Guía de Culto

Octubre 2011

, r a n Ayu , r a or r i u r t s n reco

Guía de Culto

Ayunar, orar, r i u r t s n o rec

Introducción La Campaña DESAFÍO MIQUEAS es un esfuerzo mundial, desde la iglesia evangélica, para levantar una voz potente y profética, a favor de y con los y las pobres; y reta a los y las líderes del mundo a alcanzar los Objetivos del Desarrollo del Milenio, ¡y así reducir a la mitad la pobreza mundial para el año 2015! DESAFÍO MIQUEAS es un proyecto conjunto de la Alianza Evangélica Mundial y de la Red Miqueas. A agrupa a ministerios e iglesias evangélicas que tienen como objetivo común contribuir a la transformación integral de las naciones, en cumplimiento del mandato bíblico de ser “luz y sal” para nuestra generación y, así compartir la vida plena que en Jesucristo podemos hallar.

Guía de Culto AYUNAR, ORAR, RECONSTRUIR Octubre 2011 Red Miqueas Jr. Hermilio Valdizán 681 Lima 11. Perú Tel. 51 1 4633300 anexo 24 [email protected] Contenido trabajado por Sarvia Grijalva Yauri, en base al Micah_2011_preaching_ideas_sp de Micah Challenge. Diseño e Impresión: Impresion Arte Perú E.I.R.L. Tf. 2615621

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) son una declaración efectuada por 189 países en el año 2000 bajo el auspicio de las Naciones Unidas, por la que se comprometen a incrementar el esfuerzo mundial para reducir la pobreza, sus causas y manifestaciones.

La Declaración del Milenio aborda los principales problemas y retos que tiene la humanidad a comienzos del nuevo siglo: ODM 1 Erradicar la pobreza extrema y el hambre; ODM 2 Lograr la enseñanza primaria universal; ODM 3 Promover la igualdad de género y la autonomía dela mujer; ODM 4 Reducir la mortalidad infantil; ODM 5 Mejorar la salud materna; ODM 6 Combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades; ODM 7 Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y ODM 8 Fomentar una asociación mundial para el desarrollo aumentando la cooperación internacional.

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Presentación Estamos a cuatro años de que los 8 ODM lleguen a su fecha de cumplimiento. Los informes concluyen que se ha incrementado la cantidad de personas viviendo en situación de pobreza. Estos datos no son nada alentadores, pero aún tenemos hasta el 2015 para que esto se revierta. DESAFÍO MIQUEAS –campaña mundial que busca, desde la Iglesia Evangélica, que los gobiernos rindan cuentas de su promesa de reducir a la mitad la pobreza extrema para el 2015, a través de los 8 ODM– ha lanzado la Campaña “Miqueas 2011”. Hace un tiempo, Nils Kastberg, representante de la oficina regional de la UNICEF para América Latina dijo: “La Iglesia debería ver los objetivos del milenio no como el techo que hay que intentar alcanzar para el año 2015, sino como –el piso- a partir del cual hay que iniciar un desarrollo más justo”. Esta afirmación ubica entonces a los desafíos del milenio como apenas el piso para iniciar nuestra misión integral. ¡Este sí que es un desafío! Esta Campaña está inspirada en la Palabra, ya que en ella encontramos muchas historias que nos hablan de persistencia de la fe, el compromiso y responsabilidad en situaciones de injusticia. Les

invitamos a reflexionar juntos y juntas en las demandas que la Palabra nos manifiesta en medio de circunstancias adversas. Esta Guía de Culto para la Jornada de Oración Octubre 2011 Por una América Latina sin pobreza, está basada en Isaías y la experiencia del ayuno verdadero, que se encuentra en el capítulo 58 del libro que lleva su nombre. El pueblo de Israel eleva sus súplicas de justicia a Dios, pues vivían en un contexto de desazón, pobreza, injusticia y ruinas, pero El parece no responder. Isaías es llamado por Dios para demandar a que el pueblo reflexione sobre sus celebraciones religiosas y su práctica cotidiana equivocada, y mostrarles cuál es el verdadero ayuno que El pide. El ayuno es una parte importante en nuestras vidas como discípulos de Cristo. Es una forma de crear un espacio a fin de que Dios pueda hablar a nuestras vidas, conduciendo al quebrantamiento, arrepentimiento, y lo más importante, al cambio. Más, como Isaías lo manifiesta, también debemos recordar que el ayuno que Dios pide está integralmente relacionado con nuestra práctica de la justicia con los demás.

