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ESTADOS ROMANOS.
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r'lns modernos, sufrieron gran detrimento cuando el Todas las demás figuras del cuadro, las de San Joatóemelo de 1767. También se ven preciosos recuer- quin, Santa Ana, el sacerdote y los ángeles, corresTV de los antiguos y soberbios edificios de Spoleto en ponden por su nobleza á la figura principal. En este w iglesias de Santa María de la Stella y de San Gre- templo están las cenizas del célebre pintor Filíppo „ 0 ro Maggiose; en la casa de la familia Lupanni se Sippi, á pesar del gran protector de las artes, Lorendescubren trozos de la basílica; junto al arco de Druso zo de Módicis, que á su paso por Spoleto , pretendió Cesare Germánico, se admiran las ruinas del templo trasladarlas á Florencia. Es digna de recordarse la Je Marte; en los subterráneos de la iglesia de San causa de la muerte de aquel ilustre pintor. Después de \nzano; en la puerta Ciclópea ó Umbra, cerca del una vida aventurera se recogió en el claustro, de don¿alacio Mausi; al principio de la calle Mont'Atrone, de se fugó para caer esclavo en Berbería. Habiendo v en el palacio Martorelli, junto á la plaza del mer- robado una hermosa joven, de la que tuvo un hijo, cado, también se encuentran grandes vestigios de fá- célebre también en la pintura, fué envenenado polbricas antiguas. Los restos del palacio ducal y del de los padres de ella , habiendo muerto en Spoleto , su los Orsinis se hallan en los subterráneos del arzobis- patria, por los años de 1469. La memoria de su tapal v en las cas;\s de Casori y Cimarelli. Finalmente lento honra tanto á los hijos de esta ciudad, como les en eV huerto de la casa de Falconi se distinguen los aterra el recuerdo de sus punibles escesos y de su esmuros cíclopes, sobre los cuales se alzan los de bellí- Iraordinario libertinage. sima construcción romana. La catedral que está al «La Rocca, ese soberbio edificio que hemos citado, Septentrión del monte de San Elia, sobre el cual se está construido en la altura del monte de San filia, ve la Rocca, edificio grande é importante de que ha- sobre un antiguo anfiteatro, según unos, ó sobre un blaremos después, es la mas notable que hoy existe templo de Apolo, según otros. A su inmediación se en dicha ciudad. En este sitio habia anles una iglesia eleva el monte Luco, cuyos bosques parece que fuefundada por Teodelapie, tercer duque de Spoleto, so- ron dedicados á aquella divinidad. La Rocca fué edibre el palacio de Teodorico, que éste fabricó á costa ficada por Teodorico el Grande, y según atestiguan de los muros de una iglesia cristiana del siglo IV. Asi documentos que existen en el archivo público, sufrió á lo menos lo cuenta la tradición sin que tengamos notables reformas en el siglo XIV, por el cardenal dalos para afirmarlo ni para negarlo. Pero puede esta- Egidio Albernotz, rector del ducado de Spoleto, blecerse que esta catedral fué construida en el si- cuando la silla pontificia estaba establecida en Aviglo XIII, sobre el palacio ducal, incendiado y des- ñon. Esta Rocca ha desempeñado un gran papel en la truido el 27 de julio de 1135 por el emperador Fede- historia , ora por !os asedios que ha sufrido , ora por rico I Barbaroja, cuya memoria es tan infausta para haber sido habitada por muy ilustres personages, coSpoleto. En la fachada de la catedral se ve un grande mo García y Bloso, sobrinos del citado cardenal, y y precioso mosaico, (pie representa al Eterno Padre, rectores del ducado; por Pedro Tomacelli, hermano con acompañamiento, en el momento de bendecir. A de Bonifacio IX, rector también de Spoleto ; Giovánla derecha está la Virgen , y á la izquierda San Juan ni Orsini y Nicco'o Sforza de Calignoa , célebres cael Evangelista. Solamente en la mano derecha del Pa pitanes; Alfonso Cartlonio. primo del rey de Ñapóles, dro Eterno, cuyos dedos pulgar y anular están unidos de estirpe aragonesa y prefecto de la Umbría; Aiien el acto de la bendición , según el rito de la iglesia dreola de Sarzana, madre de Nicolás V, y por último, griega, existe un dato para presumir que no es ro- Lucrecia Borgia, que estableció aqui su residencia mano este mosaico. Entre los objetos mas estimables cuando Alejandro VI le confió el gobierno de la ciuque hay en el interior del templo, se deben contar dad. Spoleto tiene ademas la gloría de haber salvado las admirables pinturas del célefcre Filippo Lippi. Pe- verdaderamente á Roma, cuando sus valientes hijos ro es indudable que, si no en mérito, en efecto aven- destrozaron entre sus montañas á las aguerridas hueslaja á todas una de Cavallucci de Sermoneta, pintor tes de Cartago, á cuyo frente iba Aníbal, ceñida la bolones del siglo pasado, déla cual puede decirse, frente con los laureles de la célebre batalla de Tracomo el poeta Angelo María Ricci decía de una Vir- simeno. gen de mármol que tenia en su gabinete: Esta es la »Muy pocos habrá de los 6,000 habitantes que enamorada de los españoles. Efectivamente la pintura hoy cuenta esta ciudad que no repitan cien veces al de Cavallucci, como la Virgen del escritor rietino, viagero ese cúmulo de glorias y de grandes recuerarranca lágrimas