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FORMACIÓN AGRICULTURA
GUÍA DE CUBIERTAS VEGETALES EN VID
GANADERÍA
PESCA Y ACUICULTURA
JUNTA DE ANDALUCIA
Unión Europea
Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural
JUNTA DE ANDALUCIA
Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera CONSEJERIA DE AGRICULTURA, PESCA Y DESARROLLO RURAL
GUÍA DE CUBIERTAS VEGETALES EN VID Sevilla 2015
GUÍA DE CUBIERTAS VEGETALES EN VID Sevilla 2015
Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
España es el país con mayor superficie de viñedo del mundo, con 963.644 hectáreas, lo que representa un tercio del viñedo comunitario y un 15% de la superficie mundial. La superficie andaluza en la actualidad solo supone un 2,8% del viñedo español con 27.305 hectáreas (MAGRAMA, 2014). Sin embargo, este cultivo desempeña un papel esencial en el desarrollo socioeconómico de las zonas productoras, en ocasiones carentes de otras alternativas económicas viables. La viticultura tiene un marcado carácter social ya que emplea a una gran cantidad de mano de obra en la época de poda y sobre todo en la vendimia y juega un papel medioambiental importante, puesto que contribuye a proteger a los suelos de la erosión y está ligada al paisaje típico de muchas comarcas andaluzas. Andalucía es una región con una gran diversidad edafoclimática, topográfica y biótica, lo que dificulta establecer parámetros comunes en toda la superficie del viñedo existente. En general en las explotaciones vitícolas tradicionales, las variedades cultivadas son blancas con destino a la elaboración de vinos generosos y de licor, el cultivo es en secano y los sistemas de conducción no permiten la mecanización sobre todo de la poda y la vendimia. Estas explotaciones tienen en su mayoría escasa rentabilidad económica, debido principalmente a los elevados costes de producción, que no se ven compensados por el precio de la uva.
Autores: Pilar Ramírez Pérez 1 Jesús Mª Lasheras Ocaña 1
Edita y Publica: Junta de Andalucía. Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera Serie: Agricultura. Formación Diseño y Maquetación: Mª del Carmen Yruela Morillo2 Eloísa Amor Cruceyra2
Para hacer frente a esta situación, en los últimos años el sector vitivinícola andaluz, ha adoptado diferentes estrategias como la adaptación varietal y modernización de los sistemas de conducción, disminución de los costes de producción, la optimización y certificación de la calidad de los productos, diversificación de la producción y promoción y mejora de la comercialización. Además, se están implementando buenas prácticas agrícolas y de conservación que garantizan el manejo sostenible del cultivo. Así, el sector se enfrenta en estos momentos a un proceso de cambio importante, que es fundamental afrontar para asegurar a medio-largo plazo la sostenibilidad y viabilidad del mismo. Para ello es necesario fomentar la innovación, garantizar la calidad y seguridad alimentaria y realizar prácticas agrícolas que respeten el medio ambiente como estrategias claras de competitividad.
Este documento está bajo Licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obra derivada
1 IFAPA Centro de Cabra. Junta de Andalucía 2 Agencia de Gestión Agraria y Pesquera de Andalucía. Junta de Andalucía
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Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
España es el país con mayor superficie de viñedo del mundo, con 963.644 hectáreas, lo que representa un tercio del viñedo comunitario y un 15% de la superficie mundial. La superficie andaluza en la actualidad solo supone un 2,8% del viñedo español con 27.305 hectáreas (MAGRAMA, 2014). Sin embargo, este cultivo desempeña un papel esencial en el desarrollo socioeconómico de las zonas productoras, en ocasiones carentes de otras alternativas económicas viables. La viticultura tiene un marcado carácter social ya que emplea a una gran cantidad de mano de obra en la época de poda y sobre todo en la vendimia y juega un papel medioambiental importante, puesto que contribuye a proteger a los suelos de la erosión y está ligada al paisaje típico de muchas comarcas andaluzas. Andalucía es una región con una gran diversidad edafoclimática, topográfica y biótica, lo que dificulta establecer parámetros comunes en toda la superficie del viñedo existente. En general en las explotaciones vitícolas tradicionales, las variedades cultivadas son blancas con destino a la elaboración de vinos generosos y de licor, el cultivo es en secano y los sistemas de conducción no permiten la mecanización sobre todo de la poda y la vendimia. Estas explotaciones tienen en su mayoría escasa rentabilidad económica, debido principalmente a los elevados costes de producción, que no se ven compensados por el precio de la uva.
Autores: Pilar Ramírez Pérez 1 Jesús Mª Lasheras Ocaña 1
Edita y Publica: Junta de Andalucía. Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera Serie: Agricultura. Formación Diseño y Maquetación: Mª del Carmen Yruela Morillo2 Eloísa Amor Cruceyra2
Para hacer frente a esta situación, en los últimos años el sector vitivinícola andaluz, ha adoptado diferentes estrategias como la adaptación varietal y modernización de los sistemas de conducción, disminución de los costes de producción, la optimización y certificación de la calidad de los productos, diversificación de la producción y promoción y mejora de la comercialización. Además, se están implementando buenas prácticas agrícolas y de conservación que garantizan el manejo sostenible del cultivo. Así, el sector se enfrenta en estos momentos a un proceso de cambio importante, que es fundamental afrontar para asegurar a medio-largo plazo la sostenibilidad y viabilidad del mismo. Para ello es necesario fomentar la innovación, garantizar la calidad y seguridad alimentaria y realizar prácticas agrícolas que respeten el medio ambiente como estrategias claras de competitividad.
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1 IFAPA Centro de Cabra. Junta de Andalucía 2 Agencia de Gestión Agraria y Pesquera de Andalucía. Junta de Andalucía
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Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
1. MANEJO DEL SUELO EN VIÑEDO Las técnicas de mantenimiento del suelo integran un conjunto de operaciones culturales que tienen la finalidad de lograr y mantener un soporte propicio para el equilibrio de las fases sólida, gaseosa y líquida del suelo, permitiendo a su vez favorecer el desarrollo adecuado de las plantas y de su sistema radicular, mejorar el contenido en materia orgánica y la fertilidad del terreno, controlar la vegetación espontánea, mejorar la capacidad de retención de agua en el suelo, evitar la formación de costra superficial y facilitar el manejo del cultivo (Giralt et al., 2011). En Andalucía, tradicionalmente el laboreo del suelo en el cultivo de la vid, ha sido una práctica muy importante y profundamente arraigada, de manera que se ha labrado de forma muy intensiva, con gran cantidad de pases anuales, especialmente en zonas vitícolas tradicionales e históricas como es el caso del marco de Jerez y de MontillaMoriles. Esta práctica se fundamenta en trabajar el terreno en profundidad y/o en superficie, permaneciendo así libre de vegetación espontánea. Habitualmente, el laboreo se ha justificado por los diversos efectos favorables que aporta, entre los que se pueden destacar la facilidad que este sistema confiere para la incorporación de abonos y enmiendas, la infiltración de agua, la limitación de la evaporación por capilaridad y la aireación del perfil labrado. Sin embargo, el coste económico de esta técnica y el impacto negativo que ocasiona al medio ambiente, con consecuencias como la formación de suela de labor, el aumento de la erosión, la degradación de la estructura por debajo de los horizontes labrados o la dificultad de circulación de maquinaria agrícola en periodos lluviosos, han hecho plantearse otros sistemas alternativos de mantenimiento del suelo.
Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
En este sentido, se dispone de bastantes técnicas alternativas como: aplicación de herbicidas, utilización de “mulching” orgánico, acolchado plástico o inerte, técnicas mixtas, etc. si bien una de las técnicas más interesantes para el cultivo de la vid es el sistema de mantenimiento del suelo con cubierta vegetal, en el que toda la superficie del viñedo, o parte de ella, permanece protegida con vegetación espontánea o sembrada de forma temporal o permanente. Cada vez es más común el manejo del suelo mediante la utilización de cubiertas vegetales en zonas dedicadas a la producción de vinos de calidad, que debido a un manejo inadecuado de los factores de producción vitícola o bien por un posicionamiento inicial productivista, se ve en la necesidad de combatir los problemas de erosión del suelo y/o de controlar los excesos de rendimiento y vigor que se generan en estas situaciones. En este sentido, resulta necesario considerar el papel que ejerce la cubierta vegetal en el estado hídrico de la planta y en la evolución del contenido de agua en el suelo, puesto que es un factor determinante en el rendimiento, en la calidad de la uva y en las características del vino (Ibáñez et al., 2011). Hay autores que han observado cómo los niveles de azúcar, de antocianos y de polifenoles totales son frecuentemente superiores, mientras que la acidez total disminuye (Ramírez et al., 2014). Aunque tradicionalmente las cubiertas vegetales se han utilizado en zonas de pluviometría alta, con el principal objetivo de controlar el desarrollo vegetativo y rendimiento de las plantas, en los últimos años su uso se está extendiendo también a zonas más áridas, en viñedos con suelos muy fértiles y con portainjertos vigorosos, que presentan problemas de control de vigor y también para controlar la erosión del suelo en viñedos dispuestos a favor de la pendiente. Puede decirse que, siempre que no existan factores limitantes (de tipo edafológico o hídrico, principalmente) que condicionen negativamente el desarrollo de la vid y siempre que el tipo de cubierta vegetal elegida, así como su gestión, sean adecuados a los objetivos pretendidos, la cubierta vegetal es el sistema de mantenimiento del suelo más aconsejable para el viñedo (Ibáñez et al., 2011).
Figura 1. Laboreo tradicional mediante pases de cultivador en el marco de Montilla–Moriles (izquierda) y labor de aserpiado tradicional en el marco de Jerez de la Frontera (derecha).
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1. MANEJO DEL SUELO EN VIÑEDO Las técnicas de mantenimiento del suelo integran un conjunto de operaciones culturales que tienen la finalidad de lograr y mantener un soporte propicio para el equilibrio de las fases sólida, gaseosa y líquida del suelo, permitiendo a su vez favorecer el desarrollo adecuado de las plantas y de su sistema radicular, mejorar el contenido en materia orgánica y la fertilidad del terreno, controlar la vegetación espontánea, mejorar la capacidad de retención de agua en el suelo, evitar la formación de costra superficial y facilitar el manejo del cultivo (Giralt et al., 2011). En Andalucía, tradicionalmente el laboreo del suelo en el cultivo de la vid, ha sido una práctica muy importante y profundamente arraigada, de manera que se ha labrado de forma muy intensiva, con gran cantidad de pases anuales, especialmente en zonas vitícolas tradicionales e históricas como es el caso del marco de Jerez y de MontillaMoriles. Esta práctica se fundamenta en trabajar el terreno en profundidad y/o en superficie, permaneciendo así libre de vegetación espontánea. Habitualmente, el laboreo se ha justificado por los diversos efectos favorables que aporta, entre los que se pueden destacar la facilidad que este sistema confiere para la incorporación de abonos y enmiendas, la infiltración de agua, la limitación de la evaporación por capilaridad y la aireación del perfil labrado. Sin embargo, el coste económico de esta técnica y el impacto negativo que ocasiona al medio ambiente, con consecuencias como la formación de suela de labor, el aumento de la erosión, la degradación de la estructura por debajo de los horizontes labrados o la dificultad de circulación de maquinaria agrícola en periodos lluviosos, han hecho plantearse otros sistemas alternativos de mantenimiento del suelo.
