INTRODUCCIÓN DE ESPECIES EXÓTICAS EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES ARGENTINA

INTRODUCCIÓN DE ESPECIES EXÓTICAS EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES – ARGENTINA MÓNICA STADELMANN(1), ANTONIO ÁNGEL GONZÁLEZ(1), GABRIEL HAMMOUD(1), JOR

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INTRODUCCIÓN DE ESPECIES EXÓTICAS EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES – ARGENTINA MÓNICA STADELMANN(1), ANTONIO ÁNGEL GONZÁLEZ(1), GABRIEL HAMMOUD(1), JORGE SPERONI(1), PABLO ZORZOLI (1), NANCY CORREA(1,2) (1) Servicio de Hidrografía Naval (SHN) (2) Escuela de Ciencias del Mar

Resumen El trabajo expone consideraciones relacionadas con la prevención de la introducción de especies exóticas en la Provincia de Buenos Aires, principalmente en el ámbito marino costero. Se incluye una reseña de las especies ya introducidas y una descripción de aquellas que han causado un impacto más significativo. Se analiza información sobre el marco jurídico (nacional e internacional) relacionado con la detección temprana de especies exógenas. Se incluyen, además, antecedentes tanto nacionales como internacionales de especies introducidas y comentarios acerca de los perjuicios causados y su remediación. Finalmente, se formula una serie de sugerencias fundamentadas en el estudio de la legislación existente hasta el presente y en la falta de divulgación general de la problemática relacionada con la introducción de especies exóticas. Palabras clave: Especies introducidas, prevención, Argentina, Provincia de Buenos Aires, control, legislación. Abstract This paper presents considerations on the prevention of the introduction of exotic species in the Province of Buenos Aires, especially in its coastal marine area. It briefly reviews the species already introduced and furnishes a description of the ones that have caused more significant impacts. Information on the legal framework (national and international) in relation to the early detection, control and eradication of alien species is analyzed. Domestic and international background information on introduced species, impacts associated, and remediation options suggested is discussed. Recommendations based on the analysis of existing legislation are put forward. Keywords: Introduced species, prevention, Argentina, Province of Buenos Aires, control, legislation.

***

Introducción El transporte de especies fuera de su área nativa de distribución por parte del hombre es tan antiguo como la propia humanidad, ya que diversos tipos de plantas y animales han ido acompañando a los humanos en sus rutas migratorias [1,2,3]. El ritmo en el movimiento de [1] ELTON, C.S., 1958

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especies ha ido creciendo a lo largo de la historia junto con el incremento del comercio y la mayor eficacia de los medios de transporte, hasta llegar a la era colonial y de las grandes exploraciones que constituyen, sin duda, un momento clave en la historia de la introducción de especies. Diversas disposiciones han sido desarrolladas como reacción ante la presencia de especies exóticas invasoras particularmente problemáticas. Para el caso de la República Argentina, la Constitución Nacional en su artículo 41 expresa con referencia a este tema: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales. Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales”.

Por otra parte, la Constitución de la Provincia de Buenos Aires, sancionada en septiembre de 1994, en su Artículo 28 expresa: “Los habitantes de la Provincia tienen derecho a gozar de un ambiente sano y el deber de conservarlo y protegerlo en su provecho y en el de las generaciones futuras”. Existen, como podemos apreciar, los pilares jurídicos que sustentan el deber de mantener intactos los ambientes naturales y la flora y fauna que los caracterizan, pero la realidad es más compleja que la letra escrita y muchas de estas normas no se cumplen o se cumplen solo parcialmente. Si bien en la Argentina la cantidad de invasiones biológicas y sus consecuencias han sido comparativamente moderados, los numerosos casos documentados demuestran que el país no es inmune a este problema [4].

¿Qué es una especie introducida? Todas las especies de animales y plantas que conocemos hoy se originaron en un único lugar de la tierra, y expandieron su distribución geográfica desde allí mediante mecanismos más o menos complejos. En otras palabras, es imposible que un mismo animal o planta haya aparecido simultáneamente en dos lugares diferentes: si es la misma especie entonces indefectiblemente proviene de los mismos ancestros.

[2] RUIZ, G. AND J. T. CARLTON, 2003. [3] COX, G. W., 2002.

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Actualmente el puma, por ejemplo, habita prácticamente en todo el continente americano, desde la Patagonia hasta el norte de Canadá (Figura 1). Sin embargo, todas estas poblaciones provienen de ancestros que inmigraron desde Asia a través del Estrecho de Bering unos 8 millones de años atrás, y fueron avanzando lentamente hacia el sur poblando el continente americano. La rata común también tiene una dispersión geográfica muy amplia (Figura 1), habitando las Américas, Eurasia y Australia. Sin embargo, a diferencia del puma, que colonizó las áreas donde vive lentamente y por medios propios, la rata lo hizo con la ayuda del hombre, viajando a nuevas tierras como polizón en sus barcos y otros medios de transporte. Esta es, básicamente, la diferencia entre una especie nativa y una introducida: la nativa llegó al lugar que habita sin ayuda del hombre, normalmente miles o millones de años atrás (o, mucho más raramente, evolucionó localmente), mientras que la introducida lo hizo con ayuda humana y mucho más recientemente. Se denominan invasoras aquellas especies introducidas que en ese nuevo lugar se reproducen descontroladamente, monopolizando espacio y/o recursos e impactando de manera más o menos importante al ecosistema [5]. Existen muchas formas en las que una especie foránea puede trasladarse desde su lugar de origen hasta el nuevo destino. Muchas pueden hacerlo a través del transporte (terrestre, acuático, aéreo, de mercaderías, con los materiales de embalaje, en contenedores, camiones, autos, trenes, etc.). Algunas lo hacen como parásitos o epibiontes de organismos mayores. En los últimos 20 años el incremento del intercambio comercial entre continentes ha provocado un crecimiento exponencial de las introducciones biológicas permitiendo, de esta manera, una mayor movilización de organismos de un lugar a otro [6,7].

Para los organismos acuáticos, una de las vías de entrada más comunes es a través del agua de lastre de los barcos [8]. Las embarcaciones usan el agua de lastre para mantener la estabilidad durante la navegación (Figura 2). El mecanismo consiste en cargar agua en el puerto de origen y descargarla en el puerto de destino (donde se cargan las mercaderías) permitiendo, de esta manera, la liberación de organismos ajenos al lugar. Los organismos introducidos pueden producir cambios en los ecosistemas dulceacuícolas y marinos, cambiando las proporciones entre especies, modificando las vías de intercambio de

[4] CORREA, N. AND D. BOLTOVSKOY, 1998: 4-14. [5] PIMENTEL, D., 2002: 1-369. [6] HULME, P. E., 2009: 10-18. [7] KARATAYEV, A. Y., et al., 2006: 161-180. [8] BOLTOVSKOY, D., et al., 2011: 578-583.

