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GLOBALIZACIÓN, EXCLUSIÓN Y LUCHA PARA PARTICIPACIÓN: EL CAMBIO DEL PAPEL DE LAS MUJERES EN LA ESTRUCTURA POLÍTICA DE LOS BRIBRIS DE TALAMANCA1 Mónica Budowski Carlos Borge Carvajal 1998 RESUMEN Talamanca vive una crisis de transición, cómo la ha definido el Dr. Ramiro Barrantes (Com, Pers: 1996). Esta crisis afecta todos los ordenes de la vida social, económica, política, ecológica y cultural de los bribris. El corazón de la estructura social, económica y política han sido los clanes matrilineales y matrilocales extensos en que la mujer ha sido el centro de gravedad. Esta crisis se origina en la emergencia del capitalismo y en una mayor apertura del sistema cultural bribri hacia el sistema nacional por medio de la educación, de la religión y de los proyectos de cooperación. Tal situación ha puesto en grave desventaja a las mujeres que poco a poco han venido perdiendo su papel protagónico y ello se expresa con mayor fuerza en las estructuras de poder formal.
INTRODUCCIÓN En la historia política contemporánea de los indígenas bribri de Talamanca, nos encontramos con la poca participación de las mujeres en la toma de decisiones políticas de las organizaciones más representativas y en muchas otras de diversos fines. Los espacios que han ocupado, si bien no son decorativos, no se caracterizan por estar en la primer línea de mando. Justo es reconocer que aquí ellas tienen mejores oportunidades de ser dirigentes que en la mayoría de las organizaciones rurales del resto del país, ya que la estructura social tradicional de los indígenas de matrilinealidad y matrilocalidad favorecen y fortalecen la posición social de la mujer. La situación hoy en día se caracteriza por una presencia activa de las bribris y si se quiere dominante en los comités de salud y en las juntas y patronatos escolares (dominios femeninos también en la sociedad costarricense). Las mujeres participan activamente en las organizaciones recientes y no tradicionales de tipo productivas, comerciales y comités de desarrollo local, pero regularmente ocupan puestos de secretarias y vocales (o sea posiciones de prestigio pero sin gran poder decisivo). En organizaciones de mayor rango y representación como la Asociación de Desarrollo Integral y la Comisión para la Defensa de los Derechos Bribris de Talamanca (CODEBRIWAK) su participación es mucho menor y su papel decisorio es muy débil. Desde que se fundó la Asociación de Desarrollo Integral en 1978, pocas mujeres han ocupado puestos directivos. En el caso de CODEBRIWAK su fundación de hecho data de 1981, cuando un grupo de dirigentes se reúne para formar un organismo político 1
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para defenderse de la Refinadora Costarricense de Petróleo que realizaban exploraciones en territorios indígenas (Borge y Villalobos 1995). En aquella ocasión un pequeño grupo de mujeres formó parte del esfuerzo, más no ocuparon cargos directivos. Pero en 1991 se constituyeron legalmente y una mujer (maestra de primaria) ocupó el cargo de vicepresidenta. Hoy día otra mujer (la hija de un célebre dirigente) ocupa el mismo cargo. En ese mismo año, en 1991, CODEBRIWAK, consciente de esta debilidad organizativa, consigue un pequeño fondo para financiar unos talleres de reflexión sobre la no participación de las mujeres en las decisiones de la comunidad. De aquellas pequeñas jornadas sale el germen de varios grupos de mujeres (16 aproximadamente) que se han organizado con fines diversos. Estas mismas mujeres tuvieron un activo papel en la conformación de una organización en el ámbito nacional de poca vida y ahora han constituido la Comisión de Mujeres, con la participación de casi todas las organizaciones de mujeres de Talamanca. Desde 1995 se ejecuta el Proyecto NamasöL, con fondos del Gobierno de los Países Bajos, que pretende el desarrollo sostenible. En el Comité Directivo no estaba ninguna mujer, hasta que en principios de 1997 ellas lograron un puesto directivo como representante de la Comisión de Mujeres Aunque los indígenas como grupo defiende sus intereses en común (ecológicos, económicos y culturales) por medio de las organizaciones mencionadas, las mujeres no han tenido acceso igual que los hombres a estas estructuras de poder político. Las mujeres mismas están conscientes de esto y hacen intentos variados por romper las barreras que les impiden lograrlo. Obviamente las barreras son de toda índole y es bueno discutir y analizar las raíces del fenómeno social. Nuestras preguntas de investigación son: ¿Porqué es que en una cultura en la cual las mujeres han ejercido poder político y religioso y han tenido un estatus social bastante igualitario a los hombres, ellas han sido excluidas contemporáneamente? ¿Porqué les hace falta luchar para integrarse otra vez a las tomas de decisiones? Nuestra hipótesis de trabajo es que con el contacto de la cultura indígena con la cultura hegemónica nacional, los hombres indígenas han podido acumular mejor y en mayor grado conocimientos sociales que las mujeres indígenas. El contacto cultural a favorecido la acumulación social de los hombres en comparación con las mujeres. Por el término „acumulación social‟ entendemos „la acumulación de bienes concebidos centrales, tales como poder, influencia y prestigio‟ (Budowski, Oliva 1985:34). Específicamente la introducción de dinero dentro de un nuevo espacio público tuvo impactos fuertes sobre la estructura de la vida cotidiana y privada de los bribris. Según la literatura, un espacio público – aún que no con certidumbre - aparece no haber existido de tal forma en la cultura tradicional, más bien el intercambio comercial que existía en Talamanca era de tipo clánico, familiar o privado, y no público. En este sentido el apoderamiento de este espacio nuevo por los hombres fue un acto decisivo en la acumulación social. Dentro de este espacio público las influencias ajenas a la cultura indígena apoyaron a la acumulación social de los hombres. La cultura indígena
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por su parte en general favoreció un papel fuerte de la mujer en muchos ámbitos. Aún que existen algunos rasgos (en la mitología) de la cultura indígena que no niegan una acumulación más fuerte de los hombres que de las mujeres, pero esta situación siempre es sometida a negociaciones entre hombre y mujer. En los tres niveles, el macro, el mezo y el micro tanto de la estructura como de la cultura destacamos cambios importantes que debilitan la posición de la mujer en la sociedad bribri y a la vez, excluyen y dificultan su acceso al poder político. Por la estructura al nivel macro entendemos la estructura demográfica, económica y social. La estructura a nivel mezo se refiere a instituciones y organizaciones y a nivel micro al comportamiento personal y la distinta combinación de papeles (Hoepflinger, Charles y Debrunner 1991, 8). Los valores y tradiciones culturales constituyen el nivel macro del lado de la cultura, mientras las costumbres y hábitos de las organizaciones lo son a nivel mezo. Los valores individuales representan el nivel micro de la cultura. Para el análisis del papel de la mujer en la estructura de la política escogeremos los ámbitos en los cuales consideramos que han habido los cambios más fuertes: (1)el papel de la mujer en la sociedad tradicional bribri y los cambios; (2) y en la producción tradicional bribri; (3) la influencia del idioma en la movilidad social; (4) la cosmovisión tradicional, las religiones no indígenas y la educación; (5) cambios entre la familia nuclear; (6) iniciativas exteriores de apoyo a Talamanca y específicamente el apoyo de mujeres no indígenas. También nos referimos a diferencias entre las mismas mujeres talamanqueñas que imponen algunos obstáculos para organizarse. En las siguientes secciones describimos los cambios en los distintos ámbitos con relación al acceso del poder político.
