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Evolución Histórica del Toro Bravo.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL TORO BRAVO
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo.
A mi madre, María de las Mercedes.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo.
Portada: Plaza de Toros de Pamplona. Encierros de San Fermín de 2.001. Fotografía de David Herrero Sánchez. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. I. PRÓLOGO: El ensayo titulado Evolución Histórica del Toro Bravo, es un estudio realizado por Emilio Herrero Marcos, mi padre, en 1.996. Dicho texto es inédito, nunca fue publicado. La casualidad quiso que yo lo encontrara en el archivo de mi padre tiempo después de su fallecimiento en 2.001. Tras estudiarlo con atención, pude comprobar que se trataba de un ensayo de tema taurino que enlazaba directamente con el libro Perfil Psicofísico del Torero, siendo su antecedente, que fue publicado en 1.998, y que, naturalmente, fue escrito por mi padre. El libro en cuestión, tiene muchas referencias en la bibliografía taurina actual, debido a que trata un tema poco abordado por los estudiosos de la tauromaquia, y por los profesionales de la Medicina. Experiencia esta última, que aportó mi progenitor. Mi labor en este breve, aunque denso ensayo, ha sido la de pasarlo a soporte informático e ilustrarlo con fotografías, además de corregirlo y aumentarlo desde el punto de vista de un historiador del arte, ya que mi formación humanística, creo humildemente, ha enriquecido la labor de mi padre, que se centró, tal vez demasiado, en el toro bravo desde la perspectiva de su formación científica: al ser doctor en medicina y cirugía, el empirismo eclipsó en parte, la necesaria carga historiográfica de la que no se puede prescindir en una obra cuyo titulo posee el adjetivo histórica. Si bien ambas disciplinas, no están reñidas en absoluto, antes bien, son complementarias, como ocurrió con las letras y las ciencias durante los primeros siglos de andadura de las universidades europeas. El estudio está redactado en primera persona del plural, salvo en los casos en que mi padre hacía referencia explícita a su experiencia personal durante más de medio siglo, y que, lógicamente, yo no pude compartir por razones obvias. En estos casos se hace referencia al autor más veterano. Me parece necesario hacer mención a la labor que durante su juventud realizó mi padre en la prensa, con el pseudónimo de Ramiro de Palacios. Algo que le serviría años después, para unirlo a su afición taurina, siendo jurado del premio El Timbalero de Salamanca, y crear la Asociación Salmantina para la Defensa del Espectador Taurino, A.S.D.E.S.T.A.. Debo reconocer, que a pesar de no ser aficionado a los toros, siempre he respetado la Fiesta Nacional, siendo mi mayor argumento para su defensa, el hecho de que sin las corridas de toros, el toro bravo tal y como es en la actualidad, no existiría. Algo que se puede leer en un artículo que Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. publiqué en la prensa local de mi ciudad natal, cuya referencia se encuentra en la bibliografía de este ensayo. Por todo lo anteriormente comentado, me siento satisfecho de haber contribuido de alguna manera a no dejar caer en el olvido una obra, que creo con toda humildad, puede servir para enriquecer las publicaciones taurinas especializadas, a la vez que rindo un sentido homenaje a la memoria de mi padre con este tributo, que es continuar su labor en un tema que le apasionó desde su más tierna infancia hasta el fin de sus días: la tauromaquia en general, y el toro bravo en particular. DAVID HERRERO SÁNCHEZ.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. II. INTRODUCCIÓN: Este trabajo que presentamos y hemos realizado, sobre la evolución histórica del toro bravo, es el resultado de una vasta recopilación de datos, que en unos casos con documentación fiable, en otros con documentación un tanto idealizada, y en otros con interpretaciones más o menos libres, de grabados, monedas, etc., nos ha permitido introducirnos en la fascinante fiesta de los toros. Como consecuencia de cambiantes situaciones coyunturales, el toro bravo desde su origen ha pasado por no pocas peripecias, que le han llevado a situaciones extremas, desde llegar a desaparecer totalmente como toro bravo, a adquirir más personalidad por el trato esmerado que recibe por parte del ganadero español, llevándolo al punto de que sus virtudes, resalten más y más cada día. A lo largo de nuestro trabajo, queremos exponer una de las más fascinantes obras que el hombre ha emprendido, desde un origen muy lejano. Gracias a los frutos de su inteligencia técnica, ha sido posible ir creando el toro bravo actual, que socialmente representa una magna exposición de arte y belleza innegables. Gracias al común y sucesivo esfuerzo, de quienes desde la noche de los tiempos, han actuado como criadores y conservadores del toro bravo, es hoy posible contemplar un gran espectáculo, disponiendo de un toro bravo que por la nobleza de su embestida, permite una plástica que rezuma arte por todas partes. Aunque el ganadero, tantas veces se haya equivocado a lo largo de la Historia, esta crianza de toros bravos tomada en conjunto, ha magnificado el espectáculo de los toros en España. Se ha dicho que son cuatro los sentimientos principales que la historia de un saber suscita en el alma del hombre que atentamente la mira: humildad, orgullo, esperanza y hermandad. Humildad de unos hombres, que desde hace decenas de años, se encontraron un animal acometedor y a su aire, y basándose en sus experiencias y observaciones, se ocupó de cuidar e investigar al toro bravo, para obtener de su fiereza y cualidades, algo tan positivo, como ha sido y es, el servirse del toro bravo para sus fiestas.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Orgullo, tras aquel pasado de ignorancia, impotencia y error, llega este presente en el que vemos aunados la verdadera ciencia, el poderío y el acierto. Esperanza, porque entendemos que desde siempre así ha sido el camino recorrido por el hombre del toro, y al llegar aquí, mantenemos esa esperanza, de mejorar más todavía todo lo que atañe al toro bravo. Hermandad, porque la Historia nos permite comprender todos los errores y aciertos cometidos por nuestros antepasados. No hay duda de que entre los hombres del toro, hay una gran hermandad, que nosotros quisiéramos existiera entre la humanidad entera.
Toros bravos en una dehesa charra. Fotografía de Emilio Herrero Marcos.
Estos cuatro sentimientos, quisiéramos los sintieran los que tengan la amabilidad de leer este modesto trabajo, y si el ser hombres bien nacidos es la primera virtud de los que honestamente cultivan la Historia, vaya nuestro agradecimiento para todos aquellos, que consultándolos, leyéndolos y analizándolos, han dejado innumerables documentos, que nos han permitido escribir algo sobre la Evolución histórica del toro bravo.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Este modesto trabajo quiere ser tributo de admiración a unos hombres que enamorados de su trabajo han ido dejando una estela, que seguida por los demás, hoy disfrutamos todos. Son los ganaderos criadores de toros bravos. Se nos ocurre decirles desde aquí, un lema que un día leímos y que no recordamos de quién es: “Si haces bien una cosa, aunque vivas en medio de un bosque, el mundo hará un camino hasta tu puerta”.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. III. ORÍGENES DEL TORO BRAVO: Absolutamente seguros de que el toro bravo es una variedad del Bos Taurus Ibericus, su localización ha quedado en la actualidad en España, Portugal, Sur de Francia y algunas repúblicas centroamericanas. El toro bravo español, es hijo del BOS TAURUS que a su vez desciende del URO salvaje y de razas semejantes, existentes en los bosques lituanos hasta 1.620. Existe la creencia de que Hércules vino al Sur de Iberia a robarle vacas y toros a Gerión y podemos considerar este hecho como punto de partida en la cultura española, de una impronta causada por el toro bravo que origina ritos y leyendas, determinantes de una inspiración de veneración religiosa. Si echamos una mirada a esculturas y pinturas de tema taurino, en la etapa comprendida entre el Paleolítico y la época romana, no hay más remedio que admitir el culto que la población ibérica dispensó al toro. En la Edad de Bronce, aparecen una serie de grupos escultóricos que de una u otra forma, ponen de manifiesto el culto al BOS TAURUS. Los toros de Guisando, Écija, Alicante, Osuna y el de Salamanca, conocido a través de El lazarillo de Tormes, demuestran que desde siempre el toro, se encuentra ligado a la tierra, donde los íberos valoraron sobre todo, su poder genético. A parte de esto, un gran número de mitos y leyendas han envuelto a una serie de manifestaciones populares. Disfrazarse de toro, suplicar a determinadas imágenes, que a sus pies tienen un toro, que les conceda engendrar hijos, etc.. Persiste a lo largo de los tiempos y se celebra en la actualidad como, la manifestación del toro enamorado, cuyo antecedente es en verdad el toro nupcial. Consideramos al toro bravo como una especie subovina genuinamente española, que se ve influenciado por el medio ambiente, al cual lo han llevado a vivir, determinando así en éste, su hábito temperamental. En este medio ambiente el hombre es el principal responsable como copartícipe del ecosistema, lo que determina que el toro bravo responda a todos aquellos estímulos, para él, extraños, manifestando así su bravura o comportamiento, cuando el hombre lo torea. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Desde muy antiguo, el toro es poseedor del instinto de embestida. Parece ser que todos los autores coinciden en que fue el URO el que primeramente embistió, y sus descendientes, el Baquiceros Africano, el de pelea de los faraones y los bravos del Peloponeso, etc.. Actualmente el toro inglés Alberdeen Angus, el suizo d´Hérens y, el escocés de las montañas, conservan el instinto de embestida del toro bravo español. Cabría preguntarnos el porqué el toro bravo lidiado en las plazas españolas, conserva tan marcadamente el instinto de embestida. Inmediatamente se pone de manifiesto el papel jugado por el ganadero español, el cual, manteniendo la herencia, ha sabido manejar otras variedades, apartando al toro bravo de aquellas regiones, que poco a poco van mermando su bravura. No encontramos discrepancia alguna, entre los trabajos consultados pertenecientes a diferentes historiadores, de que los animales fueran domesticados por el hombre del Neolítico y cuando aparece el ganadero, han transcurrido muchos siglos de civilización. En la historia de nuestro país, abundan documentos del arte rupestre con figuras de toros de configuración muy semejante al toro bravo de nuestra época. Es cierto que hay todo tipo de leyendas, en las que encontramos relatos más o menos ciertos sobre la existencia en la península Ibérica de ganado vacuno que era muy valorado por el hombre. Eludiendo la leyenda de Hércules y analizando su contenido, hemos de admitir que la realidad no es otra, que en el Sur de Iberia, en lo que hoy es la provincia de Cádiz, de muy antiguo, existía una ganadería de reses que causaban admiración por su presencia, a todos los que las admiraban, e incluso fueron foco de inspiración de muchos poetas. Esta leyenda perdura en el tiempo y se localiza en el siglo VII, conservándose un dibujo referido a la misma, descubierto en la provincia de Valencia. Se han encontrado otros escritos que hacen referencia a los toros que pastan en tierras gaditanas, con referencia especial a los pastos, de los que llama la atención sobre el hecho, de que siendo generalmente secos, engordan fácilmente al animal. También en Mallorca se han descubierto tres cabezas de toros, que de tamaño desigual, morfológicamente aportan rasgos de los toros ibéricos. Al aire libre se encuentra una vasta exposición de toros que son susceptibles de interpretaciones diferentes, pero que para nosotros la Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. interpretación que le damos, no es otra que el hecho afirmativo de la existencia de un toro, casi idéntico al actual. Si bien no contamos con amplitud de descripciones o estadísticas, a través de ordenanzas y otros documentos, hemos podido constatar la riqueza ganadera que siempre existió, quedando muy patente el interés de los dirigentes políticos por proteger distintas especies, que aportaban singular ayuda y riqueza a la agricultura y otras industrias, leche, carne, etc., pero el toro bravo, como industria es una concepción moderna.
Encinas I. Óleo sobre lienzo. Pintura de Mª de las Mercedes Sánchez Sánchez.
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, lógicamente surge la pregunta acerca de conocer una descripción lo más exacta posible del toro ibérico primitivo. Es el Profesor Obermaier el que asegura que el uro salvaje tiene una representación clara en el toro bravo español. Teniendo en cuenta esta apreciación del profesor Obermaier, no es desencaminado admitir que el toro primitivo ibérico no se apartaba mucho del uro salvaje existente en Europa hasta el siglo XVII. El Profesor Luckz Heck pretendió llegar a conseguir el uro europeo en el parque zoológico de Berlín y tomó como base el toro bravo español, porque su apariencia externa era la más parecida al uro: disposición de cuernos, agresividad, etc.. Ya hemos hecho referencia a la falta de documentos descriptivos del toro primitivo, por lo que son otros datos los que pueden servir para analizar las cualidades del mismo. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. El estudio de las monedas antiguas, así lo atestiguan. Hay monedas en Sagunto que llevan grabada una cabeza de toro con expresión claramente agresiva. En Ampurias se muestra un toro en actitud de embestida. Comparando estas monedas con las de otras zonas fuera de la península Ibérica, llama la atención el que las de fuera representen toros en actitud pacífica, mientras que las de la península aparecen en clara manifestación de embestida. Hay descripciones de toros hechas por Colmuela y siglos después por Aban Zacharia que llegan a aconsejar la conveniencia de desechar el toro bravo, prueba evidente de que en aquel entonces el toro se utilizaba con otros fines que el de ser toreados. Alonso de Herrera en el año 1.513 hace una descripción del toro prácticamente igual a la que hace Colmuela y hace referencia especial para distinguir el toro manso del bravo. Jerónimo de la Huerta, llama la atención sobre la gran variedad de toros existentes y dice que los más bravos son los que habitan en las riberas del tajo y del Xarama, razón por la cual, las gentes los llaman xarameños. Entre otras cosas que dice nos ha llamado la atención el relato que textualmente trascrito dice: “tienen los cuernos cortos y delgados, acomodados para crueles heridas y para levantar cualquier cosa del suelo; la frente remolinada, la cola larga hasta tocar en la tierra, el cuello corto, el cerviguillo ancho y levantado, los lomos fuertes, los pies ligeros, tanto que alcanzan a la carrera a un ligero caballo”. Parece ser que es en la Era Cuaternaria, cuando por primera vez aparecen restos, entre otras especies del uro o forma primitiva del toro bravo actual, evidenciándose de esta forma, su larga evolución filogenética en el transcurrir de los tiempos. Un minucioso estudio realizado sobre fósiles encontrados, llevan a la conclusión de que los de eras más modernas, son más parecidos a los de hoy. Ya hemos comentado las diferentes tendencias acerca del origen del toro bravo y queremos coincidir en que las diversas razas actuales, provienen del uro o toro salvaje del Neolítico que ha subsistido en algunos países hasta el siglo XVII. Teniendo en cuenta la amplia zona donde habitaba el uro y que se extendía desde España hasta la China, no deberá extrañarnos que en muchos países fuera domesticado para ser utilizado al servicio del hombre. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. No queda la menor duda, que del uro proceden todas las razas de toros bravos, lo que justifica la gran semejanza existente en un buen número de toros que se encuentran en diversas regiones europeas, en estado semisalvaje. Hay un estudio del profesor Keller de Zurcí que hace referencia a la raza d´Hérens, la cual es originaria del país del Nilo, pues en la época de los faraones se criaban toros bravos, con acometividad demostrada, que eran dedicados a luchar entre ellos. Estos toros, de tipo braquicéfalo existen en Escocia y en Suiza, donde los destinan a la lucha entre ellos, lo que constituye un espectáculo muy violento del agrado de escoceses y suizos, aunque no así para los visitantes.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. IV. EL TORO BRAVO EN ESPAÑA: Si bien no existen pruebas contundentes, no es aventurado pensar que los árabes, llevaron estos toros hasta el Norte de África y Sur de España y, de aquí pasaron a Suiza. Como esta raza es sumamente combativa, se considera la raza originaria de nuestro toro bravo actual. Para José María de Cossío, la llegada a España del toro bravo, debió producirse por dos conductos: unos procedentes de Asia, traídos por cartagineses y berberiscos que se asentaron por el centro y Sur de España, los cuales al demostrar su marcada agresividad y bravura, atributos que dieron origen a su selectividad en Egipto, fueron aprovechados en España, para, evolucionándolos en sus cualidades, han venido a desembocar en el toro bravo actual dedicado a la lidia. Otro conducto utilizado para la introducción del toro bravo en Europa y en España procedente de Asia, fue el utilizado por los celtas que dominaron los toros hasta tal punto que carecían de bravura, tratándose de un toro más pequeño y con cuernos muy desarrollados. Los celtas denominaron a estos toros, “toro salvaje” (AUROCH) y en todo momento tuvieron una idea clara sobre el mismo, hasta el punto de que nunca cayeron en el error de confundirlo con el bisonte, quizás, porque tuvieran el acierto de llevar a cabo un estudio anatómico (de aquella época) que deja muy clara la diferencia entre ambos. Estos toros permanecen en la actualidad en España y Portugal conservando sus características primitivas. No se obtiene de ellos toros bravos aptos para ser lidiados, pero son absolutamente rentables en el trabajo y producción de carne y leche. Hay indicios fiables y demostrables, observados en pinturas rupestres estudiadas, de que esta raza es la más antigua. Después, hizo acto de presencia el toro bravo llegado de Egipto, más corpulento, con cuernos más fuertes, más en consonancia con el toro bravo dedicado a la lidia. De esta raza de toro bravo han derivado la raza extremeña, la raza andaluza, la ribotejara de Portugal y otras que no ocupan precisamente un lugar privilegiado entre el toro bravo actual. Hay un hecho importante en la evolución del toro bravo y es, que este mismo toro africano, sufrió marcadas modificaciones biológicas achacables al medio ambiente habitado, o por cruzamiento con el AUROCH, lo que Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. pudo determinar un nuevo tipo de toro, que algún autor ha denominado, “BOS TAURUS IBERICUS”, con una talla mayor, cuernos prácticamente iguales y piel oscura. En esta subraza se encuentra comprendida la morucha de la tierra salmantina.
Encinas II. Óleo sobre lienzo. Pintura de Mª de las Mercedes Sánchez Sánchez.
