Fragua de los Tiempos, Agosto 10 del 2008 # 784 La revolución china y el libro rojo de Mao Tsé Tung

Fragua de los Tiempos, Agosto 10 del 2008 # 784 La revolución china y el libro rojo de Mao Tsé Tung Desde el surgimiento oficial de la revolución Chin

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Fragua de los Tiempos, Agosto 10 del 2008 # 784 La revolución china y el libro rojo de Mao Tsé Tung Desde el surgimiento oficial de la revolución China, el primero de octubre de 1949 los pueblos oprimidos contaron con un nuevo aliado en sus luchas por la liberación nacional y la construcción del socialismo. Hasta entonces y durante tres décadas el único país que había logrado una revolución socialista había sido Rusia y el único faro que iluminaba y orientaba a los comunistas de todo el mundo era el Partido Comunista de la URSS. Con esta revolución se fortaleció el frente socialista, sin embargo durante varios años no estuvo China en condiciones de apoyar otros movimientos con recursos materiales ni de ningún tipo porque la nueva república surgía de un largo periodo de explotación que la había convertido prácticamente en una colonia de los ingleses y luego de los japoneses. Con fines meramente comerciales y de control, los ingleses inundaron de opio el país durante la segunda mitad del siglo XIX y esto provocó daños tan profundos en la sociedad que tuvieron que pasar varias generaciones y una guerra interna que se conoció como la “guerra del opio” antes de que se borraran los efectos de esta acción. A finales del siglo XIX y principios del XX la situación económica fue tan desastrosa que provocó la salida desesperada de miles y miles de chinos que llegaron a Estados Unidos y a México a ocuparse de lo que fuera con tal de tener la comida segura. A pesar de las limitaciones económicas el Partido Comunista Chino apoyó decididamente la lucha por la liberación de Vietnam e intentó por diversos medios solidarizarse con los pueblos que luchaban contra el imperialismo. A principios de 1966 apoyó las reformas a Sukarno quien intentó establecer un gobierno socialista en Indonesia pero al mes siguiente fue derrocado, por los militares. Miles de ciudadanos simpatizantes del socialismo en este país fueron masacrados y con el apoyo de los Estados Unidos e Inglaterra se impuso en ese país una cruel dictadura militar. En América y Europa casi nadie conocía los textos chinos, lo que se sabía de los revolucionarios de ese país llegaba en las páginas de una modesta revista de papel delgado y letras negras “Pekin Informa” de la cual llegaban unos cuantos ejemplares a México, mismos que se distribuían entre algunos miembros del Partido Comunista Mexicano. Los libros de las obras de Mao, identificadas en China como el “Pensamiento de Mao Tsé Tung” se tomaban muy poco en serio entre los comunistas tradicionales, acostumbrados a leer las obras clásicas de Marx, Engels y Lenin.