EL PAPEL DE LAS MUJERES EN LA SOCIEDAD TRADICIONAL BRIBRI Y LOS CAMBIOS Entre las estructuras sociales más importantes para posibilitar el poder de las mujeres se destacaba la matrilinealidad, la matrilocalidad y la „tenencia‟ de la tierra en sociedades agrícolas, por parte de las mujeres. La estructura familiar de los bribris de Talamanca se fundamente en clanes matrilineales. La pertenencia a la tribu, al clan, a la familia y a la comunidad se define estrictamente por la vía materna. La matrilinealidad enfatiza la línea de la mujer y divide los intereses del hombre hacia su familia de origen y su familia de procreación. La estructura clánica matrilineal ha venido cediendo en favor de una familia pequeña nuclear y encabezada por el hombre, que se puede considerar cada vez más patrilineal. Esta estructura dirige los intereses de los hombres hacia su familia de procreación y hacia las hermanas no casadas. El cambio de matrilinealidad hacia patrilinealidad tiene consecuencias en cuanto al papel de la mujer: En la patrilinearidad la concertación de parte de los hombres en cuanto a decisiones políticas solo la tienen que hacer en el seno de su propia familia, con la esposa en el núcleo familiar, los hermanos y tal vez con hermanas, pero ya no con dos familias de ramas distintas, como lo exige el sistema de matrilinearidad. Hasta hace muy poco tiempo (40 años aproximadamente) la tierra la heredaban las hijas de las madres y los hombres solo tenían derecho al usufructo. Además la tenencia
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de la tierra era de forma comunal clánica. La relación hacia ella se puede caracterizar como religiosa y esta bien documentada en la mitología. Así que en la sociedad tradicional bribri dominaba la matrilocalidad (uxorilocalidad). Esta forma de alojamiento posibilita que las mujeres de una familia siguen juntas aunque en sus propias familias de procreación. Los cambios se han dado en cuanto a la tenencia de la tierra como en cuanto al sistema de alojamiento: Aunque no se puede vender la propiedad hacia no-indígenas, existe un mercado de tierras entre los indígenas mismos que transciende las barreras tradicionales clánicas. La tenencia de la tierra ya no se define por clan y heredada por vía materna, sino que es individual y muchas veces pertenece a los hombres. Como los hombres disponen de más dinero en efectivo (véase más adelante) tienen más facilidad de hacerse propietarios y decidir adonde la familia nuclear vivirá. Estos hechos apuntan hacia un cambio del sistema de la matrilocalidad a la virilocalidad o tal vez simplemente a la disminución de la importancia de la matrilocalidad. En sociedades de autoconsumo, la tenencia de la tierra es importante, ya que trabajos remunerados en general son escasos. Para las mujeres en especial, un sistema de alojamiento que posibilita colaboración, sobre todo en oficios domésticos y cuido de los hijos, son factores muy importantes para liberarse de obligaciones diarias y adquirir poder. Si tienen tierra y posibilidades de liberarse de los oficios de la casa y el cuido de los hijos, existe la posibilidad para las mujeres de liberar recursos para la organización política. La matrilinealidad, la matrilocalidad y la herencia han sido factores que favorecieron una posición bastante fuerte e independiente de la mujer en la cultura talamanqueña. Estas estructuras han venido cambiando por el contacto con las normas de la cultura hegemónica costarricense. Aunque ciertos valores culturales como la pertenencia a un clan, el colaborar y confiar más en la familia materna no se han cambiado de igual manera que la estructura. Sin embargo, el debilitamiento de estas estructuras en conjunto permiten prever que también los patrones culturales asociados con estas estructuras cambiarán, si la situación no esta dirigida conscientemente.
