FUNDAMENTOS DE NATACIÓN PARA PERSONAS MAYORES

FUNDAMENTOS MAYORES DE NATACIÓN PARA PERSONAS Mª Luisa del Riego Gordón [email protected] RESUMEN Para las personas mayores no es fácil llegar a

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FUNDAMENTOS MAYORES

DE

NATACIÓN

PARA

PERSONAS

Mª Luisa del Riego Gordón [email protected] RESUMEN Para las personas mayores no es fácil llegar a aprender a nadar de manera que se desplacen en el agua cómodamente y con un estilo aceptable, aunque algunos anhelan conseguirlo. Aspectos relacionados con la cultura, la salud, la condición física y la psicomotricidad hacen que llegar a nadar en la vejez sea una tarea con particularidades propias. En este trabajo se van a analizar estos aspectos para ver que llegar a nadar supone mucho más que aprender a practicar un deporte. Además se propone un plan de trabajo metódico con diferentes programas. PALABRAS CLAVE: Persona mayor, natación, plan de enseñanza INTRODUCCIÓN Todos los que trabajamos con personas mayores estamos de acuerdo al menos en una cosa: el medio acuático es vivido de forma maravillosamente especial por las personas mayores. En tierra los mayores pueden realizar cualquier tipo de actividades de: mantenimiento, recreación, gimnasias suaves, expresión, deportes…. y disfrutar, pero cuando nuestro trabajo se desarrolla en el agua, los mayores rejuvenecen. La magia está en que pueden realizar acciones como correr, caerse, saltar sin las restricciones y peligros que representan en el medio habitual. Además conocerse en el agua ofrece nuevas posibilidades de aprendizaje, sensaciones, habilidades, juegos sin peligro, posiciones en flotación inimaginables, desaparecer sumergiéndose y desplazarse sin tocar el suelo. Nadar no es lo único que se puede hacer en el agua y nunca debe ser lo primero pero también es verdad que por muy mayor que se intente aprender a nadar, si se desea se consiga y de la mejor forma posible. Actualmente se están potenciando las muchas posibilidades que tiene el agua para hacer actividades físicas, e incluso con personas mayores se está quitando, desde mi punto de vista, importancia a la natación para ellos/as. La gente mayor también quiere aprender a nadar, puede que sea porque entienden la actividad en el agua de forma antigua y restringida, pero para algunos el sueño es nadar aceptablemente. No tiene nada de malo pasear en el agua como se pasea en tierra aunque se puedan hacer otras muchas actividades en ambos medios. Ahora bien para conseguirlo, necesitan mejorar por medio de un largo proceso una serie de aspectos que son tan importantes y beneficiosos o más que la propia meta. ¿Hasta que punto puede llegar a alcanzar dominio técnico alguien que empieza a aprender tan tarde? ¿Nos da miedo a los profesionales asumir este reto? ANALISIS DE LA PROBLEMÁTICA Cuando se observa a personas mayores nadando se aprecia un gran distanciamiento de los modelos técnicos e incluso de los principios que rigen la propulsión en el agua. Me pregunto si no lo pueden llegar a hacer mejor.

