Isla La Tortuga Y Su Nuevo Reglamento de Uso

Isla La Tortuga Y Su Nuevo Reglamento de Uso Septiembre 17, 2003 Por: Henrique Lander A., hijo El Ministerio de la Producción y el Comercio de la Rep

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Isla La Tortuga Y Su Nuevo Reglamento de Uso Septiembre 17, 2003 Por: Henrique Lander A., hijo

El Ministerio de la Producción y el Comercio de la República Bolivariana de Venezuela, presentó el pasado 15 de Septiembre en el Salón Boyacá del Circulo Militar, su proyecto de decreto el cual contempla un “PLAN DE ORDENAMIENTO Y REGLAMENTO DE USO DE LAS ZONAS DE INTERÉS TURÍSTICO, DEPENDENCIAS FEDERALES, ISLAS DE LA TORTUGA, LAS TORTUGUILLAS, CAYO HERRADURA Y LOS PALANQUINES”. Preguntamos: ¿Qué es, y en que consiste el Decreto de Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso de las Zonas de Interés Turístico según la definición del Ministerio de la Producción y el Comercio presentada a la opinión publica el día 15 de Septiembre de 2003 en el Salón Boyacá del Circulo Militar en la ciudad de Caracas? “Constituye un instrumento técnico-legal moderno que regula el uso y manejo de los espacios y recursos que conforman las Zonas de necesidad Turística, Dependencias Federales, Islas La Tortuga, Las Tortuguillas, Cayo Herradura y las necesidades, a través de un modelo de desarrollo que propone una gestión integrada y participativa de los organismos y entes públicos y privados, tratando de conciliar las necesidades de todos los participantes en el proceso de desarrollo, con las políticas nacionales en materia económica y ambiental”. NUESTRA OPINIÓN Un análisis simple de este Proyecto de Decreto presentado a la opinión publica por el Ministerio de la Producción y el Comercio, no puede producir sino gran preocupación y rechazo para quienes esperábamos y aspirábamos que, cuando el Estado se decidiera a tomar en serio las condiciones naturales de La Tortuga como destino turístico para la Gran Venezuela, lo haría en forma inteligente, valiéndose de los mejores profesionales en la materia y tomando en cuenta las mejores técnicas, conceptos y realidades de la industria turística para un destino, de muy baja intervención humana y sobre todo gubernamental, como intrínseca e históricamente es La Tortuga. Estas islas han estado, tradicional e históricamente, abandonadas a su suerte por el Estado venezolano a pesar de este contar de una Gobernación de

2 Dependencias Federales y una rimbombante pero no menos inútil Corporación Venezolana de Turismo y varios organismos oficiales afines o presuntamente competentes en materia de turismo y conservación, a lo cual tendríamos que añadir, esa parodia legalista que se conoce como “La Ley Penal del Ambiente” cuyo peso específico como instrumento legal para prevenir y castigar delitos contra el medio ambiente natural, no es mayor que el del papel en que fue proclamada. Sin embargo, estas islas fueron incluidas el año de 1974 en el Decreto N° 1.675 habiendo sido declaradas, llana y escuetamente, como “Zona de Interés Turístico”, hueca e intrascendente consecuencia de las conclusiones a las cuales llegó una comisión interministerial que se conoció como Comisión para el Estudio del Desarrollo del Caribe Venezolano. Estas conclusiones resultaron engavetadas desde aquella fecha hasta el día de hoy, pero ahora, Septiembre 15 de 2003, en una versión ampliada consona con el estilo y propósitos del gobierno actual, el antes mencionado Ministerio de la Producción y Comercio fija su atención en este territorio y nos presenta un Proyecto de Decreto en el cual el ordenamiento del territorio y las presuntas restricciones a un uso conforme a las exigencias y realidades más elementales que hoy observamos como normas estándar de aceptación universal para la industria turística internacional, son el común denominador, a pesar de lo cual los conceptos “desarrollo sostenible” y “uso racional de los recursos” abunda en el texto del referido proyecto. Este Proyecto, para todos los efectos de un turismo de calidad presuntamente alta por el costo que los servicios varios a ser constituidos en la isla han de tener, resulta altamente intervensionista ya que en el, el Estado impone un control exagerado no solo en la enunciación de lo que sería, a su juicio exclusivamente, la infraestructura turística, sino en su administración integralmente hablando en la cual intervienen todos los Despachos Ministeriales con que hoy cuenta la administración. Como punto central y hasta fundamental de este Proyecto de Decreto, el Plan de Ordenamiento incluye, por supuesto, la incorporación de aquellas áreas de alto potencial al desarrollo turístico para el uso y disfrute de la actividad que son, casi con carácter de exclusividad, sus playas. Paradójicamente, ese uso y ese futuro disfrute de estas áreas se ve sometido a múltiples deformaciones e interpretaciones, incluso políticas, haciendo caso omiso de las verdaderas preferencias del turista promedio dentro de lo que se entiende como el disfrute de cualquier área o zona de interés, especialmente cuando se trata de playas. En este proyecto, saturado de expresiones que lo mantienen en consonancia con la retórica de carácter político actualmente en boga, se habla de “contribuir a la conservación y protección de elementos físicos naturales, representados por su belleza escénica, vegetación y relevantes recursos de fauna silvestre y acuática”. Si.., no cabe la menor duda. La Tortuga es precisamente eso, un conjunto insular que contiene elementos físicos naturales de singular belleza e interés para el turista observador, hasta ahora prácticamente resistentes a las acciones y la existencia misma del indolente Estado Venezolano. Pero..., si La Tortuga, como es el caso de muchos otros sitios de interés turístico en el país, se ha mantenido relativamente bien preservada en el tiempo sin evidencia de mayor deterioro

