EXILIO, MEMORIA Y AUTORREPRESENTACIÓN: LA ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA DE MARÍA ZAMBRANO, MARÍA TERESA LEÓN Y ROSA CHACEL DISSERTATION

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EXILIO, MEMORIA Y AUTORREPRESENTACIÓN: LA ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA DE MARÍA ZAMBRANO, MARÍA TERESA LEÓN Y ROSA CHACEL

DISSERTATION

Presented in Partial Fulfillment of the Requirements for the Degree Doctor of Philosophy in the Graduate School of The Ohio State University By María del Mar Inestrillas, B.A., M.A. ***** The Ohio State University 2002 Dissertation Committee: Dr. Stephen J. Summerhill

Approved By

Dr. Elizabeth Davis Dr. Samuel Amell

______________________ Adviser Department of Spanish and Portuguese

ABSTRACT

After the Spanish Civil War (1936-1939), an exceptional group of republican intellectual women chose autobiography as the literary genre that best accomplishes the goal of expressing their experience of exile. Among them, three writers from the so called Edad de Plata stood out to break the silence and isolation of exile and raise their voices: María Zambrano, María Teresa León and Rosa Chacel. They are considered central figures of Spanish Modernism, and the latter two also pertain to the Generación del 27. Their most representative autobiographical works, Delirio y destino, Memoria de la Melancolía and Alcancía, can be classified in three different self writing genres: autobiographical novel, autobiography, and diary, respectively. With a diverse theoretical framework and an interdisciplinary approach, key terms such as ‘‘exile,’’ ‘‘memory,’’ and ‘‘gender’’ are taken as the main concepts that directly affect the writing on issues related to authority, discourse, and the construction of national and self identity. Special attention is paid to time/space frameworks (chronotopes), traumatic memory, rhetoric and discourse strategies of self-representation (body metaphors, chronological gaps, specific themes, etc.). The experience of exile is not only the point of departure and leitmotiv of these texts, but also is the breakpoint that shows, in many different ways, the paradox of unspeakability in the traumatic cultural divisions of twentieth century Spain. ii

A toda mi familia, y en especial, a mis padres y a mi marido.

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AGRADECIMIENTOS

Quedo profundamente agradecida a mi director y mentor, el profesor Stephen J. Summerhill, cuyo talento y dedicación a la investigación de la literatura española han supuesto en todo momento una fuente inagotable de conocimiento e inspiración. Gracias a los profesores Samuel Amell, Elizabeth Davis, Charles R Hancock y Donald R. Larson por haber servido en los comités de doctorado, y a las profesoras Julia Watson y Jacqueline J. Royster por introducirme y guiarme en el estudio de la escritura autobiográfica femenina. También quiero agradecer la ayuda recibida del Center for Latin American Studies (The Ohio State University), que me proporcionó la oportunidad de viajar a España con el objetivo de recopilar importante información bibliográfica y entrar en contacto con los estudiosos de María Zambrano (Jesús Moreno Sanz, María Luisa Maillard y Juan Carlos Marset) y de María Teresa León (Gregorio Torres). En particular, ha sido notable la ayuda proporcionada por Rafael Tomero, primo de María Zambrano, cuya devoción y dedicación a la escritora malagueña han sido de gran valor para mi investigación. Asimismo, he contado en todo momento con la asistencia profesional de los miembros de varias instituciones españolas, como son, entre otras, la Biblioteca Nacional, el Ateneo de Madrid, la Fundación María Zambrano, la Fundación Ortega y Gasset y la Hemeroteca Municipal de Madrid. iv

Por último, quiero destacar el apoyo incondicional de toda mi familia, mis amigos y mis colegas, sin los cuales este proyecto nunca hubiera existido ni hubiera podido alcanzar el fin.

v

VITA

January 26, 1967…………………… Born-Madrid, Spain 1991 ……………………………….. B.A. Philosophy, Complutense University Madrid, Spain 1997 ……………………………….. M.A. Spanish Language, Literature and Culture Department of Spanish and Portuguese The Ohio State University Columbus, Ohio 1995-2002 …………………………. Graduate Teaching Associate Department of Spanish and Portuguese The Ohio State University Columbus, Ohio 2002 ……………………………...... Assistant Professor of Spanish Department of Foreign Languages and Literatures University of Nevada-Reno Reno, Nevada

FIELDS OF STUDY Major field: Spanish (Contemporary Spanish Literature and Culture --Exile). Minor field: Women Studies.

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ÍNDICE Página Abstract ....................................................................................................................... Dedicatoria ................................................................................................................... Agradecimientos .......................................................................................................... Vita ...............................................................................................................................

ii iii iv vi

Capítulos 1. Introducción: La escritura autobiográfica femenina en el exilio ........................ 1 2. María Zambrano: Delirio y destino: los veinte años de una española ............... Creación y publicación de Delirio y destino.................................................... Un recorrido hacia el pasado: la inevitable senda del destino ........................ La entrada en el mundo ................................................................................... La integración en su generación y el proyecto vital ....................................... La ruptura traumática del exilio ......................................................................

34 34 38 40 55 69

3. María Teresa León: Memoria de la melancolía ................................................. Introducción a Memoria de la melancolía ...................................................... Recuerdo vivo del pasado ............................................................................... Memoria del corazón, melancolía de la memoria ...........................................

83 83 89 104

4. Rosa Chacel: Alcancía. Ida, Alcancía. Vuelta y Alcancía. Estación termini .... Principio y final en Alcancía ........................................................................... El diario femenino en España durante la posguerra y el exilio ....................... Alcancía: grito y silencio en el exilio .............................................................. Descentramiento: el viaje, la separación y el cambio espacio-temporal ......... El reflejo del modus vivendi de una intelectual exiliada ................................. Metanarración: estructura y sentido del diario de crisis .................................. Náusea, asco y repulsión: La escritura como antídoto .................................... Alcancía: luz y memoria en el exilio ...............................................................

115 115 120 122 124 126 133 138 151

Conclusión ................................................................................................................... 159 Bibliografía .................................................................................................................. 167

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CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN: LA ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA FEMENINA EN EL EXILIO

Después de la guerra civil española (1936-39), un elevado número de intelectuales de izquierdas tuvo que abandonar el país. Durante la época de la posguerra, y bajo las circunstancias del exilio, la literatura autobiográfica adquiere gran importancia entre las escritoras republicanas pertenecientes a la generación del 27 y sus contemporáneas. La creciente incorporación de la mujer a la vida social, política e intelectual de España durante la II República (1931-1936) y la guerra civil hizo posible su presencia activa en los acontecimientos históricos que culminaron con la victoria del régimen dictatorial del general Francisco Franco (1939-1975)1: Reflejan estos cambios una transformación profunda en la sociedad y, por ende, en la posición de la mujer. La realidad de la guerra civil, brutal y total, hizo salir de su casa a la mujer. De su casa pasó al exilio, o al frente, o al trabajo. Las que ganaron la guerra volvieron del exilio, pero el mundo burgués de antes, cómodo y con mucho servicio doméstico, iba a desaparecer a causa de los cambios 1

Véase, entre otros, el estudio de Alicia Alted Vigil sobre la situación de la mujer española durante la guerra civil, titulado "El exilio republicano español de 1939 desde la perspectiva de las mujeres".

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económicos. Las que perdieron la guerra sufrieron las sanciones en el trabajo, o la cárcel, o salieron al exilio. (Connelly 44) A partir de los años cuarenta, el propósito general de estas escritoras es romper el silencio para dar testimonio de la realidad: plasmar sus ideales republicanos, expresar la dolorosa experiencia de la guerra civil y del exilio, y consolidar una identidad perdida por la trágica separación con el país de origen. Por ello, esta nueva actitud demanda el uso de un género literario que responda a los intereses de este reducido, pero en aumento, grupo de escritoras: Women, for obvious social reasons, have traditionally had more difficulty than men about making public claims of their own importance. (…) Most female autobiographers, until recently, have been artistic performers by profession -dancers, actresses, writers-- their demand for public attention in modes relatively acceptable for women predating their written self-description. The housewife seldom offers her life to public view. During the last century, women have begun to fill significant political roles, and a few have written about the experience of assuming such places in public life. (Meyer 112-113)

I La escritura autobiográfica ofrece la posibilidad de transformar el espacio privado en público. Por esta razón, al utilizar un género tradicionalmente androcéntrico que "exige ser la historia pública de la vida pública" (Smith, "Hacia una poética" 100), estas escritoras encuentran el modo de desenmascarar "su deseo transgresor de poseer autoridad literaria y cultural" (Smith, " Hacia una poética" 99) y, por tanto, de poseer la voz y el poder necesarios para acreditar su propia narración. En este sentido, la originalidad de la autobiografía femenina comienza, precisamente, con el criterio mismo de elección del género autobiográfico como medio idóneo para narrar su experiencia personal: 2

El mismo hecho de que las mujeres empezaran a escribir autobiografías [...] es sorprendente, desconcertante e infinitamente interesante. [...] [Todas las autobiografías de mujeres] dan testimonio de la realidad de que, a pesar de la represión textual de la mujer en que se apoya el orden fálico, aquella ha decidido escribir la historia de su vida, obligando así a que surja significado, y con él autoridad autobiográfica, a partir del silencio cultural. [...] Su misma opción de interpretar su vida y revelar su experiencia en público es señal de que ha transgredido las expectativas culturales. (Smith, "Hacia una poética" 95) Uno de los criterios fundamentales que se ha establecido para contrastar la autobiografía femenina y la masculina se centra en la forma en que ambas formas de escritura tratan con las barreras del inconsciente y la representación del sujeto autobiográfico en la narración. Según Shari Benstock, la pregunta debería ir dirigida hacia el modo en el que las fisuras de la discontinuidad femenina se manifiestan en el texto, así como los rasgos fundamentales que las caracterizan. A este respecto, Benstock afirma que "[t]he confessions of an Augustine or a Rousseau […] do not admit internal cracks and disjunctures, rifts and ruptures. The whole thrust of such works is to deal up and cover over gaps in memory, dislocations in time and space, insecurities, hesitations, and blind spots. […] Any hint of the disparate, the disassociated, is overlooked or enfolded into a narrative of synthesis" (Authorizing 152). Sin embargo, a partir del siglo XIX, especialmente desde el descubrimiento del inconsciente humano por parte de Sigmund Freud y bajo la influencia de los cambios socioeconómicos de los siglos XIX y XX, según Benstock, "[t]he instability of [the autobiographical] subject is nowhere more apparent than in women's writing of this period, […] writing that puts into question the most essential component of the autobiographical --the relation between "self" and "consciousness" (Ibid.). Como se mostrará en este estudio, las mujeres republicanas españolas ponen de manifiesto, a través de su producción autobiográfica, la existencia de 3

una insalvable discontinuidad y descentramiento del sujeto autobiográfico causado, principalmente, por la ruptura espacio-temporal a raíz de la experiencia del exilio y sus posteriores consecuencias tanto a nivel individual como colectivo. Sin embargo, sus obras también muestran algunas importantes divergencias con respecto a las características intrínsecas del género de la autobiografía femenina descritas en algunos estudios de crítica feminista. Estelle C. Jelinek, en su obra titulada Women's Autobiography, pone de manifiesto que los períodos de importantes cambios políticos y sociales suelen coincidir con un incremento en la producción literaria masculina, y un notable descenso o total ausencia de textos femeninos (5-6). En España, el período anterior a la guerra civil supone un cambio sustancial en la democratización de la sociedad y el avance hacia la igualdad de los géneros que impulsa la incorporación de la mujer al mundo de las letras. En gran medida, esta situación viene propiciada por la creación de numerosas organizaciones a principios del siglo XX y durante la II República a favor de la integración de la mujer en el orden sociopolítico y cultural, como fue la Residencia de Señoritas y el Lyceum Club. Ambas organizaciones fueron fundadas por la feminista y activista María de Maeztu en 1915 y 1926, respectivamente. El avance de la posición sociocultural de la mujer en España es fuertemente impulsado, asimismo, por el debate sobre la educación femenina promovido por la escuela krausista y la Institución Libre de Enseñanza2 durante los años veinte y treinta: 2

La Institución Libre de Enseñanza promueve la educación conjunta de hombres y mujeres, ya que asume el principio pedagógico según el cual se considera "más poderoso para acabar con la actual inferioridad positiva de la mujer, inferioridad que no empezará a desaparecer hasta que aquélla se eduque, en cuanto a la cultura general, no sólo como, sino con el hombre" (qtd. in Pérez-Villanueva 91). La importancia de esta

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El debate sobre la condición de la mujer (...) nace de una aspiración a la evolución en sentido europeísta de la sociedad española, animada por intelectuales progresistas --Giner de los Ríos, Labra, Torres Campos, González Posada--, conscientes de la necesidad de la emancipación de la mujer, nudo central de cualquier hipótesis de renovación civil del país. (...) La primera fase, es decir, la caracterizada por las primeras iniciativas de los krausistas en pro de una elevación cultural de la mujer, será también la más marcada por la literatura católica antifeminista, mientras que, con el nacimiento de la Institución, el modelo de la perfecta casada ofrecido y exaltado por la Contrarreforma e infiltrado incluso en el programa de la escuela krausista será finalmente superado en una visión laica y liberada de arcaicos esquematismos. (Subrayados de la autora. Di Febo 50) En el año 1930, se habla por primera vez en España del derecho al voto de las mujeres y aparece el Grupo Socialista Femenino de Madrid, encabezado por activistas como Victoria Kent y Clara Campoamor, entre otras, con el propósito de abrir un espacio de discusión de la situación de la mujer española (Mangini, Memories 7). Los cambios llevados a cabo "reflect the attempt of women to empower themselves in the public sector. Yet the members of these organizations were largely of the middle class and represented a minority of women. The battle for educational equality in Spain would not change significantly until the 1970's. The attitudes of patriarchy would thwart and nullify women's efforts" (Mangini, Memories 8). La mujer española logrará deshacerse de forma gradual de las principales barreras patriarcales a mediados de la década de los setenta, momento en que se produce un importante cambio sociopolítico en España marcado por el final de la dictadura franquista y el comienzo de la época de transición hacia la democracia. institución radica en que "se esforzará de manera sistemática en estimular e intensificar el acceso de la mujer a la educación y, en líneas más generales, su dignificación y su integración en la sociedad, trasponiendo así el muy limitado marco de privacidad familiar y hogareña en que contribuyó a flexibilizar, con criterios igualitarios, la legislación" (Ibid.).

