INFORME DE LA REUNIÓN DEL GRUPO AD HOC DE LA OIE SOBRE LOS BANCOS DE ANTÍGENOS Y VACUNAS PARA LA FIEBRE AFTOSA. París, de junio de 2004

Original: Inglés Junio de 2004 INFORME DE LA REUNIÓN DEL GRUPO AD HOC DE LA OIE SOBRE LOS BANCOS DE ANTÍGENOS Y VACUNAS PARA LA FIEBRE AFTOSA París,

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Original: Inglés Junio de 2004

INFORME DE LA REUNIÓN DEL GRUPO AD HOC DE LA OIE SOBRE LOS BANCOS DE ANTÍGENOS Y VACUNAS PARA LA FIEBRE AFTOSA París, 23-25 de junio de 2004 _______

La reunión del Grupo Ad hoc de la OIE sobre los Bancos de Antígenos y Vacunas para la Fiebre Aftosa se celebró en la sede de la OIE en París, del 23 al 25 de junio de 2004. El Dr. Bernard Vallat, Director General de la OIE, dio la bienvenida a todos los participantes. Explicó que el Grupo Ad hoc funciona bajo los auspicios de la Comisión Científica para las Enfermedades de los Animales (Comisión Científica) y debería, normalmente, ser presidido por un miembro de esta Comisión. Sin embargo, dado que el Dr. Gavin Thompson, miembro de la Comisión Científica que fue inicialmente invitado a presidir la reunión, no pudo asistir, el Grupo deberá nombrar otro Presidente. El Dr. Vallat expuso a grandes rasgos las responsabilidades generales del Grupo y subrayó que el Comité Internacional de la OIE tiene muchas esperanzas de que el trabajo del Grupo ayude en la lucha internacional contra la fiebre aftosa. El Dr. Vallat hizo hincapié en que la fiebre aftosa es una enfermedad prioritaria para la OIE y que esta organización cuenta sobre todo con el trabajo realizado por los cuatro Laboratorios de Referencia de la OIE para dicha enfermedad. Por el momento, estos laboratorios no han recibido gran apoyo por parte de la OIE y, por lo tanto, no ha sido posible coordinar adecuadamente sus actividades. Informó que la OIE estaba esforzándose en buscar ayuda por parte de donantes internacionales para proporcionar recursos a los Laboratorios de Referencia de la OIE. Se han realizado algunos progresos para África, mediante un programa patrocinado, mayormente, por el Banco Mundial, y espera que lo mismo ocurra en Europa. El Dr. Vallat explicó que el éxito de la lucha contra la fiebre aftosa depende, en gran parte, de la disponibilidad de vacunas seguras y fiables, y que, en este contexto, los bancos de vacunas desempeñan un papel sumamente importante. Sin embargo, el rendimiento de los bancos de vacunas está directamente ligado a la eficiencia de los diversos Laboratorios de Referencia y, de ahí, la importancia de que estos laboratorios trabajen en estrecha colaboración. Por lo tanto, rogó a los laboratorios que reforzaran su colaboración compartiendo información científica, virus y antígenos de la fiebre aftosa, y alentó el “hermanamiento” entre laboratorios del Norte y del Sur. El Dr. Vallat también describió el nuevo sistema propuesto por la Asociación Mundial de los Veterinarios Especialistas de los Laboratorios de Diagnóstico (WAVLD) para el reconocimiento de los laboratorios de diagnóstico veterinario, basado en un sistema de examen por un comité independiente. Declaró que la OIE apoya el enfoque de la WAVLD sobre esta cuestión y publicará regularmente en su espacio web los resultados de este tipo de examen. El Director General de la OIE recomendó que el Grupo proponga un nuevo Capítulo general sobre los bancos de antígenos y vacunas para incluirlo en el Manual de Pruebas de Diagnóstico y Vacunas para los Animales Terrestres de la OIE (el Manual Terrestre), e igualmente alguna información adicional sobre los antígenos y las vacunas específicos de la fiebre aftosa para el Capítulo ya existente sobre dicha enfermedad.

OIE •12, rue de Prony • 75017 Paris • Francia Tel.: 33 (0)1 44 15 18 88 • Fax: 33 (0)1 42 67 09 87 • www.oie.int • [email protected]

El Dr. Thomas McKenna fue elegido Presidente del Grupo Ad hoc y el Dr. Keith Sumption actuó como Relator. El orden del día y la lista de los participantes figuran en los Anexos I y II, respectivamente. El Presidente expuso a grandes rasgos los procedimientos de trabajo para la reunión e indicó que el mandato del Grupo era esencialmente producir un nuevo Capítulo sobre los bancos de antígenos y vacunas, que se incluirá en el Manual Terrestre de la OIE, que proporcione también información relativa a la fiebre aftosa. 1.

Antecedentes La Comisión Científica de la OIE convocó al Grupo Ad hoc a petición de los Países Miembros sobre esta cuestión. Las recomendaciones de la reunión de la OIE/IABS (Asociación Internacional de Productos Biológicos), celebrada en abril de 2004, en Argentina, también subrayaron la necesidad de reunir este tipo de grupo.

2.

Repaso del Mandato Se examinaron la Declaración de la misión y el proyecto de mandato: Se adoptó la siguiente Declaración de la misión: “Facilitar el intercambio de información y la armonización de los métodos y de las normas para ayudar a los países a establecer bancos de vacunas, con especial énfasis en la fiebre aftosa; incluida la elaboración de una red de bancos para el intercambio de información sobre la protección cruzada de los antígenos de vacunas y solucionar problemas relativos al posible suministro de antígenos y vacunas entre bancos y regiones”. Se convino en el siguiente mandato: 1. Elaborar directrices para las Normas Internacionales relativas a los bancos de vacunas, que se propondrán como Capítulo del Manual Terrestre. 2. Elaborar directrices para las Normas Internacionales específicas de los bancos de antígenos y vacunas para la fiebre aftosa, que se propondrán como parte adicional del Capítulo 2.1.1 sobre la fiebre aftosa del Manual Terrestre. 3. Elaborar directrices sobre la armonización de la caracterización de las cepas de virus, para proporcionar más información relativa a la protección cruzada contra la infección por los virus de la fiebre aftosa que circulan, y para ayudar a identificar y seleccionar antígenos que se incluirán en los bancos de antígenos y vacunas para la fiebre aftosa. 4. Proporcionar asesoramiento sobre la elaboración y el funcionamiento futuros de una posible red de bancos de vacunas. 5. Proporcionar asesoramiento a la OIE sobre cuestiones relativas al establecimiento de contactos entre los Laboratorios de Referencia para la fiebre aftosa, regionales e internacionales, de la OIE y de la FAO.

3.

Plan de trabajo Se convino en que se presentarían los primeros proyectos, a más tardar, el 31 de Julio de 2004 y se recibirían los comentarios como tarde el 15 de agosto de 2004. Se presentarían los segundos proyectos, a más tardar, el 31 de agosto de 2004 y se finalizarían los documentos para el 15 de diciembre de 2004. Paul Barnett preparará el punto 1, con ayuda de Eduardo Palma; Kris de Clercq, Paul Barnett y Eduardo Palma elaborarán el punto 2, D. Paton e Ingrid Bergmann el punto 3; Tom McKenna y Keith Sumption el punto 4, y todos los miembros se encargarán del punto 5.

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Grupo Ad hoc de la OIE sobre los Bancos de Antígenos y Vacunas – Junio de 2004

4.

Directrices para las Normas Internacionales relativas a los bancos de vacunas (ToR 1) Se convino en que se necesitaba un Capítulo general de la OIE sobre los bancos de vacunas y que el contenido debería abarcar:

- definiciones; - razones para la creación y existencia de bancos; - tipos de bancos; diferencias con respecto a las reservas secadas por congelación, los concentrados inactivados, las reservas de vacunas formuladas, y otros servicios para un suministro en caso de emergencia, incluido el uso de contratos con productores;

- diferencias entre los diversos tipos de bancos; - importancia de definir el uso al que se destina una vacuna o un antígeno, identificación y resolución de las cuestiones de autorización y de permiso (por ejemplo, cuando los animales vacunados se destinan a la cadena alimentaria o se destruyen durante la fase de lucha contra la enfermedad);

- problema de la formulación; - control de calidad, referencia a determinadas normas; - monitoreo y evaluación de los antígenos y vacunas almacenados; - renovación y actualización, incluida la importancia de financiar el reemplazo y la incorporación de nuevas reservas;

- la importancia del análisis de riesgos a nivel nacional o regional, para definir lo que cubre el antígeno y el contenido del banco;

- asuntos relativos a la vida útil, para todas las partes de la reserva, incluidos los productos finales formulados. Teniendo en cuenta que incluso una incursión muy limitada del virus de la fiebre aftosa en un país puede necesitar que se disponga de cientos de miles de dosis de vacunas en pocos días para obtener una respuesta eficaz: 1. Se alienta a los Países Miembros a establecer disposiciones contractuales, en sus planes de emergencia, para un acceso rápido a las reservas de vacunas en situaciones de emergencia, independientemente de su estatus con respecto a la fiebre aftosa. 2. Los Países Miembros deberían considerar, tanto a nivel nacional como internacional, la posibilidad de elaborar bancos de vacunas/antígenos de reserva. 5.

Repaso de la Sección C del Capítulo 2.1.1 sobre la fiebre aftosa del Manual Terrestre de la OIE, en relación con los bancos de vacunas y antígenos (ToR 2) Se convino en que las cuestiones específicas relativas a los bancos de vacunas y antígenos para la fiebre aftosa deberían incluirse en el Capítulo, y que la Sección C del capítulo debería revisarse para lograr una armonización. Los principales problemas que deben tratarse son:

- importancia de que los antígenos no contengan antígenos de las proteínas no estructurales para permitir su uso en la mayor gama posible de situaciones epidemiológicas y en países normalmente libres de enfermedad;

- estabilidad, frecuencia y métodos de prueba; - controles de los productos finales; - problemas/opciones para la formulación de la vacuna.

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6.

