Facultad de Humanidades Portugués Trabajo Práctico Final Prof. Lucía Muñoz y Prof. Marcela Redchuk

1 de 11 Facultad de Humanidades Portugués Trabajo Práctico Final Prof. Lucía Muñoz y Prof. Marcela Redchuk La Discriminación Racial en Brasil Integra
Author:  Pablo Bustos Tebar

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Facultad de Humanidades Portugués Trabajo Práctico Final Prof. Lucía Muñoz y Prof. Marcela Redchuk La Discriminación Racial en Brasil Integrantes del grupo: Acosta, Carolina Andrea Carrizo, Omar Dante Dolce, Rocío Rodríguez, Alejandro Sebastián

Fecha de Presentación: 22 de noviembre de 2011

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Índice

Índice…………………………………………………………...…. Pág. 2 Introducción……………………………………………………… Pág. 3 Desarrollo………………………………………………………….. Pág. 4 El pensamiento social brasileño……………………………........Pág. 4 Composición racial de la población brasileña…………………. Pág. 4 La exclusión racial desde la perspectiva económica………… Pág. 5 La exclusión de los negros en la educación…………………… Pág. 5 La discriminación del negro en escuelas y universidades…… Pág. 6 La segmentación racial en el mercado laboral………………….Pág. 7 Racismo y medios de comunicación………… ………………… Pág. 8 Conclusión…………………………………………………………..Pág. 10 Bibliografía…………………………………………………………..Pág. 11

3 de 11 INTRODUCCIÓN Después de Nigeria, Brasil posee la segunda mayor población de ascendencia negra del mundo; además, destaca en el escenario internacional como una sociedad marcada por los peores índices de desigualdad social. En este trabajo analizamos las desigualdades sociales en Brasil desde la perspectiva racial. La forma que elegimos para presentar el tema es a través de estadísticas y censos a los cuales agregamos explicaciones de estas mediciones evitando, en lo posible, las opiniones subjetivas. La conclusión y el anexo de informaciones señalan las razones que tenemos para observar un conflicto étnico latente en la sociedad brasileña. Las dificultades que se nos presentaron en este trabajo fueron mínimas, debido a que gran parte de la información recopilada fue obtenida en la Internet, y las encuestas que presentamos fueron hechas por instituciones brasileras, como por ejemplo IBGE, en particular de su Pesquisa Nacional por Amostra de Domicilios (PNAD) y de su Censo Demográfico. Como veremos, los “negros” brasileños soportan condiciones peores que los blancos en lo que respecta a salarios, ingresos, años de estudio y facilidades para salir de la pobreza.