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En este sentido, se dispone de bastantes técnicas alternativas como: aplicación de herbicidas, utilización de “mulching” orgánico, acolchado plástico o inerte, técnicas mixtas, etc. si bien una de las técnicas más interesantes para el cultivo de la vid es el sistema de mantenimiento del suelo con cubierta vegetal, en el que toda la superficie del viñedo, o parte de ella, permanece protegida con vegetación espontánea o sembrada de forma temporal o permanente. Cada vez es más común el manejo del suelo mediante la utilización de cubiertas vegetales en zonas dedicadas a la producción de vinos de calidad, que debido a un manejo inadecuado de los factores de producción vitícola o bien por un posicionamiento inicial productivista, se ve en la necesidad de combatir los problemas de erosión del suelo y/o de controlar los excesos de rendimiento y vigor que se generan en estas situaciones. En este sentido, resulta necesario considerar el papel que ejerce la cubierta vegetal en el estado hídrico de la planta y en la evolución del contenido de agua en el suelo, puesto que es un factor determinante en el rendimiento, en la calidad de la uva y en las características del vino (Ibáñez et al., 2011). Hay autores que han observado cómo los niveles de azúcar, de antocianos y de polifenoles totales son frecuentemente superiores, mientras que la acidez total disminuye (Ramírez et al., 2014). Aunque tradicionalmente las cubiertas vegetales se han utilizado en zonas de pluviometría alta, con el principal objetivo de controlar el desarrollo vegetativo y rendimiento de las plantas, en los últimos años su uso se está extendiendo también a zonas más áridas, en viñedos con suelos muy fértiles y con portainjertos vigorosos, que presentan problemas de control de vigor y también para controlar la erosión del suelo en viñedos dispuestos a favor de la pendiente. Puede decirse que, siempre que no existan factores limitantes (de tipo edafológico o hídrico, principalmente) que condicionen negativamente el desarrollo de la vid y siempre que el tipo de cubierta vegetal elegida, así como su gestión, sean adecuados a los objetivos pretendidos, la cubierta vegetal es el sistema de mantenimiento del suelo más aconsejable para el viñedo (Ibáñez et al., 2011).
Figura 1. Laboreo tradicional mediante pases de cultivador en el marco de Montilla–Moriles (izquierda) y labor de aserpiado tradicional en el marco de Jerez de la Frontera (derecha).
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El laboreo mínimo es la técnica de mantenimiento del suelo más utilizada en los viñedos a nivel nacional, seguida del laboreo tradicional con un 63% y 27% de la superficie total, respectivamente. El uso de cubiertas vegetales, tan solo abarca el 5% de la superficie en el caso de las espontáneas, mientras que las sembradas apenas tienen representación. En Andalucía, el 42% de esta superficie se maneja mediante la técnica de laboreo tradicional seguida del laboreo mínimo, que ocupa el 33%. Las cubiertas vegetales espontáneas representan el 11% de la superficie y la técnica de no laboreo el 6%.
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La cubierta es capaz de aportar diferentes aspectos beneficiosos a las características del suelo, a través de una adecuada protección contra la erosión, limitando los fenómenos de escorrentía (Marqués et al., 2010) y de una mejora de la estructura del suelo, a la que contribuyen, en cierta medida, los aportes suplementarios de materia orgánica generados por la cubierta, la reducción en la formación de costra superficial y la activación de la vida microbiana del suelo (Alburquerque et al., 2008).
Figura 3. Erosión hídrica del suelo manejado mediante laboreo a favor de la pendiente
Otro aspecto ventajoso de las cubiertas vegetales, con respecto a otros sistemas de mantenimiento del suelo como el laboreo, se centra en la posibilidad que ofrecen las mismas para el tránsito de maquinaria en cualquier época, incluyendo los periodos lluviosos (Yuste, 2005). También cabe destacar la capacidad de las cubiertas vegetales para reducir la probabilidad de formación de suela de labor, como consecuencia de una disminución de los trabajos mecanizados asociados al laboreo y de la mejora estructural del suelo (Aguirrezábal et al., 2011). ¾¾ A nivel de planta: Figura 2. Técnicas de mantenimiento del suelo en España y Andalucía
2. VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LAS CUBIERTAS VEGETALES La gestión del suelo mediante la utilización de una cubierta vegetal presenta numerosas ventajas agronómicas y medioambientales con respecto a la técnica tradicional del laboreo. ¾¾ A nivel de suelo: --------
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Protege contra la erosión. Mejora la estructura del suelo. Facilita el paso de maquinaria en cualquier época del año. Reduce el apelmazamiento del suelo por el paso de la maquinaria. Enriquece el suelo en materia orgánica. Activa la vida microbiana del suelo. Controla el crecimiento de algunas malas hierbas
-- Controla el rendimiento y el vigor en el cultivo. -- Mejora la calidad de la uva, en cuanto a sanidad y composición. El empleo de cubiertas vegetales, como sistema de gestión de suelo, alcanza un papel importante en la reducción de la expresión vegetativa de la vid, traducida en una disminución del vigor y del rendimiento de la misma. Esta atenuación del potencial productivo y vegetativo de la planta se promueve, fundamentalmente, por la competencia que la cubierta vegetal establece con la cepa por el agua y los nutrientes del suelo, sobre todo nitrógeno. Desde el punto de vista sanitario, la cubierta vegetal puede reducir los riesgos de ataques de podredumbre, puesto que al provocar un menor desarrollo vegetativo en las plantas, se favorece un mejor microclima de los racimos que suelen estar mejor aireados y más expuestos. También puede contribuir al control de plagas mediante la diversidad biológica y el equilibrio en el balance entre plagas y depredadores que proporciona la cubierta como soporte de esta biodiversidad (Murisier, 1986). No obstante, un mal manejo de la cubierta vegetal podría causar una serie de inconvenientes como: competencia excesiva por el agua, competencia por los nutrientes (fundamentalmente nitrógeno) y aumento del riesgo de heladas 7
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El laboreo mínimo es la técnica de mantenimiento del suelo más utilizada en los viñedos a nivel nacional, seguida del laboreo tradicional con un 63% y 27% de la superficie total, respectivamente. El uso de cubiertas vegetales, tan solo abarca el 5% de la superficie en el caso de las espontáneas, mientras que las sembradas apenas tienen representación. En Andalucía, el 42% de esta superficie se maneja mediante la técnica de laboreo tradicional seguida del laboreo mínimo, que ocupa el 33%. Las cubiertas vegetales espontáneas representan el 11% de la superficie y la técnica de no laboreo el 6%.
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La cubierta es capaz de aportar diferentes aspectos beneficiosos a las características del suelo, a través de una adecuada protección contra la erosión, limitando los fenómenos de escorrentía (Marqués et al., 2010) y de una mejora de la estructura del suelo, a la que contribuyen, en cierta medida, los aportes suplementarios de materia orgánica generados por la cubierta, la reducción en la formación de costra superficial y la activación de la vida microbiana del suelo (Alburquerque et al., 2008).
Figura 3. Erosión hídrica del suelo manejado mediante laboreo a favor de la pendiente
Otro aspecto ventajoso de las cubiertas vegetales, con respecto a otros sistemas de mantenimiento del suelo como el laboreo, se centra en la posibilidad que ofrecen las mismas para el tránsito de maquinaria en cualquier época, incluyendo los periodos lluviosos (Yuste, 2005). También cabe destacar la capacidad de las cubiertas vegetales para reducir la probabilidad de formación de suela de labor, como consecuencia de una disminución de los trabajos mecanizados asociados al laboreo y de la mejora estructural del suelo (Aguirrezábal et al., 2011). ¾¾ A nivel de planta: Figura 2. Técnicas de mantenimiento del suelo en España y Andalucía
2. VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LAS CUBIERTAS VEGETALES La gestión del suelo mediante la utilización de una cubierta vegetal presenta numerosas ventajas agronómicas y medioambientales con respecto a la técnica tradicional del laboreo. ¾¾ A nivel de suelo: --------
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Protege contra la erosión. Mejora la estructura del suelo. Facilita el paso de maquinaria en cualquier época del año. Reduce el apelmazamiento del suelo por el paso de la maquinaria. Enriquece el suelo en materia orgánica. Activa la vida microbiana del suelo. Controla el crecimiento de algunas malas hierbas
-- Controla el rendimiento y el vigor en el cultivo. -- Mejora la calidad de la uva, en cuanto a sanidad y composición. El empleo de cubiertas vegetales, como sistema de gestión de suelo, alcanza un papel importante en la reducción de la expresión vegetativa de la vid, traducida en una disminución del vigor y del rendimiento de la misma. Esta atenuación del potencial productivo y vegetativo de la planta se promueve, fundamentalmente, por la competencia que la cubierta vegetal establece con la cepa por el agua y los nutrientes del suelo, sobre todo nitrógeno. Desde el punto de vista sanitario, la cubierta vegetal puede reducir los riesgos de ataques de podredumbre, puesto que al provocar un menor desarrollo vegetativo en las plantas, se favorece un mejor microclima de los racimos que suelen estar mejor aireados y más expuestos. También puede contribuir al control de plagas mediante la diversidad biológica y el equilibrio en el balance entre plagas y depredadores que proporciona la cubierta como soporte de esta biodiversidad (Murisier, 1986). No obstante, un mal manejo de la cubierta vegetal podría causar una serie de inconvenientes como: competencia excesiva por el agua, competencia por los nutrientes (fundamentalmente nitrógeno) y aumento del riesgo de heladas 7
Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
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El régimen hídrico existente y la capacidad de reserva hídrica del suelo son dos factores que condicionan la viabilidad de la implantación de la cubierta vegetal (Giralt et al., 2011) y, en función de la intensidad y el momento en que se provoca esta competencia por el agua, la cepa puede verse afectada a distintos niveles. Por una parte, podría dar lugar a una disminución de la actividad fotosintética de la vid, repercutiendo en el desarrollo de la superficie foliar de la planta. Asimismo, un estrés hídrico severo a partir del envero comprometería la madurez óptima de la uva, tanto en lo que concierne a la síntesis de azúcares como a los componentes esenciales de la calidad: aromas y compuestos polifenólicos. Incluso, en situaciones extremas, podría estar en juego la propia perennidad de las cepas (Coulon y Prud’homme, 2003). Además, existen situaciones concretas, como la irrupción de una helada, que provocarían una recuperación más lenta en cepas mantenidas sobre cubiertas que en el caso de estar gestionadas mediante laboreo, necesitando además del apoyo de técnicas de cultivo adicionales para lograr el restablecimiento del viñedo. Aguirrezábal et al. (2011) prestan una atención especial al establecimiento de una cubierta vegetal en viñedos de variedades blancas, debido a los riesgos de “envejecimiento atípico” que pueden manifestarse en sus vinos, con características organolépticas de amargor y sabor no deseables.