3 ambiental, ello no ha sido consecuencia de la inteligente y oportuna intervención del Estado venezolano. Ha sido consecuencia de la imposibilidad material, por parte de ese mismo Estado y del venezolano común, el depredador por excelencia de nuestros mas caros recursos naturales, de intervenir negativamente en estos ambientes de una manera intensiva y definitiva, como ha sido el caso de otras zonas del país con marcado valor turístico pero de fácil acceso para una población ignorante que el Estado ha sido incapaz de educar, tal como es su obligación. Tal es el caso de Tucacas y Chichiriviche en el Estado Falcón, poblaciones ubicadas dentro del llamado Parque Nacional Morrocoy, para solo nombrar dos áreas receptoras de cuantiosas inversiones privadas en el área hotelera y de viviendas, pero totalmente desasistidas de una verdadera acción rectora oficial en todo lo que importa para lograr lo que se llama una actividad turística aceptable conforme a los mejores estándares de servicio integralmente hablando. Nos referimos a infraestructura sanitaria, servicios en general, vialidad moderna y eficiente conforme a la intensa demanda que recibe y, por supuesto, comunicaciones también modernas. Y todas estas carencias, a pesar de la zona mencionada constituir, por sus recursos turísticos naturales, dos sobresalientes polos de desarrollo ‘turístico deseable’ en el occidente del país y haber sido incluidas dentro del concepto, hueco en nuestro país, de PARQUE NACIONAL. La Tortuga, como atractivo destino libre de la corrosiva interferencia oficial y de la irresponsable depredación del venezolano común, está siendo visitada por la marina deportiva venezolana y extranjera desde por lo menos 1950 hasta la fecha, y por los pilotos de aviación general, desde 1958 también hasta el día de hoy, reafirmando de esta manera simple y sin costo alguno para el Estado, nuestra tan cacareada soberanía territorial nacional. Por otra parte, ni la marina deportiva ni la aviación general pueden ser acusados ni hoy ni ayer, de causar deterioro alguno a las áreas que regularmente resultan visitadas por estos grupos. Todo lo contrario es la realidad. La Aviación General, incluso a través de la asociación civil Amigos de La Tortuga, ha mantenido una constante preocupación por la limpieza y la no contaminación del área conocida como Punta Delgada, sitio donde con mucho esfuerzo, incontables y muy frustrantes gestiones ante las autoridades aeronáuticas del entonces MTC y sus muy hostiles Direcciones de Aeronáutica Civil y Dirección General Sectorial de Transporte y Tránsito Aéreo para con la gran comunidad aeronáutica civil venezolana, y virtualmente sin recursos materiales suficientes, se abrieron en Punta Delgada dos rudimentarias pistas de aterrizaje patrocinadas por la Federación Venezolana de Aeroclubes, pistas rudimentarias si, pero adecuadas y hasta suficientes para las limitadas operaciones aéreas de esta comunidad de aviadores civiles. La Federación Venezolana de Aeroclubes ha hecho lo que tenía que hacer, a pesar de la carencia endémica de recursos para la preservación y mantenimiento de las pistas de uso gratuito y público, así como de las áreas adyacentes las cuales le fueron autorizadas bajo su responsabilidad institucional, pero sin haber recibido ayuda alguna de parte del Estado y sus organismos competentes, repitiéndose el caso de la pista de El Gran Roque y el Aeropuerto de Punta Brava en Tucacas, dependencias bajo la jurisdicción de la Gobernación de Dependencias Federales y del hoy MINFRA, y

