ILUSTRACIÓN Y REFORMISMO EN LA OBRA DE ANTONIO JOSÉ NAVARRO, CURA DE VÉLEZ RUBIO Y ABAD DE BAZA ( )

ILUSTRACIÓN Y REFORMISMO EN LA OBRA DE ANTONIO JOSÉ NAVARRO, CURA DE VÉLEZ RUBIO Y ABAD DE BAZA (1739-1797) ILUSTRACIÓN Y REFORMISMO EN LA OBRA DE

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19 OFICINA ESPAÑOLA DE PATENTES Y MARCAS 11 Número de publicación: 2 228 240 21 Número de solicitud: 200300225 51 Int. Cl. : B29C 45/14 7 ESPAÑ

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ILUSTRACIÓN Y REFORMISMO EN LA OBRA DE ANTONIO JOSÉ NAVARRO, CURA DE VÉLEZ RUBIO Y ABAD DE BAZA

(1739-1797)

ILUSTRACIÓN Y REFORMISMO EN LA OBRA DE ANTONIO JOSÉ NAVARRO, CURA DE VÉLEZ RUBIO Y ABAD DE BAZA

(1739-1797) Antonio Guillén Gómez

REVISTA VELEZANA Ayuntamiento de Vélez Rubio INSTITUTO DE ESTUDIOS ALMERIENSES Diputación Provincial de Almería 1997

RECONOCIMIENTO DE LOS EDITORES Al autor, Antonio Guillén Gómez, quien ha respondido, paciente y eficazmente, a todos nuestros requerimientos para la edición del libro. A Juan Guirao García, Director del Archivo Histórico Municipal de Lorca, por la valiosa contribución de dos textos clave para entender la obra de A.J. Navarro. A Manuel Muñoz Clarés, del Archivo Histórico Municipal de Lorca, y a Andrés Martí­ nez Rodríguez, del Museo Arqueológico de Lorca, por su esti­mable espíritu de colaboración, desinteresada y altruista. Finalmente, a todas aquellas personas y/o instituciones que, gene­rosa­mente, nos aportaron una útil documentación gráfi­ca, o de cuyas publicaciones nos hemos servido, entre otras, para mejorar el libro que tienes entre las manos: María Luisa Andrés Uroz, del Archivo Muni­cipal de Vera; Anto­nio Gar­cía de Paredes Muñoz, cronista local de Baza; Pelayo Alcaina Fer­nández, historia­dor de María; Alberto M. Bañón Gon­zález, fotógrafo de Alicante; Ju­lián Mar­tí­nez García, ar­queólogo de Almería; José Luis Ruz Márquez, histo­ riador de Almería; Cristina Segura Graiño, his­toriadora de Madrid; J. Bautista Martín y J. Muñoz Bravo, investi­gadores de Murcia; Pilar Beceiro, de Madrid; Bi­blioteca del Ateneo de Madrid; Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Madrid; Bi­blioteca Nacional, Madrid; Museo de Ciencias Naturales, Ma­drid; Museo Municipal de Madrid; Bi­blio­teca Pública Muni­cipal de Baza; Archivo Parroquial de Vélez Ru­bio; Biblioteca de la Diputa­ción Provincial de Almería; Parroquia de Lubrín; Fondo Cul­tu­ral Espín Rael de la Caja de Ahorros del Medite­rráneo, Lorca.

FICHA TÉCNICA © Editan: Revista Velezana (Ayuntamiento de Vélez Rubio) Instituto de Estudios Almerienses (Diputación Provincial de Almería). © Textos: Antonio Guillén Gómez © Ilustración de portada: viñeta perteneciente a la obra de Gerónimo de Uztá­riz, Theó­ri­ca y Prác­tica de Comercio y de Marina, una repre­senta­ción gráfica de la pasión por el Campo y por la Naturaleza, cualida­des presumi­bles en todo hombre de la Ilustración. Composición: Servicios Técnicos del Instituto de Estudios Almerienses. Maquetación: Manuel Gálvez Martínez Fecha: Diciembre, 1997. Tirada: 750 ejemplares. ISBN: 84-8108-144-2 DL: Al-291-1997

RESEÑA BIOGRÁFICA DEL AUTOR DEL LIBRO Antonio Guillén Gómez nació en Orce (Granada). Estudió Ciencias Eco­nó­micas en la Universidad de Madrid. Durante esta etapa académica ini­ció sus colaboraciones en algunos periódicos y revisas -Ideal, de Granada, o Castillos de España, de Madrid- , así como en otras publi­caciones de índole universitaria, obteniendo sus primeros triunfos literarios: finalista del Diario Regional, de Valladolid (1963, «El Agujero»); primer premio del Distrito Univer­ sitario de Madrid (1964, «La Noche»); primer premio de la revista Tobera (Escuela Supe­rio­r de Ingenieros Aeronáuticos de Madrid, 1964, «Madrugada y Niebla»); se­gun­do premio de Radio Popular de Madrid (1974, «Vuelve Germanie»); fina­lista del Dis­trito Universitario de Salamanca (1965, «Viaje al oscuro silen­cio»); Teatro Cervantes, de Buenos Aires (1979, «Música de América y España»), etc. Abandonó pronto la escritura de ficción, para dedicarse totalmente a la investigación histórica, centrando sus estudios en el Reino de Granada. En este campo obtiene el primer premio del concurso de in­vestigación convocado por la Asociación Española de Amigos de los Castillos, en 1977, por su trabajo «Orto y ocaso de una zona fortifi­cada: la Hoya de Baza, en el extremo nordoriental del Antiguo Reino de Granada». Es autor, así mismo, de numero­sas monografías históri­cas, con el Sureste como objeto de reflexión y estudio; algunas de las cuales han visto la luz en Alcazaba, publicación pe­riódica de su tierra, Orce, entre 1985 y 1994. Por lo que respeta a Almería, está pendiente la publicación de la obra: «Aproximación al Trienio Liberal en Almería. La Milicia Nacio­nal (1820-23)». En los últimos años, viene siendo colaborador habi­tual de Revista Veleza­na (Vélez Rubio), donde ha publicado interesan­tes trabajos: «Vélez Rubio y la crisis del Antiguo Régimen. La gran conjuración de 1817» (1994); «Expediciones científicas e Ilustración en los últimos años del Antiguo Régimen. El viaje de Simón de Rojas Clemente al Reino de Granada: la Comarca de los Vélez, 1805» (1996).

MI AGRADECIMIENTO MÁS SINCERO Al personal de los Archivos Históricos del Museo Naval, del Jardín Botánico, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, de la Real So­ciedad Económica Matritense (la gran Pilar Mur), de Simancas y, sobre todo, de la Real Academia de la Historia y del Archivo Históri­co Nacional (Juan, Jesús, Felipe, etc, ya jubilados), quienes, du­rante más de 25 años, soportaron las insaciables demandas de un pesado in­ves­tigador. A D. Juan Guirao García, responsable del Archivo Histórico Municipal de Lorca, que puso a mi disposición dos obras capitales de A.J. Nava­rro: Cartas o Paseos y Compendio de la Historia de los Animales. A la Revista Velezana y al Instituto de Estudios Almerienses, por su noble y desinteresada decisión de acometer la publicación de este texto. Y, muy especialmente, a José Domingo Lentisco Puche, miembro de dicho Instituto, sin cuya ayuda y sugerencias hubiera sido impo­sible la realización de este proyecto editorial, en honor a Navarro, en el segundo centenario de su muerte. Antonio Guillén Gómez Madrid, Octubre, 1997

Él lo había dicho: «Solo hablo de la pequeña parte del Reyno de Granada comprehendida entre una línea que desde Almería suba alo más alto de Sierra Nevada, baxe desde allí por el rio Fardes, y por la Sierra de Huescar caiga a Lorca, y entre en el Mar por Cope junto a Aguilas». A estas tierras que investigó y amó.

Índice I.

FORJA Y MOLDEO DE UN TALANTE ILUSTRADO (1739-1766).................................................................

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II. LA VOCACIÓN REFORMISTA DE UN TEÓLOGO DE PROVINCIAS (1766-1777)................................................................ II.1. Vélez Rubio............................................................................................. II.2. La Sociedad Económica de Vera y los amiantos de Lubrín.................. II.3. Historiador y anticuario.........................................................................

31 31 56 68

III. FUENTES, VIAJES, ESTORBOS, MADUREZ. PASIÓN NATURALISTA EN EJER­CICIO......................................... III.1. Las fuentes y su huella........................................................................... III.2. El difícil acceso a la madurez: Ergotistas versus Ilustración................ III.3. Diez años de correspondencia epistolar con Pedro Franco Dávi­la: aportaciones al Real Gabinete de Historia Natural.............................. III.4. D. Antonio Robles Vives y otras influencias de mérito.......................

79 79 98 103 122

IV. DE LAS DOCTRINAS A LA PRÁCTICA: BASES PARA LA CREACIÓN DE UNA SOCIEDAD ECONÓMICA BAZA (1779-1785)............................................................................ IV.1. Agricultura.............................................................................................. IV.2. Industria y comercio............................................................................... IV.3. Educación y enseñanza. Final................................................................

131 148 151 157

V. LA ENCRUCIJADA DE LA EMPRESA REFORMISTA (1786-1790) V.1. Una voz que clama en el Sureste........................................................... V.2. La Real Comisión de Caminos de Levante........................................... V.3. El Rey ha muerto....................................................................................

163 163 173 184

VI. LA ILUSTRACIÓN COMO AVENTURA: VIAJES Y APUNTES CIENTÍFICOS.................................................. VI.1. Las «Cartas» o «Paseos» de 1789 y su entorno..................................... VI.2. De Baza a la Tetica de Bacares. La «Oficina de los Cyclopes» o el volcán que nunca existió................ VI.3. Dos ejemplares realizaciones dieciochescas: los pantanos de Lorca y el Molino del Consejero................................ VI.4. Acicate para el desarrollo de una economía deprimida: Coloniza­ción y puesta a punto del antiguo Puerto de las Águilas...... VI.5. Final de trayecto y balance, antes de retirarse a los cuarteles de invierno........................................

189 189 196 204 215 224

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VII.

ABAD Y ACADÉMICO (1790-1797)................................................. VII.1. Tiempo de freno y mordaza........................................................ VII.2. Navarro, el hombre....................................................................... VII.3. El legado del Abad Navarro..........................................................

227 227 235 242

APÉNDICES I. Expediente de Antonio José Navarro como socio correspondiente de la Real Academia de la Historia.............................................................

249

II. Carta de Bonifacio José Fernández Navarro, sobrino carnal del Abad de Baza, en la que da noticias de los ilustrados de dicha ciudad y de Vélez Rubio, al naturalista Rojas Clemente.......................................

251

III. Relación de producciones remitidas por Navarro al Real Gabinete de Historia Natural. Diciembre de 1784....................................................

253

IV. Lista o índice de las producciones, «particularmente del Reino Mineral», descubiertas o registradas por A. J. Navarro a lo largo de los viajes efectuados hasta el año de 1789............................................

256



V. Intento de aproximación a la obra de Navarro..........................................

263



Cuadro cronológico (1739-1797).....................................................................

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SIGLAS Y ABREVIATURAS UTILIZADAS EN EL TEXTO A.G.S. = Archivo General de Simancas. A.H.N. = Archivo Histórico Nacional. A.J.B.M. = Archivo del Jardín Botánico de Madrid. B.N. = Biblioteca Nacional. B.R.A.H. = Boletín de la Real Academia de la Historia. B.A.E. = Biblioteca de Autores Españoles. (C-1) (C-2) ...(C-12) = Carta 1, Carta 2... Carta 12, de la obra Cartas o Paseos de 1789, cuyo original se conserva en el Archivo Municipal de Lorca (Murcia). G.M. o GAZETA M = Gazeta de Madrid. I.C.E. = Información Comercial Española. M.N. = Archivo del Museo Naval de Madrid. M.N.C.N. = Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales. R.A.H. = Archivo de la Real Academia de la Historia. Ms. = Manuscrito. CONS. = Sección de Consejos del A.H.N. Lº. o Leg. = Legajo. Fº. o Fol. = Folio. P. o Pag. = Página.

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FORJA Y MOLDEO DE UN TALANTE ILUSTRADO (1739-1766)

«Llenó, en fin, en una edad no larga, el tiempo de muchas edades»...

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ntonio José Navarro y López nace en Lubrín, pequeña villa perteneciente al Partido y Diócesis de Almería, ubicada en el extremo oriental de la Sierra de Filabres1. Se vislumbra en España, a la sazón -año de 1739-, el despertar de un espíritu reformista, que pugna por arrumbar los estrechos corsés del Barroco, imponiendo en su lugar unas relaciones socio-económicas de nuevo cuño. Un nuevo estilo de vida. Es lo que comúnmente se conoce por «Período de la Ilustración». En cualquier caso, tal vez no pueda hablarse, todavía, de reformismo en un sentido pleno; para ello, habrá que esperar la llegada del Reinado de Carlos III, punto de cristalización del absolutismo ilustrado español. Poco sabemos de sus antecedentes familiares y de sus años mozos, aparte de

1.

Contradiciendo a Palanques Ayén, que lo supondría natural de Vélez Rubio, el sabio naturalista Simón de Rojas Clemente, gran admirador de la obra del Abad de Baza, dejaría constancia, en 1805, de que «Navarro había nacido en Lubrín» (SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE: Historia Natural del Reino de Granada, manuscrito inédito conservado en el Archivo del Jardín Botánico de Madrid. Vid. Legajo I, 54,2: «Lubrín» y «Vélez Rubio»). Por otra parte, el cronista de Baza, LUIS MAGAÑA VISBAL (Baza Histórica, tomo II, Baza, 1978, pp. 387-390), que dejó esbozada una superficial y anodina reseña biográfica de Navarro, fija también, categóricamente, la fecha y el lugar exacto de su nacimiento: Lubrín, 18 de octubre de 1739. Hijo de Antonio Navarro y de Josefa López, recibe el bautismo el 23 de octubre inmediato, imponiéndosele los nombres de Antonio José Raimundo. El citado PALANQUES AYÉN (Historia de la Villa de Vélez Rubio, Vélez Rubio, 1909, pp. 389-392) añade algunos datos más a la escasez general.

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los cortísimos datos aportados por Magaña Visbal y por el P. Juan José Martínez. Este último, en la oportuna «oración fúnebre», pronunciada en Vélez Rubio, un mes después de la muerte del, entonces, Abad de Baza2. Tanto más, cuando este último, el propio Navarro, apenas deja caer en sus escritos alguna que otra pequeña referencia familiar. Lo que tampoco quiere decir que él tratara de ocultar sus humildes orígenes. Antes al contrario, muchas veces se enorgullecerá de ellos: sobre todo, en las numerosas cartas confidenciales que, a lo largo de su vida, dirigirá a sus amigos y correligionarios científicos: «La estrechez demi casa -expresaría en cierta ocasión- no me proporcionó ni libros, ni comunicaciones, qe. me abriesen camino para mi instruccion»3. «Era yo niño, y pobre», insistirá, en el mismo lugar, refiriéndose a sus orígenes lubrileños. Y más tarde, mediada ya su vida y ocupando una situación social de cierta relevancia, no tendría el menor prejuicio, para redundar sobre el mismo particular: «Mi Canongía es mui corta -dirá-, mi familia pobre y larga»...4. En cuanto a su pueblo de Lubrín, cabe decir que siempre ocupará un lugar predilecto en la agradecida memoria de Navarro. Sobre todo, a la hora de acometer sus proyectos de desarrollo económico o de poner en práctica sus cavilaciones en pro del utilitarismo y de la felicidad social. Con gran satisfacción, desde luego, contemplaba el lento avance de esta pequeña población, a lo largo del siglo XVIII. Un avance que él dejaría plasmado en sus escritos, con cierta delectación: «Lubrin tenía setenta vecinos (en 1699), no llegaba a quatrocientas almas; oi cuentan mas de

2. Oracion Funebre del Doctor Dn. Antonio Josef Navarro y López, Abad de la Sta. Yglesia de Baza, que en las Solemnes Exequias celebradas el dia 28 de Junio de este año de 1797 en la Yglesia del Convento de s. Franco, de esta Villa de Velez Rubio, con asistencia de numeroso y lucido Concurso: Dixo: El Rdo. P. Fr. Juan Josef Martínez Tercero, Colegial de la Ynmaculada Concepcion, Ex Lector de Filosofia, y Predicador primero del Referido Convento (A.J.B.M. Ms. I,10,2,1). Desde ahora, lo citaremos como Oración Fúnebre, a secas. El manuscrito consta de 9 folios en 4o. 3. M.N.C.N. Ms. No 326. Carta de A.J. Navarro a D. Pedro Franco Dávila. Vélez Rubio, 28 de Agosto de 1776. 4. M.N.C.N. Ms. No 845. Carta de A.J. Navarro a Franco Dávila. Baza, 12 de Marzo de 1785. 5. ANTONIO JOSÉ NAVARRO: Cartas o Paseos de 1789 (C-12).

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Lubrín, villa perteneciente al Marqués del Carpio (igual que su comarcana Sorbas), tenía 70 vecinos en 1699 (Vecindario del Obispado de Almería. B.N. Ms. 7.294. Este «Vecindario» parece extraído de la Almería Ilustrada de Orbaneja). Pocos años después, en el Vecindario General de España, elaborado entre los años 1718 y 1725 (B.N. Ms. 2274), la villa de Lubrín aparece con 115 vecinos y adscrita al Partido de Baza, lo que sin duda

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quatrocientos y en 1768 tenía 1700 alms.; hoi (1789) llegara a dos mil» 5. Pese a este crecimiento de población, el lubrileño consideraba que su patria chica era una tierra escasamente explotada. Que su economía podía aspirar a más altas cotas de progreso: «Lubrín por exemplo -escribiría en 1789- se reduce a sembrar trigo, zebada, y zenteno, y tiene algun azeite. Ai recuestos y Lomas qe. producen poco: barrancos y otros sitios proporcionados para viñas, si estas se multiplicaran tendrían frutos, cuyo consumo es seguro por no aver vino en los pueblos inmediatos. Avrá ocho o diez años -es decir, hacia 1778- que socorridos algunos Vecinos por Exmo. Sor. Duque de Alba plantaron Viñas, y ya se han cogido cinco mil arrobas de vino en el año de 87. Esto los ha alertado, y continuando en este plantío, y en el de Olivos podrán hallar subsistencia en un terreno que juzgaban ya incapaz de aumentarlo» 6. Este mismo ímpetu transformador le llevará a estudiar a fondo las posibilidades mineralógicas de su pueblo natal, volcándose muy especialmente en los yacimientos de amianto, allí descubiertos, y en la compulsiva divulgación de sus excelencias: «deseo que mi Patria salga de la obscuridad, y alguna vez se escriva con letra de Molde», exclamaría, a este respecto, en 17767. A todo ello nos referiremos, con especial detenimiento, en otro apartado de estos apuntes. Ahora, tornemos de nuevo a los oscuros comienzos de un niño pobre, en un casi desconocido lugar del Sureste. Un niño que, ávido de saberes y con la imaginación repleta de interrogaciones, hace de la contemplación su único juguete. El mismo nos lo cuenta: «pero desde mui niño -escribirá en una de sus cartas- me entretenía la naturaleza. Jamás caminé sin observar. Los varios lechos de tierra, que vía (sic) en los terreros de los Montes cortados, las conchas petrificadas, los huevos delos insectos, que hallaba en las bolsas, qe. se formaban en los Alamos, y otros Arboles me entretenían mas qe. las chimeras, que aborrecía en la Phisica: pero que no quería dexar, porqe. no savia que avia otra cosa»8. Este vivo recuerdo de sus primeros años en Lubrín le acompañaría siempre. «Era yo niño y pobre -recordaría en otra ocasión-; y me entretenia con las costras que forma el agua de algunas fuentes, con la variedad

es un error burocrático. Este último «Vecindario», además, y según su contemporáneo, GERÓNIMO DE UZTÁRIZ (Theórica y Práctica de Comercio... Madrid, 1742, p. 36), al haberse confeccionado con fines recaudatorios, aminora intencionadamente la población real del momento. Por tanto, no es fiable al cien por cien. 6. ANTONIO JOSÉ NAVARRO: Cartas o Paseos (C-4). 7. M.N.C.N. Ms. No 317 - Carta de A. J. Navarro a Franco Dávila. Vélez Rubio 10-8-776. 8. Carta de A.J. Navarro a Franco Dávila. Vélez Rubio, 28 de agosto de 1776. 9. Ibidem. 15

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Arriba, partida de bautismo de A.J. Navarro (23-X-1739). Libro de Bautismos del Archivo Parroquial de Lubrín. (Gentileza del párroco de la loca­lidad). Abajo, vista de Lubrín, hacia 1753, inserta en el Catastro del Marqués de la Ensenada. (Reproducido del libro de J.L. Ruz: Almería y sus pue­blos a mediados del s. XVIII).

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de piedras, empajaba reptiles, que asustaban a quantos se acercaban ami Mesa, y se me pasaban muchas horas contemplando el mecanismo de la Tela dela Araña, y de la fosa del Hormiga León»9. Con estos antecedentes, comienzan, pues, a delimitarse los perfiles filo-ilustrados del joven Navarro. Noticia confirmada, a su vez, por el P. Martínez Tercero, gracias al cual sabremos que el que habría de convertirse, más adelante, en uno de los más activos agentes de la Ilustración, dentro del Reino de Granada, «luego que raiaron las primeras luces de su entendimiento, salió de Lubrin, su patria, pequeña poblacion de esta Diocesis -Almería-, para emprender su carrera literaria»10. De este modo, nuestro hombre pasa a cursar, con brillante aprovechamiento, estudios de Artes y Sagradas Escrituras en la cercana ciudad de Murcia. Probablemente, en el Colegio de San Fulgencio, centro en el que pocos años antes también había recibido sus primeros estudios D. José Moñino, futuro Conde de Floridablanca11. Un futuro gran Ministro de Estado que, al parecer, tanta importancia habría de tener, andando el tiempo, en la vida y en la promoción del inquieto Navarro12.

10. Oración Fúnebre, fol. 3. 11. CAYETANO ALCÁZAR MOLINA: Los Hombres del Despotismo Ilustrado en España. El Conde de Floridablanca. Instituto de Est. Histor. de la Universidad de Murcia. 1934. p. 20. 12. Floridablanca, nacido en 1728, es 11 años mayor que Navarro, por lo que difícilmente pudieron ser condiscípulos. Esto no obstante, sus contemporáneos y el propio Palanques Ayén (op. cit. pag. 391) han dejado constancia de la amistad que, al parecer, mantuvieron ambos personajes. En cualquier caso, parece excesivo hablar de «amistad», cuando, en realidad, sólo se vieron personalmente en muy contadas ocasiones. Y desde luego, siempre a través del caballero lorquino, don Antonio Robles Vives, gran amigo de Navarro y cuñado de Floridablanca (vid. ALCÁZAR MOLINA op. cit. pp. 13-15). De la amistad entre Navarro y Robles Vives hablaremos más adelante; pero, volviendo a los Moñino, cabe aventurar que el estudiante lubrileño se hiciera amigo, en Murcia, de Fulgencio Moñino, hermano de Floridablanca y nacido en 1740, el cual, al igual que aquél, sería presbítero y, más tarde, Racionero de la Catedral de Murcia (ALCÁZAR MOLINA, op. cit.). 13. Será el gran obispo Rubín de Celis, apoyado por Floridablanca, el que, en el año de 1774, emprenda una verdadera reforma de los estudios del Seminario de San Fulgencio. En 1777, nada más pisar Floridablanca la Secretaría de Estado, mediante las correspondientes y sucesivas reales cédulas, conseguirá para el Colegio murciano el carácter universitario, al tiempo que se logra imprimir a los estudios fulgentinos un aire académico avanzado, ungido de un cierto barniz regalista e incluso jansenista (ALCÁZAR MOLINA, op. cit. pp. 108-116). Por este motivo, algunos de sus profesores y alumnos serían objeto de persecución inquisitorial, en la década de los noventa (A.H.N. INQUISICIÓN, Leg. 3722 y 3735). 14. «Murcia y Alcalá fueron testigos de la estimación que hacía de ella -de la Sabiduría- y de los rápidos progresos que hizo para obtenerla. Bien pronto se le vio brillar y distin17

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Dos vistas antiguas de la ciudad de Murcia, en tiempo pasado. Arriba, una panorámica a mediados del s. XVIII. Abajo, un noble testigo de la Ilustración murciana, el Paseo del Malecón a finales del s. XIX.

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Durante la primera mitad del siglo XVIII, Murcia carece aún de Universidad13. Esto quiere decir que, finalizados los estudios secundarios, sus colegiales se ven obligados a proseguir sus posibles carreras universitarias en los centros relativamente cercanos de Granada o de Orihuela. Y, no pocas veces, a desplazarse hasta las universidades mayores de Salamanca o de Alcalá. A esta última, precisamente, pasará el joven Antonio José Navarro14. Y lo que en Murcia no pudo ser, sino un tímido contacto con las luces, en Alcalá se convertiría en trato frecuente. Pues, como años más tarde señalaría Jovellanos -otro Alcalaíno-, esta ciudad «parecía fundada en obsequio de las ciencias, poblada solamente de escolares y la mejor residencia de un joven que entraba en la carrera de las letras»15. Finalmente, y por razones que ignoramos, Navarro acaba retornando a la Universidad de Orihuela, centro en el que, el 24 de Noviembre de 1761, a los veintidós años de su edad, obtiene brillantemente, «con general aprovacion y aplauso», los títulos de Licenciado, Doctor y Maestro en Sagrada Teología16. La «Regia y Pontificia Universidad Literaria de Orihuela» es, por entonces, una institución menor, muy alejada del rango intelectual que ostentaban Salamanca o Alcalá, consideradas la quintaesencia del saber, como universidades mayores. Pero en todas ellas, mayores y menores, sin distinción, asienta sus reales un sistema de estudios anacrónico, farragoso e inútil. En la de Orihuela, el control académico está en manos de las fuerzas eclesiásticas locales -Dominicos y Canónigos- que defienden con uñas y dientes un escolasticismo ultraconservador. Al menos, así

guirse entre los demás concurrentes a aquellos venerables Santuarios de las Ciencias, ya quando recivía lecciones en sus aulas como discípulo, ya quando defendía y presidía en sus academias en calidad de Maestro» (Oración Fúnebre, Fol. 3v.). 15. GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS: Elogio Fúnebre del Señor Marqués de los Llanos de Alguazas. B.A.E. Tomo XLVI, p. 284. También en Alcalá debió Navarro proseguir sus paseos de observación, fiel a su empedernida vocación naturalista: «pero aunque diga Buffon, que no se pueden instruir para cazar -se refiere a los gatos-, yo he visto en Heras, lugar de la Duquesa del Infantado, en donde tiene un Soto, y esta prohibido usar Hurón en aquellas cercanías, que el Barquero, que allí ay, para el paso del Río Enares usaba de un Gato, como de Hurón, que le cazaba todos los días bastantes pares de conejos»(A.J. NAVARRO: Compendio de la Historia de los Animales, p. 339). 16. «Desde este instante dio bien a entender que la borla no era para él un honor bano, que huviese devido a la proteccion y a la intriga, sino un justo premio de los grandes adelantamientos que havia hecho en la reina de todas las Ciencias» (Oración Fúnebre, Fol. 3v). 17. MARTÍNEZ GÓMIZ, MARIANO: Financiación y Rentas de una Universidad Menor:

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habría de ser, hasta que irrumpan los planes reformistas para la Universidad, defendidos y divulgados por un grupo de conspicuos ilustrados, de la talla intelectual de Roda, Olavide, Campomanes y tantos otros, ya en el reinado de Carlos III17. Por consiguiente, y como en todas partes, los estudios de Orihuela permanecen estancados. Ahora y allí, a la vera del Segura, campean a sus anchas un «Bartolismo» anacrónico, (sistema italiano de jurisprudencia, introducido en el siglo XIII), y el «Peripato», (sistema filosófico aristotélico o escolástico). Atendiendo, pues, a estas premisas, ¿cómo se explica que de los viejos estudios generales de Orihuela salieran, en poco tiempo, tan sólidos valores intelectuales, «a lo moderno», como los representados por Sempere y Guarinos, Antonio José Navarro o el propio Conde de Floridablanca?. La respuesta nos la proporciona el citado Sempere, que padeció en su propia carne estos desaforados momentos: «Los colegiales -aclara- estudian en la Universidad, en donde las ciencias están en el mayor abandono. Si sobresale alguno, no es tanto por la enseñanza que se les da, como por su particular talento, y estudio privado y la feliz casualidad de haber encontrado algunos buenos libros»18. Este procedimiento de forja y aprendizaje, a contracorriente, parece haber sido el adoptado por muchos futuros ilustrados. El conocido José Cadalso, entre otros, lo confirmará sin rodeos, hacia 177019. Y en el caso específico de Antonio José Navarro se puede afirmar, igualmente, que tampoco anduvo muy lejos de estas clandestinidades. Él mismo nos lo confiesa, osadamente, amparándose en el sigilo de una epístola privada: «aunque yo he vivido siempre en la obscuridad -escribe en 1776, al amigo Franco Dá-

Orihuela, Siglos XVII y XVIII. (En Mayáns y la Ilustración. Simposio Internacional en el Bicentenario de la muerte de Gregorio Mayáns y Síscar. Oliva-Valencia, 1981, Tomo II, pp. 429-466). 18. JUAN SEMPERE Y GUARINOS: Informe sobre Educación en el Distrito de Granada. 1796. (R.A.H. Leg. 9/5210, fol. 32v). Sempere volverá muchas veces sobre este mismo asunto: «También yo pensaba así hasta que algunas dichosas casualidades pusieron en mis manos otros libros y su lectura, la reflexión y el trato con otros sabios más filósofos que mis primeros catedráticos me enseñaron a discurrir con más libertad que la acostumbrada entonces en esta península». (Historia del Derecho Español. Madrid, Imprenta Nacional, 1828). 19. «Aquellos que siguiendo por carrera o por razon de estado el método común, se instruyen plenamente a sus solas de las verdaderas ciencias positivas, estudian a Newton en su cuarto, y explican a Aristóteles en su cátedra, de los cuales hay muchos en España». (JOSÉ CADALSO: Cartas Marruecas. Madrid, Clásicos Castellanos, T. CXII. 1950, p. 192, Carta 78). 20. M.N.C.N. Ms. No 326.

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vila-, y no me asiste dro. alguno, para ser extraído de ella, no he perdido los de Patriota; e intereso enlas glorias dela Nación. Educado en las frivolidades del Ergoteo, armado con las qualidades ocultas, y formas Peripatéticas, he sido un Dn. Quijote dela Philosophía»20. Es decir, un francotirador, un autodidacta. Según lo cual, «He leido quanto ha venido a mis manos, pero sin orden; sin maestro he aprendido la Lengua Franzesa, Ytaliana, algo dela Inglesa, algo de dibujo, me trabajo Cámaras Obscuras, globos, y otras cosas según mi fantasía; sin tener quien me corrija, porqe. vivo en un pais barbaro, sin crítica, sin gusto», etc.21. Más adelante, cuando llegue el momento de reconocer los avances científicos conseguidos durante el reinado de Carlos III, Navarro no se morderá la lengua y despotricará, sin ambages, del inmediato pasado: «Protegidas las Ciencias exactas -escribe en 1789-, se ha abandonado aquella dialéctica frívola, aquella física inútil, aquellos estigmas con nombre de filosofía, que hacían tercos a los entendimientos, y mantienen eternas disputas sobre nadas. Allí se ha erigido a la Naturaleza un templo»...22. Esta cualidad de Navarro, un tanto críptica y cimarrona, le sería pronto descubierta por sus contemporáneos, e incluso recogida de aquéllos por el propio Simón de Rojas Clemente, quien, al visitar en 1805 el pueblo de Lubrín, sería informado del «Famoso Abad Navarro, hijo de este humilde pueblo (...) que se formó a sí mismo sin más auxilio que su gran genio, uno de los primeros naturalistas españoles»23. Ni que decir tiene, esta búsqueda de las luces, este soterrado «aggiornamento» -la erección del templo a la Naturaleza que preconiza Navarro- hay que realizarlo a espaldas de la Inquisición, cuya vigilancia, reforzada conscientemente por estos años, impide que las nuevas ideas aparezcan en la superficie, aunque no puede evitar, de ningún modo, que las mismas circulen a hurtadillas, que sean degustadas en la sombra por unos cuantos privilegiados24. Uno de estos degustadores, desde

21. M.N.C.N. Ms. No 326. 22. ANTONIO JOSÉ NAVARRO: Oración Fúnebre del Señor Carlos III. Madrid, 1789, p. 26. Como en tantos otros lugares de sus escritos, también en su Idea General de 1779 volverá Navarro a perorar contra los aferrados al peripato inútil: «No es ocasión de declamar contra estos ciegos adoradores de la antigüedad, V.S. -se dirige al Corregidor de Baza- los oyrá, los compadecerá, y aun los temerá»(A.H.N. CONSEJOS. Leg, 923, No 5). 23. A.J.B.M. I,54,2, «Lubrín». 24. RICHAR HERR: España y la Revolución del Siglo XVIII. Madrid, Aguilar, 1964. 25. El P. Juan José Martínez Tercero debió de ser un íntimo amigo y confidente de Navarro.

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Arriba, estatua ecuestre erigida en Orihuela para conmemorar la pro­ clamación de Carlos III al trono de España: 14 de octubre de 1759. A este acto debió asistir A.J. Navarro, quien, por estas fechas, acababa sus estu­dios universita­rios. (Grabado de José Vi­cente Ala­gar­da). Abajo, la villa de Olula del Río (1753), primer curato de Nava­rro (1763-66), según un original dibujo, incluido en las «Contesta­ ciones» al Catastro de Ensenada. (J.L. Ruz: Alme­ ría y sus pueblos a mediados del s. XVIII).

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luego, es Navarro. El cual, desde muy joven -dicho sea ahora con las exuberantes palabras de su panegirista oficial y amigo, el P. Martínez- «no se limitaría a la Filosofía y Theología: casi no hay ciencia ni arte cuio País le fuese desconocido (...) Así el docto Navarro emprende el Viaje del Universo literario, internándose más o menos en sus provincias conforme a las ventajas que de ellos podía sacar, para llevar adelante sus savios designios, o la utilidad pública»25. Y ojo al cristo, que es de plata. Porque, burla burlando, este gran conocedor de la obra de Navarro nos ha puesto en presencia del mismísimo concepto de utilidad pública. Un principio tan caro al futuro Abad bastetano, como al resto de sus compañeros de viaje reformista. Ocasión tendremos de comprobarlo. El mismo año de su graduación oriolana, 1761, el flamante doctor es nombrado, por el obispo de la diócesis almeriense, Catedrático de Teología Moral para la ciudad de Vera y su Vicaría26. Sólo dos años más tarde, el 17 de Diciembre de 1763, recibe las órdenes sacerdotales de manos del propio obispo diocesano, don Claudio Sanz de Torres. Es entonces cuando, al cabo de unos pocos meses, y tras vencer el consabido concurso-oposición, Navarro accede a su primer curato, «la pequeña Parroquia» de la villa de Olula del Río, en la cuenca del Almanzora, lugar donde realizará «sus felices ensayos» en torno a su nuevo ministerio apostólico. En este empleo permanecerá durante tres años27.

«El Orador -se escribe al pie de la página primera de la Oración Fúnebre- era antiguo amigo del Difunto, por lo que le fue muy sensible su muerte; y hablaba a un auditorio -Vélez Rubio- qe. le amaba tiernamte. y lloraba su pérdida». El sermón y homenaje post-mortem lo han organizado, en efecto, «unos verdaderos Amigos de este incomparable hombre, le tributan estos solemnes honores fúnebres, como un monumento el más expresivo de su sincero reconocimto. y eterna gratitud» (Oración Fúnebre, fol, 4). Abundando, pues, en esta pluralidad de saberes en Navarro, insiste el P. Martínez: «Así no devemos considerarlo solamente como Filósofo profundo y un savio Theólogo; sino como Filósofo, Mathemático, Astrónomo, Naturalista, Poeta, Orador, Antiquario, Geógrafo, Histórico, Escriturario, Theólogo, Político, y estadista» (Ibidem, fol, 4). 26. «Tan bellas cualidades no tardaron en llegar a noticia del Illmo. Sor. Sanz. aquel Prelado justo apreciador del mérito, quien no quiso que el publico careciese de las ventajas que le proporcionaban. Con este designio le destinó para que enseñase la Theología moral a los jóvenes Eclesiásticos dela Ciudad de Vera y su Partido» (Oración Fúnebre). 27. Olula del Río: villa del Partido de Baza, con 70 vecinos en 1699. Pertenece, junto a la villa de Urrácal, al Señor don Miguel Serrano (Vecindario, B.N. Ms. 7294). El Vecindario de 1725 le asigna 90 vecinos (B.N. Ms 2274). Una «relación» acopiada en 1760 le concede, ya, 152 vecinos (R.A.H., leg. 9/6358). Finalmente, el padrón de 1786, destinado al Censo de Floridablanca, le asigna 538 habitantes (R.A.H. leg. 9/6224). 28. MAGAÑA VISBAL: op. cit, loc. cit.

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Finalmente, corriendo el año de 1766, se presenta para Navarro la ocasión de opositar a una plaza de mayor envergadura. Se trata, ni más ni menos, que del vacante curato y rectoría del templo parroquial de La Encarnación, sito en la villa de Vélez Rubio. Navarro vence en la reñida oposición28. Y a Vélez Rubio, por ende, traslada sus reales, donde le espera un curato de último ascenso, además del ejercicio implícito de la Tenencia de la Vicaría de los Vélez y de las funciones de Examinador Sinodal del Obispado almeriense29. Todas esas cosas y algo más. Pues puede decirse que es ahora y aquí, en Vélez Rubio, donde se destapa con toda su fuerza la personalidad ilustrada del cura Navarro. No en vano se trata de una villa relativamente populosa, a la que parece sentarle muy bien el «espíritu del siglo». A fuer de sinceros, en lo que al volumen de población se refiere, no están muy de acuerdo las distintas cifras manejadas por el propio Antonio José Navarro. Según este autor, Vélez Rubio, villa encuadrada en el Partido de Baza y perteneciente al Marquesado de los Vélez, contaba 1.400 vecinos «en toda su jurisdicción», el 2 de julio de 177430. Pero, pocos años antes, en 1769, había escrito de este mismo vecindario que «comprendiendo toda la jurisdiccion llegará a los dos mil vecinos»31. Lo que, en cualquier caso, coincide con los datos apuntados para los años de 1788-89: «Velez Rubio tenía 550 vecinos (en 1699) esto es unas tres mil almas, oi llega a dos mil vecinos, y en el año de 768 contaba con la población del Chirivel 7700

29. «Todo esto le merecio de tal suerte la confianza del Prelado, que le comisionó para el examen y aprovacion de los Presviteros Seculares y Regulares, reputando éste -Obispopor dignos Ministros del Altar, del Sacramto. de la Penitª. y del Ministerio de la Predicación, a los que nro. Savio y Zeloso Parroco declaraba por tales» (Oración Fúnebre). 30. B.N. Ms. 7294 Contestaciones al geógrafo Tomás López: «Vélez Rubio». 31. Memoria de las Célebre Fiestas que hizo la Villa de Velez Rubio en la Traslación del Ssmo. Sacramento a la Nueva Iglesia Parroquial construida a expensas del Excmo. Sor. Marques de Villafranca y los Vélez, el año de 1769. Escrita por el Sr. Dn. Antonio Jph. Navarro, Cura de dicha Iglesia Parroquial, Año de 1770. El original de esta bella narración, a la que necesariamente hemos de recurrir en más de una ocasión, probablemente se ha perdido. No obstante, basándose en una copia del manuscrito original, el historiador velezano, José Domingo Lentisco Puche, efectuó, en 1982, una edición de dicho texto, precedida de una introducción histórica que sirve de necesario y adecuado pórtico al viejo escrito de Navarro. Nosotros nos referiremos siempre a esta ultima edición. (Cfr. Revista Velezana, No 1: Memoria de las Célebres Fiestas que hizo» etc. Preparación, prólogo, notas y mapa de JOSÉ DOMINGO LENTISCO PUCHE. Vélez Rubio (Almería) Ayuntamiento, 1982). 32. ANTONIO JOSÉ NAVARRO: Cartas o Paseos de 1789 (C-12). En esta misma obra inédita, el autor había escrito (C-4): «El vecindario, incluyendo al Chirivel era de dos 24

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almas, hoi llegara a ocho mil»32. En todo caso, siempre se acabará reconociendo que esta «ultima villa del Reino de Granada, límitrofe de Lorca, en el obispado de Almería, es una población mediana, pero que aventaja a las más grandes de este obispado»33. Y ello es así, porque, superado con creces el tropezón demográfico padecido como resultado de la expulsión morisca de los siglos XVI y XVII, el Vélez Rubio de dos siglos después se había convertido en un reluciente foco de atracción para muchos foráneos. Un manifiesto cambio de inflexión debido, especialmente, a su cómoda situación geográfica34, a sus feraces y dilatados campos de labor, y a constituir este lugar, en sí mismo, un punto estratégico de comunicaciones entre los reinos de Granada y de Murcia35. Una villa que se desprendía, por fin, de su arcaico tufillo moruno, para venir a convertirse, paso a paso, en una «población moderna», con

mil vecinos, contando setecientos en los campos». Otras fuentes coetáneas, ajenas a Navarro, confirman que Vélez Rubio contaba con 982 vecinos en 1718 (B.N. Ms. 2274); con 1.300 vecinos, 192 de ellos en cortijos, según las respuestas al Catastro de Ensenada, obtenidas el 26 de Junio de 1752 (A.G.S. Catastro, Libro 304, fol. 131 y ss.); con 1.608 vecinos, en 1760 (R.A.H. Leg. 9/6358). Y, finalmente, con 7.522 habitantes en 1786 (R.A.H. Leg. 9/6224). Cifras que, en general, se asemejan bastante a las aportadas por el cura Navarro. Con las reservas lógicas de toda relación demográfica concerniente al Antiguo Régimen, nos parece muy evidente la línea ascendente seguida por la población velezana a lo largo del siglo que nos ocupa. Probablemente, muy por encima del crecimiento medio del resto del País. Esto nos habla de la prosperidad que goza la villa, con un elevado nivel de empleo, merced al florecimiento de sus manufacturas de paños crudos, las cuales, de un tiempo a esta parte, han venido demandando un gran volumen de mano de obra foránea. Manchega, concretamente. Así lo confirmará el propio Antonio José Navarro, en 1779 (A.H.N. CONS. Leg. 923, no 5, fols. 3-20) Véase, más adelante­, notas 296 y 297. 33. Memoria Célebres Fiestas, loc. cit. 34. «La situacion de esta villa es la mas amena y agradable que se puede buscar en un pueblo corto. Parece que la naturaleza se ha esmerado en darle cuantos hechizos y hermosura son imaginables. Colocada en una eminencia que se eleva dulcemente en un valle bastante ameno, sirve como de corona de la vega que por todas partes le rodea» (A.J. NAVARRO: Memoria Célebres Fiestas..., loc. cit. p. 33). 35. Ibid. Pag. 32.

Rojas Clemente, que visitará esta villa en los primeros días del mes de Junio del todavía lejano año de 1805, se sorprende, también, con la misma grata impresión: Vélez Rubio «Esta sobre una lomita, que ocupa casi entera, achatado: La Yglesia descuella muy bonita en lo más alto de ella: de hay nace que tenga pocas calles llanas; pero entre ellas hay varias buenas y estan empedradas por las orillas las de más tránsito. La plaza de la Yglesia y la de Fatin son buenas. Hay buenas casas y su señorío que viste a la moda como que es un Pueblo de substancia. La Alameda que hay a la salida para el blanco es bonito y delicioso paseo que tiene también sus asientos de piedra. En fin Vélez es un pueblo de los más bien situados y (ilegible), con la ventaja de poderse procurar facilmente

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En 1766, Navarro obtiene, por oposición, el curato de Vélez Rubio. Si­tuación de la villa, a mediados del s. XVIII. (Catastro del Marqués de la Ensena­da. Reproducción de J.L. Ruz: Almería y sus pueblos a mediados del s. XVIII).

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«calles espaciosas, hermosas casas y comodidades ventajosas»36: «Es mui agradable su situación -ponderaría Navarro, a raíz de una visita efectuada en 1789-. Está en medio de un valle, mui ameno regado con el agua de muchas fuentes, poblados los recuestos de Olivares y Viñas, y los alrededores del pueblo de graciosas huertas. El Valle está sembrado de montecillos ya cuviertos de olivos, ya mostrando morrones de piedras marmoleñas, alo lexos Sierras enlas que se ven tierras laboreadas, algunos bosques; rocas peladas y enormes bancos de piedra calcarea con tajos altísimos»37. Pero las descripciones del ilustrado reformista de hogaño -1788-89- no se quedan en la simple pintura paisajística, sino que transcienden la epidérmica costra cromática, para introducirnos de lleno en una «agricultura vigorosa», laboreada por unos vecinos ventajosamente esparcidos a lo largo y ancho de sus campos: «setecientos tiene el Ruvio en los de su término»38. Donde el cultivo de la vid ha comenzado a prosperar, de un tiempo a esta parte, merced a las extensas roturaciones llevadas a efecto en sus montes circundantes: «El término es dilatado -describe el autor-, todo sembrado de cortijos, y lleno de viñas. Es muy considerable la cosecha de vino particularmente en el cabezo de la Xara (...) Sea como fuere a la falda del monte se estienden los grandes viñedos de Vélez; delos cuales se surten de vino muchos Pueblos del Rio Almanzora como tambien delos del Senillo, torrentes, y Ramblas, Cortijadas del mismo Pueblo. Además de la Cosecha de Vino hay un olivar, se coge trigo, mucha cevada, y excelentes Garbanzos: hay ganados, yeguadas, y se aumenta cada día la Labor, y los Plantíos. Todo lo que se llama cumbres que comprende algunas leguas, está desmontado. Yo no me atreveré a decidir por ahora si sería mejor haver dejado algunos bosques, y terrenos incultos»39. ¡La eterna contienda entre agricultura y ganadería que, beneficiando a la

quanto necesite por ser carretera de tanto tránsito» (SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE: Ha Natural del Reino de Granada. Ms. A.J.B.M. I, 54, 2, fol. 304). 36. A.J. NAVARRO: Memoria Célebre Fiestas, p. 32. La visión de este mismo paisaje no sería tan optimista para Navarro en 1789. El hombre cosmopolita y viajero de esta época es menos impresionable, cuando escribe: «Al entrar en el Pueblo se siente cierta desazón, viendo la desigualdad delas casas, que no corresponden a lo que se espera quando desde fuera se admira su bella situación» (C-4). 37. (C-4). 38. (C-12). 39. (C-4).

Parece ser que las nuevas roturaciones han sido excesivas en los Partidos de Baza y de Almería, a juicio de Navarro. Este mismo año de 1789, el canónigo había dejado 27

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Arriba, vista panorámica de Vélez Rubio, donde destaca la formidable envergadura del dieciochesco templo de la Encarnación. Abajo, la anti­gua fábrica de sayales de la orden franciscana en Vélez Rubio. Extra­ordinario edificio del s. XVIII, derribado, impunemente, al co­mienzo de los años 80 de este siglo.

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primera, -»La agricultura es su mayor perfección (de Vélez) junto con los ganados»- redundaría, también, en perjuicio de la industria y del comercio, a un plazo no demasiado largo!. Aunque estas observaciones de Navarro, en buena lid, no podían ser íntegramente aplicables a la actual economía de Vélez Rubio. Aquí, como hemos dicho anteriormente, se disfrutaba de una paulatina ascensión demográfica, cuyo fundamento real habría que buscarlo en el complemento que suponía, para su agricultura, «una fabrica de sayales, a la dirección de un religioso presidente, independiente del guardián, con otros dos religiosos e infinitos dependientes para cardar, sacar estambre, tejer etc. Las artes liberales y mecánicas tienen muchos maestros y oficiales. El Comercio se fomenta cada día, cuanto permiten los caudales de una villa mediana con tiendas bastante surtidas»40. A esta ejemplar fábrica de paños, regentada desde antiguo por los Padres Franciscos, se referirá Navarro, con admiración sincera, en muchos de sus escritos de Economía Política. No obstante, también en este apartado, antes de conformarse con gratuitas alabanzas a esta iniciativa industrial, deja asentada, una vez más, su crítica visión de la realidad y su irrenunciable propensión a mejorarla: «Pudieran adelantarse los texidos en esta villa -escribe en 1788-89-. Tiene una fabrica de Sayales que viste a todos los Religiosos de Sn. Francisco dela Provincia de Cartagena, y muchos particulares texen Paños, bayetas bastas y finas y otras telas de Lana que tienen mui buen despacho; pero todos son esfuerzos deviles. Se necesitava la unión de muchos desus Vecinos ricos, los que aprovechándose delas Lanas y Aceites, que alli tendrían baratos, establecieran fabricas de mayores fondos»41. En lo que respecta a la actividad docente e intelectual, tampoco pasan desapercibidos, para el agudo y exigente prospector

constancia de ello al visitar la villa de Caniles: «Desde Caniles sigue el camino por dos leguas de llanos secos, pero de buenas tierras, que siendo antes valdíos, distribuidas hoi entre los vecinos de Caniles se cultivan con provecho» (C-1). Pero en el fragor de la fiebre roturadora se había llegado a romper tierras marginales, de poco provecho: «La Agricultura se ha aumentado -según Navarro- en todo el Obispado de Almería, pero mui poco la Industria y el Comercio. Algunos pueblos han desmontado todo su término, les parece que labrandose ya todo no puede fructificar más, y consiguientemente que no podrá dar subsistencia a mas vecinos; pero si estos tuvieran alguna industria, si la agricultura no se redugera a la Siembra de granos, que no puede convenir atodo terreno, hallarían mayores riquezas, y nuevos socorros» (C-12). 40. Memoria Célebres Fiestas, loc. cit. 41. (C-4). 42. Aunque, en el mejor de los casos, Navarro tal vez pensase ya, como muchos jefes de fila de la Ilustración: Bernardo Ward, Nicolás de Arriquívar o Sempere y Guarinos, entre otros. Todos ellos, (con el barroco «Discurso 46» del arbitrista Pedro Fernández Navarrete, por 29

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Navarro, los balbuceos de dos cátedras de Teología, una de Filosofía y otra de Gramática, regentadas en su totalidad por los mismos frailes del Convento de Religiosos Franciscos Recoletos42. Este, pues, es el Vélez Rubio que encuentra el nuevo cura, Antonio José Navarro. Desde luego, un campo abonado, en el que muy pronto comenzará a descollar su fuerte personalidad, siempre al albur de sus excelentes dotes oratorias e intelectuales. Hasta tal punto, que la nombradía del cura de Vélez Rubio rebasará los linderos puramente comarcales, para avecindarse en puntos tan distantes como Murcia, Cartagena y la propia Corte. «Voló la fama de Dn. Antonio Navarro -dice su contemporáneo Martínez Tercero-, de Provincia en Provincia, ganando siempre nuevo terreno, y le preparó nuevos destinos»43. Pero, demos tiempo al tiempo.

II-1. VÉLEZ RUBIO

bandera: «Conservación de Monarquías»), reniegan de la proliferación desmesurada de Escuelas de Gramática Latina -más de 4.000 en el siglo XVII- por toda España. Una sangría económica y humana, un despilfarro inútil, en definitiva, al restar los brazos de los hijos de los labradores y artesanos a la Agricultura y a la Industria. ¡Puro despotismo ilustrado!: «¡Quantos Canales! ¡Que caminos! Y qué obras públicas (...) qué academias de Ciencias Naturales, no pudieran fomentarse con otra mejor dirección de estos fondos. Dejo aparte el valor de los brazos, industria, y ocupaciones de las personas destinadas a la Enseñanza y estudio de tales libros, porque estos valores son incalculables». (JUAN SEMPERE Y GUARINOS: Estudios sobre D. Enrique Ramos. R.A.H. Leg. 9/5208, fº. 356).

En cualquier caso, esta cátedra debió gozar de cierta pujanza en la segunda mitad del siglo XVIII. Uno de sus alumnos fue el célebre político, D. Ginés Ma Velmonte, natural de Vélez Blanco. Cuyos padres «desde su infancia se esmeraron en su educación, confiando la primaria de latinidad y retórica a un erudito profesor que la enseñaba en el convento franciscano del inmediato pueblo de Vélez Rubio». ¿Podría tratarse del P. Martínez Tercero, panegirista de Navarro?. (Historia de las Cortes de España y Biografías de todos los diputados y senadores, Obra escrita... De Don Manuel Ovilo y Otero. Madrid, 1849).

43. Oración Fúnebre. 44. Parece ser que, aparte de otros familiares, con Navarro se instala en Vélez Rubio una hermana suya, la que luego sería madre de Bonifacio José Navarro. Dicho sobrino casará, en su momento, con una dama velezana, pionera de la Ilustración femenina en el Sur:

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La vocación reformista de un teólogo de provincias (1766 - 1777)

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LA VOCACIÓN REFORMISTA DE UN TEÓLOGO DE PROVINCIAS (1766-1777)

De 1766 hasta 1777, decimos, Navarro vive la madurez de su etapa velezana44. A estas alturas, sin embargo, todavía resulta bastante difícil aventurar algún juicio, acerca de su grado de profundización en la ciencia moderna. La mayor parte de sus escritos se han perdido. No obstante, por lo que transciende de sus comentaristas coetáneos -P. Martínez Tercero, Da Juana Martínez Serna, etc.-, los evidentes flirteos de este hombre con los nuevos saberes y con las nuevas orientaciones, empíricas y prácticas; su machacona insistencia en pro de las ciencias «útiles»; su valoración, en fin, de los conocimientos más rentables, desbordan todo

doña Juana Martínez Serna, de la que más adelante hablaremos. En lo que respecta a Fernández Navarro, tenía 21 años en 1798, cuando, el 16 de mayo, es llamado a declarar ante la Inquisición de Granada -ciudad en la que ejerce de pasante de abogado- en torno a la causa emprendida contra su compañero de pensión y de oficio, Andrés García Muñoz. Este casi paisano suyo -Andrés es de Orce- ha sido denunciado al Santo Oficio por jansenista y propagandista de la Revolución Francesa. Fernández Navarro -ahora, abogado de 23 años- nuevamente es llamado a declarar en Madrid, ciudad en la que se encuentra alojado en 1799. La última declaración sobre este espinoso asunto le es realizada en 1801, ya en su pueblo, Vélez Rubio, por el cura D. Gabriel Simó, comisionado para este efecto, (A.H.N. INSQUIS. Leg. 3730, no 76). Bonifacio José Fernández Navarro será después Alcalde Constitucional de Vélez Rubio, en Mayo de 1814 y en Abril de 1820 (PALANQUES AYÉN: op. cit. pp. 432-448). En Noviembre de 1821 será Elector por Vélez Rubio, en los comicios para Diputados a Cortes (ARCHIVO CORTES, 1822, Leg. 8, No 14). Muere a consecuencia de la espantosa epidemia de cólera que asola la comarca de los Vélez en 1834 (PALANQUES, loc. cit). Educado a la sombra de su tío, el Abad, Fernández Navarro se nos presenta como un típico producto de la generación

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La vocación reformista de un teólogo de provincias (1766 - 1777)

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escolasticismo clerical al uso, y nos le muestran, ya, perfectamente conectado a las nuevas ciencias positivas, del mismo modo que lo están sus otros epígonos del movimiento ilustrado. Esto lo podremos comprobar, detenidamente, en sus escritos dedicados a la Sociedad Económica de Vera, y lo comprobaremos también aquí, a pie de obra, como quien dice, en su infatigable peregrinar por todos los rincones del marquesado velezano. De esta época data, precisamente, la primera obra importante, escrita por Navarro, de que se tenga noticia, entre las de corte naturalista. Nos estamos refiriendo a su «Compendio de la Historia de los Animales ó Explicación de las figuras de los Quadrúpedos», escrita en Vélez Rubio en 177345. Se trata de la versión libre de una obra del francés Conde de Buffon, el más admirado naturalista del momento, excepción sea hecha del sueco Linneo. Así nos lo comunicará, poco después, el propio Antonio José Navarro, al escribir, en 1776, que no puede opinar, todavía, de «el famoso Linné, porqe. no lo he leído, ni conozco a este autor más que en las citas de Tournefort y Buffon, cuia obra de los Quadrúpedos extracté, y copié sus figuras en tres Meses»46. Este voluminoso manuscrito, de 343 páginas, tamaño folio, se completa con 95 estampas o dibujos de los animales que el texto correlativamente describe. Las cuales, entre otras cosas, nos sirven para confirmar la fácil habilidad que demuestra ya su autor para el manejo de la plumilla o el carboncillo. El texto en cuestión, en el que Navarro -pese a lo dicho- introduce muchas observaciones de su propia cosecha, hoy resulta un tanto ingenuo. Como tal vez lo fuera, también, su modelo francés. Valgan como ejemplo los orígenes del leopardo. Según nuestro autor, se sostenía por aquellos días que este animal era

prerromántica, imbuida de una Ilustración que, pronto, evoluciona hacia el liberalismo político. 45. Compendio De la Historia de Los Animales ó Explicación de las Figuras de los Quadrúpedos, Que copio, y Escriuio el Dr. Dn. Antonio Jph. Navarro, Cura dela Iglesia Parroquial de Vélez Rubio, y Examor. Sinodl. delos Obispados de Alma. Guadix y Baza. Año de 1773. Tomo I, Libros 1o y 2o. Debemos la recuperación de este manuscrito, al igual que el de las notabilísimas Cartas o Paseos, del propio Navarro, a don Juan Guirao, Archivero de la Ciudad de Lorca, a quien sinceramente agradecemos la copia que de estas dos importantísimas obras (para el conocimiento de Navarro), ha tenido la amabilidad de remitirnos desinteresadamente. 46. M.N.C.N. Ms No 336. 47. A.J. NAVARRO: Compendio, p. 53. «El León -dice en otro lugar- tiene el rostro feroz, los ojos muy grandes, y la mirada terrible, unas grandes cejas, que mueve asu arvitrio

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Portada original de una obra escrita por Navarro en Vélez Rubio, en torno a 1773. Se trata del tomo I, pues este trabajo literario ha­bría de constar de varios volúmenes más. (Fondo Cultural Espín de la Caja de Ahorros del Medite­rráneo, Lorca. Reproducido por gentileza de Juan Guirao).

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Dibujos originales de Navarro, incluidos en el manuscrito citado en la página anterior. (Fondo Cultural Espín de la Caja de Ahorros del Medite­rráneo, Lorca. Reproducido por gentileza de Juan Guirao).

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hijo de la pantera «o pardo» y de la leona. De ahí, «leopardo». «Esta Reyna de los Brutos -Navarro se refiere a la leona- dicen que hace frequentemte. estos agravios a su esposo; pero que como este celoso animal lo conoce por el olor, para quenolo penetre se va a labar alos Rios la mancha de su infidelidad». Aunque el propio Navarro asegura de inmediato: «todo es una pura fábula»47. Así y todo, y pese a algún que otro galicismo, «a la dernier» -»grandura», por tamaño; «la» Noruega, «la» Francia, etc- esta obra aparece muy bien escrita, dentro del estilo irónico y desenfadado que después encontraremos en otras obras de este mismo autor. Pero, por encima de todo, nos introduce en el oscuro trasfondo de las fuentes que, a la sazón, nutren sus inquietudes científicas. De este modo, descubrimos, sin sorpresa, que el cura velezano admira ya y hasta conoce bien la obra del Conde de Buffon -»que con tanto cuidado ha escrito la Historia natural en nros. días, y de quien hemos tomado las noticias más interesantes y curiosas»- cuyo sistema y métodos le servirán de modelo a seguir48. Veamos: una escrupulosa observación de la Naturaleza, por encima de cualquier otra iniciativa. Pero, dentro de una cultura eminentemente francesa, Navarro tampoco desdeña la influencia de otros autores, entonces en boga, naturalistas y escrutadores -como el propio español- de los secretos de un planeta, que todavía seguía siendo el gran desconocido. Así, nos encontraremos en varios pasajes del Compendio con el «famoso viagero Tournefort»49, con el no menos famoso Chardin50; con el espíritu independiente y nuevo de «Lenglet en

quando se enoja» etc. 48. Ibidem p. 2.

G.L. LECLERC, CONDE DE BUFFON. Naturalista y escritor francés (1707-1788). Su célebre «Histoire Naturelle aparece entre 1749 y 1789: 36 volúmenes en total. El éxito alcanzado por esta obra fue fulminante, incluida la España ilustrada, donde aparece su Historia Natural del Hombre, traducida al castellano por Alonso Ruiz Piña en 1773. Posteriormente aparecería, entre 1785 y 1805, la, Historia Natural, General y particular, traducida por José Clavijo y Faxardo, en 20 volúmenes.

49. Ibidem, p. 209.

JOSEPH PITTON DE TOURNEFORT (1656-1708). Naturalista francés, nombrado Director del Jardín Botánico de París, en 1688. Recorrió Europa y Asia Menor, herborizando. Se le considera un precursor de Linneo. Entre sus obras, cabe destacar su «Relation d’un voyage au Levant», que tal vez sea el título manejado por Navarro, pues éste nos habla del pasaje en que Tournefort describe las cabras de Angora.

50. JEAN CHARDIN (1643-1713). Conocido viajero e investigador francés que, en 1718, publicó su Voyage en Perse et aux Indes Orientales, con preciosos gravados de Grelot. «Chardin dice que en el oriente los domestican -a los lobos- hasta hacerles bailar» (NAVARRO Compendio, p. 104).

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su Methodo Geografico»51; con el Diccionario de la Salud, del conocido médico suizo Tissot52; con la Historia General de los viajes, de Prebot53 y, muy especialmente, con el enorme trabajo divulgador del Abate Pluche, de cuyo Spectacle de la Nature, 1732, obra traducida al castellano por Terreros e impresa en Madrid, el cura Navarro se honra en transcribir extensos párrafos, en el escrito que estudiamos54. Junto a todos ellos, dos españoles, también viajeros y científicos ilustres, Antonio de Ulloa y Jorge Juan, hacen honroso acto de presencia55. Evidentemente, no están todos los que son o eran; pero, en cualquier caso, los pocos citados nos permiten una aproximación a las preferencias literarias y científicas del cura velezano, en estos primeros años.

51. NICOLÁS LENGLET-DUFRESNOY (1674-1755). Escritor de vida un tanto rebelde y heterodoxa, que dejó escritas gran número de obras. Una de ellas, su Methode pour étudier la Geographie, publicada en 1716 (NAVARRO, Compendio, p. 104). 52. Ibidem, p. 324. 53. Ibidem, p. 22.

Debe de tratarse de la Histoire des voyages, de JOHN GREEN, recreada por el ABATE PREVOST, entre 1745 y 1761. ANTOINE FRANCOIS PREVOST D’EXILES (1697-1763) fue un famoso escritor de novelas, con más de cincuenta títulos en su haber, entre los que descuella la célebre Manon Lescaut.

54. Ibidem, pp. 121, 130 etc.

NOEL ANTOINE PLUCHE (1688-1761). Abate francés que se negó a aceptar la bula «Unigenitus», por lo que fue perseguido. Su Spectacle alcanzó enorme popularidad, incluida España, donde apareció en 1753, traducida en 16 volúmenes: Espectáculo de la Naturaleza ó Conversaciones acerca de las particularidades de la Historia natural, que han parecido más a propósito para excitar una curiosidad util y formarles la razón a los jóvenes lectores. Escrito en el idioma francés por el Abad M. Pluche y traducido al castellano por el P. Esteban Terreros y Pando, en Madrid, 1753-1755.

55. En 1735, el marino Jorge Juan fue elegido por el gobierno «para pasar a la América Meridional, en compañía de los Acádemicos Franceses -Godin y La Condamine- destinados a la medición de los Grados Terrestres baxo el Equador, para deducir la verdadera figura de la Tierra». Le acompañará D. Antonio de Ulloa. Ambos, a la sazón, son Tenientes de Navío. Sus observaciones duraron 9 años en la América ecuatorial: 11 años, con viajes incluidos. En 1748, ya de vuelta en Madrid, imprimen por orden del Rey su célebre Relación Histórica de la expedición. Este es el libro al que sin duda se refiere Navarro («Compendio, p. 198). (Cfr. BREVE NOTICIA De la Vida Del Excmo. Sor. D. JORGE JUAN Y SANTACILLA, reducida a los hechos de sus Comisiones, Obras, y Virtudes que, a instancia de sus Apasionados, presenta al Público su Secretario D. MIGUEL SANZ, Oficial segundo de la Contaduria principal de Marina. Imp. orig. s/l y s/a de impresión. Edición Facsímil: Graf. Lormo, 1972). 56. Vid, más atrás, nota 31. 57. Oración Fúnebre. PALANQUES, en la obra citada -p. 390- habla de ser «innumerables»

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Arriba, lámina («intentando hacer reaccio­nar a un ahogado») del li­bro: Aviso al Pueblo acerca de su salud, conocidísima obra de Tis­sot, tradu­cida al español por D. Juan Galisteo y Xiorro. Abajo (dch­a), página primera del citado libro. Abajo (izqda), grabado con espe­cie botánica, perteneciente al libro Voyage du Levart, de Tourne­ fort, Tomo I, p. 218-219. (Biblioteca del Ateneo de Madrid).

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Arriba: vista parcial de la Iglesia de Vélez Rubio y de los Libros de Bautismos. Abajo, dos testimonios escritos de Navarro, que aún se conservan en el Archivo Parroquial: el «Libro Primero de Bautis­mos» (1534) que copió para salvaguar­dar el original; y la colo­reada «Co­lección de Decretos y Autos de Visi­ta...». (Fotos de Alberto M. Bañón González).

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Desde muy pronto, sin embargo, D. Antonio Navarro tratará de que este insoslayable compromiso de hombre ilustrado, cuyo colofón debería ser siempre la modernización del país -de «su país»- no interfiera para nada en sus obligaciones estrictamente parroquiales. Muy al contrario, se volcará sin desmayo en la defensa de su nueva feligresía. De este modo, un buen día intenta elevar el templo de la Encarnación a la categoría de Colegiata. Otro día logra dar fin a los añejos trabajos de construcción de esta misma obra arquitectónica. Meta que se consigue, por fin, en 1769, propiciando, de pasada, las célebres fiestas inaugurales, minuciosamente historiadas por el propio cura Navarro, mediante una enjundiosa y colorista narración del evento. Escrito, por cierto, que un año después, 1770, merecería los honores de la imprenta56. Con tal motivo inaugural, Navarro predicaría, además, un emotivo discurso, en presencia del obispo diocesano y del mismísimo Marqués de los Vélez, cuyo secretario particular dejaría consignados, en su diario del viaje, los siguientes elogios, dedicados al orador: «Predicó el Sr. Dn. Antonio Navarro Cura Parroco de aquella villa, tente. Vicario, y examinador Sinodal de aquel Obispado, tardo tres quartos de hora escasos, que parecieron al concurso tres minutos por la gran satisfazn. y gusto, con que le oyeron los conceptos mas grandes, profiriendolos con afluencia tal como (si) una fuente dexar(a) caer sus aguas fluidas, y dulces para beneficio común de todos, pues, vertio mucha historia asi sagrada como profana, en honor de la fe, y dela religion, esplicacion de la dedicacion del templo etc. reprendiendo la irreverencia, exortando a la veneración, de manera que no dexó que desear del auditorio ni para su doctrina esplicada por un Parroco, ni al buen gusto para deleytarse en tanta erudicion; elogio grandemte. a los dos Sres. espiritual, y temporal con tanta prudencia, en cabeza de heroes tan insignes, que en cuanto pudo excusó a ambos Sres. sonrrojar su gran modestia tan notoria a todos, bien que con claridad a qn. se dirigian aquellos honores, y aun nombrandolos algunas veces sin poderlo remediar, cuyo sermon pidio el escritor de este diario al Predicador, y lo tiene en mucha estimazn.». En esta ocasión irrepetible, y a tenor de las precedentes palabras del Secretario del Marqués, Navarro debió bordar una de aquellas afiligranadas piezas oratorias, que tanta nombradía le estaban proporcionando, desde hacía algún tiempo. Su presencia, en efecto, era requerida, ya, por los más importantes púlpitos y tribunas, en ciudades como Granada, Murcia e, incluso, la propia Corte. Este hecho nos

los sermones escritos y predicados por Navarro en esta época. De ellos, sólo queda constancia de una hermosa pieza fúnebre, impresa por cuenta del Marquesado de los 39

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viene corroborado, entre otros lugares, en los ditirambos de su panegirista oficial velezano, el P. Martínez: «Diferentes Yglesias -nos dice-, el Tribunal de la Ynquisicion, el Acuerdo de la Chancillería de Granada, los Reales Consejos de Hacienda y de Castilla quisieron ser expectadores de lo que la fama tan altamente publicaba sobre su extraordinaria havilidad para el arte de la oratoria, y todos vieron con complacencia y admiración la rapidez y elegancia de su estilo, la nobleza, solidez y orden de sus pensamtos. y todas aquellas gracias que eran tan propias de este orador cristiano a quien con razón podemos llamar el Tulio o el Demóstenes Español»57. Precisamente, en carta dirigida al real geógrafo de S.M., Tomás López, y fechada en Vélez el 2 de Julio de 1774, Navarro se excusaría de no haberle contestado antes, debido a su sempiterna falta de tiempo: «porqe. pase -le dice- a la ciudad de Murcia, a predicar y ala de Orihuela a visitar a el Sor. Obispo de aquella Diocesis, y he gastado en este viage un mes» 58. A este respecto, conviene advertir que, en varias ocasiones, se pensó en publicar sus elegantes piezas oratorias. Incluso en tiempos del todopoderoso Príncipe de la Paz, D. Manuel Godoy. Este siempre malquisto Secretario de Estado de Carlos IV, en sus conocidas Memorias -aparecidas, por cierto, muchos años después de la muerte de Navarro- recordaría a nuestro teólogo, poniéndolo a la altura de los más relevantes predicadores de su tiempo59.

Vélez: Solemnes Exequias del Excmo. Sr. Don Antonio Alvarez de Toledo y Ossorio. Erector que habia sido del Templo de la Encarnación de Vélez Rubio. («¿No fuisteis vosotros miles de veces -interrogará el P. Martínez Tercero al auditorio velezano- testigos de estas verdades?. ¿Quántas veces oisteis salir de su boca aquellos torrentes de selectas noticias, que él hermoseaba con todas aquellas gracias que el Señor había derramado en sus lavios?. ¿Quántos le escuchabais atónitos, experimentando ciertos deleites y encantos superiores a todo encarecimto.?. Porque bien sabeis que no era de aquella especie de savios tétricos, y ceñudos, que avaros del caudal de su ciencia, la estancan en sí mismos, haciéndose incomunicables, y casi inútiles a los demás (...) Yo me persuado que tenía sus mayores delicias en hacer participantes a los demás hombres de lo que el havía aprendido»). (Oración Fúnebre). 58. B.N. Ms. 7294, Fo 113. 59. MANUEL GODOY: Memorias del Príncipe de la Paz. B.A.E. Vol. LXXXVIII, Madrid, 1956, p. 222. Entre el puñado de predicadores que brillan en la corte de Carlos IV, Godoy se digna citar a «El Abad Cueto, del Monte Sacro de Granada; el Abad de Baza Navarro, Alvarez y los dos Centenos de la misma Iglesia», etc. Los tres últimos serían, precisamente, grandes amigos de Navarro en su etapa bastetana. En cuanto a los sermones de este prolífico orador, andando el tiempo compondrían un grueso volumen, la mayor parte, de piezas de carácter histórico que, debido a su alta calidad, el Cabildo bastetano pensó en llevarlas a la imprenta. No ocurrió así, y los manuscritos, archivados en la Colegial, se perdieron (MAGAÑA VISBAL, op. y loc. cit. p. 389). También Godoy apunta que, en 40

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Pero todo en una Parroquia no podían ser honras literarias ni éxitos obtenidos bajo el tornavoz del púlpito. Había otras ocasiones anónimas -tal vez, las más- que requerían gran capacidad de sacrificio y no menor presencia de ánimo. Y hasta un despreciar los peligros ciertos que, alguna que otra vez, pusieron cerco a su propia vida. Como es probable que ocurriera en aquellas insólitas circunstancias, en que, retando al fuerte temporal, «abandonó hasta su propio calzado para volar, así puedo decirlo, a la asistencia de un moribundo y recibir sus últimos suspiros». Padre Martínez dixit60. Tampoco debió de ser una tarea sencilla, en la apretada agenda de Navarro, la fundación, en 1775, de la Real Hermandad de Caridad, para sostenimiento y gobierno del Hospital Real de esta villa, el cual había sido creado, a su vez, con el propósito de prestar asistencia y socorro a los enfermos pobres. Cuestiones baladíes y de absurdas preeminencias parece ser que venían poniendo un último escollo al feliz funcionamiento de esta necesaria Hermandad60.1. Pero ya lo habíamos insinuado previamente. La auténtica, la inquebrantable, aunque latente vocación del Cura de Vélez Rubio -como la de tanto contemporáneo suyo picado del virus reformista- no podía ser otra que la de domeñar el medio físico circundante, para arrancarle de cuajo el gran caudal de noticias útiles que, sin duda, atesora. De espaldas a este necesario requisito, difícilmente lograrían ver convertido dicho entorno geográfico en algo verdaderamente productivo. Pero,

1796, se pensó en publicar estos interesantes manuscritos a cargo del Estado, junto a los de otros ilustres oradores del momento (MANUEL GODOY: op. cit. p. 222). Parece ser, sin embargo, que Navarro se negaba a esta operación, en un exceso de modestia, tal vez: «Yo mismo le vi resistir -verifica su amigo, el P. Martínez- a las instancias de los editores de la Colección de Sermones Españoles que le pedían los suyos como dignos de este honor y para que el publico gozase de sus primores» (Oración Fúnebre). 60. Oración Fúnebre. 60.1. Los Estatutos o «Constituciones» de esta noble iniciativa fueron remitidos al Consejo de Castilla, para su aprobación, por el Oidor de la Chancillería de Granada, Benito Ramón de Hermida. Este Magistrado, en carta fechada en Almería el 14 de Diciembre de 1775 y dirigida a los Cabildos eclesiástico y civil de Vélez Rubio, pide a ambos colectivos que cesen en sus rencillas y resquemores respecto a las preeminencias en el seno de la Hermandad. La auténtica caridad debe de ser ajena a estas mundanas frivolidades. (PALANQUES, Vélez Rubio, pag. 451-453). 61. (C-4). Rojas Clemente, que sin duda conoció, muchos años después, estas «cartas» manuscritas del Abad Navarro, se hizo eco también de estos descubrimientos: «Al taller del Rey parece que fueron embiados por el Abad quatro o 6 carros de piedra pulimentable roja y blanca de la cantera que está casi a la punta oriental de Maimón y deque es el pie

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¿cómo alcanzar esta meta?. Pues no tan sencillo, o no tan difícil, según se mire: al amparo de una meticulosa investigación, científica y metódica -ya predicada por Buffon y otros adláteres- aplicada directamente sobre los terrenos a mejorar. Con estas miras, pues, Navarro aprovechará la menor ocasión que se le presente, para recorrer, palmo a palmo, las tierras de los Vélez y las del Río Almanzora, herborizando, tomando muestras mineralógicas, desenterrando viejos yacimientos arqueológicos, dibujando, en último extremo, los contornos de las sierras o anotando hasta el más insignificante dato geográfico o la más mínima expresión de la Naturaleza comarcana. Como es sabido, esta afición le venía de antiguo. Más aún: cada instante que pasaba por ella, la hacía menos clandestina. «Debo decirle -escribiría a Franco Dávila, en 1784- que aunqe. mi precision a la residencia de mi Yglesia me priva de hacer los viages que quisiera, en los pequeños, que hago, siempre viajo como naturalista: atodos encargo me recojan quanto encuentren curioso», etc. Una especial atracción ejercerá siempre, sobre nuestro clérigo andorrero, la Sierra de María, el techo de los Vélez. Estas cumbres cercanas le inspirarían bellos y descriptivos soliloquios, como el que sigue a continuación, escrito hacia 1789: «Esta Sierra es de lo más elevado que ai por aqui sobre el nivel del Mediterráneo. Toda la cima es un banco de piedra calcarea cortado perpendicte. por la parte del Norte, y por el medio día con tajos, y riscos de varias figuras, particularmente en el Monte que llaman Maimon. Por el Norte esta poblado de encinas, y Pinos en el sitio, que llaman la Alfahuara, lugar acomodado aun humor filosófico. Hai allí todavía algunos Venados, Corzos, Machos Monteses, Lobos, y muchas Zorras. Ai hermosos bosques, prados, y graciosas fuentecillas, las Lomas y recuestos cuviertos de Gayuba, o sea uba Ursi, que hacen una grande Alfombra siempre verde. El Bosque espeso, los peñascos, morrones, altos tajos habitados solo de Aguilas, Cucalas, Buhos, Cornejas, el Silencio profundo, todo arrebata y llena al alma de ideas sublimes dela Majestad dela Naturaleza y de su Autor. Alli ademas de los Pinos, y encinas, ai Sabinas, Henebros, Jaras, Hiniestas, Aulagas, Malvavisco, Madreselva, vallecitos llenos de Peonia, Helechos, Doradilla, y en lo mas alto y frío Piornos. En toda la Sierra se halla marmol encarnado, y blanco, y ala falda del Maimon entre Velez Rubio y Velez blanco acia la Cruz del Pinar ai descuvierta y limpia una grande Cantera deste Mármol de donde se han llevado piezas a Madrid, y otras partes. Ai entre aquellos Peñascos mucho espato, y tambien en la grutas estalactitas»61. A estas meticulosas prospecciones mineralógicas dedicaremos, más adelante, el espacio que merecen.

