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Guatemala, octubre 2009
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GLOBALIZACIÓN: PAÍSES DESARROLLADOS Y SUBDESARROLLADOS1 En este Boletín se asume que el fenómeno de la globalización no es ajeno con el neoliberalismo, ni con el inédito desenvolvimiento de la economía internacional o con el propio mercado, pues todos ellos son elementos que están no sólo inmersos en las sistémicas del capitalismo, sino que han coadyuvado a provocarla y profundizarla de forma recurrente, como lo demuestran los acontecimientos mundiales sucedidos en los años 2008 y 2009. Es por ello que globalización y neoliberalismo en la presente fase del capitalismo, no son términos contradictorios tanto en las especificidades de las economías nacionales como a nivel internacional, por el contrario coexisten o forman una simbiosis entre sí, donde el hilo conductor o eje transversal de ambos es el mercado, porque la sociedad mercantil le concede la potestad en su máxima expresión de ser el papel rector de la economía a la vez que desestima la participación del Estado como algo que le es ajeno. El hecho de que se le asigne al mercado un poder inconmensurable cuasi divino, lo convierte en la norma suprema que desde un alto pedestal, pontifica, sentencia o selecciona quienes pueden ingresar a 1 Elaborado por Miguel Ángel Castro, Investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales -IIES-.
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él o quienes no, pero que al final el efecto más pernicioso es que deja a millones de seres humanos fuera de sus dominios, que los lanza cada minuto y a cada instante a la calle, cuando pierden sus puestos de trabajos porque son innecesarios para que el capital se revalorice, al dejar de ser demandantes lo que a su vez entorpece el ciclo de la producción con la consiguiente quiebra de empresas, confinándolos cual cadena perpetua, a la abyecta condición de aniquilamiento para el resto de sus vidas. Es preciso aclarar que el mercado es una categoría económica general que ha existido y existirá en cualquier época histórica, pero que ahora se le ha convertido de forma ilusa en un mecanismo con poderes naturales y sobrenaturales, que de forma equívoca pretende encausar a la humanidad por el camino del desarrollo, pero la práctica social que es infalible como criterio de verdad, demuestra que lejos de avanzar en la utopía del reino de la libertad, lo que genera es exclusión, marginación y más desigualdad en cualquier tipo de sociedad, incluso en los otrora países pertenecientes al socialismo real de Europa del Este. Pero como toda regla tiene su excepción ahí están presentes los casos de Cuba, Vietnan del Norte, China, Corea del Norte y otros más. La última gran crisis de este modo de producción acaecida en la primera década del siglo XXI hizo que prácticamente se derrumbara como no había sucedido desde 1929, estableciéndose una especie de parte aguas pues la economía mundial ya no volverá a ser la misma, por lo que es necesario la estructuración de un nuevo orden económico, tal como de alguna manera se encuentra en la propuesta del Presidente Sarkozy, cuando en el año 2008 crea una Comisión Internacional que busca medir sobre nuevos criterios el “Desempeño Económico y el Progreso Social”.
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mundo que sea menos concentrador de riqueza, cuando ya se habla del surgimiento del grupo BRICH, o de las propuestas integracionistas en América Latina materializado en proyectos como el ALBA. Ese nuevo Orden Económico Internacional nunca puede y debe sustentarse en la Globalización, porque Globalización simplemente es más de lo mismo, o sea es seguir negando un desarrollo integral e incluyente para el ser humano, donde actualmente los desocupados, o personas sin empleo, o que pierden su puesto de trabajo van en aumento. Si el desempleo hasta hace poco tiempo atrás era considerado algo distintivo y hasta propio de las sociedades subdesarrolladas, ahora en los países industrializados las altas tasas de desempleo constituyen una de las principales preocupaciones, que afecta no sólo a los seres humanos, sino a toda la economía en su conjunto, provocando una secuela de males de orden social, político y ambiental. La globalización entendida como la generalización y profundización de las relaciones de producción capitalistas, ha modificado aquella Clásica División Internacional del Trabajo y del Comercio que se ideologizó a lo largo de muchos siglos, donde los países industriales llevaban a cabo una producción de este tipo, mientras los países del llamado Tercer Mundo sólo eran proveedores de materias primas agrícolas o a lo sumo constituyen un apéndice del mercado mundial para las mercancías manufacturadas de los países del primer mundo, que son portadoras de valor y plusvalía y que tienen que ser colocadas en los mercados nacionales a pesar de que la capacidad de compra de los trabajadores es limitada, por lo que se hace necesario buscar nuevos mercados y compradores en distintas regiones del planeta.