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El destacado número de obras autobiográficas escritas por mujeres durante la guerra civil y, especialmente, en el exilio refleja el esfuerzo por plasmar la visión personal de la tragedia sufrida por ellas mismas y por el resto de los españoles durante este período histórico. Estas autoras encontraron y desarrollaron un original modo de expresar la historia y dejar testimonio para las futuras generaciones. En sus textos se abre un nuevo espacio para la historiografía personal en el que interpretar y valorar los acontecimientos del pasado, así como reflexionar sobre la nueva identidad y la pérdida de los referentes culturales en el exilio. Algunas de las obras autobiográficas femeninas más importantes de este período son: Espejo de sombras (1977), de Felicidad Blanc; Mi atardecer entre dos mundos: recuerdos y cavilaciones (1983) y Mi niñez y su mundo (1956), de María Campo de Alange; Diario (1990), de Zenobia Camprubí; Primer exilio (1978), de Ernestina de Champourcín; las tres Alcancías (1982/1998) y Desde el amanecer: autobiografía de mis primeros diez años (1972), de Rosa Chacel; Cárcel de mujeres: 1939-1975 (1985), de Tomasa Cuevas; Desde la noche y la niebla: (mujeres en las cárceles franquistas) (1978), de Juana Doña; Visto y vivido: 1931-1974 (1982) y Escucho el silencio (1984), de Mercedes Fórmica; Historia de una disidencia (1981), de Pilar Jaráiz Franco; Una mujer por caminos de España: recuerdos de propagandista (1952), de María Lejárraga; Memoria de la melancolía (1970), de María Teresa León; Concha Méndez: memorias habladas, memorias armadas (1990), de Paloma Ulacia Altolaguirre; Doble esplendor: autobiografía de una mujer española (1944), de Constancia de la Mora; Las cárceles de Soledad Real: una vida (1983), de Consuelo García; Delirio y destino: los veinte años de una española (1989), de María Zambrano; y

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La España que pudo ser: memorias de una institucionista republicana (2000) de María Carmen Zulueta3. Entre estas escritoras se encuentra un amplio grupo de mujeres intelectuales de principios del siglo XX que comenzó a publicar sus obras en España durante los años veinte y treinta, y emprendió una importante labor reformadora a nivel intelectual, político y social: entre otras, Ernestina Champourcín (1905-1999), Rosa Chacel (18981994), María Teresa León (1903-1988), Concha Méndez (1898-1986) y María Zambrano (1904-1991). Forman parte de la primera generación consolidada de mujeres españolas que accede a una educación universitaria, publica ensayos y obras literarias en varios géneros literarios (ensayo, novela, poesía, teatro, etc.), colabora en las revistas más importantes del momento (Hora de España, Octubre, Revista de Occidente, etc.) y participa en los círculos intelectuales más destacados de la época (El Ateneo de Madrid4, La Residencia de Estudiantes5, etc.). Herederas de los principios de la generación del 98, 3

La fecha entre paréntesis indica el año de publicación de la primera edición. Para una referencia bibliográfica completa véase la sección de bibliografía. 4

El Ateneo Científico, Literario y Artístico fue fundado en el año 1829 como sede del desarrollo intelectual de España. Según consta en la página de presentación de Internet (http://www.ateneodemadrid. org/control/presentacion/historia.html), fue "fundado por los liberales españoles, durante el llamado trienio liberal, y clausurado por Fernando VII, fue restablecido en 1835 por la regente María Cristina de Borbón y con la presidencia del Duque de Rivas. (...) Desde su fundación, el Ateneo de Madrid se convirtió en el foro más apasionante, cultural y políticamente hablando, de España entera y lugar de las más atrayentes polémicas. Por sus aulas y cátedras, desfilaron los más ilustres conferenciantes. Centro de formación de intelectuales y políticos durante todo el siglo XIX y principios del XX, su nombre va unido, indisolublemente a Olózaga y Mesonero Romanos, Castelar y Cánovas, Unamuno y Valle-Inclán, hasta llegar a Manuel Azaña, ilustre ateneísta que pasó directamente de sus aulas a la Presidencia del Gobierno. (...). A lo largo de más de ciento cincuenta años, sus actividades han sido complejas: la cátedra, con sus estudios superiores, le da un perfil universitario; sus varias secciones, lo convierten en una sociedad de debates; las exposiciones, en galería de arte y sus veladas musicales en sala de concierto. Sustituto de la Universidad en varias épocas, antesala del Congreso en todas, el Ateneo fue siempre, y sobre todo, el hogar espiritual de las minorías intelectuales españolas". 5 La Residencia de Estudiantes se enmarca dentro de otras dos instituciones, que son la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas y La Institución Libre de Enseñanza. Tal y como

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desde muy jóvenes entran en contacto con los máximos representantes intelectuales del momento, especialmente los miembros de la generación del 27, con quienes algunas de ellas comparten un lugar común en la historia de la literatura española. Influenciadas por las primeras reivindicaciones feministas y los movimientos internacionales del trabajo, luchan por la justicia, la libertad y la democracia, y colaboran de forma activa en la consolidación de los ideales de la II República. Según afirma Janet Pérez, en su artículo "Vanguardism, Modernism and the Spanish Women Writers in the Years between the Wars", sus obras promueven una innovadora visión de la realidad social española6: As a group, these women display a certain tendency to demythologization, modifying traditional views of women and of motherhood, or rejecting them altogether. Theirs is a restrained, but nevertheless determined nonconformity, no longer limited to noncommittal presentation of injustices of the feminine condition. They express more audible dissent, not only portraying women who work or seek options beyond matrimony, but who reject patriarchally inscribed definitions of womanhood or deliberately transgress the patriarchally-defined boundaries. The feminist movement per se makes its fictional debut in their works, and social criticism becomes a significant preoccupation. (41) Su voz sale del silencio no sólo para expresar un creciente espíritu crítico, sino también para formar parte activa en el mundo laboral e intelectual de la época. Forman un grupo de mujeres con talento y educación que luchan por ganarse un puesto en la cultura y la política del momento, y aspiran a tener una vida personal y profesional no restringida afirma Pérez-Villanueva, consiste en "una experiencia singular en la historia contemporánea española, un valioso ensayo de poner en pie una institución donde se exprese esa idea de Universidad en la que las dimensiones intelectuales y culturales se unen a los modos de convivir y relacionarse para lograr un nuevo entendimiento del hombre y una nueva realidad nacional. (...) [U]n clima intelectual, cultural y social" (78).

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a las barreras patriarcales. Sin llegar a ser grandes activistas en el movimiento feminista, como es el caso, por ejemplo, de María Lejárraga, Victoria Kent, Margarita Nelken, Dolores Ibárruri, estas autoras reflejan la situación de la mujer a principios de siglo y durante los años del exilio. Zambrano, por ejemplo, se remonta a los primeros años de su vida en los que, estando en la universidad, se incorporó al grupo universitario en favor de la República: Era el modo de vida universitario, lo que había surgido enseguida, pues hacía muy poco tiempo que las mujeres habían comenzado a asistir a la Universidad; sin lucha ni vacilación alguna, la convivencia entre los compañeros de ambos sexos se había ido dibujando clara, nítidamente y sin definición. [...] Y ellos eran simplemente una expresión de lo que la Universidad podía ofrecer a la vida española toda. (Delirio y destino 55) León, en un esfuerzo por hacer historia del movimiento feminista en los años treinta, exclama: ¡Mujeres de España! Creo que se movían por Madrid sin mucha conexión, sin formar un frente de batalla, salvo algunos lances feminísticos, casi siempre tomados a broma por los imprudentes. Ya había nacido la Residencia de Señoritas, dirigida por María Maeztu e inaugurado el Instituto Escuela sus clases mixtas, hasta poner los pelos de punta a los reaccionarios mojigatos. Pero las mujeres no encontraron un centro de unión hasta que apareció el Lyceum Club. (Memoria de la melancolía 514) Chacel, menos activista y abiertamente declarada antifeminista, no deja por ello de mostrar cierta preocupación por la situación de la mujer en la sociedad: No sé, no sé... Tengo ganas de hablar de mujeres y es una buena ocasión, pero temo hacer algo impublicable. ¡Esto es horripilante, sigo hablando de mujeres!... (Alcancía. Ida 36) 6

En este trabajo, Janet Perez incluye asimismo en este grupo de escritoras a Rosa María Arquimbau, Carmen de Burgos, Carmen Conde, Carme Montoriol I Puig, Elisabeth Mulder, Ana Mùria i Romani y Mercè Rodoreda.

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En sus textos se manifiesta de forma más o menos explícita la fuerte presión social a la que se ven sometidas, debido fundamentalmente a su actitud frente a los valores tradicionales de la mujer en la sociedad y su empeño por pertenecer al mundo intelectual y político de la época: [These] women were often the target of male ridicule and were described as a group of frivolous women taking tea and putting on airs. They were, above all, criticized because the club was Because of their interest in literary and other cultural pursuits, they were considered who belonged One wonders how any woman on those times had the energy to combat such relentless misogyny and patriarchal hysteria. (Mangini, Memories 6) No es de extrañar que en sus obras autobiográficas estas autoras se representen a sí mismas como objetos de la mirada crítica masculina (Zambrano), manifiesten posiciones de disconformidad frente a la represión sexual femenina ejercida a través de la educación religiosa (León), o expresen irónicamente un sentimiento de inseguridad y preocupación por la imagen personal que se aleja de los cánones de belleza establecidos para las mujeres (Chacel). Con frecuencia proponen modelos femeninos --figuras de ficción o personajes reales-- que funcionan como arquetipos en los cuales pueden proyectarse y analizarse a sí mismas en su papel de esposas o compañeras, madres e hijas. Renuncian a seguir los guiones biográficos establecidos por el poder patriarcal y, en su lugar, introducen nuevos modelos universales para utilizar el poder inscrito en los iconos de la cultura occidental: el caso de Antígona, quien "inocente soportaba la Historia; porque habiendo nacido para el amor la estaba devorando la piedad" (Zambrano); o el de Doña Jimena, la fiel esposa del primer exiliado de la literatura 10

española, el Cid Campeador, quien representa "el fundamento, la fuerza, la madre" (León); o el de Teresa Mancha, el gran amor del poeta romántico José de Espronceda, quien abandona al fiel amante en su trágico destino. Estos modelos femeninos representan en mayor o menor medida el alter ego de las escritoras, poseen alguna cualidad sobrehumana o, en general, ofrecen un cambio en la concepción tradicional de los roles masculino y femenino dentro de la sociedad. Estas mujeres se muestran a sí mismas en sus autobiografías dentro del contexto patriarcal de la cultura española de los años veinte y treinta, en el cual chocan por ser mujeres intelectuales, y utilizan sus textos autobiográficos como espacios en los que explorar sus diferencias. El propósito de ser pioneras en el campo de la cultura y pensamiento de esta época está enfrentado con la imagen y el rol establecidos para la mujer de su momento, razón por la cual sus obras reflejan la búsqueda de una auténtica identidad personal que se adapte a su nuevo tipo de vida y renuncie a los patrones femeninos de la sociedad patriarcal, enfrentándose a ellos de una manera más directa y subversiva. Sin embargo, como se mostrará en este trabajo, el tema es tratado desde una perspectiva que se acerca más a la mera presentación de los problemas y a la constancia de la autoconciencia de su situación en la sociedad que a la resolución drástica de los mismos. Aunque ya existe una clara toma de conciencia de las barreras y las limitaciones de la mujer a principios y mediados del siglo XX en España, sin embargo, aún no se llega a dar un paso definitivo hacia la reivindicación de ciertos derechos de forma clara, abierta y decisiva. A pesar de que existen estudios recientes sobre algunas autoras españolas que escribieron sus obras autobiográficas en España durante la guerra civil (como es el caso, 11

por ejemplo, de los estudios realizados por Kathleen M. Glenn y Mercedes Mazquiarán, Roberta Johnson, Shirley Mangini, Janet Perez, etc.) aún no han sido estudiadas con rigor la mayoría de las obras escritas por mujeres republicanas que vivieron y contaron su vida desde el exilio. Mi investigación pretende cubrir una parte importante del análisis de estos textos al tomar en cuenta tres obras autobiográficas escritas por mujeres españolas en el exilio, cuyo estudio se presentará siguiendo la cronología del año de su publicación: 1) Delirio y destino: Los veinte años de una española de María Zambrano; 2) Memoria de la melancolía de María Teresa León, y 3) Alcancía. Ida, Alcancía. Vuelta y Alcancía. Estación termini de Rosa Chacel.

II Zambrano, León y Chacel vivieron una época crucial en la historia cultural, social y política de España. Su relación personal de amistad y compañerismo es clave en algunos momentos de máxima tensión política, tanto dentro como fuera de España7. Forman el grupo de tres de las representantes más importantes de la generación de mujeres universitarias e intelectuales que participaron de forma activa en el cultivo y desarrollo de las letras españolas a comienzos del siglo XX: En el interesantísimo grupo de mujeres que brillaron con luz propia en el panorama cultural español de los años veinte y treinta de este siglo, y en 7

Así, por ejemplo, León comenta en su autobiografía que Chacel era mal vista por los nazis en Francia durante los años cuarenta: "Y a nuestra Rosa Chacel, tan luminosamente morena e inteligente, los jóvenes nazis la miraban desdeñosos, extendiendo luego sobre sus caras el periódico para que ella no pudiera mirarlos" (Memoria 446). Mantenían correspondencia entre ellas, y sabían la una de la otra por medio de otros amigos y colegas comunes en el exilio. Zambrano, en una de sus cartas a Chacel, al hablarle de su situación personal en Barcelona un año antes de exiliarse, escribe estas palabras: "Yo sé que todo esto te ronda, te afecta, te toca. Lo tienes tú y tú sola lo entenderás mejor que nadie" (Los intelectuales, 212).

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buena parte de los años del exilio (Rosa Chacel, María Zambrano, Margarita Nelken, Concha de Albornoz, Maruja Mallo, Concha Méndez, Consuelo Berges, Margarita Zirgu, Ernestina Champourcín, etc.) destaca por su singularidad la figura de María Teresa León, autora de una de las prosas más hermosas y cuidadas de su generación (con Zambrano y Chacel forma el gran triunvirato de literatas de esos años en los que la figura de la femme de lettres abundó). (Torres, Los espacios... 13) Todas ellas nacieron en España entre finales del siglo XIX y principios del XX -1898 y 1904--, vivieron intensamente durante su juventud y madurez los años de la II República y la guerra civil española y, posteriormente, huyeron al exilio. Siguiendo el orden de publicación de sus obras autobiográficas, Zambrano, autora de la primera de ellas, es ensayista y filósofa, y posee una gran formación en el pensamiento y la literatura universales. Su obra se compone de más de una treintena de libros, publicados entre los años treinta y finales de los ochenta, entre los que cabe mencionar: Los intelectuales en el drama de España (1937), Pensamiento y poesía en la vida española (1939), Filosofía y poesía (1939), La agonía de Europa (1945), Hacia un saber sobre el alma (1950), El hombre y lo divino (1955), España, sueño y verdad (1965), Claros del bosque (1977), De la Aurora (1986), etc. Además, cuenta con unos doscientos artículos de crítica y ensayo, entre los que se encuentra La confesión, como género literario y método (1941), numerosas conferencias pronunciadas en distintos países del mundo, y una decena de prólogos8. 8

Véase el numero monográfico de la revista Anthropos dedicado a la obra y el pensamiento de Zambrano para una completa lista de referencias bibliográficas de la autora, así como de los estudios críticos más importantes sobre su obra (pp. 82-93).

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León y Chacel han sido reconocidas como miembros integrantes de la generación del 279. León escribió más de una veintena de libros, publicados entre los años veinte y finales de los ochenta --algunos todavía inéditos--, entre los que destacan: Cuentos para soñar (1928), Rosa-Fría, patinadora de la luna (1934), Contra viento y marea (1941), Morirás lejos (1942), El amor de Gustavo Adolfo Bécquer (1946), Las peregrinaciones de Teresa (1950), Juego limpio (1959), Doña Jimena Díaz de Vivar, gran señora de todos los deberes (1960), La libertad en el tejado (1989), etc. Además, cuenta con casi un centenar de artículos que versan sobre temas variados relacionados con la literatura, la historia y la política, así como una importante labor de producción y colaboración en el teatro10. Chacel destaca principalmente por su producción novelística y ensayística entre los años treinta y finales de los ochenta, con obras como Estación. Ida y vuelta (1930), Teresa (1941), Memorias de Leticia Valle (1945), La sinrazón (1960), Barrio de Maravillas (1976), Acrópolis (1984), etc. También cuenta con casi una decena de relatos cortos, varios libros de poesía, artículos de ensayo y crítica, entre ellos La confesión 9

Véase el trabajo de José Carlos Mainer titulado "Las escritoras del 27 (Con María Teresa León al fondo)", donde el autor señala la restringida visión que ha caracterizado la construcción crítica de la generación del 27. Entre los libros poéticos que aparecieron en el año 1936, Mainer cita los siguientes: Canción, de Juan Ramón Jiménez; de La realidad y el deseo, de Cernuda; de las segundas ediciones del Cántico, de Guillén, y de Las islas invitadas, de Altolaguirre; de los sonetos de El rayo que no cesa, de Hernández, y de Razón de amor, de Pedro Salinas, convendrá ir contando con Niño y sombras, de Concha Méndez; Cántico inútil, de Ernestina Champourcín, y A orillas de un pozo, de la novelista Rosa Chacel (el año de 1935 tampoco había sido malo: he visto con esa fecha las Canciones en azul, de María Dolores Arana, y Sol de la noche, de Ruth Velázquez, además del tomo primero del teatro infantil de Concha Méndez que contiene El carbón y la rosa, con bonitas ilustraciones de José Moreno Villa). (29) 10

Véase la obra de Gregorio Torres, Los espacios de la memoria, para una lista de referencias bibliográficas de León, así como de los estudios críticos más importantes sobre su obra (pp. 215-225).