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energía y materia y, en casos extremos, desplazando a algunas especies nativas hasta el punto de extirparlas totalmente del lugar [9,10]. Es difícil predecir a priori qué especies pueden invadir o impactar sobre los ecosistemas, ni qué ecosistemas son más vulnerables y sensibles a las especies invasoras. A pesar de la existencia de medidas de control, en muchos lugares del mundo se siguen importando nuevas especies de plantas para jardinería, peces para el acuarismo y la piscicultura, aves para la caza deportiva, etc. En consecuencia, es fundamental optimizar las medidas de prevención y monitoreo. En algunos casos, la detección temprana de introducciones biológicas indeseables puede ser subsanada mediante programas de erradicación. Sin embargo, para que las medidas de control sean efectivas, es imperativo que exista adecuada educación y conocimiento del tema por parte de la población en general.

Figura Nº 1: Áreas de distribución actual del puma y de la rata marrón.

[9] PIMENTEL, D., 2002: 1-369. [10] BYERS, J. E., et al., 2002: 630-640.

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Figura Nº 2: Esquema de la distribución típica de los tanques de agua de lastre (destacados en celeste) en un buque granelero transoceánico (de [13]).

Descripción del área de trabajo El área abarcada por este estudio corresponde al estuario del Río de la Plata y la costa Atlántica bonaerense hasta la desembocadura del Río Negro. La zona se sitúa en la región centroeste de la República Argentina, incluyendo el área metropolitana (con los partidos de Tigre, San Fernando, San Isidro, Vicente López, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Avellaneda, Quilmes y Berazategui). Más hacia el sur cubre las jurisdicciones de Ensenada, Berisso, Magdalena, Punta Indio, Chascomús, Castelli, Tordillo, General Lavalle, Partido de La Costa, Pinamar, Villa Gesell, Mar Chiquita, General Pueyrredón, General Alvarado, Lobería, Necochea, San Cayetano, Tres Arroyos, Dorrego, Monte Hermoso, Coronel Rosales, Bahía Blanca, Villarino y Carmen de Patagones (Figura 3). Las problemáticas ambientales más acuciantes difieren entre jurisdicciones. Para los partidos del área metropolitana los impactos más importantes están centrados en la actividad de las industrias que vuelcan sus productos de desecho al medio acuático sin tratamiento previo. La costa de zonas rurales, por otro lado, sufre principalmente por el vertido de fertilizantes y pesticidas desde las explotaciones agropecuarias. Algunos sectores, con áreas costeras intensivamente afectadas a la explotación turística, soportan la degradación asociada con este impacto (varios partidos del Sudeste bonaerense) [11]. Dentro el punto de vista fisiográfico, la zona estudiada está caracterizada por la desembocadura del Río Luján en el delta, en la parte norte. La costa en esta zona sigue una dirección NNO-SSE (hasta Punta Piedras), es baja, con playas de arena fina, oscura, y con afloramientos de tosca. En la costa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se destaca la Reserva [11] BOLTOVSKOY, D., 2008.

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Natural Costanera Sur, declarada sitio Ramsar desde el año 2005, la cual actúa como banco de semillas de las especies de flora que bajan por el Río de la Plata desde la Mesopotamia. La costa continúa con la bahía de Samborombón, con tierras bajas e inundables. Estos bañados y humedales, designados sitio Ramsar desde el año 1997, están colonizados por vegetación talofítica, típica de estuarios, y están atravesados por importantes cursos de agua. Es zona de desove de peces marinos migratorios de valor comercial y deportivo, tales como lisas, corvinas, pejerrey de mar, etc. [12].

Figura Nº 3: Provincia de Buenos Aires (fuente: Instituto Geográfico Militar).

[12] BOLTOVSKOY, D., 2008.

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Figura Nº 4: Algunos ejemplos de especies introducidas en la Argentina por actividades humanas. Los cuatro organismos de la fila inferior son introducciones de los últimos 20 años, muy probablemente todos por agua de lastre (de varias fuentes).

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Siguiendo hacia el sur, nos encontramos con la albufera de Mar Chiquita, una laguna con comunicación directa con el mar, de aproximadamente 25 km de largo y ancho variable, de 100 a 4500 m. Su superficie total es de 46 km², estrechándose de norte a sur hasta desembocar en el océano. Entre la albufera y el mar se extienden más de 20 km de dunas costeras, tanto vivas, como semifijas y colonizadas por vegetación. El área entre los estuarios de Bahía Blanca y Bahía Anegada incluye grupos de islas, bancos de arena, y canales de marea. El estuario de Bahía Blanca es el de mayor porte, con 2290 km2; tiene un canal principal al cual desembocan numerosos canales secundarios entre amplias planicies de marea, bancos de arena e islas. El aporte de agua dulce es muy bajo en comparación al volumen de agua marina que lo penetra. En la zona interna del estuario la salinidad varía estacionalmente entre 19‰ y 40‰ (es decir, desde aguas salobres hasta mucho más saladas que el agua de mar pura). El escaso aporte de sedimentos, tanto de los ríos como de la plataforma interior, estaría causando el retroceso del estuario de Bahía Blanca, tendencia que se manifiesta también en Bahía Anegada, donde desemboca el Río Colorado. Las costas de la Bahía San Blas, en la zona sur de la Bahía Anegada, marcan una transición entre las costas marinas bonaerenses y las patagónicas [13]. El clima del área de estudio es templado. Presenta veranos templado-calurosos e inviernos frescos, precipitaciones abundantes (sobre todo en la franja más oriental, con más de 1000 mm anuales), y vientos predominantes del este y del noreste. Hacia el oeste el clima es más árido (400 a 500 mm de lluvia por año). La región pampeana bonaerense se ve afectada por vientos característicos, como la Sudestada, que viene del océano (en los meses fríos), y el Pampero o Viento Sur, que atraviesa la Patagonia (en los meses cálidos) y que proviene del Anticiclón Antártico [14].

Antecedentes La diversidad biológica enfrenta numerosas amenazas alrededor del mundo. Los científicos y gobiernos reconocen que, actualmente, las invasiones ocasionadas por especies exóticas invasoras son una de las mayores amenazas para la diversidad biológica nativa. Los impactos pueden ser inmensos y generalmente son irreversibles. A escala global, las introducciones biológicas pueden ser tan perjudiciales para las especies y los ecosistemas como la contaminación y la pérdida y degradación de hábitats [15].

[13] BOLTOVSKOY, D., 2008. [14] CAMILLONI, I., 2008. [15] BEGON, M., C. R. TOWNSEND AND J. L. HARPER, 2006: 1-738.

