FAMILIA, VECINDAD Y GESTION COMU- NAL EN EL CASO CASTELLANO

CAPITULO XI FAMILIA, VECINDAD Y GESTION COMUNAL EN EL CASO CASTELLANO En este capítulo se considera la propiedad comunal, no ya en cuanto relación d

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CAPITULO XI

FAMILIA, VECINDAD Y GESTION COMUNAL EN EL CASO CASTELLANO

En este capítulo se considera la propiedad comunal, no ya en cuanto relación de una población con ^n territorio y sus récursos, sino en cuanto relación social de los copropietarios entre sí.

Si en una localidad de Valdelaguna se pregunta quién es el propietario del monte o de los pastos, la respuesta será: «pues todo el pueblo». Pero esta comunidad general adopta la forma de conjunto de aecinos a la hora de regular dicha propiedad, decidir sobre ella o aprovechar los bienes que comprende. Como propietaria coleciva, la comunidad se presenta como un conjunto interrelacionado de casas, hogares o familias, a la cabeza de los cuales siempre hay un «vecino», titular de derechos y sujeto a obligaciones. La gestión del patrimonio comunal local no recae en una autoridad específica o particular, sino que se lleva a cabo desde la estructura municipal de alcaldes/alcaldes pedáneos y cabecera municipaVentidades locales o menores. No ocurre así con los terrenos mancomunados: Patria tiene su Procurador y Trashomo su Mayordomo. Familia, vecindad y gestión comunal son los tres aspectos a tratar en este capítulo. Trato de mostrar que las unidades domésticas són,^tanto económica como socialmente, la célula básica en la vida local; que la vecindad es la relación 411

social clave; que su regulación concreta es cambiante en función de los cambios exteriores; que el colectivo local tiene en ello un claro protagonismo como creador de normas específicas, locales; que hoy día la participación vecinal está meno^ institucionalizada que en el pasado y, por último, que las autoridades consuetudinarias de los terrenos mancomunados han perdido su relevancia anterior al ser absorbidas sus funciones por los órganos municipales.

1.

Las unidades domésticas

La estructura familiar es el puente entre la economía comunal y la estructura social de vecinos. En la familia es donde se integran los recursos comunales descritos en el capítulo IX. Los grupos domésticos combinan desde los recursos estrictamente privados (huerto, prados de hierba, edificios...) hasta los estrictamente comunales (prados, bosques). Así como a los recursos de ámbito privado (con mayor o menor control comunal) se accede por la herencia, a los de ámbito comunitario los individuos acceden en tanto en cuanto miembros de la comunidad, lo que se formaliza en la categoría de vecino, correspondiendo generalmente uno por casa. Este doble papel estructurador de la economía y sociedad locales que tiene la familia, se pone de manifiesto al estudiar grupos domésticos concretos. Antes de presentar tres casos, indicaré algunas características generales. La familia tipo de Valdelaguna es nuclear formada por matrimonios de más de 40 años e hijos de menos de 20. El conjunto de sus recursos es una combinación de recursos privados y comunales. La divisibn del trabajo está muy marcada por sexo, correspondiendo a los hombres las tareas agrícolas y ganaderas y a las mujeres las tareas domésticas y la huerta. La mujer colabora con el hombre en sus cometidos. Los ingresos proceden básicamente de la venta de carne; no se comercializan productos agrícolas. El nivel de 412

autoabasto es significativo a partir del huerto y la matanza anual, pero los grupos domésticos han de proveerse de numerosos artículos en el mercado. Igualmente -a nivel productivo- la alimentación del ganado con forrajes, pastos, hierba y rastrojeras no es suficiente, teniendo que recurrir a la compra de piensos compuestos. La familia compra también semillas y fertilizantes y alquila maquinaria agrícola. La herencia es igualitaria en cuanto a las tierras. Con la casa, cerradero y otros bienes inmuebles se llevan a cabo particiones entre los hijos. La migración tiende a transformar este patrón de herencia a favor del hijo que queda en casa.