4 de 11 DESARROLLO El pensamiento social brasileño respecto de la discriminación racial Hasta mediados de los años cincuenta, el pensamiento social brasileño postulaba la existencia de una “democracia racial”. Este término hacía referencia a una situación en la que los blancos y los negros se relacionaban en armonía, engendraban varias formas de mestizaje y en definitiva disponían de oportunidades semejantes. Una de las pruebas que se esgrimía era que el racismo no existía en la sociedad brasileña debido a la presencia de mestizos entre las élites económicas, políticas y profesionales. Este dato daba pie a pensar que la condición social más baja de los negros se debía simplemente a su experiencia más reciente de esclavitud. Esto produjo la optimista expectativa de que, con el tiempo y el desarrollo económico del país, se abriría el camino del ascenso social para todo el mundo. No obstante, entre la mitad de la década de los años cincuenta y comienzos de los años setenta, los estudios de las relaciones raciales y las desigualdades sociales tuvieron el mérito de mostrar, con sólidos hallazgos empíricos que, al contrario de lo que se predicaba, el país no era un paraíso racial. Así, los investigadores develaron la persistencia de una nítida desigualdad social y un incisivo prejuicio racial entre blancos y negros en Brasil. Más allá de los descubrimientos, los efectos ideológicos del mito de la democracia racial han sido devastadores, debido a que ocultan las tensiones sociales tras la ilusión del ascenso social de los negros. En lo social se distinguen dos momentos de la discriminación desfavorable a los negros. Inicialmente padecen las limitaciones del origen social, pero a lo largo del ciclo de vida individual van acumulando desventajas sucesivas. Por lo tanto, existen barreras raciales veladas que fracturan a la sociedad brasileña y los confinan a los estratos socioeconómicos más bajos, a pesar de que se hayan abierto algunos resquicios de movilidad social. Este hallazgo pone la tesis ideológica de la democracia racial en jaque, y desmiente la afirmación de que las desigualdades étnico-raciales se deben al pasado colonial. Composición racial de la población brasileña La descripción de la composición racial de la población pretende servir de parámetro para identificar en qué medida los negros están en desventaja con relación a los blancos, en lo que se refiere a la distribución de las oportunidades sociales en Brasil. De acuerdo con el Censo Demográfico de 2000, entre los 169.8 millones de personas que componían la población brasileña, 76.4 millones se declaraban negros (lo que corresponde a 45%), 90.6 millones blancos y 734 mil indígenas. La población negra se encuentra en todas las unidades de la federación, pero se concentra proporcionalmente más en algunos estados. El 68% de la población negra está concentrada en sólo ocho estados (Bahía, São Paulo, Minas Gerais, Río de Janeiro, Pernambuco, Ceará, Maranhão y Pará). Los estados de Bahía (75% de la población), Maranhão (73%); Pará (71%) y Ceará (62%) son mayoritariamente habitados por población negra. Así pues, Brasil tiene un nítido patrón de distribución regional. La mayoría de los blancos vive en las regiones más desarrolladas del país (Sudeste y Sur), y los negros son mayoría en las regiones menos pujantes (Nordeste y Norte). La región Sur dispone de 15.3% de la población nacional, y esta formada sobre todo por blancos

5 de 11 (aproximadamente 83%). En la región Sudeste, en la cual se concentra la mayor parte de la población brasileña (aproximadamente 43.7%), observamos que 64% de sus habitantes se declaran blancos y 34% negros. Los habitantes de las regiones Nordeste y Norte son, en su mayoría, negros. En el Nordeste, donde reside 28.9% de la población brasileña, y en el Norte, con 5% de la población, constatamos que cerca de 70% se declara negro. En la región Centro-Oeste la distribución racial es más equilibrada y casi simétrica a la distribución nacional, con 53% declarándose negros y 46% blancos. La exclusión racial desde la perspectiva económica En 1999, de acuerdo con las informaciones del PNAD, cerca de 34% de la población brasileña vivía en familias con ingresos inferiores a la línea de pobreza, y 14% en familias con ingresos inferiores a la línea de indigencia. ¿Cuál es la composición racial de la pobreza? ¿Será que la composición racial de la población pobre respeta los mismos patrones de la población total? ¿Será que el contingente de 53 millones de brasileños pobres y 22 millones de indigentes está “democráticamente” distribuido, preservando la distribución de la pobreza un perfil socioeconómico sin prejuicio racial? Verificamos que las respuestas a esas cuestiones son negativas. En 1999, los negros representaban 45% de la población brasileña, pero correspondían a 64% de la población pobre y a 69% de la población indigente. Los blancos, por su parte, eran 54% de la población total, y representaban solamente 36% de los pobres y 31% de los indigentes. Por lo tanto, los negros brasileños constituyen el grueso de la población pobre, cuyo volumen se mantiene estable a lo largo del tiempo, y en particular en la década del 2000. El Nordeste concentra 50.6% de la población pobre del país, es decir, 26.8 millones de brasileños pobres viven en la región Nordeste. El Sudeste, por su parte, a pesar de representar 43.7% de la población, concentra 20.2% de los pobres del país. El resto de la población pobre se distribuye de forma equilibrada entre las demás regiones de Brasil: 12% en el Sur, 9.5% en el Norte y 7.7% en el Centro-Oeste. Como vimos, en Brasil quien nace negro experimenta una mayor probabilidad de crecer pobre. La población negra se concentra en el segmento de menos ingresos Per cápita dentro de la distribución de los ingresos del país. Específicamente, los negros representan 70% del 10% de la población más pobre, mientras que en el decil más rico de la distribución nacional de los ingresos, solamente 15% de la población es negra. La exclusión de los negros en la educación La discriminación en la educación se presenta sobre varios aspectos: la inaccesibilidad de los negros a la educación, la forma en que se trata la historia de Brasil omitiendo la participación del negro en las modificaciones del país, el racismo practicado por los colegas y profesores, entre otras. Estudios sobre la desigualdad social en el Brasil señalan que el sistema de educación en el país es excluyente, sin embargo, tal hecho aumenta drásticamente cuando se trata de estudiantes negros. El sistema de enseñanza seria visto como uno de los medios para alcanzar el deseado proceso de cambio social. El sistema docente, en concreto del 3ª nivel, tiene el desafío de encontrar las soluciones para afrontar el problema de las desigualdades raciales, como una respuesta a ese desafío, algunas universidades públicas están asumiendo la política de las acciones afirmativas que tratan de minimizar y compensar las consecuencias de la discriminación racial de los estudiantes negros.

