HUELLAS DE DIOS LUISA H. HOFMANN

HUELLAS DE DIOS LUISA H. HOFMANN PRÓLOGO Huellas de Dios es una sección dentro del programa de radio “La Biblia al día”, del cual soy presentador y

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María Luisa Naranjo Pereira
Actualidades Investigativas en Educación Revista Electrónica publicada por el Instituto de Investigación en Educación Universidad de Costa Rica ISSN 1

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HUELLAS DE DIOS

LUISA H. HOFMANN

PRÓLOGO Huellas de Dios es una sección dentro del programa de radio “La Biblia al día”, del cual soy presentador y director. Este programa se emite desde distintas emisoras en diferentes países del mundo, y el presente libro es una recopilación de programas que se emitieron entre Marzo y Septiembre del año 2006. Cada uno de los temas de esta sección se basa en un principio bíblico: La Naturaleza misma habla de la gloria de Dios. Deseo sinceramente que a través de este libro puedas ver la Naturaleza de una manera distinta a la que estás acostumbrado, que puedas verla tal cual es, preciosa, única, genial y con propósito. Asimismo, que puedas descubrir en la Historia que Dios ha intervenido numerosas veces en los asuntos de la humanidad aún sin nosotros darnos cuenta. Y todo ello, con el único propósito de llamar tu atención. Pablo Vieites.

INTRODUCCIÓN Paseando por el bosque o por el monte a veces podemos descubrir huellas de animales. La presencia de estas huellas nos indican dos cosas: Una, que un animal ha pasado por allí antes que nosotros. Y otra, qué clase de animal fue. Si somos buenos rastreadores podremos incluso reconocer algunas características más de él. Del mismo modo, cuando exploramos la naturaleza, podemos encontrar evidencias de un Creador. Y cuando echamos un vistazo a algunos acontecimientos históricos, evidencias de una Mano providencial. Si Dios ha hecho el mundo, y además interviene en la historia de los hombres, como lo afirma la Biblia, también estará interesado en que nosotros podamos reconocer que El existe. Por eso El ha dejado suficiente rastro de sí mismo en su Creación y en la Historia para que nosotros podamos reflexionar y comprender que hay un Dios poderoso y amoroso. Sin embargo, así como una huella no nos pone en contacto directo con el animal en cuestión, tampoco podemos encontrar a Dios contemplando la naturaleza o pensando en los hechos pasados. Es el mismo Dios el que ha decidido ponerse en contacto con nosotros, y lo ha hecho enviando a su Hijo Jesucristo a este mundo. El Hijo murió en una cruz pagando un precio que le debíamos a Dios, para que ahora nosotros pudiéramos conocerle a través del arrepentimiento y de la fe. “Huellas de Dios” es un espacio que pretende explicar diversos fenómenos de la naturaleza así como hechos históricos singulares, encontrando en ellos una sorprendente concordancia con lo que dice la Biblia. También pretende demostrar que la verdadera ciencia y la Biblia no se contradicen, sino que se completan.

CAPÍTULO I: LA NIEVE

La nieve es un estado semisólido del agua en condiciones atmosféricas frías. En invierno, cuando las temperaturas bajan por debajo de cero grados, es cuando nieva. Todos hemos ido alguna vez al monte cuando estaba nevado y hemos disfrutado de un lindo paisaje invernal o incluso hemos aprovechado para jugar y pasárnoslo bien con la nieve. Pero la nieve guarda sus secretos, unos secretos asombrosos que no han sido descubiertos para el mundo hasta hace unos pocos años. Algunos científicos de renombre hicieron en siglos pasados diversos estudios sobre la nieve. Pero fue el americano naturalista Wilson A. Bentley quien a principios del siglo veinte fotografió por primera vez un cristal de nieve. Bentley dedicó 40 inviernos de su vida al estudio de los minúsculos cristales que se aglomeran para formar los copos de nieve. Llegó a examinar y fotografiar más de 5.000 gracias a un microscopio y cámara creados por él mismo. Quedó tan impresionado por la belleza de estas formaciones que se dedicó a estudiarlas y examinarlas con más detenimiento. En efecto, cada cristal es maravilloso. Parecen delicadas estrellas de hielo e seis puntas, con distintos bordes, enlaces, curvas y ramificaciones que a simple vista son muy difíciles de ver. Bentley llegó a varias conclusiones después de sus trabajos. Primero, que todos los cristales de nieve eran figuras de seis puntas. Segundo, que todos ellos eran hermosos y de bello diseño. Tercero, que no había dos cristales de nieve iguales. Tanta belleza le dejó tan impresionado que escribió lo siguiente: “Bajo el microscopio me doy cuenta de que los copos de nieve son milagros de la belleza; y es una vergüenza que esta belleza no sea vista y apreciada por los demás. Cada cristal es una obra maestra de diseño y no hay diseño que se haya repetido. Cuando un copo de nieve se derrite, el diseño se pierde para siempre. Tanta belleza sin dejar rastro detrás”.

¿No es sorprendente? pero vamos a ver ahora cómo se forman estas maravillas de la naturaleza. El agua que está allá arriba en las nubes necesita de alguna partícula sólida para formar los cristales, por ejemplo una mota de polvo, o un grano de sal marina. Entonces se congela alrededor de esta partícula y forma el núcleo de lo que va a ser el cristal. Este núcleo siempre tiene forma de polígono de seis lados o hexágono.

Después empiezan a crecer unas delicadas ramitas de cada una de las seis puntas del hexágono. Estas ramitas se llaman dendritas. A su vez ellas se desarrollan dibujando diferentes ramificaciones. ¿Por qué cada cristal es diferente? es porque cada cristal crece de distinta manera, dependiendo de las zonas del aire que va encontrando a medida que cae del cielo. El cristal congelado empieza a viajar a través de la nube, o quizá de una ventisca y después precipita a la tierra. Como cada cristal pasa por zonas con diferente temperatura, luego se desarrolla de diversas formas. Por eso cada cristal es único, y las formas infinitas. Es como si cada cristal tuviera su propia historia que contar. Los cristales recién formados son muy inestables, sobre todo los más complicados. Muchos de ellos se funden antes de llegar al suelo. Otros compactan y cambian, se redondean y pierden su forma hexagonal. Pocos de ellos conservan su forma cuando se posan en las ramas de los árboles o en el suelo. Pero hay que decir que lo más extraordinario de todo es que, muchísimos siglos antes de que supiésemos que la nieve escondía estos tesoros, en la Biblia se dejó escrito la siguiente frase dicha por dios a Job: “¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, o has visto los tesoros del granizo?” Y también: “El hace grandes cosas que nosotros no entendemos. Porque a la nieve dice: desciende a la tierra”. Imaginen ahora por un momento cuántos copos de nieve pueden caer en una hectárea de terreno durante una nevada que dure solo media hora. ¿Cuántos cristales se pueden imaginar bajando del cielo, cada uno con un diseño diferente? o incluso en todas las nevadas del mundo que estén cayendo hoy, o que hayan caído en la historia, sabiendo que ninguno de los cristales se repite ni se ha repetido, pues cada uno tiene su propia forma… es algo increíble que se escapa de nuestra capacidad de cálculo. Y ahora pensemos: ¿no es lógico que pensemos que una inteligencia superior está presente, un Dios imaginativo y poderoso haciendo tales maravillas? ¿Acaso la naturaleza por sí misma haría una cosa semejante, cuando estos cristales de nieve no tienen ninguna utilidad especial? Yo creo que la nieve es una huella clara de la genialidad y del poder de Dios. Pero vayamos un poco más allá en la aplicación. Un Dios que sea capaz de imaginar y crear algo así tiene que poder ser capaz también de diseñar cada una de nuestras vidas según un propósito diferente y único. La misma Biblia que habla de los secretos de la nieve nos explica claramente que Dios tiene un propósito para cada hombre que pisa este mundo. Dios nos ha hecho a cada uno diferentes para que cumplamos alguna tarea específica. Y yo añado: la verdadera felicidad del hombre consiste en descubrir cuál sea este propósito y caminar en el.

¿No querrías tú también descubrir qué tiene Dios para ti? Acércate hoy a este único Dios poderoso y bueno. Reconoce tu pecado y tu insuficiencia y El te acogerá en sus brazos. El no desecha al alma que se acerca ante El.

EL PLANETA EN QUE VIVIMOS

Es evidente que vivimos en un mundo altamente ordenado y complejo, con una asombrosa variedad de vida que se mantiene en equilibrio riguroso. Si consideramos todo, de lo pequeño a lo grande, parece que todas las cosas están preparadas, ajustadas, ordenadas o diseñadas para poder dar origen y sostener una cosa en especial: la vida. Cada día se repiten fenómenos físicos y químicos a nuestro alrededor que funcionan independientemente de nosotros, y de los cuales nuestra vida depende. Vivimos día tras día en un mundo perfectamente diseñado para nosotros ignorando que si uno solo de los muchos ingredientes necesarios para la vida se desestabilizara, todos nosotros moriríamos rápidamente. Pues bien, hoy nos vamos a detener un poco a reflexionar sobre la complejidad del orden y el diseño de nuestro planeta. El planeta donde vivimos se encuentra en el llamado sistema solar. El sistema solar se compone de una estrella, el sol, y nueve planetas que giran alrededor de ella. La tierra es el tercer planeta del sistema solar. Pero el sol solo es una estrella entre millones que se encuentran en nuestra galaxia, la vía láctea. Y otra vez, la vía láctea solo es una entre miles de millones de galaxias que ocupan el universo. La tierra está colocada de modo único y exacto para que en ella pudiese formarse y mantenerse la vida. El sol y la tierra guardan un equilibrio muy preciso donde un pequeño fallo haría que todo dejase de funcionar. Para empezar, la distancia que hay entre la tierra y el sol es perfecta, aproximadamente 150 millones de kilómetros. Unos pocos kilómetros de diferencia más cerca o más lejos haría que el planeta fuera inhabitable por frío o por calor. Solo una variación de tres grados en el promedio de la temperatura harían o bien que los glaciares se derritieran y gran parte de la tierra se inundara por el calor, o que casi toda la tierra se congelara por el frío. El tamaño de la tierra también es el correcto. Una variación de solo 10 por ciento de tamaño de nuestro planeta desajustaría su proporción con la cantidad de atmósfera, y haría imposible la vida tal como hoy la conocemos. El tamaño y la composición de manto de aire que nos rodea es también el justo. Si variara un poco la concentración del gas ozono, todos nosotros moriríamos. El ozono nos protege de las radiaciones solares, pues el mismo sol que nos es tan beneficioso e imprescindible, sería el asesino de la vida si no estuviera ahí ese ozono que filtra los rayos ultravioleta. El ozono se encuentra repartido por todas las zonas de la atmósfera de la tierra y es un componente tan escaso de ella que si pudiéramos separarlo del resto de aire y reunirlo, haría una capa de tan solo 3 milímetros de espesor. Pero es suficiente para cumplir su función de protección de la vida. Luego están los movimientos de la tierra y su posición respecto al sol. El eje de la tierra tiene una ligera inclinación de 23 grados sobre la línea de su elipse. Estos 23 grados hacen que el sol no incida directamente sobre el ecuador, sino que varíe, y haga posible que en la zona templada del planeta se sucedan las cuatro estaciones. La tierra gira alrededor del sol y sobre sí misma, y estos movimientos se repiten exactamente de año en año, y de día en día. La tierra ocupa un poco más de 365 días en girar alrededor del sol, y no ha variado su itinerario desde que el hombre vive en ella. Lo mismo pasa con el movimiento de rotación, que ocupa exactamente 24 horas, todos los días

