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Rev. sci. tech. Off. int. Epiz.,
1988, 7 (1), 39-50.
Exposición de los animales y sus productos a la radiación. Vigilancia, supervisión y control del comercio nacional e internacional J.A. MORRIS *
Resumen: Se identifican las fuentes principales de radiación y se ponen de manifiesto sus dosis equivalentes efectivas. Se estudian las distintas vías de exposición a la radiación ionizante así como les efectos moleculares, biológicos y clínicos de la radiación en los animales. Se han estudiado las necesidades, fines y estrategias de los sistemas de vigilancia así como los programas de control establecidos para apoyarlos. Se hace una referencia especial al papel desempeñado, en los distintos países, por los esquemas de vigilancia y los programas de control para establecer la naturaleza y distribución de la sedimentación de radionúclidos a partir de la nube radiactiva originada durante el accidente de Chernobil. Se analizan las medidas de protección tomadas por diversos países para controlar la entrada de radionúclidos en la cadena alimentaria humana después del accidente de Chernobil y se señalan sus efectos en el comercio nacional e internacional. PALABRAS CLAVE: Animales domésticos - Contaminación - Medio ambiente - Productos animales - Radiación - Radioisótopos - Salud pública. INTRODUCCIÓN
Los recientes sucesos de Chernobil han polarizado la atención sobre los efectos de la radiación en los animales y sobre la contaminación radiactiva de sus productos. En 1959, la OIE estudió los efectos de la energía nuclear en los Servicios Veterinarios. Las pruebas de armas nucleares en la atmósfera continuaban todavía entonces y en la mayoría, cuando no en todas las partes del mundo se depositaban radionúclidos originados por estas pruebas. El accidente del reactor nuclear de Windscale, RU, había tenido lugar hacía poco. Todavía no habían ocurrido los accidentes de las instalaciones nucleares de Three Mile Island en EEUU y de Chernobil en la URSS. El conocimiento público del poder destructor de la energía atómica era grande entonces pero la población, en general, no conocía probablemente con tanta profundidad los usos pacíficos de la energía nuclear. El empleo de la energía nuclear para generar electricidad estaba todavía en su fase inicial. Los datos sobre efectos biológicos de la radiación eran escasos y poco el conocimiento del público sobre los efectos a largo plazo de las dosis de radiación bajas. * Jefe del Departamento de Bioquímica, Ministerio de Agricultura, Pescas y Alimentos, Laboratorio Veterinario Central, N e w Haw, Weybridge, Surrey KT15 3 N B , Reino Unido.
40 Cuando tuvo lugar la reunión de 1959 los niveles de radiación máximos permitidos por año en el hombre eran de 50 milisievertes (mSv) y se habían ido reduciendo regularmente todos los años desde los 728 mSv de 1931 (Cuadro I). En la actualidad algunos países admiten una dosis anual de 5 mSv y la Comisión Internacional de Protección Radiológica (CIPR) ha recomendado ahora que las dosis permitidas, procedentes de todas las fuentes (excluidas la radiación ambiental natural y la radiación médica) no superen, en toda la vida, la media de 1 mSv por año de vida. CUADRO I
Unidades del Sistema Internacional Medida
Unidad y símbolo
Otras unidades del SI
Unidades antiguas
Actividad
Becquerel (Bq) Gray (Gy) Sievert (Sv)
s-'
Curie (Ci) Rad
1 Gy = 100 rads
Rem
1 Sv = 100 rems
Dosis absorbida Dosis equivalente*
Jkg"
1
Jkg"
1
Factor de conversión 1 Bq = 2 , 7 x 1 0 - " Ci
* Dosis equivalente = Dosis absorbida x factor de calidad de cada tipo de radiación. Factor de calidad = 1 para las partículas beta, rayos gamma y X. Factor de calidad = 20 para las partículas alfa.
En la protección pública de la población frente a la contaminación radiactiva de los animales y de sus productos los Servicios Veterinarios deben desempeñar un papel tan fundamental como razonablemente sea posible. En este trabajo se estudian los: 1. Efectos de la radiación en los animales. 2. Esquemas de vigilancia. 3. Sistemas de control. 4. Efectos de las medidas protectoras en el comercio nacional e internacional.