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Se ha creado un grupo de instituciones públicas de enseñanza de tercer grado que desarrollan acciones afirmativas con el programa denominado PAIS (programa de acción e inclusión social). Este prevé que estudiantes que cursaron el nivel secundario en las escuelas públicas recibirán 30 puntos adicionales en la nota final de la segunda fase del examen de ingreso a la universidad y que los candidatos que -declarados negros- hayan estudiado la enseñanzas secundaria en la escuela pública tengan también, además de los 30 puntos, 40 puntos más para añadirlas a la nota final. Además del sistema de bonos de puntuación se implemento el de cuotas. La ley, aprobada a finales de 2008 por la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, obligaba a reservar un 20% de las plazas de las universidades estatales para negros o indígenas, un 20% para los alumnos procedentes de la red pública y un 5% para discapacitados o hijos de policías muertos en servicio. Pero estos sistemas abrieron un nuevo debate: La llamada “Discriminación positiva” ¿Es realmente una solución o solo alienta a seguir discriminando? Los manuales de Ciencias Políticas definen el término “discriminación positiva” como una “política social dirigida a mejorar la calidad de vida de grupos desfavorecidos” mediante el otorgamiento de “oportunidades de equilibrar su situación de desventaja social”. Retomada por la Pedagogía, la noción considera a la escuela como un lugar de integración social y, sobre todo, de promoción social y cultural. El mecanismo básico de su funcionamiento se resume en la “negación del principio de igual de trato”, es decir, en “tratar con desigualdad a los que se encuentran en una situación desigual”. Resalta el educador y psicólogo de la USP, Ives de La Taille. “Es siempre delicado separar a las personas por lo que sea, hiere la idea de igualdad, por eso las cuotas podrán generar inclusión o reforzar la discriminación.” Desde hace una década, el Congreso brasileño está tramitando un estatuto de igualdad racial y una ley de cuotas, que podrían servir para implantar medidas de discriminación positiva para la población con ascendencia africana a escala nacional. No obstante, a pesar de no existir todavía una norma, cerca de la mitad de las universidades públicas ya toma alguna medida para reservar plazas para negros y mulatos. Los negros y mulatos representan en torno a la mitad de la población de Brasil, pero todavía copan las clases más bajas de la sociedad y, por tanto, tienen menos acceso a colegios privados, que generalmente superan en recursos y calidad a la deficiente red de escuelas públicas. El gobierno no niega que aun con las cuotas siguen existiendo problemas, pero considera que las cuotas son necesarias al menos transitoriamente, mientras paralelamente se toman otras medidas, como la mejora de la enseñanza básica, por ejemplo. Las cuotas tienen el factor positivo de darle un carácter de shock al forzar a la sociedad a pensar en un tema real, la discriminación y el racismo. Pero no dejan de ser una forma de discriminación, aunque sea “positiva”, por eso quizás las cuotas puedan mejorar la inclusión de hombres y mujeres negros en la universidad, pero queda claro que nadie las quiere para siempre. La discriminación del negro en escuelas y universidades Esta situación se puede ver ya en las escuelas primarias y secundarias donde el niño empieza a formarse y trata de buscar su identidad y continuara a lo largo de toda su educación, hasta que termine la universidad.

