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EN PSICOTERAPIA
~': IATROGENIA PSICOANALlTICA •• Raúl J. Usandivaras
La psicoterapia, como todos los medios realmente eficaces para curar, puede también, en determinadas situaciones, dañar al paciente. Me voy a referir a la iatrogenia que pueden ocasionar las psicoterapias psicoanalíticas, ya que son las que practico en mi actividad profesional. Entiendo por psicoterapias psicoanalíticas al psicoanálisis, a las psicoterapias inspiradas en él y a la terapia analítica de grupo. No las voy a describir porque las considero suficientemente conocidas. Pero sí voy a destacar un aspecto fundamental de ellas que es la forma en que participa el terapeuta. El escuchar del analista supone poner la totalidad de su persona en la tarea. "Escuchar con el tercer oído", como decía Theodor Reik oo., es usar la intuición, percibir con el nuestro el inconsciente del otro. Para eso el analista debe poner la totalidad de su self al servicio del paciente y sólo así podrá comprenderlo realmente. Es una tarea difícil que requiere una larga formación y en la cual el análisis didáctico ocupa un lugar fundamental. Ya en el 29 Congreso Internacional (Nuremberg, 1910) Freud daba al autoanálisis como requisito indispensable para llegar a ser analista, hasta el punto de afirmar que aquellas personas que no pudieran llevarlo a cabo exitosamente no estaban capacitadas para tratar pacientes con este método; "[ ... ] hemos observado que lo que cada analista logra está limitado por lo que le permiten sus propios complejos y resistencias ?
c- o Q
o o
Este artículo es la versión corregida para su publicación de un relato presentado en el panel "Psicoterapia e iatrogenia" del Primer Congreso sobre Psicoterapias. Universidad de Belgrano, noviembre 1981. Dirección: La Pampa 3817, (1430) Capital Federal, R. Argentina. Reick, Theodor: Listening with the Third E:Jr. choanalyst, Grove Press, Nueva York, 1948.
The Inner
Experiencie
01
él
Psv-
Raúl .J. Usandivaras
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y consecuentemente indicamos que debe comenzar su práctica con un autoanálisis y ampliarlo y profundizarlo constantemente mientras hace sus observaciones en sus pacientes" o. Dos años más tarde, en los "Consejos al médico sobre el tratamiento analítico", ya recomienda explícitamente el análisis didáctico como un medio más eficaz que el autoanálisis para la formación del analista o o. Desde entonces el análisis didáctico se transformó en el requisito indispensable para la formación analítica y, con el correr del tiempo, se fue haciendo más prolongado -de algunos meses llego a varios añosporque cada vez se puso más énfasis en la salud mental del analista. Esto ha hecho que el psicoanálisis tuviera el desarrollo y lograra el prestigio que tiene actualmente. A pesar de los prolongados análisis didácticos y de los reanálisis periódicos que hacen la mayoría de los analistas, hay aspectos neuróticos que persisten en algunos y que pueden deformar su tarea y volverla nociva. Vaya tratar solamente esta causa de iatrogenia, dejando de lado aquéllas más conocidas como son la inadecuada indicación terapéutica o los errores por impericia. Tengo plena consciencia del riesgo que corro de ser tomado por un analista resentido que, por su propio fracaso, busca la paja en el ojo ajeno a través de críticas injustas hacia sus colegas. Por eso quiero dejar bien en claro que lo que me mueve es el deseo de mejorar cada vez más el psicoanálisis como quehacer científico y profesional, disciplina que me ha proporcionado múltiples satisfacciones durante los treinta años que la vengo ejerciendo. En realidad no hablaré de la iatrogenia del psicoanálisis sino de la que causa su uso inadecuado. Ni de los errores que Goma seres humanos todos podemos cometer con algún paciente durante el transcurso de su terapia; difícilmente estos errores pueden transformar la cura en iatrogénica. Es otro tipo de falla lo que quiero mostrar; son actitudes constantes que se manifiestan durante todo el tratamiento y de las cuales el analista no tiene la menor consciencia, pero cuando la tiene la adscribe a determinada corriente psicoanalítica, a la interpretación que él hace de la teoría o simplemente a un estilo personal con el cual está muy satisfecho. Me doy cuenta de lo subjetivo que puede parecer este tipo de valoración porque todos tenemos nuestro propio estilo de trabajo, seguimos determinada corriente y simpatizamos más con ciertos grupos profesionales que con otros. Voy a enfocar este tema desde la perspectiva que me dio el reanálisis de pacientes que lo habían hecho " Freud, e,'
s"
"Future
Prospects
Freud. S" "Recomendations pp,116-117.