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(1989), así como algunas ediciones y traducciones de destacadas obras de la literatura universal, como La peste de Albert Camus y Libertad y muerte de Nikos Kazantzakis, entre otros11. Si la tarea de recuperación de la obra de escritores varones en el exilio fue lenta y difícil, no es hasta finales de los años ochenta, y en algunos casos incluso hasta los noventa, cuando se empiezan a reconocer los nombres de las autoras que llevaron a cabo su labor literaria fuera de España. A este respecto, es necesario mencionar que, aunque Zambrano es un caso singular, pues formó parte del canon filosófico y literario español cuando todavía se encontraba en el exilio, sin embargo, no recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades hasta 1981, ni el Premio Cervantes, otorgado en esta ocasión por primera vez a una mujer española, hasta poco antes de su muerte, en 1988. León, cuya obra literaria ha despertado gran interés en los últimos años, permaneció durante largo tiempo marginada debido a que durante gran parte de su vida fue presentada ante el resto del mundo como "la esposa" del gran poeta Rafael Alberti. No es, pues, hasta finales de los años ochenta, después de su fallecimiento, y en particular hasta después de la muerte de Alberti, cuando su obra alcanza reconocimiento a nivel nacional e internacional. Aunque Chacel era ya conocida dentro y fuera de España como una destacada novelista durante los años del franquismo, parte de su producción literaria en el exilio tardó algún tiempo en resonar entre los círculos literarios españoles, y no obtuvo el 11

Véase la obra de María Asunción Mateo, Retrato de Rosa Chacel, para una lista de referencias

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Premio Nacional de las Letras Españolas hasta 1988, ni el Premio Castilla y León de las Letras hasta 1991, unos años antes de su muerte. Todas estas escritoras, como ya se ha mencionado, participan de forma activa en los círculos intelectuales y culturales de España desde muy jóvenes, y posteriormente entran en contacto con los intelectuales de sus respectivos países de residencia durante el exilio (Francia, México, Cuba, Argentina, Brasil, Italia, etc.). Su estrecho contacto personal con escritores como Antonio Machado, Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, León Felipe, Octavio Paz, y un largo etc., son de máxima importancia tanto en su desarrollo personal como en su producción literaria. En el exilio, Zambrano, León y Chacel continúan su labor literaria y colaboran e incluso fundan revistas literarias y de pensamiento contemporáneo, como es el caso de la revista Occidente por parte de León y Alberti. A este respecto, Teresa Férriz, en su artículo titulado "Relectura de la tradición literaria española desde el exilio", rescata el concepto de "ratio del exilio español de 1939" y lo analiza bajo el punto de vista del "empeño de continuidad" en la tradición cultural y, específicamente, literaria de España por parte de los exiliados. La posibilidad de llevar a cabo el proyecto cultural iniciado durante la II República se convierte en un deber moral para estas escritoras, así como para el resto de los intelectuales en el exilio: La creencia en la Cultura como factor de transformación social había constituido uno de los pilares ideológicos básicos de la II República española. Esta Cultura, en mayúsculas, se hizo presente en todos los ámbitos de la vida pública, otorgando a los intelectuales un status social y político difícilmente imaginable a bibliográficas de Chacel, así como de los estudios críticos más importantes sobre su obra (pp. 89-91).

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finales del siglo XIX y favoreciendo, de modo privilegiado, la literatura en tanto la máxima expresión de aquella. Procedentes de un contexto tan propicio para su labor intelectual, los escritores exiliados de 1939 creían que, únicamente salvando las propuestas republicanas, mantendrían su propio trabajo creador. De ahí que el concepto de tradición cobre sentido a partir de estos antecedentes inmediatos: por un lado, situaba a los autores expatriados en su lugar dentro de la historia cultural española y, por otro, marcaba el camino a seguir, propiciando la realización de aquellas empresas literarias iniciadas en los años treinta. (136) Para Zambrano, León y Chacel, la literatura, como se mostrará en la presente investigación, representa el espacio de continuidad del proyecto intelectual iniciado durante los años veinte y treinta en España. En concreto, la escritura autobiográfica es uno de los géneros literarios que mejor muestra la situación personal en la que estas tres escritoras republicanas se unieron a dicho proyecto y las dificultades que tuvieron que atravesar en el exilio para mantenerlo. Y, puesto que para todas ellas escribir es sinónimo de existir, la escritura autobiográfica pone de manifiesto que el proyecto intelectual es, esencialmente, un proyecto existencial que tiene sus momentos de aislamiento y desconexión en el exilio, y por tanto, de derrota y vacío, tal y como lo expresan las autoras en sus respectivos textos: metáfora de "muerte en vida" en Zambrano, sentimiento de "melancolía" en León y sensación de "náusea física" en Chacel. No obstante, su obra quedará finalmente superada mediante su gran aportación personal a la memoria histórica llevada a cabo por su labor de testigos de la historia en el momento de la publicación. III La palabra "exilio" proviene del término latino exilĭlium, que se forma con el sufijo ex --"fuera de"-- y la raíz salire --"salir, abandonar". El concepto de exilio se refiere tanto a la acción de abandono del país de origen o la expatriación --causada generalmente de forma involuntaria por razones políticas o religiosas--, como al efecto de 17

estar exiliado y al lugar en que vive el exiliado12. Según afirma Michael Seidel, en su obra titulada Exile and the Narrative Imagination, el exilio "is a compelling subject and a propelling action; it names a figure and establishes a narrative ground" (1). La circunstancia del exilio será analizada en la presente investigación como el eje y la motivación principal del proyecto autobiográfico, es decir, el modus operandi y el leitmotiv que recorre las páginas de las obras autobiográficas de Zambrano, León y Chacel de una manera más o menos explícita. El objetivo es poner de manifiesto especialmente que la autorrepresentación del sujeto de la narración, llevada a cabo desde la posición del aislamiento, desarraigo, soledad y pérdida de la identidad fuera de España, opera dentro del texto por contraste y oposición a la identidad previa al exilio, originada durante la II República y los años anteriores a la guerra civil y el exilio. Las dimensiones espaciotemporales correspondientes al presente y al pasado, respectivamente, así como sus implicaciones a nivel personal y colectivo, manifiestan la existencia de dos polos espacio-temporalmente opuestos y radicalmente separados entre sí por la experiencia trágica del exilio. Sus autoras, conscientes del alcance de su nueva situación fuera de España y Europa, expresan la traumática ruptura con el pasado a través de diferentes técnicas narrativas relacionadas con tres géneros autobiográficos distintos: novela autobiográfica (Zambrano), autobiografía (León) y diario (Chacel). 12

Según el Diccionario de la Lengua Española, la palabra "exilio" posee varias acepciones: "Separación de una persona de la tierra en que vive; Expatriación, generalmente por motivos políticos; Efecto de estar exiliada una persona; Lugar en que vive el exiliado" (933). Véanse los estudios de Paul Tabori, The Anatomy of Exile, Paul Ilie, Literature and Inner Exile: Authoritarian Spain, 1939-1975 (5 y ss.; 7), y Michael Ugarte, Shifting Ground: Spanish Civil War Exile Literature, para una revisión del concepto etimológico del exilio y su distinción con respecto al concepto de destierro.

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Para llevar a cabo el análisis propuesto, se tomará el concepto bakhtiniano de cronotopo con el propósito de describir los diferentes cambios espacio-temporales que sitúan la narración en un tiempo y un lugar anterior o posterior a la salida hacia el exilio. El concepto de cronotopo proviene del artículo de Mikhail Bakhtin titulado "Forms of Time and of the Chronotope in the Novel. Notes Toward a Historical Poetics", publicado a finales de los años treinta. Literalmente, el término está formado por la unión de las palabras griegas tiempo, chronos, y espacio, topos. Bakhtin utiliza el término cronotopo para referirse a "[t]o the intrinsic connectedness of temporal and spatial relationships that are artistically expressed in literature" (84), y añade: What counts for us is the fact that it expresses the inseparability of space and time (time as the fourth dimension of space). We understand the chronotope as a formally constitutive category of literature. (…) In the literary artistic chronotope, spatial and temporal indicators are fused into one carefully thought-out, concrete whole (…) [and] has an intrinsic generic significance. (…) The chronotope as a formally constitutive category determines to a significant degree the image of man in literature as well. The image of man is always intrinsically chronotopic. (84-85) La estética bakhtiniana concibe los cronotopos de la literatura relacionados con otros cronotopos del mundo real, en concreto con el cronotopo desde el cual ha sido creada la obra13. Con respecto al caso que aquí nos ocupa, Bakhtin comenta lo siguiente: When speaking of [classic autobiography and biography] one must above all keep the following in mind. These classical forms of autobiography and biography were not works of a literary or bookish nature, kept aloof from the concrete social 13

Bakhtin parte de la estética trascendental kantiana al proponer que las coordenadas espacio-temporales son las dos condiciones necesarias para cualquier conocimiento de la realidad, pero, a diferencia del filósofo alemán, las ubica en la realidad de la experiencia, no en el mundo trascendental: Here we employ the Kantianan evaluation of the importance of these forms in the cognitive process, but differ from Kant in taking them not as but as forms of the most immediate reality. We shall attempt to show the role these forms play in the process of concrete artistic cognition (artistic visualization) under conditions obtaining in the genre of the novel. (85)

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and political act of noisily making themselves public. On the contrary, such forms were completely determined by events: either verbal praise of civic and political acts, or real human beings giving a public account of themselves. Therefore, the important here is not only, and not so much, their internal chronotope (that is, the time-space of their represented life) as it is rather , and preeminently, that exterior real-life chronotope in which the representation of one's own or someone else's life is realized either as verbal praise or a civic-political act or as an account of the self. It is precisely under the conditions of this real-life chronotope, in which one's own or another's life is laid bare (that is, made public), that the limits of a human image and the life it leads are illuminated in all their specificity. (131) En el caso de Delirio y destino, Memoria de la melancolía y las tres Alcancías, el cronotopo del exilio, desde el cual se concibe y se lleva a cabo el proyecto autobiográfico, se corresponde con el mundo real desde el cual se analiza el cronotopo literario correspondiente a la niñez y la juventud en España. Por tanto, la intrínseca relación entre el exilio y el recuento del pasado personal anterior a esta trágica circunstancia posee implicaciones decisivas en estas tres obras autobiográficas. Al conectar ambos cronotopos, el real y el literario, se establece una relación entre la vida y el arte que Bakhtin denomina diálogo. En otras palabras, el cronotopo de la experiencia de una narrativa tiene, según Bakhtin, una relación con las formas de experiencia vivida fuera de la narrativa, de no ser así, la narrativa correría el riesgo de aparecer sin sentido. Al introducir el concepto bakhtiniano de cronotopo, pretendo enfocar el tema de la narrativa autobiográfica en el exilio desde el siguiente punto de vista: si tomamos en cuenta el texto autobiográfico como algo más que un mero procedimiento narrativo, es decir, como la experiencia narrativa vivida de forma inseparable de la experiencia real en el exilio, el concepto de cronotopo proporciona un medio para explorar la compleja relación entre la circunstancia personal y la escritura. En un sentido amplio, el cronotopo se corresponde con el contexto general, o complejo espacio-temporal, en el cual vivimos 20

y producimos narrativas que, en el presente estudio se identifica con el exilio. Así pues, por un lado, en las obras autobiográficas de Zambrano, León y Chacel el pasado se manifiesta mediante el cronotopo anterior al exilio, que se identifica con España y Europa hasta el finales de la guerra civil; por otro lado, el punto de ruptura con el pasado, que se corresponde con el presente de la narración y de la escritura, se representa mediante el cronotopo del exilio, que en cada texto coincide con el nuevo lugar de residencia en el exilio: La Habana, Cuba, en el caso de Zambrano, Roma, Italia, en el de León, y Río de Janeiro, Brasil, en el de Chacel. Al tener que abandonar España en el año 1939 al término de la guerra civil, los exiliados se enfrentaron a una situación personal sin precedentes en sus vidas. Por un lado, encontraron la posibilidad de comenzar una nueva vida en sus países de destino (México, Cuba, Italia, Brasil, etc.), lejos del miedo y de la represión fascista. Pero, por otro, su huida representó la ruptura definitiva con su origen y su pertenencia a la cultura española. Debido a la tragedia vivida en España y a las nuevas condiciones de vida ínfima en el exilio, estas escritoras republicanas sienten la necesidad vital de escribir, contar lo ocurrido, dejar constancia de sus sentimientos, recuerdos, experiencias, sufrimientos, angustias, etc., que forman parte integrante de sus vidas desde el momento en que fracasa la II República, estalla la guerra civil y tienen que abandonar España. Cada vivencia personal narrada forma parte de la gran tragedia en la que miles de españoles tuvieron que sufrir un mismo destino, por ello sus relatos expresan la dolorosa experiencia del exilio como el gran momento de pérdida existencial, tanto a nivel individual como colectivo. En sus obras se refleja claramente la trayectoria seguida por estas tres escritoras durante un largo y decisivo período de su vida, que Ana Vásquez y 21

Ana María Araujo, en su obra titulada La maldición de Ulises: repercusiones psicológicas del exilio, han analizado como la etapa traumática y de duelo característica de todo exiliado: El golpe de Estado [o la guerra civil] y la represión, la partida repentina y rodeada de violencia y la prohibición de retorno hacen que el exiliado sienta que le cortaron brutalmente los lazos que lo unían a su mundo social, afectivo, cultural y político. (...) [S]e puede explicar la manera como será vivida la primera etapa (...) por el trauma y ese sentimiento de pérdida profunda que caracteriza un duelo. Sabemos que el duelo exige un trabajo psíquico laborioso, un tiempo de maduración para disminuir la angustia y el dolor ante la pérdida del objeto afectivo. Este trabajo psíquico no implica la disminución progresiva del sentimiento de pérdida, sino la aceptación de un mundo en el que el ser amado ya no estará más, en que todos los contactos con él se han cortado para siempre. (...) [El duelo del exilio] no se siente como una pérdida individual: los exiliados no lloran sólo a sus y sus ; el duelo es también social, en el sentido que debe aceptar el fin de un modus vivendi, de un contexto social y político que ya no podrá repetirse tal como era. Pérdida de sus sistemas de referencia, de sus objetos de amor, de sus polos de deseo y agresividad. (36-37) Debido a su participación directa en los acontecimientos socio-políticos del momento y al fuerte compromiso intelectual adquirido durante los años de formación universitaria, estas autoras se representan a sí mismas en sus textos autobiográficos como testigos recolectores de la historia del pueblo español. Tanto su propósito inicial como el modo de articulación de su discurso contradicen la afirmación de Estelle C. Jelinek sobre la relación entre el espacio público y el privado en la escritura autobiográfica femenina: "Women's autobiographies rarely mirror the establishment history of their times. They emphasize to a much lesser extent the public aspects of their lives, the affairs of the world, or even their careers, and concentrate instead on their personal lives --domestic details, family difficulties, close friends, and especially people who influenced them" (78). La autoridad que deriva de los textos autobiográficos de Zambrano, León y Chacel es la propia de un intelectual que, sin abandonar el terreno de la esfera privada (familia, 22

amigos, mentores, etc.), se propone el objetivo de acceder al ámbito público para articular su discurso, tal y como lo expresa Edward W. Said en su obra Representations of the Intellectuals con las siguientes palabras: There is (…) this quite complicated mix between the private and the public worlds, my own history, values, writings and positions as they derive from my experiences, on the one hand, and, on the other hand, how these enter into the social world where people debate and make decisions about war and freedom and justice. There is no such thing as a private intellectual, since the moment you set down words and then publish them you have entered the public world. Nor is there only a public intellectual, someone who exists just as a figurehead or spokesperson or symbol or a cause, movement, or position. There is always the personal inflection and the private sensibility, and those give meaning to what is being said or written. Least of all should an intellectual be there to make his/her audiences feel good: the whole point is to be embarrassing, contrary, even unpleasant. So in the end it is the intellectual as a representative figure that matters --someone who visibly represents a standpoint of some kind, and someone who makes articulate representations to his or her public despite all sorts of barriers. My argument is that intellectuals are individuals with a vocation for the art of representing, whether that is talking, writing, teaching, appearing on television. (11-13) Las obras autobiográficas de estas escritoras muestran, desde una perspectiva individual, la trayectoria seguida por miles de españoles durante la II República, los años de guerra civil y, finalmente, el exilio. La secuencia espacio-temporal marca así el destino del pueblo español que, habiendo logrado la estabilidad social y política durante la II República, sufrió una gran derrota en el momento del estallido de la guerra civil y la consecuente victoria de la dictadura franquista. El encarcelamiento, la muerte y la desaparición de miles de españoles durante la guerra, y la posterior victoria del régimen fascista del general Francisco Franco, produjo la muerte por fusilamiento a miles de republicanos, y obligó a salir al exilio a quienes, en condiciones infrahumanas, lograron sobrevivir a la represión y abandonar el país. Por tanto, el tono general de estas autobiografías no es de alabanza, ni tampoco es optimista frente al futuro, sino todo lo 23

contrario, es elegíaco, trágico, melancólico y triste. El lenguaje se poetiza y se introducen numerosas metáforas, especialmente metáforas del cuerpo ("sangre", "corazón", "náusea", etc.), que rebelan un tipo de expresión más viva y elocuente característica de la época.