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Barreras naturales como los océanos, las montañas, los ríos y los desiertos, representaron, durante millones de años, límites entre ecosistemas vecinos, favoreciendo a que evolucionen con un conjunto característico y único de especies interrelacionadas. En menos de 100 años, muchas de estas barreras se han vuelto ineficaces para mantener a las especies separadas: el transporte por parte del hombre permitió a algunas de ellas desplazarse y conquistar nuevos hábitats, convirtiéndose muchas veces en especies invasoras. La globalización, fogoneada por el turismo regional e intercontinental y el crecimiento del comercio mundial, favoreció un incremento sin precedentes en los ritmos de transporte de especies de un lugar a otro. Las prácticas aduaneras y de cuarentena que fueron desarrolladas tempranamente para prevenir enfermedades resultan inadecuadas para salvaguardar la diversidad biológica nativa de las amenazas de las especies exóticas.

Los alcances y costos de las invasiones biológicas son globales y enormes, tanto en términos ecológicos como económicos. Se encuentran especies exóticas invasoras en todos los grupos taxonómicos, incluyendo

virus, hongos, algas, musgos, helechos, plantas superiores,

invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. El costo económico directo ocasionado por las especies invasoras se calcula en millones de dólares por año [16]. Por ejemplo, las malezas reducen el rendimiento de los cultivos agrícolas y aumentan los costos de producción. Los patógenos y parásitos de plantas y animales domésticos afectan la sanidad. Organismos introducidos compiten con la flora y fauna locales desplazándolos, restándoles recursos, y -ocasionalmente- extirpándolas totalmente. En los ecosistemas acuáticos, el agua de lastre es el vector más importante para el transporte intra- e interoceánico de organismos costeros y de especies de agua dulce [17] (Figura 2). La descarga de aguas de lastre ha provocado la introducción involuntaria de centenares de organismos acuáticos, incluyendo bacterias y virus patógenos. La degradación y transformación de hábitats naturales (por erosión, desertificación, explotación, deforestación, contaminación), que ha venido ocurriendo en todo el mundo, a veces favorece a que las especies exóticas se establezcan con mayor facilidad. A veces, estas especies exóticas cuentan con ventajas adaptativas sobre las locales; por ejemplo, por no tener predadores o competidores naturales en el nuevo lugar. El cambio climático también es un factor que puede contribuir a la dispersión y el establecimiento de especies exóticas invasoras. Por ejemplo,

[16] PIMENTEL, D., 2002: 1-369. [17] CORREA, N. AND P. ALMADA, 2013:59-64.

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temperaturas más elevadas pueden permitir que mosquitos de zonas más cálidas, vectores de enfermedades, expandan su distribución. Si bien la información de importancia que podría alertar a las agencias de gestión sobre los peligros potenciales de una nueva introducción no siempre está disponible, cuando sí lo está es común que su divulgación sea limitada e insuficiente para permitir la toma de decisiones de manera oportuna. Algunos países han desarrollado sistemas legales e institucionales idóneos que permiten responder de manera efectiva a estos nuevos flujos de visitantes. Otros tienen una apreciación más limitada de la magnitud y del costo económico del problema. En consecuencia, las respuestas son en su mayor parte fragmentarias, tardías e ineficaces. Es en este contexto que la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) ha identificado el problema de las especies exóticas invasoras como una de sus iniciativas más importantes a nivel mundial. El problema de las invasiones biológicas es particularmente grave en el caso de las islas, en especial en pequeños países insulares. Por su condición de aislamiento, las comunidades insulares han estado sometidas a tasas de invasión muy bajas; por esta razón, muchas de las especies de estos ambientes no han desarrollado adaptaciones para convivir con extraños [18].

Antecedentes en la República Argentina Antes de la adopción del Convenio sobre Diversidad Biológica, la Argentina se había centrado en la protección de la producción de los sistemas, principalmente en el área de la agricultura y la forestación. En consecuencia, la legislación sobre control sanitario y plagas está más desarrollada que la relativa a especies invasoras, por lo que la legislación en la jurisdicción marino costera aún es incipiente. Si bien la encargada de prevenir la introducción de especies exóticas al país es la autoridad nacional, existen múltiples normativas y jurisdicciones con injerencia en el tema, variando la competencia según el ámbito geográfico, el tipo de especies (sean éstas silvestres o domésticas), y el tipo de control (sanitario o ambiental). La normativa en esta materia tiende a acentuar las medidas de control sanitario y de plagas, más que a controlar la invasión de especies exóticas. En consecuencia, no existe una norma marco que regule esta cuestión en la Argentina, ni un desarrollo acorde en las provincias. Teniendo en cuenta que la Argentina es un país federal y que, de acuerdo con la Constitución Nacional, las provincias poseen el dominio de sus recursos naturales (art. 124), está

[18 ] BEGON, M., C. R. TOWNSEND AND J. L. HARPER, 2006: 1-738.

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siempre presente la posibilidad de que se produzcan conflictos y confusión entre el gobierno nacional

y las autoridades provinciales,

agravados

por

la

deficiente

coordinación

interjurisdiccional. En nuestro país existe una cantidad relativamente importante de especies introducidas [19, 20, 21, 22]. Dentro de éstas, los mamíferos, las aves y los peces son los más conspicuos, aunque no necesariamente los de mayor impacto. Desde Tierra del Fuego hasta la selva misionera, los bosques chaqueños y las yungas, encontramos numerosas especies exóticas, incluyendo ciervos (varias especies), jabalíes, conejos, liebres, castores, ratas almizcleras, visones, antílopes, ardillas, codornices, perdices, gorriones, faisanes, salmones, truchas, carpas, etc. (Figura 4). También hay una infinidad de plantas traídas como recursos para la agricultura, como ornamentales, o que arribaron accidentalmente [23]. Entre los animales, no sólo especies silvestres pueden convertirse en invasoras, también las domésticas pueden ser una fuente de ‘contaminación biológica’ en las áreas naturales. El caballo (en Estados Unidos, Venezuela y Argentina), el burro (en Estados Unidos, Australia y Argentina), la vaca (en la Patagonia Andina, Noroeste Argentino y Australia), el perro, gato, conejo, cerdo, camello, cabra, muflón, búfalo, cebú, son ejemplos de animales domesticados que pueden independizarse del hombre, volverse silvestres y vivir en libertad en ambientes no controlados por el hombre [24]. Las especies exóticas fueron identificadas como una seria amenaza global (a veces la más importante) para la diversidad biológica y la economía. Entre los casos más paradigmáticos en la Argentina están el del castor americano (Castor canadensis) y su impacto sobre los bosques de Tierra del Fuego (Figura 4). Sus actividades afectan más de 7 millones de hectáreas en la Patagonia y su erradicación, si bien no imposible, requiere de un importante esfuerzo de coordinación y logística y de una inversión de alrededor de 35 millones de dólares [25, 26]. Otros ejemplos característicos son el ciervo colorado (Cervus elaphus), mamífero introducido y ampliamente distribuido en gran parte del territorio nacional como resultado del establecimiento de cotos de caza (Figura 4), y el chancho cimarrón (Sus scrofa), que afecta gravemente a la población del venado de las pampas en la Bahía de Samborombón (Figura 4). La

[19] ORENSANZ, J. M., et al., 2002:115-143. [20] SCHWINDT, E. 2008. [21] CORREA, N. AND D. BOLTOVSKOY, 2003:55-60. [22] InBiAr. [23] InBiAr. [24] NOGALES, M., et al., 2004: 310-319. [25] PARKES, J. P., et al., 2008. [26] MALMIERCA, L., et al., 2011: 87-90.