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Una especial e insistente curiosidad mostrará Navarro, también, hacia las enigmáticas ruinas de «Los Villaricos», lugar situado junto a la población de Chirivel, frecuentemente visitado y escudriñado por él. Como consecuencia de ello, comienza pronto a engrosar su valiosa y famosa colección de monedas y de antigüedades, recogidas «in situ», a lo largo de muchos años62. Vastísimas producciones que, meditadas y aquilatadas, luego, en la soledad de su gabinete experimental63, con la inestimable ayuda de su incipiente biblioteca -que se irá viendo incrementada, a la coda del último viaje realizado- le llevarán a constituirse en una solvente autoridad, en todo lo concerniente a las Antigüedades y a la Historia Natural del Levante granadino. Nos estamos refiriendo, claro está, a sus pasiones predilectas: la Geología, la Botánica, la Arqueología y la Historia Natural, en su conjunto. De alguna manera, estas inquietudes del cura empiezan a crear escuela -como después veremos- entre algunos personajes de la villa velezana. Y lo que tal vez resulte más novedoso aún: en alguna señora, tocada de lleno por los avatares de la nueva ciencia64. Así parece darlo a entender Navarro, al geógrafo Tomás López, en la carta citada anteriormente: «yo gusto del dibujo, y algunos se han infestado con el mismo mal en este pueblo»65. Según ésto, no parece aventurado pensar que en el Vélez Rubio carlotercista empieza a consolidarse un pequeño de la pila de agua bendita de Velez Rubio. También proceden de la misma cantera toda la losería del prebiterio y las piezas internas de la portada del Convento de Franciscanos de Velez Blanco» (SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE: loc. cit. Ms. I,54,2, fol 307 y 310). 62. Cfr. Memoria Célebres Fiestas, p. 30 y CHIRIVEL (Apéndice V). 63. «No tuvo más codicia que aquella que es laudable en los Literarios: una esquisita Biblioteca, y un estimable gavinete de preciosidades de la naturaleza y el arte, era todo su tesoro» (Oración Fúnebre). 64. Una de estas personas es, sin duda, Da Juana Martínez Serna, a quien el sabio naturalista Rojas Clemente llamaría «docta sobrina» de Navarro. Doña Juana debía pertenecer, en realidad, a la familia del licenciado velezano, D. Alfonso Martínez de la Serna, presbítero, Abogado de los Reales Consejos y Socio correspondiente de la Sociedad Económica de Vera (A.R.S.E.M. Lº 28, No 23). Pero, en efecto, estuvo casada con D. Bonifacio José Fernández Navarro, sobrino carnal del cura Navarro. Doña Juana Martínez Serna, entre otros méritos, dominaba el idioma francés: había traducido el último tomo del Gil Blas de Santillana, la célebre novela de A.R. LESAGE, aparecida entre 1715-1735. (El P. ISLA dejó en su legado otra traducción de esta obra, pero permaneció inédita hasta muchos años después de su muerte. Lo que quiere decir que en la comarca velezana debió correr manuscrita la de doña Juana). Esta señora, además, «colectaba con alguna inteligencia producciones naturales pa. el Abad, según Rojas Clemente. Doña Juana confiesa a este último sabio: «Este hombre -el Abad Navarro- hacía naturalistas a cuantos le rodeaban o tenían relación con él, no dejaba vivir a nadie porqe. le colectaran, y saltaba como un niño, cuando daba con alguna producción qe. aún no poseía». (ROJAS CLEMENTE: loc.

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foco ilustrado. ¿A esa «infección» se refiere Navarro?. Desde luego, en la futura Sociedad Económica de Vera, el grupo velezano será uno de los más numerosos, entre los correspondientes o foráneos a la ciudad matriz. Abundando todavía más en esta vocación proselitista del cura Navarro, nos parece oportuno transcribir el siguiente manifiesto, debido, una vez más, a su coterráneo y coetáneo, el padre Martínez: «No hablaba sino para instruir; y el lugar de su residencia era como una escuela pública en donde siempre se aprendía, o como un centro luminoso de donde salían continuamte. brillantes rayos que ilustraban a los que le rodeaban y a quantos tenían el honor de tratarle de palabra, o por escrito. ¡Con qué prontitud y franqueza se insinuaba a los jóvenes, y a los hombres de letras para rectificar sus ideas, ya inspirándoles el buen gusto de las ciencias, ya indicándoles los buenos libros, y el mérito que tenían para que por ellos se instruiesen!66 ¿Y eran solos los literarios los

cit. I,54, 2 fo 309). Ella misma conservaba, todavía en 1805, un pequeño herbario que había formado bajo la dirección del difunto Abad. En mayo del citado año de 1805 conoce a Rojas Clemente, al paso de éste último por Vélez Rubio. Desde ese momento, doña Juana se convierte en corresponsal del gran botánico, quien parece valorar en mucho los dictados de esta señora, en las cuestiones que debió plantearle a lo largo de los años. Así, hasta la revolución de 1808. Vuelve a requerir los servicios de doña Juana en 1816, cuando Clemente y Lagasca preparan su monumental Ceres Española. Sin embargo, el 29 de mayo de dicho año, desde Vélez Rubio, Bonifacio Fernández Navarro acusa el recibo en nombre de su esposa, puesto que ella había muerto, ya, el 2 de enero de 1814. Recuerda «la verdadera amistad» que había existido entre el sabio y su esposa, doña Juana, y da las gracias a Clemente por reconocer «los grandes méritos» que ella había poseído (A.J.B.M. Papeles de S.R. Clemente: I, 58,1,16). También parece ser un seguidor de la escuela creada en Vélez por el cura Navarro, don Ignacio Ordejón, Administrador del Marqués de Villafranca, «continuador de la traducción del Buffon» (A.J.B.M. Ibidem, I,54,2, 309). 65. Y prosigue Navarro: «Una señora que lee mucho de Historia Sagrada, leyó en la Gazeta una coleccion de estampas de F. Lozano (...) quisiera el voto de Vm que yo suplico me le de. Igualmente sobre los retratos de los Reyes de España que nos anuncia la Gaceta y que se podían encuadernar en el compendio de nuestra Historia» (Loc. cit. fo 113). (Navarro debe de referirse al Compendio de la Historia de España escrito en francés por el R.P. Duchesne (...) Traducido al castellano por el R.P. Joseph Francisco de Isla, varias veces editado en ese tiempo (SEMPERE: Biblioteca de los Mejores Escritores del Reynado de Carlos III. T. III. Pag. 130). 66. Son frecuentes las alusiones del predicador al «Buen Gusto», propugnado por Navarro: «¿Aquel afan en promover el buen gusto y adelantamientos en las Ciencias y Artes, para que se formasen dignos Ministros del Altar y utiles Ciudadanos? (...) ¿Qué otra cosa indican, que sus contínuos esmeros para procurar la facilidad -¿felicidad?- de los pueblos en el fomento de la industria, Artes, Ciencias, y Comercios, y en el destierro de

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que gozaban de sus luzes?. El savio y el ignorante, el grande y el pequeño, el rico y el pobre, el Eclesiástico y el Militar, el Personage de la más alta gerarquía, y el hombre de la pleve, le hallavan siempre franco y accesible y todos le encontraban no solo humano y afable, sino pronto para satisfacer a sus deseos y comunicarles su Saviduría. No os será fácil comprender como y quando podía contestar a tantas cartas, responder a tantas dudas, y satisfacer a tantas consultas como se le hacían»67. Una, entre muchas, la solicitada por Tomás López en 1774. Como a tantos otros eclesiásticos rurales de toda España, el citado geógrafo cortesano se ha dirigido al cura de Vélez Rubio, demandándole información directa en torno a la geografía de su demarcación parroquial. Esta noticia, como el resto de las así recopiladas, habría de servir para confeccionar el ambicioso Diccionario Geográfico que, a la sazón, se preparaba en la Corte. Aunque tarde y precipitadamente («he escrito sin método -previene Navarro- porque estoi mui oprimido de negocios»), remite «gustosísimo», al erudito madrileño, un detallado estudio acerca de las características geográficas de la comarca velezana, reducido al corto espacio de cuatro

la ociosidad?». (Oración Fúnebre).

Por «Buen Gusto» hay que entender, desde luego, pensamiento ilustrado. Y, afinando aún más, filosofía sensualista, ciencia moderna, destierro de la ignorancia secular. En Italia son claros exponentes de este movimiento Muratori y Gravina, muy admirados por los adelantados de la Ilustración española, Mayans y Síscar o el Deán de Alicante, Martí. (Vid. A. MESTRES: Introducción a Gregorio Mayans y Síscar, Epistolario III. Mayans y Martí. Valencia, 1973 p. XXVI). Aparecen, mediado el siglo, varias academias bajo el epígrafe del «Buen Gusto»: Zaragoza, Madrid, etc. Y el propio Sempere y Guarinos edita su primera obra en Madrid, en 1782, con el título de Discurso sobre el Buen Gusto, que no es otra cosa que la traducción de la obra de Muratori, Delle riflessioni sopra il buon gusto nelle scienze e nell’Arti. Esta obra se agotó rápidamente, lo cual demuestra el enorme interés que estas cuestiones suscitaban. (Reflexiones sobre el Buen Gusto en las Ciencias y en las Artes. Traducción libre de las que escribio en Italiano LUIS ANTONIO MURATORI con un discurso sobre el gusto actual de los españoles en la literatura. Por don JUAN SEMPERE Y GUARINOS, Abogado de los Reales Consejos. Con las licencias necesarias, Madrid. en la Imp. de D. Antonio de Sancha. Año de MDCCLXXXII. Se hallará en su Librería, en la Aduana Vieja).

67. Oración Fúnebre. 68. (B.N. Ms. 7294, Fo 113). «Relación topográfica de Tomás López». Para los pueblos de Granada y Málaga, Ms. 7303. Para Almería, Ms. 7294. La contestación de Navarro está comprendida en este último legajo, folios 113-117. Hay también una contestación bastante interesante referida a la villa de María, remitida por su cura, D. Antonio López Molina: 13 de febrero de 1775 (Ibidem, fo 82). (Cfr. CRISTINA SEGURA GRAIÑO: Dic-

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Sección del famoso plano o «borroncillo» que A.J. Navarro envía en 1774 al geógrafo de Su Magestad, Tomás López, a petición de éste. (Ex­traído del libro de Cristina Segura Graiño Diccionario de Tomás Ló­pez. Alme­ría).

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folios68. Un espacio suficiente, sin embargo, para que el meticuloso investigador provinciano pueda esbozar una escueta y ajustada descripción geográfica de la comarca en cuestión, con sus caminos reales, ríos, ramblas, sierras, poblados, cortijadas, ermitas, distancias...69 Completando esta enumeración literaria, Navarro adjunta un precioso plano de la misma comarca. Un «borroncillo», según su propio autor, «que puede dar alguna mejor idea que las apuntaciones solas»70. Un fiel corolario, añadimos nosotros, de los conocimientos directos adquiridos por su autor, día a día, paso a paso, sobre los mismos terrenos que describe. No obstante, se disculpa, de antemano, por la posible imprecisión «del borrador, que como no sé de reglas, ni de dibuxo -dice- y además mis ocupaciones no me permiten todo el tiempo que quiero, es preciso vaya defectuoso». Pese a estas cacareadas autolimitaciones de sus facultades pictóricas, sabemos que seguiría siempre valiéndose del dibujo, como complemento ideal para sus trabajos investigadores de campo71. Es más, con la definitiva e irónica frase, «Ed ío anche sono pittore», encabezará, andando el tiempo,

cionario Geográfico de Tomás López. Almería». Almería, Diputación, 1985 y Diccionario Geográfico de Andalucía: Granada». Granada, Don Quijote. 1990). 69. Realmente, su descripción abarca a toda la Vicaría de los Vélez. Es decir, a los dos Vélez, el Blanco (700 vecinos) y el Rubio; a María (330 Vecinos) y al Chirivel. Esta última, «población nueva, antes no era más que una venta y así se nota en algunos Mapas». Realiza, también, una oportuna detención en la Sierra de María, incluida su famosa Dehesa de la Alfaguara, a una legua de la villa, «que comprende cerca de una legua de pinar y carrascal, con mucha caza mayor y enmedio hay una torre y hermita». 70. En lo que respecta a la zona definida por Navarro, conviene advertir que ya existía un magnífico plano o mapa, realizado en 1721 por el ingeniero ISIDRO PRÓSPERO DE VERBOM. Dicha carta comprende parte de los Reinos de Granada y de Murcia. Es decir, desde la Sierra de Cazorla hasta las inmediaciones de Lorca. Fue realizado como estudio preliminar a los futuros trabajos del Canal de Huéscar. Se trata, en concreto, de un manuscrito a plumilla e iluminado a la acuarela, con orografía sombreada simulando relieve. Incluye, además, cultivos, vegetación de perfil, poblaciones, cortijos, infinidad de topónimos, caminos e hidrografía. Es, por tanto, un magnífico mapa topográfico, (pese a algunas inexactitudes de localización) que Tomás López debería haber conocido. No, así, A.J. Navarro (B.N. Sección Mapas, Ms. 45). Una buena copia de este plano puede consultarse en Atlas Histórico Forestal de Andalucía, S. XVIII, de MANUEL GÓMEZ CRUZ. Universidad de Granada, 1991. 71. Para Rojas Clemente, que contempló en directo algunos de estos dibujos, Navarro «dibujaba bien» (A.J.B.M. I,9,3,12). A este respecto, véanse las láminas de la obra Compendio de la Historia de los Animales, del propio Navarro. 72. ROJAS CLEMENTE: op. cit. A.J.B.M. I, 54,2. «Vélez Rubio». 73. M.N.C.N. Ms. No 326. 47

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sus Cartas o Paseos de 1789. Y como habíamos prometido, antes de dar por concluida esta etapa velezana, en la biografía de Navarro, nos vamos a referir a las provechosas investigaciones de campo llevadas a cabo por éste último, en los confines de su parroquia. Sobre todo, en busca de unos recursos mineralógicos que, desde el primer momento, se auguran enormemente atractivos. Tomarán cuerpo, así, unas incansables investigaciones que no se interrumpirían prácticamente nunca. Ni siquiera, con el traslado definitivo de su laborioso promotor a la ciudad de Baza, dentro del año 1777. Muy al contrario, éste procuraría continuarlas, en virtud de improvisados -y continuos- retornos a estas tierras, para él inolvidables. Y a donde, obviamente, con cualquier excusa, «venía a pasar algunas temporadas»72. De este modo, podríamos hablar del viaje cumplido en el verano de 1784, de la accidentada expedición invernal de 1785, o de la de agosto-septiembre de 1789, por citar alguna de sus visitas más conocidas. Fruto de estos trabajos son los diferentes yacimientos marmóreos o «minas», registradas por Navarro en esta jurisdicción. Él las localiza, en general, en los alrededores del cerro Maimón, en la falda o contornos del Castellón y en la zona de Piar. Las primeras pesquisas en este campo, debió de iniciarlas recién llegado a esta su nueva parroquia. Y, tal vez, aconsejado por el ingeniero D. Luis Chimioni, quien, probablemente, ya se había «pateado» por su cuenta la Sierra de María y sus aledaños. Así, al menos, se lo hacía saber el cura Navarro al Director del Real Gabinete de Historia Natural, en carta fechada en Vélez, el 28 de Agosto de 1776: «En una Sierra distante dos leguas deste pueblo, me dixo Dn. Luis Chimioni ingeniero, avía allado tres clases de jaspe. El primero Agático transparente, mejor quelqe. se halla en las zercanías de Granada, y Luzena, otro variado con pagizo, encarnado y blanco, otro destos dos últimos colores, y del primero tuve una muestra»73. Pero los resultados de sus propias pesquisas, en el terreno de las ágatas, no fueron para Navarro, en principio, todo lo optimistas que anunciaban las expec-

74. M.N.C.N. Ms. No 845. Baza, 15 de diciembre de 1784. 75. (C-4). 76. M.N.C.N. Ms. No 806. 77. M.N.C.N. Ms. No 822. 78. Vid Apéndice III: Relación general de las producciones remitidas en este envío. 48

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tativas. Por el contrario, muchos años después confesaría su fracaso, en carta dirigida al mismo corresponsal citado: «yo se que ai en dos partes de la Sierra de María Agatas, y tuve muestras que me dio un ingeniero llamado chimioni, que murió: las hize buscar, y gasté mui buenos pesos con un Cantero charlatán, que no las encontró; si mis ocupaciones, y la residencia de mi Yglesia no me estorbaran para buscarlas por mí mismo me persuado las hallaría. Ya sabe Vm quanto más ven los ojos delos aficionados, que los de un indiferente y Mercenario»74. Tuvo más suerte, sin embargo, con los mármoles o jaspe rojo y blanco del Maimón, y con los verdes y azules descubiertos, a la par, en la falda del Castellón y en otros rincones del mismo municipio. De la primera cantera citada -la del Maimón- hablará nuestro investigador, con admiración, en varios de sus escritos, pues debió de registrarla a fondo durante su primera etapa velezana. En todo caso, muchos años después, en sus Cartas o Paseos de 1789, Navarro se detendrá de nuevo frente a esta imponente mole marmórea, publicando, sin rodeos, «que aquella cantera está descubierta, y limpia, es muy basta, y se pueden sacar grandes columnas: está media legua de Velez Rubio, un quarto de Velez Blanco, a la vista del Camino, enfrente de la Cruz del Pinar. Me persuado -añade- se extiende por toda la Sierra, y que es el mismo qe. siete leguas al occidente se vé junto a Orze»75. En esta avanzada época de su vida -1789- ya hacía algunos años, precisamente, que se habían remitido, bajo su dirección y tutoría, las célebres carretadas de estos mármoles, con destino al Real Gabinete de Madrid. Así pues, sin perjuicio de referirnos más adelante, y con carácter general, a las estrechas relaciones mantenidas por Navarro con esta docta institución dieciochesca, trataremos de esbozar, aquí, una pequeña síntesis de la historia de estos yacimientos velezanos y de las muestras que de ellos se remitieron a la Corte. Cabe decir que es a partir de un viaje realizado a Madrid en 1784 por Navarro -ya canónigo de Baza-, cuando realmente se agilizan y cobran un definitivo impulso sus estudios en torno a los mármoles de la villa de Vélez Rubio. De la mano experta del amigo Franco Dávila, el erudito provinciano ha tenido ocasión de visitar las riquezas y curiosidades catalogadas en el Real Gabinete de Historia Natural. Allí, por encima de todo, le han fascinado unas bellísimas piedras duras

79. Carta de Franco Dávila. Baza 12 de marzo de 1785. 80. Ibidem.

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Arriba, la Sierra de María y su entorno, tal como aparece plasmada en el mapa publicado en 1795 por el geógrafo Tomás López. Abajo, «El Castellón», popular monte vecino a Vélez Rubio, infatigablemente explorado por el cura Navarro, a lo largo de sus expediciones cientí­ficas.

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-Conchites y Amonites, principalmente- que le recuerdan las vistas por él, años atrás, en las inmediaciones de Vélez Rubio. Franco Dávila se siente atraído por esta feliz coincidencia y conmina a Navarro -su transmisor- para que registre estos yacimientos. Así las cosas, nada más abandonar la Corte y sin pasar por Baza, nuestro hombre se dirige a Vélez Rubio, donde dedicará casi un mes -desde mediados de Julio a mediados de Agosto de 1784- a verificar la validez de sus antiguos descubrimientos. La zona que recorre ahora, preferentemente, son los alrededores del Castellón: «Al occidente del Pueblo -dirá en 1789, (C-4)- ay un Monte de piedra sobre el qual se ven las ruinas de un castillo, obra delos Moros: Todo el peñasco es marmol numismal y frumentario, fondo melado atraviesa la Rambla y se ve en muchas partes en las inmediaciones del Pueblo, y en algunos sitios es de un color Franciscano». Del mismo modo, abunda «al pie del Peñón de Pío y en el Barranco y tierras de Dn. Juan Gandía», así como en el Cerro de las Ánimas, donde también pueden hallarse fácilmente «trozos de Marmol encarnado y blanco de un color más bajo que el de Maimón». En el citado Barranco de Juan Gandía descubre los espatos cristalizados que, por su color amarillento, él confundió con topacios. Finalmente, superado el Cerro de las Ánimas, recorrerá con igual esmero el Pago del Chirivelico, punto en el que descubriría una atractiva «Mina de Cobre azul en granos, otra muy abundante en el Piar, y el Plomo se muestra en el Chirivelico, en el sitio que llaman la era alta acia el collado del Bancalejo y en otras partes de este término». Pero nos hemos adelantado demasiado. Ahora -18 de Agosto de 1784- ya finalizada su excursión velezana, Navarro puede escribir, satisfecho, a su amigo cortesano: «he elegido las piedras Numismales o Lenticulares, de las que he hallado tanta variedad, que tengo desde las pequeñas del tamaño de Caveza de Alfiler hasta cuatro pulgadas». La mayor de las encontradas piensa pulimentarla, siguiendo las expertas instrucciones recibidas en Madrid del propio Dávila. Aunque, en realidad, puede decirse que todo esto ya era conocido, de antemano, por el antiguo cura velezano. E, incluso, esperado. Sin embargo, ¿cómo negar un resquicio, siempre abierto, a la posible sorpresa?. Así debió de ocurrir, en efecto, cuando, inmediatamente, añade: «Pero este hallazgo -las Numismales- no es el que me ha dado más gusto, sino el de piedras, o sea marmol, formado de estas mismas, que yo dixe a Vm. ser marmol Conchites y mas bien devía llamarse Numismatites». Estos mármoles, una vez pulimentados, «al fin no estarán mal en el Gavinete al lado del Conchites y Amonites», que tanta admiración le produjeron a él, recientemente, a su paso por Madrid. De estos hallazgos, claro está, piensa remitir las correspondientes muestras al

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Real Gabinete. Tarea, por cierto, que no será un camino de rosas -según él-, dadas las enormes dificultades de comunicación existentes entre Baza y Madrid. Este hecho desesperará con frecuencia al diligente canónigo, y así lo hará constar en las sucesivas cartas a Franco Dávila. No obstante, en la fechada el 8 de Septiembre siguiente, dice tener preparadas, ya, «mui buenas piedras con betas azules, y granos azules que parece con mineral de cobre, y se hallan en Vélez Ruvio», en la mina del Chirivelico76. Pero el 11 de diciembre del propio año 84, junto a la novedad de haber encontrado, ¡por fin!, arriero dispuesto a transportar a Madrid estas recolecciones naturalistas, no elude algún que otro lamento, por la incomunicación y el atraso en que -según él- se vive en estas tierras. Ni siquiera ha podido encontrar, en Baza, un cantero de mediana instrucción, dispuesto a pulir las piedras velezanas, como a él le hubiera gustado: «Este pais es infeliz -se lamenta- ni ai quien entienda destas cosas, ni ai quien pulimente una piedra. En Vélez Ruvio que es un lugar no ai tampoco. Ya dixe a Vm. que avía un Monte -el Castellón- cuia basa es una roca formada de piedras lenticulares, y que avía pedido varios trozos, que avían de pulirse por distintas partes para que formasen distintas figuras. Las pedí de tres o quatro pulgadas, y de un dedo de grueso; como alli no ai Cantero, sino albañiles sin instrumentos convenientes, me han enviado una de medio pie y tres dedos de grueso pulimentada lo bastante para que pueda Vm. formar juicio: me ha agradado porque en muchas delas piedras lenticulares se descubren los circulos interiores, porqe. la piedra toma un buen bruñido. Otra han traido mas pequeña, qe. la han pulimentado por dos partes, y en la una se ven las lenticulares, con granos de trigo con sutura, y estas serán las frumentarias. Ambas van a Vm., y un pedazo o dos sin pulir, para qe. si agradan pida Vm las que quiera. En orden a las piedras lenticulares envío más de medio zelemín, de todas clases, aunque delas pequeñissimas han traido pocas, otra vez irán más»77. Este primer envío, por fin, llega a su destino en los últimos días del año 1784. En él, aparte de los mármoles velezanos anunciados, se incluyen, también, preciosas muestras del cobre azul y verde, procedente de las minas del Chirivelico y de Oria, y curiosas representaciones de los falsos topacios, amén de algún cuernecillo de Ammón o caracolillos petrificados que se hallaron entre las lenticulares78.

81. Ibidem. 82. Carta a Franco Dávila. Baza, 16 de marzo de 1785. 83. Id. Baza, 25 de marzo de 1785.

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Este envío es ampliamente elogiado, en su conjunto, por el Director del Real Gabinete de Historia Natural, Franco Dávila. E incluso no escatima adjetivos para la gran admiración que le han producido, en especial, las piedras de cobre de Vélez Rubio, cuya mina debería ser registrada por Navarro en el menor tiempo posible. A medidados de enero de 1785 recibe nuestro investigador los calurosos parabienes cortesanos y, antes de que finalice el mes, con la excusa de cumplir sus obligaciones como Delegado de los Caminos de Levante, parte de Baza para iniciar un viaje de exploración que le ocuparía por más de seis semanas. Constituye su primer objetivo, obviamente, el registro y la inspección de la Mina de Cobre verde, del pago del Chirivelico, aunque en esta ocasión extenderá sus correrías hasta otras minas ubicadas en otros municipios, como Lubrín, Bédar, Oria y tierras comarcanas. Desgraciadamente, esta aventura invernal se ve paralizada en muchos momentos, a consecuencia de un tiempo extremadamente helado. El temporal de nieves le obliga a vivir aislado e inerme, en algún que otro cortijo, durante semanas enteras. Pero, al menor descuido, «En los ratos que me permitía el tiempo hacía mis salidas -según nos cuenta-. En Vélez Rubio fui al sitio en donde se hallaron los granitos azules, y verdes, que Vm. elogia en la suya, y que siendo mina de Cobre, me encargó la registrase, por si se hallavan piedras dignas de esse Museo. La Mina es un Barranco de tierra calcaria formada de las rocas de marmol Conchites, que se van descomponiendo»79. En este lugar -Pago del Chirivelico y aledaños- va encontrando diferentes granitos de variados y atractivos colores, algunos «de dos y tres varas quadradas»: verde pálido, azul, verde en capas, blanco salpicado de azul, «verde oja seca con un blanco de leche», etc. «Destas piedras recogí hasta unas doce arrobas en ellas quatro grandes de amas de dos arrobas cada una, por si agradaban, remitirlas después de averlas recortado. Una hice que la amolaran (porqe. no avía quien la pulimentase), el azul recive un hermoso lustre, lo demás no tanto, es el azul mui subido como el mejor de Prusia. He formado dos dibujos; pero ni tengo colores, ni se gastarlos. Ellos servirán para qe. Vm. forme idea, y en caso de agradar estas piedras remitire las que guste»80. Además de esta mina, parece ser que ha registrado otras tres de cobre verde, en el propio término de Vélez Rubio. Pero el mismo vendaval reformista, incul-

84. ELENA ZÚÑIGA ALCÓN hace referencia a estos envíos de Navarro -1785- en su trabajo titulado «La Colección de Lapidarios de mármol Almeriense del Museo de Ciencias Naturales de Madrid». (En «Actas del Encuentro sobre Recursos Naturales del Sureste 53

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cado por él a sus antiguos parroquianos, se ha vuelto ahora contra sus rectos y razonables principios. El problema radica en que una de estas minas «se empezó a trabajar en estos días pasados por unos vecinos deste pueblo excitados por un charlatán, qe. sin preparar la mena la puso en hornos de donde salían 48 libras de metal crudo de sesenta de Mena. La mala figura, color y constitución deste metal, sin afinarse ni prepararse los disgustó, y no siguieron en los trabajos; pero me persuado que un inteligente savrá hacerlo util. Además, en todas partes se ven muestras de plomo, y más arriba de la mina azul se hallan unos guijarros, o trozos de plomo cuviertos de una corteza de tierra calcaria y sueltos rodando exparcidos acá y allá»81. También ha aprovechado este viaje para mandar cortar y preparar las piezas de mármol encarnado y blanco del Maimón, igualmente solicitadas por Franco Dávila en su carta de enero. Esto cumplido, Navarro saldría de los Vélez para dirigirse a los otros lugares de Almanzora y Filabres, citados anteriormente. Retornaría a Baza en los umbrales de la primavera de 1785. A los pocos días, 16 de marzo, escribe a Franco Dávila anunciándole los detalles de su próximo envío: «como lo que ahora ha de llevar se reduce a piedras, deseo me diga Vm. quantas quiere le remita delas azules, si tres o quatro o mas aun, y si han de ir las grandes, qe. pesa cada una dos o tres arrobas. Espero el aviso de Vm. para disponer los cajones y sus preceptos, que obedeceré»82. El arriero se anuncia para el próximo seis de abril. Sin embargo, antes de esta fecha, el 25 de marzo, salen rumbo a Madrid dos frailes jerónimos de Baza, con los que Navarro aprovecha para remitir al Real Gabinete unas pequeñas muestras del mármol azul de Vélez Rubio83. A pesar de todo, y desmintiendo a los precedentes anuncios, el cargamento principal de este segundo envío no podrá ser transportado a Madrid hasta el 10 de Octubre de este mismo año 85. Dos días antes de esta fecha, el canónigo bastetano escribía a Franco Dávila poniéndole en antecedentes. El arriero zujareño, Antonio Hortal, sale, por fin, en la fecha fijada. Con él llevará un cajón que pesará de tres a cuatro arrobas, cuyo especial contenido lo constituyen, claro está, los diversos mármoles de Vélez84:

celebrado en Cuevas de Almanzora». Almería IEA, 1997, pp. 505-509). 85. Carta a Franco Dávila, Baza 8 de octubre de 1785. 86. D. Juan Gandía es Profesor de Botánica y Socio de la Económica de Vera, como veremos más adelante. 87. (C-4). 88. VERA: ciudad realenga, adscrita al partido de Baza, con 672 vecinos en 1718-1725 (B.N. Ms. 2274); 1.338 vecinos en 1760 (R.A.H. Lo 9/6358) y 8.090 habitantes en 1786 (R.A.H.

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«El mayor peso nace de una piedra de palmo en quadro del Marmol Conchites de Vélez Ruvio, que me dixo Vm. quería para hacer cortarlo, y pulirlo de modo que las piedras numismales de que se compone se vean de canto, de plano etc. Lo he hecho cortar, y va sin pulir, Vm. save qe. recive hermoso pulimento, y lo hará labrar asu gusto. Esta piedra, a la vista tosca, hace el mayor peso»85. Dos semanas más tarde, Franco Dávila acusaría el recibo de estas nuevas producciones, alabando la belleza y la calidad intrínseca de las mismas. Despidámonos, pues, de este capítulo, transcribiendo la minuciosa descripción del mármol del Castellón, que el Canónigo Navarro aporta en sus Cartas o Paseos de 1789. Es decir, el descubrimiento que tanta sorpresa le produjo, durante aquel mes de Agosto de 1784, según vimos más atrás. Dice así: «Este marmol es singular, por componerse de piedrecitas Lenticulares qe. lo hacen tan apreciable como el Lumachello delos Ytalianos. Estas piedrecitas son cuerpos Marinos que pertenecen a los Testaceos; pero no está decidido a que clase deven agregarse. Quando el marmol se pule de modo que se corten de canto las piedrecitas presentan una muchedumbre de granos de Trigo, y pr. esto le dan el nombre de Marmol frumentario. Si se cortan de modo que presenten su plano, descubren o círculos espirales, o rayos que salen del centro a la circunferencia; y entonces se llama Marmol Numismal. Recive muy bello pulimento, y entre las muestras que he recogido ay dos Piezas singulares. Una Turbinita, cuyo gajo es marmol frumentario y un trozo de este mismo marmol, en el que se ven clavados Erizos Marinos delos qe. llaman cidaris mammilaris. Por una parte se descubren trozos de ellos, por otra el marmol como numismal, en otra como frumentario, y en los huequecillos cristalizaciones pequeñas en puntas exagonas. Las Piedras lenticulares de que se compone se hallan sueltan (sic) al pie del peñon de Pio, en el Barranco y tierras de Dn. Juan Gandía86, en donde se encuentran muchos Herizos, tambien delos que llaman Turbante o Bonete Turco, y delos Spatagoides con otras muchas conchas petrificadas. Sobre el Banco de Marmol numismal que se ve en el cerro que llaman de las Animas trozos de marmol encarnado y blanco, de un color mas bajo que el de Maimon, del qual he hablado antes»87.

Lo 9/6222). 89. Es ya muy abundante la bibliografía relativa a las Sociedades Económicas. Entre la propia del siglo XVIII, es fundamental SEMPERE Y GUARINOS y su citada Biblioteca de Escritores de Carlos III; especialmente, los tomos V (pp. 135-228) y VI (pp. 1-43). Respecto a sus Manuscritos, Vid. R.A.H. «Coleccion Sempere», Legajos 9/5208, 9/5209 y 9/5211.

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II-2. LA SOCIEDAD ECONÓMICA DE VERA Y LOS AMIANTOS DE LUBRÍN Ya en los últimos tiempos de la etapa velezana de Navarro, comienza a funcionar en la ciudad de Vera su Sociedad Económica de Amigos del País88. La solicitud para la implantación de la misma se lleva a cabo en 1775, pero no se aprobarán sus Estatutos hasta el año siguiente, 177689. Las «Económicas» son el vehículo de que se vale el Despotismo Ilustrado, para conseguir, desde arriba, sus objetivos reformistas. «Cuerpos ilustres -les adjetivará Navarro- que ha formado el amor al bien común y a la utilidad pública»90. El promotor de la idea resulta ser uno de los más auténticos paladines del movimiento ilustrado: el mismísimo don Pedro Rodríguez Campomanes, al que Navarro admiraría sin reservas, como tendremos ocasión de comprobar más adelante91. La Sociedad Económica de Vera, de la que el cura de Vélez Rubio parece haber sido uno de los principales promotores, es la primera que se establece en el Reino de Granada, y la cuarta que lo hace en toda España92. Intentará acoger,

Entre la bibliografía actual, GONZALO ANES: Economía e Ilustración en la España del S. XVIII. Barcelona, 1976. J.L. CASTELLANO: Luces y Reformismo. Las Sociedades Económicas de A. del P. del Reino de Granada, en el S. XVIII. Granada, 1984. Para Vera, concretamente, PAULA Y JORGE DEMERSON: «La Sociedad Patriótica de Vera y su jurisdicción (1775-1808)». Anuario de Historia Contemporánea, Granada 1984, no 11, pp. 5-98. 90. A.J. NAVARRO: Oración Fúnebre del Señor Carlos III, p. 33. 91. «Autor o principal restaurador - a juicio de Sempere y Guarinos- de las ciencias y artes útiles y de los establecimientos que más han influído en el bien de nuestra Monarquia»(R. A.H. Lo 9/5208, Fo 229 v.). 92. El 18 de febrero de 1775 llega a la ciudad de Vera el «Discurso sobre el fomento de la Industria Popular», cuya autoría es asignada por todos, sin discusión, a Campomanes. Este texto viene acompañado de la Real Resolución de 18 de noviembre de 1774, en virtud de la cual se fomenta la instauración de Sociedades Económicas de Amigos del País. Acompaña, también, la Carta orden de D. Luis Carvallido, Intendente del Reino de Granada, abundando en la misma cuestión. Estas novedades se hacen públicas en el cabildo celebrado por el Ayuntamiento el 20 de marzo de 1775. Pues bien, aunque su nombre no figura entre los promotores -por no estar avecindado, a la sazón, en esta ciudad- Navarro debió impulsar directamente estos primeros pasos de la Sociedad de Vera. Su amigo íntimo, el P. Martínez Tercero, así lo confirma: «Aquel vivo zelo y aplicación para fundar y establecer las Sociedades patrióticas de Vera y Baza, siendo muchos años Director de esta y Socio de aquella y de la de Granada». La autoridad del P. Martínez es incuestionable, pues vivió muy de cerca la peripecia vital de Navarro (Oración Fúnebre, 56

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bajo su égida renovadora, a todos los individuos «del primer orden», avecindados en las ciudades de Vera, Mojácar, Almería o Lorca, y en las demás villas y lugares confinantes. Dentro de este amplio radio de acción, Vélez Rubio será, por cierto, uno de los lugares que más socios aporte al flamante instituto, capitaneados todos ellos por su cura, el Dr. Navarro. Acuden, claro está, en calidad de socios correspondientes93. Aunque, en lo que respecta a Navarro, muy pronto -siempre antes del 28 de Junio de 1776- pasará a ser considerado Socio Honorario94. No en vano, este antiguo Catedrático de Teología Moral de la vicaría veratense -según dijimos- sería llamado a constituirse, desde el primer momento, en uno de los más firmes pilares de la incipiente Sociedad95. Como primera providencia, los promotores oficiales de la Patriótica de Vera encargan al cura de Vélez Rubio la realización del dibujo que les habría de servir de sello o empresa. Navarro lo entrega finalizado, al poco tiempo, y, desde ese momento, su emblema se constituirá en el embajador «plenipotenciario» de los

fo 8). 93. El 22 de julio de 1775 los socios de Vélez Rubio componen un grupo de 27 vecinos, de los cuales, con Navarro a la cabeza, 13 son Clérigos, 3 Militares, 3 Médicos, 3 Funcionarios del Estado, 3 probables Hacendados y, curiosamente, 2 Profesores de Botánica, D. Ignacio Martínez y D. Juan Gandía (A.R.S.E.M. Lo 28, No 23. También, en J.L. CASTELLANO: op. cit. pp. 375-6. Los Demerson sólo citan 25 socios de Vélez Rubio: P y J. DEMERSON: op. cit. pp. 84-85). 94. (A.R.S.E.M. loc. cit.). Otros méritos aparte, tal vez deba este título al hecho de haber presentado en la nueva institución unos Elementos de Física, escritos por él mismo y destinados a modernizar la enseñanza de la juventud noble o hidalga, afiliada a los Amigos del País de su entrañable ciudad (A.R.S.E.M. Lo 28, No 22). 95. Conviene advertir, sin embargo, que Navarro no es el único intelectual ilustrado de cierto renombre salido de la comarca. Pero sí, el más próximo. El P. Maestro Fr. Pedro de Torres, del Orden de S. Francisco de Paula, natural de Vera, es el fundador de las Sociedades Económicas de Almuñecar (1776) y de Motril (1786). Uno de los hombres más acordes con las ideas imperantes en el Reinado de Carlos III, sería nombrado Socio Honorario de la Sociedad Económica Matritense, luego de haberse alzado con el primer premio de investigación, en 1784, por su Memoria sobre el problema de los Abonos, impresa en Madrid el mismo año. Poco después, publicaría su interesante estudio agrarista -especialmente dedicado a la Agricultura del litoral granadino- titulado Diversión Honesta (Granada 1785). El 11 de mayo de 1788 sería elegido, en Barcelona (ciudad en la que acaba de predicar), padre General de su Orden, por la nación española; junto a Fr. Claude Guenebart, por la francesa, y a Fr. Vicenzo Pignatari, por la italiana (Gaceta de Madrid: 1 de Agosto, 1788). Será autor, además, de varias Memorias inéditas, creador de Escuelas de Agricultura, Socio del Instituto de París, etc. Por todo ello, la Sociedad de Vera, su patria, le nombra Socio Honorario en torno a 1788 (A.R.S.E.M. Lo 28, No 23).

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Arriba, dibujo realizado por Navarro, en 1776, para la Real Sociedad Patriótica de Vera, la cual lo adoptó como «emblema» en la edición de sus estatu­tos. (Biblioteca de la Diputación Provincial de Alme­ría). Abajo, aspecto de la ciudad de Vera, a mediados del s. XVIII. (Catastro del Marqués de la Ensena­da. Reproducción de J.L. Ruz: Alme­ría y sus pue­blos a mediados del s. XVIII).

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Amigos del País de la emprendedora ciudad litoral96. Aunque, desde luego, no será el único trabajo realizado por Navarro en este tiempo, con destino a los societarios de Vera. Casi simultáneamente al sello o empresa, presenta unos «Elementos de Física» o «método simplificado para la enseñanza de la Física»: un claro intento de vulgarizar el conocimiento de los estudios útiles, el buen gusto por las ciencias exactas, entre los jóvenes alumnos, «los Caballeritos» de la nueva Sociedad97. Y es que el polifacético Navarro, aparte de otras razones, como las de afecto y paisanaje, en esta pionera institución encuentra una tribuna pública en la que verter sus ya variados y sólidos conocimientos, teóricos y prácticos. Y en la que, al mismo tiempo, -en un viaje de ida y vuelta- puede oxigenar sus propias ideas, absorbiendo las últimas corrientes renovadoras que, por vía directa, llegan de la Corte98. Y unido a Vera permanecerá siempre. Muchos años después, incluso, de que su propia promoción personal le obligue a avecindarse en la ciudad de Baza. Un hecho que, como ya hemos dicho, tendrá lugar en 1777. Según esto, el 20 de enero de 1779, cumpleaños del rey Carlos III, se celebra, por fin, la primera Junta Solemne o inauguración oficial de la Sociedad Econó-

96. Es lo que hoy llamaríamos un «logotipo». «En él venían fiel y elegantemente reproducidos todos los elementos descritos en los estatutos, agrupados dentro de un círculo ligeramente elíptico (...) A guisa de orla, había dispuesto el artista una serie de objetos simbólicos alusivos a las tres principales actividades de la comarca: agricultura, pesca y artesania (...). Particularmente logrado, armonioso y sugestivo, el emblema de Vera no sólo rivalizaba con los de otras Sociedades, sino que superaba a muchos de ellos». (P. y J. DEMERSON: op. cit. pp. 14-15). 97. A.R.S.E.M. Lo 28, No 22. 98. Como instituto protegido por la Sociedad Matritense, ésta remitirá a su agregada de Vera oportunas publicaciones -Memorias, periódicos, libros, etc.- con las que ayuda a mantener enhiesto el espíritu reformista, que cabe presumir en toda sociedad patriótica. Entre otras donaciones, se remiten las interesantes Memorias publicadas por la Matritense (Memorias de la Sociedad Económica Matritense. Madrid. Por don Antonio de Sancha. Impresor de la Sociedad. MDCCLXXX-MDCCXCV, 5 volúmenes). 99. Es un hecho, que el Rey ayudó directamente, desde sus comienzos, a la Sociedad de Vera: «En efecto, Carlos III corrió con sus gastos iniciales, como impresión de estatutos, gravado del sello y sobre todo puso a su disposición una cantidad apreciable que le permitió emprender sus tareas sin tardanza» (P. Y J. DEMERSON: op. cit. p. 75 ). 100. Sermon del Patriotismo Christiano que en la Primera Junta Pública que zelebro la Real Sociedad patriótica de Vera y su jurisdicción, dixo el Dr. D. Antonio Jose Navarro, Canónigo Lectoral de la Santa Iglesia de Baza, Socio Honorario. Año 1779. (A.R.S.E.M. Lo 59

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mica de Vera: «se retrasó unos años -según Paula y Jorge Demerson- por causa de ciertas desavenencias surgidas con el alcalde»99. Ni que decir tiene, el llamado para pronunciar el discurso inaugural es el, ahora, canónigo Lectoral de la Colegial de Baza, doctor don Antonio José Navarro. Glosando el argumento temático del «Patriotismo Cristiano», el orador expone el estrecho maridaje que debe de existir entre patriotismo y religión, verdaderos nortes de la Sociedad Económica100. Por ello, no siente el menor empacho en lanzar sus diatribas contra los filósofos y libertinos de la última hornada, enemigos a ultranza de la santa religión. Luces y Religión deben de ser compatibles101. Aprovecha, también, este viaje inaugural de 1779, para presentar -a instancia, probablemente, de la propia institución veratense- el Plan de una historia de la jurisdicción de Vera y pueblos vecinos que se han unido a la Real Sociedad Patrótica erigida en dicha Ciudad102. Un interesantísimo documento, en fin, en el que Navarro vierte todas las inquietudes que en esos momentos alientan su proyecto ilustrado: una historia científica, para un desarrollo y un aprovechamiento útil del país. Y cuando él dice «país», se está refiriendo unívocamente a lo que entiende por tal: «El país cuya historia se ha de escribir, principiará desde la Costa de Vera hasta el puerto de las Aguilas, seguirá por Lorca, Vélez, Huescar, Baza, Almería y, siguiendo la costa por el Cabo de Gata vendrá a concluir en Mojácar»103. Es decir, la redonda geográfica a la que el investigador Navarro dedicará todos sus desvelos, toda una vida de andanzas y trabajos. En efecto, Solo hablo -escribirá en sus Cartas o Paseos de 1789- de la pequeña parte del Reyno de Granada comprehendida entre una línea que desde Almería suba alo más alto de Sierra nevada, baxe desde allí por el río Fardes, y por la Sierra de Huéscar caiga a Lorca, y entre en el Mar por Cope junto a Aguilas»104.

28, No 3). 101. Más adelante veremos cómo Navarro tratará de establecer una oportuna separación entre los conceptos de «Filósofo impío» (Enciclopedista) y de Teólogo ilustrado (él mismo), que algunos contemporáneos trataban de confundir, metiéndoles en el mismo saco. JUAN PABLO FORNER, con otros muchos, se convertiría, también, en apologista de España y de su Religión, frente a Masson de Murvillier y a otros enciclopedistas franceses que habían pretendido ridiculizar a la Ilustración española. Forner lanza su conocida Oración Apologética, Sempere, su célebre Ensayo de una Biblioteca de los mejores escritores del Reynado de Carlos III, etc. etc. Todos, en apoyo de una ciencia o de un patriotismo no reñido con la religión. (Cfr. JOSÉ LUIS ABELLÁN: Historia crítica del Pensamiento Español. T. III. Madrid. Espasa Calpe, 1981, pp. 822-829). 102. A.R.S.E.M. Leg. 28, No 4. Este trabajo aparece publicado, íntegramente, por P. Y J. DE-

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A propósito de este «Plan», importa decir que en esta época el cura velezano se muestra muy influido por una obra enormemente popular a la sazón: el Diccionario de la Salud del médico suizo Tissot105. No es casual, por tanto, que una de las comisiones que se piensan establecer en la Sociedad Económica de Vera, en 1775, sea la denominada «Salud pública e historia natural», cuyo principal cometido debería ser «difundir entre los profesores el célebre tratado de Tissot, sobre Las enfermedades mas frecuentes de las gentes del campo»106. En 1779, la misma Sociedad intentaría fomentar entre los médicos el conocimiento de esta obra. «Incluso desde 1780, empezaron a redactar, tomándola por modelo, sus propias observaciones clínicas, con la intención de formar un tratado o por lo menos una cartilla sobre los remedios más adecuados para las enfermedades de la ciudad y sus inmediaciones»107. Como puede verse, la idea está en plena concordancia con los dictados del Plan creado por Navarro para esta institución, cuyo impulso influyente no ha debido de andar muy lejos de estas novedosas prácticas. A este «Plan» nos referiremos en el epígrafe siguiente, II-3. También en 1779, Navarro presenta a la Sociedad veratense una «Historia de los cuadrúpedos que tenía redactada y había de ser el primer volumen de una serie que

MERSON, en la obra citada, Apéndice IV, pp. 91-94. 103. Ibidem. 104. (C-11). 105. SIMON ANDRE TISSOT (1728-1797). Científico muy conocido en la segunda mitad del siglo XVIII, regentó la cátedra de medicina de Lausana, ciudad en la que murió. Sus obras, escritas en latín y en francés, ocupan diez volúmenes (París 1789). Pero sería su Avis au peuple sur santé, un tratado de divulgación de la medicina popular (1761), el que gozaría de una enorme popularidad en toda Europa. Navarro citaba ya esta obra en 1773, en su Compendio de la Historia de los Animales (pag. 324), y seguiría refiriéndose a ella en obras posteriores. 106. P. y J. DEMERSON, op. cit. p. 23, nota (26). 107. Ibidem, p. 235. 108. Ibidem, p. 68. 109. Cfr. nota (45). 110. (C-4). 111. (C-3). «Entre los Quadrúpedos -había escrito Navarro a Franco Dávila, en 1776- no ai por aqui cosa especial; se han muerto Lobos Zervales, que equivocan con los tigres, y en el Río Almanzora he visto una especie de animal, que deve ser el que Buffon llama

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estaba componiendo y esperaba ver pronto en letras de molde. Venía ilustrada con láminas inspiradas en Buffon y otros naturalistas, y algunas dibujadas por él»108. Como podemos comprobar, se trata de la misma Historia de los Animales... escrita en 1773, en Vélez Rubio, a la que ya nos hemos referido anteriormente109. Del mismo modo, aprovecha su estancia en Vera para presentar un Discurso sobre el Lince o Tigre Borde, una especie de felino, abundante en estas tierras del Sureste peninsular; no, así, en el resto de Europa. Las diferencias entre uno y otro radicaban en poseer, el de aquí, un tamaño mayor de lo común y unas manchas circulares, parecidas a las de la pantera. Por esta razón se le conocía en la comarca veratense con el nombre vulgar de «tigre borde». Y no era la única denominación vernácula, pues, como veremos en otros escritos de Navarro -Cartas o Paseos- al referirse al pueblo de Cúllar de Baza, dirá al respecto: «este terreno (...) es mui común el Gato Cerval, que aquí nombran Gato de Clavo, fiera más corpulenta, y fuerte en este país que en otros de nra. España: Es el Lobo cerval, el Lince delos antíguos, cuya descripción y figura vera Vm en la Historia Natural del Conde de Buffon»110. A todo ésto añadiría después que en las sierras de Baza y de Filabres abundan, entre otras especies, «los gatos zervales, Gatos monteses» etc 111. Se tiene noticia, igualmente, de la lectura realizada por A.J. Navarro, en Junta General de la Sociedad Patriótica de Vera -fecha indeterminada- de una «Memoria sobre el amianto hallado en la Villa de Lubrín y sus utilidades»112. Desde luego, estamos apuntando hacia una de las primeras inquietudes mineralógicas de Navarro: los amiantos de Lubrín. Paseando por los montes de su patria, muchos años atrás, nuestro hombre descubrió trozos de este mineral fosilizado y, tras estudiar y analizar sus particularidades, se lanzó a divulgarlas entre el mundillo ilustrado

Geneta» (M.N.C.N. Ms. No 326). 112. P. y J. DEMERSON: op. cit. p. 70. Se trata de un Discurso sobre la formación y los criaderos de este mixto, su incombustibilidad, los distintos estados en que se encontraba este fósil, los modos de hilarlo y los resultados de sus ensayos (Ibidem). 113. Carta a Franco Dávila, 10 agosto 1776. 114. Ibidem. 115. Ibidem. 116. Ibidem. 117. Ibidem. Dada la ambigüedad aparente de este elemento, hubo un tiempo en que no se sabía si pertenecía al Reino mineral o al vegetal. Por esto mismo, era conocido como el

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de la época. Para ello, remitiría a los interesados sendas cartas, en las que incluía pequeñas muestras de su hallazgo, «un mazo de fibras largas de una tercia, tan delicadas, y blandas que podían bien equivocarse con el mejor lino»113. Años después, en 1771, con ocasión de un viaje realizado a Madrid, tiene oportunidad de llevarse en el equipaje varias muestras de las distintas clases de amianto obtenidas en su patria y las presenta, entre otros, al célebre Padre y Maestro, Enrique Flórez -uno de los anteriores destinatarios de sus cartas-; al Mediero de Su Majestad, el activo hacendista D. Manuel Mendicho, y a otras altas jerarquías de los Reales Consejos. Todos se decantan, a la sazón, en apoyo de este mineral, dirigiendo el propio Rey «sus cartas circulares» a los Gobernadores, en beneficio del mismo.114. El juicio del autor de La España Sagrada es concluyente. En efecto, «El famoso escritor, de quien he hablado, -recordaría Navarro- comparó el Amianto, que le llevé, con el de Siberia, y de otros Reynos de Europa, y confesó le aventajaba el de mi Patria»115. En esta ocasión, sin embargo, no se atrevió a presentar su descubrimiento al Director del recién creado Real Gabinete de Historia Natural, por timidez o por miedo, tal vez, de que sus muestras desdijeran al lado «de la magnífica colección». Pero en 1776, sin haberse obtenido aún una resolución oficial, el cura de Vélez se decide a jugar la importante baza de D. Pedro Franco Dávila, Director del citado Real Gabinete, a quien escribe ofreciéndole sus producciones y hallazgos, por si pudieran interesar a esta ilustrada institución116. Son tales las excelencias y delicadeza de su amianto -asegura- que «si yo no huviera registrado el sitio donde se halla, lo huviera juzgado Planta. Pero he paseado el Monte, he cavado en la Mina (...) y he quedado convencido de que no merece se le honre con la Vida Vegetativa. Ya los Phísicos lo proscribieron del Reyno Vegetal; pero andan tan tímidos en declarar su naturaleza», que nuestro andorrero clérigo se desespera117. Él sí lo afirma con rotundidad, pese al desdén con que su juicio es mirado por muchos «Philosophos» o «Phisicos» profesionales, que no le perdonan su osado intrusismo. Así se lo hizo saber a un

«Duende de la Phisica», según el propio Navarro. (Ibidem). 118. Ibidem. 119. Vélez Rubio, 28 de Agosto de 1776. 120. Ibidem. 121. Del primero de ellos escribiría, en 1789, en sus Cartas o Paseos: «no me atreveré a afirmar que sea el Asbestus Inmaturus de Linneo, porque este más bien será otra variedad que se encuentra de Amianto Leñoso, o ferreo, quando el otro está como cristalizado. M.

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El Padre Enrique Flórez, a quien Navarro debió de conocer durante los años en que éste vivió en Alcalá de Henares. Curioso dibujo, realizado en 1774 por el párroco de Lubrín, en que se sitúa a esta loca­lidad en el centro del levante almeriense. (Ex­ traído del libro de Cristina Segura Graiño Diccionario de Tomás Ló­pez. Alme­ría)

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Catedrático de Valencia, que le pidió su parecer al respecto, tiempo atrás. Mas, lo que importa ahora: en caso de que interese al Real Gabinete esta noticia, «pasaré a hacer algunas excavaciones, sacaré lo que pueda, que remitiré a ud. por el conducto que me señale que si fuere necesario embiare la descripcion topografica del Pueblo y del Sitio, donde se encuentra; y tambien lo que observé qdo. me atreví, sin ser mui phisico, a philosofar»118. Como veremos en otro lugar, con la amplitud que merece, Franco Dávila responde entusiasmado a esta noticia del cura de Vélez, quien, a su vez, le devuelve la fineza, a vuelta de correo, prometiendo remitirle «un buen cajón» con los diferentes amiantos de Lubrín, acompañado de «un papelillo» o explicación de sus propias investigaciones. «Papelillo», por cierto, que, junto a esta segunda carta dirigida a Franco Dávila119, serían la base del posterior «Discurso Físico» sobre el mismo tema, leído en la Sociedad Patriótica de Vera. En la última carta citada, en efecto, Navarro pergeña una pormenorizada descripción del yacimiento lubrinés -»Barranco del Marchal acia el collado mirando al Sitio que llaman el Puerto»- de la forma en que aparece el amianto y de sus propias conjeturas técnicas, al respecto. Pues todo «se fundaba sobre lo que vi en el sitio, donde se cría». O se criaba. Porque, tras su alejamiento de Lubrín, emuladores inexpertos o el simple abandono habían dejado su huella en el Barranco del Marchal o mina primitiva. Por ello, «Si el destrozo que han hecho en el Sitio -promete- me dexa recoger pedazos de todas clases, tendrá U. cajones bien provistos para philosophar, y darme la satisfacción de lograr el fruto de sus pensamientos»120. Naturalmente, aprovecha el escrito, también, para pasar revista a las distintas clases de amianto observadas en Lubrín, entre las que sobresalen el «vidrioso, o como dicen en el Pais, punchoso de color azulado verdoso», el arcilloso, el pardo, el blanco, etc121. Y finaliza esta carta, prometiendo: «Paso a mi Patria para disponerlo».

Pennant en su Viage a la Isla de Anglesey habla de un Asbesto parecido al cristalizado de Lubrín» (C-3). 122. Baza, 20 de octubre de 1776. 123. Baza, 6 de Noviembre de 1784. 124. Viaje realizado, como ya sabemos, a Madrid y a Vélez Rubio, desde el mes de Mayo al mes de Agosto de 1784, por cuyo motivo debió ser reconvenido por las autoridades de la Colegial de Baza. Navarro se siente frustrado y así lo demuestra el 15 de Diciembre siguiente, al insistir: «si mis ocupaciones y la residencia de mi Yglesia no me estorbaran

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Es decir, para extraer las muestras de amianto que habría de remitir a Madrid. Y que debió de cumplir pronto esta visita lo demuestra el hecho de que, el 20 de octubre del propio año 1776, Navarro se referiría ya a este envío, como a cosa pasada y consumada. Estas muestras, dada su calidad, sabemos que pasaron inmediatamente a engrosar las colecciones del Real Gabinete122. Existe un inexplicable vacío de ocho años en las relaciones mantenidas entre Navarro y Franco Dávila -detalle que ya analizaremos en otro lugar-, pero, andando el verano de 1784, estos lazos de amistad se reanudan, al parecer, con más fuerza, al hilo de un viaje realizado a la Corte por el primero de ellos. Es entonces, cuando Navarro decide registrar metódicamente las minas de amianto de Lubrín. Operación que, aconsejado por Franco Dávila, debería de dirigir él personalmente, «no deviendo fiar a otro este cuidado», según nos informa el propio Navarro. Sin embargo, las inoportunas obligaciones eclesiásticas, como tantas veces, le impiden, también ahora, cumplir con este compromiso. Por eso, el 8 de Septiembre del mismo año, escribe al Director del Real Gabinete, en estos términos: «y porque el Amianto y Micas de mi Patria están distantes de aquí -Baza- dos jornadas, he remitido dinero, y he encargado aun Amigo haga excarbar quanto se necesite para traerme las más grandes, y más hermosas piedras», de todas las variedades. Dos meses después, podía ya anticipar a Franco Dávila: «No he querido responder a la apreciable de Vm. de 17 de Septiembre hasta tener acopiado el Amianto, que le prometí. Oy -6 de Noviembre- me escrive mi Comissionado ha recogido entre trozos grandes, y pequeños hasta diez arrobas. Me persuado avrá mucho de desecho, y tambien qe. avra despreciado algunas piezas, que merecían guardarse: por esto, aunqe. el sitio, en donde se encuentra esta diez y siete leguas de mi residencia, pienso pasar allá afin de separar lo inutil para no aumentar gastos de conducción, y recoger si han despreciado algo de singular. La mina primitiva se cegó, y aunque envié dineros bastantes para hacer todas las excavaciones conducentes, no las hicieron, siendo mui dudoso, y contingente hallar después de muchos gastos cosa de provecho. Una casualidad ha descuvierto el que se ha recogido. Un Leñador arrancando raíces descubrió algunas muestras en la misma montaña, y seguro de que le avía de regalar mi comissionado, le dio aviso, quien a costas de algunos jornales ha sacado la cantidad expresada»123.

para buscarlas por mi mismo me persuado las hallaría»: las producciones naturalistas en cuestión. 125. Baza, 15 de Diciembre de 1784. 66

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Desgraciadamente, el viaje a su patria no pudo realizarlo tampoco en esta ocasión. Sus obligaciones -¿tal vez, prohibición del Abad?- le tienen atado a su silla colegial. De ello se lamentará en su próxima carta, fechada el 11 de Diciembre siguiente: «yo no he podido por mí mismo visitar los sitios, por mi precisa residencia en esta Yglesia, con motivo del tiempo que gaste en mi Viage124 y me veo precisado a valerme de gentes ignorantes, que conociendo mi pasión me engañan». Cuatro días después, 15 de Diciembre, ya puede hacer pública la decepción que ha sentido, al recibir de Lubrín el encargo esperado: «El Amianto me ha desazonado más que todo. El que se sacaba de la Mina antigua que estaba bien profunda, salía mui blanco, o perfectamente dorado». En cambio, el obtenido en la actual mina, «con las lluvias del año pasado, y las presentes todo está húmedo y (...) ha tomado un color mui sucio y feo». Hasta tal punto le desagrada, que dudó entre enviarlo o no al Real Gabinete de Historia Natural. Al final, optó por lo primero, eligiendo los trozos más presentables de cada una de las variedades. Y cierra la cuestión: «En fin, Quando yo pueda registrar los sitios yo los sacaré más perfectos, blanco, y hermoso; por ahora tenga Vm. paciencia, y si deste quisiere más, me queda mucho» 125. Al día siguiente saldría el cajón, rumbo a Madrid, en donde los amiantos fueron gratamente recibidos e incluso admirados126. Veinte años más tarde, Rojas Clemente visitaría estos yacimientos y los cortijeros de aquellos parajes le recuerdan los trabajos realizados allí por «El Famoso Abad Navarro, hijo de este humilde pueblo (quien) dio a conocer el amianto de Lubrín por unas soberbias muestras que se colocaron en el Rl. Gavinete de Madrid». Para estos mismos informadores de 1805, el amianto descubierto en Lubrín era el mejor de Europa y sus yacimientos, los más abundantes127.

126. Vid, más adelante, epígrafe III-3. 127. A.J.B.M. I,54,2 «Lubrín».

A su paso por Baza y por Vélez Rubio, también sería informado Clemente del importante trabajo realizado por Navarro, a beneficio del Real Museo de Ciencias Naturales: «Al Gavinete de Historia Natural -certifica este viajero- embió el Abad muchas variedades de amianto, cristal de roca, traído parece de Sierra Nevada, con cuerpos extraños y otras muchas cosas, entre ellas parece que una bella coleccion de piedras pulimentadas» etc. (Ibidem, Fol. 310).

128. P. y J. DEMERSON, op. cit. p. 68. 129. A.J.B.M. I, 54,2, «Lubrín». «El Señor Vicario de Albox se llama D. Bartolomé Cervantes» y el Beneficiado de Arboleas se apellidaba Fuentes, pues era hermano del Escribano de

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La mayor parte de los trabajos literarios realizados por Navarro, durante estos años de la Económica veratense, se han perdido. Con todo y con eso, lo conocido de su obra es suficiente como para que Paula y Jorge Demerson, expertos notarios de una época y de un terreno que se saben en profundidad, hayan certificado del ilustrado canónigo: «D. Antonio Navarro, sacerdote culto, representativo del siglo XVIII español, por su don de observación, su afición a las ciencias y a los experimentos, fue en el campo intelectual uno de los elementos más activos del Cuerpo patriótico de Vera»128. Y también aquí fue creando escuela, si nos atenemos a los datos del tantas veces citado, Simón de Rojas Clemente. Según éste, «El Vicario de Albox y Beneficiado de Arboleas Parientes suyos -de Navarro- y otros se distinguieron en este País por el buen gusto y luces que les inspiró este hombre grande»129.

II-3. HISTORIADOR Y ANTICUARIO Detrás de todo ilustrado, sea cual fuere su profesión de origen, hay siempre un historiador130. Desde muy pronto, también Antonio José Navarro pone de relieve el alto concepto que le merece el ensayo histórico. El cual no es otro que el defendido, a la sazón, por los Burriel, Capmany, P. Flórez, Sempere y Guarinos y tantos otros ilustrados. Es decir, por todos los que propugnan una revolución en la historiografía, alejándola para siempre de las leyendas fabulosas. Sistematizándola, de manera científica131. En definitiva, tratando de conseguir «una comprensión también más profunda de la historia y de sus valores, para una transformación social en

Lubrín -en 1805- D. Felipe de Fuentes (Ibidem, fol, 115-116). D. Bartolomé Cervantes era Cura de la Parroquial de Sorbas en 1776, y Socio de la Económica de Vera. 130. J.L. ABELLÁN, loc. cit. p. 833. 131. Siguiendo al erudito polígrafo Nicolás Antonio, quien a finales del siglo XVII publicó su célebre Censura de Historias Fabulosas, Sempere y Guarinos, Forner, Jovellanos y otros intelectuales de la Ilustración criticarán la historiografía al uso: «De historias y relaciones falsas, inexactas -escribe Sempere- apasionadas e inútiles de nuestras provincias, y ciudades, tenemos tanta abundancia, como escasez de buenas descripciones físicas y económicas. Son innumerables los pueblos que tienen sus historias particulares. Mas tales historias no son generalmente otra cosa, que unas compilaciones indigestas de fávulas, y hechos, por la mayor parte inconducentes para conocer el verdadero estado físico y económico de los mismos pueblos en diversos tiempos» (JUAN SEMPERE GUARINOS: Biblioteca Económico-Política. Tomo I, Madrid, 1801, pp. (3) y (4)). 132. J.L. ABELLÁN: op. y loc. cit. p. 764.

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profundidad». Todo, claro está, muy siglo XVIII132. Muy pronto, decimos, se manifiestan en Navarro estas aptitudes133. El exordio histórico que realiza, en relación con el pueblo de Vélez Rubio, en su Memoria de las Célebres Fiestas de 1769, puede que constituya todo un feliz presagio134. En dicho lugar, quedará bien patente la corta estima que le merecen escritores locales, como Suárez, Morote u Orbaneja. No nos proporciona sus nombres, pero los cita como historiadores de Guadix o Baza, de Lorca y de Almería, respectivamente; los cuales, en su momento, hablaron de Vélez Rubio135: «diré que cuanto en estas obras se dice de nuestro pueblo no merece el más ligero aserto», por su falta absoluta de fundamento científico136. De Cascales, historiador murciano, -esta vez sí da sus señas completas de identidad- tampoco debía de albergar un mejor juicio137. Como tampoco se lo proporciona su coetáneo -de ahora, de Navarro- el canónigo

133. Apasionado escrutador del documento histórico, nervio central de toda historiografía científica, Navarro se roba tiempo a sí mismo, para organizar sistemáticamente los archivos dependientes de su jurisdicción. Así, «escudriñó -escribe LENTISCO PUCHE- en los archivos parroquiales de Vélez Rubio, y de su interés por conservar los documentos nos legó una recopilación de «Decretos y Autos de Visita» (1767) y una copia actualizada del antiguo Libro de Bautismos (1534-1581)» (Memoria Célebres Fiestas. Loc. cit. p. 21). 134. Capítulo I: «Origen y descripción de esta Villa» (Loc. cit. pp. 29-34). 135. PEDRO SUÁREZ: Historia del Obispado de Guadix y Baza. Madrid, Imp. de A. Román. Año 1696. PEDRO MOROTE PÉREZ CHUECOS: Antigüedades y Blasones de la Ciudad de Lorca. Murcia, 1741. GABRIEL PASCUAL Y ORBANEJA: Vida de San Indalecio y Almería ilustrada en su antigüedad, origen y grandeza. Almería, 1699. 136. «Yo quisiera dar a mi pueblo -escribiría Navarro- el gusto particular de manifestar su origen, el nombre que tuvo en tiempo de los romanos y una historia completa de sus grandezas, pero mi ingenuidad no me permite lisonjearme con un fantasma de antigüedades que sea el objeto de la risa de los menos mordaces críticos. No puedo vencerme a llenar mi escrito de tradiciones lisonjeras que no se funden con solidez». (Memoria Célebres Fiestas, loc. cit. pp 30-31). 137. FRANCISCO CASCALES: Discursos Históricos de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Murcia y su Reino. Murcia, 1621. 138. El CANÓNIGO LOZANO, arqueólogo, viajero e investigador, fue rector del Seminario de Teólogos de San Isidoro de Murcia en la 2a mitad del siglo XVIII. (JOSÉ BALLESTER: Amanecer de la prensa periódica en Murcia. Murcia 1971, p. 138). Según el cura Navarro, Lozano era autor del libro Bastetania y Contestania Murciana, «de los que devía desconfiar» por su falta de veracidad (Vid., más adelante, Chirivel). Por el escritor lorquino CÁCERES PLA, sabemos, además, que el canónigo Dr. D. Juan Lozano publicó en Murcia, en 1794, su Bastitania y Contestania del reino de Murcia, con los vestigios de sus ciudades subterráneas. Era autor, también, de una Historia de Jumilla (FRANCISCO CÁCERES PLA: Lorca. Noticias Históricas. Madrid, 1902, pag. 182).

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de Murcia, Lozano138: «Pero ya he dicho por cuanta desconfianza hemos de leer estas proposiciones que en semejantes libros se avanzan. Este mismo motivo me abstiene de dar por cierta la venida y misión de san Indalecio, patrón de nuestro obispado, desde Lorca a nuestras villas. Esto quédese en la clase de conjeturas»139. Para luchar contra esta moderna retahíla de atrocidades, el cura Navarro iniciará su particular cruzada científica sobre el accidentado sudeste peninsular, en pos del dato incuestionable140. Siempre buscando la exhumación de hasta el más recóndito vestigio de aquellas derogadas civilizaciones, en el que poder fundamentar sus propias hipótesis. Fruto de estos viajes y búsquedas, reincidentes a lo largo de muchos años, serán sus escritos sobre Baza y su Hoya; las abundantes noticias contenidas en sus Cartas o Paseos de 1789 y en otros escritos similares, y, sobre todo, sus estudios sobre Villaricos («Chirivel») y sobre Urzi (Puerto de las

139. MOROTE, en sus Antigüedades y Blasones, había hecho lorquino a San Indalecio, dando pelos y señales de las andanzas de éste, en las que visita, desde Orce, «que es la Urzi de la Bética», hasta la mismísima ciudad de Valencia; siempre, claro está, con base en Lorca. Navarro no podía soportar con resignación estas fábulas baldías y en sus artículos «Chirivel» y «Urci» denuncia abiertamente la ausencia de rigor histórico en esta clase de escritores. Esta postura crítica le acompañará siempre. Algunos años después, refiriéndose a la antigua Basti, dirá que de sus «fundadores y del tiempo de su fundación se han escrito muchos desatinos» (A.J. NAVARRO: La Ciudad y el Territorio de Baza. B.R.A.H., 1917, I, Tomo LXX, p. 268). Por esta misma razón, de un escritor bastetano del siglo XVII pregonará sin ambages: «Tengo del mismo Mendoza un manuscrito con el título de «Bastitania», indigesto, cosa pobrísima y todo fundado en los falsos cronicones». (Ibidem, p. 269, nota 1). 140. El P. MOROTE, rizando el rizo del desafuero histórico, juraba y rejuraba que, en contra de lo afirmado por otro colega de similar rigor científico, Poncio Pilatos no había nacido en Lorca, ni muchos menos podía ser ascendiente de la ilustre familia de los Ponce de León. ¿Cómo podría presumir de tan esclarecida y cristiana descendencia un tan desalmado personaje?. 141. Vid Apéndice V: Chirivel y Urzi. 142. «En los Villaricos sitio contiguo a la población, estuvo la antigua Morus, Ciudad Romana, que en el Itinerario de Antonino se coloca entre Eliocroca y Basti». «Allí he encontrado yo muchas monedas, lápidas sepulcrales, fuentes de plomo, baños y otras ruinas que dan lugar a mi conjetura» (Plan para una Historia de la Ciudad de Vera y pueblos vecinos... Loc. cit. p. 92). 143. «La devilidad deste ultimo fundamento -el aportado por Lozano- no necesita refutación. La dirección natural del Camino es la que indican las columnas -miliarias-, la de Lozano

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Blasones y antigüedades de la ciudad de Lorca, portada de la edición facsímil, editada en 1980 por la Agrupación Cultural Lorquina.

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Arriba: Historia crítica de España y de la cultura española, de Juan Francisco de Masdeu; y portada de la Revista Velezana, nº 1 (1982) (2ª ed. de 1997), dedicada monográficamente al texto de Navarro, Memoria de las Célebres Fiestas... 1769. Abajo: portada y página del li­bro, San Indalecio y Almería ilustrada, de Gabriel Pasqual y Orba­ ne­ja. (Biblioteca de la Diputación Provin­cial de Almería).

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Águilas), que veremos a continuación141. En lo que respecta al primero de ellos, «Chirivel», parece redactado en torno a 1788-1789; aunque, en realidad, las interrogaciones de Navarro acerca del enigmático pasado de «Villaricos», en las inmediaciones de Chirivel, datan de sus primeros días de estancia en la comarca velezana. Este escrito, en concreto, debe de ser contemporáneo a las citadas Cartas o Paseos, en las que -»Carta 4a-, tras una nueva visita realizada por el autor a estas ruinas, tiene a bien ofrecernos una oportuna descripción de estos parajes, luego repetida en el citado artículo de Chirivel. En este ensayo histórico, además, Navarro habla, ya, de las excelencias de la nueva carretera de Levante a su paso por Chirivel. Y, como veremos en su momento, esta carretera se acababa de construir en 1789. En cualquier caso, estos apuntes debieron de ser revisados algunos años después, puesto que Navarro hace referencia, en ellos, a la «Bastitania y Contestania del Reino de Murcia», obra del canónigo Juan Lozano, aparecida en 1794, como ya sabemos. Sea como fuere, muchos años de observación y de concienzuda meditación le llevan a establecer la hipótesis de que «Villaricos» es la antigua ciudad de Morus, (Ad-Morum), citada en el Itinerario de Antonino, entre Cartagena y Cástulo142. Y ha llegado a esta conclusión, después de un detallado ir y venir por la presunta calzada romana, buscando piedras miliarias, desenterrando trozos de calzada, midiendo pulgada a pulgada las distancias... Así, pues, aún sin haber encontrado el dato unívoco e incuestionable, sus razonamientos son siempre lógicos, científicamente comprobables, frente a las teorías, un tanto absurdas y en contra, aportadas por Lozano y el P. Morote, entre otros143. Para mayor gloria del desafuero -así se escribía la historia- el geógrafo Tomás López, «en su Mapa novísimo de la Bastitania, ha adoptado

es agena del talento de los Romanos, y de quantos desde entonces han dirigido Caminos» (NAVARRO: Chirivel). 144. Navarro debe de referirse a la Geografía Comparada, publicada por aquellos días, de la cual era autor el geógrafo francés M. MENTELLE. Según la GAZETA DE MADRID, (No 12, 11 de febrero de 1783, p. 132), «Los Sres. Suscriptores al Atlas Geográfico de Mr. Mentelle, Geógrafo del Serenísimo Sr. Conde de Artois, podrán acudir a la Librería de Sancha en la Aduana vieja a recibir los 12 primeros mapas del primer repartimiento». Y según ROJAS CLEMENTE, en el tomo dedicado a la España Moderna, por el mismo Mentelle, se encontraba el artículo referente al «Reyno de Murcia». (Vid. Historia Natural del Reino de Granada, Ms. R.J.B.M. I,53,2). 145. Entre otros, PEDRO SUÁREZ (Op. cit.), siguiendo al P. MARIANA y a HURTADO DE 73

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Desde que A.J. Navarro diera noticia del yacimiento de Los Villares («El Villar» de Chirivel), han aparecido en dicho lugar numerosísi­mos restos ar­queo­lógi­cos de época romana; entre ellos, destaca la magní­fica escul­tura de Dion­ysos (s. II), encontrada casualmente en unas excavaciones realiza­das en el verano de 1985, y conocida popu­larmente como «El Chirive­llo». Actualmente se encuentra despositada en el Archivo Arqueológico de Almería. (Repro­ducción de foto de J. Martí­nez, en Revista Velezana, nº 4, 1985).

