Inteligencia Emocional en las personas con síndrome de Down. Gonzalo Berzosa

Inteligencia Emocional en las personas con síndrome de Down. Gonzalo Berzosa. Esquema o índice de contenidos: Introducción ...........................

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Inteligencia Emocional en las personas con síndrome de Down. Gonzalo Berzosa. Esquema o índice de contenidos: Introducción .................................................................................................................................. 2 Emoción –Sentimiento – Pensamiento - Actuación ...................................................................... 3 Emoción- Pensamiento- Acción .................................................................................................... 3 Propuestas para ejercitar la percepción y el conocimiento de las emociones ............................. 9 Bibliografía: ................................................................................................................................... 9

Introducción Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, es una reacción subjetiva al ambiente, que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos, conductuales y cognitivos) de origen innato, influidos por la experiencia. Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Reflejan un estado que sobreviene repentina y bruscamente, variando en intensidad y son más o menos pasajeras. Durante años las emociones han estado consideradas poco importantes y siempre se le ha dado más relevancia a la parte más racional del ser humano, a la inteligencia general, es decir, la inteligencia académica. Históricamente el ser humano ha efectuado una división entre la razón (mente) y la emoción (cuerpo). Se ha dicho que la inteligencia provenía, únicamente, de la razón. La forma de medición de la inteligencia es el conocido C.I. (coeficiente de inteligencia). Dilema clásico: pasión versus razón. Las emociones son demasiado impulsivas e impredecibles para aportar algo válido al pensamiento. Representan la debilidad y los aspectos más bajos de la humanidad (según Estoicos). Darwin fue uno de los primeros estudiosos que otorgó importancia a las emociones. En 1872 publica “La expresión de las emociones en el hombre y en los animales”. Se centra en la expresión emocional: posturas, gestos y expresiones faciales. Dando gran importancia al valor adaptativo de las emociones (comunicación y social). Las emociones y su expresión existen en el ser humano de manera innata incluso antes de nacer. Cuando todavía estamos en el útero materno lloramos, reímos, nos enfadamos y nos angustiamos. Un bebé con sus gestos faciales, sus movimientos corporales nos trasmiten información de cómo se sienten en ese momento. Las emociones, al ser estados afectivos, indican estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos. De todas formas, es difícil saber a partir de la emoción cuál será la conducta futura del individuo, aunque nos puede ayudar a intuirla. La capacidad de percibir, comprender, utilizar y manejar nuestras emociones y la de los demás, es un tipo de inteligencia, la llamada “Inteligencia Emocional”.

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Gardner (1983): “Frames of Mind” (siete tipos de inteligencia). Nos da un concepto de inteligencia interpersonal muy cercano al actual. Consiste en acceder a los propios sentimientos, al propio abanico de afectos y emociones; a la capacidad de efectuar distinciones instantáneas entre estos sentimientos y clasificarlos, estructurarlos y utilizarlos como una herramienta para entender y guiar la conducta. Realmente son Mayer y Salovey los que introdujeron la inteligencia emocional dentro del campo de la psicología en 1990. La definieron como “la capacidad de percibir los sentimientos propios, los de los demás, distinguir entre ellos y servirse de esa información para guiar el pensamiento y la conducta de uno mismo”.

Emoción –Sentimiento – Pensamiento - Actuación La inteligencia emocional es un concepto más acotado. Las emociones comportan importantes implicaciones en las relaciones sociales, sin dejar de contribuir a otros aspectos de la vida. Mayer y Salovey propusieron cuatro FACTORES de las emociones: (1) la capacidad para percibir las emociones de forma precisa; (2) la capacidad para encauzar las emociones de forma que faciliten el pensamiento y el razonamiento; (3) la capacidad para comprender las emociones, especialmente el lenguaje de las emociones; (4) la capacidad para controlar las propias emociones y las de los demás. Según este modelo de inteligencia emocional, las personas somos diferentes en los aspectos mencionados, lo que repercute en distintos contextos (salud, colegio, trabajo, etc.) y en sus relaciones sociales. Una persona puede tener la aptitud en uno, varios o en todos los factores. Cada persona experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y de comportamiento que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse. Las emociones son estados afectivos que aparecen de manera automática y rápida, y ocurren debido a un cambio en nuestro ambiente. Pueden ser positivas o negativas, varían en intensidad, generan ciertas reacciones físicas en nuestro organismo, cambian nuestra atención y pensamiento, y todo ello conlleva que dirijamos nuestro comportamiento hacia una acción.

Emoción- Pensamiento- Acción Charles Darwin observó cómo los animales (especialmente en los primates) tenían un extenso repertorio de emociones, y que esta manera de expresar las emociones tenía una función social, pues colaboraban en la supervivencia de la especie. Tienen, por tanto, una función adaptativa. Existen seis categorías básicas de emociones: MIEDO: Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad. ALEGRÍA: Diversión, euforia, gratificación. Provoca una sensación de bienestar, de seguridad. TRISTEZA: Pena, soledad, pesimismo.

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SORPRESA: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una aproximación cognitiva para saber qué pasa. IRA: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad. AVERSIÓN: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión. Si tenemos en cuenta esta finalidad adaptativa de las emociones, podríamos decir que tienen diferentes funciones: MIEDO: Tendemos hacia la protección. TRISTEZA: Nos motiva hacia una nueva reintegración personal. ALEGRÍA: Nos induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien). SORPRESA: Ayuda a orientarnos frente a la nueva situación. AVERSIÓN: Nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante. IRA: Nos induce hacia la destrucción.

