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Dirección de Prensa 28 de octubre, 2002 Información y Comunicación Presidencia de la República
Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización “Diálogo Costarricense sobre la Dimensión Social de la Globalización” 28 de octubre de 2002 Hacia una visión integral y humanista de la globalización Dr. Abel Pacheco de la Espriella Presidente de la República de Costa Rica Mis primeras palabras son de agradecimiento a quienes tuvieron la bondad de invitarme a participar en esta actividad. Muchas gracias. Quiero felicitar a las autoridades nacionales y a la Organización Internacional del Trabajo por el acierto de promover este tipo de foros para discutir sobre la dimensión social de la globalización. Y como costarricense, me siento muy orgulloso de la gran presencia que estamos observando de todos los interesados, y el entusiasmo obvio y notable de los participantes de esta organización. Cada día que paso más en esta difícil tarea creo más en Costa Rica y en los costarricenses, esta es la manera de responder a la globalización y esas cosas que están ocurriendo en el mundo, participando amigas y amigos. Me siento muy orgulloso de la presencia multitudinaria de los costarricenses en esta reunión. Quiero, igualmente, destacar el inmenso aporte que esta dando la OIT a todos nuestros países por medio del trabajo de la Comisión Mundial sobre la dimensión social de la globalización. Sé que ustedes, por medio de esa Comisión, han realizado reflexiones valiosas y elaborado documentos importantes en los que se recoge una visión más integral y humanista del proceso de globalización. Quiero decirles que en ese esfuerzo no están solos. Son muchas las voces, en todo el mundo, que abogan por convertir el proceso de globalización económica en una oportunidad para la universalización del desarrollo humano. Este servidor, desde el primer día de Gobierno, dejó claramente establecida su determinación de coadyuvar en el impulso de una serie de esfuerzos para que, junto a la apertura de fronteras comerciales, se tuvieran en cuenta, con igual importancia, otros aspectos como son:
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los derechos laborales, la justicia en los intercambios comerciales, la protección del medio ambiente el intercambio cultural para lograr un mayor conocimiento y compresión de unos pueblos con otros.
Hoy, quiero reiterar ante ustedes mi convicción de que la globalización no debe y no puede reducirse a una sola de sus expresiones. Si vemos la globalización como un simple proceso de apertura de fronteras, de estímulos para el intercambio de bienes y servicios y de creación de facilidades para la atracción de inversiones, estaríamos, ciertamente, viendo uno de sus aspectos más importantes pero, de ninguna manera, el único importante. Existen muchos otros aspectos relevantes, que deben ser impulsados dentro de este proceso. En mi caso, he defendido ante todos los foros nacionales e internacionales, la necesidad de trabajar, junto con los aspectos económicos, otros como los siguientes: La globalización de los derechos laborales por cuento existen sustanciales diferencias en las legislaciones nacionales relacionadas con los derechos de los trabajadores. En este sentido, debemos aprovechar la globalización para promover el mejoramiento de las condiciones de trabajo, de seguridad, de estabilidad, de protección social en todos los países. Más aún, los convenios de libre comercio, deben llevar aparejadas obligaciones de las partes para que, los países con las legislaciones menos justas, deban evolucionar, así sea gradualmente, hacia legislaciones más justas con sus propios trabajadores. No hacerlo así, implicaría un espaldarazo a la esclavitud, que ocurre en algunos países. Si nosotros no aprovechamos esta circunstancia para exigir condiciones humanas para los trabajadores, mediante la simple ley de oferta y demanda de los productos, estaríamos vergonzosamente favoreciendo el trabajo de esclavo en algunas naciones del mundo. Ahora bien, creo que debe quedar inequívocamente claro que existe una insalvable diferencia entre la promoción y defensa de los legítimos derechos de todos los trabajadores y otra, muy distinta, la preservación y tolerancia de los privilegios y abusos de unos cuantos en perjuicio de la generalidad de los trabajadores. En este momento Costa Rica vive una situación difícil en este sentido, estamos a favor de las leyes que protejan al trabajador, mi partido: el calderonismo, es padre de las garantías sociales, pero en ninguna manera estamos apoyando los abusos que están ocurriendo con algunos tratados y convenciones con los trabajadores, esto es tan peligroso para la democracia como lo otro.
