FORMACIÓN PROFESIONAL DEL EDUCADOR SOCIAL

“FORMACIÓN PROFESIONAL DEL EDUCADOR SOCIAL” BEATRIZ MARTÍN MARÍN Dpto. de Ciencias de la Educación Universidad de Extremadura 0.-INTRODUCCIÓN En el c

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“FORMACIÓN PROFESIONAL DEL EDUCADOR SOCIAL” BEATRIZ MARTÍN MARÍN Dpto. de Ciencias de la Educación Universidad de Extremadura

0.-INTRODUCCIÓN En el curso académico 1995/96, la Universidad de Extremadura (UEX) puso en marcha la diplomatura de educación social, para terminar en el curso 1997/98 con la primera promoción, los primeros educadores sociales con título universitario en la región. Hoy en día podemos encontrarnos a titulados de la cuarta promoción en el mercado laboral. De la formación que reciban los futuros educadores sociales dependerá gran parte del desarrollo de la profesionalidad del educador social en su entorno. Hasta no hace mucho nos hemos encontrado que existían diversas realidades y funciones que desempeñaban otro tipo de profesionales en el ámbito social (maestros, pedagogos, psicólogos, trabajadores sociales o licenciados en otras disciplinas) que son tareas propias del educador social. El educador social como profesional implicado en aspectos educativos que se centran en un principio más en el ámbito no formal que en el formal, desempeña su labor en contextos, instituciones, organizaciones, proyectos, programas, etc. que no han tenido, hasta estos últimos años, un tratamiento normativo relevante desde el ámbito pedagógico ni han encontrado un espacio social donde se les reconociera como profesionales. Es por ello que, frecuentemente, los alumnos y muchos sectores de la sociedad no tienen claro cuál es su campo laboral ni profesional, ni qué tarea han de desarrollar en él. Será, por tanto, un profesional que necesita ir labrando su propio quehacer. 1.-PROFESIONALIDAD DEL EDUCADOR SOCIAL Una de nuestras grandes preocupaciones como profesores universitarios sobre los cuales caía la responsabilidad de darle un sentido, entidad e identidad a la titulación, ha sido plantearnos cuál debía ser el perfil de educador social que pretendíamos alcanzar. Como hemos indicado anteriormente era importante tenerlo claro,

pues de ello iba a depender la imagen que la sociedad se hiciera de la valía o no del educador, de su función y posibles potencialidades en el mercado laboral de la región. Vamos a definir lo que entendemos por profesión y según los criterios que destaquemos, analizar si la profesión del Educador Social es una más como cualquiera otra de las tradicionales. “Profesión es el conjunto de funciones públicas, socialmente valoradas, ejercidas por personas que han recibido una formación específica, se dedican preferente o exclusivamente a ellas, son dueñas de técnicas adecuadas, están organizadas asociativamente, disfrutan de autonomía laboral y se comprometen a cumplir la normativa vigente sobre su trabajo, por el que reciben una retribución económica” Fermoso, P. F. Bárcena puntualizó las condiciones fundamentales de toda profesión, coincidiendo con la definición de Fermoso: funciones públicas, no necesariamente estatales; formación específica, recibida en centros no universitarios, empresas o universidad, dedicación preferente o exclusiva (un abogado puede también hacer poesías, pero no como tarea principal); organización asociativa, que controla el ejercicio profesional (en España estas organizaciones son los colegios profesionales y los gremios); autonomía laboral, tanto en la administración pública como en la empresa privada, dentro de la normativa vigente o en despachos y servicios propios; percepción de retribución económica por su trabajo, distinguiéndose por ello de los voluntarios. Por nuestra parte destacamos cinco puntos esenciales que definen una profesión de forma estricta, que determinan si se puede hablar con propiedad de “profesional de...” 1º.- Preparación específica. 2º.- Habilidad para resolver situaciones y problemas inherentes a su quehacer. 3º.- Autonomía dentro de su contexto. 4º.- Existencia de unos privilegios sociales. 5º.- Asunción de un código deontológico. 1º.- Preparación específica del educador social Desde que el 30 de agosto de 1991 (BOE de 10 de octubre) se establece el Título universitario de diplomado en educación social y las directrices generales propias de los planes de estudio conducentes a la obtención de éste, entendemos que existe una preparación específica del educador social. Hasta entonces existían determinadas

