ÍNDICE. Introducción al Nro 2 de Teoría y Praxis

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Nro de matriculados 2015 – 2 SEDE MODALIDAD FACULTAD E.A.P ADMINISTRACION Y SISTEMAS CONTABILIDAD Y FINANZAS MATRICULADOS AYACUCHO DISTANCIA CI

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Revista Teoría y Praxis

El presente artículo,

"Claves del resultado de la elección presidencial en Argentina",

forma parte de la revista "Teoría y Praxis N°2"

R e v is t a T e o r ía y P r a x is N° 2

Diciembre de 2015

web: www.teoriaypraxis.org email: [email protected] Argentina

ÍNDICE

Introducción al Nro 2 de Teoría y Praxis El agujero negro de la teoría revolucionaria

Pág. 1

Pág. 3 (Apuntes para la necesaria producción teórico-política anticapitalista y revolucionaria) El “marxismo hegemónico” y la necesidad de ponerlo en evidencia 6 El marxismo hegemónico: dónde y quiénes lo producen 8 La universidad no es una institución neutra 11 El pecado original idealista y elitista de ese marxismo 13 Despropiando al proletariado de su poder 16 Un sujeto muy raro: un sujeto sin cabeza 17 Invisibilizar las posiciones realmente anticapitalistas, revolucionarias 23 La atracción del agujero negro 24

Claves del resultado de la elección presidencial en Argentina Pág 31 Los límites del kirchnerismo y del peronismo 32 La defensa “del modelo” 32 Cualquier candidato K carece de horizonte transformador 33 ¿El enemigo son los fondos buitres? 36 ¿El enemigo es el ajuste? 36 La inconsistencia del llamado a votar en blanco 38 El hecho maldito a cara descubierta 39 La democracia, la "antidemocracia" y la dominación de clase Pág 44 La construcción de la democracia 44 Los derechos 46 La "antidemocracia" no es la mejor respuesta 48 La revista TyP puede descargarse libremente desde www.teoriaypraxis.org , de forma completa, en un archivo .pdf, o por artículos en distintos formatos.

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Año 1 - N° 2

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Claves del resultado de la elección presidencial en Argentina

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Para muchos/as, aún hoy, resulta inexplicable el resultado de las elecciones presidenciales en Argentina. Y tiene sentido analizar por qué pasó lo que pasó pues según qué conclusiones se saquen influye en cómo se actuará hoy y mañana. Sectores del kirchernismo/peronismo no pueden entender el triunfo de Macri y oscilan entre la pasada de facturas a dirigentes o agrupamientos, o a pedir un manto de olvido del por qué pasó lo que pasó y prepararse para defender lo conseguido, contra los ataques que seguramente se descargaran contra algunas de aquellas conquistas. Esto más allá de que algunos peronistas del FPV ya están viendo cómo acomodarse ante los nuevos viejos aires. Doloroso ha sido también para sectores militantes de derechos humanos o con una profunda antipatía a la derecha y al macrismo, que les cuesta aceptar como la mayoría de la ciudadanía votó a políticas y programas que tanto daño ya han hecho en la Argentina y en el mundo. Respecto a la izquierda que fue anti K, (para distinguirla de la que fue pro K), organizada en tres agrupamientos del tronco trotskista, donde sobresale y se consolida el FIT, la disyuntiva Macri – Scioli los tuvo sin cuidado, por eso propiciaron el voto en blanco en el ballotage. Pero con decenas de años a cuesta y concretamente con la experiencia aún fresca del 2001, donde no pudieron ni supieron capitalizar significativamente la crisis política, económica e institucional, para muchos militantes tampoco les resulta muy comprensible la conducta del 96% del electorado en las elecciones presidenciales donde sí intervinieron(1). La izquierda argentina(2), poco acostumbrada a recoger buena cosecha de votos, tuvo un resultado mucho peor de lo que esperaba, aunque públicamente se sientan satisfechos por sus 780.000 vo______________

tos (3,5 %)(3), aunque dos años antes habían obtenido 1.200.000. Pero en realidad su magra cosecha electoral tiene una profunda significación para el análisis general debido a que enfrente a ellos estaban los que ellos caracterizaban “los candidatos del ajuste” (Macri, Scioli y Massa(4)) y no alguno “progresista” o de “centro izquierda” que le arrebatara votos. Y en su campaña de voto en blanco en el ballotage no lograron retener siquiera aquellos votos, a pesar de que el voto en blanco también lo propiciaban de palabra partidos más importantes que esta izquierda, como el Partido Socialista que retuvo la gobernación en Santa Fe(5). Sólo 305.000 votaron en blanco, el 1,19%(6), una de las cifras más bajas de dicho voto en Argentina, a lo que hay que agregar que la cantidad de votantes en general también superó la media de cantidad de votantes en anteriores elecciones, con el 80,89% de participación electoral, por lo que no puede decirse que el voto en blanco fue bajo por la abstención a votar o el voto anulado. Hay muchas explicaciones dando vuelta de por qué ocurrió lo que ocurrió. Las mas frecuentes dentro del Frente para la Victoria es que no eran buenos los candidatos, o que Scioli no se despegó suficiente de Cristina, o en una vereda opuesta que Scioli no expresaba la política de Cristina. Que Randazo, que Aníbal Fernandez, que los medios hegemónicos, que tales y cuales errores del gobierno, que la timorata campaña, amen de algunas traiciones o defecciones. Por el lado de la izquierda las más extendidas son hablar de un corrimiento del electorado hacia la derecha o porque la coyuntura económica cambió y hoy se exige de los candidatos que apliquen políticas de ajuste. Claro que ninguna de esas dos

(1) La Alianza Frente de Izquierda y de los trabajadores obtuvo 732, 851 votos (3, 47%), el Movimiento al Socialismo obtuvo 103, 742 (0, 47%), el MST-Nueva Izquierda obtuvo 95, 780 (0, 42%) (2) La izquierda en argentina es mucho más que esa parte mencionada en la nota anterior, no tanto numéricamente sino en contenido: aquí simplificamos y sólo hablamos del sector que se presentó en las elecciones. (3) La cantidad de votantes hábiles en las elecciones de octubre del 2015 fueron de 32, 130, 853 (4) Scioli 37, 08%; Macri 34, 15% y Massa 21, 39%. Total de los tres 92, 62%. Con el peronista Rodriguez Saa (1, 64%) y el progresismo antiK (2, 51%) hacen el 96, 77% de los votos. En blanco en esta elección 2, 55%. Anulados 0, 77% (5) Buena parte de la dirigencia socialista propició el voto a Macri pero no se animó a exponerlo públicamente. De allí el voto en blanco en la declamación y el voto a Macri en los hechos, salvo algunos pocos que explícitamente y contraviniendo lo decidido, dijeron que iban a votar a Scioli. (6) Votos en blanco, 305. 229. Votos nulos 318, 206 (1, 19% y 1, 24% respectivamente)

Los límites del kirchnerismo y del peronismo Cuando faltaban pocas semanas para las elecciones, el clima de apatía en la gente era más que evidente y el tenor de las campañas políticas anodinas. Consultado un conocido politólogo, Carlos Fara (*), sobre un posible resultado, él señala que como nunca el escenario era impredecible, “inédito en 32 años de democracia”, con bajo nivel de entusiasmo y señalaba dos aspectos poco considerados:

  —¿Cuál es su opinión sobre las campañas, los spots, las estrategias?   —Con una sociedad apática, sin utopías, donde por primera vez los principales protagonistas nacieron políticamente en esta democracia y no arrastran debates de los 60 y los 70, y en un marco de demanda de cambio moderado, estaba el

caldo de cultivo para una competencia un tanto insípida. Está claro que la estrategia de decir poco y nada —sobre todo Scioli y Macri— conspiró no solo con el atractivo de las campañas, sino que le generaron el espacio a Massa para que se convierta en “el candidato de las propuestas". . .

