Valga un dato reciente: en el Informe de 2010 del Consejo Audiovisual de Cataluña los niños de entre 6 a 12 años ven una media de 990 horas al año de televisión mientras que sólo tienen 960 horas de asistencia al Colegio. No se tienen datos claros aún sobre el tiempo diario de utilización de ordenador, ni tampoco el fin real para el que se utiliza. ¿Se usa realmente como herramienta de aprendizaje y difusión cultural o con fines mucho más lúdicos? Lo que esta claro es que el 15% de la población española es “adicta a Internet”, lo cual afecta al 10% de los jóvenes. Se comienza a definir este tipo de adicción (tecnoadicción) que se define por el tiempo que se le dedica y por apartar otras muchas cosas de la vida corriente (relaciones familiares y de pareja, otras aficiones, deportes, etc.), Problemas como la dificultad para relacionarse “en persona”, impulsividad, falta de concentración, trastornos del sueño, fracaso escolar o laboral son características de este nuevo problema que afecta cada vez a más ciudadanos. Según el Dr. García Campayo, especialista en Psiquiatría del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, un buen número de ciudadanos españoles podría estar sufriendo algún tipo de alteración de conducta provocado por un nuevo tipo de adicción (sin drogas químicas) a Internet, al móvil, entre otros problemas. En el caso de la Televisión y la prensa se ha postulado clásicamente (para la prensa desde la Revolución Francesa) su papel como “poder fáctico” de los estados modernos, el llamado Cuarto Poder. Hoy en día ese papel se ha visto reforzado de forma clara y radical. La prensa de hoy no es un mero transmisor de noticias u opiniones, es el verdadero motor de la opinión pública creando tendencias, corrientes e intereses. Hoy “los medios” se encargan, nada menos que de definir el “mundo real”, lo que vale y lo que no vale, pueden aupar y derrocar gobiernos, reputaciones, personas etc. Es probable que, al menos para algunos medios concretos, sea válida la afirmación del Prof. Juan Benavides9 de que “los medios de comunicación no son un canal de información, son instrumentos que construyen la realidad de acuerdo a sus propias estrategias políticas e intereses económicos"10. Son los medios, en su ansia ilimitada por “informar”, completar columnas, espacios y tiempos, “estar presentes”, no perder mercados ni oportunidades etc. los que se encargan de generar modelos sociales de forma constante. De ahí surge la admiración ciudadana por los nuevos ídolos sociales: deportistas, artistas y “pseudo-artistas”, etc. Mientras en el caso de los deportistas y de muchos 9 10

Prof. Juan Benavides es Catedrático de Lenguaje Publicitario de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Benavides Delgado J. Los medios de comunicación en la actual coyuntura. La necesidad de rectificar. En: Pensar en Publicidad 2008 vol II. nº 1: 79-92. ISSN 1887-8598.