7 de 11 En 2000, entre los 50 aspirantes a Derecho en la Universidad Federal de Sergipe, había cuatro negros, de los cuales apenas dos se recibirían. Ilzver de Matos Oliveira era uno de ellos. Los cuatro años del curso no fueron suficientes para que una profesora aprendiese a distinguir a Ilzver de otro compañero. “Ella no conseguía percibir que teníamos un rostro peculiar y propio, más allá de la piel negra en común. Recién después percibí cómo ella destruía mi identidad y autoestima”, dice el hoy profesor suplente en la misma universidad. “La discriminación en Brasil casi nunca es explícita. Somos adiestrados culturalmente para evitar conflictos”. Una de las características de la discriminación es que muchas veces pasa de manera inadvertida, ya que tanto los niños, docentes y la sociedad en general se acostumbra tanto a ella que se llega a un punto en que se deja de ver la discriminación que muchos niños sufren diariamente en la escuela. Se puede ver la discriminación por parte de docentes que en la mayoría de los casos contribuyen en estereotipar a los niños por su condición étnica, o también permitiendo que los propios alumnos demuestren su falta de valores hacia sus pares. Consideremos que las teorías de concepciones racistas aun están presentes en lo cotidiano de la vida de las personas ocupando espacios en toda la sociedad, pero puntualizando en la escuela, si vemos bien podremos notar la firme imposición del “blanqueamiento” del negro. El “blanqueamiento” puede ser considerado un conjunto de normas, actitudes y valores blancos que las personas negras y/o sus grupos más próximos incorporan para atender la demanda concreta y simbólica de asemejarse a un modelo blanco y a partir de ahí construir una identidad racial positiva. El euro centrismo, la visión del mundo a partir de la perspectiva europea, hace que la vasta mayoría de libros y enciclopedias no registren la historia de las grandes civilizaciones africanas la discriminación también se encuentra en la imagen estereotipada del negro en la literatura escolar, donde no se lo ve retratado como un ciudadano, donde no se encuentran sus héroes donde tampoco tiene historia… el cuadro revela la existencia de un “ciclo de opresión” operando “invisiblemente” y ya totalmente incorporado en la cultura brasileña. Según los datos de estudios empíricos; es perceptible que la noción del modelo de perfección del blanco sobre el negro invertido en un proceso de violencia simbólica contra la solvencia de la población negra es justificada y camuflada por la democracia racial. La política de “Blanqueamiento” que caracterizaba al racismo en “Brasil” fue generada por las ideologías y los estereotipos negativos en la relación al negro. La ideología del “Blanqueamiento” tuvo como objetivo en el país plantear la idea de que no existen las diferencias, que todas las personas viven de forma armoniosa, sin desventajas, lo que se llamo la tesis de la democracia racial. De esa manera, el negro intenta aproximarse lo más posible al estereotipo del blanco como posibilidad de aceptación y ascensión social, la identidad del negro queda perpleja en este proceso de violencia simbólica, por lo tanto, el nivel socioeconómico influye en la autopercepción de las personas individuales con respecto a su color. La segmentación racial en el mercado laboral Como vamos a ver a continuación la discriminación racial en Brasil también se ve reflejada en el ámbito laboral. Así como los índices de participación laboral son similares entre blancos y negros (alrededor del 70%) los índices de desempleo, de empleo, precario y de remuneración son bastante diferentes y muestran la gran brecha que hay entre la calidad de empleo de la población blanca y la población negra en Brasil. Por ejemplo la tasa media de desempleo abierto de la población de 16 años en adelante en Brasil llega mal 9.2% sin embargo dentro de este porcentaje de