4 de INPARQUES, organismos incapaces históricamente de proporcionar a esos destinos turísticos unos aeropuertos cónsonos con la magnitud e importancia de sus recursos turísticos y la frecuencia y volumen de las operaciones aéreas que ellos generan y podrían generarse, para disfrute de la ciudadanía, en términos de una infraestructura aeroportuaria adecuada a la demanda de una población ávida de conocer y disfrutar sanamente de las bellezas de nuestro territorio. Es oportuno y necesario señalar en este punto que, por razones de elemental justicia, nosotros, los asiduos visitantes por vía aérea de los sitios de interés que conforman La Tortuga, hemos insistido en la necesidad de prestar nuestra colaboración para mejorar o mantener los sitios que hoy nos importan tanto como ayer. Lamentablemente, hoy como ayer, podemos contar con la mano izquierda y sobran dedos, las personas dispuestas a invertir una parte ínfima de su tiempo libre, para lo que la pista de Punta Delgada, dada su naturaleza frágil, requiere para una mejor operación de nuestros aviones. Y todo ello a pesar de los esfuerzos de los integrantes siempre activos de la asociación Amigos de La Tortuga, esfuerzos que pertenecen a una fecha ya lejana, y que tienen nombre y apellido: El Dr. Carlos Álvarez y el Ingeniero Mario Delgado de Lima, fundamentalmente. Por su parte, y en términos de una actividad absolutamente lícita y conveniente, la Marina Deportiva Venezolana realiza frecuentes incursiones hacia La Tortuga partiendo, principalmente, desde Puerto La Cruz e Higuerote, en el sector Oriental del país, y de Playa Grande y Caraballeda Golf & Yacht Club en el área del litoral metropolitano de la ciudad de Caracas. Utilizan para fondearse, Cayo Herradura, Punta Delgada y Las Tortuguillas. Hasta la presente fecha, el Estado venezolano no ha mostrado interés alguno por prestar servicio alguno en las áreas que puedan interesar a la marina deportiva que regularmente visita la isla de La Tortuga, tales como suministro de combustible y comunicaciones con tierra firme, razón por la cual cualquier restricción presente o futura para con esta actividad recreativa, resulta contraria a derecho. No creemos entonces que por efectos de un simple Decreto Presidencial, esa lamentable situación que define un Estado históricamente ineficiente y administrativamente holgazán para con servicios importantes a la ciudadanía, vaya a cambiar. Todo lo contrario podría ser el resultado. Por su parte, la población de Pescadores Artesanales – que por ancestrales tradiciones utiliza zonas bien específicas de La Tortuga para sus faenas de supervivencia, tales como Punta Delgada, Playa Los Yaques, Punta Ranchos, Cayo Herradura y en menor grado de actividad la Laguna de El Carenero - hoy arbitrariamente amenazados de desalojo por efectos de este Proyecto de Decreto, tampoco pueden ser acusados de deterioros importantes de aquellas zonas y menos aún permanentes, a no ser que sus frágiles y hasta provisionales rancherías puedan considerarse como contrarias a la mejor conservación del medio ambiente que repito, con una tradición de más de quinientos años visitando La Tortuga, estos pescadores artesanales utilizan para una muy precaria supervivencia relativamente hablando.