Armonización de la caracterización de las cepas de virus y otros requisitos de información para la identificación y selección de antígenos que se incluirán en los bancos de vacunas y antígenos para la fiebre aftosa (ToR 3) Se necesita tomar decisiones con frecuencia, a veces a diario, acerca de la idoneidad del banco de vacunas en relación con la situación cambiante respecto al riesgo de fiebre aftosa a nivel regional o mundial. La responsabilidad de actualizar o cambiar el contenido incumbe, habitualmente, al Jefe de los Servicios Veterinarios aconsejado por un comité técnico, y puede ser necesario tomar decisiones ad hoc cuando se recibe información nueva que indica la aparición de un cambio en la situación con respecto al riesgo. La decisión de cambiar el contenido del banco puede ser complicada. La selección de antígenos debería lógicamente estar relacionada con el riesgo asociado a determinadas cepas antigénicas. Para realizar este tipo de evaluación se requerirá información sobre: 1. la prevalencia del virus de la fiebre aftosa en los países que se considera representan un riesgo, por tipo de virus; 2. las características antigénicas de las cepas presentes, particularmente los indicadores de protección cruzada (porcentaje esperado de protección; valores r, protección cruzada in vivo); 3. otra información que puede ser importante es la información epidemiológica relativa al comportamiento del virus en situaciones de brote, incluidas una gama de huéspedes y características genéticas inusuales. Cuestión 1: La prevalencia del virus de la fiebre aftosa que circula en las regiones que presentan un riesgo La evaluación de la prevalencia general de infección implicará el uso de la información notificada oficialmente sobre los brotes de fiebre aftosa y las predicciones. Se están llevando a cabo estudios en este campo. En un estudio reciente, se usó la prevalencia prevista en los países que presentan un riesgo para evaluar el riesgo asociado a las importaciones ilegales para el Reino Unido. Un trabajo considerable es necesario para elaborar y validar las herramientas de predicción, ya que no existe prácticamente ningún dato para algunos países y que puede que se disponga de pocas situaciones epidemiológicas análogas, o de ninguna, para poder comparar o sacar conclusiones. Uso de las vacunas existentes La reunión convino en que en los Países Miembros se necesitaba información sobre el uso de las vacunas, el uso de las cepas y/o de los subtipos en las vacunas, y el nivel de utilización de las vacunas (nacional, regional, de encargo/privado). El Grupo estimó que la información proveniente de los informes anuales a la OIE es limitada, y consideró que la información sobre las “cepas” y la potencia de las vacunas proporcionaría un valor añadido y sería fácil de transmitir. El Grupo recomendó que se solicitase a los Países Miembros más información sobre el uso de las vacunas en los formularios para los informes anuales, como, por ejemplo, el tipo antigénico que contiene la vacuna, el número de dosis anuales empleadas por especie, el porcentaje de la población vacunada por especie, la estrategia de vacunación (nacional, regional, de encargo/proyecto privado, etc.) Monitoreo de la circulación de las cepas de virus El monitoreo de los tipos antigénicos que circulan en las regiones que presentan un riesgo es una parte muy importante del proceso de evaluación de los riesgos. Los Laboratorios de Referencia Regionales usan métodos y virus de vacuna de referencia diferentes, lo que limita el valor de la caracterización actual a determinadas regiones o laboratorios. La discusión que figura a continuación abarca este aspecto de la cuestión. La caracterización antigénica puntual es necesaria para proporcionar una alerta rápida del riesgo, especialmente cuando se trata de la emergencia o de un cambio de las cepas de virus, en regiones donde se prevé que se utilizará el banco. La reunión convino en que se necesita urgentemente mejorar el monitoreo de la circulación de los virus en las regiones endémicas, así como en situaciones de brote en regiones previamente libres de enfermedad, y en que deberían elaborarse directrices destinadas a los Laboratorios de Referencia Regionales y los Países Miembros relativas a la evaluación de las cepas que circulan en las regiones endémicas. Podría ser útil especificar los

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niveles de monitoreo/tipificación1, en particular para guiar a los Laboratorios de Referencia Regionales en su monitoreo de las regiones bajo su responsabilidad, y en la elaboración de apoyo para los programas para tratar las debilidades de la vigilancia mundial. (acción: Dra. Ingrid Bergmann y Dr. Gavin Thomson) . No se puede subrayar demasiado la importancia de la caracterización del virus y, por lo tanto, después de una mejor definición del nivel de monitoreo necesario en las regiones endémicas, debería elaborarse un proyecto para tratar/apoyar el monitoreo y la evaluación de la circulación del virus en las regiones endémicas. Los Laboratorios de Referencia Regionales deberán desempeñar un papel importante en este tipo de proyecto/actividad. Algunas definiciones deberán examinarse. La reunión convino en que el término “cepas del virus de la fiebre aftosa” es poco preciso y que se necesita adoptar una definición oficial. Cuestión 2: Caracterización del virus – métodos usados, problemas de armonización Hasta que se resuelvan los problemas de normalización, seguirá siendo necesario el intercambio de virus pertinentes entre los laboratorios. Las demás razones incluyen una caracterización biológica más profundizada, que comprenda estudios de la transmisión. Es necesario un sistema de referencia de virus de vacuna y podrían usarse más los virus inactivados como material de referencia para la tipificación antigénica. Será importante que los Laboratorios de Referencia Regionales y los Laboratorios Nacionales dispongan de materiales de referencia comunes, que deben definirse y elaborarse. Hoy en día, la idoneidad de las vacunas presentes en los bancos de las diferentes regiones, para su uso contra virus sobre el terreno, se evalúa mediante diferentes métodos y sin usar reactivos de referencia. La necesidad de intercambiar virus se reducirá cuando se consigan métodos y una notificación por parte de los Laboratorios de Referencia Regionales y de los Laboratorios Nacionales normalizados. Caracterización antigénica Los dos métodos principales usados en Europa y en Sudamérica son los valores r y el porcentaje de protección esperado. Durante la reunión, se recopilaron los detalles de los métodos. Otras pruebas comparativas (Organización Panamericana de la Salud, Argentina) son: la determinación del perfil de los anticuerpos monoclonales y la prueba de fijación del complemento para la subtipificación. La protección cruzada in vivo se lleva a cabo raras veces, por su alto costo. El Grupo del Laboratorio Mundial de Referencia consideró que los diversos métodos de valores r no concuerdan de manera satisfactoria, y que los datos de referencia para establecer los valores límite para la protección son limitados. Se necesitan realizar más estudios para la normalización del método de los valores r. Se han planeado experimentos bajo el proyecto Improcon de la Unión Europea (UE), coordinado por el Dr. de Clercq. Se consideraron varias opciones para mejorar la situación existente: 1. Los Laboratorios de Referencia deberán poner los procedimientos de operación estándar a disposición del Grupo Ad hoc y de quienes soliciten información sobre la tipificación; 2. Un sistema de registro estándar; 3. Materiales de referencia (es necesario identificar los virus y sueros post vacunación, ponerse de acuerdo sobre ellos y distribuirlos, para las cepas madre de vacuna contra la fiebre aftosa más importantes (un panel internacional de virus de referencia)); 4. Las comparaciones antigénicas deberán incluir una cepa de vacuna de referencia internacional pertinente proveniente del panel (anteriormente presentado), para permitir una más amplia interpretación de la idoneidad de las principales reservas de vacunas presentes en los bancos internacionales;

1

Como, por ejemplo, muestras representativas de los brotes, y provenientes de cada situación epidemiológica nueva; para las zonas sin enfermedad clínica, la tipificación de los virus provenientes de las zonas donde no se ha detectado la presencia clínica de fiebre aftosa, y la cuestión del muestreo en las situaciones que conllevan un riesgo, como, por ejemplo, en los lugares donde se practica la vacunación, pero donde la población abarcada favorece la selección de determinadas variantes antigénicas.

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5. Se deberá llevar a cabo una comparación de los métodos, mediante pruebas del anillo, y elaborar protocolos y planes. Sin embargo, la ausencia de método de referencia (protección de los animales) limitará la interpretación, pero este ejercicio podría o debería aclarar el nivel de similitud de los resultados obtenidos con los diferentes métodos. El Grupo Ad hoc solicita que la OIE se encargue de las preocupaciones anteriormente mencionadas y utilice lo mejor que pueda las oportunidades y actividades de la acción de coordinación de la Comisión Europea (CE). Cuestión 3: otra información necesaria Caracterización genética La secuenciación de VP1, e incluso de genomas enteros, puede realizarse rápidamente en varios Laboratorios de Referencia Regionales y Laboratorios Nacionales, pero la publicación de la información sigue planteando un problema. Se debe felicitar al Laboratorio Mundial de Referencia por sus esfuerzos en elaborar un sistema de acceso libre a la información, donde se anuncie la nueva información rápida y puntualmente. Esto podría constituir un modelo para otros laboratorios y debería considerarse seriamente la posibilidad de extenderlo, con la participación de otros laboratorios, para ampliar el banco de datos de secuencias y las secuencias abarcadas. La elaboración de este tipo de sistema, que podría depender de manera crítica del establecimiento de reglas mutuamente aceptables para introducir y usar secuencias, se examinará en la acción de coordinación, apoyada por la CE. 7.

Elaboración y funcionamiento futuros de una red potencial de bancos de vacunas (ToR 4) Se examinaron el valor y los obstáculos en la elaboración de una red internacional de bancos de vacunas/antígenos para el virus de la fiebre aftosa. Una red internacional de bancos de vacunas/antígenos para el virus de la fiebre aftosa sería útil por lo menos en dos aspectos principales. Primero, el intercambio de información sobre la capacidad de las vacunas/antígenos del banco para proteger contra los virus de la fiebre aftosa presentes sería muy valioso para los países cuando seleccionen la vacuna que usarán en una campaña de lucha contra la enfermedad o en caso de que aparezca un brote. Segundo, tener acceso a las vacunas/los antígenos de otros bancos reduciría la carga de tener que hacer reservas para todos los miembros de la red. En el sistema actual, los diferentes países o grupos de países tienen sus propios bancos. Los dos principales problemas de este sistema son:





Dado el elevado nivel de variabilidad en la familia de los virus de la fiebre aftosa, se requieren varias vacunas diferentes (hasta 15 – 25) para proporcionar protección contra la amplia gama de virus de la fiebre aftosa, distintos desde el punto de vista antigénico, que podrían suponer una amenaza para los países libres de fiebre aftosa. Esta necesidad de disponer de varias vacunas diferentes tiene como resultado la competición por los recursos entre tener bastantes dosis de una determinada vacuna o abarcar completamente los principales tipos de virus diferentes desde el punto de vista antigénico. Dada la naturaleza imprevisible de los brotes de fiebre aftosa y la amenaza de agro-terrorismo, tener acceso a dosis adicionales de vacuna mediante una red de bancos mejoraría este problema. Como cada banco procura abarcar lo que se considera como las principales amenazas de brote, existe la posibilidad de que haya redundancias y lagunas en las vacunas almacenadas en los bancos en todo el mundo. Con recursos dedicados a los bancos de vacunas contra el virus de la fiebre aftosa limitados a nivel mundial, una red proporcionaría una coordinación entre los bancos y aseguraría que las vacunas estuvieran disponibles para proporcionar protección contra todas las principales amenazas posibles y en cantidad suficiente para abarcar brotes importantes.

