GÉNESIS. Capítulo 3 MARTÍN LUTERO

GÉNESIS Capítulo 3 MARTÍN LUTERO 2 INTRODUCCIÓN El lunes 31 mayo de 1535, Lutero terminó sus comentarios sobre el Salmo 90. Entonces anunció que l

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GÉNESIS Capítulo 3

MARTÍN LUTERO

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INTRODUCCIÓN El lunes 31 mayo de 1535, Lutero terminó sus comentarios sobre el Salmo 90. Entonces anunció que luego de completar estos comentarios “Dedicaré los restantes años de mi vida a una explicación de los libros de Moisés” y que “más tarde lo haremos, si el Señor prolonga mi vida, interpretar Génesis”. Por lo general se supone que el jueves de esa semana, 3 de junio, Lutero comenzó su gran Comentarios sobre Génesis (Weimar, XLII–XLIV; St. Louis, I–II), que aparece en este volumen y en aquellos que siguen. Ya que los días habituales para los comentarios de Lutero eran lunes y martes, sin embargo, parece más probable que comenzó sus Comentarios sobre Génesis al día siguiente, martes 1 de junio de 1535, en lugar del 8 de junio, la fecha normalmente dada. Por varias semanas siguientes sus comentarios siguieron en base a notas preparatorias y bosquejos. Por las anotaciones de Veit Dietrich de estos comentarios, parece que Lutero estaba comentando Génesis 3:14 cuando un brote de la plaga interrumpió las clases sobre Génesis en julio de 1535. La Universidad de Wittenberg fue transferida a Jena el 18 de julio debido a la plaga. Por lo tanto Lutero no hizo los comentarios el lunes 19 de julio, como lo tenía previsto hacer. No está claro cuándo la Universidad volvió a Wittenberg o cuándo las clases fueron reanudadas. Al parecer, Lutero no reanudó sus Comentarios sobre Génesis hasta el 25 de enero de 1536, cuando las retomó en Genesis 8:15. Sus referencias a la “fe” en esta sección del comentario parecen ajustarse al estado de ánimo de la universidad durante y después de la plaga. De una declaración, de fecha 27 de octubre – 4 de diciembre de 1536, está claro que por el otoño de ese año los comentarios de Lutero progresaron al noveno capítulo de Génesis. Así el material presentado en este libro de los Comentarios sobre Génesis salió de los trabajos de Lutero en el aula a mediados de 1535 y primeros meses de 1536. Es imposible hacer la cronología de los comentarios más exactamente. Los comentarios como los tenemos están casi totalmente desprovistos de alusiones contemporáneas, y algunas de las alusiones que tenemos son obviamente interpoladas. Por lo tanto no nos dan información sobre el progreso de los comentarios de Lutero. La introducción histórica es, por lo tanto, incapaz de dar mucho detalle sobre el tiempo y circunstancias de la composición original. En cambio, la introducción histórica a estos Comentarios sobre Génesis debe ocuparse de un problema más serio que la cronología: la autenticidad e integridad del material en los comentarios en sí mismo. Por como lo tenemos, el trabajo no es un producto del lápiz de Lutero o incluso una transcripción de sus conferencias; es una transcripción que ha sido reelaborada y editada. Es evidente que los editores de los comentarios bíblicos de Lutero se permitieron mayores libertades en la preparación de sus comentarios para la posterior publicación, de lo que justificarían las convenciones modernas de edición y publicación. Por lo tanto, tenemos razones para estar en la mira de marcas de adiciones redactoriales y cambios. Como ha señalado Peter Meinhold, estudioso destacado en ocuparse de ellos, hay semejantes marcas en los Comentarios sobre Génesis. Por ejemplo, hay admoniciones dirigidas al “lector” a pesar de que esta pretende ser un comentario. Una circunstancia destacable es la precisión con la que se expresan la mayoría de las citas clásicas. Lutero tenía una memoria sorprendentemente retentiva, como sus citas bíblicas lo muestran. También había leído todo en los clásicos y conocía algunas obras clásicas casi de memoria. Pero las citas aquí en Génesis son casi uniformemente exactas, y donde es posible una comparación de las notas de los comentarios con la versión impresa, es evidente que los editores aprovecharon la oportunidad dada por los comentarios de Lutero y amplificaron esto en una cita precisa, hecha y derecha. Algunas citas de autores clásicos no tienen siquiera una frase de oportunidad o alusión como fundamento, pero fueron insertadas por los editores porque parecían encajar. Por esto no estamos en posición de determinar con ningún grado de finalidad cuál de las citas clásicas se originaron con Lutero y cuáles no. Lo mismo es verdad en las citas de los autores cristianos. No cabe duda de que Lutero había leído ampliamente las obras de san Agustín; por lo tanto muchas, si no la mayoría, de las referencias a Agustín parecen basarse en su propia lectura. Había estudiado también otros autores, como sus obras completamente auténticas lo muestran claramente. De repetidas referencias sabemos de su consideración por Nicolás de Lyra, en quien estos Comentarios en Génesis dependen para el aprendizaje rabínico que manifiestan y por lo menos parte de la exégesis patrística que

3 consideran. Hemos utilizado a Lyra en un incunable de 1492, titulado Postilla fratris Nicolai de lyra de ordine minorum super Genesim Exodum Leuiticum Numeri Deutronomium [sic] Josue Judici Regum & Paralyppomenon. Cum additionibus pauli episcopi Burgensis.(Debido a que el trabajo de Lyra es bastante raro, lo hemos citado en profundidad en algunas notas al pie, para dar al lector una muestra de las fuentes exegéticas de Lutero.) Sabemos también, que en 1509-10 Lutero había dado conferencias sobre las Sentencias de Pedro Lombardo, de la que también hace referencia en este comentario. Pero no podemos asegurar cuantas de estas citas incluso de estos trabajos son en realidad propiamente suyos. El problema de autenticidad e integridad se agudiza, sin embargo, no en la cuestión de la erudición de Lutero, sino en la cuestión de su posición teológica real. Y los estudios de Peter Meinhold lo han llevado a la conclusión de que la teología de los Comentarios sobre Génesis también ha sido adulterada por los editores para ajustarse a la creciente ortodoxia de la segunda generación de los luteranos. Basa esta conclusión en un estudio de la teología de Veit Dietrich en relación a ambos, Lutero y Melanchthon; probó que en varios casos la teología de Melanchthon se ha superpuesto sobre el pensamiento y el lenguaje de Lutero. Esto le ha llevado a un profundo escepticismo acerca de la fiabilidad de los Comentarios en Génesis como fuente de información sobre el pensamiento del viejo Lutero. ¿Está justificado este escepticismo? Los estudios del Prof. Meinhold deben desde luego poner en entredicho estas secciones del comentario en el que Lutero suena más a Melanchton que como el Lutero que conocemos. Uno debe tener algunas dudas sobre los pasajes que presentan ideas novedosas, tales como éstas: los argumentos de la existencia de Dios (ver p. 25, nota 41), argumentos racionalistas de la inmortalidad natural del alma humana (p. 45), defensas de la astrología (ver p. 31, nota 57) y similares. La línea de descendencia aquí va de Melanchton a través de sus alumnos a los posteriores teólogos luteranos, pero el antepasado de estas ideas no es al parecer Lutero. El lector es, por lo tanto, obligado a tener en cuenta estos hechos cuando cita los Comentarios sobre Génesis para probar que Lutero había tenido una posición en la cual no está bien autenticada en sus otros escritos. En este sentido, debe afirmarse que el escepticismo de Meinhold se justifica. Por otra parte, los mismos criterios de Meinhold no están más allá de la sospecha. Tomando por sentado el énfasis en el joven Lutero que se convirtió en canónico para los estudiosos de Lutero en la pasada generación, Meinhold hace el pensamiento inicial de Lutero normativo para sus juicios acerca de la autenticidad de muchos pasajes en este comentario que no son sospechosos en otro terrero. Este procedimiento hace imposible aceptar las conclusiones de Meinhold en su totalidad. Tampoco niega la presencia de gran cantidad de material en los comentarios que viene directamente de Lutero. Cualquier historiador responsable de la teología debe concluir que si Lutero no había dicho esto realmente, es difícil imaginar cómo Veit Dietrich o incluso Melanchton mismo podría haberlo pensado. Por lo tanto los Comentarios sobre Génesis son una fuente indispensable para el conocimiento del pensamiento de Lutero en cientos de cuestiones doctrinales, morales, exegéticas e históricas. Las manos son a veces las manos de los editores, pero la voz es, sin embargo, la voz de Lutero. JAROSLAV PELIKAN. EDITOR.

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CAPÍTULO TRES 1a. Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho. En el capítulo anterior hemos oído cómo el hombre fue creado en el sexto día de acuerdo a la imagen y semejanza de Dios, por lo que su voluntad era buena y sana; por otra parte, su razón o el intelecto era bueno, por lo que todo lo que Dios quería o decía, el hombre también quería, creía, y entendía lo mismo. El conocimiento de todas las otras criaturas siguió necesariamente este conocimiento; por lo que el conocimiento de Dios es perfecto, también el conocimiento de las otras cosas que están bajo Dios es necesariamente perfecto. Consecuencias de la Caída Sin embargo, estas palabras muestran cuan horrible fue la caída de Adán y Eva; pues a través de esta hemos perdido la razón y voluntad más bellamente ilustrada de acuerdo con la Palabra y voluntad de Dios. También hemos perdido la gloria de nuestros cuerpos, por lo que ahora se trata de un asunto de la mayor desgracia el ser visto desnudo, mientras que en ese momento era algo de lo más hermoso y el privilegio único de la raza humana sobre todos los demás animales. La pérdida más grave consiste en esto, que no sólo se perdieron esos beneficios, sino la voluntad del hombre se alejó de Dios. Como resultado, el hombre no quiere y no hace ninguna de las cosas que Dios quiere y manda. Del mismo modo, no tenemos conocimiento de qué es Dios, qué es la gracia, qué es la justicia, y, finalmente, lo que es el pecado mismo. Estas son faltas realmente terribles, y los que no se dan cuenta y no lo ven son más ciegos que un topo. La experiencia, por supuesto, nos da información acerca de estas pérdidas. Sin embargo, no apreciamos plenamente su enormidad a menos que miremos hacia atrás en esa imagen del estado de inocencia -cualquiera que pudiera haber sido su naturaleza- en el que la voluntad era honesta, y la razón era buena. Además, era la más grande dignidad del cuerpo humano. Cuando, por el contrario, se reflexiona sobre la privación o pérdida de estos dones, entonces, en cierta medida, podemos apreciar el mal del pecado original. Por lo tanto, es causa de grandes errores cuando algunos hombres minimizan este mal y hablan de nuestra naturaleza depravada a la manera de los filósofos, como si no estuviera depravada. Así, afirman que las capacidades naturales han permanecido intactas1 no sólo en la naturaleza del hombre, sino también en el diablo. Pero esto es obviamente falso. Lo que se ha mantenido, y cuan poco, vemos y experimentamos en alguna medida. Pero aquellos que sostienen que las capacidades naturales han permanecido intactas seguramente no ven lo mucho que hemos perdido. Pues la voluntad que es buena y justa, que agrada a Dios, obedece a Dios, confía en el Creador, y hace uso de las criaturas con una expresión de agradecimiento se ha perdido hasta tal punto que nuestra voluntad hace de Dios un diablo y se estremece ante la mención de Su nombre, sobre todo cuando se está preocupado por el juicio de Dios. Dime, ¿significa esto que las capacidades naturales están intactas? Pero considere asuntos menos importantes. El matrimonio del hombre y la mujer fue divinamente ordenado. Pero, ¡cuán deformado es ahora, después del pecado! ¡Cómo nuestra misma carne se ha encendido con la pasión! Y ahora, después del pecado, esta unión no tiene lugar en público como una obra de Dios; sino que las personas casadas respetables buscan lugares solitarios lejos de los ojos de los hombres. Así pues, tenemos un cuerpo, ¡pero qué desdichado y dañado en varias formas! También tenemos 1 Luther Work‟s, 12, p. 308, nota 3.

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una voluntad y una razón, ¡pero cuán depravada de muchas maneras! Así como la razón se siente abrumada por muchas clases de ignorancia, así la voluntad no sólo se ha confundido, sino que se ha alejado de Dios y es un enemigo de Dios. Disfruta corriendo hacia el mal, cuando lo contrario debería haber ocurrido. Por lo tanto esta múltiple corrupción de nuestra naturaleza no debe ser minimizada; más bien debe ser destacada. Desde la imagen de Dios, desde el conocimiento de Dios, desde el conocimiento de todas las demás criaturas, y desde una honorable desnudez el hombre ha caído en blasfemias, en odio, en el desprecio de Dios, sí, lo es aún más, en la enemistad en contra de Dios. Ahora no estoy diciendo nada acerca de la tiranía de Satanás, a quien esta naturaleza miserable ha sido sometida a causa del pecado. Esto debe recalcarse, digo, por la razón de que a menos que la gravedad de la enfermedad se reconoce correctamente, la cura tampoco se conoce o se desea. Cuanto más se minimiza el pecado, más se disminuirá en valor la gracia. Por otra parte, a este énfasis se refiere correctamente lo que Moisés dijo más arriba: que a pesar de que Adán y Eva estaban desnudos, no se avergonzaban. Esa lujuria espantosa no se despertó en ellos, pero al mirarse el uno en el otro, reconocieron la bondad de Dios, se regocijaron en Dios, y se sentían seguros en la bondad de Dios, mientras que ahora no sólo no podemos abstenernos del pecado, sino que estamos aún preocupados por la desesperación y por el odio de Dios. Este horrible contraste muestra claramente que nuestros dones naturales no están intactos. Pero, ¡cuánto más insolente es cuando los sofistas afirman esto mismo sobre el diablo, en quien es aún mayor la enemistad contra Dios, mayor odio y furia, que en el hombre, a pesar del hecho de que no fue creado malvado, pero tuvo voluntad en conformidad con la voluntad de Dios! Esta voluntad él la ha perdido; él también ha perdido su intelecto muy hermoso y muy excelente y se ha convertido en un espíritu terrible que se enfurece contra su Creador. ¿No es ésta la mayor depravación, cambiar de ser un amigo de Dios en el enemigo más amargo y más obstinado de Dios? La razón y su incapacidad en asuntos espirituales Pero en oposición citan la declaración de Aristóteles: “La razón aboga por lo mejor”; esto tratan de apoyar también por ciertas declaraciones sagradas y por la opinión de los filósofos que la sana razón es la causa de todas las virtudes.2 No niego que estas declaraciones son verdaderas cuando se aplican a asuntos que son objeto de razón: la gestión de ganado, la construcción de una casa, y la siembra de un campo. Pero en cuestiones mayores no son ciertas. ¿Cómo puede una razón que odia a Dios ser llamada buena? ¿Cómo puede una voluntad que se resiste a la voluntad de Dios y se niega a obedecer a Dios llamase buena? Por lo tanto, cuando dicen: “La razón aboga por lo mejor”, se debería decir: “Por lo mejor en un sentido mundano, es decir, en las cosas sobre las que la razón puede juzgar”. Entonces se dirige y conduce a lo que es honorable y útil con respecto al cuerpo o la carne. En cuanto al resto, ya que está llena de ignorancia de Dios y detesta la voluntad de Dios, ¿cómo puede ser llamada buena en este nivel? Por otra parte, es un hecho bien conocido que cuando se predica el conocimiento de Dios y este tema se trata con el fin de restaurar la razón, entonces los que son los más capaces y, por así decirlo, están dotados de una mejor razón y voluntad, odian el Evangelio aún más amargamente. Por lo tanto, en la teología vamos a mantener que la razón en los hombres es más bien hostil a Dios, y que la voluntad respetable es más opuesta a la voluntad de Dios. De esta fuente surge el odio de la Palabra y la persecución de los ministros piadosos. Por esta razón, como ya he dicho, no debemos minimizar este mal que la naturaleza 2 Aristóteles, Ética a Nicómano, III, cap. 4–5.

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humana ha contraído como consecuencia del pecado de nuestros primeros padres; más bien vamos a enfatizarlo. Entonces vamos a lamentar profundamente tanto nuestro estado y tener un anhelo profundo por Cristo, nuestro Médico, que fue enviado por el Padre para sanar los males que Satanás trajo sobre nosotros por el pecado, y para restaurarnos a la gloria eterna que habíamos perdido. ¿Cuándo sucedió la Caída? En cuanto al hecho histórico del que Moisés nos relata en el presente capítulo, declaré mi opinión antes, que esta tentación me parece que ha tenido lugar en el sabbath; por tanto, Adán y Eva fueron creados en el sexto día, Adán temprano y Eva antes hacia el atardecer. Temprano en el siguiente sabbath Adán predicó a Eva respecto de la voluntad de Dios: que el más afable Señor había creado todo el Paraíso para el uso y disfrute de las personas; que, también como resultado de su extraordinaria bondad, Él había creado el árbol de la vida, a través del uso de los cuales los poderes del cuerpo se renovarían y se mantendrían en juventud perpetua; que un árbol -el árbol de la ciencia del bien y del mal, del que no se le permitió comer- estaba prohibido; y que a este respecto deben obedecer tan amables a un Creador. Tal vez él llevó a Eva junto en el Paraíso y le mostró el árbol prohibido cuando dijo esto. De esta manera, Adán y Eva, resplandecientes con la inocencia y la justicia original, y abundando en la paz de la mente debido a su confianza en Dios, que era tan amable, caminaron desnudos mientras disertaban en la Palabra y mandato de Dios y alabaron a Dios, justo como se debe hacer en el sabbath. Pero entonces, por desgracia, Satanás interfirió y en pocas horas arruinó todo esto, como escucharemos. Evitar las preguntas necias Ahora aquí también surge un mar de preguntas. Gente curiosa pregunta por qué Dios permitió a Satanás tentar a Eva. Por otra parte, ¿por qué Satanás salió al paso de Eva con la serpiente en lugar de hacerlo a través de un animal diferente? Pero, ¿quién puede dar la razón de las cosas que uno ve que la Divina Majestad ha permitido que sucedan? ¿Por qué mejor no aprendemos con Job que Dios no puede ser llamado a rendir cuentas y no puede ser obligado a darnos la razón de todo lo que hace o permite que suceda? ¿Por qué no presentamos una queja con Dios porque la tierra no produce plantas y porque los árboles no son verdes durante todo el año? Estoy plenamente convencido de que en el Paraíso habría habido primavera perpetua sin invierno, sin nieve y sin heladas, como lo tenemos hoy en día, después del pecado. Pero todas estas son cosas bajo el poder y la voluntad divina. Saber esto es suficiente. Además, es curiosidad perversa investigar estos problemas en mayor detalle. Por lo tanto nosotros, que somos arcilla en sus manos, dejemos de discutir estas cuestiones. No debemos juzgar a nuestro Dios; más bien vamos a ser juzgados por Él. Por lo tanto la respuesta a todas estas preguntas debe ser sólo esto: Agradó al Señor que Adán debió ser tentado y debió probar sus poderes. Así es todavía hoy. Cuando hemos sido bautizados y trasladado al reino de Cristo, Dios no quiere que seamos ociosos; Él quiere que usemos su Palabra y dones. Por esta razón permite a los seres débiles ser zarandeados por Satanás (Lc. 22:31). Así vemos la iglesia, que ha sido limpiada por la Palabra, todavía expuesta a un peligro continuo. Los sacramentarios se levantan; también lo hacen los anabaptistas y otros maestros del fanatismo, que dan grandes problemas a la iglesia con sus diversas tentaciones. Además, hay problemas internos. Esto Dios permite que suceda de esta manera, no porque Él ha decidido, o bien a abandonar la iglesia o querer que perezca; sino, como dice la Sabiduría (Sab. 10:12), esos conflictos sobrevendrán sobre la iglesia y los piadosos, para que la iglesia

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y los piadosos puedan prevalecer y aprender por experiencia propia que la sabiduría es más poderosa que todo lo demás. La serpiente Aquí hay otra pregunta. Tal vez puede ser discutida con menos peligro, pero con gran recompensa. Es: “¿Por qué las Escrituras hacen este relato tan oscuro? ¿Por qué no mejor declara directamente que el ángel que había caído entró en la serpiente, estaba hablando a través de la serpiente, y engañó a Eva?” Pero respondo: “Este relato es tan oscuro con el fin de que en todas las cosas puedan celebrarse a Cristo y por su Espíritu, que había de arrojar luz en todo el mundo como el sol del mediodía y de abrir todos los misterios de la Escritura.” Debido a que este Espíritu de Cristo estaba en los profetas (1 Pe. 1:11), los santos profetas entendieron tales misterios de la Escritura. Pero hemos dicho más arriba que como los animales tienen sus diferentes capacidades, la serpiente sobresalió en el don de la inteligencia. Por esta razón, era más adecuada para este juego de Satanás. Una prueba suficientemente clara de ello es este texto de Moisés, que declara que había extraordinaria inteligencia en la serpiente, más que en los otros animales. Nos maravillamos hoy en la inteligencia que los zorros muestran en el acecho, también en su maravillosa habilidad para escapar del peligro. A veces, después de que se desgaste de la corrida, lanza su cola ante los perros que le persiguen. Cuando los perros caen sobre ella con gran vehemencia y detienen su marcha, gana cierta distancia por su maravillosa velocidad y así escapa. También hay algunos otros animales cuya extraordinaria habilidad e industria admiramos. Pero esta cualidad en la serpiente era extraordinaria. Por lo tanto, pareció a Satanás ser una herramienta útil a través de la cual tentar a Eva. 1b. La cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Los sofistas también discuten la naturaleza de esta tentación, a saber, de qué tipo era. ¿Fue su pecado la idolatría, orgullo, indiferencia, o el simple consumo de la fruta? Pero si, como es adecuado, consideramos estos asuntos un poco más detenidamente, veremos que esta fue la mayor y más grave de todas las tentaciones; pues la serpiente dirige su ataque a la buena voluntad de Dios y lo hace su negocio para demostrar por la prohibición del árbol que la voluntad de Dios para con el hombre no es buena. Por lo tanto, lanza su ataque contra la propia imagen de Dios y los poderes más relevantes en la naturaleza incorrupta. La forma más elevada de adoración en sí, que Dios había ordenado, él trata de destruir. Es, por lo tanto, inútil para nosotros discutir este o aquel pecado. Eva es simplemente incitada a todos los pecados, ya que ella está siendo empujada en contra de la Palabra y de la buena voluntad de Dios. La cual dijo a la mujer Por consiguiente, Moisés se expresa con mucho cuidado y dice: “La serpiente dijo”, es decir, con una palabra ataca a la Palabra. La palabra que el Señor había hablado con Adán era: “No comer del árbol del conocimiento del bien y del mal”: Para Adán esta Palabra era Ley y Evangelio; era su adoración; era su servicio y la obediencia que podía ofrecer a Dios en este estado de inocencia. Estos Satanás ataca y trata de destruir. Aquellos que carecen de conocimientos piensan en señalar el árbol y emitir una invitación a recoger sus frutos. Satanás de hecho lo señala; pero luego añade otra nueva declaración, como lo sigue haciendo en la iglesia. 3

3 Lutero hace esta observación en mayor extensión en su sermón de 1526, en la historia de la tentación en Mt. 4:6 (Weimar, XX, 276–278).

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Pues cuando se predica el Evangelio en su pureza, los hombres tienen una guía segura para su fe y son capaces de evitar la idolatría. Pero entonces Satanás hace varios esfuerzos y prueba ya sea de alejar a los hombres de la Palabra o corromperla. Así, incluso en el tiempo de los apóstoles diversas herejías surgieron en la Iglesia Griega.4 Uno negó que Cristo era el Hijo de Dios; otro negó que Él era el Hijo de María, al igual que los anabaptistas hoy perversamente niegan que Cristo no tomó nada de la carne de María.5 En tiempos de Basilio algunos hicieron un esfuerzo especial para negar que el Espíritu Santo es Dios.6 Nuestra época también tiene casos como estos ante sus ojos, cuando después de que la doctrina más pura del Evangelio salió a la luz, surgieron varios tipos de “assailers” [asaltantes] de las obras y la Palabra de Dios. Por supuesto, las otras tentaciones no cesan; Satanás todavía incita a la fornicación, al adulterio, y hechos infames similares. Pero esta tentación -cuando Satanás ataca a la Palabra y las obras de Dios- es mucho más grave y más peligrosa, y es peculiar a la iglesia y los santos. Por lo tanto aquí Satanás ataca a Adán y Eva en esta forma: de privarlos de la Palabra y para que crean su mentira después de haber perdido la Palabra y su confianza en Dios. Es una maravilla que cuando esto sucede, el hombre más tarde se vuelve orgulloso, que es un burlador de Dios y de los hombres, que se convierte en un adúltero o un asesino. En verdad, por lo tanto, esta tentación es la suma de todas las tentaciones; trae consigo el derrocamiento o la violación de todo el Decálogo. La incredulidad es la fuente de todos los pecados; cuando Satanás provocó esta incredulidad expulsando o corrompiendo la Palabra, el resto fue fácil para él. Así, cuando Eva se había permitido a sí misma ser conducida lejos de la Palabra por una mentira, fue muy fácil acercarse al árbol y tomar la fruta. Por lo tanto es estúpido pensar, como los sofistas y los monjes piensan sobre esta tentación, que cuando Eva había mirado el árbol, gradualmente se estimuló con el deseo de recoger el fruto, hasta que al fin, vencida por su deseo, ella trajo el fruto a su boca. Para el jefe la tentación era escuchar otra palabra y apartarse de la que Dios le había dicho anteriormente: que morirían si comían de él. Pero consideremos las palabras de Moisés en su orden. Satanás imitando a Dios En primer lugar, Satanás imita a Dios. Así como Dios había predicado a Adán, así él también predica a Eva. Lo que dice el refrán es cierto: “Todo mal comienza en el nombre del Señor”. Por tanto, al igual que de la verdadera Palabra de Dios resulta la salvación, así también de la Palabra corrupta de Dios resulta la condenación. Por “palabra corrupta”, no me refiero sólo al ministerio de la palabra hablada, sino también a la convicción interna u opiniones que están en desacuerdo con la Palabra. Por otra parte, Moisés lo indica con la palabra: “Os a dicho”. Satanás habló con el fin de apartarlos de lo que Dios había dicho; y después de haber alejado la palabra, hizo corromper la voluntad perfecta que el hombre había tenido con anterioridad, por lo que se convirtió en un rebelde. Él corrompió el intelecto también, por lo que dudaba de la voluntad de Dios. El resultado final es una parte rebelde, extendida contra la voluntad de Dios, para recoger la fruta. A continuación, la boca y los dientes se vuelven rebeldes. En resumen, todos los males son el resultado de la incredulidad o la duda de la Palabra y de Dios. Pues, ¿qué puede ser peor que desobedecer a Dios y obedecer a Satanás?

4 Esta es probablemente una referencia al herético Cerinto (cf. Luther Work‟s, 22, p. 7, nota 2). 5 Cf. Luther Work‟s, 22, p. 21, nota 19. 6 Basilio, De Spiritu Sancto, Ch. IX, Patrologia, Series Graeca, XXXII, 107-110.

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La nueva palabra y el nuevo dios presentado por Satanás Esta astucia y maldad de Satanás es imitada por todos los herejes. Bajo la apariencia de algo bueno atracan a los hombres de Dios y de su Palabra ante sus propios ojos; y fabrican para ellos otro dios nuevo, que no existe en ninguna parte. Si nos fijamos en sus palabras, no hay nada más santo, nada más devoto. Hacen un llamado a Dios como testigo de que con todo su corazón están buscando el bienestar de la iglesia; ellos llaman maldiciones sobre aquellos que, según ellos, están enseñando las doctrinas impías; y ellos confiesan que es su deseo de difundir el nombre y la gloria de Dios con gran celo. ¿Qué necesidad hay de muchas palabras? Ellos no quieren que aparezca que son maestros del diablo o que son herejes; sin embargo, se ocupan en ésta tarea de tratar de suprimir la verdadera doctrina y ocultar el conocimiento de Dios. Así, después la caída es un asunto fácil. Las personas que no son cautelosas se permiten ser alejadas de la Palabra en las discusiones peligrosas. Debido a que no están satisfechas con la Palabra, se preguntan: “¿Por qué y para qué suceden estas cosas así?” Así como Eva se perdió cuando oyó la puesta en duda del diablo sobre el mandamiento de Dios, así también cuando dudamos de que Dios nos ama a nosotros, que estamos muy presionados por la muerte y el pecado, para ser salvos por medio de Cristo (Jn. 3:16), fácilmente somos engañados, ¡y permitimos que se nos ponga la capucha de un monje a fin de recibir la corona a causa de nuestras obras perfectas! Así, un nuevo dios es inventado por Satanás para los hombres sin siquiera ser conscientes de ello. Porque él también establece una palabra delante de ellos, pero no del tipo que se ha puesto delante de nosotros por Dios, es decir, que el arrepentimiento y la remisión de los pecados debe predicarse en el nombre de Cristo (Lucas 24:47). Cuando la Palabra de Dios es cambiada o pervertida de esta manera, entonces, como dice Moisés en su canción: “Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido, a nuevos dioses venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres” (Dt. 32:17). Es útil conocer estas trampas. Si Satanás fuera a enseñar que la gente debe matar, cometer fornicación, y desobedecer a sus padres, ¿quién no se daría cuenta de que él está sugiriendo algo que está prohibido por el Señor? Por lo tanto, sería fácil estar en guardia contra él. Pero aquí, cuando él propugna otra palabra, cuando discursa acerca de la voluntad de Dios, cuando se utiliza el nombre “Dios”, “la iglesia” y “el pueblo de Dios” como un pretexto, entonces la gente no puede protegerse tan fácilmente contra él. Pero necesitamos el juicio más vivo del Espíritu para distinguir entre el verdadero Dios y el nuevo dios, como Cristo distinguió cuando Satanás trató de persuadirlo para exigir que las piedras se conviertan en pan y para lanzarse desde el pináculo del templo (Mt. 4:3-7). Satanás quería persuadir a Cristo para intentar algo sin la Palabra. Pero no podía engañar a Cristo como él engañó a Eva, porque Él se aferró a la Palabra y no dejaba alejarse del verdadero Dios al falso nuevo dios. La fuente de todo pecado verdaderamente es la incredulidad y la duda y el abandono de la Palabra. Debido a que el mundo está lleno de ellos, permanece en la idolatría, niega la verdad de Dios, e inventa un nuevo dios. Un monje es un idólatra. Se imagina que si vive de acuerdo a la regla de Francisco de Asís o de santo Domingo este es el camino al reino de Dios. Pero esto es equivalente a la invención de un nuevo dios y convertirse en un idólatra, porque el verdadero Dios declara que el camino hacia el reino de los cielos es por creer en Cristo. Por lo tanto, cuando la fe se ha perdido, siguen la incredulidad y la idolatría, que transfieren la gloria de Dios a las obras. Así, los anabaptistas, los sacramentarios, y los papistas son todos idólatras, no porque ellos adoran piedras y trozos de madera, sino porque abandonan la palabra y adoran a sus propios pensamientos.