5 En este punto habría que anotar que, esa población de pescadores artesanales, tan venezolanos como cualquiera con una Partida de Nacimiento emitida – lícitamente - en Venezuela, no cuenta hoy, ni ha contado jamás, con apoyo, asistencia o servicios por parte del gobierno venezolano, sea este central o regional. El Estado sabe - o debe saber - que estos pescadores requieren, al menos, de tres servicios fundamentales: Facilidades para la adquisición y suministro de Combustible para sus embarcaciones de pesca de la cual depende su sustento, Suministro de Agua potable para consumo humano, y Asistencia Médica regular, sobre todo en casos de emergencia. Ninguno de estos servicios se les ha prestado jamás ya que el Estado y sus funcionarios llamados “autoridad competente”, han estado tradicionalmente ausentes ocupados en cuestiones que nada tienen que ver con los servicios a la sociedad que suponen servir y atender y que son sus funciones mas que específicas asociadas a los cargos que desempeñan. Mucho menos interesada en estos temas ha estado la llamada Gobernación de Dependencias Federales adscrita al Ministerio del Interior y Justicia, inoperante entelequia oficial muchos de cuyos funcionarios, en los mas altos estratos de su inútil y onerosa administración, jamás han pisado una sola de estas ‘dependencias’ que suponen ser de su competencia y para las cuales suponen manejar abultados presupuestos. BREVE ANÁLISIS DEL PROYECTO DE DECRETO En el Numeral 3 del Título II del Plan de Ordenamiento, se dice “establecer las dimensiones del desarrollo sobre la base de las características y capacidad de soporte de su espacio físico”. Aquí encontramos una zancadilla en ciernes que seguramente, si tomamos como base las dimensiones, exigencias generales y restricciones a los sitios calificados como de interés turístico tal como aparecen dibujadas en el Mapa de la isla que preparó el Despacho de la Producción y Comercio, la infraestructura hotelera será una de muy reducida capacidad en términos de habitaciones. De hecho, el personal que intervino en la presentación del pasado 15 de Septiembre en el Circulo Militar, se refirió a un número de habitaciones que no pasa de 1500 para toda la isla y su costo por habitación y por noche, aseguran no estará por debajo de los US$ 500, sin impuestos, según cálculos al voleo de este funcionario los cuales encontramos muy por debajo de la realidad de lo que será el costo operacional de la industria turística en la isla. Dicho lo anterior, hay que tomar en cuenta que La Tortuga es una isla y que por definición, está rodeada de agua por todas partes menos por una. Ello quiere decir que todo lo que la isla y sus actividades requieren tiene que ser llevado por vía aérea o marítima. Este transporte aéreo y marítimo de insumos de toda índole necesarios para el desarrollo inteligente de una industria turística a instalarse en La Tortuga, tiene un altísimo costo por tonelada de carga puesta en la isla y retirada de ella, lo cual forzosamente tiene que conjugarse con el posible y eventual rendimiento económico que aquella industria espera y pueda obtener. Estos hoteles, pensiones, albergues o campamentos, tendrán que absorber el costo de estos servicios, lo cual obviamente serán trasladados a la factura de los huéspedes de aquellos hoteles,

6 razón por la cual, un costo de US $ 500,00 por persona y por noche, nos resulta muy por debajo del costo real mas beneficios sobre la inversión por parte de la industria hotelera, que deberá cargarse al turista para una gestión hotelera ‘sustentable’. El numeral 4 del mismo Título II, “planificar, diseñar y organizar la infraestructura de apoyo a las actividades de prestación de servicios públicos esenciales.....” no puede ser considerado sino como un ensayo teórico de carácter general, el cual no necesariamente guarda relación alguna con las verdaderas necesidades de un proyecto turístico para una región – la Isla de La Tortuga - con un inmenso potencial lo cual justifica plenamente un desarrollo de infraestructura turística de muy alta calidad. En el Mapa oficial del Proyecto de Decreto que nos fuera presentado, el aeropuerto no guarda relación en tamaño y características generales, con su eventual y prioritaria función como sitio único previsto para la recepción de pasajeros y carga, así como para el abastecimiento de insumos para la población e infraestructura turística de la isla que se pretende desarrollar. Entendemos que lo que nos fuera presentado es apenas un Proyecto y ni siquiera es un Proyecto de Plan Maestro, pero..., conociendo el medio, lo que es una idea general, puede perfectamente transformarse en EL PLAN MAESTRO DEFINITIVO. A la sugerencia de que el futuro aeropuerto de La Tortuga tendría que dársele carácter de ‘internacional’, esta fue rechazada con el argumento de no es la idea de que La Tortuga compita con Margarita. He allí entonces una limitante de peso para una aventura turística exitosa en La Tortuga. Además de unas proyectadas características que denotan la miopía generalizada y la mas supina ignorancia por parte de los responsables de este Proyecto de Decreto sobre un tema que tanta importancia tiene para aquel eventual desarrollo de La Tortuga como es el transporte aéreo de carga y pasajeros para la isla, la ubicación que en el mencionado Mapa - en principio - se le ha dado a este aeropuerto, contaminará con su eventual tráfico que visualizamos como necesariamente muy intenso, la zona de playa de mayor interés turístico, Punta Delgada, ya que el cono de salida de ese aeropuerto pasa directamente por encima de dicha playa y por supuesto, de los hoteles que en sus entornos se construyan. Esta zona resultará seriamente afectada por la contaminación sónica de los aviones que despeguen de aquel aeropuerto. El Numeral 5, habla de “fomentar el aprovechamiento sostenible de los recursos pesqueros como complemento de la actividad turística que se desarrollará en las Zonas de Interés Turístico”. No logramos visualizar como ni por cual medios, el Ministerio de la Producción y el Comercio podrá fomentar el aprovechamiento de aquellos recursos pesqueros, y como y con que recursos los hará una actividad ‘sostenible’, palabra que obviamente sirve para vender y reforzar cualquier cosa o concepto desde el punto de vista político, palabra – sostenible o sustentable - con la cual se pretende decir todo lo que se quiere vender o reforzar, pero la cual en definitiva no dice y menos define, nada específico. Ahora bien, si el Estado, a través de sus múltiples organismos y autoridades competentes en materia de conservación del medio ambiente en escala nacional –