preparaciones afines, pero constituían una amalgama imposible de conceptuar como una organización sistemática de los conocimientos, actitudes y valores que un educador social debiera tener en el desempeño óptimo de sus funciones: Escuelas de Animación públicas y privadas, cursos del Plan FIP, de Planes de Empleo y Fondo Social Europeo, conformaban -y conforman- una “macedonia” de formaciones parciales, sin criterios claros de homogeneidad y, lo más preocupante, muchos de ellos sin una garantía de calidad (tanto en los objetivos, como en los contenidos, profesorado y metodologías...). Pero es evidente que desde 1991 podemos hablar de una preparación específica del educador social, como profesional de los servicios sociales, donde destacaba la diplomatura de trabajo social, los pedagogos y psicólogos. A éstas se han unido en 1996 los títulos superiores de formación profesional de animación sociocultural, integración social y educación infantil, que ya habían funcionado de forma experimental. 2º.- Habilidad para resolver situaciones y problemas inherentes a su quehacer Si el educador social tiene competencias en los campos de la educación no formal, educación de adultos (incluidos los de la tercera edad), inserción social de personas desadaptadas y minusválidas, así como en la acción socio-educativa; tiene que conocer o estar en disposición de conocer, así como ser diestro o estar en disposición de serlo en aquellas técnicas que permitan ser competente en los campos señalados. Y existen estos conocimientos y técnicas: desde la planificación, evaluación, técnicas de investigación de su propia práctica hasta técnicas para mejorar las habilidades sociales permiten al Educador Social ser capaz de dar respuesta a las exigencias de su profesión. 3º.- Autonomía dentro de su contexto En la función educativa que el educador social tiene, su autonomía viene recogida constitucionalmente por la libertad de cátedra. Pero en cuanto a la vertiente de trabajo social y cultural su labor esta en parte condicionada por aspectos económicos y políticos, que pueden hacer peligrar en parte su autonomía. El quehacer del educador social, su personalidad, su integridad como profesional y técnico y no meramente político, así como el interés del colectivo harán que dicho peligro se extinga.

4º.- Privilegios sociales Estos privilegios se refieren en principio a su reconocimiento por parte de la sociedad de su función, así como de la salvaguarda de su función, evitando el intrusismo: es claro que, aunque la primera parte no ofrece lugar a dudas por su necesidad, la novedad de la profesión permite que el intrusismo profesional sea enormemente grande. Con futuras promociones que puedan cubrir los puestos de trabajo de otros colectivos que desarrollan labores del educador social, la lucha por evitar el intrusismo está servida. 5º.- Código deontológico Es posiblemente uno de los aspectos últimos de toda profesión en lo que se refiere a su constitución, pero obviamente no en importancia. El educador social, por su vinculación directa a procesos sociales, culturales y educativos, debe tener en cuenta una serie de normas éticas que conduzcan su labor profesional. 2.- LAS TAREAS DEL EDUCADOR SOCIAL Las tareas del educador social pueden ser de tres tipos: a) Tareas preventivas o profilácticas: Como indica su misma calificación, son las destinadas a evitar las disocializaciones y perturbaciones de la conducta interrelacionada. b) Tareas auxiliares o asistenciales: Compartimos con Fermoso el desagrado por lo de “asistenciales”, prefiriendo lo de “auxiliantes”, porque los procesos educativos no sólo asisten, sino que contribuyen a que la persona madure y no necesite asistencia que, de suyo, reclama atención continua de quien la brinda. La educación, en cambio, capacita para resolver las cuestiones por sí mismos; el educador, conseguido su objetivo, desaparece. Las ayudas/tareas pueden ser culturales, lúdicas y moralizadoras y con éstas corresponderse el ejercicio profesional. c) Tareas correctoras, reinsertadoras o terapéuticas: Son las empleadas para resocializar, para rehacer la conducta disocializada o alterada y para devolver a los usuarios a la normalidad. Este ejercicio profesional es el que requiere más formación inicial y permanente. Muchas de estas tareas pueden ser compartidas con los pedagogos y los psicólogos, a ellos habrán de reservarse las terapias más serias, que requieran mayor formación.