Por lo que se refiere al toro bravo, como especie zoológica, logró su asentamiento en la península Ibérica, teniendo otros equivalentes ecológicos en otras latitudes. Este hecho, tiene un gran interés científico. Es admisible que en otros parajes también pudo asentarse el toro bravo, pero lo que realmente sucedió o debió de suceder, es que allí el toro bravo se encontró con un hombre, con hábitos y temperamento muy distintos a los del celtíbero, y en lugar de cuidarlo, criarlo y preocuparse por cultivar sus cualidades originarias, se transformó en su gran depredador, no con el afán de destruirlo, si no porque encontró en él un competidor ecológico. El celtíbero, sin embargo, se preocupó en cuidarlo y conservarlo para utilizarlo en sus juegos y fiestas. Necesitaba para estos fines un toro acometedor, brusco, salvaje en definitiva, que además tenía la gran ventaja de su fácil reproducción en sus tierras. Se nos antoja pensar que muy bien pudiera ser esto el origen del asentamiento del toro bravo en la península Ibérica porque el celtíbero no se comportó nunca como depredador del toro bravo, ni excluyó a esta subespecie que presentaba de forma vibrante su instinto de acometividad.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. V. POR QUÉ EVOLUCIONA EL TORO BRAVO: En la evolución del toro bravo, hay que tener muy en cuenta, en primer lugar, su base reactiva, acompañada de un temperamento que nace de su fondo constitucional. Esta agrupación llamada por algún autor, “constitucional”, es debida a la evolución sufrida desde el primitivo biotipo “ambiental”, tras un manejo zootécnico. En el toro bravo se dan los biotipos, metabólico, hipermetabólico, cerebral o volitivo, neuropático, hipoparatiroideo y muscular o masivo. Teniendo en cuenta la diversidad de castas, fácilmente se comprenderá que en un principio se detectara una mayor diferenciación entre unas y otras y que actualmente hayan aparecido biotipos nuevos. El toro primitivo reaccionaba ante los estímulos exteriores de forma desordenada y enérgica. No embestía, acometía, porque lo que pretendía era salir de la manera más ventajosa de la situación en que se encontraba, o bien se situaba a la defensiva, al darse cuenta de que era burlado. Hoy, por el contrario, el toro bravo embiste por derecho, dobla bien, prácticamente no recorta, no gana terreno, no busca y con la cara baja y de forma suave da un buen resultado para la lidia, cuando se encuentra con un buen torero. Clasificando los biotipos del toro bravo de ayer y de hoy, consideramos al de ayer como un biotipo neuropático y muscular masivo con temperamento y hábito primitivo. El toro bravo de hoy se encuadra en los biotipos metabólico, hipermetabólico e hiperparatiroideo, y con esto no queremos decir que no se encuentren otros tipos como el cerebral o volitivo. Esta división que hemos hecho, no ha sido de forma caprichosa. La realidad de la evolución del toro bravo, hacia el toro que tenemos en la actualidad, para nosotros tuvo lugar, cuando toreros con grandeza de arte, revolucionaron el toreo, desarrollando una gran afición que acudía a los espectáculos taurinos masivamente. Ese momento histórico creemos que de una forma más marcada, se produjo con motivo de la presencia en los ruedos de Joselito y Belmonte. Los ganaderos, criadores de toros bravos, advirtieron este hecho y comenzaron una etapa de selección muy severa, pues el momento ciertamente lo requería. Era necesario un tipo de toro, que cambiara su comportamiento durante la lidia. Hemos marcado este momento como hecho inicial, pero queremos dejar bien claro, que lo que se hizo fue acentuar la selectividad del toro bravo, que con anterioridad se había ido practicando, si bien de forma Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. menos severa, pues ese cambiar el comportamiento del toro bravo, se inició mucho antes, ante las buenas maneras de torear de Espartero, Reverte y Antonio Montes entre otros. Quede claro que este cambio, no se produjo bruscamente o con rapidez, sino de una forma pausada.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. VI. CARACTARISTICAS DEL TORO BRAVO: No existe una descripción anatómica fiable del toro bravo originario y si bien en la actualidad existen tratados de Anatomía y Fisiología que estudian con todo rigor el toro bravo, esto no nos permite establecer un estado comparativo, de si alguna mutación, por supuesto, no esencial, hubiera podido producirse en el transcurrir de los tiempos. Hemos descrito según nuestro criterio y admitiendo por supuesto los de prestigiosos autores, que ha sido el hombre, el que tras minuciosa observación y estudio de los comportamientos del toro, el ganadero ha ido recopilando datos que le han permitido catalogarlo como más o menos prometedor en el juego de la lidia. Vamos a comentar una serie de facetas, que consideramos clave analizar para obtener los resultados apetecidos. En todos los animales existen dos tipos de fenómenos. Unos que siendo imprescindibles para conservar la vida, el animal los realiza sin conciencia de estarlos realizando y se denominan orgánicos. Otros que son el resultado o, mejor, la forma de reaccionar el animal ante diferentes causas, según la impresión que le haya causado y que se denominan psíquicos. Pues bien, el toro bravo, tanto en la antigüedad como en el momento actual, es un animal que no necesita atacar a nadie para comer, lo que no quita el que se defienda cuando es atacado. Precisamente por su esbeltez y presencia con abundantes carnes, es seleccionado por otros animales carnívoros, lo que determina en el toro bravo, estar dotado de una gran reacción defensiva, recelando de lo que le extraña y asustándose ante sensaciones que no le son familiares. En definitiva, el toro en el campo no ataca, pero espera la posibilidad de ser atacado y cuando esto sucede, le falta capacidad de medir la superioridad que pueda presentar su atacante, lo que le lleva a arremeter ciegamente. De las observaciones llevadas a cabo en el campo, no podemos olvidar a don José Daza, que fue varilarguero en el reinado de Carlos III, y que recoge en su libro Curiosa observación en la costumbre de los ganados vacunos. También queremos citar a don José Blanc con su Arte de torear a pie y a caballo y, la biografía de Juan Belmonte, redactada por Chaves Nogales. Se admite que el desarrollo psíquico del toro bravo es escaso, pues al faltar la comunicación oral con sus congéneres y no teniendo historia donde aprender, unido todo a su corta vida, es lógico pensar que así sea. Los Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. cabestros, privados de su energía, son adiestrados y aprenden su cometido, que cumplen con buen sentido, durante encierros callejeros, conducir toros a embarcaderos y corrales y otras faenas propias del campo. Al toro, por el contrario, se procura mantener aislado y alejado lo más posible de la civilización, es decir, de la convivencia con el hombre. Con esto se busca el que el toro bravo llegue a la plaza donde ha de ser lidiado con la más pura inocencia y acuda mejor a la llamada del engaño cuando se lo ofrece el torero. Los modernos psicólogos admiten que el toro bravo es poseedor de conocimientos sensitivos que le determina a que sus instintos se dirijan por imágenes. La sensación, es un estado primario de la conciencia, por medio de la cual se representa o conoce inmediatamente la acción de los excitantes externos sobre los órganos sensoriales y son factores de la sensación, la atención y la expectación. El toro bravo tiene sensaciones muy intensas, sobre todo las olfativas y las auditivas. Todos hemos visto, cómo después de arrastrado un toro por la plaza, si los areneros no han cubierto eficazmente el ruedo, el siguiente toro, si pisa esta zona, la huele y demuestra claramente, que se ha dado cuenta de lo que allí ha sucedido. El oído le permite que el menor ruido percibido en la plaza o en el campo, le ponen en actitud expectante, proporcionándole cierta inquietud. La vista está menos desarrollada en el toro bravo y por eso le llaman más la atención los colores vivos, sobre todo el rojo y el amarillo. Por esta circunstancia, hasta los primeros años de Lagartijo, los toreros usaban muletas de tres colores: roja, amarilla y azul. Sabiéndose ya que al inicio del uso de la misma, era blanca, y según la apreciación de cada torero, utilizaba el color que a su juicio más excitaba y atraía al toro. Son el calor y el frío, factores impresionantes en el toro y fácilmente vemos en el campo, cómo con lluvia o calor el toro busca la protección del árbol, que en Salamanca, son principalmente encinas. El toro bravo, tiene memoria y esto justifica el comportamiento de algunos toros en el ruedo, que habiendo recibido castigo en el campo, por el hombre, lo recuerda y al ser lidiado va directo al torero antes que al engaño. El toro bravo, ante una serie de recuerdos, guiado por su egoísmo, escoge el que le proporciona las sensaciones más agradables. Hay que reconocer que también el toro bravo es bastante emotivo y tiene sus simpatías o antipatías, por seres o cosas que le rodean. Es lo que se entiende por querencia. Estas emociones, el toro las manifiesta Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. utilizando cierta mímica, que ha recibido a lo largo del tiempo diferentes nombres, según la manifestación que presenta. Por eso se dice: salió de estampía, se encampanó, hizo un respingo, etc., que no son sino definiciones del comportamiento del toro, cuando manifiesta estos estados. El mugido, no es una manifestación determinada pues puede ser utilizado con diferentes fines: llamar a la cría, expresión de ira al huir, manifestación desafiante, etc.. La afectación o emotividad del toro bravo da lugar a una manifestación de inclinación favorable o de repudio, según las circunstancias, produciéndose así una serie de movimientos, reflejos, instintivos, habituales o volitivos. Un movimiento es reflejo, cuando siendo involuntario, se produce de forma inmediata al ser excitado un nervio superficial. Es el caso de la dilatación pupilar o el cierre palpebral. El movimiento instintivo es también automático y el habitual, no necesita iniciativa alguna. Consecuencia del hábito y de la adaptación es el instinto, que es hereditario y va unido a la especie. El volitivo surge cuando el toro se halla entre dos tendencias y no tiene más remedio que elegir una, la que más le atraiga, según los recuerdos. Todos estos movimientos son de una gran energía, pues a falta de una inteligencia superior, domina el egoísmo, que le atrae con más fuerza, como puede ser el hombre, la atracción sexual o la sed. Hay otros instintos que se conservan de la vida salvaje, que actúan de forma imperativa y violenta, ya que el toro bravo, no es domado ni educado hacia una determinada actividad. Estos instintos son fundamentalmente, el asociacionismo o vivir en manada, la imitación y la conservación de la especie. El instinto de vivir en manada queda demostrado por el hecho de que cuando se ve solo, por la circunstancia que sea, ataca, se excita y se enfurece por el instinto de imitación, el toro bravo sigue a la res domesticada que es el cabestro, animal utilísimo para manejar al toro bravo. Por el instinto de conservación de la especie, el toro lucha y delimita su soberanía. Considerando el biotipo del toro bravo, la herencia, el hábito y la voluntad, surge el carácter, la individualidad o la manera de reaccionar el animal ante los estímulos que experimenta del medio en que habita. Es la consecuencia de los sistemas nervioso y endocrino que regulan a todos los demás.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Otro tema muy importante y que ejerce una influencia muy marcada es conocer y estudiar la ecología o medio en el cual el toro bravo vive, bien que este medio sea natural, o bien retocado por el hombre por conveniencias de un mejor desenvolvimiento del toro bravo. En toda camada no hay dos toros iguales, sino que siempre hay una variación, que prácticamente solo es capaz de distinguir, el mayoral, lo que viene a representar un hecho progresivo, contrario a la tendencia conservadora de la herencia. Estas variaciones pueden ser naturales o producidas por la intervención del hombre. Las variaciones naturales vienen determinadas por la influencia del clima y pueden repercutir sobre la morfología o el fisiologismo. Considerando la temperatura, ésta, influye sobre la estructura de la piel de tal manera, que en climas fríos la piel es más gruesa y recubierta de abundante pelo espeso, siendo el color más vivo y oscuro y, por el contrario, es más fina y con menos pelo o más corta, en los climas más templados. No tiene mucha importancia la coloración de la piel, que se ve influenciada por la luz. Decimos que no tiene mucha importancia, porque esta no influye sobre la bravura del toro y no es menos cierto que un color de piel, más o menos intenso o definido, puede despertar la admiración de los espectadores, que incluso pueden recordar una buena faena con más facilidad, acordándose de la, llamémosla heterodoxa capa del toro. Es, sin embargo, la altitud, la que ejerce una influencia más marcada, hasta el punto de que son fácilmente distinguibles los toros del llano y los de la montaña. El de la montaña es de talla menor, más regordito, la pezuña más fina y dura y, en cuanto a resistencia, es más duro como consecuencia de las fuertes ascensiones que ha de realizar. Los que viven en temperaturas extremas o cambiantes con brusquedad, experimentan una excitación de sus glándulas endocrinas, sobre todo del tiroides y el sistema nervioso, lo que repercute de forma indirecta, sobre el desarrollo, nutrición y psiquismo del toro bravo. La composición fisicoquímica y geológica del suelo donde habita, repercute sobre el toro, ya que si en éste hay carencia de cal, el desarrollo del esqueleto es más dificultoso, ocurriendo lo contrario cuando vive en tierras cretáceas y de aluvión, si bien, no es un toro tan fino. Se ha dicho, y creemos que así es, que la talla de un toro bravo, se ve influenciada por la vegetación que pasta, de tal forma que un terreno fértil, proporciona una talla mayor. Pero no es solamente la talla, sino que los Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. caracteres psíquicos se ven influenciados de manera que con abundancia de pastos, muy al alcance del toro, este es más pacífico que cuando hay más escasez, que incluso le hace pasar hambre. Por este motivo es frecuente oír hablar, de si los pastos de esta zona son mejores que los de aquella, y la realidad es que no existe una diferencia muy marcada en la composición de los mismos. ¿Qué pasa entonces?. Sencillamente, que el clima es el que varía, y en definitiva, como queda ya dicho, es el que influye sobre el psiquismo del toro. La abundancia de pastos exige un cuidado esmerado en cuanto al control de la cantidad ingerida se refiere, pues de lo contrario, el toro se va cebando y perdiendo bravura. El cuidado en la producción de alimentación se basa en el aprovechamiento de una serie de productos que la tierra produce, bien de forma espontánea, o mediante siembra o plantación de varias especies, que realizado por el hombre, sirve de alimento al toro bravo. Nuestro trabajo no quiere dedicar un amplio capítulo a este tema, porque entendemos que con exponer que los alimentos tienen su influencia en la evolución o mejora del toro bravo, cumplimos nuestro cometido. No nos resistimos a describir unas cuantas cosas en las que la mano del hombre tiene una influencia clara, en la mejora del producto que ha de servir de alimento, leguminosas, forrajes, mejora de pastizales, cebada, algarroba, centeno, etc. como plantas de secano, acompañadas de productos de regadío como la alfalfa, trébol, maíz, etc.. Son productos que según la zona peninsular donde nos encontremos, deben de ser el alimento básico del toro bravo. No estamos de acuerdo con los piensos compuestos y mucho menos con la administración indiscriminada de fármacos del tipo de los corticoides, que algún día ha de demostrarse el fraude que supone en la producción de carnes. Estamos seguros que en el toro bravo supondrá tal deterioro que lo llevará a privarle de su bravura. Dejamos constancia de lo importante que es controlar y mejorar la alimentación del toro bravo, en la seguridad de que un mal control de este extremo, solamente consecuencias funestas ha de acarrear a la evolución y mejora del toro cuyo fin es ser lidiado. Es la herencia la que sin duda juega un papel muy importante en la transformación del toro bravo. No considero que sea este trabajo lugar para hacer un amplio estudio de la herencia, pues solamente un estudio genético profundo, fruto de una investigación adecuada, dejará en claro, como a través de las leyes de transmisión de caracteres de los padres, determinan otros rasgos en su descendencia. Yo diría que con conocimientos de la herencia, puede fijarse un criterio racional, de aquellas cualidades que seleccionadas por el ganadero, vengan al toro bravo, obteniéndose así razas Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. mejoradas. Hay que fijar el criterio de que nada es perfeccionable de forma repentina o inmediata, sino tras una evolución larga y casi siempre pesada. Es corriente colocar el comienzo de la vida sexual, cuando aparece el celo en la vaca o el instinto sexual en el toro. Sin embargo, esto es un criterio erróneo, la vida sexual comienza en el momento mismo del apareamiento de los gametos. Entendemos entonces que la vida sexual en estos animales comienza en el momento mismo de la fecundación, para terminar con la muerte. El origen del sexo tiene dos momentos distintos: la determinación sexual y la diferenciación sexual. Entendemos por determinación sexual, el establecimiento de las causas que conducen a la creación de uno u otro sexo. Por el contrario, diferenciación sexual es el momento en que el sexo preestablecido por la determinación, se hace visible. La determinación sexual tiene lugar en el momento mismo de la fecundación, ya que es un fenómeno de carácter genético. La diferenciación sexual se aprecia por primera vez en embriones de 15 a 16 milímetros de longitud y aproximadamente 6 semanas de edad. A lo largo de estas 6 semanas, el embrión está en estado indiferente. En él, no se puede saber cuál es el sexo. Esto sin embargo, no significa que no posea uno, sino que nuestros métodos actuales de exploración son incapaces para revelarnos dicho sexo. Si analizamos lo que sucede en la reproducción y crecimiento, tenemos que las especies, se dividen en individuos, siendo éstos unidades biológicas indivisibles. Tanto las plantas como los animales poseen la propiedad que en ellos es fundamental y va ligada a la materia viva, de crecer al mismo tiempo que vegetan. Si este crecimiento fuese ilimitado, llegaría a engendrar individuos gigantes, los cuales perderían su forma específica. Es necesario, por lo tanto, que dentro de cada individuo haya una limitación del crecimiento, para que cuando se alcance la morfología adulta, ésta ya se modifique. Esta detención del desarrollo al llegar a la forma adulta está en pugna con la capacidad de crecimiento que tiene el protoplasma vivo. En consecuencia, es necesario que la naturaleza disponga de un recurso para, sin limitar el crecimiento de la materia viva, mantener incólume la forma específica del individuo. Este problema se resuelve en la naturaleza mediante la reproducción. Cuando el individuo alcanza, gracias a su crecimiento, un tamaño incompatible con la conservación de la forma específica, la célula se divide, y de esta manera continúa creciendo fuera del organismo primitivo.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Así, la reproducción no es más que una variedad del crecimiento; el crecimiento extraindividual. La reproducción es, por lo tanto, no sólo el artificio de la naturaleza para el mantenimiento de la forma específica, sino también el medio de que ésta se vale para conseguir la perduración de la especie. Cada ser vivo se desenvuelve en un mundo lleno de peligros; grandes y pequeños enemigos lo acechan sin cesar. Muchos individuos mueren en la lucha diaria por la existencia; si no se multiplicasen en número, la especie terminaría por desaparecer. Entre progenitores e hijos, existe una continuidad en la materia. En los animales superiores, estos individuos se dividen en dos partes; una masa orgánica, que constituye la mayoría de su cuerpo, el soma, y otra pequeña parte reproductora llamada germen. El germen está dotado de una capacidad permanente de vida y se reproduce sin cesar, mientras que el soma tiene una vida limitada, muriendo al final de la evolución biológica de cada individuo. En los animales superiores, el soma es todo el cuerpo, el germen está constituido por las células sexuales, que conjugándose a otras iguales, pero de distinto sexo, pueden engendrar un huevo, y de él, originarse un individuo. En definitiva, sabemos que existe una pequeña parte de materia inmortal, el germen, que hace perpetuarse a los padres en los hijos, y éstos a su vez en sucesivas generaciones. Hemos hecho una descripción muy somera sobre la reproducción genética y a falta de una investigación más profunda, vamos a utilizarla de base para exponer unos criterios sobre la reproducción del toro bravo. Vaya por delante, que ante lo expuesto hasta aquí sobre el tema, la reproducción y con ella, la transmisión de distintos caracteres hereditarios, supone un terreno resbaladizo que no nos proporciona siempre el resultado que se persigue. De ahí que unas camadas resulten mejores y otras no tanto, pero solamente observando y comprobando los resultados de la herencia, se puede conseguir una variación de un toro que teniendo bravura, compendia otras características para el mejor juego durante la lidia. En general, sin apartarse mucho unos criterios de otros, el ganadero adopta un criterio de reproducción, cuya finalidad no es otra que conseguir un mejoramiento genético.