IV Además de los estudios sobre el exilio realizados por José Luis Abellán, A. A. Bravo-Tellado, José María del Valle, Patricia Fagen, Francisco Giral y Pedro Santidrián, Myron Lichtblau, Clara E. Lida, José Manuel Naharro-Calderón, Randolph Pope, Ricardo Velilla, etc., en mi investigación voy a tener en cuenta el importante estudio realizado por Michael Ugarte sobre la literatura española en el exilio, titulado Shifting Ground: Spanish Civil War Exile Literature. Una de sus tesis más importantes se encuentra, precisamente, en la noción de autobiografía escrita en el exilio: Exile and autobiography are integrally related [...] in their closeness to two other concepts --birth and death. As many exilic texts have shown, exile stands along side death not as a copy or reproduction but as a distortion, a conscious rendering and alteration of death. In exile a life ends, yet it continues; the effect is that the self is split by a notion of temporality which allows the present self to inspect and to re-create the former one, to give it a new birth. Autobiography is just that, a rendering, a recreation of a self made possible by an essential split. And although not all autobiographies contain or even hint at an ending --a death-- the notion of beginning and finality is always implicit, if only in the very necessity for a commencement and an end to the text. The autobiographer is faced with a difficult task: the uniting of the birth and death of a life with those of a text. All of these issues are brought to light by both exile and autobiography, and the efforts of Spaniards who sought to record their lives and their journeys as a consequence of the Civil War are vital proof of their complexity. (82-83) El exilio juega un papel muy importante en la creación de textos autobiográficos debido a la división del sujeto producida por la separación espacio-temporal con el 24

pasado. De esta manera, el sujeto que vive en el presente de la escritura tiene la tarea de re-crear al sujeto previo distanciado de sí mismo. La escritura autobiográfica se fija este objetivo como la posibilidad de remontar y consolidar la pérdida de la identidad causada por el exilio. En mi investigación voy a mostrar cómo este proyecto de búsqueda y consolidación de la identidad perdida, intrínsecamente consustancial a la escritura autobiografía del exiliado, se manifiesta en estas tres obras de forma más o menos explícita como una dificultad de realización plena a través de la memoria. En sus obras autobiográficas, estas escritoras exiliadas se proponen la tarea de reconstruir un pasado quebrado en el espacio y en el tiempo, para lo cual acuden a la memoria como cuestionamiento permanente del significado real de lo vivido. La autobiografía se sirve de la memoria como fuente de recreación de sus vidas, es decir, se funda en los recuerdos para reconstruir un lugar y un tiempo que ha quedado atrás para siempre. Recordar es explorar el pasado seleccionando los recuerdos, con el convencimiento de que sólo desde el presente se puede recrear y relatar la historia personal y colectiva. Sin embargo, la memoria tiene una naturaleza paradójica, ya que refleja y elabora un tiempo siempre en reconstrucción. Por un lado, rescata el pasado a través del recuerdo, haciéndolo inmutable, y de esta manera funciona como un proceso de absorción, reorganización, reflexión e interpretación del pasado. Por otro lado, la memoria no siempre es estable, unitaria y plena de sentido, ya que cuenta con la acción involuntaria producida por el mayor o menor impacto característico de ciertas experiencias y, también, por el olvido, de modo que es vencida por el tiempo que impone la ley de la continua reinterpretación de lo recordado. Por tanto, la memoria es una rica fuente de inspiración sujeta a la distorsión causada por la naturaleza de cierto tipo de 25

vivencias personales y a la debilitación producida por el paso del tiempo. De ahí que haya que tener en cuenta en el análisis de los textos propuestos en este estudio que el resultado de la labor autobiográfica desde el exilio se apoya en parte en la recreación de la actividad de la memoria, que se remonta hacia un pasado afectado por la experiencia traumática de la guerra civil y el exilio, así como por el inexorable transcurrir de los años. Según la acepción del término de trauma dada por Arthur G. Neal, en su obra titulada National Trauma and Collective Memory, el concepto de memoria traumática se aplica principalmente "to extraordinary experiences in the personal lives of the individuals [that] involves an element of shock (...) in the sense that an ongoing activity has been interrupted by an adverse happening that is unexpected, painful, extraordinary, and shocking. A trauma has an explosive quality about it because of the radical change that occurs within a short period of time" (3). A lo largo de las últimas décadas los expertos en psicología cognitiva han propuesto varios modelos teóricos de memoria: Broadbent, D. E. "The Maltese Cross: A New Simplistic Model for Memory." Behavioral and Brain Sciences 7 (1984) : 55-94; Murdock, B. B. "Recent development in short-term memory. British Journal of Psychology 58 (1967) : 421-433; Squire, L. R. Memory and Brain. New York: Oxford UP, 1987; Tulving, E. "How many Memory Systems are there?" American Psychologist 40 (1985) : 385-398, etc. (Hultsch 25). Sin embargo, el esquema de clasificación que ha producido más impacto en el campo de estudio de la memoria ha sido el propuesto por Tulving (1985), en el que se establece que la memoria consta de tres sistemas: memoria procedural, semántica y episódica. Mientras la memoria procedural se supone responsable de posibilitar las conexiones necesarias entre estímulos y respuestas, según 26

Tulvin, "episodic memory is concerned with unique, concrete, personal experiences dated in the rememberer's past; [whereas] semantic memory refers to person's abstract, timeless knowledge of the world that he shares with others" (v). Así pues, ambos conceptos de memoria operan conjuntamente como material para articular la escritura autobiográfica: Semantic memory is characterized by the ability to represent information that is not perceptually present. Episodic memory permits the acquisition and retrieval of information about personally experienced events and their location in time and space. The semantic and episodic systems both permit internal representations of the external world. Semantic representations describe the world, whereas episodic representations also incorporate information about the relationship of objects and events in time and space to the self. (Hultsch 25) En la presente investigación se tomarán en consideración los estudios sobre la memoria de autores como Gadi BenEzer, Karen Brennan, Martin Conway, David F. Hultsch, Mary Koss, Lawrence L. Langer, Arthur G. Neal, Peter Morris, Piere Nora, Endel Tulving, Susan Warner y Kathryn M. Feltey, Mary Warnock, William Zinsser, etc. El interés se centra en los aspectos históricos y psicológicos de la memoria aplicados a la escritura autobiográfica.

V Situado en el cronotopo del exilio, el sujeto autobiográfico se autorrepresenta frecuentemente de manera distante, ficticia y sin unidad estable. En contraste con el punto de vista de la autobiografía de tipo tradicional en el que el sujeto de la enunciación se muestra en primera persona, "yo", en sus obras autobiográficas Zambrano y León

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presentan un sujeto en tercera persona, "ella"14. Esta protagonista anónima, "ella", es una joven española que coincide con las jóvenes Zambrano y León, respectivamente, durante su vida en España antes de partir hacia el exilio. Desde un punto de vista formal, ambas obras, Delirio y destino y Memoria de la melancolía, cumplen el requisito autobiográfico propuesto por Philippe Lejeune en "El pacto autobiográfico"15. Según este crítico francés, cuando el nombre propio del autor, del narrador y del protagonista se identifican en el texto se establece una poética del género autobiográfico basada en la lectura particular de una determinada autobiografía16. En algunos casos, es posible encontrar un tipo de contrato entre el autor y el lector, en el que el primero de ellos presenta su narración como autobiográfica. Con ello se compromete explícitamente a llevar a cabo el esfuerzo de recapitular y relatar por escrito su propia vida, sin tener que asumir necesariamente una exactitud histórica en todo caso imposible de reproducir mediante la escritura autobiográfica. El uso de la tercera persona, "ella", más característico de la biografía que de la autobiografía, produce una división entre el yo que escribe y el yo que actúa, que contradice la noción del "modelo individualista del yo" como "separado y único" que ha sido reforzada durante años por los textos autobiográficos tradicionales propios de la 14

El caso de Chacel es diferente por tratarse de un diario narrado siempre en primera persona.

15

Este concepto fue presentado por Philippe Lejeune en "L'Autobiographie en France" (1971), y posteriormente fue desarrollado en "Le pacte autobiographique" (1973), con el fin de proponer una nueva definición de autobiografía.

16

La definición dada por Lejeune es la siguiente: "In order for there to be autobiography (and personal literature in general), the author, the narrator, and the protagonist must be identical" (Subrayados del autor. "The Autobiographical Pact" 15).

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cultura occidental17. Tal y como afirma Ronald Barthes, esta unidad es imposible de alcanzar porque "when a narrator [of a written text] recounts what has happened to him, the I who recounts is no longer the same I as the one that is recounted. In other words (...) the I of discourse can no longer be a place where a previously stored-up person is innocently restored " (To Write 162). Estas autoras, en línea directa con el modernismo, reconocen la existencia de una multiplicidad de yoes18 y, por tanto, se experimentan a sí mismas a través de la escritura autobiográfica de forma desintegrada y dividida. Este recurso enunciativo produce un desdoblamiento y una distancia en el punto de vista de la narración que permite expresar cierta incertidumbre sobre la propia identidad. Ambas autoras crean un modo de autorepresentación fragmentada mediante el despliegue o desdoblamiento del sujeto autobiográfico en el binomio compuesto narradora/protagonista. La narración se centra en la tercera persona con intrusiones en primera persona "ella/yo", en el caso de Zambrano, y en la forma contraria, en primera persona con intrusiones de la tercera persona "yo/ella", y de la primera del plural, "yo/nosotros", en el caso de León. Desde esta perspectiva, cuando estas autoras usan la tercera persona para referirse a ellas mismas, hablan de su propia vida como si estuvieran hablando de una joven que ya no existe, o como si fueran otra persona hablando de sí mismas cuando eran jóvenes. Sin embargo, esta distancia no debe ser entendida ni como 17

Con la expresión "escritos autobiográficos tradicionales de la cultura occidental" me refiero a las autobiografías que siguen los modelos de las Confesiones de San Agustín y de Rousseau.

18

Según Mary Lee Bretz, "[t]he modernist conceptualization of the selfhood in some writers emphasizes the presence of multiple I's and in other theorizations takes the form of a subject that contains within itself one or multiple . The two modes often coexist and although their difference appears slight, the shift in emphasis from an I constituted by multiple selves to an I that contains multiple others proves immensely productive in reimaging the self and its relations with other individuals and groups" (77).

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una narración de tipo impersonal, ni como una separación intencionada entre la autora y el lector19, ni tampoco como una manera "indirecta" de referirse a uno mismo opuesta a la forma "directa" usada por la primera persona. En palabras de Philippe Lejeune, "it is another way of achieving, in the form of a splitting, what the first person achieves in the form of a confusion: the inescapable duality of the grammatical "20 (Subrayados del autor. "Autobiography in the Third Person" 33). Esta "ineludible dualidad" es definida bajo el concepto clásico de "split intentionality" elaborado por Louis Renza21, según el cual: The written autobiographical act (…) yields this potential self-abnegation, this divorce between the writing self and his textual rendition. (…) [T]he autobiographer must come to terms with a unique pronominal crux: how can he keep using the first-person pronoun, his sense of self-reference, without its becoming in the course of writing something other than strictly his own selfreferential sign --a de facto third-person pronoun? Autobiographical intentionality depends on just such diacritical retention of the . (…) [N]amely, that writing about his own existence ironically entails a denial of this existence as his own and thus as a secure referential source for such writing. Autobiographical writing thus entails a split intentionality: the becoming a ; the writer's awareness of his life becoming private even as he brings it into the public domain and putatively makes it present through his act of writing. This split, peculiar to the autobiographical task, suggests that the project of writing about oneself to oneself is always at the beginning propaedeutic in structure, and is therefore prone to an 19

Como comenta María Luisa Maillard a propósito del uso de la tercera persona, en Delirio y destino no hay distanciamiento con el lector porque "sentimos en todo el libro el esfuerzo del pensamiento, el esfuerzo por llevar el pensamiento al sentir. Y éste fluye por los cauces que le son propios, ajeno o más allá, de que en este caso se vierta sobre las zonas más íntimas de su ser y su biografía" (Maillard 230). Esta afirmación puede también aplicarse a la obra de María Teresa León, que presenta un discurso "a viva voz" para hablar del pasado.

20

El concepto de "persona grammatical" ("personne grammaticale") es definido por Lejeune como "[t]he person used in a privileged manner throughout the narrative" ("The Autobiopraphical Pact" 7).

21

En el caso de Chacel, no nos encontramos con el problema descrito por Renza --"split intentionality"-debido fundamentalmente a que su obra autobiográfica es un diario y, por tanto, está escrito en primera persona siguiendo las directrices del género. Sin embargo, Chacel también expresa la misma idea en su obra, como se analizará en el capítulo cuarto.

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obsessive concern with method as well as a , fragmented narrative appearance. (Subrayados míos. 278-279) En ambas obras autobiográficas, tanto Zambrano como León se autorrepresentan mediatizadas por el cronotopo del exilio, es decir, se ven a sí mismas en el aislamiento del exilio escribiendo la vida de las jóvenes que fueron en el pasado, que nacieron y se formaron personal e intelectualmente en España, y que después tuvieron que abandonarlo todo y huir al exilio. El presente de la escritura en América (Zambrano) e Italia (León) se contrapone con el pasado de la juventud en España, de manera que ambos cronotopos componen los dos polos de ruptura de la identidad personal. La circunstancia de distanciamiento espacio-temporal entre el yo presente y el pasado se manifiesta en los textos por medio del desdoblamiento del punto de vista y el consecuente descentramiento del sujeto autobiográfico. Al establecer un original tratamiento del punto de vista en la narración, Zambrano y León cuestionan los límites de la autobiografía al explorar los problemas de identidad derivados de la separación espacio-temporal producida por el exilio. Ambas autoras presentan un tipo de escritura autobiográfica en la que " and might not coincide, can never coincide in language... [because certain forms of self-writing] have no investment in creating a cohesive self over time. Indeed, they seem to exploit difference and change over sameness and identity" (Benstock 148). Esta forma de escritura autobiográfica se distancia de la tradicional concepción expuesta por Georges Gusdorf, para quien la autobiografía es "the mirror in which the individual reflects his own image" (33), espejo en el que el "yo" y su "imagen reflejada" coinciden.

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VI Los siguientes tres capítulos monográficos tratan sobre las tres obras autobiográficas propuestas en la presente investigación: la novela autobiográfica de María Zambrano, Delirio y destino: los veinte años de una española, cuyo manuscrito fue enviado desde Cuba a un concurso literario suizo en 1952; la autobiografía de María Teresa León, Memoria de la melancolía, redactada en Roma poco antes de que su autora regresara definitivamente a España, y el diario de Rosa Chacel, Alcancía. Ida, Alcancía. Vuelta y Alcancía. Estación termini, que se inicia en Francia con motivo del viaje al exilio en el año 1940, y continúa hasta pocos meses antes de la muerte de su autora. Por tanto, la distribución de los cuatro capítulos es la siguiente: Capítulo 2: María Zambrano: Delirio y destino: los veinte años de una española; Capítulo 3: María Teresa León: Memoria de la melancolía y Capítulo 4: Rosa Chacel: Alcancía. Ida, Alcancía. Vuelta y Alcancía. Estación termini. Cada uno de los textos autobiográficos de Zambrano, León y Chacel es un ejemplo destacado de escritura autobiográfica del exilio femenino español, al mismo tiempo que contribuye de forma relevante a la teoría de la autobiografía. Estas obras sacan a la luz los problemas teórico-prácticos de la escritura autobiográfica en sus distintos géneros: novela autobiografiada (Zambrano), autobiografía (León) y diario (Chacel). El análisis de estas tres obras incluye el estudio del exilio como la nueva circunstancia personal que recorre los textos de principio a fin. Será de gran importancia, por tanto, poner de relieve las implicaciones de la experiencia del exilio que se manifiestan a nivel textual en el proyecto de reconstrucción de la identidad a través de la escritura. Asimismo, se llevará a cabo un estudio del uso y la función de la memoria 32

como registro subjetivo de la tragedia y como fuente de inspiración autobiográfica y de creación literaria.