de sentimientos á los corazones mas dos que pesa sobre Spoleto, marcando patentemente endurecidos. El pintor bolones espresa la presentación el contraste de la nada presente con la grandeza paen el templo de la Virgen María. La figura de esta sada. El interior de la ciudad es alegre, pero el suelo tierna doncella está concebida de una manera poética, de sus calles no puede ser mas desigual, puesto que sublime; es una belleza sorprendente, pero una b e - por algunos sitios es hasta montuoso. Sus cercanías leza que el artista no puede haber visto, como ñola son deliciosísimas y las mas fértiles y pintorescas quitaya estudiado en los coros celestiales entre los ánge- zá de toda Italia. Él vino que produce es esquisito y les y las vírgenes. ¿Podría espresarse, como dice un y digno de la fama que tiene.» escritor italiano entusiasta por este cuadro, con mas Narni, ciudad antiquísima, y contra cuyos moverdad la modestia, la sencillez, el candor de la tier" a .'""gen? Seguramente que no seria posible describir numentos parecen haberse desatado las guerras, los Mejor la aspiración de su alma purísima , ni con mas incendios y hasta los fenómenos naturales, está hoy mmilde ni respetuoso aspecto su amor ardentísimo como estaba antes^ en medio de aquella deliciosa flo'acia su criador , y la ansiedad de su corazón al SU- resta donde tenia sus poéticas quintas y encantadoras MÍ las gradas del templo para consagrarse á su servi- moradas los romanos; pero ni en sus montes se alzan C1 °- Al contemplar tan hermosa y angelical criatura, los templos de Venus y de Baco, númenes tutelares ie comprende que solamente de tan celestial doncella de aquellos sitios; ni en sus pedestales existen las puuo nacer el Hombre Dios, el Redentor del mundo. magníficas estatuas con que honraba á sus grandes hombres; ni la Via Flaminía corre entre sus suntuoso*
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sepulcros; ni conserva aquellos baños de piedra pre- aliento con una pequeña ventaja que alcanzaron sobre ciosa de la suegra de Plinio el Joven, la célebre Pom- los españoles en una breve salida que hicieron de la peya Celerina. ciudad, para replegarse otra vez tan pronto como se El resto mas admirable de las obras de la anti- apercibieron de ello los imperiales, que con todo miragüedad, que se conserva en Narni, es el gigantesco miento enviaban embajadores y esperaban el acuerdo puente de Augusto. Llámase asi por haber sido cons- de los narneses. truido por este emperador. Ya no es mas que una peMientras tanto, muchos habitantes de Terni, enesada mole ruinosa, que está amenazando hundirse migos mortales de los de Narni por cuestión de territopara siempre en las aguas del Ñera; pero aun llena rio, y por la de güelfos y gibelinos, se unieron á los de admiración al viagero al contemplar aquel magní- españoles que se preparaban para el asalto. No deió fico arco y aquellas robustas columnas, que llenas hoy éste de ser difícil por la resistencia obstinada de la de fiorecillas silvestres, sostuvieron uno de los monu- ciudad y por las considerables fortalezas que tenia enmentos artísticos mas maravillosos del tiempo de los tonces; pero al fin los pendones de Castilla ondearon emperadores. bien pronto sobre los de la triple corona pontificia. Nada tiene de estraño, atendidas las leyes de la A poco que el viagero recorra las ruinas de Narni, encontrará vestigios que le traigan á la memoria guerra en aquellos tiempos, y la provocación de los el terrible asalto dado por los españoles á esta ciudad narneses, con mengua de la buena fama de los venel 17 de julio de 1327. Y aun sin necesidad de que cedores en Pavía, que la vencida ciudad esperimenél se ocupe en recuerdos de esta clase , no dejará de tase el rigor de los españoles. Mucha sangre, muchas encontrar al paso quien le pinte aquel sangriento cua- lágrimas, hasta desmanes é incendios, creemos que dro , pero con los mas fuertes y rabiosos colores Esto costaría la entrada de estos, porque antes de declaconsiste en que escritores apasionados primero, y lue- rarse hostiles, ó mejor cuando se declaraban amigos, go la tradición, se han encargado de dar él interés y fueron ellos heridos, muertos, y lo^que es peor, inefecto de novela al Saco de los Borbones, como ellos sultados y torpemente escarnecidos. Hasta no tenemos dicen, cuando aquel suceso nada tiene de estraordi- dificultad en admititir aquello que dice el marqués nario, atendidas la época eminentemente guerrera en Giovanni Eroli, de.