8 de 11 desempleo es mucho mas amplio el desempleo de gente de color que de gente blanca. También cabe distinguir que esta discriminación racial en el mercado laboral es aún mas acentuada en la segmentación de genero y raza, encontrándose las mujeres de color doblemente discriminadas, por ejemplo el porcentaje de mujeres ocupadas en el servicio doméstico (18%) se alinea entre los mas elevados de los países latinoamericanos. Si le añadimos el porcentaje de mujeres ocupadas sin remuneración, el total abarca a un tercio de las mujeres brasileras. En la división social del trabajo en Brasil alrededor del 2001 los empleos precarios, informales y de baja calidad absorbieron al 57% de la mano de obra ocupada, en términos de raza estas desigualdades son aún mas notorias ya que el 65 % por ciento de estos trabajos son desempeñados por gente de color y solo el 35% por gente blanca. Y si quisiéramos medir la desigualdad entre negros y blancos por la brecha salarial en cuanto al pago de similares trabajos entre negros y blancos, la gente de color se encuentra menos beneficiada nuevamente ya que el ingreso medio de los hombre blancos, supera notablemente al de los negros. Generalmente se intenta explicar el diferencial económico entre negros y blancos por el menor nivel de escolaridad de la gente de color en su conjunto. Para finalizar este tema podemos decir que son tres los factores que determinan la discriminación y la desigualdad en la división social del trabajo entre gente negra y gente blanca: el primero esta relacionado con la segmentación del mercado de trabajo, el segundo es la educación, ya que la gente de color se encuentra ante mayores obstáculos que la gente blanca a la hora de alcanzar una trayectoria educativa significativa, y la tercera radica en la doble discriminación salarial de los negros por su predominio en los peores empleos y por el pago diferencial incluso en puestos de trabajo comparables. Racismo y medios de comunicación No se puede negar el papel fundamental que ocupan hoy día los medios de comunicación en la vida social. Este fenómeno, si bien no es nuevo, pues comenzó a gestarse desde las últimas décadas del siglo pasado, va ganando terreno día tras día y seguramente lo seguirá haciendo en el transcurso de los próximos años. Comenzando con el periódico, pasando por la radio y la televisión, hasta desembocar en las modernas tecnologías digitales puestas al servicio de la comunicación, ya con el objetivo de informar, entretener, formar valores y opinión, etc. En fin… de “acercarnos” virtualmente a aquellos sucesos a los que nos sería imposible llegar físicamente. He aquí el lado positivo. El inconveniente se presenta cuando se hace un abuso del poder que representan los medios de comunicación, destinándolo a fines egoístas; y es que en este mundo globalizado en el que vivimos, una amplia mayoría de los medios mundiales están en manos de grandes corporaciones multinacionales, que a su vez son regenteadas por unos pocos señores ricos y poderosos, entre los que se cuentan empresarios y también algunos políticos. ¿Qué ocurre, entonces? Ninguno de los contenidos que circulan en estos medios es total y completamente neutro, muy por el contrario, pues se muestran teñidos de una carga ideológica que, por ser la poderosa y dominante, se tiende a legitimar sin dilación en detrimento de otras, a las que por tal motivo, por estar en inferioridad de condiciones frente a la ideología imperante, son caladas de minoría; y ello le vale tanto a la ideología en sí como a las personas que la profesan. En Brasil, por ejemplo, esta situación que hemos descrito anteriormente se da con repetida frecuencia. En este país sudamericano las minorías no se sienten reflejadas en los medios de comunicación (salvo cuando se los acusa o culpa de algo) y por lo

