Número 4, Agosto de 2007
Flujo de lodos y debris Gilberto Salgado Como si fuera una moda, año con año, o con periodicidad mayor que cada vez se acorta, aparecen noticias sobre eventos lamentables producidos por el flujo de lodos, debris o escombros. Son muchos los nombres que se han dado a este fenómeno, dependiendo principalmente de la traducción de la palabra debris al idioma de la región en que ocurra. Así también, existen varias definiciones del fenómeno; a continuación se mencionan dos que lo hacen en forma clara y sencilla: Son una forma de movimiento rápido de masa de sólidos granulares, vegetación, agua y aire (Wieczorek, 1993). Son mezclas naturales de agua y sedimentos, con altas concentraciones que fluyen en las zonas montañosas después de periodos de lluvia largos e intensos, los cuales pueden causar daños considerables a su paso y en los sitios de depósito (Coussot et al., 1998). En su comportamiento, se asemejan a la forma en que el concreto se mueve cuando se vacía después de haber sido agitado en la
Figura 1. La finalización del flujo de debris, o depósito, es un caso especial de su movimiento; ocurre cuando la energía cinética en su totalidad se convierte en formas no reversibles.
revolvedora. Los flujos más grandes pueden transportar bloques de 10 m de diámetro o mayores. Las ondas más grandes tienden a alcanzar y “comerse” a las más pequeñas. Generalmente, el frente de onda contiene la concentración mayor de los fragmentos más grandes. El flujo ofrece resistencia al inicio, así como también se detiene súbitamente. Esto muestra su propiedad de esfuerzo de fluencia. Cuando el desplazamiento es de material seco, se trata de un deslizamiento de suelo, de un talud generalmente. En este caso, su estudio corresponde a la mecánica de suelos. Cuando el flujo es saturado, se relaciona con el de una mezcla de agua con sedimentos. Su comportamiento depende de la concentración de éstos, lo cual hace ingresar el fenómeno en el campo de la hidráulica. Se ha observado que la concentración de la fracción más fina, limos y arcillas, es la que influye en forma primordial en el comportamiento del flujo.
Figura 2. Flujo de debris, evento de Tijuana, B.C., 1998.
Si la relación sedimento-agua es relativamente baja, hasta un máximo de aproximadamente 5% del volumen, su comportamiento es como el de un flujo de agua; es decir, su viscocidad no cambia notablemente. En este caso, se puede tratar como una avenida de agua con sedimentos en suspensión. Pero cuando la relación de agua-sedimento es alta, mayor al 5%, y hasta un máximo de aproximadamente el 55% del volumen, su comportamiento es el de un flujo hiperconcentrado de lodos, o debris. El flujo de lodos puede presentarse en zonas relativamente cercanas y más bajas con respecto al cauce de un escurrimiento, cuya cuenca está sujeta a erosión y deslizamientos, o al pie de taludes cuyo suelo superficial es muy erosionable. En un escurrimiento, una vez que el material se acumula y se encuentra disponible en el cauce, se requiere de una lluvia de magnitud suficiente para que la mezcla alcance concentraciones que originen el flujo de lodos. En una ladera, se requiere que el material alcance la saturación necesaria, en volumen y profundidad, para que se desplace talud abajo.
Considerando como riesgo la posibilidad de que un peligro pueda llegar a materializarse, entonces el riesgo que implica un flujo de debris es la combinación de que ocurra el fenómeno, y que además produzca un daño. Los flujos de lodos suceden periódicamente en la naturaleza. En muchos casos no se tiene conocimiento de ellos, y sólo se advierten cuando provocan algún daño. De ahí que el riesgo se origine principalmente cuando nos acercamos a sitios peligrosos y, en general, como consecuencia de consideraciones inadecuadas en la definición de algún proyecto o trabajo ubicado en esta clase de sitios. Sobre todo por observación directa, se pueden detectar movimientos de talud de una ladera, o bien mediante fotografías de satélite. Una adecuada interpretación de dichas fotografías nos puede indicar en forma general la topografía, el tipo de suelo del que está conformada una ladera, y también si han existido deslizamientos o coladas de un flujo de lodos, e incluso el número de esos eventos. Si se conoce un sitio susceptible de deslizamiento, ya sea por sus características o por la existencia de una falla, el fenómeno se puede monitorear. Es decir, pueden colocarse sensores que midan alguna magnitud física: esfuerzo, desplazamiento, cantidad de lluvia, etc.
