HACIA UNA METODOLOGÍA DE INTERVENCIÓN DE LOS ESPACIOS NATURALES CON FINES EDUCATIVOS

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO FACULTAD DE AGRONOMÍA HACIA UNA METODOLOGÍA DE INTERVENCIÓN DE LOS ESPACIOS NATURALES CON FINES EDUCATI

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALPARAÍSO FACULTAD DE AGRONOMÍA

HACIA UNA METODOLOGÍA DE INTERVENCIÓN DE LOS ESPACIOS NATURALES CON FINES EDUCATIVOS

ALUMNO:

RODRIGO ALVARADO STRANGE

PROFESOR GUÍA:

FERNANDO COSIO GONZÁLEZ

PROFESOR CORRECTOR:

JUAN GASTÓ

QUILLOTA OCTUBRE 2006

2

1.

INTRODUCCIÓN ..........................................................................................1

2.

REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA ...................................................................6

2.1. 2.1.1. 2.1.2. 2.1.3. 2.1.4. 2.2.

Espacios naturales: Definición. Funciones y valoración. Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas por el Estado. Los espacios naturales en su dimensión predial. Ordenamiento territorial, representación y resolución de problemas prediales: Metodología general de la planificación. La dimensión territorial. Meta. Caracterización física y diagnóstico. Sistema de problemas. Evaluación del territorio. Representación y modelación predial. Tipología de modelos. Impacto ambiental y capacidad de carga: Definición de capacidad de carga. Situación actual del concepto de capacidad de carga. Aproximaciones metodológicas para determinar la capacidad de carga. Paisaje en su dimensión estética: El hombre y el paisaje. Percepción. Componentes del paisaje. Elementos del paisaje. Conceptos de calidad y fragilidad. El tema arquitectónico: Elementos del diseño en Áreas Silvestres Protegidas. Métodos de diseño. Educación ambiental: Algunas valoraciones del medio ambiente y sus consecuencias en la educación ambiental. Definición de educación ambiental. Objetivos de la educación ambiental. Características de la educación ambiental. Educación ambiental y reforma educacional. Biofilia.

2.2.1. 2.2.2. 2.2.3. 2.2.4. 2.2.5. 2.2.6. 2.2.7. 2.2.8. 2.3. 2.3.1. 2.3.2. 2.3.3. 2.4. 2.4.1. 2.4.2. 2.4.3. 2.4.4. 2.4.5. 2.5. 2.5.1. 2.5.2. 2.6. 2.6.1. 2.6.2. 2.6.3. 2.6.4. 2.6.5. 2.6.6.

7 7 10 13 20 26 28 30 34 39 47 53 54 57 82 84 85 87 98 98 99 103 104 108 109 109 111 115 115 116 118 120 125 128

3

3.

METODOLOGÍA .......................................................................................129

3.1. 3.1.1. 3.1.2. 3.1.3. 3.1.4. 3.1.5.

Desarrollo de la metodología de intervención de espacios naturales (E.N.) con fines educativos: 129 Metodología matriz. 129 Metodologías asistentes. 134 Construcción de la metodología. 157 Validación e inserción. 158 Evaluación inicial de la metodología. 159

4.

PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS .........................160

4.1.

Desarrollo de una metodología de intervención de espacios naturales con fines educativos: 4.1.1. Proceso de diseño. 4.2. Evaluación inicial de la metodología. Estudio de caso: 4.3. Elaboración de un marco de inserción: 4.3.1. Validación institucional.

160 162 164 190 192

5.

CONCLUSIONES.......................................................................................195

6.

RESUMEN...................................................................................................197

6.

ABSTRACT ..................................................................................................198

7.

LITERATURA CITADA ...........................................................................199

ANEXOS ..................................................................................................................206

1.

INTRODUCCIÓN

Hablar de crisis en la humanidad no es algo que deba motivar extrañeza o un temor apocalíptico a quienes la observan. De hecho, la especie humana va de crisis en crisis, sean éstas sociales, educativas, políticas, económicas, etc. Sus manifestaciones adquieren diferentes grados de trascendencia para la supervivencia humana, dependiendo de su profundidad y de sus efectos en los procesos vitales de la especie. Sin embargo, entre todas ellas destaca una muy particular, debido a que es la resultante de todas las crisis posibles y confiere al planeta la calidad de unidad vital en peligro. Esta es la llamada Crisis Ecológica, o mejor expresada como Crisis Ambiental.

A una crisis integral corresponde una solución integral, que involucre la totalidad del género humano, dentro de los diferentes ámbitos en los que él se desenvuelve a un nivel e intensidad acorde con las características individuales.

No se protege lo que no se quiere y no se quiere lo que no se conoce. Por eso, es necesario motivar y educar el cariño por la naturaleza. Pero hay que ir más lejos. Para evitar la intervención poco meditada del hombre en el sutil equilibrio de la naturaleza y hacer un uso efectivo y sostenible de los recursos naturales (sean éstos para la producción, educación, formación o recreación), es indispensable estimular un conocimiento pleno del medio natural en las nuevas generaciones, así como en quienes, de una u otra manera, influirán en el destino del país y en el uso de estos espacios naturales, para poder preservarlos de la devastación o del uso irresponsable.

Es en este punto en donde adquiere real relevancia el potencial inherente a los espacios naturales llamados a ser lugares en los que se puedan generar experiencias formativas de gran valor educativo, especialmente si éstas se relacionan con la problemática ambiental. La vocación del deporte y la actividad física como vehículos

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formadores se prestan, en forma particularmente interesante, para servir en esta acción.

La población, consciente de la necesidad de mejorara su calidad de vida, ha valorado crecientemente la posibilidad de estar en contacto con la naturaleza, por medio de actividades al aire libre. Entre ellas encontramos el turismo, en sus diversos grados y manifestaciones, eco-turismo, turismo de aventura, etc. Junto con esto, se ha aumentado a nivel mundial la actividad deportiva, la recreación y la educación desarrollada en

contacto con la naturaleza. Los programas gubernamentales o de

organizaciones internacionales, que promueven las actividades en la naturaleza gozan de una creciente popularidad.

Especialmente en educación, en el año 2000, la

Reforma llevada a cabo por el Ministerio de Educación considera en sus planteamientos de base, la utilización de los espacios como lugares de actividades, lo que debería en un futuro, mejorar el conocimiento y la relación entre la sociedad y la naturaleza.

Sin embargo, a pesar de tan auspiciosos eventos cabe preguntar: ¿Qué piensan de todo esto los espacios naturales?, ¿Están ellos preparados para absorber tal impacto?

Al abordar el tema del uso de los espacios naturales como infraestructura educativa o recreativa, también debe ser analizada desde modo sustentable y no como elementos de consumo, como se ha hecho hasta ahora. En la celebración del 75° aniversario de la Universidad de Colonia (Alemania) se presentó un trabajo, en el que se plantea esta situación: “El interés creciente del público por la temática ambiental ha llegado al deporte. A través del aumento del número de personas que practican deporte en contacto con los espacios al aire libre, el riesgo de producir un daño ambiental aumenta. El deporte necesita del espacio natural, pero también lo consume. Futuras investigaciones debería centrarse en este tema y la solución de estos problemas.” El incentivo de actividades en contacto con la naturaleza, ya sean deportivas o de

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educación ambiental no deben abordarse sólo desde un único punto de vista, ya que ellas mismas pueden significar un daño ambiental si no se consideran todas las perspectivas.

Ahora bien, la afirmación de que Chile posee una gran riqueza en cuanto a la belleza y potencial formativo de sus espacios naturales, se ha convertido en una letanía que no responde a ninguna política clara de uso o desarrollo.

En esto existen varios factores que interactúan para producir este efecto. En Chile, la reserva de espacios naturales más importantes, tanto por sus características cuantitativas como cualitativas, lo representa el

“Sistema Nacional de

Áreas

Protegidas por el Estado” (SNASPE). En ellas, se encuentran importantes falencias en el sistema que las controla, en cuanto a proponer un modelo efectivo de uso de estos recursos, que vaya directamente encaminado hacia la educación y que permita protegerlos, pero a la vez, obtener beneficios de ellos. Lo cierto es que los intereses económicos han sido siempre más fuertes que lo que a todas luces parece razonable en cuanto a proteger un área determinada, partiendo por la propia legislación chilena. Frente a esto, y como reacción, se puede caer fácilmente en una postura conservacionista en la que se postula cerrar estos lugares a acceso de todo público. Uno de los fuertes argumentos para esta postura es el grave deterioro que sufren los parques nacionales por la intervención antrópica producida por los mismos turistas o grupos de visitantes. El problema es que siempre será más fácil prohibir que educar. Esto se debe a que no se determina en estas áreas su capacidad sustentadora antropogénica y no se establece una metodología de intervención encaminada hacia el uso de estos lugares como espacios de recreación, formación y educación. OLTEMARI (1993) señala que, a pesar que en muchos de los países de América Latina existen métodos que sistematizan el proceso de planificación del turismo en los parques nacionales y otras áreas protegidas, “aún persiste en la Región una escasez de procedimientos que posibiliten evaluar situaciones conflictivas o

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controvertidas”. Es así, como la mayoría de los países participantes en la encuesta de la FAO/PNUMA, realizada en

1997, reconocen la inexistencia de adecuados

métodos para evaluar el impacto ambiental del turismo en los parques nacionales, o la capacidad de carga de éstos. Se entiende que las estimaciones de la capacidad de carga, o de los niveles tolerables, tienen que ser medidos en términos ecológicos, físicos, psicológicos y estéticos, lo que significa involucrar un gran número de variables. Se señala que “es incuestionable que esta carencia de metodologías no sólo limita el proceso de planificación y monitoreo, sino además, impide la toma de decisiones frente a desarrollos considerados conflictivos. Es aparente, entonces, que bajo esta situación muchas de las decisiones deben ser tomadas sobre la base de estimaciones, y de acuerdo a la información disponible”.

Este análisis simplista de los espacios naturales restringidos al SNASPE, se hace más profundo cuando se amplia su superficie hacia territorios con otras calificaciones administrativas.

Objetivos:

Objetivo General.

Desarrollar una metodología de uso de los espacios naturales que considere una planificación integral de su

intervención, dirigida hacia la utilización de estos

espacios como lugares de formación y educación.

Objetivos Específicos. ƒ Adaptar metodologías ya existentes y articularlas en una sistemática funcional, dentro de un concepto de trabajo multidisciplinario.

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ƒ Desarrollar un modelo que sea aplicable en diferentes realidades, adaptándose a las diversas condiciones presentadas, tanto por los espacios en sí, como en las particularidades planteadas por los objetivos específicos de la intervención. ƒ Realizar un trabajo de recopilación de información en forma interdisciplinaria, que sirva de marco para el uso de espacios naturales con fines educativos. ƒ Validar la metodología a diferentes niveles de pertinencia. ƒ Establecer un marco de inserción de la metodología en la realidad nacional. ƒ Realizar una evaluación inicial de la metodología por medio de un estudio de caso.

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2.

REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

Al enfrentar la revisión bibliográfica e indagar cómo han resuelto otros autores la problemática definida, frente a una temática que no se ha abordado en forma directa, sólo queda la alternativa algo más indirecta, pero no por eso menos efectiva, de buscar relaciones tangenciales entre planteamientos ya desarrollados y la problemática en cuestión. Para esto, se ha dividido la unidad de análisis en temáticas individuales, las que al asociarse, puedan articular una aproximación orientadora sobre

una estructuración más específica del tema abordado, sin ser esto parte

específica de la metodología de la investigación, sino una forma de recopilar la información necesaria. De esta manera, se definieron cuatro conceptos sobre los cuales es preciso profundizar la acción recopiladora de información:

Espacios naturales: Se busca una definición del concepto, junto con la relación que se establece con el hombre, en cuanto a sus funcionalidades propias y asignadas.

Ordenamiento territorial: Enfocado a describir la relación sociedad-naturaleza, cuando ésta adquiere una dimensión de planificación territorial y de los procesos que deben mediar entre esta planificación y la intervención del paisaje.

Representación y modelación Predial: La necesidad de adaptar los conceptos de ordenamiento territorial a escala predial, fundamentalmente tras el desarrollo de una metodología que permita la representación y resolución de problemas prediales.

Capacidad sustentadora: Considera el planteamiento del concepto de “Capacidad Sustentadora Antropogénica”, desde la perspectiva de diversos autores. Un acercamiento hacia una metodología que permite evaluarla en los espacios naturales.

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Paisaje y arquitectura: En el que se proyecte al paisaje como un objeto de la intervención modificadora del quehacer y habitar del hombre, como individuo y como ente social. Planteamiento de una metodología para evaluar la fragilidad estética de las unidades paisajísticas, frente a una intervención.

Formación y educación: Orientado a buscar un enfoque de la acción formativa que poseen los espacios naturales dentro del desarrollo de seres humanos, en el carácter más profundo de esta palabra, la que involucra formar a seres conscientes de su entorno natural y de su posición dentro de este concierto de variables interdependientes.

2.1.Espacios naturales:

2.1.1. Definición.

La definición de lo que es un espacio natural resulta ser algo más compleja de lo que a primera vista parece. Los límites de lo natural y artificial se desdibujan cada vez con mayor rapidez, teniendo como base una discusión epistemológica sobre su significado. Junto con esto, son diversos los autores que han desarrollado textos sobre ellos, usando este término sin definirlo. Sin embargo, se puede decir que los espacios naturales se definen como aquéllos en los que la intervención antrópica ha sido escasa o nula y que, por lo tanto, conservan su estructura original, manteniendo un paisaje característico con un único o un mosaico de ecosistemas que poseen la información que han desarrollado históricamente. No obstante, para efectos operativos de esta investigación, se considera también como espacios de interés aquellos que, siendo intervenidos y artificializados por el hombre, poseen una riqueza en su morfología, fauna y flora que posibilitan una acción recreativa y formadora en ellos, permitiendo el contacto con la naturaleza, aunque ésta no sea la originaria del lugar, tales como los jardines botánicos.

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Existe una relación conceptual y consensual del vínculo entre espacio natural y el “paisaje”. Según ESCRIBANO et al. (1991), para centrar el término paisaje es posible referirse a tres enfoques sobre este concepto.

1) El paisaje estético.

Hace alusión a la armoniosa combinación de las formas y colores del territorio, e incluso a la representación artística de él. Este enfoque queda recogido en las dos acepciones que anota el Diccionario de la Lengua Española (CASARES, 1966): “pintura o dibujo que representa cierta extensión de terreno”, “porción de terreno considerada en su aspecto artístico y estético”.

2) El paisaje ecológico o geográfico.

Se refiere al estudio de los sistemas naturales que lo configuran. Según FUENTES (1994), en general, y por razones arbitrarias, en el desarrollo histórico de la ecología se ha considerado que los ecosistemas son homogéneos espacialmente y que los paisajes son las unidades espaciales heterogéneas. Es decir, se han definido los bordes de un ecosistema como los bordes de una homogeneidad fisonómica aparente, relegando a la categoría de paisajes a las unidades espacialmente heterogéneas con más de un ecosistema componente. Sin embargo, a través de una redefinición del objeto de estudio como una entidad compuesta, se rescata la significación de las relaciones funcionales entre partes de unidades heterogéneas, que, por lo demás, constituyen la mayoría de los sistemas de los que nuestra especie forma parte.

Por tales razones, ha sido preciso incorporar formalmente a la ecología la noción de “paisaje”, como unidad espacial heterogénea conformada por varios ecosistemas. En el ejemplo anterior, el paisaje estaría compuesto por bosques, lagos, ríos y praderas, y se enfatizarían las interdependencias entre estos subsistemas.

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Habitualmente se considera que las dimensiones de los paisajes fluctúan entre decenas y centenas de hectáreas y, por lo tanto, su escala espacial es conmensurable con los procesos de interés humano. La noción ecológica de paisaje incorpora todos los atributos ecosistémicos antes mencionados, pero, además, incluye la heterogeneidad espacial y, muy explícitamente, la acción humana como elemento fundamental de su transformación y de la orientación de su dinámica (FUENTES, 1994). De este modo, la ecología de los paisajes se preocupa no sólo de las interacciones en cada uno de los “ecosistemas”, sino, además, de las relaciones entre ellos y del modo en que las acciones antrópicas afectan al paisaje y a su dinámica de cambio, lo que relaciona este concepto con la siguiente definición de paisaje.

3) El paisaje como estado cultural.

El escenario de la actividad humana. El hombre como agente modelador del paisaje que le rodea: Un medio natural fuertemente condicionado por las actividades socioeconómicas, aparece como paisaje a los ojos del hombre, transformado por los factores socioculturales.

Según FUENTES (1994), las componentes del mosaico paisajístico se denominan teselas, por analogía con los elementos de un mosaico bizantino. En un paisaje, las teselas son los paños con distintos tipos de bosques, arbustos, lagos, lagunas, ríos, cursos de agua esporádicos, praderas y asentamientos humanos. Del mismo modo que en el mosaico bizantino, un cierto número de teselas de colores forma distintas imágenes, las teselas de un paisaje forman distintas “figuras” con distintos atributos sistémicos. Estas “figuras” pueden ser susceptibles de gestión ambiental puesto que pueden optimizar valores tanto económicos como sociales. Cada una de estas figuras presenta tanto costos como beneficios que deben evaluarse. Los paisajes tienen

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atributos emergentes relacionados con su variedad de teselas y con sus “figuras”, sobrepuestas a una dinámica similar a la de los ecosistemas.

En una línea integradora de estas definiciones cabe citar el concepto acuñado por GONZÁLEZ BERNÁLDEZ (1981) al definir los componentes perceptibles de un sistema natural como fenosistema “paisaje”, que se complementa con el criptosistema o componentes del sistema no perceptibles de difícil observación.

2.1.2. Funciones y valoración.

Para AZQUETA y PEREZ. (1996), los espacios naturales singulares cumplen una gran cantidad de funciones, algunas de las cuales son de gran importancia ambiental y ecológica: los bosques ayudan a regular el ciclo del agua y del carbono, mantienen la biodiversidad, fijan el terreno y previenen la erosión; otras tienen un claro componente financiero para su dueño (permiten el funcionamiento de las industrias madereras) o; prestan un servicio económico a la sociedad (alargan la vida de los embalses). Un tercer grupo, finalmente, tiene que ver con su utilización directa o indirecta, dentro de lo que se llama el tiempo libre: son los servicios recreativos del entorno, su capacidad de proporcionar un indudable disfrute, bien sea a través de la realización de algunas actividades (excursiones, montañismo, caza, pesca, etcétera), como de la simple contemplación de la naturaleza. Visto desde una perspectiva global, es muy probable que no sean estas últimas las más relevantes de las enunciadas, pero tampoco cabe duda de la importancia creciente que están adquiriendo en nuestra sociedad, tanto desde el punto de vista de la satisfacción de unos intereses legítimos, como de la propia importancia que pueden llegar a revestir sobre el entorno circundante.

Para FUENTES (1994), si bien los bosques y los paisajes forestales no ejercen funciones “naturales”, pueden definirse algunas de sus propiedades como si fueran

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funciones o servicios que prestan a la sociedad. Desde esta perspectiva antrópica, dichos servicios son muchos y muy variados, algunos de los cuales presentan valor de mercado, otros no. Se reconocen distintos servicios para un mismo paisaje y un bosque tiene muchos valores. Una posible lista de los servicios que un paisaje forestal da a la sociedad, es la siguiente:

a) Fuente de materiales y servicios, tales como madera, flores y hongos, sitios de pesca y caza, fuente de recursos genéticos, sitio de recreación y turismo, espacio para la crianza de ganado, construcción de asentamientos humanos y producción agrícola.

b) Lugar en que se reciclan nutrientes y se retiene suelo que podría escurrirse y eventualmente llegar a los asentamientos humanos o al mar; sitio donde se retarda el flujo de las aguas lluvias impidiendo inundaciones de las zonas bajas aledañas; sitio donde se absorbe contaminación atmosférica y se regula el clima regional, donde se fijan carbono y nitrógeno atmosféricos, y fuente de placer estético y espiritual para la población.

En esta lista, es más fácil cuantificar el valor de los ítemes del punto a que los del punto b. No obstante, todos ellos son valiosos para los distintos actores sociales. Una diferencia importante entre estos valores es que algunos de ellos importan más bien al usuario directo de los paisajes forestales y sus componentes (valores privados), en tanto que otros constituyen parte del bien común y conciernen a la sociedad presente y futura (valores sociales).

Una forma de imaginar qué valor tienen estos servicios es pensar cuánto se estaría dispuesto a pagar a una empresa (o al bosque), que nos diera o mantuviera tal servicio.

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Otra forma sería plantear cuánto dinero se estaría dispuesto a recibir a cambio de que los ecosistemas y paisajes forestales, ya no nos dieran uno o más de los servicios señalados, por ejemplo, a cambio de renunciar a la recreación que proveen la flora y fauna nativas de la Región valdiviana.

En los bosques tropicales, se ha calculado que los servicios obtenidos de los usos sustentables del bosque equivalen a cortar la madera de modo no sustentable (GROOT, 1988). Este ejercicio aún no se ha practicado para los bosques chilenos.

Los economistas distinguen varios tipos de valores en los elementos de un bosque (MUNASINGHE, 1992):

a) Valor de uso directo, como por ejemplo recreación, producción de madera o de alimentos, considerados en el punto “a)”, de la lista antes presentada (página 11).

b) Valor de uso indirecto, que deriva del funcionamiento de los ecosistemas forestales y sus servicios, tales como control de inundaciones y avalanchas, considerados en el punto “b)”, de la lista antes presentada (página 11).

c) Valor potencial o de opciones futuras, es decir, el reconocimiento de los valores que puede tener a futuro el uso personal de un paisaje, ya sea por usos directos o indirectos. La diversidad biológica y cultural, y la conservación de hábitats son ejemplos de este tipo de valor.

Los economistas, como AZQUETA (1994), distinguen, además, valores que no son de uso, tales como el valor de existencia - el valor que se le asigna a un bosque o a uno de sus componentes por el solo hecho de existir - y el valor social futuro, es decir, la posibilidad de que, en el futuro, otros puedan usar o tener acceso a un paisaje o a ver una especie.

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2.1.3. Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas por el Estado.

Sin duda alguna, la máxima agrupación a nivel de espacios naturales a nivel nacional la conforma el “Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas por el Estado” (SNASPE). Esto hace que a los espacios naturales se les asocie inmediatamente con las “Áreas Silvestres Protegidas”. Una importante superficie de nuestro país está incorporada al SNASPE, constituido por Parques Nacionales, Reservas Nacionales, Monumentos Naturales y Reserva de Regiones Vírgenes, las cuales cubren una superficie de poco más de 14 millones de hectáreas, aproximadamente un 18,3% de la superficie continental. El actual sistema cuenta de 32 Parques Nacionales, 47 Reservas Nacionales y 13 Monumentos Naturales, sumando un total de 92 unidades de manejo (CONAF, 2000).

Según lo establece la ley que crea el SNASPE (Ley N° 18362), éste tiene como objetivo básico mantener áreas de carácter único o representativo de la diversidad ecológica del país, o lugares con comunidades animales o vegetales, paisajes o formaciones geológicas naturales, a fin de posibilitar la educación e investigación y asegurar la continuidad de los procesos evolutivos, las migraciones animales, los patrones de flujo genético y la regulación del medio ambiente.

La misma ley define a las Áreas Silvestres como los ambientes naturales, terrestres o acuáticos, pertenecientes al Estado y que éste protege y maneja para la consecución de los objetivos señalados en cada una de las categorías de manejo. Las principales categorías de manejo son tres:

Monumento natural.

Área generalmente reducida, caracterizada por la presencia de especies nativas de flora y fauna o por la existencia de sitios geológicos relevantes, desde el punto de

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vista escénico, cultural o científicos. Su objetivo es preservar el ambiente natural, cultural y escénico y, en la medida que sea compatible con ello, desarrollar actividades educativas, recreacionales o de investigación (Cuadro 1).

CUADRO 1. Monumentos Nacionales de Chile No. Nombre Unidad

Región Provincia

Comuna

Sup.(ha)

1

Salar de Surire

I

Parinacota

Putre

11.298

2

La Portada

II

Antofagasta

Antofagasta

31

3

Pichasca

IV

Limarí

Río Hurtado

128

4

Isla Cachagua

V

Petorca

Zapallar

4,5

5

El Morado

R.M.

Cordillera

San José de Maipo 3.009

6

Contulmo

IX

Malleco

Purén

82

7

Cerro Ñielol

IX

Cautín

Temuco

90

8

Alerce Costero

X

Valdivia

La Unión

2.308

9

Dos Lagunas

XI

Coyhaique

Coyhaique

181

10

Cinco Hermanas

XI

Aisén

Aisén

228

11

Cueva del Milodón

XII

Ultima Esperanza

Pto Natales

189

12

Los Pinguinos

XII

Magallanes

Pta. Arenas

97

13

Laguna de los Cisnes

XII

Tierra del Fuego

Porvenir

25

Total Superficie

17.671

Fuente: www.corfo.cl

Parque Nacional.

Área

generalmente

extensa,

donde

existen

diversos

ambientes

únicos

o

representativos de la diversidad biológica natural del país, no alterada significativamente por la acción humana, capaces de autoperpetuarse y en que las

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especies de flora y fauna o las formaciones geológicas, son de especial interés educativo, científico o recreativo. Los objetivos que se pretenden son la preservación de muestras de ambientes naturales, de rasgos culturales y escénicos asociados a ellos; la continuidad de los procesos evolutivos, y en la medida de que exista compatibilidad con lo anterior, la realización de actividades de educación, investigación y recreación (Cuadro 2).

Reserva Nacional.

Áreas cuyos recursos naturales es necesario conservar y utilizar con especial cuidado, por la susceptibilidad de éstos a sufrir degradación o por su importancia en el resguardo del bienestar de la comunidad. Los objetivos apuntan a la conservación y protección del recurso suelo y de aquellas especies amenazadas de flora y fauna silvestre, a la mantención o mejoramiento de la producción hídrica y la aplicación de tecnologías de aprovechamiento racional de éstas (Cuadro 3a y 3b). Respecto de la categoría Reserva Nacional, especifica que se entenderá como un área cuyos recursos naturales es necesario conservar y utilizar con especial cuidado, por la susceptibilidad de éstos a sufrir degradación o por su importancia relevante en el resguardo del bienestar de la comunidad. Son objetivos de esta categoría la conservación y protección del recurso suelo y de las especies amenazadas de fauna y flora silvestres, la mantención o mejoramiento de la producción hídrica, y el desarrollo y aplicación de tecnologías de aprovechamiento racional de la flora y fauna. Según la clasificación de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), Reserva Nacional corresponde a la Categoría IV o Área de manejo de hábitat/especies, que es un área protegida manejada principalmente para la conservación, con intervención al nivel de gestión. De acuerdo con ello, la Reserva Nacional es un área terrestre y/o marina sujeta a intervención activa con fines de manejo, para garantizar el mantenimiento de los hábitats y/o satisfacer las necesidades de determinadas especies.

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CUADRO 2. Parques Nacionales de Chile. Nº 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32

Nombre de la Unidad Lauca Volcán Isluga Llullaillaco Pan de Azúcar Llanos de Challe Nevados de Tres Cruces Bosque Fray Jorge La Campana Las Palmas de Cocalán Rapa Nui Arch. de J.uan Fernández Laguna del Laja Huerquehue Villarrica Nahuelbuta Tolhuaca Conguillio Puyehue Vicente Pérez Rosales Alerce Andino Chiloé Hornopirén Isla Guamplín Río Simpson Laguna San Rafael Queulat Isla Magdalena Bernardo O’Higgins Torres del Paine Pali Aike Alberto de Angostini Cabo de Hornos Tot. Sup. (há):

Fuente: www.corfo.cl

Reg. I I II II-III III III IV V VI V V VIII IX IX IX IX IX X X X X X XI XI XI XI XI XIXII XII XII XII

Provincia Parinacota Iquique Antofagasta Antofagasta/Copiapó Huasco Copiapó Limarí Quillota Cachapoal Isla de Pascua Valparaíso Bío-Bío Cautín Cautín Malleco Malleco Cautín/Malleco Osorno Llanquihue Llanquihue Chiloé Palena Aisén Aisén Aisén Aisén Aisén Cap.Prat/Ú.Esperan. Ú. Esperanza Magallanes Antártida Antártida

Comuna Putre Colchane Antofagasta Taltal/Chañaral Huasco Copiapó/T. Amarilla Ovalle Hijuelas/Olmué Las Cabras Isla de Pascua Juan Fernández Antuco Pucón Pucón/Curarrehue Angol Victoria Melipeuco/Vilcún Entre Lagos Puerto Varas Puerto Montt Ancud Hualaihue Aisén Aisén Aisén Cisnes Cisnes Tortel / Pto. Natales Torres del Paine San Gregorio Navarino Navarino

Sup (há) 137.883 174.744 268.671 43.754 45.708 59.082 9.959 8.000 3.709 7.130 9.571 11.600 12.500 61.000 6.832 6.374 60.832 106.772 253.780 39.255 43.057 48.232 10.625 41.160 1.742.000 154.093 157.616 3.525.901 181.229 5.030 1.460.000 63.093 8.759.192

17

CUADRO 3a. Reservas Naturales de Chile. No. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37

Nombre de la Unidad Las Vicuñas Pampa del Tamarugal La Chimba Los Flamencos Pingüino de Humboldt Las Chinchillas Río Blanco Lago Peñuelas El Yali Río Clarillo Río de los Cipreses Roblería del Cobre de Loncha Laguna Torca Los Ruiles Radal Siete Tazas Federico Albert Altos de Lircay Los Queules Bellotos del Melado Ñuble Isla Mocha Los Huemules de Niblinto Ralco Alto Bío Bío Malalcahuello Nalcas Malleco Villarrica China Muerta Valdivia Mocho-Choshuenco Llanquihue Lago Palena Futaleufú Lago Rosselot Las Guaitecas Cerro Castillo

Fuente: www.corfo.cl

Región I I II II III IV V V V R.M. VI VI VII VII VII VII VII VII VII VIII VIII VIII VIII IX IX IX IX IX IX X X X X X XI XI XI

Provincia Parinacota Iquique Antofagasta El Loa Huasco/Elqui Choapa Los Andes Valparaíso San Antonio Cordillera Cachapoal Melipilla Curicó Cauquenes Curicó Cauquenes Talca Cauquenes Linares Ñuble Arauco Ñuble Bío Bío Malleco Malleco Malleco Malleco Cautín Cautìn Valdivia Valdivia Llanquihue Palena Valdivia Aisén Aisén Coyhaique

Comuna Putre Pozo Almonte/Huara Antofagasta San Pedro de Atacama Freirina/La Higuera Illapel Las Andes Valparaíso San Antonio Pirque Machalí Alhué Vichuquén Chanco Molina Chanco San Clemente Pelluhue Colbún Pinto Tirúa Coihueco Sta. Bárbara Lonquimay Lonquimay Lonquimay Collipulli Pucón/Curarrehue Melipeuco Corral Panguipulli/Futrono Puerto Montt Palena Corral Cisnes Cisnes Coyhaique

Sup (há) 209.131 100.650 2.583 73.987 859 4.229 10.175 9.094 520 10.185 38.582 5.870 604 45 5.148 145 12.163 147 417 55.948 2.368 2.021 12.421 35.000 13.730 13.775 16.625 60.005 9.887 9.727 7.537 33.972 49.415 12.065 12.725 1.097.975 179.550

18

CUADRO 3b. Reservas Naturales de Chile (continuación). No. Nombre de la Unidad

Región

Provincia

Comuna

Sup (há)

38

Coyhaique

XI

Coyhaique

Coyhaique

2.150

39

Trapananda

XI

Coyhaique

Coyhaique

2.305

40

Lago Carlota

XI

Coyhaique

Lago Verde

27.110

41

Lago Las Torres

XI

Coyhaique

Lago Verde

16.516

42

Katalalixar

XI

Capitán Prat

Cochrane

674.500

Fuente: www.corfo.cl

Plan de Manejo.

