la artesanía de la comunicación Diálogo, escucha y lenguaje en la etapa 0-6

la artesanía de la comunicación Diálogo, escucha y lenguaje en la etapa 0-6 Es convenjente evitar presupuestos a priori. Quizá el estilo de interrel

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La escucha y el diálogo V La escucha y el diálogo Materiales preparatorio por parte del acompañante del grupo • Impresión del Anexo V2-1. • Papeles

LA PREESCRITURA EN LA ETAPA DE INFANTIL
ISSN 1988-6047 DEP. LEGAL: GR 2922/2007 Nº 13 – DICIEMBRE 2008 “LA PREESCRITURA EN LA ETAPA DE INFANTIL” AUTORÍA MINERVA SARABIA JIMÉNEZ TEMÁTICA PR

A la escucha de la palabra
A la escucha de la palabra. Escuchar la Palabra es saber "prepararle el terreno". Es el lugar donde cae la semilla (Mt 13, 1-9) el factor que determin

El desarrollo del lenguaje y la actividad matemática, dos elementos básicos en la práctica educativa en la etapa infantil
TRIBUNA ABIERTA. Ana Viera Sánchez. El desarrollo del lenguaje y la actividad matemática, dos elementos básicos en la práctica educativa en la etapa i

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la artesanía de la comunicación Diálogo, escucha y lenguaje en la etapa 0-6

Es convenjente evitar presupuestos a priori. Quizá el estilo de interrelación comunicativa de una familia es muy distinto del nuestro; quizá tengamos la ten­ dencia de considerarlo «mejor» o «peor», pero lo que es seguro es que es dife­ rente, y todavía es más cierto que es su propio estilo relacional y comunicativo. Es conveniente que depositemos confianza en las posibilidades de cada grupo familiar y que evitemos la tentación de querer sustituirlo y de erigirnos en el ambiente alternativo para la vivencia comunicativa del niño. Éste debe poder comunicarse en su medio escolar, pero es aún mucho más relevante la comuni­ cación en el seno de su familia. Podemos ser una vía, un referente vivencia! de co­ municación, a la vez que potenciamos la comunicación más esencial de cada niño en su medio familiar. Y siempre es necesario que cuidemos el diálogo y la buena coordinación entre los dos medios que conforman la cotidianidad del niño: el medio familiar y el medio escolar.

2 La comunicación estructurada en forma de diá logo

Es útil recordar que una actitud abierta, de confianza, de reafirmación de los padres y de su competencia en su rol paterno y materno puede ser un factor muy positivo. La actitud más adecuada siempre es escuchar, entender, aprender,

En el capítulo anterior se ha planteado que hablar es, para un niño o una niña, la forma más

sugerir recursos o estrategias en el marco de una actitud dialogante y cooperativa.

compleja de comunicarse. También se ha expuesto que la adquisición del escuchar-entender-ha­ blar de cada niño y de cada niña proviene de la confluencia de tres niveles: comunicación, len­ guaje (comprensivo y expresivo) y habla. Llegados a este punto, vamos a avanzar un paso más con la siguiente afirmación: La comuni­ cación estructurada en forma de diálogo es generadora de lenguaje verbal. ((Diálogo>>, ésta es una palabra clave. El diálogo descansa en las primeras relaciones de tipo fu­ siona!, pero las trasciende.

los inicios del diálogo Después del nacimiento, la calidad de la fusión afectiva primitiva se expresa -en palabras de Wallon (1978)-, en fenómenos tónico-emocionales y postura! es. Desde el inicio, se dan modificaciones tónicas y posturales recíprocas (relajación, hipertensión . . .), que son interacciones muy primigenias. Estas interacciones carecen de valor apelativo. Lo que las hace realmente relevan­ tes es que la madre o la persona adulta que cumple la función materna les conceda ese valor apelativo y responda a ellas, dándoles un valor significati­ vo y funcional.