El comportamiento del flujo de lodos es similar a un flujo viscoso, cuya resistencia a fluir varía con la rapidez de deformación del material. Prácticamente, esto se puede traducir como: “A mayor velocidad del flujo se presenta mayor resistencia”. La propiedad que influye en este comportamiento es la viscosidad. La reología es la ciencia del estudio de la deformación y flujo de la materia bajo la aplicación de un esfuerzo. El término fue acuñado por el Profesor Eugene Bingham, de la Universidad de Lehigh, en 1920, a sugerencia de su colega Markus Reiner. El término se inspiró en la expresión Panta rei, de Heráclito: “Todo fluye”. Es importante efectuar estudios sobre la reología del material de cada sitio, ya que, de acuerdo con la experiencia de varios investigadores, este comportamiento varía considerablemente, como lo muestran las siguientes gráficas.
Figura 4. Comportamiento reológico del material. Gráfica de valores de esfuerzo de cedencia contra concentración. Tomada y adaptada de O’Brien y Julien, 1988.
Figura 3. Clasificación de los flujos con altas concentraciones de sedimentos.
Figura 5. Comportamiento reológico del material. Gráfica de valores de viscocidad contra concentración. Tomada y adaptada de O’Brien y Julien, 1988.
Eventualmente, éstos podrían indicar la cercanía o aun el inicio de un evento. Algo parecido a un sistema de alerta temprana. Claro que entre más temprano se dé la voz de alarma, más posibilidades se tendrá de mitigar el daño. Pero la mejor opción para protegerse del peligro es alejarse de la zona de riesgo. Esta sería una acción no estructural, como lo son también un sistema de alerta temprana o un plan de evacuación y seguimiento. La primera sería una medida preventiva, mientras que las otras dos serían medidas de mitigación También se pueden aplicar acciones estructurales, como colocar muros de retención de azolves, bordos, muros de contención, muros de encauzamiento, estanques de depósito, etc., si bien todas ellas pueden resultar costosas. En el año de 1998, por iniciativa del Dr. Polioptro F. Martínez Austria, se abrió una línea de investigación en el IMTA para estudiar estos fenómenos. Se desarrolló, así, una metodología para el análisis de este tipo de eventos. Consiste ésta, principalmente, en la recopilación y
procesamiento de información disponible en nuestro país, así como en la aplicación del modelo numérico FLO 2D y la obtención de los parámetros reológicos de muestras de suelo. Ha sido aplicada para simular el evento del huracán “Paulina”, que afectó el puerto de Acapulco en 1997; en el diagnóstico integral de la cuenca hidrológica del Cañón de los Laureles, en Tijuana, B.C., y en el proyecto de cooperación internacional “Zonificación de la ciudad de Managua por niveles de vulnerabilidad en cuanto a deslizamientos, flujo de lodos y debris”. Otros resultados importantes de esta índole en el IMTA, o relacionados con el fenómeno que se describe, han sido el desarrollo de metodologías y dispositivos; la caracterización reológica de materiales en el laboratorio de mecánica de suelos y la producción de artículos y tesis de licenciatura relacionados con el tema. Actualmente se está asesorando la elaboración de una tesis de posgrado con la aplicación de la metodología desarrollada en torno al desastre que el huracán Stan ocasionó en una comunidad del occidente de Guatemala en el año 2005.
Figura 6. Simulación del evento del huracán “Paulina” en Acapulco.
Figura 8. Resultados del estudio de la cuenca sur de la ciudad de Managua, Nicaragua.
Es importante mencionar que para la integración de las disciplinas, el grupo que ha desarrollado la línea de invastigación está conformado por: Isaac Bonola Alonso, cuya formación es la geotecnia o mecánica de suelos, a la vez que con Ignacio Caldiño Villagómez y Gilberto Salgado Maldonado, que tienen especialidad en hidráulica. Sin embargo, para el caso del proyecto del cañón de los Laureles, de Tijuana, participaron especialistas de prácticamente todas las áreas del IMTA, a fin de integrar el proyecto desde los puntos de vista técnico, social, económico y de difusión cultural.
Figura 7. Resultados del estudio para la cuenca del Cañón de los Laureles, en Tijuana, Baja California.
Queda todavía mucho trabajo por hacer en el país respecto de la elaboración de mapas de riesgo en los que se puedan incluir, no sólo el flujo de lodos, sino prácticamente todos los fenómenos naturales que representen un peligro de daño para la sociedad.