Posteriormente el psicólogo norteamericano Daniel Goleman definió la inteligencia emocional como “la capacidad de percibir, comprender, utilizar y manejar las emociones propias y de los demás”. Las emociones proporcionan información, si la usamos PODEMOS SER MÁS INTELIGENTES. Las emociones provocan una respuesta fisiológica, conducta motora y expresión, Cognición y pensamientos. Las personas tenemos 42 músculos diferentes en la cara. Dependiendo de cómo los movemos expresamos unas determinadas emociones u otras. Hay sonrisas diferentes, que expresan diferentes grados de alegrías. Esto nos ayuda a expresar lo que sentimos, que en numerosas ocasiones nos es difícil explicar con palabras. Es otra manera de comunicarnos socialmente y de sentirnos integrados en un grupo. No podemos olvidar que el ser humano es el animal social por excelencia. Las diferentes expresiones faciales son internacionales, dentro de diferentes culturas hay un lenguaje similar. Podemos observar cómo en los niños ciegos o sordos cuando experimentan las emociones lo demuestran de forma muy parecida a las demás personas, tienen la misma expresión facial. Posiblemente existan unas bases genéticas, hereditarias, ya que un niño que no ve no puede imitar las expresiones faciales de los demás. Aunque las expresiones también varían un poco en función de la cultura, el sexo, el país de origen etc. Las mujeres tienen más sensibilidad para captar mejor las expresiones faciales o las señales emotivas y esta sensibilidad aumenta con la edad. Las expresiones faciales también afectan a la persona que nos está mirando y alteran su conducta. Si observamos a alguien que llora nosotros nos ponemos tristes o serios, e incluso podemos llegar a llorar como esa persona. Por otro lado, se suelen identificar bastante bien la ira, la alegría y la tristeza de las personas que observamos. Pero se identifican peor el miedo, la sorpresa y la aversión. Las emociones poseen unos componentes conductuales particulares, que son la manera en que éstas se muestran externamente. Son en cierta medida manejables y controlables, © FUNDACIÓN MAPFRE 2013. Todos los derechos reservados. http://discapacidad.fundacionmapfre.org Página 4 de 10

basadas en el aprendizaje familiar y cultural: Expresiones faciales. Acciones y gestos. Distancia entre personas. Otros componentes de las emociones son fisiológicos e involuntarios, iguales para todos: temblor, sonrojarse, sudoración, respiración agitada, dilatación pupilar, y aumento del ritmo cardíaco. Estos componentes involuntarios, son los que están en la base del polígrafo o del "detector de mentiras". Se supone que cuando una persona miente, siente o no puede controlar sus cambios fisiológicos, aunque hay personas que con entrenamiento sí pueden llegar a controlarlo. Los otros componentes de las emociones son cognitivos. Son los pensamientos que se generan ante la presencia de una emoción. Pueden ser positivos o negativos, y en cierta medida, controlables. Nos vamos a imaginar cómo se puede sentir una persona con discapacidad intelectual ante un centro de atención nuevo al que va a asistir próximamente, donde no conoce a los profesionales ni a los futuros compañeros. La mayoría de personas, independientemente de su capacidad intelectual, ante una situación nueva, presentan una emoción de ansiedad ante lo desconocido. Intentemos ponernos en su piel, pensando en nosotros mismos ante esa situación (por ejemplo, su primer día en un trabajo). En ese momento están experimentando en su organismo todos los cambios descriptos anteriormente; cambios fisiológicos (sudoración, aumento de frecuencia cardiaca, aumento de tensión arterial, rigidez muscular…) cambios conductuales (agitación corporal, manos en movimiento, poco comunicativo, gestos raros, expresión facial tensa…..) cambios cognitivos ( pensamientos positivos y/o negativos: no sé para qué cambio… me van a decir que no sé hacer nada, pues no merece la pena que pase este mal rato…..; positivos, lo voy hacer bien, voy a conocer gente nueva, estupenda, soy muy simpático y cariñoso, es el centro que han elegido mis padres y será el mejor……, es el perfecto para mí….). Dependiendo de la capacidad de percibir todo ésto, controlarlo y manejarlo, hará que su comportamiento sea de una manera u otra; la resolución sea la más favorable física y psicológicamente, y con un menor desgaste emocional. Daniel Goleman explica que la Inteligencia Emocional es el conjunto de habilidades que sirven para expresar y controlar los sentimientos de la manera más adecuada en el terreno personal y social. Incluye, por tanto, un buen manejo de los sentimientos, motivación, perseverancia, empatía o agilidad mental. Justo las cualidades que configuran un carácter con una buena adaptación social. Algunos investigadores han comprobado recientemente que algunas personas con menor CI (coeficiente intelectual) ofrecían un mejor rendimiento que otras con mayor CI en actividades escolares, desempeño laboral, etc. Concluyeron que este desajuste era debido entre otras causas a cierta habilidad a la que denominaron Inteligencia Emocional. Daniel Goleman, definió un parámetro para medir esta tipo de inteligencia el CE (coeficiente emocional). Según estos autores es fundamental desarrollar los factores que componen las emociones, para lograr una inteligencia emocional:

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a) PERCIBIR LAS EMOCIONES. Nos permite CONOCER nuestro mundo afectivo. Es fundamental, para poder analizarlas y regularlas. IMPORTANTE PRESTAR ATENCIÓN, fundamental para relacionarnos con los demás. Se reconocen por: lo que te dicen, la expresión del rostro, la postura corporal, etc. b) LA UTILIZACIÓN DE LAS EMOCIONES. Capacidad de aprovechar la información emocional para facilitar otros procesos cognitivos. Los estados emocionales pueden crear condiciones mentales que sean favorables o desfavorables para el desarrollo de determinadas tareas. La inteligencia emocional puede facilitar ciertas tareas. La persona emocionalmente inteligente puede utilizar los sentimientos positivos de forma más eficiente. c) CAPACIDAD DE CONTROLAR LAS EMOCIONES. Es el aspecto que con mayor frecuencia se asocia a la definición de inteligencia emocional. Implica la utilización de diversas estrategias y/o modos de afrontamiento. Las emociones no hay que reprimirlas ni negarlas. Es necesario conocerlas, evaluarlas y buscar el equilibrio, ello nos llevará a la resolución efectiva de la situación. Capacidad de regular la intensidad de las emociones. Saber distanciarnos cuando es necesario. d) COMPRENSIÓN DE LAS EMOCIONES. Nos permite interpretarlas. Vincularlas a las situaciones concretas. Integrarlas dentro de nuestro pensamiento. Entender la evolución de nuestros estados de ánimo. La EMPATÍA. Las emociones influyen en cómo interpretamos la realidad. Influyen en nuestro pensamiento. Buscar el mejor estado de ánimo para poder llevar a cabo una reflexión o un comportamiento.

Tenemos que tomar consciencia de que nuestro estado de ánimo influye sobre nuestra forma de pensar, de recordar y de tomar decisiones. Reflexione un momento sobre su día a día, y hágase unas preguntas: -

¿Utiliza su conocimiento emocional para entender a las personas?

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¿Sus análisis sobre las personas suelen ser acertados?

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¿Es capaz de describir las emociones utilizando un vocabulario rico?

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¿Suele juzgar acertadamente el comportamiento de los demás?

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¿Por qué se siente de una forma determinada?

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¿Por qué su estado de ánimo cambia a lo largo del tiempo?

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¿Se da cuenta de cuándo cambias de un estado de ánimo a otro?

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¿Puede cambiar con facilidad cómo se siente?

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¿Es capaz de sentir lo que siente otra persona, compartir su estado de ánimo?

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¿Puede motivarse a sí mismo?

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¿Se hace sentir mal a sí mismo?

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¿Es capaz de entusiasmar a un grupo de gente?

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¿Es capaz de acceder a la cabeza y al corazón de otras personas?

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¿Capta la atención de la gente?

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¿Su pensamiento refleja sus sentimientos?

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¿Sigue su intuición?

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¿Utiliza sus sentimientos como guía?

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¿Se le da bien influir sobre los demás?

-

¿Sus decisiones suelen ser acertadas?

Si comprendemos nuestras emociones y las de los demás, podemos predecir cómo vamos a sentirnos en una situación determinada, y cómo van a responder los demás y actuar en consecuencia. Ejemplo: ¿Qué estado de ánimo sería útil sentir cuando preparamos UNA FIESTA DE CUMPLEAÑOS PARA NUESTRO HIJO? 1. Ansioso 2. Triste 3. Alegría Sin duda el que aseguraría una gran fiesta sería organizarlo en un estado de alegría. Si organizamos una fiesta sintiéndonos tristes, sin duda alguna, organizaremos una fiesta desastrosa. Estrategias más frecuentes que se utilizan ante las emociones Cuando percibimos una emoción propia, utilizamos una determinadas estrategias para superarlas o controlarlas, unas son más eficaces que otras. Las que detallamos a continuación son las más frecuentes: 

Llamar por teléfono, hablar o estar con alguien



Controlar los pensamientos (pensar positivamente, concentrarte en algo, no dejar que eso te moleste o darte ánimos)



Escuchar música



Evitar la situación o persona que causa tu mal humor



Intentar estar solo



Evaluar y analizar la situación



Intentar poner tus sentimientos en perspectiva



Salir de casa (dar un paseo, coger el coche,...)



Descansar, echarte una siesta, cerrar los ojos o dormir



Ejercicio físico y dar un paseo



Realizar actividades divertidas o entretenidas



Desdramatizar la situación con humor



Comer algo.

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Estrategias poco eficaces en general 

Quedarse solo pensando en lo sucedido, rumiando lo que ocurre



Evitar a la persona o cosa que causó ese malestar



Consumo de sustancias, tabaco, alcohol, comer, ver la TV

Si las emociones contienen información, ignorar esta información implica que podemos terminar tomando una mala decisión. Estrategias eficaces en general 1) Ejercicio físico. Bajo nuestro control, para relajarnos, disminuir la ansiedad o tristeza. No todo tipo de ejercicio es beneficioso. Mejor el ejercicio moderado que otro que resulte más extenuante, y ejercicios que impliquen una distracción mental y no sean automáticos. 2) Escuchar música. Resulta ser muy efectivo. Efecto de relajación debido a la reducción de la tensión músculo-esquelética o activación cuando estamos tristes, y luego asociación de esa música que conocemos a algo agradable. 3) El contacto y comunicación con otras personas. Es un recurso muy frecuente y efectivo, sobre todo para reducir ansiedad e ira. 4) Controlar los pensamientos. Pensar positivamente, concentrarse en otra cosa, no dejar que las cosas te molesten, darse ánimo a uno mismo, distanciarse del problema. Es otra técnica cognitiva que evita prolongar el malestar emocional. Decirse a uno mismo “ánimo, venga, vamos arriba, tu puedes” sirve para aumentar nuestra energía y la motivación. 5) Distracciones agradables. Hacer tareas caseras, hobbies, actividades divertidas, ir de compras, leer o escribir. Son bastante eficaces para cambiar una emoción negativa.