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Si se analiza la problemática a la que se enfrentan desde que deciden que quieren aprender natación se pueden considerar : 1- Problemas culturales 2- Problemas psicológicos 3- Problemas de salud 4- Problemas físicomotrices 5- Problemas psicomotrices 1- Problemas culturales Soler y Jimeno (1998) expresan muy bien los condicionantes que, para mucha gente mayor de hoy, mediatizan la relación con la actividad acuática, “ El agua es un medio prácticamente desconocido para la mayor parte de la población anciana. “ La práctica de la natación , al igual que otros muchos deportes, estaba reservada a la élite. Ello, unido a la escasez de instalaciones y al hecho de que la sociedad consideraba la exhibición del cuerpo como algo tabú e inmoral, impidió que pudieran disfrutar del medio acuático incluso aquellas personas que habitaban en las zonas costeras y, por tanto, con fácil acceso a la playa “. Primero es entonces, tomar la decisión de que se quiere conocer el medio acuático y desmitificar la posibilidad de poder llegar a nadar, aunque se sea mayor, se tenga el cuerpo arrugado y tenga que ser mostrado en público. Dar el paso debe de ser en ocasiones complicado, pero una vez que llegan a la piscina el primer día parece que ese temor se mitiga por la sensación de que la desnudez acerca a la naturaleza y nos hace sentir parte de ella, cualquiera que sea la edad. Otra cuestión a tener en cuenta es que muchos de los que llegan a la piscina, y de todas las edades, sin saber nada lo único que quieren hacer y ya, es nadar, e incluso en cuanto se meten lo intentan. Aplican los movimientos que han visto practicar a otros para comprobar que no funcionan, que se cansan y que además se van al fondo y esto les causa gran decepción y también temor. Entonces es necesario transmitir paciencia. Nadar supone recorrer un camino de aprendizaje de muchas más cosas, algunas totalmente nuevas, y lo importante es disfrutar de ese camino. Lo expresa muy bien Sánchez Molina (1997) cuando dice”... hay habilidades más elementales y fundamentales que los estilos de natación y por tanto deben adquirirse antes que las habilidades específicas; pero no solo habilidades, si no también actitudes y conocimientos.” Nadar compulsivamente por el temor a ahogarse será signo inequívoco de que no se ha llevado a cabo el proceso de aprendizaje para alcanzar propulsiones básicas de forma casi espontánea. Así que será muy importante educar en esa paciencia y tranquilidad. No es difícil si se realiza un plan de trabajo serio y se recuerda con constancia que el agua determina una motricidad humana diferente que tendrá que ser experimentada en multitud de situaciones para construirse, desde las habilidades más básicas hasta llegar a los aprendizajes más específicos (del Castillo, 2001). 2- Problemas psicológicos Los problemas culturales y la edad determinan una psicología propia, pero en este apartado solo analizaré aspectos que surgen en la iniciación. El miedo al agua entre los mayores puede deberse a diversas causas pero generalmente se atribuye a malas experiencias propias o de otras personas cercanas. Cada cual llega a iniciarse desde una posición de partida diferente que

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se debe a las vivencias previas y a las expectativas que conforman representaciones mentales más o menos reales que afectarán al proceso (Soler y Jimeno, 1998). Para algunos la iniciación será un recuerdo imborrable por la dificultad superada y el placer descubierto, para otros será algo más fácil de olvidar tal vez porque resultó más sencillo. El respeto al ritmo individual de experimentación, el refuerzo de la motivación por aprender y el no comparar con otros serán las claves. La visión social de las personas mayores como personas limitadas provoca, en estas, una acomodación a clichés que no coinciden con sus propias posibilidades. La iniciación a las actividades acuáticas y a la natación provee de muchas oportunidades para romper estereotipos y limitaciones irreales tanto físicas como psicológicas que dan muchas satisfacciones a los mayores y que refuerzan su autoconfianza. Así, no es difícil que comenten que nunca imaginaron que podrían llegar a hacer lo que hacen . Tampoco es extraño que algunos jóvenes manifiesten su incredulidad si personifican las actividades que les ven hacer, en sus propios abuelos. Es seguro que la visión de los mayores ejerciendo otros roles diferentes a los que les son asignados servirá para modificar prejuicios. 3- Problemas de salud Generalmente las personas que desean realizar actividades físicas del tipo que sean, son personas que se sienten sanas, aunque padezcan los achaques propios de la edad, y además tienen buena predisposición para disfrutar de la actividad en el agua. Es imprescindible que pasen un reconocimiento médico para asegurarse de que están en condiciones de realizar ejercicio físico en el agua, conocer posibles ejercicios inadecuados y observar la progresión reconocimiento tras reconocimiento. No estaría de más que el médico determinara la intensidad que puede llegarse a alcanzar durante el ejercicio a través de pruebas de esfuerzo para evitar imprudencias. Esta recomendación es muy importante con personas que hayan padecido enfermedad cardiaca, masters de edad avanzada o aquellos que quieran llegar a nadar para estar en forma. Entre las personas mayores se suelen observar algunas afecciones que hasta cierto grado no se consideran patologías: Problemas articulares ( artrosis, artritis reumatoide....). El agua favorece en general una movilidad articular realizada más lentamente que en tierra y mucho más adecuada para personas de edad. Se reducen los impactos en los apoyos y se pueden cargar pesos al disminuir el 90% el peso de los cuerpos, por eso correr en el agua y llevar a un compañero en brazos podrían ser buenos ejercicios, impensables en tierra. También es importante recordar que es posible que el rango de movimiento de algunas articulaciones pueda verse reducido por el aumento de rebordes óseos externos que reducen el espacio articular y condicionan los movimientos como por ejemplo los recobros. Este es uno de los casos en que se habrá de atender a las particularidades de cada persona mayor. Cambios en las curvas de la columna vertebral. Realizando ejercicios en descarga, gracias a la flotación, se consigue la descompresión de los discos intervertebrales y si además se realizan trabajos que flexibilicen y