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Sistema de drenaje principal de la Ciudad de México Ernesto Aguilar Garduño, Javier Aparicio y Alfonso Gutiérrez López
Reseña histórica La ciudad de México fue fundada en la parte más baja del gran Valle de México, en 1325. Según la leyenda, los aztecas lo hicieron en honor de su Dios, simbolizado por el águila, que les entregaba el dominio de la tierra, simbolizada por la serpiente. Después de la Conquista, la ciudad española se erigió en el mismo sitio por deseo de Hernán Cortés, siguiendo asentada sobre los lagos que en la época de lluvias crecían y se desbordaban sobre la ciudad. La parte más baja del Valle de México estaba formada por los lagos de Texcoco y Chalco, que se unían con los de Xaltocan y Zumpango para formar un pequeño mar cerrado. Desde la época precolombina, los tecuhtlis construyeron un enorme dique de piedra desde Atzacoalco hasta Iztapalapa, ideado y dirigido por el rey Netzahualcóyotl. Ese famoso dique fue conocido como el albarradón de Netzahualcóyotl. Preservó bastante bien a la ciudad en los primeros años de la Colonia, pero durante la gran inundación de 1555 fue rebasado por las aguas e hizo necesario pensar en algo más estable. Se presentó entonces por primera vez la idea de desaguar completamente el Valle. El primer desagüe científico del Valle fue propuesto por don Francisco Gudiel, quien dijo que había que echar fuera las aguas que entraban a los lagos. Pero se prefirió cambiar el albarradón de Netzahualcóyotl, ya inservible, por otro más cercano a la ciudad y de esa manera reparar las cuatro calzadas que unían a ésta con la tierra firme. En 1579 hubo una nueva inundación. Se pensó otra vez en el desagüe general, por lo que el ilustre arquitecto Claudio de Arciniega propuso abrir el desagüe por el pueblo de Hüehüetoca, por Nochistongo hasta el río Tula. El virrey don Martín Enríquez temió la magnitud y costo de la obra y se limitó a reponer de nueva cuenta los diques y calzadas. En 1604 volvió a inundarse la ciudad, y el nuevo gobernante, el marqués de Montesclaros, pidió se le
presentasen proyectos para hacer el desagüe perpetuo y general. Antonio Pérez de Toledo y Alonso Pérez Rebelto propusieron hacer una zanja desde “el molino de Ontiveros a Huehuetoca, para recoger el lago de Zumpango y el río de Cuauhtitlán”. El proyecto espantó al señor fiscal don Antonio Espinosa de la Plaza, que tampoco lo llevó a cabo. No fue hasta el año de 1607 que, por la energía de un virrey, don Luis de Velasco, se comenzó la magna obra del desagüe del Valle de México. En ese año, la inundación fue peor que las anteriores. La ciudad se vio inundada del tal forma que si no era con canoas, no se podía andar, con lo que se padecieron grandes calamidades. De esta forma, se propusieron varios proyectos, entre los que se destacó el del impresor, astrólogo, cosmógrafo y escritor Enrico Martínez. Su proyecto era sencillo, barato y adecuado: las aguas del lago de México se vaciarían por medio de una zanja que uniría el lago de San Cristóbal o Xaltocan al lago de Zumpango, y las de éste, por medio de un tajo abierto en Nochistongo, al río Tula, que las llevaría hacia el Golfo de México. El proyecto original está perdido. No se han encontrado los textos originales, o siquiera copias de los proyectos presentados por Enrico Martínez. Tal vez el barón de Humboldt los tuvo a la vista, pues aseguró que Martínez presentó dos proyectos, uno para agotar los tres lagos de Texcoco, Zumpango y San Cristóbal, y otro sólo para el lago de Zumpango. En ambos, el desagüe se haría por una galería subterránea practicada en el cerro de Nochistongo. Aunque la idea no era completamente original, ya que Gudiel, Arciniega y sus compañeros, así como Alonso Pérez Rebelto, habían dado soluciones parecidas, el proyecto de Enrico Martínez fue aprobado el día 23 de octubre de 1607. El virrey don Luis de Velasco y el visitador don Diego de Landeros y Velasco inauguraron las obras del desagüe el 28 de noviembre del mismo año.