Las características de una persona inteligente emocionalmente serían por tanto: 

Autoestima adecuada



Positividad



Saber dar y recibir



Empatía



Reconocer las propias emociones



Capacidad de expresión emocional



Control emocional



Motivación



Tener valores alternativos



Capacidad de superar las dificultades y la frustración



Equilibrio entre exigencia y tolerancia

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Propuestas para ejercitar la percepción y el conocimiento de las emociones 1. Bajar el volumen de la televisión y tratar de adivinar que emociones están sintiendo los protagonistas. Luego, subir el volumen y comprobar de lo que están hablando. 2. Cerrar los ojos y escuchar cómo dicen lo que dicen (el tono de la voz, el volumen, etc.) Intentar identificar la expresión emocional y lo que están sintiendo. Luego, abrir los ojos y comprobar la expresión corporal del protagonista. 3. Hacer lo mismo en diversos lugares públicos e intentar identificar las expresiones emocionales de la gente cuando se comunica. Si un padre, una madre, un hermano, un abuelo desarrollase su capacidad para prestar atención y percibir, comprender, utilizar y manejar sus propias emociones y la del miembro con discapacidad intelectual, el bienestar familiar y la calidad de vida de todos los miembros que componen el núcleo familiar, se verían incrementados en gran medida. Pero incluso vamos más allá, el conocimiento y control de nuestras emociones y el de los demás rompería muchas barreras que en la actualidad existen en el mundo de la discapacidad, entre ellas, las redes sociales y la comunicación. Todas las personas nacemos con unas características especiales y diferentes, pero muchas veces la manera que tenemos de comportarnos o de enfrentarnos a los retos de la vida son aprendidos. Desde pequeños podemos ver cómo para un niño no está tan bien visto llorar y expresar sus emociones como en una niña. Además a los varones se les exige ser más valientes, seguros de sí mismos. También podemos observar cómo, según las culturas, las mujeres son menos valoradas, tanto en el ámbito personal como en el laboral, lo cual es el origen de opresiones y malos tratos. Todo esto lo adquirimos sin darnos cuenta ya desde el momento en que venimos al mundo, nos comportamos como nos han "enseñado" a comportarnos. Quererse a uno mismo, ser más generoso con los demás, aceptar los fracasos, no todo depende de lo que hemos heredado, por lo que hemos de ser capaces de seguir aprendiendo y mejorando nuestras actitudes día a día. Aprender a ser más inteligentes emocionalmente, y en definitiva a ser más felices.

Bibliografía: Goleman, D. (1996). La inteligencia emocional. Barcelona. Kairos. Ekman, P. (2003). El rostro de las emociones. Barcelona: RBA. Reeve, J. (1994). Motivación y emoción. Madrid. Mc Graw Hill. Vila, J., Fernández, M. (1990). Activación y conducta. Madrid. Alhambra Darwin, C. (1873). The expression of emotions in animals and man. N.Y.: Appleton. Traducción al castellano en Madrid: Alianza, 1984. http://www.ellenguajenoverbal.com/bibliografia/la_comunicacion_noverbal.pdf www.dailymotion.com/video/xb983e_expresiones-f... http://www.dailymotion.com/video/xpgi7j_emociones-basicas-paul-ekman_school

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Inteligencia Emocional en las personas con síndrome de Down. Gonzalo Berzosa. Esquema o índice de contenidos: Emociones ..................................................................................................................................... ϭ Pero… ¿qué tiene que ver la emoción con la inteligencia? .......................................................... ϯ Unamos ambos conceptos: inteligencia emocional ..................................................................... ϱ Desarrollo de la inteligencia emocional en las personas con discapacidad ................................. ϲ A modo de conclusión ................................................................................................................... ϴ Bibliografía ..........................................................................................................͘͘........................ ϵ Emociones Etimológicamente, la palabra emoción proviene del verbo latino movere (que significa moverse) el cual, junto con el prefijo “e-” conlleva el significado de “movimiento hacia”. Consecuentemente, toda emoción llevaría implícita una tendencia a la acción, bien sea esa acción una conducta, un sentimiento o un pensamiento. Por ejemplo, ¿cogemos ese plátano podrido y nos lo acercamos a la boca? Seguro que no, la emoción denominada “asco” nos lleva a alejarlo de nosotros. Las emociones, por tanto, nos resultan útiles y beneficiosas. En este sentido, pueden resaltarse tres funciones principales: 

Función adaptativa: nos permiten adaptarnos al entorno, a las situaciones y preparar a nuestro organismo para actuar de alguna manera.



Función social: gracias a las emociones, comunicamos a los demás nuestro estado de ánimo (para que las personas de nuestro alrededor sepan cómo nos sentimos y actúen en consecuencia) y nosotros comprendemos el estado emocional de los demás.



Función motivacional: facilitan las conductas motivadas, mueven a la acción (por la reacción emocional que provocan).

Respecto al tipo de emociones, además de su diferenciación entre emociones positivas (como la alegría) y negativas (como la ira), normalmente se distingue entre emociones básicas o primarias y emociones secundarias. Las primeras (emociones básicas) aparecen en los primeros momentos de la vida (en los primeros seis meses), cumplen claramente una función adaptativa y son universales, es decir, se dan en todas las culturas (de hecho, tal como comprobó Paul Ekman, su expresión facial se reconoce en sociedades completamente distintas, como por ejemplo en un país occidental y una tribu indígena de Papúa Nueva Guinea). Generalmente se diferencian seis emociones básicas, que cumplen una función adaptativa: 1. Sorpresa: su principal función es la exploración (buscar datos, focalizar la atención, promover conductas de exploración, curiosidad e interés,…). Pensemos, por ejemplo, cómo actuamos ante un regalo inesperado, envuelto perfectamente, que nos da un amigo. © FUNDACIÓN MAPFRE 2013. Todos los derechos reservados. http://discapacidad.fundacionmapfre.org Página 2 de 11