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la opinión de aquel Escritor -Morote- ignorante de la antigüedad sin crítica ni gusto, y la de Lozano que es de todo infundada». ¿Consecuencias?: toda una sarta de errores geográficos e históricos, que han tenido su prolongación en las recientes -entonces- publicaciones del geógrafo galo, Monsieur Mentelle144. Otro enigma, objeto de sus apasionantes e intermitentes investigaciones históricas, durante muchos años, lo constituiría la ubicación real de la controvertida ciudad romana de Urci145. Como veremos más adelante, la entrega décima de sus Cartas o Paseos está dedicada, íntegramente, al estudio «in situ» y a la correspondiente descripción de estas ruinas, aparecidas, por aquel tiempo, cabe al actual Puerto de las Águilas. De las que, simultáneamente, por cierto, Navarro levantaría un detallado plano complementario, hoy desaparecido. Basándose, pues, en el contenido de esta extensa «carta 10a», su autor extractaría, después, el artículo «Urzi», con intención de darlo a conocer, seguramente, con total independencia de su obra matriz o primigenia. La presencia del Navarro anticuario en este lugar costero y en este preciso momento, no nos parece casual, en absoluto. Él andaba persiguiendo esta escurridiza incógnita, desde muchos años atrás. En 1779, por ejemplo -en su Plan de una Historia para la jurisdicción de Vera- ya había adelantado las antiguas visitas y trabajos realizados sobre estos mismos yacimientos, estudiando exhaustivamente las paulatinas apariciones arqueológicas y las ruinas resultantes146. Es por eso, tal vez, por lo que su gran amigo, el Consejero de Hacienda Robles Vives, le reclama a este punto -Puerto de la Águilas- hacia 1789, para que, como experto en

MENDOZA, la ubicaba en la actual villa de Orce. PASCUAL Y ORBANEJA (Op. cit.), la situaba en Pechina. El P. ENRIQUE FLÓREZ la pone en Villaricos, junto a la ciudad de Vera. Y MOROTE, «a quien hemos despreciado» por su falta de rigor, -escribe Navarro- casualmente acierta en este asunto, situándola en Puerto de las Águilas. (Vid. Urci, Apéndice V). 146. Cfr. Plan de una Historia... En P. y J. DEMERSON, op. cit. pp 65-67. 147. Las Cartas o Paseos y su derivado Urzi fueron escritos en el Molino del Consejero, finca lorquina propiedad de D. Antonio Robles Vives. De todo ello hablaremos más adelante. No obstante, digamos ahora que en los archivos de dicha casa debió de quedar una copia del citado manuscrito -Urzi-, la misma que, muchos años después, en 1911, sería publicada por la Revista de la Sociedad de Estudios Almerienses, presentada por el historiador lorquino CÁCERES PLA (Vid. Apéndice V, Urci). Aunque en principio parece ser que discrepó del Abad, el Doctoral bastetano, D. Francisco Zenteno, acabaría coincidiendo también con aquél, en el asunto de Urzi. Valiéndose de una Memoria dirigida a D. José López Padilla, vecino de Águilas, Zenteno acabará por afirmar que, en cuanto

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la cuestión, exponga su parecer y dicte su veredicto, acerca de los sorprendentes vestigios encontrados, nuevamente, al iniciarse los cimientos de una casa, propiedad del canónigo de San Patricio de Lorca, D. Manuel Robles Vives, hermano del citado Consejero. Fruto de esta visita será la «Carta» en cuestión y las láminas y el plano que la acompañaban. Las conjeturas y disquisiciones históricas en ella contenidas, sobre todo en lo que se refiere al discutido enigma de «Urci», tal vez constituyan la investigación más profunda y ajustada de todas las realizadas sobre el dicho topónimo hasta ese preciso momento. En base a estos estudios, nuestro meticuloso canónigo llega a la conclusión de que las ruinas que tiene a sus pies pueden ser los restos de la antigua Urci, urbe ampliamente citada por Ptolomeo y Plinio, entre otros geógrafos clásicos. Muchas coincidencias abonan este parecer. No es tan iluso, sin embargo, que con sólo los cortos vestigios disponibles a la sazón, se atreva a emitir un juicio categórico. Aunque, seguro de sí mismo, exclama: «¿quién nos impide que conjeturemos?». Y sus conjeturas, medidas, lógicas, racionales, científicamente equidistantes de los clásicos geógrafos de la Antigüedad mentados, y de sus propias prospecciones, sobre el terreno en cuestión, le llevan a proponer el actual Puerto de las Águilas como heredero legítimo de la extinta Urzi: «Esto es lo que he juzgado más probable entre las confusiones del asunto y falta de testimonios claros»147. Pero donde verdaderamente expone Navarro su idea de la Historia, como instrumento útil e idóneo para lograr una transformación social profunda, es en su Plan de una Historia de la Jurisdicción de Vera del año 1779, escrito al que ya nos hemos referido, de soslayo, anteriormente148. El flamante canónigo entraba en faena aconsejando a sus consocios que, antes de acometer los grandes proyectos reformistas que cabía pedir a toda Sociedad Económica, se debían de conocer a a la ubicación de Urzi, «yo siempre estaré por Aguilas». Carta fechada en Baza el 12 de septiembre de 1806. (Cfr. FRANCISCO CÁCERES PLA: «Almería-Urci». Revista Contemporánea, Tomo CXVI, 15 de Diciembre de 1899, pp. 512-524). 148. Plan de una Historia... Loc. cit. 149. Siempre con la prudencia que le caracteriza, Navarro aprovecha para criticar, otra vez, al P. Morote y para poner de manifiesto los errores observados en el Mapa de Tomás López, que «ha purgado nuestra geografía de algunos defectos, pero ha dejado muchos y ha incurrido en otros, en que le han metido los informes que indiferentemente ha tomado de personas no todas instruídas» (Ibidem). 150. Felicidad y Utilidad son dos conceptos que Navarro repite, constantemente. (Véanse su Oración Fúnebre por Carlos III y su Idea General, dedicada a la creación de la Sociedad Económica de Baza). La Felicidad, en la Ilustración, es la meta final del Individuo y

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fondo las fuerzas humanas y los recursos económicos de que se puede disponer en realidad. Ni que decir tiene, este conocimiento ineludible sólo se obtendrá mediante una profunda investigación histórica de la ciudad y del país circundante -ya sabemos el estricto concepto que tiene Navarro del nominativo «país»- partiendo de la más remota antigüedad, hasta llegar al presente. En dicho estudio se procurará un especial hincapié en las producciones de las distintas épocas históricas, con relación a los ramos de Agricultura, Industria y Comercio. Sin olvidar, tampoco, un seguimiento de la población a lo largo del tiempo, con un énfasis especial en lo relativo a las épocas árabe y morisca, y resaltando las posibles causas de auge o de decadencia. Paralelamente, se impone completar esta investigación, con una minuciosa descripción geográfica, «acompañada de un mapa» detallado del lugar ocupado por las antiguas civilizaciones y las actuales. Especialmente se debería indagar la verdad geográfica de topónimos como «Urzi», «Morus» o «Barea», auténticas obsesiones de Navarro durante toda su vida, como podemos comprobar149. Y, ¿cómo no?, habrán de acometerse también, a guisa de preciado colofón de este estudio, concretas investigaciones sobre la Historia Natural del país, con un singular detenimiento en las especies autóctonas, raras o poco comunes, como el «tigre borde», animal desconocido por Buffon. Suscitar, en fin, el interés por todo lo que pueda conducir a alcanzar «la utilidad pública», que, en definitiva, deberá de constituir el auténtico objetivo de esta obra. Lo que exige Navarro, a fin de cuentas, no es otra cosa que hacer de la Naturaleza un instrumento útil, con el que alcanzar la felicidad individual y colectiva. Un «leif motive» siempre presente en todos sus escritos, tanto anteriores como posteriores a esta época150. Parece ser que Vera no llevó a cabo este importante y complejo plan histórico. Pero no cabe la menor duda de que el propio Antonio José Navarro trataría de ponerlo en práctica, algunos años después, en sus ensayos para el libro que pre-

de la Sociedad (ABELLÁN, op. cit. loc. cit. pp 535-6). Para conseguirla, se imponen las ciencias útiles. Y ninguna ciencia más útil que la Economía Política, verdadera ciencia de la Ilustración. Predomina, a la sazón, la filosofía «sensista», con autores como David Hume, Condillac o Locke, al fondo. No sé si Navarro, a estas alturas, conocía directamente dichas teorías, perseguidas por la Iglesia. Indirectamente, al menos, es posible que sí. Muchos compañeros de generación es obvio que las conocían, al circular estos autores, subrepticiamente, en idioma original. Las teorías utilitaristas de Jeremy Bentham, por ejemplo, corren por España durante el reinado de Carlos III, en su versión francesa (PEDRO SCHWARD: La influencia de J. Bentham en España. I.C.E. No 517,

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paraba, con Floridablanca como Mecenas, sobre parte de los Reinos de Granada y de Murcia, su «país». Lo mismo que en otros proyectos iniciados al final de sus días, cuando una muerte repentina tal vez le obligara a dejarlos inconclusos para siempre151.

III-1. LAS FUENTES Y SU HUELLA

p 42). Finalmente, en 1789 se publican en Madrid los Discursos Políticos del escocés David Hume, por citar un autor (RICHARD HERR: op. cit. pp 45 y ss). 151. R.A.H. Leg. 11-1-3/8237. 152. Cfr. JUAN VERNET: Historia de la Ciencia Española. Madrid, 1975. 153. MARCELIN DEFOURNEAUX: Inquisición y censura de libros en la España del siglo XVIII. Madrid, 1973. Enumera los procedimientos seguidos, autores, permisos o licencias otorgadas, para leer libros prohibidos, a personalidades, instituciones, sociedades económicas, catedráticos, etc. También se les permitía conservar libros prohibidos, siempre que los tuvieran a buen recaudo, en el lugar más apartado de la Biblioteca. 154. A.H.N. INQUIS. Leg. 3721, No 228. 155. Loc. cit. Leg. 3735, No 242. 156. Perseguida desde 1768, el 17 de Marzo de 1776, por fin, la Inquisición granadina emite

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Fuentes, viajes, estorbos, madurez. Pasión naturalista en ejercicio

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FUENTES, VIAJES, ESTORBOS, MADUREZ. PASIÓN NATURALISTA EN EJERCICIO

Se ha dicho que el setecientos es el siglo de la introducción de la ciencia moderna en nuestro país. En su decurso, se actualizan los saberes, a través de tres principales vías de acceso: contactos con el extranjero, reformas institucionales y una cierta laxitud en cuestión de censura152. En cualquier caso, la Inquisición y la nueva ciencia todavía aparecen como dos fuerzas contrapuestas, irreconciliables. El hispanista Defourneaux no hace mucho que nos dejó constancia del sistema seguido, a la sazón, en la censura de libros, especialmente en lo que se refiere a las obras de los filósofos franceses153. Y, sin irnos muy lejos de nuestro entorno geográfico, disponemos de bastantes ejemplos de esta mordaza inquisitorial, en sus dependencias de Granada. Improvisemos un pequeño muestreo: entre 1789 y 1791 se empapela, aquí, al presbítero D. José Yeregui, preceptor que había sido de los Infantes D. Gabriel y D. Antonio, bajo la acusación de hereje, jansenista, «Quesnelista, rigorista, Nestorianista» y despreciador de la Iglesia, papas, Sagradas Escrituras, etc.154. El Essai de L’home por Mr Alexandro Pope -Essay of Man, de Alexander Pope-, obra traducida del inglés al francés por Millot (impresa en Amsterdam en 1767), y de este último idioma al español, aparece en Granada en 1776 e in-

un edicto condenatorio de la Memoire sur l’education Publique de Guyton de Morveau. Se prohibe «in totum», también, la traducción realizada por D. José Antonio Porcel. (A.H.N. INQUIS. Leg. 3735, no 156 y 239). 157. A.H.N. INQUIS. Leg. 3127. Vid. también MARCELIN DEFOUNEAUX: Pablo de Olavide oú l’Afrancesado (1725-1803). París, Presse Universitaires de France. 1959. 158. La mayor parte de los compañeros de Navarro se alimentan de fuentes francesas. Por

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mediatamente -1777- es condenada por su Tribunal, adjetivada de tremendamente peligrosa: «se debe prohibir con el mor. rigor aun pra. los qe. tengan Liza de leer libros prohibidos»155. Igual suerte correrá la traducción del Tratado de Educación Pública, de Guyton de Morveau, efectuada por el conocido literato Antonio Porcel156. Y será el gran matemático D. Benito Bails, el que, poco después de la caída de Floridablanca, el 2 de marzo de 1792, caiga en las mazmorras de la Inquisición de Granada, lugar desde donde remite un memorial al Rey Carlos IV, lamentando la injusticia de su infortunio. Su «gran» culpa, dice, es haber escrito «el único Curso completo de Matemáticas que hay en España, y el que estaba trabajando al tpo. de su desgracia, de Arquitectura Hidraúlica, singular tambien en su especie y en parte publicado ya»157. Los ejemplos de zancadilla y parón inquisitorial -en cualquier caso- podrían continuar: Olavide, Tomás de Iriarte, etc. Convengamos, por tanto, en que la introducción de la nueva ciencia es lenta. No obstante, será ya a mediados de siglo cuando empiecen a notarse indicios ciertos de fecundidad y arraigo. Las Ciencias Naturales y la Botánica despiertan un inusitado interés, que culminará con la creación del Real Jardín Botánico (1755) y con la del Real Gabinete de Historia Natural, ambos en Madrid. Precisamente, es ésta también la época, en la que la vida de Antonio José Navarro comienza a abrirse al mundo del saber, a tomar posiciones en los umbrales de la nueva ciencia. Se trata, como ya se dijo, de un autodidacta confeso que, arrastrado por su incontrolable «pasión naturalista», aprende la lengua francesa, la italiana y algo de la inglesa, para poder disponer, «sotto voce», de los novísimos textos escritos en dichos idiomas. Esto, sin contar con su estupenda formación clásica -griego y latín- y con su profundo conocimiento de la cultura española, desde antes de Cervantes -es un admirador incondicional del Quijote- hasta los novatores e ilustrados del siglo XVIII. Al introducirnos, pues, en las fuentes que dan forma al pensamiento científico

influjo del P. Feyjoó, que juzgaba la lengua francesa más importante que el griego, dados los adelantos conseguidos en aquella literatura y los sabios libros escritos en aquel idioma, desde mediados del siglo XVIII el estudio de esta lengua creció en España de forma inusitada (Cfr. JUAN SEMPERE GUARINOS: Reflexiones sobre el Buen Gusto... loc. cit. p. 211). 159. Ver, más atrás, Epígrafe II-1. 160. La traducción de su Histoire Naturelle aparece anunciada en la GAZETA DE MADRID del 20 de Junio de 1786, no 49, p. 404. Se trata del Tomo II, en 8o, cuyo precio es de 25 reales. La obra, traducida por el gran ilustrado canario, JOSEPH CLAVIJO Y FAJARDO, 80

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de Navarro, parece erigirse con fuerza abrumadora un primer grupo de influencias, con inequívoco marchamo francés. Se podría decir, incluso, que la cultura del canónigo Bastetano es eminentemente francesa. Como la de la mayor parte de sus compañeros de fila158. Luego, a gran distancia, podría establecerse un segundo grupo de ascendientes heterogéneos, suecos, ingleses, alemanes, suizos... Para finalizar, en tercer lugar, con un reducido grupo de científicos españoles. Estas influencias debieron de empezar muy temprano a saciar los apetitos soterráneos del joven presbítero Navarro, bien en su idioma original -obras francesas e italianas- o bien, traducidas al francés: libros europeos, en general. En 1773, con ocasión de su Compendio de la Historia de los Animales, ya vimos más atrás cómo el entonces cura velezano traducía y glosaba a Buffon y a Tournefort, tal vez sus grandes ídolos. Pero es que, además, se atrevía a parafrasear, ya, con cierta autoridad y solera, al celebérrimo Abad Pluche, a Chardin, Lenglet, Prevost y Tissot, amén de los españoles Antonio de Ulloa y Jorge Juan159. El Conde de Buffon, en efecto, se lleva la palma. Es y será siempre el autor admirado por excelencia, como vimos anteriormente. Y no sólo por Navarro, sino que el elegante y depurado escritor galo, junto con el sueco Karl Linneo, tal vez sean considerados, mediado el siglo, como los más grandes naturalistas europeos del momento. Y, desde luego, sin necesidad de formar parte del Enciclopedismo reinante, en el caso del francés. Lo que no impide que sus estudios acerca de la formación de la tierra y de las épocas geológicas, («Epoques de la Nature»), se orienten, paso a paso, hacia la convicción de que el Universo se originó de una lenta transformación. La inamovilidad de las especies vivas le parece, cuando menos, discutible. Fundándose, pues, en la pura intuición más que en la experiencia, puso una de las primeras piedras para las posteriores teorías evolucionistas. Naturalmente, en España chocaron estas novedades de Buffon con el escolasticismo ambiental. Su obra contradecía la explicación de la Creación, ofrecida en las Sagradas Escrituras160. Por todo ello, en un continuo sí, pero no, Navarro irá que antes había viajado por Europa en plan de acopiar conocimientos, es muy elogiada por Navarro. En sus Cartas o Paseos -Carta 1a- alaba el buen trabajo de Clavijo y Faxardo. Conviene advertir, también, que no sólo en España chocaron las teorías de Buffon: «En 1751, la Facultad de Teología de la Sorbona le obligó a declarar que se sometía a la doctrina de las Escrituras y a decir que sus proposiciones eran nuevas suposiciones filosóficas»(RICHARD HERR: Op. cit. p. 39). 161. A.J. NAVARRO: Baza y Hoya de Baza. Ms. de 1795. Ver Apéndice V.

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tratando de armonizar la admiración que siente por el maestro francés, con su aceptación indiscutible de las verdades reveladas. De ahí, sus constantes golpes de pecho, antes de adentrarse en sus escritos propios por tan escabrosos vericuetos. Trataremos de verlo, a lo largo de este capítulo. La Historia Natural de Buffon sería continuada por su compatriota, el Conde de Lazepede, quien, entre otras investigaciones alrededor del hombre sobre la Tierra, publicaría una Historia de los Quadrúpedos ovíparos y de las Serpientes (París 1789), obra estudiada también por Navarro161. Indirectamente, a través de Buffon y del botánico Tournefort, Navarro comienza a familiarizarse con la importante obra de «el famoso Linné», del que, todavía en 1776, afirmaba no poder hablar, por no conocerlo, sino a través de los escritos de los citados autores franceses162. A la edad de 24 años, Linneo había concebido su célebre clasificación de las plantas, fundándose, sobre todo, en las características de los estambres y de los pistilos. Clasificación puramente convencional que alcanzaría un éxito generalizado, pese a ser atacada por Buffon, quien la tildaría de excesivamente sistemática. Y no sólo

162. M.N.C.N. Ms. No 336.

CARL VON LINNEO. Naturalista sueco (1707-1778). Entre sus numerosas e importantes obras y trabajos, sobresalen sus Genera Plantarum (1773) y Species Plantarum (1753).



Pese al desconocimiento confesado por Navarro, Linneo contactó bien pronto con algunos jóvenes científicos españoles. Sabemos que, ya antes de 1.760, el botánico José Celestino Mutis le había hecho ciertas consultas, pero es a partir de 1.761 -ya afincado Mutis definitivamente en Nueva Granada (actual Colombia)- cuando el propio sabio sueco ratifica su amistad y correspondencia con el científico gaditano: «este caballero se sirvió escribirme una elegante y dilatada carta -certificará el propio Mutis-, en que solicita mi correspondencia». (Cfr. JOSÉ CELESTINO MUTIS: «Escritos Botánicos. Estudio, Selección e Introducciones de Mª PAZ MARTÍN FERRERO». Granada, 1.985, p. 41). Más adelante, Linneo dedicará al español una planta con su nombre, la «Mutisia», al tiempo que le obsequiará con ejemplares de sus obras, «Species Plantarum», «Sistemas Naturae», etc. La correspondencia entre ambos, siempre en latín, se consolida paulatinamente. Mutis, a su vez, remite al sueco sus comunicaciones y descubrimientos, bien directamente o bien a través de Franco Dávila, Director del R. Gabinete de Historia Natural. Tras la muerte de Linneo, Mutis proseguirá esta amistad y correspondencia con el hijo de aquél, también llamado Karl Linneo y también notable científico (Op. cit.).

162.1. JOSÉ CELESTINO MUTIS: op. cit., p. 88. 163. «Parte práctica de Botánica del Caballero Carlos Linneo, que comprehende las clases, ordenes, género, especies y variedades de las plantas (...) Traducida del latín al Castellano e ilustrada por don Antonio Palau Verdera, segundo Catedrático por S.M. en el Real Jardín Botánico de Madrid, Tomo I. Se está imprimiendo el 2o y se seguirá con los demás en la brevedad posible»(GAZETA DE MADRID: 14 DE Enero de 1785, no 4, P. 32). 82

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Arriba, traducción española de la Historia Natural, de Buffon. Porta­da del primer tomo (Madrid, 1785) en la que, curiosamente, se ha manus­crito la fecha de la muerte de Clavijo y Fajardo. Se incluye también un retrato de Buffon, realizado por Brieva. (Biblioteca del Ateneo de Madrid). Abajo, grabado (según dibujo de Maella) y una página de la citada traducción del Tomo I.

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«Carta», incluida en el tomo I de la traducción española de la Histo­ria Natural, de Buffon. Copia del original francés efectuada por Tomás López. (Biblioteca del Ateneo de Madrid).

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por Buffon. También el español José Quer mostraría ciertas discrepancias con el sistema científico divulgado por el sabio nórdico. El propio José Celestino Mutis, en carta fechada en Santafé de Bogotá, el 15 de mayo de 1.770, escribiría a su amigo Linneo: «Mucho he lamentado que nuestro botánico Quer, tan tenaz en el método de Tournefort, haya pensado en atacar el sistema sexual propuesto por vuesamerced. Sé muy bien que los sistemas de él no se fundan en ningunas razones sólidas. Estoy muy disgustado con su «flora», cuyo libro sólo llegó a mis manos a última hora; desde cualquier punto de vista, adolece de una ejecución descuidada» 162.1. Entre 1760 y 1770 comienzan a aparecer en España trozos escogidos y resúmenes de la obra linneana. Pero no será hasta entrada la década de los ochenta 1784-1788- cuando aparezcan traducciones más completas del Species Plantarum163. Navarro, desde luego, ya citará abiertamente a este autor en varias de sus Cartas o Paseos de 1789. Pero si estos dos sabios científicos -Buffon y Linneo- son las puntas del iceberg, bien de cerca van seguidos por toda una pléyade de notables investigadores de la Naturaleza, en los que Navarro bebe con fruición. Especialmente, en los ensayos dedicados a las Ciencias Naturales y a la Botánica. De ahí su arraigada adicción, también, a los libros de viajes científicos, tan frecuentes, por otra parte, en los gustos de sus contemporáneos. Las aventuras científicas, en efecto, se convierten en joyas literarias y los héroes que las representan -el desafortunado Capitán Cook, por ejemplo- en auténticas estrellas de la Ilustración164. Nada tiene Poco antes, en 1778, había aparecido otro acercamiento a la obra de Linneo. La Gazeta de Madrid seguiría insertando el mismo anuncio algunos años después: Explicación de la Filosofía y fundamentos Botánicos de Linneo, con la que se aclaran y entienden facilmente las instituciones Botánicas de Tournefort. Su autor, D. Antonio Palau y Verdera, segundo Catedrático del Real Jardín Botánico. Se hallará en la Librería de Sancha a la Aduana Vieja» (20 de Mayo de 1883, no 40, p. 442). 164. La GAZETA DE MADRID (8 de Marzo de 1785, no 19, p. 152) insertaba el siguiente anuncio: «Un mapa en pliego de marca mayor, que contiene el derrotero que siguio el famoso viagero Capitán Cook en su tercero y último viage. Van demostradas por líneas de puntos sus diferentes derrotas en busca de algunas Islas, anotados los parages donde carenó sus naves y en donde tuvo que retroceder de N. a S. por no barar en los yelos; y en fin en donde fue muerto. Está copiado por Navia, del que gravó en París Bernard para el Diario impreso de dicho Capitán, y lleva los nombres en castellano: Estampa que representa la muerte del mismo Cook a manos de los salvages en la Isla de Owhihee. Se hallarán a 6 rs. en la Librería de Copin Carrera de San Gerónimo». (Ver más adelante, Nota 180). 165. ANDRE FRANCOIS B. DESLANDES (1690-1757). Sigue en sus escritos la Escuela sensualista de Condillac. Su Histoire critique dela Philosophía apareció en Amsterdam 85

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de extraño, pues, que en las cartas a Franco Dávila, en 1776, cuando Navarro todavía pasa por ser un humilde cura de Vélez Rubio, ya demostrara una insólita familiaridad con autores como Deslandes y su Historia de la Philosophía165, con la obra del famoso físico holandés y admirador de Newton, Musschembroek, «traducida por M. Sigaud de la Fond» -al francés, naturalmente-, según nos aclara el propio Navarro166. La Fond, a su vez, y «sin disputa alguna es uno de los mejores Físicos que ilustran la Francia». Así, al menos, nos lo asegura el traductor español de su obra (1767), Lecciones de Física Experimental167. Navarro debió de conocer, también, algo de la obra del físico y naturalista Reaumur, según se desprende de la «Carta 9a» de sus Cartas o Paseos168. Y no debieron de ser sus únicos maestros en la materia. Nuestro autor se refiere al conjunto de todos ellos, cuando escribe: «de entre las Phísicas que tengo...». Pero donde realmente nos depara un exhaustivo recuento de sus principales fuentes filosófico-científicas es, precisamente, en sus tantas veces citadas Cartas

en 1737. Es precisamente la obra citada por Navarro. Pero Deslandes escribió, también, Lettres Critiques, a la moda, libros de viajes, etc. 166. PETER VAN MUSSCHENBROEK (1692-1761). Físico holandés que conoció a Newton en Inglaterra. Fue profesor de Física y de Matemáticas en Leyden, donde publicaría aplaudidas obras, como su Epítome elementorum Physicomathematicorum (1726), ó su Introductio ad Philosophíam Naturalem (1762). 167. «Prospecto de los Elementos de Física Teorica y Experimental de Mr. Sigaud de La Fond. Demostrador de esta Ciencia en la Universidad de París, y Socio de varias Academias. Traducidos añadiendo la descripción de las maquinas, y modo de hacer los experimentos; los meteoros, el sistema del mundo; y las causas físicas de los fenómenos celestes, por Don Tadeo Lope, Ingeniero Extraordinario de los Reales Exercitos (GAZETA DE MADRID, 29 de Diciembre de 1786, no 104). 168. RENE ANTOINE REAUMUR (1683-1757). Escribió varias obras de Ciencias y de Historia Natural. Entre estas últimas, Memoires pour servir a l’Histoire des Insectes (1734-1742). Pero Reaumur es conocido, sobre todo, por su célebre termómetro de alcohol, construido hacia 1730. 169. PIERRE JOSEPH MACQUER (1718-1784). En efecto, uno de los más famosos químicos del siglo XVIII, junto a sus compatriotas Fourcroy, Morveau y Lavoisier. Autor, entre otras obras, de un Diccionario de Química, manejado por Navarro. 170. ANTOINE BAUME (1728-1804). Químico francés, cuyas obras fueron traducidas al castellano por el profesor valenciano Tomás Vilanova Muñoz. 171. ABAD BERTRAND (1750-1792). En 1786 daría a conocer sus Considerations physiques et astronomiques sur les etoiles fixes. 172. JACQUES CHRISTOFE VALMONT DE BOMARE (1731-1807). Entre sus muchas e interesantes obras, cabe destacar el Diccionaire raisonné universel d’histoire naturelle

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Arriba: traducción española, realizada por el profesor Paláu Verdera, de la obra, Parte práctica de botáni­ca del caballero Carlos Linneo:­portada, incluyendo dedicatoria y retrato del autor sueco (Bi­blioteca del Ateneo de Ma­drid). Abajo, dos importantes muestras de la ilustra­ción carlotercerista, debidas a Ponz y Sepere Guarinos.

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Portada y dos láminas («Mujeres de Milo», p. 178-179; e «instrumento de ajusticia­mien­to en Turquía hacia 1704», p. 110-111) de la obra de Tournefort, Voyage du Levant. (Biblioteca del Ateneo de Madrid).

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o Paseos de 1789. En ellas, más que en ningún otro lugar, quedan al descubierto las tres escalas que fijamos anteriormente, en torno a las zonas de influencia de su mundo intelectual. Para sus primeros rudimentos químicos, Navarro nos dice que se vale de autores como Macquer, uno de los más admirados del siglo en esta especialidad169; o como Baume170. Para nutrir sus inquietudes astronómicas, paleontológicas y, sobre todo, mineralógicas -su vocación, tal vez más acucianteirá introduciéndose, paso a paso, en la obra de hombres como el Abate Bertránd, brillante astrónomo francés, que secundaría los trabajos aerostáticos de su predecesor y compatriota Guyton de Morveau, y revisaría las estrellas catalogadas por Mayer171; o como el gran Valmont de Bomare, que viajaría por Europa, pensionado por el gobierno francés, antes de establecer en París su célebre Gabinete de Historia Natural, al que, entre otros, asistirían los españoles contemporáneos de Navarro, Viera Clavijo y Antonio José Cavanilles172; o como el paleontólogo Bourguet, autor de curiosas memorias sobre petrificaciones, cristalografía y fósiles173; o como el gran especialista en corales marinos, Peyssonel, quien sería el primero en descubrir que las pretendidas flores de coral eran verdaderos animales174; o incluso, como el «heterodoxo» Volney, cuyo Viaje a Siria tanta huella dejó en la memoria de Navarro175; o como el célebre agrónomo, Abate Rozier y su Cours d’Agriculture, que veremos en otro lugar; o como un tal Monsieur de Luc -desconocido para nosotros- «en sus cartas físicas y morales sobre la historia de la Tierra, y del hombre»; o

(París, 1765), obra, probablemente, conocida por Navarro. 173. LOUIS BOURGUET (1678-1742). Entre sus obras más significativas cabe destacar: Traité des Petrifications, (París, 1742), y Lettres Philosophiques sur la formation des sels et des cristaux, (Amsterdam, 1739). «Avrá notado Vm -dice el canónigo Navarro, en su «Carta 11a», (C-11)- qe. no he hablado de los angulos entrantes y salientes que tanto ruido han hecho despues que Mr. Bourquet. y el Conde Buffon han hecho aplicacion de ellos ensu Teorica de la Tierra». 174. J. ANTOINE PEYSSONEL, nació en 1694. Sus Observations sur le Corail se publicaron por primera vez en Londres, en 1756. Colaboró también con múltiples trabajos en la revista científica Philosophical Transaction. 175. CONSTATIN FRANCOIS VOLNEY (1750-1820). En 1787 publicaba su Voyage en Egypte et en Syrie, que es la obra a la que debe referirse Navarro. Aunque sería a lo largo del mismo año de la muerte de éste, 1797, cuando se publica en España la conocida obra de Volney, Les ruines, ou meditation sur les revolutions des empires: «una interpretacion histórica -según HERR, op. cit. p. 303- escrita en 1791 por un miembro de la Asamblea Nacional Francesa (...) que enfurecía profundamente a los lectores religiosos de todas partes» 176. «En la Gazeta de 25 de Junio del año último -1782- publicó D. Antonio de Sancha,

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como el anónimo «Autor del ensayo sobre Mineralogía delos Pirineos», etc. etc. Tampoco es ajena, en el lento cincelado de la personalidad intelectual de Navarro, la presencia de la Enciclopedia francesa. Las citas de nuestro autor a este famoso texto científico quedan de manifiesto, entre otros lugares, en su «Carta 3a» de 1789. En realidad, se trata de la Enciclopedia Methódica, distinta de la tendenciosa de Diderot y editada en París por Charles Joseph Panckoucke, hacia 1782. El 25 de Junio de este año, la Gazeta de Madrid insertaría el anuncio de su próxima publicación en España, traducida y editada a medida que los cuadernillos lleguen de París176. El 7 de enero de 1783 y el 2 de abril de 1784, aparecen en la Gaceta nuevos anuncios de apoyo: en esta última fecha ya se ofrece la tercera entrega de la publicación. Recuérdese, a este respecto, que el canónigo Navarro se encuentra, a la sazón, -verano de 1784- en Madrid, ciudad a la que ha ido para predicar y para otras cuestiones, pero que, de paso, muy bien pudo suscribirse a dicha publicación, con sólo dirigirse a la Imprenta de Sancha. Antes, desde luego, de que la censura haga acto de presencia -a partir del 25 de junio del mismo 1784- por sospechar que, con su anterior laxitud, los editores pretendían dar gato por liebre, valga la expresión. O lo que es igual, que el pasto resultará indigesto para los, todavía, demasiado frágiles estómagos del público español. «Aunque

Mercader de libros e Impresor en esta Corte, la suscripción a la Enciclopedia traducida del Frances al Español, señalando el plazo para suscribir hasta el fin del año próximo pasado. Su impresor es Mr. Pankouke (sic)». Se están traduciendo en España, a medida que salen los cuadernillos en Francia, «por sugetos habiles en las respectivas materias, los tres primeros que se han publicado en París». Con este nuevo anuncio, se amplia el plazo de suscripción en la España peninsular hasta el 30 de Junio de 1783, al precio de 2.688 rs. vol. El Tomo I constará de la Historia Natural de los Animales, traducido por D. Gregorio Manuel Sanz y Chanas; el Tomo II incluirá la Historia Natural de las Aves y será su traductor, D. Joseph Mallent, etc. etc. (GAZETA DE MADRID: 7 de Enero de 1783, no 2, p. 36 y 2 de abril de 1784, no 27, p. 289, etc.). 177. GAZETA DE MADRID, 25 de Junio de 1784, no 51, p. 544. 178. JAN GOTSCHALK WALLERIUS (1709-1785). Profesor en Upsala, escribió, sobre todo, de mineralogía.

JUAN DE DIOS AYUDA: Médico de Guadix, escribió una interesante serie: Examen de las Aguas Medicinales de más nombre que hay en las Andalucías. Tomo I, Baeza, 1793. Tomo II, Madrid, 1794. Y Tomo III, Madrid, 1798.

179. PEDRO SIMÓN PALLAS (1741-1811). Uno de los fundadores de la ciencia etnográfica. Fueron importantes, también, sus estudios de paleontología, zoología, geología, botánica, geografía, etc.

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GEORG FORSTER (1754-1794). Aunque alemán de procedencia, vivió y trabajó en Inglaterra gran parte de su vida. Dejó consignados sus viajes y exploraciones científicas

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por un efecto de buena fe -leemos en la Gazeta del mismo 25 de Junio- se ha dado orden para que a los suscriptores de la «Enciclopedia metódica», que se imprime en París en francés, se les entreguen los exemplares, que hasta ahora se hayan introducido en el Reyno; ha parecido, con motivo de dar este aviso al público, prevenirle que esta obra, en muchos tomos de ella no desempeña las promesas, que se hicieron en el prospecto, con que se convidó a suscribir; antes por el contrario contiene, todavía, como la antígua -la de Diderot-, muchos errores, equivocaciones y falsedades en las materias más importantes, delicadas y escrupulosas, que conviene expurgar, y entretanto leerlas con mucha precaución» 177. Desde el punto de vista ilustrado, ¿no sería éste un aliciente más para seguir suscribiéndose a la Enciclopedia?. A la zaga del apretado convoy francés, otros escritores de diversas procedencias dejan su marca de origen en la obra de Navarro: así, los naturalistas suecos -aparte de Linneo- Artedi y Wallerius. Los «Sistemas Mineralógicos», de este último, debieron de ser hartamente conocidos en España, ya que, entre otros coetáneos, los citan el bastetano Navarro y el accitano Ayuda178. Los naturalistas y viajeros alemanes, Pallas y Forster, también hacen acto de presencia179, junto a los ingleses, y así mismo viajeros, Pennant, Ellis y Cook180. No son ajenos a sus páginas los suizos Tissot y Saussure181, el italiano Donati182 y tantos otros autores extranjeros, como Milipus, «con todo el torrente de los famosos observadores de la naturaleza»183. En cuanto al filón español, cabe decir que, aunque reducido en número, no deja de suponer un interesante recurso para Navarro. Sobre todo, en lo que en títulos como A voyage round the world, aparecido en Londres en 1777, y, al parecer, conocido por Navarro. Con sólo 18 años, acompañó al célebre Capitán Cook, en condición de Botánico, en el 2o viaje de éste. 180. THOMAS PENNANT (1726-1798). Autor de numerosos libros de viajes científicos, entre los que se cuentan Viage a la Isla de Anglesey, citado por Navarro, en su C-3. En dicha obra, Pennant «habla de un Asbesto parecido al amianto de Lubrin». Fue uno de los principales ornitólogos de su tiempo.

JOHN ELLIS (1710-1776). Célebre por sus estudios sobre los Zoofitos, fue de los primeros en señalar que los corales no eran sino políperos, con lo que destruía la creencia, entre los botánicos de su tiempo, de que aquéllos eran vegetales.



JAMES COOK (1728-1779). Sin duda, uno de los más célebres navegantes científicos del siglo. Realizó tres viajes de investigación por el mundo. El primero, a los Mares del Sur y a Australia (1768-71); el segundo, a Nueva Zelanda (1772-75); y el tercero, a los Mares del Sur, nuevamente, y a Alaska (1776-79). El propio Cook redactó la descripción de su segundo viaje y gran parte del tercero. Navarro, gran admirador de estos viajes, cita varias veces a Cook: «la mayor parte de las Islas descuviertas por cook en el mar del Sud son grupos o riscos de coral», etc.

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respecta al campo de la Botánica. Así pues, descartando al P. Torrubia, cuyo Aparato para la Historia Natural de España le resulta un tanto fútil a nuestro canónigo, no cabe olvidar, en cambio, la existencia de importantes aportaciones debidas a otros hijos del siglo, que desde luego merecen toda su admiración184. Así, los célebres Antonio de Ulloa y Jorge Juan, quienes, después de su importante aventura equinoccial (1735-1746), narrada al detalle en su Relación Histórica» de 1748, seguirían ofreciendo innovadoras obras científicas, de reconocido prestigio. Más tarde, Antonio de Ulloa viajaría a Europa, comisionado por el Gobierno. Fruto de estos viajes de exploración fue la venida a España del científico Guillermo Bowles, quien, tras recorrer nuestra Península de cabo a rabo, produciría su «celebre introduccion», la cual, a pesar de su monumentalidad evidente -nos apunta Navarro- no lo dice todo»185. No obstante, este libro sería un vademecum, siempre presente en la obra de nuestro canónigo. El cual no escatima elogios, tampoco, para la enciclopédica obra de don Antonio Ponz, autor al que se refiere en varias ocasiones y al que debió de conocer personalmente, cuando éste vino al Sudeste para obtener información con destino al libro que preparaba186. Y es que, por encima del erudito especialista en Bellas Artes, tal vez adivine Navarro, en Ponz, al

181. HORACE BENEDICTE DE SAUSSURE (1740-1799). Realizó una serie de viajes botánicos en torno a los Alpes. De ahí sus libros, como Voyage dans les Alpes, aparecido en 1779 y citado por Navarro. Alma de la primera ascensión al Mont Blanc, en 1786, a él se le deben los primeros indicios de la meteorología racional. 182. ANTONIO DONATI (1601-1659). Autor, entre otras obras, de un Trattato dei semplici, pietri e pesci marini che nascono nel Lido di Venezia (Venezia, 1631). 183. (C-9). 184. P. JOSÉ TORRUBIA. Escritor y religioso franciscano, nacido en Granada a finales del siglo XVII. La obra citada en el texto, publicada en 1754, tal vez sea su principal aportación en este campo. (C-1). 185. GUILLERMO BOWLES: Introducción a la Historia Natural y a la Geografía Física de España. Madrid. En la Imp. Real, 1789 (3a Edición). 186. J.A. PONZ: Viage de España. Madrid, 1772-1794. (18 volúmenes). 187. Citado por J. DE LA PUENTE: «La visión de la realidad española en los viajes de D. Antonio Ponz» . Madrid, Moneda y Crédito, 1968. (pp. 126 y 129). 188. P. HENRIQUE FLÓREZ: España Sagrada. Theatro Geographico-Histórico de la Iglesia de España. En Madrid. Año de 1759. (2a Edición). Navarro debió de conocer al P. Flórez en Alcalá de Henares. Desde entonces, como ya sabemos, se convierten en corresponsales. El P. Flórez poseía un importante Gabinete de Historia Natural y, a su vez, era corresponsal de grandes científicos, como Franco Dávila, según veremos más adelante. 189. ANTONIO FRANCO GARCÍA GONZÁLEZ Y VICENTE RODRÍGUEZ GARCÍA: «Proyectos de Jardines Botánicos para aclimatar plantas americanas en Andalucía: 1780-1800». 92

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Portada del Iº tomo de la famosa Enciclopedia Metódica de Diderot y D’Alembert, según la edición efectuada en Padua en 1784. (Biblioteca del Ateneo de Madrid).

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Cinco autores seguidos por A.J. Navarro: Bowles, Cook, Jorge Juan/An­tonio de Ulloa y Joseph de Quer.

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gran reformista que lleva dentro, y que le empuja a ponderar «la insigne obra pía de construir pedazos de caminos, de edificar puentes y otras cosas útiles al género humano». Que se esfuerza en demostrar -como lo hará el propio Navarro, en sus escritos, más o menos explícitamente- que «la obra de hacer un puente es mucho más piadosa, laudable y meritoria que la de fundar un templo, un convento, o cosa semejante»187. Pero, en fin, esas son otras cuestiones. Volviendo a la Historia Natural, Navarro demuestra también su admiración por el quehacer eruditísimo del P. Flórez. Y aunque este gran historiador no es, evidentemente, un naturalista nato, tal vez sí sea el primer intelectual de renombre, a quien el joven lubrileño pide consejo, en torno a los amiantos encontrados en su patria188. ¿Acaso había de circunscribir sus conocimientos, un verdadero ilustrado, al mullido terreno de su genuina especialidad?. Feyjóo, los hermanos Juan Antonio y Gregorio Mayans, Sempere y tantos otros confirman lo contrario. Y, a la distancia que corresponda, también el cura provinciano Navarro, quien mantiene correspondencia e intercambia ideas, a la sazón, con muchos de ellos. Pero, a tenor de lo dicho, es en el campo de la Botánica donde Navarro parece hallar certeros maestros, sin necesidad de salir de España. La mejora de la agricultura y de sus rentas debería de justificar, por sí sola, el creciente interés de los ilustrados por la Botánica. Es, en definitiva, una ciencia útil. En este contexto nace el Real Jardín Botánico de Madrid, al que acompañarán otros proyectos similares, como el surgido, hacia 1790, en la propia Granada189. Y, en sus aledaños, todo un núcleo de excelentes botánicos que crearán su propia escuela. Primero, el ya comentado, D. José Quer, director de la citada institución y autor de una excelente Flora Española190. Y, después, con D. Casimiro Gómez Ortega y D. Antonio Palau y Verdera, auténticos introductores en España de Linneo y de Tournefort191.

(En «Andalucía Moderna». (Siglo XVIII). Actas I Congreso Hista de Andalucía. Diciembre 1976. Tomo I, Córdoba, 1978, pp. 229-238). 190. El propio Navarro escribiría: «por otra pte. llenar estas cartas con los nombres que da Linneo, Turnefort o nra. flora a las plantas comunes lo juzgo pedantería» (C-4). 191. «Con motivo de haberse dado principio a los Cursos de Botánica en conformidad del nuevo Reglamento del Real Jardín Botánico, se anuncian las obras siguientes: «Tabulae Botanicae, in quibus clases, sectiones, et genera plantarum in institutionibus Teournefortianis tradita sypnopticae exhibentur in usum praelectiorum Botanicorum». Su autor el Dr. D. Casimiro Gomez Ortega, primer catedrático del Real Jardín Botánico, escrita en francés por Duhamel du Monceau, y traducida e ilustrada con notas por el mismo D. Casimiro Gomez Ortega. Se hallarán ambas obras en la Librería de Escribano, Calle de 95

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Gómez Ortega sustituye a Quer en la dirección del Jardín Botánico y elabora, a su vez, un Curso Elemental de Botánica, en colaboración con Palau; texto muy utilizado por todos los amantes de esta ciencia192. En las aulas del propio Jardín impartirán sus clases, donde estudiarán directamente los vegetales, según el método linneano. Completarán su labor, con la publicación, desde 1779, de la revista Anales de Ciencias Naturales. Pues bien, Navarro se jactará en varias ocasiones de ser un asiduo seguidor de estos maestros: «cargado voi con el Linneo -nos confiesa en su «Carta 4a- traducido por Palau, he estudiado el curso, y aun oí algunas lecciones en Madrid del Sor. Ortega», etc.193. No podemos cerrar este capítulo de las fuentes o ascendencias, sin referirnos, siquiera sea de pasada, a la gran formación clásica del clérigo Navarro. Con frecuencia, surgen en sus escritos oportunas referencias a «nuestro Marcial», «Pomponio Mela, Geógrafo Español, que según nuestro Jusepe Antonio de Salas, vivió en tiempo de Julio Cesar», a Plinio -el Menor- que vivió en Andalucía, a Ptolomeo, a Columela, a Grutero, a Vitrubio, por sólo citar algunos casos194. Pero, a pesar de todo, Navarro siempre se consideraría a sí mismo un aprendiz, un diletante. Continuamente se cura en salud, por haberse introducido en estos

las Carretas frente de la Imprenta Real» (GAZETA DE MADRID: 20 de Mayo de 1783, no 40, p. 442). 192. «Curso Elemental de Botánica dispuesto para la enseñanza del Real Jardín Botánico de Madrid, de Orden del Rey Ntro. Señor, por el Dr. D. Casimiro Gomez ortega y D. Antonio Palau Verdera, Catedráticos primero y segundo del mismo Jardín: Parte teórica y práctica en un tomo, que se hallará a la rústica a 12 rs. vn. en dicha Real Imprenta» (GAZETA MADRID: 6 Mayo de 1785, no 36, p 288). 193. (C-4) 194. (C-10) y cartas dirigidas a Franco Dávila. 195. (C-3). El naturalista Rojas Clemente, que tendrá oportunidad de manejar algunos manuscritos del Abad Navarro, en 1805, llegará también a la conclusión de que, en las especies botánicas descritas por éste, «se nota mucha repetición: asi creo se podrían reducir a un pequeño volumen todas las especies buenas que trae en ellos» (A.J.B.M. 1,54,2, pp.309-311). 196. (C-4). 197. Vélez Rubio, 28 de agosto de 1776. 198. Es decir, en las tribunas y púlpitos, en donde se defienden las tesis tomistas, el «Peripato». 199. Sin duda, quiere decir el «Tesorero de Boileau». A esta figura literaria nos referiremos, más adelante, en la glosa especial de las Cartas o Paseos.

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intrincados campos del intelecto, tan alejados de su auténtica profesión: «¡Quanto siento no tener la instruccion de un Saussure -se sincera en la «Carta 1a» de 1789- o la de otro que ha paseado estos años los Pirineos, para hablar sin temor!. Es preciso confesarlo: tengo una mediana instrucción en Física, he leído algo de Química, conozco a Baume y Macquer, pero todavía no me he arrimado una vez a la hornilla, ni se manejar una retorta. Por otra parte, me asustan las vozes de Carbonate, Muriate, Carbures, Sulfate, etc. de la nueva nomenclatura, y la paciencia que requiere este util estudio». De lo que más veces se duele y lamenta -y, tal vez, no sin razón- es de sus escasos conocimientos botánicos: «sería fatigar a Vm. descubrir las plantas que cubren aquellos Montes -Sierra de Filabres-, tanto medicinales, como otras que parecen singulares: pero es preciso confesar que ni he tenido tiempo para observarlas con el devido cuidado, ni estoy mui adelantado en la Botánica»195. Y en otra ocasión repetirá, sin ambages: «Ya he dicho a Vm que estoy poco adelantado en la Botánica (...) y después de hacer la descripción de una planta, no me atreveré a decir qual sea su género. La Vega, la Rambla, los Arroyos y los Montes -de Vélez Rubio- inmediatos darían mucho gusto a un Botánico, y a mí me llenan de confusión, no atreviendome a dar nombre a muchos que me parecen singulares»196. En definitiva, que pese a sus tímidos balbuceos linneanos o tournefortianos, las variedades botánicas descritas por él, en sus múltiples apuntes y viajes, resultarán siempre insignificantes, en comparación con las numerosas producciones de orden mineralógico halladas en los mismos. En efecto, tanto en sus Cartas o Paseos de 1789, como en la correspondencia epistolar mantenida con Franco Dávila, pocos años antes, abundan las notas y acertadas descripciones mineralógicas, con especial dedicación a los mármoles y amiantos. Y, mucho menos, las citas botánicas o zoológicas. Con todo este rico material -lo que prueba su intención docente y reformista- Navarro elaborará un corolario o resumen, en su «Carta 11a», «que se

200. (C-1). 201. Carta a Franco Dávila. Vélez Rubio, 28 de agosto, 1776. 202. Carta a Franco Dávila, 20 de octubre, 1776. 203. Ibidem, 10 de agosto, 1776. 204. (C-1). 205. Lo que no obsta para que escriba frases tan poco ortodoxas como ésta: «M. Paw avía

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aumentará -nos promete- conforme se multipliquen mis viages, y descubrimientos». Y, a pesar de todo, también en este campo de la Mineralogía confiesa andar con pies de plomo, debido a su diletantismo limitador e insatisfactorio. Puesto «qe como ni se de metales, ni de Mineralogía, ni he asistido jamás a un Laboratorio chímico, no se si es Cobre, plomo o plata», una producción recién descubierta por él, según escribe a Franco Dávila el 12 de Marzo de 1785. Para añadir, de inmediato: «Como no entiendo ni tengo práctica enla Mineralogía acaso erraré en algunas cosas; Vm. savrá disimular aun Clerigo, qe. solo habla por inclinación; y alguna lectura, sin práctica, ni instrucción». Un clérigo que, a veces, no puede ocultar la profunda frustración que siente por haber malgastado su vida en vacías elucubraciones peripatéticas, en vez de haberse dedicado al cultivo útil de su «pasión naturalista»: «y crea Vm. que en treinta y seis años, que tengo -escribe en 1776-; si doce que llevo de Cura, y los otros que empleé en argumentar, los huviera mezclado con una lección methódica de la Phísica, e historia natural, huviera mi inclinación logrado bastantes progresos». Y, poco después, insistiría, descorazonado: «yo tengo pocos libros, pocas facultades, un Ministerio penoso, que tiene cautivo mi genio», etc197. Es la frustración consciente de una vocación no realizada en plenitud.

III-2. EL DIFÍCIL ACCESO A LA MADUREZ: ERGOTISTAS VERSUS ILUSTRACIÓN Los lamentos del clérigo Navarro no son gratuitos, en modo alguno. Los escollos que encuentra su carrera científica son más frecuentes de lo que pudiera parecer. Entre estos estorbos, cabe destacar las envidias y la incomprensión de sus propios compañeros eclesiásticos, hijos predilectos del inútil peripato. Aunque tampoco quepa ignorar al paisanaje corriente y moliente. En sus Cartas o Paseos de 1789, el entonces canónigo bastetano desahogará las pesadillas vividas al respecto, amparándose en la confidencialidad epistolar. Así, en una mezcla de rabia y de sorna mal contenidas, escribiría sin rodeos: «Ai en las Provincias algunos estorvos -para la modernización- que solo pueden destruir los estudiosos que vivan en ellas; porque todavía por acá no se juzgansavios sino los que sudan en los teatros198, y cuyos fuertes pulmones

dicho, lo que repitio M. pallas y copio M. Sassure: «que tan difícil es escribir un tratado sobre la formación delas Rocas elevadas por las poderosas manos dela Naturaleza 98

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sostienen toda una mañana que la Materia primera tiene propia existencia. Mientras se den las rentas por premio del Ergoteo, se juzgará inutil otro estudio. Un naturalista pasa comúnmente por estrafalario, y superficial, y es el objeto de la risa de sus Paisanos. Un Eclesiástico, un Religioso que se ocupe en tales fruslerías es tenido por Loco; a lo menos no merece que lo citen como Teólogo. Atraviesan estos Campos Canónigos, y Padres Jubilados gordos, lucidos como el Tesoro de Boileau199, cuvierto el escapulario y las barbas de tabaco, prueba, según dicen, de mucha teología; pero no encuentran en ellos cosa digna de su atención Sacerdotal. Pararse a examinar una piedra es indecoroso a unos entendimientos sublimes, que se ocupan gloriosamente, y trabajan sin intermisión para el bien de los fieles en disputar si hai verdades ab intrínseco irrevelables. El investigar las maravillas del Criador es ocupación pessima, terrena, profaníssima, que solo puede convenir a los que no aviendo lavado sus ojos en las aguas de Siloé, han sido condenados a doblarse, y arrastrarse sobre la tierra. El que se dé a este género de estudio será infaliblemente el Mártir de la Historia Natural. Y vea Vm., lo que yo no temo. Me importa poco que mis Paisanos juzguen esta ocupación agena de un Eclesiástico; yo al contrario estoi persuadido es mui propia de su estado, pues por él está más que otros obligado a procurar la utilidad, y la gloria de su Patria. Si algunos con mi exemplo se ofrecen a los dicterios, alas burlas picantes de sus compañeros, al fin vencerán sus preocupaciones, y los obligarán a mirar con atención alos que se dedican a un estudio tan provechoso»200. Al parecer, en la ciudad de Baza ha tenido problemas derivados de su extraña pasión científica. Tal vez se sienta vigilado y hasta perseguido, por mor de aquella notoria y atípica vocación. Un asunto nada nuevo, por cierto. Su extraña querencia ya venía siendo sojuzgada, desde antiguo. Desde sus primeros años de vida pública, él había demostrado un vivo interés por desentrañar los misterios de la Naturaleza, con las consiguientes habladurías e incompresión ambiental. O todavía peor, «sin tener quien me corrija, porqe vivo en un país bárbaro, sin crítica, sin gusto, endonde el frailismo me persigue, porqe. tengo libros franzeses, porque predico, y poseo la Ciencia Sacerdotal, sin sus rancias groserías, de suerte, que arrinconado en este país -Vélez Rubio, a la sazón- puedo decir lo qe. Des Landes al fin de su historia dela

criadora, a la cual devemos el pequeño planeta sobre el qual discurren nros. Philosofos, como uno sobre las estrellas». (C-11). 206. Primer intento de elipsis. 207. (C-11). 208. Ibidem.

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Philosophia: «Dans ce Lieu, que l’envie trouble, et se plait á decrier, Je vois couler ma Vie, Sans szavoir a qui me fier». Todo esto he juzgado decir a U. porqe. no me crea, ni tenga por alguno de aquellos savios, qe. viven retirados en las provincias, encerrados en su Gavinete, y que pueden ilustrar a la Nación. Yo tengo pocos libros, pocas facultades, un Ministerio penoso, que tiene cautivo mi genio»201. Por todas estas razones, tratará de aspirar a instalarse en la ciudad de Baza, opositando a su Canongía Lectoral: «Solo el deseo de tener un establecimiento fixo -asegura- y poder darme enteramente al Estudio, me mueve para exercitar y querer andar en este teatro con el Ergoteo, que aborrezco»202. Pero tampoco en Baza halló el clima adecuado... En fin, que la vida del investigador no era nada fácil en provincias. Para colmo, Navarro habría de lidiar también con el resquemor y los celos de la que se consideraba, a sí misma, verdadera grey naturalista: Los Phísicos. Pudo comprobarlo, algunos años atrás, cuando intentó investigar y «philosophar» acerca de los amiantos de Lubrín. Algún catedrático de oficio le descalificó, entonces, por el solo hecho de considerarle un profano, un «parvenu». Puesto «que siendo yo un Cura, qe. no pudiendo por mi empleo ocuparme en observaciones, no puedo philosophar a todas horas; enfadado me atreví, al ver el sitio donde se halla -el amianto-, a decir mis congeturas sobre su formación e incombustiblidad, respondiendo a un Cathedrático de Valencia, qe. sobre ello me avía preguntado; con el ánimo de que mi temeridad excitase la poltronería de los Philósophos. Acaso la naturaleza agradecida asus cuidados les mostraría el Camino dela Verdad». No obstante estas continuas trabas, Navarro seguiría investigando los yacimientos lubrileños -como ya sabemos- y sacando sus propias consecuencias, por encima de las andanadas interesadas de los críticos. Gracias a ello, corriendo el tiempo, serían reconocidos y valorados sus trabajos. Es decir, «lo que observe qdo. me atrevi, sin ser mui phisico, a philosophar»203. Otro escollo, nada desdeñable, por cierto, lo representará la autocensura, la castración intelectual impuesta por la presión exterior. Un investigador como

209. (C-11). 210. Ibidem.

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Navarro, apasionado por la evolución del planeta, sin duda debía chocar con la oposición del dogma católico. Hacia el año de 1788, es su cuestión palpitante: «Había leido en estos días -nos dice- muchos delos Sistemas que se han escrito sobre revoluciones físicas de nro. globo»204. Y, sin embargo, no podía escribir todo lo que sabía y creía, aprendido en Bowles, Buffon, Bourguet, Pallas o Saussure, entre otros maestros. Antes al contrario, procura curarse en salud, haciendo continuamente previa confesión general de sus creencias en la verdad revelada, en un Dios creador del Universo. Sólo así, hecha esta salvedad, se dispondrá a exponer sus conjeturas, al hilo de sus viajes205: «Yo no pienso en hacer Sistemas, mi celebro no está tan bien organizado, que pueda combinar las partes distantes, y poco conexas, que se deven referir unas aotras en las Hipótesis; hablaré de este pequeño rincón lo que me ha venido al pensamiento durante mi caminata, sin meterme en lo demás del Globo, que me es desconocido. Estoi convencido, como ya lo están todos de que la tierra que habitamos ha estado muchos siglos cuvierta de las aguas. No es de mi propósito 206 hablar de los Sistemas que ajustan la epoca de esta inundación; que examinan sus causas; bastame afirmar, que mis ojos a cada paso encuentran pruebas de la mansión larga que han hecho las aguas sobre este terreno»207. Mas, la pregunta definitiva, la que surge y se impone con toda la brutalidad de la lógica, acaba, aquí, sin respuesta. Burla burlando, Navarro supera el renuncio y, hábilmente, vadea la procelosa corriente: «¿Pero quando sucedió esta inundación que supongo? Quando se retiraron las aguas? Esta es la tentación en que no caeré Amigo. Para decir algo en este punto ha de ser formando Sistemas, que al fin no sosiegan. Ellos han dado ocasión a estos Paseos -de 1789- ; pero ellos me han enseñado a creer firmemente que en nro. globo ai grandes mudanzas, que es quizá un montón de ruinas, que las aguas lo han ocupado, pero que no es todavía

211. M.N.C.N. Ms. No 317. 212. Mª ÁNGELES CALATAYUD ARINERO: Pedro Franco Dávila y el Real Gabinete de Historia Natural. C.S.I.C. Madrid, 1988. (Especialmente, páginas 81-82). También, de la misma autora, Catálogo de los Documentos del Real Gabinete de Historia Natural (1752-1786). C.S.I.C. Madrid, 1987. (2 volúmenes). 213. Cfr. más atrás, epígrafe II-2). 214. M.N.C.N. Ms No 326. 215. M.N.C.N. Ms. No 339. 216. M.N.C.N. Ms. No 800.

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facil averiguar las causas desta revolución, la epoca, y el modo como sucedio»208. Y así, manteniendo un difícil equilibrio sobre el filo de la navaja, nuestro canónigo continúa elucubrando. Por ello, merece la pena atender, en su integridad, a sus propias palabras, eco fiel de sus propias dudas: «M. de Luc en sus cartas físicas y morales sobre la historia dela Tierra, y del hombre ha juntado y ordenado quantos sistemas se han escrito sobre este punto, impugnándolos, y preparando los fundamentos del suyo; que satisface tan poco como los que él reprueba. El Sistema Cosmológico será hasta el fin delos Siglos un enigma como otros muchísimos, que los Filósofos creen comprehender, y quando les parece aver colocado todas las partes de su hipótesi (sic) en su lugar, una piedra qe. no puede ajustarse hace caer toda su obra en tierra. Los que atribuyen el estado actual de nro. globo al diluvio universal encuentran dificultades insuperables. Los que acuden a las operaciones, y trabajo lento de las aguas del mar, asu movimiento de Oriente a Occidente, y mudanza contínua dela tierra, o de la Eclíptica, los que hacen a los fuegos soterráneos el origen destas revoluciones, todos flaquean por alguna parte, ninguno puede llenar nros. deseos, el alma no se sosiega». Muy al contrario, cuando se analizan racionalmente tales cataclismos, con sus cambios subsiguientes, ya no hay dogma que valga ni cabe categorizar, en modo alguno, «sino confesar qe. ignoramos las causas»209. Resumiendo: «Quando después de impugnados todos los Sistemas Cosmológicos, Vemos qe. Mr. Luc ofrece el suyo intimamente unido a la Historia dela Creación, como nos la da Moisés, que su intento es fundarse en la revelación, nos alegramos creyendo hallar conque sosegar nro. espiritu, y conciliar los hechos, i los fenómenos dela Naturaleza con lo que nos enseña la religión; pero al leer su exposición del Genesis encontramos mui excelentes cosas, pero nuevas dificultades, nuevas dudas, y nos quedamos como antes. Yo quiero mi ignorancia, y no me avergüenzo de confesarla, mas bien que presumir acertaré con los designios del Omnipotente»210. La confesión, como podemos comprobar, no tiene desperdicio.

III-3. DIEZ AÑOS DE CORRESPONDENCIA EPISTOLAR CON DON PEDRO FRANCO DÁVILA. APORTACIONES AL REAL GABINETE DE CIENCIAS NATURALES

217. M.N.C.N. Ms. No 806. 218. Años después, en su «Carta 1a» de 1789, añadiría Navarro: «En estos días se han hallado algunos trozos de columnas, basas, pedazos de marmol con tal qual letra como destrozo de algunas inscripciones, y algunas medallas, a media legua dela ciudad en la 102

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El 10 de Agosto de 1776, desde Vélez Rubio, el cura Navarro decide jugárselo todo a un envite, dirigiendo una carta a D. Pedro Franco Dávila, apasionado naturalista e influyente personaje en la Corte de Carlos III, merced a su cargo de Director del Real Gabinete de Historia Natural211. Harto de andar de allá para acá, con sus elucubraciones naturalistas al retortero, -ya tiene acabado y pulido su Compendio de la Historia de los Animales, entre otros trabajos- Navarro apunta a la diana, al centro neurálgico de la actividad científica, a la sazón: el Real Gabinete. Más concretamente, a su Director, a quien aún no conoce personalmente. El criollo D. Pedro Franco Dávila había nacido en Guayaquil, en 1713. Más adelante, tras estudiar y residir en París durante largos años del Reinado de Luis XV -época en la que se relaciona con lo más granado e innovador de la Ilustración francesa e internacional- reúne una extraordinaria colección de producciones naturales que, con el tiempo, acabará cediendo íntegramente al Gobierno español. La cesión, que tiene lugar en 1771, da origen al Real Gabinete de Historia Natural de Madrid. Como contraprestación obligada, D. Pedro Franco Dávila es nombrado Director de dicho Museo, percibiendo una pensión vitalicia de mil doblones anuales. El P. Enrique Flórez, antiguo amigo y corresponsal de Franco Dávila -y poseedor, él mismo, de un notable gabinete de Historia Natural- sería el principal consultado por el ministro carlotercista, Marqués de Grimaldi, acerca de la calidad e idoneidad del Gabinete que Franco Dávila ofrece al Monarca español. Dicho consultado -12 de octubre de 1771- no sólo justiprecia el gran valor de la colección parisina, sino que propone a su dueño, Franco Dávila, como ideal director del futuro Gabinete, «pues hasta hoy -escribe al Ministro- no conocemos en España otro de tal instrucción, práctica y experiencia». El 21 de Octubre siguiente, será el propio Dávila quien dé las gracias al P. Flórez por su favorable y elogioso informe. En cualquier caso, Franco Dávila no se establecerá en Madrid hasta el año 1772, mientras que el Museo de Historia Natural no abrirá sus puertas al público hasta el 4 de Noviembre de 1776, onomástica del Rey. Tendrá su primera instalación en el viejo palacio de los Goyeneche, al principio de la Calle de Alcalá (actual Academia de Bellas Artes de San Fernando), donde también se habilita una adecuada residencia para su primer Director, Franco Dávila212. En esta ocasión, escuda su determinación Navarro, tras la necesidad que dice sentir de dar a conocer el amianto de su patria, Lubrín213. Llevado de su espíritu Vega, por donde pasa la Carretera de Levante: no lexos de alli, en el Pago de Romaila se halló la caveza de un Sileno de Marmol de Macael, que remití al Gavinete de Historia 103

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utilitarista y reformador, estaba intentando dar este paso -asegura- desde 1771, año en que presentó en Madrid unas muestras del citado mineral al admirado padre Flórez, pero no se atrevió a hacer otro tanto con el propio Dávila, tal vez por inseguridad o timidez. Sin embargo, los excelentes juicios otorgados por el P. Flórez y por otros científicos le animaron a seguir adelante, por amor a su patria. Está convencido, además, de que, dado el alto cargo que ocupa en la corte el destinatario de su epístola, es un personaje de máxima influencia y su voto podría ser decisivo en la cuestión del amianto. En cualquier caso, ¿es sincero Navarro, al cien por cien, al enumerar los motivos de su escrito?. No habría razón alguna para dudarlo, si inmediatamente después no dejara caer, como quien no quiere la cosa, otros motivos, legítimos, desde luego, pero distintos del explícitamente enunciado: su propia promoción personal, darse a conocer en el mundillo intelectual de la época. Pero esto lo iremos viendo, carta a carta. A pie de página, ahora, Navarro incluye una post-data de felicitación: «Acabo de leer en la Gazeta -dice- el aprecio qe. hacen de U. las demás Naciones Aviéndole admitido en los de su gremio la Sociedad de Londres. Doi a U. la enhorabuena». Franco Dávila recibe el ofrecimiento del cura velezano con suma satisfacción y beneplácito. Tanto es así, que le contesta a vuelta de correo, -Madrid, 20 de Agosto de 1776- agradeciéndole sus desvelos naturalistas e insertándole algunas instrucciones, a seguir en sus futuras líneas de investigación. Le describe el Museo, del que tan orgulloso se siente. Y le promete, finalmente, que le remitirá algunos libros de interés para el desarrollo de sus trabajos científicos. Ni que decir tiene, es Navarro el que se siente, ahora, íntimamente fortalecido con esta carta del poderoso cortesano. Acusando el recibo de ella, pergeña su siguiente misiva, también fechada en Vélez Rubio, el 28 de Agosto de 1776214. Un interesantísimo documento, en el que Navarro vierte, con toda la sinceridad del mundo, las inquietudes, las angustias, las dudas que le acosan en esos momentos. Sus arriesgados amores con la nueva ciencia, pese a haber sido educado en el farragoso ergoteo. Y con las limitaciones que imponen un rincón provinciano y una estricta profesión sacerdotal. Pero todo ésto ya lo hemos visto más atrás. Por Natural». (C-1). 219. Vid. Apéndice III. 220. M.N.C.N. Ms. No 822. Baza, 11 de Diciembre de 1784. 221. Continua referencia al freno que dificulta su acción naturalista. Casi cuatro meses de ausencia, en este año de 1784, han agotado con creces el cupo de faltas a su «resi104

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Arriba: el edificio concebido por el arquitecto Juan de Villanueva, para Museo de Ciencias Naturales, (hoy, Museo del Prado), según un grabado de la época. Frente al Museo, el Real Jardín Botánico. Abajo: el Museo del Prado, en la época de Carlos III.

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Arriba: el Museo del Prado, en los primeros años del siglo XIX. Aba­jo, antiguo palacio de los Goyeneche en la calle Alcalá de Madrid (actual Academia de Bellas Artes de San Fernando), donde, tras ser remodelado por el arquitecto Diego de Villanueva, quedó instalado el Real Gabi­nete de His­toria Natu­ral. Aquí vivió su pri­mer direc­ tor, Pedro Franco Dávila, y aquí le visitó su amigo bas­teta­no, Anto­nio José Nava­rro, en más de una ocasión.

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lo tanto, seguimos adelante. Envalentonado con estas noticias de la Corte, Navarro aprovecha para extender su ofrecimiento, para ampliar sus posibles aportaciones al Real Gabinete, incluyendo otras producciones mineralógicas, como los mármoles de Vélez Rubio o el cristal de roca «pálido, morado y blanco», traído de una sierra junto a Níjar; o los granates de la misma procedencia, «que me han traído a veces arrobas», dice. Amén de los falsos topacios de Vélez Rubio, de las marquesitas y mármoles de Macael, de los exquisitos granates de Cabo de Gata, etc. La carta en cuestión es todo un ensayo científico, en el que su autor, Navarro, trata de relacionar todas sus investigaciones hasta el momento. Sobre todo, en lo que respecta al reino mineral. Del reino animal no ofrece aquí muchas novedades. Sin embargo, tampoco oculta su especial predilección por el estudio de las salamanquesas. «En otro tiempo -dice- tuve una colección delos estados del fetus de un reptil mui común en todas partes, que llamamos Salamanquesas; en las tapias de un huerto que se había inundado halle varios nidos destas sabandijas. Hallé huevos donde ya estaba perfectamente formada la salamanquesa, otros donde se distinguían bien sus miembros, pero sin piel dura, otros se percibía la cabeza etc». Según cuenta, llegó a disecar una muy especial que nace por Orce, tras haberla abierto para estudiar su interior. Tal vez pudiera interesarle al Gabinete. También describe otra especie muy singular, al parecer, con la piel «Cuvierta de un finísimo pelo negro». Sólo la había visto en Lubrín. Después de esta segunda carta de Navarro hubo otra -hoy perdida- en la que éste remitía al Real Gabinete pequeñas láminas u obleas de amianto lubrileño, para su estudio. Con este motivo, aprovecha para comunicar a Franco Dávila que pensaba opositar a la Canongía Lectoral de Baza, y que la influencia del erudito madrileño podría serle muy provechosa, a la hora de conseguir este objetivo. Poco después, el 20 de octubre del mismo 1776, desde Baza, a donde Navarro se ha trasladado ya para cumplir el examen, reincide sobre el tema: «Ya decía a U. que pasaba a Baza para hacer oposición a la canongía Lectoral de la Yglesia Colegial de Dha. Ciudad, y me pareze suppcaba. a U. se sirviese darme o buscarme alguna recomendación para este Cavildo, o el Ylmo. de Guadix: sino lo hize assi qdo. escrivi remitiendo el Amianto , lo hago ahora»215. Dice necesitar perentoriamente dicho empleo, para poder dedicarse con más tiempo a sus investigaciones científicas y conseguir, así, buenas producciones para el Real Gabinete. dencia» canónica.

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Como ya sabemos, Navarro consiguió su deseado ascenso. Sin embargo, surge aquí un parón en su correspondencia con Franco Dávila, un largo paréntesis de ocho años, que sólo se cerrará, en agosto de 1784, con la llegada de otra carta del canónigo bastetano. ¿Qué ha ocurrido en el ínterim?. Resulta difícil creer que se interrumpiera totalmente la iniciada amistad, interesante, además, para ambas partes. Son las cartas las que tal vez se hayan extraviado en bloque. Aparte de esta contingencia, Navarro visita la Corte con cierta asiduidad. Así ocurre en el verano de 1784 y, claro está, aprovecha la ocasión para entrevistarse con Franco Dávila, quien le muestra las últimas novedades del Real Gabinete a su cargo; le imparte sabias lecciones prácticas sobre el terreno y, finalmente, le anima a seguir enviando producciones con destino a los fondos del mismo Gabinete. Navarro permanece en la Corte casi tres meses, entre mayo y julio; un tiempo precioso, que él debió de exprimir al máximo, para enriquecer su insaciable afán de saber: visitas al Real Gabinete, clases en el Real Jardín Botánico, paseos por el parque de fieras del Buen Retiro... Retorna a Baza, su ciudad de residencia, a mediados de agosto. Pero nada más llegar, escribe al amigo Franco Dávila contándole su viaje de retorno y anticipándole sus proyectos respecto al Real Gabinete. Se dedicará con alma y vida a la búsqueda de curiosidades para remitir al Museo madrileño: 18 de agosto de 1784. «Me fue preciso marchar prontamente -se justifica- para acompañar hasta Lorca aun sobrino del Sor. Robles y aotro Cavallero de la misma Ciudad: la prisa me impidió llegar a recivir las órdenes de Vm. y llevar al mismo Señor al Gavinete como prometí a Vm; siento mucho aver faltado ami obligacion, y también que Vm. tomase el travajo de buscarme: esta honra me es mui apreciable, pero nunca querre me favorezca con incomodidad suya»216. A pesar de los 71 años que cuenta ya Franco Dávila, parece ser que la amistad entre ambos personajes había ido en aumento. Navarro, ahora, continúa informándole de que, a su paso por Vélez Rubio, de vuelta de Madrid, ha aprovechado para satisfacer los deseos del propio Dávila, en relación con los yacimientos mineralógicos de dicha población. En efecto, luego de una escrupulosa investigación, ha encontrado bello mármol Conchites y Amonites, del que le remitirá las correspondientes muestras. También enviará un trozo de extraordinario cristal de roca 222. Ver, más atrás, epígrafe II-1. 223 M.N.C.N. Ms. No. Baza 15 de Diciembre, 1784.

