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INSTITUTO DE ESTUDIOS TEOLÓGICOS SAN JOAQUÍN ROYO
MUJER DE VALOR ¿QUIÉN LA HALLARÁ?
Lección Inaugural del Curso Académico 2007-2008
Dña. Mª Carmen Bernad Martínez Profesora de la Facultad de C. Sociales y Humanas y del I.E.T. San Joaquín Royo
Teruel, 9 de octubre de 2007
MUJER DE VALOR ¿QUIÉN LA HALLARÁ?
I.– PRESENTACIÓN María es una mujer recién casada; un primo suyo le hace un singular regalo de boda: un libro escrito para ella. Teresa es una quinceañera soñadora, vivaracha, inquieta y coqueta, como muchas jovencitas de su edad. Su padre, viudo, no sabe bien cómo orientarla y la lleva interna a un colegio, el Convento de las Agustinas. No le gusta mucho la idea y menos la de ser monja, pero todavía es joven para decidir. María Teresa es una mujer Joven, tiene veintisiete años, terminó su carrera de economista y dirige una gran empresa. Es soltera, no le preocupa mucho su estado. Las tres son cristianas convencidas y buscan a ese Dios imposible de aprehender. María es María Varela de Osorio, el regalo “La Prefecta casada”, su autor Fray Luís de León. Teresa es Santa Teresa de Jesús, religiosa, reformadora del Carmelo, Doctora de la Iglesia. No le gusta que le den la vida programada y no se conforma con cualquier cosa; en palabras suyas lo que busca es “para siempre”. Entre ambas mujeres del siglo XVI se sitúa el abanico de posibilidades que para la mujer describe pormenorizadamente Fray Luís. María Teresa es una mujer del siglo XX, como ellas busca su camino hacia Dios, lee mucho, como Santa Teresa; ha leído la Perfecta Casada, que en una primera impresión, le hace rebelarse; también lee a Santa Teresa y se llena de preguntas… Cuando llega a la Mística se pierde. Se alegra de ser mujer de hoy y se identifica más con Teresa; sus preguntas son las mismas y sus dudas también. Ser mujer cristiana en el mundo en que se mueve no es nada fácil; no está “sometida”, pero el precio de la libertad es caro. El propósito de esta lección inaugural es buscar el ideal de vida marcado para María, e indagado por Santa Teresa, para desembocar en la mujer de hoy. ¿Por qué este tema? Partiremos de una afirmación que puede ser discutible: el concepto de la mujer como ser inferior y al servicio del hombre ha variado muy poco hasta hoy. Tenemos un inigualable documento escrito del que podemos partir: La Perfecta Casada, ejemplo de lo que se espera de la mujer en el siglo XVI y un ejemplo vivo de la misma época en Santa Teresa de Jesús. Analizarlo con la meta puesta en hoy es la finalidad de estas reflexiones. No es el objetivo hacer un análisis histórico de la evolución de la mujer, imposible de abarcar en este limitado espacio; si así fuera parece imperdonable obviar, por ejemplo, el estudio del movimiento feminista en sus múltiples facetas, la incorporación al trabajo extrafamiliar de la mujer, el derecho al voto, etc. Merecedores, cada uno, de un profundo análisis. Nuestra reflexión se centra exclusivamente en esa mujer del siglo XVI, a través de Fray Luís y su proyección en la actual. Está centrado en nuestro contexto, España y en la mujer cristiana preferentemente.