(que, molte donne di bellezza, e puque aconteció, y las circunstancias que indignaron los dore, perdeltero quel flore virginalech.e con tanto studio e onesta lode aveán servato; pero de ningún ánimos de las huestes del emperador Carlos V. Después de muerto el condestable de Borbon en modo podemos ereer.jamás que los españoles, y meel sitio de Roma, y de haberse apoderado los españo- nos los de aquel siglo,, profanasen los altares é insultales de la ciudad eterna, se estendieron las tropas por sen al Santísimo Sacramento. Los españoles han sido las ciudades inmediatas, presentándose algunas á la siempre eminentemente católicos, y muy reverentes vista de Narni el l i de julio, estableciendo el campo ante las imágenes divinas. Semejante acusación, lanentre Sangemine y la Camminata, á una milla de la zada sobre los españoles del siglo XYI, nos recuerda ciudad , donde aun hemos visto algunos restos de las que, precisamente en el mismo siglo, una alta dignifortalezas que construyeron. El objeto de los españo- dad del sacerdocio, el cronista del monarca de aqueles no era otro que el de obtener hospitalidad en Nar- llas tropas, del emperador Carlos V, decia, que el ni , según también espresaba un breve del pontífice, clero romano se parece á las campanas; que llaman el cual escitaba á las autoridades y á los ciudadanos á la gente á misa, pero jamás entran ellas en el narneses á que albergasen corlesmente y sin ningún templo. No hacemos esta cita para injuriar al clero de género de sospechas á aquel pequeño cuerpo de ejér- Roma, cuyas virtudes admiramos con respeto, sino cito. Clemente YII aseguraba bajo su palabra á sus para aconsejar á los historiadores italianos que no subditos, que nada, absolutamente nada', tenían que crean aquello, asi como nosotros no creemos esto. temer de las bizarras tropas imperiales. El mismo marqués de Eroli, dice, que los hijos de Aquellos, sin embargo, poseidos por el miedo, ó Terni, acérrimos adversarios de los de Narni, y muengañados por algunos malvados, que suponían sinies- chos de los de esta ciudad, se hallaron en el saqueo, tras intenciones en los españoles, se negaron á dar la en el incendio y en la devastación. ¿A qué arrojar hospitalidad suplicada por los nuestros é impuesta por sobre los españoles la responsabilidad de aquellos su monarca, el pontífice romano, y cerraron las puer- enormes desacatos? Tenga él muy presente, y téngantas de la ciudad , fortificándose dentro y disponiéndo- lo todos los que eso hayan podido creer de las tropas se para sostener tenazmente su negativa. En Narni ha- de Carlos Y, que en Calví, cerca de Narni, dieron bía también un gran partido que opinaba por consen - muerte los españoles á dos italianos que les querías tir en la entrada de los españoles, descansando en la vender una fortaleza, colgándoles luego por los pies buena fé y cumpliendo con los mandatos del papa, en las almenas del castillo, y estampando su infamia asi como también confiando en el prestigio de nues- en el muro para ejemplo de traidores. ¡Esto lo hicietras tropas, y en su probidad acrisolada. ron los españoles, cuando necesitaban tomar á todo Con el fin de decidir sobre la última contestación trance la fortaleza! Y prefirieron, á tomarla por meque habia de darse á los españoles, se reunió un con- dio de dos infames, el obtenerla á sangre y fuego. sejo en el palacio Priori, á que concurrieron cuatro- ¡Doble y sublime rasgo del carácter español, que no cientas treinta y siete personas; pero los malévolos, ha podido menos de causar la admiración de los eslos revolucionarios, los que estaban por la guerra para critores italianos! hacer en ella su fortuna, amenazaron con el asesinato á A cuatro millas de Terni se admira el espectáculo los que querían abrir las puertas á los nuestros, y aun mas sorprendente y mas sublime de cuantos suele á los que pretendían sujetar á discusión un asunto tan ofrecer la naturaleza entre sus caprichosos fenómenos. importante. Así es, que por fuerza prevaleció al pare- Aludimos á la magnífica cascada, conocida con el cer de los díscolos, triunfando los malos sobre los bue- nombre de Cadutta delle Marmore, la cual, con sonos. Los turbulentos corrieron á las armas y cobraron bradísima razón, ha constituido siempre el encanto
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de los viageros, aun de aquellos que acostumbran á del Turano, y atravesando el valle después de un mirar con desdeñosa indiferencia Jos objetos mas pro- curso de 5G mHIas, va á precipitarse estrepitosamente desde una altísima roca sobre el tranquilo Ñera, digiosos. _ En muy poco tiempo se llega á la orilla del Veli- constituyendo esa admirable cascada. El nombre de Caduta della Marinare viene de la no, donde se abre el canal que va al lago de Piediluco, y que atraviesa durante media milla un espeso naturaleza de sus aguas, las cuales, conteniendo una bosque de adelfas y jaramagos, hasta desaguar en el cantidad de materia calcárea, tienen la propiedad de inmenso lago, cuya circunferencia es nada menos que petrificar las sustancias que encuentran. A esto es dede siete millas. Su profundidad es bastante conside- bida la abundancia de mármoles y de estalactitas que rable y muy irregular y sinuoso su enorme alveolo. se encuentran a su lado. El año 481 de Roma, Marco Lo que mas ha contribuido á la celebridad que tiene Curio Dentato, rompiendo el terreno petrificado, dio este pintoresco lago, es la rara propiedad con que en libre curso á las aguas estancadas, las cuales se desdos segundos y medio reproduce todos los sonidos, ataron como un torrente, haciéndose después fértilísiasilas modulaciones de la voz humana, como los mo el sitio en que habían permanecido. Por esto Marcompases de cualquier instrumento músico. Este es el co Tullio dio á aquel lugar el nombre de Tempe. fenómeno que se conoce con el nombre de eco de PieDice Tácito, que cuando