I CONGRESO DE URBANISMO Y ORDENACION DEL TERRITORIO CIUDADES IMAGINADAS, CIUDADES RECUPERADAS MTRA EVA LETICIA ORTIZ AVALOS

I CONGRESO DE URBANISMO Y ORDENACION DEL TERRITORIO CIUDADES IMAGINADAS, CIUDADES RECUPERADAS MTRA EVA LETICIA ORTIZ AVALOS CENTRO DE INVESTIGACIONE

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I CONGRESO DE URBANISMO Y ORDENACION DEL TERRITORIO

CIUDADES IMAGINADAS, CIUDADES RECUPERADAS

MTRA EVA LETICIA ORTIZ AVALOS CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS DE POSGRADO UNIVERSIDAD NACIONALA AUTONOMA DE MEXICO

RESUMEN

La ciudad y lo urbano, su práctica y su representación han sido tema de análisis de distintas disciplinas a lo largo del tiempo, planteando invariablemente interrogantes y respuestas sobre el habitar la ciudad. Sin embargo ha sido hasta hace relativamente poco que el tema de los imaginarios se ha colocado en la lente de los estudiosos, particularmente en los especialistas urbanos. Los imaginarios permiten conocer la construcción simbólica de la ciudad, entender sus usos y formas de habitarla; permiten identificar como viven, experimentan, recuerdan o sueñan su espacio los ciudadanos por lo que constituyen productos sociales relacionados con el conocimiento de la realidad cotidiana.

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Así las ciudades imaginadas son de alguna manera ciudades recuperadas por quien las imagina, quien al recordar, al añorar, al re-vivir sus rincones, sus viejas calles y sonidos se atreve a retratarla al lado de sus nuevos centros comerciales, aparadores, vecinos y vecindarios construyendo y reconstruyendo diariamente su ciudad. Pemitiendo paulatinamente convivir a los nuevos personajes y espacios con los viejos fantasmas y territorios en un dialogo permanente……que reconcilia al pasado en el presente, reusando y con ello recuperando su ciudad las más de las veces sin darse cuenta. El tema de los imaginarios urbanos ha impactado los estudios urbanos tradicionales permitiendo incorporar la dimensión subjetiva al estudio de la forma material de la ciudad. Como nunca antes, hoy las ciudades se han convertido en objeto de estudio para las ciencias sociales y el ingrediente cultural ha enriquecido la comprensión de lo urbano generando estudios que revelan a la ciudad más allá de sus elementos físicos, como una dimensión existencial, como expresión de lo social, de lo político, de lo simbólico pero principalmente de lo cultural. Por ello -afirman Fuentes y Rosado (2007)- los resultados de las investigaciones sobre los imaginarios deben ser considerados en la agenda de políticas urbanas.

“Ciudad social y ciudad física encuentran posibilidad y realidad de vida sólo en una unión indisoluble; no tiene sentido hablar de una, sin admitir la otra. Pero si hay que admitir una prioridad entre las dos es evidente que esta debe otorgarse a la ciudad social” Quaroni, 1972.

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La ciudad nunca se muestra de modo simple, inmediato, por el contrario la construimos a través de lo que imaginamos de ella, de lo que leemos, de lo que soñamos, de lo que otros nos han contado. Ciudad siempre distinta para quienes la transitan, visitan, usan o recuerdan. La ciudad entonces se habita de manera distinta y de ese modo se imagina de múltiples formas. Las ciudades se han creado, es cierto, pero también se han imaginado sin poder establecer cual de ellas fue causa y cual consecuencia. La ciudad es imagen, es sonido y aroma en la memoria. La ciudad de alguna manera es visible e invisible a la vez, en ella conviven y se reconcilian los opuestos, los extremos, los desiguales pero en el imaginario se complementan, no se confrontan…cohabitan. La ciudad imaginaria es la ciudad que se añora, es la ciudad que se quiere tener presente desde la distancia. En donde se reconcilia presencia y ausencia, lo real y lo ficticio. Es la ciudad que se crea a través de los libros, de los mitos, de las vivencias. Nos enfrentamos a la evolución acelerada de las ciudades, en lo demográfico, lo económico, en la morfología,

pero sobre todo en

lo cultural. En un periodo

relativamente corto hemos adoptado patrones de comportamiento “estilos de vida” que en ocasiones nos distancian del uso de espacios tradicionales y con ello del reconocimiento de su valor en la época actual.