Se exponen a continuación tres variaciones de este tipo general, reduciendo la información a la necesaria para considerar dos aspectos: a) la importancia del patrimonio comunal y su combinación con el patrimonio privado y b) el predominio del trabajo familiar y su combinación con el trabajo comunitario. A)

Exposición de tres casos

a)

Caso n.^ 1. Familia numerosa con h^os en edad de trabajar (Huerta de Abajo).

Familia nuclear constituida por los padres y sus 5 hijos menores. El matrimonio tiene otros 8 hijos residiendo fuera 413

del pueblo: 6 de ellos «ganan» y los otros dos estaban estudiando en Cáceres y Burgos. Esta familia de Huerta de Abajo no entró a formar parte del grupo cooperativo que funciona en ese pueblo. Los vecinos consideran a esta familia como ejemplo de laboriosidad y apego a la tierra y, concretamente a A,, como experto conocedor de la agricultura y la ganadería. Los recursos económicos de esta familia coñsisten en 7 hectáreas de tierra, 3 vacas, 74 ovejas, 4 cerdos, 9 cabras, 2 yeguas, 1 docena de gallinas, 1 huerta, 1 casa de dos plantas así como dos cerraderos. Hay que añadir el acceso a los pastos, hierbas y rastrojeras comunales así como a otros recursos, como la leña. Los ingresos proceden de la venta de terneros, corderos, «lechazos» y chivos. En 1977 vendieron dos terneros (50.000 ptas.), 51 corderos y 8 ovejas viejas (192.000 ptas.), 18 cochinillos, (54.000 ptas.) y 15 chivos (30.000 ptas.), lo que supone un total de 326.000 ptas. Ingresos complementarios son el subsidio de vejez de A^ y algunas ayudas de los hijos que trabajan. La alimentación del ganado o«hacienda^> se lleva a cabo con los cereales y berzas de las tierras de cultivo, los cortes de hierba de los prados (privados y comunales) y los pastos y rastrojeras comunales, completándose todo ello con la compra de piensos compuestos (1). Esta familia dispone para su autoabasto de los productos de la huerta, la matanza anual de dos cerdos, la leche de las cabras, huevos y patatas. A^ y sus dos hijos, B^ y B2, participan en los turnos de boyero, pastor y cabrero. Asimismo los tres se dedican a las faenas del campo en las que son ayudados por A3. La madre (A2) tiene además a su cargo las tareas de la casa y la huerta. (1) Para datos detallados de la alimentación animal en las fases del ciclo anual, así como costos y precios de venta, véase Giménez (1978, 162-164).

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b)

Caso n.^ 2: Una familia con escasez de mano de obra (Huerta de Abajo)

Familia núclear reducida a tr.es miembros. El matrimonio tiene otras dos hijas, mayores que B,, casadas y residiendo una en Barcelona y otra en Bilbao. En esas ciudades comenzaron a«servir» (trabajo doméstico) y allí conocieron a sus actuales maridos. . Esta familia cuenta con 4 has. de tierra de se ^ano, 40 ovejas, 2 vacas, 4 cerdos, 10 gallinas, 1 yegua, 1 huerto, una casa de dos plantas y 2 cerraderos o corrales, uno actualmente utilizado para las ovejas y el otro sólo como granero. Sus ingresos provienen de la venta dé corderos, algún cochino y de la leche de las vacas, así como de los beneficios del bar instalado en la planta baja de la casa y de la corta remuneración que A^ tiene como tesorero. A^ es un hombre de prestigio en su localidad y en todo el Valle. Fue 21 años Alcalde Mayor y 3 años Procurador de Patria. Debido a esta consideración su bar es lugar obligado de paso a la caída de la noche una vez encerrado el ganado, así como los domingos por la mañana para tomar un «blanco» después de la misa. La familia tiene como autoabasto los productos del huerto (de unos 150 m2) y de la «matanza anual». Se provee de leña del monte comunal. A^ participa en los turnos de pastoreo de las ovejas, en lo 415

