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Excmo. Señor Nuncio,
Ilustrisimo señor Arzobispo, señoras y se-
ñores? Junto a la voz de la Iglesia, de la madre cristiana, del político, del artista y de la joven, era necesario que armonizara la vpzcLel estudiante iini-nrrij tia-j-n en este homenaje publico a Cristo Hey. La voz del estudiante actual, del' que lo ha sido durante el 4< año*1931 y que, en consecuencia, ha presenciado las tres^ornadas: la&de Julio, la»de Setiembre-y lajde Octubre. La juventud u n i v e r s i t ä r m i
parecer nodeato^Só se caracte-
riza por el materialismo ni tampoccjpor el idealismo, 3ino, sencillamente, por la crítica de la realidad total, está llamada a interpretar en forma joven los acontecimientos múltiples que obsarMxJLKNK v a . A ella correspondeUéTjuÍcio s«reno del momento político, q r religioso y social, lío tiene, es ciento, la ciencia y la expe*
riencia de las generaciones mayores; pero, en cambio, ajena, absolutamente^ ajena, a las causas remotas y próximas de loríales presentes, nadie puede negarle el privilejio supremo de una muy grande imparcialidad
ideológica.
Por esto,nunca e3 más libre el hombrejme en los años de la juventud y por estd^ambien, la juventud, poseedora y amante abnegada de la libertad, lanzó el primer grito y de^arramó la primera sangre
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/ / El mundo,señores, assosractzác,se encontró\eñ presencia de un imperioso dilema;ante la necesidad de reformarse( sólo divisó dos caminos, los de siempre: la materia o el espíritu, la fuerza o la ley. Sabemos que prefirió la fuerza y el presente griego de las dictaduras militares es el plato principal del "banquete trágico a que todavía asiste la parte ciega del mundo. Nosotros, gracias a Dios, ya no asistimos a tan nefasto "banquete. Disculpadme que descienda al comentario de acomtecimientoei/Gin aparente vinculación con el reinado de Cristo. He dicho al comenzar que hablaré como universitario de 1931,
manera queun procedimien I
to diferente me traicionaría. Además, quienes sentimos el confesado anhelo de vivir íntegramente, la vida cristiana y de llevarla a todas partes, no podríamos hablar de cristo, calland'o nuestro pensamiento sobre los abusos anti cristianos que pretendieron^ ayery justificarse en el orden y sobre Jasa» los abusos, también anticristianos, que pretendan justificarse t
en la libertad de hoy. Creemos, señores, que en la práctica,con la misma vara con que ,
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se rrnñ^r» in,c¡ fiñrflp.Vins w O ü i m terminaran midiend geetLos derechos d e í ^ ^ s ^ N H Sin duda que allí donde las mayorías conscientes establezcan amplio respeto a las ideas religiosas aportarán el máximo de seguridad a la3 libertades ciudadanas y a la justicia social con respecto a las clases trabajadoras.
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a declararlo, los universitarios hemos sido realistas:
/ / Vuelvo
cuando la realidad chilena nadaba en millones prestadas, la juventud se divertía^. ahora no teme reconocer su falta, porque no fué la única culpable. Eran poquísimos los
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veían la filaanx interminable de automóviles
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prolongarse alia lejos por otra muy larga de^haraposos y hambíten t
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de concluido el palacio,^fabririta, el albergue.
Realista la juventud, al contemplar que todos los problemas se solucionaban ^^JstjK, llego a creer, en una absurdo, psicológicamente, fatal, que hasta de la£ solucione^ de su problema religiosos[ella no era responsable. La juventud dejó de ser católica a fuerza de no ser cristiano el ambiente en que vivía;; perdió el concepto de la caridad y la preocupación idealista por las clases desvalidas rte 1« t*uulüflj.il" entre otras rasonesf porque para amar al hermano hay que conocer al hermano y comprenderlo, y en medio del individualismo egoísta, antBtior al 26 dejulio,todos existían para cada cual y nadie para todos, ReinaUa el individuo en el Gobierno y el individuo en las actividades privadas, haciende imposible que la Universidad fuera una excepción a la regla.
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fbía espíritu colectivo: nos conocíamos poco y, nos L ^^^rfC f _ _ » i dJM 'V Tn ^ kA M
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comprendíamos menos, Talvez,ninguno ae habría atrevido a h a b l a ^ V — Vt de Cristo, Rey de los universitarios católicos, un año atrás porquela primera condición de un rey esla aceptación QXftoftÇanerv
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imagino que si hubiéramos entrado a estuli6nos
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loza publica de Cristo, nuestra¿teiN*r habría recibido más de alguna observación ignorante*. c
Podéis ir Chile y para
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° a o la jornada de Julio tiene para íntima relación con el reinado de
Cristo. Universitarios
de todas las doctrinas nos abrasamos en aquellos
días; pero, mientras/Los unos sostuvimos y seguiremos sosteniendo que la libertad en el orden es indispensable para el triunfo de las ideas buenas, otros no tuvieron valor para dediria que la buscaban a fin de clavar sobre su cuerpo,todavía niño, la bandera roja del Soviet. E s que en es«.