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La ciudad actual es la ciudad de los viajes, de los desplazamientos, de las repeticiones, de las cantidades, de las escenografías, de las aglomeraciones, de los silencios en medio del caos, de la indiferencia en medio de las multitudes.

Resulta pertinente por lo tanto reflexionar sobre la importancia de estudiar la forma en que es percibida la ciudad, cómo viven la ciudad los ciudadanos, como la sueñan y como hacen convivir el pasado en el presente para apropiarse de ella.

“En el nivel cultural, las sociedades locales, definidas territorialmente, debe preservar sus identidades y construir sobre sus raíces históricas, a pesar de la dependencia económica y funcional del espacio de flujos. La demarcación simbólica de los lugares, la preservación de símbolos de reconocimiento, la expresión de la memoria colectiva en las prácticas actuales de la comunicación, son medios fundamentales a través de los cuales los lugares pueden continuar existiendo” (Castells, 1989).

Estamos obligados a identificar los diversos simbólicos que coexisten en la ciudad mediante la investigación de cómo la gente percibe e imagina las ciudades en que vive. Investigar y revelar no sólo los mapas sino “las formas urbanas que conviven en ellas” (Silva, 2006): las representaciones urbanas paralelas, sus imágenes, valores, patrones de uso y comportamiento, y su relación con la realidad.

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La pérdida en la calidad de espacio público y su uso, aunado a la segmentación de la ciudad y a la casi nula conectividad entre las partes ha impactado en la calidad de vida de los habitantes en los últimos tiempos. Es momento de rescatar o reinventar formas para hacer de nuestras ciudades lugares más humanos y habitables, mas soñados, más apreciados. Ciudades recuperadas gracias al imaginario de quienes las viven.

Considerar a la imaginería urbana como parte importante para valorar y re-valorar el espacio urbano. Descifrar como la gente imagina sus ciudades, cómo la lee, como la vive, cómo las sueña puede ser una herramienta conveniente y efectiva para estudiar el espacio urbano, espacio de dialogo entre lo físico-geográfico, lo social, lo cultural y lo temporal; entre lo real y lo imaginado.

La ciudad, lo urbano

Señalar que el mundo moderno es un mundo urbano en donde se encuentran condiciones físicas, sociales y económicas múltiples no resulta sorprendente. Las ciudades hoy en día se han convertido en símbolos de diversidad. La ciudad actual es el resultado de fuerzas políticas, económicas, tecnológicas y sociales nunca antes imaginadas.

Las ciudades reflejan los conceptos culturales que sus habitantes han derramado en ella colectivamente a lo largo de su historia, y en su constante adaptación y consumo del medio natural inmediato. Son, pues, extensiones antropológicas de la cultura humana y han acompañado al hombre en su viabilidad evolutiva como especie (Morales, 1998).

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Si como afirma Milanesio (2001) a lo largo de la historia las sociedades se procuran a una invención permanente de sus propias realidades pasadas y presentes, a imaginarse a sí mismas de modo colectivo, produciendo un acervo de ideas-imágenes a través de las cuales se dan una identidad, podemos inferir el poder de la imagen pública en términos de pertenencia e identidad.

Según Rapoport (1978), podría argumentarse que los elementos físicos de todas las ciudades son los mismos: las mismas calles, las mismas casas, las mismas plazas, pero que es la naturaleza del significado de los principios que los organizan y relacionan la que difiere, así como la organización del espacio social y son esas diferencias las que debemos atender en los estudios urbanos.

La organización espacial de las ciudades es el resultado de la negociación entre las diferentes limitaciones y posibilidades de operación de una sociedad determinada. Una ciudad es una organización versátil y de múltiples objetivos en donde cada habitante le asigna significados y enlaces para convertirla en una experiencia única.

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Entendida de esta manera, la ciudad no resulta una acumulación de edificios a lo largo de distintas épocas. En la imagen de la ciudad son tan importantes las partes físicas como las sociales, los elementos móviles como las partes fijas; las zonas presentes como las zonas ausentes; las partes edificadas, como las partes vacías.

La ciudad consiste en un conjunto de áreas o zonas territoriales cada una de ellas expresando la identidad social y las preferencias de cada uno de los diferentes grupos sociales (Rapoport, 1978).