También se espera que aumenten las solicitudes a los bancos según se vaya eliminando, progresivamente, la fiebre aftosa de ciertas regiones del mundo. Además, los bancos deberían proporcionar seguridad dada la reducción prevista de vacunas en versión estándar, al disminuir la vacunación profiláctica después de la eliminación progresiva de la infección. Asimismo, se manifestó preocupación por que la concentración excesiva de los contratos con ciertos productores pudiera causar problemas, si estas empresas se retiran del ámbito de las vacunas contra la fiebre aftosa. La formulación de vacunas usables a partir de concentrados de antígeno provenientes de estas empresas podría resultar difícil. Esto podría evitarse conservando en los bancos vacunas formuladas. Las vacunas formuladas tienen una vida útil mucho más corta que los concentrados de

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antígenos de vacunas, pero una red de bancos de vacunas podría reducir el desperdicio de vacunas, mediante una alta renovación, a condición de que estén en funcionamiento los mecanismos para que la red organice el suministro de las vacunas del banco a los países que estén vacunando activamente contra la fiebre aftosa. La red también podría trabajar conjuntamente para producir los datos necesarios sobre la prevalencia antigénica y las propiedades de protección cruzada de los tipos antigénicos de los bancos, lo que ayudaría en la toma de decisión para seleccionar una vacuna y mejoraría la selección de los tipos antigénicos en función de la prevalencia conocida o prevista. Las principales dificultades presentes durante la elaboración y el funcionamiento de una red de vacunas/antígenos son las siguientes: • Los miembros de la red deberán declarar qué antígenos están presentes en sus bancos. En la actualidad, los bancos nacionales y regionales son reacios a identificar los tipos antigénicos de la fiebre aftosa que contienen, por miedo al bioterrorismo. Una red que abarque a todos los diferentes tipos antigénicos podría reducir esta amenaza, pero esto no es aconsejable antes de que exista protección contra todas las cepas posibles del virus de la fiebre aftosa. Con respecto a la declaración de las cepas, existía cierta preocupación de que hubiese diferencias significativas entre las reservas de cepas madre para determinadas cepas de vacuna; se necesita, por lo tanto, un sistema adecuado de caracterización antigénica y notificación. • Calidad y seguridad: o

¿Podrán autorizarse las vacunas provenientes de otras regiones en la región donde se tiene intención de usarlas? Disponer de un producto autorizable es importante en la mayoría de los países que participan extensamente en el comercio internacional de los productos agrícolas. Se supone que las vacunas terminadas plantearían menos problemas de autorización.

o

Las cuestiones de calidad incluyen diferentes normas regionales relativas a los análisis de detección de los agentes adventicios, como las cuestiones del riesgo de EEB.

• Económicas/contractuales: o

Los problemas relativos a la adquisición, la gestión y los derechos de giro plantean retos complejos que deberán tratarse mediante Acuerdos Multilaterales.

o

Preocupaciones relativas al acceso adecuado a las vacunas de los bancos por países que se encuentren en la misma situación epidemiológica y necesiten simultáneamente la vacuna (esto proporciona un argumento a favor de una red con un reconocimiento mutuo internacional de las vacunas formuladas).

o

Algunos de los bancos actuales tienen una situación contractual de todo o nada con respecto a la “terminación” de los antígenos de vacuna concentrados presentes en los bancos. Si se activasen estas reservas, habría un período de vulnerabilidad durante aproximadamente los 6 meses de reabastecimiento.

La red también está restringida por el número limitado de posibles copartícipes actuales, ya que existen sólo dos bancos regionales (European Union Vaccine Bank, EUVB; y North American Foot-and-Mouth Disease Vaccine Bank, NAFMDVB), un banco internacional (International Vaccine Bank, IVB) y un número limitado de bancos nacionales (varios países europeos y Argentina). En resumen, el grupo convino en que disponer de una amplia red de bancos de vacunas/antígenos para la vacuna contra la fiebre aftosa presentaba beneficios potenciales claros. Los retos administrativos para convertir esta posibilidad en realidad son enormes. Las conexiones iniciales de la red pueden realizarse al compartir información sobre la eficacia de determinadas vacunas contra las cepas de virus de la fiebre aftosa presentes, con miras, a largo plazo, a entrar en una red de bancos integrada de manera más completa.

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8.

Establecimiento de contactos entre los Laboratorios de Referencia para la fiebre aftosa, regionales e internacionales, de la OIE y la FAO (ToR 5) Acción de coordinación de la Comisión Europea (AC) El Dr. David Paton resumió el proyecto en curso de negociación con la CE. La AC para los Laboratorios para la fiebre aftosa y la peste porcina clásica es un programa de apoyo de los Laboratorios de Referencia para el examen, la síntesis y la mejora de las relaciones de trabajo entre laboratorios, y con organismos externos y partes interesadas. La OIE y la FAO/Comisión Europea para la Lucha contra la Fiebre Aftosa (EUFMD) son copartícipes y miembros del Comité Directivo. La AC financia varios talleres y ofrece apoyo adicional para las reuniones ya planeadas o previstas. Work package (WP o “Paquete de trabajo”) 4 trata el tema de las reservas de vacunas. Cada WP tiene una fase de información, una fase estratégica, una fase de acción y una fase de durabilidad. Se prevé que el proyecto empezará en el 2005 y durará tres años. Una diferencia con el Grupo Ad hoc de la OIE es que se tratará el tema de la fiebre aftosa y de la peste porcina clásica en reuniones de vigilancia. WP2 trata el tema de la vigilancia a escala mundial y sus líderes son el Laboratorio Mundial de Referencia para la fiebre aftosa y la Agencia de Laboratorios Veterinarios (Veterinary Laboratory Agency, VLA) Weybridge, Reino Unido, para la peste porcina clásica. Los laboratorios que participen en la red incluirán laboratorios que no sean Laboratorios de Referencia de la OIE, y también laboratorios que no sean europeos, para recopilar y desarrollar la información a nivel mundial. La información se recopilará principalmente mediante cuestionarios y visitas, con ayuda de algunos talleres. Se convino en que los recursos de la AC podrían incrementar la eficacia de las acciones del Grupo Ad hoc al aumentar la participación de expertos en las reuniones.

9.

Seguimiento Después de la reunión, miembros del Grupo se comunicaron por correo electrónico y propusieron un proyecto de Capítulo sobre el tema “Directrices para las Normas Internacionales relativas a los Bancos de Vacunas”. Se incluirá en el Manual Terrestre. El proyecto de Anexo figura en el Anexo III. El Grupo también ha propuesto un proyecto de Sección C adicional del Capítulo 2.1.1. sobre la fiebre aftosa del Manual Terrestre. Dicho proyecto figura en el Anexo IV. _______________

…/Anexos

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Grupo Ad hoc de la OIE sobre los Bancos de Antígenos y Vacunas – Junio de 2004

Anexo I

GRUPO AD HOC DE LA OIE SOBRE LOS BANCOS DE ANTÍGENOS Y VACUNAS PARA LA FIEBRE AFTOSA París, 23 – 25 de junio de 2004 _____

Orden del día

1.

Antecedentes

2.

Repaso del mandato

3.

Plan de trabajo

4.

Directrices para las Normas Internacionales relativas a los bancos de vacunas (ToR 1)

5.

Repaso de la Sección C del Capítulo 2.1.1 sobre la fiebre aftosa del Manual Terrestre de la OIE, en relación con los bancos de vacunas y antígenos (ToR 2)

6.

Armonización de la caracterización de las cepas de virus y otros requisitos de información para la identificación y selección de antígenos que se incluirán en los bancos de vacunas y antígenos para la fiebre aftosa (ToR 3)

7.

Elaboración y funcionamiento futuros de una red potencial de bancos de vacunas (ToR 4)

8.

Establecimiento de contactos entre los Laboratorios de Referencia para la fiebre aftosa, regionales e internacionales, de la OIE y la FAO (ToR 5)

9.

Seguimiento _______________

Grupo Ad hoc de la OIE sobre los Bancos de Antígenos y Vacunas – Junio de 2004

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Anexo II

GRUPO AD HOC DE LA OIE SOBRE LOS BANCOS DE ANTÍGENOS Y VACUNAS PARA LA FIEBRE AFTOSA París, 23 – 25 de junio de 2004 _____ Lista de los Participantes

MIEMBROS Dra. Ingrid Bergmann Centro Panamericano de Fiebre Aftosa, OPS/OMS, Caixa Postal 589 CEP: 20001-970 Rio de Janeiro BRASIL Tel: (55.21) 36.61.90.64 Fax: (55.21) 36.61.90.01 E-mail: [email protected] Dr. Kris De Clercq Department of Virology Section Epizootic Diseases CODA-CERVA-VAR Groeselenberg 99 B-1180 Ukkel BÉLGICA Tel: (32 2) 3790 512 Fax: (32 2) 3790 666 E-mail: [email protected] Dr. Thomas S. McKenna Laboratory Chief Foreign Animal Disease Diagnostic Laboratory (FADDL) - USDA/APHIS P.O. Box 848 New York 11944 ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA Tel: (1.631) 323 3256 Fax: (1.631) 323 3366 E-mail: [email protected]

Dr. Keith Sumption Secretary of the European Commission for the Control of Foot and Mouth Disease FAO Via delle Terme di Caracalla 00100 Roma ITALIA Tel: (39) 06 570 55528 Fax: (39) 06 570 55749 E-mail: [email protected] Dr. Eduardo L. Palma Coordinador Red Interinstitucional de Investigación y Desarrollo en Fiebre Aftosa Santa Fé 857 1059 Buenos Aires ARGENTINA Tel: (54.11) 4311 5879 CEL: (54.11) 4481 2975 E-mail: [email protected]

Dr. David Paton Pirbright Laboratory Institute for Animal Health Ash Road, Woking, Surrey GU24 0NF REINO UNIDO Tel: (44-1483) 231012 Fax: (44-1483) 232621 E-mail: [email protected] Dr. Paul Barnett Pirbright Laboratory Institute for Animal Health Ash Road, Woking, Surrey GU24 0NF REINO UNIDO Tel: (44-1483) 231012 Fax: (44-1483) 232621 E-mail: [email protected]

OFICINA CENTRAL DE LA OIE Dr. Bernard Vallat Director General 12 rue de Prony 75017 Paris FRANCIA Tel: 33 - (0)1 44 15 18 88 Fax: 33 - (0)1 42 67 09 87 E-mail: [email protected]

Dr. Alejandro Schudel Jefe del Departamento Científico y Técnico E-mail: [email protected] Dr. Dewan Sibartie Jefe adjunto del Departamento Científico y Técnico E-mail: [email protected]