EL PAPEL DE LA MUJER EN LA PRODUCCIÓN TRADICIONAL BRIBRI, EL USO DEL TIEMPO Y LOS CAMBIOS El papel de la mujer en la producción tradicional bribri y los cambios: Estructuralmente la economía tradicional se puede clasificar entre los recolectores, cazadores y pequeños agricultores. En este sistema en general, no existe una distinción laboral muy específica entre hombre y mujer. En Talamanca hombres y mujeres han participado casi por igual en el aprovisionamiento de techo, vestido, comida, artículos artesanales y medicinas: Tradicionalmente los hombres se han encargado de la cacería, de la pesca y de la recolección del bosque. La ayuda de las mujeres en estas actividades ha sido participar para acorralar las presas, destazarla y en la preparación culinaria. Las mujeres se han encargado de actividades agropecuarias como los sistemas de policultivo, el cultivo del maíz y el cuido de los animales domésticos. La ayuda de los hombres ha sido en desbrozar el bosque, chapear charrales y tacotales, cosechar y
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traer alimentos para los animales domésticos. Tal vez las mujeres han sido las que han garantizado más los alimentos de consumo diario, mientras los hombres han contribuido más en lo especial (tal vez se podría decir más valorado que lo cotidiano). La valoración diferente de estos trabajos podría ser por ejemplo, que cuando se caza un animal grande, se distribuye entre varias familias. El hecho de distribuir lo cazado dará al hombre una posición socialmente un poco superior a la de la mujer, porque lo diario que aportan las ellas no se distribuye de igual manera. Pero hay otras cosas, por ejemplo la chicha, sobre cual disponen y reparten las mujeres, que podría aumentar el estatus social de la mujer. En la artesanía los hombres obtienen la materia prima y las mujeres elaboran los objetos, pero no es raro que los dos trabajen en ambas cosas. En la construcción, los hombres sacan los materiales del bosque y juntos participan en la construcción, con una actividad casi exclusiva de mujeres que es el tejido de las hojas para el techo. En todo caso, como los ejemplos demuestran, hombre y mujer han sido productores y proveedores más o menos parejos en cuanto al prestigio y la labor (en comparación con otras sociedades), aunque a veces en dominios diferentes. La economía tradicional deja más o menos igual oportunidad para ambos sexos para la participación en asuntos comunales. El acceso al dinero efectivo, tradicionalmente ha sido de más o menos igual manera por la venta de chanchos, gallinas o artesanía, hasta que hubo la introducción del comercio del plátano. El dinero en el sistema tradicional es un asunto individual: cada cual se lo gana y gasta y no es algo que entra para el gasto del mantenimiento del hogar, ya que el mantenimiento del hogar esta dado mayoritariamente por las labores en que ambos contribuyen. La emergencia del plátano como monocultivo comercial constituye entonces, una ruptura profunda en los papeles del hombre y la mujer y en consecuencia en las relaciones sociales (de productores / as y proveedores / as) en la producción. El monocultivo del plátano provocó los siguientes efectos: a. Dado el caso que hombre y mujer trabajen la misma propiedad se observa una disminución del área de policultivo y de granos básicos, áreas de trabajo de las mujeres, con la consecuencia de que las mujeres son más dependientes de los hombres para mantener el nivel de vida de antes. Si las propiedades son apartes entre esposa y esposo, entonces lo trabajan aparte y el cultivo del plátano no influye de tal manera (Borge y Castillo 1997, 54; Borge y Villalobos 1995). b. Disminución de las piaras de cerdos -propiedad comúnmente de mujeres- porque afectan las cepas del plátano. Los cerdos son el mecanismo por antonomasia de ahorro de las mujeres y al disminuir su número, así disminuye el poder de adquisición de dinero en efectivo por parte de las mujeres. La consecuencia es que las mujeres disponen de menos dinero y así están más dependientes de los ingresos del hombre. c. Los compradores son hombres no indígenas que gustan de tratar solo con hombres indígenas. El dinero es, como sigue en la tradición indígena, entonces, propiedad de quien lo tiene, en este caso de los hombres. Las mujeres entonces no tienen acceso
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al dinero que gana el hombre y el poder de control del gasto. Para el hombre se ha creado un espacio más exclusivo masculino, sobre el cual él mismo tiene más acceso y poder mientras la mujer se ve más sometida a la voluntad del hombre para mantener el nivel de vida anterior. d. El cultivo es intenso y relativamente bien pagado. Por eso los hombres han dejado otras actividades para dedicarse casi exclusivamente al plátano. Los bienes de consumo que antes proveían deben ser comprados en el comercio. La participación de las mujeres en dichas actividades extractivas ya no son vitales, pierden importancia (pesca, cacería, extracción, artesanía, construcción). Si el hombre gasta la plata en otra cosa (por ejemplo el guaro) distinta a las cosas que el antes aportaba al hogar, el nivel de vida -sobre todo de la nutrición- del hogar baja. e. La intensidad del cultivo como limpieza constante, tratamiento de la planta, abonar, aplicar químicos, cosechar y transportar ha impedido que la mayoría de las mujeres incursionen en esta actividad, porque es difícil de complementar con las tareas del hogar. Esta situación constituye una ruptura en la distribución de trabajo y el manejo de muchos conocimientos entre hombre y mujer. Las consecuencias son varias, aunque una consecuencia aparece siempre: La mujer es más dependiente del hombre sobre todo en cuanto al dinero en efectivo. Además hace falta destacar que mujeres que siguen con el papel tradicional, siguen produciendo por lo menos la mitad de lo que se consume en su hogar y un valor no determinado de lo que se vende (maíz, plátano, banano, cacao y cerdos). Las consecuencias específicas que introdujo el cultivo de plátano son: (1) Si el hombre reparte sus ganancias y la mujer sigue produciendo lo diario del autoconsumo, el nivel de vida del hogar se mejora. Pero hay que tener en cuenta de que esta situación se caracteriza por la voluntad del hombre. Esta voluntad le da a él un poder en el hogar que anteriormente no tenía. Esta situación le posibilita al hombre imponer exigencias sobre el estilo de vida de la mujer, porque dispone de un recurso importante para mantener el nivel de vida. En cuanto a la participación política esto puede significar, que la mujer esta dependiendo del consentimiento del hombre. (2) Si el hombre no reparte sus ganancias y deja la labor tradicional, el estándar de vida del hogar solamente se mantiene en el mismo nivel si la mujer asume más carga en la vida diaria para completar lo que falta de las contribuciones del hombre. Si la mujer no puede o no quiere hacerse cargo de más trabajo, entonces el nivel de vida baja. Si la mujer asume este papel implica que tiene menos tiempo disponible (por ejemplo para la organización política). (3) Cuando las mujeres cambian su papel tradicional por el de ama de casa, se puede observar la dependencia, igual que en la situación del resto de las costarricenses. En esta situación el consentimiento del hombre muchas veces es necesario para la participación política. La introducción del plátano y del dinero en mayor grado a la sociedad bribri, han hecho que el poder de las mujeres como productoras y proveedoras haya disminuido, aunque a veces la carga ha sido más fuerte (por la falta de aportes de los hombres). Para algunas, sobre todo las que cambian el papel de la mujer tradicional por la de ama de
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casa, su capacidad de control de la economía doméstica ha disminuido notablemente. Para otras el cargo ha sido mayor si el hombre no aporta y hasta que se ha empeorado la situación del hogar. Y para otros la combinación ha sido ventajosa, si el hombre realmente utiliza las ganancias para el bien de hogar. Estos cambios se reflejan también en actitudes que los hombres tienen hacia las mujeres (véase más adelante en sección 4 la cosmovisión tradicional, las religiones no-indígenas y la educación). El impacto para el acceso al poder tiene que ver con esta dependencia (consentimiento y/o voluntad del hombre) o con menos disponibilidad de tiempo de las mujeres si ellas mantienen su independencia. Toda esta situación (cambio de tenencia de la tierra, cambio de sistema de alojamiento, cambio de personas con los cuales se hace negocios, incompatibilidad de producción masiva para la venta con obligaciones del hogar) ha marginado a la mujer de las grandes decisiones en que antes participaba como tenencia de la tierra, uso del suelo, fijación de precios, comercio e intercambio). Estos cambios se expresan en la poca participación de las mujeres en organizaciones productivas y comerciales, que se establecieron paulatinamente con el contacto con no-indígenas. Además los cambios implican menos poder y autodeterminación en la casa y en consecuencia más dependencia del hombre en cuanto al dinero para mantener el nivel de vida o más trabajo diario. En todo caso, para la participación política, que requiere tiempo y libertad, estos cambios no han sido favorables (lo favorable sería que las mujeres tuvieran que invertir menos tiempo en trabajos diarios y no dependieran de la voluntad de los hombres, sea para salir o para los gastos que implican salidas y reuniones para la organización política). El tiempo de las mujeres: La vida cotidiana de una indígena talamanqueña tradicional hoy en día se caracteriza por ser una trabajadora a tiempo completo, ocupada diariamente en actividades muy diversas y con un ritmo intenso. En general la mujer no cuenta con la ayuda continua de los hijos, porque estos asisten a clases (véase sección 4) y el hombre se dedica a ganar dinero (en sus propias plantaciones de plátano, como jornalero o de otra manera). El día cotidiano de una talamanqueña típica se puede distribuir así2: 2
Aproximadamente a las 4 a 5 a.m. se levanta y prepara el desayuno A las 6 a.m. prepara a sus niños para que vayan a la escuela Luego limpia la casa, lava ropa y prepara el almuerzo. Alimenta los animales domésticos Entre 10 y 11 a.m. lleva el almuerzo a su compañero y se queda trabajando con él hasta las 2 p.m. Como a las 2:30 p.m. se baña, hace café y descansa un rato. Luego atiende animales domésticos Aproximadamente a las 4 p.m. prepara la cena Entre 5 y 8 p.m. asiste a reuniones, hace visitas a vecinos, atiende visitas o se dedica a la artesanía A las 8 p.m. prepara una comida liviana y alguna bebida. Luego acuesta a los niños Los datos de Vandegrift Loewen (1993,87) cambian un poco.