No es una entrevista a un entusiasta partidario de la revolución social, estamos hablando de lo que reconoce un opinólogo defensor de la actual sociedad: que subraya que en esta elección y en la sociedad no existe ninguna utopía, es decir, ningún objetivo trascendente que implique un cambio social importante, a lo que agrega un dato que también pone en evidencia el nivel de los posibles debates y propuestas: todos los candidatos surgen a la política bajo la democracia, especialmente bajo el menemismo. Esto último es importante, pues el último período democrático surge luego de que las aspiraciones de cambio profundo fueron eliminadas a sangre y fuego por un genocidio, con décadas de represiones de todo tipo, sumado esto a un dominio hegemónico del neoliberalismo a escala mundial, con la instalación preponderante de sus valores políticos y sociales: el individualismo, el sálvese quién pueda, la ley del más fuerte y del mercado, es decir, del capital financiero y las grandes corporaciones regulando todo. Y este dominio del neoliberalismo se consolidó y extendió bajo la demoracia, especialmente a partir del segundo gobierno de Alfonsín, ampliado bajo el menemismo y defendido hasta la huida en helicóptero de la Alianza radical-socialista-progresista. La ausencia de utopías, de propuestas de cambio trascendentes, no sólo pone bajo la lupa la política y programa del kircherismo, sino también la de todos los agrupamientos, especialmente la izquierda que busca candidatearse para ocupar puestos legislativos y ejecutivos.

La defensa “del modelo” ¿Qué propone fundamentalmente el kirchnerismo?: la defensa de un modelo, a lo que le suma la defensa de diversas cuestiones alcanzadas bajo su gobierno. Es decir, una propuesta defensiva que no va más allá de lo que ha realizado. Y ojo, no es poco lo que ha realizado en avances económicos, sociales y en ampliación de derechos, si lo comparamos con el 2001 o desde 1955 a esta parte. Pero si bien es mucho, es poco y nada desde el punto de vista de suprimir la explotación, las injusticias, la opresión. Además, hay que tener en cuenta en la conducta del votante: conquistada una mejora, otorgado un

(*)http://www. lacapital. com. ar/politica/Es-el-escenario-mas-dificil-de-predecir-de-los-ultimos-32-aos-20151019-0020. html

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“explicaciones” aclara por qué el electorado supuestamente se fue hacia la derecha ni por qué preferirá de manera abrumadora las políticas de ajuste a las propias alternativas de la izquierda. Claro que siempre tienen el recurso de acusar al propio votante y inconfesadamente desear un voto calificado que los favorezca. En realidad las causas hay que buscarlas en otros lados y existe muy poco interés en profundizar el tema pues la verdad es incómoda e incomoda. Y no es un problema de “la verdad” sino de posicionamiento político y eso impide ir más a fondo. Respecto a la conducta del electorado, dejaremos para más adelante el análisis de cuestiones más estructurales y de fondo, que son comunes a cualquier elección en una sociedad capitalista, esto es, dejaremos de lado lo que realmente es la democracia, el valor real del voto, la separación entre el trabajo intelectual y manual, el dominio de clase -del capital-, la separación de la política de otras esferas del quehacer humano y otras cuestiones que, como dijimos, afectan y condicionan los comportamientos de grandes sectores de la población en cualquier elección. También dejaremos para otro trabajo un aspecto muy importante: los conflictos, movimientos y políticas de diversos sectores del capital mundial, que también afectan. Sólo señalaremos que en diversos países latinoamericanos se dieron por derrotadas las políticas neoliberales del capital financiero trasnacional, cuando sólo existió un repliegue y un juntar nuevas fuerzas. Pero lo externo en general interviene a través de lo interno. Así que nos centraremos en esta primer parte a lo distintivo de esta elección y que permite explicar el por qué ocurrió lo que ocurrió.

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derecho, eso ya está. Y puede ser que se refleje como agradecimiento o cheque de confianza en el voto en una elección siguiente, pero luego, al pasar a formar parte de la vida común y corriente, es lógico que se quiera más o que eso no alcanza. Por ejemplo conseguir trabajo. Millones de personas consiguieron trabajo bajo el kircherismo. Y es una diferencia clara de calidad de vida tener un trabajo a estar desocupado o estar excluido. Pero tener trabajo no elimina ni las injusticias sociales, ni suprime la explotación, ni las desigualdades. Y si el gran horizonte de la vida de alguien es tener y conservar un trabajo, es claro que es un horizonte chato y sin perspectivas, un horizonte basado en el sometimiento. Tampoco la mejora implica el reconocimiento del votante sobre las causas de esa mejora. O las ve, pero sus sentimientos o "instinto" de clase valen más que una mejora. El famoso modelo kircherista, que sí existe y que ha dado resultado, es un modelo sobre cómo salir de la crisis, de cómo enfrentar problemas acuciantes como altos índices de desocupación, de exclusión, de caída económica, de deuda inmanejable, de default, de un conflicto social a riesgo de la explosión, de un desprestigio extremo de instituciones claves en la sociedad capitalista. Es un modelo de cómo negociar una deuda, de cómo reindustrializar, de cómo ampliar algunos derechos, de cómo recuperar algo de la memoria y de que ciertos crímenes de lesa humanidad no queden absolutamente impunes, de cómo lograr una mayor inclusión social, de cómo pararse con un poco más de independencia frente a los grandes poderes mundiales. Es decir, es un modelo de cómo administrar una crisis capitalista “con justicia social”(8) sin salir del capitalismo.

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Es un modelo de cómo represtigiar instituciones (el parlamento, las Fuerzas Armadas, la Justicia, los partidos políticos, la democracia, el Congreso, el propio Estado) desprestigiadas por decenas de descalabros por parte de dichas instituciones. El asunto es si es bueno represtigiar esas instituciones o si más bien había que tirarlas abajo o sacarles poder o producir grandes transformaciones en ellas. Sobre esto último, el peronismo, especialmente el de izquierda, pues el otro no tiene interés, está incapacitado de aprender sobre su propia experiencia. Más de una vez en su historia represtigió y fortaleció instituciones que luego serán sus peores enemigos o sus verdugos. Un ejemplo trágico es el represtigio del Ejército que produce en 1973, donde se los verá marchando juntos o haciendo obras sociales "codo a codo" Montoneros con las Fuerzas Armadas. Y no es necesario recordar qué haría el Ejército, la Marina, la Aeronáutica, la Gendarmería y las Policías un par de años después con los Montoneros y con el peronismo de izquierda. Y con militantes y luchadores no peronistas. O sea el modelo Kirchnerista es un modelo para salir para salir de ciertas crisis, pero no un modelo para terminar con la causa de las crisis. Es un modelo para enfrentar los efectos más terribles del capitalismo “salvaje”, pero no para terminar con el capitalismo “salvaje” y menos aún el “civilizado”.

Cualquier candidato K carece de horizonte transformador Con Scioli, o con un candidato kirchnerista de pura cepa, el FPV carece de horizonte transformador, de un programa que proponga un cambio importante a futuro, atacando la causa de los problemas que afectan a gran parte de la población. Su programa se limita a conservar lo conseguido y seguir en ese recorrido, que no es poco si se lo compara con Macri o el pre 2001, pero muy pobre desde una perspectiva de una transformación profunda, de solucionar los problemas que se mantuvieron e incluso que se agudizaron, tal el caso del incremento de la brecha de los que más tienen sobre los que menos tienen, a pesar de los esfuerzos distributivos que tampoco no fueron pocos. Obviamente un candidato timorato como Scioli potencia las limitaciones del kirchenismo-peronismo.

