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imperialismo y dictadura Nicaragua revela, a lo largo de su historia, características que le imprimen una fisonomía particular en el contexto latinoamericano. País de importancia estratégica para la metrópoli norteamericana, ha debido soportar su constante intervención, ya sea en forma de violenta ocupación armada o de control económico y militar ejercido a través de la dictadura somocista. Jaime Wheelock Román, autor de Raíces indígenas de la lucha anticolonialista en Nicaragua, nos brinda ahora una perspectiva histórica de esta intervención, de la rica experiencia antiimperialista y popular encabezada por Sandino y de las actuales condiciones económico-sociales que permiten inducir la futura estrategia. Fruto de la discusión con campesinos, obreros, combatientes y estudiantes, el presente estudio fue concebido y escrito como parte de un programa militante, que persigue asentar sobre bases objetivas la actividad política y organizativa del movimiento revolucionario nicaragüense. La edición que ahora presentamos ha sido revisada y corregida por el autor, quien ha incorporado también nuevos materiales que actualizan el libro.
6a edición
6a edición
crisis de una formación social JAIME WHEELOCK ROMÁN
sociología y política
Imperialismo y Dictadura: crisis de una formación social por JAIME WHEELOCK ROMÁN
siglo veintiuno editores, sa CERRO DEL AGUA 248, MEXICO 20, D.F.
siglo veintiuno españa editores, sa C/PLAZA 5, MADRID 33, ESPAÑA
siglo veintiuno argentina editores, sa siglo veintiuno de colombia, ltda AV. 3ª. 17-‐73 PRIMER PISO. BOGOTA, D.E. COLOMBIA
edición al cuidado de carmen valcarce portada de anhelo hernández primera edición, 1975 segunda edición, corregida y aumentada, 1978 sexta edición, 1982 © siglo xxi editores, s.a. ISBN 968-‐23-‐0105-‐X derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico
ÍNDICE INTRODUCCIÓN
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LA ECONOMÍA AGROEXPORTADORA: BASE HISTÓRICA Y CAMBIO SOCIAL
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1. La base cafetalera, origen e importancia
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2. Distorsiones en la economía nacional
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3. Antecedentes y evolución del sistema agroexportador:
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Burguesía y proletariado agrícola
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EL LATIFUNDISMO CAFETALERO
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1. Rasgos distintivos
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2. Bases de la explotación cafetalera latifundista
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3. Estructura de un latifundio “tipo” en el norte central
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LA FORMACIÓN DEL CAPITALISMO DEPENDIENTE
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1. La sociedad mercantil-‐colonial en su tránsito hacia el capitalismo agrícola
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2. La captura de los medios de producción para el capitalismo agrícola: tierra y fuerza de trabajo
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LA EXPLOTACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO EN EL LATIFUNDIO
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1. Períodos y etapas laborales
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2. Composición de la fuerza de trabajo en el latifundio
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3. El salario en el latifundio: características, meoición y formas
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4. Condiciones sociales en el latifundio cafetalero
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IMPERIALISMO Y DICTADURA: FRACASO DEL NACIONALISMO BURGUÉS
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1. La intervención norteamericana. Descomposición de las clases dominantes locales
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2. Un ejército del pueblo contra la oligarquía y el imperialismo
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3. Hacia una economía dirigida… por el imperialismo
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EVOLUCIÓN Y CRISIS DE LA BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: LOS GRUPOS ECONÓMICOS DEPENDIENTES
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1. Calley Dagnall: agrupación regional de la burguesía cafetalera
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2. Grupo “BANIC”
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3. Grupo banco de américa (BANAMÉRICA)
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4. El grupo de los dados cargados: Somoza
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5. Agrupaciones subsidiarias: CAPSA y FRANCOFIN
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6. Factores de convergencia entre la burguesía nicaragüense
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CONCLUSIONES
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APÉNDICES
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CUADROS
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BIBLIOGRAFÍA BÁSICA CONSULTADA
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AL PROFESOR EDELBERTO TORRES Y A MAURICIO DUARTE DOS GENERACIONES QUE SON CAMINOS EN LA LUCHA POR LA LIBERTAD DE NICARAGUA
INTRODUCCIÓN Respecto a los problemas que América Latina sufre, Nicaragua no es una excepción. Soporta lo mismo que otros las secuelas de la dominación colonialista y los efectos altamente perturbadores de la presencia del imperialismo norteamericano, en todas sus formas. Los indicadores acerca del espantoso desnivel en las condiciones de vida; la miseria urbana y rural, el hambre y las enfermedades; los problemas derivados del intercambio desigual, la insalvable “brecha tecnológica”, etc., cada vez con mayor frecuencia son tomados en cuenta por congresistas internacionales, tecnócratas, agencias oficiales, quienes al cabo de muchos años, empiezan a convencerse de la existencia de estos apocalípticos jinetes que han asolado a los países latinoamericanos durante siglos. Nicaragua participa, desde luego, de muchos rasgos comunes a la América Latina, pero al transitar encimada mente a lo largo de su proceso histórico, se van revelando una serie de características que imprimen a la sociedad nicaragüense una fisonomía singular que se aparta del modelo latinoamericano típico. Sólo bastaría señalar dos expedientes: Las sangrientas y constantes intervenciones armadas norteamericanas que se remontan desde mediados del siglo XIX y se prolongan aún hasta los años treinta del XX, hasta mimetizarse en el tipo de dominación que los Estados Unidos ejercen sobre Nicaragua con la intermediación de la tiranía somocista; y por otra parte, los cuarenta años de dictadura militar ininterrumpida que sufre el país, cuyo carácter feroz no tiene paralelo en la historia de los pueblos americanos. Un tercer factor, secundario pero curioso, lo constituye la extraordinaria continuidad de los grupos aristocráticos locales, cuyo mimetismo les ha permitido controlar significativas cuotas de poder local desde los tiempos de la colonia española —descontado el paréntesis nacionalista iniciado con la reforma burguesa encabezada por Zelaya desde 1893 y que culmina en 1909 con una intervención armada norteamericana que restaura el poder local de la aristocracia conservadora. Chamorros, Sacasas, Somozas-Sacasas, son los troncos familiares que acaudillaron la hegemonía de los grupos aristocráticos, lo mismo durante el período colonial español que a lo largo de la posindependencia, hasta prolongarse en su variante pronorteamericana representada en la dictadura somocista. Como contrapartida de esta dominación secular de imperialistas y grupos aristocráticos, tiene el pueblo nicaragüense un riquísimo legado de combate cuya heroicidad prestó, en su momento, inapreciables servicios en favor de la independencia y la soberanía latinoamericana. La guerra nacional antiexpansionista librada en 1855-57 contra las huestes filibusteras de los esclavistas del sur de los Estados Unidos, constituyó un hito victorioso para todos los pueblos de América Latina amenazados entonces por la avalancha expansionista norteamericana que, luego de incorporar por las armas inmensos territorios mexicanos, pretendía caer sobre Sonora, Centroamérica, junto a Panamá y Venezuela donde las hordas aventureras provocaban grescas multitudinarias, toda suerte de ofensas a la población, y hasta guerras locales —como la de Panamá en los tiempos de Justo Arosemena. La victoria de las fuerzas antiexpansionistas en tierras nicaragüenses, pudo conjurar el peligro esclavista y afirmar la existencia soberana e independiente de las entonces recién nacidas repúblicas americanas. Más tarde en 1912, corriendo los tiempos de la diplomacia cañonera de Roosevelt y Taft, una división de soldados nicaragüenses se enfrentaron contra la marinería intervencionista norteamericana, sin rendirse hasta el 7
INTRODUCCIÓN último hombre; aquella tropa mal apertrechada que mereció el nombre de “Ejército Libertador”, no hacía más que proseguir en el suelo nicaragüense, la gesta liberadora iniciada por Bolívar, San Martín, Martí, ofreciendo una heroica muestra de lo que sería la resistencia latinoamericana frente a las agresiones imperialistas. No pasarían muchos años sin que desde Nicaragua —territorio sensitivo para la seguridad estratégica y la expansión económica delos Estados Unidos— nuevamente surgiera una respuesta combativa contra las pretensiones de hegemonía militar yanqui: A partir de 1927 hasta 1933 en que son expulsadas de Nicaragua, el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional encabezado por Augusto C. Sandino, lucha contra las fuerzas norteamericanas, batiéndolas día a día en las selvas de Las Segovias. Legítimas intérpretes de las aspiraciones libertarias de los pueblos latinoamericanos, las tropas sandinistas, tras expulsar de Nicaragua a los marinos yanquis, obligan al gobierno norteamericano a capitular en la Conferencia Panamericana celebrada en La Habana, arrancándole el compromiso de respetar, en adelante, la soberanía y la autodeterminación de nuestros pueblos. A partir de 1958, se abre en Nicaragua una nueva etapa de lucha. Expulsadas las tropas norteamericanas en 1933, se instaura una dictadura militar confiada sucesivamente a la familia Somoza que abre un período de contrarrevolución marcado por la represión antipopular, la entrega del país a los intereses imperialistas, y una asombrosa corrupción administrativa y moral. El reagrupamiento de las fuerzas populares, no obstante, se va realizando pausadamente desde finales de la década de los cincuenta, hasta conformar una vanguardia de combate antisomocista que, bajo la advocación del general Sandino, toma el nombre de Frente Sandinista de Liberación Nacional. Si la obra de Sandino alcanzó el mérito indiscutible de liberar a Nicaragua de las fuerzas interventoras norteamericanas, su programa revolucionario consistente en asegurar la soberanía nacional, rescatar las riquezas básicas del país, e iniciar un proceso de reforma agraria profundo, no pudo llevarse a cabo, en parte por la ausencia de condiciones sociales internas y los obstáculos connaturales de un país extraordinariamente atrasado, y en parte por la presencia de un conjunto de factores desfavorables en el plano externo que desplazaron el foco de la tensión internacional hacia los países capitalistas desarrollados: los efectos de la crisis capitalista de los años treinta y la guerra mundial. La nueva coyuntura plantea como exigencia llevar adelante el programa revolucionario trazado por Sandino, cuya vigencia se ve confirmada por el camino tomado por Cuba, Perú y ahora Venezuela y Panamá. El derrocamiento de la tiranía somocista, la afirmación de la soberanía nacional y la defensa de los recursos básicos, son los pilares programáticos que fundamentan la lucha actual que se desarrolla en Nicaragua. Este libro trata de descifrar algunos de los aspectos esenciales para la comprensión del proceso nicaragüense. Para cumplir con este objetivo, hubimos de remontamos a la época en que Nicaragua comienza a perfilarse como sociedad capitalista agrícola, atrasada y dependiente, y que coincide con su inserción al sistema capitalista mundial mediante la exportación del café. De allí que fue una exigencia examinar el impacto que el cultivo del grano tuvo sobre la formación económico-social considerada en su conjunto, y al mismo tiempo estudiar mediante la investigación histórica y de campo, las características esenciales del fenómeno cafetalero. En los capítulos II y IV están contenidas nuestras observaciones sobre una muestra de 49 latifundios seleccionados en la zona norte central del país, la de mayor importancia para la producción del grano. Con las anotaciones sobre la formación económico-social de 8
INTRODUCCIÓN Nicaragua y del latifundismo cafetalero se nos fue revelando la conformación de la burguesía agroexportadora que con Zelaya como jefe de gobierno, inició el paréntesis nacionalista en 1893, frustrado por las intervenciones norteamericanas de 1909, que junto a las de 1912-25 y 1927-33, truncaron el proyecto reformista de los grupos agroexportadores. Nos detuvimos en el capítulo V para explicar el fenómeno gigantesco que representó la lucha sandinista así como el origen de la dictadura militar y su afianzamiento por parte de los círculos imperialistas de los Estados Unidos y las agencias oficiales yanquis, para concluir —en el capítulo VI—, con una descripción de los principales grupos económicos locales, su carácter dependiente, sus interrelaciones y las limitaciones económicas y políticas frente a las compañías norteamericanas y frente al poder económico de los Somoza, el cual intentamos prefigurar con la limitada información de que se dispone. Sobra decir que este libro contiene el trabajo de muchos; fue concebido, ordenado y escrito como parte de un programa militante que persigue asentar sobre una base objetiva, la actividad política y organizativa del movimiento revolucionario nicaragüense. Debo hacer públicas las colaboraciones inapreciables del campesino Antonio Rodríguez, extraordinario conocedor de la realidad agraria del norte central nicaragüense; de Mauricio Duarte Álvarez, quien entregó su vida e inteligencia notable a la causa de los nicaragüenses, cayendo heroicamente en combate contra la dictadura el 10 de enero de 1975. Fueron asimismo de gran valor las discusiones con muchos compañeros, obreros, estudiantes, campesinos, que han convertido la lucha por la libertad de Nicaragua en su tarea.
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I LA ECONOMÍA AGROEXPORTADORA: BASE HISTÓRICA Y CAMBIO SOCIAL 1. LA BASE CAFETALERA, ORIGEN E IMPORTANCIA
De acuerdo a las fuentes históricas y a la literatura económica que nos ha sido posible consultar, la introducción del cultivo cafetalero se remonta a mediados del pasado siglo, posiblemente a lo largo de los años 44 y 48. Squier, en su ya clásico informe sobre Nicaragua 1 levantado en 1849, se refiere al estado del cultivo, todavía muy poco desarrollado si se compara a la importancia que ya en 1850 había alcanzado en otros países de Centroamérica: Este precioso grano puede cosecharse en Nicaragua en cualquier cantidad y a un costo relativamente bajo, pero la situación del país... ha impedido que se le dedique mayor atención. Al parecer, la iniciación del cultivo —1845— siendo director de Estado José León Sandoval, se atribuye a J. D. Gámez y al Pbro. Gordiano Zelaya.2 Paul Levy confirma la época de introducción del cultivo, precisando el inicio de la explotación agrícola del grano que comienza a extenderse primeramente en la sierra costera del Pacífico. En Nicaragua, el primero que sembró café en hacienda con algún éxito fue el señor Matus, en Jinotepe en 1848.3 En refuerzo de esta apreciación, Gratus Halftermeyer cita el cumplimiento por parte del presidente Tomás Martínez (1857-59-67), de un decreto del “gobierno anterior” que mandaba premiar a los cultivadores de café. Bajo los auspicios de este decreto, según Halftermeyer, se forman las primeras haciendas cafetaleras a lo largo de las sierras “Las Cuchillas”, al sur de Managua.4 Durante los gobiernos oligárquicos que se sucedieron después de la guerra nacional contra el expansionismo yanqui (1855-57), el cultivo del café se fue extendiendo paulatinamente, apoyado por el respaldo oficial que se materializaba en una política de primas, concesiones de tierra, divulgación de datos técnicos y económicos que se publicaban por entonces en la Gaceta Oficial. Para 1871, según datos suministrados por la 1 E. G. Squier, Nicaragua, sus gentes y paisajes, trad. de Luciano Cuadra, EDUCA, San José, 1970,
p. 237. 2 La cita corresponde a un artículo alusivo al café, firmado por Santiago Delgado, Revista Conservadora, núm. 13, octubre de 1961. No precisa la fuente original. 3 Paul Levy, “Notas geográficas y económicas de la República de Nicaragua”, trad. de 1873, reproducida íntegra en Revista Conservadora, números 59 a 62. (Véase p. 85, Rev. Conservadora, núm. 60.) La obra de Levy es uno de los estudios sobre Nicaragua más completos que se conocen. Escrita por Levy originalmente para una sociedad científica francesa tras la cual se hallaban los intereses canaleros, ofrece una gran cantidad de información económica y sociológica sobre el siglo pasado. 4 Gratus Halftermeyer, El viejo Managua, Editorial Hospicio, Managua, 1944, p. 4.
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prensa del gobierno,5 se exportaba café por un valor de 123 440.85 pesos, sobre un total de 1 400 000 que representaban el valor total de las exportaciones nicaragüenses registradas en los puertos de San Juan del Norte, Corinto y San Juan del Sur.6 Tanto por factores socioeconómicos: concentración demográfica en las zonas del litoral Pacífico, ubicación de los poderes centrales, red de comunicaciones e infraestructura, comercio interior, etc., como por factores de orden natural: clima, altura apropiada, riqueza del suelo, etc., hubo de iniciarse el cultivo del café en las sierras centrales de la costa del Pacífico, y desarrollarse a lo largo de sus estribaciones hasta formar la red de plantaciones que vitalizó y afirmó —ya para finales de siglo— la hegemonía económica y política de la región central, sobre todo si se la compara con la contrastante ganadería cerrada de tipo señorial y la agricultura de granos básicos — pequeña producción cerealista— que constituían la base económica de Nicaragua hasta la irrupción del café. La generalización del cultivo —al amparo de los precios favorables en el mercado capitalista mundial— se produce en los últimos quince años del siglo XIX, influyendo poderosamente en la articulación de una nueva red agrocaficultora que se extendió sobre el norte central del país, en los departamentos de Jinotega y Matagalpa. Las reformas oligárquicas al régimen de tierras pertenecientes a las comunidades indígenas y la venta de ejidos, principalmente durante el gobierno de Pedro Joaquín Chamorro en 1877 y Roberto Sacasa en 1890, sentaron las bases para la apertura de las amplias zonas del norte central al cultivo cafetalero, perfilando al mismo tiempo el diseño jurídico-político basado en el autoritarismo señorial y en la propiedad latifundaria que imprimió a la explotación cafetalera el mismo sello patriarcal de las clases gobernantes. Como en 1890, el Excmo. Sr. Presidente Dr. Roberto Sacasa ofreció prima a los que sembraran café en Matagalpa y Jinotega, hice un viaje en mayo y denuncié 500 manzanas de terreno en Jinotega. Con Dn. Justo Arana como socio industrial formé una compañía, siendo yo uno de los primeros colonos que sembraron café en Jinotega.7 Desde que se introdujo el café en Nicaragua, y a partir de su incidencia como cultivo para el comercio exterior, ocurren una serie de fenómenos económicos y sociales que vinieron a modificar la estructura productiva del país, dando lugar a cambios correlativos en el orden político, social y cultural, en tal profundidad que puede afirmarse cómodamente que el cultivo cafetalero representa uno de los hechos más profundamente perturbadores, luego del proceso independentista contra el colonialismo español. Trataremos de apuntar algunos indicadores —entre los más relevantes— que señalan el papel desempeñado por el cultivo comercial cafetalero, en tanto eje dominante en una etapa del desarrollo histórico de Nicaragua. a] Inserción definitiva al sistema de dominación capitalista. El cultivo cafetalero relaciona de manera sostenida y definitiva a un sector de la economía nicaragüense con el mercado mundial capitalista. Para Nicaragua, este progreso aparente significó la 5 Gaceta Oficial, órgano del gobierno de Nicaragua, trimestre mayo-‐julio de 1867. 6 Levy, op. cit., Revista Conservadora, núm. 62 pp. 234 ss.
7 Doctor Juan José Martínez, “Autobiografía de un cirujano nicaragüense”, en Revista Conservadora, núm. 77, p. 21. Martínez, un médico de Granada, ocupó varios cargos en los gobiernos conservadores del siglo pasado.
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integración de Su débil economía —entonces desenvolviéndose dentro de un régimen puramente mercantil atrasado— al sistema de dominación ejercido por las potencias imperialistas que desde principios de siglo habían incorporado a su esquema de dominación y expansión al territorio nicaragüense, comoquiera que su situación estratégica y la posibilidad de abrir un canal interoceánico, eran factores estratégicos vitales para garantizar la hegemonía en el comercio ultramarino y asegurar — especialmente para Estados Unidos— la eficaz defensa de las costas este y oeste, frente a un eventual ataque de las potencias europeas.8 El impulso dinámico representado por el mercado externo, ávido de materias primas y productos agrícolas para el comercio mundial, determinó el carácter monocultivista “agigantado” de la producción nicaragüense que con un débil y atrasado mercado interior, quedó engastada en el esquema de la división capitalista internacional del trabajo. El desarrollo económico del país dependería desde entonces de las condiciones de cuotas, precios y oscilaciones determinadas por los centros comerciales dominados por los países imperialistas. Inglaterra, a partir de las últimas décadas del siglo pasado y las tres primeras del presente, tiene una influencia económica significativa sobre Nicaragua, a pesar de que son los Estados Unidos quienes, desde la primera guerra mundial y tras la crisis capitalista de los años treinta, asumen el dominio político primero y el económico después, a lo largo de una cadena de agresiones militares contra Nicaragua, acompañadas del control total de sus finanzas que dieron inicio a un prolongado dominio neocolonial.9 (Véanse cuadros 1 y 7.) b] Principal producto de exportación. Desde 1920 hasta el 40, el café ocupó el primer lugar en las exportaciones de Nicaragua; puede decirse también que representó el único producto generador de alguna riqueza local, si se toma en cuenta que tanto el oro como la producción bananera y cauchera —esta última como apoyo a la participación de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial— funcionaron como meros enclaves cuya producción, administración, comercialización, etc., así como las utilidades generadas, fueron totalmente extrañas a la economía del país.10 En 1926 las exportaciones cafetaleras constituyen el 62.2% de las exportaciones totales; la crisis mundial de los años treinta junto a los disturbios en el comercio mundial producidos por la segunda guerra, hacen descender este porcentaje al 26.8% en 1945. Para el año cincuenta ha recuperado su peso en el comercio externo, elevando su participación hasta el 50.7%. Al producirse la
8 Las tesis de dominación norteamericana sobre Nicaragua para proteger las costas de los Estados Unidos frente a una eventual invasión por parte de una potencia europea están sustentadas por Samuel Flagg Bemis en varias de sus obras, en especial The American Secretaries of States and their diplomacy, Nueva York, 1928. Puede consultarse también en relación a las tesis que fundan sobre el interés económico, la expansión norteamericana: Scott Nearing y Joseph Freeman, Dollar diplomacy, a study in american imperialism, Nueva York, 1925, en particular pp. 262 ss., y Carlos Quijano, Nicaragua: ensayo sobre el imperialismo de los Estados Unidos, Editorial Sandino, Montevideo, 1970. El trabajo de Quijano, publicado originalmente en 1928, es uno de los estudios más completos sobre la actividad y la naturaleza del imperialismo en relación con Nicaragua. 9 Carlos Quijano, op. cit., véase “La primera etapa”, pp. 12 ss. 10 Comisión Económica para América Latina (CEPAL): El desarrollo económico de Nicaragua, vol. IX, serie Análisis y Proyecciones del Desarrollo Económico, Naciones Unidas, Nueva York, 1966, pp. 9 ss. Sobre el enclave minero y su absoluto control por las compañías extranjeras, véanse Gregorio Selser, Sandino general de hombres libres, tomo II, La Habana, 1969, capítulo XVI, pp. 327 ss.
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irrupción del cultivo algodonero a lo largo de los años cincuenta, sigue conservando junto al algodón una participación destacada en las exportaciones totales con un 35.8% en 1956 y 20% en 1970.11 (Véase cuadro 6.) c] Fortalecimiento de la estructura latifundaria. A diferencia de lo ocurrido en los otros países cafetaleros de Centroamérica, en Nicaragua no se produjo ninguna reforma en el sistema señorial de relaciones de propiedad aparejada a la generalización del cultivo cafetalero. El café ciertamente originó cambios espectaculares en el uso de la tierra, pero dejó incólumes las bases del régimen latifundario que se había estructurado aun antes de la ruptura del sistema colonial español. La ganadería tradicional cedió terreno a la plantación cafetalera, convertida en el eje de la actividad productiva por tanto tiempo desempeñado por la “Hacienda señorial” que sin embargo trasmitió a la estructura del nuevo cultivo los patrones de la propiedad privada latifundaria, vale decir, los mismos tipos señoriales en las relaciones de propiedad. Se quiere significar que el dominio agrícola privado de gran magnitud se consolidó con el cultivo del café. Ahora bien, ¿cómo se fortalece la tenencia latifundista? ¿Qué cambios introduce el nuevo cultivo en el sistema de relaciones de propiedad en el campo? Para contestar estas preguntas es necesario aclarar que el agro nicaragüense descansaba en la explotación de la ganadería y el cultivo de granos básicos, principalmente producidos estos últimos por la pequeña propiedad agrícola y los poseedores irregulares. La revalorización de la tierra inducida por los favorables precios pagados por el café en el mercado externo, produjo la rápida expansión del latifundismo y la fiebre por la titulación de las tierras nacionales o de posesión irregular. Los suelos aptos para el cultivo del café, tanto en las sierras del centro como en el norte, fueron bien pronto ocupados por el abigarrado conjunto de finqueros tradicionales, comerciantes, funcionarios, profesionales liberales que vieron en el café una empresa altamente lucrativa.12 Una primera consecuencia de esta carrera por las tierras selectivas, recayó desfavorablemente sobre la capa de colonos, asentados, poseedores sin título, “comuneros” indígenas, etc., quienes fueron expropiados violentamente por los gobiernos oligárquicos impulsores de las invasiones de tierras que habrían de prolongarse por varios decenios.13 La misma avalancha expropiatoria recayó sobre los pequeños productores de granos y cosecheros medios, localizados por tradición a lo largo de las fajas adyacentes a las ciudades y pequeñas poblaciones que ya contaban con una relativamente buena red de comunicaciones y habían establecido un flujo comercial débil pero persistente. La doble ventaja de estar localizada en los mejores suelos y gozar de cierta infraestructura, determinó que esta producción cerealista fuera desplazada por el café y, en consecuencia, que los pequeños agricultores emigraran a tierras marginales. Tal lanzamiento hacia zonas poco aptas para la agricultura adquiere mayor importancia, si se toma en cuenta que una parte considerable de la fuerza de trabajo agrícola, estaba constituida por 11 CEPAL, op. cit., cuadro 2, p. 11.
12 Varias leyes agrarias y decretos emitidos durante los gobiernos conservadores en el siglo
pasado promovían formalmente este proceso de apropiación individual de grandes extensiones de tierras. Véase Francisco Pérez Estrada, “Breve historia de la tenencia de la tierra en Nicaragua”, en Revista Conservadora, núm. 51, diciembre de 1964. 13 Las expropiaciones de tierras parecen iniciarse a partir de 1838 y se extienden de manera ininterrumpida hasta 1906. Recrudecen desde 1877 con la promulgación de la Ley Agraria de Pedro Joaquín Chamorro, que ataca directamente las comunidades indígenas. Véase Francisco Pérez Estrada, op. cit., y Paul Levy, “Notas geográficas...” ya citada, pp. 214 y 215.
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pequeños y medianos productores de granos y viandas, asentados en las zonas periféricas de villas y poblados.14 d] Consecuencias sociales del “nuevo tipo” de empresa agrícola. Con el café se articularía un nuevo tipo de explotación agraria distinta de la organización productiva basada en la crianza ganadera tradicional. En efecto, se introdujo una serie de normas técnicas y de mercado, control de tipos y calidades, costos, tecnología de recursos físicos, etc., y al mismo tiempo se establecieron nuevas formas de organización de la fuerza de trabajo, comoquiera que las tareas de conservación de las extensas plantaciones y la recolección del grano, demandaron el empleo de contingentes masivos de obreros agrícolas con una proporción y un grado de división del trabajo que hasta entonces no tenía precedentes. Es natural que una sociedad crónicamente estancada —con un atraso de siglos— careciera de un mercado de trabajo con la amplitud ajustada a los requerimientos de una plantación cafetalera, máxime si tal fuerza de trabajo se encontraba entonces ocupada muy dispersamente en una agricultura parcelaria de autoconsumo, o bien bajo formas de aparcería, colonato, mediería, etc., entrabadas dentro de las ociosas haciendas ganaderas. De allí que el naciente sector cafetalero hubo de poner en práctica todo un aparato de mecanismos “legislativos” —en la práctica forzosos y violentos— para crear un mercado de trabajo estable, en cuya búsqueda se habría de desmontar casi totalmente el régimen de producción que se venía configurando desde los tiempos del colonialismo español.15 La riqueza cafetalera abrió también las condiciones para la transformación de la antigua oligarquía de tipo señorial en burguesía agrícola, así como estableció —igual como ocurrió en los países cafetaleros agroexportadores de América Latina— las condiciones económicas y sociales para el surgimiento de una cadena de productores, comerciantes e intermediarios que configuraron las capas medias rurales.16
14 La distribución de la población en el siglo XIX obedecía fuertemente a los patrones de la
estructura colonial: población indígena dispersa en las montañas del norte y este del país, correspondiente a las tribus no reducidas que se ubicaban a lo largo de las riberas de los grandes ríos hasta el litoral atlántico. Luego las pequeñas poblaciones con un segmento blanco y ladino constituyendo el centro; hacia la periferia un denso cordón de pequeños agricultores y artesanos indios. Las principales poblaciones de Nicaragua se habían fundado precisamente sobre el apoyo de los pueblos indígena, del litoral pacífico, y más tarde aunque se mantenían segregados y con administraciones municipales separadas, pasaron las poblaciones indias a ser una suerte de barrios marginales de estos pueblos. Este fenómeno aún es observable en Masaya, Granada, León y Matagalpa. 15 Véase capítulo III. Las antiguas unidades agrícolas fueron siendo sustituidas paulatinamente por latifundios de tipo señorial que contrataban el trabajo a través de formas de salario en especie u otras gracias. Por lo demás, estas haciendas señoriales fueron una respuesta posindependentista de las antiguas clases terratenientes de la Colonia que se basaban en el trabajo esclavo. Sobre la hacienda colonial y señorial, consultar los trabajos de Antonio García “Esquema de la tenencia agraria en América Latina”, en Revista Pensamiento Crítico, núm. 37, La Habana, febrero de 1970, pp. 163 ss; asimismo, “Constelaciones de poder y el desarrollo latinoamericano”, en Rev. Pensamiento Crítico, núm. 46, La Habana, noviembre de 1970. 16 Antonio García, “Esquema de la tenencia...”, op. cit. Es importante anotar que la expansión del café tuvo efectos no sólo en la formación de grupos o capas medias en el campo, sino también que removió las bases de la rígida movilidad social de Nicaragua, basada en el prestigio terrateniente, la nacionalidad y el caudal. Véase Paul Levy, op. cit., Rev. Conservadora, núm. 61, p. 131.
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La misma necesidad de mano de obra masiva, junto a la ampliación de la frontera agrícola inducida por el café, además de incorporar nuevas tierras a la producción, impulsó la colonización interna, la ocupación de tierras antiguamente vírgenes, ciertas obras de infraestructura, y por consiguiente, la articulación de un nuevo sistema de relaciones sociales bajo la hegemonía de la explotación latifundaria del café hacia el que se desplazó —en tanto eje central— el núcleo del poder económico así como las fuentes de prestigio y rango social. La burguesía agrícola, sobre la base del cultivo cafetalero orientado hacia el comercio mundial, inició la etapa de la modernización capitalista de la economía nicaragüense y como sector dominante más progresivo abrió nuevas perspectivas para su consolidación en el poder político. 2. DISTORSIONES EN LA ECONOMÍA NACIONAL
Estos aspectos que hemos destacado muy sucintamente, permiten formarse una idea del impacto que el café produjo en nuestra formación socioeconómica. Durante largo tiempo representó la principal fuente de divisas, como lo prueba el hecho de que entre 1920 y 1940, por ejemplo, constituyera más del 50% del total de las exportaciones. El café es un elemento para discernir también el origen de la riqueza en Nicaragua, vale decir, la formación· de los capitales necesarios que luego pudieron dar lugar a la expansión (y concentración) de las actividades comerciales, agroindustriales y las primeras instituciones financieras locales. La concentración de la tierra en pocas manos —tierra redituable— se acentuó al influjo de la producción cafetalera, si tomamos en cuenta que el latifundio poscolonial basado en la ganadería y muy excepcionalmente en la producción de granos de consumo interno, era más que riqueza en sentido económico, un símbolo de poder y prestigio social de raíces típicamente paternalistas. Con el café se fue consolidando justamente un reducido pero fuerte núcleo agroexportador, que rebasó fácilmente con el producto de las cosechas extensivas, las dispersas fortunas de origen comercial que se movían tímidamente en los dos polos mercantiles del país: León y más especialmente, Granada. La burguesía agrícola nacida con el café no puede desligarse, en el sentido de su existencia y su reproducción como clase, de los fuertes nexos con el exterior, en el caso de Nicaragua representados por los compradores ingleses primero y norteamericanos después. No de otra manera puede entenderse cómo se fueron preparando las condiciones administrativas, políticas y económicas —es decir, nuevamente coloniales— que reorganizaron el país de tal modo que pudiera asegurarse la fluidez de los lazos con el mercado capitalista. La naturaleza de país dependiente en lo económico quedó sellada con la abierta disposición de la burguesía cafetalera, para ligar incondicionalmente los sectores más dinámicos de la economía a la supraordenación de las potencias coloniales, profundizando en lo económico la abierta dominación que en el orden político-estratégico pesaba sobre Nicaragua, con motivo del interés por su posición geográfica y la posibilidad que presta para la construcción de un canal interoceánico. El hecho de que la economía dependiese desde entonces de un solo producto de exportación hizo todavía más aguda la dependencia respecto del capitalismo inglés y sobre todo del capitalismo imperialista norteamericano. (Véase cuadro 3.)
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Los minoritarios intereses del grupo cafetalero, sumergidos en la fiebre de los favorables precios del mercado externo, condujeron al crecimiento desequilibrado del sector monoexportador que, entretanto, desmontaba las bases de la agricultura de consumo interno que encerraba y encierra una considerable proporción de la fuerza de trabajo del campo. En un país predominantemente agrícola, esta práctica monoexportadora y sobre todo latifundaria, basada en la manipulación indiscriminada de los recursos laborales, ha producido desastrosas consecuencias que se expresan sustantivamente en las enormes diferencias de niveles de vida, salud, alimentación, vivienda, acceso a la educación, etc. Los fluctuantes precios del café en el mercado mundial trasmiten profundamente a la economía nacional las crisis cíclicas características de la producción capitalista anárquica. Las recesiones económicas de Nicaragua sufridas especialmente a finales del siglo pasado, durante la crisis mundial de los años treinta y las contracciones ondulatorias que se producen cada cinco o siete años, en gran medida se presentaron precisamente por la vía de los precios de las exportaciones cafetaleras. En 1926 el precio medio pagado por libra de café en oro alcanzaba la cifra de $ 0.210; para 1931 el precio ha descendido a $ 0.100 y se mantiene descendiendo durante los años subsiguientes hasta bajar, en 1938, a $0.065, en circunstancias que la producción cafetalera representaba en las exportaciones totales ¡más del 60% a lo largo de esos años!17 Hemos dejado brevemente explicado que el cultivo del café en Nicaragua representó una respuesta de desarrollo que vino a romper el estancado sector ganadero. La vieja hacienda señorial vino a remozarse en lo interno para dar lugar a la explotación de un producto singularmente competitivo, y en ese ajuste redefinió a lo largo de su amplitud, las relaciones de producción en el campo sobre la base de liquidar a pequeños propietarios, colonos, aparceros, campesinos pobres, etc., con los que se articuló una fuerte capa de asalariados agrícolas. La formación del proletariado del campo representa uno de los efectos sociales que pueden atribuirse al latifundismo cafetalero. Ya para 1967, sobre una población económicamente activa ocupada en la agricultura, del orden de los 300 000 trabajadores, se calculaba en más de 100 000 el total de esa fuerza asignada sólo al café.18 3. ANTECEDENTES Y EVOLUCIÓN DEL SISTEMA AGROEXPORTADOR: BURGUESÍA Y PROLETARIADO AGRÍCOLA
Con anterioridad a 1850, señalado como el momento más aproximado de introducción del cultivo cafetalero, Nicaragua estaba aún fuertemente influenciada por las formas coloniales. La hacienda de la posindependencia no era otra cosa que una típica herencia de las grandes unidades de explotación colonialistas basadas en los “mandamientos” y en el servicio personal forzoso, cuyo desarrollo —libre de trabas, controles, tributos reales derivados del orden español— se llevó a cabo más propiamente después de la independencia. En la mayoría de las colonias americanas, por lo demás, la misma estructura agraria colonial no floreció antes sino después de la declaración de Independencia.19 17 CEPAL, op. cit., cuadro 15, p. 27. (Síntesis del cuadro en el apéndice.)
18 ONU, “Los recursos humanos de Centroamérica, Panamá y México en 1950-‐1980 y sus relaciones con algunos aspectos del desarrollo económico, 1960”, Banco Central de Nicaragua, Memoria Anual, 1970. 19 Antonio García, op. cit., p. 164.
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En Nicaragua, los grupos colonialistas terratenientes, aun desde finales del siglo XVIII, trataban de empujar la independencia de la región respecto de la Capitanía General de Guatemala, desde donde la aristocracia comercial dominaba férreamente el comercio agrícola interregional y especialmente, para el caso de Nicaragua, el comercio de ganado y la venta de carne. El estanco de la carne obligaba además a los terratenientes criollos, a llevar a los mercados y ferias centroamericanas los hatos de ganadería que allí se vendían a precios congelados muy por debajo del que se conseguía en el mercado libre.20 Cortar los nexos con España era una cuestión muy distinta, y sólo aquellos sectores representados por el comercio local —los comerciantes y contrabandistas ubicados en Granada en su mayor parte— a quienes afectaba profundamente el monopolio comercial y todas las prohibiciones al tráfico mercantil impuestas por España, estuvieron en favor y contribuyeron a impulsar la independencia, una vez que ésta ya había prendido en las masas populares secularmente explotadas por el colonialismo.21 No es difícil concluir que tanto la actividad comercial como la agropecuaria iniciaran con la Independencia su verdadero proceso de desarrollo, mucho más favorable para las clases aristocráticas, si se toma en cuenta el marco liberal que sirvió de supraestructura a las formas arcaicas de propiedad y de explotación que subsistieron. En principio, las grandes unidades agropecuarias de tipo colonial, pudieron resolver la crisis 20 La venta de ganado era obligatoria y los precios estaban fijados muy por debajo de su valor real. Los ganaderos nicaragüenses tenían que llevar sus reses a las ferias de Cuajiniquilapa, Chalchuapa o a la de Amatillo, donde los esperaban los abastecedores de la Capitanía General que controlaban el monopolio de carne. Cualquier otra venta era rigurosamente penada y además nula. Dentro de las contradicciones entre los poderes coloniales y las provincias esta circunstancia desempeña un papel muy importante en la gestación de la independencia, especialmente la que Nicaragua solicitaba respecto a Guatemala en 1817, así como en la fragmentación que se producirá ulteriormente al madurar las contradicciones entre clases dominantes de los estados federados. Véase Sofonías Salvatierra, Contribución a la historia de Centroamérica, tomo II, Tipografía Progreso, Managua, 1936, p. 210. 21 El 23 de marzo de 1814, la Diputación Provincial de Nicaragua se dirigía al gobierno de Madrid alegando: “Los hombres de la capital del reino siempre se opusieron al desarrollo de las Provincias y los Capitanes Generales habían hecho lo mismo...” “sórdido, destructor y bárbaro comercio de ganado mayor que se obligaba a hacer a esta provincia con aquella Capitanía; trabas escandalosas, fijaciones de precios topes y otras reglas del más desastroso monopolio”. Y luego acusaba que el “comercio de Guatemala se oponía a la apertura del río San Juan y su puerto” (citado por Salvatierra, op. cit., tomo II, p. 112). Pero además de estas contradicciones interprovinciales que afectaban el comercio de añil, ganado y cacao provenientes de Nicaragua, se superponían en todo el reino de Guatemala los problemas derivados del comercio monopolista controlado por la metrópoli. En 1819 un grupo de comerciantes redactaron un manifiesto reivindicativo de tipo gremial denunciando la ruina comercial y exigiendo la libertad de comercio. El documento se conoció como “Manifiesto del Consulado” que citamos en sus partes principales: “Tenemos la gloria de haber sufrido con paciencia y aun con heroísmo.” “...la inacción extraordinaria en que nos hallamos... y la necesidad urgente de remediarla.” “Aquí se producen todos los frutos coloniales y de exquisita calidad... tabaco igual al de La Habana, el algodón de Usulután, azúcar, grana, maderas...” “Las trabas... puertos abandonados, sin franquicias. Advertimos la dislocación del sistema que establecieron los monarcas, Atenidos al reducido tráfico de la Península y a la ratería de dos o tres buques anualmente.” “El añil al bajar en 1808 estancó en Cádiz gran parte de la riqueza del reino, retrocede a cosecheros que desconfiados, sin habilitación ahora se reducen a una tercera parte...” “...Libertad de Comercio, absoluta, bajo un moderado sistema de exacción de derechos es lo que necesitamos. A la libertad se sigue la abundancia.” (Tomado de Salvatierra, op. cit., tomo II, pp. 109 y 110.)
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parcial derivada de la supresión de los “mandamientos” y los servicios forzosos, recurriendo a la fuerza de trabajo de los colonos, arrendatarios, pequeños productores, etc., que se había venido formando durante la etapa colonial, con los restos de tribus reducidas y ubicadas en la periferia de las explotaciones agrícolas,22 y en parte también con el asentamiento de zambos, mestizos, sin acceso legal a la tierra y de algunos criollos empobrecidos e indios a quienes finalmente se les abrió el mercado de la tierra que como se sabe, estuvo sometido a una reglamentación discriminatoria durante los primeros siglos del colonialismo.23 La hacienda colonial por tanto, logró mimetizarse remozando las formas de explotación virtualmente esclavas, por el trabajo servil no compulsivo, basándose siempre en la explotación extensiva, es decir en la propiedad latifundaria; Una de las características más sobresalientes de la hacienda poscolonial fue su desmesurada magnitud de empresa, comoquiera que su extensividad demandaba la tenencia de considerables porciones de tierra pero en mayor grado por el hecho de representar la tenencia misma una base concreta de autoridad, un símbolo de prestigio señorial. Si es cierto que la desmesurada extensión hacía imposible —con los recursos limitados de entonces— incorporar a la producción semejante cantidad de recursos ociosos, no es menos cierto que su escasa rentabilidad, en un sentido económico, estaba fuertemente compensada por los beneficios sociales y políticos que retribuía. En efecto, la tierra representó un poderoso indicador de poder social cuya gravitación permitió a la aristocracia terrateniente mantener la hegemonía y el control político del país. No es ocasional —sobre todo desde 1857, en que se decide a favor de la aristocracia el proceso de luchas civiles iniciado apenas un año después de producirse la Independencia— que por largos años, la administración “conservadora” se caracterice por un estilo marcadamente rural, paternalista, de cara a la hacienda y que fuera esta última, el objeto supremo de los intereses gubernamentales —y ellos mismos— el medio asegurativo para conservar y ampliar la tierra.24 22 Una descripción muy importante sobre la población indígena y campesina de Nicaragua,
puede encontrarse en Pedro Agustín Morel de Santa Cruz, “Visita apostólica, topográfica, histórica y estado de todos los pueblos de Nicaragua y Costa Rica” 1752, publicada en Libro del Mes, Revista Conservadora, núm. 82. 23 El régimen de tierras para indios en la Colonia estuvo sometido a legislaciones cada vez más restrictivas. Había reconocido la Corona española desde las Leyes Nuevas de 1542, el derecho de los indios a las tierras como una necesidad económica. Pero posteriormente, las leyes de “Composición de Tierras” limitaron el espacio jurídico de propiedad indígena hasta el mínimo de subsistencia, y este límite si no pudo pasar más allá, fue porque la organización de las poblaciones indígenas como piezas claves del régimen colonialista, demandaba la existencia de ciertas tierras para que los trabajadores indígenas pudieran obtener su propio sustento, además de tributar y finalmente estar en condiciones de trabajar en las haciendas coloniales de manera prácticamente gratuita. “A pesar de esta composición las depredaciones de tierras continuaron hasta el presente, a todo lo largo de la Colonia y a todo lo ancho de la Independencia.” (F. Pérez Estrada, op. cit., p. 17.) A los ladinos y mestizos no se les reconocía derecho de tierras, por lo que se obligaban a trabajar de comerciantes o de peones. En Nicaragua el mestizaje se derivó en las ciudades hacia la artesanía y en el campo hacia el colonato principalmente. La segregación de los mestizos al parecer pretendía defender a los indios, aunque realmente lo que trataba de evitar era que los indios al mezclarse dejaran de tributar a la Corona o se salieran racialmente de la discriminatoria legislación de indios. (Salvatierra, op. cit., tomo II, p. 155); véanse también Nicolás Buitrago Matus, León, la sombra de Pedrarias, León, 1969; un interesante trabajo sobre la segregación de indios y mestizos en Magnus Mörner, “La política de segregación y el mestizaje en la audiencia de Guatemala”, Revista Conservadora, núm. 103. 24 Anselmo Fletes Bolaños, “Recuerdo de los treinta años, Managua, 1914”, en Revista
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Nicaragua no constituyó en la segunda mitad del siglo XIX una estructura productiva similar a la del resto de ex colonias centroamericanas. Es interesante destacar que Nicaragua representó el último país “cafetalero” del istmo dedicado en extenso al cultivo del grano. Las reformas a la propiedad territorial, ejidataria, eclesiástica, de comunidades indígenas, etc., que facilitaron las condiciones para el desarrollo de la explotación cafetalera en el resto de los países del área, estuvieron retenidas en Nicaragua, en parte por las contiendas armadas oligárquico-burguesas que se sucedieron una vez proclamada la Independencia y primeramente, por el hecho que Nicaragua se viera ligada por su posición continental y su accesibilidad como posible ruta canalera, a las pretensiones geopolíticas de las potencias imperialistas, Inglaterra y los Estados Unidos. Bombardeos a sus puertos, expediciones punitivas de las flotas imperialistas, ocupación de la costa atlántica, guerra expansionista para anexarse el territorio nicaragüense empleando un ejército selectivo de mercenarios que costó en 1855-1857, miles de vidas; los tratados onerosos imponiendo la enajenación del territorio nacional, etc. En medio de estas abominables circunstancias, las condiciones económicas, sociales, políticas y administrativas favorables para la constitución de un polo exportador consistente, no se dieron en Nicaragua. Mientras tanto, Guatemala hacía su primer embarque de café en 1855, y ya entre 1856 y 1875 adquiere la categoría de producto eje para la economía guatemalteca.25 En El Salvador, auspiciado por el terrateniente liberal, Gerardo Barrios, desde 1860 comenzaba el cultivo cafetalero su carrera vertiginosa hasta colocarse sólo veinte años después en el primer lugar de las exportaciones.26 Pese a que en Costa Rica, el producto fundamental del comercio exterior fue el cacao y no el café, ya desde 1825 se estimulaba con franquicias y premios el cultivo del grano. 27 Cuando Nicaragua recién comienza a cultivar el café —digamos para 1860— tanto Costa Rica como los otros países citados ya se encuentran insertos en el mercado mundial de manera sostenida· y definitiva por la vía de las exportaciones cafetaleras. Las condiciones para el desarrollo del cultivo se logran madurar en Nicaragua casi al finalizar el siglo XIX, una vez puestas en práctica las reformas a las tierras de comunidades indígenas —principalmente situadas en suelos aptos para la cosecha—28 y emitidas las leyes y reglamentos de agricultura que formalizaron el retorno al trabajo forzoso. Es necesario poner de relieve que en Nicaragua, todavía para 1870,no se hallaba configurado un mercado de trabajo lo suficientemente masivo como para hacer frente a las tareas demandadas por la expansión del cultivo; ello pudo ser logrado en lo principal, expropiando por vías legales o violentas a los campesinos indígenas, concediendo a título legal las parcelas ocupadas por colonos, asentados y precaristas y, por otro lado, estableciendo una legalidad que impuso el trabajo obligatorio de “peones y jornaleros”.29 Conservadora, núm. 87. 25 T. A. Alvarado, Tratado de caficultura práctica, vol. I, Guatemala, 1936. 26 David J. Guzmán, “Apuntamientos sobre la topografía física de El Salvador, 1883”, citado por Edelberto Torres-‐Rivas en Procesos y estructuras de una sociedad dependiente, Ed. PLA, Santiago, 1969, p. 51. 27 Rodrigo Facio Brenes, Estudio sobre la economía costarricense, San José, 1942. 28 En Nicaragua estas tierras correspondían a los departamentos del norte: Estelí, Matagalpa y Jinotega, y al suroeste las sierras de Managua extendiéndose hasta el departamento de Carazo. 29 Los reglamentos de policía del siglo pasado penaban la vagancia. A partir de la introducción del cultivo de café se emitieron decretos especiales y leyes de agricultura que establecían severas penas para quienes no concurriesen a los trabajos agrícolas si no podían
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La consolidación de la estructura de exportación basada en el café se produce al arribar el paréntesis reformista de 1893 que promovió la incorporación de inmensas porciones de tierras ociosas o subutilizadas a la producción cafetalera, mediante la realización de la propiedad eclesiástica, la abolición del sistema de manos muertas y la venta de tierras nacionales. El régimen del liberal José Santos Zelaya significó el ascenso al poder de la burguesía latifundista nicaragüense, y la derrota de la oligarquía tradicional incapaz de dar una solución coherente a las demandas de reformas estructurales planteadas por los grupos agroexportadores y en último análisis, por las condiciones creadas por el rápido proceso de expansión del comercio externo que ya habían entrado en pugna con el orden concebido por la oligarquía, más que nada para administrar el estancamiento crónico de la cerrada economía ganadera. Junto a la reorganización de la propiedad agraria, Zelaya se dio a la tarea de modernizar las arcaicas instituciones legales y administrativas en orden a crear las condiciones internas para la evolución de un régimen de mercado flexible, moderno y dinámico: una constitución política de corte burgués, reformas a la legislación privada y pública basadas en las más desarrolladas concepciones liberales de la época, reforma tributaria, fiscal y administrativa, etc. Asimismo, se llevaron a cabo una serie de obras de infraestructura, apertura de caminos, vías férreas, modernización portuaria, comunicaciones telegráficas, y otras medidas tendientes a facilitar un desarrollo capitalista apoyado en la potencialidad de las exportaciones cafetaleras.30 De esta época datan justamente, los primeros empréstitos contratados por Nicaragua en las fuentes de capital que además constituían el mercado cafetalero más receptivo: los compradores ingleses.31 El paréntesis reformista iniciado por Zelaya fue interrumpido violentamente por la intervención norteamericana de 1909. Pretextándose la hostilidad del régimen liberal hacia algunos gobiernos reaccionarios de Centroamérica, omitió el Departamento de Estado aludir al peligro que representaba la orientación nacionalista de Zelaya —así como las relaciones comerciales y financieras con las potencias europeas que fortaleció en los últimos años de gobierno— para sus intereses expuestos vitalmente en el proyecto canalero de Panamá y sobre todo, ante la eventualidad de contratarse una ruta canalera en Nicaragua sin la intervención del imperialismo norteamericano.32 La formación de los grupos burgueses agrarios en Nicaragua —burguesía agrícola dependiente— está ligada estrechamente al proceso de expansión de la agricultura cafetalera, favorecedor en gran medida del traslado de los empresarios agrícolas tradicionales hacia una organización productiva de carácter capitalista, vista tanto por el lado de la movilización más racionalizada de los recursos internos, como por su probar el desempeño de una actividad remunerada. 30 Luciano Gómez, “Memorias de don Luciano Gómez, ministro de Hacienda del presidente Zelaya”, en Revista Conservadora, núm. 117, pp. 28 ss. Véase también, “Memoria de la Administración Zelaya, 1893_1908”, editada por Roberto Bone, Managua, 1909. 31 Las casas inglesas eran las principales compradoras del café de Nicaragua, hasta la creación de la Compañía Mercantil de Ultramar, controlada por los banqueros Brown Brothers & Seligman. El gobierno de Zelaya contrató un préstamo con el Sindicato Ethelburg de Inglaterra a fin de construir el ferrocarril hacia el Atlántico. Por 1908 los Estados Unidos acusaban a Zelaya de romper con la Doctrina Monroe al inclinarse favorablemente hacia una potencia extracontinental. 32 La posición de Zelaya al respecto puede consultarse en el folleto escrito en 1911 “Refutations des assertions du President Taft”, Bélgica, 1914.
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orientación hacia los mercados capitalistas del exterior. El desarrollo de las actividades comerciales, industriales y financieras —con el ritmo con que se manifestaron desde principios del presente siglo hasta la crisis del 30— no puede desligarse de la sostenida acumulación de beneficios cuantiosos derivados de las ventas de café que luego dieron lugar a la formación de los primeros bancos privados: Calley Dagnall, Hipotecario; las grandes casas comerciales importadoras de maquinaria e implementos agrícolas controladas por las principales familias productoras de café; las industrias de beneficio del grano, despulpadoras, secadoras, etc. No es ocasional que antiguos nombres y apellidos ligados a la producción cafetalera, aparezcan posteriormente vinculados a las principales instituciones financieras, comerciales e industriales del país, como una relación que está expresando claramente la hegemonía originaria del capital cafetalero en la constitución de los grupos dominantes en la estructura del poder económico local.33 Aunque brevemente, es necesario referirse al proceso de proletarización y colonización interna inducidos por el café. En primera instancia, ambos procesos no pueden desligarse causalmente del impacto removedor representado por los estimulantes precios del café en el mercado mundial, actuando de lleno sobre el relativamente ilimitado potencial productivo interno, hasta entonces ocioso y estancado; ni del hecho que tal articulación de la economía nacional al mercado externo —por el hilo de un producto primario único— se realizaba en el marco de una situación de dependencia político estratégica preexistente, que se profundizaba ahora en lo económico. Dicho esto, puede entenderse más fácilmente que la modernización capitalista en Nicaragua entrara primariamente por el débil plano de la agricultura, sensiblemente más indefensa para sustraerse a la hegemonía de los centros externos de decisión. Conservando las determinaciones históricas que le imprimió tanto ·el colonialismo español como la subsiguiente dominación oligárquica local, la dependiente agricultura de exportación fue el centro generador de los primeros sectores proletarios, aun antes de aparecer éstos como una clase consistente, en el plano de las actividades manufactureras.34 Las condiciones internas que explican la formación de este proletariado agrícola, considerados los factores que subyacen por el lado de la dominación externa, pueden dilucidarse siquiera rapidísimamente, observando la tenencia de la tierra y el estado del mercado de trabajo: a] La expansión del cultivo cafetalero, montada sobre patrones de tipo latifundario, encontró un significativo obstáculo social al existir una posesión preexistente sobre una buena parte de las tierras aptas para la siembra del café. Comoquiera que desde el principio, el incremento de la producción del grano estaba regulada por la progresiva extensión del área sembrada, la expansión cafetalera se tradujo en la práctica en la expansión de los latifundios. El crecimiento “natural” de las plantaciones fue así ahogando primero, las pequeñas parcelas cautivas dentro de las 33 Sobre
la fortuna cafetalera y su incidencia en la formación de los grupos económicos, consultar el capítulo VI. Apellidos cafetaleros que aún conservan hegemonía dentro de la estructura financiera de la burguesía, González, Rapacciolly, Knoepffler, Baltodano, Palazio y otros, pertenecen a viejas familias de ricos plantadores de café. 34 A diferencia de otras formaciones sociales en donde el proletariado aparece primero vinculado al sector manufacturero, en Nicaragua por el carácter fundamentalmente agrarioexportador de su desarrollo capitalista dependiente, el proletariado se estructura primero en el sector de la agricultura, dentro de las unidades más dinámicas de ésta: plantaciones de café, banano y azúcar. Por otro lado, los trabajadores mineros mayoritariamente indígenas, estaban reducidos materialmente a la esclavitud.
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fronteras del dominio hacendario dedicadas casi exclusivamente a la producción de subsistencia; por otro lado, fue liquidando con el uso de la violencia y otro tanto de miles de artilugios legalistas, el cinturón de poseedores y colonos asentados en tierras ejidales· que constituían un fuerte conjunto de unidades de subsistencia, pero que fueron lanzados —ante la expropiación de su medio productivo— hacia el mercado de brazos abierto por el complejo cafetalero:35 la solución al problema de la tierra, resolvió en parte también el de los requerimientos de fuerza de trabajo; b] Junto a los mecanismos expropiatorios que desplazaron a los pequeños poseedores y colonos fuera del sector de subsistencia, cumplieron un papel no menos eficazmente “proletarizador”, las leyes de agricultura, reglamentos de trabajo, leyes especiales de vagancia, etc., que estipularon las “habilitaciones”, “adelantos”, “suministros para trabajo” y otras complicadas argucias a fin de comprometer de antemano y con un carácter forzoso, el trabajo de los campesinos, indios, artesanos de ciudad, cuyas ocupaciones eran tachadas de vacuas —al menos si se comparaban con el beneficio que de otra manera éstos reportarían,· trabajando para las explotaciones cafetaleras.36 Para 1870, según observaciones de Paul Levy “El peonaje tal como se le ve en México y en varios puntos de la América española, no existe en Nicaragua... aquí nada de peones... todo ciudadano cualquiera puede instalarse en un monte baldío... cultivar plátanos y maíz.” 37 Es decir, el trabajador agrícola era prácticamente inexistente si comparamos este dato con las estadísticas de 1950 que nos permiten apreciar justamente, el papel del café para la formación del proletariado del campo: para 1950 —cuando apenas se inicia el cultivo algodonero de exportación— se calculaba en 111 000 el total de población asalariada en faenas agrícolas.38 Ya en 1971, sólo la producción cafetalera ocupaba alrededor de 100 000 trabajadores agrícolas, sin contar a los que bajo formas serviles se obligaban a trabajar durante los meses de recolecta. Conviene regresar un tanto atrás para referirse finalmente, a un fenómeno causalmente ligado a la naturaleza dependiente de la producción cafetalera, esto es, su base falsa sujeta al comportamiento oscilante de los precios en el mercado capitalista. La incorporación tardía de Nicaragua al mercado mundial, se realizó en circunstancias en que los precios pagados al café acusaban un progresivo reflujo, como fue patente en las caídas de 1897, 1907 y luego durante toda la década que comenzó a partir de 1929, coincidiendo con la crisis sufrida por el sistema capitalista mundial. Con posterioridad, la producción masiva de Brasil significó una pérdida sensible para los demás competidores, al disminuir en un 50% los precios pagados al café. Ninguno de estos factores desalentaron a la burguesía cafetalera nicaragüense para seguir corriendo los albures del inestable mercado internacional, lo que tiene su explicación en el hecho de que los bajísimos costos de producción le permitían de todos modos obtener un excedente jugoso, y en parte también porque tenía a su favor el 35 A
principios del siglo XIX predominaban en Nicaragua las unidades de producción de autoconsumo. La mayor parte de la población, sin otros estímulos y sufriendo una aguda pobreza, se refugiaban en las pequeñas chacras adyacentes a las poblaciones y en las parcelas dispersas a lo largo de las comarcas y valles de las zonas rurales. La fuerza de trabajo “operaria”, como lo señalan Bovallius y Levy, era muy escasa en Nicaragua. 36 Véase Paul Levy, op. cit., Revista Conservadora, núm. 62, p. 212. 37 Ibid., p. 215. 38 Censo de Población 1950, Dirección de Estadísticas de Nicaragua. Véase “Encuesta Agropecuaria, 1951_1952”, Dirección General de Estadística y Censos, Managua, 1954.
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mecanismo de recuperar los deterioros ocasionados por la baja de los precios, aumentando el volumen de las exportaciones. (Véase cuadro 8.) Los “instrumentos” empleados por los grupos exportadores, para estabilizar los efectos producidos por las contracciones en el precio del grano, parecen haber sido principalmente: a] Reducir los costos de producción, rebajando o sustituyendo los salarios del trabajador agrícola: todavía por la década de los sesenta, se mantuvo la práctica latifundista de cancelar el trabajo de recolección y otros servicios, mediante bonos de estricta circulación interna con los cuales sólo podían adquirirse ciertas mercaderías vendidas a un costo desmesurado en los comisariatos o “ratas”. Esta práctica fue una norma general durante los años duros de la crisis mundial, complementada con la sustitución del salario por alimentos, especies, concesiones o arrendamientos de tierra, etc.; b] En segundo lugar, extendiendo el área cultivada para reponer en volumen de exportación lo que se “perdía” en precio. En 1929 se exportaron 13 248 toneladas de café en oro; en el 30, las exportaciones ascendieron a 17 672 ton; en plena crisis, en 1935, siguió subiendo hasta alcanzar casi 19 000 ton. De hecho el café continuó representando el papel de motor· económico de la burguesía, aun cuando ello significara el hundimiento de la economía nacional y la miseria de la masa trabajadora del campo. Observando la contrapartida de los precios, en 1926 la libra en orase cotizaba a veintiún centavos dólar; para 1930 ha disminuido en un 50%; desde 1932 a 1938 la situación de los precios alcanzó su etapa más crítica al mantenerse oscilando entre siete y seis y medio centavos de dólar.39 En relación con el área de cultivo, si para 1926 no llegaba a las treinta mil hectáreas, para 1950 el café cubría una extensión cercana a las 72 000 ha. Solamente entre 1950 y 1963, la tasa de crecimiento anual del área cultivada fue del orden de 10%.40 Pese a que en lo sucesivo, el precio del café ha experimentado alzas recurrentes —en particular después de la segunda guerra mundial— a excepción del período 1956-1963 que experimentó una caída brusca, y pese a la introducción de formas y métodos tecnificados de cultivo, principalmente después de 1945, las relaciones de explotación se han mantenido estáticas. La producción cafetalera es una de las fuentes de expoliación del trabajador nicaragüense más amplia y más bárbara. Aun aquellas plantaciones que se han desarrollado como empresas capitalistas, se valen de formas de explotación servil, sosteniendo en pleno siglo xx, relaciones que supuestamente habría de liquidar la modernización capitalista. Se produce como capitalista, se orienta la producción hacia un mercado capitalista, pero el burgués —como señala Marx— establece las formas de trabajo que le son más rentables; allí donde no hay norma establecida, y puede imponerla libremente, no hay método por bárbaro que sea al que no recurra: Su objeto -lograr el máximo de ganancias en el mínimo tiempo posible- lo impulsa a ello. El capitalista cafetalero, del que hablaremos más adelante, cuando explota mano 39 CEPAL, El desarrollo económico de Nicaragua, op. cit., p. 27.