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Se acuestan como a las 9:30 p.m.
Esta cotidianidad también es complementada con actividades de temporada como cosechar y desgranar maíz, destazar animales, pescar, recolectar en el bosque y arreglar el techo de la casa y preparar las chichadas (comidas y bebida). Vandegrift Loewen (1993,87) calcula que las horas que una mujer talamanqueña se distribuye de la manera siguiente: para comer y bañarse 1.3 horas, para trabajo 9.2 a 11.3 horas y horas libres entre 2.9 a 5 diarias. La variación del uso del tiempo depende de lo que la mujer hace durante su tiempo libre. Obviamente el tiempo de que disponen para asistir a reuniones, participar de organizaciones y capacitarse es muy limitado, aún más si se toma en cuenta que mayoritariamente no hay medios de movilizarse rápido. Si una mujer ha optado por la forma de vivir como ama de casa, talvez hay más tiempo libre. Pero en esta situación en general la mujer esta más dependiente del consenso de su esposo para salir y reunirse. Las dos opciones - manera tradicional como la manera del ideal nacional ofrecen ciertos obstáculos para la organización política. Además hay que destacar que cuando las mujeres asisten a reuniones, ellas mismas deben organizar su hogar mientras que estén ausentes y organizar su comida y refrigerio durante las reuniones. Los hombres, por el contrario, tienen a sus esposas en la casa y hasta pueden venir algunos acompañados de sus esposas, para que ellas cocinen la comida durante la reunión. También parece que la estructura predominante de las organizaciones no es muy factible con la vida diaria de muchas mujeres: Ser presidenta u otra persona clave exige mucho tiempo disponible: Según describe Vandegrift Loewen (1993,86) una presidenta invierte 33 horas por semana para su trabajo en la organización. Aún así, muchas mujeres hacen el esfuerzo y es notable su participación en reuniones comunitarias.
LA INFLUENCIA DEL IDIOMA Y LA MOVILIDAD Donde ya tradicionalmente se ha podido observar diferencias entre los papeles de hombre y mujer es en cuanto a la movilidad. Las mujeres en general son las más hogareñas, ya por medio de su papel tradicional de dueña de tierra y casa y el hecho de que ella tiene a los hijos, mientras que los hombres circulan más, tanto con el sistema colectivo de producción (la chichada) como por su costumbre de cazar y pescar. Así los hombres conocen más lugares, han tenido más contacto con noindígenas e indígenas de otros lugares y por supuesto con el idioma nacional, el español. Los hombres también se fijan más en cambios que ocurren fuera del ambiente tradicional diario. Esto facilita conocimientos para el comercio en el exterior, como para formar organizaciones (por ejemplo políticas) para obtener algunas metas (por ejemplo crédito) y ventajas en el sistema nacional. En este sentido, el papel de los hombres les ha favorecido en poder acumular conocimientos con el manejo de circunstancias no-tradicionales y de organizarse de manera aceptable para negociar con no-indígenas para lograr metas. Además los hombres son de por sí, por su género, favorecidos por el papel nacional, en el cual hombres no-indígenas están acostumbrados a relacionarse con hombres y tienen sus formas de organización. La
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acumulación de conocimientos del sistema nacional ha sido bastante desigual entre los hombres y las mujeres, abriendo más y más una brecha en cuanto al acceso al poder. Esta situación se acentúa con la educación y las religiones no-indígenas. De otro lado es justamente la educación que les da a las mujeres los requisitos para contra restar este desarrollo de las cosas no deseadas por ellas mismas.