EFECTOS D E LA RADIACIÓN EN LOS ANIMALES Radiación ambiental Hay una radiación ambiental natural a la que estamos continuamente expustos durante toda la vida y que procede de cuatro fuentes principales: radiación cósmica, radiación gamma externa derivada de la corteza terrestre, radiación interna proveniente de los radionuclides naturales tisulares e inhalación de radón y de sus productos de descomposición (Cuadro II). La radiación cósmica es relativamente constante en cada región, aunque puede haber variaciones ocasionales debidas a explosiones solares. Varía mucho con la latitud y altitud. La radiación externa, debida a los radionúclidos de vida larga de rocas y suelos varía mucho, dependiendo del contenido radiactivo de estos materiales y de la geología local. En los alimentos y en el agua hay cantidades
41 pequeñas de radionúclidos naturales que irradian internamente el organismo. El radón y sus productos de descomposición se originan principalmente a partir de los compuestos de radio-226 del suelo y de los materiales de construcción. CUADRO II
Media anual de dosis equivalentes efectivas de radiación de origen natural en el Reino Unido (22) Fuente
mSv
Cósmica Rayos gamma terrestres Productos de descomposición del radón Otra radiación interna
0,31 0,38
Total
0,80 0,37 1,86 mSv
Las dosis de radiación procedentes de fuentes distintas se suman. Además de la radiación ambiental natural, los animales están sometidos a la procedente de: 1. las actividades humanas (usinas de energía nuclear, hospitales, etc.), 2. la exposición médica (radiografías de fracturas, etc.), 3. la exposición accidental (accidentes en las plantas de energía nuclear). En el Cuadro III se muestra la lista de las dosis anuales medias que recibe la población del Reino Unido. Estos valores los obtuvo en 1981 el «National Radiological Protection Board» (NRPB), un centro de referencia de toda garantía creado por el Parlamento del RU en 1970. CUADRO III
Dosis media anual de radiación de la población del RU Fuente
mSv
Natural Médica Ocupacional Descargas Lluvia Varias
1,860 0,500 0,009 0,003 0,010 0,008 Total
2,390 mSv
La exposición a la radiación natural (1,86 mSv) domina a todas las demás, constituyendo las técnicas médicas (0,5 mSv) la mayor fuente artificial de radiación a que está expuesta la población en su conjunto. Las demás fuentes contribuyen muy poco.
42 Bajo condiciones agrícolas normales, la dosis acumulativa cae dentro de los límites considerados internacionalmente como seguros. En tiempos de paz, la exposición accidental es la única fuente de radiación que podría poner en peligro la salud animal y la inocuidad de sus productos. Efectos subcelulares de la radiación El daño causado por la radiación se debe a la energía transportada a la célula diana por las partículas alfa y beta o por los rayos gamma emitidos por los núcleos de los átomos radiactivos a medida que se desintegran. Las moléculas del interior de las células diana absorben esta energía y sufren una ionización y/o excitación (10). La ionización lleva a la producción de radicales libres que son químicamente muy reactivos. Se cree que la causa principal de los efectos de la radiación en los tejidos vivos son estos fenómenos de ionización, pero el papel de la excitación en la inducción de alteraciones biológicas no está suficientemente aclarado. La acción directa e indirecta de la radiación en las moléculas biológicamente alteradas se traduce en un amplio rango de efectos biológicos observados en los seres vivos irradiados. A nivel molecular, la ionización puede alterar las macromoléculas, como los enzimas, ARN y ADN e interferir las rutas metabólicas. Esto, a su vez, puede alterar las membranas celulares que rodean a los núcleos, por ejemplo, mitocondrias y liposomas. A nivel celular puede inhibir la división celular, ocasionar la muerte celular y la transformación a un estado maligno. La alteración de sistemas como el nervioso central, la médula ósea y el tracto intestinal puede determinar la muerte del animal. La cantidad y calidad del daño biológico depende de la química de los radionúclidos implicados, de la dosis de radiación, del ritmo de administración de ésta y de su distribución tisular. El tamaño del animal, su estado fisiológico y su edad, así como las