HISTORIA Y MEMORIA DE LA

H ISTORIA Y MEMORIA DE LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA DE LA II REPÚBLICA A LA DICTADURA FRANQUISTA 3º CUADERNO DE TRABAJO TE MA 3 L A GU ER RA CI VI L (193

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n.º 3 y M 2004 Pasado emoria Revista de Historia Contemporánea La memoria del pasado Dirección: Glicerio Sánchez Recio Secretaría: Francisco S

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H ISTORIA Y MEMORIA DE LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA DE LA II REPÚBLICA A LA DICTADURA FRANQUISTA

3º CUADERNO DE TRABAJO

TE MA 3 L A GU ER RA CI VI L (1936-1939 )

E SQUEMA 1. El inicio de la Guerra Civil. 2. Fases de la Guerra Civil. • Julio de 1936-Primavera de 1937. Del paso del estrecho a la batalla de Madrid. • Primavera de 1937-Primavera de 1938. De la batalla del Norte a la Batalla de Teruel. • Abril-diciembre de 1938. La batalla del Ebro. • Diciembre de 1938-marzo de 1939. La batalla de Cataluña y el fin de la Guerra. 3. La dimensión política de la Guerra Civil. 4. La vida cotidiana durante la Guerra Civil.

A LGUNOS

TESTIMONIOS

[1] «En el frente de Guadalajara, vía Madrid, 22 de marzo. Ayer, bajo la lluvia y ráfagas de nevisca, atravesé el campo de batalla de Guadalajara y fui hasta donde las tropas gubernamentales, algunas con mantas sobre los hombros, pero muchas con capturados ponchos de camuflaje italianos, avanzaban por carreteras secundarias, más allá de Brihuega, intentando establecer contacto con las tropas italianas que huían. […] Al borde las carreteras, se amontonaban las armas abandonadas, ametralladoras, cañones antiaéreos, morteros ligeros, granadas y cajas de munición para ametralladora, y en las cuentas de las carreteras bordeadas de árboles había camiones, tanques ligeros y tractores abandonados. El campo de batalla que dominaba Brihuega estaba sembrado de cartas, papeles, mochilas, platos y cubiertos de rancho, herramientas para cavar trincheras y, por todas partes, los muertos […]. Los principales resultados de la batalla, aparte de salvar la carretera de Guadalajara, han sido brindar al Gobierno una victoria importante, después de ocho meses de luchar a la defensiva, unir a la gente en su furia contra la invasión extranjera y acelerar a un ritmo febril el reclutamiento del nuevo ejército». [Crónica de Ernest Hemingway, recogido en Pedro Aguilar, Raúl Conde, José García de la Torre, Joaquín Hernández: Guadalajara. 1937. Testimonios de una batalla, Guadalajara: Diputación Provincial de Guadalajara, 2007, p. 33].

2

[2] «El frente se ubicaba a unos cinco kilómetros; llovía con fuerza y a mediada que nos acercábamos a las líneas, el bosque cobraba vida con tanques escondidos a ambos lados de la carretera detrás de los árboles empapados. En los claros se habían montado cocinas de campaña y puestos de primeros auxilios […]. Cuando al fin alcanzamos las trincheras, el barro nos llegaba a los tobillos;

eran

líneas

profundas

y

cuidadosamente

construidas

que

serpenteaban durante siete kilómetros por las ondulantes colinas. Los hombres disparaban entre los huecos de los sacos de arena. Ningún soldado estaba equipado con impermeable o casco, pero llevaban una amplia variedad de chaquetas, jerséis y bufandas alrededor del cuello. Casi todos estaban calados hasta los huesos. El general se abrió paso por el barro y pasamos junto a soldados de toda clase de credos y nacionalidades: alemanes, eslavos, judíos, franceses, italianos, ingleses y estadounidenses» [Virginia Cowles: Desde las trincheras. Una corresponsal americana en la guerra civil española, Madrid: Siddharth Mehta Ediciones, 2010, pp. 83-84].