La definición de Plan de Manejo que actualmente existe en la legislación forestal chilena está contenida en el Artículo 2° del D.L 701 de 1974 sobre Fomento Forestal, y es la siguiente: “instrumento que, reuniendo los requisitos que se establecen en este cuerpo legal, regula el uso y aprovechamiento racional de los recursos naturales renovables en un terreno determinado, con el fin de obtener el máximo beneficio de ellos, asegurando al mismo tiempo la preservación, conservación, mejoramiento y acrecentamiento de dichos recursos y su ecosistema”.

El Documento Nº 9 de Políticas Técnicas para el Manejo de las Reservas Nacionales de Chile de la Corporación Nacional Forestal, define Plan de Manejo como: “Documento directriz de planificación referido a toda la unidad y que contiene objetivos, normas, una zonificación, así como las actividades que se ejecutarán en ella”. Entrega la orientación general para los otros tipos de documentos de planificación de más detalle.

19

En ese sentido, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) elaboró un documento llamado Manual de Operaciones para el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas donde señala que “cada unidad de manejo deberá contar con un plan de manejo actualizado el cual servirá como documento básico para determinar y guiar, a largo plazo, las actividades de desarrollo que es necesario ejecutar en la unidad y para la formulación anual de los programas de trabajo”. En el mismo Manual de Operaciones de CONAF, se encuentra un capítulo concerniente a cada una de las categorías de manejo y su uso público. Para las Reservas Nacionales señala que “aunque la protección de sus valores naturales es de primera importancia, las Reservas tienen más flexibilidad que las otras categorías de manejo, en cuanto a los usos públicos permitidos. Se podrá modificar el ecosistema con el fin de cumplir con el objetivo que motivó la creación de la Reserva. Se permitirá la investigación científica aplicada, orientada hacia el mejor aprovechamiento de ciertos recursos (indicados en el Plan de Manejo), con el fin de transferir ese conocimiento al sector privado. La recreación y la educación ambiental serán fomentadas como usos importantes y complementarios a los de protección e investigación”.

Otro de los instrumentos que regula la creación y ejecución de planes de manejo en las áreas silvestres protegidas, específicamente para Reservas Nacionales, es el Manual Técnico N° 9 de CONAF, llamado “Políticas Técnicas para el Manejo de las Reservas Nacionales de Chile”. Estas políticas deben transformarse, según la misma Corporación, en el marco rector del manejo de las Reservas Nacionales, pues éstas deben asumir un importante rol en el desarrollo y aplicación de técnicas de aprovechamiento racional de la flora y la fauna nacional, en beneficio de las regiones donde se encuentran insertas y, por tanto, del país entero (CONAF, 1988).

20

2.1.4. Los espacios naturales en su dimensión predial.

El hecho que la mayor representatividad de los espacios naturales sea en el SNASPE o en ASPE privadas, hace que sea imprescindible considerarlos, finalmente, como predios y caracterizarlos como tal. Para GASTÓ (1999) el predio rural debe ser considerado como un sistema, debido a que existen numerosas actividades relacionadas entre sí, donde se integran las labores agrícolas, el trabajo, el capital, los riesgos, la tierra, las construcciones, las obras de ingeniería agrícola y la capacidad de producir. Son unidades donde se integran el ecosistema (WALTER y BOX, 1976), con la unidad independiente de actividad económica, la unidad social y la cultural (RUTHENBERG, 1980). Es el lugar donde se toman decisiones para el desarrollo agrícola, por lo cual debe ser considerado como un sistema complejo (Figura 1).

2.1.4.1 Estructura.

Desde un punto de vista operativo, el predio puede ser definido como "una unidad organizada de toma de decisiones, un espacio de recursos naturales renovables, conectados interiormente y limitados exteriormente, cuyo fin es hacer agricultura" (NAVA, ARMIJO y GASTÓ, 1984). Finalmente, se tiene que el predio (P) está dado por: P = f (S, Σ, Φ, σa) Donde S

=

Espacio, L3*T (longitud * tiempo).

Σ

=

Unidades espacio-temporales de recursos naturales

renovables, tales

como división de un campo de cultivo o un cercado. Φ

=

Flujo inter o intra de masa, energía o información.

σa

=

“Output” o respuesta como función de la artificialización.

21

Naturaleza

Ecosistema

Antrópico

Económico

Socio - cultural

Propietario

Decisiones Predio

FIGURA 1. El predio rural como un sistema, está compuesto por elementos originados en la naturaleza (ecosistema), integrados y modificados por elementos de origen antrópico. Fuente: GASTÓ et al, 1998.

22

De esta función se desprende que el predio es un área acotada legal o consuetudinariamente, lo cual incluye un espacio, posición y un tiempo dado; es decir, que puede ser representado temporal y geográficamente. El recurso natural está dado por la naturaleza contenida en el espacio acotado del predio, el cual ha sido apropiado por el agricultor y sobre el cual ejerce un dominio y control. La naturaleza apropiada, sobre la cual ejerce dominio, puede ser utilizada y transformada por quien tome las decisiones de artificialización.

Administrativamente, el predio se organiza para su gestión en unidades espacio-temporales conectadas entre sí, a través del flujo de masa, energía e información, lo cual implica la existencia de conductos que permitan este transporte y unifiquen al sistema en un conjunto holístico. La respuesta global del sistema es la resultante del proceso.

En escala predial, el ecosistema-origen corresponde al ecosistema completo, integrado al nivel de complejidad propio de la naturaleza, lo cual es su centro u origen. Es factible hacer una descomposición del ecosistema-origen definiéndolo como la unidad ecológica básica, cuya complejidad es el producto de la integración de dichos subsistemas.

Es factible hacer una descomposición del sistema en dos grandes conjuntos de elementos;

Internos (EI). Externos (EX). En una primera aproximación, se establecen relaciones potenciales y de flujo entre los elementos internos a través de las conexiones con el exterior. Se divide en:

23

Internos. biogeoestructura (Ebi). socioestructura (Ehi). tecnoestructura (Eni).

Externos. sistemas externos incidentes (Eci). entorno (Eei).

2.1.4.2 Estado.

El ecosistema-origen es el elemento básico de estudio, cuya complejidad puede ser analizada como el producto de la combinación de estos cinco subsistemas, constituido por un tipo de complejidad dado por la unidad de referencia (RODRIGO, 1980). Considerando lo anterior, el ecosistema (E) en estado i se puede considerar como:

Ei = {Ebi , Ehi , Eni , Eci , Eei }

Tal que los componentes estén conectados entre sí de manera que el conjunto actúe como una unidad.

La biogeoestructura (Ebi) corresponde al recurso natural o naturaleza, donde se conjugan los componentes abióticos del sustrato y atmósfera en un sólo sistema, al integrarse con los componentes bióticos de la fitocenosis y zoocenosis.

La socioestructura (Ehi) corresponde al hombre organizado en estructuras sociales, culturales y laborales definidas. No es posible aislar al hombre del contexto de la

24

naturaleza, por lo cual es una parte de ella. La naturaleza está contenida en el hombre como unidad socioestructural.

La tecnoestructura

(Eni) es el componente caracterizado por los elementos

tecnológicos generados por el hombre tomando en cuenta la transformación de elementos naturales bióticos y abióticos, provenientes de la biogeoestructura. Esta transformación es, por lo tanto, fruto de la interacción entre socioestructura y biogeoestructura.

El subsistema entorno (Eei) representa al medioambiente externo del sistema, el cual incide necesariamente sobre éste. Sus atributos más obvios se refieren al deterioro ambiental provocado por contaminación, lo cual incide sobre los sistemas circundantes.

Los sistemas externos incidentes (Eci) corresponden a las conexiones de flujo entre un sistema dado y los demás. Ningún ecosistema puede ser cerrado, es decir, no tener flujos de masa, energía e información desde o hacia otros sistemas. De acuerdo a la magnitud de las conexiones externas en relación a las internas se tiene el grado de apertura del sistema. El ecosistema no es cerrado, caracterizándose por su grado de apertura y conexiones con el exterior. Los sistemas incidentes entregan aportes naturales al predio o bien se reciben importaciones desde el exterior, provenientes desde otros sistemas o predios. En ambos casos, existe un flujo de masa, energía e información, estimulado por una diferencia de potenciales y restringido por lo mecanismos de resistencia al flujo.

Los egresos del sistema (output), pueden ocurrir en forma natural hacia la ecósfera y se denominan pérdidas, o bien dirigidos hacia otros sistemas, lo cual corresponde a las exportaciones. La tasa de flujo desde el sistema hacia el exterior depende, al igual

25

que en los aportes, de la diferencia de potenciales entre el sistema y su medio y de la resistencia al flujo.

Desde un punto de vista conceptual y funcional, resulta preferible considerar al hombre como un elemento interno del ecosistema, el cual en alguna forma dirige, modifica y planifica las acciones que se pueden ejercer sobre el sistema del cual espera una respuesta determinada. El concepto de ecosistema-origen parte de la necesidad de definir un nivel de organización e integración, que permita enmarcar los componentes que caracterizan a los sistemas complejos en los cuales interviene el hombre.

Según GASTÓ (1999), es posible, por lo tanto, definir el ecosistema-origen como la unidad ecológica básica, cuya complejidad es el producto de la integración de cinco subsistemas: biogeoestructura, socioestructura, tecnoestructura, entorno y unidades incidentes; constreñido por un tipo de complejidad dado por la unidad de paisaje. Cada uno de los subsistemas anteriores está regido por las formas funcionales dadas por:

ρ j = ρ(ε , β ) β j = β (ε , Λ ) Λ j = (η,σ )

σ = σ (η 1 ,η 2 )

Donde

ρ

=

output o respuesta de cada caja negra traslúcida.

ε

=

input a esa caja traslúcida.

β

=

comportamiento del sistema.

Λ

=

es la arquitectura del sistema dada por su componente físico, de las

estructuras del sistema.

26

σ

=

arreglo topológico de las estructuras.

η

=

tamaño de los componentes.

Estas ecuaciones generales determinan el estado del ecosistema-origen ( Ei j ) en términos de su estímulo ε, el comportamiento β, y su arquitectura Λ. En otras palabras, el espacio de estado Eb, para el subsistema biogeoestructural, está determinado (εb, βb, Λb) tales que satisfacen las ecuaciones anteriores. Similarmente, para los espacios de estado Eh, En, Ee y Ec que denotan a las clases de elementos: hombre organizado, tecnoestructura, entorno y unidades incidentes, respectivamente. El espacio de estado del ecosistema-origen Ei j está determinado por la relación R tal que:

{

}

R = Eb, Eh, En, Ee yEc

2.2.Ordenamiento territorial, representación y resolución de problemas prediales1: Los problemas de ordenamiento territorial e intervención en escala predial han sido tradicionalmente resueltos en forma intuitiva, por lo cual los resultados, usualmente distan de ser óptimos. Los conflictos de la agricultura, a pesar de su aparente simpleza son de gran complejidad, debido al número y diversidad de las variables que

1

Este apartado se estructura, básicamente sobre el documento de borrador en discusión desarrollado bajo la conducción del Dr. Juan Gastó (GASTÓ, 1999) y de las discusiones personales sostenidas con el autor acerca del mismo.

27

intervienen y a las dificultades de caracterizar el territorio predial. El término agricultura, en el presente trabajo, se emplea lato sensu en su acepción contemporánea que incorpora el uso múltiple de la tierra con propósitos de producción (cultivos, ganaderos, forestal, de agua, peces, praderas, etc.), protección (suelos, control de erosión, de fauna, de riberas, de paisajes, etc.) y de recreación (cabalgadura, canotaje, senderismo, paisajismo, observación de fauna, pesca deportiva, etc.) y ampliando este último concepto, a la prestación des servicios de educación y formación.

Por esto, se requiere el contar con una metodología que permita aproximarse a la solución de manera rigurosa y sistemática. Pretender resolver problemas tan complejos como los prediales con tecnologías parciales de cultivos, ganaderas, de riego, de fertilización o cualquier otra no es lo más conveniente. Las soluciones prediales deben ser holísticas, por lo cual las tecnologías específicas que se apliquen deben ser referidas al predio como un todo, considerando como una prioridad la dimensión territorial del problema.

La agricultura (A), en su acepción contemporánea de uso múltiple de la tierra, puede ser definida operacionalmente como "el proceso de artificialización de la naturaleza". Simbólicamente se tiene que está dada por: A = f (Π a / Π a : ∑ i → ∑ j )

con aj > ai Donde: Πa

=

conjunto operadores de artificialización.

Σn

=

ecosistema en estado n.

an

=

nivel de artificialización de la naturaleza para el estado n.

28

El grado de artificialización de la naturaleza "es la magnitud generalizada entre un estado de referencia Ei y un estado transformado Ej". La artificialización de la naturaleza contenida en el predio es la resultante de la aplicación de operadores de transformación sobre los recursos contenidos en el espacio-tiempo predial. Corresponde a acciones emprendidas en el predio luego de la toma de decisiones del gestor, con el fin de lograr algún output o respuesta dada del sistema, el cual está representado

como

ecosistema,

que

en

el

caso

predial

corresponde

al

ecosistema-origen. El operador de transformación es una operación funcional Πij, de manera tal que el estado Ei del ecosistema sea artificializado al estado Ej. En este proceso interviene la naturaleza con todos sus componentes, la tecnología incorporada y quien adopta las decisiones que pretende alcanzar un estado dado, al mismo tiempo que ejecuta las acciones tendientes a alcanzarlo, lo cual está dado por: Π

ij Ei ⎯⎯→ Ej

Donde:

Ei

=

estado inicial del sistema.

Ej

=

estado final del sistema.

Πij

=

operador de artificialización, la que expresa al conjunto de estado de cada uno de los subsistemas relacionados de manera de generar un nuevo espacio de estado.

2.2.1. Metodología general de la planificación.

Para CHADWICK (1973), la metodología de la planificación se puede definir como un conjunto de fases sucesivas que se plantean la comprensión de una realidad dada y el diseño y programación de su alteración para un determinado espacio de tiempo que

29

media entre ambas situaciones inicial y final. El proceso planificador es expresado en forma de etapas secuenciales y se presenta la estructura metodológica que

se

desglosa como sigue:

a) Definición de la situación diagnóstica de la realidad. Clarificación y especificación de la situación inicial, especialmente orientada al proceso de descubrimiento de las leyes internas de funcionamiento del sistema estudiado.

b) Definición de la situación objetivo, en consideración de la situación inicial y del tiempo que deba mediar entre ella y la final.

c) Definición del campo de alternativas. Será el conjunto de vías mediante las cuales es posible pasar desde la situación inicial a la situación objetivo.

d) Definición de criterios de selección de alternativas.

e) Definición de la alternativa óptima.

f) Definición del marco de programación de la alternativa óptima. Esta fase representa el desglose de la alternativa en sus actividades principales.

g) Desarrollo o ejecución de la alternativa.

h) Control y evaluación de la alternativa en realización.

i) Retroalimentación.

30

2.2.2. La dimensión territorial.

El proceso de planificación posee una expresión espacial que lo hace adquirir una dimensión territorial, en la medida en que se entiende al territorio como el espacio en el cual se manifiesta la interrelación sociedad-naturaleza. Según LAVANDEROS, GASTO y RODRIGO (1994), este concepto tiene una implicancia valórica, en la medida en que refleja la “apropiación” del espacio por el hombre, su internalización y su transformación en un espacio vivencial.

Al interior del territorio, la interrelación entre los sistemas natural y social toma dos formas principales, según BIFANI (1982). Una de ellas corresponde a una adaptación del sistema social a las restricciones y potencialidades del sistema natural. La otra es la gestión y transformación de la naturaleza por la sociedad, en función de sus objetivos y sus capacidades científicas, técnicas y organizativas. En ambos casos, se trata de una acción de la sociedad sobre la naturaleza, por lo cual se destaca nuevamente la necesidad de conocer, a cabalidad, los procesos que caracterizan al sistema natural, a fin de que su intervención no redunde en un deterioro y en un freno al proceso de desarrollo.

Para la planificación del territorio existen dos aspectos fundamentales que es necesario conocer respecto al sistema natural: su estado (estructura y funcionamiento), y su comportamiento frente al cambio. Conocer el estado del sistema permitirá prever que elementos podrán sufrir impactos o cambios al modificarse determinadas condiciones en otras partes del sistema global. Por su parte, el concepto de cambio (asociado al de resiliencia y homeostasis), permite analizar la existencia de mecanismos cibernéticos de retroalimentación, los cuales pueden explicar efectos secundarios, terciarios o colaterales, derivados de cualquier alteración y movilizados a través de la red de interacciones.

31

2.2.2.1 Cambio de estado.

El concepto de cambio alcanza una gran importancia en la planificación, por cuanto, justamente lo que se persigue es conseguir una modificación del estado actual del sistema. La posibilidad de que este cambio sea controlado y produzca los resultados deseados depende del grado de conocimientos que se haya alcanzado respecto a la estructura y conducta del sistema natural. La aplicación incontrolada de ciertos estímulos puede provocar respuestas muy diferentes a las esperadas en el sistema natural, con alteraciones tanto en su estructura como en su funcionamiento y con repercusiones sobre la sociedad y su proceso de desarrollo (BIFANI, 1982).

Según GASTÓ (1999), en la transformación estado Ei del ecosistema-origen representativo del predio a un estado óptimo Eo, a través de la aplicación de un operador de transformación π ioe , se requiere que el conjunto de los cinco subsistemas se encuentre en estado Eo, lo cual está dado por el estado Ek de cada uno de los sistemas, con la condicionante que su conjunto sea óptimo: π io Ei ⎯⎯ → Eo l

de manera que: π →{ Ebk , Ehk , Enk Eek , Eck } {Ebi , Ehi , Eni Eei , Eci } ⎯⎯ l io

Al aplicar un operador de transformación y producir un cambio, la posibilidad de que este cambio sea controlado y produzca los resultados deseados depende del grado de conocimiento que se haya alcanzado respecto a la estructura y conducta del sistema natural (ε, β, Λ).

32

El concepto de estado y cambio de estado de un ecosistema es importante porque en un momento dado es útil para conocer las condiciones específicas en las que se encuentra el sistema observable y las transformaciones del mismo por unidad de tiempo. El estado del sistema, tal como un predio, se define por sus componentes o arquitectura, y sus procesos o funcionamiento.

El estado de un sistema es el modo o condición de existir. En ciencia de sistemas, el estado generalmente está dado por una definición operacional, en términos de variables de estado, hallándose definidas por sus partes componentes, atributos observables o agrupamiento arbitrario de partes (PATTEN, 1971).

El estado de un sistema E(t), según PATTEN (1971), se define por la siguiente ecuación, con n componentes y xn variables de estado, donde cada variable es una función del tiempo:

E (t ) = [ x1 (t ), x2 (t ),..., xn (t )]

Para GASTÓ (1999) existe una correspondencia homomórfica entre los componentes topológicos σi(n) y las variables de estado {xi}, de manera que se puede establecer una relación del siguiente tipo entre ellas:

σ i (n) → {xi } De manera similar, existe una relación entre los vectores E y σ, y cierto subconjunto de variables de estado {X}E y {X}σ, de manera tal que representan particiones de las clases de equivalencia de los historiales de los estímulos.

33

Los vectores de estado están dados por: r x = ( x1 , x2 ,..., xn )

r Los vectores de estado ( xi ) , a diferencia de un conjunto de variables de estado (xi), tienen un orden definitivo en la enumeración de sus componentes. Las variables de estado pueden corresponder a cualquiera de dichas variables observables del ecosistema, tales como: textura, pendiente, potencial hídrico, densidad de plantas, etc. Algunas de estas variables afectan en mayor grado al vector y se les denomina pertinentes; las restantes corresponden a las impertinentes (REICHENBACH, 1973). Este aspecto es muy importante al momento de delimitar el fenómeno, representar y modelar el problema predial.

Si E (t) es el estado o conjunto de vectores de estado de un sistema al tiempo t, lo que, a su vez, está dado por las variables de estado; entonces, el estado futuro, al tiempo t+1 puede ser representado como: E (t + 1)

Si, por lo menos, una de las n variables de estado ha cambiado durante este intervalo de tiempo, ya sea espontáneamente o por un operador; entonces: E (t ) ≠ E (t + 1)

El estado del sistema puede fluctuar dentro de márgenes amplios, pero su organización y manejo deber ser el resultado del estudio determinado de su estado inicial y de su transformación llevada a cabo con criterio de optimización antrópica. Dada la importancia de la arquitectura y su posibilidad de determinar y elegir una que

34

se aproxime al óptimo, es necesario plantear, formalmente, las rutas a seguir para alcanzar el estado seleccionado.

2.2.3. Meta.

En la toma de decisiones relativas a la ordenación del territorio de un predio se requiere primeramente establecer el estado-meta que se desea alcanzar. La meta es el fin último al cual se dirigen las acciones o deseos de una persona o de un grupo de personas o de una sociedad entera. El estado final de un sistema también puede alcanzarse en forma natural o espontánea, sin que exista un proceso planificado para lograrlo. La representación que se haga de un predio debe ser tal que contenga la información, modelación y estructura de base de datos que permita, eventualmente, determinar la meta y lograr llevar a cabo las etapas para alcanzar ese estado.

La meta es el estado final más probable de un sistema, en este caso el predio que evoluciona internamente bajo la acción de fuerza externas. En forma natural, sin la intervención del hombre, la naturaleza evoluciona modelando su geoforma por la acción combinada de la geodinámica externa, dada fundamentalmente por la radiación solar, precipitaciones y la temperatura, y por la geodinámica interna dada por la gravedad, lo tectónico y el transporte de materiales. De esta forma, se generan las diversas cuencas que caracterizan la superficie de la tierra. Simultáneamente, los procesos sistemogénicos que ocurren en la cubierta terrestre van evolucionando, direccionalmente, hacia el estado de mayor desarrollo, representado por el clima. La naturaleza evoluciona, por lo tanto, independientemente de la acción del hombre hacia un estado-meta dado por la cuenca y una cobertura dinámica (Figura 2).

35

La Meta Global (Estado final): Calidad de vida E0 Ej

Naturaleza: · Cuenca · Clímax

Ek

Empresa: · Negocio · Tecnología · Ocio

Ee

Sociedad: · Ocupación territorial · Condiciones de vida

Las metas posibles de los actores

Ei : Estado actual del sistema predial

FIGURA 2. Las tres metas principales que se dan de acuerdo al contexto de ocurrencia. En el caso del predio, la meta se establece por el propietario de acuerdo a los condicionantes generales y del entorno (GASTÓ et al., 1998).

36

La segunda meta está dada por el predio como empresa, que busca, fundamentalmente, optimizar el negocio relativo al uso del territorio para lo cual se requiere incorporar tecnología al sistema y, simultáneamente, extraer o modificar los elementos naturales. Es, por lo tanto, conflictiva e incluso antagónica con la meta de la naturaleza. La meta de la sociedad, como un todo, está dada por la ocupación del territorio para satisfacer las necesidades vitales de la población, que en el caso del predio es, esencialmente, el propietario y el sector social con incidencia predial.

Los objetivos se formulan con el fin de establecer los propósitos o actividades que se deben llevar a cabo para alcanzar una meta dada. Los atributos pueden definirse como los valores asignados para la toma de decisiones, cuyo fin es alcanzar algún objetivo específico dado. La valorización del atributo se hace independiente de los anhelos o deseos de quien toma la decisión y puede ser representada como una función matemática cualquiera, relativa a la variable. El atributo puede ser ecodiversidad del espacio, conectividad o estabilidad del sistema. Dado un atributo, el objetivo representa la dirección del mejoramiento del objetivo dado. El mejoramiento del sistema puede ser referido al incremento o decremento de un atributo dado aproximándolo al estado meta establecido.

La meta que se pretende alcanzar en un predio cualquiera está dada por cuatro elementos fundamentales (Figura 3): •

Las características físicas del predio, dadas por la superficie total que este ocupa y por su receptividad tecnológica.



La racionalidad del propietario, dada por la percepción de sus necesidades, funciones y caprichos.

37



La tecnología aplicada, condicionada por la receptividad tecnológica del predio y por la racionalidad del propietario.



La capacidad de llevar a cabo las acciones que permitan aproximarlo al estadometa buscado.

La superficie total del predio es la primera limitante que percibe el productor cuando inicia el proceso de búsqueda del estado meta que debe alcanzar. Pero no es este el objetivo directo de su búsqueda, sino que tres elementos relacionados con ello, los cuales afectan su capacidad sustentadora, a saber: las características físicas del espacio acotado, las características del entorno y las conexiones de input-output con los sistemas externos.

En el interior del predio, existen numerosas clases de ámbitos, y cada uno difiere, en sus limitantes, contricciones y potencialidades, es decir, existe una heterogeneidad de espacios. Las diferencias entre ellos están dadas, fundamentalmente, por las geoformas (Distritos), ámbitos edafoambientales (Sitios), y cobertura vegetal y animal. Las posibilidades de combinaciones entre ellas son, también, enormes. El espacio físico sobre el cual el propietario ejerce su dominio es el escenario del predio y constituye, por lo tanto, la condicionante de primera jerarquía para la determinación de la meta.

38

Características del sitio y su cobertura vegetal

Biogeoestructura

Tecnoestructura Tec h

né:

me

Ca pa arti cidad cu l aci de ón

dio par aa Pra lca xis nza : el r un Po h ies acer fin is

Socioestructura

Necesidades Funciones Caprichos

Sistemas externos incidentes

Limitantes

IO: ED PR eta L Racionalidad E a M L

Entorno

FIGURA 3. Componentes fundamentales para la determinación del estado-meta del predio. En esta determinación intervienen diversos elementos que deben conjugarse para su definición. Fuente: GASTÓ (1999).

39

Por lo anterior, un examen detallado de los elementos físicos y territoriales de los predios rurales, en general, es la etapa fundamental de su caracterización. Con la tecnología actual, es factible caracterizar objetivamente la estructura física de cualquier predio rural. VOS y FRESCO (1994) consideran al paisaje en un territorio dado como un arreglo espacial característico de las cualidades de la tierra en combinación con los agroecosistemas específicos.

En relación a la racionalidad del propietario como tomador de decisiones, se tiene en primer lugar las necesidades existenciales, las cuales se agrupan en cuatro clases, de las que una parte pueden ser satisfechas por el predio, de acuerdo a la percepción del propietario y a las condicionantes físicas para alcanzar una meta dada.

Al establecerse la meta y los objetivos relativos al ordenamiento territorial, se debe considerar

que el espacio es heterogéneo y que existe una multiplicidad de

necesidades de la población. Los ámbitos y objetivos del diseño deben relacionarse con estas dos condicionantes del espacio y de la sociedad. La heterogeneidad ambiental, también conocida como diversidad, indica la necesidad de generación de estrategias para formular el ordenamiento territorial, ya que no se debería poner cualquier cosa en cualquier lugar, sino que existen áreas con mayores atributos para determinados objetivos.

2.2.4. Caracterización física y diagnóstico.

La recolección de información para el inventario de los recursos naturales y humanos de un territorio predial constituye una etapa de gran significado en el proceso de planificación, en la medida en que las restantes etapas se sustentarán en ella. Dada esta relevancia, resulta de gran conveniencia que los datos recogidos guarden estrecha relación con los objetivos prefijados para el proceso de planificación.

40

En la realización de la caracterización se incluyen las fases de prospección y recolección de datos, su tratamiento y elaboración, y la expresión final de los resultados del inventario. Para cumplir con estas tareas, existen varias herramientas auxiliares de gran importancia, entre las que destacan la percepción remota, el almacenamiento y tratamiento automático de los datos, la cartografía automática y los sistemas de información geográfica.

Los datos que se recopilan en el proceso de inventario deben orientarse a la integración que entre ellos se pueda hacer, puesto que el medio objeto de tal inventario es un sistema.

En lo que se refiere a las variables a inventariar, por supuesto que resulta difícil determinar a priori y, en general, cuáles son las más importantes y las que deben ser incorporadas al estudio. No obstante, GÓMEZ (1978) plantea que, en términos generales, las variables que se inventariarían pueden ser reunidas en cuatro grupos, que siempre estarán presentes: las relativas al medio inerte, las relativas al medio biológico, las relativas al medio perceptual o paisaje y las relativas a las actividades humanas.

Todas estas variables permiten generar información necesaria para la identificación de biotopos, ecosistemas, unidades ambientales homogéneas o unidades temáticas, o bien aspectos orientados a la evaluación del impacto ambiental. En todo caso, se trata de información que hace posible conocer la estructura y comprender el funcionamiento del sistema territorial en estudio.

Las llamadas variables del medio inerte corresponden a información de clima, fisiografía e hidrología. Los datos climáticos se consideran en la medida en que condicionan decisivamente la evolución de los ecosistemas, tanto en los aspectos físicos como en los biológicos, así como en la forma de utilización antrópica de estos.

41

Los datos generados por el inventario se pueden expresar por medio de cartas temáticas, que representen los índices o parámetros utilizables directamente en las fases correspondientes al diagnóstico. En términos generales, se pueden mencionar dos grandes estrategias para la representación de los datos del inventario: •

Cuando la prospección se orienta hacia la consideración aislada de cada uno de los aspectos o las dimensiones del medio objeto de inventario, se presentan tantos mapas temáticos como variables tiene el inventario.



Cuando la prospección se centra en el reconocimiento del orden y la estructura del territorio, el inventario adopta la expresión de mapas que representan la clasificación del territorio en unidades intrínsecamente homogéneas.

2.2.4.1 Herramientas y tecnologías.

La información cartográfica es una herramienta de utilidad en la descripción y conocimiento del territorio. Existen diversas formas de representar el territorio, las cuales cumplen funciones determinadas.

Las cartas regulares o planchetas son generadas por el Instituto Geográfico Militar (Cartas IGM), cuya escala, por lo general, es de 1:50.000 a 1:25.000. En ellas se describen sectores dentro de una región administrativa del país, razón por la cual, todo estudio debería partir por tener un conocimiento acabado de estas cartas. En ellas se destaca un sistema de coordenadas, la información relativa a aspectos generales y características de un territorio dado donde se localiza un predio dado (GASTÓ, COSIO y PANARIO, 1993):

42

ƒ Fondo orotopográfico, representado por curvas de nivel. ƒ Red vial, representada por autopistas, caminos principales o secundarios, estado

que tienen los caminos durante el año, vía férrea. ƒ Hidroestructura básica; se señalan los ríos, lagunas, embalses, canales, quebradas y

otros cursos o acumulación de agua. ƒ Tecnoestructura; señala la posición geográfica de ciudades, pueblos, villorios,

asentamientos humanos, cercos, caminos, construcciones; en general, las construcciones antropogénicas visibles a la escala de la carta. ƒ Formaciones vegetales, representadas de una manera muy general; vegas,

empastadas y otras.