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artistas el éxito llega tras muchos años de duro esfuerzo y trabajo en silencio, en el caso de los “pseudo-artistas” aupados solo a hombros de los medios las cosas son muy distintas. Es cierto que las más de las veces (aunque no siempre) estos nuevos ídolos, “pseudo-artistas”, son absolutamente efímeros, dada su total falta de solidez o de contenido, pero de momento ocupan la atención de los ciudadanos. Ello tiene un doble efecto: el primero que distraen la atención de los que podrían ser verdaderos líderes de opinión, hoy considerados “demasiado pesados” para un ciudadano medio poco preparado y menos interesado, y, en segundo lugar, generan “unos nuevos modelos o espejos” en los que la Sociedad, sobre todo la juventud, se mira y trata de imitar. El problema es que muchos de esos nuevos ídolos (llamados por del Arco11 en esta misma monografía como “Personalidades narcisistas y la Sociedad del Espectáculo”) aupados a hombros de los medios de comunicación, tienen poco o nada positivo que ofrecer, tal vez lo contrario, en sus frecuentes apariciones en los medios. El reflejo social de lo que esto supone, entre otros muchos temas, ha llevado a que “la Cultura del Esfuerzo” se tambalee seriamente. Los medios de comunicación6 ocupan de hecho el centro de la vida social y desde luego de la política. Una frase como “lo que no aparece en los medios es que no existe”, generada y promovida de una manera muy interesada y autoalimentada desde los propios medios, es una visión clara de todo ello. Lo más preocupante de todo ello es que “eso que aparece en los medios” (en ocasiones también lo que se encuentra en Internet) es considerado por la mayoría de los ciudadanos como: infalible, equilibrado, bien informado, justo, sin sesgos, preparado con “buena intención”, etc. Sin dudar que muchas veces parte de todo esto se cumple, lo cierto es que también en otras muchas deja bastante que desear. Y lo peor es que no hay posibilidad de réplica a lo que aparece en los medios, o por lo menos de una réplica equilibrada con el motivo que le dio lugar. En efecto, en la prensa escrita (que no en televisión que no hay ninguna posibilidad) existe una mínima oportunidad de corregir una información equivocada, pero la verdad es que la corrección figura en sitio distinto, en letra pequeña y siempre pasa totalmente desapercibida. El problema es que “una réplica no es noticia”. Esto conduce a un desequilibrio claro entre noticia y corrección que puede causar graves perjuicios y problemas a más de una persona y desinformación a todas. 11

Del Arco Carabias J. Problemática ética en la sociedad actual. En: Bioética para el Inicio de la Vida Humana. Edita Orden de Malta. España. 2011 (en prensa).

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La Sociedad actual es más manipulable que nunca. Basta una campaña mediática, o de comunicación, bien dirigida para que un buen número de personas cambien cualquiera de sus tendencias, ideas u orientaciones económicas, sociales, sanitarias, políticas (tendencias de voto, por ejemplo), y, desde luego, morales y éticas. En opinión del autor de este capítulo los avances tecnológicos actuales no están sirviendo de forma suficiente y adecuada para paliar las distancias entre los seres humanos ni entre los países. Tampoco acortan distancias ni problemas entre las personas que constituyen una misma sociedad.

POBLACIÓN ACTUAL Y TENDENCIAS HACIA EL FUTURO Los apartados anteriores han servido para plasmar algunas reflexiones sobre los orígenes y constitución de la mal denominada “sociedad humana”, quedando claro que ese término no corresponde a algo homogéneo sino antes al contrario. Después se han revisado también algunos conceptos de lo que define el “mundo actual”, evaluando la veracidad o falacia de bastantes cosas que se dan como irrefutables como los conceptos de globalización o de sociedad de la información y del conocimiento. En ambos casos también se hace referencia al artículo de Del Arco12, también en esta monografía, en el que se profundiza en estas ideas. Ahora es necesario situar los comentarios de los párrafos precedentes en el contexto de la sociedad española, con referencia a la estructura poblacional actual y a sus perspectivas de futuro. Algunas ideas al respecto pueden orientar hacia lo que podrán acontecer, en nuestra sociedad y en otras próximas, en las décadas venideras. Desde un punto de vista poblacional, aunque también desde otros muchos, la sociedad española lleva décadas caminando por una senda de cambios complejos. De ellos destacan dos diferentes y complementarios: el envejecimiento progresivo de la población nativa y la incorporación de una abundante, y muy diversa, población inmigrante, hecho inédito e insólito de los tiempos modernos13. Ambos cambios son trascendentales ya que van a 12 13

Del Arco Carabias J. Problemática ética en la sociedad actual. En: Bioética para el Inicio de la Vida Humana. Edita Orden de Malta. España. 2011 (en prensa) Gil-Loyzaga P, Gil Pérez D. Presente y evolución de la sociedad española: información y tecnologías de las comunicacones aplicadas al sistema de salud. NOMADS (Critical Review of Social and Juridical Sciences). Mediterranean Perspectives 2009 nº 1: 221241. ISSN 1889-7231