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que presenta «yerbas y cuerpos extraños» en su interior. Además, «en donde forma las caras de la punta ai un sitio que da los mismos colores del Opalo, muchos más vivos qe. el Spato que Vm. me mostró, y qe. se compró ultimamte. con otras piezas mui elegantes de Mr... De dónde vino a mí no he podido averiguar su origen, ni creo se halle en Sierra Nevada como oí a alguno». El próximo envío comienza, así, a perfilarse. También piensa remitirle -anticipa- una figurilla de mármol encontrada recientemente en una excavación. Lo que tendrá lugar, junto con todo lo prometido de viva voz: amianto, micas, metales etc. Y acaba sus noticias con un interesante párrafo, en el que se deja entender la alta consideración en que ya tiene el anciano naturalista cortesano al Canónigo de Baza: «Estimo la oferta que Vm. me hace de protegerme enlo que se me ofrezca, y de darme, si gusto de alguna cosa, que venga doble en los Cajones, que han venido de nueva España; por ahora no pienso en mas que en inquirir donde hallaré cosas dignas del Gavinete». La carta inmediata será la fechada en Baza el 8 de Septiembre de 1784217. Con ella, Navarro acusa el recibo de la que le acaba de escribir Franco Dávila. No ha podido ir personalmente a Lubrín, como había prometido, para dirigir las excavaciones y obtener el amianto que había de remitirse al Real Gabinete. Sin embargo, ha dado órdenes y enviado el dinero necesario a sus paisanos para que le cumplan este encargo. Al mismo tiempo, cree oportuno dar algunas notas relativas al ídolo encontrado en las cercanías de Baza, el cual le acaban de traer. Se trata de la imagen de un Sileno, descrita por Navarro de este modo: «Tengo en mi poder la figura de Piedra de que hablamos, y que yo según la relación, que me hicieron, juzgué ídolo; pero es un pequeño busto de marmol, mui barbado, la caveza coronada de ojas, qe. parecen de Hiedra, pero la tierra dura, que las llenan no me permite decidir: la corona llega alos angulos laterales dela frente, y ocupa aesta como una pieza delas que nros. Ofiziales de Ynfanteria se ponen al cuello, que llaman gola; una cinta que atraviesa lo alto dela caveza parece asegurar esta corona de ojas. La figura es de un Anciano cejijunto, frente arrugada; pero la risa en los lavios. Yo creí al verlo fuese figura de un Bachante; o acaso sera algún soldado coronado por alguna hazaña. Aunqe. el dibujo es mui bueno, parece no estar acabada, ni limpia del todo la figura. Como por la parte posterior está cortada, estaría unida a alguna losa, y sería parte de algún trozo de relieve. Irá con las demás piezas. Se halló en un sitio que llaman el Villarico de Romaila una legua

224. M.N.C.N. Ms. No 822.

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desta Ciudad el que registraré por si hallo alguna otra cosa digna de remitirse»218. El envío, en efecto, se llevará a cabo en breve, incluyendo en él, además, otras producciones que ya tiene preparadas. Y finaliza así: «Las cartas de Vm me llenan de satisfacción, deseo saver los aumentos del Gavinete, y contribuir con todas mis fuerzas a este fin; Vm mande con toda confianza asu Servor.». Corroborando lo dicho, añade una post-data en la que incluye una lista de los objetos que tiene preparados para encajonar. Al final de la lista, una nota privada parece hacer referencia a la dirección domiciliaria de algún personaje al que el arriero zujareño debe visitar en Madrid: «Vive Calle de los Caños Num. 15, quarto 2 esta junto ala del Humilladero». (Es decir, junto a la Calle de Toledo y actual Plaza de la Cebada). Casi dos meses transcurrirán hasta la próxima carta de Navarro, fechada el 6 de noviembre del propio año 84. En ella se excusa, ante su corresponsal madrileño, por no haber contestado antes a la de éste, es decir, a la del 17 de Septiembre. ¿Razones que aduce?: la espera de la llegada del amianto de Lubrín que, según le dicen, ya está preparado. Aunque debían existir, al mismo tiempo, otras razones que Navarro calla: a estas alturas del año, se siente acorralado por las numerosas obligaciones sometidas a su responsabilidad, entre las que requieren todo su tiempo, ahora, la preparación de los Estatutos de la Sociedad Económica de Baza y otras cuestiones de su entorno. ¿De dónde saca las horas, para hacer frente a tanta actividad?. En fin, lo que importa en estos momentos es decir que todo está ya prácticamente preparado: «Como deste pueblo no sale ningún ordinario ni destas inmediaciones, es preciso esperar al mes inmediato -Diciembre- en que salen arrieros para essa Corte; entonces llevaran dos o tres cajones con las piezas», que enumera, a continuación, y que son las mismas que veremos más adelante219. En cualquier caso, sugiere: «Vea Vm delo que aqui llevo expresado si algo no es necesario se envíe para no hacer costosa la conducción; y aunqe. conozco no son piezas elegantes, y hermosas; no obstante algunas no son despreciables». ¡Siempre las mismas excusas previas, siempre los mismos prejuicios e inseguridades, acerca de su actuación!. El 11 de Diciembre siguiente, Navarro ya puede anticipar que, por fin, el mar225. El 19 de Enero de 1785 Navarro se encontraba aún en Baza, donde, como Secretario de su Sociedad Económica, firma la remisión de los Estatutos a los Reales Consejos. 226. M.N.C.N. Ms. No 845. 227. Ibidem. 228. En el cajón remitido en Diciembre de 1784. 229. Carta del 12 de marzo de 1785. 110

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Una de las numerosas cartas manuscritas que Navarro dirigió al direc­tor del Gabi­nete de Historia Natural.

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Retrato y firma de Pedro Franco Dávila. (Museo Nacional de Ciencias Natura­les).

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tes 14 del corriente saldrá un arriero con destino a Madrid y llevará los cajones de «cosillas» para el Real Gabinete220. Aunque nuestro canónigo, que siempre trata de curarse en salud, -como decimos- avisa a su ilustre corresponsal: «Pero antes he de advertir a Vm que no se ha de enojar si las cosillas, qe. envio no son tan elegantes como avrá esperado. Algunas no son mas que muestras para que en vista de ellas me diga si gustan y recoger piezas más grandes. Fuera desto yo no he podido por mi mismo visitar los sitios, por mi precisa residencia en esta Yglesia, con motivo del tiempo que gaste en mi viage y me veo precisado a valerme de gentes ignorantes, que conociendo mi pasión, me engañan»221. Le notifica el feliz descubrimiento, en la Sierra de Baza, de la llamada «Cueva del Cristal». Como siempre, estrujando hasta el máximo su propia economía, ha contratado a dos hombres que, en efecto, fueron a inspeccionarla en plena temporada de nieves: «les pagué muy bien -prosigue- y la muestra qe. me traían era un pedazo como de una libra, pero no de cristal, sino de Spatho. Confieso a Vm que no estoi mui práctico en el conocimiento de los fósiles: aunque mas lea, una lección práctica vale en esto mas que quanto se lee y principalmente estando muy embrollada en este punto la historia natural». Por eso, incuba ciertas dudas acerca del mineral encontrado, pues tampoco desdeñaría que se le asignase a la familia del «Lapis Specularis» o yeso espejuelo. Producto, por cierto, ya estudiado anteriormente por él, en Albox y en Vera. Pese a todo, describe detenidamente el hallado aquí, extrayendo sus principales características, luego de haber realizado algunos rudimentarios experimentos. Mandará una muestra, «y si parece bien, passare yo al Sitio y haré arrancar los más grandes, y mas hermosos trozos». Remitirá también muestras de los mármoles y de las piedras de cobre halladas en Vélez Rubio, aunque se queja nuevamente de la soledad en la que trabaja en este abandonado país222. Se enorgullece, en cambio, de haber encontrado algunas minas de cobre: «Quatro minas he descubierto: una en esta Sierra de Baza, otra en Oria, y dos en Velez Ruvio. La mina de Oria da unas piedras mui pesadas», que hacen chispas al golpearlas con el eslabón. Aunque, «como no ai quien pulimente bien di una piedrecilla, que mal pulieron, y me parece qe. si salen piedras grandes, bien pulimen230. M.N.C.N. Ms. No 845. 231. Ibidem. 232. Este viaje lo iniciará en agosto de 1789, pero tendrá que retornar a Baza, desde Velefique, por causa de unas calenturas (Vid. más adelante, capítulo VII). 233. M.N.C.N Ms. No 847. Baza, 16 de Marzo, 1785. 113

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tadas, no serán despreciables». Desde luego, las remitirá a Madrid. Además de ésto, procedentes del Cabo de Gata, «He pedido los Granates, que me traerán bastantes; pero no podrán ir en esta ocasión». Como puede comprobarse, su radio de acción prospectiva se agranda, día a día: Gata, Cartagena, Orán... Y todo, a costa de su esfuerzo personal y de su lacia faltriquera. Prosigamos. El arriero no llegó el 14 de Diciembre, como había prometido. Lo espera hoy, día 15 -fecha en que escribe las presentes líneas- pues ha quedado en venir a recoger el cajón, «que pesará cinco o seis arrobas»223. Ahora bien, una vez llegado a su destino, «Quisiera abriera Vm el cajón por donde tiene el Rotulo Rl. Gavinete... por allí esta otro cajoncillo, en el que va el trozo de cristal con materias extrañas. Como esta pieza no desazonará, quiero se vea la primera, para quitar, o templar el disgusto de que no corresponden ala esperanza de Vm las demás. A mi me parece qe. el cristal además de la Ova, ó Conserva, qe. encierra tiene en una esquina una o dos hormigas delas mui negras. Puede ser que la reflexion dela luz engañe». Así mismo, le pide su juicio sincero acerca de todas las producciones remitidas. Finalmente, inserta una breve descripción de cada uno de los objetos incluidos en el cajón con destino al Real Gabinete, en esta primera remesa. En cambio, insiste, no han llegado los granates de Cabo de Gata, aunque «ya he escrito para que busquen el Diaspero de que Vm me da noticia». Tampoco ha recibido aún los «Priapos Marinos» que tiene solicitados a Cartagena, junto a otras petrificaciones. Sí puede participarle, en cambio, una noticia bastante atractiva: «Tengo un amigo en Orán -dice- que me escrive le diga si quiero ver una disertación qe. ha traducido con motivo de averle pedido delos pezes petrificados que se hallan en una cueva cerca de aquella Ciudad, y delos que le enviara algunos qe. tiene recogidos». El amigo de Orán, según sabremos después, es D. Antonio Samper, Capitán de Ingenieros de los ejércitos españoles, allí acantonados. Navarro le ha contestado pidiéndole unas muestras. Si acaso no las hubiera en el Real Gabinete, promete remitir alguna. Pero, ya finalizada esta carta, el animoso ilustrado bastetano cae en un profundo pesar, que le lleva a lamentarse así: «El Harriero no ha venido oy porque está nevando; estoi en un pueblo infeliz; es una Ciudad pequeña, sin artífices, ni industria, ni comercio; no ai ordinario para essa Corte; un harriero de Zujar se encarga dela conduc-

234. Ibidem. Baza, 25 Marzo, 1785. 235. Fray Alonso Fernández será uno de los Socios de la Económica de Baza, según consta

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ción; y aunque suele gastar nueve días, ni yo se si saldrá el 17, ó el 19. El acudirá a ver a Vm luego que llegue». Y así debió de hacerlo el arriero zujareño. Porque, el 14 de Enero de 1785, D. Pedro Franco Dávila escribiría al canónigo Navarro, acusando el recibo de sus cartas anteriores y del preciado cajón. El Director del Real Gabinete se muestra entusiasmado con las curiosidades naturalistas recibidas de la región de Baza. Y, desde luego, emite su veredicto, sin reservas, sobre cada una de las piezas; aunque se decanta, especialmente, por los granitos azules y verdes de Vélez Rubio, cuya mina le encarga registrar en el menor plazo posible. Naturalmente, acepta también el ofrecimiento de los fósiles de Orán, al tiempo que, junto a otros encargos, inquiere de Navarro que, a su vez, solicite de su amigo varios peces petrificados con destino al Real Gabinete224. En esta misma fecha, 14 de Enero de 1785, Franco Dávila oficia un escrito al Conde de Floridablanca, Secretario de Estado, dándole cuenta de la llegada de esta importante remesa de producciones destinadas al Real Gabinete e incluyéndole una copia exacta del contenido del cajón. Resulta interesante constatar, cómo aprovecha la ocasión, para encomiar, sin ambages, los conocimientos nada vulgares del remitente, el canónigo Navarro. Al menos, en todo lo concerniente a la Historia Natural. Como consecuencia de esta notificación, Floridablanca felicitará, personal e inmediatamente, al ilustrado bastetano. Lo sabremos, luego-luego, de «boca» del propio agraciado. En efecto, con el acicate de la carta laudatoria de Dávila en su mochila, el Lectoral Navarro, desde mediados de Enero, ha iniciado uno de sus continuos viajes de exploración y de estudio por las tierras de su distrito. El «paseo» durará mes y medio, aproximadamente225, aunque no pudo ser, probablemente, todo lo fructífero que su protagonista hubiera deseado. Principalmente, por causa del crudo temporal: «Quarenta y cinco días he gastado en mi Viage; -dirá después- pero con la desgracia de no aver logrado dos, en que dexase de llover, nevar, o soplar vientos fuertes y fríos, algunas semanas no podía salir de la casa, y ocho días estuve detenido en un lugarillo cerrados los caminos con la nieve»226. Pues bien, vuelto a Baza, da cuenta de estas andanzas a su amigo Franco Dávila, mediante una primera carta fechada el 12 de marzo en dicha ciudad227. Sí, «en su tiempo», recibió la «mui apreciable»

en las listas de 1785 (Vid. más adelante, capítulo IV). 236. M.N.C.N. Ms. No 863. Baza, 5 de Junio de 1785. 115

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carta del Director del Gabinete. Es decir, la del 14 de Enero, «a la que no respondí prontamente porque salí apocos días para la Comision de Caminos, y para registrar las Sierras de mi Patria, y los Valles de Velez Ruvio, y Rio Almanzora, en busca de curiosidades que pudiera remitir al Rl. Gavinete. Tuve singular complacencia saviendo avían sido del agrado de Vm. las que remiti con el ordinario; se colmo este gusto qdo. enmedio de mis correrías recivi carta del Exmo. Sor. Conde de Floridablanca dandome gracias por ello y manifestándome qe. Vm le avía escrito dandole aviso, y elogiando las piezas. Yo agradezco esta fineza, y espero que mis cuidados en juntar las producciones destos países han de lograr de Vm iguales atenciones y favor». Dicho esto, pasa a describir el viaje de 45 días, recién finalizado, y los provechosos registros conseguidos en las minas de cobre de Vélez Rubio -cumpliendo los deseos del propio Dávila-así como otros trabajos similares, llevados a feliz término en Bédar, Oria, o Lubrín, por citar alguno de los muchos lugares visitados. Por todo ello, puede aventurarse a anticipar lo siguiente: «Generalmente desde esta Ciudad al mar, esto es por espacio de veinte leguas de largo, y diez de ancho, todo esta lleno de Minas de Cobre, plomo y hierro. En esta Sierra ai varias, que registraré porqe. me han traído granitos azules, y piedrecitas verdes: ha visto Vm. la de Oria: esta forma una costra superficial, y horizontal en el sitio que llaman la Cuesta de Baza, enfrente del pago de Capayrola, un quarto de legua de Oria. El metal es visible como Vm vería en la muestra qe. le envié228, pero las piedras, aunqe. tienen hermosura, no es cosa particular; son de un grande peso, y me trage una de un pie que pesa más de dos arrobas. En Bedar lugarillo cerca del Mar de Vera ai una mina tambien de Cobre Verde, y azul, que se ha trabajado, y tiene formadas largas y grandes galerías. Las piedras son calizas, y por las hendiduras se derrama un metal corroído, y descompuesto con que superficialmente se cubren las piedras de unas manchas verdes, y azules, que forman labores hermosas, pero tan poco adherentes, qe. con facilidad se desnudan destos colores. Sale por las mismas hendeduras mucha tierra calcaria como harina blanca, rogiza en otras, toda llena de trozos de Cobre Verde, y muchas piedras se

237. Salvador Monzón es Maestro de Capilla de la Colegial de Baza y Socio de la Económica de Amigos del País. 238. M.N.C.N. Ms. No 863. Baza, 23 de Julio de 1785. 239. Sin duda, se trata de D. Vicente Ferrer, nombrado Historiador del Real Gabinete el 17 de Enero de 1780, con 6.000 reales anuales de sueldo. Moriría el 16 de Abril de 1792. (Mª ÁNGELES CALATAYUD ARINERO: Catálogo... Tomo II: «Láminas»). 116

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hallan atravesadas de un metal blanco, qe. como no se de metales, ni de Mineralogía, ni he asistido jamás aun Laboratorio chimico, no se si es cobre, o plomo o plata. De unas y otras he recogido piedras»229. Prosigue esta larga e interesante carta, insertando minuciosas descripciones mineralógicas de las comarcas comprendidas entre Baza y el mar. Especialmente, de la franja litoral, en cuyas seis o siete leguas de anchura «se hallan Pyritas, y minas de hierro mui buenas. En los Montes de mi Patria he hallado unos depósitos de arenilla brillante, en ojuelas, que vuela al aire y se pega ala ropa, y que sirve en el carnaval para arrojarse unos a otros; me parece mina, o mina de hierro descompuesta». Se siente feliz -y se le nota- enfrascado en estas descripciones de vetas marmóreas, de cuarzos blancos y encarnados, de micas... En definitiva, un nuevo envío para el Real Gabinete comienza a vislumbrarse en lontananza. Y así será: «Me han traído -prosigue- unas seis impresiones (empreintes) de pezes halladas en una piedra fosil arcillosa. Son mui pequeñas, y dos algo mayores estan trucadas. Las enviaré si sirven; lo que yo recojo es para esse Gavinete: tengo algunas glosopetras, y espero muchas de la Villa de Cuebas en donde me acuerdo aver visto en los terrenos en medio de bancos de Conchas, y destrozos marinos que enviaré. Se han cortado las piezas de marmol Conchites (de Vélez Rubio) que Vm pidio: Espero el Zoophito, que en Cartagena llaman los Muchahos (sic) Miembro Marino y ha de ser de la clase de las Estrellas. Tengo un monstruo disecado, de un cabritillo con dos cabezas, un cuerpo y ocho pies, que ira si Vm gusta (...) Ando tras de comprar aun Padre filipense deste pueblo un trozo de Silex, con unas cristalizaciones mui duras i brillantes, qe. el llama Diamantes. Vere si puedo lograrlo para remitirlo». En la misma fecha citada, 12 de marzo de 1785, Navarro escribe otra carta al mismo Dávila, distinta de la anterior230, en la cual responde a algunas cuestiones, interesadas por el viejo naturalista cortesano en su citada correspondencia del 14 de Enero próximo pasado. En ella, le había insinuado la idea de subvencionar económicamente al canónigo bastetano, en orden a los múltiples gastos de éste, derivados de sus registros científicos. Resulta interesante el comprobar hasta dónde habían llegado los atípicos desembolsos de Navarro, en pro de la causa ilustrada. Al menos, hasta este momento, en que oficialmente se le ha comisionado para el efecto: 240. M.N.C.N. Ms. 881. Dávila, en efecto, venía arrastrando una naturaleza enfermiza desde mucho tiempo atrás. No obstante, en los últimos meses parece ser que se agravan sus dolencias. El 16 de noviembre de 1.785 escribía a Floridablanca que, debido a su delica-

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«En su estimada última me dize Vm, que los gastos en solicitaciones, y compras los aportará el Exmo. Sor. Conde de Floridablanca con aviso de Vm. Es verdad que gasto mucho en los Viages, peonadas, hombres que me acompañan, conducción aesta Ciudad etc. pero todo lo gasto con gusto por servir ala Nacion. Mi Canongia es mui corta, mi familia pobre y larga; pero no tengo valor para reservar un doblón y apenas logro algunos quando en libros, y en estos viages los gasto. la Conducción a essa Corte (la) pagara S.Ea y si acaso sale una Compra aque puedan alcanzar mis facultades; pero los demás gastos los hare de mi volsillo». Como tantas veces había hecho y haría. Pero tal cúmulo de desvelos, tanta liberalidad y desprendimiento, parece ser que, ahora al menos, persiguen un objetivo a medio plazo. Lo que tampoco debe de restar un ápice de mérito a sus trabajos. En cualquier caso, casi a renglón seguido de los anteriores ofrecimientos, Navarro deja al descubierto sus latentes deseos de ascender profesionalmente. Y lo quiere sin prisas, aunque considere que, tal vez, sea éste el momento apropiado para intentarlo: «Lo digo a Vm porque trabajando en la Commission de Caminos, en recoger, Visitar y examinar las curiosidades destos Montes, y escrivir cierta obra con permiso de S.Ea. sobre lo mismo, no me vestiré destos meritos jamás para pedir a S.Ea. algún alivio. No obstante Vm. indirectamte. puede recordarle mis ocupaciones, y espero que ya sea quando envíe algo al Gavinete, ó ya quando lo halle por conveniente le manifieste que trabajo con gusto y aplicación por este ramo dela utilidad pública»231. Sea lo que fuere, él seguirá trabajando y recopilando material: «Quando pueda -promete- visitaré el Cabo de Gata para buscar lo que Vm me encarga»232. Pocos días después, 16 de marzo del propio año, Navarro comunica a Franco Dávila la siguiente noticia: «el que conduxo el cajon, ha llegado a decirme que dentro de 20 días hará viage a Madrid; como lo que ahora ha de llevar se reduce a piedras, deseo me diga Vm. quantas quiere le remita delas azules, si tres o quatro o mas aun»233. Urge esta aclaración, antes de ponerse a organizar los cajones, pues los portes encarecen grandemente el traslado. Sin embargo, habrán de transcurrir todavía varios meses, antes de que se realice esta segunda remesa de «cosillas». Mientras tanto, sólo una semana después de la carta anterior, el 25 de Marzo, Navarro anuncia a Franco Dávila la próxima llegada a Madrid del Prior del Monasterio de San Gerónimo de

da salud, aún restaban muchos cajones sin abrir, entre los que iban llegando destinados al Real Gabinete. (Cfr. M.A. CALATAYUD ARINERO: Pedro Franco Dávila, p. 119). Luego, inmediatamente después de su muerte, se realiza un inventario de urgencia -»Noticia

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Baza, P. Alfonso Fernández234. Le acompañará su hermano de religión, Fr. Antonio Carrasco, Ex-Prior del mismo Convento. Ambos llevarán consigo unas muestras de las deseadas piedras de Vélez Rubio: cobre azul. Y, naturalmente, Navarro ruega a Dávila que les muestre el Museo o Real Gabinete bajo su dirección, «porque son inclinados al estudio util»235. Transcurren unos meses sin noticias. Pero el 5 de Junio, Navarro escribe de nuevo a Franco Dávila, previniéndole de que, como el arriero anunciado no ha conseguido las cargas suficientes, había postergado su viaje; por cuya razón, el envío de los cajones queda en suspenso236. No obstante, aprovecha esta carta para disertar sobre un tipo de arcilla que, a su parecer, es la verdadera y bella «Molybdena». Le anticipa, también, que con D. Salvador Monzón, presbítero bastetano, le remitirá una cajita con polvo de «molybdena» y otras cosas. Y, desde luego, recomienda al portador para que sea bien recibido. Completando su anterior misiva, al día siguiente, 6 de junio, entrega en mano una esquela de presentación al citado Monzón, «que pasa a esa Corte -certifica- para visitar a su Paysano, condiscipulo, y amigo el Sor. Camacho Confesor del Príncipe; me hace el favor de llevar a Vm una Caja, en la que va una muestra de la que juzgo Molybdena, para que vea si lo es, y gusta remita alguna cantidad: van tambien muestras de algunas otras cosillas, por si conviene remitir mayores cantidades». Y le suplica, igualmente, que tenga la bondad de mostrar a dicho emisario el Real Gabinete y sus singulares y preciosas riquezas237. Franco Dávila contestará a Navarro el 12 de Julio siguiente, acusando el recibo de las anteriores cartas de éste y de la cajita portada por el presbítero bastetano, Monzón. Quien, por cierto, no pudo visitar el Real Gabinete, debido al poco tiempo de que, según dijo, disponía. El informe de las producciones recibidas, desde luego, es favorable. Diez días más tarde, es Navarro el que acusa el recibo de la anterior de Franco Dávila238. Entre otros asuntos, comenta al amigo y maestro la obra que está escribiendo, a pedimento del Conde de Floridablanca, de la que

de los efectos pertenecientes al Rey N.S. que se han allado en la avitacion del Difunto Director del Real Gavinete de Historia Natural, Dn. Pedro Franco Dávila»- en el que, entre otras muchas producciones, aparecen, con el número 21, «2 cajones con amiantos de Baza» (Ibidem, Apéndice 3º). 241. A.H.N. ESTADO. Orden de Carlos III, Exp. 41. 242. Ibidem. 243. Tras la muerte de su padre, Antonio Robles Moñino dirigirá una rápida instancia a la

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tiene casi concluído ya el primer tomo. Le detalla el plan general al que habrá de atenerse dicho libro, para que, a su vez, Dávila le otorgue su parecer. Pero Dávila no contesta. Inexplicablemente, transcurren más de dos meses -agosto y septiembre- sin que Navarro tenga noticias del amigo y colega madrileño. Y el bastetano no oculta el resquemor que siente, cuando, al cabo, se decide a cursar su carta de ocho de octubre: «esperaba respuesta a mi última -de 23 de julio, le diceporqe. convenía saver lo que Vm. sentía sobre algunas preguntas que le hacía a fin de no cargar un cajón de piedras, que fuesen inútiles al Gavinete. Pero el ordinario se va; y no ha querido Vm escrivirme, por lo que me ha sido preciso disponer un cajón, que acaso disgustará a Vm. En efecto, el 10 del corriente -octubre, 85- sale Antonio Hortal, que lleva un cajón que pesará de tres a quatro arrobas, lo envío con mucha desazón, porque puede suceder que sea pagar portes inútiles. El mayor peso nace de una piedra de palmo en quadro» de Vélez Rubio y de otras piedras pulimentadas. Habían sido solicitadas expresamente por Franco Dávila, como ya sabemos, y constituían la parte más pesada del cargamento. Pero aparte de ésto, se incluían, también, granates y micas «que pudiera Vm probar si toman pulimento», en cuyo caso se remitirían muestras de mayor envergadura. «Va dentro del cajón otro cajoncillo pequeño -avisa-, en donde van unas impresiones de peces, Mica talcosa, y la que yo juzgaba Molybdena así descompuesta, como en terrones grandes. Quisiera poder embiar cosas preciosas y hermosas; pero este año no he viajado mucho». Sin embargo, puede informar de que ha recibido noticias de su amigo D. Antonio Samper, el de Orán, quien le ha prometido redoblar sus esfuerzos, a la caza de petrificaciones y de otros valiosos objetos que le mandará. El mismo señor le ha dado noticias de «una Lagartija metalizada, extraída de una Mina de Plata dela America Meridional, de un peso enorme respecto asu magnitud, tan entera y perfecta en todas sus partes, que era digna del Rl. Gabinete». Intentó comprarla el citado militar, pero su dueño le puso un precio exorbitante. Si interesara al Gabinete, el propio Franco Dávila podría ponerse en contacto con Samper, a través de Navarro. Y otra vez retorna al asunto del principio. ¿Por qué no había contestado Franco Dávila a su carta del 23 de Julio? ¿Acaso estaba molesto con él?. (El susceptible Navarro ignora, que, tal vez, pudiera estar ya enfermo el viejo Director del Gabinete. Moriría sólo unos meses después). Aunque, puestos a buscar razones, no sería imposible topar con alguna válida: «Nada me dice Vm sobre lo que Orden de Carlos III, en la que, por haber quedado vacante la cruz pensionada que disfrutaba su progenitor, solicita y suplica que ésta le sea transferida al demandante. Año 120

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le comuniqué de mi obra: le avrá parecido una empresa temeraria, y puede ser le aya disgustado que hablase con libertad del estilo, y método de su Historiador Ferrer239. Pero pues yo tuve la satisfacción de decir a Vm lo que emprendía, devía en recompensa avisarme de la injusta Censura dada a Ferrer. Lo cierto es que he visto una disertación deste sobre Agricultura, que la llama Obra Completa en su Clase, y he acabado de afirmarme en mi antíguo sentir». Vamos, que Navarro no da su brazo a torcer, ni aun a riesgo de enojar al importante amigo capitalino. El cual, por cierto, sí acusará el recibo de la precedente carta de su corresponsal bastetano, así como del nuevo cajón transportado por Antonio Hortal: 22 de Octubre de 1785. El informe detallado de cada una de las producciones recibidas es francamente elogioso y favorable, incluida la molybdena. Lo que también ignoraba Navarro, y tal vez nunca llegaría a saberlo, es que el 23 de Septiembre de 1785, en el golfo del silencio presentido en el amigo Dávila, este noble ilustrado escribía al Conde de Floridablanca, comunicándole que ya había vuelto a España un Comisionado, previamente enviado a Europa, con el propósito de adquirir conocimientos y producciones relacionadas con la Historia Natural. Por él se había sabido que los rusos trabajaban con acierto en la industrialización del amianto. Y, a propósito de ésto, Franco Dávila sugiere al Ministro de Estado la posibilidad de establecer en Baza una fábrica similar, dirigida por el canónigo Antonio José Navarro, quien sería muy capaz de llevarla a buen puerto, dada su preparación excelente y el abundantísimo amianto descubierto por él en los terrenos de aquel Partido240. Así acaba la jugosa correspondencia sostenida por el canónigo Navarro y el gran Franco Dávila, dos vidas unidas por el mismo vínculo: su amor a la ciencia. El Director del Real Gabinete moriría inmediatamente después: 6 de Enero de 1786. No nos consta que Navarro siguiera colaborando, a partir de entonces, con esta brillante institución dieciochesca.

III-4. D. ANTONIO ROBLES VIVES Y OTRAS INFLUENCIAS DE MÉRITO de 1.802. (A.H.N. Estado. Carlos III, Leg. 6311, Nº 6). Se le concede la cruz solicitada. (Ibidem, Expediente 1163. Cfr. también, LEANDRO FERNÁNDEZ MORATÍN: Obras Póstumas. Cartas, T. II. Madrid, Imp. De Rivadeneyra, 1.867). 244. Madrid, Imprenta de Ibarra, Año 1771. 245. JUAN SEMPERE Y GUARINOS: Biblioteca de los Mejores Escritores del Reinado de

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Entre las numerosas personalidades que frecuentaron la amistad de A.J. Navarro, tal vez sea una de las más influyentes, en la vida y en la carrera científica de éste, D. Antonio Robles Vives. Oriundo de familia caravaqueña, pero con orígenes más remotos en León, Robles Vives es hijo de un médico de Lorca, ciudad en la que, precisamente, nace nuestro hombre241. Abogado de los Reales Consejos, le encontraremos ya, en 1768, ejerciendo de Síndico Personero de la Ciudad de Granada. Desde aquí remite una representación al Presidente del Consejo, Conde de Aranda, denunciando el nulo cumplimiento de las «Ordenanzas de Granada» en lo que atañe a Consumos. El Rey Carlos III -26 de Septiembre de 1768- emitiría, en consecuencia, una Real Provisión, aprobando la iniciativa de Robles. Este joven abogado había contraído matrimonio, en Murcia, con Da Gregoria Moñino, dos años antes, el 5 de octubre de 1766, pero ya entonces se hacía constar su vecindad granadina242. Una ciudad en la que, al parecer, ejerce de apoderado del Duque de Arcos. Y en la que nacerá su primer hijo, Antonio Robles Moñino, el 8 de Noviembre de 1768, quien, andando el tiempo, sería gran amigo del comediógrafo Moratín -se conocen en 1794, en Italia-, de Gómez Hermosilla, y de todo el grupo de jóvenes intelectuales afines a Godoy243. Robles Vives se ve pronto catapultado en su carrera, pues no puede dejar de ser cuñado del ascendente Conde de Floridablanca, Fiscal de los Reales Consejos, primero, y Secretario de Estado, después, entre otros altos cargos cumplidos. Así, Robles Vives alcanzará, sin tregua, la plaza de Fiscal de la Chancillería de Valladolid, para pasar después al Consejo de Hacienda en Madrid y, finalmente, a la Dirección de las Obras de los Pantanos de Lorca, desde 1785 a 1792. En esta ciudad, la suya, dirigirá también la colonización del Puerto de las Águilas. Pero estas cuestiones las

Carlos III. Tomo V, Madrid. 1789, p. 40. En 1803, ya muerto Robles Vives, su amigo y colega SEMPERE Y GUARINOS diría de esta obra: «Sin embargo de estos errores, las «Memorias» del Sr. Robles Vives son muy apreciables. Hasta ellas no se había impreso en España ninguna obra tan luminosa sobre el Gobierno feudal y la urgencia con que debió presentarlas hace más disculpable sus defectos» (Historia de los Vínculos y Mayorazgos. Madrid, 1805, pag. 192). 246. ALCÁZAR MOLINA: Floridablanca, pp. 16-17. 247. Vid. más adelante, epígrafe VI-3. 248. (C-6). Y este amor al campo y al retiro debió de ser algo más que una simple moda neoclásica. El 22 de Noviembre de 1796, caído ya en desgracia y en pleno ostracismo político, escribiría Robles Vives a su amigo Sempere y Guarinos: «Yo estoy todavía bre122

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Vista parcial de la ciudad de Lorca en 1802. El grabado se realizó para representar la terrible catástrofe que se produjo, como conse­cuencia de la inundación del 30 de abril del citado año, tras la ruptura del pantano construido en 1785, a instancias del Consejero Robles Vives. (Fondo Cultural Espín de la Caja de Ahorros del Medite­rráneo, Lorca. Reproducción por gentileza de Manuel Muñoz Clarés).

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José Moñino, Conde de Floridablanca, cuñado y protector del gran ilustrado lorquino Robles Vives.

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veremos, con más detenimiento, en otro lugar de estos apuntes. Durante la etapa de Robles Vives como Consejero de Hacienda, en Madrid, es visitado en más de una ocasión por su amigo el canónigo Navarro. Tal ocurre en 1784. Durante la estancia de éste en la corte, deberá frecuentar el domicilio de su amigo Robles Vives, en la Calle de Segovia. Fruto de estas visitas es la entrevista que, al parecer, Navarro sostiene con Floridablanca y el encargo recibido de redactar una obra de Historia Natural, sobre parte de los Reinos de Granada y de Murcia. Pero retomando la apuntada promoción de Robles Vives, y contra todo lo que parezca, conviene anticipar que se trata de un hombre en total sincronía con su tiempo. Un amante y seguidor de las luces, hasta la médula. Reformista, emprendedor, regalista empedernido y tan enemigo de boatos anacrónicos, como de la superstición y del ripio. Así lo demostró en obras como su Representación contra el pretendido Voto de Santiago, que hace al Rey nuestro Señor, D. Carlos III, el Duque de Arcos244; o sus Memorias por el Real patrimonio, y el Concejo y vecinos de la villa de Dueñas, contra el Conde de Buendía, Duque de Medinaceli, sobre restitución a la Corona de dicha Villa. (Valladolid, 1777)245. En realidad, a Robles Vives le desbordan las grandes urbes y el maremagnum que conllevan. Por esta razón, parece encontrar la felicidad con su traslado a la ciudad de Lorca, para ponerse al frente de las obras de los Pantanos de Puentes y de Valdeinfierno. Un arduo menester que, sin embargo, le ocasionaría muchos problemas. Hay constancia, incluso, de un intento de asesinato contra él, por parte de algunos que se decían perjudicados con dichas obras246. En este tiempo, construye y perfila su famosa finca, conocida por el título de «Molino del Consejero», aplicando en ella los sistemas racionalistas de Rozier, Duhamel y otros teóricos de una agricultura rompedora y ejemplar247. A este lugar se retiraría, de cuando en cuando, con su amigo, el canónigo Navarro, siempre al acecho de «un reposo que da al alma toda livertad para filosofar, examinar y admirar a gando con mi espediente, para retirarme a mi casa, y no acordarme de que hay Madrid». (JUAN SEMPERE Y GUARINOS: Noticias de Sempere. Madrid, 1820. pag. 38). 249. M.N.C.N. Ms. No 863. 250. ALCÁZAR MOLINA op. cit. pp 16-17. 251. Ibidem. La resonancia histórica de esta catástrofe no se hizo esperar. Cartas, libelos, poemas, artículos, etc., con este asunto de fondo, surgieron en cascada. Alguno de ellos fue retirado, incluso, por la Inquisición. Así, unos Cantos Fúnebres impresos en 6 hojas, el propio año de 1802, que se consideraron peligrosos. (Citado por PAZ Y MELIA: Papeles de Inquisición. Madrid, 1927, p. 71).

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la Naturaleza: aqui -escribiría Navarro- nos lastimamos de los que se ven precisados a vivir entre el ruido del mundo, entre las cabalas, y maquinaciones de las Cortes, y a cada momento exclamamos: non vaglion mille Imperi un bel riposo»248. Navarro, en efecto, le visitará a menudo. Especialmente, a partir del traslado a Lorca de este notable hombre de acción. Hace tiempo que el canónigo de Baza es amigo de los Robles Vives, de don Antonio, el Consejero, y de don Manuel, el Canónigo de la Colegial de San Patricio de Lorca. Al lado del primero, sobre todo, Navarro ha visto nacer y avanzar, día a día, las obras de los pantanos, hasta hallarlos convertidos ahora en un prodigio nacional: «Si como yo -se jactará Navarro- las huviera visto Vm nacer entre Peñascos, crecer, y levantarse soberviamente cada día en medio de los riscos de estas Soledades», se admiraría de la gran perfección de estas obras. Llamado por su influyente amigo, Navarro visitará, también, las ruinas romanas aparecidas en el Puerto de las Águilas. Y, probablemente a instancias de aquél, realiza una interesante memoria histórica -Urci- al tiempo que levanta y detalla los planos de las mismas. Y es allí, también, en la casa de recreo de Robles -en el «Molino del Consejero»- donde, en todo momento, encuentra amistad sincera y un rincón apacible para meditar e, incluso, para escribir algunas páginas memorables. Se trata, en definitiva, de una mansión que rebosa ilustración y respeto absoluto a la Razón: «En la casa -escribe Navarro- ha colocado una Librería pequeña, pero selecta de Agricultura, Física y Quimica, que se aumentará; han de traerse todas las Maquinas que componen un Gavinete de Física, y ya se van recojiendo las curiosidades que han de distribuirse en otro de historia natural». O lo que es igual, las delicias de un impenitente «amateur» de las luces y de su estudio. Y no es sólo eso. El polifacético Robles también aconseja y tutela, cuando el

252. P. y J. DEMERSON, op. cit. p. 18. 253. Ibidem. 253.1. Carta a Franco Dávila, 10 de agosto de 1776. 254. NAVARRO: Compendio Historia de los Animales. Pag. 207. 255. G.M. Año 1777, pag. 289. «La Yglesia de Baza disfrutó el alto honor de poseerle en calidad de Canónigo Lectoral, de prior, Arcipreste y Cura Ecónomo, de Dignidad de Tesorero y ultimamente de que la presidiese como su Abad y caveza (Oración Fúnebre, fol. 8). 256. MAGAÑA VISBAL, op. cit. p. 388, tomo II. 257. M.N.C.N. Ms. No 339. 258. Oración Fúnebre, fol. 8. 259. MAGAÑA VISBAL, op. cit. p. 399.

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momento lo requiere, la carrera científica del amigo Navarro. Refiriéndose éste a la obra de Historia Natural que está escribiendo, con el beneplácito del Conde de Floridablanca, tiene a bien informar a Franco Dávila, 23 de Julio de 1785, que está concluyendo ya el primer tomo. El cual, por iniciativa y consejo de D. Antonio Robles Vives, comprenderá «la historia natural del cielo y el aire», etc.249. Parece ser que hacia 1789, año en que le visita su amigo Navarro, se acrecientan los problemas del Consejero Robles en Lorca. El 27 de febrero, acusado de hacer un uso extremado de las regalías de la Corona, al tomar posesión de las aguas de los pantanos a nombre del Rey, gran parte de los propietarios de tierras -la recalcitrante clerecía y la rancia nobleza locales, como punta de lanza- se rebelan contra Robles Vives. Califican su actuación de «tiránico ataque a una propiedad secular». Aunque, en el fondo, atacan también al cuñado poderoso, al golilla enaltecido por obra y gracia de sus peligrosas innovaciones. Así pues, en 1792, defenestrado ya Floridablanca, éste arrastra en su caída a todos sus deudos. El 20 de Agosto del mismo año, Robles es alejado de las obras de Lorca y desterrado a 30 leguas de dicha ciudad250. De este modo comienza el largo calvario en el que se verá sumido durante algunos años. Hasta que, finalmente, puede volver a Lorca, su refugio y su reposo. Pero, allá en lontananza, aguardaba el legendario 30 de Abril de 1802, para desbaratar sus planes y acabar con su vida. Ya es de sobra conocida la espantosa catástrofe que sobrevino aquella tarde de abril. La obra del pantano cedió y el agua arrastró el pretil de cantería, asolando en su salvaje desbordamiento a la ciudad de Lorca. Y también, a la calesa de D. Antonio Robles Vives, que se hallaba viajando, a la sazón, entre Lorca y su finca del Cambrón («Molino del Consejero»), situada a la orilla de la impetuosa corriente. Así desaparecía Robles Vives, el gran amigo de Navarro251. Hubo también otros coetáneos, como el P. Henrique Flórez, que dejaron su importante huella en la receptiva personalidad de Navarro, el cual consultaría al sabio Maestro, bien por escrito, o bien visitándole personalmente en Madrid, en más de una ocasión. O como don Antonio Ponz, al que debió conocer, al paso de éste por la comarca velezana, acopiando noticias para su extraordinaria

260. La ciudad de Baza consta de 1.071 vecinos, en 1718-1725 (B.N. Ms. 2274); 1.500 vecinos se le adjudican el 19 de septiembre de 1752 (A.G.S. Catastro de Ensenada, Libro 278, folio 1 y ss.); 1.610 vecinos se contabilizan en 1760 (A.R.A.H. Lo 9/6358); y 7.490 habi127

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recuperación de la memoria monumental de España. O como don Jaime de Abréu, Marqués de la Regalía, Caballero de Santiago, Capitán del Regimiento de Caballería de la Costa y Comandante de Armas de la Ciudad de Vera y de la de Mojácar, hasta 1775. Abréu era hijo de D. Antonio de Abréu y Bertodano, Marqués de la Regalía, Procurador General de la Orden de Santiago, Ministro Honorario del Consejo de Hacienda y Académico de la Española. Este conocido personaje muere el 21 de Noviembre de 1775. Es entonces cuando le sucede en el título el citado Jaime Abréu. Hasta este momento, el futuro Marqués de la Regalía había residido en la ciudad de Vera, regentando, como hemos dicho, su Comandancia de Armas. Hombre ilustrado, donde los haya, allí intima con el cura Navarro y, juntos, programan expediciones, discuten encontradas conjeturas, analizan las tierras y costas circundantes. Al heredar el título marquesal, D. Jaime se ve impelido a alejarse de Vera, de cuya Sociedad Económica había sido promotor y entusiasta. Traslada su residencia a Madrid, pero, antes, «se ofreció para prestar a la Sociedad incipiente toda la ayuda que estuviera en su poder»252. Y, en efecto, ya domiciliado en la Corte, se constituye por muchos años en el representante oficial de la Sociedad veratense. Como tal, aparece en su lista de Socios de 1776 -22 de Julio-: «Honorarios. El Sr. Marqués de la Regalía, Socio y Secretario Honorario de esta Real Sociedad y representante de ella en Madrid»253. La distancia no debió de mitigar la amistad existente entre Navarro y el ilustrado Marqués. Antes bien, parece ser que siempre mantuvo la frescura de los primeros tiempos, merced al intercambio epistolar, a las visitas personales, etc. En carta escrita por Navarro a Franco Dávila -28 de Agosto de 1776- aquél se hacía avalar en la Corte por el dicho aristócrata: «delo que asegurará a U. el Marqués de la Regalía mi Amigo, que vive en esa Corte, aquien rogaré pase a ver a U. y a informarle de esta verdad». Es decir, «la verdad» de los conocimientos naturalistas de Navarro y de sus viejas inquietudes en este campo. Es posible, incluso, que las Cartas o Paseos

tantes, en 1786 (R.A.H. Lo 9/6224). El Partido de Baza es, al mismo tiempo, uno de los más poblados del Reino de Granada, a todo lo largo del siglo ilustrado. Como es sabido, más de las tres cuartas partes de los pueblos de dicho Partido pasarán a engrosar la nueva provincia de Almería, tras la muerte de Fernando VII. 261. Forman parte de la Abadía las tres parroquias de Baza, con las de Benamaurel, Caniles, Castril, Cortes, Cúllar, Freila, Galera, Orce y Zújar. En lo que respecta a la ciudad de

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de 1789 tuvieran en la mente de Navarro un destinatario ideal: el Marqués de la Regalía, amigo y correligionario. Compañero y acompañante, además, en muchos viajes similares al narrado por el canónigo bastetano en los Paseos en cuestión. Otra importante amistad, en la Corte, es la que, parece ser, mantuvo Navarro con D. Manuel Mendicho, caballero que detentaba el título de «Mediero» del Rey Carlos III. Un hombre pragmático y moderno, con gran influencia en Palacio. Ignoramos de dónde parte esta amistad -¿tal vez, de la época alcalaína?-, pero, es el caso, que en uno de los viajes realizados por el Cura de Vélez Rubio a Madrid, concretamente en 1771, éste visita a Mendicho, buen perito en producciones naturales, y le muestra el amianto descubierto en Lubrín. Al parecer, su juicio, como el del P. Flórez, fue muy favorable253.1. Y es el propio Navarro el que, elucubrando acerca de las posibilidades económicas que ofrecen las «llamas» andinas, escribiría poco después: «He visto varios de estos vestidos -con lana de llama- y actualmente hay fábricas destas telas en Madrid, y se venden en Casa de Dn. Manuel Mendicho, Mediero del Rey. Si estos animales se trageran a España, y se fomentase su cría en los Pirineos, u otras montañas frías, le sería más útil a España, que las mejores Minas. A la verdad, ellos son un Tesoro de riquezas, quelos Españoles no han savido aprovechar con todo el cuidado, que devieran»254. Aquí, desde luego, se deja ver la mano de Mendicho y, en un segundo término, hasta las de Ulloa y Jorge Juan. Y una fecha clave: el 22 de Julio de 1777, el Rey Carlos III tiene a bien nombrar Canónigo Lectoral de la Colegial de Baza a don Antonio José Navarro y López. La anhelada promoción se ha hecho realidad255. Previamente, sin embargo, el hasta ahora cura velezano había tenido que participar en una de aquellas reñidas oposiciones al uso, esgrimiendo sus méritos peripatéticos, frente a los de otros nueve dignos pretendientes a la misma vacante; entre los que se cuenta Blas Joaquín Álvarez de Palma, un personaje que dará mucho que hablar en el futuro. Sobre todo, durante el reinado de Fernando VII, época en la que brillará como servil arzobispo de Granada256. Navarro, decimos, vence en este clásico torneo ergotista, al ser votado en primer lugar por el cabildo bastetano. Aunque cabe pensar que la mano de Floridablanca, recién nombrado Secretario de Estado, e incluso la del propio Rey, no fueran muy ajenas, tanto en éste, como en los sucesivos ascensos Baza, el propio Navarro nos ofrece excelentes aportaciones historicistas, en sus Cartas o Paseos (Cartas 1a 3a y 4a, especialmente). Las mismas que, con ligeras variantes, repetirá en otros escritos, como La Ciudad y el Territorio de Baza etc. (Vid. Apéndice V). También se hallará una ajustada semblanza de la ciudad -sexenio 1779-1785- en la

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DE LAS DOCTRINAS A LA PRÁCTICA: BASES PARA LA CREACIÓN DE UNA SOCIEDAD ECONÓMICA: BAZA (1779-1785)

del clérigo Navarro. ¿Alguien ignora que los regalistas -y el murciano Moñino lo era fervorosamente- pretendieron el control de la Iglesia española, mediante el sucesivo nombramiento de jerarquías afines a sus planes anti-ultramontanos?. Sabemos, además, que el Cura de Vélez deseaba fervientemente la canongía bastetana. Necesitaba un cargo que le dejara más tiempo libre, según él, para dedicarlo a la investigación y a la ciencia. En los últimos tiempos, esta idea se había convertido en una verdadera obsesión. Por ende, en septiembre de 1776 solicitaba, en este sentido, una carta de recomendación al influyente D. Pedro Franco Dávila, Director del Real Gabinete de Historia Natural. Y es fácil pensar que hiciera lo mismo con otra pléyade de personajes amigos y poderosos, como Robles Vives, cuñado del propio Floridablanca, por citar un caso seguro. Ante la falta de respuesta inmediata, en lo tocante a Franco Dávila, Navarro insiste de nuevo y sin rodeos, el 20 de octubre del mismo 1776, mediante una carta fechada en Baza, en la que le declara sus intenciones. Pues aunque está seguro de su propia valía, alberga serias dudas de ganar la plaza, dados los antecedentes impuros que merodean siempre sobre este tipo de oposiciones. El texto en cuestión es como sigue:

Memoria del Corregidor Pueyo Sansón. Bajo la batuta o directriz de este activo reformista, la Ilustración deja su impronta en el trazado urbano de la vieja ciudad de Baza. Son muchas las casas reedificadas y, otras muchas, las levantadas de nueva planta, «haciéndose singularmte. notable este tan util adelantamto. en los sitios de la falda y cumbre dela Alcazava, donde jamás havía havido casa alguna». Se perfecciona, igual-

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«Ya decía a U. que pasaba aBaza para hacer oposición ala Canongía Lectoral de la Yglesia Colegial de dha. Ciudad, y me pareze suppaba. a U. se sirviese darme o buscarme alguna recomendación para este Cabildo, o el Ylmo. de Guadix: sino lo hize asi qdo. escriví remitiendo el Amianto, lo hago ahora. Entrelos muchos opositores que hemos concurrido no se que alguno pueda alegar más méritos que los que yo presento, pues además delos grados llevo 14 años de Cura, y he hecho otras oposiciones, en las que he merecido aplausos: Además, dexo empleo deigual renta, y solo el deseo de tener un establecimiento fixo, y poder darme enteramente al estudio, me mueve para exercitar, y querer andar en este teatro del Ergoteo, que aborrezco. En el sosiego desta Prebenda pudiera observar más de zerca ala Naturaleza, y acaso servir para aumentar de algunas curiosidades del Pays al Real Museo del cargo de U. Por ésto, sin que sirva a U. de desazón, he determinado fatigarle, teniendo presente que una carta suia, pudiera darme mucho partido, y qdo. no aya de servirle de molestia selo pido rendidamente, asegurando a U. tendrá en mí un eterno agradecimto.»257. Sea como fuere, Navarro consigue su objetivo. La Canongía bastetana es suya, al tiempo que comienzan a reconocerse, oficialmente, sus trabajos en pro del bien público y su valía intelectual. Su gran conocedor, el P. Martínez Tercero, nos habla de que fueron muchas, a la sazón, «las satisfacciones, y confianzas, que entre otros le dispensaron sucesivamte. tres savios Ministros de Estado -Los Sres. Condes de Florida Blanca, y Haranda, y el Principe de la Paz- por su exactitud, celo y desinterés en el desempeño de estas y otras interesantes comisiones y encargos. Quántas veces mereció que S. Magd. le diese las más expresivas gracias por su ilustrada Caridad, y amor al bien público?»258. Así las cosas, el lubrileño Navarro accede, esperanzado, a tomar posesión de su flamante canongía, a los 38 años de edad. Corre el 17 de Septiembre de 1777259. Aunque, en cierto modo, su propósito de hallar sosiego y tiempo libre para la Ciencia, en esta ciudad de «once mil almas», no se cumplirá del todo. Antes al contrario, muchas veces se encontrará maniatado y hundido -de ello se quejará en sus cartas-, debido al ambiente cerrado y arcaico que, constituyéndose en dueño y señor, asfixia aquí el más mínimo intento de novedad o de iniciativa260. En todo caso, y desde el final de la Reconquista, Baza quedó constituida en ciudad de índole realenga, cabeza visible de un dilatado Partido en el que se

mente, el Salón de la Alameda, se empiedran muchas calles, se arreglan las fuentes y saltadores, etc. (A.H.N. Cons. Leg. 1.046). (Cfr. GABRIEL CANO GARCÍA: Baza, Notas 132

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La Colegiata de Baza, desde la rampa de acceso a su entrada princi­pal, según una fotografía fechada en los años veinte del siglo ac­tual. (Re­producida del libro La Santa e In­signe Iglesia Cole­gial de Baza, de Alberto García Dengra, 1925. 2ª ed. facsímil, 1996. Gentile­za de Antonio García de Paredes Mu­ñoz).

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La Baza que debió de conocer Navarro: fuente barroca en la antigua More­ría, alrededores de la «Cava Baja», a mediados de los 70. (Foto de A. Gui­llén).

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cuentan cuatro ciudades -Purchena, Vera, Mojácar y Huéscar-, amén de 48 villas y de un buen puñado de aldeas, estratégicamente desperdigadas a lo largo y ancho de la cuenca del Río Almanzora, de la sierra de Filabres, del Valle de Vélez y de la Hoya de Baza. En lo religioso, Baza es también el centro neurálgico de la discreta jurisdicción de su Abadía, algo así como una Diócesis en miniatura, cuyo Metropolitano directo es el Arzobispo de Toledo261. Se vive en España, a la sazón, 1777, el fulgor de la Ilustración. Lo que es tanto como decir, en palabras de un clásico historiador del período, «un formidable empeño de regeneración económica». O mejor aún, la búsqueda, contra viento y marea, de un «nuevo ordenamiento económico»262. El propio canónigo bastetano parece reconocerlo así, también, al establecer un antes y un después de la llegada al trono de Carlos III: «¿Quantos puntos -se preguntaría- debían arreglarse enmedio de la ignorancia de la economía política?». E, inmediatamente, da la respuesta: llegó Carlos III y «Estableció las luces de la Ciencia Económica que era conocida de pocos en España (...) estableciendo cátedras de ella»263. Pues bien, pese al poco tiempo que le dejarán libre su dignidad de Lectoral, sus indeclinables compromisos de afamado orador264, sus investigaciones históricas y naturalistas, sus muchos etcéteras, Navarro se verá impelido a llevar a la práctica sus proyectos reformistas, sus propias reflexiones sobre economía política. Nos referimos a la creación de la Sociedad Económica de Baza, de la que el Lectoral será su principal valedor265. de Geografía Humana. Universidad de Valencia, 1973. Y La Comarca de Baza. Estudio de Geografía Humana. Universidad de Valencia, 1974). 262. VICENTE PALACIO ATARD: Los españoles de la Ilustración. Madrid, Guadarrama, 1964, pp. 33-34. 263. A.J. NAVARRO Oración Fúnebre del Señor Carlos III, p. 30. 264. NAVARRO ya es, a la sazón, un cotizadísimo orador, incluida la propia Corte. Decir orador cotizado es tanto como decir estrella de masas, al que siguen, incluso, los petimetres más descarados. Uno de éstos citaba, en 1788, entre sus diversiones cotidianas: «Yo adelante, divertirme; -Y lo demás, patarata.- Donde hay gente, alli estoy yo- Clavado como una estaca. -Voy lo mismo a la comedia- Que a ver una encorazada. -¿Viene algún Predicador- Famoso?: no se me escapa» etc. (De la comedia de TOMAS DE IRIARTE: La Señorita mal-criada). En 1783, por ejemplo, se celebran en toda España jubilosas fiestas, «por el feliz nacimiento de los Serenísimos Infantes Carlos y Felipe -los gemelosy ajuste definitivo de la Paz» con Inglaterra. Sermones, bailes, paradas se suceden sin interrupción, por doquier. Madrid convoca premios literarios, los pueblos se vuelcan -Vera, por ejemplo- en programaciones de todo tipo. Con este mismo fin, Navarro es invitado a predicar en la catedral de Granada, el 30 de noviembre de 1783. Solemne acto social, al que asiste el todo Granada del momento, con sus cabildos Eclesiástico y Secular a la 135

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Ya dijimos anteriormente, al hacer mención de la intervención de Navarro en la Sociedad Patriótica de Vera, que D. Pedro Rodríguez Campomanes, desde su tribuna de Fiscal del Consejo de Castilla, es el promotor de las Sociedades Económicas de Amigos del País. Como escala previa, publica sus célebres Discursos y sus Apéndices266. El primero, «Fomento de la Industria Popular», tiene una tirada de 30.000 ejemplares, que se remiten, por Rl. Cédula de 18 de Noviembre de 1774, a las diferentes instituciones del Estado, incluidos los párrocos, cuya colaboración se recaba para llevar a efecto las pretendidas reformas. Esto quiere decir que Navarro conocía el contenido del primer «Discurso» desde su etapa velezana: bien porque lo recibiera él directamente, o bien, a través de la Sociedad de Vera. El «Segundo Discurso», «Educación Popular de los Artesanos», tuvo una difusión más restringida, pues sólo se remitiría a los lugares de cierta tradición industrial. El mismo criterio prevaleció para la distribución de los cuatro volúmenes de los Apéndices267.

cabeza. (Cfr. Apéndice V: Sermón que en la solemnidad de acción de gracias por el feliz alumbramiento de la Princesa nuestra señora, y beneficio de la paz, etc. Año 1783). 265. Las vicisitudes relativas a la creación de esta Sociedad se archivan en el «Expediente formado a representación del Corregidor de la Ciudad de Baza -Sobre- Erección de una Sociedad Económica de Amigos del país en aquella Ciudad. Una pieza con 93 fojas» Años 1779-1785. (A.H.N. CONS. Lo 923, no 5). También, en J.L. CASTELLANO: op. cit. pp 140-149. 266. PEDRO RODRÍGUEZ CAMPOMANES: (I) Discurso sobre el Fomento de la Industria Popular. Madrid, Imp. de D. Antonio Sancha, MDCCLXXIV. (II) Discurso sobre la Educación Popular de los Artesanos y su Fomento. En Madrid, Imp. de D. Antonio Sancha, MDCCLXXV. (III) Apéndice a la Educación Popular. En Madrid, Imp. de D. Antonio Sancha. Cuatro volúmenes, aparecidos en los años de 1775, 1775, 1776 y 1777. 267. Cfr. SEMPERE Y GUARINOS: Ensayo de una Biblioteca Española de los mejores Escritores del Reynado de Carlos III. Tomo III. Madrid, Imp. Real. MDCCLXXXV, p. 79.

Últimamente se ha demostrado que el Discurso sobre el fomento de la Industria popular, atribuido por todos sus contemporáneos a Campomanes, fue realizado por MANUEL RUBÍN DE CELIS (Cfr. INMACULADA URZAINQUI y ÁLVARO RUIZ DE LA PEÑA: Textos y Estudios del siglo XVIII. Catedra Feijóo. Oviedo, no 10, 1982).

268. Historia del Pensamiento Económico en España: Siglo XVIII (J.H. POLT, LLOMBART ROSA, FERNÁNDEZ DURÁN y otros). I.C.E. no 512. Abril, 1976, pp. 17-126. 269. D. ANTONIO DE FRANCIA Y URQUIOLA, «Corregidor y Capitán a Guerra de la Ciudad de Baza y Lugares de su Jurisdicción, Subdelegado de Rentas Provinciales y Pósitos de esta dha. Ciudad. su Thesoreria y Partido», es designado para dicho empleo el 23 de enero de 1776. (GAZETA MADRID. Año 1776, p. 36). Su nombramiento como socio de los Amigos del País de Vera, en cambio, debía de ser reciente, pues su nombre no consta en las listas de los años 1775 y 1776 (A.R.S.E.M. Lo 28, No 23).

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Todo muy ajustado a los cánones del Despotismo Ilustrado y de una concepción mercantilista de la actividad económica, Campomanes pretendía favorecer una «industria popular», que viniera a completar la economía de amplias zonas rurales268. En este sentido, propugna la creación de talleres artesanales que aprovechen la mano de obra, temporalmente ociosa, luego de los fortuitos parones en las tareas campesinas. Con lo que, al mismo tiempo, se habría de lograr un cierto autoabastecimiento en manufacturas de primera necesidad. Las Sociedades Económicas, por ende, son el vehículo elegido, a la hora de poner en marcha toda esta maquinaria regeneracionista, difundiendo los conocimientos necesarios, dirigiendo las obras, aportando ideas y recursos. Así las cosas, el 8 de marzo de 1779, cuando apenas contaba con dos años de permanencia en Baza, Navarro recibe del Corregidor de dicha ciudad, D. Antonio de Francia, un oficio-invitación por el que se le induce a entrar en el juego. Francia, socio numerario de la Sociedad de Vera, ha recibido del Consejo de Castilla las obras de Campomanes, con órdenes relativas a que procure en su Corregimiento el fomento y el progreso que prescriben dichos escritos269. En este sentido, el Corregidor se dirige al Lectoral Navarro, con el fin de que éste le informe «de los medios que podrán proporzionarse parael establezimto. de Una sociedad económica» en Baza, «a imitacion dela que tiene establezida Vizcaia, que ha dado tanto benefizio a aquella Provincia»270. Nadie más idóneo que el Lectoral -a juicio del Corregidor-,

270. (A.H.N. CONS. Lo 923, no 5, Fo 1-2).

A petición de los nobles vascongados, el Rey había emitido la Carta-Orden de 8 de abril de 1765, autorizando la creación de la Sociedad Vascongada, compuesta por caballeros de la Nobleza de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa. Fue el origen de todas las demás sociedades que nacieron después en España (SEMPERE: R.A.H. Lo 9/5208, Fo 8v).

271. AHN. CONS. Loc. cit. 272. La admiración del Corregidor Francia hacia el Lectoral Navarro parece sincera. Pues, aparte de las cortesías y rigodones dieciochescos, el primero finaliza su oficio, proclamándose «su más atento y apasionado servidor» (Ibidem, loc. cit.). Pero Francia tiene ya los días contados en Baza. En septiembre del propio año de 1779 finaliza su trienio en este corregimiento. Sabemos que en 1782 sería nombrado Alcalde Mayor de la Isla de León; luego, Corregidor de Linares, donde se jubila el 11 de mayo de 1792 (GAZETA MADRID. Año 1792, p. 286). 273. A.H.N. CONS, Lo 923, No 5, Fo 302-.

«El informe del P. Navarro -afirma J.L. CASTELLANO, op. cit. p. 140- (...) es del mayor interés para el estudio de la economía de la zona en la coyuntura de finales de siglo, y para ver la ideología de esta ilustración provinciana». Al estudio de este «Informe» dedica el citado escritor nueve páginas: de la 140 a la 149.

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Arriba: viñeta perteneciente al libro Theórica y práctica de comer­cio, de Gerónimo de Uztáriz, 1742. Abajo, dos influyentes obras de contenido económico, muy populares entre la intelectualidad de la épo­ca.

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para emprender este arduo camino, por su celo, actividad y prudente conducta, «manifestada vastantemte. en quantas ocasiones se han ofrezido ael servizio del Rey y de la causa Ppca.». Y añade: «Tengo Vastante experienzia del Laborioso zelo de V.S. ala causa Ppca. y llebado deel y de la aficzion ala tarea literaria, se hizo Sozio Economico y numerario dela Sociedad de Vera con ppco. adelantamto. y Utilidad desus progresos»271. Basándose en tales considerandos, pues, el Corregidor Francia le invita a que redacte el necesario informe programático y a que se inscriba en la Sociedad, de la que deberá de ser su auténtico «Norte»272. La enorme celeridad con que Navarro redacta y presenta el informe solicitado -lo fechará el 31 de marzo del corriente 1779- nos da una idea bastante exacta, tanto del grande interés que le transmite el encargo, como de su acertada puesta a punto para atenderlo, pese a la inevitable auto-apelación a sus «cortos talentos» y a lo inadecuado de sus estudios, puramente teológicos: «El gusto por la Phisica, e historia natural -aduce- y sobre todo la Lección de los excelentes discursos del Ilmo. Señor Campomanes me han hecho hablar alguna vez destos asuntos, y he formado ideas, que acaso pudieran realizarse». Pero, con todo y con eso, sus apuntes no podrán pasar de ser «una idea General de los Ramos de Agricultura, Yndustria y Comercio, a que podrá atender este Cuerpo, los estorbos qe. V.S. deverá vencer para establecerle, y las ventajas qe. por mayor podrán seguirse al público»273. Dicho esto, pasa a ponderar admirativamente la capacidad del Fiscal Campomanes para despertar a la Nación, al son de sus tratados de economía política. Mientras encuentra también ocasión propicia para fustigar a los anacrónicos

274. Aparte de las obras de Campomanes, Navarro no es ajeno a la del irlandés españolizado, Bernardo Ward, cuyo Proyecto Económico, en su 2a edición, vería la luz en este mismo año de 1779, obra que debió conocer el Lectoral de Baza. E incluso admiró. La cita expresamente en su Oración Fúnebre por Carlos III, p. 32. (Cfr. BERNARDO WARD: Proyecto Económico. Madrid 1779. Hay una edición moderna: Instituto de Estudios Fiscales, Ministerio de Hacienda. Madrid, 1982, con interesante estudio preliminar del profesor J.L. CASTELLANO). También debió de conocer Navarro la obra de NICOLÁS DE ARRIQUÍVAR, Recreación Política. Reflexiones sobre el Amigo de los Hombres en su tratado de Población, considerado con respecto a nuestros intereses, título aparecido en 1764. Había una reedición, impresa en Vitoria en 1779. El Amigo de los Hombres no era otro que el famoso Marqués de Mirabeau, autor de L’Ami des hommes, uno de los primeros escritos fisiócratas (Cfr. SEMPERE: R.A.H. Lo 9/5208, «Arriquívar»). En lo que respecta a Campomanes, sus teorías, en principio, son sufragáneas de la escuela

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estudios al uso: «como si los Reynos se conservaran, y prosperaran -apunta Navarrocon tratados y qüestiones abstractas»274. Por todo ello, deberá de ser generalmente admirado y elogiado el Ilustrísimo: por haber logrado la revolución de un Reino, «que parece renacer de entre sus ruinas»275. Una Sociedad Económica para Baza y pueblos de su Corregimiento, bajo la dirección de la Económica Matritense, bastará para hacer ricos a todos276. Y es que Navarro comienza por aceptar, a pies juntillas, el viejo tópico de los ensayistas sufragáneos del Mercantilismo, desde Macanaz a Campomanes, que habían hablado con entusiasmo de lo dilatado y opulento que viene a ser el territorio que estudian -el español- y de los óptimos frutos que se podrían obtener, completando su agricultura con una industria floreciente y un activo comercio277. Lo que, a la postre, habría de redundar en un considerable aumento de la población. Navarro, en efecto, recoge el testigo e inicia su andadura economicista, apostando por un aumento de la población en las tierras del Sur. Las cuales, en líneas generales, están menos pobladas de lo que debieran, ya que podrían tener «dos terceras partes más» de las almas que mantienen. E incluso se preguntará, en escritos futuros: «porque no pudiera todavía doblarse nra. población? Save Vm. los calculos de Ward, y otros, y sería fatigar a Vm. entrar aqui en estas cuentas. Una población de mil almas por legua quadrada es bastante buena». Claro está, siempre que se impusieran en la mercantilista de Gerónimo de Uztáriz,(Op. cit. Vid. Nota 1). Después, evoluciona, hacia «un agrarismo cerealista con industria doméstica», que lo hace famoso. (Vid. ERNEST LLUCH: Prólogo al Epistolario de Mayans y Síscar, Tomo V, p IX, Valencia 1976). Es lo que Llombart Rosa reconoce como «mercantilismo tardío» (LLOMBART ROSA, VICENTE: Ley Agraria y Sociedades de Agricultura: la Idea de Campomanes, I.C.E. no 512, abril, 1976, pp. 57-67). 275. En el talante triunfalista de Navarro, deviene en «pasmosa revolución», lo que, en realidad, no pasaría de ser un puro reformismo. 276. La Sociedad Económica Matritense, en principio, se mostraría un tanto reticente a este patronazgo directo sobre la Sociedad bastetana, (Informe del Censor: 5 de marzo, 1785). Para aquélla, sería más lógico que la de Baza se agregase «a la de Granada u otra de aquella Provincia». Aunque -concluye el Censor- no se le deberá negar esta solicitud, porque, como otras muchas sociedades, «se resisten agregarse a las de las capitales de Prova desean asociarse con lade la Corte, y miran como un desaire elque seles niegue esta pretensn.» (A.R.S.E.M. Lo 68, no 2). 277. Cfr. JOSÉ ANTONIO MARAVALL: Gregorio Mayans y la formación del pensamiento político de la Ilustración. (Simposio en el Bicentenario de G. Mayans. Tomo I, p. 74). Sobre esta cuestión volverá Navarro, en su citada Oración Fúnebre... Carlos III: «Vio un inmenso campo, feraz, que solo necesitaba de una mano activa y sabia (...) que por la fecundidad de su suelo es capaz de una población numerosa» (Ibid. p. 21).

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Agricultura los cultivos selectivos y se completase su producción con una racional industrialización278. Sin embargo, -continúa Navarro, en su proyecto Societario- surgirán no pocos «estorbos» y oposiciones a su puesta en marcha, en cuanto se descubra la utilidad de este encomiable instituto. La principal oposición provendrá del propio Cabildo Eclesiástico de la ciudad. Así, como suena. O, al menos, de algunos de sus miembros. Existen notorias y públicas divergencias e inquinas entre sus componentes. Y, desde hace algún tiempo, entre éstos y el Corregidor. Convendrá extinguirlas de raíz para que la nueva Sociedad funcione. Él, Navarro, como compañero de unos y otros, nada puede hacer:»a mí me toca callar y a V.S. esforzarse por extinguirlas», pues los litigantes, debido a su importancia social, son individuos imprescindibles para la configuración del nuevo instituto279. Algunos otros personajes, tal vez anclados en el pasado y enemigos de las luces, también pudieran representar una rémora, aunque de menor fuste: «No es ocasión de declamar contra estos ciegos adoradores de

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«Para los mercantilistas -asegura el hispanista POLT- los individuos existían para incrementar el poder económico del gobierno; la idea de que el hombre y su bienestar podían ser un fin en sí mismos, jamas se le ocurrió a nadie» (I.C.E. El pensamiento económico de Jovellanos y sus fuentes inglesas. Año y número citados, p. 33).

279. (A.H.N. loc. cit.). La larga pendencia parece ser que quedó zanjada -o, al menos, así lo creyó el inefable P. Cádiz- poco después, mediante la intervención de este archifamoso predicador. Fr. Diego de Cádiz llegó a Baza en santa misión el 22 de mayo del mismo año 1779. El propio fraile, en una carta dirigida a un hermano de religión, le expone el asunto: «Había en la ciudad un escandaloso pleito de muchos años y enredos entre un señor canónigo dignidad, y el Sr. Corregidor y el Sr. Provisor, a quien se agregaban en partidos y bandos los principales vecinos, casas y familias: todos juzgaban por imposible (salvo un milagro) la composición de tanto enredo». Pero, mire usted por dónde, tras varios días de predicación, el P. Cádiz conmovió al personal, «y todos los pleitos finalizaron». (Citado por MAGAÑA VISBAL, op. cit. pp 339-340).

