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Historia, antropologia y fuentes orales
Memoria y globalización Author(s): Carlo Ginzburg and Dolors Udina Reviewed work(s): Source: Historia, Antropología y Fuentes Orales, No. 32, Entre Fábula y Memoria (2004), pp. 29-40 Published by: Historia, antropologia y fuentes orales Stable URL: http://www.jstor.org/stable/27753170 . Accessed: 18/12/2011 14:49 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.
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Memoria
c ;0 ? ? N
y globalizaci?n*
Carlo Clnzburg
o
(Roma, 23 de junio de 2004)
o
1. Memoria
y globalizaci?n: ninguno de los dos terminos es obvio. Empecemos no por el segundo. La globalizaci?n deberia
como
contemplarse
un
aconteci
miento, sino como un proceso hist?rico a largo plazo que asfalt? el Camino hacia el mundo globalizado en el que vivimos: un mundo en el que una reunion academica en Roma se abre con un discurso pro nunciado en un ingles con acento por un
historiador italiano que da clases en Los Angeles. En cien anos, es posible que se celebre
una
conferencia
como
esta
en
Londres y que comience con un discurso pronunciado en mandarin por un histo riador ingles que da clases en Beijing.
Como todos sabemos, durante las ulti mas decadas el proceso hist?rico llama do globalizaci?n ha iniciado una nueva
fase espectacular. Un simbolo de esta evoluci?n reciente, y uno de sus agentes principales, es una herramienta provista
de memoria: el ordenador. Aqui empeza remis reflexiones sobre la memoria y la
globalizaci?n. 2. Quiero destacar inmediatamente no neurocientifico ni experto soy que un utilizo ordenador inform?tico, pero
sea
-aunque
personal
y me
analfabeto?
mente
interesa
2, 32, 2004
profesional
analizar
a nuestras
c?mo el presente afecta del pasado y percepciones
ordenador
-una
dida
que
sus matices
pasan
practicamente
ta nuestra
tan
expresion
del
exten
antropom?rficos
inadvertidos?
afec
idea de la memoria,
en sus
multiples
significados. Porque la palabra memoria es ambigua. Justo al principio de su breve y denso libro Ricordi individually memorie collet
tive (Recuerdos individuals, memoria colectiva), Alberto Oliverio, el distingui do psicobi?logo, apunta que la distinci?n entre memoria y recuerdo ya habia sido en la doctrina de Piat?n del avanzada como
conocimiento
memoria.1
su doctrina del conoci
Piat?n expuso miento en varios di?logos. Me centrare en uno de los m?s celebres, el del Fedro. Como se ver? inmediatamente en mi resu men, el contenido del Fedro va mucho m?s alia de su subtitulo tradicional: De la belleza. Socrates y su joven amigo, Fedro,
dan
un
paseo
por
el campo
cerca
un c?lido dia de verano. Los dos hombres encuentran un lugar de de Atenas
El presente texto es la version eserita y revisada de la confereneia inaugural lnternaeional de Historia Oral, celebrada en Roma del 23 al 26 de junio de 2004. 1. A. Oliverio, Ricordi individuali,memorie collettive, Turin 1993, p. 4.
y Fuentes Orales,
verdadero
viceversa. Defendere que la memoria
*
Historia, Antropologia
como
? L o E o X
29
de
la Xlll
Conferencia
Carlo
cerca de una fuente helada, a la sombra de un ?rbol majestuoso, rode
descanso
estridente de las ciga rras, cuyos origenes miticos son el tema de una de las muchas digresiones que se ados de la m?sica
permite Socrates en el curso del di?logo Cuando
siguiente.
empieza
la conversa
un discurso de tion, tema del amor. sobre el el Lisias, orador, El argumento de Lisias tiene un elemen to parad?jico: los favores del amor Fedro menciona
deben concederse que
no
ama,
morado
La
mismo.
ya
nunca
no al amante
que
el que
est?
ena
el control de si
pierde
curiosidad
no
sino al
de
Socrates,
ape
nas oculta bajo la ironia acostumbrada con la que cubre sus reacciones, se des pierta al instante. Pero Fedro se niega a
hacer un resumen del discurso de Lisias
enriquecido con excelentes mecanismos ret?ricos. Pero despues de ese discurso hace otro, mucho mas largo, que ocupa
la mayor parte del di?logo. Aqiri Socrates desarrolla un argumento sobre el amor que es contrario al de Lisias: ?a traves de esta demencia, que por cierto es un don
que los dioses otorgan, nos llegan gran des bienes? (244 A 8-10). La description que nesi
me
voy
a
acordar
de
manera
digna de el? (228 A 1-3)2 La presunta superioridad de la escri tura sobre la memoria se convierte en el objetivo de la ironia implacable de S?crates. En cuanto Fedro termina de leer el discurso de Lisias (que seguramen te no es genuino sino una parodia inge niosa escrita por Piat?n), S?crates hace unas
se
cuantas
afirmaciones
desdefiosas:
considera que el enfoque de Lisias de ese tema es bastante predecible. A continua tion S?crates pronuncia su propio dis curso, un eco del argumento de Lisias
amor
un
como
en una
inscribe
fre
represen
de vidas,
a veces
a veces
bestiales,
huma
nas, que durar?n diez mil anos. Gratias a la belleza de los amados, el alma del amante goza de un recuerdo del mundo eterno, el mundo de las ideas: Toda alma de hombre, por su propia ha
a
visto
los
seres
verda
deros, o no habria llegado a ser el viviente que es. Pero el acordarse de ellos, por los de aqui, no es asunto f?cil
con
una
del
Socrates
divino
naturaleza,