En 1966, casi al mismo tiempo que era derrocado el gobierno Indonesio se desató en todo el territorio de China la gran revolución cultural que se abanderó en el “pensamiento de Mao Tsé Tung” para criticar y corregir el rumbo de la revolución y para acabar con el burocratismo de los viejos dirigentes del Partido Comunista. Millones de jóvenes chinos se movilizaron en todo el país levantando un pequeño libro rojo conocido como “Las citas del presidente Mao”. Muchos dirigentes de renombre que habían participado desde los años treintas en la revolución fueron criticados y removidos de sus cargos. Uno de los pocos que mantuvo su prestigio y que se sostuvo como el segundo y al lado de Mao fue Chou Enlai, quien jugaría un papel fundamental en la política China después de la muerte del gran líder. El movimiento de los guardias rojos Chinos retumbó en todo el mundo, especialmente en Europa, Estados Unidos y América a donde llegaron los efectos de aquella rebeldía juvenil y en esa coyuntura surgió un interés muy grande por conocer la historia de la revolución China y las obras del presidente Mao. Durante la segunda mitad de 1968 se incrementó en México la distribución de libros Chinos: cuentos para niños, relatos de historia y de la revolución y miles de ejemplares del “libro rojo” de Citas, así como los cuatro tomos con las obras escogidas del Presidente Mao. A muchos estudiantes, principalmente del Politécnico, nos cautivó loa sencillez y la lógica de aquellos textos y nos convertimos en asiduos lectores de las citas y las obras de Mao. Aquellas lecturas iniciales no tenían ninguna trascendencia al principio, sin embargo en la medida que avanzó el movimiento y nos fuimos involucrando en los problemas de los trabajadores y los campesinos le fuimos encontrando una aplicación a las experiencias chinas y nos fuimos identificando como maoistas. Aunque en aquellos días algunos estudiantes no le dimos mucha importancia al asunto, poco a poco se fue extendiendo una posición crítica hacia los militantes del Partido Comunista Mexicano a quienes se les identificaba como dogmáticos, oportunistas y manipuladores. Este desprestigio provocó la deserción de muchos militantes y contribuyó a que muchos jóvenes se interesaran por la experiencia China y así fue como el maoismo se convirtió en una de las grandes corrientes estudiantiles después de que terminó el movimiento estudiantil. Yo me integré a finales de 1969 en un grupo de estudiantes del Politécnico que habían decidido hacer la revolución en México aplicando las experiencias de la revolución China, y con todo el entusiasmo de mis 23 años me dediqué a estudiar las obras del presidente Mao, asi como todos aquellos libros que me recomendaban los compañeros mas avanzados. En esos días en que andábamos buscando en qué parte de la república iniciar nuestro movimiento de masas, hicimos contacto con el dirigente campesino Álvaro Ríos, quien desde hacia muchos años estaba convencido de que la experiencia China se adecuaba perfectamente a México y así fue como decidimos que nuestra revolución la

empezaríamos en el norte de Durango, donde se estaba desarrollando desde varios años antes una gran movilización campesina, donde ya se contaba con una importante base de apoyo social y con una organización de carácter regional que se denominaba FOCED ( Federación de Obreros y Campesinos del Estado de Durango). Durante los ocho años siguientes nos tocó participar en la organización de varios movimientos políticos en el norte de México, con los campesinos, los obreros y los habitantes marginados de las ciudades. Después del 2 de octubre habíamos decidido que nuestro lugar ya no estaba en la escuela, ni contratados como profesionistas en alguna empresa o centro de investigación sino al lado de los trabajadores del campo y de la ciudad, para hacer junto con ellos la revolución que México necesitaba. Ingenuamente calculábamos que en diez años lograríamos hacer esa revolución y armados de puras ideas nos lanzamos como Mao Tsé Tung o como los misioneros jesuitas y franciscanos de la época colonial a integrarnos al pueblo. En todo ese tiempo tratamos de aplicar lo que identificamos como “línea de masas”, profundizamos mucho en la experiencia de la revolución en China y en lo personal nunca he perdido el interés por lo que sucedió en este país antes y después de Mao porque estoy convencido de que en un futuro no muy remoto los ojos del mundo tendrán que voltear de nuevo hacia las experiencias revolucionarias del siglo XX y se renovará y actualizará el estudio de las obras clásicas del marxismo, de todos los grandes revolucionarios marxistas y , por supuesto del presidente Mao Tsé Tung, porque nunca mas que ahora tienen utilidad y vigencia.. Durante estos veinte años en que he expresado públicamente mis ideas y algo de mis convicciones he pensado muchas veces escribir lo que pienso del proceso histórico de China con el único fin de tratar de aportar algo de lo que aprendí de este país porque a pesar de todo sigue siendo un misterio para el común de los mexicanos. Ahora que se abre la muralla hacia todo el mundo y que el escaparate de las olimpiadas va a servir para que se conozca algo de lo que se ha logrado después de cincuenta años de revolución he pensado que es oportuno compartir mi admiración por esa nación de la que mucho podemos aprender.