El P. Cádiz ha sido considerado como un precursor del pensamiento reaccionario español. (JAVIER HERRERO: Los orígenes del pensamiento reaccionario español. Madrid, 1971. GUILLERMO GARCÍA PÉREZ: La Economía y los Reaccionarios. Madrid, 1974). Lo mismo que sus peripatéticas misiones pudieron ser un intento por contener, de algún modo, el hervor de las nuevas ideas. En 1786, el P. Cádiz atacará furibundamente al profesor Lorenzo Normante, titular de la cátedra de Economía, creada en el ámbito de la Sociedad Aragonesa, por haber defendido e impreso un tratado sobre el economista francés, Jean Francois Melon. Un corresponsal zaragozano de Sempere y Guarinos le escribe, al respecto, que el P. Cádiz parecía dispuesto a acabar con «la literatura útil y de buen gusto» en España. (R.A.H. Lo 9/5211, Fo 28-36). Naturalmente, la acusación del P. Cádiz es recogida, de inmediato, por la Inquisición, la cual forma el correspondiente 141

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la antigüedad; V.S. los oyrá, los compadecerá, y aun los temerá»280. Tampoco habrán de constituir un peligro desdeñable «los Proyectistas» grandilocuentes y utópicos, tan en boga281. Bastará con fijar, aquí, la cordura de unas metas realizables, desde el primer momento; las cuales atiendan, sobre todo, a las limitaciones propias de la comarca y del día presente. Y como ejemplo de proyecto disparatado, trae a colación el caso representado por el personaje Ozmín, de la comedia «Los Enfadosos», de Moliere, empeñado en convertir todas las costas de Francia en puertos de primer orden. Por tanto, la principal cuestión a considerar, deberá de ser la financiación o acopio de fondos para el normal funcionamiento de la Sociedad. Puestos a ser realistas, Navarro no cree oportuno basar la financiación de la Sociedad en «las propinas anuales de los socios»; o sea, en las cuotas: «conozco al Pays -dice- y atrasaríamos los progresos». ¿Duda Navarro de la generosidad de los bastetanos o reconoce, implícitamente, un estado de penuria en la mayoría, que les impediría abonar la cuota?. Sea como fuere, sin socorros o fondos no se podrá

expediente a Normante. La Sociedad Aragonesa, ultrajada, remite una circular informativa a todas sus congéneres. Catorce de ellas le testimonian su solidaridad y su adhesión. Entre éstas, las de Baza (Navarro), Granada y Murcia. (R. HERR. Op. Cit. p 135). 280. (Loc. cit.). ¿Se refiere Navarro al clero regular, tan abundante en Baza, a la sazón?. Hacia 1763, aparte de los 130 clérigos, «desde corona hasta in sacris», la población del clero regular bastetano podría considerarse excesiva para cualquier economista del momento. Esta población se componía de 218 personas: 145 religiosos y 45 religiosas, repartidos discretamente en sus conventos de San Gerónimo, Santo Domingo, San Francisco, La Merced, San Francisco de la Recolección y Santa Isabel de los Ángeles. A estos hay que añadir el Beaterio de Santo Domingo, el Oratorio de San Felipe Neri y el Hospicio de Sancti Spíritus. Estas órdenes detentaban 500.198 reales de los productos anuales de la ciudad, los cuales ascendían a 2.480.109 reales. Todas las cifras citadas se refieren al año 1763 y a las Comprobaciones del Catastro de Ensenada. (A.G.S. Comprobaciones Única Contribución, Lo 1.031, Fo 1). 281. PEDRO ÁLVAREZ DE MIRANDA: Proyectos y Proyectistas en el siglo XVIII español. B.R.A. Española. Tomo LXV, 1985, Sept. -Dic. pp. 409-429. 282. De los 40 pobres que habitualmente ocupan la puerta de su iglesia, cree que 30 son aptos para el trabajo. Pero el problema es general para toda España. Navarro, como sus maestros en la nueva ciencia económica, no encuentra en las limosnas ningún estímulo para el interés propio, que induzca al trabajo. Ward, entre otros, había visto en la caridad, tal y como se practicaba tradicionalmente, la fuente del ocio. (WARD publicó en Valencia, en 1750, su Obra Pía, Medio de remediar la miseria de la gente pobre de España. La obra se volvió a reimprimir en 1757. Años después, en 1779, se reimprime de nuevo en Madrid, al final del Proyecto Económico. Ward, precisamente, establecía, como uno de los fondos para la «obra pía», las rentas de muchas fundaciones que hay 142

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ir muy lejos. Y, a propósito de esta consideración, aprovecha el resquicio, para adentrarse en un tema muy querido para cualquier ilustrado: combatir la ociosidad. La primera meta para los Amigos del País ha de ser «desterrar la holgazanería», hacer útil para la Sociedad una mano de obra que se pierde ahora, día a día, amparada en la seguridad de las limosnas que piensan percibir. Y que de hecho perciben282. Para proporcionar trabajo a esa mano ociosa, se necesitará crear escuelas y talleres, en donde se recojan los pobres, niños y niñas, y se apliquen en el aprendizaje de un oficio útil. Para ello, claro está, harán falta importantes recursos. Pues bien, Navarro ha encontrado el medio ideal de reunir estos fondos: apelando al concepto de caridad bien entendida o «verdadera charidad». Es decir, constituyéndose los Amigos del País en receptores y administradores de las limosnas que se dispensan en la ciudad, tanto por el Cabildo Colegial, como por otras personas ricas o pudientes. Cuyo monto reunido -nada despreciable, por ciertopodría componer «un buen fondo anual», con destino a la empresa reformista. A esta partida, convendría añadirle «un crecido número de obras pías» que se vienen desaprovechando en fines triviales, y mejor pudieran servir para financiar a sus propios perceptores, tornos, telares y otros instrumentos de oficios, necesarios a la república. O, incluso, vacas, con destino a las labores agrícolas. Destinos, todos ellos, útiles al bien público, como puede comprobarse. El Lectoral, sin embargo, no se atreve a entrar de lleno en el espinoso asunto de las Cofradías. Un tímido regalismo parece aflorar en el párrafo que dedica a en España para socorro de los pobres. (SEMPERE: R.A.H. Lo 9/5208, Fo 271)). Ante esto, en 1778, el Consejo de Castilla había recurrido a las Sociedades Económicas para que emitieran sus informes al respecto. Se impone la idea de «socorrer enseñando». En 1781, la Sociedad Matritense convoca un concurso de «Memorias» sobre «el ejercicio de la caridad indiscriminada y Destierro de la mendicidad voluntaria», etc. Gana el concurso SEMPERE Y GUARINOS. Su «Memoria», con otras finalistas, es publicada en la «Colección de Memorias (...) que publica la Real Sociedad Económica de Amigos del País de esta Corte (Madrid, Imp. Real. Año 1784. Tomo I). Se concede un accésit a MARIANO GARCÍA ZAMORA, Catedrático de Teología en el Colegio de S. Fulgencio de Murcia. Un conocido de Navarro, probablemente. En cualquier caso, el Lectoral Bastetano parece estar impuesto en el tema. «Son innumerables -dice al Corregidor de Baza- los «excelentes discursos» que se han escrito sobre el modo de dar discretamente la limosna, V.S. los habrá leido». En ellos está la respuesta ilustrada al endémico problema. 283. En éste, como en otros pasajes peligrosos, el cauto Navarro parece andar sobre ascuas. No dice todo lo que sabe, ni lo que le gustaría decir. Siempre, desde luego, sin pasarse de la raya reformista. En su Oración Fúnebre por Carlos III, por ende, ponderará la pureza de la religión, testimoniando «su oposición a los esfuerzos de la impiedad, que pretendía introducirse con la modestia del palio filosófico» (loc. cit. p 36). Reformas, sí. Pero hay principios intocables para un ilustrado: la Religión y la Monarquía absoluta. 143

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esta cuestión, aunque se cura en salud, estableciendo la pertinente diferenciación entre teólogo-ilustrado-reformista e «impío philósopho»-jansenista-revolucionario283: «No me atreveré a tocar en las cofradías. Júzguelo V.S. imbecilidad de mi Espíritu. Yo bien sé a quanto ascienden las contribuciones de los Cofrades, se que en solo los medios jornales que pierden en las asistencias a sus Juntas, entierros, y otras fiestas, que algunas prohíben los canones, se pueden dar por perdidas grandes sumas; pero ¿qué dirá un pueblo no mui ilustrado, o mas bien el vulgo ciego, de un eclesiástico que aconsejase cercenar alguna cosa de sus gastos, aunqe. en sus pensamientos se arreglase a las Disposiciones Canónicas, Leyes del Reyno, y a la mas Sana Theología? En estos tiempos se confunden los Theólogos ilustrados con los impíos philosofos, y los ignorantes los insultan con unos mismos Epictetos». Las Cofradías de Baza se componen de los seres más rústicos e ignorantes que se pueda imaginar, los cuales se envanecen con el número de luces y de personas que acompañan sus entierros y demás fiestas religiosas, de las que son protagonistas. Por ello, «llevarían mui a mal, que un Eclesiástico pensase en moderarla; ai Casas Regulares interesadas en estas Cofradías, que se declararían mis enemigos; el mejor partido es callar»284. Tampoco quiere entrar en la posibilidad, sugerida por el propio Corregidor Francia, de traer a la Sociedad la tercera parte del legado del difunto Abad, don 284. A.H.N. Loc. cit. Idea General. 285. El Corregidor Francia, en su oficio remitido al Consejo de Castilla el 30 de abril del propio año 1779, solicitando la creación de la Sociedad Económica, haría especial hincapié en la descripción de estos fondos. Para bien de «la causa comun y el ynterés general del Estado», la Sociedad Económica bastetana necesitaría recibir: a) Los productos de obras pías y patronatos laicales que ahora administran, indistintamente, el Cabildo Eclesiástico, las comunidades religiosas o simples caballeros particulares. Obviamente, se administran mal, en base al capricho de sus administradores, que, además, se guardan ilegalmente gran parte del producto, «por vía de Admon.» b) Los expolios de los obispos, incluyendo los diezmos que les corresponden. c) La limosna particular, en la que se debe incluir el legado del difunto Abad Aqüenza, cuya tercera parte dejó ordenado que se destinase a la limosna. Esta parte podría asignarse al Fondo de la Sociedad, que la dedicaría a la erección de un Hospicio, donde aprendieran los niños pobres el manejo de telares, tornos, etc. haciéndolos útiles a la República. (Esto ya se había ensayado en Granada, el año de 1756, y en Oviedo). d) Los fondos y productos de las cofradías. (A.H.N. CONS. Lo 923, no 5, Fº 21-26). 286. A pesar de los titubeos regalistas de Navarro, el campo empezaba a estar abonado para estas novedades. El 14 de marzo de 1780, el Papa Pío VI expediría un Breve, «por el que se concede a S.M. facultad para exigir de las Dignidades, Canongías y demás Beneficios la tercera parte de sus productos, que han de servir, para dotación de establecimientos de enseñanza, en evitación de la ociosidad y mendicidad». (Prólogo a las Memorias premiadas por la Sociedad Matritense, Tomo I, p. XVII). Finalmente, en 1797, Sempere y Guarinos remitirá a Godoy su Proyecto de una Administración general de Patronatos

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Felipe de Aqüenza, destinada, según su propio testamento, a los pobres285. Desde luego, sería estupendo poder contar con ello, para «hacer felizes estos pueblos (...) y socorrer la verdadera indigencia». La Sociedad Económica «estudiará los medios de hacerles util una Charidad», que puede ascender a unos cien mil reales, en principio, limpios de polvo y paja; amén de la posesión de otros bienes raíces que vendrían en su momento. Pero tampoco de esto quiere hablar ni disponer Navarro286. El Prior de la Colegial, D. Damián Espinosa de los Monteros, fue designado por el difunto Aqüenza, en su testamento, para que aquél dispusiera y administrara estos bienes. Sería muy sensible, por ende, a que un compañero suyo, Navarro, tratara de arrebatarle esta administración. Pero, en cambio, a las peticiones de la Sociedad Económica o del propio Corregidor tal vez accediera gustoso287. Estos, pues, -Limosnas, Cofradías, Legado Aqüenza- son los fondos de renta permanente que Navarro expone, como susceptibles de financiar, ampliamente, la nueva Sociedad de Amigos del País, (aun después de socorrer a los auténticos pobres, advierte), en sus principales cometidos de Agricultura, Industria, Comercio y Enseñanza, conceptos que, a renglón seguido, pasa a describir y a desarrollar.

IV.1. AGRICULTURA Ya hemos dicho que Navarro, como muchos escritores de la época, parte de de legos, y Obras Pías del distrito de la Chancillería de Granada. Formado por... del Consejo de S.M. y su Fiscal de lo Civil en la misma Chancilleria (R.A.H. Lo 9/5210, fo 131214). Este informe dará motivo a la Desamortización de 1798, según el propio Sempere (Biblioteca Económico-Política. Madrid, 1822, Tomo IV, pp. VIII y IX). 287. Sobre estas cuestiones, véase, entre otros, JOEL SAUGNIEUX: Le Jansenisme espagnol du XVIII Siècle. Ses composantes et ses sources. Oviedo. Univ. 1975 y RICHARD HERR, op. cit. pp 334-372.

Aqüenza había muerto en enero de 1779, dejando un importante legado. Navarro toca el asunto con exquisita delicadeza. D. Damián Espinosa de los Monteros, natural de la villa de Orce, fue nombrado Prior de la Colegiata de Baza el 19 de noviembre de 1776 (Gazeta M. 1776, p 412). Precedido de cierta aureola intelectual, venía de Córdoba, en cuya catedral ha sido Doctoral durante muchos años. Sea como fuere, Espinosa parece mostrar, desde el principio, una cierta oposición a la Sociedad Económica bastetana, bien por el asunto del Legado Aqüenza; o bien, porque se hubiera sentido íntimamente postergado por el Corregidor, al haberse dirigido éste -para programar el proyecto- al advenedizo Navarro, «humilde» cura de Vélez Rubio, y no a él mismo. El caso es que, el próximo 13 de noviembre de 1780, Espinosa será nombrado Abad, dignidad máxima

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Personajes populares de la época: labradora murciana, gitano, tipo ma­drile­ño y aceitero. (Los dos primeros, Museo Municipal de Madrid).

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la creencia absoluta en un suelo fértil y bien cultivado, sobre todo en tiempo de moros, pero pésimamente explotado en la actualidad. Y aquello era así, aún dando por hecho que la Agricultura fuera o debería ser la principal fuente de riqueza. Por ello, al igual que sus mentores, Campomanes y Ward, Navarro dedica un amplio capítulo a sus genuinas reflexiones agraristas288. VIÑAS: No deben aumentarse más los viñedos en esta comarca, pues abundan en demasía. Al contrario que ocurre ahora, las buenas tierras de regadío deberían dedicarse al pan. Además, los vinos se fabrican aquí con tanto desaliño y tan poco arte, «qe. no son los más estimables del Reyno», ni de lejos. Si se quiere competir, deben de mejorarse sustancialmente. Muchos pueblos, como Cúllar o Suflí, tienen excedentes de caldos. Las mismas ciudades de Vera y Cuevas, con otros pueblos del Almanzora que antes eran deficitarios, (sirviéndose, principalmente, de Baza, de los Vélez y de otros puntos), ahora tratan de autoabastecerse. Por lo que el exceso de vino conseguirá que se abaraten los precios, «y harán las viñas mas costosas que utiles»289. CÁÑAMOS Y LINOS. Se trata de uno de los ramos que deberán atraer una mayor atención por parte de la Sociedad. La comarca presenta sobrantes de hilazas primerísima Tanto es así, que Campomanes, el tomo IV del de de de la Abadía. Con localidad. que, consecuentemente, pudo «estorbar» la en materialización proyecto ilustrado. (Cfr. ANTONIO GUILLÉN GÓMEZ: «Don Damián Espinosa de los Monteros, Doctoral de la Mezquita de Córdoba y Abad de Baza». Revista Alcazaba, Orce, Año II, No 16. Noviembre de 1985). 288. En el Capítulo I, 1a Parte, del «Proyecto Económico» de Ward, ya están presentes todas las mejoras que Navarro apunta en su Idea General: utilización de abonos, perfeccionamiento de regadíos, implantación de nuevos cultivos, enseñanzas prácticas, etc. Son los años en que las ideas fisiocráticas, aunque tímidamente, empiezan a tener algún eco en España (Vid. ERNEST LLUCH: Agronomía y Fisiocracia en España (1750-1820). Valencia, 1985). 289. La Sociedad Económica de Vera ya había demostrado su interés por estos cultivos, convocando una Disertación sobre la utilidad del plantío de viñas en la Sierra Cabrera y otros parajes (P. y J. DEMERSON. op. cit. p. 69). Por otra parte, ya vimos más atrás los adelantos conseguidos en Lubrín en la viticultura, adelantos que Navarro debió de impulsar, para poner en producción tierras estériles hasta entonces. Rojas Clemente, que debió de conocer estos datos, leyendo al Abad Navarro, también se hace eco de ellos (SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE: Ensayo de las Variedades de vid común que vegentan en Andalucía. Madrid, 1807. Imprenta de Villalpando, p. 23, n. 1). Los plantíos se aumentan, al mismo tiempo, en Purchena, Macael, Albox y Albanchez. Y, sobre todo, en Vélez Rubio. (loc. cit.). 290. Desde antes de iniciarse los proyectos restauradores para la Real Armada de D. José Patiño y del Marqués de la Ensenada, ya eran muy apreciados los cáñamos de Orce y de Galera. GERÓNIMO DE UZTÁRIZ (op. cit. p. 18) pondera la calidad de los cáñamos de Granada, y, especialmente, los de la región de Baza y la importancia estratégica que

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sus «Apéndices», (Folio 34, nota 39), las titula mejores que las que se importan del Norte de Europa, de los países bálticos290. Por ello, en este apartado sólo se tratará de perfeccionar el cultivo: cochura, agramado, rastrillado, etc. «desterrando las necias preocupaciones del pueblo». La sociedad Económica de Vera acaba de presentar una Memoria sobre este asunto. «en la que no se aprueva el modo actual de agramar el Cáñamo». Deberá, pues, modernizarse la técnica de cultivo. TERRENOS INCULTOS Y BALDÍOS. Arrendamientos. Son demasiadas las tierras útiles que permanecen incultas, tanto en la vega como en los secanos. Y las cultivadas lo están de una manera tan rutinaria que devienen en improductivas. Aconseja, por tanto, el empleo de semillas selectivas, nuevos métodos de siembra, uso de abonos, etc. Algunos socios de la Económica podrán iniciar en sus propias fincas nuevos experimentos que, a su ejemplo, serán imitados por los demás. Una de las principales causas de la decadencia de la labor, aquí, es, según Navarro, la acumulación en manos de un solo e impotente labrador de grandes hazas, «que o no siembra, o siembra con pocas rejas». Según ésto, aconseja la división de dichas hazas, haciéndolas más pequeñas y confiándolas a otros tantos agricultores. Esta operación debería de ser dirigida por la Sociedad Económica291. También sería muy conveniente potenciar, como medida prioritaria, la construcción de aljibes y nuevos canales de riego, a imitación de los que ya existieron en época morisca. entrañan para la Real Armada. Pero es a partir del Reglamento de Fábricas y Arsenales, de 19 de Diciembre de 1750, promovido por el propio Ensenada, cuando los cáñamos de las dos villas citadas se convierten en cultivo de Estado, por su excelente calidad y susceptibilidad de surtir a la Armada (MUSEO NAVAL. Ms. 896). A la caída de Ensenada, seguirán siendo mimados estos cultivos por los sucesivos Ministros de Marina de Carlos III y Carlos IV (MUSEO NAVAL, Ms. 1.603 y 801). Todavía en 1805, ROJAS CLEMENTE, a su paso por Orce, apuntaba: «en Orce se coge mucho cáñamo que por su excelencia se paga mas que cualquier otro», etc. (A.J.B.M. I,2,54, 354). 291. «Medida sorprendente -escribe, al respecto, el profesor J.L. CASTELLANO (op. cit. p. 143)- porque se le asignaba a la sociedad nada menos que el poder sobre el arriendo, es decir, sobre la libertad de trabajo (deber-derecho) y el sacrosanto derecho de la propiedad. Quizá porque se daba cuenta de su alcance la lanza con cierta timidez». Otros «estorbos» añadirá Navarro, en 1795: el absentismo de muchos grandes propietarios y «la dureza de los dueños con sus colonos», en los que, a mi entender, ya se deja ver la influencia de Jovellanos y de su Expediente sobre la Ley Agraria, recién horneado a la sazón (A.J. NAVARRO: La Ciudad y el Territorio de Baza. B.R.A.H. Año 1917, (I), Tomo LXX, p 276). Cfr. GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS: Informe en el expediente de Ley Agraria. Madrid, en la Imp. De Sancha. Año de MDCCXCV. 292. (C-12): año 1789. A su paso por la villa de María, en junio de 1805, Rojas Clemente es informado de «la rubia, que abunda tanto en Galera y Orce que la llevan de estos dos Pueblos a carretadas a Lorca» (A.J.B.M. Ms. I,2 54, 329).

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NUEVOS CULTIVOS. Plantación de olivos en la vega. En el inmediato Río Almanzora «son admirables sus olivares». Nada impide que aquí no prospere dicha plantación, pese a ser éste un terreno mucho más frío: «No ay razón contra la experiencia». Sin embargo, le consta que algunos individuos de los que entrarán en la Sociedad piensan ya en traer «un inteligente de Cantoria, o Purchena», para que les impongan en el método seguido en el Río Almanzora. También se potenciará el cultivo de la seda, negocio tan próspero y productivo en tiempo de moros. A este respecto, recuerda a «Mr. Bomare en su Diccionario de Historia Natural», el cual pondera el resurgir del comercio sedero en el Reino de Granada. Se deberán dar a conocer a los socios los excelentes tratados que, últimamente, se han escrito sobre el preciado cultivo. No obstante, este fomento no será posible si antes no se cumplen a rajatabla las ordenanzas concejiles sobre la prohibición de que los ganados pasten en la Vega, dañando los árboles, «y en caso necesario -nuevo puyazo regalista de Navarro- suplicar se restrinjan un tanto los privilegios delos Regulares en este punto». La utilidad del cultivo de la «Rubia o granza», tan abundante aquí, hoy es aprovechada sólo por un grupo de catalanes, comisionados con este fin en la comarca. La Sociedad deberá de conseguir su fomento y preparación, «para que dexe en el país doble utilidad». Y en otro escrito posterior, todavía añadiría Navarro: «La Rubia llena la vega de Baza, en la que pudiera cultivarse con esmero, y en Huescar, 293. El Corregidor Francia, en su citado oficio remitido al Consejo de Castilla el 20 de abril de 1779, ampliará la lista de nuevos cultivos: así, los de malvabiscos, granas, «chermes» o kermes, maderas de diferentes calidades; productos, en general, todos bien aclimatados en este país. 294. Adviértase la semejanza, «in pectore», con este otro pensamiento de Ward: «El Comercio no crea nada, pero es el alma de la industria y esta lo es del Estado» («Proyecto Económico. Sobre el «Comercio» trata la I Parte, cap. 13,14 y 15). 295. J.L. CASTELLANO: Luces y Reformismo. Las Sociedades Económicas del Reino de Granada. Granada, 1984. Pag. 143, nota 97. 296. «En Vélez Rubio -explica NAVARRO-, en donde he sido muchos años cura, admiré la industria de los Labradores de aquel pueblo, que visten toda su familia sin costarles comprar una vara de lienzo, ni de paño. Cada madre de familia destina un tiempo una porcion de Cáñamo, y Lino de su cosecha, y los vellones de lana necesarios pra. sus telas. Si no tienen destos fructos, los compra en el tiempo que estan baratos. Save los ramos de lienzo que ha de hechar para la ropa de su familia, savanas, Manteles, servilletas, etc. y el paño que necesita para Capas, Capotes, Chupas, Calzones y polaynas etc. Sus hijas y ella misma hilan toda la tela, y quando es tan grande, qe. necesitan dar algunas libras, o pesos es a las vecinas pobres, que toman en cuenta Garvanzos, Habichuelas, Ajos, Zevollas, u otros frutos, y algunas varas de Lienzo sobrantes del año

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y en Velez en donde se ofrece espontáneamente y clama por manos aplicadas»292. También abundan sobremanera estos campos de «hermoso y robusto esparto». Pero, tras su recolección, se pierde igualmente gran parte de la utilidad y ocupación que podría obtenerse con la fabricación subsiguiente «de tomiza, sogas, sobrecargas, bozos, esparteñas de que ay gran consumo», amén de «esteras, espuertas, cestos, corbos, serones», que suponen el sustento de muchos pueblos de Andalucía y de Murcia. No obstante, en los puertos de Águilas, Vera y Almería ya se exportan enormes cantidades de estos productos. Finalmente, deberá de fomentarse la ganadería, incluida la caballar, de tanta importancia en la comarca en otros tiempos, y hoy en declive293.

IV.2. INDUSTRIA Y COMERCIO «Nosotros conocemos -dice Navarro- que un pueblo sin industria, aunque tenga mucho dinero, es esclavo del Pueblo comerciante»294. El profesor Castellano sostiene, al respecto, que «la relación establecida por el P. Navarro entre la industria y el comercio es ya, en sí, un acierto», al tratar de convertir la producción manufacturada, no sólo en un valor de uso (autoabastecimiento), sino también en un valor de cambio a través del mercado295. Y, en base a la realidad de este mercado potencial, el Lectoral se inclina por la implantación, en Baza, de una industria textil de lienzos bastos, de paños pardos y de bayetas y medias castillas, por ser todos ellos los productos más consumidos en la Hoya de Baza, Sierra de Filabres y Río Alman-

antecedente. Este es el gran negocio de las Mugeres. El día que se lavan las madejas esun día de fiesta. Las telas se hechan, se cuida del Blanqueo, y de que se batanen y tiñan los paños sin que el marido tenga que atender a estos negocios caseros». (A.H.N. CONS. Lo 923, no 5, Fo 3-20). 297. «Las Hijas de los Hortelanos, y Cortijeros, luego que han hilado sus telas, viven la mayor parte del año ociosas; si los Padres les ofrecieran parte del fruto de sus manos para vestirse asu arbitrio, y comprarse alguna de las galas que las jovenes estiman, se alentarían para aprovechar las horas, que pasan bajo un arbol, o en entretenimientos futiles. (Ibidem). 298. «La que ai en Vélez -prosigue NAVARRO- tuvo su origen de una fabrica de Sayales que

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zora, seguros demandantes de esta producción. Hasta ahora, Baza se surte de las producciones de Bujalance y de Vélez Rubio, «de donde vienen los paños, y vayetas, que hacen el vestido ordinario de la parte del Pueblo», con la consiguiente salida de un río de dinero. La villa de Vélez Rubio debe servir de ejemplo a imitar, donde la mano de obra femenina nunca permanece ociosa, contribuyendo a crear una economía de autoabastecimiento y de trueque296. Lo mismo se podría hacer en Baza, cuya población es, en su mayoría, labradora. Ya lo realizan sin desdoro alguno «las mas altas señoras»: tejen ellas mismas sus propios ajuares. Pero conviene que se extienda el negocio a las gentes pobres, entregándoles las hilazas sobrantes de la comarca con este positivo fin. Haciéndoles ver a sus dueños, en resumen, «la utilidad que sacaran de verderlas mejoradas con la industria, y lo que pierden por deshacerse de ellas en rama». Igual camino convendría seguir en todo lo relativo a las lanas sobrantes. Hay mucha demanda de paños pardos297, que se adquieren obligatoriamente, según se ha dicho, de los mercaderes que vienen de Vélez Rubio, donde viven de esta beneficiosa industria más de 1.500 personas; o de Bujalance298. De realizarse en Baza estas manufacturas, aquí quedaría el valor del trabajo, ahorrándose en ello mucho dinero. Sería, por tanto, muy conveniente que la Sociedad Económica se decidiese a traer de Vélez Rubio algunos peritos en la materia, como maestros tejedores, cardadores, pelaires. etc., gratificándoles de los propios fondos de aquélla. Es decir, creando una Diputación, como la establecida en la ciudad de Vitoria, o un taller de caridad299. Con esta sabia medida prosperará, sin duda, la industria pañera, pues abundan aquí las materias primas y sólo falta una enseñanza adecuada de su manufacturación. ¿Cuándo se dejará de mirar con desprecio, en Baza, el uso de los tornos de hilar y se abandonará la anacrónica rueca?. Pero, retomando el asunto de la industria pañera, se puede anticipar, ya, que su despacho

pusron. Allí pra. la Provincia de Cartagena Los Religiosos de S. Franco. Esta atrajo dela Mancha una multitud de tejedores, Pelayres, Cortadores etc. se establecieron en Vélez, y sus hijos, que hacen la tercera parte de la Población, siguiendo el oficio de sus Padres, han puesto telares, las mujeres hilan, y ayudan en las cosas necesarias a este trafico, de modo que viven con esta industria mas de mil, y quinientas personas, qe. no tienen otros fondos, que sus manos» (Ibidem). 299. Bajo los auspicios de la Sociedad Vascongada, desde diciembre de 1777 funcionaba en Vitoria una Sociedad Piadosa que se dedicaba a repartir raciones de comida a pordioseros públicos y secretos o vergonzantes. A cambio, se les impartía instrucción. Hasta 180 raciones se repartían en 1784. Esta cita de Vitoria -efectuada por Navarro en 151

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está asegurado con los consumidores de la Hoya, Filabres y Almanzora. A los que habrá que añadir los más de tres mil segadores que, anualmente, pasan por Baza, camino de Andalucía. A cuyo regreso, dejan aquí gran parte del dinero ganado, luego de surtirse de paños, bayetas y otras mercaderías. Desgraciadamente, «aqui solo dexan la utilidad que saca el revendedor». Pero, si estas piezas se hicieran en Baza, «la ganancia fuera toda del pays»300. Finalmente, Navarro, que demuestra conocer muy a fondo los entresijos socioeconómicos de todo el Levante del Reino de Granada, introduce unas acertadas reflexiones acerca de lo que pudiéramos llamar «industria a domicilio», susceptibles de ser puestas en práctica por la Sociedad bastetana. Se trata, en resumidas cuentas, de un método ya utilizado por unos cuantos adelantados o pioneros del Río Almanzora, con el que obtienen grandes ganancias a raíz del comercio de lienzos bastos. El procedimiento es el siguiente: adelantan a las tejedoras ciertos productos, como bayetas y paños, tasados al precio máximo posible, que ellas se

1779- nos pone de manifiesto, una vez más, la sintonía del Lectoral bastetano con los acontecimientos de su tiempo. 300. «Este último párrafo -según el profesor CASTELLANO, op. y loc. cit.- demuestra clarísimamente cómo donde ve la utilidad (ganancia), por lo menos la mayor parte de ella, es en la producción, no en el comercio , aunque esta producción esté subordinada al mercado; en principio, a un mercado bastante restringido. Para surtir este mercado no es suficiente una producción artesanal de tipo casero, casi propia de una economía autosuficiente, se hace preciso ya una industria capitalista, propia de un período de transición». 301. «Savemos las ganancias que sacan los pocos, qe. en el Río Almanzora, se dedican al Comercio de Lienzos vastos. Adelantan alas mugeres (en cuias manos estan aqui los telares de lienzos) algunas cantidades regularmte. con doble ganancia; porque son vayetas para enaguas, paño para calzones, y capotes asus maridos e hijos, y otras frioleras, con la obligación preuia de pagarles en Lienzo. Este lo toman al más bajo precio, y aquello lo dan al Supremo: pasan con los Lienzos ala Andalucía, en donde tienen un despacho pronto, y lucrativo. Esta es una especie de tiranía, que arruina a muchas tegedoras, que no pueden vender con ganancia sus lienzos al mejor comprador, viendose precisadas a pagar en tegidos, y comunmente al precio que quiere el qe. adelantó» (NAVARRO Loc. cit.). 302. «Aunque el comercio de Colchas de Mota, que hay en la villa de Gérgal distante nueve leguas desta ciudad, se hace casi con la misma tiranía, que el devil de Lienzos en el Río Almanzora, vemos, que se ha repoblado aquel lugar, que esta rico, y que además de las familias que se mantienen con hilar, y teger, se ocupan muchos Harrieros en conducir estas manufacturas hasta los últimos pueblos de Castilla la Vieja, trayendo retornos útiles. Este exemplo deve animar a la Sociedad para fomentar estas fabricas, que aqui seran más útiles, que en los pueblos dela Sierra, por la facilidad en la salida, y abundancia de primeras materias» (Ibidem).

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comprometen a devolver en varas de lienzo, tasado al precio mínimo. Los comerciantes o capitalistas llevan estos lienzos a vender a la baja Andalucía, donde obtienen crecidas ganancias debido al elevado precio que allí alcanzan301. Este contrato, a todas luces resulta leonino para las tejedoras, las cuales carecen de libertad para vender su producto al precio que consideren justo. Mutatis mutandis, la Sociedad bastetana podría implantar este mismo sistema de industria, si bien, eliminando los vicios «pre-capitalistas» implícitos en él. Es decir, «adelantando estos socorros, y dexando alas artífices la Libertad de vender, aquien quieran, y de pagar en dinero o Lienzo». Otro tanto ocurre con el tráfico de «Colchas de Mota», que se comercia con éxito en la villa de Gérgal, a nueve leguas de Baza, pero con una intensidad muy superior al débil negocio de lienzos del Río Almanzora. Pudiera ser, desde luego, otro positivo ejemplo a seguir por la incipiente Sociedad 302. A este respecto, hay que reconocer que Navarro, en sus escritos, demuestra aspirar casi siempre a una visión global, supramunicipal y nada pueblerina de los problemas económicos. Diez años después de este informe, superado el pie forzado impuesto por su localización bastetana de 1779, todavía seguiría apostando por la idea de una agricultura, impulsada con el complemento de diversas manufacturas -según la especialización obligada en cada lugar- de fácil comercialización o exportación: «Yo quisiera -escribiría en 1789- detenerme a manifestar a Vm los defectos, que noto en la Agricultura del país, y el modo de corregirlos, eigualmte. explicar la especie de industria que convendría a cada pueblo, y el Comercio que podría hacer teniendoa Almería, y Aguilas por donde se haría con facilidad la exportación de sus frutos, y manufacturas, y aun otros embarcaderos más inmediatos como sucede con la Barrilla que se extrae por la Carbonera, 303. (C-12). 304. (C-12). 305. Casualmente, el mercado semanal no se concederá a Baza hasta el mismo año en que muere Navarro, 1797. (A.H.N. ÓRDENES DE RENTAS, Leg. 5681, No 663). «El Comercio -escribe el profesor CASTELLANOS, op. cit. p. 330- recibe escasa atencion de las Sociedades Económicas (del Reino de Granada). Las malas comunicaciones, la escasez de capitales y la poca calidad de la produccion hacen que sea una actividad secundaria. Sin embargo, desde muy pronto se dan cuenta que para fomentar la producción es necesario ampliar el mercado, a veces casi crearlo. Por eso se pretende controlar la calidad del producto y mejorar las comunicaciones (...) La mejora de los caminos es una preocupación frecuente, hasta tal punto que la Sociedad de Granada exhorta a sus indivíduos a que trabajen con discursos y memorias al muy necesario fomento y mejora de caminos, aunque de este punto atiende la junta mayor de esta ciudad» (7 de marzo de 1801). (Vid. más adelante, epígrafe V-2 de esta monografía).

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y la Calica cerca de Vera»303. Y, a propósito de este último producto, creemos que resultaría interesante transcribir la descripción y crítica que efectúa Navarro, acerca del citado negocio de la Barrilla, firmemente arraigado, al parecer, en las tierras orientales o costeras del Partido de Baza: «La Barrilla es la cosecha más útil de estas Costas, es el remedio de los Labradores en los años malos; pero su Comercio tiene mil estorvos, particularmte. en Lorca, endonde los Labradores, y la insaciable codicia de los Comerciantes, hacen que desde antes de nacer este sugeta ala voluntad del Mercader, que la paga como quiere, siendo dueño de poner el precio alos generos que da al Labrador, y alos que recibe en pago». Es, por tanto, una tiranía similar a la ejercida en Almanzora y Gérgal con los lienzos y colchas, respectivamente304. Como colofón de todo lo dicho, Navarro, basándose en el Discurso Primero de Campomanes, aboga por la creación de un mercado semanal en Baza, con el fin de dar salida a los productos de la industria popular y, con ello, evitar enfadosos monopolios305.

IV.3. EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA. FINAL La Educación, para los ilustrados, es la clave del sistema. Y no podría ser de otro modo, porque la felicidad de un pueblo -meta suprema, según dijimos, para 306. Según un resumen efectuado en 1788 por la Escribanía de Cámara del Consejo, en las provincias de Castilla había 9.875 gitanos. De ellos, 7.933 vivían en los cuatro reinos andaluces. En el de Granada, concretamente, residían 2.999, anotando la capital el núcleo más importante, con 580 gitanos; seguida de Baza, con 512 y de Málaga, con 409. A mucha distancia, Almería, con 186; Adra, con 85, y Vera, con 82 (A.H.N. CONS. Lo 526). En las contestaciones al Catastro de Ensenada ya queda constancia, en Baza, del llamado «Callejón de los Gitanos», ubicado en el Barrio de Santiago. (A.G.S. Libro 278, Fo 1 y ss.). 307. «Pragmática-Sanción en fuerza de Ley en que se dan nuevas Reglas para contener y castigar la vagancia de los que hasta aqui se han conocido con el nombre de Gitanos, o Castellanos nuevos, con lo demás que se expresa». Madrid, 1783. Vid. también M. HELENA SÁNCHEZ ORTEGA: Documentación selecta sobre la situación de los gitanos en el siglo XVIII. Madrid, 1977. 308. La Pragmática marcaba un plazo para que los gitanos vagabundos eligieran domicilio fijo. Lo que no se cumplió. Por lo que se emitieron nuevas órdenes, imponiendo medidas coercitivas contra los que siguieran «su conducta desastrada y errante». 309. Al hilo de esta Real Pragmática, Navarro y el nuevo Corregidor Pueyo obligarán a las

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Telar y proceso de saca de estambres, según grabados del s. XVIII. (Fábrica de tejidos, de Pérez Quintana, Sevilla, 1785).

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Arriba, máquina para agramar cáñamos y linos, diseñada por el cata­lán Francisco Sampon­ts. Abajo: acción de los peines y modos de desmu­grar. (Museo Munici­pal de Madrid).

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todo hombre consciente de la segunda mitad del XVIII- depende de su educación. Así lo entiende también Navarro, para quien la ignorancia constituye el «origen de todos los males de la República». Mas, por desgracia, la educación deja mucho que desear en el Partido de Baza. Y esta deficiencia, en sus dos vertientes, la científicohumanística y la popular. En este último campo -se lamenta- «no se aprenden los oficios con método, malos Maestros, peores Aprendizes». Consecuentemente, «La Sociedad deve ocuparse con ardor en procurar el remedio a este mal» . De lo contrario, seguirán «nros. Paysanos, abandonados a la Ygnorancia, y a toda la fuerza de las pasiones». Llegados a este extremo, Navarro realiza una detención especial en el problema educativo de la raza gitana306. Constituía un asunto muy candente, en verdad, hasta el punto de que la política regeneracionista de los hombres de Carlos III cristalizará, poco después, en la Real Pragmática de 19 de Septiembre de 1783. Una ambigua normativa, sin embargo, se agazapa en ella, pues empieza por declarar «que los que se llaman y dicen gitanos, no lo son por origen ni por naturaleza, ni provienen de raíz infecta alguna». Por consiguiente, se prohíbe que se les llame gitanos, castellanos nuevos u otros títulos denigrantes307. Pero, lo verdaderamente acorde con el siglo es la meta que se pretende alcanzar con ellos: «Es mi voluntad -ordena el rey Carlos III- que los que abandonaren aquel método de vida, trage, lengua o gerigonza sean admitidos a qualesquiera Gremios o Comunidades»308. A este respecto, Navarro, aunque siente el problema, no se atreve a adelantar ninguna novedad, dado que no ignora que el Consejo de Castilla está trabajando en el asunto309. De este modo, pues, acaba nuestro canónigo sus reflexiones o Idea General de las utilidades, que puede traer el establecimiento dela Sociedad Económica Bastetana,

maestras de la Plazuela de Sto. Domingo y de la Cava Alta a admitir a las niñas gitanas que, a costa del Corregidor, asistieron «en vastante numero en ambas Escuelas» (Memoria Pueyo, fol. 20-21). A título anecdótico y en cumplimiento, también, de esta Real Pragmática, obsérvense los malabarismos retóricos de Navarro para no tropezar con la palabra maldita: «gitano». En 1785, en efecto, se crea en la villa de Caniles una escuela gratuita para albergar e instruir a los niños pobres, «y tambien los de aquellos, cuia profesion era no tener domicilio fixo, ni otra ocupacion, que vender y cambiar animales y que por la Piedad del Soberano van a ser vasallos utiles». 310. A.H.N. CONS LO 923, nO 5, Fol 59. 311. Ibidem, fol 38-39. 312. Con luminosos epítetos, como «celoso patriota y amante del bien público», pinta Navarro al nuevo corregidor, en su Memoria histórica de la Sociedad, fechada el 15 de enero de 1785. (Ibidem Fo 43-55). Pueyo Sansón, en efecto, será un compañero inestimable

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y los principales ramos en los que ésta deberá centrar sus trabajos. Un mes después de entregado el anterior informe por Navarro -30 de abril de 1779- el Corregidor Francia lo remite a los Reales Consejos, apoyando en él su solicitud de creación de la Sociedad Económica de Baza. Como ya sabemos, completa el expediente con la inclusión de sus «propias» sugerencias, en torno al farragoso asunto de la financiación. (Hemos subrayado el adjetivo «propias», por cuanto es claro que en la tal iniciativa, bien podría cobrar sus derechos de autor el comisionado Navarro). Sea como fuere, el Corregidor completa su trabajo escribiendo en la misma fecha -30 de abril- a don Pedro Rodríguez Campomanes, con el fin de recabar su valiosa recomendación a favor de esta empresa. El 10 de Julio siguiente, los Fiscales del Consejo dan por aceptada la idea, pero aconsejan a Baza que forme sus estatutos, antes de que los magistrados decidan definirse en la cuestión de manera definitiva. El problemático sistema de financiación de la futura Sociedad quedaba, por tanto, en suspenso310. Desde este punto y hasta el año de 1784, el proyecto bastetano parece debatirse en un oscuro marasmo. Probablemente, las divergencias existentes entre algunos de los principales miembros del Cabildo Eclesiástico, reticentes a las «luces», y el Corregidor -posibles «estorbos» a los que ya se había referido Navarro para Navarro, en su codo a codo por implantar las luces en el Partido de Baza. Procedente de Cartagena, donde ha sido Alcalde Mayor, toma posesión del Corregimiento bastetano el 9 de octubre de 1779. El 21 de marzo de 1786 será nombrado Corregidor de Lorca (GAZETA DE MADRID. año 1779, p. 336 y 1.786, p. 195). Se despedirá, por tanto, del Corregimiento de Baza el 15 de Julio de 1786: «proximo a retirarme de esta ciudad para la de Lorca a donde el Rey me ha destinado...» (A.H.N. CONS. LO 1.046, nO 13, FO 13). 313. «Sermon de la Traslacion de las reliquias de S. Nicolás de Bari, predicado en la Iglesia de Carmelitas Descalzos de Madrid por el Doctor D. Antonio Navarro, Canónico Lectoral de la Sta. Iglesia de Baza. Se hallará en la Librería de Castillo frente a S. Felipe el Real, y en el puesto de Manuel del Cerro Calle de Alcalá» (GAZETA DE MADRID, no 36, 6 de mayo de 1786, pag. 288). El sermón se imprime en la Imprenta de Pantaleón Aznar, de Madrid. 314. Navarro ha estado ausente unos tres meses. El 18 de Agosto, recién vuelto a Baza, escribe a Franco Dávila: «Hace un mes que salí de la Corte, y apenas seis días, que llegué a mi casa, porque me he detenido, en Lorca y en Vélez Ruvio», etc. (M.N.C.N. Ms. No 800). 315. Memoria Pueyo, fol 19v y ss. 316. A.H.N. Cons. Leg. 923, no 5, fol. 43-55. 317. Ibidem. La Sociedad, por ende, debería procurar el retorno o recuperación de aquella Arcadia ideal. 158

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en su Idea General- hayan impedido salir del atolladero. En la raíz de estas fuertes tensiones, no cabe descartar el tan traído y llevado problema de los «fondos» de la Sociedad. Su gran defensor bajo cuerda, Navarro, en un escrito dirigido a los Reales Consejos y fechado el 15 de Enero de 1785, ya como secretario electo de la nueva Sociedad Económica, reconocería que «aviendo maduramente reflexionado, que los -fondos- propuestos por Dn. Antonio Francia y Urquiola, en su representación eran incongruentes, i harían odiosa la Sociedad aun Pueblo cuias preocupaciones ha de procurar desvanecer sin violencia», se debían de dar por cancelados311. Sea como fuere, el 12 de abril de 1784 el Consejo de Castilla oficia de nuevo al Corregidor de Baza, que ahora lo es el eficiente personaje ilustrado, don Juan Antonio Pueyo y Sansón, al Ayuntamiento de la Ciudad y al Cabildo Colegial, acuciándoles, a todos tres, a que prosigan, sin demora, el interrumpido proyecto societario312. Sin embargo, esta R. O. es aceptada con desigual talante. El Consejo recomendaba en ella, a los miembros del Cabildo eclesiástico -del mismo modo que a los demás destinatarios- que se aplicaran y afiliaran sin reservas a la nueva Sociedad. Algunos de estos eclesiásticos, por contra, hicieron caso omiso de la tal sugerencia. Entre ellos, el propio Abad, Espinosa de los Monteros, y el Maestrescuela. Para más «inri», al Abad Espinosa había ido dirigida la anterior orden del Consejo, en representación del Cabildo. Pero, ¿acaso cabe ignorar que el recalcitrante mitrado era el administrador oficial del gran legado Aqüenza, cuya tercera parte se le pretendía detraer para ser administrada directamente por la nueva Sociedad?. Así las cosas, el 3 de mayo siguiente se reúne la primera Junta General de la Sociedad, y en ella se nombra la Comisión que habrá de redactar los Estatutos. Navarro, a la sazón, se encuentra fuera de Baza -lo que no es ninguna novedadcumpliendo alguno de sus innumerables compromisos. Parece seguro que se halla en la Corte, en Madrid, donde, entre otros menesteres, ha de predicar un sermón para los Padres Carmelitas, cuyo texto aparecería impreso inmediatamente des-

318. Ibidem, fol 59. 319. Todo lo concerniente a este examen y su subsiguiente aprobación, en A.R.S.E.M. Leg. 68, no 2. Este año de 1785, precisamente, es Director de la Matritense, Gaspar de Jovellanos, a quien, el 15 de noviembre del corriente, Navarro dirige una carta de gratitud por haber aceptado a la Sociedad bastetana como agregada de aquélla, según la Real Cédula de 28 de agosto último.

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pués, según anuncia la Gazeta313. Retorna a Baza a mediados de agosto y, nada más conocerse la noticia de su llegada a este ciudad, el Lectoral es convocado, urgentemente, por la Sociedad Económica en ciernes, para que forme parte de su Comisión de Estatutos: de la que -ni que decir tiene- inmediatamente queda convertido en su piedra angular314. Sólo transcurren unos meses, antes de que, concluida su redacción, los citados estatutos puedan leerse en Junta pública. El hecho tiene lugar el 4 de Diciembre de 1784, oficiando Navarro como lector del texto. No obstante, y pese a la cacareada «muy numerosa» reunión, el vecindario parece permanecer reticente a este tipo de innovaciones, y será el propio Corregidor Pueyo el que salga a la calle, intentando atraerse animosamente a los participantes en estas reuniones previas: « a cuio fin salí personalmte. abuscar ensus casas y combidar todas las personas de ambos estados Ecco. y Secular que contemplé utiles al intento y a los Prelados Regulares y Maestros graduados de sus Comunidades (...) con cuia diliga. conseguí se alistassen enla Sociedad el gran número de personas visibles y útiles alos designios de ella de todas clases y estados»315. Inmediatamente después de leerse los Estatutos, se eligen los cargos. Navarro sale votado para el oficio de Secretario, quedando erigido como Primer Director el Canónigo y Chantre de la Colegial, D. Pedro Carrillo y Gutiérrez316. En lo que respecta al Lectoral, seguirá desempeñando la secretaría durante el siguiente ejercicio, 1786, para, años después, acabar presidiendo la Sociedad: de 1794 a 1797. Aunque, como tendremos ocasión de comprobar -y así será reconocido por todos sus adláteres y allegados- Navarro sería siempre el verdadero motor de esta nueva institución ilustrada. Del principio al fin de sus días. Una institución que, al 320. GAZETA MADRID. Año 1786, p. 592. 321. Reputado agrónomo y naturalista, compañero de los sabios Lagasca y Cavanilles en el Jardín Botánico de Madrid, SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE visita el Reino de Granada durante los años de 1804 y 1805. Financiado por Godoy, prepara un vastísimo trabajo sobre las riquezas naturales y productos de dicho Reino. En el otoño de 1804, contacta en Baza con los amigos del ya difunto Navarro, quienes le muestran parte de la obra de éste, la cual apasiona y sorprende a Clemente: «jamás he oído hablar del Abad -dice Clemente- sino con expresiones de ternura, de veneración y de entusiasmo. Su memoria va siempre acompañada en quantos tuvieron la dicha de conocerlo, de los mismos afectos que excitaba en los discípulos de Sócrates al de su maestro. Espero que nadie tomará a mal el que haya aprovechado esta ocasión para pagar a un hombre de tan raro mérito el tributo de mi admiración. En otra parte será más oportuna que aqui una relación cicunstanciada de su vida y tareas literarias que ofrezco desde ahora a los amigos de la sabiduría» (S.R. CLEMENTE: Ensayo Variedades Vid... p. 24, nota 1). Rojas Clemente no escribió esta anunciada biografía, pero sí dejó pequeñas pinceladas, sobre la vida y la obra de Navarro, a su paso por Lubrín y Vélez Rubio, en la primavera -mayo y junio-

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carecer de fondos fijos, vivirá sumida en la continua zozobra de su incapacidad para vencer el desajuste existente entre lo proyectado y lo conseguido, entre la realidad y el deseo. En definitiva, tal vez fuese también el fallo de muchas otras realizaciones de la Ilustración. Aunque aquí, en nuestro caso concreto, tampoco cabe desechar la ancestral apatía, transformada muchas veces en franca y directa oposición a las «luces». Ya conocemos los lamentos del inconformista Navarro, en este sentido. Finalmente, el 19 de Enero de 1785, el canónigo Secretario remite al Consejo de Castilla los Estatutos de la Sociedad, para someterlos a su aprobación oficial. Incluye, con ellos, una especie de prólogo o «memoria histórica» de la Sociedad, en la que nuevamente glosa -y, probablemente, exagera- el desfase existente entre un pasado gloriosamente próspero y el desvahído presente: «estas tres fuentes de la felicidad pública -escribe Navarro: Agricultura, Industria y Comercio- han sido desatendidas despues que fue recuperado de los Moros, y principalmente desde la expulsión de los Moriscos (...) La historia muestra el punto aque llegaron las riquezas del Reyno de Granada, quando la aplicación y economía de los Moros lo hicieron deposito de todo el Oro de España, y el assiento de la commodidad y abundancia. Entonces no avia un almud de tierra inculta, ni una mano ociosa, ni un marevedí que no circulase en el comercio»317. Por todo ello -finaliza su exposición- en Baza se han lanzado a trabajar en firme, creando, como primera providencia, una Escuela de Agricultura, a la que ya concurren los labradores en las tardes de los días festivos. Allí, entre otros textos, se les lee y comenta la «Agricultura» de Herrera o alguna «Memoria» impresa sobre el mismo asunto. Siempre, desde luego, con enorme aprovechamiento de todos, «en un pais en donde reinaba una alta ignorancia de los medios de hacerse feliz»318. Así pues, tras superar los Estatutos el acostumbrado y preceptivo examen, en las dependencias de la Real Sociedad Matritense, su agregada o filial bastetana es aprobada, de una vez por todas, mediante la Real Cedula de 28 de Agosto de 1785. Seis años habían transcurrido desde el primer intento de erección319.

de 1805 (Cfr. A.J.B.M. Apuntes sobre la Historia Natural del Reino de Granada. I, 54,1 «Baza» y I, 54,2 «Lubrín» y «Vélez»). Véase, además, el reciente estudio de A. GUILLÉN GÓMEZ: «Expediciones científicas e ilustración en los últimos años del Antiguo Régimen. El viaje de Simón de Rojas Clemente al Reino de Granada: la Comarca de los Vélez (1805)». Revista Velezana, Nº 15, 1996, p. 71-82; y de ANTONIO PALLARÉS NAVARRO «Inventario florístico de María y su Sierra realizado por Simón de Rojas Clemente en

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V-1. UNA VOZ QUE CLAMA EN EL SURESTE Navarro se adentra en esta nueva etapa, disfrutando de otro merecido ascenso en su carrera. No queremos insistir en la machacona evidencia de que ya es un hombre admirado y, hasta en cierto modo, codiciado. Lo que, en el fondo, le llenaría de satisfacción, puesto que desde mediados del año anterior, 1785, sabemos que había venido luchando -con cierta discreción, desde luego- por conseguir un cargo de mayor cuantía económica, dados sus crecientes gastos domésticos. Convengamos, pues, en que el 8 de Septiembre de 1786 es un día jubilar para Navarro, al haber sido elevado nuestro hombre, en dicha fecha, a la dignidad de Tesorero de la Colegial de Baza320. Aunque también pueda aventurarse, que poco tiempo le quedaría libre para saborear estos gozos momentáneos. Y ello es así, porque su actividad se despliega y multiplica, ahora más que nunca, en mil frentes diversos. Ya sabíamos de sus polivalencias, pero, en caso contrario, ahí nos vienen confirmadas, con cierta rotundidad y sin rodeos, por sus propios contemporáneos. «Don Antonio Navarro era un astrónomo profundo, buen botánico y mineralogista, doctísimo anticuario y excelente literato», dirá de él el tantas veces nombrado, Rojas Clemente321. En su titánica tarea por difundir las «luces», por reformar la mentalidad anquilosada de toda una región, le acompañarán, muy pronto, tres almas gemelas, aparte del propio Corregidor Pueyo y de otros «hombres dignos de

1805. Actualización y crítica». Revista Velezana, Nº 15, 1996, p. 63-70. 322. D. PEDRO ÁLVAREZ GUTIÉRREZ (G.M. 31 de Marzo de 1786, pag. 218). Maestrescuela. Rojas Clemente, que, como decimos, visitará al Maestrescuela Álvarez, en Baza, en octubre de 1804, le adjetivará categóricamente de «El primero y único entomologista de España». De formación enciclopédica y polivalente, se dedicó largo tiempo a observar a los insectos al microscopio, trabajo que le llevó a redactar más de cinco mil artículos sobre entomología. Brilló, además, como agrarista, filósofo avanzado, filólogo, etc. «El Maestre -añade Rojas Clemente- nunca habla ni escribe sino filosofando y su filosofar es profundísimo, y profundísimo en verdades nuevas. A mi me sucedía con él lo que a 162

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su amistad». Estos tres principales colaboradores son: don Pedro Álvarez Gutiérrez, que viene a ocupar el cargo de Maestrescuela de la Colegial el año de 1786, y los hermanos, don Manuel José y don Francisco Zenteno, que vendrán a ejercer las plazas de Magistral y de Doctoral, respectivamente, de la propia Iglesia Colegial322. Serán, como veremos, por separado e «in solidum», los fieles acompañantes de Navarro en su apasionada última singladura, hacia la modernización del país. Un país que, para ellos -influidos por el Tesorero y colega, tal vez- abarca, desde Filabres a Montreviche y Xiquena; desde la Sierra de Baza, a las costas de Vera o Mojácar. Tierras que, literalmente hablando, se «patearán» en más de una ocasión, siguiendo una especie de cruzada científica. El cuartel general queda constituido en la casa bastetana de Navarro, donde, según el propio Rojas Clemente, «su Gabinete era una gran Biblioteca, una excelente colección de producciones naturales del país, bien ordenada, y de Antigüedades del Partido de Baza bien estudiadas y conocidas, y una academia de ciencias y virtudes (...) él -Navarro- reunió e instauró en su gabinete a los Centenos, al Maestrescuela y otros sabios»323. Esta verificación de Clemente es enormemente valiosa, por cuanto recogió estas noticias de la misma boca de los principales encartados. Aunque no fueron éstos los únicos alumnos o seguidores de la estela marcada por el futuro Abad. Los hubo, igualmente, extraídos de profesiones laicas, como los abogados Julián Sánchez Morales o Mariano Cossío. Sampore con Haller: Le oía un rato de noche y luego gastaba otro rato más largo en escribir en casa lo que había oído» (Loc. cit.). Las «verdades nuevas», tal vez estén relacionadas con el liberalismo político y económico preconizado por Adam Smith. Álvarez,

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E, incluso, alejados de lo que podríamos llamar una influencia directa de aquél, como el abogado Simón de Castellar y Bustamante, avecindado en la villa de Orce, su patria324. Y en el centro de todo y de todos, el canónigo Navarro. El renombre intelectual alcanzado por éste, a la sazón, queda reflejado en la siguiente anécdota: poco antes de 1785, el susodicho Lectoral había sido nombrado por el Consejo de Inquisición -una obligación más- Comisario y Calificador del Santo Oficio para Baza y su Partido325. A lo largo del último año citado, se inicia en este distrito un proceso inquisitorial contra un comerciante napolitano, un tal Rafael Sparano, que

que como Navarro había estudiado en Alcalá, será diputado liberal, «sans culot», en las Cortes de 1822, por la circunscripción de Baza.

D. MANUEL JOSÉ ZENTENO. (G.M. 2 de Diciembre de 1788, pag. 782). Magistral. Rojas Clemente le define como «muy buen orador y agricultor: ha hecho con las papas todos los ensayos; ha sacado de ellas licor espirituoso muy bueno y excelente almidón que ya se vende en tienda pública» (loc. cit. «Baza»).



D. FRANCISCO ZENTENO. (G.M. 28 de Septiembre de 1790, pag. 647). Doctoral. Según el viajero Clemente, era un «excelente anticuario = posee una de las mejores colecciones de monedas y otras piezas antíguas, halladas en las inmediaciones de Baza = es de un excelente carácter: ha plantado el primero en 1804 las batatas, que ha logrado muy buenas = es eruditisimo, tiene algunos conocimientos de Historia natural, y algunos objetos que ha recogido de estos alrededores = es muy buen geografo» (loc. cit. «Baza»).

323. «Su Gabinete -insistirá Clemente, en otro lugar de sus Apuntes- reunía una copiosa biblioteca de libros escogidos, una rica colección de producciones naturales bien clasificadas y de Antigüedades del país y algunos instrumentos de Observación» (Ibidem). 324. Todos estos hombres ilustrados son citados por ROJAS CLEMENTE, loc. cit. 325. El 19 de septiembre de 1786, en efecto, D. Antonio José Navarro, como Calificador del Santo Oficio, se ve impelido a promover causa inquisitorial contra el Beaterio surgido en el pueblo de Lúcar. Causa de la que resulta principal encartado su cura párroco, don Juan Ramón Ximénez de la Espada, acusado de «solicitante». O sea, que, so color de flagelar las nalgas pecadoras de sus jóvenes beatas e hijas de confesión -para santificarlas, según él-, se dedicaba a manosearles sus carnes traseras. Y a enaguas alzadas, para que «doliera» más. (A.H.N. INQUISICIÓN, Lo 3735, Nº 176). 326. A.H.N. INQUISICIÓN. Lº 3735, Nº 153.

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D. Pedro Carrillo y Gutiérrez, Chantre de la Colegial, es otro adicto a las ideas ilustradas. En 1751 había sido «empapelado» por la Inquisición, por predicar en Baza un sermón indiciado de herético (A.H.N. Inquis. Lº 3732, Nº 73). Fue, como sabemos, primer Director de la Económica bastetana. Sus hermanas, doña Rosa y doña Rita Carrillo, también colaboran con la Sociedad, enseñando en su propia casa la utilización del torno de hilar. A sus clases asisten las niñas pobres. Por este trabajo encomiable el Consejo ordena a la Sociedad bastetana, 29 de agosto de 1788, que se premie el patriotismo de las hermanas Carrillo, condecorando a estas damas con el título de socias honorarias (A.H.N.

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ha sido acusado de impío y de fracmasón, entre otros baldones. Preso Sparano e instigado a que abjurase de sus errores y se confesase con el cura carcelario, el napolitano replica, «Que el cura no era hombre pa. disputar con él, qe. le llevaran a Navarro o a Carrillo qe. tenían fama de doctos en Baza porqe. quería argüir con ellos»326. Pero volvamos a la encrucijada de la empresa reformista. Navarro, en efecto, trabaja ahora más que nunca, multiplicándose en mil actividades distintas. Responde a las cartas que requieren sus nada corrientes conocimientos historicistas: sirva como ejemplo el informe-resumen enviado -con plano incluido- al Obispo de Almería, Fray Anselmo Rodríguez -Baza, 25 de marzo de 1786-, sobre el añejo y manido contencioso, sostenido entre dicha Diócesis y el Arzobispado de Toledo, por las tierras ¡y los diezmos! correspondientes al rico Campo de Bugéjar327. Trabaja, al mismo tiempo, en la obra de Historia Natural, encargada por el Primer Ministro Floridablanca. Supimos de este encargo, por primera vez, en la carta que Navarro escribió a Franco Dávila el 12 de Marzo del año anterior, 1785, en la que hacía referencia, entre otras cosas, al compromiso adquirido frente al Conde, consistente en «escrivir cierta obra con permiso de S.Ea. sobre lo mismo». Es decir, sobre la Historia Natural de una buena parte del Sureste328. Unos meses después, el 23 de Julio, Navarro comunicaba a su corresponsal madrileño que, en lo referente a esta obra literaria, estaba concluyendo ya el primer tomo. El cual, por consejo e iniciativa de D. Antonio Robles Vives, Consejero de Hacienda, versaba sobre Cons. Lº 1046, Nº 13, fº 37). 327. Una copia de este «Informe» o resumen se encuentra depositada en el Archivo Parroquial de Vélez Blanco, incluido el curioso «Plano de Bugéjar», dibujado por el canónigo Navarro en 1786. PELAYO ALCAINA FERNÁNDEZ, descubridor de dicho documento, tiene un trabajo inédito sobre el mismo: «Pleito de Bugéjar». 328. Baza, 12 de Marzo de 1785. 329. Baza, 23 de Julio de 1785. 330. Rojas Clemente confirma esta noticia, obtenida en Baza y en Vélez Rubio, en 1805: «Entregó me dicen una obra suya de Historia Natural al Conde de Floridablanca que debe tenerla en su poder y cuya caída estorvó su publicación» (A.J.B.M. I,54, 2 «Lubrín»). 331. A.H.N. Cons. Leg. 1.046 no 13. Memoria del Corregidor D. Juan Antonio Pueyo Sansón, con destino al Consejo de Castilla, al despedirse de su Corregimiento»: 14 de Julio de 1786. Nos estamos refiriendo a ella, como Memoria Pueyo. 332. El Tesorero de la Colegial y Socio de la Económica, D. Francisco Xavier Parreño, al morir en 1785, deja sus bienes, en parte, para dotar uno o dos maestros de escuela y una o dos maestras de «miga o labor» (MAGAÑA VISBAL, op. cit. p. 385). 333. Memoria Pueyo. El Corregidor paga, también, de sus propios fondos, los gastos de enseñanza de todas las niñas pobres afiliadas a las dos escuelas existentes, «y con

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«la historia natural del cielo y el aire, el segundo tratará de la geografía física, del enlace del mar y la Tierra, seguirá el del hombre, los cuadrúpedos etc. etc. hasta acabar con los fósiles»329. Como podemos observar, la ambiciosa obra científica andaba a buen ritmo, ya en la segunda mitad del año 1785. Tal vez sufriera algún que otro parón, a causa de los acuciantes trabajos que, paralelamente, demandaban la total atención de su autor. Pero, parece ser que la gran obra alcanzó su final, e incluso que fue entregada al Conde de Floridablanca, su destinatario nato, antes de 1792. Desgraciadamente, este activo político fue defenestrado en dicho año, sin que aquélla hubiera entrado en imprenta330. En cualquier caso, podría afirmarse, sin temor a errar, que de 1785 a 1787 las fuerzas de Navarro se concentran, muy especialmente, en dos objetivos básicos: la Sociedad Económica bastetana y la Comisión de los Caminos de Levante. Dentro del primer campo de acción citado, paradójicamente, los logros conseguidos son escasos. Más que andar, la Sociedad de Amigos del País renquea, según quedaría demostrado en sus constantes apelaciones a la carencia casi absoluta de medios económicos. Y es que, como diría tantas veces el Corregidor Pueyo Sansón, «la falta de dinero lo imposibilita todo»331. Este hecho inapelable obliga a que se dependa, en gran medida, de la iniciativa privada. De la aportación voluntaria de unos cuantos patriotas que, con Navarro a la cabeza, se unen ilusionados a la

especialidad alas de las familias de los llamados antiguamente gitanos» (Fol. 20v-21). 334. El propio Corregidor Pueyo sale personalmente a vigilar los campos y los nuevos plantíos. Al parecer, con poco éxito (Memoria Pueyo). 335. Memoria Pueyo. Fol. 17. Los logros manifestados en esta «Memoria» dan origen a una circular del Consejo, en la que se ordena la repoblación y conservación de los Montes, como ha hecho Pueyo Sansón, cumpliendo la Ordenanza del año 1748, dictada por Ensenada. La circular se remite -5 de septiembre de 1.788-, entre otros, a los Corregidores de Almería, Adra, Berja y Dalías. El siguiente cinco de septiembre, Pueyo Sansón agradece a los Reales Consejos el haberle dispensado «tan especial honra», poniéndole de ejemplo. Naturalmente, Pueyo está, ya, en Lorca (Memoria Pueyo, Fo 41-43). 336. (C-12). 337. Memoria Pueyo, Fo 17. Aparte de esta «Memoria», ANTONIO JOSÉ NAVARRO también remite al Consejo un «Informe» acerca de las realizaciones de la Sociedad bastetana, fechado el 4 de mayo de 1787 (A.H.N. CONS. Leg. 3658, No 11). Responde a la circular del Consejo de Castilla, de 14 de Julio de 1786, por la que se solicitaba, de las 45 Sociedades de Amigos del País establecidas hasta ese momento, una respuesta acerca de su situación real. Vera contesta el 6 de octubre del mismo 1786. Baza lo hace el 4 de mayo de 1787, por medio de Navarro. En general, la coyuntura del País es lamentable, pues, 166

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Detalle del plano de Bugéjar, realizado por A.J. Navarro en 1786, a instancias del obispo de la diócesis de Almería, Anselmo Rodríguez. (Archivo Parroquial de Vélez Blanco. Reproducido por gentile­za de Pelayo Alcaina Fernández).

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empresa renovadora332. Tal es el caso del propio Pueyo Sansón, quien, con sus personalísimos maravedis, financia total y prácticamente los gastos societarios en los dos primeros años de existencia. Ofrecerá, además, «dos premios pecuniarios de mi bolsillo», dice, para las dos niñas que sobresalgan en la recién creada escuela gratuita de San Lázaro333. Por todo ello, el balance, al menos en algunos aspectos, no parece muy halagüeño. Sin embargo, sí se han logrado evidentes adelantos en cuestiones tales como policía urbana. En este sentido, se han plantado gran número de árboles en las vegas, aunque un grupo de desaprensivos se dedica a destruirlos, siempre a traición334. En las altas e intrincadas zonas forestales, han sido repobladas 138 fanegas de tierra «de pino y bellota», cuyas maderas, llegado el momento, serán acarreadas al puerto de Almería «parala construczon. de vageles, u otros destinos del Real Servicio»335. Aunque en otras comarcas de este Partido no ocurre igual. Es mucho peor, según las propias palabras de Navarro, pues «están desatendidos los Plantíos en todas las Costas. La Sierra de Alhamilla, Cabo de Gata, Montroi y las de Aguilas estan peladas, sobre lo que el desagrado que causa su vista, las hace mas Secas. Se ven Algarrobos, Azebuches Pinos, chaparros, Lentiscos, que son reliquias delos antiguos bosques que las ocupaban. Era mui facil entretener estos montes librándolos dela ravia destructora delos Carboneros, y haciendo que los desmontes se hicieran con discernimiento, y según principios»336. También se está fomentando el cultivo de olivos y moreras. De la primera especie, en la primavera de 1785 se regulaban ya los plantados en más de treinta mil. Y para finales de 1786 se calculan en más de cincuenta mil. En cambio, no han tenido tanto éxito las moreras, «a que se conoce ser poco aficionados estos naturales»337.

aparte de las malísimas cosechas de 1784 y 1785, desde finales de este último año se viven tiempos de epidemias generalizadas: las temibles calenturas malignas y pútridas o nerviosas y remitentes, acompañadas de convulsiones, apoplegías, gangrenas, y otros síntomas mortales. Item más, la plaga de langosta en el levante granadino. No obstante esta coyuntura aciaga, la «Memoria de lo que se ha hecho» en Baza, firmada por el Director, Pedro Pablo de Castro, y por el Secretario Navarro, no es demasiado pesimista. En dos años de existencia -dice- no puede hablarse de decadencia, pero tampoco de «grandes progresos» (A.H.N. Loc, cit.). 338. «Memoria Pueyo», Fol 22v-23.

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El problema comenzó el 22 de Junio de 1785, cuando el Marqués de los Trujillos, desde Granada, oficia al Conde de Floridablanca, denunciando la aparición de esta plaga en

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Así mismo, se ha cursado una representación a los Reales Consejos, con fecha de 1 de Diciembre de 1785, solicitando que se prohíba totalmente la pastura de los ganados en la Vega, pues destrozan los sembrados y plantíos. Pero, especialmente a ojos del vulgo, han constituido un éxito clamoroso los trabajos de los Amigos del País, en relación con la extinción de la mortal plaga de langosta que sufrían los lugares comarcanos de Huércal-Overa, Fines, Somontín, Oria, Lúcar, Cúllar, Albox, Cantoria, Purchena y la propia Baza, «cuios terminos se hallaban infestados de dha. plaga». Algunos socios seguían trabajando en esta extinción, todavía durante el verano de 1786338. Finalmente, se ha establecido una Escuela de Agricultura y un Montepío de Labradores, mediante el cual se socorrerán las necesidades de éstos en los azarosos tiempos de siega, siempre escasos de recursos, ayudándoles también en la recuperación y amortización de sus aperos. Se trata de evitar, en suma, que caigan estos desvalidos en manos de prestamistas y de empeños ruinosos339. En el ramo de la Industria, hay que reconocer que se venía intentando establecer una fábrica de curtidos, pues era mucha la utilidad que se perdía en este sector, pese a disponerse aquí de abundantes pieles, por el hecho de tener que enviarlas a la ciudad de Lorca, para que fuesen allí diestramente curtidas340. Se ha adelantado mucho, no obstante, en las tareas del hilado de cáñamo y lino. Con estas miras, se han construido 50 tornos, a expensas de cuatro socios. Su utilización y manejo empiezan a generalizarse, habiéndose obtenido ya muestras muy loables341. «sus estados» de Alboloduy y en los pueblos de Nacimiento, Santa Cruz y Fiñana. La mancha de langosta se extendía rápidamente, sin que los pueblos por sí solos, y menos ahora, «con las urgencias de los agostos», puedan acabar con ella. El Reino de Granada peligra, y, sobre todo, los diezmos de los Obispados de Guadix y Almería. Por esta última razón, el arzobispo de Granada ha ordenado «rogativas ppcas. enestas Yglesias para aplacar la ira de nro. Dios». Ante esta alarmante noticia del Marqués de los Trujillos, el Consejo emitió las pertinentes órdenes urgentes a los corregidores de la zona afectada, para que contribuyeran a cortar el temido avance. Los corregidores acusan recibo. Entre ellos, a finales de Julio, los de Almería, Dalías, Adra y Guadix. Pueyo Sansón acusa recibo el 22 de julio de 1785 (A.H.N. CONS. Lo 468, no 17). 339. (G.M. Enero de 1788, pag. 37). Se trata de un resumen del Informe de Navarro, citado en nota (337). 340. Memoria Pueyo, fol. 25-25v. 341. Informe Navarro. Ver nota 337. El resumen de este «Informe», publicado en la Gazeta de Madrid en Enero de 1788, habla de 100 tornos.

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En cuanto a la fabricación de paños y bayetas de lana, pese a las favorables circunstancias que aquí se ofrecen para ello, no ha prosperado la iniciativa, «porque la falta de dinero lo imposibilita todo». En los siete años que ha durado el corregimiento de Pueyo, dos veces lo ha intentado este magistrado. La primera, se trajeron dos o tres familias de maestros pañeros de la cercana villa de Gor. Todo, instalado de manera burda y rudimentaria, estaba condenado al fracaso. Y así ocurrió. La segunda tentativa se ha debido al celo de D. Antonio Navarro y de D. Pedro de Castro, ambos canónigos, unidos al propio corregidor Pueyo. Los tres, bajo el impulso alentador de la Sociedad Económica. Pero tampoco, esta vez, prosperó el proyecto, porque «eran menester muchos mas fondos delos que se franqueaban». Así pues, luego de asumir su inmerecido fracaso, los tres promotores han quedado sumidos en «arto desconsuelo, no obstante que los celosos y caritativos socios que promovían esta obra ofrecieron cierta porción de arrovas de Lana, pagar el alquiler de la casa en que se estableciese la Fábrica y algunos maravedís para empezar los trabajos»342. 342. Memoria Pueyo, fol. 27-29. Sin embargo, aparte de la cacareada falta de dinero -que la hay- no conviene echar en saco roto los «estorbos», ya previstos por Navarro, como causa de estos fracasos. Sobre todo, el arraigo de «ciertas preocupaciones que la antigua costumbre ha propiciado». Así lo repite también el propio Pueyo Sansón al hablar del retardo de las «luces» en su Corregimiento, «sin duda por la preocupacion en qe. viven ciegamte. adheridos asus erradas falaces experiencias, y ala tradicion desus mayores que es el unico estudio que tienen» (Memoria, Fol. 21-22). 343. Pudiera tratarse de las Minas de Carbón de Tierra (sic) en Albox y Nerpio, citadas por Navarro (C-11). Hay que tener en cuenta que el municipio de Huéscar limitaba con el de Nerpio, a la sazón, al no existir la Puebla de Don Fadrique como concejo independiente. En lo tocante a estas minas, Rojas Clemente no hace la menor mención de ellas, a su paso por Huéscar, el 20 de Junio de 1805. Sí lo hace, respecto a las primeras, al añadir que el descubridor de las mismas fue el vicario de Albox, D. Bartolomé Cervantes, pariente de Navarro e instruido por éste en cuestiones de Historia Natural. (A.J.B.M. I,54,2, pag. 218 y 347). 344. A.H.N. Cons. Leg. 923-5, fol. 55v-59v. 345. Memoria Pueyo, fol 26-27. 346. BERNARDO WARD, (Proyecto Económico, cap. 6 y 7) entre otros escritores, fija la necesidad de establecer mejoras en posadas, caminos, puentes, etc. para facilitar el comercio interior. 347. Navarro -como venimos constatando a lo largo de este estudio- sentirá también un legítimo orgullo de época, ante la contemplación de alguna de estas realizaciones u obras capitales del siglo, como los Pantanos de Lorca. Concretamente, el de Valdeinfierno sería considerado, en su tiempo, como el mayor de Europa. De ello trataremos más adelante. 348. Así los describe el viajero francés Peyron, en 1.777: «De Lumbreras a Veles el Rubio, on a des chemins affreux; on fait pres de cinq lieues dans une Rambla ou torrent; c’est la Rambla de Novaute; n’ayant d’autre perspective que des déssert, des roches pelées, et 170

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En el campo de la minería no han sido tan negativos ni demoledores los resultados, al haberse descubierto una excelente y abundante mina de carbón en los términos de la ciudad de Huéscar, e indicios de otra similar en la villa de Albox343. Al hilo de tales descubrimientos, el canónigo Navarro ha elaborado dos interesantes «memorias», presentadas a la Sociedad: la primera, «sobre el carbón de piedra y su uso»; la segunda, «sobre la mineralogía del terreno de la comprensión de la Sociedad». A este respecto, convendría señalar que no están demasiado bien definidos los límites del ámbito de acción de esta Sociedad Económica. En principio, en los primeros documentos de 1779, se hablaba de una futura actuación a nivel de Corregimiento. De haber sido ésto así, hubieran surgido conflictos inmediatos con la ya existente Sociedad de Vera, municipio comprendido dentro de dicho Corregimiento. Pero no nos consta que estos litigios tuvieran lugar. La Bastetana, por tanto, acabaría ciñéndose al radio de acción marcado por los confines de su Abadía. Puede comprobarse este hecho, ojeando el origen de la lista de sus socios de 1785344. Esto no obstante, las actuaciones concretas de la Sociedad rebasarán, muchas veces, estos límites abaciales -Huéscar y Albox, en este caso- por la propia inquietud proselitista de Navarro, en lo que a la propagación de las «luces» se refiere. Finalizando con este balance de urgencia, tampoco se ha ignorado en este tiempo el establecimiento de un fluido comercio. Antes bien, la actividad comercial se ha agilizado a través de las casas o compañías que se han erigido en Sevilla, en Cádiz y en otras importantes plazas, «con manejo de fondos de vastante considerazon. y muy buen crédito». Aunque este tráfico, por ahora, tiene más de «pasivo» (compras o importaciones), que de «activo» (ventas o exportaciones). Y debiera de ser al contrario, si de verdad se desea conseguir «más utilidad a la causa pública». Pero, étant environnée de hautes mantagnes, qui de bonne heure, en hiver, sont couvertes de neige. Veles el Rubio est un village considérable, c’est l’entrée de royaume de Grenade; on y voit encore plusieurs restes de fortifications maures. Sa campagne est tres arrosée et produit beaucoup de chanvre; on y voit aussi jardins potagers. En quittant Velez el Rubio, les chemins son moins affreux et moins dangereux; mais il n’y a pas d’autre que la sable et le lit de plusieurs ravins que forme la fonte de neiges, dont les montagnes voisines sont couvertes. Le premier village qu’on rencontre est Chirivel, village miserable dont l’auberge a pur hôte un Bohemiens; mais il m’a paru de quelques sons plus riche que celui de Lumbreras. De Chirivel a Cullar de Baza, il y a quatre lieues; on traverse une vaste cordeliere ou Sierra, nommée María; les chemins sont passables, mais la campagne y est partout inculte et n’offre a l’oeil rien d’aggreable», etc. (Los subrayados constan en la edición original). PEYRON: Nouveau Voyage en Espagne, fait en 1.777 et 1.778. Sin lugar ni fecha de edición, dos volúmenes. Tomo I, pp 148-149). 171

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como ya se ha dicho, faltan fábricas y productos dignos de ser demandados, a excepción de los tejidos «de Lienzo, Lino y Cañamo que se saven teger con perfección en esta ciudad».345.