01 Psycho-Analysis" to Physicians
(1910),
Practicing
SE
XI
p. 145.
Psycho-Analysis",
SE
XII,
latrogenia
en psicoterapia
antes con otros colegas. tipos
de analistas
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psicoanalítica De este modo
por los efectos
pude configurar
producidos
determinados
en sus pacientes.
No
me vaya referir a personas en particular, sino que tomaré los aspectos generales de ciertas modalidades iatrogénicas. Un primer tipo de analista se caracteriza por presentar una perturbación narcisista del carácter que lo hace depender de sus pacientes como puente de suministros indispensables para alimentar su autoestima. Otro tipo es el que debe mantener una gran distancia interna de sus pacientes por temor a un compromiso afectivo inmanejable. Un tercer tipo es el que no puede mantener una distancia adecuada con sus pacientes y establece relaciones conflictivas de amor o de odio con ellos. Finalmente me vaya referir a una modalidad técnica en psicoterapia de grupo que, si bien responde a una determinada teoría, el seguir manteniéndola en contra de toda evidencia clínica sólo se explica por determinadas características en el terapeuta, semejantes a uno de los tipos ya mencionados. El interés puesto en los últimos años en el estudio de los trastornos narcisistas y "borderline", una vez que se dejó de considerarlos inanalizables, como ocurrió en las primeras épocas, se debe a las grandes dificultades que acarrea su tratamiento. Ahora es posible tratar exitosamente algunos de estos pacientes, ya sea con el análisis clásico como con análisis modificado y también con psicoterapia analítica de grupo. Pero también se conocen cada vez más dificultades, las verdaderas "trampas" que inconscientemente hacen estos pacientes a sus terapeutas. Cuando los rasgos "borderline" y narcisistas no constituyen lo preponderante de una patología sino solamente un aspecto parcial que se confunde con los otros que son sólo neuróticos, pueden pasar inadvertidos y no llegar nunca a ser verdaderamente analizados. Posiblemente esto sea relativamente frecuente en pacientes que han terminado un tratamiento analítico y modificado exitosamente otros aspectos neuróticos mucho más evidentes. Cuando estas personas se dedican a actividades que no sean el psicoanálisis, esos rasgos no modificados pueden no molestarlos ni a ellos ni a los demás e incluso es posible que contribuyan al éxito en ciertas profesiones. En cambio, cuando esto ocurre en un análisis didáctico, el futuro analista puede desarrollar alguna variante del primer tipo de perturbación. Una es la que ha sido llamada "el toque de Midas" ("the Mida's touch"); todo lo que ellos tocan tiene que transformarse en oro: sus analizados "tienen" que ser los mejores, los que se curan más rápido, los que alcanzan mayores logros externos, ya sean económicos, profesionales, artísticos, etc. Viven de los éxitos de sus pacientes, los necesitan para sentirse exitosos ellos mismos. Se vuelven "estrellas" del grupo de personas formado por sus analizados que inevitablemente se conocen y actúan en el mismo ambiente social. Todos hablan de él
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y gran parte de las sesiones están ocupadas con los comentarios de lo que se dijo de él y de sus otros analizados. Para mantener esta situación es necesario el desarrollo de defensas maníacas con las que se niega todo lo que subyace a ese mundo de gente "feliz y exitosa" gracias al privilegio de analizarse con él. Es muy obvio que esto no es análisis, que no hay ninguna modificación real de la personalidad sino sólo seudocuraciones para poder jugar el papel de ser otro producto áureo de ese Midas. Pero tarde o temprano esa ilusión se derrumba cuando la vida los enfrenta con pérdidas o frustraciones que no pueden negar, y es entonces cuando recurren al reanálisis. Otra variante de este tipo de perturbación caracterológica del analista es la del que se considera una "persona sana" dándole a este concepto tan vago la connotación de ser superior, que está por encima del resto de los mortales. A diferencia del anterior, este analista considera a todos sus pacientes como seres que están por debajo de él, y la relación con ellos está teñida de una actitud arrogante y despreciativa. Cuando sus pacientes se lo reprochan, reciben la infaltable interpretación de que le tienen envidia por sus valiosos atributos. Es una situación muy difícil para cualquier paciente, de la que no se puede salir sino muy a la larga, cuando los aspectos sanos comienzan a poner en duda la veracidad de las interpretaciones. La actitud constante de este tipo de analista de mostrar la envidia, la avidez y el odio en sus analizadas, es racionalizada como la importancia de interpretar la transferencia negativa. Esto lleva a la aparición de un círculo vicioso donde se realimenta la supuesta transferencia pueden aparecer los aspectos positivos del vinculo
negativa y nunca terapéutico.
