Story Transcript
A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.
Honor a la bandera nacional Trazado del M.·. M.·. Antonio Mosquera Aguilar
Introducción Saludar la enseña nacional es un acto para demostrar fraternidad entre los conciudadanos de un país. Así mismo, una manifestación de aprecio a los valores centrales del pacto político que da origen a la entidad estatal que vela por mantener su soberanía en un determinado territorio y sobre la población. En el pasado, el asta servía para reconocer en su elevación a los semejantes que se agrupaban tras la misma. Mientras ondeara la bandera, los seguidores podían congregarse. Al caer a tierra, se quedaban perdidos, sin saber el rumbo que debían seguir. En consecuencia, se estableció como una formalidad que la bandera no puede tocar el suelo porque es el inicio de nuestra pérdida. Por esa razón, cuando se arría la bandera, debe proceder a doblarse de manera inmediata evitando baje a la superficie donde están parados los que la atienden. La bandera no hace cortesías a otra similar. Aunque los caballeros o damas que la porten sean amables y gentiles, siempre le corresponderá el primer lugar, en el suelo patrio, el podio más alto y el sitial de honor. Si hay varias banderas se organizan poniendo el orden con inicio de la propia seguida como se escribe, de izquierda a derecha. Si son impares, la bandera nacional ocupará el centro. La bandera permanece izada cuando se reúnen los ciudadanos en libertad. Si oscurece, es prudente arriarla para que nadie se confunda por perderse los colores. En efecto, el orden de los colores implica la protección a la libertad de la ciudadanía. Sin importar cuáles son. Los colores en la república simbolizan una creación que se hizo contra el despotismo de la monarquía. Cuando hay un sentimiento nacional de pena, suele izarse la bandera a media asta, para indicar una pérdida que no puede llenarse.
La bandera puede sufrir ofensas para demostrar desacuerdo o señalar falta de honor. Cuando se pone de cabeza una bandera se quiere indicar que se está en contra del pacto político o que éste ya no tiene vigencia. En general supone un llamado a elaborar uno nuevo. Mientras que quemar la bandera significa que la iniquidad ganó sobre los valores que representa. Por lo tanto, no vale la pena aceptar su presencia.
I. Los colores El 20 de junio de 2007, Manuel Belgrano creó un lienzo blanquiazul, como símbolo del consulado de comercio de Buenos Aires. Algunos señalan que los colores se convirtieron en populares para muchas sociedades secretas. Lafayette, el noble general francés, era adicto al color. La casa Borbón también lo adoptó en forma de bandera y Carlos III creó una orden en 1771 que la utilizaba. Después de la invasión napoleónica, el 1 de enero de 1809, el cabildo abierto de Buenos Aires exigió se formara una junta para administrar el virreinato, pero fueron dispersados por el ejército español. En todas las ciudades se integraban juntas provisorias que eran dispersadas. El 18 de mayo de 1810, se solicita un nuevo cabildo abierto en Buenos Aires. Después de muchas movilizaciones callejeras, en especial en la actualmente llamada plaza de mayo; precisamente, el 21 de mayo, un grupo de constitucionalistas llamados “chisperos” entre cuyos jefes se encontraba Domingo French y Antonio Luis Beruti, repartieron cintas azules y blanco para manifestar el apoyo a una constitución en el ocaso del imperio español. Los revolucionarios después de varias juntas de gobierno, consiguieron iniciar un gobierno autónomo pero con muchos problemas para extender su influencia. Los enfrentamientos con grupos armados perduraron varios años. Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano era un criollo con licencia para ser libre pensador. Tramitó y obtuvo autorización del papa Pío VI: para que pudiese “leer todo género de libros condenados aunque fuesen heréticos…”1 que uso durante sus estudios en las universidades de Salamanca y Valladolid. A su vuelta a Buenos Aires, se inscribió en el Real Colegio de San Carlos para estudiar derecho. Independentista declarado en 1811, tomó las armas para reclamar la soberanía popular. El 27 de febrero de 1812, enarboló como bandera del ejército a su cargo, en la ciudad de Rosario, los colores que representaban a la independencia. La junta prohibió la enseña, pero Belgrano no acató la orden y con las sucesivas victorias que conseguía, se incrementó la popularidad de los colores, frente a las banderas realistas del ejército español. El 20 de febrero de 1813, el triunfo de Belgrano en la batalla de Salta, confirmó a la bandera blanquiceleste como de la independencia.2 A. Los colores independentistas como asociación del pueblo
1
Félix Luna. Grandes protagonistas de la historia argentina: Manuel Belgrano. Buenos Aires: La Nación, 2004. Página 14. 2 Frías, Bernardo Frías. Historia del General Güemes y de la Provincia de Salta, o sea de la Independencia Argentina. Buenos Aires: Depalma, 1971.