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Anexo III

DIRECTRICES PARA LAS NORMAS INTERNACIONALES RELATIVAS A LOS BANCOS DE VACUNAS Introducción La vacunación de emergencia es una de las medidas que pueden utilizarse para luchar contra brotes de enfermedad, ya que proporciona un complemento valioso a la aplicación de las medidas zoosanitarias esenciales. Éstas incluyen el diagnóstico rápido, el rastreo, el control de los movimientos y la desinfección, y pueden comprender también el sacrificio de los animales infectados y de los que hayan estado en contacto con animales infectados. Los términos “Vacuna de emergencia” y “Vacunación de emergencia” pueden tener connotaciones diferentes, pero suelen emplearse para diferenciar entre la vacunación de rutina, profiláctica (preventiva) y la vacunación de emergencia, que se aplica como respuesta inmediata a un brote de enfermedad. La vacunación de emergencia puede aplicarse en diferentes circunstancias y de diferentes maneras, incluidas las siguientes: a)

Contra un brote de enfermedad en un país que normalmente está libre de esta enfermedad y no vacuna contra ella. Puede aplicarse como Vacunación Perifocal o Vacunación Barrera, fuera y alrededor del foco de enfermedad, para impedir una propagación hacia el exterior.

b) Contra un brote de enfermedad en un país o una región vecinos cuando puede aplicarse una Vacunación Barrera a lo largo de la frontera del país o de la región que presenta un riesgo. c)

Como medida complementaria, en el marco de una política de sacrificio sanitario, contra un brote de enfermedad, cuando se aplica una vacunación de emergencia a la población animal alrededor del lugar del brote, habitualmente, y dentro de la zona de protección donde han aparecido los brotes, mediante la llamada Vacunación Supresora (que incluye la vacunación perifocal). Se trata de una forma de vacunación perifocal, seguida por el sacrificio sanitario de los animales vacunados.

d) Contra un brote de enfermedad en un país que normalmente vacuna, pero donde se aplica una vacunación de emergencia para estimular la inmunidad existente. e)

Contra un brote de enfermedad en un país que normalmente practica la vacunación preventiva, pero donde la(s) vacuna(s) utilizada(s) no proporciona(n) protección contra la cepa implicada en el brote.

Los criterios que determinan el éxito de la aplicación de una vacunación de emergencia incluyen el acceso rápido a la(s) vacuna(s) que (i) contiene(n) una cepa (o cepas) de virus suficientemente relacionadas desde el punto de vista antigénico a la(s) cepa(s) del brote (ii) corresponde(n) al tipo de formulación de vacuna necesario (iii) tiene(n) una inocuidad y potencia aceptables (iv) se dispone de ella(s) de manera apropiada, incluida la cantidad y la inmediatez del suministro y (v) satisface(n) los factores de costo. Las vacunas contra la fiebre aftosa son el mejor ejemplo de la necesidad evidente de conservar reservas estratégicas o bancos de este tipo de productos valiosos. Se especifican en los planes de emergencia para su uso en caso de que aparezca un brote de fiebre aftosa y han conducido a un aumento del establecimiento de reservas nacionales e internacionales de vacunas contra la fiebre aftosa para su uso en el mundo entero (1), lo que garantiza que se podría conseguir fácilmente una vacuna y que el país que la necesite podría acceder a ella. Las vacunas de emergencia contra la fiebre aftosa se formulan normalmente de manera que contengan niveles de antígeno superiores a los que se incorporan habitualmente en las vacunas convencionales, con el propósito de que sean más potentes y creen un espectro de inmunidad más amplio y más rápido que su equivalente convencional. No obstante, las vacunas convencionales también pueden usarse en caso de emergencia, particularmente cuando se dispone inmediatamente de una vacuna con la composición de cepa apropiada. El concepto de los bancos de vacunas es ilustrado por la fiebre aftosa, y el aumento exponencial de la dependencia con respecto a este tipo de bancos indica que es un complemento muy práctico de las demás medidas de control, que podría adoptarse provechosamente para otras varias enfermedades como, por ejemplo, la lengua azul, la peste porcina clásica y la influenza aviar.

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Definición de un banco de vacunas Las reservas estratégicas, comúnmente llamadas bancos, son de dos tipos. Pueden contener el producto final, una vacuna formulada lista para el uso, y/o principalmente almacenar el antígeno indefinidamente para formular la vacuna ulteriormente, según y cuándo sea necesario. Se ha adoptado más frecuentemente esta última opción para la fiebre aftosa, debido a los beneficios económicos, entre los cuales el hecho importante de evitar tener que reemplazar constantemente las vacunas que han superado su vida útil. En este Capítulo, tanto se trate de reservas de antígenos como de vacunas listas para su uso, ambos tipos de reservas estratégicas se denominarán bancos de vacunas. Tipos de bancos de vacunas Un país puede tener su propio banco nacional y/o puede formar parte de un grupo más grande de países que tienen derechos de giro y comparten un banco, como lo ilustran los bancos de vacunas contra la fiebre aftosa norteamericanos o de la Unión Europea. Estos consorcios pueden compartir una región geográfica común o tener estatus sanitarios y enfoques de control similares. El banco puede estar en el territorio de uno o varios de sus miembros o almacenado por el fabricante, y, si se conserva en forma de antígeno, puede formularse para su uso por el fabricante o en una instalación dedicada a ello y mantenida por los miembros del banco. Sin embargo, en el segundo caso, el aumento de las exigencias, en estos últimos años, por parte de las autoridades que otorgan licencias de que se ajusten las normas de los centros de fabricación a las del sector comercial para un producto comercializable, lo convierte en una opción menos atractiva. El lugar donde se encuentran los antígenos almacenados tiene una importancia vital, ya que la necesidad de formular la vacuna puede requerir que se devuelva el antígeno al fabricante original, lo que provocaría un retraso en el suministro. Aunque se conserven los antígenos en el sector comercial, puede presentarse un retraso consecutivo a una solicitud de suministro de vacuna de emergencia, si el fabricante está en ese momento en plena fase de producción, y, aunque la instalación estuviese disponible para la fabricación, el tiempo de producción de la vacuna sería como mínimo de 48 a 72 horas. Estos retrasos en la producción y el envío de la vacuna de emergencia para luchar contra un brote conducen, inevitablemente, a una mayor propagación de la enfermedad y una mayor dificultad en la lucha contra ésta. Una vacuna formulada permitiría, evidentemente, un acceso inmediato. No obstante, aparte del derroche y de la carencia de rentabilidad debidos al reemplazo regular de la vacuna, podría no siempre contener la cepa más adecuada para hacer frente a un brote. Compartir un banco presenta beneficios económicos obvios y también ofrece la posibilidad de acumular más dosis y un mayor número de cepas de vacuna en función de la enfermedad, y reduce el problema de decidir acerca de la introducción de cepas de vacunas de espectro estrecho. La colaboración entre los bancos de vacunas también sería una manera económica de incrementar la cantidad disponible para los suministros de vacunas de emergencia. Se deberá tener cuidado en asegurar que los bancos que colaboren se rijan por las mismas normas, que los derechos de giro estén definidos claramente y que se mantenga un contacto regular entre los bancos para confirmar la seguridad, eficacia y disponibilidad de las vacunas. Selección de vacunas para un banco Según la enfermedad y los requisitos de emergencia probables, podría necesitarse una gama de cepas de vacuna. Las autoridades de control sanitario, con la asesoría de los administradores de los bancos de vacunas, deben decidir qué cepas de vacuna se deben poseer y cómo deben conservarse (es decir, como antígeno separado para su posterior formulación, o en una formulación lista para su uso). El valor de cualquier banco de vacunas depende mucho de la idoneidad de lo que contiene para la aplicación sobre el terreno, particularmente con respecto a las enfermedades compuestas por varios serotipos y que tienen una mayor variación de cepas. La posibilidad de que un brote no esté cubierto adecuadamente por una vacuna contenida en un banco debe reducirse mediante un monitoreo continuo de la situación sanitaria mundial y el reconocimiento de que pueda ser necesario incluir cepas de vacuna adicionales en la cartera de los bancos o, en caso de que no se disponga de ninguna cepa de vacuna adecuada, elaborarlas rápidamente para su posterior inclusión. El mundo como comunidad interdependiente que incluye el movimiento rápido y extensivo de gente, animales y productos de origen animal, y la mayor concienciación acerca de la posibilidad de introducción deliberada de una enfermedad mediante el bioterrorismo aumentan el riesgo de una incursión y dificultan la predicción de una amenaza determinada. Para mejorar el proceso de selección de las vacunas, deberá alentarse convenientemente el intercambio continuo de información y una mayor cooperación y colaboración entre los diferentes laboratorios internacionales, regionales y nacionales, los fabricantes de vacunas y las autoridades de los bancos de vacunas/antígenos. Deberán realizarse estudios de análisis de riesgos para clasificar las cepas de virus que deberán