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La artesanía de fa comunicación

La artesanía de fa comunicación

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__ _ ___ LA -��ld_NICACIÓN ESTRUCTURADA_E_N FO�MA DE DIÁLO§Q

tida a través de las estructuras óseas (especialmente la columna vertebral) y am­

la vida intrauterina

plificada por los huesos de la pelvis, que actúan a modo de caja de resonancia,

primeras interacciones comunicativas Pero podemos ir más allá y dar valor a las más desconocidas, pero no por ello que se dan ya en la vida intrauterina. Son las menos importantes.

junto con Humberto Maturana La doctora Gerda Verden-Zoller, en sus trabajos

sobre ecopsicología maternal, expone:

uraciones de coordinaciones sensomo­ Los ritmos corporales, y el fluir de las config se da entre una madre y un niño, son la trices en el estrecho contacto corporal que a. base desde donde surge la conciencia human

(Verden-Zoller, 1993, p. 144)

hasta llegar al oído del feto, en una especie de comunicación sónica excepcional. La transmisión de la voz de la madre no incluye, obviamente, aspectos semánti­ cos o de significado, pero sí es capaz de transmitir, según Tomatis, las emociones de la madre: bienestar, deseo de vida, felicidad, angustia, tensión ...., que serán la capa más profunda de su devenir existencial. En palabras de la doctora López-Xammar (2001): «El feto está en resonan­ cia con el psiquismo de la madre y reacciona según sus actitudes sin que exista conexión neurológica alguna entre ellos. Las actitudes emocionales de la madre determinan la liberación de determinadas sustancias químicas (hormonas, neuro­ transmisores... ) que llegan al feto a través de la placenta».

deseo de comunicarse y, con él, el Creo que a lo anterior podría añadirse: «y el lenguaje».

l con grupos de madres y Verden-Zoller, a partir de su trabajo experimenta

bebés, afirma también:

raciones temporales como formas El bebé en crecimiento vive en un fluir de configu materno. Protegido y seguro en un rítmicas de movimientos recurrentes en el vientre n que va a llegar a ser un ser humano suceder pulsante y pofirrítmico, el embrió

ales a dúo con los ritmos corporales crece desarrollando sus propios ritmos corpor útero: ritmo cardíaco, respiratorio, mo­ de la madre que lo contiene y alimenta en su vimientos y vibraciones de la voz de la madre.

el bebé que crece y la madre, el pro­ Después de la íntima relación en el útero entre el desarrollo de la conciencia huma­ ceso epigénico temprano más importante para de los ritmos corporales vibratorios y na tiene lugar en la musicalidad elemental ras ésta da de mamar; acaricia, mece, sonoros de la relación materno-infantil (mient habla, arrulla y acuna al recién nacido ... ).

(Verden-Zoller, 1993, p. 143)

Después del nacimiento Los intercambios iniciados, con mayor o menor conciencia por parte de la perso­ na adulta, en vida intrauterina se continúan en las primeras interrelaciones madre­ bebé, cuando la madre recoge las señales hechas por el niño sin que él mismo las haya dotado todavía de contenido ni intencionalidad (el llanto, por ejemplo, a causa de un malestar). En la medida en que la madre lo dota de contenido y se lo retorna al niño, esta señal inicial va convirtiéndose, poco a poco, en código co­ municativo que el niño va identificando como tal y va aprendiendo a usar. Cuando un bebé llora y los padres atenta y amorosamente le ayudan a cal­ mar su dolor de barriga, su sensación de hambre, su incomodidad por una mala postura, etc., está dando significado a su señal y, con ello, ambos (adulto y niño) están andando los primeros pasos de este largo camino que conduce a la apari­ ción Y evolución de la competencia comunicativa y a la adquisición del lenguaje. Así, el niño puede empezar a descubrir que su señal (llorar) ha tenido unas con­

El doctor Alfred Tomatis (1987), a partir de sus investigaciones, nos habla del uni­ verso uterino, pero no como un universo silencioso, sino todo lo contrario. Todos los ruidos (propios del latido del corazón, del sistema digestivo ... ) serán captados por el nuevo ser a partir, aproximadamente, del cuarto mes y medio de gestación, momento en que el oído puede considerarse ya operacional. De entre todo este universo sonoro, destaca, por su importancia, la voz de la madre, que es transmi-

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La artesanía de la comunicación

secuencias y ha provocado que cambiase alguna cosa en su situación. Del mismo modo, cuando un bebé sonríe o hace muecas y la persona adul­ ta lo mira y espontáneamente le responde, imitando aquello que el bebé está ha­ ciendo, también ambos (adulto y niño) están construyendo los primeros pilares del proceso comunicativo y lingüístico. Porque se está produciendo un pequeño diá­ logo a partir de la iniciativa del bebé.