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avispa chaqueta amarilla (Vespula germanica, Figura 4), originaria de la región del Mar Mediterráneo, es una especie problemática a nivel mundial. En la Argentina fue observada por primera vez en 1980, cerca de Chos Malal, Neuquén. Desde entonces ha invadido el norte de la Patagonia hasta el norte de Santa Cruz, Mendoza y el sur de Buenos Aires. El gekko (Tarentola mauritanica) es un reptil exótico con rango de distribución creciente en Argentina (Figura 4). La rana toro (Lithobates catesbeianus) es un anfibio exótico distribuido en gran parte del país (Figura 4).

Alrededor de 1990 se registró, en el Río de la Plata, la presencia de Limnoperna fortunei o mejillón dorado, bivalvo dulceacuícola, oriundo de ríos y arroyos del sudeste asiático [27]. L. fortunei (Figura 4) pertenece a la familia Mytilidae, que incluye también a las cholgas y mejillones. A fines de 1994 y principios de 1995, comenzaron a observarse ejemplares en tomas de agua de la localidad de Bernal (34°40'S; 58°14'W) y puerto de Buenos Aires (34°35'S; 58°22'W), y alrededor de la misma época aparece también en la ribera opuesta, en Colonia del Sacramento, Uruguay (34°28'S; 57°50'W). Desde que ingresó en Sudamérica, muy probablemente con el agua de lastre de buques graneleros que operan con los puertos argentinos y uruguayos sobre los ríos Paraná y Uruguay, Limnoperna fortunei se ha estado expandiendo hacia el norte. Actualmente ya está en toda la cuenca del Río de la Plata, desde el Pantanal y el río Paranaíba, en Brasil, hasta los ríos Suquía y Tercero, en Córdoba. Seguramente no falta mucho para que comience a colonizar las otras grandes cuencas sudamericanas (Amazonas, Orinoco, Magdalena), y de allí cruce a América Central y Norte [28]. Durante el año 2000, Limnoperna llegó por el río Paraguay hasta el santuario ecológico El Pantanal (Bolivia-Brasil). Su avance aguas arriba a lo largo del río Paraná se ha calculado en unos 240 km por año, mientras que por el Uruguay, que no es navegable, ha sido unas 10 veces más lento, pero también incontenible [29]. Este animal vive adherido a sustratos duros de cualquier naturaleza (caños, ramas, troncos, tablas, piedras, etc.), pudiendo desarrollar densidades de más de 250,000 mejillones por metro cuadrado de superficie [30]. Desde el punto de vista morfológico y funcional, presenta características similares al ‘mejillón cebra’, Dreissena polymorpha, oriundo del Mar Caspio e introducido en gran parte de Europa (desde el siglo XIX) y en América del Norte

[27] PASTORINO, G., et al., 1993: 101-102. [28] BOLTOVSKOY, D., et al., 2006: 947-963. [29] BOLTOVSKOY, D., et al., 2006: 947-963. [30] DARRIGRAN, G. A. AND M. C. DAMBORENEA, 2006: 1-221.

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(en 1984, fue por primera vez observado en el lago St. Clair, Canadá, y actualmente habita prácticamente todos los Estados Unidos). Ambas especies ejercen fuertes impactos sobre los cuerpos de agua colonizados ya que modifican las concentraciones y proporciones de nutrientes, aclaran el agua (por filtración), fomentan el desarrollo de floraciones de algas tóxicas, etc. [31]. También causan serias molestias en instalaciones industriales, en particular los sistemas de refrigeración de plantas energéticas e industriales por asentamiento en los filtros, válvulas, tuberías, etc., provocando taponamientos y pérdidas de presión [32, 33, 34]. También en las embarcaciones pueden ocasionar problemas en los sistemas de refrigeración,

drenajes e

imbornales, mecanismos de timón y orza, etc. Desde su ingreso en el país, el mejillón dorado ha tenido un muy fuerte impacto sobre las actividades humanas. La mayoría de las plantas industriales ubicadas sobre ríos y lagos utilizan el agua de estos ambientes para sus procesos, principalmente con fines de refrigeración. El agua es conducida por tuberías provistas en la entrada de rejas, tamices, filtros, intercambiadores de calor, etc.; todas estas estructuras proveen a Limnoperna fortunei de sitios ideales para asentarse y desarrollar sus colonias: abundante sustrato duro para fijarse, un flujo continuo de agua, que garantiza alimento y oxígeno necesarios, y ausencia de peces que puedan predar sobre los nuevos colonos. De esta manera, aún cuando en el medio la presencia de Limnoperna fortunei puede pasar a veces desapercibida, en las instalaciones de las plantas obstaculiza el paso del agua, entorpeciendo y dificultando -a veces muy significativamente- su funcionamiento [35]. Los asentamientos de Limnoperna fortunei aumentan los costos operativos al provocar la reducción en la eficiencia de las bombas y consiguiente aumento en el consumo de energía para lograr un normal funcionamiento de las tomas de agua, aumento en la corrosión de cañerías por la proliferación de otros agentes biológicos indeseables (bacterias, hongos, etc.), paradas adicionales para llevar a cabo tareas de mantenimiento, etc. Poco tiempo después de su ingreso al país, las bioincrustaciones de Limnoperna fortunei han comenzado a causar problemas en la Central Nuclear Atucha I. Poco más tarde, lo hicieron en las petroquímicas ubicadas en Dock Sud (Shell) y a lo largo del Paraná (Esso Campana), en plantas potabilizadoras de agua, en las plantas hidroeléctricas (Yacyretá, Itaipú, Salto Grande), industrias diversas, etc. La central nuclear Atucha I (en Lima, Prov. Bs. As.) y Embalse (Córdoba) han tenido que interrumpir su operación en más de una oportunidad por causa de las obstrucciones

31

KARATAYEV, A. Y., et al, 2010: 975-984. PEREPELIZIN, P. AND D. BOLTOVSKOY, 2011: 79-85. 33 MACKIE, G. L. AND R. CLAUDI, 2010: 1-508. 34 MANSUR, M. C. D., et al., 2012: 1-411. 35 CATALDO, D. et al., 2003: 66-78. 32