China y su alianza con Estados Unidos Durante muchos años, el mundo occidental no entendió casi nada de la revolución China ni del Partido Comunista ni de Mao Tsé Tung, timonel principal de esa revolución pues además de las limitaciones económicas, de la nueva república, el gobierno de los Estados Unidos se encargó de aislar en todo lo que pudo su participación internacional, sirva como ejemplo el hecho de que China no contó con un lugar en las Organización de Naciones Unidas ni en otros organismos internacionales porque el gobierno imperialista de ese país

impuso una burda maniobra para impedirlo y esto necesitamos explicarlo aunque sea brevemente. En 1949, ante la inminencia del triunfo de los comunistas, el gobierno de Chiang Kai preparó la retirada hacia Taipei, una de las numerosas islas Chinas: decenas de miles de soldados con sus familias y gran cantidad de seguidores del gobierno emigraron a esa isla y con la ayuda de los Estados Unidos e Inglaterra Chiang Kai Shek fundó Taiwan que a partir de entonces se conoció internacionalmente como la “China Nacionalista” reconocida por todos los gobiernos de América, Europa, Asia y África, aliados del imperialismo norteamericano y por las Naciones Unidas. En 1971 el gobierno de China recibió oficialmente a un equipo de Ping Pong norteamericano y ese fue le primer paso que sirvió para que se abrieran las negociaciones que llevaron al presidente Nixon a una visita oficial al año siguiente reuniéndose en aquella ocasión con el ministro Chou Enlai, el líder mas importante después del presidente Mao. De ahí en adelante se iniciaron una serie de negociaciones que permitieron el acercamiento entre la China comunista y los Estados Unidos y que también le permitieron a China ocupar su en la ONU a partir del año 1982. Por cierto que como consecuencia de este reconocimiento, también pudo la República Popular China participar por primera vez en las Olimpiadas que se celebraron en Los Ángeles en 1984. Hasta entonces los atletas que habían asistido a todas las Olimpiadas habían sido los de Taiwan. A final de cuentas, el acercamiento estratégico con los Estados Unidos solo fue posible por la intervención del segundo gran líder de la revolución China Chou Enlai quien se distinguió por ser menos radical que Mao y desde finales de los años sesenta empezó a proponer una política de distensión con Estados Unidos bajo el principio de que China necesitaba asimilar de este país toda la experiencia que había desarrollado en la tecnología y la ciencia. Así, cuando las condiciones le fueron favorables, Chou Enlai se encargó de impulsar el liderazgo de Teng Siao Pin gran ejecutor del cambio que se empezó a introducir en China desde mediados de la década de los setenta, conocido en aquellos días como “Las cuatro modernizaciones”, proceso del cual se tienen ahora los resultados después de las tres últimas décadas. Lo expuesto en estas líneas no es mas que una serie de ideas sueltas que no explican casi nada sobre el desarrollo del socialismo en China, tan solo algunos aspectos de la relación dialéctica de esa revolución con el imperialismo de Estados Unidos, una relación que pasó de el antagonismo mas profundo a un acercamiento estratégico que buscó China y que según lo previsto por ellos en los años setenta les ha resultado de maravilla pues de encontrarse en el subdesarrollo económico e industrial, de ser una nación de carácter eminentemente rural se ha convertido en treinta años en una de las principales economías del mundo.

Alguno de los ideólogos del viraje de aquellos años señalaba que el imperialismo norteamericano había llegado a la fase terminal y que para China el problema era simplemente que siguiera con vida el tiempo suficiente para ellos poder aprovechar y utilizar su experiencia para la modernización. ¿Sigue siendo China un país socialista? ¿Qué tanto beneficiará a los pueblos que luchan por el socialismo estos cambios? ¿Se convertirá China en nuevo imperialismo?

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