9 de 11 tanto tampoco creen sentirse incluidas en un modelo de Brasil pluralista, multirracial y cultural, como tantas veces se aboga en un acto totalmente demagógico. En el caso de la televisión, son muy escasas las referencias que se hacen a la inclusión racial, étnica (tanto negra como indígena). En las novelas, por ejemplo, y si bien en los últimos tiempos algunas vienen desarrollando temáticas sociales como el racismo o la violencia de género, son muy pocas en comparación con otras tantas producciones en las que estas cuestiones no son abordadas. Incluso en muchas de estas se muestra a la mujer negra de manera grotesca, interpretando papeles y roles marginales, nunca protagónicos, con lo cual llegamos a un acto doblemente discriminatorio. Y aún más: en una investigación llevada a cabo en 2006 por el cineasta Joel Zito comprobó que el 82% de la grilla de contenidos de los programas periodísticos que se emiten por la televisión pública brasilera no incluye ningún programa sobre cultura o raza negra. Y que tan sólo un 6 % de los conductores son negros frente a un porcentaje mucho mayor (más del 90%) de conductores de raza blanca, con lo cual pareciera que la cualidad de credibilidad o la capacidad de un negro como periodista o especialista es puesta en tela de juicio y por tanto se diluye. Caso similar se da en las emisoras privadas, donde el trato periodístico que tienen los hechos difiere mucho al estar relacionado con el pueblo negro y con sus reclamos: reprochándoles el tener ciertos «derechos especiales» (al igual que a los indígenas) como las cotas, como si al ser beneficiados con ellas no tuvieran nada más que reclamar, algo así como un « ¿Qué más quieren? ». Dos casos que ilustran lo dicho más arriba, respecto de la distorsión que se hace al momento de abordar una noticia relacionada con las minorías, entre ellas el pueblo negro, son lo acontecido en 2009 cuando el ex-presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva declaró que los culpables de la crisis económica mundial eran los rubios de ojos azules. Al momento de las declaraciones llovieron las acusaciones hacia el expresidente, tildándolo a él y a su discurso de racista. Sin embargo muy diferentes habían sido las reacciones en 2006 cuando el mismo ex-presidente brasilero se refirió a los negros, indígenas y quilombolas como obstáculos que dificultan el crecimiento del país. Sorprendentemente, en esa oportunidad las acusaciones se hicieron rogar y fueron mínimas. Para revertir tal situación, a fin de construir medios de comunicación más inclusivos y pluralistas, donde las minorías dejen de ser vistas como tal y comiencen a tomar un mayor protagonismo, revalidando sus derechos, es necesario imponer ciertos límites a los propietarios de los medios privados de manera de no permitir que sean solamente ellos los dueños que manejen la verdad. Y al mismo tiempo, también, que el poder de los medios esté en manos de los grupos menos favorecidos (contenidos que traten cuestiones asociadas con la raza y cultura negras y la presencia de conductores negros en TV, por ejemplo), regulando una ley de comunicaciones obsoleta por demás, que viene de 1962, período de dictadura militar en Brasil, etc. Y debe ser el Estado el garante de todo ello. Solamente así se podrá llegar a un espacio donde la voz de todos podrá llegar a ser escuchada y los derechos de las minorías podrán ser conocidos y validados sin temor a ser censurados.