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provocadas por Limnoperna fortunei en conductos de agua de refrigeración cruciales para el funcionamiento de las plantas. Para mitigar estos problemas se recurre a diferentes métodos, incluyendo el añadido de sustancias tóxicas al agua para matar a los adultos incrustantes o a sus larvas, tratamientos con luz ultravioleta, tratamientos térmicos, eliminación del oxígeno disuelto en el agua, métodos ultrasónicos, etc. [36]. Si bien las tecnologías indispensables para paliar el problema existen, su implementación implica costos adicionales, a veces muy importantes, y frecuentemente impactos negativos sobre los cuerpos de agua (por ejemplo, al usar sustancias químicas que son vertidas al ambiente). Sin embargo, se conocen también efectos probablemente beneficiosos de este molusco sobre el ecosistema, como el aumento de la biomasa y la diversidad de los organismos bentónicos, y la provisión de alimento a larvas y adultos de peces [37]. Otro ejemplo interesante de invertebrado acuático introducido en la Argentina es Corbicula fluminea, (Figura 5). Este bivalvo llegó, presumiblemente, a principios de la década del 70 desde China, dispersándose en gran parte de los ríos de Argentina, Uruguay y Brasil [38]. La introducción de Corbicula fluminea en los Estados Unidos ha ocasionado la obstrucción de tuberías de toma de agua, afectando represas hidroeléctricas,

plantas potabilizadoras y de

tratamiento de agua, servicios para sistemas nucleares, sistemas de enfriamiento, y otros. El costo de la mitigación de estos problemas fue estimado en millones de dólares anuales [39]. En Argentina, Corbicula fluminea también ha provocado trastornos, como la obstrucción mecánica de los sistemas de riego por goteo o aspersión en el Valle Inferior del Río Colorado, acumulación de valvas vacías en tanques, oclusión de filtros, aceleración del relleno de canales de riego (por mayor sedimentación y deposición de valvas vacías), y contaminación de materiales de construcción (arena, grava). Sin embargo, la fauna local frecuentemente se adapta a las nuevas especies e interactúa con ellas, a veces de manera eficiente y provechosa. Por ejemplo, el armado (Pterodoras granulosus) es un activo predador de Corbicula fluminea. Analizando el contenido de su aparato digestivo, se ha comprobado que hasta el 75% de estos peces se alimentan con Corbicula fluminea, mientras que en el 42 por ciento de los armados estudiados aparecía este bivalvo exclusivamente [40].

[36] MACKIE, G. L. AND R. CLAUDI, 2010: 1-508. [37] PAOLUCCI et al., 2012: 40-45. [38] BOLTOVSKOY, D. et al., 1999: 7-9. [39] CHERRY, D., C. J. JR., AND G. RL, 1980: 18-24. [40] FERRIZ, R. A. et al., 2000: 151-156.

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Otros depredadores de Corbicula fluminea y Limnoperna fortunei son las corvinas y las bogas [41,42].

Figura Nº 5. El bivalvo asiático Corbicula fluminea, introducido en muchos países del mundo (fuente: http://www.jaxshells.org/ascl.htm).

Otro molusco que invadió nuestras aguas recientemente es el caracol asiático Rapana venosa. A miles de kilómetros de su hábitat natural, este voraz predador de bivalvos parece haber encontrado entre nosotros un nuevo hogar en el mundo. Rapana venosa (Figura 4) amenaza con producir fuertes cambios en el ecosistema del Río de la Plata exterior, según alertan biólogos del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) [43]. Su distribución es mundial, encontrándose en el Mar del Japón, Mar Amarillo y Mar de la China Oriental. También se ha establecido en el Mar Negro, el Adriático y el Egeo, el Atlántico Norte (Bahía de Chesapeake) y sur. Al igual que en los casos anteriores, es muy probable que haya ingresado a través del agua de lastre de los buques comerciales provenientes de Asia o del Mar Negro. Rapana venosa invadió las aguas del Río de la Plata afectando la biodiversidad de las costas tanto bonaerenses como uruguayas. Este visitante ‘indeseado’ se alimenta de almejas, que constituyen el alimento primordial de varias especies de peces de importancia comercial, entre ellos la corvina rubia, uno de los principales recursos económicos de la región. En las zonas marinas adyacentes incorpora también en su dieta mejillones. En Uruguay se ha evaluado la posibilidad de desarrollar una pesquería artesanal de este caracol para su exportación a Asia, donde es consumido, con el fin de controlar sus poblaciones. En Japón, es vendido como marisco en los mercados de pescado. El [41] LÓPEZ ARMENGOL, M. F. AND J. R. CASCIOTTA, 1998: 105-108. [42] PENCHASZADEH, P. E. et al., 2000: 229-231. [43] GIBERTO, D. A., et al., 2006:p. 1-6.

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tamaño de los especímenes del Lejano Oriente llega hasta los 180 mm, mientas que en el Mediterráneo y Mar Negro los especímenes normalmente son inferiores a 120 mm. El crecimiento es rápido, pudiendo llegar a 20-40 mm durante el primer año de vida. Su hábitat preferido son los lechos submareales entre 12 y 14 m de profundidad y los fondos arenosos compactos. Tiene mucha flexibilidad trófica y una amplia tolerancia ecológica. La presencia de Rapana venosa en los sedimentos de barro junto con el hallazgo de huevos y los bajos valores de salinidad, como los que se encuentran en el Río de la Plata, confirmaron la alta plasticidad de esta especie y la capacidad potencial de invadir con éxito nuevos ambientes. Nuestra tan conocida carpa común Cyprinus carpio (Figura 4) es un pez de agua dulce originario de Asia que ha sido introducido en todos los continentes a excepción de la Antártida. A la Argentina llegó en la década del 40, fue sembrada en varios cuerpos de agua dulce con fines deportivos y sin saber que su introducción sería perjudicial para el ambiente, no solamente porque devora las plantas acuáticas, sino también porque se alimenta de los huevos de peces nativos, incluyendo bagres, pejerreyes y bogas. Según estadísticas de la FAO es la especie de mayor cultivo en el mundo con aproximadamente 17 millones de toneladas (FAO, 2003).

Marco legal La problemática de la introducción de especies exóticas ha motivado un replanteo sobre la relación costo ambiental-beneficio económico [44]. La magnitud de este tema ha llevado a su tratamiento en el Convenio sobre Diversidad Biológica y en este marco se llevó a cabo la primera reunión internacional centrada en esta cuestión. Esta reunión, a la que asistieron científicos, administradores y asesores de política ambiental de ochenta países, se llevó a cabo en Trondheim (Noruega) del 1 al 5 de junio de 1996. Sus principales conclusiones fueron: Se necesita urgentemente una estrategia global y un plan de acción para encarar el problema de las especies exóticas. Los problemas ambientales provocados por especies exóticas necesitan ser abordados a nivel genético, de especies y de ecosistemas. Áreas importantes para llevar a cabo el manejo de las mismas incluyen: infraestructura organizativa, medidas de cuarentena, evaluaciones y análisis de riesgo y desarrollo de instrumentos legales y económicos. Es necesario resaltar con mayor énfasis las pérdidas económicas producidas por especies exóticas. Urge la implementación de estrategias de información y educación sobre especies exóticas. Todos los sectores involucrados en actividades relacionadas con especies exóticas deben tener un rol en la implementación de acciones preventivas y correctivas; esto incluye al sector privado, tales como

[44] SHINE, C., N. WILLIAMS, AND L. GÜNDLING, 2000.