condiciones ambientales son factores importantes que influyen en la intensidad de los daños por irradiación (1, 6, 10). Exposición externa La irradiación de los animales puede ser de origen externo, interno o de ambos. La fuente externa más importante es la irradiación gamma por deposición de radionúclidos. Si los animales se encuentran al aire libre también pueden ser objeto de una radiación beta o incluso alfa, localizada en la piel, procedente de las partículas del «fallout» (lluvia radiactiva) que al caer se adhieren al pelo, lana y piel. La dosis necesaria para matar el 50% de los animales dentro de los 60 días de recibida la radiación se denomina D L (2, 3, 9, 31). En la mayoría de los estudios experimentales se alcanza la dosis suficiente en los primeros 4 días de irradiación (1, 4, 9, 19). El Cuadro IV presenta, de forma resumida, la sensibilidad relativa del ganado a la irradiación. Las aves son más resistentes que el ganado lanar y el vacuno (4). 5 0 / 6 0
Los primeros síntomas comprenden una grave caída de las plaquetas con lo que al fallar la coagulación sanguínea la sangre se pierde en los espacios intracelulares y por los tractos respiratorio y gastrointestinal (2, 11). El aumento de la permeabilidad capilar también contribuye a la pérdida de glóbulos sanguíneos, plasma y electrolitos. También se observan recuentos bajos de leucocitos acompañados a veces de pirexia e invasión bacteriana (4, 11, 23). Si la cantidad de radiación no llega a la dosis letal, la mayoría de los animales se recuperan de sus lesiones. Una exposición más grave
43 CUADRO IV
Dosis letal media (DL ) de los animales de granja a los 60 días de expuestos a la irradiación gamma sola (externa) o combinada con la beta (externa + interna) 50
Exposición gamma total (Sv) Todo el cuerpo Todo el cuerpo + piel + tracto gastrointestinal Vacas Ovejas Cerdos Caballos Aves de corral
5,0 4,0 6,4 6,7 9,0
1,8 2,4 5,5* 3,5* 8,0*
De Bell, Sasser y West (4). * Estimaciones basadas en la anatomía, hábitos de pasto y fisiología de estas especies.
se acompaña de un síndrome gastrointestinal (diarrea por pérdida de células de la mucosa) (32). En algunos casos se observa, en ciertos animales, un síndrome cerebral debido a la alteración del tejido nervioso (1, 24). De los animales que experimenten estos síntomas, sobrevivirán pocos, o ninguno. Por lo que se refiere a la salud general de los animales grandes, las consecuencias de la irradiación gamma son más significativas que los efectos de la irradiación beta de los radionúclidos del ambiente (2, 3). Sin embargo, cabe la posibilidad de que la radiación beta del «fallout» depositado en los pastizales sea suficiente para lesionar las zonas sensibles del animal, como mucosas de la ubre, de los ojos, de la nariz y de la boca (7). En 1945, se observaron en Alamogordo (EEUU) lesiones dérmicas en el ganado vacuno expuesto a la irradiación de la lluvia radiactiva (8). Tales lesiones se presentaban como quemaduras por calor. En algunos animales, se diagnosticó carcinoma de células escamosas de la piel 15 años después de su exposición (8). Exposición interna Las fuentes de radiación interna son consecuencia de la ingestión de pastos contaminados y de la inhalación de radionúclidos. Las fuentes de irradiación beta y alfa inhaladas irritan la mucosa pulmonar, mientras que las radiaciones gamma afectan a todo el organismo. La ingestión de yerbas contaminadas da lugar a la exposición del tracto digestivo a la irradiación. Son relativamente pocos los radionúclidos que se absorben durante la digestión y por lo tanto la mayoría de la radiactividad atraviesa el tracto gastroentérico sin pasar a la corriente sanguínea (15, 16, 17, 28). Durante el paso del alimento irradiado, las partículas beta producen irradiación local de la pared intestinal, mientras que los rayos gamma irradian todo el organismo (4, 26, 32). La alteración del tracto gastrointestinal depende de la radiosensibilidad particular del tejido expuesto, de las concentraciones de actividad en los distintos puntos del intestino y del tiempo de tránsito (5). El rumen y el abomaso son los órganos críticos y en los casos experimentales en los que las lesiones agudas se localizaban en estos órganos, no se observaron daños mayores en el intestino grueso (4).