40 Ibid., cuadro 92, p. 98 y cuadro 97, p. 103. “Además, la incertidumbre derivada de las fluctuaciones de 1os mercados internacionales y el largo período de maduración de las inversiones en café, así como las prácticas conservadoras de los productos y el sistema mismo de organización de la producción, supusieron la expansión del cultivo, más en función de la ampliación de las superficies cultivables que en la modificación de los métodos tradicionales de cultivo.” (CEPAL, op. cit., p. 95.)
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de obra semifeudal, o si se quiere semiservil, o semiesclava, sigue siendo capitalista, aunque de sí mismo tenga la imagen de conquistador y colonizador de nuevas tierras, de pionero. El proceso capitalista, aunque lleve el sello de la producción subdesarrollada — el atraso estructural, la existencia de amplios planos de relaciones de tipo servil— es uno solo, “Al igual que los hombres no se juzgan por la conciencia que piensen de sí, las épocas no se pueden juzgar por la conciencia que se tengan de sí mismas; es preciso explicar esta conciencia por las contradicciones de la vida material.”41
41 Karl Marx, Introducción a la Contribución a la crítica de la economía política. Sobre las distintas formas de extracción de plusvalía, véase Karl Marx, El Capital, Fondo de Cultura Económica, trad. de W. Roces, cuarta reimpresión, México, 1971, tomo III, p. 744.
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II EL LATIFUNDISMO CAFETALERO 1. RASGOS DISTINTIVOS
Considerado como unidad de producción dominante en un período de la historia económica de Nicaragua (1880-1950), el latifundio cafetalero representa el tránsito entre la hacienda ganadera de tipo cerrado (siglos XVIII-XIX) y las plantaciones capitalistas de tipo moderno cuya influencia comienza a ser significativa desde la década del cincuenta, al generalizarse el cultivo algodonero de exportación. La extensividad de las explotaciones, el uso aún muy limitado de maquinarias y técnicas agrícolas, el ausentismo del propietario, prácticas paternalistas, empleo de trabajo servil, remuneraciones no dinerarias, etc., asimilan el cultivo cafetalero al estilo empresarial propio de la agricultura señorial precedente. En cambio, producir para el mercado mundial, cierto uso de mecanización y prácticas industriales para beneficio del grano, el control de costos y calidades, las relaciones dinámicas con otros sectores de la economía, en particular el sistema bancario, las necesidades crecientes de una infraestructura adecuada, el predominio de las relaciones capitalistas de producción, introducidos por el café, entre otros, configuran un esquema productivo luego desarrollado por las explotaciones capitalistas modernas: plantaciones algodoneras, bananeras, de caña de azúcar o ganaderas intensivas. Las unidades de producción agrícolas dominantes en Nicaragua —considerando distintas etapas de la evolución histórica— han tenido el rasgo común del latifundismo, tendencia que si se perfilaba ya tempranamente desde la Colonia española, acaba por madurar en los dos siglos de vida independiente, en los que no se encuentra una modificación sustancial a los parámetros de tenencia de la tierra si se compara con los cambios espectaculares que se operaron en relación con el uso de ésta. La tendencia a la concentración de grandes unidades de producción ha sido en Nicaragua bastante fluida, acelerándose en un sentido todavía más acusado en los últimos veinte años. Según datos de CEPAL42 el 73% de las explotaciones de café son grandes propiedades que pertenecen a un reducido número de terratenientes. No está de más repetir que la formación de las grandes fincas de café se llevó a cabo a lo largo de una historia de expropiaciones, lanzamientos y violencias contra el campesinado, y que por lo tanto es el latifundismo además de una forma de explotación económica, una forma de explotación social. Por ello, otro rasgo distintivo del latifundio de café es su carácter “multifuncional”, a medida que ha necesitado para consolidar su hegemonía interna, convertirse en un complejo abierto en el que tienen cabida todas las formas de expoliación posibles: crecimiento, mediante el avance arrollador de su frontera agrícola; explotación de la fuerza de trabajo; agiotismo comercial a través de los comisariatos que cubren todo el mercado constituido por la población de los valles periféricos y la del propio latifundio; agiotismo financiero, a través de préstamos a pequeños productores obligados a prometer a cambio, la venta de sus cosechas, naturalmente a precios irrisorios. El comercio es un giro de gran importancia para el fortalecimiento de la estructura 42 CEPAL, op. cit., p. 119, cuadro 115.
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latifundaria. Se realiza a través de los comisariatos o “ratas”, instituciones de comercio rural que sirven a la vez como centros de suministro —generalmente bienes de consumo— y como centros de acopio que reciben a muy bajos precios la pequeña producción de la zona. En estos comisariatos se extrae el poco jornal pagado al trabajador en el propio latifundio, con el estímulo de otorgarle créditos abiertos y endeudarlo por el consumo de artículos que alcanzan precios exorbitantes.43 El crédito se extiende también a los pequeños productores de la zona, a modo de “habilitación” con el cargo de cancelar el consumo mediante la entrega de la cosecha. Con ello, el terrateniente vende productos baratos a precios caros, compra productos que venderá caros a precios irrisorios y por ese servicio cobra los intereses de “habilitación” a tasas que oscilan entre el 30 y el 60% del monto total que suma el crédito de consumo. Con la explicación sobre el funcionamiento del latifundio cafetalero, sobre la base de datos concretos presentados a continuación, se tratará de detallar estas cuestiones. (Latifundismo: véase cuadro 2.) 2. BASES DE LA EXPLOTACIÓN CAFETALERA LATIFUNDISTA
Los datos y observaciones presentados a continuación, así como los que se exponen a lo largo de este capítulo, están recogidos de una muestra representada por 49 latifundios concentrados en una zona del norte central de Nicaragua, situada entre los departamentos de Jinotega y Matagalpa que como se sabe, concentran el grueso de la producción cafetalera. Tales propiedades agrícolas están ubicadas en treinta comarcas, a lo largo de unos 70 km que se extienden desde la ciudad cabecera, Matagalpa, hasta San Francisco de Peñas Blancas en dirección este. Con el objeto de completar algunos rasgos del latifundismo y explicar las modalidades con que se da en la zona central y sur del litoral pacífico, se obtuvo información directa de algunas explotaciones localizadas en las zonas cafetaleras de San Marcos, departamento de Carazo, y “Las Cuchillas” o Sierra de Managua. Los datos recogidos tratan de reflejar de la manera más fiel, el modo y las características del régimen de explotación cafetalera en esas zonas, observándose principalmente las relaciones de producción, las condiciones de vida de los trabajadores agrícolas, la organización empresarial del latifundio —para aclarar las modalidades que asume ésta en Nicaragua—, su carácter multifacético y capitalista y en general, los apoyos que recibe y da al sistema de dominación política considerado globalmente.44 Conviene advertir que el criterio de selección de la muestra, estuvo orientado hacia la observación del latifundismo en una zona cafetalera, por lo que comprendió indistintamente a grandes unidades agrícolas cuyo rubro de explotación era la ganadería o bien eran mixtas. De todas maneras se consideró de utilidad tomar en cuenta todos los 43 Los artículos alimenticios en los comisariatos sufren alzas que oscilan entre un 60 y un
500% sobre el precio de mercado. En el capítulo IV insertamos una lista de precios sintetizada a partir de la información de varios comisariatos en el norte central. 44 Los latifundios seleccionados como muestra corren a lo largo de la carretera al Vaso de Apanás, entre los departamentos de Matagalpa y Jinotega. Se contó con la información directa de campesinos que viven en la zona, empleándose para ello el método de encuesta y entrevista. En relación con la zona suroeste del país, los latifundios pertenecen a la región de “Las Cuchillas” en el departamento de Managua. Algunas de las haciendas observadas pertenecían a la Sucesión Somoza, siendo además las más extensas, “Santa Julia”, “El Bajo”, “Palmira”, “La Flor”, “América” y otras.
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latifundios, con el propósito de reflejar lo más fielmente posible, la realidad concreta de la zona. Para mayor comodidad se presentan los datos más generales en cuadros sencillos: A. Concentración de la tierra Total extensión de 49 latifundios
69 969
Número de propietarios
manzanas
43
Concentración media p/propietario
1 650
B. Extensión y número de latifundios Menos de 100 manzanas
2
100
a menos de
500
13
500
“
“
“
750
3
700
“
“
“
1 500
13
1 500
“
“
“
3 000
9
3 000
“
“
“
7 000
2
7 000
2
más de sin especificar
5
Total
49
C. Rubros principales de explotación Haciendas cafetaleras
7
“
ganaderas
13
“
mixtas predominio café
19
“
mixtas predominio ganado
5
“
sin especificar
5
Total
49
D. Uso de la tierra, ociosidad Café Otros cultivos
11 705
manzanas
57
“
26 355*
“
Pinares y otros
3 200
“
Tierras ociosas
22 650
“
Potreros
* El número de animales es de 10 115, lo que representa un promedio de 2.6 mzs. p/animal; se puede considerar en buena parte ociosas las tierras de dicadas a potreros.
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E. Número de trabajadores en haciendas de café y mixtas (31) Trabajadores permanentes
1 540*
Cortadores (estacionales)
7 500
Otros
57**
Total
9 097 * Comprende peones y mozos colonos ** Cortadores, tenedores de libros y otros
F.
Algunos indicadores de modernización; haciendas de café y mixtas con predominio de café (25 exportaciones)
Uso de maquinaria: i]
Beneficio mecanizado incompleto
5*
ii]
Beneficio mecanizado completo
6
iii]
Despulpe con fuerza hidráulica
11
iv]
Rudimentario
3
Transporte: i]
Tracción animal
ii]
Transporte mecanizado
iii]
Mixto
57 5 13**
Uso de fertilizantes industriales i]
Poco
ii]
Ninguno
3 22
Empleo de energía eléctrica***
i]
Industrial
14
ii]
Generador gasol.
11
* El beneficio lo completaban en plantas grandes pagando un porcentaje según el procesamiento requerido; lo mismo para los que empleaban la fuerza hidráulica para el despulpe. ** La carga animal traslada el producto hasta los entronques de acceso para vehículos motorizados, generalmente contratados a terceros. *** El alto porcentaje de utilización de energía industrial es explicable al estar ubicada la zona latifundaria a lo largo de la vía al proyecto hidroeléctrico del Tuma. NOTA: Para comparar estos datos con las cifras nacionales, véanse cuadros adjuntos, en particular: “Número y tamaño de las fincas”; “Productores y fincas por departamento”; “Utilización de abonos en cultivo de café”; “Uso de tierras cafetaleras”.
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Con estos primeros datos recogidos de la muestra de 49 latifundios se puede establecer claramente: a] La alta concentración de la tierra: 69 969 manzanas estaban en manos de sólo 43 propietarios; algunas propiedades alcanzaban hasta 14 000 manzanas. Además, algunos propietarios tenían fuera de la zona muestral, otras explotaciones cafetaleras grandes. b] A pesar de ser los latifundios cafetaleros, explotaciones con una extensividad media de 1 500 a 2 000 manzanas, el área efectivamente utilizada oscilaba entre un 13 y un 15% del total. Considerando que aun el área sembrada con café estaba mal utilizada, se puede tener una idea de la alta improductividad del latifundio al observarse la gran proporción de tierras baldías, pastos naturales y monte virgen que en conjunto constituyen bastante más del 80% de toda la propiedad. c] El peso de la hacienda “tradicional” es todavía notable en el norte central. De las 49 haciendas grandes muestreadas, sólo había 7 plantaciones exclusivamente cafetaleras; 13 de éstas eran sólo ganaderas, y la mayor parte mixtas con predominio de café. El cultivo de este grano, visto como un factor de transición entre la unidad agrícola tradicional y la plantación moderna, se expresa también claramente al destacarse cierto empleo limitado de las técnicas modernas: sólo unos pocos usaban fertilizantes industriales, el acarreo interior se efectuaba principalmente a lomo de mulas, por medio de carretas y en mucho menor grado con transporte motorizado; el grado de procesamiento del café cortado apenas se limitaba al despulpe, realizado además por métodos primitivos y sólo una ínfima minoría contaba con maquinaria moderna completa para el beneficio del grano. d] La ocupación de trabajadores estacionales era particularmente alta durante d período de recolección o corte: 7 500 operarios concurrían a las tareas de corte en un poco más de 25 latifundios. La mayor parte de esta fuerza trabajadora estaba compuesta por pequeños propietarios con menos de 10 manzanas,45 y por campesinos sin tierra que despojados, se ubican en “ranchas” a lo largo de los caminos reales o bien se asientan junto a familiares pequeños propietarios. Algunos otros datos de tipo general que contribuyen al esclarecimiento de la explotación latifundista del café, serán expuestos más adelante cuando se examine —un tanto más detenidamente— la estructura concreta, el funcionamiento y los mecanismos de explotación de un latifundio ubicado en el norte central cuya selección de entre los 49 latifundios que constituyen la muestra, se hizo en función de destacar, de la manera más representativa, las características específicas que reviste la plantación cafetalera en Nicaragua.
45 Aunque
se suele tipificar como pequeño propietario al productor que posee parcelas menores de 10 hectáreas (CEPAL, op. cit., p. 119), en el norte central, la pequeña producción puede incluso abarcar más allá de 50 hectáreas. La falta de comunicaciones y caminos, la difícil topografía y el clima, el alejamiento respecto de las poblaciones, y en general el bajísimo nivel de las fuerzas productivas determinan un considerable descenso en la productividad de la tierra. A ello debe sumarse la explotación de que son objeto los pequeños propietarios, cuyos productos no suelen salir hacia el mercado al ser obligados a vender a los grandes latifundistas y comerciantes de la zona.
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3. ESTRUCTURA DE UN LATIFUNDIO “TIPO” EN EL NORTE CENTRAL
Como una cuestión previa debe señalarse que la selección del latifundio ha tomado en cuenta las características generales de las grandes explotaciones cafetaleras de la zona, esto es, una extensión media de 1 500 a 2 000 manzanas, naturaleza mixta del latifundio con predominio del café respecto de la crianza ganadera u otros cultivos, porcentaje de ociosidad, modernización coexistente con métodos rudimentarios de cultivo y beneficio del grano, tasa de empleo de mano de obra permanente y estacional, y genéricamente las formas de expoliación típicas de la zona, las condiciones de vida, salario, alimentación, etc. A lo largo de la exposición se darán algunos datos correspondientes a las formas que asume la explotación cafetalera en la parte central y sur de la zona del Pacífico, teniendo siempre como marco de referencia las del latifundio tomado como “tipo”. El latifundio seleccionado se localiza en la comarca “La Huata”, departamento de Matagalpa, a unas decenas de kilómetros sobre la ruta al vaso de Apanás contados desde la cabecera departamental, Matagalpa. La evolución de este latifundio no es muy distinta de la experimentada por las grandes propiedades del norte central: Entre 1920 y 1930 comienza a formarse mediante la demarcación de tierras nacionales abarcando unas 1 200 manzanas; como consecuencia de la crisis sufrida por los precios del café en el mercado mundial durante la crisis de los años treinta, y especialmente por la guerra antiimperialista encabezada por Sandino, desde 1927 hasta 1934, la plantación es abandonada prácticamente por sus propietarios pasando a ser ocupada por campesinos pobres partidarios de la guerra de liberación. Al mejorar sustancialmente los precios en el mercado mundial a finales de la década del cuarenta hasta 1956, el latifundio entra en una fase de expansión territorial; ya para 1967 ocupaba una extensión total de 4 700 manzanas, habiendo sido seccionado por sus dueños en dos explotaciones con el objeto de atenderlas con mayor eficacia. Para una cómoda lectura hemos decidido presentar los datos en el orden siguiente:46 A. Base del latifundio a] Extensión y distribución de cultivos Total área
2 000
manzanas
Con café
800
“
Con maíz
100
“
1 100
“
Pastizales y monte
(cosecha 2 veces al año)
46 Los datos presentados corresponden a uno de los latifundios seleccionados. La información fue suministrada por un mediano propietario con más de 27 años de residencia en esa región. La información corresponde al año 1966.
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El café está sembrado en las mejores tierras (cañadas, hondonadas, tierras de aluvión) y por ello ocupa dentro de la hacienda distintos predios bastante separados entre sí. Esta selectividad a favor del café es una característica típica de todo latifundio cafetalero y que se manifiesta por el lado de la producción agrícola global, en la acentuada marginalización de los cultivos básicos de consumo interno a las peores o más improductivas tierras del país.47 Otro efecto relacionado con la selectividad de las tierras en el interior del latifundio se expresa en la difícil comunicación entre los plantíos, máxime si se cuenta la falta de un sistema adecuado de transporte. El acarreo del café cortado hacia la central de despulpe recae prácticamente sobre las espaldas de los trabajadores de carga o sobre los arreadores de mulas. En última instancia, tal sistema de transporte interior representa para el latifundista un costo de producción más ahorrativo —tomado el gasto como erogado en un solo año— que toda la inversión para mejorar la comunicabilidad interna y mecanizar el transporte. En una hacienda cafetalera de unas 1 000 manzanas existen, por lo común, distancias de hasta 3 y 4 kilómetros entre parcelas sembradas de café. El maíz sembrado en el latifundio como cultivo complementario aprovechaba la fuerza de trabajo permanente durante el tiempo “muerto”, entre períodos de maduración y corte (unos ocho meses); además de destinarse para el comercio, el maíz —y en muchos latifundios el plátano— era aprovechado para la alimentación masiva de la fuerza estacional durante el período de recolecta del grano. El resto de la tierra permanecía ociosa; sin embargo, puede decirse que el índice de explotación de la tierra era en esta hacienda bastante más alto que el promedio de 15% correspondiente a la zona de muestra. b] Número total de cafetos y variedades empleadas Total
900 000
Variedades tradicionales
610 000
i] Maragogipe
130 000
ii] Arábigo
480 000
Variedades modernas
280 000
i] Caturra
220 000
ii] Borbón
60 000
palos
Como se puede apreciar, se trata de una plantación en la que predomina la variedad tradicional sobre la moderna. Las variedades tradicionales han sido empleadas desde los orígenes del cultivo en Nicaragua (1845-1850) conservando su hegemonía —más aún en las plantaciones de antigua formación— en parte por su mayor rendimiento por árbol en relación con las variedades modernas, así como por su más ventajosa competitividad que 47 La inestabilidad y el estado depresivo de la producción de granos de consumo interno,
están aparejados al desmesurado crecimiento de los cultivos de exportación. Tanto el café primero, como el algodón a partir de los años cincuenta, han determinado la ocupación de las mejores tierras y la marginalidad de la agricultura de consumo interno. “...existen claros indicios de que la menor redituabilidad de los granos (respecto de los cultivos comerciales de exportación) originó un proceso de sustitución de cultivos de magnitud muy apreciable... Ese proceso de sustitución, además del efecto depresivo sobre los rendimientos, ha agregado un elemento de inestabilidad a la producción de granos (de consumo interno)”. CEPAL, op. cit., p. 104.
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se deriva de su aroma y calidad superiores. La estimación del productor por las variedades tradicionales tiene que ver también con la extraordinaria longevidad que alcanza la planta, a veces más de cuarenta años. Las variedades modernas 48 aunque ya eran conocidas en Nicaragua desde principios de siglo, se plantan en gran escala a partir de los años cincuenta con el estímulo de los precios en el mercado mundial. Son variedades más de cantidad que de calidad; su desarrollo hasta comenzar a producir es un 20% más acelerado (tres y cuatro años) y no necesitan, como las tradicionales, tierras muy selectivas o cuidados especiales. Una manzana normal con variedades tradicionales admite unos 1 000 a 4 000 palos de café —promedio del norte central—, en cambio con la variedad moderna esta cifra asciende a un promedio de 4 000 unidades por manzana. No obstante, tienen la desventaja de su corta vida (4-6 años con cuidados normales), su baja productividad por árbol y la inferior calidad del grano. La magnitud del latifundio estudiado es apreciable, si se toma en cuenta la considerable cantidad de árboles de buena calidad y productividad, así como la inversión que hubo de requerir la siembra masiva de variedades cuya producción sólo empieza, efectivamente, pasados cinco a siete años de realizada la siembra. El tipo de explotación más frecuente en el norte central y las sierras de Managua, es justamente la que combina con variedades tradicionales de calidad la producción masiva de rápido fruto, propias de las variedades modernas. B. Tecnología a] Mecanización y uso de tecnología i] Despulpado
Despulpadora tradicional a fuerza hidráulica
ii] Acarreo y transporte
Lomo de mula y tracción animal
iii] Fermentación
Pilas, método primitivo
iv] Lavado, separación
Canales de madera, primitivo
v] Oreado y escurrido
Cribas de cedazo, tradicional
vi] Secado
Calderas a vapor, semimoderno
vii] Trillado
Maquinaria moderna
viii] Escogido de granos
Manual, primitivo
b] Uso de fertilizantes o pesticidas i] Fertilizantes
Humus natural
ii] Pesticidas
Ninguno
48 Fueron introducidas masivamente a partir del auge de los precios, luego del prolongado estancamiento causado por la crisis capitalista de los años treinta. Las variedades modernas más extendidas en Nicaragua son “Caturra”, “Barbón”, “Robusta” y “Sumatra”.
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EL LATIFUNDISMO CAFETALERO
c] Transporte i] Acarreo interno
A hombros, lomo de mula y carreta de bueyes
ii] Transporte a casas exportadoras
Vehículos motorizados, desde caminos reales
d] Método o sistema de siembra i] Moderno de semilla y almácigo
Predominante
ii] Primitivo de estaca y espeque
En plantíos distantes
La práctica del cultivo extensivo ha dominado en el latifundio cafetalero criollo. La tecnología es significativamente poco empleada, descansando la explotación en lo fundamental, en un ordenamiento físico para el uso de las mejores tierras y en la manipulación irrestricta de la fuerza de trabajo. El mejoramiento tecnológico y la obtención de más altas tasas de productividad por esa vía, no son factores para ser tomados en cuenta por el latifundismo criollo. Algunas cifras ilustrarán esta tendencia: De un total de 9 603 explotaciones cafetaleras, según datos de 1961, sólo 148 emplearon abonos, es decir, menos del 2%. En Nueva Segovia, departamento del norte, de un total de 854 fincas de café, ninguna usó abonos. Aun en la zona del Pacífico donde el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas es incomparablemente menos atrasado, el abono fue empleado tan sólo por el 9.8% del total de plantaciones de café en el departamento de Managua, y 4.8% de las mismas en Carazo.49 (Véase cuadro 3.) En relación con el transporte, de acuerdo a datos suministrados por la encuesta cafetalera de 1957-1958, en las zonas del norte central que comprenden los departamentos de Boaco, Matagalpa, Jinotega, Nueva Segovia y Estelí, el 74% de las plantaciones cafetaleras usaba exclusivamente hombres y mulas, y sólo el 26% restante utilizó carretas de bueyes u otros medios de transporte más modernos. Debemos mencionar la aguda deficiencia en las redes de comunicación e infraestructura de transporte, casi nulas en el norte central, inexistentes en la zona este —la más extensa de Nicaragua— cuya comunicación con el resto del país sigue dependiendo de la misma vía fluvial empleada durante los primeros siglos de la Colonia española. Es en la zona del Pacífico —centros industriales, agricultura y ganadería de exportación tecnificada, centro comercial y gubernamental— donde las vías de comunicación y la infraestructura productiva están relativamente más desarrolladas. Por otra parte, de 300 explotaciones entre las más extensas, apenas el 8% poseía maquinaria para el procesamiento completo del café, es decir, desde el “lavado” hasta su preparación en “oro”. 50 La mayor parte de estas explotaciones dependían para el procesado industrial de los grandes beneficiadores, o de las casas comerciales de exportación con beneficio propio.
49 CEPAL, op. cit., p. 96. Los datos presentados por CEPAL, tienen como fuente la monografía “El café en Nicaragua”. Dirección General de Estadística y Censos, 1961. 50 “Oro” se le llama al café beneficiado, listo para la exportación. El beneficiado consiste en quitar la pulpa y la membrana pergaminosa que protege la semilla o grano, mediante una serie de procedimientos mecánicos, físicos y químicos.
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EL LATIFUNDISMO CAFETALERO
El examen de los métodos de siembra, así como de las técnicas de procesamiento del grano,51 permiten afirmar que la introducción de formas modernas de explotación de la tierra, mecanización, tecnología, etc., ha sido bastante superficial, superpuesta más bien a prácticas rudimentarias predominantes. El bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y en mucho también las relaciones de producción de tipo servil, no han sido modificadas sustancialmente —como ocurre por ejemplo en la agricultura comercial del Pacífico— en buena parte como producto de la históricamente determinada concentración señorial de la tierra, el atraso empresarial del latifundista cafetalero del norte central limitado secularmente a explotar la fuerza de trabajo y extender el área de cultivo, en función de servir —en términos puramente de cantidad— a la demanda exterior del grano, y mantener por otra parte, una tasa vegetativa de beneficios que, aun en los peores ciclos del precio en el mercado mundial, no baja del 30%. C. Rendimiento y productividad media )sobre 800 manzanas) Variedades tradicionales 1 qq. De café cortado en cereza (120 libras) Variedades modernas 1 qq. De café cortado en cereza (120 libras)
50 lbs. 25 lbs.
Pergamino creado no seco; o bien café oro de export., y 20 onzas de broza
40 lbs. 19 lbs.
Pergamino oreado no seco; o bien café oro de export., y 3 lbs. De broza
Producción total del latifundio en oro:
4 700 quintales
Productividad por manzana (promedio):
6 qq./por manzana
NOTA: Respecto a la productividad por manzana, dentro del látifundio variaba según el tipo de plantío, la densidad de cafetos por manzana y la variedad. En algunos plantíos la productividad alcanzaba 8 y 9 qq., en cambio otros no llegaban a 5 qq. Los productores medios consultados (plantaciones de 10 000 a 40 000 árboles, obtenían —según datos observados en 1968— entre 5 y 5.5 qq./por manzana).
De acuerdo a cifras dadas por el Ministerio de Economía, el rendimiento por cafeto para 1962 fue inferior en un 18% al promedio registrado en el período 1951-1955, y además los rendimientos por hectárea —según la encuesta cafetalera de 1957-1958—, representaron alrededor de la mitad de los alcanzados en Guatemala y aproximadamente el 40% de los de Costa Rica y El Salvador52 Es necesario poner de relieve que la baja en los rendimientos ha estado compensada por los significativamente bajos costos de producción por manzana, cuando se comparan por ejemplo, con los de El Salvador. En efecto, mientras el costo de
51 Una síntesis de la técnica de beneficiado más común en el norte central es la siguiente: i)
Despulpado: operación mediante la cual se separa el grano de su envoltura o vaina; ii) Fermentación: dura 36 horas aproximadamente; el grano se coloca en pilas fermentadoras donde pierde una materia melosa que lo recubre; iii) Lavado y separado: el lavado abundante purifica el grano de los residuos y la separación selecciona los granos de mejor calidad dejando correr la “broza”; iv) Oreado o escurrido: el grano pasa a unas zarandas de secado y oxigenación; v) Secado: una vez oreado y escurrido pasa a los patios cuando se trata de seca a “sol” o bien a las máquinas secadoras; vi) Trillado: consiste en la remoción de la última película que envuelve al grano, se realiza generalmente con el uso de cribas y excepcionalmente con máquinas trilladoras; vii) Escogido: selección de los mejores granos, esta operación se hace con miras a obtener mejor calidad para la exportación. 52 CEPAL, op. cit., pp. 27-‐28.
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EL LATIFUNDISMO CAFETALERO
producción por manzana se aproxima en el caso de El Salvador a 1 680 córdobas,53 en Nicaragua apenas llega a las 720 córdobas, tomando como base para el cálculo de esta cifra los costos promedio en las explotaciones del norte central.54 A pesar de los bajos rendimientos, la tasa de beneficios obtenida por los latifundistas en Nicaragua, no se apartaba sensiblemente a la extraída en las haciendas salvadoreñas donde los relativamente más altos costos de producción se compensan con rendimientos de 12 quintales por manzana. Para ilustrar lo anterior se inserta un pequeño cuadro. Beneficios obtenidos por manzanas en Nicaragua y El Salvador (en dólares, año 1965) Precio qq. oroa
Total venta
Costos produc. p/mzas.
Beneficio p/mza.
El Salvador
Producción qq. Promedio por mza./oro 12
29
348
240
108
Nicaragua
5.5
32
176
103
73
País
“ FUENTES: Banco Central de Nicaragua, Informe Anual 1970; Daniel y Ester Slutzky, “El Salvador: estructura de la explotación cafetalera”, Estudios Sociales Centroamericanos, núm. 2, mayoagosto, 1972. Sobre costos de producción por manzana para Nicaragua véase nota 13. a Precios nacionales de la época. D. Administración del latifundio Personal administrativo Mandador o administrador
1
Jefe de beneficio
1
Tenedor de libros
1
Apuntadores
3
Capataces
20
Total
26
El latifundio seleccionado como tipo, no se aparta sustancialmente en su estructura administrativa del resto de grandes plantaciones cafetaleras. El “hacendado” o “finquero” no participa directamente en la gestión —digamos operativa— encaminada a ordenar las tareas rutinarias, sino a través de un personal intermediario. Realmente el terrateniente en Nicaragua no ha sido nunca el empresario agrícola típico de plantación —el “farmer”—, en tanto la mera condición de administrador ha sido repugnante a su condición y a su ideología de señor de la tierra. Los hábitos señoriales de valorar la tierra como un símbolo de jerarquía social, las actividades políticas y el desempeño de cargos en la administración del Estado, las comodidades de la vida metropolitana, son en buena parte
53 Daniel y Ester Slutzky, “El Salvador: estructura de la explotación cafetalera” en Revista Estudios Sociales núm. 2, Costa Rica, mayo-‐agosto de 1972. 54 Para obtener el costo promedio se tomó como base el costo de producción de una finca mediana (30 000 palos) situada en el norte central; el costo total promedio por manzana de 720 córdobas, es aún más bajo para el caso de las grandes unidades latifundarias.
35
EL LATIFUNDISMO CAFETALERO
los factores que explican el carácter ausentista del hacendado cafetalero respecto de su medio de producción. Ya desde 1870, Levy había observado este fenómeno en Nicaragua, La palabra “hacienda” lleva consigo la idea de cultivo especial desarrollado en cierta escala, y casi siempre confiado a un mandador; el dueño vive en la ciudad vecina, y de vez en cuando (el sábado por lo regular), viene a la plantación para dar sus órdenes y arreglar sus cuentas.55
y tal tendencia se agudiza aún más a medida que las operaciones de la burguesía agrícola cafetalera se vertebran con la actividad comercial, industrial y financiera de los centros urbanos. 56 Se ha estimado, con base en el censo agropecuario, que el 65% de los propietarios de grandes explotaciones —control sobre 1.4 millones de hectáreas— no residían en las fincas; de ellos, 50% se trasladaban a la plantación durante el período de cosecha, y el resto sólo hacía visitas irregulares.57 En la muestra de 49 latifundios, descontando las haciendas ganaderas, solamente 9 dueños de plantaciones cafetaleras residían permanentemente en la explotación; 4, se trasladaban en tiempos de cosecha, y los otros efectuaban visitas con intervalos de una semana a quince días.58 Son los administradores, mandadores y, en menor grado, los capataces, quienes constituyen el núcleo operacional de la administración en el latifundio, mientras el señor conserva los vínculos formales que le garantizan la propiedad y los beneficios de la explotación. El mandador es la autoridad administrativa máxima del latifundio; hombre de “confianza” del patrón, pero sin escapar por ello al círculo de explotación aun cuando las relaciones entre uno y otro aparezcan entretejidas por matices paternalistas o ciertas vinculaciones artificiales como el compadrazgo. El mandador es un empleado permanente cuyo papel corre a lo largo de una diversificada gama de responsabilidades administrativas, operativas y hasta políticas. Es el encargado de velar por la conservación y mantenimiento del latifundio durante el tiempo muerto: cuido de cercos, buen estado de los plantíos, control de podas y desyerbes, sementeras, etc. Organiza también durante ese tiempo todo lo relacionado con los cultivos complementarios (maíz, plátanos). Durante la época de recolección participa en el reclutamiento de los cortadores y el personal de servicio, selección de capataces y apuntadores; asimismo dispone la distribución del trabajo para las cuadrillas, selecciona las zonas de corte y su orden de prioridad, etc. Al patrón le somete las cuestiones que no podrían ser de su competencia tales como asignación de salarios, financiamiento de los trabajos de corte, en general la “planilla” y los gastos generales del latifundio. Asimismo, el mandador recibe el café
55 Paul Levy. op. cit., p. 216. 56 Esta
tendencia ha sido más acentuada en la región cafetalera del Pacífico. En el norte central de los 49 latifundios encuestados, aparecían sólo 5 propietarios con intereses comerciales; 4 estaban vinculados a negocios industriales de poca monta; 7 habían entrado en contacto con empresas de tipo financiero, y la mayor parte, 29, poseían además de las plantaciones otros bienes raíces. 57 Nemesio Porras, La tenencia de la tierra en Nicaragua, Universidad Nacional de Nicaragua, 1962, pp. 145-‐146. 58 La muestra corresponde a los 49 latifundios, de los cuales 31 se dedicaban en menor o mayor grado al cultivo del café. De estos 31, 3 propiedades eran de un solo latifundista, y en 2 casos no se obtuvo información al respecto.
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cortado durante el proceso de medición y supervisa el embodegaje del grano. Tiene facultades de contratar y despedir. Como un alienado sicario del patrón, lleva control e inventario sobre el comisariato y en algunos casos percibe —aunque de un modo insignificante— cierto porcentaje sobre la venta de tales establecimientos. Pero no sólo ejerce funciones de orden “ejecutivo”; es también un valioso mandatario político del latifundista —secularmente caudillo local— que manipula al sector poblacional atrapado en la esfera de influencia de la plantación, de acuerdo a la banderilla politiquera que representa. El mandador, de esta suerte, se ve impulsado a realizar labor de proselitismo, distribuir propaganda, divulgar consignas, comprometer votos a favor de tal o cual candidato, controlar o presidir mesas de inscripciones o votaciones; reunir a la masa trabajadora del latifundio y su periferia con el objeto de inflar concentraciones o manifestaciones a favor de políticos oligarcas. El capataz es una suerte de autoridad circunscrita a la inspección de las tareas prácticas temporales, tanto durante el tiempo muerto: podas, desyerbes, etc., cuanto mayormente durante el período de corte. Como delegado del mandador, participa en el reclutamiento de personal para el corte hasta completar su “cuadrilla” (30-35 personas). Su tarea principal es la de distribuir entre los cortadores, los surcos o filas de cafetos; velar por el cortado normal del grano para evitar el raspado o “sobado” de las ramas;59 cuida porque en el surco no queden cafetos sin ser cortados, o granos desparramados en el suelo, porque no se corten los granos verdes, etc. En el fondo, aun cuando su función se acerca a la de testaferro del patrón, el capataz es un explotado más. Si por su contacto estrecho con los recolectores y la naturaleza casi policial de su función, titulariza las tensiones cotidianas, las protestas que se generan ininterrumpidamente mientras dura la ardua labor de corte, en sustancia, tanto por el lugar que socialmente ocupa en el latifundio —compartiendo las peores condiciones de vida—, el salario que devenga; en último análisis por enajenar su trabajo —en tanto la mercancía que es él mismo—, sigue teniendo el carácter de proletario agrícola, tan inmerso como los otros en el círculo de explotación latifundaria. Si hoy es temporalmente capataz, mañana puede ser recolector de café —o siguiendo el curso estacional—, de algodón en las plantaciones del occidente, o peón zafrero en las grandes explotaciones cañeras del Pacífico. El jefe de beneficio, forma parte también de la administración, aunque de un modo bastante específico; su labor —generalmente es un técnico— se limita a supervisar el proceso que sigue el grano, desde que es recibido en “cereza” hasta el trillado y escogido. E. Cuadro laboral en el latifundio Se inserta un cuadro o tabla que recoge el aspecto cuantitativo de la fuerza de trabajo ocupada en el latifundio seleccionado. Se toman en cuenta tanto los trabajadores permanentes como los estacionales durante el tiempo de corte. El cuadro corresponde por tanto al período medio —el de mayor concurrencia— de recolección del café, o sea — para el caso del norte central— entre el 15 de diciembre y el 15 de enero, aproximadamente. 59 El “sobado” destruye las yemas de cada rama deteriorando la productividad de la planta en el futuro; sin embargo el salario miserable hace imposible que los cortadores vayan seleccionando cuidadosamente el grano en cada rama, máxime que la forma de pago en base a la cantidad cortada obliga a la celeridad de la recolección.
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EL LATIFUNDISMO CAFETALERO
Trabajadores de un latifundio de café (norte central) por ocupación, salario y sexo (datos 1968) Ocupación Cortadores
650
Salario promedio en córdobas 6.00 s/c**
Capataces
25
10.00 c/c
25
3
10.00 c/c
3
Acarreadores y aguadores
30
6.00 c/c
30
Procesadores manuales del grano
90
7 a 9.00 c/c
90
Escogedores
30
5.00 c/c
2
Maquinistas
8
25.00 c/c
8
60
4.00 c/c
57
3
620
276
Apuntadores
Trabajadores permanentes de mantenimiento Total
Número
896***
Sexo* Hombres Mujeres 405 245
28
* No incluye niños peones. ** s/c, c/c: sin o con comida; generalmente suele computársela a córdobas 2.00 pero no llega su valor a las 0.50 córdobas. *** Del total de 896 trabajadores, sólo unos 100 estuvieron efectivamente ocupados durante todo el año y nunca simultáneamente, sino de acuerdo a las tareas (podas, desyerbes, desombra etc.).
Conviene aclarar que este latifundio utiliza una fuerza de trabajo estacional un tanto mayor con respecto a otros, y lo mismo en el caso de los trabajadores permanentes. Ocurre que en este latifundio, durante el tiempo muerto se hacían dos siembras de maíz (primera y postrera) con una extensión de 500 manzana; con ello se aprovechaba la fuerza que entre tarea y tarea, de otro modo estaría sub-ocupada. En los capítulos siguientes se examinará con mayor detenimiento el fenómeno laboral en el latifundio, haciéndose énfasis en sus aspectos cualitativos.
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III LA FORMACIÓN DEL CAPITALISMO DEPENDIENTE 1. LA SOCIEDAD MERCANTIL-COLONIAL CAPITALISMO AGRÍCOLA
EN
SU
TRÁNSITO
HACIA
EL
Como es sabido, antes de extenderse la producción cafetalera como un cultivo comercial orientado hacia el mercado mundial y generarse los cambios en el uso de la tierra, la tecnología, las relaciones de producción, el mercado interno, etc., Nicaragua apenas se encontraba en un estadio de desarrollo similar al de las sociedades de régimen mercantil simple, con todas las variaciones y especificidades propias de un país acabado de arrancarse del dominio español que lo había supeditado por más de 300 años. Tal como ha ocurrido en otras sociedades, las condiciones que dieron lugar al tránsito de la economía mercantil hacia la capitalista, siguieron en lo fundamental un curso que comprendió: División social del trabajo y especialización creciente en las distintas formas de transformación de las materias primas; la separación de la agricultura y la industria, y la ramificación de esta última. Conversión de la pequeña producción —expropiada por los nacientes grandes propietarios— en producción para el mercado, sustrayéndola de la simple subsistencia, y por lo tanto, su conversión en otra mercancía. Conversión de los pequeños productores expropiados en asalariados agrícolas o empleados en la manufactura. Así como la pequeña producción al ser expropiada pasa a formar parte del capital constante, los medios de subsistencia de los expropiados pasan a integrar la sustancia material del capital variable: los medios de subsistencia del asalariado pasan a extraerse del mercado.60 El proceso de tránsito al modo de producción capitalista en Nicaragua, ha seguido un curso que difiere de otras sociedades cuyo desarrollo capitalista ha partido de ciertas condiciones creadas por su dinámica interna. Es imposible perder de vista el hecho de su formación como sociedad colonizada, así como la persistencia de la economía indígena fuertemente impregnada de las formas de cooperación típica de las sociedades comunales primitivas, que se logró yuxtaponer a la institucionalidad colonial representada en lo interno por un segmento urbano-mercantil muy reducido —flujo irregular de productos entre los villorrios del Pacífico—, y en lo externo, por la inestable producción agropecuaria orientada hacia el comercio colonial. Como cuestión previa, es preciso detenerse siquiera brevemente, en algunas consideraciones relacionadas con el estadio de desarrollo de Nicaragua y las particularidades de su estructura precapitalista. Ello se justifica en la medida que la evolución de la sociedad hacia el capitalismo aparece vinculada a un esquema de división 60 Nos hemos basado para la construcción de un esquema teórico sobre la formación del capitalismo, en Karl Marx, El capital, op. cit., especialmente sección séptima (“El proceso de acumulación del capital”), capítulos XXI a XXV; y en Lenin, El desarrollo del capitalismo en Rusia, Obras completas, tomo III, capítulos 1 a IV.
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LA FORMACIÓN DEL CAPITALISMO DEPENDIENTE
social del trabajo regulado por el mercado capitalista mundial, muy por encima del atraso de su estructura productiva, del estancamiento crónico y la debilidad del mercado interior que presentaba Nicaragua antes de extenderse el cultivo cafetalero portador e inductor de las formas capitalistas de producción. A mediados del siglo XIX, Nicaragua se encontraba frenada por las contradicciones de colonia recién salida de la dominación externa y casi a las puertas de una nueva subordinación; su producción, comercio, riquezas naturales, etc., habían servido tradicionalmente los intereses de la metrópoli española, y en menor escala los de otros centros coloniales más desarrollados relativamente como Perú, Santo Domingo, Nueva España y Guatemala.61 Los centros de vida comercial más importantes —Granada y León— eran más que nada factorías administradoras del escaso comercio exterior —o del tránsito de mercancías provenientes de otras colonias que se exportaban por la ruta del San Juan— limitado a unos pocos productos agropecuarios: cueros, sebo, añil, especies. 62 Se abastecía, por otro lado, a un reducido grupo de consumidores —siempre León y Granada— de manufacturas textiles, licores, loza e implementos de ferretería, perfumes, droguería, etc., adquiridas en casas de comercio inglesas, y en menor escala francesas.63 Granada y León servían de tal suerte, como virtuales centros de acopio que daban cierta movilidad a los productos del interior que desde la etapa colonialista se extraían de Nicaragua para cubrir la demanda externa. Esta última circunstancia denota la temprana existencia de una agricultura especializada, la cual había rebasado ya el marco de la economía de autoconsumo, generando por su desarrollo un excedente susceptible de colocarse en los mercados externos. De ser esto cierto, es obligado afirmar que Nicaragua a esas alturas se encontraba en un grado de desenvolvimiento de la economía mercantil bastante alto, si se atiende al adelantado proceso de fraccionamiento en la división social del trabajo que ya había dado lugar a la formación de unidades agrícolas especializadas en producir materias primas destinadas al intercambio con el exterior.64 Sin embargo, no puede pasarse por alto que tal especialización de la agricultura, tenía el propósito de surtir a la metrópoli con productos primarios baratos. Éste era el destino fundamental de la economía colonial que no miraba a la constitución de un regular flujo de intercambios —exportación para la importación— ni la complementariedad entre la metrópoli y sus colonias, como no fuese el drenaje constante 61 La provincia de Nicaragua tuvo un carácter esencialmente tributario desde los orígenes de la dominación colonialista. Su economía sirvió de apoyo, al mismo tiempo, a otras empresas de conquista y colonización: esclavos para Panamá, las Antillas; maderas, barcos y esclavos para la conquista de Perú, Ecuador y Chile. Los “reinos” colonizados se servían además de los productos agropecuarios de Nicaragua, en particular, sebo, carne salada, cueros, maíz y cacao. 62 Paul Levy, op. cit., Revista Conservadora, núm. 62, pp. 240-‐243 ; véase también Sofonías Salvatierra Contribución a la historia de Centroamérica, op. cit., tomo II, pp. 113 ss. Información adicional acerca del comercio externo de Nicaragua para 1825, en G. A Thompson, “Narración de una visita oficial a Centroamérica en 1825”, Revista Conservadora núm. 93, pp. 37 y 38. 63 “Hasta 1840, la mayor parte de artículos manufacturados que se consumían en Nicaragua se importaban de Inglaterra, que por treinta años gozó de monopolio...” “aparición de alemanes e italianos, recientemente resultaron poderosos rivales. El comercio de California crece”. (William V. Wells, “Exploraciones y aventuras en Honduras, 1840”, Revista Conservadora núm. 51, pp. 30-‐31. 64 Se alude al nivel de desarrollo de una economía mercantil en tránsito hacia el capitalismo, pero correspondiente a una sociedad no colonizada como Nicaragua. Véase Karl Marx, El capital, ed. Cartago, Buenos Aires, 1957, tomo III, p. 551.
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LA FORMACIÓN DEL CAPITALISMO DEPENDIENTE
de recursos americanos destinados a ser acumulados en España.65 Nicaragua había sido tradicionalmente exportadora de añil, productos pecuarios, cacao —con altas y bajas— y en menor escala, tabaco, especias, y otros,66 pero jamás como consecuencia natural de una evolución autosustentada ni como signo de progreso en la división social del trabajo ocurridos en el seno de una sociedad que transcurre hacia fases adelantadas de la producción mercantil en que, partiéndose de la agricultura, se separan unas tras otras, diferentes clases de transformación de las materias primas, y se forman luego ramas independientes de la industria que cambian entre sí sus productos.67 Contrariamente, la especialización en ese momento del desarrollo de Nicaragua, era ante todo un indicador de las formas impuestas y heredadas de la Colonia; de la división social del trabajo inducida por el orden colonialista, que en su desarrollo acentuaba la explotación y el subdesarrollo. Pero ¿había un mercado interior en Nicaragua? ¿Se había constituido plenamente una sociedad de intercambio? Conviene tener presente que fuera de los enclaves alienados al abastecimiento metropolitano, el estado de la economía considerado en su conjunto, presentaba un cuadro de atraso extraordinariamente desalentador. Si sólo se tomara tomo indicador el flujo de comercio intercolonial, podría pasarse por alto el hecho de que la mayor parte de la población en Nicaragua estaba prácticamente marginada de la economía de mercado, encontrándose sumida en los niveles más primitivos de la producción parcelaria de autoconsumo uno de cuyos segmentos más significativos estaba constituido por la producción indígena de tipo comunal primitivo.68 Aún más, ya a principios del siglo XIX había hecho crisis el proyecto colonial de asignarle a Nicaragua el papel de polo exportador de ciertos productos agropecuarios, al encontrarse con las cada vez más enérgicas resistencias de los productores y comerciantes locales a quienes desalentaba profundamente el desfavorable comercio monopólico de España, los precios de los artículos estancados a niveles expropiatorios,69 los impuestos y alcabalas, pagos atrasados, el inestable, lento y poco frecuente tráfico de la flota colonial —interrumpido a veces por años a consecuencia de las continuas guerras entre las 65 Celso Furtado, La economía latinoamericana desde la Conquista ibérica hasta la Revolución cubana, Ed, Universitaria, Santiago, 1970, p. 28. 66 Sofonías Salvatierra, Contribución... , op. cit., pp. 115 ss. 67 Es decir, como ocurrió con el desarrollo de las sociedades capitalistas de Europa. Nicaragua se incorpora al capitalismo en tanto productora de mercancías de origen agrícola, y su especialización capitalista en lo “interno” (café, azúcar, principalmente) es un reflejo de su dependencia colonial en lo externo. Sobre el proceso de fraccionamiento de la división del trabajo en una sociedad mercantil, véase Lenin, op. cit., pp. 58-‐59. 68 Todavía en 1870 la mayor parte .de la población seguía dependiendo de la producción agrícola de subsistencia. Según Levy, más de 40 000 personas seguían los patrones de la economía indígena de tipo comunal; una observación similar pertenece a Carl Bovallius “Viaje por Centroamérica” en Revista Conservadora núm. 39, p. 56. 69 El monopolio comercial de España, hacía intolerable la situación de los importadores locales, quienes habían recurrido desde principios. de siglo al contrabando en gran escala. Por 1818 el comercio de contrabando se hizo más agudo y las medidas represivas del gobierno colonial cayeron contra muchos comerciantes. Los gremios de comerciantes elevaron a España numerosas protestas quejándose de los elevadísimos precios de las manufacturas españolas a diferencia de la baratura de los artículos entrados por contrabando. Una túnica de muselina inglesa costaba siete veces menos que las españolas; las telas de pana inglesas se cotizaban a 18 reales, en tanto que las españolas no podían adquirirse por menos de 5 pesos (Salvatierra, op. cit., tomo II, pp. 113-‐ 114).
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potencias europeas.70 De tal manera estas condiciones desfavorables influyeron sobre el débil sector de intercambio y de las reducidas actividades comerciales en el interior, que determinaron un retorno bastante prolongado a los anteriores niveles de subsistencia, a cuenta de la estructura ganadera que desde finales del siglo XVIII, se vino a constituir en la base sobre la que descansó la economía nicaragüense. La hacienda ganadera se convirtió en “el medio de vida” pasando a ser además, el lugar de residencia de muchas familias anteriormente favorecidas de los sectores “urbanos”. Las haciendas de ganado pronto participaron del rasgo multicultivista de las antiguas “chacras” de autoconsumo, al producir desde entonces los medios de subsistencia anteriormente aportados por el mercado; Tomando como ejemplo la villa de Rivas, ... muchos viven defendiéndose en sus haciendas en períodos de grandes crisis.71
Lo mismo las observaciones de Morel respecto de Nueva Segovia, al norte: Los vecinos viven retirados en sus haciendas, en la ciudad no hay carnicería ni se encuentra provisión alguna.72
Este retorno a los niveles de subsistencia que tocó a las principales localidades de Nicaragua, muestra más que todo la débil actividad mercantil de entonces, ejemplificando cómo aun las comparativamente especializadas haciendas destinadas al comercio de carnes, cueros, sebos, etc., tuvieron que dedicarse en buena medida al cultivo de los variados productos necesarios para el consumo vital. Todavía para 1870 Levy anotaba ciertos rasgos de autoconsumo en las haciendas del país: Cultivo especial desarrollado en cierta escala... Pero es imposible evitar la multiplicación de los cultivos... no tarda uno en verse obligado a sembrar maíz, plátanos... para la manutención de la gente... Los inmigrantes han decidido hacerse a la vez agricultores, arquitectos, carreteros, cazadores, pescadores y a veces marineros; otros se han visto obligados a hilar y tejer algodón, fabricar sus jabones y candelas así como ir a sacar sal del mar.73
70 De acuerdo con Salvatierra, la pobreza general se enseñore6 sobre las provincias de Centroamérica particularmente desde finales del siglo XVIII, prolongándose hasta 1820. Las causas tenidas como principales se debían a: i) las guerras europeas que cortaban el tráfico marítimo con América; ii) las dificultades de comercio; iii) el contrabando cada vez más creciente desde Jamaica y Belice; iv) los gastos de guerra de la Corona que esquilmaban con nuevos y exigentes impuestos a las colonias; v) los privilegios a la clase dominante. Con las guerras “ .. .los añiles quedaron almacenados en La Habana por uno, dos y tres años, por falta de buques de guerra que convoyaran las naves”. (Salvatierra, op. cit, tomo II, pp. 175-‐199.) 71 Salvatierra, Contribución... tomo II, p. 37. Alude a los documentos del Archivo de Indias relativos ala provincia de Nicaragua (villa de Nicaragua o Rivas) por el año 1817. 72 Pedro Agustín Morel de Santa Cruz, op. cit., p. 26. 73 Paul Levy, op. cit., p. 228. José Coronel Urtecho tiene una serie de observaciones sobre la “hacienda” en Nicaragua que corresponde más bien a una visión colonialista, y desde el punto de vista científico una impostura descomunal. Anotamos algunas de sus observaciones: “Una hacienda colonial era más semejante o por lo menos se encontraba más próxima a un monasterio benedictino que a un ingenio de azúcar moderno”, o bien, “La auténtica relación entre el colono y el hacendado nacía del amor a la hacienda... y la esencia del servicio: es posible ser fiel porque se es libre y se puede ser libre porque se es fiel.” “Las costumbres que en la época de la Conquista se impregnaron de la
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La debilidad de la economía mercantil no es tan explícita sino cuando se atiende al peso gravitante de la amplia y prácticamente totalizadora agricultura parcelaria de autoconsumo. La unidad parcelaria predominante en Nicaragua —dejando de lado la gama de matices, combinaciones y transiciones derivadas del proceso colonial: tierras de indios, pequeña producción de ladinos, mestizos, etc.,— fue la “chacra” o “huerta,”, entendida ésta como una pequeña plantación multicultivista destinada a la producción de diversos artículos de consumo usual para la familia, es decir, producción no especializada a la que falta progresar en muchos sentidos para llegar a producir un sólo artículo susceptible de ser cambiado o realizado por otros productos que se requieren para satisfacer las necesidades. La “huerta” en Nicaragua con su carácter de subsistencia fue desde muchos puntos de vista, la respuesta a una débil, sectorializada, muy atrasada economía mercantil, ...hay un poco de todo... generalmente la parte principal se compone de un campo de maíz, y uno de plátanos, se ven árboles frutales, a veces un poco de cacao, café, yuca, quequisque y otras varias hortalizas. En la tierra fría o templada se cultivan además cebollas, arroz, trigo, papas, cebada... gallinas y cerdos mantenidos con descuido.74
Esta descripción de la huerta corresponde a las observaciones hechas por Levy, un poco después de mediados del siglo XIX, y muestra la orientación de esta unidad productiva a no depender y estar segregada de los canales del intercambio; faltaría sin embargo, tener una idea más apuntalada acerca de esta virtualmente cerrada producción de autoconsumo. A falta de estadísticas concluyentes, tomamos algunas observaciones, en cierto modo bastante completas, basadas en los informes de visitas periódicas a Nicaragua y sus pueblos, de obispos y eclesiásticos que tuvieron lugar a mediados del siglo XVIII. Creemos que esta retroactividad no afecta fundamentalmente el cuadro que evolucionará incluso bastante poco, después de la Independencia. El esquema siguiente está construido a partir de los datos contenidos principalmente en los informes de Morel, fray Francisco de Posada y fray Juan Félix de Villegas.75
brutalidad de la guerra, se humanizaban por el ejercicio de la piedad cristiana en las tareas agrícolas de la Paz Colonial.” (José Coronel Urtecho, “Economía rural con contenido espiritual”; (sic.), Revista Conservadora núm. 82, pp. 19-‐20. 74 Paul Levy, op. cit., p. 216. 75 Nos referimos a los informes “pastorales” de los clérigos obispos: Fray Francisco de Posada, “Relación geográfica del partido de Chontales y Sébaco”, Revista Conservadora núm. 98; Fray Juan Félix de Villegas, “Relación de la reducción de los caribes de Matagalpa”, Revista Conservadora núm. 98; y el informe de Morel ya citado.
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Población y producción en las zonas coloniales de Nicaragua a mediados y finales del siglo xviii (selección) Zona centro occidental León
5 439
adultos a
Subtiava
4 120
adultos
Managua
4 140
adultos
Población
Producción 142 hac. ganado mayor. 32 trapiches. Gran número de chacras y labores: maíz, arroz 14 hac. ganado; más de 200 chacras Hac. Ganado, pocas; trapiches, población pobre ribereña
Zona central granadina Granada
10 000
hab. b
Hac. Ganado, riberas lago; plantaciones de cacao
Masaya
6 000
hab.
Nandaime
1 200
hab.
Elenco de 14 pueblos
15 000
hab.
Rivas
8 000
hab.
14 hac. ganado; 5 trapiches, 10 estancias de chagüite; resto: sementeras de indios y mestizos, granos y algodón Muchas hac. ganado, cacao y caña de azúcar de ricos de Granada Hac. de cacao, ganado, cañas de ricos de Granada, trapiches de indios; muchas sementeras de indios, mestizos, negros y criollos 27 hac. ganado; 310 cacao; 5 trapiches; 2 salinas; 2 caleras; plantaciones de vainilla, tabaco, labores de añil; pequeñas plantaciones de granos, plátano, viandas y algodón
Zona norte centro y occidental
Población
Chontales
Producción
70
Fam. Indios e
12
“ ladinos
Camoapa
300
“ indios
Hac. ganado mayor; maíz, frijol
Boaco
260
“ indios
42 hac. ganado; chacras y labranzas de maíz y frijol
140
“ ladinos
10
“ indios
Producción muy pobre
300
“ indios
83 hac. ganado; numerosas chacras; maíz, frijol; ganado menor; 3 trapiches
95
“ ladinos
200
“ indios
Jiustepe
Comalapa Juigalpa
Lovago
Peq. producción, maíz, frijol, algodón
Poco ganado; peq. prod. Maíz, frijol
Matagalpa Matagalpa Jinotega Estelí
3 000 indios 10 fam. ladinos 200 indios 2 413
Nueva Segovia
Muchos españoles y lad. ¿?
Prod. De montaña, indios no reducidos, maíz, trigo y frijol, viandas y tubérculos Sementeras, maíz, trigo, frijol, indios, mestizos dispersos en montañas 53 hac. ganado; 20 trapiches, muchas chacras Hac. ganado pequeñas; minas
Sébaco
60
indios
Sementeras de maíz
Limay
150
indios
Sementeras de maíz
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LA FORMACIÓN DEL CAPITALISMO DEPENDIENTE
a
Datos obtenidos de la visita apostólica de Morel, 1750-52. Tomados del censo publicados por el capitán general Saravia, 1813. c Datos del obispo fray francisco de Posada 1777-1778. b
En el esquema anterior se pueden distinguir dos planos bien perfilados en la economía de Nicaragua, al finalizar la dominación española: la producción de tipo señorial y la agricultura cerealista. La primera está representada en el Centro Occidente, por el latifundio ganadero extensivo, y en la zona central —dominada por los ricos propietarios y comerciantes de Granada—, por las plantaciones de cacao y caña de azúcar, cuya influencia se extendía hasta el centro añilero más importante: Rivas —que también se caracterizaba por el tipo de producción señorial: cacao, tabaco, vainilla, algodón para artesanías, orientados desde la colonia hacia el mercado metropolitano. En las zonas norte y centro oriental, la producción ganadera de corte señorial sólo alcanza los sectores ribereños al este del Gran Lago, y un tanto más hasta las pequeñas poblaciones de indios hacia el partido de Chontales donde alcanzó a extenderse la vigilancia y orden colonialistas. Como se sabe, casi todos los pueblos indígenas del este de Nicaragua y los misquitos del litoral atlántico, mantuvieron una resistencia anticolonial muy considerable que les permitió sustraerse de la reducción y garantizar la continuidad de sus primitivas formas de subsistencia. El segundo plano —producción cerealista de autoconsumo— lo encontramos bastante extendido en la zona norte de Nicaragua, Matagalpa, Jinotega, Las Segovias, donde la producción de tipo señorial, apenas se desarrolla ante el contraste de una ampliada agricultura de subsistencia basada tanto en la pequeña producción dispersa de montaña, como en los restos de la agricultura comunal de indios. El tipo “cerealista” lo encontramos también en la zona del Pacífico, con la diferencia que la pequeña producción generaba aquí, un excedente destinado a surtir a la población urbana, pero no tanto como relaciones de intercambio cuanto por la imposición tributaria que recayó sobre la producción comunal de indios al influjo de las leyes colonialistas. Estas consideraciones ponen en evidencia que una economía de intercambio, entendida como fruto del desarrollo de la sociedad, y por lo tanto la existencia de un mercado interior que cumpliera la función de vincular entre sí los distintos sectores de la producción agrícola, y éstos con el segmento artesanal industrial, era aún bastante débil en Nicaragua donde como vimos, tenía una significación considerable la economía basada en el autoconsumo, y donde el grueso de la producción señorial —Cueros, sebo, añil, azúcar— se volcaban hacia la metrópoli colonialista. Al producirse la independencia y desatarse las “vinculaciones” y “mandamientos” que hacían obligatorio el trabajo de indios, la pequeña producción marginada del mercado, experimentó una tendencia al crecimiento. Conviene recordar que el trabajo personal obligatorio había inducido, en cierto modo, la creación de un mercado “interindígena” a medida que la ocupación de los naturales en las labores serviles no permitía, a la masa semiesclavizada, atender la satisfacción de sus necesidades a cuenta sólo de la producción parcelaria, la cual tenía que abandonar cada cierto tiempo. Para este fin el indio contaba con la “ayuda” irrisoria consistente en la compensación salarial pagada por el señor, y estipulada justamente para la compra de los artículos que los indígenas no podrían producir.76 76 Mediante el régimen de trabajo establecido por. los “repartimientos” se obligaba a los indios a trabajar por temporadas en las haciendas, labores y “obrajes” de la clase dominante colonialista. Se
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LA FORMACIÓN DEL CAPITALISMO DEPENDIENTE
Esta suerte de división del trabajo sin duda alentaba la creación de cierto tipo de intercambios, pero de ningún modo se trata del mercado interior producto del desarrollo general de la sociedad, sino un flujo de intercambio marginal originado por las terribles condiciones de explotación del trabajo de los indígenas. La abrogación de las vinculaciones y mandamientos trajo como consecuencia el retorno del indígena servil hacia su medio “natural” de producción del que había sido expropiado o “separado” parcialmente, ubicándose desde entonces en las labores agrícolas de tipo minifundario segregadas de las relaciones de intercambio. Por 1850, Squier anotaba: El Municipio de Subtiava, así como los barrios de algunas ciudades, posee tierras en virtud de cédulas reales en su capacidad colectiva. Estas tierras son inalienables y se dan en alquiler a los propios indios a precios bajos y casi nominales. Todos tienen derecho a sembrar una parcela que les permite sostener con ello a su familia.77
Veinte años más tarde Levy se referirá a los problemas en la falta de brazos determinada por la amplitud del sector de subsistencia y el estado de atraso general de la sociedad, ...el número de los que no tienen profesión ni establecimiento suyo... que se vea obligado a vivir aislado o si no a alquilar sus servicios, es excesivamente disminuido... requiere pagar con la compensación necesaria la libertad del indígena que se va a asalariar.78
Con ello, no puede afirmarse sin embargo la inexistencia de cierto ritmo en las actividades comerciales; cierto grado de desarrollo de la producción mercantil y cierto grado de división del trabajo. Cuando se examina la estructura productiva que se había venido formando en Nicaragua desde los tiempos coloniales, surge de inmediato la distinción de zonas y grupos sociales. Por de pronto —sin tomar en cuenta las características del desarrollo de la sociedad mosquita (si es posible hablar en ese sentido) que mostraba respecto del resto de la provincia, un grado de desintegración muy alto en lo económico, geográfico, racial, social y casi nacional—79 es legítimo afirmar que como no sea la zona del Pacífico, donde la Colonia alcanzó un mayor nivel de dominio, y se asentaba además el grueso de la población, los centros administrativos y prácticamente la totalidad de la sección relativamente urbanizada, las otras zonas estaban sumidas en el mayor atraso y desintegración, y aun rayando en el salvajismo, si se consideran los numerosos pueblos indios ribereños de los grandes ríos en el este y las comunidades aborígenes que habitaban desde la época precolonial en el norte de Nicaragua viviendo de la pesca. les pagaba un real por día, tasa que no podían discutir; además se les obligaba a componer los caminos de las provincias. A las mujeres se las compulsaba a fabricar telas para beneficio de las autoridades. De acuerdo con Ayón, a los indios trabajadores de las minas de Tepesomoto se les pagaba con andrajos y una pésima alimentación (Tomás Ayón, Historia de Nicaragua, Escuela Profesional de Artes Gráficas, Madrid, 1956, tomo 11, p. 199). Véase también, Nicolás Buitrago Matus, León, la sombra de Pedrarias, León, 1969, pp. 13 ss. 77 G. E. Squier, Nicaragua, sus gentes y paisajes; EDUCA, San José, 1970, p. 227. 78 Paul Levy, op. cit., p. 215. 79 En el territorio conocido como “Mosquitia”, los ingleses desde el siglo XVIII promovieron una monarquía indígena con la cual establecieron una amañada base local para extender su frontera colonialista sobre la costa oriental de Nicaragua. La monarquía “mosquita” gozaba del protectorado inglés y contaba con una capital sede, así como una institucionalidad jurídico-‐política que ya habían formalizado los tres poderes del “Estado”. Véase E. Alvarez Lejarza, A. Vega Bolaños, G. Alemán Bolaños, Breve historia de la Mosquitia, Managua, 1944.