El código cartográfico en el caso del Instituto Geográfico Militar (IGM) de Chile, se compone de cinco secciones: •

Primer dígito: Tipo de artículo.



Segundo y tercer dígitos:

Escala.



Cuarto y quinto dígitos:

Sección del país.



Sexto a noveno dígitos:

Número de la hoja.



Décimo y undécimo dígitos: Identificación.

Dicho código se representa como sigue:

0 - 00 - 0000 – 00

La información obtenida de este tipo de cartas debe ser complementada con otras opciones de información que se ofrecen en el mercado. El CIREN genera importantes productos cartográficos, uno de los cuales corresponde a la ortofoto. Este es un

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producto cartográfico que presenta ventajas respecto de la cartografía tradicional, pues tiene corregidas las escalas y las distorsiones que presenta la foto aérea complementada con la información cartográfica convencional.

La ortofoto es una imagen del terreno cuya proyección central ha sido transformada en otra proyección ortogonal. Corresponde a una copia de la foto aérea pero con la eliminación de las distorsiones planimétricas provocadas por la inclinación de la cámara aérea, altitud de la toma fotográfica y el desplazamiento debido al relieve. De este modo, la variación de escala que existe en el fotograma no rectificado, producto de las diferencias del nivel del terreno fotografiado y de las inclinaciones de la cámara en el momento de la toma, se elimina obteniendo una escala única y exacta sobre la superficie de la ortofoto. La transformación de una proyección central a otra ortogonal se realiza mediante el procedimiento llamado rectificación (IGM, 1990; CARRÉ, 1972).

La ortofoto, en vez de contener la información del terreno graficado mediante simbología convencional, presenta la información de la fotografía aérea corregida, a la que se adiciona información de latitud y longitud, por lo cual pasa a ser en verdad una carta con una fotografía sobrepuesta. Además, puede sobreponerse una capa de demarcación de los deslindes prediales y de los roles de propiedades dado por Impuestos Internos y caracterización de suelos y de sus capacidades de uso.

Las fotografías aéreas son proporcionadas por el Servicio Aéreo Fotogramétrico. Estas permiten la realización de la fotointerpretación de un lugar, lo que se hace con la utilización de un instrumento denominado estereoscopio. Mediante la fotointerpretación se busca la determinación de elementos en el terreno fotografiado; es

decir,

identificar

geomorfológicas,

y

delimitar

formaciones

(ETIENNE y PRADO, 1982).

las

unidades

superficiales,

vegetacionales,

infraestructura,

unidades

hidrología,

etc.

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La fotografía aérea constituye un relato evidente y detallado de los rasgos naturales y culturales de la superficie de la tierra, debido a su poder resolutivo (CARRÉ, 1972). Existen diferentes tipos de fotografías aéreas, de acuerdo a la posición de la cámara dentro del avión, estas son (LABLEE, 1976): fotografía vertical, fotografía oblicua o convergente, fotografía panorámica.

La escala de la fotografía representa la relación que existe entre la magnitud real del terreno y la correspondiente en la fotografía aérea, está en función de la altura de vuelo y la distancia principal.

La estereoscopía es la técnica más utilizada para fotointerpretar. Se refiere a la restitución visual del relieve a través de mecanismos ópticos y sicológicos. El instrumento utilizado en dicha técnica es el estereoscopio. Existen dos tipos: de espejo y de bolsillo.

Una fotografía aérea aislada no es suficiente para obtener una visión estereoscópica de una área y así determinar diversas estructuras o unidades. Es necesario un par de fotografías sucesivas en la línea de vuelo, que presentan un área de traslape en el área que cubre un determinado predio. El área de traslape del par fotográfico es aquel que se repite en las fotografías sucesivas y que mediante el uso de un estereoscopio logra la visión de relieve o tridimensional.

Para fotointerpretar adecuadamente se separa, en primer término, en unidades discretas de mayor a menor jerarquía, considerando:

-

Forma de relieve.

-

Energía de relieve.

-

Tonalidad, color y textura.

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También es factible utilizar los pares fotográficos georreferenciados con precisión en puntos específicos con su altitud, longitud y latitud, y el uso de equipo sofisticado para hacer restituciones planimétricas. Estas cartas contienen información detallada de curvas de nivel, construcciones, cobertura vegetal y caracterización física de áreas pequeñas de territorio tal como una fina de tamaño medio, de algunas decenas o centenas de hectáreas.

En predios de menor superficie o bien cuando se requiere de mayor detalle, es necesario recurrir a instrumentos de terreno que permitan acceder a los elementos más mínimos, como teodolitos y niveles.

El trabajo de terreno es un complemento valioso para cotejar información instrumental con la fenomenológica. Los estudios de gabinete relativos a fotografías aéreas y cartografía deben necesariamente ser complementados con descripciones y mediciones de terreno. En terreno, se deben obtener muestras de suelo y descripciones de la vegetación y formación en parcelas experimentales y muestreo.

La etapa de inventario tiene un carácter fundamentalmente descriptivo, su objetivo es dar cuenta de lo existente. El diagnóstico, en cambio, consiste básicamente en la interpretación del inventario, de forma de generar la información necesaria para la predicción de la respuesta o reacción del medio ante diferentes tipos de utilización. En el fondo, la etapa de diagnóstico se propone transformar los datos del inventario en información para la ordenación y gestión territorial. La importancia de este proceso de valoración del medio radica en que informa sobre la calidad del territorio.

La predicción del comportamiento futuro del sistema constituye parte importante del diagnóstico, toda vez que ella permite distinguir los elementos o subsistemas claves para el control. Este esfuerzo debe orientarse al conocimiento de la funcionalidad del sistema, al esclarecimiento de la malla de relaciones y a la determinación de los

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circuitos de retroalimentación. Mediante esto, será posible llegar a identificar cuál o cuáles y en qué magnitud los elementos deben intervenirse para conseguir un cambio deseado. En el mismo sentido, deberá ser posible delinear los efectos de un cambio no deseado sobre otros elementos del sistema.

Esta predicción se basa en el establecimiento de la relación uso-territorio, es decir, en términos de impacto y aptitudes. Para conseguir esto, es necesario predecir el comportamiento de todos y cada uno de los puntos del territorio, para todos y cada uno de los usos objeto de localización. Esto quiere decir que la relación uso-territorio, para efectos de lo relativo a la localización óptima, se expresa en términos de impacto de la actividad sobre el medio y aptitud o vocación intrínseca del medio para la actividad.

Para fines de la ordenación ambiental del territorio, conviene considerar el impacto como un cambio de valor ocurrido en el medio como conjunto, o bien en alguno de sus elementos particulares, como consecuencia de la reacción o respuesta ante una influencia externa. Por lo tanto, el impacto es la pérdida de valor de cada uno de los recursos o del medio en su conjunto.

Por su parte, la aptitud del territorio corresponde a la potencialidad natural que esa unidad ofrece para la sustentación de una determinada actividad o desarrollo. Al igual como ocurre con el impacto, la aptitud cobra sentido cuando se enfrenta al territorio con los usos que se pretende establecer en él. Desde este punto de vista, la aptitud se concibe como la capacidad propia del territorio, o de una unidad territorial, para satisfacer los requerimientos que exigen la localización y el desarrollo de una actividad.

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2.2.5. Sistema de problemas.

2.2.5.1 Hiperproblema.

Los problemas prediales son de naturaleza tan compleja que es menester adoptar una perspectiva que permita manejarlos de manera que sea factible llegar a la solución. Los problemas que presentan este nivel de complejidad se denominan hiperproblemas y se pueden definir de la manera siguiente: “Es una situación compleja y difusa que tiene una solución posible, pero que no puede ser resuelta en forma directa; es decir, en su estructura primitiva” (GASTÓ, 1999).

Es factible representar el problema predial como un hiperproblema Hp, que se encuentra a un nivel de complejidad N, el cual se puede transformar a través de un proceso de análisis F, en un conjunto finito de problemas específicos (Pi), que por lo tanto, se transforman en discretos.

Los ligamentos entre cada uno de los elementos que conforman un problema específico deben ser más fuertes entre sí

que los ligamientos entre distintos

problemas específicos. Esta es la característica que permite descomponer el problema en los diversos problemas que contiene (Figura. 4).

La solución holística del problema predial requiere transformar, en una siguiente etapa, mediante un proceso de síntesis G, los problemas específicos en un sistema de problemas Sp, lo cual constituye su solución holológica.

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Problema 1

Problema 3 Problema 2

Ligamentos fuertes Ligamentos débiles

FIGURA 4. Ligamentos intra e inter elementos de un hiperproblema. Los ligamientos fuertes permiten definir los subconjuntos de problemas, del dentro del hiperproblema a resolver. Fuente: Adaptación del esquema de RUBINSTEIN (1975).

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Es posible, en forma alternativa, concebir una transformación que lleve desde Hp a Sp en forma directa vía H. Este proceso implica una actividad simultánea de análisis y síntesis, lo cual es altamente complejo, desde un punto de vista. Para cierta clase de hiperproblemas, y una vez resueltos, es factible aplicar soluciones de rutina, a problemas análogos. Esto implicaría que una vez conocidos los procesos G y F, el proceso H puede establecerse como la conjunción de G con F; (Figura.5).

2.2.5.2

Descomposición y composición.

El procedimiento de descomposición del hiperproblema predial considera la variedad de los elementos y la intensidad de los ligamentos (RUBINSTEIN, 1975). Los conjuntos de elementos más fuertemente ligados constituyen una pieza o problema específico que puede ser analizado como un sistema. Los ligamentos entre piezas son obviamente de menor intensidad que los que se presentan dentro de cada pieza.

La descomposición del hiperproblema busca, en una primera etapa, determinar las piezas que forman parte del problema. Estas piezas constituyen unidades con un cierto grado de complejidad. Las etapas del proceso de análisis (F) que pretende la descomposición del hiperproblema deben ajustarse a una secuencia gradual orientada a identificar los grupos jerárquicos de ligamentos más intensos (BOOTH, 1967).

Cada uno de los problemas específicos debe ser planteado en forma jerárquica. En la primera etapa del proceso resolutivo, que considera a cada problema específico como un complejo independientemente de los demás, se pretende encontrar una parte de la solución que es independiente del problema global. En la segunda etapa de este proceso se busca la integración del problema del complejo específico con otros complejos, de manera de plantear y resolver los proyectos relacionados con el problema global.

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Fenómeno Particular Nivel de complejidad (n)

Hp

R (análisis y síntesis)

aná F( )

G(

s lisi

s ín te s is)

Sp

Imagen General de Sistema del Problema del Modelo

(P1, P2, Pk)

Nivel de complejidad (n-1) Imagen Particular Problemas Específicos del Modelo

FIGURA 5. Esquema ilustrativo de la transformación del fenómeno predial en su imagen de sistema de problemas prediales. El proceso de transformación desde Hp (hiperproblema) a un Sp (sistema de problemas), implica una actividad simultánea de análisis (F) y síntesis (G). Fuente: NAVAS, ARMIJO Y GASTÓ, (1984).

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Dentro del proceso de descomposición del hiperproblema, se debe atender a las siguientes condiciones:

a) Los ligamentos intracomponentes de un conjunto que constituyen un complejo dado deben ser más intensos que entre los complejos, cada uno de los cuales constituye un problema específico.

b) El número de subproblemas identificados debe ser el mínimo requerido para lograr una descripción fiel del problema original; es decir, que la descomposición sea canónica.

c) En el proceso de descomposición jerárquico del problema, el número y características de los niveles debe permitir una compatibilidad de las jerarquías inmediatas; es decir, que la cualidad de la respuesta de una jerarquía se convierte en el estímulo de la siguiente.

En el proceso G de descomposición los problemas específicos Pi, se procede estableciéndose

las

conexiones

entre

los

diversos

problemas

específicos,

explicitándose la identificación de los datos D, los cuales corresponden al estímulo o entrada al problema. Además, las restricciones del problema R, generan la estructura a través de la cual los datos se transforman y adquieren una organización tal que permite identificar las incógnitas I, lo cual corresponde a la respuesta del sistema (Figura 6). El conjunto de problemas específicos se transforma en un sistema de problemas cuando se hace coincidir las respuestas de cada problema específico con los datos o estímulos, de los problemas específicos. El sistema de problemas, al ser considerado globalmente, desprovisto de estructura interna, es decir, como una caja negra, permite transformar diversos tipos de datos Di en un conjunto de incógnitas que implican Ir la solución del problema.

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Estructura del problema R (restricciones)

Datos D

Resolución de la incógnita I

(A) Estructura del sistema de problemas Sp D2 D1 Datos D

R1

I 1,2

D 2,1

R2

I 2,3

D 3,2

R3

I 3,5

Solución del sistema de problemas

D 3,4 I1,4

D4

I 4,3 D

4,1

R4

I 4,5

D 5,4

R5

I 5,5

Is

(B)

FIGURA 6. Esquema general de la estructura del procedimiento resolutivo de problemas específicos (gráfico superior (A)) y de la estructura del sistema de problemas (gráfico inferior (B)). Para ello, se procede a establecer las conexiones entre los diversos problemas específicos, explicitándose la identificación de los datos D, los cuales corresponden al estímulo o entrada al problema. Las restricciones del problema R, generan la estructura a través de la cual los datos se transforman y adquieren una organización tal que permite identificar las incógnitas I, lo cual corresponde a la respuesta del sistema. .

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2.2.6. Evaluación del territorio.

Según FUENTES (1994), una vez caracterizado y diagnosticado el predio, se consigue la información fundamental para hacer una evaluación del territorio o evaluación de tierras. Esta evaluación corresponde al proceso de estimación del potencial del territorio para uno o varios usos, puesto que los planes de desarrollo territorial pueden estar orientados a un propósito particular o bien ser amplios y con un contenido integrador. En este último caso, es preferible hablar de un manejo integrado del territorio o, como lo señala ISACHENKO (1973), del diseño de un paisaje cultural.

La evaluación de tierras se orienta básicamente a la determinación del valor del ambiente natural para la sociedad humana, en unidades espaciales determinadas (ZONNEVELD, 1972). En este sentido, debe basarse en observaciones objetivas del medio, tanto natural como construido por el hombre. De esta manera, la evaluación de tierras significa traducir, en términos de valor, la clasificación de tierras que se pueda haber establecido. Dicho valor es determinado por el grado de satisfacción que pueda alcanzar el ser humano, la que, a su vez, depende del tipo y cantidad de esfuerzo que se requiere para explotar aquello que debe ser explotado.

Cuando el estudio del territorio se hace a nivel de avance o de pequeña escala, GÓMEZ (1978) recomienda identificar áreas de diagnóstico, que son grandes unidades territoriales de carácter operativo, sobre las cuales se puede establecer un sistema completo de recomendaciones, en términos tanto de vocaciones como de compatibilidades e incompatibilidades de uso. Este nivel de resolución resulta también de gran utilidad en la llamada planificación restrictiva, es decir, cuando el plan señala específicamente qué es lo que no se debe hacer en un área determinada, en términos de uso y localización de desarrollo.

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Para establecer las áreas de diagnóstico, se debe partir de algunos factores que manifiestan un mayor control en función de los objetivos que se persiguen con el plan de desarrollo. Tales factores relevantes deben ser seleccionados de entre aquellos que indiquen en mejor forma los cuatro componentes básicos de la calidad ambiental, vale decir: natural, productivo, perceptual y de fragilidad (tanto a la contaminación como a la erosión). De esta forma, cada punto del territorio puede definirse y caracterizarse a partir de uno de los cuatro factores señalados, específicamente de aquél que resulte más restrictivo al uso.

En este contexto, las cartas de aptitud de la tierra que resultan de estos procedimientos son interpretaciones gráficas de las características de áreas específicas con relación a usos particulares. Estas ayudan a resolver conflictos entre limitaciones impuestas por el ambiente natural y los requerimientos de los usos propuestos, advirtiendo sobre el área problema y conduciendo el desarrollo a usos más óptimos. De esta manera, se toma en consideración el conjunto de limitaciones que impone la naturaleza del territorio y si permite al planificador, asignar los usos específicos que son posibles en dichas área (ZAPOROZEC y HOLE, 1976).

2.2.7. Representación y modelación predial.

Para comprender los problemas de los recursos naturales en general y del predio en particular, y concebir un plan de solución, es necesario describir el fenómeno, lo cual puede ser definido como un conjunto de componentes y eventos que se presentan en la naturaleza, los cuales pueden ser debidamente percibidos por los sentidos o por instrumentos. El mundo tecnonatural, que es el entorno del hombre, constituye los hechos o realidad en sí, los cuales no pueden ser accedidos en forma directa, sino que a través de los sentidos y de su cultura. Se establece, en esta forma, un evento que contiene dos partes: el observador y lo observado.

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El observador, en el proceso de transformar los hechos que componen una realidad dada, interviene con su cognición, con todos los componentes de percepción, juicio y racionalidad, que se presenten en mayor o menor grado. En un comienzo, se debe delimitar el fenómeno de lo que no corresponde a este y los elementos que le son pertinentes, lo cual hace incurrir en numerosos errores. Es una forma de discriminar, de aislar un determinado fenómeno de otros localizados fuera de sus fronteras, ya que numerosos fenómenos independientes pueden ocurrir en un mismo espacio-tiempo.

El observador explora y trata de reconocer las propiedades esenciales de cada uno de los componentes del fenómeno o episteme. Se caracteriza al fenómeno considerando sus propiedades particulares pertinentes, dejando de lado las impertinentes ya discriminadas. Algunos elementos y variables son observables y otros inobservables.

En las actividades de transformación de sus hechos relativos a la naturaleza o la tecnonaturaleza representativa del predio intervine la interpretación de los componentes del fenómeno y la descomposición de sus partes, las cuales, en la naturaleza, no se presentan como tales. El proceso de discriminar los componentes y luego discretizarlos es un proceso cultural de gran relevancia para el desarrollo de su ulterior imagen o modelo.

La complejidad de los componentes del fenómeno alcanza los niveles del infinito, por lo cual es necesario simplificarlos para permitir su representación matemática. La transformación del fenómeno en un problema es la forma de simplificarlo, discriminando los componentes impertinentes y rescatando los pertinentes, los cuales serán utilizados en la resolución del problema. Siendo el predio un fenómeno tecnonatural en el cual se toman decisiones, se debe transformar en una imagen que contenga a todas aquellas variables que permitan caracterizar el problema y eventualmente resolverlo.

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Desde una perspectiva heurística, el proceso de transformación sigue los pasos que van desde los hechos al fenómeno como un proceso de percepción e interpretación cultural. El siguiente paso es la transformación en su imagen que en el caso del predio corresponde a su representación como ecosistema predial y desde la imagen al problema como un proceso de discriminación de los componentes pertinentes, de manera de simplificarlo y permitir eventualmente su resolución. El cuarto paso es la transformación ecosistémica en el modelo representativo del problema específico, presentado, en lenguaje matemático, por el conjunto de variables y funciones que lo describan y controlen. En la práctica, es un sistema de ecuaciones que permiten describirlo y resolverlo de acuerdo a la función objetivo del tomador de decisiones.

Como última actividad de representación se tiene la necesidad de simbolizar los componentes del fenómeno en caracteres que permitan representarlo en forma compacta y abstracta. Son los símbolos que permiten caracterizarlo en su expresión límite, tal como los empleados en lenguaje matemático o en lógica simbólica.

En el proceso de representación se tiene, por lo tanto, cuatro etapas fundamentales:

Discriminar los componentes que pertenecen al fenómeno y de las variables que

describen su hiperespacio n-dimensional del problema. Discretizar los componentes en categorías susceptibles de ser incorporadas al

lenguaje matemático del problema. Simbolizar los componentes para ser incorporados al lenguaje matemático y de

lógica simbólica. Transformar el hecho en sí en un lenguaje ad hoc que represente al fenómeno a

través de los sentidos y cultura y luego en problema, imagen y modelo.

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2.2.8. Tipología de modelos.

Según GASTÓ (1999), un modelo es una representación abstracta del fenómeno real, pero no es un fenómeno en sí mismo. Los modelos se construyen con el fin de facilitar la comprensión y mejorar la predicción. Se comprende como un evento o una idea cuando se logra identificarlo como una fracción de un marco superior de estructura, relaciones funcionales, relaciones causa-efecto o como una combinación de estos (RUBINSTEIN, 1975). Cuando se logra identificar las relaciones entre los eventos fenomenológicos a través de la generación de modelos, se está en condiciones de predecir la ocurrencia de futuros eventos. Es por ello que el predio debe ser representado como un modelo del fenómeno predial.

Proceso de modelación.

La modelación del predio, luego de caracterizado el fenómeno, desarrollada la imagen y enunciado el problema, consiste en las siguientes etapas preliminares (RUBINSTEIN, 1975): •

Establecer el propósito del modelo.



Identificar el fenómeno y listar los posibles elementos (observaciones, ideas, mediciones), relacionados con el propósito, aunque sea remotamente.



Seleccionar los elementos de la etapa 2 relevantes al propósito de la etapa 1.



Relacionar los elementos que pueden ser agrupados en virtud de conexiones funcionales, estructurales o interactivas entre ellos. En cierta forma es una clasificación de ellos.

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Repetir la etapa 4 hasta que el modelo consista en no más de siete más menos dos grados.

2.2.8.1 Tipología de modelos de predios.

1) Modelos a escala.

Son aquéllos que presentan una apariencia similar a la del fenómeno. La realidad, aunque se presenta con una proporción de tamaño más conveniente, es de apariencia visual similar al fenómeno, pero se presentan en escalas espacio-temporales diferentes, lo cual permite estudiar problemas que en la escala real no tendrían solución. Son de utilidad en la modelación de predios, especialmente en lo relativo a descripción física del territorio a través de cartas temáticas, tales como: cobertura vegetal, geoformas, ambiente edáfico, tecnoestructura e hidroestructura. Las maquetas son también modelos a escala del predio o de una parte de este.

2) Modelo isomórfico.

Son aquéllos en que existe una equivalencia total entre los elementos del modelo con los del fenómeno. La equivalencia entre ambos es biunívoca, lo cual indica que para cada elemento existe un elemento correspondiente en el modelo La relación entre ambos no es visual, pero es de uno a uno (ASHBY, 1976), pudiendo corresponder a una ecuación o a una representación abstracta, tal como un número o un dato cualquiera o una base de datos.

El concepto de isomorfismo resulta de la existencia de similaridad de patrones entre el fenómeno y el modelo. Puede ser una relación tal como los procesos que describe su comportamiento o bien a una representación abstracta tal como un símbolo o un

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número que representa una magnitud. En cierta medida es una forma de simplificar la representación del fenómeno como un modelo. Los códigos de clasificación del predio como un fenómeno corresponden a categorías isomórficas de representación.

3) Modelo homomórfico.

Se denominan homomórficos aquellos modelos, algunos de cuyos elementos sólo corresponden a grandes partes del fenómeno o sistema real y en los cuales falta la correspondencia total entre los elementos del modelo y del fenómeno. La correspondencia entre grupos del fenómeno es unilateral. El proceso de agregación conduce a la generación de modelos homomórficos; cuando esta relación es planteada por un observador que discrimine con mayor detalle los patrones del fenómeno, pero que los agrupe en categorías en el modelo, se concluye que existe una relación de muchas a unos entre el fenómeno y el modelo. A esta relación de muchos a uno se le denomina homomórfica (ASHBY, 1976). Dada la complejidad de los fenómenos que se presentan en los predios, resulta con frecuencia en extremo complejo e irrelevante desarrollar modelos que no sean homomórficos y que representen al fenómeno.

En la formulación de modelos de predios, por tratarse de fenómenos en extremo complejos, se recurre con frecuencia al empleo de modelos homomórficos que agregan numerosos atributos o variables en una sola categoría.

Tal es el caso del componente edafoambiental, que se agrupa como "Sitio", e integra a todos aquellos sustratos que pueden producir o soportar vegetación de similar cualidad y magnitud (GASTÓ, COSIO y PANARIO, 1993). La relación de varios a uno se pude representar en la siguiente forma, a través del análisis de características fenomenológicas pertinentes del sustrato edáfico de un Sitio cualquiera (Figuras 7 a y 7b).

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Elementos del Fenómeno (S1) (S2) (S3) (S4) (S5) (S6) (S7)

(a).

Elementos del Modelo M1 M2 M3

Esquema de las relaciones entre los elementos del fenómeno (S) y los del modelo homomórfico (M). Fuente: RUBINSTEIN (1975).

(S 1 ) Textura-profundidad (S 2 ) Hidromorfismo (S 3 ) Pendiente (S 4 ) Exposición (S 5 ) Reacción (S 6 ) Salinidad-sodio (S 7 ) Fertilidad (S 8 ) Pedregosidad (S 9 ) Materia orgánica (S 10 ) Inundación

(TXPR) (HIDR) (T) (E) (R) (S) (F) (P) (M) (I)

(M 1) 57 (M 3 ) 57 R 2 (M 2)R 2

(b). Análisis de características fenomenológicas pertinentes del sustrato edáfico de un Sitio(S1 a S10) y su transformación en modelo (Ms) 57R2.

FIGURA 7. Utilización del esquema de RUBINSTEIN (1975) para el análisis de características fenomenológicas pertinentes del sustrato edáfico de un Sitio.

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En manejo de praderas, la descripción de sus características también se lleva a cabo de manera homomórfica. Se integran en este caso los componentes fenomenológicos del sustrato, tal como se ha indicado en el ejemplo anterior, conjuntamente con los de la condición de la pradera y con los de la tendencia de la condición. En la Figura. 8 se puede observar

un esquema de un modelo homomórfico representativo de una

pradera donde se indica la clase de Sitio (M1) y la variedad de Sitios (M2). Ambos se integran produciendo el modelo M3, todo lo cual integra los caracteres edáficos del recurso. Las especies decrecientes (M4), acrecentantes (M5) e invasoras (M6) se agrupan en la condición de la pradera (M7). La tendencia de la condición se representa en M8. El modelo global de la pradera integra M3, M7 y M8 generando M9, el cual puede representar un solo valor tal como la capacidad sustentadora dada por el sitio, la condición y la tendencia, lo cual podría representarse (por ejemplo) en una pradera dada como 58P3R↑.

Sin embargo, el territorio no puede estudiarse por la simple agregación de los elementos que lo constituyen. Sus propiedades sinergéticas hacen necesaria la incorporación del concepto de organización. Conociendo dicha organización y, por lo tanto, la malla de relaciones de los elementos físicos y humanos, se podrá lograr una eficiencia mayor en la intervención y control del sistema global. En estos términos, el sistema global se corresponde con el concepto de geosistema, tal como fue propuesto por la escuela soviética de geografía (ISACHENKO, 1973).

Con el objetivo de conseguir una aproximación al geosistema, como un todo, se ha desarrollado una serie de metodologías que se pueden resumir en la identificación de unidades territoriales homogéneas. La base de esta aproximación se encuentra en el hecho de que la manifestación espacial explícita de las interrelaciones que caracterizan al geosistema se puede visualizar en los patrones de organización del espacio, tanto en lo que respecta a los fenómenos fisicobiológicos como a los

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Modelo homomórfico Caracteres edáficos

Parcial

S1 S2 S3 S4 S5 S6 S7 S8 S9 S10

Completo

M 1 Clase de Sitio M 2 Variedad de Sitio

M3

Sitio y variedad de sitio

Composición botánica de la pradera S11 S12 S13

M4

S20 S21 S22 S23

M 5 acrecentantes

S30 S31 S32

M6

Especies decrecientes Especies

M7

Condición de la Pradera

M8

Tendencia de la condición

M9

Sitio-Condición-Tendencia

Especies invasoras

Vigor de las especies y tasa de cambio S40 S41 S42

Modelo Global de la Pradera

M3 M7 M8

FIGURA 8. Esquema de un modelo homomórfico representativo de una pradera. La modelación y clasificación (M9) integra características edáficas, composición botánica, vigor de las especies y tasa de cambio de fenómeno, en un complejo Sitio - Condición Tendencia Fuente: basado en la metodología del Sistema de Clasificación de Ecorregiones de GASTÓ, COSIO y PANARIO (1993).

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humanos. De esta manera, lo que se busca es individualizar los patrones espaciales recurrentes, en el convencimiento de que ellos reflejan la información ambiental en forma integrada (HOWARD y MITCHELL, 1980). Una ventaja adicional de esta metodología la constituye el hecho de que esos patrones son susceptibles de ser distinguidos en imágenes del territorio, obtenidas, por ejemplo, con sensores remotos.

Dada la complejidad de los fenómenos prediales, resulta en extremo difícil elaborar modelos que reproduzcan las estructuras y procesos involucrados, tal como ocurre con los modelos a escala y los isomórficos. Es, a menudo, preferible elaborar modelos homomórficos o de caja negra.

* Caja Negra.

Las teorías del tipo de caja negra consideran al elemento que pude ser una variable de estado o conjuntos de variables de estado constituyendo un sistema cualquiera o ecosistema, como si estuviera desprovisto de estructura interna, de manera de considerar sólo su comportamiento global al ser tratado como una unidad simple (Figura 9).

Dada las características propias de la caja negra, de presentar paredes no transparentes, no es posible conocer directamente su contenido. Su estructura interna puede inferirse al hacerse variar y cuantificarse los estímulos y las respuestas de manera de lograr, finalmente, establecer su función de comportamiento. Consecuentemente y de manera hipotética, es posible en etapas sucesivas construir la imagen conceptual de su estructura interna (NAVA, ARMIJO y GASTÓ, 1996).

El predio entero puede ser considerado como una caja negra, sin estructura interna de ningún tipo, en el cual se conocen los estímulos o “inputs” que se adicionan al sistema y los “outputs” o respuestas del sistema. Sobre la base de las relaciones

64

invariantes entre inputs y outputs se describe la función general de comportamiento del predio. Según GASTÓ (1999), al representar la totalidad del predio como una sola caja negra resulta difícil o imposible resolver problemas específicos de la complejidad propia de este.

Las teorías del tipo de caja negra pueden esquematizarse de la siguiente forma: ρ = ε oβ

De manera de relacionar las variables periféricas de estímulo ε y respuesta ρ con la variable mediadora β , ο es la función que relaciona a las variables periféricas (BUNGE, 1983). La variable mediadora debe corresponder a: β: ε → ρ La variable mediadora β debe resumir las propiedades de la caja negra, pero no se deriva de sus propiedades. La variable β es sólo un vínculo sintáctico que permite establecer relaciones particulares o generales entre los estímulos y respuestas. Las teorías del tipo de caja negra consideran a la variable mediadoras β sin su correspondiente interpretación. En la medida que se vaya logrando una mayor interpretación de la variable, donde se incluya un mayor acopio de respaldo teórico y conceptual, de manera de lograrse una mayor comprensión de su contenido y operación, la caja negra se transforma gradualmente en traslúcida (BUNGE, 1983).

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Input ε

Caja Negra Comportamiento β

Output ρ

FIGURA 9. Teoría del tipo Caja Negra que considera al elemento como desprovisto de estructura donde intervienen variables periféricas ε, ρ vinculadas mediante variable la β (GASTÓ, 1999).