LA EDUCACIÓN, LAS RELIGIONES NO-INDÍGENAS Y LA COSMOVISIÓN TRADICIONAL Educación: Antes de la entrada de las primeras escuelas públicas en los años cincuenta, la educación era endoculturadora y estaba a cargo de las abuelas, las tías y la madre. Ellas enseñaban el bribri a sus niñas y niños, enseñaban la historia local y todos los conocimientos ancestrales para poder sobrevivir. Con la escuela se rompe en mucho este papel de la mujer. La educación formal del estado empezó en el idioma español. Este sistema de educación formal cubre todas las pequeñas comunidades del Valle excepto Los Altos (Borge y Castillo 1997, 42). Como se sabe, el sistema nacional en la educación tiene sesgos fuertes en cuanto a los papeles de hombre y mujer y en cuanto a valores religiosos. Rige la dominancia de los hombres sobre las mujeres y el espacio más importante y valorado socialmente para las mujeres se delimita al hogar. La meta final para las mujeres es ser madre y buena esposa y estar al tanto de las expectativas del hombre, mientras los objetivos para los hombres son más amplios: insertarse exitosamente en diferentes profesiones del mercado laboral, jugar un papel fuerte en la organización, etc. Algunos de los aspectos de los papeles de género de la educación formal contradicen al sistema bribri en el cual las mujeres han tenido bastante autonomía de decisión, de conducta y de producción. En cuanto al respeto hacia los ancianos también la educación formal transmite valores muy distintos a los de los bribri: La educación formal y científica es la autoridad más conocida entre la cultura nacional mientras en la cultura bribri lo son los conocimientos de los ancianos, que los transmiten oralmente. La educación formal entonces se basa en lo más reciente y las nuevas tecnologías, mientras la cultura bribri se apoya en los conocimientos pasados de generación en generación, así que los ancianos tienen más conocimientos de este tipo. La educación formal apoya y legitima los cambios en la producción y los papeles de género que han viniendo sucediendo: se fortalece, favorece y amplia el papel del hombre (joven) mientras el papel de la mujer se encoge, se limita y debilita. La escuela pública en Talamanca al principio convoca a reuniones a los padres, tiene comunicación casi solo con ellos y estereotipa la figura paterna como la correcta en la conducción de la educación de los hijos. Las mujeres fueron estigmatizadas y discriminadas por no saber el español 3. Sin embargo, la educación formal da muchos requisitos a ambos sexos para relacionarse e insertarse con lo nacional costarricense: el idioma, conocimientos sobre organización, manera de búsqueda de apoyo, desarrollo en un ambiente cambiante, etc. Sin embargo, en cuanto a la organización política la educación fortalece más a los hombres que a las mujeres. 3
„Los maestros ofendían a los indígenas diciéndoles „cholos‟, o que eran como los zahinos „porque andaban uno detrás de otro‟. Los maestros les decían a los padres de los niños que no les hablaran en bribri. „Que si les enseñaban bribri podrían ser castigados o llevados presos‟“ (Memoria 1995, 13).
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Más bien, hasta hoy en día la organización de las mujeres no ha sido apoyada, sino desanimada por los papeles de género que la educación formal transmite. Aparte de la influencia cultural que ejerce la educación formal, también cambia la estructura familiar en cuanto al trabajo de los hijos. Estos asisten a la escuela mientras la mujer se encarga de más oficios a la vez (por ejemplo cuidar a los hijos y trabajar la tierra, mientras antes un hijo mayor o una hija mayor cuidaba a los niños más pequeños mientras la mujer trabajaba la tierra), debilitando su manejo y control de tiempo libre, que también podría influir sus posibilidades de organización. Religiones no-tradicionales: Los papeles nuevos transmitidos por la educación formal se ven reforzados por las imágenes de las religiones no tradicionales y por actitudes del sistema nacional machista hacia la mujer. Las religiones no tradicionales en muchos casos tienen un impacto reforzador al impacto de la educación formal: El papel del hombre obtiene más valor „público‟ que el papel de la mujer, que obtiene un valor „romántico‟ o „mítico‟. El valor del género masculino entonces se ve reforzado ideológicamente en el nuevo espacio público creado por la economía. El cristianismo ha predicado que es el padre la cabeza y jefe de una familia y a la hora del bautizo se pone los apellidos paternos delante de las maternos, idealizando una construcción familiar de padre, madre e hijos, disminuyendo la importancia de la línea materna. El concepto de actividad esta asociado al hombre y el de pasividad a la mujer (aguantar). Por consecuencia se espera más sumisión y obediencia de la mujer hacia las creencias de la religión y hacia el papel de género transmitido. Estas implicaciones de las religiones no-tradicionales debilitan al potencial organizativo de las mujeres, cuyo papel esta designado a ser una buena madre en casa y no de organizarse públicamente para el bien de la comunidad y menos para el bien de las mujeres. Estas actitudes fomentan el machismo como una parte nueva de actitudes entre los hombres. Papel en la cosmovisión: En cuanto al papel de la mujer en la cosmovisión bribri no se puede destacar una sumisión de tal manera como en las religiones no-tradicionales. Mientras existen algunas historias en las que las mujeres se defienden activamente para lograr independencia y autonomía, en las cuales se pueden detectar peleas de poder para establecer los papeles de los géneros (por ejemplo “La esposa del Bribri es la Hermana de Dios“, (Bozzoli 1976, 15-37), en cuanto a la política, a la construcción del mundo, existen mitos en los cuales la mujer esta referida como ayudante activa pero no como la creadora misma4. En este sentido, la cosmovisión apoya a un papel fuerte de la mujer, pero no en el papel dominante políticamente. 4
Uno de estos mitos es el siguiente: Sibö es el demiurgo creador del Universo, de la Tierra y de todo lo que ella contiene, incluyendo a los humanos. En su maravilloso trabajo no estuvo solo: le “ayudó” su hermana Surá. Ella era una danta (Tapirus bardii) que estuvo como ayudante en cada uno de los trabajos. Sibö también fue el Héroe Civilizatorio que le enseñó a los bribris como cazar, pescar, sembrar, construir, comportarse en sociedad y todos aquellos fundamentos de la civilización bribri. Surá también estuvo allí como “ayudante”. Cuando Sibö decide crear tierra fértil sobre el mundo, observa que un murciélago cuitea y de ese excremento nacen plantas. El murciélago le cuenta que él va al fondo de la tierra y chupa la sangre de una niña llamada Iriria. Sibö “ayudado” por Surá, la hace traer, le hace una fiesta y en el baile la niña cae al suelo. Los danzantes la pisan y de sus restos mortales es que nace la tierra.
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Papeles políticos y religiosos: Hace 90 años los cargos públicos de Rey o Cacique, principales, jefes militares, Awapa (médicos), enterradores y organizadores de fiestas eran ocupados por hombres, pero su posibilidad de función estaba decidido por la vía materna. Por ejemplo, el Rey abdicaba o heredaba el mando en favor de un hijo de alguna de sus hermanas, nunca en un hijo suyo. Conocemos que cargos o funciones como las de médicos y enterradores fueron también ocupados por mujeres. Hace 15 años murió la última mujer Awá o médico y aún quedan mujeres enterradores. Reflexionando la situación de las mujeres en el pasado, en la Memoria del Primer Encuentro sobre el Papel de la Mujer en el Desarrollo de Talamanca (1995, 12) se destaca que mujeres han tenido el respeto de la comunidad 5 y hasta en ciertos casos, se conocían a mujeres dirigiendo en asuntos ceremoniales (Memoria 1995, 13). El máximo cargo religioso también ha sido ocupado por mujeres y en la actualidad una mujer es la UseköL. En la historia pasada entonces, las mujeres no han sido excluidas de ser dirigentes políticas e espirituales, pero siempre han habido más hombres que han cumplido con estos papeles. Hasta recientemente es, que las mujeres no tienen ninguno de estos puestos.
