Historia del Jardín y laberinto de Horta

Historia del Jardín y laberinto de Horta. Natalia González Zaragoza [email protected] telf..: 600745169 DNI: 48395126-K INTRODUCCIÓN: En este art

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Historia del Jardín y laberinto de Horta.

Natalia González Zaragoza [email protected] telf..: 600745169 DNI: 48395126-K

INTRODUCCIÓN: En este artículo se recoge el nacimiento y creación de uno de los jardines más antiguos y mejor conservados de España, El jardín de Horta. En él se recoge el sentido de la estética y de la belleza del período artístico del Barroco, que pretende crear a través del arte, espacios escenográficos que distraigan al espectador de su vida diaria. Para ello, durante ese siglo, se crearon espacios ilusorios, juegos de perspectiva, decoraciones abigarradas que también afectaron a la construcción de jardines, como lugares destinados al juego y el ocio. Los diseños de jardines barrocos se hicieron más complejos que en etapas pasadas, como el renacimiento, y sintieron verdadero interés en realizar trazados elaborados con parterres, que determinaban trayectorias orgánicas de gran imaginación y belleza. HISTORIA DEL JARDÍN Y LABERINTO DE HORTA En el artículo también se reflexiona sobre el poder de los jardines como creación humana destinados al disfrute y recreación de los sentidos, para ello deben guardar una serie de premisas que se recogen en este artículo. Dice Thomas Bernhard que casi todos los jardineros están locos o son unos conspiradores. Este argumento se consolida en la cantidad de historias inventadas por el hombre, leyendas románticas, cuadros alegóricos que vienen ilustrando y alimentando a la idea del jardín como un lugar misterioso y oculto. La dualidad del jardín como lugar secreto que encierra engaños y traiciones también es símbolo de las citas amorosas, de la belleza y el lujo. Es cierto que los jardines han sido escenario de muchas obras artísticas, tanto de la pintura, con obras como las de Renoir y Monet, tratando de captar el color y la luz en pequeñas pinceladas, como en la literatura, con libros como El Jardín secreto, de Frances Hodgson Burnett, donde el jardín esconde un triste y desafortunado accidente en el pasado, y en el cine, con películas como La huella, de Joseph Leo Mankiewicz, que se convierte , en un verde refugio para el suspense, con los actores Laurence Olivier y Michael Caine. Uno de los jardines más bellos de España se encuentra en Barcelona, el Jardín de Horta. Este jardín es también uno de los más antiguos de Barcelona que se conserva actualmente. El parque está construido en tres niveles o terrazas escalonadas. En la terraza superior nos encontramos con un estanque circular que recoge el agua para el riego del jardín, a su lado destaca un pabellón neoclásico cuya cúpula se divisa desde lo lejos; en la terraza del medio, hay templetes con cúpulas sostenidas por columnas y en la inferior hay un pequeño laberinto rectangular de 45x50 metros. En el parque, las cascadas, arboledas, grutas románticas aparecen dispuestas de forma que vienen a señalar al visitante, el camino que conduce al laberinto, lugar de recreación y pasatiempo. La construcción de este laberinto se inició en 1774, por el

arquitecto Domenico Bagutti. Éste está formado por cipreses recortados que, se distribuyen en torno a un centro con una estatua de Dafne, en actitud de huida ante el acoso de Apolo. El encargo se hizo por Juan Antonio Desvalls, que mostraba mucho interés en la literatura amorosa contemporánea, por lo que sugirió que su laberinto girase en torno a la temática del amor. Para acceder al laberinto se debe pasar una escalera de dos sentidos, escalera prototípica del estilo Barroco, donde destaca una placa de mármol que muestra a Teseo, con el hilo del ovillo que le ofrece Ariadna, que según cuenta la leyenda, le permitió salir del laberinto y, por lo tanto salvarse del Minotauro. Una vez dentro del laberinto empiezas a contemplar el entorno mágico a través de sus pasillos, que refuerzan las distintas perspectivas del entorno. Cualquier laberinto transmite en su tránsito una sensación de sorpresa e incertidumbre ante la bifurcación de sus caminos que se imponen sobre los monótonos y previsibles del día a día. Desde este laberinto uno desea encontrar más espacios en su vida diaria que les inciten a la sorpresa. Aquí uno se siente más libre de elegir una trayectoria, no como en las ciudades modernas, donde cada vez más parece imponerse a nuestra voluntad entornos previsibles de grandes avenidas y espacios abiertos. Incluso si nos acercamos a un museo o a una exposición, cada vez es más corriente ver visitas organizadas y, esto niega a la elección personal del visitante de escoger el camino que el quiera. La zona de jardín es muy extensa y está rodeada por un bosque que acentúa el aislamiento de su ubicación. Destacan sus zonas de descanso, con elementos de gran belleza. Todo el jardín está lleno de detalles como esculturas mitológicas que parecen burlarse de la realidad, jarrones de terracota camuflados entre los árboles, pérgolas y juegos de agua que distraen al visitante; de esta manera, se recrea un espacio de aspecto escenográfico. Para conocer el pasado de este jardín tenemos que remontarnos al año 965 que fue cuando se instaló la familia Orta en la zona, siendo el nombre de esta familia la que da nombre al actual barrio de Barcelona. Este lugar atrajo a mercaderes y nobles que se establecieron en las inmediaciones de Horta. A mediados del s. XV, Horta tuvo un núcleo urbano estable, a partir de la actual plaza de Santa Creus. Durante las epidemias del s. XVIII y XIX la gente más pudiente se trasladó a esta zona y, se construyeron residencias creando así una zona de alto nivel social; a partir de entonces se convirtió en municipio y fue agregado a Barcelona en 1903. En el s. XVIII, el Marqués de Alfarrás decidió construir unos jardines que respondieran a la moda ilustrada del momento. Para los racionalistas de este siglo, la naturaleza debía ser un sistema racional ordenado, y si esta se mostraba caótica en su totalidad el hombre era el que tenía que establecerla y reconducirla a ese ordenamiento. La naturaleza debía mostrarse uniforme,