la inundación de Roma, diluco. El aspecto que presenta el lago, al parecer por haberse salido de madre el Tiber, á consecuencia dormido en un estenso y profundo valle, limitado cir de grandes lluvias en tiempo de Tiberio, se proyectó cularmente por una cadena de montañas, es suma- cerrar esta catarata; mas las disputas suscitadas por mente interesante y muy digno de ser con empeño algunos municipios y por los Pisones se opusieron á visitado por los estrangeros. Figúrese el lector un in- semejante obra. menso anfiteatro, cuya arena es un precioso cristal En el siglo XV los ríetinos se determinaron á azul, en que fingen caprichosos mosaicos mil pintados abrir un nuevo canal para dar dirección á las aguas, pececillos, y cuyos muros son altísimas y frondosas lo cual fué un grito de guerra para los hijos de Terni. colinas; todo esto en un silencio sepulcral, y entolda- Aquellos tomaron la roca de Sant Angelo, y estos, do por un hermoso cielo salpicado de nubéculas blan deseosos de vengarse de sus adversarios, tuvieron eas y de color de grana: ilumine con una luz dorada una asamblea pública el 17 de agosto de 1417, en la Ja mitad de los montes y del lago, contrastando pin- que acordaron: Eundum ad portum marmorum ad torescamente con las sombras que el sol poniente ha- moriendum. Rraccio Fortebraccio, señor de laUmbría, bía esparcido en el opuesto lado, y finja, en fin, una examinando la cuestión, impuso á los de Rieti que barquilla que rompe el cristal y ahuyenta los peces, y prescindiesen de su empresa. En 1540 recurrieron á tendrá una idea aproximada de una de las cosas mas Paolo III, y teniendo entonces mejor éxito su causa, dignas de admiración, del magnifico y melancólico emprendieron la obra bajo la dirección del arquitecto lago del Piediluco. Sangallo. Las reclamaciones en contra, hechas por «En seguida, dice un viagero, tomamos á pie el Roma, Terni y muchas comunidades, obligaron al pacamino de la cascada por entre un húmedo y sombrío pa á enviar al sitio un conservador romano, dos cabosque, donde en tranquila y voluptuosa soledad las balleros y cuatro peritos, quienes dijeron que no ofreerguidas y corpulentas hayas regalaban tiernos fabu- cía ningún peligro el nuevo canal. Entonces se ajuscos al enamorado sicómoro que besaba su planta; el taron paces entre los de Rieti y Terni, según se ve frondoso castaño se dejaba abrazar por la lánguida y acreditado por una medalla que se acuñó en 1546\ melancólica siempreviva, y la paloma torcaz buscaba que dice: Unitee mentus uniunt. A fines del siglo XVI, á su cariñoso compañero, que C4)n sentido arrullo la Clemente VIH hizo que se perfeccionase la obra, enllamaba hacia aquellas lascivas espesuras. A poco que cargando la dirección de los trabajos á Domenico Fonhubimos andado por sus angostas veredas, oimos vo- tana. ces articuladas, como de personas que venian á salirEl espectáculo que hoy ofrece la cascada, solanos al encuentro. Efectivamente, un regimiento de mente un pincel podria dar una idea exacta de lo qua mugeres montadas sobre una especie de asnos hueso- es un rio que á la altura de mas de mil pies se despesos saltó en tierra tan pronto como estuvo delante de ña en dirección vertical sobre otra caudalosa corriennosotros. Al principio nos ocurrió si aquellas serian te, con una velocidad tan grande, que jamás han poninfas del Velino, ó fieras de las montañas; pero lue- dido detener ni los esfuerzos de los hombres, ni el go nos decíamos: para ser fieras T son muy mansas; poderoso brazo de los siglos. De nosotros solo podrepara ninfas, ya son feroces; pero si como ninfas no mos decir, que con una especie de estupor producido son bellas, lo que es como fieras son muy hermosas. por el espantoso estruendo del torrente y por la espe»Asi que comprendimos que el objeto de aquellas sa niebla que despedía la eterna y enorme columna mugeres era ofrecernos sus cabalgaduras, que nos- de espuma blanca, saludamos las aguas á su arranotros no aceptamos, ni pudiéramos haber aceptado que , asomándonos por la estrecha grieta de una roca, por compasión hacia los animalitos, nos acordamos de les salimos al encuentro en la mitad de su descenso, lady Morgan, que con nuestros coches y aquellos y fuimos á aguardarlas al abismo en que se precipitan, cuadrúpedos podria haber visitado cómodamente ese cada vez mas admirados de ese sublime y aterrador sublime cuadro, de que con tanto dolor tuvo necesi- cuadro que ofrece la naturaleza con solo haber roto el dique á un manso y cristalino rio. Esta admirable cadad de privarse.» El rio Yelino, luego que nace entre los montes tarata ofrece un cuadro tanto mas bello y apacible, Abruzzos, al S. O. cerca de Torrita y Antrodoco, re- como observa un viagero, cuanto que no se lanza corre el valle llamado de Falacrina, lame la falda de ciertamente con impetuosidad al través de rocas esierminillo, uno de los altos Apeninos, recibe las carpadas y estériles, sino que cae en un risueño valle aguas minerales del valle Cutilia, del rio Sarto y del en medio de un plantío de naranjos, y esparce á lo Marsia, cruza por Rieti, se engruesa con la corriente lejos su perenne roció sobre las flores y las yerbas Tono II. 19 Viage ilustrado.