CAMBIOS ENTRE LA FAMILIA NUCLEAR Los cambios mencionados tuvieron impactos sobre la relación entre la pareja, que pueden ser factores que influyen en el acceso al poder. Estos cambios son: -
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Más dependencia del hombre en cuanto al dinero en efectivo (económicamente y por aislamiento de las mujeres que son amas de casa) Menos respeto hacia lo tradicional (la suegra o el Awá por ejemplo para ayudar en conflictos) Más poder del hombre en la familia legitimado por influencias religiosas notradicionales, machismo y educación formal (tal vez ejercido por medio de la fuerza bruta, maltrato o violencia) El hombre se toma más derecho de exigir a la señora (como en el sistema nacional) y a la vez puede ser que utiliza métodos más violentos para lograr lo que exige (tal vez influenciado por el alcohol).
En esta larga historia de sus versiones originales, se insiste que Sibö no hizo todo solo, que su hermana Surá le “ayudó”. Aquí se ubica a la mujer como importante en todo proceso constructivo, pero en un papel auxiliar. La mujer “ayuda” en todo pero no es un sujeto indispensable, preponderante y determinante. Pero sí queremos añadir, que en otros mitos este poder esta cuestionado por la danta, la mujer, la hermana de Dios. Tal vez podría ser, y la historia que conocemos hasta el momento apoyara esta presunción, que aunque existen excepciones, en el pensamiento y la percepción de los hombres dirigentes, las mujeres juegan más un papel como Surá y como Iriria: Ellas son ayudantes activas y permanentes para construir las ideas de los hombres, pero no están para conceptuar y dirigir las grandes tareas de la defensa política y el desarrollo. 5 Como esta descrita en la Memoria del Primer Encuentro sobre el Papel de la Mujer en el Desarrollo de Talamanca (1995, 12) “Si el marido era Awá -sukia- la mujer también sabía como curar con las plantas medicinales. ella tenía igual respeto que él“.
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Los cambios se caracterizan en que es la mujer la que pierde en cuanto a su fuerza y autodeterminación y autosuficiencia, y que además estos cambios están legitimados 6. Tomando en cuenta el cambio de los papeles matrimoniales entre pareja, se puede decir que se hizo más difícil para las mujeres casadas la posibilidad de organizarse, porque dependen más del consentimiento del compañero (Vandegrift Loewen, Julio 1993). Las mujeres que siguen viviendo de manera tradicional lo logran más fácil, porque viven cerca de su madre o sus hermanas y pueden participar más libremente en reuniones.
LAS INICIATIVAS EXTERIORES DE APOYO A TALAMANCA Y EL APOYO DE MUJERES NO INDÍGENAS Las iniciativas exteriores de apoyo a Talamanca: Desde 1980 empezaron a entrar a Talamanca diferentes entes gubernamentales y no gubernamentales para apoyar a los indígenas. Los primeros agentes y la mayoría de los actuales han sido hombres; ellos naturalmente han buscado contactarse con hombres indígenas. En esta relación los hombres de afuera le han conferido poder a los hombres indígenas al apoyar iniciativas de éstos y no de las mujeres. En consecuencia las mujeres no han sido, con pocas excepciones, tomadas como sujetos de crédito, asistencia técnica agropecuaria, capacitación y donaciones. La desventaja frente a los hombres está a la vista: promotores, facilitadores, técnicos y dirigentes, casi todos hombres. Estas iniciativas también propiciaron la participación de hombres en eventos dentro y fuera del país como talleres, reuniones, seminarios, congresos y visitas a otros proyectos. Por lo tanto, los hombres tomaron la delantera en el conocimiento y aprestamiento de las nuevas reglas de la negociación política, de la obtención de fondos y del manejo de información. En cuanto a la organización, los hombres en el contacto con iniciativas exteriores de apoyo, adoptaron ese sistema exterior: Los cargos políticos públicos están cada vez menos decididos por la vía clánica y se ha adoptado el sistema nacional de voto eleccionario. Aunque son los clanes mayoritarios los que al fin deciden una elección y también la mayor parte de los dirigentes pertenecen a estos cinco clanes que tienen mayor número de miembros, ya no es valido el criterio de pertenecer a un clan específico para facultar u optar a ser dirigente político. Este cambio de sistema de transmisión de poder a la vez debilita a las mujeres como transmisoras del poder, de los cargos y del linaje. A la vez esto ha repercutido en un acelerado proceso de pérdidas de capacidad para actuar como consejeras influyentes en las grandes decisiones de la comunidad.
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Queremos destacar que la legitimación de estos cambios es un asunto ideológico popular y que la legitimación de varios cambios no se ve reforzada por leyes recientes en el ámbito nacional (por ejemplo en cuanto a derechos de la mujer y las leyes de igualdad).