(8) Justicia social que se basa en una política distributiva con la idea del 50% para el trabajador, 50% para el capital. 9) http://www. primeraedicion. com. ar/nota/5174/scioli-que-macri-reconozca-el-triunfo-de-manzur. html

Es más, Scioli reforzó esto con "La Argentina no

necesita un líder revolucionario, ni la refundación del país", (11)

Por supuesto que un candidato más kirchnerista y menos quemado hubiera camuflado mejor las graves limitaciones de la política peronista cuando empieza a llegar a sus límites. Pero las limitaciones seguirían presentes. Scioli, por otro lado, era un candidato con un alto riesgo de perder. Básicamente porque era gobernador de Buenos Aires y reza un supuesto maleficio que ningún candidato que ha sido gobernador de Buenos Aires ha triunfado nunca. Pero no es un meleficio, sino que se basa en una característa estructural de Argentina. No es que la ciudadanía no vota a un candidato que haya sido gobernador de BsAs porque están en contra de la centralidad de Buenos Aires. Con ese criterio es peor un candidato porteño, como lo fue DeLaRua o lo es Macri. No es por el voto del resto del país que un candidato que fuera gobernador de BsAs no tenga chances, es por los votos de la propia provincia de Buenos Aires. Todos saben el peso muy grande que tiene esa sola provincia, y que el voto allí es el único capaz de remontar un resultado adverso, tradicional, del peronismo en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), de Córdoba y últimamente de Santa Fe y Mendoza (12). Pero la provincia de BsAs es muy compleja, con muchos problemas, y cualquier gobernador sufre un desgaste muy grande, más si ha tenido dos mandatos en ella. La señal de alarma ya se había dado varios años antes, cuando Scioli había perdido en las parlamentarias -candidato junto a Néstor Kirchner-, en manos de Francisco De Narvaez, un millonario que se inicia en la política acompañando a Menen en las elecciones del 2003.

Es decir, estaba cantado que Scioli no podría hacer una gran diferencia en Buenos Aires lo que implicaba que le sería muy difícil remontar los resultados adversos en las jurisdicciones señaladas. Que fue lo pasó. Suprímase todos los votos de la elección de Córdoba y hubiera ganado Scioli. Ahora bien ¿y por qué el candidato fue Scioli? ¿Un error de cálculo de Cristina?. Es impobable. El gobierno tenía los datos sobre qué pasaría en una interna entre Scioli y Randazo, donde ganaría el primero. Además Randazo tampoco era garantía de mucho y tenía varios puntos débiles que los medios hegemónicos aprovecharían con saña, tal como la tragedia de Once (12 bis). Y con aquellos datos en la mano, el gobierno nacional sabía que a nivel de país los números de Scioli eran mejores. Además el gobierno se dejó entrampar, o se autoentrampó, en la defensa de la moderación, creyendo que Scioli podría sacarle votos a Massa y no perder algunos con Macri. Por todo ello consideró que era mejor evitar el desgaste de un enfrentamiento muy duro de una interna, que deja heridos, lo que era previsible dada la campaña que estaba haciendo Randazo en la previa, y de algunas apoyaturas de integrantes del FPV. Igual, flaco favor le hizo Carta Abierta a Scioli, con su "vamos a votar desgarrados" Queda en pie entonces la misma pregunta ¿por qué Scioli fue el candidato?, a pesar de que se sabía que amplios sectores del kircherismo resistirían a dicha candidatura. La respuesta es simple. Porque a pesar de doce años ininterrupidos en el gobierno, el kirchnerismo no fue capaz de generar liderazgos por fuera del de Cristina o de los “liderazgos” locales que dependen de la existencia de un puesto de autoridad y caja para tener alguna presencia: gobernadores, caciques sindicales, senadores, intendentes. Y eso no se debe al kirchnerismo como fenómeno propio, sino al peronismo en el cual se ancla y reivindica. El peronismo es un movimiento populista, frentista, basado en la verticalidad. Verticalidad relativa, por supuesto, pues da lugar al no acatamiento de hecho en algunos y a la formación de pequeñas o grandes feudos, con gran cantidad de caciques cuyo principal problema es que otro

_________________________________ 9) http://www. primeraedicion. com. ar/nota/5174/scioli-que-macri-reconozca-el-triunfo-de-manzur. html

(10) http://www.primeraedicion.com.ar/nota/5174/scioli-que-macri-reconozca-el-triunfo-de-manzur.html (11)

http://www. perfil. com/politica/Urribarri-calienta-la-interna-K-dice-que-Scioli-confunde-cuestiones-esenciales20140917-0048. html (12) Provincia de Buenos Aires 37%; CABA 8%; Córdoba 8. 68%; Santa Fe 8. 36%; Mendoza 4. 25% /12bis) "Accidente" ferroviario en la estación Once, CABA, donde fallecieron 51 personas.

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"No prometo una revolución ni el cambio total, mi compromiso es seguir construyendo", dijo Scioli, quien además subrayó: "tenemos que guardar el péndulo de una vez por todas, es muy simple lo mío". ,. (9) En otro lugar, preguntando “¿Para qué se necesita que Scioli sea presidente?” se le responde: “Para aportar lo que les falta a la economía y a la política. Lo que Daniel llama «las dos P»: productividad y previsibilidad. "(10)

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compañero/a no lo desplace de ese lugar o le haga sombra. Pero verticalidad al fin. Por esas características, al peronismo le es fácil generar militancia, abnegación, espíritu de sacrificio, soldados. Pero le es muy difícil, casi imposible, promover una militancia que produzca política, que instale agenda por su cuenta, que avance en lo programático, lo que trae aparejado la poca aparición de líderes, conductores y menos aún que a su vez sean candidateables. Esta situación no es responsabilidad sólo o principalmente de Cristina, sino de los diversos movimientos que constituyen el peronismo, y de su dirigencia histórica y actual, siempre con la mirada puesta en lo que baja de arriba. Los llamados “barones del connurbano” son ejemplo de ello: electos y reelectos muchas veces, mantuvieron sus feudos, sin aprovechar sus recursos para generar varios dirigentes de recambio. Y cuando el cambio ocurrió, incluso dentro del peronismo, fue más que nada por una oposición a ellos. Un ejemplo típico es el de Hugo Curto, intendente del populoso partido de Tres de Febrero, del Gran Buenos Aires. Estuvo en el poder 24 años ininterrumpidos y no fue capaz de generar recambios dentro de sus filas y terminó perdiendo las elecciones en manos de un candidato del PRO, sin mayor militancia e historia(13). La especulación de Perón de que “solo la organización vence al tiempo” es muy limitada cuando estamos hablando de un movimiento policlasista, de una heterogeneidad demasiado grande, capaz de cobijar al derechista más recalcitrante hasta un guerrillero izquierdista, con sectores que defienden por todos los medios sus intereses y cuota de poder. No obstante, no hay que equivocarse. El problema central del kircherismo-peronismo no es el candidato. Es otro. Es el propio límite del peronismo como movimiento histórico. No puede avanzar, profundizar mucho más de lo que ya dio en el primer gobierno de Perón. Y al ser incapaz de avanzar mucho más allá, es incapaz de defenderse a fondo, sea de un golpe de Estado, sea de un avance de los sectores más de derecha. Durante el primer y segundo gobierno de Perón,

(del 46 al 52 y del 52 al 55) sufrió varios intentos de golpes de Estado. La clase obrera le era incondicional a Perón y columna vertebral del movimiento justicialista. Sindicatos y obreros pedían armas para defender al gobierno. Incluso algunos sindicatos la tenían. Perón pudo haber triunfado sobre el golpe de 1955. Tenía gran parte del ejército leal -especialmente la suboficialidad, que es la que está en contacto directo con la tropa-, tenía a grandes sectores de la clase obrera dispuestos a defender el gobierno con huelgas, movilizaciones y armas en la mano. La mayoría de la población estaba con el peronismo. La GGT y hasta algunos sectores opositores fueron a pedir armas para impedir la toma del poder por los militares, pero Perón, conciente de que en un proceso así se mantendría en el gobierno, sí, pero a costa de radicalizar su movimiento y el temor luego de no poder controlarlo, huye al Paraguay y delega el poder a una Junta Militar que se entregaría a los golpistas. Perón diría años después que lo hizo para evitar un baño de sangre, pero la realidad es que el baño de sangre ocurrió peor gracias a esa defección, y por supuesto se perdieron muchos beneficios y avances, se vivieron varias décadas de penurias de gran parte de la población, de persecuciones a la militancia obrera, social y estudiantil. Con su claudicación se agudizaron impunemente la cantidad de crímenes y represiones contra el peronismo y la clase obrera. Tampoco es ajena a aquella decisión el propio genocidio que se desató 20 años después, cuando él vuelve del exilio para a

______________ (13) A Curto le ganó Diego Valenzuela, funcionario de la administración de Macri, pero básicamente conocido por su actividad periodística: En radio (Continental, Del Plata), televisión (ATC, 9 y 13, TN, Encuentro) como en prensa gráfica (semanarios El Economista y Fortuna, diarios La Nación y Perfil). Es miembro del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), siendo parte del “Comité Estados Unidos” (donde se discuten los temas bilaterales). Es Eisenhower Fellow 2008.