Los colores se convierten en representación popular por asociación en las mentes de la ciudadanía. Un ejemplo de creación de la bandera con esos colores, es la gallega. La bandera del reino de Galicia está documentada desde 1282. Sin embargo, en 1607, la bandera de A Coruña fue establecida por Felipe III consistente en una cruz de San Andrés azul sobre blanco. La protesta de Pedro El Grande que había decretado la misma como bandera de la armada, provocó que en 1712, la bandera de A Coruña cambiara a la franja azul semejante a la bandera actual. En el siglo XIX y XX, los emigrantes gallegos veían la bandera en el puerto de la Coruña.3 Al llegar a Buenos Aires observaban la bandera argentina, por lo que hicieron la asociación y establecieron los colores de la bandera gallega que reivindica la soberanía del pueblo. Hoy, los independentistas reconocen en la estreleira, a la bandera de la independencia. De la misma forma que durante el siglo XIX, los colores que después serían adoptados en las banderas de Argentina, Uruguay y los países centroamericanos, representaban ser partidario de la soberanía popular. Como lo fueron en la bandera de Morelos durante la lucha por la independencia. B. Los colores de la independencia centroamericana La noticia de los colores en Centroamérica se debe a Hipólito Bouchard.4 Este marino nacido en Francia, se convirtió en partidario de la soberanía popular después de combatir en Haití en 1798. En 1811 participa en el combate naval de San Nicolás, en Buenos Aires. En 1812 ingresa al regimiento de granaderos bajo las órdenes del General José de San Martín. Con el fortalecimiento del gobierno de las Provincias Unidas emprendió dos campañas navales, una en 1816 y otra de 1817 a 1819 (dos años en el mar).5 1. Primera travesía de 1816 Una flota al mando de Guillermo Brown compuesta por la fragata Hércules bajo su mando, la Santísima Trinidad a cargo del hermano de Brown, la goleta Constitución mandada por Oliverio Russell y la corbeta Halcón al mando de Bouchard, partió de Montevideo, el 24 de octubre de 1815. Después de franquear el paso de Magallanes, la flota se encontró disminuida por el naufragio de la goleta Constitución. No obstante, combaten en Guayaquil y el Callao. Al final apresan 6 barcos y retornan a Buenos Aires en el mes de junio. Entre los barcos se encuentra la fragata Consecuencia que será rebautizada como La Argentina. 2. Segunda travesía de 1817 a 1819 La vuelta al mundo tuvo como objetivo estratégico, paralizar a la armada española. Fue emprendida por Bouchard con patente de corso No. 116. En agosto de 1817 alcanzó la isla de Tamatave, Madagascar, impidió que tres buques negreros pudieran hacerse a la mar. Más adelante en la travesía rechazó el abordaje de piratas malayos, los tomó prisioneros y ejecutó en diciembre de 1817. Prosiguió hacia Manila donde hostigó al puerto y saqueó 16 barcos generando escasez de víveres en la ciudad, el 31 de enero de 1818. 3
Antonio Couceiro Freijomil. La bandera de Galicia. Orense: Papelería Galicia, 1930. Daniel E. Cichero. El corsario del plata. Buenos Aires: 1999 5 Miguel Ángel De Marco. Corsarios Argentinos. Buenos Aires: EMECE, 2002. 4
En medio de fuertes vientos, el 15 de abril de 1818, una goleta que había sido tomada prisionera en las Islas Marianas, se insubordinó huyendo del convoy. El 17 de agosto de 1818, llegó a Hawaii donde el rey Kamhameha I solicitó compensación por la fragata fugitiva que había comprado, según él. El 6 de octubre de 1818, ocupó las poblaciones de la bahía de Monterrey, California. Consiguió derrotar la resistencia de un fuerte. Luego, el 16 de diciembre tomaron la Misión de San Juan Capistrano. No ubicó navíos susceptibles de abordaje tanto en San Blas como en Acapulco, por lo que se dirigió a las costas de Centroamérica. Los meses de marzo y abril de 1819, estuvo activo entre Sonsonate, hoy El Salvador, y el Realejo, Nicaragua. Prácticamente expropió todas las embarcaciones que fondeaban en estos puertos. Incendió varias y se apoderó de un lugre, el Neptuno, y una goleta, María Sofía, que aumentaron la flota. Las andanzas de Bouchard fueron seguidas de cerca por Manuel José Arce, que con posterioridad, sería electo presidente 1825-1829 de la República Federal de Centroamérica. En consecuencia, los colores de la fragata Argentina así como las escarpelas y cuando se podía, el uniforme, significaron la lucha por la soberanía popular. Los próceres independentistas centroamericanos identificaron el azul con la lucha por la independencia. Además que el añil era producido principalmente en lo que hoy es El Salvador. De donde era fácil teñir la enseña para constituir la nacionalidad independiente.