7 específicamente el Ministerio del Ambiente y los Recursos Renovables – no ha hecho absolutamente nada durante los últimos cuarenta y cinco años – cuarenta de la IV y cinco de la V Republicas - para preservar, proteger y conservar el ambiente y los recursos naturales no renovables de importantes y frágiles zonas de nuestro país, sería interesante saber con que recursos, personal y responsable dedicación al tema, este nuevo grupo de burócratas al servicio del Estado Bolivariano piensa implementar lo que declaran en el numeral 6 de su Proyecto. En función de lo anterior, el Numeral 6, por el cual se pretende “implementar programas y acciones tendentes a minimizar el impacto de las actividades sobre el ambiente”, apenas merece el calificativo de charlatanería retórica para llenar espacios. En el Numeral 7, encontramos de nuevo evidencia de la incoherente mentalidad oficial responsable del atraso generalizado en nuestro país. Aquí se habla de “fomentar iniciativas de inversión pública y privada que favorezcan un desarrollo turístico – de nuevo la palabra – sostenible. Aquí nos viene a la mente que, la isla de Margarita. Si con sus 1050 kilómetros cuadrados de territorio, el Estado Nueva Esparta dispone hoy de una infraestructura turística – fundamentalmente hoteles y edificios de apartamentos - de gran calidad, asistidos por una red o sistema vial como no existe ninguna otra en el área del Caribe con excepción de Puerto Rico, Martinica y Guadalupe y..., cuidado si la de Margarita no es mejor. Si como hemos visto a través del tiempo, esta infraestructura ha sido desarrollada virtualmente de rodillas durante los últimos cincuenta años. Si a pesar de su calidad promedio de diseño, ejecución y longitud de esta red vial y de sus programas de construcción adicional de hoteles y apartamentos de viviendas, Margarita sufre ignominiosamente la falta y hasta la ausencia de servicios fundamentales tales como agua, electricidad y aseo urbano en la medida en que la demanda lo ha exigido. Si a pesar de las inversiones públicas y privadas que hicieron de Margarita un destino turístico de carácter internacional y el primero de carácter nacional, hoy el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, por sus políticas, su ideología y su proyecto político social con aspiraciones de “proyecto continental multipolar”, es el principal responsable del colapso y paralización del desarrollo turístico en aquel primer Estado turístico del país, con lo cual se han perdido, o están en vías de perderse totalmente, aquellas gigantescas inversiones privadas en la infraestructura hotelera, en la industria del turismo y la construcción de viviendas, mientras las inversiones públicas se encuentran en lamentable estado de desatención y degradación cualitativa. Si todo lo anterior es la bochornosa y muy lamentable realidad del Estado Nueva Esparta, entonces..., nos resulta extemporáneo, desde todo punto de vista, la ejecución de un Proyecto como el que aquí discutimos para la isla de La Tortuga, cuando en Margarita – nuestro primer destino turístico - su industria turística está colapsada con mas de ochenta por ciento de sus hoteles en situación de quiebra y el turista venezolano no puede visitar la isla a consecuencia de los altísimo costos del transporte por vía aérea y el servicio costoso y deficiente de los Ferrys.