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Y así este pasaje nos ayuda a aprender que esta tentación del diablo fue el comienzo del pecado original, cuando llevó a Eva lejos de la Palabra de Dios a la idolatría, a diferencia del Primer, Segundo y el Tercer Mandamiento. “¿Con que Dios os ha dicho?” Parte I Aquí pertenecen correctamente estas palabras: “¿Dios realmente te ordenó?” Esta es una instancia de la terrible audacia del demonio: cómo él inventa un nuevo dios y niega el antiguo Dios verdadero y eterno con tanta despreocupación y seguridad. Es como si dijera: “Seguro que eres tonto si crees que Dios ha dado una orden de este tipo, ya que no es la naturaleza de Dios estar tan preocupado si comes o no. En la medida en que es el árbol de la ciencia del bien y del mal, ¿cómo puede tal enfermo venir a Él que Él no quiere que seas sabio?” Además esta villanía incalificable es prueba suficiente de que Satanás fue el artífice de este asunto, aunque Moisés hace mención de la serpiente solamente y no también de Satanás. Aunque estas afirmaciones son siempre tan veladas, a través de la iluminación del Espíritu Santo, los santos Padres y profetas fácilmente vieron que esto no era un asunto de la serpiente, sino que en la serpiente estaba ese espíritu, el enemigo de la naturaleza inocente, del quien Cristo declara claramente en el Evangelio que no permaneció en la verdad y que él es un asesino y un mentiroso (Jn. 8:44). Quedó para el Evangelio presentar todo esto con mayor claridad y señalar este enemigo de Dios y de los hombres. Por otra parte, los Padres se dieron cuenta de esto mismo sobre la base del siguiente razonamiento: Es cierto que en ese momento todas las criaturas estaban en perfecta obediencia, según la declaración (Gn. 1:31): “Y vio Dios todo lo que Él hizo, y era muy bueno”. Pero aquí, en el caso de la serpiente, un espíritu se traiciona a sí mismo, que es el enemigo de Dios y que corrompe la Palabra de Dios para que por esto signifique liderar al ser humano inocente en el pecado y la muerte. Está claro, por tanto, que en la serpiente había algo peor, algo que bien podría llamarse el adversario de Dios, un espíritu mentiroso y asesino, en quien está la máxima y más terrible presunción. Él no tiene miedo de distorsionar el mandato de Dios y de instar al hombre en la idolatría, que él sabía que iba a dar lugar a la destrucción de toda la raza humana. Todo esto es verdaderamente horrible cuando lo valoramos correctamente; y hasta ahora, entre los papistas y otras sectas, vemos ejemplos de una presunción similar, con los que distorsionan la Palabra de Dios y llevan a la gente por mal camino. Al principio Eva resiste al tentador admirablemente. Pues ella todavía está siendo dirigida por el Espíritu que iluminaba su camino, tal como hemos demostrado anteriormente que el hombre fue creado perfecto y de acuerdo a la semejanza de Dios. Pero al final se permite a sí misma a ser persuadida. No se sabe en qué día se produjo la caída de los ángeles, si en el segundo o en el tercero. Sólo esto se puede demostrar a partir del Evangelio, que Satanás cayó del cielo, ya que Cristo declara que Él lo vio caer del cielo (Lc. 10:18). No sabemos si los cielos en ese momento habían sido terminados o todavía estaban crudos y sin terminar. Pero esta discusión no es pertinente a este pasaje. Lo que es pertinente es que percibimos la mayor villanía, combinado con una petulancia horrible, lo que hace que este espíritu sin temor ponga en duda el mandato de la Divina Majestad, sobre todo cuando sabe qué gran desgracia seguirá para toda la raza humana. En segundo lugar, hay que considerar también a su extraordinaria inteligencia, que se hace evidente de inmediato, cuando Satanás ataca la mayor fuerza del hombre y batalla en contra de la misma semejanza de Dios, es decir, la voluntad que dispuesta adecuadamente hacia Dios. La inteligencia de la serpiente, dice el texto, fue mayor que la de todos los animales de la tierra.

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Pero esta inteligencia es superior a la inteligencia natural de la serpiente, ya que discute con el hombre la Palabra y la voluntad de Dios. Esto la serpiente no pudo hacerlo en su estado natural, ya que se había colocado bajo el dominio del hombre. Sin embargo, el espíritu que está hablando en la serpiente es tan astuto que se burla del hombre y le convence para comer el fruto del árbol prohibido. Por lo tanto, el que habla aquí no es una criatura de Dios, que es buena, sino el peor enemigo de Dios y de los hombres. Él también es una criatura de Dios, pues él no fue creado malvado por Dios. Pero “él no permaneció en la verdad”, como dice Cristo en Juan 8:44. Estas claras conclusiones se derivan del Evangelio y de este texto. La astucia de Satanás se percibe también en esto, que él ataca a la parte débil de la naturaleza humana, Eva la mujer, no Adán el hombre. Aunque ambos fueron creados igualmente justos, sin embargo Adán tenía alguna ventaja sobre Eva. Al igual que en todo el resto de la naturaleza la fuerza del macho supera la del otro sexo, así también en la naturaleza perfecta el macho sobresalía en algo a la hembra. Debido a que Satanás ve que Adán es el más excelente, no se atreve a atacarlo; porque teme que su intento puede llegar a ser inútil. Y yo también creo que si él había tentado a Adán primero, la victoria hubiera sido de Adán. Él habría aplastado la serpiente con el pie y le habría dicho: “¡Cállate! El mandato de Dios era diferente.” Satanás, por lo tanto, dirige su ataque a Eva como la parte más débil y pone su valor a prueba, porque él ve que ella es tan dependiente de su marido y que ella piensa que no puede pecar. Aquí, también, se nos recuerda el permiso divino, a saber, que al diablo se le permitió entrar en las bestias, como él aquí entró en la serpiente. Porque no hay duda de que se trataba de una serpiente real en la que Satanás estaba y en la que conversó con Eva. Sobre la naturaleza de la serpiente Algunos prosiguen discusiones ridículas acerca de si la serpiente tenía una cara humana.7 Era un hermoso animal pequeño; de lo contrario Eva no habría conversado con él con tanta calma. Sin embargo, después del pecado fue no sólo la belleza de la serpiente que se ha cambiado -pues Dios amenaza que se arrastrará sobre la tierra, mientras que antes caminaba erguido, como un gallo, y que comerá la tierra, mientras que anteriormente vivía en los mejores frutos (Gn. 3:14)- sino también esa libertad del miedo se ha perdido, porque huimos de serpientes al igual que las serpientes, a su vez, huyen de nosotros. Estas heridas de la naturaleza fueron infligidas a causa del pecado, del mismo modo que hemos perdido nuestra desnudez, nuestra honesta voluntad, y nuestro sano intelecto. Y creo también que la serpiente ha perdido la mayor parte de su inteligencia, que Moisés menciona aquí como un don extraordinario del Creador. Así como hoy en día la serpiente es el maligno entre los animales, así sostengo que era entonces una hermosa, buena, bendita y hermosa criatura, con quien no sólo el hombre, sino también el resto de los animales gustaba vivir. Por lo tanto, fue también lo más adecuado para el plan de Satanás hablar a través de ella e incitar a Eva al pecado. Esta es mi idea de la serpiente natural, de quien Satanás quería hacer un mal uso y que en ese momento era la más bella bestia pequeña, sin la cola venenosa y sin esas escamas feas; pues éstos se añadieron después del pecado. Del mismo modo, encontramos en Moisés un mandato que los animales que han causado una muerte deben ser asesinados (Ex. 21:28), por la única razón de que Satanás pecó a través de ellos trayendo la muerte a un ser humano. Así, la serpiente ha sido castigada, en la prueba de esta caída y la villanía diabólica. 7 La Fuente de esto probablemente es el comentario de Lyra sobre Gn. 3:1.

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“¿Con que Dios os ha dicho?” Parte II Pero en lo que se refiere a la gramática, la traducción en Latín reproduce la pequeña expresión ‫ ַאף ִּכי‬con “por qué.”8 Aunque esto puede no estar del todo bien, no choca demasiado con el sentido; pues la primera y principal tentación se produce cuando se discute el consejo de Dios: “¿Por qué Dios hizo esto o aquello?” Sin embargo, según mi opinión, el énfasis no está puesto en esa pequeña palabra “por qué” o en la pregunta, sino más bien en el nombre ‫ֹלהים‬ ִּ ‫“ ֱא‬Dios”. Pues esto presta mayor fuerza a la tentación. Es como si Satanás estuviera diciendo: “Ciertamente eres muy tonto si piensas que Dios no quería que comas de este árbol, tu a quien nombró señor sobre todos los árboles del Paraíso. De hecho, Él creó los árboles en tu cuenta. ¿Cómo puede Él, que te favoreció con todas estas cosas, ser tan envidioso como para retener de ti los frutos de este único árbol, que es tan precioso y hermoso?” Satanás está tratando de privarlos de la Palabra y el conocimiento de Dios, que pueden llegar a la conclusión: “Esta no es la voluntad de Dios; Dios no ordena esto”. Las palabras que siguen también apoyan esta opinión cuando dice: “No morirás”. Satanás ha apostado todo en este esfuerzo para alejarlos de la Palabra y la fe, es decir, del verdadero Dios a un dios falso. Todos los espíritus fanáticos siguen este procedimiento de Satanás. Por lo tanto Arrio plantea la pregunta: “¿Crees que Cristo es Dios, en cuanto Él establece claramente (Jn. 14:28): El Padre es mayor que yo?” Del mismo modo los sacramentarios: “¿Crees que el pan es el cuerpo de Cristo, y el vino la sangre de Cristo? ¡Ciertamente Cristo ni siquiera piensa en esas ideas tontas!” Cuando los hombres dan lugar a estos pensamientos, gradualmente se apartan de la Palabra y caen en el error. Por lo tanto ya que el punto principal de la tentación es provocar la duda de si Dios dijo esto, el énfasis se pone más correctamente en el sustantivo “Dios”. La pequeña palabra “por qué” lo convierte en un sentido más bien débil. De ahí que más bien favorezco la traducción: “¿Dijo Dios: „No comáis de todo árbol del huerto?‟” Satanás no está realmente preocupado con preguntar acerca de la razón por la que Dios dijo esto. Él está más bien preocupado con esto: para que él prive a Eva de la Palabra, ella debe llegar a la conclusión de que Dios simplemente no dijo esto. Él ve que la razón puede ser fácilmente engañada de esta manera, cuando bajo la pretensión del nombre de Dios y la Palabra, Dios y la palabra se pierden. Una vez más él muestra su astucia hablando en general e incluyendo todos los árboles juntos. Es como si dijera: “Usted tiene el dominio universal sobre todas las bestias. ¿No debería Dios, quien te dio este dominio universal sobre todas las bestias, darte también todos los árboles? Lo que usted debe pensar es: “Así como Dios ha puesto toda la tierra y todos los animales bajo nosotros, así Él también ha permitido el uso de todas las cosas que brotan de la tierra.” Esta es sin duda una gran tentación. Con él Satanás trata de inducir la mente de Eva para llegar a la conclusión de que Dios no es inconsistente. En consecuencia, si Él entregó todas las demás criaturas, Él también entregó todos los árboles. De ello se desprende que la orden de no comer del árbol no es el mandato de Dios, o al menos no es para entender como si Él no quería que nadie comiese de ese árbol. Así una tentación doble se puso ante Eva, por la cual, Satanás sin embargo tiene el mismo fin en vista. La primera es: “Dios no dijo esto; por lo tanto, puedes comer de este árbol.” La segunda es: “Dios te ha dado todo; por lo tanto, tienes todo en tu posesión; por lo tanto, este árbol sólo no te está prohibido.” Sin embargo, cada uno tiene por objeto el mismo fin: que Eva se aleje de la Palabra y de la fe. Este 8 Así tiene la Versión de Douay: “Por qué Dios te ha mandado que no debes comer de todo árbol de paraíso?”

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mandamiento de no comer del árbol, que les fue dado por Dios, es una prueba convincente de que incluso si su naturaleza se hubiera quedado perfecta, Adán, junto con sus descendientes, habría vivido en la fe hasta que él se habría trasladado de esta vida física a la vida espiritual. Donde está la Palabra, allí necesariamente la fe también está. Aquí está la Palabra que él no debe comer de este árbol; de lo contrario moriría. Por lo tanto, Adán y Eva debieron haber creído que este árbol era perjudicial para su bienestar. Así, la fe se incluye en este mismo mandamiento. Nosotros, que estamos siendo sacados del pecado a la justicia y de nuestro cuerpo mortal al cuerpo inmortal, también vivimos en la fe. Pero tenemos una Palabra diferente, que Adán no tenía cuando su naturaleza era perfecta, ya que habría sido transformado directamente de la vida física a la espiritual. Por esta razón, he dicho anteriormente que este árbol en el medio del jardín habría sido como un templo en el que esta Palabra se predica: que todos los demás árboles estaban sanos, pero que este era destructivo.9 Por lo tanto, deberían haber aprendido a obedecer a Dios y hacerle el servicio de abstenerse de comer de él, ya que Dios lo había prohibido. De esta manera la naturaleza incorrupta, que tenía el verdadero conocimiento de Dios, tenía sin embargo una Palabra o un mandamiento que estaba más allá de la comprensión de Adán y tuvo que ser creído. Además, este mandamiento fue dado a la naturaleza inocente de Adán para que pueda tener una directiva o forma para adorar a Dios, para dar gracias a Dios, y para instruir a sus hijos. Dado que el diablo lo ve y sabe que este mandamiento está más allá de la comprensión del ser humano, él tienta a Eva para que ella misma pueda proceder a reflexionar sobre si este es el mandato y la voluntad de Dios o no. Este es el principio y la parte principal de toda tentación: cuando la razón trata de llegar a una decisión acerca de la Palabra de Dios por su propia cuenta sin la Palabra. Era la intención de Dios que este mandamiento pueda proporcionar al hombre de una oportunidad para la obediencia y la adoración exterior, y que este árbol deba ser una especie de señal por la cual el hombre daría evidencia de que él estaba obedeciendo a Dios. Pero por llegar a una discusión en curso acerca de si Dios había ordenado esto, Satanás está tratando de llevar al hombre lejos de esta obediencia: al pecado. En esta situación, la única salvación habría sido si Eva hubiera puesto énfasis en el mandato de Dios y no se hubiera permitido ser atraída a otras discusiones sobre si Dios había ordenado esto, o si, ya que Dios había creado todas las cosas por el bien del hombre, este árbol había sido creado para la ruina del hombre. Parece una cuestión de sabiduría investigar estas cuestiones con bastante cuidado; pero el momento en que la mente se involucra en discusiones de este tipo, está hecho. Ahora vamos a escuchar lo que fue la respuesta de Eva. 2. Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. El principio es bastante favorable: ella hace una distinción entre los árboles restantes y este, y ella cita el mandato de Dios. Pero ella comienza a vacilar cuando llega a la mención de la pena. Ella no menciona el castigo como Dios había declarado. Él simplemente había declarado: “El día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn. 2:17). Fuera de esta declaración absoluta, ella misma hace una que no es absoluta, cuando ella agrega: “Ni le tocaréis, para que no muráis”. Este es un defecto notable, y uno que no debe pasarse por alto; pues muestra que ella ha pasado de la fe a la incredulidad. Porque así como la promesa exige la fe, así una 9 Cf. p. 95.

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amenaza también exige fe. Eva debería haber mantenido: “Si yo como, yo ciertamente moriré”. Satanás hace tales incursiones con su discurso astuto que Eva añade la pequeña palabra “para que”. Ella había sido persuadida por el diablo que Dios no era tan cruel como para matarlos por comer la fruta. En este sentido el corazón de Eva fue ahora envenenado con el veneno de Satanás. Por esta razón nuestro texto aquí, también ha sido pobremente traducido. Se lee como si Eva estaba citando sus propias palabras; en realidad, ella está citando las palabras de Dios, y por su cuenta está agregando a la Palabra de Dios la pequeña palabra “para que”. Y así el engaño del espíritu mentiroso ha tenido éxito. Lo que él buscaba alcanzar por encima de todo –alejar a Eva de la Palabra y la fe– esto lo ha logrado ahora en la medida en que Eva distorsiona la Palabra de Dios; es decir, para usar el lenguaje de Pablo, él la ha apartado de la voluntad divina, por lo que ella va en pos de Satanás (1 Ti. 5:15). Pero es el comienzo de la ruina de uno apartarse de Dios y recurrir a Satanás, es decir, no permanecer constante en la Palabra y en la fe. Cuando Satanás ve estos comienzos, se esfuerza ahora con su máximo poder, como contra una pared inclinada, con el fin de aplastarla por completo. 4. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Esta es oratoria Satánica, con la que domina por completo a la mujer lastimosa cuando ve que ella se ha alejado de Dios y está lista para escuchar a otro maestro. Cuando dijo anteriormente: “Dios no te dio esta orden, ¿verdad?” No negó abiertamente la Palabra; pero por la naturaleza de su pregunta trató de levantar una duda en Eva. Ahora, después de ver que ha logrado esto, comienza con la mayor osadía a negar la Palabra de Dios directamente y acusar a Dios con mentiras y crueldad. No es suficiente para él que Eva añadió la pequeña palabra “para que”; pero fuera de la pequeña palabra “para que” él ahora hace un negativo y dice: “No morirás.” Por lo tanto vemos aquí qué cosa tan terrible es cuando el diablo empieza a tentar a un hombre. Un lapso implica otro lapso, y un aparentemente leve mal provoca un lapso prodigioso. Era algo serio alejarse de Dios y de su Palabra y prestar sus oídos a Satanás. Pero lo que es algo mucho más grave ahora sucede: que Eva está de acuerdo con Satanás cuando acusa a Dios con la mentira, y, por así decirlo, golpean a Dios en el rostro con sus puños. Por lo tanto Eva ya no muestra ninguna aversión al igual que en la primera tentación; pero ella se une con Satanás en despreciar a Dios y negar la Palabra de Dios, y ella cree al padre de las mentiras en lugar de la Palabra de Dios. Ejemplos de desobediencia a la Palabra de Dios Dejemos que estos eventos sean una advertencia para nosotros para que aprendamos lo que el hombre es. Pues si esto sucedió cuando la naturaleza era todavía perfecta, ¿qué pensamos que nos sucederá ahora? Y tenemos ejemplos ante nuestros ojos. Para muchos de los que originalmente dieron gracias a Dios con nosotros por Su Palabra revelada no sólo se han alejado, sino que se han convertido en nuestros adversarios.10 Así, después de que los arrianos habían empezado a caer lejos de la fe en la divinidad del Hijo, pronto fueron llevados a esa locura que se convirtieron en los enemigos de la iglesia y la persiguieron con la mayor crueldad. Vemos ejemplos de la misma locura en los anabaptistas. Cuando ellos fueron engañados por Satanás en el principio para aceptar la pequeña palabra “para que”, todos ellos, más tarde, volvieron “para que” en un negativo: “no”. De los desertores de Dios 10 Quizás Lutero está pensando aquí en Carlstadt.

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también se convierten en perseguidores de Dios. Imitan a su padre Satanás. Después de que había caído del cielo a través del pecado, se convirtió en el peor enemigo de Cristo y de la iglesia. Tampoco hay ninguna falta de ejemplos similares en la actualidad. Nosotros no tenemos enemigos más amargos que los que se han alejado de nuestra doctrina. De este pecado sigue este bien conocido infeliz dictum [artículo]: “Dice el necio en su corazón: „No hay Dios‟” (Sal. 14:1). No es suficiente para aquellos que se han alejado el alejarse de Dios; también atacan a Dios y Su Palabra. Por lo tanto hay necesidad especial de esta norma, que debemos considerar a lo largo de nuestra vida como un ancla sagrada: que después de que se ha establecido que lo que tenemos y profesamos es la Palabra de Dios, damos nuestro asentimiento con fe sencilla y no participamos en conversaciones curiosas. Pues cada discusión curiosa trae consigo una mayor caída. Tenemos la palabra clara de Cristo acerca de la Cena del Señor, donde Él dice en relación con el pan: “Tomad, comed; esto es mi cuerpo”, y acerca de la copa: “Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mt. 26:26b, 28). Por tanto, cuando los fanáticos se apartan de la fe en estas palabras y discuten cómo estas cosas pueden ser así, gradualmente llegan al punto en que simplemente niegan esta palabra de Cristo y la atacan, al igual que le sucedió a Eva en este pasaje. Así, cuando Arrio especula que Dios es la unidad más simple, comienza postulando esta tesis: “Tal vez Cristo no es Dios”. Luego de algún tiempo él viene con deducciones absurdas, hasta que él mantiene en varias palabras y declara con certeza de que Cristo no es Dios. No le molesta que Juan declara claramente: “La Palabra era Dios” (Jn. 1:1). No le molesta que Cristo manda el bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt. 28:19); o que tenemos el mandamiento de creer en Cristo, para adorarlo, y orar a Él. Pero, ¿qué es más absurdo que el comprometernos a juzgar a Dios y Su Palabra, nosotros que debemos ser juzgados por Dios? Por lo tanto debemos simplemente mantener que cuando escuchamos a Dios diciendo algo, hemos de creerlo y no a debatir sobre ello, sino más bien llevar cautivo nuestro intelecto en la obediencia a Cristo (2 Co. 10:5). La declaración de Is. 7:9 está correctamente citada aquí: “Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis”. Pues nunca sin embargo vamos a entender cómo el ojo ve, cómo el oído oye, o qué es el alma. Y sin embargo, estas cosas están en nosotros, y hacemos uso de ellos todos los días y en todo momento en todas nuestras actividades. ¿Cómo, entonces, vamos a entender lo que está más allá de todos nuestros sentidos, en la Palabra sola? Por lo tanto, está en la Palabra sola que el pan es el cuerpo de Cristo, que el vino es la sangre de Cristo. Esto debe ser creído; no debe ni puede ser entendido. Así, en lo que respecta al pasaje que tenemos delante en lo que a Moisés se refiere, las palabras eran más simples: “Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás” (Gn. 2:17a). Pero la razón no entendía el propósito de estas palabras, por qué Dios quería que sea así. Por lo tanto Eva perece mientras ella investiga con demasiada curiosidad y se niega a estar satisfecha con lo que había oído que el Señor ordenó. Por lo tanto esta tentación es un verdadero patrón para todas las tentaciones con las que Satanás ataca la Palabra y la fe. Antes de que el deseo de comer del fruto surgiera en Eva, ella perdió la Palabra que Dios habló a Adán. Si se hubiera ceñido a esta Palabra, ella habría continuado en el temor y la fe de Dios. Cuando ocurre lo contrario y el Verbo se pierde, hay desprecio de Dios y obediencia al diablo. Todo esto es útil, para que podamos aprender, como dice Pedro (1 Pe. 5:9), a resistir a Satanás firmes en la tentación, mientras uno se aferra a la Palabra con una fe firme y cerrando los oídos a fin de no otorgar la entrada a lo que es ajeno a la

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Palabra. Porque en verdad, estas aflicciones de Eva y Adán son lecciones para nosotros, para que no tengamos las mismas experiencias al ser apartados de la Palabra y de la fe.11 “Sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos”. Lo que sigue en el texto: “Dios sabe que sus ojos serán abiertos” tiene un doble significado. Por un lado, se puede entender en el sentido de que Satanás dijo esto para avivar el resentimiento contra Dios por no querer que el hombre comiera tan útil fruta, y para que de esta manera Eva empiece a odiar a Dios como si Él les mostró muy poca buena voluntad. O, por el contrario -y así es como yo lo entiendo- alaba a Dios para envolver más fácilmente a Eva en su traición. Es como si dijera: “Ciertamente Dios no es un ser que quiere que vivas en la oscuridad, por así decirlo, sin ningún conocimiento del bien y del mal. Él es bueno. Él no envidia nada de lo que es útil y provechoso para ti de ninguna manera. Él tomará con calma que eres semejante a Él.” Cuando Satanás alaba a Dios de esta manera, entonces, en verdad, él tiene una daga en la mano para cortar la garganta del hombre. La caída llega a ser muy fácil cuando se añaden el pretexto de la Palabra y la voluntad de Dios a lo que sugiere el deseo. Esta es la razón por la que me inclino a la comprensión de que esto fue dicho por Satanás con el fin de persuadir a Eva en lugar de suscitar el resentimiento en contra de Dios: “Así, te dejo adoptar lo que te plazca”. Lo esencial, sin duda es que él está tratando de llevar a Eva lejos de la Palabra y persuadirla para hacer lo que había sido prohibido por la Palabra. Él es un muy amargo enemigo de la Palabra de Dios, porque sabe que nuestra salvación descansa en la obediencia a la Palabra. La conciencia de Eva respecto de su pecado He aquí se plantea una pregunta que no es en absoluto sin sentido: cómo sucede que Eva aún no es consciente de su pecado. A pesar de que aún no ha comido la fruta, ya ha pecado contra la Palabra y la fe; porque ella se ha alejado de la Palabra a la mentira, de la fe a la incredulidad, de Dios a Satanás, y de la adoración de Dios a la idolatría. Puesto que ésta era la característica principal de su pecado (pues recoger la fruta no era la característica principal), ¿cómo es posible que no sigue de inmediato la muerte? ¿Cómo es posible que ella no se da cuenta de su pecado? Más todavía, ¿cómo es que después de que ella misma ha comido la fruta, no experimenta la muerte, antes de que ella también haya convencido a Adán a comer? Las escuelas tienen diversas discusiones sobre la parte superior y la parte inferior de la razón: a saber, que Adán es la parte superior de la razón, Eva la inferior.12 Pero pasaremos de largo estos argumentos indoctos y escolásticos, y busquemos el verdadero significado, que es el siguiente: En primer lugar, Dios es paciente; por lo tanto, Él no castiga el pecado de inmediato. De lo contrario, ocurriría que íbamos a morir de inmediato en nuestros pecados. Satanás abusa de esta paciencia de Dios, ya que es ventajoso para su propósito de que el hombre no sea inmediatamente consciente de su pecado. Y así sucede que debido a que el castigo se retrasa, Satanás llena el corazón con petulancia, y el hombre no sólo no se da cuenta de que ha cometido pecado, sino que aún se contenta sobre él y se alegra en sus pecados. Observamos esto en el caso de los papas. Si pudieran contemplar con sus ojos y mentes la tortura de las conciencias, es más, incluso la destrucción de la gente -a la que 11 Este es un juego de las palabras griegas παθήματα y μαθήματα. 12 En esta distinción entre la las partes superior e inferior de la razón cf. Thomas Aquinas, Summa theologica, I, Q. 79, Art. 9.

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atraen por su perversa doctrina- sin duda, mejorarían su doctrina. Pero ahora Satanás ensombrece sus ojos, por así decirlo, para que no puedan ver la ira de Dios y su juicio. Y así viven en la extrema petulancia y con gozo y alegría en sus pecados más graves, y celebran sus triunfos como si hubieran logrado algo bueno. La misma cosa sucede a Eva aquí. A través de su incredulidad ha caído de la Palabra en una mentira. Por lo tanto, ante los ojos de Dios ya estaba muerta. Porque Satanás refrena su mente y los ojos, ella sin embargo no sólo no ve la muerte o toma conciencia de ello, sino que poco a poco ella también aumenta su deseo por el fruto y se deleita en esta idolatría y el pecado. Si no se hubiera apartado de la Palabra, mirando a la fruta y deseando comer de ella, habría sido algo horrible para ella. Ahora se entrega a este pecado en su mente con placer. Donde antes habría huido si hubiera visto a alguien más extender su mano hacia ese árbol, ella ahora está impaciente por el retraso, ya que el pecado ha tomado el control de sus miembros inferiores y ha estallado de su corazón.13 Así, este deleite y deseo de comer el fruto es como una enfermedad nacida del pecado, sobre la que más adelante sigue la muerte. Mientras tanto, mientras que Eva está pecando, ella no lo siente, como muestra la secuencia. 6. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Mira cómo el pecado se extendió gradualmente a todos los sentidos. Después que Eva ha creído a Satanás, en contra de la Palabra de Dios, que ella no morirá, sino que sus ojos serán abiertos, y ella sabrá el bien y el mal, ¿qué no olvida hacer, que es necesario, para hacer su pecado mayor? Sus ojos no pueden ser satisfechos por la apariencia. No es suficiente para ella que ella tiene el conocimiento de Dios y una buena razón; ella quiere añadir el conocimiento del mal. Pero este es veneno muy propio de Satanás: que ella quiere tener una visión más allá de lo que fue mandado. Esta sabiduría es la muerte, y es hostil a la sabiduría de Dios que le fue dado a ella en el mandato; tiene el efecto de que ella considera como justicia lo que es pecado, y lo que es la mayor locura ella imagina que es la más alta sabiduría. El énfasis, por tanto, radica en lo que el texto latino sin embargo ha omitido, a saber, que el árbol parecía encantador, pues haría sabia a la gente. Esto es lo que el diablo acostumbra llevar a cabo en todas sus tentaciones: que cuanto más el hombre se aleja de la Palabra, más letradas y más sabias le parecen. Ejemplos de sabiduría satánica Así consideran una gran sabiduría decir que el pan es pan y que el vino es vino, no el cuerpo y la sangre de Cristo. Arrio piensa que ha ganado un premio, ya que, sobre la base de algunos pasajes muy retorcidos, declara que el Logos estaba en existencia antes de las criaturas, pero que fue creado. Para los anabaptistas parece ser una gran sabiduría cuando vienen con su gran hablar y vociferan que el agua no puede tocar el espíritu o el alma, sino sólo la piel desnuda, y que por esta razón el Bautismo no contribuye en nada a la remisión de los pecados. Y sabemos que los espíritus fanáticos bautizados en algún lugar sin agua, aún se jactan de que nunca han estado en desacuerdo con nosotros.15 Esta es de hecho la sabiduría; pero es una sabiduría diabólica, en contra de la Palabra y la sabiduría de Dios. Esta tentación es característica del demonio, que por lo tanto iba a hacernos sabios en contra y por encima de 13 Quizás los “miembros inferiores” (inferiora membra) hablados aquí son las piernas, que ahora se negaron a huir. 15 Cf. también Luther Work‟s, 22, p. 308.

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la Palabra de Dios, tal como él mismo estaba en el cielo. Pero la tentación que implica la sabiduría es mucho más efectiva que aquellas más crudas que involucran la lujuria, la codicia, el orgullo, etc. “Para alcanzar sabiduría” El verbo ‫ש ִּכיל‬ ְׂ ‫ ִּה‬denota “ser prudente”, del cual se deriva ‫ ַמ ְׂש ִּכיל‬, “sabio”, “prudente”, como en el Salmo 14:2: “El Señor miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios”. También Is. 52:13: “Mi siervo ‫ש ִּכיל‬ ְׂ ַ‫י‬, será prosperado.”16 En el sentido estricto denota esa sabiduría por la cual Dios es conocido. Pero Eva tenía esa luz, o sol, en su corazón antes, porque tenía la Palabra; entonces también tenía el conocimiento de todas las criaturas. Pero cuando esa sabiduría no está satisfecha, quiere subir más alto y conocer a Dios de una manera diferente de Su revelación de Sí mismo en Su Palabra. Aquí está la caída: que después de perder la verdadera sabiduría, ella se sumerge en la ceguera absoluta. Por otra parte, como Satanás actuó entonces, así lo hace ahora. Es el mandato de Dios que debemos creer en el Evangelio acerca de su Hijo y así ser salvos. Esta es la sabiduría, así como Cristo dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn. 17:3). De esta sabiduría el monje hace caso omiso y va a otras cosas. Se pone la capucha, se ciñe a sí mismo con una cuerda, asume el voto de celibato, etc.; y él se imagina que de esta manera va a agradar a Dios y ser salvado. Esta alta y poderosa sabiduría, que hace un esfuerzo en la veneración y adoración a Dios, fue plantada por Satanás y por el pecado original a la naturaleza miserable, para que después de que los hombres hayan hecho caso omiso de la Palabra que Dios puso delante de ellos para su salvación, puedan recurrir a sus propios pensamientos. De esta manera, Eva, creada como la más sabia mujer, anhela una sabiduría diferente, una sabiduría aparte de la Palabra; y debido a esta sabiduría peca de muchas maneras con todos sus sentidos: por ver, por el pensamiento, por el deseo, y al hacer. Por lo tanto no hay que escuchar a los que sostienen que es cruel para esta naturaleza estar tan lastimosamente dañada y sumergida en la muerte y el resto de los desastres simplemente a causa de una mordedura de fruta. Cuando los epicúreos oyeron esto, se rieron como si fuese un cuento de hadas. Pero para el lector atento se hace fácilmente evidente que la mordida de la manzana no es la razón. La razón es el pecado, por el que Eva pecó en contra de las tablas de la Ley y contra Dios mismo y Su Palabra; por otra parte, ella peca de tal forma que deja a un lado la Palabra de Dios y ofrece todo su ser a Satanás como su discípula. Estas acciones no se atrevan a considerarlas a la ligera; pues ellas, como suele decirse, son la causa que fecundó los castigos que nosotros soportamos, una condición tan terrible del pecado y una antipatía tan horrible a Dios. Debemos mirar y pensar en ellos, en lugar de limitarnos a la fruta que fue arrancada y tragada. Los que miran sólo a la acción y no al pecado de la que esta acción siguió, no puede hacer otra cosa que atribuir con crueldad a Dios que debido a tan pequeño pecado Él ha causado tan gran castigo sobre toda la raza humana. Por lo tanto odian a Dios y desesperan; o como los epicúreos, se ríen de esto como de un cuento de hadas. Por lo tanto, debemos prestar atención a la Palabra. Por otra parte, esta es la Palabra de Dios. Y así, tan importante como la Palabra es, tan importante también es el pecado que se comete en contra de la Palabra. A este pecado toda nuestra naturaleza ha sucumbido. ¿Cómo podía superarse este pecado, ya que su magnitud es inagotable? Para superar 16 El original tiene “Is. 53.”