A pesar de la semejanza del trastorno caracterológico en estos dos tipos de analista, sus pacientes difieren radicalmente: unos son los aparentes "triunfadores" y los otros son los "eternos neuróticos", siempre amargados y fracasados. La diferencia radica en que, para el primer tipo, sus analizados son prolongaciones de si mismo, en cambio, para el segundo, son enfermos, seres distintos e inferiores frente a los cuales está reafirmando constantemente su supuesta madurez psicológica. Una tercera variante de este tipo de analista es el "dueño de la verdad" que tiene ideas muy definidas sobre todas las cosas, afirmando terminantemente que los que no las comparten están en el error. El criterio de salud mental que aplica a su tarea como analista abarca sólo a aquellos que tienen su misma visión del mundo y excluye a todos los demás. Infringe totalmente uno de los requisitos fundamentales del psicoanalista, que es la neutralidad ideológica frente a sus pacientes. En su relato del 59 Congreso Internacional de Psicoanálisis que tuvo lugar en Budapest en 1918, poco antes de que terminara la guerra, decía Freud: "Rechazamos enfáticamente el transformar al paciente
latrogenia
en psicoterapia
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psicoanalítica
que se pone en nuestras manos en busca de ayuda, en propiedad privada nuestra, decidir su destino por él, forzar nuestros propios ideales en él y, con el orgullo de un Creador, hacerlo a nuestra propia imagen y semejanza, pensando que esto es bueno [ ... ]; he sido capaz de ayudar a personas con las cuales no he tenido nada en común -ni raza, ni educación, ni posición social, ni una visión general de la vidasin afectar su individualidad [ ... ]; se debe enseñar al paciente a liberarse y lograr su propia naturaleza y no a parecerse a nosotros mismos". En otro párrafo, refiriéndose a la idea de su amigo norteamericano J. J. Putnam de que el psicoanálisis debía ponerse al servicio de una determinada filosofía o "Weltanschauung" y llevar a los pacientes hacia ella, dice que está en completo desacuerdo y agrega: "En mi opinión esto no es más que violencia, aunque esté tapada por propósitos muy elevados" o. A pesar de estas afirmaciones que no dejan lugar a dudas, este tipo de analista las "olvida", de una u otra manera, porque sus rasgos narcisistas le impiden aceptar el trabajo en la sombra, tratando de no ser más que la pantalla donde sus pacientes puedan proyectar sus imagos internas. El analista "dueño de la verdad" adopta la posición de que ya que la neutralidad absoluta es imposible porque el paciente con el tiempo va descubriendo algunos aspectos de la personalidad del analista, es mejor cortar por lo sano y presentarse de entrada con su ideología. Esto se acompaña generalmente con la postura de que el psicoanálisis es una Weltanschauung -a pesar de todo que dijo Freud en contra o O_y que ésa es la única verdadera. Este tipo de analista transforma el tratamiento en un adoctrinamiento ideológico y cuando el paciente no se somete a eso se vuelve una verdadera tortura. Hubo una época en la historia del movimiento psicoanalítico en nuestro país en que todo un grupo de analistas se separó de la institución oficial sosteniendo que no podía haber salud mental sin militancia politica y en la posíción en la que ellos se habían enrolado. Pero, sin llegar a ese extremo, el analista con este tipo de personalidad tiene la necesidad de imponer su verdad al paciente y así, con los que la aceptan y no se van, logra hacer definitiva la dependencia infantil que arrastra todo neurótico. Me voy a referir ahora a otro tipo de trastorno vinculado con la distancia emocional que el analista debe guardar con sus pacientes. La regla de abstinencia establece que el analista debe abstenerse de satisfacer los deseos de sus pacientes: o , o
Freud, S., "Unes 01 Advance in Psycho-Analytic Therapy" (1919) S.E., pp, 164-165. Freud, S., "New Introductory Lecture on Psycho-Analysis" (1933 [1932]) S.E., XXII, pp. 158-182. Es aquí donde se refirió más extensamente tema de que el psicoanálisis no es una Weltanschauung, pero lo repitió en distintas ocaslones a lo largo de su obra.