8 Además de lo anterior y en términos de protección ambiental, apenas es necesario comprobar el estado de desatención en que se encuentran todas y cada una de las poblaciones y sus respectivas zonas aledañas que conforman el medio rural neoespartano, para comprender la falacia y hasta la utopía que hoy se proyecta para la Isla de La Tortuga. Sin embargo, todo parece indicar que nuestro Ministerio de la Producción y el Comercio abrirá un paréntesis dentro de todo lo que ha hecho y ha dejado de hacer durante los últimos cinco años en el área turística y de inversiones en el país, para fomentar, en la isla de La Tortuga, novedosas iniciativas de inversión pública y privada que favorezcan un desarrollo turístico que califican de – sostenible. Reforzando esa posición, el diario El Universal en su edición del día 23 de Septiembre, informa de un Crédito por la suma de US$300.000.000, el cual tiene como presunto destino, el financiamiento a la infraestructura de La Tortuga. CAPITULO II – De la Imagen: El Numeral 1 de este capítulo, habla de “Destino turístico planificado y diferenciado en el Caribe, de baja intensidad, diseñado con criterios de sostenibilidad ambiental, económica y social, dirigido al mercado interesado en áreas naturales poco intervenidas”. En tal sentido sostenemos que, cuando a un Decreto como el que aquí analizamos y criticamos, no se apoya previamente en un Plan Maestro elaborado por expertos, verdaderos expertos, en la materia sobre la cual se pretende legislar, sino que en el se vierten opiniones, posiciones y aspiraciones puramente políticas de grupos o sectores interesados y que actúan desde posiciones de gobierno o fuera de él, encontramos abundantes incoherencias y vaciedades como las que conforman este numeral 1 y muchos otros que hacen de este, una vez promulgado, un Decreto absolutamente inaplicable en términos ‘sostenibles’ para una zona que bien podríamos situarla en la Luna. Ese Proyecto, lejos de promover la inversión privada mediante la aplicación, aunque solo sea en principio, de requisitos para un aprovechamiento racional y rentable de los activos y condiciones turísticas de la isla La Tortuga, la restringe, la desanima o lo dificulta en todo sentido. En cuanto a las inversiones provenientes del sector público, a pesar de todos los pesares que definen la situación actual del país, es muy probable que estas se realicen mediante la contratación de aquel Crédito Adicional de origen interno u otros de origen externo, incluso por cantidades aún mayores, pero ello no quiere decir que aquella inversión pública resulte rentable para el Estado, ni que la misma vaya a su destino tal como lo sugiere el Proyecto. Como ejemplo allí tenemos las inversiones hechas por el gobierno de Luis Herrera Campins en la isla de Coche y su obscena Ciudad de Los Muchachos, o las ‘autorizadas’ por el INPARQUES de Deo Dumith en la isla de Crasqui en el archipiélago de Los Roques. En ambos casos, por estas insólitas felonías en perjuicio de los recursos públicos miserablemente robados y malversados por los gobernantes de turno y sus entornos íntimos, no hay un solo responsable que haya estado sometido a juicio y mucho menos preso, como merece un Luis Herrera y un Deo