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Tal vez podría explicarse mal el relativo desarrollo del mercado en las zonas del Pacífico, sino se tomara en cuenta que en buena parte había descansado —acaso a lo largo de todo el período colonialista español— sobre la base de un intercambio eminentemente compulsivo, unilateral, tributario, como lo era el mercado “tiánguico”. El “tiangue” o mercado indio, no era tampoco una expresión del desarrollo social y de la división del trabajo, sino todo lo contrario: la sobrevivencia de una forma de intercambio de productos correspondiente a la sociedad comunal primitiva indígena que fue aprovechada por la dominación colonial para surtir el abastecimiento interno —la logística para la empresa de conquista y colonización— que los españoles no podían resolver de otra manera. sin dañar o debilitar la estructura de explotación específicamente creada para aprovisionar a la metrópoli con materias primas.80 Por otra parte, el “tiangue” no era un mercado libre, sino cuidadosamente sometido a: reglamentaciones que garantizaban la fluidez de los abastecimientos, precio, cantidad de los aportes obligatorios que los indígenas debían hacer regularmente a cuenta de granos, hortalizas, animales domésticos y montería, telas y artículos de artesanías, etc. En cualquier sentido, se hace patente que el mercado interior había aparecido en Nicaragua al influjo de una incipiente y reducida economía de intercambio, sufriendo las contracciones, flujos y reflujos derivados de las contradicciones consustanciales al proyecto colonialista; que luego de liberadas las trabas impuestas por la dominación española, el sector de economía mercantil sólo experimentó una tendencia puramente vegetativa al crecimiento, si se atiende a la involución que en los primeros años de independencia se manifestó con el retorno de los indios servilizados al sector de autoconsumo, y con el estancamiento de la actividad ganadera, el comercio colonial, etc., que devolvió a una apreciable capa de la población urbana a extraer lo necesario para satisfacer sus necesidades materiales directamente de las semiarruinadas haciendas y fincas coloniales ya desde finales del siglo XVIII. Si la altura del grado de desarrollo de la economía mercantil se mide por el grado de fraccionamiento en la división social del trabajo, resulta bastante claro que por lo menos de parte del sector agrícola, no se había evolucionado más allá del intercambio de reducidos excedentes. Esta apreciación se confirma aún mejor al notarse la poca importancia que tiene la circulación de monedas en Nicaragua, y la falta de un signo monetario de tipo nacional que sólo aparece bien entrado el siglo XIX. Es sorprendente 80 Las bases económicas de la dominación colonial residieron en Nicaragua, primero en el oro, luego en la venta de esclavos y por largo tiempo en la explotación del trabajo agrícola y artesanal del indígena. Con la aguda despoblación que estos ensayos produjeron en el país, y el estado de abandono de las sementeras aborígenes, pronto se desencadenó una hambruna espantosa. Según Las Casas, el hambre era en Nicaragua un agudo problema desde mediados del siglo XVI. Los colonialistas españoles recurrieron entonces a las antiguas estructuras indígenas para resolver el problema del abastecimiento interno, haciendo del “tiangue” una institución obligatoria y cuidadosamente normada. Cada familia indígena debía tributar para el mercado tiánguico determinada cuota de productos agrícolas, aves, animales de caza o montería y artesanías. Según el informe del veedor Antolín de Arteaga, elevado al Rey en 1555, los indios de Nicaragua tributaban maíz, mantas, cera, miel, gallinas “e otras cosas que se vendían en la almoneda” (Salvatierra, op. cit., tomo II, pp. 161-‐ 162), agregando que la recaudación era difícil y penosa por la pobreza. La visión colonialista de Coronel Urtecho, contrariamente desvirtúa el carácter tributario y residual de la “economía tiánguica” afirmando: “Fue allí (en el tiangue) donde los indios de Nicaragua se hicieron nicaragüenses... y donde ellos mismos nicaraguanizaron a criollos y mestizos de las distintas variedades.” (Coronel Urtecho, op. cit., p. 22).
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que el cacao, como una moneda de tipo divisionario y como patrón para representar los valores, no se haya dejado de usar hasta 1900;81 durante el período “republicano” se continuaron usando regularmente las medidas indígenas “cinco”, “mano”, “quince”; los propietarios ricos a cuenta de su crédito acuñaban monedas particulares a falta de un signo monetario nacional, o mejor dicho, a falta de una verdadera economía de intercambio;82 Por influjos del comercio exterior siempre débil e inconstante, circulaban en Nicaragua monedas de otros países: peso de plata español, soles del Perú, pesos chilenos; posteriormente, a raíz del comercio y el tráfico abierto por el San Juan para comunicar el este con el oeste de los Estados Unidos, circulan dólares y moneda divisionaria norteamericana.83 De otra parte, tomando también como indicador para medir el grado de desarrollo de la sociedad, el desenvolvimiento, especialización de las actividades industriales y artesanales, la amplitud de la ocupación y su diversidad, etc., menos aún puede afirmarse que su progreso, el nivel alcanzado, hayan sido en Nicaragua producto del avance de la sociedad, cuando es sabido que la estructura colonial, la urbanización, los centros organizativos, las ocupaciones de tipo artesanal-industrial, partieron originalmente de las ciudades y villas españolas fundadas y establecidas aun cuando ni siquiera había economía colonial alguna ni se había entronizado la dominación española en Nicaragua. Por ello es difícil sacar conclusiones sobre el desarrollo de la economía mercantil en Nicaragua, partiendo de la especialización artesanal-industrial, o de la ocupación urbana. Antes bien, es legítimo deducir que su naturaleza, extensión y grado de desarrollo, correspondían más que nada al desarrollo específico alcanzado y madurado por la metrópoli desde los momentos en que arranca la Conquista y a todo lo largo del período colonial. Su desenvolvimiento en Nicaragua no puede desatender el hecho que las actividades industriales, las ocupaciones, hayan representado desde los primeros momentos una parte instrumental de todo el plan de dominación colonialista. En este sentido, la evolución del sector industrial sólo nos arrojará un poco de luz en relación con el nivel en que se encontraba la producción mercantil, la vinculación campo-ciudad, una vez entrado el siglo XIX, ya cuando las contradicciones coloniales no tienen la misma gravitación perturbadora de los primeros tiempos, y pueden acaso indicar más O menos el grado de interrelación y complementariedad entre la agricultura y la industria; en otras palabras, entre los sectores de la producción. El interés de examinar estas cuestiones se deriva del hecho que el desarrollo de la producción mercantil y del capitalismo, tiene que pasar necesariamente por la división social del trabajo: De la agricultura de subsistencia, se pasa a la especialización agrícola que hace necesario el intercambio entre productores agrícolas especializados y la existencia, por lo tanto, de un 81 En
1898 y 1900, a falta de una moneda divisionaria, se emitieron billetes de cinco y diez centavos, así como monedas de 5 centavos. Fue hasta entonces que dejó de correr la moneda “chilacate”. El cacao dejó de usarse como medio de cambio desde esos años. Véase, Luis Cuadra Cea, “Notas a Historia de las Indias de Oviedo”, Revista Conservadora núm. 107, p. 46. 82 Sofonías Salvatierra, op. cit., tomo 1, pp. 323 ss. 83 “Circulaban en escasa cantidad el peso de plata española. También el sol de Perú con la torpeza del poco tráfico con aquellos lugares.” (Nicolás Buitrago Matus, op. cit., p. 20.) Levy da cuenta de la circulación de monedas chilenas, inglesas y de los Estados Unidos. Véase asimismo Luis Cuadra Cea, op. cit., p. 46; también Peter Stout, Nicaragua: su pasado, presente y futuro, Libro del Mes, Rev. Conservadora núm. 102. Stout, norteamericano, indica en su obra que la moneda de los Estados Unidos circulaba desde 1840, aunque con el establecimiento de la vía del tránsito a mediados de siglo se vino a generalizar como medio de cambio.
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mercado. Luego de esta fase se separan diferentes clases de transformación de materias primas, y se forman luego ramas independientes de la industria, que cambian sus productos por otros provenientes de la esfera agrícola, y así sucesivamente.84 Si se examina, por citar un ejemplo, el estado de desarrollo de la actividad industrial y las ocupaciones urbanas que a principios del siglo XIX se daba en Rivas —una de las poblaciones más auspiciosas durante el período colonial—, se podrá tener una idea del nivel de desintegración entre los sectores productivos, la debilidad del mercado interior, y la confirmación del carácter puramente tributario de la metrópoli que asumía el sector agropecuario más dinámico en esa zona. Con base a documentos del Archivo de Indias correspondientes a 1817, dados a conocer por Salvatierra,85 presentamos el esquema siguiente: Producción y actividad industrial de Rivas en 1817 Producción agrícola principal
700 20 30
Producción agrícola complementaria
Algodón para artesanías Tabaco Producción de quesos
Actividades industriales y ocupaciones urbanas
a] b]
plantaciones de cacao grandes zonas añileras haciendas de ganado en Nicoya
Artesanía indígena: vasijas, hilados de algodón, hamacas, mecates Artesanía criolla y mestiza: muebles, utensilios, objetos labrados en madera de cedro
Artesanos y otros 10 15 4 10 5 20 2
herreros carpinteros sastres albañiles de adobe plateros tejedores de mantas barberos
Por esa época, Rivas es la ciudad más importante de Nicaragua en lo que se refiere a la concentración de cultivos dedicados a la exportación colonial, cuya elaboración requería el dominio de ciertas técnicas y procesos industriales, especialmente el añil y en menor grado el tabaco. Pero la producción añil era es un enclave; su riqueza y el progreso material, cultural y social implicado en su producción a gran escala para el comercio externo, se ve frenado por su naturaleza colonialista. Baste decir que su producción se basaba sobre la explotación del trabajo esclavo de negros africanos. Asimismo, conviene anotar que buena parte de la producción de artesanías descansó principalmente en la pequeña producción doméstica de indios: hilados de algodón, cestería, hamacas, orfebrería —y siempre como parte del trabajo a que estaban obligados por la reglamentación colonialista del trabajo personal. 84 Lenin, op. cit., conclusiones al capítulo I, pp. 58-‐60. 85 Salvatierra, op. cit., tomo II, p. 37.
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A su vez, las ocupaciones vinculadas a la pequeña industria, talleres artesanales y otras ocupaciones de ciudad, habían sido llenadas en gran parte por mestizos, zambos, negros y criollos depauperados que se abrigaron en las pequeñas villas y ciudades desempeñando labores de tipo marginal, inestables, con poca demanda, pues durante prácticamente todo el proceso colonial, les estuvo vedado el acceso a la tierra.86 Con ello se quiere significar la poca relación existente entre la “boyante” actividad agrícola especializada que encontramos en Rivas, y el estado ruinoso de la ciudad, la escasa ocupación, lo primitivo del sector artesano-industrial, que está expresando la separación cortante entre ambas producciones: La agricultura desarrollada, destinada a engrosar la riqueza metropolitana y dinamizar el comercio colonialista; y por otro lado, la artesanía y la industria locales, dirigidas y limitadas a producir dentro de los pobres niveles del atraso y la subsistencia. Aún más, los trabajadores urbanos de Rivas, sólo una parte del tiempo la dedicaban al desempeño de tareas estrictamente artesanales con las cuales no podían sostenerse permanentemente al bastar un breve período de trabajo para cubrir con creces la reducida demanda de la población —en su mayoría indígena. Tenían por tanto que concurrir una parte del año a atender la cosecha del cacao y las labores añileras. Lo normal era más bien que las actividades “urbanas” fueran desempeñadas una vez que se aseguraban los alimentos, sea mediante el trabajo en los obrajes de añil, en el cacao, o atendiendo cierto tipo de huerta de ciudad, muy común en las poblaciones de Nicaragua, generalmente anexa a la vivienda de la cual se saca buena parte de la subsistencia familiar. Los artesanos no podían sostenerse aún, como no fuera dedicando una parte del tiempo a asalariarse en el campo o manteniendo una suplementaria agricultura doméstica, lo que revela también la crisis de las poblaciones coloniales incapaces de autosostener una mínima capa, ocupacional independiente, ...en épocas de grandes crisis... los pobres se defendían con el plátano y el cacao que robaban de día y de noche.87
La incapacidad de las poblaciones de Nicaragua por sustraerse de las actividades agrícolas de subsistencia, o del trabajo en los obrajes y haciendas coloniales, había sido anotada también por Ayón al señalar que para 1801: Los vecinos de Boaco... para proveerse de los medios necesarios a su propia subsistencia y a la de su familia, tenían necesidad de servir en las haciendas de personas acomodadas, trasladándose a ellas con sus mujeres e hijos.88
Luego de mediados del siglo XIX, se puede encontrar un mayor grado de extensión y especialización de las actividades artesanales y las ocupaciones de ciudad, 86 Si
el colonialismo permitió la posesión de tierra a los indios fue porque de este modo se liberaban de la obligación de alimentarlos. En cambio, los mestizos que no estaban ligados propiamente al régimen de trabajo y tributación que se cargaba a los indígenas, no tuvieron acceso a la tierra. Desde temprano aparecen vinculados a trabajos serviles en las haciendas y “obrajes”; como trabajadores “libres” iban de un lugar a otro sin ninguna residencia permanente, o bien se establecían como peones del tipo colono, usufructuando pequeñas parcelas dentro de las grandes haciendas. Asimismo, los zambos —fuera de la región oriental— tenían que dedicarse a tareas inestables como comerciantes buhoneros, cargueros u “obreros” en la industria añilera. 87 Salvatierra, op. cit., tomo II, pp. 36-‐37. 88 Tomás Ayón, Historia de Nicaragua, 3 tomos, Escuela Profesional de Artes Gráficas, Madrid, 1956, tomo III. p. 356.
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establecimiento de talleres, así como la sustitución gradual de la producción artesanal indígena doméstica —hilados, vasijas, muebles, etc.— por talleres típicamente urbanos. Este relativo progreso, además de explicarse por la lenta pero persistente integración de algunos sectores productivos89 y la expansión del intercambio entre agricultura e industria —mayor desarrollo del mercado local—, fue permitido por la estabilización del sistema políticoadministrativo de Nicaragua, y en cierto grado por la normalidad en las actividades económicas, una vez que se atenuaron, a favor de los grupos oligárquicos, las perturbaciones producidas por más de cuarenta años de ininterrumpidas contiendas armadas locales y por la guerra nacional antiexpansionista librada contra las fuerzas yanquis encabezadas por Walker desde 1855 a 1857. En el esquema sintetizado (p. 66) a partir de los datos acerca del estado de la industria y las ocupaciones urbanas, anotadas por Levy, se expresa con relativa claridad, los progresos y las contradicciones de este sector alrededor de los años 60-70 del pasado siglo.90 Es comprensible que un simple listado no ofrezca una imagen concluyente sobre las industrias y las ocupaciones típicamente urbanas del país, pero sí lo creemos de utilidad para indicar, al menos, cierto grado de desarrollo y especialización del sector, y en suma, de la producción que se destina al intercambio local. El mismo Levy, así como otros tratadistas, viajantes, informadores, etc., se refieren a que buena parte de estas actividades corrían a cuenta del trabajo doméstico, es decir, se producía en términos de satisfacer las necesidades de la familia —valores de uso— y sólo eventualmente para el intercambio. Concluyendo, todo lo anteriormente expuesto permite afirmar que para 1870 — época en que comienza a gravitar el cultivo cafetalero en la estructura de las exportaciones nicaragüenses y a reflejar una serie de cambios en el ámbito general de la sociedad— Nicaragua apenas comenzaba a evolucionar en la consolidación de una economía de tipo mercantil, enfrentando el atraso general y las contradicciones heredadas del orden colonial. Las características de la economía nicaragüense, un poco antes de generalizarse la explotación cafetalera, podrían resumirse a modo general considerando los siguientes puntos: a] Predominio en la economía “nacional” de un fuerte sector de subsistencia constituido por la agricultura parcelaria de autoconsumo, segregada del mercado, y en la cual se ubicaba la mayor parte de la población económicamente activa del país; b] Sector industrial y de ocupación urbana con poca especialización y muy atrasado; en manos de las capas más empobrecidas y marginadas de la población; c] Mercado interior y flujos de intercambio locales muy poco desarrollados; falta de integración entre la producción agrícola y la industria artesanal; 89 La
integración de algunos sectores productivos, no fue en sí completa. A partir de la producción agrícola —algodón, tabaco, caña de azúcar, cacao, caucho, etc.—, se obtenían algunas materias primas para la industria artesanal y la fabricación de telas del “país”, cigarros, alcohol y aguardiente, bebidas, etc. La ganadería a su vez proporcionaba a la primitiva industria local el sebo para la fabricación de jabón y candelas; cueros para la talabartería y zapatería; manteca de cerdo para la cocina, etc. Sin embargo, el grueso de la producción de materias primas de origen agropecuario se destinaba esencialmente para la exportación: añil, maderas, cueros de res y venado, maderas, tabaco en rama, cacao y un poco de café. 90 Paul Levy, op. cit., Revista Conservadora núm. 61, pp. 118-‐119, y núm. 62, pp. 233-‐234.
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Industrias y ocupaciones urbanas en Nicaragua: 1870 a)
Industrias Panaderías Pastelerías Ropa Jabonería Zapatería Herrería Imprentas
b)
Artesanías Orfebrería y cestería Artesanía de cueros Aguardiente
c)
Otros oficios Relojeros Canteros y picapedreros Albañiles y carpinteros
Características Sólo en León y Granada; el resto domesticas. Muy poca; generalmente indígena, almíbares de frutas del país. En sastrerías; muchas con máquinas; solo ropa de hombres; las mujeres, fabricación doméstica. Muy primitiva (de debo de animal) ; no se usa aceite de coco, ni coyol. Confección con vaqueta indígena; algunos usan materiales importados. Muchos talleres pequeños; todo trabajo de fierro. Hay 3 del gobierno. En manos de la producción indígena, vasijas y ollas, tejidos de algodón, sombreros, cordelería, hamacas, etc. Principalmente indígena; objetos de cuero, albardas y arreos. Casi todo casero; circula “clandestinamente” pero se vende en todas partes. Gobierno tiene estanco, en estado ruinoso. Sólo remiendan, no reponen piezas. Construcciones de adobe, taquezal, con pocos ornamentos.
Barqueros Aserradores, destazadores, curtidores (casi todos zambos) d)
Oficios desconocidos Encuadernador Sombrerero Litógrafo Grabador Escultura sobre madera Tocineros
Arquitectos. Ingenieros mecánicos o civiles. Técnicos en general.
d] Persistencia de la economía agroexportadora de patrones coloniales —cueros, sebo y carne salada, añil, azúcar, especias— absorbida y controlada luego de la Independencia por las casas de comercio inglesas, y en menor escala francesas y norteamericanas. Prestando atención a la debilidad de la economía nicaragüense, a sus resabios coloniales, se explica con mayor claridad el impacto que representó su inserción al sistema capitalista mundial por la vía de la producción cafetalera; en otras palabras, por intermedio de una forma de explotación agrícola tan especializada y sin ninguna relación con la altura de desarrollo que presentaba entonces Nicaragua. El café comenzó a producirse siguiendo un esquema de división social del trabajo correspondiente al mercado capitalista mundial; su inserción a este sistema vinculó al sector más dinámico de la producción nicaragüense a la estructura de la demanda capitalista mundial del grano, es decir, a un ciclo económico en el que la simple producción de materias primas es sólo el primer paso de un proceso —realización, distribución, consumo— que tiene
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lugar fuera del control de los productores. Con ello se termina de consolidar la naturaleza de economía dependiente —ahora de los centros capitalistas hegemónicos— que se había venido perfilando sólo difusamente cuando Nicaragua era un satélite del sistema colonialista mercantil. Al entrar al esquema de división social del trabajo capitalista, en Nicaragua a la par que se produce un supra-desarrollo, una suerte de “gigantismo” en el área de la agricultura comercial de exportación, no sólo se mantienen los parámetros de lento desarrollo en otras áreas de la economía, sino que acusan una fuerte tendencia a contraerse cediendo tanto en área de cultivo, fuerza de trabajo, como en recursos internos, a los requerimientos cada vez más envolventes de las explotaciones cafetaleras. Como se observó más atrás, en Nicaragua se venían formando, aunque lentamente, las condiciones para el establecimiento de un sistema de intercambios entre la agricultura “cerealista”, la ganadería, etc., y los sectores artesanoindustriales de las ciudades y aldeas. Con la irrupción de la agricultura comercial de gran escala quedó roto prácticamente el lazo de interdependencia entre estos segmentos de la producción, en parte porque los medios de subsistencia necesarios para satisfacer la vida material de los productores desplazados del sector cerealista hacia el trabajo asalariado en las plantaciones cafetaleras, pasó a depender en buena medida de las importaciones de bienes de consumo, herramientas, aparejos, etc., que la entonces débil producción local no estaba en capacidad de resolver con la masividad requerida. Cabe considerar también que una gran área de suelos anteriormente destinados a la producción de alimentos, fue desmontada y expropiada para dedicarla a los cultivos de exportación, principalmente café. Por otra parte, la fuerza de trabajo asalariada y semiasalariada, poco podía demandar de la artesanía o la industria locales, si como ocurrió, apenas alcanzaba a alimentarse bajo las condiciones de explotación y marginalización a que fue sometida. Si alguna interrelación encontramos entre la producción para el comercio externo y el resto de los sectores productivos, es en el de la producción de alimentos residuales para sostener la subsistencia de la fuerza de trabajo, intercambio que fue cubierto en gran medida por colonos inmersos en las fronteras del latifundio, y por pequeños productores de la periferia. De esta forma, el papel que pudo haber tocado a la entonces incipiente industria nacional, fue tempranamente ocupado por el abastecimiento desde el exterior, agravándose con ello la supeditación de la economía nicaragüense respecto de los centros que hegemonizaban el comercio mundial. En relación con las actividades industriales y artesanales, no puede pasarse por alto que el cultivo del café generó un conjunto de actividades relacionadas específicamente con el proceso industrial de beneficio del grano, y que posteriormente impulsó el desarrollo de cierto tipo de industrias relacionadas con la producción de artículos de consumo vital. Pero en general, el hecho de que el cultivo requiriese antes que nada, de brazos en proporciones masivas sin calificación alguna, significó un poderoso factor de atraso que se fue expresando en la despreocupación absoluta por parte del sistema oligárquicoseñorial, por la alfabetización y educación de los trabajadores del campo, y paulatinamente en un activo mecanismo de atracción de artesanos, empleados subocupados, trabajadores domésticos, etc., que pasaron estacionalmente a laborar en las tareas de recolecta y beneficio del café. Las particularidades que asume la producción cafetalera, su incidencia en la formación del sector asalariado en la agricultura, y en la expropiación y concentración de los medios de producción, es decir, las características que asume la transformación de la
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débil economía mercantil simple de Nicaragua, hacia las modalidades correspondientes al tipo capitalista supeditado de producción, se examinarán subsiguientemente al considerarse el conjunto de cambios en el orden económico-social, generados al expandirse la producción cafetalera de exportación, que a nuestro modo de ver, es el marco a través del cual dicha transformación se procesa. 2. LA CAPTURA DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN PARA EL CAPITALISMO AGRÍCOLA: TIERRA y FUERZA DE TRABAJO
Al principio de este capítulo se señalaba que las condiciones para el tránsito hacia el capitalismo se operaban cuando la pequeña producción en manos de los grandes propietarios —por expropiación, anexión, robo, etc.—, pasaba a la producción de mercancías y a convertirse por ello en una mercancía más; y en segundo lugar cuando la fuerza de trabajo también es convertida en mercancía. Sólo a medida que la fuerza de trabajo se convierte en mercancía abarca el capitalismo toda la producción de un país. El débil mercado interior de una sociedad de tipo mercantil se expande al introducirse y desarrollarse la producción capitalista que va transformando las tierras, los hombres, las mercancías, en capital. En este proceso el mercado interior para el capitalismo se crea por el propio capitalismo en desarrollo que profundiza la división social del trabajo y descompone a los productores directos en capitalistas y obreros.91 Este proceso de expropiación masiva de tierras a cuenta de la pequeña producción, así como el de conversión de los productores en asalariados o trabajadores agrícolas, se cumple en las condiciones de Nicaragua cuando tiene lugar la expansión de la economía cafetalera agroexportadora. Para una mayor comodidad, y sólo para ilustrar algunos puntos esenciales de ambos procesos, nos referiremos brevemente y por separado tanto al problema de la tierra como al de los trabajadores expropiados. a] Hacia el mercado “libre” de trabajo. En principio, surge la pregunta ¿cuáles eran las condiciones del mercado de trabajo en Nicaragua antes de producirse la expansión cafetalera? Como vimos un poco más atrás, al abolirse el sistema de mandamientos, vinculaciones personales, y los restos de la explotación encomendera que subsistieron en Nicaragua mucho después de haber sido ésta abolida, se produjo en el país la reubicación de esta fuerza de trabajo semiesclavizada, en el sector de la pequeña producción de autoconsumo que marcó su retorno hacia la producción comunal de indios. Esta dispersión fue notada por Levy precisamente en la época en que se acelera la producción cafetalera, sin tener la contrapartida de una masa trabajadora compacta suficiente para atenderla: Después de la supresión de las encomiendas y del trabajo forzoso, de los tributos, etc., ... siendo caros y raros los esclavos africanos, y en presencia de la espantosa despoblación que habían sufrido los indios, era indispensable vivir y producir de alguna materia exportable, puesto que no se fabricaba nada en el interior... fue entonces que se inventó el peonaje.92
Como es sabido, luego de la Independencia fue la hacienda ganadera organizada a la 91 Lenin, El desarrollo del capitalismo en Rusia, Obras completas, tomo III, Editorial Cartago, Buenos Aires, 1957 (Texto 2a. ed. en ruso de 1908), p. 60. 92 Paul Levy, op. cit., p. 215.
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manera señorial y doméstica —con necesidad de poca fuerza laboral, casi toda constituida por asentados y colonos— el centro “dinámico” de la economía nicaragüense. Al introducirse el café y crecer el área de cultivo, la situación crítica del mercado laboral no dejaba de ser un obstáculo particularmente agudo para la oligarquía ganadera deseosa de transformar sus extensos pastizales y aprovechar las tierras ociosas, para dedicarse al cultivo de un producto incomparablemente más competitivo que cualquier otro en aquella época. ¿ Cuáles fueron las medidas tomadas por la oligarquía nicaragüense para resolver estas contradicciones? Siguiendo las notas de Levy: Mientras tanto el productor nicaragüense se ve amenazado de varios azotes. En primer lugar, y faltándole los brazos, aumentó los precios para atraerlos; pero entonces sus productos le costaban tan caros, que no podían reportarle un beneficio regular.93 Fue necesario buscar otro remedio. Se hizo halago a las pequeñas pasiones de los mozos, se les adelantaron sumas exorbitantes, ora en dinero, ora en efectos, y en cambio para tener alguna garantía se promulgó una ley de agricultura que obligaba al operario a pagar lo que debía en días de trabajo.94
Estas medidas sólo constituyeron una muestra “legal” de los intentos de la oligarquía por forzar la creación del mercado de trabajo. Lo que generalmente no se escribe, es decir, las innumerables arbitrariedades, la violencia, el reclutamiento forzoso practicado por los ricos propietarios, fueron en la práctica los instrumentos más eficaces para servilizar nuevamente a los pequeños productores y mayormente a los indígenas de comunidad.95 Las leyes de agricultura, junto a otras argucias de tipo legal, sólo vinieron a institucionalizar la intención de las clases más reaccionarias de Nicaragua por regresar a los marcos de la “Patria” colonial, de la cual jamás hubieran querido desprenderse. En buena parte, las encarnizadas guerras civiles que tuvieron lugar en Nicaragua casi inmediatamente de proclamada la Independencia, se relacionan estrechamente con las fanáticas aspiraciones de la reacción oligárquica por imponer los patrones de dominación que por tanto tiempo sostuvieron durante el período colonial. La legalización del trabajo compulsivo, la férrea separación de clases, la garantía de la dominación reaccionaria, estuvieron presentes en la mayor parte de los estatutos y proyectos constitucionales de inspiración conservadora.96 De allí que el retorno al trabajo servil representara en efecto, una necesidad de los grupos dominantes en orden de 93 Ibid., pp. 215-‐216. 94 Ibid., p. 216. 95 En
la práctica, en Nicaragua se operó un nuevo proceso de “servilización” similar al de la Colonia española, pero diferente a ésta en cuanto rebasó el marco de la comunidad indígena y se extendió a los campesinos “libres”, pequeños colonos, y aun a los subocupados de las villas y ciudades. La temporalidad (3 a 4 meses) del trabajo agrícola en las plantaciones de café y azúcar, no permitió la absorción de la masa trabajadora que, o se asentaba como colonos sin tierra alrededor de los latifundios, o regresaba hacia las villas al concluir las tareas de zafra o recolección. 96 Prácticamente la legislación represiva contra el campesinado y las comunidades indígenas, nace con los gobiernos oligárquicos a mediados del siglo XIX, y se extiende durante todo el tiempo que éstos duraron, es decir, hasta 1893. El ascenso del nacionalismo burgués golpeó también duramente a las comunidades indígenas que subsistían, lo mismo que a colonos asentados en tierras ejidales. Sin embargo, las leyes de “habilitación” de vagancia y reclutamientos forzosos son de estricta factura de los gobiernos conservadores de los “treinta años”. Véase Francisco Pérez Estrada, “Breve historia de la tenencia de la tierra”, Revista Conservadora núm. 51, y Paul Levy, op. cit., p. 212.
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garantizar su reproducción. Siguiendo el orden de la exposición, otro de los mecanismos utilizados para impulsar el establecimiento del trabajo forzoso, tan extraordinariamente similar a los empleados por el colonialismo español, consistió en, ...prohibir el cultivo del plátano, como no fuese en plantaciones regulares, para obligar al pequeño productor a depender del trabajo como jornalero.97
Es de este modo como la presión de los intereses oligárquicos vino a bloquear las posibilidades para que toda esa fuerza de trabajo —ante las favorables condiciones creadas por la disgregación de la estructura colonial— pudiera aprovechar el inmenso potencial de tierras vírgenes y ociosas dando lugar a la conformación de una base económica amplia y sólida. Pero la oligarquía dominante, aprovechando la indisputable hegemonía con la que emergió de las sangrientas guerras civiles, contrariamente, se dio a la tarea de reestructurar un mercado de fuerza trabajadora con el volumen y eficacia acordes a sus necesidades, y nuevamente, sobre la base de relaciones prácticamente servil-coloniales. Paralelamente a este mercado de trabajo más o menos “libre”, encontramos la fuerza trabajadora “adicta” a los latifundios. A medida que se iba formando lentamente una fuerza trabajadora que tuviera que depender de formas de salariado para lograr la subsistencia, al dueño de la tierra se le hizo imprescindible crear entre tanto, su propia base laboral. Para ello propició distintas formas de asentamiento de familias campesinas que a cambio de utilizar pequeñas parcelas dentro del latifundio, se comprometían a realizar todas las tareas propias del giro agrícola de la hacienda. Esto ocurrió de manera generalizada en las plantaciones cafetaleras. El patrón o dueño de la tierra era reconocido como el verdadero propietario, de tal modo que el asentado o parcelero se ataba a obligaciones de trabajo no remunerado o pagado sólo parcialmente: el uso de la tierra representaba un débito que debía retornar al propietario mediante la renta en trabajo. Estas vinculaciones de tipo aún más servil que las del “mercado libre”, no solamente alcanzaban a obligar al jefe de la familia asentada sino a todos aquellos miembros en capacidad de realizar una actividad productiva, especialmente en el período de corte del café. Como veremos más adelante, estos mozos colonos, asentados, trabajadores serviles, precaristas, pertenecen a su vez a un cuadro laboral más complejo cuyo denominador común es la forma asalariada marginal por la que se encuentran atados. Los orígenes de la forma asalariada marginal parecen encontrarse en la readaptación de la estructura social arcaica colonial, una vez que se introdujo la organización productiva de corte capitalista luego de la segunda mitad del siglo pasado. La práctica de tipo capitalista se introdujo superponiéndose a la estructura económicosocial cerrada, herencia de la organización colonial, justamente allí donde no existía tradición de jornada de trabajo, remuneración salarial, organización social de la producción, sino formas primitivas de trabajo e intercambio. Al plantador capitalista le fue ventajoso conservar para su empresa aquellos atributos de las relaciones precapitalistas que le representaban una mayor extracción de ganancia. Dividió el trabajo, introdujo su organización empresarial, pero conservó las formas de vinculación colonial no sujetas ni a salariado ni a regulación en la jornada de trabajo. En el agro nicaragüense precisamente, está bastante generalizado el régimen de salariado aparente o marginal caracterizado por el hecho que el trabajo no origina pagos en dinero, o cuando más, una 97 Paul Levy, op. cit., p. 215.
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parte en dinero y otra parte en efectos u otras “gracias”: alimentos, uso de habitación, asentamiento en parcelas, suministro de artículos de primera necesidad y herramientas, etc. Este cambio de especies por trabajo puede aparecer superficialmente como una relación de tipo feudal o “semifeudal” , pero en la realidad, tanto por la estructura social en la que se inscribe, como por el destino de la producción a la que valora con el trabajo, no es otra cosa que envoltura de una explotación capitalista desvergonzada.98 El proceso de descomposición del campesinado hacia el asalariado agrícola o las formas de salariado marginal, adquirió un ritmo acelerado en la última década del siglo pasado y las primeras del presente. En un principio, los reclutamientos forzosos entre la masa campesina pobre y entre los indígenas de comunidad, alcanzaban a cubrir la demanda de brazos que subía a su mayor punto durante la época de corte del café; posteriormente, el desmesurado crecimiento del área sembrada, el mayor volumen de cosecha —determinados principalmente por el patrón “extensivo” de las explotaciones— trajo como consecuencia la necesidad de los plantadores por ensanchar aún más el mercado de fuerza de trabajo, generalizándose a partir de ello, el empleo de los mecanismos legales y extralegales dirigidos a la obtención de los brazos cada vez más requeridos. Entre los mecanismos empleados para inducir la descomposición del campesinado, algunos se destacan por su masividad y eficacia pasando a constituir verdaderas vías de tránsito hacia el mercado de trabajo de tipo capitalista. Pequeños y medianos productores de la zona norte central, todavía a finales de la década de los años sesenta, indicaban la vigencia de estas modalidades expropiatorias dirigidas con el doble objetivo de conseguir tierras para la expansión latifundista, y hacer depender al campesinado del trabajo asalariado. 99 Tratando de hacer una síntesis de las vías principales de descomposición del campesinado en Nicaragua, destacamos: i] Geofagia: Pequeños y medianos productores de cereales o café son lanzados de sus tierras —generalmente las mejores para el cultivo cafetalero— con pretextos de muy diversa índole: participación política antidictadura, comunismo, presunta delincuencia, ilegitimidad de los títulos posesorios, expropiaciones por causa de “utilidad pública” pero en beneficio particular, litigios de tierra, etc. Este proceso expropiatorio de muy larga data en la historia económico-social de Nicaragua, ha sido más acentuado en la zona del Pacífico donde está situada la agricultura comercial más importante del país: algodón, una parte del café, tabaco, ganadería moderna, banano y azúcar.100 98 Las formas de expoliación “serviles” se fueron recrudeciendo y consolidando a medida que avanzaron las formas “capitalistas”, de producción. El plantador capitalista o “farmer” aprovechó los resabios de la estructura colonialista para maximizar su beneficio, produciendo a bajos costos. Las formas capitalistas miradas dentro del sistema en su conjunto constituyen el aparato de explotación que convierte en tributarios a los otros modos precapitalistas de producir. El avance del capitalismo agrario en Nicaragua, se monta sobre el atraso de la estructura productiva preexistente. Un esclarecimiento valioso acerca del carácter tributario de las formas serviles dentro de una formación predominantemente capitalista se puede encontrar en: José Bell Lara, “Marx y el colonialismo”, Revista Pensamiento Crítico núm. 37, La Habana, febrero de 1970; también, Rodrigo Montoya R., “Acerca del carácter predominantemente capitalista de la economía peruana actual” núm. 1, Ed. Teoría y Realidad, Lima, 1970. 99 Nos basamos en entrevistas sostenidas con el campesino Antonio Rodríguez, natural de Matagalpa, quien vivió durante 27 años en las zonas cafetaleras del norte central. Rodríguez, un profundo conocedor de las particularidades que reviste la expoliación a que han estado sometidos los pequeños productores de la región, ha escrito varias monografías, aún inéditas, sobre el tema. 100 Entre un 80 y 90% de la tierra cultivada en la zona occidental del Pacífico, está cubierta por las plantaciones algodoneras; le siguen en importancia, caña de azúcar y banano. El 37% de la
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ii] Comercialización desfavorable: Los pequeños y medianos productores de granos y de café pierden sus tierras a manos de los comerciantes-propietarios, luego de un progresivo empobrecimiento determinado por los bajos precios que se pagan a sus productos y los altos precios de las mercaderías que generalmente adquieren a cambio de sus cosechas. La dificultad para la comercialización de la pequeña producción agrícola ante la falta de vías de comunicación en el campo y los altos precios del transporte hacia las ciudades, determinan que la venta de las cosechas se verifique en gran parte a través de los “comisariatos” adscritos a los grandes latifundios o directamente a comerciantes y propietarios que tienen facilidades de transporte.101 A medida que desde 1920 y en particular durante la prolongada crisis de los años treinta, la situación en el campo se hizo muy difícil, los pequeños y medianos productores se vieron en la necesidad de vender sus cosechas a futuro y de aceptar como pago las especies ofrecidas en los comisariatos. Esta doble expropiación repetida durante varios años fue empobreciendo paulatinamente al pequeño productor hasta consumir con deudas, hipotecas, adelantos, etc., la posesión de la pequeña parcela. iii] Agiotismo: La falta de acceso al sistema bancario vincula a medianos y pequeños productores con prestamistas locales, generalmente latifundistas de la zona o comerciantes de granos de la ciudad. Al principio el contrato de préstamo es verbal, comprometiéndose el productor a vender al mismo prestamista la cosecha futura. Los intereses oscilan entre el 30 y 60% sobre el capital prestado. Suele ocurrir que los productores no cubran con la cosecha el monto del préstamo y sus intereses; con ese antecedente el prestamista vuelve a “habilitar” al productor, pero exigiéndole un derecho de hipoteca sobre la tierra, o la venta de su derecho posesorio. El proceso descrito concluye con un juicio más o menos sumario que da lugar a la expulsión del campesino por la “fuerza pública”. iv] Migración: El proceso migratorio de los campesinos hacia las poblaciones y ciudades es un fenómeno de larga data en Nicaragua. Su origen —aunque no su causa fundamental— parece estar vinculado al terrorismo ejercido por los grupos dominantes, sobre todo durante los períodos de guerras civiles cuya expresión en el campo, vale decir, requisiciones de cosechas, ganado vacuno, bestias; reclutamientos forzosos, arrasamiento de viviendas, prisiones y muchas otras depredaciones punitivas motivadas por el banderillismo caudillista, 102 determinó un importe flujo migratorio de la población campesina dirigido por una parte, hacia los centros urbanos, y por la otra hacia las producción cafetalera de Nicaragua se reparte en las zonas centro y sur del litoral, primordialmente en las tierras altas de los departamentos de Managua y Carazo. Asimismo, la ganadería de exportación está bastante concentrada en el departamento de Rivas situado en el extremo sur del país sobre la costa del Pacífico. 101 Los vehículos que pueden penetrar por los caminos “reales” cobran a los productores de 2.00 a 6.00 y más córdobas por el transporte de cada quintal de café según la distancia. Para ubicar las cargas del grano en los caminos, los pequeños productores deben contratar el acarreo por medio de mulas o carretas de bueyes. El alto costo del transporte le imposibilita comerciar su producción más allá de los comisariatos adyacentes o de los latifundistas interesados en adquirir el café a bajos precios. 102 “Hasta. los pocos esfuerzos agrícolas se desalentaban aquí ... por reclutamiento de cualquier grupo de seis o más campesinos que se encontrara en una hacienda... Los ricos se retiraban a su fundo ... y los pobres sufrían perennemente las amenazas de ser enganchados en el ejército... al arriero se le privaba de sus animales y él mismo se reclutaba a la fuerza.” (William V. Wells, Exploraciones y aventuras en Honduras, op. cit., p. 36.)
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profundidades montañosas del este del país. Estas corrientes migratorias han venido configurando dos categorías socioeconómicas de importancia: a) el subocupado periférico o poblador marginal de las ciudades del Pacífico; y b) el “precarista” o pionero de montaña, situado en las estribaciones de las cordilleras y macizos montañosos que se bifurcan desde el centro hacia el este. El abandono, la venta de las tierras, y todo el proceso migratorio, Se acentuaron con el terrorismo contrarrevolucionario y la represión ejercida por la Guardia Nacional a partir del auge guerrillero iniciado en Nicaragua por el año 1958. Estas cuatro vías o formas de descomposición del campesinado, no son las únicas pero sí las más importantes que en Nicaragua han conducido a los pequeños productores hacia el asalariado. Conviene destacar que el asalariado agrícola en Nicaragua —acaso exceptuando las plantaciones bananeras— ha estado caracterizado por la misma naturaleza cíclica o estacional de los cultivos comerciales con mayor volumen de demanda laboral: café, algodón, caña de azúcar. El período laboral promedio de estos tres cultivos no excede 100 días, de allí que oleadas masivas de operarios agrícolas pasan a trabajar a las plantaciones algodoneras o cañeras una vez concluido el corte del café; El trabajo estacional asalariado es aprovechado también por campesinos pobres, productores familiares, a fin de completar o suplementar la satisfacción de necesidades que ya han desbordado la limitada capacidad del minifundio. b] La expropiación de pequeños productores: la tierra como mercancía. La otra cara del fenómeno capitalista inducido por el café, junto a la constitución de un mercado libre de trabajo, está representada por la expropiación masiva de las tierras mejor dotadas para la siembra cafetalera y su expansión. En Nicaragua los sujetos pasivos del proceso expropia torio fueron fundamentalmente los pequeños campesinos mestizos de las tierras altas y las comunidades indígenas. Aunque en las constituciones de 1848 y 1858 se trató de liquidar las comunidades indígenas, la voluntad de la clase dominante de entonces miraba más que un interés económico inmediato, la necesidad de poner la Constitución nicaragüense a la altura de algunos principios reconocidos universalmente. Tal se observa en el artículo 14 de la Constitución de 1838 que afectaba directamente la comunidad india, al enderezarse sin embargo contra los mayorazgos y títulos hereditarios derivados de privilegios nobiliarios: En Nicaragua no hay vinculaciones, ni destinos venales, ni hereditarios.103
103 Corresponde al arto 14 de la Constitución de 1858, promulgada una vez que arribaron al poder los grupos de la aristocracia conservadora. En la Constitución del Estado de Nicaragua de 1826, la inspiración de tipo liberal predominante pudo garantizar temporalmente las tierras de comunidad y las posesiones de colonos y ejidatarios, al disponer en el arto 36 “La propiedad de los habitantes y las corporaciones será garantizada por la Constitución; ninguna autoridad puede tomarla ni perturbar a persona alguna en el libre uso de sus bienes, sino en favor del público, cuando lo exija grave urgencia legalmente comprobada, garantizándose previamente la indemnización.” Asimismo, la Asamblea Ordinaria del Estado de Nicaragua, más tarde en 1832, emitió el Decreto del 13 de julio que establecía en su artículo 1o.: “Habrá tierras comunes o ejidos en todos los pueblos del Estado...” Tal decreto protegía además la “industria rural” promoviendo la creación de “propietarios que aumenten la riqueza agrícola del país”. Luego de la Constitución de 1858, se emitieron varias leyes agrarias que en lo fundamental perseguían consolidar, a costa de las comunidades indígenas y los campesinos, el régimen de propiedad latifundario: algunas de estas leyes fueron: Ley agraria de 18 de abril de 1859; Ley de 15 de febrero de 1862; Ley de 27 de marzo de 1869, y luego la más
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Si bien la política agraria de los gobiernos oligárquicos desde 1854 estuvo dirigida principalmente a fomentar la propiedad individual, las comunidades indígenas y la capa —muy importante— de poseedores precarios asentados en tierras nacionales, no sufrieron ataques significativos hasta 1877: 104 La expansión cafetalera, cuyo ciclo ascendente se inicia a principios de la década de 1870, comenzó a presionar sobre las tierras de comunidades y las tierras nacionales en posesión de pequeños agricultores sin título, hasta que Pedro Joaquín Chamorro, presidente de la República pero más que nada jefe de la oligarquía tradicional, promulgó la Ley agraria de 1877. Naturalmente, los primeros artículos de la Ley agraria de Chamorro, se dirigieron contra las tierras de indios: Art. 1. Los poseedores o arrendatarios de terrenos ejidos comunes y de Comunidades de Indígenas... tendrán derecho a que se les dé su propiedad la parte... pagando por cada manzana no menos de dos ni más de cinco pesos... Art. 2. Los demás ejidos, comunes o de Comunidades de Indígenas que no estén comprendidos en el anterior artículo, serán puestos a la venta en licitación entre los vecinos o miembros de la comunidad ...105
Por otra parte, dicha ley daba derecho a cualquier “individuo sin excepción alguna”, para comprar y denunciar tierras nacionales, poniendo como límites la extensión de 500 manzanas para tierras “de pan llevar” y 2 000 manzanas para formar haciendas de ganado. En la práctica estas disposiciones no fueron respetadas al abarcarse mayor cantidad de tierras, utilizarse el expediente de recurrir a otros títulos para reunir en una sola persona grandes extensiones territoriales y al quedar virtualmente arrasadas las tierras de indios, así como las tierras nacionales o ejidales sobre las que se asentaban muchos pequeños parceleros.106 Estas expropiaciones, junto a las medidas que reimplantaron el trabajo forzoso, desataron en el año 1881 la guerra de las comunidades indígenas contra el gobierno oligárquico de Joaquín Zavala. A lo largo de más de nueve meses de cruentas batallas en las que participaron muchos miles de indios, fueron cercadas y atacadas varias ciudades del norte central y el Pacífico, calculándose en más de cinco mil el número de indios caídos en combate. Luego de varias derrotas infringidas por el ejército oligárquico a las milicias indígenas irregulares, se desató una feroz represión contra la población aborigen asentada en los valles agrícolas del interior. La guerra de las comunidades tuvo un fin dramático: fusilamientos, persecuciones, represión, y desde el punto de vista social, consecuencias de más largo plazo al destrabarse los obstáculos que habían detenido el proceso oligárquico de concentración de las tierras más aptas para el cultivo de café.107
importante por su contenido oligárquico y expropiatorio, la Ley agraria de 1877 bajo el gobierno de Pedro J. Chamorro. 104 Francisco Pérez Estrada, op. cit., pp. 21-‐22. 105 Ibid., p. 22. 106 Para la época de promulgación de la Ley de 1877, la población de Nicaragua dependía en su gran parte de la producción agropecuaria. Sólo una reducida porción se dedicaba a la artesanía, las tareas servil-‐domésticas y los servicios. De acuerdo con el censo de 1867, corregido por Levy, en base al censo de la Diputaci6n Provincial de 1800 tenido como el más cuidadoso, más del 80% de la población adulta estaba ocupada en la agricultura de pequeña escala. 107 En relación con la guerra de las comunidades indígenas de 1881, véase Sofonías Salvatierra, Hechos e Ideas, Tipografía Progreso, Managua 1948; Enrique Miranda Casij, “La. guerra olvidada”, Revista del Pensamiento Centroamericano núm. 144, septiembre 1972; Nicolás Buitrago Matus, León,
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La llegada de la reforma liberal-burguesa le dio un impulso definitivo al proceso de apropiación-expropiación iniciado en la etapa de la dominación oligárquica. Tanto las disposiciones constitucionales que prohibían las vinculaciones y toda institución a favor de manos muertas, como las leyes especiales que daban derecho a cualquier persona a demarcar una porción de tierras nacionales, y los procedimientos expeditivos para acreditar la propiedad de las tierras denunciadas, aceleraron y consolidaron la base material y jurídica sobre la que se asentó la producción comercial de exportación y con ella el capitalismo agrícola.108 Las leyes de demarcación y denuncia de tierras tuvieron particular vigencia durante las primeras décadas del presente siglo, especialmente a partir de 1908 y durante el auge de los precios del café. Entre los años 1910 y 1920 correspondientes al gobierno de la vieja oligarquía conservadora impuesta por la fuerza de la intervención norteamericana, durante el período que se mantuvo en el poder, la incorporación de tierras al cultivo del café fue muy apreciable lo mismo que la venta de tierras nacionales. La conversión monetaria auspiciada por los banqueros norteamericanos Brown Brothers & Seligman en 1912, 109 en cierto modo apoyó la concentración latifundaria y las inversiones en tierras para el cultivo de exportación, al ponerse a la venta tierras nacionales cuyo objeto era recaudar el dinero supernumerario emitido fraudulentamente por los flamantes jefes del nuevo gobierno conservador... instalado por los yanquis.110 A falta de una tradición de títulos de propiedad, prácticas registrales, etc., muchos campesinos pequeños y medianos productores se asentaban en tierras nacionales, haciendo valer su derecho de posesión. Las masivas “denuncias” y demarcaciones de tierras nacionales pasaban por encima de los derechos de posesión de los campesinos asentados cuya única alternativa era emigrar. Citaremos el ejemplo de un latifundio del norte central; antes de las referidas leyes de medición, más de 100 familias en distintas situaciones de tenencia, estaban asentadas en aquellas tierras: colonos dedicados al cultivo de granos, crianza de ganado, engorda de cerdos y alguna siembra de café. Cuando el latifundio es adquirido, con el sólo expediente de la demarcación, los poseedores fueron expulsados. Todavía en 1966 de las originales 100 familias, sólo quedaban en esas tierras apenas 10 cuya producción estaba vinculada por distintos nexos al latifundio en que quedaron encerradas.111 Sandino, cuya guerra antiimperialista tenía un profundo contenido clasista, derogó todas las leyes de medición y en algunos casos fueron devueltas las tierras usurpadas a los la sombra de Pedrarias, León, 1960; Jaime Wheelock Román, Raíces indígenas de la lucha anticolonialista en Nicaragua, Editorial Siglo XXI, México, 1974. 108 La burguesía agroexportadora sube al poder con el líder nacionalista J. Santos Zelaya; el proceso de tipo burgués que se venía gestando en lo económico desde las últimas décadas del siglo XIX, remata en lo político con el ascenso de la burguesía liberal en el 93. 109 Carlos Quijano, Ensayo sobre el imperialismo en Nicaragua, 1928, Editorial Sandino, Montevideo, 1970, pp. 22-‐38. 110 La vieja oligarquía conservadora, como ocurre en todo proceso contrarrevolucionario, fue sacada de su letargo para ser colocada en el poder y hacer fácil al imperialismo norteamericano su estrategia de penetración y dominación económica y política que venía intentando vanamente desde principios de siglo. Los yanquis colocan en el gobierno sucesivamente a J. J. Estrada y Adolfo Díaz, este último empleado como contador en las minas de la familia Fletcher, cuyo abogado el entonces secretario de Estado, Phinlander Knox, había abierto el paso a los capitales norteamericanos lanzando la intervención norteamericana contra el gobierno de Zelaya en 1909. 111 Antonio Rodríguez, Un latifundio de café (estudio descriptivo), 1971, inédito.
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pequeños productores. Con motivo de la crisis mundial del capitalismo en los años treinta, numerosos plantadores de café fueron abandonando las explotaciones con el pretexto —políticamente beneficioso a largo plazo— del “terror sandinista” que “asolaba” el norte del país. La clase terrateniente, acérrima enemiga de Sandino, creyó abierta la oportunidad de hacer recaer el peso de la responsabilidad por la aguda crisis económica derivada de la caída violenta de los precios mundiales del café, sobre el ejército de obreros y campesinos que defendían contra la burguesía agraria y el imperialismo, la soberanía de Nicaragua y su existencia misma como República independiente. Con la lucha sandinista —que implicó el dominio de una extensa zona en el norte de Nicaragua— se fue reconstituyendo poco a poco, una nueva capa de productores, minifundistas en su mayoría, campesinos dedicados a cultivos de subsistencia. El ejército sandinista era la garantía de los campesinos contra los usurpadores y terratenientes de la zona. Refiere Beaulac112 que el ministro diplomático yanqui en Nicaragua, Matthew Hanna, le comunicó en una oportunidad: El país se prestaba de manera ideal a las operaciones de los guerrilleros, y Sandino sacaba ventaja de esa circunstancia. A su vez las operaciones de los guerrilleros interrumpían la normal vida económica de la región, lo que daba como resultado la desocupación de cientos de campesinos. Entre estos desocupados, Sandino reclutaba nuevos partidarios. Les brindaba protección a ellos y sus familias.113
Como se ve “la normal vida económica de la región” aludida por el ministro norteamericano Hanna, no era otra cosa que la base material del capitalismo: La tierra produciendo las mercancías para el mercado mundial, y la fuerza de trabajo —que tanto había costado reunir— necesaria para mover esa producción. Todo ello se encontraba en peligro, “interrumpido”, naturalmente para la burguesía y los grandes compradores e inversionistas norteamericanos que dominaban de una manera increíblemente monopólica, las finanzas, las aduanas, el transporte y las comunicaciones, el gobierno y el ejército ¡todo el país! La Compañía Mercantil de Ultramar, apéndice del Banco Nacional de Nicaragua —ambos de propiedad norteamericana— a través de su gerente norteamericano Mr. Looder, financiaba y compraba monopólicamente las cosechas cafetaleras: sin duda que veía interrumpida “la normal vida económica”. El Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua, controlado y manejado directamente por norteamericanos, también se perjudicaba. La Recaudación de Aduanas, sometida al fideicomiso de los banqueros Brown Brothers & Seligman —igualmente manejada por un norteamericano, Mr. Ham— dejaba de percibir los impuestos de exportación, bodegaje, etc., con los cuales se pagaba y garantizaba la deuda contraída varias veces con los banqueros.114 En 1934 se produjo el asesinato de Sandino ordenado por la embajada norteamericana y ejecutado por Somoza. La ofensiva de la burguesía agraria imperialista no tardó, poniéndose de inmediato en práctica el pogromo anticampesino denominado falazmente “Pacificación de Las Segovias”, cuyo objetivo fundamental era el de restablecer las bases del desarrollo capitalista y de la explotación. A través de la perpetración de crímenes en masa, desalojos, sangrientas depredaciones, etc., se liquidaron de raíz los cinturones de colonos y pequeños productores que se habían 112 Gregorio Selser, Sandino, general de hombres libres, La Habana, 1969, tomo II, p. 124. 113 Ibid., p. 124. 114 Carlos Quijano, op. cit., pp. 74 ss.
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reconstituido bajo la autoridad popular de las milicias sandinistas. El mismo 21 de febrero escogido para asesinar a Sandino, la recién creada Guardia Nacional procedió en Wiwilí —sede sandinista de Las Segovias— a una concienzuda matanza a lo largo de los valles, donde según varios autores, fueron masacradas más de 300 familias campesinas.115 Vicente Sáenz sostiene que la cifra fue mucho mayor.116 La matanza se extendió por varios departamentos del norte; el mismo Sáenz refiriendo los sucesos de Jinotega apunta: “durante 24 horas, los cuervos, canes y los cerdos de los alrededores se dieron un largo festín de carne humana”. La matanza organizada continuó a lo largo de varios meses; todavía el 5 de mayo de ese mismo año, El Diario Latino de San Salvador publicó el extenso relato de un segoviano que había alcanzado a huir de las masacres: La guardia nacional ha fusilado familias enteras de sandinistas, arrasando el ganado e incendiando las propiedades y los campos. Por todas partes... hay el más profundo terror, debido a que la guardia está actuando con extrema violencia.117
Wiwilí, Llano de Las Cruces, Orosí, San Fernando, Ciudad Vieja, y muchos lugares del norte de Nicaragua fueron testimonio de la “pacificación” impuesta por la nueva correlación —burguesía-agraria-imperialismo— que aseguraba las condiciones para el desarrollo capitalista de Nicaragua. La expansión del latifundismo, mediante la expropiación masiva de tierras y su tránsito a la producción comercial exportadora quedaba asegurada. Los “colonos” sandinistas y los proyectos cooperativistas de Sandino dejaban de ser un obstáculo. Liberales, conservadores, expresiones políticas de la burguesía agraria y la oligarquía tradicional, se unieron contra Sandino, en tanto que el ejército yanqui respondía al aseguramiento del objetivo estratégico que para sus intereses económicos y militares representaba el territorio nicaragüense. La nueva correlación política, una vez asesinado Sandino, parte de su Estado Mayor y, aplastadas las bases campesinas del norte del país, dejaba a la oligarquía conservadora entregada a sus apetitos empresariales, pero sobre la base de sacrificar ella misma su secular aspiración de ocupar el poder público que como su “legítimo” derecho, venía disputando con las facciones liberales a través de luchas internas, componendas, intrigas y pactos serviles con el imperialismo norteamericano. Desde entonces, la oligarquía conservadora pudo comprender mejor su opción por el desarrollo capitalista aceptando la tutela de la facción liberal definitivamente fortalecida por el respaldo del imperialismo y la recién creada Guardia Nacional, cuya jefatura fue confiada al “Pacificador de Las Segovias”, Anastasio Somoza García. La ley de medición de tierras estuvo suspensa hasta 1950. El 22 de noviembre de 1952, el Ejecutivo autorizó al departamento de Matagalpa a vender tierras nacionales por una cantidad de 20 000 manzanas. Con ese motivo se produjo una ola de desalojos contra 115 Citando a William Krehm, “Se calcula que la matanza de Wiwilí fue mayor... Nicaragüenses
bien enterados, que no ocultan sus nombres, dan fe de tan horrenda carnicería, seguida por los asesinatos en masa de Jinotega. Baste Citar como garantía de veracidad al maestro de varias generaciones Dr. Rosendo Argüello, al Líc. Juan José Meza, al escritor Adolfo Ortega Díaz, al Lic. Carlos Castillo Ibarra.” (Tomado de Vicente Sáenz). W. Krehm, Democracias y tiranías en el Caribe, Ed. Popular de Cuba, La Habana, 1960, pp. 16-‐17. 116 Vicente Sáenz, Rompiendo cadenas, Ed. Palestra, colección Vertientes, de la Libertad, 3a Ed., Buenos Aires, 1961, pp. 106-‐107. 117 Diario Latino, San Salvador, 5 de mayo de 1934; citado por Gustavo Alemán Bolaños, Sandino, el Libertador, Ed. Caribe, México, 1952, p. 234.
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cientos de familias campesinas. No era una casualidad que se desenterrara la práctica tantas veces empleada por los grupos terratenientes de conseguir “legalmente” tierras nacionales sujetas a la posesión efectiva de numerosos productores minifundistas: Los precios del café en el mercado internacional habían experimentado un salto violentamente favorable al finalizar la década de los años cuarenta. Desde 1930 hasta 1946 el precio promedio por libra había sido tan sólo de ocho y aun de seis centavos; pero en 1952 el café se cotizaba a cincuenta y dos centavos libra, es decir seis veces más que el promedio de los últimos veinte años. (Véase cuadro 8.) La tierra volvía a adquirir por cuenta del cultivo cafetalero no sólo un precio más alto, sino el carácter de una segura base de inversión ante el estancamiento general que sufría la economía de Nicaragua. Así, comenzó un nuevo ciclo de desalojos y una mayor consolidación de los patrones agrocapitalistas en Nicaragua.118 Pero sin duda alguna fue a estas alturas el cultivo del algodón el que impulsó más poderosamente el proceso expropiatorio y la descomposición del campesinado —principalmente en la zona occidental del Pacífico—, incorporando extensas zonas de agricultura minifundista — frutas, granos básicos— a la producción algodonera terrateniente destinada a la exportación. El proceso de proletarización del campesinado se acentuó a partir de la extensión del cultivo de algodón cuyo volumen demandaba ya a finales de la década una cobertura de trabajo asalariado del orden de 180 000 obreros agrícolas estacionales. El algodón, al mismo tiempo que ratificó muy claramente el carácter agrícola del capitalismo en Nicaragua, aceleró el proceso de polarización entre burguesía y proletariado, grupos sociales que se venían configurando desde finales del pasado siglo a lo largo de un accidentado curso entreverado por las crisis económicas, las oscilaciones de precios en el mercado internacional, las intervenciones imperialistas y por las limitaciones propias de los cultivos estacionales para definir con mayor estabilidad las clases sociales características del modo de producción capitalista. Es asimismo a través del cultivo algodonero que la economía nicaragüense acentúa y consolida su dependencia respecto de las potencias imperialistas.