3. TIPOS DE CUBIERTAS VEGETALES
3.1 Cubiertas vegetales según su origen Cubierta sembrada
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¾¾ De siembra anual: cada año, generalmente tras la vendimia, se realiza la siembra. Al término de la primavera se entierra la cubierta o bien permanece como rastrojo en el caso de que se quiera aplicar una metodología de siembra directa. Las especies que deben emplearse en la cubierta temporal de siembra anual tienen que estar bien adaptadas al medio, además de poseer un crecimiento rápido que evite la colonización de la cubierta por otras especies no deseadas. Las más frecuentes son Secale cereale (centeno), Hordeum vulgare (cebada), Avena sativa, Medicago polymorpha o Medicago trunculata. ¾¾ Autosembrada: este tipo de cubierta la forman especies que tienen la capacidad de autosemillarse, con lo que no es necesario realizar su siembra anualmente. Tan sólo en años secos, o por invasión de flora espontánea, sería aconsejable realizar una resiembra eventual. Ejemplos de estas cubiertas son las establecidas con Brachypodium, Vulpia myuros o Bromus catharticus. ¾¾ De especies perennes: la estrategia que se plantea es la utilización de especies que presenten agostamiento estival y que, además, tengan la capacidad de rebrotar en otoño, tras la vendimia. Entre las especies más habituales se encuentran, fundamentalmente, algunas de las pertenecientes a los géneros Festuca, Poa y Lolium.
Cubierta natural o espontánea
En la actualidad, hay multitud de posibilidades para la implantación de cubiertas vegetales, pero para elegir el modelo más adecuado en cada viñedo, es imprescindible tener en consideración cuestiones como las características edafoclimáticas de la parcela, la disponibilidad o no de riego, así como los objetivos que se pretenden alcanzar con ellas.
Consiste en sembrar una o varias especies en las calles o en la totalidad del viñedo, que pueden competir con el cultivo por agua y nutrientes, en función del tiempo que permanezcan vivas en el terreno y la especie elegida como cubierta. Cuando se decide implantar por primera vez una cubierta vegetal en suelos cuyo manejo anterior ha sido exclusivamente con herbicidas (suelo desnudo), ésta sería la alternativa mejor a seguir.
Dentro de este grupo de cubiertas vegetales, pueden diferenciarse a su vez, los siguientes tipos:
Consiste en dejar brotar en el terreno a las hierbas naturales o vegetación espontánea. La flora adventicia o espontánea gana terreno en toda la superficie o lo que suele ser más habitual, en las dos terceras partes de la misma, en el centro de la interlínea. La línea o banda debajo de las cepas casi siempre se mantiene limpia mediante la utilización de herbicidas u otros medios. Esta vegetación natural necesitará ser controlada Figura 5. Cubierta vegetal espontánea en cuanto a su desarrollo (a través de siegas mecánicas periódicas o siegas químicas) y especies (evitando aquellas que sean proclives a la invasión de la línea de plantación del viñedo).
Figura 4. Cubierta vegetal sembrada de Veza y Avena
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El régimen hídrico existente y la capacidad de reserva hídrica del suelo son dos factores que condicionan la viabilidad de la implantación de la cubierta vegetal (Giralt et al., 2011) y, en función de la intensidad y el momento en que se provoca esta competencia por el agua, la cepa puede verse afectada a distintos niveles. Por una parte, podría dar lugar a una disminución de la actividad fotosintética de la vid, repercutiendo en el desarrollo de la superficie foliar de la planta. Asimismo, un estrés hídrico severo a partir del envero comprometería la madurez óptima de la uva, tanto en lo que concierne a la síntesis de azúcares como a los componentes esenciales de la calidad: aromas y compuestos polifenólicos. Incluso, en situaciones extremas, podría estar en juego la propia perennidad de las cepas (Coulon y Prud’homme, 2003). Además, existen situaciones concretas, como la irrupción de una helada, que provocarían una recuperación más lenta en cepas mantenidas sobre cubiertas que en el caso de estar gestionadas mediante laboreo, necesitando además del apoyo de técnicas de cultivo adicionales para lograr el restablecimiento del viñedo. Aguirrezábal et al. (2011) prestan una atención especial al establecimiento de una cubierta vegetal en viñedos de variedades blancas, debido a los riesgos de “envejecimiento atípico” que pueden manifestarse en sus vinos, con características organolépticas de amargor y sabor no deseables.
3. TIPOS DE CUBIERTAS VEGETALES
3.1 Cubiertas vegetales según su origen Cubierta sembrada
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¾¾ De siembra anual: cada año, generalmente tras la vendimia, se realiza la siembra. Al término de la primavera se entierra la cubierta o bien permanece como rastrojo en el caso de que se quiera aplicar una metodología de siembra directa. Las especies que deben emplearse en la cubierta temporal de siembra anual tienen que estar bien adaptadas al medio, además de poseer un crecimiento rápido que evite la colonización de la cubierta por otras especies no deseadas. Las más frecuentes son Secale cereale (centeno), Hordeum vulgare (cebada), Avena sativa, Medicago polymorpha o Medicago trunculata. ¾¾ Autosembrada: este tipo de cubierta la forman especies que tienen la capacidad de autosemillarse, con lo que no es necesario realizar su siembra anualmente. Tan sólo en años secos, o por invasión de flora espontánea, sería aconsejable realizar una resiembra eventual. Ejemplos de estas cubiertas son las establecidas con Brachypodium, Vulpia myuros o Bromus catharticus. ¾¾ De especies perennes: la estrategia que se plantea es la utilización de especies que presenten agostamiento estival y que, además, tengan la capacidad de rebrotar en otoño, tras la vendimia. Entre las especies más habituales se encuentran, fundamentalmente, algunas de las pertenecientes a los géneros Festuca, Poa y Lolium.
Cubierta natural o espontánea
En la actualidad, hay multitud de posibilidades para la implantación de cubiertas vegetales, pero para elegir el modelo más adecuado en cada viñedo, es imprescindible tener en consideración cuestiones como las características edafoclimáticas de la parcela, la disponibilidad o no de riego, así como los objetivos que se pretenden alcanzar con ellas.
Consiste en sembrar una o varias especies en las calles o en la totalidad del viñedo, que pueden competir con el cultivo por agua y nutrientes, en función del tiempo que permanezcan vivas en el terreno y la especie elegida como cubierta. Cuando se decide implantar por primera vez una cubierta vegetal en suelos cuyo manejo anterior ha sido exclusivamente con herbicidas (suelo desnudo), ésta sería la alternativa mejor a seguir.
Dentro de este grupo de cubiertas vegetales, pueden diferenciarse a su vez, los siguientes tipos:
Consiste en dejar brotar en el terreno a las hierbas naturales o vegetación espontánea. La flora adventicia o espontánea gana terreno en toda la superficie o lo que suele ser más habitual, en las dos terceras partes de la misma, en el centro de la interlínea. La línea o banda debajo de las cepas casi siempre se mantiene limpia mediante la utilización de herbicidas u otros medios. Esta vegetación natural necesitará ser controlada Figura 5. Cubierta vegetal espontánea en cuanto a su desarrollo (a través de siegas mecánicas periódicas o siegas químicas) y especies (evitando aquellas que sean proclives a la invasión de la línea de plantación del viñedo).
Figura 4. Cubierta vegetal sembrada de Veza y Avena
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Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
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La cubierta espontánea resulta una alternativa sencilla y barata. Sin embargo, no siempre las plantas que se desarrollan de forma natural en un determinado ambiente son idóneas para la constitución de una cubierta permanente adecuada, teniendo en cuenta que, en ocasiones, se imponen especies perennes, especies que presentan actividad vegetativa durante el periodo estival o dicotiledóneas que invaden la línea de plantación y comprometen el desarrollo apropiado del cultivo, precisándose entonces de una elevada frecuencia de siegas, debido al crecimiento dispar de las distintas especies (Marenghi y Crespan, 2003). La dificultad reside en dos aspectos fundamentales: por un lado el desarrollo de adventicias se ve favorecido por el abonado, subsistiendo las especies más nitrófilas con fuerte potencial de crecimiento, y por otra parte, la flora es demasiado variada para que una especie, por ejemplo una gramínea, pueda coger ventaja. Esta cubierta tiene en general ritmos de crecimiento distintos que imponen un número de cortes relativamente altos y, la posibilidad de aplicar herbicidas hormonales para controlar las malas hierbas de hoja ancha no es tan factible como en arboricultura debido a la sensibilidad de la viña a estos herbicidas. La principal ventaja de este tipo de cubierta es el ahorro en determinados costes (siembra, semilla, etc.), pero la mayor dificultad radica en el adecuado manejo de las malas hierbas, que podría ocasionar inversión de flora. Las desventajas fundamentales son: La siega química requiere dosis mayores de herbicidas que las cubiertas sembradas o seleccionadas, sobre todo a base de gramíneas. Rápida descomposición de los restos vegetales, con una baja protección del suelo. En el caso de que se use la siega mecánica con desbrozadora, la vegetación puede evolucionar hacia especies perennes, rastreras y con alta capacidad de rebrote, todas ellas de difícil control con desbrozadora.
3.2 Cubiertas vegetales según su ocupación en el tiempo Cubierta temporal Este tipo de cubierta vegetal, tan solo permanece activa en otoño e invierno, de tal forma que al principio de la primavera puede ser eliminada químicamente, ser enterrada como enmienda, permanecer triturada o segada sobre el terreno a modo de “mulching” o, en ciertas especies, permanecer agostada tras completar su ciclo vegetativo.
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Cubierta permanente Se trata de una cubierta vegetal que permanece activa durante todo el año. Consiste en sembrar o dejar crecer, una o varias especies que compiten con la viña por el agua y los nutrientes a lo largo del ciclo de la planta y durante los años que dura la cubierta. Las consecuencias cuantitativas y cualitativas de la vendimia y del producto final son diferentes en función del nivel de competencia con el cultivo. La vegetación sobre el suelo se mantiene a lo largo de todo el año, si bien es frecuente e incluso deseable que se produzca un agostamiento estival. Generalmente, este tipo de cubierta ejerce una gran competencia con la vid y su uso se limita a zonas de elevada pluviometría (por encima de 700-800 mm/año) o para viñedos en los que se disponga de suficientes recursos hídricos y estos se puedan aplicar sin ningún tipo de restricción temporal, cuantitativa o legal. También cabe la posibilidad de adoptar este tipo de cubierta con especies nuevas que resulten poco competitivas o que se adapten al ciclo de la vid, de tal manera que ejerzan esta competencia de una forma equilibrada y armoniosa con el desarrollo de la cepa (Ibáñez et al., 2013). La cubierta vegetal permanente requiere el empleo de especies que tengan buena perennidad, enraizamiento, implantación Figura 7. Cubierta vegetal permanente y competitividad con respecto a la flora espontánea. Entre las más habituales destacan Lolium perenne (ray-grass), Poa pratensis, Trifolium repens (trébol blanco), Lotus corniculatus y Festuca arundinacea. En los viñedos cultivados en clima mediterráneo, resulta complicado el mantenimiento de este tipo de cubierta a lo largo de todo el año, debido a la escasez de agua en la época estival. En estos viñedos y con las especies que se manejan actualmente, es más habitual la utilización de cubiertas de tipo temporal.