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tonifiquen la columna, se conseguirá que la persona mayor recobre parte de la talla perdida y deje de sufrir dolores de espalda. También hay que advertir, en primer lugar de que una cifosis dorsal exagerada complicará los nados ventrales, por lo que la tendencia en estos casos será hacia la enseñanza del nado dorsal. En segundo lugar que los nados ventrales se realizan en una posición horizontal y elevada que recarga la tensión en la zona lumbar, con lo que las posiciones corporales de los mayores tienden a ser más inclinadas, buscando un punto de equilibrio entre posición saludable y eficacia de nado. Hipertensión arterial controlada. Los programas de ejercicio dinámico aeróbico como la natación, disminuyen las cifras de tensión arterial tanto en reposo como en ejercicio (Lloret y cols. 1995). Pero además en personas que sufren patologías articulares, como los mayores, puede ser el mejor medio para realizar ejercicio aeróbico por evitarse todo impacto articular. Cierto grado de obesidad y colesterol, que mejora con el ejercicio aeróbico acuático moderado pero frecuente. Osteoporosis. Padecida por más de la mitad de las mujeres mayores de 50 años (Lloret y cols. 1995). Se aconseja complementar el ejercicio de agua con el de tierra porque el hueso para ser estimulado necesita sobrecargarse (Elia, 1991). Para disminuir la osteoporosis el tipo de ejercicio debe ser de moderado a intenso. Afecciones sensoriales. En este caso lo más importante es mantener una especial atención a los problemas de vista y oído, por las dificultades que se puedan dar en la comunicación y por posibles contraindicaciones. El agua supone sin duda, una fiesta de sensaciones para las personas mayores que normalmente viven la disminución progresiva de estímulos. Problemas psicológicos: Depresión, ansiedad,...Generalmente se piensa que las personas mayores son más propensos a padecer estas afecciones aunque hay autores que lo desmienten. Según Mishara y Riedel, (1986) “Parece ser que no existe prueba alguna de que la vida afectiva de los ancianos sea mejor o peor que en los individuos jóvenes” . Morse (1993) opina que las personas mayores poseen un vigor psicológico igual al de los jóvenes si disfrutan de buena salud, aunque se da una mayor variabilidad en el rendimiento cognitivo. Así pues, no es difícil encontrar en la bibliografía científica estudios en los que se rompen ciertos tópicos sobre la capacidad cognitiva y emocional de los mayores. En cualquier caso la salud mental se ha relacionado con el ejercicio aeróbico hasta el punto de servirse de este como tratamiento, y el mejor lugar donde realizarlo, para personas de edad, es sin duda, en el medio acuático. 4- Problemas físico motrices Es evidente que la condición física se ve muy afectada por el paso del tiempo, si no los grandes campeones se mantendrían en la cúspide sin decaer, pero también la inactividad provoca pérdidas importantes. Las personas sedentarias sanas, cualquiera que sea su edad, mejoran su condición física si se someten a un programa de actividad bien orientado. Para que estas personas puedan nadar es imprescindible que tengan resistencia aeróbica, un cierto grado de fuerza resistencia muscular en las extremidades y además cierto grado de flexibilidad de hombros y de tobillos.