,,1
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"El tratamiento debe ser llevado en un estado de abstinencia; no me refiero solamente a la abstinencia corporal pero tampoco a la privación de todo cuanto sea deseado, pues esto quizá no pueda ser tolerado por ninguna persona enferma. En cambio, quiero postular como principio fundamental que se deben dejar persistir en el paciente sus necesidades y deseos, para que ellos actúen como fuerzas que lo empujen a trabajar y hacer cambios y que debemos evitar apaciguarlos con sustitutos." " Aunque no haya acuerdo entre todos los analistas en el grado y la extensión que se le debe dar a la regla de abstinencia, lo hay en cuanto a la necesidad de aplicarla a la relación con el paciente. Se complementa con el consejo de Freud de tomar como modelo al cirujano "que deja de lado todos sus sentimientos y aun su compasión humana y concentra las fuerzas mentales en la única tarea de realizar la operación lo mejor posible". Esta "frialdad emocional" es indispensable para que el analista pueda realizar su tarea en las mejores condiciones para ambos ya que, agrega Freud, " ... ofrece al médico la protección deseada de su propia vida emocional y al paciente la mayor cantidad de ayuda que podemos darle hoy en día." e e Pero esta frialdad emocional no debe impedir que el analista escuche a su paciente con la totalidad de su self, dejando resonar en su interior todas las emociones y sentimíentos que le produzca el material. La contratransferencia, con todo el desarrollo que tuvo después de Freud, se ha transformado en un instrumento indispensable para analizar. Suele ser difícil para el candidato a analista lograr la distancia óptima entre el excesivo alejamiento y la cercanía exagerada del paciente, pero para eso realiza el largo aprendizaje a través de su análisis didáctico y de las supervisiones. Aun así queda, a veces, en personas de carácter obsesivo sobre un fondo marcadamente esquizoide, un excesivo bloqueo emocional que les hace ser analistas exclusivamente racionales que no pueden participar emocionalmente en el vínculo transferencial. Pueden hacer brillantes
interpretaciones,
pero no logran
captar
consciente del paciente. No es fácil descubrir troles porque muchas veces está oculta detrás intelectual. Este tipo de analista logía o o e
de sus pacientes Freud,
S., "Observations
no puede
detectar
los aspectos
que no son registrados on Iransference
Freud, S, "Recommendations S.E. XII, p. 115.
lo
leve"
physicians
intuitivamente
de la pato-
en el material
(1915 [1914]) practising
el in-
esta falla en los conde una gran brillantez
verbal
S.E. XII, pp. 164-165.
Psycho-Analysis"
(1912),
latrogenia
pelcoeneiitice
en psicoterapia
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explícito sino en la contratransferencia. De esta manera quedan modificación desde rasgos caracterológicos y psicopáticos hasta cleos psicóticos.
sin nú-
La iatrogenia en estos casos tampoco es demasiado evidente pero consiste en dar por curadas, a través del análisis, a personas que conservan intacto el conflicto neurótico básico. El otro extremo, como es la falta de distancia con el paciente, es en cambio ruidosamente percibido, ya que produce perturbaciones muy ostensibles. Freud, en el magistral trabajo sobre el amor de transferencia que publicó en 1915, realizó un análisis exhaustivo de las dificultades que le plantea al médico la transferencia erótica de sus pacientes. Es uno de los pocos lugares de su obra donde se refiere a la contratransferencia y es evidente que los razonamientos que hace tienen la finalidad de mostrarle al analista cómo los sentimientos que despiertan en él las manifestaciones de amor de su paciente no son más que la contraparte de una transferencia erótica que está al servicio de la resistencia y cuya finalidad es interrumpir la labor. Advierte claramente sobre los efectos nocivos que tendría para la paciente que el analista cayera en la trampa de su reacción contratransferencial y satisficiera sus requerimientos amorosos. Pero también muestra cómo ni la interrupción del análisis y el cambio a otro analista, ni la continuación del tratamiento con la represión forzada de esos sentimientos, son buenas soluciones, ya que dejan el conflicto de fondo sin modificar. La diferencia técnica entre la época en que Freud escribió este artículo y la actualidad radica exclusivamente en la utilización de la contratransferencia: en lugar de frenarla el analista la utiliza para comprender mejor los matices de la transferencia. Cuando el analista no puede conservar la distancia emocional necesaria pierde la capacidad de manejar su contratransferencia y, en lugar de utilizarla para comprender, la actúa. Esto siempre significa el triunfo de la resistencia y el fin del análisis. La paciente que ha logrado satisfacer su deseo infantil de seducir al padre en la persona del analista queda con un profundo sentimiento de culpa y con el temor de repetir la situación en otro análisis. Al transformarse en realidad sus fantasías edípicas parece confirmarse la omnipotencia de su pensamiento y la posibilidad de que se cumpla cualquier otro deseo. Cuando labor lisis
la paciente
se hace mucho a buen
tratarse analista
término.