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industrias, y la producción primaria (agricultura, forestación y pesquerías). Es necesaria la cooperación técnica y práctica, tanto nacional como internacional entre autoridades en administración de recursos, salud pública, fitosanitarios, ambientales, etc., que trabajen con especies exóticas, de manera tal que se puedan tomar acciones apropiadas y rápidas cuando sea necesario. La conferencia de Trondheim urgió a los gobiernos nacionales y a las organizaciones e instituciones internacionales a tomar seriamente en cuenta el tema de las especies exóticas y sus invasiones, en las deliberaciones que se lleven a cabo relacionadas con la diversidad biológica. A nivel nacional, y con respecto a la fauna silvestre, la Ley 22.421 de Conservación de la Fauna (1981), en su Artículo 5º, establece que

“La autoridad nacional de aplicación podrá

prohibir la importación, introducción y radicación de ejemplares vivos, semen, embriones, huevos para incubar y larvas de cualquier especie que pueden alterar el equilibrio ecológico, afectar actividades económicas o perturbar el cumplimiento de los fines de esta ley”. Varias provincias argentinas poseen algún tipo de normativa que regula temas relacionados con la introducción de especies exóticas, sobre todo en la Patagonia. Durante los días 9-11 de abril de 1996, se realizó en Bariloche el Primer Taller sobre Especies Exóticas a nivel nacional, organizado por el Consejo Asesor Regional Patagónico de la Fauna Silvestre. Motivó la realización de este taller la creciente preocupación por este tema en la región patagónica, en cuyo ámbito numerosas especies traídas de otros países, fundamentalmente a principios y mediados del siglo XX, han causado y causan graves modificaciones ambientales. A manera de resumen de dicho taller surgió la preocupación del CARPFS por la creciente cantidad de casos de introducción de especies exóticas para su cría en cautiverio o su liberación, sin la imprescindible evaluación de riesgo e impacto ambiental. La cría en cautiverio conlleva innumerables riesgos de fuga accidental o intencional, no existiendo medidas de seguridad que los eliminen totalmente. A partir de las conclusiones de este taller se elaboró y sancionó la Resolución 376/97 que establece la obligatoriedad de la elaboración de una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) para introducir especies exóticas nuevas al país. La República Argentina ratificó mediante la Ley 24.375 el Convenio sobre la Diversidad Biológica, adoptado y abierto a la firma en Río de Janeiro el 5 de junio de 1992. Los objetivos de este convenio, según se indica en el Articulo 1º, son la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos, mediante un adecuado acceso a los recursos y a las tecnologías apropiadas. Más específicamente, y dentro del tema que nos ocupa, el Artículo 8º (‘Conservación in situ’) menciona que las Partes deberán impedir que se introduzcan 115

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especies exóticas, y controlarán o erradicarán las que sean una amenaza para la biodiversidad local, y establecerán las normativas necesarias para la protección de los recursos. La República Argentina también es parte del Convenio de Conservación de Especies Migratorias Silvestres, que establece que se concederá especial atención a las especies migratorias cuyo estado de conservación sea desfavorable. Asimismo, se reconoce la necesidad de adoptar medidas a fin de evitar que una especie migratoria pase a ser especie amenazada. Para ello, las partes promoverán las investigaciones sobre especies migratorias; se esforzarán por conceder una protección más inmediata a las especies amenazadas y procurarán la conclusión de acuerdos sobre conservación, cuidado y aprovechamiento de especies. Para el caso particular de los cetáceos, se prohibirá cualquier acto que implique la salida de su ambiente natural, cuando esté vedado en algún Convenio internacional. Los acuerdos deberán contemplar, además, exámenes periódicos sobre el estado de conservación de la especie y de factores nocivos para la misma; planes coordinados de conservación; investigaciones sobre dinámica de la población y su migración; conservación y restauración de hábitats, controlando el ingreso de especies exóticas; mantenimiento de una red de hábitats apropiados a la especie en cuestión; eliminación de obstáculos que dificulten o impidan la migración; procedimientos de urgencia que permitan reforzar las medidas de conservación de una especie, en caso de que se vea seriamente afectada, etc. Se indica el criterio para determinar cuándo una especie podrá ser incluida o eliminada del listado de especies migratorias amenazadas. Las partes tienen la obligación de conservar y, cuando sea posible, restaurar los hábitats que sean importantes para preservar las especies del peligro de extinción; prevenir, eliminar, compensar o minimizar los efectos negativos de actividades u obstáculos que dificulten o impidan la migración; prevenir y limitar los factores que amenazan a una especie, ya sea controlando la introducción de especies exóticas, o vigilando o eliminando las que ya han sido introducidas. Además, prohibirán la salida de una especie amenazada de su ambiente natural, excepto cuando la captura tenga fines científicos, esté destinada a mejorar la propagación o supervivencia de la especie o cuando sea indispensable. En cuanto a la pesca, la Autoridad de Aplicación de Buenos Aires establecerá límites máximos periódicos de captura por especie, así como las artes de pesca, métodos y sistemas de pesca utilizables. Podrá, además, establecer épocas y zonas de veda, de reserva, cupos de apropiación, delimitación de las pesquerías y condiciones para las actividades de explotación.