II. – EL MUNDO DE LA PERFECTA CASADA Estamos en pleno Renacimiento, su autor Fray Luís de León, al decir de Dámaso Alonso, es todo el Renacimiento; recoge las múltiples tendencias para hacerlas confluir, con el acento renovador que caracteriza la época. Es teólogo, místico, exégeta de las Sagradas Escrituras. Como mayor representante del Humanismo cristiano tiene como meta reconciliar al hombre nuevo con Dios. La Perfecta Casada es ante todo, una pormenorizada normativa a seguir por la mujer. En esta época el ideal de la mujer es casarse, casarse que, al decir de Fray Luís; “no es dejar la casa del padre para venir a la del marido y salir de servidumbre para venir a libertad y regalo”, pero el casado tampoco crea que la mujer es “recibir una moza de servicio a soldada” (LEÓN, L. 1987, 75,77). Es un comentario al último capítulo de Proverbios que el autor toma casi al pie de la letra para titular sus capítulos. Es no lo que le ha enseñado la experiencia sino lo que ha aprendido en las Sagradas Escrituras. De paso habla de Derecho, Política, Economía doméstica, estratos sociales, caridad, educación, hace retratos y estereotipos de la mujer graciosos e hirientes que son, lo que en una primera lectura destaca más. Antes de comentar brevemente algunos de sus capítulos más representativos, es preciso destacar dos afirmaciones que cobran especial vigencia para hoy. El Espíritu Santo, dice, inspirador de los Proverbios, escribe a los casados; fijémonos que habla en plural. Más adelante afirma que el matrimonio es lazo de amor y apoyo mutuo. Sin estos dos puntales básicos es difícil llegar al fondo; al sentido y significado de la Perfecta casada y nos quedaríamos en lo anecdótico que, con frecuencia, es lo que ha perdurado. A partir de aquí construye todo el entramado de virtudes que deberá tener la mujer. Una mujer de valor ¿quién la encontrará? Tiene más valor que un diamante, que todas las piedras preciosas; como ellas es difícil de encontrar “que unas hay terribles y libres como caballos, otras resabiadas como raposas.. otras mudables, otras pesadas como hechas de tierra” (LEÓN, L. 1987, 86). Algunos comentaristas explican la insistencia en la flaqueza e inferioridad natural de la mujer, así como al resto de sus defectos, diciendo que deben tomarse como meras paráfrasis bíblicas sobre las que Fray Luís generaliza y extrae la visión contraria que es la que quiere destacar. Quizá sea así pero no lo es menos que la pormenorización y detalle que hace de lo negativo lo sitúa en primera plana y lo destaca más. Sabemos que todo lo que se repite y se hace patente se aprende mejor. Pero cuando una mujer se señala en algo, supera a muchos hombres y es valerosa, emprendedora, lleva el bien a su casa… Esta es la constante en la estructura de la obra: valor a destacar, datos negativos (siempre más amplios y pormenorizados) y breve conclusión con los beneficios que se suceden de la práctica del valor. ¿Qué cualidades adornan a esta mujer de valor? Confía en ella el corazón del marido, es honesta y fiel, cualidad previa y básica, porque en ella está depositado el honor del marido.
Organiza el hogar, distribuye la tarea y guarda su casa. No es gastadora. Tiene cosas curiosas y a veces contradictorias, que son las que más han trascendido; por ejemplo, en lo que toca al vestir dice: “las necesidades de las mujeres son menores… en lo que toca al vestir las hizo, por una parte, más ociosas, para que rompieran poco y por otra, aseadas para que lo poco les luciese mucho” (LEÓN, L. 1987, 94). Madruga, es trabajadora y hacendosa, nunca está ociosa, hila, teje, hace la ropa, contribuyendo así a la economía de la casa. De nuevo arremete contra la que no es así, con una sarta de adjetivos impresionante: holgazana, habladora, frecuentadora de iglesias, parlera, callejosa, ventanera, chismosa hasta jugadora. Debe ser caritativa; pero cuidado a quién mete en casa porque puede llevar y traer cuentos y chismes que en nada favorecen el buen nombre de la casa y del marido. El capítulo más conocido, es el referido al aseo y cuidado personal, que cobra especial énfasis y pormenorizada descripción en lo referido a arreglos y afeites. “Puede que hagan engaño en la color, pero no pueden poner enmienda en las figuras, que