La acuicultura en México: I. Época prehispánica y colonial

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Pedro Joaquín Gutiérrez-Yurrita

La acuicultura en México: I. Época prehispánica y colonial Pedro Joaquín Gutiérrez-Yurrita1 Profesor titular de Ecofisiología y Bioenergética Animal

¿Qué es Acuicultura? El término acuicultura es lo bastante amplio como para crear confusión en la gente, para algunos significa el cultivo de cualquier organismo acuático que no sean peces, incluyendo plantas terrestres en hidroponia, mientras que otros la perciben como cualquier cultivo acuático que no sea maricultura; lo que es más, aunque la acuicultura es parte de las ciencias pesqueras, hay una distinción muy clara entre ‘pesquería y acuicultura’. Acuicultura literalmente significa, ‘cultivar en agua’, y hace referencia a todas las formas de cultivo de animales y plantas acuáticos en ambientes dulceacuícolas, salobres y marinos, al manejo y control de los recursos vivos que habitan en el agua, así como su cultivo bajo condiciones controladas hasta su cosecha, procesamiento, comercialización y consumo (Pillay 1997). La acuicultura es, por tanto, una actividad orientada a la creación de unidades de producción. Bajo esta perspectiva, Aguilera y Noriega (1985) mencionan que ‘es el intento del hombre por incrementar la productividad de los recursos acuáticos mediante la manipulación deliberada de sus procesos fisiológicos de crecimiento, reproducción y mortalidad, haciendo uso de insumos como alimento y mano de obra’. El Art. 44 del Reglamento de la Ley Federal de Pesca 07/1992 la define como: ‘El cultivo de especies de fauna y flora acuáticas mediante el empleo de métodos y técnicas para un desarrollo controlado en todo estadio biológico y ambiente acuático y en cualquier tipo de instalación’. Aunque actualmente, en español, está más difundida la palabra Acuacultura que la palabra Acuicultura, es lingüísticamente incorrecta, ya que parece más la traducción directa del inglés Aquaculture, que una palabra del español proveniente del latín. El término Acuicultura viene de una palabra del latín (aqua = agua) y otra del bajo latín (cultvare = cultivar). En español, cuando se unen dos palabras, si la primera termina en vocal, dicha vocal puede transformarse en i, por ejemplo, rojo y negro = rojinegro. Por otro lado, también son correctos los términos ‘Acuicultivo’ y ‘Acuocultivo’, pero nunca ‘Acuacultivo’.

Los albores La pesca en México se remonta, como en todos los lugares del mundo, a los primeros habitantes del territorio como medio de sustento, junto con la caza, según se asienta en los diversos códices conocidos. Esta actividad, ejercía una influencia decisiva en todos los órdenes de las comunidades y de los individuos, pues no sólo era proveedora de medios de alimentación, sino que también impulsaba las vías de comunicación, la actividad artesanal y artística, forzando, incluso, a la imaginación para perfeccionar medios y sistemas y obtener así mayores rendimientos. Así fue como se fundó uno de los imperios más grandes y poderosos conocidos mundialmente, el Mexica. Este pueblo sustentó gran parte de su poderío en la actividad pesquera, ya que en la isla donde fue confinado a habitar, los productos acuícolas eran los que más le proveían de alimento. Así, los ‘itztacmichines’ -pescado blanco o charales- y los ‘juiles’ eran productos muy 1

Dirección de contacto: Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Autónoma de Querétaro, México. Correo-e: [email protected]. Biología Informa (1999)

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consumidos por los aztecas y las culturas que poblaron el Centro de México. Coincide que al único imperio que no pudo someter fue al Purépecha o Tarasco, que los mismos aztecas denominaban ‘Señorío de Michehuacán’, que quiere decir ‘lugar en que abunda el pescado y los pescadores’ (Alcázar 1980). En un mapa de alrededor de 1555, localizado actualmente en Uppsala, Suecia, se aprecia que la forma de pescar de estos pueblos era internarse en el lago subidos en canoas para una o dos personas y usar redes de mano para atrapar los animales. Los Chichimecas de la región que actualmente ocupa el Estado de Querétaro, para subsistir durante el estío (mayo a julio), pescaban bagres, boquines, anguilas, acamayas y camarones (acociles) del río Moctezuma y sus afluentes.

Figura 1. Diversos animales dibujados por un artista maya donde se reconocen una tortuga, una pstinaca (animal utilizado en los rituales de sangre), un cangrejo, un caracol, una barracuda y un molusco esferoidal (animal utilizado como símbolo del número cero).