2. Asco: su principal función adaptativa es el rechazo producido por la repugnancia hacia algo (fomenta conductas de escape o evitación, evitando estímulos desagradables, anti-higiénicos…). Seguro que todos recordamos ese anuncio de televisión sobre prevención ante el consumo de drogas en el que una oruga se introducía por la nariz de un chico (simulando que son las drogas…) y seguramente estéis poniendo ya cara de “asco” según lo estáis leyendo y recordando… ¿qué perseguía el anuncio? Efectivamente, fomentar esa emoción de asco en los adolescentes, para que eviten su consumo. 3. Alegría: cumple la función principal de afiliación y provoca felicidad (generando actitudes positivas hacia uno mismo y los demás, favoreciendo el altruismo y la empatía, la capacidad de disfrute, el establecimiento de relaciones interpersonales…). Pensemos en lo siguiente: ¿estamos más abiertos a conocer gente y relacionarnos socialmente cuando estamos contentos o cuando estamos enfadados? 4. Miedo: persigue principalmente la protección de la persona frente a peligros reales o imaginarios (respuestas de escape o evitación ante situaciones peligrosas, facilita respuestas intensas y rápidas del organismo). Imaginemos que vamos por la calle y viene hacia nosotros un hombre que, bien por su ropa, o por sus gestos,… “nos da mala espina”. ¿Qué hacemos? Es probable que ante esa sensación nos cambiemos de acera, o estemos “en alerta” cuando justo nos cruzamos para poder responder rápidamente si fuera necesario. 5. Ira: su función principal es la autodefensa (conductas que eliminan obstáculos que dificultan la consecución de objetivos, movilizan al organismo para generar reacciones de autodefensa o de ataque, surge cuando la persona se siente tratada de forma injusta, restringida o atacada…). ¿Cuándo sentimos esta emoción? Probablemente recordemos la última vez que alguien se intentó colar mientras esperábamos en fila para subir al autobús, o cuando alguien nos insultó, o que alguien nos atendió en un organismo de malas formas,… 6. Tristeza: cumple una función de reintegración (reducción de la actividad del organismo para que se pueda adaptar a la nueva situación, reclamar ayuda de otras personas, fomentar la aparición de empatía y comportamientos altruistas, etc.). Cuando estamos tristes no nos apetece hacer muchas actividades y esto, siempre que no sea excesivo en intensidad ni en tiempo, favorece que nuestro cuerpo se adapte a las nuevas situaciones (por ejemplo, cuando nos comunican la enfermedad de un familiar). Además, ¿cómo nos comportamos ante un amigo que vemos triste? Efectivamente, vamos a apoyarle y a ayudarle para que afronte la situación.

Por su parte, las emociones secundarias cumplen funciones más complejas, surgen más adelante (generalmente a partir de los dos-tres años en adelante) y son fruto del desarrollo cognitivo de las anteriores y/o de la socialización. Entre ellas, podemos destacar: la envidia, el orgullo, la culpa, la vergüenza, etc.

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Pero… ¿qué tiene que ver la emoción con la inteligencia? Durante muchos años, se ha pensado que las emociones y los sentimientos no tenían NADA que ver con la inteligencia y, de hecho, que ni siquiera se debían estudiar científicamente. Históricamente, la inteligencia se ha centrado en las capacidades cognitivas clásicas (pensar, razonar, analizar, deducir, etc.), es decir, toda una serie de habilidades relacionadas con el pensamiento abstracto y teórico, propio del mundo académico y científico. Desde esta perspectiva clásica, el denominado CI (Cociente Intelectual) ha tenido una clara hegemonía y una posición privilegiada. Generalmente, este concepto tradicional de inteligencia diferenciaba dos tipos de habilidades: por un lado, las aptitudes lógico-matemáticas y, por otro, las lingüístico-verbales. Además, desde este punto de vista, el CI implica que la gente es inteligente o no lo es, sin poder cambiar dado que la inteligencia es algo innato. Sin embargo, a lo largo de los años se ha constatado que estas habilidades no son las únicas relevantes. De hecho, si se destaca el valor adaptativo de la inteligencia (la inteligencia como capacidad de adaptarse al medio), la realidad muestra que hay “algo más” que esa inteligencia, algo más que el CI en las personas que alcanzan el éxito en sus vidas. Es decir, probablemente tener un elevado CI quizás te “garantiza” un cierto éxito académico, pero no tiene tanto que ver con el éxito en la vida (personal y profesional). Así, desde hace años han ido apareciendo concepciones más amplias de la inteligencia, favorecido esto además por los avances tecnológicos y científicos que se han facilitado un mejor estudio del cerebro humano y, por tanto, una mejor comprensión de su comportamiento. En esta línea, Howard Gardner dibujó por primera vez en 1983 su teoría de las denominadas INTELIGENCIAS MÚLTIPLES, la cual ha ido completándose y desarrollándose posteriormente. Gardner observó que no todas las personas aprendíamos de la misma manera, ni teníamos los mismos intereses y capacidades. Afirma que no sólo no existe un único y monolítico tipo de inteligencia (bajo el nombre de CI), sino que hay un amplio abanico de inteligencias. De hecho, todas las personas disponemos de ellas en mayor o menor medida, combinándolas y usándolas de manera personal e individual. Además, su desarrollo es fruto de la dotación biológica, del aprendizaje y la cultura, así como de la interacción entre ambos (genesambiente). Desde esta perspectiva, se pueden diferenciar distintos tipos de habilidades o inteligencias: 1) Inteligencia verbal-lingüística: se refiere a la capacidad de utilizar el lenguaje oral y escrito para informar, comunicar, persuadir, entretener y adquirir nuevos conocimientos (una sintaxis, un léxico adecuado y, en general, el uso adecuado y rico del lenguaje). Es una habilidad destacada entre los escritores, periodistas, poetas y, en general, buenos redactores y comunicadores. 2) Inteligencia lógico-matemática: incluye aspectos relacionados con la utilización efectiva de los números, del razonamiento lógico para establecer relaciones de causa-efecto, razonar científicamente, abstraer, realizar complejos cálculos matemáticos, etc.