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influir decisivamente en muchos aspectos de la vida cotidiana y, sobre todo, en la futura evolución de esta sociedad. La población autóctona española actual tiene características poblacionales propias. En primer lugar, un claro incremento de la esperanza de vida media de la población general. Ello se debe a muchos factores concomitantes: el éxito de las políticas generales de salud, tanto en atención sanitaria como en Salud Pública y Medicina Preventiva, a las mejoras sociales (vivienda, infraestructuras, etc.), a una mejora sustantiva de la alimentación y al progreso cultural y de formación general de la mayoría de los ciudadanos. Desde un punto de vista social no interesa tanto plantear el teórico límite biológico de la vida humana (oficialmente ostentado por la francesa Jeanne Calment fallecida a los 122 años, habiendo vivido entre 1875 y 1997) como la posibilidad de que una gran parte de los ciudadanos pueda superar la séptima o incluso la octava década Estudios estadísticos realizados han demostrado que, en el año 2005, la esperanza media de vida de la población española, medida en ambos sexos conjuntamente, ya ha alcanzado los 80.7 años. Aunque los hombres no llegaban a los 80 años, las mujeres se encontraban en los 83.9 años. De hecho, España es el quinto país de la OECD en esperanza de vida media solo por debajo de Japón (82,1), Suiza (81.3), Islandia (81,2) y Australia (80.9), países que se encuentran todos ellos muy por encima de los 78.6 años que es la media de la OECD. Si se atiende a las previsiones de la OECD y de la Organización Mundial de la Salud14, es muy probable que antes del año 2050 más del 40% del conjunto de la población tenga más de 65 años. Es probable que España, a partir de la segunda mitad del siglo XXI, se convierta en una de las sociedades del mundo que tenga una población con una media de edad más elevada. Este hecho, unido a la fuerte reducción de la natalidad que se viene padeciendo hace tiempo, va a suponer una clara inversión de la pirámide poblacional. El envejecimiento se puede definir de muchas formas aunque lo más frecuente es basarse exclusivamente en la edad media de la población en estudio. Pero en realidad este es un parámetro con poco significado, ya que no define realmente la situación fisiológica en que se encuentra cada persona, la cual suele ser muy variable. Es muy frecuente e inapropiado considerar el envejecimiento de la población como un problema. Sin em14

World Health Organization. Health and ageing: a discussion paper 2001 http:// whqlibdoc.who.int/hq/2001/WHO_NMH_HPS_01.1.pdf.

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bargo se olvida que la Humanidad buscó durante siglos la famosa “Fuente de la Eterna Juventud” en un intento de prolongar como fuera su estancia en la Tierra. Sobre este asunto reflexiona de forma certera el investigador y filósofo Frank Notestein15 y concluye con una frase que se ha hecho famosa: “Analizado en conjunto el envejecimiento no es un problema en absoluto, es solo la forma pesimista con se analiza un gran triunfo de la civilización”. Hoy muchos ciudadanos, mayores o no, han olvidado que hace solo algunas décadas (y no digamos una centuria o dos) era impensable superar los sesenta o sesenta y cinco años. Sin embargo, datos recientes demuestran que en España los nacidos en 2009 tienen una esperanza de vida de 50 años más que en 1870 y que será el doble de la que hubieran tenido en 1910 (entonces era de 40 años). La española, como las demás sociedades occidentales, está viviendo un rápido cambio estructural que le afecta de forma fundamental. Pero el ser humano se distingue, entre otras cosas, porque siempre desea “algo más”, seguramente es lícito aspirar a la superación aunque a veces no sea sencillo. Lo que hoy desean los que alcanzan los sesenta y cinco o setenta años es gozar de un buen nivel de salud y actividad. Sin embargo, hasta hace muy poco era muy improbable que a esa edad se pudiera mantener una vida física o intelectualmente activa. Es cierto que se daban algunos casos, pero no eran muchos. En la actualidad, sin embargo, la actividad de muchas de las personas que ahora llegan a esas edades es tal que ha dado lugar a que el sociólogo francés Xavier Gaullier la haya bautizado como la Sociedad Longevital16. La posibilidad de envejecer es un auténtico triunfo, que es aún mayor si se puede disfrutar con una buena salud y calidad de vida en esos años. Pero hay que plantear que el envejecimiento natural de órganos y sistemas poco a poco provoca necesidades innegables que requieren unos adecuados servicios sociales y sanitarios. Es bien conocido, por estudios realizados en países desarrollados, que a partir de los 65 años se duplica la necesidad de atención sanitaria (y el gasto que conlleva), lo que se cuadruplica a partir de los 75 años (ver revisión en Gil-Loyzaga y Gil Pérez 200917). Según el 15 16 17