Sin embargo, la acuicultura, ya como actividad cotidiana, se desarrolló entre los pueblos prehispánicos, primero con fines ornamentales y religiosos y posteriormente con fines alimenticios, según aparece en los relatos de Francisco Javier Clavijero, Fray Juan de Torquemada y Hernán Cortés (Aguilera y Noriega 1988). Francisco Javier Clavijero, en su ‘Historia Antigua de México’ menciona con asombro, cómo, el emperador azteca, Moctezuma, tenía dos casa para animales: ‘en la una destinada para las aves, había muchas cámaras y corredores sostenidos sobre columnas de mármol de una pieza. Estos corredores tenían a la vista una gran huerta en que había repartidos entre la arboleda diez hermosos estanques, unos de agua dulce para los peces de los ríos y otros de agua salobre para los de mar’. Fray Juan de Torquemada en su ‘Monarquía Indiana’ lleva hasta el extremo la excitación que le causaron los cultivos de peces para los diferentes ritos prehispánicos, cuando menciona que ‘junto al templo -de Iztapalapa- había una laguna o lago sacro, en el que se criaban muchos peces sacros y de diversas especies, muchos de los cuales eran muy grandes y crecidos, y cada cual de éstos tenía su nombre y llamándolos por él, se venían a las manos’. En ‘Cartas de relación’, de Hernán Cortés, se puede leer que Iztapalapa estaba ‘mitad dentro del agua y la otra mitad en tierra firma y que el señor que gobernaba tenía varias casas, en una de las cuales había, dentro de la huerta que la circundaba una muy grande alberca de agua dulce con muchos pescados’. De esta forma, se constata la idea de que los peces obtenidos de los lagos de Texcoco y Xochimilco no sólo provenían de la pesca, y que no se reproducían solos, sino que se les cultivaba (Lechuga y González 1985). Se considera que el registro más antiguo de acuicultura en México se tiene a raíz de un acontecimiento histórico. La crónica refiere que el pueblo Zapoteco, al mando del Señor de Tehuantepec, Cosijopi, hijo del último rey de Teozapotlán, Cosijueza, trasladó a la cima de la montaña Guiengola (Oaxaca) un número considerable de peces recogidos de los arroyos cercanos, los cuales al ser reproducidos y engordados artificialmente, sirvieron de alimento a los soldados que estaban sitiados por los ejércitos de Moctezuma II (finales del siglo XV). Gracias a que los guerreros zapotecos contaron con alimento suficiente durante los meses del asedio, aguantaron hasta la llegada de sus aliados mixtecos rechazando el ataque azteca. Se cree que de no haber conocido la piscicultura hubiesen muerto los guerreros (Lechuga y González 1985). En lo referente a la costa, Alonso de la Mota y Escobar, en su ‘Relación geográfica sobre Chiame4

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tla y Culiacán’ indica que todos los territorios de este área estaban bien cultivados y que los nativos conocían cómo realizar el desove de diversas especies en el mar y en agua dulce. También menciona que el único conservador de pescado que tenían era la sal, aspecto importante a la hora de analizar el por qué la población interior del México prehispánico y colonial no consumían pescado de origen marino. La acuicultura ritual tenía por objeto invocar a los dioses a que favorecieran la pesca y la piscicultura de los diversos cuerpos lacustres de la cuenca del Valle del Anáhuac. Así, se tiene noticia de que aunque extensiva, la piscicultura era una práctica de suma importancia para la alimentación mexica. Y llegó a ser tan importante entre los pueblos indígenas de México, que el calendario azteca agrícola (360 días divididos en 18 meses de 20 días cada uno más 5 días sin nombre) empieza la trecenia de meses con el día ‘Cipactli’, que significa literalmente cocodrilo y conceptualmente su representación involucra el principio y la evolución de todos los seres, recordanque que el pasado histórico de la vida está entre las lagunas y las riberas de los estanques, pantanos y ciénagas (Códice Borgia).