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En cuanto a la legislación doméstica, existen numerosas normas sobre conservación de flora y fauna, tanto en el nivel nacional como en el provincial [45]. Por un lado, se implementan medidas de protección de la fauna silvestre, sobre creación de reservas y santuarios, regulando su caza deportiva y el comercio de productos y derivados. También se instrumentan medidas para importación de fauna y otras específicas para actividades relacionadas con las especies amenazadas o en peligro de extinción. La Argentina ratificó el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), la que establece que para la introducción procedente del mar de cualquier espécimen se requiere la concesión previa de un certificado expedido por una autoridad administrativa del Estado de introducción. Para la obtención del certificado se exigirá: la verificación científica por el Estado de introducción de que la misma no atentará contra la supervivencia de la especie; la verificación de que el ejemplar será albergado adecuadamente y que no será empleado para fines fundamentalmente comerciales. Con respecto a la sanidad vegetal se exigen rigurosos requisitos para el ingreso de vegetales, entre ellos el certificado de sanidad. También existen normas sobre uso y manejo de plaguicidas para la actividad agrícola. Sobre reservas naturales existe legislación específica que procura minimizar la interferencia humana sobre las especies y el ecosistema, a fin de que se desarrollen del modo más natural posible. Se vedan ciertas actividades, como por ejemplo, la recolección de flora, la exploración minera, la pesca, caza, o cualquier otra acción que pueda perturbar a los especímenes, salvo cuando medie autorización de la Autoridad de Aplicación. Se prohíbe, además, la introducción de especies exóticas, el uso de sustancias contaminantes y los asentamientos humanos. Para prevenir la introducción de especies acuáticas, tanto marinas como de agua dulce, la principal medida recomendada es realizar un recambio del agua de lastre en alta mar, con el objeto de evitar el traslado de especies costeras o de agua dulce de los puertos de origen a los de destino. La justificación del procedimiento reside en que los organismos que habitan el océano abierto no sobreviven en aguas costeras o dulces, y viceversa. Por ende los organismos costeros y de agua dulce no representan un peligro para el océano abierto, mientras que las especies del océano abierto no son riesgosas para los ambientes costeros y de agua dulce [46]. En concordancia con estas recomendaciones, la Prefectura Naval Argentina emitió un par de ordenanzas (7/98 y 12/98) que, entre otras cosas, regulan la descarga de agua de lastre en los puertos de la cuenca del Plata y en trece áreas protegidas a lo largo de la costa marítima argentina. Como cualquier otra regla, para

[45] DI PAOLA, M. E. AND D. G. KRAVETZ, 2004: 71-87. [46] BOLTOVSKOY, D. et al., 2011: 578-583.

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garantizar su cumplimiento estas normas requieren que exista fiscalización. En la actualidad, esta normativa está cambiando y se tiende a implementar medidas más efectivas basadas sobre límites de concentración de organismos en el agua de lastre, que son más restrictivas y más fáciles de fiscalizar (Figura 6).

Figura Nº 6: Lineamientos generales de las pautas de manejo de agua de lastre establecidas en el Convenio Internacional de Control y Gestión del Agua de Lastre y los Sedimentos (Organización Marítima Internacional)

Control de especies introducidas En la mayoría de los casos, una vez que una especie exótica se introdujo y logró arraigarse, su erradicación es imposible [47, 48]. Hay, sin embargo, algunos casos en que se ha logrado, o que el proceso es factible. Los pocos casos exitosos normalmente involucran organismos de porte importante, de dispersión espacial baja o moderada, de tasas reproductivas limitadas, y con densidades iniciales también moderadas [49].

[47] ANÓNIMO, 2007: 1-45. [48] WITTENBERG, R. AND M. J. W. COCK, 2001: 1-228. [49] MYERS, J. H. et al., Eradication ,2000: 316-320.

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Para lograr la erradicación de una especie exótica es necesario tener un buen conocimiento de la especie, su reproducción, y su ciclo de vida [50]. Cuando la erradicación de una especie falla o no es posible, se procede al control de sus poblaciones para mantenerla en niveles aceptables, compatibles con impactos ecológicos y socioeconómicos tolerables. Existen varios métodos de control que se usan a menudo, de forma individual o combinados, entre los cuales se destacan el químico, el mecánico y el biológico. El control químico es probablemente el más difundido en el control de pestes en agricultura. Los pesticidas controlan exitosamente una enorme variedad de plantas y animales (principalmente insectos) perjudiciales para los cultivos, pero invariablemente son sustancias tóxicas también para organismos que no constituyen un peligro para las plantaciones, así como para el ser humano. El control físico o mecánico es aplicable a ciertas especies que únicamente se pueden tratar de forma directa, extrayéndolas mecánicamente (con trampas o cebos, o mediante caza o pesca). Este método puede ser efectivo si el área invadida es pequeña, en particular en islas, y la especie a erradicar es un animal grande. Los casos exitosos mejor conocidos son los de erradicación de gatos asilvestrados en numerosas islas del mundo [51]. El control biológico consiste en la introducción de enemigos naturales de la especie indeseada. En el caso de las malezas podrían ser organismos herbívoros o patógenos de las plantas. Si bien en este campo ha habido algunos casos exitosos, fueron mucho más numerosos los fracasos. Estas estrategias son muy peligrosas porque es común que no se puedan anticipar todos los efectos del enemigo natural que se introduce, y el resultado final sea muy diferente a lo estimado en la teoría [52].

Conclusiones Cualquier especie que se introduzca en una nueva región puede tener efectos adversos sobre las comunidades locales y el ser humano. Se estima que de todos los animales introducidos en Estados Unidos, el 25% resultaron claramente beneficiosos para el hombre (pero no necesariamente para el resto de los seres vivos), el 20% económicamente ‘neutros’, y el 55% claramente perjudiciales. Países como Gran Bretaña, Nueva Zelanda, Estados Unidos, la Comunidad Económica Europea y Australia han tomado medidas muy estrictas de control en cuanto a la importación de especies foráneas.

[50] WITTENBERG, R. AND M. J. W. COCK, 2001: 1-228. [51] NOGALES, M. et al., 2004: 310-319. [52] MESSING, R. H. AND M. G. WRIGHT, 2006: 132-140.

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En la Argentina hay numerosos ejemplos de especies introducidas intencionalmente que han causado un marcado impacto sobre el ambiente y las actividades productivas, sin que se hayan materializado los beneficios esperados. Los ejemplos más paradigmáticos son los de los impactos del castor sobre los bosques de Tierra del Fuego, y la liebre europea, que fue declarada plaga nacional y no hay restricciones sobre su caza deportiva y comercial. La introducción de especies foráneas no siempre es perjudicial para el ambiente, y cuando lo es normal que haya efectos tanto negativos como positivos. Sin embargo, los riesgos asociados con las introducciones biológicas son muy altos y obviamente no hay justificativo alguno para no extremar las precauciones tendientes a evitar estas introducciones. En este sentido, hay una serie de pautas de utilidad que deben tenerse en cuenta: 1) Partir del principio de precaución según el cual toda introducción se presupone potencialmente perjudicial para el ambiente, la diversidad biológica, la calidad de vida y las distintas actividades humanas. 2) Reforzar y extender las medidas de prevención y fiscalización fito y zoosanitarias en los puntos de ingreso al país, para reducir al máximo la introducción accidental o deliberada de especies foráneas. 3) Revisar y optimizar la exigua legislación vigente tendiendo a generar normas más restrictivas (tanto nacionales como provinciales), que restrinjan la introducción de nuevas especies exóticas, así como los trasplantes de especies exóticas ya presentes en el país a áreas donde no existían. 4) Restringir la instalación de criaderos de especies exóticas actualmente presentes en el país a áreas donde la especie se encuentra en forma asilvestrada, con poblaciones establecidas de probada antigüedad. 5) Para solicitudes de nuevas introducciones, el peso de la prueba recaerá sobre la demostración de que la misma no provocará perjuicios. En este sentido, la mera ausencia de antecedentes no deberá tomarse como prueba suficiente. Dicha demostración deberá ser solventada por el interesado. 6) Determinar las responsabilidades y la aplicación de sanciones ante un impacto social, económico y/o ambiental negativo producido por la introducción de especies exóticas. 7) Las eventuales autorizaciones de introducción de especies exóticas deberán contar con la conformidad de las jurisdicciones vecinas que puedan verse afectadas por una eventual fuga y/o dispersión de la especie en cuestión.