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almacenarse, según que su nivel de prioridad sea alto, medio o bajo. Se recomienda, por lo tanto, una estrecha relación con los laboratorios de referencia nacionales e internacionales, dado que algunos ya proporcionan recomendaciones periódicas sobre las cepas que deben incluirse en los bancos de vacunas contra la fiebre aftosa. En el contexto del riesgo de bioterrorismo, las autoridades de control sanitario pueden considerar pertinente limitar la información relativa al almacenamiento de determinadas reservas de antígenos y/o vacunas. Cantidad de vacuna necesaria en un banco La decisión acerca del número de dosis de vacunas necesarias es compleja y problemática, ya que puede abarcar cuestiones relativas a los serotipos, las cepas, el uso de vacunas mono o polivalentes y el tipo de formulación. Los factores que afectan la decisión incluyen el tipo de enfermedad, las diferentes circunstancias y las formas de aplicar una vacunación de emergencia (puntos a) a e) descritos en la introducción), número, especie y ubicación del ganado que debe ser protegido, consideraciones geográficas, conocimiento de la situación epidemiológica mundial actual y prevista, y análisis del riesgo de introducción y propagación de la enfermedad, así como estudios de costebeneficio. Al suministrar vacunas de emergencia, las decisiones sobre la cantidad de producto suponen inevitablemente un compromiso entre el coste de la adquisición y el número probable de dosis necesarias. La cantidad mínima de vacuna necesaria puede, por lo tanto, basarse en la disponibilidad del número de dosis que podrían, en la práctica, ser distribuidas y aplicadas la primera semana de vacunación, con la esperanza de que se pudiera entonces haber conseguido reservas adicionales, provenientes de otros bancos o de fuentes comerciales. Por ejemplo, el Banco Internacional de Vacunas contra la fiebre aftosa (IVB) mantenía 500.000 dosis bovinas de diferentes cepas de vacuna contra la fiebre aftosa de manera rutinaria y los derechos de giro entre sus países miembros variaba de 100.000 a 500.000 dosis bovinas. No obstante, esta reserva se agotaría rápidamente si se usase en una zona con una alta densidad de ganado. Adquisición de vacunas para un banco Según el tipo de banco de vacunas que se establece y la enfermedad a la que se destina, la adquisición de vacuna(s) o antígenos apropiados dependerá de si se pueden obtener del sector comercial, de instituciones gubernamentales o ser producidos de manera interna. Las preocupaciones relativas a la regulación sobre los medicamentos veterinarios existentes o posibles y la necesidad de disponer de una Autorización de Mercado pueden predisponer un banco a adquirir sus vacunas/antígenos de un fabricante autorizado y/o mantenerlos en el propio fabricante que cumple con las normas exigidas de Buenos Principios de Fabricación, aceptadas a nivel nacional e internacional. Esto ha sido, sin duda, ilustrado en los últimos años por los bancos de vacunas contra la fiebre aftosa para los que se ha preferido adquirir y almacenar antígenos/vacunas dentro del sector de fabricación comercial y evitar así los gastos y las dificultades de mantener un centro “autorizado” dedicado a este fin, que cumpla con los Buenos Principios de Fabricación, con el propósito de formulación en caso de emergencia. Las autoridades de control sanitario deberían considerar la opción de solicitar licitaciones cuando se pueden adquirir antígenos/vacunas de más de un proveedor, particularmente cuando las preocupaciones relativas a la regulación son de importancia capital, y puede que deseen solicitar consejos sobre las normas necesarias exigidas a las autoridades que otorgan licencias apropiadas. La solicitud de licitaciones puede asegurar entonces no sólo un precio competitivo, sino también un medicamento veterinario fabricado con un nivel de calidad aceptable. También deberá determinar cuáles son los proveedores que pueden producir las vacunas/los antígenos y las dosis deseados, en un período de tiempo determinado, y que satisfacen las pruebas de cumplimiento necesarias u obligatorias, como, por ejemplo, la seguridad y la eficacia. En los casos en que el requisito sea conservar antígenos/vacunas en un sitio que no sea el lugar principal de fabricación, puede que las autoridades de control sanitario deseen examinar la posibilidad de aceptarlos únicamente después de que se haya demostrado que han superado las pruebas de aceptación necesarias, como, por ejemplo, la seguridad y/o la eficacia. Por el contrario, si el antígeno/la vacuna tuviera que encontrarse en el banco antes de finalizar cualquier prueba de aceptación, éste/ésta debería almacenarse y llevar una etiqueta que indicase que se trata de productos en cuarentena, hasta que el análisis demostrase que cumplen con todos los requisitos exigidos para los bancos de vacunas. Normas reguladoras – seguridad, eficacia y calidad Todo país que desee obtener la autorización necesaria para usar una vacuna de emergencia en una situación de brote de enfermedad debe tener en cuenta los requisitos reguladores para un medicamento veterinario. Por ejemplo, todos los medicamentos veterinarios que se encuentren en el mercado en la Unión Europea (UE) deben tener una autorización de comercialización, y la UE es quién estipula los requisitos para este tipo de autorizaciones. La UE también cuenta con disposiciones de emergencia, reguladas por los Artículos 7 y 8, que permiten poner en

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circulación una vacuna sin autorización en el país que la solicite. No obstante, una Directiva más reciente, la 2003/85/EC, de la UE sobre la política actual y futura de lucha contra la fiebre aftosa pone más énfasis en el uso de vacunas como parte de una política de vacunar-para-vivir. Esto otorga aún más importancia a la cuestión de los productos autorizados, particularmente cuando los animales vacunados se destinan a la cadena alimentaria y necesitan el apoyo de agencias responsables de la salud humana. La calidad, seguridad y eficacia son, por lo tanto, aún más importantes y éstas variarán según la enfermedad. Los requisitos relativos a las pruebas, particularmente para la eficacia y la seguridad, se estipularán en las monografías de la farmacopea o en las directrices de la OIE, pero otros pueden incluir pruebas generales y específicas para demostrar el estado libre de agentes externos y el riesgo potencial de transmisión de encefalopatías espongiformes transmisibles (EETs). Cualquier adyuvante o ingrediente con actividad farmacológica usado en una formulación debe ajustarse también a los requisitos de la directriz necesarios, incluido el estatus con respecto a los residuos en productos provenientes de especies productoras de alimentos. También puede ser importante diferenciar a los animales vacunados de los que se han recuperado de una infección o han adquirido una infección subclínica a raíz de una vacunación, como es el caso con la fiebre aftosa. Se ha demostrado que la detección de anticuerpos contra las poliproteínas no estructurales, como, por ejemplo, 3ABC del virus de la fiebre aftosa, es un método sensible y específico para diferenciar entre infección y vacunación. Esto depende de los métodos de fabricación a través de los cuales el componente proteína no estructural puede reducirse hasta un nivel que no causa una seroconversión detectable después de la vacunación, lo que convierte la pureza de la vacuna en factor importante. Almacenamiento de las vacunas/los antígenos en un banco Es importante que las zonas de almacenamiento que se elijan para conservar los antígenos/las vacunas de emergencia sean adecuadas en el contexto de las normas obligatorias relativas a los Buenos Principios de Fabricación, aceptadas a nivel nacional o internacional. Normalmente, esta cuestión está cubierta cuando se conserva un banco en una fábrica de vacunas “autorizada”, inspeccionada de manera rutinaria. Sin embargo, cuando un banco debe situarse, necesariamente, fuera o lejos de una instalación designada de formulación de vacunas, las consideraciones de regulación pueden ser, de nuevo, de importancia capital, y las Autoridades de control sanitario podrían solicitar consejo sobre las normas obligatorias requeridas a las autoridades que otorgan licencias apropiadas. El almacenamiento adecuado de antígenos/vacunas en una reserva para casos de emergencia dependerá en gran parte de la enfermedad a la que se destinen. El antígeno puede ser un virus inactivado químicamente o por otro método, por ejemplo como el que se usa en las vacunas contra la fiebre aftosa, o puede ser una vacuna atenuada, como, por ejemplo, las vacunas contra la lengua azul. Los propios antígenos pueden estar concentrados y conservados a temperaturas ultra bajas, por ejemplo en nitrógeno líquido, o pueden ser un producto secado por congelación, para los que una temperatura baja no es necesariamente importante. Cualquiera que sea el método de almacenamiento, es de vital importancia que se mantengan de manera óptima y se realice un monitoreo de rutina para tener cierta garantía de que son eficaces, en caso de necesidad. Los administradores de los bancos de vacunas deberán, por lo tanto, asegurarse de que todas las disposiciones necesarias están establecidas para el monitoreo de sus reservas de manera rutinaria y para incluir, en los casos necesarios, y a intervalos de tiempo apropiados, un sistema de pruebas para asegurar la integridad del antígeno o la potencia aceptable del producto final. Por ejemplo, en los bancos de vacunas contra la fiebre aftosa, normalmente se realiza y se registra un monitoreo de la temperatura de almacenamiento las 24 horas del día, así como una inspección periódica de las botellas que contienen el antígeno para detectar la presencia de grietas o agujeros. La necesidad de analizar de manera rutinaria las reservas para verificar su estabilidad es evidente y, por lo tanto, los depósitos de antígenos/vacunas deberán incluir cierto número de pequeñas muestras que sean representativas de las reservas más grandes para este tipo de propósitos. Se sabe, desde hace bastante tiempo, que el almacenamiento de vacunas, como aquellas contra la fiebre aftosa, a temperaturas inferiores al punto de congelación, es decir -20º C y -70º C, es perjudicial para su potencia. No obstante, estudios recientes para intentar prolongar el almacenamiento de las vacunas contra la fiebre aftosa formuladas, mediante un nuevo procedimiento de formulación que conlleva la estratificación de los diversos componentes de la vacuna y un almacenamiento a ultra baja temperatura, han tenido cierto éxito (2). Este enfoque ofrece muchas más ventajas que las estrategias de almacenamiento existentes y podría ser adecuado para otras enfermedades en el contexto de un banco de vacunas.

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Referencias 1

Forman A.J. & Garland A.J.M. (2002). Foot and mouth disease: the future of vaccine banks. Rev. sci. tech. Off. Int. Epiz., 21, 601-612.

2

Barnett P.-V., Statham R.-J. (2002). Stratified and cryogenically stored (SACS) vaccines, a new concept in emergency foot-and-mouth disease vaccine formulation and storage. Vaccine, 20, 2060-2064. _______________

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Anexo IV

Sección adicional (C6) para el Manual Terrestre, 5a Edición, 2004, Capítulo 2.1.1.

C. REQUISITOS PARA LAS VACUNAS Y LOS PRODUCTOS BIOLÓGICOS DE DIAGNÓSTICO La lucha contra la fiebre aftosa es habitualmente una responsabilidad nacional y, en muchos países, sólo puede usarse la vacuna cuando se autoriza. Las directrices para la producción de vacunas veterinarias figuran en el Capítulo I.1.7., titulado “Principios de la producción de vacunas veterinarias”. Las directrices que se ofrecen a continuación y en el Capítulo I.1.7 son de tipo general y pueden complementarse con requisitos nacionales y regionales. Para producir la vacuna contra esta enfermedad, debe usarse un virus de la fiebre aftosa virulento; por consiguiente, el centro de producción de la vacuna antiaftosa deberá funcionar según los procedimientos y prácticas de bioseguridad apropiados. El centro deberá cumplir con los requisitos para los patógenos del Grupo de Contención 4, según figura en el Anexo I.1.6.1 del Capítulo I.1.6 de este Manual Terrestre. La vacunación de rutina contra la fiebre aftosa se usa en muchos países donde la enfermedad es endémica. En cambio, varios países libres de enfermedad nunca han vacunado a su ganado, sino que han preferido usar controles estrictos de los movimientos y el sacrificio de los animales infectados y de los que han estado en contacto con animales afectados, cuando han aparecido brotes. No obstante, muchos países libres de enfermedad conservan la opción de vacunar y tienen sus propias reservas estratégicas de preparaciones altamente concentradas de virus inactivado. Este tipo de reservas de antígenos ofrece la posibilidad de suministrar vacunas formuladas, en caso de “emergencia”, en poco tiempo (17). Las vacunas contra la fiebre aftosa son preparaciones de virus obtenidas a partir de cultivos celulares, inactivadas químicamente, que han sido mezcladas con un adyuvante adecuado. En el caso de las vacunas destinadas a los porcinos, se prefieren los adyuvantes oleosos. Debido a la presencia de serotipos múltiples del virus, muchas vacunas contra la fiebre aftosa son multivalentes y es práctica común preparar las vacunas a partir de dos cepas de virus diferentes o más. En zonas donde los búfalos en libertad mantienen la enfermedad, es necesario incluir más de un virus por serotipo para asegurar una amplia cobertura antigénica contra los virus predominantes. 1.