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CAPÍTULO 2

MARÍA ZAMBRANO: DELIRIO Y DESTINO: LOS VEINTE AÑOS DE UNA ESPAÑOLA

Creación y publicación de Delirio y destino Al comienzo de los años cincuenta, María Zambrano se encontraba exiliada en la ciudad de La Habana, Cuba, cuando recibió la noticia de la convocatoria de un importante premio literario en Suiza: le Prix Littéraire Européen. El autor de la obra ganadora, una novela o una biografía, recibiría un cuantioso premio en metálico de 10.000 marcos suizos. El manuscrito se traduciría a seis idiomas, y la primera edición internacional tendría una tirada de al menos 10.000 ejemplares, editados e ilustrados por la organización del libro Guildes du Livre, con sede en Alemania, Austria, Francia, Holanda, Italia, Suiza y los países escandinavos. Asimismo, algunos representantes de las grandes editoriales de varios países habían solicitado previamente el permiso necesario para publicar la obra que resultara ganadora. A un mes escaso para que finalizara el plazo de entrega de manuscritos, Zambrano redactó Delirio y destino: los veinte años de una española y lo envió a Suiza

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para participar en la convocatoria del concurso22: "Sólo quedaban unas semanas de plazo y, sin saber por qué, empecé a escribirlo de seguido hasta terminarlo" (Delirio y destino 19). Una de las razones por las que la autora decidió presentarse al concurso pudo ser, sin duda, tal y como afirma ella misma, conseguir el dinero del premio para ayudar a su hermana Araceli, que se encontraba enferma y exiliada en Francia23. Sin embargo, en la Presentación de Delirio y destino que escribiera años más tarde, la autora hace referencia a otros motivos de tipo personal derivados de su estancia en el exilio y su inevitable separación con España y el resto de Europa. En estas páginas, comenta que oyó una voz que le "pidió salir de sí misma y dar testimonio" de su pasado en España, acción que "puede que inconscientemente respondiera a una llamada misteriosa del viejo continente" (Ibid.). Zambrano se sirve de la escritura autobiográfica como un medio idóneo de autoafirmación y autoconocimiento. El concurso literario suizo le permite, por un lado, romper el silencio de su aislamiento fuera del contexto de la cultura europea y, por otro, llevar a cabo el urgente proyecto de reconstruir una identidad fragmentada causada por la distancia espacio-temporal del exilio. Afortunadamente, de un total de 356 manuscritos recibidos por la organización de la convocatoria, Delirio y destino fue preseleccionado junto a otros siete semifinalistas para optar por el primer premio. 22

La creación de Delirio y destino tuvo que ser necesariamente en algún momento entre el mes de abril de 1951, fecha en la que Zambrano regresa a Cuba después de pasar un año en Europa, y el 27 de marzo de 1953, día en que se publican los nombres de los ganadores del premio. Dado el corto plazo de tiempo que tardó en escribir el manuscrito (apenas unas semanas), y la fecha de aparición del fallo del jurado (25 de marzo de 1953), Zambrano debió tenerlo terminado hacia finales del año 1952 o, más probablemente, a principios de 1953.

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En una entrevista a Zambrano, que apareció en 1989 con motivo de la publicación de Delirio y destino, a la pregunta: "Empezó usted a escribirlo en La Habana. ¿Qué le impulsó a ello?", la autora malagueña responde: "Debí de sentir el acicate de tantos recuerdos españoles y europeos. Además, mi hermana Araceli estaba enferma y yo necesitaba dinero para cuidarla" (El País 14).

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Indudablemente, Delirio y destino poseía un alto valor literario y cumplía todos los requisitos necesarios para obtener el mencionado premio, sin embargo las circunstancias no resultaron especialmente favorables. A pesar de la prestigiosa recomendación, Zambrano no contó con la oportunidad de publicar Delirio y destino hasta varios años después, debido al surgimiento de continuos obstáculos24. A mediados de los años cincuenta, se presenta finalmente la oportunidad de publicar por separado varias partes del manuscrito original. La primera de ellas aparece en 1954 en la Habana, con el título de "Tres delirios (Contiene: "Corpus en Florencia", "El Cáliz" y " "La condenación de Aristóteles")" [Orígenes, 16.5 (1954) : 5-9]; un año más tarde en Montevideo, le sigue "Adsum" [Entregas de La Licorne, 5-6 (1955) : 71-79], también publicado algunos años más tarde con el título "El nacimiento. (Dos escritos autobiográficos)" [Entregas de la Ventura (1981) : 6-19) ] 25. En 1988, tres años antes de su muerte, Zambrano publica en España por primera vez el manuscrito completo, que aún permanecía inédito en su mayor parte, a la que le seguiría diez años más tarde la segunda 24

En una carta escrita el 31 de agosto de 1953, dirigida a su amiga la escritora Rosa Chacel, Zambrano menciona alguna de las dificultades en torno a la publicación de Delirio y destino: Aún no he podido entrar en relación directa con Gabriel Marcel. Después de haberse querido ocupar la Communauté des Guildes --las que dieron el premio-- de él al igual que los libros premiados, me han dicho que no. Y ahora estoy en tratos con una casa de Zurich que quiere en principio los derechos mundiales --yo reservo a todo precio los del francés para Plon, ya que he sabido que Gabriel Marcel los quiere. Hay una casa de Chicago que también quiere leerlo para publicarlo en inglés, pero es mandar una copia ¡por correo! una fortuna y esperar. Guillermo de Torre me escribió diciéndome se lo enviara para leerlo y ver después si tenía resonancia. Pero ahora no puedo hacer nada, pues como digo estoy tratando los derechos mundiales, lo cual me daría ya un gran descanso. Y además no tengo sino una copia. (Rodríguez-Fischer 45)

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Véase "Bibliografía de y sobre María Zambrano", en Anthropos, 70-71 (1987) : 82-93. José Moreno Sanz, en su introducción a la segunda edición de Delirio y destino, añade las siguientes referencias: "La multiplicidad de los tiempos" [Botteghe Oscure 26 (1955) : 214-233], "Un delirio español: El Dulce nombre" y "La loca" [El Nacional (1955)] y "Una visita al Museo del Prado" [Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura 13 (1955) : 36-40] (13).

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edición. Con el paso del tiempo, el reconocimiento del destacado valor literario de esta obra ha dado como resultado añadido su traducción al inglés y su publicación en Estados Unidos, y se espera que en un futuro cercano aparezcan nuevas ediciones en italiano, francés y portugués. Además de ser un candidato idóneo para su traducción a otras lenguas y su publicación en distintos países, como se ha demostrado, el manuscrito respondía perfectamente a la exigencia de género especificada en la convocatoria. Delirio y destino es una narración de carácter autobiográfico, original y única, en la que se refleja la vida y el pensamiento de una destacada autora perteneciente a la generación de intelectuales universitarios defensores de la II República española, marcada de forma trágica por la guerra civil y el exilio. En sus páginas se entretejen el relato autobiográfico, la confesión y las memorias, con el ensayo filosófico y el relato político, social e histórico de la España de comienzos y mediados del siglo XX. Zambrano, inmersa en el contexto del cronotopo del exilio en el momento de la escritura, vuelve la vista atrás y centra su narración personal en la experiencia vivida en su juventud, época de profunda crisis social, política y cultural, a raíz de la cual España queda desintegrada y separada de Europa. De este modo, su experiencia personal se vincula íntima e inseparablemente con los hechos históricos ocurridos en España antes y después de la guerra civil española (1936-1939), acontecimiento que antecede a la II Guerra Mundial y culmina con la salida de miles de republicanos españoles al exilio. Delirio y destino pone de manifiesto la relevancia personal que surge de la conexión de los episodios más íntimos de la juventud de la autora y los pertenecientes a la historia de España durante el primer tercio del siglo XX. La participación de la joven 37

malagueña en los cambios sociales y políticos, a partir de su incorporación a la universidad española y su adhesión a los ideales republicanos, supone un cambio decisivo en su vida. Su destino corre paralelo al devenir de la historia de España, y ambos se muestran inseparables hasta el momento del exilio. El tema del cronotopo de España en el contexto europeo de principios del siglo XX, presentado desde la perspectiva de la distancia espacio-temporal propia del exilio, es el criterio fundamental de selección y ordenación de las experiencias personales narradas en Delirio y destino.

Un recorrido hacia el pasado: la inevitable senda del destino Situada en la perspectiva del exilio, Zambrano recrea su pasado en una narración autobiográfica de carácter existencial, a partir de ciertos modos de autorrepresentación que corresponden a cada una de las etapas centrales de la infancia y la juventud de la protagonista de Delirio y destino. La obra está dividida en dos partes: una primera titulada "Un destino soñado", y una segunda denominada "Delirios". En la primera parte, la joven española adquiere identidad propia al tomar conciencia y superar los obstáculos que se le presentan en el transcurso de la vida. Sin embargo, hacia el final de la narración sufre una grave crisis de identidad al darse cuenta de que su futuro queda truncado a consecuencia de la experiencia traumática del exilio. Cada una de las etapas o modos de autorepresentación presentados en la narración se asocia con una metáfora del cuerpo, que serán analizadas por separado en cada uno de los siguientes tres apartados de esta sección, respectivamente. El primer apartado, "La entrada en el mundo", se centra en el renacimiento o cambio experimentado por la protagonista desde la inocencia de la niñez al despertar de 38

la conciencia durante la adolescencia. Mediante la metáfora del nacimiento, la joven se recobra de una enfermedad mortal --referencia a una tuberculosis que padeció Zambrano en la vida real--, que representa el sufrimiento de una etapa de pérdida de identidad y de vacío existencial. La recuperación de la salud le permite superar la crisis e integrarse en el entorno de la vida española de una forma plena y activa. Este renacer tiene un importante paralelo con el momento en que España "despierta" de un largo letargo y se incorpora a la historia de Europa. La segunda sección, "Integración y autoafirmación en el proyecto vital", trata el paso de la juventud a la madurez, época de plenitud existencial de la joven española, quien experimenta una completa identificación con los miembros de su generación que es expresada a través de la metáfora de la sangre. Superada la barrera existencial de la indigencia y la soledad, la protagonista se incorpora al grupo de intelectuales españoles de los años veinte, y comparte con su generación los ideales republicanos para salvar a España de su desafortunado pasado histórico. El tercero y último de los apartados de esta sección, "La ruptura traumática del exilio", trata la trágica experiencia de separación con el país de origen presentada en Delirio y destino mediante la metáfora de la muerte en vida y de la madre tierra. La salida hacia el exilio marca de forma traumática la última época de la narración autobiográfica en la que la joven protagonista es ya una mujer adulta que tiene que abandonar España y refugiarse en el extranjero. A partir de este momento, el trágico destino deja en suspenso el presente y el futuro de la protagonista, y destruye su identidad personal de forma traumática.

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La entrada en el mundo El orden cronológico tradicional de la narración del pasado dentro de un texto autobiográfico sigue ciertos "patrones de experiencia" marcados temporalmente por las etapas de niñez, juventud, madurez y senectud (Egan 5 y ss.). De acuerdo con esta secuencia temporal, el comienzo de la primera parte de Delirio y destino, titulado "Adsum", recoge algunas experiencias de la infancia de la autora en su pueblo natal, Vélez-Málaga (Málaga), donde vivió hasta la edad de cinco años; así como en la ciudad de Segovia, donde permaneció hasta los dieciocho, momento en el que se traslada a estudiar a la Universidad Central de Madrid26. Todos estos lugares de la geografía española son cronotopos centrales en la infancia y la adolescencia de Zambrano, ya que en ellos creció y se educó al amparo y cuidado de sus padres: [L]a voz del padre y su presencia la hacían moverse por dentro, dejar de estar quieta, pegada a aquella imagen, escrita en el cielo. Y aquel otro momento bajo la oblicua luz de la tarde, en lo que debía de ser el patio de su casa natal de VélezMálaga. (33) Y a la salida [del colegio] la madre joven con un ramo de violetas casi siempre en el manguito, con el velillo moteado recogido tras el sombrero, la llevaba de la mano, dándole calor con su mano de la que no la aislaban los guantes suaves. Y así, andaba sobre el asfalto duro, pasaba sobre el Viaducto; subía el rumor de la calle de Segovia. (27) 26

Zambrano no es consistente al presentar los acontecimientos de su vida en un orden cronológico lineal a lo largo de la narración autobiográfica. Su niñez, por ejemplo, será de nuevo mencionada al final de la primera parte de Delirio y destino, cuando la autora hace memoria del momento en el que, ella misma siendo joven, recuerda "cuando de niña, en Segovia, había jugado muchas tardes en el jardín medio abandonado" (253).

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Entraba su padre en la habitación clara, por la luz de la mañana, de un día de invierno, de claro invierno madrileño, de esa luz que parece venir de la nieve de la sierra27. (31) Algunos de los recuerdos correspondientes a la primera etapa de la vida de la autora muestran la inocencia de la pequeña protagonista y se enmarcan en un entorno idílico. El uso del mito del Edén asociado a la infancia es una convención establecida por la literatura occidental (Egan 68-69), por tanto, es posible encontrar generalmente entre las memorias de la infancia la descripción de algún lugar especialmente añorado en el momento de la escritura. La escuela, que da origen al sobresaliente nivel intelectual de Zambrano, es precisamente uno de estos lugares perfectos e idealizados. Un espacio de aprendizaje y convivencia en el cual la pequeña protagonista comienza a desarrollar su fuerte afición por los libros y muestra una marcada afinidad con aquellas compañeras más aventajadas en el estudio. El patio soleado, las otras niñas jugando alrededor de ella, la maestra, los libros28, etc., son recordados formando parte de este espacio entrañable en el que la niña se siente completamente feliz: La Escuela era lo mejor, en ella no tenía frío; estaba cerca del Palacio, y se abría al sol un patio donde andaba entre sus compañeras; un calorcillo le ablandaba el alma también y las miraba sin la hostilidad que a las otras, a las señoritas con las que iba a jugar. Sabían más que ellas, andaban con libros y algunas hasta escribían ya, y todo eso era atrayente, cálido; ella también entraría en aquel 27

Nótese que la secuencia de los cronotopos de la narración está alterada si la comparamos con la secuencia biográfica de la autora, ya que en vez de presentar primero Vélez-Málaga, luego Segovia y finalmente Madrid, en el texto aparecen Madrid y Segovia, y unas páginas después Vélez-Málaga.

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Como veremos de nuevo más adelante en esta sección, los libros representan su fuerte y temprana afición por la lectura y su posterior destacada labor intelectual. Silvia Molloy ha llamado la atención sobre la importancia de los libros en la escritura autobiográfica hispánica: "The encounter of self an book is crucial: reading is frecuently dramatized, evoked in a particular childhood scene that suddenly confers meaning on the whole life" (17).

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secreto abierto de las letras y en el misterio de los números que había que cantar. La maestra era bonita, morena y sonriente; su voz le daba ánimo. (27) Sin embargo, esta imagen edénica de la infancia contrasta fuertemente con la reiterada referencia al clásico topos literario del "horror del nacimiento"29. De acuerdo con el estudio teórico más importante realizado por Zambrano sobre el género autobiográfico, La Confesión: género literario y método (1941), el "horror del nacimiento" se asocia junto con el "espanto de morir" y la "extrañeza de la injusticia entre los hombres", formando la primera de la tres grandes angustias de la existencia humana. Según la autora, estos tres problemas existenciales necesitan ser superados mediante la conversión, tal y como sucede en las Confesiones (398 d. C.) de Agustín de Hipona30. Por tanto, la etapa de inocencia infantil asociada al mito del Edén se intercala dentro de una profunda y extensa reflexión sobre los problemas fundamentales de la existencia del ser humano, surgidos, precisamente, a raíz de la experiencia caracterizada como la pérdida del Paraíso: Paradise belongs to a divinely cosmic vision of the world in which nothing essentially changes. The myth, in its varying forms, sets up these oppositions and their mediating categories; it provides the primitive and childish explanation of the facts of life, its origins, and its end. Sex, birth, and death, however, cannot take place in Eden. They belong to the troubled, changing wilderness beyond the garden. Wilderness and garden represent the final polar opposites of the 29

Este topos del "horror al nacimiento" tiene su origen en la antigua comparación homo versus animalia, en la que se pone de manifiesto la falta de dicha del hombre con respecto a la de los animales. El hombre aventaja de los animales en cuanto que posee razón, pero los animales son criaturas privilegiadas en lo que respecta a la libertad y a la felicidad. El topos aparece por primera vez en varios pasajes de la Biblia, y es recogido por alguno de los filósofos griegos y latinos más destacados, así como en las de los autores más importantes de la literatura grecolatina (ver Porqueras 60 y ss.). Más tarde se extiende a través de toda la literatura universal a lo largo de los siglos.