ni ensancha la frente angosta, ni los ojos pequeños los engrandece, ni corrige la boca desbaratada…” “Si eran feas antes del barniz, al menos estaban limpias. ¿Cuál es el ideal entonces?. “La cara bien lavada y secarse con un paño áspero”. Arremete contra los teñidos del pelo, en rojo, principalmente, con los rizos y “los encrespos”; da mil y una razones, pero la esencial es esta: no debe adulterarse la obra de Dios. Adulterarla es amor propio desordenadísimo, deshonestidad, adulterio, ramería y delito que jamás cesa (LEÓN, L. 1987, 129,132). ¿Por qué insiste tanto en este aspecto? Quizá porque en esta época los aditamentos eran propios de mujeres de mal vivir; quizá porque entre las mujeres decentes había empezado alguna que otra imitación por parecerse a las entretenidas de sus maridos. Muy importante debía ser cuando le dedica el capítulo más extenso de su obra, sabiendo, como él mismo dice, que iba a ser criticado porque no corresponde a frailes hablar de estas cosas. Deberá ser discreta en el hablar; aunque sea sabia, callada está mejor, además la naturaleza no la hizo para el estudio. Especial interés dedica al cuidado de los hijos. Insiste en que los crien sus madres, no un ama. Con su gracia habitual dice que engendrar es deleite y parir necesidad, así que si no los cría a sus pechos ¿qué hace?. De su leche bebe todo lo bueno y lo malo que hay en ella. Marañón dice a este respecto que las nociones biológicas más recientes concuerdan bien con lo que por intuición recomendaba Fray Luís. Concluye la obra con una síntesis de las virtudes desarrolladas, capítulo a capítulo. El temor de Dios es lo fundamental, junto con ser para el marido ayuda en su trabajo y fuerza en el camino. Por ello recibirá en premio los frutos del Espíritu Santo que son, citando a Gálatas 5, amor y gozo, y paz y sufrimientos, y largueza y bondad, y larga espera, y fe y modestia, y templanza y limpieza” (LEÓN, L. 1987, 173).
III. – UN PASO FUGAZ POR SANTA TERESA Hasta aquí a grandes rasgos la obre de F. Luís; el ideario para una mujer casada del siglo XVI. El mismo autor, en un breve opúsculo destinado a “la Emperatriz Nuestra Señora” titulado Vida, muerte y milagros de la Madre Teresa de Jesús, nos presenta a una gran mujer de su siglo. Ahora es una mujer real y sus valores, no un ideal a conseguir. Siguiendo el “Libro de la Vida”, relata sus gustos de jovencita, “su curiosidad en exceso en galas de moza” (LEÓN, L. 1987, 923); la profesión, a los dieciséis años en el Convento de la Encarnación, y sus valores. Ante todo era honesta, aseada, y de buen hacer en su persona, discreta en su habla, de gran suavidad en su trato, alegre, paciente humilde, ingeniosa y emprendedora y… atractiva. “Era como piedra imán con el hierro” (LEÓN, L. 1987, 923). No se conformaba con cualquier cosa, buscaba el “para siempre”. Como la Esposa de los Cantares, como la perla de los Proverbios la llama Dios a tratar consigo; es más, Dios se dejó ver “en visión imaginaria mostrándole su humanidad”, dice Fray Luís. Descubrir esa presencia de Dios fue para ella un regalo y un calvario. Las luchas interiores: ¿era Dios o el demonio que se lo hacia creer?, y junto a las dudas, las criticas y las incomprensiones de confesores y sus consejos tan peregrinos como este: para que desaparezcan las visiones lo mejor es dejar de orar o “hacer higas” a la visión. La Perfecta Casada es la mujer a la que se le dan las cosas hechas, el camino trazado; Teresa es la Búsqueda y la duda, la fuerza y el dolor, la necesidad imperiosa de renovar el Carmelo y la angustia de no saber si es Dios el que se lo manda. Para ella no hay nada hecho, la búsqueda dolorosa de la Fe y las críticas de los hombres le acompañan siempre. Junto a todo esto, momentos de paz y de luz. San Pedro Alcántara le anima a creer en sus visiones y alguien entendido en ese mundo incomprensible le dice que está escrito que Dios es amor infinito, no hay que maravillarse, por tanto, de estos excesos con sus almas. En este breve acercamiento a la inalcanzable Teresa de Jesús, tomamos sólo esto: la duda, la incertidumbre junto a la búsqueda de la Fe y los momentos de paz, nos acompañarán siempre. Teresa está en un escalón superior a María, muy superior. Su esposo era Dios.