V- 2 . L A R E A L C O M I S I Ó N D E LO S CA M I N O S D E LEVANTE Muy relacionados con el Comercio y con el tráfico económico están los caminos. Desde luego, la Ilustración prestará a la red viaria una prioridad inusitada, al considerarla como el medio más eficaz para la pretendida agilización de la vida económica346. Regadíos y comunicaciones, he ahí los grandes retos que deberá afrontar Floridablanca347. Y debió de salir airoso, puesto que durante los 15 años que dura su Secretaría de Estado, se repararían 200 leguas de carreteras y se construirían, de nueva planta, otras 195: entre estas últimas, gran parte de las 50 comprendidas entre las ciudades de Granada y de Murcia: el llamado Camino de Levante. Hasta 1777, por contra, la red viaria había sido, generalmente, de herradura, presentando un perfil nefasto y peligroso348. Pero es prácticamente a partir de esta fecha, cuando las mejoras reciben el gran impulso que decimos, con el primer ministro, Moñino, convertido en Superintendente General de Caminos. Simultáneamente, surge en Granada, con igual finalidad y acierto, la llamada Junta Provincial de Caminos. Encabezada por el Presidente de la Real Chancillería, actúan como vocales de la misma, el Corregidor de la Ciudad, un Caballero Veinticuatro y el activo Doctoral, D. Antonio Martínez de la Plaza349. La Secretaría corre a cargo del Capitán de Fragata retirado, D. Pedro de Mora. En realidad, todos sus componentes son dignos buscadores de la utilidad pública, esté donde

349. D. ANTONIO MARTÍNEZ DE LA PLAZA nació en Granada, el 6 de Marzo de 1736. Tras ordenarse de sacerdote, regentó varias parroquias en esta ciudad, antes de pasar, en 1769, a la Catedral de Almería como titular de su Canongía Doctoral. Retornará nuevamente a Granada, en 1771, para ejercer similar oficio y dignidad en su Catedral Metropolitana. Es entonces cuando se destapa como un conspicuo representante de la Ilustración, al convertirse en uno de los más importantes promotores de la Sociedad Económica de Granada, de la que será elegido, seguidamente, Vicedirector: año de 1779. (A.H.N. Cons. Leg. 614, No 10). En esta misma época entra a formar parte, también como Vocal, de la recién erigida Junta Mayor de Caminos del Reino de Granada. Un cargo 172

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esté. Y muy en especial, los dos últimos350. Al mismo tiempo, como dependiente de esta Junta Provincial y en estrecha colaboración con ella, aparece la impagable figura del Comisionado de Caminos. Suerte que en cada Partido estará personificada en un individuo distinto, pero, siempre, en alguno de los grandes paladines de la Ilustración provincial: pongamos como ejemplo, el caso del marqués de los Truxillos, Comisionado de la Junta para el Partido de Guadix; o el de Antonio José Navarro, para el Partido de Baza351. Puede decirse, por tanto, que en virtud del celo volcado en estas tareas por los miembros y demás dependientes de la Junta Mayor, ya en 1.780 -y pese a ser considerado éste como un año calamitoso, malas cosechas y guerras incluidas- se han logrado magníficos avances en las carreteras de la Costa y Alpujarras, en la de Málaga y, muy especialmente, en las de Madrid y de Levante. En esta última, concretamente -Peligros, Iznalloz, Darro, donde «se ha echado el camino por el antiguo perdido que es más corto»- se han alcanzado ya las cercanías del Río Fardes, «donde se está componiendo la famosa legua de Diezma llena de angosturas, escalones o

que desempeñará hasta el 28 de Enero de 1785, fecha en la que es promovido por el Rey Carlos III al Obispado de Canarias (G.M. 1785, p. 63). Como tal, es consagrado el 12 de Junio siguiente en el madrileño Convento de la Encarnación (G.M. 1785, p. 463), e inmediatamente pasa a la ciudad de Las Palmas, donde, fiel a su línea aperturista, pronto es elegido Director de la Sociedad Económica de esta provincia. Y la seguirá presidiendo hasta 1790, siempre acompañado por el conocido arcediano-científico-escritor VIERA CLAVIJO, autor, entre otras obras, de un Diccionario de Historia Natural. Ambos pondrán en marcha importantes proyectos reformistas en beneficio de las Islas, tanto en los campos de la Agricultura, Industria y Comercio, como de la propia Enseñanza, principal caballo de batalla de la Ilustración. Sin embargo, el 9 de Noviembre de 1790, Martínez de la Plaza es nombrado Obispo de Cádiz (G.M. 1790, p. 461), diócesis en la que, prosiguiendo su línea avanzada, acomete la difícil reforma del clero, entre otras iniciativas. Contaba 64 años cuando muere en Puerto Real, el 11 de octubre de 1800, «de resultas de la epidemia (de fiebre amarilla) habiendo padecido antes de ella, y por espacio de más de tres años una penosa enfermedad con exemplar tolerancia, y visto morir, de resultas de aquella, a casi todos sus antiguos familiares que le acompañaban en dicha Villa» (G.M. 1801 p. 192). Vid. JOSÉ VIERA CLAVIJO: Extracto de las Actas de la Real Sociedad Económica de Las Palmas (1777-1790). Incluye una biografía del mismo Viera Clavijo, escrita por JOAQUÍN BLANCO MONTESDEOCA. Las Palmas de Gran Canaria, 1981. 350. D. PEDRO DE MORA Y SALAZAR es otro de los pioneros de la Sociedad Económica de Granada. Y, sin lugar a dudas, uno de los matemáticos más prometedores del País, en los días de su juventud. Por esta razón, en 1748, estando de cadete en la Academia de Guardiamarinas de Cádiz, fue elegido por el célebre Jorge Juan para acompañarle en el viaje de éste a Inglaterra -naturalmente, de incógnito- con el fin de espiar los adelantos de 173

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trancos de piedra y precipicios espantosos». Más aún: ha quedado trazado y tasado, igualmente, su recorrido hasta Baza, vía Guadix y Gor, «con apertura de las famosas angosturas de Purullena». Lógicamente, estas obras se habrán de ver completadas con la construcción de puentes y de una presentable red de posadas. Entre otras muchas, serán adecentadas las del Baúl y de los Caños de Baza352. Al socaire de estas triunfalistas noticias, entresacadas de la Gazeta de Madrid, se nos informa también de que el coste de financiación de dichas obras se carga sobre los municipios en cuestión, o sobre los propietarios de tierras o hacendados, «sin más estímulo ni objeto que el de desempeñar las obligaciones con que nace todo ciudadano de servir a su Soberano y a su Patria»353. Pero a esta feliz situación no se aquel país en Matemáticas, ciencias aplicadas, industria, etc. (Cfr. Breve Noticia de la vida del Excmo. Sr. D. Jorge Juan, ya citada anteriormente, y Manuscritos correspondientes a esta empresa, en Museo Naval). Aparte de Vocal de la Junta de Caminos hasta 1782 y de otros cargos concejiles, D. Pedro de Mora será también Examinador de Matemáticas en las clases organizadas por la Real Maestranza de Granada (G.M. 1798, p. 733). 351. El Marqués de los Truxillos, en efecto, había logrado, entre otras metas, componer la peligrosa «baxada a la Venta del Baúl», utilizando el importe de las cien fanegas anuales del pósito de la villa de Gor, durante el cuatrienio 1782-1785. Para ello, había necesitado obtener un permiso especial de los Reales Consejos. Otro tanto habría tenido que hacer Antonio José Navarro, respecto al arreglo de los caminos de su distrito. En dicho año de 1781, las obras llegan a las Cuestas del Baúl y a las de la Blanca y de San Pedro Mártir (G.M. 30 de abril de 1782). 352. G.M. Viernes, 2 de Febrero de 1781, no 10, pp 90-92. Igualmente, se ha arreglado el camino de herradura que, partiendo de Granada y pasando por Pinos Genil, Güéjar y La Peza, conduce a los pueblos del Marquesado. Otro tanto se ha efectuado en el otro Camino de Levante, el de herradura, que atraviesa la alquería del Fargue, Huétor Santillán y Venta del Molinillo. 353. G.M. Martes, 30 de abril de 1782, no 10, pp 355-358. 354. Ibidem. 355. Ibidem. 356. Ibidem. 357. G.M. viernes 16 de mayo de 1783, No 39, pp. 426-7. 358. El propio MAGAÑA VISBAL (T. II, p.575) cifra la fecha de este encargo en 1781. El historiador Roméu de Armas, por otra parte, apunta que los Caminos de Vélez Rubio y Alpujarras estuvieron a cargo del Abad de Baza, A.J. Navarro. Yo no he podido hallar ningún dato que abone esta incursión alpujarreña. (ANTONIO ROMÉU DE ARMAS: Ciencia y Tecnología en la España Ilustrada. la Escuela de Caminos y Canales. Madrid, 1980, p. 257).

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Son reformados también, en este período, los dos principales mesones de la ciudad de Baza, el de «La Puerta de Lorca» y el de «Los Caños Dorados» o de «Los Álamos» (Memoria Pueyo, f. 9). Hacia 1789 se adecenta, también, el de Chirivel, al que Navarro adjetiva ya de «Posada commoda» (NAVARRO: Chirivel, loc. cit. p. 109). Está regentado,

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ha llegado por generación espontánea. Antes al contrario, la Junta ha tenido que moverse a un ritmo extraordinario con sus trabajos y «con sus continuas representaciones apoyadas por el Excmo. Sr. Conde de Floridablanca, como Superintendente general de Caminos»354. Aunque, en el fondo, ha merecido la pena, pues todos acreditan, ya, «su amor a la causa pública». En fin, no hay que darle más vueltas: se viven, al parecer, tiempos irrepetibles, a la sombra de un monarca también irrepetible. O dicho de otro modo: antes de perder de vista el auténtico telón de fondo, convendría advertir que se alcanza, por estos días, el zénit del Despotismo Ilustrado. Y que, en base a sus premisas y preceptos, «la Junta ha dado varias providencias para composición de Posadas y Caminos, que espera produzcan buenos efectos, y ha comunicado a todos los expresados Pueblos -de su territorio- y a otros una instrucción para la conservación de sus caminos, encargando a sus Justicias la Observancia y el que manden poner un exemplar de ella en los papeles de su respectivo archivo para que conste a sus sucesores»355. Item más: en algunos lugares de pocos posibles, la Junta Provincial ha ayudado «con herramientas y dinero, pan y vino para los vecinos pobres en los días que han dado sus peonadas por sí». No valen componendas: el proyecto debe de salir adelante con el mínimo coste para el real erario. Así están las cosas, cuando en el ejercicio de 1781 las obras se adentran en el Partido de Baza, centrándose, en primer lugar, en la reconstrucción de la Cuesta del Baúl, a la que seguirán, después, la Cuesta Blanca y la de San Pedro Mártir, ya

como tantos otros de la época, por un gitano o «Bohemiens», según Peyron. 359. Memoria Pueyo. 360. Aunque no da nombres, es fácil adivinar que el irónico Navarro se está refiriendo a D. Antonio Martínez de la Plaza, cuyo ascenso al episcopado parece haber herido la susceptibilidad del canónigo bastetano (Ver, más atrás, nota 349). 361. Meses después, Navarro conseguirá un ascenso dentro de la misma Colegial bastetana: la Dignidad de Tesorero: 8 de septiembre de 1786. 362. Carta a Franco Dávila del 12 de Marzo de 1785 y Cartas o Paseos de 1789. 363. (C-3) y (C-4). 364. En su artículo Chirivel, A.J. Navarro hace referencia a este mismo camino, aunque de forma más superficial: «se construía -a la salida de Chirivel- para evitar dos leguas de rambla peligrosa y siempre incomoda, fuera de ella, ala vista de las frondosas alamedas» (Cfr. «Inscripciones Romanas de Chirivel». Revista Velezana, No 11, Año 1992. Velez Rubio. pag 109). 365. PEYRON, como otros conocidos viajeros de la época, abomina de estos establecimientos hosteleros. Sobre todo, del de Lumbreras, regido por un gitano, desaliñado y sucio. (Vid. nota 348).

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en la redonda de la propia ciudad. Las obras se rematan con éxito, «a pesar de la escasez de medios que causaba el estado entonces de guerra (con Inglaterra)». Pero las órdenes recibidas del Conde de Floridablanca fueron terminantes y, al respecto, «se ha mandado que los dueños de heredades costeen los reparos necesarios»356. Luego, superada esta primera etapa, se ha emprendido la ruta de Levante, a la misma salida de Baza, con «la composicion del tránsito pantanoso llamado Albarrada de que resultará grande beneficio al público. En la villa de Cúllar de Baza se está, así mismo, reparando la carretera con los 40.000 rs. del fondo de su Pósito consignados a este fin, y se han acabado de construir tres puentes de piedra de cantera que el uno se llama de Letua y tiene 18 varas, otro el de las Viñas de 26 varas, y el otro el de Mures con otras 26 varas, sin las ocho que tiene a la salida de la Mina. En la Villa de Vélez el Rubio se ha reparado la cuesta de Biotar que se hallaba intransitable. En la de Vélez el Blanco se está reparando el tramo de su jurisdicción, y se están proporcionando arbitrios para continuar la composición en las jurisdicciones de las villas de María, Orce, Galera, Oria, y la Puebla. Y en seis leguas de esta carretera, que son las del el término de esta ciudad -Baza- se han puesto las piedras miliarias»357. No hemos podido encontrar la fecha exacta en la que el canónigo Navarro es nombrado Comisionado de estas obras de los Caminos de Levante, para lo que concierne al Partido de Baza. Parece ser que trabajó, como tal, desde el primer momento. Es decir, desde el ejercicio de 1781358. En su nombramiento, huelga decirlo, debieron de hacer valer su voto de calidad algunos de sus importantes amigos cortesanos, como el Consejero Robles Vives, por citar un caso. Tampoco hemos podido desentrañar del todo, cuál fuera la función desempeñada por el Corregidor bastetano, Pueyo Sansón, en el devenir de estas obras. Este sagaz magistrado -excelente amigo y colaborador de Navarro, por otra parte, en los avatares de la Sociedad Económica bastetana- parece dar a entender, en su Memoria de 15 de Julio de 1786, dirigida a los Reales Consejos, que él ha sido, hasta esta fecha, el verdadero impulsor de los caminos de Levante. Y sus éxitos al frente de los mismos, desde 1781, habían sido tan notorios y espectaculares -asegura él-, que el propio Rey Carlos III tuvo a bien prorrogarle, por otro trienio más, su estancia

366. (C-5). 367. JOSÉ DOMINGO LENTISCO PUCHE: «El brazal y los Acueductos de la Comisión. Un caso de aprovechamiento y privatización de aguas en la Rambla de Chirivel» (Revista Velezana, no 10. Vélez Rubio, 1991, pp 11-20. Para la participación concreta de Navarro

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en Baza al frente de su Corregimiento. Acto que avala con la R.C. fechada en San Ildefonso, el 24 de Agosto de 1783. Por tanto, y en virtud de este real mandato, ha tenido que prolongar tan positivos trabajos durante otros tres años: de 1783 a 1786359. Esto no obstante, de lo que no cabe la menor duda es de que el canónigo Navarro fue y es el auténtico factótum de esta importante obra de fomento. Por encima, incluso, de la propia Junta de Caminos de Granada. Exhaustivos menesteres trabajados por él, que no siempre le son reconocidos como merece. Otros individuos con menos méritos -piensa él, para su capote- han salido mejor parados, recibiendo ascensos profesionales u otras llamativas prebendas. Todas estas cuestiones, en fin, quedan suficientemente aclaradas, en la carta que Navarro escribe a Franco Dávila, el 12 de Marzo de 1785. Nuestro canónigo parece sentir cierta frustración por el poco reconocimiento que obtiene, luego de sus múltiples quehaceres en pro de la causa pública. A pesar de todo, no pedirá nada a cambio. Al menos, directamente. Lo que no obsta para que se sienta subestimado: «Yo sirvo en los Caminos -asegura- más que la Junta de Granada, porqe. esta se govierna por mis avisos mientras yo viajo, paseo, conferencio, y disputo sobre los lugares; no obstante un Miembro de ella -de la Junta- ha salido Obispo. Es verdad que yo no tengo sus méritos y sería un temerario si alguna vez me viniese este ambicioso deseo360; yo se qe. aborrezco (si asi puede decirse) una tan santa dignidad, que mi genio naturalista pide otra libertad; pero lo digo a Vm porque travajando en la Commission de Caminos, en recoger, visitar y examinar las curiosidades naturales destos Montes y escribir cierta obra con permiso de S.Ea. sobre lo mismo, no me vestiré destos méritos para pedir a S.Ea. algún alivio. No obstante Vm. indirectamte. puede recordarle mis ocupaciones» etc.361.

en la dirección de dichas obras, vid. pp. 14-15). 368. Oración Fúnebre, fol. 8. 369. En 1808, luego de la revolución ocasionada por la entrada de los franceses, D. Manuel José Zenteno, de 60 años, confiesa haber desempeñado «el destino de Director de Caminos de Levante en el Partido de Baza», durante más de 15 años. Es decir, que «Hacía más de 15 años que servía gratuítamente la mencionada Comisión». Esto parece dar a entender que Zenteno se pone al frente de estos trabajos en torno a 1793. Cuatro años antes, por tanto, de la muerte de Navarro. ¿Había sido recomendado o propuesto por éste para dicho cargo?. Es muy probable. (Cfr. A.H.N. Cons. Leg. 17.782. Expediente del Afrancesado M.J.Z.). Debido a su afrancesamiento durante el período napoleónico, el Magistral deberá huir a Francia en pos de José I: Septiembre de 1812. Su vida será ya un inacabable tormento, sin hallar arraigo en ningún sitio y sin que Fernando VII le permita volver. Retorna, por fin, en 1820, gracias al borrón y cuenta nueva propiciado 177

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A pesar de estos deseos, tan claramente expresados, Navarro seguirá unido a Baza. Y parece ser, también, que al frente de estas importantes obras públicas, casi hasta el fin de sus días. Porque, superados estos resabios circunstanciales de desánimo, él disfruta lo indecible con estas atípicas obligaciones, que le permiten excusarse de la rutina del coro colegial, para, en su lugar, vivir la libertad que demanda una vocación naturalista. ¡Dichosos días de carretera y manta, que él recreará, después, en sus escritos alusivos!362. En lo que respecta a la Dirección de los Caminos, propiamente dicha, ésta le permite a Navarro programar o poner en ejecución viejos proyectos, ocultos o larvados en los recovecos de la memoria, desde antiguo. Uno de ellos será el encauzamiento de las aguas de la Rambla de Chirivel y otras obras paralelas, para el fomento de las comarcas asomadas al Camino Real. La ejecución de estas obras viarias son motivo de orgullo para Navarro. Él mismo nos ha dejado una descripción pormenorizada de los nuevos trazados de esta carretera, en los que, ante todo y sobre todo, se había procurado la línea recta y la seguridad363. Así pues, en 1789, aparentando una imposible objetividad, la pluma del canónigo intentará distanciarse de su protagonismo real en dicho proyecto, para convertirse en un anónimo viajero que pueda expresarse sin prejuicios: «salí de Baza -comienza a escribir- por la carretera de Levante, que es ya otra, dela que Vm anduvo años hace». En efecto, ahora son evidentes sus excelencias, para lo que han sido necesarias importantes obras de ingeniería, como los grandes cortes o rozados en los cerros, entre la Venta del Peral y Cúllar, por citar algún caso de especial recordación. Ya casi están finalizadas, también, las obras correspondientes al municipio de Vélez. En efecto, «Desde este punto -Vertientes- principia el nuevo Camino que se está haciendo en el término de Velez Rubio. Una legua se contaba delas Vertientes al chirivel, es la famosa del fraile que pasaba de quince mil varas. Desde el lomo llamado Vertiente avía doce mil por el Camino antiguo, oi es una recta de diez mil y quinientas de mucha hermosura, con los terraplenes, alcantarillas y cañón correspondientes, todo armado y con buenos fosos». Pero donde verdaderamente se han logrado impensables comodidades, es en por los gobiernos liberales. Debió de morir en Baza. 370. Conviene, sin embargo, no hacer alardes de desmesurado optimismo. Para algunos especialistas en la Ilustración -como el francés FRANCOIS LÓPEZ- ni Carlos III fue un déspota ilustrado, con la intensidad de otros monarcas europeos coetáneos, ni los ilustrados españoles pasaron de ser una élite, no generalizable. El resto participó en muy corta medida (Cfr. «Rasgos peculiares de la Ilustración Española». En Mayans y la Ilustración. T. II, pp 629-671). 178

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El Conde de Floridablanca, primer Secretario de Estado.

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Arriba, nuevo detalle del plano de 1774, enviado por Navarro al geó­grafo T. López. En él se aprecian las dos posibles vías de acceso a Lorca, partiendo de Vélez Rubio: a través del río, «Camino de Herra­dura»; cruzando Nogalte y Puer­to Lum­bre­ras, «Camino Real de Rue­das». Abajo, acueducto del Cerro de las Minas del Canal de la Comisión, en cuya realización volcó todo su empeño y toda su influencia el refor­mista A.J. Navarro. (Foto J.D. Len­tis­co, 1990).

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el trayecto que va del lugar de Chirivel a la villa de Vélez Rubio, en cuyo trazado antiguo, nada más alejarse de aquella pequeña población, como a la media legua de viaje, el camino -antaño- se introducía en la Rambla, con todos los inconvenientes y peligros que ello conlleva: «Siendo esto tan incomodo, y peligroso en todos tiempos, el Director de los Caminos de Vélez Rubio -léase el propio Navarro- dispuso dirigirlo por las inmediaciones fuera de la rambla, aunque siendo el terreno áspero, desigual, con una muchedumbre de barrancos, sería necesario conducirlo por una fila de Puentes y alcantarillas, y a fuerza de cortes, y rebajos del terreno, con terraplenes en muchas partes. Se aprovó su proyecto por el Exmo. Sor. Conde de Floridablanca, y en legua y media de Camino nuevo, construido cerca de Vélez Rubio se ha desechado ya media legua de rambla, y se sigue hasta evitar la legua y media restante. Se piensa en acabarlo en este año (1789) y sin duda las quatro leguas desde Vertientes a Vélez Rubio serán el trozo más alegre dela Carretera, y quanto antes eran tan temidas por las dos leguas de Rambla siempre con agua, por los sitios pantanosos de Canete, y los continuos atolladeros, sera, y ya es un paseo delicioso para los Caminantes. Por un lado tiene la Rambla, plantadas sus margenes de Alamedas. Casi sin interrupción, huertas, y tierras de riego»364. Superadas, por fin, las dos leguas de Ramblas, y traspasados los dos riscos apellidados del «Fraile» y de la «Monja», -prosigue- «salimos dela rambla para entrar en el Camino nuevo, qe. llega a Vélez Rubio. Es imponderable el gusto que recive un Caminante al dexar un arroyo desigual, lleno de agua y grandes piedras, que por legua y media lo ha llevado en continuos sustos, y siempre con incomodidad, y entrar en un camino llano, ancho, seco libre de todo peligro. Seguimos por él llevando cerca las arboledas dela rambla, hasta que desde Canete descubrimos a Velez Rubio y su Vega». En las inmediaciones de esta villa se ha construido una estupenda posada, parte esencial del proyecto. «La posada nuevamente construída -añade- es mui comoda, si se compara con las ordinarias de España. Está en un sitio alegre, y será más divertida quando se abra el camino nuevo, que vendrá a parar a la misma Puerta, por entre Huertos poblados de frutales»365. Las obras del Camino de Levante, finalmente, partiendo de esta villa de Vélez, seguirán su curso hacia Lorca, sin solución de continuidad. El camino actual en uso asciende por las terribles Cuestas de Viótar, para despeñarse, luego, sobre la Rambla de Nogalte y Puerto de Lumbreras. En cambio, la otra alternativa, la que corre pareja al Río de Vélez, es mucho más corta, pero 371. Oración Fúnebre del Señor Carlos III. Madrid, 1789. La Gazeta de Madrid se hizo eco de estas honras fúnebres, celebradas en Baza los días 13 y 14 de febrero. Las patrocina el Ayuntamiento y asisten todas las Autoridades. Oficia el prior, Marcos Espinosa, y glosa 181

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«Las desigualdades, Piedras y aguas del Río hacen que huyan de él -los caminantes-, aunque ahorra una legua. Se piensa dirigir por aquí el Camino nuevo, y ciertamente es pensamiento acertado. Con dos puentes no grandes, y algunas alcantarillas, se desecha el Río, y se evitan las Cuestas de Viotar, la penosa y larga Rambla de Nogalte, y se gana mas de legua y media en la jornada, ademas de que el camino del Río estará acompañado de Cortijos, por terreno descubierto y ameno». El nuevo camino, en fin, ribeteando Xiquena y Tirieza y una vez superado el río, llegará a las puertas de la actual Venta, hoy «nada provista como las demas del Reyno»366. Es a partir de este citado año de 1789, cuando se inician, también, en el término de Vélez Rubio, las obras del necesario y útil «Canal de la Comisión», con el que se trataría de aprovechar, racionalmente, las aguas libres o semiperdidas de la Rambla del Chirivel. Esta canalización contribuiría a incrementar un importante número de parcelas de riego en los pagos velezanos de «Mula», «Serranos» y «Chirivelico». De ahí, la trascendencia económica de dicha empresa en una comarca eminentemente agrícola, cual la velezana. Sabemos que, mediante sendas comunicaciones de Floridablanca -8 de octubre y 29 de diciembre de 1789, es decir, recién vuelto Navarro de su estancia veraniega en el Molino del Consejero- se nombra responsable de dicha obra al antiguo cura de la Villa de Vélez y actual canónigo bastetano, «de cuya capacidad y desempeño está bien satisfecho -el Rey- (...) y tengan entendido que el referido Navarro tiene debidas facultades para dirigir esta empresa (...) igual que la de la carretera de este término»367. Parece ser, en definitiva, que Navarro es el verdadero promotor de este proyecto de nuevos regadíos. Tras largas temporadas vividas en Vélez Rubio, por mor de las obras del Camino de Levante, tal vez atisbara la necesidad de encauzar estas aguas desaprovechadas, y se valiera de su influencia en la corte para llevar la obra a su feliz materialización. ¿Qué otra cosa, si no, apunta el P. Martínez Tercero, en

la oración fúnebre el Tesorero Navarro (G.M. 1789, p. 325). 372. (Op. cit. pp. 25-26). Como buen dieciochesco, Navarro abomina de los estilos arcaicos, sobre todo del Barroco, «tosco y ridículo». Por contra, adora el Neoclásico. Tratará de imponerlo, dentro de lo posible, en las obras de ornato que acometa tanto en el templo de Vélez Rubio como en la Colegial de Baza. A este respecto, recuérdese a Jovellanos, haciendo una similar apología del estilo Neoclásico y rechazando, también, el gusto bárbaro y delirante del Barroco de los Ribera, Churriguera, etc. (GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS: Elogio de Don Ventura Rodríguez. B.A.E. Vol. XLVI).

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su tantas veces recurrida Oración Fúnebre: «¿conspiraron a otro fin -se pregunta el fraile velezano- sus solicitudes en la dirección y mejora de los Caminos públicos de los departamentos de Baza, de esta Villa -Vélez Rubio-, y la de Cúllar, lo que realizó sin dispendio del Real Erario, y sin gravar los pueblos con nuevas cargas y contribuciones? ¿No empleó su grande havilidad e ingenio para aumentar la riqueza de esta villa, en el aprovechamto. de ntras. aguas, en cuio proiecto supero extraordinarias dificultades?»368. En estrecha colaboración con Navarro, dirige estos últimos trabajos, al igual que los de las carreteras en su faceta técnica, el ingeniero francés Mr. Leffebre. Pero esta colaboración se rompería pronto. Pocos años después, en efecto, moriría el canónigo, sustituyéndole en la dirección de esta Comisión de Caminos su gran amigo y, en cierto modo discípulo, D. Manuel José Zenteno, Canónigo Magistral de la Colegial de Baza. En definitiva, un hombre hecho a la sombra del Abad, tanto en ésta como en otras disciplinas369.

V-3. EL REY HA MUERTO Sin embargo, las «luces» y sus intermitentes reflejos en un rincón provinciano iban a sufrir un momentáneo apagón. El 14 de Diciembre de 1788 fallece en Madrid el Rey ilustrado Carlos III. No tardaría en llegar la triste noticia a Baza. Es entonces, cuando Navarro, como la mayor parte de sus contemporáneos, tal vez intuya que con este monarca desaparece algo más que una simple corriente de aire fresco. Lo que verdaderamente se ha llevado la muerte es al mantenedor de todo un firme y ambicioso proceso reformista370. Por ende, a raíz de este luctuoso acontecimiento, el canónigo Tesorero pergeña uno de sus más enardecidos y sinceros sermones históricos, el cual se hará público en las solemnes exequias celebradas el 14 de Febrero del año siguiente, en

373. A propuesta de la Sociedad Económica Matritense, Carlos III emite la R.C. de 18 de marzo de 1783, por la que se consideran oficios honrados todos los manuales y mecánicos, como los de carpintero, herrero, sastre, zapatero y otros, tenidos por viles o deshonrosos hasta la fecha. La propia Casa Real predica con el ejemplo: «El Príncipe Nuestro Señor y los Señores Infantes D. Gabriel y D. Antonio se ven ocuparse muchas veces por entretenimiento en los exercicios del dibuxo, la labranza, la carpintería, reloxería y otras 183

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la Iglesia Colegial de Baza371. En esta elegante pieza oratoria, doblemente valiosa por tratarse de una de las pocas que se conservan de Navarro, nuestro bien informado orador esboza un luminoso retrato de la España dieciochesca o borbónica, la que se inicia con el reinado de Felipe V y acaba con el del recién extinguido, Carlos III. Todos los ditirambos son pocos en la pluma de Navarro, para honrar la «mano activa y sabia» de Carlos, despertando a la Nación. El cual empezó por dignificar la capital, Madrid, que de ciudad inmunda y provinciana, «ha salido de las manos de Carlos vestida con los adornos de gloria y magnificencia», tras alejar de ella los estilos «bárbaros» e imponiendo en su lugar «la elegancia magestuosa de la greco-Romana»372. Protector de las ciencias exactas, de la economía política, de la agricultura, industria y comercio; promotor de caminos magníficos, de puentes, canales y pantanos; impulsor de la libertad de comercio con América, erigiendo una potente marina real y mercante para apoyarlo; favorecedor de las Sociedades Económicas, de importantes Compañías de Comercio, como la de Filipinas, y del Banco de San Carlos; y, sobre todo, promulgador de sabias leyes y decretos, en apoyo y dignificación de la industria y de los artesanos. Todas ellas, «obras valientes que asombrarán a la posteridad»373. Navarro, aquí, como gran parte de sus contemporáneos, otra vez vive en la creencia absoluta de que se acaba de realizar una auténtica transformación, en lo económico y en lo social: «España, en fin -resume- ha mudado de semblante, y ya se ve en ella la magestuosa alegoría de los días de su antigua opulencia, y comodidad»374. Por todo ello, llora y llorará siempre, como el «Reyno todo», la desaparición del Monarca, para acabar apostrofando a la divinidad, en aras de un deseo de contiArtes, sin pararse en la ridícula etiqueta de si son nobles, o mecánicas» (SEMPERE Y GUARINOS: Reflexiones sobre el Buen Gusto... Loc. cit. p. 284). 374. Oración Fúnebre... Carlos III, p. 29. No es sólo Navarro el encandilado por el brillo del momento. El poeta DIEGO TORRES DE VILLARROEL ironiza, al respecto,: «Vale más de este siglo media hora -que dos mil del pasado y venidero,- pues el letrado, relator, barbero, -¿cuando trageron coche, sino ahora?,- ¿cuándo fue la ramera tan señora?» etc. (La Alhambra, No 371, Granada, 30 de Agosto de 1913, p. 375). 375. «Le Lutrin» es un poema heroico-burlesco, original del escritor francés NICOLÁS BOILEAU, (1639-1711). Dicha obra fue compuesta con ocasión de unas jocosas diferencias surgidas entre el Tesorero y el Chantre de cierta catedral francesa, al tiempo de colocarse un púlpito o tribuna («lutrin») en ella. Los cuatro primeros cantos aparecieron entre 1672 y 1674. Los dos últimos, en 1683. El humorista Navarro juega, en este caso, con su verdadera profesión y la del protagonista del poema: ambos, en efecto, son Tesoreros. 376. (C-5). 377. Este original, en efecto, se halla depositado en el Archivo Municipal de Lorca, lugar al 184

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Un sincero y personal canto a la Ilustración: Sermón Patriótico pro­nunciado por Navarro, a la memoria de Carlos III. (Biblioteca de la Real Academia de la Historia).

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nuidad y arraigo de las ideas ilustradas: «Dios inmortal (...) haced que Carlos IV que gloriosamente reyna, pueda llevar a colmo la dichosa mudanza, que la gloriosa familia de los Borbones ha principiado para felicidad de la Nación Española. Amén».

VI-1. LAS «CARTAS O PASEOS DE 1789» Y SU ENTORNO «Amigo: yo también escribo Viages». Así, de esta forma contundente se presenta el escritor Navarro a su hipotético corresponsal de 1789, al tiempo que rinde culto a toda una moda literaria, muy en boga a la sazón: las cartas científicas que divulgan noticias de viajes y expediciones realizadas a los lugares más insospechados del planeta. Como vimos en un apartado anterior, a través del tamiz de la imaginación especuladora de Navarro han pasado ya, dejando su impronta, las narraciones españolas de Ponz, Ulloa, Jorge Juan, Bowles y otros muchos; así como los exóticos derroteros de Forster y Cook, de Saussure, Pennant, Volney e infinitos escritores de la época. Este antecedente literario, unido a una impenitente vocación viajera, que le llevará a autodefinirse como un «Tesorero más andariego que el de Lutrín»375, acabarán por empujar a Navarro a la redacción de estas preciosas Cartas o Paseos. Porque, como decimos, desde el primer párrafo de esta obra queda definido el género en el que habrá que incluirla: se trata, en su totalidad, de un que llegó a principios del siglo XX, procedente de las ciudades de Baza o Guadix. Así nos lo ha comunicado D. JUAN GUIRAO, Archivero de la citada ciudad de Lorca, a cuya generosidad y gentileza debemos el envío de una fotocopia del mismo, así como otra del Compendio de la Historia de los Animales. Estas «Cartas» deben de ser el mismo texto al que se refería, en 1909, el historiador lorquino, CÁCERES PLA: «En poder del difunto Cánovas Cobeño conocí unas cartas del Abad Navarro, quien más que historiador, pude apreciar fue un notable naturalista, botánico, y geólogo nada común, dadas las concienzudas reseñas que allí consignaba de un viaje que verifico a pie desde Baza a Aguilas». (Carta al historiador velezano PALANQUES AYÉN: 31 marzo de 1909. PALANQUES, op. cit. p. 391). 378. (C-1). 379. Ibidem. Navarro, aquí, cita un extenso párrafo de la obra de Saussure, Voyage dans les Alpes, Vol. I,p.68. 380. (C-1). 381. Navarro, al igual que sus contemporáneos, siempre dice SIERRA DE FILABRES, sin el «LOS» cateto y hortera de la última hornada. 382. La imagen, domiciliada en Armuña, había sido arrebatada a Purchena, su primer emplazamiento, cuyos vecinos no se resignaban a tal infortunio y seguían venerándola en su nueva patria, a donde acudían a llorarle. «Tambien dire a Vm -escribe Navarro- la 187

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paseo literario-científico, tan al gusto del siglo, por los recovecos y entresijos de unas tierras que aún permanecen desconocidas u olvidadas para el gran público. No, así, para el andariego canónigo bastetano, quien, desde hace tiempo, convirtió estos parajes en objeto predilecto de estudio. En definitiva, en su «cantón» o en su «pequeño rincón», tal y como él los define, una vez tras otra. ¿Y qué tierras son éstas?: «solo hablo -nos responderá él, en la carta undécima- de la pequeña parte del Reyno de Granada comprehendida entre una linea que desde Almeria suba alo más alto de Sierra nevada, baxe desde alli por el rio Fardes, y por la Sierra de Huescar caiga a Lorca, y entre en el mar por Cope junto a Aguilas». Es decir, una considerable porción de terrenos encuadrados en el Sureste peninsular. El viaje que motiva estas Cartas tiene lugar en el verano de 1789. La fecha

particular proteccion y socorro que concede alos Quebrados que le invocan, y como los dolientes se pesan en trigo que dan de limosna alos Religiosos que viven en el Convento, en donde se cree estar su sepulcro -cercanías de Cartagena-, y si los que se pesan son como Agag, pinguissimus et tremens necesitarán se llene bien la tolva» (C-1). 383. Se refiere al pueblo de Bacares, enterrado entre montañas: «Los que viven en aquel Pueblo tienen menos día que los demás hombres: Umbrarum hic locus est». 384. Navarro se refiere, textualmente, al «famoso Santurario del Sto. Christo del Bosque, de quien cuentan muchos portentos obrados en favor de sus devotos. Dícese que vino allí

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en cuestión surge, inapelable, si nos atenemos a que el propio viajero Navarro, en la carta cuarta, al describir las obras del camino carretero que une El Chirivel con Vélez Rubio, certifica sin ambages: «se piensa en acabarlo en este año (1789)». Y, casi a renglón seguido, al llegar a la ciudad de Lorca, concretamente al Molino del Consejero, lugar en donde redactará gran parte de la interesante obra literaria que comentamos, apostilla al respecto: «y en 1o de Diciembre deste año (1788)» se acabaron - en pasado- parcialmente las obras de los pantanos de Lorca376. Aunque el viajero debió de escribir, más exactamente, «del año pasado (1788)», pues, como sabemos, y así se trasluce del propio texto, este viaje se realiza y se glosa en la plenitud del estío de 1789. Como ya hemos anticipado, Navarro da color literario a sus soliloquios y meditaciones viajeras, adoptando la forma de «cartas eruditas», en las que, a modo de un desaliñado cajón de sastre, cabe todo: desde la atinada instantánea geográfica, hasta el enjuiciamiento o la simple conjetura de índole subjetiva. Bien entendido,

pr. un milagro y ai quien se persuade que le crecen las uñas. Ungues ejus quasi avium» (C-3). 385. «Antes de ahora avía en la Sierra Corzos y Cabras Monteses, hoi esta mui desmontada y hollada, pero no faltan Lobos, Zorras, Conejos, Liebres, Gatos Zervales, Gatos Monteses, turones, texones, Garduñas, Hardillas y en el río se encuentra la Gineta o Geneta» (C-3). 386. «La mina de Hierro de Bacares es mui rica. No hace mucho estaban corrientes quatro

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que el hilo conductor de la trama, el objetivo principal serán siempre sus observaciones naturalistas. Ahora bien, ¿a quién van destinadas estas observaciones?. Cabría pensar, a ojo de buen cubero, que no tienen un destinatario concreto. Que, sencillamente, se dirigen a un hipotético lector ideal, que haga buena con su presencia la forma literaria elegida. Y tal vez sea así. Pero, otras veces, parece surgir con fuerza, del propio texto, la evidencia de que el corresponsal no es un ente imaginario cualquiera, sino un auténtico ser de carne y hueso, amigo y colega de Navarro en Ilustración, para más señas. Entre los innumerables ejemplos que nos brinda, elijamos alguna muestra: «quizá el amigo N. a quien Vm. lee mis cartas, no tendrá noticia de estos animales, plantas», etc. (C-9). O estas otras, incluidas en las cartas 4 y 9, respectivamente: «Sali de Baza por la Carretera de Levante, que es ya muy otra, dela que Vm anduvo hace años»; «Me he dilatado más de lo que pensaba en la descripción de estas Costas -Águilas- porqe. se quanto agradan a Vm»... ¿Licencia narrativa? ¿Realidad literaturizada?. Establezcamos la hipótesis de que tal corresponsal pudiera ser -al menos, in pectore- el mismísimo Marqués de la Regalía, antiguo amigo veratense y exquisito degustador de estos paisajes descritos por Navarro; ahora, cuando el aristócrata amigo se halla lejos de estas tierras, antes recorridas al dedillo. La obra, en su conjunto, consta de doce cartas o capítulos que suman 314 páginas, en cuarto. Exceptuando la que lleva el número 7, subtitulada «Lorca», que quedó inconclusa en origen, el resto de las «cartas», en su diversa dimensión, nos han llegado completas. Siempre heterogéneo y variado, su texto constituye un compendio o síntesis de los conocimientos científicos y humanísticos; del modo de pensar y de sentir -con todas sus dudas y limitaciones- de un eclesiástico provinciano, nada común desde luego, al borde de sus cincuenta años. La interesante narración, en un estilo literario de auténtica calidad, a veces; irónico y jocoso, en ciertos pasajes; crítico y erudito, siempre, se completaría, en su momento, con «estampas» o dibujos realizados por el propio Navarro. Estas estampas, alusivas al tema que se describe en cada capítulo del texto -treinta y tantas en total- se han perdido; al menos, para el borrador manuscrito que hemos tenido la suerte de conocer377. Borrador, insistimos. Porque no otra cosa es el presente manuscrito que estudiamos, al que probablemente le falte una última revisión o poda de estilo. Esto es evidente en las continuas tachaduras que aparecen a lo Ferrerías, oy solo las de Serón, y Bacares. El Plomo se halla en toda la Sierra...» No se olvida tampoco de las minas de carbón de piedra de Albox, de «los bancos de aquella 190

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Detalle de un plano de 1696 (Li Regni di Granata e D’Andalucia, de G. Cantelli), donde queda representada una parte (falta el Puerto de las Águilas) del «País» de A. J. Navarro.

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Una de las cartas manuscritas de A.J. Navarro (año 1789).

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largo de toda la obra y en la torpe y precipitada redacción de algunos capítulos: así, el undécimo, por citar un caso. De lo que no cabe la menor duda es de que este original -o borrador- es autógrafo de Navarro, en un 25 por ciento del total, aproximadamente. Son enteramente de su puño y letra las cartas 1, 11, y 12. Así mismo lo son, la mayor parte de la 5 y una buena porción de las 3 y 4. El resto aparece manuscrito con caracteres caligráficos distintos a los de Navarro: cartas, 2, 6, 7, 8, 9 y 10. Aunque, eso sí, todo corregido y supervisado por la propia mano de su verdadero autor. También carece el presente manuscrito de título original. Probablemente se haya perdido la portada primigenia. Nosotros le hemos titulado Cartas o Paseos de 1789. Cartas o Paseos les denomina su autor, indistintamente, a lo largo del texto. A lo que nosotros le hemos añadido el año en que surgen, para diferenciarlas de otras posibles cartas que pudieran aparecer. Alguna vez, Navarro les llama, también, Viajes Provinciales, título que nos ha parecido menos justo y preciso, en relación con el contenido de la narración. La obra consta de dos períodos muy bien diferenciados. En las cartas 1, 2 y 3, Navarro describe el viaje efectuado durante los primeros días de agosto de 1789, desde Baza hasta la Tetica de Bacares, para retornar de inmediato al punto de partida, luego de haberse notado algo indispuesto. En Baza se repone de sus dolencias y, sin pensarlo dos veces -probablemente, durante la segunda quincena del mismo agosto- reanuda su truncada excursión, dedicando este segundo período prospector, por completo, a las comarcas de los Vélez, Lorca y la Costa de las Águilas: cartas 4 a 12, ambas inclusive. El objetivo perseguido es obvio: sencillamente, instruir, divulgar, sacar la mayor utilidad posible. Ya en el exordio de la Carta Primera -cuyo título es «Armuña»-

creta o stealita que llaman Jaboncillo de sastre en Somontín» etc. etc. 387. Más delante, en la «Carta 11a», Navarro criticará otra vez a estos dos geográfos contemporáneos. Encuentra numerosos errores «en las dos hojas del Reyno de Granada que dio Dn. Tomás López, ni están bien distribuidas las Sierras en la dela geografía física de España que trae M. Mentelle». (Sobre este asunto, véase, más atrás, nota 144). 388. El Párroco, por cierto, aparenta ser portador, también, de ciertos resabios reformistas. «El cura actual -nos informa Navarro- ha hecho conducir una corta cantidad de agua ala plazuela enfrente de la Yglesia, y en la excavación que se hizo, hallé en algunas Pizarras cobre pálido» (C-4). 389. El espíritu iconoclasta, en esta época, de Navarro, le llevará a escribir de la Colegial

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luego de encadenar una sincera declaración de intenciones, el animoso viajero deja claramente establecido que no pretende dogmatizar, acerca de las posibles obras de arte que le salgan al camino. Para esas tareas, basta y sobra con un don Antonio Ponz y con sus trabajos insuperables. Por el contrario, las descripciones de Navarro han de ser naturalistas puras. Es decir, «pintorescas de rocas, grutas, cascadas etc. Para estas tendremos a mano mucho ripio. Sin embargo, como me empalagan las que hace Forster, cotejadas con la sencillez de Cook, si alguna vez poetizare, diga Vm que lo hago sin reflexion»378. Con reflexión o sin ella, es evidente que el autor no podrá cumplir siempre su promesa. A lo largo de su apretado periplo, vivirá momentos tan singulares que no le quedará más opción que dejar libres de todo freno a las riendas de su emoción estética. Pero, tiempo al tiempo. Ahora, de antemano, pide perdón por su atrevimiento y osadía al adentrarse en temas, para los que, quizá, no se halla suficientemente adiestrado. El no es un naturalista de profesión, sino un sencillo autodidacta que asume plenamente la sentencia del sabio Saussure, cuando afirma que «es imposible llegar a ser mineralogista sin Maestro y sin libros»379. El perdón le va a ser doblemente necesario, por pender sobre su ejecutoria el sambenito de eclesiástico: «Un naturalista -reconoce nuestro viajero- pasa comunmente por estrafalario, y superficial, y es el objeto de la risa de sus Paysanos. Un eclesiástico, un Religioso que se ocupe en tales fruslerías es tenido por loco»380. En este sentido, las observaciones que hilvana a continuación, en torno a la controvertida figura del clérigo ilustrado, versus clerecía decadente y criticona, constituyen un modelo de retrato de situación. Pero ya hemos tocado este asunto en otro lugar, por lo que vadeamos la cuestión y proseguimos. No obstante esta sarta de inconvenientes, nuestro autor no se da por vencido. Antes bien, sin temer «alas burlas picantes de sus compañeros», no se arrepiente en absoluto de dedicar su tiempo «a un estudio tan provechoso» y útil. Sobre todo, para «esta tierra privilegiada dela naturaleza y desatendida hasta ahora». Pues ni el P. Torrubia ni el mismísimo Bowles abundaron demasiado en sus respectivos estudios sobre el particular: «vea Vm el motivo -acaba Navarro- destos Viages provinciales, o sea delos paseos deste Tesorero más andariego que el de Lutrín» (C-1). Digámoslo de una vez: la búsqueda de un futuro próspero y activo, para unas tierras dormidas en el olvido y en la rutina más desmoralizante.

VI-2. DE BAZA A LA TETICA DE BACARES: «LA OFICINA

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DE LOS CYCLOPES» O EL VOLCÁN QUE NUNCA EXISTIÓ La primera meta de este viaje -cartas 1 a 3- la va a constituir «el Cerro de Nimar, vulgarmente la Tetica de Bacares», donde, al igual que en el Pico de La Sagra, Navarro espera encontrar un volcán, contribuyendo, así, a la fiebre vulcanológica de los naturalistas coetáneos, que darían media vida por descubrir uno de estos fenómenos subterráneos. Nuestro autor se reirá después de sí mismo por haber caído en tal moda. Así pues, sale de Baza -»esta ciudad es el centro de mis correrías», dice- un día de primeros de agosto de 1789, con rumbo a la Armuña; pero no sin antes darnos a conocer sus viejos hallazgos histórico-naturalistas, en torno a la antiquísima Basti y a su Hoya. Estas observaciones, que engrosarán buena parte de la «Carta 1», constituyen, sin duda, una interesante y original introducción naturalista a la comarca bastetana; salpicada, a la vez, de noticias históricas (exprimidas de los autores clásicos) y de apuntes de política económica, muchos de éstos ya estudiados anteriormente, al tratar de la creación de la Sociedad Económica de Amigos del País en 1779. Así mismo, constituirán el embrión del que después, en 1795, el propio autor extraería, casi al pie de la letra, el material documental para su trabajo literario más conocido, hasta ahora: Baza y la Hoya de Baza, al que, en su momento, nos referiremos. Y, desde luego, nos brinda también un primer contacto con el mundo de la mineralogía, con la formación y evolución de los montes y valles, tema siempre muy querido por Navarro, el cual apoya sus dicterios en nombres hartamente reconocidos en su siglo: Buffon, Saussure, Bertrand, Bomare, Tournefort, etc., según vimos más atrás. Cumplido, pues, este requisito divulgador, el ilustrado viajero prosigue, o más bien, inicia su «caminata», con parada obligada en Caniles, villa que describe al paso, para finalizar su jornada en los Cortijos y Fuente de la Xauca, donde le espera el cura de Armuña. Allí, entre honrados cortijeros, pasan la primera noche,

de Baza: «La Iglesia Colegial es semigótica, y quando se acabe el Tabernáculo que se está construyendo, según diseño aprobado por la Academia, se coloque el Coro en el Presviterio, se limpie la grande nave del estorvo del Coro bajo, y se despojen sus Altares de los detestables Retablos, que tiene, y sus Columnas de las repisas y estatuas que deslucen su esvelteza con remiendos, y mamarrachos, se conocerá muy bien lo

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«tendidos sobre unos jergones» y platicando de todo lo divino y humano. Sin olvidar, claro está, las guerras moriscas del siglo XVI, fuente inagotable de románticos episodios, como el de la célebre «Novia de Serón», o el de las sangrientas refriegas ocurridas en este mismo cortijo. Al día siguiente, bien de madrugada, ambos amigos prosiguen su viaje. Al poco, nada más asomarse a la Rambla de Zarrizaja o de la Matanza, descubren el «mui ameno» valle del Río Almanzora y las dos cordilleras que le bordean -Sierras de Lúcar y Filabres-, desde su nacimiento hasta el mar, allá por Cuevas, cabe «la punta de Sierra Montroi». Navarro transcribe íntegramente la descripción que Mármol Carvajal hizo de este Río, «bien que me persuado -apostilla nuestro viajero- esta oi mas poblado, y cultivado que entonces. Contiene hoi mas de veinte pueblos y en ellos mas de treinta mil almas» (C-1). Pero el viajero no puede disimular -ni lo intenta- una legítima emoción al descubrir esta tierra, que es la suya, apostado en una revuelta de la Rambla de la Matanza. Allá en lo alto, tras un collado, aparece Serón, «como una piña de casas coronadas de las ruinas desu Castillo, y doradas con los rayos del sol». Abajo, quiere adivinarse, también, el pueblo de Tíjola. No demasiado lejos de dicho punto, Armuña... Y, siempre, el propio Río, «que da muchas vueltas, y sobre el qual se levanta la Sierra de Filabres381 cuyos Carrascales, Pinares, riscos, y profundos barrancos forman una perspectiva caprichosa. la templanza del clima, la frescura, y la amenidad hacen deste terreno un pais delicioso. Sus moradores son vivos, de humor alegre, y divertido, mui inclinados a fiestas, y diversiones, que son frequentísimas en estos lugares, aviendo temporadas, en que se suceden de unos pueblos a otros, observando una admirable hospitalidad en estos casos, con quantos vienen a solazarse en ellas. Comedias, Novillos, Soldadescas, carreras a pie para ganar la Joya, continuos bailes, son las diversiones en estas temporadas» (C-1). Saboreados plenamente los primeros contactos con la tierra amada, los viajeros continúan su marcha, hasta llegar al pueblecito de Armuña, «el menor del valle», se nos dice; pese a erigirse en capital de otros cuatro. Aquí harán parada y fonda, mientras Navarro busca un hueco para la ironía más sutil: «es un lugar pobre -nos informa- ; sus Haciendas pertenecen a Vínculos, Capellanías, Obras pías, que llevan sus rentas a otros pueblos, quedando en este el trabajo, y la miseria. Vea Vm que buena ocasión para hacer algunas reflexiones económicas, que me harían pasar por hombre instruído; mas resistamos a la tentación y dexemos las a quien deve hacerlas» (C-1). No menos irónico y sutil se muestra nuestro autor al fustigar las falsas creen-

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cias y absurdas devociones del paisanaje, detrás de las cuales siempre se intuye un trasfondo de oscuros intereses. Así, la propiciada, entre los pueblos de Armuña y Purchena, a una vieja imagen de San Ginés de la Jara, a la que se le devolvían los favores recibidos con el peso del agraciado en trigo de excelente parva: «y si los que se pesan son como Agag -bromea Navarro- pinguissimus et tremens necesitarán se llene bien la tolva»382. La «Carta 2», subtitulada «Velefique», está destinada, por entero, a la excursión que culminará en la legendaria Tetica de Bacares. En efecto, acompañado por las «muchas honras de mi cura de Armuña» y por algunos otros colegas de la región -prosigue Navarro- comienzan el ascenso, partiendo del minúsculo pueblo de Bayarque. Así, dejando a la derecha el ya citado lugar de Tíjola, «villa pequeña, pero de una situación llana y amena», rodean el «Morrón», abocados siempre a tajos pintorescos y a difíciles barrancos, cuyas cimas aparecen pobladas de encinas y de algunos pinos. Mientras recorren este accidentado camino, que culebrea hasta el pie mismo de la Tetica, Navarro apunta la composición mineralógica de las tierras, la fauna y la flora que las habitan. Improvisa paradas de oficio, en sitios como la hendidura de «La Torca» y en otros tajos, «en donde anidan las águilas, cernícalos, y otras aves de rapiña». Especialmente dignos de atención son los lugares conocidos por el «Toril, Peña bermeja, la Marlota» y sus contornos. Por fin, llegan al Cortijo de Vilches, situado en la cepa de la Tetica, a sólo media legua de su cima, en donde se detienen para pernoctar. «Desde allí -escribe Navarro- contemplaba con sobresalto su elevación», su sorprendente falda, inclinada y lisa, que sin duda haría difícil la temida ascensión. Al día siguiente, todavía de noche cerrada, inician la subida por la cara de Poniente. De este modo -nos cuenta el canónigo- «llegamos muy cerca de la punta más elevada al tiempo que amanecía». La fecha en cuestión queda perfectamente definida: «Era el día 4 de Agosto, y no podía sufrirse el frío». Pero, en ese momento, cuando ya se encuentran a muy poca distancia de la cumbre, el promotor del acto parece sentirse afectado por el mal de altura y se detiene en un repecho, acompañado por un criado. Los demás continúan hasta la cumbre. Mas, oh decepción: el esperado volcán, vaticinado por el canónigo bastetano, no aparece ni hay rastro alguno de que haya existido jamás. A pesar de los pesares, mereció la

majestuoso deste edificio» (La Ciudad y el Territorio de Baza).

Un estudio histórico, con la subsiguiente descripción de sus elementos fundamentales,

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pena el esfuerzo realizado. Sobre todo, cuando Navarro, provisto de un potente anteojo, se dedica a gozar, desde su estratégico parapeto, del «inmenso horizonte. Descubríanse las Sierras Nevada y Segura, parte de los Reynos de Granada, Jaen, y Murcia, y las costas del Mediterráneo, desde Cabo de Palos hta. Adra». Es decir, que de un solo vistazo conseguía hacer converger en su pupila la totalidad de las tierras que siempre fueron su objeto de estudio, su «cantón» y hasta -¿por qué no?- su amor platónico. Por ello, henchido de un gozo inexplicable y pese a habernos prometido no rendirse a los fáciles devaneos de un lirismo inútil, Navarro es arrastrado por la grandiosidad de aquel esplendoroso amanecer: «...mientras yo miraba al sol que salía del Mar -sigue describiendo- y se levantaba magestuosamente sobre el horizonte. El magnífico espectáculo qe. entonces se ofrecía a la vista, sorprendió mi alma. Las Sierras, el Sol saliendo delas Aguas, el Mar, La Hoya de Baza sembrada de Pueblos, el hermoso valle de Almanzor atravesado del Río, cuvierto de Arboles, Prados, y empedrado de Lugarillos, el abismo obsatro (sic) que tenía a mis pies, en donde se descubría una Población que empezaba a sacudir las sombras, presentaban una perspectiva la más admirable y variada383. Creame Vm, quanto dicen los Poetas al pintarnos las alegres mañanas dela Primavera, no basta para explicar el agradable susto que ocasiona una madrugada serena sobre un Monte semejante a la Tetica. Los poetas componen encerrados en su estudio y a la luz de una Bugía; pero sobre los montes una suave melancolía llena al alma de ideas magníficas» (C-2). Algo similar había sentido, tiempo atrás, al subir a la Sierra de María. En cuanto al «bluff» del volcán, el propio Navarro bromeará así: «Puede Vm considerar mi disgusto; y reirse quanto quiera de mi ligereza; no solo me enfadé; si que trabajé mucho para ocultar mi sonrojo, y no dar ocasión a las burlas de mis compañeros». Y, algo más adelante, insistirá sobre «mi sentimiento por no haver hallado en su Tetica -habla de Bacares- la oficina de los cyclopes». Y así sucedió, que, habiéndose despedido de sus acompañantes en la cumbre, decide continuar, en solitario, hasta la Sierra de Alhamilla y Cabo de Gata, en busca de atrayentes producciodel templo de la Encarnación puede encontrarse en la obra de MARÍA DEL MAR NICOLÁS MARTÍNEZ Y MARÍA DEL ROSARIO TORRES FERNÁNDEZ: La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación de Vélez Rubio (Almería). Revista Velezana, Ayuntamiento de Vélez Rubio (Almería). 1996. 390. BERNARDO FOREST DE BELIDOR. Ingeniero francés, nacido en Cataluña hacia 1689. Murió en París en 1761. Se daría a conocer, sobre todo, como proyectista de obras hidráulicas. Entre sus publicaciones más conocidas, figuran sus Compendio de

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nes naturalistas -ágatas, amatistas, etc- largamente anheladas por los especialistas. Dejándose, pues, llevar por la pendiente de áridos derrumbaderos, siempre con «el Campo de Tabernas, las orillas amenas del Río Almería, y el Mediteráneo» al frente, llega al pueblo de Velefique. Un lugar que le sobrecoge, por su pobreza y extremada lobreguez: «las casas construídas de Piedra, y barro negro, sin cal, ni yeso, sin otras tejas que las mismas Pizarras; tantos objetos lúgubres me horrorizaron hasta pensar qe. estava vestibulum ante ipsum, primisque in faucibus orci». Aunque la paternidad de este tan negativo juicio tal vez haya que adjudicársela, en gran medida, a la calentura que el canónigo arrastraba y que comienza a sentir de lleno en la casa del párroco, donde se hospeda. Hasta tal punto le doblega la fiebre, que nuestro amilanado viajero se ve obligado a cambiar su primitivo proyecto explorador y decide retornar a Baza. Así lo ejecuta, al amanecer del día siguiente. Aunque la «Carta 3a» aparece con el título de «Baza», en realidad está dedicada, en gran parte, a describir el retorno, desde Velefique a dicha ciudad. Donde, en efecto, con buenas dosis de «descanso y refrescos», remitiría el mal y la fiebre que le acosaban. Pero, antes, claro está, debe pasar por la villa de Tabernas, con el fin de poner en antecedentes al cura del lugar -su futuro compañero a la Sierra de Alhamilla- de que el tal viaje se ha suspendido. Tabernas es «un Pueblo mediano, y Rico situado entre la Sierra Alhamilla, y la de Filabres; no goza la vista de vegas espaciosas; pero rodeado de Huertas regadas por abundantes Fuentes, es un Paraíso pa. los que vienen de Velefique». En este punto, Navarro confiesa haber sentido sobremanera la suspensión de la proyectada visita, habida cuenta de la riqueza y variedad de mármoles y piedras duras, en general, que pensaba encontrar en Alhamilla, de las que ya anteriormente le habían enviado algunas muestras. Pero la fiebre arreciaba. Así que, sin más dilación, tomó la ruta de Baza por el camino de Gérgal: «Dicen -de este último- que es Pueblo Rico, que tiene mucha labor, Ganados, y que se texen colchas que se llevan a Castilla, y traen algún dinero al lugar». Pero ésto ya lo conocía el viajero, de antemano, tal y como quedó plasmado en su Idea General, escrita diez años antes. También sintió lo indecible -asegura- no poder entrar en el pueblo de Bacares, para visitar sus famosas Ferrerías, ya glosadas por Bowles. Para coger muestras de sus

Arquitectura Militar, Civil e Hidráulica (1720) y Architteture Hydraulique, en 4 volúmenes, (1737-1753). Navarro dice textualmente: «Quisiera describir estas obras magníficas con las voces del Arte; pero Amigo he leído poco a Belidor, y no quiero exponerme a pagarlas 199

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ricas piritas y, ¿cómo no?, para ver de cerca su famosa ermita del Santo Cristo del Bosque, imagen de la que, con algo de sorna, Navarro recoge la creencia de que le crecían la uñas: «ungues ejus quasi avium», certifica. Todo quedaría postergado para mejor ocasión384. No obstante, aprovecha este retorno para ir descubriendo el paisaje montuoso, surcado por el camino. Agrestes sierras, ricas en minerales y plantas, entre las que abundan las carrascas en las faldas. Las cumbres, en cambio, aparecen peladas. Dos leguas de intrincados vericuetos, hasta venir a desembocar en el Llano de la Rambla de Balax, a un tiro de piedra, ya, de la Hoya de Baza. Una vez aposentado en su lugar de residencia, aprovecha los días de recuperación para escribir sus reflexiones en torno a la verdadera ubicación y formación, características naturales y demás atributos de la Sierra de Filabres. Para hablar de sus especies botánicas, de su interesante fauna385, de sus ferrerías, de sus minas386... De sus ríos, incluido el pequeño Xauro, que nace en Lubrín. De sus ricas producciones. Establece, al mismo tiempo, la notable diferencia existente entre las caras norte y sur de dicha Sierra: «la parte que mira al Norte y al Oriente es muy alegre». Y también muy fértil, salpicada de pueblos pintorescos, como «Bayarque, Bacares, Sierro, Sufflí, Laroya, Macael, Cobdar, Lixar, Alvanchez; todos estos lugares se encuentran escondidos en los barrancos, y arroyos, que viajan pr. la umbría». Ricos y grandes, en su mayor parte, son también los pueblos que bordean el Río Almanzora, entre los que descuellan Albox, Zurgena, Huércal, Cuevas, etc. Al contrario, «la parte que mira al Mediodía es seca, y triste, Castro Velefique, Uleila etc. son Pueblos melancólicos, sin amenidad, ni cosa que recreé. En lo elevado de la Sierra está Tahal, Benitorafe, Alcudia, Benizalón, Chercos, Senes, Benitagla, no menos tristes y pobres que los antecedentes» (c-3). Para cerrar con un broche de oro esta sustanciosa carta, Navarro dedica un gran espacio a la demostración del origen marino de estas Sierras. A establecer fundadas hipótesis en torno a la formación y evolución de estas Tierras y de las costas que las bañan. Tema muy querido -como ya vimos en otro lugar- para este eclesiástico e investigador, pese a los escollos teológicos que esta indagación suscitaba. Los mismos peligros que encontró en sus discursos el gran Buffon, disparatadamente» (C-5). 391. En 1770, en efecto, resurge con más bríos el trasegado proyecto de los ríos Castril y Guardal. Se inician los preparativos, en los que colabora (1771) el ingeniero Fernando de

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Arriba: Velefique a mediados del s. XVIII. (Catastro del Marqués de la Ense­na­da. Reproducción de J.L. Ruz: Almería y sus pueblos a media­dos del s. XVIII). Abajo: detalle de las poblaciones de la Sierra de Filabres, donde desta­ca la «Sierra de Niman» (Nímar), la actual Teti­ca de Baca­res; según un conocido mapa de Tomás López, realizado en 1795

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Armuña (arriba) y Bayarque (abajo), a mediados del s. XVIII. (Catastro del Marqués de la Ense­ na­da. Reproducción de J.L. Ruz: Almería y sus pueblos a mediados del s. XVIII).

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modelo seguido por el bastetano, tanto en este campo como en otras cuestiones científicas.

VI-3. DOS E J E M PLARE S REALIZAC ION E S DI EC IO ­ CHESCAS: LOS PANTANOS DE LORCA Y EL MOLINO DEL CONSEJERO La «Carta 4a» se titula «Vélez Rubio», con lo que queda aclarado el contenido central de la misma: una visita a la villa del marquesado velezano, de paso hacia otras metas comarcanas. «Mi amigo -anticipa Navarro- veame Vm otra vez de romería y sin la manía de los volcanes». Y añade, presto: Pienso llegar a Aguilas, y ver de camino los Pantanos de Lorca». Y por supuesto, no desperdicia el momento, sino que deja patente su júbilo por las excelencias que ofrece, ahora, el nuevo Camino de Levante, de cuyas obras él mismo -aunque ladinamente lo oculte- ha sido y continúa siendo el verdadero promotor. Baza, Venta del Peral, Cúllar de Baza: en este último pueblo se detiene, para brindarnos una semblanza histórico-naturalista del mismo y de sus alrededores, verificando así su vieja tesis, consistente en que por este mismo camino anduvo la calzada romana: «Por aquí sin duda -asevera- pasaba el Camino militar delos Romanos, que desde Cartago nova se dirigía a Castulo; porque aunqe. no hai entre Morus y Basti mansión alguna en el itinerario de Antonino; se ve una piedra miliar más arriba del pósito de esta Villa, cuyas letras estan gastadas, pero se lee el Consulado XIIII de Augusto, data de todas las qe. se hallan por aquí» (C-4). Resulta muy interesante la descripción que acompaña, en relación al camino entre Cúllar y Vertientes, bueno, cómodo y siempre franqueado por una vegetación, ya declinante: «Saliendo de Cúllar para las Vertientes -nos dice- las cumbres de los Montes ofrecen tajos de piedras calcáreas, estan cuviertos de Romero, esparto, Hiniestas, Retamas, Abrótano, Mexorana, tomillo, y otras plantas comunes. Se descubren algunos Pinos, restos del antiguo Pinar, y a las dos leguas empieza el Carrascal, que es grande Ulloa, hermano del célebre Antonio. Y mediante las Reales Cédulas de 1 de septiembre de 1774 y de 4 de Junio de 1775, queda establecido el plan de la obra. Las aguas susceptibles de aprovechamiento atravesarían los términos de Huéscar y de Vélez Blanco, para finalizar en Lorca y Cartagena. Pero el faraónico proyecto se vino abajo por múltiples razones. Utópico de origen, irrealizable -se pensó, incluso, en desviar el primitivo proyecto, haciéndolo atravesar la Sierra de Orce por Puerto Viejo, para salir a Las Vertientes, desde donde se dirigiría a Chirivel y Rambla de Nogalte-, insuficiente caudal, carencia de fondos, etc. (A.H.N. Estado. Leg. 3182, No 104 y 3215 Nº 234. Vid. también MUSSO Y FONTES: Historia de los Riegos de Lorca, de los Rios Castril y Gardal o del Canal de 203

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y se guarda bien; al fin de este bosque esta la Venta y Hermita delas Vertientes» (C-4). Y en este lugar, aprovecha la ocasión para establecer algunas puntualizaciones en torno a las verdaderas vertientes de las aguas, corrigiendo los muchos errores plasmados al efecto por geógrafos de postín, como el propio D. Tomás López, quien, en honor a la verdad, últimamente «ha corregido este yerro en sus Mapas». Y, tachado en el borrador, puede aún leerse: «pero se halla repetido en el Atlas novissimo de M. mentelle»387. Como de pasada, va dejando también bellas e interesantes observaciones acerca del Valle de Vélez, flanqueado por la Sierra de María -a la que dedica una de sus escasas evocaciones líricas- y a cuyas plantas se encuentra la población del Chirivel: «El Valle está ya sin pinos, ni Carrascas de que antes estaba poblado y en su lugar ai mui buenas Labores, y Cortijos, que dan trigo, Zevada, Zenteno y mantienen bastantes ganados». Estas recientes roturaciones se han dejado sentir en el crecimiento positivo de la citada alquería: «El Chirivel es una población pequeña dela jurisdicción de Vélez Rubio, poco hace era una Cortijada, ya tiene Cura propio cuya renta sube a tres mil ducados, por lo bien cultivado que está aquel terreno (...) mantiene mucha labranza»388. Esto, desde luego, ni remotamente se acerca al esplendor de su abolida grandeza. Porque, antiguamente, este lugar debió de ser un importante enclave romano. Sus numerosos vestigios, sus ruinas a flor de tierra así lo atestiguan, a cada paso. A esta evocación historicista dedica Navarro algún espacio, pero, dado que nosotros ya hemos glosado esta cuestión en otro lugar, pasamos adelante. Así pues, luego de haber dejado atrás «El Fraile y la Monja», dos espectaculares «morrones» o riscos de piedra calcárea, al borde del camino, de golpe aparece la atractiva panorámica de Vélez Rubio. Pero el viajero cosmopolita de hogaño, el Navarro de 1789, demuestra pronto sus cambios íntimos, su evolución respecto a sus gustos: «Al entrar en el Pueblo -advierte- se siente cierta desazón, viendo la desigualdad de las casas, que no corresponde a lo que se espera quando desde fuera se admira su bella situación». Pocas cosas nuevas, desde luego, va a encontrar en esta villa, archisabida, después de haber vivido en ella muchos años. Pero, ahora, Navarro se disfraza totalmente de viajero inquisidor y forastero -una licencia literaria más- para poder ofrecernos curiosas pinceladas costumbristas, parejas a algunas no desdeñables observaciones naturalistas. Lo suyo. A estas últimas, sobre todo, nos hemos reMurcia. Murcia, Imp. de Carles Palacios, 1877, pp. 202-216. Y ANTONIO GIL OLCINA: El Campo de Lorca. Estudio de Geografía Agraria. Valencia, 1971, pp. 88-94).

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ferido ya, con el detenimiento requerido, en otro lugar de esta monografía. No pasaremos por alto, sin embargo, la pintura negativa que el antiguo Párroco nos deja, en este trance, del flamante templo de la Encarnación. Esta instantánea de madurez nada tiene que ver, por supuesto, con los encendidos elogios de antaño. Cabe pensar que, a estas alturas de su vida, el escritor se siente ya más libre para expresar, sin rodeos, sus fobias viscerales hacia los eclecticismos estilísticos, hacia el Barroco y sus delirios. Para imponer, en su lugar, la racional elegancia de los cánones neoclásicos389. Su descripción dice así: «La Yglesia Parroquial edificada habrá unos veinte años por el Marqués de los Vélez, es grande, tiene dos torres y una buena cúpula, la Portada es de dos cuerpos con Pilastras corintias, y estatuas de ningún mérito en ellas. Toda la obra me parece pesada, y de ninguna elegancia. Es de tres naves, las de los lados, bajas, obscuras, formadas por unos Portes gruesos, que sostienen Tribunas inútiles. Las pilastras son compuestas, y la cornisa cargadísima, acabando de afearla unos ramos azules con que la han embarrado. El retablo es grande, de orden compuesto, el último cuerpo un bosque de talla detestable: el Tabernáculo es sacado de diseños del P. Pozo, tiene un cascarón en la puerta de un camarín que se proyectó, y allí una Ymagen dela Virgen, pequeña para aquella altura, y vestida según el gusto con que comunmente se adornan las Ymagenes». Es decir, un gusto deplorable. Una moda teatral y profana, en suma, que convierte a las imágenes religiosas en ridículas mojigangas. Y para demostrarlo, realiza un aparte confidencial y nos presenta a la mentada Virgen que enseñorea el nuevo retablo de Vélez Rubio, con toda la ridiculez con que puede verla un hombre ilustrado: «Aqui para nosotros: ¿no se irrita Vm al ver los vestidos ridículos con que las arropan?. Aquellos mantos estirados por las puntas con ballenas, o cañas, da a las de nuestra Señora la figura de una Mariposa plegadas las alas: las manos atadas, y con bueltas, el cuello agarrotado, la caveza cargada de una corona sin gracia, hacen no un simulacro devoto, sino una figura extravagante, que solo puede inspirar respeto al Pueblo rudo: con esto se ha reducido la habilidad delos artistas a formar un rostro sin espresión, y

392. B.N. Ms. 11.266, No 32. 392.1. (C-5). Cfr: Catálogo de noventa Presas y Azudes Españoles anteriores a 1900, por JOSÉ A. FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ, director (y otros). Comisión de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo (CEHOPU). Madrid, 1984, pp. 350-365). 393. ABATE ROZIER (1734-1793). Agrónomo y botánico francés, autor de un famoso Cours d’Agriculture en 6 volúmenes, muy conocido entre los ilustrados españoles. La GAZETA DE MADRID, no 11, del 23 de Mayo de 1786, p. 342, publicaba el siguiente anuncio: «Los 205

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unas manos muertas, que se acomodan a unas devanaderas, y quatro barrotes de hierro, y lo que es peor, aumentan los gastos en vestidos, que no se necesitarían quando se hiciesen las Ymágenes como claman el Arte y la Razón» (C-4). El párrafo que antecede se nos antoja una declaración de principios, en virtud de la cual, su autor no deja títere con cabeza, fustigando por igual a las falsas creencias, a las supersticiones interesadas, a los gastos superfluos e inútiles, al Barroco con sus alucinaciones, a la ignorancia popular, etc. etc. Y para colmo -añade de inmediato- ocurre que «casi todas las -imágenes- de este grande Templo -de Vélez- son de vestir». Así, una Sagrada Familia compuesta por cinco personajes, todos cubiertos con ridículos ropajes. Y el no va más de las estupideces o anacronismos: «Vi en las manos de Sta. Ana un Rosario». En realidad, estas irracionales aberraciones están enquistadas, de tal modo, en la conciencia popular, que va a costar Dios y ayuda erradicarlas totalmente. Hay intereses creados, además, que pugnan en sentido contrario. Dígalo, si no, el llamado «Cristo de los Afligidos», muy popular en esta última villa. «En la entrada de las Casas Consistoriales, que entran en la Plaza, hay una capilla, en donde se venera un crucifixo dibujado en la pared con lápiz. Se dice fue el entretenimiento de un soldado suizo. Le han dado el título del Santo cristo delos Afligidos; la novedad excitó la devoción del Pueblo, y de los forasteros, que vienen muchos en tiempo de feria a cumplir sus promesas, y dejar limosnas bastantes para que estuviera más adornado su Altar. Cuéntanse muchos milagros, y se han escrito canciones de ellos, que a mi entender desacreditan el Santuario» (C-4). Esta corta estancia veraniega en los Vélez se clausura con una escapada a Vélez Blanco y a su castillo, cuya escueta reseña queda esbozada en la presente

suscriptores al «Diccionario o Curso completo de Agricultura teórico-práctico- económica y de Medicina rural y Albaytería del Abate Rozier podrán acudir a recoger el Tomo 6o de dicha obra, por el precio de 60rs. Calle Real del Barquillo, No3». Madrid. 394. Entre los que se contarán, sin duda, el canónigo de San Patricio, D. Manuel Robles Vives y el Corregidor Pueyo Sansón. Este último, como ya sabemos, gran amigo de Navarro, desde los días de su pasado Corregimiento en Baza. 395. Aunque, evidentemente, Ponz visitó estas tierras del Sureste, no publicó los resultados del viaje. ANTONIO PONZ: Viage de España en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse que hay en ella. Madrid, Imprenta de la Viuda de Ibarra, 1787-1793. (18 Volúmenes). 396. Vid. epígrafe III-1. 397. Ibidem. 206

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carta. Luego, rápidamente, el viajero se despide, porque «Mañana he de salir para Lorca -se justifica-; y pienso ver de camino los Pantanos: El Sor. Robles me espera en su casa de recreo, desde ella escribiré». Evidentemente, cumple su palabra. La «Carta 5a», subtitulada «Molino del Consejero en las inmediaciones de Lorca», surgirá de inmediato. Será redactada, precisamente, en el anunciado lugar, cuya presentación nos ofrece Navarro, provisto de su sorna acostumbrada: «No piense Vm que escrivo sobre el Arcón delas Maquilas, y al ruido delas Piedras, y el rodezno. El Molino en donde me hallo es una agradable casa de recreo que el Sor. Dn. Antonio de Robles ha construido a las margenes del Rio de Lorca en medio de una Hazda. que acaba de nazer como por encanto». Pero tal vez se haya anticipado demasiado a los acontecimientos. Porque es ahora, justamente, cuando sale de Vélez, tomando el camino del Río y pago del Piar, pues trata de evitar las desafiantes Cuestas de Viotar y «la penosa y larga Rambla de Nogalte». En cambio, por este lado, el trayecto es más fiable y ameno. A dos leguas de andadura, sorprende el castillo de Xiquena, sobre un empinado risco. A su lado, el de Tirieza, «ya arruinado». Ambas son obra de moros. Cerca de la Venta, se halla la fuente hedionda de La Fuensanta, cuyo penetrante olor a azufre se percibe desde lejos. Poco después, abandonando la carretera por su margen izquierda, se llega a los Pantanos de Puentes y de Valdeinfierno, al final de media legua de vericuetos culebreantes y tortuosos. Ambas obras, impresionantes, han surgido en un desfiladero rocoso, a dos leguas de Lorca, en la confluencia de los ríos de Vélez, Luchena y Turrillas. Navarro, gran amigo de D. Antonio Robles, Director de dichas obras, vio nacer este prodigio, crecer día a día, hasta convertirse en una de las realizaciones más importantes de Europa, entre las de su género. Comparables o incluso superiores a los pantanos de Alicante y Languedoc: «Vea Vm aqui unas obras, que merecen celebrarse con un poco de fuego poético. Si como yo las huviera visto Vm nacer entre los Peñascos, crecer, y levantarse soberviamente cada día en medio de los riscos de estas Soledades en donde parecía no devían verse más que fieras (...) las tendría por más portentosas que aquellos Barbaros prodigios dela arquitectura Egipcia» (C-5). Y, como genuino vástago de un siglo racionalista y pragmático, Navarro se deja arrastrar por el optimismo que genera la contemplación de tal colosalismo ingenieril, «obgeto de la Expectación pública». Aunque él no se considera un Belidor390, por lo que tratará de pintar, muy por encima, la magnificencia de unas obras «que van a hacer feliz a Lorca», ciudad eternamente sedienta. Según estas premisas, nos 207

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ofrecerá, a continuación, un bien documentado introito histórico, en el que trata de profundizar sobre esta vieja cuestión hidrológica, empezando por los tiempos de Roma -tan arcaica era la necesidad- y acabando en la eclosión ilustrada del siglo XVIII. Un concluyente recorrido, en fin, con paradas técnicas en la Edad Media -reinado de Enrique II-, momento en que «se intentó aprovecharse del sobrante de las aguas delas fuentes de Archivel, que están en el término de Carabaca»; en los primeros intentos de canalización de los Ríos Guardal y Castril, en tiempos de Carlos I; en el reintento propuesto por los ministros de Felipe V y, últimamente, en la erección firme de un rutilante proyecto, en 1770, con la aparición de la «Compañía nombrada del Canal de Murcia, baxo la protección de S. Md. (pero) se han encontrado estorvos tan grandes -asegura Navarro- que fue necesario limitar aquel proyecto alos Pantanos, de que voi a hablar»391. Es decir, que, como ya es suficientemente conocido, al quebrar la Sociedad del Canal de Murcia (o Canal de Huéscar), por R.O. de 11 de Febrero de 1785, Floridablanca ordenó su disolución y la paralización de las obras, pues «se han demostrado las dificultades poco menos que invencibles y los gastos inmensos que ocasionaria el continuarlas»392. Sin solución de continuidad, el mismo Ministro pone en marcha el proyecto supletorio de los Pantanos de Lorca, cuyas obras se inician el 1 de Marzo de 1785. Desde este año, hasta el de 1792 -tiempo en que cae en desgracia Moñino- será Juez Subdelegado de estos trabajos el «cuñadísimo», Antonio Robles Vives. O dicho con las propias palabras de este último: «cometiendo su ejecución enlo Económico, Guvernativo y Judicial a Dn. Antonio de Robles Vives Ministro Togado de su Consejo de Hacienda, y en lo facultativo al arquitecto Dn. Geronimo Martinez de Lara» (C-5). Pues bien. La historia que de este proyecto y de su realización nos prometía Navarro, renglones arriba, está escrita en su totalidad por el propio Robles Vives. Por esta razón, el viajero nos la ofrece entrecomillada, en su citada «Carta 5a». Se trata, por tanto, de un documento de primera mano, directo y minucioso, repleto de ajustados datos técnicos, de los que sin duda se desprende un vivo interés para la historia de la ingeniería española. A primeros de Diciembre de 1788, estas 398. Al hablar de la «Mula», Navarro no puede reprimir uno de sus frecuentes puyazos contra las supersticiones y las falsas creencias del vulgo: «dicen se encuentra en su caveza una Piedra de muchas virtudes; pero añaden que se ha de sacar en Viernes. No puedo menos de admirar la torquedad (sic) con que se conservan, las fábulas que se imprimieron una vez, y que fueron tan comunes en los Siglos dela ignorancia. Verdaderamente los hombres tienen gusto de ser engañados siempre que el error venga acompañado de misterios. No se haría caso de la piedra de la Mula sino fuera preciso sacarla en viernes para que tubiera virtud» (C-9). 208

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Proyecto de construcción del pantano de Puentes (Lorca) debido a Mar­tínez de Lara, visto por ambas caras: desde la fachada principal y «por la parte del ag­ua». (J. Bautista Martín y J. Muñoz Bravo Las presas del Estre­cho de Puentes, Murcia, CHS, 1986. Reproducción por gentileza de Manuel Muñoz Clarés).