44 El pequeño número de radionúclidos que penetra en la corriente sanguínea puede distribuirse por todo el organismo o localizarse en tejidos específicos, dependiendo de sus propiedades químicas y metabolismo (15, 25, 27, 28). Investigaciones sobre el metabolismo del cesio-137 en vacas lecheras (25) han demostrado que se distribuye ampliamente por todo el organismo comportándose como el potasio. Por lo tanto, los núclidos del cesio distribuirán la dosis de radiactividad por todo el organismo y puede predecirse que sus efectos serán similares a los de una dosis de radiación de todo el cuerpo suministrada desde una fuente externa. El yodo-131 se comporta como yodo estable y se concentra en el tiroides. En consecuencia, este tejido recibe dosis de radiación mayores que ninguna otra parte del cuerpo y es el más propenso a sufrir daño cuando las ovejas o las vacas ingieren yodo-131. Su toxicidad aguda se ha estudiado en ovejas y vacas (18, 21); los resultados se resumen en el Cuadro V. El tiroides de las ovejas es más sensible que el de las vacas, pero para causar cualquier tipo de lesión moderada se requieren dosis de muchas decenas de mSv suministradas a una concentración de 10 Sv por día. El daño moderado de las glándulas tiroides de las ovejas y de las vacas da lugar únicamente a ligeras y pasajeras alteraciones de la salud en general. Vacas lecheras que recibieron dosis suficientes para destruir sus tiroides igual sobrevivieron y siguieron siendo fértiles, si bien sus lactaciones bajaron más de un 50% (18). CUADRO V
Efectos de la irradiación de la glándula tiroide del ganado vacuno con yodo-131 Dosis (Sv)
Dosis diaria
Efectos
300 700 2 000-3 000
15 30 100-150
No se observaron. Folículos legeramente hiperplásicos Necrosis extensa del tiroides, mixedema, pero no cambios hemáticos. Disminución de la producción láctea. Fertilidad inalterada.
De Garner, Sansom, Jones y West (18).
Los animales son mucho más sensibles a la radiación cuando ésta procede de varias fuentes combinadas (p. ej. de una fuente externa, de la deposición dérmica y de los radionúclidos ingeridos) que cuando se irradian con una sola fuente (p. ej. irradiación total del organismo a partir de una fuente externa) (Cuadro IV). Efectos en la reproducción
La capacidad reproductora del ganado vacuno expuesto en Alamogordo (EEUU) a la primera bomba atómica no se vio afectada. Los estudios sobre fertilidad realizados con novillas de carne expuestas a una radiación de 2-4 Sv han demostrado que no hubo pérdida del poder reproductor a largo plazo en las supervivientes, 8 años después de la irradiación (8). Para esterilizar las hembras, se necesitaría una dosis dos veces mayor que la letal, aplicada directamente a los ovarios (12, 13). Los estudios de los efectos de la irradiación corporal total (4-8 Sv) en la producción de esperma de toros, verracos, conejos y otros roedores han confirmado que no existen pruebas que indiquen la inducción de esterilidad permanente (1). Para comprobar los efectos
45 a largo plazo de las dosis pequeñas se han realizado en los ratones investigaciones muy largas (28, 29). En una de ellas, 55 generaciones de ratones machos fueron sometidos a dosis agudas de 2 Sv (28). Cuando se compararon la fertilidad y el tamaño de sus crías al destete con las del grupo testigo sin irradiar no se encontraron diferencias significativas. Durante la gestación el embrión es muy sensible a la radiación mientras se forman los primordios y yemas de las extremidades, lo que corresponde en el ganado vacuno a los 32-34 días de gestación y en el lanar a los 22-24 (14, 20). En las crías de hembras que durante la preñez se irradiaron con 1 Sv o más, hay un gran porcentaje con deformidades óseas (14, 20). Se puede suponer que las dosis de radiactividad necesarias para alterar la salud animal sólo podrían producirse en la proximidad inmediata de un accidente grave, en el que estuviera implicado un reactor nuclear o una explosión incontrolada de un artefacto nuclear. Las dosis de radiación que reciben los animales domésticos expuestos a emisiones controladas de las estaciones de energía nuclear y, en los países occidentales, las dosis derivadas de la deposición de radionúclidos liberados durante el accidente de Chernobil, son muchísimo menores que las que se consideran peligrosas para la salud animal.