9 Dumith. Obviamente, con la isla de La Tortuga, pasará lo mismo. Falta saber la identidad de quienes impulsan este nuevo asalto en ciernes a los recursos de la propiedad de la Nación En este punto tenemos que entender que, cuando hablamos de la isla de La Tortuga, estamos hablando de una zona conformada por una isla ubicada a sesenta millas náuticas de Cabo Codera y cuarenta y tantas de la ciudad de Barcelona. Cualquier desarrollo que para La Tortuga se planifique, tiene que tomar en cuenta esa realidad de ubicación geográfica y su carácter de territorio insular, lo cual significa que todo, literalmente todo, lo que se quiera construir en la isla y lo que en ella se consuma, tiene que llevarse de tierra firme o viceversa, por vía aérea o por vía marítima. Si es por vía aérea, se requiere un aeropuerto de dimensiones apropiadas para los aviones que en el eventualmente vayan a operar para permitir la operación segura y económica de aeronaves para el servicio que éstas deberán prestar. Si es por vía marítima, se requiere de un puerto y toda su compleja infraestructura complementaria, de características apropiadas – profundidad suficiente en sus sitios de atraque, muelles y almacenes, que pueda recibir y despachar, a través de una vialidad que no se menciona en el Proyecto de Decreto, la carga con destino a la isla y lo que de ella se tenga exportar tales como ciertos desechos sólidos que no se puedan procesar en la Isla. Sin son productos perecederos – alimentos etc.. – se requiere de almacenes bajo congelación y refrigeración lo cual sugiere un alto consumo de energía eléctrica veinticuatro horas al día. Ninguna de estas inversiones están contempladas en el Proyecto el cual, aún cuando entendemos no es un Plan Maestro, alguien del sector privado tendrá que hacerlas, ya que no vemos de donde puede el sector público obtener los cuantiosísimos recursos que tales instalaciones requieren para su diseño, construcción, funcionamiento y, sobre todo, su administración y mantenimiento responsables, inversiones que de alguna manera, la actividad turística privada tendrá que reembolsar al Estado inversor. Además de tan obvios requisitos, se requiere, debemos repetirlo una vez más, de una vialidad apropiada para el transporte de lo que se importa y se exporta, desde y hacia los sitios donde se encuentra la infraestructura turística, así como la conexión con las unidades de servicio, incluyendo Planta Generadora de fuerza y electricidad y sus sistemas de transmisión. En referencia a la necesidad de un puerto para recibir la carga marítima, no encontramos en parte alguna de la costa de la isla, sitio con características apropiada para ello, salvo la pequeña y llana rada conformada por Punta Delgada y Playa de Los Yaques la cual es uno de los sitios de mayor belleza natural con que cuenta la isla y uno de sus activos turísticos de mayor importancia que, con toda sensatez, no debería resultar hipotecada para en su lugar construir un puerto de muy limitada capacidad. Observamos sin embargo, que el sitio demarcado en el Mapa como Puerto, no toma en cuenta el fuerte oleaje del mar en esa zona cuando el viento sopla del sur, y tampoco la enorme profundidad de sus aguas a escasos cincuenta metros de la costa

10 lo cual habla de las dificultades extremas para construir espolones o radas artificiales ¿Entonces? Por otra parte, cuando se habla de “turismo planificado y diferenciado en el Caribe” se nos tiene que explicar el significado, latitud, alcance y características de aquella planificación, y decírsenos en que consiste la tal diferenciación en el Caribe. Pensamos que la industria turística moderna, en el ámbito internacional ya que en el nacional no existe realmente y la poca que existe se encuentra distorsionada por la intervención oficial, alcanzó un estándar de eficiencia y de múltiples servicios para el turista, donde no tiene cabida en sentido alguno, una planificación y unas presuntas diferencias a las condiciones, características, ofertas y facilidades, que esa misma industria experimenta en el Caribe, a no ser que estemos hablando del turismo en países democráticos en contraposición con el turismo en la isla comunista de Cuba. Este turismo planificado y diferenciado parece ser el mismo que se ofrece con características de imposición, al turista en Cuba, en Corea del Norte o en cualquiera de las dictaduras islámicas del Medio Oriente. En todo caso, lo menos que de esta declaración podemos esperar, y ello es una grave limitante para el éxito de La Tortuga como destino turístico, es que aquellas diferencias resulten compulsivamente ‘supervisadas’ por algún organismo para-policial del nuevo Estado venezolano con lo cual no podrán convencer a la industria hotelera privada nacional, y menos aún a la internacional, que acepte y se ajuste a los requisitos fundamentales que conforman este Proyecto de Decreto, para que estas se decidan a invertir en la isla. Dicho de otra forma, si el paquete turístico no es el que debe ser conforme al estándar mundial, el inversionista así como el turista, nacional y en especial el extranjero, rechazará la isla La Tortuga como destino turístico para allí pasar unas vacaciones las cuales resultarían controladas por el Estado venezolano. Y ya el Estado debería estar en cuenta de todo ello, ya que allí precisamente reside la razón por la cual Venezuela no figura, ni ha figurado jamás, en el mapa turístico internacional. Y ello a pesar de su Corporación de Turismo de Venezuela y su Ley de Turismo. El numeral 2, refleja el pernicioso intervensionismo del funcionario público venezolano de hoy, mas que del de ayer. Así, el Proyecto habla de “producto turístico diseñado con instalaciones adaptadas a las condiciones ambientales, con servicios de alojamiento y recreación de alta calidad, incorporando fuentes alternativas de energía, propiciando contacto directo con los ecosistemas presentes en las zonas de interés turístico y oportunidades para la práctica de deportes marinos junto con el descanso y el esparcimiento”. Esto en el papel suena hasta razonable y podría caber dentro de condiciones operativas. Pero tal como esta inserto en el Proyecto, este numeral es apenas el producto de un Decreto con alto contenido político y no un Proyecto de Decreto como primer paso para un Plan Maestro de Desarrollo que ordene en términos bien pensados, el proyecto final de desarrollo, especialmente del área de hoteles y ello con alguna latitud en función de la experiencia de cada uno de los empresarios y operadores hoteleros. Tal como está inserto en el Proyecto, tenemos que concluir que el mismo contiene un altísimo grado de intervención e injerencia