que sólo ocasionalmente le sustituye B^; otras actividades de A^ son dar de comer al ganado y limpiar «cuadra», «cortes» y«cerradero», así como atender al bar; en ambas tareas le sustituye en caso necesario su mujer (A2), quien se ocupa de las tareas de la casa y de la huerta. Es en las faenas agrícolas donde más colaboran juntos los tres miembros, aunque con mayor dedicación por parte de A,. Debo indicar que B,, aunque reside en el pueblo, estuvo fuera un tiempo buscando trabajo y cada cierto tiempo vuelve a intentarlo. Por ello su ayuda en el trabajo no es total. Esta circunstancia crea un desequilibrio, desfavorable para esta familia, entre sus recursos productivos y sus recursos de trabajo. Ello puede explicar las constantes quejas de A, sobre la imposibilidad de atender todo y sobre el futuro tan incierto de B,. Si B, se establece fuera -lo más probable dada la dificultad de casas en el pueblo- la unidad^ volverá a reducir sus actividades, como hizo en 1974 (tres años antes de mi estancia con ellos) cuando decidieron «quitar» las 40 cabras y reducir tierras en cultiva «de cien tierras (parcelas) que tenemos vamos a labrar tres». La mayor o menor extensión de cultivo de cereal y de berza para el ganado, depende de los servicios de tractor y segadora que A, pague a la agrúpación Santa Cristina, a la que también compra piensos compuestos, cuando les es insuficiente el forraje. c)

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Caso n.^ 3: Matrimonio joven con h^os estudiando (Tolbaños de Abajo)

A diferencia de los otros dos casos examinados, esta familia está en la fase media de su ciclo biológico. El matrimonio tiene otras dos hijas mayores que residen fuera del pueblo excepto en los veranos; estudian, con beca, textil y administrativo en la Formación Profesional. Cuentan con 4 hectáreas de tierra, 8 vacas, 40 ovejas, 6 cerdos, una casa de dos plantas, 1 cuadra y 1 cerradero de ovejas. Los ingresos procedentes de la venta de cordero y de leche se complementan con tres actividades de A^ (trabajo en la tala y arrastre, un bar abierto en 1980 y secretario del Ayuntamiento) y una actividad de A2 (servicio de teléfono instalado en casa). A^ comenzó a trabajar en el monte en 1971, «asociándose» con un vecino. En ocasiones trabajan juntos y en ocasiones uno suple a otro en sus compromisos con los madereros. A^ tuvo que comprar otra vaca «churra» o de trabajo, para poder llevar a casa la madera talada en el mon-

te. B)

Análisis

Los tres casos permiten apreciar la importancia decisiva de los recursos comunales para la reproducción de las unidades domésticas. Esta importancia radica principálmente en la contribución de los pastos, barbechos, rastrojeras y hierbas comunales a la alimentación animal. Esta importancia admite grados diferentes según las familias. Aquellas que disponen de suficiente mano de obra familiar (como el caso n.^ 1) se han unido en cooperativa (como el grupo de Huerta de Abajo), aprovechando de esta manera mucho más los recursos comunales que aquellas otras familias que escasean de fuerza de trabajo familiar o no se incorporan a un grupo. Esta desigualdad en los aprovechamientos comunales discrepa del punto de vista que atribuye un mayor uso de 417