¿El enemigo son los fondos buitres? Tomemos nomás un tema recurrente en los últimos tiempos y que formó parte de la campaña: el de los fondos buitres. Campaña en la cual también la izquierda participó, con la denuncia y llamado al combate contra los fondos buitres (14). Pensamos un poco en el animal buitre. Todos sabemos que son aves rapaces que se alimentan es-

pecialmente de la carroña, es decir, de los animales muertos. Y es una buena comparación que se hace con la conductas de esos fondos ultraespeculativos que sobrevuelan y se alimentan justamente de economías o empresas cercanas a la quiebra o quebradas. Ahora bien ¿porqué el kircherismo -y la izquierda que siguió esa política- hizo hincapié en el ataque a los fondos buitres y no a los capitales que produjeron esas muertes, a esas situaciones de quiebra? ¿La responsabilidad es de los buitres que comen animales o seres humanos muertos o de quienes matan a esos animales o seres humanos? ¿Por qué no se hizo ni se va a hacer un ataque a fondo al capital financiero y sí sólo al capital especulativo o a estos inversores de alto riesgo, a los holdouts? Lo mismo el tema de las retenciones. Tanto lío, tanta disputa, tantas corridas contra el peso por el tema de las retenciones y siempre tuvieron a mano una medida muy efectiva y bien burguesa, que ya practicó Perón con el IAPI: nacionalizar el comercio exterior. De esa manera los dólares de las exportaciones directamente los manejaría el Estado. O en el caso de YPF: El kirchnerismo no volvió a nacionalizarla, sino que mantuvo la privatización, sólo que con una mayoría del Estado. Y no es que reivindiquemos esas medidas, o que pensemos que nacionalizando algo se resuelven los problemas, lo ponemos como ejemplo por qué fueron menos lejos que el primer gobierno peronista, aunque sí mucho más lejos en otros temas impensables, como el del matrimonio igualitario, pero que no inciden ni en la economía ni en el voto mayoritario. El FPV no tenía ni tiene ideales trascendentes. En un país que puede alimentar a más de 500 millones de habitantes (y nosotros sólo somos 40 millones), hay gente desnutrida e incluso que se muere de hambre(15). No es muy difícil saber por qué es y tiene que ver con el poder concentrado de quienes se enriquecieron primero apropiándose de las tierras a través de varios genocidios, y luego superexplotando a sus trabajadores, destruyendo la naturaleza, donde su norte no era simplemente Gran Bretaña o EEUU, sino la maximización de su ganancia y renta. Y ese poder, esos latifundios o minifundiosm,

____________________________ (14) Los primeros con “Patria o Buitres”, los segundos con “Buitres o Socialismo”. 15) Más de dos millones de niños y niñas sufren carencias severas. Esa cifra era mucho peor antes y probablemente se incrementará con Macri, Pero frente a ello el justicialismo, peronismo, kirchnerismo, cristinismo, no tiene otra política que industrializar, incrementar el mercado interno, justicia social, asistencialismo, esto es, sin afectar las causas reales y profundas que se encuentran en la propiedad de la tierra y sus frutos y en el dominio del capital.

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ser presidente -1973- y fallece al año siguiente. Dicho genocidio y lo que pasó después también tiene que ver con aquella negativa de profundizar el proceso que inició. Por supuesto que uno no sabe qué podría haber pasado si hubieran sido otras las decsiones, pero sí sabe lo que pasó. Esta herencia, de la cual no están dispuestos a aplicar el beneficio de inventario, marca también la historia del kircherismo, sus propios límites ideológicos, su propios límites de clase, con algunas diferencias respecto a los primeros gobiernos peronistas, en algunos casos con algo de mejoría, en muchos otros casos para peor. Ocurre que el proceso del peronismo de aquella época era mucho más radicalizado, no por Perón, sino por el propio papel de sectores de la clase obrera y en algún momento también por el fuego que arrimaba Evita. Del “combatiendo al capital”, la quema de iglesias y del “5 x 1 no va a quedar ninguno” de aquella época, el kirchnerismo -o tal vez el cristinismo- pasa a “la Patria es el Otro”, “El amor vence al odio” con los resultados a la vista: el Otro le gana las elecciones y el odio (“viva el cáncer”, “Cristina unite a Néstor”, etc) le gana al amor, amor que en cierta manera tenía mucho de hipocresía y eso molesta a más de uno. Esos y otros fueron mensajes y consignas para que se abandone la idea de la lucha de clases, todos somos hermanos y hermanas en una gran unidad nacional y latinoamericana. Además, “el amor vence al odio” forma parte del discurso de sometimiento que instala el cristianismo cuando se institucionaliza muy bien representado con las consignas que “si te pegan en una mejilla pon la otra”, y “dad al César lo que es del César”. Las graves limitaciones o claudicaciones del peronismo-kircherismo, o, más apropiado, su pertenencia de clase, se notan en muchos aspectos.

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esos propietarios de tierras que incluso hacen caer planes de vivienda con créditos muy baratos que otorgó el gobierno con un incremento increíble de precio de la tierra, fueron intocables en sus partes centrales. También la clase obrera dejó de ser la columna vertebral del peronismo, por motivos que aquí no trataremos, pero sí es importante considerar que a pesar de los avances en materia de derechos e ingresos, comparativamente con otras épocas, un sector importante de los trabajadores, el más favorecido y que pasó a ganar más que todos, en gran medida se transformó en masa de maniobra de la oposición y de la derecha. En la medida que desde el punto de vista de la pertenencia de clase no había mayor diferencia entre los candidatos, junto a los intentos de “peronización” marketinera de última hora del macrismo, y el intento caprilista de Massa, hace que en la “oferta” y la decisión del electorado terminen pesando otro tipo de cuestiones, y allí sobresaldrá el machaque de la oposición, especialmente la encabezada por los grandes grupos mediáticos, en castigar por años los puntos más débiles del gobierno: la corrupción -la real y la inventada-, el establecer al gobierno como culpable de la inflación, cuando son los propios grupos económicos de poder y los medios quienes la fogonearon, y resposabilizarlo de la inseguridad. De esa manera, tras doce años de gobierno, por las propias limitaciones del peronismo y del kircherismo, más los errores evidentes, serán recordados en la historia como quienes entregaron por primera vez el bastón de mando a un candidato de la derecha, que no ocultó nunca su preferencia por los poderosos y su reverencia al mercado y a EEUU. Ni tampoco ocultó mucho qué haría si triunfase en las elecciones.