11 gubernamentales, lo cual lo hace hoy y mañana, un proyecto de desarrollo absolutamente inviable. CONCLUSIONES La interferencia oficial implícita y explícita en todo lo relativo a un futuro desarrollo de La Tortuga, resulta realmente preocupante por cuanto, la imposibilidad de realización que todo este Proyecto contiene, esa utopía legal y de desarrollo que advertimos en este Proyecto de Decreto, de hecho sugiere que muy pronto, si el Proyecto resulta refrendado por el Jefe del Estado a pesar de su inconveniencia, extemporaneidad e imposibilidad económica para realizarlo, aún cuando el mismo resulte engavetado como han resultado la inmensa mayoría de los proyectos, ofrecimientos y amenazas desarrollistas de este gobierno bolivariano, la marina deportiva y la aviación general serán actividades que serán catalogadas como NO GRATAS en La Tortuga por parte del Ministerio de la Producción y el Comercio, así como para el Ministerio del Interior y Justicia y, por supuesto, para el inefable Ministerio de la Defensa. Este último, mas temprano que tarde y a través de La Armada, encontrará argumentos - no importa cuan huecos, abusivos o inconstitucionales estos resulten para una utilización exclusiva y excluyente que satisfaga sus viejas aspiraciones de controlar militarmente toda la costa venezolana incluyendo todas las islas que conforman el Caribe venezolano, mediante la aplicación de Leyes como la de Espacios Acuáticos, así como por restricciones y prohibiciones ad-hoc que les garanticen, no la presunta defensa de nuestro territorio en su más amplia expresión, lo cual sería comprensible y desde todo punto de vista deseable ante la penetración en nuestra sociedad del flagelo del narcotráfico y la guerrilla marxista, pero el usufructo exclusivo de La Tortuga, como ya lo obtuvieron para con la isla de La Orchila, La Blanquilla y la Bahía de Turiamo, todos convertidos en resorts turísticos y de recreación para la sociedad militar. Les faltaba la isla de La Tortuga y ya se han dado los primeros pasos firmes en esa dirección. De hecho, recientemente y en un helicóptero Súper Puma, La Armada con personal militar de la Aviación y el Ejercito, según fuimos informados, ha realizado en las últimas semanas, frecuentes viajes a La Tortuga que suponemos de reconocimiento y actualización de datos e ideas, entre las cuales ya expresaron su intención de desalojar a los pescadores artesanales de sus tradicionales sitios ubicados en Cayo Herradura y Punta Delgada para entonces ubicarlos, compulsivamente, en Las Tortuguillas. Tal como hoy está planteado, hoy todo lo relativo a los inalienables derechos de la sociedad civil en Venezuela, con este Proyecto de Decreto a través del cual se pretende regular el uso turístico de la isla de La Tortuga, el panorama se oscurece mas de lo que hasta ahora ha estado, y se nos promete que actividades recreativas como las que realizamos con nuestros aviones y yates, se verán cada vez mas amenazadas por restricciones contrarias a la mejor y mas lógica utilización de nuestro territorio insular. Es cuestión de esperar que amanezca para ver que es lo que se nos pretende ahora imponer con ese autoritarismo a ultranza que se ha convertido en el sello seco de la República Bolivariana de Venezuela.

12 Por lo pronto, el sector mas amenazado es, definitivamente, el conformado por los pescadores artesanales. Estos están gravemente amenazados de desalojo de sus tradicionales centros de trabajo y asentamientos en Cayo Herradura y Punta Delgada. Se comenta que al ser desalojados de estos sitios, los pescadores serían reubicados en Las Tortuguillas, dos cayos que, de tener las condiciones naturales – aguas protegidas para el atraque de las embarcaciones entre otras - para los fines propios de los pescadores, estos cayos hubiesen sido ocupados y utilizados intensamente desde tiempo inmemorial. Sin duda, el horizonte se nos torna sumamente tormentoso. Henrique Lander A., hijo Septiembre 17, 2003

Isla de La Tortuga – Sitio conocido como Playa Caldera Fotografía: Henrique Lander A., hijo

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