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La resistencia aeróbica en personas sedentarias y mayores se ve muy disminuida, sin embargo según un estudio, a través de meta-análisis de publicaciones de gran nivel científico, sobre los efectos del entrenamiento en la capacidad funcional de las personas de edad de Green y Crouse (1995), el entrenamiento de resistencia incrementa significativamente, tanto en mujeres como en hombres mayores de 68 años (+ 4,5 ) el VO2max. un promedio de 3,5mlO2/Kg/mn, empleando un trabajo de intensidad moderada, 30 minutos, tres veces por semana y durante 20 semanas. En este estudio se llega a la conclusión de que se pueden predecir mejoras en la capacidad funcional de las personas mayores, con un elevado grado de certeza, a través de un trabajo aeróbico con estos parámetros. Otro estudio de Richardson y Miller (1991) asegura que las exigencias aeróbicas por debajo del VO2max para nadar permanecen en los masters en condiciones muy similares a los jóvenes hasta los 50 años más o menos, edad en la que se aprecia una decadencia y después nuevamente se mantienen hasta los 70 años. Entre los nadadores masters en nuestro país, se observa que cada vez más se acercan a este deporte personas a edades avanzadas, aunque la proporción todavía es mucho menor en comparación con los que empezaron en su juventud con la natación de competición (Joven y cols., 1999). El ejercicio que suponga resistencia anaeróbica está completamente descartado con personas mayores por lo que todos los trabajos deberán realizarse con intensidades moderadas y medias. La fuerza. La fuerza resistencia tanto en las piernas como en los brazos disminuye en las personas de edad avanzada pero no excesivamente. En realidad es la fuerza óptima (La que aporta el mayor beneficio en la realización técnica y en el resultado deportivo (Gonzalez y Gorostiaga, 1995)) la que es difícil de conseguir a estas edades. En cualquier caso se ha observado que aunque el paso del tiempo provoca la pérdida inexorable de fuerza muscular, la capacidad de recuperación de esta cualidad mediante su ejercitación, es increíble incluso en personas de más de 90 años (Fiaratone y cols., 1990). Dicho de otro modo, la falta de actividad física afecta más a la decadencia de la fuerza de las personas mayores, que propiamente el envejecimiento. La flexibilidad. Es una cualidad de gran involución, se nace disponiendo de mucha y aunque depende también de factores constitucionales que predisponen a la tendencia a la laxitud o a la rigidez, la edad va provocando una gran pérdida, siendo la falta de ejercicio otra vez más, un agravante. A pesar de todo existen evidencias de que la flexibilidad se puede desarrollar a cualquier edad mediante su práctica adecuada, aunque la velocidad de mejora no será la misma y tampoco la amplitud de movimiento (ADM), pues se sufre una pérdida irreversible por el envejecimiento (Weinek, 1989, ; McMurdo, y Rennie, 1993; Rosselló, 1983). El estado de esta cualidad, sobre todo en las articulaciones más implicadas en natación, determinará en gran manera, la calidad y el estilo que se llegará a conseguir. 5- Problemas psicomotrices Hablar de psicomotricidad es referirse a la forma en que se humanizan y personalizan los movimientos. No se mueve igual un niño, que un adolescente, que un adulto o un anciano y además cada persona tiene una manera o estilo propio de moverse que diría mucho, si se analizara (Riego, 1998). En conjunto la forma de