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En las Confesiones, Agustín lleva a cabo el relato de su vida en el que expone públicamente sus pecados en una narración que comienza con la inocencia de la infancia y culmina en el año 387, fecha de su conversión definitiva al cristianismo y momento de purificación personal y de armonía con el mundo.

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paradigm; wilderness belongs to adults. Only children, green and golden, inhabit the garden; when they leave the garden, they leave their childhood behind. (Egan 70) Con una clara toma de conciencia característica de la superación de la inocencia infantil, la protagonista de Delirio y destino revive la tragedia de la pérdida del Paraíso experimentada por Job y recogida por los versos calderonianos pertenecientes al famoso monólogo de Segismundo que encabezan la sección titulada "Adsum": "Porque el delito peor del hombre es haber nacido"31 (23). Según Alberto Porqueras, "Calderón aparece (...) detrás de una larga cadena de pensamiento en donde se ha ido eslabonando, robustamente, un rosario de quejas por la existencia humana real, a causa de la imposibilidad de elegir la " (84). Este topos literario universal, extendido a lo largo de toda la literatura española32, se relaciona con la comparación grecolatina de origen bíblico entre la desdicha del hombre y la aventajada vida de los animales y las plantas (homo versus animalia), con la paradoja medieval cristiana de haber nacido para morir, con el barroco cambio drástico de la fortuna y la desdicha del 31

La indudable influencia del Libro de Job en el teatro del Calderón se refleja en la idea barroca de la desesperación sufrida por el hombre debido a la injusticia de la vida, que, según Alberto Porqueras, tiene sus raíces en el tema clásico del homo versus animalia y en concreto en "lo transitorio, inestable y fugaz de la vida" (61).

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La primera mención conocida de este topos de las lamentaciones por haber nacido se encuentra en la Vida de Santa María Egipciaca, a principios del siglo XIII: "Maldize essa hora en que tú naciste,/ porque ssu conseio non prisiste" (qtd. in Porqueras 65). También en el Poema de Mío Cid, en oposición al conocido verso "En buena hora fuestes nacido" que celebra la venida al mundo del protagonista, doña Jimena afirma: "En triste punto naci" (III). Este topos aparece también en numerosas obras anónimas así como en gran variedad de textos de conocidos autores españoles. Por citar algunos ejemplos, en el Libro de Apolonio, Gonzalo de Berceo en los Milagros de Nuestra Señora, López de Ayala en su Rimado de Palacio, en el Cancionero General, Lope de Stúñiga, el Marqués de Santillana, Gómez Manrique, Juan de Mena, Fernando de Rojas con La Celestina, Jorge de Montemayor con la Diana, Delicado con La Lozana andaluza, Fray Luis de León en la traducción y los comentarios del Libro de Job, Lope de Vega en Lo que ha de ser, Tirso de Molina en El Caballero García, Calderón de la Barca en La vida es sueño, Gracián, Quevedo, Ramón Gómez de la Serna, Camilo José Cela y, por supuesto, Zambrano.

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hombre, etc. Zambrano utiliza este topos literario siguiendo algunas de las convenciones literarias tradicionales, especialmente las de origen bíblico (Libro de Job) y barroco (La vida es sueño), pero al mismo tiempo adapta este concepto de forma original a la experiencia personal narrada en Delirio y destino y a su particular forma de escritura, como se muestra a continuación. La presentación del tema del "horror al nacimiento" en Delirio y destino tiene fuertes implicaciones con respecto a las ideas expuestas anteriormente por la autora en su ensayo La confesión sobre el ser indigente, la queja, la conversión y la confesión. El relato autobiográfico comienza mostrando la situación de fuerte crisis personal de la protagonista, de ahí que la narradora utilice un tono reflexivo y dramático, y se pregunte por el sentido del nacimiento, de la muerte y del destino injusto, lo mismo que hacían Job y Segismundo con sus quejas y sus lamentos. Asimismo, en su ensayo titulado "El Libro de Job y el pájaro", Zambrano sugiere que después de que Adán y Eva fueran expulsados del Paraíso, todos los hombres vienen al mundo en un estado inicial de pérdida absoluta que recoge bajo el concepto de "la relación perdida entre el ser humano y su medio o " (400). Por todo ello, el discurso autobiográfico surge inicialmente del

delirio producido por la revelación de la conciencia del momento trágico-existencial que coincide con el estado inicial de la vida de la protagonista: "Vivía, en realidad, en un estado prenatal en el que inevitablemente había de ser presa de delirios" (Delirio y destino 35). Inmersa en esta situación desesperada, la protagonista maldice su propio nacimiento y desea la no existencia, como ocurre en el Libro de Job y en La vida es sueño: "[Ella] Quería deshacer lo vivido, visto, acumulado en el día, caído sobre ella intempestivamente, como la vida misma, el hecho de haber nacido, de estar ahí, aquí" 44

(24-28). El nacimiento no es descrito como un acto venerable, sino todo lo contrario: es el inevitable momento en el que la protagonista se encuentra desnuda en el mundo fuera del "abrigo de la verdad maternal" (25): "No hay conciencia que recoja ese temblor del ser arrojado afuera, expuesto repentinamente a la intemperie, sin asidero"33 (Ibid). Sin embargo, si examinamos con más detalle la crisis sufrida por Job y la padecida por la protagonista de Delirio y destino, encontramos algunas importantes divergencias. Job, antes de sufrir la desposesión completa, conoce y disfruta de una verdadera vida de felicidad paradisíaca, en la que goza de una relación de completa armonía con Dios, su propio creador y el proveedor de todos sus bienes terrenales. Job conoce y acepta la razón sobrenatural de su origen, se identifica con el proyecto divino de la creación, se somete a su sagrada voluntad y disfruta de su bondadosa generosidad. En el momento en el que Job pierde todos sus privilegios y siente por primera vez "la revelación de una existencia desnuda", tiene conciencia de que es su Dios, y no la fuerza ciega del destino, quien le ha arrojado injustamente fuera del Paraíso. Pero, incluso en 33

Compárense estas palabras de Zambrano sobre la desdicha y el nacimiento con los versos pronunciados por Job y Segismundo, respectivamente: Perezca el día en que nací y la noche en que se dijo: (...) 11 ¿Por qué no morí al salir del seno y no expiré al salir del vientre? (Libro de Job, III 3-12). ¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo; aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido. Bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor; pues el delito mayor del hombre es haber nacido" (La vida es sueño, 102-112)

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este estado de indigencia e infelicidad, Job no se encuentra completamente solo. Sus fieles amigos le visitan, le acompañan durante días, le alientan en su desdicha y escuchan sus quejas. Incluso Dios mismo está en todo momento presente34: le ve, le escucha y, finalmente, le habla desde los cielos y le devuelve su lugar en el Paraíso aumentado con creces como recompensa a su fidelidad. La protagonista de Delirio y destino, en cambio, más cerca del personaje calderoniano de Segismundo35 que de Job, no cuenta con la seguridad derivada del conocimiento y aceptación de su origen. Se muestra escéptica con respecto a su nacimiento al experimentarse a sí misma como no siendo nada más que el fruto de un "sueño", sin un claro proyecto de vida ni una identidad personal definida: Es el saber trágico el que ha descubierto que la (...) La tragedia única es haber nacido. Pues nacer es pretender hacer real el sueño. Nacer es realizar o pretender realizar el sueño de nuestros padres; el sueño de Dios inicialmente. Quizá Dios soñó con una criatura, su predilecta; quizá el Universo no sueña como su cumplimiento y estamos ya soñados. (24) Por otro lado, aunque recuerda con nostalgia su vida edénica, su niñez en su tierra natal al cuidado de sus padres, ahora ha despertado su conciencia y se ve a sí misma inmersa en 34

Zambrano llama la atención sobre el hecho de que Job y Dios están tan cercanos el uno al otro que pueden verse e incluso conversar: "Job es figura de una tradición donde Dios propiamente no existe. Lo que existe es mi Dios - o nuestro" (El hombre y lo divino 385).

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El protagonista de La vida es sueño desconoce el origen de su desdicha, ya que desde el primer instante de su vida ha permanecido enclaustrado e incomunicado en la celda de una gran torre, lejos de todo contacto con el exterior a excepción de su carcelero y guardián Clotaldo. Su padre, el rey Basilio, tomó la decisión de privarle de libertad dando crédito a una profecía que auguraba para Segismundo el futuro propio de un rey cruel, injusto y tirano, tomando como certeza de tal presagio el hecho trágico de que su nacimiento fue la causa de la muerte de su madre (vv. 700-759). Tras caer en un sueño profundo y encontrarse unos días viviendo en la corte, y volver a despertar después de vuelta en la mazmorra, Segismundo se muestra confuso e incrédulo ante su propia existencia y afirma que todos los hombres sueñan lo que son, aunque ninguno lo entienda, pues "toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son" (vv. 2181-87).

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un profundo sentimiento de vacío, de "experiencia de lo negativo" y pérdida del Paraíso, aislada y desamparada: "Y vivir a solas es vivir a medias, es estar recluido, condenado, cegado también; es estar en reserva y a la defensiva" (23). En este estado de vulnerabilidad e inseguridad personal, la joven desarrolla una profunda pasión por la filosofía, pero esta inclinación no es aceptada por aquellos que la rodean. Por este motivo recibe diversas críticas hacia su afición a la lectura y al conocimiento en general, y sufre una fuerte presión social sobre lo que es y lo que debería ser en la vida como mujer. La propia imagen impuesta desde el exterior hace que se sienta como un "personaje", una marioneta que otros dirigen, ante la cual la protagonista ha perdido completamente el control: "Había cobrado horror de su imagen, (...), la imagen que los demás arrojan sobre nosotros, su propia sombra, si no viene del amor" (37)36. Por esta razón, la joven se siente horrorizada al verse juzgada por los demás, especialmente desde un punto de vista masculino, por aquellos que piensan que las mujeres no deberían perder el tiempo en actividades intelectuales: "Si no fuera por la Filosofía, por aquella tonta ambición, ella --pensaban algunos que la querían-- hubiera sido o hecho esto, aquello, lo otro, estaría casada por lo menos y en eso, podía ser verdad..." (Subrayados míos. 31). Según señala Elena Laurenzi, "[l]a decisión de 36

En una entrevista a Zambrano, que apareció en 1989 con motivo de la publicación de Delirio y destino, a la pregunta: "Durante su convalecencia de adolescente en la sierra de Guadarrama, en el momento en el que nuevamente acepta el ser y se abre a la vida española, esa entrega parte del despojamiento de la propia imagen, del abandono de toda obligación proveniente de ser yo o de querer serlo. ¿De qué imagen de su propio yo quería desprenderse?; la autora malagueña responde: "No recuerdo el contenido de la imagen, pero sí el desprendimiento, el desasimiento. Uno puede tener de sí mismo una imagen grave, de contornos demasiado precisos, casi corporal, y entonces es un personaje más real que la persona misma, que se vuelve fantasmática, porque el personaje se apodera del espacio vital. El hombre puede enfrentarse a su propio personaje, pero no puede vivir sin una imagen de sí mismo, y yo intenté vivir así, sin imagen, en plena libertad, en total libertad, lo cual no es humanamente posible" (13-14).

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emprender estudios filosóficos suponía por sí sola transgredir un límite. En la España de los años treinta, una filósofa era casi , una herejía, una curiosidad de circo" (20). La protagonista busca entre sus recuerdos posibles razones para explicar su situación personal, y revive las palabras de aquellos que "la querían más" cuando le sugerían que el lugar idóneo de una mujer es sin duda el matrimonio, y cuando le proferían reglas de comportamiento y cuidado de su cuerpo para reformar su actitud frente a la vida. De acuerdo con Sidonie Smith, the specificities of flesh determined the degree and kind of interiority assigned the self-regulating subject. Interiority became an effect, and not a cause, of the cultural regulation of always already identified bodies, bodies that were sexed and gendered, (…), bodies that were located in specific socioeconomic spaces, (...). Interiority, in complicated ways, become the effect of the surface politics of the body, its physical characteristics, gestures, behaviors, location. (Performativity 109) Según el punto de vista patriarcal, su principal papel en la vida debía ser, no el de una mujer intelectual soltera, activa e independiente, pues acabaría por mal camino, sino el de una buena madre y amante esposa, que cuide de su imagen y de su cuerpo antes que su educación y su cultura. Los reproches provenían siempre desde la autoridad del poder masculino: El médico con su voz de hermano la reprochaba severamente haber despreciado su cuerpo, y eso no se puede: . Mas no era del todo cierto: el cuerpo, es verdad que no lo había tenido en mucho, el suyo, y le había pedido ilimitadamente como se pide a todo lo que nos sostiene, pero no le guardaba ningún rencor; no se le despertó ninguna protesta cuando en la estación de ferrocarril en la hora más densa de la noche, el compañero de entonces su médico, y ahora casi su hermano37, le había anunciado bruscamente 37

Este hombre es una persona muy allegada a la joven Zambrano. Se trata del médico Carlos Díez Fernández, primer esposo de su hermana Araceli Zambrano.

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con la autoridad del que ve su verdadera situación; era casi un esqueleto y el cuerpo ya apenas le obedecía. (...) Ella no le había dado importancia aunque ocultaba de sus padres su estado febril continuo, buscando tan sólo darse enteramente, sin saber que lo hacía, quemándose de pasión de conocimiento y de acción atraída hacia un foco: España. (Delirio y destino 45) Como consecuencia de su deterioro, la protagonista sufre una grave crisis existencial en su juventud, en los años anteriores al exilio, que consiste en vivir en un estado que oscila entre el momento anterior al nacimiento y la muerte, que tendrá un importante paralelo al final de la narración autobiográfica con la grave tragedia sufrida a causa del exilio: "Y comenzando a vivir simplemente, sin pretensión ni proyecto, sin esperanza ni temor, podría ser así, viviendo desde la verdad, de no ser, de no ser apenas nada" (30). Inmersa en esta situación, se siente desprovista de identidad propia y no puede encontrar el verdadero sentido de su existencia: "Sólo algo llamado 'simisma', yo, algo que no era; todo había ido cayendo; lo que se creía ser; su 'ser'... ya sabía que no era, que aquello, no era apenas nada" (29). Tal y como propone Juan Antonio Ugalde, este modo de subjetivación tiene como principal rasgo la expulsión de toda incitación, de todo impulso que no pertenezca al ser profundo, vital y sin nombre. La ilusiones e intereses del yo, el cuidado de la propia imagen, el historial egocéntrico del que se construye tanto en la intimidad como en el espejo de los otros, se rechazan de un plumazo. (12) En este estado de pérdida absoluta del yo, la joven necesita una conversión vital que le permita renacer a la vida y aceptar su nacimiento, no temer a la muerte, y reconocer al resto de los hombres como iguales, tal y como Zambrano había expuesto de forma teórica en su obra sobre la confesión38: "Porque lo que [ella] andaba buscando, lo que se 38

Esta perspectiva sitúa el pensamiento de Zambrano en un original enfoque metodológico en el que el modelo de escritura autobiográfica de confesión agustiniana se presenta como la alternativa al intento de acceso al verdadero autoconocimiento. La confesión es la "esperanza de revelación de la propia vida, (...) de que la vida, al descubrir algo más allá de ella, encuentre al fin su figura, y deje de ser pesadilla. Y así el

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atrevería a querer si pudiera, era fundar la vida, en una adecuación a su falta de ser, de entidad: ser pequeña y transparente" (Delirio y destino 41). Su situación se va deteriorando hasta el punto en el que la joven sufre un trastorno personal que se manifiesta en una grave enfermedad39. Ella siente su tragedia como si fuera una llaga abierta en el interior de su propio cuerpo "porque todo lo vivido se le aparecía doliéndole, como una sola herida" (35). Su cuerpo se presenta como un centro de experiencia y una fuente de conocimiento, donde la interacción de lo psíquico en lo físico y lo físico en lo psíquico parece seguir la imagen de la banda de Möbius usada por Lacan40. La protagonista se encuentra en el trance de acceder a la revelación de la vida por medio de la metáfora del nacimiento: "Se había decidido a nacer" (Ibid.). Este renacimiento se presenta por medio de una narración de carácter ficticio41. El autorretrato consiste en la imagen plástica de la joven protagonista tumbada en una cama que una verdad sea asimilada por la vida tiene que verificarse a través de una conversión que le haga aceptar su nacimiento, no sentir espanto ante la muerte y permanecer tranquilo en medio de la injusticia" (La confesión 35-36). 39

Al parecer, Zambrano padeció tuberculosis cuando tenía aproximadamente veinte años de edad. Según uno de sus biógrafos, "[d]esde el otoño de 1928 a la primavera de 1929, María Zambrano ha de guardar cama y mantener un estricto régimen de aislamiento" (Moreno, Cronología 41).