Gestión de la cepa a)

Características de la cepa Lo ideal sería seleccionar los virus cepa en función de su facilidad de crecimiento en cultivos celulares, producción de virus, estabilidad y amplio espectro antigénico (37). Los laboratorios oficiales de control deberán caracterizar y distribuir las cepas para la producción; éstas deberán seleccionarse de acuerdo con la importancia epidemiológica de cada variante.

b)

Método de cultivo Muchos fabricantes de vacunas contra la fiebre aftosa obtienen sus cepas de vacuna a partir de aislados de campo locales y, para los que han crecido en cultivos celulares, los adaptan para que crezcan en suspensión o en monocapas celulares mediante pasajes seriados. Con el fin de eliminar el riesgo de presencia de cualquier virus lipídico contaminante en estos aislados de campo, se recomienda someterles a un tratamiento con solvente orgánico, antes o durante la adaptación. Es preferible mantener el número de pasajes en cultivo celular al mínimo, ya que hay pruebas de que ocurre “deriva” antigénica del virus de la fiebre aftosa durante este procedimiento.

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c)

Validación de la vacuna Los virus cepa deben caracterizarse desde el punto de vista antigénico, y hay que demostrar que están libres de todos los agentes externos que figuran en la lista de las autoridades que otorgan licencias apropiadas, para establecer la homología con los aislados candidatos de origen, su pureza y su eficacia contra las cepas de virus en circulación para las que se han elaborado. Esto incluye, a menudo, varios métodos, pero para determinar la aplicabilidad a las cepas de campo, se usa con frecuencia la prueba de neutralización del virus. Los virus cepa pueden conservarse a –20° C, si están glicerinados, o a temperaturas más bajas (por ejemplo, –70° C), si no lo están. Los virus cepa que se usan pueden multiplicarse en uno o algunos pasajes a partir de la reserva de cepa madre, y usarse para infectar el cultivo celular final a una tasa aproximada de 1 PFU (unidad formadora de placa) por 100 células.

2.

Método de fabricación El virus de la fiebre aftosa suele ser producido en sistemas de suspensión celular a gran escala, en condiciones asépticas. Es esencial que todas las tuberías y los recipientes estén esterilizados minuciosamente para asegurar que ninguna parte del sistema contenga microorganismos. Además de las consideraciones generales de esterilidad, es importante señalar que el virus es vulnerable a un ataque por enzimas proteolíticas, como, por ejemplo, las que producen los microorganismos (13). También son críticos el control del pH y de la temperatura, debido a que el virus es lábil en condiciones de pH ácido y a ciertas temperaturas (12). La temperatura óptima para el crecimiento de las células y del virus y para la inactivación del virus, que normalmente se sitúa alrededor de 37° C y 26° C, respectivamente, deberá estar controlada de manera precisa. Durante otras etapas de la fabricación, la temperatura deberá reducirse a 4–6° C. El virus deberá mantenerse aproximadamente a pH 7,6 y nunca a un pH inferior a 7,0. Una cepa adecuada del virus se usa para infectar una suspensión de línea celular transformada, como, por ejemplo BHK. Se deberá demostrar que este tipo de cultivos celulares no contienen microorganismos contaminantes. Es práctica común mantener las reservas de células BHK en nitrógeno líquido y reactivarlas cuando sea necesario. Al reactivarlas, se reproducen sobre un medio nutritivo hasta alcanzar un volumen y una densidad celular apropiados para sembrar el cultivo principal. De manera aproximada, se siembra el cultivo principal para obtener una densidad inicial de 0,2–0,5 x 106 células/ml, y se deja que se multiplique hasta llegar a 2–3 x 106 células/ml antes de infectarlo con el virus. Cuando el virus ha alcanzado su título máximo, que se determina según el caso mediante la infectividad, la prueba de fijación del complemento u otras pruebas, el cultivo se clarifica y filtra, a menudo por centrifugación. Posteriormente, se inactiva el virus añadiendo etilenimina, habitualmente en forma de etilenimina binaria. Ésta suele prepararse disolviendo 2-hidrobomuro de bromoetilamina en una solución de hidróxido de sodio 0,2 N hasta alcanzar una concentración de 0,1 M, e incubar a 37° C durante 1 hora (4, 5). La etilenimina binaria que se forma se añade después a una suspensión de virus conservada a 26° C, para obtener una concentración final de 3 mM. Se suele proseguir la inactivación durante 24 horas, seguido por una segunda dosis de etilenimina binaria durante otras 24 horas. Después de la inactivación, se puede neutralizar cualquier etilenimina binaria residual en el producto recolectado añadiendo solución de tiosulfato de sodio con una concentración final del 2%. Para reducir la probabilidad de que algún virus vivo no logre contactar la etilenimina durante la segunda aplicación, es esencial transferir inmediatamente el contenido del recipiente a otro recipiente estéril donde la inactivación puede finalizarse en 48 horas. El virus inactivado puede concentrarse por ultrafiltración, precipitación con polietilenglicol o adsorción en óxido de polietileno (1, 43). Estos antígenos concentrados pueden conservarse a –70° C o a temperaturas más bajas durante muchos años, si es necesario, y ser convertidos en vacunas según sea preciso, mediante su dilución en un tampón adecuado e incorporación de adyuvantes (15). Las vacunas contra la fiebre aftosa convencionales suelen formularse de dos maneras. La vacuna que se usa más comúnmente para los bovinos se prepara por adsorción del virus en un gel de hidróxido de aluminio, uno de los adyuvantes presentes en la mezcla final de la vacuna. Otros componentes de la mezcla final incluyen antiespumante, rojo fenol (si lo autoriza el país que solicita la vacuna), hidrolizado de lactalbúmina, caldo de fosfato de triptosa, antibióticos, aminoácidos, vitaminas y sales tampón. También se incorpora un segundo adyuvante, la saponina, obtenida a partir del árbol sudamericano Quillaja saponaria mollina, así como mertiolato/cloroformo como agente de conservación.

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Una formulación alternativa usa como adyuvantes los aceites minerales, como, por ejemplo, Marcol y Drakeol. Estas preparaciones ofrecen varias ventajas en comparación con la vacuna estándar con hidróxido de aluminio/saponina, entre las cuales una importante es su eficacia en los cerdos. Se utilizan mucho para vacunar a los bovinos en Sudamérica, por la mayor duración de la inmunidad obtenida. El aceite mineral se suele premezclar con un agente emulsionante, como, por ejemplo, el manide monooleato, antes de añadir el mismo volumen de la fase acuosa de la vacuna, y se emulsiona mediante un molino coloidal o el uso continuo de un emulsionador ultrasónico mecánico o de flujo. Pueden obtenerse emulsiones dobles más complejas (agua/aceite/agua) emulsionando, una vez más, en una fase acuosa que contenga una pequeña cantidad de Tween 80 (26). En los últimos años, se han realizado progresos importantes que han permitido la introducción de adyuvantes oleosos alternativos “listos para su uso”. Los aceites que contienen ésteres de ácido octadecenóico y 2,5 anhidro-d manitol, por ejemplo, forman fácilmente emulsiones dobles o mixtas (agua/aceite/agua) que son estables y de baja viscosidad, sin que sea necesario un material de emulsificación sofisticado (6, 17). 3.

Control durante el proceso de fabricación En general, los títulos de virus alcanzan niveles óptimos unas 24 horas después de infectar el cultivo celular. El momento elegido para cosechar el cultivo puede basarse en varias pruebas; por ejemplo, la muerte celular. La concentración de virus puede evaluarse mediante el test de infectividad, un gradiente de densidad de sacarosa (14) o técnicas serológicas. Es preferible usar un método para medir la masa antigénica, como, por ejemplo, el análisis en gradiente de densidad de sacarosa, así como uno que evalúe la infectividad, ya que estas dos propiedades no coinciden necesariamente y los diferentes métodos pueden ser complementarios. Durante la inactivación del virus, deberán tomarse muestras a intervalos regulares para el monitoreo de la tasa y la linealidad del proceso de inactivación. Los títulos del virus en las muestras se determinan por inoculación de cultivos celulares altamente susceptibles al virus de la fiebre aftosa, como, por ejemplo, las células BHK o las células de tiroides bovinas. Este tipo de cultivos permite analizar muestras significativas desde el punto de vista estadístico, en condiciones reproducibles. Se traza un gráfico de la infectividad en log10 de las muestras tomadas a intervalos regulares en función del tiempo, y se considera que el procedimiento de inactivación es satisfactorio únicamente si, por lo menos, la última parte de la pendiente de la curva es lineal y la extrapolación indica que habría menos de una partícula infecciosa por 104 litros de preparación líquida al final del período de inactivación.

4.

Control del lote a)

Esterilidad El antígeno inactivado, los adyuvantes, los tampones de dilución y el producto final formulado deberán ser todos sometidos a una prueba de esterilidad. Esto podrá efectuarse directamente con los componentes de la vacuna y el producto final, pero el método preferido es recolectar los posibles microorganismos contaminantes por filtración sobre membrana del material que debe ser examinado y detectarlos mediante una incubación de las membranas con medio de cultivo. Este último procedimiento permite la eliminación de los agentes de conservación y otros productos que puedan inhibir la detección de microorganismos. La Farmacopea Europea 1997 (ref. 19; referirse también al Capítulo I.1.5.) ofrece directrices sobre las técnicas y los medios de cultivo que permiten la detección de una amplia gama de organismos.

b)

Seguridad Después de la inactivación, se deberá analizar una muestra de cada lote de antígeno inactivado que represente por lo menos 200 dosis, para verificar que está libre de virus infeccioso, mediante la inoculación de cultivos celulares sensibles en monocapa, de preferencia del mismo origen que los usados para producir el antígeno. Puede ser preferible concentrar el antígeno para este análisis, y en ese caso debe demostrarse que el material concentrado no interfiere con la sensibilidad o interpretación del ensayo. Las capas de células se examinan a diario durante un período de 3 días, después de lo cual el medio usado se transfiere a monocapas frescas y se añade medio fresco a las monocapas originales. Con este método, cantidades muy pequeñas de virus vivo pueden ser amplificadas mediante el procedimiento de pasaje, y detectadas por el efecto citopático (CPE) observado. Se utilizan habitualmente dos o tres pasajes de la preparación de virus original. Una variante de este método consiste en congelar-descongelar las monocapas viejas para liberar el virus intracelular, que puede detectarse con más pasajes.