Figura 6. Cubierta vegetal temporal
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Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
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La cubierta espontánea resulta una alternativa sencilla y barata. Sin embargo, no siempre las plantas que se desarrollan de forma natural en un determinado ambiente son idóneas para la constitución de una cubierta permanente adecuada, teniendo en cuenta que, en ocasiones, se imponen especies perennes, especies que presentan actividad vegetativa durante el periodo estival o dicotiledóneas que invaden la línea de plantación y comprometen el desarrollo apropiado del cultivo, precisándose entonces de una elevada frecuencia de siegas, debido al crecimiento dispar de las distintas especies (Marenghi y Crespan, 2003). La dificultad reside en dos aspectos fundamentales: por un lado el desarrollo de adventicias se ve favorecido por el abonado, subsistiendo las especies más nitrófilas con fuerte potencial de crecimiento, y por otra parte, la flora es demasiado variada para que una especie, por ejemplo una gramínea, pueda coger ventaja. Esta cubierta tiene en general ritmos de crecimiento distintos que imponen un número de cortes relativamente altos y, la posibilidad de aplicar herbicidas hormonales para controlar las malas hierbas de hoja ancha no es tan factible como en arboricultura debido a la sensibilidad de la viña a estos herbicidas. La principal ventaja de este tipo de cubierta es el ahorro en determinados costes (siembra, semilla, etc.), pero la mayor dificultad radica en el adecuado manejo de las malas hierbas, que podría ocasionar inversión de flora. Las desventajas fundamentales son: La siega química requiere dosis mayores de herbicidas que las cubiertas sembradas o seleccionadas, sobre todo a base de gramíneas. Rápida descomposición de los restos vegetales, con una baja protección del suelo. En el caso de que se use la siega mecánica con desbrozadora, la vegetación puede evolucionar hacia especies perennes, rastreras y con alta capacidad de rebrote, todas ellas de difícil control con desbrozadora.
3.2 Cubiertas vegetales según su ocupación en el tiempo Cubierta temporal Este tipo de cubierta vegetal, tan solo permanece activa en otoño e invierno, de tal forma que al principio de la primavera puede ser eliminada químicamente, ser enterrada como enmienda, permanecer triturada o segada sobre el terreno a modo de “mulching” o, en ciertas especies, permanecer agostada tras completar su ciclo vegetativo.
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Cubierta permanente Se trata de una cubierta vegetal que permanece activa durante todo el año. Consiste en sembrar o dejar crecer, una o varias especies que compiten con la viña por el agua y los nutrientes a lo largo del ciclo de la planta y durante los años que dura la cubierta. Las consecuencias cuantitativas y cualitativas de la vendimia y del producto final son diferentes en función del nivel de competencia con el cultivo. La vegetación sobre el suelo se mantiene a lo largo de todo el año, si bien es frecuente e incluso deseable que se produzca un agostamiento estival. Generalmente, este tipo de cubierta ejerce una gran competencia con la vid y su uso se limita a zonas de elevada pluviometría (por encima de 700-800 mm/año) o para viñedos en los que se disponga de suficientes recursos hídricos y estos se puedan aplicar sin ningún tipo de restricción temporal, cuantitativa o legal. También cabe la posibilidad de adoptar este tipo de cubierta con especies nuevas que resulten poco competitivas o que se adapten al ciclo de la vid, de tal manera que ejerzan esta competencia de una forma equilibrada y armoniosa con el desarrollo de la cepa (Ibáñez et al., 2013). La cubierta vegetal permanente requiere el empleo de especies que tengan buena perennidad, enraizamiento, implantación Figura 7. Cubierta vegetal permanente y competitividad con respecto a la flora espontánea. Entre las más habituales destacan Lolium perenne (ray-grass), Poa pratensis, Trifolium repens (trébol blanco), Lotus corniculatus y Festuca arundinacea. En los viñedos cultivados en clima mediterráneo, resulta complicado el mantenimiento de este tipo de cubierta a lo largo de todo el año, debido a la escasez de agua en la época estival. En estos viñedos y con las especies que se manejan actualmente, es más habitual la utilización de cubiertas de tipo temporal.
Figura 6. Cubierta vegetal temporal
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3.3 Cubiertas vegetales según su ocupación en el terreno Cubierta total Consiste en instalar la cubierta en todas las calles de la viña. Generalmente la línea de cepas se encuentra limpia mediante la utilización de herbicidas u otros medios (laboreo, desbrozado, etc.). Esta cubierta ejerce la máxima competencia con la viña y muchas veces es preciso actuar mediante el riego, el abonado, la anchura de la cubierta y/o los desbrozados, para compensarla.
Posteriormente, si el objetivo de la cubierta vegetal es la protección frente a la erosión, el control de la misma se realizará durante el desborre o al inicio de la brotación, mientras que si el objetivo es el control del vigor y/o la producción, la cubierta vegetal deberá permanecer en el suelo durante toda o parte de la fase de crecimiento de la vid, estableciéndose así una competencia por agua y nutrientes que frene el potencial vegetativo de la cepa.
Cubierta parcial o alterna
El control de la cubierta puede realizarse con herbicidas, de forma mecánica mediante desbrozado o laboreo y mediante la opción del pastoreo o siega a diente. Lo ideal es dejar un “mulching” en el terreno que sirva de protección frente a la erosión o bien incorporarla al suelo en forma de abono verde.
Consiste en instalar la cubierta en una calle de cada dos de la viña, o en calles alternas, de tal manera que una fila de cepas tiene a un lado una cubierta vegetal y al otro lado el suelo labrado. Generalmente la línea de cepas se encuentra limpia.
En los viñedos andaluces, salvo casos excepcionales en los que fuera necesario controlar el vigor de las cepas, las cubiertas vegetales deben ser temporales, puesto que su objetivo principal será controlar la erosión (Ramírez et al., 2014). Por lo tanto, se sugiere que las cubiertas vegetales a implantar consistan en una selección de cereales de invierno (avena, cebada, centeno, etc.) capaces de cubrir con rapidez la superficie del suelo. En el caso de utilizar una cubierta vegetal como abonado verde, es recomendable el empleo de especies de leguminosas (veza, alfalfa, altramuz, trébol, etc.) que posibiliten un aporte adicional de nitrógeno en el momento de su incorporación al suelo. Comúnmente, suelen utilizarse combinaciones de ambos tipos de semillas, siendo una de las más usadas la mezcla de avena y veza, con el objetivo de aprovechar las ventajas de ambos tipos de especies.
Figura 8. Cubierta vegetal total
Figura 9. Cubierta vegetal parcial o alterna
A continuación se presentan las distintas opciones de manejo específico de las cubiertas vegetales más comúnmente utilizadas en agricultura convencional y ecológica. Cualquier opción de manejo presentada dentro del sistema de producción ecológica, será igualmente aplicable a un sistema productivo convencional.
4. MANEJO DE CUBIERTAS
4.1 Cubierta vegetal sembrada
Conviene tener en cuenta que la cubierta vegetal es algo “vivo” y que un manejo inadecuado de la misma puede ocasionar efectos no deseados en el viñedo (Ibáñez et al., 2011).
El mantenimiento del suelo mediante cubierta vegetal exige una serie de labores o trabajos que lo diferencian de otros sistemas de gestión como el laboreo. Resulta imprescindible para un buen éxito de la técnica realizar antes de la siembra una adecuada preparación del terreno, eliminando la vegetación espontánea existente y dejando el suelo en condiciones óptimas para la germinación, dejando el suelo levemente apelmazado en profundidad y desmenuzado en superficie (Ibáñez, 2013).
Durante los primeros meses de otoño y coincidiendo con el agostamiento de la vid, se sembrarán las especies elegidas para la cubierta vegetal o bien, se tolerará el crecimiento de la flora adventicia para formar la cubierta espontánea y se mantendrá durante el reposo vegetativo de la viña.
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La maquinaria para sembrar cubiertas vegetales en las explotaciones de vid es numerosa, con tecnologías diferentes, pero su utilización está todavía poco desarrollada.
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3.3 Cubiertas vegetales según su ocupación en el terreno Cubierta total Consiste en instalar la cubierta en todas las calles de la viña. Generalmente la línea de cepas se encuentra limpia mediante la utilización de herbicidas u otros medios (laboreo, desbrozado, etc.). Esta cubierta ejerce la máxima competencia con la viña y muchas veces es preciso actuar mediante el riego, el abonado, la anchura de la cubierta y/o los desbrozados, para compensarla.
Posteriormente, si el objetivo de la cubierta vegetal es la protección frente a la erosión, el control de la misma se realizará durante el desborre o al inicio de la brotación, mientras que si el objetivo es el control del vigor y/o la producción, la cubierta vegetal deberá permanecer en el suelo durante toda o parte de la fase de crecimiento de la vid, estableciéndose así una competencia por agua y nutrientes que frene el potencial vegetativo de la cepa.
Cubierta parcial o alterna
El control de la cubierta puede realizarse con herbicidas, de forma mecánica mediante desbrozado o laboreo y mediante la opción del pastoreo o siega a diente. Lo ideal es dejar un “mulching” en el terreno que sirva de protección frente a la erosión o bien incorporarla al suelo en forma de abono verde.
Consiste en instalar la cubierta en una calle de cada dos de la viña, o en calles alternas, de tal manera que una fila de cepas tiene a un lado una cubierta vegetal y al otro lado el suelo labrado. Generalmente la línea de cepas se encuentra limpia.
En los viñedos andaluces, salvo casos excepcionales en los que fuera necesario controlar el vigor de las cepas, las cubiertas vegetales deben ser temporales, puesto que su objetivo principal será controlar la erosión (Ramírez et al., 2014). Por lo tanto, se sugiere que las cubiertas vegetales a implantar consistan en una selección de cereales de invierno (avena, cebada, centeno, etc.) capaces de cubrir con rapidez la superficie del suelo. En el caso de utilizar una cubierta vegetal como abonado verde, es recomendable el empleo de especies de leguminosas (veza, alfalfa, altramuz, trébol, etc.) que posibiliten un aporte adicional de nitrógeno en el momento de su incorporación al suelo. Comúnmente, suelen utilizarse combinaciones de ambos tipos de semillas, siendo una de las más usadas la mezcla de avena y veza, con el objetivo de aprovechar las ventajas de ambos tipos de especies.
Figura 8. Cubierta vegetal total
Figura 9. Cubierta vegetal parcial o alterna
A continuación se presentan las distintas opciones de manejo específico de las cubiertas vegetales más comúnmente utilizadas en agricultura convencional y ecológica. Cualquier opción de manejo presentada dentro del sistema de producción ecológica, será igualmente aplicable a un sistema productivo convencional.