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La banda de Möbius "has the advantage of showing the inflection of mind into body and body into mind, the ways in which, through a kind of twisting or inversion, one side becomes another. This model also provides a way of problematizing and rethinking the relations between the inside and the outside of the subject, its psychical interior and its corporeal exterior, by showing not their fundamental identity or reducibility but the torsion of the one into the other" (Grosz xii).

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Agustín de Hipona, en su libro las Confesiones, también recrea un escenario ficticio en el que encuadra el episodio de su conversión a la verdadera vida, la fe en la Iglesia Católica: "No puedo recordar ahora con palabras exactas lo que dije (...). Me retiré, pues, al jardín, (...). Tan enfermo y atormentado estaba que me acusaba a mí mismo más duramente que de costumbre mientras me revolvía y debatía en mi cadena (...). Me arrojé, como pude, debajo de una higuera y di rienda suelta a las lágrimas, que brotaron como dos ríos de mis ojos" (200-208).

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durante más de un año, con todo el cuerpo completamente paralizado menos la cabeza, encerrada en una habitación vacía y aséptica, y completamente aislada del resto del mundo: "Tenía toda la vida, pero no podía empezar a vivirla; estaba aquí, pero era un cuarto blanco y desnudo, sin un libro, donde estaban prohibidas las visitas y hasta el moverse en la cama; quieta, mirando hacia arriba o hacia la ventana ladeando un poco la cabeza"42 (34). A primera vista, lo que más llama la atención de este escenario es precisamente lo que en él está ausente y prohibido: los objetos más personales (libros, fotografías, etc.), la compañía de sus familiares y amigos e, incluso, su propio movimiento corporal. La ausencia de libros es un detalle bastante significativo desde el punto de vista de la joven, puesto que éstos son los objetos que llenan su mundo y, sin ellos, ve su alrededor como un lugar yermo e inhabitable. De acuerdo con Molloy, "as in pictorial self-portraits, the book takes on the importance of those objects --an easel, say, or a skull, or a set of keys-whose signification surpasses their scope as mere objects: they become attributes of the individual and tell his story" (17). La joven no sólo no tiene libros para leer, sino que tampoco puede hablar con nadie porque no le permiten recibir visitas, ni es capaz de realizar ningún tipo de acción con su cuerpo salvo girar la cabeza hacia un lado para ver el cielo a través de la ventana. Su interacción con el mundo exterior ha sido prácticamente anulada por imposición desde el exterior. 42

Este episodio posiblemente tenga como referente varias enfermedades que María Zambrano padeció de joven. Según Juan Carlos Marset, la autora malagueña estuvo a punto de morir de niña debido a unas fiebres tifoideas. En su grave estado de salud llegó incluso a ser "dada por muerta y amortajada con un vestido blanco, (...) estado [en el que] se mantuvo por espacio de varias horas" (26). Como ya se ha mencionado anteriormente, Zambrano padeció tuberculosis cuando era adolescente y tuvo que permanecer en reposo en la cama durante todo un año.

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De una manera metafórica, el cuarto también representa el lugar de transición entre la prisión en la que la joven ha vivido aislada y alienada, y la libertad hacia un nuevo futuro. Es una especie de limbo en el que se abre al exterior la esperanza de una nueva vida a través de la ventana que, por ser una vía al exterior, simboliza la idea de posibilidad y lontananza (Cirlot 462). Pero, hasta el momento de libertad, encontrándose dentro de esta habitación, la narradora experimenta su propio cuerpo enfermo como un espacio de clausura, carente de libertad y contacto con el exterior: "el veredicto, era claro, más de un año de quietud, de ; por lo demás nada o casi nada; reposo total, nada más" (Delirio y destino 34). Con la imagen del cuerpo inmóvil, la narradora alude de forma indirecta al conjunto de subjecciones sufridas por la joven dentro de la sociedad patriarcal a comienzos de siglo. Como afirma Smith, "bodies seem to position us as demarcated subjects separate from others and to locate us in bounded temporalities and trajectories of identification. Thus the body seems to be the nearest, most central home we know, the very ground upon which a can be founded" (Identity's Body 267). En el autorretrato, la narradora se encuentra en una habitación vacía y "blanca", color asociado con "la voluntad de acercamiento a [un estado sublime-celeste]" (Cirlot 110-111), que simboliza la pérdida de su identidad y, en concreto, la falsa imagen que había hecho de sí misma una extraña dentro de su propio cuerpo. La joven ha conseguido deshacer su historia personal para alcanzar un estado de pureza ideal que le permita renacer y reencontrarse de nuevo a sí misma de forma auténtica: "Se había vaciado de sí misma y ya no se dolía; había perdido su imagen y esto era un descanso" (36). Al renunciar a su identidad pasada, la joven expresa el deseo de rebelarse contra las 52

imposiciones exteriores que tratan de someter y controlar su sexo. De acuerdo con Michel Foucault, "where there is power, there is resistance, and yet, or rather consequently, this resistance is never in a position of exteriority in relation to power" (The History of Sexuality 95). El modo de represión social es representado por un espacio ficticio inhabitable en el que predomina la ausencia y la prohibición, pero donde aún queda un resquicio por donde el sujeto-dominado puede mostrar su resistencia y alcanzar la libertad. La protagonista encuentra una vía de liberación a través del uso de su capacidad psíquica, ya que es capaz de ver, sentir, pensar y soñar. Mientras continúa tumbada en la cama, sus ojos miran el "cielo azul de Madrid" con sus "nubes blancas e inmóviles"43. La ventana es el único espacio abierto al exterior de sí misma, su esperanza de revelación, que deja entrever una serie informe de nubes que, de pronto, adquieren forma en su imaginación y le proporcionan el significado pleno de la vida44: Y lo que veía eran las nubes blancas e inmóviles, escritura gigantesca en el cielo de esa vida que se proyectaba a sí misma (...) destino, y también Historia. El cielo azul de Madrid, estaba lleno de (...) nubes; de pronto habían cobrado figura; caballos, reyes antiguos, ejércitos, peleas de monstruos, allá abajo a ras del horizonte, una guirnalda de gloria, una promesa que parecía enmarcarlo todo. (3435) 43

Las nubes son elementos importantes porque presentan dos aspectos simbólicos relacionados con el renacimiento de la joven. Por un lado, la nube "simboliza las formas como fenómenos y apariencias, siempre en metamorfosis, que esconden la identidad perenne de la verdad superior. (...) [Por otro lado,] las nubes son progenitoras de fertilidad y pueden relacionarse analógicamente con todo aquello cuyo destino sea dar fecundidad" (Cirlot 333).

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Nótese que, al igual que a Job, a quien la voz de Dios le habla desde las alturas ("Y respondió Yahvé a Job de en medio de un torbellino..." (Libro de Job, XXXVIII-1), la revelación le proviene a Zambrano de las nubes del cielo. En ambos casos, la causa de la superación de la tragedia humana no puede encontrarse a su vez en el mundo que habita el hombre, sino que ha de poseer una naturaleza distinta, mística o sobrehumana, y encontrarse en otra dimensión fuera del mundo terrenal.

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Ahora, sus ojos, desde donde surge la mirada, son los que permiten que la joven acceda al conocimiento del mundo exterior, que es también la posibilidad de su propio autoconocimiento45. La joven se recupera de la grave enfermedad y pasa a ocupar el mismo espacio en el que habitan sus contemporáneos: "[C]omenzaba también a moverse, a ir cobrando forma, a entrar en lo alto del cielo cóncavo donde se movían sus mayores" (35). Este es el momento clave de revelación interior, de renacimiento y de conversión a un vida verdadera y plena: "Era la historia de España que se despertaba en aquella hora precisa, que se ponía en movimiento, desde el corazón y el ánimo esperanzado; y enigmática, se proyectaba sobre el cielo implacablemente azul de Madrid, 1929. Sí, toda la vida, y también la historia parecía aguardarla" (Ibid.). El cambio sufrido por la joven tiene un importante paralelo con la transformación que se lleva a cabo en España a partir de los años veinte. Tras una larga convalecencia producida por el aislamiento histórico --"España se separó de Europa, acabada la lucha de la Contrarreforma" (149)-- Zambrano cree que "era necesario, absolutamente necesario que se hiciera de nuevo visible al mundo, recobrada, entera, dueña de sí; joven, despertada de su sueño de siglos; intacta, a pesar de su historia, más allá de su historia, real, presente" (47). Éste es el momento en el que tanto la protagonista como España se 45

Hay que tener presente que Zambrano alude aquí a una de sus metáforas del cuerpo favorita, la mirada, que ha sido ampliamente analizada en varias ocasiones por algunos de sus críticos (véase Amparo Amorós, "Mismidad y ajenitud en Delirio y destino", entre otros). No es de extrañar que la escritora malagueña escogiera esta metáfora para referirse a la vía de acceso al conocimiento, ya que aparece en el mundo griego como el ojo es el órgano sensorial privilegiado que capta la esencia y el significado oculto de los objetos del mundo. Para Zambrano, ser es ser mirado: "Y nos sentimos ser de jóvenes, y tal vez siempre, cuando nos sentimos mirados" (Delirio y destino 101).También en las Confesiones de Agustín de Hipona, la mirada es la vía de penetración en el conocimiento de Dios y de su interior. Agustín se abre por medio de la confesión a la mirada de la divinidad y de su audiencia, y alude constantemente a la metáfora del ojo que simboliza la visión de su interior, y a la imagen de la luz como símbolo de la purificación y salvación, pues representa el verdadero conocimiento (171).

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reafirman en el presente: "...Madrid, 1929", "sí, estoy aquí" (35). Tal y como afirma Roberta Johnson, "[r]ather than an affirmation of the subjective "I" in a Cartesian sense, it is a celebration of her corporeal presence, of her being-in-the-world in a sensory way" (Subrayados míos. 67). Pero, esta conciencia de sí misma como sujeto corporal está también íntimamente unida a un particular momento de revelación personal y de conversión a una nueva forma de vida, por lo que la protagonista descubre la evidencia sobre su existencia en el mundo, el proyecto vital de España, y sobre la identidad definitiva que formará su personalidad a partir de este momento.

La integración en su generación y el proyecto vital Tras superar la profunda crisis personal, la protagonista de Delirio y destino se encuentra a sí misma ante el entorno que la rodea: las circunstancias particulares de su tiempo. Segura ya de sí misma y de su destino, acepta su propia vida como la primera realidad radical, siguiendo así la máxima de su maestro José Ortega y Gasset46: "Vida verdadera, sí; era lo que ella quería (...); había aceptado de raíz, el estar . Lo demás vendría por añadidura (...). Estar aquí, aceptar las circunstancias; los tiempos múltiples y confusos (...). Afrontaría pues la vida, su propia vida, tal como aquí y ahora 46

Zambrano había leído la obra de Ortega y Gasset titulada Las meditaciones del Quijote (1914), en la que el filósofo español expone una de las sentencias más famosas de su pensamiento: "Yo soy yo y mi circunstancia" (...). Ortega edifica su ontología utilizando la teoría de la razón vital como método. Afirma que la vida humana no puede ser ni cuerpo ni alma, porque el ser humano se enfrenta a ambas, con lo cual deben ser cosas distintas. A diferencia de los realistas, la vida es el punto de partida y, separándose de los idealistas, la vida está inmersa en el mundo. La vida es, por tanto, la realidad radical para Ortega, no hay nada más allá ni nada más trascendente que la vida misma. La vida adquiere un carácter metafísico que no posee ninguna otra realidad existente. Lo que se halla más allá, según Ortega, ya no pertenece a la vida.

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se le daba"47 (148). Este primer hallazgo o "revelación" tiene una importancia vital por ser la consecuencia inmediata de la conversión llevada a cabo en la confesión, tal y como afirma la autora malagueña en su anterior obra teórica: "Y es que al encontrar la realidad nos encontramos a nosotros mismos, entramos en ella y sin suponer nada parecido a ninguna identificación mística, lo cierto es que cuando entramos en esa realidad descubierta nos revelamos a nosotros mismos" (Subrayados míos. La confesión 43). La joven se reafirma a sí misma al aceptar la verdad sobre su propio destino y, ante esta evidencia, experimenta una conversión de tipo personal hacia el proyecto vital de sus contemporáneos y la situación histórica de España. Según afirma Darcy Donahue, "the revelation of her own fate as inextricably linked in time and space with that of Spain becomes a form of physical and spiritual rebirth for the young María, a fusion of the personal and the political in which the egocentric yields to a collective other" (118). A partir del momento del renacimiento de la joven, la narración autobiográfica de la primera parte de Delirio y destino incorpora el recuento de los acontecimientos históricos de la época, por lo que el proyecto individual y el nacional se unen inseparablemente. Sin abandonar la perspectiva de la intrahistoria, que se centra en los detalles más personales y cotidianos de la vida de la protagonista, Zambrano incorpora el relato testimonial: escritura de lo visto, lo vivido y lo sentido por la autora durante los años de su juventud en España. Como afirma José Antonio Ugalde, cuando "el texto funde ese itinerario íntimo de la joven que sale de su capullo con el renacimiento de un país que 47

La autoafirmación de la protagonista en el mundo se establece desde el principio de Delirio y destino en el título de la primera sección, "Adsum", ya que en latín significa, precisamente, "estoy presente", "estoy aquí". La sección perteneciente a esta parte fue escrita y publicada por Zambrano antes de 1953, como se ha mencionado en la primera sección de este capítulo, y en ella se muestra un vitalismo existencialista característico de su pensamiento en la época de los años cuarenta.

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emerge de un letargo tras varios siglos de tétrico anquilosamiento, la confesión se transforma en memoria, de forma natural, y acaba por dibujar dos auroras paralelas, dos destinos sellados por la gracia de un estreno compartido" (Subrayados del autor 12). El tiempo de madurez personal e intelectual de la joven coincide en la narración con el auge de la II República en España, uno de los acontecimientos históricos más importantes de Europa durante el siglo XX, que posteriormente se verá frustrado con el estallido de la guerra civil, la victoria de los nacionalistas y el exilio de los supervivientes republicanos48. Mediante este cambio en la técnica narrativa, la autora exiliada destaca su participación directa en los acontecimientos sociales, políticos y culturales de su juventud, y encarna la figura de testigo recolector de la historia de España49. El posicionamiento del sujeto autobiográfico frente a los cambios históricos de su país de origen confirma el puesto de Zambrano como primera representante dentro del grupo de intelectuales españoles de su época50: "Esta falta de distanciamiento entre sujeto 48

La parte de la narración de Delirio y destino que se corresponde con las memorias de la autora lleva claramente implícita la defensa del ideal del "espíritu europeo" que tan fuertemente elogiaron los miembros del jurado de le Prix Littéraire Européen.