[3] «Para la gran mayoría de los combatientes asturianos y pueblo en general – reflexiona Luis-, la guerra contra el fascismo ha quedado como conclusa el día 21 de octubre de 1937; pero para muchos miles, al haber logrado salvar el cerco, no, ya que han podido llegar, desde Asturias, a la zona republicana que aún resistía con fe de victoria y bravura; así como a territorio francés, desde donde regresan a Barcelona y a otros lugares para coger de nuevo las armas hasta el fin de la contienda» [Javier Cervera Gil: Ya sabes mi paradero. La guerra civil a través de las cartas de los que la vivieron, Barcelona: Planeta de Agostini, 2006, p. 234].

[4] « […] Estoy haciendo en Servicio Social en el taller del Parque de Artillería, tengo que estar desde las nueve y media y a veces más tarde según el trabajo que consiste en coser saquetes para pólvora. Resulta un poco pesado tener que estar tanto tiempo quieta, pero como estamos muchas niñas reunidas, charlamos y nos reímos y así se nos pasa el tiempo más deprisa. Por la tarde suelo ir al paseo de la Palmera. ¿Lo conoces? Al cine o al teatro que me gusta muchísimo, aunque ahora está todo muy aburrido, porque las niñas van a los hospitales, talleres, etc., y se ve muy poca gente conocida. ¡Qué estupendo el avance del frente de Aragón! Dios quiera que se siga 3

avanzando y acabemos de una vez con los rojos. Te manda un saludo tu madrina. María del Carmen» [Javier Cervera Gil: Ya sabes mi paradero. La guerra civil a través de las cartas de los que la vivieron, Barcelona: Planeta de Agostini, 2006, p. 300].

[5] « Te escribo después de haber pasado dos días en el campo preparando lo que se va a hacer por aquí. Esto empezará mañana con arreglo a la directiva número 1 […]. La gente está animadísima, sin duda por el largo descanso y porque todo el mundo se da cuenta de la dificultad de vuestra situación ahí. No

necesito

decirte

las

dificultades

enormes

que

vamos

a

tener,

principalmente por la falta de aviación y escasez de medios de paso [...]. Únicamente pienso que están ahí los italianos y que si pudiéramos hacerles alguna perrería semejante a la de Guadalajara, el panorama cambiaría totalmente. Estúdialo con cariño y a ver si conseguís, aunque sea echando el resto, darles un buen golpe que tenga alguna repercusión» [Carta de Vicente Rojo, 22 de julio de 1938, citada a través de Jorge M. Reverte: La batalla del Ebro, Barcelona: Planeta de Agostini, 2005, p. 26].

[6] «Nos miramos los unos a los otros sin decir una palabra. Finalmente uno de los “veteranos” dice: - Han soltado su carga sobre el campamento, pero cuidado: ahora darán media vuelta, y a menudo se quedan con reservas para lanzarlas a los alrededores. De repente oigo otra vez el ruido siniestro sobre nosotros, el rayo se abate en mitad del grupo, y siento que me levanta y me lanza a unos treinta pasos del agujero. Contusionado, una manga del uniforme arrancada y un zapato desgarrado como una herida abierta. Poco a poco recupero la conciencia. Lo primero que hago es verificar el estado de mi cuerpo magullado, dolorido por todas partes. Muevo brazos y piernas; nada que señalar por este lado. Mi cabeza está tan lúcida como si saliera de una pesadilla. El vientre me duele de verdad, pero aparentemente no hay nada roto y, tranquilizadora constatación, ningún indicio de sangre» [Lluís Montagut: Yo fui soldado de la República, 1936-1945, Barcelona: Inédita Editores, 2004, p. 47].