ESQUEMAS D E VIGILANCIA Además del papel que cumplen en la conservación de la salud y bienestar del ganado, los veterinarios deben prestar atención a la radiactividad que se introduce en la cadena alimentaria en forma de productos de origen animal contaminados con radionúclidos. En los rumiantes que pastan en pastizales contaminados ciertos radionúclidos se absorben en el tracto gastroentérico pasando a los tejidos comestibles y a la leche (15). Por ejemplo, los del cesio se distribuyen por todo el organismo animal y si se consumiesen los tejidos contaminados pasarían a la cadena alimentaria. Experimentos realizados con productos de fisión mezclados, procedentes de pruebas de armas nucleares, han demostrado que los radionúclidos que se transfieren en cantidades significativas de la dieta de las vacas a su leche son yodo-131, telurio-132, estroncio-90, bario-140 y cesio-137 (16, 30). De estos radionúclidos los más significativos biológicamente son el yodo-131, el cesio-137 y el estroncio-90. En muchos países, la leche constituye todavía el mayor componente de la dieta humana y los niños pequeños son los más expuestos al consumo de leche contaminada. Es conveniente establecer esquemas de vigilancia para detectar los niveles de radionúclidos que entran en la cadena alimentaria humana y, si se detecta algún aumento, implementar programas de control más exigentes para asegurar que no se pone en peligro la salud pública. Los esquemas de vigilancia y los planteamientos estratégicos de los distintos países dependen de su sensibilidad a los problemas que conllevan la liberación de radionúclidos, de las restricciones políticas, del comercio y de los recursos disponibles. En los países en donde operan esquemas de vigilancia, las agencias gubernamentales controlan la presencia de radionúclidos en el aire, polvo, suelo, agua y en la producción agrícola. En los países con costas también suelen examinarse la vida y sedimentos marinos. Esta vigilancia generalmente está organizada como una red que puede incluir los servicios del ejercito del aire para el muestreo en altitud.
46 Cuando es necesario se incluyen otros establecimientos, como universidades, laboratorios comerciales y centrales nucleares de producción eléctrica. El papel jugado por los distintos Servicios Veterinarios en los esquemas nacionales de vigilancia varía mucho. En Inglaterra y Gales, por ejemplo, el Servicio Veterinario estatal es el responsable del análisis regular de la producción lechera y agrícola; en Canadá, no se lleva a cabo el examen rutinario de los animales, pero en cambio sus productos se incluyen en el programa de muestreo realizado por la «Health Protection Branch»; en Filipinas, el control de la exposición de los animales a la radiación se realiza indirectamente al efectuar el de su medio o entorno. El fin de los esquemas de vigilancia es obtener datos sobre los niveles de radionúclidos que penetran en la cadena alimentaria humana; se necesita disponer de información sobre distintos productos de ciertas áreas representativas y de un sistema central de procesado y evaluación. Puesto que todo incidente que implique la liberación de radiactividad es muy probable que sea único en su especie, el programa de vigilancia debe ser flexible para obtener rápidamente datos suficientes sobre los productos adecuados. Para hacer frente al incidente, se requiere identificar cuáles han sido los radionúclidos liberados, dónde ha tenido lugar la deposición y en qué cantidad. Esto permite establecer la naturaleza y localización del producto contaminado, las consecuencias probables de la contaminación y la identificación de los grupos de población más expuestos. Por ejemplo, en Inglaterra y en Gales funciona un programa de vigilancia que implica la toma de muestras y análisis de las proximidades de cada uno de los 17 establecimientos nucleares autorizados; entre ellos se encuentran centrales nucleares eléctricas, establecimientos de investigación, laboratorios para la producción comercial de radionúclidos y la planta de Sellafield en donde se procesan completamente los desechos radiactivos. El programa pretende cuantificar las emisiones de estos establecimientos y establecer la exposición de la población local a partir de los alimentos que ingiere. La primera fase del programa cubre los lugares autorizados que producen emisiones gaseosas. Una vez que el programa esté totalmente desarrollado, el control se extenderá a los astilleros y a otras empresas industriales y misceláneas. Hay un programa similar en funcionamiento para establecer las emisiones en las aguas costeras. Las principales muestras que se toman son las que siguen la ruta digestiva del hombre; la mayoría están formadas por leche de la que se recogen unas 