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moverse de las personas mayores tiene unas características comunes, aunque en este estudio solo veremos las que afectan a la actividad en el medio acuático. • Primacía del sentido de la vista. Vivimos una cultura que se relaciona con el mundo a través de la vista y tiene una extraña desconfianza hacia los otros sentidos. Así los movimientos que se pueden ver se realizan mejor y con mayor seguridad . En el agua la vista no es importante, son los sentidos cinestésicos propioceptivos y vestibulares, más el tacto los que más se potencian. Para la gente mayor será difícil desprenderse de la vista como sentido prioritario y confiar en estos otros sentidos. • El ser humano realiza casi todo por delante del plano de su cuerpo y tiende a prescindir de lo que pasa por detrás. Esto, con la edad, produce un desequilibrio entre la musculatura anterior más tonificada y la posterior elongada y debilitada, pero también una enorme pérdida de control de los movimientos que superan el plano frontal del cuerpo hacia atrás. En el agua muchos movimientos se realizan por detrás por lo que será importante recuperar la fuerza de la musculatura dorsal. • Poco tono muscular. Con la edad se pierde masa y tono muscular. Cuando se desplazan en el agua lo primero que se observa es que sus manos no ayudan intuitivamente presionando el agua para avanzar y generalmente las mantienen gran parte del tiempo fuera. Después aprenden a utilizarlas pero las emplean con poca tensión y sin acelerar los movimientos. Por ultimo falla la construcción espacial del movimiento. Con la acción de las piernas sucede lo mismo, falla la fuerza que acelera la aplicación, se realiza como un pedaleo y además la posición del cuerpo es inclinada ofreciendo más resistencia. • El espacio. Normalmente se mueven en el espacio tierra desde una posición vertical, en el agua la flotación hará que la posición del cuerpo pase por diferentes variantes hasta una posición más horizontal. Recuperar el equilibrio vertical es en ocasiones muy complejo por problemas de desorientación, de fuerza, de control de movimientos y de inseguridad. Tendrán que experimentar repetidas veces y desde diferentes posiciones hasta llegar a conseguir su aprendizaje, siendo este punto fundamental para fomentar la autoconfianza y la pérdida de temor al agua. • Reducción del repertorio motor. Las acciones automatizadas y estereotipadas de tierra no les sirven, deberán aprender otras muchas posibilidades que ofrece el agua a partir de las habilidades básicas que conocen. • Alteraciones en articulaciones, en la columna, contracturas musculares, tensiones, rigideces, que se liberarán en lo posible en el agua para relajarse, estirarse y crecer. • Poca percepción de sus segmentos, lo que origina movimientos imprecisos, trayectorias ineficaces, descoordinación, pero el agua que ejerce presión sobre los segmentos puede servirles también de referencia. Los nuevos aprendizajes estimularán sus posibilidades de control. • Dificultad progresiva para realizar praxias finas. Aspecto que dificulta el aprendizaje con detalle de la técnica • Mantenimiento de apneas inconscientes. Será necesario practicar el aprendizaje de la respiración profunda y de la respiración rítmica activa propia de natación, con el fin al principio de concienciar, fortalecer musculatura respiratoria y evitar que traguen agua, para luego buscar la mejor coordinación con los movimientos propulsivos.

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Lentitud en los nuevos aprendizajes. Parece ser que las personas mayores no aprovechan de igual modo que los jóvenes las instrucciones al comienzo y la retroinformación. En realidad, no parecen capaces de filtrar las informaciones no pertinentes y pueden formular muchas preguntas redundantes o fuera de lugar. Por otro lado sus respuestas se ralentizan al aumentar el tiempo que necesitan para procesar la información y tomar una decisión, aunque con el aprendizaje el tiempo de reacción mejora (Mishara y Riedel, 1986). Así pues las propuestas deberán ser pocas y muy sencillas pero desarrollando cada una de ellas con muchas variantes para que experimenten, evitar excesivo tiempo dedicado a las explicaciones y aprendan, con paciencia de todos. Como en la infancia, la actividad física en los mayores cumple un papel muy importante como medio de enriquecimiento que integra lo biológico, lo psíquico y lo social. Los niños se desarrollan y educan en todos los ámbitos a través de la motricidad, los mayores frenan el proceso de envejecimiento en todos los ámbitos sacando partido a sus posibilidades motrices. EL PLAN DE TRABAJO El plan de trabajo se desarrolla en 4 programas. Estos no excluyen la posibilidad de realizar otros programas como el de agua lúdica, gimnasia acuática... (Soler y Jimeno, 1998), pero esta propuesta se centra sobre todo en qué se tiene que hacer necesariamente para que lleguen a nadar mejor los mayores:

A- Programa psicomotriz. Objetivo: Descubrirse en el agua sin temor, adaptar la psicomotricidad y las habilidades básicas al nuevo medio, aprender las habilidades básicas específicas y sentir el medio acuático, todo ello en un clima de relaciones e integración en grupo. Cualquier persona que enseñe en el medio acuático tiene que saber qué va a descubrir el que aprende, así podrá guiarle . El que aprende aplica su experiencia de tierra al agua pero no le sirve demasiado, es necesario que descubra y conozca el agua y a sí mismo inmerso en ella, construyendo a través de las diferentes sensaciones nuevas percepciones que formarán estructuras de aprendizaje básicas sobre las que mejorar . El profesor debe poner en situación a las personas para que aprendan teniendo presentes los objetivos. Con las personas mayores no se debe olvidar que los nuevos aprendizajes se construyen más lentamente por lo que habrá que conceder a esta parte más tiempo.Los contenidos de la adaptación servirán para que se construyan una verdadera motricidad acuática que permitirá mejorar la psicomotricidad.

B- Programa de acondicionamiento físico Objetivo: mejorar la condición física general y específica El siguiente paso, una vez que ya se ha conseguido la adaptación acuática, sería desarrollar un plan para mejorar la condición física pero también desarrollado sobre todo en el agua, porque así se continuará trabajando la motricidad acuática:

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1- Trabajar resistencia: Circuitos acuáticos, acuaeróbic, running-pool, acuafitness, diferentes formas de desplazamientos realizados con ritmo uniforme... 2- Trabajar flexibilidad de forma intencional en el agua y en tierra, general y específica 3- Trabajar fuerza resistencia muscular en el agua también de carácter general y específico 4- Desarrollar fuerza velocidad en el agua 5- Mejorar la coordinación, la cantidad y la calidad de los movimientos

C- Programa de iniciación a la natación Objetivo: Identificar los estilos más adecuados en cada caso particular, corregir y practicar. Por ultimo se produciría la iniciación a los estilos organizando cuidadosamente el aprendizaje , sin dejar de mantener la condición física y favoreciendo siempre el aspecto social de la actividad, pero también la iniciativa particular de nadar tranquilamente si así se desea.

D- Programa de práctica de natación como deporte de mantenimiento físico en la vejez Objetivo: Mantenimiento físico y disfrute del deporte de la natación Siguiendo la secuencia lógica el cuarto paso se dará cuando una vez aprendidos los estilos o adaptaciones de estos, se organicen grupos que tengan interés en practicar natación con la orientación de un entrenador especialista en personas mayores. Hasta ahora esta fase se aprecia poco en nuestro país, pero la tendencia que muestran países más evolucionados que el nuestro, es a que la práctica de un deporte, sobre todo de resistencia, se extienda hasta edades muy avanzadas. CONSIDERACIONES FINALES Sin duda llegar a nadar supone para las personas mayores tomar una decisión y para los profesionales de las actividades acuáticas, que estas personas lo consigan, un desafío nada fácil. Es evidente que, si se hace un buen trabajo, llegar a nadar con más de 60 años va a representar mucho más que sólo poder nadar y todo lo que se consiga será muy beneficioso. Con trabajo e ilusión se puede conseguir. No todas las personas desean llegar a practicar natación como deporte, muchas quieren beneficiarse de otras posibilidades del medio acuático, por ello desarrollarán su actividad acuática en programas anteriores y también es posible compatibilizar programas. Las exigencias del público de edad avanzada en cuanto a los niveles de aprendizaje y práctica deportiva cada vez son mayores. REFERENCIAS CASTILLO OBESO, M. (2001). Motricidad acuática e iniciación deportiva. NSW, 3:26-34 ELIA, E. A.(1984).El ejercicio en los ancianos. En Clínicas de Medicina Deportiva. Ed. Interamericana España, Mcgraw-Hill. Vol. 1: 153- 168

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