II. Los republicanos centroamericanos asumen los colores Antes de la declaración de la república, no existían los territorios políticos con los que se conoce ahora a Centroamérica. Ciertamente, las distancias eran considerables para la sociedad de la época. No obstante, la invasión napoleónica en 1808 conmovió por igual a todo el imperio español del continente. De la misma manera que aconteció en el centro de México, el alza de impuestos a los sacerdotes que era enviado al Arzobispado de la ciudad de Guatemala, provocó la insatisfacción del clero, sobre todo en la intendencia de El Salvador. El movimiento de Miguel Hidalgo fue seguido con simpatía por quienes después serán considerados próceres de la independencia. Los sacerdotes José Matías Delgado, los hermanos Manuel, Vicente y Nicolás Aguilar, Juan José Arce, Manuel y su hermano José Matías Delgado. El cabecilla civil del movimiento fue Manuel José Arce, hermano del presbítero mencionado. Una denuncia en contra de Manuel José, lo señalaba de intentar: … seducir a don Manuel Paredes, uno de los vecinos honrados de esta ciudad, llamándole con artificios y pretextos, para decirle que porqué se tardaba en sacudir
el yugo…y hablando muy mal de los europeos para conciliarles el odio y enemigo de los criollos.6 Manuel José de Arce y Fagoaga, participó del levantamiento de San Salvador el 5 de noviembre de 1811. Posteriormente estuvo en contra del Plan de Iguala que formó el Imperio Mexicano del que se pretendía formara parte Centroamérica. Con el inicio de la lucha armada para establecer el Estado centroamericano de 1811 a 1834, se retomaron los colores que Bouchard había ondeado victorioso en los puertos centroamericanos. El 21 de agosto de 1823 se decretó la bandera de las Provincias Unidas de Centroamérica cuyos colores y nombre del proyecto republicano, recordaban a las Provincias Unidas del Río de la Plata. El 20 de enero de 1825 se decreta la bandera de la República Federal de Centro América. En el escudo centroamericano siempre existió un sol, aunque algunas veces sólo se vean sus rayos. No hace falta indicar el origen masónico de este símbolo. Los colores fueron manchados con la bandera del Estado monárquico español de 1851 a 1871. La separación de la Federación y la constitución del Estado de Guatemala, se plasmaron en dos banderas impuestas durante el régimen de Rafael Carrera (1851 a 1865).
III. Establecimiento de la bandera nacional Resultado de la lucha revolucionaria de 1871, fue establecida la bandera nacional por los decretos 12 y 13 del 17 de agosto y 18 de noviembre de 1871. Lo novedoso a la tradición centroamericana fue establecer un escudo propio, así como ordenar en columnas a los colores de lucha por la soberanía e independencia. Los colores en el siglo XIX se hacían utilizando añil, ahora en cambio la química sintética permite conseguir mayor precisión en los tonos. En consecuencia, la bandera nacional ha sufrido cambios en el diseño de sus colores así como en el dibujo del escudo. En efecto se estableció modernamente que el tono de azul corresponde al código ISCC-NBS177, y al blanco el código ISCC-NB262 según la Sociedad Internacional del Color. En el centro de la franja blanca lleva el Escudo de Armas, ocupando sus dos terceras partes para lograr dimensiones proporcionales. Algunos consideran que es celeste. La bandera y escudo nacionales observan una serie de claves masónicas de la misma manera que su antecedente de la república federal. El escudo sufrió la influencia de los colores mexicanos que fueron resignificados por el Presidente Benito Juárez en 1857. Dichos colores también tienen una tradición en la masonería, con ligas a los carbonarios. De esa cuenta, las banderas de Italia, Irlanda y otras los mantienen, en columnas y no franjas acostadas. En el caso de Guatemala, se escogió al quetzal que era un ave símbolo nacional y que observa esos colores en su plumaje. El Decreto 33 del 18 de noviembre de 1871 de Miguel García Granados, con acompañamiento de Francisco Alburéz, Ministro de Gobernación, establece al Escudo 6
Carlos Meléndez Chaverri. José Matías Delgado, Prócer Centroamericano. San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, 2000. Página 119