La variable mediadora β puede ser mejor conocida en las teorías de tipo traslúcido o representacional, pero no por ello debe constituir un mecanismo representable ni mecánica ni intuitivamente; la teoría debe permitir contener un conjunto de variables internas que permiten caracterizar su interior. La caja traslúcida es sólo un conjunto de cajas negras que deben ser analizadas e interpretadas considerando, a su vez, los conjuntos menores de cajas negras que a su vez contienen (BUNGE, 1983).

En lugar de representar a la totalidad del predio, como una sola caja negra, es preferible descomponerla en un conjunto de cajas negras, cada una de las cuales corresponde a los procesos específicos de gestión y de toma de decisiones. Cada potrero del predio debe recibir como estímulo fertilizantes y riego, generando como respuesta una cierta producción de hierba, de acuerdo a su función de comportamiento, lo cual constituye una caja traslúcida de la caja negra general del predio. El conjunto integrado como sistema de problemas, constituye al caja negra general de los potreros del predio. El rebaño que utiliza los pastizales también pueden ser considerados como una caja negra global del predio.

Las propiedades más sobresalientes de las cajas negras, en relación a la resolución de problemas ecosistémicos, según el mismo autor citado, son:

a) Alta generalidad, siendo coherentes con un número ilimitado de mecanismos de las más diversa índole.

b) Holismo y capacidad de resolver problemas globales, sin prestar atención a detalles de su contenido interior.

c) Sencillez epistemológica, lo cual permite resolver eficientemente problemas no observables.

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d) Precisión, pues a través del ajuste y reajuste de parámetros permiten cubrir mayor cantidad de información que las teorías representacionales, y su mayor seguridad, debido a la falta de explicidad acerca de los mecanismos interiores de la caja negra.

Las teorías del tipo de caja negra son más empleadas en las etapas iniciales de desarrollo científico, es decir, cuando se trata de sistematizar más bien que de interpretar. Estas teorías entregan las bases para la elaboración de modelos homomórficos de fenómenos.

La desventaja de la teoría del tipo de caja negra, según BUNGE (1983) es la siguiente: escaso contenido en relación a las teorías representacionales, menor contrastabilidad, y escasa potencia heurística, pues, debido a su bajo contenido, no pueden guiar las investigaciones profundas.

La caracterización física del predio en Distrito y Sitio, Cobertura vegetal y animal, Tecnoestructura e Hidroestructura, constituyen la base de datos geográficos de un conocimiento formal. Cualquiera que sea el modelo homomórfico que se desarrolle, debe estar compuesto de un conjunto de cajas traslúcidas que, en alguna medida, dependen de las características estructurales de sus componentes físicos.

La delimitación de los espacios de gestión del predio no debe ser en ningún caso caprichosa, sino que obedece a limitantes dadas por el recurso contenido en cada espacio físico o conjunto de elementos naturales o tecnonaturales, de acuerdo a la racionalidad del productor. Las cajas traslúcidas están dadas básicamente por los espacios administrativos del predio, cada uno de los cuales, puede ser descrito como un modelo homomórfico del sistema global del predio. Cada uno se ajusta a los modelos anteriormente expuestos:

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ρ = ρ (ε , β )

β = β (ε , Λ ) Λ = Λ (σ , η)

El procedimiento fundamental empleado en la resolución de problemas de caja negra debe cumplir con las siguientes etapas (KLIR, 1969): las variables periféricas o cantidades externas al sistema se observan o miden en el tiempo en el nivel de resolución respectivo y todos los resultados obtenidos se ordenan en la forma de una sola actividad o un conjunto de actividades separadas. La actividad lograda se procesa de manera de descubrir las relaciones invariantes en el tiempo o comportamiento entre cantidades;

a) Se investiga el interior de la caja negra, de manera de lograr tanta información de su arquitectura como sea posible.

b) Se determina su comportamiento o se elabora una hipótesis sobre la base de los resultados obtenidos.

c) Se determina su arquitectura o se plantea hipotéticamente su comportamiento y el de otras evidencias conocidas del sistema.

En la resolución de problemas ecosistémicos debe buscarse las variables y vectores de estado que permitan establecer las relaciones propias de los elementos y conexiones del mundo empírico, dentro del cual se encuentra el predio.

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En la búsqueda del marco teórico general donde se ubican los ecosistemas de recursos naturales, con el fin de elaborar la imagen o modelo, se procede describiéndose como un sistema cada vez más general, lo cual implica, necesariamente, una reducción de su contenido, ya que existe una relación inversa entre contenido y generalización.

En el paso desde el fenómeno o predio al modelo representacional del fenómeno, deben eliminarse los componentes y conexiones que sean de ínfima o nula relevancia, lo cual no es otra cosa que quitarle ruido al sistema. El ecosistema, por lo tanto, debe estar definido por las variables y vectores de estado que constituyan la esencia de sus componentes y conexiones. Todos ellos son los que determinan los grados de libertad del sistema, debiendo estar contenidos en cualquier modelo del fenómeno.

La esencia del conocimiento es la generalización y lo que no es pertinente o relevante al fenómeno debe ser excluido de la generalización (REICHENBACH, 1973). En el estudio de los recursos naturales y de la elaboración de imágenes, debe buscarse establecer una separación entre los factores pertinentes y los no pertinentes o relevantes, lo cual constituye el principio del conocimiento. El significado del término pertinente puede corresponder a lo que debe mencionarse para que la generalización sea válida. La generalización es, pues, el origen de la ciencia (REICHENBACH, 1973).

Los grados de libertad del modelo del fenómeno predial, correspondientes al nivel de complejidad del sistema ecológico, son los mínimos requeridos para su descripción. La elaboración de modelos redundantes, lejos de contribuir a resolver los problemas ecosistémicos, origina una nueva fuente de complejidad que incrementa la variablidad no contenida dentro del marco de las relaciones generales del estímulo-respuesta.

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Elementos de la caja negra.

El conjunto de elementos que constituyen el modelo homomórfico de un predio están dados por lo siguiente (ODUM, 1972):

a) Arquitectura predial. Es la modalidad de ordenamiento espacial de las estructuras ecosistémicas conectadas a través de patrones definidos de flujo.

Simbólicamente se tiene que: Λ = G( σ, k ) donde: σ = representa el arreglo topológico de las diversa estructuras del ecosistema predial, siendo, por lo tanto, la parte estática espacial, y

k

= representa el patrón de conectividad entre las estructuras o relaciones de flujo

b) Estructura. Son las partes en que se descompone la arquitectura de un ecosistema predial. Las categorías de estructuras son las siguientes: •

Biogeoestructura.



Tecnoestructura.



Socioestructura.

Dentro de las biogeoestructura se tiene, a manera de ejemplo, los bosques, praderas, tierras, aire, agua, ganado, lomeríos, matorrales, etc. Algunos de la tecnoestructura

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son las bodegas, corrales, maquinaria, canales, caminos, viviendas, líneas de teléfonos, etc.

En el último caso se tiene al hombre organizado social, laboral y culturalmente.

c) Unidades. Son divisiones de un predio en las cuales los atributos originales del predio no se pierden, tales como divisiones de usos específicos del campo en: potreros, cultivos, localidades de trabajo, áreas habitación y otros.

d) Componentes. Son las partes en que se puede separar un ecosistema predial, que incluye tanto a las estructuras como a las unidades. Los componentes que se emplean para establecer relaciones entre las estructuras y unidades son los siguientes: conexiones, conectores, impedancia, interruptor, válvula unidireccional.

i.)

Conexiones: Son estructuras que permiten establecer el flujo entre dos o más unidades o estructuras, tales como caminos, canales, cables eléctricos y otros.

ii.)

Conectores: Son elementos estructurales a través de los cuales se establecen las conexiones. El conector cuenta con conductores y nodos.

iii.)

Unión: Es la contigüidad espacial de unidades o elementos, sin que implique necesariamente un flujo. A manera de ejemplo, se puede citar dos campos agrícolas contiguos, uno de maíz y otro de alfalfa, entre los cuales no existe ningún flujo, ni necesariamente, conexiones o conectores.

iv.)

Impedancia: Son las estructuras que se oponen al flujo en forma selectiva. La naturaleza de estas estructuras puede ser física, ecológica, legal, u otras. Un

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ejemplo de impedancia puede ser un alambrado, un farellón que se oponga al paso del ganado, etc.

v.)

Interruptor: Son estructuras que pueden activarse o desactivarse, permitiendo u oponiéndose a un flujo. El mecanismo de activación puede estar sujeto a un programa de control. Ejemplos de interruptores prediales son: las compuertas de canales y las puertas de los campos de cultivos.

vi.)

Válvula Unidireccional: Son estructuras que permiten el flujo de elementos en una sola dirección.

3) Modelos matemáticos.

El modelo matemático no territorial del predio es una representación en lenguaje matemático del fenómeno. Es un sistema de ecuaciones ordenado de tal forma que represente o que simule al fenómeno o a una parte de este. Algunos procesos pueden ser representados por una sola ecuación, tal como:

a.

Curva de incrementos decrecientes de un cultivo al recibir un estímulo de

fertilizantes (Ley de Mitcherlich):

(

y = A 1 − e − c (b + x )

)

donde: A

=

capacidad sustentadora máxima del sistema.

c

=

pendiente de la curva.

x

=

magnitud del estímulo adicionado.

b

=

cantidad original del estímulo en el sistema (GASTÓ, 1980).

73

A

c

b

0

x

El modelo matemático analizado, en sentido estricto, es un modelo homomórfico, que representa al fenómeno, sin incorporar su estructura, como ocurre con los modelos a escala o sin establecer una relación biunívoca, como ocurre con los isomórficos.

4) Sistema de Información Geográfico (Modelos SIG).

El territorio posee una dimensión espacial y temporal junto con atributos que lo caracterizan. Por lo tanto, para dar cuenta de su estado y poder realizar gestión sobre él, se requiere contar con una representación que dé cuenta de estas dimensiones. Un Sistema de Información Geográfico se constituye en una herramienta esencial para la representación, integración y modelación de las variables espaciales de interés para la gestión de un espacio geográfico dado.

Desde hace décadas, en diversos países e instituciones, se han generado aproximaciones conceptuales para abordar el diagnóstico y análisis de determinados espacios geográficos, a fin de determinar su potencialidad de uso y orientarlos hacia una gestión sustentable.

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Los Sistemas de Información Geográficos, al procesar información cartográfica que maneje, por una parte, la georreferenciación de los elementos del territorio y sus interrelaciones topológicas y, por otra, los datos de atributos que identifican y describen sus características, se han constituido en una herramienta de primer orden para la definición y gestión de un territorio y sus recursos.

La historia de los Sistemas de Información Geográfico (S.I.G.) no es muy remota. El primer S.I.G. que se reconoce como tal fue desarrollado, en Canadá, en la década de los años '60. En ese entonces el gobierno canadiense se dió cuenta de la importancia de estar envuelto en el proceso de toma de decisiones sobre manejo de tierras, así como en el planteamiento del manejo de los recursos naturales del país. También, vio la importancia de monitorear los cambios que estos sufrían. Fue así que se decidió el desarrollo de un sistema de información que le permitiera cubrir tales objetivos.

Estos sistemas se vienen desarrollando en el mundo desde hace varias décadas, pero es durante los años ochenta que irrumpen en Chile como una herramienta de grandes potencialidades de aplicación en diversos ámbitos del quehacer, particularmente en la gestión de la planificación urbano-regional, de recursos naturales y evaluaciones ambientales, entre otros.

En la actualidad, los S.I.G. han evolucionado desde la mera capacidad de producción cartográfica y de respuesta a consultas específicas de tipo métrico o de localización, hasta transformarse en herramientas para ser empleadas en el proceso de toma de decisiones. Su potencial alcanza hoy a constituirse en herramientas que permiten resolver problemas de asignación de recursos, permitiendo modelar escenarios y efectos espaciales en el complejo proceso de toma de decisiones.

Todo esto demuestra que los S.I.G. son una tecnología en pleno avance y maduración, y que, con los desarrollos actuales, es creciente la tendencia a la integración de ellos

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con modelos de simulación, en el ámbito de la modelación de ecosistemas, modelos de crecimiento urbano, modelos hidrológicos y meteorológicos, por nombrar algunos.

Un S.I.G. permite el manejo bajo un mismo ambiente, de los atributos propios de un objeto con su representación y localización espacial. Esto brinda la posibilidad de analizarlos en referencia a sus atributos y posiciones y a las relaciones que existen entre ellos (vecindad, distancia, intersección, etc.).

Aún no existe una definición clara y precisa de que es un S.I.G. A continuación se presentan algunas de la definiciones que se han propuesto (GASTÓ, 1999):

"...es un caso especial de sistema de información en donde los datos consisten de observaciones de características distribuidas espacialmente, de actividades o de eventos, los cuales se definen en el espacio como puntos, líneas o arcos. Un S.I.G. manipula los datos con el objeto de realizar preguntas y análisis sobre ellos...".

"...un sistema computacional para el manejo y análisis de datos espaciales el cual está compuesto de cuatro subsistemas principales”: 1.

Subsistema de lectura de datos.

2.

Subsistema de almacenamiento y recuperación de datos.

3.

Subsistema de análisis y manejo de datos.

4.

Subsistema de informe de resultados.

Sistema de Información Geográfica (S.I.G.): es un conjunto de instrumentos y herramientas para reunir, almacenar, recuperar y representar datos espaciales sobre el mundo real, para un conjunto particular de objetivos.

"...un S.I.G. es mejor definido como un sistema de soporte para la toma de decisiones, que involucran la integración de datos referenciados espacialmente...".

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"...sistema de equipos informáticos, programas y procedimientos elaborados para facilitar la obtención, gestión, manipulación, representación y salida de datos espacialmente referenciados, para resolver problemas complejos de planificación y gestión...".

No obstante, el desacuerdo existente, parece existir un consenso general en cuanto a los componentes y operaciones que un S.I.G. puede tener: lectura, almacenamiento, recuperación, manejo, análisis y despliegue de información espacial.

La definición más simple sería que S.I.G. es un conjunto de herramientas informáticas para gestionar datos geográficos.

Los datos, en S.I.G., son considerados en dos dimensiones: por un lado, se tiene su posición en el espacio y, por el otro, sus atributos asociados. La posición se determina por las coordenadas donde ocurre y los atributos son las características específicas que tiene cada posición. Generalmente, se usa el término "información o datos espaciales" cuando se refiere a las características que no necesariamente son cartografiables.

Un dato geográfico se puede descomponer en dos elementos o aspectos, el aspecto espacial o la entidad de la realidad sobre la cual se observa el fenómeno y el aspecto temático que es la variable o atributo, que puede adoptar diferentes modalidades en cada observación.

Esta definición de dato se puede hacer de cualquier disciplina (economía, biología, matemática, ecología, etc.), lo que diferencia al dato geográfico es que el aspecto espacial, el soporte de observación, está localizado en el espacio. Existen datos geográficos de dos tipos:

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Naturales.



Artificiales.

La importancia del S.I.G. viene de la posibilidad de integrar en un único sistema la información espacial y de distintos tipos, creando marcos ágiles de análisis de la información geográfica.

Se entiende por percepción remota un conjunto de herramientas que constituyen una tecnología de punta, basada en la adquisición a distancia, de los objetos, así como de sus variaciones temporales, espaciales y espectrales. Tales registros son adquiridos por sensores que van desde los tradicionales (como las cámaras aéreas) hasta los modernos barredores multiespectrales a bordo de plataformas satelitales. Los satélites de mayor utilización en la cuantificación de las variables medio ambientales, son en la actualidad, la serie NOVA, el proyecto Landsat y el SPOT.

La Percepción Remota es una tecnología en evolución hacia más y mejores sistemas, tanto de captura como de proceso de las imágenes. Existe una importante cantidad de proyectos de varios países para poner en órbita sensores de mayor resolución espacial y espectral.

Los datos e información de interés a los objetivos del estudio y posible de obtener a partir de sensores remotos pasivos y diseñados para la prospección ambiental o de recursos naturales son los siguientes: •

Uso del suelo.



Obtención de índices como el Índice Normalizado de Vegetación e Índice de Superficie Foliar.



Catastro de recursos forestales, agrícolas y superficies de praderas para ganadería.

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Degradación de recursos.



Monitoreo de sistemas lacustres y reservas de agua.



Crecimiento urbano, etc.

Como se ha señalado, la información proveniente de Percepción Remota, es fácilmente integrable a un Sistema de Información Geográfica, constituyendo un real complemento de un S.I.G.; de igual forma, los datos derivados de un S.I.G. se constituyen en variables auxiliares que permiten mejorar los procesos de clasificación y análisis digital de imágenes.

Los componentes de la percepción remota son: •

Fuente: corresponde a la energía proveniente del sol.



Sensor: existen diversos tipo como los de imagen o los puntuales.



Atmósfera: impide la absoluta visión de los objetos, puesto que puede absorber, transmitir o dispersar la energía.



Objeto: poseen características físicas, espectrales y temporales.

Según GASTO (1999), las variaciones geográficas del mundo real son muy complejas, y mientras más se acerca a observarlo, el detalle que se aprecia es mayor, por lo que sería necesario una casi infinita base de datos para capturar la información que define el mundo real con precisión.

Por esto se debe reducir la información existente (localización de características y su relación con las demás) a una cantidad y abstracción, representando las variables geográficas como elementos discretos u objetos. Estas reglas se utilizan para convertir las variaciones geográficas reales en objetos discretos constituyentes del modelo de datos.

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Un modelo es una representación simplificada de la realidad que incorpora aquellas características que son interesantes en cada momento. Mientras que una Base de Datos espacial es un conjunto de datos que están georreferenciados y pueden ser usados como un modelo de la realidad.

Los datos pueden ser representados, en su aspecto posicional o estrictamente espacial, en dos diferentes estructuras: la vectorial y la matricial. Se diferencian en cuanto a la forma de captura, su almacenamiento, manejo, tipo de análisis posible, etc. No se puede afirmar que una sea mejor que la otra. Se pueden señalar características que, bajo algunas circunstancias, hacen preferible una de la otra. Estas estructuras son compatibles, intercambiables (hasta cierto punto), y complementarias.

Según GASTÓ et al. (1998), existen dos modelos fundamentales de datos:

Estructura matricial o "Raster": los datos son representados utilizando una cuadrícula.

Vectorial: los datos son representados mediante coordenadas de referencia (x, y), pudiendo corresponder tales coordenadas con la latitud y la longitud o cualquier otro marco de referencia.

Tanto la representación vectorial como la “Raster”, tiene ventajas y desventajas propias, siendo la primera más adecuada para la representación de objetos discretos (rodales, caminos, ciudades, lagos, etc.), en tanto la segunda, es adecuada para la representación de variables continuas en el espacio (topografía, temperaturas, pH, etc.). Por esta razón, en el presente es cada vez más común y necesaria la adopción de ambas formas de representación en los S.I.G., aun cuando no siempre son eficientes las formas de transformación de la información desde estructura a “Raster” a su representación vectorial y viceversa.

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La Base de Datos es el medio usado por el usuario para mirar el mundo real. El contenido de un mapa puede ser introducido en una base de datos convirtiendo las características del mapa en objetos de la base de datos.

Los datos pueden provenir de mediciones directas a través de topografía, levantamientos u otro tipo o por medio de muestreo de campo para sensores remotos. La densidad del muestreo determina la resolución de los datos. Se debe diseñar el muestreo para recoger las variaciones de aquello que deseamos representar. Existen varias estrategias de muestreo: •

Muestreo aleatorio.



Muestreo sistemático.



Muestreo estratificado.

Algunos datos pueden obtenerse de cartografía existente u otras bases de datos, en cuyo caso se trata de fuentes o base de datos secundarias. Es importante que al usar información de estos medios, se deba obtener toda la información relativa a las propias bases de datos, los procedimientos usados para recoger y compilar la información, la codificación utilizada, las precisiones y los instrumentos empleados.

La captura de datos es la operación de tomar los datos, reconocerlos e introducirlos en un banco de datos o archivos. Los métodos utilizados varían según los objetivos del proyecto, el equipo y programas disponibles, presupuesto y personal disponible, el tipo de datos y la estructura de la base de datos que se está utilizando.

Se debe contar con herramientas para transformar distintos tipos de información espacial en forma digital. La carga de datos es uno de los puntos que más complica la

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aplicación de la tecnología S.I.G. El costo de esta fase consume en la mayoría de los proyectos más del 80% del presupuesto.

Los digitalizadores son los periféricos más comunes para recoger la información espacial de mapas o fotografías. El elemento gráfico se colecta en la superficie plana de la tableta o mesa digitalizadora; un indicador de plaza se desplaza sobre él y sobre la mesa, interpretando cada situación en forma de pares de coordenadas que pueden ser transmitidas directamente al ordenador.

El indicador puede ser un lápiz pero lo que se usa, por lo general, es un cursor con una lupa y cruz filar. El cursor cuenta con botones (entre dos y dieciséis), que permiten realizar las operaciones de control de la digitalización, enviando órdenes o comandos desde los mismos.

Para GASTÓ (1999) las precisiones son menores a 0,1 mm, lo que es menor a la precisión con que puede colocar el cursor un operador medio. Las funciones para transformar situaciones en coordenadas están contenidas en la mesa y se utilizan antes de mandar la información al ordenador. Los formatos con los que las tabletas funcionan son dos: •

Binario.



ASCII

Las Bases de Datos pueden ser de gran ayuda cuando se han generado de una manera eficiente y accesible para cualquier usuario. Se busca que ellas respondan a objetivos específicos dentro de un estudio, sin embargo, la información que se genera debe poder ser utilizada por otros actores de manera que no se pierda. La pérdida de información o la falta de acceso a ella puede generar grandes pérdidas de tiempo y

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dinero innecesarias, este es el caso de numeroso estudios en los que la información sólo es procesada y utilizada por los interesados que la generaron en forma directa.

Según GASTÓ (1999), esto hace pensar en que Chile posee las herramientas para realizar un buen Ordenamiento Territorial en escala predial, sólo falta la organización y distribución de las funciones que deben cumplir cada uno de los actores. En general, existen entidades privadas que generan información en las escalas que ellos utilizan, que pueden ser del orden de 1:100 ó 1: 1000, es decir, grande, dejando a las entidades públicas encargadas de tener información a escalas tales como 1:20.000 a 1: 50.000 o aún menores: Los predios, en general, deben ser caracterizados en escalas grandes, con mayor detalle que el contenido en la cartografía pública. Además, las Bases de Datos, a una determinada escala, deben ser generadas, mantenidas y actualizadas por el Estado, mientras que el privado debe hacer lo mismo, pero en la escala que le corresponda. Se debe tener en consideración que es el Estado quien dicta las normas y el privado quien opera según ellas. 2.3. Impacto ambiental y capacidad de carga2:

El aumento de la demanda por actividades turísticas en áreas silvestres protegidas, las expone a importantes impactos en sus ecosistemas y, coloca en conflicto los objetivos

2

El siguiente apartado tiene como bases principales dos tesis presentadas al Instituto de Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, para optar al grado de Magister en Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, defendidas por María Teresa Jofré y Juan Manuel Cordero, los años 1998 y 2000, respectivamente. Los conceptos desarrollados en estos documentos se adaptan desde el ámbito de turismo y ecoturismo, al uso de los espacios naturales con fines educativos.

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fundamentales para las que fueron creadas: la conservación de recursos naturales y su uso público. En el caso especifico de la presente investigación, aplicándolo al ámbito educativo y tal como se fundamentará más adelante, el

aumento del flujo de

estudiantes a las ASPE será significativamente importante, con respecto al número histórico de visitantes de las áreas.

La promulgación, en Marzo de 1994 de la Ley 19.300, sobre Bases Generales del Medio Ambiente, señala que deben ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental la ejecución de obras, programas o actividades en parques nacionales, reservas nacionales, monumentos naturales, reserva de zonas vírgenes, santuarios de la naturaleza, parques marinos, reservas marinas o en cualesquiera otras áreas colocadas bajo protección oficial, en los casos en que la legislación respectiva lo permita.

La misma ley, en su Artículo 2, inciso h, define impacto ambiental como: la alteración del medio ambiente, provocada directa o indirectamente por un proyecto o actividad en un área determinada.

Para CONESA (1993), hay un impacto ambiental cuando una acción o actividad produce una alteración, favorable o desfavorable, en el medio o en algunos de los componentes del medio. Esta acción puede ser un proyecto de ingeniería, un programa, un plan, una ley o una disposición administrativa con implicaciones ambientales.

Para efectos de este estudio, se producirá un impacto ambiental cuando una actividad educativa dentro del espacio natural produzca una alteración favorable o desfavorable en el medio ambiente o en alguno de los componentes del mismo.

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Al respecto, HOUSEAL (1979) señala que para las áreas silvestres protegidas la medición y evaluación de estos impactos ambientales, está basado en el concepto de “Capacidad de Carga” del ecosistema local.

Este concepto, derivado de los estudios de capacidad de carga animal, que determinan el nivel permitido de la explotación ganadera sobre pastizales, comenzó a ser utilizado con la connotación ambiental en la década del 70, y de allí se explayó hacia la determinación de la densidad óptima de turistas en áreas recreacionales y, sobre todo, en áreas silvestres protegidas. Debido a lo novedoso del uso de estas áreas con fines educativos, dentro del sistema formal, es preciso tomar estos estudios como referencia, sin dejar de considerar las diferencias existentes entre un programa turístico y uno educativo escolar.

2.3.1. Definición de capacidad de carga.

Para FERNÁNDEZ (1995), capacidad de carga se define como:

a) Nivel de uso recreativo que un área puede mantener mientras suministra una calidad sostenida de recreación.

b) Número de unidades - usuario, periodo - usuario que un espacio recreativo puede proveer (cada año) sin permanente deterioro físico o biológico de la aptitud del Sitio para soportar recreación y sin apreciable deterioro de la experiencia recreacional.

c) Número de hombre/día (hombre — hora/día) que puede tolerar un espacio para un uso recreativo, sin un irreversible deterioro del medio físico y sin disminuir la satisfacción del usuario.

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Según MANNING (1996), la capacidad de carga es una medida indicativa del nivel de uso que es sustentable en actividades turísticas.

BOO (1990), propone como definición de capacidad de carga, al nivel estimado de utilización que un área puede acomodar con altos niveles de satisfacción para los visitantes y pocos impactos negativos sobre los recursos. Agrega que esta debe ser evaluada en términos ecológicos y estéticos.

De este modo, el concepto de capacidad de carga involucra, por una parte, a un recurso natural, dentro de su grado de complejidad propio (incluyendo las variables estéticas), y por otra, a los usuarios.

En relación con el recurso, la pregunta es ¿ Cuántos usuarios es posible mantener en un área sin que el recurso se deteriore? y respecto al usuario es ¿Cómo mantener la calidad de su experiencia educativo-recreativa?

2.3.2. Situación actual del concepto de capacidad de carga.

Según lo propuesto por MALDONADO (1992), se puede establecer que la capacidad de carga tiene que ser definida de dos maneras. La primera es que existe un nivel umbral de actividad de uso más allá de la cual i) se produce deterioro físico del recurso educativo (esto es el ambiente), y/o ii) daño a los ecosistemas, llegan a ser irreversibles y dan como resultado en ambos casos pérdida de vida silvestre y sus hábitats y/o iii) una difícil irritación social debido a la competencia por recursos y servicios escasos. La segunda es que debe existir también una densidad óptima para el bienestar de los usuarios mismos.

De acuerdo con CLARCK (1990), al usar el término capacidad de carga es vital distinguir entre dos interpretaciones. En una, la Capacidad de Carga se refiere a la

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densidad óptima de turistas para el beneficio de su disfrute, por ejemplo la densidad de gente en una playa o que visita un sitio histórico. Sin embargo, en términos de impacto ambiental, la CC se refiere a cierto nivel de actividad turística por sobre la cual ocurrirá deterioro físico de los recursos, o daño de los hábitats naturales, o la destrucción de algunas especies como por ejemplo los arrecifes de coral.

MALDONADO (1992) cree que la idea de capacidad de carga proporciona un marco de referencia y es ampliamente utilizado para subrayar la importancia de mantener un nivel e integración de desarrollo que es ambiental y culturalmente sustentable.

CLARCK (1990) luego de examinar el potencial de capacidad de carga, como una herramienta analítica, concluyó que quizás más importante que cualquier otra técnica de manejo es el intento de establecer límites superiores a los volúmenes de turistas.

En relación al mismo tema, MALDONADO (1992) manifiesta que la mayoría de los problemas de capacidad incluyen conflictos entre el visitante y los recursos naturales, entre presiones recreacionales y calidades inherentes de la vegetación , el agua, el hábitat, especies raras o en peligro de extinción de la flora y la fauna, o recursos históricos y arqueológicos. Además, hay otra clase de conflictos que considerar y es aquella que nace entre el área y la economía que los rodea, como la contaminación del agua, la contaminación del aire por efectos industriales y comerciales externos, actividades mineras, forestales y pecuarias, problemas con colonos, etc.

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En opinión de MANNING (1996), es necesaria una aproximación cuidadosa a la identificación de los impactos y los límites, de modo que reflejen, en lo posible, la sensibilidad del parque que le confieren los diferentes atributos del ambiente frente a distintos tipos y niveles de uso; por eso, una medida más apropiada que la capacidad de carga es la sensibilidad. En este sentido, GASTÓ (2000)∗ señala que es importante el considerar el concepto de vulnerabilidad del sistema expresado como su receptividad tecnológica, su intensidad tecnológica, diversidad y capacidad de sustentación antrópica, entendiendo el predio como “ecosistema origen”, compuesto por subsistemas internos y externos.

2.3.3. Aproximaciones metodológicas para determinar la capacidad de carga.

Según MALDONADO (1992), no existe una fórmula matemática que indique cuántos usuarios son suficientes o cuántos son demasiados. Él favorece la vigilancia constante de la tensión sobre los servicios y los impactos del turismo sobre ellos. Sin embargo, resulta pertinente considerar algunas metodologías propuestas por diversos autores, para tratar de definir en forma operacional el grado de sustentabilidad antropogénica en un área determinada.

A) CLARCK (1990) distingue tres tipos de capacidad de carga en áreas silvestres:



Gastó, Juan. Ing.Agr.Ph.D. 2.000. Profesor Facultad de Agronomía Pontificia Universidad Católica de Chile. Comunicación personal.

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1.- Capacidad de carga ecológica. Se refiere, principalmente, a estimar hasta qué

punto el recurso natural puede ser usado sin deteriorarse o mantener las condiciones que puedan permitir el uso continuo de él, sin menoscabo del mismo.

Estimar la capacidad de carga ecológica requiere de la selección de indicadores de los recursos naturales que sean tolerantes, elásticos y recuperables bajo presiones de los usuarios. Ello, también, significa que la densidad de uso humano u otras alteraciones, pueden permitirse sólo hasta el punto que igualen la capacidad natural del sitio para recuperar su vegetación, vida silvestre o calidad del agua, introduciendo el concepto de “resilencia” del o de los ecosistemas involucrados.

Como ejemplo de indicadores: •

Deserción de la fauna del hábitat.



Extinción o una gran reducción de especies vegetales.



Cambio del régimen normal de sucesión.



Degradación de la calidad del agua por transporte de detritus y sedimentos.



Exposición de raíces de los árboles, pérdida del nivel radicular del pasto y la erosión del suelo visible.

Así, la capacidad de uso ecológica podría ser medida utilizando uno o ambos de los siguientes métodos: •

Consultar sobre áreas comparables o revisar informes donde los límites de tolerancia han sido excedidos, observados y establecidos.