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Nosotros estamos a favor de los derechos laborales, nunca jamás a favor de los abusos y privilegios injustificados. En segundo lugar, debemos aprovechar la oportunidad de los procesos de negociación para impulsar la globalización de la protección del medio ambiente. No hay desarrollo económico viable a costa de destruir la naturaleza. Lo que se está realizando en algunos países con la excusa de desarrollo, equivale a que en una noche fría, quemaramos los muebles y las paredes de nuestras casas para calentarnos sin pensar en el mañana y eso es lo que está ocurriendo en el planeta. La biodiversidad de cada país es su principal riqueza; si la destruimos no habrá otras riquezas posibles. En ese sentido, he abogado porque, junto con los tratados de libre comercio ya vigente o por establecerse en el futuro, deberíamos promover convenios de cooperación para la protección de la naturaleza en los países que forman parte del tratado. En tercer lugar, dentro de esta visión integral de la globalización, debemos aprovechar la oportunidad para impulsar convenios que permitan la globalización de la formación de los recursos humanos. Nuestros países no deben contentarse con competir en la globalización a costa de mano de obra barata. Por el contrario, debemos hacer esfuerzos compartidos para que nuestros obreros, técnicos, productores y profesionales cuenten con las más amplias oportunidades de formación, capacitación y actualización de sus conocimientos. Queremos ser naciones de primera no naciones de segunda y mucho menos de tercera. En este sentido, es particularmente importante, promover convenios de intercambio de experiencias y de transferencias de conocimientos entre los trabajadores, productores, empresarios y profesionales de los distintos países. De esa forma, los recursos humanos de los países más pobres y atrasados podrían tener acceso al conocimiento acumulado en los países más ricos y adelantados. Eso nos permitirá contar con una mano de obra más calificada, más diestra, más productiva y mejor renumerada. En cuarto lugar, creo que deberíamos ocuparnos, como parte de este proceso, de impulsar la globalización del desarrollo rural.
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Resulta penoso y doloroso que las zonas rurales de nuestros países, especialmente agrícolas, queden sistemáticamente al margen de los beneficios del desarrollo que se concentra, usualmente, en las zonas urbanas. Los tratados de libre comercio, particularmente en su componente de atracción de inversiones, debe privilegiar el establecimiento de empresas y la generación de empleos en las zonas rurales que son, usualmente en todos nuestros países, las más pobres y socialmente vulnerables. Naturalmente, los gobiernos de nuestros países, deben ocuparse de realizar las inversiones y crear las condiciones de infraestructura pública para que las nuevas empresas puedan instalarse y operar de forma competitiva y eficiente. Otro aspecto que debe considerarse si queremos hacer de la globalización una oportunidad para el desarrollo humano tiene que ver globalización de la justicia. Y, me refiero a la justicia en su sentido más amplio. Esto quiere decir que abogo por globalizar la justicia, y me refiero a la justicia en su sentido más amplio, esto quiere decir, que abogo por globalizar la justicia penal para perseguir, en todo el mundo, los hechos de corrupción en el ejercicio de la función pública. No es posible que nosotros juzguemos y condenemos a un dictador porque asesinó a cientos o miles de personas, pero cerramos los ojos ante aquellos que mediante el despojo de los más pobres en cada país condenaron a la muerte, a la ignorancia y a la esclavitud a generaciones de habitantes, condenaron a muerte a los niños de su patria, al robarse sin que nadie vuelva a ver siquiera, los recursos de los más pobres en cada país. Esto quiere decir que abogo por globalizar la justicia penal, en los términos de intercambio comercial para hacer equitativas nuestras relaciones económicas también. Esto quiere decir que abogo por globalizar la justicia para sancionar, en todo el mundo, con legislación más o menos parecida, los delitos que se cometen día a día en contra de la naturaleza. Abogo, igualmente, por globalizar la justicia para establecer reglas claras, estables y consensuadas para el acceso a los mercados de forma tal, que los mercados más ricos no puedan, unilateralmente, establecer de manera abrupta reglas que dejan fuera de competencia a nuestros productores. En este sentido, es especialmente importante, que nuestros productores, sepan a qué atenerse dentro de las reglas de mercado para que no incurran en inversiones y gastos que luego se traducirán en cosechas pérdidas por falta de mercados o vendidas a precios ruinosos por saturación deliberada de los mercados.