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este pecado, lo necesitamos a Él, que trae con Él la justicia inagotable, esto es, el Hijo de Dios. Y esto también revela la astucia de Satanás. No trata de inmediato seducir a Eva por medio de la belleza de la fruta. Primero ataca a la mayor fortaleza del hombre, la fe en la Palabra. Por lo tanto, la raíz y la fuente del pecado es la incredulidad y el alejamiento de Dios, así como, por otro lado, la fuente y la raíz de la justicia es la fe. Satanás primero aleja de la fe a la incredulidad. Cuando logra esto -que Eva no creyó el mandamiento que Dios le había dado- era fácil de llevar esto a cabo también: que ella corrió hacia el árbol, arrancó el fruto y lo comió. El acto externo de la desobediencia sigue al pecado, que a través de la incredulidad se ha desarrollado plenamente en el corazón. Así, la naturaleza del pecado debe ser considerado de acuerdo con su verdadera inmensidad, en la que todos hemos perecido. Ahora sigue la revelación del pecado junto con sus castigos. 7. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Dije antes que el modelo de todas las tentaciones de Satanás es el mismo, es decir, que primero pone la fe a juicio y aleja de la Palabra. Entonces, siguen los pecados contra la Segunda Tabla; de nuestra propia experiencia nos damos cuenta de que este es su procedimiento. Los acontecimientos que ahora siguen son de acuerdo con la descripción del pecado: cuál es su naturaleza cuando está activo, y lo que es más adelante, cuando se encuentra en el pasado. Pues cuando está activo, no es percibido; de lo contrario estaríamos advertidos por los efectos nocivos que el pecado trae, y nos gustaría retroceder. Pero debido a que estos se encuentran ocultos, procedemos con insuficiencia a la propia Escritura, después de que hemos abandonado nuestra rectitud y la fe. Eva traspasó de manera similar en el caso de la fruta, después de que ella ha sido persuadida, en contra de la Palabra de Dios, que no iba a morir sino que sus ojos se abrirían y sería más sabia. Este veneno de Satanás bebió con sus oídos; extendió la mano al fruto prohibido; y se lo comió con su boca. Y así peca a través de todos sus sentidos del alma y del cuerpo, y sin embargo ella no es consciente de su pecado. Ella come la fruta con placer, y ella pide a su marido también a hacer lo mismo. Estas experiencias son iguales en todas las tentaciones y pecados, ya sea de lujuria o de ira o de codicia. Mientras que el pecado está activo, no se siente. No asusta, y no muerde; sino que halaga y deleita. Y en tanto que estas cosas sucedieron cuando la naturaleza seguía siendo perfecta, no es de extrañar que pasará lo mismo con nosotros, que estamos infectados con el veneno del pecado original de la planta de nuestros pies a la corona de nuestra cabeza. Y así vemos en el caso de los hombres sin Dios y también de espíritus fanáticos, que, o bien no tienen fe o han caído de la fe, cuán indiferentes son, cuán vehementes y obstinados en la defensa de sus errores, por lo que ni siquiera se reducen a la muerte.17 Esta es la naturaleza del pecado que no se siente desde hace algún tiempo. Pero cuando luego el pecado se revela a través de la Ley, entonces pesa demasiado en el hombre. Pero antes de esta revelación, mientras que el pecado se comete, los ojos de Eva no se abren; de lo contrario habría muerto en lugar de tocar la fruta. Pero debido a que sus ojos no son abiertos todavía y permanece la incredulidad, persisten tanto el deleite en el fruto prohibido y el entusiasmo y el deseo de adquirir una sabiduría que también fue prohibida. Pobre Eva, está tan absorta en la incredulidad, tanto en espíritu y en el cuerpo que no se da cuenta de que ella está haciendo mal. 17 Cf. Luther Work‟s, 22, p. 22, nota 20.

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“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos” La historia de la Iglesia revela casos similares de despreocupación. Arrio se cree bendecido cuando él encuentra una manera de burlarse de las declaraciones acerca de la divinidad del Hijo. Sin embargo, esta presunción no es duradera. Tan pronto como se abren los ojos de Eva, ella recuerda la ley que se había olvidado anteriormente y que les mandó no comer del árbol prohibido. Antes del conocimiento de esta Ley ella era sin pecado, como dice Pablo en Ro. 7:9:“Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”. Y esto, no porque la ley no estaba en existencia, sino porque no sentía las amenazas y los castigos de la ley. Para sí mismo, por lo tanto, parecía estar sin pecado. “Por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro. 3:20). Por lo tanto, cuando la Ley revive de nuevo, el pecado revive también al mismo tiempo. Esto Moisés señala en la cuenta de nuestros primeros padres, cuando dice: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos”. Es como si dijera: “Satanás había cerrado no sólo los ojos, sino también el corazón de Eva a través de la incredulidad y la desobediencia de todos sus miembros dentro y fuera. Pero después de que al pecado se le permitió entrar y fue cometido, él alegremente permite que sus ojos sean abiertos para que vean lo que habían hecho.” Aquí Satanás trata de hacer otra ganancia, es decir, que aquellos que han pecado perezcan en la desesperación. Y así esta historia es como una explicación de la declaración de Pablo cuando dice: “Por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro. 3:20). Porque la ley no hace nada más que revelar el pecado o revivirlo; antes de que se conociera la Ley, este pecado se quedó allí como muerto o dormido, al igual que aparece luego para Caín: “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él” (Gn. 4:7). Permanece quieto mientras está activo; pero cuando llega la Ley, entonces los ojos se abren, y el hombre se da cuenta de lo que Dios ha ordenado y qué castigo Él ha establecido para los transgresores. Cuando la Ley así gana el control de la conciencia, entonces está el verdadero conocimiento del pecado, el conocimiento que los corazones humanos no pueden soportar a menos que venga el consuelo de Dios. “Y conocieron que estaban desnudos” Pero lo que añade Moisés –que después de comer la fruta vieron que estaban desnudos– no es sin propósito. Si se considera cuidadosamente, contiene una hermosa descripción de la justicia original. Los escolásticos sostienen que la justicia original no era una parte de la naturaleza del hombre, sino, como algún adorno, se añadió al hombre como un regalo, como cuando alguien coloca una corona de flores en una bonita mujer. La corona no es ciertamente una parte de la naturaleza virgen; es algo aparte de su naturaleza. Venía de fuera y se puede quitar de nuevo sin ningún tipo de lesión en su naturaleza. Por lo tanto se mantienen sobre el hombre y sobre los demonios que a pesar de que han perdido su justicia original, sus dotes naturales han permanecido puros, tal y como fueron creados en el principio. Pero esta idea debe ser rechazada como un veneno, porque minimiza el pecado original. Vamos más bien a sostener que la justicia original no era un don que vino de fuera, separada de la naturaleza del hombre, sino que fue realmente parte de su naturaleza, por lo que era la naturaleza de Adán amar a Dios, creer en Dios, conocer a Dios, etc. Estas cosas eran tan naturales para Adán, como es natural para los ojos recibir la luz. Pero debido a que puede correctamente decirse que la naturaleza ha sido dañada si se produce un ojo defectuoso al infligir una herida, así, después que el hombre ha caído de la justicia en el pecado, es correcto y veraz decir que nuestras

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riquezas naturales no son perfectas, sino que están dañadas por el pecado. Porque así como es la naturaleza de los ojos para ver, así era la naturaleza de la razón y voluntad en Adán para conocer a Dios, a confiar en Dios, y temer a Dios. Ya que es un hecho que esto ahora se ha perdido, ¿quién es tan tonto como para decir que nuestras riquezas naturales siguen siendo perfectas? Y sin embargo, nada era más común y recibió la aceptación más general en las escuelas que esta tesis. Pero, ¡cuánto más tonto esto es para hacer esta afirmación sobre los demonios, sobre quien Cristo dice que ellos no están en la verdad (Jn. 8:44) y quien sabemos que son los peores enemigos de Cristo y de la iglesia! Por lo tanto, las dotaciones naturales perfectas en el hombre eran el conocimiento de Dios, la fe, el temor, etc. Estos Satanás ha corrompido por el pecado; al igual que la lepra envenena la carne, así la voluntad y la razón se han vuelto depravadas por el pecado, y el hombre no sólo no ama más a Dios, sino que lo odia, y desea ser y vivir sin él. Por lo tanto esta es una excelente descripción de la corrupción que ha tomado el lugar de la justicia y gloria original. Era la gloria para el hombre no darse cuenta de que estaba desnudo. Por otra parte, ¿qué puede ser una depravación mayor que la desnudez que antiguamente era una gloria, y que es actualmente la mayor desgracia? Nadie se sonroja por los ojos sanos. Ojos torcidos o débiles son considerados como menos favorecidos y provocan vergüenza. Así en el estado de inocencia era lo más honorable ir desnudo. Ahora, después del pecado, cuando Adán y Eva ven que están desnudos, se les hace avergonzarse, y buscan fajas con que cubrir su vergüenza. Sin embargo, ¡cuánta mayor desgracia hay en esto, que la voluntad se ve afectada, el intelecto depravado, y la razón completamente corrupta y cambiada por completo! ¿Es esto lo que quieren decir cuando dicen que nuestras dotes naturales son perfectas? Pero véase lo que sigue si se mantiene que esa justicia original no era una parte de la naturaleza, sino una especie de regalo superfluo o sobreañadido. Cuando se declara que la justicia no era una parte de la esencia del hombre, ¿no sigue también que el pecado, que tomó su lugar, no es parte de la esencia del hombre, también? 19 Entonces no hubo propósito en enviar a Cristo, el Redentor, si la justicia original, como algo ajeno a nuestra naturaleza, se ha quitado y las dotaciones naturales siendo perfectas. ¿Qué más puede decirse que sea más indigno de un teólogo? Por lo tanto vamos a rehuir de esos desvaríos como plagas reales y una perversión de las Sagradas Escrituras, y vamos a seguir la experiencia, la que demuestra que hemos nacido de la semilla impura y que de la propia naturaleza de la semilla adquirimos la ignorancia de Dios, suficiencia, incredulidad, el odio contra Dios, la desobediencia, la impaciencia, y faltas graves similares. Estos están tan profundamente implantadas en nuestra carne, y este veneno ha sido tan ampliamente extendido por la carne, el cuerpo, la mente, los músculos y la sangre, a través de los huesos y la médula, en la voluntad, en el intelecto, y en la razón, que no sólo no se pueden eliminar completamente, sino que ni siquiera se reconocen como pecado. Hay un dicho familiar del poeta cómico: “Ninguna infamia se une a un joven si comete fornicación.” 20 El pagano debe ser perdonado, pero es más vergonzoso para los cristianos y los que están familiarizados con las Sagradas Escrituras inclinarse a la opinión

19 En los años posteriores a la muerte de Lutero hubo una amarga controversia teológica sobre la cuestión de si el pecado original se había convertido en parte de la esencia del hombre, y en el art. I de la Fórmula de la Concordia se estableció que no; esta controversia pudo haberse reflejado en la edición de este pasaje. 20 Cf. también Luther Work‟s, 21, pp. 84 ff.

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de que la fornicación simple no es un pecado.21 ¡Los cánones de los colegios aprueban unánimemente esta misma opinión para su vida y hábitos! Cuando esto sucede en el caso de un pecado exterior, ¿a qué conclusión hemos de llegar sobre la impureza del corazón y las emociones internas, sino que los hombres impíos no se dan cuenta que son pecados? Del mismo modo, el hombre no se da cuenta de que la gloria de la desnudez se perdió por el pecado. El hecho de que Adán y Eva caminaron desnudos era su mayor adorno delante de Dios y de todas las criaturas. Ahora, después del pecado, no sólo evitamos la mirada de los hombres cuando estamos desnudos; sino también somos tímidos en nuestra propia presencia, así como Moisés dice aquí acerca de Adán y Eva. Esta vergüenza es un testimonio de que nuestro corazón ha perdido la confianza en Dios, que los que estaban desnudos tenían antes del pecado. Por lo tanto, incluso si Adán hubiera sido ciego, todavía habría tenido miedo de mostrarse desnudo ante los ojos de Dios y de los hombres, porque a través de su desobediencia su confianza en Dios se perdió. Por otra parte, todo esto demuestra que la justicia original era parte de la naturaleza del hombre; pero cuando se pierde por el pecado, está claro que las riquezas naturales no se quedaron perfectas, como los escolásticos deliran. Así como era parte de la naturaleza del hombre andar desnudo, lleno de confianza y seguridad hacia Dios, y ser agradable a Dios y al hombre de esta manera, así ahora, después del pecado, el hombre está convencido de que esta desnudez de la naturaleza inocente es ofensiva a Dios, a sí mismo, y para todas las criaturas; y el provee fajas para cubrir su cuerpo. ¿No es esto un cambio de la naturaleza? La naturaleza sigue siendo de hecho; pero está dañada en muchos aspectos, ya que la confianza en Dios se ha perdido y el corazón está lleno de desconfianza, miedo y vergüenza. Así, las partes de nuestro cuerpo siguen siendo las mismas. Pero aquellas que, cuando estaban desnudas, eran vistas con gloria, están ahora cubiertas como vergonzosas y deshonrosas, como resultado de la revuelta interna; porque por medio del pecado la naturaleza ha perdido su confianza en Dios. Si creyéramos, no estaríamos avergonzados. “Entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” Fuera de esta corrupción que siguió a causa del pecado, siguió otro mal. Adán y Eva no sólo se avergonzaban de su desnudez, que antes era más honorable y el único adorno del hombre, sino que también hicieron fajas para sí mismos con el fin de cubrir, como si se tratara de algo más vergonzoso, esa parte del cuerpo que por su naturaleza era más honorable y noble. ¿Qué cosa es más noble en toda la naturaleza que la obra de la procreación? Este trabajo fue asignado por Dios no a los ojos ni a la boca, que consideramos como las partes más honorables del cuerpo, sino a esa parte que el pecado nos ha enseñado a llamar la región pudenda y cubrirla, para que no se pueda ver. Por otra parte, aunque en la naturaleza inocente toda la obra de la procreación habría sido más santa y más pura, después del pecado, la lepra de la lujuria ha hecho su camino en esta parte del cuerpo. De ahí que los que viven fuera del estado matrimonial arden más vergonzosamente. Y a menos que los que viven en el estado matrimonial refrenen sus pasiones y cuidadosamente vigilan sus relaciones entre sí, se encuentran con todo tipo de tentaciones. Entonces, no vamos a darnos cuenta finalmente qué cosa horrible y espantosa es el pecado, en la medida en que la sola lujuria no puede ser curada con ningún recurso, ni siquiera por el matrimonio, que fue ordenado por Dios como un remedio para nuestra débil naturaleza. La mayoría de los que están casados viven en adulterio y cantan el pequeño verso familiar acerca de sus esposas: „Puedo vivir ni contigo ni sin 21 La cuestión se ha planteado años atrás en la mesa por un Husita en Wittenberg, Ignatius Perknovsky (Weimer, Tischreden, II, No. 1647).

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ti.‟22 Esta terrible desgracia tiene su fuente en la parte más honorable y más excelente de nuestro cuerpo. Excelentísimo yo lo llamo por la obra de la procreación, que es la más excelente por cuanto conserva la especie. Y así por el pecado los miembros más útiles se han convertido en los más vergonzosos. Seguramente esto no habría sido el caso en las instancias de Adán y Eva. Ellos estaban llenos de fe en Dios. Y así, con la frecuencia que ellos habrían querido engendrar hijos, ellos se habrían unido, no empujados por esa pasión que ahora está en nuestra carne leprosa sino admirando la providencia de Dios y obedeciéndolo a Él con la mayor contención, tal y como llegamos ahora para oír la Palabra de Dios y adorarlo. Todas estas cosas hemos perdido por el pecado hasta el punto de que podemos concebir de ellos sólo en una manera negativa y no de una manera positiva. Desde el mal que tenemos con nosotros nos vemos obligados a inferir cuán grande es la bondad que hemos perdido. Sin embargo, debemos agradecer a Dios que todavía tenemos restos de la obra de la procreación, aunque sean siempre tan corrompidos, ya que la Iglesia y el Estado lo necesitan. Llama la atención que entre los escritores en todos los idiomas no se puede encontrar una huella que indique que la desnudez se convirtió en una vergüenza por el pecado, cuando anteriormente había sido honorable. Así que tenemos a Moisés como el único profesor de este conocimiento. Con sus breves palabras, señala que después de la apostasía de la fe, el hombre fue reducido a ruinas, y que la gloria de los genitales se convirtió en la mayor desgracia, por lo que el hombre se vio obligado a cubrir con una faja. La palabra ‫גֹורה‬ ָ ‫ ֲח‬, que ocurre aquí en el plural, estrictamente denota una faja. De esta se entenderá que las hojas de higuera cubrieron cada parte del muslo, por lo que la parte que era más honorable antes del pecado fue cubierta como la más vergonzosa e indigna a los ojos de los hombres. ¡Oh, qué terrible caída en el pecado! Los ojos del hombre se abrieron de tal manera que lo que era más honorable ahora mira como la más vergonzosa. Y así sigue siendo. Sólo después de que la Ley ha llegado, se vuelve claro lo que hemos hecho. Pero cuando el pecado se saca a la luz, parece llevar consigo tanta vergüenza que las mentes no pueden soportar tener que mirarlo. Por lo tanto, trata de cubrirlo. Nadie quiere aparecer como lo que es, a pesar de que es un ladrón, un adúltero, o un asesino. Los herejes también se niegan a reconocer su error, sino que lo defienden más obstinadamente y desean aparecer como verdaderos católicos.23 Para conseguir esto cosen juntos hojas muy anchas de la higuera; es decir, tratan todos los dispositivos que pueden encontrar para encubrir y mitigar su error. Esta característica del pecado también es observable en los niños. Cuando han sido sorprendidos en el acto, todavía hacen todo lo posible para convencer a sus padres de lo contrario y excusarse. Tal es simplemente el hábito de la gente. Incluso cuando han sido sorprendidos, ellos sin embargo tratan de salirse con la suya, de modo que no puedan ser atemorizados sino que puedan aparecer buenos y justos. Este veneno también se ha infundido en nuestra naturaleza por el pecado, como demuestra el pasaje ante nosotros.

22 Un dicho proverbial que se remonta al menos a Ovidio. 23 El uso de Lutero de estas palabras aquí indican su uso frecuente, a pesar de su revisión del texto de los credos.

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8. Y oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto. Este ahora es el tercer mal de pecado original,24 que demuestra que la justicia original se ha perdido. Por cierto, una vez más las opiniones de los rabinos confunden a Lyra.25 Algunos explican „al aire del día‟ como una referencia a un lugar o una dirección entre el sur y el oeste. Otros lo explican como una referencia al tiempo, a saber, que esto ocurrió en la noche, cuando el calor disminuía y los vientos comienzan a soplar. Mi propia opinión es que debemos entender „espíritu‟ simplemente en el sentido del viento,26 y que después de que su conciencia había sido condenada por la Ley, Adán y Eva fueron aterrorizados por el crujido de una hoja (Lv. 26:36). Vemos que es justo así en el caso de los seres humanos asustados. Cuando oyen el crujido de una viga, tienen miedo de que toda la casa pueda derrumbarse; cuando oyen un ratón, tienen miedo de que Satanás está ahí y quiere matarlos. Por naturaleza nos hemos vuelto tan completamente asustadizos que tememos incluso las cosas que son seguras. Por lo tanto, después de que su conciencia ha sido condenada por la Ley y sienten su vergüenza delante de Dios y de sí mismos, Adán y Eva pierden su confianza en Dios, y están tan llenos de miedo y terror, que cuando oyen un soplo o un viento, de inmediato piensan que Dios se acerca para castigarlos; y ellos se ocultan. Yo también creo que por la voz del Señor, que estaba caminando, Moisés quiere decir el viento o el sonido del viento, que precedió a la aparición del Señor. Del mismo modo, en el evangelio de Cristo dice del viento (Jn. 3:8): “Oyes su sonido”. Cuando oyeron los crujidos de las hojas, como si estuvieran siendo movidas por el viento, pensaron: “He aquí ahora el Señor viene a exigir castigo para nosotros”. Por lo tanto, cuando Moisés añade más adelante: “al aire del día”, me parece que él se está explicando a sí mismo, como si dijera: “Hubo un sonido como el del viento del día”, por lo que el énfasis se encuentra en la palabra “día.” Él no se refiere al viento en la noche, porque quiere poner un mayor énfasis en el temor prodigioso que siguió al pecado, como si dijera: “Ellos estaban tan temerosos de que incluso en la luminosa luz del día tuvieron miedo del crujido de una hoja”. ¿Qué hubiera pasado si Dios hubiera llegado en la oscuridad y en la noche? Para entonces el terror es mucho mayor. Así como la luz hace a los hombres valientes, así la oscuridad aumenta su miedo. Este temor, que superó a Adán y Eva en la misma luz del día después de su pecado, es una clara indicación de que habían caído completamente lejos de la fe. Esto creo que es el verdadero sentido de este pasaje; también está de acuerdo con la amenaza de Lv. 26:36, donde Moisés está hablando de los castigos que seguirán el pecado, es decir, que los pecadores se volverán asustados por el sonido de una hoja que cae y se llevarán a la fuga, como si fuera una espada. Cuando la conciencia está verdadera y completamente asustada, el hombre está tan abrumado que no sólo no puede actuar, sino que es incapaz incluso de hacer cualquier pensamiento. Dicen que tal cosa sucede en la batalla, cuando los soldados que están superados por el miedo no pueden mover una mano, sino que permiten ser muertos por el enemigo. Un terrible castigo sigue al pecado, que por el crujido de una hoja la conciencia está llena de miedo, es más, que ni siquiera puede soportar esa criatura más hermosa, la misma luz de día, que es por naturaleza tan refrescante para nosotros. Una vez más se ve la inmensidad del pecado original, con el que nacemos y que se ha plantado en nosotros por el pecado de nuestros primeros padres. Por otra parte, este detrimento también nos ayuda a hacernos una idea de la justicia original, sobre la 24 El primer mal fue la vergüenza de estar desnudos; el segundo fueron sus fajas; el tercero, su encubrimiento. 25 Lyra en Gn. 3:8, sec. “s.” 26 Cf. la discusión de los términos hebreo y griego en Luther Work‟s, 22, pp. 298–301.

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base de lo que hemos perdido, o por vía de contraste. Porque en el hombre había la confianza más admirable en Dios, y el hombre no podía haber tenido miedo, incluso si habría visto colapsar los cielos. ¡Con cuán grande despreocupación escucha Eva a la serpiente! No hablamos tan íntimamente con un cachorro que ha crecido en el hogar y se ha acostumbrado a el, o con un pollo. Así, pues, antes del pecado ellos no buscan escondites, porque tenían conocimiento, y de pie alababan a Dios con la cara en alto. Pero ahora están aterrorizados por el crujido de una hoja. ¡Oh, qué grave caída, para pasar del máximo sentido de la seguridad, de la confianza y la alegría en Dios, a tal terror espantoso, que el hombre se encoge de la vista de Dios más que de la vista y la presencia del diablo! Adán y Eva no estaban evitando el diablo, ¡era Dios, su Creador, a quien ellos estaban evitando! A Él juzgaron ser más problemático y más terrible que Satanás. Pero a Satanás consideraron mejor que Dios, porque no evitaron a Satanás. Y así este temor es realmente una evasión y el odio de Dios. Por otra parte, vale la pena notar cómo el pecado crece poco a poco hasta que se convierte en extremo pecaminoso, como Pablo acostumbra llamarlo (Ro. 7:13). El primer hombre cae de la fe a la incredulidad y la desobediencia. Entonces el miedo, el odio, y el evitar a Dios sigue a la incredulidad, y estos traen consigo la desesperación y la impenitencia. ¿Por dónde debería el corazón en su susto huir de la presencia de Dios? ¿Al diablo? Esto no es ni una ventaja ni una cosa aconsejable, y sin embargo, resulta de esta manera. Y así, esta historia muestra que Dios creó al hombre y le hizo señor de todo, y sin embargo, el hombre lo evita y no considera nada más odioso o más insoportable que a Dios. De lo contrario no se habría alejado de Dios; él no lo habría evitado Él; y no habría temblado al oír la voz de Dios cuando Él venía, no por la noche, no con rayos y truenos, como en el Sinaí, sino en la clara luz del día, mientras que una luz y una deliciosa brisa soplaba y las hojas de los árboles se agitaban suavemente. Por lo tanto no hay nada más grave, nada más miserable, que una conciencia asustada por la Ley de Dios y por la visión de sus pecados. Esto produce lo que es peor: que Adán y Eva evitan a su Creador y Dios y se refugian bajo la protección de las higueras, tanto para cubrirse como para esconderse en medio de los árboles. ¿Qué puede ser llamado más horrible que huir de Dios y desear ocultarse de Él? ¡Una vez más aquí se hace evidente cuán “justas” son nuestra voluntad y el intelecto después del pecado! Sus mismas acciones demuestran que su voluntad se ha depravado, porque tienen un deseo de lo que estaba prohibido por Dios; aspiran a ser desobedientes a Dios, pero obedientes al diablo. Tampoco podemos tener ninguna duda de que su intelecto estaba depravado cuando nos fijamos en la estratagema por la que Adán y Eva piensan que están seguros. ¿O no es el colmo de la estupidez, en primer lugar, intentar lo imposible, tratar de evitar a Dios, a quien no pueden evitar? ¿En segundo lugar, tratar de evitarlo en tan estúpida manera, que se creen a salvo entre los árboles, cuando paredes de hierro y enormes masas de montañas no podrían salvarlos? Cuando la confianza en Dios se ha perdido de esta manera, sigue un susto horrible en la voluntad; y cuando se han perdido los excelentes dones de sabiduría y de inteligencia, sigue la máxima estupidez, por lo que intentan lo imposible por los medios más estúpidos. Hasta tal punto el pecado original es un mal inagotable. Y sin embargo, estos casos son, por así decirlo, preludios. Pues el veredicto, que es espantoso y terrible, aún no se había alcanzado. 9. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Esta es la descripción de la aflicción. Después de que Adán se ha atemorizado por el conocimiento de su pecado, él evita los ojos de Dios y se da cuenta de que no sólo el

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Paraíso sino el mundo entero es demasiado estrecho para ser un escondite seguro. Y ahora, en esa agonía mental, él revela su estupidez, buscando el alivio del pecado al huir de Dios. Pero él ya había huido muy lejos de Dios. El propio pecado es el verdadero apartamiento de Dios, y no habría sido necesario añadir ninguna huida más. Así sucede y esta es la naturaleza del pecado - que cuanto más el hombre se retira de Dios, más lejos aún desea retirarse; y el que una vez que ha huido y apostatado sigue huyendo para siempre. Y así algunos también mantienen en relación con las penas del infierno que esta será la cosa más terrible: que los impíos desearán huir y, sin embargo se darán cuenta de que no pueden escapar.27 Así fue con Adán aquí; a pesar de que fue capturado, él sin embargo no deja de huir. En consecuencia, cuando Moisés dice: “Dios llamó al hombre”, esto debe entenderse en el sentido de que Dios llamó a Adán a juicio. Aquí algunos plantean una pregunta acerca de la persona a través de quien fue llamado Adán. No es poco razonable contestar que Dios hizo todo esto a través de las ministraciones de los ángeles y que un ángel actuó en lugar de Dios y, como representante de Dios, dijo estas palabras a Adán. Del mismo modo, cuando los agentes del Estado, ya sea que hacen o dicen algo, no están actuando y hablando de sus propias personas, sino en lugar de Dios. Por esta razón la Escritura da el nombre de juicio de Dios a los juicios administrados o transados a través de la agencia de los seres humanos. En consecuencia, no tengo nada en contra de la idea de que Adán fue llamado por un ángel y se demostró que la huida era imposible. Pero debe tenerse en cuenta especialmente que Moisés dice específicamente que Adán fue llamado, a saber, que él era la única persona a la que en el sexto día se dirigió la Palabra del Señor en cuanto a la fruta del árbol prohibido. Por lo tanto, al igual que él solo escuchó el mandamiento, así él solo se llama primero a juicio. Pero debido a que Eva también pecó y se alejó de Dios, ella escucha el veredicto al mismo tiempo y comparte en el castigo. Las palabras “¿Dónde estás tú?” Son palabras de la ley. Dios las dirige a la conciencia. Aunque todas las cosas son claras y conocidas delante de Dios (Heb. 4:13), Él está hablando de acuerdo a nuestra forma de pensar; porque Él nos ve considerando cómo podemos retirarnos de su vista. Por lo tanto, cuando dice: “¿Dónde estás tú?”, es lo mismo que si dijera: “¿Crees que no te veo?” Quiere mostrar a Adán que aunque está escondido, no estaba oculto de Dios, y que cuando él evitó Dios, él no escapó de Dios. Ocurre naturalmente en el caso de todos los pecados que estúpidamente tratamos de escapar de la ira de Dios y a pesar de todo no se puede escapar. Es la mayor estupidez que nos imaginemos que nuestra cura se encuentra en escapar de Dios, en vez de retornar a Dios, y sin embargo, nuestra naturaleza pecaminosa no puede volver a Dios. ¿En qué estado de ánimo, vamos a suponer por lo tanto que Adán hubiera estado cuando él oyó esta voz? Había esperado estúpidamente ser capaz de ocultarse; y he aquí, él está ante el tribunal de Dios y ahora es convocado para su castigo. 10. Y él respondió: „Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí‟. Así como Adán estúpidamente comenzó a huir, así responde más estúpidamente; tan a fondo el pecado le privó de todo discernimiento y buen sentido. Quiere informar a Dios que él está desnudo – a Dios, que lo creó desnudo. Mediante esta acción se confunde a sí mismo, se traiciona y se condena a sí mismo con su propia boca. Dice que oyó la voz de Dios y tenía miedo. ¿Pero no había escuchado la voz del Señor antes, cuando le prohibió comer del árbol prohibido? ¿Por qué no tenía miedo entonces? ¿Por qué no se ocultó 27 Ver Luther Work‟s, 13, p. 93.