igual. Imagínense la tierra girando por el espacio alrededor del sol con esta suavidad, sin salirse de su órbita nunca, y girando también alrededor de sí misma, ni más deprisa ni más despacio, todos los días igual, sucediéndose así el día y la noche, y los 365 días del año. La inclinación de esos 23 grados y los movimientos de la tierra determinan que sean posibles las cuatro estaciones del año en las zonas templadas del planeta, y que haya distintas temperaturas y climas en la tierra. Esto determina asimismo que existan superficies cultivables suficientes para el sostenimiento alimentario de todos los habitantes de la tierra, para que podamos sembrar y cosechar para nosotros una gran variedad de alimentos. En cambio, si los movimientos e inclinación de la tierra fueran diferentes, no habría tanta superficie cultivable. ¿NO es asombroso? ¿Cómo es posible tanta exactitud? ¿Cómo se puso todo un día a funcionar, y cómo se mantiene todo en movimiento, sin decelerarse? ¿Y cómo se repite constantemente esta exactitud sin variación significativa? Muchos científicos creen que todo este diseño se produjo por casualidad, pero nosotros creemos, de modo totalmente legítimo, que existe una inteligencia y una fuerza superior que está detrás de todo esto y que ha permitido que todo suceda así. La Biblia dice que la creación declara la gloria de Dios. Nosotros, que confiamos en Dios, reconocemos diariamente que es El quien nos sustenta, y por eso le damos las gracias por los alimentos, por la salud, por la vida misma, y por tantas cosas que cada día suceden sin que nosotros podamos intervenir en ella. La Biblia habla de este Dios poderoso hacedor del cielo y la tierra, y de El dice: “Todas las almas son suyas”. ¿Has pensado en las últimas semanas en lo frágil que es tu vida? ¿Qué no puedes dar por supuesto el simple hecho de vivir? Es una pena que vivamos ignorantes de todo esto, cuando la realidad es que cada vida, y cada día, dependen de muchísimas cosas que se escapan de nuestro control. No solo es posible creer que Dios existe. Podemos además conocerle y tener una relación con El. El mismo Dios que puso todo un día en movimiento, el mismo Dios poderoso que lo mantiene todo funcionando, ese mismo Dios nos dice en la Biblia que El ha amado a todos los seres humanos de una manera maravillosa, y que también te ama a ti, que me escuchas en esta tarde. Si tú hoy reconoces que eres pecador y te acercas con humildad, y en el nombre de Jesús, al único Dios, entonces podrás conocerle y vivir con El para siempre.

LA LUNA

La luna es el único satélite natural de La Tierra, y gira alrededor de nosotros aproximadamente a 384.000 kilómetros de distancia. Es un astro muy singular por su enorme tamaño y masa en comparación con otros satélites. La luna es aproximadamente cuatro veces menor que la tierra (cuando los demás satélites son mucho más pequeños). Su masa también es muy grande, tanto que ella sola es más pesada que todos los satélites juntos del sistema solar. Otra cosa misteriosa de la luna es su modo imprevisible de moverse, y los cambios de aspecto que tiene. Parece que uno no puede saber nunca por dónde va a salir la luna, y qué recorrido va a hacer por el cielo de la noche. Los sabios han tardado muchos siglos en comprender cómo se mueve la luna. Hoy en día ya podemos predecir con gran exactitud sus movimientos, y sabemos que su extraño deambular nocturno se debe a la interacción tierraluna- sol y a la peculiar inclinación de su elipse. Otra cosa intrigante es que la luna nos muestra siempre la misma cara, quedando una cara oculta. Esto sucede porque la luna también gira sobres sí misma al mismo tiempo que rota alrededor de la tierra, lo cual hace que nunca podamos ver su otro lado. También sus cambios de luz son misteriosos. Aunque parece brillante, la luna no tiene luz propia, sino que únicamente refleja la luz del sol. Dependiendo de su posición respecto del sol y la tierra, a luna queda ensombrecida parcialmente según las fases lunares de cuarto creciente, cuarto menguante, luna llena y luna nueva. La verdad es que tenemos un satélite bien original y brillante; pero además de divertida, la luna tiene sus funciones. El efecto más conocido es el de las mareas. El agua de nuestro planeta es atraída por la luna y se acumula en el punto más cercano a la luna y en el lado opuesto. Este abultamiento se va desplazando a causa de la rotación de la tierra y la cambiante posición de la luna, y por eso dos veces al día se produce el movimiento del mar sobre las costas, resultando dos veces marea alta, y dos veces marea baja. El ritmo de vida de muchos animales depende también de la luna, porque las noches son diferentes durante el mes, con distinta intensidad, calidad y duración de la luz lunar. La luna afecta también las lluvias y las cosechas. Por ejemplo, hay plantas que deben sembrarse en una fase determinada del ciclo lunar para que crezcan mejor. En resumen, la luna desde luego es un extraño astro. Pero lo más misteriosos es su origen. ¿De dónde viene? ¿Cómo se originó? Los astrónomos hoy en día no han llegado a un acuerdo acerca de esto. Existen varias teorías al respecto. La teoría de la FISIÓN dice que la tierra y la luna fueron originariamente un solo cuerpo y que parte de la masa fue expulsada por un movimiento de rotación fortísimo. La parte desprendida se quedó ahí y formó la luna. Pero muchos opinan que el trozo expulsado es demasiado grande, y que una rotación terrestre tan fuerte no habría podido ser posible La teoría de la CAPTURA dice que a luna era un cuerpo celeste que viajaba a gran velocidad por el espacio, y que al pasar cerca de la tierra fue capturada por a atracción terrestre. Esto es también muy improbable, pues una cosa así habría exigido que la luna frenase su desplazamiento espacial demasiado bruscamente. Otra teoría dice que la tierra y la luna se formaron de un mismo material original. Esto es también muy improbable, porque la tierra y la luna son muy diferentes en su masa, densidad y composición. La hipótesis del IMPACTO dice que un cuerpo celeste bastante grande chocó contra la tierra y generó trozos de materia que se unieron y formaron la luna. Esto también es difícil,

pues el impacto necesario para producir tal cosa habría tenido que ser tan grande que habría desintegrado la tierra entera. La hipótesis más moderna dice que durante la formación de la tierra se creó una parte de material compuesta por vapor de metal y óxidos que precipitaron lejos, se condensaron y formaron la luna. Ninguna de estas teorías está aceptada ni rechazada. El origen de la luna es para los astrónomos un misterio sin resolver. ¿Y no será que la luna ha sido ni más ni menos que creada por Dios, así exactamente, para cumplir con la función que tiene sobre la tierra? ¿Será que Dios la ha hecho así a propósito para que los astrónomos no puedan saber cómo se formó? ¿Será que Dios ha dejado en la luna una Huella de su existencia? A veces intentamos encontrar explicaciones a las cosas, y tropezamos con muros infranqueables. Para los que creemos, decir que Dios creó la luna así como ella es, es una posibilidad tan válida o más como cualquier otra explicación. La próxima vez que sea de noche y mires la luna, piensa en su misterio, y en cuántas cosas hay que ignoramos. Los hombres no sabemos cómo fue hecha la luna, ni siquiera sabemos responder a preguntas mucho más importantes para nosotros: ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Para qué estamos aquí? Existe un libro que no pasa de moda y que tiene respuestas a nuestras preguntas. En cuanto a la luna, la Biblia dice en el libro de los salmos: “Tuyo es el día, tuya también es la noche; tú estableciste la luna y el sol”. Dios hizo la luna y el sol así como son para beneficio de los hombres, como señales en el cielo para que pudiésemos creer en El. En cuanto a nosotros, la Biblia nos indica que Dios nos ha hecho a todos para que le conozcamos y le amemos, y que cuando muramos podamos estar en el cielo con El para siempre. Tú también puedes conocer a Dios a través de la Sagrada Escritura y a través de Jesús. Lee la Biblia y búscale hoy mismo. Piensa en esto esta noche, mientras contemplas la LUNA.

EL PUEBLO DE ISRAEL

Hay muchos acontecimientos históricos que pueden hacernos pensar, pero sin duda el más extraordinario se encuentra en el pueblo judío. Se cuenta que el rey Federico I preguntó en cierta ocasión al capellán de su corte: -Quisiera una demostración clara de que Dios es Dios y la Biblia su palabra, pero la quiero concisa y contundente, ya sabes que soy hombre de pocas palabras. - Si su Majestad lo permite, se la daré en una sola palabra. - ¡Bravo!- dijo el rey irónicamente-. Di esa palabra. - Los judíos- fue la respuesta del pastor. El rey, que conocía bien la historia de este pueblo, se alejó meditabundo. El pueblo judío no se caracteriza porque sea un grupo étnicamente diferente de los demás, como podrían ser los japoneses o los esquimales, es decir, que ostenten ciertos rasgos físicos característicos como el color de piel o la forma de los ojos. El pueblo judío es pueblo porque cree en el mismo Dios, Jehová, y porque guarda ciertas costumbres especiales. El pueblo judío existe desde el siglo veinte antes de Cristo. Hay pruebas arqueológicas que confirman que lo que dice la Biblia acerca de ellos es cierto e histórico. Los judíos habitaron en Egipto entre los siglos XX y XVI a.C. En el siglo XV emigraron de allí y se asentaron en a tierra de Canaán. Allí habitaron durante diez siglos en libertad, pero en el año 586 a.C. fueron invadidos por los babilonios y llevados en cautiverio. No regresaron al su tierra hasta un siglo después. Enseguida volvieron a ser subyugados por los persas, y después sucesivamente por el imperio griego, el imperio egipcio y el sirio. Solo volvieron a disfrutar de un breve período de autonomía en el siglo I a.C., en la época de los Macabeos. Luego fueron de nuevo dominados, esta vez por el imperio romano. Pero en el Antiguo Testamento había algunas profecías del siglo VIII a.C. que decían que el pueblo de Israel sería dispersado un día entre las naciones. Esto se cumplió al pie de la letra cuando el pueblo judío fue expulsado de su tierra por los romanos en el año 70 de nuestra era. El emperador Tito ordenó destruir el templo de Jerusalén y obligó a los judíos a salir de su país, porque éstos habían mostrado demasiada rebelión contra la autoridad romana. Desde entonces se abre en la historia de los judíos el período denominado “diáspora” o dispersión entre las naciones. Durante vientre siglos muchísimos judíos han vivido fuera de su país y no han perdido en todo este tiempo su identidad. Los libros de historia nos relatan que había judíos en toda Europa durante la Edad Media y Moderna, que vivían juntos en las ciudades, que se les conocía por su habilidad como comerciantes, que practicaban su religión fielmente guardando el Sabbat o Sábado, y que a menudo fueron despreciados y perseguidos. Una de las más crueles represiones a los judíos fue el lamentable y aún reciente holocausto nazi, donde 6 millones de judíos perecieron en Alemania entre os años 1935 y 1945. Mientras que los judíos de la dispersión sobrevivían durante dos milenios en muchos países, el territorio que dejaron sin gobierno fue ocupado por muchas otras naciones y