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. VII. COMIENZA A UTILIZARSE EL TORO BRAVO: La relación del hombre español con el toro bravo data de la más remota antigüedad, y, si bien, ha habido muchos autores que con la finalidad de demostrar el arraigo de este enfrentamiento, toro-hombre, han justificado este hecho en una especie de predestinación, puesto que siempre se ha hablado y se habla al referirse a la península Ibérica de su forma de piel de toro extendida. Es un dato que raramente, sobre todo en épocas cercanas, pasaba desapercibido, y eran muy pocos los maestros de escuela, que refiriéndose, al explicar a los alumnos los límites de nuestra España, no hicieran referencia a este detalle. Si embargo, yo entiendo que la cosa no hay que buscarla en predestinaciones más o menos caprichosas, porque hay una realidad que no se puede eludir. A los españoles nos ha tocado vivir en un trozo de tierra, donde el clima y los pastos forman un hábitat fabuloso para el desarrollo y mantenimiento de las características del toro bravo. Después, si el hombre ibérico es de por sí temperamental, lo único que ha pasado es que ha aprovechado las características del toro bravo, para entablar un enfrentamiento entre ambos, obteniéndose así un espectáculo que puede no gustar a muchos, pero que sin lugar a dudas es un espectáculo único y fascinante. Opinamos que el arraigo de estos juegos con los toros es algo tan particular y tan natural en el español, como cualquier otra manifestación folclórica, deportiva, etc., que pueden verse en otros países. Yo no creo que esta manifestación sirva como a veces se pretende, para definir nuestro carácter. No, como una más o menos amplia matización del mismo, si puede ser. Habrá que partir como dato principal que justifica las manifestaciones de la fiesta, en la existencia del toro bravo. El toro bravo ha dejado de existir en otros países, porque el hombre los utilizó para remediar sus necesidades, utilizándolos para la industria, utilizando su carne, leche, fuerza, etc., olvidándose no solo de su bravura, sino que trabajó intensamente para que la misma fuera desapareciendo, mientras que por el contrario, al hombre ibérico precisamente, la bravura fue lo que más le llamó la atención y en lugar de conducirlo hacia la mansedumbre, cultivó de la mejor forma que pudo la bravura. Que esta forma de comportarse con el toro bravo por parte de los españoles, conservando, cultivando y mejorando la bravura del toro, para así servirse del mismo para sus fiestas, no lo comprendan otros hombres de otras latitudes, es algo sobre lo que no vamos a entrar. Pero es así. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. El toro bravo y el toro manso provienen de un bos primigenium llamado por los alemanes aueroch, y los celtas primitivos lo conocieron como uros. Parece ser que era de talla grande y poseía gran fiereza, lo que entre otras cosas fue pieza codiciada de caza en el centro y Norte de Europa. En las cuevas primitivas se encuentran representaciones de cómo estos animales eran cazados por el hombre de aquella época, lo que pasa es que está sin dilucidar el hecho de si en verdad se trata de escenas de caza que el hombre practicaba. Esas cualidades de ferocidad, efectivamente se han ido cuidando con esmero en la península. Clima, pastos, hábitat, han colaborado de forma eficaz en sostener de forma permanente la bravura de nuestros toros e incluso consiguiendo que el toro bravo, no solamente posea bravura, sino también acometividad, resistencia y nobleza. De aquí que en las corridas de toros, el protagonista indudable es el toro bravo. El plasmar con más o menos torería y arte, los distintos lances de la lidia, es ya obra del torero. Vamos a plantearnos desde qué momento histórico el hombre y el uro o el hombre y el toro comenzaron a relacionarse. Podemos comenzar diciendo que si bien la vida del hombre, sus actividades, su confort de vida, ha experimentado grandes modificaciones, la forma de tratar al toro bravo, los instrumentos y medios utilizados a tal fin, creemos que han variado muy poco, y es más, podemos asegurar que esa relación, hombre-toro, ha ejercido una enorme influencia sobre las actividades camperas que se efectúan en la actualidad. Que el toro bravo desde siempre ha ido ligado a nuestro carácter, queda demostrado en la pervivencia de los juegos y fiestas de los españoles, ya que puede decirse que no hay festejos populares más atrayentes que los toros. Más a pesar de esto, no nos parece justo el que esta relación signifique un rasgo esencial en el carácter del hombre español, hasta el punto de que lleguen a pensar fuera de nuestras fronteras que todos los españoles, por el hecho de serlo, somos toreros o interpretamos con más o menos rudeza las diferentes suertes del toreo. Todas estas creencias han dado y siguen dando lugar a una serie de leyendas, que se han ido transmitiendo generación tras generación, a lo largo de muchos años. Florián de Ocampo, nos relata la historia de Gerión, tirano donde los hubiera, pero poseedor de grandes rebaños de toros bravos que pastaban en las riberas del Guadalquivir, y que Hércules mató, junto a sus toros, tomando parte de la manada que supervivió como botín de guerra.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Mucho se ha escrito y hablado de la raza gitana, considerándola proveniente de Egipto, hecho que no parece admitirse en la actualidad. No obstante, todos los historiadores coinciden en que fue un gitano el primero que dominó unos toros con los que celebró un encierro. Posiblemente este hecho ha sido el punto de partida para una serie de leyendas y realidades, donde el gitano está relacionado con el mundo de los toros. Hay un dato que queremos resaltar, y es el culto a Hércules, lo que invita a suponer un recuerdo sobre la relación Hércules-toros, que ha dejado su huella en la península Ibérica, hasta tal punto de que algunos restos que todavía perduran en las costumbres populares españolas, y en las que interviene el toro, creemos que son costumbres procedentes de estos cultos. ¿Qué significado tiene el toro de Medinaceli?. Se trata de un toro al que han recubierto la testuz y cuello con barro y sarmientos secos colocados entre los cuernos, a los que se les prende fuego y se suelta para recorrer las calles, con las llamas portándolas en su testuz. Pues bien, ese toro de fuego, perdura en la actualidad en algunos pueblos, teniendo su significado originario, en que la falta de sol durante el invierno, se pretendía sustituir iluminando las calles con este toro, como sustitutivo del sol. Hemos buscado afanosamente, cuándo apareció el toro en la Historia, y hemos leído y comprobado que el toro se encuentra ya en las más antiguas culturas de nuestra península. Antes hemos hecho un comentario sobre el toro de fuego, pues bien, en las campañas cartaginesas de Aníbal, se dice que le acompañaba un buen número de mercenarios ibéricos, los cuales utilizaron, como recurso para luchar contra el enemigo, unos dos mil toros de fuego, que lanzados así contra la resistencia que encontraban, lograron abrir camino por los desfiladeros donde más enemigos había. Sobre este recurso se ha dicho que fue utilizado en la península Ibérica para luchar contra Amilcar Barca, que perdió su vida en una de estas batallas. Estando este hecho presente en la Historia, y siendo el punto de origen de nuestra actual fiesta. El comentario que esto nos sugiere, es simplemente que su estructura ha sido seguida en la evolución de los años, para construir los actuales cosos taurinos, que sirven para la celebración de las corridas de toros, a diferencia de los circos romanos, que se dedicaban a otros espectáculos públicos. En definitiva, su utilización era para el sacrificio religioso del toro, luego no está muy lejos de entenderse como un rasgo del inicio de la fiesta de los toros.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Importante nos resulta considerar, cómo desde siempre las gentes se congregaban ante el sacrificio del toro y esto nos induce a pensar que buena parte de los orígenes de nuestra fiesta, radica en estos hechos. El toro moría entre la multitud que acudía a presenciar su sacrificio, tomando parte como espectador de este acontecer. Por tanto, todo lo hasta aquí expuesto, hay que admitir que para el íbero, el toro fue un animal sagrado, pues ocupó un lugar de privilegio entre los primitivos españoles. Como documento más demostrativo, haciendo referencia a la presencia del toro y el hombre, tenemos la estela de Clunia, que es una representación en piedra de un hombre ante un toro. Esta piedra, sobre la que no hay dato de cuánto tiempo permaneció y desde cuándo, oculta a las gentes, se dio a conocer en 1.774. Esta piedra desapareció y queda como testimonio de la misma, una copia que en 1.775 realizó don José Lopezrraez Corbalán. Más tarde, se efectuaron otras reproducciones, pero estas ya tenían algunas modificaciones, tanto en el lidiador como en el toro, que precisamente no mejoraron la representación que había en la piedra, sino todo lo contrario. Se ha buscado la pista para encontrar esta piedra, y se llegó a la conclusión de que un sacerdote de una parroquia cercana a Osma, la colocó en la chimenea de su cocina, con lo que la piedra perdió prácticamente todo el grabado de la misma. Dato más a favor de que el toro fuera utilizado por el íbero, antes de la conquista de los romanos, es que, cuando éstos llegaron, Clunia como ciudad ya existía, y en sus monedas aparecían cabezas de ganados, primando sobre todo el toro. Sobre la interpretación de la inscripción de esta piedra, ha habido más de una, y se ha querido ver, que se trataba de una inscripción vasca que diría “el cazador de monte”, o “toreador o lidiador de toros”. La opinión más fiable es la del arqueólogo, don Manuel Gómez Moreno, que interpreta la inscripción, “NARUCA AIAU” de la piedra, como un nombre propio la primera palabra, y sin traducción o interpretación la segunda. Como parece ser que este tipo de piedras, eran muchas veces colocadas en las sepulturas con la representación de un animal, quería indicar o simbolizar la profesión del allí enterrado, quedando un poco en suspenso, lo que el toro pueda representar en la Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. piedra. Para nosotros no hay duda de que la representación de la piedra, hace referencia, desde luego, a una escena totalmente taurina. Nos surge la pregunta de cómo se efectuaría la lidia y no hay documentación fiable. El novelista Luis Torres del Hoyo, en su novela, La novia de Gadir, hace una descripción de un encuentro de toro y hombre, pero que tras la lectura de la misma, se saca como conclusión, que no es más que una imaginaria narración que no se adapta, o mejor dicho, no explica, nada sobre la piedra de Clunia. Lo cierto es, que hubo un momento en el cual, el toro, que fue objeto de una distracción cinegética, dejó de serlo así, para convertirse en el objeto festivo del hombre y, con esto, nació la lidia del toro bravo. En un principio, el hombre tuvo la necesidad de entrar en contacto con el toro, con el fin de procurarse un alimento, y esto, le obligó a utilizar engaños, trucos y habilidades, que posteriormente, utilizó para burlarse de él y crear así, un medio de disfrute, alcanzando el carácter festivo, que hoy tiene. Hay, por supuesto, una diferencia que hemos de resaltar aquí. Mientras que en la caza, el animal acosado y muerto, tenía el aprovechamiento del mismo, en el toreo, una vez muerto el toro, el torero manifiesta su regocijo ante el toro abatido por su espada, y se vuelve hacia el público para recibir el beneplácito del mismo, desentendiéndose del toro que es arrastrado y quitado de la presencia del torero. La valoración de la representación de la piedra de Clunia, es interpretada como una singular manifestación, que no refleja para nada una escena de caza, sino que se trata de una nueva actitud del toro ante el hombre y de él ante el toro. Diríase que el hombre busca, provocando la embestida de la res, y eso, es una manifestación de la lidia. Dudosa es la leyenda de MITHRAS, sobre la influencia que pudo tener sobre el origen de la fiesta de los toros. Se refiere a una gran aventura vivida por MITHRAS, el cual, celebró un duelo con un toro, y cuando el toro es abatido, surge el hecho misterioso de que del cuerpo del toro nacen plantas y hierbas que recubren la tierra de verde, de la carne surgen los cereales y de su sangre, la vid. En los templos dedicados a este culto, presidía un retablo representando la escena de MITHRAS, dando muerte a un toro. No es del caso entrar en otras consideraciones sobre este culto, y su extensión, lo que sí queremos decir, es que este culto existió y se practicó en la península. No se puede conceder una gran influencia sobre las relaciones del hombre con la caza del toro, o de la utilización del toro para su divertimento. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Hay coincidencia en los primeros datos que se tienen sobre las celebraciones de toros, cuya finalidad de las mismas tenían un marcado carácter festivo. Sin embargo, queremos llamar la atención sobre un tipo de festejos, que se celebraban como consecuencia de algún voto de carácter religioso a finales de la Baja Edad Media, y a principios del siglo XVI. Aquí, el Concejo pagaba un festejo con el fin de cumplir una promesa al santo invocado con motivo de alguna súplica efectuada al mismo. En definitiva, era sacrificar a un toro en honor de una voluntad suplicada a un determinado santo. Todo esto nos asegura que la fiesta de los toros, tiene un origen claro de tradición religiosa en muchos casos, porque en otros, aunque tuvieran un carácter religioso y se llevaran a efecto bajo la advocación de algún santo, se organizaban simplemente con un afán festivo. Hay celebraciones con el toro con interpretación religiosa, como el de Arnedo, con la participación del oficiante y las autoridades. La de Pina en Zaragoza, que en la procesión de San Juan Bautista abría cortejo con un toro, que habitualmente iba enmaromado. En el convento de San Francisco de Oviedo, el día de difuntos, se soltaba una vaca junto al sepulcro de los Marqueses de Valdecarzana, por la servidumbre de la casa. Hay alguno más que ha ido desapareciendo, pero que no admite duda sobre su origen religioso. Hay otros ritos en levante, sobre el derramar la sangre de un toro, desde finales del siglo XII, sobre el iniciado, con otras matizaciones que eludimos aquí relatar, porque en algunos casos, o siempre, se realizaba con toros mansos, y no es el propósito de este trabajo, referirnos a ellos, sino al toro bravo. La significación de estas ceremonias, era simplemente la creencia de que con ellas se conseguía la inmortalidad del ser humano, al admitir que el toro era el autor de la creación y de la resurrección, pues la sangre del toro proporcionaba un reconocimiento temporal o eterno del alma. El vestigio que nos queda sobre estas celebraciones, apenas perduran en la provincia de Soria, con matizaciones más o menos afines a lo que supone la fiesta de los toros. Una de las actividades realizadas con el toro de tradición más antigua, es la de malcornar, es decir, sujetar el toro por los cuernos, torciéndole el Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. cuello para así, derribarlo y sujetarlo en el suelo. Pues bien, esta maniobra utilizada hace muchos años, y que representaba el valor del hombre para dominar al toro, y que pudo ser utilizada en algún espectáculo, hoy perdura, pero como actividad en el campo, y con toros jóvenes, concretamente, en la realización del herradero. Que dicha práctica se mantenga en la actualidad en representaciones circenses, no quiere decir nada sobre el tema que nos ocupa. Desde que tenemos documentos sobre el trato del hombre y el toro, los más viejos documentos pictóricos, nos representan la necesidad que la caza representaba para el hombre y entre los animales, figura el toro. Esto demuestra que el toro fue pieza codiciada en el arte de la caza, bien dándole muerte, o bien capturándolo. Actualmente, estos hechos están representados en la conducción del toro a través de los pertinentes dispositivos en el campo, hasta llegar, al embarcadero, y posteriormente, encajonarlos para su traslado a las plazas de toros.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. VIII. EL MILAGROS:
TORO
BRAVO:
SU
PRESENCIA
EN
LOS
No quisiéramos pecar de exclusivistas, o que se nos interpretara de ese modo, al hacer referencia a la participación del toro bravo al realizarse algún milagro. Es de suponer, que habiendo toros en todo el mundo, algún hecho milagroso puede haberse producido. Más, nosotros, no nos referimos más que a nuestra España, porque a lo largo de todo el año se están lidiando toros constantemente, y considerando la bravura de los mismos, parece que el misterio puede tener más importancia. No voy a describir aquí, todos los que de una forma más o menos formal, han sido descritos o publicados, bien como leyenda, bien como hecho constatado. Por ser salmantinos, vamos a referirnos solamente a dos hechos milagrosos, en los que el toro bravo fue el protagonista principal, y que sucedieron en Salamanca. Casos como estos hay un sinnúmero, pero como testimonio de todos, valgan solamente estos dos. Uno de ellos se refiere al milagro obrado por San Juan de Sahagún, patrono de la ciudad, santo que no solamente pacificó los bandos en que estaba dividida la ciudad, uno de ellos capitaneado por doña María la Brava, sino que además obró otro milagro en la calle del Pozo amarillo, de Salamanca, sacando de un pozo a un hombre que se ahogaba, tendiéndole su cíngulo, y cuyo acontecimiento se perpetúa en una lápida que hoy existe, y se conserva en la citada calle. El milagro taurino consistió, en que deambulaba el santo por una calle muy pendiente que comunica la plaza episcopal con la ribera del Tormes. Al final de la calle se encuentra una cruz, llamada de los ajusticiados, por ser allí donde se ejecutaba a los delincuentes. Sigue a continuación el puente romano, y en la explanada existente, en uno de los laterales del mismo, se celebraba hasta hace unos dieciocho años, el mercado de ganados. Teniendo en cuenta la persistencia de la raza morucha en el campo salmantino, estas vacas y toros eran conducidos en manada hacia el ferial, y entre ellos siempre había algún toro bravo, que por conveniencias del dueño, había sido utilizado en faenas agrícolas. Aunque ya sabemos que estos toros pierden parte de su bravura, pero no toda, en determinadas Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. circunstancias, puede salir a relucir la bravura que llevan dentro. Y así sucedió. Una espantada en medio del ferial, hizo que un toro se apartara del grupo, enfilara el puente romano hacia la calle en cuestión, donde se encontraba un grupo de niños jugando. Que embistiera al grupo o a un niño sólo, la realidad es que el toro estaba a punto de alcanzar a un niño, momento en el que San Juan de Sahagún se interpuso entre el toro y la criatura, diciéndole al toro: “Tente necio, deja a los niños en paz”. El toro frenó su carrera y se volvió mansamente hacia la feria. Desde entonces, la calle se llama calle de Tente Necio, en recuerdo del santo patrón. El segundo milagro acaecido por tierras de Salamanca, hace referencia a un paraje denominado La Vega, ubicado en el término municipal de Palacios del Arzobispo, pueblo que dista unos doce kilómetros de Ledesma, y treinta de Salamanca capital. Muy cerca de este paraje, se encuentra la dehesa de Espino Rapado, que hoy es propiedad de Pedro Gutiérrez Moya Niño de la Capea, tan cerca que son tierras colindantes, y en esta dehesa siempre ha habido ganadería brava. Pues bien, parece ser que todos los atardeceres, un toro semental se escapaba de la manda, estando ausente durante dos o tres horas, al cabo de las cuales, se reintegraba de nuevo a la manada. Como este hecho sucedía uno y otro día, el mayoral decidió seguirlo para comprobar cual era el motivo de la fuga, comprobando que al llegar a cierto punto, donde se encontraba un cercado, el toro saltaba la pared de piedra que había y comenzaba a escarbar en la tierra con los cuernos y las patas. Esto lo hacía durante un buen rato, y más o menos fatigado, regresaba a la dehesa donde se encontraba nuevamente con la manada. El mayoral contó a los demás vaqueros y montaraces lo que había visto y decidieron iniciar una excavación en el punto donde el toro ya había realizado un buen hueco. Apenas iniciado el trabajo, apareció una imagen de la Virgen, tallada en piedra, de unos noventa centímetros de altura, con la imagen de un niño en sus brazos. Avisadas las autoridades eclesiásticas y civiles, y comprobada la autenticidad de la imagen, se erigió una ermita en este paraje, donde se veneraba a la Virgen bajo la advocación de Virgen de la Vega. En la actualidad, la ermita está derruida y la imagen se conserva en la iglesia parroquial de Palacios del Arzobispo. Todos los meses de mayo se realizaba una romería con la Virgen, que era trasladada del templo parroquial a la ermita, y se realizaba la bendición de los campos y ganados, solicitando a la Virgen de la Vega, una buena cosecha. Esta romería conmemorativa de este milagro taurino es recogida en el cancionero de don Dámaso Ledesma, una de cuyas estrofas dice: Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Mocitas las de Palacios llevan mantilla de seda cuando van en procesión a la Virgen de la Vega. Esto nos da pie para que consideremos a continuación, el protagonismo del toro bravo en la literatura y en la poesía, pues aparte de leyendas y otros escritos más o menos fantaseados, la realidad es que el toro bravo ha ocupado y ocupa un lugar preeminente en estos campos.