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entonces? ¿Por qué se encontraba alegre e íntegro cuando él vio y oyó a Dios ante él? Pero ahora él está aterrorizado por el sonido de una hoja (Lv. 26:36). De ello se desprende, por lo tanto, que Adán ya no es el mismo que era, sino que ha sufrido un cambio y se ha convertido en una persona diferente, alguien que está buscando una razón ficticia como excusa. ¿Cómo puede ser cierto que la razón de su miedo es la voz, cuando anteriormente no temía la voz, sino que escuchó a Dios con alegría? Aprendamos, pues, que esta perversión y la estupidez siempre acompañan el pecado y los pecadores que se acusan a sí mismos por sus excusas y se traicionan a sí mismos por su defensa, sobre todo ante Dios. Es precisamente de esta manera que Adán aquí quiere cubrir su delito y engalanarse. Él dice que la razón de su huida no era que había pecado, sino que había oído la voz del Señor y estaba asustado por ella y se avergonzó porque estaba desnudo. El pobre hombre no pensó que él no tenía ese miedo anteriormente y que no había tenido vergüenza por su desnudez. Ya que era algo que Dios había creado, ¿por qué tiene miedo a causa de eso que Dios hizo? Previamente había caminado desnudo a los ojos de Dios y de todas las criaturas en el paraíso, seguro de la buena voluntad de Dios y deleitándose en Dios. Ahora él está avergonzado porque él está desnudo; huye de Dios y se oculta. Todos estos hechos son pruebas seguras de que Adán se condena a sí mismo y revela su pecado. De la misma manera los impíos se condenarán a sí mismos en el juicio final, cuando se darán a conocer los oscuros recovecos de los corazones humanos y, como en los libros abiertos, se leerán las malas acciones de cada ser. Dios ciertamente sabe que Adán pecó y que es culpable de muerte. Sin embargo, Él le pregunta para que por su propio testimonio él pueda probarse a sí mismo culpable de haber cometido el pecado; porque él está huyendo de Dios, algo que en sí mismo es un pecado, al igual que es una buena acción tomarse refugio en Dios. Aunque Adán espera ser capaz de cubrir su pecado con una mentira, él trae este testimonio contra sí mismo cuando dice que la razón de su huida era la voz del Señor y su propia desnudez. Aprendamos, pues, que esta es la naturaleza del pecado: a menos que Dios ofrezca de inmediato una cura y llame de vuelta al pecador, él huye eternamente de Dios y, por excusar su pecado con mentiras, amontona pecado sobre pecado, hasta que llega a la blasfemia y desesperación. Por lo tanto el pecado, por su propio atrevimiento, siempre trae consigo otro pecado y trae la destrucción eterna, hasta que finalmente la persona pecadora prefiere acusar a Dios antes de reconocer su propio pecado. Adán debió haber dicho: „Señor, he pecado‟. Pero no hizo esto. Acusa a Dios del pecado y dice en realidad: „Tú, Señor, has pecado. Porque yo habría seguido siendo santo en el Paraíso después de comer del fruto si te hubieses mantenido silencioso.‟ Este es en realidad el significado de sus palabras cuando dice: „Yo no habría huido si tu voz no me hubiera asustado‟. Así, cuando el hombre ha sido acusado del pecado por Dios, él no reconoce su pecado, sino más bien acusa a Dios y transfiere su culpabilidad de sí mismo al Creador. El resultado es que de esta manera el pecado crece sin cesar a menos que Dios a través de Su misericordia conceda su ayuda. Esta maldad y estupidez extrema Adán lo considera como la sabiduría suprema. Él se volvió tan confuso por el susto que no se da cuenta lo que está diciendo o lo que está haciendo, y por excusarse a sí mismo trae los cargos más graves contra sí mismo y aumenta su pecado a enormes proporciones. Sin embargo, no debemos pensar que esto sucedió a Adán solo. Nosotros, cada uno de nosotros, hacemos lo mismo; nuestra naturaleza no nos permite actuar de otra manera después de que nos hemos convertido en culpables de pecado. Todos preferimos acusar a Dios en lugar de reconocerlo delante de Dios. Adán hace lo mismo cuando declara que la voz de Dios es la razón de su huida. Por lo tanto, sostiene que Dios es el autor de su

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huida. A este pecado sigue ahora al otro. Porque ¿cómo él, que no muestra consideración a Dios, su Creador, muestra consideración a lo que Dios ha creado? Él culpa a Dios por su desnudez como si fuera el creador de algo vergonzoso. Por el pecado se ha vuelto tan enloquecido que vuelve la gloria de la desnudez en una desgracia del Creador. 11. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Aquí la conciencia de Adán se despertó por la punzada real de la ley. Es como si Dios le dijo: „Sabes que estás desnudo, y por esta razón te has ocultado. Pero tu desnudez es Mi creación. No lo estás condenando como algo vergonzoso, ¿verdad? Por lo tanto, no era la desnudez que te desconcertó, era mi voz la que te asustó; pero tu conciencia te convenció del pecado, porque comiste el fruto del árbol prohibido.‟ Aquí Adán, presionado de esta manera, se encontraba en medio de la muerte y en medio del infierno. Se vio obligado a confesar que la desnudez no era mala, ya que había sido creada por Dios. Por otro lado, se dio cuenta de que lo malo era esto: que ahora tenía mala conciencia por la desnudez en la que se había vanagloriado previamente como en un adorno único, y que ahora estaba aterrorizado por la voz de Dios, que antes había escuchado con el mayor placer. A este pensamiento, que el Señor observa en Adán, se refieren Sus palabras. Es como si dijera: „Puesto que eres consciente de tu culpa y estás aterrorizado, seguro que has comido del árbol prohibido. No recibiste una orden de no matar, de no cometer adulterio, sino de no comer del fruto de este árbol. Por lo tanto, porque estás aterrorizado, demuestras que has pecado contra este mandamiento.‟ Así Adán escucha del Señor sus propios pensamientos. Estaba pensando: „He comido la fruta, pero no diré que estoy huyendo por esta razón; me mantendré callado sobre el pecado y diré que tengo miedo porque estoy desnudo y que estoy asustado por su voz.‟ Pero mientras él está reflexionando sobre estos pensamientos, se ve obligado a acusarse a sí mismo, y dentro de él escucha a su conciencia condenándolo por una mentira y lo carga con el pecado. Además, el Señor mismo ahora lo acusa de pecado directamente y con palabras sencillas. Pero ni siquiera en este camino es Él capaz de persuadir al ingenuo Adán a un reconocimiento de su pecado. Porque él dice: 12. Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Vea cuán magníficamente se representa la naturaleza viciosa del pecado aquí. Adán no puede de ninguna manera ser forzado a una confesión de su pecado, pero niega su pecado o lo excusa, siempre y cuando ve que tiene alguna esperanza o cualquier tipo de excusa restante. No es sorprendente que en un principio esperaba poder cubrir su pecado y que él acusa a Dios antes de reconocer que ha pecado. Pero esto es increíble, que todavía persiste en su excusa después de que su conciencia le ha declarado culpable y él mismo también ha escuchado su pecado de Dios. Él no dice: „Señor, he pecado; perdóname mi deuda; sé misericordioso‟; sino que él pasa la culpa a la mujer. Esta es la naturaleza del pecado de no permitir al alma huir de nuevo a Dios, sino más bien forzarlo a un vuelo lejos de Dios. Hay una enseñanza muy conocida en las escuelas de los retóricos: que si uno ha sido acusado de un delito, debe ya sea negar o defender como que ha sido cometido legalmente.28 Adán hace ambas cosas. En primer lugar, niega su delito y dice que él se asustó por la voz del Señor, no por su pecado. Pero cuando se le condena, por lo que 28 Cf., por ejemplo, Aristóteles, Retórica, I, cap. 15.

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no puede negar el hecho, él trata de defenderse con el argumento de que su acción es lícita. Dice: „Si Tú no me hubieras unido a esta mujer, yo no hubiera comido.‟ Así que de nuevo considera el pecado que él mismo ha cometido como hecho por Dios y acusa a Dios de su propio pecado. No se cesa de pecar una vez que se ha alejado de la Palabra. El había pecado por la desobediencia y la incredulidad; ahora duplica su gran desgracia y blasfemia cuando dice: „Yo no escuché a la serpiente; yo no sentí ningún placer en mirar ese árbol; no extendí mi mano para coger la fruta prohibida. Todo esto hizo la mujer a quien Tú hiciste para dármela a mí‟. En resumen, Adán no quiere reconocer su pecado; él quiere ser considerado como puro e inocente. Así esta pequeña sección, también se ocupa de la descripción o de la naturaleza del pecado. Cuando no hay ninguna promesa del perdón de los pecados y ninguna fe, el pecador no puede actuar de otra manera. Si Dios hubiera dicho: „Adán, tú has pecado; pero yo perdonaré tu pecado‟, entonces con la mayor humildad Adán francamente reconocería su pecado. Pero debido a que la esperanza del perdón de sus pecados aún no está disponible, siente y no ve nada excepto la muerte a causa de su transgresión del mandamiento. Sin embargo, porque la naturaleza no es capaz de evitar la muerte, Adán no puede ser llevado a una confesión de su pecado. Trata con todos los mecanismos posibles de limpiarse de su culpabilidad. De la misma manera cada pecador odia su castigo. Por otra parte, porque él odia a su castigo, a la vez odia la justicia de Dios y a Dios mismo; y trata con todas sus fuerzas de persuadir a Dios y a todos que él está sufriendo inocentemente. Por lo tanto aquí Adán está minimizando su pecado diciendo que él no escuchó a la serpiente y que él no arrancó la fruta. “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”, dice. No es muy diferente este sentimiento del de las personas desesperadas que, cuando llegan a un conocimiento de su pecado, ya sea se cuelgan ellos mismos o maldicen a Dios. Familiares son las declaraciones Job (Job 3:3, 11): “¡Perezca el día en que yo nací!… ¿Por qué no morí yo en la matriz? Ellos pasan a Dios la culpa de su pecado; murmuran contra Dios que fueron creados para la destrucción y la condenación. El hombre no puede hacer otra cosa cuando no hay esperanza de perdón y la promesa de la gracia está disponible. Porque la muerte es insoportable para la naturaleza humana, que engendra la desesperación y la blasfemia. Por lo tanto, la afirmación “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” está llena de resentimiento e ira contra Dios, como si Adán estuviera diciendo: “Tú me has agobiado con este problema. Si hubieras dado a la mujer algún jardín propio y no me hubieras agobiado por hacerme vivir con ella, me habría quedado sin pecado. Por lo tanto la culpa por haber pecado es Tuya, ya que tú me diste una esposa”. Aquí Adán se presenta como un típico ejemplo de todos los pecadores y de la desesperación a causa de su pecado. No pueden hacer otra cosa que acusar a Dios y excusarse a sí mismos, en la medida en que ven que Dios es omnipotente y podría haber evitado esos pecados. Tal mal terrible es el pecado, cuando no se les da a los corazones el aliento en el tiempo a través de la promesa del perdón de los pecados. Y tal es el funcionamiento de la Ley que, cuando la Ley se encuentra sola y sin el Evangelio y el conocimiento de la gracia, conduce a la desesperación y la impenitencia final. 13. Entonces el Señor Dios dijo a la mujer: „¿Qué es lo que has hecho?‟ Y dijo la mujer: „La serpiente me engañó, y comí‟. Ahora Eva también se presenta ante nosotros como un ejemplo; y cuando ella está dañada por el pecado, ella no es ni una pizca mejor que Adán. Adán quería parecer inocente; pasó su culpabilidad a Dios, que le había dado su esposa. Eva también intenta excusarse y acusa a la serpiente, que era también una criatura de Dios. De hecho, confiesa que ella comió del fruto. „La serpiente me engañó, y comí‟, dice ella, “la que Tú has creado

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y que has permitido circular por el Paraíso, me engañó”. ¿No es esto acusar al Creador y quitar la culpabilidad de uno mismo? Así que vemos que el pecado es y actúa igual en todas partes. No quiere ser el pecado; no quiere ser castigado como pecado. Quiere ser la justicia. Cuando no puede lograr esto, pone la culpa en Dios, por lo que acusa a Dios de una mentira cuando Él acusa de pecado. Así, de un pecado humano viene un pecado que es claramente demoníaco; la incredulidad se convierte en blasfemia, y la desobediencia, en el desprecio del Creador. Pero yo llamo a esto un pecado demoníaco y no uno humano, porque el diablo odia eternamente, acusa y condena a Dios, pero se exonera a sí mismo; y no es posible para él decir de su corazón: “Señor, he pecado, perdóname”. De lo contrario, como se lee en la historio de Martín de Tours, él no tendría que desesperar por el perdón.29 Este perdón es imposible mientras él no reconoce su pecado, y blasfema a Dios para mostrar caprichosamente la crueldad inmerecida hacia Sus criaturas. Por tanto, vemos a Adán y Eva tan caídos y hundidos en el pecado que no pueden hundirse más. Después de la incredulidad sigue la desobediencia de todos los poderes y partes del hombre. Después de esta desobediencia sigue adelante la excusa y la defensa del pecado; y después de la defensa, la acusación y la condena de Dios. Este es el último paso del pecado, insultar a Dios y acusarlo de ser el originador del pecado. A menos que se les da coraje a los corazones a través de la confianza en la misericordia, esta naturaleza no puede ser empujada más allá de este punto si hay pasos sucesivos del pecado. El estado de la iglesia bajo el papado Por ello, el estado de la iglesia era terrible bajo el papa. Entonces nada era visto u oído que podía alentar a un corazón en tal angustia, excepto que cada año era enseñada la historia de la Pasión, aunque bastante indiferente. Esto indicaba débilmente dónde debía buscarse el perdón. Todo lo demás se alejaba de la promesa del perdón de los pecados hacia la propia justicia. Y así, en muchos monasterios vimos personas afligidas y desesperadas, donde pasaban todo el tiempo de sus vidas, y al final se desgastaban ellas mismas en la angustia por sus preocupaciones y tristezas. Debido a que esta doctrina era desconocida [la del perdón de los pecados en Cristo], el resto de los hermanos no hacía nada más que pararse cerca y tratar de obtener la protección de los santos con sus oraciones idólatras. Por lo tanto estas personas miserables se fueron consumiendo en la extrema tristeza del alma, sin esperanza, sin consejo, y sin ayuda. Esta es una situación llena de terror.30 Por lo tanto, si el papado y todos los monasterios pudieran ser derrocados con un dedo, debe hacerse, a causa de este horrible asesinato de conciencias. Nada es más terrible que el estar en pecado y sin embargo estar alejado de, o ignorante de, el perdón de los pecados o la promesa de la gracia. Pero el papa fue el responsable del ocultamiento del perdón de los pecados, porque la sana doctrina y verdaderas formas de culto no se mantuvieron en la iglesia. Si algunos se salvaron, fue la mera lectura de la Pasión de Cristo aceptada en la fe la que los salvó, en contra de la voluntad y la oposición del papa. En sus últimos peligros la gente fue llevada a buscar la intercesión de María y de los santos. Ellos siguieron repitiendo estas ficciones conocidas: que la Madre María mostró sus pechos a su Hijo, el Hijo mostró Sus heridas al Padre, y que por lo tanto el hombre fue salvado por la intercesión, no del Hijo, sino de su madre.31 29 Sulpicio Severo, De vita beati Martini (Vida de San Martín de Tours), ch. 22, Patrologia, Series Latina, XX, 172–173. Entre sus obras se cuenta la primera biografía de San Martín de Tours y una crónica (Chronicorum Libri Duo o Historia Sacra) que se extiende desde la creación del mundo hasta el año 400 dC. 30 Esto es indudablemente autobiográfico; cf. Luther Work‟s, 13, p. 86, nota 20. 31 Cf. Luther Work‟s, 13, p. 326, note 74.

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Por lo tanto, os ruego con toda diligencia considerar la enseñanza del Evangelio una cuestión de la máxima importancia. Por lo que vemos en este pasaje, es lo que sucede en el caso de Adán y Eva, cuando el pecado está presente y se carece de este conocimiento de la promesa y de la gracia. La condenación de Satanás también señala el mismo resultado; porque así como carece de la promesa de la gracia, así también no puede poner fin a sus transgresiones, blasfemias, y el odio de Dios. Por esta razón la situación de Adán es mejor que la de satanás. Está llamado a dar cuenta de que podría reconocer su pecado y, después de que él estuviera completamente asustado por su pecado, ser dotado de valor a través de la promesa de la remisión de los pecados. Acerca de esto un texto más hermoso sigue ahora, en la que se incluye la predicación acerca de Cristo. “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Ro. 5:20) Sin embargo, al igual que al final de este asunto, en que se muestra la gran bondad y misericordia de Dios para con el hombre (en cuanto que lo vuelve a llamar para la remisión de sus pecados y para la vida eterna a través de la Simiente que había de venir), así también los inicios de este asunto, si los evaluamos correctamente, son más indulgentes que lo que Adán se merecía. No es tan terrible como la vista en el monte Sinaí, donde toques de trompeta se mezclaban con relámpagos y truenos; sino que Dios viene en una brisa muy suave para indicar que la reprimenda será paternal. Él no conduce a Adán lejos de sí mismo a causa de su pecado, sino que Él lo llama y lo hace regresar de su pecado. Sin embargo, Adán no entiende ni ve esta solicitud paterna, ya que él se siente abrumado por su pecado y el terror. Él no se da cuenta de que Dios trata de forma muy diferente con la serpiente. Él no llama a la serpiente. No le pregunta a la serpiente -con el fin de esta manera a llamarlo al arrepentimiento- sobre el pecado que ha cometido. Sino que Él la condena inmediatamente. Esto demuestra que incluso entonces Cristo, nuestro Libertador, se había colocado entre Dios y el hombre como el Mediador. Es una gran medida de la gracia que después del pecado de Adán, Dios no permanece en silencio, sino que habla, y de hecho con muchas palabras, con el fin de mostrar señales de su disposición paternal. Con la serpiente se hace todo de otra manera. Y así, a pesar de que la promesa acerca de Cristo no está todavía, ya se nota en el pensamiento y el consejo de Dios. Entonces, hasta ahora Moisés nos ha descrito el juicio que Dios llevó a cabo después de la caída de nuestros primeros padres, cuando Él pregunta y oye a aquellos que habían sido convocados a Su tribunal. De hecho, estos lamentables seres desearon escapar de este juicio, pero no podían; antes bien, cuando tratan de excusarse, se acusan y traicionan a sí mismos por partida doble. La mujer admite la acción. Adán intenta ocultarlo, a pesar de que, como es la naturaleza del pecado, él no desea que sea considerado como pecado. A menos que la gracia venga, es imposible para un hombre actuar de otra manera que excusar su pecado y querer considerarlo como justicia. Por lo cual Dios se ve obligado a estar en desacuerdo continuo con nosotros sobre el pecado con el fin de obligar a sacar de nosotros una confesión de pecado y para justificarlo, como Sal. 51:4 llama a la confesión: “Contra ti, contra ti solo he pecado; he hecho lo malo delante de tus ojos, para que seas reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio”. Pero así como la sola Ley rige y nos punza, así también la conciencia asustada sola no puede producir esta confesión, como el ejemplo de Adán y Eva demuestra. De este pasaje los santos profetas, que leen este libro con mucha más diligencia y fe que nosotros, trazaron muchas de sus declaraciones. Entre ellas se encuentran: “Huye el malvado sin que nadie lo persiga” (Pro. 28:1a); “los impíos son como el mar en tempestad” (Is. 57:20); “¡No hay paz para los impíos!” (Is. 57:21); “¡No hay paz para los malos!” (Is 48:22.); “no se avergonzarán los que esperan en mí” (Is. 49:23b); “el justo

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está confiado como un león” (Pro. 28:1b); y “el justo por su fe vivirá” (Hab. 2:4). De este pasaje Cristo tomó su declaración llamativa que aparece en Juan: “todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz” (Jn. 3:20). Esta es la naturaleza del pecado que desea permanecer oculta y no ser traída a la luz, tal como Adán se cubrió con un delantal y huyó a los árboles. Interpretación de 1 Ti. 2:13-14 Pero aquí hay que tomar en consideración la declaración de Pablo en 1 Ti. 2:13-14: “Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión”. Casi todo el mundo entiende esta declaración en el sentido de que Adán no fue seducido, sino que pecó a sabiendas. Pues no cedió a la persuasión del diablo, como Eva lo hizo, sino que no estaba dispuesto a causar tristeza para su deleite, es decir, para su esposa, y por eso prefiere el amor de su esposa al de Dios.32 Tratan de hacer esta interpretación probable diciendo que la serpiente tenía miedo de lo masculino, como el maestro, y se acercó a la mujer; pues aunque ella misma también era santa, sin embargo, como la criatura más débil, era más probable al rendimiento de la persuasión. Y así Eva fue seducida por la serpiente, pero Adán no lo fue. Fue seducido por sí mismo o por la mujer: por la mujer, porque ella le entregó la manzana; por sí mismo, ya que, desde que había visto que Eva no murió inmediatamente después de comer el fruto, no creía que seguiría el castigo que el Señor había amenazado. Cuando un ladrón ve que sus robos han tenido éxito en varias ocasiones, roba con indiferencia; pero si tendría al magistrado y la horca ante sus ojos, no robaría. No desapruebo esta opinión. Indica que ambas afirmaciones son ciertas: que Adán fue engañado, y que él no fue engañado. Él no fue engañado por la serpiente, como fue Eva. Sin embargo, él fue engañado por su esposa y por sí mismo cuando se convenció de que su acto no resultaría en el castigo referente a los que el Señor había dicho que seguiría. 14. El Señor Dios dijo a la serpiente: „Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida‟. Desde que el juicio y la investigación sobre el caso han sido llevados a cabo cuidadosamente, sigue ahora la ejecución de la pena, como se dice, por el que se dictó a cada uno según su obra, y sin embargo, no es exactamente igual, como escucharemos. Por otra parte, se debe dar una cuidadosa consideración a este pasaje por dos razones. En primer lugar, en ninguna otra parte de Génesis 3, Dios en persona habla tan extensamente como lo hace aquí; en segundo lugar, no contiene ninguna Ley sobre lo que la serpiente o el hombre deben hacer, pero se dedicó por entero a prometer y amenazar lo bueno y lo malo que le pasará a ambos. Esto también debe tenerse muy en cuenta: que después del pecado, ninguna Ley fue puesta sobre Adán, aunque la naturaleza perfecta tuvo su Ley. Pero esto sucedió porque Dios ve que la naturaleza, que ahora es corrupta, no sólo no puede recibir ningún apoyo de una ley, sino que ha pasado a través de una convulsión y perturbación completa, de tal manera que no puede soportar ni siquiera una sílaba de la Ley. Por lo tanto, él no carga más, a la naturaleza cargada con el pecado, con la “ley del pecado” (Ro. 7:23, 25; 8:2-3; 1 Co. 15:56). Antes bien Dios cura el pecado, como una herida, con un yeso, es decir, con la promesa acerca de Cristo, mientras que 32 Lutero estudió este tema en su exegesis de 1 Ti. 2:13 en 1528 (Weimar, XXVI, 47–48).

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también aplica la dura cauterización que el diablo había provocado. Así como los yesos que dan salud también dañan la carne mientras efectúan su curación, así la promesa curativa se puso a Adán en una forma tal que al mismo tiempo incluye una amenaza, para servir como una cura para la lujuria de la carne. Pero por “la lujuria” me refiero no sólo a la lascivia horrible de la carne, sino también a la inmundicia del espíritu, como Pablo lo llama (2 Co. 7:1), que por naturaleza nos inclinamos a la idolatría, la incredulidad, la petulancia, y otros horribles pecados contra la Primera y la Segunda Tabla de la Ley. Había necesidad de esta dura cauterización, para mantener esta depravación de nuestra naturaleza en control. “El Señor Dios dijo a la serpiente” Sería mi deseo, por otra parte, que se pueda tratar este texto de acuerdo con su importancia; ya que contiene todo lo que es excelente en toda la Escritura. Y la primera parte del texto está enteramente en lenguaje figurado; Dios está hablando con la serpiente, y sin embargo, lo cierto es que la serpiente no entiende estas palabras. Estas no son palabras de la creación, como eran esas palabras anteriores cuando dijo a los animales: “Creced y multiplicaos”, y cuando le dijo a la tierra: “Produzca la tierra hierbas y árboles de todo tipo”; sino que son palabras que amenazan y prometen. Dios no está hablando a una naturaleza irracional, sino a una naturaleza inteligente. Y así Él menciona a la serpiente por su nombre, pero Él se ocupa principalmente con Satanás, quien está en control de la serpiente y por ella está engañando a los seres humanos. Pero a causa del pecado del hombre, que es el señor de las criaturas, los animales y los árboles también perecieron en el Diluvio, al igual que los sujetos suelen sufrir castigo debido a los errores de sus gobernantes. Por lo tanto, pasó así también a la serpiente, que fue castigada por el pecado del diablo, que había abusado de la serpiente para tal grande mal; y sin embargo, en un sentido figurado, el castigo de Satanás se entiende por el castigo de la serpiente. La necesidad de una exégesis sería de Génesis 3:14-15 Quizás esta duda en el significado fue la razón por la que el texto, que debería ser muy bien conocido por todos, por lo que sé no fue expuesto por nadie con cuidado y precisión. A menudo me pregunto lo que los Padres y obispos hicieron, que se dedicaban a gobernar las iglesias y en la defensa contra los herejes y, sin embargo, no se dedicaron con mayor celo a la elucidación de pasajes de este tipo. Acerca de los obispos de nuestros días, no estoy diciendo nada. No tienen nada, excepto el nombre de “obispo” y pueden ser llamados más ciertamente destructores de las iglesias, antes que vigilantes o supervisores. Pero estoy hablando de los obispos antiguos, que son tenidos en estima por su vida santa y su enseñanza. Entre ellos no hubo nadie quien expusiera adecuadamente este pasaje. Tal vez otros asuntos del oficio, que generalmente caen en el área de administración, se involucraron demasiado profundamente. Lutero contra la interpretación alegórica de Génesis 3:14-15 La villanía de los obispos más recientes es familiar. Incluso falsificaron este pasaje y cambiaron el pronombre “él” al femenino “ella”, y con obvia malicia torcieron este pasaje como una referencia a la Santísima Virgen. Estoy excusando a Lyra, que parece haber sido un buen hombre, pero cede demasiado a la autoridad de los Padres. Y así se deja involucrar a través de San Agustín en una alegoría absurda, que Gregorio también adopta en su Moralia:33 la mujer debe entenderse en el sentido 33 Lyra en Gn. 3:15, sec. “k.”

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de la razón inferior; su descendencia, en el sentido de su buen funcionamiento; la semilla del diablo, su corrupta instigación. Por otra parte, las palabras del Señor: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya” (Gn. 3:15), se deben entender como el conflicto que se produce cuando el diablo, por medio del mal que provocó, ataca la razón inferior, que es la mujer. Si ella debe ceder a sus deseos, entonces, a través de ella Satanás espera también derrocar al hombre, es decir, la razón superior. Por otra parte, esto se dice que es el significado de la afirmación de que la serpiente está al acecho del talón: porque Satanás no hace sus ataques excepto desde abajo, estableciendo ante los sentidos las cosas que los deleitan. Yo le pregunto, querido lector, ¿qué necesidad hay de esas alegorías oscuras y tontas cuando esta luz es tan clara? Por lo que me importa, vamos a conceder la división de la razón en dos partes: la superior y la inferior. Sería mucho más correcto utilizar el término “inferior” para la que tiene la capacidad para administrar los asuntos de la familia y del Estado, y no para esa lujuria brutal, y llamamos por “superior” aquella por la cual miramos u observamos las cosas más allá del estado y el hogar, o sea, el conocimiento de Dios señalado en la Palabra, donde no efectuamos nada por nuestro esfuerzo, sino simplemente aprendemos y observamos. Pero a pesar de que tuviéramos que hacer estas declaraciones, ¿qué han de hacer con este pasaje? ¿No sofocan completamente el verdadero significado y lo reemplazan con una idea que no es sólo inútil, sino desastrosa? Pues, ¿qué habilidad o visión tiene la razón en asuntos religiosos? Luego también hay algo absurdo en hacer a Eva la parte inferior de la razón, aunque es seguro que en ninguna parte, es decir, ni en cuerpo ni en alma, Eva era inferior a su esposo Adán. Esta interpretación ridícula es la fuente de los debates seculares familiares sobre el libre albedrío y sobre las razones que se esfuerzan hacia el bien supremo, que finalmente convierten toda la teología en filosofía y en charla engañosa. Por lo tanto vamos a pasar por alto tales absurdos destructivos e insensatos y continuar en una nueva ruta, sin preocuparnos si las huellas de nuestros predecesores llevan a otra parte. Porque tenemos el Espíritu Santo como nuestro guía. A través de Moisés, Él no nos da alegorías necias, sino que nos enseña acerca de los eventos más importantes, que implican a Dios, el hombre pecador, y Satanás, el originador del pecado. La interpretación correcta de Génesis 3:14-15 Por lo tanto, establezcamos en primer lugar, que la serpiente es una serpiente de verdad, pero una que ha sido penetrada y tomada por Satanás, que está hablando a través de la serpiente. En segundo lugar, también establezcamos la siguiente: que lo que Dios dice a la serpiente, la serpiente misma, siendo un animal irracional, no entendió; pero Satanás lo hizo, y él era el único a quien Dios tuvo especialmente en cuenta. Por lo tanto me adhiero simplemente al significado histórico y literal, que está en armonía con el texto. De acuerdo con este significado, la serpiente sigue siendo una serpiente, pero una dominada por Satanás; la mujer sigue siendo una mujer; Adán sigue siendo Adán, al igual que los siguientes eventos lo prueban. Porque no es la razón inferior y la superior que engendró a Caín y Abel, sino Adán y Eva, es decir, los primeros seres humanos, que habían caído en la muerte a través de su pecado y se habían puesto bajo el dominio de Satanás. “Maldita serás” Ahora lo que Dios dice a la serpiente: “maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás”, no tiene el significado que

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Agustín y otros después de él adoptan, a saber, que por “pecho” significa “orgullo”.34 Pero porque Satanás abusó de la serpiente para el pecado, la serpiente se ve obligada a soportar una parte del castigo y es maldecida al convertirse en el más odiado de todos los animales. No fue así en un principio; pero ahora, a través de la maldición, se añade algo a la naturaleza de la serpiente. A pesar de que antes de la maldición fue una pequeña bestia bonita, ahora es la más terrible y más odiada de todos los demás animales. Sabemos por experiencia que por naturaleza tenemos miedo de serpientes, y que por su naturaleza las serpientes también huyen de nosotros. Así, la serpiente se ve obligada a soportar una parte de la maldición y de la pena. Pero estas palabras no están dirigidas solo a la serpiente. Dios está tratando con Satanás, el cual está oculto dentro de la serpiente; el veredicto del Juicio Final está aquí al anunciarlo, y se hizo en realidad al comparecer ante el tribunal de Dios. Su forma de hablar con la serpiente es muy diferente de su forma de hablar con Adán y Eva, a quien cariñosamente llama de nuevo: “Dónde estás tú? ¿Quién te enseñó estabas desnudo?” (Gn. 3:9, 11). Estas palabras revelan el amor de Dios hacia toda la raza humana; incluso después del pecado el ser humano es buscado y llamado, y Dios conversa con él y le oye. Esta es una indicación segura de su misericordia. Aunque estas son las palabras que se refieren a la ley y el juicio, indican sin embargo una clara esperanza de que Adán y Eva no serían condenados eternamente. Con la serpiente y Satanás, Dios trata con más dureza. No lo llama, y no le dice: “¿Por qué has hecho esto?”. Simplemente anuncia el veredicto de la corte en palabras muy duras: "Por cuanto esto hiciste” (Gn. 3:14), dice. Es como si Dios estuviera diciendo: “Tú, Satanás, haz cometido el pecado anteriormente y fuiste condenado cuando caíste del cielo. A este pecado ahora haz añadido otro, con el fin de llevar al hombre al pecado por medio de tu abuso de la serpiente. Por esta razón, la serpiente va a soportar este castigo, que ahora sola se encuentra bajo la maldición, cuando previamente compartió la bendición que todos los demás seres vivientes tenían”. A partir de esto siguen algunas conclusiones obvias: que antes del pecado, la serpiente era la más bella de los animales y más agradable para el hombre, como las pequeñas mula, las ovejas, y los cachorros son hoy; por otra parte, que caminaba erguida. Y es así debido a la maldición y no a su naturaleza, que ahora se arrastra sobre la tierra, al igual que es debido a la maldición que una mujer concibe con vergüenza, da a luz con dolor, y cría a su descendencia con trabajo. Pero si la obra de la procreación fuera sin la maldición, sería algo más honorable; el nacimiento sería muy fácil, y la crianza de los hijos sería la mayor alegría. Por lo tanto, el pecado no sólo ha deformado la naturaleza más vergonzosamente, sino que la ha pervertido de la peor manera posible. Sin embargo, nuestros sofistas todavía tienen la osadía de afirmar que los dones naturales se han mantenido intactos después del pecado, incluso en los demonios. La serpiente, que Satanás abusó por el pecado, lleva esta carga a causa del pecado: a pesar de que había sido previamente hermosa, ahora, de pronto, ante los ojos de Adán, toma una cola de serpiente, se arrastra sobre la tierra, y se convierte en un objeto de miedo para él. Si esto es así, ¿por qué hemos de tener alguna duda sobre el hombre, que pecó por sí mismo y bebió el veneno del pecado, que se vierte en él por Satanás? Por lo tanto, al igual que los egipcios fueron molestados para ver que la vara que Moisés arrojó se convirtió en serpiente (Éx. 7:10-12.), así también en el Paraíso, inmediatamente después de que estas palabras de la maldición se habían pronunciado, la serpiente se cambió de una forma más bella en una vergonzosa y repugnante. Para esta maldición también pertenece la declaración: “Y polvo comerás todos los días de tu vida” (Gn. 3:14b). Los alegoristas explican esto para decir que, al engañar a 34 Agustín, De Genesi contra Manichaeos libri duo, II, 16, Patrologia, Series Latina, XXXIV, 210.