pueblos: bizantinos, persas, musulmanes, cristianos europeos, mamelucos, otomanos e ingleses. Durante este período no se ha vuelto a edificar ningún templo judío en Jerusalén. En cambio sí se construyó a famosa Mezquita de la Roca en el siglo VII, que sigue hoy allí. Muchos pueblos han desaparecido de la tierra debido a las invasiones o las mezclas con otros pueblos. Hay cientos de civilizaciones que perecieron. Los judíos tendrían más razón que ningún pueblo para desaparecer, después de cinco siglos de dominación extranjera y dos mil años de vagar por las naciones fuera de su patria. Sin embargo el pueblo de Israel ha permanecido intacto en sus costumbres y creencias, incluso en muchas ocasiones en la pureza de su sangre. ¿No es esto más que un milagro? Pero la cosa no termina aquí. La Biblia también contiene profecías antiquísimas que dicen que el pueblo de Israel algún día se volvería a reunir. Nunca nadie hubiera dicho en el siglo XIX de nuestra era que el pueblo de Israel podría algún día volver a ser una nación con un territorio propio. Sin embargo, en la Biblia estaba profetizado que así sucedería, y así sucedió: En el año 1948 las Naciones Unidas resolvieron desagraviar al pueblo de Israel por el holocausto nazi y reconocieron el estado de Israel, concediendo ayudas a varias comunidades judías de diversos países para que pudiesen volver a sus tierras y vivir allí en libertad. Desde entonces hay tensiones fortísimas entre árabes e israelíes, y muchas han sido las tentativas de destruir el recién nacido Estado. Pese a todas las hostilidades, el Estado de Israel continúa hoy existiendo. Los judíos siguen desde entonces regresando. Cualquier persona que demuestre por su apellido materno que es judío de sangre recibe automáticamente la ciudadanía israelita y el derecho a vivir allí. Extraño pueblo, el pueblo de Israel. Un pueblo que fue dominado por potencias extranjeras durante cinco siglos, que existió durante otros veinte sin territorio nacional, un pueblo que convivió entre otras naciones sin perder su identidad. Un pueblo menospreciado y perseguido, que no tenía ninguna probabilidad humana de sobrevivir. Un pueblo cuya marca diferencial es su religión: la adoración a la única deidad llamada Jehová y la práctica de una costumbre que no se ha perdido: el Sabbat o Sábado. En esta celebración familiar se recuerda la provisión de Dios y su cuidado, se da las gracias y se enciende una luz. El Sabbat se ha celebrado intacto durante siglos en distintas lenguas y países del mundo. Este fenómeno histórico no es mudo: testifica que existe un libro extraordinario cuyas profecías se han cumplido, se siguen cumpliendo y sin duda se cumplirán. Seguramente alguno habrá que atribuya a la casualidad esta coincidencia. Pero el hecho es que no existe ningún otro libro antiguo en el mundo en que se relaten profecías específicas referentes a hechos históricos que luego han sucedido. Querido amigo, la Biblia es un libro fiel y verdadero que nos dice lo que ha sucedido y lo que sucederá. Considera hoy de qué manera tan exacta se ha cumplido esta profecía en los judíos. En las páginas de la Biblia puedes también leer cuál es el propósito que Dios tiene respecto de cada uno de nosotros: que nos arrepintamos de nuestros pecados y que vivamos para El. Tan cierto como que Israel es hoy una nación, es que tú y yo compareceremos ante Dios para dar cuenta de lo que hayamos hecho en esta tierra. Antes que ese día llegue, te ruego que te reconcilies con Dios para que El te de amplia entrada en su reino. De otro modo, nadie te puede garantizar que serás bienvenido en el cielo.

EL ARCO IRIS

Hay de verdad muchas cosas llenas de belleza en la Naturaleza. En esta tarde vamos a hablar de un fenómeno meteorológico que ha asombrado y sobrecogido a los hombres desde tiempos remotos. Es una maravilla, una obra de arte gigantesca llena de colores y de luz que aparece a veces en el cielo lluvioso durante unos minutos…de repente, como para sorprendernos. ¿Ya sabéis de qué se trata? Es el Arco-iris. El Arco-iris es el resultado del fenómeno de refracción y reflexión de la luz sobre las gotas de lluvia. Estos dos fenómenos hacen que la luz desvíe su trayectoria un poco cuando ésta pasa a través de un cuerpo transparente. Esto es lo que sucede con un rayo de luz de sol: primero incide sobre una gota de lluvia y penetra en ella desviándose un poco de su trayectoria original. Luego se refleja en la cara interna opuesta de la gota y vuelve a salir de ella otra vez. Durante estos tres movimientos la luz blanca ha cambiado tres veces de dirección, y en cada uno de ellos se ha descompuesto en siete brillantes colores. Cada color tiene una longitud de onda diferente, por eso cada uno de ellos se refracta en ángulos distintos. Por eso aparecen siempre en el mismo orden: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Digamos que el agua es capaz de descomponer un rayo de luz blanca en los colores que lleva guardados dentro, para que nosotros podamos admirarlos. Podemos comprobar el efecto de la descomposición de la luz usando un prisma, por ejemplo una lágrima de cristal de una lámpara antigua. Si movemos el cristal al sol, veremos que esos siete colores aparecen bailando en las paredes de nuestra casa. Este fenómeno se repite en cada una de las gotas del agua de lluvia. El efecto combinado es un mosaico de pequeños destellos de luz dispersados por muchas gotas de lluvia, distribuido como un arco en el cielo. Para que se produzca un Arco-iris hace falta que las gotas de lluvia sean esféricas e iguales. Las gotas cumplen estas condiciones cuando caen a la tierra a una velocidad uniforme, por lo tanto no hay arco-iris cuando hay viento fuerte o cuando la lluvia es torrencial. Si las gotas son más grandes contemplaremos un arco-iris brillante y de color intenso. Si las gotas son pequeñas, entonces se producen colores pálidos y de tonalidad pastel. Para poder observar un arco-iris nos debemos encontrar con el sol a nuestras espaldas. Un observador estará viendo la luz dispersada por ciertas gotas de agua, y otro observador que se encuentre a su lado estará observando la misma luz, pero dispersada por otras gotas de agua. Aunque parezca raro, cada uno de ellos está en realidad observando su propio arcoiris. A veces aparecen arco-iris dobles. Esto es debido a que la luz del sol está siendo reflejada dos y tres veces por las mismas gotas de lluvia, saliendo de ellas en otros ángulos. Si observamos un arco-iris doble, veremos que el arco superior presenta los colores de modo invertido al inferior. A veces se pueden ver incluso más de dos arcos, unos dentro de otros, que se producen por efectos especiales de interferencias luminosas. Si las condiciones atmosféricas son perfectas se produce un arco-iris circular. Desgraciadamente estas maravillas no se pueden apreciar desde la superficie de la tierra, porque el horizonte limita el campo de visión, de modo que solo veremos la mitad del círculo. No obstante, algunos pilotos de avión los han visto desde el aire.

Estas explicaciones nos aclaran cómo se producen los arco-iris. Lo que no pueden decirnos es el por qué. ¿Por qué se produce la refracción y reflexión de la luz en esos ángulos concretos y no en otros? ¿Por qué cada color tiene esa longitud de onda? ¿Por qué la luz describe un arco en el cielo y no otra figura? ¿Quién ha decidido que esto suceda así? El arco-iris es una obra maestra de diseño, una huella clara de la genialidad del Dios creador. Este fenómeno físico no parece tener ninguna utilidad especial más que la de asombrarnos. Sin embargo, la Biblia dice que el arco-iris es una señal del amor de Dios y de su perdón que nos recuerda que un día Dios hizo pacto solemne con la humanidad. Hace unos cinco mil años Dios anegó el mundo con un enorme diluvio que hizo perecer a toda la humanidad que existía sobre la tierra, porque los hombres se habían vuelto extraordinariamente perversos. Solo se salvaron ocho personas, esto es, Noé, sus tres hijos y las respectivas esposas de los cuatro. Estas ocho personas consiguieron sobrevivir en un barco. Cuando las aguas cesaron de caer y pudieron salir del arca, Dios hizo un pacto con Noé: no volvería a juzgar a la humanidad de aquella forma tan tremenda, y nunca más volvería a enviar un diluvio destructor de tan grande magnitud. Y para que constara el pacto, como una formidable firma del Dios omnipotente y perdonador, puso el arco-iris en el cielo. Por lo tanto el arco-iris es algo más que una luz de colorines. Es una garantía de que Dios aún se interesa por una humanidad que está muy apartada de El. El arco-iris nos recuerda que un día muy atrás en la historia Dios decidió dar una segunda oportunidad a los hombres salvando a Noé y a su familia. Vamos a dejarnos llevar un poco por la imaginación. Si el número siete de la Biblia simboliza la perfección de Dios, quizá los siete colores indican que Dios nos ama y nos puede perdonar de manera perfecta y definitiva. Quizá su brillo y su belleza sugieren la intensidad y la bondad de su amor por nosotros. Quizá lo grande de su tamaño es un pequeño reflejo del inmenso amor que nos tiene y del perdón que hay a disposición de todos los hombres. Quizá el arco que describe indica que Dios nos quiere proteger y cubrir con su gracia y providencia. Quizá el hecho que podamos contemplar cada uno nuestro propio arco-iris nos revela que Dios nos ama a cada uno de manera especial y particular. Cuando vuelvas a contemplar un arco-iris, piensa que Dios te está llamando al arrepentimiento, que El desea perdonar tus pecados y darte también a ti otra oportunidad. Ojalá reconozcas tus pecados y te acerques humildemente a El, en el nombre de Jesús.