los recursos comunales a un menor estatus socioeconómico. En Valdelaguna, donde no hay crecimiento demográfico sino, al contrario, ausencia de la generación joven, no es así. Los pastos comunales son esenciales para una economía local ganadera, pero son más aprovechados donde hay hijos mayores (caso generalmente de familias numerosas) o donde se forman lazos de unión entre distintas familias. Aquellos que no cuentan con alguno de esos factores (casos 2 y 3, como ejemplos) han de recurrir al alquiler de la maquinaria y a la compra de forrajes y piensos compuestos así como a otros servicios. Complementan su ingreso con otras actividades no agroganaderas: trabajos en el monte o servicios locales. No hay una correspondencia entre propiedad comunal y trabajo colectivo entendido como el trabajo de todos en las tierras o pastos de todos. En el aprovechamiento de los recursos domina el trabajo familiar, ya sea en el ámbito agrícola, yá en el ganadero, ya en el forestal. Pero si la unidad doméstica aparece como la célula básica, su trabajo va encardinado al trabajo comunitario, en los turnos de pastoreo, y, en el caso concreto de Huerta de Abajo, en el trabajo cooperativo. El trabajo comunitario (turnos) se realiza en proporción al número de cabezas aportadas por cada cual, se realiza por rotación y se reduce a la actividad del pastoreo. El trabajo cooperativo (grupo Santa Cristina) no es proporcional sino por jornadas iguales a todos los miembros, es constante en el tiempo y abarca actividades muy diversas.

En definitiva, el patrimnnio privado y el patrimonio comunal, así como el trabajo familiar y el comunitario cooperativo se complementan; se presentan como dos sistemas de organización complementarios y no como dos formas antagónicas o sucesivas en el tiempo. El lazo de unión entre ambos ámbitos (familia y comunidad) y entre ambos y el territorio es la Uecindad. 418

2.

Ser vecino

En estos pueblos, ser «vecino», «hijo del pueblo», «natural» o«forastero» así como «habitante», «cabeza de familia», «residente», «transeúnte» , «ciudadano» o «electon>, son condiciones personales marcadamente diferentes. Las cuatro primeras categorías son consuetudinarias. Las otras seis pertenecen a la legislación oficial. No pretende ser una enumeración exhaustiva. Ni lo «consuetudinario» ni lo «oficial», son ámbitos claramente diferenciados. Tratamos de situar la categoría central de la vida de estas comunidades -vecino- junto a otras que también pesan y que se relacionan con ella. Sólo e120 ó 25 % de los habitantes de una localidad son, en sentido estricto (2), vecinos pues esta condición suele ir asociada a la de cabeza de familia. Sólo excepcionalmente se encuentra el caso de un vecino que vive solo (por viudez o soltería), pero aun en esos casos ese vecino representa a una «casa». También es excepcional que haya dos vecinos bajo un mismo techo, como más adelanté veremos. La vecindad es la representación de una familia, de una casa, su vínculo con la comunidad, e implica un conjunto de derechos y obligaciones. Desde las Ordenanzas de 1595, el concepto y el término de vecino aparece como la categoría básica de derechos y obligaciones -categoría cambiante a lo largo de los siglos al ir cada localidad decidiendo las normas de acceso y manterúmiento de la vecindad-. El último gran cambio ocurrió a mediados de los años 1950 a consecuencia de los importantes ingresos que estaban suponiendo las ventas anuales de madera de pino. Concretamente para 1957 tenemos documentados los «acuerdos sobre la regulación de la vecindad» tomados en ambos Tolbaños. (2) En sentido amplio son llamados vecinos los que viven en el pueblo. Es el caso de las mujeres a las que se les llama cvecinasu aunque si sus maridos viven no lo son en sen ^do estricto.

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La mañana del 1 I de mayo de 1957 cuando se dieron ciia en la Sala del Concejo los vecinos de «Tolbañitos», el Presidente de la Junta vecinal les planteó que «en vista de que en este pueblo hace muchos años que no se toma acuerdo sobre la entrada de vecindad, sería necesario modificarla para evitar toda clase de malas interpretaciones que por las mismas causas pudieran llevar consigo». A partir de las Ordenanzas de vecindad y de los casos observados durante mi permanencia en el Valle, es posible sintetizar las siguientes normativas: A)