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Es la inteligencia más propia del mundo científico y de los profesionales vinculados a la ciencia. Junto con la inteligencia anterior, son las habilidades más “académicas” y las que se han considerado históricamente más vinculadas al CI. 3) Inteligencia corporal-kinestésica: el uso del cuerpo para realizar actividades, resolver problemas, parar expresarse, así como la utilización de las manos para realizar objetos, la destreza motora, tareas físicas, etc. Suelen desarrollarla especialmente los profesionales del baile, actores, deportistas, artesanos, escultores, cirujanos,… 4) Inteligencia viso-espacial: habilidad para pensar y formar un modelo mental del mundo en tres dimensiones: percepción del mundo de forma viso-espacial, habilidades vinculadas con la visualización y abstracción espacial, reconocimiento de objetos, comparar objetos por sus colores, líneas, formas, etc. Algunas profesiones que presentan este tipo de inteligencia son los arquitectos, ingenieros, los decoradores de interiores, pero también los exploradores o guías. 5) Inteligencia musical: habilidad para apreciar, diferenciar, crear y reproducir formas musicales, expresar emociones e ideas a través de la música, sensibilidad musical, creación de melodías y ritmo, etc. La desarrollan especialmente los cantantes, músicos, compositores, directores de orquesta… 6) Inteligencia naturalista: vinculada con la observación y estudio de la Naturaleza, así como con la habilidad para interactuar con ella (adaptarse a distintos ambientes naturales, reconocer fauna y flora, desarrollar una conciencia ambiental, etc.). Esta inteligencia la muestran especialmente los biólogos, geólogos, oceanógrafos, herbolarios y las personas que defienden la Naturaleza. 7) Inteligencia interpersonal: se refiere a la capacidad para entender a otras personas, lo que les motiva, cómo trabajan, sus metas, qué desean, sus sentimientos, etc. Así, se perciben los estados de ánimo, temperamentos, deseos, motivaciones e intenciones de los demás (incluso aunque los estén ocultando). Esta inteligencia puede manifestarse en los buenos políticos y líderes, vendedores, profesores, psicólogos y terapeutas. 8) Inteligencia intrapersonal: capacidad para entenderse a uno mismo, tomar conciencia de nuestros aspectos internos (qué nos motiva, qué nos gusta, cómo nos sentimos, nuestras metas y pensamientos, etc.). Es una inteligencia similar a la anterior, pero referido a uno mismo. Personalidades como Ghandi, Confucio o Freud pueden servir de ejemplo para esta habilidad.

Estas dos últimas inteligencias son claros antecedentes de lo que posteriormente se denominó “inteligencia emocional”.

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Unamos ambos conceptos: inteligencia emocional Como hemos visto, no podemos desligar la inteligencia de la emoción. Así, con objeto de contemplar la interacción entre ambos conceptos surgió la idea de “Inteligencia Emocional” (en adelante IE). Este concepto fue introducido en 1990 por Salovey y Mayer y posteriormente alcanzó prestigio internacional por la publicación de Goleman en 1995 de su best-seller (publicado en castellano en 1996). La IE no implica simplemente “ser simpático”, puesto que en ocasiones requiere ser sincero con alguien para decirle una verdad importante, aunque sea molesta. Tampoco significa “dar rienda suelta a los sentimientos” sino que, por el contrario, supone manejar los sentimientos para que su expresión sea adecuada y efectiva. ¿QUÉ SIGNIFICA ENTONCES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL? La IE puede definirse como “la capacidad para percibir sentimientos propios y de los demás, distinguir entre ellos y servirse de esa información para guiar el pensamiento y la conducta de uno mismo”. La IE engloba por tanto cinco dimensiones (Las tres primeras se engloban dentro de habilidades más personales, mientras que las dos últimas se refieren a las habilidades interpersonales): (1) El conocimiento de las propias emociones (autoconocimiento): capacidad para reconocer un sentimiento en uno mismo cuando aparece. (2) La capacidad de controlar las emociones (autorregulación): habilidad para controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento concreto. (3) La capacidad de motivarse uno mismo (motivación): controlar la vida emocional y dirigirla hacia un objetivo es fundamental para mantener la atención, la motivación y la creatividad (ser capaz de posponer una gratificación inmediata, de sofocar la impulsividad, de autocontrolarse emocionalmente). (4) El reconocimiento de las emociones ajenas (empatía): la empatía (ponerse en el lugar del otro) es una habilidad fundamental para sintonizar con las señales sociales sutiles que nos indican qué quieren o qué necesitan los demás. (5) El control de las relaciones: capacidad o habilidad para relacionarnos adecuadamente con las personas (el “arte” de las relaciones). Estas dimensiones implican una serie de habilidades, competencias o rasgos como autoconciencia, autocontrol, empatía, perseverancia, motivación, optimismo, habilidades de liderazgo, habilidades sociales o asertividad, las cuales se relacionan mejor con el éxito profesional, con la adaptabilidad personal y social, así como con la salud mental, que el CI. (Goleman, 1996). Estas habilidades sirven para expresar y controlar los sentimientos de la manera más adecuada en el terreno personal y social, logrando una buena adaptación social. “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso ciertamente no resulta tan sencillo.” (Aristóteles, Ética a Nicómaco).

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Además, estas competencias y habilidades pueden enseñarse y ser aprendidas (mientras que el CI tiene un alto componente genético), lo que abre todo un mundo de posibilidades a todas las personas (incluidas las personas con discapacidad intelectual).