4. MANEJO DE CUBIERTAS
4.1 Cubierta vegetal sembrada
Conviene tener en cuenta que la cubierta vegetal es algo “vivo” y que un manejo inadecuado de la misma puede ocasionar efectos no deseados en el viñedo (Ibáñez et al., 2011).
El mantenimiento del suelo mediante cubierta vegetal exige una serie de labores o trabajos que lo diferencian de otros sistemas de gestión como el laboreo. Resulta imprescindible para un buen éxito de la técnica realizar antes de la siembra una adecuada preparación del terreno, eliminando la vegetación espontánea existente y dejando el suelo en condiciones óptimas para la germinación, dejando el suelo levemente apelmazado en profundidad y desmenuzado en superficie (Ibáñez, 2013).
Durante los primeros meses de otoño y coincidiendo con el agostamiento de la vid, se sembrarán las especies elegidas para la cubierta vegetal o bien, se tolerará el crecimiento de la flora adventicia para formar la cubierta espontánea y se mantendrá durante el reposo vegetativo de la viña.
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La maquinaria para sembrar cubiertas vegetales en las explotaciones de vid es numerosa, con tecnologías diferentes, pero su utilización está todavía poco desarrollada.
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Existen dos opciones, la más simple consiste en utilizar una abonadora, centrífuga o pendular, donde la anchura de trabajo se reduce mediante la colocación de unas chapas laterales. Debido a las pequeñas cantidades de semillas que se utilizan, es conveniente mezclar las mismas con un material inerte como la arena, para poder ajustar mejor la dosis de siembra. Este sistema permite emplear maquinaria ya existente en la explotación. La otra opción sería utilizar maquinaria específica, una sembradora de pratenses o de cereal de tolva pequeña, ajustada a la anchura de trabajo y adaptada al pequeño tamaño que generalmente tienen las semillas de las especies plantadas. Con el objeto de obtener una mejor nascencia, es conveniente realizar una labor de pase de rulo tras la siembra. Hay máquinas que trabajan el suelo y distribuyen la semilla y otras que tan solo distribuyen la semilla sobre un suelo ya preparado. Las primeras, preparan el suelo mediante dispositivos rotativos, bien de azada vertical (grada rotativa) o eje horizontal (rotavator), o realizan la siembra directa tras una labor de abresurcos de discos (un solo disco cóncavo o dos discos planos), cultivador, púas o dientes. Las segundas son de concepción más simple, requieren menos manejo y se pueden utilizar también en terrenos pedregosos, por lo que a menudo son preferibles a los primeros (Evena, 2012). En ambos casos, las sembradoras están constituidas por un dispositivo de distribución rotativo, que gira delante de los orificios con apertura variable, lo que permite dosificar la cantidad de semilla a aportar (Pieri et al., 1998). Un peligro importante son las pérdidas de semilla por robo de hormigas, pájaros, etc., tras los primeros días de la siembra y mientras el terreno esté seco. Las siembras tardías permiten una mejor preparación del terreno, pero el inconveniente son las posibles bajas temperaturas que dificultan la germinación. Por el contrario, las siembras tempranas tienen la ventaja de contar con mejores temperaturas, pero corren el riesgo de que no se produzcan suficientes precipitaciones posteriores a la siembra. En general, la mejor época para implantar una cubierta en vid es al comienzo del otoño, tras la vendimia. A partir de final de octubre los resultados son más aleatorios. La anchura que se le dará a la cubierta depende de la distancia entre las filas del viñedo y podrá ser distinta si se trata de una cubierta en todas las calles o de una cubierta parcial o alterna. En el primer caso será más importante reducir la anchura de la cubierta a la situación particular de esa viña, también habrá que tener en cuenta las particularidades del año climático y las características de la uva que queramos producir (Aguirrezábal et al., 2011). Generalmente podemos mantener las dos terceras partes de la superficie con cobertura vegetal y la línea bajo las cepas libre de vegetación.
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RESUMEN DEL MANEJO DE UNA CUBIERTA VEGETAL SEMBRADA TEMPORAL MANEJO CONVENCIONAL
MANEJO ECOLÓGICO
Septiembre – Octubre
Siembra anual de la especie o especies de cubierta elegidas.
Noviembre – Diciembre
Abonado de la cubierta con nitrógeno, para aumentar su crecimiento (opcional).
Noviembre – Marzo
Crecimiento cubierta vegetal.
Principios de marzo1
Tratamiento con herbicida de acción total, dejando viva una franja de cubierta para formar semilla (banda de semillado).
Marzo – Septiembre
Dejar restos vegetales secos en superficie, protección del suelo (“mulching”).
Pases continuos de desbrozadora dejando viva una franja de cubierta para formar semilla (banda de semillado). Uso del pastoreo para controlar la cubierta.Incorporación al suelo como abono vede.
Inversión de flora a especies no deseadas de difícil control. Dificultad de establecimiento el primer año.
Limitación
La hierba cortada sigue consumiendo agua y nutrientes Elección de materias activas hasta que se seca. Rebrotes para eliminar las malas hierbas. continuos. Elección de ganado Imprescindible barra de aplicación para la siega mediante pastoreo. de herbicidas con protecciones y Dificultad de manejo en el caso de boquillas antideriva. gramíneas sembradas debido a la prohibición de herbicidas.
Dificultad
Media.
Recomendación
Utilización de una mayor dosis de siembra a la recomendada para su cultivo.
1
En el caso de una cubierta vegetal sembrada permanente, se suprimiría el control de la misma con el fin de dejarla completar su ciclo.
A la hora de elegir una especie como cubierta vegetal, se tendrán en cuenta las condiciones del suelo y el clima, sembrando especies adecuadas a cada situación, y teniendo en cuenta la aptitud productiva del suelo, sus deficiencias y necesidades, así como los aspectos propios de la explotación, la maquinaria disponible, exigencia de riego, etc. Las plantas utilizadas para cubiertas sembradas pertenecen generalmente a las familias de las gramíneas y leguminosas, y menos frecuentemente a las crucíferas. Las raíces fasciculadas de las gramíneas producen un efecto disgregador en suelos pesados, confiriendo al suelo un aspecto granulado.
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Existen dos opciones, la más simple consiste en utilizar una abonadora, centrífuga o pendular, donde la anchura de trabajo se reduce mediante la colocación de unas chapas laterales. Debido a las pequeñas cantidades de semillas que se utilizan, es conveniente mezclar las mismas con un material inerte como la arena, para poder ajustar mejor la dosis de siembra. Este sistema permite emplear maquinaria ya existente en la explotación. La otra opción sería utilizar maquinaria específica, una sembradora de pratenses o de cereal de tolva pequeña, ajustada a la anchura de trabajo y adaptada al pequeño tamaño que generalmente tienen las semillas de las especies plantadas. Con el objeto de obtener una mejor nascencia, es conveniente realizar una labor de pase de rulo tras la siembra. Hay máquinas que trabajan el suelo y distribuyen la semilla y otras que tan solo distribuyen la semilla sobre un suelo ya preparado. Las primeras, preparan el suelo mediante dispositivos rotativos, bien de azada vertical (grada rotativa) o eje horizontal (rotavator), o realizan la siembra directa tras una labor de abresurcos de discos (un solo disco cóncavo o dos discos planos), cultivador, púas o dientes. Las segundas son de concepción más simple, requieren menos manejo y se pueden utilizar también en terrenos pedregosos, por lo que a menudo son preferibles a los primeros (Evena, 2012). En ambos casos, las sembradoras están constituidas por un dispositivo de distribución rotativo, que gira delante de los orificios con apertura variable, lo que permite dosificar la cantidad de semilla a aportar (Pieri et al., 1998). Un peligro importante son las pérdidas de semilla por robo de hormigas, pájaros, etc., tras los primeros días de la siembra y mientras el terreno esté seco. Las siembras tardías permiten una mejor preparación del terreno, pero el inconveniente son las posibles bajas temperaturas que dificultan la germinación. Por el contrario, las siembras tempranas tienen la ventaja de contar con mejores temperaturas, pero corren el riesgo de que no se produzcan suficientes precipitaciones posteriores a la siembra. En general, la mejor época para implantar una cubierta en vid es al comienzo del otoño, tras la vendimia. A partir de final de octubre los resultados son más aleatorios. La anchura que se le dará a la cubierta depende de la distancia entre las filas del viñedo y podrá ser distinta si se trata de una cubierta en todas las calles o de una cubierta parcial o alterna. En el primer caso será más importante reducir la anchura de la cubierta a la situación particular de esa viña, también habrá que tener en cuenta las particularidades del año climático y las características de la uva que queramos producir (Aguirrezábal et al., 2011). Generalmente podemos mantener las dos terceras partes de la superficie con cobertura vegetal y la línea bajo las cepas libre de vegetación.
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RESUMEN DEL MANEJO DE UNA CUBIERTA VEGETAL SEMBRADA TEMPORAL MANEJO CONVENCIONAL
MANEJO ECOLÓGICO
Septiembre – Octubre
Siembra anual de la especie o especies de cubierta elegidas.
Noviembre – Diciembre
Abonado de la cubierta con nitrógeno, para aumentar su crecimiento (opcional).
Noviembre – Marzo
Crecimiento cubierta vegetal.
Principios de marzo1
Tratamiento con herbicida de acción total, dejando viva una franja de cubierta para formar semilla (banda de semillado).
Marzo – Septiembre
Dejar restos vegetales secos en superficie, protección del suelo (“mulching”).
Pases continuos de desbrozadora dejando viva una franja de cubierta para formar semilla (banda de semillado). Uso del pastoreo para controlar la cubierta.Incorporación al suelo como abono vede.
Inversión de flora a especies no deseadas de difícil control. Dificultad de establecimiento el primer año.
Limitación
La hierba cortada sigue consumiendo agua y nutrientes Elección de materias activas hasta que se seca. Rebrotes para eliminar las malas hierbas. continuos. Elección de ganado Imprescindible barra de aplicación para la siega mediante pastoreo. de herbicidas con protecciones y Dificultad de manejo en el caso de boquillas antideriva. gramíneas sembradas debido a la prohibición de herbicidas.
Dificultad
Media.
Recomendación
Utilización de una mayor dosis de siembra a la recomendada para su cultivo.
1
En el caso de una cubierta vegetal sembrada permanente, se suprimiría el control de la misma con el fin de dejarla completar su ciclo.
A la hora de elegir una especie como cubierta vegetal, se tendrán en cuenta las condiciones del suelo y el clima, sembrando especies adecuadas a cada situación, y teniendo en cuenta la aptitud productiva del suelo, sus deficiencias y necesidades, así como los aspectos propios de la explotación, la maquinaria disponible, exigencia de riego, etc. Las plantas utilizadas para cubiertas sembradas pertenecen generalmente a las familias de las gramíneas y leguminosas, y menos frecuentemente a las crucíferas. Las raíces fasciculadas de las gramíneas producen un efecto disgregador en suelos pesados, confiriendo al suelo un aspecto granulado.