El verdadero ayuno Texto: Isaías 58

n ó m r e s l e a r a p o t l cu

Ser sacados de su territorio, exiliados a un lugar lejano o dejados en medio de las ruinas de su país, fueron acontecimientos que marcaron al pueblo de Israel. Esta experiencia de exilio o abandono trajo para el pueblo destrucción, desarraigo, injusticia, pobreza, sufrimiento y desesperanza. Las profecías de restauración, al regreso del exilio babilónico, tanto de Ezequiel como de Isaías, crearon en el pueblo exiliado expectativas de esperanza a su retorno al territorio judío. El pueblo que estaba en Babilonia sería llevado nuevamente a Israel, lugar donde Dios le iba a afirmar para siempre. La ciudad sería reconstruida, los muros levantados, el templo restaurado. Todo sería perfecto. Esa era su esperanza. Regresaron de su exilio, los años pasaban y con ellos las esperanzas de la reconstrucción parecían diluirse para dar paso a la desesperanza, miseria y ruinas. En medio de esta realidad, el pueblo empieza a buscar arduamente a Dios (v.2). Querían que El cumpliera las promesas que había hecho a través de los profetas, trataban de que Dios oiga sus súplicas por medio de la humillación de espíritu y el ayuno (vv.3-5).

Es así que el pueblo desesperado por el silencio y la indiferencia divina se pregunta: ¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta? ¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas? (v. 3a - NVI). En éste contexto Dios pide al profeta Isaías levante la voz y que denuncie al pueblo su rebelión. Cabe resaltar que al inicio de este texto Dios va a indicar al profeta que levante su voz tan fuerte que parezca el sonido de un cuerno (trompeta) a la distancia (por esta referencia algunos autores dirán que estamos al inicio del año jubilar). Es decir el impacto de estas palabras deben ser escuchadas por toda la población, todos deben de conocer los actos de rebeldía y pecado que se están cometiendo al interior del pueblo enmarcados en actos de ayuno; pero además todos y todas deben de saber cuál es el verdadero ayuno que Dios quiere de su pueblo. Al parecer, los pecados cometidos por Israel son los que hacen que este pueblo aun permanezca en ruinas, miseria y calamidad, y por causa de estos pecados es que Dios le pide a Isaías que levante su voz y los denuncie públicamente.

Actualmente nuestros pueblos también se ven afectados por la pobreza, la injusticia, la desigualdad, situaciones que han dejado a muchos hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas en ruinas (económica, social, emocional, espiritual); personas que no vislumbran una vida plena de bienestar. Los medios de comunicación nos dan cuenta de esto cada día, situaciones que solo nos permiten ver un mañana sin futuro, frente a las cuales, muchas veces, nos sentimos ajenos-as, distantes y sin ningún compromiso. Esta indiferencia social nos debe poner a reflexionar en nuestras prácticas en relación a nuestro prójimo.

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El pueblo de Israel buscaba arduamente a Dios, porque se sentía merecedor del favor divino. No se daba cuenta que lo estaba buscando de manera equivocada. El profeta Isaías los acusa de hacer de sus celebraciones religiosas una burla, como es el caso del ayuno; los reprende por tomar parte de estas celebraciones mientras que en su vida cotidiana viven en pecado; es decir, no practican la justicia, abandonan la ley de Dios pero piden leyes justas, en el día de ayuno buscan lucrarse explotando a sus trabajadores, entran en litigio y pleito injustamente aprovechando el poder que ostentan(vv. 3-4), de esa manera abandonan el mandato de su Dios (v. 2), y evidencian que no aman ni a Dios, ni a su prójimo. Muchas veces, nos encerramos en una búsqueda ideológica y abstracta de Dios, que termina convirtiéndose en un fin en sí mismo. Cuando esto sucede, la búsqueda deja de ser religiosa (camino hacia Dios), para convertirse en idolatría (aquello que ocupa el lugar de Dios). Lo que los seres humanos todavía no terminamos de entender es que a Dios no se le busca en el espacio vacío, sino en la creación misma, la cual constituye la más profunda manifestación de Dios. Cuando el ser humano se encierra en una búsqueda de Dios al margen de sus semejantes, termina preocupado y ahogado en su propio ego. Frente a todos estos hechos Dios va a decir. ¿Acaso el ayuno que he escogido es sólo un día para que el hombre se mortifique? ¿Y sólo para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra de ceniza? (v. 5 a, b- NVI), Un ayuno que consiste en dejar de comer para afligirse o hacer expresiones públicas de piedad, mientras se comete todos los pecados antes referidos no es más que un insulto a Dios. De poco vale ayunar si nuestras acciones muestran total desinterés por lo que le pueda ocurrir al prójimo, Dios mismo exige cambiar esta conducta.