118 La dictadura somocista tiene su participación en este proceso de expropiación-‐concentración abierto a las alturas de 1952, un ejemplo concreto la ilustrará: Amparado en el decreto del Ejecutivo de 22 de noviembre, en la comarca de “La Lana”, departamento de Matagalpa, el municipio adjudica un lote de 5 500 manzanas de tierras nacionales puestas en licitación a un solo comprador: Anastasio Somoza García.
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IV LA EXPLOTACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO EN EL LATIFUNDIO 1. PERÍODOS Y ETAPAS LABORALES
En cualquier plantación de café existen dos períodos bastante definidos de situación laboral: el período preparatorio o también de mantenimiento y conservación, y el período de corte. En ambos, la fuerza de trabajo presenta notables diferencias tanto por su composición, el tipo de trabajo, y, especialmente, por la cantidad de operarios. a] Período preparatorio; Comprende la mayor parte del año (febrero a noviembre) o “tiempo muerto” durante el cual tienen lugar las tareas de conservación y mejoras del plantío. Se aprovecha esta época para atender con la fuerza de trabajo “sobrante” los cultivos complementarios (maíz, frijoles, plátanos). El número de trabajadores está reducido al mínimo —un 10% de la cantidad de operarios en tiempo de corte— en tal forma que para el caso del latifundio seleccionado como “tipo”, de 900 trabajadores ocupados en tiempo de corte, sólo unos 90 atendían las diversas tareas del período preparatorio, y de éstos 60 eran realmente peones permanentes. El resto de 30, estaba formado por colonos y aparceros que concurrían al latifundio a realizar tareas que demandaban en ciertas épocas —las chapodas, por ejemplo— mayor cantidad de trabajadores. (Véase cuadro p. 48.) b] Período de corte o recolecta del grano: Se caracteriza por la gran afluencia de trabajadores agrícolas, que por oleadas se ocupan transitoriamente como cortadores, o bien en las tareas de procesamiento, como maquinistas, capataces, apuntadores, etc. Como se dijo anteriormente, durante el momento de mayor afluencia llegaba a unos 900 la cantidad de trabajadores en el latifundio “tipo”. El período de corte tiene una duración media de unos noventa días comprendidos —norte central— entre los meses de noviembre a enero, a lo largo de los cuales se distinguen tres subperíodos o etapas, según el estado de maduración del grano. i] Etapa de inicio o “entresaca”. Comienza a cortarse el grano que ha madurado para noviembre por ser los primeros en germinar durante la florescencia inicial de marzo: el café tarda aproximadamente ocho meses en madurar. Esta etapa no requiere la asistencia masiva de cortadores ya que sólo un 20% del grano ha madurado por esa época. ii] Etapa media. Se extiende más o menos desde el 15 de diciembre hasta el 15 de enero. Para este tiempo se corta el 50% del grano —germinado en la florescencia “mayor” de abril, la más fecunda y por lo tanto la que más contribuye a la carga del árbol. Ello determina la afluencia masiva de cortadores y un intenso ritmo de actividad dentro del latifundio: despulpe, lavado, escurrido, secado, etc. No menos de 600 cortadores entraban en el latifundio seleccionado durante este período medio. En las haciendas cafetaleras del sur nicaragüense, con una misma cantidad de árboles en producción (900 000) se requería menor cantidad de cortadores y operarios en general, por cuanto en estas zonas (Cuchillas, San Marcos) el nivel tecnológico y los métodos modernos están más desarrollados, y se cuenta además con mejor red de comunicación vial, telefónica y telegráfica. 65
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Tomando siempre los datos centrales del latifundio seleccionado, se encontró — para este período medio— que de 900 trabajadores, el 40% estaba constituido por mujeres; trabajaban niños y no de modo suplementario o marginal, sino diaria y efectivamente, tal que por cada cuadrilla de 35-40 cortadores había de 4 a 6 niños cuyas edades oscilaban entre 7 y 11 años. Más adelante se ampliará este punto. iii] Etapa final. Comprende 20 a 25 días hasta concluir a principios de febrero. En cuanto a la producción y al corte, es más importante que la primera y menos que la segunda. Se corta un 30% de la carga cafetalera —tercera florescencia de mayo. Los trabajadores entran en períodos de desmovilización, o más bien se les va despidiendo a medida que ralea la carga de granos en los árboles, quedando ocupado un 40% de los cortadores. No ocurre igual con el personal de procesamiento, cuya labor es aún más intensa durante esta fase en que el café cortado alcanza los mayores niveles de acumulación. 2. COMPOSICIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO EN EL LATIFUNDIO
Para discernir las distintas categorías de trabajadores, tanto permanentes como estacionales o “ambulantes”, hemos recogido las observaciones correspondientes a la muestra de 49 latifundios en el norte central, con la preocupación de lograr el mayor grado de representatividad. Estamos persuadidos de la importancia teórica y práctica que en Nicaragua reviste el estudio de las relaciones de producción en el campo, y con mayor razón las que discurren alrededor de la explotación cafetalera, cuya significación económica, histórica y social ha sido notable para la configuración del país como la sociedad de clases y marco de enfrentamiento entre explotadores y explotados que es hoy. Debemos advertir que las observaciones siguientes tienen un carácter meramente descriptivo y nos abstuvimos de formular consideraciones concluyentes. Una gran limitación para abordar mejor esta tarea fue sin duda, la ninguna abundancia de materiales y literatura para la investigación de este tema en Nicaragua, cuestión enteramente explicable en un país donde el atraso cultural es, antes que nada, expresión viva de la aguda crisis social, económica y política, determinada en lo principal, por la férrea dictadura de clase con más de cuarenta años de represión ininterrumpida, y fundamentalmente, como consecuencia de las distintas formas de intervención imperialista y dominio neocolonial sufridos desde mediados del siglo pasado, y sostenidos hasta el presente con agobiante continuidad. Para la clasificación de la fuerza de trabajo, atendiendo a su naturaleza, procedencia y ocupación en el latifundio, conviene distinguir entre los trabajadores ocupados durante el período de preparación, por una parte, y el período de corte, por la otra. a] Fase de preparación: i] Peón asentado: Viven bajo el techo de la hacienda sumando la mayoría de los trabajadores permanentes; aunque son trabajadores agrícolas muy explotados —salarios irregulares, atrasos de dos y tres meses en el pago, sustitución del dinero por créditos en el comisariato, malas condiciones de vida y salud, etc.—, mantenían con el patrón relaciones de “connivencia”, producto en buena parte de la estructura paternalista
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prevaleciente dentro del dominio hacendario. Estos peones asentados se dividían por su trabajo en: macheteros, encargados de las tareas de limpieza en general —constituyendo la mayoría de permanentes— y mozos especializados, cuya función era hacerse cargo de tareas que demandaban ciertas habilidades y aptitudes: deshijes, desombras, reparaciones, etc. Los especialistas son los trabajadores de mayor “confianza” del patrón por su lealtad, de allí que al llegar el período de corte, hagan las veces de capataces o apuntadores. ii] Colonos y apareceros:119 Concurren al latifundio en los momentos en que la carestía de brazos se presenta, esto es, durante las “chapodas” de junio-julio, y luego durante las chapodas de “corte” en septiembre. Por el hecho de ocupar tierras marginales dentro del latifundio, se obliga cada uno por su parte a concurrir a estos trabajos, algunos aportando sus brazos en calidad de pago por la concesión de tierras, y otros —los aparceros cuya gracia territorial es muy reducida— percibiendo salarios muy por debajo a lo normal de lo que solía pagarse por estas labores. Ambas categorías de trabajadores constituían la segunda fuerza laboral dentro del latifundio. iii] Minifundistas de la periferia: Propietarios pobres con parcelas cuya extensión resultaba insuficiente para la subsistencia; tenían que recurrir por lo tanto, al mercado de trabajo abierto en el latifundio para completar con el salario —o las especies del comisariato— las necesidades imposibles de satisfacer con la pequeña propiedad. iv] “Precaristas”: Los colonos o aparceros asentados en tierras con cuyo propietario han entrado en pugna —prácticamente en estado de ser lanzados— trabajan por lo común en otros latifundios. Su denominación se desprende de la naturaleza de su título posesorio impugnado por el propietario “legal” de la parcela ocupada. Este trabajador no debe confundirse con el precarista de “montaña” que luego de lanzado de su minifundio se adentra a establecerse en tierras por lo general ejidales, aunque se le asimila por el grado de rebeldía que lo caracteriza. b] Fase o período de corte: Durante este período, como quedó establecido, crece de modo significativo la afluencia de trabajadores al latifundio. La composición no es radicalmente distinta al período precedente pero se diferencia tanto por la proporción como por el número de una y otra categoría laboral en el latifundio. Por la brevedad del tiempo en que permanecen ocupados, así como por la procedencia abigarrada de los trabajadores, se le conoce al operario de corte como estacional o ambulante. Resumiendo las observaciones correspondientes al momento de mayor afluencia de cortadores, la composición laboral era la siguiente en orden de importancia: i] Cortador o trabajador ambulante: Acude desde fuera de la periferia hacendaria —en el norte central— no más allá de 25 a 30 kilómetros. En las plantaciones del Pacífico, donde las capas de propietarios minifundistas periféricos y otros poseedores ha venido desapareciendo al influjo —más profundo y radical— del proceso de concentración de la tierra determinado por la explotación capitalista de la agricultura de exportación: algodón, caña de azúcar, ganadería intensiva, el trabajador estacional provenía de distintos departamentos, tanto de las zonas rurales como de las zonas urbanas
119 El tipo de colonato y de aparcería que predomina en las regiones cafetaleras del norte central, es el que se dirige a asegurar un excedente de mano de obra agrícola, atrayendo y arraigando a los minifundistas, despojados y peones de la periferia por medio de las medierías y el arriendo de tierras, a diferencia del tipo que prevalece en el Pacífico o en las regiones “cerealistas” cuyo objeto es el de cultivar determinado producto bajo una suerte de “sociedad” de participación en la que el terrateniente lleva siempre la mejor parte.
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desde donde se desplazaba una buena parte del cinturón de desocupados, entre trabajadores domésticos y pobladores marginales subempleados en la buhonería o en el intercambio de desperdicios.120 El trabajador ambulante del norte central, corresponde a la evolución del pequeño propietario, colono o aparcero que en la disputa con el propietario de tierras o el latifundista, ha sido despojado de su derecho de posesión. Al ser lanzados, se ubican en “ranchas” a orillas de los caminos reales o bien se allegan a tierras de amigos o familiares, aguardando emplearse “libremente” sea en los cortes o en las tareas a destajo de las haciendas adyacentes. Como fuerza de trabajo en el corte cafetalero representaban el contingente más numeroso. ii] Colonos y aparceros asentados dentro del latifundio. iii] Pequeños propietarios de parcelas insuficientes para la subsistencia; por lo general productores de granos de la periferia. iv] Desocupados de la ciudad: En tiempos de corte, se mueven hacia los latifundios más extensos donde ocupan algunas funciones de acuerdo a sus aptitudes: mecánicos, apuntadores, pesadores, tenedores de libros, etc. La mayoría estaba compuesta de trabajadores de la construcción y empleados menores. En algunos latifundios ubicados en el departamento de Estelí, así como en el sur de Nicaragua, concurrían también estudiantes de familias pobres.121 A grandes rasgos, éstas son las categorías laborales en los latifundios del norte central, vistas de acuerdo con su procedencia. Como se desprende, en las plantaciones cafetaleras se emplea en buena parte, una fuerza trabajadora que puede calificarse de proletaria por su formación y esencialmente por carecer de medios de producción como no sean sus propios brazos; dependiente para satisfacer sus necesidades, del régimen de salariado, y por otra parte —cada vez en menor medida al profundizarse el proceso de expropiación-proletarización— se emplea fuerza de trabajo marginal o precapitalista, representada por los colonos y aparceros atenazados. aún por vinculaciones originadas por el uso de tierras del propietario que los obliga a alienar su trabajo en favor del dominio latifundario. (Véase cuadro 2.) 3. EL SALARIO EN EL LATIFUNDIO: CARACTERÍSTICAS, MEOICIÓN y FORMAS
Dos de las características más sobresalientes del régimen salarial en el latifundio cafetalero son la naturaleza marginal del salario y su relatividad. Una buena parte del personal encargado del mantenimiento permanente, del cuido y la conservación del latifundio considerado en su conjunto, están sometidos a formas semisalariales cuya base principal son las concesiones y gracias otorgadas por el patrón. Estas “gracias” generalmente consisten en la ocupación de parcelas, viviendas rudimentarias, usufructo de pastizales, uso y beneficio de aguas, etc. Como suplemento 120 “Se sabe que durante la cosecha de café en la faja costera del Pacífico, una parte significativa
de los que recogen café, son vecinos de Masaya, Granada, Managua. Son sirvientes domésticos o trabajadores urbanos, asalariados o desocupados.” (Magnus Mörner, “La política de segregación y el mestizaje en la Audiencia de Guatemala”, Revista Conservadora núm. 103, p. 53.) 121 Durante los meses de la recolección del grano, numerosos escolares abandonan sus estudios para concurrir al trabajo de corte. En el mes de septiembre de 1973, una escuela de la ciudad de San Marcos, departamento de Carazo, quedó paralizada por falta de alumnos. Según declaraciones del director del centro aparecidas en un diario local, la mayoría de los alumnos estaban trabajando en los cortes de café.
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marginal de la remuneración especiosa, los trabajadores reciben un reducido salario no más allá de un 30% de lo que le tocaría recibir a un peón agrícola medio.122 Esta forma de explotación adquiere mayores proporciones a medida que el trabajador no es ni siquiera “libre” de vender su trabajo: La concesión en especies que le otorga el terrateniente, lo obliga a prestar su esfuerzo de manera continuada según el régimen que fija arbitrariamente el latifundista. La fuerza pública suele garantizar de hecho el cumplimiento de las obligaciones del trabajador asentado. La relatividad del salariase relaciona con el carácter “cerrado” del latifundio cafetalero. Como observamos atrás, el espacio señorial de la hacienda constituye el horizonte vital del trabajador agrícola —su límite ecológico. El miserable salario queda prisionero dentro del régimen económico levantado al interior de la hacienda por el interés del latifundista de recobrar el dinero que destina para las remuneraciones de los jornaleros. Para ello emplea las más variadas formas de sustracción de los salarios. En efecto, el patrón representa el único contacto del trabajador con el mundo exterior y asume la tarea de suministrarle los medios que éste necesita para vivir. El proletario del campo consume su salario en los comisariatos organizados por el patrón, en las diversiones que éste mismo auspicia regularmente; lo consume también en alimentos complementarios que se expenden en el latifundio para reforzar la raquítica dieta establecida por el dueño de la tierra con el más escrupuloso sentido del ahorro. Naturalmente, los precios de los artículos, diversiones, multas, etc., son exorbitantes. Para intentar hacer una breve descripción de la estructura salarial del latifundio cafetalero es preciso distinguir entre las categorías de trabajadores tomadas a partir de los períodos en que se divide técnicamente el trabajo:
122 Según el Código del Trabajo, en Nicaragua hay un salario mínimo; las disposiciones que reglamentan el salario mínimo, establecen salarios discriminatorios para los trabajadores agrícolas (7.00 córdobas, y en algunos lugares calificados por la distancia, esta cantidad es un poco mayor). En la práctica estas disposiciones no tienen ninguna validez material.
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A. Estructura salarial del latifundio a]
b]
c]
Personal de conservación y mantenimiento: Macheteros Sombreadores, podadores, desyerbadores Desyerbadores de plantillas
Administración y personal técnico: Mandador, permanente Tenedor de libros Jefe de máquinas Maquinistas y operarios
(salario diario) 4.00 córdobas (a destajo por épocas) 6.00 córdobas (a destajo por épocas) liquidados por lotes; un lote comprende varios miles de árboles; el millar se paga a 20.00 córdobas desglosados en 5 tareas a razón de 4.00 c/u 400.00 córdobas a 500.00 por mes 400.00 córdobas (no es común) 600.00 córdobas a 800.00, tiempo de corte 25 y 30.00 córdobas diarias tiempo de corte
Personal empleado en época de maduración y corte del café: Capataces 10 a 15.00 córdobas diarias Apuntadores 10.00 córdobas diarias Acarreadores 6.00 córdobas “ Escogedoras 6.00 córdobas “
Con los cortadores el problema salarial es más complejo. El jornal está en dependencia al grado de maduración del café. En primer lugar, deben distinguirse dos momentos: la premaduración y la maduración propiamente dicha. En el primer momento, se está completando la maduración del grano y se corta muy poco durante los doce días que esto tarda. El salario es de 4.00 córdobas como tasa fija, que no toma en consideración la cantidad de café que se corta. Durante el segundo momento o maduración propiamente dicha, el sistema de pago considera la cantidad de café que se corta, pagándose la medida de veinte libras (lata de veinte litros) a un promedio de 1.20 córdobas. Este momento a su vez consta de tres fases: i] Entresaca de maduros: Es la más cruda para el cortador; el café no ha madurado suficientemente y la cantidad que se corta es muy poca. El promedio de latas cortadas por trabajador normal no pasa de tres. Es frecuente ganar menos de 4.00 córdobas. ii] Plenitud de maduración: Dura aproximadamente un mes. El cortador promedio saca de 6 a 8 latas por jornada. Durante esta fase el latifundista especula con el precio de lata cortada, aprovechando la presión de brazos que concurren al corte. iii] Declinación y conclusión: La cantidad de latas cortadas por hombre va decreciendo a medida que se agota el café en la plantación; el salario va disminuyendo hasta caer a los bajos niveles de la primera fase.
B. Sistema de medición para liquidar salarios de cortadores Es un sistema generalizado entre los latifundistas. La medición de café cortado se verifica diariamente; el patrón o su mandador comienzan por protestar el corte cuando van apareciendo granos con maduración insuficiente, aplicando rebajas sensibles al precio de lata cortada; la reincidencia de cortes “verdes” da lugar a la expulsión automática del cortador. Los cortadores van vaciando los zurrones o canastas en el recipiente utilizado
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como patrón de medida; si en la última medición queda un sobrante de café en los zurrones no se cuenta a favor del trabajador. Para tener una idea del beneficio obtenido por el latifundista con el empleó de esta descarada práctica, si conservadoramente se calcula el sobrante —”ipegüe”— en 1/6 promedio por lata en cada medición, los seiscientos cortadores del latifundio tomado como tipo, entregarán así unas cien latas equivalentes a 5 quintales de café en oro... en una sola medición. Comoquiera que diariamente se realizan dos mediciones, la cantidad total diaria se eleva a 10 quintales oro. Por otra parte, al cortador en el medido se le exige que complete el recipiente utilizado como patrón más arriba de su ras; es lo que ordinariamente se denomina “el copete”, cuyo volumen en relación con el total del café que se corta en el latifundio oscila entre 10 y 12%. Las medidas-patrones son variables en el país. En el norte se emplea por lo común una lata con capacidad de veinte litros; en los departamentos del centro y sur, se utiliza el “medio”, una suerte de cajuela de madera de doble cara cuyo anverso puede contener unas veinte libras de grano cortado, y 10 libras el reverso al que suele llamarse “cuartillo”. Pese a que se han establecido medidas oficiales, los latifundistas alteran mañosamente las dimensiones de las cajuelas, o fijan arbitrariamente los precios de la lata cortada. La medida oficial decretada por el municipio de Matagalpa —a raíz de las protestas campesinas en 1950— resulta ser dos veces y media menor que las actualmente vigentes en ese departamento; a su vez el precio oficial fijado para esa medida fue de 0.80 córdobas, en circunstancias que la lata de veinte libras —mayor dos veces y media— es cancelada a 1.50 córdobas. C. Formas de pago; el “comisariato” La forma principal de cancelar el trabajo en el latifundio cafetalero es el dinero. Esta afirmación aparentemente obvia se justifica por cuanto sólo recientemente se han venido sustituyendo -a iniciativas de las protestas de los jornaleros- los pagos en especies y las formas mixtas que todavía constituyen un resabio de las antiguas relaciones de explotación. En la segunda mitad del siglo pasado, según comenta Levy, los pagos se liquidaban principalmente en especies, ...y es preciso confesar que, si muchos hacendados han abusado de los jornaleros, éstos por otra parte se han llevado y se llevan todos los años, cantidades que parecieran enormes, si felizmente no se compusiesen en su mayor parte de efectos vendidos a precios exorbitantes.123
Una práctica utilizada generalmente en períodos de crisis, pero que no suele suspenderse cuando sus efectos han desaparecido, ha sido la de cancelar los jornales tanto de los trabajadores permanentes como de los cortadores, con bonos y vales emitidos arbitrariamente por el latifundista. Los bonos, vales y fichas de estricta circulación interna son cambiables en el comisariato o “rata”, donde los precios de los artículos constituyen una virtual expropiación. Todavía en la década de los años sesenta había
123 Paul Levy, op. cit., pp. 215-‐216.
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numerosas haciendas cafetaleras que mantenían vigente el sistema de pagar con bonos.124 Las cancelaciones en dinero se efectúan con una periodicidad arbitraria que puede variar desde una semana hasta uno y dos meses. Los constantes atrasos en los pagos convienen al terrateniente por varios motivos, entre los cuales: a] Porque le permite evitar constantes desembolsos de dinero, por lo general de procedencia bancaria, “ahorrando” de esta forma los intereses o invirtiendo en negocios lucrativos la parte de la habilitación destinada a los salarios; y b] Porque le permite auspiciar las compras de “fiado” que el trabajador se ve obligado a efectuar en los comisariatos. El “comisariato” por sí solo es una institución de negra estirpe en la historia de la explotación capitalista del agro nicaragüense. Es la institución comercial por excelencia en el desarrollo del mercado interior para el capitalismo por el ángulo del sector agrícola, cumpliendo la función de abastecer y sustituir los medios de subsistencia que los pequeños productores —al ser masivamente expropiados— dejaron de extraer de la agricultura de autoconsumo.125 La política del comisariato es en general la de sustituir el salario con el crédito; a precios altamente subidos expende los artículos de consumo vital que el trabajador necesita para sí y su familia. Un cálculo basado en la observación de varios de estos establecimientos permite aseverar que entre el 70 y 90% del salario agrícola es captado a través del comisariato. En algunas haciendas cafetaleras situadas en el sector de “Las Cuchillas”, departamento de Managua, todas de la Sucesión A. Somoza García (Santa Julia, El Bajo, Palmira, La Flor), la liquidación semanal de muchos jornaleros era de 0.10, 0.25 centavos de córdoba, y numerosos trabajadores salían con saldos negativos. Esto era posible por las deducciones automáticas que se trasladaban del comisariato a la planilla de liquidación semanal. En relación con los precios, lo normal en los artículos de primera necesidad es el aumento del 60, 80 hasta 500% de su valor a precios de mercado. A guisa de ejemplo, damos los precios cobrados en un comisariato seleccionado de entre los 49 latifundios en el norte central (1970):
124 El bono es una ficha librada por el patrón, utilizada por el trabajador para comprar en el
comisariato. Circula por lo tanto solamente dentro de la hacienda, y eventualmente constituye una promesa de pago en dinero. 125 Al ser expropiados de su medio de producción, y por lo tanto de su fuente de abastecimiento, los campesinos pasaron a la venta de su fuerza de trabajo. Los medios de subsistencia no podían extraerse de las plantaciones especializadas y hubo de crearse los comisariatos o “ratas” que funcionaron como centros de abastecimiento para los trabajadores agrícolas en cada unidad latifundista. A través del comisariato se establecen los vínculos con los productores, comerciantes y abastecedores locales, es decir con los factores de la circulación de mercancías. En este sentido el comisariato es un incentivador directo —por el lado del campo— de la producción capitalista. Los que sostienen la tesis de considerar algunas modalidades de plantación agrícola o de explotación minera, como “enclaves” cerrados, no suelen atender las relaciones de estas unidades con el sistema en su conjunto a través del comisariato.
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Zapatos (calidad media) Pantalones Sal Bebidas gaseosas Lata de sardinas Condimentos, especias
LA EXPLOTACIÓN DE LA FUERZA DE TRABAJO Precio * de mercado: 21.00 “ Comisariato: 35.00 Precio de mercado: 11.00 “ Comisariato: 20.00 Precio de mercado: 10.00 quintal “ Comisariato: 0.80 ctvs. Libra Precio de mercado: 9.50 cajilla (24 u.) “ Comisariato: 1.50 unidad Precio de mercado: 14 docena “ Comisariato: 3.00 unidad Vendidas a 15 y 20 veces su precio normal en el mercado
* Precios en córdobas
Estos precios son sólo una muestra representativa. Había además, en algunos comisariatos pertenecientes a políticos comprometidos con el régimen, productos donados a través del programa “Caritas” supuestamente destinados a aliviar la miseria creada por la explotación capitalista: leche en polvo, quesos; maíz en grano, etc. Pero esto no es todo. El comisariato es un establecimiento extraordinariamente versátil que extiende sus tentáculos hacia la población de la periferia, ejidatarios, colonos, aparceros, pequeños productores y agricultores medianos. Con los pequeños productores de la zona, el latifundista-comerciante establece un sistema de compraventa suministrándoles alimentos, combustible, ropa, herramientas, etc., con facilidades de crédito que finalmente se carga sobre la cosecha del pequeño productor tasada a precios irrisorios. También hace las veces de “casa financiera” suministrando dinero para habilitar a agricultores de la zona, cuyas cosechas están previamente comprometidas a venderse en el comisariato —sin perjuicio de cobrar por el crédito intereses de hasta un 30%. Las garantías exigidas son preferentemente hipotecas sobre la tierra, luego sobre las cosechas y, en caso de faltar este tipo de garantías, utilizan el derecho de prenda sobre el ganado, animales de carga, muebles, etc. En las regiones cafetaleras de Matagalpa, Jinotega y Estelí operan unos 300 comisariatos cuyas inversiones oscilan entre 5 000 córdobas y 100 000, en dependencia de la magnitud del latifundio, la población periférica, así como la diversificación de sus operaciones. Después de ser un explotador de la tierra y el trabajo, el latifundista pasa a la especulación comercial y rápidamente a las operaciones financieras locales. Aunque no es objeto de este trabajo profundizar en estas cuestiones, vale la pena resaltar cómo la matriz cafetalera se transforma en el módulo capitalista, en la empresa de giro múltiple, de cara al mercado para aprovechar cualquier vía de satisfacción a su irrefrenable vocación por la ganancia. 4. CONDICIONES SOCIALES EN EL LATIFUNDIO CAFETALERO
Creemos necesario señalar previamente que dentro del latifundio se prohija la diferenciación social entre los trabajadores. El salario, la alimentación, vivienda y condiciones ambientales, son distintas en calidad y cantidad, según si los trabajadores son los jornaleros de corte o los operarios especializados. Las viviendas para los trabajadores especializados son unipersonales, mientras el resto vive hacinado en galerones insalubres; la alimentación es diferente para cada grupo y los cortadores no pueden tener acceso a los
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comedores del latifundio. Aunque en general estas diferencias no tienen tanta importancia desde el punto de vista de la calidad, son suficientes para generar un acusado contraste, allí donde la satisfacción mínima de la vida material se ha transformado en la única razón de ser. a] Jornada de trabajo, horas extras, feriados, etc. Los trabajadores en tiempo de corte laboran en dos períodos: De las 5: 30 a. m. hasta las 3 p. m., hora en que se realiza la primera medición del día; luego de 3:30 p. m. hasta 6:30 al anochecer, las actividades se suspenden para permitir la segunda medición. El tiempo de trabajo promedio nunca es menor de 12 a 14 horas diarias incluyendo los sábados. Los maquinistas y patieros (tareas de secado y lavado del café) trabajan intensivamente en jornadas de hasta18 horas, especialmente durante el punto medio de la recolecta del grano que se extiende desde el 15 de diciembre hasta mediados de enero. El trabajo extraordinario es reconocido a los maquinistas y reparadores; en cambio los cortadores no reciben ningún tipo de pago adicional, porque su labor no está sometida a una jornada de trabajo propiamente tal: trabajan de “sol a sol” como un límite natural, e incluso los domingos y feriados sin que se les reconozca otra cosa que lo estrictamente cortado y medido. Como trabajadores “libres”, pueden a su albedrío cortar el café y disponer de su trabajo de manera ilimitada, en la medida que al patrón le interesa recoger el café con la prontitud que requiere la masiva maduración del grano. El latifundista paga el trabajo como la mercancía que corre siempre a cuenta y riesgo del cortador. En relación con los trabajadores de mantenimiento o “tiempo muerto”, suele contratárseles por “destajo” o por obra, evitando el pago de los días de descanso obligatorio, feriados u otros compromisos. Se les asignan tareas por tres, cuatro y cinco días, se les despide y luego se les vuelve a ocupar. Los riesgos y accidentes de trabajo, enfermedades profesionales u otras previsiones carecen de toda cobertura; los días de trabajo perdidos por enfermedad no se pagan. En general no se respeta ni siquiera la mínima legislación laboral como un efecto más del sistema de organización social, que si en lo privado recurre a las formas más primitivas de explotación, en el orden público prohíbe la sindicalización de los trabajadores del agro, antes bien, la persigue y reprime brutalmente. Ante la presión de la fuerza laboral necesitada de trabajo, los despidos son frecuentes. El hecho sólo de obtener trabajo constituye una gracia otorgada por el dueño de la tierra; ni qué decir de preavisos u otras formas legales perfectamente desconocidas en los latifundios cafetaleros, impermeables a cualquier estatuto que limite o atenúe la intensidad de la explotación. En el campo nicaragüense se desconoce de una manera increíble no sólo la legislación de trabajo sino las normas básicas de la organización sociopolítica. En lugares distantes a sólo 18 km de la capital, instituciones legales tan fundamentales como las del matrimonio, registro civil para las personas, mayoría de edad, ciudadanía —por citar algunas— se desconocían totalmente; lo mismo ocurre con las leyes protectoras del trabajador, que si de manera tímida se han incorporado al sistema normativo del país, su ámbito material de validez resulta completamente nulo. b] Vivienda. Constituye uno de los problemas agudos para la clase trabajadora del campo. Hacinados en galerones peores que madrigueras, hombres, mujeres, ancianos y niños, ocupan un lugar para el descanso a lo largo de tablones de madera superpuestos que
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forman 4 y 5 pisos, cuya capacidad —según el galerón— no baja de 80 y 100 trabajadores. Tomando como base los datos levantados en 49 latifundios del norte central que comprendían una población trabajadora de 7 500 brazos al arribar la etapa de mayor afluencia a los cortes de café, presentamos el siguiente esquema sobre la vivienda en el latifundio: En pequeñas viviendas sin luz, agua, ni servicios higiénicos
350
trabajadores
En galerones insalubres, hacinadas de 70 a 150 personas en “gavetas” o camarotes, sin agua, luz, ni servicios higiénicos En galerones de similares condiciones pero menor grado de hacinamiento Campesinos de los alrededores que duermen en sus casas En el caserón donde vive el mandador
6 130
trabajadores
770
trabajadores
150*
trabajadores
100*
trabajadores
* Estos dos casos se dan sólo en tres haciendas observadas.
Para los cortadores, este problema es uno de los más álgidos, a diferencia de los trabajadores permanentes que sin estar en mucho mejor situación, al menos no sufren las condiciones deplorables de los galerones. En los mismos 49 latifundios de la muestra, 1 335 trabajadores permanentes vivían en las siguientes condiciones: Viviendas insalubres sin piso, luz, ni agua
790
Casitas pintadas de cal, con piso, sin luz ni agua Viviendas con agua y con luz durante algunas horas Caserón del mandador
120 415 10
Los galerones son construcciones de madera de forma rectangular cuyas dimensiones aproximadas no pasan de 10m X 6 m; no poseen corredores, servicios higiénicos, ventilación adecuada ni embaldosado. Sin ventanas, dos aberturas en los extremos inferiores hacen las veces de puertas. A ambos lados del rectángulo se construyen los camarotes que consisten en tablas cruzadas, formando varios pisos separados entre sí con una altura de 20 pulgadas. Sin separaciones laterales de ningún tipo, son ubicados entre diez y quince trabajadores a lo largo de cada tramo o piso. El “lugar” asignado a cada uno, no se puede emplear más que para dormir. El sistema de galerones, como puede verse en los esquemas, es el más generalizado, aunque en otras haciendas se le han introducido ligeras modificaciones; una variante de galerón en las plantaciones del sur de Nicaragua, introduce la separación de los camarotes o “gavetas” empleándose tablas que forman un cubículo cuya entrada se cierra con una tabla corrediza que lo sella totalmente. Dentro de estos cubículos se llega a introducir a familias de cinco y más miembros, aunque la cabida normal es para dos personas. La trasmisión de plagas y enfermedades tiene una alta incidencia, producto del hacinamiento y las insalubres condiciones de las viviendas, su falta de ventilación,
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servicios higiénicos, etc. La vivienda en el latifundio representa para el trabajador una verdadera agresión física y encima de ello, un daño moral que sin embargo debe soportar rebajando su dignidad, su derecho a condiciones de trabajo y vivienda más decorosas. El problema de la vivienda expresa con claridad el profundo menosprecio de las clases explotadoras hacia el trabajador del campo. c] La alimentación en el latifundio. Como quedó establecido más atrás, la alimentación es un elemento material del salario, una forma de pago en especies hecho al trabajador con el objeto de evitar mayores desembolsos y aumentar el monto de la plusvalía que se le extrae. Esta forma de explotación constituía —como se mencionaba en otra parte de este trabajo— una de las prácticas rescatadas por el capitalismo agrícola de las viejas estructuras colonial-señoriales que se arrastraban todavía a mediados del siglo pasado. La Gaceta Oficial por los años 1860 alentando el cultivo de café publicaba, entre otros datos agrotécnicos: Desyerbe: Suponiendo 5 anuales, a 100 pies por tarea, y calculando el jornal a 3 reales de los cuales 2 en dinero y uno en manutención...126
Corno se ve, la alimentación desde entonces formaba parte del salario como una cuestión normal. Más tarde en épocas de crisis —en particular durante los años treinta— el jornal entero era sustituido por la alimentación. Actualmente, se incorpora al salario como la cuarta parte de lo que se paga a un trabajador agrícola, aunque en la práctica el tipo de alimento no representa nunca el monto que se le atribuye dentro del salario. El trabajador tiene la opción de escoger entre la liquidación que contempla alimentos y la que se calcula totalmente en dinero. El salario diario en uno u otro caso se diferencia en 2.00 córdobas, que es el valor patronal dado ala alimentación diaria. No obstante, los exorbitantes precios de los artículos de consumo vital que se expenden en el comisariato, unidos a otros factores objetivos, empujan al trabajador a aceptar la forma de salario que incluye alimentación. A fin de ilustrar con ejemplos concretos lo que realmente constituye la dicta latifundaria, tomamos los datos sobre la alimentación diaria en una hacienda cafetalera del norte central: a] Comida de la mañana: 1 porción de frijoles cocidos y dos plátanos criollos cocidos, dos veces a la semana; el resto: café negro y dos plátanos cocidos. b] Almuerzo: 1 plato de frijoles cocidos y tres plátanos criollos, extraordinariamente se daba arroz o se cambiaban los plátanos por tortillas de maíz. c] Cena: 1 plato de frijoles cocidos y tres plátanos criollos, excepcionalmente queso en porciones insignificantes.
La carne no se presenta más que al finalizar los cortes de café, a manera de homenaje que da el latifundista, familia y allegados, a todos los trabajadores de la plantación con quienes se reúnen grotescamente para festejar la clausura de las tareas del año. El dueño de la hacienda siembra generalmente ciertas cantidades de granos: maíz, frijol, trigo, con los cuales se asegura el abastecimiento del latifundio durante todo el año; en caso contrario, garantiza la alimentación de los trabajadores a través de su complejo 126 Gaceta Oficial de la República de Nicaragua. El gobierno de Tomás Martínez publicaba en este organismo, datos técnicos y económicos sobre el cultivo de café.
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sistema de compraventa con los pequeños agricultores de la zona. Ambos procedimientos le permiten obtener a precios muy bajos todos los artículos alimenticios que luego vende caros, además de hacerlos pasar como parte del salario. Para el año 1968, los frijoles fueron pagados a los pequeños productores del norte central a 5.50 córdobas la arroba de veinticinco libras. Por lo tanto, el latifundista pagó por una libra de frijoles 0.52 córdobas. Como en los tres tiempos un hombre medio —sin ser muy estrictos— consume 1/2 libra de frijoles, cada trabajador del latifundio consumía 0.26 córdobas. Los plátanos en el mismo año fueron adquiridos por el precio de 0.30 córdobas las veinte unidades; de tal manera que siete u ocho unidades consumidas por día, tienen un valor de 0.12 córdobas. Total consumido por el trabajador en un día: 0.38 córdobas. Este valor puede aumentarse al doble, considerando los gastos ocasionados por el transporte de los granos, la preparación de los alimentos, etc., así como de la taza diaria de café y otros alimentos que sólo se sirven extraordinariamente. En cualquier caso el valor de la dieta no excede de 0.80 córdobas, cantidad muy distinta a los 2.00 córdobas con que tales alimentos se tasan diariamente. Como dato ilustrativo de los progresos sociales alcanzados por el desarrollo económico impulsado por el cultivo cafetalero —especialmente en materia de alimentación para la clase trabajadora del campo— presentamos la dieta de una hacienda de medidos del siglo pasado, según observaciones de Paul Levy: La manutención se compone casi siempre de tortilla o plátano, carne y caldo, arroz o frijoles y queso. Actualmente el costo de esta manutención se valúa entre 40 a 60 centavos por semana, es decir, 6 a 10 centavos diarios.127
En la hacienda, para la mayor proporción de los trabajadores y la totalidad de los cortadores, no existe un lugar estable para comer; el alimento se distribuye por pregón a lo largo de los caminos; hacia donde van afluyendo desde las cañadas lejanas los distintos grupos de cortadores. La comida se les deposita en huacales o trozos de hojas de plátano. Tanto la preparación como la distribución se realizan en condiciones de pésima higiene. En algunas haciendas de la zona sur (San Marcos, Carazo) los mismos frijoles y plátanos son distribuidos en paquetes envueltos con hojas de plátano que se elaboran de una vez para los tres tiempos. Cada paquete adicional podía adquirirse a 0.70 córdobas. En resumen, la miserable dieta explica las razones por las cuales el trabajador se ve obligado a complementar la alimentación recurriendo al comisariato donde sí —a costa del salario— pueden satisfacerse las más variadas alternativas alimenticias. d] Trabajo de mujeres y niños. El 40% de los trabajadores de corte está constituido por mujeres; cada cuadrilla de 35 a 40 cortadores comprende por lo menos de cuatro a siete niños activos. Esta situación se explica en gran medida por las condiciones de elevada pobreza que afecta al campesinado nicaragüense, que no es otra cosa que el reflejo en el campo del sistema de explotación clasista a nivel de toda la sociedad en su conjunto. Hombres, mujeres, niños y ancianos se ven en la obligación de vender masivamente su trabajo por lo menos durante alguna época del año. El trabajo que suele denominarse “estacional” —o “procesional” según una delicia conceptual de cierta intelectualidad 127 Paul Levy, op. cit., p. 216.
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criolla—128 se caracteriza por la movilización de grandes oleadas de trabajadores del campo quienes durante una parte del año se desplazan desde y hacia varias partes del territorio, al influjo de la agricultura comercial de exportación: café, algodón, y caña de azúcar. El trabajador estacional tiene a menudo el carácter de pequeño productor expropiado, agricultor minifundista, o colono, mediero, aparcero, precarista en rebeldía, etc., que combina el trabajo de productor parcelario con el de asalariado agrícola. Su empobrecimiento lo impulsa a comerciar su trabajo, a medida que no puede subsistir con el desempeño de una sola actividad productiva. Pero este campesino no se moviliza solo, sino que arrastra a toda o buena parte de su familia —incluidos niños de corta edad. El corte de café es un fuerte atractivo para estos campesinos atados a diferentes formas de tenencia minifundaria, las cuales según el censo de 1963, representaban más del 70% del total de las explotaciones agrícolas registradas (Véase cuadro 2.) De un total de 96 193 explotaciones registradas, 54 826 correspondían a parcelas con un área que oscilaba entre poco menos de 1 ha. a 35 ha. y sólo significaban apenas un 2% de la superficie cultivada.129 Ahora bien, en Nicaragua las unidades agrícolas de tipo familiar tienen una alta densidad en relación con el número de personas que viven a sus expensas; las necesidades de la familia desbordan las posibilidades del minifundio cuya extensión es de por sí un límite natural para la subsistencia. Una parcela de 2 y 3 hectáreas soporta comúnmente una presión familiar de hasta 10 y más miembros. En este sentido, el trabajo asalariado representa la obligada alternativa de la familia minifundista, el factor de subsistencia determinado por la concentración monopólica de la tierra, así como por todas las condiciones creadas históricamente por las clases dominantes para que la producción comercial de exportación asuma la hegemonía en la estructura de la economía agrícola. La mujer en el campo trabaja desde corta edad en labores propias de la producción agrícola, su esfuerzo es una necesidad parad minifundio familiar; durante sus primeros años desempeña tareas vinculadas en cierto modo a la servidumbre, pero pronto se incorpora al cultivo de la tierra. La cerrada movilidad de la estructura económicosocial del campo le presenta la alternativa de optar —fuera del minifundio— a servicios domésticos mal remunerados en las aldeas y ciudades del interior, o continuar trabajando para la familia dentro de los límites de la producción agrícola de autoconsumo, o lo que es lo mismo, salir de la miseria para caer en la explotación.130 128 Preguntándose con gravedad pascaliana el sentido de las migraciones estacionales de los trabajadores agrícolas en Nicaragua, el ideólogo burgués Pablo A. Cuadra, anota: “Y también el trabajo nicaragüense es procesional. Trenes llenos, buses, caminos donde van ríos de gentes hacia los algodonales, hacia los cafetales... Movimiento procesional hacia los cortes... Procesiones... Alma transeúnte que se formó consentido porteño junto a lagos de navegación —sueño de niños marineros—, o en llanos y tierras ganaderas, en el trabajo antisedentario, móvil, pastoril de tropillas y arreos —venta de novillos, muleros, cabalgatas, jornadas camineras, rebaños que cambian de lugar conforme consumen el pasto... ¡Raza procesional!” Lo procesional del trabajo, Cuadra lo asimila también a la tradición religiosa importada de España de hacer manifestaciones públicas a las imágenes de los santos favoritos; asimismo, a la “tendencia” del pueblo nicaragüense de exilarse, huir del país —según él de ser “pata de perro”—, sin tomar en cuenta el terror de la dictadura somocista o la explotación burguesa que trata de encubrir como ideólogo al servicio del capital. Pablo Antonio Cuadra, El nicaragüense, Edic. El Pez y la Serpiente, Managua 1971, p. 76. 129 CEPAL, pp. 118-‐119, cuadro 115. 130 La servidumbre doméstica de la mujer en Nicaragua reviste formas de expoliación que la asimilan virtualmente al trabajo esclavo. En las pequeñas poblaciones del interior el salario no llega
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Medida por el mismo rasero de la explotación, la mujer campesina desde su ingreso como asalariada, se comporta como un peón agrícola más, con la desventaja de ser discriminada para ciertas labores —entresaca de maduros en las primeras etapas del corte— para las que no se encuentra en situación de competir frente a trabajadores fuertes y diestros, dada su natural delicadeza física. Al abrirse la fase “plena” de corte, la mujer queda liberada de trabas, pudiendo incorporarse masivamente al trabajo de recolección de los granos donde le espera un trato discriminatorio e indigno. En primer lugar, es ubicada en los galerones donde tiene que soportar el hacinamiento y la promiscuidad. En segunda instancia, determinados trabajos asignados a la mujer: cocina, escogido de granos y otros servicios, son remunerados irrisoriamente a pesar de ser más prolongados y agotadores que otros. Las mujeres que van acompañadas de sus hijos, se ven obligadas a comprar en el comisariato alimentos, medicinas y otros artículos de primera necesidad, cuya carestía agota rápidamente los salarios que perciben. La parte de la prole que está en aptitud de participar en el corte, ayuda a la madre generalmente en la “pepena” de los granos caídos. Al patrón le beneficia que no queden granos esparcidos en el suelo y por ello auspicia el trabajo de los menores. Éstos no reciben un salario directamente sino a través de la “carga” familiar que ayudan a acrecer, pero al igual que los adultos, están sometidos al control de los capataces y en general son tratados como trabajadores corrientes. Cuando hay varios niños de una misma mujer, la alimentación del latifundio se limita a cubrir no más de dos, salvo si los niños pueden desempeñar alguna tarea de servicio: aguadores, riego de almácigos, conductores de mulas de carga, ayudantes de la cocina, etc.; aquí la alimentación del niño es el precio de su trabajo. Casi resulta innecesario referirse al deterioro físico y moral, producto de los niveles de opresión a que se ven sometidos las mujeres y los niños trabajadores en el latifundio cafetalero. Las expectativas de prodigarse la satisfacción de las necesidades vitales que la saturación del minifundio es incapaz de ofrecer, muy pronto se ven limitadas por todos los mecanismos establecidos por el terrateniente para expropiar o reducir la capacidad adquisitiva de los jornales. Al cabo de unas pocas semanas, las deudas se van acumulando y en adelante las trabajadoras sólo se dedican a cortar el suficiente café para pagarlas. En las plantaciones cafetaleras (la zona de San Marcos, Carazo ofrece los ejemplos más conocidos), generalmente los días lunes y sábados, conocedores de la explotación y las miserables condiciones de vida de las trabajadoras, merodean los reclutadores inescrupulosos que atraen a las mujeres más jóvenes hacia la prostitución, empleando los señuelos de una vida diferente. Allí les suministran de inmediato el dinero para cancelar deudas pendientes a cuenta de su futura ocupación y en fin, completan el ciclo de degradación moral preparada de antemano y convertida en una encrucijada fatal en la que concluye la explotación del trabajo de la mujer en las plantaciones cafetaleras. Con esto último, cerramos la exposición de las modalidades que asume la explotación del trabajo en el latifundio de tipo comercial cafetalero en Nicaragua. Hemos tratado de presentar las características que nos han parecido las más representativas de la
más allá de sesenta córdobas, y en algunos casos, no se contempla como prestación patronal sino la alimentación y la vivienda. En las ciudades del Pacífico se prefiere a la “sirvienta” de procedencia campesina o a las mujeres de raza negra del litoral atlántico; el salario por lo regular no llega más allá de 120.00 córdobas. La jornada de trabajo es de 15 horas (5 a.m. a 8 p.m.) y todas las tareas domésticas incluyendo el lavado de ropa se cargan a una sola trabajadora.
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dura realidad que vive la clase trabajadora del campo. El énfasis en las zonas del norte central, aunque en materia de producción cafetalera las más importantes del país, no permitió que se pudiese describir como hubiésemos querido, algunas particularidades del latifundismo en las zonas central y sur del litoral pacífico. Además de los datos y esquemas correspondientes a la investigación de 49 latifundios en el norte central, hemos recogido —cuidando guardar la más estricta fidelidad— observaciones de informantes anónimos, campesinos y pequeños propietarios que conocen y han sufrido en carne propia toda la realidad que se ha intentado reflejar. Asimismo, se han tratado de reunir antecedentes históricos, informes estadísticos, leyes relacionadas con la materia, artículos de diarios y especialmente algunas monografías que aún permanecen inéditas. Si no hemos dado atención particular a lugares, nombres de latifundios y sus propietarios correspondientes, ha sido en sacrificio de dar a este trabajo la inteligencia de caracterizar lo más globalmente el fenómeno de la explotación latifundista para el caso del café, sin mirar el lugar o el nombre del explotador en particular, como desglosados de un sistema mucho más amplio y complejo del cual son apenas un dato explicativo.
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V IMPERIALISMO Y DICTADURA: NACIONALISMO BURGUÉS
FRACASO
DEL
1. LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA. DESCOMPOSICIÓN DE LAS CLASES DOMINANTES LOCALES
Con el café, en Nicaragua se concretó históricamente el desarrollo de la economía bajo patrones capitalistas con las modalidades propias de una sociedad agrícola cuya estructura productiva está en función a la demanda del mercado capitalista mundial. A pesar de constituirse como una economía tributaria del mercado externo, en Nicaragua las condiciones abiertas por el desarrollo capitalista indujeron la formación de un mercado interior, principalmente estructurado a través de todo un proceso de proletarización masiva de pequeños productores que pasaron a estimular —como fuerza de trabajo asalariada— la producción comercial de medios de subsistencia, tanto por parte de las ramas de la agricultura, como de la artesanía y la industria en los sectores urbanos. El desarrollo del capitalismo por la vía de la agricultura mono exportadora indujo asimismo, un mayor grado de polarización y diferenciación entre las clases dominantes y dominadas, situando en los extremos de la explotación a la burguesía agroexportadora y los nuevos grupos comercial-industriales que se le desprendieron, de frente ambos contra el otro polo, representado por los trabajadores agrícolas de las plantaciones de café, algodón, caña de azúcar y banano —los más numerosos—, y junto a ellos los sectores obreros un tanto más reducidos pero más progresivos, fuertes y beligerantes.131 La formación de Nicaragua está caracterizada, antes que otra cosa, por la continuidad de su dependencia de las potencias coloniales que ocuparon la hegemonía y el control del istmo americano y las zonas insulares del Caribe: España, Inglaterra, Estados Unidos. La dominación colonial que en Nicaragua pesaba primordialmente por la importancia geopolítica de su ubicación continental y por la facilidad que presta su territorio para la construcción de una vía interoceánica, no se extendió de una manera tan integral sino cuando Nicaragua fue incorporada definitivamente a los planes de la expansión imperialista como una sociedad productora de materias primas de origen agrícola, específicamente exportadora de café. Estas circunstancias ayudan a comprender el trasfondo de la economía de clase y las características de los gobiernos que fueron forjando las condiciones del proceso capitalista de Nicaragua, atrasado, dependiente, basado en la explotación de grandes masas de trabajadores del campo por una minoría empresarial, cuyos intereses coinciden —en el ámbito local— con los intereses de los grupos imperialistas que han organizado la explotación del trabajo a nivel planetario. 131 Según
estadísticas del Banco Central, para 1972 la clase obrera fabril (grande y mediana producción) sumaba sólo en Managua, 19 921 trabajadores, contando únicamente los ocupados. La beligerancia del sector obrero es cada vez más apreciable. Investigando los conflictos sociales ocurridos en 1972 a través de una fuente de la misma burguesía (Diario La Prensa) se encontró que de 237 conflictos producidos tanto en el campo como en la ciudad, 127 correspondían a problemas laborales ocurridos en un gran porcentaje en la capital, y en menor escala en León y Chinandega —las otras dos ciudades con algún desarrollo de tipo industrial. De los 127 problemas laborales registrados, 111 correspondieron a conflictos producidos en la industria y en el área de los servicios, dentro de los cuales ocuparon el mayor rango los sectores metal-‐construcción con 29, textil con 12 y salud y transporte 15 y 10 respectivamente.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA Antes que Nicaragua quedara incorporada como economía agroexportadora supeditada al sistema de dominación capitalista mundial, la clase dominante local estaba constituida por comerciantes-agricultores muy atrasados que explotaban la ganadería tradicional y eran, al mismo tiempo, comerciantes rutinarios importadores de manufacturas encargadas a casas inglesas y francesas. Durante casi treinta años —a partir de 1857, una vez concluida la guerra nacional antiexpansionista provocada por los sectores esclavistas norteamericanos— se fueron relevando en la administración pública los más caracterizados jerarcas de la oligarquía conservadora, que no sin cierto desdén, abandonaban sus negocios para hacerse cargo de las cuestiones del Estado.132 Acostumbrados por su origen de clase a desempeñar las funciones públicas con la matriz ideológica propia de la larga tradición agropecuaria, apenas lograron imprimirle a las actividades del Estado el ritmo vegetativo en que se desenvolvía la lenta y estancada economía del país. No resulta nada extraña la perplejidad de los gobiernos conservadores frente a los actos gravemente lesivos de la soberanía del país por parte de las potencias coloniales: Inglaterra, reclamando y ocupando la mitad de Nicaragua; los Estados Unidos arrasando a cañonazos el puerto de San Juan del Norte; Alemania, exigiendo con una fragata de guerra anclada en Corinto el homenaje de desagravio a la bandera alemana y una indemnización, en moneda fuerte por presuntas ofensas a civiles alemanes en Nicaragua.133 No es extraño tampoco, en el estilo de estos gobiernos oligárquicos, el hecho que en las contratas canaleras presionadas por los Estados Unidos, atendieran primordialmente a la presumida reactivación comercial y a la plusvalía que sus propiedades ribereñas habrían alcanzado al abrirse la vía interoceánica, y muy poco a las cláusulas mediante las cuales se entregaban a la dominación colonial grandes porciones del territorio y virtualmente la administración del país. Siguiendo la evolución de los grupos agroexportadores representados en Nicaragua casi exclusivamente por los productores de café, se hará notoria la importancia que desde finales de siglo tienen en la gestación de los cambios estructurales y en la remoción de la oligarquía tradicional a la que sustituyen por completo. Es fácil entender que el ascenso de los grupos liberales y la tardía reforma burguesa, que en Nicaragua llega en las postrimerías del siglo XIX —julio de 1893—, constituye la victoria política de una nueva clase empresarial forjada dentro de las condiciones abiertas por la dinámica
132 La gran mayoría de los presidentes “conservadores” provenían de los más aristocráticos círculos de la oligarquía colonialista de Granada. Mitad ganaderos, mitad comerciantes, sólo mediante una gran labor de persuasión aceptaban desempeñar la primera magistratura: De los seis presidentes que gobernaron durante el período de los “treinta años” tan sólo Zavala y Cárdenas “fueron hombres de cultura literaria. Los otros ni siquiera pronunciaban correctamente el idioma español”. (Emilio Álvarez Lejarza, “El liberalismo de los treinta años”, Revista Conservadora núm. 51, p. 23.) Un antecesor de los oligarcas de Granada, el director de Estado José León Sandoval, ya desde mediados del siglo XIX, era el prototipo de gobernante-‐ganadero-‐mercader: “Hacía el comercio de víveres que llevaba a la Boca ... luego hizo potreros... sembró cacao a orillas del Gran Lago... tenía lechería... y acostumbraba a ir a la 'Tertulia' (círculo político de la aristocracia) a departir con los demás prohombres sobre negocios de comercio, agricultura y de política.” (Francisco Ortega Arancibia, Historia de Nicaragua, cuarenta años, Masaya, 1911, p. 112). El último presidente del largo período conservador, Roberto Sacasa, no era la excepción; de acuerdo con el escritor Carlos Selva, contemporáneo de Sacasa, “En seguida les contaba que lejos de pensar en la presidencia cuando le llevaron la noticia de que era el Primer Designado, se ocupaba en despachar unos cuajos para su hacienda...” 133 Revista del Archivo General de la Nación (La intervención alemana, 1878). No. 2, año 2, Managua 1967
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IMPERIALISMO Y DICTADURA agroexportadora, y correlativamente por la incapacidad de la vieja oligarquía comercialganadera para canalizar un reajuste sociopolítico que iba mucho más allá de sus aptitudes administrativas, cargadas del estilo hacendario, paternalista y rural que caracterizó a los gobiernos conservadores de los treinta años precedentes. El período de la “reforma liberal” que se extiende por 16 años —desde, 1893 hasta 1909— corresponde según nuestro modo de ver, al proyecto político del capitalismo agrícola nicaragüense, en la fase en que éste comenzó a trasmitir al resto de las actividades económicas —comerciales, industriales y financieras— y a la esfera política y jurídica, los impulsos del cambio que había tenido lugar en la estructura agrícola, al modificar sustancialmente el uso y la tenencia de la tierra e introducir profundas alteraciones en las relaciones de producción. Si es cierto que en el estricto marco de las confrontaciones de clase, en este nuevo reacomodo, toca principalmente a la burguesía agraria y a la masa de trabajadores agrícolas expropiados de sus medios de producción, dilucidar en el terreno de la lucha las múltiples contradicciones generadas por sus intereses contrapuestos, en Nicaragua este enfrentamiento se vio postergado por la intervención que tuvo el imperialismo norteamericano en la dialéctica del proceso histórico interno. No es una receta vacía de contenido afirmar que para comprender la inteligencia del desarrollo de Nicaragua, se deba tener en cuenta que junto a las determinaciones sociales y económicas que le corresponden como formación social concreta, se superponen las perturbadoras circunstancias que han hecho de nuestro país, a veces como sociedad a veces Como simple geografía, la encrucijada de las ambiciones geopolíticas de las potencias coloniales de turno. Por ello resulta comprensible que, a pesar de la naturaleza progresiva del régimen liberal burgués inaugurado en 1893 y de la base económica relativamente sólida que constituyó su fuerza impulsora, se viera derrocado unos años más tarde y fuera sustituido —todavía más paradojalmente— por los sectores más atrasados y reaccionarios de la añeja oligarquía conservadora. La causa decisiva del derrocamiento de la burguesía liberal en 1909, se encuentra estrechamente ligada a las incompatibilidades de los giros nacionalistas que el gobierno de Zelaya tuvo en los últimos años de su administración, respecto de los proyectos de expansión y consolidación que el imperialismo norteamericano impulsaba con todo el peso de su complejo militar-económico desde principios de siglo. La expropiación de ciertos intereses norteamericanos, 134 el rechazo a los compromisos financieros que quisieron imponer los banqueros imperialistas, junto a la opción nicaragüense de preferir 134 Zelaya inaugura en América Latina la política de recuperación de los bienes nacionales al cancelar concesiones otorgadas con anterioridad a capitalistas yanquis, en especial la de un tal Mr. Emery, cobrada luego por la intervención norteamericana que derrocó a Zelaya, a precio de sangre. El mismo Zelaya refiriéndose al asunto declaró: “El gobierno creyó en la buena fe de la América del Norte y dio facilidades a concesionarios, que se presentaron como fundadores de empresas que debían dar al país nuevos elementos de riqueza. Pero el caso Emery me demostró el peligro de entrar en relaciones con tales elementos, que fueran tan perjudiciales a nuestra vecina República de El Salvador cuando el asunto Burrell. Mi gobierno tuvo que luchar, y luego necesariamente que sucumbir, contra esas imposiciones adornadas con palabras de civilización y progreso. Todo lo que no favorecía esos tenebrosos planes irritaba naturalmente a la Cancillería de los Estados Unidos, y como durante los diecisiete años de mi mandato, siempre traté celosamente de conservarle a mi país su independencia política y económica, pronto se vio en mí al enemigo irreductible del que era necesario deshacerse a toda costa.” (J. Santos Zelaya, Refutations des assertions du president Taft, Bélgica, 1911.)