6 200 anualmente. En la medida de su disponibilidad, se toman muestras de cultivos y hortalizas, y también se toman muestras de tejidos animales así como un pequeño número de muestras de suelo y heces. Todas ellas se envían al Laboratorio Veterinario Central (LVC) en donde se investigan los radionúclidos que con más probabilidad puedan aparecer en las proximidades de cada lugar particular. En Londres, una unidad central procesa y valora los datos obtenidos en el LVC junto con los alcanzados en el laboratorio responsable del control del medio acuático. El programa de vigilancia se amplió al control de toda la producción nacional cuando los radionúclidos liberados en Chernobil cayeron en el RU. Los primeros datos del programa de vigilancia, junto con la información sobre el viento y la lluvia, se emplearon para identificar las zonas en donde había tenido lugar la precipitación. Esto sirvió para organizar un sistema de toma de muestras. Con los datos obtenidos se pudo elaborar un mapa de los depósitos radiactivos del RU. La lluvia radiactiva
47 varió mucho en las distintas zonas del RU, así como en la mayoría de los países. Noruega, Suecia y Suiza también elaboraron mapas de deposición radiactiva utilizando los datos de sus redes de estaciones de control. SUPERVISIÓN Hay que contar con procedimientos analíticos apropiados para asegurar la adaptación de los programas de vigilancia a cualquier situación y es necesario disponer de instalaciones para la determinación de las fuentes de emisión de radionúclidos alfa, beta y gamma. Las especificaciones de los sistemas de supervisión dependerán de los objetivos de los programas de vigilancia; los sistemas varían desde técnicas groseras, que miden globalmente mucho radionúclidos de una vez, hasta métodos analíticos que implican la separación y determinación de cada radionúclido. La espectrometría con rayos gamma se emplea para estimar los emisores gamma. Tal técnica requiere una mínima preparación de la muestra y, utilizando una computadora con programa interactivo, el espectro obtenido puede compararse con los espectros de referencia de la base de datos. De esta forma, pueden calcularse el yodo-131, el cesio-134 y el cesio-137. Para la determinación de los emisores beta de baja energía, como el tritio, carbono-14 y azufre-35, se necesitan análisis radioquímicos. La estimación de los alfaradionúclidos, como el plutonio, americio y uranio puede realizarse con espectrometría alfa, pero en contraste con la espectrometría gamma, antes de poder examinar la muestra se requiere su separación y preparación química. En general, cuando se necesitan niveles de detección bajos se requieren tiempos de recuento largos, lo que debe valorarse según el número de muestras que haya que examinar y según los recursos del laboratorio analítico. Los radionúclidos mayoritarios depositados por la nube radiactiva de Chernobil fueron yodo-131, cesio-134 y cesio-137. Algunos países informaron también de la presencia de cantidades menores de otros radionúclidos incluidos el rutenio-103 y el estroncio-90. La detección de yodo-131 en muestras de aire y de pastos indicaron la necesidad de un control continuo de la leche. Puesto que en la leche se detecta el yodo-131 a las pocas horas de ingerido, los análisis de este alimento constituyeron la mayor parte de los programas de supervisión inmediatamente después de identificado el radionúclido. El yodo-131 entra muy rápidamente en la cadena alimentaria y se concentra en el tiroides del consumidor. La leche de las cabras y ovejas contenía en general mayores niveles de yodo-131 que la de vaca (15). En la leche de vaca y en los productos lácteos también se investigó fundamentalmente el yodo-131, pero subsiguientemente se investigaron igualmente el cesio-134 y el cesio-137. A medida que se fueron conociendo los tipos de contaminación de los diferentes países y que decayó el significado radiobiológico del yodo-131, comenzó a cambiar el énfasis pusto en los programas de control. Los niveles crecientes de cesio-134 y cesio-137 en la musculatura de los animales pastantes alertaron a los científicos sobre un segundo problema potencial y se intensificó, con carácter general, el control de la carne de vacuno y de oveja. Además, algunos países incluyeron en sus programas de supervisión la pesca, la caza, las cabras y los renos. Otros alimentos incluidos fueron los cultivos (a medida que llegaba su recolección), la fruta fresca, la miel, las hortalizas foliares y las radiculares. En muchos casos para la supervisión de estos productos se empleó la espectrometría gamma que permite, además de niveles de detección adecuados, un gran rendimiento analítico. También se ha procedido al control de todo el cuerpo de los animales vivos.
