Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe

Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe www.virgendeguadalupe.org.mx Versión estenográfica de la Homilía pronunciada por S. E. Mons.
Author:  Javier Vera Sosa

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Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe www.virgendeguadalupe.org.mx Versión estenográfica de la

Homilía

pronunciada por S. E. Mons. Hipólito Reyes Larios, Arzobispo de Xalapa, en ocasión de la peregrinación de dicha arquidiócesis a la Basílica de Guadalupe. 3 de junio de 2014 Muy queridos hermanos y hermanas, todavía con el grato sabor de la visita “Ad Límina” que hemos realizado los obispos de México, la cual significa hacerse presente ante los umbrales de los apóstoles, refiriéndose a los apóstoles Pedro y Pablo, cuyas tumbas se encuentran en esa ciudad de Roma. Se realizaron encuentros fraternos con el Papa Francisco; misas que celebramos en las 4 Basílicas Pontificias más importantes de Roma, que son: San Pedro, San Pablo Extramuros, San Juan de Letrán y Santa María, la Mayor, y en la capilla de Nuestro Pontificio Colegio Mexicano; e importantes reuniones con las Congregaciones y Consejos Pontificios de la Curia Romana, que colaboran con el Santo Padre en el gobierno de la Iglesia Universal. De hecho, de los dos encuentros con el Santo Padre, el primero con los obispos mexicanos, el lunes 19 del mes de mayo, en que se dio un discurso de parte del Cardenal de Guadalajara, Francisco Robles, a nombre de todos nosotros y el Papa tenía preparado también un discurso, pero él es muy espontáneo, nos dijo: les voy a entregar el discurso por escrito y ahí lo leen ustedes cuando puedan, yo quiero ahora saludarlos. Pasamos uno por uno y nos tomaron la foto y nos dio a cada quién una medalla de la Santísima Virgen. Con esta espontaneidad fue el primer encuentro. Los otros encuentros se hicieron por grupos de 8 o 9, teóricamente porque a veces el Papa no podía todos esos días y a algunos grupos nos reunieron, a mí me tocó en un grupo de 15; éramos 15 obispos de diferentes partes del país, especialmente de la zona de Yucatán, de Oaxaca, desde luego de Veracruz, de Morelia, de Chiapas y de algunas otras partes. Ahí fue el encuentro más cordial, estuvo como 3 horas con nosotros, escuchó las inquietudes de cada una de las diócesis. A mí me tocó ya ser el penúltimo. Como ya les decía el domingo, pues yo vi que ya era mucho tiempo y le dije al Papa que estábamos ya en los tiempos extras porque sé que a él le gusta el futbol y es fanático del San Lorenzo de Almagro, argentino, que fue fundado por un sacerdote de Argentina.

Y entonces le dije: ¡ay! ya estamos en los penaltis, porque ya llevamos mucho tiempo. Pero él me dice: no, no te preocupes, yo estoy aquí para darles todo el tiempo que quieran. Pues nos sorprendió esa disponibilidad al servicio que tiene. Entonces, yo le planteaba los saludos de todos y cada uno de ustedes, los que ya mencionamos. Después también le hablaba que nuestra Arquidiócesis está celebrando 150 años. Le hablaba también de todas las bendiciones que hemos tenido, de que tenemos un santo obispo, San Rafael Guízar y Valencia, que es el Patrono de todo el Episcopado Mexicano, de que tenemos también un beato en Veracruz, el Padre Darío Acosta, de que tenemos la causa del Padre Juan Manuel Martín del Campo en Jalapa y tenemos también la causa en Coatzacoalcos del matrimonio Balmori, papás de Mons. Balmori que es obispo de Ciudad Valles allá en San Luis Potosí. Entonces, es decir, la inquietud por la santidad, por hacer bien las cosas, por obedecer la voluntad de Dios es algo que ha caracterizado a nuestra Arquidiócesis y nosotros llevamos esa herencia y por tanto, también, ese compromiso. Claro, también le hablé después de las situaciones difíciles de los problemas que hemos afrontado, al menos en estos 7 años que yo, por la gracia de Dios, llevo como arzobispo de Xalapa. Y él me contestó con mucha seguridad y también con preocupación porque son problemas de muchas partes de la Iglesia. Él me decía: mira tenemos que afrontarlo con valor. Yo le mencionaba al Papa Benedicto y él me dice: mira qué bueno que lo mencionaste, porque el Papa Benedicto es un valiente, es alguien que supo afrontar las cosas, que tomó el toro por los cuernos y pues ciertamente eso ha sido y tuvo el valor también de presentar su renuncia. Ahora vive como Papa emérito, como todos bien lo sabemos. Bueno pues esa fue la experiencia de esos encuentros maravillosos con el Papa. Él me pidió que les dijera a ustedes que les mandaba su bendición, que él estaba muy atento a lo que pasaba en México, sobre todo en la línea de la inseguridad, de la violencia, pero que aquí tenemos la gran arma de la Santísima Virgen de Guadalupe y me decía que le dijera yo a los sacerdotes y aquí aprovecho para decirles que sean muy misericordiosos, que sean muy compasivos con la gente, que le sepan tender la mano, que salgan a las periferias, como suele hablar él, es ir a los lugares donde poco llega la evangelización, acercarse también a los enfermos, a los que sufren, a los que tienen grandes necesidades. Y también me decía una nota curiosa: y también les dicen que no se tarden mucho en las homilías. Yo esta vez no lo voy a obedecer mucho, pero bueno, eso nos dijo: que no sean rolleros, diríamos nosotros. El Papa tiene expresiones muy nuestras. Llegó un momento en que dice: pues díganles que no se hagan roscas, dije, ah caray esa expresión es muy nuestra. Entonces de ésta manera se expresaba él. Tuvimos finalmente la oportunidad de la despedida. Antes habían pasado el Padre Gilberto, el Padre Rafael Gonzáles, se tomaron la foto y seguramente ya por ahí las andan vendiendo como estampitas. Entonces, bueno pues ese fue el encuentro.