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corriendo perfectamente en armonía con el cielo, el sol y el horizonte de Italia. Concluiremos con los Estados de Roma, diciendo que hay una gloria que no puede negarse á los italianos, y es la de haber sido los primeros en sacar á las letras y las artes de las tinieblas de la barbarie. Los nombres de Malpighi y Borrelli, en las ciencias, y los de Bocacio, Petrarca, Ariosto, Tasso.y tantos otros solemnísimos en la poesía, llenan el mundo entere. ¿Y si al lado de Rafael y Miguel Ángel nombramos á Angélico deFiesola, Orcagna y Perugino, y Pablo Verones, y otros muchos pintores de genio que han enriquecido los monumentos y los museos italianos con las maravillas de sus pinceles? Roma no es hoy día lo que ha sido tantas veces, y en épocas tan distintas, pero aun asi, la capital del orbe cristiano, la ciudad eterna, ejerce mucha influencia todavía en los destinos del mundo, y es visitada por viageros innumerables de todas condiciones. Desde la vuelta á esta ciudad de Pió IX , después de su emigración á Gaela, Roma permanece ocupada por un ejército francés, triste ventaja en que han venido á convertirse tantas y tan fundadas esperanzas, como el actual soberano de Roma inspiró á su exaltación á la silla pontificia. REINO DE ÑAPÓLES. El reino de Ñapóles ó de las Dos Sicilias se divide primeramente en dos partes principales: habiendo s i do tomado el Faro de Mesina como punto de separación , se distinguen los dominios aquende el Faro, es decir, la Tierra de Labor, el principado de Salerno, los Abruzos, el condado de Molisa, la Basilicata, la Tierra de Bari, la de Otranto y las dos Calabrias, en una palabra, toda la tierra firme, formando los dominios allende el Faro, las siete intendencias déla Sicilia que componen la isla entera. Con el nombre de Gran Grecia, que debieron á numerosas colonias helénicas, estos paises tan productivos llegaron á una alta prosperidad, estableciéndose en sus ciudades el refinamiento del lujo oriental, la indolente holgazanería de los sibaritas, y las delicias de Capua, que se han hecho proverbiales en la historia, y que nada recuerda actualmente, como no sea la dulzura del clima de estos hermosos paises, el florido esmalte de sus campiñas, y la fecundidad de sus tierras. «Cuando se parte, dice un viagero, de los alrededores de Fondi, donde principia el reino de Ñapóles, es cuando puede formarse idea de la hermosura y r i queza de todo el pais. Por todas partes se ofrece la imagen de la mas poderosa vegetación, y junto hay un lago importante que produce las mejores anguilas del mundo. »Nada mas risueño podría presentarnos la naturaleza que el puerto de Gaeta. Al fin del prado de naranjos que forma el jardín de la costa se señalan unas ruinas bañadas por la mar que indican los restos de una villa de Cicerón. Nosotros pasamos, después de comer el Garigliano, después de haber pisado las ruinas de una antigua ciudad, entre las cuales se ven todavía los restos de un anfiteatro á alguna distancia del camino. Nos aproximamos por fin á Ñapóles, y después de haber atravesado la llanura mas fértil y cultivada, la villa Aversa, y dos pueblecitos, tan poblados de niños, como el campo al Este de árboles, llegamos á aquella célebre ciudad, cuya entrada seria en estre-
mo risueña, si una impertinente aduana no pusiese de malhumor á los viageros, encantados por el aspecto de la naturaleza y del clima de este felicísimo pais que con tanta justicia lleva el renombre de jardín de Europa.» Ñapóles, que probablemente fué fundada por una colonia egipcia ó fenicia, es una ciudad sumamente antigua, y cuyo origen se pierde en los tiempos fabulosos. El nombre de Parténope, que llevó largo tiempo, era, según los poetas, el de una de las sirenas que procuraron seducir á Ulises por el encanto de su voz Otras tradiciones tan antiguas y mas verosímiles, dicen que debió su origen á los habitantes de Cumesi que la llamaron Neopolis, ó ciudad nueva. Esta ciudad, construida en anfiteatro sobre la ribera del mar, ofrece un aspecto admirable cuando se llega á ella por el puerto. Si queréis tener de Ñapóles una idea buena, dice un viagero moderno, levantaos con el sol, entrad en una barca de pescador, y alejaos después algunas leguas de la costa; entonces os encontrareis en el centro del inmenso cráter que invade la mar para formar el golfo de Ñapóles. Delante de vos, en una colina dulce y redonda, se despliega en anfiteatro la ciudad de la Sirena, la ciudad de San Javier; los rubíes