DAVID LIVINGSTONE

La Historia nos cuenta hechos de los hombres, y cómo el ser humano influye sobre el ser humano, a gran o pequeña escala, para bien o para mal. También Dios deja su huella en la historia cuando actúa, siempre para bien, a través de ciertos hombres y mujeres. Hoy vamos a hablar de un hombre que se dejó usar por Dios para bien, un hombre que el mundo conoce como uno de los exploradores de África más famosos: David Livingstone. David Livingstone nació en Escocia en el año 1813. Era el segundo entre los cinco hijos de una humilde y piadosa familia. A la edad de diez años comenzó a trabajar bajo duras condiciones en una fábrica de tejidos de algodón, mientras que acudía a la escuela nocturna. Consiguió estudiar las carreras de medicina y teología en Glasgow. A los 20 años tuvo una experiencia personal del amor del Señor Jesús y recibió una vocación especial de predicar el Evangelio a los pueblos del mundo que jamás habían oído hablar del cristianismo. Con 25 años ingresó en la Sociedad de Misioneros de Londres y escuchó hablar por primera vez de la necesidad espiritual de África por el ya experimentado misionero Robert Moffat: “Hay una vasta planicie al norte, donde he visto en las mañanas de sol el humo de millares de aldeas donde ningún misionero ha llegado todavía”. Aquello le impactó profundamente. Dos años más tarde, también el fue destinado a África. En 1841, a la edad de 28 años, llegó desde Ciudad del Cabo, el puerto del sur de África, a Curamá, en la actual Bostwana, donde se reunió con Moffat. Allí comenzó a conocer los idiomas y el modo de vida de los indígenas, abriendo nuevos puntos de misión. Tres años más tarde se casó con la hija mayor de su amigo, Mary Moffat, con quien tuvo 6 hijos. Livingstone vivió 32 años en África, recorriendo aquellas regiones y ejerciendo su actividad misionera y médica. África en aquel entonces era un continente misterioso, y se creía que en su centro había un enorme desierto. Livingstone comprendió la gran necesidad que había de abrir nuevas vías de acceso más adentro de África para que otros también pudieran llevar el mensaje del Evangelio. Deseaba encontrar un río navegable para tal fin, y un puerto más próximo a Europa que Ciudad del Cabo. Persiguiendo estos objetivos fue que se convirtió en un famoso explorador. En sus expediciones cruzó el desierto de Kalahari, y descubrió el lago Ngami y el río Zambeze. Además atravesó el continente africano desde el Océano Atlántico hasta el Océano Índico, descubriendo las cataratas Victoria y también los lagos Nyassa, Tanganika, Moero y Bangüerolo. . Toda su vida tuvo que luchar contra el terrible problema del tráfico de esclavos. Los traficantes saqueaban aldeas enteras y llevaban cautivos a gran número de hombres, mujeres y niños a los que embarcaban a la fuerza y llevaban a América del Norte para venderlos como esclavos. Debido a todo esto, a Livingstone le resultaba doblemente difícil ganarse la confianza de los indígenas, que odiaban a los hombres blancos. Livingstone regresó a Inglaterra en dos ocasiones por breves períodos de tiempo. Necesitaba apoyo financiero, pero sobre todo intentaba despertar el interés occidental sobre la cuestión del tráfico de esclavos. Solo si aquel problema se detenía, es que los africanos abrirían su corazón al Evangelio. Para estos fines publicó algunos libros como “Viajes misioneros”, que fueron grandes éxitos. En el año 1866 Inglaterra dejó de recibir sus cartas y pasaron 5 años sin que se supiese nada de el. El periódico New York Herald organizó una expedición de socorro al mando del periodista Henry Stanley, quien consiguió encontrar a Livingstone en 1871 en las orillas del lago Tanganika. Fue entonces cuando Stanley, sin saber muy bien qué decir,

pronunció la célebre frase: “Doctor Livingstone, supongo”. Aquel famoso encuentro fue en realidad una cosa completamente dirigida por Dios, ya que Livingstone se encontraba terriblemente agotado y sin recursos. Fueron muchas las veces que intentaron convencer a Livingstone para que abandonara África y regresara a la comodidad del mundo civilizado, pero nunca quiso hacerlo. Murió el 1 de Mayo de 1873, a la edad de 60 años, a causa de la malaria y de una hemorragia intestinal. Sus compañeros le encontraron muerto una mañana, arrodillado al lado de su cama. Evidentemente, murió orando. Su cuerpo fue llevado a Inglaterra y sepultado en la Abadía de Westminster, entre los monumentos de los reyes y héroes de la nación. Respecto a la esclavitud contra la cual combatió con todas sus fuerzas dejó escrito: “Desde mi soledad todo lo que puedo decir es: Ojalá la misericordia del cielo caiga sobre cualquier americano, inglés o turco para así eliminar esta lacra del mundo”. Respecto al sacrificio personal de una vida entregada a llevar el Evangelio a los pobres en medio de tantas dificultades, viviendo constantes amenazas por parte de blancos y negros, habiendo enfermado numerosas veces de fiebres malignas, incluso habiendo padecido el ataque de un león y perdido a su esposa dijo: “¿No puede el amor de Cristo constreñir al misionero a que vaya adonde el comercio ilegal lleva al mercader de esclavos?”. Y también: “No es sacrificio…nunca hice un sacrificio. No debemos hablar de sacrificio, si recordamos el gran sacrificio que hizo Aquel que descendió del trono de su Padre, de allá de las alturas, para entregarse por nosotros”. He aquí un hombre que entregó su vida a la causa de predicar el Evangelio a los perdidos. Los africanos que le conocían le llamaban “el hombre bueno”. La mayoría lo único que sabe de Livingstone es que fue un misionero explorador, y así figura en las enciclopedias, pero pocos saben que su motivación auténtica jamás fue la fama o la búsqueda de aventuras, sino predicar el Evangelio. Gracias a Dios, su intervención propició que muchos otros fueran detrás a continuar su obra y que el mundo occidental volviese sus ojos a África y comenzara a promulgar leyes en contra de la esclavitud. Este hombre se dejó usar por Dios y su influencia se deja ver en la Historia. Se cuenta que, entre la multitud que permanecía en las aceras de las calles de Londres el día en que el cortejo que llevaba su cuerpo pasó, había un viejo llorando amargamente. Al preguntársele por qué lloraba, contestó: “Es porque David y yo nacimos en la misma aldea, cursamos el mismo colegio, asistimos a la misma escuela dominical y trabajamos en la misma máquina de hilar, pero el se fue por aquél camino, y yo por este. Ahora es honrado por toda la nación, mientras que yo soy despreciado, desconocido y deshonrado. El único futuro para mí es el entierro del borracho”. ¿Qué harás tú con tu vida? ¿Te dejarás usar por Dios y permitirás que El cambie nuestro mundo a través de ti? ¿O pasarás por esta vida sin pena ni gloria, dejando más bien una estela de muerte y de pecado? Escucha hoy este mensaje: Dios quiere influenciar en nuestro mundo a través de vidas entregadas a El. Tú también puedes ponerte en Sus manos para esto mismo, si acudes hoy a El, arrepentido, en el nombre de Jesús.

LOS TERREMOTOS

Ciertamente vivimos en un mundo ordenado y bello, donde ciertas leyes físicas y químicas guardan todo en equilibrio. Gracias a estas leyes podemos disfrutar de una gran estabilidad del mundo que nos rodea, y por eso que podemos vivir y crecer, sembrar y cosechar, hacer planes para el futuro y disfrutar del presente. Pero el hecho es que el mundo en que vivimos no es perfectamente estable. Hay muchas cosas que pueden perturbar su equilibrio. Cuando estas cosas se producen, suelen ocurrir grandes daños tanto en el mundo inerte como en los seres vivos, recibiendo entonces el nombre de “catástrofes naturales”. Los terremotos son catástrofes naturales y hoy vamos a hablar de ellos. Hoy sabemos que un terremoto es un temblor de tierra causado por la brusca liberación de energía acumulada durante un largo tiempo. El planeta tierra tiene forma de esfera achatada. El núcleo de la tierra, su parte más interna, está compuesta de materiales incandescentes. Después tenemos una gran capa llamada manto, y por último la corteza terrestre o la litosfera, que es menos del 1% de la masa total. Si comparamos la tierra a una naranja, la cáscara de la naranja sería la litosfera. Se podría suponer que la litosfera es compacta y de una sola pieza, pero la realidad es que no es así. La litosfera está dividida en unos doce o catorce fragmentos enormes llamados placas. Cada uno de ellos tiene entre 10 y 70 kilómetros de profundidad y se denominan “placas tectónicas”. Estas placas no están tampoco quietas, sino que se mueven lentamente, a una velocidad entre 5-10 cm por año. Debido a su constante movimiento, en los límites de las placas pueden ocurrir tres cosas: que las placas se muevan una contra la otra, y una de ellas se sumerge debajo de la otra; que las placas se alejen una de la otra; o que se deslicen horizontalmente una al lado de otra. Se ha comprobado que la mayoría de los terremotos y los volcanes ocurren en zonas limítrofes de las placas. En estas zonas se acumula energía de tensión que cuando se libera ocasiona rupturas y terremotos en la superficie. Por lo tanto, es el movimiento de las placas lo que provoca la mayoría de los terremotos. Los terremotos pueden ser de muy baja intensidad, o de gran violencia. En realidad constantemente se están produciendo terremotos en la tierra, pero son imperceptibles. Cada año se producen varios millones de ellos en la tierra, pero de ellos solo unos pocos se notan, y muchos menos llegan a ser destructivos. El temblor de tierra se puede medir con un sismógrafo y valorarse por medio de una escala. La más útil es la Escala Richter. Las zonas de la tierra más afectadas por los terremotos son el llamado cinturón de fuego, y Los Alpides. El cinturón de fuego comprende los márgenes del Océano Pacífico, es decir la costa Oeste de América y la costa Este de Asia, islas del Pacífico y Nueva Zelanda. Los Alpides es la franja que nace en Java y se extiende hacia Sumatra, el Himalaya, Irán, Turquía, el mar mediterráneo y se pierde en el Océano Atlántico. Puede ocurrir que el terremoto se produzca debajo de la superficie del mar. Este temblor de tierra origina una ola gigantesca en alta mar que pueden alcanzar entre los 7 y 30 metros de alto y que empieza a avanzar a gran velocidad. Al llegar a la playa se estrella contra todo lo que encuentra y causa grandes destrozos. Esto se conoce como tsunami.