Cuatrocientos setenta y un mil indios habían trabajado, turnándose en la magna obra y todo se había hecho en seis meses. La obra parcialmente completa se terminó en once meses, produciendo declaraciones del tipo “es una obra hidráulica tal, que en nuestros días y en Europa llamaría mucho la atención de los ingenieros”. Don Francisco de Garay, último director del desagüe, dijo: ”En los anales del trabajo, la historia no recordaba un hecho tan portentoso como la apertura de esa galería en tan corto espacio de tiempo y en la época en que se llevó a cabo seguramente ningún otro pueblo en el mundo hubiera podido vanagloriarse de un hecho semejante. Tres elementos entraron en consorcio en la obra: voluntad firme para mandar; inteligencia para dirigir y sufrimiento para obedecer. El éxito fue el resultado de estos factores”. Por problemas constructivos, de estabilidad de los taludes y de ingeniería básica hasta entonces ignorados, la obra, que en un principio funcionó y abrió grandes expectativas, más adelante causó grandes críticas y discusiones que duraron años, y hubo necesidad de retomar el proyecto. El 28 de enero de 1615 el propio Enrico Martínez presentó un nuevo proyecto de reanudación del desagüe, prometiendo terminarlo en dos años y diez meses. Con muchas dudas y vacilaciones del gobierno, muchas discusiones, muchas visitas a los lagos y al socavón, se aprobó el nuevo plan y empezaron lentamente los trabajos. En 1623 el desagüe estaba casi igual que en 1615. Las eternas desconfianzas, reticencias y contradicciones de los gobernantes; las
envidias de los peritos y las largas esperas de las aprobaciones reales, impidieron cumplir las promesas de Enrico hechas ocho años antes. En 1628 éste presentó un nuevo proyecto para la terminación del desagüe. El mes de septiembre del 1629 ocurrió otra gran inundación, al encontrarse el tajo de Nochistongo cerrado temporalmente. No se sabe a ciencia cierta si había sido cerrado por probar la utilidad de la obra, por proteger una obra inconclusa o por accidente. Se celebraron nuevas juntas, en las que se examinaban nuevos proyectos. Mientras tanto, se encargó nuevamente a Enrico Martínez la conclusión de los trabajos, dándole recursos financieros y humanos. De los proyectos presentados por aquel entonces uno interesante fue el de Simón Méndez, que propuso el canal del desagüe por Tequisquiac, partiendo del primitivo tajo de Enrico, pero sin seguir hasta el arroyo de Nochistongo. Esta idea se siguió en el siglo XIX para terminar definitivamente la obra. Después de algunas administraciones del desagüe de la ciudad, algunas con trabajos impecables y otras con muy mala ejecución, en todos los casos poniendo a la ciudad a prueba dado que las aguas subían y hacían de ella una laguna, era cuando las autoridades se movían afanosamente para poner remedio. En 1714, por una ligera inundación, y por trabajos del desagüe lentos, se empezó a construir una enorme cortina o dique de cal y canto, desde el Citlaltépetl hasta Xaltocan, que por fortuna no se continuó. Hubo propuestas tan descabelladas como hacer resumideros artificiales, partiendo de que debía de haber grandes cantidades de hoyos y cavidades, puesto que debajo de la corteza terrestre había fuego que necesitaba aire para mantenerse. En 1792 la ciudad sufrió tal inundación que se recordó la de 1629. El tráfico volvió a hacerse en canoas, cerrándose el comercio y las iglesias. Esto motivó naturalmente una nueva junta y visitas a los lagos y las obras del desagüe, con la subsiguiente presentación de nuevos proyectos. El último de la época colonial fue el de Pascual Ignacio Apuechea, de 1806. Él proponía abrir una gran foso alrededor de la capital, y en el valle tantos canales cuantos fueran necesarios para llamar y divertir las aguas, desecar las lagunas prudentemente y consagrar el terreno para la agricultura, y a las aguas sobrantes darles curso por medio de un canal de desagüe general abierto desde Chalco hasta Huehuetoca. Finalmente, fue el 30 de junio de 1900 cuando la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas dio por terminadas las obras respectivas, bajo la dirección del ingeniero Don Francisco de Garay. Desde aquel año, y hasta hoy, el sistema ha funcionado aunque los problemas continúan y año con año se vislumbra una operación más comprometida y, por consiguiente, problemas de inundaciones y caos en el transporte vial.
La situación actual
Figura 1. Plano geográfico que muestra la antigua situación de México, sus lagunas y poblaciones aledañas.
La Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), ubicada en una cuenca cerrada, cuenta con tres salidas artificiales denominadas: Gran Canal del Desagüe (Túneles de Tequisquiac), Emisor del Poniente (Tajo de Nochistongo) y el Emisor Central. Construidos en diferentes épocas, cada uno de estos elementos de drenaje han sido diseñados pensando en resolver en forma definitiva el problema de desalojo y control de niveles de agua, principalmente en la Ciudad de México y
su Zona Metropolitana. Al paso del tiempo, y debido al crecimiento de la metrópoli y a los hundimientos regionales provocados por la explotación de los mantos acuíferos ubicados en el subsuelo de la misma, ha sucedido lo siguiente:
a) El Gran Canal del Desagüe ha perdido su capacidad de desalojo, limitándose a un máximo de 40 m3/s, ayudado por una Estación de Bombeo ubicada en el km 18+600. b) El Emisor del Poniente depende de que el Vaso Regulador El Cristo presente niveles de agua altos para que vierta un cierto caudal para su desalojo. Lo anterior implica cerrar las compuertas de descarga al Río de Los Remedios. Actualmente se ejecuta un proyecto para la construcción de una estación de bombeo y evitar que se requieran niveles altos en el Vaso, a fin de que el emisor desaloje escurrimientos pluviales o residuales. c) El Emisor Central ha disminuido también su capacidad de desalojo, por la variación de su coeficiente de rugosidad (falta de mantenimiento), y por la descarga de importantes caudales a través del Interceptor Centro-Poniente, que provoca importantes remansos aguas arriba, reflejados en su Lumbrera “0”.
posteriormente regresarlos al Dren General del Valle, y de esta manera conducir los escurrimientos a través del Canal de la Draga, hasta el Gran Canal del Desagüe. En éste se localiza una estación de bombeo, en el km 18+600, con capacidad de 42 m3/s,. Con ella , finalmente, se traspalea el caudal para ser conducido por el Gran Canal hasta los Túneles de Tequisquiac, donde cruza la sierra y descarga en el Río Tula, ubicado éste fuera de la Cuenca del Valle de México.
Sistema principal de drenaje El Sistema Principal de Drenaje está formado por diferentes elementos, entre los que figuran presas y lagunas de regulación, colectores, estaciones de bombeo, colectores semiprofundos, cauces, canales y túneles profundos, entre otros. Para lograr que el conjunto de estructuras de drenaje cumplan con su objetivo, se han determinado diferentes políticas operativas, las cuales combinan la operación de todos los elementos involucrados. La principal política operativa considera el estiaje y la temporada de lluvias de la siguiente manera: Época de Estiaje. Durante esta época del año, se pretende que todos los escurrimientos sean conducidos a través de los cauces y canales superficiales, hasta su incorporación al Gran Canal del Desagüe, y desalojarlos por este conducto (Sistema de Drenaje Profundo Cerrado).
Figura 2. Salidas artificiales de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Con la conclusión de este túnel se pretende incrementar sustancialmente la capacidad de desalojo de la zona sur-oriente de la cuenca del Valle de México, y disminuir al máximo el riesgo de inundaciones que afecte directa o indirectamente a la población aledaña al Río de La Compañía, y a parte del Dren General del Valle. Época de Estiaje. Debido a la pérdida de capacidad de desalojo del Gran Canal, desde hace aproximadamente 12 años se ha mantenido
Temporada de Lluvias. Durante las lluvias, se pretende que los escurrimientos se desalojen por el Emisor Central y el Emisor del Poniente, dejando como apoyo al Gran Canal del Desagüe. En la actualidad, el área conurbada de los municipios de Chalco, Ixtapaluca, Los Reyes-La Paz, Chicoloapan de Juárez, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán, drena sus aguas residuales y pluviales hacia el Río de La Compañía, mediante 21 plantas de bombeo que se ubican en sus márgenes. El Gobierno Federal, a través de la Conagua y el Fideicomiso 1928, que fue creado para proyectar y construir las obras para el Saneamiento de la Cuenca del Valle de México, se encuentra ejecutando la construcción del Túnel Río de la Compañía, que da inicio en la Planta de Bombeo 12, ubicada aguas arriba de donde este cauce confluye con la Autopista México-Puebla, y termina en la lumbrera 6 del Túnel Río de los Remedios (actualmente también en construcción). En el sitio de confluencia de ambos túneles, se tiene proyectada una planta de bombeo que descargará su caudal a la Laguna Casa Colorada, donde se regularán los escurrimientos para
Figura 3. Evolución de hundimientos de la Ciudad de México y pérdida de capacidad de desalojo del Gran Canal del Desagüe.
abierto en esta época el Sistema de Drenaje Profundo, lo que ha impedido su revisión y mantenimiento preventivo o correctivo. De esta manera, se ha modificado la política de operación original, ya que el desalojo de las aguas se hace mediante los sistemas superficial y profundo. Temporada de Lluvias. Como consecuencia de la falta de mantenimiento en el Sistema de Drenaje Profundo, se ha observado la disminución de su capacidad de desalojo, principalmente en el Emisor Central, lo que ha provocado que este elemento funcione con carga en algunos eventos de lluvia, misma que se refleja principalmente en su Lumbrera “0”. Esta situación ha comprometido en más de una ocasión por año el funcionamiento hidráulico de diferentes túneles profundos, que inclusive han ocasionado el desbordamiento de algunas lumbreras que se ubican en las zonas más bajas de la ciudad y en su zona metropolitana.