Notestein, F. Some demographic aspects of aging. Proc Am Philosophical Soc. 1954 vol 98 pp: 38-45. Gaullier X. Le temps des retraites, les mutations de la société salariale. Ed. Seuil. Paris. Collection La république des idées. 2003. 95 páginas. Gil-Loyzaga P, Gil Pérez D. Present and evolution of the Spanish society: information and communications technologies applied to the Health System. Nomads (Critical Review of Social and Juridical Sciences). Mediterranean Perspectives 2009 nº 1: 221-241. ISSN 1889-7231.

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informe “Hábitos de salud y consumo de medicamentos en mayores de 60 años” (CEACCU 2006), en España el 50% de los mayores de 60 años acude al médico de Atención Primaria al menos una vez (o dos) al mes y el 73% de ese segmento de la población (sobre una muestra de 1.700 personas) toma medicamentos diariamente. Además el 32.2 % de las personas con discapacidad y dependencia son mayores de 64 años (Fuente INE). Parece claro que las personas mayores (sobre todo de 65 años en adelante) necesitan una mayor asistencia médica y socio-sanitaria. Ello incluye la necesidad de utilizar pruebas diagnósticas complejas, intervenciones quirúrgicas, terapias farmacológicas, rehabilitación, etc. Se trata de una situación muy compleja. Por un lado, el segmento poblacional que requiere una mayor atención (los mayores) va a llegar a ser el 40% de la población total, en muy pocos años. Los sistemas públicos deben desarrollar con gran decisión las políticas de apoyo a los mayores que se requieran para la mejor atención y confort de este grupo que, por otra parte, en la inmensa mayoría de los casos han sido los que han sostenido, desarrollado e innovado la sociedad durante décadas. La mayoría de las Comunidades Autónomas españolas, sobre todo las de mayor desarrollo (expresado en incremento de PIB) y oferta laboral, han recibido y acogido en una o dos décadas una importante población inmigrante. El promedio de edad de los inmigrantes está entre la segunda y la cuarta década de la vida, lo cual es positivo porque se incorporan en un momento laboral muy relevante de sus vidas y que podría permitir que se incorporasen ampliamente a la Sociedad que les acoge. Muchos provienen de países con menos nivel sociocultural y sanitario que el nuestro por lo que, en no pocos casos, requieren atención especial. Su “nivel medio de salud” está claramente por debajo de lo esperado para la población autóctona de una edad similar; con frecuencia padecen problemas digestivos y/o endocrinos y una alta prevalencia de algunas enfermedades crónicas contagiosas y otros problemas relacionados. Si bien es cierto que en la mayoría de los casos aportan una notable actividad laboral, también es evidente que requieren una atención (y consumo de recursos sanitarios) más importante que la que necesitan los nativos de edad similar. Por tanto, la creciente población foránea, con sus características propias debe ser tenida muy en cuenta a la hora de cualquier planteamiento social y sanitario, tanto en el presente como en el futuro. Además los inmigrantes son mayoritariamente jóvenes por lo que son también los que aportan parte del pequeño incremento de población infantil que ha tenido nuestra sociedad. Un informe del Instituto de Política Fami-