El mundo bipolar ha desaparecido desde la caída del muro de Berlín en 1989, pero como una prueba de que el desarrollo dialéctico es incesante y válido para cualquier ámbito de la realidad objetiva, se tiene que están surgiendo nuevas ideas y fuerzas para estructurar un
Sin embargo, con la globalización la noción de la División Internacional del Trabajo es diferente, cuando se pretende convertir al mundo en un solo mercado, pues se ha dado un traslado acelerado de procesos industriales y de servicios que eran creadores o realizadores de plusvalía en los países desarrollados hacia los subdesarrollados, mientras que éstos han pasado a ser exportadores netos de capital mediante el mecanismo de la Deuda Externa.
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La globalización corresponde a la etapa más desarrollada del capitalismo, aunque sus orígenes se remontan varios siglos atrás, donde los neoliberales pretenden convertirla en un proceso único, o lo que es lo mismo, buscan imponer u homogenizar de manera indistinta en cualquier tipo de sociedad el modo de producción capitalista por medio de sus particulares relaciones de producción en su fase última, con la finalidad de lograr el abatimiento de las fronteras nacionales dando lugar entre otras cuestiones a la circulación de mercancías, de capital, de tecnología, penetración de los medios de comunicación social. La globalización tiene su más clara expresión en la competencia perfecta que es el concepto límite o ideal, al que los neoliberales en contra de cualquier lógica procuran adaptar la realidad socio-económica, con el objetivo de consolidar el proceso de acumulación de capital, como norma única para regir la economía a nivel mundial, sustentado sobre la base del imperio del mercado total, la privatización de las funciones del estado, el desencadenamiento de los movimientos internacionales de capitales, la disolución del Estado Social, la entrega de la fuerza de trabajo y la naturaleza a las fuerzas del mercado, todo lo cual conlleva finalmente al suicidio colectivo de la sociedad. Ahora bien, el neoliberalismo ha experimentado no sólo una especie de descredito sino que ha dejado de funcionar para seguir siendo el mecanismo básico del proceso de acumulación de capital, al extremo que sus propios apologistas, impulsadores y defensores han reconocido que esta forma de acumulación llegó a su máxima expresión, o dicho en otras palabras se encuentra agotada, lo que de ninguna manera significa que suceda lo mismo con la globalización, debido a que el modo de producción capitalista aún tiene vida y esto se comprueba fehacientemente cuando al estar prácticamente al borde del colapso, por el momento fue rescatado cual Ave Fénix por las principales economías del mundo industrializado, a través de billonarias transfusiones de dólares, situación que de otra parte comprueba que El Estado sí funciona. 4
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En el desarrollo histórico de la sociedad se desconoce la existencia de un modo de producción que haya impuesto su hegemonía en el ámbito mundial, como sucede con los pre-capitalistas. Cuestión diferente es con el Capitalismo que surge en Europa Central de los siglos XVI y XVII, pues hasta el presente aún con las contradicciones que le son inherentes, está diseminado por casi todo el mundo. Como cualquier otro ser vivo, los modos de producción experimentan cambios al pasar de fases inferiores a etapas superiores. El capitalismo en sus inicios durante la libre concurrencia no presentaba el grado de extensión y generalización actual, no tenía por lo tanto un carácter global en la expansión de la economía, aunque es oportuno reconocer que fue el inicio para el surgimiento de los monopolios, oligopolios, trust, carteles, en una palabra son el andamiaje de instituciones que daban lugar a la transnacionalización de la economía, pues operan a escala mundial. Desde el momento en que surgen esas organizaciones que rebasan los ámbitos de las fronteras nacionales, se empieza a dar la internacionalización o globalización –tal como se conoce hoy en díadel proceso de homogenización del modo de producción capitalista, del capital y por ende del proceso de acumulación capitalista en su modalidad neoliberal, que hasta hace unas pocas décadas atrás estaba bajo el dominio y hegemonía de Estados Unidos y que debido a la desaparición del bloque socialista de Europa del Este, hubo un relanzamiento “triunfal” a nivel mundial de las relaciones de producción capitalistas. Las categorías económicas son la expresión teórica que representan y corresponden a las relaciones de producción de que se trate, al permitirnos definir en última instancia las especificidades de los fenómenos socioeconómicos, al hacer visible la invisibilidad que representan, es decir, nos ayudan a descubrir que tras su apariencia externa o fenoménica se encuentra su esencia, que es invisible al común de los seres humanos. Tales categorías se van conformando de acuerdo 5