Hoy tenemos la dicha de celebrar la Santa Eucaristía en esta Insigne y Nacional Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, que alberga su preciosa imagen entregada primeramente a San Juan Diego y posteriormente al obispo Fray Juan de Zumárraga. Hemos venido como peregrinos de las diversas regiones de nuestra querida Arquidiócesis de Xalapa, para dar gracias a Dios a través de la intercesión de Santa María de Guadalupe, por el jubileo de los 150 años de nuestra Iglesia de Xalapa, originalmente llamada Diócesis de Veracruz, de la cual se han desprendido las otras 7 Diócesis del Estado que constituyen la provincia eclesiástica de Xalapa, a saber: Tuxpan, Papantla, Veracruz, San Andrés Tuxtla, Coatzacoalcos, Córdoba y Orizaba. Hemos escuchado 2 despedidas, 2 testamentos podemos decir. La despedida que hace Pablo de los presbíteros de Éfeso y la despedida sobre todo, que Jesús hace en éste capítulo XVI de San Juan, de sus discípulos, especialmente de sus apóstoles. Entonces en ambos les dan recomendaciones y les dicen pues lo que les espera, pero que él va a estar presentes con ellos. Todos somos sacerdotes por el bautismo. Los sacerdotes ministeriales, como somos los presbíteros y los obispos. Los diáconos tienen el sacramento del orden en referencia al ministerio sobre todo. Pues todos nosotros participamos del sacerdocio principal, fundamental de Jesucristo Nuestro Señor y por eso todos nosotros podemos ofrecer oraciones, ofrendas, sacrificios al Señor, por nosotros mismos, por nuestros pecados, pero también, por los demás, claro de manera ya más oficial, es el sacerdocio ministerial como en este caso que estamos dando el servicio de presidir esta Eucaristía y mis hermanos presbíteros, pues de concelebrar. Santa María de Guadalupe nos da a Jesús y nos une como pueblo sacerdotal. En el mes de diciembre de 1531, apenas 10 años después de conquistada Tenochtitlán por los españoles, la Santísima Virgen se apareció al indio Juan Diego en este cerro del Tepeyac, lo nombró su embajador ante el obispo Fray Juan de Zumárraga, para que le construyera un templo. La prueba de que las palabras de Juan Diego eran ciertas, fueron las rosas que llevó en su tilma y la preciosa imagen que apareció dibujada en ella. Toda la historia de Juan Diego y de las apariciones de la Virgen de Guadalupe está fundada en una sólida y constante tradición. El signo profético de una Virgen que da a luz como dice el profeta Isaías se cumple en María, la Virgen Santísima, madre de Jesús. Ella nos ha dado al redentor y lo sigue dando al mundo. La Santísima Virgen es nuestra madre y en nuestra querida nación mexicana, en el momento más oportuno y necesario, María se hizo presente en nuestras tierras de Anáhuac y dispuso los corazones para la evangelización. Ella es la madre del salvador y nos lo ha traído. Es nuestra madre espiritual, la que nos protege amorosamente e intercede por nosotros. Ella nos habla a cada uno con las palabras que dirigió a San Juan Diego: ¿no estoy yo aquí que soy tu madre? ¿no estás bajo mi sombra y resguardo? ¿no soy yo acaso la fuente de tu alegría? ¿no estás acaso en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?