3. - CAMPOS DEL EDUCADOR SOCIAL Los campos de acción prioritarios hacia los cuales se puede encaminar el curriculum de formación de la diplomatura en educación social, son, según, la situación ocupacional o la demanda de profesionales, los siguientes: -

Educación intercultural Desarrollo local Cooperación y desarrollo Dinamización de grupos Pedagogía del tiempo libre Educación para la salud Educación y consumo Formación continuada de adultos Intervención socioeducativa en situación de marginación Educación y animación de tercera edad Educación ambiental Animación sociocultural

Estos campos prioritarios englobarían la mayor parte de salidas profesionales que hoy por hoy puede tener el educador social. La educación social es un sector muy dinámico y en evolución. Su ámbito profesional está relacionado con las respuestas que se generan ante las diferentes problemáticas sociales y culturales, y por eso, las salidas profesionales, varían en la misma medida que lo hace la sociedad y la cultura. Por último, quisiéramos matizar que, en general, tres pueden ser las modalidades profesionales de los educadores sociales: a) Ejercicio profesional funcionarial: Esta modalidad es la que corresponde a los pertenecientes a los cuerpos de la administración pública estatal, autonómica o local. b) Ejercicio profesional asalariado: Cuando estos profesionales trabajan, a sueldo, en empresas o despachos, de los que no son ellos los titulares. Se están creando empresas de servicios sociales o educativas, que pierden su distintivo de justicia y se convierten en empresas autónomas. c) Ejercicio profesional autónomo: Cuando quienes ejercen la profesión de educadores y/o pedagogos sociales son al mismo tiempo los titulares de empresas, obligadas a cumplir los requisitos estipulados por los colegios profesionales respectivos.

Por su parte, Carles Armengol nos dice que todos estos servicios pueden estar organizados desde el sector público (administración autonómica, comarcal, municipal...) desde el sector privado (empresas de servicios) o desde el sector social (fundaciones, ONGs, asociaciones, entidades sin ánimo de lucro, etc. ). Aunque nosotros señalaríamos que el sector público también es social igual que algunos del sector privado, aunque estos últimos con ánimo de lucro. 4.- FORMACIÓN PRÁCTICA DEL EDUCADOR SOCIAL La aproximación a la práctica profesional del alumno de forma gradual se consigue desde el inicio del planteamiento del Plan de Prácticas de la diplomatura de educación social realizándose practicum en los tres cursos (1º, 2º y 3º), punto de polémica que suscita diferentes puntos de vista en otras universidades. Nuestras consideraciones aluden a que de esa forma el estudiante tendrá una idea de lo que es su profesión, en 1º desde el conocimiento de la institución contada por profesionales de ella y mediante una visita al centro, en 2º permaneciendo en la institución, observando, analizando el entorno y justificando el papel del educador social en dicha realidad y en 3º con un estudio más profundo de la institución, insertándose a ser posible en un programa, proyecto o actividad concreta y diseñando una posible intervención para esa realidad. Debemos tener en cuenta con referencia al practicum, varios aspectos: -

Necesidad desde la Universidad de plantearse mayor relación entre los conocimientos teóricos y prácticos, al mismo tiempo que ayudar a los alumnos a que descubran esas interrelaciones en un sector tan cambiante como el educativo y el social.

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Realizar actividades que supongan supuestos lo más próximo a la realidad para capacitar a los alumnos en tareas de observación, búsqueda de información, análisis de la realidad, diseño de programas o proyectos, ejecución de ambos y evaluar sus acciones. Estas acciones deberán ser supervisadas por profesores de la universidad, y por profesionales dedicados a la educación social, a las que denominaremos tutores, no todos con la titulación adecuada, pero que deberán guiar y formar a los estudiantes hacia su profesionalidad como técnicos de la educación social.

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Ser conscientes de que los alumnos en prácticas serán una onda expansiva de lo que es la titulación de educación social en la región ya que supondrá necesariamente un reajuste del personal que trabaje en los centros sociales, instituciones o asociaciones, bien sean públicas o privadas.