¿El enemigo es el ajuste? Cuando anteriormente dijimos que no había demasiada diferencia en la oferta electoral, incluimos también a la izquierda, cuyo eje principal de campaña fue “contra los candidatos del ajuste”. ¿Qué gran objetivo histórico, cambio social profundo, utopía soñada es “contra el ajuste”? ¿Es que si no hay ajuste está todo bien? De hecho, decir que se viene el ajuste, que los candidatos van a ajustar, implica que como vivimos hoy, antes de ese ajuste, está bien. Tal vez se pueda pedir un poco más de aumento salarial, o

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que los salarios acompañen más rápidamente al aumento de los precios o lo superen, pero se sigue siendo esclavos de un salario, se sigue viviendo en una sociedad dividida en clases, donde una parte minoritaria se apropia del fruto del trabajo de la mayoría. Una sociedad con grandes injusticias, con explotación, con opresión de diverso tipos, con violencia contra los sectores más débiles por doquier. De hecho el principal candidato contra el ajuste fue Scioli, que lo dijo muchas veces, por ejemplo en un programa de TV del grupo Clarín: “defiendo la política de los fines de semana largos", "siempre voy a aumentar los salarios por arriba de la inflación”, “conmigo no hay ajuste ni devaluación y no voy a sacar los subsidios” y “yo soy el candidato del ‘ahora 12’, el otro candidato es el del dólar ‘ahora 15’. ”

En el cierre de su campaña en Mar del Plata Daniel Scioli enfatizó: “El domingo van a elegir entre el estado presente y el capitalismo salvaje, yo los quiero poner a salvo de esto último", (… ) "Bajo la palabra

'cambio' está el ajuste y un pacto con los buitres, el Fondo Monetario Internacional. Ahí hay mentira",

Allí se ve claro su “utopía”: la defensa del estado presente. Es decir, ninguna utopía. Lo mismo la izquierda: "Hicimos una extraordinaria campaña militante a lo largo y a lo ancho del país. Nuestro desafío es fortalecer una herramienta política que se plante ante el ajuste que indudablemente se viene para el pueblo trabajador y para eso es necesario conquistar nuevas bancas en el Congreso", sostuvo

Del Caño. (16) Curioso “anticapitalismo” de esta izquierda. Jamás cuestionará al capital como capital ni al sistema de dominio/representación política burgués. Por el contrario, defenderán en los hechos un capitalismo sin ajuste y contribuirán a desarmar a la clase obrera pues para defenderse del ajuste es necesario conquistar nuevas bancas en el Congreso, como si una o muchas bancas pudiera impedir los mecanismos del capitalismo. Por el contrario, esta prédica da lugar además a la instalación de un cierto mesianismo parlamentario no dicho abiertamente, donde serán los parlamentarios quienes se plantarán ante el ajuste y salvarán -y organizarán- al pueblo trabajador de tales ma-

(16) http://www. pts. org. ar/Del-Cano-No-hay-por-que-elegir-a-un-mal-menor (17) http://www. pts. org. ar/Del-Cano-No-vamos-a-permitir-que-impongan-su-modelo-de-saqueo-reprimiendo-a-los-queluchan

los designos. Claro, si los votan, lo que no ocu- la izquierda está expresada así: rrió, dicho sea de paso. “la mayoría de los candidatos de los otros partiTambién dirán que dos está con la megaminería contaminante. Por

¿Y de qué agenda se está hablando?: de una agenda reformista, sindicalista, gremialista, antiburocrática, es decir, que sólo atempera los efectos más dramáticos del capitalismo y no ataca a las causas profundas, a sus bases. Por supuesto que siempre aparecerán en algún lugar diciendo que son una fuerza anticapitalista y socialista, pero en realidad su programa es de gestión del capital y terminan defendiendo un capitalismo de Estado, como todos los partidos socialistas, socialdemócratas, etc. Su visión del socialismo es justamente eso, un sistema donde el Estado, con un gobierno obrero y popular, o un gobierno de los trabajadores, controla la economía -capitalista- y sigue existiendo la esclavitud asalariada y la propiedad capitalista (en este

caso Estatal) de los medios de producción y de cambio. Tales son los ejemplos del “programa de transición” y los de “máxima y mínima”. Ya hemos visto como se vino abajo el mito de su socialismo cuando cayó el muro de Berlín: ya no quedaron dudas que tanto de un lado del muro como del otro lo único que había era capitalismo. Uno gestionado y gobernado de una manera, otro de otra, pero capitalismo al fin. Otro ejemplo de las grandes reivindicaciones de

el contrario, nosotros promovemos una ley para prohibir este tipo de explotación en todo el territorio nacional, repitiendo la experiencia de Mendoza. Hoy más que nunca le decimos ’ no ’ a la megaminería saqueante y contaminante"(17)

Es una consigna simpática y que consigue fácilmente adhesión, pues la mayoría de las personas que viven en las grandes urbes y cuyo trabajo o ingreso no depende de que existan minas, ni contaminantes ni no contaminantes y ser ecologista está cool. Pero con esa consigna se ponen de manifiesto varias cosas que no deben ser pasadas por alto. Dicho de otro modo, defienden "la otra minería", que oculta en primer lugar que esas otras minerías, sea de empresas privadas o estatales, son emprendimientos capitalistas, es decir, explotan a la clase obrera. Su gran anticapitalismo e independencia de clase se reduce a conseguir una ley que prohíba una forma de extracción de minerales, con lo que fomentan y confían en la legalidad del sistema y obviamente apoyan la explotación bajo otras formas menos contaminantes, aunque a su vez sean más explotadoras del ser humano. Es decir, en vez de aprovechar ese hecho -la destrucción ambiental que produce esa megaminería a cielo abierto- en cuestionar la organización de la economía basada en el capital y la explotación del trabajo asalariado, quieren humanizar y ecologizar al capitalismo, prohibiendo ciertas formas, lo que implica avalar otras. Pero hay otros aspectos a tener en cuenta. En muchos casos, tras las campañas ecologistas de grupos internacionales y nacionales, lo que se provoca en los hechos es impedir u obstaculizar que países de menor porte puedan lograr una sustentabilidad en ciertos insumos, recurso o divisas. Tampoco se aprovecha para poner de manifiesto que el costo de obtener cierto nivel de vida y ciertos artículos, en una sociedad como la actual, gran despilfarradora de recursos de todo tipo, se paga castigando a la naturaleza, destruyendo o modificando el medio ambiente a corto, mediano y largo plazo. También resulta llamativo que esa izquierda prefieran una minería a la vieja usanza, con túneles,

_________________________________________ (17) http://www. pts. org. ar/Del-Cano-No-vamos-a-permitir-que-impongan-su-modelo-de-saqueo-reprimiendo-a-los-queluchan

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“somos la única fuerza que planteó la agenda de las mujeres, de los trabajadores y de la juventud frente al ajuste y la impunidad que defienden Scioli, Macri y Massa. ”

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con peores condiciones de trabajo para los obreros/as que utilizarían otros métodos. Pues si la minería a cielo abierto perjudica la naturaleza, la bajo tierra es aún peor para los seres humanos que trabajan bajo tierra. Por supuesto que ciertas formas de minería son contaminadoras no sólo de la atmósfera sino de las capas de aguas cercanas y lejanas, con un gran derroche del agua subterránea o de ríos. Como también son destructivas y contaminantes la producción de soja y otros productos agrícolas, tal como se practica en el imperio de la ganancia. Lo lamentable es que no caben dudas de que si esos grupos fueran gobierno y esas empresas nacionalizadas y constituyeran una fuente de recursos y dividas importantes para mantenerse en el poder no dudarían en practicarla. Y no es una especulación pues esas corrientes, ya han sido gobierno en otros países o participado de gobiernos. Y así, por más que a primera vista la formulación que hacen de sus planteos parece un avance respecto a otros candidatos, tal como formulan el problema termina siendo reaccionario, por más que concite simpatías en la intelectualidad y en los sectores “progres”. Esa izquierda es la que históricamente se opuso a los supermercados en defensa de los almacenes. En la defensa de la pequeña empresa frente a la gran empresa. Ocurre que esas formas de producción, de derroches, de saqueos y destrucción, de la naturaleza y de las personas, es propia del capitalismo. Y pretender regularlo sin llamar a destruirlo, sin llamar a destruir la propiedad, el capital como capital, el sistema de trabajo asalariado y doméstico, la ley del valor, el Estado burgués con sus aparatos represivos, militares, policiales, burocráticos, judicial y político, es mera declamación, impotencia y defensa de un capitalismo no salvaje, de un capitalismo democrático, igualitario, justo. Más o menos como el ideal del justicialismo, del peronismo, del kircherismo, aunque el kircherismo tiene claro que ir contra los avances tecnológicos y las grandes explotaciónes debilita la economía general y por ende su intervención en planes sociales y los beneficios que obtienen como partido, movimiento o persona respecto a los lugares que ocupan. No hay en el discurso de la izquierda, ni en su programa, un poner en evidencia la maquinaria de explotación del capital y sus instituciones, sus dispositivos de control, dominación y opresión. Por el contrario, crean expectativas en esas instituciones del capital, al pedir un voto para ser ellos

los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, para gerenciar el Estado burgués, para gobernar la sociedad capitalista, para lograr un capitalismo ecológico, sin crisis y sin ajustes, lo que obviamente es imposible. La inconsistencia del llamado a votar en blanco