Mediante la evaluación de especialistas calificados en ciencias forestales, hidrología, especies raras o en peligro, etc., según corresponda.

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2.- La capacidad de carga psicológica. Está en relación con las expectativas y

percepciones de los visitantes o participantes en las diferentes actividades, o en relación al nivel de hacinamiento de los usuarios y sus actividades.

Como ejemplo de indicadores psicológicos se puede nombrar: •

Sitios de camping, senderos y otros tipos de infraestructura recreativas muy frecuentadas de gente.



Aspectos conductuales y aumento de las actividades criminales en los parques.



Congestión en las concesiones, puntos de accesos y exhibiciones, áreas de picnic, etc.

Es común que esta capacidad de carga llegue al límite o sea sobrepasada, cuando existen situaciones donde las presiones humanas sobre los recursos naturales están aumentando a diario. Cuando eso suceda ésta puede ser determinada y modificada por uno de los siguientes métodos: •

Cambios en el diseño del parque según criterios administrativos: racionalización de los lugares de “camping”, cambio en la capacidad de los accesos, construcciones, etc.



Mediante investigaciones y encuestas a los visitantes, sobre sus expectativas satisfacciones, actividades alternativas, etc.



Por consulta sobre densidades normales o realizar estimaciones de densidad. En este caso, lo común es usar los antecedentes de otros parques y áreas recreacionales, aunque ello presenta la desventaja de que tales patrones nunca son completamente aplicables al caso particular que se analiza.

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3.- Capacidad de carga física o capacidad de carga desarrollada por el área. Después

de definir la capacidad de uso ecológico, existe otra limitante: la capacidad de carga fisica, la cual se refiere al nivel de desarrollo u organización operacional de una zona.

Se excede esta capacidad cuando las infraestructuras recreativas son sobrecargadas. Los indicadores más comunes en este caso son: •

Estacionamientos insuficientes y/o una alta ocupación promedio en la estación de visitas (verano).



Capacidad insuficiente de servicios sanitarios y sistema de abastecimiento de agua.



Refugios y/o campamento inadecuados.



Abastecimiento insuficiente de alimentos.



Accesos y/o salidas de emergencia inadecuados.



Centro de visitantes y salas de exhibición sin capacidad para diferentes funciones.



Áreas de interpretación insuficientes.

B) BOULLÓN (1990), propone que hasta ahora no se ha elaborado una escala apropiada para medir la capacidad receptiva de los ambientes naturales, por lo que se propone que, en cada caso, se pueden determinar los estándares mediante la combinación de los siguientes tipos de capacidad, cuya aplicación al campo del turismo puede ser muy útil: •

capacidad material.



capacidad psicológica.



capacidad ecológica.

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Capacidad material. Se refiere a las condiciones de cualquier superficie de agua o

tierra y se determina en función de sus características geográficas, geológicas, topográficas, de la vegetación y de las condiciones de seguridad que se fijen para que la visiten los turistas. Esto indica, por ejemplo, que la ascensión de alta montaña queda restringida al turismo especializado en este tipo de deportes. Sin embargo, al buscar la adecuación de la capacidad material, se debe cuidar que el exceso de personas e instalaciones de seguridad no afecten el paisaje, agregándole una serie de artefactos que alteren su unidad.

Capacidad ecológica. Se refiere a la cantidad de días por año, al número de

visitantes simultáneos y al número de rotaciones diarias que puede absorber un área sin que altere su equilibrio ecológico.

Capacidad psicológica. Se refiere al número de visitantes simultáneos que puede

acoger un área natural, permitiéndoles a todos obtener una experiencia satisfactoria. Dependiendo de la calidad del turista (observador, actor o actor —observador) la capacidad psicológica puede variar desde los 10.000 metros cuadrados para el campamentista solitario, hasta 100 metros cuadrados para el que se aloja en un campamento con alta concentración de gente o más de 20 metros cuadrados por persona que ocupa un mirador, los cuales se reducen a 1 metro cuadrado en el frente de la baranda. Entonces, la capacidad de carga psicológica se relaciona con la calidad del turista y, esta varía de acuerdo a la relación que se establece entre el turista y el ambiente natural que visita.

En el caso del turismo, el impacto visual que produce el ambiente natural varía de acuerdo con el tipo de actividad que realizan aquellos que lo visitan. Pueden ser de tres clases: a) Espectador, b) Actor, c) Actor - observador (BOULLÓN, 1990).

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a) El turista espectador es aquél que se mantiene fuera del paisaje y se limita a observarlo desde los distintos puntos de vista que le ofrece la ruta por la cual transita. Su relación con el paisaje es siempre lejana.

b) El turista actor, en ocasiones, se incorpora al paisaje, pero para practicar algún deporte como esquí, la motonáutica o el surf. El hecho de realizar una actividad que le exige poner en juego alguna habilidad física, hace que el sujeto centre su atención en la misma y deje al paisaje de fondo. Su receptividad disminuye, pues la imagen - recuerdo del paisaje - es siempre borrosa a menos que sea un asiduo concurrente al mismo lugar, aunque no se lo proponga, terminará por conocerlo a la perfección.

c) El turista actor — observador, incluye las dos situaciones. Para que se produzca este cambio de actitud, es determinante la duración de la estadía. Al aumentar la estadía, el turista se familiariza con el medio y, el hecho de poder bañarse sin prisa, tomar el sol, caminar entre los árboles, realizar excursiones a la montaña y acampar al borde de un lago, hace que, además de participar plenamente en las oportunidades de esparcimiento que le ofrece el sitio, se compenetre de las características del paisaje.

En las actividades turísticas y recreacionales, que son variadas, las necesidades de espacio cambian continuamente, en relación con lo que se encuentre haciendo el turista y el tipo de lugar en que se halla. Al llegar al paisaje, el hombre se le enfrenta, influido por un estado de ánimo delineado desde hace tiempo, antes del viaje, y que refleja sus expectativas respecto a las actividades que piensa realizar cuando se encuentre en él. Según JOFRÉ (1998), la distancia personal la estudió por primera vez Henri Hediger en su obra “Wild animals in captivit” y en la que la describe como un área determinada, dotada de fronteras invisibles, que circundan el cuerpo de la persona en la que los intrusos no deben penetrar. Las personas gustan de estar lo

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suficientemente próximas las unas a las otras para obtener el calor del afecto y la camaradería, pero a la vez, tan alejadas para evitar pincharse unas a otras. El espacio personal no ha de ser necesariamente de forma esférica, ni extenderse en todas direcciones en igual medida (la gente puede tolerar mejor la presencia próxima de un extraño cuando se coloca a su costado, que cuando se sitúa frente a frente).

Los requerimientos de espacio cambiarán si un turista solitario visita un bosque o si lo hace formando parte de una excursión. En el primer caso, se alejará de las rutas y senderos y buscará un sitio adecuado para su tienda, asegurándose que no haya tiendas cerca. Este tipo de exigencia establece que la burbuja ecológica se extienda hasta abarcar todo el espacio visual.

Es posible que al día siguiente, el mismo turista continúe su trayecto y al encontrarse con otro excursionista solitario, ambos decidan hacer el recorrido juntos, en cuyo caso los dos formarán una burbuja ecológica que los contenga, sin perder la propia, que fija la distancia que los separa al andar. A estas dos burbujas se suma una tercera, que se refiere al espacio agreste por el cual ambos excursionistas prefieren circular, evitando acercarse a algún grupo de excursionistas que se ven en la lejanía.

En cambio, un grupo de excursionistas organizado sigue al guía separados por distintas distancias, sin que haya una burbuja que los abarque a todos. Los que van solos avanzan dentro de su propia burbuja, y los que son amigos o integran una pareja forman subgrupos. La falta de compromiso y la relación superficial que liga a los integrantes de las típicas excursiones en grupo, impiden que se formen un criterio común respecto al paisaje, a lo cual colabora el hecho de que es el guía quien indica hacia dónde hay que ir y, en cada trecho que se debe mirar. En consecuencia, no hay un campo visual común, pues cada cual ve el paisaje lo que puede o lo que más le llama la atención.

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C) CIFUENTES (1992) coincide en la necesidad de fijar límites o establecer lineamientos más claros para ordenar y manejar la visitación en áreas protegidas, especialmente de los países en desarrollo, poseedores de la mayor biodiversidad del planeta.

Con relación al mismo tema, agrega que, a pesar de los avances, al momento de determinar esos límites se observa una carencia de procedimientos que, siendo confiables, sean también prácticos y aplicables a la realidad de los países en desarrollo.

Esta situación indujo al autor al diseño de un procedimiento fácil, comprensible y útil para determinar la capacidad de carga turística. Este procedimiento reconoce la carencia de personal capacitado, la falta de capacidad de manejo, la insuficiencia de información y la dificultad de que las áreas protegidas de los países en desarrollo puedan, a corto plazo, contar con sistemas y equipos de tecnología avanzada.

La capacidad de carga en sí, la considera en tres niveles: a) capacidad de carga física (CCF), b) capacidad de carga real (CCR) y c) capacidad de carga efectiva o permisible (CCE).

La capacidad de carga física es el limite máximo de visitantes que pueden ingresar

en un espacio reducido y en un tiempo determinado. Para ello se asume que cualquier persona necesita un metro cuadrado de espacio para “moverse libremente”.

La capacidad de carga real es el límite máximo de visitantes determinados a partir

de la capacidad de carga física, luego de aplicar los factores de corrección correspondientes a cada sitio, con base en sus características particulares. Los factores de corrección se obtienen considerando variables ambientales, físicas ecológicas y de manejo.

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La capacidad de carga efectiva es aquélla que se obtiene al comparar la capacidad

de carga real con la capacidad de manejo que tienen los administradores del área. Esta capacidad de manejo está determinada por la disponibilidad de personal, equipos, instalaciones y recursos financieros.

La capacidad de manejo

se define como la suma de condiciones que la

administración de un área protegida necesita para poder cumplir a cabalidad con sus funciones y objetivos. La capacidad de manejo no es una tarea fácil, puesto que en ella intervienen variables como respaldo jurídico, políticas, equipamiento, dotación de personal, financiamiento, infraestructura y facilidades (instalaciones). Algunas de estas variables no son mensurables.

Para poder tener una aproximación aceptable de la capacidad de manejo, se pueden considerar las variables mensurables como personal, equipo, infraestructura, facilidades (instalaciones), y financiamiento, para obtener una figura de lo que sería la capacidad de manejo mínimo indispensable.

La relación de estas tres capacidades se puede visualizar en el siguiente esquema:

CCF CCR CCE Donde:

CCF = Capacidad de carga física. CCR = Capacidad de carga real. CCE = Capacidad de carga efectiva.

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La CCF siempre será mayor que la CCR y ésta podría ser mayor o igual que la CCE.

CCF > CCR y CCR > = CCE

JOFRÉ (1998) concluye que, en términos de impacto ambiental, la capacidad de carga apunta a:

i) cierto nivel de actividad turística por sobre la cual ocurrirá deterioro físico de los recursos.

ii) a la existencia de una densidad óptima de turistas para que la experiencia recreativa sea satisfactoria.

Según JOFRÉ (1998), diversos autores coinciden en afirmar que:

1.- Se debe determinar la capacidad de carga en las áreas silvestres protegidas para aminorar los impactos ambientales por actividad turística en los ecosistemas.

2.- No existe un método único estandarizado que permita determinar en forma eficiente la capacidad de carga. Al respecto, las posturas varían desde la aplicación de modelos matemáticos a otros que ponen el acento en la consolidación en infraestructura.

3.- Es necesario fijar límites al turismo masivo en estas áreas.

4.- Es innegable la incorporación de la dimensión social en los estudios de capacidad de carga. Sin embargo, dicha incorporación complica el procedimiento para estimar

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los límites, ya que algunos de los componentes claves tales como la satisfacción del los usuarios, son muy difíciles de estimar.

BÓULLÓN (1990) y CIFUENTES (1992) coinciden en la posibilidad de determinar la capacidad de las áreas silvestres protegidas, a través de tres tipos de capacidad. El primero considera la capacidad de carga material o fisica, ecológica y psicológica. Difiere CIFUENTES (1992) en esta última, ya que toma en cuenta la capacidad de carga efectiva que tiene relación con la capacidad de manejo.

De lo expuesto por los autores antes citados, se deduce que:

1. La capacidad de carga psicológica tiene relación con el número de visitantes que puede acoger un área natural, permitiéndoles a todos obtener una experiencia satisfactoria.

2. La capacidad de carga ecológica se refiere al número de visitantes diarios que puede absorber un área sin que altere su equilibrio ecológico.

A pesar que la metodología de CIFUENTES (1992) presenta ciertas deficiencias como no incorporar la capacidad de carga psicológica y no presentar claridad en la forma de medir algunas variables relacionadas con el cálculo de capacidad de manejo, entre ellas: respaldo jurídico, políticas, financiamiento y facilidades (instalaciones) resulta la de mayor aplicabilidad por anexar en el cálculo de capacidad de carga real los factores de corrección, los cuales consideran variables ambientales, físicas, ecológicas y de manejo y se aproximan con mayor exactitud a fijar un límite de visitantes manteniendo la sustentabilidad del recurso y la calidad de la experiencia educativo - recreativa.

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Con respecto a la capacidad de carga psicológica, esta estará diferencialmente dada por las necesidades planteadas por los objetivos y la metodología diseñada para cada intervención educativa en particular. De esta manera, una visita realizada con fines recreativo-deportivos será diferente a una planificada para la enseñanza de la biología y taxonomía vivencial, o para un grupo que busca desarrollar la resiliencia en grupo de jóvenes con riesgo social. Sin perjuicio de lo anterior, un grupo determinado puede plantear una visita multipropósito, con diferentes objetivos y requerimientos. Lo que une y caracteriza a todos los grupos y objetivos, es la posibilidad de hacer uso del potencial inherente a estos espacios naturales, de ser lugares en donde se pueden desarrollar experiencias formativas de gran valor. Debido a esta multiplicidad de singularidades, en cuanto a la carga psicológica, esta no se determinará a priori en este estudio, sino que derivará de la CCE y de los objetivos y metodologías particulares de cada actividad, dejando en claro, eso sí, la necesidad de considerarla en el momento oportuno. El análisis de este punto evidencia la necesidad de sistematizar dentro del más amplio espectro, las actividades al aire libre con el fin de identificar sus objetivos y requerimientos.

2.4. Paisaje en su dimensión estética:

En el punto 2.3.3 se estableció que el paisaje puede ser entendido desde tres perspectivas: la ecológica, la social cultural y la estética. Analizadas ya las dos primeras, a continuación se abordará el paisaje desde el enfoque de su valor perceptual y estético.

2.4.1. El hombre y el paisaje.

Para GEORGE (1968) la acción humana ha ido transformando el medio natural en otro modificado, u ordenado, modelándolo según su conveniencia a lo largo del tiempo histórico. La acción humana se ha venido haciendo cada vez más vigorosa

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bajo los efectos conjugados del crecimiento demográfico y de los progresos técnicos (revolución industrial). Según ESCRIBANO et al. (1991), en el análisis de las relaciones entre el hombre y el medio es indispensable comprender y evaluar el papel extremadamente complejo que representa el medio creado y segregado por el individuo que invade el área natural.

Tanto el medio natural como el modificado o el ordenado, entendiéndolos en un sentido amplio y en función de las distintas modalidades de intervención, ejercen influencias notables y muy variadas sobre los diversos sujetos que los pueblan u observan. Muchos son los escritos que hacen referencia al paisaje y sus componentes o cercanas interrelaciones como modificador fisiológico o condicionante sensorial.

Hay que destacar los aspectos emocionales, sentimentales, del paisaje. ¿Somos conscientes de la importancia de las reacciones que llamamos estéticas’, de su trasfondo adaptativo, del papel que desempeñan en la supervivencia (GONZÁLEZ BERNÁLDEZ, 1981).

2.4.2. Percepción.

En todo paisaje se pueden definir tres componentes: por una parte el espacio visual formado por una porción de terreno; de otra, la percepción de ese territorio, y una tercera constituida por el hombre. Este capta la información contenida en el sitio y la interpreta de muy diversas maneras, es decir, hace de amalgama de los otros dos componentes, su existencia se hace imprescindible para que realmente exista el paisaje.

El terreno es un componente del paisaje en constante evolución, lenta cuando se trata de causas naturales (procesos geomorfológicos, de inundación, sucesión vegetal, etcétera), y más rápida cuando es el hombre el agente modificador del territorio. Esta

100

evolución se verifica tanto en el tiempo como en el espacio, dando lugar a una gran diversidad de paisajes.

En el proceso de la percepción del paisaje, entendido como proceso por el cual el organismo humano se informa de los objetos y cambios que se manifiestan a su alrededor, tiene que existir en primer lugar una escena capaz de estimular al observador y, en segundo lugar, el propio observador receptivo y sensibilizado ante esa visión. Sólo entonces se producirá la percepción.

La percepción del paisaje se lleva a cabo en la mente del hombre, allí forma la imagen del paisaje a través de todos sus sentidos, “percepción plurisensorial de un sistema de relaciones ecológicas" (DÍAZ PINEDA et al. , 1973), lo que se traduce en una interpretación personal del conjunto de relaciones causa efecto del entorno. Esta puede tener como respuesta una simple manifestación mediante una calificación estética: feo, bonito, atractivo, armonioso, etc., o también una expresión acorde con los métodos científicos empleados, como medidas, tratamientos de datos, etcétera.

2.4.2.1 Factores que modifican la percepción (Condiciones de visibilidad).

La percepción visual de un paisaje depende de las condiciones en que se realice la observación (relaciones observador - paisaje), y de la visibilidad del territorio en ese momento. Entre los factores que pueden modificar la visión del paisaje destacan:

1) Distancia.

ESCRIBANO et al. (1991) define tres zonas en las que la percepción del paisaje cambia:

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Zona próxima o primer plano: se tiene una impresión detallada de los objetos, tanto en el tamaño como en la intensidad y contraste de su colorido.



Zona o plano medio: formas generales y líneas. Se aprecia mejor la composición del conjunto. Es la zona más crítica para valorar la calidad y fragilidad del paisaje: más cerca la atención se vuelca en el detalle, más lejos se deja de ver con claridad.



Zona lejana o plano de fondo: los objetos se ven en términos de luz y sombras. El color se vuelve irreal y los tonos varían en una gama de azul y gris y las texturas son casi irreconocibles. Varían con la naturaleza del territorio y las condiciones atmosféricas.

Al aumentar la distancia los elementos visuales básicos se modifican, en general, de la siguiente manera: •

Los colores se vuelven más pálidos, menos brillantes, tendiendo hacia los tonos azulados.



Los colores claros destacan más que los oscuros.



La fuerza o intensidad de las líneas se debilita.



La textura pierde contraste y el grano es más fino.

2) Posición del observador.

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Según ESCRIBANO et al. (1991), la posición del observador en relación con el objeto observado determina los ángulos que forma su eje de visión con dicho objeto en los planos horizontal y vertical.

La elevación del observador respecto del objeto condiciona la apreciación de su forma y tamaño e, incluso, puede modificar el tipo de composición escénica del conjunto: •

Las posiciones inferiores hacen que las formas parezcan mayores, pierdan perspectiva, tienden a incrementar el grado de cerramiento escénico y la dominancia de los objetos.



Las posiciones superiores suelen ampliar el campo de visión y dan una idea general sobre cómo se disponen los elementos en el paisaje.

3) Condiciones atmosféricas.

Según ESCRIBANO et al. (1991), modifican las propiedades visuales, su grado de visibilidad y la nitidez de la visión: •

La nubosidad reduce la intensidad de los tintes, difuminan las líneas y reducen el contraste interno de la textura. Además, las nubes pueden ocultar parte de la escena.



La presencia de nieve o hielo aumenta la geometría de las formas, la luminosidad, la fuerza de las líneas, y la textura destaca en términos de regularidad o grano dando lugar a una organización espacial más focalizada.

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4) Iluminación.

Según ESCRIBANO et al. (1991), las condiciones de iluminación sufren modificaciones periódicas estacionales y diarias. •

Luz frontal: reduce las sombras al mínimo, pérdida de perspectiva, pero permite apreciar bien los colores que parecen más claros.



Luz lateral: favorece los contrastes de luz y sombra realzando las líneas, la textura y la sensación de visión en relieve.



Luz posterior (detrás del objeto): deja generalmente la cara del objeto en sombra, con lo que su superficie pierde contraste interno y su silueta se enfatiza. Suele estar asociada con las primeras o las últimas horas del día.

2.4.3. Componentes del paisaje.

Según ESCRIBANO et al. (1991), éstos residen en los elementos naturales o artificiales que lo conforman.

Pueden agruparse en cuatro grandes apartados: •

La tierra o aspecto exterior de la superficie terrestre: el relieve y forma del terreno.



El agua: las formas de agua superficial.



La vegetación: las distintas formas de vida vegetal (árboles, arbustos, vegetación herbácea) su distribución, densidad.

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Las estructuras o elementos artificiales introducidos por las actuaciones humanas: tipos de usos del suelo construcciones diversas de carácter puntual lineal o superficial.

La mera suma de los componentes no explica de manera adecuada el conjunto que forman; podría decirse que “el todo es algo más que la adición de las partes”, pues las relaciones entre componentes pueden ser más importantes que ellos mismos.

2.4.4. Elementos del paisaje.

Según ESCRIBANO et al. (1991), aún reconociendo la componente subjetiva que entraña toda percepción, es posible abordar la descripción del paisaje en términos objetivos, si se entiende este como la expresión espacial y visual del medio. Las características no visuales, sonidos y olores, contribuyen también a la definición del paisaje, siendo en ocasiones atributos importantes del mismo, pero el carácter del paisaje, el conjunto de rasgos con que se da a conocer y que permiten su diferenciación, vendrá siempre determinado por las características visuales del territorio.

2.4.4.1

Elementos visuales básicos.

Según ESCRIBANO et al. (1991), el paisaje, entendido como conjunto de unidades territoriales, puede ser analizado a través de los siguientes elementos visuales: forma. línea, color y textura, a los que pueden añadirse la escala y el espacio.

La combinación de los elementos visuales crea composiciones en las que es posible definir cualidades estéticas similares a las generalmente aceptadas en el mundo artístico.

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Unidad es la agregación armónica ordenada y coherente de las partes

elementales, de forma que el conjunto es algo más que la simple suma de estas. •

Fuerza o intensidad es la cualidad del paisaje que lo hace singular y

visualmente llamativo. •

Variedad se refiere a la condición de tener partes diferenciadas, a la ausencia

de monotonía.

El elemento o elementos más significativos serán aquellos que contribuyan a identificar o singularizar su carácter:

a) Forma.

Según ESCRIBANO et al. (1991), la forma se define como volumen o superficie de un objeto u objetos que aparecen unificados. Las características territoriales que generalmente afectan más a este atributo visual son la geomorfología, la vegetación y las láminas de agua.

El grado de dominancia de la forma de un paisaje viene dado por el contraste de los aspectos apuntados con el entorno.

b) Línea.

Según ESCRIBANO et al. (1991), la línea puede definirse como el camino real o imaginario que percibe el observador cuando existen diferencias bruscas entre los

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elementos visuales (color, forma, textura) o cuando los objetos se presentan con una secuencia unidireccional. La línea se caracteriza por su fuerza, complejidad y orientación respecto a los ejes principales del paisaje.

c) Color.

Según ESCRIBANO et al.

(1991), es la propiedad de reflejar la luz con una

particular intensidad y longitud de onda, que permite al ojo humano diferenciar objetos que de otra forma serían idénticos. Es la principal propiedad visual de una superficie. La combinación de colores en un paisaje determina, en gran medida, sus cualidades estéticas.

d) Textura.

Según ESCRIBANO et al. (1991), la textura puede identificarse como la agregación indiferenciada de formas o colores que se perciben como variaciones o irregularidades de una superficie continua. La textura puede caracterizarse por su: •

Grano (fino, medio o grueso): tamaño relativo de las irregularidades superficiales.



Densidad: espaciamiento de las variaciones superficiales.



Regularidad: grado de ordenación y homogeneidad en la distribución espacial de las irregularidades superficiales.

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Contraste interno: diversidad de colorido y luminosidad dentro de la superficie.

e) Escala.

Según ESCRIBANO et al. (1991), se denomina escala a la relación existente entre el tamaño de un objeto y el entorno donde se sitúa. El observador establece la escala suele tomar como referencia objetos de dimensiones conocidas.

f) Espacio.

Según ESCRIBANO et al. (1991), es un elemento visual complejo que engloba el conjunto de cualidades del paisaje determinadas por la organización tridimensional de los cuerpos sólidos y los espacios libres o vacíos de la escena. La composición espacial de los elementos que integran la escena define distintos tipos de paisaje: •

Panorámicos: en los que no existen límites aparentes para la visión, predominando los elementos horizontales con el primer plano y el cielo dominando la escena.



Cerrados: definidos por la presencia de barreras visuales que determinan una marcada definición del espacio.



Focalizados: caracterizados por la existencia de líneas paralelas u objetos alineados (una carretera, un río, un seto) que parecen converger hacia un punto focal que domina la escena.

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Dominados por la presencia de un componente singular (una catarata, una forma prominente del terreno, un árbol aislado), etcétera.

2.4.5. Conceptos de calidad y fragilidad.

2.4.5.1 Calidad visual.

Según ESCRIBANO et al. (1991), la determinación de la calidad visual del paisaje tiene interés cuando se trata de adoptar alternativas de uso y se necesitan cánones comparativos.

Todo intento de evaluación de la calidad paisajística de un espacio debe asumir la existencia de posturas subjetivas antagónicas, pero siempre se debe tratar de objetivar lo que se ve con el afán de marcar los aspectos que permitan comparar situaciones distintas.

La visualización de un paisaje incluye tres elementos de percepción: • Las características intrínsecas del punto donde se encuentra el observador. • Las “vistas directas” del entorno inmediato. • El horizonte visual o fondo escénico.

2.4.5.2 Fragilidad visual.

Según ESCRIBANO et al. (1991), se define como la susceptibilidad de un paisaje al cambio cuando se desarrolla un uso sobre él. En otras palabras, es la expresión del

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grado de deterioro que el paisaje experimentaría ante la incidencia de determinadas actuaciones.

Un concepto similar es «la vulnerabilidad visual» que indica el potencial de un paisaje para absorber o ser visualmente perturbado por la actividad humana. Se opone el concepto de fragilidad visual al de “capacidad de absorción visual”, que es la aptitud que tiene un paisaje de absorber visualmente modificaciones o alteraciones sin detrimento de su calidad visual. Según lo señalado, a mayor fragilidad o vulnerabilidad visual, corresponde menor capacidad de absorción visual y viceversa.

ESCRIBANO et al. (1991) define que por otro lado, la calidad visual de un paisaje es una cualidad intrínseca del territorio, no ocurre así con la fragilidad. Esta depende, en principio, del tipo de actividad que se piensa desarrollar. El espacio visual puede presentar diferente vulnerabilidad, según se trate de una actividad u otra, y este hecho es muy relevante cuando se trata de realizar un estudio sobre un territorio de extensión reducida. En este caso, habría que especificar su fragilidad para cada una de las actividades posibles. No obstante, cuando la superficie de estudio es grande y el planeamiento apunta a proporcionar un marco de decisiones, la fragilidad ha de tomar, también, carácter genérico y considerarse como intrínseca.

2.5. El tema arquitectónico:

2.5.1. Elementos del diseño en Áreas Silvestres Protegidas.

MOORE (1985) expresa esta relación de la arquitectura con el paisaje en áreas protegidas, en forma más pragmática. Este autor propone que cada unidad deberá tener un tema arquitectónico, incluido generalmente en cada respectivo plan de manejo. Un tema deberá incluir las directrices que deban seguirse en el diseño y la construcción de los edificios de la unidad. En general, un tema arquitectónico deberá

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prepararse teniendo en cuenta que todas las construcciones de una unidad tendrán que ser consecuentes en su diseño de manera que puedan ser identificadas como tales, y que cada construcción complemente el espíritu, el tema y las características naturales de un área, y que no domine el ambiente que la rodea o trate de competir con él.

Un tema arquitectónico habrá de indicar:

a) los colores dominantes de las construcciones de la unidad.

b) los materiales principales que se usarán en la construcción.

c) el estilo arquitectónico más apropiado.

d) los requerimientos específicos relativos a carreteras, senderos y demás infraestructuras, cuando proceda.

Así mismo, deberá resolver problemas funcionales tales como circulación e infraestructura. En este último punto entrega el siguiente listado: •

Aeropuertos.



Carreteras.



Áreas de Sky.



Centros de visitantes.



Anfiteatros y auditorios.



Estación de Entrada.



Áreas de acampada.



Miradores.



Área Administrativa.



Muelles.



Áreas de giras.



Cabañas.



Eliminación de basuras.



Senderos interpretativos.



Presas y pozos.



Otros senderos.

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Señalizaciones.



Baños públicos.



Fuentes de Energía.

2.5.2. Métodos de diseño.

Según OWEN (1999) ∗ cuando un proceso arquitectónico de diseño se ve enfrentado a un entorno natural, generalmente se acerca a este de una manera netamente “sensitiva”, en donde, por medio de percepciones tomadas desde el paisaje, se construye una visión propia y a partir de esta imagen se determina el “Genius Locci”, lo que el lugar quiere decir. Toda esta abstracción se realiza para evitar un “cambio” o para poner en “resonancia” las cualidades intrínsecas del lugar. Sin embargo, para lograr un completo conocimiento del ecosistema cuyo cambio se contempla, es fundamental realizar un inventario de los factores naturales, incluyendo la geología, suelos, hidrología, topografía, clima, vegetación, fauna salvaje y las relaciones ecológicas que unen a todos ellos.

Una vez que estos datos son tomados

y jerarquizados por las etapas de

representación y modelación, debe asegurarse que sean asimiladas de una manera adecuada por la etapa de diseño, pues de otro modo todo el trabajo anterior queda desperdiciado. Es aquí donde adquiere relevancia la existencia de una “metodología de diseño”, como una herramienta necesaria en donde la información sea incorporada



OWEN, C. Diseñador. Profesor Illinois Institute of Technology. Comunicación Personal

112

como “líneas de fuerza” en el desarrollo de los conceptos, los que serán finalmente plasmados en el diseño arquitectónico.

2.5.2.1 Metodologías del lado izquierdo y derecho del cerebro.

Según ALEXANDER et al. (1977) tradicionalmente los métodos del diseño en las disciplinas de la ingeniería tienden a ser del lado " izquierdo del cerebro " y se enfocan en acercamientos analíticos al problema a resolver. Muchos se inventaron para la defensa y la industria aerospacial en los años cincuenta. Por otro lado, los métodos del diseño en plano arquitectónico, industrial, gráfico y medioambiental tienden a ser del lado "derecho del cerebro" y se enfocan en la conceptualización, síntesis y estética, debido a sus lazos históricos con las artes.

A partir de esta disyuntiva, ALEXANDER et al. (1977), propone una nueva teoría de diseño urbano, donde las fuerzas a analizar por medio de un diagrama, no son tan solo físicas, sino psicológicas y sociales. Este método nace a partir de la unión de dos ramas de la investigación, el pensamiento lineal y la percepción:

a) Teorías de Caja de vidrio: El diseño como un Proceso de Información.