Nacional a propuesta de Juan Bautista Frener. El artista Juan Bautista Frener (1821-1892), había tenido una vida de mucha dureza y consiguió convertirse en un artista gracias al aprovechamiento de las clases de arte ofrecidas por sus profesores. Entre ellos destaca, James Pradier que lo apadrinó en la masonería. Frener presentó al quetzal como un ave que portaba los colores de la libertad de cultos y la revolución. Barrios que se había identificado con las opiniones de Juárez en la logia de Tapachula, encontró sugestivo que el Quetzal tuviera esos colores. De donde, con Miguel García Granados acordaron que debía estar en el pabellón nacional. El escudo se le encargó a Frener que lo llenó de claves masónicas. En ese sentido, el escudo esta ordenado geométricamente para conseguir una transposición de la escuadra y el compás. Mientras, como se ha indicado, la bandera tiene dos columnas azules que rememoran a las columnas de toda logia. Los profanos no pueden verlo, tienen explicaciones simples e ingenuas sobre los colores, el escudo y el quetzal, que ayudan a la conciencia nacional. Pero no hay como ser masón para conocer la verdad, y poder ver más allá de las apariencias. Hermanos: Estamos reunidos para celebrar la libertad de nuestra patria. Todos afirmamos que somos iguales y debemos mantener relaciones fraternales entre nosotros. Dejamos atrás a quienes se creían superiores, una casta aparte que reclama la nobleza. Nosotros, los masones afirmamos que todos los seres humanos por evidencia natural, son iguales en dignidad y derechos. No hay seres superiores ni inferiores, no hay razas puras e impuras, no hay dueños de la tierra e invasores. Todos conformamos la sociedad humana que tiene diversos pactos políticos que dan origen a nuestras repúblicas. Como respetamos a los demás, exigimos respeto para nosotros. Porque el respeto al derecho ajeno es la paz. Afirmamos que todos los pueblos tienen derecho a perseguir su independencia. Que ningún pueblo está sujeto a poderes extraños que decidan su futuro. No importa la riqueza, ni el poder militar, ni mucho menos los recursos naturales que tengan en sus respectivos territorios. Todos los pueblos están llamados a vivir en paz sobre la tierra y gozar de los bienes sin limitaciones, salvo el derecho que asista a los demás. Nosotros somos los depositarios de una tradición de lucha y solidaridad fraternal a favor de los derechos ciudadanos, de la igualdad de hombres y mujeres, de la igualdad entre razas, credos y creencias. Somos libres pensadores porque es la única manera de enfrentar el futuro. No somos los únicos que formamos las repúblicas del continente, pero formamos parte de quienes lucharon por su establecimiento. Hemos participado en la fundación de las Provincias Unidas de Centro América, de la República Federal del Centro de América. No quisimos el fraccionamiento de nuestros pactos políticos pero fue una realidad que se concretó. Participamos en la Reforma que fundó una república constitucional. En todos los momentos de avance ciudadano, siempre hay masones comprometidos con el avance de los derechos humanos. Ahora luchamos por que los centroamericanos nos encontremos nuevamente en un nuevo pacto político que exprese nuestra fraternal convivencia y destino común.
Pedimos a todos los hermanos masones que influyan en sus países para evitar intervención en nuestros asuntos. Exigimos respeto para los consensos de la ciudadanía aunque no sean la voluntad mayoritaria de nuestras logias. No somos ninguna agrupación que esté por encima de las decisiones ciudadanas. Somos los más respetuosos de la democracia y de la voluntad de las mayorías, no importa si están equivocados o son manipulados, porque nos adherimos a que todas las personas deben decidir por sí mismas. Hacemos votos de respeto a los demás, no importa si están engañados, comprados o manipulados. Somos la reserva moral de la nación, la fuerza de la república, la razón de la ciudadanía. La voluntad para conseguir el progreso, garantía de bienestar de las futuras generaciones, consecuencia obligada de los ideales de nuestros fundadores. Por eso, saludamos a la bandera, por eso cantamos a la patria y por todo eso vitoreamos la independencia. Porque ondee siempre libre nuestra bandera. ¡Viva Guatemala! ¡Viva la unión centroamericana! ¡Viva la democracia! ¡Viva la independencia! Guatemala, 10 de septiembre de 2013.