El llamado del voto en blanco en el balottage es un ejemplo de su descuelgue o de que aún siguen pensando que “cuanto peor, mejor”. No son lo mismo Scioli y Macri y si bien tienen muchas cosas en común, no es lo mismo un gobierno de Menen o de la Rua que uno de Néstor Kirchner o Cristina Fernandez o un hipotético gobierno de Scioli. Todos son gobiernos burgueses. Pero cualquier Madre de Plaza de Mayo o de Abuelas sabe qué le espera con Macri y que no será lo mismo lidiar con Macri que con Scioli. De hecho los propios votantes de esa izquierda saben eso y por eso eligieron a uno u a otro, según tengan -o no- los gérmenes de gorilismo congénito, tradicional en la historia de cierta izquierda. Y no es que está mal llamar a votar en blanco o anular el voto, el problema es desde qué posición y para qué. Si el llamado fuera por cuestionar el sistema de representación burgués, por el engaño que significan las elecciones respecto al poder real del voto de la gente e incluso del poder real del gobierno que resulte electo, por una crítica a la democracia burguesa, es entendible. Pero no pueden hacerlo, ni quieren hacerlo, pues unos días antes pedían el voto para fortalecer ese mismo sistema de representación burguesa, para contribuir a mistificar lo que es la democracia en el capitalismo. Y no afirmamos esto desde una posición abstencionista respecto al parlamento. Esa no es la cuestión. El tema es por qué y para qué se participa. Ocurre que no pedían el voto para cuestionar en el parlamento a la propiedad, al Estado, a la democracia, ni para plantear la necesidad de la revolución socialista sin etapas intermedias. No. Pedían el voto para defender esas instituciones, para ser ellos los que gestionasen el Estado burgués, o para que pudiera el pueblo o los trabajadores tener voz, lo que significa implícitamente que la voz del trabajador la tienen los parlamentarios, la tiene si participa y se somete a las instituciones del sistema y jura defender la Constitución que en su punto fundamental establece que la propiedad privada es inviolable.

teado son exactos, entonces hay que replantearse una nueva visión del país, una correspondencia entre las luchas del pueblo que son sacrificadas, que son abnegadas y que ya vienen desde hace 10 años, y una estrategia de poder.

Cooke murió defendiendo esas ideas, sin llegar a ver el papel profundamente contrarrevolucionario y desmovilizador de Perón en 1973, cómo echa, tratándolos de imberbes, a la militancia de la izquierda peronista y con ello da piedra libre a una sangrienta represión contra ella, primero por parte de la derecha peronista pero luego desde el propio Estado. Cooke fallece de cáncer en 1968, a los 49 años. Tampoco llegará a ver el nefasto papel del partido peronista bajo Isabel Perón y luego la alianza de sectores del peronismo, especialmente sindicalista, con el poder militar. Tampoco la primer derrota sufrida en las urnas cuando el radical Raúl Alfonsín gana las elecciones. Y se ahorró de sufrir el oprobio de ver como en nombre del peronismo, del justicialismo, en los noventa se privatizaban las empresas públicas, se remataba parte del país, y se llevaba adelante políticas neoliberales peores que las liberales que tuvo que soportar y enfrentar en la Resistencia. Antes de Menem el peronismo había caducado como movimiento histórico transformador, al “El peronismo es el hecho maldito del país punto que Raúl Alfonsín pretende fundar el Tercer burgués y la contradicción peronismo/antipe- Movimiento Histórico (el primero era el irigoyeronismo es la expresión de la lucha de clases nismo, el segundo el peronismo). Pero una vez que la burguesía alcanza sus objetivos principales, en la Argentina” se agota como posibilidad de movimiento históriCooke decía que el peronismo no era populismo co. sino revolución, que había que luchar por la revoAlfonsín confundía el gran poder de convocatoria, lución social, decía que “así que cuando nosotros decimos el régimen la masividad en actos y el apoyo en la nueva etaburgués no da más, estamos diciendo no una pre- pa democrática, con movimiento histórico. Para ferencia, porque aunque el régimen burgués fuera que exista debe poder producir un salto en el decapaz de desarrollarse yo igual estaría en contra, sarrollo de las fuerzas producitvas, debe vencer la pero al mismo tiempo eso no quitaría que pudiese contradicción principal que las traba, debe asenel país recorrer etapas dentro de él, pero ahora lo tarse en un cambio profudndo en la formas de vique yo opine o no opine no tiene importancia, lo vir y producir. Pero ya en Argentina estaban que tiene importancia es si los análisis son co- asentadas las relaciones capitalistas de producción rrectos y si los análisis tal como yo los he plan- y los problemas que se tenían no provenian de _______________________ (18) Aqui Macri pierde en la primer vuelta y gana en el ballotage por el 2. 68% de los votos.

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El hecho maldito a cara descubierta Que el kirchnerismo/FPV/peronismo haya perdido las elecciones en mano de Macri no es su principal derrota, aunque muchos de ellos lo vivan así. En definitiva es una elección y toda elección se puede perder. Además no perdió por paliza, sigue siendo la corriente que individualmente conserva el primer lugar en los votos, cuenta con la militancia más masiva y activa, cuenta con mayoría en la cámara de diputados, varias gobernaciones, intendencias, senadurías, etc. Es decir, es un movimiento que está lejos de desaparecer y seguramente encabezará la oposición a varios de los planes que prepara el macrismo y los verdaderos detentadores del poder. La principal carga que debe sobrellevar es que quedaron expuesto sus límites ideológicos, políticos y económicos, y su incapacidad para liderar un cambio más profundo. Es cierto que eso algunos lo sabíamos aún cuando Cristina obtuvo un triunfo directo en primera vuelta con el 54% de los votos con más de 37% de diferencia con el segundo(18). Entonces la consigna era profundizar el modelo y “vamos por más”. Pero como ya vimos, se mostraron impotentes de ir por más. No porque tuvieron una gran resistencia, sino porque ellos mismos se pusieron los limites. O mejor dicho, llegaron a los propios límites que tiene el peronismo, el kirchnerismo. En la década del 60, el delegado personal de Perón que organiza la Resistencia entre 19551959, John William Cooke, analizando lo ocurrido en década del 50 y del 60, acuñó una frase que haría historia:

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otros modos de producción o de la inexistencia de una industria consolidada y de una producción agropecuatira tecnificada, con electricidad y mucho capital aplicado. Un nuevo movimiento histórico sólo podría provenir del objetivo de la destrucción del capitalismo, de terminar con la contradicción entre las fuerzas productivas socializadas y la apropiación privada, de cambios que estaban a años luz del ideario radical y de sus intereses de clase. Impotente ante la crisis y los conflictos de reparto del plus valor general, Alfonsín debe terminar abruptamente su segundo mandato, renunciando anticipadamente, pues todo se le había escapado de las manos, al punto que en un día nomás había más inflación que hoy todo el año, preparando el terreno para uno de los períodos más negros de la historia, donde eliminada la resistencia por el genocidio con los militares, el peronista Menen termina de realizar el programa económico que no había podido realizar la dictadura cívico-militar y tampoco Alfonsín en la etapa final con el ministro Juan Vital Sourrouille con un duro plan antiinflacionario y de reforma del Estado. Kirchner fue un soplo de aire fresco y vivificador para los restos de aquel peronismo que quería un cambio más profundo, simbolizado en la consigna “La Patria Socialista”, en oposición a “La Patria Sindical”. Aquel ideario del peronismo de izquierda ya se consideraba imposible y perdidas las posibilidades, tal vez no para siempre pero si por varios lustros o casi para siempre (tal el caso de evitar la impunidad de las cúpulas militares) y Néstor Kirchner revitalizó aquellas esperanzas, de que aquellas viejas banderas tuvieron su lugar, su tiempo y todo parecía encaminarse al cumplimiento del papel del peronismo que había imaginado Cooke. Pero los avances producidos no pueden tapar su impotencia de ir más allá. Justamente este resultado electoral pone de manifiesto la defección, la incapacidad para promover y liderar un proceso de transformación más profunda del peronismo o del kirchnerismo/cristinismo. Y tampoco quieren hacerlo. Los sectores más de izquierda del peronismo ya no tienen base para engañarse a sí mismos. El peronismo no es ni será el hecho maldito de la sociedad burguesa. Sólo un modelo de desarrollo industrialización y de democracia económica, y un modelo para salir de ciertas crisis o para mantener un cierto nivel de desarrollo capitalista. Lo que no es poco si se lo compara con los otros sec-