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Las raíces de leguminosas y crucíferas penetran profundamente en el suelo. Tras su muerte estas raíces se descomponen y los huecos que ocupaban son un excelente camino para el aire y la humedad. Además, las leguminosas aportan nitrógeno, que son capaces de fijar del aire gracias a la simbiosis de sus raíces con las bacterias del género Rhizobium. Las crucíferas son muy ávidas de potasio, que recuperan de zonas profundas gracias a su sistema radicular, y que incorporan en superficie tras su muerte. Lo ideal sería una planta que se desarrollara a partir de otoño, que no alcanzara mucha altura, desapareciera en primavera y se autosembrara espontáneamente para volver a germinar en el otoño siguiente. Haría falta también que fuera lo suficientemente competencial en el periodo invernal para impedir el desarrollo de especies invasoras. Sin embargo, ninguna especie es lo suficientemente competencial para poder formar poblaciones puras en nuestras condiciones, debido a la presión de las otras especies, por lo que es necesario volver a sembrar la variedad elegida cada cierto tiempo. CARACTERIZACIÓN AGRONÓMICA DE ALGUNAS ESPECIES DE CUBIERTA VEGETAL Especie/ tipo de cubierta vegetal
Una de las tareas fundamentales que conlleva el mantenimiento de la cubierta vegetal es la siega mecánica o química de la misma, si la cubierta es temporal. El control del crecimiento de la cubierta vegetal tiene como objetivo evitar la competencia excesiva con el viñedo. Asimismo, es muy importante mantenerla lo más corta posible durante el periodo de riesgo de heladas primaverales, para prevenir heladas de irradiación y evaporación. También, en distintas fases del ciclo de la planta, resulta interesante contener el crecimiento de la cubierta con motivo de evitar, en la medida de lo posible, que aumente el riesgo de proliferación de ciertas plagas o enfermedades, fundamentalmente las de tipo fúngico (Yuste, 2005). Para realizar la siega mecánica se utilizará una desbrozadora adecuada con las características del terreno y la labor a realizar. El número de siegas anuales necesarias varía en función de las condiciones climáticas de cada zona y de la especie o especies que conforman la cubierta, pudiendo registrarse situaciones en las que se necesitarían uno o dos cortes y casos asociados a regiones muy húmedas, en los que podrían realizarse de dos a cuatro cortes por campaña. Se suelen emplear tres tipos de máquinas:
Capacidad de autosiembra
Asentamiento frente a especies invasoras
Dosis de siembra (kg/ha)
Ciclo vegetativo
Altura sin siega (cm)
Biomasa generada
Nº de siegas
¾¾ Las barras de corte para forraje, de pequeña anchura, pueden adaptarse a un tractor estrecho. Suelen dejar la hierba cortada en pequeños montones, lo que genera su rechazo y además dificultan la descomposición de la materia orgánica.
Natural
media
-
-
medio
40
media
1
Trébol
media
medio
30
medio
41
media
1
¾¾ Las cortadoras de eje vertical están compuestas por una o varias láminas montadas sobre un eje vertical. Aseguran el corte y picado grosero de la hierba. El fenómeno de los montones no es tan importante pero sigue existiendo según el modelo.
Cebada
baja
alto
100
corto
82
alta
2
Veza
baja
bajo
90
cortomedio
50
media
1
Veza+ Avena
baja-media
medio
70
medio
85
alta
2
Medicago
media
bajo
40
medio
15
baja
0-1
Vulpia
alta
alto
15
cortomedio
54
mediaalta
1
Festuca
alta
medio-alto
40
largo
58
media
1
Bromo
muy alta
alto
50
mediolargo
65
mediaalta
1-2
Ray-grass
muy alta
alto
40
largo
55
media
1
¾¾ Las cortadoras de eje horizontal son capaces de realizar un trabajo muy diferente según el equipamiento de la máquina. Están compuestas de uno o más rotores horizontales que giran en sentido inverso a la velocidad de avance. El control químico de la cubierta precisa de una maquinaria de aplicación de herbicidas específica para no provocar fitotoxicidades en la planta, especialmente si se requiere una segunda o tercera intervención, cuando ya la viña está desarrollada. La dificultad de esta técnica radica en la elección de los herbicidas a aplicar y en los pocos que existen autorizados para el control de malezas en vid, en el impacto de estas materias activas y en los cambios que pueden producirse en la flora adventicia. Toda materia activa o asociación tiene deficiencias de eficacia sobre algunas hierbas. Hay que evitar utilizar la misma estrategia y la misma materia activa todos los años, los programas deben ser plurianuales.
Fuente: Ibáñez et al., 2014
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Las raíces de leguminosas y crucíferas penetran profundamente en el suelo. Tras su muerte estas raíces se descomponen y los huecos que ocupaban son un excelente camino para el aire y la humedad. Además, las leguminosas aportan nitrógeno, que son capaces de fijar del aire gracias a la simbiosis de sus raíces con las bacterias del género Rhizobium. Las crucíferas son muy ávidas de potasio, que recuperan de zonas profundas gracias a su sistema radicular, y que incorporan en superficie tras su muerte. Lo ideal sería una planta que se desarrollara a partir de otoño, que no alcanzara mucha altura, desapareciera en primavera y se autosembrara espontáneamente para volver a germinar en el otoño siguiente. Haría falta también que fuera lo suficientemente competencial en el periodo invernal para impedir el desarrollo de especies invasoras. Sin embargo, ninguna especie es lo suficientemente competencial para poder formar poblaciones puras en nuestras condiciones, debido a la presión de las otras especies, por lo que es necesario volver a sembrar la variedad elegida cada cierto tiempo. CARACTERIZACIÓN AGRONÓMICA DE ALGUNAS ESPECIES DE CUBIERTA VEGETAL Especie/ tipo de cubierta vegetal
Una de las tareas fundamentales que conlleva el mantenimiento de la cubierta vegetal es la siega mecánica o química de la misma, si la cubierta es temporal. El control del crecimiento de la cubierta vegetal tiene como objetivo evitar la competencia excesiva con el viñedo. Asimismo, es muy importante mantenerla lo más corta posible durante el periodo de riesgo de heladas primaverales, para prevenir heladas de irradiación y evaporación. También, en distintas fases del ciclo de la planta, resulta interesante contener el crecimiento de la cubierta con motivo de evitar, en la medida de lo posible, que aumente el riesgo de proliferación de ciertas plagas o enfermedades, fundamentalmente las de tipo fúngico (Yuste, 2005). Para realizar la siega mecánica se utilizará una desbrozadora adecuada con las características del terreno y la labor a realizar. El número de siegas anuales necesarias varía en función de las condiciones climáticas de cada zona y de la especie o especies que conforman la cubierta, pudiendo registrarse situaciones en las que se necesitarían uno o dos cortes y casos asociados a regiones muy húmedas, en los que podrían realizarse de dos a cuatro cortes por campaña. Se suelen emplear tres tipos de máquinas:
Capacidad de autosiembra
Asentamiento frente a especies invasoras
Dosis de siembra (kg/ha)
Ciclo vegetativo
Altura sin siega (cm)
Biomasa generada
Nº de siegas
¾¾ Las barras de corte para forraje, de pequeña anchura, pueden adaptarse a un tractor estrecho. Suelen dejar la hierba cortada en pequeños montones, lo que genera su rechazo y además dificultan la descomposición de la materia orgánica.
Natural
media
-
-
medio
40
media
1
Trébol
media
medio
30
medio
41
media
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¾¾ Las cortadoras de eje vertical están compuestas por una o varias láminas montadas sobre un eje vertical. Aseguran el corte y picado grosero de la hierba. El fenómeno de los montones no es tan importante pero sigue existiendo según el modelo.
Cebada
baja
alto
100
corto
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alta
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Veza
baja
bajo
90
cortomedio
50
media
1
Veza+ Avena
baja-media
medio
70
medio
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alta
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Medicago
media
bajo
40
medio
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baja
0-1
Vulpia
alta
alto
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cortomedio
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mediaalta
1
Festuca
alta
medio-alto
40
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media
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Bromo
muy alta
alto
50
mediolargo
65
mediaalta
1-2
Ray-grass
muy alta
alto
40
largo
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media
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¾¾ Las cortadoras de eje horizontal son capaces de realizar un trabajo muy diferente según el equipamiento de la máquina. Están compuestas de uno o más rotores horizontales que giran en sentido inverso a la velocidad de avance. El control químico de la cubierta precisa de una maquinaria de aplicación de herbicidas específica para no provocar fitotoxicidades en la planta, especialmente si se requiere una segunda o tercera intervención, cuando ya la viña está desarrollada. La dificultad de esta técnica radica en la elección de los herbicidas a aplicar y en los pocos que existen autorizados para el control de malezas en vid, en el impacto de estas materias activas y en los cambios que pueden producirse en la flora adventicia. Toda materia activa o asociación tiene deficiencias de eficacia sobre algunas hierbas. Hay que evitar utilizar la misma estrategia y la misma materia activa todos los años, los programas deben ser plurianuales.
Fuente: Ibáñez et al., 2014
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Generalmente bastará con una sola aplicación de herbicida, a finales de febrero o principios de marzo, para destruir la flora invernal y tener menor riesgo de heladas primaverales. Si el año es lluvioso y la primavera fresca y húmeda, de manera que las hierbas anuales de verano tardías y algunas vivaces, no se sequen, puede hacerse necesaria una segunda aplicación entre abril-mayo para controlar la cubierta y evitar que sobrepase los 10-15 cm de altura, eliminando así la hierba en el momento que más competencia presenta frente a la vid. En el caso de querer utilizar la cubierta vegetal sembrada temporal como abono verde, se debe dejar crecer durante el reposo vegetativo de la vid, de manera que en el plazo de 6-8 meses se consiga una gran cantidad de materia verde. Posteriormente se incorporará al suelo antes de la entrada en vegetación del viñedo, enterrando la cubierta de forma que haya una unión íntima para que se desencadenen las fermentaciones que conducen a la descomposición de la materia orgánica. Para esta operación puede emplearse un defoliante, o bien un pase de rulo que aplaste la cubierta, para que luego con un pase de discos o cuchillas, se incorpore la vegetación a la parte superficial del suelo y no se produzcan daños en las raíces de las plantas (Álvarez y Villarías, 2012).
4.2 Cubierta vegetal natural o espontánea La cubierta vegetal espontánea supone una alternativa sencilla y económica frente a la sembrada, que además favorece la biodiversidad en el viñedo (Giralt et al., 2011). En este tipo de cubierta es recomendable fomentar el predominio de especies monocotiledóneas y/o de escaso desarrollo de cara a un correcto manejo y control de la misma. RESUMEN DEL MANEJO DE UNA CUBIERTA VEGETAL NATURAL O ESPONTÁNEA TEMPORAL MANEJO CONVENCIONAL
MANEJO ECOLÓGICO
Septiembre – Octubre
Dejar crecer toda la vegetación, cubriendo el suelo con la vegetación espontánea.
Noviembre – Diciembre
Abonado de la cubierta con nitrógeno, para aumentar su crecimiento (opcional).
Noviembre – Marzo
Crecimiento de la cubierta vegetal.
Febrero – Marzo
1
Marzo – Septiembre
Uso de herbicidas autorizados.