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Conclusiones La condición actual del Sistema de drenaje profundo y el manejo de las aguas pluviales en la Ciudad de México es sin duda un problema prioritario para la administración actual, tanto para el Gobierno Federal como para el Capitalino. El Jefe de Gobierno del D.F. alertó al titular de la Conagua (24 de abril de 2007) sobre el riesgo de colapso en dicha estructura y le solilcitó emprender obras con carácter de urgentes. Asimismo, le pidió que declarara a la ciudad como zona de desastre, para que se le entregaran recursos del Fonden. En particular, el Jefe de Gobierno solicitó construir una planta de bombeo y trabajos de reforzamiento y restitución de la capacidad del Emisor Central, con recursos del fideicomiso 1928. Propuso además crear una unidad ejecutora de las acciones, que tendría la facultad de contratar de forma directa las obras, con aprobación del Comité Técnico del fideicomiso. A este respecto, el titular de la Conagua está en espera de la solicitud oficial para declarar la emergencia. En este sentido, se puede corroborar que no se trata de un problema de manejo de aguas pluviales, pues a la fecha se ha invertido en la construcción de infraestructura; más bien, se trata de un problema de regulación y de disminución de capacidad hidráulica.
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• Con todo este marco, el IMTA propone una serie de acciones inmediatas encaminadas a remediar el problema. Por ejemplo, la correcta operación de las presas del poniente, lo cual permitiría amortiguar los picos de las avenidas y, con ello, regular los volúmenes de agua que llegan al interceptor poniente. Debido al riesgo que representa el manejo del sistema de drenaje de las zonas urbanas del Valle de México, se deben llevar a cabo obras que se sustenten en estudios apropiados, para poder hacer frente al peligro que estas obras pudieran representar. Por lo anterior, el IMTA considera que la inversión propuesta debe canalizarse a proyectos de ingeniería básica, y que por ningún motivo se debe iniciar la construcción de obras que no cuenten con estudios previos de ingeniería básica y, en consecuencia, con el respectivo proyecto ejecutivo.
totalmente cerrado en las épocas de estiaje, y hacer las inspecciones necesarias en los interceptores y en el Emisor Central, con el fin de conocer las actividades a desarrollar para sus mantenimientos preventivo o correctivo. Estudio completo de la condición de descarga del Interceptor Centro-Poniente al Emisor Central y, de ser necesario, mejorarla con el fin de disminuir los remansos que elevan los niveles de agua de los túneles ubicados aguas arriba de este sitio. El estudio previo a la ejecución de obra deberá incluir el levantamiento físico; una simulación mediante modelo físico a escala reducida y un proyecto ejecutivo de modificaciones. Radar de lluvia, mplementado o rehabilitado, que permita correlacionar los datos de precipitación y de escurrimiento obtenidos en las estaciones pluviográficas, así como de medición de niveles y gasto (estas últimas en proyecto), para conocer las trayectorias de la lluvia y su distribución espacial, con el fin de alertar y tomar decisiones en la operación del sistema de drenaje, disminuyendo el riesgo de inundaciones. Diagnóstico de la situación de las presas del poniente de la Ciudad de México, y definición de acciones concretas para su mejor operación, que permitan actualizar y revisar su funcionamiento hidráulico y el de las obras hidráulicas relacionadas con ellas, y plantear acciones para el manejo y operación, que a su vez permitan unos mayores control y regulación de las avenidas en dichas presas, para reducir los riesgos asociados al funcionamiento hidráulico del sistema. Actualización de los estudios de coeficientes de escurrimiento, que consideren los resultados de las mediciones de precipitación, niveles y gastos, para ser correlacionados y así poder actualizar los manuales de diseño para la ZMVM. Actualización del Plan Maestro de Drenaje de la ZMVM, con el fin de identificar aquellas obras necesarias para mejorar el funcionamiento hidráulico del Sistema de Drenaje en general, y apoyar y dar los elementos que determinen nuevas políticas de operación. (Utilización de modelos de simulación matemática que contemplen todos los elementos principales del sistema de drenaje de la Zona Metropolitana del Valle de México.) Revisión y, en su caso, actualización y valoración de la propuesta de construcción del Emisor Oriente, para apoyar el desalojo de las agua pluviales que se generan en esta parte de la ciudad (construcción de la 4a. salida artificial de la cuenca).