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Finalmente, si de verdad queremos aprovechar este proceso para globalizar el desarrollo humano, debemos hacer de la lucha contra la pobreza la gran razón de ser de toda la actividad económica. No es cierto que el incremento en el dinamismo del mercado produzca, automáticamente, la disminución de los indicadores de pobreza. Quienes manejan la teoría del llamado “derrame económico” olvidan que la “copa” a la que ellos se refieren, tiene bordes infinitos y que nunca, o casi nunca, deja que se derrame lo acumulado. Lo que los mexicanos llaman la derrama no existe, se los dice un siquiatra viejo, no hay límite para la ambición y la codicia de los seres humanos, no es cierto, que hay un momento en que saturados por las ganancias deciden derramar sobre los pobres sus ganancias, esto debe ser establecido por ley y no dejado al arbitrio de las personas. Es claro que, para convertir los retos de la globalización en oportunidades para vencer la tragedia de la pobreza, tenemos que asegurarnos la existencia de mecanismos eficaces de distribución de la riqueza. No se trata de despojar al empresario de lo que justamente ha ganado, yo he sido empresario, sé lo que cuesta ganarse el dinero con una empresa, y mis respetos a los valientes empresarios de nuestros países, los que día con día deben saltarse miles de enmarañadas leyes para poder subsistir siquiera, pero se trata de que, mediante sistemas tributarias eficientes, los Estados cuenten con los recursos para combatir la pobreza. A mi como a tanto presidente del Caribe y Latinoamérica se nos exige darle una vida de europeos a nuestros habitantes, mientras los que pueden contribuyen como en los países africanos, si es que contribuyen. Se trata de que los derechos laborales sean efectivamente disfrutados por los trabajadores; que los salarios sean justos; que la seguridad social alcance a cada trabajador y sus familias. Se trata de generar empleos, ampliar el acceso a los grandes mercados para nuestros pequeños y medianos productores y lograr para ellos precios justos. Finalmente, se trata de que nuestros productores tengan el acceso necesario a las más modernas tecnologías para que puedan, ellos mismos, industrializar sus productos y los coloquen en el mercado con los valores agregados fruto de esa industrialización. Señoras y señores, yo estoy a favor de la globalización del desarrollo humano; yo estoy a favor de intensificar nuestra participación en los grandes mercados pero, con el mismo fervor, abogo porque ese proceso se traduzca en justicia social, en solidaridad humana y en una lucha universal contra la corrupción.
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También espero que la cultura esté al alcance de todos, porque si es la más barata de las revoluciones dar acceso al arte y la cultura a las clases desprotegidas, será y con pena debo decir, que consideramos que los pobres no merecen la cultura, porque no abrir nuestros grandes centros culturales a las grandes masas obreras, porque no brindarle acceso al arte masivamente, algunos países lo han hecho con grandes resultados. Espero que estas reflexiones sean compartidas por ustedes en quienes reconozco el mérito de haber logrado introducir, en la Agenda de la Organización Mundial del Trabajo, el tema de las consecuencias sociales de la globalización. Lo avances que en este tema se logren, serán, en gran medida resultado del esfuerzo, la constancia y la capacidad de persuasión de todos ustedes. En mi, para todos estos efectos, tienen un amigo y un aliado, un servidor para esa causa hasta donde sea necesario. Muchas gracias.