Según ALEXANDER (1979) las teorías de la caja de vidrio son del lado izquierdo del cerebro. Estos ven el diseño como una materia de información compleja que es procesada, tienden a crear los métodos racionales y herramientas cuyas fuerzas están en la identificación y el análisis del problema - Los tecnólogos – son capaces de manejar problemas complejos pero de una manera lineal (A conduce a B, y luego a C etc.), no abarcando una concepción total del problema y dejando fuera el tema del habitar.

b) Teorías de Caja negra: El diseño como Magia.

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Según ALEXANDER (1979) las teorías de la caja negras se refieren al lado derecho del cerebro. Estas sostienen que el proceso creativo es inexplicable, como magia: se sabe que funciona, pero no como “modelo homomórfico”. Aunque los psicólogos han intentado explicarlo, mucho de esto se encuentra más allá del mando consciente. Mientras no se pueda especificar un procedimiento a la experiencia del "eureka", es posible emplear técnicas que crean pensamiento lateral y la ideación intuitiva. Las fuerzas de estas técnicas están en la generación de síntesis de la solución. Los arquitectos basan sus análisis a partir de la percepción (visión y audición), los métodos de solución son a través de la forma y del recorrido.

Abarcando todas las teorías de soluciones creativas de problemas, la disciplina del diseño ofrece una vista holística donde ambas orientaciones son igualmente válidas, y ninguno es más "creativo" que el otro. En un proceso del diseño completo se aprovecha de ambos lados donde sea apropiado: acercamientos del lado izquierdo del cerebro para el análisis, acercamientos del derecho para la síntesis. Más pretenciosamente, una técnica como la planificación estructurada mantiene en un armazón a ambos en un "cerebro completo". 2.5.2.2 Diseño como un sistema organizando en sí mismo.

Para OWEN (1998) una síntesis de estos dos planteamientos, de orientaciones aparentemente opuestas, es que un buen proceso de diseño es un “sistema organizando en sí mismo”. El proceso de diseño se plantea como ciclos entre la izquierda y derecha del cerebro, acercándose así a una solución del problema; “usted para trabajar hace cualquier cosa que considere apropiada, pero usted lo hace de una manera estructurada. Organiza información del análisis del problema de diseño para aumentar al máximo la efectividad de generación de soluciones”.

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Según OWEN (1998) el “Diseño Estructurado” (Structured Planning) es una manera de lograr esa clase de organización en sí misma, en un proyecto de diseño. Es una actividad de la metaplanificación donde el propio proceso se diseña. Es más, se ha transformado en un paradigma de la estética funcional que está basado, a su vez, en una comprensión profunda de la morfología. La Planificación Estructurada satisface así perfectamente al diseño estratégico y a la apertura de diseños intuitivos.

2.5.2.3 Métodos participativos de diseño.

Según OWEN (1993) este tipo de diseño fue desarrollado en un principio por ingenieros sociales para proyectos de planificación comunal, los cuales plantearon la importancia de trabajar en pequeños equipos interdisciplinarios que incluyan a los usuarios eventuales del diseño. En la industria del software, el proceso de diseño debe apoyar la participación interdisciplinaria. También debe incluir la entrada de todos los usuarios y no sólo debe incluir aquéllos que normalmente se piensa como clientes, sino también a los responsables de construir, integrar, armar, vender, y promocionar los productos. El “Diseño Estructurado” constituye una red, tanto para permitir la participación en la investigación del diseño como en la fase del análisis de un proyecto. 2.5.2.4 Sistemas generadores de sistemas.

Para OWEN (1998) en el nivel más alto de sofisticación de un proceso de diseño, estaría un sistema que genere sistemas, el cual se encargaría no sólo de inventar, simplemente, una serie de productos individuales, sino que, se encargaría de generar a una familia de productos que evolucionan con el tiempo: un conjunto de productos de soluciones de sistemas abiertos, que se adaptan a necesidades cambiantes. El proceso de diseño estructurado apoya esta clase de evolución, toda vez que puede alimentar a un lenguaje de diseño evolutivo que sirva como memoria corporativa para el criterio

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de diseño de productos. Esta es la clase de metodología requerida por el diseño en red de productos de software.

2.6. Educación ambiental:

El presente apartado tiene por objeto entregar un marco conceptual de la educación ambiental, aportando antecedentes sobre su evolución en los últimos años, sus metas y sus principales características.

2.6.1. Algunas valoraciones del medio ambiente y sus consecuencias en la educación ambiental.

Lo ambiental es un tema recurrente como contenido de la educación. Según MOYA (1996), desde temprano en la historia de la pedagogía es posible reconocer, con cierta persistencia, planteamientos que establecen que el ambiente natural, en el sentido de todo aquello que constituye la realidad externa al individuo, es el medio más adecuado para la formación moral e intelectual de la persona.

Estos planteamientos se fundamentan en razones históricas, culturales e ideológicas, dándoles todas ellas al ambiente natural el valor de elemento indispensable para formar un tipo de persona adecuada a una sociedad con un estilo de desarrollo de inspiración liberal.

Según FREIRE (1992), en el siglo XX el modelo de educación natural que surgió de las valoraciones descritas fue, poco a poco, siendo sustituido por otro, en el cual el medio social asumió un quehacer dinamizador y potenciador de la acción educativa. Esta valoración del entorno social es propia de la etapa de desarrollo tecnológico de la sociedad occidental. En dicha etapa, la misma tecnología ha sido considerada como el elemento que más ha influido en la ruptura de la relación armoniosa entre el ser

116

humano y la naturaleza. Esto se constata en la actualidad, por ejemplo, al observar el comportamiento predominante en la sociedad, donde se destaca el desarrollo económico y el consumo, sin advertir que el final de esta cadena es la producción de desechos y la contaminación.

En síntesis, se observa que el valor de lo ambiental ha emergido de posturas ideológicas que asignaron distintas valoraciones a 1o natural y a lo social, como factores promotores de la acción educativa, lo que se ha expresado en numerosas corrientes educacionales.

En la actualidad, existe también una valoración de lo ambiental que surge desde la realidad de la misma práctica educativa. En este contexto, se ha ido desarrollando una visión de escuela funcional, con gran interés en problemáticas socioambientales.

Según MOYA (1996), se entiende a la “Escuela Funcional” como aquélla comprometida con dar respuesta a las necesidades socioambientales y económicas de su entorno, para lo cual debería considerar, en su organización y en su funcionamiento, elementos de la realidad de la cual forma parte.

Según MOYA (1996), las valoraciones más actuales del ambiente buscan una explicación de las relaciones entre educación y medio ambiente, desde una perspectiva holística. Entre ellas, destaca el enfoque ecológico aplicado a la educación, ofreciendo nuevas perspectivas para la práctica educativa; así como la búsqueda de mayor pertinencia de la educación a la realidad del contexto en que se aplica, lo que, a su vez, da fundamento a los procesos de regionalización educativa.

2.6.2. Definición de educación ambiental.

117

Según MOYA (1996), desde un punto de vista etimológico, la palabra educación proviene de la doble raíz del latín “educare”, que significa guiar, trasmitir, y de “exducere”, que expresa sacar desde adentro hacia afuera. Es interesante constatar que la definición, por una parte, da referencia al aspecto de información y formación, pero también está presente la idea de creación y participación por parte del educando. Se podría hablar entonces de un proceso de retroalimentación, donde tanto el educador como el educando experimentan transformaciones significativas.

Se puede definir educación como un “proceso de desarrollo de aptitudes, actitudes y otras formas de conducta requeridas por la sociedad”. Según UNESCO (1981), la Educación es una comunicación organizada y continuada, encaminada a suscitar el aprendizaje.

Según MOYA (1996), la educación ambiental (EA), como toda temática en fase de afirmación, ha recibido varias definiciones a lo largo de su evolución. Se puede definir como un proceso de reconocimiento de valores y de aclaración de conceptos, que permiten el desarrollo de habilidades y actitudes necesarias para entender y apreciar las interrelaciones entre el ser humano, su cultura y su ambiente biofisico circundante.

Según FREIRE (1992), inicial mente fue definida como proceso en el cual deberla ocurrir un desarrollo progresivo de un sentido de preocupación con el medio ambiente, basado en un completo y sensible entendimiento de las relaciones del ser humano con el ambiente en su alrededor. Sin embargo posteriormente, es definida como un proceso educativo que se puede desarrollar en el educando y en el ciudadano común mediante una conducta expresada en una serie de actitudes positivas y criticas, frente al ambiente natural y frente a los entornos artificiales creados por el ser humano.

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Para MOYA (1996) la educación ambiental debe entenderse como un planteamiento formativo cuyo principal objetivo es proteger y regenerar el medio ambiente. Por lo tanto, cualquier proyecto educativo formal o no formal que pretende definirse como ambiental debe necesariamente enmarcarse en el objetivo de favorecer el medio ambiente.

Según MOYA (1996), en la educación ambiental se conjugan tres componentes que le dan coherencia: •

Educación sobre el medio ambiente, la que hace referencia al medio ambiente como contenido.



Educación en favor del medio ambiente, la que lleva implícita un componente ético, es decir, aquélla que incide en la formación valórica de la persona, que permite configurar una ética de las relaciones del ser humano con su ambiente.



Educación a través del medio ambiente, en la que el ambiente tiene una incidencia metodológica o en el cómo enseñar.

Ley

19.300 del Medio Ambiente, en su Artículo 2º letra h, define educación

ambiental como un proceso permanente de carácter interdisciplinario, destinado a la formación de una ciudadanía que reconozca valores, aclare conceptos y desarrolle las habilidades y las actitudes necesarias para una convivencia armónica entre seres humanos, su cultura y su medio bio-físico circundante.

2.6.3. Objetivos de la educación ambiental.

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Dentro de los hitos de relevancia en el desarrollo de la educación ambiental se debe mencionar el Seminario Internacional organizado por UNESCO en Belgrado, en 1975, en el cual se estableció un marco conceptual y un conjunto de directrices prácticas para orientarla. Las conclusiones de dicho evento se presentaron en un documento conocido como la Carta de Belgrado, en el cual se proponen la meta y los objetivos de la Educación Ambiental.

2.6.3.1 Meta de la educación ambiental.

Representa el propósito de más amplio alcance de la educación ambiental y, por lo tanto, aplicable a cualquier realidad sociocultural. Su formulación aporta criterios que permiten precisar la naturaleza de la EA distinguirla de otras opciones formativas. Tal como se puede apreciar en el texto original, la finalidad esencial que da sentido a la EA es formar personas que sean capaces de vivir en armonía con su medio ambiente.

Según UNESCO (1975) la meta de la educación ambiental es lograr que la población mundial tenga conciencia del medio ambiente y se interese por sus problemas conexos y que cuente con los conocimientos, aptitudes, actitudes, motivaciones y deseos necesarios para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones a los problemas actuales y para prevenir los que pudieran aparecer en lo sucesivo. 2.6.3.2 Objetivo de la educación ambiental.

A partir de la meta y, para precisar las categorías de cambios conductuales que deben orientar la práctica educativa en la educación ambiental, en la Carta de Belgrado, UNESCO (1975), se señalan los siguientes objetivos:

120



Conciencia: ayudar a las personas y a los grupos sociales a que adquieran mayor sensibilidad y conciencia del medio ambiente, en general, y de los problemas conexos.



Conocimientos: ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir una comprensión básica del medio ambiente en su totalidad, de los problemas conexos y de la presencia y función de la humanidad en él, lo que conlleva una responsabilidad crítica.



Actitudes: ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir valores sociales y un profundo interés por el medio ambiente, que los impulse a participar activamente en su protección y mejoramiento. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir las aptitudes necesarias para resolver problemas ambientales y para evaluar.



Participación: ayudar a las personas y a los grupos sociales a que desarrollen su sentido de responsabilidad y a que trabajen individual y colectivamente para prevenir y resolver problemas del medio ambiente.

2.6.4. Características de la educación ambiental.

Las características

que hoy distinguen a la educación ambiental han venido

conformándose a través de las innumerables reuniones de trabajo, seminarios internacionales y la práctica de muchos educadores en distintos lugares del planeta.

121

La ONU (1972) en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente señaló, en su recomendación Nº 96, que insta al desarrollo de la educación ambiental como una de las estrategias para atacar la crisis ambiental. Así fueron surgiendo algunas de sus características fundamentales.

2.6.4.1 Basada en concepciones sistémicas.

Se la reconoce como sistémica, puesto que considera al medio ambiente humano desde una perspectiva holística, es decir, cómo un sistema complejo en e1 cual interactúan tanto variables que componen en su dimensión natural así como las que componen su dimensión sociocultural. Del mismo modo, se ocupa de identificar y analizar, tanto los elementos que componen el medio ambiente como las relaciones que entre ellos se generan.

Esto le agrega un desafío difícil en el desempeño cotidiano de las actividades profesionales y que, sin embargo, es consustancial a la ciencia ambiental, que es la interdisciplinariedad. La educación ambiental requiere de distintas dimensiones de estudio que posibilitan el acceso a la mayor cantidad de información sobre las situaciones ambientales, lo que permite percibirlas y llegar a interactuar adecuadamente con ellas.

2.6.4.2 Integradora.

La característica de integradora deriva de su carácter sistémico, ya que toma en cuenta múltiples variables comprometidas en los problemas ambientales.

122

Sin embargo, la educación ambiental debe hacer el esfuerzo metodológico de desagregar las variables involucradas en una situación ambiental dada y traducirla en unidades pedagógicas, que le permita a los participantes comprender, a cabalidad, los fenómenos que se desea describir. Sólo de esa manera se logrará el cambio actitudinal,

fin último de todo proceso educativo, así como una mejor comprensión

y búsqueda de solución a los problemas detectados.

La característica de integradora exige, para una efectiva operativización, la utilización de dos elementos fundamentales: •

Capacidad de innovar, es decir de refocalizar el proceso total de enseñanza aprendizaje de modo que permita desarrollar en los participantes una visión global e integrada de los fenómenos ambientales, sus implicaciones y sus interconexiones y, al mismo tiempo, habilidades que le permitan manejar adecuadamente la realidad a partir de una formación valórica, que provoque actitudes y comportamientos acordes con este enfoque.



La flexibilidad, en el sentido de superar las fronteras tradicionales establecidas entre educación formal y no formal, pues requiere y permite una variedad de estrategias y actividades que combinen aquéllas que habitualmente se reconocían como exclusivas de uno u otro tipo de educación.

2.6.4.3 Utiliza metodologías participativas.

Las características anteriormente descritas asumen una concepción de las relaciones entre los participantes de cada proceso educativo, como esencialmente participativa, por lo cual los métodos utilizados deberán se acordes a esta condición.

123

Especialmente, en el caso de la educación ambiental no formal, se debe considerar que se enmarca en un ámbito muy heterogéneo de participantes en cuanto a estructura de edades, niveles de capacitación técnico o profesional, y con variadas actividades laborales.

Por lo tanto, la educación ambiental debe ser capaz de recoger el bagaje y las experiencias que cada participante trae consigo y, a partir de sus expectativas y percepciones, debe dar respuestas a la inquietudes planteadas por la audiencia. Esto es esencialmente válido para los participantes adultos, pero igualmente importante de considerar en las actividades desarrolladas con niños.

Lo anterior se traduce, también, en que en las sesiones habituales de educación ambiental no formal se rompa la estructura jerárquica entre profesor y alumno, pasando a constituir un grupo de participantes que, en conjunto, deciden los contenidos a estudiar y en donde todos aprenden.

Finalmente, la implementación de metodologías participativas requiere de un gran esfuerzo de creatividad, que también está presente en la educación ambiental, ya que utiliza la mayor diversidad de ambientes de aprendizaje y una gran variedad de enfoques educativos en el aprendizaje y enseñanza sobre, en y para el medio ambiente, poniendo el debido énfasis en las actividades prácticas y experiencias propias de los participantes.

2.6.4.4 Eminentemente práctica.

Esta característica alude al hecho que la educación ambiental está orientada hacia la solución de problemas concretos relacionados con el medio ambiente, así como a la.prevenci6n de nuevos problemas. Para ello, se debería propender a establecer una

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estrecha vinculación entre los procesos educativos y la realidad de comunidades específicas.

Desde este punto de vista, el desarrollo de nuevas tendencias en el estudio de las formas de aprendizaje indica que aquellos conceptos integradores como el paisaje, o los problemas ambientales locales, son un buen punto de partida para el logro de los objetivos ambientales.

2.6.4.5 Posee un alto contenido valórico.

La educación ambiental contiene, también, dentro de sus características esenciales, el desarrollo de un fuerte componente valórico y actitudinal de respeto y protección hacia el medio ambiente, incluyendo a las personas y grupos sociales que lo componen.

Desde este punto de vista es esencialmente solidaria, ya que incentiva y fomenta el valor y la necesidad de la cooperación en la resolución de los problemas ambientales a nivel local, nacional, regional e internacional, puesto que asume la temática de los problemas globales.

Lo anterior implica que los programas de educación ambiental deben desarrollar en cada individuo una ética o código de comportamiento que lo lleve a: • Trabajar por el desarrollo y la utilización de los recursos naturales con la menor

destrucción y contaminación posibles.

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• Fomentar la solidaridad humana en la búsqueda del mejoramiento de la calidad de

vida para todos a través de la erradicación de la pobreza, el hambre, el analfabetismo, la explotación y la dominación de la personas, entre otros. • Rechazar el desarrollo y crecimiento económico de una nación a costa del colapso

y degradación de otra, así como el consumo despilfarrador de una minoría a costa de las privaciones de la mayoría. • Utilizar la tecnología no sólo para beneficio individual y la vida lujosa de algunos

en el corto plazo, sino también para la estabilidad económica y la supervivencia de toda la humanidad a largo plazo. • Tener en cuenta las necesidades de las futuras generaciones en la utilización de los

recursos, en particular los no renovables.

2.6.5. Educación ambiental y reforma educacional.

Según MINEDUC (1998) dentro del proceso de reforma educacional que desde hace algunos años se está llevando a cabo en el país, uno de los principales componentes es la llamada reforma curricular, la cual define los objetivos fundamentales y contenidos mínimos obligatorios (CMO)

para la educación básica y media de

acuerdo con los Decretos Supremos 220 y 240, respectivamente.

Una de las fundamentales innovaciones de estructura en el nuevo currículum es, por un lado, el traspaso de las antiguas asignaturas a los sectores de aprendizaje, junto con la introducción de los objetivos fundamentales transversales (OFT). Estos, a diferencia de los objetivos fundamentales verticales (OFV), que corresponde a cada sector de aprendizaje, trascienden transversalmente a estos sectores, lo que implican

126

que todos y cada uno de ellos debe incorporarlos y cooperara para conseguirlos (Figura. 10). La temática ambiental se introduce en, prácticamente, todos los OFV de los diferentes sectores así como el los OFT.

Dentro del OFT, denominado “La persona y su entorno” se introduce el objetivo: “Proteger el entorno natural y sus recursos como contexto de desarrollo humano” (MINEDUC, 1998).

127

Objetivos FundamentalesTransversales que deben trabajar todas las

disciplinas y la cultura del liceo o colegio, como un todo, referidos a : crecimiento y autoafirmación personal; desarrollo del pensamiento; formación ética; persona y su entorno (familiar, social, laboral; ciudadanía).

Sector Religión

Sector Educación Física

Subsector Artes Visuales

Sector Educación Artística

Sector Educación Tecnológica.

Subsector Física

Subsector Biología

Sector Ciencias Naturales

Sector Filosofía y Psicología

Sector Historia y Ciencias Sociales

Sector de Matemática

Subsector Lengua Castellana y Comunicación

Sector Lenguage y comunicación

Objetivos Fundamentales Verticales: son propios de cada sector.

FIGURA 10. Estructuración del nuevo Currículum Escolar sobre la base de sectores OFV y OFT. Fuente: Elaboración propia a partir del Decreto 240 de Educación.

128

2.6.6. Biofilia.

Como parte fundamental por su estrecha relación con el fin del proyecto, se ha introducido este concepto planteado por el biólogo y profesor Edward Wilson de la Universidad de Harvard. La biofilia se define como “la relación emocional innata de los seres humanos con los otros organismos vivos” (WILSON, 1993). La biofilia no es un simple instinto, sino un complejo de reglas y comportamientos que pueden ser testeados y desarrollados individualmente. Esta hipótesis se sostiene en que múltiples cadenas de respuestas emocionales son englobadas en símbolos, componiendo una gran parte de la cultura. Sugiere que, cuando los seres humanos fueron removidos por si mismos del ambiente natural, las reglas biophilicas de aprendizaje no fueron repuestas por versiones modernas igualmente adaptadas para los artefactos. Por el contrario, estas persisten de generación en generación, atrofiadas y difícilmente manifestadas en los nuevos ambientes artificializados en los que la tecnología ha catapultado a la humanidad. Se plantea que aunque no existiera evidencia relacionada al comportamiento, sobre la existencia de este concepto, su deducción se puede lograr por mera lógica evolucionaria. En este sentido, la co-evolución de los genes y la cultura se presenta como una explicación plausible del origen de la biofilia. Es así como esta reacción que el Profesor Wilson considera implícita en forma genética, es parte del genotipo de todo ser humano. De esta manera, como se desprende de la expresión: Genotipo + Ambiente = Fenotipo, al formar individuos que sean educados en contacto con la naturaleza, se desarrolla en ellos la capacidad biophilica, teniendo como resultado a hombres con mayor riqueza en el contacto y la percepción de los ambientes naturales. Nadie protege lo que no conoce.

129

3.

METODOLOGÍA

En este capítulo se plantean los procedimientos puestos en práctica para cumplir los objetivos propuestos. Estos últimos se relacionan con dos clases fundamentales de acciones realizadas. Por un lado, se encuentra el desarrollo de la metodología de intervención y su evaluación, mientras, por otro, está la validación y el desarrollo de un marco de inserción dentro de la realidad nacional.

3.1.Desarrollo de la metodología de intervención de espacios naturales (E.N.) con fines educativos:

Para esto se analizaron diversas metodologías iniciales para determinar su compatibilidad con el objetivo planteado. Una vez seleccionadas las metodologías iniciales, estas se adaptaron y articularon en un todo funcional. Este trabajo se planteó dividiendo las metodologías en dos tipos fundamentales; aquellas que servirían de matriz referencial y articuladora de la metodología final, mientras que las demás nutrirían los requerimientos que la matriz fuese demandando. A continuación, se exponen brevemente los métodos iniciales usados, así como su posición jerárquica dentro de la construcción.

3.1.1. Metodología matriz.

Como metodología base se utilizó el Proceso heurístico para representación y modelación predial GASTÓ (1999). Este método propone la transformación desde el fenómeno en modelo. Se lleva a cabo en cuatro etapas:

130

3.1.1.1 Transformación del hecho en sí en fenómeno.

Es un proceso de percepción mediante el cual un observador sano, con los sentidos desarrollados y con ayuda de instrumentos de medición percibe e interpreta hechos que se presentan fuera de sí y los incorpora y representa a través de su cultura. El hecho en sí puede estar contenido en el espacio-tiempo representado por el predio.

3.1.1.2 El ecosistema como expresión límite del fenómeno.

Se requiere definir el conjunto de fenómenos que pertenecen al recurso tecnonatural, dado por el predio, para construir su imagen y, eventualmente, delimitar una metodología de trabajo. Para comprender los problemas del predio y concebir un plan de solución es necesario descubrir el fenómeno. Lo anterior significa generar, a partir del fenómeno, una imagen. Simbólicamente se tiene:

Fenómeno Percepción del predio

Imagen

Expresión límite del ecosistema-predio

La transformación del fenómeno en imagen requiere establecer una cierta relación que permita luego delimitar los atributos fundamentales del primero, desarrollar una imagen que corresponda, en cierto sentido, al fenómeno. Igualmente, esta relación debe permitir que, una vez establecida la imagen, exista la posibilidad de contrastación entre imagen y fenómeno.

131

En la descripción de un sistema existen dos extremos: la postulación de una máxima simplicidad o la de una máxima complejidad. Un sistema simple es completamente irredundante, es decir, ningún atributo del sistema es derivable de cualquier otro. Un sistema totalmente complejo resulta epistemológicamente trivial (LEVINS, 1970). La descripción apropiada está regida por condiciones de optimidad y relevancia en las constricciones de interacción.

La imagen es una representación conceptual del fenómeno mismo sin serlo. Existen diversos estilos de construir imágenes de un mismo fenómeno, distinguiéndose, por su contenido, simpleza, capacidad de representación, fidelidad de interpretación, precisión y, en general, significado (Figura 11).

Se requiere, por lo tanto, definir el conjunto de fenómenos que pertenecen al predio como un fenómeno tecnonatural para construir la imagen y, de este modo, establecer una metodología de trabajo. El paradigma es el siguiente:

1. La imagen que representa la unidad de estudio del predio es el ecosistema predial.

2. El ecosistema se caracteriza por su arquitectura y funcionamiento.

3. Los fenómenos del sistema tecnonatural son eminentemente dinámicos.

4. La dinámica no es caprichosa ni enteramente al azar.

5. Existe una interdependencia entre su funcionamiento y su arquitectura, expresado en un cambio de estado.

6. Es posible actuar sobre la arquitectura y modificar el funcionamiento y viceversa.

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Contenido de la imagen Compleja

Simple Bajo

Alto

Bajo

Imagen Ideal

Significado de la imagen

FIGURA 11. Esquema de los atributos de la imagen en relación a su contenido y significado. A mayor contenido de la imagen, esta se hace más compleja, disminuyendo su significado. Cosa similar ocurre con una imagen demasiado simple. El ideal es una imagen que a al menor complejidad logre capturar el mayor significado. Fuente: GASTÓ (1999).

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El ecosistema puede ser definido como un arreglo de componentes bióticos y abióticos que están conectados o relacionados de manera que constituyen una unidad o un todo. Conexión y relación en cualquier sistema dinámico significa transporte de masa, energía o información (BECHT, 1974; DISTEFANO, STEBBEERUD Y WILLIAMS, 1967; ODUM, 1972). Este puede ser de varios tamaños y características, tal como un tubo de ensayo, un acuario, un cultivo, un campo con ganado, una represa, un bosque, una aldea, un país entero, o incluso, todo el globo terráqueo. El predio es, también, un ecosistema, con componentes y estructuras propias de esta (NAVA, ARMIJO y GASTÓ, 1996).

3.1.1.3 Transformación de la imagen en problema.

Para GASTÒ (1999) un problema puede ser definido como una pregunta sin solución en un instante dado. La representación del predio en su imagen ecosistémica constituye un avance hacia la resolución de cualquier problema atingente a ella, pues ha sido incorporada y localizada como un caso particular de la teoría general de sistemas. El paso siguiente consiste en transformar el ecosistema-predio en un problema, del cual debe buscarse una solución. Esto significa reducirlo a un subsistema donde se tiene una incógnita y una amplia información de la cual debe seleccionarse el conjunto de datos que permita, eventualmente, resolver el problema. Las restricciones dadas para encontrar la solución emergen tanto de quien adopta las decisiones como de los principios generales emanados de la arquitectura y funcionamiento del ecosistema.

3.1.1.4 Transformación del problema en modelo.

Según GASTÒ (1999), el concepto de modelo es tan fundamental en la resolución de problemas que está presente en todas las etapas, desde la definición del problema a su solución. Los modelos están en todas partes: en nuestras palabras, en los sentidos, en

134

nuestras acciones. Un modelo puede ser definido como una representación abstracta del mundo real, es una representación simple de formas, procesos y funciones más complejas de fenómenos físicos o de ideas (RUBINSTEIN, 1975).

El objetivo de representar el predio como un modelo es consolidar la experiencia lograda en varias disciplinas del saber y unificar esos elementos de los procesos de modelación que se presentan como más productivos para resolver problemas (RUBINSTEIN, 1975). Los modelos pueden clasificarse en varias categorías aplicables a los diferentes campos y fenómenos, pudiendo, incluso, llegar a ser un sistema de ecuaciones. Un resumen esquemático de este procedimiento se puede observar en la Figura 12.

3.1.2. Metodologías asistentes.

Se denominaron con este nombre aquellas metodologías que sirvieron para nutrir los requerimientos que eran propuestos en el desarrollo y adaptación de la matriz. Se presentan a continuación las características de estos métodos.

3.1.2.1 Caracterización física: Ecorregiones.

Se usó el “Sistema de Clasificación de Ecorregiones”, propuesto por

GASTÓ,

COSIO y PANARIO (1993). Debido al uso común de esta metodología no se profundizará en sus fundamentos, pero sí se entrega un resumen del procedimiento de caracterización que este sistema de clasificación involucra.

La primera actividad relativa a la caracterización física del predio consiste en su identificación y localización en las cartas que cubren el área donde esta se encuentra. Luego, debe ser localizado en la ortofoto, que por ser una carta fotográfica permite, además, reconocer sus características físicas más relevantes, conocer la escala y

135

Delimitación del fenómeno-predio Discriminación de elementos Propiedades escenciales

Conceptos

n ició gn o a C ltur Cu

Hecho

Percepción

Tecnonaturaleza: El predio

Sentidos (Transformación en fenómeno)

Modelo Predial (simulando estado ideal)

Diseño

Co

ció sta ntra

Contrastación con el estado Ideal o Meta

Fenómeno o Situación observada

l dea al-I e nR

Expresión

Imagen del fenómeno

límite

Ecosistema como situación límite

(Transformación en ecosistema)

(Se describen propiedades particulares)

Modelo Predial

Ecosistema Predio Subconjuntos

Conceptos

Problema Predial

Identificación del problema Planteamiento de variables, incógnitas, vectores •Discriminar •Discretizar •Simbolizar •Transformar

Sistema de Ecuaciones

FIGURA 12. Esquema del proceso heurístico de representación de un predio en un modelo propuesto por GASTÓ (1999).

136

determinar su posición geográfica, en términos de latitud y longitud, de cada uno de sus elementos y localizar con exactitud la ubicación cartográfica de los lindes, sin lo cual no puede continuarse con el estudio. En la Figura 13, se indican las metas a alcanzar en las diversas etapas de caracterización de un predio.

Luego, se identifican los pares fotográficos que cubren al área predial y se trazan los lindes de esta, trazado que permite demarcar la totalidad del área interior y comenzar el examen detallado de sus componentes en el gabinete. Con anterioridad se ha llevado a cabo un reconocimiento generalizado del área predial con el objetivo de estar consciente del contenido interior del predio.

El examen detallado se hace en cuatro etapas, en cada una de las cuales se logra identificar los elementos correspondientes a la etapa. En la primera, se caracteriza el escenario físico, dado por las unidades biogeoestructurales (UMBI). Los componentes están representados por los distritos (DIST) que corresponden a las unidades geomorfológicas, dadas por la pendiente del terreno, determinándose las características isomórficas de cinco clases (depresional, plano, ondulado, serrano y montano), cada una de las cuales se representa en códigos diferentes. Estas se subdividen de acuerdo a las características edafoambientales del sitio (SITI) y de la cobertura vegetal (COBE). La capa de unidades biogeoestructurales de la finca representa a la naturaleza, es decir, al escenario natural de tipos o unidades geoforma-suelo-cobertura vegetal que se ha distinguido o separado de otras del predio. Cada una de estas unidades se identifica con un número correlativo, sin pretender caracterizarlas con precisión y detalle en el gabinete. Con posterioridad, se cotejan en terreno de manera que los límites de las áreas o que los elementos identificados sean los correctos, lo cual se describe en la fotografía aérea. Las características de cada uno de los elementos se registran en formularios especiales luego de una análisis en terreno o en laboratorio.