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. IX. EL TORO BRAVO EN LA LITERATURA: Entendemos que no se puede negar la belleza que la fiesta de los toros ofrece, y esto ha sido sin duda un enorme aliciente que ha espoleado a pintores y poetas para, de una u otra forma, escribir y plasmar estas fiestas. Este dato fue fácilmente captado por los poetas, que encontraron así su fuente de inspiración. Si la fiesta de los toros es admitida como Fiesta Nacional, no es de extrañar que la terminología taurina, sea utilizada con profusión, en la vida popular. No quiero unir nada a este tema, quede simplemente anotado el dato, de que el toro bravo en su evolución histórica, es el protagonista una vez más, pues es el responsable de que determinada terminología taurina, se haya incorporado a la expresión popular. Si en cuanto al lenguaje, el toro bravo ha tenido su protagonismo, no hay duda de que en la poesía ha sido motivo de inspiración, y una vez más, por lo tanto, protagonista. No puede dudarse de que la belleza del espectáculo taurino, tuvo la virtud de ser inspiradora de poetas. No queremos decir que esta poesía haya sido siempre alabanza de los toros. No, siempre ha habido poetas que se han manifestado en su poesía en contra de los toros. Queremos decir, que los poetas, son partidarios o no de la fiesta de los toros, pero en definitiva, según una u otra corriente, los poetas se han ocupado de las fiestas de los toros. Unas veces hay poemas exclusivamente dedicados a narrar los festejos taurinos, y consideramos como muy importante en este género el poema de Lope de Vega, La hermosura de Angélica, que juntamente con otros de la época, relatan poéticamente las costumbres de aquellos tiempos. En cuanto a la novela de tema taurino, ha sucedido que así como el ambiente y desarrollo de las fiestas son propicios para una buena narrativa, no hay grandes novelistas del tema taurino. Es quizás justificable por el hecho de que en el Siglo de Oro de nuestra novela, la fiesta no tenía el desarrollo y prestancia que hoy tiene, ya que a parte de las actuaciones de los caballeros de la nobleza en su toreo a caballo, otros festejos de tono menor eran participados por todo el pueblo y su narrativa no ofrecía al escritor el suficiente atractivo. Más tarde, cuando en el siglo XVIII, la fiesta toma incremento, el escritor no parece sentirse atraído para escribir sobre el tema. Ya, Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. prácticamente en nuestra época, han sido los extranjeros los que más han escrito, pero presentando una imagen no exacta de la realidad, lo que puede haber limitado la apetencia por escribir.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. X. EL TORO BRAVO EN EL TEATRO: Tampoco el teatro tiene abundancia de temas taurinos. Lope de Vega a lo largo de su obra, hace citas sobre los toros, pero no haciendo una obra en exclusiva de tema taurino. Lo mismo puede decirse de Tirso de Molina, Ruiz de Alarcón, Antonio Mira de Amescua y Calderón de la Barca. Hay un entremés de Francisco de Quevedo, El zurdo alanceador, otro de Luis de Quiñónez de Benavente titulado Baile de los toros, Francisco de Castro en 1.702 publica en Zaragoza, Los cuatro toreadores, y Juan Ignacio González del Castillo, edita en Cádiz en 1.812 un sainete titulado El aprendiz de torero. Hay más temas que no consideramos oportuno exponer aquí, por lo elemental de este trabajo. Pasando por alto el entrar en detalles, nos parece más oportuno referirnos a cómo a finales del siglo XVIII, es donde se encuentra como manifestación más clara del arte popular referido a los toros, el sainete.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XI. EL TORO BRAVO EN LA POESÍA: La poesía en los toros ha sido tan importante, que desde el 98 a esta parte, no ha habido poeta que no haya cantado en sus versos aconteceres taurinos. No entramos en este tema, pues entendemos que podríamos dejar muchos autores que popularmente han sido considerados verdaderos protagonistas de la narración de aconteceres taurinos.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XII. EL TORO BRAVO EN RELATOS POPULARES: En cuanto a cantares y tonadillas, hay abundancia de manifestaciones, posiblemente porque en cada lugar ha habido alguien que ha cantado a la fiesta, el suceso o la manifestación del rincón donde habita. Una vez más, quiero referirme a dos romances salmantinos, cuyos relatos son dos hechos acaecidos en la provincia de Salamanca, y tuvieron como protagonista al toro bravo. Uno de ellos acaeció en Peñaranda de Bracamonte, donde se produjo un desafío entre el torero local, Cachucha, y el aficionado de la misma localidad, el tuerto de Peñaranda: el reto consistía en saber cuál de los dos lidiaría mejor a un toro de más de seis años y el romance comienza: Cachucha le dice al tuerto al tuerto de Peñaranda si no matas ese toro es que no tienes alma. Parece ser que el tuerto que no veía la cosa muy clara, optó por darle largas al desafío... El tuerto dice a Cachucha vamos a echar un cigarro para después torear a ese torito tan bravo. Cachucha, más picado en su amor propio, quiere enfrentarse al toro cuanto antes... Cachucha ha llamado al toro nunca lo hubiera llamado. Se produce la cogida y muerte de Cachucha, siguiendo el romance... Las almendras que llevaba Cachucha entre la faja todas manchadas de sangre derramada por la plaza. Queremos aclarar que en las fiestas de todos los pueblos de Salamanca, existe una costumbre tan original, como es el comprar e invitar a las almendras, tanto a los asistentes a la fiesta, como a los que no han Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. acudido, que se les llevan. Son simplemente unas almendras en una sartén, y que se llaman, almendras garrapiñadas, teniendo fama por encima de las demás, las que se fabrican en Alba de Tormes. Tras la muerte de Cachucha, nuevos romances son entonados por gargantas populares, y uno de ellos viene a decir: Cachucha ya no es Cachucha Cachucha ya no es quien era Cachucha ya no es el mejor mozo que paseaba la ribera. En el cancionero de don Dámaso Ledesma, está editado un romance de Ramón Reyes, titulado Los mozos de Monleón, que hace referencia a la costumbre de este pueblo serrano de celebrar encierros, dándose una anécdota un tanto especial, ya que la madre de un mozo lo maldice, y le desea la muerte, cuando éste se encamina hacia el lugar donde se encuentran encerrados los toros. El romance dice así: Los mozos de Monleón se fueron a arar temprano alsa y olé se fueron a arar temprano para ir a la corrida y remudar con despacio alsa y olé y remudar con despacio. Al hijo de la veñuda el menudo no le han dado, al toro tengo de ir, aunque lo busque prestado. Permita Dios si lo encuentras, que te traigan en un carro, las abarcas y el sombrero de los siniestros colgando. Se cogen los garrochones, marcha las navas abajo, preguntando por el toro Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. y el toro ya está encerrado. En el medio del camino, al vaquero preguntaron, qué tiempo tiene el toro el toro ya está encerrado. En el medio del camino, al vaquero preguntaron, qué tiempo tiene el toro el toro tiene ocho años. Muchachos no entréis a él, mirar que el toro es muy malo, que la leche que mamó, se la di yo por mi mano. Se presentan en la plaza cuatro mozos muy gallardos, Manuel Sánchez llamó al toro nunca lo hubiera llamado, por el pico de una albarca toda la plaza arrastrando; cuando el toro lo dejó, ya lo ha dejado muy malo. Compañeros, yo me muero amigos, yo estoy muy malo, tres pañuelos tengo dentro, y este que meto, son cuatro. Que llamen al confesor, para que vaya a auxiliarme. No se pudo confesar, porque estaba ya espirando. Al rico de Monleón le piden los bues y el carro, para llevar a Manuel Sánchez, que el torito le ha matado. A la puerta la veñuda arrecularon el carro; aquí tenéis vuestro hijo Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. como lo habéis mandado. Al ver a su hijo así, para atrás se ha desmayado. A eso de los nueve meses salió su madre bramando, los vaqueriles arriba, los vaqueriles abajo, preguntando por el toro; El toro ya está enterrado.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XIII. LA FIESTA CON TOROS BRAVOS: Las corridas de toros tal y como las vemos en la actualidad, con una organización definida, burlando al toro bravo, para ir poco a poco situándolo en condiciones de ser dominado por el actuante (torero) de a pie hasta darle muerte en la plaza, no aparece en el transcurrir del tiempo hasta finales del siglo XVII o principios del XVIII. Hay pues una etapa muy larga, durante la cual, los toros bravos son utilizados con dos fines claramente definidos: uno de ellos es el ser toreados a caballo, castigados con lanzas y acosados hasta darles muerte. Este ser burlados a caballo era privativo de los nobles y aristócratas, que con este espectáculo, intentaban demostrar a los demás, su destreza y valor hasta conseguir el fin expuesto antes. Era, en definitiva, como si de una competición deportiva se tratara, exhibida ante unos cuantos invitados. El otro fin es su utilización como celebración nupcial. En este caso no se utiliza el toro para ser sorteado, eludir su embestida, o realizando otro tipo de maniobras que pusieran a prueba el valor y la destreza del hombre. Aquí lo que se hace es dominar en primer lugar al toro, impidiéndole que vaya por el camino que él quiera, obligándole a seguir el camino que el hombre le marca. Para ello se le ata con una soga y se le excita con arponcillos, pinchos, etc.. Con la finalidad de que ponga de manifiesto su bravura y arremeta contra los que por uno u otro extremo sujetan la soga. Era en la región extremeña, donde más arraigada estaba esta tradición desarrollándose en los días de boda, donde el novio y sus acompañantes conducían de esta forma al toro hasta la puerta de la novia y una vez allí el novio procedía a sacrificarlo. Esta manifestación es referida en las Cántigas de Santa María de Alfonso X, describiendo en una de ellas, cómo cierto caballero que iba a contraer matrimonio, pidió que llevaran unos toros al lugar donde iba a casarse, con el fin de que fuesen corridos. Es, posiblemente, que de este hecho sea de donde surge la denominación, que se utiliza todavía en los festejos taurinos de llamar a éstos “corridas de toros”. Para nosotros las corridas de toros tuvieron su nacimiento en España, porque entre otras razones, desde los tiempos más remotos, los españoles vienen lidiando toros bravos. No admitimos que romanos, árabes y bereberes, fueran los que importaran esta fiesta a España. No dudamos que los romanos vieran en sus Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. circos el toro, pero el toro bravo, aquí, se utilizó como otra fiera cualquiera, luchando contra el hombre. El arte de lidiar el toro bravo, no surge de ceremonias y ritos antiguos, como la taurobalia, la taurofonía o la taurocatapsia. El toro era cazado, no lidiado, como lo demuestra una inscripción aparecida en Pérgamo fechada en el año 137 de nuestra era. Hay un bajorrelieve conservado en el Museo de Oxford, en el que se ven representados, lances de las cacerías del toro y otros aconteceres de los mismos. Todo esto lo encontramos relatado en la novela de Teágenes y Cariclea, escrita por el Obispo Heliodoro de Hemeris en el siglo III. Descubrimientos no muy antiguos hechos en Creta, conceden una mayor antigüedad a estos juegos; concretamente unas piedras grabadas y unas pinturas halladas en el Palacio de Cnosos, se les concede una antigüedad de tres o cuatro mil años, y en ellas se ven reflejadas, escenas de juegos, donde jóvenes de ambos sexos, juegan con toros, agarrándolos por los cuernos, saltándolos, etc.. No faltan autores que opinan que diferentes juegos de toros, llegaron a Roma desde Tesalia y de Ática. Entendemos que no fue así, sino que es más lógico pensar que fuera desde España, pues Julio César, fue el primero que autorizó los juegos de toros, y hasta se asegura, que fue en España, donde Julio César vio torear, y aprendió a torear. Se sabe también, que el emperador Claudio, organizó fiestas de toros, en las que la finalidad de las mismas, era el derribar al toro. En el siglo I, el gramático Asconio, relata que una forma de excitar al toro bravo, era arrojándole un muñeco relleno de paja. Siendo tan remota la costumbre de que el toro bravo estuviera presente en los festejos principales, no es de extrañar, que famosos personajes de la Historia, se hayan visto implicados en estos actos. No ha faltado quien ha implicado al Cid Campeador en el arte de “alancear” toros, o mucho tiempo después, el emperador Carlos V, en la plaza de Valladolid. Todo ese grupo de participantes, no deja de ser punto de leyendas y romances, sin tener fundamento histórico fiable, pero que refleja sin duda el enorme interés por el toro bravo, que en España se tenía. Tuvo grandes altibajos la fiesta de los toros, dependiendo del interés que por la misma sintieran reyes y gobernantes. Pedro I de Castilla y León fue aficionado, como también Enrique II, Enrique III, Juan II, Enrique IV, Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. etc.. También los Reyes Católicos permitieron esta fiesta que era de poco agrado a la Reina Isabel I. Con el emperador Carlos V, adquiere un gran auge pasando por una serie de vicisitudes, al excomulgar, en tiempo de Felipe II, a los asistentes a estos espectáculos el Papa Pío V. Felipe V no fue precisamente un aficionado, lo que motivó que la fiesta decayera y la nobleza se recreara menos con estos espectáculos. Esto dio motivo a que el pueblo participara y recogiera el testigo que abandonaba la nobleza, convirtiéndose después el espectáculo en un acto remunerado.
Plaza de Toros de Pamplona. Encierros de San Fermín de 2.001. Fotografía de David Herrero Sánchez.
Si bien el rejoneo era el principal espectáculo, éste consistía en definitiva, en trasladar a la plaza lo que a caballo se hacía en el campo. Como estos rejoneadores necesitaban unos ayudantes o auxiliares a pie, esto dio lugar a que los toreros a pie hicieran acto de presencia en la plaza durante el festejo, y no es aventurado asegurar que en ese momento nace el toreo a pie. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. La actuación del auxiliar o torero a pie, comenzó a valorarse, y así en el siglo XVIII, los toreros a pie ocupan ya un puesto preeminente, hasta que en 1.740, Pepe el de Ronda, “mata bien”, dos toros en Sevilla. Pasa el tiempo y la dedicación al toreo a pie, de Melchor Conde, los hermanos Palomo, Francisco Romero, José Cándido de Chiclana, Joaquín Rodríguez Costillares, José Delgado Pepe Hillo, y Pedro Romero, pueden ser considerados como los responsables de impulsar la fiesta de los toros al nivel que actualmente tiene. Es verdad que en el día de hoy, la fiesta tiene más arte, ha evolucionado en el sentido de haber perdido crudeza, lo que ha motivado la evolución en el tiempo del protagonista principal de la fiesta que es el toro bravo. No puede admitirse que todo haya sido fruto de la casualidad. La fiesta ha evolucionado porque así lo ha ido exigiendo el gusto del aficionado, y para ello ha sido imprescindible hacer evolucionar al toro bravo hasta conseguir que aquel toro fiero primitivo haya llegado a la hermosa presencia del toro bravo actual. Es curioso, que entre los altibajos sufridos por la fiesta de los toros, se haya producido un hecho que nos llama poderosamente la atención. Mientras Pío V excomulga a los asistentes a la fiesta de los toros, pasados los años, se celebran corridas de toros en acontecimientos tan significativos como la “Traslación del Santísimo Sacramento de un altar a otro”, fiestas patronales, canonización de Santa Teresa de Jesús, etc.. Incluso, existía una cofradía en Cáceres que no admitía a ningún miembro en la misma, si no sabía lidiar toros. Por orden de 15 de junio de 1.830, del Ministerio de Hacienda, se estableció en Sevilla, una escuela de tauromaquia, que aunque desaparecida años después, marca una etapa más de la lógica evolución del arte de torear, buscando un adiestramiento y una técnica en el toreo a pie, que es imprescindible para realizar una buena lidia a un toro bravo. No está nada claro, en qué momento surgió el toreo, porque si bien es verdad que las ganaderías de toros bravos, surgen no hace mucho tiempo, así como la regulación de las corridas de toros, hay un enorme espacio de tiempo, en el que el toro ya existía, y el hombre lo utilizaba, lo que hace suponer que el toro bravo, desde siempre, fue esquivado o burlado por el hombre, y esto, necesariamente, tuvo que suceder en el campo. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Alguien ha escrito que, necesariamente el hombre, unas veces para sacrificar al toro bravo, para conducirlo de un lugar a otro, o para obtener algún beneficio del mismo, tuvo que verse ante la necesidad de evitar su embestida, surgiendo así la destreza o habilidad del hombre, para, burlando al toro, evitar las consecuencias de la embestida del mismo. En las tierras salmantinas, a cuyo campo, los salmantinos procuramos salir tantas veces como no es posible, hemos observado infinidad de veces la actitud del mayoral de la ganadería cuando se acerca a la vacada, y siempre hemos visto, cómo el mayoral, toma todo tipo de precauciones, se acerca o se aleja, pero observa en todo momento los movimientos de los toros bravos. Todo esto, nos hace pensar, que el hombre como ser superior que es, conocedor de las reacciones del toro bravo, ha conseguido una serie de movimientos encaminados a esquivar la arrancada del toro. La inteligencia del hombre, triunfa sobre la del toro, determinando así que en ese juego disputado entre los dos, debería triunfar siempre el hombre. No nos referimos al triunfo artístico, que se puede conseguir o no, sino a que la víctima, debe de ser siempre el toro. Existe un rico anecdotario sobre las peripecias sufridas conduciendo toros, bien a otra finca, bien al matadero, sobre escapadas de alguna res. Peripecias que son recogidas en El Fuero de Zamora de 1.327, El Fuero de Sobrarbe, y otros, que demuestran la posibilidad de que nacieran por esta circunstancia los tan arraigados encierros que hoy siguen manteniéndose en numerosos pueblos, siendo los más conocidos los de Pamplona. Como conclusión a estos hechos relatados, nos parece que podemos asegurar, sin lugar a equivocarnos, que la fiesta de los toros surge en el campo primero, quizás por necesidad, y después como diversión, aprovechando las características de la embestida del toro, para juego del hombre. No encontramos grandes testimonios relativos a las fiestas de los toros en la Alta Edad Media. Hay algún documento, como la carta enviada por Sisebuto a Eusebio, Obispo de Barcelona, afeándole su poca afición a los toros. Hay otro testimonio, el de San Isidoro, que censura la existencia de los circos, y esto nos vale simplemente para decir que no todos los espectáculos circenses no tenían en su, llamémosle programa, espectáculos de diversa índole, sino que en muchos estaba incluido el toro. Hay una serie de cantares que prosificados refieren fiestas de toros, como en las bodas de las hijas del Cid con los Infantes de Carrión, sobre los Infantes de Lara o el Poema de Fernán González. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. En el siglo XIII, las fiestas de toros se daban con gran profusión. Las Cántigas de Don Alfonso Gonzalo de Berceo en otro escrito, relata una suerte primitiva de capa, y hay más relatos. Más de todos ellos, lo que nos interesa saber por su contenido, es que en el siglo XIII había una tradición taurina que se remonta al IX. El Rey Sabio en las Partidas, hace referencia a los hombres que por lidiar toros cobraban dinero, lo que era considerado como innoble, pues entendía que el medirse con un toro, sólo debía hacerse para probar su fuerza. Sin embargo, estos hombres que mataban toros, eran conocidos en Navarra, Rioja y Vizcaya como “matatoros”. Tenemos entonces, que hay datos de cuando se comenzó a retribuir a los que lidiaban toros. El rey de Aragón, Juan I, en 1.387, y con anterioridad, en 1.385, Carlos II de Navarra, decretaron se les pagara a los hombres que habían llegado para lidiar y matar toros. Hay un documento de Carlos III, que en 1.388, solicita le envíen dos toros buenos y otro de éste mismo, que data de 1.401, que da el nombre del matador, Juan de Santander, y en parecidos términos, se dispone en otro documento de 1.391 de Juan I de Aragón. No hay grandes datos sobre la actuación de estos matadores, y si bien se sabe que en fiestas, la participación era multitudinaria, de manera que se le lanzaban al toro todo tipo de objetos punzantes y cortantes, hay referencia sobre el matatoros con venablo. No parece que el lanzar un venablo entrañara mucho riesgo, y teniendo en cuenta que se les pagaba, y bastante bien a los matadores, esto hace suponer que su actuación entrañaba riesgo, y que tenían que poseer ciertas habilidades, para salir airosos del lance. A favor de los matadores está el hecho de que estas fiestas eran organizadas por la nobleza, aislándolas así de la participación multitudinaria del pueblo. De la misma manera que se solicitaban toros, se requería la presencia de este o aquel matador, para que matara los toros. En los siglos XIV y XV, en Navarra y Aragón, solamente se practicaba el toreo a pie, que, por cierto, era muy del agrado de la concurrencia. En esta época ya se habla de algunas formas de practicar el toreo, como es la lanzada a pie y a caballo. Se cuenta con el testimonio de cuando Pedro el Cruel ordenó matar a Garcilaso de la Vega, y depositar su cadáver ante el Palacio Episcopal en Burgos, y como llegaba el Rey, se corrieron toros que masacraron el cadáver, hasta que por fin fue retirado de allí.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. También Castilla y León celebraba sus fiestas de toros, como lo demuestra que en la coronación de Juan I en Burgos, se corrieron diez y seis toros, y también Badajoz y Sevilla fueron escenarios de celebraciones taurinas. No podemos pasar de largo, a cerca de la relación que haya podido existir entre los árabes y las celebraciones de toros. Se ha hablado mucho por algunos historiadores de que en los orígenes del toreo, ha habido una cierta influencia árabe, y no es así. Es lógico que dada la convivencia entre árabes y españoles, hubiera una participación bilateral en las fiestas de los toros, y precisamente se puede suponer que es más fácil, que la poca influencia haya sido por parte de los españoles sobre los árabes, y no al revés. Se coincide por los estudiosos de la fiesta de los toros, que no hay influencia alguna de los árabes sobre las celebraciones de toros, y los relatos que existen, bien en prosa, bien en verso, son fruto exclusivo de la imaginación del autor. Como mayor apoyo de que los árabes no tuvieron influencia alguna sobre las fiestas de los toros, hay que considerar que su religión prohíbe absolutamente maltratar a los animales y de todos es sabido, cómo esta raza cumple sus preceptos. A esto hay que unir que los toros africanos carecen de presencia, corpulencia y acometividad. En el siglo XVI, las celebraciones de las fiestas taurinas quedan plasmadas para analizar como documentos, una serie de grabados que no son lo suficientemente expresivos sobre cómo eran estas celebraciones. El toreo a caballo aparece en las plazas, y la suerte principal es la lanzada a caballo, sustituida poco a poco por la garrocha. La suerte de la lanzada es anterior al siglo XVI, y la garrocha difería de la lanzada en que así como ésta hiere al toro, la garrocha no. Actualmente la utilización de la garrocha es norma diaria en las faenas del campo. Pero la historia del toreo, y por tanto, la forma de enfrentarse el hombre al toro bravo, pasa por una serie de altibajos, de disquisiciones y preferencias, que sería un tanto prolijo enumerar. Basta con saber que en el siglo XVII, triunfa el rejoneo de manera que se erige en fórmula casi única del toreo de los caballeros. Ilustres cortesanos son los practicantes de esta forma de torear. Pero sin entrar en pormenorizar, si el toreo a caballo se practicaba por honor, competición, o como algunos historiadores han dicho, que la presencia del caballero en la plaza, era como defensa de los que en la plaza se encontraban participando a pie del festejo de toros, la realidad es que el caballero era ayudado o auxiliado por gentes a pie, y esto dio motivo a que en el siglo XVIII, momento importante del rejoneo, los que participaban a Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. pie adquirieran gran importancia, con lo que a partir de aquí, el toreo a pie va imponiéndose hasta llegar a lo que hoy es. El caballero echaba el pie a tierra empuñando la espada, tras haber doblado sobre su brazo la capa que llevaba en la monta del caballo, se disponía a clavar la espada en el cuerpo del toro, no valorando el público asistente la colocación de la misma, sino su eficacia. En el siglo XVIII cuando el pueblo invade con verdadera pasión las fiestas de los toros, dándose el caso de que si hasta aquí el toreo a caballo había disfrutado de cierto clasismo al ser más bien practicado por la nobleza, al entrar el pueblo a tomar parte en las celebraciones taurinas, la nobleza desciende de su pedestal y se apresta a la participación popular. La celebración de toros pasa de ser una prueba de habilidad y valor, a un bullicio popular de participación multitudinaria. En los orígenes de las fiestas de toros, juegan un papel importante las Reales Maestranzas de Caballería. La finalidad de éstas, era el mantenimiento continuo como preparación para posibles campañas. Los ejercicios a caballo eran preferentes, y vencido el siglo XVII se incorpora el toreo a caballo en esa preparación permanente, porque se entendía que con esta práctica, no solamente se adiestraba el caballero con la monta del caballo, sino que se acostumbraba a estar frente al peligro. La Maestranza de Sevilla es la que mayor influencia ha ejercido en el desarrollo de las corridas de toros. La gracia y predisposición para crear arte toreando, tuvo como fruto que los ayudantes a pie, interesaran más por sus actuaciones, que los que iban a caballo. Para José María de Cossío, el toreo a pie es de origen pirenaico, mientras que el que se practica a caballo, es de origen andaluz. Para este autor, la lidia actual tiene su nacimiento en el siglo XVII. Fundamenta este hecho en que la relación más directa del hombre con el toro se efectúa con el cuidado de ésta, y la influencia del clima y de los pastos, como ya se explica en otra parte de este trabajo. Hay que tener en cuenta que las características geográficas de España, han determinado unas diferencias de carácter en sus habitantes, que no solamente se ha traducido en la diferencia de costumbres, sino también en el campo de la política. Estas diferencias de carácter de costumbres y de comportamiento, es lógico que tengan su influencia en la forma de tratar y dominar al toro bravo que ha de acusar por tanto, y verse influenciado por la diferencia de tierras y carácter de los hombres que las habitan.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Queremos insistir una vez más que el toro bravo tiene que haber existido en toda la geografía española, pero que en algunos parajes ha desparecido influenciado principalmente por la diferencia climatológica, la calidad de los pastos, y la habilidad o paciencia del hombre para tratar al toro bravo. Hay toros bravos, no en abundancia, en tierra de campos, abundante en Salamanca, Extremadura, Guadarrama, Toledo y Andalucía, siendo aquí con preferencia cerca del Guadalquivir. Mas el origen de estos toros bravos, parece ser que debe de buscarse en la Andalucía llana, y en lo más abrupto de los Pirineos navarros. Tanto es así, que Deza en el siglo XVIII, destacaba los toros navarros y andaluces, concediéndoles menor importancia o categoría a los toros castellanosleoneses. Posiblemente el toro navarro, por lo abrupto del terreno, el clima crudo, es de menor tamaño y sus cuidadores han de dominarlos a pie, mientras que en el andaluz, en terreno más llano, menos agreste, se utiliza el caballo para su dominación. Con esta diferencia de trato, hay que sacar una conclusión, y es, que el manejo a pie supone el estar en posesión de una serie de recursos que permitan, bien corriendo, bien fintando, en una palabra, eludiendo la cometida del toro con habilidad y no enfrentándose por la fuerza, pues a pie no tiene objeto el utilizar una garrocha. En Andalucía, se puede eludir la acometida del toro, con la galopada del caballo, o en un ataque cercano, hacerle frente con la garrocha, que hasta puede derribarlo. Vemos como el trato con el toro es distinto desde el caballo, que a pie. El hombre a pie, ha de esquivar, quebrar, y recortar, cuando no dispone de refugio apropiado, sumando a esto, fortaleza física para poder realizar estas maniobras. Esta maniobra, demuestra perfectamente la diferencia que existe entre los encierros a pie, que se hacen en Navarra, con el riesgo que esto conlleva, a los que se hacen por Castilla y León, ayudados con caballos desde los que se domina perfectamente al toro. Pudiéramos decir, que en los encierros navarros, los mozos ejecutan una suerte campera, pero dentro del casco urbano de una ciudad. Esto es interpretado por algunos autores como un inicio de la lidia a pie, un tanto rudimentaria. Podemos admitir que el quiebro, el recorte, la carrera, el salto, etc. son el fundamento del toreo a pie, que después ha ido evolucionando poco a poco hasta llegar al toreo moderno. Ante todo lo anteriormente expuesto, no es aventurado conjeturar que los vaqueros, mayorales o pastores al cuidado de los toros bravos, han sido los primeros maestros del toreo, porque burlar, dominar, quebrar, etc., con mayor perfeccionamiento, por supuesto, es lo que hace el torero, luego, Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. puede decirse, que el vaquero a pie, ha transmitido a la plaza lo que ha realizado en el campo, y el vaquero a caballo de igual forma. Por lo tanto, no es ninguna suposición gratuita el pensar, que el toreo a pie, nació en el Pirineo, y el que se realizaba a caballo en Andalucía. El toreo a caballo inicia su decadencia por el Norte, al tiempo que el toreo a pie, invade progresivamente toda la península hasta llegar a Andalucía, que si al principio no lo recibió muy convencida, dándose cuenta de que se imponía sin remisión, lo aceptó y lo mimó con tal acierto que lo fue convirtiendo en arte. El Conde de Aranda en 1.768, solicita de los Intendentes, que envíen relación de vacas y toros bravos existentes en su distrito, y el número de festejos que se celebraban. Pero, suponemos que éstos recopilaron datos y cifras erróneos. Tanto es así, que aunque se celebraron un buen número de festejos, no se exigía una determinada procedencia, por lo que el resultado del comportamiento del toro bravo, no ofreció una garantía especial. Los ganaderos con una camada de vacas de número superior a las doscientas, comenzaron a realizar señales a éstas, para demostrar la posesión de un número tan elevado. En estas circunstancias los toreros comenzaron a seleccionar las ganaderías, solicitando aquellas que por un mejor conocimiento de sus orígenes, o haber comprobado un buen resultado en otros festejos, les ofrecían mayor garantía. No es por lo tanto de hoy que los toreros no acepten determinados toros. Del mismo modo que hoy los toreros piden corridas poco duras, con nobleza y bravura, y sobre todo, a ser posible, que se adapten a sus características, rechazando aquellas que no reúnan estas condiciones. En 1.768, fueron rechazados los toros de la ganadería salmantina de Peñeiro, por las desgracias que habían causado en una corrida celebrada en Valladolid. Hay un pasaje que encaja perfectamente en estas consideraciones, y es el surgido con motivo de la Jura de Carlos IV, y en cuya corrida había de intervenir Pedro Romero, al cual el Corregidor, preguntó si se obligaba a matar los toros de Castilla y León, a lo que contestó que sí se obligaba, siempre que fueran toros que pastaran en el campo. Pedro Romero solicitó del Corregidor que le aclarara el porqué de esta pregunta, manifestando el Corregidor, que sus dos compañeros allí presentes, Costillares y Pepe Hillo, le habían solicitado que se prohibiera la lidia de los toros castellanoleoneses. Esta anécdota hay que explicarla porque indudablemente encierra un contenido importante, y es que al referirse Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Pedro Romero a toros que pastan en el campo, quería eliminar aquellos que habían sido alimentados con pienso. Pero no era eso lo malo, sino que a lo que en realidad se refería Pedro Romero, era que en épocas inmediatamente anteriores, el comer pienso el ganado, no era con fines de engorde o de que se encontraran más lucidos a la hora del espectáculo, sino porque los habían utilizado para fines de sus trabajos agrícolas, llegando a tal punto, que incluso algunos toros que habían sido enganchados al carro, fueron después soltados en plazas para ser toreados. En esto se fundamentaba la respuesta de Pedro Romero, y esta anécdota dio lugar al proverbio que dice: “El toro de cinco y el torero de veinticinco”. A finales del siglo XVIII, el público comienza a manifestar sus exigencias, que se clarifican todavía más, a principios del XIX, y comienzan a celebrarse las corridas de seis toros, todos pertenecientes a la misma ganadería. En la primera mitad del siglo XVIII, hay una gran disparidad de criterios sobre la lidia de los toros, pero de lo que no hay duda es, que es en ese período cuando queda el público perfectamente definido, en cuanto a su deseo de contemplar la lidia a pie practicada con gusto y arte, y es a finales de este siglo cuando se organiza y ordena la lidia, interviniendo picadores, banderilleros y matadores. Poco a poco se va masando la evolución definitiva de la fiesta de los toros, si bien no sucedió del mismo modo en todas las regiones españolas. Ya se ha comentado la importancia que tenían los auxiliares a pie para los rejoneadores, ayudándoles en todo lo que necesitaban. Pero hay un relato dedicado a estos auxiliares a pie, el cual, refiriéndose a ellos, dice que cuando el toro no embestía o se apartaba del caballero, los que iban a pie los excitaban con gritos y silbidos, hasta que el toro se colocaba en el lugar conveniente y más propicio para el que iba a caballo. Algún autor ha comentado sobre esto, que bien pudiera ser este comportamiento, lo que en la actualidad se llama, poner en suerte. Del año 1.731, quedan en la Real Maestranza de Sevilla, ciertas cantidades abonadas a estos toreros a pie, llamando la atención que los varilargueros, ya cobraban más que los toreros a pie. Dos años después, ya figura el nombre de un torero, dato que hasta ahora no había sucedido, siendo el de Miguel Canelo, que recibe una sustanciosa cantidad por su actuación. Por esta época también, ya se hablaba de estoquear toros y se establecieron las categorías de estoqueador primero, estoqueador segundo, estoqueador tercero y medio espada. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Si esto sucedía en Sevilla, no parece ser que fuera lo mismo en otras plazas, y se considera la de Navarra como pionera en la buena organización de estos espectáculos. Se practicaba un toreo basado en la fuerza y agilidad del diestro, que utilizaba para burlar y eludir la embestida del toro. No poseían el ritmo, la quietud ni la plasticidad que empezaron a demostrar los andaluces. En 1.750, se publica un documento que se denomina cartilla, que viene a decir cómo se ejecutaban las suertes, y en definitiva, lo que era una corrida sobre el año 1.700. Esta cartilla incluye, sobre todo, una serie de consejos dirigidos al aficionado y no al profesional. Dispone el orden que ha de seguirse durante la lidia, es decir, que ha de comenzarse toreando de capa, seguir con las banderillas, para acabar con la muleta y la estocada. El que no haga referencia a los iban a caballo se puede interpretar como que son considerados de inferior categoría. Describe el traje de los toreros, haciendo especial referencia a la forma de atarse los cordones de la taleguilla para sujetar las medias, maniobra que requería cierta habilidad para el trenzado de los mismos que rematados por las borlas o machos, suponían un adorno con cierta gracia. El traje era de ante y cubría el cuerpo del torero para preservarle de las cornadas. En cuanto a la suerte de capa, el torero podía sacarla por encima o por debajo de la cabeza del toro comentando la dificultad de esta suerte. Las banderillas se clavaban, bien de una en una o a pares, y al describir la forma de banderillear, se comprueba que hoy no se practica la suerte de esa forma de banderillear, pues la descrita se denomina a topacarnero. Insistimos, hoy ya no se realiza. En cuanto a la suerte de matar, describe la de recibir. La muleta no era preceptivo el utilizarla. Ya se sabe que era de color blanco y el estoqueador generalmente la utilizaba solamente para colocar al toro lo más favorablemente posible para clavar el estoque. No está claro que fuera Francisco Romero el primero que utilizó la muleta. Lo demuestra el hecho de que a finales del siglo XVIII se armaba con un capote. Hay un dato a desarrollar en cuanto a toreros se refiere, y es que había una serie de toreros gozando de gran popularidad en determinadas regiones, y prácticamente desconocidos en otras, por lo que cada historiador, hace referencia marcada sobre unos, y prácticamente no cita a los demás. Esto se debe a la dificultad de desplazamientos en aquellas épocas, que puede suponerse eran lentos y costosos, por lo cual podemos decir que Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. prácticamente cada región tenía sus toreros, más que por merecimientos del torero, por dificultades de que vinieran de fuera. El hijo de Francisco Romero, introdujo una gran reforma en la formación de las cuadrillas, lo que venía determinando el comportamiento de los toreros y su colocación en la plaza durante la lidia. Esta reforma alcanzó su punto culminante con Francisco Montes, Paquiro. En el contrato del matador tenían que figurar los nombres de los integrantes de la cuadrilla. Los varilargueros, obedecerían las órdenes del torero, los peones poner las banderillas, y en definitiva, prestar la máxima ayuda al torero al llegar el momento de matar al toro. Sigue evolucionando la fiesta de los toros y el adiestramiento. Joaquín Rodríguez Costillares, aportó unas reformas, las cuales siguen vigentes en la actualidad. A él se debe la invención del volapié en el momento de matar al toro, y sobre todo, que esta suerte requiere una colocación especial para practicarla con la pureza y belleza que necesita. Para esta colocación, no había más remedio que utilizar la muleta, pero no para engañar o burlar al toro y salirse de él, sino como instrumento de mando y sometimiento del toro. Aquí comienza la muleta a ser un instrumento clave en la lidia de los toros. Este mérito de torear con la muleta para dominar al toro y matarlo practicando la suerte de volapié, es de Costillares. Todas las suertes del toreo son interpretadas de manera personal por los distintos toreros de forma distinta. Nosotros no debemos aquí juzgar cuál es la suerte que más gusta o la que tiene más dificultad para ser realizada con pulcritud y arte. A unos gusta la interpretación que hacen unos, y para los demás, cualquier cosa que suponga más o menos riesgo, le dan una importancia que seguramente no tiene. En tertulias y mentideros taurinos, se ha discutido mucho sobre la interpretación de las suertes. Coincidencia exacta no hay entre todos. Se me ocurre comentar una suerte que yo considero es fácil de practicar siempre, y cuando el torero esté en posesión de unas enormes facultades físicas, tener sentido de la distancia y calcular el momento exacto del encuentro con el toro. Me refiero a la suerte de banderillas. Esta suerte mientras que para unos es de una gran dificultad, los mismos profesionales coinciden en que es la suerte más fácil de realizar, siempre y cuando se den las tres condiciones a que antes hemos hecho referencia. El autor más veterano de este estudio, insiste mucho, y como profesional de la medicina que es, en que la interpretación física es fundamental en el torero. No se interprete esto como que el torero ha de estar siempre corriendo para escapar del toro. No, las normas parar, templar y mandar, son imprescindibles para ser un Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. buen torero. Pero no podemos olvidar que una arrancada imprevista del toro obliga a reaccionar al torero de tal forma que tiene que tener los reflejos y la elasticidad de un corredor de cien metros lisos, pues de lo contrario los resultados ya se pueden deducir. Ha de tener el fondo de un corredor casi maratoniano, pues nunca se sabe las dificultades que ha de presentar el toro y lo que va a durar la corrida. Sin fondo, el resultado se ve venir. Finalmente, sobre este tema, nosotros quisiéramos decir, que la discusión viene sobre la forma de interpretar las suertes, porque, desgraciadamente, la mayor parte de los aficionados, no parten de un principio básico, que sin él, es difícil juzgar, la actuación de un torero. Nosotros diríamos que hay tres tipos de toreros: los espectaculares, que hacen su faena siempre mirando a la galería, que les concede las orejas; los artistas, que derrochan sentimiento y arte hasta el punto de que causan la impresión de que torean para ellos mismos, pero que ese sentimiento son capaces de transmitirlo al público; y los poderosos, que son capaces de sacar muletazos con más o menos arte a cualquier toro, sea manso, con sentido, etc..