Desarrollo de la inteligencia emocional en las personas con discapacidad El mundo emocional de las personas con DI no ha tenido mucha atención hasta hace unos pocos años, fundamentalmente porque el diagnóstico se ha centrado en otros aspectos (más cognitivos, más racionales) y la intervención ha obviado todo lo que suene a “emoción” (priorizando otros aspectos). Sin embargo, las habilidades emocionales son básicas para el desarrollo de otras habilidades (como las sociales) y para el establecimiento de relaciones interpersonales adecuadas. Dicho esto, ¿cómo podemos mejorar la IE de las personas con discapacidad? ¿Qué habilidades se ponen en práctica en la inteligencia emocional? Dentro de cada una de las dimensiones que engloba la IE pueden establecerse una serie de habilidades y competencias que son relevantes. Lógicamente, éstas se combinan de manera individual, de forma que algunas personas son más competentes en unas que en otras. En esta línea, la elección de unas sobre otras va a depender de la persona con discapacidad concreta de la que se trate (de sus capacidades, sus limitaciones, sus vivencias, sus experiencias previas, etc.). En general, podemos establecer las siguientes competencias y habilidades (dentro de cada una de las dimensiones en las que se ha clasificado la IE): (1) AUTOCONOCIMIENTO (el conocimiento de las propias emociones): implica el reconocimiento de las propias emociones y sus efectos o consecuencias. Por ejemplo, si vamos andando por la calle y vemos de lejos a un amigo que hace mucho que no vemos, ¿qué sentimos en ese momento? ¿Somos capaces de identificar que hemos sentido “algo” (probablemente alegría) que ha modificado nuestro estado de ánimo? Por tanto, ¿reconocen nuestros familiares con discapacidad sus emociones? ¿Son capaces de explicar de alguna manera cómo se sienten? ¿Identifican qué ha causado ese sentimiento? ¿Reconocen sus propias fortalezas y limitaciones en este campo? ¿Se valoran positivamente? (2) AUTORREGULACIÓN (capacidad de controlar las emociones): por ejemplo, estamos en una reunión de trabajo y un compañero nos dice un comentario que nos enfada, ¿qué hacemos? ¿Mostramos nuestro enfado agresivamente? ¿Es la reacción adecuada a la situación? ¿Es el momento adecuado? Probablemente no, por lo que debemos ser capaces de controlar esa reacción y ese sentimiento. El objetivo es trabajar para que las personas con discapacidad desarrollen la habilidad para controlar y regular sus propias emociones, para controlar los sentimientos e impulsos, superar tensiones y ansiedades, y adoptar una actitud positiva ante los problemas. ¿Es mi familiar con discapacidad capaz de contener y controlar las reacciones emocionales incómodas? ¿Controla sus impulsos? ¿Sigue normas de honestidad e integridad? ¿Es responsable con las consecuencias que se derivan de sus acciones? ¿Está abierto a nuevas ideas y enfoques? ¿Maneja los cambios con flexibilidad?

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(3) AUTO-MOTIVACIÓN (capacidad de motivarse a uno mismo): el psicólogo W. Mischel hizo un experimento con niños de 4 años: les daba un caramelo y les decía que tenía que irse un momento, pero que debían esperar a que él volviera antes de comérselo, si lo hacían así él les daría otro caramelo como premio. El tiempo que permanecía fuera era tan sólo de 3 minutos. Había niños que no esperaban y se comían el caramelo. Posteriormente hizo un seguimiento de los niños y observó que los que no se habían comido el caramelo, eran más resistentes a la presión, más autónomos, más responsables, más queridos por sus compañeros y mejor adaptados en el medio escolar que los otros. Desde esta dimensión, se pretende que las personas con discapacidad mejoren sus habilidades para motivarse a sí mismas, para lograr los objetivos que se planteen, perseverando ante los posibles contratiempos y/o las frustraciones, y siendo personas positivas. ¿Es capaz de hacer las cosas por el simple hecho de que le gusta realizarlas? (¿o, por el contrario, necesita que le den un “premio” para realizarlas?). ¿Podría sacrificar un premio a corto plazo para poder conseguir un éxito mayor pero más tardío? ¿Se esfuerza nuestro familiar con discapacidad por mejorar sus propias capacidades o competencias en distintos ámbitos de la vida? ¿Hace suyas las metas que se establece o las que establece el grupo? ¿Está dispuesto a tomar la iniciativa ante nuevas oportunidades? ¿Adopta una actitud positiva ante las posibles dificultades y se orienta a las soluciones? (4) EMPATÍA (reconocimiento de las emociones ajenas): implica, en primer lugar, ser capaz de reconocer las emociones de las otras personas y, a continuación, ser capaz de ponernos en su lugar y “contagiarnos” de sus emociones. De esta manera, al “sentir” lo que la otra persona siente, comprendemos mejor sus pensamientos, deseos, sentimientos y valores. Implica por tanto una observación de la otra persona, de lo que dice pero sobre todo de cómo lo dice, qué hace, cómo se comporta (es decir, del lenguaje no verbal): saber interpretar los gestos, los movimientos de las manos, el significado de un silencio o una mirada, etc. En este sentido, ¿reconoce la persona con discapacidad las emociones y sentimientos de los demás? ¿Considera lo que otros pueden necesitar? ¿Orienta la satisfacción de las necesidades de los otros para conseguir sus metas? ¿Es capaz de anticipar y prevenir posibles conflictos interpersonales? ¿Reconoce que las diferencias entre las personas son un valor positivo? ¿Es capaz de interpretar las corrientes emocionales de un grupo y las relaciones de poder que se dan en ellas? (5) RELACIONES INTERPERSONALES (el control de las relaciones): esta capacidad nos permite entendernos con los demás, orientarnos hacia los otros, no ser un mero observador de los demás, sino hacer algo común con ellos, disfrutar de estar entre ellos, colaborar, ayudar, pertenecer a un grupo, etc. Supone por tanto un buen manejo de las emociones, interpretar adecuadamente las situaciones y las redes interpersonales, un uso y desarrollo de habilidades de © FUNDACIÓN MAPFRE 2013. Todos los derechos reservados. http://discapacidad.fundacionmapfre.org Página 8 de 11

