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Las plantas LAS PLANTAS
Las plantas PCPI LAS PLANTAS Las plantas son seres vivos: nacen, crecen, se alimentan, respiran, notan lo que sucede a su alrededor, se reproducen y

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i:: .............._ ....................^..........,...,.......................,...,....,......,.....................,............................................................................ : ^: M[NISTERIO DE AGRICULTURA SECCION DE PUBLICACIONES, PRENSA Y PROVAGANDA € , ^,,,„^ ^ • ^ ^,. ^ ^, ^ ^, ^ ^. ^ ^ „^ ^ „^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ „^ „^ „„^ ^ ^ ^ ^ ^, ^ „^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ „^ ^ ^ ^ ^ ^, ^ ^, ^ ^ ^ ^ ^ , • ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^, ^ ^, ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ „^ ^,. .,„• ^ ^ ^ „• ^ „^ ^, ^ „^ ^, ^ ^. ^ ^ „„• ^ ^, ^ • ^, ^ ^ ^ ^ ^ •, ^

^IOJAS DIVULOADORAS AfVG XXXV

DICIEMBRE, 194í5

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PLANTAS VENENOSAS

Ombalíferas. - las especias del g^aero Oanantbe POR JOAQUÍN MAS-GUINDAL, Mtembro de tionor de la Aeademia Nacional de Parmacia de Rfo de Janeiro IBrasil.l

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Las Umbelíf^ry'as constituyen una familia que, por coritener especies tóxicas, nos recuerdan otra, que ya hemos estudiado en artículos ant^eriores. Nos referimos a las Ranu7r:culc'tceas, due ta^mbién comprenden especies activas. Las Umbelífe^•as, que habitan en las regiones templadas del Globo, abarcan más de 1.300 especies, ei7 un mínimum de 152 génet•os, y aun cuando muchas de ellas tienen conductos secretores y algunas se utilizan en la economía doméstica (anís, hin^ojos, ,alcaravea, cilantro, apio, etc.), esto no es obstáculo para qu^e comprenda la familia especies venenosas, a las clue procuraremos ir pasando revista en estos artículos de divulgación, que sirvan para evitar accidentes. E1 nombre de Umbelífe^^•,as se ha dado a las plazltas de esta familia por el importante carácter de tener las flores dispuestas todas ellas en lo que l^s botánicos han llamado una.bela, inflorescencia que asemeja las varillas de una sombrilla; sin embargc, esto no quiere decir que este tipo cle inflorescencia sea peculiar de la familia que estudiamos. Pero si a csto se une su característico fruto, formado por dos aquenios (diaq^ce^n^o), cuya forma es muy variable, nos encontraremos con que estos caracteres, en unión de algtmos otros, son suficientes para caracterizar esta familia. Los frutos de que hem^os

:^I I,..._ ..................................................................................................................: ...-................................='. Estas Hoaes se remiten gratis a quien las pida a la Sección de Publicaeionrs, Prensa y Propaganda, dnl Ministerio de Agricultur^.

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hablado pi•esentan, además de canales secretores, costillas, que a veces son secundarias, y ciertos detalles en su s^zperfici^e que aprovechan 1os botánicos para la distinción de las tribus, así como el aspecto que presenta el corte transversal del fruto.

Expuestos los comentarios que anteceden, pasaremos al estudio de ias plantas, que incluímos en este artículo. Dentro de la tribu 4 R, Enanteas, nos encontramos con el género Oenamthe, por el que de momento empezamos el examen de ias Umbelíferas tóxicas. Esta tribu se caracteriza por tener las umbelas compuestas : sus frutos carecen de costillas secundarias, las que se presentan engrosadas, obtusas o esponjosas. El corte transversal de los frutos presenta una sección circular. Dentro de la tribu se encuentra, como hemos dicho, el género Oena,nthe, al que damos la preferencia por el hecho de ser la Unabclíf era tóxica menos conocida, puesto que las llamadas Cicutas, que se estudiarán más adelante, ya son del dominio vulgar. EI género Oenantlae comprende varias especies, pero la má^

Oertccnthe crocata.

Hoj^ de Oenuiatl^e.

importaiite sin duda alguila es el Oenccnthe crocata, llamada vul-. garmente Nabo clel ^li^ablo. También recibe los nombres de E^n.antc cctiafranaclo, perejile^cha^ o y Cicuta acuc'ctica. Esta planta busca de preferencia los sitios húmedos, rara vez se encuentra en los secos. Se encuentra, desde luego, en Espazia y Portu^•ai, pero también se extiende a^ Francia, Italia, Cerdeña, Córcega, Gran Bretaña, llegando por último hasta Marruecos.

En nuestra Flora, este género está representado por siete especies, pero en realidad sólo nos interesan, desde el punto de vista