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XIV. PRESENCIA DE CORRIDAS DE TOROS:
LOS
VETERINARIOS
EN
LAS
Dentro de la evolución histórica del toro bravo, hay un tema que consideramos de sumo interés, pues sentado ya el origen del toro y su utilización para la lidia, juega un papel primordial la presencia del veterinario para el reconocimiento de los toros bravos que van a ser lidiados. Es una prueba más del interés del hombre por modelar el toro bravo, para conseguir el fin a que se destina. Es evidente que se hacía imprescindible el veterinario como técnico y depurador en defectos que afearan la presencia del toro bravo en la plaza. Esta necesidad no se manifiesta hasta el siglo XIX, no encontrándose en modo alguno, antecedentes sobre la actuación veterinaria. Justifica la ausencia del veterinario en las fiestas de toros el hecho de que el toreo a caballo fue anterior al toreo a pie y al tratarse de fiestas organizadas por y para la alta sociedad, lógicamente cabe pensar que los ganaderos escogieron lo más selecto de las camadas, para sus fiestas. Es precisamente cuando los caballeros pierden su afición y aparece el profesional del toreo, cuando se inicia una nueva etapa, ya que de ser una reunión de amigos, pasa a ser un espectáculo público donde intervienen, empresarios, ganaderos de toros bravos, público que abandona la localidad, etc.. Lógicamente tiene que surgir la reglamentación de espectáculos. Si esa reglamentación, marcando deberes y obligaciones, alcanza al toro bravo, no se puede dudar de que el toro bravo entra en una nueva etapa evolutiva, donde la presencia del veterinario le condiciona a presentar unas condiciones morfológicas definidas. Parece ser que fue en 1.866, cuando se plantea la necesidad del veterinario para el control de toros y caballos que han de intervenir en la lidia. Sin embargo, los reglamentos no especificaban el cometido del veterinario, limitándose éstos simplemente a describir la alzada del caballo, así como la edad, peso, trapío, etc., del toro. Es el veterinario municipal al que se responsabiliza de la comprobación de estos extremos. Hasta llegar al momento actual, este servicio veterinario, pasa por una serie de vicisitudes, hasta quedar reglamentado, en cuanto a función, asesoramiento, honorarios, etc.. Lo que realmente nos interesa resaltar aquí es, cómo la actuación del veterinario responde a la necesidad de controlar el toro bravo, que en Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. permanente evolución para mejorar su presencia, bravura, etc., es llevado diestramente según su criterio y conocimientos por el ganadero. En el transcurrir de los años 30, surgió una fuerte preocupación de los ganaderos ayudados por los veterinarios, por una serie de matices con respecto al toro bravo. Se analizaron intensamente los nuevos modos de manejar la ganadería, fue general el interés despertado por lo que a tamaño y trapío de los toros se refiere, y se tuvo muy en cuenta si la forma de la puya y su función en la lidia, era la más adecuada. Por una serie de causas de todos conocidas, sin apenas festejos, ganaderías mermadas y demás, nos adentramos en los años cuarenta que vienen a representar un cambio alarmante por lo que a fiesta se refiere. Muchos ganaderos propietarios de castas más o menos primitivas, con menor o mayor pureza, se someten de una manera alarmante a cruzamientos dirigidos. Por si esto fuera poco, se disminuye la edad del toro, pierde temperamento el toro bravo, y quizás lo peor de todo es bajar el listón del peso. El peto es convertido, o mejor dicho, se hace uso de él, con un peso y unas características, que trae como consecuencia, que el toro se estrelle materialmente sobre el muro que representa, colocado en el caballo. Esto favorece que la suerte de varas que suponía un verdadero arte, pase en muchas ocasiones por ser un trámite de mal gusto que no beneficia en nada la idea para la que fue creada esta suerte. El campo donde habita el toro bravo, se ve reducido en sus espacios mediante las cercas. No queremos entrar en temas como la enfermedad del becerro que por medicamentos y otras artes llega a poderse lidiar en cuanto da el peso, y no es nuestro cometido en este trabajo hablar de la pica de cruceta, que no ha dado el resultado para el que se ideó. Sirvan estos puntos como justificación de la presencia del veterinario en las plazas. Para nosotros, imprescindible.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XV. TRATADOS SOBRE LA LIDIA DE TOROS BRAVOS: En general, todos los autores coinciden en reconocer el toreo como un arte. Ya se ha dicho que hasta el siglo XVIII, el toreo a pie no adquiere el desarrollo que tiene a partir de aquí. No quiere esto decir que no tuviera su importancia hasta este momento, sino que era menos considerado, pues la ayuda que prestaban los toreros a pie a los toreros a caballo, era tan importante que sin ellos no era posible realizarlo. Todas estas circunstancias traen como consecuencia, el que surjan una serie de tratados, cuyos autores van describiendo las diferentes partes de que consta la lidia, tratados que siguen conociéndose con el nombre de Tauromaquias. Teniendo en cuenta la finalidad de este trabajo, no vamos a comentar el contenido de todas y cada una de estas obras. Nos limitaremos a enumerar las principales, y a comentar aquellos pasajes que hagan referencia expresa al toro bravo. De las obras más antiguas, tenemos la de don Diego Ramírez de Haro, titulada El tratado de la brida y jineta y de las caballerías que entrambas sillas se hacen y enseñan a los caballos y de las formas de torear a pie y a caballo. En este tratado aconseja una serie de cualidades que ha de reunir el torero a caballo. Sobre todo ha de ser hábil y dominador tanto a pie como a caballo, porque si tuviera la mala fortuna de caer del caballo, puede tener serias consecuencias si no sabe defenderse a pie. Hace referencia expresa sobre las características que debe de reunir el toro bravo y aconseja que todo torero debe poseer un conocimiento lo más exacto posible sobre este extremo, pues entiende que solamente así, puede hacerse frente con una ventaja, para salir airoso del trance. Comenta que el toro en su embestida lo hace con tal ímpetu, que una vez iniciada la carrera, ya no se detiene, cerrando los ojos en el momento del encuentro con el toro. Ambas cosas son favorables al torero, que al conocerlas, le facilita la lidia. Aconseja que en los encerraderos de campo y plaza, debe de evitarse el herir los toros, porque esto repercute sobre su conducta posterior, ya que el toro, no olvida estos trances y lo manifiesta durante la lidia. Esto quiere decir que todas las maniobras de manejar el toro bravo, tienen necesariamente que ser efectuadas, por personal documentado. Pedro Aguilar publica en 1.572, Tratado de la caballería de la Jineta. En el año 1.659, don Jerónimo de Villasante y Lasso de la Vega, publica Advertencias para torear con el rejón. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. En 1.651, Gregorio de Tapia, antepone sobre todo el conocimiento del toro por parte del lidiador. Para este autor, el toro bravo joven, desperdicia sus fuerzas, en acometidas un tanto alocadas, que disminuyen sus fuerzas, mientras que, por el contrario, el toro de más años, cuando embiste, lo hace con más maldad. Interesante es el manuscrito del año 1.778 de Josef Daza, referido preferentemente al toreo a caballo, dando amplísima descripción de los modos de actuar en este arte. Conocedor del campo, defiende la teoría de que es en el campo donde debe formarse el picador, exponiendo las cualidades que debe de reunir un buen picador. Trata también de las características que un buen toro bravo debe de presentar. En 1.796, aparece la Tauromaquia o arte de torear de Pepe Hillo, que tuvo una gran acogida, dada la enorme personalidad del autor. Francisco Montes publica a su nombre en 1.836, Tauromaquia completa, o sea el arte de torear en plaza, tanto a pie como a caballo. La parte que más nos interesa, como ya hemos dicho repetidamente, es la referente al toro bravo y sobre éste las condiciones deseables para que el toro bravo dé un buen resultado durante la lidia. Fija la edad del toro para la lidia, entre los cinco y los siete años, si bien no descarta un buen número de toros que a los cuatro años son ya aptos para la lidia. Desecha a los toros de más de siete años y pide que no deben de haber sido toreados anteriormente, y por supuesto, que presenten un trapío bueno. En 1.882, aparece en Sevilla, Manual de tauromaquia, de Sánchez Lozano, que expuesto en cinco tomos, el primero de ellos lo dedica por entero al toro bravo. Son muchas las obras que han sido publicadas, y más o menos coincidentes las unas con las otras sobre determinados criterios, en todas puede apreciarse una peculiaridad que las distingue entre sí, pero de todas se obtiene alguna interesante conclusión, y en conjunto, han dejado huella en la elaboración de reglamentos y normas para la regulación de la fiesta permaneciendo vigentes algunas de las cosas expuestas en estos tratados.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XVI. DETRACTORES DE LAS CORRIDAS DE TOROS: No queremos pasar por alto la existencia de detractores de la fiesta de los toros. No vayamos a caer en el error de que es un hecho moderno, fruto de la aparición de sociedades ecologistas, defensoras de la vida, protectoras de animales, etc.. No, Jerónimo Cortés en 1.672 en su Tratado de los animales, al referirse al toro bravo, dice: “El demonio como enemigo de nuestro bien, inventó el juego pesado de toros, para que así ellos destripasen hombres; en estos tiempos, se tiene por hazaña y valentía matarlos en tan peligroso placer como es el que llaman juego de toros”. Como todo espectáculo que entraña un riesgo, no podía ser menos que hayan surgido los detractores de la fiesta. Esas minorías que para nosotros merecen todos nuestros respetos, sus opiniones, nos dejan siempre un tanto perplejos, y su conducta también, nos explicaremos: El hombre siempre ha sentido atracción por la dificultad, e incluso por el peligro, y gracias a eso, se ha pasado de la canoa al trasatlántico, del velocípedo a la fórmula uno, del planeador a los reactores, y así, podíamos seguir enumerando una serie de datos. En la fiesta de los toros se han ido limando también muchas cosas que podían tener su rasgo de crueldad, con lo que las corridas de toros resultan en la actualidad más vistosas y artísticas. Lo que pasa es que tanto los toros como esas otras actividades a que nos hemos referido, son reales y su riesgo no es fingido, es auténtico, y como tal se acepta pues no hay un fondo de maldad en la fiesta de los toros. El torero aplaude al toro por las facilidades que le ha proporcionado para conseguir el triunfo. El público aplaude la estampa incomparable de un toro bravo al morir, en una plaza. En una palabra, todo lo que se pretende hacer con el toro en la plaza, tiene su arte, su gracia y su finalidad no morbosa, mientras que esos grupos de detractores de la fiesta, erigiéndose en defensores a ultranza de la vida animal, de no maltratar ciertas plantas, respetar lugares, etc., no dudan en propugnar que hay que instaurar el aborto, y esto ya si que es inadmisible. De muy antiguo ha existido una tendencia a censurar la celebración de las fiestas de los toros, y si bien hay indicios de este problema, casi se puede asegurar que hasta el siglo XV, no hay pruebas fiables sobre este tema. El antitaurinismo religioso, puede justificarse, por el hecho de parecerles a los clérigos que tales fiestas tenían su fundamento en las fiestas paganas celebradas en los circos, entre fieras y cristianos. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. El teólogo Juan de Torquemada en su tratado póstumo de 1.489, declara ilícito el toreo, por el riesgo que presenta para la vida del que lo practica, ya que para él, es igual que tal riesgo provenga de las astas de los toros, que de las garras de un león. Yo diría que con este criterio, se inicia la tendencia antitaurina. Otro punto de partida para la censura de la fiesta de los toros, fue el criterio emitido en 1.513 por Gabriel Alonso de Herrera, que basa su censura en el hecho, de que los toros representan una gran ayuda al agricultor, y no concibe, cómo un animal tan útil para el hombre, sea diezmado por el capricho de unos cuantos, en celebraciones y fiestas. En el siglo XVI, siguen apareciendo, manifestaciones contra la celebración de fiestas de toros, y aunque se han pretendido esgrimir causas de tipo social, no hay duda que han sido causas de tipo religioso, las de mayor peso en este sentido. Se ha dicho que la prohibición de estas fiestas se basó en algún momento en considerar a estos espectáculos, como grave ofensa a Dios, pues el hombre no es dueño de su vida, y al ponerse delante de un toro, pone en grave peligro la misma. Por otra parte, este ponerse delante de un toro, representa cierto morbo para los espectadores, que se recrean en el peligro, la sangre y la muerte. Santo Tomás de Villanueva, no se cansa de pedir en sus sermones la abolición de las corridas de toros, cuyo espectáculo cataloga de bestial y diabólico, manifestando que no dejará ni un momento de pedir la abolición, aunque ponga en peligro su alma. En 1.558, Francisco de Alcocer, también se manifiesta en contra de las corridas de toros, si bien, con ciertas connotaciones. Don Diego de Espinosa de Cáceres, catedrático de la gloriosa Universidad Salmantina, publicó como jurista en 1.577, unas consideraciones de tipo jurídico, en las que expresa, el porqué deben prohibirse las fiestas de toros. En 1.567, el Papa Pío V, excomulga a todos los fieles que participen en fiestas de toros. Gregorio XIII en 1.575, y Sixto V, siguen, aunque más moderados, en la opinión de prohibir las fiestas de toros, hasta que en 1.596, Clemente VIII, deja la prohibición, limitada solamente a los clérigos. En verdad, lo que sucedió, es que no faltaron defensores de las fiestas de los toros y la Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. consecuencia fue un sin fin de errores, por lo que los fieles no sabían qué camino tomar. En 1.593, fray Manuel Rodríguez Lusitano, plantea cuatro cuestiones: si se pueden correr los toros los días de domingo y festivos, si se pueden correr por la ciudad con las puertas cerradas; si se pueden correr toros los días no festivos, y si se pueden presenciar estas fiestas, los que están ordenados, para administrar algún sacramento. Hace una serie de consideraciones sobre la gravedad del pecado, pero en definitiva, condena la fiesta de los toros. El siglo XVII, podemos decir que es continuación del anterior. Queremos citar a don Francisco Anaya, que en 1.625, en su lección pronunciada en Salamanca, se manifiesta totalmente contrario a estas celebraciones. En el siglo XVII, y sin estar muy clara la cosa, la verdad es que la Compañía de Jesús, no hace una oposición grande a la fiesta de los toros. No nos atrevemos a decir que esto fuera punto de partida, de que actualmente sean propietarios estos religiosos de ganaderías bravas. No obstante, hemos de recordar que con motivo de unas celebraciones de toros en 1.635 en Madrid, fueron invitados cuatro jesuitas extranjeros a presenciarlas, lo que fue motivo para que el Superior de la Compañía de Jesús, reprendiera fuertemente a éstos. En 1.641, el Padre Juan Bautista Fragoso, critica duramente la fiesta de los toros, por el peligro que supone para los actuantes, el ponerse delante de una fiera. Sigue transcurriendo el tiempo, y en 1.672, el catedrático de la Universidad de Salamanca, fray Manuel de Guerra y Rivera, censura las corridas, porque considera como triste diversión, la que se experimenta con el peligro de los demás. Por encontrarnos en Castilla y León, tenemos que referirnos al Conde de Aranda, que en 1.768, pide la adhesión del Consejo de Castilla y León, para prohibir los toros. En el fondo, lo que pretendía era romper una lanza a favor de la ganadería que consideraba era maltratada, cuando en realidad, suponía una gran riqueza para el campo castellanoleonés. Por otra parte, considera que esta fiesta es sanguinaria, y económicamente perturbadora, pues las gentes con estas diversiones, malgastan sus dineros, lo que les obliga a privarse de otras necesidades imprescindibles, para su vida diaria. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. No hemos pretendido citar a todos los que de una u otra forma han hecho manifestación pública en contra de las corridas de toros. Simplemente ver, que es una fiesta, que desde siempre ha tenido partidarios y detractores. Nosotros decimos que la fiesta es así, y se acepta o no, por los motivos que sean. La realidad es que creemos firmemente, que cada día tiene más esplendor y belleza. Lógicamente, todo lo que hemos relatado, no ha sido más que el reflejo de las discrepancias producidas en despachos y en la calle, y que dio lugar a que en el siglo XIX, fuera tratada la posible supresión de las corridas de toros. Es posible, que la base más sólida para este planteamiento, estuviera en las graves cogidas de toreros en aquella época. La cogida y muerte de Pepete en 1.862, dio motivo para que el diputado del Congreso, don Salustiano Olózaga, pidiera la supresión de estos espectáculos. Todo esto hizo escribir largo y tendido a defensores y detractores de la época, pero de todas, la que tuvo más importancia, fue la proposición de ley del Marqués de San Carlos en 1.877, aboliendo las corridas de toros, y decimos que es el dato más importante, porque el Congreso de los Diputados la aceptó, aunque, afortunadamente, al llegar al Senado, fue rechazada. Finalmente, decir que en 1.885, el mismo Marqués de San Carlos, insistió en el Senado sobre su proposición de ley, y nuevamente, fue rechazada. La fiesta de los toros había salido airosa una vez más. En estos momentos, se debate un nuevo reglamento taurino, y suponemos, que cuando salga a la luz, habrá perfeccionado o intentado arreglar alguna matización del vigente. No lo conocemos, pero hemos oído decir que se introduce una modificación por la cual se permite a los menores de catorce años asistir a presenciar las corridas de toros siempre que vayan acompañados por una persona mayor. Esto quiere decir que a lo largo de la Historia, en España siempre hubo quien defendió la celebración de las corridas de toros, y hubo también gentes que no lo admitieron. Esto se sigue dando en la actualidad, y lo que queremos dejar expuesto aquí, es que las causas que han motivado el que incluso se hayan prohibido, han sido de diversa procedencia, y por supuesto, no ha sido siempre la misma causa, sino que según la época, ha sido uno u otro el motivo. Es lógico que por razones de sensibilidad, determinen la no aceptación de este espectáculo, pero en estos casos, estas personas no acuden al mismo, y poca influencia han tenido en la prohibición. Los que Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. verdaderamente han determinado la prohibición, han sido aquellos que se han apoyado en problemas políticos o religiosos fundamentalmente. No entramos en otras disquisiciones, pues nuestra intención, es reflejar que en la evolución del toro bravo, él ha sido protagonista también de fuertes litigios que para bien de la fiesta, se han ido superando, y así, podemos decir que los toros en la actualidad, tienen un atractivo francamente interesante. Buscando el protagonismo del toro bravo a lo largo de la Historia, no puede decirse que haya habido animales que hayan sido tan tenidos en cuenta por los parlamentarios. Nos atrevemos a decir que el toro bravo es tan importante en la vida de los españoles, que no solamente es protagonista en fiestas camperas, corridas de toros, fiestas populares, etc., sino que llegó a ser protagonista también en el parlamento.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XVII. CRIANZA Y SELECCIÓN DEL TORO BRAVO: Son muchos los escritores que han hecho referencia a la bravura del toro ibérico, con más o menos acierto, pero en lo que sí han coincidido los historiadores, es que hasta el siglo XVIII, no han existido ganaderías que como tales se dedicaran a la crianza del toro bravo. ¿Qué pasó entonces?. Sencillamente, que la exaltación de la bravura del toro, era una cualidad que el toro adquiría, según el terreno, pasto, región, etc. donde habitara. Queda así de manifiesto la importancia del ganadero español, que observando reacciones, comportamientos y hábitos del toro bravo, ha aprovechado lo que toro y naturaleza le han brindado, para ir adaptando el toro a la fiesta que el público reclama. Por supuesto que en esta evolución, el torero ha colaborado, pues el perfeccionamiento del arte de torear, no ha sido obra de dos días. No se encuentra abandonado el toro bravo en cuanto a su crianza se refiere, sino que son los ganaderos los que “refrescando” su sangre con los toros más bravos, mantienen esa bravura que le sitúa en las mejores condiciones, para ser lidiados. Más no es solamente el “refrescar” su sangre. Es necesario seguir un minucioso proceso selectivo, hasta conseguir esa belleza estructural que junto a la bravura, sencillez y vigor del toro bravo español, hará del mismo, una especie única para la lidia. Son una serie de cualidades del toro bravo, las que determinan su valentía para arremeter contra todo lo que le excita. Posee una gran capacidad para cambiar de objetivo, es decir, que citado por una persona, el movimiento de otra persona y objeto, en décimas de segundo, le hace cambiar, como hemos dicho, de embestir al objeto inicial. Pero son precisamente la embestida de frente y el humillar la cabeza al embestir, lo que ha permitido el enfrentamiento del hombre con el toro bravo, hasta dominarlo. Surgen de aquí una serie de normas que han de cumplirse si se quiere conseguir el triunfo sobre el toro, pues un animal con tanto empuje, que manifiesta casi siempre sus formas de acometida, sus inclinaciones y tendencias, debe de ser conocido en estas facetas por el hombre que lo lidia, si quiere plasmar con arte y belleza, el sentimiento artístico que la lidia proporciona a torero y público. Asentados sobre la certeza del origen del toro bravo, vamos a ir analizando las causas que justifican su evolución histórica de tal manera, Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. que su caminar hacia su utilización para la lidia exclusivamente, se fundamenta en la existencia de las corridas de toros. Es el ganadero el que intuitivamente maneja la teoría de los hábitos y comportamientos, con una base científica actual, lo que le da como fruto el que el comportamiento del toro de lidia, dependa de una serie de factores del medio ambiente por un lado, y por otro, la revelación de la psiquis del toro mediante estímulos, que determinan su comportamiento. No encontramos muchas publicaciones sobre investigaciones acerca del paraje donde habita el toro bravo, lo que nos hace suponer que este tema está poco estudiado o no lo está, como tampoco parece estar adecuadamente considerado su comportamiento.
Toros bravos en el campo charro. Fotografía de Emilio Herrero Marcos.