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personas a amar cosas terrenales, Satanás los hará parte de él mismo.36 Pero ya he dicho que Dios está hablando con la serpiente y que Él está maldiciendo a la serpiente. Hay otros animales que también se alimentan de la tierra, pero la serpiente come la tierra de esta manera: aunque anteriormente era superior en cuanto a su inteligencia, su belleza, y también su dieta, que comparte con el hombre, ahora lleva el castigo que cambia la naturaleza de su dieta. Es una gloria que ovejas, vacas y otros animales viven en las hierbas, también en los frutos de los árboles, y después producen por sí mismos productos que son útiles para las personas como alimentos; tales como la mantequilla, la leche, la carne, etc. Esta gloria la serpiente tenía en común con los demás. Ahora, a causa del pecado, ha sido expulsada de esa empresa y, por así decirlo, de esa mesa y de cena. No le está permitido comer incluso las hierbas más humildes. No se atreve a comer manzanas, peras y nueces, en la que se alimentan incluso los ratones; sino consume la tierra cruda. Estas no son mis palabras sino las de Moisés; ellas enseñan que la naturaleza de la serpiente fue totalmente cambiada y hecha diferente. Pero aunque dije -y también es cierto- que Dios está hablando con la serpiente en una forma que está especialmente dirigida a Satanás, como los siguientes eventos muestran con mayor claridad, sin embargo, no estoy de acuerdo que, como Agustín, a quien Lyra sigue, debemos aplicar alegóricamente a Satanás esas declaraciones que encajan bien con la naturaleza de la serpiente. Pues la serpiente y Satanás están unidos entre sí en su pecado; aunque Satanás es el que hace el acto, la serpiente es, por así decirlo, su instrumento. Por la misma razón están también unidos entre sí en su castigo. Pero la serpiente sostiene sólo su castigo corporal, mientras que para Satanás, como el creador y autor, otro juicio se ha elaborado, del que Cristo dice en Juan (16:11): “El príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”. Este juicio seguirá después. Algunos sostienen que, como la serpiente, el diablo ya no camina erguido y ha perdido su forma anterior y estatura. Aunque esto es correcto, está fuera de lugar aquí y no tiene relación con la explicación del texto que tenemos ante nosotros. Por otra parte, cuando digo que antes de la maldición la serpiente caminaba erguida, esto no debe entenderse como si caminaba erguida como el hombre lo hace, sino como un ciervo o como un pavo real lo hace. Esto en cuanto a la sentencia de la serpiente. Lo que sigue se refiere propiamente al diablo. Representa su juicio mucho mejor que esas alegorías necias e inadecuadas. También da este buen consuelo, que ahora el diablo ya no está en una posición de rabiar y hacer daño tan libremente como quisiera y como lo haría si no hubiera Simiente de ninguna mujer. 15a. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya. Estas palabras tratan específicamente el juicio de Satanás, y en ellas hondo consuelo es dado a los piadosos. Las declaraciones anteriores, como he dicho, son de carácter histórico y se ocupan de la serpiente; porque Satanás había abusado de ella por el pecado, lleva el castigo de ser expulsada de la sociedad y, por así decirlo, de la vida comunitaria de los demás animales, y de verse obligada a comer alimentos diferentes en lugar de disfrutar de lo que es su tarifa común. Estas palabras pueden, por supuesto, también ser interpretadas alegóricamente; pero entonces son menos pertinentes y demasiado débiles en un debate. Como cuestión de hecho, Satanás ha sido arrojado del cielo y ha sido condenado a causa de su pecado. Ya no anda alrededor como un buey o un ciervo; él se arrastra, es decir, que ya no ataca a los piadosos con fuerza manifiesta, pero hace uso de sus artimañas. Y sin embargo, cuando los 36 Al menos parte de la información sobre esto vino de la exposición de Lyra.

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piadosos mantienen la Palabra en la mente, ellos perciben estas artimañas; ven cuán fea es su apariencia, y se contraen de él. Su forma de moverse, es decir, que se arrastra de esta manera y no camina erguido, sin duda demuestra que su tiranía se ha roto y que no puede hacer daño a la iglesia tanto como a él le gustaría. Estas ideas pueden ser alcanzadas por medio de la alegoría. Pero no recalcan el significado de Moisés, y por esta razón no son pertinentes. Por lo tanto, cuando hay que hacer declaraciones acerca de Satanás, vayamos a otras pruebas de la Escritura que son pertinentes, seguras y fuertes. De este tipo son Juan 8:44: “Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”; Pedro 5:8: “Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”; y Juan 16:11: “El príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”. Por último, ¿quién no se da cuenta que la declaración ante nosotros se ocupa específicamente de Satanás, a quien el Hijo del Dios resiste, de manera que no puede acometer nada con fuerza manifiesta, como si él no tuviera antagonista? Bajo esta protección la iglesia está a salvo; Satanás no sólo no puede atacar a la Iglesia con fuerza manifiesta, sino que también en otros aspectos su tiranía y su malevolencia se han roto. De lo contrario no permitiría a un solo árbol alcanzar la madurez. Él dificultaría, o mejor dicho, incluso sofocaría todo lo que se engendre por la tierra. En un solo momento pondría fin no sólo al nacimiento de los seres humanos, sino también a la conservación del resto de los animales. Ese gran afán de hacer daño demuestra suficientemente que no es capaz de enfurecerse con fuerza manifiesta, sino que todo lo que hace, lo hace con artimañas y engaños. Por otra parte, esto también debe ser observado aquí: que estas palabras no son habladas por Dios para el bien del diablo. Dios no lo considera digno de su condena, pero es suficiente que su propia conciencia condenar a Satanás. Estas palabras son dichas por el bien de Adán y Eva, para que oigan este juicio y se consuelen con la conciencia de que Dios es el enemigo de ese ser que infligió tan grave herida en el hombre. Aquí la gracia y la misericordia comienzan a brillar en medio de la ira que el pecado y la desobediencia despertaron. Aquí, en medio de las amenazas más graves, el Padre revela su corazón; este no es un padre que está tan enojado que hace algo malo a su hijo a causa de su pecado, sino uno que apunta a una liberación, en efecto, uno que promete la victoria contra el enemigo que engañó y conquistó la naturaleza humana. Fue a través de Satanás que el hombre cayó en el pecado; y así ahora el juicio de Satanás y el del hombre no son los mismos. Dios no los une en el castigo, como él tenía derecho a hacerlo, sino que los separa al máximo. Aunque Él también está enojado con el hombre por obedecer al enemigo de Dios en contra de Dios, sin embargo, su ira contra Satanás es mucho mayor. Simplemente declara y lo condena ante los ojos de Adán y Eva, para que a través de la condena de su enemigo Adán y Eva puedan recuperar su compostura hasta cierto punto y darse cuenta de que su situación es mejor. Así que la primera parte de la comodidad reside en esto, que a causa de Adán y Eva la serpiente es acusada y maldecida, y Satanás junto con la serpiente. Así el beneficio del sol, previamente envuelto por nubes negras, se eleva por encima de las nubes y con su luz de bienvenida brilla en sus corazones asustados. Pues Adán y Eva no sólo no se oyen a sí mismos malditos como la serpiente; sino que incluso se escuchan a sí mismos preparados, por así decirlo, en la línea de batalla contra su enemigo condenado, y esto con la esperanza de la ayuda del Hijo de Dios, la Simiente de la mujer. El perdón de los pecados y la plena recepción a la gracia están aquí señalados a Adán y Eva. Su culpabilidad ha sido perdonada; se han recuperado de la

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muerte y ya han sido liberados del infierno y de esos miedos por los cuales fueron todo excepto asesinados cuando Dios se le apareció. Este beneficio brota del hecho de que Dios no maldice a Adán y Eva como Él maldice a la serpiente. Sólo sucede esto: que Adán y Eva se ponen en conflicto con este enemigo para mantenerse ocupados. Por lo tanto, incluso esta situación resulta para bien del hombre. Por otra parte, el principal punto del beneficio es el siguiente: Aunque este enemigo lucha con astucia y traiciones, nacerá la Simiente que aplastará la cabeza de la serpiente. Estas palabras apuntan a la destrucción final de la tiranía de Satanás, a pesar de que no terminará sin un conflicto amargo combatido por el Hijo del Hombre. Pero aquí vemos cuán desigual es el resultado de la batalla. El calcañar de los seres humanos está en peligro, pero su cabeza está ilesa e invicta. Por otra parte, no es la cola ni el vientre de la serpiente, sino la propia cabeza, que va a ser aplastada y pisoteada por la Simiente de la mujer. Pero esta victoria también nos dará un don, como Cristo dice claramente (Lc 11:22): “Cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín”. Por la fe el cristiano se hace el vencedor sobre el pecado, sobre la Ley, y sobre la muerte, de modo que ni siquiera las puertas del infierno pueden prevalecer contra él (Mt. 16:18). Este primer beneficio, esta fuente de toda misericordia y fuente de todas las promesas, nuestros primeros padres y sus descendientes aprendieron con el máximo cuidado. Vieron que sin esta promesa la procreación de hecho continuaría existiendo entre las personas, así como entre los demás seres vivos, pero que no sería otra cosa que una procreación a la muerte. Y así ese regalo que fue dado por Dios a nuestra naturaleza aquí se hace mayor, es más, incluso se hizo sagrado; pues hay esperanza de una procreación a través del cual se aplastaría la cabeza de Satanás, no sólo para romper su tiranía, sino también para ganar la vida eterna para nuestra naturaleza, que se entregó a la muerte por causa del pecado. Pues aquí Moisés ya no está tratando con una serpiente natural; él está hablando del diablo, cuya cabeza es la muerte y el pecado. Y así Cristo dice en Juan 8:44 que el diablo es un asesino y padre de la mentira. Por lo tanto, cuando su poder ha sido aplastado, es decir, cuando el pecado y la muerte han sido destruidos por Cristo, ¿qué podrá evitar a nosotros, hijos de Dios, ser salvos? De esta manera Adán y Eva entendieron este texto. Su consuelo contra el pecado y la desesperación era su esperanza de este aplastamiento, que iba a ser operado en el futuro por medio de Cristo. Y a través de la esperanza, sobre la base de esta promesa, también se levantarán a la vida eterna en el último día. 15.b. Esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. ¡Qué increíble, qué condenable, que a través de la asistencia de los exégetas necios, Satanás ha logrado aplicar este pasaje, que en plena medida abunda de los beneficios del Hijo de Dios, a la Virgen María! Porque en todas las Biblias latinas el pronombre aparece en el género femenino: “Y ella te herirá”.37 Incluso Lyra, que no estaba familiarizado con el idioma hebreo, se deja llevar por este error como un torrente hinchado y furioso. Así que es llevado a la posición perversa, a pesar del texto, que entiende este pasaje referente a la Santísima Virgen, por quien, por la mediación de su Hijo, el poder de Satanás ha sido roto.38 Aplica a ella la declaración de los Cantares (Cnt. 6:4): “Imponente como ejércitos en orden”. A pesar de que ofrece esta opinión como una 37 Vulgata, Gn. 3:15: Inimicitias ponam inter te et mulierem et semen tuum et semen illius ipsa conteret caput tuum et tu insidiaberis calcaneo eius. 38 Dado que en este punto las propias notas de Lutero están disponibles, Peter Meinhold las comparó con la elaboración de Lyra y de Dietrich. Llegó a la conclusión de que, aunque Lutero consultó a Lyra aquí, Dietrich añadió mucho de Lyra que Lutero no había utilizado.

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que ha recibido de otros, su gran pecado consiste en no refutarla. Todos los intérpretes recientes han pasado de largo y mal usado esta sagrada declaración para el propósito de la idolatría, sin nadie que se oponga o lo prevenga. Esto ocurrió a través ya sea la ignorancia o la negligencia por parte de los gobernantes de la iglesia. Debido a que no ofrecieron resistencia a la idolatría, la sana enseñanza desapareció gradualmente. Ahora que la hemos restaurado por la gracia de Dios, estas bestias vergonzosas y glotonas muestran claramente que ellos no se preocupan por la adoración de Dios, sino sólo sobre sus rentas eclesiásticas. Debido a que la idolatría parece ofrecer protección a estos ingresos, son provocados cuando a los hombres se les enseña la verdad. En su ceguera no ven que aquellos que aceptan la doctrina del Evangelio no pierden nada, excepto sus pecados y la muerte eterna, pero ganan la libertad de toda idolatría y del dominio de Satanás. Por lo tanto, demos gracias a Dios que ahora tenemos también este pasaje irreprochable y restaurado. No queremos quitar de María ningún honor que es su causa;39 pero queremos eliminar la idolatría contenida en la declaración de que, al dar a luz a Cristo, María ha destruido todo el poder de Satanás. Si esta es una declaración verdadera, ¿no pertenece el mismo honor a todas las otras mujeres que precedieron a María en la misma línea? De hecho, una parte de esta gloria pertenecerá también a sus maridos y a todos los antepasados de María. Pues si no hubiera tenido estos, ella misma no habría existido tampoco, desde que nació dentro del matrimonio, según el orden normal de la naturaleza. Si, por lo tanto, ella ha destruido a Satanás por dar a luz a Cristo, sus antepasados deben tener una posición de honor en el mismo nivel. Pero la Escritura nos enseña otra cosa, y declara (Ro. 4:25): Cristo “fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”; lo mismo (Jn. 1:29): “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Por tanto, que la Santísima Virgen mantenga su lugar de honor. Entre todas las mujeres del mundo ella tiene este privilegio de Dios: que como una virgen dio a luz al Hijo de Dios. Pero esto no debe permitir privar a su Hijo de la gloria de nuestra redención y liberación. Entonces tenemos que tener cuidado para preservar el verdadero significado de las Sagradas Escrituras y su verdadera luz maravillosa. Cuando se nos da la instrucción en este pasaje, relativo a la enemistad entre la serpiente y la mujer -tal enemistad que la Simiente de la mujer herirá a la serpiente con todos sus poderes-, esta es una revelación de las profundidades de la bondad de Dios. Satanás entendió bien esta amenaza; por eso ha mantenido su rabia contra la naturaleza humana con tanto odio. Adán y Eva se sintieron alentados por la promesa. De todo corazón se aferraron a la esperanza de su restauración; y, llenos de fe, vieron que Dios se preocupaba por su salvación, ya que Él declara claramente que la Simiente masculina de la mujer postraría a este enemigo. El orden de las palabras en esta frase es muy contundente. “La Simiente suya”. Parte I Dios dice “la Simiente suya”. Es como si estuviera diciendo: “A través de la mujer, tú Satanás atacaste y sedujiste al hombre, para que por el pecado pudieras ser su jefe y maestro. Pero yo, a su vez, estaré en la espera por ti por medio del mismo instrumento. Voy a arrebatar a la mujer, y de ella voy a producir una Simiente, y esta Simiente herirá tu cabeza. Habéis corrompido la carne por el pecado y la has hecho sujeto a la muerte, pero a partir de esa misma carne, yo daré a luz un hombre que te herirá y postrará todos tus poderes”. 39 Cf. Luther Work‟s, 21, p. 326, nota 26; y 22, p. 215, nota 2.

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Por lo tanto esta promesa y esta amenaza son muy claras, y sin embargo, también son muy indefinidas. Dejan al diablo en un estado tal que él sospecha que todas las madres dan a luz a esta Simiente, aunque sólo una mujer iba a ser la madre de esta bendita simiente. De este modo, porque Dios está amenazando en general cuando dice "la Simiente suya”, Dios se burla de Satanás y lo hace temer a todas las mujeres. De la misma manera se fortaleció la fe de todas las personas; desde la hora en que fue hecha la promesa, esperaban por la Simiente y derivaron consuelo de Esta en contra de Satanás. Cuando Eva dio a luz a su hijo primogénito, ella esperaba tener ya ese heridor.40 A pesar de que fue engañada en esta esperanza, vio que con el tiempo esta Simiente nacería de entre sus descendientes. También en la medida en que se refiere a los seres humanos, esta promesa, por lo tanto, era muy clara y al mismo tiempo muy oscura. ¿Quién es “la Simiente suya”? Isaías (7:14) arrojó algo de luz sobre esto, cuando dijo que una virgen daría a luz, porque en ese tiempo ya estaba seguro de que esta Simiente no nacería como resultado de la unión de un hombre y una mujer. Y añade algunas otras declaraciones que, por así decirlo, envuelve alrededor de su profecía. Así fue que esta muy clara promesa permaneció oscura hasta que María dio a luz; los ángeles fueron testigos de este nacimiento, y después de los ángeles, los pastores y los Reyes Magos, hasta que este nacimiento fue revelado al mundo entero a través de los Apóstoles. Esta oscuridad aumenta la atención y la preocupación de Satanás. Por cuanto dice: “Pondré enemistad entre ti y la mujer”, él era hostil y suspicaz hacia todos los que nacieron a partir de entonces hasta que Cristo fue revelado. En el hombre, por otro lado, de esta oscuridad aumentó y se intensificó la fe. Aunque cada mujer se dio cuenta de que no eran las que darían a luz a esta Simiente, tenían la esperanza y la certeza de que iba a nacer por otra. Y así es que, especialmente para burlarse e irritar a Satanás, y para consolar a los piadosos, y conducirlos a confiar, Dios habla individualmente, si se me permite expresarme de esta manera. Las mujeres dieron a luz hasta el Diluvio y más tarde hasta los tiempos de María; pero su semilla no podía en verdad ser llamada la Simiente de la mujer, sino más bien la simiente de un hombre. Pero lo que es nacido de María fue concebido por el Espíritu Santo y es la verdadera Simiente de María, e igual testimonio dan las otras promesas hechas a Abraham y David, según las cuales se le llama a Cristo el Hijo de Abraham y el Hijo de David. El primero en señalar este significado es Isaías, cuando dice que una virgen dará a luz (7:14). Luego, en el Nuevo Testamento, es más claramente explicado por el ángel (Lc. 1:35). Por lo tanto no tengo ninguna duda de que este misterio no fue comprendido incluso por muchos santos; a pesar de que se esperaba que Cristo naciera en este mundo por una mujer y que él se entregara por la raza humana, no conocían la manera de Su nacimiento. Con este conocimiento en general estaban satisfechos, y fueron salvados a pesar de que no sabían cómo tendría que ser concebido y nacido. Esto tuvo que ser reservado para el Nuevo Testamento como una luz más clara, y tuvo que ser anunciado al primer mundo [el mundo pre-diluviano] más bien oscuramente debido a Satanás, a quien Dios quería burlar e irritar para que esté incómodo y tenga miedo de todo. Después de que la promesa había sido formulada de manera tan general, se limita un poco. A través de Abraham, fue primero vinculada a una determinada raza 40 Esto se refleja en la interpretación de Gn. 4:1 que Lutero adoptó en su traducción del Antiguo Testamento: “He tenido un varón [quien es] el Señor.”

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[Gn. 22:18], y a partir de entonces, por el patriarca Jacob, se especifica a la tribu Judá [Gn. 49:10]. Ahora el diablo ya no estaba preocupado acerca de otras naciones y tribus; y con crueldad y traición increíbles persiguió esta única línea de descendientes hasta aproximadamente la época de Cristo, en que esta se había reducido al máximo a la pobreza, como un tronco sin esperanza del que nadie espera ni hojas ni frutos. Por esta razón la Escritura también llama la raíz de Jesé (Is. 11:1), un tronco podrido y sin esperanza. “Y pondré enemistad” El Señor predice el odio y la ira de Satanás en este pasaje, cuando hace mención de la enemistad que se ha establecido. Con su odio malicioso Satanás buscó primero la Simiente de la mujer entre todas las naciones y los pueblos del mundo entero. Entonces, cuando la promesa fue transmitida a los descendientes de Abraham, vemos cómo intentó en caminos tortuosos obstruirla. Y la tribu de Judá, a la que el Señor finalmente transmitió la promesa, fue visitada y aquejada por innumerables desgracias horribles, hasta que por fin parecía estar totalmente destruida y arrancada. Casi al tiempo en el que Cristo iba a nacer, la pobre María estaba viviendo lejos de Jerusalén, en el pequeño pueblo insignificante de Nazaret, mientras que en Jerusalén hombres malvados eran los gobernantes. Por lo tanto, esta tribu está correctamente comparada con un tronco muerto. Sin embargo, debido a que Dios no puede mentir, esa raíz sin esperanza dio a luz un brote. Y aún Satanás no deja su crueldad, odio y hostilidad en contra de la Simiente de la mujer. Cuando Cristo fue colocado en su cuna, Satanás hace una búsqueda de Él a través de Herodes, por lo tanto Cristo tiene que vivir entre los gentiles en Egipto. Más tarde trata de todo, y también lo tienta, hasta que, después que Cristo fue arrestado en el jardín de Getsemaní, le ofrece hasta a los Judíos, y le une a la cruz. Pero ni siquiera con su muerte se puede satisfacer el odio inagotable de Satanás. Él le teme aun después de que ha sido enterrado. ¡Así de amarga es su enemistad contra el Hijo de Dios! Ahora, cuando ve que está sentado a la diestra de Dios y de esta lo que se llama “fuera de rango” [arrojado afuera],41 se enfurece con toda clase de furia en contra de los pobres miembros de su iglesia. Hay profecías aquí de todos estos peligros [por ej. Mt. 24:4-25; 2 Ts. 2:1-10; Ap. 13]; sin embargo, debemos permanecer en medo de ellas con buen ánimo y con confianza en el Hijo de Dios, que está abrumando a Satanás. “La Simiente suya”. Parte II Pero vuelvo al texto. Esta clara promesa es a la vez también muy oscura, porque Dios habla en general de “la Simiente de la mujer”. Por lo tanto, al mismo tiempo, Él hace a todas las mujeres sospechosas para Satanás y le preocupa con interminable inquietud y cuidado. Es, por lo tanto, un increíble ejemplo de sinécdoque.42 Dios dice: “La Simiente de la mujer”. Esto se refiere a todas las personas en general; y sin embargo, Dios está hablando de un solo individuo, de la Simiente de María, que es una madre sin unión con un hombre. Así, la primera pequeña expresión, “pondré enemistad entre ti y la mujer”, parece denotar todas las mujeres en general. Dios quería hacer a todas las mujeres sospechosas para Satanás; por otro lado, quería dejar a los piadosos con una cierta esperanza, para que puedan esperar esta salvación de todas los que dieran a luz, hasta que viniera el Verdadero. De la misma manera esta “su Simiente” se habla más de forma individual, si se me permite utilizar esta expresión, en relación con la Simiente de la que nació sólo para María de la tribu de Judá, que estaba desposada con José. 41 La frase Griega ἔ es usada aquí. 42 Una figura retórica por la cual, en este caso, la especie se utiliza para el género.

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El proto-evangelio de Gn. 3:15 Este, por lo tanto, es el texto que dio vida a Adán y Eva, y que los trajo de vuelta de la muerte a la vida, que habían perdido por el pecado. Sin embargo, la vida es una vida esperada, en lugar de una que ya se posee. Del mismo modo, Pablo también dice a menudo (1 Co. 15:31): “Cada día muero”. Aunque no queremos llamar a la vida que vivimos aquí una muerte, sin embargo, sin duda no es otra cosa que un viaje continuo hacia la muerte. Del mismo modo que una persona infectada con una plaga ya ha empezado a morir cuando ha comenzado la infección, así -a causa del pecado y la muerte, el castigo por el pecado- esta vida ya no puede llamarse propiamente la vida, después de que ha sido infectada por el pecado. Desde el vientre de nuestra madre comenzamos a morir. Por el Bautismo somos restaurados a una vida de esperanza, o mejor dicho, a una esperanza de vida. Esta es la verdadera vida, que se vive ante Dios. Antes de llegar a ella, nos encontramos en medio de la muerte. Morimos y caemos en la tierra, al igual que otros cadáveres lo hacen, como si no hubiera otra vida en cualquier lugar. Sin embargo, los que creemos en Cristo tenemos la esperanza de que en el Último Día vamos a ser revividos para la vida eterna. Así, también Adán fue revivido por esta promesa del Señor -no perfectamente de hecho, pues la vida que perdió aún no recuperó; pero él tuvo la esperanza de esa vida, cuando se enteró de que la tiranía de Satanás debería ser aplastada. Por lo tanto, esta declaración incluye la redención de la Ley, del pecado y de la muerte; y señala la clara esperanza de cierta resurrección y de la renovación en la otra vida después de esta vida. Si la cabeza de la serpiente debe ser aplastada, la muerte ciertamente debe ser eliminada. Si la muerte es abolida, eso, también, lo que merecía la muerte está eliminado, esto es, el pecado. Si se suprime el pecado, entonces también la Ley. Y no sólo esto, sino que al mismo tiempo la obediencia que se había perdido se renueva. Debido a todas estas ventajas se prometen a través de esta Simiente, es muy claro que después de la caída de nuestra naturaleza humana no se pudo, por su propia fuerza, quitar el pecado, escapar de los castigos del pecado y de la muerte, o recuperar la obediencia perdida. Estas acciones exigen una mayor potencia y mayor resistencia que la que posee el ser humano. Y así el Hijo de Dios tuvo que convertirse en un sacrificio para lograr estas cosas para nosotros, para quitar el pecado, para tragarse a la muerte, y para restaurar la obediencia perdida. Estos tesoros poseemos en Cristo, pero en la esperanza. De esta manera, Adán, Eva, y todos los que creen hasta el Último Día viven y obtiene la victoria por esa esperanza. La muerte es de hecho un tirano terrible e invicto; pero el poder de Dios no hace nada fuera de eso que lo es todo, tal como hace todas las cosas de lo que no es nada. Mira a Adán y Eva. Ellos están llenos de pecado y muerte. Y, sin embargo, porque oyen la promesa relativa a la Simiente que aplastará la cabeza de la serpiente, tienen la misma esperanza que nosotros tenemos, a saber, que la muerte le será quitada, que el pecado será abolido, y que la justicia, la vida, la paz, etc., será restaurada. En esta esperanza nuestros primeros padres viven y mueren, y debido a esta esperanza son verdaderamente santos y justos. Así también vivimos en la misma esperanza. Y, a causa de Cristo, cuando morimos, mantenemos esta esperanza, que la Palabra nos presenta para indicarnos a poner nuestra confianza en los méritos de Cristo. Es en vano prolongarse para tal perfección en esta vida que nos volvemos totalmente justos, que amamos a Dios perfectamente, y que amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Hacemos algunos avances; pero el pecado, que se revela en nuestros miembros (Ro. 7:23) y está presente en todas partes, ya sea corrompe u obstruye por completo esta obediencia.

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Por lo tanto, al igual que nuestra propia vida puede ser llamada una muerte a causa de la muerte, que está delante de nosotros, así también nuestra justicia está completamente enterrada por los pecados. Por la esperanza nos aferramos a la vida y la justicia, cosas que están ocultas a nuestros ojos y nuestra comprensión, pero se manifestarán a su debido tiempo. Mientras tanto, nuestra vida es una vida en medio de la muerte. Y sin embargo, aún en medio de la muerte, la esperanza de vida se mantiene, ya que la Palabra así enseña, dirige y promete. Así Sal. 68:20 ofrece el consuelo sumamente hermoso: “Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, y del Señor Dios es el librar de la muerte”. Demos este título a Dios, no sólo porque Él concede la ayuda en esta vida temporal -el diablo también hace esto para los que le adoran, como muestran los ejemplos de los paganos- sino porque Él es el Señor del librar de la muerte; es decir, Él libera a aquellos que están abrumados por la muerte, y los transporta a la vida eterna. Esto lo hace, como Moisés enseña aquí, aplastando la cabeza de la serpiente. En consecuencia, ahora nos encontramos con Adán y Eva restaurados, no ciertamente a la vida que habían perdido, sino a la esperanza de esa vida eterna. A través de esta esperanza salieron, no los primeros frutos de la muerte, sino sus “diezmos”;44 esto es, aunque su carne debe morir por el momento, sin embargo, por causa del Hijo de Dios prometido, que aplastaría la cabeza del diablo, ellos esperan la resurrección de la carne y la vida eterna después de la muerte temporal de la carne, al igual que nosotros. Ahora sigue la segunda parte de este sermón, en el que Dios amenaza castigos corporales, en primer lugar para la mujer, y luego también para el hombre. 16a. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos. Este castigo se inflige a la mujer, pero se trata de un castigo feliz y alegre, ya que no está fuera de armonía con el veredicto anterior que se pronunció sobre Satanás. Si esto significa que la cabeza de la serpiente debe ser aplastada, la esperanza de la resurrección de los muertos es segura. Entonces todo lo que es infligido en la raza humana es soportable, siempre que esta esperanza se mantiene inquebrantable. Por otra parte, esto es también por qué la Sagrada Escritura es tan cuidadosa de no decir nada en relación con el castigo impuesto a la mujer que se opone a la sentencia anterior pronunciada contra Satanás. Se inflige castigo a la mujer, y sin embargo, deja la esperanza de la resurrección y de la vida eterna. Pero asigna la muerte, que había merecido por su pecado, a la otra y menos noble parte del ser humano, es decir, a la carne, por lo que debido a la fe el espíritu puede vivir en justicia. Por lo tanto, la mujer está sujeta a la muerte en la medida en que la carne se refiere; pero por lo que se refiere a la esperanza, ella es libre de la muerte. El veredicto se mantiene seguro; Dios amenaza que aplastará la cabeza del diablo. El cuerpo físico tiene su cruz y la muerte aquí, como san Pablo también dice (1 Co. 15:44): "El cuerpo natural muere, pero el espiritual aumentará." Por lo tanto en esta vida natural los matrimonios continúan, y la mujer experimenta los castigos que el Señor aquí inflige a causa del pecado. Desde el momento de la concepción, durante el parto, y durante todo el resto de su vida, mientras que ella se dedica a sus hijos, ella se encontrará con diversos peligros. Pero todas estas cosas se refieren sólo a la vida natural o para la propia carne, y mientras tanto perduran la esperanza de una vida espiritual y eterna después de esta vida. Por lo tanto, realmente feliz y alegre es este castigo si valoramos correctamente la cuestión. Aunque estas cargas son molestas para la carne, sin embargo, la esperanza de una vida mejor se fortalece junto con esas mismas cargas o castigos, porque Eva se 44 Una aplicación a la muerte de la distinción común de Lutero; cf. Luther Work‟s, 13, p. 90, nota 24.