Muchas veces se producen en zonas costeras un terremoto y unos pocos minutos después, un tsunami. Miles de personas mueren cuando se dan estos terribles fenómenos naturales. No solo se producen de modo inmediato miles de muertos y heridos, y grandes daños materiales, sino que después reina un caos total que trae consigo enfermedades y epidemias, hambre y pillaje. El terremoto más violento de la historia fue el de Valdivia (Chile) en el año 1960, que alcanzó un 9.5 grados de la Escala Richter. Se estima que en él perecieron 5.000 personas, 3.000 resultaron heridas y 2 millones perdieron su hogar. Después del terremoto el mar se recogió por unos minutos, y llegó un tsunami que arrasó con lo poco que quedaba en pie. Además, los ríos cambiaron su curso, nacieron nuevos lagos, montañas se movieron y algunas naves fueron a quedar kilómetros del mar, río arriba. Las consecuencias del sismo llegaron hasta Japón, Hawai, Filipinas y la costa Oeste de los Estados Unidos, a donde llegaron tsunamis que causaron muertes y grandes daños. Mucha gente se pregunta dónde está Dios en esos momentos cuando todo parece que se viene abajo, que el mundo en que vivimos se hunde en el caos, cuando no podemos ya poner nuestras esperanzas en nada más. ¿Por qué permite Dios que todo esto ocurra? ¿Es que Dios nos ha abandonado? El mundo que nos rodea es bello, seguro y completo. Pero todos nos damos cuenta de que muchas cosas hay en el que también son feas, amenazadoras y crueles. Por ejemplo, animales que se devoran entre sí, crueldad, hambre, enfermedad, vejez, miseria… ¿Por qué? ¿Es todo esto voluntad de Dios? La Biblia nos dice que Dios creó el mundo perfecto. Cuando acabó su obra, dice la Biblia que “vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Por lo tanto la muerte, la enfermedad, la crueldad, el hambre y las catástrofes naturales entraron DESPUÉS de aquél primer estado de perfección y felicidad. Sabemos que la muerte entró a causa del pecado de Adán y Eva, la primera pareja de seres humanos de la cual proviene toda la raza humana. Con la muerte entró el envejecimiento, la enfermedad, la corrupción, el pecado. Y también en algún momento la placa terrestre dejó de ser estable y se convirtió en lo que hoy conocemos. Muchos científicos cristianos atribuyen muchos fenómenos terrestres que hoy existen al Diluvio Universal que sucedió en tiempos de Noé, cuando miles de toneladas de agua sumergieron los montes y transformaron la orografía del planeta. También pudo ser que el diluvio provocara que la única placa se partiera y surgieran las diferentes placas que existen hoy en día. Esto es también compatible con la teoría de la tectónica de placas y los continentes a la deriva. Por lo tanto, si esto sucedió así, podemos concluir que los terremotos actuales se deben a un planeta que sufrió las consecuencias del pecado de nuestros ancestros. Sin embargo, esta respuesta puede no satisfacer el dolor y la angustia que surgen en los corazones de aquellos que lo han perdido todo cuando sucede una calamidad tan tremenda como un terremoto. Lo que necesitamos en el momento de la desgracia es un encuentro con el mismo Dios, una experiencia personal que venga curando nuestras heridas, y la ayuda de nuestros semejantes tendiendo una mano en medio de la desgracia. Dios desea revelarse al afligido personalmente, y ayudarlo a través de las manos de los que le rodeamos. Además es muy importante que no culpemos a Dios y nos acordemos que estas catástrofes no son su plan original. Suceden como consecuencia de una humanidad que eligió sus propios caminos antes que obedecerle a El. El hecho es que vivimos en un mundo caído, en una naturaleza que es pálido reflejo de lo que fue en un principio. Como una fea mancha sobre un espejo resplandeciente, como la suciedad sobre un plato de oro, como una joya estropeada y rota, así el pecado ha manchado y deteriorado la perfecta Naturaleza que Dios hizo al principio. Por lo tanto, no culpemos a Dios de estas catástrofes, sino que volvámonos a El en nuestro dolor, pues El curará nuestras heridas y proveerá por todo aquél que se acerque a El arrepentido y confíe en El.

LAS ESTRELLAS

Ahora que nos encontramos a finales de Primavera, solemos disfrutar de noches estrelladas y claras. ¿Alguno de vosotros ha salido a pasear la noche pasada, y ha elevado su mirada al cielo? En la noche habrá contemplado, como muchas otras veces, las legiones de estrellas que nos saludan desde allá arriba. Muchas personas encuentran relajante mirar las estrellas y jugar a ver las figuras que forman. Las estrellas siempre han sido motivo de poesía, de curiosidad, de observación y de asombro. Llenas de simbolismo y significado, parecen tener algún mensaje para nosotros que las contemplamos desde la tierra, como si tuvieran alguna respuesta a nuestras preguntas, como si pudieran hablarnos al corazón. Antiguamente se sabía poco sobre las estrellas. Se calculaba que había unas pocas cientos de ellas, y se bautizaron a los distintos grupos de estrellas, es decir las constelaciones, según lo que parecían dibujar en el cielo: un centauro, un hombre, una balanza, un carro, etc. Hoy en día sabemos algo más gracias a los medios de observación modernos como el telescopio y el espectroscopio. Gracias a estos instrumentos hoy sabemos que el número de estrellas es muchísimo más grande, solo que no las podemos ver con el ojo humano. Las estrellas son enormes globos de gases incandescentes que queman energía constantemente debido a reacciones termonucleares, y gracias a esto despiden luz. El sol es la estrella más próxima a la Tierra y por tanto la más estudiada. Las estrellas se clasifican según su tamaño y su brillo. El tamaño medio varía muchísimo. Se acepta que la mayoría de las estrellas son de un tamaño semejante al sol, pero las hay mucho más pequeñas y también mucho más grandes, alcanzando a veces un tamaño cien veces superior al del sol. El brillo, color y luminosidad de las estrellas dependen de su tamaño, masa y composición. Por ejemplo, hay estrellas supergigantes, gigantes rojas, enanas blancas, supernovas, novas, estrellas de neutrones, pulsares y agujeros negros. El parpadeo de las estrellas no tiene nada que ver con su brillo. Es causado porque la atmósfera terrestre interfiere en la refracción de la luz y hace que nos parezca que tiemblan. El número de estrellas que hay en el Universo es incalculable. Están agrupadas en enormes cúmulos llamados galaxias. Los astrónomos únicamente son capaces de hacer una estimación del número de ellas. Algunos dicen que la Vía Láctea, que es la galaxia donde se encuentra nuestro Sol, contiene más de 100 mil millones de estrellas, y que el Universo tiene miles de millones de galaxias. La distancia a que se encuentran las estrellas es también enorme. Los astrónomos calculan la distancia con el año-luz, siendo un año-luz la distancia que la luz recorre en un año a razón de 300.000 km / seg, o sea, más de 9 billones de kilómetros. Por ejemplo, la estrella más próxima a nosotros se llama Alfa de Centauro y se encuentra a más de 4 añosluz. Las estrellas parecen moverse durante la noche, con excepción de la Estrella Polar. Este movimiento de Este a Oeste es debido a que la tierra va rotando de Oeste a Este. Por otro lado, parece que las estrellas tienen siempre la misma posición relativa, como si estuvieran fijas. Sin embargo, hay pruebas que muestran que las estrellas están viajando a grandes velocidades. El sol por ejemplo viaja, junto con la tierra y los demás planetas del sistema solar, a la increíble velocidad de 19 km / segundo, y se aproxima a la constelación de Hércules.

Muchas estrellas están tan lejos de nosotros que en realidad, donde nosotros vemos con el ojo un solo puntito de luz, hay dos o tres estrellas, por ejemplo la estrella polar. También hay estrellas dobles, una más brillante que la otra. Algol, por ejemplo, una estrella en la constelación de Perseo, tiene una compañera que gira con ella. Algunas veces Algol es muy brillante, y otras mucho menos. Esto es debido a que su compañera está interponiéndose entre ella y la tierra, e impide la llegada de su luz durante algunas horas. Es imposible imaginar cuán grande es el Universo, y cuántas estrellas puede contener. Los telescopios humanos no encuentran su final. De momento, la impresión que tenemos es que el Universo es infinito. Una noche mi hijo de 7 años preguntó: Mamá, ¿por qué hay tantas estrellas? Y yo le contesté: para que podamos saber que Dios existe. El ha reflejado su gloria, su poder y bondad en toda la creación. En las estrellas podemos ver especialmente la grandeza y la generosidad con que hace las cosas. Vemos su grandeza si pensamos en las distancias que no separan de las estrellas y en la vastedad del Universo; vemos su generosidad en el increíble número de ellas que ha hecho. Pero la lección más importante que las estrellas nos dan es que Dios hace las cosas mucho más allá de lo que podemos ver y entender. Efectivamente, nuestros ojos solo pueden apreciar unas pocas cientos de estrellas; pero en realidad hay miles de millones más que no vemos, y sin embargo están ahí. Esto significa que lo que podemos ver de Dios con nuestros ojos físicos es muy limitado, pero en realidad El hace mucho más que no vemos. Sus planes siempre son mayores de lo que nos atrevemos a soñar. Dios se agrada del hombre y la mujer que confía en El, más allá de lo que ven los ojos o entiende la razón. Aunque nosotros no lo podamos entender, Dios tiene preparadas cosas para nuestras vidas que ni nos podemos imaginar. La Biblia dice: “Cosas que el ojo no vio, ni el oído oyó, son las que ha preparado para los que le aman”. ¿No te gustaría saber qué es lo que Dios tiene preparado para ti? Solo si pones tu vida enteramente en sus manos es que El te conducirá al propósito lleno de bondad y de grandeza que tiene para ti.

EL ARCA DE NOE (1ª Parte)

¿Quién no ha oído hablar alguna vez del “Arca de Noé”? En canciones para niños, como motivo de anuncios publicitarios, como nombre de algunos juegos y asociaciones, el Arca de Noé es casi universalmente conocida en nuestro entorno. Pero ¿qué hay de real sobre el Arca? ¿Es solo un mito o es algo más? ¿Existió alguna vez? ¿Qué pruebas hay de su realidad? Hoy vamos a hablar sobre ello. La Biblia narra en los capítulos 6, 7 y 8 del libro del Génesis un extraño relato. Se nos cuenta que, hacia el año 3000 antes de Cristo, la humanidad se había vuelto mala y pecadora, tanto, que Dios decidió acabar con todo ser viviente sobre la faz de la tierra. Pero Noé era un hombre justo al que Dios no quiso destruir. Dios mandó a Noé que construyera un barco gigantesco y que en él se debían de guarecer él y su familia, así como parejas de todos los animales, porque iba a venir una inundación de proporciones catastróficas que cubriría toda la tierra y en la que perecerían animales y hombres. La narración acerca del Diluvio y el Arca entra en detalles muy concretos, como el número exacto de días y de noches que llovió, cuánto tiempo tardó el agua en bajar, cómo debía estar construida el arca y dónde se asentó cuando las aguas disminuyeron. Todos estos detalles han sido motivo de estudio, en un intento de averiguar si el relato es verosímil o fantástico. Por ejemplo, nos podemos plantear las siguientes preguntas: ¿Es posible construir un barco semejante como el que está descrito en Génesis, o es una descripción fantástica? ¿Podría ese barco albergar a todos los animales que dice la Biblia? ¿Sería capaz ese barco de flotar y hacer sobrevivir a sus tripulantes durante un diluvio de esas dimensiones? ¿Existen evidencias reales de que ese barco existió? Varios científicos han investigado sobre estas cuestiones para demostrar si el relato de Génesis es una ficción o si cuenta cosas posibles. Según la Biblia, el arca estaba hecha de madera y tenía 133 metros de largo, 23 metros de ancho y 14 metros de alto, es decir, parecía una enorme caja rectangular. Estaba dividida en tres pisos, tenía cuartos por dentro y tenía una única ventana arriba del todo. Estaba untada con brea por dentro y por fuera para aislarla bien e impedir que el agua entrara dentro de ella. Según los estudios realizados, un barco así sería capaz de flotar, si bien no de navegar. No estaba diseñado para viajar a ningún sitio, puesto que era una caja cuadrada sin timón, remos ni velas, y no tenía una forma puntiaguda de proa como cualquier barco. Su forma achatada y robusta era capaz de hacer que el arca flotara y no se hundiera a pesar de encontrarse en un tremendo temporal. Su forma peculiar, enormemente ancha, la hacía insumergible y le proporcionaba la máxima estabilidad. Por lo tanto, su diseño era apropiado para el fin para el que se construyó: solo para flotar, y no para navegar. ¿Era el Arca lo suficientemente grande como para albergar a las especies conocidas de animales, y también las provisiones necesarias para alimentarlos durante más de un año? Según estos estudios, sí lo era. Se ha calculado que su capacidad equivaldría a la de 522 vagones de ganado de ferrocarril, o 125.280 animales de tamaño promedio de una oveja. En el arca solo iba una pareja de cada animal impuro y siete de cada animal puro, pero no de cada especie y variedad, sino solamente de ciertos tipos primeros de los cuales luego podrían volver a diversificarse todas las subespecies que hoy conocemos. ¿Serían capaces ocho personas de alimentar y cuidar a tantos animales? ¿Habría capacidad en el arca para los alimentos de todos ellos? Se ha considerado la posibilidad de que muchos animales podrían encontrarse en estado de hibernación, cuando están dormitando y comen muy poco. Esto facilitaría las tareas de la familia de Noé para cuidarlos a todos.