El toro bravo ocupa en el campo donde habita, un lugar de privilegio. Intencionadamente es aislado del resto de los herbívoros, y no es considerado como un animal que al ganadero preocupe, su engorde como tal, pues no va a ser comercializado por la riqueza de su carne. Sin embargo, lo que está perfectamente aclarado, es que el toro bravo necesita vivir en zonas de ambientes naturales, con unas constantes Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. definidas. Son suelos de componentes silíceos o arenosos, con una producción herbácea estacionalmente abundante, numerosos árboles y elevado índice de insolación. Podemos decir, que, en general, el campo donde se encuentra el toro bravo, es duro en temperaturas, en algunos casos extremas, lo que le condiciona el padecer en determinadas estaciones del año, cierto déficit alimenticio. Es pues el toro bravo, de manera más acentuada que el resto del ganado bovino, el que se encuentra más condicionado al medio en el que se desarrolla. Si esto no fuera así, sería extremadamente difícil poderlo manejar, ya que otro tipo más condicionado o determinado para el manejo del mismo, lo iría llevando paulatinamente a la pérdida de su bravura. Creemos que el esquema genético del toro bravo, cuando el animal sea transportado a un ecosistema distinto al originario, pude experimentar una variación referida a sus reacciones psicosomáticas, motivadas al encontrarse diariamente con unos factores ambientales distintos, que lógicamente, han de influir en su esquema cromosómico, y en los factores genéticos extracromosómicos, generación tras generación. Por supuesto, que esta influencia desarrollaría una lentísima evolución que es probable determinaría una regresión en la conducta del toro bravo, sobre todo en su hábito temperamental. De todos es sabido, cómo en el código genético de las distintas especies, está impreso un modo ancestral de comportamiento que nos llevaría a describir innumerables ejemplos. Pero lo que sí queremos dejar claro, es que, para el estudio ecológico del toro bravo, no hay más remedio que llevar a efecto una valoración científica de todos los factores que integran el medio natural en el que se desenvuelve el toro bravo. Suelo, clima, precipitaciones, insolación, flora y fauna. Este estudio ha de hacerse de una forma descriptiva, sistemática y buscando otras interrelaciones. Revisando diferentes publicaciones, llegamos a la conclusión de que durante el siglo XVIII, los ganaderos españoles deciden formar ganaderías bravas, para intentar conseguir el toro bravo, que dé el resultado más idóneo para la lidia. En esta nueva etapa intervienen un buen número de ganaderos, que no es necesario citar aquí, pero que tuvieron la intuición, y consiguieron mediante la observación, magníficos resultados. En la evolución del toro bravo, dos son los métodos básicos que los ganaderos han utilizado, hasta llegar a conseguir el toro que por su comportamiento durante la lidia, propicia un buen espectáculo. Por una parte, han tenido en cuenta de forma preferente, la herencia, que han Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. cuidado con un esmero especial, observando un riguroso control. Estos datos los han comprobado, seleccionado y tentado. El ganadero del toro bravo, fue moldeándolo para mejorar sus virtudes para la lidia, utilizando los mismos métodos que los ganaderos ingleses utilizaban con sus ganados, para obtener el mejor producto de leche, lana, etc.. La obra de los ganaderos españoles, es totalmente original. Si los ganaderos extranjeros, utilizaban el control de producción, en leche, lana, etc., los españoles utilizaron la tienta, que siendo una práctica campera, fue poco apoco sistematizándose, hasta considerarse como una comprobación específica de la bravura. No es una fiesta de más o menos diversión o regocijo, sino que hay que interpretarla, como lo que es. Una auténtica experiencia psicológica que hay que valorar minuciosamente, para así, estudiar el comportamiento del toro bravo. Es una prueba imprescindible que permite al ganadero, saber si el toro es bravo y tiene acometida. Está demostrado que el toro bravo es el resultado de una especialización del mismo por parte del ganadero, el cual utilizando una serie de normas y prácticas ganaderas, lo lleva a la industrialización, que es en definitiva, el fin para el que ha sido criado. Esto es así, porque el toro bravo disfrutando de una vida salvaje pura, admite la presencia del hombre. Conserva sus instintos primitivos, conservando el dominio total de sus actividades funcionales. Cuando un toro bravo es lidiado en una plaza de toros, sale a la plaza sin preparación ni adiestramiento. Las reacciones del toro bravo son espontáneas en el campo y así las exterioriza, siendo más bien éstas experimentales de sus reacciones cuando suceden en la plaza. La conciencia del animal, es estudiada por el hombre a través del análisis de los procesos de exteriorización o de expresión. Todo esto analizado con objetividad permite obtener conclusiones con bastante fiabilidad, que pueden irse modificando con pruebas posteriores. El toro bravo es un animal de tipo defensivo que se ve liberado de tener que luchar para vivir, pues siendo preferentemente herbívoro, no le es difícil aprovechar una zona más o menos amplia para alimentarse, sin tener que disputarla.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. ANAS, NEGRI y RICCIARELLI han llamado la atención sobre la miopía del toro bravo. Parece ser que el toro bravo, debido a la anchura del cráneo (sus ojos están muy separados), esto le produce un vicio de refracción. Esta miopía es aprovechada por el torero de tal forma, que sabe perfectamente que es más fácil llevar al toro acercándole la muleta, porque así fija la imagen del objeto mejor, que si se cita a distancia, donde cuenta con más probabilidades de ser cogido. Está muy estudiada la disposición horizontal de la pupila en el toro bravo, lo que le permite ver más hacia los lados y hacia abajo, que hacia el frente, lo que favorece determinar un campo más amplio de pasto, por lo que el toro avanza en abanico al pastar. Sin embargo, para defenderse, ha de valerse, principalmente, del olfato y del oído, precisamente, por las características de su visión. Mediante el olfato, descubre a distancia el momento en el que la vaca está en celo, sintiéndose así atraído por la fecundación. El oído ocupa un papel secundario en el toro bravo. Un ruido llama su atención, pero es de escasa utilidad, pudiendo asegurarse que el oído le sirve para distinguir todos aquellos ruidos que le interesa conocer, como pueden ser los cencerros de los cabestros en la oscuridad. Otra característica del toro bravo es la de vivir en camada, es decir, tiene un gran instinto social, y esto en el fondo, viene a representar cierta timidez, pues, implícitamente, acepta la defensa en masa. Los toros bravos luchan solamente entre ellos para dilucidar la supremacía del macho, y una vez conseguido esto, el vencido huye del rebaño, y son estos toros sueltos los que acarrean un verdadero peligro. Esa característica de vivir en manada, ha sido aprovechada por el hombre para la crianza y explotación del toro bravo. Buena prueba de ello es lo que representa el cabestro, que es imitado y seguido por el toro bravo durante su crianza y, posteriormente, mercantilizado. Tenemos aquí, como el ganadero utiliza al cabestro para conducir la manada de toros bravos, lo que pone de manifiesto en los toros bravos esa cierta timidez que antes hemos comentado. Ese seguir ciegamente los movimientos del cabestro, permite al ganadero realizar todas las maniobras imprescindibles de realizar hasta conseguir el fin para el que ha sido criado el toro bravo. El cabestro bien adiestrado es imprescindible en una ganadería brava, porque al estar adiestrado, el cabestro permite al ganadero utilizar el instinto de imitación del toro bravo, y dominarlo y conducirlo por el campo hacia las faenas de crianza que han de realizarse con arreglo de sus características. Hay autores que han escrito mucho sobre si el toro bravo es cobarde, y se han recordado anécdotas para demostrar esto que hace referencia a su Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. comportamiento. Nosotros entendemos que el temperamento del toro bravo lo ha descrito perfectamente BELLSOLA cuando dice: “El toro es bravo, enérgico, vigoroso, fuerte, ágil. Un objeto brillante, un color vivo, llama su atención, le detiene, le asusta, le anima, le conmueve”. “La fiereza de las reses bravas no se parece a las de otras fieras, por eso se llama bravura; y consiste en la acometividad y nobleza en el ataque y es de raza hereditaria”. Esto explica el porqué el toro en manada es pacífico, y cuando se separa de ella, ataca a todo lo que le entorpece a la misma, o le impide su querencia. Llegados a este punto, hemos de coincidir en que, hasta llegar al toro de hoy, desde el URO, y en el transcurso de los tiempos, la crianza del toro bravo representa una especialización con matices definidos, ya que su fin, es la exaltación de ese impulso que el toro bravo lleva de forma congénita. Esta crianza ha llevado al toro bravo a su autodefensa con los cuernos, derrotando o no, pero llevándolo a una impulsividad aprovechable. El toro bravo exterioriza su impulsividad ante un estímulo extraño. La bravura se cambia en impulsividad, cuando la complexión tipológica del toro es apropiada, pudiendo favorecerse su desarrollo mediante la selección fenotípica y de las condiciones de clima y pastos. El toro bravo conserva el tesoro de la pureza de su carácter primitivo, mostrando siempre un comportamiento salvaje, defendiendo su libertad con activo y enérgico combate. Es aquí, donde el criador de reses bravas ha sabido seleccionar la actividad impulsiva del toro bravo, como fuerza específica. No es que el criador de reses bravas, haya creado algo en el toro. No, el impulso es un acto reflejo que no precisa experiencia adquirida habitualmente. Actualmente la exaltación de la actividad impulsiva ha variado el temperamento del toro primitivo que generalmente era huidizo y asustadizo, convirtiéndolo en un animal bravo y combativo, como es el toro bravo actual. El ganadero ha mantenido reses con trapío y casta, y esto, ayudado por el medio donde habita, le ha permitido conseguir el toro adecuado para la lidia. Hoy se entiende por genotipo y fenotipo, lo que antes el ganadero denominaba casta y trapío. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. El trapío o fenotipo, es la apariencia externa del toro bravo, y esta manifestación, aunque sea idéntica en más de un animal, si no coincide con el genotipo o casta, es difícil que en generaciones sucesivas, puedan ser fieles a las razas originarias. Cuando los animales coinciden en su genotipo, la descendencia es de idéntico genotipo, y precisamente aquí, radica la base de los factores biológicos donde descansan las cualidades reacionales del organismo, frente al mundo exterior. El toro de trapío es más seguro en transmitir sus caracteres y cualidades. En el toro bravo criado para ser lidiado, destaca como impulsividad su carácter nervioso, y cuando los sementales son iguales genotípicamente hablando, el resultado es siempre, toros bravos. Teniendo en cuenta que la impulsividad no es un carácter somático, sino nervioso, lógicamente esta impulsividad se ve influenciada por muchos factores. De aquí, que no se sepa con exactitud la fórmula biológica, lo que determina una gran complejidad en este tema, pues no puede obtenerse el resultado mediante una fórmula matemática. En el toro bravo, su estructura nerviosa y su composición hormonal, se encuentran en íntima correlación con el fin de defenderse y conservar la especie. El toro bravo se ve obligado a luchar y defender su vida, por lo que acomete y recurre a la violencia. Es, por tanto, la bravura, un hábito específico que mantiene estrecha unión entre el sistema nervioso y el movimiento reaccional, sin conocimiento del fin en la acción. Por esta razón, el toro bravo debe de reaccionar adecuadamente ante el mundo exterior. El toro bravo es un animal que mantiene una correlación perfecta con los estímulos externos, por lo que organismo y medio se influyen mutuamente hasta conseguir un equilibrio armónico. Pero, como es más fuerte el medio, tiene que ser el organismo el que se adapte. El acto de embestir, es una reacción innata que no tiene adiestramiento. En el toro bravo, a través de una selección cuidadosa, se ha mecanizado la acometividad, habiendo adquirido una capacidad reactiva fija y constante, que puede repetirse a voluntad del hombre, cuando este utiliza estímulos adecuados. Si el toro bravo fuera constantemente excitado con ritmicidad, se conseguiría un adiestramiento, pero este adiestramiento, reportaría graves inconvenientes a la hora de ser lidiado en la plaza. La bravura en el toro es un instinto perfecto de superior jerarquía nerviosa y es una cualidad hereditaria, con un fondo natural que el ganadero cultiva mediante la eficaz selección de su crianza. En el toro, la bravura se manifiesta por una reacción violenta, de carácter voluntario, ante Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. un estímulo exterior. La bravura se debe a una fase del instinto defensivo, que se exterioriza con la voluntad. El toro embiste obligado, generalmente no quiere acometer, y con el fin de hacerlo apto para la brega del torero, el ganadero ha conseguido un toro que siempre quiere embestir. Es, por lo tanto, la bravura, una actividad dominante, diferenciada del ímpetu salvaje del toro primitivo. Comienza el ganadero por desechar el cruzamiento de distintas especies, lo que se conoce con el nombre de hibridación y desecha este método, porque no tiene aplicación en el toro bravo, a pesar de dar buenos resultados cuando se realiza con otros fines. Son tres los principales métodos utilizados por el ganadero en la selección de sus toros: la selección, el cruzamiento y el mestizaje. En la selección se tienen en cuenta fundamentalmente los caracteres hereditarios, no teniendo en cuenta los que pudiéramos llamar adquiridos, por la alimentación, cuidados, etc.. Esta selección se acostumbra a realizar entre reproductores de igual raza que forman la propia ganadería, y se utiliza ante la heterogeneidad que se ha formado. Para poder utilizar este método, tiene que llevarse a efecto, por aquellas personas que están en contacto directo y permanente con el ganado, apuntando todos los detalles observados. Según criterio de los ganaderos, este proceder es muy seguro, si bien, resulta un tanto engorroso y largo, utilizándolo por lo general, cuando hay que realizar una mejora de pastizales. Dato importante a considerar es, que no se deben pretender seleccionar todos los caracteres a la vez, sino que es preferible individualizar esta selección. Principalmente hay que considerar los caracteres dominantes, y cuáles son los recesivos, pues así puede obtenerse un resultado más o menos puro, y desde luego, hay que tener muy en cuenta las leyes de la herencia ligadas al sexo. Por medio del cruzamiento, se persigue la reproducción entre reses de distintas razas, siempre que una de ellas sea pura. Son varias las clases de cruzamiento, pero en la actualidad solamente son de utilidad el continuo y el industrial. Cuando en la ganadería se dispone de pocos machos reproductores, y el ganadero desea, a ser posible, perpetuar una serie de caracteres, que son tenidos como excepcionales, se utiliza el cruzamiento continuo. En este caso, se seleccionan más vacas que machos de la ganadería, seleccionando Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. después la descendencia y apartando los poseedores de caracteres menos deseables. En determinadas ocasiones se ha recurrido, o se ha eludido el problema que puede resultar de la consanguinidad, e intencionadamente se ha ido en busca de la cría en consanguinidad. No vamos a entrar en profundos detalles sobre el tema, pero lo que si queremos dejar bien claro, es que en estos casos, hay que estar extraordinariamente atentos al resultado, porque tan pronto como se observen problemas degenerativos, deformaciones somáticas, deformaciones óseas, infertilidad o esterilidad, las reses afectadas por estas anomalías, deben de ser eliminadas, ya que de persistir con ellas, la degradación se irá acentuando, y al poco tiempo, la vacada se ha destruido. ¿Qué se ha de hacer?. Sobre todo, tener en cuenta, que la consanguinidad tiene la facultad de exaltar, fijar y concentrar, los buenos y malos caracteres hereditarios. Entonces, habrá que estar muy vigilantes para aprovechar todo lo bueno que aparezca en los resultados, e interrumpir de inmediato, cuando aparezcan las manifestaciones descritas. Con el mismo criterio que se utiliza para aplicar como semental a un toro, que generalmente, suele ser sobre el año y medio o dos años, deben ser separados con cierta prudencia, y a intervalos, los sementales de la vacada, y desde luego, no prolongar mucho la vida del semental en su actividad reproductora, porque entendemos que la procreación en edad avanzada, en general, da un mayor número de malformaciones de todo tipo. El cruzamiento industrial debe realizarse con razas puras, porque así se obtienen productos más homogéneos que, generalmente, tienen mejor mercado. En cuanto al mestizaje, lo que se obtiene es un sinnúmero de herencias, lo que conduce a un resultado económicamente caro, porque aparecen resultados intermedios que no son válidos para el fin que perseguimos con el toro bravo y, consecuentemente, nuestra meta está en encontrar el toro bravo lo más útil posible para la lidia, y no compartirlo a ser posible, con otro toro que procediendo de la misma camada, solamente tenga utilidad para llevarlo al matadero, e industrializar su carne de la mejor forma posible. Hasta el siglo XVIII, no es posible hacer un seguimiento evolutivo de las distintas ganaderías, pues no hay una documentación fiable sobre el tema. Sería necesario poseer documentación histórica sobre la formación de las ganaderías, para así formar un criterio sobre la diversidad de toros que ocupan las distintas regiones españolas. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. De todos es sabido, que las ganaderías importantes para ser lidiadas en las plazas, no se forman hasta mediados del siglo XVIII, y aunque aparece el nombre de estas ganaderías, no disponemos de documentación fiable, sobre el método que estos ganaderos utilizaron para la crianza del toro bravo, y si los resultados fueron los que ellos buscaban. No tenemos citas sobre las catas o razas originarias de sus ganaderías, ni de qué métodos de selección utilizaron, o si llegaron a utilizar cruces con ganaderías de otras regiones. En el año 1.768, aparecen unos informes en Castilla y León, conteniendo una especie de censo sobre las ganaderías, número de toros bravos, e incluso, los festejos que oficialmente se celebraban. Navarra, Tudela, Vascongadas, Castilla la Vieja, y Aragón, celebran festejos, y ante el déficit de toros, en algunos de estos lugares, llevaban los toros de Castilla y León. Salamanca, León, Zamora, y Valladolid, son asiento de gran cantidad de toros bravos, y queremos resaltar, que en la actualidad, persiste en Salamanca la raza morucha, que es un ganado indígena, utilizado en las fiestas populares. Queremos destacar aquí el hecho de que con la prohibición de las corridas de toros, fue el representante de Salamanca, ante el Consejo de Castilla y León, el único que emitió su voto en contra de esa prohibición. Si no tenemos, como ya hemos apuntado, datos sobre las actividades ganaderas de selección y mejora, referirnos a cada ganadería, por un afán de enumeración, o a las zonas donde principalmente se desarrollan los toros, no consideramos que encaja con la finalidad de este trabajo, y por eso, nos apartamos de realizar un comentario sobre este término. La crianza del toro bravo depende de una serie de circunstancias que no es fácil describir, pues no existe el lugar perfecto dedicado a este fin. No hay duda de que el toro bravo debe de tener su hábitat en un campo amplio y abundante de pastizales, con un buen número de árboles y con agua en abundancia. Respecto al pasto, es mejor el de secano por su riqueza en nitrógeno, pues el de abundante lluvia, tiene un poder nutritivo más débil. Buena prueba de ello, es que en el Norte de España, con abundancia de lluvia, y superabundancia de pastos, no encontramos ganadería brava alguna pastando. Fácilmente se comprende que se necesitan personas capacitadas para el cuidado del toro bravo, y el número de estas personas dependerá de si la vacada es más o menos numerosa, pero lo que no admite duda, es que al frente de estas personas ha de estar un máximo responsable, que es el Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. mayoral, que es un gran conocedor de todas y cada una de las razas, sus ascendientes, el nombre de cada una, etc.. Por tierras de Salamanca, este personal es fijo, y como puesto de confianza que es del ganadero, en muchísimas ganaderías, estos puestos se transmiten de padres a hijos, lo que supone una gran ventaja para el conocimiento y trato del toro bravo. Es importante saber andar entre los toros, manteniendo la distancia adecuada, colocándose a la espalda de los toros, y procurando siempre al arrearlos, que éstos tengan fácil camino hacia el resto de la vacada. Cuidado especial ha de tenerse a la hora de alimentarlos, si no hay pastos suficientes, porque sabiendo el toro que en ese momento el hombre le va a facilitar comida, puede esto crear cierto hábito de familiaridad, y no es bueno, porque se le puede llevar hacia la mansedumbre. En este contacto permanente de mayoral y ganadero con los toros bravos, y analizando su árbol genealógico, por supuesto individualizado, querencia y todos cuantos datos se consideren importantes, se seleccionan vacas y toros que se destinan a la reproducción. Varía de unos ganaderos a otros el número de vacas que se le adjudica a cada semental, pero la cifra gira siempre alrededor de cincuenta vacas, realizándose la cubrición en el mes de abril, pues como la duración del embarazo es de nueve meses, se obtiene la cría en el mes de enero. Es imprescindible llevar un libro registro de todos los nacimientos, tanto de los machos como de las hembras, haciendo constar quien es la madre, quien el padre, día del nacimiento, mes y año, características externas, comportamiento en el campo, en la tienta y en la plaza, si llega a ella. Cuando el becerro ha cumplido un año de vida aproximadamente, se procede a marcarle las orejas, y a marcarle a fuego el hierro logotipo de la ganadería, así como el número que le corresponde. No requiere ninguna exquisitez técnica, por lo que se realiza en cualquier cercado pequeño existente en la dehesa, valiendo incluso algún corral anejo a las edificaciones, o a la plaza de tentadero. Es una operación realizada a brazo, es decir, que el hombre ha de utilizar su fuerza y habilidad para inmovilizar el becerro. No tiene repercusión alguna esta faena campera en el futuro comportamiento del toro, y mucho menos, en su evolución. En definitiva, el herradero no determina si el toro va a ser más bravo, quiere aquerenciarse, o se queda recelado, con lo que le ha sucedido.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XVIII. LA TIENTA: La tienta representa una comprobación de la bravura de las reses. Todos coinciden que es la faena más importante realizada en el campo, y que resulta imprescindible si se quiere controlar la bravura del toro, hasta tal punto, que la no realización de esta faena, puede dejar al ganadero sin un control de la bravura de su ganado. Hemos hablado de la selección que el ganadero efectúa, basándose en una serie de observaciones a lo largo de la crianza del toro bravo. Pues bien, una de las pruebas más características que utiliza el ganadero, para comprobar la bravura, es la tienta. Mediante la tienta, el ganadero comprueba la existencia de bravura y acometividad, condiciones indispensables, para que el toro bravo pueda ser lidiado. No existe un baremo para catalogar el mejor rendimiento del toro bravo. Es una prueba muy compleja, de la que hay que obtener manifestaciones individuales, porque cada toro es diferente en la acometida. Es una prueba de psicología experimental, que se realiza en animales jóvenes, que no han desarrollado todo su poder mecánico, porque la acometividad se hereda, y una vez comprobada esa acometividad, su poderío puede conseguirse con alimentación, vida de campo, ejercicio, etc.. El toro bravo tiene que estar en posesión de bravura y poder para ser bueno a la hora de la lidia. Un toro bravo sin poder, no embiste, porque está fatigado, y entonces derrota. La tienta con vacas en plaza cerrada o campo abierto, tiene un valor práctico indiscutible para comprobar la acometividad. En el tentadero de machos, no debe de ser utilizado ningún capote, porque puede dejar algún recuerdo que se superponga a su instinto natural, y al llegar la hora de ser lidiado, sus movimientos defensivos, pierdan espontaneidad, lo que le convierte en peligroso.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo.
Camino a Tamames. Óleo sobre lienzo. Pintura de Mª de las Mercedes Sánchez Sánchez.