Pases continuos con desbrozadora para limitar el crecimiento de la cubierta. Uso del pastoreo para controlar la cubierta.
Dejar restos vegetales secos en superficie, protección del suelo (“mulching”). Inversión de flora a especies no deseadas de difícil control.
Limitación
Dificultad 1
Elección de materias activas para eliminar las malas hierbas. Imprescindible barra de aplicación de herbicidas con protecciones y boquillas antideriva.
La hierba cortada sigue consumiendo agua y nutrientes hasta que se seca. Rebrotes continuos. Elección de ganado para la siega mediante pastoreo.
Baja.
En el caso de una cubierta vegetal natural o espontánea permanente, se suprimiría el control de la misma con el fin de dejarla completar su ciclo
Figura 10. Desbrozado de cubierta vegetal
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Guía de Cubiertas Vegetales en Vid
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Generalmente bastará con una sola aplicación de herbicida, a finales de febrero o principios de marzo, para destruir la flora invernal y tener menor riesgo de heladas primaverales. Si el año es lluvioso y la primavera fresca y húmeda, de manera que las hierbas anuales de verano tardías y algunas vivaces, no se sequen, puede hacerse necesaria una segunda aplicación entre abril-mayo para controlar la cubierta y evitar que sobrepase los 10-15 cm de altura, eliminando así la hierba en el momento que más competencia presenta frente a la vid. En el caso de querer utilizar la cubierta vegetal sembrada temporal como abono verde, se debe dejar crecer durante el reposo vegetativo de la vid, de manera que en el plazo de 6-8 meses se consiga una gran cantidad de materia verde. Posteriormente se incorporará al suelo antes de la entrada en vegetación del viñedo, enterrando la cubierta de forma que haya una unión íntima para que se desencadenen las fermentaciones que conducen a la descomposición de la materia orgánica. Para esta operación puede emplearse un defoliante, o bien un pase de rulo que aplaste la cubierta, para que luego con un pase de discos o cuchillas, se incorpore la vegetación a la parte superficial del suelo y no se produzcan daños en las raíces de las plantas (Álvarez y Villarías, 2012).
4.2 Cubierta vegetal natural o espontánea La cubierta vegetal espontánea supone una alternativa sencilla y económica frente a la sembrada, que además favorece la biodiversidad en el viñedo (Giralt et al., 2011). En este tipo de cubierta es recomendable fomentar el predominio de especies monocotiledóneas y/o de escaso desarrollo de cara a un correcto manejo y control de la misma. RESUMEN DEL MANEJO DE UNA CUBIERTA VEGETAL NATURAL O ESPONTÁNEA TEMPORAL MANEJO CONVENCIONAL
MANEJO ECOLÓGICO
Septiembre – Octubre
Dejar crecer toda la vegetación, cubriendo el suelo con la vegetación espontánea.
Noviembre – Diciembre
Abonado de la cubierta con nitrógeno, para aumentar su crecimiento (opcional).
Noviembre – Marzo
Crecimiento de la cubierta vegetal.
Febrero – Marzo
1
Marzo – Septiembre
Uso de herbicidas autorizados.
Pases continuos con desbrozadora para limitar el crecimiento de la cubierta. Uso del pastoreo para controlar la cubierta.
Dejar restos vegetales secos en superficie, protección del suelo (“mulching”). Inversión de flora a especies no deseadas de difícil control.
Limitación
Dificultad 1
Elección de materias activas para eliminar las malas hierbas. Imprescindible barra de aplicación de herbicidas con protecciones y boquillas antideriva.
La hierba cortada sigue consumiendo agua y nutrientes hasta que se seca. Rebrotes continuos. Elección de ganado para la siega mediante pastoreo.
Baja.
En el caso de una cubierta vegetal natural o espontánea permanente, se suprimiría el control de la misma con el fin de dejarla completar su ciclo
Figura 10. Desbrozado de cubierta vegetal
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4.3 Cubierta de vegetación natural o espontánea con inversión de flora a gramíneas
4.4. Control de la hierba en las filas de las cepas
Esta opción de manejo no es aplicable al caso de un viñedo ecológico debido a la necesaria utilización de herbicidas para la selección de malas hierbas.
En cuanto al control de la vegetación en la hilera de cepas, existen igualmente distintas opciones que se presentan en la siguiente tabla resumen.
RESUMEN DEL MANEJO DE UNA CUBIERTA VEGETAL NATURAL O ESPONTÁNEA TEMPORAL CON INVERSIÓN DE FLORA A GRAMÍNEAS
ALTERNATIVAS DE CONTROL DE LA HIERBA EN LA FILA DE CEPAS MANEJO ECOLÓGICO
MANEJO CONVENCIONAL Septiembre – Octubre
Dejar crecer toda la vegetación. Tratamiento herbicida selectivo gramíneas (isoxaben), solo el primer año para favorecer inversión.
Noviembre – Diciembre
Abonado de la cubierta con nitrógeno, para aumentar su crecimiento (opcional).
Noviembre – Marzo
Crecimiento de la cubierta vegetal.
Febrero - Marzo
Tratamiento con herbicida (glifosato), dejando viva una franja de cubierta para formar semilla (banda de semillado).
Marzo – Septiembre
Dejar restos vegetales secos en superficie, protección del suelo (“mulching”).
Limitación
Inversión de flora a especies no deseadas de difícil control. Elección de materias activas para eliminar las malas hierbas. Imprescindible barra de aplicación de herbicidas con protecciones y boquillas antideriva.
Dificultad
Media
Figura 11. Cubierta vegetal natural con inversión a gramíneas 20
Acolchado o “mulching”
MANEJO CONVENCIONAL
Pastoreo
Control mecánico
Siega química
Siega a diente
Pases de desbrozado o laboreo con intercepas
Aplicación de herbicidas de preemergencia
Siega a diente
Pases de desbrozadoras con palpadores hidráulicos.
Aplicación de herbicidas de postemergencia.
Limitaciones
Dificultad y coste de la instalación. El uso de la paja no frena totalmente el crecimiento de la cubierta vegetal.
Elección del ganado.
La hierba cortada sigue consumiendo agua y nutrientes hasta que se seca. Rebrotes continuos.
Elección de materias activas para eliminar las malas hierbas. Imprescindible barra de aplicación de herbicidas con protecciones y boquillas antideriva.
Dificultad
Baja
Media
Media - alta
Media - alta
Opciones
Plásticos/ Malla negra
Paja
Septiembre Octubre
Colocación antes de la brotación de la cubierta
Noviembre Marzo
Crecimiento de la cubierta vegetal
Febrero Marzo
No hay desarrollo de la cubierta
Reposición de la paja
Baja
Figura 12. Manejo de la cubierta vegetal en la hilera de cepas mediante malla negra y paja 21
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4.3 Cubierta de vegetación natural o espontánea con inversión de flora a gramíneas
4.4. Control de la hierba en las filas de las cepas
Esta opción de manejo no es aplicable al caso de un viñedo ecológico debido a la necesaria utilización de herbicidas para la selección de malas hierbas.
En cuanto al control de la vegetación en la hilera de cepas, existen igualmente distintas opciones que se presentan en la siguiente tabla resumen.
RESUMEN DEL MANEJO DE UNA CUBIERTA VEGETAL NATURAL O ESPONTÁNEA TEMPORAL CON INVERSIÓN DE FLORA A GRAMÍNEAS
ALTERNATIVAS DE CONTROL DE LA HIERBA EN LA FILA DE CEPAS MANEJO ECOLÓGICO
MANEJO CONVENCIONAL Septiembre – Octubre
Dejar crecer toda la vegetación. Tratamiento herbicida selectivo gramíneas (isoxaben), solo el primer año para favorecer inversión.
Noviembre – Diciembre
Abonado de la cubierta con nitrógeno, para aumentar su crecimiento (opcional).
Noviembre – Marzo
Crecimiento de la cubierta vegetal.
Febrero - Marzo
Tratamiento con herbicida (glifosato), dejando viva una franja de cubierta para formar semilla (banda de semillado).
Marzo – Septiembre
Dejar restos vegetales secos en superficie, protección del suelo (“mulching”).
Limitación
Inversión de flora a especies no deseadas de difícil control. Elección de materias activas para eliminar las malas hierbas. Imprescindible barra de aplicación de herbicidas con protecciones y boquillas antideriva.
Dificultad
Media
Figura 11. Cubierta vegetal natural con inversión a gramíneas 20
Acolchado o “mulching”
MANEJO CONVENCIONAL
Pastoreo
Control mecánico
Siega química
Siega a diente
Pases de desbrozado o laboreo con intercepas
Aplicación de herbicidas de preemergencia
Siega a diente
Pases de desbrozadoras con palpadores hidráulicos.
Aplicación de herbicidas de postemergencia.
Limitaciones
Dificultad y coste de la instalación. El uso de la paja no frena totalmente el crecimiento de la cubierta vegetal.
Elección del ganado.
La hierba cortada sigue consumiendo agua y nutrientes hasta que se seca. Rebrotes continuos.
Elección de materias activas para eliminar las malas hierbas. Imprescindible barra de aplicación de herbicidas con protecciones y boquillas antideriva.
Dificultad
Baja
Media
Media - alta
Media - alta
Opciones
Plásticos/ Malla negra
Paja
Septiembre Octubre
Colocación antes de la brotación de la cubierta
Noviembre Marzo
Crecimiento de la cubierta vegetal
Febrero Marzo
No hay desarrollo de la cubierta
Reposición de la paja
Baja
Figura 12. Manejo de la cubierta vegetal en la hilera de cepas mediante malla negra y paja 21
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5. REQUISITOS Y EXIGENCIAS MEDIOAMBIENTALES En la Orden de 26 de mayo de 2015, por la que se aprueban en la Comunidad Autónoma de Andalucía las bases reguladoras para la concesión de las subvenciones a la Medida 10: Agroambiente y Clima, incluida en el Programa de Desarrollo Rural de Andalucía 2014-2020, se incluyen operaciones que persiguen el mantenimiento de actividades beneficiosas para el medio ambiente frente al riesgo de abandono de algunos cultivos, así como la introducción de sistemas productivos que permiten un uso más sostenible de los recursos naturales y el desarrollo sostenible de los recursos genéticos en la agricultura. Uno de los objetivos generales que se pretende conseguir con esta medida es favorecer las técnicas que refuercen la regeneración natural del suelo y de las cubiertas vegetales sobre las explotaciones con orientación ecológica de cultivos leñosos y olivar en pendiente, así como aprovechar los bancos de semillas propios de la zona y minimizar la degradación y pérdida de suelo.
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Compromisos Las parcelas agrícolas declaradas con cultivos elegibles para esta operación en la solicitud de pago deberán estar certificadas bajo el método de producción ecológica. El mantenimiento de una cubierta vegetal espontánea temporal: ---
Entre el 15 de octubre y el 15 de marzo del año siguiente. En la vid, la cubierta será de 1,80 metros y como mínimo en calles alternas. El manejo de las cubiertas vegetales para limitar la competencia por agua y nutrientes se realizará a finales de invierno o en primavera mediante siega mecánica o por aprovechamiento a diente. Igualmente, se procurará establecer buenas prácticas de manejo en las cubiertas que permitan el autoabastecimiento de un banco propio de semillas.