de la mar forman á sus pies un bracelete inmenso; la Villareale parece un ramo en su cintura, y el sol naciendo por detrás de las alturas de Amalfi , viene á dorártela cara. A vuestra derecha, por encima de unos cuantos risueños pueblecitos, se levanta el Vesubio , solo, porque el Apenino se le separa, y dando un ancho rodeo, se le une luego en el mar. Sobre la ribera Castellamare, Yico, Massa y Sorrente, duermen en cunas de pámpanos y naranjos. A la izquierda, está Pausilipo con sus sepulcros y sus masas de verdura; detrás de vos, Capprea, Ischia y Procida dibujan en un horizonte de fuego sus admirables formas veladas de gasas azules y blancas. El cielo todo brilla con fuerte claridad, y un paraíso se presenta á vuestros ojos estasiados; estáis en Ñapóles. »La brisa sopla , os acercáis á la tierra, ¡oh! ;qué espectáculo tan bello todavía! los pescadores de la Margellina vuelven ya con sus barcas; los bateles de Sorrente y de Castellamare, brillantes con sus cargas de naranjas, llegan también á inundar con sus manzanas de oro el muelle de la marina; resuenan armónicamente las campanas de cien iglesias de la ciudad, los ligeros carruages de Portici corren con velocidad; el ruido, el movimiento, los cantos , las fiestas respiran por todas partes: os encontráis en Ñapóles. Desembarcáis por fin... ¡qué cambio tan triste! Sobre el muelle, agrupadas delante de las casas, veis una multitud de viejas, sucias, desgreñadas, y con la cara soñolienta que se entregan á un continuado combate con la miseria de toda especie que las devora. Un olor desagradable viene de todas partes á causaros asco y disgusto. Entráis en las calléis que van de la plaza del Carmen á San Javier, por ejemplo, ó la puerta Capuana; tronchos de braccioli y de fisocchi ruedan entre vuestros pies; los pobres os siguen, os acosan; de las ventanas penden girones medios lavados de que renunciamos dar una idea exacta. En vano buscáis aire en aquellas calles estrechas y malsanas , un olor de frituras ó de legumbres cocidas os ahoga; por todas partes la hediondez y miseria os siguen, os cercan. Escapáis por último y entráis en la calle de Toledo. Pero aquí halláis una multitud per-
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pélila, que indolentemente agitada, os empuja por la viento de sus abanicos, vamos á trazarles un ligerísiderecha, y por la izquierda; los carruages de los seño- mo bosquejo de Ñapóles, si es que cuando al otro dia res marchan sin consideración á los que van á pie, os nos levantemos ágiles ya como una ardilla, quieren encontráis con una turba de vendedores de nieve y un seguirnos y entendernos mejor en nuestras deliciosas enjambre de carretas del campo tiradas por bueyes, y correrías. Allá entre los misterios de la fábula nos encontracuyos conductores, fuman, gritan, gesticulan, os atrepellan y os vuelven locos, en una palabra. Esto mos con unos griegos fugitivos de su patria, construyendo la antigua Parténope, que luego fué destruitambién es Ñapóles. »Aqui lo único que hay verdaderamente habitable da y en seguida restaurada por los habitantes de Cues la calle de Santa Lucía, la Chiaja y la plaza de San ma. En los tiempos de Annibal, la ciudad que llevaba el nombre de Neopolis, no era otra cosa que una fie! Francisco de Paula. »El carácter del pueblo bajo napolitano es el de aliada de Roma, pero que aun conservaba su fisonola gente amante del placer, de la indolencia , de la mía griega en su religión, en sus costumbres y hasta falta de cuidados, y que odian todo cuanto pueda en su idioma. Adriano y Constantino la habían enrimolestarles, por cuya razón olvidan mas de un deber. quecido mucho cuando los romanos la eligieron como «Asi, pues, no encontráis en este país el cuidado, sitio de recreo y Edén de sus delicias. Belisario, c a el respeto á la ancianidad que es tan común en nues- pitán de las huestes de Justiniano, destruyó la ciudad tras buenas provincias. El padre viejo vejeta como pasando á cuchillo á sus hijos, para ocuparse luego puede. «Ha tenido sus buenos tiempos, os dicen, con el mayor celo de su reconstrucción y defenderla ¿qué queréis? es un viejo.» Son extraordinariamente de un asedio contra Totila, al cual tuvo al fin que perezosos, y como todas las organizaciones perezosas someterse. Las falanges de la Lombardía, las de aman mucho el movimiento que viene de fuera. Por Carlo-Magno, las de los griegos y las de los sarraceesta razón conducen los animales con una viveza bru- nos gozaron sucesivamente de los encantos de