La artesanía de fa comunicación

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LA COMUNIl adulto. Es decir, cuando el niño está en la escuela con su maes­

un buen recurso que incide en el placer y la competencia comunicativa de los más

tra. A partir de este vínculo, y sólo a partir de este vínculo que establece con ésta,

pequeños. Así, por ejemplo:

podrá interesarse por los otros niños, por el espacio y los materiales que con­

'



+

Es adecuado señalar y mirar, con el niño, cuando pasa un avión o cuando

tiene, por las propuestas pedagógicas... Sólo a partir de este vínculo afectivo será

cae una hoja de un árbol.

posible para él abrir la escucha y adquirir lenguaje mientras vive en la escuela.

Es interesante ayudar a un niño a que señale con el dedo aquello que desea, si su conducta habitual es sólo mirarlo.

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La artesanía de la comunicación

Mirado y escuchado. Ya desde un inicio, el niño siente y expresa sus senti­

mientos y emociones, pero no tiene conciencia de lo que está sintiendo y expre-

La artesanía de la comunicación

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LA COMUN ICACIÓN ESTRUCTURADA_�O _ i3:MA DE DIÁLOGO

b_A _ COMUNICACIÓN ESTRUc:;TURADA EN FORMA DE DIÁLOGO

sando. Gracias a la percepción y la comprensión que la persona adulta hace de

placer de esta situación, y las modificaciones que por iniciativa de uno o del otro

las manifestaciones del niño, y del modo como responde a ellas y se las explica

se dan, son las primeras interacciones, los primeros intercambios.

con su actitud y con sus palabras adultas y adaptadas, el niño podrá ir tomando

El bebé nota si la madre está rígida o tensa, si para ella es una actividad ru­

progresivamente conciencia de lo que siente y expresa. El retorno del adulto hacia

tinaria o si está relajada y a gusto; si está cómoda en su postura; la emoción que

el niño, con respeto a los turnos de diálogo, por medio de la voz, la palabra y el

guía esta actividad conjunta. Y el niño se adapta a ello.

lenguaje corporal irán dotando de contenido conceptual sus vivencias y manifes­

Por su parte, el niño manifiesta si está cómodo, si tiene malestar, hambre,

taciones. De este modo, el niño irá comprendiendo, integrando y regulando sus

sueño, etc., sin ninguna intención de hacerse entender. Será la madre quien do­

manifestaciones de expresividad emocionaL

tará de significación estas manifestaciones, andando ya, como se ha dicho tam­

Emocionalmente contenido. La persona adulta es la fuente de seguridad del

niño. El niño percibe la seguridad en la medida en que sus necesidades son atendidas

bién en páginas anteriores, por el largo camino de la comunicación y el lenguaje.

de forma regular y placentera, y con unos puntos de referencia en cuanto a actitud y

Este elemento de placer/displacer y de dotar de significación las manifesta­

forma de proceder suficientemente estables, que le permitan entregarse al placer y a la

ciones expresivas del niño será una constante en todo el proceso de adquisición

exploración del intercambio comunicativo y del entorno cada vez más conocido y

del lenguaje. Y estas primeras experiencias quedarán y permanecerán como sus­

complejo. Para ello, es imprescindible la existencia de un potente vínculo afectivo y una

trato en el que se apoyarán las que el niño viva posteriormente.

regularidad y estabilidad en su vivir; un adulto suficientemente seguro en su rol cui­

Para el niño pequeño, el hambre es una molestia que sólo tiene una res­

dador que pueda sostenerle emocionalmente y potenciarle en su proceso evolutivo.

puesta: comer. A partir de este hecho inicial y de la respuesta que la persona adul­ ta le da, el momento de la comida puede convertirse en un compartir, en un sentirse entendido, en un placer, en un esperar la actuación de la persona adulta,

Diálogo y_ vida cotidiana de los más pequeños

o en una situación tensa, de cerrazón, de rechazo al intercambio y al compartir. .. Y todo ello es favorecedor o entorpecedor en el camino hacia la comunicación y el diálogo.