48 EFECTOS DE LAS MEDIDAS PROTECTORAS EN EL COMERCIO NACIONAL E INTERNACIONAL Una vez identificado el problema deben tomarse medidas para asegurarse de que la radiación que penetra en la cadena alimentaria humana es de un nivel aceptable. Para establecer cuáles son los niveles aceptables, debe prestarse atención al sector más vulnerable de la población, pues sólo así se tendrá la certeza de que las personas no serán expuestas a niveles de radiación que podrían probablemente causarles perjuicios. Para fijar los niveles de tolerancia a la exposición por la cadena alimentaria corrientemente se tiene en cuenta el consejo de instituciones como la Comisión Internacional de Protección Radiológica; se tiene en cuenta la dosis de radiactividad a que han estado expuestos los individuos y la estimación anticipada de sus posibles niveles de exposición futuros. Los datos sobre las dietas nacionales, incluidas la cantidad y la frecuencia de consumo de los diferentes productos alimentarios, son importantes para estimar la exposición a la radiactividad y para establecer en los distintos alimentos los límites de radionúclidos inofensivos. También se tiene en cuenta que puede haber variaciones locales producto de modificaciones de los hábitos de consumo alimenticio tradicionales. Los límites seguros varían mucho de un país a otro, lo que es reflejo de dietas y valores sociales nacionales diferentes. Los controles comerciales pueden bajar los niveles de exposición de una población, conteniendo los problemas en una zona. Esto puede llevarse a cabo a nivel nacional, controlando el movimiento de animales desde las zonas contaminadas, controlando los productos que salen de las mismas o con ambas medidas. A nivel internacional se invierte la estrategia, ya que el fin perseguido por cada país es controlar la entrada en su mercado interior de animales contaminados y de sus productos. Cómo y cuándo deben aplicarse estas medidas es algo que depende frecuentemente no sólo de las circunstancias de la contaminación ambiental, sino también de la relación costoeficacia. Comercio nacional En respuesta a la contaminación de Chernobil varios países recomendaron a sus ganaderos que retrasasen el sacrificio de ovejas y cabras. Países como Noruega y Reino Unido pusieron en práctica medidas protectoras para rebajar el cesio-134 y el cesio-137 que con la carne entraban en la cadena alimentaria humana. En Noruega se controlaron las ovejas, cabras, vacas y renos; en el Reino Unido las ovejas. En ambos casos las medidas principales consistieron en señalar ciertas zonas dentro del país basándose en los datos de los controles. En Noruega se establecieron «zonas libres» (en las que no se restringía el sacrificio) y «zonas prohibidas» (en donde se sacrificaban los animales pero sin autorizar su consumo humano). El RU impuso restricciones al movimiento y sacrificio de ovejas en ciertas «zonas delimitadas». Todas las demás partes del RU estaban libres de restricciones. El fin perseguido era evitar que los productos de los animales de estas «zonas delimitadas» entrasen en la cadena alimentaria humana hasta tanto se considerase pasado el peligro. En Noruega se estableció un regimen alimenticio especial de baja radiactividad mediante el traslado de los animales de los pastos de montaña a «zonas especiales». El RU se enfrentó a comienzos de agosto con un problema cuando los corderos de las «zonas restringidas» estuvieron listos para la venta y formación de nuevos rebaños y para el traslado a los pastizales de engorde. Los ganaderos de las «zonas
49 delimitadas» no disponían de forraje para mantenerlos sin perjudicar al rebaño de invierno. Ello llevó a la introducción del «esquema de marcado y salida» en el que las ovejas se marcaban convenientemente permitiéndose su envío al mercado. Las de las «zonas restringidas» se identificaban fácilmente y no se permitía su envío al matadero hasta tanto no se hubiesen levantado las restricciones de las «zonas delimitadas», de donde procedían. Era de esperar que en algunas regiones se levantasen rápidamente las restricciones, mientras que también podía anticiparse que en otras se necesitaría más tiempo para que la radiactividad alcanzase niveles aceptables. Las «zonas delimitadas» se subdividieron por lo tanto en «zonas de baja sedimentación» (en donde se esperaba que se levantarían pronto las restricciones) y «zonas de alta sedimentación» (en las que se suponía que las restricciones se mantendrían más tiempo). Tanto en Suecia como en el RU se indemnizó a los ganaderos por las pérdidas sufridas por la radiactividad. La estrategia de controlar los productos animales que abandonaban una zona contaminada se había adoptado previamente en el RU en 1957 tras el accidente de Windscale. El principal radionúclido liberado había sido el yodo-131, y se había retenido la leche de las vacas ubicadas en la zona