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IMPERIALISMO Y DICTADURA la contratación de empréstitos a través del sindicato Ethelburg en Inglaterra, entre otras decisiones similares, persuadieron al gobierno yanqui que el nacionalismo impertinente de Zelaya representaba un riesgo manifiesto para los intereses estratégicos involucrados en la construcción del Canal por Panamá, donde no sólo se jugaba una inversión incalculable, sino el destino de un eje territorial cuyo monopolio resultaba vital para la defensa y expansión de la potencia imperialista. La sola probabilidad de que el gobierno de Zelaya pudiera negociar con otras potencias rivales la construcción probadamente viable de un canal competidor por Nicaragua, precipitó el envío de la marinería norteamericana a las costas nicaragüenses, así como la redacción de la nota del secretario de Estado Knox, cuya insolencia cumplió el objetivo llano de terminar con el gobierno nacional burgués de Zelaya. Con la ayuda de las tropas y los barcos norteamericanos se logró imponer un gobierno representante de las tradiciones conservadoras más recalcitrantes, sumamente impopular e incapaz de sostenerse en el poder como no fuese con el apoyo eficaz de la intervención norteamericana. Un representante del gobierno de los Estados Unidos, un tal Mr. Dawson, tuvo a su cargo la concepción de la plataforma política que garantizaría la continuidad de las administraciones conservadoras; evitando el retorno del anatematizado zelayismo. Las pugnas militares y políticas que se produjeron en Nicaragua a raíz del derrocamiento del régimen liberal burgués, tienen como protagonistas a la burguesía agroexportadora que, junto a grupos de la pequeña burguesía urbana, componían las fuerzas políticas del desarrollo capitalista de Nicaragua y, por lo tanto, defendían cierta democracia liberal contra los sectores de la oligarquía tradicionalista cuya base social fundamental eran las fuerzas norteamericanas que ocupaban el país. No suele ponerse atención al hecho de que los gobiernos conservadores desde 1911 sólo pudieron ocupar el Ejecutivo con el apoyo de la marinería norteamericana. Desde la reforma liberal y las condiciones abiertas por el desarrollo capitalista en Nicaragua, la oligarquía tradicional conservadora estaba liquidada como clase y como sujeto político. La necesidad del imperialismo norteamericano por garantizar sus intereses en el Canal de Panamá y encontrar un gobierno alternativo que cuidara sus espaldas en Nicaragua, como no lo podría hacer Zelaya, determinó el retorno del conservatismo atrabiliario cuya función verdaderamente importante era la de favorecer los intereses norteamericanos. La incapacidad de la oligarquía de gobernar el país acentuó todavía más la intervención extranjera, determinando que las funciones públicas más importantes estuviesen desempeñadas directa o indirectamente por oficiales y funcionarios norteamericanos. En unos pocos meses de gobierno se perfiló la administración conservadora como la mejor garantía de los intereses norteamericanos. En primera instancia, contrató empréstitos en términos muy desfavorables con una casa bancaria, Brown Brothers & Seligman, hipotecando a cambio las rentas aduaneras, el ferrocarril, y cediendo el usufructo de este último; en ambas instituciones fue nombrado un administrador norteamericano. En segundo lugar entregó el 51% de las acciones del Banco Nacional a los banqueros norteamericanos; se comprometió a no hacer reformas al plan de arbitrios sin el consentimiento de los banqueros y el Departamento de Estado; las finanzas del país y la vida económica quedaron sometidas al control de una comisión “mixta” cuyos miembros —casi todos norteamericanos— eran designados por los banqueros y nombrados por el Departamento de Estado... etc.135 135 Al derrocar a Zelaya, los Estados Unidos proceden a sistematizar la penetración económica y a consolidar la dominación política sobre Nicaragua. La primera etapa de penetración económica se
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IMPERIALISMO Y DICTADURA Pero también a unos pocos meses de gobierno, el abyecto entreguismo unido a la impopularidad de la administración conservadora condujo al Poder Legislativo — entonces reunido como Asamblea Constituyente— a deponer al jefe del Ejecutivo entreguista, Adolfo Díaz, un oscuro tenedor de libros sacado de las explotaciones mineras de la familia Fletcher, situadas al este de Nicaragua. La actitud de Díaz fue naturalmente pedir la intervención de las tropas norteamericanas... siempre a petición del ministro yanqui acreditado en Nicaragua.136 El peligro de una vuelta a las “inseguridades” de un gobierno liberal burgués, “zelayistas y otras turbulentas entidades del país”137 máxime cuando habían acrecido considerablemente las inversiones y los intereses norteamericanos, condujo al Departamento de Estado a desembarcar sus tropas y sofocar las pretensiones de la Asamblea Constituyente que había decretado la separación de Díaz. La debilidad del gobierno conservador depuesto se hizo patente una vez que el movimiento constituyente pasó a controlar las principales ciudades del país, Granada, León, Masaya, quedando Díaz reducido al apoyo de una parte de la guarnición acuartelada en la capital. El 4 de agosto de 1912 desembarcan las fuerzas norteamericanas138 que desde el primer momento encuentran la resistencia popular de los amplios sectores adversos al seudogobierno proimperialista de Díaz y Emiliano Chamorro. Luego de numerosas hostilidades, el jefe de la marinería norteamericana decidió lanzar sus tropas contra las fuerzas del gobierno constitucional concentradas en la ciudad de Masaya, sede provisional del gobierno. Después de un mensaje de ultimátum rechazado airadamente por el jefe del ejército constitucional, general Benjamín cumple a mediados de 1913. “Los grandes beneficiarios de esta primera época son los banqueros prestamistas. Ellos controlan los ferrocarriles; los vapores, el banco, recogen el producto de las aduanas y se entregan al pillaje metódico de Nicaragua... Arruinando a Nicaragua, endeudándola, comprometiéndola (el Departamento de Estado), la obligará a venderle la zona del canal por una cantidad ínfima, cantidad que a su vez no saldrá de los Estados Unidos porque servirá para pagar a los prestamistas.” (Carlos Quijano, op. cit., p. 52.) 136 En octubre de 1911, una Asamblea Constituyente determina adopta ciertos principios constitucionales que garantizaban la independencia y trataban de evitar el dominio extranjero por medio de empréstitos. Haciendo caso omiso de los Pactos Dawson por las que Estados Unidos imponían a Adolfo Díaz en la presidencia, la Asamblea designa para el cargo al general Luis Mena. En diciembre de 1911, Díaz sintiéndose incapaz de contener a los sectores nacionalistas, escribe una nota al encargado de negocios yanqui —aconsejada por el mismo funcionario— en la cual declara: “...los graves peligros que nos afectan pueden ser solamente destruidos por medio de una muy diestra y eficiente asistencia de Estados Unidos, como la que tan buenos resultados ha dado en Cuba” “Es por eso mi intención, mediante un tratado con el gobierno americano, modificar o adicionar la Constitución, para asegurarnos la asistencia de éste, permitiendo a los Estados Unidos intervenir en nuestros asuntos interiores a fin de mantener la paz y existencia de un gobierno legal...” (John Parke Young, Central American currency and finance, Nueva York, 1925.) 137 Por su parte el ministro de Relaciones Exteriores, Diego Manuel Chamorro, solicitaba el 3 de agosto la intervención yanqui: “Por desgracia no puede hacerlo (el gobierno, dar protección) porque está ocupado en debelar con todos los medios y fuerzas aprovechables las bandas que se han insurreccionado en algunas partes de la República, encabezadas por el general Luis Mena con ayuda de los zelayistas y otras turbulentas entidades del país.” “Mi gobierno desea en consecuencia, que los Estados Unidos garanticen con sus propias fuerzas la seguridad y la propiedad de los ciudadanos americanos en Nicaragua, y que extiendan su protección a todos los habitantes de la República.” (Chamorro al ministro americano Weitzel, citado por Roscoe Hill, “Los marinos en Nicaragua 1912-‐ 1925” Revista Conservadora, núm. 135). 138 Rosendo Argüello y otros, Public appeal of Nicaragua to the Congress and people of the United States; Ed. Coste & Frichter, New Orleans, 1914, pp. 128 a 134.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA Zeledón,139 las tropas interventoras procedieron el 4 de octubre a bombardear la ciudad de Masaya y atacar las posiciones del ejército nicaragüense que, tras largas horas de combate desigual, pudo ser batido ante la desproporción numérica y la calidad de las armas de las fuerzas atacantes. Esta resistencia militar constituye uno de los más brillantes capítulos en la historia de las luchas antiimperialistas que se han escrito en América Latina. Por la defensa de la soberanía de un pequeño país, cayeron combatiendo hasta el último cartucho numerosos hombres, en su mayoría gente del pueblo, soldados, trabajadores del campo, artesanos; al lado de estos hombres cayeron también los principales jefes militares; algunos de ellos intelectuales desconocedores del arte militar: doctor Benjamín Zeledón, general en jefe del ejército constitucional, generales Salvador Sobalvarro, Juan Núñez y Carlos Solís, coroneles José Flores, Salvador Vargas, Feliciano Ortiz, Julio Argüello y otros.140 Díaz pudo así seguir gobernando algunos años más y entregar la administración a Emiliano Chamorro, quien a su vez logró persuadir al Departamento de Estado que el sucesor, Diego Manuel Chamorro —su tío—, era tan entreguista como él. A lo largo de esos años en que permanece Nicaragua intervenida militarmente por las fuerzas norteamericanas, llega a extremos increíbles la supeditación del Estado a los intereses financieros, estratégico-militares y políticos del imperialismo: Se contratan nuevos empréstitos, se completa la entrega del ferrocarril y los vapores nacionales, se suscribe el oneroso tratado Chamorro-Bryan por cuyas cláusulas la soberanía de Nicaragua pasa a ser una simple ficción; 141 la Compañía Mercantil de Ultramar, apéndice del Banco Nacional, pasa a controlar totalmente la comercialización de la principal riqueza del país, el café. Sin embargo, la impopularidad de los gobiernos conservadores entreguistas —aun con el apoyo eficaz de las brigadas de ocupación— no cesó de levantar la resistencia armada, las conspiraciones y la protesta popular: Desde 1913 a 1924 ocurren en Nicaragua no menos de diez tentativas armadas importantes contra la administración 139 El 19 de septiembre de 1912, el comandante en jefe de las fuerzas constitucionales, general
Benjamín Zeledón dirige una nota de protesta por la intervención armada yanqui, al almirante de las fuerzas norteamericanas; en una parte de ella, Zeledón declara: “Por estos actos violatorios de la soberanía de la nación y por todos aquellos que las fuerzas bajo su mando continúen cometiendo, presento a usted mi más enérgica protesta, en el nombre de mi país, en el nombre del ejército que comando y en el nombre de mi raza. Más tarde la historia dirá que no por actos como éstos, se cumple la doctrina del panamericanismo cuya discusión ha llenado las páginas de la prensa mundial por mucho tiempo.” (Rosendo Argüello y otros, op cit:, inserta la nota de protesta de Zeledón, infortunadamente traducida al inglés.) 140 La infantería de marina atacó despiadadamente a las fuerzas constitucionales comandadas por Zeledón, desde las 6 a. m. del 3 de octubre hasta las 5: 30 a. m. del día siguiente, sin interrupción alguna. La artillería barrió la ciudad de Masaya, arrasando edificios públicos y particulares, el mercado, templos, aniquilando a familias enteras. Las fuerzas nacionalistas siguieron combatiendo hasta ser reducidas a las últimas trincheras por el mediodía del 4. Permanecieron en manos revolucionarias, hasta el fusilamiento del general Zeledón al atardecer del mismo día, las fortalezas de San Sebastián, Magdalena y El Coyol. Sus ocupantes caen demolidos por la artillería yanqui, Luego fueron pasados a cuchillo hasta los últimos heridos y fusilados centenares de patriotas. (Rosendo Argüello y otros, Public appeal... , op. cit., pp. 132 ss.) 141 Chamorro había declarado que el Tratado Chamorro-‐Bryan, por su carácter perpetuo —en cuanto a la opción canalera— y los 99 años de arrendamiento del golfo de Fonseca y las Islas del Maíz, garantizaban la presencia americana y la continuidad de los gobiernos conservadores por cien años cuando menos (Edelberto Torres y otros, “Mensaje sobre Nicaragua”, Guatemala, 1950, pp. 13-‐ 14; también, Emiliano Chamorro, “Autobiografía”, Revista Conservadora, núms. 1 a 18, vol. I al IV.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA conservadora. 142 Puede afirmarse sin temor, que el estallido antioligárquico estuvo siempre a las puertas y que si el levantamiento se prolongó hasta 1926, ello en buena parte es la consecuencia de la depresiva situación política interna determinada por la ocupación militar norteamericana. Hemos querido demostrar que las perspectivas favorables para que en Nicaragua, con las condiciones de desarrollo capitalista creadas por el eje agroexportador, se hubiera configurado una democracia liberal bajo el liderazgo de los grupos liberal-burgueses formados a finales de siglo, fueron frenadas ante la incompatibilidad de un proceso de tipo “nacional” con los intereses estratégicos que los Estados Unidos tenían comprometidos en el territorio de Nicaragua. Con la intervención norteamericana y el retorno “artificial” de la oligarquía tradicional, se frustró la alternativa política de la burguesía agraria que sólo pasó a jugar un rol secundario en las decisiones del Estado. Esta falta de “representatividad” para una fuerza gravitante en el orden económico, a menudo condujo a la burguesía agrícola hacia opciones insurreccionales o cuando menos a dar apoyo a los movimientos anticonservadores durante el período de la ocupación norteamericana. Esta tendencia parece contradecirse cuando se observa la participación de destacados representantes de la burguesía cafetalera en algunas administraciones conservadoras. 143 Pero es muy sugerente que cuando estos cafetaleros opacados pasaron a ser el centro de las decisiones locales —como ocurrió al asumir la Presidencia Bartolomé Martínez, sustituto constitucional del fallecido Diego Manuel Chamorro—, el Ejecutivo apareciera promoviendo iniciativas de cierto tono nacionalista y antioligárquico. La corta gestión gubernativa de Martínez podría aparecer como un paréntesis contradictorio y hasta excepcional en el contexto de los gobiernos conservadores, si no se tuviera en cuenta su extracción y sus particulares intereses de clase: natural de Jinotega y vinculado estrechamente a círculos de plantadores cafetaleros.144 En cierto modo puede decirse que Martínez interrumpió la tradición entreguista de los gobiernos precedentes; procedió a aliviar los gravámenes que pesaban sobre el ferrocarril y los vapores, amortizó los empréstitos que ataban a las recaudaciones aduanales del país al fideicomiso de los banqueros norteamericanos, y rescató la parte del Banco Nacional —e1 51 %— que se
142 En mayo de 1913, la insurrección de Massó Parra (Memoria, Ministerio de Guerra, Rep. de Nic., 1914, p. 25); julio 1914, ataque a los cuarteles de Bluefields: marzo-‐abril 1915, toma de la Casa de Gobierno, o golpe de “Las Delicias”; 1919, movilizaciones en frontera de Costa Rica: septiembre y octubre 1920, combates en frontera de Honduras; agosto 1921, invasión desde Honduras; octubre 1921, otra invasión desde Honduras o “guerra Seca”; marzo-‐abril 1922, “conspiración de Lara”; agosto-‐septiembre 1922, fuertes disturbios en León y Chinandega; 1924, disturbios durante elecciones. En “todos los casos, las fuerzas norteamericanas impusieron la ley marcial. (Véase Hill, op. cit., pp. 135-‐139.) 143 Salvador Castrillo, V. Rapacciolli, Albino Román, Fernando Solórzano Rivas, González (J. Román), entre otros, habían figurado en los gabinetes conservadores. El mismo Bartolomé Martínez, ocupó el Ministerio de Gobernación durante la presidencia de Chamorro. 144 La aristocracia conservadora lo consideró siempre un advenedizo; su inclusión en los gabinetes oligárquicos y su postulación como vicepresidente de Diego Manuel Chamorro, buscaban darle representación a los fuertes intereses cafetaleros del norte. Sin embargo, jamás se le consideró para el desempeño de la Presidencia a la que sólo pudo acceder por la muerte del presidente Chamorro y la crisis interna de los Círculos aristocráticos. Según Toribio Tijerino, “Los barbilindos y canosos viejos acostumbrados a solucionar en el Club de Granada los problemas políticos... ya no hablaban del presidente, ni de Don Bartolomé Martínez, el viejo jefe conservador de Las Segovias, sino sólo del 'indito de Matiguás '.”
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IMPERIALISMO Y DICTADURA habían adjudicado estos mismos banqueros.145 Otro rasgo del gobierno de Bartolomé Martínez fue el de propiciar una sucesión administrativa donde la hegemonía oligárquica se viera un tanto amortiguada por la participación “pactada” dentro del poder local, de los sectores liberales vinculados a la burguesía agroexportadora. Este fenómeno político fue conocido como “Gobierno de la Transacción”, y al mismo tiempo una alternativa condicionada por la creciente presión popular que se había venido potenciando tanto por la violencia institucional gestada por la oligarquía gobernante como por los numerosos desafueros cometidos por la marinería yanqui.146 El Gobierno de la Transacción era una mixtura política de muy escasa viabilidad; intereses contradictorios, fracciones de las clases dominantes tradicionalmente incompatibles constituyeron un proyecto político concebido más que todo para evitar la confrontación armada y frenar el desbordamiento popular contraproducente para ambas fracciones. Esta situación habrá sido seguramente mejor advertida por las tropas de ocupación norteamericana, con el ejemplo de las grandes huelgas organizadas en el este del país por los trabajadores de la compañía bananera Cuyamel Fruit Co. y las empresas madereras Cukra Development Co., en 1921.147 Con los auspicios de la desocupación de Nicaragua por parte de la marinería yanqui en 1925, se inicia el gobierno conservador 145 El gobierno de Martínez redimió el Ferrocarril del Pacífico y el Banco Nacional, que en 1925 había sido puesto a la venta por los banqueros Brown Brothers & Seligman. “…fue desconsolador recibir dos días después copias de sendos cablegramas suscritos uno, por directivos liberales encabezados por el doctor Julián Irías, y otros, por directivos conservadores encabezados por el general Emiliano Chamorro, dirigidos ambos al Departamento de Estado pidiendo que no aprobara el traspaso del Banco Nacional al gobierno de Nicaragua.” (Toribio Tijerino, “Mi pelea”, Rev. Conservadora, núm. 22, p. 29.) 146 Como ejército de ocupación, la marinería yanqui provocaba a diario reyertas por el menor motivo. Un diario local que denunciaba tibiamente sus escándalos fue destruido al siguiente día por una turba de marines ebrios. En 1922 una compañía de marinos mató a varios policías nicaragüenses, tras desertar del ejército yanqui. Muchos nicaragüenses fueron asesinados por el intervencionismo, entre ellos, el periodista Anselmo Fletes Bolaños, sin que el gobierno local diera muestras de inconformidad. (Roscoe, H. Hill, op. cit., pp. 4 ss.) 147 La revolución burguesa de 1893, despertó la inquietud de los artesanos y de los pocos obreros que había en Nicaragua; las primeras organizaciones con un contenido clasista aparecen a principios de siglo, aunque limitadas a fines mutualistas, entre ellas, “El Recreo” que data de 1904, y “La Moderna”, un tanto posterior. Los sindicatos surgen propiamente después de la primera guerra mundial con influencias socialistas y anarquistas. Por 1916, Sofonías Salvatierra dirige en Managua el periódico El Obrerismo Organizado, y ya en 1920 se funda en León la Federación de Trabajadores Liberada, que celebra por primera vez el 1o. de Mayo. Aunque las primeras manifestaciones antiyanquis por parte de los gremios urbanos se limitaron a presentar un frente común para derogar leyes y decretos antipopulares, como el de tránsito, emitido por el intervencionismo yanqui, fueron los obreros agrícolas quienes protagonizaron los primeros grandes combates contra la dominación norteamericana. Es interesante anotar que ya desde mediados del siglo pasado los trabajadores del azúcar habían dado muestras de ludismo, al ajusticiar a un propietario quien decidió importar maquinaria para ahorrar brazos. Entre las grandes huelgas de este siglo merecen citarse, contra la Cuyamel Fruit Co. y las empresas madereras en 1921 que originó la masacre de “Cruz de Río Grande”; contra la Cukra Development, y la que causó los mártires del “Guayabo” en 1922 y 1926, y la de la Braggman Bluff Lumber Co. en 1932, ya cuando la guerra antiimperialista ha encendido la hoguera de la revolución en todo el país. También en 1932 se produce la huelga de los trabajadores de la carretera al Rama, quienes aniquilan a la guarnición títere y se incorporan a las fuerzas sandinistas. (Véase, “Correspondencia Diplomática del Ministerio Americano en Nicaragua, 1920-‐1934”; también Mario Monteforte Toledo, Centroamérica, subdesarrollo y dependencia, vol. II, IIS, UNAM, México, 1972, pp. 125, 126, 141, 142.)
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IMPERIALISMO Y DICTADURA liberal, teniendo como presidente al conservador Carlos José Solórzano y al liberal Juan Bautista Sacasa como vicepresidente, lo mismo que una composición ministerial igualmente bipartidista. Unos meses después, Emiliano Chamorro, caudillejo militar de la oligarquía conservadora, inclina a favor de su fracción la balanza del poder local asaltando la Casa de Gobierno y dando por concluida la inestable combinación política liberal-conservadora. Con este suceso como antecedente inmediato comenzó la contienda armada entre liberales “constitucionalistas” y conservadores, dentro de cuyo contexto se inscribió —con el sello de sus proyecciones históricas propias, la lucha popular y antiimperialista de los obreros y los trabajadores del campo encabezada por Augusto César Sandino. Las modalidades enteramente novedosas en relación con anteriores conflictos militares que van a hacerse patentes en la guerra del 26 rompen todo un molde de tradiciones políticas. Así ocurre en primera instancia, con el destacado papel que les toca jugar en estas luchas a las fuerzas sociales emergentes, cuya maduración combativa, experiencias, sentido clasista y acusado antiimperialismo, era fruto de los procesos económico-sociales experimentados en el país desde finales de siglo. Si la guerra “constitucionalista” del 26 aparece a simple vista como otra pugna entre fracciones de la clase dominante, su verdadero elemento motor y lo que permitirá que luego se transforme en una lucha deliberación nacional y antiimperialista, es justamente la participación activa, clasista de los trabajadores agrícolas, campesinos y obreros —entre estos últimos es decisiva la participación de los obreros de las minas que constituían entonces el conjunto más compacto de este sector. El segundo fenómeno, también sin precedentes, es el retiro del apoyo que prestaba el imperialismo a la oligarquía conservadora, tan sobradamente impopular como para que los intereses norteamericanos prefirieran aislar algunos elementos in escrupulosos de la burguesía liberal atrofiada para confiarles el poder político local, buscando con ello amortiguar al mismo tiempo la violencia de las clases oprimidas que presionaban beligerantes en los puntos más críticos del sistema de explotación: Las plantaciones bananeras y los enclaves mineros y madereros, las plantaciones cafetaleras y las zonas donde las expropiaciones masivas de pequeños agricultores habían acarreado la depauperación y la miseria en grandes proporciones. Así, mientras la burguesía liberal sin reponerse aún del golpe de Estado perpetrado por Chamorro y Díaz, busca contactos con el Departamento de Estado con el propósito de obtener el reconocimiento norteamericano al “legítimo” gobierno que tocaba presidir a Juan Bautista Sacasa, los trabajadores de la compañía bananera United Fruit Co., encabezados por Luis Beltrán Sandoval y Eliseo Duarte, toman los cuarteles conservadores de Bluefields en la costa atlántica, iniciando la revolución antioligárquica el 2 de mayo de 1926.148 El 6 de mayo de ese mismo año Augusto C. Sandino parte aceleradamente hacia Nicaragua, interrumpiendo su trabajo en la Huasteca Petroleum Co., de Tampico, México, donde se desempeñaba como mecánico. Dirigiéndose sin vacilaciones hacia los minerales de San Albino, situados al norte
148 Al ser derrocado el presidente Solórzano, J. B. Sacasa se dirigió a los Estados Unidos. Los liberales residentes le reclamaron ponerse al frente de los preparativos armados, a lo que contestó: “No es ésa la forma como yo quiero regresar a Nicaragua. Los americanos son responsables de todo... y ellos están obligados a mandarme allí en uno de sus barcos de guerra, darme posesión de la Presidencia de la República; y eso es precisamente lo que estoy esperando.” (Luis Mena S. “Los arquitectos de la victoria liberal”, revista El Pensamiento Centroamericano, núm. 126, p. 4.)
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IMPERIALISMO Y DICTADURA del país, Sandino articula su primer núcleo de combatientes —unos treinta hombres—149 reforzado un poco más tarde con un contingente que incluía 45 hombres que se le sumaron en las zonas bananeras de Puerto Cabezas y Prinzapolka hacia donde había partido en busca de armas y pertrechos. 150 A estas alturas —finales de 1926— la marinería norteamericana desembarca nuevamente en Nicaragua, apenas unos meses después de haber concluido la prolongada ocupación de 1909 a 1925, procediendo a declarar “zona neutral” la ciudad de Puerto Cabezas —sede del “gobierno” constitucionalista presidido por el liberal Sacasa—, pero sin combatir o inclinarse esta vez abiertamente a favor de una de las fuerzas beligerantes como lo había hecho brutalmente en 1912. Es preciso poner de relieve que dentro de las fuerzas constitucionalistas que luchaban contra el gobierno golpista de Díaz y Chamorro, había dos tendencias claramente definidas, tanto por la visión de sus intereses políticos en juego, como por su notable diferencia de clase. Por un lado Sandino y su ejército proletario, cuyas proyecciones sociales iban más allá de la simple aventura militar y la búsqueda de auspiciosas ventajas politiqueras, junto a otros líderes populares como Luis Beltrán Sandoval, Eliseo Duarte, y Francisco Sequeira, los dos primeros operando en el frente del litoral atlántico y el último en la zona occidental del país. La otra tendencia estaba representada principalmente por José María Moncada, quien había logrado situarse como general en jefe de las fuerzas constitucionalistas, a despecho de ciertos círculos adictos al liberalismo ortodoxo entre quienes despertaba reticencias la sinuosa trayectoria política de Moncada, en cuyo expediente se anotaba —entre otras cosas— haber sido nada menos secretario de la contrarrevolución oligárquica que sirvió de pantalla a la intervención norteamericana en el derrocamiento del régimen liberal en 1909 y luego ministro de Gobernación con Estrada, Díaz y Chamorro. Moncada en efecto, era un “liberal” poco común; salido del seno de una familia de pequeña burguesía provinciana,151 se había dedicado al periodismo, publicando también algunos libros de sospechosa retórica moralista y ejerciendo asimismo como periodista en los Estados Unidos donde vivió por algún tiempo. Con un carácter más bien retraído y calculador, se ufanaba 149 Relato del coronel Santos López (inédito). Hay fragmento publicado por la revista Verde Olivo
de las FAR cubanas. Santos López combatiente sandinista que sobrevivió hasta los años 60, inicia nuevamente la lucha revolucionaria, fundando el Frente Sandinista y participando como jefe militar en el movimiento armado de Río Coco y Bocay en 1963. 150 “Declaró (Sandino) que le parecía conveniente preparar una columna que operara en Las Segovias; que él quería jefear esa columna... Narró que conocía muy bien el ataque de guerrillas... que tal vez en Puerto Cabezas podría organizar un grupo de voluntarios... “El general Eliseo Duarte (le consiguió) 25 tiros para cada rifle. En el ínterin, Sandino procuró enganchar su gente, a juzgar con la rapidez con que se empuñaron esas armas cuando estuvieron listas.” (Luis Mena S., op. cit., Revista Conservadora, núm. 127, p. 50.) 151 Era hijo de pequeños caficultores que residían en Masatepe, departamento de Masaya. Comenzó su carrera pública siendo inspector en el Instituto Nacional de Oriente. Como periodista había fundado varios periódicos tanto en Nicaragua como en Estados Unidos. Aunque se decía liberal, había luchado contra el gobierno de Zelaya, participando junto a los conservadores y los yanquis en su derrocamiento, fungiendo como “secretario” de la contrarrevolución de 1909. Luego ocupó el cargo de ministro de Gobernación del gobierno proyanqui de Juan J. Estrada. Al producirse el estallido revolucionario a partir del 2 de mayo del 26, intentando hacer carrera junto a los jefes populares, Luis B. Sandoval y Eliseo Duarte, fue rechazado por éstos. “No aceptaron los servicios del general J. M. Moncada... que inmediatamente se presentó gustoso de cooperar, porque... le achacaban haber tomado armas contra el presidente Zelaya.” (Luis Mena S., op. cit., núm. 126” p. 10.) Sin embargo, Moncada intrigó en la corte de Juan Bautista Sacasa, y vencidos los argumentos de sus adversarios, obtuvo del derrocado vicepresidente, las credenciales de general en jefe de los Ejércitos constitucionales.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA jactanciosamente de una presumida superioridad intelectual que trataba vanamente de reflejar en sus escritos, más bien cargados de una prosa árida, trabajosa y falta de espontaneidad. Moncada es una personalidad clave para entender el rumbo por el que se desvió la historia política de Nicaragua. Su hostilidad hacia Sandino y su destacamento fueron manifiestos desde un comienzo; 152 relegó a fuerza de intrigas a otros jefes constitucionalistas de mayor prestigio, Luis Beltrán Sandoval y Eliseo Duarte, justamente quienes habían iniciado el movimiento armado en el interior del país. Y lo más revelador, Moncada, el general en jefe del ejército constitucionalista, cuya misión consistía en batir las fuerzas conservadoras que sostenían al gobierno usurpador de Adolfo Díaz. — colocado y reconocido por el Departamento de Estado—, sostenía conversaciones diarias con el contralmirante Julián Latimer, jefe de las fuerzas interventoras de la infantería de marina norteamericana.153 Las contradicciones que en el seno de los círculos políticos y del ejército constitucionalista generaba la presencia de Moncada y sus ambiciones personales nada encubiertas (años antes había “denunciado” durante una convención del Partido Liberal, con todo desparpajo, estar siendo postergado de la candidatura a la Presidencia de Nicaragua ¡que el mismo ministro americano le había prometido!),154 estaban a punto de motivar su destitución, y sin embargo una victoria “providencial” de las fuerzas a su mando obtenida en Laguna de Perlas —a pesar extrañamente de la vigilancia por evitar los choques armados de su amigo “neutralista” el contralmirante Latimer—, permitió a Moncada marchar cargado de prestigio a continuar la guerra hacia el interior. Con estos antecedentes resulta un tanto más explicable que el avance de Moncada y su apresurado acercamiento hacia las poblaciones del interior, coincidiera precisamente con la llegada del procónsul Henry L. Stimson, enviado personal del presidente de los Estados Unidos, cuya misión era garantizar la perspectiva más segura para los intereses estratégicos y las inversiones norteamericanas en Nicaragua.155
152 Decidido a obtener la hegemonía absoluta en el mando militar, Moncada fue relegando a los
jefes populares más destacados. No sólo negó ayuda militar a Sandino, sino que intentó asesinarlo emboscándolo cerca de Boaquito, hacia donde se dirigió Sandino por mandato de Moncada. “En su despecho, Moncada me ordenó ocupar la plaza de Boaco, manifestándome que fuerzas a su mando ocupaban aquella plaza, lo que era falso; Su única intención fue la de que yo fuese asesinado por las fuerzas al mando del coronel José Campos, a quien Moncada tenía sobre el camino por donde debía pasar esa noche.” (G. Alemán Bolaños, ¡Sandino!, estudio completo del héroe de Las Segovias, Imprenta La República, Guatemala, 1932, p. 13.) 153 “Allí nos dijo un ayudante del almirante (Latimer) que el doctor Dana Munroe (ministro americano) les había hablado de los sentimientos amistosos que siempre hemos abrigado con respecto a Estados Unidos de América y su influencia en los destinos republicanos del continente de Colón.” “La entrevista con el almirante fue cordial. Desde aquel momento quedamos en constante comunicación.” “Recordamos con gusto en esta obra las pláticas y conferencias que hubimos con el señor almirante, unas serias y otras jocosas...” (José María Moncada, “Estados Unidos en Nicaragua”, 1936, Libro del Mes, Revista del Pensamiento Centroamericano, núm. 119, pp. 18-‐22.) 154 Según lo relata Luis Mena, ayudante de Moncada: “Pre-‐Convención Liberal en León, los directores del liberalismo se habían citado... en Managua para deliberar (escoger al candidato presidencial)... Moncada con la frente en alto, muy dueño de sí mismo, avanzó unos pasos... refirió a sus correligionarios su entrevista confidencial con el ministro americano Jefferson. El doctor Irías... dirigió la vista a Moncada, y con aire olímpico le dijo: 'Señor Moncada, el candidato liberal a la Presidencia de la República saldrá de los que estamos sentados alrededor de esta Mesa'...” “Está bien, repuso Moncada; yo lo único que hago es cumplir con mi deber trasladando a ustedes lo que me manifestó el ministro americano.” (L. Mena, op. cit., núm. 127, p. 28.) 155 Stimson había sido seleccionado por el presidente Coolidge para que lo representara personalmente en Nicaragua. Llega a Managua el 17 de abril. La misión de Stimson quedó recogida en su libro American policy in Nicaragua.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA Confesando querer entenderse con los militares y no con políticos,156 pocos días después de su arribo a Managua, Stimson confirmaba que Moncada era el sujeto propicio para canalizar la continuidad de la dominación yanqui en Nicaragua, conjurando los riesgos de un eventual retorno “nacionalista” y creando desde ya las condiciones para el establecimiento de una dictadura militar. Así, el 4 de mayo de 1927 se firma un acuerdo por el que Moncada se compromete a deponer las armas, desmovilizar las fuerzas constitucionalistas y “garantizar la paz y la estabilidad tanto política como económica” a fin de que para los Estados Unidos —como lo confesara Stimson— no pudiera representar nunca un peligro para sus comunicaciones navales, presentes o futuras, que eran su interés más vital”.157 A cambio, Moncada recibiría la codiciada Presidencia de Nicaragua a partir de 1928, en que concluiría de una vez para siempre la administración oligárquica de los Díaz y Chamorro. El nuevo proyecto político impuesto por Stimson significaba para Nicaragua la apertura de una administración sin base social y de largo plazo, entretanto se procedía a la organización “sin ninguna demora de una constabularia eficiente, urbana y rural, que se conocerá con el nombre de Guardia Nacional de Nicaragua...”,158 la cual pasó desde entonces a ser el sustento político de la dictadura militar teledirigida por el Departamento de Estado. El primer director de la Guardia Nacional fue el mayor general del ejército norteamericano C. B. Matthews. 2. UN EJÉRCITO DEL PUEBLO CONTRA LA OLIGARQUÍA Y EL IMPERIALISMO
Partiendo de la existencia en Nicaragua de un proletariado constituido principalmente —a las alturas de 1926— por los pequeños productores expropiados masivamente a lo largo de la expansión de los cultivos de exportación; por los trabajadores mineros al noroccidente, este y noreste del país, y por los trabajadores de las plantaciones de banano y los grandes aserraderos en el litoral atlántico, se puede afirmar que estaban formadas las condiciones para el surgimiento de un proletariado que como una fuerza independiente con ideas, intereses y reivindicaciones homogéneas, pudiera abrir por sí misma la lucha armada popular y antioligárquica en 1926. Como se dejó expresado más atrás, justamente en esas zonas se llevan a cabo los primeros levantamientos armados contra el gobierno de Díaz y Emiliano Chamorro. El plano más combativo de la lucha antioligárquica se integró desde el inicio con fuerzas populares comandadas por jefes populares. 156 “Eso debe terminarse hoy. Con los políticos ya no se puede tratar. Hemos estado perdiendo el tiempo lastimosamente. Además ya no queremos nada con los políticos de Puerto Cabezas (liberales constitucionalistas) los cuales se dedicaron únicamente a atacar al Departamento de Estado. Por consiguiente es el ejército el llamado a pronunciar la última palabra.” (Relato del general Heberto Correa, citado por Alejandro Cale Chamorro, Desde Sandino hasta Somoza, Ed. El Mundo, Granada 1971, p. 51). 157 Henry L. Stimson, American policy in Nicaragua, citado por D. R. Moore, Historia de América Latina, Editorial Poseidón, Buenos Aires, 1945, página 825. 158 El “convenio” sobre la Guardia Nacional fue suscrito por Carlos Cuadra Pasos, flamante ministro de Relaciones Exteriores de Adolfo Díaz y por Dana G. Munroe, encargado de negocios a. i. de Estados Unidos. Por medio del art. XII, se estableció que la Marina de los Estados Unidos “se compromete a destacar oficiales y hombres alistados... para que cooperen con el gobierno de Nicaragua, en la organización y ejercicio de una constabularia tal como se establece aquí”. Es demasiado patente la mala traducción al español.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA La ubicación de Sandino en las regiones de Las Segovias estuvo determinada tanto por el valor que el jefe popular daba a la lucha guerrillera, como por la razón objetiva de no contar en un principio con un contingente numeroso —comoquiera que su selección había sido guiada por un estricto sentido de la extracción proletaria. Esta ubicación, y el método de lucha ágil y combativo, colocó a Sandino en una situación muy favorable, en comparación a la de otros jefes populares, para iniciar de inmediato y a cuenta de todos los nicaragüenses, la lucha de liberación antiyanqui, una vez que la misma intervención hubo logrado: i) Aislar dentro del ejército constitucionalista a elementos de la frustrada burguesía liberal que se entregan a los dictados del intervencionismo; ii) Neutralizar a los sectores “nacionalistas” del liberalismo burgués, y iii) Obtener la promesa de Moncada de desarmar a los soldados y, al mismo tiempo, liquidar los peligrosos destacamentos comandados por la clase popular cada vez más reunidos en torno a sus intereses.159 La experiencia clasista de Sandino, su extracción y su familiaridad con las luchas de los trabajadores mexicanos, fueron determinaciones que dieron a la dirección de los explotados de Nicaragua una base teórica y práctica que resultaba surgir precisamente de los movimientos populares por entonces más desarrollados de América Latina.160 El jefe revolucionario estaba dotado de una experiencia superior en relación a otros dirigentes “constitucionalistas” y ello pudo traducirse en la visión de Sandino acerca del carácter de la lucha política y armada en las condiciones de Nicaragua, en su claridad y acierto en formar un destacamento proletario depurado, en su pensamiento popular, y en el trazamiento correcto de la línea antiimperialista que representó desde el pequeño país el sentimiento nacional y de liberación de todos los que en América Latina luchaban contra la dominación extranjera. La lucha de Nicaragua protagonizada por las clases explotadas y oprimidas, tuvo al principio un carácter popular antioligárquico. Por su parte, Sandino no encontró razón contraria para insertar su destacamento revolucionario dentro de esta lucha antigobiernista, librando combate junto a los sectores de la burguesía liberal que se habían arrogado —por una serie de factores de orden histórico— el mando y la hegemonía política de la campaña. Al producirse el arreglo impuesto por la intervención norteamericana a los sectores beligerantes del liberalismo burgués —consecuencia natural de su atrofiamiento y su debilidad como fuerza histórica—, se inicia la lucha antiintervencionista encabezada por Sandino. La clave para la composición de las fuerzas que lucharán contra el ejército de ocupación descansa nuevamente en la selección rigurosa que Sandino hace entre los elementos más representativos del proletariado nicaragüense. La experiencia y la visión clasista de Sandino fue crucial al momento de dilucidar correctamente la cuestión de la composición de la vanguardia antiimperialista.
159 La forma como había dado comienzo la guerra de 1926, no era apreciada por los círculos
burgueses del liberalismo. La toma de los cuarteles de Bluefields por combatientes del pueblo, alertó a los viejos políticos: “La toma de los cuarteles de Bluefields se hizo a la zumba morumba... sin talento político ni militar; en fin sin la necesaria y conveniente experiencia... Una revolución no se planea así... al garete. Pero aquella pobre gente no tenía la culpa.” (Luis Mena Solórzano, op. cit., núm. 126, p. 5.) Otros destacamentos populares comenzaban a destacarse en la lucha contra la oligarquía, el del general Crisanto Zapata comandante de la columna “Mombacho”. Por otra parte, las columnas de occidente comandadas por el general Francisco Sequeira, representaban un peligro para las aspiraciones de los moncadistas. 160 Sandino se había ubicado precisamente en Tampico, donde se concentraban los trabajadores ferroviarios y petroleros cuyas organizaciones sindicales se distinguían por sus tradiciones combativas.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA El terreno escogido para la lucha guerrillera antiyanqui, contribuye admirablemente a prestar condiciones favorables para el enfrentamiento con tropas considerablemente más numerosas y muy superiores en poderío material. Al mismo tiempo, las condiciones económico-sociales en esas zonas, desde los tiempos de la expansión cafetalera eran las más crudas y difíciles para los trabajadores del campo. Además de las expropiaciones masivas que se venían realizando con más énfasis desde la expedición de la ley agraria de 1877, a este campesinado se le sometía periódicamente al reclutamiento forzoso para el trabajo en los cortes de café y en las haciendas de la oligarquía tradicional, abrir caminos, ejecutar obras de construcción, y asimismo, se le enrolaba compulsivamente como carne de cañón dentro de las recurrentes pugnas armadas interoligárquicas para conseguir la hegemonía del poder político local.161 Los efectos de la gran depresión mundial, tempranamente —desde 1927— dejan en estado ruinoso todo el aparataje de la economía agroexportadora, principalmente las plantaciones cafetaleras, al descender violentamente los precios en el mercado capitalista mundial. Esta coyuntura arroja a la desocupación y a la miseria a una gran capa de población agrícola del país, particularmente la de aquellas regiones que en buena parte tenían que depender del trabajo asalariado estacional o de las faenas permanentes en los latifundios que producían para el mercado externo. Conviene tener presente que esta situación fue sufrida no sólo por los trabajadores del café, sino también por los operarios estacionales de las plantaciones azucareras del occidente y los peones bananeros del litoral atlántico. Dentro de este marco socioeconómico pautado por una aguda crisis, la lucha antiimperialista encontró un favorable caldo de cultivo y los destacamentos populares se fueron nutriendo aceleradamente, hasta formar un ejército dislocado de varios frentes y columnas cuyas operaciones militares se extendían por el norte, este y oeste del territorio nacional, respectivamente.162 El ejército proletario antiimperialista comandado por Sandino, mediante el empleo diestro y cada vez más eficaz de la táctica guerrillera combinada con la toma de localidades, ataque de plazas enemigas, ajusticiamiento de esbirros y otras acciones político-militares de gran envergadura, determinaron la derrota de las fuerzas interventoras norteamericanas que se vieron obligadas a abandonar Nicaragua en 1933. La desocupación significó para el ejército popular antiimperialista una victoria descomunal que lo situaba como la primera fuerza política del país. Sandino, con la estatura de líder antiimperialista de prestigio continental y mundial, se colocaba 161 Los gobiernos oligárquicos utilizaban una ley de “servicio público” que se aplicaba únicamente a los trabajadores quienes estaban obligados a dar todos los años una semana de trabajo para obras “públicas”. Pero el que no era jornalero, es decir, “el que tiene algún medio de vida, ése estaba exento de dar el servicio” (Emiliano Chamorro, “Autobiografía”, Revista Conservadora, núm. 8, p. 112). El mismo Emiliano Chamorro confiesa los “...reclutamientos del campesino y de los miembros de las castas indígenas para trabajar forzadamente como esclavos en las propiedades de los cafetaleros de las sierras de Managua, y sobre todo de Matagalpa y Jinotega... las recuas de inditos amarrados.” (Emiliano Chamorro, “Autobiografía”, Revista Conservadora núm. 5, p. 63.) 162 Las columnas expedicionarias del ejército antiimperialista, cubrían un vasto campo de operaciones en el territorio: Toda la zona norte y el centro, al occidente sobre el departamento de Chinandega, y algunas veces el de León; hacia el este, por el norte hasta Puerto Cabezas en el litoral atlántico, y por el sureste, los departamentos de Chontales, Boaco y algunos puntos de Zelaya; por el sur, hacia el Pacífico, las columnas llegaron a operar hasta San Francisco del Carnicero, a orillas del lago de Managua, e incluso hasta Rivas en el extremo sur. Para 1931, ocho columnas expedicionarias batían al ejército yanqui en 3/4 partes del país.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA naturalmente como el conductor más firme de los destinos de Nicaragua. Pero en el interior había condiciones adversas, no tanto producto de la correlación de fuerzas, favorable desde el punto de vista militar a Sandino, sino como resultado de los planes imperialistas de crear en Nicaragua la imagen de un gobierno “civil” como fachada de la dictadura militar que instituyeron y apoyaron fuertemente desde 1927. El carácter antiimperialista de la lucha nicaragüense había pasado desde la desocupación, a la etapa —definida por Sandino con una admirable visión— cuyas bases eran en lo fundamental, garantizar la soberanía del país, liquidar los lazos de dependencia económica y política 163 que se mantenían inalterados a pesar de la desocupación extranjera, y seguir un programa de organización agraria de tipo popular que se había iniciado en germen durante la campaña militar. Aparecía sin embargo como verdadero obstáculo para levantar una decidida bandera de lucha, el relevo en la hegemonía política del sector oligárquico —los Díaz y Chamorros— logrado mediante una aparente restauración en el poder del liberalismo burgués. El poder nominal de J. B. Sacasa que asume la presidencia coincidiendo con la desocupación en 1933, la “ausencia” de los entreguistas Díaz y Chamorro y la pléyade conservadora, eran de hecho un factor desfavorable para la continuación de la lucha por los cauces de un programa antioligárquico. Esta circunstancia no pasó desapercibida para el imperialismo que pudo disponer el acceso al gobierno del sector liberal burgués, cobijado por las panoplias del “civilismo”, a fin de forzar a una situación de “conciliación nacional” propicia para una desmovilización de las fuerzas populares, en tanto alentaba y fortalecía la infraestructura militarista que, con el pilar de la Guardia Nacional, se convirtiera realmente en el factor garantizante de los intereses geopolíticos y económicos de la dominación norteamericana. A este cuadro desfavorable en lo interno, debe sumarse la adversa situación internacional; en lo específico, se presionaba a Sandino para la concertación de la paz que diera lugar a un supuesto proceso de estabilización institucional por el cual Sandino podría hasta obtener ciertas ventajas políticas; y en lo general, los acontecimientos que anunciaban la segunda guerra mundial, desplazaban la atención internacional hacia Europa con la gravedad de que en esa coyuntura, los Estados Unidos —eternos agresores de Nicaragua— parecían aglutinar el sentimiento antifascista de los países del hemisferio occidental.164 Dentro de ese contexto se produce el asesinato de Sandino como una parte clave de toda la campaña de terror que cae sobre todo el país, y en particular sobre las masas campesinas del norte donde estaban enclavados los más firmes emplazamientos del ejército de Sandino. La dictadura militar se inaugura probando su eficacia, mediante una
163 “Desaparecida aunque en la apariencia la intervención armada en Nicaragua, los ánimos se
enfriaban, porque la intervención política y económica el pueblo la sufre, no la mira, lo peor, no la cree, y esa situación nos colocaba en condiciones difíciles. Mientras tanto el gobierno se preparaba para recibir un empréstito de varios millones de dólares, reventarnos la madre a balazos y afianzar más fuerte la intervención política, económica y militar del país...” (Gustavo Alemán Bolaños, Sandino el Libertador, Ed. del Caribe, México, 1952.) 164 En 1933, la solidaridad internacional a favor de la lucha de Nicaragua era prácticamente nula. Desde 1929, el aislamiento condujo a Sandino a dirigirse a México para reclamar la ayuda de aquel país. Un poco después escribirá desencantado: “Estaba propuesto a salir para nuestro campamento en esta semana —agosto de 1929— pero como hasta hoy no hemos encontrado ni medio centavo partido por la mitad, un cartucho de pistola para la causa de la libertad de Nicaragua, tendré que retrasarme un poco ...” (G. Alemán Bolaños, op. cit., p. 47.)
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IMPERIALISMO Y DICTADURA vasta represión que se extiende por meses y se prolonga años enteros. La debilidad del gobierno “civilista” de Sacasa se pone en evidencia. Una vez que ha jugado el papel que le impuso el imperialismo, es apartado por un golpe de Estado protagonizado —en la superficie— por Anastasio Somoza García, personalidad sin ninguna representatividad política definida, salvo la de ser jefe director de la Guardia Nacional y fiel servidor de los intereses yanquis. La inminencia de la contienda mundial convirtió a nuestro país en punto todavía más clave dentro del sistema defensivo de los Estados Unidos, tanto por su proximidad al Canal de Panamá como por su situación geográfico-estratégica en el continente. El interés norteamericano por tener asegurado el control del país contribuyó a institucionalizar la dictadura militar somocista, particularmente desde 1939 hasta 1944, período en que ésta acaba por consolidarse. Asimismo, la potencia yanqui le asignó a Nicaragua el papel de suministrar materias primas para alimentar la industria de guerra: Con el caucho, maderas, metales y otros productos primarios, Nicaragua fue vinculada a la guerra mundial bajo la hegemonía de los Estados Unidos y el control dictatorial y represivo de Somoza García. 165 Con Somoza, sobre la base de un proceso contrarrevolucionario ininterrumpido, se asienta la dominación de clase y el gobierno de clase. 3. HACIA UNA ECONOMÍA DIRIGIDA… POR EL IMPERIALISMO
Con la imposición de la dictadura militar somocista se consolida la economía nicaragüense como una base tributaria de los intereses norteamericanos. La intervención militar de 1927-33 no hizo mas que acentuar en el plano militar la dominación que se ejercía sobre Nicaragua, sus finanzas, ferrocarriles y transportes, aduanas, telecomunicaciones etc., desde 1909. La dictadura militar somocista permitió garantizar la fluidez de los lazos de dependencia sin hacer necesaria una abierta intervención armada. Desde entonces el rasgo más típico de la economía nicaragüense es el de su total subordinación a los intereses de la metrópoli norteamericana. A grandes rasgos, la evolución de la economía nicaragüense puede seguirse, atendiendo al papel que sucesivamente le ha sido señalado por el imperialismo: a] A raíz de la crisis mundial capitalista de los años treinta, Nicaragua sufre un colapso en las exportaciones cafetaleras. Sin condiciones materiales ni humanas como para entrar en una fase de sustitución de importaciones que hiciera frente al deterioro sufrido en su base de intercambio, se acentúa el carácter dependiente de la economía, al refugiarse el país en las exportaciones mineras —oro, un poco de plata y otros minerales— así como en mayores volúmenes de la producción cafetalera que perseguía recuperar en cantidad lo que perdía en precio.166 b] Al iniciarse la segunda guerra mundial, los Estados Unidos imponen a Nicaragua los patrones de una economía de guerra: Contracción de importaciones,
165 William Krehm, Democracias y tiranías en el Caribe, Editora Popular de Cuba, La Habana, 1960, pp. 21-‐27. 166 En 1927, Nicaragua exportó 10 255 toneladas de café; luego de producirse la crisis capitalista, sube a 15 303, en circunstancias que los precios han descendido a la mitad. En 1935 llega a las 18 525 toneladas, mientras los precios caen aún más. (CEPAL, op. cit., p. 27, cuadro 15.)