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liar (presentado el 19 de julio de 2007) destacaba la tendencia creciente de la natalidad en el colectivo de inmigrantes. Puntualizaba que en la década comprendida entre 1996 y 2006 la natalidad se había incrementado un 569 %, siendo la base de ese pequeño repunte de la natalidad en España. De seguir esa tendencia, en pocos años el 25% del total de nacimientos en nuestro país sería de madres inmigrantes, especialmente marroquíes, rumanas y ecuatorianas. Las administraciones actuales y futuras deberán comprometerse con políticas claras de protección a la familia y a la maternidad, porque si no es así un rápido cambio poblacional como el que se vive en España no va a permitir mantener la estructura social, ni la cultura que la define. Una Sociedad que ha tardado muchos siglos en construirse y en definir su identidad propia, integrada en un conjunto de naciones con bases sociohistóricas similares, puede estar ahora abocada a la desaparición por sólo unas pocas décadas de desorientación y mala gestión. Uno de los peores males que aquejan a nuestra Sociedad es la absurda oposición que plantean algunos entre el concepto “progreso” y el de “conservación” (o mejor entre sus versiones politizadas de “progresismo” y “conservadurismo”). Un verdadero avance cultural o científico no tiene más remedio que basarse en un equilibrio entre lo que debe ser conservado y lo que debe ser modificado por el inherente progreso social y tecnológico. Todos los momentos históricos que han supuesto un intento de cambio radical han sido seguidos, siempre, por un proceso de convulsión profunda (a veces “revolución” en el peor sentido de esta palabra) que ha conllevado un largo periodo de oscuridad y retroceso. Lo peor es que en no pocas ocasiones, tras ese medio o largo lapso de atraso, han desembocado en una situación poco sostenible y de gran desequilibrio social que no ha solventado ninguna de las cuestiones por las que se puso en marcha el supuesto cambio. Un lamentable desconocimiento profundo de la Historia lleva a confundir a una gran parte de la ciudadanía lo más importante de cada época y cada situación. Tal vez sea ya muy tarde para plantear algunas alternativas u opciones, los teóricos hablan de que invertir la tendencia poblacional española requeriría más de un siglo. Por tanto, parece claro que se avecina un gran cambio, dado que la población autóctona se sitúa en las edades más avanzadas y la juventud de padres nativos va siendo reemplazada por los inmigrantes. Pero tal vez lo más preocupante no sea eso, sino el hecho de que muchos inmigrantes no se incorporan con facilidad a los “usos y costumbres” del país de acogida, antes al contrario aportan sus propios modelos y tienden a implantarlos. Y también se observa el mimetismo de los jóvenes autóctonos hacia muchos “detalles” aportados por los inmigrantes por su exotismo y diferencia que

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muchas veces marcan un indudable atractivo. Parece bastante claro que en no muchos años se producirá un mestizaje cultural y, quien sabe, tal vez una substitución parcial o total del modelo social que ha prevalecido en nuestro país durante centurias.

CONCLUSIÓN Para concluir basten unas breves líneas sobre lo que consideran los trabajos más recientes sobre el futuro de la Sociedad Occidental. Muchos de ellos, basados en el materialismo imperante a ultranza, solo son capaces de proponer un futuro en el que el Hombre casi desaparece y es sin duda sustituido por el avance inevitable de las máquinas y de la tecnología. Muchos son los que proponen este tipo de “futuros posibles” pero tal vez el más destacado sea Ray Kurzweil, con su libro “La Era de las máquinas espirituales"18. No pocas de las interesantes reflexiones de este autor se basan de forma directa en el tipo de evolución social que viene acaeciendo en las últimas décadas: No obstante, a otros muchos no nos parece aceptable en absoluto que la única posibilidad de “avance” del ser humano resida en la tecnología. Al contrario, en el sentir de muchos la tecnología acabará ocupando el lugar “invisible” (como ya se denomina actualmente) que le corresponde dando paso a un modelo social en el que el Hombre tenga oportunidad de fortalecer claramente su vida espiritual, una vez superadas las convulsiones de esta época de profundos cambios que nos ha tocado vivir. Otra de las muchas ideas que va ganando adeptos es la de la llamada “Civilización Empática” (ponerse en el lugar de la otra persona) que ha propuesto en 2009 el pensador y economista Jeremy Rifkin19. Este autor examina el punto de vista nuevo y radical de la naturaleza humana que está surgiendo en las ciencias biológicas y cognitivas. También se basa en el desarrollo de “círculos de controversia” de intelectuales, empresarios y los gobiernos. Insiste en que los recientes avances en neurociencia y psicología del desarrollo infantil etc. permiten replantear que los seres humanos sean, por naturaleza, agresivos, materialistas, utilitaristas y egoístas. Rifkin insiste en que se aprecia una creciente comprensión entre los seres humanos, lo que le lleva a plantear que la especie humana es “empática”, es decir positiva, 18 19