cercana al lugar del accidente. Después del accidente de Chernobil se recomendó en Suiza que los niños menores de 2 años y las mujeres gestantas o en período de lactancia no consumieran leche fresca, debiendo substituírsela por productos lácteos elaborados antes del accidente. En algunas partes de Italia se tomaron medidas locales que prohibían el consumo de leche fresca y de sus productos; en Chipre se prohibió el consumo de leche fresca de oveja. Comercio internacional En el control a nivel internacional es importante que el país importador haya estipulado niveles de tolerancia de radionúclidos para cada uno de los alimentos que importa. Tales niveles deben comunicarse a los países con los que se mantienen relaciones comerciales y también deben señalarse, cuando se considere conveniente, los procedimientos seguidos para determinar dichos niveles; debe aceptarse que estos varíen de país a país, según se ha comentado más atrás, pero parece razonable esperar que los niveles empleados en el control de los alimentos importados no sean mayores que los utilizados en la inspección del aporte alimentario dentro del país. El sistema de control empleado dependerá de las exigencias y recursos del país importador, pero debe: a) poderse aplicar rápidamente, b) permitir una tramitación de aduana rápida en los puertos, c) proporcionar datos cuantitativos sobre las concentraciones de radionúclidos de productos alimenticios determinados, d) ser aceptable para los países que comercian, e) ser eficaz. La exposición de las naciones a la nube de radiactividad originada por el reactor de Chernobil fue y sigue siendo difícil de establecer. La preocupación pública en Grecia y en algunas regiones de Italia fue tal que inmediatamente se tomaron medidas locales; algunas de ellas son difíciles de justificar científicamente, pero eran políticamente necesarias frente a la gran incertidumbre y el miedo suscitados por un peligre desconocido. La falta de información y las malas comunicaciones desencadenaron
50 una serie de restricciones y contrarrestricciones del comercio internacional: Alemania prohibió las hortalizas italianas, Italia la leche alemana, los países miembros de la CEE adoptaron medidas nacionales frente a las importaciones de los países del Este. La Comisión de la CEE trató de mediar proponiendo normas comunitarias. El distinto grado de exposición, el deseo de las naciones de demostrar que estaban tomando medidas de protección y la falta de información sobre niveles de contaminación en las distintas naciones, especialmente en las del Bloque Oriental, llevó a un compromiso inevitable. Los niveles propuestos para el yodo-131 fueron bastante conservadores y han sido criticados científicamente, pero los establecidos para el cesio-134 y el cesio137, que se adoptaron más tarde, eran más realistas: 600 Bq/kg para los alimentos en general y 370 Bq/1 para la leche. Los científicos del Euratom indicaron a la Comisión de la CEE que para los componentes principales de la dieta una concentración de 1 000 Bq/kg de cesio-134 y cesio-137 era, en general, adecuada. Mientras tanto Jordania prohibió las importaciones de todos los países que se suponían contaminados; Italia las procedentes de Austria, del Bloque Oriental, de Escandinavia y Suiza; Chipre rechazó algunas importaciones procedentes de la URSS y de Bulgaria; Sri Lanka destruyó algunos envíos particulares de Europa, y los agregados comerciales de Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Holanda, Suecia y Suiza dieron una conferencia de prensa conjunta en Taiwan para asegurarles a los consumidores locales que los productos importados de los países citados eran inocuos. En el momento de redacción de este informe, algunos países están sometiendo las importaciones a una prueba a su llegada, otros aceptan un certificado que garantice que los animales y sus productos exportados cumplen los límites de seguridad establecidos por el país importador y otras confían en la buena voluntad y en el sentido de responsabilidad del país exportador. En conclusión, los eventos asociados al accidente de Chernobil han demostrado, sin lugar a dudas, la necesidad de: 1. una supervisión regular para establecer umbrales de base de niveles de radiación que puedan usarse para establecer la magnitud de una emergencia; 2. establecer niveles de acción para radionúclidos en los alimentos principales; 3. un rápido intercambio internacional de información sobre los accidentes nucleares y sus consecuencias; 4. establecer medidas coyunturales amplias y abarcaduras que puedan aplicarse inmediatamente; 5. disponer de medios de difusión social responsables e informados que eviten la preocupación innecesaria de la sociedad; 6. mejorar en general los conocimientos sobre radiactividad. Asegurémonos de que se hace buen uso de las lecciones de Chernobil. * * *
BIBLIOGRAFÍA (véase pág. 22)