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Frente a la pretensión del pueblo que pensaba que por su semblante afligido iba a manipular los sentimientos divinos, se muestra la palabra confrontadora de Dios en forma de pregunta, que pone de manifiesto lo ilegítimo del ayuno del pueblo ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al Señor? (v. 5c - NVI)

Hoy en día, frente a nuestras celebraciones religiosas, los motivos de las mismas, o a nuestra falta de solidaridad (por acción u omisión) por lo que le pueda ocurrir a nuestro prójimo, somos interpelados por la misma pregunta, ¿Cuál sería nuestra respuesta?

Mientras que el pueblo está a punto de tirar la toalla pensando que hay indiferencia divina, Dios aparece prometiendo su compañía y respuesta inmediata. Pero para que esto se haga realidad tiene que suceder algo en el pueblo. Al parecer la clave de la transformación que necesita el pueblo, para recibir la respuesta y el respaldo divino, está en practicar el verdadero ayuno. Dios quiere un ayuno que sobrepasa la abstención de ingerir alimentos y mostrarse humillado. El texto nos va a referir cuál es este ayuno, aquel que hace que Dios incline su oído y responda a las súplicas de su pueblo. (vv. 6-7)

El ayuno que yo quiero es éste:

• Deshagas los injustos contratos, • Canceles las obligaciones que oprimen, • Dejes en libertad a los que han quebrado, • Quites todo gravamen, • Partas tu pan con el hambriento, • A los pobres y a los que no tienen hogar los acojas en tu casa, • Vistas al que veas desnudo, y • No desprecies tu propia carne o a tu prójimo

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Sólo cumpliendo con esta propuesta divina de práctica de la justicia el pueblo podrá vivenciar la gloria de Dios y Dios mismo responderá todo clamor (vs 8,9a). Pero ojo, es una condición: Si dejan de oprimir, de acusar maliciosamente, de hablar mentiras; y por el contrario, se sensibilizan con el hambre del otro/a, con el dolor de las personas, sólo entonces resplandecerá la luz de cada una de las personas que están ayunando de esta manera y será tan clara como lo es la luz del mediodía (vs 9b,10). El texto bíblico lo expone bien claro, el verdadero ayuno es justicia, libertad, solidaridad y honestidad; es no cerrarse en uno mismo, es decir, es no concentrarse en el interés egocéntrico; es hospitalidad y vestir al desnudo. Actualmente la realidad entre quienes tienen y quienes no tienen poder es similar a la del texto, pero la práctica religiosa no le presta mucha atención a esta propuesta y sólo nos exige cumplir ritos. Pues es más fácil, con el pretexto de agradar a Dios, pedir a la gente que se abstenga de comer o cumpla con rituales religiosos, que pedirles que sean honestos en sus transacciones comerciales, que cubran las necesidades de hambre, ropa y hospedaje de las personas desprotegidas del sistema, o que se preocupen por las necesidades de libertad y justicia que piden hoy a gritos las mayorías minoritarias.

¿Cómo podemos esperar que nuestro ayuno sea el verdadero si en nuestras vidas cotidianas ignoramos el llamado que Dios nos hace de luchar contra todo tipo de injusticia? Isaías coloca esta propuesta del verdadero ayuno como una oportunidad para cambiar esta realidad, donde saciar las necesidades de justicia y liberación de los más débiles se transforma en un acto de justicia social. Interesante propuesta enmarcada en el inicio del año del jubileo, del año agradable del Señor, del año de la gracia. Una gracia que se recibe en la medida que estamos dispuestos a actuar. Como cristianos-as hemos dejado que nuestras autoridades mantengan la injusticia y corrupción como sistema de relacionamiento y gobierno, ya sea en el Estado, empresas, e inclusive en nuestras propias estructuras, en detrimento de los más vulnerables. No hemos abogado por su derecho básico de justicia, que incluye tener un buen gobierno que vele por sus necesidades. Estamos llamados a vivir y relacionarnos en integridad y justicia, a ejercer un liderazgo ético que no sólo se abstiene de abusar de su poder, sino que también, su accionar y relacionamiento manifiestan respeto por la dignidad de los demás. A demandar que las acciones de nuestros gobernantes no estén plagadas de injusticias, corrupción, intolerancia, más por el contrario que, a través de todos los estamentos gubernamentales se vele por brindar mejores servicios, trato humano, buscando el bienestar de toda la sociedad, sin egoísmos, ni discriminaciones. El texto de Isaías nos moviliza a evaluar nuestras propias vidas como personas individuales (personal, laboral, social, etc), pero también como miembros de nuestras sociedades y a acercarnos a Dios en oración, a reconocer nuestras prácticas equivocadas y comprometernos con el llamado de Dios a vivir con integridad y justicia, porque donde se vive en integridad y justicia, allí Dios está presente.