Muy queridos hermanos y hermanas, la devoción a la Virgen María con el título de Santa María de Guadalupe es el valor más entrañable de nuestra cultura. El signo más luminoso en nuestra historia. La garantía más consistente del progreso integral que todos anhelamos para nuestra patria mexicana, porque nos da al salvador y nos une en sincera hermandad. María es, después de Jesús, nuestra máxima benefactora. De hecho, yo también le decía al Papa en el encuentro que tuvimos que en México tenemos 3 símbolos fundamentales, que es Nuestro Señor Jesucristo sobre todo su presentación como Cristo Rey o como Sagrado Corazón o en estos tiempos como el Señor de la Misericordia. El segundo signo es la Santísima Virgen de Guadalupe, que todos amamos, veneramos y confiamos en ella y el tercer signo es el Papa, el sucesor de Pedro. Yo le decía al Santo Padre: en México lo queremos de corazón, es algo que ya lo tenemos como natural y él me contestaba: mira, yo creo que eso es verdad y en todos los países donde ha habido persecuciones y ha habido mucho liberalismo, en todos ésos, el Papa es un gran signo, dice, no porque en este momento sea yo, sino el que llegue a ser por la gracia de Dios, sucesor de Pedro, tiene esa importancia y esa repercusión. Nosotros lo vimos con las visitas de Juan Pablo II tan entrañablemente recordado, ahora San Juan Pablo II. Y también cuando el Papa Benedicto XVI vino a Guanajuato, el venía como con cierto temor de no tener el carisma, el atractivo que tenía Juan Pablo II y sin embargo, fue tan estimado y tan querido que él. Benedicto XVI se fue sumamente impresionado del afecto de la Iglesia mexicana, de como nosotros queremos al Papa, como sucesor de Pedro, como Vicario de Cristo en la tierra. Finalmente los invito a que hagamos una participación. Hay muchas devociones de la Virgen de Guadalupe, hay novenas, hay distintas celebraciones, hay celebraciones de la Palabra, hoy nuestro misal nuevo está enriquecido con varios esquemas de la Virgen de Guadalupe para varios tiempos litúrgicos y hay también unas letanías, entonces yo los invito a que hagamos estas letanías, ustedes van respondiendo conforme lo sabemos. Voy a comenzar: Señor ten piedad de nosotros Cristo ten piedad de nosotros Señor ten piedad de nosotros Cristo, óyenos Cristo, escúchanos Dios Padre Celestial Dios Hijo Redentor del mundo Dios Espíritu Santo Santísima Trinidad que eres un sólo Dios Santa María de Guadalupe que bajaste a visitar el suelo de México: ruega por nosotros Santa María de Guadalupe que hablaste benignamente a Juan Diego Santa María de Guadalupe que llamaste a Juan Diego hijo tierno y delicado Santa María de Guadalupe que te dignaste hacer tu mensajero a Juan Diego

Santa María de Guadalupe que nos enseñaste el respeto a la Iglesia Santa María de Guadalupe que escogiste a los humildes y despreciables para confundir a los fuertes del mundo Santa María de Guadalupe que deseas y nos pides que se te edifique un templo Santa María de Guadalupe que elegiste y santificaste el lugar donde quisiste vivir Santa María de Guadalupe que hiciste brotar frescas flores entre áridos peñascos Santa María de Guadalupe que cubriste las rosas de rocío en el helado invierno Santa María de Guadalupe que mandaste cortar y traer las rosas a tu presencia Santa María de Guadalupe que con tus manos virginales cortaste y levantaste las rosas Santa María de Guadalupe que mandaste las rosas al obispo como señal de tu aparición Santa María de Guadalupe que apareciste milagrosamente pintada ante el obispo y sus servidores Santa María de Guadalupe que dejaste tu imagen siempre hermosa entre los rigores de la intemperie Santa María de Guadalupe que con tu imagen nos dejaste tu nombre glorioso Santa María de Guadalupe que con tu imagen nos dejaste tu corazón de madre y abogada Santa María de Guadalupe que socorres a tu pueblo Santa María de Guadalupe que nos ayudas en todas nuestras necesidades Santa María de Guadalupe que haciendo derroche de tu piedad maternal nos escogiste como hijos amadísimos y te muestras verdadera madre, la más solícita Santa María de Guadalupe que has sido proclamada y coronada como Reina de México, tu pueblo predilecto Santa María de Guadalupe que eres patrona y Emperatriz de toda América Santa María de Guadalupe que eres la Reina y madre muy amada y venerada de México Santa María de Guadalupe que ante el trono del Altísimo presentas sin cesar tus súplicas por la salvación de nuestra patria Santa María de Guadalupe que no permitirás que perdamos la fe y nos librarás del ateísmo, de la guerra, de la inmoralidad y de la perdición eterna Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, óyenos Señor Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Concluimos con una oración de Juan Pablo II que dijo en esta Basílica y dice así:

¡Oh Virgen Inmaculada Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos, y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro. Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores,

te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores. Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponernos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra. Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa. Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas. Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe y celosos dispensadores de los misterios de Dios. Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos. Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver a Él, mediante la confesión de nuestras culpas y pecados en el sacramento de la penitencia, que trae sosiego al alma. Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos sacramentos que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra. Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios, podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos.

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