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c)

Potencia Sólo se examina la potencia del producto formulado final (véase la Sección C.5.b.). La carga antigénica puede usarse como indicador de la potencia, si se ha establecido previamente una correlación.

d)

Duración de la inmunidad Con el fin de establecer un nivel satisfactorio de inmunidad, es habitual dar un tratamiento inicial de dos inoculaciones, con un intervalo de 2 a 4 semanas entre las dos, seguido por una revacunación cada 4–12 meses. La frecuencia de revacunación dependerá de la situación epidemiológica y del tipo y la calidad de la vacuna usada. Cuando es difícil el acceso a los animales, es preferible usar una vacuna con adyuvante oleoso a los 4 meses y 1 año de edad, seguido de una revacunación anual. Para los terneros nacidos de madres vacunadas, la primera vacunación deberá retrasarse todo lo posible para permitir la disminución del anticuerpo materno, pero no más allá de 4 meses, ya que en ese momento, se puede esperar que una gran proporción responda eficazmente a la vacunación. Para los terneros nacidos de madres no vacunadas, la primera vacunación podrá realizarse cuando tengan una semana de edad (3).

e)

Estabilidad La vida útil de las vacunas contra la fiebre aftosa convencionales suele ser de 1–2 años a 4°C, pero son termo-lábiles y no deberán congelarse ni conservarse a más de 4°C.

f)

Agentes de conservación Los agentes de conservación usados más comúnmente son el cloroformo y el mertiolato. Este segundo producto se usa a una concentración final de 1/30.000 (w/v).

g)

Precauciones (peligros) Las vacunas contra la fiebre aftosa actuales son inocuas y no presentan peligro tóxico para el usuario. Se debe tener cuidado de evitar la autoinyección con vacunas en emulsión oleosa.

5.

Pruebas sobre el producto final a)

Seguridad Es necesario analizar las vacunas contra la fiebre aftosa para asegurarse que el producto final no es infeccioso, ni excesivamente tóxico. Algunos laboratorios determinan la ausencia de infectividad mediante la elución del virus de la vacuna, pero esto no se puede aplicar universalmente a todas las formulaciones. Por ejemplo, la saponina influencia mucho la elución de la fiebre aftosa de las vacunas en hidróxido de aluminio/saponina (16). Si el procedimiento de elución es apropiado para una determinada formulación, puede entonces validarse al sembrar muestras paralelas de vacuna con cantidades muy pequeñas de virus vivo (7). La toxicidad y la ausencia de infectividad pueden evaluarse simultáneamente en una prueba in vivo en los bovinos (18). Se inocula por vía intradérmica a tres bovinos sanos seronegativos en la superficie dorsal de la lengua con 0,1 ml de vacuna en 20 puntos (cuatro filas con cinco puntos de inoculación cada una). Se observa a los animales por lo menos durante 4 días, después de lo cual se administra a cada animal tres dosis bovinas completas de vacuna, por la vía recomendada por el fabricante. Se observa a los animales durante 6 días más. Si alguno de los animales desarrollase signos de fiebre aftosa, la vacuna no pasaría la prueba de seguridad. Del mismo modo, cualquier toxicidad excesiva atribuible a la vacuna deberá evaluarse y podría impedir su aprobación. De manera ideal, deberá analizarse la seguridad de las vacunas preparadas para especies que no sean los bovinos en la especie a la que se destinan, mediante la administración de una dosis doble de vacuna, según la vía y el volumen de dosis recomendados por el fabricante. Los animales deberán examinarse diariamente, durante por lo menos 7 días, para detectar la presencia de toxicidad o signos de fiebre aftosa.

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b)

Potencia Deberán usarse bovinos de por lo menos 6 meses de edad, obtenidos de zonas libres de fiebre aftosa, que no hayan sido previamente vacunados contra dicha enfermedad y estén libres de anticuerpos contra los diferentes tipos de virus de la fiebre aftosa. Deberá vacunarse a tres grupos de por los menos cinco bovinos cada uno, por la vía recomendada por el fabricante. La vacuna deberá administrarse en diferentes dosis por grupo mediante la inyección de diferentes volúmenes de vacuna. Por ejemplo, si la etiqueta indica que la inyección de 2 ml corresponde a la administración de 1 dosis de vacuna, 1/4 de dosis de vacuna se obtiene al inyectar 0,5 ml, y 1/10 de dosis al inyectar 0,2 ml. Se desafían estos animales y un grupo control de dos animales sin vacunar 3 semanas después de la vacunación, con una suspensión de virus bovino totalmente virulento y adecuado a los tipos de virus de la vacuna que se está analizando, mediante la inoculación de 10.000 DI50 (50% dosis infecciosa) por vía intradérmica, en dos puntos de la superficie superior de la lengua (0,1 ml por punto). Se observa a los animales durante 8–10 días. Los animales que no están protegidos muestran lesiones en sitios que no son la lengua. Los animales control deben desarrollar lesiones por lo menos en tres patas. Se calcula el contenido en DP50 (50% dosis protectora) de la vacuna a partir del número de animales protegidos en cada grupo. Existen varios métodos para calcular la DP50 (22), pero se prefieren generalmente los procedimientos basados en Kärber. La vacuna deberá contener por lo menos 3 DP50 por dosis para los bovinos, cuando se emplee para un uso profiláctico de rutina, aunque se prefiere más comúnmente 6 DP50 por dosis. En algunos casos, las vacunas de alta potencia impedirán el desarrollo de lesiones locales en la lengua, en el punto de desafío. En los países sudamericanos, se utiliza una variación de la prueba de potencia, la prueba PGP (porcentaje de protección contra una infección generalizada de las patas). Se vacuna a un grupo de 16 bovinos de 18–24 meses de edad, con las mismas características que las descritas para la DP50, con una dosis completa de vacuna, por la vía recomendada por el fabricante. Se desafían estos animales y un grupo control de dos animales sin vacunar 4 semanas después de la vacunación con una suspensión de virus bovino totalmente virulento y adecuado a los tipos de virus de la vacuna que se está analizando, mediante la inoculación de 10.000 BID50 (50% dosis bovinas infecciosas), por vía intradérmica, en dos puntos en la superficie superior de la lengua. Los animales no protegidos muestran lesiones en sitios que no son la lengua. Los animales control deben desarrollar lesiones por lo menos en tres patas; para un uso profiláctico de rutina, la vacuna deberá proteger por lo menos a 12 animales de los 16 vacunados. Las pruebas de potencia en otras especies diana, como, por ejemplo, las ovejas, las cabras o los búfalos, no son comunes, ya que una prueba exitosa en los bovinos se considera suficiente para aprobar el uso en otras especies. En circunstancias en las que se produce una vacuna para usarla principalmente en una determinada especie, podría ser más adecuado analizar la potencia de la vacuna en dicha especie. No obstante, dado los datos limitados para el búfalo africano o asiático (Bubalus bubalis) y las ovejas, y la naturaleza a menudo no aparente de la enfermedad en estas especies, los resultados de potencia obtenidos en una prueba en bovinos deberían ser un buen indicador de la aplicabilidad de las vacunas a estas otras especies. Se puede adoptar un protocolo similar a la prueba de los bovinos para analizar la potencia de las vacunas contra la fiebre aftosa en los porcinos. Se usan tres grupos de cinco cerdos, se vacuna a un grupo con la dosis porcina total recomendada por el fabricante, un grupo recibe 1/4 de dosis, y el tercer grupo recibe 1/16 de dosis de vacuna. Tradicionalmente, se deja que se desarrolle durante más tiempo la respuesta a las vacunas oleosas, y no se desafían los tres grupos y dos cerdos control sin vacunar hasta el día 28 después de la vacunación. El desafío se realiza mediante una inyección intradérmica en los bulbos del talón de una pata con 10.000 TCID50 (0,2 ml), calculado por el crecimiento en un cultivo de células de cerdo apropiado, de un virus de desafío virulento homólogo a una cepa usada en la vacuna. Se observa a los animales diariamente durante 10 días después del desafío, para detectar la presencia de signos clínicos de fiebre aftosa, pero se eliminan los animales en cuanto desarrollan fiebre aftosa generalizada, para evitar un desafío excesivo para los demás. Los dos animales control deberán desarrollar signos clínicos en más de una pata. Se calcula el contenido DP50 de la vacuna a partir del número de animales protegidos en cada grupo. Existen varios métodos para calcular la DP50 (22), pero se prefieren generalmente los procedimientos basados en Kärber. La vacuna deberá contener al menos 3 DP50 por dosis para los porcinos. De la misma manera, se puede adoptar para los cerdos un protocolo similar a la prueba PGP de los bovinos, mediante el uso de un grupo de 16 animales vacunados con una dosis total de vacuna y dos animales control sin vacunar. El desafío se realiza por inyección intradérmica en los bulbos del talón de una pata con 10.000 BID50 (0,2 ml) de un virus de desafío virulento, homólogo a la cepa usada en la vacuna.

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Otras pruebas, incluida la medida después de la vacunación de los anticuerpos neutralizantes contra el virus en cultivos celulares, de los anticuerpos ELISA, o de los anticuerpos protectores en el suero en ratones lactantes, pueden usarse para evaluar la potencia de una vacuna, a condición de que una evaluación estadística haya establecido una correlación satisfactoria entre los resultados obtenidos en la prueba para el serotipo de vacuna pertinente y la prueba de potencia en los bovinos (42). Por ejemplo, el porcentaje de protección esperado se usa para analizar los sueros de un grupo de por los menos 16 bovinos vacunados y para expresar la probabilidad de que un animal esté protegido mediante la medida de los anticuerpos neutralizantes, ELISA o protectores. En un grupo de animales que han recibido una dosis total de vacuna, el porcentaje de protección medio individual esperado deberá ser igual o superior al 75% cuando se usen 16 animales o al 70%, cuando se usen 30 animales en el grupo experimental. La presencia de más de un serotipo en una vacuna no interfiere con la inducción de anticuerpos contra otro serotipo, o con la correlación del título de anticuerpos con la protección. c)

Pureza El Código Sanitario para los Animales Terrestres de la OIE estipula que un criterio para recuperar el estatus libre de fiebre aftosa después de un brote, si se usa la vacunación, es analizar los animales vacunados para detectar la presencia de anticuerpos contra las proteínas no estructurales. Por consiguiente, una vacuna contra la fiebre aftosa o un antígeno de la fiebre aftosa que pudiese usarse en estas circunstancias deberá ser purificado para reducir el contenido en proteínas no estructurales. Si se produce la vacuna para un mercado donde no vaya a usarse la prueba de detección de las proteínas no estructurales, no se necesitará realizar un análisis de la pureza con respecto a dichas proteínas. Un método de prueba que puede usarse para evaluar la pureza de la vacuna es vacunar a tres terneros, tres veces a lo largo de un período de 3–6 meses, y analizarlos después para detectar la presencia de anticuerpos contra las proteínas no estructurales, mediante las pruebas descritas en la Sección B.2.d. de este capítulo. Si se detecta la presencia de anticuerpos contra las proteínas no estructurales, se podrá purificar más la vacuna, antes de ponerla en circulación. Un método alternativo es vacunar dos veces más a los terneros que se han usado en la prueba de seguridad, a lo largo de un período de 3–6 meses, y analizarlos después para detectar la presencia de anticuerpos contra las proteínas no estructurales.