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Vamos rápido oremos, ayunemos y reconstruyamos junto-as Oramos por aquellos que viven en la pobreza, Clamamos por aquellos a quienes se les niega la justicia y lloramos por todos los que sufren.

Al sincerarnos con Dios y nuestro prójimo, Dios nos promete la reconstrucción (v.12). Como Nehemías, al hacer frente a la tarea de reconstruir los muros de Jerusalén, requirió de su acción y su voz – alzó su voz en contra de los enemigos que intentaron aplastar a sus compañeros judíos, e incluso en contra de su propio pueblo por oprimir a los pobres. Del mismo modo, para nosotros, la reconstrucción requiere nuestra acción y nuestra voz para enfrentar las raíces de la pobreza y no sólo las consecuencias de la misma.

Confesamos que no siempre te hemos obedecido. Hemos descuidado tus mandamientos y hemos hecho caso omiso a tu llamado de justicia. No siempre hemos hablado en pro de la justicia. Nos hemos guiado por nuestro propio interés, y estamos divididos por nuestras diferencias. Perdónanos.

DESAFÍO MIQUEAS 2011 nos da a todos la oportunidad de orar y comprometernos a construir comunidades justas. En el 2005, 2,1 millones de personas (1/3 de la población mundial) se llamaban a sí mismos cristianos-as. Se espera que esta cifra aumente a 3 mil millones en el 2050. Esto demuestra que si la iglesia quiere cambiar el mundo, lo puede hacer.

Oh Señor, nuestro Dios grande y maravilloso, fiel a tu promesa de amor y de fidelidad a todos los que te honran y obedecen. Escucha nuestra oración.

Recordamos tus promesas para llenar al hambriento de cosas buenas, para redimir la tierra por tu mano poderosa y restablecer la paz. Padre Dios, ayúdanos siempre a proclamar tu justicia y la misericordia con humildad; para que, por el poder de tu Espíritu, podamos librar al mundo del pecado de la pobreza extrema, continuemos cuidándonos los unos a los otros, y enfrentemos a la pobreza y a la injusticia.

Entonces, si la iglesia se levanta como una sola voz contra la injusticia y la corrupción, sin duda, es posible alcanzar los ODM para el 2015.

Como parte de tu iglesia global, nos unimos con millones de personas que te alaban y te adoran. Que nuestras palabras y acciones declaren tu perfecta bondad, amor y justicia tanto a los poderosos como a los débiles para que tu Reino venga a la tierra como en el cielo. Amén.

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Algunas sugerencias de acciones: Pueden hacer un mural con ideas que respondan a: ¿qué se requiere de mí para reconstruir mi entorno? Las tarjetas pueden ser manos que oran y reconstruyen. Luego se puede hacer un seguimiento a las acciones planteadas por cada persona. Al final del culto u otro momento, se puede pedir a la iglesia orar por grupos, por los siguientes temas: la justicia de Dios para enfrentar “la corrupción silenciosa” como evasión de impuestos, soborno; por los que viven en la injusticia y la pobreza, se puede escoger un país en especial; por mayor transparencia y rendición de cuentas claras en el gobierno, como en las empresas; por los líderes del gobierno para que tomen decisiones acertadas y sean inflexibles ante la corrupción; por cada miembro de la iglesia para que viva en integridad y justicia ante esta “corrupción silenciosa”. Pueden involucrarse en programas que ayudan a personas en situaciones de desventaja en su comunidad, como: inmigrantes, víctimas de abuso o violencia familiar, pobres, enfermos terminales, entre otros. Pueden dar donativos a organizaciones que ayudan a niños y niñas que viven en pobreza, o sufren de alguna enfermedad mortal. Pueden hacer seguimiento a las promesas realizadas por los gobernantes y sus planes de gobierno, para que su implementación sea transparente y justa. La próxima vez que vean o lean una noticia o artículo sobre la corrupción e injusticia puede disponer de tiempo para orar por quienes tienen el poder para lo ejerzan en beneficio de todos, especialmente de los más vulnerables.

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Desafío Miqueas es una campaña global de la Alianza Evangélica Mundial y la Red Miqueas. Busca apoyar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para reducir la pobreza hacia el año 2015 www.desafiomiqueas.org [email protected]