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Fiabilidad intra e interexploradores y validez de una prueba de evaluación de la fuerza-resistencia de la musculatura abdominal Rodríguez García, P.L.; López Miñarro, P.A.; Canteras, M. Resumen: En el presente trabajo se ha realizado un diseño a doble ciego para obtener las pruebas de fiabilidad intra e interexploradores y validez de una prueba de evaluación de la fuerza-resistencia de la musculatura abdominal. En dicha prueba se ha modificado el movimiento de incorporación desde decúbito supino por un encorvamiento, para reducir la participación de la musculatura flexora de cadera y conseguir, de ese modo, una menor repercusión sobre la zona lumbar durante la ejecución. Los buenos resultados obtenidos recomiendan sustituir los tests tradicionales de fuerza abdominal por dicha prueba. Palabras clave: fiabilidad, encorvamiento, incorporación.
validez,
musculatura
abdominal,
Introducción. El trabajo de fortalecimiento de la musculatura abdominal es relevante en el ámbito del ejercicio físico, tanto por su contribución al rendimiento deportivo como, sobre todo, para la prevención y rehabilitación de patologías lumbares (Demont y cols., 1999; Andersson y cols., 1997; Shields y Givens, 1997; Juker y cols., 1998; Thomas y Lee, 2000). Diversos autores señalan que el fortalecimiento abdominal es un factor esencial para desarrollar la capacidad estabilizadora del raquis (Vera y cols., 2000; Monfort y Sarti, 1998; Warden y cols., 1999; Monfort, 2000; GardnerMorse y Stokes, 1998; Danneels y cols., 2001; Lam y Mehdian, 1999; Shields y Givens, 1997; Andersson y cols., 1997). Este rol estabilizador es particularmente importante cuando se somete al raquis a situaciones de sobrecarga y desestabilización inesperadas. De esta forma, los músculos abdominales se activarán cuando se soporten cargas en flexión frontal y lateral con objeto de estabilizar el raquis (Huang y cols., 2001). No obstante, siendo el recto anterior del abdomen el mayor agonista flexor del tronco en la pared abdominal, su actividad como estabilizador raquídeo es menor que la ejercida por oblicuo interno y transverso abdominal (Hodges y Richardson, 1997; Cairns y cols., 2000; Hodges y Richardson, 1996; Lehman y McGill, 2001). El papel preventivo que juega la musculatura abdominal, sobre las algias lumbares, se documenta en estudios que relacionan bajos niveles de fuerza muscular abdominal con incidencia de dolor lumbar (Monfort y Sarti, 1998; Demont y cols., 1999; Mulhearn y George, 1999; Horton y cols., 2001). En personas aquejadas de dolor lumbar se ha observado una capacidad disminuida en el ejercicio de encorvamiento (Andersson y cols., 1997).
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El papel estabilizador de la musculatura abdominal se basa en su capacidad para disminuir la presión intradiscal en el raquis dorso-lumbar (Fritz y cols., 1998; Liebenson, 1997; Hodges y Richardson, 1999; 1996), por mediación del aumento en la presión intraabdominal (Hodges y cols., 2001; Cholewicki y cols., 1999; Monfort y Sarti, 1998; Fritz y cols., 1998; Hamill y Knutzen, 1995; Scott, 1989; Gardner-Morse y Stokes, 1998), junto a la activación de la fascia toracolumbar por la acción de los músculos anchos del abdomen (Barker y Briggs, 1999; Scott, 1989; Fritz y cols., 1998; Tesh y cols., 1987). En términos de efectividad, hay que considerar la resistencia, y no la fuerza máxima, como la cualidad más importante en el papel estabilizador que cumplen estos músculos. Esto ha llevado a numerosos profesionales a valorar su estado mediante el uso de tests y pruebas físicas, ya que la evaluación de la condición física constituye un instrumento de gran utilidad en la prescripción de ejercicio (Rodríguez y cols., 1995). No obstante, siendo el fortalecimiento abdominal un componente básico en programas de ejercicio físico para la salud (Axler y McGill, 1997), puede así mismo, constituirse en un riesgo de desestabilización raquídea en la zona lumbar cuando es ejecutado de forma incorrecta. Existen ejercicios para el desarrollo abdominal que incorporan acciones articulares poco específicas, desencadenan una actividad electromiográfica muy pobre, y elevan la carga compresiva sobre el raquis lumbar (Axler y McGill, 1997), de modo que no cubren las expectativas saludables que debieran tener. Entre estos ejercicios