No debemos olvidar la diversidad profesional, a la que ya hemos aludido, con la que nos encontramos en este campo, debido a multitud de variables, de entre las que destacan: 1.- Diversidad de centros, entidades y programas que tienen algo que ver con la educación social. Entre otros nos encontramos con: -

Gobiernos locales (Universidades Populares, aulas de cultura…) Escuelas Taller y Casas de Oficios Entidades municipales de bienestar social u organismos similares Organizaciones no gubernamentales (Cruz Roja, Cáritas, etc.) y asociaciones bien locales, regionales o nacionales. Instituciones penitenciarias Centros de protección de menores Centros de atención a toxicomanías Servicios Sociales de base Programas europeos como: LEADER, ADAPAT, LEONARDO, NOW, HORIZON, URBAN, RAPHAEL, etc. Y otros como FORCEM. Entidades privadas de formación ocupacional. Entidades de animación sociocultural y ocio y tiempo libre. Centros de Educación de Adultos Hogares de ancianos Centros hospitalarios INEM Casa de cultura y programas culturales Juzgados Centros de salud Bibliotecas Turismo juvenil y turismo social y cultural. Otros programas e iniciativas de atención a inadaptación social, juventud, mujer, minorías étnicas, inmigrantes, etc.

2.- Multiplicidad de acciones del rol del educador social en los centros anteriormente mencionados. -

Trabajo en equipos. Animador. Dinamización de grupos. Tareas de administración y gestión. Educador.

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Director. Coordinación de actividades, proyectos, programas o planes. Ejecutor de actividades, proyectos, programas o planes. Evaluador de actividades, proyectos, programas, planes. Seguimiento de realidades. Estudios de análisis de la realidad. Organización de actividades. Diseñador de programas. Intervención educativa.

3.- Distintos tipos de relaciones laborales, desde el que comienza formándose como voluntario en asociaciones o centros que les acogen hasta un planteamiento mucho más profesional de esas acciones, bien sea en términos contractuales con las instituciones o empresas, bien sea como autónomos realizando distintos tipos de servicios no siempre remunerados adecuadamente dado que estamos hablando de tareas muy diversas no siempre reconocidas socialmente y consensuada su remuneración.

5. - CUESTIONES A ANALIZAR Entre otros muchos aspectos referentes a la titulación de educación social, que aún están por resolver, ponemos de manifiesto algunos que hemos dejado entrever en estas reflexiones: -

Revisar los planes de estudio con el fin de que las materias sean lo suficientemente amplias y generales como para dar un conocimiento global de la titulación del educador social, adaptadas en la medida de lo posible a los vertiginosos cambios sociales, culturales y educativos. Establecer mediante las materias optativas, itinerarios de especialización.

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Implantar el nuevo Plan de Prácticas adaptado al plan de estudios y a la realidad en la que se insertarán los futuros profesionales de la titulación.

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Resaltar la importancia del papel del educador social tanto como profesional y técnico en el ámbito laboral, como en los aspectos personales y humanos que deben avalarle en su trayectoria profesional.

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Determinar funciones entre los distintos profesionales que trabajen en una institución, tanto las específicas de su formación como aquellas que puedan ser compartidas.

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Establecer un código deontológico del educador social, necesario para consolidar su profesionalidad y conducir su labor profesional.

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Concienciar a los responsables de las instituciones de la necesidad del educador social como pieza clave de transformaciones en sus contextos inmediatos.

6. - BIBLIOGRAFÍA ARMENGOL, C. y FERNÁNDEZ, J. (1995): Iniciar un centre d’esplai, Claret, Barcelona. BÁRCENA, F. (1997) El oficio de la ciudadanía: introducción a la educación política. Piados Ibérica: Barcelona. FERMOSO, P. (1994): Pedagogía social: fundamentación científica. Herder: Barcelona. Planes de empleo y Fondo Social Europeo 1998. Plan de estudios de la diplomatura de Educación Social de la Universidad e Extremadura (1998) Plan de prácticas de la diplomatura de Educación Social de la Universidad de Extremadura (2000)

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