4

[7] « Pasan días. Tensión; en Madrid quizás en cualquier momento pueden volver a registrar la casa de Luis… Y vuelven… Días después así se lo refiere de nuevo a su amigo Antonio… Es el último día de septiembre, cuando esta vez se presentan cinco milicianos armados con fusiles y pistolas. El registro comienza a las 3.10 de la tarde, dura hasta las 5.20. Le preguntan, entre otras cosas,

si

estudia

para

sacerdote,

contesta

Zacarías

García

Villada

negativamente, como es verdad. A las 5.20, los milicianos obligan a que les sigan al Padre Zacarías García Villada, a sus dos sobrinos (de 20 y 30 años) y al Padre Gómez Hellín. Al llegar a la puerta para subir al coche que allí les espera, los milicianos se vuelven más al joven de los sobrinos, a Zacarías, y le dicen que se vuelva a su piso y se quede allí a cuidar de sus hermanas. Los demás suben al coche que arranca, llevándose consigo al Padre Zacarías García Villada y al sobrino mayor de éste. Se llevan también consigo unos tomos de Historia eclesiástica de España del Padre Zacarías […]» . [Javier Cervera Gil: Ya sabes mi paradero. La guerra civil a través de las cartas de los que la vivieron, Barcelona: Planeta de Agostini, 2006, pp. 75-76].

[8] «Poco a poco los nominados van siendo encerrados en una habitación de las Casas Consistoriales. A algunos que entran en esos momentos en la Alcaldía se les permite borrar de la lista, que poco a poco va engrosándose, tres nombres a condición de que escriban otros tres. El tira y afloja entre los militares y las nuevas autoridades, poniendo y quitando nombres de la lista, acaba según alguna fuente con 48 personas cuyos nombres han sido escritos y no borrados en la lista fatídica. A mediodía Castejón y parte de su columna salen de Zafra y se llevan atadas detrás al casi medio centenar de personas que no han encontrado valedor. Cada cierto trecho va sacando a siete personas y ordena que sean fusiladas» [Recogido en Antony Beevor: La Guerra Civil española, Barcelona: Crítica, 2005 p. 134 -proviene de F. Espinosa: La columna de la muerte, el avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz, Barcelona: Crítica, 2003, p. 30-].

5

B IBLIOGRAFÍA ARÓSTEGUI, Julio y GODICHEAU, François: Guerra civil. Mito y memoria, Madrid: Marcial Pons, 2006. BEEVOR, Antony: La Guerra Civil española, Barcelona: Critica, 2005. CASANOVA, Julián: República y Guerra Civil, Barcelona: Crítica, 2014. FRASER, Ronald: Recuérdalo tú y recuérdalo a otros. Historia oral de la guerra civil española, Barcelona: Crítica, 1979. GODICHEAU, François: La Guerra Civil en 250 términos, Madrid: Alianza editorial, 2005. GRAHAM, Helen: Breve historia de la Guerra Civil, Barcelona: Espasa libros, 2006. MALEKAFIS, Edward (dir.): La Guerra Civil española, Madrid: Taurus, 2006. THOMAS, Hugh: La Guerra Civil española, Barcelona: Debolsillo, 2003. VIÑAS MARTÍN, Ángel y HERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Fernando: El desplome de la República: La verdadera historia del final de la Guerra Civil, Barcelona: Crítica, 2009.

UN

POCO MÁS

- España 1936 (Luis Buñuel, 1937) - Sierra de Teruel (André Malraux, 1938-1939) - Defensores de la Fe (Russell Palmer, 1938) - Sin novedad en el Alcázar (Augusto Genina, 1940) - Las bicicletas son para el verano (Jaime Chávarri, 1984) [adaptación de la obra de Fernando Fernán Gómez] - La vaquilla (Luis García Berlanga, 1985) - Réquiem por un campesino español (Francesc Betriu, 1985) [adaptación de la novela de Ramón J. Sender] - ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990) - Tierra y libertad (Ken Loach, 1995) - Libertarias (Vicente Aranda, 1996) - La hora de los valientes (Antonio Mercero, 1998) - Soldados de Salamina (David Trueba, 2003) - Pa Negre (Agustí Villaronga, 2010) - La mula (Michael Radford, 2013) 6

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