IV- MARÍA TERESA Pare entender a la mujer de hoy, hay que volver la vista atrás, sin miedo, pausadamente, y analizar aquello que fue. Eso ha pretendido iniciar, solamente iniciar, estas reflexiones. No podemos olvidar que todas las hijas son parte de la madre que empezó a crecer. La mujer ha dado un salto de gigante, aunque perduran y perdurarán durante mucho tiempo viejos tópicos. Hasta hoy un amplio sector de mujeres ha aceptado su inferioridad y una persona que se cree inferior difícilmente puede luchar para que esa situación cambie. Por otra parte, hay que decirlo, la mujer se ha sentido cómoda, mimada, y protegida; todos sabemos la seguridad que da el tener el camino hecho y las cosas resueltas.
Han propiciado el cambio: La incorporación a la vida laboral con la industrialización. La mujer de la Perfecta Casada hilaba y tejía en casa y contribuía así a la economía familiar. Las fábricas le hicieron salir a trabajar fuera; hilar y tejer se hacia en la fábrica. Entonces, como ahora, el trabajo remunerado de la mujer es básico en la economía familiar. El acceso a los niveles educativos superiores que, progresivamente, ha elevado su nivel cultural. El mayor tesón y esfuerzo de la mujer ha hecho que hoy esté situada a la misma altura que el hombre, en cuanto a preparación y rendimiento en la sociedad. La dejación por parte del hombre, de trabajos considerados por él más acorde con lo femenino, por ejemplo, enseñanza, trabajos sociales, algunas ramas de la medicina... La mujer ha dado un gran salto. Un salto de gigante. Desde Leyes no demasiado lejanas (siglo XIX) en las que se establecía que el marido podía castigar a la mujer procurando no causarle lesiones graves a la vigente Constitución española de 1978 en la que se reconoce la igualdad de derechos. Quizá merezca un breve comentario la reciente Ley de igualdad de este mismo año 2007. Esta ley maneja un porcentaje (entre el 40 y 60 por ciento) de presencia de uno y otro sexo en organismos, instituciones, empresas públicas o privadas, etc. Es decir, la mujer es igual al hombre, por ley. Pero esa misma ley es la que crea un distintivo que puede ser utilizado, con fines publicitarios, por aquellas empresas que practiquen la igualdad, convirtiéndolo en “un premio”. Dicho de otra manera: viene a reducir el valor real de las personas a un equilibrio de pesos entre uno y otro sexo. ¿ Es eso la igualdad para la mujer? No deberían existir esas matizaciones. La mujer hoy, preparada igual que el hombre, quizá no debería conformarse con esta palabra: igual, igualdad. Porque no somos iguales, sí valemos igual; quizá el término adecuado sería equivalente. La mujer no debe pretender ser igual al hombre, ni caer en imitaciones que la despersonalizan. Será mas correcto hablar de persona, personas en un mundo diverso y plural a las que caracterizan cualidades plurales también, capaces de hacerlo avanzar. Rasgos de la mujer actual: Dualidad-convivencia pasado presente La mujer de hoy vive mucho del pasado, hay grandes sectores en los que pervive el puesto de la mujer en la vida de la Perfecta Casada. Por otra parte, ha habido una gran evolución en muchas mujeres ( las que ahora tienen unos 60 años) y que han educado ya a una generación. Esta mujer nueva corre el riesgo de menospreciar y dejar atrás a las que no han tenido sus medios; pero no se puede olvidar que todas las hijas no son más que la madre que ha empezado a crecer. La mujer, porque ha vivido en un mundo de claro dominio masculino, ha tenido que desarrollar una capacidad de adaptación mayor; el hombre vive en su mundo, no ha tenido que adaptarse, ella sí. Conoce el mundo masculino. Es esa capacidad de anticipación que la caracteriza ”acierta con más frecuencia que el hombre... cuando el hombre va la mujer ya está de vuelta, esperándolo; a veces con sorna; otras con una sonrisa de aliento o de consuelo” (MARIAS, J. 1982, 149). Ella conoce al hombre, el hombre conoce mucho menos el mundo de la mujer.