137

Paso 1

Identificación del Predio

Paso 2

Demarcación de los lindes en la ortofoto

Paso 3

Selección de los pares de fotos aéreas del predio

Paso 4

Demarcación en la foto aérea de los límites

Paso 5

Paso 6

Paso 7

Paso 8

Paso 9

Paso 10

Paso 11

Análisis predial en gabinete UNBI

UNHI

UNTE

UNES

Comprobación del análisis y mediciones en terreno UNBI

UNHI

UNTE

UNES

Traspaso de la información de unidades desde la foto aérea a la ortofoto UNBI

UNHI

UNTE

UNES

Digitalización de las unidades desde la ortofoto UNBI

UNHI

UNTE

UNES

Cartas politemáticas del Predio Distrito y sitios Cobertura Vegetal Hidroestructura Tecnoestructura

Espacios

Base de Datos del Predio Distrito y sitios Cobertura Vegetal Hidroestructura Tecnoestructura

Espacios

Preparación del informe de caracterización del Predio

FIGURA 13. Metas a alcanzar en las diversas etapas de la caracterización del predio según GASTÓ (1999). Este esquema presenta el flujo que debe seguirse, como pasos del 1 al 11, para terminar en la caracterización del predio

138

Luego, se caracterizan las unidades hidroestructurales (UNHI) de manera análoga a las unidades biogeoestructurales ya descritas. En esta etapa se identifican los elementos relacionados con el agua, tal como las clases estructuras de naturaleza o tecnológicas y los usos, estilos, regímenes y condición de los elementos hídricos encontrados en el predio. Posteriormente, se coteja en terreno la identidad del elemento y la corrección de la forma, tamaño y posición de su descripción en la foto. Finalmente, se identifican con un número correlativo y su descripción se registra en formularios ad hoc.

De manera análoga a las UNBI y a las UNHI, se procede con las unidades tecnoestructurales (UNTE), que simbolizan a los elementos tecnológicos de la infraestructura predial, representados como un sistema global de ordenamiento topológico sobre el área predial.

Finalmente, se tienen las unidades espaciales (UNES) que corresponden a los espacios administrativos en que se divide el predio para su gestión, tales como potreros, cuarteles, corrales, estacionamientos, caminos, parques, áreas de almacenamiento, canchas de fútbol y viviendas. Son de importancia para caracterizar la organización administrativa del predio, por lo cual no corresponde necesariamente con las unidades físicas ya descritas.

Esta etapa de caracterización de las unidades es sólo de análisis predial y, por lo tanto, carece de un carácter descriptivo. Además, por estar solamente representada en la fotografía aérea, no están georreferenciadas ni tampoco su escala de representación son las correctas. Por lo anterior, debe traspasarse la información a un mapa fotográfico de escala, tal como la ortofoto, la cual tiene corregida la distorsión de la fotografía aérea.

139

En el paso siguiente, se traspasa la información de unidades donde la fotografía aérea a la ortofoto, con lo cual se concluye el análisis del predio al quedar corregido y georreferenciado cada uno de sus componentes.

Posteriormente, se continúa con la digitalización de las unidades representadas en la ortofoto, de manera de generar una cartografía digital del predio, lo cual se lleva a cabo en el laboratorio, empleando los software desarrollados para tal propósito, tal como ARC/INFO e IDRISI.

Como resultado de este proceso se generan cinco cartas politemáticas que caracterizan el espacio físico y administrativo del predio, las cuales se derivan en forma automática de las cartas de unidades en la siguiente forma: Unidades

UNHI

Cartas politemáticas Distrito y sitio Cobertura vegetal Hidroestructura

UNTE

Tecnoestructura

UNES

Espacios

UNBI

3.1.2.2 Análisis del paisaje.

Esta metodología propuesta por ESCRIBANO et al.

(1991) tiene entre sus

particularidades, la de incluir el paisaje en el proceso de planeamiento al contemplarlo como un recurso y tratarlo como tal en la toma de decisiones. Se trata, en definitiva, de hacer que el paisaje perceptible sea algo preciso y dirigido, mediante el estudio de los factores territoriales, plásticos y emocionales que conducen a la valoración de un paisaje.

140

Caracterización de los elementos y componentes.

a) Unidades de paisaje.

Permite obtener mayor información sobre sus características y facilitar su tratamiento. Se trata de lograr unidades de paisaje cuya respuesta visual sea homogénea, tanto en sus componentes paisajísticos como en su respuesta visual ante posibles actuaciones.

Exige que las características paisajísticas de todos sus puntos sean iguales o se hayan definido como equivalentes. La construcción o delimitación de las unidades toman en general, una de las siguientes formas: •

Unidades irregulares extensas.



Unidades regulares.



Unidades obtenidas por combinación de las anteriores.

Dentro de éstas se utilizó para el estudio de caso la forma de unidades irregulares extensas.

Unidades irregulares extensas.

Son divisiones del territorio que se establecen atendiendo a los aspectos visuales o de carácter de los factores considerados como definitorios del paisaje.

El procedimiento a seguir en su construcción se basa en determinar un elemento base, el que será el más representativo de la zona a estudiar, y realizar un inventario de forma que la superficie quede dividida en áreas homogéneas respecto a dicho elemento.

141

Las unidades base, generalmente, están asociadas a factores naturales, tales como cuencas, configuración topográfica, estructura geomorfológica, etcétera, ya que al dar lugar a una clasificación previa a la que se van añadiendo otros componentes, parece necesario o, al menos, muy importante, que presenten características fisiográficas homogéneas.

b) Cuenca visual.

La delimitación de la cuenca visual es teóricamente más rigurosa que la zonificación señalada anteriormente.La determinación de la superficie desde la que un punto o conjunto de puntos es visible o recíprocamente la zona visible desde un punto o conjunto de puntos (cuenca visual), resulta de gran importancia para la evaluación de impactos visuales y suele ser considerada, a través de algún parámetro generalizador, como la intervisibilidad, que intenta cualificar el territorio en función del grado de visibilidad recíproca de todas las unidades entre sí.

Existen varios métodos de obtención de la cuenca visual, pero, en la actualidad, se utilizan casi exclusivamente programas de ordenador basados en el rastreo de todos los puntos del territorio, atendiendo a la altitud de cada uno de ellos.

El dibujo de la cuenca visual como un haz de rayos que parte del punto de observación y que contiene gran cantidad de información sobre la morfología del territorio circundante, permite relacionar cada punto del territorio con el punto de observación. La contemplación simultánea de los dibujos de las cuencas de varios puntos, proporciona una idea mucho más clara de las condiciones de visibilidad que la simple medida de sus áreas.

142

Otra cuestión es el cálculo del número de unidades o del área de cada una de ellas, si estas son de área constante. Hacerlo desde cada unidad y extenderlo a todo el territorio se hace impracticable hasta para ordenadores de gran capacidad, dado el gran coste del tiempo de máquina, por lo que se hace necesario restringir el ámbito de la búsqueda.

Capacidad sustentadora del paisaje (Variables cualitativas).

a) Calidad visual del paisaje.

La visualización de un paisaje incluye tres elementos de percepción:

i.)

La calidad visual intrínseca.

Con este elemento se quiere significar el atractivo visual que se deriva de las características propias de cada punto del territorio. Los valores intrínsecos visuales positivos se definen, generalmente, en función de la morfología, vegetación, presencia de agua, etcétera.

ii.)

La calidad visual del entorno inmediato.

Se define por un círculo de radio entre 500 y 700 metros, que tiene por centro aquél punto. La importancia del entorno inmediato se justifica por la posibilidad de observación de elementos visualmente atractivos. Se trata, en definitiva, de averiguar y luego valorar lo que se ve a una distancia inferior o igual a 700 metros.

iii.)

La Calidad del fondo escénico.

Por fondo escénico o “vistas escénicas” se entiende el conjunto que constituye el fondo visual de cada punto del territorio.

143

Los elementos básicos son: •

Intervisibilidad.



Altitud.



Vegetación.



Agua.



Singularidades geológicas.

La intervisibilidad valora la existencia de panorámicas amplias en el horizonte visual de cada punto del territorio. Cuánto mayor sea el número de puntos que puedan divisarse desde uno dado, su cuenca visual, mayor será la amplitud de sus vistas escénicas.

El elemento altitud puede utilizarse para diferenciar las zonas altas o de cumbres. Otros aspectos influyentes en las vistas escénicas son la visualización de masas de arbolado, de afloramientos rocosos o láminas de agua.

b) Fragilidad visual.

Para evaluar la fragilidad visual se pueden seguir esquemas metodológicos similares a aquéllos que se indicaron para la calidad visual; no obstante, el estudio de la fragilidad se presta mucho mejor que la calidad a la objetivación y cuantificación. La mayoría de los métodos han surgido ante problemas concretos: extracción de recursos mineros, urbanización, plantas de energía, actividades agrícolas, forestales, recreativas, etcétera.

144

La fragilidad visual de un punto del territorio es función de los elementos y características ambientales que definen al punto y su entorno. Se define así la fragilidad visual intrínseca, independiente de la posible observación.

La posibilidad “real” o “pragmática" de visualizar la futura actuación por parte de un observador. Así, la fragilidad visual intrínseca se hace independiente de la realización de la observación.

Esta es la razón por la que se considera un “valor adquirido” de la fragilidad visual, cuando a la caracterización intrínseca se le añade el matiz de la accesibilidad potencial a la observación.

i.)

Fragilidad visual del punto (factores biofísicos).

Suelo y cubierta vegetal: •

Densidad de la vegetación. A mayor densidad de vegetación, expresada por el porcentaje de suelo cubierto por la proyección horizontal de las especies leñosas, menor fragilidad visual intrínseca.



Contraste cromático suelo - vegetación. La fragilidad visual intrínseca crece con la magnitud del contraste de color entre suelo y vegetación.



Altura de la vegetación. El poder enmascarante de la vegetación crece con su densidad y su altura.

145



Diversidad de estratos de la vegetación. Cuanto mayor es la complejidad de la estructura de la vegetación, mayor número y densidad de estratos, menor es el nivel de fragilidad visual.



Contraste cromático dentro de la vegetación. La diversidad cromática dentro de la propia cubierta vegetal favorece el «camuflaje» de las actuaciones humanas, sobre todo si esa gama abundante de colores no obedece a un patrón claramente definido y se distribuye de forma caótica.



Estacionalidad de la vegetación. La pérdida de opacidad, la disminución del “efecto pantalla”, que supone la pérdida de las hojas caducas.

Pendiente:

Para la evaluación de la fragilidad visual de este factor, se efectúa una clasificación de los valores estimados de la pendiente, en el sentido de atribuir una mayor capacidad de absorción visual a las pendientes más bajas.

Orientación:

La relación orientación – fragilidad visual obedece a dos criterios. Existe una mayor fragilidad en las zonas más iluminadas. También existe una menor fragilidad en las zonas cuya orientación obligue al espectador a una visualización a contraluz durante un tiempo más prolongado.

La fragilidad visual del entorno del punto (factores morfológicos de visualización) está dada por:

146



Tamaño de la cuenca visual. Un punto es más vulnerable cuanto más visible es, cuanto mayor es su cuenca visual.



Compacidad de la cuenca visual. Las cuencas visuales con menor número de huecos, con menor complejidad morfológica, son más frágiles.



Forma de la cuenca visual. Las cuencas visuales más orientadas y alargadas son más sensibles a los impactos, pues se deterioran más fácilmente que las cuencas redondeadas, debido a la mayor direccionalidad del flujo visual.



Altura relativa del punto respecto a su cuenca visual. Son más frágiles visualmente aquellos puntos que están muy por encima o muy por debajo de su cuenca visual, y menos frágiles aquellos otros cuya cuenca está a su mismo nivel. Cuando los rayos visuales inciden con ángulos muy pequeños sobre las superficies a observar el detalle se aprecia mal.

La fragilidad derivada de las características (histórico - culturales del territorio.) está definida por la existencia y proximidad a puntos y zonas singulares. Los valores singulares, en cuanto que constituyen puntos de atracción y focalizan la visión, añaden fragilidad visual, tanto a los propios puntos donde se sitúan, como a su entorno inmediato. La selección de estos puntos podrá regirse por criterios de: •

Unicidad. Edificios, monumentos o parajes de carácter único, o por lo menos, escaso.



Valor tradicional. Parajes o formaciones morfológicas fuertemente enraizados en la vida local, utilizados como referencias cotidianas o constituidos, de alguna forma, como símbolos comarcales.

147



Interés histórico. Monumentos importantes en la historia de la región, con trascendencia fuera del ámbito local.

Por otra parte la accesibilidad de la observación está definida por: •

Distancia a carreteras y pueblos. La fragilidad visual adquirida aumenta con la cercanía a pueblos y carreteras (aumento de la presencia potencial de observadores).



Accesibilidad visual desde carreteras y pueblos. La fragilidad visual de cada punto del territorio aumenta con la posibilidad que tiene cada punto de ser visto desde esos núcleos de potenciales observadores. Cuanto mayor sea el número de veces en que un punto es visto al recorrer una carretera, mayor será la fragilidad visual de aquel punto.

La combinación de la fragilidad visual del punto y del entorno define la fragilidad visual intrínseca de cada punto del territorio y, la integración global con el elemento accesibilidad, la fragilidad visual adquirida.

3.1.2.3 Capacidad de carga antropogénica.

Para este concepto se consideró la metodología desarrollada por CIFUENTES (1992).

Aspectos metodológicos para determinar capacidad de carga antropogénica.

Según CIFUENTES (1992), el cálculo de la capacidad de carga física y real, necesariamente debe basarse en algunos criterios y supuestos básicos:

148

1. Capacidad de carga física:

En general, se dice que una persona requiere normalmente de 1 m2 de espacio para moverse libremente.

La superficie disponible estará determinada por la condición del sitio evaluado. Aún en el caso de áreas abiertas, la superficie disponible podría estar limitada por rasgos o factores físicos (rocas, grietas, barrancos, etc.), y por limitaciones impuestas por razones de seguridad o fragilidad.

En el caso de senderos, las limitaciones de espacio están dadas, además, por el tamaño del grupo y por la distancia que, por prudencia, debe guardarse entre grupos.

El factor tiempo está en función del horario de visita y del tiempo real que se necesita para visitar el sitio:

Capacidad de Carga Física (CCF), definida como el límite máximo de visitantes que pueden caber en un espacio definido y en un tiempo determinado.

La capacidad de carga física puede expresarse con la fórmula de cálculo siguiente:

CCF= V / a x S x t

Donde: V/a = visitantes/área ocupada. S = superficie disponible para uso público. T = tiempo necesario para ejecutar la visita.

149

2.- Capacidad de carga real:

Cada sitio evaluado estará afectado por un grupo de factores de corrección no necesariamente igual al de otros sitios.

Los factores de corrección están asociados estrechamente a las condiciones y características específicas de cada sitio. Esto hace que la capacidad de carga de un área protegida tenga que calcularse sitio por sitio.

Capacidad de carga real (CCR), definida como el limite máximo de visitantes determinado a partir de la capacidad de carga física de un sitio, luego de someterlo a los factores de corrección definidos en función de las características particulares de cada sitio. Los factores de corrección se obtienen considerando variables ambientales, físicas, ecológicas y de manejo. La capacidad de carga real puede expresarse con la fórmula de cálculo siguiente:

CR = CCF x (100 – Fc1) x (100 - Fc2) x (100 - Fc3) 100 100 100

x (100 - Fcn) 100

Fc es un factor de corrección expresado en porcentaje y, para calcularlos se usa la fórmula general:

Fc = M1 x 100 Mt Donde: Fc = factor de corrección. M1 = magnitud limitante de la variable. Mt = magnitud total de la variable.

150

Variables:

a) Ambientales:

Horas de Sol: Se refiere a las horas de luz disponible. También el exceso de radiación solar puede ser una limitante en algunos casos.

Precipitación: Determinar las horas de lluvia y mm como limitante.

Inundaciones: Con la lluvia u otros motivos se presenta el riesgo de inundaciones que afecta el acceso normal a los sitios de uso.

b) Variables Físicas:

Erosión: Para valorizar esta variable se tomaron en cuenta dos parámetros: pendiente y textura del suelo. Según CIFUENTES (1992), los sitios con pendientes menores al 10%, cualquiera sea el tipo de suelo, no ostentan ningún riesgo de erosión (o es bajo), y por tanto, son condiciones poco significativas al momento de establecer restricciones de uso. Los suelos de grava o arena y los de arcilla, con pendientes entre el 10 % y 20% presentan riesgo mediano y son de alto riesgo todos los suelos con

pendientes superiores al 20%. Para poder destacar más los riesgos de erosión se plantea el uso de un factor de ponderación 2 para mediano riesgo y 3 para alto riesgo, pero se hace la salvedad que en casos donde la magnitud limitante son más significativas, no será necesario. Accesibilidad: Se trata de medir el grado de dificultad que podrían tener los visitantes para moverse libremente, debido a la pendiente. Según CIFUENTES (1992),

151

pendientes menores a 10 % no presentan dificultad para la visita, pendientes entre 10 y 20 % mediana dificultad, pendientes mayores a un 20 % presentan un alto grado de dificultad para la visita.

c) Variables Ecológicas:

Disturbio de la fauna: Para el estudio deben considerarse las especies en peligro de extinción presentes en el área a intervenir, su presencia, tránsito, reproducción, dependencia trófica, etc.

d) Variables de Manejo:

Cierre temporal de sitios: Se determina considerando las necesidades de mantenimiento de los sitios de visita.

Horario de visitas.

Tamaño de los grupos: Como se mencionó en la referencia bibliográfica, esto va a depender de la actividades y objetivos planteados.

Distancia entre grupos.

3.1.2.4 Diseño Estructurado (Structure Planning).

A partir de esta concepción, el diseñador OWEN (1998) (creador del método de “Diseño Estructurado”), construye una serie de programas computacionales, como una propuesta de usar tanto el lado derecho como el izquierdo del cerebro.

152

El paradigma detrás de este proceso de diseño está basado en la noción de la forma como un diagrama de fuerzas, una expresión de que la forma sigue la función. Esta noción se observa fácilmente en formas biológicas: Una membrana de una célula que contiene fluido rodeada por una presión atmosférica pareja toma forma de una esfera; estrechamente colocadas, estas células se resuelven en formas hexagonales. La estructura de un cuadrúpedo grande (como un dinosaurio), tiende a resolverse en una estructura de doble equilibrio, la cabeza y la cola, que equilibran las tensiones en el marco

central.

Las

condiciones

límites

de

estas

formas

que

resuelven

económicamente sus fuerzas interiores existen en el ambiente y el equilibrio resultante es un modelo de pura funcionalidad. Según OWEN (1998) esto puede aparecer complejo, pero el hombre lo sabe esto, e intuitivamente admira la naturaleza por su belleza simple.

Tomando la lección del mundo natural, el paradigma del diseño da énfasis a crear formas que tienen, en el sentido biológico, "aptitud" con su contexto o ambiente, de una belleza simple, elegante y funcional. En el diseño físico e ingenieril hay muchos ejemplos buenos con analogías a la naturaleza. Los puentes suspendidos tienen la misma forma estructural global de los grandes dinosaurios.

El proceso del diseño de la planificación estructurada descrito a continuación, está basado en este paradigma. Según OWEN (1998), este es un proceso para dialogar con la mirada de los requerimientos de diseño, en un largo y complejo sistema abierto para lograr el tipo de resolución, aptitud y equilibrio que las formas biológicas tienen, resultando soluciones de software que simplemente son elegantes y bonitas porque ellas “trabajan tan bien”.

153

El impacto en el diseño.

Este método está basado en una mejor manera de constatar, organizar y procesar la información para su posterior análisis y respuesta en un diseño: •

Provee una filosofía con formato para buscar la información.



Permite entregar la información para su posterior desarrollo.



Las respuestas son fácilmente traducidas a diseño.

Por lo tanto, es una forma de aproximarse a realidades complejas, con muchas variables interactuando, sin caer en prefiguraciones o definiciones “a priori” de una solución. Los análisis del espacio son tomados como percepciones desde dentro del plano. Estas percepciones son reducidas a información escrita como datos, transformados en una concentración de ideas. Finalmente, las ideas son ordenadas y asociadas por medio de un sistema lógico que arroja respuestas que llevan a nuevas preguntas. Es una meta- planeación: el objeto es objetivo y objeto.

A continuación se presentan las fases del diseño estructurado.

Planteamiento del problema. (Definición del problema, Alcance del Diseño).

a) Declaración del proyecto (Statement):

Según OWEN (1998), el proceso de planificación estructurada normalmente empieza con una declaración de proyecto global, esencialmente una declaración de la meta o

154

definición del problema. La declaración del proyecto o frase clave (Key Phrase), que concentra y pone nombre al proyecto, debe alcanzar el problema espacial en términos que eviten soluciones preconcebidas, pero, en cierto modo, en el que todos los miembros del equipo del diseño (y el cliente), estén de acuerdo y puedan confiar en él. La declaración del proyecto global puede ser explicada en términos más o menos formales.

b) Definiendo el proyecto (Definning Statement):

Se plantean, a través de una serie de preguntas, los temas relevantes para el desarrollo del proyecto.

Según OWEN (1998), algunos diseñadores documentan, rigurosamente, los asuntos a ser tratados por el proyecto de diseño, incluyendo las instrucciones, objetivos, directrices, antecedentes y argumentos. De esta manera, las metas del proyecto son explícitas. Sin semejante ejercicio, las metas son sesgadas, a menudo, por personas dominantes, en lugar de aquéllos con visión en el problema del diseño. Además, ellos declaran, a menudo, tan vagamente que los que trabajan en el proyecto tienen ideas sumamente diferentes sobre donde ellos van.

Análisis de acción (Activity Analysis):

Según OWEN (1998), después de establecer una buena declaración del proyecto, donde las metas están claras, el equipo de diseño continúa con un análisis funcional del espacio del problema. Como en la declaración del proyecto, es importante evitar pensar en términos de soluciones preconcebidas o estructuras existentes. Pensando en términos funcionales el análisis permite ser específico e informativo, como también suficientemente abstracto para dejarlo a juicio suspendido, pensamiento lateral y soluciones creativas. Como ejemplo: favorecer la función de levantamiento de la

155

basura en lugar de proporcionar un tacho para la basura, abriendo un rango más ancho de soluciones, por ejemplo, reciclar cajas o soluciones preventivas que reducen basura como el empaquetamiento reusable.

Si el proyecto es inventar un sistema completamente nuevo, el equipo de diseño puede empezar con un análisis total de funciones requeridas. Si el proyecto es mejorar un sistema existente, el análisis puede empezar con un modelo estructural (una avería jerárquica de componentes), pero incluso entonces, los componentes deben definirse en términos de sus funciones. Después de todo, la mejor solución puede traer consigo componentes completamente diferentes. En ambos casos, la meta es producir un modelo funcional completo que incluye a todos los usuarios del sistema a lo largo de su ciclo vital en todos sus modos de funcionamiento. Esto no sólo supone factores humanos sino también los factores de integración, realización de diseño y fabricación, el mantenimiento y apoyo, la adaptabilidad y versiones revisadas, etc., y en el mundo comercial, referencias contra la competencia.

Factores de diseño (Design Factor):

Según OWEN (1998), para cada una de las funciones, el sistema debe revisar si hay varios problemas reales y potenciales, es decir, fuerzas que deben ser resueltas por la forma del sistema. Las fuerzas pueden observarse directamente, pueden derivarse de la búsqueda de literatura inferida de restricciones presentadas por el ambiente del sistema o contexto, o pueden generalizarse de las observaciones sobre las personas que usan sistemas similares. Como elementos espaciales del problema, ellos constituyen visiones del diseño que se han llamado variables que no encajan, requisitos, elementos del problema, o factores de diseño.

Sin tener en cuenta su denominación, estos se escriben individualmente en documentos de una a dos páginas junto con ideas que podrían resolver las fuerzas.

156

Los documentos se escriben en un idioma que expresa la visión, en términos de relaciones de la fuerza - tendencia, los requisitos de aptitud dentro del contexto funcional, o por lo menos, una observación circunstancial específica, y en un formato común para que ellos puedan relacionarse entre sí. De esta manera, los datos se reducen a información real, que tienen valor heurístico para generar soluciones del diseño, porque describe las fuerzas subyacentes que deben resolverse en términos operacionales.

Según OWEN (1998), un acercamiento menos sistemático puede emplearse, sobre todo para los problemas de diseño más pequeños, o menos complejos, pero en todo caso, el equipo debe tener cuidado con cubrir a todos los usuarios del sistema, en todos sus modos de conducta, y en todos sus variados ambientes operacionales. Es más, cuando la meta es análisis e identificación de problemas, los elementos del problema son, a menudo, basados citando información generada del uso del lado izquierdo del cerebro o caja de vidrio con sus métodos y herramientas.

Estructura de la información (Information Structure):

Según OWEN (1998), esto establecer vínculos entre las bases de la información, ver conexiones entre una función y otra, y entre un elemento de solución y otro. Esto permite planificar que con un mismo elemento de solución se vean resueltas varias funciones y actividades, creando así categorías mayores hacia arriba.

Existen diversos métodos para lograr los vínculos, los cuales, van desde sistemas especulatorios que trabajan por yuxtaposición de funciones, a programas computacionales, como RELATIN y VTCON, los que producen gráficos de funciones usando datos de decisión entregados por el equipo de diseño.

157

Desarrollo de los conceptos (Solution Element):

Es la síntesis y generación de un anteproyecto. A través de una fórmula de elemento solución (Solution Element), se anexan las bases de información con elementos concretos de solución. Según OWEN (1998), esta permite comprobar si los elementos propuestos le dan verdadera solución a los problemas planteados.

Comunicación:

Presentación sobre la base de planos y visualizaciones de los elementos.

3.1.2.5 Hiperproblema.

Para definir el problema, se utilizará el concepto de hiperproblema, tal como se especificó en la revisión bibliográfica. De esta manera, se descompone en problemas específicos, los que luego se organizan como un sistema de problemas para permitir su resolución.

3.1.3. Construcción de la metodología.

Para la construcción de la metodología, se tomó como base los modelos presentados, adaptándolos en un todo funcional. Este proceso se realizó, en primer término, considerando las visiones personales de los investigadores. Con una propuesta inicial se acudió a retroalimentar este modelo basándose en consultas y exposiciones en tres niveles de pertinencia:

158



Nivel académico: Además de las reuniones con el profesor guía, se realizaron reuniones y exposiciones a académicos de diferentes áreas como agronomía, arquitectura, pedagogía, sociología, psicología e ingeniería civil (Anexo 1).



Nivel gubernamental: Orientando el modelo a los niveles decisionales, se expuso la metodología y se realizaron reuniones con los organismos que regulan en mayor o menor medida la temática de la educación ambiental. De esta forma, se trabajó en forma conjunta con MINEDUC, DIGEDER, CONAF y CONAMA (Anexo 1).



Nivel usuario: Tan importante como responder a los requerimientos académicos y regulatorios del diseño de la metodología, resultó responder a los usuarios, que en este caso fueron los profesores que usarían estas instalaciones, para así no perder las proporciones y extraer la experiencia en aula, de modo que el diseño respondiera con estos requerimientos.

En el Anexo 2, se presenta un resumen de las exposiciones, seminarios, capacitaciones y cursos dictados. Además, en el Anexo 3 se muestran

algunas

imágenes de los mismos como forma de retroalimentación, durante el desarrollo del presente taller.

3.1.4. Validación e inserción.

De la misma forma que se utilizaron las exposiciones y mesa de trabajo como fuente de información para la construcción de la metodología, se pretendió que sirvieran para validar el modelo en los tres niveles mencionados, así como entregar información para su coherencia e inserción en la realidad nacional. El grado de validación se midió por el nivel de aceptación e interés demostrado por las

159

instituciones involucradas en los grupos de consultas y exposiciones. Cabe señalar que esta validación no es técnica, sino que pretende evaluar si la metodología que se plantea responde a una necesidad y requerimientos de la realidad nacional.

3.1.5. Evaluación inicial de la metodología.

Junto con la validación que se buscó en los niveles institucionales, se quiso evaluar el comportamiento de la metodología en su funcionamiento. Para esto se propuso efectuar un Estudio de Caso en la Reserva Natural Río de Los Cipreses, VI Región. A través de esta evaluación se pretendió observar el desempeño de la metodología en sus etapas iniciales sin llegar al diseño definitivo, sino a un modelo de ordenamiento predial.

Debido a que se trataba de una prueba inicial, con tiempos y recursos limitados, se acotó el estudio a un área de 1.600 ha de la reserva, desde su ingreso hasta el área de “Los Maitenes”. El motivo de establecer esta delimitación también tuvo su origen en las instrucciones dadas por CONAF, con respecto a las restricciones que plantea para hacer ingreso al área más alta de la reserva, la que presenta mucho menor intervención y requiere de más cuidado. De hecho, el nuevo plan de manejo considera realizar las gestiones para dividir la unidad en dos; la reserva propiamente tal hasta “Los Maitenes” y desde ese sector hacia arriba, declararlo Parque Nacional.

160

4.

PRESENTACIÓN Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS

Los resultados se muestran según el objetivo con el cual se relacionan. De esta manera los resultados se agrupan en: •

Desarrollo de una metodología de intervención de espacios naturales con fines educativos.



Evaluación inicial de la metodología. Estudio de caso.



Elaboración de un Marco de Inserción.



Validación Institucional.

4.1. Desarrollo de una metodología de intervención de espacios naturales con fines educativos:

Se diseñó una metodología basado en un proceso heurístico, con una concepción de flujo apoyada en una modular. Esto quiere decir que la metodología se basa en la construcción de los hardware modernos, en donde existe una tarjeta madre (matriz), que recibe a una serie de componentes (asistentes). De este modo, estos componentes pueden ser reemplazados por otros más adecuados, pero la matriz sigue siendo la misma. De manera análoga, la metodología desarrollada no se hace cargo de defender cada una de las metodologías ocupadas, pues, probablemente, existan o se puedan generar otras mejores. De cualquier forma, se pueden incorporar a la matriz, por su grado de apertura heurística.

Un esquema de la metodología se puede observar en la Figura 14.

Nutrido a partir del Programa Usuario

DISEÑO ESTRUCTURADO

Modelo Predial (simulando estado ideal)

Fenómeno

S

•INSTRUMENTO

•PERCEPCION •SENTIDOS •CULTURA

Modelo

Respecto a los Atributos

INFORMACIÓN GEOGRÁFICA

jerarquizados.

Query Selection

SISTEMA DE

Predial

en infraestructura educativa?

transformarlo

¿Cómo

Predial

fenómeno

Problem

Tomador de Decisiones

a

del ecosistema

Arq. funcionamiento

•Cap. Sust. Física y Real •Cap. Sust. Actividades •Cap. Sust Paisaje •Calidad del Paisaje

del

Imagen

ECOSISTEMA PREDIO

ANÁLISIS DE PAISAJE

ECORREGIONES

extensas

•unidades irregulares

•Plan de manejo •Zonas de riesgo •Accesibilidad

•Cobertura vegetal •Hidroestructura •Tecnoestructura •Espacios

FIGURA 14. Proceso de diseño de espacios naturales con fines educativos.