Como veis, el relato bíblico no es tan fantástico como muchos piensan, al contrario, es bastante verosímil. Nos queda averiguar si se ha encontrado alguna evidencia física del arca cerca del lugar donde la Biblia dice que quedó posada. Y, de hecho, lo más sorprendente de todo es que allá arriba, el la zona de los montes de Ararat, justamente donde la Biblia lo dice, a unos 4.000 metros sobre el nivel del mar, de hecho se han encontrado trozos de madera, se han hecho fotos de un objeto gigante parecido a una caja, y muchas personas han visto “algo” enormemente parecido al arca descrita en la Biblia. En nuestro próximo programa hablaremos con más detalle sobre las expediciones que se han hecho a la cima de estos montes y lo que se ha descubierto allí. ¿Qué demostraría que el Arca de Noé realmente existió? ¿Llegaríamos a la conclusión de que la Biblia es verdad? Para un científico imparcial todo esto no es prueba suficiente, pero para los que creemos, saber que el Arca está allí arriba nos llena de seguridad y alegría. Sí, la Biblia es fiel y real; Sí, la Biblia dice la verdad y es exacta; Sí, podemos confiar en que lo que nos dice Dios en su libro se cumplirá. Si la Biblia es cierta, entonces el Diluvio ocurrió. Pero además, el relato sobre el Arca no solo es histórico, sino que tiene un significado simbólico. Así como entonces Dios castigó el pecado enviando un Diluvio, así Dios continúa castigando la desobediencia con una vida después de la muerte de angustia y dolor; así como Dios se apiadó de ocho personas y las salvó, así hoy Dios tiene misericordia de aquellos que se arrepienten y le buscan; así como Dios diseñó un Arca en la que pudiesen salvarse esas personas, y que fuese indestructible en medio de la catástrofe, así Dios ha dispuesto la salvación de los hombres en Jesucristo, a través de su sacrificio en la Cruz. Todo el que se subió al Arca fue salvado del Diluvio; y todo el que se entregue a Jesús será salvado de la ira y de la condenación. Amigo que me escuchas, tú también puedes salvarte, pero solo y exclusivamente en Jesús. Sube al Arca del perdón de Dios y escapa por tu vida.

EL ARCA DE NOE (2ª Parte) En el programa pasado hablábamos del Arca de Noé y hacíamos un repaso de las investigaciones que se han hecho acerca de ella. Veíamos cómo varios estudiosos han verificado que la descripción del Arca que se hacen en la Biblia no es ni absurda ni fantástica, sino al contrario, bastante verosímil. Según estas comprobaciones, un barco construido tal cual lo dice la Biblia sería capaz de transportar todos los animales necesarios y su comida, y soportaría un temporal semejante al Diluvio, pues era insumergible, sólido y estable, preparado para flotar, aunque no para navegar. Pero, ¿hay alguna evidencia real de que el Arca existió? ¿Hay algún rastro histórico o científico de ello? De esto vamos a hablar ahora. De hecho, existen evidencias históricas del Arca de Noé. Hay más de 250 leyendas en todo el mundo, provenientes de 60 tradiciones de países y culturas tan distantes como Grecia, la India o los pueblos precolombinos de América. Los relatos del diluvio más cercanos al bíblico son los de Mesopotamia. Hace un siglo, se encontró en las ruinas de Nínive el relato babilónico del diluvio de los tiempos de AR-SU-BA-NI-PAL, en el poema de GIL-GA-MESH del siglo VII a.C. En este poma se cuenta que GIL-GA-MESH, temiendo la muerte, desea conocer el medio de escapar de ella, para lo cual interroga al único ser humano inmortal, UT- NAPIS-TIM, quien le cuenta que los grandes dioses decidieron un día provocar un diluvio, pero el dios EA le salvó a él y a su familia y el dios EN-LIL le hizo inmortal. UT-NA-PIS-TIM construyó un inmenso barco en el que cargó todo lo que tenía, incluyendo "animales del campo, bestias salvajes...". En el arca aguantó siete días de lluvia, tras los cuales envió también una paloma y un cuervo. Finalmente realizó un sacrificio que agradó a los dioses. Aunque con diferencias, con otros nombres, con otros dioses, con otros detalles, todas las leyendas tienen los siguientes factores comunes: que había un barco, que sucedió un diluvio, y que la raza humana sobrevivió al diluvio a través de una persona y su familia. Si la Biblia es cierta, y toda la raza humana desciende de Noé y sus hijos, luego los descendientes llevaron consigo esta extraordinaria historia a donde quiera que fueran, y el relato permaneció en la tradición de esos pueblos con algunos cambios. Pero aparte de estas evidencias históricas y literarias, también hay evidencias reales del Arca. La Biblia es muy explícita sobre su asentamiento: en los montes de Ararat, localizados en Armenia, entre Turquía y Rusia. Estos montes, que alcanzan los 6.000 metros por encima del nivel del mar, están hoy cubiertos con una capa glaciar y con nieblas, lo cual hace muy difícil y peligrosa su escalada y mucho más el descubrimiento de objetos congelados en su interior. Pero tres meses al año se produce derretimiento del hielo, lo suficiente como para hacer posible que algo se deje ver por unos días. El hecho es que ha habido varias personas que dicen haber visto “algo” allá arriba. A principios del siglo XX pilotos rusos y norteamericanos atestiguaron haber visto una “caja gigantesca” de color oscuro emergiendo del glaciar cuando sobrevolaban el lugar. Otros hombres del lugar testificaron haber visto con sus propios ojos un barco en la cima de las montañas. Y en la historia existen escritos que revelan la existencia del arca en los montes de Armenia, y cómo las personas subían allí a obtener algún trozo de madera como reliquia. Muchas expediciones han realizado escaladas al monte Ararat. En 1953 se encontró allí arriba la primera prueba material del arca, un trozo de madera parcialmente petrificada que había sido arrastrada por el glaciar. Posteriormente se han hallado otros trozos de madera. Esta madera se halla en un sitio montañoso donde nunca han existido árboles, es de color oscuro, está tratada por manos humanas y hecha impermeable. En 1977 otra expedición trabajó con equipos de radar, detectores de metal y otros, y verificó que allí arriba hay una estructura de madera que coincide con la descripción del Arca de Noé, quince millas al sur del monte Ararat. Esto no contradice la Biblia, que literalmente dice: “Y reposó el Arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre LOS MONTES

Ararat”. La localización está muy lejos del mar más cercano, y muy por encima del nivel del mar, aproximadamente 5000 metros: un sitio muy extraño para hallar un barco. Esta estructura tiene tres pisos, cuartos y jaulas. En ella se ha encontrado incluso restos de animales, como excrementos petrificados, una cornamenta o pelos de animal. También hay fotos tomadas desde aviones o satélites. Las primeras fueron tomadas en 1959, por un piloto turco. No obstante estos descubrimientos nunca fueron acogidos con atención. Hoy en día están prohibidas las expediciones a la cima del Ararat, pues la zona pertenece a Turquía y existen cerca bases de misiles. El gobierno turco ha reconocido oficialmente que allí se encuentran los restos del Arca de Noé y la zona ha sido declarada parque nacional. El Arca de Noé sigue hoy en día, pese a todas las investigaciones, rodeada de hielo y de misterio. No obstante, el hecho es que allá arriba, en los montes Ararat, hay algo que se parece enormemente al barco descrito en la Biblia, en el lugar que menciona la Biblia. Pero si encontráramos una prueba definitiva del Arca de Noé ¿demostraríamos indiscutiblemente que la Biblia es verdad? Probablemente, no, porque la fe es, precisamente, la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Aunque se demostrara con abundantes materiales científicos que la Biblia es cierta, siempre habrá un margen para las dudas, de manera que los que no quieren creer puedan encontrar una manera de negarlo todo, y los que sí quieran creer puedan apoyar su fe en las evidencias. Lo cierto es que Dios no se manifiesta de un modo tan inequívoco que no tengamos más remedio que creer; El ha elegido que debemos confiar en su existencia a través de la fe, y no de la vista. Los cristianos nos alegramos con estos hallazgos. Pero nuestra fe no se apoya solo en un convencimiento intelectual de la existencia de Dios, sino en una vida que está experimentando diariamente su amor para con cada uno de nosotros. Y tú que me escuchas, tampoco necesitas más para hacer una breve oración a Dios en el nombre de Jesús, arrepentirte de tus pecados y depositar tu confianza en El. Tu propia experiencia con el Espíritu de Dios será la demostración más importante de que El existe y te ama.