Formas de acceso a la vecindad a) Fallecimiento de los padres. A1 morir el padre los derechos y obligaciones pasan a la viuda; cuando los hijos quedan huérfanos la vecindad pasa al mayor de edad. En Tolbaños de Arriba se excluye al mayor de edad «de las cargas del pueblo que servirá el día que contraiga matrimonio abonando entonces la entrada de vecino como los demás recién casados» (3). En Tolbaños de Abajo se especifica que «tendrán el mismo derecho a los aprovechamientos todos los huérfanos figurando el mayor y si este maltratase a los pequeños, pierde el derecho interviniendo en su administración la Junta en beneficio de los menores...» (4). b) Casamiento. En ningún caso los solteros que viven con sus padres pueden ser vecinos; cuando se casan adquieren la vecindad solicitándola a la Junta y pagando una cantidad. En Tolbaños de Arriba, quedaron establecidos, como dos únicos momentos anuales de aceptación de vecinos, el primer día del año y el día de San Juan (24 de junio). En el primer caso corresponde derecho completo a los aprovechamientos, en el segundo, la mitad. Igual para las cargas. En (3) Véase documento completo de 1957 en Giménez, 1978: 239240. En este pueblo se regula que el derecho habiente percibirá los aprovechamientos del año en que ocurra la muerte, teniendo que pagar, según el jornal de ese año, las obras a las que hubiera que hacer frente después del fallecimiento. (4) Ver documentos completos en Giménez, 1978: 241-244.

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este pueblo la cantidad inicial establecida fue de 450 ptas. (1957) y se matizó que «los recién casados que justifiquen que no encontraron vivienda, podrán cohabitar con sus padres». En Tolbaños de Abajo se estableció un solo mo^nento anual: el día de San Pedro (29 de junio), comenzando los derechos del nuevo vecino en Año Nuevo, esto es, seis meses después. c) Fijar residencia en el pueblo. Distinguiéndose si se trata de un «hijo del pueblo que haya sido vecino en otro lugan> (5), o de un «forastero que solicita vecindad». En el primer caso los vecinos de Tolbaños de Arriba exigen la presentación de una solicitud antes del primero de enero, tener «casa abierta con la familia que componga», pagar 1.500 ptas. (1957) y no disfrutar durante el primer año los aprovechamientos. En el caso de los forasteros, Tolbaños de Arriba estipula un pago de 100.000 ptas. «sin tener derecho a percibir ningún aprovechamiento vecinal». Es especialmente interesante el caso de Tolbañitos, donde se dio el siguiente cambio de acuerdo: primeramente se establecieron como requisitos para adquirir la vecindad dos años residiendo en el pueblo y la presentación de sendos certificados de buena conducta y de haber cesado como vecino «en el último pueblo donde haya residido»; conseguida la vecindad, para «recibir los aprovechamientos» era preciso pagar la cantidad que ese año rigiera. Pero ese acuerdo se modificó en una junta posterior (6) decidiéndose: (5) Distintos pormenores pueden afectar a ser considerados o no «hijos del pueblo». En Tolbaños de Abajo, por ejemplo, hubo de determinarse que «si por fuerza mayor alguna mujer tendría que desplazarse a dar a luz del pueblo (sic) o, la cogiese en otro pueblo donde algún familiaz, también serán considerados como hijos del pueblo percibiendo los mismos beneficiosn. (6) Esta nueva junta «cenía por objeto acordar las condiciones que en lo sucesivo han de regir para la distribución de cantidades» (repartos anuales tras las ventas de madera). Con ello se trataba de «evicar razonamientos personales (disputas) entre los vecinos paza que no haya lesión o pasión por parte de nadie y sí únicamente ecuanimidad...n.

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«No dar aprovechamiento y por ello no incluirles en las listas de repartos de cántidades, a los no nacidos en este pueblo aún cuando por otros medios reglamentarios tengan su residencia o vecindad en esta localidad, ya que los reunidos entienden de una manera incontrovertible que desde toda la vida, la supervivencia del pueblo ha sido debida a los innumerables sacrificios efectuados por los naturales del mismo».