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entera de que ella no está siendo repudiada por Dios. Por otra parte, también se entera de que en este castigo no se le priva de la bendición de la procreación, que fue prometida y concedida antes del pecado. Ella ve que está manteniendo su sexo y que ella sigue siendo una mujer. Ella ve que no está siendo separada de Adán para quedarse sola y aparte de su marido. Ella ve que puede mantener la gloria de la maternidad, si se me permite la expresión. Todas estas cosas se suman a la esperanza eterna, y sin duda animan enormemente Eva. Por encima de todo, sigue siendo también una gloria mayor y más genuina. No sólo mantiene la bendición de la fecundidad y permanece unida a su marido, sino tiene la promesa segura de que de ella saldrá la Simiente que aplastará la cabeza de Satanás. Sin lugar a dudas, Eva por lo tanto tenía un corazón lleno de alegría, incluso en una situación aparentemente triste. Tal vez le dio consuelo a Adán diciendo: “He pecado. Pero ve que Dios misericordioso tenemos. ¡Cuántos privilegios, tanto temporales como espirituales, Él está dando por nosotros, pecadores! Por lo tanto, las mujeres deben soportar las penurias y miserias de concebir, de dar a luz, y de obedecer a sus maridos. La suya es una ira paternal, pues esto significa: que la cabeza de nuestro enemigo será aplastada, y que después de la muerte de nuestra carne seremos resucitados a una vida nueva y eterna por medio de nuestro Redentor. Estas abundantes cosas buenas y bondades infinitas superan con creces cualquier maldición y castigo que nuestro Padre nos haya infligido.” Estas y otras conversaciones Adán y Eva, sin duda, llevaron a menudo con el fin de mitigar sus adversidades temporales. “Esta leve tribulación momentánea” (1 Co. 4:17) Del mismo modo también nosotros debemos animarnos a menudo en los tesoros inefables de la vida futura y por esos pensamientos salen a la luz las dificultades de la carne. Vemos a Pablo haciendo esto en 2 Co. 4:17-18: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”. Si te aferras a la gloria futura y crees en las promesas de Dios, y si también consideras sus bendiciones físicas –que el Señor nos ha concedido este mundo para disfrutar; que Él nos ha dado esposa, hogar y niños; que Él preserva todo esto y los aumenta por su bendición– dime, ¿por qué no soportas con una mente tranquila las penurias físicas que pueden venir y decir que esta es una ira paternal y no la de un juez o de un tirano? Por el contrario, sin embargo, la ira de un juez aparece en la instancia de la serpiente, que no sólo no tiene ninguna promesa de liberación, sino que se dijo que será aplastada. Satanás sintió esta ira y todavía la siente. Es por esto que hasta el último día rugirá con tanta furia contra la Iglesia y el Hijo de Dios. Por lo tanto esto es de hecho una amenaza en la que el Señor pone en peligro a Eva con castigos definidos. Pero en esos mismos castigos, adquiere mayor relieve su inefable misericordia, que anima a Eva y alegra su corazón en medio de sus desgracias. Por otra parte, nosotros mismos sentimos cuán necesarios son estos castigos para mantener nuestra carne en sujeción. ¿Cómo podríamos permanecer humildes a menos que la naturaleza se mantenga presionada por el peso de este tipo de castigos? Y así es que en su llamado y estado Eva y cualquier otra mujer experimentarán estas adversidades seguras; sus aflicciones se incrementarán, y ella va a concebir y dar a luz con dolor. Por otra parte, la palabra ‫ ַרב‬aparece aquí; denota una cantidad que es extensa y variada. Esto significa que las penas de Eva, que no habría tenido si no hubiera caído en el pecado, han de ser grandes, numerosas y también de diversos tipos. La amenaza se dirige particularmente al nacimiento y la concepción. Por la concepción designa todo el tiempo

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durante el cual el feto, después de haber sido concebido, es llevado en el vientre materno, un tiempo plagado de enfermedades graves y diversas. Desde el principio de esos tiempos la mujer sufre dolores de cabeza muy dolorosos, mareos, náuseas, y gran aversión de comida y bebida, frecuente y difícil vómito, dolor de muelas, y trastorno estomacal que produce un antojo por alimentos de los que la naturaleza normalmente carece. Por otra parte, cuando el feto ha madurado y el parto es inminente, sigue la angustia más terrible, porque sólo con el mayor peligro y casi a costa de su vida ella da a luz a sus hijos. Cuando los paganos, que no tienen conocimiento de Dios y de sus obras, ven esto, les desagrada. A causa de estas molestias, sostienen que un hombre prudente no debe casarse. El sexo femenino se ha humillado y afligido grandemente, y lleva un castigo mucho más severo y más duro que los hombres. ¿Pues qué hay de esas cosas que un hombre sufre en su propio cuerpo? Pues debido a que a través del matrimonio el marido transfiere, por así decirlo, una parte de esos castigos sobre sí mismo (porque él no puede sin pena ver esas cosas en su esposa), ha surgido que los hombres malvados prefieren la fornicación al matrimonio. Frente a esta actitud perversa de los impíos, los piadosos deben consolarse a sí mismos con verdadera sabiduría contrastando estos inconvenientes con las ventajas seguras y mayores. Píndaro, también, en el tratamiento de Hierón I de Siracusa, culpa a la gente estúpida por su incapacidad para compensar sus desgracias con las buenas fortunas que experimentan, ya que Dios es acostumbrado a distribuir sus bendiciones de tal manera que siempre hay alguna desgracia mezclada con ellas.45 Pero los buenos y sabios engalanan sus buenas fortunas y las utilizan para enterrar las desgracias que les molestan, mientras ellos colocan sus buenas fortunas en un lugar bien iluminado para que sean vistas. Lo mismo se debe hacer aquí. Hay que admitir que las esposas de hecho han sido objeto de grandes castigos a causa del pecado. ¿Pero no es algo más grande y más fuerte que esos castigos, que en esas mismas desgracias tienen la esperanza segura de la inmortalidad y la vida eterna? En segundo lugar, esas mismas desgracias no son sin fruto. Ellas tienden a humillar y oprimir nuestra naturaleza, que no puede ser mantenida bajo control sin la cruz. En tercer lugar, incluso entre aquellas desgracias físicas queda todavía la gloria extraordinaria de la maternidad y la bendición de la matriz que el más sabio entre los paganos también se ha maravillado y ensalzado gloriosamente. Todavía quedan los otros regalos: que todos somos alimentados, mantenidos caliente, y cargados en el vientre de nuestras madres; que nos alimentamos en sus pechos y estamos protegidos por su esfuerzo y atención. Este es el significado de “convertir al exterior lo que es hermoso”46 Significa no sólo mirar lo que está mal, sino deleitarse en dones y bendiciones de Dios y también enterrar los castigos, molestias, dolores, penas, y otras cosa. “Dando honor a la mujer” (1 Pe. 3:7) Pero esto sólo el piadoso sabe y hace. Para sus esposas, como los vasos más débiles, conceden su honor, en la medida en que ven que son partícipes de la inmortalidad y partícipes de la herencia en el cielo (1 Pe. 3:7) Ven también que sus mujeres se adornan con la bendición y la gloria de la maternidad, es decir, que todos somos concebidos, nacemos, y somos nutridos por ellas. Para mí es a menudo una fuente de gran placer y asombro ver que todo el cuerpo de la mujer fue creado con el propósito de criar a sus hijos. ¡Qué bien llevan en su regazo a los 45 “Estos ensayos los hombres necios no pueden soportar de buen grado; pero los nobles pueden, siempre girando el lado más justo al frente.” Píndaro (518-438 aC), Pythian Odes, III, líneas 146–148 (traducido por John Sandys). 46 Una repetición en griego de la cita de Píndaro en la nota 45.

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bebés, incluso las niñas! En cuanto a las propias madres, ¡qué hábilmente se mueven cada vez que el bebé lloriqueando, que tiene que ser calmado o bien colocado en su cuna! ¡Consigue a un hombre a hacer las mismas cosas, y dirás que un camello está bailando, tan torpemente él hará las tareas más simples en torno al bebé!47 No digo nada sobre las otras funciones que solo las madres pueden llevar a cabo. Cualquiera que evalúe la situación correctamente tomará todos estos hechos como signos seguros de la bendición del Señor, los signos por los que Dios asegura al sexo femenino, que aunque se ha castigado severamente a causa del pecado, sigue siendo objeto de preocupación para Él y es querido por Él. Que esto sea suficiente sobre la primera parte de la maldición. 16b. “Y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” La segunda parte de la maldición tiene que ver con la convivencia. Si Eva no hubiera pecado, ella no sólo habría dado a luz sin dolor, sino que la unión con su esposo hubiera sido tan honorable como es honorable hoy el comer o conversar con la esposa en la mesa. La crianza de los hijos también habría sido muy fácil y se hubiera abundado en la alegría. Estos beneficios se han perdido por el pecado, y siguieron esos familiares males del dolor y el trabajo que están conectados con la gestación, el parto y la crianza. Del mismo modo que una chica bonita, sin ningún inconveniente, es más, incluso con gran placer y un cierto orgullo, lleva sobre su cabeza una hermosa corona tejida con flores, así, si no hubiera pecado, Eva habría llevado a su hijo en su vientre sin inconvenientes y con gran alegría. Ahora también se suma a los dolores de la gestación y el nacimiento, que Eva se ha colocado bajo el poder de su marido, ella que anteriormente era muy libre y, como partícipe de todos los dones de Dios, era en ningún modo inferior a su marido. Este castigo, también brota del pecado original; y la mujer resiste igual de mala gana mientras aguanta esos dolores y molestias que han sido puestos sobre su carne. La regla se mantiene con el marido y la esposa se ve obligada a obedecerle por el mandato de Dios. Él gobierna la casa y el estado, hace guerras, defiende sus posesiones, labra la tierra, construye, planta, etc. La mujer, en cambio, es como un clavo en la pared. Ella se sienta en su casa, y por esta razón Pablo, en Tito 2:5, la llama una οἰκοσργός (“cuidadoras de su casa”). Los paganos han representado a Venus como de pie sobre una concha marina; porque así como el caracol lleva su casa consigo, así la mujer debe quedarse en casa y cuidar de los asuntos del hogar, como alguien que ha sido privado de la capacidad de administrar los asuntos que están afuera y que se refieren al estado. Ella no va más allá de sus deberes más personales. Si Eva hubiera persistido en la verdad, ella no sólo no habría sido sometida al mando de su marido, sino que ella también habría sido un socio en el mandato que ahora es totalmente la preocupación de los varones. Las mujeres son por lo general poco dispuestas a soportar esta carga, y es natural que buscan ganar lo que han perdido por el pecado. Si no son capaces de hacer más, por lo menos indican su impaciencia refunfuñando. Sin embargo, no pueden realizar las funciones de los hombres, enseñar, gobernar, etc. En la procreación y en la alimentación y el cuidado de sus hijos son maestras. De esta manera, Eva es castigada; pero, como dije al principio, se trata de un castigo agradable si se tiene en cuenta la esperanza de la vida eterna y el honor de la maternidad que se le ha dejado. 47 Aparentemente otra referencia personal. Lutero era, después de todo, uno de los pocos teólogos de la historia de la Iglesia de Occidente, hasta ese tiempo, que podía hablar de esos asuntos de su propia experiencia, al estar casado con Catarina von Bora desde el 13 de julio de 1525. Lutero y Catarina tuvieron seis hijos: Juan (1526 – abogado), Isabel (1527- +1528), Magdalena (1529 - +1542), Martín (1531 - pastor), Pablo (1533 – médico), y Margarita (1534).

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17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. Debido a que el marido pecó último, el castigo también se le aplica por último. Pero aquí las amenazas del Señor no se refieren a la procreación o dolores en la procreación. El marido tiene un deseo furioso encendido por el veneno de Satanás en su cuerpo, sin dolor. Pero su posición se carga con un castigo definido, ya que es el deber del marido mantener a su familia, gobernar, dirigir e instruir; y estas cosas no se pueden hacer sin problema extraordinario y esfuerzo muy grande. En la mujer se impuso la obediencia a su marido, ¡pero cuán difícil es llevar esta misma condición! No digo nada sobre el dominio sobre otros, que no pertenece a la familia. Los filósofos se han preguntado sobre el origen de esta perversidad en la naturaleza, que los seres humanos pueden dominar más fácilmente las bestias salvajes que otros seres humanos. Así Jenofonte dice que es más fácil gobernar sobre todos los otros seres vivos que sobre seres humanos.48 Estos de hecho son deberes extraordinarios: ser un marido; labrar la tierra o hacer algún otro trabajo por el cual los niños y la esposa son mantenidos; gobernar la casa, la familia, ciudades, reinos; instruir y educar tanto a la gente de la familia y otras personas, con miras a la piedad y las buenas maneras. Pero estos deberes muy importantes tienen su propio castigo añadido a ellos, es decir, que no pueden ser llevados a cabo sin las máximas dificultades, como lo demuestran los ejemplos a nuestro alrededor. 17a. “Maldita será la tierra por tu causa” La tierra está maldita debido a Adán. Donde la traducción en latín tiene “en tu

‫בּורָך‬ ֶ ‫ ַב ֲע‬, “en tu cuenta.” Y así la similitud de las letras hacen errar al traductor, pues leía ‫בּודָך‬ ֶ ‫ ַב ֲע‬. ‫ ָע ַבד‬denota “para que labrase la tierra”.49 trabajo” la Hebrea es

Por otra parte, aparece aquí que gran desgracia siguió al pecado, porque la tierra, que es inocente y no cometió ningún pecado, es sin embargo obligada a soportar una maldición y, como dice San Pablo, Romanos 8:20: “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza”. Pero será liberada de esto en el último día, por lo que está a la espera. Plinio llama a la tierra una madre amable, gentil, e indulgente; del mismo modo, el siervo perpetuo de la necesidad de los mortales.50 Pero, como señala Pablo, la tierra misma siente su maldición. En primer lugar, no se sacan las cosas buenas que habría producido si el hombre no hubiera caído. En segundo lugar, produce muchas plantas dañinas, que no se habrían producido, como la cizaña, avena silvestre, malas hierbas, ortigas, espinas, abrojos. Añadamos a estos los venenos, los bichos perjudiciales, y todo lo que hay de este tipo. Todos ellos fueron traídos a través del pecado. No tengo ninguna duda de que antes del pecado el aire era más puro y más saludable, y el agua más prolífica; sí, incluso el sol era más hermoso y más claro. Ahora toda la creación en todas sus partes nos recuerda la maldición que fue infligida a causa del pecado. Sin embargo, han quedado algunos restos de la antigua bendición, a saber, que la tierra es, por así decirlo, obligada a trabajar duro para obtener las cosas que son necesarias para

48 Jenofonte (431-354 aC), Ciropedia, I, i, 3. De acuerdo a Meinhold, esto fue suministrado por los editores. 49 Una ilustración del interés de Lutero en la enmienda conjetural del texto. 50 Plinio, Historio Natural, II, 154–159.

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nuestro uso, aunque se vean empañadas por las espinas y los cardos, es decir, de árboles inútiles e incluso perjudiciales, frutas y hierbas, que siembran la ira de Dios. Esta maldición se hizo más grave a través de la inundación, por la que los buenos árboles fueron todos arruinados y destruidos, las arenas se amontonaron, y aumentaron las hierbas y los animales dañinos. En consecuencia, donde antes del pecado Adán caminó por entre los árboles más fértiles, en las praderas preciosas, y entre flores y rosas, ahora brotan ortigas, espinas y otros brotes molestos en tal abundancia que las buenas plantas son casi aplastadas. Considere un campo que ha sido arado y preparado para la siembra. En el momento en que se ha sembrado, las malas hierbas y cizaña suben más rápidamente que los cultivos que son útiles para la vida. A menos que se destruyan con diligente cuidado por el agricultor todos los días, esas plantas perniciosas toman gradualmente la posesión del campo, y la buena semilla es ahogada. La tierra es de hecho inocente y con mucho gusto produce los mejores productos, pero es impedida por la maldición que se colocó sobre ella a causa del pecado del hombre. Y así el hombre y la mujer soportan la pena del pecado. La mujer soporta el suyo en su propio cuerpo, cuando ella sufre la angustia en su función como productora de hijos, aunque la pena es soportable; y el esposo lleva su pena en la administración del hogar, cuando con dificultad y trabajo duro ejerce la autoridad en el hogar y mantiene a su familia. En su cuenta la tierra fue maldita, aunque antes del pecado ninguna parte de la tierra era estéril e inferior, pero todo fue increíblemente fértil y productivo. Ahora la tierra no es sólo estéril en muchos lugares; sino incluso las zonas fértiles quedan fuera de uso por cizaña, malas hierbas, espinas y cardos. Esta es una gran desgracia, que bien podría dar lugar a Adán y a todos nosotros a la autodestrucción; pero se ve mitigado por la promesa de la Simiente, que eliminará la pena de la muerte eterna, que es infinitamente mayor. 17b. “Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida” Lo que es añadido –“con dolor comerás de ella todos los días de tu vida”– es fácilmente comprensible. ¿Quién no sabe qué vida difícil es ser agricultor? No es suficiente preparar la tierra para la siembra, algo que exige un trabajo que es duro y variado. Pero también cuando el cultivo está en desarrollo, casi cada día requiere sus tareas definidas. No estoy diciendo nada acerca de las casi infinitas dificultades desde el cielo, los animales dañinos, y cosas similares, todos los cuales aumentan este dolor o dificultad. Antes del pecado no sólo no había hay tales problemas; pero si Adán no hubiera pecado, la tierra habría producido todas las cosas “sin sembrar ni cultivar” 51 más rápidamente de lo que uno podría haber esperado. Por otra parte, esta desgracia que el pecado trajo era más ligera y llevadera en muchos aspectos que la que siguió al Diluvio. Aquí sólo se hace mención de espinas, cardos, y el trabajo duro. Pero ahora sabemos por experiencia que muchos otros se han añadido. ¿Cuántos tipos de daños y cuántas enfermedades afectan a los cultivos, las plantas y los árboles, y finalmente, todo lo que la tierra produce! ¡Cuánto daño se hace a las verduras por insectos dañinos! Por otra parte, las heladas, rayos, rocíos perjudiciales, tormentas, desborde de ríos, terremotos, todos hacen daño. De todas estas cosas no se hace mención en las palabras anteriores. Por lo tanto, soy plenamente de la opinión de que, debido al aumento de los pecados, también se incrementaron las penas y que estos problemas se añadieron a la maldición de la tierra. Pero si a alguien le parece que Moisés incluye todo esto cuando dice que la tierra estaba maldita, seguramente no discutiré con él. Sin embargo, nadie puede negar que a 51 Las palabras griegas usadas aquí son una cita directa de la Odisea de Homero, IX, 123.

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medida que aumentaron los pecados, así también los problemas. Pues hoy experimentamos desastres más frecuentemente a los cultivos que en otros tiempos. El mundo se está deteriorando día a día. El pecado y la historia universal Hay indicios claros de que estas desgracias vinieron a Adán como una advertencia al primer mundo para mantener el orden más estricto. Pero poco a poco, en tiempos de Noé, este mantenimiento del orden se debilitó; la gente comenzó a vivir de manera más desordenada, hasta que por fin la tierra se llenó de violencia, injusticia y opresión. Entonces, al igual que las enfermedades más graves en el cuerpo demandan curas más potentes, así también otras sanciones más graves o más frecuentes tuvieron que ser infligidas. En consecuencia, cuando toda la tierra había sido arrasada por el Diluvio, y todo ser viviente en la tierra, con la excepción de unos pocos seres humanos, habían sido destruidos, el tiempo que siguió a la época de Noé, sin duda, vivía en el temor de Dios. Pero a medida que los años avanzaban, ellos también fueron corrompidos y depravados por Satanás. Por lo tanto un ejemplo más estricto era necesario, como por ejemplo la destrucción de Sodoma y sus ciudades circundantes. Del mismo modo, la Escritura dice que las iniquidades de los amorreos tenían que “ser completos” (Gn 15:16). Y, finalmente, toda la sinagoga fue destruida cuando se había convertido al paganismo y manifestada la impiedad. Roma también hizo grandes avances, mientras que el mantenimiento antiguo del orden estaba en vigor; pero cuando los vicios hicieron sus incursiones, también fue necesario que los castigos se acerquen. El período en que el Evangelio llegó a conocimiento entre nosotros era bastante respetable. Ahora casi no hay temor de Dios, nuestros fallos crecen todos los días, y falsos profetas están incluso haciendo su aparición. ¿Qué más podemos esperar excepto que cuando nuestras iniquidades se han llenado, ya sea que todo será destruido, o Alemania pagará las penas por sus pecados de alguna otra manera? Por lo tanto se trata de una verdad general que a medida que aumentan los pecados, las sanciones también aumentan. Antes he hablado de los daños sufridos por los productos de la tierra. También estoy convencido de que el cuerpo humano era más saludable entonces de lo que es ahora. Prueba de ello radica en la duración de la vida entre la gente antes del Diluvio, que parece increíble para nosotros. Porque el Señor no amenaza a Adán con la apoplejía, la lepra, la epilepsia, y otras maldades perniciosas. Cuando yo era niño, la sífilis era desconocida en Alemania.52 Primeramente se hizo conocida cuando tenía unos quince años. Ahora incluso los niños en la cuna son afectados por este mal. En esos días todo el mundo estaba aterrorizado por esta enfermedad, pero ahora tan poco se piensa de esto, que incluso los amigos que están bromeando entre sí desean unos a otros un caso de sífilis. Hasta mis años de adulto la enfermedad del sudor era una enfermedad endémica, como los médicos la llamaban.53 Así como áreas individuales tienen sus ventajas particulares, así después de que ellos lo emplean mal en contra de Dios, están tan turbados y aquejados de dificultades particulares. Pero esta enfermedad llegó a ser común también en partes del interior de Alemania, muy distante del océano. Es terrible escuchar 52 En su cronología, “Cálculo de los años del Mundo,” primeramente publicado en 1541, Lutero habla de “una nueva enfermedad, la enfermedad francesa, de otra manera conocida como la enfermedad española, que fue traída a Europa, por lo que se dice, de las nuevas islas descubiertas en el Oriente. Uno de los más grandes signos antes del Último Día” (Weimar, LIII, 169.) Esta es una de sus únicas referencias al descubrimiento de las Américas. 53 Esta “enfermedad del sudor” estalló en Wittenberg en 1529.

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que algunos tienen serpientes en sus vientres y gusanos en sus cerebros. En mi opinión estas enfermedades eran desconocidas para los antiguos médicos, a pesar de que contaron casi cuatrocientos tipos de enfermedades.54 Pero si todas estas enfermedades habían existido en el primer mundo, ¿cómo pudieron Adán y otros antes que Noé haber alcanzado tan larga duración en la vida? Sin embargo Moisés está hablando sólo acerca de la esterilidad de la tierra y la dificultad de proporcionar alimentos. Cualquier persona que desee llegar a ser prolijo y quiere aparecer como orador debe contar hasta los males de la raza humana. Va a encontrar una cosecha tan abundante de desgracias de todo tipo, que va a tener una sola solicitud para hacer de Dios: que Él no le permita vivir una sola hora entre esos grandes peligros. ¿Por qué estamos hablando sólo de las enfermedades? Todas las criaturas están en contra de nosotros, y todas están equipadas para nuestra destrucción. ¿Cuántas personas hay a quien el fuego y el agua destruye? ¿Cuán grande es el peligro de las bestias salvajes o venenosas? Y hacen daño no sólo a nuestros cuerpos, sino también a los alimentos que se han producido para mantenernos. No estoy diciendo nada sobre el hecho de que nosotros mismos nos precipitamos en matanza mutua como si no hubiera otras plagas que nos acechan.55 Y así, si nos fijamos en los esfuerzos humanos, ¿qué otra cosa es esta vida que el conflicto diario, la traición, el robo, y matanza, además de los problemas que han sido traídos a nosotros por los extranjeros? No creo que antes del Diluvio todos estos eran tan numerosos o tan graves como lo son ahora. Porque debido a que los pecados crecieron, también se aumentaron las penas. De ahí que las desgracias que fueron puestas sobre Adán fueron insignificantes en comparación con las nuestras. Cuanto más se acerca el mundo a su fin, más se siente abrumado por las penas y las catástrofes. Pero, para empeorar las cosas, cuanto más el mundo está herido, más endurecido e inconsciente por sí mismo se vuelve el mal. Como dice Proverbios 23:35: “Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí” Esta ceguera es peor que todas esas desgracias del cuerpo. ¿No es una cosa increíble y miserable? Nuestro cuerpo lleva las huellas de la ira de Dios, que nuestro pecado ha merecido. La ira de Dios también aparece en la tierra y en todas las criaturas. Y sin embargo, ¡nos fijamos en todas estas cosas con una actitud engreída e indiferente! ¿Y qué de las espinas, cardos, agua, fuego, orugas, moscas, pulgas y chinches? Colectiva e individualmente, ¿no son todos ellos mensajeros que predican a nosotros en cuanto al pecado y la ira de Dios, ya que no existían antes del pecado o al menos no eran perjudiciales y molestos? A pesar de lo que sabemos y vemos, vivimos por lo tanto en una oscuridad peor que la que cubrió Egipto (Ex. 10:21-23). Aunque todo en todos lados nos advierte de la ira de Dios, todavía ignoramos y abrazamos esta vida como nuestro único deleite. Así como los pecados aumentan, por lo tanto, la presunción crece también, y la gente se vuelve insensible y endurecida hacia sus desgracias. El castigo eterno de los impíos Así, los males aumentan, no sólo en esta vida sino también en la vida futura. Estoy hablando de los impíos. Porque si una persona en el infierno debe soportar sus castigos y torturas sólo con sus sentimientos y no se dio cuenta de que había merecido el castigo que estaba soportando, sus torturas serían más soportables. Del mismo modo, no estamos dispuestos a reconocer nuestros males y, por así decirlo, “afligirnos”. Pero esta 54 Plinio, Historia Natural, Libros XX–XXVII, da una enumeración detallada de estas. 55 Una reflexión de la transición del patrón medieval al moderno en la guerra.

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insensibilidad, que ahora nos impide realizar nuestro estado miserable, se eliminará en la vida futura. Se abrirán todos nuestros sentidos; no sólo nuestro cuerpo recibirá el castigo, sino que nuestra misma mente se dará cuenta de la ira de Dios y admitirá que hemos merecido la ira por nuestra vileza. Esto agudizará las torturas de los malvados y las aumentará en un sinnúmero de maneras. 18a. “Espinos y cardos te producirá” “Espinas y cardos te producirá”. Una vez más se nos recuerda que la tierra no produce nada de este tipo por su cuenta, sino a causa del pecado de Adán, como lo había dicho antes en tantas palabras, “en tu cuenta”. Por lo tanto, cada vez que vemos las espinas y los cardos, las malas hierbas y otras plantas de este tipo en un campo y en el jardín, se nos recuerda del pecado y de la ira de Dios como por signos especiales. No sólo en las iglesias, por lo tanto, nos oímos a nosotros mismos acusados de pecado. Todos los campos, sí, casi toda la creación, está llena de esos sermones, recordándonos de nuestros pecados y de la ira de Dios, que se ha suscitado por nuestro pecado. Por lo tanto, debemos pedir al Señor apartar esta increíble insensibilidad de nuestros ojos, nuestros sentidos y nuestros corazones, para que, después de haber sido advertidos tantas veces acerca de nuestro pecado, podemos librarnos de nuestra autosuficiencia y caminar en el temor de Dios. Porque es con este fin que estamos abatidos y abrumados de diversas maneras por las maldiciones, como ahora Moisés explica con mayor detalle. 18b. “Comerás plantas del campo” Esta es una nueva desgracia. Anteriormente el Señor había dado al hombre los dones más bellos y encantadores, a saber, de que iba a vivir de todos los árboles del Paraíso, excepto dos. Él le dio el dominio sobre los peces y de todas las frutas y animales sobre la tierra entera. Ahora todos ellos son separados de él, porque él comió del fruto, y nada se deja a él, excepto las hierbas. Este pasaje me parece que da prueba suficientemente sólida de que Adán no vivió de mantequilla, leche, huevos, queso, carne, manzanas y peras, sino de verduras y semillas, como los guisantes, las habas, semillas de hinojo, mijo, arroz y similares. ¡Qué banquete glorioso para difundir ante sus invitados como regalo a una hija, o en la boda de sus hijos, cuando el único alimento que podía proporcionar era hierbas! Tal era la frugalidad de este primer período: la comida más ordinaria y simple con agua. Ahora una gula terrible ha llegado el mundo. Ahora no es suficiente preparar todo tipo de carnes para el placer de uno; sino que mezclan carnes de pescado, se añaden especias, y prueban la perversión antinatural de usar condimentos para agriar aquellos alimentos que son dulces por naturaleza, y para endulzar los que son agrios. ¡Qué gran variedad hay también en la cuestión de la bebida! Quién no se sentiría insultado si ve agua colocada delante de él por su anfitrión. No estamos satisfechos con la cerveza que se elabora entre nosotros y con el vino nativo, sino que deseamos los de más allá del mar. Si nuestro padre Adán volviera ahora, ¡estaría sorprendido de esta loca glotonería entre sus hijos! Las cosas que comemos y bebemos con deleite las rechazaría como un veneno, y él preferiría a todos nuestros manjares ya sea remolachas o sémola de cebada con agua fría. Y así, la moderación en la comida se recomienda para nosotros en este pasaje cuando se nos dice con respecto a nuestros primeros padres que fueron privados de todos los demás alimentos y habían dejado sólo la comida que consiste en hierbas. Esta sencillez de sus alimentos hizo sus cuerpos sanos, no estaban sujetos a estas enfermedades que la comida más lujosa y la gula traen consigo. Estas palabras deben sugerirnos no sólo la moderación, sino también la paciencia, cuando vemos a otros que tienen una abundancia de todo tipo de delicias,

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mientras apenas tenemos pan y sal con agua. Debemos tener en cuenta que este castigo se colocó sobre Adán: aunque en el Paraíso podría haber vivido en toda clase de frutas en conformidad con la voluntad, mandamiento y el don de Dios, y podría haber sido el señor de toda la tierra, a causa de su desobediencia él, junto con sus descendientes, es ahora obligado a vivir de puras verduras. 19a. “Con el sudor de tu rostro comerás el pan” ¡De qué maneras diferentes Dios aumenta la dificultad del trabajo del marido, por lo que él está absorto por la tarea preocupante de apoyar, defender y gobernar sobre sí mismo! Por otra parte, debido a la perversidad de la gente, estas tareas son mucho más difíciles en nuestra era de lo que eran al principio. Incluso cuando hay una posibilidad segura de alimentos, vemos lo difícil que es mantener el hogar en sus funciones. Tampoco Adán era inconsciente con este mal. Aunque él presidió sobre su casa de la manera más santa, vivió sin embargo para ver el asesinato que Caín cometió, para no decir nada de las otras penas que una larga vida le obligó a ver y tener entre sus descendientes. Así, el marido está obligado a realizar una tarea que no es muy agradable o muy exitosa. No debe haber nadie que no sienta este sudor. La vida de los papistas es muy peligrosa porque por sus propios placeres y ociosidad todos ellos emplean mal la riqueza producida por el trabajo de otros. Pero aquí surge la cuestión de si todos debemos ser agricultores o al menos trabajar con nuestras manos, como algunos tontamente mantuvieron cuando el Evangelio fue primero proclamado.56 Hicieron un mal uso de este pasaje, así como otros que ordenan el trabajo de las manos, hacen que los jóvenes abandonen sus estudios y sigan ocupaciones que requieren mano de obra. Por lo tanto su líder Carlstadt renunció a su posición, compró una casa de campo, y cavó y tendió él mismo. Pero sin duda, si fuera correcto abandonar la propia vocación, sería mucho más fácil y más agradable para mí estar en el jardín, cavar con la azada, y convertir la tierra con una pala, de lo que es llevar a cabo el trabajo que ahora estoy haciendo. Pues el trabajo en la granja no se compara con este esfuerzo extenuante nuestro. El trabajo en las diversas vocaciones Por lo tanto tenemos que rechazar totalmente la opinión de quienes sostienen que sólo el trabajo manual puede ser llamado trabajo. La declaración de Cristo es clara; Él ordena que los que enseñan deben tener el beneficio del trabajo de los demás. “Cuando entren en una casa”, dice Él (Lucas 10:5-7), “primeramente decid: „Paz a esta casa‟, comiendo y bebiendo lo que tengan; porque el obrero es digno de su salario”. Aquí el Señor toma el pan de la mesa de los que escuchan la Palabra de Dios y se lo da a los maestros. Del mismo modo, Pablo también dice: “El que enseña el Evangelio debe vivir también en el Evangelio” (1 Co 9:14). Y en apoyo de esta declaración también cita el precepto de la Ley: “No pondrás bozal al buey que trillare” (Deuteronomio 25:4). Por otra parte, ¿para qué era la orden de pago de los diezmos dados al labrador que trabaja y cuida su campo, si los ministros de la Palabra deben ganarse la vida mediante su propia mano de obra? Estos y otros pasajes muestran claramente que el sudor de la cara es de muchos tipos: el primero es el de los agricultores o jefes de hogar; el segundo es el de los funcionarios del estado; y el tercero es el de los maestros en la iglesia. Entre estas clases los mejor situados son el de los agricultores, como el poeta también dice: “¡Extremadamente feliz si se dieron cuenta de sus bendiciones!”57 A pesar de que están 56 Andreas Rudolph Bodenstein Carlstadt (1486-1541 dC.) se mudó de Wittenberg a la ciudad en 1523. Como Lev Tolstói (1828-1910), se vistió como un campesino, se dirigió a sus vecinos como el “Vecino Andrew,” y trató de escapar de la sofisticación de la ciudad y la universidad. 57 Virgilio (70-19 aC.), Las Geórgicas, II, 458.