tores de la oposición y seguramente muchos se conformarán con ello. Y obviamente seguirá teniendo futuro, pues en el capitalismo las crisis son inevitables y hasta ahora es el agrupamiento que mejor puedo enfrentar los graves problemas que se generan cada tanto en el capitalismo argentino. Pero eso sí, sin eliminar las causas y manteniendo y reforzando el régimen de dominación de la burguesía. La historia no tiene un sentido hacia el cual nos encaminamos inevitablemente, ni es algo que se encamina hacia ciertos ideales absolutos, como Justicia, Igualdad, Libertad, Democracia, Progreso, que son los ideales de la Revolución Francesa de 1789, los ideales de la burguesía naciente y revolucionaria. Por más que nuestros actos se nos presenten como voluntarios, concientes, persiguiendo un fin, y aún cuando esto sean actos coincidentes en una mayoría de la población, rara vez se alcanza lo deseado, pues intervienen innumerables factores, algunos de los cuales se ponen en conflicto y se anulan mutuamente, dando como resultado, -diciendo esto muy simplificadamente- una fuerza y orientación resultante que se nos presenta como el sentido que tienen las cosas. “Los fines de los actos son obra de la voluntad, pero los resultados que en la realidad se derivan de ellos no lo son, y aun cuando parezcan ajustarse de momento al fin propuesto, a la postre encierran consecuencias muy distintas a las propuestas. Por eso, en conjunto, los acontecimientos históricos también parecen estar presididos por el azar. Pero allí donde en la superficie de las cosas parece reinar la casualidad, ésta se halla siempre gobernada por leyes internas ocultas, y de lo que se trata es de descubrir estas leyes. Los hombres hacen su historia, cualesquiera que sean los rumbos de ésta, al perseguir cada cual sus fines propios propuestos conscientemente; y la resultante de estas numerosas voluntades, proyectadas en diversas direcciones, y de su múltiple influencia sobre el mundo exterior, es precisamente la historia. Importa, pues, también lo que quieran los muchos individuos. La voluntad está determinada por la pasión o por la reflexión. Pero los resortes que, a su vez, mueven directamente a éstas, son muy diversos. Unas veces, son objetos exteriores; otras veces, motivos ideales: ambición: «pasión por la verdad y la justicia», odio personal, y también manías individuales de todo género. Pero, por una parte, ya veíamos que las muchas voluntades individuales que actúan en la historia producen casi siempre resultados muy distintos de los propuestos -a veces, incluso con-

Para investigar esas fuerzas motrices que, conciente o inconcientemente, están detrás de esos móviles por los cuales actúan los hombres y mujeres en la historia, y que constituyen sus verdaderos resortes, no hay que analizar las cosas por los móviles de hombres y mujeres aislados, sino por aquellos que afectan a grandes sectores de la población, no momentáneamente, sino en acciones continuadas. Implica indagar en las causas determinantes que se van a reflejar de distinta forma en las cabezas de grandes sectores de la población, y cuando existen, de sus conductores reales, que se van a expresar como móviles concientes, de un modo claro o confuso, en forma directa o bajo un ropaje ideológico determinado. “Todo lo que mueve a los hombres tiene que pasar necesariamente por sus cabezas; pero la forma que adopte dentro de ellas depende en mucho de las circunstancias. " (20)

Por eso decimos que la historia escrita es la historia de la lucha de clases, que el motor de la historia es la lucha de clases. Pero una cosa es que en esta sociedad existan diversas clases sociales y otros estamentos intermedios o desclasados, y otra que los diversos sectores y clases sociales se organicen y expresen políticamente en esa lucha en consonancia con su fuerza potencial y sus intereses. En Argentina, como en la mayoría de los países del mundo, las dos clases principales, que son las que marcan la principal contradicción a resolver y que condiciona todo, son la burguesía y el proletariado. Pero la única clase que está organizada y defendiendo sus intereses presentes e históricos es la burguesía, que al mismo tiempo ha logrado hasta hoy impedir que la clase obrera pueda enarbolar su programa emancipador y de fin a la sociedad basada en la explotación del ser humano por el ser humano. Tanto es así que se permite poner en el centro de escena sus propias contradicciones internas, que puede darse el lujo de luchar -incluso militarmente- contra burguesías de otros países o contra sec-

tores de su propia clase sin mayor temor de que ello pueda poner en peligro su dominación como clase, ya que el único que podría desalojarla de su lugar, el proletariado, se encuentra arrinconado tratando de defender condiciones mínimas de vida y trabajo, derechos mínimos y las organizaciones que se postulan para dirigirla hacia un cambio revolucionario, y tienen algo de fuerza, se encuentran totalmente integradas, participando o tratando de participar en las instituciones de la dominación burguesa. Y sus programas son meras propuestas de mejorar o gestionar mejor el Estado burgués y la economía y sociedad capitalista. Si anteriormente las relaciones feudales se constituían en una traba para el desarrollo de las fuerzas productivas hoy son las propias relaciones de producción capitalistas las que impiden la resolución de los problemas sociales y por el contrario, crean un abismo creciente entre los que más tienen y los que menos tienen, entre los que pueden vivir, los que pueden sobrevivir y los que deben morir. “Encadenada por ese orden imperante, cohibida por el estrecho marco del modo capitalista de producción, hoy la gran industria crea, de una parte, una proletarización cada vez mayor de las grandes masas del pueblo, y de otra parte, una masa creciente de productos que no encuentran salida. Superproducción y miseria de las masas -dos fenómenos, cada uno de los cuales es, a su vez, causa del otro- he aquí la absurda contradicción en que desemboca la gran industria y que reclama imperiosamente la liberación de las fuerzas productivas, mediante un cambio del modo de producción” (21) .

El kirchnerismo, el peronismo, la izquierda en sus variantes socialdemócrata, estalinista o trotskista, además de promover ciertas mejoras económicas y sociales dentro del capitalismo, centran sus análisis y afanes en la cuestión del Estado, o el la critica -o defensa- del gobierno de turno. Desde los intelectuales K de “Carta Abierta” hasta la crítica izquierdista del neoliberalismo, se cuestionará “el Estado ausente”, se defenderá un modelo de gestión del Estado (los socialdemócratas hablarán del Estado Bienestar), se propiciarán nacionalizaciones o el logro de leyes para que el Estado proteja a la sociedad (megaminería) o a los trabajadores (paritarias, derecho de huelga, salario mínimo vital y móvil, el 82% móvil de las jubilaciones) y será el Estado, gobernado por ellos, quien garantizará una sociedad más justa, etc.