Época Colonial Diversos autores mencionan que con la dominación española en México se pierden diversas tradiciones y prácticas de producción de alimento, incluida la acuicultura (Urbina 1978, Lechuga y González 1985, Aguilera y Noriega 1988). Con esto, también cambiaron los hábitos alimentarios de los indígenas, los cuales empezaron a consumir más pescado proveniente de la pesca marina que de la pesca en sus lagos, como era lo usual. A pesar de este cambio en el origen de los pescados que se consumían, se tiene documentado que en los mercados del centro de México, en el siglo XVI, se comerciaban más de un millón de pescados de los lagos de Xochimilco y Texcoco (Anónimo 1991). Urbina (1978) menciona que durante la colonia se eliminó prácticamente todo tipo de acuicultura y que los únicos registros de pesca que se tienen son de la pesquería de perla, ballena y ostión. Ante los problemas de escasez de alimento que en ocasiones asolaban a la gran metrópoli mexicana, el religioso, astrónomo y geógrafo, José Antonio Alzate (siglo XVIII) escribió en su ‘Gaceta Literaria’: ‘¿Cuántos estanques se podrían disponer en las orillas de la laguna de Chalco que permanecen inútiles?. Son muy dilatadas porque se cuentan catorce leguas de costas: aprovéchense éstas y México no lamentará la escasez de pescado que le es muy gravosa; se establecen a esfuerzo de mucho dinero criaderos de animales cuadrúpedos ¿y debemos desatendernos del provecho que daría un estanque?. Su fábrica es sencilla, su conservación no es gravosa, ¿cuál sería pues el obstáculo?’. Este monje proponía el cultivo de peces en las riberas de las lagunas de Chalco, Texcoco y Chapultepec, así como en los estanques cercanos a los ríos San Joaquín, Churubusco y Coyoacán (Lechuga y González 1985). Desafortunadamente nadie pareció darse cuenta de la importancia que tenía la recomendación de Alzate, aunque en todas las disposiciones legales expedidas durante la colonia se reglamentara la pesca y el uso del agua epicontinental (Aguilera y Noriega 1988). Es interesante un argumento esgrimido durante el siglo XVIII para promover el cultivo de peces en agua interior. Este argumento decía que ‘el pescado blanco, natural de las lagunas y ríos de Chapala, Lerma y México era de mucho valor desde que se introdujo el pernicioso lujo francés, y en consecuencia únicamente lo podían disfrutar los opulentos que deseaban nutrirse con manjares delicados o regalar a sus comensales con un buen alimento’ (Anónimo 1991). Aunque se sabe que el pescado blanco, en PátzBiología Informa (1999)

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cuaro, era consumido por los reyes y señores Tarascos antes de la conquista, y que no son los franceses lo que le otorgan la categoría de exquisito y digno de emperadores, el argumento es importante porque se estipula, en el mismo documento, que con la acuicultura se podría tener más pescado blanco que con su simple pesca, además de que se podría tener durante todo el año y en los tamaños requeridos por los gourmets.

Figura 2. Entre los productos que se llevaban al tianguis durante la colonia, el pescado fresco era uno de los manjares más apreciados

Próxima a fenecer la jerarquía colonial en América, se dictaminaron algunas disposiciones más liberales en cuestiones de pesca, las cuales respondían a la intranquilidad de los pueblos sometidos. Así, además de liberar permisos y aumentar los lugares para la pesca de perla, ballena, nutria y lobo marino en ambas Californias, se abolieron los privilegios llamados exclusivos, privativos y prohibitivos que tengan el mismo origen de señorío -recordemos que la propiedad del agua en el México prehispánico y en gran parte durante el colonial, tenía manifiestas semejanzas con la propiedad de la tierra-, como son los de la pesca, aprovechamiento del agua, montes y tierras de cultivo, quedando al libre uso de los pueblos con arreglo al derecho común y a las reglas municipales establecidas en cada pueblo (Decreto del 6 de agosto de 1811). Con este mismo sentido liberal, ya en plena guerra de la independencia mexicana, las Cortes Españolas decretaron que todos los españoles tienen libertad de navegar y pescar en todos los puertos y costas del mar para la habilitación, estiba, carga y descarga de los buques para un mayor fomento de la pesca (Decreto del 8 de octubre de 1820). Las pocas disposiciones de la Corona de España referentes a la legislación de los recursos acuáticos (agua dulce, salobre y marina), aunque tardías, no hacen referencia explícita a las cuestiones del cultivo de los organismos acuáticos, por lo que el México independiente nació con un vacío legal y acuicultural muy grande, no sólo por no haberse mejorado y fomentado las técnicas que ya se conocían, sino por el rezago y pérdida de tradiciones que acompañaron a este fenómeno.

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Referencias Aguilera, P. y P. Noriega. 1985. La tilapia y su cultivo. Fondepesca. México Aguilera, P. y P. Noriega. 1988. ¿Qué es la acuacultura?. Fondepesca. México Anónimo. 1991. Evolución de la pesca en México. Secretaría de Pesca. México. Lechuga, R. y R. González (Eds.). 1985. La Acuacultura en México II. Acuavisión, 2:4-9. Pillay, T.V.R. 1997. Aquaculture. Principles and practices. Fishing news book, Blackwell Scientific Publications. Oxford. Urbina, R. 1978. La acuacultura en México. Memorias del II Congreso Latinoamericano de Acuicutura. Asociación Latinoamericana de Acuicultura. México.

Biología Informa (1999)

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