Al ser una más preparada, se ha instalado mejor en la vida y ha adquirido mayor seguridad. Está bien informada, es culta y competente profesionalmente. Puede hablar de igual a igual con el hombre, lo que hace que puedan entenderse mejor. Es fascinadora, tiene una gran capacidad de atractivo que lleva a su trabajo o profesión. Recordemos aquí a Santa Teresa que, a decir de Fray Luis, es “cual piedra imán que atrae al hierro”. Presenta la “otra cara de la luna”. Cualquier aspecto de la vida que hasta ahora ha sido visto desde lo masculino, cambiará de perspectiva aplicando esa otra mitad. Es persona en búsqueda de su identidad. En la época actual, hasta las leyes, como hemos visto, la siguen encorsetando con la voluntad de protegerla.. Es bien conocida la imagen de Kant: la paloma al volar siente la resistencia del aire que dificulta y molesta su vuelo, pero la paloma no sabe que sin esta resistencia no podría volar, el aire es, al tiempo que resistencia, aquello en lo que se apoya para batir las alas y volar.
CONCLUSIONES Fray Luís de León nos ha presentado a la mujer del siglo XVI, marcándole lo positivo y fustigando lo negativo. Completa esta imagen, en el opúsculo citado, con el retrato de aquella que, para él, ha llegado a las cumbres más altas: Teresa de Jesús. Hasta tiempos bien recientes, la evolución de la mujer en una sociedad dominada por hombres, ha sido muy escasa; tanto que esta semblanza de mujer del siglo XVI bien hubiera podido ser trasladada a los siglos posteriores, hasta principios del XX. En un amplio sector todavía perdura esta imagen. Hacerlo patente ha sido la razón de elegir la Perfecta Casada como tema central de estas reflexiones. Una de las grandes conquistas de esta época es que se está consolidando el paralelismo integral de las formas de vida humana: valemos igual, así que volvamos al principio, a los valores que, según Fray Luís, deben adornar a la mujer. Ser honesta; apliquémoslo al marido, al hombre, puesto que somos iguales; así que la honestidad es cualidad esencial en ambos. Persona en la que se puede confiar... trabajadora, hacendosa, pendiente del cuidado de sus hijos, amable, caritativa, atenta al cuidado de su persona... ¿no son cualidades aplicables al marido, al hombre? Sólo tenemos que cambiar el título de Fray Luís: Mujer de valor ¿quién la hallará? Persona de valor ¿quién la hallará? A la mujer de hoy nada se le va a dar hecho, como a Teresa de Jesús. Y no solo a la mujer. Es una constante del “ser persona” – hombre o mujer- que como Teresa sentirá la urgencia de renovarse y renovar para avanzar, y la duda de si estará en el buen camino. Como en ella, la búsqueda desde la Fe del “para siempre” estará acompañada de incertidumbre y de silencios... También de luz y de esperanza, porque vivir es eso.
BIBLIOGRAFÍA ALONSO, D. Vida y poesía de Fray Luís de León. Obras completas. Gredos. M. 1973 BIBLIA, Proverbios, (31, 10-31) Edic. Paulinas M. 1966 LEÓN, F.L. La Perfecta Casada. Taurus, M. 1987 LEÓN, F.L. La perfecta Casada. T. I BAC 1967 LEÓN, F.L. Vida, muerte y milagros de Santa Teresa. T. 1 p. 921-941. BAC M. 1967 GARCÍA DE LA CONCHA, V. El aire de su vuelo. Circulo M. 2004 MARAÑON, G. Tres ensayos sobre la vida sexual. 3ª edic. M. 1927 MARÍAS, J. La mujer en el siglo XX. Circulo. M. 1982 TERESA DE JESUS. El libro de la vida. Obras completas. BAC M. 1962