EL ORIGEN DE LA VIDA ¿De dónde surgió la vida? ¿Cómo apareció la primera célula? ¿Es posible crear vida en un laboratorio? ¿Es posible la abiogénesis, esto es, que la vida se ha creado espontáneamente a sí misma, como algunos científicos afirman? A continuación vamos a hablar de éstas y muchas otras cosas relacionadas. Algunos científicos (no todos) defienden la teoría de que la vida se ha generado a sí misma por un proceso largísimo de casualidades. Esta teoría explicaría el origen del Universo sin necesidad de la fuerza creadora que nosotros llamamos “Dios”. Dicen que todo procede de una explosión inicial o Big Bang, a partir de la cual la materia producida por este caos original se fue ordenando, por medio de casualidades, en distintos sistemas organizados, dando lugar a las galaxias, los planetas y las estrellas, entre ellos nuestro sistema solar. Después de un tiempo no determinado, pretenden que la primera célula viva se originó en la tierra espontáneamente por casualidad, y que ésta célula fue evolucionando a niveles más complejos hasta los animales que hoy conocemos, incluidos nosotros los hombres. Parecería como que algo relativamente sencillo fuera suficiente para generar espontáneamente la vida. Hasta ahora la abiogénesis se había explicado de la siguiente manera: imaginemos que un avión planea sobre un campo con cientos de sacos llenos de letras de imprenta, de la A a la Z. De pronto deja caer su carga, y las letras se precipitan a la tierra. Por casualidad, después de millones de años, durante los cuales soplan los vientos sobre el campo y hacen que las letras se vayan removiendo de lugar, surge una frase con sentido entre todas esas letras. La comparación es la siguiente: las letras son los elementos químicos del universo, y la frase con sentido sería la primera célula viva. Pero la cosa no es tan sencilla como parece. Una simple célula viva no equivale ni remotamente a una frase con sentido. La complejidad de una célula esta aún por descubrir; cuanto más se investiga, más niveles de complejidad aparecen. Para empezar, la célula necesitaría no 24 letras, sino más de cien, combinadas de modo correcto en muchas palabras. Además, para que la célula funcionara no necesitaría una frase con sentido, sino varios párrafos enteros. Y no podría una sola letra estar equivocada o fuera de lugar, porque de otro modo no funcionaría nada. Y no solo unos párrafos cualesquiera, sino unos párrafos muy precisos y determinados, donde no faltara una sola coma o acento. Además, no solo se trata de que las letras caigan juntas en un orden determinado; haría falta además una máquina de descifrar, un diccionario que descodifique cada palabra y haga que la vida empiece a funcionar. Aunque los párrafos estuvieran juntos, con ello seguirían sin vida. Para que los elementos químicos del ADN funcionen, necesita de las máquinas bioquímicas del ARN que pueden descodificar este mensaje y hacer que empiecen a formarse las proteínas necesarias para la conservación de la vida. Si no, nada funciona. Aún más: no se trata solo del número de ingredientes, del orden, de la precisión y de las máquinas descodificadoras. Se trata de que los párrafos enteros tendrían que haber aparecido todos al mismo tiempo en un mismo lugar, y no uno detrás de otro. Las matemáticas y las leyes de probabilidad por tanto indican con bastante claridad la enorme dificultad de que la vida haya surgido por sí sola a través de casualidades, pensando que todo ocurrió en un plazo de tiempo finito, porque el Universo ciertamente tuvo un origen. Según ciertos cálculos matemáticos, la posibilidad de que solo 100 partes de un organismo se combinen por azar en un solo orden preciso es de 10158 o sea, una probabilidad entre un 10 seguido de 158 ceros. Otro científico dice: “Obtener una célula por azar requeriría por lo menos cien proteínas que funcionen que aparecieran simultáneamente en un lugar. Esto equivale a cien acontecimientos simultáneos, cada uno con una probabilidad

independiente que difícilmente pudiera ser superior a 1 entre 10 20, lo cual da una probabilidad máxima combinada de 1 entre 10 2000”. Explicado de otra manera: ¿os acordáis del cubo de rugby? Es un cubo de seis caras, con nueve piezas en cada cara de seis colores diferentes. El juego, muy difícil de conseguir, consiste en lograr que cada cara sea de un solo color. Pues bien, supongamos que reunimos a 1050 ciegos (es decir, 10 seguido de 50 ceros, una cantidad inimaginable), y le damos a cada uno un cubo de rugby desordenado. Les pedimos que empiecen todos ellos a mover el cubo y que continúen así por miles de años hasta que por la casualidad consigan hacer que las seis caras sean cada una de un color. Además, deben conseguirlo todos al mismo tiempo. Este proceso es semejante al necesario para que una sola célula pudiera empezar a funcionar por sí misma, por puro azar. Los evolucionistas dan al universo una edad de 20 mil millones de años. Pero hay unos cálculos matemáticos que dicen que una sola célula tardaría unos 10 mil millones de años en organizarse a sí misma por medio de una serie de casualidades, y eso suponiendo que cada uno de los cambios sucediera cada segundo (!!). Todo esto quiere decir sencillamente que la evolución de sustancias químicas sin vida a un ser vivo es imposible. La vida no pudo llegar a ser por sí sola. Hasta ahora no ha sido posible hacer en el laboratorio que unos elementos químicos cobren vida. Es cierto que llevamos pocos años experimentando; pero si seres inteligentes como nosotros no lo logran, ¿por qué se pretende que la casualidad sí lo haga, aunque sea en millones de años? La posibilidad de que la vida haya surgido por sí sola es pensable solo en la teoría, nunca en la experiencia. En cambio, es mucho más lógico y práctico creer que hay una fuerza poderosa más allá de la materia y del tiempo, que supera el universo, una fuerza de inteligencia enorme y poder tremendo que lo ha creado todo. ¿Piensas que estás aquí por una casualidad? ¿Que eres fruto de una reacción química entre tu padre y tu madre? ¿Que tu vida no tiene sentido, ya que eres limo del mar evolucionado? De ninguna manera. Si una célula es tan complicada ¿cuánto más lo será un ser vivo tan sencillo como un gusanito? ¿Cuánto más no lo serás tú, que eres una persona con inteligencia, sentimientos, voluntad y conciencia? Querido amigo: tú no eres producto de una casualidad. Tú vives porque Dios así lo ha querido. No pienses que tu vida no tiene ningún valor; Dios te ha diseñado tal como eres, y tiene un propósito muy concreto para tu vida. Descubre qué quiere Dios de ti y tu vida cambiará por completo. Conoce a Dios a través de la única persona divina que le ha conocido antes que nadie: su hijo único Jesucristo. Eleva una oración a Dios con fe y sabrás cuán necesario y querido eres por Dios.

TRADUCTORES DE LA BIBLIA En la Historia ha habido siempre personas preocupadas por comunicar el mensaje de Dios a todos de manera comprensible. El modo más importante de hacer esto es traducir las Escrituras al lenguaje corriente de cada país o región. Esta empresa nunca ha sido fácil, y sí, en muchas ocasiones, arriesgada. De hecho, el éxito de esta tarea a veces se ha visto tan comprometido, que no tenemos más remedio que ver la mano de Dios a lo largo de la Historia ayudando y protegiendo a los Traductores y difusores de la Biblia. Traducir la Biblia siempre ha sido una empresa difícil. El Antiguo Testamento está en hebreo en el original, y el Nuevo Testamento en griego. Ya en la Antigüedad se hicieron muchísimas traducciones de la Biblia, cosa verdaderamente singular en aquellos tiempos, cuando las traducciones no se hacían. Pero los hombres se han dado cuenta muy pronto de la tremenda necesidad de que la Palabra de Dios se propagara a todas las gentes sin distinción de lengua, nación o nivel cultural, en la creencia que todos tienen derecho a conocer las verdades divinas y leerlas en sus lenguas maternas, para que todos puedan comprender a fondo el mensaje de Dios. De hecho, no existe otro libro en el mundo del cual se hayan hecho traducciones a tantos idiomas. La Biblia es, además, el libro más impreso del mundo. Estos simples hechos llaman la atención a cualquiera. ¿Qué tendrá la Biblia entonces que sea tan importante? Traducir una Biblia entera a un idioma es, en primer lugar, un trabajo de muchísimos años, a menudo de varias personas juntas, y requiere amplios conocimientos sobre la gramática de los idiomas en cuestión. No cualquiera es capaz de abordar una empresa semejante, ni todos tienen el interés y motivación suficiente para ello. Además, todas las traducciones de calidad de la Biblia se consideran de enorme valor filológico, histórico y literario. En ocasiones gracias a ella se han inventado alfabetos enteros, se han escrito por primera vez gramáticas y diccionarios que no existían, y un idioma ha sido elevado a calidad literaria, donde antes no la tenía. Muchas veces la Biblia o parte de ella ha sido el primer libro impreso o incluso escrito de una lengua. Por otra parte en muchas ocasiones de la Historia Universal ha estado prohibida la divulgación de las Escrituras y su traducción, por diferentes causas, con lo cual esta tarea pasaba a ser además arriesgada y peligrosa. Veamos ahora algunos ejemplos de traducciones famosas. La traducción del Antiguo Testamento al griego hecha en el siglo III a. C. se llama Septuaginta, y fue usada durante siglos y siglos por muchos judíos y cristianos. Alrededor de esta traducción se elaboró, ya desde antiguo, toda una historia en lo que respecta a la manera casi milagrosa de cómo se produjo. Por ejemplo, Ireneo relata en su obra Contra las herejías que el rey Tolomeo de Egipto mandó llamar a 70 ancianos hebreos, los más competentes, para hacer la traducción, pero que temía que pudieran conspirar para ocultar el verdadero sentido de las Escrituras, por lo que el rey los separó y les mandó a todos que escribieran la misma traducción de todos los libros. Cuando se reunieron ante el rey para comparar las distintas versiones, encontraron que todos decían las mismas palabras y frases de principio a fin, de modo que incluso los paganos que estaban presentes glorificaron a Dios. Jerónimo fue un sacerdote del siglo IV que tradujo la Biblia entera del hebreo y griego al latín vulgar, que era el idioma más usado entonces. Para ello necesitó 22 años en realizarla. Su traducción fue la única que se usó por toda Europa occidental durante nada menos que 16 siglos.