-sque las hemos de estudiar, tan sólo tres, siendo, desde luego, la más impor•tante la que ya hemos indicado. E1 llamado Nabo del diablo es una planta que llega a alcanzar un metro de altura, presentando un tallo de col^oración verde, rojizo y fistuloso, o sea hueco. Toda la planta, al ser herida, emite un jugo lechoso de propiedades tóxicas. Las hojas de esta planta son grandes, se parecen bastante a las del perejil; son verdes, brillantes por su cara superior; p^or su forma, son lo que en el lenguaje botánico se llaman bi o tmi.p^runal.^^septas. Las flores, que son blancas o rosadas y pequeñas, están dispuestas, como es de suponer, en umbelas, cuyos radios alargados Ilegan, p^or su número, a ser 15 ó 30. Los frutos tienen forma cilindrácea y están redondeados en su base. Lo típico de esta planta es su raíz, a la que debe su nambre, en unión de sus funestas propiedades. La i'aíz del 1^'abo del diablo, a partir de un tr•onco más o menos grueso, se divide luego en raíces de forma napiforme, alargadas, de aspecto tuberculoso, cilindráceas, con estrechamientos a distancias variables; el grueso de esta raíz no es constante, y termina en raíces delgadas, flexuosas, que contrastan con las anteriores. El sabor es el principio dulzaino, pero después es viroso. Este detalle contribuye, en unión de su forma, al engaño. E1 olor es fuerte, pero, por la desecación, desaparece. Esta planta abunda en el IvTorte de Francia, en Bretaña y Anjor; pudiera creerse a primera vista que, dada la toxicidad del vegetal, estuviera eliminada de la Terapéutica vegetal, y, sin e,.ibargo, no ocurre esto. Se dice de ella que ha producide algunos éxitos c^iando se la utiliza para comUatir las afecciones catarrales crónicas, en los casos de lepra o de afecciones a la orina. Por otra parte, en las afeeciones cancerosas se ha utiliza lo c^^ta raíz fresca y machacada, debido a su acción resolutiva. Fvac;er la indiea como expectorante y diurética. Respecto a su composición, ya en 1894 Polal es?;udió el principio tóxico de esta raíz, al que llamó Ocnantoxina, el que, administrado al interior, origina una viva irritación en el tubo digestiv^o, acompañada, a su vez, de ciertos fenómenos, como son las convulsiones, somnolencia, vértigos, náuseas, sudores fríos, delirio, estupor y síncope. Camo se ve, el cuadro sintemático de fenómenos no es nada tranquilizador.

Como caso curioso, citado por Planchon (L.) y Ma.nce.au., dire-

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mos que la carne procedente de animales envenenados por estas raíces se consume en Bret^ña, donde precisamente los accidentes se presentan con gran frecuencia. La toxicidad es debida, según las investigaciones de Fro2vfre^d, U^ier, BartjL ^ ,y otros autores, a la presencia de un cuerpo que se considex•a más activo que la Ciclttiita, con la que tiene puntos de contacto, a la vez que existen aceites esenciales que ejercen una acción corrosiva. Fraavffield ya dijo que bastaban 15 miligramos del jugo fresco de la raiz para producir la muerte de un conejo, y nuestro colega Gastón ^de Iriarte, que ha tenido ocasión de es;-

Rafz de Oenanthe.

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Oeyaanthe Pheil¢ndrtiun2.

tudiar también la toxicidad del jugo de esta planta en 15 conejos, partió de 5 ó de 25 para animales cuyo peso era de 380 gramos. Paserrios a exponer algunos ejemplos referentes a la toxicidad del Nabo ^del dzablo : E1 gran toxicólogo alemán, de Bérlín, L. Lewin, refiere que en 1765 unos 17 soldados del regimiento de Fland^es, que utilizaron estas raíces, quedaron intoxicados, muriendo dos. En 18G9, de 27, sucumbieron cuatro. En 1880 se registraron, a su vez, cinco casos f.atales, etc. . En E.spaña no nos hemos librado de la toxicidad de esta planta. E1 caso que conocemos se debe a los trabajos de laboratorio del doctor D. E. Gastón ^de Iriarte, al cual nos remitimos. Se refiere a tres inciividuos que consumieron trozos de la raíz fresca de unos ocho centímetros cada unó, los que les par•ecieron dulces de momento. He aquí cómo describe el distinguido farmacéutico el cuadx•^o sintomático: "E1 cuadro clínico que presentaron fué una acción rapidísima de los efectos, pues a los quince minutos próximamente de su in-

gestión se empezarou a encontrar mal, con fuertes dolor•es de vientre, vómitos, diarreas, pasando a pérdida de conocimiento, gran cantidad de espuma por la 1>oca, dilatación pupilar, pérdida riel reflejo pupilar, aparición de un tinte rosáceo en el tegumento, ^^ue progresivamente se hace cianótico, que también aparece en las conjuntivas corneal, y se aprecia mucho más intensamerite en ]os labios. Otro síntoma es también la aparición de convulsiones y espasmos cada cinco minutos y que duran aproximadamente tm minuto. "A pesar de los tratamientos de urgencia que se les practicó (que desconocemos), la muerte sobrevino a los tres cuartas de hora .en uno de elios, a la hora y media aproximadamente en otro, sal^;ándose uno después de dos días de estar ^muy grave, aunque, como hemos indicado antes, este últim^o no hi^o más que probarlas muy ligeramente." ÍAn.ules ^de la Real Academia d^ Farm,xcicc, 1941, i^úmeros 5-6, págs. 447 a 452.)

La planta, que no llegamos a ver, n^os fué consultada por el doctor G. ^de lria^rte, pero emitimos desde el prim^er momento nuestra modesta opinión de que se trataría del Nabo ^dcl ^di,ablo, en ^^ista de que su característica no coincidía con la de las Cicutas, que estudiaremos en otro lugar. Hemos transcrito este caso por• tratarse de una intoxicación ^eguida de muerte, que no se cita en obras extranjeras, y, por lo tanto, no es conocida, aun cuando las obras de Eotállica que manejamos ]laman la atención del Oenath.e crn^ccr,trr, como planta veIlenOSa. Aparte de los casos. que hemos citado, se conocen otros, como el citado por él-Tlz^e Practiceien-en 1á76, de 16 nilios que muriero^l todos intoxicados por haber comido raíces crudas. 5e complica ^más la toxicidad de esta planta por el hecho de

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