Bibliografía De la Maza, Francisco, “Enrico Martínez y el desagüe del Valle de México”, Enrico Martínez; Cosmógrafo e impresor de Nueva España”, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1991. Ariadna Bermeo, “Alerta Mandatario hace dos meses riesgo de inundaciones en el Valle de México”, Sección “Ciudad, México, 2007”, Reforma, 29 de junio de 2007.
Actividades necesarias • Construcción acelerada de obras complementarias que permitan mantener el Sistema de Drenaje Profundo
Secretaría de Obras y Servicios, MEMORIA de las obras del SISTEMA de DRENAJE PROFUNDO del DISTRITO FEDERAL, Departamento del Distrito Federal, México, 1975.
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Recuperación Ambiental de la Cuenca del Río Apatlaco Con la presencia del Gobernador del Estado de Morelos, Dr. Marco Antonio Adame Castillo y del Director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Ing. José Luis Luege Tamargo, así como de diversas autoridades federales y municipales de la mencionada entidad y destacados representantes de la sociedad civil, el pasado el 19 de julio, en el salón “Gobernadores” del Palacio de Gobierno, se suscribió el Convenio General de Colaboración para crear la Comisión Intersecretarial e Intersectorial para la Recuperación Ambiental de la Cuenca del Río Apatlaco, el cual tendrá vigencia a partir de su firma hasta el 30 de septiembre de 2012. El documento tiene como objetivo crear y poner en operación la mencionada Comisión Intersecretarial, misma que se propone coordinar esfuerzos, recursos y acciones para desarrollar un plan estratégico y establecer un programa especial para el desarrollo sustentable de la cuenca del mencionado río, uno de los principales del estado. Para el efecto, el objetivo incluye el fortalecimiento de la Comisión de Cuenca del propio cauce. Todas estas acciones quedan enmarcadas en un Programa que se conocerá como: Recuperación Ambiental de la Cuenca del Río Apatlaco. En las palabras que dirigió a los funcionarios presentes, el Director General del IMTA, Dr. Polioptro F. Martínez Austria, se refirió a que esta acción, iniciativa del Gobernador de Morelos, deberá ser fructífera por cuanto al esfuerzo que representa concurren el Gobierno Federal, a través del propio IMTA y de la Conagua, el Gobierno Estatal y los gobiernos de nueve municipios del estado, la sociedad civil, representada por la Fundación Gonzalo Río Arronte, y centros de enseñanza e investigación como la UAEM y el CRIM de la Universidad Nacional Autónoma de México. “La gestión de los recursos naturales —dijo el Dr. Martínez Austria—, y en particular del agua, sólo puede ser exitosa si es integral.” Y esa es la característica de la acción a desarrollar ahora en el ámbito de la cuenca del río Apatlaco. “Ello evitará —precisó el Director del IMTA— que el resultado sea, como en muchas ocasiones, frustrantemente limitado”.
Figura 1. Vista general de la ceremonia de firma del convenio.
Para el éxito de esta propuesta se han comprometido los gobiernos municipales de Cuernavaca, Emiliano Zapata, Huitzilac, Jiutepec, Jojutla, Puente de Ixtla, Temixco, Tlaltizapán, Xochitepec y Zacatepec, así como el Gobierno del Estado de Morelos, a través de la Comisión Estatal del Agua y Medio Ambiente, a la vez que de sus secretarías de Finanzas y Planeación, Desarrollo Agropecuario, Desarrollo Urbano y Obras Públicas, Económico y Turismo. El Gobierno Federal estará presente a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Comisión Nacional del Agua, la Comisión Nacional Forestal, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, cuya sede es precisamente el estado de Morelos. Como acción inicial de la primera etapa señalada en el convenio, misma que abarcará el resto del presente año, el Gobierno federal y el de Morelos, así como los municipios involucrados, la Semarnat y la fundación Río Arronte, se obligan a llevar a cabo el seguimiento y evaluación de los proyectos y las acciones acordadas a través del propio instrumento legal firmado en la ceremonia del día 19, así
y convenidos con los demás firmantes del convenio general. Presentará un informe trimestral sobre el avance técnico de los proyectos que estén bajo su supervisión o dirección técnica, y aportará recursos de acuerdo con los términos del convenio.