Beda el Venerable fue un monje inglés que vivió en el s. VII d. C. De él se dice que trabajó en la traducción del Evangelio de Juan, del latín al anglosajón, a pesar de una grave enfermedad. La mañana del día de su muerte aún le quedaba un capítulo por traducir. Beda notaba que se acercaba la hora final, por lo que se apresuró a acabar la traducción. "Maestro," dijo el escriba, "queda el último versículo." "Date prisa", dijo Beda. Lo leyó en latín, Beda lo pronunció en anglosajón y el ayudante lo escribió. "Ya está terminado" dijo en tono gozoso, a lo que Beda respondió: "Ciertamente como dices está terminado" y levantando sus manos dijo: "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo" y expiró. Cirilo y Metodio fueron dos hermanos monjes del siglo VIII a los que se encargó la traducción de la Biblia al eslavo. Pero no existía nada escrito en aquel idioma, por lo que Cirilo tuvo que inventarse un alfabeto entero. Este es el alfabeto cirílico, el cual, con algunas modificaciones, es el que se usa hoy en Rusia, Ucrania, Bulgaria, Servia y otras lenguas emparentadas, y en el cual leen hoy más de 200 millones de personas. Guillermo Tyndale tradujo la Biblia al inglés moderno en el siglo XVI. Pero en aquel entonces la iglesia católica había prohibido las traducciones y sobre todo la difusión de la Biblia en toda Europa, por lo que Tyndale tuvo que huir de Inglaterra a Alemania, donde trabajó en lo secreto hasta conseguir hacer una edición. Sus enemigos lo descubrieron, y tuvo que escapar con el manuscrito a otra ciudad, donde continuó la impresión de más ejemplares. Logró llevar los libros de contrabando a Londres, donde al fin pudieron ser distribuidos clandestinamente. Pero finalmente fue detenido, encarcelado, estrangulado y quemado; todo por traducir la Biblia al inglés. Guillermo Carey fue un misionero evangélico que trabajó en la India a principios del siglo XIX. Con ayuda de un impresor y un lingüista tradujo la Biblia entera a nada menos que seis idiomas hindúes, y el Nuevo testamento con otras porciones al increíble número de 23 lenguas, en un período de 30 años. Pandita Ramabai fue una mujer hindú de gran cultura de finales del siglo XIX convertida al cristianismo, que evangelizó en su país haciendo a la vez una gran obra social. A la edad de 50 años emprendió la enorme tarea de traducir la Biblia al MA-RA-THI, para lo cual primero tuvo que aprender griego y hebreo. Trabajó durante 15 años mientras dirigía la misión MUT-KI, fundada por ella misma, que se dedicaba a ayudar y defender a viudas y huérfanos de toda la India. Enfermó y se quedó sorda, pero no cesó en su obra hasta acabar, muriendo diez días después de haber repasado la última prueba. Hay muchísimos más traductores cuyas vidas son un ejemplo de interés por los demás y de adoración a Dios. Trabajaron movidos por la convicción de que todos los seres humanos tienen el derecho de poder oír y leer las Buenas Nuevas de Jesús en su propia lengua. Las labores de traducción, con todo, aún no están terminadas, pues existen todavía varias lenguas en el mundo que no tienen su Biblia. PROEL es una asociación española de lingüística preocupada por seguir traduciendo la Biblia a las lenguas que aún no la tienen. Su página web es: www.proel.org Muchos hombres y mujeres gastaron sus vidas por llevar el Evangelio a otros. En nuestro privilegiado y opulento país tenemos de todo, incluso Biblias en diferentes versiones, formatos, ediciones y colores. Mientras otros pueblos luchan por tener en las casas de todos sus ciudadanos el bendito mensaje, nosotros lo despreciamos. Las riquezas de la Biblia están hoy en día en España al alcance de cualquiera, pero pocos son los que la disfrutan, la leen y la creen. Sin embargo, el único mensaje de salvación es el que contiene la Biblia. Allí únicamente podemos aprender de Dios, solo en ella se encuentra la verdad. Querido amigo que nos escuchas, toma hoy mismo una Biblia y lee con fe en ella, creyendo que lo que dice es actual para ti hoy. Descubre por qué la Biblia es el libro traducido a más lenguas del mundo. Hoy puede ser tu día de salvación.

ESPECTÁCULOS DE COLOR

El mundo que nos rodea es desde luego asombroso, ordenado y complejo, pero además es bello. Una fuente de belleza natural es la manifestación permanente de un sinfín de colores que lucen por todas partes, multiplicándose sin cesar. Los colores hacen que apreciemos mucho mejor las formas, volúmenes y distancias de los objetos, además de proporcionarnos agradables sensaciones: y es que los colores bien combinados nos hacen sentir bien. Pero, ¿de dónde salen los colores? ¿Por qué las cosas y los animales tienen colores? ¿Cuántos colores existen en la Naturaleza? ¿Sirven los colores para algo, o están ahí porque sí? Hoy nos vamos a ocupar de los colores. El color se encuentra en la luz. La luz del sol contiene todos los colores que conocemos, solo que no los vemos a menos que la descompongamos con algún objeto, como por ejemplo un prisma. La luz del sol contiene ondas de distintas frecuencias, unas más largas y otras más cortas, cada una de las cuales contiene un color distinto. Esta descomposición de la luz solar se produce cuando vemos un arco-iris. Los colores del arco-iris se suceden siempre en el mismo orden, empezando por los de onda más corta y acabando por los de onda más larga: amarillo, naranja, rojo, verde, azul, añil y violeta. Por lo tanto, la suma de todos los colores juntos es el blanco y la ausencia de color, o de luz, es el negro. Ahí está la luz blanca, conteniendo todo un tesoro inmenso de ondas luminosas de distintas longitudes, cada una de las cuales esconde un color distinto. La luz, por tanto, tiene dentro los colores. Pero, ¿cómo es que las cosas también tienen colores, si ellas no desprenden luz? Esto es debido a que todos los objetos y animales contienen dentro de sí unas moléculas que llamamos “Pigmentos”. Los cuerpos iluminados, dependiendo de los pigmentos que contengan, absorben parte de las ondas de luz, y reflejan otras. Así que cada cuerpo tiene distintos pigmentos que reflejan distintos colores. Plantas, árboles, peces, piedras, conchas, algas, animales, etc, cada cosa tiene un color, y para cada color hay un pigmento, y cada pigmento tiene una estructura única y específica, es como un diminuto laboratorio que absorbe y refleja luz, cada uno con un diseño diferente. ¿Cuántos colores hay en realidad? Un especialista de fotografía ha podido computar unas 30.000 combinaciones posibles. Pero en general, se estima que pueden existir hasta 20 millones de colores diferentes. Por lo tanto, hay también otras tantas variedades de pigmentos en las partículas y células. ¿Tienen los colores alguna utilidad, o están ahí simplemente porque sí? De momento se han podido hallar ciertas razones de la existencia de tanto colorido. Por ejemplo, muchas plantas dependen de los insectos y otros animales para que lleven sus semillas a otros lugares para la continuación de la especie. Las flores fabrican colores muy llamativos, así como también olores, para atraer a los insectos. Estos llegan a la flor, se alimentan de su néctar, y al mismo tiempo se empapan del polen de la flor. Cuando el insecto se va a otros lugares, lleva consigo ese polen, que siembra lejos de allí y hace que más flores de esa especie puedan nacer. Muchos animales tienen bellos colores que les ofrecen ciertos servicios especiales. Algunas especies pueden camuflarse en su entorno gracias a su color e incluso ocultarse, tanto para esquivar a sus depredadores como para conseguir sus presas. Los camaleones son los más llamativos, porque cambian de color según el lugar donde se encuentren. En otros animales, los colores sirven como medio de comunicación, y en muchos casos, como razón sexual. Hay machos que consiguen atraer a las hembras llamándoles la atención gracias a sus brillantes coloridos. En otras especies los colores sirven para poder escapar de sus

depredadores. Por ejemplo la gacela Thomson, marrón con rayas blancas, puede llegar a deslumbrar a sus perseguidores cuando salta de un lado a otro, y ganar así distancia entre ellos. Y también los colores pueden servir como advertencia de que el animal o la planta es venenoso, y así disuadir a los atacantes. Los peces son los animales más coloridos del mundo y rivalizan con pájaros e insectos en la riqueza y variedad de su coloración. Hay peces de todos los colores del arco-iris, con miles de tonalidades y reflejos diferentes, desde el rojo brillantísimo hasta el negro chocolate, pasando por todas las variedades del azul, verde, rosado, amarillo, con lunares, rayas y manchas, que cambian de tonalidad dependiendo de las luces que les iluminen, o dependiendo de la posición en la que estén nadando. También los pájaros tropicales, las mariposas y los escarabajos exhiben una increíble variedad de vivos colores, repartidos de diferentes formas a lo largo de su cuerpo. Los hombres nos agradamos en los colores. Tanto es así que siempre hemos querido tener más cerca esta belleza natural, en nuestros jardines, huertos, ventanas y casas, y se ha inventado para ello el arte floral y la jardinería para tener con nosotros a las plantas, así como peceras y pajareras para tener con nosotros peces y pájaros de colores. Combinamos colores en nuestras casas de modo agradable y aprendemos el arte de la decoración porque amamos la belleza, la armonía y la sensación de bienestar que nos proporcionan los colores. Hemos visto la utilidad de los colores, así como su variedad. Hoy en día sabemos acerca de las ondas de la luz y los pigmentos de los seres, y aunque esto da una explicación de cómo son las cosas, aún nos podemos preguntar por qué todo eso está ahí, y quién hizo la luz y los pigmentos. ¿Quién o qué decidió que la luz blanca contuviera tantas frecuencias de onda? ¿Quién o qué elaboró los miles de pigmentos diferentes que hay en la Naturaleza? En todo ello podemos ver, si queremos, una inteligencia que ha combinado los colores de modo agradable, así como una mano prodigiosa que ha elaborado tanta variedad de pigmentos. Dios no solo creó el mundo de modo ordenado y complejo, sino que se molestó en hacerlo bello y armonioso. De la misma manera, El tiene un plan bello, armonioso, agradable y perfecto para cada uno de nosotros, como dice en su palabra: “Para que sepáis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Si cada uno de nosotros nos pusiéramos en sus manos para que El desarrollara este plan, este mundo sería tan armonioso y bello como lo era la Naturaleza cuando El la creó, como son los colores que adornan los campos y los cielos.

EPÍLOGO Todo lo escrito puede llevar al lector a descubrir la realidad de la existencia de Dios, pero para ir al cielo no basta con reconocer que Dios existe, sino obedecer, como dice la Biblia, al mandato: “arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados”. Para llegar a esta conclusión es necesario comprender cuatro verdades fundamentales: Primero, que Dios es el creador del Universo y de la raza humana, y que nos ama. Con el amoroso propósito de posibilitar para el hombre la felicidad completa, El le ha dado una ley moral, cuya enunciación perfecta son los Diez Mandamientos. Segundo, que cada uno de nosotros hemos transgredido estos Mandamientos, y por ello somos llamados pecadores. El pecado hace una separación con Dios que el hombre no puede salvar, una deuda con El que no puede pagar y un estado de caída moral del cual no puede salir por sí mismo. Además el pecador solo tiene un destino después de su muerte: el infierno. Tercero, que Dios, deseoso de perdonar y restaurar al hombre, ha dado una solución viniendo al mundo en la persona de Jesús, que vivió en el primer siglo de nuestra era y murió en nuestro lugar para quitar de nosotros el castigo que merecíamos. Cuarto, que la puerta de entrada para acceder a este Camino es el arrepentimiento y la conversión. El arrepentimiento es el dolor por los pecados cometidos, y la conversión una entrega a Dios para comenzar a cumplir con las normas que El ha dispuesto, en una nueva vida en la que conocemos a Dios de verdad. Si el lector llega a conocer a Dios a través de estas páginas, daremos por bien empleado el esfuerzo tanto de hacer el programa de radio como de haber publicado este libro. Que Dios te bendiga. Tu amiga, Luisa H. Hofmann www.palabradesalvacion.org [email protected]

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