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Existen varias organizaciones de mujeres, con carácter comercial mayoritariamente, muchas de estas que fueron fundadas por exigencias desde afuera (por ejemplo para obtener fondos para un proyecto específico). Estas, en oposición a las organizaciones de los hombres, funcionan por medio de los intereses de los clanes y no por medio del voto. Como lo describe Vandegrift Loewen (1993, 78 en adelante) las organizaciones en las cuales están reunidos clanes sin resentimientos, funcionan bien, porque las mujeres trabajan juntas para su mismo fin, como ha sido la costumbre: el concepto tradicional es de pensar para el bien del clan y no para el bien del pueblo. Si, por lo contrario, una organización esta compuesta de clanes que tienen desacuerdos, (que puede ser resultado de una exigencia de los donantes) estas muchas veces luchan contra el fracaso, justamente por razones de las relaciones (confianzas, conflictos, etc.) interclánicas (Vandegrift Loewen 1993, 77). El apoyo de otras mujeres: Es hasta 1991 que empiezan las mujeres a incursionar hacia afuera, al mundo (principalmente masculino) de la política y la cooperación. La distancia entre ambos es grande en el manejo del mundo exterior, como fue descrito detalladamente. En el marco de la contracelebración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, CODEBRIWAK diseña y ejecuta una campaña para aprovechar la coyuntura en su propio beneficio y por supuesto de Talamanca. Para ello se relacionan con una gran cantidad de organizaciones y ONG´s que están interesados en la contracelebración. Esto posibilita que las mujeres organizadas en una incipiente y débil Comité de Mujeres Indígenas de Talamanca se relacionen con organizaciones de mujeres de San José. Rápidamente estas se dan cuenta del potencial organizativo y de la necesidad de apoyarlas en su proceso organizativo. Aún que con buenas intenciones, a nuestro juicio las organizaciones de mujeres de San José partieron de cuatro premisas en parte falsas: a. Que las mujeres indígenas eran las más marginadas y explotadas de las mujeres marginadas de Costa Rica. b. Que las indígenas sufrían el maltrato de una estructura machista y patriarcal. c. Que las indígenas no sabían como organizarse y que había que darles “orientación” y “dirección”. d. Que las indígenas eran una buena fuente para recaudar recursos. En la parte más prosaica del tema, alguna de estas mujeres de afuera descubrió que las indígenas de Talamanca eran un rico filón para la obtención de fondos y así asegurarse su manutención personal. El contacto con las organizaciones no-indígenas hizo que nacieran más divisiones internas entre las indígenas en cuanto a objetivos, metas y la interpretación de la propia situación. Esto no ayudó a aclarar y vencer las diferencias ya existentes entre las mujeres: Ellas no son homogéneas cultural, económica ni socialmente. Estas
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diferencias ya de por sí impiden una comunidad total de ideas y propuestas. Las diferencias y las barreras existentes más importantes son: a. Hay mujeres bribris, mestizas y afrobribris. Estos tres grupos tienen diferencias culturales que se reflejan en la relación de pareja, el trabajo agropecuario, los patrones de crianza de los niños (as) y el control del dinero y otros bienes. b. Las mujeres que viven en la margen izquierda del río Telire tienen más acceso a la información, la capacitación y la educación. Estas mujeres experimentan más cambios de la vida tradicional hacia la vida hegemónica nacional. Las de la margen derecha están más integradas a la producción agropecuaria. c. En las mujeres de la margen derecha del Telire hay más monolingüismo en bribri y una menor comprensión del español. Las reuniones se hacen en español (porque algunas mujeres ya no entienden el bribri y ello representa dificultades para las que poco hablan el español. d. Existen una analfabetismo universitarios. generalmente también .
gama amplia de diferentes niveles de educación, desde el (40% mujeres mayores de 20 años) hasta maestras con estudios Aunque diferencias de educación existen en todas partes, la gama no es tan amplia ni es tan ligado a un estilo de vida que difiere
e. Muchas mujeres pertenecen a distintos credos religiosos y estos representan un obstáculo para que se organicen, porque estos mismos tienen interés en atar a las mujeres a la tradición religiosa. f. La diferencia generacional entre las mujeres menores y mayores a 40 años incide en dificultades para ponerse de acuerdo. Las mayores son mujeres más independientes y tradicionalistas, mientras las jóvenes son las más expuestas a los cambios y en las relaciones de pareja a influencias machistas. g. La comunicación entre las mujeres es una labor ardua y difícil: Las mujeres pertenecen a 35 comunidades que son diferentes entre sí. h. La construcción de una agenda política común se topa entonces con los problemas de estas diferencias más con las diferentes influencias de afuera que basan en la solidaridad de género. Las relaciones que se establecieron con algunas de éstas organizaciones pronto hicieron agua porque las talamanqueñas son rebeldes por cultura y se dieron cuenta de las diferencias de criterio y enfoque entre ellas y las organizaciones ajenas. Según Faustina Torres y María Mayorga (c.p.: 1998) el enfoque de combatir al hombre y hacer las cosas aparte de ellos no les convenían por formación cultural en que la familia clánica es lo más importante.
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LA PROPUESTA POLÍTICA ORGANIZATIVA De la revisión de todos los documentos y memorias de los grupos de mujeres (Memoria, 25 de febrero de 1995; Memoria, 10 de diciembre de 1996; Comisión de Mujeres Indígenas de Talamanca 1997) y de las conversaciones con algunas de las dirigentes podemos extraer los siguientes elementos que en nuestra opinión operan como obstáculo para la organización y el acceso al poder. a. En los documentos no se evidencia una reflexión sistemática sobre la situación de los distintos grupos de mujeres bribris en un contexto de cambio cultural, de mercantilización de la economía, y de caminos para el acceso al o los mecanismos para excluirlas del poder. Una visión hacia el futuro que contenga metas para estructuras y valores deseables podría ser muy útil para juntar todas las ideas de las reflexiones ya hechas por los distintos grupos de mujeres. b. Existen planes de trabajo muy diversos entre los distintos grupos. No se adivina cual es el eje central o de cohesión de las propuestas para un plan político a largo plazo. Las actividades y proyectos de cada grupo son una larga lista de ideas diferentes en donde tampoco se ve claramente el objetivo a largo plazo del grupo. c. Existe una insistencia en plantear proyectos productivos como la alternativa para organizarse, crecer y tener más participación. Tal vez esto sí es una manera autóctona de lograr organización, por ejemplo trabajando juntas para obtener un mejoramiento económico y a la vez compartiendo tiempo para hablar sobre organización. Podemos adivinar varios fines de estos proyectos, pero esto no esta explícito en los documentos: De que los proyectos están consideradas (1) como un primer paso de organización, (2) como el establecimiento de una economía alternativa (por ejemplo para un mercado interno) y a la vez como establecimiento de un segundo poder en cuanto a la economía de Talamanca, (3) como establecimiento de una economía que no esta dirigida a la generación de dinero en efectivo o (4) como establecimiento de una economía que sí esta dirigida a la generación de dinero pero como una economía complementaria. Si los proyectos de organización comercial están para sustituir la organización política, y tienen como meta solamente el generar dinero, entonces tendríamos nuestras dudas en los logros políticos a largo plazo y en cuanto a la participación de decisiones políticas importantes para la región. Lo interesante, y tal vez lo crítico en cuanto a la organización política, es que estos proyectos no se ubican en áreas estratégicas de la economía talamanqueña, o sea, ellos no interfieren en la estructura de poder existente en Talamanca. Estas características apuntadas expresan una debilidad en un diagnóstico integrado de los problemas, aún que evidenciamos varios distintos diagnósticos dispersos. Lo que en nuestra opinión falta es un pronóstico de cual será su situación futura, una visión de como deberá ser la situación de los distintos ámbitos sociales en Talamanca. Ante la debilidad del diagnóstico y la ausencia de pronóstico, se está frente a una propuesta