Queda fuera de toda duda, que torear durante la tienta, no basta para educar al animal, pero puede crear un marcado resabio que repercute peligrosamente sobre la actitud que adopte el torero durante la lidia. Por esto, se pueden tentar las vacas y lidiarlas, pero no los machos. Pues está demostrado que los resabios, no son transmisibles por herencia. Antiguamente, el hecho de acercarse a las vacas, considerando un poco a sus antepasados, con el simple hecho de ver la reacción del animal, se formaba el ganadero un juicio acerca de la bravura. Ese comprobar la irritabilidad ante la presencia de cosas extrañas, servía al ganadero para catalogar, lo que él interpretaba como bravura. Una vez que se fueron formalizando las corridas de toros, el torero demostraba su arte, y el público abonaba su localidad, las corridas se convirtieron en espectáculo, y lógicamente, había que controlar la bravura, pues por todo lo anteriormente expuesto, exigía una selección. Hay constancia de unas pruebas que seguramente fueron el inicio de lo que más tarde sería la tienta. Unos ganaderos, después del herradero soltaban la becerra, en el cercado o corral donde la habían herrado, y previamente colocado un objeto, que bien pudiera ser un saco relleno de heno o paja, o incluso, un cesto de mimbres, observaban la intensidad de la acometida del becerro, sacando de éstos, las conclusiones que le parecían más convenientes. Algunos autores aseguran que fue en Navarra donde se utilizó más esta prueba, y que por la ineficacia de la misma, la raza de esta región entró Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. en decadencia, hasta el punto de que prácticamente no existe en la actualidad. Con esta y otras pruebas, la realidad es que no se sabe con exactitud cuando se instauró la tienta. Cuando en el año 1.836 se publicó la Tauromaquia de Montes, aparece ya esta prueba como control imprescindible de la bravura del toro bravo, e incluso, hace referencia al hecho de que cuando las reses no daban el juego apetecido, eran apartadas de la manada para dedicarlas a otros menesteres que no fueran la lidia. Más tarde, cuando en 1.896 se publica la Tauromaquia de Guerrita, se hace referencia a que la tienta era faena común en las ganaderías. Como toda faena campera, referida a los toros bravos, la realización de la misma, ha supuesto una necesidad de ser perfeccionada, autoexigiéndose los ganaderos cada día más en esta faena, a medida que les han ido exigiendo más a los ganaderos, a los toreros y a los empresarios. A pesar de las dos modalidades existentes, la finalidad de la tienta es la misma, y no es otra que probar la resistencia al castigo de la puya, por parte del animal. No hay medidas determinadas ni exigencias en cuanto a la plaza de tientas. Únicamente son más pequeñas que las dedicadas a las corridas espectáculos, y la forma no es siempre redondeada, pues esta circunstancia depende, por lo general, de las características que ofrezca el terreno donde el ganadero quiera ubicarla. Del mismo modo, no hay reglamentación de la puya para esta faena, pues es el ganadero, el que conociendo su ganado sometido a la prueba, utiliza la puya más grande o más pequeña, y él anota el comportamiento de la res según los casos. Los datos que generalmente observan los ganaderos, son todos y cada uno de los movimientos realizados por el toro, la acometividad que demuestra al entrar al caballo, la forma en la que acomete, más o menos limpia, o más o menos graciosa, sobre todo hay que analizar la manifestación exteriorizada por la res cuando se le aplica la puya. No nos cansaremos de repetir, que cualquier detalle, por mínimo que parezca, puede aportar datos importantes sobre la bravura. La tienta de vacas debe de efectuarse teniendo como norma que hay que llevar a cabo las mismas faenas que se realizan en un plaza durante la lidia de los toros; capote, caballo, simulacro de banderillas y muleta, son pruebas que permiten juzgar a la vaca, y sacar conclusiones sobre su bravura y aptitud para la lidia. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Por el capote se comprueba la forma de embestir, que puede suceder con mejor o peor estilo, y el ganadero cataloga y valora, para su utilización posterior. Con la puya, se obtiene como ya se ha dicho, la resistencia de la vaca al castigo, que su utilización le proporciona, y además al sentirse herida reacciona de tal forma, que el ganadero valora el nervio y acometividad del animal. La dureza de esta prueba depende sobre todo de la escrupulosidad con que valore el ganadero esta prueba, que no está exenta de riesgos, pero eso, no es el caso analizar aquí. Según el comportamiento de la vaca, el ganadero da una nota, que si en el fondo casi siempre son coincidentes, siempre hay una pequeña matización del ganadero muy particular de cada cual, que no vamos a analizar. Cuando la tienta se hace en campo abierto, los que van a tentar las vacas, acostumbran a fijarla, ya que de lo contrario, el juicio que se puede emitir, no tiene el valor deseado, es decir, que puede dar lugar a interpretaciones erróneas. La finalidad de fijar la vaca, no es otra que imitarle su campo de acción, porque al encontrarse en campo abierto, lo normal es que intente huir, mientras que si se le fija, lo que se hace es obligarla un poco a sentirse excitada y tenga que exteriorizar su bravura. Describir la faena de la tienta a campo abierto, no consideramos sea tema para este trabajo. Decir, simplemente, que el comportamiento de la vaca, volviendo por sí sola a la manada, mantenerse en el lugar donde ha sido tentada, con aire de querer seguir la pelea, u otra manifestación observada, son datos que el ganadero anota y valora, de idéntica manera a como valora el comportamiento de la vaca que ha sido tentada en la plaza de la dehesa. La tienta como control del toro bravo, es un medio que, si bien, ha sido discutido, la verdad es que hay coincidencia de criterios, en que es imprescindible. Por supuesto, que no es igual la tienta de hembras que la de machos, y cada cual en su forma de realizarse. Tiene también sus detractores, porque la realidad es que por esta prueba, puede obtenerse un resultado falso sobre la bravura del animal tentado, ya que un buen comportamiento en la tienta, no tiene que ser necesariamente igual en la lidia. Es por lo que algunos ganaderos opinan que al criador de reses bravas debe bastarle el saber la casta, los orígenes y selección de sementales, lo que debe ser suficiente para que el ganadero pueda tener cierta seguridad sobre la bravura del toro. Por otra parte, los que no son partidarios de la tienta, están convencidos de que la bravura se gasta, de manera que por esta razón, no Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. debe de someterse a esta prueba el ganado bravo. No está muy clara esta cuestión, más lo que sí es cierto, es que el toro retentado, tiene un comportamiento particular en el tercio de varas; no abandona la pelea fácilmente, pero tarda en aceptarla y al entrar al caballo, recuerda el castigo sufrido, y procura quitarse la puya. También hay discrepancias, sobre si la tienta es mejor o peor en el campo o en la plaza. Creemos que ambas pruebas tienen su indicación.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XIX. VALORACIÓN DE LA TIENTA: La prueba de la tienta debe hacerse solamente entre el operario que tienta y el animal que va a ser tentado, porque la obtención de datos, es más pura cuando sobre la res no actúa ningún estímulo extraño. Cualquier ruido, sea procedente de un portón de la laza de tientas o alrededores, voces fuera de la plaza, pero cerca de ella, etc., son responsables de que puedan obtenerse resultados falsos. No se puede ignorar, y por lo tanto hay que evitar, que la más sutil modificación del medio donde se encuentra el animal a tentar, produzca una serie de reacciones motoras, que enturbien su comportamiento. Una vez introducido el animal en la plaza, acostumbra a agitarse, se mueve en todas las direcciones como queriendo escapar del lugar en el que ha sido confinado. Pues bien, todos estos movimientos, son observados y anotados por el ganadero, que le sirven para juzgar la calidad de la raza y el presumible comportamiento en la lidia. No se mueve el caballo, con el fin de no incitar al animal, que así puede manifestar espontáneamente su comportamiento. Calmado un poco el animal, el tentador acerca el caballo, y al arrancarse la vaca, coloca un puyazo que no debe de remitir mientras el animal empuje. Es un buen síntoma repetir la arrancada al caballo, y siempre debe de colocarse la puya. Cuantos más puyazos recibe, denota mayor grado de bravura. La primera embestida no tiene mucha importancia, pues el animal embiste por librarse del obstáculo que encuentra, y que es el caballo del tentador. ¿Cómo justificar la arrancada después del puyazo?. Hay que buscar esta justificación en que en el animal prevalece el instinto de librarse del obstáculo, que de librarse del dolor que le produce la puya. Como son muchos los ganaderos de toros bravos, y cada uno toma como resultado la manifestación que en el animal exhibe, la valoración de estos resultados tiene que ser una mezcla de todos. Dice don Álvaro Domecq, que en toda tienta hay resultados positivos y negativos, y que precisamente el saber mezclarlos, es lo que da categoría a un buen ganadero criador de toros bravos. Este ganadero considera como factores positivos, la fuerza, la codicia, la movilidad, la prontitud, y el arranque de largo en la acometida. También la casta, fiereza, fijeza, temple y meter la cara embistiendo derecho, no Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. doliéndose en el castigo, y sobre todo, que a medida que la lidia transcurra, el toro no se hunda. Todo lo que no sea así, lo considera negativo, es decir, la escasez de fuerza, codicia, no fijarse en el caballo, ni bajar la cabeza para embestir, y sobre todo, rehuir el castigo de manera que termina escarbando y huyendo. Hay dos notas que este ganadero andaluz analiza y comenta, y que nos parece interesante exponer. Muchos aficionados consideran que el berrear de la res es síntoma de mansedumbre, y esto en algunos casos es así, pero se trata de una forma especial de berrear, que denota muy a las claras, que el animal tiene miedo y lo manifiesta así. Por el contrario, cuando el berrear lo hace de una forma más tenue, no hay duda de que es un signo de bravura.
Encinas III. Óleo sobre lienzo. Pintura de Mª de las Mercedes Sánchez Sánchez.
En cuanto a la boca abierta, puede el animal hacerlo en el primer momento, lo que no quiere decir entonces que sea portador de flojedad; la boca abierta, sí es signo de agotamiento al final de las faenas practicadas, pero no es un dato muy importante, porque no hay duda que un toro muy castigado en varas, lógicamente ha de agotarse antes que otro de sus mismas condiciones, y que apenas ha recibido castigo. Casi desde siempre, se consideró que el hecho de escarbar, era sin duda, síntoma de mansedumbre, y actualmente, sin tenerlo como signo positivo, hay toros que dando buen juego a lo largo de la lidia, pueden escarbar. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. No podemos pasar por alto, un dato que es muy importante. Las notas que se sacan de las tientas, pueden ser válidas a la hora de comprobar el juego en la plaza, que en definitiva, viene a formar la continuación de un animal, y que el ganadero ha de valorar para ir mejorando sus toros bravos. Reunir todos los datos, para colocar cada uno donde le corresponde, es ardua tarea, porque en la plaza juega un papel muy importante el toro, ya que hay toreros a los que le vale un determinado tipo de toros, y para otros no es lo mismo. Vamos a finalizar este cometario de valoración de la tienta, manifestando en primer lugar que si se estableciera un método matemático para puntuar las reses bravas, la selección y crianza del toro bravo dejaría de ser un arte. Arte que no se puede negar al ganadero español. No puede existir un común para todos los ganaderos, porque si esto fuera así, prácticamente todos los ganaderos serían iguales, o por lo menos las ganaderías darían un resultado semejante, con lo que el aficionado perdería interés y pasión, para determinados toros. Ganaderos, críticos y afición, tienen un concepto muy particular de lo que es la bravura. Mientras unos valoran la pelea en varas, otros le conceden todo el mérito al comportamiento con la muleta, y yo entiendo que hay que valorar todo el conjunto, es decir, el comportamiento en general del animal. A mayor abundamiento sobre la dificultad que entraña la selección del toro bravo, no podemos dejar de lado la exigencia del público, pues claramente se ven las preferencias de este en algunas épocas, solicitando un toro más duro y agresivo, al igual que otras veces pidió el toro de carril, y esto, no cabe duda que el ganadero que ha de vender su producto, no tiene más remedio que considerarlo. Seguimos dando valor a la actuación del ganadero español, porque la bravura no se puede medir. Sería interesante que pudiera valorarse una res, mezclando la intuición y el conocimiento del ganadero, con los estudios veterinarios existentes en la actualidad referidos a producción animal. Hay quien ha definido esta mezcla como el resultado de aunar ciencia y arte, en este problema. Sin embargo, esto no pasa de ser un mero deseo, pues intentos ya se han realizado, y los resultados no han sido satisfactorios. Otra nueva consideración que aportamos, es que a pesar de todo el celo, entusiasmo, sabiduría, esmero y deseos de mejorar la clase del toro, haciéndole evolucionar hacia el fin que se persigue, hay que rendirse ante la evidencia de que todavía salen a los ruedos toros mansos. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Puede justificarse este extremo, porque quizás la bravura no se herede como fuera de desear, o que el ganadero a la hora de seleccionar no haya estado todo lo oportuno que se quisiera. Una vez más, hemos de decir que, a pesar de todo, seguimos creyendo en el ganadero español, porque de lo que no hay duda es, de que hay en la actualidad menos toros mansos que hace unos años. Queremos decir finalmente, que la tienta no es un espectáculo, sino un laboratorio donde se pretende poner de manifiesto el comportamiento psicológico y dinámico del animal. Que la bravura, es un término que el ganadero subjetiviza, y cuya concepción de la misma puede ser diferente de unos ganaderos a otros. Esto se demuestra todos los días. El autor más veterano de este trabajo, particularmente, presencia un buen número de tientas al cabo del año, y puede asegurar que en contadísimas ocasiones al finalizar la tienta, los escasos asistentes que allí nos encontramos, estamos totalmente de acuerdo con el comportamiento de los becerros. Generalmente, cada cual expresa su preferencia por alguno en particular, pero sin coincidir en el mismo. Si antes hemos hecho referencia a la influencia que en la evolución del toro bravo tienen, hábitat, climatología, pastos, edad, etc., no hay más remedio que tener en cuenta estas circunstancias también a la hora de realizar la tienta. Finalmente apostillar, que si la tienta fuera prueba infalible de selección, conociendo la transmisión hereditaria, no tendríamos la menor duda de que todos los ganaderos tendrían toros muy bravos. Como esto no es así, no hay más remedio que seguir estudiando, perseverando y anotando toda manifestación del toro, y solo así, se conseguirá el fin perseguido: la evolución del toro primitivo, hasta el toro ideal para ganaderos, toreros y público.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. XX. EPÍLOGO: Estas páginas dedicadas a la evolución histórica del toro bravo no son una improvisación, sino el resultado de cinco factores en lo que respecta al más veterano autor del libro: largas lecturas, prolongada meditación, cuarenta años presenciando toda clase de espectáculos taurinos, diez años observando con mis amigos ganaderos y veterinarios la evolución del toro bravo en el campo, y largas horas de conversación con profesionales del toro. Con todo esto, no he pretendido de ninguna manera hacer nada original ni trascendente, sino simplemente exponer algunos puntos de vista sobre la evolución histórica del toro bravo, en su más alto concepto; su evolución, selección y utilidad para la formación de nuevas figuras del toreo. En una palabra, algo que pueda interesar y orientar a cuantos se sientan interesados por el mundo de los toros; algo así como un preámbulo, una introducción para recorrer ese camino, hoy ya ciertamente muy complejo, de saber y hablar de toros, siempre atractivo, pero al mismo tiempo lleno de inquietudes y responsabilidades. Hemos revisado ampliamente todo lo que hemos encontrado escrito sobre el toro bravo, porque consideramos como fuente excepcional de estudio, la Historia. Cuantas veces nos encontramos con gentes que comentan, dicen y escriben, sin haber sentido la inquietud por la historia del tema que les ocupa, y ello es un error, porque los grandes avances en cualquier rama del saber, y todo el complejo campo del toro bravo, que es una gran rama a la que hay que auparse, solo podemos valorarlos bien si los comparamos con el modo de trabajar y los conocimientos de años atrás. Solo podemos valorar con justicia a los que nos precedieron trabajando en el mundo de los toros, situándolos en su tiempo y con sus conocimientos, y solo así podremos admirarlos. Analizar todo lo escrito sobre el toro bravo, ha sido nuestro empeño permanente, procurando asimilar, lo que cada autor dice según su forma de ver al toro, y no hemos olvidado lo que dice Kempis: Los libros dicen igual para todos, más no a todos instruyen por igual. De lo que estamos cada vez más convencidos, es que el saber observar no se halla al alcance de todos, sino que solo es útil a los espíritus preparados, y estamos seguros de que sin capacidad de observar y de analizar, no se puede ser buen ganadero de toros bravos.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. Para nosotros, creemos que observamos, cuando sencillamente examinamos un fenómeno, bien directamente con nuestros sentidos, o por medio de procedimientos auxiliares. Y experimentamos, cuando actuamos sobre las causas condicionales de un fenómeno, o lo reproducimos para poder observarlo mejor, y en el momento que nos convenga. Para tener parte activa en el mundo del toro bravo, y contribuir a su evolución, hacen falta una serie de condiciones, como independencia de juicio, perseverancia en el estudio, pasión por conseguir un fin glorioso, y dominio de los métodos. Saco aquí lo que decía Goethe: Todo el mundo ve los materiales que tiene ante sí, pero sólo el que tiene algo que decir descubre su contenido, que sigue siendo un secreto para la mayoría. De esta manera, se hace posible el conocimiento y saber ganaderos, utilizando todos los caminos con lógica, y con raciocinio, con constancia y con seriedad en el trabajo. No hay que olvidar que la sola experiencia es suficientemente formativa, porque es cierto que los hombres son sabios en proporción, no de su experiencia, sino de su capacidad para la experiencia. En este mundo de los toros, más que en otra actividad, todos los que intervienen en la crianza del toro bravo, necesitan que los corrijan, que los critiquen, que los aconsejen, porque el criterio propio tarda en formarse, y la personalidad de una ganadería es de elaboración muy lenta, pues la evolución del toro bravo, se halla sometida a constante revisión. La prisa no es buena consejera en este campo, pues no se puede olvidar que el éxito, no es una donación, sino una conquista, cuyo secreto es un secreto a voces; pero son voces que todos pueden oir, y pocos pueden escuchar. El considerarse en posesión de todos los secretos de la crianza de toros bravos, es la mejor prueba de ignorancia, porque como dice el proverbio persa, el hombre puede pasar por sabio cuando busca la sabiduría; pero si cree haberla encontrado, es un necio. La última parte, trata de ser un boceto de lo que es la crianza y selección del toro bravo en la realidad; es un capítulo de la vida misma, sin disimulos ni artificios, que resume todo lo que el ganadero de toros bravos se esfuerza por conseguir día a día, lo mejor para la fiesta de los toros. Hemos recogido y seleccionado, opiniones y argumentos de los autores consultados, que han reforzado nuestros puntos de vista, y creemos han dado algún valor a nuestros razonamientos. Lo que no hemos hecho es sojuzgar nuestra modesta experiencia sobre el tema, y nuestro criterio, al de los demás. Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. En algunos momentos, hay cierta pasión regionalista, que no queremos sea interpretada como expresión de crudeza o censura, pues no es más que lealtad a nuestra propia afición taurina, pero sin deseo ni propósito de molestar a nadie ni a nada.
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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Evolución Histórica del Toro Bravo. ÍNDICE: 4
PRÓLOGO
6
INTRODUCCIÓN
9
ORÍGENES DEL TORO BRAVO
14
EL TORO BRAVO EN ESPAÑA
16
POR QUÉ EVOLUCIONA EL TORO BRAVO
18
CARACTERÍSTICAS DEL TORO BRAVO
25
COMIENZA A UTILIZARSE EL TORO BRAVO
32
EL TORO BRAVO: SU PRESENCIA EN LOS MILAGROS
35
EL TORO BRAVO EN LA LITERATURA
37
EL TORO BRAVO EN EL TEATRO
38
EL TORO BRAVO EN LA POESÍA
39
EL TORO BRAVO EN RELATOS POPULARES
43
LA FIESTA CON TOROS BRAVOS
57
PRESENCIA DE LOS VETERINARIOS EN LAS CORRIDAS DE TOROS
59
TRATADOS SOBRE LA LIDIA DE TOROS BRAVOS
61
DETRACTORES DE LAS CORRIDAS DE TOROS
66
CRIANZA Y SELECCIÓN DEL TORO BRAVO
77
LA TIENTA
82
VALORACIÓN DE LA TIENTA
86
EPÍLOGO
89
BIBLIOGRAFÍA
Por Emilio Herrero Marcos y David Herrero Sánchez.
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