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10 de 11 CONCLUSIÓN En nuestro trabajo arribamos a la conclusión de que los negros obtienen ingresos inferiores a los blancos y cursan menos años de estudio, encuentran menos facilidades para salir de la pobreza, y perciben un salario menor con la misma categoría laboral. Las mujeres negras, por su parte, sufren el doble efecto de estos procesos discriminatorios junto con los procesos engendrados por el sexismo y el patriarcado, es decir sufren de una doble discriminación: la de género y la racial. Los datos aquí presentados desacreditan los argumentos que niegan la discriminación, que aún reciben mucho apoyo en la sociedad brasileña, y ponen en tela de juicio uno de sus corolarios más populares: la oposición a las acciones afirmativas en favor de los negros. Sus partidarios defienden este rechazo imputando las carencias del negro a su falta de preparación, debida supuestamente al legado de la esclavitud. Con todo, si el problema fuera sólo esta herencia centenaria, se debería detectar una influencia igualadora de las políticas públicas y privadas, especialmente en educación; sin embargo, la recurrente desventaja de los negros más bien indica que no acaba de arrancar una tendencia posible hacia la igualdad. Nuestra investigación intenta contribuir en dar información para comprender un poco mejor por qué las desigualdades raciales se muestran tan persistentes en Brasil. Hemos recordado que esta perspectiva subraya los choques de intereses, las categorías sociales implicadas y las representaciones sociales que las legitiman. Un repaso de la estructura demográfica, de la pobreza y de las desigualdades de ingresos, educación y mercado de trabajo da cuenta de las persistentes disparidades que continúan escindiendo a las principales categorías de “raza y color”, a pesar de que los derechos sociales se universalizaron formalmente con la Constitución de 1988. Si buscamos una solución a esto, tenemos que analizar como mínimo dos cosas. En primer lugar, necesitamos comprender “por qué” no se neutralizan las desigualdades raciales; en segundo lugar, también habría que exponer los mecanismos que operan tras las posibles trayectorias de éxito de los negros que han logrado ascender a través de la enseñanza superior. En nuestra opinión, es razonable concluir que en Brasil se evidencian las señales propias de un conflicto étnico-racial. En las circunstancias actuales, la extensión de los derechos sociales ha elevado el piso inferior un escalón, pero la población negra continúa rezagada.

11 de 11 BIBLIOGRAFIA DICCIONARIO ENCICLOPEDICO LAROUSSE. Ed. Larousse, Bogotá, 2004. www.es.wikipedia.org GEORGES, Gurvitch. El Concepto de las clases sociales. Ed. Nueva Visión, Bs. As.1970 DE LOS CAMPOS, Hugo. Diccionario de Sociología. Ed. Crítica, Buenos Aires, 2004 DIARIO FOLHA. www.folha.com.br SALDAÑA PEREIRA, ROSÂNGELA. Desigualdad racial en Brasil. www.usp.br RAMBLA, XAVIER. La segregación racial en el sistema educativo brasileño. www.educafro.org.br Página oficial del Instituto Brasileiro de Geografia e Estadísticas (IBGE) Diario Época “Pesquisa divulgada pelo IBGE demonstra discriminação racial no Brasil” RANGEL, Marta. Educación universitaria en Brasil: Desigualdades raciales y políticas de acción afirmativa para su combate. Revista África e Africanidades Ano I -n. 1 – Maio. 2008. www.africaeafricanidades.com BRANQUEAMENTO E BRANQUITUDE NO BRASIL. Maria Aparecida Silva Bento. www.ufpe.br HERINGER, ROSANA. Desigualdades raciais no Brasil: síntese de indicadores e desafios no campo das políticas públicas. Centro de Estudos Afro-Brasileiros, Instituto de Humanidades, Universidade Cândido. A DISCRIMINAÇÃO RACIAL NO BRASIL: VERDADES E MITOS. Lages Lobo, Bárbara Natália. www.bdjur.stj.br FERNANDA DA SILVA LIMA. A questão racial no brasil e as relações de gênero: um estudo do reflexo das desigualdades sociais, políticas e econômicas no cotidiano da mulher negra. www.neab.ufpr.br WÂNIA SANT’ANNA. Desigualdades étnico/raciais e de gênero no Brasil. In: Proposta, Rio de Janeiro, Fase, Ano 26, nº. 73, Junho/Agosto, 1997.

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