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Dos aspectos del Estrecho de Puentes: «por el lado del embalse» y «por la parte de abajo». (J. Bautista Martín y J. Muñoz Bravo Las presas del Estrecho de Puentes, Murcia, CHS, 1986. Reproducción por gentileza de Manuel Muñoz Clarés).

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imponentes obras ya habían quedado en situación de «empezar a experimentar su uso, y disfrutar su utilidad por estar concluídas en todas sus partes esenciales»(392.1). Pero Navarro no pierde el tiempo. Según su inveterada costumbre, aprovecha esta estancia, para completar sus precedentes sondeos o prospecciones naturalistas sobre los montes circundantes. Los que, por cierto, resultan ser riquísimos en producciones mineralógicas y en yacimientos fósiles. Sus hallazgos más singulares los traslada a las «estampas» o dibujos con que completa la descripción literaria: volutites, cuernos de ammón, bucardos monstruosos, ostras gigantescas -una de cuyas valvas «pesa veinte y tres libs.»- astroitas, madréporas, jacintos de Compostela etc. ... Y así, con las alforjas bien repletas de exquisitas y raras producciones naturales, se presenta en la anunciada finca de D. Antonio Robles, lugar en donde residirá algún tiempo, generosamente invitado por su dueño y constructor. Una estancia, por cierto, que constituirá el motivo central de la «Carta 6a», adjetivada por su autor, precisamente, con el título de «Molino del Consejero». Nos estamos refiriendo, claro está, a la extraordinaria quinta de recreo que, con todo el trasfondo del Neoclasicismo y de la Fisiocracia ilustrada al retortero, acaba de erigir, de la nada, el tantas veces citado Consejero de Hacienda, D. Antonio Robles. El gran catalizador del reformismo comarcal, con obras tan significativas, en su haber, como los referidos pantanos o el nuevo camino y subsiguiente colonización del Puerto de las Águilas. Otro ejemplo, no menos admirable, ahora en el terreno privado, lo constituirá la finca de marras, bautizada con el nombre de «Molino del Consejero»: la desolación de un páramo estéril convertida en un jardín útil y ameno, cuya vasta extensión, en su momento, será regada por las aguas de

399. PETER ARTEDI (1705-1735). Naturalista sueco, contemporáneo de Linneo, quien publicó de su colega y compatriota una conocida Histoire des poissons (1778). A ella debe de referirse el canónigo Navarro en esta carta. 400. Navarro parece demandar, aquí, una liberalización plena del comercio marítimo con base en Águilas, similar a la ya obtenida en otros grandes puertos marítimos. 401. El 1 de Septiembre de 1796 se ordenaba lo siguiente: «Que al mismo tiempo que se recauden por la Rl. Hacienda los 26 mrs. en arroba del esparto en rama que sale por los puertos del Reino de Granada para el extranjero, se cobren 2 reales en quintal de dho. fruto para la composición del Camino y puerto de las Aguilas» (A.H.N. ÓRDENES DE RENTAS. T. 40. fol. 353-4). 401.1. Poco después, Navarro compondría una inscripción para la lápida que se habría de colocar en un frontón de dichas ruinas. Su colega Francisco José Zenteno se interesaría por ella, en 1806: «Del mismo modo -escribe Zenteno a D. José López Padilla, erudito de Águilas- hasta ahora que usted se ha servido darme noticias de ello, he ignorado

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los pantanos de Puentes y de Valdeinfierno. Consecuentemente, «Si esta Casa, sus arvoles, sus Jardines, y huertas han nacido en pocos años en un suelo árido desatendido de todos , a esfuerzos de los talentos, conocimtos. e instrucción de su dueño», bien merece tildarse de ejemplo evidente de lo que una acción ilustrada puede conseguir en la economía agraria. Su autor no fue ajeno a este pensamiento. Antes bien, «quiso manifestar a sus Paisanos, que el buen Labrador no encuentra Tierra inútil, quando le da los Abonos correspondientes, y las plantas análogas». Y satisfacción a flor de piel, por un siglo innovador y aperturista que transforma, en su provecho, la estéril realidad circundante: «Quando yo descubrí al pie de estas colinas yesosas una nueva casa que descollava por entre las Copas de los Alamos, todos los lomos poblados de olivos pequeños, y los Eriales antes secos, allanados, distribuidos en bellos quarteles, alineados graciosamente millares de arbolillos, todo el suelo verde con Panizos, hortalizas, y fresas, y sentí el canto de las Avezillas, que se anidaban en los Arboles, quando dos años antes, no avía visto allí más que Pelosilla, Alcaparras, Boxas, cardos, Tomillo y no avía oído mas que el chillido desapacible delas cigarras; quando vi coches delante de la Puerta, y muchas Damas en los Balcones, vestidas y peinadas con elegancia; dixe para mi capote (...) el que ha mudado este terreno en tan poco tiempo, deve ser el Savio Muñatón, o aquel encantador que transformaba en la imaginación de Dn. Quijote, las azeñas y Molinos del Ebro en ciudades, y castillos» (C-6). La casa, a su vez, ha sido racionalmente proyectada y distribuida, dando cobijo a todas las comodidades inherentes a una gran mansión dieciochesca: salones luminosos, elegantes escalinatas, jardín inglés. Y, sobre todo, estupendos gabinetes de Física y de Historia Natural, completados con una bien nutrida Biblioteca, especializada en Agricultura y en Física y Química. En lo que a la Agricultura se refiere, aquí todo ha sido racional y científicamente pensado por «El Sor. Robles, que cultiva pr. principios». Estos principios tienen su base, principalmente, en el Diccionario de Agricultura de Rozier393. Claro está, en tanto en cuanto el terreno lo ha permitido. Especialmente, en lo relativo a la canalización y aterrazamiento, para no desaprovechar ni una sola gota de agua... El recién llegado Navarro es recibido con afecto y admiración, tanto por parte de los dueños, como de los numerosos invitados de Robles. Pero esta barahúnda que hubiese compuesto inscripción para la lápida que se había de colocar en Aguilas; deseara tuviese usted la bondad de mandar copiarla con exactitud, si existe, aunque arrumbada, para conocer por ella cómo pensaba en aquella ocasión mi amigo». (Cfr. CÁCERES PLA: Almería-Urci, loc. cit. p. 513). 212

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social se desvanece rápidamente, y quedan solos en la finca Navarro y su ilustre anfitrión. Ambos son viejos amigos, ambos adoran la soledad de sus meditaciones y conjeturas «filosóficas»; ambos se dedican, por ende, al disfrute directo de la Naturaleza y a comentar sus resultados. Esta primera estancia de 1789, en el Molino, se prolonga para Navarro durante varios días, vividos en plenitud, según la propia confesión del protagonista. Gozando «de un reposo que da al alma toda livertad para filosofar, examinar y admirar a la naturaleza: aquí nos lastimamos de los qe. se ven precisados a vivir entre el ruido del mundo, entre las cábalas y maquinaciones delas Cortes y a cada momento exclamamos: «non vaglion mille Imperi un bel riposo» (C-6). E inmediatamente justifica su menosprecio de Corte, describiéndonos, segundo a segundo, un día en la vida de dos ilustrados sureños, a lo largo de aquel verano de 1789. Su descripción dice así: «Con la frescura de la mañana paseamos la huerta, seguimos los círculos de un cauze que lame el pie de las colinas, costeado de un terraplén bordado de frutales, y parras; reposamos quando calienta el sol en un Barranco poblado de Naranjos, y a la sombra de un desaliñado terrero, en donde observamos las varias capas de tierra de que se compone, y nos retiramos a nra. havitación para ordenar la colección de curiosidades naturales que va juntando, examinar una planta, una concha, y desps. dar algunas horas al Estudio. En la tarde nos visitan amigos de Lorca 394, y de noche recorremos el cielo, nos ocupamos en la Selenografía pasando uno por uno los Montes de la Luna, y acabamos con un Baile de los Labradores, cuyos cantos, rústicas sentencias, y grandes patadas nos preparan el sueño» (C-6). Terminada esta primera estancia en el Molino del Consejero y dejándose acompañar de D. Antonio Robles, el canónigo Navarro realiza los tres cuartos de legua que hay hasta la ciudad de Lorca, desde donde piensa continuar, en solitario, para acabar su periplo en el Puerto de las Águilas.

VI-4. ACICATE PARA EL DESARROLLO DE UNA ECONOMÍA DEPRIMIDA: COLONIZACIÓN Y PUESTA A PUNTO 402. GAZETA MADRID. Año 1790, p. 334. Navarro sustituye a D. Damián Espinosa de los Monteros, que acaba de morir. 403. Floridablanca será destituído el 28 de febrero de 1792 (Cfr. RICHARD HERR, op. cit. pp. 197-244, y ANTONIO ROMÉU DE ARMAS: El testamento político de Floridablanca. Madrid, 1972). Le sustituye el Conde de Aranda, momentáneamente, y luego, D. Manuel Godoy. Ambos, como sabemos, favorecedores notorios del Abad Navarro («Oración

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Arriba: viñeta perteneciente a la obra de Gerónimo de Uztáriz, Theó­ri­ca y Prác­tica de Comercio y de Marina, una representación gráfica de la pasión por el Campo y por la Naturaleza, cualidades presumi­bles en todo hombre de la Ilustración. Abajo, acueducto del canal que abastecía a las nuevas plantaciones del Molino del Consejero en Lor­ca. (Foto J.D. Lentisco, 1997).

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DEL ANTIGUO PUERTO DE LAS ÁGUILAS La «Carta 7ª», «Lorca», nos ha llegado incompleta. En el borrador que manejamos, con letra del propio autor, puede leerse al final de la quinta página: «falta la conclusión de la carta 7». La que, claro está, debería de versar sobre la ciudad lorquina. Aunque el Viajero anticipa sus intenciones al respecto: «pienso detenerme poco en esta ciudad; save Vm me gustan más los Campos, que las Poblaciones, en donde pueden exercitar su talento los inteligentes, y aficionados a las Nobles Artes. Yo tiemblo hablar en estos puntos, y huyo delas ocasiones de dar dictamen sobre lo que ignoro» (C-7). Esto es: le enfada sobremanera hablar de monumentos callejeros, de iglesias, de retablos, de plazas...»Aguarde Vm a que salga el viage que hizo Ponz por estos Países, y leerá noticias seguras de quanto pertenece a las Nobles Artes (...) Puede ser que tan buen maestro haya hallado algo bueno; yo he visto muy poco»395. Sin embargo, rápidamente, expresa su admiración por la bella situación que ofrece Lorca, al pie de su majestuoso castillo; por su floreciente agricultura y otros adelantos. En fin, por «las buenas obras que la hermosean». Aunque, nada comparable, para este avezado inquisidor de antigüedades clásicas, como «una Piedra miliar que ay en una esquina dela Calle dela Corredera. Como se han hallado otras en Totana, y yo las he visto en el Chirivel y Cullar, parece evidente que por aqui pasaban los grandes caminos militares delos Romanos, y que esta fue la Eliocroca, o Eliocrota que en el Ytinerario de Antonino se pone entre Cartago Nova y Morus. Yo no se con qué fundamento Dn. Antonio Mayans y Siscar, en su Ylici, quiere quitar a Lorca esta gloria» (C-7). La «Carta 8ª», «Águilas», se inicia con una definitiva advertencia, en torno al trayecto que conduce de Lorca al Puerto de Águilas: «Mi amigo: ya no es de temer el camino, ni la Cuesta del Grajo: se han suavizado de tal forma las pendientes, y salbado los peligros, que el paso dela Sierra se hace con toda comodidad». Y en otro pasaje de la misma carta, insistirá sobre estos adelantos: «antes se dava un gran rodeo para venir, o ir a Lorca, bajando a Pulpí, y atravesando el Puerto del Carril, incómodo, y peligroso; ahora en pocas horas se hace la jornada, facilitando y haciendo menos costosa la conducción de los géneros, que entran y salen del Reyno» (C-8). Reformismo borbónico en todo su esplendor. Fúnebre» Fol 8). 404. Entre otros, RICHARD HERR, op. cit. p, 216. 405. Entre las muchas «proclamas» emitidas, a la sazón, cabe citar a FR. DIEGO DE CÁDIZ: 215

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Navarro, pues, se despide de Lorca, tomando este extraordinario camino nuevo que atraviesa la Rambla de Purias y sobrepasa el río, por encima de un hermoso puente de cantería. Dirigiéndose al Sur -dos leguas de recta- se topa con la Casa del Portazgo, donde el sendero comienza a subir la montaña, recientemente tajada para el efecto. Así, se alcanza el Collado o Puerto del Grajo, desde donde, ya, «baja el camino con una inclinación suave, aviéndose vencido dificultades que parecían insuperables con los perfiles que ha causado la roza hecha en aquellos Montes». Pero no sólo se han construido aquí excelentes vías de acceso, sino que también se han acometido otras importantes obras de ingeniería, como la necesaria conducción de aguas -ya finalizada- desde las proximidades del castillo de Tébar, sito a un lado del camino, hasta la nueva población de Águilas: todo, por obra y gracia de D. Antonio Robles Vives. Sí, también aquí se ha dejado notar la mano benefactora del emprendedor Consejero de Hacienda, como iremos comprobando, de ahora en adelante. En otro orden de cosas, el camino desde Lorca hasta Águilas, debido a su riqueza mineralógica, invita en alto grado a continuas paradas de observación y análisis: mármoles blancos y encarnados, en los pagos de Félix y de Véxar; otras preciosas variedades, en la Sierra de Enmedio; espatos, hierro... Concretamente, en los «Cerros de las Herrerías» parece haberse beneficiado este mineral en otro tiempo. Y, por doquier, aparecen el cuarzo, el schisto y otras piedras duras, como el mármol azulado, sobre el que, precisamente, se asienta el citado castillo de Tébar. «Vense -prosigue Navarro- algunos Lentiscos, Pinos, Algarrobos, y chaparras, resto de los bosques que todavía eran grandes en este siglo, y que la codicia delos Carboneros ha destruído en perjuicio del público» (C-8). De este modo, serpenteando entre atrayentes montes de brillos mineralógicos, rutilantes de sol, se llega a las puertas de Águilas, alcanzando una altura desde la que «se ven algunas Balsas de fabrica Romana, y se descubre una extensión admirable de mar, desde Cabo de Palos hasta Cabo de Gata». Y al fondo, inmediata, Águilas la nueva, al pie de su castillo roquero, un monte tajado al que sigue otro monte que llaman La Aguililla. Enmedio de ambos, el nuevo Puerto de Levante, con naves

El soldado católico en la guerra de Religión. Carta instructiva ascetico-histórico-política... Barcelona, 1794. La GAZETA DE MADRID de los años 1793 y, sobre todo, 1794, aportan a diario listas de las contribuciones del clero a esta guerra de religión, procedentes de Baza, Almería, Vera, Los Vélez, Granada, etc. Concretamente, el 9 de abril de 1793, se

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de grueso porte, incluidas las fragatas de guerra. Y luego, El Fraile y Cope. Por todo ello, el recién llegado se siente gozosamente abrumado, ante «lo mucho que ay que escribir de estas costas». Sin pérdida de tiempo, desde luego, se adentra en la «Carta 9a», titulada, también, «Aguilas». Gran parte de la misma estará dedicada al estudio y descripción de las producciones marinas que proliferan en estas playas. Los zoofitos y coralinas atraen la atención del investigador, en primer lugar. Le sirven de apoyatura científica, en esta materia, los escritos de Bomare, Linneo, Donati, Milipus, Pallas, Reaumur, «y todo el torrente de los más famosos observadores de la Naturaleza»396. Un palpitante dilema se contiende en la palestra, no obstante: los zoofitos ¿pertenecen al reino animal o al vegetal?. Nuestro canónigo, con la apoyatura -decimos- de los grandes científicos del momento, no alberga ya la menor duda, al adscribirlos, de una vez por todas, al reino animal. Pues, pese a su indiscutible apariencia vegetal, «huyen los peligros, buscan su alimento, y dan todas las señales de sensibilidad, de deseos, de necesidad, de gozo, que vemos en los demás animales» (C-9). Águilas abunda en variados ejemplos de estas especies. Verbigracia: «la ortiga marina», cuyas propiedades y características describirá Navarro con arrobo y paciencia de entomólogo, luego de haberlas observado y estudiado hasta la saciedad. Para ello, se ha fabricado un rudimentario gabinete de ocasión, por el que pasan, entre otros zoofitos, el «Priapo de Mar» y la «Mentula Marina» o «Genitale marinum». Así como algunas coralinas, o «producciones Marinas que tienen la forma de plantas, compuestas de muchas ramas delgadas». Los naturalistas Ellis, Peyssonel y Tusieu son sus principales mentores en esta asignatura397. Especialidades como el «Alcyon», que alfombran grandes extensiones de esta costa, aún permanecían mal clasificadas científicamente. Navarro tratará de enmendar el entuerto. Y, para mayor precisión, al igual que antes hizo con los zoofitos más singulares, dibuja las correspondientes «estampas»: números XXII, XXIII y XXIV. Como todas las demás, hoy se consideran perdidas. Prosigue, después, con la descripción de los peces más raros y exóticos, entre los que pueblan estos mares: «los -ojos- de Vm han admirado muchas veces aquellos Peces notables que se pescan frequentemente desde Cartagena a Almería». Sirva de recuerdo aquel gigantesco pez espada -»o sea Emperador»- sacado en Águilas, para cuya conducción se hizo necesaria una carreta. Así, los cetáceos, más conocidos por «Peces Bujeros» etc. «Muchas veces me hizo Vm observar la variedad de Rayas, la horrible figura del Pez sapo, del Martillo, de la Luna, u Orbe, pez mui extraño qe. aqui llaman bote (...) el Hypocampo, que los Pescadores llaman Yegua», la Mula, el Angelo-

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te, La Rascacia... También aquí completa su descripción literaria, remitiendo a las láminas XXV y XXVI398. Pero estas observaciones van más allá de un simple análisis externo. Algunas producciones piden una disección previa para completar su conocimiento. Veamos la siguiente operación, llevada a cabo por Navarro en su improvisado gabinete costero: «Entreteniéndome yo en registrar los -peces- que sacaban un día los Pescadores, noté uno que me pareció del género Squalus que son los perros marinos de Artedi399, y viendolo muy ventrudo, acordándome que las Rayas, y estos son vivíparos, sospeché podía ser hembra, y estar preñada. La hice abrir, y hallé en el vientre quatro hijuelos perfectos, de quatro o cinco pulgadas, que se movían agitando la colilla, y la caveza. Estaban dos a dos a cada lado del viente unidos con su cordón umbilical aun cuerpo rollizo algo menor que ellos, dela figura de un riñón, lleno de una substancia amarilla, como yema de huevo, cubierta con una membrana transparente, la qual substancia parece hacía oficio de placenta. El pez tendría tres pies de largo, grueso a correspondencia, el vientre blanquecino, el lomo pardo, la piel aspera como la lixa, dientes agudos, gruesos, y fuertes, y la cola rolliza. Llamanle los Pescadores Angelote, y Escate ¿si será el que los Franceses llaman Ange, que es de la familia de los Squalus?» (C-9). ¡Apretadas -y gratificantes- jornadas vividas a la lengua del agua! Pero, probablemente, se ha extendido más de lo que quisiera en las anteriores descripciones. Y aún debe colectar otras noticias, referidas al marco geográfico, a la situación político-económica actual del pueblo de Águilas, a sus ruinas romanas. Paso a paso. «La Aguililla y el Castillo -como se dijo anteriormente- son las dos puntas que hacen la boca del Puerto, y la Aguililla y el Frayle hacen la de otro más pequeño, que llaman el Hornillo». A la espalda de todo, la punta de Cope, que se introduce en el mar, como un espolón, bañado por la Cala de los Bergantines. «Cala bardina al Poniente de Cope es el sitio de una Almadraba, y tiene buen fondeadero resguardado del Levante» y, en sus proximidades, «a la lengua del agua ay dos fuentecillas que quando no las cubre el Mar dan agua dulce de buena calidad». Finalmente, el recorrido rústico se consuma con una visita a las sierras cercanas a Cope, para registrar sus entresijos. apunta: «La Ciudad y el Ayuntamiento de Baza -ofrece- las vidas y bienes de sus vecinos, y los montes de pino y encinas propios de dicha Ciudad». El día 2 de diciembre de 1794, por citar otro caso, nuevos ofrecimientos: El Obispo y Cabildo de Guadix, cien mil reales; el Clero de la Diócesis de Guadix y el de la Abadía de Baza, 36.782 reales, con 31 maravedíes; el Cabildo de la Colegial de Baza, 50.000 reales, etc.

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Ya lo habíamos anticipado. Navarro no puede pasar de largo por esta modélica villa, sin elevar un elogio a la memoria de su reciente colonización. Es evidente que sus impulsos reformistas se sienten hartamente gratificados, ante proyectos de tanta envergadura y significación, como el acometido por su amigo Robles Vives en este puerto marítimo, bajo la égida del Rey Carlos III. La historia es como sigue: «Hace muchos años que toda esta costa estaba despoblada, y era el abrigo de los Corsarios de Argel. Despues que se aumentaron las torres, y Guardas, se fueron construyendo Cortijos con algunas Labores. Los embarques de Barrilla y Grano que se hacían en este Puerto dieron idea de su utilidad: los Comerciantes de Lorca hicieron Almahacenes, edificose un Castillo para proteger el embarque, se puso la guarnición y Artillería competente, y a su abrigo se empezaron a levantar algunas casas. Nació con esto el deseo de repoblar a Aguilas, y el Rey encargó esta gloriosa Empresa al Sor. Dn. Antonio de Robles, de su Consejo en el de Hacienda». «No pudiera haverlo puesto en manos más activas. Abrió el Camino, de que he hablado en otra Carta». (Es decir, la citada vía del Collado del Grajo). Y acometió otras obras necesarias. A saber: «Uno de los más grandes inconvenientes para la repoblación fue siempre la falta de agua potable, la mejor, y más abundante distava dos leguas y media del Puerto; sin embargo, por una conducción de diez y nueve mil varas, se ha llevado a las mismas casas, y tambien a la lengua de agua en el Bol, se han construido dos Fuentes, con cuyos sobrantes se riega una grande huerta, que dando amenidad a las inmediaciones de la Población, la proveé de Hortalizas, y despues será muy abundante de Frutas». «Se ha dado una hermosa alineación a las calles; las que atraviesan de O. a E. desembocan en el Puerto, y desde ellas se ve el Mar por Levante, y Poniente, las casas son cómodas, la plaza grande, y hermosa no lexos del Muelle, la Aduana construida a la lengua del agua ofrece una buena prespectiva (sic). La Posada es grande, commoda, y no le faltan provisiones. Ya esta población tiene Juez de Letras, se (le) ha señalado término, incluyendo

406. Manuel José Zenteno participa a la Sociedad Matritense, el 10 de noviembre de 1792, que se han elegido oficios en Baza para 1793. Él mismo ha sido nombrado Secretario (A.R.S.E.M. Lo 103, No 23). 407. Rojas Clemente la transcribe, probablemente, de boca de la sobrina de Navarro, Da Juana Martínez Serna. El propio Clemente advierte la importancia que tienen los escritos de Navarro sobre economía política -al menos, los que él vio-, respecto a los de botánica, por ejemplo. Los naturalistas, como doña Juana, no le perdonaban -en sentido cariñoso, claro está- que hubiese postergado sus investigaciones de campo (A.J.B.M. I,54,2,309). 408. Claro está que no sólo les interesaban estos temas. La biblioteca bastetana de Navarro

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el Campo de Pulpí, antes de la jurisdicción de Vera, se le han consignado fondos, con los que se paga Médico, cirujano, Boticario, Maestro de Escuela, maestra de Niñas; tiene ya Pósito, Subdelegación de Rentas, Junta de Sanidad, Fábricas de Esparto, que se embarca continuamente, se fomentan los Plantíos, y nada se omite de quanto puede hacerla florecer. Sin embargo no Espero sea mui pronto el aumento que promete tan ventajosa situación. El Comercio se reducirá a la exportación de Barrillas, Esparto, y granos mientras no se permita la entrada de géneros extrangeros y alguna franquicia400. Las casas de Comercio no abandonaran sus establecimientos de Alicante, y Cartagena para venir a Aguilas hasta que sean bien conocidas sus ventajas... Mas esto no es de mi inspección, los que cuidan del aumento de esta Nueva Población sabrán lo que le conviene» (C-9)401. Y hétenos, ya, entrados de lleno en la «Carta 10», una de las más extensas de la serie -47 páginas-, dedicada íntegramente al estudio, descripción y conjeturas, en torno a las antiguas ruinas de Águilas. Muy interesante, la posible adecuación que establece Navarro de estas ruinas, con el topónimo de «Urci», abolida ciudad romana, citada por los antiguos geógrafos e historiadores, Pomponio Mela, Plinio y otros. Con algunas insignificantes modificaciones, el artículo de «Urci» -ya citado anteriormente en el epígrafe II-3)- fue extractado por el propio Navarro de esta «Carta 10a», de la que se transcriben allí párrafos enteros, al pie de la letra. Navarro realiza, aquí, una minuciosa y ajustada descripción de las ruinas en cuestión, completándola con la inclusión de varias estampas y planos alusivos XXVII a XXXI- hoy, repetimos, desgraciadamente desaparecidos. Estos importantes vestigios históricos, en efecto, habían aparecido poco antes, cuando se intentaba levantar los cimientos de una casa, propiedad del Canónigo de San Patricio de Lorca, D. Manuel Robles Vives. En ese momento, su ilustrado hermano, D. Antonio, atraído por el hallazgo, entró a programar y a dirigir los trabajos de excavación, con el fin de evitar posibles atropellos irreparables. «Algunos trozos de Arquitectura Romana -cuenta Navarro- dieron ocasión al Sr. Robles su hermano -de D. Manuel, claro está- para que mandase desenterrarlos, y levantar la mayor parte de aquel terreno, descubriendo los trozos de un Edificio de ciento y cinqta. palmos de largo, y ciento y diez de ancho, que desde luego se conoció ser Termas». Pudo suceder que el canónigo bastetano, amigo y correligionario de los dos hermanos promotores de la excavación, fuera comisionado por éstos para que levantara y delineara los planos de las edificaciones encontradas, y, al mismo tiem-

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Arriba, la nueva población de las Águilas, desde el Monte del Agui­lica: Castillo, Casa Aduana, Puerto de Levante, traída de aguas, (1776-1780) (Biblioteca Nacio­nal de Madrid). Abajo, otra perspectiva de la nueva población de Águilas desde la Rambla del Charco, Casa de la Calle Lorca y Carlos III. (Ambas vistas se extraen del libro de F. Pareja Muñoz Historia cartográfica de la costa de Lorca. Repro­ducción por gentileza de Manuel Muñoz Clarés).

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Arriba: capitel corintio de las termas de Águilas. Abajo, planta de las ter­mas romanas de Águilas, según un dibujo rea­lizado en el s. XVIII. (Ambos dibujos han sido extraídos, por gentileza del autor, de la tesina inédita de Andrés Martínez Rodríguez: Capiteles romanos y tardoro­manos de la Región de Murcia).

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po, que estudiara las medallas y demás utensilios aparecidos. Navarro acomete este trabajo, realizando, además, la correspondiente interpretación histórica de las ruinas. Aunque, como siempre, previene al hipotético corresponsal de esta Carta: «Embío a Vm un diseño; ya save que no soy facultativo, disculpe sus yerros, pues solo intento con él dar una idea de estas ruinas»... Y al cabo de todo, surge, inevitable, la cuestión: «Todo esto Amigo prueva que hubo aqui Población Romana y qe. fue rica, y bien poblada (...) ¿y qué ciudad, qué Pueblo fue éste? En verdad que su averiguación es cosa dificultosa, por que no hemos hallado inscripción alguna que nos diga su nombre; pero registrando lo que los antiguos Geógrafos nos dicen delos Pueblos de estas Costas, podemos sospechar que estubo aqui la antigua de Urci de quien tomo su nombre el Seno que tiene enfrente, y que fue silla Episcopal». Y, tras este exordio, continúa elucubrando en torno al señuelo de Urci, igual que en el artículo de similar título, sin olvidar los históricos vapuleos a Orbaneja, a Suárez, a Lozano y demás «fabuladores» de la verdadera Historia: «Los escritores que no salen de sus Gavinetes cometen muchos errores geográficos. Escuche Vm a los antiguos y despues a mis conjeturas más bien que a las aserciones absolutas delos que he citado» (C-10). Con lo que se despide del Puerto de las Águilas, para retornar al Molino del Consejero, lugar en donde dará por concluido su largo recorrido epistolar(401.1).

VI-5. FINAL DE TRAYECTO Y BALANCE, ANTES DE RETIRARSE A LOS CUARTELES DE INVIERNO No sin gran pesar, desde luego, nuestro canónigo se aleja de la costa. La «Carta 11a» comienza dándonos cuenta de ello. «Mi amigo: mucho senti dexar las orillas del Mar. No se que tienen para mí las costas que tanto me entretienen. Sentado sobre un risco pasaba horas enteras, meditando las maravillas de aquel Piélago, encontrando en era copiosa y selecta, a tenor de las noticias aportadas por Rojas Clemente o el Padre Martínez Tercero (Obra y lugares citados). No menos importante es la de su compañero, el Maestrescuela, Álvarez Gutiérrez, que llegó a constar de más de 7.000 volúmenes (ÁLVAREZ G.: Historia de mis Libros, citado por Magaña Visbal, op. cit. p 394). Por otra parte, el magistral Zenteno, en una de sus sabrosísimas cartas del «Holgazán», construye una irónica parodia sobre un clérigo carca y otro ilustrado, cuyo perfil -el del clérigo ilustrado- muy bien pudiera corresponder a cualquiera de los del grupo bastetano. Y cita los interesantes libros que poblaban la biblioteca de éstos: «Allí tenía el Febronio, la an223

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quanto veía nuevos motivos para alabar al Criador; y como he traído a este sitio -Molino del Consejero- el gusto de la meditación, quiero antes de retirarme a Baza dar a Vm parte de las reflexiones que he hecho durante mi Viage». No hay razones para dudar de la sinceridad de esta confesión, aunque tampoco se pueda descartar, totalmente, la sospecha de que Navarro -que no tiene un pelo de tonto- sabía que iba a deslizarse, inmediatamente, por un médano peligroso, con mil ojos escrutadores a su alrededor. Convenía, por tanto, entrar limpio de polvo y paja. Es por esto, tal vez, por lo que, al igual que el célebre Abad Pluche en su Spectacle de la Nature, el tesorero bastetano trata de poner a buen recaudo la reverencia a Dios y a su Creación, cuando, sin dejar de mirar a ésta con los ojos de la fe, intente hacerla compatible con los últimos conocimientos científicos. Vayamos por partes. Navarro ha retornado al Molino del Consejero, donde su amigo Robles Vives le regala -gentil hospitalidad aparte- con todas las facilidades y medios que se puedan desear, para la elaboración feliz de un trabajo intelectual. Allí, por ende, se lanza a redactar la «carta 11», que no va a ser otra cosa que un apreciable resumen de las observaciones acopiadas a lo largo de este viaje. (Y de otros muchos viajes anteriores). En el que no podrán faltar, por supuesto, sus dilectas hipótesis en torno a la creación y evolución de la Tierra. Médano cenagoso, decimos, en el que podía ser muy fácil perder la orientación. Mas, por si acaso, previene: «yo no pienso en hacer Sistemas; mi celebro no está tan bien organizado, que pueda combinar, unir y colocar las partes distantes, y poco conexas, que se deven referir unas aotras en las Hipotesis; hablaré deste pequeño rincón lo que me ha venido al pensamiento durante mi caminata, sin meterme en lo demás del Globo, que me es desconocido» (C-11). De esta forma, va a dar ribetes de conjunto a lo que antes había sido sólo una secuencia fragmentada. Para mejor ubicar lugares y producciones, el escritor se convierte de nuevo en dibujante y delinea un «Mapa» en el que gráficamente atestigua lo que la pluma ha descrito con palabras. (Este «Mapa», huelga decirlo, tigua edición de Vanspen (sic), las disertaciones de Fleuri, el Sarpi, historia del Concilio de Trento, la moral universal», etc. Por contra, el cura servilón se vanagloriaba de sólo haber leído el Larraga. MANUEL JOSÉ ZENTENO: Cartas del Compadre del Holgazán. Madrid, Imp. Villalpando, 1820-21. Carta 4a). 409. R.A.H. Lo 11-3-1/8237 410. Ibidem. 411. Ibidem. 412. Memorias de la Real Academia de la Historia. Tomo I. Madrid, 1796, pag. CXLIV. 224

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también se ha perdido). Finalmente, Navarro nos presenta una lista o relación de todas las producciones descubiertas o registradas por él a lo largo de sus viajes. Por juzgarla interesante, nosotros la incluiremos, íntegramente, en el APÉNDICE IV de esta monografía. No sabemos cuánto tiempo permanecería en el Molino del Consejero, durante esta su segunda estancia. Tampoco debió de ser demasiado, dadas las apreturas que le ocasionaba su canongía bastetana, a las que él, en sus papeles puramente privados, constantemente se refiere, con cierta antipatía y desdén. Lo cierto es que, ya de retorno a Baza, redacta allí la «Carta 12a» y última de la serie. Y, sin poder desembarazarse totalmente de la nostalgia, escribe: «Mi estimado amigo: acabo de llegar de Lorca, y me despido con esta hasta la Primavera siguiente que salga de Quarteles de Invierno. Nada tengo que añadir, aviendo sido mi caminata sin detención en pueblo alguno» (C-12). Esta «Carta», que debería de ser la más corta de todas -sólo tiene 9 hojas-, está dedicada, por su autor, a ofrecernos algunos datos de política económica, soslayados anteriormente. Es decir, a hablarnos de población, de agricultura, de industria y de comercio. Pero, aunque promete -de entradaabarcar en su discurso a todo «su cantón», a la totalidad de su «pequeño rincón», finaliza por circunscribirse al Obispado de Almería, o, más concretamente aún, a Lubrín, a Vélez y a Almería. Y, siempre, de una manera no demasiado profunda. No obstante, en lo referente a cuestiones de población, citando a Ward y a Volney, piensa que estos territorios están bien poblados, pero que, concretamente el Río de Almería, el de Almanzora y el Valle de Vélez, admitirían aún más vecinos si su economía mejorase: «porqué no pudiera todavía doblarse nra. población?». En cuanto al Marquesado del Zenete, Montes de Guadix y Hoya de Baza, «no he ajustado (...) el número de almas que tiene; pero creo está tan poblado como el Obispado de Almería, y que puede decirse de su aumento lo mismo» (C-12). Le gustaría, nos confiesa, seguir hablando de los útiles proyectos de industria y comercio que podrían realizarse en el Distrito, para completar, con ellos, su actual economía, teniendo a Almería y a Águilas como principales puertos de importación y de exportación, «pero esto sería entrar en un pormenor, que exigiera muchas cartas, y ya me he propuesto acabar por este año. Sin embargo otros asuntos podrán mantener nro. Comercio epistolar». Proyectos, ilusión, optimismo de un tiempo ilustrado. Desgraciadamente, el motor de todo, el Rey Carlos III, había desaparecido algunos meses antes. Con su muerte, la situación comenzaría a cambiar, sumiendo a la Ilustración en un 225

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inquietante y fortuito «impasse».

VII-1. TIEMPO DE FRENO Y MORDAZA La muerte de Carlos III y, sobre todo, los alarmantes vientos de revolución que llegan de Francia, auguran un horizonte nada propicio para el ejercicio de las ideas ilustradas. Con este sombrío e inestable ambiente de fondo, Navarro es elevado a la dignidad de Abad de Baza, según real deferencia del nuevo monarca Carlos IV: 14 de Mayo de 1790402. Por tanto, al tomar posesión de su nuevo oficio, el 3 de Junio siguiente, puede afirmarse que, por fin, ha sido catapultado al máximo rango de la Abadía. Sin embargo, el parón que se deja sentir en la actividad reformista -el propio Floridablanca parece ser uno de los agentes del freno403- repercute directamente en la marcha de la Sociedad Económica, de la que, como dijimos en otro momento, el Abad Navarro habrá de ser Director durante sus tres últimos años de vida. La involución se hace realidad palpable, día a día. En 1791, por ejemplo, Campomanes cae en desgracia. Poco después, las Sociedades Económicas reciben órdenes gubernamentales de restringir sus actividades y de acabar con el «peligroso» estudio de la Economía Política404. El pánico se acrecienta, luego de conocerse los horrorosos relatos aireados por el gran número de clérigos que, exiliados de Francia, se avecindan en la comarca bastetana. Finalmente, el 7 de Marzo de 1793, la Convención declara oficialmente sus hostilidades a España. Se inicia, con ello, la conocida popularmente como «Guerra del Rosellón», 1793-1795, muy pronto convertida en una especie de cruzada ideológica, en la que el Clero, con el P. Cádiz a la cabeza, desempeñará un brillante protagonismo, utilizando el arma de la predicación y de sus propias aportaciones económicas405. Acompañan a Navarro en este fortuito compás de espera, como siempre, sus fieles correligionarios, Álvarez Gutiérrez y los dos Zentenos. Aunque la actividad societaria parece circunscribirse, ahora, a esporádicas reuniones para elegir oficios y a poco más406. No obstante, en un ámbito puramente privado, tanto el Abad como sus citados colaboradores parecen volcarse de lleno en sus trabajos

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Abad y académico (1790 - 1797)

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ABAD Y ACADÉMICO (1790-1797)

de estudio e investigación científica. En lo que respecta al Abad, podría decirse que en los últimos tiempos «se entibió algo esta pasión por el deseo que le entró de obispar y por mezclarse algo en relaciones políticas», según la jocosa expresión de sus más cercanos colaboradores, registrada por Rojas Clemente407. Pero ahora, con la detención sufrida en la disciplina económica, retorna a sus orígenes. Y la casa de Navarro, con su espléndido gabinete de Historia Natural, según dijimos, otra vez se convierte en el centro intelectual de antaño, en el que cada quién exponía sus propios descubrimientos y conclusiones. Allí se dialoga, se experimenta y se intercambian principios e ideas, como dejó reflejado -en sus apuntes, posteriores a los hechos- Rojas Clemente. Cada uno trabaja en su peculiar parcela del saber, pero les une a todos un denominador común: su interés por la agronomía, en particular, y por la historia natural, en general408. En este tiempo, la Real Academia de la Historia trabaja en la confección del gran Diccionario Histórico y Geográfico de España. Tal vez, a requerimiento de esta institución y con destino al propio Diccionario, «deseando complacerla», nuestro erudito canónigo envía a la Academia dos artículos, que titula Baza y Hoya de Baza, 413 El original, manuscrito por el propio Navarro, se halla en la Real Academia de la Historia: «Miscelánea Histórica», Lo 9/5981, Fol. 80-102. El mismo texto fue impreso en el Boletín de la Real Academia de la Historia, Año 1917, I, Vol. LXX, pp 268-286. Otra copia del mismo manuscrito se encuentra en los fondos de Rojas Clemente, entregada, probablemente, al sabio naturalista, por los familiares de Navarro o por los compañeros bastetanos de éste (Cfr. A.J. NAVARRO: Baza. Historia, Geografía, vegetación, zoología etc. de Baza y Hoya de Baza. 22 hojas». A.J.B.M. I,52,1,2).

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cuya entrada queda registrada en la docta casa el 4 de Diciembre de 1795. Para el Secretario de la Academia, Isidoro Bosarte, estos dos excelentes artículos «pueden servir de prueba de lo que este ilustre prebendado es capaz de hacer»409. Pero es que, además, en su epístola de remisión, Navarro expone que se halla trabajando, a la sazón, en la «Geografía, Historia natural y Antigüedades de una parte del Reyno de Granada y de el de Murcia», obra que, probablemente, dejara inconclusa410. A la vista de todo ello, D. Isidoro Bosarte somete al juicio de la Academia los citados artículos, «y haviendo merecido completa aprobación», el propio Bosarte, en Junta del 11 de Diciembre siguiente, solicita para su autor, Navarro, el título de Académico Correspondiente. Y añade: «hallandose este laborioso y distinguido sujeto en ánimo de destinar otros muchos artículos a las sabias fatigas de V.E. en el Diccionario Histórico, como así mismo de corresponder a los encargos literarios que V.E. tenga a bien hacerle en las ocasiones qe. ocurran», se hace merecedor de tal distinción411. El expediente se traslada al Censor, el cual emite su voto aprobatorio el 17 de Diciembre. Con lo que, al día siguiente, 18 de Diciembre de 1795, Navarro pasa a engrosar, oficialmente, la relación de Socios Correspondientes de la Real Academia de la Historia412. Por estas mismas fechas debió de ser nombrado, también, Socio Correspondiente del célebre Instituto de París, según consta en su Oración Fúnebre. 414. MIGUEL CASIRI: Bibliotheca Arabico Hispana Scurialensis. Madrid, 1770. Dos Vol. 415. Hoya de Baza, Loc. cit. p. 282. También parece haberle correspondido al Abad el honor de haber sido el primero en interesarse por los «huesos» de Orce y en divulgar su noticia: «se hallan en estos montes: ostras, Cuernos de ammón de diferentes tamaños, Herizos o Ursinos, varios géneros, corazones, Peines y sobre Orce, huesos que parecen despojos de Focas o Cetáceos» (Ibidem. pag. 281). 416. S. DE ROJAS CLEMENTE: Ensayo Variedades Vid... 417. Oración Fúnebre, fol. 8. 418. Ibidem. PALANQUES AYÉN afirma que cuando Navarro muere, su nombre sonaba para el Obispado de Almería. Ambas cosas son, desde luego, compatibles (PALANQUES, op. cit. pag. 389). 419. A.J.B.M. I,54,2, 309. 420. La noticia de su enfermedad corre como la pólvora por el Partido de Baza. «Nosotros temblamos, Señores -se lloraría en Vélez Rubio, días después- a vista de la cruel enfermedad que le asaltó, nosotros levantamos asustados nuestras manos y nros. clamores al cielo; no obstante experimentamos sucesivamte. un momentáneo consuelo, y quando preparábamos nuestras expresivas acciones de gracias al autor de la vida y de la muerte por havernosla conservado, quando conservavamos nros. lisongeros designios... pero, no prosigamos, tristes oientes, callemos... escusadme este doloroso pasage que... Ah,

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Debido a un descuido de su Apoderado en Madrid, la noticia de esta admisión académica llega con mucho retraso a poder del agraciado. Aunque éste parecía esperarla. Tanto es así que, aparte del citado imprevisto, el novel académico ha dedicado últimamente dos meses de su tiempo a uno de sus célebres viajes de «observación» -tal vez el último- «por los Montes y Costas vecinas», con el fin de «presentar algún don literario»a la Academia. Acababa de retornar a Baza, el 24 de Junio de 1796, y «viendo que por causas, harto enojosas» no puede ordenar con prontitud el material recopilado, se decide en esta fecha a dar las gracias a la ilustre institución, por la deferencia demostrada al nombrarle su Socio Correspondiente. El vasto trabajo que preparaba para el efecto, quedaba postergado para una mejor ocasión. Los citados artículos de Baza y Hoya de Baza, que le valen el honor de académico, serían publicados en 1917 por la propia Real Academia de la Historia, con el título de La ciudad y el Territorio de Baza413. Como ya dijimos en otro lugar, Navarro extrae la documentación, trasladándola casi al pie de la letra, de anteriores trabajos propios. Especialmente, de sus Cartas o Paseos de 1789. Concretamente, de las «Cartas» 1, 3 y 4. El primero de los escritos en cuestión, Baza, es una aproximación histórica a la ciudad homónima, en la que Navarro procura imponer sus principios ilustrados acerca del trabajo historiográfico: verdad y demostración documental, por encima de todo. Así, bebiendo en las fuentes de los clásicos Plinio, Estrabón y Ptolomeo; recurriendo, después, a los últimos descubrimientos arqueológicos realizados por él mismo y por sus adláteres, inicia y completa un

digamoslo de una vez... la fatal parca, la inexorable muerte nos lo arrebató, y con el nuestras más dulces esperanzas» (Oración Fúnebre, Fo 8v). 421. PALANQUES AYÉN, op. cit. pag. 389. Incluye el acta de enterramiento. 422. ROJAS CLEMENTE, Ensayo Variedades Vid... Uno de los proyectos más inmediatos era un viaje de reconocimiento de la costa, que deberían de llevar a efecto el Abad y su amigo, el Doctoral Zenteno, en pos de los vestigios definitivos de «Urzi». Viajarían, «desde Adra a Aguilas, haciendo sobre los sitios que yo -Zenteno- jamás, ni aun de lejos he visto, las más escrupulosas observaciones, para poder fijar nuestras ideas; pero la muerte de tan amable amigo desbarató todos mis proyectos, que hasta el día -1806- no me ha sido posible verificarlos» (CÁCERES PLA: Almería-Urci, loc. cit. p. 512). 423. Ibidem. El Maestrescuela Álvarez Gutiérrez renunciaría a sus prebendas y se dedicaría, de lleno, a sus investigaciones científicas y agraristas. En 1818, el sobrino carnal del Abad Navarro, escribiría desde Vélez Rubio a Rojas Clemente y, entre otras cosas, le dice: «Advierto a V. qe. el único qe. en Baza podrá prestar sobrados conocimientos para la Ceres Española tanto por lo respectivo a dicha ciudad como por otros pueblos es D. Pedro Alvarez, de quien oiría V. a mi difunta esposa hacer miles de encomios, y el qe. 229

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interesante recorrido, a través de la Hispania romana, para desembocar, de lleno, en el medievo hispano-musulmán. Un período muy querido por Navarro, para el que le sirven de soporte documental -entre otros, que no cita expresamentela estupenda «Bibliotheca Arábiga» de su contemporáneo Casiri, y los cronistas directos de la Reconquista, como Fernando del Pulgar414. Pero donde el Abad parece encontrarse como el pez en el agua, es en la elaboración del segundo artículo, La Hoya de Baza. Los vastísimos conocimientos adquiridos «in situ», durante tantos años y tantas leguas de camino, le sirven de material inestimable, ahora, para confeccionar un precioso y ajustado periplo naturalista alrededor de la comarca, enriquecido con copiosísimos y originales datos sobre botánica, zoología, geología, palentología, climatología y medio ambiente. En fin, ya dimos cumplida noticia de estas observaciones, al hablar del padre de la criatura o precedente inmediato, las citadas Cartas o Paseos. No obstante, sorprende en gran medida el poder comprobar, ahora, lo poco que han cambiado las cosas en la Hoya, desde la segunda mitad del siglo XVIII, hasta nuestros días. Especialmente, en algunos apartados, como la propia climatología: «En Abril y primeros de Mayo -decía Navarro, en 1796- suelen caer grandes eladas que dañan a las viñas y a las siembras, siendo la desigualdad de temperatura un enemigo de la prosperidad de este país, con que suelen los Labradores excusar su descuido en la Agricultura»415. La noticia podría estar sacada de cualquier periódico de la actualidad. Este segundo artículo, que decimos, parece haber formado parte de un otro estudio más amplio y completo. Seguramente, del propio trabajo sobre los Reinos de Granada y de Murcia que, a la sazón, preparaba el autor, según sus noticias a la Academia. Al menos, así se nos deja entrever, cuando, al referirse Navarro a los pueblos de la Hoya o a los Baños de Benzalema, por ejemplo, escribe: «Veánse sus artículos». Pero dichos artículos no aparecen por parte alguna. ¿Pensó en remitirlos

fue compañero de mi tio el Sr. Abad de Baza. Dicho Sr. estaba de Maestrescuela en esta ciudad, y por causas qe. ignoro renuncio su empleo, y actualmte. está retirado en una casa de campo suya propia dedicado con entusiasmo a la agricultura, donde debe haber hecho progresos por su gran talento, y vastos conocimientos» (A.J.B.M. I,58,1,16). Clemente, de todos modos, ya conocía de sobra la personalidad intelectual de Álvarez, desde hacía muchos años. (Vid. Nota 169). 424. Estas exequias se celebran en Vélez Rubio, el 28 de junio del propio año 1797. 425. «Yo he visto al Maestrescuela llorar como un niño -escribiría Rojas Clemente-, cuando me leía en la historia de su enfermedad -D. Pedro Álvarez sufría, en 1805, una dolencia mental- el juicio que había hecho de ella el Abad. Yo he visto al Doctoral enternecerse 230

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A la izquierda, la Torre de la Colegiata de Baza, desde la subida a la Alcazaba, hacia 1970. (Foto A. Guillén). A la derecha, dos deta­lles del interior de la misma Colegiata: el púlpito y el coro, donde sería enterrado el Abad Navarro en 1797. (Reproducidas del libro La Santa e Insigne Iglesia Colegial de Baza, de Alberto García Den­gra, 1925; 2ª ed. facsímil, 1996. Gentileza de Antonio García de Paredes Muñoz).

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Portada de tres importantes obras literarias de la Ilustración y Medalla de la Real Academia de la Historia de Madrid.

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posteriormente?. En este tiempo, Navarro tiene ya los días contados. Una «muerte inesperada y repentina» le vendrá a segar la vida, cuando ésta se halla en plena madurez de ilusiones y de proyectos416. Cierto es que ya luce las altas credenciales de Académico de la Historia, de Socio Honorario de las Patrióticas de Vera, Granada y Baza, o la del Instituto de París417, pero aún le quedaban algunas metas por alcanzar. Una de ellas, probablemente, el episcopado. Y en la Corte regalista del bisoño Carlos IV parecen correr todos los vientos a favor de su causa: «el Supremo Senado encargado de consultar a S. Magd. -escribía el P. Martínez- los beneméritos a las Dignidades y empleos, reputó digno al Señor Navarro de las primeras Dignidades de la Yglesia, y en efecto se propuso ya para el Obispado de Barcelona»418. Esta última promoción parece haber sido muy del agrado del Abad. Su propia sobrina y discípula, Da Juana Martínez Serna -como ya dijimos en otro lugar- deja constancia de ello, cuando, cariñosamente, censuraba al añoso investigador el hecho de que éste, «en sus últimos años parece se le entibió algo esta pasión -a las ciencias naturales- por el deseo que le entró de obispar y por mezclarse en relaciones políticas»419. Pero no pudo ser. Navarro, a sus 57 años, es abatido por una rápida enfermedad420 que le lleva fulminantemente a la tumba. El hecho ocurre en Baza, en la mañana del día 12 de mayo de 1797 y es enterrado en el coro de la misma Colegial421. Sus conocidos, amigos y consocios caen ahora en una completa orfandad, hasta el extremo de que la muerte de su mentor acaba por disgregarles. Precisamente, en estos momentos, en los que de aquella academia y unión se «hacía esperar grandes cosas». En una palabra, «quedando deshecha aquella reunión de luces y virtudes que tantos adelantamientos prometía al Estado»422. Todos, en fin, se retiran al campo, donde proseguirán por separado sus investigaciones agronómicas, una vez que logren vencer los primeros instantes de estupor y de abatimiento423.

muchas veces, y aun casi siempre que nombra al Abad. Navarro era generosísimo. Sus amigos, dedicados ahora a la Agricultura con entusiasmo, proponen en este ramo, modelos que oxalá imiten los de Baza» (A.J.B.M. I,9,3,12). 426. Oración Fúnebre, fol 8v. 427. Ibidem, fol. 6. 428. Ibidem, fol 6v.

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VII-2. NAVARRO, EL HOMBRE «Era sutil, discreto agudo, benéfico, humano y benigno». En este sencillo y definidor exordio pretende encerrar el velezano P. Martínez-Tercero, amigo íntimo del recién desaparecido Abad de Baza, toda la rica y compleja personalidad de «aquel verdadero Savio, que fue tan util para la patria (...) por su admirable discrecion, por su alta penetración, por la superioridad de sus talentos, por su buen gusto, e incesante aplicación al estudio de las ciencias, y sus vastos conocimtos. qe. le hicieron de tan varias maneras provechoso a sus próximos: admiremos en fin aquel conjunto de modestia, de dulzura, de humanidad, de beneficencia qe. le hacían tan amable a quantos tuvieron el honor de conocerle»424. Podrían creerse pomposos elogios, nacidos de una entrañable amistad. Podrían creerse retóricas generalidades por encargo, propias de un panegirista oficial. Pero sería falsear la cuestión. Porque, pasando por encima de toda esa hojarasca rococó, genuina del siglo que nos ocupa y de una típica ceremonia post-mortem, en honor del desaparecido personaje, la Oración Fúnebre del franciscano Martínez Tercero deviene en pieza enormemente válida y sincera. Y hasta fundamental -diríamos-, entre otras cosas, para llevarnos al encuentro de los contornos íntimos, puramente humanos, del hombre público, Navarro. Y ello es así, porque los juicios elogiosos 429. Ibidem, fol 7. 430. Ibidem, fol 8. 431. Ibidem. 432. Ibidem, fol 7. 433. Ibidem, fol 7v. 434. Cfr. Cartas de Navarro a Franco Dávila, de 20 de Octubre de 1776 y de 12 de Marzo de 1785. 435. Parece ser un tema muy socorrido por los literatos de la época. Verbigracia: «Morir viviendo en la Aldea y vivir muriendo en la Corte: su autor D. Antonio Muñoz. Se hallará en las librerías de Pasqual López frente de S. Luis... Puede remitirse en Carta» (GAZETA DE MADRID: no 31, 16 de Abril de 1784, pag. 344). 436. Respecto a las contradicciones ideológicas en Jovellanos, vid. ÁNGEL DEL RÍO: «Introducción» a las «Obras» de JOVELLANOS: CLÁSICOS CASTELLANOS, Tomo 110, pag. VIII-IX, y LUIS SÁNCHEZ AGESTA: El pensamiento político del despotismo ilustrado,

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del «francisco» velezano coinciden con los emitidos, paralelamente, por otros contemporáneos y colegas del homenajeado. Aquéllos que también le trataron muy de cerca, como el Maestrescuela de Baza, Álvarez Gutiérrez, o los dos hermanos Zenteno, dignidades de la misma Colegial, por citar algún que otro caso425. Pues bien, ante todo, en Navarro, desde muy joven, cabe resaltar su extraordinaria capacidad de trabajo. Cualidad, por cierto, muy bellamente expresada por su panegirista Martínez: «Llenó, en fin, en una edad no larga, el tiempo de muchas edades: hecho víctima del trabajo y de la paciencia, terminó una carrera gloriosa», que hubiera necesitado la vida de muchos hombres para igualarla426. Aunque, llegados a este punto, uno en realidad piensa que en Navarro no hubo nunca tal victimismo. Obviamente, disfrutaba con sus muchos quehaceres, encadenados de sol a sol. Por otra parte, su amor por el bien público hizo del Abad un hombre desprendido y siempre pronto a poner su corta hacienda y sus largos saberes al servicio de los demás. ¡La dichosa utilidad pública!. «Nunca estuvo dominado de aquel odioso egoísmo que reduce todos los vienes a la esfera de la propia utilidad. Contento con una moderada decencia en su persona, mesa y muebles, no tuvo otra codicia que aquella que es laudable en los Literatos: una exquisita Biblioteca y un estimable Gavinete de preciosidades de la naturaleza y el Arte, era todo su tesoro»427. Y ni siquiera guardaba

Madrid, 1953, pags. 205-207. Para la contradicción de los Ilustrados, en general, Cfr. PALACIO ATARD; op. cit. pags. 35 y ss. 437. J.L. ABELLÁN, op. cit. Tomo III, pag. 488. 438. F. AGUILAR PIÑAL: «Estudio Preliminar» a la obra, Olavide: Plan de Estudios para la Universidad de Sevilla. Barcelona, 1969, pag. 43. 439. J. ORTEGA Y GASSET: Papeles sobre Velázquez y Goya. Edit. Revista de Occidente. Madrid, 1950, pag. 281. 440. ROJAS CLEMENTE: Ensayo Variedades Vid.

Entre los pocos manuscritos que Clemente pudo recopilar del Abad Navarro, se encuentran los titulados Baza y Hoya de Baza, que actualmente forman parte de sus fondos, conservados en el JARDÍN BOTÁNICO DE MADRID: estos manuscritos de Navarro llevan la signatura I,52, 1, 2. Ni que decir tiene, son los mismos que el autor había remitido años antes a la Real Academia de la Historia. A su paso por Vélez Rubio, en 1805, Rojas Clemente también pudo conseguir una copia de la Oración Fúnebre dedicada a Navarro, la cual hemos citado muchas veces a lo largo de este estudio (Vid. nota 2). También debió de conocer Clemente alguna copia de las Cartas o Paseos de 1789, pues aquél, en sus apuntes, inserta noticias contenidas en éstas, con cierta frecuencia.

441. A.J.B.M. I,54,2 309-311. Respecto a los papeles de Navarro, el canónigo Francisco Zenteno expresaría en 1.806: «Después de su muerte ni aún tuve ánimo para volver a

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éstas para sí, sino que pronto las convertía en patrimonio público, al ofrecerlas a cualquier institución estatal. En este sentido -insiste el P. Martínez- «¡Que delicias no experimentaba en hacer bien y ser útil al próximo!». Útil, en el doble sentido: humano o material, e intelectual. De este modo, ocultamente, no sólo amparaba a los que recurrían a él de frente, sino también a esa eterna categoría de pobres vergonzantes que no se atreven a sacar a la luz del día su auténtica miseria, su negra realidad. Y es que Navarro parecía tener una especie de sexto sentido, con el que detectaba «el hambre y la desdicha», allá donde se escondiesen. ¿Y qué ocurría, después?: «A unos repartía vestidos para cubrir su desnudez, a otros señalaba socorros diarios, a otros mensuales, variándolos o multiplicándolos según lo exigía la necesidad agena. El Labrador pobre se ponía por su medio a estado de empanar sus tierras; el miserable anciano, el desamparado huérfano, y la desvalida viuda hallaban enel un poderoso apoyo contra los rigores de su infortunio; y en todos estos actos de liveralidad se conducía con tanta circunspección y cautela, que para practicarlos se ocultaba muchas veces de sus mismos domésticos»428. No menos pródigo y diligente resultaba, a la hora de ayudar a los demás, con «su discreta facilidad y poderoso valimto. en los tribunales y con los grandes Señores»429. ¿Cuántos pleitos y persecuciones no tuvieron un final feliz, gracias a su desinteresada intervención?. Y es que, llevado de su amor al bien público, Navarro estaba convencido de que «jamás un sacerdote desempeña mejor su carácter que quando sacrifica sus talentos y sus tareas a la utilidad común»430. Por ello, desde muy joven, puso en práctica «sus virtudes Sociales y cristianas; aquellas virtudes que son el mas glorioso ornamto. de la naturaleza racional, y tan útiles a la sociedad civil»431. ¿Qué de extraño tiene, en resumen, que el profundo dolor causado por su muerte llenara las calles de los Vélez y de Baza, principalmente, de infelices y desheredados paisanos que lloraban su pérdida?.

su casa ni pensar en sus libros y papeles, por no renovar el dolor de su pérdida, así que ignoro el paradero que unos y otros hayan tenido» (Vid. CÁCERES PLA: Almería-Urci. Loc. cit. p. 513). 442. Vid. Apéndice V. 443. A.J.B.M. loc. cit. 444. Sin embargo, oficialmente, tras la refundición y elaboración de estos apuntes, Clemente escribirá de Cossío: «Abogado de Baza, excelente anticuario que posee una de las mejores colecciones de monedas y otras piezas antiguas de gran valor encontradas

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La sencillez y la modestia son otras notas descollantes en la delimitación del perfil humano que de Navarro nos han dejado sus contemporáneos. «Nuestro benéfico Abad era igualmte. humano y benigno sin afectación, afable y dulce sin afeminación, modesto y humilde sin bajeza ni abatimiento». «Nadie podía resistirse a sus modales graciosos, dulces y humanos»432, en los que no había ni un ápice de orgullo o altanería. Lo que -pese al paulatino encumbramiento que le llevaría a «ser admirable enmedio de los savios, grandes y poderosos de la tierra»- le ayudó a conservar siempre sus viejos amigos. De ordinario, menos favorecidos que él por la rueda de la fortuna. Para sus subordinados no sería nunca un superior, sino un amigo. Ni siquiera, para «los pocos que le eran desafectos», tuvo alguna vez desaires, venganzas ni bajezas impropias de un hombre de bien. «Y quanto podría yo deciros de su humilde modestia? -prosigue el P. Martínez- ¿No se excusó humildemte. con el pretexto de su insuficiencia para no admitir un empleo brillante que se le ofrecía en la Corte, y que le huviera avierto un nuevo rumbo para el logro de maiores ascensos?. Yo mismo le vi resistir a las instancias de los editores de la Colección de Sermones Españoles que le pedían los suios como dignos de este honor, y para que el público gozase de sus primores: me aflixo escrivía a un Amigo suio que le preparaba un honroso recibimto. a la entrada de un Pueblo, me aflijo y lleno de pena, si se me trata con semejantes distinciones»433. Todas estas alabanzas, venidas de fuera, parecen ser justas. Pero por encima de esta pléyade de almibarados epítetos, rayanos casi siempre en el dibujo sobrehumano de su destinatario, Navarro se nos presentará a sí mismo, y a la menor ocasión, como un hombre provisto de un gran sentido del humor y de unas apetencias nada sobrehumanas, por cierto. La descripción de su persona -incluida en la carta sexta de sus «Cartas o Paseos»- en el justo momento en que nuestro hombre llega al Molino del Consejero, luego de un pesado viaje, se nos antoja una autocaricatura inolvidable: «Este clerigo embuelto en su casaca provincial, hundido en una calesa asaz derrotada,

en los alrededores de Baza; gran botánico y excelente agricultor», (Historia Natural del Reino de Granada, Ms. A.R.J.B. I,52,2,2,). Clemente, aquí, elude hacer referencia a la procedencia de estas colecciones. 445. Citado por MAGAÑA VISBAL, op. cit. p 394. Desgraciadamente, de estos casi 7.000 volúmenes de la biblioteca de Álvarez Gutiérrez, pocos se salvaron, tras ser saqueado su domicilio por los franceses en 1810. Sus propios apuntes, también valiosísimos, se

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El naturalista Simón de Rojas Clemente viajó por el Reino de Granada, a comienzos del XIX, buscando afanosa e infructuosamente la obra del Abad Nava­rro, para darla a conocer entre sus contemporáneos. Monumen­to dedicado a Clemente, en el Paseo Central del Jardín Botánico de Madrid (Foto P. Be­ceiro, 1976).

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tirada de un caballo más lánguido, y escurrido que Rocinante, traqueado, lleno de Polvo, cabalgados pata acá pata allá sobre sus narices unos precisos anteojos, y quizás con más puntos en las medias, que los que se le saltaron en las verdes a Dn. Quijote, fue recivido de Consejeros, canónigos, cavalleros, Damas, y Dueñas, que se apresuraban a saludarle, diciendo todos: Bien sea venido la flor, y la nata delos canonigos andantes. Es verdad que no derramaron sobre mi aguas olorosas, pero llegó a mis narices el perfume delos guisados prevenidos para una Merienda opípara, que arrastraban a mi estómago hambriento, tanto como a Sancho las ollas de Camacho el Rico» (C-6). También son puramente humanas las demandas, de vez en cuando efectuadas por Navarro, de un reconocimiento oficial de sus trabajos intelectuales y de un merecido ascenso en su carrera profesional. Aunque, en el fondo, justifica estas «veleidades» mundanas, escudándose en la necesidad de gozar de tiempo libre para dedicarse de lleno a la Historia Natural, o en las urgencias de una faltriquera exánime, luego de haber hecho frente al sostenimiento de su crecida familia y de sus enormes gastos, en pro de la causa científica434. La propia sobrina de Navarro, Da Juana Martínez Serna, se hacía eco -ante la pluma notarial de Rojas Clementede los deseos de «obispar» que había demostrado el Abad en sus últimos tiempos. ¿Estamos ante una personalidad contradictoria?. No, al menos, en este punto. Navarro muy bien pudo renunciar a un alto cargo en la Corte -según afirma el P. Martínez-, que le hubiera obligado a alejarse de su campo de acción, de «su» Tierra y de sus investigaciones; y, al mismo tiempo, ver con buenos ojos un posible Obispado -como el de Almería- que le hubiera permitido, aquí y ahora, seguir siendo útil a la República. En este sentido, ya le vimos anteriormente pregonar sin ambages y en más de una ocasión sus oportunos menosprecio de Corte y alabanza de Aldea. Recuérdense aquellos felices instantes vividos en 1789, en el recoleto recinto del Molino del Consejero, en compañía de Robles Vives.435. En todo caso, tampoco se puede ni se debe pasar por alto la evidente contradicción o contradicciones que, en otros aspectos, parecen aflorar en la vida y en la obra de Navarro. Contradicciones íntimas, como las hay en casi todos los grandes hombres de la Ilustración, desde Jovellanos a Olavide436. Podría decirse, incluso, que todo el siglo XVIII y la encrucijada que supone su revolución ideoló-

perdieron en el Guadalquivir, en el año de 1823, la célebre noche de San Antonio, cuando, como Diputado a Cortes, huía de los Cien Mil Hijos de San Luis que ya entraban en Sevilla (A.H.N. CONS. Lo 6.305. Causas de Estado. Proceso a los Diputados a Cortes 239

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gica es «una contradicción viviente»437. Así pues, cuando en alguna de las páginas precedentes descubríamos a un Navarro dubitativo, que gritaba a viva voz su necesidad de creer en unas verdades reveladas, las mismas que en muchos casos chocaban con la razón y con la ciencia idolatradas, estábamos contemplando el vivo retrato de su coetáneo D. Pablo de Olavide, sabiamente evocado por el historiador Aguilar Piñal: «El alma del creyente (Olavide) -al final de sus días, según el citado comentarista- se debatía entre la duda y la fe, con una ansiosa voluntad de encontrar las bases racionales de su creencia, pero sin poder arrojar de su atormentado espíritu un rescoldo de vacilación, un nebuloso interrogante final, que no le daba tregua de paz. Y por encima de este mar de fondo, el impulso a la actividad sin freno, la necesidad vital de hacer algo por el progreso y la felicidad social, la mejora posible y deseada de la Humanidad»438. Este, a nuestro entender, es el auténtico Abad Navarro. Un hombre de cuerpo entero, susceptible, por ende, de grandes virtudes y de no menos grandes debilidades, entrañablemente humanas. Nada más lejos de su imagen real, que un frío coloso de mármol neoclásico a la moda. Un hombre, en fin, sintónico con su época y con su gente. Estrechamente ligado a, y condicionado por, su aquí y su ahora. Para bien o para mal. Sintónico, sin ir más lejos, es también D. Francisco de Goya y sintónicos son todos los paradigmas de la Ilustración, para quienes nada de la España de su época les era ajeno439. Ultrasensibilizados ante el más mínimo latido de su entorno intelectual, social o político, viven de lleno el problema o trance coyuntural. Lo estudian, analizan y asumen, para acabar disertando de mil cuestiones, que pueden llevarles, desde la economía o las costumbres, hasta el último recoveco de la Historia Natural. Sólo algunas parcelas les estarían vedadas: entre éstas, por descontado, la Religión y la Monarquía Absoluta.

de 1822-23). 446. Vid. Apéndice V. 18 de Octubre. Nace en Lubrín, pequeña villa situada al Este de la Sierra de Filabres. Reina en España Felipe V de Borbón.