retoma el análisis más difícil, Pero,
es factible
muchas
veces,
lograr
aunque
la
que lleve su aná-
no vuelve
nunca
más a
porque la experiencia deja el convencimiento de que ning,ún podrá curarla pues es irremediablemente "mala".
No sólo la transferencia génica
con otro analista,
del analista
erótica
sino también
puede inducir
el sentimiento
a la actuación contrario.
iatro-
He oído
a
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pacientes quejarse amargamente de actitudes francamente hostiles de sus analistas anteriores y, a pesar de toda la desconfianza que esas acusaciones me producían, llegué finalmente a la conclusión de que eran ciertas y que sólo se podían explicar como actuaciones contratransferenciales de sentimientos negativos. Pero para que la pérdida de distancia, cualquiera que sea la manera en que se exprese, forme parte de un tipo de analista iatrogénico es necesario que las actuaciones contratransferenciales no hayan sido consideradas por ellos como fallas graves sino, por el contrario, justificadas y explicadas corno variantes técnicas o como responsabilidad total del paciente. En el primer caso son analistas que cuestionan la regla de abstinencia y que, por lo general, terminan haciendo sus propias "escuelas" donde el encuadre analitico básico es reemplazado por la convivencia "sin trabas reaccionarias" entre terapeuta y paciente. En el otro caso, el analista utiliza el sofisma de sostener que ha descubierto que el grado de enfermedad del paciente es tan grande que lo vuelve inanalizable, como lo prueban las reacciones contratransferenciales inmanejables que le ha producido. En este tipo de analista lo que ha quedado sin modificar durante su formación son sus rasgos psicopáticos que son incompatibles con los principios
básicos
de la práctica
del psicoanálisis.
Pasaré ahora a referirme a otro tipo de perturbación de la función terapéutica que tiene la particularidad de aparecer en la terapia grupal y de corresponder
a una determinada
técnica
que fue muy valorada
en
su tiempo. Cuando comencé a trabajar con grupos terapéuticos en Buenos Aires, treinta años atrás, lo hice siguiendo lo que en aquel entonces se llamó la "escuela inglesa", representada por Bion, Sutherland y Ezriel; al igual que mis otros colegas, seguí utilizando esta técnica durante varios años. De manera muy sucinta se la puede definir como la que considera al grupo como una unidad, y sólo admite la interpretación a la totalidad. No existía para nosotros talo cual paciente sino que era una parte de un grupo y asi interpretábamos. Referirse a algún
integrante
como
individuo
dentro
del grupo
era considerado
un error de técnica. En la medida en que fui adquiriendo experiencia comencé a cambiar mi técnica y, aunque seguía pensando que el grupo constituía una totalidad,
me di cuenta
de que cada individuo
también
seguía siendo
una persona y que mis interpretaciones eran mucho más operantes cuando se dirigían a determinado paciente y no a una "parte" del grupo.