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8) Establecer en la legislación el principio por el cual, en el caso de especies introducidas que resultan perjudiciales, el resarcimiento por daños y los gastos de restitución recaigan sobre la(s) persona(s) física(s) o jurídica(s) responsables de la introducción. 9) Realizar monitoreos regulares para la detección temprana de focos iniciales de nuevas colonizaciones. Ante su detección se procurará por todos los medios disponibles para lograr la erradicación inmediata de los mismos. 10) Alentar la formulación de planes de manejo de especies exóticas ya establecidas, teniendo en cuenta a todos los sectores involucrados. Finalmente, y dada la importancia potencial del impacto que involucra la introducción de especies exóticas, se considera imprescindible adoptar mecanismos para lograr acuerdos regionales sobre esta temática. Existen ‘lagunas’ de distinta naturaleza en el tratamiento de las especies exóticas invasoras entre las que podemos enunciar la dificultad de predecir el riesgo asociado a especies, vías de entrada no controladas, escasez o dispersión de datos e información, y sobre todo la escasa conciencia de la población y de las entidades gubernamentales responsables del control de este problema.

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*** Mónica A. Stadelmann. Es Técnica en Medio Ambiente Marino Costero, graduada en la Universidad Tecnológica en 2011. Ha realizado su carrera profesional en el Servicio de Hidrografía Naval, Departamento Oceanografía, Sección Mareas desde el año 1978, formando parte de los grupos de investigación del Servicio de Hidrografía Naval relacionados con la Marea en el Litoral Argentino y en el Continente Antártico. Es jefa técnica de la Sección Mareas, en el régimen RPIDFA del Ministerio de Defensa. Intervino en numerosos proyectos de investigación financiados por instituciones nacionales (UBA, ANPCyT, CONICET, Ministerio de Defensa) y además participa de los siguientes programas internacionales brindando apoyo a la investigación: Global Sea Level Observing System (GLOSS, Global Position System Tide Gauge Benchmark Monitoring Pilot Project (TIGA) Ángel A. González. Es Técnico Oceanógrafo y Técnico Superior en Medio Ambiente Marino Costero graduado en la Universidad Tecnológica Nacional. Ha realizado su carrera profesional en el Servicio de Hidrografía Naval desde 1983 participando en distintos campañas Oceanográficas con grupos de investigadores de distintos organismos, tanto nacionales como internacionales. Dentro del Servicio de Hidrografía Naval se ha desempeñado como Encargado en distintas secciones. Actualmente es Encargado del Dpto. Oceanografía del Servicio de Hidrografía Naval dependiente del Ministerio de Defensa. Se desempeña como profesor en la Escuela de Ciencias del Mar (INUN). Fue coautor de una presentación en las VIII jornadas nacionales de Ciencias del Mar, XVI Coloquio de Oceanografía del 3 al 7 de diciembre de 2012 en Comodoro Rivadavia. Gabriel A.C Hammoud. Es Hidrógrafo y Técnico Superior en Medio Ambiente Marino Costero, graduado en la Universidad Tecnológica Nacional (2011), actualmente (octubre 2013) cursa el último cuatrimestre de la Licenciatura en enseñanza de Ciencias del Ambiente en la Universidad Tecnológica Nacional. Desde 1994 se desempeña en el SHN. Por su amplia experiencia en operación y manejo de instrumental topográfico participó en numerables trabajos desempeñando funciones en distintos departamentos. Actualmente trabaja en el Departamento Seguridad Náutica. Realizó el Curso de Prevención de la Contaminación de las aguas por hidrocarburos provenientes de buques. Convenio Internacional MARPOL (Organización Marítima Internacional) Escuela nacional de Náutica (2012). Fue coautor de una presentación en las VIII jornadas nacionales de Ciencias del Mar, XVI Coloquio de Oceanografía del 3 al 7 de diciembre de 2012 en Comodoro Rivadavia. Jorge O. Speroni. Es Técnico en Medio Ambiente Marino Costero, UTN, 2011. Ha realizado su carrera profesional en el SHN, Departamento Oceanografía, Sección Dinámica Costera desde el año 1976, formando parte de los grupos de investigación en dicho servicio. Es jefe técnico de la Sección Dinámica Costera, en el régimen RPIDFA del Ministerio de Defensa desde el año 2006. Autor y coautor trabajos publicados en revistas nacionales e internacionales, así como presentaciones en congresos nacionales e internacionales. Intervino en diversos proyectos de investigación financiados por instituciones nacionales e internacionales. Creador de la “Estación de Observaciones Costeras Mar del Plata” y Coordinador del “Programa del Servicio de Hidrografía Naval para la Investigación y Gestión Costera en la Costa Atlántica Bonaerense”.

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Introducción de especies exóticas en la Provincia de Buenos Aires - Argentina Pablo Zorzoli. Es Técnico Superior en medio ambiente Marino Costero graduado en la Universidad Tecnológica Nacional de Mar del Plata en el año 2011. Realiza actualmente su carrera profesional en el SHN. Es analista ambiental de la Sección Química Marina y Contaminación desde el año 2005. Participa en distintos proyectos nacionales e internacionales: En el marco de estos proyectos, supervisa los trabajos de la Sección Química Marina y Contaminación que se llevan a cabo en los buques Además realiza las siguientes tareas: Ejercicios de intercalibración de laboratorios de la red mundial GEMS Water International, organizado por el Programa Ambiental de las Naciones Unidas. Ejercicios de intercalibración de nutrientes en agua de mar, organizado por el Meteorological Research Institute de Japón. Nancy M. Correa. Es Licenciada en Ciencias Biológicas (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA). Es proyectista asociado en RPIDFA. Se desempeña como investigadora con dedicación exclusiva en el Depto. de Oceanografía del SHN y es Jefe de la Sección Biología en dicho servicio desde el año 1991. Actualmente también se desempeña como Secretaria de Investigación en la Escuela de Ciencias del Mar del Instituto Universitario Naval. Su investigación científica, se enmarcan en dos líneas principales: (1) La ecología, distribución y biogeografía de organismos planctónicos marinos, y (2) La biología y el impacto de especies introducidas de agua dulce. Tiene numerosos trabajos científicos publicados en revistas nacionales e internacionales. Ha realizado tareas de extensión y divulgación en numerosos medios nacionales. Ha participado en la formación de recursos humanos en el ámbito de las FFAA, UBA y Universidad Tecnológica Nacional.

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