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plagados de trabajos inigualables, el trabajo se sazona con placer sin igual, como todos los días la nueva y maravillosa vista de las criaturas en sí impresiona a sus ojos. En el estado y la Iglesia, por otro lado, hay peligros diarios y un sinnúmero de cargas, si desea realizar su deber con fidelidad. No estamos hablando aquí de gente ociosa que no reconoce los castigos del pecado, que sólo se empeñan en satisfacer su lujuria. ¡Que estos voluptuosos se dejen a su espíritu maligno! Estamos hablando de aquellos que sinceramente cumplen con su deber. En un sólo día estas personas trabajan y sudan más que un agricultor en un mes, si se tiene en cuenta la inmensidad de su trabajo y sus diversos peligros. Esta es también la razón por la cual los impuestos, ingresos y otros pagos de este tipo se pagan a un rey o un gobernante por sus súbditos. Por otra parte, ¿quién no ve que si él cumple con su deber cuidadosamente, el agradecimiento o compensación que obtiene a cambio de una tarea tan grande es muy pequeña? Pero si algunos son descuidados, esto no es razón para renunciar a la designación legal de los funcionarios. He oído decir que el emperador Maximiliano estaba tan ocupado con los asuntos de Estado que nunca tenía suficiente tiempo libre para tomar alimento. Y así, a veces se vio obligado a alejarse de sus tareas y de esconderse en los bosques, donde él fue a cazar. A veces solía cambiarse de ropa y mezclarse con las multitudes de gente común, con el fin de tener el beneficio de sus conversaciones más libres. Aunque su interés en la caza se ha cargado contra él como una falla, los que tenían un conocimiento de su obra y de su vida privada eran de la opinión de que lo adoptó por necesidad más que por placer. Ahora, ¿qué otros labores de arado, de excavación u otras tareas de la granja haréis semejante a la labor que el gobernante de tan gran imperio requiere? Por lo tanto se llaman reyes y príncipes como un signo de su dignidad, cuando en verdad los reyes y príncipes son los más desdichados de todos los funcionarios. Los monjes y todo el equipo del Papa son los únicos que llevan una vida de la realeza, en la medida en que dejan las labores, las transacciones y los peligros a los demás. Ellos mismos disfrutan de sus comodidades en la ociosidad. Acerca de la preocupación de un pastor, debe ser estimado, ya que las funciones que realiza son las más importantes. ¿O debemos suponer que Agustín vivió en la ociosidad y entregado a sus placeres, cuando todos los días tenía que estar en conflicto contra tantos adversarios, no sea que los Pelagianos, los Donatistas, los Maniqueos, y perturbadores similares de las iglesias vayan a derrocar por completo la doctrina de Cristo? Por la gracia de Dios también llevamos a cabo nuestros asuntos de una manera tal que espero que nadie nos va a envidiar de tan ocupado ocio. Es, por lo tanto, la mayor estupidez para los entusiastas de insistir en el trabajo manual, que es útil para el fortalecimiento del cuerpo, cuando, por el contrario, estos muy grandes trabajos en el estado y la iglesia desgastan el cuerpo y vacían toda la vitalidad, por así decirlo, de sus centros más íntimos. Debemos, por lo tanto, distinguir entre grados de duro trabajo. El duro trabajo en relación a un hogar es grande; mayor es la unión con el estado; y más grande es la unión con la iglesia. Mire a san Pablo, y usted entenderá fácilmente la cantidad de trabajo duro que hizo. Por otra parte, debido a que la iglesia en todas las edades es acosada por los demonios y acosada por las herejías, delitos, pecados, la opresión injusta de los tiranos, y por males de todo tipo, ¿vamos a decir que no hay esfuerzos denodados en el mismo, ningún trabajo duro? ¿Vamos a decir que los que están a la cabeza de la iglesia no deben ganan su sustento? Pero, ¿podemos decir lo mismo del Papa, los cardenales, y todo el grupo de hombres malvados que consumen una gran riqueza, aunque no trabajan y se refieren sólo a sus vientres y su tiempo libre? Ellos son a los que se aplica esta declaración familiar de Pablo (2 Tesalonicenses 3:10): “Quien no trabaja no debe comer”. Trabajar en la iglesia

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significa predicar, administrar los sacramentos, contender con los entusiastas, retirar ofensas, edificar a los piadosos, etc. De aquellos es que Cristo dice: “El obrero es digno de su salario” (Lucas 10:7). La situación de Adán, como el iniciador del pecado, era peor que la nuestra, si la valoramos correctamente. Donde trabajamos duro, cada uno en su propia vocación, Adán se vio obligado a esforzarse en el trabajo duro de la familia, del estado y de la iglesia todo por sí mismo. Mientras vivió, él sólo sostuvo todas estas posiciones entre sus descendientes. Él mantuvo a su familia, la rigió, y la formó en la piedad; él era padre, rey, y sacerdote. Y la experiencia enseña cómo cada una de estas vocaciones abunda en aflicción y peligros. Esperanza en medio del sufrimiento Por lo tanto debemos consolarnos de cara a esos problemas y enseñar a nuestros corazones a ser pacientes; porque vemos que estas desgracias se colocan incluso a los elegidos, que tienen la esperanza de la resurrección y la vida eterna. Además, dado que esta esperanza mantiene a estas personas tan miserables, debemos tener coraje y superar estos males a través de la esperanza; porque nosotros no vamos a permanecer aquí para siempre. Cuando aquellos que viajan al extranjero encuentran un posadero tacaño, se consuelan con la idea de que el inconveniente es cuestión de una noche, ya que tienen que ayunar o deben dormir en una cama dura. Nosotros, también, debemos tomar una actitud similar en medio de estas desgracias. Porque cuando se compara con la eternidad, ¿qué son los dos o tres años que pasamos en el sueño casi sin ser conscientes de ello? Por lo tanto, dejemos que las desgracias vengan como el Señor las da a cada uno, ya sea en el hogar o en el estado y la iglesia. No vamos a permitirnos ser conducidos a la impaciencia. No vamos a dejar que nos desvíen de nuestra preocupación por el estado, el hogar, o la iglesia. Tal desgracia no debe llevar a los soldados valientes a arrojar sus armas y huir en el primer ataque del enemigo, como si uno estuviera destinado a los placeres y la ociosidad, sino al trabajo y la actividad. “No cedamos a los males, sino encarémoslos con más audacia”, dice el poeta.59 Pero esto seremos capaces de hacer, si comparamos los problemas del tiempo presente con la esperanza de la resurrección y la vida eterna. Del mismo modo que nadie estaría dispuesto a perder esta esperanza, así cada individuo debe estar convencido de que no debe abandonar la vocación en la que Dios le ha puesto. El que ha sido llamado a enseñar a las iglesias, que lo haga con coraje; que no sea influenciado por sus propios peligros o por la indolencia de los papas. Cuando debieran ayudar a las iglesias predicando el Evangelio, gobernando las iglesias, oyendo casos relacionados con cuestiones sagradas, y decidiendo controversias relativas a la doctrina, se convierten de estas tareas más importantes a monjes tontos, ya que ellos mismos se ocupan con la recolección de dinero y en proporcionarse placeres. Por lo tanto, ya que huyen del trabajo duro, tampoco contarán con la comodidad; ya que no sufren con Él, ellos tampoco reinarán con Él (2 Ti. 2:12). Por el contrario, vamos nosotros, que llevamos este duro trabajo, cada uno en su vocación, a tener en cuenta que incluso si tenemos que soportar algo doloroso, estas dificultades tendrán su fin. Por lo tanto, Moisés ahora añade este alivio en todos los males, por grande que sea. Gente sin Dios aguanta interminables dificultades en la esperanza de conseguir un poco de placer. ¡Cuántos peligros encuentran los comerciantes en tierra y mar por el bien de su beneficio! ¡Cuán barato el soldado vende su vida! La prostituta en el burdel debe soportar mucho más mal que cualquier mujer en su casa. En consecuencia, un proverbio alemán llama 59 Virgilio, Eneida, VI, 96. Lutero también lo citaba en sus Comentarios sobre Gálatas (Weimar, XL-2, 28). Meinhold sostiene que en ambos casos el pasaje vino de la mano de los editores.

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a estas personas “mártires del diablo”, que a partir de su propio acuerdo caen en los peligros que podrían evitar si estuvieran dispuestas a vivir una vida piadosa.60 ¡Cuántos problemas atraen los borrachos sobre sí mismos a través de sus juergas! No tendrían esto si bebieran con mayor moderación. Por lo tanto, uno puede correctamente dudar cómo sería posible dar consejo a la raza humana, que está tan endurecida por Satanás que ni siquiera percibe sus males, sino que ansiosamente se esfuerza por ellos y no renuncia a ellos. Pues si los percibe, yo le pregunto, ¿no huiría de ellos? Ahora existe tan gran estupor en sus corazones que se ve a los hombres encantarse con sus males. La mayoría de la gente es tan perversa que, en aras de un placer tonto y ligero, se involucran en males seguros. Pero es sorprendente que los piadosos no interpretan correctamente y dicen: “Aunque aquí hay que vivir en diversas desgracias, habrá un fin para ellas, y deben ser reemplazadas por una vida mejor”. 19b. “Hasta que vuelvas a la tierra… pues polvo eres, y al polvo volverás” La declaración que tenemos ante nosotros promete que todas esas desgracias llegarán a su fin, y que esto va a pasar después de que la cabeza de la serpiente primero haya sido aplastada y golpeada. “Hasta que”, Dios dice: “vuelvas ‫ל־ה ֲא ָד ָמה‬ ָ ‫ ֶא‬- a la tierra”. La palabra en general denota la tierra; de esta forma se utiliza a continuación: “Y Caín se convirtió en un labrador de la tierra” La palabra ‫ ָע ָפר‬denota adecuadamente la tierra que acaba de ser desenterrada, o un terrón, mientras que nuestra traducción tiene “polvo”, para sugerir la idea de tierra suelta. Adán fue hecho, a partir de un terrón, en un ser humano vivo. Y así, dice el Señor, cuando se disuelva esa combinación, volverá a convertirse en un terrón o polvo. Pero aquí se nos recuerda una vez más cómo a través del aumento gradual de los pecados los castigos también aumentan. El método de enterrar cadáveres en la tierra, para desintegrarse en la tierra, era bastante discreto y apropiado para un ser humano. Más tarde, sin embargo, se convirtió en la costumbre de casi todas las naciones el cremar cadáveres. Y con qué frecuencia sucede que las personas vivas son devoradas por las bestias salvajes y tienen a los animales como su tumba, al igual que en los profetas, los dientes de las bestias y los furores de las serpientes y de otros animales venenosos aparecen entre los cuatro castigos.61 Cuanto más insensibles nos volvemos hacia nuestros castigos, más severos son los que Dios inflige, a fin de aplastarnos y romper nuestra dureza de corazón, al igual que Lev. 26:18-19 dice: “Pero si, a pesar de todo esto, no me obedeces, te castigaré siete veces más por tus pecados, y yo quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo”. Así, la caída de Adán fue de la vida a la muerte, de la salud a la enfermedad. Y sin embargo era, hasta ahora, una verdadera edad de oro, si se tiene en cuenta la nuestra. Poco a poco todo se deterioró, como la imagen descrita en el libro de Daniel muestra (Dn. 2:32). Cuanto más se acerca el mundo a su fin, los seres humanos se vuelven peores. Por esta razón, también ocurre que los castigos más severos se nos imponen. ¡Cuán obstinadamente hoy los papistas atacan la verdad! ¡Qué gran crueldad infligen a los que confiesan la verdad! Por no hablar de su avaricia verdaderamente diabólica, lujurias, traiciones y errores interminables. Y así los castigos no pueden estar muy lejos. Hasta ahora Moisés ha hablado de los castigos que se infligen sobre Adán y descendientes a causa del pecado; y aunque estos son enormes, eran menos graves en el 60 El proverbio es: “Se requiere más sudor y esfuerzo para entrar en el infierno que en el cielo”, Luther Work‟s, 13, p. 123. 61 Aunque la palabra “profeta” es usada aquí, el pasaje al que se refiere parece ser Deut. 32:24.

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comienzo de lo que son ahora. En ese momento eran castigos en el grado positivo, por así decirlo; ahora a causa del pecado, todos ellos se han incrementado al grado superlativo. Ampliación de 16a. “A la mujer dijo: Multiplicaré… los dolores en tus preñeces” Pero antes de proseguir con lo que sigue, se necesita un poco de discusión sobre el pasaje en el que tocamos anteriormente, donde a la mujer se le dice: “Yo multiplicaré tu dolor y tu concepción, o tu embarazo”. El hebreo tiene ‫ ַהרֹנֵ ְך‬, que los intérpretes en general entienden para referirse a todos esos inconvenientes y angustias por las que las mujeres se preocupaban desde el momento de la concepción hasta el nacimiento. Dado que una mujer se queda embarazada y da a luz una sola vez en un año, se plantea la cuestión: ¿Es también un castigo quedar embarazada una sola vez? Del mismo modo, ¿por qué dice Dios aquí que Él quiere multiplicar su concepción? A lo que esto último se refiere, creo que la explicación correcta es: “Yo multiplicaré la concepción”, es decir, los dolores y las molestias que siguen a la concepción. La pena es que a pesar de no más de un niño es concebido en un año, se carga con un sinnúmero de inconvenientes. Si la raza humana habría seguido en la inocencia, la fertilidad de las mujeres habría sido mucho mayor. Vemos algunos rastros de esto cuando en un nacimiento gemelos, a menudo trillizos, y a veces incluso cuatrillizos, son traídos al mundo. Y de esta fertilidad hay ejemplos entre el resto de las bestias. La fertilidad de las aves y los peces es grande. Perros, gatos y cerdos también dan a luz a un gran número de jóvenes. Aunque algunos animales más grandes dan a luz sólo uno a la vez, yo sin embargo no tengo dudas de que si no hubiera pecado, las mujeres habrían dado a luz a una más numerosa descendencia. Ahora aquellas que son más fértiles dan a luz a lo sumo a un niño en un solo año, y la lujuria vergonzosa y atroz se ha añadido a la misma. Todo esto nos recuerda la enormidad del pecado. Ampliación de 15a. “Y pondré enemistad… entre tu simiente y la simiente suya” Aquí surge una objeción judía trivial sobre la serpiente: que si la Simiente de la mujer se ha de entender de una semilla natural que nace de su vientre, como hemos explicado, parece ser una conclusión lógica que también la semilla de la serpiente es la que nace de las entrañas de la serpiente.62 De lo contrario no habría un contraste, a lo que apunta a Moisés cuando dice: “pondré enemistad… entre tu simiente y la Simiente suya”. De esta objeción trivial muchas consecuencias seguirán. En primer lugar, Dios estaría hablando sólo con la serpiente natural, y castigándola; en segundo lugar, Cristo no sería nada, y nada podría ser probado acerca de Cristo por medio de este pasaje. Esta objeción trivial tiene cierta apariencia de validez, pero en realidad equivale a nada. Mi primera respuesta es: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía” (Ap. 22:11). Cuando alguien no cree en el Evangelio revelado y sencillo, le está bien si él no entiende estas declaraciones más oscuras de la Escritura y no las cree. Tampoco es nuestra intención confirmar el Evangelio o arrojar luz sobre el mismo por medio de este pasaje. Pero hacemos uso del Evangelio como clara luz para iluminar esta oscuridad.63 Por lo tanto ¿por qué debería ser sorprendente si aquellos que se niegan a creer el claro Evangelio no creen las afirmaciones oscuras de los profetas tampoco, y proponen ideas nuevas y tontas? La promesa del Evangelio ha sido revelada por Dios; además, se ha conservado entre tantos tiranos y torturas horribles. Debido a que los judíos obstinadamente se oponen a él y no quieren creer, deben ser 62 La Fuente de esto es Lyra en Gen. 3:15. 63 Cf. p. 223, nota 68, por otra ilustración de este principio de interpretación.

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abandonados a su propia suerte. Pero ahora vamos a ocuparnos de los que creen y los que obedecen el Evangelio. Cristo dice en Juan 8:44 que Satanás es el padre de la mentira y un asesino, y que él no permaneció en la verdad. Se trata de la luz del Evangelio por la cual la oscuridad del Antiguo Testamento se aclara. Pues si Satanás fue un asesino desde el principio, dime, ¿a quién mató? ¿No fue a través del pecado de Adán y Eva? ¿A dónde fue a matar? ¿No fue en el Paraíso? ¿Cuándo mató? ¿No fue cuando debilitó la autoridad del mandato divino y prometió que ellos serían como dioses si comían del árbol prohibido? Por lo tanto, ambas conclusiones son verdaderas: que en el Paraíso había una serpiente natural; y que a través de esta serpiente la serpiente antigua, el diablo, engañó al hombre y lo mató. Esto, por lo tanto, es el principal significado de este pasaje, de modo que usted puede entender que el diablo era el autor de esta catástrofe. Del mismo modo, cuando alguien comete un asesinato, es correcto decir de la daga del asesino: “El puñal lo mató”. Sin duda, no fue la daga sola o por sí misma, sino el ser humano que usó la daga. Pero es una sinécdoque común, que por el instrumento entendemos el actor mismo. Por lo tanto, rechazamos completamente esta objeción trivial de los judíos. En segundo lugar, esto también es cierto: que los contrarios no tienen por qué ser opuestos en cada manera.65 Pues hay una relación múltiple de los opuestos, como los dialécticos enseñan. Algunos están en la oposición relativamente, otros privativamente, y otros al contrario. Nuestro padre natural por el cual fuimos engendrados y el padre de las mentiras son opuestos. A pesar de que debemos acceder a la comprensión judía que Moisés está hablando de una serpiente natural, el texto, sin embargo, sugiere claramente una sinécdoque si lo comparamos con las palabras de Cristo (Jn. 8:44). Dice: “Dios dijo a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, serás maldecida.” ¿Qué ha hecho? Obviamente esto: que engañó a Eva y así la mató. Aplica a estas palabras la luz del Evangelio: “El diablo ha sido un asesino desde el principio” (Juan 8:44). ¿No parece claramente que Dios está hablando con la serpiente natural, de tal manera que Él quiere decir el diablo escondido en la serpiente natural, el diablo que había echado a la humanidad en el pecado, la muerte y la ira de Dios? Por lo tanto, la declaración “tu simiente” no debe ser entendida como la semilla natural de la serpiente natural, sino como la semilla del diablo, así como Cristo lo llama en el Evangelio: “El enemigo vino y sobresembró mala semilla” (Mateo 13:25). Esta semilla es el contrario de la semilla espiritual, al igual que la carne y el espíritu son contrarios (Gl. 5:17; 1 Co. 1:21-24; 2:12-16). No es necesario para los contrarios ser opuestos entre sí todo el tiempo, al igual que los gustos no se corresponden entre sí todo el tiempo. Adán es figura de Cristo. La semejanza consiste en esto: que así como a través de Adán el pecado vino a todos, así también la justicia de Cristo viene a todos los que creen en él. Así se ajusta; todo más allá de esto no se ajusta. Por lo tanto dejemos a los judíos tener su error. Como resultado de la interpretación de Cristo, los que creemos sabemos que esta serpiente es el diablo. 20a. Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva. Hemos escuchado anteriormente que el castigo de estar bajo el poder de su marido fue infligido a la mujer. Una indicación de este poder se da aquí. No es Dios quien le da un nombre; es Adán, como el señor de Eva, tal como previamente había dado nombres a los animales como criaturas bajo su mando. Ningún animal pensó un nombre para sí mismo; todos tuvieron asignados sus nombres y recibieron el prestigio y el honor de un nombre de 65 La base de esto parece ser Aristóteles, Categorías, cap. 5.

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su señor Adán. Del mismo modo también hoy, cuando una mujer se casa con un hombre, ella pierde el nombre de su familia y es llamada por el nombre de su marido. Sería poco natural si un marido quiera ser llamado por el nombre de su esposa. Esta es una indicación y una confirmación de la pena o la sujeción que la mujer incurrió por su pecado. Del mismo modo, si el marido cambia su lugar de residencia, la mujer se ve obligada a seguirlo como su señor. Tan múltiples son las huellas de la naturaleza que nos recuerdan del pecado y de nuestra desgracia. El nombre que Adán da a su esposa es un nombre muy agradable y encantador. Pues, ¿qué es más precioso, mejor o más agradable que la vida? Familiar es el pequeño verso popular: “Que usted puede comprar de vuelta su vida”;66 pues ni el oro ni joyas, ni la riqueza y la gloria de todo el mundo se puede comparar a la vida, al igual que también Cristo dice en Mateo 16:26: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Los judíos comúnmente dan a sus hijos nombres derivados de rosas, flores y joyas; el nombre de Eva, sin embargo, no fue tomado de objetos de valor, sino de la vida misma, que sobrepasa todos los demás objetos. 20b. Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. Por otra parte, Adán añade la razón: “Porque ella es la madre de todos los vivientes”. Está claro en este pasaje que, después de que Adán había recibido el Espíritu Santo, se había convertido maravillosamente y creía y también entendía el dicho en relación con la Simiente de mujer, que aplastaría la cabeza de la serpiente. Por otra parte, quiso dar una indicación externa de esta fe suya y prestar distinción a ella mediante el nombre de su esposa. No se lo dio a ninguna otra criatura. Por esta designación de su esposa le dio apoyo a la esperanza en la futura Simiente, fortaleció su propia fe, y se consoló con la idea de que él creía en la vida, incluso cuando toda la naturaleza había sido ya sujeta a la muerte. Si Adán no hubiera estado al tanto de la vida futura, no habría sido capaz de alegrar su corazón; ni hubiera asignado tan agradable nombre a su esposa. Pero al asignar este nombre a su mujer, da una indicación clara de que el Espíritu Santo había alegrado su corazón a través de su confianza en el perdón de los pecados por la Simiente de Eva. Él la llama Eva para recordarse a sí mismo de la promesa a través de la cual él mismo también recibió nueva vida, y para transmitir la esperanza de la vida eterna a sus descendientes. Esta esperanza y fe, escribe sobre la frente de su esposa por medio de este nombre como con los colores, al igual que aquellos que están liberados de sus enemigos portan trofeos y otras marcas de su alegría. Pero usted se preguntará: “¿Por qué la llama „madre‟ cuando ella todavía era virgen y todavía no había dado a luz? Lo hace, también, para dar testimonio de su fe en la promesa; porque él cree que la raza humana no ha de distanciarse o ser destruida, sino que será preservada. Y así este nombre (Eva) expresa una profecía de la gracia futura y apunta al consuelo que es necesario contra las tentaciones de Satanás en las desgracias continuas de esta vida. Por otra parte, es posible que esta encantadora asignación del nombre, que es un testimonio extraordinario de la fe de Adán y de su espíritu alegre, llevara a los santos padres más adelante a considerar como más festivo y alegre el día en el que un niño era circuncidado. De esta manera se celebró la asignación de este nombre de Eva. En contraste con este recordatorio sigue ahora otro recordatorio, una de tristeza.

66 Aparentemente una referencia a una canción popular de la época.

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21. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. Esto no es para nada agradable y encantador como era la asignación del nombre. A pesar de que el Señor había dicho: “El día que comieres de este árbol, ciertamente morirás”, Adán usó el nombre de su esposa como un medio para encontrar el consuelo en la vida que iba a ser restaurada a través de la Simiente prometida, que haría aplastar la cabeza de la serpiente y mataría al mismo asesino. Aquí Adán y Eva se visten con prendas hechas por el mismo Señor Dios. Cada vez que veían sus prendas, éstas eran para servir como un recordatorio, para que reflexionen sobre su horrible caída de la felicidad suprema en la mayor desgracia y problemas. Por lo tanto debían ser constantemente temerosos de pecar, arrepentirse continuamente, y suspirar por el perdón de los pecados a través de la Simiente prometida. Esta es también la razón por la que Él los vistió, no en el follaje o en algodón, sino en las pieles de animales muertos, para una señal de que son mortales y que están viviendo en una muerte segura. Por lo tanto, al igual que el nombre de Eva es un presagio de alegría de la vida, así estas pieles son un recordatorio no sólo del pecado pasado y futuro, sino también de sus desgracias presentes, que sus pecados merecen. La naturaleza humana tiene necesidad de tales recordatorios y, por así decirlo, signos; pues olvidamos muy fácilmente las cosas que han pasado, tanto buenas como malas. Así Pedro también dice (2 Pedro 1:9): “El que carece de ellos es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados” “Pero por esta razón”, dice él (2 Pedro 1:12), “no seré negligente para recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente”. Es en verdad una declaración terrible del apóstol que algunos olvidan el perdón de sus pecados. A pesar de que comenzaron a creer muy bien, se apartan de la fe y no se adornan con la hermosa cadena de las virtudes cristianas, sino que están cayendo en la avaricia, el orgullo, la envidia, la lujuria, etc. Nosotros que hemos experimentado esas cargas maliciosas bajo el papado estamos muy necesitados de esta exhortación que nos impide ser ingratos con tan misericordioso Dios, como, por desgracia, la mayor parte del mundo lo está. Para contrarrestar esta falta de memoria, a Adán y Eva se les dio una piel como un recordatorio, o como una especie de señal, por la que, junto con todos sus descendientes, se pondrían en conocimiento de su caída lamentable. Pero más tarde, el mundo comenzó a enloquecerse por este signo de nuestra desgracia. ¿Quién sabe cuánto esfuerzo y gasto el hombre pasa en su vestido? Y así ya no debería ser llamado un placer o un exceso, sino más bien una locura, que la gente, como burros criados para llevar el oro, más bien son decididos a cargar ellos mismos que en adornarse. Más vestido decente es sin duda encomiable, sobre todo en personas de posición. Pero la crudeza que ahora está en el estilo no puede dejar de ser una ofensa a los ojos de las personas respetables. Por lo tanto, si Adán volviera a la vida ahora y viera esta locura entre todas las clases, yo creo sin duda que quedaría petrificado de asombro. Un pelaje era su atuendo diario como un recordatorio diario de su felicidad perdida. Pero nos revestimos con ostentación y vamos a los extremos con el fin de demostrar a todos que nos hemos olvidado no sólo de los males de los que fuimos arrancados, sino también las cosas buenas que hemos recibido. Ahora el Señor usa una palabra para señalar lo que se había simbolizado por su ropa.

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22. Y dijo el Señor Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Esto es sarcasmo y muy amarga burla. Por lo tanto se hace la pregunta: ¿Por qué Dios trata con tanta dureza miserable a Adán? ¿Por qué después de haber sido privado de toda su gloria y caído en el pecado y la muerte, es aún más vejado por su Creador con tal desprecio amargo? Y no es suficiente el signo visible para recordarle su desgracia actual y de su gloria perdida? ¿Por qué debe él también añadir la palabra audible? Mi respuesta es: Adán tenía la promesa de la misericordia; con esto debió haber vivido contento. Pero para que tema el pecado futuro y tenga cuidado de él, esta dura amonestación le es dada. Dios ve qué clase de gente serán sus descendientes. Él pone esta palabra en la boca de Adán para que Adán haga conocer a sus descendientes y así enseñarles que cuando quiso ser como Dios, se convirtió como el diablo. Así que ellos mismos han de estar en guardia para que no puedan añadir su pecado al de sus padres, y por lo tanto retirarse aún más lejos de Dios. Al igual que en el caso de la piel, así aquí, por Su misma Palabra, Dios llama la atención sobre los males pasados y futuros. No es como si estuviera satisfecho por tan triste caída, porque entonces Él iba a advertir a Adán de esta manera, sino que guardaría silencio. Lo que Dios quiere es que el hombre anhele la imagen perdida de Dios y comience a odiar el pecado como la causa de este gran mal, y que Adán advierta a sus descendientes sobre lo que siguió después del pecado, es decir, que cuando se le privó de su mente por Satanás y creía que iba a ser como Dios, se convirtió como el mismo Satanás. La Santa Trinidad: velada en el AT, revelada en el NT En este pasaje otra pregunta se plantea: ¿Por qué está Dios, que es uno, hablando en plural? No hay varios dioses, o sí? Nicolás de Lyra y otros piensan que estas palabras fueron pronunciadas en el nombre de un ángel o ángeles: “Se ha hecho uno de Nosotros”, es decir, que se ha convertido en un ángel.67 Pero esto es en conjunto demasiado insípido. Pues Dios no se llama a sí mismo un ángel; ni es el énfasis puesto en la palabra “uno” sino más bien en el pronombre “nosotros”. Por lo tanto, rechazamos este comentario insípido. Si esto se habla en el nombre de un ángel, es cierto que Dios no lo dijo. Pero el texto dice: “Y el Señor Dios dijo”. Por lo tanto hay que tener en cuenta la luz del Evangelio, tal como he dicho anteriormente, que deja en claro las declaraciones oscuras del Antiguo Testamento. Pero si usted interpreta estas palabras como tratando con ángeles, su interpretación no estará de acuerdo con los pasajes anteriores. Satanás había dicho (Gn. 3:5): “Y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”. Por lo tanto, Adán y Eva en realidad trataban de llegar a ser como Dios. Y el pasaje anterior no debe entenderse de otro modo que como una referencia a la igualdad con Dios. El error judío que Lyra adopta aquí debe, por lo tanto, ser rechazado en su totalidad, y debería establecerse como una declaración literal que en Dios hay una pluralidad, así como él también dijo anteriormente (Gn. 1:26): “Hagamos al hombre conforme a nuestra imagen”. Todos estos pasajes indican claramente la unidad de la esencia divina. Pues siempre se prefija: “Y dijo Dios”. Por otra parte, también indican claramente la pluralidad de Personas o, como se le llama, la Trinidad. Pero estos misterios están más definitivamente desarrollados en el Nuevo Testamento, como cuando Cristo manda el bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:19). Y así, de esta manera se señalaron inmediatamente en el comienzo 67 Lyra en Gn. 3:22, sec. “a.”