destaca la incorporación de tronco, ejercicio que activa la musculatura flexora coxofemoral (López Miñarro, 2000; López Miñarro y Rodríguez, 2001; 2000) y adolece de una función específica y correcta de los músculos abdominales (López Miñarro, 2000), pudiendo provocar, incluso, con su repetición sistemática, repercusiones en las estructuras osteoarticulares del raquis dorso-lumbar. Este movimiento de incorporación ha sido utilizado en gran parte de baterías de test (Hall y cols., 1992), entre ellas, la batería Eurofit, con el fin de medir la fuerza y resistencia de los músculos abdominales (Safrit y cols., 1992). Siguiendo esta consideración, sería fundamental diseñar tests de evaluación selectivos de la musculatura abdominal que reduzcan los riesgos de inestabilidad raquídea. Sin embargo, existen pocas replicaciones de los estudios sobre test abdominales que permitan comparar la validez y la fiabilidad de cada protocolo (Gusi y cols., 1995). Los objetivos de esta investigación se centran en analizar la fiabilidad intra e interexploradores y la validez de una prueba de evaluación de la fuerza-resistencia de la musculatura abdominal realizada mediante encorvamiento y reduciendo los aspectos contraproducentes de los movimientos de incorporación, presentes en la mayoría de los tests que evalúan esta capacidad. 2. Material y método:
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2.1. Muestra: Fue seleccionada una muestra aleatoria simple de 20 escolares (10 niños y 10 niñas) con una media de edad de 10 años y 6 meses. 2.2. Desarrollo del test: Los sujetos se colocaban tumbados en decúbito supino sobre una colchoneta semirígida, apoyando los pies en un plano vertical de pared y formando 120º en la articulación de la cadera. A partir de esta posición y con los brazos colocados a ambos lados de la cabeza, paralelos entre sí y con los dedos entrelazados en la zona occipital, el sujeto realizaba una flexión de tronco hasta contactar los codos con la parte anterior de los muslos (figura 1 y 2). En cada movimiento el sujeto debía contactar en el descenso con el dorso de las manos en la superficie de la colchoneta y en la subida con los codos en los muslos. El test duraba un total de 30 segundos y se contabilizaban las repeticiones realizadas. 2.3. Entrenamiento de los exploradores: Para la realización del estudio fueron entrenados dos exploradores especialistas en Educación Física durante cuatro meses. El proceso de entrenamiento siguió una serie de fases: 1. Fue iniciado con un período de análisis de las diferentes pruebas de evaluación de la musculatura abdominal existentes. Los exploradores fueron concienciados de la importancia de aplicar una prueba que eliminara el movimiento de incorporación en los tests. 2. En segundo lugar se realizó una puesta en común sobre los criterios y condiciones de aplicación de la prueba. 3. La fase de aplicación práctica fue iniciada por el investigador principal mediante demostraciones y reflexión sobre los distintos aspectos conflictivos que pudiesen surgir. 4. Aplicación práctica de las pruebas a escolares por parte de los exploradores. 5. Resolución de problemas y nueva puesta en común sobre las condiciones de aplicación. 6. Adquisición definitiva de dominio en la administración del test. A su vez, se adaptó a los sujetos explorados a dichos esfuerzos para evitar el efecto adverso del dolor muscular de aparición tardía en la fase de aplicación del diseño. 7. Aplicación del diseño a doble ciego para obtener la fiabilidad y validez del test. 2.4. Diseño del experimento: Para la realización de las pruebas de fiabilidad interexploradores se estableció un diseño a doble ciego, donde cada explorador desconocía los resultados registrados por su compañero.
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Los exploradores aplicaron las pruebas en días distintos intercalando 24 horas de recuperación, volviendo a repetir el proceso uno de los exploradores para obtener la fiabilidad intraexplorador. 3. Resultados: Tabla 1. Coeficientes de fiabilidad test – retest intraobservador y validez de la prueba. Fiabilidad Pruebas ABD (Abdominales)
Validez
Variabilidad Sujeto
R
f
p – valor
f
p - valor
0.95
-
n.s
411.9
0.0001
r = Coeficiente de correlación de pearson; f = variabilidad de los resultados; p = intervalo de confianza; n.s = no significativo; v.c = validez comprometida.