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a las modificaciones internas y a las contradicciones que ocurren en el desarrollo de los hechos históricos. Esta situación se considera es la que corresponde a la globalización, la que en el devenir histórico-social ha tenido un punto de partida, un desarrollo y un máximo esplendor para luego empezar a ser infuncional para la existencia del propio modo de producción capitalista, porque resulta ser una paradoja que lejos de lograr su desarrollo, lo detiene. Antes que empezara a darse la consolidación del proceso de centralización y concentración de capital, la globalización en sus inicios respecto a la globalización de los siglos XX y XXI, sigue sustentándose en la expansión de las relaciones capitalistas de producción que conlleva a la necesidad de buscar su reproducción, incluyendo entre otros factores la obligatoriedad de realizar la plusvalía creada; la repartición, asignación, disputa y apropiación de los mercados internacionales, con la característica de que la globalización representada en Estados Unidos y los principales países capitalistas en lo individual han sufrido una crisis de hegemonía, porque ahora se habla de bloques. No obstante, la globalización siempre mantiene su esencia que es la expresada anteriormente, además de mantener una lucha por los mercados y por la apropiación de los recursos naturales.
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Es por ello que resulta válido analizar la globalización desde una doble perspectiva, que es a partir de la existencia de países desarrollados y subdesarrollados, ya que al no reconocerse esta diferenciación el concepto tiene un carácter unilateral al pretender considerar que las realidades sociales –incluso siendo capitalistas- sean semejantes o más o menos semejantes, pretendiendo que la globalización sea genérica para todos por igual, como sí todas presentasen iguales o idénticas características, pero sucede lo contrario ya que se trata de la imposición de relaciones capitalistas entre sociedades desiguales, infiriendo de forma falaz que lo que es bueno para unos pocos lo sea para la mayoría. Desde la posición de los países desarrollados la globalización contiene elementos de una dura competencia expresada en la integración de bloques, sobresaliendo el económico, sin descartar la participación de factores políticos, tecnológicos, científicos incluidos los militares, aunque éste por el momento se maneja con bastante discreción, siempre y cuando no se contraponga a los intereses de las potencias en especial de la élite de países que ha desplegado un potencial atómico y es por eso que se oponen a que Irán forme parte de ese círculo privilegiado.
Ahora bien, debe señalarse que los países del tercer mundo lejos de beneficiarse con la globalización, los efectos son desventajosos, pues parafraseando a Ricardo, más bien representa desventajas comparativas o desventajas competitivas, ya que al mantener aparatos productivos inviables basados ancestralmente en la actividad primaria, su participación en la economía mundial se torna más difícil, al acentuarse su papel de economías complementarias o subsidiarias del desarrollo capitalista, por no poder realizar los cambios científico-tecnológicos que les posibilite su integración en el funcionamiento de la actual lógica capitalista, reflejándose esa impotencia cuando sus exportaciones por diversidad de motivos, son rechazadas por la demanda del mercado externo.
La nueva orientación de la globalización está ocurriendo entre potencias desarrolladas, más en concreto entre bloques, donde los países subdesarrollados están fuera de este radar. El proceso es de origen reciente, pero que a la par de la internacionalización del capital que data con mayor rigor desde la época del capitalismo monopolista, ahora ocurre un proceso de integración productiva, financiera, comercial, de mercado, como nunca lo había observado y conocido la humanidad desde el siglo pasado. Ayer se presionó por la internacionalización o globalización del capital, ahora se presiona por la internacionalización o globalización de la producción, del comercio y de otros grandes agregados, sobre la base de lo que muchos ingenuamente llaman la integración de la “fábrica mundial”.