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En el momento mismo de su renacer al mundo, en el año 1929, Zambrano es testigo personal del fracaso de la dictadura de Primo de Rivera y del final de la monarquía del rey Alfonso XIII. El general se retiró a comienzos del año 1930, y murió poco después en la ciudad de París. Tras el triunfo de los republicanos en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, el rey abandona el país, y el 14 de abril de 1931 se proclama la II República con un gobierno provisional. La autora malagueña participó de forma activa y directa en el desarrollo social, político y cultural de esta época. Para un análisis de los detalles biográficos de su participación, véase, entre otros, el trabajo de tesis doctoral de Juan Carlos Marset titulado María Zambrano: Vida y obra, 1904-1939 (los años anteriores al exilio). 50

A finales de los años sesenta, José Luis Abellán incluyó en su obra recopilatoria Filosofía española en América (1936-1966) una sección dedicada a Zambrano, por tratarse de la única representante femenina del grupo de filósofos españoles exiliados. La autora malagueña fue pionera entre las mujeres al presentar una forma original de pensamiento y situarse dentro del contexto de la vida intelectual española. En la introducción del artículo, titulado "María Zambrano: La en marcha", Abellán afirma que "[la autora] merece un puesto singular en este panorama filosófico de que nos ocupamos. En primer lugar, no sólo es la única mujer entre estos filósofos, sino que constituye el caso femenino más destacado de nuestra historia filosófica; en segundo lugar, se da en ella la vocación literaria de más fuerza entre nuestros filósofos emigrados, hasta el punto de haber abandonado las tareas de la enseñanza por una dedicación plena a su labor de escritora" (169).

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individual e historia colectiva (...) es habitual entre los individuos pertenecientes a grupos sociales en ascenso o en claro dominio de la situación económico-social" (Pinedo 74). Su situación privilegiada de mujer pionera en el ámbito intelectual de su época es, precisamente, lo que confiere autoridad a la narración autobiográfica de Delirio y destino. La veracidad del relato personal en conexión con la historia nacional se deriva directamente de la experiencia juvenil de la autora exiliada, quien se presenta a sí misma como sujeto activo tanto de la narración (portavoz del discurso), como de lo narrado (partícipe y testigo personal): "[La protagonista] [s]abía que no la engañaban" (Delirio y destino 143)51. Según la tradición ilustrada que tiene sus orígenes en la Grecia clásica, la cultura (paideia, humanitas, Bildung) es definida como formación, mejoramiento y perfeccionamiento del ser humano. Este concepto está relacionado, asimismo, con la educación en las buenas artes, la formación moral e intelectual del individuo que tiene como finalidad su autogobierno, su autonomía racional, su capacidad de juicio y su mayoría de edad52. La protagonista de Delirio y destino asume su nueva identidad en un contexto social y cultural que tiene como base el concepto ético-político clásico de cultura53. Gracias a la reciente incorporación de las mujeres a la labor académica54, su 51

A lo largo de la narración de Delirio y destino aparecen referencias constantes a la participación de la protagonista en los hechos históricos más representativos de la época, así como al importante papel de su memoria para recodarlos tal y como fueron vividos en su momento: "Recordaba, del Madrid de su niñez, las terribles tardes de domingo y las más terribles aún de los días de fiesta, cuando se esperaba ver pasar al Rey por alguna calle céntrica y en los tétricos carnavales. Le había quedado en el oído el arrastre de los pies sobre las aceras, (...) Recordaba aquella falta de ritmo... (...) Le había visto muy de cerca en una galería de Palacio (...)" (Subrayados míos. 135). 52

Ver la obra de Werner Jaeger titulada Paideia: the Ideals of Greek Culture (298 y ss.).

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Zambrano creció en un ambiente familiar culto y liberal, que le permitió desarrollar desde muy temprano una profunda pasión por la lectura y la ideología progresista de la época. Sus padres, Araceli Alarcón y Blas Zambrano, eran maestros de profesión y consideraban el reformismo progresista del krausismo (proyecto pedagógico y educacional basado en una ética de la tolerancia y la integración) como fundamento para las cuestiones acerca de la situación social y moral de los españoles. Asimismo, mantuvo contacto

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vida se inscribe dentro del marco de la vida universitaria, donde además de una alta formación intelectual en el campo de las letras, la joven adquiere un importante compromiso ideológico con los movimientos socio-políticos más importantes de la época: "Era el modo de vida universitario, lo que había surgido enseguida, pues hacía muy poco tiempo que las mujeres habían comenzado a asistir a la Universidad; sin lucha ni vacilación alguna, la convivencia entre los compañeros de ambos sexos se había ido dibujando clara, nítidamente y sin definición" (Delirio y destino 55). Como miembro de la universidad, la joven entra a formar parte en la llamada Federación Universitaria Escolar (F.U.E.), que "encarnaba la doble faz del movimiento estudiantil, por un lado político, por otro universitario" (El año universitario 125); al mismo tiempo, publica numerosos artículos ensayísticos en importantes periódicos y revistas de tendencia liberal, y colabora activamente en los programas sociopolíticos de ideología republicana. En los años de juventud, la universidad madrileña reproduce en la personal con grandes figuras de la literatura y la filosofía española, como son Antonio Machado, José Ortega y Gasset, Zubiri, etc... 54

Según María Campo Alegre, "Julio Burell, nombrado ministro de Instrucción Pública en 1910, favorece la entrada de mujeres en la universidad y, según palabras de María de Maeztu, . (…) En 1929 hay ya centenares de muchachas en la universidad de la calle de San Bernardo. El director de la revista La Enseñanza da los siguientes datos: Año 1900: número de alumnas…………………………………………. 2 ----- 1918: --- ----- ………………………………………….. 135 ----- 1921: --- ----- ………………………………………….. 221 ----- 1925: --- ----- ………………………………………….. 542 ----- 1929: --- ----- ………………………………………….. 1.244 (…) En estos veinte años [1920-1940], el número de muchachas universitarias pasa, (…) del 2 % al 13.3 %" (227-228). En el estudio realizado por Rosa María Capel Martínez sobre la educación de la mujer en España, el total de alumnas matriculadas en la universidad entre 1927 y 1930 era de 1.681, de un total de 39.795 estudiantes: "Pese a todo --afirma Capel-- sigue siendo un terreno excepcionalmente pisado por la mujer; apenas alcanza a significar el 2 % de la población estudiantil femenina en 1927/30" (381-383).

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vida de la protagonista el espacio edénico constituido por la escuela segoviana en la etapa de la infancia. Un día, al llegar a su casa, la madre nota un cambio en la joven y le pregunta: --, porque no se atrevió a decirle: . (Subrayado mío. Delirio y destino 158) La joven se siente atraída por la nueva vitalidad del ambiente universitario, de compromiso social y político, con el cual se siente inseparablemente identificada: Y esta época nueva de la Universidad española no puede significar otra cosa que cumplimiento de aquella primera ansia que movió al estudiante a sacudirse su inercia, a salir de su atonía, el ansia de una Universidad viva, con vigencia intelectual y social. Una Universidad que por ser fiel a su ser y destino influya en la vida nacional en que se asienta. (El año universitario 126) Superados, pues, algunos de los principales obstáculos sexistas que pretendían apartarla del acceso al conocimiento intelectual55, la protagonista vive su encuentro con los demás jóvenes universitarios como la huida de la soledad y el delirio, ya que la convivencia es ahora la clave de su nueva vida: "Lo más horrible del tiempo es sentirlo a solas (...). Cada época y dentro de ella, cada generación tiene su marcha, su ritmo que arrastra y uno va adonde sea, porque el caso es marchar juntos, marchar con, hasta la muerte" (Subrayado de la autora. Delirio y destino 122-123); "Vivir es convivir" (54). Como Susan S. Friedman ha señalado, "the very sense of identification, interdependence, and community (...) are key elements in the development of a woman's identity. (...) The emphasis on individualism as the necessary precondition for autobiography is thus a reflection of privilege" (75). 55

Zambrano destaca "el modo de relación entre los dos sexos: había horror y repugnancia de la coquetería, de la conquista: se burlaban ellos del donjuanismo, ellas de las remilgadas, de la hostilidad y separación entre los dos sexos engendradora de tantas tergiversaciones" (Delirio y destino 55).

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Tal y como se observa en la introducción, la profunda identificación de la protagonista con su circunstancia social, política y cultural contradice la opinión de quienes consideran que la autobiografía femenina se aleja del espacio público y se refugia en el privado. A pesar de que Zambrano, como ya se ha señalado anteriormente, se mantiene siempre en la perspectiva intrahistórica (familia, amigos, maestros, etc.), es importante insistir en el hecho de que la esfera pública y la labor intelectual adquieren una importancia crucial en el relato autobiográfico de Delirio y destino. Existe un gran número de obras autobiográficas de mujeres intelectuales españolas del siglo XX cuyo énfasis en la importancia de la situación sociopolítica de la época supera las referencias a la esfera íntima femenina56. En cuanto a las autobiografías femeninas extranjeras, un claro ejemplo de este tipo de escritura57 son las memorias de la escritora intelectual francesa Simone de Beauvoir (1908-1986), Mémoires d'une jeune fille rangée, La force de l'âge y La force de choses. En esta trilogía autobiográfica, la autora francesa narra en forma de confesión una experiencia de crisis existencial y conversión muy similar a la zambraniana, cuya revelación es justamente el reconocimiento y la participación activa de la autora-protagonista en la vida pública de su época. A partir de este momento, como ocurre en el caso de Delirio y destino, sus memorias son, asimismo, un testimonio vivo de los acontecimientos históricos de su juventud, inseparables del compromiso intelectual adquirido hacia su entorno social, político y cultural: Es imposible decir qué día, qué semana, o qué mes sucedió la conversión que se operó en mí en ese momento. Pero, no cabe duda de que la primavera de 1939 56

Véase el libro de Shirley Mangini, Memories of Resistance, en el que se comentan diversas autobiografías escritas por mujeres españolas.

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Véanse también otras obras autobiográficas de escritoras intelectuales del siglo XX , como es de la autobiografía de la poeta rusa Anna Akhmatova (1889-1966), titulada My Half Century, y la novela autobiografiada de la escritora ruso-alemana Lou Andreas Salomé (1861-1937), Fenitschka, entre otras.

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marcó un cambio en mi vida. Renuncié a mi individualismo, a mi antihumanitaria forma de vivir. Aprendí el valor de la solidaridad. (...) Me transformó desde la juventud a la madurez. (...) El individuo no recibe una dimensión humana más que cuando reconoce al prójimo (...). Descubrí en la actualidad que estaba unida a mis contemporáneos hasta la médula de mis huesos, y que (...) tenía una responsabilidad. (Subrayados míos. La force de l'âge 285 y ss.) Tanto en el caso de Beauvoir como en el de Zambrano, el compromiso ético intelectual de "solidaridad" y "responsabilidad" hacia sus contemporáneos y su situación histórica lleva consigo la disolución de la identidad individual por el proyecto comunitario. La voz propiamente individual irrumpe para tomar la palabra y expresar el interés de la comunidad de la que se siente inseparable, cuya función discursiva sirve para mostrar y defender algún tipo de ideal o para denunciar alguna injusticia. Según ha puesto de manifiesto Edward Said en su definición del papel del intelectual dentro del ámbito de la esfera pública de su tiempo: The intellectual is an individual with a specific public role in society that cannot be reduced simply to being a faceless professional, a competent member of a class just going about her/his business. The central fact for me is, I think, that the intellectual is an individual endowed with a faculty for representing, embodying, articulating a message, a view, an attitude, philosophy or opinion to, as well as for, a public. And this role has an edge to it, and cannot be played without a sense of being someone whose place it is publicly to raise embarrassing questions, to confront orthodoxy and dogma (rather than to produce them), to be someone who cannot easily be co-opted by governments or corporations, and whose raison d'être is to represent all those people and issues that are routinely forgotten or swept under the rug. The intellectual does so on the basis of universal principles: that all human beings are entitled to expect decent standards of behavior concerning freedom and justice from worldly powers or nations, and that deliberate or inadvertent violations of these standards need to be testified and fought against courageously. (11) De esta definición se desprenden importantes consecuencias que se pueden aplicar al caso de la autobiografía de mujeres intelectuales del siglo XX. Escritoras como Zambrano, que han ocupado un papel específico en la vida pública de España, llevan a cabo en sus obras autobiográficas un recuento de la historia de su vida atendiendo de manera prioritaria a su 62

compromiso intelectual. Por encima de los restantes papeles que desempeñan en la vida (como hijas, hermanas, esposas, madres, discípulas, etc.), sienten una clara conciencia de su pertenencia a un grupo comunitario y de que detentan un tipo de discurso de y para la sociedad en la que viven. Desde este posicionamiento de responsabilidad ético-política, adquieren un compromiso ideológico basado en la libertad y el bien común de su comunidad, que aumenta según las dificultades del momento. Por esta razón, ante el posible fracaso de sus ideales, su papel como escritoras consiste en testificar, hacer público un mensaje que concierne a millones de individuos acallados o muertos, y difundir un espíritu de lucha contra la situación de injusticia social: Zambrano fue una moderna en muchos sentidos. Se rebeló ante la filosofía concebida por el patriarcado; rechazó la política española anquilosada y ayudó a construir un nuevo sistema más justo, aunque de corta duración. Admiraba el arte vanguardista de su momento, si bien la llamada al compromiso político la hizo desviarse como así sucedió con la mayor parte de los intelectuales modernos de la capital. (Mangini, Las modernas 141) La escritora malagueña forma parte del grupo de universitarios de los años veinte, una nueva generación de jóvenes intelectuales. De acuerdo con la definición de Paulino Garagorri, una generación es un grupo de individuos para los cuales "el presente, el pasado, el porvenir, en cuanto horizontes de su vida, tienen análogos alcances (...). Es el elemento de la variación histórica y consiste en la especial estructura de la vida humana, promovida por cada grupo de hombres coetáneos y en social convivencia, que se suceden aproximadamente, cada quince años" (165-6). El ámbito universitario español de los años veinte y treinta se presenta en Delirio y destino como la sede del surgimiento de una nueva generación que comparte una misma Weltanshaung. Todos ellos luchan por hacer realidad el proyecto vital de "salvar a España" de su pasado. Según este proyecto, es necesario poner fin a la insostenible situación política creada por el régimen político 63

dictatorial de Primo de Rivera y monárquica del rey Alfonso XIII. A partir de ese momento, un nuevo sistema liberal, socialista y democrático basado en los ideales de la II República, permitiría al pueblo español alcanzar un destino histórico común con el resto de Europa: [A los jóvenes universitarios] [l]es preocupaba más que nada aquel momento en el cual España se separó de Europa, acabada la lucha de la Contrarreforma, y Felipe II, por tanto, el centro donde una y otra vez volvían. (Delirio y destino 162) Pocos españoles habrían dejado de temblar ante la figura de Felipe II (...). [N]os habían dejado sin futuro, y así, íbamos viviendo los tristes españoles en un laberinto empapelado de figuras grotescas, en un terrorífico cuarto de espejos donde aparecían y desaparecían imágenes de ensueño apesadillado. La historia de España se había convertido en una encerrona y era preciso derribar muchos tabiques para salir de ella. De esta angustia de vivir en laberintos de fantasmas históricos, nace la rebeldía del español ante su historia y tradición. (El español y su tradición 264) Este grupo de jóvenes universitarios madrileños, incluida la joven protagonista, que se unen para cambiar la historia de España, forman la entonces denominada "Generación de 1929", ya que, según Jesús Moreno Sanz: [É]ste fue el año de su aparición pública y en el que esta generación cobra cierto protagonismo social, en franca confrontación con la dictadura de Primo de Rivera. Pero no es ésta la única autodenominación que de sí hizo esta generación que en 1930 se situaba alrededor de los 20 años. Así, Luis Zulueta la denominaría, sin más, , ; y acabará por denominarla , en ese artículo, como , situándola no sólo también como una , sino > in Rosa Chacel and María Zambrano." Bucknell Review: A Scholarly Journal of Letters, Arts and Sciences 39 (1996): 54-72. ---. "María Zambrano as Antigone's Sister: Towards an Ethical Aesthetics of Possibility." Anales de la Literatura Española Contemporánea 22 (1997): 181-94. ---, Introduction. "The Context and Achievement of Delirium and Destiny." Delirium and Destiny. A Spaniard in Her Twenties, by María Zambrano. Trans. Carol Maier. Albany: State U of New York P, 1998. 215-35. Jung, Carl G. Aspects of the Feminine. Princeton: Princeton UP, 1982. Kaminsky, Amy K. After Exile: Writing the Latin American Diaspora. Minneapolis: U of Minnesota P, 1999. 176

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