Tabla 2. Coeficientes de fiabilidad interobservador y validez de la prueba. Fiabilidad Pruebas ABD (abdominales)
Validez
Variabilidad Sujeto
R
f
p – valor
f
p - valor
0.99
-
n.s
380.79
0.00001
r = Coeficiente de correlación de pearson; f = variabilidad de los resultados; p = intervalo de confianza; n.s = no significativo; v.c = validez comprometida.
4. Discusión. Es incongruente que, en el ámbito de la actividad físico-deportiva, se continúen utilizando test para la valoración de la resistencia o fuerza abdominal mediante la incorporación de tronco, ya que este movimiento no activa la musculatura abdominal de forma específica y está reconocido como perjudicial para la estabilidad del raquis (Monfort, 2000). La batería Eurofit, diseñada por el consejo de Europa, plantea como medio de evaluación de la fuerza resistencia abdominal una incorporación de tronco con pies fijados y manos entrelazadas tras la cabeza. Estudios recientes recomiendan el encorvamiento de tronco para evaluar la resistencia abdominal al ser una prueba más específica y válida. Sin embargo, algunos autores han argumentado que los test basados en este movimiento son de menor fiabilidad que la incorporación de tronco, que ha demostrado un alta fiabilidad en el test-retest (r>0.80) (Jackson y cols., 1998).
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Gusi y Fuentes (1999a) estudiando 23 tenistas entre 14 y 16 años compararon la prueba de incorporación y encorvamiento, en base al protocolo de deslizamiento de las manos, durante 30 segundos. La baja correlación entre estas dos pruebas constata la especificidad de cada una de ellas y, por tanto, la bajísima validez comparativa entre las mismas. Estos autores detectan escolares y deportistas que consiguiendo un buen resultado en una incorporación son incapaces de ejecutar los encorvamientos, hecho ilustrativo de la especificidad de cada prueba. Asimismo, Vicent y Britten (1980) observaron correlaciones bajas (r=0.39; p>0.05) cuando se comparan ambos movimientos. El mejor coeficiente de correlación intraclase (ICC) del encorvamiento (ICC=0.97) respecto a la incorporación con rodillas flexionadas (ICC=0.95) se explica por la menor desviación estándar del primero (Gusi y Fuentes, 1999a). El encorvamiento es, en base a estos datos, más fiable y reproducible (Gusi y Fuentes, 1999a). En nuestro estudio la fiabilidad intra e interexplorador obtenida ha sido de 0.95 y 0.99 respectivamente. En cuanto a su validez no existen diferencias significativas, no estando, por tanto, comprometida. Estas correlaciones son mayores a las obtenidas en otros estudios, si bien existen diferencias metodológicas entre los mismos (tiempo, velocidad, posición). Comparando la fiabilidad entre incorporación y encorvamiento, los valores que arroja nuestra investigación son mayores respecto a la incorporación, que según Alaranta y cols. (1994) citados por Moreland y cols. (1997) tiene una fiabilidad intra e interexplorador de 0.84 y 0.91 respectivamente. Sparling y cols. (1997) en un estudio comparativo de diferentes test abdominales con 205 escolares, utilizan el “GT curl up”, un movimiento muy semejante al utilizado en el presente estudio, obtienen una fiabilidad de 0.92. Estos autores concluyen que es un test de campo fiable y válido que puede usarse como índice de resistencia muscular abdominal. A diferencia del realizado en nuestra investigación se basa en un encorvamiento de 35-45 grados, repetidos 25 veces en un minuto y con una flexión de caderas de 90 grados. Knudson y Johnston (1995) encontraron que el encorvamiento con piernas flexionadas durante 2 minutos tenía una fiabilidad de 0.94 para las mujeres y 0.88 para los varones. Robertson y Magnusdottir (1987), en una muestra de 20 estudiantes entre 21 y 37 años, utilizando encorvamientos mediante el protocolo basado en el deslizamiento de las manos para medir la resistencia muscular abdominal, obtienen una fiabilidad de 0.93 para hombres y 0.94 para mujeres. ¿TENEMOS NOSOTROS DATOS PARA COMPARAR POR GÉNEROS?. Knudson (2001) no encuentra una correlación significativa entre los test de campo y la fuerza abdominal, excepto en el encorvamiento con piernas flexionadas que se correlaciona significativamente (p