Este cambio
no sólo fue en cuanto
a la manera
de formular
las interpretaciones sino que también implicó una actitud distinta frente al grupo y, del "observador científico" que comentaba los fenómenos
latrogenia
en psicoterapia
703
psicoanalítíca
percibidos, pasé a ser el terapeuta que se valía del fenómeno grupal para ayudar a curarse a sus pacientes. Mi evolución no fue demasiado distinta de la de muchos de mis colegas de la misma época y cuando leí el excelente artículo de David Malan o sobre su evaluación de la terapia de grupo como se hizo durante mucho tiempo en la Tavistock Clinic de Londres, advertí cuáles hubieran sido los resultados si hubiésemos seguido trabajando como al comienzo. La técníca usada por los terapeutas de grupo de la Tavistock era la más pura versión de la que nosotros utilizábamos en un principio: sólo intervenían para hacer ínterpretaciones al grupo como totalidad y mantenían una actitud distante en grado extremo. Malan hizo un largo seguimiento de todos los pacientes y encontró que los únicos que habían tenido mejoras eran los que habían recibido tratamiento individual además del grupal. Pero, todos los pacientes habían quedado con un profundo sentimiento de frustración con el tratamiento y de resentimiento hacia la clínica. Malan hace una crítica muy acertada a estos terapeutas por haber mantenido una actitud tan distante y piensa que fue no sólo por motivos teóricos sino también por temor a que una participación mayor y más cercana con los pacientes produjera la ruptura del grupo o dificultades transferenciales insuperables. Cuando hace unos años publiqué un artículo sobre "Errores frecuentes en psicoterapia de grupo" "", donde entre otros temas me refería al adoptar esta actitud, me sorprendió el interés que provocó, y entre los muchos comentarios que recibí estaban los de gente en formación que descubría una manera distinta de trabajar con grupos. A raíz de esto caí en la cuenta de que todavía se seguía haciendo y enseñando esa técnica que para mí es francamente iatrogénica. La he incluido aquí porque pienso, como Malan, que seguir usando hoy en día esta técnica responde a dificultades de personalidad del terapeuta parecidas a las del analista individual que mantiene una distancia emocional demasiado grande. En la terapia de grupo esto es más evidenciable que en el psicoanálisis porque el funcionamiento del grupo lo delata. Cuando un grupo terapéutico permanece en la asunción básica de dependencia o la de pelea-fuga, que deberían ser estados fugaces, es porque el terapeuta, con una actitud prescindente y pasiva, los mantiene en una regresión estéril. Esto es detectado en las supervisiones y puede corregirse a tiempo evitando la iatrogenia, siempre que el terapeuta pueda cambiar su actitud. Lo realmente lamentable es cuando los supervisores también trabajan de esa manera y Q
"c
Malan. D. H. et al., "Group Psychotherapy. Gen. Psychiatry, Vol. 33, 1303-1315, 1976.
A lonq-terrn
follow
up study",
Usandivaras, R. J., "Errores frecuentes en psicoterapia de grupo", quiátrica y Psicológica de América Latina, 1979, 25, p. 15.
Acta
Arch. Psi-
704
Raúl J. Usandivaras
entonces Tavistock. Con la terapia terapeuta. del tema; ejemplos diado, a
la iatrogenia
se hace efectiva
y estable,
como ocurrió
en la
esto finaliza mi rápida revisión de los efectos iatrogénicos de psicoanalítica que depende de fallas en la personalidad del No he pretendido hacer un estudio profundo ni exhaustivo sólo presentar, a partir de mi experiencia personal, algunos a manera de introducción a un campo delicado y poco estupesar de la importancia que tiene.
Antes de terminar, querría señalar que solamente una disciplina que ha alcanzado una madurez en su evolución científica como la lograda por el psicoanálisis puede permitirse la revisión crítica de sus fundamento" 1c(:;:::os y técnicos que implica estudiar sus efectos iatrogénicos. En esto el ejemplo lo dio el mismo Freud con su constante actitud de hombre de ciencia para quien el valor supremo es la verdad y que considera válidas las conclusiones a las que llega sólo mientras nuevos hechos no las refuten. Otro aspecto de la personalidad de Freud que aparece reflejado en toda su obra es la del humanista, entendiendo por esto su respeto por la dignidad humana y la defensa de la libertad del hombre para elegir su destino. Estos valores constituyen la base del psicoanálisis y de todas las técnicas psicoterapéuticas inspiradas en él. En un momento histórico donde, entre los tantos peligros que asechan a la humanidad, ocupa un lugar destacado la manipulación y el control de la conducta a través de técnicas psicológicas, el psicoanálisis constituye una defensa de los valores esenciales del hombre. Las nuevas generaciones de psicoterapeutas, ante la gran variedad de técnicas y enfoques que se les ofrece, eligen muchas veces aquellas que parecen más rápidas y efectivas sin reparar en que así pueden ser cómplices involuntaríos del desarrollo de medios que llevarán a la deshumanización y a la esclavitud del hombre.