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política y programática que pareciera no estar tocando los problemas más urgentes de las mujeres. En todas las propuestas no se toca el problema central para nosotros que es el poco o ningún acceso de las mujeres en las estructuras decisivas del poder político, que deberán conducir a un cambio controlado de la situación de la mujer. Según una de las dirigentes esto sí se habla entre ellas pero no se ha expresado en ningún documento que ha salido de los talleres. A manera de conclusión, a los autores nos parece que el reciente proceso de organización y toma de conciencia de las mujeres bribris tiene una enorme valía porque empezó a poner en el tapete una discusión que había estado ausente de estudios y discusiones anteriores a 1991. De las conversaciones tenidas con algunas dirigentes nos quedó la impresión que tienen una independencia de criterio, que están pensando seriamente en el trabajo al cual se han abocado y que tienen un enorme potencial de desarrollo como dirigentes políticas. Entre los dirigentes varones existen algunas resistencias que obedecen tal vez al miedo a lo desconocido, tal vez al miedo a que sus relaciones de pareja sean afectadas, y tal vez al miedo de que se pudiera establecer un nuevo ente o sede de poder con otros criterios que los suyos. Empero creemos que las visiones de los cambios deseados para el desarrollo de Talamanca son para lo mejor de todas y todos los habitantes de Talamanca y no para un género en específico ni para un cierto grupo de población (algunas visiones están implícitas en los documentos de las organizaciones de mujeres y algunas fueron comentadas explícitamente por las dirigentes a los autores). Tenemos la impresión de que estos obstáculos pueden estar levantados con comunicación directa entre las organizaciones de mujeres y las de los hombres, ya que ellos están acostumbrados a la independencia tradicional de la mujer bribri. Ambos, hombre y mujer, no piensan en disolver el viejo contrato en que mujeres y hombres toman decisiones conjuntas en el hogar y la finca, en que se manejan bienes y dinero por separado, en que se ayudan en el trabajo y en la autoridad compartida sobre los hijos. Esto nos ha quedado claro en todas las conversaciones. El asunto está en trasladar este viejo esquema de orden familiar al nuevo orden de la sociedad y la política de Talamanca y de conseguir nuevos tratos de género entre las parejas donde ya existe una influencia fuerte de factores de la cultura hegemónica nacional (machismo por ejemplo). Pensamos que las mujeres pueden abocarse a un proceso más profundo de análisis y reflexión de su situación en el pasado, el presente y el futuro. Estamos seguros que saldrán ideas más elaboradas y propuestas más pertinentes. Es dable que ensayen discusiones muy internas y sin la participación de facilitadores externos. Esta fórmula garantiza más que las ideas e iniciativas sean más autóctonas. En toco caso, respetamos y admiramos un proceso en el cual las mujeres indígenas han tomado la palabra e intentan darle un rostro más femenino al quehacer político talamanqueño. Sabemos que su entusiasmo les deparará muchos éxitos.
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CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS PARA LA ORGANIZACIÓN Talamanca vive una crisis de transición, cómo la ha definido el Dr. Ramiro Barrantes (Com, Pers: 1996). Esta crisis afecta todos los ordenes de la vida social, económica, política, ecológica y cultural de los bribris. El corazón de la estructura social, económica y política han sido los clanes matrilineales y matrilocales extensos en que la mujer ha sido el centro de gravedad. Esta crisis se origina en la emergencia del capitalismo y en una mayor apertura del sistema cultural bribri hacia el sistema nacional por medio de la educación, de la religión y de los proyectos de cooperación. Tal situación ha puesto en grave desventaja a las mujeres que poco a poco han venido perdiendo su papel protagónico y ello se expresa con mayor fuerza en las estructuras de poder formal. Tomando en cuenta los cambios en los distintos niveles de la estructura y la cultura, para una participación más intensa en la toma de decisiones proponemos lo siguiente: -
Aunque más y más se establece la familia nuclear en el ámbito estructural por medio de la legislación nacional, se debe reforzar la parte de la cultura que enfatiza la línea materna para continuar con la colaboración de costumbre entre las mujeres hermanas. La costumbre y las ventajas que brinda el sistema de matrilinealidad deben ser rescatadas.
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Otra opción - pero habría que dar a esta opción más tiempo para desarrollarse y tener más paciencia para superar conflictos y problemas iniciales - podrá ser de empezar a generar y establecer una solidaridad entre mujeres por el simple hecho de ser mujeres, aunque no estén relacionadas por clan. Porque en la cultura bribri sí existe el valor de la ayuda mutua entre mujeres, pero en esa opción habría que generar y desarrollar confianza entre mujeres tal vez no relacionadas o integrar a no relacionadas a un sistema ya existente. Esta opción tendría que desarrollarse a partir de reflexiones sistemáticas de la condición de la mujer bribri y tomar forma en una mayor cooperación entre mujeres vecinas. Para superar los obstáculos de tipo clánico que siguen existiendo son imprescindibles la reflexión sobre las condiciones de la mujer y las visiones a largo plazo. Lo importante de cualquiera de estas dos opciones es que el fin esté claro y evidente tanto para las mujeres como para los hombres, para que nadie se sienta excluido o excluida de procesos nuevos. Estos procesos no niegan los cambios estructurales ocurridos, pero trata de dirigir los cambios en una dirección deseada.
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Si se logra reestablecer ayuda mutua, de cualquier tipo, se puede esperar condiciones favorables tanto para una participación política como para proyectos económicos, dado que problemas en cuanto al tiempo, podrían ser resueltos.
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Las mujeres organizadas no deben caer en la trampa de aceptar proyectos productivos aparentemente bien intencionados, pero que no las colocan con poder sobre el dinero, sobre el uso del suelo, sobre el destino de la producción y sobre el ahorro. Ellas podrían establecer programas y proyectos para recuperar y consolidar
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su papel en la tenencia de la tierra, en la producción de autoconsumo y en las actividades comerciales de banano, cacao y cerdos. También pueden incursionar en la actividad platanera si logran conseguir capital financiero y capacitación técnica. -
Las mujeres deben aprender a jugar en el nuevo mundo organizativo del acceso al poder político. Es necesaria una mayor capacitación sobre asuntos de negociación política y en asuntos de manejo electoral.
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Es necesario que los hombres bribris adquieran conciencia que ellos también pierden si el papel de la mujer en las decisiones políticas y económicas no se recupera. La defensa de la cultura y el territorio y la soberanía como pueblo dependen de la recuperación de este rol protagónico de la mujer. Si el territorio, la cultura y la soberanía se pierden los hombres dejarán de ser productores libres y se convertirán en peones y obreros agropecuarios, vagando por todo el país en busca de pan y cobijo, como hoy desgraciadamente le pasa a varios grupos indígenas.
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