Se exceptuó a los «varones que sin ser naturales del pueblo hayan contraído su matrimonio con mujeres nacidas en esta localidad y en ella tengan fijada su residencia habitual». B) Mantenimiento de la vecindad y obligaciones de los vecinos Dos requisitos deben ser cumplidos para no perder la calidad de vecino: a) Residencia continuada: que localmente es conocida como «tener casa abierta». Los vecinos señalan la chimenea y dicen: «allí tiene que estar saliendo humo». En Tolbaños de Arriba se permite a los vecinos tener casa cerrada hasta un mes seguido, ampliándose hasta cuatro meses a los ancianos con hijos casados fuera del pueblo. Tolbaños de Abajo permite hasta cuatro meses en un año, ampliándose ha ^ta seis meses a las mujeres «siempre que se dediquen exclusivamente al servicio doméstico». Caso de enfermedad justificada esas normas no rigen. b) Cumplimiento de obligaciones vecinales relacionadas bien con el pago de contribuciones o impuestos, bien con la participación en los trabajos comunitarios. Los vecinos pagan a la Junta Vecinal la renta por las tierras, el impuesto por el «tránsito de animales por la vía pública», impuesto por pastos, colaboraciones monetarias en festejos y otros pagos esporádicos acordados comunalmente.

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Los trabajos comunitarios tuvieron una gran importancia en estas comunidades rurales. Aun hoy día los vecinos son llamados, mediante el bando o pregón, cuando hay que «cerrar o abrir los pagos», reparar las cerca.s dañadas, limpiar algún desagiie, reparar y limpiar el molino.

C)

Derechos del aecino

Pueden agruparse en tres tipos: acceso a los recursos comunales, uso de los servicios locales y capacidad para participar en las decisiones locales. Como ya he señalado, sin los pastos, leñas, frutos y terrenos comunales la mayoría de las unidades domésticas no lograrían su reproducción. Hoy día es un nuevo recurso -la madera de pino- el que ha motivado una nueva regulación de la vecindad. Los servicios locales tuvieron antaño un carácter diferente dada la importancia de los servicios concejiles: oficios, pradera, semental, era, porcada... Aún en la década de los 60 es posible documentar restos de todo ello. En Tolbaños de Abajo los vecinos se beneficiaban del molino comunal siempre que entregaran la cantidad monetaria que rigiera ese año, además de «cuatro litros de vino y dos kilos de pan, según costumbre desde tiempo inmemorial». Nótese que este conjunto de normas manifiesta una creatividad jurídica local. Los colectivos vecinales discuten y elaboran -ide manera diferente en pueblos situados a 2 Kms.!- nueaas normas que regulen una nueva situación.

3.

Ia gesdón comunal

En los órganos locales de gestión hay que diferenciar los que se relacionan con los terrenos mancomunados y los de ámbito local. 423

A)

El Procurador de Patria y el Mayordomo de Trashomo

Cada primer domingo de septiembre, coincidiendo con la fiesta de Vega, rota el cargo de Procurador de Patria. Ese día se reúnen en la Casa Consistorial, viejo edifi ^io muy cercano a la ermita de Vega, los cuatro alcaldes de las Huertas y los Tolbaños. El saliente cede su puesto al entrante, según turno ya prefijado. EI Procurador se encarga de convocar y presidir las reuniones necesarias, custodiar el archivo de Patria, intervenir en ocasionales tensiones entre las cuatro entidades copropietarias y atender los trámites de las talas y reforestaciones que en esta mancomunidad tienen lugar. A estas funciones económicas y administrativas hay que añadir otra de tipo ceremonial: es el Procurador quien debe organizar anualmente la fiesta mancomunada del primer domingo de septiembre. Esta fiesta abarca tres días. El sábado de víspera se celebra una fiesta en la localidad del Procurador. El domingo es la fiesta en los terrenos de Patria con misa, procesión, comida de autoridades y baile. La presidencia de la misa en la Ermita está compuesta por los cuatro alcaldes pedáneos, el Alcalde Mayor del Municipio de Valdelaguna y el Juez. El lunes siguiente tiene lugar, allí mismo, «Veguita». En Trashomo, la áutoridad recae en un Mayordomo, cargo también rotatorio cada cuatro años. En este caso la reunión de los cuatro alcaldes se celebra en noviembre. Si en Patria el mes de septiembre vino desde antiguo condicionado por la salida en octubre de los pastores trashumantes, en las cuatro localidades que poseen Trashomo -todas ellas más agrícolas y no trashumantes- se deja la reunión hasta que las tareas de cosecha y siembra están totalmente acabadas. En esta reunión de noviembre, además del traspaso de la mayordomía, se cierran cuentas y se toman acuerdos respecto a los asuntos pendientes. Tanto en Patria como en Trashomo, quien ocupa el cargo mancomunado es un alcalde local. No hay en Valde424