Todo ciudadano, sostiene Martínez (2001), tiene lazos con diversas partes de la ciudad y su imagen está saturada de significados puesto que selecciona, organiza y llena de significado lo que ve. Sin embargo debe destacarse, como menciona Aragonés (1998), la existencia de mapas mentales colectivos en donde muchos habitantes tienen la misma imagen de ella o al menos coinciden en gran número de elementos. Es decir, una imagen formada por la suma de percepciones y experiencias del mundo, que al unirse con otras imágenes individuales crean una imagen colectiva de un lugar, una imagen pública.

Así, a la historia de la ciudad, afirma Morales (1998), habría que agregar además del estudio de sus trazas o manchas, organizaciones y edificaciones, el estudio de las ideas y valores que en ellas se expresaron lo que enriquecería sin lugar a dudas la lectura urbana.

La percepción ambiental juega un papel muy importante en la toma de decisión de las personas y es fundamental para enfrentar la vida diaria. La percepción proporciona información básica que influye en las ideas que el individuo se forma del ambiente, así como a sus actitudes hacia él afirma Holahan (1996).

Para Gibson (1966), pionero en el área de la percepción, ésta corresponde a un proceso de enriquecimiento, en que la gente aprende a mirar críticamente, a escuchar de forma selectiva, detectando así mejor los detalles, fijando mejor la atención, al tiempo que organiza los elementos percibidos y actúa respecto a todo ello.

"En la actualidad lo urbano no es sólo una categoría

geográfico-espacial,

sino,

ante

todo, una realidad simbólica, en permanente construcción y expansión, que excede los límites físicos de lo que tradicionalmente se ha considerado ciudad”, por ello, afirma Silva, la teoría de los imaginarios urbanos plantea la necesidad de pasar de una ciudad pensada en el espacio (ligada al territorio y a la arquitectura) a un urbanismo pensado en el tiempo.

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La teoría de los imaginarios urbanos es una teoría de la cultura, su principal objetivo ha sido estudiar las condiciones perceptivas y cognitivas que caracterizan la vida urbana en las sociedades contemporáneas. Intenta afirma Silva “comprender como se configura socialmente la realidad urbana, es decir, que analiza la ciudad que construyen los ciudadanos, no solo su apariencia arquitectónica, su envoltorio físico”. Esta teoría puede evidenciar la forma en que los ciudadanos valoran y respetan su ciudad.

Identificar los puntos significativos en sus mapas, los elementos relevantes, los referentes simbólicos y los físicos. Los elementos reales y los ficticios, las partes móviles y las fijas. Las rutas de los viajes sin propósito y los propósitos de los desplazamientos. Las tramas que se tejen debido a la s experiencias que se sobreponen, y los referentes imaginarios comunes.

En la actualidad lo urbano no solo es una categoría geográfico espacial, sino ante todo, una realidad simbólica en permanente construcción y expansión, que excede los limites físicos de lo que tradicionalmente se ha considerado ciudad”. Así la teoría de los imaginarios urbanos plantea la necesidad de pasar de una ciudad pensada en el espacio a un urbanismo pensado en el tiempo.

Atender a los imaginarios urbanos que se interesan tanto por la "ciudad real", sino por la ciudad imaginada, la que no se define en términos geográficos y administrativos, sino en términos psicológicos y simbólicos.

Reconociendo que en una ciudad hay muchas

ciudades formadas por distintos puntos de vista urbanos y que las ciudades se construyen y reconstruyen gracias a estos imaginarios, que permiten que la ciudad trascienda por años y años pasando de generación en generación.

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Nada más repulsivo que habitar una ciudad sin memoria, habitar una ciudad cuya historia no nos pertenece y que por ello no nos contiene, el reto consiste justamente en hacernos parte de su historia para insertarnos en una trama ancestral y viva, pero que solo existirá si nosotros lo permitimos, si recuperamos su memoria y cohabitamos entre los fantasmas del pasado y los del futuro para hacer de los espacios urbanos lugares llenos de vida, de memoria, especialmente en una época asediada por el espectro del olvido, de lo desechable, de lo efímero.

FUENTES Información documental (histórica y actual) sobre la ciudad Información gráfica de la ciudad (fotografías, postales) histórica y actual Periódicos y revistas a fin de conocer el contexto social Armando Silva, Proyecto Ciudades Imaginadas. Colombia.

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