El importe unitario (euros/unidad y año) para operaciones pagadas por superficie, al que asciende esta ayuda para viñedo, será de 94,77 €/ha.
En atención a las peculiaridades de las ayudas en la presente Orden, se exige el cumplimiento de una serie de condiciones y compromisos dentro de la Submedida 10.1.11: Agricultura de montaña con orientación ecológica en cultivos leñosos (permanentes), aplicable al cultivo de la vid:
Condiciones de admisibilidad
Ser persona física o jurídica, inscrita en el Sistema de Información sobre la Producción Ecológica en Andalucía (SIPEA) como operador ecológico a través de un organismo de control autorizado para la producción ecológica en Andalucía en virtud del Reglamento (CE) núm. 834/2007.
Explotacióń agraria con cultivos elegibles bajo esta operación (frutales de secano, frutales de regadío y viñedo). Pendiente media del recinto superior al 20%. Superficie mínima de 0,5 hectáreas. No serán subvencionables aquellos recintos SIGPAC de los que sean titulares operadores que se encuentren en situación de retirada de la certificación por su organismo de control.
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5. REQUISITOS Y EXIGENCIAS MEDIOAMBIENTALES En la Orden de 26 de mayo de 2015, por la que se aprueban en la Comunidad Autónoma de Andalucía las bases reguladoras para la concesión de las subvenciones a la Medida 10: Agroambiente y Clima, incluida en el Programa de Desarrollo Rural de Andalucía 2014-2020, se incluyen operaciones que persiguen el mantenimiento de actividades beneficiosas para el medio ambiente frente al riesgo de abandono de algunos cultivos, así como la introducción de sistemas productivos que permiten un uso más sostenible de los recursos naturales y el desarrollo sostenible de los recursos genéticos en la agricultura. Uno de los objetivos generales que se pretende conseguir con esta medida es favorecer las técnicas que refuercen la regeneración natural del suelo y de las cubiertas vegetales sobre las explotaciones con orientación ecológica de cultivos leñosos y olivar en pendiente, así como aprovechar los bancos de semillas propios de la zona y minimizar la degradación y pérdida de suelo.
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Compromisos Las parcelas agrícolas declaradas con cultivos elegibles para esta operación en la solicitud de pago deberán estar certificadas bajo el método de producción ecológica. El mantenimiento de una cubierta vegetal espontánea temporal: ---
Entre el 15 de octubre y el 15 de marzo del año siguiente. En la vid, la cubierta será de 1,80 metros y como mínimo en calles alternas. El manejo de las cubiertas vegetales para limitar la competencia por agua y nutrientes se realizará a finales de invierno o en primavera mediante siega mecánica o por aprovechamiento a diente. Igualmente, se procurará establecer buenas prácticas de manejo en las cubiertas que permitan el autoabastecimiento de un banco propio de semillas.
El importe unitario (euros/unidad y año) para operaciones pagadas por superficie, al que asciende esta ayuda para viñedo, será de 94,77 €/ha.
En atención a las peculiaridades de las ayudas en la presente Orden, se exige el cumplimiento de una serie de condiciones y compromisos dentro de la Submedida 10.1.11: Agricultura de montaña con orientación ecológica en cultivos leñosos (permanentes), aplicable al cultivo de la vid:
Condiciones de admisibilidad
Ser persona física o jurídica, inscrita en el Sistema de Información sobre la Producción Ecológica en Andalucía (SIPEA) como operador ecológico a través de un organismo de control autorizado para la producción ecológica en Andalucía en virtud del Reglamento (CE) núm. 834/2007.
Explotacióń agraria con cultivos elegibles bajo esta operación (frutales de secano, frutales de regadío y viñedo). Pendiente media del recinto superior al 20%. Superficie mínima de 0,5 hectáreas. No serán subvencionables aquellos recintos SIGPAC de los que sean titulares operadores que se encuentren en situación de retirada de la certificación por su organismo de control.
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BIBLIOGRAFÍA Aguirrezábal, F., et al. 2011. Cubiertas vegetales en viña. Disponible en: Gobierno de Navarra.
Alburquerque, M.V., et al. 2008. Influencia de las cubiertas vegetales de suelo en un viñedo
de Tempranillo en la D.O. Rueda. Viticultura Enológica Profesional, 114: 34-41. Álvarez, J.C., Villarías, J.L. 2012. Decálogo del viticultor. Cuidados de la viña para obtener grandes vinos. Ed. Agrotécnicas S.L. Madrid. 528 pp. Coulon, T., Prud´homme, P. 2003. Effect d´un enherbement permanent sur la physiologie de la vignedans les vignobles du bordelais. Le Progrés Agricole et Viticole, 120(7): 154-161. Evena. 2012. Ensayos de cubiertas vegetales en viña 1995-2010. Gobierno de Navarra. 182 pp. Giralt, L., et al. 2011: La coberta vegetal com a tècnica de maneig del sòl a la vinya. Proyecto REDBIO. Ibáñez, S. 2013. Gestión del suelo en viñedo mediante cubiertas vegetales. Incidencia sobre el control del rendimiento y del vigor. Aspectos ecofisiológicos, nutricionales, microclimáticos y de calidad del mosto y del vino. Tesis doctoral. Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino. Servicio de Investigación y Desarrollo Tecnológico y Agroalimentario del Gobierno de La Rioja. 323 pp. Ibáñez, S., et al. 2013. Guía de mantenimiento del suelo en viñedo mediante cubiertas vegetales. Grupo de Trabajo de Experimentación en Viticultura y Enología. Secretaría General Técnica. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. 71 pp. Ibáñez, S., et al. 2011. Utilización de cubiertas vegetales en viñedos de la D.O.Ca. Rioja (España). Le Bulletin de I´OIV, 84: 347-360. Ibáñez, S., et al. 2014. Caracterización de especies herbáceas para la implantación de cubiertas vegetales en viñedos de la D.O.Ca. Rioja. Gobierno de La Rioja. Cuaderno de campo 53: 35-39. Marenghi, M., Crespan, G. 2003. Inerbimento: curare le esigenze di vite e prato. Vignevini, 6: 49-51. Marqués, M.J., et al. 2010. Soil conservation beneath grass cover in hillside vineyards under Mediterranean climatic conditions (Madrid, España). Land Degradation and Development, 21: 122-131. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. 2014. Encuesta de Superficies y Rendimientos (ESYRCE). Murisier, F. 1986. Le point sur les techniques d’entretien des sols viticoles en Suisse. 2ème symposium international sur la non culture de la vigne: 15-26. Pieri, P., et al. 1998. Conséquences d’un enherbement semésur la physiologie de la vigne. Union Girondine des Vins de Bordeaux, 10: 31-32. Ramírez, P., et al. 2014. Efectos del uso de una cubierta vegetal en el rendimiento, vigor y calidad de la uva. Disponible en: SERVIFAPA. Junta de Andalucía. Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera. Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural. Ramírez, P., et al. 2009. Influencia en el rendimiento y vigor del uso de cubiertas vegetales en viñedos. X Congreso Nacional de Investigación Enológica. Nuevos Horizontes en la Viticultura y Enología: 83-86. Yuste, J., 2005. Cubiertas vegetales para el viñedo. Tecnología del vino, 27: 48-54. 24
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BIBLIOGRAFÍA Aguirrezábal, F., et al. 2011. Cubiertas vegetales en viña. Disponible en: Gobierno de Navarra.
Alburquerque, M.V., et al. 2008. Influencia de las cubiertas vegetales de suelo en un viñedo
de Tempranillo en la D.O. Rueda. Viticultura Enológica Profesional, 114: 34-41. Álvarez, J.C., Villarías, J.L. 2012. Decálogo del viticultor. Cuidados de la viña para obtener grandes vinos. Ed. Agrotécnicas S.L. Madrid. 528 pp. Coulon, T., Prud´homme, P. 2003. Effect d´un enherbement permanent sur la physiologie de la vignedans les vignobles du bordelais. Le Progrés Agricole et Viticole, 120(7): 154-161. Evena. 2012. Ensayos de cubiertas vegetales en viña 1995-2010. Gobierno de Navarra. 182 pp. Giralt, L., et al. 2011: La coberta vegetal com a tècnica de maneig del sòl a la vinya. Proyecto REDBIO. Ibáñez, S. 2013. Gestión del suelo en viñedo mediante cubiertas vegetales. Incidencia sobre el control del rendimiento y del vigor. Aspectos ecofisiológicos, nutricionales, microclimáticos y de calidad del mosto y del vino. Tesis doctoral. Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino. Servicio de Investigación y Desarrollo Tecnológico y Agroalimentario del Gobierno de La Rioja. 323 pp. Ibáñez, S., et al. 2013. Guía de mantenimiento del suelo en viñedo mediante cubiertas vegetales. Grupo de Trabajo de Experimentación en Viticultura y Enología. Secretaría General Técnica. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. 71 pp. Ibáñez, S., et al. 2011. Utilización de cubiertas vegetales en viñedos de la D.O.Ca. Rioja (España). Le Bulletin de I´OIV, 84: 347-360. Ibáñez, S., et al. 2014. Caracterización de especies herbáceas para la implantación de cubiertas vegetales en viñedos de la D.O.Ca. Rioja. Gobierno de La Rioja. Cuaderno de campo 53: 35-39. Marenghi, M., Crespan, G. 2003. Inerbimento: curare le esigenze di vite e prato. Vignevini, 6: 49-51. Marqués, M.J., et al. 2010. Soil conservation beneath grass cover in hillside vineyards under Mediterranean climatic conditions (Madrid, España). Land Degradation and Development, 21: 122-131. Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. 2014. Encuesta de Superficies y Rendimientos (ESYRCE). Murisier, F. 1986. Le point sur les techniques d’entretien des sols viticoles en Suisse. 2ème symposium international sur la non culture de la vigne: 15-26. Pieri, P., et al. 1998. Conséquences d’un enherbement semésur la physiologie de la vigne. Union Girondine des Vins de Bordeaux, 10: 31-32. Ramírez, P., et al. 2014. Efectos del uso de una cubierta vegetal en el rendimiento, vigor y calidad de la uva. Disponible en: SERVIFAPA. Junta de Andalucía. Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera. Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural. Ramírez, P., et al. 2009. Influencia en el rendimiento y vigor del uso de cubiertas vegetales en viñedos. X Congreso Nacional de Investigación Enológica. Nuevos Horizontes en la Viticultura y Enología: 83-86. Yuste, J., 2005. Cubiertas vegetales para el viñedo. Tecnología del vino, 27: 48-54. 24
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FORMACIÓN AGRICULTURA
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GANADERÍA
PESCA Y ACUICULTURA
JUNTA DE ANDALUCIA
Unión Europea
Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural
JUNTA DE ANDALUCIA
Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera CONSEJERIA DE AGRICULTURA, PESCA Y DESARROLLO RURAL