los universitarios de chile se dividie-
ron en dos bandos: el de los que engañados, con no escasa sinceriS dad algunos, r e a t i z a M a mentira y el error; y el de los que aman y predican la verdad a la luz del día. Siempre he pensado que, como una recompensa por los esfuerzos de Julio t quJS
Dios derramar en el alma de la sociedad chilena
fuerte dosis Vle idealismo* del cual no se privaría^la juventud universitaria. Así se demostró,mas tarde,cuando ; renovando viejas tradiciones, a la puerta de la familia santiaguina se agolparon los pobres; Ciando,las mujeres católicas se fueron al rincón del arrabal,por-
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/ / tadoras de pan y de esperanzas; cuando todos y todas se volvían hacia las puras doctrinas del Cristianismo, por si acaso estuviera en una obediencia másjperfecta el remedio, el único remediop •
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•fr si recordamos la tragedia de setiembre» Jamás habrá visto Chile mayor abnegación idealista, A una sociedad que vuelve por los fueros del espíritu estamos en situación de pedirle que, para completar sus aspiraciones justas, anhele, con viriles anhelos, el reinado social de Jesucristo. El le traerá lo que las fuerzas humanas no alcancen a darle, y la suave sencillez que la vida cristiana deja en el corazón le resolverá, sin aspavientos,el
problema de la vida pública»
q.ue consiste en hacer compatibles los atributos de la personalidad cornodb los atributos del poder. Por una extraña paradoja, las 9as difíciles cuestiones de este mundo hflglan solucióneos en laspormas sencillas del reino do Dios. L03 hechos de Setiembre marcaron la segunda jornada del país y de la universidad 0 Hn nombre de una efectiva miseria,
pretendió
imponerse un falso bienestar. Hubo jóvenes, ftriste es decirlo! j iji^jij * "i Olvidados de las aclamaciones libertarias apoyaron. . la sublevación comunista de Coquimbo. Pero los más; los que anhelan,con idéntico fervor,el progreso social i la disciplina social, 3e ofrecieron por el,orden así como antes se habían ofrecido por la libertad. No quiero seguir sin referirme a la íntima emoción que experimentó lajuventud católica al saber que el señor Administrador
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/ / Apostólico de aquel tiempo había estado dispuesto a partir ^Jfcfr £L norte, llevando la paz bendita del Pastor de las Almas» Con tan cristiana inspiración, Reverendísimo Señor, sólo continuabais la aSw^que os mereció ser vitoreado per la£multitudes de Julio. Llegó a muy "bellas alturas la actitud generosa de la sociedad Chilena,porque .descubiertos los cabecillas del complot, no se oyeron voces egoístas que pidieran la muerte sino voces cristianas que imploraron la vida. La juventud, impresionada ^ m n
p 0 r esta nueva realidad, en
que la materia está reconociendo indiscutiblemente la supremacía del espíritu, dirije sus pasos hacia todo lo que tenga significa9 do de idealismo, de abnegación y de regeneración social, ITo participo, señores, del persistente temor que abrigan muchos;. me parece que cada vez son más superficiales los trastornos y que avanza,dentro y fuera de la universidad ( una corriente profunda de cordura que algún día logrará imponerse. El reinado social del salvador fue proclamado por 3u Santidad Pío X I como un ¡jigno d e ^ q u e e l mundo volvía a Cristo y como un medio dejacelerará^/^: fassv en el retorno. Chile+puede corroborar la primera intención del Papajy debe hacer suya la segunda. Hemos salido de graves dificultades, salvando tropiezos f talvez irremediablea. La mano divina ha estado patente. Yo no podría ser pesimista, despues de haber visto la extraordinaria sensatez del pueblo
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/ / chileno en las 3 jornadas, conjuntamente^ con lat-eonasiiies. que nos dispensa Dios. En la actualidad, la juventud de amba3 universidades
(porque
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í>Í esto no hay tiendas extrañas), reintegrada por obra de ^ ^
misma,
del terreno de un realismo pasivo al terreno de un poderoso» idealian activof tiene, ante su airada inquieta y penetrante, todo un porvenir. De ella depende hacerlo grande o pequeño, ateo o cristiano, con la particularidad de quejbi elije el ateísmo mas vale que renuncie, desde luego, a la grandeza. Y es a la juventud,precisamente a la juventud universitaria, a la que ofrece su doctrina y su vida chisto Rey. Aquí extremosmas; es a nosotros, aaigos de esta Universidad Católica, a los que se nos ofrece en especial. ITos dice que si amamos la libertad E l murió por instaurarla en el mundo; que si tememos por los fundamentas de la sociedad c i v i l , E l ordenó
dar al Cesar lo que es del Cesar, reco-
nociendo origen divino a Isp autoridad legítima; que si dudamos del éxito en las reformas sociales, El sabe golpear el corazón de los ricos y llamar bienaventurados a los pobres; su Bvanjelio es estandarte Weminc de s o iv i nd 1 o ao i one a. proletarias; y nos dice, por fin,que si queremos hacexjgrande la Universidad y entregarnos con sacrificio a conseguirlo, encontraremos en ÉH., sí / señores i en E l , la fórmula decisiva que abra paso a los anhelos justos del estudiante sin atropellar la autoridad sagrada del
maestro.
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/ / Señores:
, w.
En HMri.^rl{tn fln ^r,"1-*' ^
la puerta de la
Universi-
dad del Estado dos trapos con la palabra libertad escrita encima, -
El acaso hizo que fueran un símbolo alternativo delp porvenir de Chiler uno era#lan¡co y el otro negro. Uno significaba que mediante la libertad podía obtenerse un porvenir despejado; "«lbo como el -píiia^r color déla bandera, como el mantel de los Altares y como la paz,
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otror nada blanco detras de la li-
bertad, nada mejor que a t o l l o de que pretendíamos salir; e& lugar de la l u z , la sombra, y de la paz, la guerra.
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K1 acaso, digo, fué el autor del á