Ñapóta, y los muelen á palos, esclamando cuando alguno les ¡ hasta el siglo X en que Tancredo lanzó á estos toma la defensa de la víctima: «Calle, aqui tenemos últimos de su suelo, dejándolo luego en poder de sus un alma cristiana; yo no sabia que la mía estaba á sucesores. cargo de un abogado.» Por último, gustan mucho del En el siglo XII, Constanza III, hija de Roger, dio bienestar; pero no quieren pagarlo con el precio de la corona á Enrique IV; pero después de la muerte su sudor, y de esto nace que tengan amor al juego, de su nieto Conrado, en 1237, Mainfroi quedó recoy aun, por decirlo de una vez, al robo. El juego para nocido por heredero. Este fué muerto por Carlos de ellos es una emoción, un cambio de fortuna que se Francia, hermano de Sun Luis, quien dispuesto á romcorre sentado y sin fatiga; y el robo no lo tienen como per todos los obstáculos que se oponían á su reinado, cuestión de avaricia, sino como un sistema menos pe- y no satisfecho con una víctima, decapitó en 1268 al noso de subvenir á las necesidades del momento que joven Conradino, heredero legítimo de la corona. He, el trabajo; un lazzarone mete diestramente la mano aqui el origen del grande odio que profesaron los naen el bolsillo y os quita vuestro dinero, sin que se politanos á los franceses, y que recibió satisfacción avergüence luego de esta acción; por el contrario, va sangrienta en 1282, en aquella degollación de franá su casa y lo cuenta, diciendo con sangre fría, «hoy cos en Palermo el primer dia de Pascua de Resurreclie ganado esto.» Oggi ho guadaghato quello. ción , que se conoce con el nombre de Vísperas SiciLos vinos de la campiña de Ñapóles son de muy lianas. Esto sirvió para encender mas los ánimos, y buena calidad; el que se recoge en el Vesubio, lla- contribuyó mucho después á aquellas terribles luchas mado lacryma Christi, es muy célebre, asi como los entre la casa de Francia y de Aragón, reinante en tode pie di monte, que, vienen de los manantiales del da la segunda mitad del siglo XV. Vilturno. Los do Garigliano en la Calabria, son los Aqui comienza el primer período de la historia que alcanzan mayor grado de perfección. Oigamos á moderna de Ñapóles: la dominación castellana. Ya uno de los últimos viageros, el cual ha visitado cui- hemos visto incidentalmente con el Gran Capitán, dadosamente á Ñapóles. Gonzalo Fernandez de Córdoba, concluyó la grande Al entrar en Ñapóles, dice, las tinieblas de la obra de su conquista en el memorable cerco de Gaenoche y un espantoso ruido , que es lo primero que la, después de las victorias de Cerignola y de Garisorprende al viagero en esta ciudad, vinieron á con- gliano. Aqui le encontramos ahora en medio de opufundirnos con los recuerdos de los estraordinarios lenta y caballerosa cohorte, compuesta de la flor y acontecimientos del dia. Exigir de nosotros en aquel nata de la nobleza española, en un dia del florido momento algo mas que cruzar las principales calles de mayo, cubierto de riquísimo brocado, y haciendo su Ñapóles entre una masa enorme de gente, huyendo de entrada triunfal con regia pompa bajo un magnífico los carruages que por do quiera nos embeslian, marea- palio y entre las aclamaciones de la entusiasmada dos con el bullicio, y atolondrados con la ininteligi- muchedumbre. ¡Digna recompensa de su grande ble algarabía de los lazzaroni , seria exigir punto obra I menos que imposibles. Sígannos nuestros lectores al Este seria el lugar mas á propósito para contestar hotel del Univers, y verán con que gracia, sentados á algunos escritores estrangeros, envidiosos de las a la mesa, apuramos un gran plato de macarrones; sí- glorias do España, sobre las consecuencias de la gannos también nuestras lectoras, y admirarán el do- unión de las Dos Sicilias á la corona de Castilla, y naire con que nos empinamos un considerable vaso del sobre las ventajas ó desventajas que ha reportado hermoso vino lacryma Christi; sígannos hasta el lecho, aquel reino desde la conquista del Gran Capitán en alrededor del cual encontrarán asientos en cojines 1573, hasta la abdicación de Carlos III en 1759;, peoe damasco, que al íin no es mucho pedir á las bellas, ro para ello necesitaríamos mucho papel y refrescar s " so amenté han de acompañarnos con la imaginación, nuestra imaginación, demasiado escitada con los peruoiide muellemente recostados y recibiendo el fresco fumes de las flores y las sublimes bellezas de Italia. Viage ilustrado. TOMO H.
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VIAGE ILUSTRADO.