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Los países subdesarrollados y dependientes estamos no frente a una nueva hegemonía de los bloques económicos, sino más bien ante la imposición de una nueva modalidad en que se manifiesta dicha hegemonía que haga posible la valorización del capital. Planteadas así las cosas, los países del tercer mundo sólo podemos seguir aspirando a ser una cifra más, pero sólo eso, dentro de la matriz económica de la actual recomposición capitalista. Se ha dicho que la globalización es la generalización de las relaciones de producción capitalista, que en el fondo se traduce en una lucha de mercados por medio de bloques económicos, cuestiones que no son excluyentes y que también ocurre una tendencia a la internacionalización productiva y de capital, que para el caso de los países subdesarrolladas es imposible que puedan ingresar dentro de esa lógica, sin que antes halla una previa modernización de las economías nacionales, más concretamente de los aparatos productivos. Sobre el primer aspecto, no se puede lograr la internacionalización o penetración productiva en el mercado mundial si la lógica de la estrategia de desarrollo hacia afuera sigue descansando en las actividades primarias que no tienen mayor creación de valor agregado, el descenso de los precios relativos y en el estancamiento del mercado interior. En cuanto al segundo aspecto, los países subdesarrollados desde una perspectiva negativa, sí han logrado estar en sintonía con una perniciosa globalización, cuando se les ha convertido en exportadores de capital, lo cual sin duda alguna es una internacionalización o “inserción” improductiva de nuestras economías en la órbita del proceso de acumulación y valorización del capital.
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el oro fue trasladado por los antiguos representantes de la Corona española, que sirvió de base para llevar a cabo en Europa un vigoroso proceso de acumulación capitalista, con la diferencia que hoy en día la acumulación no se hace por la vía directa de apropiación del oro que “es un metal cuyo valor ha sido el más estable a lo largo de siglos”, por lo que no sería de extrañar, que al igual con lo sucedido en la Conquista de América, se empiece a extraer y exportar oro, porque “El oro metálico vuelve a convertirse en importante moneda de reserva internacional”, más que cualquier otro signo monetario incluyendo al mismo Dólar, al Euro, al Yen o al posible Acu. Es por eso que cuando se trata de ver desde nuestra realidad más cercana que es Centroamérica, ese “monstruo de mil cabezas” que es la globalización, la situación de subdesarrollo y dependencia se acentúa más por la modalidad de acumulación de capital, por lo tanto no se comparte la manera simplista de decir que los centroamericanos o más específicamente los guatemaltecos, nos tenemos sin más ni más que “sumar o subir” al tren de la globalización, porque no existe la posibilidad de trazar los lineamientos de nuestro propio desarrollo. De cualquier manera la globalización es una vía o estrategia que incluye al concepto de desarrollo, pero que en todo caso se trata de un desarrollo particular o egoísta, ya que el mismo se identifica con ciertos países industrializados, que se encuentran en condiciones iguales, pero respecto a los subdesarrollados la situación cambia de forma sustancial. O sea que se pretende tomar la globalización como que tiene un resultado y efectos iguales para sociedades heterogéneas, y esto la práctica social nos ha demostrado que sucede lo contrario.