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VII-3. EL LEGADO DEL ABAD NAVARRO Desgraciadamente, la repentina desaparición de Navarro fue mortal, también, para su obra: «Su colección de dibuxos y manuscritos -escribe Rojas Clemente- fueron por la mayor parte robados o destruídos. Su docta Sobrina Doña Juana Martínez Serna y el sabio Doctoral de Baza pudieron salvar unos pocos que me han permitido reconocer. Otros paran, según tengo entendido en la Academia de la Historia, y en manos de sugetos que saben apreciarlos; pero por desgracia cayeron otros en poder de unos vándalos incapaces de disfrutar de su doctrina, ni permitir que otros se aprovechen de ella en beneficio del público (...) Si como espero puedo conseguir que seme franquee algún manuscrito para quando se publique la relación de mi viage por el Reyno de Granada, lo insertaré en ella del modo que gusten los que no desdeñen de hacer este servicio a su patria por mi medio»440. Parece ser que, desgraciadamente, Rojas Clemente nunca escribió la prometida semblanza de Navarro. En lo que respecta al Doctoral, D. Francisco Zenteno, es cierto que éste consiguió hacerse con gran parte de la colección de monedas y antigüedades de su amigo y mentor. Clemente las vio y tuvo oportunidad de estudiarlas. También pudo salvar y conservar algunas obras de su tío, el Abad, doña Juana Martínez Serna. Rojas Clemente, que alcanzó a estudiarlas en Vélez Rubio, en Junio de 1805, dice al respecto: «Da Juana posee varios manuscritos del Abad casi todo en forma de Cartas sobre Antigüedades del País, Astronomía, historia natural del obispado etc, con algunos dibujos (pues dibujaba bien)... Entre los sermones del Abad hay uno muy disparatado y gracioso que se supone predicado Por el P. Fr. Miguel Rafe conventual de Chelva. En los Ms. del Abad se nota mucha repetición -Rojas Clemente se refiere, claro está, a los manuscritos de Botánica, que son los que a él le interesan,

Estalla la guerra con Inglaterra. 1740-1750 Estudios primarios en su villa natal, Lubrín. 1740 Aparece el tomo 8º y último del Theatro Crítico, del Padre Feyjóo. La obra comenzó a publicarse en 1726. 1741 Antigüedades y blasones de la ciudad de Lorca, del Padre Morote. Primer tomo de las Cartas Eruditas, del P. Feyjóo. 241

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prioritariamente-: así creo se podrían reducir a un pequeño volumen todas las especies buenas que trae en ellos aunque son bastantes, y se reducen casi todos a Antigüedades, Historia principalmte. natural y economía Política astronomía», etc. 441. En lo tocante a la Real Academia de la Historia, -catalogados, al menos- sólo se encuentran allí los manuscritos, Baza, Hoya de Baza y Chirivel, junto al folleto impreso, titulado Oración Fúnebre del Señor Carlos III442. Al comienzo del siglo XIX, también poseían manuscritos del Abad Navarro -aparte de las personas e instituciones ya citadas- el Conde de Floridablanca y D. Antonio Ugina, Secretario de la Encomienda del Infante N., ambos en Madrid. Y, en Baza, el abogado, D. Julián Sánchez Morales y, el igualmente licenciado en Derecho, D. Mariano Cossío443. Este último, por cierto, parece ser que se alzó con la mayor parte de los manuscritos y de la colección de monedas y antigüedades, por lo que bien merece que le dediquemos unas palabras de presentación. Por los datos que de él nos han llegado, podría decirse de D. Mariano Cossío que nos encontramos ante un genuino «erudito a la violeta», émulo químicamente puro del prototipo fabricado por Cadalso, pocos años antes. Domiciliado en la Calle de los Moros, de Baza, y basándose en los propios apuntes del Abad, este avispado leguleyo se lanzó a escribir una Historia de Baza, la cual desconocemos: «Hos ego versiculos feci, tulit alter honores». El tal Cossío, además, parece ser que se negó a franquear a Rojas Clemente dichos documentos, cuando éste se los pidió, en el otoño de 1804, con el fin de estudiarlos. ¿Temía el abogado, acaso, que se descubrieran las fuentes verdaderas de su trabajo?. A ello se refiere el tantas veces citado viajero e investigador, Clemente, -»off the record»- en sus apuntes directos de viaje, al quejarse de los escollos con que tropieza en su ardua rebusca de los manuscritos de Navarro444. Y eso no fue todo. Su estupenda biblioteca, sus excelentes coleccio-

1742 Theórica y Práctica de Comercio y de Marina, de Gerónimo de Uztáriz. 1746 9 de Septiembre. Tras la muerte de Felipe V, se celebra solemnemente la proclamación del nuevo Rey, Fernando VI, en Baza y su Partido. 1748 Los marinos Jorge Juan y Antonio de Ulloa retornan de la América Ecuatorial, tras una larga expedición científica, que dura once años. 1749

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nes de historia natural y antigüedades, hasta los instrumentos de experimentación del gabinete del Abad, fueron malvendidos en pública almoneda o destruidos. El propio Maestrescuela, Álvarez Gutiérrez, confiesa haber gastado nada menos que unos once mil reales en libros, cuando se celebró la almoneda «de don Antonio Navarro, abad de Baza»445. Afortunadamente, desde luego, algunos de estos manuscritos no se perdieron. Superando enrevesadas trancas y barrancas, han llegado hasta nosotros sanos y salvos. O casi. Así, las Cartas o Paseos de 1789, adquiridas por el Archivo Municipal de Lorca, en los primeros años del siglo XX, procedentes, al parecer, de la ciudad de Baza. Así, también, el manuscrito titulado Compendio de la Historia de los Animales, incluido actualmente en los fondos del historiador Espín Rael446. En lo que respecta al primero de los manuscritos dichos -Cartas-, éste debió de dar origen a uno de los plagios literarios más flagrantes, de cuantos hayan existido en los anales historiográficos. En realidad, más que de plagio, debería de hablarse, aquí, de auténtico asesinato literario, pues el autor espúreo se introdujo, sin el menor escrúpulo, en las «Cartas o Paseos» del Abad Navarro y, borrando totalmente el nombre de éste, le usurpó su paternidad y dio el escrito, en gran parte, como propio. Nos estamos refiriendo a cierta obra aparecida en Guadix en 1855; es decir, más de medio siglo después de la muerte del Abad. El «genial autor» de hogaño, el canónigo D. Juan Bautista Cassola, que milagrosamente debió de tropezarse en algún lugar con el manuscrito de Navarro, aprovechó que ya nadie recordaría en su tiempo al legítimo autor y que tampoco sobrevivirían sus herederos directos, para imprimir una obra histórica, cuyos títulos rezan así: Ensayo Histórico sobre la Antigüedad, honores y privilegios de la muy noble y leal Ciudad de Baza y Pueblos de su Abadía, por D. Juan Bautista Cassola. Guadix. Imp. de D. Pedro Flores. 1855. Y como no es éste el lugar adecuado para establecer un minucioso cotejo, entre uno y otro texto -el de Navarro y el de Cassola- bástenos exponer, aquí, una pequeña muestra, espigada al azar, que nos sirva de comparación y ejemplo:

Comienza a aparecer en Francia la Histoire Naturelle, del Conde de Buffon. Constará de 36 volúmenes. El Marqués de la Ensenada intenta la modernización del País. Un número considerable de intelectuales ilustrados serán comisionados al extranjero, con el fin de obtener noticias de los adelantos científicos y técnicos: Jorge Juan, Antonio de Ulloa, Bernardo Ward, etc. 1750-1760 Estudios de Humanidades y Universitarios en Murcia, Orihuela y Alcalá de Henares. Viajes

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NAVARRO, 1789 «desde este (río de Baza) se eleva insensiblemente (el terreno) por algunas partes en el espacio de seis leguas, y las Cuatro primeras hasta Cullar son generalmente greda, y yeso. Ai trozos de tierra arenisca, y Salitrares, todo está cubierto de Esparto, algunas Alcaparreras y en las cañadas salobres mucha sosa. En unas puntas de Sierra que se dexan a la derecha sobre el Pozo de Yglesias, ai muestras de Cobre, y la mina parece rica. (...) Este terreno abunda en Conejos, Liebres, Perdices, Ortegas o Churras como aqui las llaman, y es mui común el Gato Cerval, que aqui nombran Gato de Clavo, fiera mas corpulenta, y fuerte en este país que en otros de nra. España: Es el Lobo Cerval, el Lince delos antiguos, cuya descripción y figura vera Vm en la Historia Natural del Conde Bufon. Críanse en estas inmediaciones, particularmente hacia Orce infinitas Salamandras, qe. llaman Tiros. Es un Lagarto singular, negro con manchas doradas, cuya descripción tiene Vm en Bomare y yo no juzgo necesario hacerla aquí. Es vivíparo, quando todos los Lagartos son ovíparos, y me certifiqué de ello abriendo una en cuyo vientre halle veintiquatro Salamandrillas perfectas. Esta singularidad, y otras deste animal merecen la atención de los Naturalistas» (C-4). CASSOLA, 1855 «Desde el río de Baza, y siguiendo la dirección de Cúllar, se eleva el terreno por algunas partes en el espacio de seis leguas, siendo generalmente las cuatro primeras, hasta aquel pueblo, de greda y yeso: hay trozos de tierra arenisca y salitrares; todo está cubierto de espartos, algunas alcaparras, y en las cañadas salobres mucha sosa. En unas puntas de y observaciones en torno a los lugares citados. En Alcalá conoce al P. Maestro Enrique Flórez, con quien mantendrá, desde entonces, una activa correspondencia. 1753 Firma del Concordato entre España y la Santa Sede, por el que se cumplen algunas aspiraciones de los regalistas locales. Comienza a aparecer en España una traducción del Espectáculo de la Naturaleza, del Abate Pluche. 1754 Primer volumen de La España Sagrada, del P. Maestro Enrique Flórez. 1755 Inauguración en Madrid del Real Jardín Botánico, en su primer emplazamiento de «Migas Calientes». 1 de Noviembre. Aparatoso terremoto sacude el Partido de Baza, con hundimiento de edificios

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sierra que se dejan a la derecha sobre el Pozo-iglesia, hay muestras de cobre, ignorándose hasta hoy si es rica la entraña de este mineral» (Pag. 64). Este terreno abunda en conejos, liebres, perdices, ortegas, o churras como aqui las llaman, y es muy común el gato cerval que llaman los naturales gato de Clavo, fiera más corpulenta y fuerte en este país que en otros de España: es el lobo cerval, el lince de los antiguos, cuya descripción y figura puede verse en el Conde de Buffon. Críanse en estas inmediaciones, particularmente hacia Orce, infinitas salamandras que llaman Tiros: es un lagarto singular, negro con manchas doradas, según Bomare, vivíparo cuando todos los lagartos son ovíparos; esta y otras particularidades de este animal, merecen la atención de los naturalistas» (pag. 75). ¿Qué más se puede añadir?. Si acaso, constatar cómo, así, de tan estúpida manera, se desvanecía toda la obra, todos los trabajos y los días de una vida dedicada por entero al estudio, a la reflexión y a la ciencia. Una vida para la Ilustración, en definitiva. Y es que Navarro, aunque nunca llegara a enriquecer su siglo con ideas auténticamente originales -¿y quién dice que, salvando las distancias, fueran originales sus ídolos, Campomanes, Ward, etc?tampoco sería justo dejar de admirarlo, ahora, como a uno de los personajes más activos y en sintonía con su tiempo, de todos cuantos lucharon por implantar las «luces» en el antiguo Reino de Granada.

APÉNDICE I EXPEDIENTE DE ANTONIO JOSÉ NAVARRO, COMO SOCIO CO-

que pueden servir de prueba de lo que este ilustre prebendado es capaz de hacer. V.E. se servirá comunicarme el juicio que de ellos haga para noticiarlo al autor, o mandar se le escriba de oficio por la Secretaria de la Academia. Madd. 4 de Dice. de 1795. Isidoro Bosarte».

2) «Acada. de 11 de Dizbre. 1795. Exmo Señor: Dn. Isidoro Bosarte a nombre del Dr. Dn. Antonio Jph. Navarro Abad de la Sta. Iglesia Colegiata de Baza con el debido respeto a V.E. expone hallarse dho. Señor trabajando en la Geografía, Historia Natural, y Antigüedades de una parte del Reyno de Granada y de el de Murcia: y haviendo merecido completa aprobación de V.E. dos artículos de Baza y la Hoya deste ilustre

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RRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA (R.A.H. LO 11-3-1/8.237).

1) «Exmo Señor.

prebendado qe. me remitio para qe. los ofreciese en su nombre a V.E. como lo hizo en la Junta anterior: y además de esto hallándose este laborioso y distinguido sujeto en animo de destinar otros muchos artículos á las sabias fatigas de V.E. en el Diccionario Histórico, como así mismo de corresponder a los encargos literarios qe. V.E. tenga a bien hacerle en las ocasiones qe. ocurran.

El Dr. Dn. Antonio Jph. Navarro Abad dela Sta. Iglesia Colegial de Baza sujeto mui docto, y de singulares prendas noticioso de que la Academia trabaja en el gran Diccionario histórico geográfico de España, y deseando complacerla remite por mi mano dos artículos el de Baza y Hoya de Baza los Supco. a V.E. se sirva conferirle el título de Académico correspondiente. Favor, qe. espero dela justificada bondad de V.E. Madd. a 11 de dice. de 1795. Exmo. Señor. isidoro Bosarte. Exmo. Sor. La Rl. Academia dela Historia». Y al margen de este oficio, se añade: «Pase al Sr. Censor. (Rúbrica y más abajo, el Informe):

Estoi bien enterado delas estimables circunstancias de este pretendte. mui digno de qe. sele conceda el título de Académico Correspte. Madd. Dize. 17 de 1795. Joseph R.C.».

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APÉNDICES Y CUADRO CRONOLÓGICO

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3) «mui Señor mio: por el descuido de mi apoderado llegó con mucho retraso la certificación de aver sido admitido por la Rl. Academia dela Historia enel numero de sus Indivíduos enla clase delos Correspondientes; e igualmente el exemplar de los Estatutos, y la favorecida de V.S. en la que me participaba esta singular satisfacción. Un viage de dos meses emprendido para presentar algún don literario, que manifestase mi gratitud, ha diferido mas delo que pensaba el dar gracias a la Rl. Academia, y asegurarle deque mi aplicación alos trabajos de su Instituto serán una prueba de mi reconocimiento. Viendo que por causas, harto enojosas, no puedo ordenar con prontitud las observaciones hechas enlos Montes, y costas vecinas, ruego a V.S. se sirva presentar ala Rl. Academia mi agradecimiento, y mis vehementes deseos de hacerme digno de tamaña distinción con obras útiles, y una ciega obediencia a quanto quiera mandarme. Quedo igualmte. reconocido a V.S. por la complacencia que ha manifestado demi nombramiento, y ruego a Dios gue. la Vida de V.S. ms. as. Baza 24 de Junio de 1796. B.l.m. de V.S. sumas atento servor y cappn. Antonio Jph. Navarro Sr. Dn. Antonio Capmany». APÉNDICE II CARTA DE BONIFACIO JOSÉ FERNÁNDEZ NAVARRO, SOBRINO CARNAL DEL ABAD DE BAZA, EN LA QUE DA NOTICIA DE LOS ILUSTRADOS DE DICHA CIUDAD Y DE LOS DE VÉLEZ RUBIO, AL SABIO NATURALISTA ROJAS CLEMENTE

«Vélez Rubio y Mayo 29 de 1816. Sr. D. Simon Roxas Clemente. Muy Señor mio y dueño: a mi vuelta de Baza me encontré con la carta é impresos qe. U. dirige á mi amada y difunta esposa, habiendo experimentado la diversidad de afectos qe. se dexa inferir. El 2 de enero del año de 14 se llevó el Señor al objeto qe. he querido mas, y U. qe. conocía sus grandes meritos se penetrará del sentimto. y pena qe. eternamente agobiará a mi espíritu, no quedándome otro consuelo hasta morir qe. el de encomendarla a Dios, y ruego a U. haga por su alma los oficios qe. exige la verdadera amistad. Supuesto qe. en la carta habla U. conmigo, y otros amigos, en obsequio de la difunta, de U. y las ciencias evaqüaré su encargo segun pueda valiendome de otros amigos, pero como quiera

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qe. las ideas qe. podemos dar seran incompletas ya en la substancia, y ya en el modo, U. y sus compañeros como sabios profesores harán de nuestro debil e informe trabajo el uso qe. mejor les parezca. El prurito qe. todos tenemos de parecer a lo menos sabios, y de hacer papel en el teatro científico podrá autorizar algun tanto nuestra empresa, en la qual presentaremos noticias rusticas y mas qe. rusticas. Sobre las demás personas qe. U. habla diré brevemte. qe. Benito Suarez falleció tambien: que este Sr. Cura vive: qe. D. Ygnacio Ordejon se halla en Huelva de adminstor. del Exmo. Sr. Marqués de Villafranca: y qe. D. Franco. Taranco qe. tenía aquí igual destino está en esa de Secreto y Contador de dicho Sr. Ecmo. Advierto a U. qe. el unico qe. en Baza podrá prestar sobrados conocimientos para la Ceres Española tanto por lo respectivo a dicha ciudad como por otros pueblos es D. Pedro Alvarez, de quien oiría U. a mi difunta esposa hacer miles de encomios, y el qe. fue compañero de mi tío el Sr. Abad de Baza. Dicho Sr. estaba de Maestrescuela en esta ciudad, y por causas qe. ignoro renunció su empleo, y actualmte. está retirado en una casa de campo suya propia dedicado con entusiasmo a la agricultura, donde debe haber hecho progresos por su gran talento, y vastos conocimientos. Por los papeles públicos sabía qe. U. vivía despues de nuestra gloriosa lucha, y ahora veo confirmada noticia tan satisfactoria, de lo qe. me alegro infinito, pues qe. con seguridad puedo ofrecerme a la disposición de U. como su verdadero amigo Q.S.M.B. Bonifacio José Fernandez Navarro» (A.J.B.M. I,58,1,16). APÉNDICE III

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RELACIÓN DE PRODUCCIONES REMITIDAS POR NAVARRO AL REAL GABINETE DE HISTORIA NATURAL. DICIEMBRE DE 1784. (Cartas a Franco Dávila: Baza, 6 de Noviembre de 1784 y 8 de Octubre de 1785. M.N.C.N. Ms. 816 y 887, respectivamente).

1.- Un trozo de cristal con materias extrañas de mas de seis pulgadas: no se save de donde vino. Le han conservado mal los quelo han poseído; pero gustara por la mucha Ova verde, y demas materias extrañas que contiene; y porqe. visto por una parte de su punta ofreze todos los Colores del Iris, mui brillantes, y Vivos. 2.- Unas piedrecitas de Mineral de Cobre mal pulidas, que serviran de muestras. Se encuentran en Oria Villa del Reino de Granada. Hasta ahora son mui pequeñas, y poco elegantes las muestras, que tengo del Cobre azul, y verde de Vélez, y Oria, pediré mayores, pero de todos modos irán las que ai. 3.- Son dos trozos de marmol Conchites formado de piedras lenticulares pulimentadas ligeramente. El mas pequeño muestra por el canto las mismas lenticulares como frumentarias= Se halla en Vélez Ruvio Villa del Reino de Granada. (Una porcion de piedras lenticulares, o numismales de todos tamaños. Como endonde se han tomado ai un monte de roca formada de estas piedras, se están cortando muestras, que procuraré pulir de varios modos: unas que presenten las orillas de las lenticulares, y entonces sean frumentarias, otras ofreceran el Disco entero; se intentará pulir otras hasta que ofrezcan los circulos concentricos, o línea espiral, que muestran quando se abren, y otras irán sin pulir porque ofrecen estos circulos en su superficie. En una piedra destas irá una lenticular de casi tres pulgadas de largo, no tanto de ancho porqe. no es perfectamte. espherica, sino obalada). 4.- Un busto pequeño, esta coronado al parecer de pampanos, y se halló una legua de la Ciudad de Baza en el sitio delos Villaricos del Cortijo que llaman Romaila. Parece no ser obra acabada; pero supone antiguedad. 5.- Un tronco de Amianto del que se halla en la Villa de Lubrín Reino de Granada, en el Barranco del Marchal, acia el collado mirando al sitio que llaman el Puerto. Es de la misma calidad del qe. remiti a Vm. muestra, y que para en ese Gavinete. 6.- Una pieza de Amianto del mismo sitio Vidrioso o como dicen en el país, punchoso de color azulado, y verdoso. 7.- Unas piezas del mismo Amianto mas pequeñas. 8.- Son piedras lenticulares, o Numismales que se hallan en Vélez Ruvio Villa del

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Reinode Granada en todo el Monte de Pío baxando ala Rambla, y alli esta la roca del marmol Conchites de que sonlos números 3.3. Las ai enfrente acia el sitio de la fuensanta, y barranco de la canal; estas van divididas en varias clases. 8 A- Son lenticulares mui menudas. 8 B- Lenticulares pequeñas, pero mas gruesas. 8 C- Lenticulares llanas, y como medios duros.

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8 D- Lenticulares medianas. 8 E- Lenticulares mas medianas. 8 F- Lenticulares llanas medianas. 8 G- Lenticulares que muestran los círculos. 8 H- Cuernecillos de Ammón. He savido las ai en Luque lugar del Reino de Jaen, y que forman unas estrellitas; las he pedido para reconocerlas, y si fuesen cosa particular se remitirán. 9 - trozos de Amianto largos - del sitio dicho de Lubrín. 10 - Trozos del mismo Amianto tambien largos. 11 - Trozos mas pequeños del mismo. 12 - Trozos mas cortos, y poco apreciables. 13 - Del mismo corto, y poco apreciables. 14 - Amianto arcilloso, que parece empieza a formarse, y que tiene poca consistencia. 14 - Del mismo arcilloso. 14 - Del mismo en trozos mas pequeños. 15 - Amianto de un color pardo. 16 - Amianto azulado. 17 - Un poquillo Amianto menudo blanco, y suave del que se saca de la mina antígua. 18 - Cuerno de Ammón petrificado, o Amonites hallado en la Sierra de Castril Reino de Granada; de casi un palmo de Diámetro bien notadas sus articulaciones, o anillos. 19 - Spath, es muestra del que se halla en la Cueba del Cristal en la Sierra de Baza, junto al Cortijo de las Balsicas. 20 - Es un cazo de bronce, que se hallo labrando enlos campos de Zujar, una legua desta ciudad -- Dentro se han puesto unos gajos de conchas petrificadas para muestra, y unas Piritas pa. lo mismo, y una piedra que se halló en un Campo en que se escrivió el primer Versículo del Salmo Beatus qui inteligit etc. == formando de relieve las letras; aunque no es cosa particular, no obstante se remite. (En otro lugar, se dirá del mismo hallazgo: «Una especie de puchero de bronce, aquien rodea por el cuello un ilo del mismo 253

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metal, mui grueso conque sele une un Mango cilindrico de un pie figurando un palo sin pulir, y acaba en una caveza de Anade, o pato todo de bronce, el qual se hallo enterrado en el Campo de Zujar»). - Dos Salamandras Secas. Esta especie de Lagartos son de un negro brillante, sembrado de manchas doradas irregulares. Tienen la singularidad de ser Vivíparas. Fomentan dentro de su vientre los huevecillos, y yo he hallado en una delas dos qe. iran, veinte y quatro Salamandritas perfectas, ya para salir a luz. - Piedras de Mineral de Cobre muestra dela de Vélez Ruvio. - Granitos de color azul y verde delas mismas minas. - Algunas muestras de Micas. - Trozos de Amianto duro, y penetrado de vetas de Quarzo. - Trozos en bruto del marmol delas lenticulares. - Cuernecillos de Ammon. - Un cuchillito de dos filos, y el mango de azero, que por averse hallado entre las ruinas dela Alcazaba desta Ciudad supone antiguedad. De lo arriba dicho va en un Cajoncillo dentro del cajon grande. El cristal con materias extrañas. La incustracion (sic). Las piedras de cobre pulimentadas. Las dos Salamandras. Todas las lenticulares. Los cuernecillos de Ammón. Granillos de cobre azul de Vélez. APÉNDICE IV LISTA O ÍNDICE DE LAS PRODUCCIONES, «PARTICULARMENTE DEL REINO MINERAL», DESCUBIERTAS O REGISTRADAS POR A.J. NAVARRO, A LO LARGO DE LOS VIAJES EFECTUADOS HASTA EL AÑO DE 1789

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«Aguas: Empezando por las aguas ofrecen bastante que decir por la variedad en la calidad de ellas, y distribución delas fuentes. Los pueblos delas Sierras y de los Valles tienen abundantes, y de excelente calidad; pero en las Costas ai pocas, y algunas salobres: tal es la de Vera; y aun la de Cúllar, que esta en la Hoya de Baza, es su agua blanda, y gruesa. Ademas ai Fuentes termales, Bituminosas, y Acidulas. - Termales: Termales en Graena, Alicun, Alhamilla, y pueden contarse deste territorio los Baños de Alhama no lexos de Lorca. De graena: Los de Graena son bastante calientes, y mui frequentados por que hallan en ellos muchos su salud. Estan al pie de Sierra nevada una legua al O. de Guadix. De Alicun: Siguiendo de O. a Est. se hallan los baños de Alicun unas cinco leguas de Graena, desatendidos porqe. estan lexos de pueblos que puedan dar socorros, y comestibles, y porque estando en un despoblado no ai aloxamiento para los enfermos. Los pueblos dedonde pudieran sacarse los socorros son Guadix y Baza, pero no lexos de uno y otro ai baños de mui conocida utilidad. En el rebalso, o arca que hacen las aguas en su origen, vi un animalillo, como de dos pulgadas de largo, y dela figura de una pequeña salamandra aquatica, que no pude observar con atencion, porqe. se zambulló entre las aguas, y fue a ocultarse entre las piedras delas paredes cuviertas de ellas. Es singular que pudiese vivir entre un fluido tan calido, pero no es cosa tan rara que deva maravillarnos. Savemos ai lagos mui calientes en Filipinas, en Italia, en Alemania, en la América Septentrional, en donde viven pezes a quienes no incomoda el calor delas aguas. Las de los baños de Alicun apenas salen dela fuente, y se extienden por el recuesto del monte quando forman grandes incrustaciones, y mui graciosas. Toda la pendiente esta cuvierta de una costra prodigiosa, que suena a hueco al golpearla, ha hecho sobre un barranco como una bobeda, dexando en lo interior figuras mui caprichosas. La conducen para regar algunas tierras al pie del monte, i cria en la azequia tanta toba, que es necesario picarla de tiempo en tiempo para hacer cauce. Aun con este cuidado se levanta poco a poco una pared de mas de tres varas, siendo preciso dar otra direccion alas aguas, quando la azequia ha llegado a cierta altura, y asi se han formado tres murallas, que rodean el monte haciendo angulos, y cubos que vistos de lexos ofrecen la figura de una fortaleza. Lo mas notable es, que cesan las incrustaciones apenas acaba la pendiente, y el agua riega unos bancales, endonde no seven efectos algunos sobre el terreno, ni las plantas. De Baza: En la misma dirección alas quatro leguas estan Los Baños de Baza, que se usaron antiguamente como manifiestan las ruinas de los edificios, yhoi tambien, aunque no con tanta frequencia por no tener casas comodas, y estar lexos de poblado, hallandose

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al pie del Monte de Jabalcol, una legua dela Villa de Zujar, y dos de Baza. De Alhama, de Archena: Siguiendo la misma direccion de O a E. se hallan los de Alhama en el Reino de Murcia, y los de Archena, pero estan mui lexos de los de Baza, para que se unan, o tengan relacion con ellos. De Alhamilla: Los de Alhamilla estan sobre el Lugar de Pechina una legua de Almería en la punta dela Sierra Alhamilla. Son excelentes, y mui frequentados por el comodo edificio que hizo construir en ellos el Yllmo Sor. Dn. Claudio Sanz y Torres Obispo de Almería, y las buenas disposiciones que dio para el aloxamiento y asistencia delos enfermos. - Bituminosas: Ademas de estas fuentes termales, ai otras Bituminosas frías, si asi se pueden llamar las Hediondas, o Azufrosas. Destas ai en Baza, en Castilleja, en el Rio de Lorca, siguen la direccion de la beta deAzufre, de que he hablado en una de mis cartas, y todas exhalan un hedor a huevos podridos, o higado de Azufre que se percive de lexos. Son utiles para las enfermedades cutáneas, y en Baza le dan el nombre de Fuente del Alcribite, en Castilleja la llaman Hedionda, en el rio de Lorca, Fuensanta. - Saladas: Tambien ai fuentes que dan Sal; no las he visto, y segun me informan, en Cullar ai una en el pago del margen que da una Sal neutra, que se acerca ala de Ebshom de Ynglaterra, y en el Campo de Vélez blanco ai otra que da sal comun. - Agrias: Las fuentes agrias son mui comunes. No he recorrido la Sierra nevada endonde ai infinitas; pero en estos alrededores deBaza, y de ella hasta el mar he visto varias en Zujar, Somontin, Cantoria, Huercal Overa, Vélez Ruvio y otras partes. Como en todo este territorio abunda el Hierro, y el Cobre, devía examinarse aqual destos metales devían su calidad; yo no he tenido tiempo de hacerlo. - Tierras: Sería entrar en una discusion demasiado larga, y seca hablar de todas las especies de Tierras deste Canton, diremos ligeramte. algo para que se forme idea del terreno. En las sierras la capa superior suele ser la descomposición delas Pizarras, o delas piedras calcáreas delas cumbres. Ai hondos, cañadas, y recuestos cuviertos de un excelente Mantillo. En los Valles algo altos en donde parece no reposaron mucho las aguas quando se retiraron al mar, y donde caen algunos torrentes o ramblas Secas estan por lo comun llenos de arena, ó tierra arenisca, y descomposición de las Pizarras delas sierras. Tales parte del Campo de Tabernas, y la mayor parte de los raigeros de Lorca. En estos en el sitio de los Peñones ai parages que todo es Pizarra triturada, y sobre ella una ligera capa de Quarzo destrozado que parece granos de sal gruesa, y acaso por esto la llaman Sal de Lobo. Quizá no sera Quarzo sino Feld-Spato: resulta de las Venas desta piedra que atraviesan las Pizarras. 256

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En los terrenos hondos, endonde despues que se retiraron las aguas al Mar, reposaron algunas como en Vera, Cuebas, Huercal, Zurgena Albox etc. y en la Hoya de Baza y Guadix el terreno es gredoso, y arcilloso: en el se ven las mas grandes capas de conchas, de madreporas, y otros cuerpos Marinos, bancos de selenita, carbon mineral etc. - Almagra: La Almagra de mazarron que parece un bello bol, o que es una producción volcanica, como quieren algunos, deviera entrar aqui; pero ya esta un poco fuera del termino que nos hemos propuesto. Las tierras Yesosas, Aluminosas, Micaceas, ocreosas tendran lugar quando se trate de cada uno de los cuerpos de donde dimanan. - Arenas: No me detendre en las Arenas, que nada tienen de singular, y solo dire que acia Cabo de Gata ai la arenilla que llaman Polvos de Cartas, y es un hierro descompuesto, y Dn. Pedro Franco Davila que fue Director del Gavinete Rl. de Historia Natural, me dixo avia visto Arena de Granates del mismo parage; lo que es mui posible siendo alli mui comunes. - Piedras, Arcillosas, Asbesto, Amianto: Las Piedras merecen mas atencion. Las dividiremos en clases para mayor claridad; y empezando por las Arcillosas la primera que se presenta es el Asbesto, y Amianto de Lubrin. Ya he dicho en otra Carta sus variedades, el terroso, el leñoso, el vitrificado, el Amianto blando, suave, blanco, dorado, verdoso deque hai grande copia remitida por mi al Gavinete Real. - Micas: Las Micas Verdes, Pagizas, gris, blancas, doradas, estriadas, hojaldradas, talcosas cubren la mayor parte delas Sierras particularmente sobre Gergal, Cobdar, Lixar, Arboleas, Lubrin, etc. Comunmente estan todas quaxadas de Granates. - Serpentina: Asi llamo ala piedra dura, verde en quien no hacen impresion los acidos de que hable en una Carta, y se halla en el Arroyo de Macael, y otras partes. - Pizarras: En todas las Sierras. - Schisto: Casi en todas las Sierras. - Amolaas.: Amoladeras: en Vélez y Baza. - Roca: Roca la ai en muchas partes. Esta que es una piedra compuesta forma el Monte del Castillo de Aguilas, La Aguilica, el Fraile, un gran banco en el Cerro de Cope. La ai en Lorca, en Baza, y en otros muchos términos. Algunas son de una mezcla rara. trozos grandes de Pizarra, de Quarzo, de Serpentina, de guijarros de todas suertes. Otras son verdaderas pudingas, otras Almendrilla, otras de arena que sirven para piedras de Molino.

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- Piedras Scintilantes, Piedra de Cuerno: Piedra de Cuerno. No estoi bastantemente instruido deste genero de piedras pero atendiendo alos caracteres que le da Bomare, me inclino aque se encuentra en muchas partes deste territorio. En el Puerto de Aguilas en el sitio que llaman Cala Pedrera se ven muchos guijarros redondos por lo ordinario, cuyo gajo es una suerte de Silex o pedernal, y la corteza es blanda, blanquizca como si se huviera calcinado. Quizá seran matrices de Agatas. Igualmente en la Villa delas Cuebas en el sitio que llaman el Zorzo ai un barranquillo en donde se hallan (si mal no me acuerdo) una especie de Geodas, cuya caja es silicea, y el gajo de tierra sin petrificar. - Petro silex: En la Sierra Alhamilla en la rambla delos Peñones, que cae al Campo de Tabernas se encuentran trozos de una especie de Pórfido encarnado, que alo menos puede llamarse Petro-silex. Las puntas de Quarzo blanco estan mui visibles. - Quarzo: Es comunissimo, se halla en todas partes. Ai grandes masas de Quarzo rojo en Lubrin en el Sitio que llaman Peñicas del Oro. Toma color del hierro, que ai por alli, como muestra, el ocre ferruginoso de todo aquel terreno. No son menos grandes los peñones del mismo Quarzo blanco, opaco, mas grosero. Quartzum fragile opacum, que se halla en el sitio delas Peñicas blancas. De Lubrin me han traido un trozo como el puño cristalizado en una punta de seis caras. - Jaspe: Bowles dice vio en Cabo de Gata el verdadero Jaspe florido. - Agatas: Ai Agatas en Cabo de Gata, y yo he visto Piedras Lenticulares agatizadas en Los Pantanos de Lorca, Un Cuernecito de Ammon agatizado de Macael. - Amatistas: Se hallan en Cabo de Gata. - Venturina: Dn. Pedro Franco Davila me dixo averla visto entre las piedras que le mostro un extrangero, que la avia recogido en Cabo de Gata. - Jacintos: Los ai delos que llaman de Compostela en la Sierra de Gor, en el Pantano de Valdeinfierno, en Cabo de Gata. - Granates: En el Campo de Nijar amontonan los Arroyos inmensas cantidades de ellos, y todas estas sierras estan llenas de Micas quaxadas de Granates. - Cristal de Roca: En la Sierra Alhamilla ai un terreno lleno de inmensas betas de cristal que algunos toman un color de ladrillo, otros verdoso, por lo ordinario blanco. Se halla tambien en Cabo de Gata, en la Calica de Vera, y esparcido en trozos en el Campo de Aguilas. La mayor parte dela arena gruesa como piñones que arroja el mar cerca de la boca dela Cañada de Matalentisco viene a ser trozillos de cristal redondeados; he visto

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pedazos grandes de Sierra nevada, y en el Gavinete Real ai uno con materias extrañas, que adquiri en Baza, y decian vino de dha. sierra. - Schorl: Me ha parecido Schorl algunos cuerpecitos qe. he visto entre Schisto sobre Arboleas, y en Lubrin. - Pudinga, Almendrilla y Brecha: Aunque no se distinguir esta piedra dela Brecha y Almendrilla, me parece podra llamarse Pudinga la que ai en Baza de que hable en una Carta, cuyo (sic) masa es roja, y los guijarrillos de que se compone son de varios colores, y la mayor parte no son calizos. - Piedras yesosas. El Yeso que es tan comun en los terrenos baxos se encuentra de varios modos. En tierras Yesosas que se sacan en tormos, en betas de piedra, como en Lorca, Vélez, y otras partes, y en masas como si fueran estalagmitas. Asi se halla en Lubrin. En Suffli y Seron ai un Yeso, cuyo grano, y blancura lo hacen mui parecido al Marmol de Macael, lo ai blanquisimo cristalizado en agujas en la cuesta que sube desde Arboleas a Lubrin. La Selenita o Yeso espejuelo se ve en toda la Hoya de Baza, en el Zerro de Limaria junto a Albox, y en otras partes. En las Capas de Espejuelo que he visto cerca del Rio de Baza hacia el Cortijo quemado, endonde se halla en delicadisimas hojas mui transparentes, vi algunos trozos, que apestaban al frotarlos con la mano, y presumí fuese el Lapis suillus. - Piedras calcareas: Muchas Sierras estan coronadas de piedras calcareas en bancos, que hacen mui grandes tajos. -Marmoles: El Marmol es comunisimo. En Macael esta la inmensa cantera tan celebrada de Bowles. - Negro: Ai negro con venas blancas en Lubrin, y en Baza. - Encarnado y blanco: Encarnado y blanco en los Vélez; en las peñas de Bejar: junto a Lorca; en Orce; en la Sierra de Lucar; y en la Sierra de Gador. - Gris: Gris o Zeniciento con Venas blancas en Baza. - Conchites, Numismal, Frumentario, Paxizo: el Marmol Conchites fondo pardo se halla en Vélez Rubio, el qual puede dividirse en Frumetario, y Numismal. En Tabernas ai Pagizo, y en Lubrin blanco, y tambien negro con betas blancas, en Felix, y rambla de Purias blanco, en Tebar. - Azulado: Junto a Aguilas azulado. Nada digo delos de Sierra Nevada, en donde son mui comunes, y mui varios, pero no los he registrado.

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- Brecha y Almendrilla: He hablado arriba de la brecha en masa calcarea de Baza, que recive un buen pulimento, ai tambien otra almendrilla formada no de guijarritos, cuya existencia sera anterior, sino de pequeñas masas formadas al mismo tiempo, que la principal. Tal es la negra y blanca de cuyos trozos estan empedradas casi todas las calles de Baza. - Espato: Espato cristalizado en puntas exagonas lo ai junto ala fuente del Palo sobre Bayarque. Espato en Rhombos en la Sierra de Baza, en hojas lo ai en Macael, en la Sierra de Maria; y en Vélez se hallan aquellos cristales espatosos de color de Topacio de que hable en una de mis Cartas (Falsos topacios). - Estalactitas: Las ai que reciben hermoso pulimento en la Sierra de Baza, en Bacares, sobre Sierro, en Vélez Rubio, en Oria, en el Cabezo de la Xara y Cueba de Scipion. - Incrustaciones: Se hallan mui graciosas en la fuente caliente de Alicun, y en Castril, en donde he visto musgo incrustado que no ha perdido su color verde. - Dendritas: En Aguilas, en los Pantanos, en Huescar, y otras partes. - Astroitas: En los Pantanos de Lorca y en el Marquesado del Zenete. - Madreporas, y Mileporas y Agaricos: En los Pantanos de Lorca ai mui bellas, he visto una mui hermosa hallada en el rio de Zujar = Sobre esta Casa de recreo -Molino del Consejero, en Lorca- en la boquera de Roma siguiendo la Rambla ai singulares Madreporas. - Celebrites: En Cuebas. - Lycoperdites: En Albox. - Entroques: En Vélez Rubio en la Cantera de Piedra franca. - Volutites: en los Pantanos de Lorca de varios tamaños. - Patellites: en los Pantanos de Lorca. - Cuernos de Ammon: En el Monte de la Culebrina del Pantano de Veldeinfierno, de varias suertes y tamaños. En la Sierra de Castril. - Porpitas o Piedras numularias: En Vélez Rubio, y en Lorca en los Alaguezes. - Ostras monstruosas: En Seron - Sierra de Baza - Albox- Albanchez - y en el Pantano del Estrecho de Puentes, y mas bajo enfrente del Batan. - Peines: en Baza. - Tenebratulas: en Baza. 260

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- Turbinitas: en Vélez Rubio, y Albox. - ? Marinos: en Vélez-Rubio, en los Pantanos de Lorca, y Albox, y en las canteras sobre la Casa en donde escribo (Molino del Consejero, Lorca). - Belemnitas: En los Pantanos de Lorca, Sierra de Castril. - Ursinites: En los Pantanos, y Sierra de Castril. - Bucardos: En Caniles, Cuebas, y en los Pantanos de Lorca. - Glosopetras: En Cuebas, y el banco de los Pantanos. - Muelas de Focas: En Zujar, y en la Cantera delos Pantanos. - Helmintholites ó Gusanos petrificados: en los Pantanos de Lorca. - Cancrites: En los Pantanos de Lorca. - Neritas: en los Pantanos de Lorca. - Impresiones de Pezes: En un banco de Yeso en hojas, que ai enfrente del Molino del Consejero en donde escrivo, el qual pasa aesta parte del Rio, y se encuentran algunas aunqe. en corta cantidad sobre la Azequia de Sutullena. REINO ANIMAL Y VEGETAL: En el Reino Animal, y aun en el Vegetal no me detendre por ser comunes los animales, y Plantas deste pais; en caso necesario consulte Vm mis Cartas, si mereciese algun Quadrupedo, algun Zoophito, o alguna planta su atencion; y concluyamos esta que es demasiado larga. Dios gue. a Vm. etc». (Pero la carta no acababa así, sino que seguía una página más, tachada por el propio Navarro. No obstante, puede leerse parte de su contenido. Dice así: «Cria de Puercos, que ai Lobos, Zorras, Gatos Monteses, Ciervos, Corzos etc. Los animales más singulares entre los Quadrupedos que por aqui se encuentran son el Lynce, la Gineta, y Nutria. Las Aves no ofrecen cosa singular, bien que ai Caseras, Monteses, de Presa, y Nocturnas de todas especies. Entre los Lagartos es singular la Salamandra que es mui comun en Orze y Castril, y entre los Pezes solo merecen nombrarse los Zoophitos de que he hablado en mis Cartas: la Ortiga marina, el Alcyon auricular, las coralinas articuladas etc.»). A.J. Navarro: «Cartas o Paseos». Carta 11a. Catorce últimas páginas. APÉNDICE V INTENTO DE APROXIMACIÓN A LA OBRA DE NAVARRO 261

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1. Memoria de las Célebres Fiestas que hizo la Villa de Vélez Rubio en la Traslación del Ssmo. Sacramento a la Nueva Iglesia Parroquial construída a expensas del Exmo. Sor. Marqués de Villafranca y los Vélez, el año de 1769. Escrita por el Dr. Dn. ANTONIO JPH. NAVARRO Cura de dicha Iglesia Parroquial (...) Año de 1770. * El original de esta obra pertenecía a la colección de Manuscritos del Duque de T’Serclaes, Académico Numerario de la Historia. Una copia del mismo obraba en poder del historiador velezano Palanques Ayén (Cfr. PALANQUES AYÉN: Historia de la Villa de Vélez Rubio. Vélez Rubio, 1909, pág. 390). Modernamente, basándose en una copia del original, fechada en 1839, se ha realizado una cuidada reimpresión (Vid. Revista Velezana, nº 1: «Memoria de las Célebres Fiestas» (...) Preparación, prólogo, notas y mapa de JOSÉ DOMINGO LENTISCO PUCHE. Vélez Rubio, Almería, Ayuntamiento, 1982. Segunda edición revisada, modificada y ampliada, 1997). 2. Oración Fúnebre pronunciada en las Solemnes Exequias del Exmo. Sr. Dn. Antonio Alvarez de Toledo y Ossorio, Erector del Templo de la Encarnación de la Villa de Vélez Rubio. * Se imprimió por cuenta del Marquesado de los Vélez. Citado por PALANQUES AYÉN, op. cit. pag. 390. 3. Compendio De La Historia de Los Animales ó Explicación de las Figuras de los Quadrúpedos, Que Copio, y Escriuió el Dr. Dn. ANTONIO JPH. NAVARRO, Cura dela Yglesia Parroquial de Vélez Rubio, Theniente Vicario de su Partido, y Examor. Sinodl. delos Obispados de Almª., Guadix, y Baza. Año de 1773. Tomo I, Libros 1º y 2º. * Manuscrito de 343 páginas, con 95 estampas o dibujos de animales, existente en los fondos del historiador ESPÍN RAEL. Lorca. Signatura 4-1-2. 4. Apuntes Geográficos sobre Vélez Rubio y su Vicaría * Notas manuscritas, en cuatro folios y un dibujo o plano de la comarca, remitidas al Geógrafo Tomás López, el 2 de Julio de 1774. Este original se encuentra en la Biblioteca Nacional: «Relación Topográfica de Tomás López». Ms. 7294, Fols. 113-117. (Cfr. Diccionario Geográfico de Tomás López: Almería. Edición y estudio CRISTINA SEGURA». Almería, Diputación Provincial, 1985, pp. 106-109).

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5. Sermón que en la festividad de los desagravios del Señor sacramentado, que en virtud del Real Decreto se celebra anualmente en la Santa Iglesia de Cartagena, dixo el Doctor D. Antonio Joseph Navarro el día 15 de Diciembre de 1776. Murcia, Imprenta de Felipe Teruel (1776). * Citado por Francisco AGUILAR PIÑAL:Bibliografía de Autores Españoles del Siglo XVIII. Tomo VI, N-Q. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. 1991, pag. 30. 6. Memoria sobre la predicación efectuada en la Villa de Vélez Rubio, por Fr. Diego de Cádiz. * Obra citada por PALANQUES AYÉN, op. cit. pag. 391. 7. Colección de 17 Cartas, escritas por Navarro, a D. PEDRO FRANCO DÁVILA, Director del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid. Las tres primeras están fechadas en 1776, cuando Navarro todavía era Cura de Vélez Rubio. Las 14 restantes pertenecen a los años 1784 y 1785 y se remiten, ya, desde Baza. Aunque alguna de ellas sólo se limite a dar noticias de asuntos coyunturales, las más, en cambio -como las fechadas en Vélez Rubio, 28 de Agosto de 1776, o en Baza, 12 de Marzo de 1785- son verdaderos ensayos de Historia Natural, sobre el amianto de Lubrín, mármoles de los Vélez, etc. En general, incluyen importantes descripciones de producciones de Vélez, Lubrín, Oria, Hoya de Baza, etc. Las cartas, originales y autógrafas, se conservan en el Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (antiguo Real Gabinete), y responden a las siguientes signaturas: No 317, 326, 339, 800, 806, 816, 822, 845, 847, 863 y 887. 8. Elementos de Física o Método simplificado para la enseñanza de la física, obra dedicada a los jóvenes alumnos de la Sociedad Patriótica de Vera. Año de 1776. * Manuscrito existente en A.R.S.E.M. Leg. 28, No 22. 9. Sermón del Patriotismo Christiano que en la primera Junta pública que zelebró la Real Sociedad patriótica de la Ciudad de Vera y su jurisdicción, dixo el Dr. Dn. Antonio Joseph Navarro, Canónigo Lectoral de la Santa Iglesia de Baza socio honorario, el día 20 de Enero de 1779, en la iglesia parroquial de dicha ciudad. * A.R.S.E.M. Leg. 28, No 2. 10. Discurso físico sobre la formación y los criaderos de este mixto -amianto

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de Lubrín- su incombustibilidad, los distintos estados en que se encontraba este fósil, los modos de hilarlo y los resultados de sus ensayos. Leído por su autor, Navarro, en Junta General de la Sociedad de Vera. * PAULA Y JORGE DEMERSON: «La Sociedad Patriótica de Vera y su Jurisdicción (1775-1808)». Anuario de Historia Contemporánea. No 11. Universidad de Granada, 1984, pag. 68. 11. Discurso sobre el Lince. Trabajo presentado en 1779 a la Sociedad Económica de Vera. Manuscrito. «Felino poco común en Europa y abundante en el Sur de la Península, cuyas características eran unas manchas circulares como las de la pantera y un tamaño superior al habitual en esa especie, detalles que justificaban el nombre de «tigre borde» que le daban en esa Comarca». * PAULA Y JORGE DEMERSON, op. cit. pag. 68. 12. Plan de una Historia de la Ciudad y Jurisdicción de Vera y pueblos vecinos que se han unido a la Real Sociedad Patriótica erigida en dicha ciudad. Manuscrito de 1779. * A.R.S.E.M. Leg. 28, No 4. (Publicado íntegramente por P. y J. DEMERSON; op. cit. pp. 91-94, Apéndice IV). 13. Idea General para el establecimiento de una Sociedad Económica de Amigos del País en la ciudad de Baza. Manuscrito. Año de 1779. * A.H.N. CONSEJOS, leg. 923, No 5, fols. 3-20. 14. Sermón que en la solemnidad de acción de gracias por el feliz alumbramiento de la Princesa nuestra señora, y beneficio de la Paz; DIXO el Doctor, Don Antonio Joseph Navarro, el día 30 de Noviembre de este año de 1783, en su Santa Iglesia, asistiendo los dos Illmos. Cabildos Eclesiástico y Secular, por cuyo acuerdo y mano de sus Comisarios lo dedican a María Santísima en su Concepción Inmaculada. Granada. Imprenta Real, año 1783. * Citado por AGUILAR PIÑAL, op. cit. loc. cit. 15. Sermón de la Traslación de las reliquias de San Nicolás, Arzobispo de Myra, a la ciudad de Bari, predicado a la Congregación del mismo Santo, establecida en el Convento de R.R. P.P. Carmelitas Descalzos de esta Corte, por el Doctor, D. Antonio Joseph Navarro. Año de 1784. Madrid, Imp. de Pantaleón Aznar, 1785.

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* Citado por AGUILAR PIÑAL; op. y loc. cit. Anunciado en la GAZETA DE MADRID, No 36, 6 de Marzo de 1785, pg. 288. 16. Memoria leída en la Junta de la Sociedad Económica de Baza, sobre el Carbón de Piedra y su uso. Año de 1787. Manuscrito. * Citada en la GAZETA DE MADRID, 15 de Enero de 1788, pág. 37. 17. Memoria leída en la misma fecha y lugar sobre Mineralogía del Terreno de la Comprensión de esta Sociedad. Año de 1787. Manuscrito. * GAZETA citada en el numero anterior. 18. Cartas o Paseos de 1789. Manuscrito de 1789. Consta de 314 páginas en cuarto, la cuarta parte, aproximadamente, con letra de Navarro. El resto, escrito por un amanuense distinto, pero supervisado por aquél. Son 12 Cartas o Paseos literarios repletos de erudición, pero que responden a las características de una obra no definitiva, dadas las innumerables tachaduras y correcciones efectuadas sobre el borrador, por el propio Navarro. Este original carece de título, así como de las «estampas» o dibujos realizados por Navarro para ser incluidos en el texto: hasta XXXI se enumeran en el manuscrito. Se debieron de perder antes de llegar a su último destino, el Archivo Municipal de la Ciudad de Lorca. Este manuscrito debió de quedar varado, en Baza, después de la muerte de Navarro. Un escritor bastetano, D. Juan Bautista Cassola, publicaría en Guadix, en 1855, un Ensayo Histórico en el que introduce, como propias, páginas enteras de estas cartas del Abad Navarro. Sin el más mínimo sonrojo, elimina el nombre del verdadero autor. En cualquier caso, este manuscrito de Navarro llegó a la ciudad de Lorca hacia el año de 1905, procedente -se asegura en Lorca- de Baza o de Guadix. Parece ser que perteneció, en un principio, a los fondos del historiador CÁNOVAS COBEÑO, según noticia epistolar de su paisano CÁCERES PLA, al historiador velezano PALANQUES AYÉN, fechada el 31 de Marzo de 1909. Cfr. PALANQUES AYÉN, op. cit. pag. 390. 19. Oración Fúnebre del Señor Carlos III, Rey de España y de las Indias, que en las Exequias celebradas el día 14 de Febrero de este año de 1789 en la Iglesia de la Ciudad de Baza por su muy noble e ilustre Ayuntamiento, con asistencia de su Ilustrísimo Cabildo, Dixo, el Doctor Don Antonio Joseph Navarro, Canónigo Dignidad de Tesorero de ella. Con Licencia: En Madrid por Don Antonio Espinosa. Año de MDCCLXXXIX. * Real Academia de la Historia, Caja 791, No 17.660. 265

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20. Urci. Manuscrito de 1789, que aporta datos para la localización de la antigua ciudad bastitana de igual nombre. Debe de tratarse del mismo trabajo publicado por la revista granadina La Alhambra (Año de 1906, Tomo IX, No 195-196, pp. 171-174 y 194-197), con el título de «Aguilas, ¿Urci?», del que se hace autor al «Dr. Antonio José Navarro». Otra copia del mismo manuscrito -que probablemente perteneciera, en Lorca, a los hermanos Robles Vives, coetáneos de Navarro- sería publicada, cinco años después, por el historiador lorquino CÁCERES PLA (Cfr. «Urci, Apuntes de Geografía Antigua. II». Revista de la Sociedad de Estudios Almerienses, Tomo II, Cuaderno IV, Abril de 1911, pag. 129-136). En cualquier caso, «Urci» es un resumen de la «Carta 10a», incluida en la obra, Cartas o Paseos, citada en el número 18 de esta relación. 21. Baza y Hoya de Baza. Manuscritos. Año de 1795. * R.A.H. «Miscelánea Histórica», Leg. 9/5981, fol. 80-102. Hay otra copia de estos mismos manuscritos en el Archivo del Jardín Botánico de Madrid, formando parte de los fondos de Rojas Clemente. La misma debió de haber sido entregada a este viajero e investigador naturalista por los allegados a Navarro, en 1805, cuando el citado Clemente recorría el Reino de Granada, comisionado por el Gobierno. El manuscrito citado reza así: «Sobre la Ciudad de Baza. Por D. Anto José Navarro. Un cuaderno de 21 fo 4o» (A.J.B.M. I,52,1,2). 22. La Ciudad y el Territorio de Baza. * Boletín de la Real Academia de la Historia. Año 1917 (I). Tomo LXX, pag. 268-286. 23. Historia natural de parte del Reino de Granada y del de Murcia. Manuscrito en varios volúmenes. Se trata de una obra encargada por el Marqués de Floridablanca a Navarro, hacia 1784. En carta de este último a Franco Dávila, fechada el 23 de Julio de 1785, el canónigo bastetano informa al Director del Real Gabinete de Historia Natural de que está escribiendo ya dicha obra. Que por consejo de D. Antonio Robles Vives -que le ha ayudado a elegir el plan de trabajo- está finalizando el primer tomo, el cual trata de «la historia natural del cielo y el aire, el segundo tratará de la geografía física, del enlace del mar y la Tierra, seguirán el del hombre, los cuadrúpedos, etc. etc. hasta acabar en los fósiles». (M.N.C.N. Ms. No 863). Esta obra, tras su finalización, debió de ser trasladada a Floridablanca, Ministro de Estado, en torno a 1790. Así lo certifican los allegados a Navarro en 1805: «Entregó me dicen una obra suya de Historia Natural al Conde de Floridablanca

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que debe tenerla en su poder y cuya caída estorvó su publicación». Se trata, por tanto, de una obra anterior a 1792 (SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE: Viaje al Reino de Granada. Mayo de 1805. A.J.B.M. I, 54, 2, «Lubrín»). 24. Geografía, Historia Natural y Antigüedades de una parte del Reyno de Granada y del de Murcia. Manuscrito trabajado en sus últimos meses de vida, probablemente inacabado. * Citado por el propio Navarro, en R.A.H. Leg. 11-3-1/8237. 25. Chirivel. Sólidas y acertadas reflexiones -a este tema dedicará Navarro muchos momentos de su vida-, en torno a la localización de la antigua ciudad romana de Morus (Ad-Morum), citada en el Itinerario de Antonino. Este manuscrito de Navarro debió de ser remitido a la Real Academia de la Historia hacia 1798 -fecha fijada por el académico Fidel Fita-, poco después de la muerte de su autor. El envío tal vez lo realizara alguno de los colegas bastetanos de Navarro y, desde entonces, se conservó en dicha biblioteca. Al parecer, una copia de este manuscrito fue utilizada por el arqueólogo alemán, Emil Hübner, bajo el concepto de Anónimo Accitano, en su célebre Corpus Inscriptionum Latinarum Hispaniae. Muchos años después, con el título de «Chirivel», la Revista de la Sociedad de Estudios Almerienses, (Tomo IV, Cuadernos I-IX, Enero-Noviembre de 1913, pp. 37-44), publicó este mismo «Anónimo». O sea: «M.S. de la época de su redacción, en 13 hojas en 4o», haciendo notar la semejanza con el utilizado por Hübner. Otra copia del mismo parece ser que obraba, a la sazón, en poder del historiador velezano Palanques Ayén. Por fin, en 1916, el académico de la historia, FIDEL FITA, daría a la luz el citado manuscrito de Navarro, conservado en la Academia, con el título de «Chirivel» (Boletín de la Real Academia de la Historia, Tomo LXIX, Julio-Agosto de 1916, pp. 486-495). Con estos antecedentes, la Revista Velezana («Inscripciones romanas de Chirivel», Vélez Rubio, 1992, no 11, pp. 107-114), realizaría una transcripción crítica -comentada y anotada- del escrito original de Navarro. Es decir, del dado a conocer por el B.R.A.H., «más fiable y más completo -se nos diceaunque las diferencias sean mínimas», que el publicado por la Revista de la Sociedad de Estudios Almerienses. 26. Colección de Sermones Históricos o Patrióticos, predicados en la Colegial de Baza y en otros lugares del país: Granada, Vélez, Murcia, Madrid, etc. Al parecer, también escribió alguno, en plan jocoso, al estilo de Fray Gerundio de Campazas: «Entre los sermones del Abad -refería Rojas Clemente- hay uno muy disparatado y gracioso que se supone predicado por el P. Fr. Miguel Rafe conventual de 267

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Chelva» (A.J.B.M. I, 54, 2, 311). Estos sermones, numerosísimos, compondrían un grueso volumen manuscrito, que, primero el Cabildo Colegial de Baza, y luego, el Gobierno de Godoy, pensaron en llevar a la imprenta; pero, en ninguna de las dos tentativas se hizo realidad el proyecto. Finalmente, los manuscritos se perdieron (Cfr. MAGAÑA VISBAL, Baza Histórica, Tomo II, Baza, 1978, p. 389, y MANUEL GODOY: Memorias del Príncipe de la Paz. B.A.E. Tomo 88, p. 222). 27. Valiosísima colección de Manuscritos, conteniendo tratados y cartas científicas, apuntes de investigación, memorias, dibujos, planos, etc. sobre Astronomía, Mineralogía, Botánica, Zoología, Arqueología, Política Económica, etc. que, a la muerte de Navarro, fueron malvendidos o robados. En definitiva, perdidos, si se exceptúan unos pocos que lograron salvar doña Juana Martínez Serna, sobrina del Abad, y el Doctoral, don Francisco Zenteno. En lo que a Baza respecta, gran parte de estos manuscritos fueron a parar a las manos del abogado, D. Mariano Cossío. También logró conservar alguno D. Julián Sánchez Morales, abogado y socio de los Amigos del País. Por otra parte, en Madrid, sin contar las depositadas en la Real Academia de la Historia, también debieron de poseer obras de Navarro el tantas veces citado Conde de Floridablanca y D. Antonio de Ugina, Secretario de la Encomienda del Infante N. (Cfr. SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE: Historia Natural del Reino de Granada. A.J.B.M. I,52,2,2; I,54,1 y I,54,2, principalmente).

268

Apéndices

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Cuadro Cronológico 1739-1797

MOMENTO HISTÓRICO

VIDA Y OBRA DE A.J. NAVARRO 1739en varios municipios. 1758

los disparatados predicadores de la época.

Fray Gerundio de Campazas, del P. José Francisco de Isla, una sátira contra

1759

Muere el Rey Fernando VI. Le sucede su hermano Carlos III, el cual entrará en Madrid el 13 de Julio de 1760.

1761 24 de Noviembre. Se licencia y doctora en la Universidad de Orihuela, alcanzando el título de Maestro en Sagrada Teología. Se le nombra Catedrático de Teología Moral para la ciudad de Vera y su Vicaría. El Naturalista sueco Karl Linneo escribe al excelente botánico español José Celestino Mutis -afincado en Nueva Granada-, ofreciéndole su amistad y correspondencia. Mutis otorga a Linneo el título de «Supremo árbitro de las Ciencias Naturales» Muere en Francia el célebre escritor naturalista, Abad Pluche. Muere el físico holandés Musschembroek. 17 de agosto. Se firma el Tercer Pacto de Familia, entre los gobiernos de España y de Francia. 1761-1763 Descubre los yacimientos de amianto de Lubrín e intenta divulgar su hallazgo entre los científicos de su tiempo. 1762 Campomanes es nombrado Fiscal del Consejo de Castilla. 1763 17 de Diciembre. Es ordenado de Sacerdote por el obispo de Almería, Claudio Sanz de Torres.

270

Cuadro Cronológico 1739-1797

Muere el gran novelista Abate Prevost. Muere en Oviedo el Padre Feyjóo. 1764 Consigue su primer curato en la villa de Olula del Río. Pedro Rodríguez Campomanes preside la Real Academia de la Historia.

1765 Dictionaire reisonné universel d’Histoire Naturelle, de Valmont de Bomare. Tratado de la regalía de Amortización, de P.R. Campomanes. 8 de Abril. Carta Orden de Carlos III, autorizando el establecimiento de la Sociedad Vascongada, antecedente de las posteriores Sociedades Económicas. 1766 Oposita al curato de la Parroquia de la Encarnación de Vélez Rubio. Tras vencer en el intento, se instala en esta villa, donde ejercerá, además, de Teniente Vicario de los Vélez y de Examinador Sinodal de los Obispados de Guadix y de Almería. 23 de Marzo. Pronunciamiento popular en Madrid, más conocido como «Motín de Esquilache».

El abogado lorquino Antonio Robles Vives contrae matrimonio en Murcia con Dª Gregoria Moñino Redondo. 1766-1770 Paseos e investigaciones científicas por tie-

Un ilustrado «a la francesa», el Conde de Aranda, es designado Secretario de Estado. rras de los Vélez: Villaricos del Chirivel, Sierra de María, etc. Correspondencia con varios escritores ilustrados, como el P. Flórez, tratando de dar a conocer sus investigaciones sobre el amianto de Lubrín. R.R. Cédulas de 2 de abril y 5 de julio de 1767, por las que se autoriza la colonización de Sierra Morena y la subsiguiente fundación de nuevas poblaciones, bajo la superintendencia general de D. Pedro de Olavide y Jáuregui.

Octubre. Inauguración del nuevo templo de la Encarnación de Vélez Rubio. El Cura Navarro pronuncia una sentida pieza oratoria, comúnmente alabada. Durante estos años velezanos, se prodiga

1769 como excelente predicador en lugares tan distintos y distantes como Murcia, Orihuela, Cartagena, Granada o Madrid.

271

Cuadro Cronológico 1739-1797

1770 Escribe la Memoria de las Célebres Fiestas que hizo la Villa de Vélez Rubio, con 1771 Viaje a Madrid, donde presenta los amiantos

ocasión de la inauguración del Templo Parroquial. Systeme de la Nature, del Barón d’Holbach. de Lubrín al P. Flórez, a Manuel Mendicho y a algunos miembros del Consejo de Castilla. El Rey apoya el hallazgo. Se crea en la Villa y Corte el Real Gabinete de Historia Natural, Pedro Franco Dávila.bajo la dirección de 1772 Viajes comarcales, correspondencia epistolar, observaciones y estudio. Los Eruditos a la Violeta, de José Cadalso. Comienza a publicarse el Viage de España, de Antonio Ponz.

1773 Manuscrito, fechado en Vélez Rubio, que titula: Compendio de la Historia de los Animales o Explicación de las figuras de los Quadrúpedos. Es una obra extractada del Conde de Buffon. Historia Natural del Hombre, del Conde de Buffon, traducida al castellano por Alo-

nso Ruiz Piña. Linneo da a conocer su Genera Plantarum. 1774 Predicación en Murcia. Viaje a Orihuela.

Discurso sobre el Fomento de la Industria Popular, de P.R. Campomanes.

2 de Julio. Informe geográfico-descriptivo sobre las tierras de la Vicaría de los Vélez, que se remite al geógrafo cortesano, Tomás López. Se incluye un plano Funda en Vélez Rubio la «Real Hermandad de Caridad», anexa al Hospital Real.

1775

Discurso sobre la Educación Popular de los Artesanos, de P.R. Campomanes.

Iniciación de los trabajos fundacionales de la Sociedad Económica de Vera, de la que Navarro es un entusiasta promotor.

Introducción a la Historia Natural y a la Geografía Física de España, de Guillermo Bowles.

o dibujo de la comarca.

1776 10 de Agosto. Inicio de la correspondencia epistolar con Pedro Franco Dávila, Director del Real Gabinete de Historia Natural. Presentación de los amiantos de Lubrín y de los mármoles de Vélez Rubio, junto a otras producciones del Sureste. Segunda quincena de octubre. Marcha 272

Cuadro Cronológico 1739-1797

a la ciudad de Baza, para opositar a la canongía Lectoral de esta Iglesia Colegial. 15 de Diciembre. Predica en Cartagena (texto impreso en Murcia). el murciano José Moñino y Redondo, Conde de Floridablanca. El P. Pedro de Torres, natural de Vera, funda la Sociedad Económica de Almuñécar. 4 de Noviembre. Se abren al público, oficialmente, las puertas del Real Gabinete de dez Navarro, sobrino carnal del cura Navarro. 22 de Julio. Aparece en la Gazeta de Madrid el nombramiento oficial de Navarro Pablo de Olavide. Real Provisión en que se aprueban los Estatutos de la Sociedad Económica de Amigos del País de Granada. A Voyage round the World, de Georg Forster. del nuevo canónigo. Muere el naturalista sueco Karl Linneo. Real Cédula de Carlos III sobre la liberalización del Comercio con América.

Ensayo sobre la Riqueza de las Naciones, de Adam Smith, Londres. Toma posesión de la Secretaría de Estado

Historia Natural. 1777 Nace en Vélez Rubio Bonifacio José Fernán-

como Canónigo Lectoral de Baza. 17 de Septiembre. Toma posesión de su nuevo cargo. Proceso inquisitorial y encarcelamiento de D.

1778 Primer año en Baza. Toma de contacto con su nueva feligresía y con sus contornos geográficos. Chocan las inquietudes reformistas y los aires anticonven­cionales Vera, con asistencia de Navarro, quien pronuncia el discurso inaugural. Presentación en el mismo escenario del Plan de una Historia de la Jurisdicción

1779 20 de Enero. Celebración de la Primera Junta Solemne de la Sociedad Patriótica de de Vera, de una Memoria sobre los Amian­tos de Lubrín y de otros trabajos y memorias científicas.

31 de Marzo. Navarro entrega, finalizada, su Idea General, sobre dicho asunto.

8 de Marzo. El Corregidor de Baza requiere a Navarro, para que establezca las bases con destino a la creación de una Sociedad Económica en dicha ciudad.

Se declara la guerra entre España e Inglaterra. La ciudad de Baza ofrece a Carlos III todas sus personas y haciendas para hacer frente a esta contingencia.

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Cuadro Cronológico 1739-1797

En el curso de uno de sus viajes, muere asesinado el famoso navegante y explorador inglés, James Cook. Proyecto Económico, de Bernardo Ward. Muere el Abad de Baza, Felipe Acuenza, dejando a la ciudad un impor tante legado. 22 de Mayo. Santa Misión en Baza, llevada a cabo por el omnipresente Padre Cádiz. 9 de Octubre. Toma posesión del Corregimiento bastetano el magistrado Juan Antonio Pueyo Sansón.

1780 13 de Noviembre. Damián Espinosa de los Monteros es elevado a la dignidad máxima de la Abadía de Baza. 1781 Comienza a colaborar con la Real Comisión de los Caminos de Levante, en la que ejercerá las funciones de Director de los mismos, para el Partido de Baza. Se inaugura, en su nuevo emplazamiento del Paseo del Prado madrileño, el Real

Jardín Botánico. Muere en Valencia, Gregorio Mayáns y Síscar. 1782 Trabajos para la Real Comisión de los Caminos de Levante. Comienza a aparecer en España la Enciclopedia Methódica de Joseph Panckoucke. de Baza y a los Vélez, para extenderse, luego, a María, Orce, Galera, Oria y La Puebla. 30 de Noviembre. Predicación en Granada, con asistencia de ambos cabildos, en solemne acción de gracias, por el nacimiento de los Infantes Gemelos y por 3 de Septiembre. Se firma la «Paz de Versalles», poniendo fin a la costosa guerra con Inglaterra. 1784 Finales de Abril-Mediados de Julio. Visita Madrid, donde predicará en la Iglesia de los Carmelitas (texto impreso, anunciado en la Gazeta el 6 de marzo siguiente). Entrevistas con sus amigos Robles Vives, Marqués de la Regalía y Franco Dávila. El Conde de Floridablanca le encarga una obra que deberá versar sobre la Historia Natural del Sureste. Mediados de julio-15 de Agosto. Visita Lorca y Vélez Rubio. En este último lugar realiza nuevas prospecciones, en busca 274

Reflexiones sobre el Buen Gusto en las Ciencias y en las Artes. Traducción libre de la obra del italiano Muratori, efectuada por Juan Sempere y Guarinos. 1783 Prosiguen los trabajos en los Caminos de Levante, los cuales llegan ahora a Cúllar la paz con Inglaterra. (Texto editado en la Imprenta Real de Granada, el año en curso). 18 de Marzo. Real Cédula declarando útiles y dignos a todos los oficios. de mármoles y otras producciones mineralógicas. 15 de Agosto. Regresa a Baza, donde se le espera para dar inicio a la redacción de los Estatutos de la Sociedad Económica Bastetana. 4 de Diciembre. Primera Junta Solemne de la Sociedad Económica de Baza, en la que el Lectoral publica los Estatutos. En la misma reunión es elegido Secretario para el año entrante. Finales de Diciembre. Remite a Madrid, con destino al Real Gabinete de Historia Natural, un primer cargamento de producciones naturalistas y de antigüedades. Muere en Francia el químico Pierre Joseph

Cuadro Cronológico 1739-1797

Maquer. En Inglaterra, inventado por Cartwright, hace su aparición el telar mecánico. La difusión de la «Enciclopedia Methódica» comienza a ser perseguida en España. 5 de Marzo. Por iniciativa del obispo de Guadix, Bernardo de Lorca, Carlos III prohíbe las representaciones teatrales en la diócesis de Guadix y Baza. Los ilustrados españoles hacen frente común contra el francés Masson de Murvillier y

otros enciclopedistas que han tratado de ridiculizar a España: entre otros escritos de protesta, Forner lanza su Oración Apologética; Sempere y Guarinos, su conocido Ensayo de los Mejores Escri-

tores del Reinado de Carlos III, etc. 1785

14 de Enero. Pedro Franco Dávila escribe a Navarro, agradeciéndole las estupendas producciones regaladas por éste al Real Museo. 19 de Enero. El Secretario Navarro remite los Estatutos de la Sociedad Económica de Baza a los Reales Consejos.

agradecerle sus trabajos e inquietudes en pro de la causa pública. 20 de Enero-10 de Marzo. Navarro realiza un viaje de 45 días, dedicados a recorrer las tierras de los Vélez, Costas de Vera y Mojácar, Lubrín y Río Almanzora, con fines de estudio y de observación. Al mismo tiempo, programa y supervisa las obras de los Caminos de Levante.

2ª quincena de Enero. El Conde de Floridablanca se dirige a Navarro, para no debería ser otro que el canónigo Navarro, según Franco Dávila. 2ª quincena de Octubre. Nuevo envío de Navarro, con producciones destinadas al Real Gabinete de Historia Natural. 15 de Noviembre. El Secretario Navarro agradece a Jovellanos, mediante carta,

23 de Septiembre. Franco Dávila propone al Ministro Floridablanca la creación, en Baza, de una fábrica para industrializar el amianto, similar a las ya establecidas en Rusia. El Director de dicha industria la aceptación por éste de la Sociedad bastetana, como agregada a la Matritense. 3 de Febrero. Real Cédula sobre el establecimiento en Baza de una Junta de Caridad. Comienzan a aparecer en Madrid los 20 volúmenes de la Historia Natural, General y Particular, del Conde de Buffon, traducida por José Clavijo y Fajardo. Simultáneamente, ve la luz, también, una traducción de la obra de Linneo, debida

y lienzos. 8 de Septiembre. Asciende a la dignidad de Tesorero de la Colegial de Baza, con lo que queda más libre para dedicarse a su ocupación favorita: la investigación y los viajes de estudio. Visitas periódicas a su amigo Robles Vives y a las obras de los Pantanos de Lorca. Campomanes es elegido Presidente del Consejo de Castilla, cuyo cargo desem-

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Cuadro Cronológico 1739-1797

al catedrático Antonio Paláu Verdera. Una gran plaga de langosta asolará, durante largos meses, las paneras de los Obispados de Guadix y de Almería. El P. Fr. Pedro de Torres establece la Sociedad Económica de Motril y publica su estupendo tratado agrarista, Diversión Honesta (Granada, 1785). 28 de Agosto. Real Cédula de Creación de la Sociedad Económica de Baza.

peñaba interinamente desde 1783. 6 de Enero. Muere en Madrid D. Pedro Franco Dávila. 31 de Marzo. El antiguo alumno alcalaíno Pedro Álvarez Gutiérrez se establece en Baza, tras haber sido nombrado Canónigo Maestrescuela de su Colegial. 15 de Julio. Pueyo Sansón abandona el Corregimiento de Baza, para pasar a

Robles Vives es designado Director de las obras de los Pantanos de Puentes y de Valdeinfierno, por cuya razón fija su residencia en Lorca. 1786 Intentos baldíos de establecer en Baza una fábrica textil, dedicada a paños, bayetas ejercer igual oficio en Lorca. 1788

«cuarteles de invierno», es decir, a Baza.

Muere el admirado naturalista francés, Conde de Buffon.

Redacción de los artículos Urci y Chirivel, desgajados de las Cartas o Paseos.

2 de Diciembre. Se instala en Baza el Canónigo Manuel José Zenteno, donde vendrá a ejercer la plaza de Magistral de su Colegial.

Los Caminos de Levante han llegado ya a Vélez Rubio, donde Navarro programará, también, el encauzamiento de las aguas de la Rambla de Chirivel.

14 de Diciembre. Muere el Rey Carlos III. Carlos IV, Rey.

Estalla la Revolución Francesa. En España comienza a reinar Carlos IV.

Convocatoria en Francia de los «Etats Generaux».

Se convocan Cortes Generales, que serán presididas por P.R. Campomanes.

1789

Aparecen en Madrid los Discursos Políticos de David Hume.

13-14 de febrero. La ciudad de Baza celebra solemnes honras fúnebres en honor del desaparecido Carlos III. El Tesorero Navarro pronuncia una sentida Oración Fúnebre, impresa posteriormente en Madrid.

30 de Julio. Se inicia la expedición científica, alrededor del mundo, de las fragatas «Descubierta» y «Atrevida», bajo la dirección de Alejandro Malaspina y José Bustamante.

2 de Agosto. Inicio de las Cartas o Paseos, a través de los cuales visitará -día 4- la Tetica de Bacares y otros lugares comarcanos.

1790

276

Una vez finalizada -siempre antes de 1792Navarro entrega al Conde de Floridablanca la obra que éste le encargó,

Cuadro Cronológico 1739-1797

Segunda quincena de agosto. Se reanudan las «Cartas o Paseos», con la visita a los Vélez, a Lorca y al Puerto de las Águilas. Temporada de descanso, junto al amigo Robles Vives, en la finca lorquina de éste: «Molino del Consejero». Primeros días de octubre. Regreso a los acerca de la Historia Natural de Granada y de Murcia. 14 de Mayo. Tras la muerte de Damián Espinosa de los Monteros, el canónigo Navarro es elegido Abad de Baza. 3 de Junio. El nuevo Abad toma posesión de su cargo e inicia su cruzada particular, en aras de una «modernización» de los templos de la Abadía, imponiendo el estilo Neoclásico. Será su instrumento directo, en este sentido, el gran arquitecto-tallista José Ortiz Fuertes.

Se estrena en los teatros de Madrid El Viejo y la Niña. Dos años después se estrenará también La Comedia Nueva o El Café. Ambas obras, originales de Leandro Fernández de Moratín, son protagonizadas por el actor granadino Eusebio Ribera. Teatro Neoclásico en pleno furor, frente a los «artificiosos» lances del Barroco. 28 de Septiembre. Es nombrado Doctoral de la Colegial de Baza Francisco José Zenteno, hermano del Magistral. 1791 Fortuito tiempo de espera. Campomanes es exonerado de su cargo de Gobernador del Consejo de Castilla. Las Sociedades de Amigos del País ven restringidos sus objetivos reformistas. Un aura de miedo parece alicortar las decisiones gubernamentales. 1792 El destronamiento de Luis XVI da paso a la República en Francia.

Ponz. 28 de Febrero. El Conde de Floridablanca es destituído de su Secretaría de Estado. Ocupa su ministerio -hasta el 15 de Noviembre- el Conde de Aranda, el cual será reemplazado, finalmente, por el joven político Manuel Godoy. 2 de Marzo. El excelente matemático Benito Bails, preso en Granada por la Inquisición, se queja ante Carlos IV del injusto encarcelamiento de que ha sido objeto.

Muere el ilustrado escritor y viajero, Antonio 1794 Recae sobre Navarro la Dirección de la Sociedad Económica de Baza, cargo que ejercerá, ya, durante los tres últimos años de su vida. Alonso Ortiz traduce y publica -mutilada- la Riqueza de las Naciones, de Adam Smith. El canónigo murciano, Juan Lozano, publica su Bastitania y Contestania del Reino

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20 de Agosto. Robles Vives es expedientado y alejado de las obras de los Pantanos. Finalmente, es expulsado de Lorca.

de Murcia. Finaliza la expedición científica, alrededor del mundo, de Alejandro Malaspina.

1793 El Abad Navarro abandona la Comisión de los Caminos de Levante. ¿Influyen en esta decisión las sucesivas caídas de Floridablanca y de Robles Vives?. Ocupa su vacante el Magistral de Baza, Manuel José Zenteno. Luis XVI y María Antonieta son guillotinados. La Convención Francesa declara la guerra a España. Da comienzo, así, la llamada Guerra del Rosellón.

1795 Trabaja en la redacción de una Geografía, Historia Natural y Antigüedades de una parte de los Reinos de Granada y de Murcia, obra que debió de quedar inconclusa. 4 de Diciembre. Se reciben en la Real Academia de la Historia los artículos remitidos por el Abad Navarro, Baza y Hoya de Baza. 18 de Diciembre. Es galardonado con el Título de Académico de la Historia. Poco antes ha sido nombrado, también, Socio Correspondiente del Instituto de París y Socio Honorario de varias Sociedades de Amigos del País. 24 de Junio. Retorna a Baza, desde donde expresa su agradecimiento a la Real Academia de la Historia, por haberle

Informe sobre el Expediente de la Ley Agraria, de Gaspar Melchor de Jovellanos. Se firma la Paz de Basilea, con la que se pone fin a la Guerra del Rosellón. Godoy alcanza su zénit con el título de Príncipe de la Paz. 1796 Mayo-Junio. Nuevo y último viaje de exploración, bordeando las tierras costeras de Vera y Águilas. Acopia materiales para cimentar la gran obra literaria en que trabaja a la sazón.

nombrado Académico. Godoy intenta recuperar el tiempo ilustrado. Solicita informes al respecto de eminentes hombres del período anterior, como Jovellanos o Sempere y Guarinos. Este último le complace, remitiéndole su Informe sobre Educación en el Distrito de Granada (Septiembre de 1796).

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1797 Se baraja el nombre del Abad Navarro, para ocupar los obispados de Almería y de Barcelona. 12 de Mayo. Muere inesperadamente en Baza, en cuya Colegial es enterrado. 28 de Junio. Honras póstumas, en Vélez Rubio, a la memoria del difunto Abad de Baza. Pronuncia la emotiva Oración Fúnebre su amigo, el P. franciscano Fr. Juan José Martínez Tercero. Muere el médico y naturalista suizo Tissot. Les ruines ou les revolutions des empires, de Volney.

tado, Godoy.

5 de Enero. Aparece el primer número del Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos, bajo el directo mecenazgo del propio Ministro de Es-

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1797-1997 200 aniversario de la muerte de ANTONIO JOSÉ NAVARRO REVISTA VELEZANA Ayuntamiento de Vélez Rubio INSTITUTO DE ESTUDIOS ALMERIENSES Diputación Provincial de Almería

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