simétrica y armoniosa. De este modo, toda la humanidad podría conocerla por medio de la razón; constituyendo la base misma de la razón y del juicio estético. El marqués murió antes de ver finalizada la obra, pero el proyecto quedo diseñado y se iniciaron algunas obras y trazados. Sus herederos continuaron con la planificación del jardín, añadiendo caminos y plantando plantas exóticas sin alterar el proyecto inicial. Destaca el pabellón con su cúpula, que se puede observar casi desde todos los rincones y, contrasta por su pesadez con la ligereza del jardín, a pesar de que éste también es tratado geométricamente debido a la presencia de su laberinto rectangular. Por encima de su cornisa sobresale una torre del s.XIV, llamada la Torre Subirana, sobre la que pesa una leyenda templaría, siendo este el único elemento que responde a otro estilo artístico diferente. Uno de los aspectos que más me llama la atención de los jardines antiguos y históricos es que, su visión completa y finalizada, nunca fue contemplada por sus autores. Los jardineros, arquitectos y reyes, marqueses o personas ilustres que los encargaron y los realizaron, no pudieron gozar del esplendor que ahora disfrutamos, con la crecida de todos sus árboles y vegetación, ni de ese misterio que se ha obtenido con el paso de los años, que deja una pátina de ensueño en cada rincón. Es imposible que un jardín como el de Horta, nazca ya milenario, aunque mucha gente poderosa plante jardines, de efecto inmediato, en sus grandes mansiones, creando una impresión tan forzada y antinatural que nunca logrará acceder al misterio y belleza de otros jardines legendarios. Los árboles adultos, recién trasplantados a esos jardines han sufrido una poda que les dejará marcados de por vida, su crecimiento no será sano y como consecuencia no darán frutos ni flores. En esos jardines no se sentirán los cambios de estaciones, pues los árboles que los pueblan han sido elegidos para crear el menor trabajo posible, siendo la mayoría de éstos de hoja perenne, pues, los de hoja caduca crearían la molestia de tener que recoger la hojarasca, elemento que tanto ha embellecido a poemas y novelas de todos los tiempos. Estos jardines no conocen la tristeza del invierno, con las ramas desnudas, ni la melancolía de la hoja dorada en otoño. Todo esto va en contra del espíritu minucioso del auténtico jardinero, que le gusta proteger y mimar cada rincón de su jardín, recoger las hojas secas y hacer abonos con ellas y sanear el crecimiento de algunas especies. Para que un jardín sea disfrutado y acceda enteramente a nuestros sentidos invitándonos a su recorrido debe: -Ofrecer ejemplares vegetales propias de todas las estaciones.

-Que las plantaciones se hayan efectuado en el lugar y no sean el resultado de una tala, sino que sea el resultado de un proceso de crecimiento natural. -Que el jardín este ordenado y organizado por especies, tonalidades, efectos estéticos y ilusorios. -Que existan rincones destinados a la reflexión, meditación y contemplación. Bueno, para terminar, quizá sea práctico decir cómo salir de un laberinto, dicen que si sitúas tu mano derecha en el muro derecho (también funciona con la mano izquierda sobre el muro izquierdo) y recorres el laberinto sin desprenderla del muro; el recorrido que hagas te llevará hasta ella, aunque este sea el camino más largo. BIBLIOGRAFÍA: Gran Enciclopedia Larousse. Editorial Planeta Todo es comparable, de Óscar Tusquets. Editorial Anagrama. Diccionario de las artes.Félix de Azúa. Editorial Planeta. Artículos Wikipedia. Laberintos de la antigüedad. Miguel Rivera Dorado. Alianza Editorial.

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