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IMPERIALISMO Y DICTADURA limitaciones en el mercado de divisas,167 especialización en el suministro de materias primas para la industria de guerra (metales, caucho, maderas) y el abastecimiento de productos alimenticios. Por otra parte, las perturbaciones producidas por el conflicto en el mercado europeo contribuyeron a acentuar la dependencia de la producción de Nicaragua respecto del mercado norteamericano que pasó a absorber más del 90% de las exportaciones.168 El plan de “desarrollo” aplicado a Nicaragua durante el período de guerra, convirtió a la economía nicaragüense en un satélite con proyecciones de subordinación a largo plazo. Algunas de las medidas tomadas por la Agencia Interamericana de Desarrollo en el plan para Nicaragua 1940-1944, pueden dar una idea más clara: i] Orientación del crédito para apoyar las exportaciones agrícolas exclusivamente; en la práctica la industria no contó con ningún apoyo financiero;169 ii] Prioridad en el financiamiento de la exportación de materias primas para la industria de guerra.170 iii] Dependencia de la industria manufacturera norteamericana; el “plan” no recomendaba la creación de nuevas industrias productoras de bienes manufacturados, salvo alguna ampliación de las existentes en tanto que estos bienes “...pueden ser suministrados por los países que los producen en gran escala”171 y por otro lado “...el país produce una variedad de materias primas que podían ser explotadas para beneficio de su economía interna”.172 Esta imposición significaba para Nicaragua una vía de desenvolvimiento condenada al suministro meramente primario, fluctuante y subordinado por otra parte a estimular en su proporción la industria manufacturera norteamericana. c] El esquema de “desarrollo” encuentra una expresión significativa en el período de posguerra, cuando Nicaragua con la política somocista prestada por el imperialismo, apoya fuertemente la “diversificación agrícola” que se contrajo a la expansión unilateral y desequilibrada del cultivo algodonero. El algodón es una nueva “contribución” de Nicaragua a los planes de agresión imperialistas, esta vez contra el pueblo de Corea. Desde 1950 a 1955, las regiones cerealistas del Pacífico quedan convertidas en áreas de
167 Uno de los efectos que produjo el conflicto bélico para América Latina, fue el afianzamiento de la dominación norteamericana sobre el continente, y la redefinición del papel que debía jugar cada país hemisférico dentro de la estrategia global imperialista. A Nicaragua se le asignó un papel bastante preciso: El suministro de materias primas de origen agropecuario, y la apertura de su mercado a las manufacturas norteamericanas que buscarían salida inmediatamente después de concluida la guerra mundial. Las normas de comportamiento de la economía nicaragüense fueron impuestas en un plan de desarrollo dictado por la Comisión para el Desarrollo Interamericano para el período 1940_1944. (Véase documentación de “Conference of Interamerican Development Comission”: Sección Nicaragua, Washington 1940.) 168 En 1944, el 91% de las exportaciones nicaragüenses se destinaban al mercado norteamericano; 6% a América Latina, y 1 % a Europa y Centroamérica. En cambio para 1938, el 25% se destinaba a Europa occidental, 15% a Alemania, y un 67% a Estados Unidos. (CEPAL, op. cit., p. 19, cuadro 7.) 169 Conference of Interamerican Development Comission; “Nicaragua: Economic Development and Investment”, IDC, Washington D. C., 1944, p. 126. 170 “Hay una vasta zona de tierras incultas, maderas de varias clases, depósitos de minerales que pueden ser utilizados para la defensa del Continente.” (Ibid., pp. 123-‐124.) 171 Ibid., p. 126. 172 Ibid., pp. 126.127.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA cultivo algodonero que ocupan el 80% del área cultivada;173 en 1949 se exportan 379 toneladas de algodón desmotado, y unos años después, en 1955, el volumen de algodón exportado asciende a 43 971 toneladas, ¡120 veces más que en 1949!174 Pero este auge algodonero cuyas consecuencias para los pequeños productores del Pacífico, trabajadores agrícolas, etc., pueden asimilarse en su proporción a los ocasionados por la expansión cafetalera, probará su debilidad ante la caída persistente de los precios de la fibra en el mercado mundial a partir de 1956. Desde mediados de los años cincuenta, pasado el paréntesis estimulante de los precios del algodón, la economía nicaragüense entra en una nueva fase de estancamiento y crisis. (Véanse cuadros 1 y 2.) d] A raíz de la Revolución cubana, el imperialismo incorporó a Nicaragua en su estrategia global contrarrevolucionaria destinada a evitar que la deprimente situación de explotación internacional e interna prevaleciente en América Latina, pudiera ser el factor detonante para nuevas victorias populares contra el neocolonialismo y las dictaduras locales. Tras una mascarada de demagogia reformista, se puso en práctica el proyecto “Alianza para el Progreso” contando con el beneplácito de las burguesías locales y una bolsa de miles de millones de dólares apostados por el complejo financiero de las corporaciones multinacionales.175 Para Nicaragua la “Alianza para el Progreso” significó varias cosas al empezar a cumplirse las directrices políticas, económicas y culturales trazadas por la administración norteamericana: i] Ingreso al Mercado Común Centroamericano, bajo la hegemonía de los capitales y las agencias regionales del imperialismo; ii] Un gobierno “civilista” cuya fachada fue incapaz de ocultar el férreo substrato de la dictadura militar somocista;176 iii] Reforma agraria —junto a otras medidas de tipo tributario— cuyo propósito 173 Con
una superficie que oscila entre las 190 000 y las 250 000 manzanas sembradas, el algodón ha llegado a ocupar el 80% del área de cultivo del litoral pacífico. Como se sabe en esta zona se encuentra el 52% de las tierras cultivadas en Nicaragua. El impacto del cultivo algodonero ha sido muy considerable, sobre todo en la afirmación capitalista de esta zona en la cual se concentra el 56% de la población económicamente activa del país, y por otro lado donde está situado un 75% de los establecimientos industriales. El cultivo algodonero removió en su momento las formas atrasadas de explotación agrícola, dándole a la zona del Pacífico una configuración capitalista definida. Esta región concentra el 74% de la superficie regada del país, el 98% de tractores y cosechadoras, el 99.5% de los trabajadores agrícolas del algodón, 78% en el uso de los fertilizantes, todo ello principalmente empleado en el cultivo algodonero. 174 CEPAL, op. cit., p. 101, cuadro 95. 175 En un comienzo —finales de los años cincuenta— las orientaciones para el desarrollo centroamericano y la integración económica, corrían a cuenta de la CEPAL. Así nace el tratado de integración de 1958; sin embargo los Estados Unidos boicotearon este tratado, y el mismo Eisenhower envió a dos expertos (Frank y Turkel) “para ayudar” al avance del Mercomún, aunque su verdadera misión fue la de conseguir el establecimiento de un marco jurídico que facilitara la penetración de las corporaciones y los capitales norteamericanos. A cambio llevaban la oferta de 100 millones de dólares en “fondos de asistencia” (James Cochrane, The politics of regional integration a Center American case, New Orleans, Tulane Univ. 1969, p. 208). La afluencia de capital extranjero se triplicó de 1960 a 1968. Las inversiones norteamericanas (valor libro) llegaban a 5 billones de dólares. (J. Grunewald, M. Wionczec, Latin America economic integration and U. S. policy, Washington Brookings Inst. 1972, p. 47.) 176 Los Somoza impusieron en la Presidencia a René Schick Gutiérrez (1963-‐1966) Y a la muerte de éste a Lorenzo Guerrero que entregó la Presidencia a Somoza Debayle en 1967. Mientras duraba el gobierno de Schick, Somoza Debayle conservó la jefatura de la Guardia Nacional de Nicaragua y su hermano Luis, la dirección del Partido Liberal Nacionalista, órgano político de la dictadura.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA original: ampliar el mercado interno para la producción industrial se contrajo específicamente a reubicar el campesinado situado en las zonas “explosivas” donde se desarrollaba el movimiento insurreccional armado, instalándolo en tierras de reserva forestal al este del país, impropias para la agricultura y sin las más mínimas condiciones de comunicación, transporte, maquinarias, etc. La “reforma” agraria acentuó contrariamente la apropiación individual de las tierras y el carácter latifundario de la tenencia. (Véase cuadro 2.) iv] Política de desarrollo industrial; bajo el Mercado Común y la “Alianza para el Progreso” se inició el establecimiento masivo de firmas industriales norteamericanas que no sólo monopolizaron la propiedad de las nuevas instalaciones fabriles, sino que pasaron a controlar una buena parte de las industrias tradicionales que operaban en el país.177 La materia prima para la industria “nacional” es en su mayor parte importada de los Estados Unidos,178 lo mismo que la tecnología, instalaciones industriales, transporte, sistema de propaganda y mercadeo. La producción manufacturera nicaragüense está reducida al aporte de mano de obra barata para una industria de mero etiquetado o envasado, que utiliza el territorio nacional como una base legal para aprovechar el régimen de libre comercio centroamericano, pero que en lo fundamental es industria norteamericana. Las cuantiosas ganancias de las empresas extranjeras contrastan con la situación permanentemente deficitaria de Nicaragua respecto del comercio interregional.179 Por otro lado la amplitud crediticia otorgada a Nicaragua por las agencias financieras públicas y privadas norteamericanas para “financiar” su desarrollo económico, colocaron a Nicaragua para finales de 1973 entre los países comparativamente mayor endeudados del mundo, si se tiene en cuenta que sobre una población de dos millones de habitantes y un producto interno bruto ascendiente a unos 800 millones de dólares, tenía una deuda externa superior a 500 millones de dólares.180 La política reformista de la “Alianza para el Progreso” se evidenció pronto ante una serie de contradicciones insalvables para la política imperialista. En efecto, las 177 Las formas ordinariamente utilizadas por las corporaciones norteamericanas para apoderarse
del mercado local han sido ampliamente ejercidas en Nicaragua, como ejemplos: a) Adquisición de firmas locales: Metasa, Aceitera Corona, GalleterÍa Cristal (Nabisco); b) Inversiones conjuntas con negociantes locales: Plywood, Imusa, Fabritex, Cerisa, etc., parte de las cuales es propiedad norteamericana; e) Arreglos de producción con firmas competidoras: esta forma se ha manifestado en el área de la pesca y los productos farmacéuticos; las firmas locales son presionadas por las corporaciones que tratan de reducir y regular el volumen de operaciones de las firmas a un mínimo de subsistencia hasta que desaparecen. (Davis Tobies, “The United investment bubble in Central America” Report, NACLA, vol. VII, núm. 5, mayo y junio de 1973.) 178 Durante el período 1951-‐1958, la composición de materia prima e insumas extranjeros en la manufactura producida en el país oscilaba entre 17% y 28%. A partir de 1960; sube al 30%, y desde los años setenta sube aceleradamente hasta ocupar el 47% en calzado y vestuario; cueros y productos de cuero, 35%; maderas y corcho 36%; estas cifras corresponden a manufacturas que pueden ser producidas a partir de materias primas ¡existentes en el país! En otros productos, como derivados petroquímicos, productos farmacéuticos, la proporción sube hasta el 100% y 96% respectivamente. (Datos en base a la Memoria del Ministerio de Economía, Industria y Comercio, 1968.) 179 El comercio exterior con Centroamérica ha arrojado para Nicaragua saldos negativos desde los primeros años de la integración, con tendencia altamente creciente: 1963, 22 millones de córdobas; 1965, 69 millones; 1967, 169 millones. Este constante déficit produjo el distanciamiento de Honduras y Nicaragua, y la aplicación de impuestos compensatorios que de hecho desvirtuaron el proceso integracionista. (FUENTE: Oficina de Planificación Nacional. ) 180 New York Times, abril de 1974.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA reformas agrarias, tributarias, la distribución del ingreso encontraban el obstáculo de la oligarquía tradicional y los grupos agroexportadores, secularmente montados sobre un esquema latifundario de tenencia de la tierra, quienes no estaban dispuestos a reducir sus privilegios o compartir, aun por la vía impositiva, las jugosas ganancias derivadas de las exportaciones. Puede decirse que tanto los inversionistas norteamericanos como los empresarios locales, entendieron el desarrollo de la Alianza más como una ventaja puramente económica que como un programa del imperialismo a nivel continental para contrarrestar las tensiones sociales y evitar “otra Cuba”. En la práctica, las reformas no pasaron de ser simples quimeras administrativas sostenidas formalmente en el lenguaje oficial para no perder la oportunidad de contar con los jugosos empréstitos prometidos por la Alianza. Sin un mínimo nivel de cambios, que los grupos inversionistas extranjeros y locales no estaban dispuestos a realizar, se vislumbró el enfoque original de tipo “desarrollista” como impracticable. Debe tomarse en cuenta que a despecho de los programas económicos de “distensión interna” el movimiento revolucionario desde 1958 asumía cada vez más un carácter nacional y organizado logrando integrar en los destacamentos que combatían en el norte del país, a los sectores más explotados — obreros y campesinos pobres—, junto a los grupos más receptivos a las ideas revolucionarias, los intelectuales y estudiantes universitarios. Nuevamente en 1966, el Frente Sandinista de Liberación Nacional emprende una serie de actividades políticas y militares contra el régimen dictatorial hegemonizado por el jefe de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza Debayle —el tercero de la familia dinástica. El gobierno “civil” de René Schick, colocado en la Presidencia como parte del programa general de la “Alianza para el Progreso”, había sido incapaz de realizar las reformas prometidas y sustraerse al peso gravitante de los Somoza que arbitraban celosamente desde los cuarteles, la gestión puramente administrativa de Schick. En febrero de 1967 resulta “elegido” a la Presidencia, Somoza Debayle, tras masacrar a más de trescientos manifestantes de oposición en el centro de la capital. En su programa de gobierno quedó de manifiesto el abandono de la demagogia reformista y la institucionalización de la estrategia del terrorismo oficial como la única alternativa de las clases dominantes y el imperialismo para conjurar el estallido de las contradicciones sociales y primeramente, el auge del movimiento revolucionario. e] La nueva imposición de la dictadura somocista coincidió con la crisis del Mercado Común Centroamericano, que a su vez respondía a la crisis estructural de un desarrollo capitalista basado en la intensificación de los patrones de explotación de la clase trabajadora por parte de las empresas multinacionales norteamericanas y algunos sectores del capitalismo criollo. El intercambio constantemente deficitario de los países menos desarrollados del área —Nicaragua y Honduras— y un poco después, el conflicto armado entre El Salvador y Honduras, mostraron abiertamente las insalvables contradicciones de la integración capitalista. Sin otra reforma que el recrudecimiento de la represión, el mercado interno centroamericano había alcanzado el límite de su expansión. Centroamérica había experimentado en la década de los sesentas, una afluencia de inversiones extranjeras sin precedentes, en particular en el área de la manufactura; sin embargo a finales de la década, los consorcios norteamericanos
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IMPERIALISMO Y DICTADURA comenzaron a variar su estrategia.181 En principio, se mantuvieron las inversiones ya existentes, pero el flujo de capitales comenzó a descender paulatinamente, llegando algunas filiales de poderosas compañías multinacionales a cerrar sus operaciones o vender las empresas a accionistas locales.182 Para muchos inversionistas era claro que el mercado centroamericano había llegado a su punto de saturación. Sin embargo, a partir de los años 70 otros intereses menos tradicionales de los círculos de negocios de los Estados Unidos irrumpieron en Centroamérica a la búsqueda de inversiones lucrativas y fáciles. Estos inversionistas no eran propiamente representantes de intereses multinacionales clásicos u “oligarquía financiera” sino grupos secundarios cuyas fortunas habían surgido —principalmente desde la segunda guerra mundial— de la producción interna y los bienes raíces. Conocidos en los Estados Unidos como “Sunbelt”, representan un capitalismo agresivo e “inescrupuloso” con fuertes inversiones en la “industria” del juego, drogas, cabarés y otras actividades vinculadas al crimen organizado, hoteles, turismo, etc. Fundamentalmente localizados en los estados del sur y “el verano costero” de los Estados Unidos, Florida, Texas, sur de California, les fue relativamente fácil saltar hacia Centroamérica, favorecidos por el apoyo incondicional del gobierno de Nixon —representante político por antonomasia de “Sunbelt”— y el respaldo de las agencias oficiales norteamericanas.183 Así, en los inicios de los años
181 De acuerdo a Susan Jonas, “Durante la década del 60, Centroamérica experimentó una afluencia de inversiones extranjeras sin precedente en el área manufacturera de parte de las empresas multinacionales. Pero sin un nivel mínimo de reformas se vio que ese enfoque era impracticable, y que el mercado centroamericano había alcanzado los límites de su expansión; las corporaciones multinacionales comenzaron a modificar su estrategia... a finales de la década del 60 hubo pocas inversiones nuevas de este tipo.” (Susan Jonas, La nueva estrategia norteamericana para la contrarrevolución en Guatemala, NACLA’S Latin America & Empire Report, marzo de 1974.) 182 Algunas subsidiarias de empresas multinacionales con sede en Estados Unidos, como DUCAL en industria alimenticia, Clarks, en chiclets, cerraron sus operaciones citando como razón la pérdida del mercado de Honduras y el control del mercado por otras firmas. (Susan Jonas, op. cit., p. 7.) A su vez, otras empresas que operan en Nicaragua, como American Cyanamid propietaria de FORMICA, han detenido sus planes mientras no se estabilice el Mercomún. (David Tobies, op. cit., p. 36.) 183 Susan Jonas, explica las relaciones de poder de los grupos financieros de los Estados Unidos, distinguiendo los intereses del este (tradicionales), con los del sur asociados a la mafia. Desde el punto de vista analítico la diferenciación de los grupos dominantes, es muy interesante y revela algunas tendencias, sin embargo como ambos son una parte estrechamente integrante del imperialismo, sus intereses convergen como un solo grupo cuando se trata de defender sus inversiones o lanzar las fuerzas armadas a intervenir en cualquier parte del globo. Históricamente “...el poder y el control económico sobre el Estado en EU, estaba concentrado en la costa este, particularmente en Wall Street, en manos de ciertos grupos financieros (Rockefeller, Chase Manhattan, First National, el grupo Boston, Margan, etc.)... especialmente desde la segunda guerra mundial, esta oligarquía financiera... se ha visto obligada a compartir gradualmente el poder con grupos financieros secundarios nuevos, pero más pequeños... ubicados en el 'Sunbelt' — principalmente en Florida, Texas y el sur de California— tienen una base económica levemente distinta... estos grupos secundarios han tendido a depender de la producción interna y las operaciones de bienes raíces y sólo recientemente entraron en el campo de las inversiones tradicionales. Sus fortunas surgieron en gran medida de la electrónica, la aviación, y las industrias relacionadas con la defensa; y también representan a los 'productores independientes' de petróleo... Además crearon en California, Florida y el suroeste, las bases de la industria del juego y del turismo; estas áreas están idealmente localizadas para servir al tráfico de drogas y otras beneficiosas actividades del crimen organizado.” Aunque en la década del 50 el gobierno de Eisenhower estaba claramente dominado por la oligarquía financiera del este... también facilitó el acceso al poder
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IMPERIALISMO Y DICTADURA setenta una nueva “alianza” se comenzó a estructurar en Centroamérica, teniendo como protagonistas principalísimos a los capitalistas de “Sunbelt” y a un círculo de negocios formado por altos militares representativos de las dictaduras locales. En este sentido no resultan casuales los proyectos empresariales conjuntos de Somoza y los importadores de carne de la Florida, los fabulosos negocios Hughes-Somoza en Nicaragua;184 la sociedad Vesco-Figueres en Costa Rica;185 los negocios del dictador Arana Osario a través de un conjunto de redes comerciales con los “Socios de la Alianza” en Alabama, Florida, Texas y New Orleans.186 Protagonistas secundarios pero infaltables en los negocios sucios, se desplazaron desde Miami Beach empresarios cubanos llevando a Centroamérica abundante ayuda financiera norteamericana, lo mismo que una prestigiosa experiencia organizativa para montar cabarés, casinos, comercio de estupefacientes y otras minucias.187 En última instancia, la vía del desarrollo centroamericano quedó simplemente reducida al papel de “base de operaciones” que los países ístmicos actualmente desempeñan en favor de los traficantes del sur de los Estados Unidos, al igual que Cuba antes de 1959, las Bahamas y otras islas menores de las Antillas. El papel de base operacional, por el lado de los socios criollos, comprende el recrudecimiento de la represión interna, la garantía de las “inversiones” eficazmente protegidas con la racionalización y modernización de los ejércitos, aparatos de seguridad y la policía.188 político a algunos grupos de Sunbelt: La personificación de esta tendencia fue la elección como vicepresidente de Richard Nixon...” (Susan Jonas, op. cit., notas i y h, pp. 1-‐2 del apéndice.) 184 Un poderoso indicador de las actividades de los grupos de la mafia en Nicaragua, por medio del binomio Hughes-‐Somoza, respaldadas por Nixon, fue la designación como embajador norteamericano de Turner Shelton, uno de los ejecutivos más “capaces” de Hughes, quien con anterioridad coordinaba con su jefe fabulosos negocios multinacionales desde la base de las Bahamas, donde Shelton también hacía las veces de cónsul del gobierno de Nixon. Por estas franquicias del presidente yanqui, Hughes pagaba centenares de miles de dólares. (Washington Post, abril 13 de 1973.) 185 Vesco ha invertido en Costa Rica más de 100 millones de dólares en bonos costarricenses, lo cual le otorgó una poderosa influencia en la economía nacional, más o menos similar a la que tiene Hughes en Nicaragua. (New York Times, febrero 21 de 1972; Los Angeles Times, noviembre de 1973.) 186 Arana construyó personalmente una red de relaciones comerciales a través de numerosos contactos tenidos por su hijo con círculos influyentes de “Sunbelt”, entre los que se cuentan, los “socios de la alianza” de Alabama y el mismo gobernador George Wallace. Frank Sinatra se ha mostrado vivamente interesado en montar una cadena de casinos en Guatemala desde 1970, una vez que Arana se hubo entrevistado secretamente un poco antes de asumir el poder, con un amigo de Sinatra, el ex vicepresidente Spiro Agnew (más inclinado a “Sunbelt” que a los Rockefeller, sus otrora padrinos políticos) (Miami Herald, julio 17 de 1970, citado por Susan Jonas, op. cit., pp. 8-‐9.) 187 Hughes y Somoza proyectan convertirla zona del Pacífico y la región de los lagos en un complejo turístico. Uno de los objetivos de la canalización del río San Juan-‐Xolotlán es ofrecer una vía pintoresca de arribo a Nicaragua, pasando a la capital a través de las isletas de Granada. Desde 1970 se comenzaron a intensificar las inversiones hoteleras, construyéndose el Hotel Inter continental Managua (208 habitaciones), hacia donde se trasladaron los cuarteles generales de Hughes. La cadena Holiday Inn., planea construir varios hoteles y moteles tanto en la capital como en otras ciudades (Holiday Magazine Hotel Index, 1972.) Los asociados y ejecutivos hoteleros son en su mayoría cubanos “gusanos”. Al mismo tiempo los cubanos llevan la parte operativa del tráfico de drogas, recibiendo toda clase de ayuda oficial, pasaportes nicaragüenses falsificados, exención de registros en las aduanas, etc. En 1968, el FBI reclamó a Somoza su abierta implicancia en el tráfico de drogas, limitándose el dictador a enviar a su jefe de Migración, mayor Alegrett, para que el FBI lo interrogara en los Estados Unidos. 188 Al parecer la nueva estrategia proyectada por AlD y los inversionistas yanquis, debe “promover” el turismo, productos agrocomerciales, exportaciones “no tradicionales” y la explotación
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IMPERIALISMO Y DICTADURA Ante esta nueva situación es un hecho que la fisonomía regional y nacional de los países centroamericanos ha venido a ser un orden ilusorio. Desde el punto de vista político-económico las concesiones ultrasoberanas otorgadas a Hughes y compañía para la explotación del lecho marítimo, la canalización interna de la vía San Juan-Xolotlán, o el establecimiento de un superpuerto petrolero que contaminaría un área considerable de la costa atlántica de Nicaragua, y en el caso de Guatemala, la concesión gigantesca para la explotación del níquel a favor de la compañía multinacional EXMIBAL, entre otras, confirman la conversión del espacio centroamericano como un enclave cuyo “modelo” de desarrollo no requiere de ninguna pincelada reformista sino principalmente de la estabilidad de los regímenes militares. Congruente con esta coyuntura la Agencia Internacional de Desarrollo, parece orientarse convenientemente a dar apoyo institucional y financiero a los programas de asistencia militar tendientes a racionalizar los aparatos armados de las dictaduras centroamericanas. El flujo de maquinarias para la producción agrícola e industrial, la asistencia técnica para el “desarrollo” promovidos en los felices primeros años de la “Alianza” quedaron trastocados finalmente en los cada vez más frecuentes suministros de armamentos, aviones, helicópteros, etc., y la asistencia técnica para las operaciones de “contrainsurgencia”. Por otra parte, el nudo de la seguridad regional y la estabilidad de las dictaduras quedó confiado al único instrumento efectivamente integrado de la estrategia comunitaria, el Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA). Los propósitos del imperialismo respecto a CONDECA parecen obedecer en términos muy generales y evitar, por un lado, las repercusiones negativas de una presencia directa militar yanqui, asegurar la defensa del área persiguiendo a su vez dos objetivos: i] Integrar la ayuda militar en un solo programa orientado a uniformar los ejércitos centroamericanos dentro de una filosofía de contrainsurgencia y acción cívica.189 ii] Integración de esfuerzos militares diseñada para conjurar rivalidades locales entre ejércitos de la región y prevenir —ante todo— el crecimiento de los movimientos revolucionarios de Nicaragua y Guatemala principalmente, “protegiendo” con ello a los otros países del área. Por otra parte, CONDECA persigue la coordinación y centralización de un comando militar regional unificado, bajo la supervisión militar del Departamento de Defensa de los Estados Unidos en general, y las misiones militares yanquis de cada país centroamericano en particular.190 Esta típica imposición militar de los Estados Unidos es común a muchos intensiva de recursos no renovables (minas, petróleo). Esta forma de explotación imperialista utiliza la región como una base productiva para cubrir las necesidades de otros mercados en el mundo capitalista, y por consiguiente no requieren de reformas domésticas serias, sino la simple estabilidad de los gobiernos militares. El rasgo dominante en la estrategia yanqui es la militarización de la política (no más Schick, no más Guerrero ) y la institucionalización de los métodos de contrainsurgencia como el verdadero modelo. En este aspecto la estrategia yanqui no difiere mucho de la aplicada en Vietnam. 189 Con el traslado de los cuarteles generales del comando sur a Panamá, los Estados Unidos comenzaron a presionar a los gobiernos del área para crear formas de cooperación efectivas entre los ejércitos regionales. En 1961, en la reunión de comandantes de los 5 ejércitos centroamericanos, los Estados Unidos, logran un acuerdo de coordinación entre los ejércitos para la “defensa contra la subversión interna”. Nacen las operaciones “Amistad” y las maniobras conjuntas. (John Saxe Fernández, Integrating the big guns, Naclas’s Newsletter, vol. VII, núm. 5, mayo de 1973.) 190 CONDECA es una estructura de comando militar intermedia entre los ejércitos centroamericanos (excepción de Costa Rica) y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Por encima de CONDECA se encuentra el comando sur (Quarry Heights Comm.) de los Estados Unidos
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IMPERIALISMO Y DICTADURA países subdesarrollados, pero en el área ístmica tiene determinaciones específicas. Desde años recientes la defensa de Centroamérica se ha tornado en una cuestión aún más vital para el desarrollo del complejo económico imperialista y más específicamente de los intereses de los grupos multinacionales, cuyas ramificaciones se encuentran irreductiblemente vinculadas al sistema militarindustrial de los Estados Unidos.191 Según el comandante general del comando sur norteamericano hasta 1969, general Robert Porter, “Centroamérica es importante estratégicamente porque permite el acceso a través de una relativamente defendible ruta de las materias primas provenientes de los países al sur de los Estados Unidos”.192 En otro sentido, Centroamérica como área próxima al Canal de Panamá, es un punto especialmente sensitivo para los Estados Unidos. CONDECA a su vez responde a la estrategia contrarrevolucionaria puesta en práctica por el imperialismo para contrarrestar el auge de los movimientos insurreccionales que desde principios del 60 amenazan mortalmente a los regímenes militares de Guatemala y Nicaragua, así como al gobierno fascista de El Salvador, a partir de los primeros años del 70.193 Otro propósito de CONDECA, no menos importante, es el de “prevenir una estrategia unificada para defensa contra un eventual ataque de Cuba”, y primeramente como mando operacional que facilite la utilización del territorio de cualquiera de los cinco países como base militar de agresión contra la isla. Para valorar el papel de las dictaduras militares en Centroamérica como la alternativa que le resta al imperialismo para implementar su estrategia contrarrevolucionaria interna, tras el fracaso del intento “reformista” de la “Alianza para el Progreso” y luego del desarrollismo integracionista, creemos importante observar una con sede en la zona del Canal de Panamá, el cual actúa como comando de coordinación del ejército, la marina y la fuerza aérea de los Estados Unidos. CONDECA, está conectado directamente con la CIA, en tanto que las misiones militares yanquis subordinan a su vez a cada uno de los ejércitos locales por separado. (Condeca Diagrame, Composition and Organization, Defense Secretary Office, Civil Affair School, Fort Gordon, G. A., 1964). 191 El gasto militar es muy importante para un gran número de industrias dentro de la manufactura. Cubría alrededor del 11.5% de todo el producto manufacturero de los Estados Unidos ya en el año 1958. El porcentaje sube al 20% de participación en el sector de la producción metalúrgica, comprendiendo tanto los metales como sus productos, la maquinaria no eléctrica, el equipo y los suministros eléctricos, el equipo de transporte y sus enseres, etc. En 1964 de las principales corporaciones norteamericanas, 205 estaban de modo significativo involucradas en contratos militares, ya en la producción o en la investigación y el desarrollo. Entre las 100 corporaciones más poderosas de los Estados Unidos, 65 estaban significativamente implicadas en el mercado militar. Entre ellas, Union Carbide, General Electric, North American Rockwell, Lockheed, Standard Oil (N. J.), Hughes, Du Pont, Dow Chemicals, Monsanto, IBM, General Motors, Ford, Westinghouse, y otras. (Michael Reich, David Finkelhor, “El capitalismo y los complejos militares-‐ industriales”, Revista Economía y Desarrollo, núm. 21, enero-‐febrero, 1974, La Habana, pp. 78-‐79 y tabla 9-‐B.) 192 Gen. Robert Porter (Statement Before The House Foreing Affairs Commitee on The FY, 1968. MAP. Abril 25, 1967; mimeografiado). El área centroamericana representa un interés vital para los Estados Unidos, en tiempo de paz y en la eventualidad de una conflagración mundial. El peligro para la población de la zona es la presencia agresiva de los Estados Unidos, sus fuerzas militares y sus programas de agresión a otros pueblos. Recientemente el Pentágono ha encargado a distintas universidades norteamericanas la investigación de las mejores condiciones para la defensa y el ataque nuclear teniendo como base el Canal de Panamá; el proyecto se denomina LANFZ (Latin American Nuclear Free Zone) (Army). (Congressional Record, mayo 1, 1969, p. S4417.) 193 Ejército Revolucionario del Pueblo y FPL “Farabundo Martí” son los movimientos revolucionarios de El Salvador. En los últimos meses han actuado coordinadamente y suscrito documentos conjuntos dirigidos al pueblo salvadoreño.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA serie de hechos. A principios de 1972, el dictador guatemalteco Arana Osorio clamaba por “...un ejército centroamericano” para “...una verdadera comunidad centroamericana”;194 en ello coincidía con Somoza, que a principios del año 70 declaraba que las fuerzas armadas (Guardia Nacional) eran “...la única garantía para la estabilidad y la paz social”. 195 Los comandos militares unificados de Centroamérica probaron su efectividad contrarrevolucionaria, la primera vez, en marzo de 1972 en El Salvador, cuando un movimiento cívico-militar depone al presidente Fidel Sánchez Hernández; en menos de 48 horas, fuerzas y aviones de combate dirigidos personalmente por Somoza y Arana Osorio atacan las posiciones rebeldes, bombardean bases militares y retoman el poder. La segunda oportunidad se presenta en Nicaragua en diciembre del mismo año, cuando a raíz del terremoto que destruye la capital, las fuerzas de Somoza concentradas eternamente en Managua, se desbandan por el sismo; en este caso la misión militar yanqui concentró rápidamente tanto fuerzas norteamericanas destacadas en Panamá como tropas provenientes de Honduras y El Salvador.196 Tropas guatemaltecas se hicieron presentes un poco más tarde, lo mismo que policías del mismo país bajo la cobertura de bomberos y equipos de auxilio. La militarización de Centroamérica obedece en última instancia a los planes del imperialismo norteamericano, una vez que las alternativas reformistas se han mostrado incapaces de atemperar la cruda situación en que se encuentra la gran mayoría de la población. La violencia oficial constituye la estrategia sustitutiva para lograr la estabilidad social y mantener un clima favorable a los inversionistas, en particular a los negociantes de fortunas fáciles que han encontrado en los militares el socio bien pagado que se obliga a cumplir con mayor habilidad su papel de pistolero. En Nicaragua y Centro américa en general, las armas están terciadas; apartada del medio la demagogia reformista, dictadura militar y clases explotadas están de frente. Hasta 1974, la tónica general de la economía nicaragüense, en nada había cambiado respecto de los planes de sometimiento y expoliación económica trazados por 194 CONDECA, ha sido constantemente permeabilizada por el imperialismo norteamericano con la
psicología del “enemigo común”, Arana Osario no hizo más que promocionar una institucionalidad militar unida que pudiera reprimir indistintamente los movimientos revolucionarios de cada uno de los países centroamericanos. (Véase Naclas’s Newsletter, vol. VII, núm. 5.) 195 Realmente, la Guardia Nacional de Nicaragua, creada y adiestrada por la intervención yanqui, no es más que un aparato armado local que depende del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. En los últimos años, a través del Programa de Asistencia Militar (MAP) y Ventas de Armas al Exterior (FMS), ha recibido más de 84 millones de córdobas. (U.S. Defense of International Security, W. D. C., 1970), cifra que representa tres veces más de lo otorgado a Honduras, cuatro más que a Panamá, seis más que a Costa Rica, el doble que a El Salvador, y un poco más de lo que recibió México en el mismo período. Por otra parte, Nicaragua. es el país latinoamericano con el mayor número de soldados, oficiales y policías entrenados directamente por los Estados Unidos. 4 119 militares provenientes de Nicaragua fueron entrenados en la Escuela de las Américas de Fort Gulick (Zona del Canal) desde 1946 hasta marzo de 1973, siendo la cifra más alta de entrenados de América Latina, seguida muy de lejos por Venezuela (2 846) , Panamá (2 472), Bolivia (2 679), Ecuador (2 378), etc. (Nancy Stein, “U.S. Army School for Scoundrels”, NACLA, “Latin American & Empire Report, vol. VIII, núm. 3, marzo 1974.) Esta cifra adquiere significación si se atiende a la población de Nicaragua (2 millones) y al número de efectivos de la Guardia Nacional (13 000). 196 “Por dos días, miembros del ejército hondureño fueron vistos entre la guardia de Somoza y fuerzas de emergencia de los EU volaron inmediatamente desde la Zona del Canal acampando junto a la residencia del general.” (Washington Post, dic. 30, 1972, por Marlisse Simons). Trad. nuestra. “El dictador Arana Osorio, de Guatemala se trasladó a Nicaragua de inmediato para coordinar personalmente las operaciones en este país” (P. L. 23 dic. AMGD-‐ 19456.)
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IMPERIALISMO Y DICTADURA el imperialismo desde principios de siglo, y las modificaciones introducidas eran más que nada readecuaciones, cíclicas según las nuevas condiciones de la producción y los requerimientos del mercado capitalista mundial. Fracasadas las reformas y la demagogia democrática de los primeros años de la Alianza, Nicaragua seguía dominada por el imperialismo a través de la dictadura militar somocista reforzada por la cuantiosa asistencia de los programas de ayuda militar, la capacitación del ejército y los aparatos represivos. La filosofía de contrainsurgencia y el control de la situación interna para favorecer la estabilidad de los intereses e inversiones yanquis, había modelado todo un estilo basado en la cruda aplicación de la violencia contrarrevolucionaria, matizada suplementariamente con programas de acción cívica, control de la natalidad, asistencia médica, vacunaciones y otros amortiguadores, más o menos inútiles —pero eficaces como medio de captar el grado de descontento—, que no casualmente se practicaban a escala masiva en las zonas de operaciones del movimiento guerrillero. El 27 de diciembre de 1974, el FSLN mediante una acción eminentemente política ocupa la casa de un connotado agente somocista deteniendo a un grupo relevante de funcionarios del régimen y miembros de la familia Somoza. El impacto de la acción a nivel nacional y el apoyo manifiesto de la población, pusieron al descubierto la descomunal debilidad política de Somoza el cual tuvo que acceder a todas las demandas exigidas por el FSLN. La acción precipitó la crisis de la dictadura somocista a nivel político, lo que coincidió con la agravación de las condiciones de vida de las masas, el desabastecimiento de productos de primera necesidad, la carestía de la vida y la desocupación. Un sentimiento de desconfianza recorrió los niveles de la administración somocista y las filas de rango de la Guardia Nacional. Al mismo tiempo en Washington, Nixon era arrojado de la Casa Blanca, y con él los funcionarios implicados en los negocios sucios, entre los cuales estaba comprendido el embajador yanqui en Nicaragua, Turner Shelton, socio-empleado de Hughes y socio también de Somoza al cual prestó un apoyo incondicional sólo comparable al que su homólogo Tomás Whelan brindó al padre del dictador actual. Ya desde los escándalos del terremoto dentro de los que Somoza desempeñó un papel protagonista, disponiendo para sí y sus allegados de la ayuda externa, se había levantado una ola de críticas internacional y el Departamento de Estado se veía constreñido a adoptar medidas más sutiles y convincentes para seguir apoyando a Somoza. Entre estas medidas estaba la de cambiar al embajador norteamericano de tal manera que implicara más un cambio de estilo que de política. La misión del nuevo embajador consistiría —según fuentes del Departamento de Estado—, en alterar la imagen de total identificación de los Estados Unidos con Somoza, y poder maniobrar con cierta facilidad en el caso de que algo marchara mal respecto al dictador. Sin embargo, la misión diplomática en Nicaragua, confiada a un estratega del Departamento de Estado, vinculado fuertemente a Rockefeller, al Consejo Nacional de Seguridad y a la CIA, escondía algo más importante. En crisis el Mercado Común, impugnada la presencia norteamericana en el Canal de Panamá, e iniciándose algunas manifestaciones de nacionalismo en el mismo Panamá y más cerca en Honduras, los Estados Unidos tienen en la dictadura militar somocista un intermediario bastante fuerte, influyente en el área, y capaz de enfrentar —como lo ha hecho— situaciones desagradables para los Estados Unidos dentro de la región. Por otro lado la situación singularmente desfavorable para el imperialismo, contraída al avance del campo socialista, los movimientos nacionales del Tercer Mundo, y la correlación favorable a las fuerzas progresistas en los organismos internacionales como las Naciones Unidas, unido al avance de la ola nacionalista en
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IMPERIALISMO Y DICTADURA América Latina, no permite al imperialismo deshacerse con facilidad de piezas tan especialmente vitales como la dictadura militar somocista cuyo escandaloso alineamiento con la política exterior imperialista había sido declarada por el mismo Somoza. Al avanzar el movimiento revolucionario y agudizarse la crisis de la dictadura militar, el Departamento de Estado ha diseñado una política de emergencia para el caso de Nicaragua, cuyos ejecutores no son otros que el embajador yanqui recién nombrado James Theberge quien actúa como inspirador, y el propio Somoza cumpliendo su tradicional papel de cipayo del imperialismo. La estrategia de emergencia comienza a aclararse en su formulación general que consiste en una combinación planeada de reformas de cierto corte burgués y de escaladas represivas, en una suerte de síntesis de la vieja política “aliancista” y la estrategia de militarización y contrainsurgencia de los años 67-70, con la diferencia de que en esta alternativa, ,la acción directamente estatal sustituye a los alegres empresarios locales de los años 60, y la política económica se centra más que en el desarrolló industrial, en la promoción de proyectos agrícolas de gran envergadura dirigidos principalmente hacia el campesinado; los pequeños productores artesanales e industriales y el comercio minorista también se ven incluidos en los planes de promoción pero en menor escala. Los planes imperialistas contemplan la creación de una importante área de economía cooperativa de carácter agrícola que comenzaría a organizarse a partir de las zonas más expuestas al trabajo político del movimiento revolucionario, esto es, el norte y la zona central del país. Con todo, está claro que la mayor importancia —entre reforma y contrarrevolución— la tiene el empleo de la violencia, e incluso los programas “cooperativistas” están diseñados para asegurar eficazmente el control de la población en las unidades productivas que, de este modo, pasarían a ser una variante de las aldeas estratégicas que los yanquis aplicaron en Vietnam; no de otro modo se explica la inclusión de “bancos de información” sectorial en las áreas comprendidas dentro del programa, cedulación, y desde luego elección de zonas “explosivas” como primera prioridad. La parte operativa del programa estratégico está confiada a una institución especialmente modelada por los asesores norteamericanos denominada rimbombantemente Instituto de Bienestar Campesino INBIERNO, el cual operaría como un ente autónomo multisectorial que contaría con la asistencia directa de todos los ministerios vinculados con la economía, el Banco Nacional, INFONAC, Banco Central, y otros. Tras INBIERNO, se encuentra UNASEC (Unidad de Análisis Sectorial) , sucursal de planificación agrícola de AID que fue la que diseñó el proyecto. Al mismo tiempo una pléyade de organismos del Estado, entre les que descuellan el Ministerio de Agricultura, Trabajo, Banco Nacional, etc., se empeñan por su lado a contribuir con la fachada demagógica, implementando programas de asistencia popular, préstamos, asistencia técnica, mejoramientos salariales y “vigilancia” en el cumplimiento de normas laborales, mientras los mecanismos partidistas de la dictadura militar se empeñan en movilizar propaganda orientada a difundir la nueva imagen “social” del gobierno de Somoza. Para poner en movimiento el programa de “pacificación” las agencias yanquis han entregado la suma inicial de 100 millones de córdobas, y un numeroso equipo asesor coordinado por el director de AID en Nicaragua, Robert Culbertson, quien posee una experiencia acumulada en este tipo de programas aplicados precisamente en países “explosivas”: Vietnam, Perú (1965), y Guatemala.
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IMPERIALISMO Y DICTADURA La otra cara de la moneda, la escalada represiva, ha sido puesta en práctica con mayor anticipación que las reformas “sociales”. Desde enero de 1975 que coincide con la toma del poder por Somoza para otros seis años de gobierno, el país se encuentra bajo el estado de sitio y la ley marcial, lo que significa la suspensión de todas las libertades y derechos individuales, incluida la libertad de reunión e información. El ejército de la dictadura ha lanzado sucesivas escaladas represivas contra la población de los departamentos occidentales, Chinandega y León, y del norte, Nueva Segovia, Madriz y Estelí, manteniendo al mismo tiempo una persecución estable y el estado de terror en las zonas aledañas al sector de operaciones guerrilleras —Matagalpa y Jinotega—, donde numerosas familias han desaparecido, muchas de ellas asesinadas, o reducidas a los campos de concentración y cárceles colectivas que funcionan en Río Blanco, Cuscawas, Bilampí y Matagalpa. La presencia de tropas y asesores yanquis ha sido notoria, y ha puesto de manifiesto que en última instancia el comando dirigente de la Guardia Nacional sigue siendo norteamericano, al igual que lo fue en los primeros años de creación de este cuerpo. Es importante dejar claro que la intervención norteamericana está tomando en Nicaragua una forma cada vez más directa y progresivamente militar. Las bases militares norteamericanas dislocadas en distintos puntos —zona norte, sede militar en el centro de Managua, y Puerto Cabeza—, son una muestra de esa presencia. A la dependencia de tipo económico que extrae de la órbita nacional la riqueza que se produce socialmente en Nicaragua, a la dominación intermediaria que en el plano político militar ejerce el imperialismo a través de la dictadura somocista, se unen las modalidades aún no generalizadas, pero intolerables, de la intervención armada yanqui.
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VI EVOLUCIÓN Y CRISIS AGROEXPORTADORA: LOS DEPENDIENTES
DE LA BURGUESÍA GRUPOS ECONÓMICOS
Al estudiarse cualquier tema sobre Nicaragua, especialmente los realizados en los últimos años —generalmente escritos por literatos y poetas burgueses locales—, lo primero que se advierte es una falta de referencia con el medio real.197 Los pocos estudios históricos, o de algún modo conectados con las ciencias sociales, apenas si logran desprenderse de una carga tradicional orientada fuertemente por las motivaciones de los círculos literarios provincianos. Esta circunstancia vuelve más inservibles que sospechosos los materiales, monografías, estudios, que aluden de alguna manera a la actividad económica y política de los grupos burgueses de Nicaragua. Por lo común, las burguesías son las peores críticas de sí mismas, y esto en Nicaragua es particularmente exacto, sobre todo porque la temática social ha estado prácticamente suplantada por la literatura, en tal forma que los nicaragüenses están con más propiedad familiarizados con la poesía y la literatura burguesas que con la historia. Ésta ya es una fuerte limitante en el estudio de la burguesía local y su evolución. Por otro lado, la información estadística es insuficiente y sobre todo, parcial, lo cual es fácil que ocurra en un país dominado a través de cuarenta años por una dictadura especialista en el fraude y el ocultamiento. No podría cerrarse este trabajo sin dar cuenta, aun cuando fuese nada más que por encima, de los pasos seguidos por la burguesía agroexportadora luego de desarrollarse con el cultivo cafetalero, caer bajo el golpe de la contracción de los precios durante la crisis capitalista de los años treinta, y entrar en una fase de aguda dependencia por los demoledores efectos de las intervenciones armadas norteamericanas que la cercenaron en tanto clase política y le cortaron las expectativas de un desarrollo burgués. En la actualidad, Nicaragua sigue dependiendo de las exportaciones de productos agropecuarios. En el total de embarques al exterior —cifras de 1972— ocupan los primeros lugares en su orden: algodón, carne, café, azúcar y otros.198 A pesar de cierto repunte de las actividades manufactureras, la mayor proporción del volumen generado por el sector comprende productos tradicionales para la alimentación, semielaborados de origen agrícola (semilla de algodón, torta y harina de algodón, textiles, maderas aserradas y prensadas, lácteos, preparados de cereales, etc.), y productos manufacturados dirigidos al Mercado Común Centroamericano que corresponden más propiamente a las industrias de etiquetado, envasado, mezclado, etc., pertenecientes a las corporaciones 197 Quizás
el intento más global de interpretación del proceso histórico de Nicaragua, lo constituya la obra del poeta José Coronel Urtecho, Reflexiones sobre la historia de Nicaragua, sin embargo la intención conque fue escrita —ensalzar el colonialismo español, elogiar los gobiernos oligárquicos y justificar las intervenciones yanquis— convierte al material aludido en mera propaganda burguesa de la peor clase. Más limitado en realización que la obra de Coronel Urtecho, pero con similares motivaciones se inscribe el folklorismo reaccionario de Pablo A. Cuadra desparramado en el texto El nicaragüense en la cual pretende ofrecer una visión antropológica de la nacionalidad. 198 “Banco Central de Nicaragua, principales indicadores económicos”, 1972; edición revisada, Managua, 1973, pp. 20-‐29.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS multinacionales norteamericanas que se fincan en el territorio para aprovechar las ventajas de la zona de libre comercio regional.199 (Véase cuadro 6.) La producción de Nicaragua para el comercio externo está caracterizada —como corresponde a toda sociedad capitalista subyugada— por el monopolio y control que sobre ella ejercen los distintos grupos que se han desarrollado sobre el eje de la actividad agroexportadora. En otras palabras, deducidos los réditos que extrae el imperialismo, una misma clase dominante local se divide el control interno de distintos sectores de la producción nacional, imponiendo el monopolio burgués sobre los medios de producción; esto es necesario entenderlo independientemente de la hegemonía que en última instancia ejercen los respectivos círculos imperialistas. 1. CALLEY DAGNALL: CAFETALERA
AGRUPACIÓN
REGIONAL
DE
LA
BURGUESÍA
El prolongado período de crisis de los precios, luego de la debacle capitalista de los años treinta, cubrió prácticamente dos décadas, debilitando a los productores cafetaleros y en consecuencia a la misma economía nacional que dependía en lo fundamental de las exportaciones del grano. (Véase cuadro 6.) En este período muchas grandes propiedades pasaron a ser controladas por los más fuertes productores y en especial por algunas casas extranjeras compradoras de café. 200 Este fenómeno es válido tanto para las zonas caficultoras del norte central, como para las del Suroeste del país —Managua y Carazo. Cuando se examina el volumen de la producción de café y el número de fincas que lo producen, se observa un aparente predominio de la mediana y pequeña propiedad, pero realmente ocurre que los productores minifundistas fueron marginados desde temprano de los canales de comercialización externa: En la actualidad poco más del 70% de la producción destinada al mercado mundial, está controlada por los grandes propietarios y por las casas compradoras de café.201 En su evolución, la burguesía cafetalera no pudo constituirse en un conglomerado local independiente, aunque pueden señalarse algunos intereses económicos de raíz cafetalera que no han sido absorbidos por los grandes grupos económicos, pero que están limitados a un ámbito regional del país. Este rasgo lo examinaremos más adelante. Lo que se advierte en la estructura de los grupos financieros de la burguesía local, es la intersección de algunos intereses de fuertes cafetaleros que individualmente participan, de 199 El Tratado de Integración Económica estableció una zona de libre comercio para el movimiento de mercancías y servicios provenientes del área, y un arancel mínimo común externo para proteger la zona de integración. A fin de burlar el arancel externo y aprovechar los beneficios del mercado interno, las empresas norteamericanas comenzaron a instalar sucursales en el territorio de cada uno de los países signatarios. 28 de las 100 más grandes empresas multinacionales con sede en los Estados Unidos, operaban a comienzos de 1971 en Centroamérica. (Trade List of American Firms and Subsidiaries. Department of Commerce, 1971). 200 Casa Calley DagnaIl S. A., Compañía Mercantil de Ultramar (Brown Brothers & Seligman), Cruz Lorena, S. A. 201 A medida que la comercialización del café se ha complicado con el sistema de cuotas, acuerdos internacionales, bonos de derechos para exportación, etc., las compañías dedicadas al comercio de exportación manejan una porción muy significativa de la producción comercial para el exterior. Las más grandes, Comercial Internacional, S. A. (CISA), CaIley Dagnall, Cruz Lorena, S. A., Casa Palazio, Ind. Grano de Oro, Agrícola Industrial Nicaragüense, S. A.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS modo importante pero no decisivo, en los grupos bancarios más destacados: Banco Nicaragüense y Banco de América. Esto no quiere significar que el café haya dejado de representar un factor determinante en la formación del capitalismo local, sino que su importancia de conjunto fue declinando paulatinamente, sin conducir a la consolidación de un fuerte núcleo de clase dominante ni ser el eje impulsor de las decisiones políticas a nivel local. Justamente cuando la burguesía cafetalera pudo acceder al control de importantes posiciones de poder, cayó la intervención armada norteamericana para cortar bruscamente el modelo reformista burgués trazado por la administración de J. S. Zelaya (1893-1909). Desde finales del siglo pasado, el cultivo cafetalero permite que se fortalezcan algunas familias terratenientes —la mayoría inglesas y alemanas— fincadas en el sector suroeste del país que pasan luego a invertir sus fortunas en bienes raíces, comercio de equipos agrícolas, pero que no alcanzan a constituir una agrupación económica homogénea. Para entonces, la Compañía Mercantil de Ultramar, apéndice del Banco Nacional controlado desde su creación en 1912 por banqueros norteamericanos, monopolizaba prácticamente toda la comercialización de café producido en el suroeste, y sólo hasta muy tarde —década del cincuenta— permite la competencia de casas locales: Comercial Internacional (CISA) , Agrícola Industria Nicaragüense S. A., y otras controladas por grandes productores de Managua y Diriamba principalmente.202 En la zona norte central, por su mayor atraso, falta de vías de comunicación, dispersión de los productores, y en general mayores dificultades para el manejo del café y la exportación, se hizo relativamente fácil la estructuración monopólica y la formación de un eje financiero sobre la base del café, En efecto, las dificultades principalmente físicas de la zona no estimularon la competencia, permitiendo que las primeras sociedades comerciales captaran la producción de la región en condiciones bastante parecidas al monopolio. El grupo financiero del norte central, precisamente tuvo una base material de arranque verdaderamente insólita... una despulpadora. Una despulpadora que luego se convirtió en Banco. En principio, la Casa Calley Dagnall (Banco Calley-Dagnall, S. A.), tiene un vasto campo de operaciones en los departamentos del norte central; se calcula que por sus manos aún pasa más del 50% de la producción de café de toda la zona. Su cada vez más diversificada modalidad de negocios que va desde el financiamiento, beneficio, trillo, etc., hasta la compra y las operaciones de exportación, pasando por la venta de accesorios, maquinarias agrícolas, abonos, etc., le ha permitido ejercer un dominio poco disputado en toda la zona. Hasta finales de los años diez, la industria del café en Matagalpa y Jinotega estaba muy poco desarrollada; la exportación del grano se hacía en “pergamino seco”, es decir, sin haber sido sometido a las operaciones de beneficio que lo preparan para la exportación “en oro”. En los primeros años de 1920 se instala en la cabecera departamental de Matagalpa un trillo para beneficiar el café maduro que recibió entonces el nombre comercial “Beneficio de Café Calley-Dagnall, S. A.”. Sus dueños, dos emigrantes de nacionalidad inglesa, David Dagnall y un tal Mr. Calley, se dedicaron al mismo tiempo a la compra de café, habilitación a pequeños productores y a las actividades de exportación del grano. Durante el período de crisis, ante la vertiginosa caída de los precios en el mercado mundial, Calley Dagnall, S. A. se hizo propietaria de 202 Baltodano, González, Rappaccioli, Knoepffler.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS más de 25 latifundios, acumulando un patrimonio territorial de gran envergadura.203 Un poco después de superada la crisis formaliza su actividad financiera, cambiando su razón social por la de “Casa Calley Dagnall, Sociedad Agrícola Industrial”; a estas alturas ha negociado favorablemente la venta de las propiedades adquiridas a precios ruinosos, especializándose en el financiamiento y en la exportación del grano. Además de haber rematado latifundios cuyas extensiones oscilaban entre 1 000 y 2 000 manzanas, CalleyDagnall se había constituido en propietaria de un considerable número de pequeñas propiedades alienadas por créditos hipotecarios a los terratenientes morosos de la Casa. En los años cincuenta, con el repunte de los precios del café, la Casa Calley se convierte en banco, modernizando además las plantas industriales de beneficio mediante la instalación en su base de Matagalpa de los más avanzados sistemas de trillo, secado, etc., lo mismo que plantas automáticas de selección de granos. Convertida ahora en un vasto complejo agroindustrial y financiero, Calley-Dagnall posee la hegemonía en las operaciones relacionadas con el café en la región norte central. Aunque sus inversiones no van más allá de la modesta suma de tres millones y medio de córdobas, se calcula que sus ganancias, en cambio, se acercan a los 900 millones de córdobas, si consideramos sus cincuenta años de operaciones. Dentro del negocio cafetalero, los intereses de Calley-Dagnall aparecen como los más estructurados, aunque están limitados al ámbito regional del norte central del país. Puede caracterizársele como un grupo financiero de tipo más bien regional, no obstante que en los últimos años opera como entidad bancaria en varias ciudades, y sus propietarios son activos componentes de asociaciones gremiales, educacionales y económicas, promovidas con el rango de nacional por la alta burguesía nicaragüense.204 Los otros sectores asociados a la producción de café no llegan a constituir un grupo económico propiamente dicho, apareciendo más difusos y entremezclados con los grupos económicos fundamentales de la burguesía, dentro de los cuales, no gozan de hegemonía ni de independencia alguna. Así, las casas exportadoras locales como CISA (Comercial Internacional, S. A.) o Casa Palazio, por citar las que representan los más típicos intereses ,cafetaleros locales, se subordinan al aparato financiero del grupo Banco de América.205 Otro sector de cafetaleros aparece vinculado al grupo BANIC (Banco Nicaragüense) donde predominan los intereses de la moderna burguesía algodonera e industrial. La burguesía cafetalera no ha logrado una integración vertical hasta la escala financiera, apareciendo en el país dispersa por distintos sectores locales donde forman unidades independientes. En este sentido, sólo unos pocos productores han logrado situarse en las estructuras verticales de los grupos financieros de la burguesía, sin constituir allí un sector aparte. Conviene hacer presente que la tendencia general del productor de café en Nicaragua es depender en lo fundamental del Banco Nacional y atender ociosamente las plantaciones de vez en vez. Esto último pone de relieve el 203 Calley Dagnall llegó a tragarse más de 30 000 manzanas; entre las haciendas más importantes
por su extensión mencionamos: “El Paraíso”, “Palestina”, “La Danta”, “La Fianza”, “La Estrella”, etc. 204 Kenneth Matheson, copropietario y presidente de Calley Dagnall, es socio directivo de Corporación Nicaragüense de Inversiones (CNI) institución en la que se citan los explotadores más poderosos del país. Es además socio del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE). al igual que los burgueses más representativos del país. 205 CISA, está presidida por Duilio Baltodano, fuerte cafetalero del sur quien es además uno de los directivos más o menos estables del Bancó de América; lo mismo ocurre con Sandro Palazio, condueño de la exportadora Casa Palazio, miembro de la junta directiva del mismo Banco. Por el lado del Banco Nicaragüense, nos encontramos con otro cafetalero del sur, J. I. González.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS carácter frustrado de la burguesía cafetalera, su atraso, descomposición y su cada vez más galopante debilidad.206 También desde el punto de vista cuantitativo, el café ha pasado a ocupar un tercer lugar en las exportaciones nicaragüenses, siendo seguido muy de cerca por el azúcar. Los grupos económicos fundamentales armados por la burguesía nicaragüense, no tienen en la actualidad una identificación importante con la producción cafetalera, lo que no niega que tal actividad económica considerada en su conjunto, ejerce una influencia sensible por el lado de las operaciones comerciales de los bancos y las agencias financieras de la burguesía, ni le resta importancia a la participación decisiva que tuvo el café en el proceso de acumulación originaria y en la transformación de las clases dominantes tradicionales —al menos un segmento de éstas— en burguesía agroexportadora. Señalar las principales agrupaciones de la burguesía nicaragüense, no es una cuestión muy simple, si se tiene en cuenta que su configuración homogénea está aún en proceso de estructurarse, Por otro lado, muchos intereses importantes, capitales, empresas, actúan con relativa autonomía o se agrupan en asociaciones intermediarias, fuera de los grupos económicos fundamentales. En la actualidad la burguesía nicaragüense se ha integrado verticalmente en dos grandes consorcios o polos de poder económico, BANIC (grupo del Banco Nicaragüense) y BANAMÉRICA (grupo del Banco de América).207 Un grupo económico diferente de los otros dos lo constituyen los poderosos intereses de la dinastía Somoza, a cuya cabeza se encuentra el dictador Anastasio Somoza Debayle. La integración de estos pulpos financieros está aparejada al proceso de formación, dominación y consolidación de la burguesía nicaragüense, al proceso de monopolización de la producción material y específicamente de los sectores productivos orientados hacia el mercado exterior. Al mismo tiempo, la naturaleza de estos grupos corresponde al carácter esencialmente dependiente de la burguesía de Nicaragua que para su desarrollo ha contado no sólo con el respaldo financiero del gran capital norteamericano, sino principalmente con el apoyo de las intervenciones armadas, diplomáticas, culturales, policiales, etc., del imperialismo norteamericano. Por de pronto bastaría señalar que a la cabeza de estas agrupaciones económicas locales se encuentran dos de los gigantes financieros más poderosos de los Estados Unidos: Chase Manhattan Bank, como soporte del grupo BANIC y Wells Fargo Bank, con el First National Bank of Boston, presidiendo las actividades del grupo Banco de América.208 La dominación norteamericana sobre la burguesía local no comienza ni concluye con esa relación hegemónica en el campo de las operaciones financieras; un poco más adelante señalaremos otros mecanismos de dominación imperialista sobre la burguesía, que se infiltran dentro de los mismos grupos económicos locales. Lo que debe quedar claro después de todo, es que estas agrupaciones, pese a ser en sí mismas formas 206 Desde
la irrupción del cultivo algodonero, el café pasa a ocupar un lugar de segunda importancia en las exportaciones de Nicaragua, Ya en 1972, ha sido desplazado al tercer orden por la carne; en 1973 las exportaciones de azúcar prácticamente colocaron al café en el cuarto lugar del comercio exterior. (Banco Central, 1972, “Principales indicadores económicos”, op. cit.) 207 Ambos grupos controlan alrededor del 70% del total de las colocaciones de capital en el sector capitalista privado. (Véase INCAE, H. Strachan, tesis de doctorado, 1975.) 208 A principios de los años setenta, el First National Bank of Boston, a fin de coordinar préstamos a corto y mediano plazo para la industria y el comercio, abrió una oficina coordinadora en la sede del Banco de América, cubriendo la extensión de sus tentáculos mediante la designación como encargado coordinador de un tecnócrata criollo.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS superiores de organización económica de la burguesía, no están expresando ninguna madurez en su desarrollo sino todo lo contrario: el agravamiento de la dependencia local respecto al imperialismo por el mismo hecho de representar estas estructuras económicas locales, un mecanismo más organizado y eficiente para consolidar la dominación norteamericana. Bien podría caracterizarse a la burguesía nicaragüense como simple clase intermediaria del imperialismo, como burguesía consular. Este “desvalimiento” no es un factor para sensibilizar o atenuar el carácter explotador interno de la burguesía nicaragüense, antes bien, su carácter supeditado y la necesidad de acrecentar la porción de ganancia que le permite su verdadero dueño, agudiza la extensión y la intensidad de la explotación que ejerce sobre la clase trabajadora. Para un mejor conocimiento de estos grupos intentamos hacer una descripción inicial de su estructura y sus ramificaciones. En la parte de apéndice y cuadros, al final de este capítulo, insertamos un esquema provisional de estos grupos económicos diseñado a partir de la información fragmentaria de que se dispone. 2. GRUPO “BANIC”
Está nucleado alrededor del Banco Nicaragüense y es el polo financiero más poderoso del país. BANIC representa la fusión de fuertes intereses agrícolas —principalmente algodoneros de occidente— con sectores industriales de la capital y también de occidente.209 La fundación de su núcleo inicial, el Banco Nicaragüense, en 1953, coincide con el auge del cultivo algodonero y con los precios favorables de la fibra en el mercado norteamericano. Se le conoce también como el “Banco Liberal”, denominación que pone de relieve las supuestas contradicciones irreconciliables entre los sectores liberales y conservadores de la burguesía nicaragüense y deja sin descubrir las múltiples correspondencias de intereses económicos y políticos entre estos grupos, especialmente con los intereses de la burguesía tradicional —o burguesía “conservadora”— nucleados alrededor del Banco de América. La orientación de sus operaciones en el campo agrícola, industrial, bienes raíces, etc., ha seguido todo un proceso. En un inicio, durante los años cincuenta, el Banco Nicaragüense se comporta como la institución financiera por excelencia de los plantadores de algodón de León, Chinandega y un poco menos de Managua; participa en la formación de sociedades agrícolas e industriales, servicios y asistencia técnica, exportación, distribución de insumos y maquinarias, todas ellas vinculadas al “boom” algodonero de los años cincuenta. Sus principales operaciones tienen como campo, durante ese período, los departamentos algodoneros León y Chinandega. Entonces el BANIC es aún una institución financiera de carácter regional en vías de consolidación, que no ha extendido sus tentáculos a todo el territorio. De hecho, sus principales accionistas fundadores están estrechamente vinculados al cultivo y a la agroindustria algodonera: Montealegre Callejas, Reyes, Reyes Cardenal, Guerrero, Guardián, Blandón, etc. 209 Por los algodoneros de occidente, concurren a formar el Banco, R. Guardián, R. Blandón, E. Montealegre Callejas y otros; representando a los sectores comerciales concurren: Salvador Guerrero Montalván (Ramiro y Alfredo Sacasa), Armando Reyes, Carlos Reyes Montealegre, P. J. Frawley, Federico Lang, Roger Lacayo Terán, y otros.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS A la caída de los precios del algodón en el mercado mundial, el BANIC maniobra como institución bancaria de ahorro e inversiones, orientándose al fortalecimiento de su estructura bancaria que se disloca por medio de oficinas y sucursales en todo el país. La consigna “Un banco nicaragüense para todos los nicaragüenses” recoge fielmente la política de expoliación nacional emprendida entonces por el BANIC. No es sino a mediados de los años sesenta que el BANIC se desarrolla como grupo vertebrado a intereses orientados hacia las inversiones de tipo industrial y hacia los bienes raíces y la construcción de viviendas. La coyuntura favorable a esta política se explica mejor al tomarse en cuenta que la estrategia global del imperialismo para América Latina, sintetizada por el lado del desarrollo económico con la “Alianza para el Progreso”, está por entonces en pleno movimiento. Asimismo, la conformación del Mercado Común Centroamericano —como una parte de esa estrategia— abrió perspectivas a la burguesía nicaragüense para colocar sus capitales —derivados en lo fundamental de la agricultura y el agiotismo— en el sector industrial. A partir de este período, el BANIC se configura como el grupo financiero más poderoso del país, especialmente en relación con las inversiones industriales. Los mecanismos tentaculares del BANIC —sin considerar su núcleo central, el Banco Nicaragüense— están encabezados por cuatro instituciones de tipo financiero mediante las cuales expande sus operaciones a nivel nacional cubriendo una amplia gama de actividades: inversiones comerciales, centros de comercio y almacenamiento; industrias de alimentos, bebidas alcohólicas y gaseosas, productos lácteos, pesca y procesamiento de mariscos, productos químicos, desmotadoras de algodón, plásticos, pinturas y molduras de madera, etc.; medios de comunicación masiva, publicidad y educación; industria de la construcción, repartos de viviendas, menajes de casa, etc.; seguros de vida y vivienda.210 A diferencia del otro grupo financiero y del que encabeza Somoza Debayle, BANIC ha organizado un conjunto de instituciones de promoción social, bajo cuya fachada demagógica pretende atenuar los efectos de su agresiva política de lucro. Con los auspicios y la asistencia técnica de agencias del imperialismo bastante conocidas, 211 promueve programas de desarrollo de la comunidad, viviendas para pobladores marginales, desarrollo cooperativo, créditos para pequeños artesanos y comerciantes, bolsas de becas para estudiantes de pocos recursos, etc.212 En este sentido el BANIC coincide con los programas implementados por el imperialismo dentro de su estrategia global contrarrevolucionaria, destinada en lo fundamental a reprimir preventivamente las tensiones sociales y los brotes revolucionarios provocados por los desafueros de la explotación capitalista. De la misma manera que la “acción cívica” practicada por la Guardia Nacional, la “acción social” llevada a cabo por este grupo empresarial va dirigida en su esencia a reforzar el sistema clasista de dominación. Las cuatro instituciones financieras principales del grupo BANIC articulan a su vez un complejo de empresas e intereses distribuidos a lo largo de los distintos sectores de la producción: 210 Trece
nombres del consejo directivo del BANIC estaban en 32 juntas directivas y cargos ejecutivos de firmas conexas. En 5 firmas la junta directiva del BANIC, ocupaba todos los cargos dirigentes. (INCAE, H. Strachan, op. cit.) 211 AID, IDF (Interamerican Development Fundation), sostenida por la Agencia Central de Inteligencia de los EU; y recibe también fondos y asistencia técnica de instituciones imperialistas interesadas en aplicar intensivamente programas de control de la natalidad, como Rockefeller Foundation, Population Council, Ford Foundation y otras. (Bonnie Mass, The political economy of population control in Latin America, Ed. Latin America, Quebec, 1972, pp. 13, 14, 17, 34, 59.) 212 Véanse notas 24 a 26.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS a] INDESA. Representa el mecanismo financiero más importante del grupo; su especialidad son las inversiones industriales; en el año 1972 se jactaba de canalizar el 70% del total nacional de ahorros para la inversión de valores, y ser ella sola más poderosa que 4 de los seis bancos privados que operaban en el país, por lo que hace a los depósitos de cuenta corriente.213 Sus negocios en 1972 movilizaban un capital del orden de los 700 millones de córdobas, a diferencia de 321 millones de total acumulativo en 1970 luego de tres años de operaciones. En 1970 controlaba directamente 14 empresas de tipo industrial e indirectamente más de 25 sociedades anónimas de igual giro.214 Para 1972 habían penetrado otros grupos financieros que alegaban ser “independientes” como 215 INFISA (Inversiones Financieras, S. A), grupo INVERCO, asociado a II (Inversiones Industriales de Nicaragua, propietaria de Kativo Chemicals y otras cuatro empresas). Según uno de sus personeros, “en el espíritu de integración económica centroamericana” INDESA extendió sus operaciones a Costa Rica al adquirir un importante paquete de acciones de INFISA-C.R. y más tarde CERISA (Cerámica Industrial, S. A) vinculadas a la industria cervecera, cerámica y materiales prensados en ese país.216 INDESA, en el campo de la comunicación de masas y la educación, posee intereses en TELEVICENTRO, S. A., diario La Prensa, Publicidad y Promociones, S. A y sus personeros más importantes son miembros del Consejo Directivo de la Universidad Centroamericana, institución de educación superior organizada por los jesuitas y la burguesía,217 así como también del Comité Nacional Directivo del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE).218 La actividad de INDESA parece extenderse rápidamente hacia otras regiones del país proponiéndose en primera instancia explotar el negocio del turismo y los bienes 213 Correo de INDESA, sección de divulgación, publicada cada miércoles en el diario La Prensa suministra la información relacionada con las operaciones del grupo Banco Nicaragüense; nuestras referencias acerca del grupo han sido extraídas en buena medida de esa sección. 214 Citaremos las principales: Compañía Cervecera de Nicaragua y últimamente también cervecería “El Águila”; Desmotadora “La Virgen”; Banco Nicaragüense; Booth de Nicaragua; Central de Algodoneros, S. A.; Corporación Nicaragüense de Inversiones; EXPASA (exportadora de algodón); EXPASA Química; Leche “La Completa”; Seguros “La Protectora”; NICAMAR (pesqueros); FIRSA (Fomento de Inversiones Rentables, S. A.); Inversiones Industriales de Nicaragua (conjunto de cinco empresas); Grasas y Aceites, S. A. (GRACSA); INFISA-‐CR. (Inversiones Financieras de Costa Rica), Cerámica ístmica y Cerámica Industrial, S. A. (Costa Rica y Nicaragua). Otras empresas asociadas al grupo son: Industrias Nacionales Agrícolas (INA); Harina GEMINA; AGROSA (aceite de algodón); DEPSA (desmotadora de algodón); Ingenio Monterosa (azúcar); Empresas Administradoras de Inmuebles para el Comercio (CORLISA, COMINSA, FINANSA); Vehículos y Maquinarias, S. A. (VIMSA); etc. 215 INFISA pasó luego a ser controlada por el Banque National de Paris, cambiando su razón social por FRANCOFIN (Corporación Francoamericana de Fomento) dedicándose casi exclusivamente a negociar con las viviendas y los bienes raíces en general. 216 INFISA de Costa Rica pertenecía originalmente a Manuel Ignacio Lacayo, agiotista de proyecciones centroamericanas (Embotelladora MILCA-‐Coca Cola, Cervecería El Águila, Inmobiliaria Bienes y Raíces, S. A., director del Banco de América, Cerámica Industrial, S. A., todas ellas en Nicaragua; y propietario principal de Cerámica ístmica, Materiales Prensados S. A., Cervecera de Costa Rica, Hotel Balmoral de Costa Rica y otros negocios en ese país donde generalmente reside). BANIC, compra un fuerte lote de acciones de INFISA de Costa Rica asociándose con Manuel Ignacio Lacayo y abriendo un vínculo hacia el grupo BANAMÉRICA en el cual Lacayo es fuerte accionista. 217 En la junta directiva de la Universidad Centroamericana no faltan elementos de la junta directiva del Banco Nicaragüense, Roger Lacayo Terán, Federico Lang, y el secretario ejecutivo de INDESA, J. Morales Carazo. 218 En el comité nacional del INCAE, representan al BANIC, Eduardo Montealegre Callejas (presidente del comité) y Alfredo Sacasa Guerrero, también directivo del grupo.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS raíces: Hotel Cosigüina, Hotel León, Reparto Posada del Sol y otros, están conectados con BANIC-INDESA, a través de las promotoras Metrotur e ININSA (Inmobiliaria de Inversiones, S. A). También en 1975, INDESA ha abierto filiales en el Departamento de Matagalpa. A través de INDESA se dirige y coordina la actividad de las instituciones de “promoción social”, siendo sus principales directivos los encargados de orientar la política de estas instituciones, aunque los auspicios y la estrategia general provienen de la Agencia Internacional de Desarrollo (AID) y la Fundación Panamericana de Desarrollo (PDF), típica institución de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana.219 Con la poca información disponible señalaremos algunos programas de represión preventiva llevados a cabo en los últimos años: FUNDE (Fundación Nicaragüense de Desarrollo): i] “Los primeros cien”: campaña para colectar cien mil córdobas para programas de “ayuda social”. Estos aportes serian multiplicados con aportes de AID. ii] “La revolución del centavo”: canalizar pequeños ahorros de la comunidad a fin de “mejorar el nivel de vida de los campesinos”. Este sospechoso programa había sido puesto en práctica desde 1963 en Guatemala, con el objeto de conjurar los “peligros” de las insurrecciones armadas campesinas. Su origen es elocuente. iii] “Desarrollo de la comunidad”: construcción de obras de saneamiento ambiental, escuelas rurales, viviendas, etc., en localidades consideradas focos potenciales de subversión.220 INDE (Instituto
Nicaragüense de Desarrollo):
Se funda en 1963 impulsado por las inquietudes “de jóvenes empresarios” estimulados por la Agencia Internacional de Desarrollo (AID). Se especializa en problemas de desarrollo de la comunidad. En 1973 AID le otorgó un préstamo de medio millón de córdobas y suscribió “nuevos contratos para ampliar programas de desarrollo de la comunidad”.221
219 AID, ha financiado los programas de las instituciones de promoción social del BANIC; i) Programa “Los primeros cien” (Revolución del Centavo) por cada córdoba recogido por la intermediaria FUNDE (Fundación Nicaragüense de Desarrollo), AID multiplicaría varias veces la cantidad, siempre y cuando ésta se destinara a “mejorar el nivel de vida de campesinos y obreros”; ii) Proyecto de construcción de viviendas para pobladores marginales, para ser desarrollado en distintas localidades del país, fue financiado también por AID. Las campañas publicitarias de los proyectos están diseñadas para saturar de mensajes políticos a las comunidades donde se aplican, uno de éstos “Déme un centavo y haré la Revolución” es elocuente. 220 FUNDE a su vez tiene una intermediaria denominada FUNDECI (Fundación Nicaragüense pro Desarrollo Comunitario Integral) originalmente fundado por algunos eclesiásticos, pronto fue absorbido por el BANIC; en su directiva figuran socios accionistas del grupo: Armando Reyes Cardenal, J. J. Montealegre y otros. FUNDECI alega proveer facilidades habitacionales para familias de escasos recursos “dentro de un nuevo y revolucionario concepto social comunitario” “en donde podrá desarrollarse el espíritu comunitario sin la pérdida de la individualidad”. En este caso el empleo de una terminología “socialista”, el abuso de conceptos como “comunitario”, “revolucionario”, se entremezclan con la matriz individualista y ultrarreaccionaria del capitalismo enemigo de la propiedad social y de la igualdad de clases. (Correo Económico de INDESA, 18 de julio de 1973.) 221 El INDE es una creación de “jóvenes empresarios” con preocupaciones sociales. Intenta ser un organismo “de la iniciativa privada y un efectivo portavoz de las inquietudes y necesidades de los
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS EDUCRÉDITO:
Canaliza recursos provenientes de la iniciativa privada para “dar ayuda” a estudiantes de escasos recursos. Por cada córdoba que colecta, AID se compromete a otorgarle el triple. Tiene en las empresas norteamericanas que operan a nivel local a sus más decididos sostenedores.222
b] FINANSA. Actuando estrechamente con Financiera de la Vivienda, representa uno de les tentáculos más absorbentes del BANIC en materia de bienes raíces, aunque también actúa como promotora comercial, asesoría técnica en proyectos de construcción, surtidora de materiales de concreto, etc., a través de una serie de empresas adventicias: Arquitecsa, Servicios Técnicos, S. A., Concreto Pretensado de Nicaragua, y la compañía de construcciones CONTECSA. Probablemente es la propietaria más poderosa de repartos y complejos comerciales, negocio en el que FINANSA entró de lleno luego del terremoto de 1972. Como inmobiliaria comercial controla: Súper Centro Nejapa, Centro Comercial Bolonia, Centro Comercial Lindavista, San Francisco, Parque Industrial Alameda, y tiene proyectado construir un complejo médico hospitalario. Como promotora de viviendas posee más de 12 repartos residenciales entre los que citamos: Lindavista Norte y Sur, Las Brisas, Las Colinas, Ciudad Jardín —con AID—, Loma Verde, Colonial Los Robles, Montefresco, San Luis en Chinandega, San Martín, Ciudad Xolotlán, Rubenia, San José. c] FINANCIERA DE LA VIVIENDA. Dentro del BANIC, se encarga de captar ahorro de particulares para la construcción de viviendas. Administra numerosos proyectos de construcción, barrios residenciales, firmas constructoras y de arquitectura, lo mismo que se asocia a centros comerciales que suministran tanto materiales de construcción como muebles, accesorios y menaje de casa.223 Asegura las viviendas a través de un consorcio de seguros del grupo BANIC, Cía. de Seguros “La Protectora”. En fin, completa el negocio de la vivienda desde el ahorro para construir hasta el seguro contra riesgos, pasando por los planos, construcciones, amoblaje, comisiones de toda índole, etc. Sin embargo el BANIC no es el grupo que se destaca en las inversiones sobre bienes raíces, cuyo liderazgo disputan el grupo Banco de América a través de BIRSA (Bienes Raíces, S. A.) y un grupo menor pero especializado en ese negocio lucrativo, el conglomerado CAPSA (Centroamericana de Ahorro y Préstamo, S. A.). d] COMPAÑÍA DE SEGUROS LA PROTECTORA. Es el cuarto mecanismo financiero de BANIC. Opera como institución de apoyo corriendo a lo largo y ancho de todo el complejo empresarial. Con el eslogan cargado de confiabilidad “La Protectora protege”,
diferentes gremios y sectores (?) de la economía”. Contempla la participación “no sólo del factor empresarial” sino de los sindicatos, universidades, entidades religiosas y de servicios. Sin embargo, los verdaderos objetivos de INDE son atenuar los efectos de la explotación capitalista, mantener contactos con los sectores explotados ante la pérdida del control de conflictos sindicales y políticos, así como promover el adiestramiento de trabajadores para probar la efectividad del “mejoramiento” y la movilidad social ascendente en el sistema capitalista. 222 Normalmente EDUCRÉDITO recibe financiamiento de AID, pero en el plano local recibe aportes de las empresas asociadas a los grupos económicos y de compañías extranjeras que operan a nivel local, Esso Standard Oil, Toyota, IBM World Trade Co., Coca Cola, etc. (Diario La Prensa, octubre de 1973.) 223 En relación con la urbanización “Ciudad Jardín” realmente es un proyecto de AID para proveer viviendas a la “clase media”. Su ejecución local fue entregada al Banco Nicaragüense, quien confió su construcción a una de sus afiliadas (CONTECSA).