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del mundo las tres Personas de la Divinidad; posteriormente fueron entendidas por los profetas; y finalmente se revelaron totalmente por medio del Evangelio. Por lo tanto la opinión destaca que Adán y Eva hicieron el intento de convertirse en la imagen de Dios. Pero la imagen del Dios invisible es el Hijo, por quien todas las cosas subsisten (Col. 1:15, 17). Por lo tanto a través de su pecado de Adán golpeó contra la Persona de Cristo, que es la verdadera imagen de Dios. Todo esto es sólo breve y vagamente sugerido aquí, pero sin duda, Adán basa incontables sermones sobre estas palabras. Del mismo modo, es evidente que los profetas se refieren a estos misterios de diversas maneras y maravillosamente velados, lo que más tarde en el Evangelio señalaron claramente. Nuestra opinión es apoyada también por el nombre de Dios en este pasaje, ‫י ְהֹוָה‬, que no puede referirse a cualquier criatura, sino que se da exclusivamente para el mismo Creador. Pero, ¿qué está diciendo el Creador? Obviamente, “Adán se ha convertido en uno de nosotros”. Ciertamente, aquí nuestra religión y fe no nos permite entender estas palabras como siendo hablada a los ángeles. Pues, ¿quién va a decir que Dios es uno de los ángeles? ¿O un ángel uno de Dios? Dios está por encima de los ángeles y sobre todas las criaturas. ¿Cómo, pues, se pudo poner al mismo nivel con los ángeles? Por lo tanto, aceptemos este pasaje como una prueba segura de nuestra doctrina de la Trinidad: que hay un solo Dios y tres Personas. Además, el texto señala aquí vagamente en relación con el pecado de Adán que él quería ser, no como los ángeles, sino como Dios. Por otra parte, si Adán hubiera pecado sólo contra los ángeles, no habría sido condenado a muerte. Pero debido a que su pecado fue dirigido contra la majestad del Creador, a quien él quería parecerse e incluso de imitar, por esta razón fue seguido por un castigo tan horrible. Bautizados para una vida nueva (Ro. 6:-4) Cuando alguien se escapa de la horca, todo el mundo le recuerda de su peligro y lo impulsa a partir de ahora a estar en guardia. Así que después de que Adán se ha consolado de nuevo con la esperanza de vida a través de la promesa divina, Dios le recuerda por esta amarga burla no olvidar esta terrible caída, no esforzarse de nuevo después de la semejanza a Dios que había intentado ganar sin éxito, sino a humillarse ante la majestad de Dios y de ahora en adelante, junto con sus descendientes, tener cuidado de tal pecado. Pues estas palabras no se hablan sólo a Adán; sino que también nos interesan: que después de ser bautizados y renovados por la gracia, debemos hacer todo lo posible para evitar caer de nuevo en nuestra anterior impiedad. De la misma manera hay desprecio y la más amarga burla de lo que Dios dice sobre el árbol de la vida, como si Él no fuera capaz por un solo guiño de prevenir y prevenir a Adán de tocarlo. Entonces Dios añade estas palabras inspiradoras de temor: 23. Y lo sacó Dios del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado Estas palabras también son para nuestra corrección y advertencia, como dice san Pablo en Romanos 15:4, que todo lo que se ha escrito, fue escrito por amor a nosotros. Hay un gran peligro de que si nos olvidamos de nuestros antiguos pecados, seremos vencidos por ellos de nuevo. Cristo también emite una advertencia similar en Juan 5:14, cuando dice: “He aquí, has sido sanado. No peques más, para que no te venga alguna cosa peor”. Y Pedro, en 2 Pedro 2:22, habla de la puerca lavada y del perro que vuelve a su vómito. Del mismo modo, 2 Pedro 1: 9 menciona “los que olvidan sus antiguos pecados”. Estos y otros pasajes de la Escritura son advertencias para protegerse contra el pecado en el futuro, ya que, como en el caso de las enfermedades, una recaída es más difícil de curar que la primera enfermedad. Así que en este pasaje Adán y todos sus

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descendientes son advertidos de varias maneras; después de recibir la esperanza de vida a través de la promesa de la Simiente, deben estar en guardia para que no pequen y caigan de nuevo. La conocida parábola (Mateo 12:43-45) habla de la casa que ha sido barrida después de que Satanás fue hacia afuera, pero que toma de nuevo con la ayuda de siete espíritus peores que él. Es por esto que el Señor hace uso de tal dureza, como si estuviera diciendo: “Antes yo prohibí a Adán y Eva tocar el árbol de la muerte, pero tal era su arrogancia que ni siquiera se abstuvieron de lo que era perjudicial para ellos. Seguramente, ahora se debe hacer el esfuerzo para evitar que se aproximen al árbol de la vida también; pues probablemente no serán capaces de mantenerse alejados de él tampoco. Por lo tanto los voy a proteger contra esto mediante la prohibición del uso de todos los árboles del Paraíso. Por lo tanto, sal a la calle, y come las hierbas del campo y todo lo que la tierra produce. A partir de entonces se te prohibirá comer no sólo del árbol de la vida, sino también del resto de los árboles del Paraíso”. Este pasaje también muestra que los árboles del Paraíso no eran de ningún modo similares a los que produce el resto de la tierra. Ahora, por lo tanto, los alimentos que Adán y Eva comen también les recuerdan su pecado y el estado más miserable en el que fueron colocados por su pecado. Nuestras desgracias se han pintado en diversas maneras que no sólo nuestra falta de dotes espirituales, sino incluso nuestra ropa y nuestra comida nos recuerdan de ellas. ¿Por qué Dios prohibió a Adán y Eva acercarse al árbol de la vida? Parte I Aquí surge la cuestión de que, si Dios hubiera permitido a Adán comer del árbol de la vida, Adán habría vencido a la muerte por medio de este alimento, tal como se hizo sujeto a la muerte después de haber comido del árbol de la muerte. Parece que ha habido un paralelismo entre ellos: el árbol de la muerte mata, y lo hace a través de la Palabra “el día que comáis de este árbol morirás”; por lo tanto, por el poder de la Palabra el árbol de la vida hace vivir y libra de la muerte. Lyra y otros responden a esta pregunta diciendo que el árbol de la vida habría tenido el poder de preservar la vida hasta el momento que se refería a la duración de la vida, pero no para siempre; por lo tanto no habría devuelto la vida que se había perdido a través del pecado.69 Adán no fue creado para permanecer por siempre en esta vida física, sino de esta vida física y de la alimentación física iba a pasar por encima en la vida espiritual. Al igual que cuando un ciudadano común es elegido alcalde, así también ni la muerte interviene en esa ocasión, sino que su honor y el prestigio simplemente aumenta; por lo que Adán, sin intervenir ninguna muerte, habría cambiado su vida mortal para la inmortal. Pero este árbol de la vida, dice Lyra, sirvió sólo a la vida física. Por lo tanto, explica el texto “no sea que viva para siempre” significa “por un largo tiempo”. Sin embargo, yo mismo soy de una opinión diferente. Creo que si a Adán se le hubiera permitido ir al árbol de la vida, habría sido restaurado a la vida que había perdido, por lo que a partir de entonces él no habría muerto sino que simplemente habría sido trasladado de la vida física a la espiritual. El texto dice tanto más claramente: que en esta cuenta se le prohibió el árbol de la vida; y que al comer de él viviría

‫ ְׂלע ָֹלם‬, es decir, para siempre. Rechazo la opinión de Lyra porque asigna el poder de hacer que viva directamente a la naturaleza del árbol, si bien es cierto que el árbol no tenía este poder por su naturaleza, sino sólo a través de la eficacia de la Palabra. De la misma manera también el árbol de la ciencia del bien y del mal no mató porque sus frutos

69 Lyra en Gn. 3:22, sec. “b.”

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eran venenosos y destructivos, sino porque una palabra se habían unido a él con la advertencia escrita en ella: “El día que comas de este árbol, ciertamente morirás”. En primer lugar, por lo tanto, pende en el árbol de la muerte, la muerte espiritual, a saber, la desobediencia. Y así, después de que Adán y Eva habían transgredido este mandamiento a través de su pecado, que estaba activo en ellos, incluso entonces, pensaron: “He aquí, Dios ha prohibido que comamos, pero ¿qué nos importa?” Este desprecio de la orden fue el dardo envenenado por el que Adán y Eva fueron asesinados después de que había pasado por sus gargantas. Debido a la amenaza añadida su alimentación, provocó la muerte a través de su desobediencia. El árbol no era venenoso; pero, como hemos dicho más arriba ampliamente, era un árbol de culto divino, pues el hombre para dar testimonio a través de su obediencia que él sabía, honraba y temía a su Dios. Porque Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno (Génesis 1:31). La situación con el árbol de la vida creo que ha sido totalmente la misma: no por su carácter inherente, sino a través de la eficacia de la Palabra, era el árbol que daba vida. Y así, porque la Palabra estaba todavía unida a ese árbol, Adán habría sido restaurado a su antigua vida si hubiera comido de él. Así, la serpiente que Moisés levantó en el desierto (Nm. 21:9) no hizo revivir a través de su carácter inherente (pues estaba hecha de bronce, al igual que nosotros podríamos formar una serpiente de bronce ahora); pero la Palabra que se añadió a la serpiente de bronce era vivificante porque Dios mandó a la serpiente que se creara, y añadió la Palabra (Nm. 21:8): “Quien la mire será sanado”. Esta Palabra no tendrás si formas una serpiente de bronce hoy. Por otra parte, la razón de la curación no estaba en mirarla, sino en la orden de Dios que deben mirar a la serpiente, y en la promesa de la liberación. Pero debido a que los rabinos no prestan atención a la Palabra, metieron la pata miserablemente y están a favor de la opinión de que el carácter inherente de esos árboles era o mortífero o dador de vida. No se dan cuenta de que todas estas cosas suceden porque Dios o promete o amenaza. Los sacramentos del Bautismo y de la Cena del Señor Del mismo modo, los sofistas también hablan tonterías cuando discuten cómo el Bautismo nos hace justos. Tomás de Aquino y Buenaventura piensan que algún poder para llevar esto a cabo ha sido dado por Dios al agua cuando es bautizado el niño, con el resultado de que el agua bautismal aporta justificación por su propio poder.71 Por el contrario, decimos que el agua es agua, de ninguna manera mejor en calidad que aquella en la que bebe una vaca. Pero sostenemos que a la simple agua la Palabra de la promesa se ha añadido: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16); igualmente: “El hombre debe nacer de nuevo del agua y el Espíritu” (Juan 3:5). Si alguien quiere llamar a esta Palabra o esta promesa un poder que se le ha dado a las aguas del bautismo, no voy a objetar. Pero la idea de los sofistas era algo diferente. Ellos no atribuyen este poder a la Palabra, sino que, en relación con el elemento, indican que tiene un poder especial que se le da. Juan Duns Scoto habla más correctamente cuando define el bautismo como un “pacto divino” que estaba junto al elemento.72 Por tanto, la Palabra siempre debe tenerse en cuenta y honrarse como aquella por la cual Dios se apodera y, por así decirlo, “viste” a las criaturas; y una diferencia debe ser hecha entre la criatura y el Verbo. En el Sacramento del Altar hay pan y vino; en el Bautismo hay agua. Estas son criaturas, pero criaturas aprehendidas por la Palabra. 71 Tomás de Aquino (1224-1274 dC.), Summa theologica, III, Q. 66; Buenaventura de Fidanza (San Buenaventura, 1218-1274 dC.), Commentaria in quattuor libros sententiarum Magistri Petri Lombardi, IV, Dist. III, Part II, Art. I, Q. 2 in Doctoris seraphici S. Bonaventurae opera omnia, IV (Quaracchi, 1889), pp. 78–81. 72 Juan Duns Escoto (1266-1308 dC.). La designación del Bautismo como un pacto no es común en Lutero, pero ocurre, como en un sermón de 1519 o 1520 (Weimar, IV, 704).

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Mientras la criatura es aprehendida por la Palabra, siempre es y hace lo que promete la Palabra. Sin embargo, esto no debe entenderse como si estuviéramos ahora uniendo causa con los sacramentarios, cuando vinculamos el Bautismo con la Cena del Señor.73 El Bautismo tiene la promesa de que, junto con el Espíritu Santo, produce el nuevo nacimiento. En la Cena del Señor también está la promesa del perdón de los pecados, así como junto con el pan y el vino, el cuerpo y la sangre de Cristo están realmente ofrecidos, como dice Cristo: “Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros”, “Esta copa es el Nuevo Pacto en Mi Sangre”. De esta manera también se puede decir que la naturaleza humana en Cristo no nos redime, pero que debido a que la naturaleza humana es detenida físicamente por Su divinidad, y Cristo, Dios y hombre, es una persona, por lo tanto, la redención es efectiva. Así que el Hijo del Hombre es llamado y es efectivamente el Salvador. El Papa inventó el agua bendita, la extremaunción, y muchas cosas similares a las que ha atribuido el perdón de los pecados. Siempre considera aquí si Dios ha añadido su mandamiento y promesa. Si no hay ninguna promesa y mandamiento de Dios, decide de una vez que es idolatría y una profanación del nombre de Dios. Sin embargo, ellos dicen: “Se están agregando oraciones piadosas. También estamos imitando los ejemplos de los santos en esto”. Pero no te preocupes con oraciones, con ejemplos, o incluso con la intención. Considera sólo si hay una promesa y un mandamiento; porque esto es lo que confiere a las criaturas un nuevo poder más allá de ese poder que tienen a través de su naturaleza. ¿Por qué Dios prohibió a Adán y Eva acercarse al árbol de la vida? Parte II Así, el árbol de la ciencia del bien y del mal era en verdad bueno por su naturaleza; pero a causa de la Palabra que se había añadido, era veneno para el hombre, para su espíritu, y no sólo para su cuerpo. Por el contrario, el árbol de la vida tenía el poder de preservar la vida a causa de la Palabra; habría conservado la vida también para Adán. Pero Dios, estando enojado, no estaba dispuesto a permitirle regresar a ese árbol después de su caída, no sólo con el fin de recordarle el pecado que había cometido, sino 73 Por “sacramentarios” Lutero se refiere a los que sostienen que no hay nada más que pan y vino en el Sacramento del Altar. Durante más de una década Lutero había estado lidiando contra dos frentes: contra aquellos a quienes él llamaba Enthusiasmus (entusiastas), o Schwärmerei, y contra la teología escolástica y el papado. A los entusiastas encaró por primera vez en los llamados “profetas de Zwickau” en 1522, que en su Segundo Comentario a los Gálatas (1535) Lutero denomina a los entusiastas de diversas maneras, como “espíritus fantasiosos”, “sectarios”, “anabaptistas” (rebautizadores), “sacramentarios”. Los sacramentarios tienen sus representantes, los “sofistas”, es decir, los teólogos académicos. Los entusiastas veían a Lutero, debido a lo que hoy se llamaría “conservadurismo”, apenas un poco mejor que un “papista”. Mientas tanto, en el otro frente de oposición (los monjes, los papistas y el papa), Lutero era considerado en lo que hoy podría calificarse de “individualista” y “subjetivo”, y pensaban que Lutero era apenas mejor que un “entusiasta”. Aquellos a quienes Lutero llama de “entusiastas” era una muchedumbre muy heterogénea, divididos en numerosos grupos y sectas: Tomas Münzer (radical revolucionario), responsable de la Guerra de los Campesinos (1524-1525); Carlstadt (puritano, que había renunciado al mundo), Schwenkfeld y Franck (hombres de pensamiento místico-racionalista), y hasta los seguidores de Zwuinglio. Lo que Lutero entendía por “entusiasmo”, pudiera describirse en términos generales como el asumir una postura espiritual superior, alegando la manifestación de un punto de vista “más espiritual”, que restaba importancia a las señales externas de la fe cristiana tales como los sacramentos del Bautismo, la Santa Cena, y la Palabra escrita y predicada. Para los entusiastas lo único necesario era la experiencia del Espíritu en cada alma. Esta experiencia o sentir espiritual podía manifestarse en visiones apocalípticas, iluminación mística, o una intuición de la razón. Lo importante era la experiencia interna, que era independiente de cualquier mediación externa (Palabra, sacramentos, ritos y ceremonias). Lutero mismo dice: “Los Entusiastas son tan malos como el papa… ambos me son como una plaga; pues los Sacramentarios me odian y los Anabaptistas me odian más que al papa, y el papa me odia más que a ellos” (WA Tischreden, 3, nr. 2873; Münchener Ausgabe, nr. 21, p. 135 f).

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también porque Adán ya tenía una mejor promesa, a saber, que la Simiente de la mujer aplastaría la simiente de la serpiente. Por lo tanto si hubiera estado sujeto a la muerte física, aún permanecía en la posesión de la esperanza de la inmortalidad por medio del Hijo de Dios. Así, un padre enojado puede mantener a su hijo su derecho a la herencia, pero le puede castigar echándolo de la casa. Por tanto, el Señor Dios quiere que el hombre esté satisfecho con la promesa de una vida mejor que aquella en la que Adán fue creado. Incluso si Adán hubiera comido del árbol de la vida y hubiera sido restaurado a su antigua vida, todavía no habría estado a salvo de Satanás. Satanás todavía lo podría privar de ella a través de la tentación. Por lo tanto, Dios proveyó al hombre con una condición en la que podemos estar seguros de que, a causa de la Simiente bendita, nunca morirá en muerte eterna, a pesar de que esta vida física está aquejada de múltiples maneras. Así, todas estas palabras son palabras de burla e ira de Dios a Adán después de que ya se ha hecho justo, para hacerlo más cauto en casos futuros y para evitar que pierda el recuerdo de eventos pasados. Entonces, también, Moisés cambia cuidadosamente las palabras en sentido contrario con el fin de recordar al ser humano lo que había dicho anteriormente. Anteriormente dijo: “Dios colocó al hombre en el Jardín del Edén, para trabajar y guardarlo”. Aquí dice: “Dios sacó al hombre del jardín de Edén, para cultivar la tierra”. Él quiere que el hombre reconozca que se formó a partir un terrón de tierra y fue puesto en un muy excelente lugar, pero que el pecado le llevó de nuevo en la tierra de la que fue creado. Este cambio sorprendente al contrario recuerda a Adán y sus descendientes que deben no sólo guardarse contra los pecados futuros, pero también deben tener en cuenta aquellos del pasado. Y así, Adán, a quien previamente se le había proporcionado un puesto especial en el paraíso, en un lugar aparte del resto de los animales, ahora comparte un lugar con los animales y casi comparte su comida. 24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. Adán tampoco es simplemente expulsado del Paraíso; sino que un guardia es asignado al lugar, para hacer que cualquier mirada sea imposible, al igual que los guardias que están estacionados en las cercanías de las fortalezas y ejércitos. Al entrar en tanto detalle en este pasaje, Moisés indica que esta expulsión era de suma necesidad para nuestra salvación, es decir, con el fin de que podamos evitar el pecado y vivir en el temor de Dios, sin dejar de estar en guardia contra Satanás, que infligió tan grande daño a la naturaleza por el pecado. “Al oriente del huerto de Edén” Acerca de la palabra ‫מקֶּדֶּ ם‬ ִ hemos dicho anteriormente que denota “hacia el este” o “hacia la región oriental.” Por otra parte, Moisés da a entender que el Paraíso tenía un camino o una puerta hacia el este, a través de la cual había un acceso a este jardín. Del mismo modo, en relación con la estructura del templo en Ezequiel (40:6) se hace mención de la puerta del santuario, que daba hacia el este, obviamente, para darnos cuenta de que el templo era una figura del Paraíso; si por su naturaleza hubieran permanecido perfecto, el Paraíso habría sido el templo del mundo entero. Y así, en el camino hacia el este, que únicamente llevaba al Paraíso, querubines o ángeles fueron colocados, para proteger de esa manera que ni Adán ni ninguno de sus descendientes pudieran entrar en el Paraíso. El Señor hizo esto de acuerdo a la manera humana, con el fin de inspirar temor y proporcionar un recordatorio visible de su terrible caída.

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“Una espada encendida que se revolvía por todos lados” Por otra parte, esos querubines en el camino no tenían una espada de metal para evitar tal acercamiento, sino el ‫להַט‬ ַ de una espada móvil, es decir, un destello o una llama, como un relámpago, que es inestable y ciega los ojos. Esta llama o rayos tenían la forma de una espada que está en movimiento continuo o se mueve de aquí para allá. Del mismo modo en Hechos 2:3 se relata que las lenguas de los apóstoles parecían estar divididas, como el fuego; tal es también la aparición de los dragones voladores. Estos ángeles continuamente enviaban llamas de tal manera que fueran expulsadas en todas las direcciones, por lo que es imposible que alguien se acerque. Rechazamos las habladurías de Orígenes. Tampoco aprobamos las ideas absurdas de 75 Lyra. Él sostiene que la espada de fuego significa que a causa de un pecado mortal el pecador deja de ser parte de la iglesia militante en función del mérito, pero no de acuerdo a la cantidad; por otra parte, que se designa como “girando”, porque si el verdadero arrepentimiento debe seguir, el hombre será llamado de nuevo a la iglesia de acuerdo al mérito. Así como tomamos la posición de que el paraíso era un jardín verdadero y visible en un determinado lugar de la tierra, aquí explicamos que esta era una espada histórica, una llama visible o fuego en la forma de una espada, con la que los querubines, o ángeles, asustaron y ahuyentaron a Adán y sus descendientes para que ellos no se atrevieran a acercarse demasiado al jardín. Los ángeles mantienen vigilancia sobre el Paraíso hasta el momento de la inundación, para servir como un recordatorio de la caída miserable y desastrosa. El lago de Sodoma y el pilar de sal realizan una función similar para las generaciones posteriores. Nuestra indiferencia y desprecio tienen necesidad de este tipo de monumentos. Pero después de la inundación el Paraíso desapareció, junto con los ángeles y la espada. La generación que entonces surge necesita nuevos ejemplos, más a la mano, para hacer una impresión en la gente con aire satisfecho, aunque ni siquiera esto logra nada en el caso de los impíos. Lutero contra la interpretación alegórica del Génesis En el curso de estos tres capítulos tenemos la historia de la creación de todas las criaturas. Hemos oído cómo se crearon los cielos y la tierra, el mar y todo en ellos; cómo el Paraíso fue establecido por Dios para ser un palacio para el hombre, el señor de la creación; cómo en el Paraíso Dios fundó para el hombre un templo destinado al culto divino, es decir, el árbol de la ciencia del bien y del mal, en la que iba a dar prueba de su obediencia a Dios. También hemos oído hablar de la actividad del hombre en el Paraíso, cómo cayó miserablemente y pecó contra Dios, perdiendo así toda la gloria de su inocencia y de la inmortalidad. De acuerdo con nuestra capacidad, hemos tratado todos estos hechos en su significado histórico, que es el real y verdadero. En la interpretación de la Sagrada Escritura la tarea principal debe ser el de obtener de ella algún significado seguro y sencillo, sobre todo porque hay una gran variedad de intérpretes -latín, griego y hebreo también. Casi todos ellos no sólo no se preocupan por la historia sino que la ocultan y la confunden con sus alegorías sin sentido. El procedimiento ridículo que Orígenes y Jerónimo siguen en estos capítulos es bien conocido. En todas partes se apartan de la narración histórica, que ellos llaman “la letra que mata” y “la carne”; y confieren elevada alabanza al “sentido espiritual”, del cual no tienen conocimiento real. De hecho, Jerónimo siguió a Orígenes como su maestro. Lo mismo sucede en nuestros tiempos; aquellos que son influyentes, ya sea a través de su capacidad 75 Lyra en Gn. 3:24, sec. “d.”

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nativa o a través de su elocuencia, se esfuerzan con todo su poder para persuadir a sus oyentes que los relatos históricos son materia muerta e inútil para la edificación de las iglesias. Así fue que con celo común temerariamente nos esforzamos por alegorías. Cuando yo era joven, mis propios intentos de la alegoría se reunieron con suceso.77 Incluso era permitido llegar a ideas absurdas, ya que estos grandes maestros de las iglesias, como Jerónimo y Orígenes, a veces daban amplia gama a su imaginación. Y así todo el que fue algo más experto en idear alegorías también fue considerado como un teólogo más bien sabio. Agustín también fue arrastrado por esta convicción; y sobre todo en el caso de los Salmos, no tiene en cuenta el sentido histórico y recurre a alegorías.78 Todos estaban convencidos de que, especialmente en los relatos históricos del Antiguo Testamento, las alegorías representaban el significado espiritual; y que el propio relato histórico, o el sentido literal, representaban el sentido carnal. Pero, te pregunto, ¿no es esto una profanación de las Sagradas Escrituras? Orígenes hace del paraíso el cielo y de los árboles, ángeles. Si esto es correcto, ¿que quedará de la doctrina de la creación? Especialmente para los estudiantes principiantes de la Sagrada Escritura es necesario, por lo tanto, que cuando se acerquen a la lectura de los antiguos maestros, los leen con discreción, o más bien con la intención clara de desaprobar esas declaraciones para las cuales hay menos apoyo. De lo contrario, serán desviados por la autoridad del nombre de los Padres y maestros de la Iglesia, al igual que me llevaron por mal camino, como todas las escuelas de los teólogos. Desde que empecé a adherir al significado histórico, yo mismo he tenido siempre una fuerte aversión por alegorías y no hice uso de ellas a menos que el texto en sí lo indicaba o las interpretaciones se podían extraer del Nuevo Testamento.80 Pero fue muy difícil para mí separarme de mi celo habitual por la alegoría; y sin embargo, yo era consciente de que las alegorías eran especulaciones vacías y la espuma, por así decirlo, de las Sagradas Escrituras. Es el sentido histórico solo el que suministra la doctrina verdadera y buena. Después de que esto ha sido tratado y correctamente entendido, entonces también se puede emplear alegorías como un adorno y flores para embellecer o iluminar el relato. Las alegorías descubiertas, que no tienen ninguna relación con el relato y no lo iluminan, simplemente deben ser desaprobadas como sueños vacíos. Este es el tipo de alegorías que Orígenes y los que le siguieron emplean. ¿Dónde se puede probar por la Escritura que el Paraíso denota el cielo, y que los árboles del Paraíso se refieren a los ángeles? Estas ideas se han pensado como algo de lo más absurdo y totalmente inútil. De modo que los que quieran hacer uso de alegorías, que se basen en el relato histórico. El relato histórico es como la lógica en que se enseña lo que es cierto; la alegoría, en cambio, es como la retórica que debería ilustrar el relato histórico, pero no tiene ningún valor en absoluto para dar la prueba. En estas circunstancias, una alegoría tiene valor, como cuando decimos que el cielo denota la iglesia, pero que la tierra denota los gobiernos y el orden político.81 Cristo mismo llama a la iglesia el reino de los cielos y el reino de Dios; pero la tierra se llama la tierra de los vivos, donde los reyes y príncipes gobiernan. 77 Como Lutero dice aquí, su temprana exegesis fue cargada con interpretaciones alegóricas, de los que sus comentarios sobre Jueces de 1516 (Weimar, IV, 529–586) son una buena ilustración; hay algunos estudiosos que lo atribuyen a Juan Agrícola antes que a Lutero. 78 Para un ejemplo de uso de Lutero de las obras de Agustín sobre los salmos, cf. Luther Work‟s, 13, p. 95, n. 32. 80 La ruptura de Lutero con interpretaciones alegóricas era parte de su redescubrimiento del significado de las Escrituras, pero los comentarios incluso de sus años más maduros sugieren que la ruptura no fue tan brusca como el texto lo hace parecer. 81 La aplicación más famosa de esta alegoría a la Iglesia y al estado fue en el gran Unam sanctum de Bonifacio VIII (18 de noviembre, 1302).

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Similar es la alegoría que Pablo emplea: que Adán y Eva, o el matrimonio en sí, es un tipo de Cristo y la iglesia (Efesios 5:32). Esta alegoría es ingeniosa y llena de confort, pues que más agradable declaración se puede hacer que la Iglesia es la novia y Cristo el Esposo? Expresa esa asociación más feliz y otorgamiento de todos los dones que posee el Esposo, así como la destrucción de los pecados y todas las desgracias con las que está cargada la pobre novia. Por lo tanto es un dicho deleitoso cuando San Pablo declara: “Yo os he desposado con un solo esposo para presentaros a Cristo como una virgen pura” (2 Co. 11:2). Del mismo modo, en Romanos 5:14 afirma: “Adán fue la primera figura del que había de venir”. ¿Cómo? “Porque así como por Adán muchos han muerto, mucho más tiene la gracia de Dios y el don por la gracia, que de un solo hombre, Jesucristo, abundó para muchos”. Ve qué bien esta alegoría liga con el relato histórico como su base. Del mismo modo, en Gálatas 4:24 Pablo hace dos declaraciones de Sara y Agar. Que los que quieren diseñar alegorías sigan este ejemplo y busquen su fundamento en el propio relato histórico. Anteriormente hemos escuchado las declaraciones acerca de la Simiente de la mujer y la de la serpiente. En este relato histórico Cristo basa su parábola sobre el enemigo que siembra la semilla del mal, es decir, la doctrina impía y malas ideas (Mateo 13:24-30). ¿Quién no se da cuenta de que estas alegorías son más apropiadas, más esclarecedoras, más rentables y mejores que aquellas que Agustín, Lyra, y otros idearon sobre la relación entre la mente superior e inferior? Tratado de esta manera, ¿qué otra cosa pueden significar el Paraíso cerrado y los querubines con sus espadas, estacionados para custodiar el Paraíso, que sin la fe en Cristo el hombre no puede soportar ni la Ley ni el Evangelio? Pablo habla de esta manera cuando dice que los judíos eran incapaces de mirar a la cara resplandeciente de Moisés y que Moisés se vio obligado a poner un velo delante de él (2 Co. 3:7). El árbol de la muerte es la Ley, y el árbol de la vida es el Evangelio, o Cristo. Aquellos que no creen en Cristo no pueden acercarse a estos árboles. Se les impide por la espada del ángel, que no puede tolerar la hipocresía y la justicia corrupta. Pero para aquel que reconoce su pecado y cree en Cristo, el Paraíso permanece abierto. Trae con él no su propia justicia sino la de Cristo, que el Evangelio anuncia a todos, para que todos podamos poner nuestra confianza en él y ser salvos. No hay necesidad en absoluto de seguir más sobre este asunto de la alegoría. Sea esto suficiente recordatorio: que aquellos que deseen hacer uso de alegorías, hagan uso de las que los apóstoles señalan y que tienen una base segura en las palabras mismas o en el relato histórico. De otra manera sucederá que construimos paja y hojarasca en el cimiento, y no oro (1 Co. 3:12). “Puso al oriente del huerto de Edén querubines” En cuanto a los querubines, debe tenerse en cuenta que con frecuencia se los menciona aquí y allá en las Sagradas Escrituras. Sobre ellos no hay nada en los teólogos latinos, excepto la declaración de que el término denota plenitud de conocimiento.83 Entre los teólogos griegos está Dionisio.84 Se jactan de que era un discípulo de Pablo, pero no hay nada de cierto en esto. Él mantiene el más completo silencio cuando discute la jerarquía del cielo y la de la iglesia. Inventa nueve coros, al igual que las esferas, asignando los serafines al rango más alto, entonces, en orden, los querubines, los tronos, los dominios, las virtudes y los principados; a partir de entonces, en la jerarquía inferior, los poderes, los arcángeles y los ángeles. ¿Quién no se da cuenta que estos no son más que las ideas humanas ociosas e inútiles? 83 Pedro Lombardo, Sententiae, II, Dist. IX, col. 669–672. 84 Cf. Luther Work‟s, 13, p. 110, nota 55.

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Entonces Dionisio sostiene que en la jerarquía eclesiástica hay obispos, diáconos, subdiáconos, lectores, exorcistas, etc. ¡Tal charla viene de alguien que se supone haber sido el discípulo del jefe de los apóstoles y maestro de los gentiles! Sin embargo, su autoridad es tan altamente estimada que los hipócritas engreídos afirman que todas sus declaraciones se derivaron de los oráculos divinos, aunque en ninguna, sobre este tema, parte tenga él una sola palabra acerca de la fe o ninguna instrucción útil de las Sagradas Escrituras. ¿Quién le dijo que había nueve coros? ¿Por qué los franciscanos después agregan una décima como un palacio para que viva la Santa Madre? 85 En resumen, estas son bagatelas dignas de los papistas, para aprender y admirar después de asaltar la sana doctrina tan obstinadamente. Así que, a continuación, voy a expresar mi opinión sobre el término “querubín”, de lo que yo he podido formar como resultado de mi lectura. Me parece que “querubín” denota la cara rubicunda que las niñas y los niños tienen a una edad temprana. Así pintores también representan a los ángeles en la semejanza de los bebés. Por querubines, por lo tanto, es posible entender ángeles que aparecen con una cara que no está arrugada o triste, sino con una expresión feliz y amable, con un rostro regordete y bien redondeado, ya sea un rostro humano o algún otro. Y así “querubín” es un término general, que no representa un nombre en particular entre las filas de los ángeles, como los sueños Dionisio, sino que se refiere a su apariencia, porque se muestran a sí mismos a los hombres con apariencia rojiza y rostro juvenil. Esta es también la opinión de los hebreos, que dicen que ‫ כְרּוב‬es una palabra aramea: ‫ ּך‬es una letra servil, y ‫ רּוב‬denota un apuesto joven con una cara regordeta y florida; por lo tanto, los ángeles son llamados ‫ כְרּובִים‬porque tienen un rostro lozano y son felices y encantadores, como están también generalmente representados.86 Sobre los “serafines” Del mismo modo, “serafines”, de fuego o de brillo, también es un término general para los ángeles, debido a la naturaleza de su apariencia, como muestra el pasaje de Números 21:6 “Dios envió entre el pueblo ‫ש ָרפִים‬ ְ ‫שים ִׁ ַה‬ ִִׁ ‫ ַהנְ ָח‬, serpientes serafines”, es decir, ardientes. Por lo tanto se puede concluir que los serafines son ángeles que no sólo son guapos y tienen una cara regordeta, como los querubines, sino que también están dotados con brillantez. De esta manera, se describen en el Evangelio como sentados junto a la tumba del Señor: “Su aspecto”, dice el texto en Mateo 28:3, “era como un rayo”. Salmo 104:487 se refiere a la misma cosa: “Quién hace a sus ángeles espíritus, y a Sus ministros una llama de fuego”, es decir, un fuego brillante. Así se afirma en Lucas 2:9, que cuando el ángel vino a los pastores, la gloria del Señor los rodeó de resplandor. Tal era también el rostro de Cristo en el monte Tabor (Mateo 17:2). Ese será nuestro semblante cuando en el último día nos levantemos por la gloria que Cristo ha ganado para nosotros. Por otra parte, lo que aparece en los libros de los Reyes (1 Reyes 6:29) acerca de las cortinas con querubines también denota las caras regordetas y alegres de ángeles con alas, no porque los ángeles tienen alas en realidad, sino porque no se pueden representar de otra manera. Así, en Is. 6:6 el nombre “querubín” se da al ángel que viene

85 Durante la posterior Edad Media diversos teólogos franciscanos habían especulado sobre el papel de María en el universo, y la cosmología que se discute aquí es un reflejo de esa especulación. 86 Al igual que mucha de la etimología hebrea en este comentario, esto pudo venir de Santes Pagninus; cf. p. 297, nota 55. 87 El original tiene “Sal. 103” debido a la diferencia en la numeración de los salmos; cf. Luther Work‟s, 13, Introduction, pp. ix–x.

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volando con un rostro alegre y atractivo, la forma en que se representan en tapices.88 Pero si se agrega brillo, para expresarme de este modo –la forma en que se dice que el rostro de Esteban estaba feliz y alegre, cuyos ojos irradiaban la alegría pura (Hechos 6:15) – entonces se les llama “los serafines”. Podemos decir en alemán que las caras “soplan y brillan”.89 Así también seremos nosotros. Nuestros rostros brillarán como el sol al mediodía; ya no estarán esas arrugas familiares, el ceño contraído, y los ojos llorosos. Sino como se dice en Apocalipsis 21:4: “El Señor enjugará toda lágrima de nuestros ojos, de modo que ni muerte, ni tristeza, ni lamentos, o cualquier dificultad permanecen”. Mantengámonos firmes a esta esperanza, y vivamos en el temor de Dios, hasta que liberados de esta vida llena de miseria, vivamos esa vida angelical y eterna. Amén, Amén.

Fuente: Lutero, M. (1999, c1958). Vol. 1: Luther‟s Works, vol. 1: Lectures on Genesis: Chapters 1-5 (J. J. Pelikan, H. C. Oswald & H. T. Lehmann, Ed.). Saint Louis: Concordia Publishing House. Traducción al castellano: Cármen Sitzmann, Hohenau, septiembre de 2014. Edición: Rev. Adrián Correnti, Hohenau, 19 de diciembre de 2014. Iglesia Evangélica Luterana del Paraguay.

88 Realmente, el angel en Is. 6:6 es llamado un serafín, no un querubín. 89 La frase alemana es blühen und glühen.

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