comunicación (escucha activa, expresión de sentimientos, asertividad), una mejora de las relaciones interpersonales, crear un buen clima de relación con los demás, etc. Implica ya, por tanto, una participación activa en los cambios, en el manejo de las relaciones. Estas habilidades subyacen a la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal. ¿Es capaz de producir comportamientos en otras personas? ¿es capaz de crear lazos de unión con otras personas? ¿Inicia o maneja los cambios? ¿Escucha activamente a los otros? ¿Transmite mensajes claros y convincentes a los demás? ¿Sabe evitar los conflictos con otras personas a través de una comunicación asertiva? ¿es buen negociador? ¿es capaz de infundir energía positiva hacia sí mismo y hacia los miembros de un grupo? ¿Sabe realizar conjuntamente tareas con otros para alcanzar un fin o una meta común? ¿crea sinergia grupal para alcanzar metas colectivas?

En resumen, la IE implica poner en práctica una serie de habilidades, tanto verbales (por ejemplo, saludar y despedirse, presentarse, preguntar, pedir ayuda, aceptar críticas, saber hacer elogios y hablar bien de los demás, agradecer, pedir disculpas), como no verbales (por ejemplo, observar, imitar, expresar afecto y alegría, saber aproximarse al grupo, sonreír, saber escuchar, utilizar un tono de voz adecuado), así como habilidades conversacionales (por ejemplo, iniciar, mantener y terminar conversaciones, unirse a la conversación de otros, desenvolverse en conversaciones de grupo). Es más, supone ser sensibles a los “indicios” de amistad, ponerse en el lugar del otro y reconocer sus emociones, a la par que se es capaz de expresar y reconocer lo que uno quiere y necesita. Todo ello, con el objetivo de crear un buen clima de relación con los demás, una buena aceptación e inclusión en el grupo.

A modo de conclusión Tal como hemos visto, lo importante no es sólo el logro de éxitos académicos; las habilidades lógico-matemáticas y lingüísticas-verbales no son las únicas relevantes en la vida, sino que hay muchas más habilidades e “inteligencias”. De hecho, resulta que la IE (con sus componentes y dimensiones) es hoy en día una de las variables más relevantes para predecir el éxito en la vida. Así, la consecución de una buena gestión emocional, y de una sana IE se verá reflejada en un mejor desempeño en las relaciones sociales, en un mayor desarrollo de habilidades sociales, en el establecimiento de relaciones interpersonales satisfactorias, en una buena toma de decisiones, en mejores habilidades para resolver conflictos, para trabajar en equipo, etc. Por tanto, un buen desarrollo emocional, una óptima IE constituye una llave fundamental para la inclusión social, puesto que contribuye al correcto establecimiento de relaciones interpersonales, al éxito en las relaciones sociales, personales y laborales. Además, afortunadamente, todas estas dimensiones, competencias y habilidades… ¡¡PUEDEN APRENDERSE!! © FUNDACIÓN MAPFRE 2013. Todos los derechos reservados. http://discapacidad.fundacionmapfre.org Página 9 de 11

Tenemos todo un mundo de posibilidades delante de nosotros para que las personas con discapacidad intelectual puedan desarrollarse… “pongámonos manos a la obra”. Como familiares, podemos y debemos ser ejemplo y modelo de una buena gestión emocional, así como podemos trabajar para el desarrollo de programas de “educación emocional”, donde se enseñe a modular la emocionalidad y desarrollar la IE, donde se trabaje la gestión emocional. Todos podemos seguir aprendiendo, las personas con discapacidad pueden seguir aprendiendo y mejorando día a día, siendo cada día más inteligentes emocionalmente, siendo en definitiva… MÁS FELICES.

Bibliografía GARDNER, H. (1993). Multiple intelligences. The theory in practice. Nueva York: Basic Books. GOLEMAN, D. (1996). Inteligencia emocional. Barcelona: Kairós. SALOVEY, P. y MAYER, J.D. (1990). Emotional Intelligence. Imagination, Cognition & Personality, 9, 185-211.

ACCESIBLE EN INTERNET Ruiz, R., Cerrillo, M.R., de la Herrán, A., Izuzquiza, D. y de Miguel, S. (2005). Programa de desarrollo de habilidades emocionales para jóvenes con discapacidad intelectual. Accesible en: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:590W5oJNT_gJ:formacion2020.es/p orqualCifo/do/get/binary/2005/11/application/pdf/ruizraquel.pdf+&cd=3&hl=es&ct=clnk&gl= es Ruiz, E., Álvarez, R., Arce, A., Palazuelos, I, Schelstraete, G. (2009). Programa de educación emocional. Aplicación práctica en niños (y jóvenes) con síndrome de down. Revista Síndrome de Down, 26 (4), núm. 103, 126-139. http://www.downcantabria.com/revistapdf/103/126-139.pdf VV.AA. Las emociones. Accesible en: http://www.psicoactiva.com/emocion.htm Hernández, E. Las inteligencias múltiples. Accesible en: http://www.psicologia-online.com/infantil/inteligencias_multiples.shtml FORMATO AUDIOVISUAL (VÍDEO) VÍDEO SOBRE GESTIÓN EMOCIONAL, APRENDIZAJE DE HABILIDADES EMOCIONALES Y LA RELEVANCIA DE LAS EMOCIONES. PROGRAMA REDES (Edward y Elsa Punset). Accesible en: http://www.youtube.com/watch?v=q-KkdMrAz-8

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