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS asegura las viviendas de Financiera, las plantas físicas de los negocios, industrias, e instalaciones controladas por INDESA, FINANSA y otras instituciones asociadas y no asociadas; protege contra robos al Banco Nicaragüense; propicia seguros colectivos e individuales de vida y accidente, esquilmando los salarios de empleados y trabajadores atados al grupo. Luego de reseñar las principales ramificaciones de este pulpo financiero, tal pareciera como si la burguesía nicaragüense nucleada alrededor de BANIC, centralizara un asombroso poder económico a nivel nacional. Pero ello no es así. Es muy cierto que algunos de los grandes accionistas del grupo acumulan una gran cuota de poder en el ámbito local y si se quiere grandes fortunas, tomando en cuenta la escala del país. Pero las condiciones de dependencia son hoy en Nicaragua aún más agudas que en otros períodos en que las inversiones extranjeras, las ataduras financieras, etc., eran bastante menores, comparadas con los intereses norteamericanos involucrados en el resto de Centroamérica.224 Esta observación no le resta importancia al hecho de que Nicaragua tuviera un interés estratégico para el control y dominio por parte de los Estados Unidos tanto del istmo, como de la zona del Caribe. En la práctica, las reiteradas intervenciones armadas, las innumerables lesiones a la soberanía del país, confirman elocuentemente que los Estados Unidos tenían en Nicaragua un interés vital que en última instancia correspondía y corresponde a las determinaciones del desarrollo y la consolidación de los intereses económicos del imperialismo. Dentro del grupo BANIC y por encima de éste, la hegemonía del capital norteamericano toma cuerpo real a través de una serie de lazos que ponen de manifiesto la clara supeditación de la burguesía nicaragüense a los intereses del imperialismo. Aquí no pretenderemos llevar a cabo un análisis exhaustivo de este fenómeno, pero al menos anotaremos algunos datos que reflejan esa situación. i] Por encima de la estructura del BANIC y dentro de su cuerpo directivo, se encuentran superpuestos los intereses de los gigantes financieros más representativos del imperialismo, Chase Manhattan Bank, Morgan Guaranty Trust y Multibank and Trust Co. ii] INDESA se encuentra atada económicamente a otros tantos consorcios multinacionales, Bank of California, Continental Illinois, Manufacturers Hanover Trust, J. Henry Schroder, American Express Bank, y siempre los mismos bancos Chase Manhattan y Morgan.225 iii] Las multinacionales norteamericanas, Consolidated Foods Corp. y Booth Fisheriers controlan a través de INDESA y sus empresas locales el negocio de la pesca y la exportación de productos del mar; Pepsi Cola Int. controla Embotelladora Nacional, S. A. (ENSA) una de las más sólidas empresas de BANIC. United Fruit y General Mills son las tributarias en última instancia de las industrias asociadas al BANIC que se dedican al procesamiento de oleaginosas y productos de molinería: Agrosa, Gracsa, Gemiría. ADELA Investment Co. es propietaria de más de 5 millones de córdobas en acciones de las compañías anexas al BANIC por medio de INQUISA —Hercasa, Pennsalt. El Hotel Posada del Sol está controlado realmente por la compañía hotelera Western Intl. Hotels. EI giro 224 Mientras en Guatemala las inversiones directas de los Estados Unidos hasta 1965, sumaban
156 millones de dó1ares y las de Honduras 146 millones, a Nicaragua le tocaban apenas 35 millones, y proporcionalmente el 9.84% de las inversiones norteamericanas en el área centroamericana. (Fuente: SIECA 1967, citado por Guillermo Molina Chocano, Integración centroamericana y dominación internacional, EDUCA, San José, 1971, p. 23.) 225 Correo de INDESA, compilados en Revista Conservadora del Pensamiento Centroamericano, 1970, 1972.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS de productos de cerámica en el que BANIC tiene intereses, es controlado en un 50% por American Standard Inc., condueña de CERISA. Televicentro, canales 2 y 12 se encuentra atado al consorcio norteamericano ABC.226 Los almacenes de depósito (ICADESA) están enlazados con Interamerican Chemicals, etc. iv] Las instituciones de “promoción social” INDE, FUNDE, FUNDECI, EDUCREDITO, son dirigidas en última instancia por AID, IDF (International Development Fund) y otras agencias oficiales y semioficiales del imperialismo.227 v] El reparto “Ciudad Jardín El Porvenir” complejo de viviendas construidas por Financiera de la Vivienda y sus empresas anexas, realmente es un programa de AID, manejado por el BANIC. Sus objetivos, diseño, sector social para el que fue construido, financiamiento y todo lo importante del proyecto, fue dirigido por AID.228 Como puede advertirse el BANIC es un gigante con pies de cristal. Además de encontrarse maniatado por los grandes intereses norteamericanos, sus programas de desarrollo financiero, industrial, agrícola y comercial se ven obstaculizados por la competencia de otras firmas multinacionales que operan en Nicaragua, especialmente en el área del mercado común. Estos frenos serán explicados mejor con posterioridad. (Véase apéndice BANIC.) 3. GRUPO BANCO DE AMÉRICA (BANAMÉRICA)
El núcleo central del grupo es el Banco de América; aparece casi junto al Banco Nicaragüense, un poco antes, en julio de 1952. El banco es la representación de los intereses de la oligarquía de oriente —primordialmente Granada—, ganadera y comercial, y de los productores de azúcar y bebidas alcohólicas, es decir, de la concentrada burguesía o aristocracia industrial que explotaba el negocio del azúcar y el alcohol desde el siglo pasado.229 Aunque la base económica de este grupo está dispersa por distintos puntos de los departamentos de oriente, sur y occidente del país, su sede por excelencia es Granada, lo que se explica como una supervivencia de las tradiciones de la antigua oligarquía granadina, y por el hecho aún más vivo, de que este grupo representa de manera fiel la continuidad histórica y económica de la oligarquía conservadora. En contraposición con el Banco Nicaragüense, al de América se le designa con el calificativo de “Banco conservador”. Sus fundadores en efecto, representaban la más rancia oligarquía conservadora: Pellas, Chamorro, Benard, Gómez, y en segundo grado, Baltodano, Hollman.
226 La multinacional American Broadcasting Co. (ABC) controla las dos empresas de televisión del
país. Una de ellas pertenece a los Somoza (canales 6 y 8), y la otra es una asociada del BANIC (canales 2 y 12). Los programas de televisión son suministrados por ABC, y la propaganda de los canales corresponde en lo principal a la promoción de productos de manufactura norteamericana. (Naclas's Newsletter, vol. III, núm. 4, julio-‐agosto 1969.) 227 “La Fundación Panamericana de Desarrollo anunció que se colectaron 100 000 dó1ares que fueron remitidos a su filial FUNDE, quienes están financiando viviendas a un costo de U.S. 200.00.” (Washington Post, enero, 22 de 1972.) 228 Véase nota 26. 229 A partir del ingenio “San Antonio”, propiedad de la familia Benard-‐Pellas, se funda en el año 1890 la compañía exportadora de azúcar y productora de alcohol y licores, “Nicaragua Sugar States Limited”, cuyo mercado era por entonces Inglaterra y los Estados Unidos.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS La fundación del Banco de América se encuadra dentro de una coyuntura favorable para la oligarquía conservadora. Durante la década del cuarenta la dictadura de Somoza García, aprovechando el extraordinario poder interno que le fue concedido por el imperialismo durante la segunda guerra mundial, emitió una serie de leyes y decretos destinados a contraer las actividades comerciales que en lo fundamental dependían de la importación, así como limitar el mercado de divisas, con lo cual afectó sensiblemente a los grandes comerciantes en su mayoría por tradición conservadores.230 Al mismo tiempo Somoza García emprendió una carrera desenfrenada de enriquecimiento, usurpando las ricas plantaciones cafetaleras, ganaderas y otros intereses a ciudadanos alemanes, adquiriendo además por medio de incontables modalidades fraudulentas, una enorme fortuna. La oligarquía conservadora, considerablemente golpeada en sus intereses y limitada en sus perspectivas de enriquecimiento, optó por el acuerdo de intereses con Somoza García, suscribiendo a principios del cincuenta un pacto bipartidista mediante el cual se consentía expresamente la continuidad dictatorial de Somoza por otro período presidencial a cambio de: a] participación conservadora en el gobierno del país con no menos de un tercio de representación en todos los organismos colegiados; y b] libertad de comercio y garantía para los intereses “particulares”. Ambas condiciones fueron elevadas a categorías de normas constitucionales en la nueva Carta reeleccionista de 1950.231 Con su participación en el poder dinástico y pactadas las condiciones que permitían —al menos temporalmente— atenuar la agresividad monopólica de Somoza y dar una apertura a la reproducción acelerada del capital oligárquico, se reúnen los dispersos intereses de la aristocracia conservadora para vertebrar el Banco de América. A diferencia del Banco Nicaragüense, el de América se proyecta originalmente como una entidad bancaria de tipo tradicional comercial, limitada a la captación de recursos para financiar actividades primordialmente agropecuarias. En buena parte, esa política refleja la mentalidad empresarial de sus principales accionistas cuya base económica, como se expresó, descansaba en la ganadería, el comercio y en la producción azucarera. Para entender la conformación original del grupo BANAMÉRICA, es preciso tener en cuenta esa composición de sus fundadores.232 En este sentido es explicable que en principio el núcleo central del grupo no conformara, como una sola entidad vertebral, los intereses individuales de sus socios,
230 Los problemas de abastecimiento creados por el conflicto mundial, favorecieron la carrera de enriquecimiento de Somoza. Se interrumpieron las corrientes normales de suministro de bienes importados que determinaron una escasez de estos productos, mientras al mismo tiempo crecía el circulante monetario. Esta situación derivó en una espiral alcista que entre 1938 y 1945, duplicó los precios de las mercaderías. Somoza recurrió a restricciones tendientes a congelar una buena parte del poder de compra del sector de importadores, mientras él mismo se dedicaba a introducir grandes volúmenes de mercaderías que realizaba con ganancias de 200 y 600%. (Frente Nacional pro Libertad de Nicaragua, “La verdadera realidad política de Nicaragua”, Bogotá, abril de 1948, pp. 42 a 44.) 231 Somoza no cumplió con la garantía de libertad comercial estatuida en la Constitución de 1950. Mediante una disposición que facultaba —en la misma Constitución— al Ejecutivo para decretar el estado de “emergencia económica” hasta por un año, Somoza pudo mantener el chantaje a los comerciantes y tener en su mano la concesión de favores personales, haciendo uso año con año de la mencionada facultad constitucional que interrumpía los efectos de la libertad de comercio. 232 Los socios fundadores del Banco de América representaban a los sectores aristocráticos del viejo Partido Conservador: Silvio Pellas y Julio Chamorro Benard (Nicaragua Sugar, Ron Flor de Caña, Casa Pellas Comercial); Juan VassaIli, Enrique Dreyfus, Felipe Mantica (comercio); Enrique Sánchez, Alejandro César, Carlos Hollman (ganadería). Con ellos Duilio BaItodano (café)
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS sino funcionara más bien como una institución de convergencia. Dentro de este marco, el Banco de América en tanto comercial, se disloca con mayor extensidad que otras instituciones similares con la ubicación de una decena de sucursales bancarias en la capital y una veintena de ellas distribuidas en todos los departamentos del país; Hasta la primera parte de la década del sesenta, el grupo Banco de América es un conglomerado eminentemente bancario, y sólo de manera tímida diversifica sus operaciones participando en la creación o en el reforzamiento de algunas sociedades anónimas. Su más característico vuelco y donde se perfila como verdadero grupo financiero, ocurre al fundirse los intereses del BANAMÉRICA con los de poderosos inversionistas en el campo de los seguros, la construcción y bienes raíces y la industria. De este modo, el consorcio de construcciones “Solórzano Villa Pereira” (SOVIPE), “Inmobiliaria de Ahorro y Préstamo” junto a “Bienes y Raíces, S. A.” (BIRSA) y otras fuertes empresas del poderoso capitalista Manuel Ignacio Lacayo, constituyen con el Banco de América los tentáculos matrices del grupo BANAMÉRICA.233 A finales de la década de los sesenta y primeros años del setenta, el grupo amplía espectacularmente sus operaciones hacia los bienes raíces, construcción de viviendas, ahorro y préstamo, y un poco más tarde constituye la compañía de seguros “Inmobiliaria de Seguros”. Nuevos nombres se agregan como una inyección “modernizante” a las estructuras directivas del grupo, hasta entonces tradicionalmente agazapadas en el sector agropecuario: Villa, Solórzano, Lacayo Terán, Pereira, Fernández Hollman (cabeza ejecutiva de familia Hollman, ganaderos y fuertes propietarios de bienes raíces) y Martínez Santos, importador de automotores. Asimismo, se organiza el instrumento financiero ejecutivo del grupo, “Financiera Industrial Agropecuaria” (FIA), competidora de su equivalente INDESA perteneciente al grupo BANIC. Una descripción de las ramificaciones del BANAMÉRICA podría sintetizarse del modo siguiente (véase esquema en el apéndice) : a] Banco de América. Es su núcleo central. A mediados de 1974 contaba con 12 sucursales en Managua y 28 en los departamentos. Un 43% de sus colocaciones correspondían en 1967 a préstamos y descuentos concedidos al sector agropecuario y un 31.5% al comercial. Su política económica consiste en “prestar especial importancia al financiamiento de la actividad agrícola y presenta el rubro mayor en sus colocaciones”.234 Al igual que el Banco Nicaragüense, se encuentra “teledirigido” por bancos multinacionales norteamericanos, “asociados” —en su propio lenguaje vergonzante— al Wells Fargo Bank y al First National Bank of Boston, cuyos representantes forman parte de la junta directiva del Banco de América; el First National cuenta con una oficina “coordinadora” que funciona en la casa matriz de Managua.235
233 Julio Villa, A. Solórzano Thompson, y E. Pereira, se incorporan orgánicamente aportando su
experiencia de explotadores de los trabajadores de la construcción. Al mismo tiempo M. I. Lacayo, dueño de Inmobiliaria, se incorpora a los mecanismos del Banco, insertando en sus estructuras una compañía de ahorro y préstamo para viviendas, lo mismo que una promotora de ventas de hogares (Inmobiliaria y Bienes y Raíces, S. A., BIRSA). A estas alturas las principales empresas controladas y asociadas al grupo, son: Cía. Azucarera. “San Antonio”; Ron Flor de Caña; Ingenio Amalia; Embotelladora MILCA; Cerveza “El Águila”; Calzado ROLTER, Papeles Industriales, S. A. (PINSA); Inmobiliaria de Seguros; Corporación de Inversiones Diversas (CID); SOVIPE, Constructora; SOVIPE Comercial, S. A.; Cerámica Chiltepec; Comercial Internacional, S. A.; Nicaragua Machinery Co. (NIMAC); Distribuidora de Automotores (DIDATSA); Casa Pellas Comercial y Automotores; etc. 234 Banco de América, XX Aniversario, publicación especial del Banco Managua, 1972. 235 Véase nota 11.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS b] Financiera Industrial Agropecuaria (FIA). Es el instrumento para perseguir, mediante inversiones y diversas operaciones financieras, la hegemonía del grupo en la rama comercial, industrial y los bienes raíces con la misma aspiración monopólica que les ha valido controlar la producción de azúcar refinada, la destilación de ron y otras bebidas alcohólicas y mantener su tradicional predominio en la ganadería. FIA envuelve directa e indirectamente más de veinte empresas que se dedican a explotar en lo principal: Plantaciones de caña de azúcar, ganadería y un poco menos, café y arroz; azúcar refinada, licores y alcohol; bebidas gaseosas y cerveza, papelería industrial, calzado, cerámica, productos lácteos y carne; industria de diarios y publicidad; comercio de maquinarias, automotores, almacenes y supermercados, almacenes generales de depósito, agencias navieras, etc. A diferencia de INDESA-BANIC, FIA no contempla la promoción de un capitalismo “caritativo”, consecuente con la más genuina concepción aristocrática de la oligarquía conservadora”236 c] Bienes y Raíces, S. A. (BIRSA). Tentáculo promotor de viviendas para “clase media”, centros comerciales, urbanizaciones, es propietaria de los repartos “Jardines de Santa Clara”, “Las Mercedes”, “Bosques de Altamira, Planes de Altamira y Altamira D'Este, y asociada de los repartos El Dorado, Lomas de Santo Domingo, Santa María de los Lagos y otros. Hasta 1974 tenía el liderazgo en el lucrativo negocio de la vivienda, el cual parece haber perdido ante el avance de su competidora del BANIC, FINANSA. También ha incursionado en el terreno de los Centros Comerciales. 237 Junto a “Inmobiliaria de Ahorro y Préstamo” e “Inmobiliaria de Seguros”, se reparten cada una por su lado el negocio expoliador de las urbanizaciones. d] Inmobiliaria de Ahorro y Préstamos, S. A. A través de una serie interminable de mecanismos extorsionadores, concede dinero al interés para la construcción de viviendas en los planes de BIRSA, con los seguros de riesgo y daños de Inmobiliaria de Seguros, y para ser ejecutadas desde su diseño hasta su amoblaje por las empresas anexas al consorcio de bienes raíces de BANAMÉRICA. Estas empresas constituyen una cadena subordinada pero importante: SOVIPE, (Solórzano, Villa, Pereira Constructores) ejecuta las obras; Julio Villa, Asociados Arquitectos, diseña y planifica; SOVIPE Comercial, S. A. suministra materiales de construcción, accesorios y muebles… y el Banco de América suministra el dinero prestado al cliente, luego de recibirlo del Wells Fargo o el First National. De este modo, Inmobiliaria y BIRSA —”Siempre le da más” “Compre su casa ya”— especulan con el problema de la vivienda, vendiendo los inmuebles a un precio cuatro o cinco veces más altos que su valor real. e] Inmobiliaria de Seguros. Como su equivalente del BANIC, no sólo está involucrada en el comercio de hogares, sino también en seguros de vida individuales y colectivos. En su junta directiva se repiten los mismos nombres de los capitalistas, Pellas, Pereira, Villa, Lacayo Terán, que están presentes en los otros tentáculos del grupo. 236 No es que la oligarquía tradicional carezca de concepciones acerca de la sociedad. Las tiene
bien claras; al menos eso puede deducirse de las siguientes frases captadas por un cronista viajero de principios de siglo al “rey del azúcar” Adolfo Benard, genuino antecesor del grupo BANAMÉRICA: “León tenía un montón de poetas y oradores... pero todo eso para qué sirve, ¿verdad? En seguida me aseguró: Granada es una ciudad muy americanizada, debiera recibir mayor influencia americana, sobre todo ahora que Europa, después dc la guerra, no puede ocuparse de la América del Sur...” “Costa Rica es como León, donde uno ve gente sucia que tiene su tierrita. Aquí no. Las haciendas de Granada son todas grandes y buenas.” (Arthur Rhuls, “El Rey del Azúcar” —don Adolfo Benard— visto por un viajero norteamericano”; Revista Conservadora núm. 82, p. 49). 237 Centro Comercial “Plaza de Altamira” es hasta ahora uno de los más ambiciosos.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS Las proyecciones del grupo BANAMÉRICA se han extendido fuera de las fronteras del país; en Honduras, la firma “Hogares de Honduras” con una inversión de 60 millones de córdobas, aparece como propiedad de “Corporación de Inversiones Diversas” (CID) que es a la vez una empresa anexa a BIRSA-Inmobiliaria-SOVIPE.238 En Costa Rica, el grupo comparte un lote de acciones en CERISA-C. R. (Cerámica Ístmica, S. A.) y otras compañías asociadas.239 Al igual que BANIC, el grupo ha comenzado a experimentar una fuerte tendencia ala expansión regional penetrando en sectores económicos no tradicionales y tratando de interesar a los explotadores provincianos en planes de expoliación de envergadura nacional. FIDOSA, en occidente, es una materialización de esta política de expansión de BANAMER, como lo es también el complejo industrial de oriente integrado por las empresas conexas al grupo: Molinos de Nicaragua, S. A., AGROTEX, Industrias Unidas de Centroamérica (IUCASA), y E. Chamorro —aceite, jabón. Un capítulo accesorio pero muy activo de BANAMÉRICA es el “'holding” INCOSA (Inversiones Comerciales, S. A.), experimento bastante serio de complicidad expoliadora entre la vieja burguesía financiera —Pellas, Chamorro—, y la joven burguesía “tecnócrata”, donde se mezclan el capital y la experiencia de unos con la agresividad empresarial inescrupulosa de los otros. Bajo la sospechosa vaguedad de su nombre comercial, INCOSA es realmente un poderoso mecanismo de inversiones bastante diversas que comprenden tanto la crianza de ganado de carne, la explotación agrícola —café, ajonjolí, proyecto de palma africana—, como los bienes raíces —Camino de Oriente, Plaza España—, incluyendo también la promoción de casas de juego y otras trapacerías. Entre sus planes se cuenta la explotación a gran escala de los juegos de azar, y ya ha concretado sus primeras experiencias con BOLERAMA, y algunas casas de juego cuyas ramificaciones llevan a INCOSA hasta Panamá y la industria internacional de la suerte. El barniz de respetabilidad con que se cubre INCOSA la ha convertido al mismo tiempo en promotora de honorables pero muy lucrativos negocios en el campo de la artesanía aborigen, biblioteca y museo, organizados con el propósito también auspicioso de sobrevaluar el complejo comercial-residencial “Plaza España” dotándolo de una planificada batería cultural. INCOSA opera la línea agropecuaria a través de su empresa “San Marino”, y la comercial junto a bienes raíces, a través de la filial “Santa Mónica”. (Véase apéndice.) Si algo tienen en común los grupos BANIC y BANAMÉRICA, es su dependencia al imperialismo, pero tal supeditación es todavía más aguda en el caso del segundo. No será necesario recordar que en buena parte, la existencia política y económica de la oligarquía conservadora, ha estado determinada por la estrategia del imperialismo de contar con un grupo de reserva que oponer en su momento como conjuro a los desbordamientos “nacionalistas”: de la burguesía liberal reformista de 1909 y de las clases populares de 1912 y 1927, en los tres casos cuando las fuerzas norteamericanas ocuparon militarmente el país. El “estilo de trabajo” de la oligarquía ha estado caracterizado secularmente por su manifiesto desdén a preservar la soberanía del país y por su desproporcionado sentido de la propiedad individual, a cuyo beneficio y preservación ha solicitado más de una vez la intervención armada de los Estados Unidos, la virtual usurpación del gobierno por los banqueros norteamericanos y la concesión onerosa de parte del territorio de Nicaragua a favor de los caprichos expansionistas del imperialismo yanqui.240 ¡Todo por la bolsa! 238 Aparece como presidente. de CID, Julio Villa, copropietario de SOVIPE, directivo de Inmobiliaria, FIA, BIRSA, Banco de América y tres empresas del grupo. 239 Véase nota 18. 240 Carlos Quijano, op. cit., pp. 56 ss.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS Los capitales básicos de los cuales parte y se nutre el grupo, se originan en la explotación de segmentos productivos que han dependido señaladamente del mercado norteamericano, es decir, azúcar y carne. Aunque este dato es una referencia, si se quiere indirecta, respecto de la sensibilidad oligárquica hacia las relaciones con el mercado imperialista, de hecho es un poderoso indicador de dependencia económica y de compromiso. En referencia a los intereses norteamericanos involucrados concretamente en el grupo, señalaremos algunos de cierta importancia: i] Por encima de la estructura directiva del grupo y aun dentro de las juntas directivas de sus principales tentáculos, se enquistan los intereses y la participación directa de los poderosos bancos norteamericanos, Wells Fargo Bank y First National Bank of Boston.241 ii] Un grueso de los préstamos a corto y mediano plazo para la industria y el comercio otorgados a través del Banco de América, corresponden realmente a operaciones del First National Bank que se sirve de dicho banco como coordinador intermediario.242 iii] La mayor parte de las firmas comerciales con capitales asociados al grupo, son en la práctica colocadoras de productos manufacturados en los Estados Unidos, desde camiones y maquinarias hasta bebidas gaseosas. Importantes casas comerciales como Casa Pellas, Nicaragua Machinery Co., SOVIPE Comercial, DIDATSA (Automotores), Julio Martínez y firmas anexas, Casa Carlos Cardenal, Comercial Internacional, S. A. (CISA), etc., son simples articulaciones intermediarias de grandes compañías multinacionales norteamericanas como General Motors, Ford, Phelps Dodge, John Deere, General Electric, ITT, Westinghouse, Union Carbide, P. A. Standard Brand, Du Pont, American Standard, Grace, Monsanto Chemicals, Goodyear Tire & Rubber, RCA, Philco, etc. iv] Algunas supuestas “industrias” vinculadas al grupo como Embotelladora 243 MILCA y CERISA (Cerámica Industrial, S. A.-Nic) no son más que pantallas locales de Coca Cola Int., y American Standard respectivamente. IUCASA, del complejo industrial de oriente, no es más que una mala mezcladora de esencias y sabores producidos por la multinacional Cosco Intl. de Northfield, Ill., por cuenta de la cual también corta, empaca y distribuye rollos de papel higiénico. Café soluble “Presto”, S. A. es una filial de la MJB Co. de San Francisco, Cal. No es difícil advertir que del mismo modo que BANIC, el grupo Banco de América no está tan bien cimentado como lo alegan sus promociones publicitarias. Dependiendo en lo fundamental de las exportaciones de azúcar y carne hacia el mercado de los Estados Unidos —con su sistema de precios y cuotas—; supeditado en sus operaciones bancarias e inversiones agrícolas, comerciales e
241 Thomas Carter y Mr. Carlos Rodríguez son los miembros de la junta directiva del Banco de
América que representan al Wells Fargo Bank. Ambos manejan los asunto del Banco de América desde la “nueva sucursal del Wells Fargo en Miami, que atiende los asuntos latinoamericanos”. (Informe Anual 1972, junta directiva del Banco de América.) Thomas Carter es además miembro directivo de FIA. El Wells Fargo es además uno de los principales dueños del Banco de América. 242 El First National Bank of Boston coordina directamente desde la sede local del Banco de América, préstamos a corto y mediano plazo para la industria y el comercio, aun cuando el Banco de América tiene los mismos programas de financiamiento. 243 La embotelladora MILCA fabrica los productos de Coca Cola principalmente, y en menor escala bebidas gaseosas locales como MILCA; la intervención de Coca Cola Int., se hace sentir hasta en la propaganda y las promociones que en Nicaragua son montadas por McCann-‐Erickson (Naclas's Newsletter, vol. III, núm. 4, julio-‐agosto 1969.) A su vez, American Standard es propietaria del 50% de las acciones de CERISA.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS industriales, a los capitales y modalidades de los grandes bancos norteamericanos; y en último término —pero no finalmente— fundada su actividad comercial en las meras colocaciones de manufacturas norteamericanas en el mercado local, su esencia capitalista se reduce prácticamente al ajetreo especulador, a la intermediación que basa el margen de su ganancia en el castigo al consumidor y en la explotación del trabajo. 4. EL GRUPO DE LOS DADOS CARGADOS: SOMOZA
Podría ser discutible que los Somoza constituyeran un grupo económico desde el punto de vista clásico. Por sobre la cuestión de la riqueza incalculable que han logrado acumular a lo largo de cuarenta años de tropelías, son en Nicaragua más que una sarta estructurada de fraudes, las cabezas en que se concreta esa faceta patológica en el proceso histórico del país. Las intervenciones armadas del imperialismo y las otras modalidades de agresión más sutiles —a veces más, a veces menos— han sido el factor determinante en la continuidad de la dictadura militar de los Somoza. El inmenso poder interno de la familia y del dictador en turno de la dinastía, no quita su naturaleza de agentes ejecutores de la estrategia imperialista a nivel local. Es necesario recurrir a algunas obviedades para ubicar el poder económico de los Somoza dentro del sistema. En primera instancia, los Somoza han monopolizado cuidadosamente los contactos “institucionales” con el imperialismo, desde la esfera diplomática hasta las concesiones de explotación de recursos, préstamos, asistencia técnica, suministros, etc. De igual manera, el control ejercido sobre la Guardia Nacional ha convertido el aparato militar del país en un organismo de represión al servicio de la familia. La hegemonía de los Somoza sobre el llamado Partido Liberal “Nacionalista” , unido alas factores arriba apuntados, les ha permitido ejercer un control absoluto sobre el gobierno, las instituciones públicas, y en general sobre los poderes del Estado. En este sentido, la fabulosa acumulación de riquezas de la familia cierra, con su impresionante infraestructura, el círculo de poder político, militar, y del no menos importante poder de sicarios locales del imperialismo que centralizan los Somoza. Dentro del marco de este capítulo sólo nos limitaremos a seguir las líneas generales del poder económico de esa familia.244 Cuando a mediados de la década de los años treinta el intervencionismo norteamericano pone fin al gobierno “civil” de Juan Bautista Sacasa, cuyo papel de señuelo para contener la resistencia antiimperialista de Sandino había concluido al ser asesinado el patriota nicaragüense, el dictador emergente Anastasio Somoza García — jefe de la recién creada Guardia Nacional— no pasaba de ser un oscuro heredero de cierta plantación de café ruinosa, situada cerca de San Marcos en el departamento de Carazo. Hasta ese momento sus ejecutorias más notables habían sido en el terreno de las finanzas, falsificar dólares mientras cursaba estudios de contabilidad en los Estados Unidos, y contraer matrimonio con la hija de un médico ligado a ciertas familias cuya tradición aristocrática arrancaba desde la colonia española.245 244 Un obstáculo considerable para describir la fortuna de los Somoza es la falta de información.
En Nicaragua los bienes de la familia, en buena parte por la apropiación fraudulenta y todas las formas delictuales con que se han incorporado al patrimonio familiar, se mantienen la clandestinidad o bien a nombre de terceros. La evasión de impuestos es otro factor determinante en la ocultación de las propiedades de los Somoza. 245 Somoza en Filadelfia había probado fortuna vendiendo carros usados y dedicándose a la baraja; según William Krehm, que Llegó a entrevistarlo siendo ya presidente, confesó entonces haber abandonado la taquigrafía por la baraja. Casado con Salvadora Debayle Sacasa, se trasladó a San
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS El inicio de la dictadura somocista coincide con la coyuntura internacional en la que se desencadena la segunda guerra mundial. Durante este período, los Estados Unidos con el interés de reforzar el enclave estratégico del Canal de panamá y asegurar el suministro de caucho, maderas y alimentos, destinados a surtir las demandas de la industria de guerra, se apoyan una vez más en las “garantías” que Ofrece la dictadura militar de Somoza García. Dentro de este contexto se mueve la primera fase del enriquecimiento sistemático de la familia. La primigenia base de acumulación del dictador fue el peculado y los negocios fraudulentos. De acuerdo con Krehm y otros autores,246 oro, caucho, maderas, concesiones graciosas para explotar recursos naturales sin restricción alguna, fueron entregados y terminados de entregar los que no lo estaban aún. Por ello Somoza recibía “contribuciones adicionales”, “tasas del Ejecutivo”, “comisiones presidenciales”, etc. Al mismo tiempo inició la explotación sistemática de los impuestos “sucios” sobre los juegos de azar, el alcohol clandestino, las casas de prostitución, y otros giros similares. Aprovechando los decretos de control y limitación de importaciones, organizó su propio flujo de mercancías introducidas al país de contrabando, dando inicio a sus primeras firmas comerciales “importadoras” de herramientas y maquinarias, manufacturas generales, licores, joyas, ferretería y artículos eléctricos, etc. A pesar de algunas veleidades hitlerianas, Somoza García se vio precisado a declarar la guerra al eje fascista, circunstancia que aprovechó para emprenderla contra las extensas plantaciones cafetaleras y otros intereses pertenecientes a inmigrantes alemanes. Grandes latifundios ubicados en los departamentos de Matagalpa y Jinotega pasaron directamente a las manos de Somoza, al igual que muchos otros latifundios de café situados en las sierras de Managua.247 Algunos autores que se han ocupado del origen de la opulencia somocista, hacen notar entre otras propiedades capturadas por el dictador, “51 ranchos de ganado... 46 fincas cafetaleras”.248 El incipiente desarrollo capitalista de Nicaragua en los años veinte y treinta no dio lugar a la formación de corporaciones financieras de carácter privado, de allí que las Marcos, donde su padre le estableció una pulpería que al parecer fracasó también por la afición de Somoza a los juegos de azar. Posteriormente trabajó para la Rockefeller Foundation revisando el estado de salubridad de las letrinas. En León se ganaba también la vida instalando alumbrado eléctrico; Posteriormente durante el gobierno de Diego Manuel Chamorro —según declaraciones de Emiliano Chamorro en la revista Hoy de México— Somoza fue encontrado culpable de falsificar monedas de oro, sin embargo la influencia social y política de la familia Debayle Sacasa, movieron a Chamorro a encarpetar el asunto. (William Krehm, Democracias y tiranías en el Caribe, op. cit., pp. 13-‐ 15, y Emiliano Chamorro, “Autobiografía”, Revista Conservadora, núms. 1 a 18). Fue luego “traductor” de H. L. Stimson en el oprobioso Pacto del Espino Negro en 1927 y más tarde secretario de Relaciones Exteriores de Moncada. 246 Después de lo de Pearl Harbor, organizó el asunto del caucho y tomó buena participación; dividió el territorio cauchero entre sus grupos favoritos. Con fondos que les adelantaba el Banco compraban el caucho a los cosecheros por $ 60 y vendían a $130” (William Krehm, op. cit., p. 24.) Véase también, Edelberto Torres, “Así suceda siempre a los tiranos”, Homenaje del Frente Unido de la Emigración Nicaragüense a Rigoberto López Pérez, México, 1957, pp. 11 ss. 247 William Krehm, op. cit., pp. 22-‐23. 248 En el año de 1944, Somoza era el más grande terrateniente de Nicaragua: “...cuando llevé a cabo mi investigación, Somoza era el orgulloso poseedor de 51 ranchos de ganado y 46 fincas cafetaleras, siendo hasta ahora el más grande productor de café. Algunas de estas propiedades las consiguió con maniobras astutas ('mi padre —le refirió Somoza— me enseñó que es mejor comprarles a los herederos').” (William Krehm, op. cit., p, 22.)
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS principales entidades bancarias, empresas de servicios públicos, etc., pertenecían virtualmente al Estado. Esta circunstancia facilitó en buena parte los negocios fraudulentos y el monopolio que Somoza comenzó a ejercer tempranamente sobre las actividades económicas, financieras y comerciales.249 Algunos de los organismos que hicieron las veces de soporte de su riqueza personal y al mismo tiempo de mecanismos de control político y económico fueron entonces: Banco Nacional de Nicaragua, Banco Hipotecario, Caja Nacional de Crédito Popular, Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua, Empresa de Luz y Energía Eléctrica, Empresa de Agua Potable, Empresa de Vapores de Nicaragua, Recaudación de Aduanas, Mercados, Hospitales, etc.250 Las instituciones del Estado habían sido dotadas con anterioridad de autonomía administrativa, pero con fines de control político y económico. Somoza se apresuró a centralizar dichas instituciones poniéndolas bajo la administración de incondicionales.251 De esta suerte repartía los permisos de exportación e importación, de instalación de industrias, tráfico de mercaderías, habilitaciones y créditos bancarios, contratos sin licitación previa, prórrogas arbitrarias sobre préstamos, etc.252 A esto habría que agregar la libre disponibilidad que escandalosamente Somoza hacía de las rentas nacionales253 y las “utilidades” de su obligada participación con la que extorsionaba a los medrosos negociantes criollos.254 El mismo Somoza había confesado en una oportunidad “...obtener créditos del Banco Nacional que nunca podría haber obtenido como ciudadano particular”,255 agregando cínicamente que eso lo hacía por el bien del país. Con las empresas del Estado siguió la misma política de beneficio particular. Los fraudes y la rapiña sobre el Ferrocarril del Pacífico son una muestra clásica: Los talleres del ferrocarril, tanto mecánicos como de fundición, fueron dedicados antes que nada a cubrir las necesidades de las empresas agrícolas e industriales del dictador; el equipo terrestre y lacustre se ocupaba preferentemente en transportar mercaderías, ganados, implementos, etc., movilizando gratuitamente los negocios de comercio interior y exterior de Somoza, que podía a la vez bloquear los de competidores. El ferrocarril construyó la lujosa residencia de Somoza en Managua; sus ramales eran desviados al arbitrio de éste para llevar las vías hasta sus propiedades, en una de las cuales, Montelimar, se mandó construir una sólida infraestructura de líneas férreas que comprendían un muelle. Además percibía como gerente de la institución $ 3 000.00 mensuales.256 249 Los
problemas en el comercio exterior e interior ocasionados por la guerra, fueron canalizados por Somoza para organizar negocios fraudulentos. A través de dos organismos: Control de Operaciones de Cambio y Junta de Control de Precios, Somoza vendía los permisos de importación, o los otorgaba a sus parientes e incondicionales, monopolizaba numerosos productos y restringía la circulación de otros (gasolina, kerosene, clavos, zinc, alambres, llantas, cigarrillos, etc.), que luego vendía a precios exorbitantes; autorizaba alzas de productos de primera necesidad que previamente acumulaba para luego lanzarlos al mercado, etc. (Manuel Cordero Reyes, general Carlos Castro W., general Carlos Pasos, Nicaragua bajo el régimen de Somoza, San Salvador, agosto 1944, pp. 9-‐10.) 250 Felipe Argüello Bolaños y Mariano Fiallos Gil, “La verdadera realidad política de Nicaragua”,. Frente Nacional pro Libertad de Nicaragua, exposición ante la IX Conferencia Panamericana, Bogotá 1948, p. 43. 251 Manuel Cordero Reyes, … Nicaragua bajo el régimen de Somoza, op. cit., p. 8. 252 Felipe Argüello Bolaños... op. cit., pp. 43-‐44. 253 “…grandes cantidades de dinero que Somoza ha estado enviando al exterior para sus días negros. Casi todas sus propiedades están hipotecadas al Banco Nacional a nombre de figuras importantes, y el dinero se envía al extranjero” (Krehm, op. cit., p. 26.) 254 Felipe Argüello Bolaños, op. cit., p. 44. 255 William Krehm, op. cit., p. 34. 256 “Por medio de una reforma de las leyes de la empresa, el Presidente se hizo nombrar único director, asignándose un sueldo de $ 3 000 córdobas mensuales por sus servicios.” (Manuel Cordero Reyes; op. cit., p. 8.)
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS Las empresas del Estado pagaban regularmente las planillas de sus fincas, además de tener él mismo —como en el caso del ferrocarril— sobresueldos por concepto de su abnegada gestión administradora.257 De este modo excepcionalmente delictual que ampliaba a dimensiones estatales sus adolescentes algaradas de falsificador de moneda, Somoza a lo largo del período de guerra mundial, fue absorbiendo apuradamente todas las fuentes del Estado que producían alguna renta, multiplicando sus negocios turbios, liquidando a sus competidores o extorsionándolos, hasta acumular un gigantesco poder económico con el cual cayó omnipotente sobre la economía del país, filtrándose por todas sus ramas estratégicas. Con esta base pasó aceleradamente a controlar las principales industrias del país. No puede afirmarse que Somoza haya descuidado alguna vez en su larga carrera los negocios industriales, pero es bien cierto que sólo una vez que hubo acumulado una gran riqueza se ocupó sistemáticamente de copar también esta rama. Hablar de intereses predominantes en una u otra rama de la economía es bastante difícil cuando se trata de caracterizar cierto tipo de riquezas que, como la de Somoza, se forman a la carrera, crecen intensivamente cabalgando sobre un amplio volumen defraudes; sin embargo, se pueden advertir como básicos en la formación del capital de los Somoza dos tipos de negocios —siempre marcados por la trapacería—: el ganado y el oro.258 Somoza elevó a alturas increíbles la explotación completa del negociado ganadero. Aprovechando las restricciones al tráfico interno de reses adquiría a precios irrisorios hatos enteros de ganadería que en tránsito, eran previamente detenidos por sus numerosos sicarios y obligados a permanecer en un sitio, hasta que desfallecidos los animales eran adquiridos por compradores de Somoza que prodigiosa y sistemáticamente aparecían por el lugar; Desde la administración de Sacasa, por falta de reciprocidad en el precio, estaba prohibido exportar a Costa Rica cualquier tipo de ganado. En 1942, en las estadísticas de Costa Rica, se consignaba que un total de 8 562 cabezas de ganado vacuno habían entrado provenientes de Nicaragua; en cambio en las de Nicaragua —salvo en las cuentas personales del Presidente— no había una sola mención de ese flujo. El siguiente año Somoza vende 5 000 cabezas a Panamá que tampoco se consignan en las estadísticas.259 A pesar de las restricciones, permitía a algunos ganaderos acceder al comercio de exportación —una típica forma de complicidad con fines políticos de Somoza— siempre y cuando cancelaran previamente, módicas comisiones con cheques sobre bancos de Estados Unidos.260 En relación con la otra base, el oro, parece haber sido la segunda fuente de ingresos de Somoza. Un documento suscrito por el Frente Unido de la Emigración Nicaragüense publicado en México denunciaba algunos manejos de Somoza en relación al oro de Nicaragua: “...una compañía minera le entregaba 400 000 dólares anuales a cambio de no pagar los derechos fiscales justos, ni reconocer a los trabajadores las 257 “…las empresas del Estado pagaban sus planillas de fincas y no entraba la renta debida a sus
innumerables ingresos, a la tesorería de la nación. Además de eso, tenía sueldos por concepto de presidente, de jefe director del ejército, de gerente general del ferracarri1, y de un sinnúmero de puestos más.” (Estirpe sangrienta: Los Somoza, aparece bajo la firma de Pedro Joaquín Chamorro, Ed. Triángulo, Buenos Aires, 1959, p. 202.) 258 William Krehm, op. cit., pp. 19 ss. 259 Ibid., p. 19. 260 Ibid., pp. 20-‐21.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS prestaciones...”261 Otros conocedores de los negociados del dictador afirman que por la década de los Cuarenta percibía 2.25% de la producción total de oro extraída en el país (unos U.S. $ 175 000 al año).262 El mismo Somoza poseía varias minas de oro; una de las más ricas, San Albino, había sido hurtada por medio de los más turbios manejos.263 Más tarde crecieron sus intereses industriales. Si algunos habían aparecido tempranamente, los más se intensifican luego de concluida la segunda guerra mundial; no obstante, como se dejó expresado, grandes empresas de manufactura estaban ya formadas o en vías de formación. En 1944 Somoza era ya propietario de un complejo azucarero que comprendía ocho grandes plantaciones de caña de azúcar, varios centrales de refinado, entre los cuales el de Montelimar, estaba diseñado para ser el de mayor producción de azúcar, alcohol y licores del país. Propietario también de una tenería en León, socio principal de la Compañía de Fósforos Momotombo, la Compañía Nacional Productora de Cemento y la Compañía Nacional de Seguros.264 Controlaba el 41 % de las acciones de la fábrica de textiles Gadala María, en sociedad con un industrial de El Salvador. Asimismo, se había apropiado de las plantas de suministro de energía eléctrica de Chinandega, Estelí, Tipitapa, Jinotega y La Libertad. El diario Novedades era otro negocio más de Somoza. Al finalizar la segunda guerra, la fortuna acumulada por Somoza en tan poco tiempo, era ya difícil de calcular. Algunos —entre los que se encontraban ex ministros de Estado del régimen— la valoraban en 10 millones de dólares;265 no obstante otros como Carleton Beals aseguraban que ascendía a 60 millones de dólares. Lo cierto es que a esas alturas la riqueza del dictador era incalculable, no tanto por el monto como por lo apócrifo de su procedencia. Se cuenta que sus amigos podían llenar con sus propiedades una lista de nombres que cubrían el abecedario de la “A” hasta la “Z” sin poder llenar la “X” en la que seguramente se agolpaba el mayor número de ellas. Sus tentáculos se extendían ya a otros países: casas de apartamentos en Miami, bienes raíces en México y Costa Rica donde además era propietario de varias haciendas de ganado;266 dos ranchos en el Canadá. En la capital se había hecho dueño de 48 casas de vivienda y en todo el país era propietario de cerca de 400 fincas urbanas y rústicas, abarcando con las últimas un apreciable porcentaje de las tierras cultivables.267 En busca de otro período presidencial, Somoza dobló la década de los años cincuenta, cuando estaban aún frescos el golpe de Estado que había ejecutado contra el recién electo Leonardo Argüello y los crímenes en masa de finales de los años cuarenta, 261 Edelberto Torres, op. cit., p. 24. 262 William Krehm, op. cit., p. 21. 263 No solo la mina de San Albino fue hurtada por Somoza, sino muchas otras tierras con yacimientos auríferos situadas en Las Segovias y que pertenecían a familiares de combatientes sandinistas o simpatizantes de la guerra antiimperialista. 264 Para garantizar la infraestructura de comunicación de sus propiedades, industrias y negocios, Somoza se hacía construir a cuenta del Estado costosas vías de comunicación hasta la puerta de los mismos. “Sobre el Pacífico se encuentra la gran hacienda Montelimar... El Ferrocarril le ha construido su descargadero, mientras el gobierno gasta lo que tenga que gastarse en una carretera de concreto hasta la señorial posesión, no importa que no existan poblaciones importantes.” (William Krehm, op. cit., pp. 22-‐23.) 265 Manuel Cordero Reyes, Pasos y Castro W., Nicaragua bajo…, op. cit., p. 13. 266 F. Campoamor, “Nada más que tiranicidio”; Diario Nacional, La Habana, septiembre de 1956 (incluido en Homenaje del Frente Unido de la Emigración Nicaragüense en el Primer Aniversario del Heroico Sacrificio, a Rigoberto López Pérez, México, 1957). 267 Manuel Cordero Reyes..., op. cit., pp. 12-‐13.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS los asesinatos de gente de la oposición, los numerosos prisioneros, exiliados y confinados en las islas del Atlántico. En 1944 había logrado torcer las protestas de los sectores del comercio, agricultores, industriales, que afectados cada vez más por los desmanes y el peculado somocista, reaccionaron airadamente cerrando sus establecimientos y dando la cara a las manifestaciones callejeras agitadas entonces por estudiantes e intelectuales que lograron canalizar temporalmente los sentimientos antisomocistas de la población. En los años cincuenta, los Somoza levantan sus grandes empresas y consolidan la organización económica de la dinastía. En lo político, se abría una coyuntura favorable para la familia al resolverse las pugnas y contradicciones interburguesas en el pacto liberal-conservador que reglamentaba el acceso de la oligarquía a las instituciones del Estado y le daba garantías pata ejercer libremente la explotación capitalista. En este período se racionalizan los mecanismos centrales de administración de los bienes de la familia: oficina particular (agrícola), oficina pecuaria, central de ingenios y anexos, oficina coordinadora de industrias y otras entidades gerenciales de nivel medio. Entre 1953 y 54 organizan el monopolio de la producción de leche pasteurizada y derivados lácteos, prohibiendo el expendio de leche no procesada. Todos los expendedores debían vender directamente a la compañía lechera de los Somoza —”La Salud”— so pena de exponerse a fuertes multas.268 Asimismo, se levantan las poderosas empresas Hilados y Tejidos El Porvenir fundada con proyecciones monopólicas, Marina Mercante Nicaragüense (MAMENIC Lines) propietaria de varios vapores, Líneas Aéreas de Nicaragua (LANICA), Compañía de Cabotaje y Estibadores de Nicaragua (COMCABESNIC), la instalación de todo un puerto en el Pacífico que recibe naturalmente el nombre de la dinastía. No pretendemos hacer un listado de los negocios del grupo Somoza, su número y el giro de sus actividades es realmente ampuloso. Lo importante es advertir la tendencia de la familia a concentrarse por determinados períodos en una u otra rama de la explotación capitalista. Al producirse el ajusticiamiento de Somoza García mediante un acto de fervorosa vindicta popular que comprometió la vida del héroe Rigoberto López, se remecieron profundamente los cimientos de la dictadura. El hecho coincidía con el inicio de una crisis general del sistema que en el campo de la economía se expresaba primordialmente en la caída de los precios del algodón y el café, y que trajo como consecuencia una recesión gradual de las actividades económicas que persistió hasta los primeros años de la siguiente década.269 Desde entonces la tendencia del grupo Somoza parece orientarse en dos sentidos: a) remozamiento de los negocios tradicionales, racionalización de la explotación ganadera y agrícola en general;270 y b) intensificación de sus inversiones en industrias de
268 El equipo de la pasteurizadora no era capaz de manejar ni la quinta parte del consumo de
leche de la ciudad, pero teóricamente toda la leche tenia que pasar por la planta. Para mantener el monopolio y los precios, Somoza ordenó botar diariamente el excedente no procesado a orillas del lago de Managua. 269 Los precios del algodón y el café, principales productos de exportación de Nicaragua, sufrieron desde el año 1956 hasta los primeros años del 60, un violento descenso que para el caso del café alcanzó un 32%; el algodón cotizado en el año 55 a 32.40 dó1ares el quintal descendió bruscamente hasta 21,88 en 1959. (CEPAL, con base en las Memorias de la Recaudación General de Aduanas, El Desarrollo Económico de Nicaragua, op. cit., pp. 26-‐31.) 270 Para la producción y comercialización de café y algodón, y la venta de ganado en pie, Somoza y sus administradores organizaron todas las unidades agropecuarias del ramo bajo las empresas de
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS tipo moderno. Esta fisonomía toma cuerpo dentro del contexto creado por los augurios de la “Alianza para el Progreso” y la creación del Mercado Común Centroamericano; de allí que aparezca bastante congruente que los Somoza, concediéndole importancia al ajuste de sus negocios tradicionalmente agropecuarios, se hayan preparado ampliamente para aprovechar la coyuntura favorable a las especulaciones en el campo de la industria. Apoyados en sus modalidades clásicas de extraer recursos financieros de las instituciones del Estado y entes autónomos —Banco Nacional, Empresa Nacional de Luz y Fuerza, Lotería Nacional, Instituto Nacional de Seguridad Social, y otras más— el grupo Somoza entró de lleno a la competencia por la industria, incomparablemente mejor cubierto que BANIC o BANAMÉRICA. Rápidamente fueron organizadas varias empresas con perspectivas de comercio interregional: Aislite, Alumex —monopolio de poliuretano—, Espumas Sintéticas de Centroamérica, Pesqueros Anticorrosivos, S. A., Productos CARNIC, Central Meat Packer, Interore de Centroamérica, Papeles y Cartones de C. A., Vestidos, S. A., Sonido Industrial, S. A. —discos—, Corporación Salinera, Chontal, S.A. —calzado—, Nicaraguan Cigars y Vegas de jalapa —tabaco y habanos—, NICALIT, S. A. —asbesto cemento—, Camas Doresta, etc., las cuales son una muestra tan sólo de la diversidad de negocios industriales de Somoza; habría que señalar una muy amplia constelación de empresas en las que el grupo tiene puestas, sus tenazas.271 Aún con todo, los cuantiosos recursos financieros regados por ALPRO y las envidiables perspectivas de desarrollo capitalista que ofrecía la Integración económica centroamericana, muy pronto probaron ser un fracaso. Al cerrar los años sesenta, las ramas estratégicas de la industria tanto en el ámbito regional como local se encontraban controladas por firmas multinacionales, pasando el área de libre comercio a ser un simple apéndice consumidor de productos manufacturados en los Estados Unidos. El ángulo más grave de ese fracaso radicaba en la imposibilidad del imperialismo y de la burguesía local por detener el avance del movimiento revolucionario. Expresión manifiesta de esa crisis —observando el caso de Nicaragua— ha sido la orientación abiertamente represiva que han tomado los programas de AID: Ayuda militar; asistencia técnica, suministro de armas, racionalización de las comunicaciones militares, programas de adiestramiento en “contrainsurgencia”; modernización de los aparatos de seguridad y policía, equipos de transporte terrestre y helitransportado, acción cívica, cuerpos de paz e intensificación de los programas para el control de la natalidad de la población.272 articulación, Agriculture Inc., Compañías Agropecuarias, S. A., AGROTÉECNICA y Compañías Pecuarias, S.A. Para la producción y venta del azúcar, siguió procediendo la Central de Ingenios y Anexos. 271 Algunas de éstas: Metales y Estructuras, S. A. (METASA); Centroamericana de Tabaco, S. A.; IFAGAN Ltda. (carne); Centroamericana de Ahorro y Préstamo (CAPSA); una cadena de boutiques; empresas de construcción y equipos pesados; cadena de almacenes de muebles y accesorios del hogar, DORMICENTRO; Hoteles de Nicaragua, Cía. Hotelera Irazú de Costa Rica ; LAVOMATIC, S. A., Joyería Dreher, etc. Para 1975, Somoza participaba además en más de 500 sociedades anónimas, según datos del registro público, y de diversos modos entraba en la distribución de utilidades de varias compañías multinacionales tales como Aceitera Corona (United Brands), Tabacalera Nicaragüense (Williamson Tobbaco), Nestlé —PROLACSA— de la cual es fuerte tenedor, Fabritex, Hercasa (Hercules Powder Co.), ELPIESA (Electroquímica Pennsalt, Pennwalt Chemicals Corp.). 272 Hasta 1969, la ayuda militar suministrada por los Estados Unidos al régimen de los Somoza a partir de 1946, sobrepasaba los 83 millones de córdobas. Los “cuerpos de paz” desde 1964 al 31 de diciembre de 1968 habían completado 31 programas del total de 39 proyectados en Nicaragua. Ésta es una cifra bastante alta si se compara con los 15 programas de Guatemala, 22 de México, 23 de Argentina, 5 de República Dominicana y 4 de Ecuador. Además los “cuerpos de paz” tienen asignados 4 funcionarios de su personal ejecutivo para la administración y evaluación de los proyectos. Su
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS La permanencia de la dictadura somocista y las perspectivas de su continuidad se explican dentro de la estrategia global del imperialismo de controlar la estabilidad de los gobiernos sensibles a la política imperialista en América Latina y al mismo tiempo evitar mediante el uso de fuerzas armadas locales, el desencadenamiento de la crisis por la que transcurre el sistema a nivel regional y nacional. También desempeña un papel importante en esa continuidad, el comportamiento del grupo Somoza respecto de los círculos de negocios del imperialismo que se han desplazado a Centroamérica en busca de fortunas fáciles. Los Somoza han abierto las puertas del país con el mejor ánimo que pueda imaginarse, a estos nuevos “inversionistas”, a sabiendas de que la influencia que ejercen sobre el gobierno de Nixon es tan estrecha y sensible que compran embajadores para Centroamérica e inclinan en su beneficio la orientación y los programas de las agencias norteamericanas que operan en el área. La última innovación consiste en el establecimiento de una “zona franca industrial”, libre de todo gravamen que convierte al país en un verdadero coto de explotación por parte de las empresas imperialistas. La presencia de Howard Hughes y otros intereses vinculados a los círculos de negocios del sur de los Estados Unidos —”Sunbelt” en el argot— ha significado una reanimación del grupo Somoza que ha pasado a formar parte de sociedades cuyos planes empresariales se proyectan a nivel mundial: Construcción de un superpuerto petrolero en el Atlántico; instalación de una gigantesca refinería de petróleo en Monkey Point; explotación de minerales en el lecho marino; proyecto de canalización río San JuanXolotlán y otros planes análogos. Al mismo tiempo, Somoza ha entrado en sociedad con Hughes —propietario de la Eastern Airlines— para remozar su compañía aérea LANICA, y se ha convertido además en fuerte accionista de la corporación constructora de equipos para la industria petrolera “Rucker Co.” con sede en Oakland, California, en la cual invirtió tres millones de dólares.273 Mientras tanto, otras ramas del grupo Somoza intensifican su participación en las actividades industriales y últimamente en la rama de la construcción de viviendas, negocio altamente lucrativo luego del terremoto que destruyó la capital en 1972. Parte de la familia se ha colocado en posiciones fuertes en el consorcio de viviendas CAPSA (Centroamericana de Ahorro y Préstamo), lo mismo que en la industria de productos lácteos, industria pesquera, exportaciones de carne y arroz. El grupo de los Somoza presenta en la actualidad un grado de organización e integración horizontal y vertical que rebasa en mucho las capacidades de los restantes grupos financieros de Nicaragua. Puede decirse que no hay rama de la actividad económica en la que el grupo no posea fuertes intereses, e incluso en campos anteriormente exclusivos de BANIC y BANAMER, el grupo Somoza ha penetrado muy profundamente, amenazando la estabilidad de sus competidores. Así ocurre por ejemplo
campo de “trabajo” ha sido hasta la actualidad las zonas de operaciones del movimiento revolucionario en el norte central. Naclas's Newsletter, The International Executive Peace Corps, vol. III, núm, 2. 1969.) Por otra parte desde 1968, AIP y otras instituciones promotoras del control de natalidad como “Pathfinder Fund”, han financiado varios programas, entre ellos: i) A través del Ministerio de Salubridad Pública, establecimiento de 26 centros para el control de la natalidad, y una oficina central de planificación familiar; ii) Encuesta para Nicaragua sobre “aborto inducido” con la asistencia de la subcentral de CELADE en Costa Rica, CESPO; iii) A través del Instituto Nacional de Seguridad Social, además de la realización de la encuesta mencionada, establecimiento de 8 clínicas para el control de la natalidad. (Bonnie Mass, The political economy of population control in Latín America, ed. Latin America, Quebec, 1972, Nicaragua, p. 61.) 273 New York Times, 9 de mayo de 1974.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS en el sector de las finanzas y en la construcción. Efectivamente, después del terremoto de 1972 que destruyó la capital, Somoza desde posiciones francamente envidiables — presidente del Comité de Emergencia y, por lo tanto, administrador de préstamos y ayuda internacional, planificador urbano, demoledor de edificios, gestor de los bienes nacionales, etc.—, pasó a restructurar sus empresas tradicionales conexas al sector de la construcción —Cementera Nacional, Concretera, Nicalit, etc.—, mientras se dedicaba a organizar un poderoso conglomerado capaz de absorber todo el ciclo de la reconstrucción y desde luego a apropiarse de centenares de millones de dólares que comenzaron a fluir desde el exterior para los trabajos de reconstrucción. Para la demolición y remoción de escombros y tierras, Somoza organizó varias empresas, entre ellas Equipos Pesados, S. A. (ESPESA); para el suministro de materiales para la reconstrucción, Concretos Premezclados, S. A., monopolio del cemento y adoquines para las vías de la capital (Cementera Nacional); estructuras de metal (METASA); techos y asbesto cemento a través de NICALIT y PANELFAB; tuberías de cloruro de polivinilo a través de las concesionarias INICSA e INTUCASA; materiales para la construcción en general, a través de MAYCO y otras. Pero también organizó a niveles escandalosos el negocio de la especulación con bienes raíces; Urbanizaciones y Desarrollo, S. A. (URDESA) se encargó de la compra y venta a gran escala de terrenos en la capital; Inmuebles, S. A., desempeña el papel especulativo administrando las incalculables propiedades urbanas del propio Somoza. Somoza levantó además el otro ciclo importante: el de la construcción de casas, contando con la apreciable seguridad de obtener las millonarias licitaciones de la reconstrucción; CASANICA, utilizando materiales baratos se encarga de construir miles de casas instantáneas tanto en la capital como en ciudades periféricas. En el nivel financiero, en buena parte estimulado por el negocio de la construcción, el grupo Somoza ha entrado de lleno en la competencia con los otros grupos económicos, fundando Nicaragüense de Ahorro y Préstamo, S. A. (NIAPSA) — especializada en préstamos para viviendas—, INTERFINANCIERA —financiamiento diverso—, y en un nivel superior, su propia entidad bancaria, Banco de Centroamérica, cuyo solo nombre es un claro indicador de las pretensiones hegemónicas del dictador. Construcción y Finanzas parecen concentrar por hoy las líneas expoliadoras del grupo Somoza, sin embargo no puede pasar por alto, la actividad que éste despliega en el sector de la pesca en primer orden, y en el área de transportes y servicios, lo mismo que en la explotación de agroindustrias conectadas con la siembra arrocera y la crianza de cerdos. El “parque” pesquero de Somoza es sin duda el más poderoso del país, lo constituyen un conjunto de empresas que desarrollan la captura de especies marinas —en especial camarón y langosta— tanto en el Pacífico como en el Atlántico, procesan y comercializan los productos del mar; entre ellas: PESCANICA, Fish Meal Co. del Tamarindo, Cía. Pesquera del Mar, PROMARBLUE, Marítima Mundial-Pesca y Compañía Marítima de Bluefields. En la rama de transportes y servicios, al monopolio que Somoza ejerce en la navegación aérea y marítima a través de LANICA y MAMENIC Lines, se han agregado una serie de empresas que además de completar el comercio de cabotaje y puerto — CONCABESNIC, Marítima Mundial— Ferry en el golfo de Fonseca, Agencias Marítimas de Nicaragua (AMARNIC), se infiltran en el área de almacenamiento y bodegaje — Almacenadora Nicaragüense—; conducción de petróleo crudo, Oleoductos de Nicaragua; servicio de carga y “puerto libre” —AEROLIBRE, S. A—; importación y distribución de automotores y accesorios a través de DISMOTOR, S. A., A. SOMOZA y Cía. Ltda. y