Efectiva

(Antropogénica)

Cap.Sust.

Diseño

ASPE

a

Tecnonaturalez

Hecho

Atributos:

•Distrito Sitios

Cartas Politemáticas:

161

162

4.1.1. Proceso de diseño.

A continuación, se explica el funcionamiento general del sistema.

El inicio es reconocer el fenómeno como un proceso cultural, sensitivo y de instrumento como expresión de un hecho, que por su jerarquía de “realidad” es inaccesible, sino es a través de su manifestación fenomenológica. En este caso, el hecho corresponde a un ASPE, la que se delimita como fenómeno predio, con sus propiedades esenciales. Al expresar el fenómeno como sistema origen se caracterizan las unidades que lo componen, como son la biogeoestructura, tecnoestructura, socioestructura,

relaciones incidentales y entorno. Esto se realiza mediante el

Sistema de Clasificación de Ecorregiones, obteniendo las cartas de distrito-sitio, cobertura vegetal, hidroestructura, tecnoestructura y espacios. Sin embargo, se le agrega a esta clasificación su dimensión estética, y por medio del análisis del paisaje, se caracteriza este por medio de las llamadas unidades irregulares extensas, similar al concepto de unidades paisajísticas homogéneas, las que con posterioridad entregarán su información al modelo. De esta forma, se integra el ecosistema origen incluyendo sus variables estéticas.

Luego de esto, se procede a definir y estructurar el problema. En este interviene con el concepto de metas y restricciones, la arquitectura y funcionamiento del ecosistema por un lado, y quien adopta las decisiones por el otro. Un aspecto importante en este punto es la racionalidad del propietario o administrador, el que, en este caso, es la CONAF. Este expresa sus restricciones y voluntades por intermedio del plan de manejo, el que plantea los objetivos de la unidad, así como sus restricciones. En este sentido se puede pensar que la racionalidad y objetividad del plan de manejo permite hacer la intervención mucho más expedita y coherente. Esto no siempre es así y va a depender, fundamentalmente, de la calidad del plan de manejo y de la racionalidad de quien lo administre.

163

La constrastación de estas visiones con el objetivo de transformación del espacio natural en un área educativa permite atributar los espacios; es decir, establecer los requisitos que debe cumplir un área determinada para servir de soporte para ese objetivo.

Con respecto a esto, se definieron los siguientes atributos en el siguiente orden de jerarquía:

1) Riesgos y seguridad.

2) Plan de manejo.

3) Accesibilidad.

4) Capacidad sustentadora antropogénica (física y real, no definitiva).

5) Capacidad sustentadora de actividades.

6) Capacidad sustentadora del paisaje.

Las metodologías para determinar cada uno de estos atributos se han descrito con anterioridad como metodologías asistentes. Las metodologías que no se mencionan son aquellas para determinar riesgos, fundamentalmente geológicos y aluvionales y las

de capacidad sustentadora de actividades. La primera se puede obtener, en

algunos casos

(como en la Reserva Nacional Río Los Cipreses), de estudios

particulares o regionales. Con respecto a las actividades, es algo más complejo y requiere algún detenimiento. El punto principal es que no existe ninguna metodología para atributar un espacio con respecto a este punto, debido a que no existe una

164

sistematización de estas actividades al aire libre, ni de sus requerimientos. Este punto se

tratará con mayor detenimiento en el apartado sobre la inserción de la

metodología.

Una vez atributados los espacios, es posible construir un modelo del predio. El instrumento que permite integrar esta información y modelarla es el SIG. Por intermedio de la superposición de cartas temáticas y los llamados “query selection” o atributos de selección, es posible determinar la evaluación del territorio y determinar los lugares más aptos o con mejor capacidad de uso para una actividad determinada, lo que permite realizar el ordenamiento territorial integrando las características propias del ecosistema origen y su funcionamiento, los requerimientos de las actividades y las racionalidad o preferencias del propietario (aunque esto sea sólo virtualmente hablando).

Ahora, el tema es cómo incorporar toda esta información sobre capacidad de uso en un diseño integrado. Es, entonces, en donde el método de Diseño Estructurado o Structured Planning permite resolver esto sin las acostumbradas prefiguraciones de

un diseñador, sino como respuesta funcional a los requerimientos y características del modelo, el usuario y el programa arquitectónico. Esto lo realiza integrando la información generada mediante un proceso sistemático que termina definiendo los factores de diseño.

4.2. Evaluación inicial de la metodología. Estudio de caso:

La evaluación de la metodología se realizó hasta la elaboración del modelo, es decir, atributando las unidades, obteniendo la carta de aptitud de uso. A continuación se presenta el estudio de caso de la reserva nacional Río de los Cipreses.

165

1. Ubicación:

El área de estudio se encuentra en la VI región, provincia de Cachapoal, comuna de Machalí (3.4º 16' — 34º 39' Latitud Sur; 70º 28' - 70º 18' Longitud Oeste) (Figura 15) al interior de la Reserva Nacional Río de los Cipreses. La Reserva cuenta con una superficie de 36.882,5 hectáreas y sus límites, según el Decreto de creación, son los siguientes (Figura 16):

Norte: Río Cachapoal hasta la confluencia con el río Cortaderal.

Oriente: Línea que, partiendo del punto anterior, sigue por la divisoria de las aguas entre las cuencas de los ríos de Los Cipreses y Cortaderal, hasta el Cerro Alto de los Arrieros (4.990 m.s.n.m.), pasando por la cota 2.550 m.s.n.m., el cerro Alto de Collay (3.154 m.s.n.m.), cotas 3.207 m.s.n.m., 3.146 m.s.n.m., 3.248 m.s.n.m., 3.1434 m.s.n.m., 3.171 m.s.n.m., 3.154 m.s.n.m., 3.486 m.s.n.m., 3.483 m.s.n.m., 3.480 m.s.n.m., 3.468 m.s.n.m., 3.760 m.s.n.m., 3.880 m.s.n.m., 3.919 m.s.n.m., 3.496 m.s.n.m., cerro Cotón Norte (4.086 m.s.n.m.); cota 4.063 m.s.n.m., cerro Cotón (4.295 m.s.n.m.), cotas 4.482 m.s.n.m., 4.125 m.s.n.m., cerro Dr. Hernán Cruz (4.565 m.s.n.m.), cotas 4.482 m.s.n.m., 4.198 m.s.n.m., cerro Sandra (4.296 m.s.n.m.), cotas 4.067 m.s.n.m., 4.286 m.s.n.m., volcán El Palomo (4.860 m.s.n.m.), cota 4.269 m.s.n.m., cerro Cola de Cisne (4.501 m.s.n.m.) y cerro Cisne (4.578 m.s.n.m.).

Sur: Línea que sigue la divisoria de aguas entre los ríos Portillo y de Los Cipreses, desde el cerro Alto de los Arrieros (4.990 m.s.n.m.) hasta el cerro Corona (3.590 m.s.n.m.), pasando por las cotas 4.716 m.s.n.m., 4.325 m.s.n.m., 4.086 m.s.n.m., 4.245 m.s.n.m., cerro Asae (4.345 m.s.n.m.), cotas 3.920 m.s.n.m., 3.635 m.s.n.m. y el Portezuelo de los Punzones (3.355 m.s.n.m.)

Poniente: Línea que va desde el cerro Corona (3.590 m.s.n.m.) hasta el río Cachapoal, pasando por la divisoria de aguas entre los ríos Claro de Rengo y de Los Cipreses,

166

cotas 3.519 m.s.n.m., 3.497 m.s.n.m., 3.458 m.s.n.m., 3.476 m.s.n.m., 3.412 m.s.n.m., cerro Alto de la Buena Vista (3.675 m.s.n.m.); Alto de Las Cenizas (3.547 m.s.n.m.) cotas 3.526 m.s.n.m., 3.521 m.s.n.m., 3.463 m.s.n.m., 3.457 m.s.n.m., 3.178 m.s.n.m., 3.238 m.s.n.m., 3.285 m.s.n.m. y cerro Los Helados (3.422 m.s.n.m.). Desde este punto continúa por la divisoria de aguas entre los ríos Claro de Cauquenes y de Los Cipreses pasando por el cerro de Los Escalones (3.329 m). Desde aquí, la línea divisoria continúa en dirección general norte separándola del sector N° 1 del predio "Los Chacayes", pasando por el Cerro Laguna de Los Helados (2.969 m), Placeta del Torno (2.646 m), cota 2.669 m, hasta la Quebrada de La Ternera, sigue el curso de ésta, hasta unos 750 m del camino interior del predio. Desde este punto continúa como línea imaginaria paralela al mismo camino a una distancia de 750 m, pasando por cerro Ranchillo (1.454 m.s.n.m.), hasta la Quebrada de las Arpas y sigue el curso de esta, hasta una distancia de 300 m del camino interior del predio. Desde el punto anterior, continúa en dirección general noroeste en forma paralela al mismo camino, a unos 300 m de distancia hasta la Quebrada Chacayes o Corralones. Desde este punto, dobla en dirección general noreste y continúa en forma más o menos recta por línea estacada pasando a unos 110 metros al norte de la pirca de piedra actualmente existente, hasta llegar al Río Cachapoal.

La vía de acceso más recomendable es la carretera del cobre hasta Coya, por camino pavimentado. De Coya hasta Termas de Cauquenes, 5 km de camino ripiado y finalmente, 15 km de camino de tierra hasta la administración. Tiempo de viaje desde Santiago, 2,5 hr. o 140 km. Tiempo de viaje desde Rancagua 1 hora o 50 km. Con buen tiempo, el camino es practicable para todo tipo de vehículo.

167

FIGURA 15. Ubicación de la comuna de Machalí en la Sexta Región.

168

FIGURA 16. Ubicación de la reserva nacional Río de los Cipreses.

169

2. Clima:

Los parámetros climáticos de referencia más cercanos al área de estudio corresponden a los de la Estación Meteorológica de Sewel a 2.156 m.s.n.m (34º 05’ S, 70º 23’ W). Según NOVOA, VILLASECA y DEL CANTO. (1989), el clima predominante en el área de estudio se encuentra entre las latitudes 34º y 35º S. El régimen térmico de esta zona se caracteriza por una temperatura anual promedio de 10º C, con una máxima media del mes más cálido (enero) de 20º C, y una mínima media del mes más frío (junio) de 0,4º C. La temperatura media mensual entre los meses de octubre a mayo se mantiene sobre 7º C. El régimen hídrico se caracteriza por una precipitación anual de 1.051,2 mm, siendo el mes de junio el más lluvioso con 285 mm. La evaporación estimada es de 1066 mm anuales, con un máximo mensual de 198 mm en enero y un mínimo mensual en julio de 11 mm. La estación seca se produce entre los meses de enero y marzo.

3. Geomorfología y Suelos:

El basamento geológico corresponde principalmente a Andesitas, Basaltos y Traquitas, de la formación geológica Coya - Machalí (CHARRIER, 1974). La conformación del paisaje actual se debe a la interacción de fenómenos volcánicos, glaciales y fluviales (CABEZA et al., 1993). La orientación predominante del río es de sur a norte. Los suelos predominantes son del tipo litosólicos y pardo forestales (ROBERTS y DÍAZ, 1960). El mayor desarrollo de los suelos existe en el fondo de valle. La topografía general es representativa del ambiente cordillerano andino de la Zona Central de Chile, caracterizado por estrechos valles y fondos de quebrada rodeados por altas cumbres rocosas de fuertes pendientes (CABEZA et al., 1993).

4. Vegetación:

Según CABEZA et al. (1993), el área posee una extraordinaria variedad de asociaciones vegetales pertenecientes al bosque esclerófi1o, tales como el peumo (Cryptocarya alba), que se ubica en las quebradas de las partes bajas. En los sectores

170

más secos y altos (ecotono entre estepa y matorral esclerófilo sub andino), se encuentra la comunidad denominada frangel u oliviIlo de la cordillera (Kageneckia angustifolia) y arbustos de tipo guidillo (Valenzuelia trinervis), hierba blanca

(Chuquiraga oppositifolia). Los pisos altitudinales superiores son ocupados por comunidades duri herbáceas dominadas por el coiron (Festuca acantophylla) y leñosas bajas (Acaena splendens). En 1os sectores de afloramientos rocosos se desarrollan bosquetes de ciprés de la cordillera ( Austrocedrus chilensis), por último las “vegas o mallines” de altura constituyen la vegetación predominante de los sectores depresionales o de drenaje imperfecto. A estas vegas se asocian, en los sectores de fondo de valle,

bosquetes de lun (Escallonia revoluta). Existen

referencias sobre un alto endemismo y fragilidad de las comunidades vegetales presentes, así también como sobre la especial composición fIorística de estos hábitats (QUINTANILLA 1987; GAJARDO 1983).

5. Delimitación del área de estudio y cartografía:

Para la realización del estudio y elaboración de la cartografía se utilizaron los mapas del Instituto Geográfico Militar (Figura. 17), fotos aéreas (IGM y SAF), (Figura. 18), imagen satelital (Landsat) (Figura. 19), información de terreno correspondientes al sector y la carta de límites administrativos de la Reserva Nacional Río de los Cipreses, proporcionado por CONAF VI Región. La zona a estudiar dentro de la reserva corresponde a la zona baja que sigue los límites del parque por el norte, llegando hasta la Zona de Maitenes de Potrerillos, ubicado en el punto donde confluyen los ríos Cachapoal y de los Cipreses, siguiendo la línea de la quebrada Invernadita (Figura. 20 y 21), totalizando una superficie de 1.613 ha.

171

FIGURA 17. Carta IGM digitalizada: río Cortaderal, Cº Alto los Arrieros y Río Clarillo.

172

FIGURA 18. Foto aérea zona de estudio, sector El Palomo, SAF 97.

173

FIGURA 19. Imagen satelital de la Sexta Región, Lansat.

174

FIGURA 20. Zona de estudio sobre carta IGM, respecto a la reserva.

175

FIGURA 21. Zona de estudio sobre carta IGM, con un total de 1.613 ha.

176

6. Clasificación de ecorregiones.

Reino:

El área de estudio se encuentra ubicada dentro del Reino Templado.

Dominio:

Secoestival Mediterráneo.

Provincia:

Según la Clasificación propuesta por GASTÓ,

GALLARDO y CONTRERAS

(1987), el área de estudio presentaría los pisos climáticos: provincia Nival de Altura, provincia Estepárica Fría de Montaña o Veranada y provincia Secoestival Media o Maule.

Análisis de Gabinete:

Considerando el estudio de pares fotográficos por visión esteroscópica, se determinan las unidades biogeoestructurales (Figura 22), hídroestructurales (Figura 23), tecnoestructurales (Figura 24) y espaciales, estas últimas fueron realizadas tomando en cuenta el Plan de Manejo de la Reserva (Figura 25).

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FIGURA 22. Unidades biogeoestructurales, sobre foto aérea.

178

FIGURA 23. Unidades hidroestructurales, sobre foto aérea.

179

FIGURA 24. Unidades tecnoestructurales sobre foto aérea.

180

FIGURA 25. Unidades Espaciales sobre foto aérea, sobre la base del plan de manejo.

181

7. Cartas Politemáticas.

a) Distritos.

Corresponde a la clasificación del hábitat según la pendiente del suelo. Se caracterizó todos los Distritos presentes en el área de estudio. Se establecieron cinco categorías de pendientes las que se determinaron en porcentaje (siendo 45º el 100%). Los resultados se muestran en la Figura 26. Los rangos utilizados fueron los siguientes: -

Depresional (menor a1 0%).

-

Plano (0% a 10,5%).

-

Ondulado (10,6% a 34,5%).

-

Sub - montano (34,6% a 66,5%).

-

Montano (sobre 66,5%).

b) Cobertura vegetal.

La cobertura vegetal fue analizada desde el punto de vista del tipo de vegetación dominante, ya que esta información es pertinente para calcular la fragilidad desde el punto de vista ecológico como así también paisajísticos. Los resultados se muestran en la Figura 27. La clasificación fue realizada en cuanto a las siguientes características: -

Pradera uso ganadero.

-

Predominancia herbácea.

-

Predominancia herbácea con manchas arbustivas.

-

Predominancia leñoso arbustivo.

-

Predominancia leñoso arbóreo.

-

Vegetación mixta.

-

Sector rocoso cactáceas y bromiláceas.

-

Sin información.

182

FIGURA 26. Carta de distritos. Las diferentes tonalidades de azul, muestran mayores pendientes. En amarillo, los terrenos depresionales.

183

FIGURA 27. Carta de cobertura vegetal.

184

c) Riesgos Geológicos.

La carta de riesgos geológicos se tomaron del estudio realizado por Geotec S.A., donde se consideraron las crecidas de los ríos con sus consecuencias en el terreno. Los riesgos fueron clasificados según los siguientes criterios:

-

Socavamiento erosional.

-

Peligro medio.

-

Peligro importante.

Los resultados se muestran en la Figura 28.

d) Zonificación.

La zonificación corresponde al plan de manejo de la reserva, realizado por la CONAF. Esta corresponde a un ordenamiento del territorio respecto a las funciones asignadas por CONAF.

La zonificación se clasifica en las siguientes areas:

-

Manejo de praderas.

-

Manejo forestal.

-

Uso especial.

-

Uso extensivo.

-

Uso intensivo.

-

Sin información.

Los resultados se muestran en la Figura 29.

185

FIGURA 28. Carta de riesgos geológicos.

186

FIGURA 29. Carta de zonificación.

187

e) Espacios.

La carta de espacios corresponde a la asignación de un uso principal que es asignado a una zona determinada. Los usos determinados fueron los siguientes:

-

Zona de Camping.

-

Servicios.

-

Senderos.

-

Potrero.

-

Camino.

-

Área silvestre.

-

Administración.

Los resultados se muestran en la Figura 30.

f) Capacidad de absorción del paisaje.

La capacidad de absorción del paisaje tiene como fin determinar que áreas son más aptas para absorber la presencia de un elemento (construido), sin romper con la configuración paisajística original, lo cual se calcula a partir de la pendiente y la cobertura vegetal, que se clasifica en rangos que van desde la mayor a la menor absorción.

Los resultados se muestran en la Figura 31.

188

FIGURA 30. Espacios según uso.

189

FIGURA 31. Capacidad de absorción del paisaje. Las tonalidades de verde indican mayor capacidad (zonas más claras) o menor capacidad de absorción del paisaje (zonas más obscuras).

190

8. Carta de Aptitudes.

Finalmente, al integrar todas las cartas anteriores se obtuvo una carta de aptitudes que muestra las áreas más adecuadas para la instalación de las actividades educativas (Figura 32).

La metodología se comportó de buena manera, integrando los diferentes métodos como un todo armónico. Las mayores dificultades se encuentran en recoger metodologías asistentes más desarrolladas, especialmente en el caso de la capacidad sustentadora. Sin embargo, las mayores falencias vienen dadas por la poca información que el entorno aporta al sistema al momento de querer resolverse.

4.3.Elaboración de un marco de inserción:

El resultado anterior refleja la situación de las ASP y la exigencia impuesta por la reforma en términos de la carga potencial que esta generaría. La descoordinación con la que han actuado las instituciones gubernamentales y ONG’s, coopera a la falta de recursos, conocimientos y voluntad política para resolver el tema.

En las Figuras 33 y 34, se muestra una propuesta de sistemática nacional de uso de los espacios naturales con fines educativos. Se especifica que el aspecto administrativo debe recoger las áreas de financiamiento y regulación legal de uso, que elabora un marco para la presente propuesta.

191

FIGURA 32. Carta de aptitudes. La combinación de tonalidades verde y rojo indican las aptitudes. Las zonas verdes zona consideradas aptas; las marrones, poco aptas; las rojas, no aptas para la instalación de la infraestructura.

192

4.3.1. Validación institucional.

La metodología se validó entre los organismos principales involucrados en la temática de la educación ambiental, comprometiéndose en diferentes niveles:

DIGEDER: Financió parte del estudio con fondos de un proyecto concursable nacional.

CONAMA: Apoya

la investigación, invitando

al grupo de investigación a

actividades de capacitación y divulgación de la temática. Apoya y promueve la participación de la Facultad de Agronomía de la UCV para concursar a un fondo de la Fundación Ford, por intermedio de una carta de la Directora Sra. Adriana Hoffmann, para conseguir fondos y continuar la investigación más allá del presente taller.

MINEDUC: Apoya, junto con la CONAMA, la presentación a la Fundación Ford por medio de un decreto exento de la Ministra de Educación Sra. Mariana Aylwin.

193

Sistemática de Uso

Planes

Infraestructura

Docentes Administración

FIGURA 33. Componentes de una sistemática nacional de uso de los espacios naturales con fines educativos. Debe incluir planes docentes que capaciten a los profesores, la capacidad de gestión y la infraestructura necesaria.

194

Infraestructura Niveles Estructurales Establecimientos

Parques Urbanos

Espacios Naturales

FIGURA 34. Niveles de infraestructuras relacionadas con la educación ambiental al aire libre, requeridas para la demanda. Debe estructurarse desde lo más cercano (establecimientos) a lo más distante (espacios naturales).

195

5.

CONCLUSIONES

Se abordó una problemática en la que se observa un requerimiento cada vez mayor de uso de los espacios naturales, ya sea para recreación, educación o deporte, generando esto un potencial daño en la calidad de estos espacios. Como acercamiento a este fenómeno, se construyó un marco conceptual y multidisciplinario, reuniendo las múltiples visiones, exigencias y herramientas existentes, necesarias en la elaboración de una propuesta que aporte a la resolución de esta problemática.

En el estudio de caso de la reserva natural Río de los Cipreses, como elemento de prueba preliminar, la metodología fue capaz de entregar algunos resultados positivos sobre su comportamiento y funcionalidad, permitiendo una integración entre los componentes de la misma (metodologías adaptadas). Sin embargo, esto no puede ser en rigor, concluyente, sino hasta aplicar el método en la etapa de diseño. En “Los Cipreses”, fue posible caracterizar, construir un modelo, zonificar y definir aptitudes para la intervención en el área definida.

De esta experiencia es posible concluir que es necesario desarrollar las metodologías asistentes, tal como la que permita definir una capacidad sustentadora antropogénica de los espacios, ya que las actuales no cumplen con este objetivo a cabalidad. Además de esto, es especialmente importante desarrollar un estudio y sistematización de los deportes y actividades, susceptibles a efectuarse en el medio natural, con el fin de determinar sus requerimientos y, de este modo, incluirlos en el modelo de ordenamiento final, lo que no fue posible en la presente investigación. De esto de desprende que resultó especialmente útil la construcción de la metodología dentro de un concepto de placa madre y componentes anexos, ya que a pesar de la falta de efectividad o inexistencia de estos, la metodología cumplió con los objetivos planteados, toda vez que se comportó como un elemento funcional.

196

Es preciso considerar el análisis de los espacios, en virtud de los diferentes grados de dureza de la infraestructura a desarrollar en los espacios. Para esto, un índice importante y no considerado en la metodología, es el de receptividad e intensidad tecnológica, junto con diversidad y sustentación antrópica del sistema. Futuros trabajos sobre el tema deberán considerarlo.

Se hace necesario desarrollar el marco nacional y coordinar las políticas públicas con respecto al tema de la Educación Ambiental y uso de Espacios Naturales con fines educativos, de manera de nutrir el programa de intervención y arquitectónico, respondiendo de forma coherente a las demandas sociales, como las de la Reforma Educacional. En este sentido, la presente investigación propuso un marco de inserción de las diferentes acciones y requerimientos necesarios a considerar en la construcción de un proyecto país respecto de este tema. Al respecto, es posible afirmar que esta iniciativa pudo ser validada a nivel institucional, sentando un marco de recopilación y desarrollo de información en forma multidisciplinaria, sobre los múltiples ámbitos en los que se desarrolla la Educación Ambiental y el uso de los espacios naturales con este fin.

197

6.

RESUMEN

Existe una demanda cada vez mayor por hacer uso de los espacios naturales con fines recreativos educacionales o deportivos. Como elemento icónico, esta demanda se hace presente en la Reforma Educacional, en la que el uso de estos espacios por parte de la comunidad escolar se hace explícito. Sin embargo, toda esta demanda social por tener una vida saludable y cerca de la naturaleza implica el riesgo de ser un peligro potencial para la calidad de estos espacios si no se toman las medidas adecuadas para prevenirlo. Una de estas medidas es contar con una metodología que permita caracterizar e intervenir en estos espacios con el fin de prepararlos y protegerlos de su degradación. En nuestro país, los espacios naturales, representados por las áreas protegidas por el Estado, no cuentan con infraestructura ni medios para absorber este impacto. Del mismo modo, tampoco existen estudios y políticas específicas en esta línea. Por esto, esta investigación se planteó como objetivo desarrollar una metodología de uso de los espacios naturales que considere una planificación integral de su intervención, dirigida hacia la utilización de estos espacios como lugares de formación y de deporte, como un modelo que sea aplicable en diferentes realidades. Se abordó la problemática desde un punto de vista multidisciplinario y multidimensional, involucrando a las instituciones gubernamentales relacionadas. Para comenzar, se creó un marco de investigación abordando las temáticas de: espacios naturales, ordenamiento territorial, representación y modelación predial, capacidad sustentadora, paisaje y arquitectura y, finalmente, formación y educación. A la luz de este marco conceptual, se propuso una metodología de intervención de estos espacios con fines deportivo-educativos. La metodología se construyó adaptando y articulando metodologías específicas existentes, ubicando a una de ellas en una posición central, a modo de hilo conductor del proceso, y complementando sus requerimientos con las llamadas metodologías asistentes. El resultado de esta construcción se evaluó en forma preliminar (hasta la etapa de zonificación por aptitudes), en un estudio de caso en la Reserva Nacional Río de los Cipreses, y en donde fue posible caracterizar, construir un modelo, zonificar y definir aptitudes para la intervención en el área definida. En este caso, la metodología de intervención se comportó como un todo funcional, permitiendo efectuar los procesos definidos. Sin embargo, es necesario desarrollar más y mejores componentes asistentes, específicamente mejorar la determinación de la capacidad sustentadora y desarrollar una que permita definir aptitudes según actividades deportivas a realizar, además de evaluar la metodología hasta la etapa de diseño. A nivel institucional, el trabajo con las diferentes instancias gubernamentales, permitió validar el diagnóstico de la problemática y la metodología propuesta. Junto con esto, se construyó una sistemática nacional de uso de los espacios naturales con fines educativos, que le da sentido al planteamiento de la metodología dentro de un contexto nacional. Para esto, se realizaron diferentes reuniones, conferencias y seminarios con diferentes niveles jerárquicos y de pertinencia.

198

6. ABSTRACT

There is an ever-growing demand to use natural environment for recreational or sportive purposes. As a distinctive element, this demand can be seen in the Chilean Education Reform, in which the use of these places by the community becomes essential. However, this social demand for a healthy life surrounded by nature implies a risk for damaging the quality of these spaces provided the measures to be made for preventing any damage. One of these measures is counting with a clear methodology which may classify and develop these places with the aim of preparing them and protecting them against its decay. The natural environments in our country, which are represented by state-protected areas, do not have infrastructure or the resources to stop this impact. Likewise, there aren’t any resources on specific policies showing this course of action. For this reason, the aim of this research was developing a methodology for using the natural environments which considers an integral planning to be developed towards the use of these spaces for education and sports and acting as a model to be applied in different realities. This issue was studied from a multidisciplinary and multidimensional view, involving state institutions. As a start, a framework for research was made so as to cover the following topics: natural environment, land set out, representation and land modeling, carrying capacity, landscape and architecture, and finally training and education. Considering this framework, a methodology for developing these spaces for education and sportive purposes was designed. This methodology was built up adapting and applying the existing methodologies, placing one of them in a center point as a leading monitor for the process and as a complement of its requirements with the so-called assistant methodologies. The result for this construction was assessed in a first step (until the configuration of the aptitude stage), in a case study for the Reserva Nacional Río de los Cipreses, where it was possible to identify, build a model, zoning and define aptitudes so as to develop the area. In this case, the development methodology became a functional entity enabling the development of the processes stated. Yet it is necessary to develop not only more but better assistant components, improving the definition for a carrying capacity and developing one which allows a definition of aptitudes upon sports activities to plan, apart from the methodology evaluation to be considered as well as the design. At an institutional level, working with different government institutions enabled a diagnosis validation for the problem to be solved as well as the methodology suggested. Additionally, a national policy for using natural environments for education purposed was designed; this gave a meaning to the proposal in terms on a national context. To achieve this, a number of meetings, conferences, seminars were held with different entities at different levels.

199

7.

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206

ANEXOS

207

ANEXO 1. Listado de personas con las que efectuaron reuniones.

Para la validación de la metodología, se efectuaron reuniones con las siguientes personas:

Fernando Cosio

Patricio Alvarado

Profesor

Licenciado en Arquitectura

Facultad de Agronomía

Facultad de Arquitectura

Universidad Católica de Valparaíso

Pontificia Universidad Católica de Chile

Juan Gastó

Profesor

Omar Fernández

Facultad de Agronomía

Jefe Componente Jóvenes

Pontificia Universidad Católica de

Programa Mece

Chile

MINEDUC

Cristina Felsenhardt

Carlos Zalazar

Profesora

Jefe Nacional

Facultad de Arquitectura

Unidad Formación para el Deporte

Pontificia Universidad Católica de

DIGEDER

Chile Andres Ried Cecilia Filipi

Participación Ciudadana

Psicóloga

CONAMA

Prof.Magíster Asentamientos Humanos

Alan Rojas

Facultad de Arquitectura

Jefe ASPE

Pontificia Universidad Católica de

VI Región

Chile

CONAF

208

ANEXO 2. Exposiciones realizadas. Evento

Fecha

Taller de Cooperación Mayo, horizontal 1999 para profesores rurales Feria Internacional del Octubre, Deporte 1999 de Santiago Seminario Nacional Noviembre, Unidad 1999 Deporte Formativo Taller Capacitación Noviembre, Campamentos de Verano 1999 1º Seminario Didáctico Diciembre, 1999 Reunión Mundial Federación Enero 2000 Internacional de Educación Física Mayo, 2º Seminario Didáctico 2000 Presentación Oficial Proyecto Los Cipreses

Mayo, 2000

Lugar

Institución

Asistentes

Calidad

Chillán

DIGEDER, MINEDUC, CONAMA, Profesores Rurales Fondo de las Américas

Expositores

Santiago

DIGEDER Central

Público general

Expositores

Temuco

DIGEDER

Asesores Regionales Expositores UDF, DIGEDER

Quillota

MINEDUC

Curico

MINEDUC

Foz Iguazú, Brasil

de DIGEDER

Coordinadores Extraescolares Profesores Educación Física Delegados mundiales Fiep / UNESCO

Capacitador es Expositores

Antofagasta MINEDUC

Capacitador es

Rancagua

Expositores

Congreso Internacional de Julio, 2000 Arica Educación Física

Profesores Educación Física Autoridades DIGEDER, VI Región Regionales VI Región Universidad de Profesores Tarapacá Educación Física

Expositores

Capacitador es

209

ANEXO 3. Fotografías de Seminarios realizados para la validación de la metodología desarrollada en conjunto con actores relevantes.

Seminario Didáctico (Quillota), con supervisores de los campamentos escolares del MINEDUC.

Seminario Didáctico (Curicó), con profesores de la Dirección Provincial de Educación del MINEDUC.

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