Resumen El pueden de
lado
errores
psicoanálisis producir
la iatrogenia de impericia
psicoanalista. tratados génicos.
las
y
efectos
Sobre
producida
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una
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recogida una
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del
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iatrocarác-
constantemente
Una variante
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él
y
en reanálisis
varios
en
Se deja
en la personalidad
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de la transferencia.
inspiradas
otro tratamiento.
de sus pacientes.
que por considerarse
a sus pacientes
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presentan
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con los "éxitos"
debida
el autor distingue
que
y
inadecuada
sólo aquella
la base de la experiencia
ter está el que presenta su autoestima
individuales
al igual que cualquier
por
para estudiar
antes por otros Dentro
psicoterapias
iatrogénicos
hacia
definitivaél e inter-
latrogenia
en psicoterapia El "dueño
trina
a sus
concepción
también
consciente
por
un trastorno
narcisista
o inconscientemente
para
del
carácter,
llevarlos
hacia
adoc-
su propia
del mundo.
Otro
tipo
adecuada ticas
de la verdad",
pacientes
705
psicoanalitica
de trastorno
no permite
que
con su paciente;
un extremo
lleva
o agresivas
renciales
y el otro
a una
el analista
guarde
a actuaciones
incapacidad
para
la distancia
emocional
contratransferenciales
percibir
eró-
las situaciones
transfe-
no verbalizadas.
En terapia
analítica
de grupo
exagerada
rigidez
manejable
con el grupo.
Todas
del
estas
terapeuta
actitudes
se
puede
por
transforman
psicoanálisis,
que
sigue
siendo
psicoterapias
que
respeten
confundir
temor
a caer
cierta
el tratamiento
-alirma
el autor-
la libertad
actitud
técnica
en un compromiso en algo la b.se
del hombre
para
con
una
emocional
in-
opuesto
al verdadero
fundamental
elegir
de todas
las
su destino.
Surnmary IATROGENICITY Psychoanalysis rapies
and
may cause
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with
author
distinguishes
cissistlc
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effects
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and centers
his experience
psychoanalytically
iatrogenic
iatrogenic
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of
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as a superior
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and
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traits.
treated
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psychothe-
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Among
The author
to
professional
On the
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"cured",
to
those
constantly
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attributes
him and interprets
who,
to his patients nothing
basis
colleagues, with
is made of the type with the "touch
"external"
01 this type
PSYCHOTHERAPY
and
medical
previously
iatrogenic
mention
YTlC
individual
any other
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types
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like
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disturbance,
on
oriented
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One variation
IN PSYCHOANAL
of the
a nar-
of Midas",
leed
his
regarding
constant
self-
himsell
and inevi-
but the negative
aspects
01
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type
01 narcissistic
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tional
type
distance:
out,
while
character
and unconsciously, 01 disturbance one extreme
the other
leads
disturbance,
to instill
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results
the "owner
his patienls
the analyst
in erotic
to inability
into
Irom
keeping
or aggressive
to perceive
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his own outlook the
adequate
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non-verbalized
tries, 01 lile. ernoacting
transference
pheno-
mena. In the setting taken too
for
emotionally AII
these
which, that
01 group
exaggerated involved altitudes
in the author's
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analytic
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the
a certain
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part
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into
the
altitude
analyst
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to
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the group.
turn
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therapy on
treatment
is still
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psychotherapies
his own destiny. Résumé
IATROGENIE La psychanalyse inspirées effels
ne
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EN PSYCHOTHERAPIE
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rapies
qui considerent
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I"analyste
l'un de ses extrémes el l'autre,
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non verbalisées. peut
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esen!ielle
le seul moyen
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catéchise sa
ou aggressives,
contróiée
et
Une
un etre
du transtert,
ne permet
patient;
transférentielles
une sévérité
a
son
érotiques
des situalions
lechnique
selon
son oest¡n.
type
contretransférentielles
la perception
En thérapie certaine
un autre émotionnelle
cons-
patients.
considérer
du monde, tenir
traités
d'analystes
il y en a celui
ses
narcissique,
leur
types
de réapprovisionner
pour
les aspec!s
déja
patients
narcissique
externes
de qui,
aux
que
dans
de
quelques
besoin
"succés"
altache
patients
entre
une perturbation
les
il nínterprete
celui ses
en réanalyses
et donc
de personnalité
définitivement
envers
fait
á confondre
du thérapeute
une ayant
le groupe,
véritable
psychanalyse
de toutes
apte qu'a
les
J'homme
que,
psychothépour choisir