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS Compañía para el Desarrollo Comercial (COMDECOSA), las cuales distribuyen camiones y vehículos Mercedes Benz, Citroën y otros. También Somoza es propietario de una compañía procesadora de datos por computación, PROSISA, negocio que explota como socio de IBM; en el área de la comunicación masiva, posee el diario Novedades, los canales de televisión 6 y 8 (T. V. de Nicaragua, S. A.), la radioemisora “Estación X”, y fuertes intereses en varias radioemisoras como Unión Radio y Radio Managua. Finalmente, en la rama agropecuaria, Somoza controla un gran porcentaje de la producción y exportación de arroz: Morrillo, S. A. y Arrocera El Diamante, producen para el consumo local y la exportación las marcas “Arroz Popular” , “Arroz Diamante”, “Arroz Azul” y otras. A través de EMPORNICSA y Porqueriza del Regalo, S. A., el grupo Somoza ha pasado a manejar el negocio de la crianza y venta de carne de cerdo y sus derivados. Nos referimos desde luego a tendencias actuales del grupo. En la actualidad las propiedades e intereses de la familia han sido estimados en una cifra que sobrepasa los 400 millones de dólares274 aunque se asegura que sólo la mitad de esa suma se encuentra depositada en bancos extranjeros. A pesar de tan enorme fortuna y haber fundado recientemente su propia entidad financiera “Banco de Centroamérica”, los Somoza siguen dependiendo del peculado y el fraude para mover la contabilidad de sus negocios. Como en los viejos tiempos, no falta la explotación de las peores miserias entre las que se incluye el tráfico de sangre, drogas y estupefacientes. Con todo, y a pesar de constituir en cierta manera un freno, un grupo que siempre juega con los dados cargados dentro de los rejuegos capitalistas por controlar mercados y consumidores, los Somoza, a diferencia de la situación que prevaleció en los años cuarenta, no tienen contradicciones fundamentales con el resto de la burguesía y los grupos Económicos competidores. Todos ellos tienen de frente a las clases explotadas y ésa es una condición que tiende, por naturaleza, a mantenerlos unidos en última instancia. Por otra parte, numerosos intereses de la burguesía “conservadora” y su equivalente “liberal” se encuentran férreamente atados en negocios en los que sus capitales convergen sin ninguna desgarradura política. Un poco más adelante describiremos algunos de los mecanismos importantes de coincidencia entre los grupos. 5. AGRUPACIONES SUBSIDIARIAS: CAPSA y FRANCOFIN
Como se ha podido advertir, en la estructura financiera del capitalismo dependiente de Nicaragua operan dos grupos económicos “clásicos”, BANIC. y BANAMÉRICA, y el grupo Somoza que a diferencia de los otros, tiene implicancias que escapan al fenómeno puramente financiero. Fuera de éstos, hay determinadas nucleaciones alrededor de ciertas actividades económicas, pero que no llegan a configurar un grupo propiamente tal, ya sea por su afinidad con algunas vértebras de los grandes consorcios o por el limitado volumen de su capital y el poco desarrollo de sus articulaciones. Éste es el caso de Centroamericana de Ahorro y Préstamo, S. A. (CAPSA) y de Corporación Francoamericana de Finanzas (FRANCOFIN). De manera breve se examinarán separadamente. a] CAPSA. Es una pequeña pero sólida agrupación de capitales que se dedican al negocio 274 New York Times, ibid.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS de la construcción de viviendas, lotificaciones, urbanización y que se articula a través de un conjunto de empresas constructoras, de arquitectura, comerciales, etc., cuyo centro motor es la sociedad “Centroamericana de Ahorro y Préstamo” (CAPSA). Fundada en la segunda mitad de los años sesenta, ha constituido un capital en activos que sobrepasa los 90 millones de córdobas; ha seguido un desarrollo relativamente autónomo aunque el origen de su capital inicial tiene las fuertes huellas de los tres grupos económicos predominantes.275 CAPSA está ramificada en tres líneas sectoriales que complementan por su lado el giro principal del grupo, explotando —al igual que BIRSA— todas las posibilidades de ganancia —o casi todas— del ciclo por el que recorre un comprador de viviendas. Las tres líneas principales que se advierten en su estructura son: Ahorro y préstamo y las urbanizaciones; en segundo término, las inversiones industriales de apoyo a las obras de construcción; y las inversiones comerciales, publicidad, promociones, etc. Cada una de estas líneas encadena a su vez varias empresas anexas: i] El núcleo central “Centroamericana de Ahorro y Préstamo S. A.”, por medio del sistema de captar ahorro de particulares o de agencias financieras norteamericanas que solicita al Banco de la Vivienda —organismo gubernamental que centraliza empréstitos internacionales—, concede préstamos hipotecarios para la construcción de viviendas y obras de desarrollo urbano en general, préstamos personales y préstamos inmediatos. Engarza directamente a la empresa VIVISA (Viviendas, S. A.) a través de la cual administra sus complejos urbanísticos y distribuye las viviendas entre los ahorrantes; cobros, comisiones, etc. Las principales urbanizaciones de CAPSA eran hasta 1974: Reparto “Bello Horizonte”, “Lomas de Villa Fontana”, y en parte “Ciudad Jardín”, Jardines de Veracruz, Valledorado y otras. ii] La rama “industrial” de CAPSA se forma con varias empresas de apoyo a las operaciones de construcción: diseño, materiales de construcción, ejecución de las obras, acabado, etc. Tiene dos consorcios de construcción y diseño que se dividen el trabajo: “Arquitectos, Ingenieros, S. A.” (AISA) y “Osorio, Terán Ingenieros”, ambas firmas organizadas como sociedades anónimas repiten los mismos nombres en su junta directiva. Para suplir los materiales de construcción, tubos, láminas, bloques de concreto, etc., CAPSA se vale de la filial “Productos de Concreto, S. A.” PROCON; la junta directiva de PROCON repite también esta vez los nombres de los socios principales de CAPSA. iii] Por el lado de la línea comercial se encadenan varios establecimientos cuyo papel es el de suministrar los accesorios de construcción y el mobiliario de las viviendas. Algunos son organizados por CAPSA y otros son “asociados”: “Centro Comercial, S. A.”, “Almacén Alfredo Osorio”, y con ellos “Publicidad Alfa-Omega”, junto con sus asociadas EDIPSA, COCOSA, ALFATEC, SERPSA, pertenecientes al complejo COINCASA, son el mecanismo agitador de las promociones y la propaganda de CAPSA. Vinculada a esta misma agrupación se encuentra la sociedad de inversiones comerciales DECOSA, “Desarrollo Comercial, S. A.”, Aunque CAPSA no tiene dentro de su estructura ninguna filial especializada en
275 José Francisco Terán, miembro de la junta directiva, es uno de los herederos de Salvador Guerrero Montalván, fuerte accionista del Banco Nicaragüense y propietario de Embotelladora Nacional y Cerveza “Victoria”, una de las empresas más só1idas en los años cuarenta-‐cincuenta. Otro accionista de CAPSA, René Lacayo Debayle es a su vez accionista del Banco de América (heredero de Narciso Lacayo P., fundador del Banco). Isabel Urcuyo viuda de Somoza, tiene fuertes inversiones en CAPSA. Roger Blandón V., socio de CAPSA, es miembro de la junta directiva de INDESA-‐BANIC.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS seguros, se coordina con la Compañía Nacional de Seguros cuyos socios principales son los Somoza. Además de los intereses que se clarifican por el ángulo de los aseguramientos, la familia Somoza tiene asido un lugar principal en la junta directiva de la agrupación. Los otros capitalistas que corren a lo largo y ancho de CAPSA son, en su orden: Argüello Téfel, J. F. Terán y Lacayo Debayle. (Véase apéndice CAPSA.) b] FRANCOFIN. Es la otra de las agrupaciones “subsidiarias” que se advierten dentro del más alto nivel local del sistema de explotación capitalista nicaragüense. Si la hemos seleccionado como agrupación ha sido por su configuración más o menos independiente respecto de los otros grupos y el carácter cerrado de sus articulaciones. Podría ser discutible que FRANCOFIN fuera una agrupación local dado que su socio principal en los últimos dos años ha pasado a ser el Banque Nationale de París. Sin embargo, por el origen local de sus capitales iniciales —arranca con la denominación INFISA— y sus articulaciones “criollas”, no está en peor situación que BANIC o BANAMÉRICA en lo que a dependencia del capital extranjero corresponde. FRANCOFIN, aunque menos desarrollado, tiene una estructura y un giro de negocios similar a CAPSA: ahorro y préstamo, urbanizaciones, construcciones. Empezó a operar a mediados de los años sesenta bajo la razón social “Inversiones Financieras, S. A.” (INFISA). Por la procedencia de los capitales que la conformaron se puede deducir que se inició con cierta relativa autonomía276 precediendo en la captación de ahorro para inversiones comerciales e industriales a INDESA del grupo Banco Nicaragüense y FIA del BANAMÉRICA. Sus posibilidades de desarrollo se vieron pronto opacadas por la actividad de los grupos financieros y sólo llegó a realizar algunas operaciones mediocres. A raíz del terremoto de 1972 ligó sus destinos con el Banque Nationale de París, orientándose hacia el campo de la especulación en construcciones y viviendas, tomando el sugestivo nombre de “Corporación Francoamericana de Finanzas”. Ha comenzado a trabajar activamente asociada a un consorcio de construcciones local, propietario además de una sociedad de equipos de construcción; se auxilia en el suministro de materiales de construcción y equipos pesados a través de la casa DACAL (Dayton Caldera, S. A.).277 En relación con el aseguramiento FRANCOFIN se coordina con la Compañía de Seguros “La Occidental” cuyos principales accionistas figuran también en el cuerpo directivo del conglomerado.278 Con esta última agrupación cerramos la relación de las principales cadenas financieras que se han estructurado en Nicaragua. Aunque en el país por vanidades competitivas cada vez más frecuentes, ciertas conexiones entre sociedades —las más veces determinadas por vínculos familiares— alegan constituir un grupo económico, es lo cierto que no llegan más allá del simple expendio de mercaderías. Así ocurre con el autodenominado “grupo Terán” (venta de cámaras fotográficas y accesorios, representaciones farmacéuticas) y lo mismo con el grupo “JM” (Julio Martínez, distribuidora de motocicletas, repuestos, ferretería, etc.). 276 La mayoría de los fundadores de INFISA, no aparecían notoriamente vinculados a otros grupos
económicos: Carlos Rivas Opstalle, comerciante; Gerd Kumpers, exportador de algodón y comerciante importador de maquinarias (Maquinaria LUDECA); Dayton Caldera, comerciante y contratista de obras de ingeniería. La excepción a esta relativa autonomía es la concurrencia del accionista del Banco de América, J. R. Vassalli. 277 Dayton Caldera, propietario de DACAL, era miembro de la junta de fundadores de INFISA. 278 José S. Cuadra, Rodrigo Molina, y Álvaro Porta comparten cargos en las Juntas directivas de “La Occidental” y de FRANCOFIN respectivamente.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS 6. FACTORES DE CONVERGENCIA ENTRE LA BURGUESÍA NICARAGÜENSE
Al tratar sobre los medios de la burguesía que más poderosamente contribuyen a compatibilizar las motivaciones de los distintos grupos que la componen, son los intereses económicos homogéneos el factor que sin duda logra la mayor eficacia. Esta afirmación parte de una verdad objetiva: son las relaciones económicas y los intereses comunes en la explotación de los productores directos —los trabajadores—, el vínculo más sólido que puede tenderse entre las clases explotadoras. En la misma historia de Nicaragua hay ejemplos abundantes de esta solidaridad. Bastará mencionar como ejemplos elocuentes: la convergencia entre los comerciantes locales y la clase colonialista para aplastar la insurrección independentista de los pueblos de Nicaragua en 1811 y 1812; la unidad de terratenientes y comerciantes de León y Granada para ahogar en sangre los movimientos populares de 1848 y 1849; la complicidad entre la burguesía cafetalera y la oligarquía tradicional para sembrar con más de cinco mil muertos los campos del norte del país, luego de la insurrección de las comunidades indígenas en 1881; las alianzas de las clases explotadoras locales y el intervencionismo yanqui para combatir contra los defensores de la soberanía del país en 1912 y luego desde 1927 hasta 1933. Naturalmente, tras estas alineaciones políticas se encuentra claro el fuerte vínculo de intereses coincidentes que descansan invariablemente sobre el eje de la comunidad económica. Hay otros ejemplos de esta convergencia que cobran para Nicaragua mayor actualidad: las alianzas políticas entre las clases dominantes que han llegado a producir una docena de constituciones políticas sólo para que dos familias mantuvieran el monopolio del poder por más de cien años. Por sobre la identificación histórica de clase dominante, entre los distintos grupos de la burguesía nicaragüense se concretan en la actualidad una serie de aproximaciones y junturas en el plano económico, lo suficientemente fuertes como para hacer discutibles algunas tesis acerca de cierta “crisis” entre la burguesía nicaragüense, o de diferencias políticas “insalvables” entre los grupos económicos. Para observar mejor las coincidencias que apuntamos hemos preferido clasificarlas en varios niveles, a saber: A]
Factores de convergencia institucionales
Persiguiendo resaltar los más importantes, anotaremos aquellas formas de identificación económicas representativas del grado de compenetración entre las agrupaciones dominantes: i] “Corporación Nicaragüense de Inversiones” (CNI). En esta corporación se encuentran integrados los intereses de todos los grupos económicos y sobre ellos los del imperialismo norteamericano. La institución fue creada en 1964 como un proyecto piloto dentro de la estrategia de la “Alianza para el Progreso”, a fin de promover inversiones industriales rentables que al mismo tiempo pudieran probar el beneficio de una “cooperación” conjunta entre los capitalistas criollos y los norteamericanos. Es un típico engendro de AID. Con un capital inicial de 15 millones de córdobas, en 1968 contaba ya con más de 60 millones a cuenta, más que todo, de las inyecciones de AID. En su cuerpo directivo figuran los nombres de los más representativos miembros de los grupos locales —incluido el de Somoza— junto a los delegados de grandes
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS consorcios financieros de los Estados Unidos.279 A pesar de la nutrida concurrencia de negociantes locales dentro de la estructura de mandos de CNI, varios consorcios multinacionales se atribuyen su paternidad, entre ellos, el ya conocido Wells Fargo Bank. Sin embargo, entre sus ramas subsidiarias en América Latina, el Bank of America tiene en la carpeta correspondiente a Nicaragua: una sucursal bancaria, inversiones agroindustriales,... y a CNI.280 Aún más, un grupo de nueve bancos e instituciones de crédito con sede en Nueva York, entre los que se cuentan, el poderoso Morgan Guaranty Trust, First National, Manufacturers Hanover, Continental Illinois y el Bank of America, han vinculado a CNI tras otorgarle un préstamo de 10 millones de dólares. La “cooperación” entre los grupos permitió que para 1970 se concretaran algunas empresas de tipo industrial cuyos activos ascendían entonces a unos 165 millones de córdobas: Industrias Metalúrgicas Unidas (IMUSA), la textilera FABRITEX con participación de capitales de Colombia, Consorcio Hotelero, S. A., propietario de dos hoteles “Balmoral” y “Presidente”, aún en construcción. ii] “Instituciones de Educación Superior”. Con objeto de acelerar la formación de recursos humanos para hacer frente a las necesidades del mercado capitalista local, los grupos económicos, siempre bajo los auspicios de las agencias norteamericanas, han creado condiciones favorables para la promoción y desarrollo de dos centros de educación superior: Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE) subordinado a la Universidad de Harvard, y Universidad Centroamericana (UCA), regentada por los jesuitas. INCAE, es una típica institución de factura norteamericana, concebida y modelada como parte de un programa ambicioso de “cooperación”, auspiciado por los Cabot Lodge en los tiempos de la Alianza para el Progreso. Por el lado imperialista, INCAE tendría la misión de preparar los técnicos medios para la administración de las numerosas empresas norteamericanas que arribaron en masa desde principios de la década de los sesentas. Por el lado criollo, INCAE funciona como centro de adiestramiento para personal seleccionado por el “sector privado” y el gobierno, que más tarde ocupan cargos gerenciales a través de los cuales movilizan las técnicas de racionalización capitalista de que son portadores. Los programas de INCAE no están sometidos al control de la Universidad Nacional, y pasan a aplicarse directamente, luego de ser formulados en los Estados Unidos; al mismo tiempo un grupo de profesores norteamericanos se encargan rotativamente de suministrar los métodos y técnicas de la explotación capitalista, tomando como modelo las prácticas 279 De acuerdo con la información dada a conocer por la CNI, la junta directiva estaba compuesta (período 1972) por: Jorge A. Montealegre (BANIC), Alfredo Enríquez (BANAMÉRICA), Eugenio Dudkewicz (Somoza), Alfredo Osorio Peters (CAPSA), Sandro Palazio (BANAMÉRICA), Carlos Reyes Montealegre (BANIC), Alfredo Sacasa Guerrero (BANIC), Enrique Pereira (BANAMÉRICA), y por los bancos norteamericanos, Stanfield Taylor y William Bolin (Bank of America y Wells Fargo Bank). Como puede apreciarse, CNI es una típica empresa de convergencia de los intereses de la burguesía y el imperialismo yanqui. 280 El Bank of America, publicita sus experiencias en tratar con los pequeños agricultores “serving the little fellows” y su especialidad en los negocios agrícolas de América Latina; en 1970 confesaba tener inversiones directas en la Corporación Nicaragüense de Inversiones, apoyándose en el gigantesco consorcio multinacional “Latin American Agribussiness Development Corp.”, formado por 10 de las más grandes corporaciones imperialistas (ADELA, Deere, Caterpillar, Dow Chemicals, Ralston Purina, Monsanto, Standard Fruit y otras), íntimamente conectadas con AID, promotora inicial de la Corporación Nicaragüense de Inversiones. (Fred Goff, LAAD —Latin American Agribussiness Development Corporation— Naclas's Newsletter, vol. IV, núm. 5, septiembre de 1970.)
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS expoliadoras de ciertas empresas multinacionales. Dado que opera también a nivel centroamericano, en cada país del área funciona un comité nacional seguido por un grupo de “asociados”; el comité de Nicaragua está presidido naturalmente por los más altos representantes de los grupos económicos.281 Luego del terremoto que destruyó la capital en 1972, el INCAE se transformó en cuartel general del imperialismo yanqui para controlar y dirigir del modo más inmediato la economía del país y el gobierno. A raíz del sismo, INCAE es prácticamente un gobierno alterno, habiéndose convertido en instancia difícil de eludir para todo aquello que diga relación con la gestión económica, administrativa, cultural, etc. La Universidad Centroamericana (UCA), fundada a principios de la década de los sesentas, está manejada por la orden jesuita. Su filosofía central es amortiguar la difusión de las ideas revolucionarias y conjurar la influencia de los movimientos estudiantiles radicales que se han estructurado en la Universidad Nacional. Al mismo tiempo prepara cuadros profesionales orientados a satisfacer las demandas de recursos humanos del capitalismo local, para cuyo propósito recibe abundante ayuda de los sectores empresariales y del gobierno. Teóricamente la UCA está bajo la rectoría de los jesuitas, no obstante, una junta directiva —no diferente a la del INCAE— compuesta por miembros de los grupos capitalistas, es la que traza materialmente la política de la Universidad.282 Al igual que INCAE, la UCA es una muestra ejemplar de la comunidad de intereses entre la burguesía nicaragüense. B]
Factores de convergencia “formal”
A fin de minimizar los efectos perturbadores de la competencia capitalista, la burguesía ha establecido una serie de asociaciones de carácter gremial para cada rama de la producción y el comercio. A través de estos mecanismos cada sector por su parte establece acuerdos para estandarizar los parámetros de explotación a la clase trabajadora, normar los precios, fijar acuerdos de producción y distribución de mercados y eventualmente constituirse en grupos de presión para obtener mayores ventajas del sistema. Citaremos de acuerdo a una clasificación tentativa los principales gremios: i] Federativos: El más importante es el “Consejo Superior de la Iniciativa Privada” (COSIP); agrupa a unos trece organismos gremiales representativos de casi todos los sectores productivos y comerciales de la burguesía. Su creación ha estado precedida por algunas polémicas a las que se ha querido dar cierto matiz político; sin embargo COSIP no ha pasado de ser un mecanismo de presión para arrancar algunos privilegios al gobierno. ii] Financieros: “Asociación Nicaragüense de Instituciones de Seguros”; en este gremio se dan cita nueve compañías aseguradoras, entre las cuales cuatro son norteamericanas. Otro gremio importante dentro de este sector es la “Asociación de 281 El INCAE es la materialización de un proyecto concebido en los más altos círculos imperialistas.
Los Cabot Lodge aparecen como los gestores del plan; ... subordinado a la Universidad de Harvard, tiene comités locales y asociados en cada uno de los países del istmo. Se procura incluir a los más representativos burgueses, especialmente a propietarios de bancos, inversionistas, industriales, productores de materias primas para la exportación, grandes comerciantes, directivos de los gremios de la burguesía y altos funcionarios del gobierno. 282 En el consejo directivo de la UCA nuevamente encontramos los conocidos personajes del capitalismo: Roger Lacayo Terán, Alberto Chamorro, Ernesto Fernández HoIlman, Enrique Dreyfus, Duilio Baltodano, Federico Lang y otros.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS Financieras de Desarrollo de Nicaragua” (OFIDENIC) que agrupa a los tentáculos promotores de inversiones pertenecientes a los grupos económicos principales y a CNI. Finalmente podemos citar la “Asociación de Instituciones de Ahorro y Préstamo”. iii] Agrícolas: Para cada rama de la agricultura con participación en las exportaciones corresponde una asociación de productores. Los exportadores principales, cafetaleros y algodoneros, están organizados en cooperativas. Como ocurre en los demás gremios, los intereses de los grandes productores convergen para fijar la política de precios en el mercado interno, obtener franquicias, coordinar con el gobierno y las instituciones bancarias los plazos, intereses y moratorias respecto de las habilitaciones. iv] Industriales y comerciales: Están encabezados por la Cámara de Industrias y la Cámara de Comercio; ambas tienen en sus cuerpos directivos a los principales socios de los grupos económicos. A su vez, cada rama importante de la industria cuenta con su gremio específico: Cámara de la Industria Pesquera, Cámara de la Construcción, Asociación de Constructores de Hogares, de la industria láctea, etc. Estos últimos, a partir de su formación, han probado la eficacia de su identidad de propósitos para coartar las reivindicaciones de la clase obrera. C]
Convergencias entre los grupos económicos
Se trata de poner de manifiesto el compromiso directo entre los clanes de la burguesía. Como sabemos, el sistema de dominación no resulta en Nicaragua de la actividad separada de los grupos en el plano socioeconómico, sino de un conjunto de articulaciones, combinaciones y coincidencias entre los mismos, en el campo de las relaciones de explotación y simultáneamente en los otros niveles de la sociedad: en lo político y en lo cultural. En general, todos comparten y sostienen el sistema de explotación, aunque se produzcan entre los distintos grupos algunas contradicciones secundarias, determinadas por la hegemonía que uno u otros han obtenido de la estructura económica, el poder político o el aparato cultural. En la esfera de la dominación económica, son más numerosos los factores de convergencia que los de divergencia. Más atrás esto se ha puesto en evidencia con las anotaciones sobre los gremios y las instituciones comunes de la burguesía. Para describir algunas de las relaciones directas entre los grupos económicos, señalaremos a continuación aquellos casos en que éstas aparecen más ostensibles: a]
Banamérica-Somoza i] Monopolio del azúcar. Ambos grupos forman el núcleo fundamental de la producción azucarera de Nicaragua, y el cártel exportador materializado de la Compañía Azucarera Nacional, S. A. (CANSA), que controla más de 200 000 toneladas en un gran porcentaje destinado al comercio exterior. Con motivo del bloqueo imperialista contra Cuba, CANSA se benefició ampliamente con parte de la cuota cercenada al pueblo cubano. El módulo industrial del monopolio azucarero está conformado por los ingenios, “Amalia” y “San Antonio” —el de mayor capacidad— asideros principales de las familias oligárquicas que controlan el grupo BANAMÉRICA, y por “Montelimar”, “Santa Rita”, “Dolores”, los tres del grupo Somoza. Además, buena parte de la producción azucarera de los Somoza es refinada en el ingenio “San Antonio”. ii] Fábrica de Papel y Celulosa. Representa una inversión de 210 millones de córdobas aportados por Somoza y la familia Pellas, cabezas principales de los dos grupos.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS iii] Bienes raíces: “Plaza España”, fuerte inversión inmobiliaria que comprende viviendas, módulos comerciales, juegos, oficinas, etc. Las tierras y parte del capital los aporta la familia Somoza; el Banco de América aporta otra parte del capital y la asistencia “gerencial” de los “entrepreneurs” de INCOSA. Como cabezas visibles de esta alianza figuran, Bernabé Somoza y Eduardo Chamorro Coronel. iv] Monopolio del alcohol: se materializa a través del cártel ANDES —Asociación Nacional de Destiladores— cuyos propietarios hegemónicos son los Somoza y la familia Pellas-Chamorro-Benard de BANAMÉRICA. b]
Banic-Somoza i] Fuera de las relaciones tradicionales que el gobierno de los Somoza ha sostenido con los productores y exportadores de algodón que conformaron el capital inicial del Banco Nicaragüense, hay una inserción importante entre un sector de exportadores de fibra vinculados al BANIC y los negocios portuarios de Somoza. Puerto “Somoza”, Compañía de Cabotajes y Marina Mercante Nicaragüense, todas propiedad de Somoza, forman el ciclo que manipula una parte importante de las exportaciones de algodón. ii] “Hacendados Unidos S. A.”. Es una sociedad de productores de leche propietaria de “Leche La Completa”; un eslabón de los Somoza representado por Luis Manuel Debayle se asocia al BANIC a través de este negocio. iii] Ingenio “Monterosa”. Productores de azúcar afiliados al BANIC que integran también el cártel del azúcar junto a los intereses de Somoza. iv] “Centroamericana de Ahorro y Préstamos” (CAPSA). Aunque es competidora de “Financiera de la Vivienda” de BANIC, miembros de Centroamericana —vinculados estrechamente al grupo Somoza— comparten cargos directivos de INDESA, principal mecanismo financiero del BANIC. Fuera de CAPSA, altos funcionarios gubernamentales que comparten negocios con Somoza aparecen muy bien situados en las estructuras de mando del BANIC: Alfonso Lovo Cordero, miembro de la Junta de Gobierno de Nicaragua (1972-1974), es el más destacado. c)
Banic-Banamérica Aunque son por excelencia los grupos competidores, se hallan enlazados por un conjunto de vínculos que operan en distintos niveles, algunos de carácter empresarial y otros simplemente personales: i] INFISA de Costa Rica e “Industria Cerámica de Centroamérica” (INCESA). La primera aparece como la más antigua empresa financiera de Costa Rica; a su vez INCESA tiene dos subsidiarias en Costa Rica (Industria Cerámica de C. R. y Materiales Prensados S. A.) y plantas en Managua. Están fuertemente vinculadas al grupo BANAMÉRICA a través del industrial Manuel Ignacio Lacayo (directivo del Banco de América, Inmobiliaria, Inmobiliaria de Seguros, FIA, BIRSA y otras). Tanto INFISA-CR como INCESA pasan luego a asociarse al grupo BANIC, una vez que éste ha adquirido un fuerte lote de acciones de ambas. En sus respectivas juntas directivas aparecen desde 1973 los accionistas hegemónicos del BANIC, Eduardo Montealegre Callejas y Alfredo Sacasa Guerrero. ii) En las juntas directivas de ambos bancos, así como en algunos de sus mecanismos financieros, se repiten los nombres de representantes de poderosos clanes familiares de la burguesía: Roger y Manuel I. Lacayo, Xavier y Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Ernesto y Roger Fernández Hollman.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS iii] Diario La Prensa. Es el vehículo de inducción de ideas, publicidad, promociones comerciales e instrumento de activación del mercado capitalista. En sus comienzos, La Prensa hacía las veces de vocero ideológico y político de la oligarquía conservadora; con el desarrollo de la burguesía se fue desprendiendo de su caparazón terrateniente hasta adquirir la mentalidad comercial-industrial con cuya fisonomía se presenta hoy. Aunque sus propietarios son socios “históricos” —Chamorro Cardenal— del grupo Banco de América, se han ido insertando velozmente en varios eslabones estratégicos del BANIC: Banco Nicaragüense, INDESA, FIRSA (Fomento de Inversiones Rentables, S. A.) y NICAMAR (Booth Fisheries) entre otras. Con esto último cerramos la exposición de las características más notables de los grupos económicos de Nicaragua. Esperamos haber dejado más o menos claro que la burguesía nicaragüense estructurada en varios clanes expoliadores, a pesar de su diversa procedencia —continuidad atenuada de los sectores cafetaleros, fusión de ganaderos tradicionales con grandes comerciantes o evolución hacia la industria por el lado de los productores de algodón— constituye una clase homogénea sin contradicciones fundamentales entre sí. Con tal afirmación no se trata de deslavar las pugnas interburguesas por ganar la hegemonía del poder político que uno u otro grupo se disputan, organizar asociaciones gremiales o de carácter partidista y hacer frente común para contrarrestar el excesivo poder de uno de ellos, competir por el control de ramas de la producción y del mercado, etc. Desde el punto de vista político, cada uno de los grupos se esfuerza por conformar asociaciones políticas cuya esencia —connatural al capitalismo como sistema y a la burguesía como clase dominante— se enmarca en un rejuego competitivo de combinaciones, pugnas, alianzas, desplazamientos y “emplazamientos” que tienen por fin último preservar la continuidad del sistema de explotación de clase. La dictadura militar impuesta por el imperialismo yanqui desde 1927 y sostenida hasta el presente, ha sido el factor catalizador para el desarrollo de la clase burguesa; en distintos períodos pero de manera común ha contribuido a garantizar las condiciones internas que permitieron la vertebración de los clanes económicos, de los Somoza primero y del Banco de América y BANIC, a partir de la década del cincuenta. Durante más de veinte años los tres grupos en conjunto compartieron el poder político, desde donde llevaron a cabo una sistemática actividad represiva contra las clases populares y formalizaron toda suerte de obstáculos —incluido el constitucional— para evitar el acceso al poder por parte del pueblo. Desde los años cincuenta, mientras destacados representantes de la burguesía algodonera-industrial nucleada alrededor del BANIC — Sacasa Guerrero, Navas Arana, Lugo Marenco y otros— formaban gobierno para respaldar la prolongación de la dictadura de Somoza, la oligarquía conservadora enviaba a sus socios del BANAMÉRICA y otros sicarios de banderilla a llenar los escaños de los otros poderes del Estado, a fin de lograr para Somoza un gobierno “representativo”, al mismo tiempo que asegurar sus prerrogativas económicas. Por hoy, el fortalecimiento de la burguesía como clase y por consiguiente el de los grupos económicos, ha favorecido la creación paralela de asociaciones políticas que tratan de conseguir para sí la hegemonía del poder.283 Las cabezas políticas de cada uno 283 Decimos hegemonía del poder por el hecho de que la burguesía lo ha compartido y ejercido, apoyada en la dictadura militar somocista impuesta por el imperialismo yanqui. Una veintena de explotadores controla la economía del país y se reparte una significativa cuota de la riqueza nacional,
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS de ellos intentan canalizar, sin lograrlo, el apoyo de las masas explotadas. Movimiento Constitucionalista y otras asociaciones electorales de carácter temporal, han sido confiadas a Ramiro Sacasa Guerrero, por hoy quizás el más fuerte accionista de BANIC, otrora ministro en viarias carteras en los gobiernos de los Somoza y en la actualidad disidente. No obstante, BANIC se cubre las espaldas teniendo en la Junta de Gobierno del país a uno de sus miembros, Alfonso Lovo Cordero. Por parte de la burguesía “conservadora” se promueven otras entidades políticas de la misma índole de la burguesía “liberal” del BANIC: Acción Nacional Conservadora y SANA (“Salvación Nacional”), a su vez depositadas en el heredero político de la más añeja aristocracia conservadora, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, ahora remozado como industrial y propietario del periódico La Prensa. Sin embargo, ante las exigencias de conservar el equilibrio en el juego de la competencia política, BANAMÉRICA a la vez de echar “pulso” contra el somocismo por mediación de Chamorro Cardenal, prueba la conjunción con BANIC a nivel político, haciendo converger en acuerdos temporales a sus respectivos empresarios políticos, Sacasa Guerrero y Chamorro. UDEL (Unión Democrática de Liberación), es la síntesis del compromiso interburgués. Sin esperar el mismo resultado auspicioso que las alianzas intergrupos le han deparado en los manejos financieros, BANAMÉRICA sigue manteniendo posiciones fuertes con la dictadura somocista. Tras echar mano del gastado Partido Conservador —la otra “paralela histórica”—, ha logrado colocar una nutrida representación de sus intereses tanto en el gobierno como en el Congreso Nacional y los otros “poderes” dinásticos. Con el mismo estilo de la especulación agiotista, la burguesía cubre los riesgos de sus inversiones, apuesta siempre al mejor pagador pero guardando la cobertura del caballo favorito. Con todo, la burguesía nicaragüense y sus grupos económicos tienen frenadas sus posibilidades de desarrollo. Dos contradicciones detienen con su peso objetivo la viabilidad de la burguesía como clase. Por una parte, su principal base de apoyo para mantener la dominación local —el imperialismo norteamericano— le corroe al mismo tiempo su arquitectura empresarial, manteniendo fuertemente asido el soporte financiero de los grupos y el control de muchos de sus eslabones. A este compromiso directo debe sumarse la competencia de las grandes empresas norteamericanas que operan en el territorio y en la zona de libre comercio. En Nicaragua: American Cyanamid, HérculesPennsalt, Esso Standard (refinería de petróleo), United Fruit y sus filiales, Standard Steel, Roche Lab., y últimamente la pléyade Hughes —entre otras—, coartan el horizonte de negocios de los inversionistas criollos. Por otra parte, aun cuando la competencia y el control ejercido por los consorcios norteamericanos son un factor altamente perturbador para los intereses locales de la clase dominante, ésta no puede prescindir de la presencia imperialista ante la imposibilidad de mientras la gran mayoría explotada se encuentra, por esa causa, relegada a la pobreza y viviendo en indignas condiciones de existencia. En 1974, a la cabeza del sistema de explotación capitalista se situaba: Anastasio Somoza Debayle y familia; Isabel Urcuyo e hijos; Lilliam Somoza Debayle e hijos; junto a ellos el clan de la mafia somocista, Cornelio Hüeck, Pablo Rener, Donald Spencer, entre otros; y las cabezas de la oligarquía financiera, J. I. González, Alfredo Pellas Chamorro, Ramiro y Alfredo Sacasa Guerrero, Manuel Ignacio Lacayo Terán, Eduardo Montealegre Callejas, Barney Chamorro Benard, Carlos Reyes Montealegre, Ernesto Fernández Hollman, Iván y Alfredo Osorio Peters, José Álvarez, Kenneth Matheson, Enrique Pereira, Armando Reyes Cardenal, José Francisco Terán, Julio Villa, Alberto KnoepffIer, P. J. Frawley, Roberto Argüello Téfel, Carlos Hollman, Duilio Baltodano y Xavier y Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.
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BURGUESÍA AGROEXPORTADORA: EVOLUCIÓN Y CRISIS sostener su modalidad de capitalismo dependiente, basado en patrones de expoliación que generan cotidianamente explosivas contradicciones de clase. La sola concentración del poder económico por parte de los grupos en no más de una veintena de fuertes capitalistas, unida a la alta proporción de tenencia monopolista de las tierras y los medios de producción agrícola, ocasionan enormes desequilibrios sociales, sobre todo en un país que depende principalmente de la agricultura y apenas se inicia en las actividades de manufactura. A partir de 1956, el movimiento revolucionario rompe las tradiciones bipartidistas de la burguesía para perfilarse como un núcleo organizativo que responde a las aspiraciones de los sectores explotados y oprimidos y se prepara para canalizar y llevar adelante la lucha contra la clase dominante y su punta de lanza, la dictadura somocista. La lucha revolucionaria ha desenmascarado la esencia represiva y contrarrevolucionaria de la dictadura y los grupos burgueses cada vez más dependientes del aparato militar y el uso de la violencia. La crisis de la burguesía nicaragüense está concretizada en su incapacidad para resolver las contradicciones de la agresiva intervención norteamericana en el orden económico —ya que esa intervención le resulta imprescindible y beneficiosa en el orden político y militar—, y al mismo tiempo en su ineptitud para contrarrestar el freno que para el “libre” desenvolvimiento de sus negocios representa el enorme volumen de inversiones del clan Somoza, cuya presencia en el poder político —a pesar de lo dinástico— es su garantía más redituable para mantener la estabilidad del régimen burgués.
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CONCLUSIONES
1] Antes de quedar insertada de modo definitivo al sistema capitalista mundial como una economía agroexportadora, Nicaragua se encontraba en una fase todavía mercantil caracterizada por el atraso, con fuertes resabios de la dominación colonial española, teniendo como base la ganadería señorial cerrada, y careciendo de un mercado interior propiamente tal, si se atiende al predominio de la economía de autoconsumo de la que dependía la gran mayoría de la población. 2] Al quedar incorporada al mercado mundial, se crean condiciones para que Nicaragua entre en una fase de desarrollo capitalista, cuyo carácter más esencial será la dependencia y la naturaleza agrícola atrasada. La economía nicaragüense dependerá primero de Inglaterra y más tarde, de modo prácticamente total, de los Estados Unidos. El interés estratégico del territorio, para los fines geopolíticos de las potencias coloniales, es un factor sustancial para explicar la subordinación del país; junto a ello debe destacarse la dependencia de la economía nicaragüense, exportadora masiva de materias primas de origen primario, especialmente café, cuyo proceso económico se cumple —salvo cultivarlo— en el exterior: transformación, distribución, consumo. 3] A medida que se inserta en el esquema de división internacional capitalista del trabajo, Nicaragua acentúa sus rasgos subdesarrollados. Su producción para el comercio externo depende de la demanda y de los precios del mercado capitalista; se acentúa el carácter mono agroexportador que, a su vez, trasmite al resto de la sociedad en su conjunto una serie de efectos distorsionantes: “gigantismo” de la agricultura comercial de exportación, marginalización de la agricultura de consumo interno, dependencia del exterior en el área de la producción y suministro de manufacturas, desintegración de los sectores productivos, etc. 4] El proceso de acumulación de capital se realiza en Nicaragua a partir de los estímulos de la demanda externa de café, que indujo a la captura de grandes extensiones de tierra apta para el cultivo, así como la proletarización de pequeños productores que fueron expropiados. Factores de la producción dedicados con anterioridad a las tradicionales formas de subsistencia, fueron reunidos y organizados en función de producir mercancías para el mercado capitalista internacional. En este sentido, las tierras dedicadas a la pequeña producción cerealista (maíz, trigo, frijoles) fueron expropiadas y convertidas en grandes plantaciones orientadas a producir para el exterior; la formación de las grandes plantaciones (café, banano, azúcar) hubo de pasar por la expropiación de los pequeños propietarios, quienes separados de su medio de producción y su forma de subsistencia se vieron —y fueron— obligados a vender su fuerza de trabajo y vivir del trabajo asalariado. Las tierras expropiadas y la fuerza de trabajo se convirtieron en la base material originaria del capital. 5] El avance del sistema agroexportador muy pronto entró en choque con las tradicionales estructuras sociopolíticas organizadas en torno a la oligarquía señorial. En el plano político, se resolvió la contradicción con el ascenso de la burguesía agroexportadora al poder político a partir de la revolución liberal burguesa encabezada por J. Santos Zelaya en 1893. La administración de Zelaya origina una serie de reformas sociales, económicas y administrativas, que crean condiciones favorables para un desarrollo nacional burgués sobre la base del eje agroexportador y la expansión de las actividades comerciales. 146
CONCLUSIONES 6] El proyecto sociopolítico representado por los grupos de la burguesía agroexportadora queda tempranamente frustrado. Dos factores ayudan a explicar este proceso. Por un lado, la intervención norteamericana cae sobre el gobierno de Zelaya liquidando las aspiraciones del “nacionalismo” burgués. La intervención yanqui impone en la administración del Estado a los viejos políticos oligarcas, que en un breve plazo entregan las finanzas, aduanas, ferrocarril, Banco Nacional, etc., a los banqueros de Wall Street, y otorgan a los Estados Unidos onerosas concesiones sobre el territorio nacional, cediendo a los intereses geopolíticos del imperialismo. El otro factor, la crisis capitalista mundial de los años 30, asesta un poderoso golpe a los exportadores locales, al determinar un violentó descenso de los precios de las exportaciones agrícolas, la reducción del comercio capitalista, incidiendo —para el caso de Nicaragua— críticamente sobre el café, principal producto de exportación del país. 7] Frustrada la burguesía agroexportadora, nuevas alternativas comienzan a tomar cuerpo aún cuando la intervención militar yanqui está ocupando el país desde 1909. Desde 1909 hasta 1925, más de diez sucesos armados importantes se registran contra el gobierno oligárquico y proimperialista de Díaz y Chamorro. Al mismo tiempo, los trabajadores agrícolas de las plantaciones de banano y las madereras al este del país, llevan a cabo las primeras grandes huelgas contra las compañías norteamericanas que culminan en enfrentamientos armados. 8] La alternativa de las clases populares, se concreta al producirse la guerra liberal-oligárquica de 1926. En varias partes del país se estructuran destacamentos populares cuya composición —mineros, trabajadores agrícolas del banano y la caña de azúcar— representa a los sectores explotados más desarrollados del país. Al producirse nuevamente la intervención yanqui y la claudicación liberal-oligárquica de 1927, uno de los destacamentos populares más sólidos y conscientes, bajo la conducción de Augusto César Sandino, inicia la lucha contra la intervención yanqui abriendo la fase de liberación nacional. 9] La lucha por la liberación nacional dura siete años. En 1933 las tropas interventoras se ven obligadas a desocupar el país. Sin embargo, las maniobras del imperialismo y factores locales adversos no permiten que el proceso iniciado por el ejército popular antiimperialista se profundice, ni puedan tener condiciones para su realización las reivindicaciones programáticas planteadas por Sandino, algunas de las cuales se venían aplicando en los territorios controlados por el ejército popular. Autodeterminación, soberanía económica y política y reestructuración agraria de tipo cooperativo, constituían puntos centrales de la plataforma de Sandino una vez desocupado el país; no obstante, el ascenso al gobierno del liberal “civilista”, J. B. Sacasa, el fortalecimiento de la Guardia Nacional que ejercía una dictadura militar subyacente por mandato del imperialismo, y la inmadurez de la alianza obrero-campesina para cuya estructuración empezaba a trabajar Sandino luego de expulsados los interventores y en condiciones históricas muy difíciles, frenaron la concreción y el desarrollo del proceso revolucionario. El 21 de febrero de 1934, Sandino es brutalmente asesinado en la etapa de las discusiones, al mismo tiempo que el imperialismo, a través de la dictadura militar ejercida por la Guardia Nacional, lanza una escalada represiva que cubre todo el país. Al entronizarse la dictadura militar y proimperialista de Somoza, la prolongada etapa contrarrevolucionaria se inicia en el país. 10] La sociedad nicaragüense, con una dictadura represiva ocupando la cúspide del poder local, contraída económicamente por los efectos de la depresión mundial de los
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CONCLUSIONES años 30, dependiendo en gran parte de las exportaciones de oro (1933-1945), queda subyugada en una situación de aguda dependencia del imperialismo norteamericano. La segunda guerra mundial afirma aún más la dominación yanqui, al convertirse Nicaragua en una base de abastecimientos de materias primas para alimentar la industria bélica de los Estados Unidos y ser ocupado su territorio para la instalación de bases militares. Durante el período de guerra, la dictadura militar somocista se consolida en lo político, lo que facilita a Somoza la acelerada y fraudulenta acumulación de una inmensa riqueza personal. 11] Pasada la segunda guerra, la economía nicaragüense comienza a recuperarse lentamente; mejoran los precios del café, ajonjolí, banano y maderas. Las divisas y el ahorro interno acumulados durante el período de restricciones a la importación (40-47), permiten el desarrollo de obras de infraestructura, en apoyo particularmente del comercio de exportación. Los Estados Unidos imponen a Nicaragua un esquema de desarrollo consistente en abastecer —por un lado— con materias primas principalmente agrícolas al mercado norteamericano, y depender —por otra parte— de la industria yanqui en el suministro de manufacturas. Dentro de este esquema, a partir de la década de los cincuentas, por estímulos de la guerra de agresión al pueblo de Corea, el algodón se convierte en el principal producto de exportación de Nicaragua. El cultivo del algodón acentúa la dependencia del imperialismo, a medida que la racionalización agrícola que introdujo se basó fundamentalmente en patrones capitalistas de producción con la consiguiente necesidad de importaciones masivas de maquinarias, tecnología, insumos, etc., de los Estados Unidos. 12] A principios de los años cincuentas la oligarquía conservadora accede a una importante cuota del poder político local. Las contradicciones aparentes entre conservadores y “liberales” quedan zanjadas. Bajo estos augurios se fundan el Banco Nicaragüense y el Banco de América, núcleos centrales de las agrupaciones financieras más importantes de la burguesía nicaragüense. Al mismo tiempo, la familia Somoza amplía la órbita de su poder económico erigiendo las más grandes empresas organizadas hasta entonces en el país. A mitad de la década se producen dos acontecimientos que concurren en la modificación del proceso económico y político del país: El inicio de una nueva etapa de lucha armada que arranca con el ajusticiamiento de Somoza en 1956, y la caída de los precios de las exportaciones en el mercado mundial que aletargan la economía nicaragüense y la sumen en un agudo estancamiento por más de siete años. 13] Desde 1958 y particularmente con la formación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), la lucha contra el sistema de dominación local se transforma en lucha insurreccional armada contra la dictadura militar. A partir de 1934 los explotados nicaragüenses, bajo el férreo control de la dictadura, venían enfrentándose al sistema a través de formas reivindicativas que se dirigían más que nada contra la burguesía local y los terratenientes, pero sin alcanzar la debida organicidad y sin que se pudiera estructurar una vanguardia consciente y sólida como para darle coherencia e imprimirle dirección a las manifestaciones espontáneas de los explotados. El FSLN enfila al proletariado nicaragüense contra la dictadura, en tanto fuente donde reside el poder y la garantía para explotar de la burguesía y los terratenientes, al mismo tiempo que destaca la importancia de la unidad obrero campesina como el soporte político de la lucha insurreccional contra la dictadura. 14] En los primeros años de la década del 60, Nicaragua es incorporada a la estrategia global del imperialismo tendiente a conjurar la ola revolucionaria que,
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CONCLUSIONES partiendo del triunfo de la Revolución cubana, amenazaba con barrer las dictaduras y los regímenes oligárquicos de América Latina. Una avalancha de capitales y de inversionistas norteamericanos, tras la demagogia desarrollista de la “Alianza para el Progreso”, se infiltran masivamente en la economía del país con el pretexto de dinamizar y promover una alternativa de desarrollo industrial. Asimismo, a partir de los años sesentas se pone en ejecución el proceso de integración —MERCOMÚN— económica centroamericana, principal campo de operaciones de la explotación burguesa regional y mecanismo por excelencia del imperialismo norteamericano para afianzar la dominación política, económica, cultural y militar sobre el istmo. 15] La demagogia imperialista, incapaz de dar una mínima respuesta a los problemas económicos y sociales, deja como resultado un cuantioso endeudamiento por parte de los países de América Latina y acentúa los lazos de dependencia respecto del imperialismo norteamericano. En Nicaragua la Alianza para el Progreso fracasó rotundamente en su intento de frenar el avance del movimiento revolucionario. A partir de 1967, el imperialismo, dejando a un lado la fachada “reformista”, recurre nuevamente a la estrategia abiertamente contrarrevolucionaria y a la represión generalizada, en un intento por detener la presión popular: es impuesto en la Presidencia de Nicaragua un nuevo agente de la dinastía, Anastasio Somoza Debayle. 16] La estrategia contrarrevolucionaria echada a andar en el país por Somoza Debayle, persigue en lo esencial dar garantías a los inversionistas norteamericanos. El lenguaje demagógico es sustituido por las armas. Al mismo tiempo se ponen en práctica los programas de “acción cívica” de la Guardia Nacional, “cuerpos de paz” y otras agencias del imperialismo, la política de “contrainsurgencia” y en el plano del desarrollo económico un vasto programa de control de la natalidad. 17] A partir del año 70, la crisis del Mercado Común Centroamericano, conduce a un cambio en la orientación de los intereses imperialistas. Aparecen —en Nicaragua, Hughes y compañía— inversionistas yanquis especializados en fortunas fáciles, negocios sucios, drogas, cabarés y hoteles para turistas, diversiones, etc. Al mismo tiempo, se advierte que tras este tipo de negocios se encuentra el interés de convertir el país en una “base” para la operación de empresas gigantescas —puerto petrolero, canalización, extracción de minerales en el mar territorial— para atender exclusivamente las necesidades de los países capitalistas desarrollados. 18] En el plano de los explotadores locales, la burguesía actualmente se presenta estructurada en grupos económicos, cuyos intereses (BANIC, BANAMÉRICA), si se ven frenados por los de Somoza y familia, requieren ante el impetuoso avance revolucionario la presencia militar de la dictadura para preservarlos. Por otro lado, si requieren del capital financiero, materias primas, insumos, tecnología, etc., por parte del imperialismo, y con ello apoyar sus inversiones agrícolas, comerciales e industriales, se ven frenados desde otro ángulo por la competencia de las compañías norteamericanas que operan en el plano local. El desarrollo de la burguesía es, por consiguiente, contradictorio, inconsistente, débil, quedándole solamente recurrir a la explotación intensiva de los trabajadores y del pueblo, como la forma principal de obtener sus ganancias. 19] Finalmente, la lucha contra el sistema de explotación adquiere en Nicaragua primeramente un carácter de lucha frontal contra su forma política: la dictadura militar somocista. Ésta es producto de un largo proceso que sintetiza la explotación y al mismo tiempo la represión contra el pueblo nicaragüense, y en primera instancia la fórmula de dominación intermediaria que impuso el imperialismo para asegurar los lazos de
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CONCLUSIONES dependencia política, económica y cultural sobre Nicaragua. La lucha reivindicativa contra la explotación burguesa y los terratenientes, no puede separarse ni olvidar la represión ininterrumpida que lanza a diario la dictadura contra todo el pueblo, campesinos pobres, artesanos, estudiantes, pobladores de barrios marginales, soldados y empleados públicos; no puede separarse de la persecución a la prensa, la represión a la cultura, la corrupción administrativa, el infamante trato carcelario, la explotación y el comercio de la mujer, las cargas y tributos que impone la dictadura a las clases populares; no debe separarse la lucha reivindicativa de los trabajadores contra los patronos, de las violaciones a mujeres del pueblo, de las depredaciones de la canalla militar y los altos funcionarios del régimen, de los asesinatos a líderes obreros, campesinos, estudiantes y militantes revolucionarios. La lucha contra la explotación en Nicaragua toma un carácter esencialmente político y necesariamente insurreccional. La lucha armada revolucionaria es una defensa violenta de los intereses de la nacionalidad, asumida por los mejores hombres que, armados con las más justas aspiraciones de las masas y en representación de los trabajadores, se enfrentan y desafían a la dictadura somocista, expresión concentrada de la explotación, la arbitrariedad, la corrupción y los intereses antinacionales. Al movimiento revolucionario le cabe en las presentes circunstancias, conjugar las luchas del pueblo, dirigirlas contra el enemigo inmediato, ser vanguardia del proletariado y al mismo tiempo representar los intereses de las demás clases explotadas. Después de 18 años de constante lucha, luego de ricas experiencias, el movimiento revolucionario ya consolidado y sobre un camino seguro, se prepara para asestar golpes definitivos y no permitir que la dictadura ni los explotadores se levanten jamás. 21 de septiembre de 1974
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APÉNDICES CUADROS
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APÉNDICES
152
APÉNDICES
153
APÉNDICES
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CUADROS
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CUADROS CUADRO 2 Estructura de la propiedad agrícola por zonas (latifundio - minifundio) Zona Total país
Número de % unidades 102 000 100.0
Área (Mzs.) 5 461 162
% 100.0
Minifundio (menos de 10 manzanas)a Total zona
51 936
50.8
Pacífico Centro Atlántico
23 222 23 846 4 868
62.4 82 748 4.5 43.8 89 510 3.1 31.2 17 841 2.3 Latifundio (1 000 más manzanas)b
Total zona
575
0.6
1 664 675
30.5
Pacífico Centro Atlántico
293 237 45
0.3 0.25 0.05
815 676 580 851 268 148
44.7 20.2 35.5
a
190 108
3.4
La pequeña propiedad está marginada a producir granos para el consumo interno:
i) Maíz: 46% de la producción total ii) Frijol: 57% de la producción total iii) Sorgo: 62% de la producción total b
El latifundio se orienta preferentemente a la producción para el comercio externo: i) Algodón: 92% de la producción total ii) Café: 73% de la producción total iii) Azúcar: 73% de la producción total
FUENTE: Censo 1963, Dirección General de Estadística y Censos.
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CUADROS CUADRO 3 Utilización de abonos en cultivo café (1957-1958) Departamentos
Total (1)
Total Boaco Carazo Chinandega Chontales Estelí Granada Jinotega León Madriz Managua Masaya Matagalpa Nueva Segovia Rivas
9 603 790 684 272 717 369 348 1 950 20 548 297 939 1 732 854 83
Número de explotaciones Usaron abono No usaron Porciento (2) abono (2/1) (3) 148 9 455 1.5 1 789 0.1 33 651 4.8 3 269 1.1 — 717 — — 369 — 6 342 1.7 7 1 943 0.4 1 19 5.0 2 546 0.4 29 268 9.8 13 926 1.4 53 1 680 3.0 — 854 — 1 82 1.2
Porciento superficie 5.0 0.3 4.8 50.6 — — 9.8 1.6 14.6 0.6 14.5 3.2 3.5 — 6.0
FUENTE: Dirección General de Estadística y Censos, El café en Nicaragua, 1961.
CUADRO 4 Destino de préstamos agropecuarios en 4 productos agrícolas (miles de córdobas) 1952 90 040
1956 245 651
1960 137 407
1963 356 374
1965 326 254
1970 441 220
76 357
206 429
106 627
207 975
287 820
286 816
Café
26 559
43 862
30 279
44 176
36 717
39 428
Algodón
22 191
129 274
33 570
100 992
220 407
189 424
Arroz
4 452
5 211
5 509
7 911
11 057
23 407
Maíz
2 336
5 097
2 227
1 452
10 353
8 147
Consumo Interno Exportac.
Destino Total créditos sistema bancario Para la agricultura
FUENTE:
a
Consejo Nacional de Economía, Oficina de Planificación., con base en cifras de Superintendencia de Bancos. b Banco Central, Boletín trimestral, octubre-diciembre de 1970.
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CUADROS CUADRO 5 Destino de préstamos agropecuarios en 4 productos agrícolas (miles de córdobas) Departamentos La República Zona del Pacífico Chinandega León Managua Masaya Granada Carazo Rivas Zona central y norte Chontales Boaco Matagalpa Jinotega Estelí Madriz Nueva Segovia Zona Atlántica Río San Juan Zelaya
FUENTE:
Cafetos en producción 145 990 162 49 067 293 934 337 408 772 20 701 405 7 503 894 2 554 828 15 796 136 1 167 921 96 280 512 1 459 902 3 503 764 38 205 625 28 760 062 5 927 201 6 657 151 11 766 087 642 357 204 386 437 971
Producción qq oro 786 522 296 991 3 933 1 573 120 967 46 090 15 966 103 271 5 191 486 228 6 764 15 101 193 484 163 439 22 259 27 843 57 338 3 303 1 101 2 202
Rendimiento onz/oro 8.62 9.68 6.73 6.15 9.34 9.82 9.99 10.46 7.11 8.08 7.11 6.89 8.10 9.09 6.00 6.69 7.79 8.22 8.61 8.04
Banco Central. Boletín estadístico, enero-junio de 1970.
CUADRO 6 Nicaragua: Exportaciones de (5) productos principales (Miles de dólares) Export. total Café * Azúcar Algodón Carne Oro * Porcentaje café en exp. totales
FUENTE:
1926 13 029 8 100 876 8 — 686
1945 13 686 3 668 — — — 7 117
1950 34 200 17 331 714 1 843 — 8 080
1956 64 664 23 169 429 23 567 — 7 314
1963 105 667 17 538 6 026 39 781 5 201 7 094
1970 178 622 32 087 9 831 34 247 26 579 3 835
1972 249 719 32 962 15 207 62 868 38 250 3 100
62.2%
26.8%
50.7%
35.8%
16.6%
19%
13.1%
Con base en Memorias de la recaudación general de aduanas; Banco Central, Principales indicadores económicos, 1972.
158
CUADROS CUADRO 7 Destino de exportaciones cafetaleras (Miles de dólares) Países Totales Estados Unidos Rep. Fed. Alemana Países Bajos Otros países
FUENTE:
1938 2 031 1 050 521 181 279
1945 3 668 3 551 — — 117
1950 17 331 16 333 — 295 103
1955 27 856 20 545 3 018 3 410 883
1963 17 538 9 659 4 453 1 356 2 070
1970 32 087 8 399 13 319 8.451 2 902
CEPAL, con base en cifras oficiales.
CUADRO 8 Exportaciones de café (1926-1970)
Año 1926
Cantidad (Toneladas) 17 672
Valor (Miles dólares) 8 100
Quantum (Miles dólares a precios 1958) 18 689
Precio medio (Dólares por libra) 0.210
1929
13 284
5 903
14 010
0.210
a
15 846
3 319
16 758
0 100
1933
13 704
2 214
14 493
0 070
1936
13 107
2 115
13 861
0 070
1938
14 261
2 031
15 082
0 065
1941
12 668
2 576
13 397
0 090
1944
13 071
3 734
13 823
0 130
b
10 047
5 333
10 625
0 244
1950
20 984
17 331
22 192
0 379
1953
18 774
21 332
19 855
0 522
1956
16 943
23 169
17 918
0 629
c
16 309
13 858
17 248
0 391
1963
24 072
17 538
25 458
0 335
1965
30 647
26 354
32 792
0 510
1970
32 492
32 086
34 766
0 514
1931
1947
1959
FUENTE:
Con base a Memorias de recaudación general de aduanas y Banco Central 19651970. a Fase Depresión Mundial (1929-1946) b Fase de Auge (1948-1955) c Crisis Cíclica (1956-1964)
159
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