Recordaremos solamente, en primer lugar, que cuando los españoles conquistaron á Ñapóles, ya el león de Castilla reposaba sobre dos mundos, y que al poco tiempo, al descubrimiento de Colon, se añadieron las conquistas de Cortés y de Pizarro. Las minas de Caonabo , Atahualpa y Motezuma, se habían abierto en Nueva España, Méjico y el Perú, para derramar rios de oro y plata y piedras preciosas sobre cuanta tierra cubrian"nuestras banderas. En segundo lugar, Ñapóles no cayó en manos de sus compatricios los de Cumas ni los de Belisario, que la redujeron á polvo entre mares de sangre, sino que vino á caer en poder de los que acababan de plantar la cruz en las almenas de Granada y en las playas de! Nuevo Mundo; de los que habían hecho proverbial su hidalguía y su fé r e ligiosa desde el uno al otro polo. En tercer lugar, no quedaron las Sicilias presa de gente cobarde y aventurera, y por lo tanto cruel y despiadada, sino que quedaron hermanadas con los futuros vencedores de
que hay desde la choza del pescador de Ñapóles al patíbulo erigido á poco mas de un tiro de bala. 'El mismo pueblo que lo elevó hasta el trono, paseó 'su cabeza por la ciudad clavada en el acero de una pica y á las cuarenta horas la sacó nuevamente para bendecirla! Todo esto aconteció en el cortísimo período de quince dias. ¡Qué instabilidad de las cosas humanas! Al vireinato siguieron las guerras de sucesión qu e vinieron á poner la corona de las Dos Sicilias sobre la frente de Carlos III. La vida militar de este gran monarca tiene muy altos relieves en la historia. A este hombre y á los españoles debe Ñapóles esa dichosa monarquía, que pasando por cuatro testas coronadas de los Borbones, constituye hoy su mas completa felicidad: por eso nos aman tanto los napolitanos, y por eso también los amamos nosotros sinceramente. Pero la total pacificación del reino no dejó hasta su última hora de costar arroyos de sangre. Al mismo tiempo que el conde de Clavijo atacaba con una escuadra española las islas de Ischia y Procida, el infante don Carlos, uniendo sus tropas, también españolas, á las que mandaba el conde de Montemar, penetró en Ñapóles lanzando al último virey austríaco Julio Visconti. Los españoles derrotaron en SantAngelo y Rocca Canina á los tudescos, bloquearon á Gaeta y se posesionaron de los castillos de Ñapóles v del puerto de Baya, siguiéndose á esto la coronación del príncipe. Andaba Visconti reacio en su retirada, puesto que esperaba un refuerzo de 2,000 hombres que al fin obtuvo del conde de Sástago, y otro de 4,000 que desembarcaron en Manfredonia; pero tan pronto como Montemar lo supo, cargó con 12,000 de los suyos á 13,000 austríacos, causándoles una derrota sangrienta, hasta hacer 11,000 prisioneros y poner á los otros 4,000 en desesperada huida. Esta fué la célebre batalla de Bitonto de que tantos prodigios de valor narran las historias. Con esta y con la memorable jornada de Velletri, sucumbieron las águilas del imperio entre las garras del león de Castilla y el estraordinario esfuerzo de los valentísimos militares napolitanos que tan bizarramente se portaron al lado de los españoles en Velletri el día 10 de agosto de 1744 , según hemos descrito estensamente en otro lugar de esta misma obra. Masaniello. A la muerte de Fernando VI de España, sucedióleCarlos III, el cual tuvo que abandonar á Ñapóles en Otumba , de Pavía , de San Quintín y de Lepanto 1739, dejando la corona á su hijo segundo Fernando. Entonces, ¿qué desventajas pudo reportar Ñapóles de Entonces las guerras de Napoleón vinieron á arrebatar una nación como España, noble y caballerosa hasta lo el cetro que empuñó José Bonaparte, hasta que camnovelesco, rica hasta lo maravilloso, y heroica hasta biándolo éste por el de España, dejó aquel en manos rayar en prodigios? Un eminente literato español es- de Joaquín Murat. Después de la trágica muerte de tá encargado de vindicarnos con una obra, que si es éste, tomó Fernando posesión de su reino el dia 17 tan grande como su fama, será todo lo que podemos de junio de 1815, con el nombre de Fernando I. Desde 1823, que ocurrió su muerte, le sucedió su hijo desear. Desde la conquista del Gran Capitán empieza en Francisco I, que tuvo un breve reinado. Por último, Ñapóles el gobierno de los vireyes y lugartenientes, la corona de las Dos Sicilias ha venido á parar en su hasta contar cuarenta de los primeros y veinte de los legítimo heredero Fernando II, sabio é inteligente mosegundos, entre españoles y austríacos. A la época narca que felizmente reina, á quien el cielo favorece del vireinato pertenece aquella gran sublevación en todos sus actos, por las virtudes de que se halla acaudillada por el célebre Massaniello, pescador de dotado, y por el esmero con que se consagra á las Amalfi, por ese hombre del pueblo que en pocos dias, mejoras de su país y al adelantamiento de sus subdicon la misma mano que empuñaba los remos de su tos. Este piadoso soberano es el que ha endulzado con barquilla , empuñó un cetro lleno de sangre, corrien- su palabra y con sus obras los amarguísimos momendo con tanta velocidad esa larguísima carrera, que tos de la proscripción de Pió IX, y el que hemos traíapenas tuvo mas tiempo para gozarse en ella que el do delante de nuestra vista en su compañía, en et absolutamente indispensable para andar el tránsHo vapor Tancredo desde Gaeta hasta su arribo áPortici.