Ese flujo de riqueza del Sur hacia el Norte, nos recuerda aquel pecado original denominado el descubrimiento de América hace más de cinco siglos, que en el presente todavía subyace de manera ideológica, política y económica en el área centroamericana, cuando
Será que nosotros los Centroamericanos, al igual que otros países que están en igualdad de condiciones en cuanto a que su estructura económica capitalista es de carácter subdesarrollado y dependiente, sólo nos queda encontrar y construir el postergado camino de cambiar la orientación secular de esas condiciones que siguen siendo impuestas desde fuera, porque nuestra principal actividad económica
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de producir materias primas; la poca calificación de la fuerza de trabajo; las exportaciones tradicionales y no tradicionales; los servicios; etc., siguen en el presente más que en cualquier otra época histórica, sin la oportunidad de poder participar en igualdad de condiciones en la compleja organización mundial de la economía capitalista matizada por la globalización. O si por el contrario seguiremos marginados y posiblemente hasta desmejorando las condiciones socioeconómicas como país, debido a que la producción primaria, la economía y el mercado de las sociedades subdesarrolladas, cada vez son menos importantes y necesarios para los países industrializados, valga interpretar para la economía y el mercado internacional. CONCLUSIÓN. Con la globalización no desaparece la condición de subdesarrollo, pobreza y miseria en que se encuentra la mayoría de sociedades en el mundo entero, que sigue impactando de manera directa a la población cuando millones de personas son lanzadas a cada instante a la calle. Es más, aunque parezca incomprensible la globalización tampoco es “buena” para todas las naciones desarrolladas, pues algunas de ellas están en posición desventajosa entre sí. Al contrario, la globalización sólo es racionalmente efectiva para globalizar en primera instancia al capital, los mercados, el comercio, etc., de quienes tienen los medios y el poder para hacerlo al eliminar las barreras físicas, económicas políticas, militares e ideológicas, con la intencionalidad de formar un solo mercado o una sola “fabrica y mercado mundial”, sin importar la distinción entre países desarrollados y subdesarrollados, pero con un solo objetivo que es generar plusvalía y capital para un pequeño grupo de países. 10
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Se reconoce que la globalización ha logrado su objetivo en cuanto a eliminar las trabas, obstáculos o mecanismos que frenen el libre funcionamiento de la economía mundial capitalista. Sin embargo el gran error es ignorar su aspecto crítico cuando se pretende homogenizar economías o realidades histórico-sociales a nivel nacional que son dialécticamente diferentes, desiguales y hasta contradictorias desde su propia estructuración interna y en su relación con el complejo ámbito de las relaciones económicas internacionales que se dan entre países. Para el futuro de los países subdesarrollados-dependientes ha quedado atrás determinar si es necesario e importante, integrarse o no integrarse al proceso de globalización, o en qué cuantía van a participar. Ahora de lo que se trata es determinar cuál es la mejor o mejores alternativas para “subirnos al tren” de la globalización -si ese fuese el caso estratégico a seguir- porque no se puede negar que el proceso ya ha caminado bastante trecho, pero también debemos tener la convicción de que es reversible. Por eso es que más que como guatemaltecos, o centroamericanos es imprescindible emprender como latinoamericanos un proyecto propio y autónomo que contrarreste a la globalización y la economía de mercado en su versión neoliberal, aprovechando la experiencia histórica de las últimas crisis del capitalismo que nos enseña que no es infalible. Pero ¿será que a la mayoría de sociedades subdesarrolladas y dependientes con relaciones de producción capitalistas se nos dejará el respectivo espacio para crear estrategias internas e independientes a la política económica concebida en los países centrales e instituciones financieras internacionales? Pues ya se dijo todo proceso es reversible. En los países de capitalismo subderrollado-dependiente, la globalización en ningún momento busca la inclusión de sus economías para que formen parte o se integren a la economía mundial, al contrario, lo único que interesa desde una visión unilateral es mantener y acentuar el proceso de internacionalización del capital y su valoración, así como consolidar la naturaleza de las economías dependientes y que sigan siendo un apéndice del mercado externo. 11
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En tal sentido, sin caer en posturas pesimistas se debe reconocer que con globalización o sin globalización, los países del tercer mundo hemos estado, estamos y seguiremos permaneciendo fuera del radar económico impuesto por la necesidad histórica de producir y realizar la plusvalía cumpliendo así con la ley fundamental del capitalismo. Tampoco esto significa que debemos quedarnos inermes e impotentes, pues debemos estructurar estrategias que sean cualitativa y cuantitativamente opuestas a la lógica del capitalismo globalizado, ya sea al menos como países lo que es difícil, ya que lo ideal es actuar como bloque latinoamericano que nos haga trascender la situación desventajosa de subdesarrollo y dependencia. De lo contrario el capitalismo globalizado seguirá sumergiéndonos en más dependencia y subdesarrollo, bloqueando de forma indefinida el establecimiento de una sociedad diferente con nuevas relaciones de producción. Finalmente es oportuno decir como dice la sabiduría popular que siempre hay una luz al final del túnel, pues ya se vislumbran movimientos socio-políticos que se orientan por el camino correcto. El ALBA es un ejemplo de tal accionar en la región de América Latina.
Impreso en Taller del IIES 300 Ejemplares Guatemala, octubre 2009.
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