Figura 2. De izquierda a derecha, Ing. Francisco Javier Bolaños, Dip. Federal; Ing. José Luis Luege Tamargo, Director General de la Comisión Nacional del Agua (Conagua); Ing. Jorge Luis Hinojosa, titular de la Comisión Estatal de Agua y Medio Ambiente de Morelos (CEAMA), y Dr. Polioptro F. Martínez Austria, Director General del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).
como a aportar los recursos y ejecutar las acciones correspondientes, con el monto y en los términos señalados en el mismo. Por su parte, el IMTA, ejecutará, administrará y supervisará técnicamente, durante la primera etapa, los proyectos acordados
Durante la segunda etapa (2008-2012), las mencionadas instituciones copatrocinarán, realizarán y darán seguimiento a los proyectos acordados y formalizados a través de convenios específicos, dentro del marco del plan estratégico que resulte de la primera etapa. “Para tal fin —dijo el Director del IMTA— se promoverán mecanismos técnicos y administrativos que permitan garantizar la ejecución de los diversos compromisos a corto, mediano y largo plazos, y de la misma manera se promoverá la aplicación y aprovechamiento de diversos programas federalizados, como Apazu, Prodder, Prosapys y Proárbol, entre otros.” También existe la factibilidad de usar fuentes externas de financiamiento, como el BANOBRAS, el BID y el BIRF, además de que se gestionarán recursos especiales ante las cámaras de diputados y el Senado de la República. Todo ello estará sujeto a un proceso de aceptación, aprobación y participación de los pobladores de la cuenca y de los tres niveles de gobierno. Como en el caso de las otras instituciones oficiales y de la fundación Río Arronte, durante la segunda etapa la Conagua desarrollará y dará seguimiento a los proyectos acordados y formalizados a través de convenios específicos, dentro del marco del plan estratégico que resulte de la primera
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Gestión y regulación de servicios de agua potable y saneamiento • Seminario a cargo de expertos de México y del extranjero Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento (ANEAS) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas (CEPAL), se propuso además analizar y evaluar la evolución mundial de los esquemas de gestión y regulación de los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento, para buscar opciones de mejora en el caso de México.
Figura 1. Inauguración del Seminario Internacional de Gestión y Regulación de los Servicios de Agua Potable y Saneamiento.
En la Ciudad de México, del 25 al 27 de julio pasados, se llevó a cabo este seminario internacional, con el propósito de buscar mejores esquemas para satisfacer las respectivas necesidades por parte de las distintas poblaciones del orbe. Participaron, entre otros, expertos de México, Chile, Colombia, Estado Unidos, España y Francia. Especialistas y autoridades en materia de gestión de los servicios que hacen posible dotar con agua potable y saneamiento a la población, se reunieron en el marco del Seminario Internacional de Gestión y Regulación de los Servicios de Agua Potable y Saneamiento, para más adelante compartir y analizar las experiencias y perspectivas de México y los países participantes. Este seminario internacional, organizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el Instituto
Al respecto, se concluyó que en nuestro país los organismos operadores del servicio de agua potable se encuentran en un proceso de transformación, en el que es prioritaria la mejoría de la calidad del servicio. Las oportunidades de mejora son amplias para las empresas de agua y, sin embargo, los obstáculos a que se enfrentan son numerosos e importantes. Entre ellos, el marco jurídico e institucional en el cual se desempeñan, mismo que no ofrece incentivos a los distintos responsables del servicio para elevar su eficiencia en la prestación del mismo. Por ello, es necesario adecuar el marco jurídico-institucional para crear dichos incentivos, siendo el sistema de regulación una de las principales componentes para el efecto. Las tendencias internacionales relativas a la prestación del servicio de agua potable en los últimos años muestran la conveniencia de contar con sistemas de regulación modernos, para facilitar la mejora en su calidad. Más de 20 años de experiencia sobre el tema en el mundo permiten hacer importantes reflexiones acerca de las bondades y defectos de tales sistemas, y analizar los beneficios de modificar la regulación de los organismos que prestan el servicio de agua potable en nuestro país. La ceremonia de inauguración del evento fue presidida por el Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Ing. Juan Rafael Elvira Quesada; el Director General de la Comisión
Nacional del Agua (Conagua), Ing. José Luis Luege Tamargo; el Director General del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), Dr. Polioptro F. Martínez Austria; el Senador Silvano Aureoles Conejo, Presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos del Senado de la República; Jesús Manuel Patrón Montalvo, Presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión; Carlos Treviño Medina, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público; Andrés Ruiz Morcillo, Presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento (ANEAS), y Jorge Máttar, Director General Adjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas ( CEPAL).
Figura 2. Aspecto de una conferencia del seminario.
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Número 4, Agosto de 2007
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