laguna órganos de gestión comunal diferenciados de los órganos municipales. Resalto esta circunstancia por el contraste que ofrece con la dualidad de órganos del caso mexicano que más adelante se expone.

B)

Municipio y funtas Vecinales

Desde 1949, con la segregación de Huerta de Arriba, hay dos municipios en el Valle. El de Valdelaguna comprende seis entidades locales que, excepto Bezares por su casi total despoblamiento, tienen su Junta vecinal con un alcalde pedáneo, un secretario, un tesorero y dos vocales. En 1977, cuando acababan de celebrarse las primeras elecciones generales y aún no había habido elecciones municipales democráticas, contrastaba la relevancia y el poder del Secretario Municipal frente al carácter secundario en la vida municipal del Alcalde Mayor. EI secretario era un funcionario, no vecino de la localidad, y que alternaba su residencia entre unos días en Huerta de Abajo y otros en Burgos. Tenía a su cargo el archivo local y por él pasaban todos los trámites. Era la figura ejecutiva en todos los órdenes. El Alcalde Mayor recaía en un vecino de Huerta de Abajo, sede del Ayuntamiento (también su antecesor en el cargo -por 22 años- era de Huerta de Abajo). En las juntas locales se decidía sobre subastas de pinos, petición de créditos, caminos y carretas, ordenanzas locales. El protagonismo era de los alcaldes pedáneos. En los años 70 no observé casos de reuniones vecinales, como las descritas en el capítulo VII; pude presenciar, eso sí, cómo el vecino daba su opinión sobre los asuntos locales en el bar o en las casas. En las conversaciones sobresalía el tono crítico con respecto a las actuaciones de la Administración forestal y a las acciones de sus representantes locales; la tradicional participación vecinal de estos pueblos estaba ausente. Dos factores influyen en ello: el centralismo de la época fran425

quista y el despoblamiento del Valle. Valdelaguna fue una de tantas áreas de Castilla con fuerte presencia falangista y de apoyo al régimen de Franco. Sin embargo, y según nos relató don V. M., maestro, falangista y figura intelectual e influyente de la comarca, «muchos se fueron defraudando» del Régimen. La repoblación forestal sin participación ni de las juntas locales ni de vecinos, la negación del derecho de adjudicación directa de los pinos, la fuerte subida de los precios de los piensos en desequilibrio con los precios de venta del ganado, las escasas acciones en infraestructura, la burocratización del ente municipal... provocaron ese cambio de apoyo político en la zona. En resumen, y en cuanto a la gestión de los recursos comunales en el Valle Valdelaguna hay que resaltar los siguientes rasgbs: persistencia (lánguida) de órganos mancomunados tradicionales, alejamiento de la estructura municipál, potenciamiento de las figuras de los alcaldes pedáneos, merma de la participación vecinal e inexistencia de representantes comunales distintos de los alcaldes. Rasgos que contrastan vivamente con la situación en el Valle de Toluca y San Nicolás Coatepec, cuyas características paso a exponer.

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