Kurzweil R. La era de las máquinas espirituales. Ed. Planeta. Barcelona. 1999. 525 págs. Rifkin J. The Empathic Civilization: The Race to Global Consciousness. En: A World In Crisis. J.P. Tarcher-Penguin. Nueva York. 2009. 675 págs.

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caritativa, comprensiva, generosa etc. Habla de unas relaciones laborales y sociales basadas en el equilibrio y el respeto, etc. Lamentablemente el resumen que puede surgir de la lectura de este capítulo o del de Del Arco20, que le sigue, parece mucho menos halagüeño. Hemos presentado una Sociedad inmersa con una franca crisis moral y de valores, con una notable tendencia al relativismo moral ("lo que a mi me conviene es lo que esta bien”), con un sistema mediático que no le sirve con transparencia, como diría el Profesor Benavides21, más bien al contrario, que presenta modelos e ideales muy discutibles cuando no rechazables, una sociedad con dificultades de subsistencia poblacional y cultural, con implantación progresiva de aspectos o culturas foráneos, y otros muchos problemas. En su modelo de sociedad de futuro ¿ha tenido en cuenta Rifkin asuntos como: la creciente tensión internacional, el terrorismo, el narcotráfico, el hambre, la escasez de agua potable, la pobreza que aumenta de forma constante, los graves problemas medioambientales, etc.? No, no parece que los haya considerado. S. S. Benedicto XVI nos recuerda que “Con la Carta apostólica Octogesima adveniens, de 1971, Pablo VI trató luego del sentido de la política y de las visiones utópicas e ideológicas comprometía su cualidad ética y humana”. Un planteamiento de Sociedad Humana para el futuro debe proceder de una reflexión profunda de la realidad actual. “En el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral"22. Debe evaluar el desarrollo económico, tecnológico, industrial, científico y social, pero conociendo y buscando soluciones reales para todos los hombres, sin olvidar a “todo el Hombre”, como antes se indicaba recordando las palabras de S. S. Benedicto XVI y en esa misma Carta Encíclica añade “Hay que tener en gran consideración el bien común” ... “El compromiso por el bien común, cuando está inspirado en la caridad, tienen una valencia superior al mero compromiso secular o político” ... “En una sociedad en vías de globalización, el bien común y el esfuerzo por él, han de abarcar necesariamente a toda la familia humana, es decir a la comunidad de pue20 21 22

Del Arco Carabias J. Problemática ética en la sociedad actual. En: Bioética para el Inicio de la Vida Humana. Edita Orden de Malta. España. 2011 (en prensa) Benavides Delgado J. Los medios de comunicación en la actual coyuntura. La necesidad de rectificar. En: Pensar en Publicidad 2008 vol II. nº 1: 79-92. ISSN 1887-8598. S. S. Benedicto XVI. Carta Encíclica Caritas in veritate. (29 de junio de 2009).

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blos y naciones, dando así forma de unidad y paz a la ciudad del hombre, y haciéndola en cierta medida una anticipación que prefigura la ciudad de Dios sin barreras”.

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