6.

Almacenamiento y monitoreo de los concentrados de antígenos El proceso de almacenamiento de antígenos concentrados a ultra-baja temperatura, para la posterior formulación de la vacuna antiaftosa, se está convirtiendo en una opción cada vez más popular para la fabricación de vacunas. No sólo constituye la base para el almacenamiento de antígenos en una reserva estratégica para casos de emergencia (véase el Capítulo “Directrices para las Normas Internacionales relativas a los Bancos de Vacunas”), sino que permite al fabricante un acceso inmediato a muchas cepas de antígenos diferentes que pueden formularse y distribuirse al cliente rápidamente. Esta manera de hacer reservas, particularmente durante los períodos de producción baja, minimiza los retrasos consecutivos a un encargo, sobre todo cuando se solicita una vacuna multivalente. Otra ventaja de este sistema es que una gran parte del análisis de calidad puede realizarse mucho antes del envío. a)

Criterios anteriores al almacenamiento Es necesario especificar que los antígenos deben ser controlados según las normas que figuran en las Secciones C1-4. Se deberá prestar particular atención a lo siguiente:

- ausencia de agentes externos; deberá probarse que los antígenos son puros y están libres de cualquiera de los agentes externos que figuran en las listas establecidas por las autoridades que otorgan licencias pertinentes.

- sensibilidad de la línea celular usada para detectar la presencia de virus residual; la células usadas para analizar la ausencia de virus vivo residual no son adecuadas, si cuando se usa una cantidad de virus correspondiente a 1 µg de antígeno 146S se obtiene un título inferior a 106 CC DI50.

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- procedimientos de emergencia para la aceptación provisional de nuevos Virus Cepa Madre y la posterior puesta en circulación de vacunas formuladas. En caso de incursión en una región de una nueva cepa distinta desde el punto de vista antigénico de las cepas de vacuna existentes, podría ser necesario elaborar una nueva cepa de vacuna a partir de un aislado de campo representativo. Antes de que se pueda aceptar el nuevo virus cepa madre, deberá demostrarse el cumplimiento total de las directrices pertinentes, para demostrar que está libre de cualquiera de los agentes externos que figuran en la lista de las autoridades que otorgan licencias pertinentes, y establecer la homología con los aislados candidatos originales mediante el uso de pruebas generales y específicas. Puede tardarse tiempo en obtener los antisueros específicos necesarios para neutralizar la nueva cepa que se usará en las pruebas generales para detectar la presencia de agentes externos y llevar a cabo otras pruebas específicas que requieren técnicas especializadas. Por lo tanto, en situaciones de emergencia donde no hay tiempo suficiente para terminar el análisis completo del virus cepa madre, la aceptación provisional de la nueva cepa deberá basarse en un análisis del riesgo asociado a la posibilidad de que exista contaminación del antígeno producido a partir del nuevo virus cepa madre por agentes externos. Esta evaluación del riesgo deberá tener en cuenta que hay que usar un procedimiento validado para inactivar los virus envueltos para establecer el virus cepa madre, y que el virus sea inactivado con un agente inactivante químico con cinética de primer orden. Para acelerar la puesta en circulación de lotes de vacunas formuladas para contener nuevas cepas de vacuna, podría ser aceptable realizar el análisis de potencia de los lotes mediante el uso de una vacuna formulada con un lote de antígeno intermedio, en espera de la producción de todos los lotes de antígeno destinados a constituir el lote final de antígenos. Esto permitirá determinar la potencia de un antígeno obtenido de un virus cepa madre nuevo, mientras el fabricante continúa acumulando reservas de este nuevo antígeno. En situaciones de emergencia, este resultado puede ser adecuado para fines de puesta en circulación de la vacuna fabricada a partir del lote de antígeno final, a condición de que todos los lotes intermedios que forman el lote final hayan sido fabricados de la manera descrita en la autorización y de que la vacuna formulada a partir del lote final de antígeno no contenga una cantidad de antígeno inferior a la usada en la mezcla de prueba y de que esta cantidad no sea superior al contenido máximo en antígeno permitido en la autorización. Esta disposición no se aplica a las vacunas destinadas a un uso de rutina, para las que el análisis deberá realizarse con una mezcla de prueba preparada con antígeno proveniente del lote final de antígeno. a)

Criterios para el almacenamiento • Instalaciones Es importante que la zona de almacenamiento elegida para conservar los concentrados de antígenos sea adecuada en el contexto de las normas exigidas de Buenas Prácticas de Fabricación, aceptadas nacional e internacionalmente. • Contención de los antígenos almacenados Los números o volúmenes de dosis almacenados son factores importantes, particularmente cuando varios Países Miembros comparten una reserva y existen diferencias en el número de dosis que se piensa puedan ser necesarias para cada miembro, en caso de emergencia. Podría ser aconsejable almacenar los concentrados de antígenos en unidades de fácil manejo, para permitir un mejor uso del espacio de almacenamiento y proporcionar la capacidad de producir lotes de vacuna más pequeños. Recipientes con una capacidad de uno a dos litros pueden dar cabida a unas 20.000 – 25.000 dosis bovinas. Cuando se requiere una reserva importante de una determinada cepa de vacuna, que sólo puede producirse a partir de varias partidas de producción separadas, los administradores de los bancos de vacunas deben considerar la necesidad de formular cada lote en una mezcla final representativa para fines de análisis o mezclar los lotes individuales, en un momento conveniente, para facilitar la formulación y/o el análisis. El tipo de recipiente usado para conservar un concentrado de antígeno es importante. En condiciones de ultra-baja temperatura es importante usar recipientes fabricados a partir de materiales que no se hacen quebradizos y frágiles, siendo un buen ejemplo las botellas moldeadas a base de fluoropolímero. Las botellas a base de polifluoro-alcoxi (PFA), por ejemplo, son resistentes a una gama de temperaturas de –270°C a +250°C.

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• Etiquetaje de los antígenos almacenados Aunque existen directrices nacionales e internacionales relativas al etiquetaje exigido para los productos veterinarios y médicos, no existen actualmente directrices de este tipo para los materiales de emergencia almacenados, como, por ejemplo, el antígeno que compone una vacuna. En condiciones de ultra-baja temperatura, el método de marcaje debe ser de tipo duradero. Por experiencia, marcar las botellas con etiquetas de metal es la opción preferida, si se usa una etiqueta suficientemente grande como para permitir el detalle necesario. Este tipo de detalle deberá incluir la cepa de antígeno/vacuna, el número de lote, la fecha en que se recibió, así como un número individual de recipiente o de reserva. Esta información deberá poderse leer claramente y estar marcada en la etiqueta con un rotulador de tinta indeleble. Las etiquetas de metal de aluminio se han usado para este propósito y pueden obtenerse con capas de diferentes colores para permitir una mejor identificación y accesibilidad, en particular cuando el mismo recipiente contiene diferentes cepas de antígeno. Las etiquetas de metal también permiten que la información quede grabada para siempre. • Monitoreo Es de vital importancia que los concentrados de antígeno sean mantenidos de manera óptima y sometidos a un monitoreo de rutina para tener garantías de que serán eficaces cuando sean necesarios. Por lo tanto, se deberán tomar disposiciones para el monitoreo de estos concentrados de antígenos de manera rutinaria y para incluir, cuando sea necesario y con intervalos de tiempo apropiados, un sistema de análisis para asegurar la integridad del antígeno o la potencia aceptable del producto final. Por ejemplo, en los bancos de vacunas, normalmente, se realiza y registra un monitoreo de la temperatura de almacenamiento las 24 horas del día, y se llevan a cabo inspecciones periódicas de las botellas que contienen el antígeno para detectar la presencia de rajas o agujeros. Según el tipo, el volumen y cómo están almacenados, también puede ser útil pesar los depósitos de antígeno anualmente para asegurarse de que no se han liofilizado. Algunos bancos de vacunas contra la fiebre aftosa han incorporado pruebas físico-químicas, como análisis de SDS Page o en gradiente de densidad de sacarosa, para el monitoreo de la integridad del virus y, por tanto, de su estabilidad, y algunos también han llevado a cabo pruebas in vivo. Sin embargo, dado que se ha demostrado que es probable que la vida útil de los concentrados de antígenos de la fiebre aftosa sea muy superior a 15 años, cuando se almacenan a temperaturas ultra-bajas, parecería suficiente un enfoque físico-químico. Se propone el siguiente programa de pruebas que se considera adecuado para la validación y revalidación de los antígenos almacenados. Momento

Prueba

En el momento de la entrega (0) y cada 5 años a partir de entonces

Cuantificación 146S*

Años 2 y 4, e inmediatamente antes de la formulación, si surge la necesidad

Cuantificación 146S

Cada 5 años

Evaluación de todos los datos de los 5 años precedentes para estimar la necesidad de reemplazar el antígeno

*

Prueba de la potencia en bovinos, que, a discreción del poseedor del banco, podría ser una prueba “truncada”** para demostrar que la potencia mínima de la vacuna sigue siendo superior al requisito mínimo o podría contar sólo con técnicas serológicas, cuando se ha establecido adecuadamente una correlación entre la potencia y la inmunogenicidad para el antígeno concernido (para mayores detalles véase la sección sobre la potencia)

Otras pruebas fisicoquímicas, como, por ejemplo, el SDS-PAGE, se han usado para evaluar la integridad de VP1, pero no están suficientemente validadas para un uso de rutina.

** En una prueba truncada, se supone que todos los animales en el nivel de volumen inferior siguiente no han sido protegidos. La prueba da, por lo tanto, un valor DP50 artificialmente bajo, pero reduce el número de animales necesarios.

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Para apoyar este análisis, los depósitos de concentrados de antígenos deberán incluir un número de pequeñas muestras que sean representativas de la reserva en su conjunto. Las pequeñas alícuotas/reservas de antígeno de la fiebre aftosa han consistido habitualmente en un volumen que representa aproximadamente un miligramo de antígeno. REFERENCIAS 1.

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Grupo Ad hoc de la OIE sobre los Bancos de Antígenos y Vacunas – Junio de 2004

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