_______________________ (19) Engels, Federico. Ludwing Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Escrito en 1888. Marx y Engels. Obras Escogidas, tomo III de tres tomos. Pága 204 (20) Ídem. (21) Ídem cita anterior. Pág 203 (21) Ídem cita anterior. Pág 203

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trarios-, y, por tanto, sus móviles tienen también una importancia, puramente secundaria en cuanto al resultado total. Por otra parte, hay que preguntarse qué fuerzas propulsoras actúan, a su vez, detrás de esos móviles, qué causas históricas son las que en las cabezas de los hombres se transforman en estos móviles. (19)

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Quién determina es la sociedad civil, no el Estado Pero en realidad la clave del problema, y obviamente del poder, no está en el Estado sino en la sociedad civil. Y cuando se orienta la lucha contra un gobierno, como va a ocurrir hoy contra el gobierno de Macri, sin destacar los verdaderos enemigos y la causa de los problemas, se ayuda a dejar entre bambalinas a la sociedad civil, y en todo caso sólo aparecerán algunos de esos sectores de la sociedad civil como apoyatura real del gobierno en curso o el poder oculto tras ese gobierno. Y de esa manera se termina haciéndole el juego a la lucha entre fracciones de la burguesía, en apoyo conciente o inconciente de alguna de ellas. Es que el problema real no son la liberación nacional y social, o social y nacional, ni el cambio de gobierno, ni tener pocos representantes en las cámaras legislativas, ni la deuda externa, ni la larga lista de temas que son meros efectos de causas que permanecen intocadas. Porque de lo que trata es de lograr la emancipación económica, no la política. Porque el problema básico es un problema de relación económica–social, de la base del modo de vivir actual, que incluye guerras, hambre, carencias, violencia, inseguridades de todo tipo, explotación. Y sabemos que otro mundo es posible. Ese combate al capital del peronismo originario o de la izquierda hegemónica hoy, es en realidad una tibia resistencia al capital, una lucha contra alguno de las manifestaciones y efectos, no su ataque como capital. Y esto se ve muy bien si analizamos qué es el capital. Una visión parcial del mismo lo imagina conformado por materias primas, instrumentos de trabajo y medios de todo género que se emplean para producir nuevas materias primas, nuevos instrumentos de trabajo y nuevos medios de vida. Pero no se aclara que estas partes integrantes del capital son hijas del trabajo, productos del trabajo, trabajo acumulado. El trabajo acumulado que sirve de medio de nueva producción es el capital. Es clave, entonces, entender y admitir que el ca-

queda endeudado. Y esa persona, que no es una abierta propietaria de los medios de producción, -ya vimos que alquila todo- es también capitalista, tiene ganancia, etc. (Por otro lado, tener propiedades no convierte a una persona en capitalista) ¿Qué es lo distintivo del capital y del capitalismo que siempre se oculta? Que el capital es el dominio sobre el trabajo ajeno no pagado.

El capital es la apropiación del plustrabajo, que produce un plusproducto que en el capitalismo toma la forma de valor de más, de plusvalía. Por eso poco determina si la propiedad es privada, individual, si es colectiva, si es estatal: lo que define el carácter capitalista es ser dueño del producto de ese trabajo ajeno no pagado y justamente la sociedad capitalista es la que permite, promueve, defiende y se cimienta en eso. Ser anticapitalista es entonces estar en contra del dominio sobre el trabajo ajeno no pagado y todo lo que lo defiende: Estado capitalista, leyes, propiedad privada -individual, corporativa, anónima o estatal- sobre los medios de producción y de cambio. Y resistir al capital es luchar por dañar al capital y a la ganancia, es atacar el “círculo virtuoso” que nos habla el peronismo, que si le va bien al capital le va bien al trabajo y viceversa. Y los objetivos inmediatos, aunque hoy no puedan alcanzarse, los objetivos que guíen las acciones y establezcan las medidas tácticas, son la constitución del proletariado en clase, el derrocamiento de la dominación burguesa y la instauración de un nuevo tipo de poder que, destruyendo el Estado burgués, garantice el fin de todo tipo de explotación y opresión.

“En la historia moderna, al menos, queda demostrado, por lo tanto, que todas las luchas políticas son luchas de clases y que todas las luchas de emancipación de clases, pese a su inevitable forma política, pues toda lucha de clases es una lucha política, giran, en último término, en torno a la emancipación económica. Por consiguiente, aquí por lo menos, el Estado, el régimen político, es el elemento subalterno, y la sociedad civil, el pital es por sobre todo una relación social de reino de las relaciones económicas, el elemento decisivo. La idea tradicional, a la que también producción. Hegel rindió culto, veía en el Estado el elemento Alguien podría ser capitalista sin ser dueño de determinante, y en la sociedad civil el elemento medios de producción. Por ejemplo alquila unas condicionado por aquél. Y las apariencias hacen hectáreas, alquila o contrata a empresas que se en- creerlo así. Del mismo modo que todos los impulcargan de desmalezar, de roturar, sembrar, contra- sos que rigen la conducta del hombre individual ta algunos peones, y como está sin plata, pide un tienen que pasar por su cabeza, convertirse en crédito al banco para pagar todo eso hasta que lle- móviles de su voluntad, para hacerle obrar, todas gue la cosecha, si le va bien, gana plata, si no, las necesidades de la sociedad civil - cualquiera que sea la clase que la gobierne en aquel momen-

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El Estado no es un campo independiente, con un desarrollo propio, sino que su existencia y su desarrollo se explican en última instancia por las condiciones económicas de vida de la sociedad. “(. . . ) el Estado no es, en general, más que el reflejo en forma sintética de las necesidades económicas de la clase que gobierna la producción (. . . )”

Está claro que en las elecciones presidenciales pasadas se presentaron a la misma distintos frentes que buscaban gobernar dicho Estado, cada una con sus características propias, sus conflictos incluso "antagónicos" con otras fracciones competidoras y al mismo tiempo con importantes puntos de unidad entre ellas, desde la extrema derecha a la extrema izquierda. También está claro que en la actual situación de la lucha de clases, es la burguesía quien, fraccionada, lucha entre sí en defensa de sus intereses particulares y generales, y también lucha contra la clase obrera, sea para incrementar su ganancia y

acumulación, sea para impedir que se constituya como clase y encare la lucha por su emancipación. Para ello necesita seguir encuadrándola y quien mejor lo haga tiene un hándicap en la disputa contra otros sectores competidores. Hoy la alianza cambiemos, con el macrismo a la cabeza, es decir, los sectores de la burguesía que aparentemente mejor expresan los intereses de la propiedad rural, de los sectores agroexportadores y del capital financiero logró, electoralmente, hacerse de los resortes del Estado y no es difícil suponer qué van a hacer, a quién van a beneficar y a quién perjudicar. Otros sectores de la clase dominante no tienen mayores objeciones en hacer negocios bajo el modelo kirchnerista-peronista, o bajo el gobierno macrista. Y finalmente algunos sectores propietarios verán en carne propia, nuevamente, los efectos de mercado, es decir, del control económico de las grandes empresas, cuando se deja librado a sus propias fuerzas. Naturalmente los trabajadores, atados a un salario, verán afectados sus ingresos y más aún quienes lleguen a perder su trabajo. En ese panorama la clave será con qué orientación en encara la necesaria lucha de resistencia: si se hará intentando paliar los efectos más terribles o si se encarará también bajo la lucha contra las causas de su situación. Repetir historias, sin aprender de ellas; repetir consignas, sin ver su impotencia; seguir apoyando al mal menos malo en vez de preferir construir lo necesario, llevará una y otra vez a los mismos resultados, a los mismos puntos de llegada, a los mismos puntos de partida, en un eterno círculo vicioso del que sólo el capitalismo y la burguesía, salen ganando.

Matías Leandro Peña diciembre de 2015 ____________

(22) Ídem cita anterior. Pág 203 (23) Ídem cita anterior. Pág 205

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to- tienen que pasar por la voluntad del Estado, para cobrar vigencia general en forma de leyes. Pero éste es el aspecto formal del problema, que de suyo se comprende; lo que interesa conocer es el contenido de esta voluntad puramente formal -sea la del individuo o la del Estado- y saber de dónde proviene este contenido y por qué es eso precisamente lo que se quiere, y no otra cosa. Si nos detenemos a indagar esto, veremos que en la historia moderna la voluntad del Estado obedece, en general, a las necesidades variables de la sociedad civil, a la supremacía de tal o cual clase, y, en última instancia, al desarrollo de las fuerzas productivas y de las condiciones de intercambio. ”

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