¡Dónde transcurre el diálogo? El diálogo surge y se potencia en el vivir cotidiano,

En este sentido, es conveniente no tener prisas, esperar la actitud activa o

en las actividades cotidianas. Por ello, voy a analizar brevemente dos actividades

de reciprocidad por parte del niño, no forzar los movimientos de su boca o de su

propias de la cotidianidad de los más pequeños y que ofrecen un sinfín de posi­

cuerpo... y cuidar muy especialmente cómo se le habla, cómo se le mira y cómo

bilidades comunicativas.

se le toca. A través de la acción de comer, el niño despierta sus sentidos: el tacto, la vista, el olfato, el oído y el gusto. Para los niños pequeños, la boca es una fuente

la alimentación

importantísima de sensaciones. El hecho de comer le aporta muchas de estas sen­ saciones. La boca y su conocimiento propioceptivo, que ahora se inicia, serán im­

En páginas anteriores se ha señalado que los primeros diálogos se realizan con y

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portantes para la buena resolución del habla.

en el cuerpo. En un primer momento, el niño está en contacto directo con el cuer­

A medida que el niño va creciendo, se va interesando por lo que come: di­

po de la madre, sintiendo la respiración, los latidos del corazón. Madre y bebé se

ferentes sabores, texturas, temperaturas... Y también por los utensilios relacionados

amoldan a través del tono, la emoción, el sentimiento y la postura.

con la comida: el plato, la cuchara, el vaso...

Mientras el niño es pequeño, la alimentación es una situación comunicati­

Alrededor de los 12 meses, cuando ya ha saciado parcialmente su apetito,

va por excelencia. Tiene una especial importancia la lactancia. El bienestar y el

empieza a tocar la comida con sus manos; a experimentar tocándola, frotando sus

La artesanía de la comunicación

La artesanía de la comunicación

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LA COryJUNICACIÓN ESTRUC_T!:!_RADfl.. EN FORMA DE DIÁLOGO

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______ _ __ LA_ COMUti:!_I�QÓN ESTRUCTURADA EN F_ ORMA DE DJÁLOGO --

De modo parecido, el mo­

manos llenas de comida que llevará a la mesa, a su cara... Es una experimentación necesaria en este momento, a partir de la cual adquiere nuevos conocimientos que

mento de cambiar

los pañales

van más allá de la propia función alimentaria.

puede estar lleno de contenido

A partir de estas experiencias, la persona adulta puede regalarle comunica­

afectivo y personal. Es importante

ción, conceptos y palabras. A partir de esta actividad, realizada por el niño, nacen

que la persona adulta no interrum­

los conceptos, y con ellos el lenguaje. Del mismo modo nacen conceptos y pala­

pa bruscamente y sin respeto una

bras a partir de su constante actividad, su constante descubrir, su constante ex­

actividad que el niño esté realizan­

ploración en un movimiento libre -a condición de que la persona adulta lo

do para llevar a cabo este cuidado

permita y favorezca.

personal.

En sus intercambios breves, en sus cortas pero intensas actividades, es

Cuando se le están cam­

donde las niñas y los niños exploran el espacio y los elementos que contiene, y se

biando los pañales, la posición

relacionan entre ellos.

corporal facilita una relación espe-

A partir de estas experiencias, va surgiendo el lenguaje de cada niño. Por­

cialmente íntima. El niño tumbado

La posición corporal facilita la proximidad de la relación

que experimentación, información, vivencia, comunicación y lenguaje forman un

tiene al adulto frente a él y sus caras y miradas están próximas. Es un momento

bloque solidario para un niño pequeño.

muy especial para potenciar los turnos de diálogo (siempre a partir de la actividad

Y ya en los últimos años de esta etapa, el tiempo dedicado a la alimentación

iniciada por el niño) en una relación íntima.

puede convertirse en una situación óptima donde poder compartir y dialogar con

Es particularmente importante cuidar la voz y la mirada para fomentar la es­

los otros, en breves conversaciones entre dos o más niños y de carácter más grupal.

cucha y el deseo de comunicación. El diálogo corporal se hace muy intenso. Es un momento que invita a jugar con el cuerpo, así como a hablarle de él, de las sensaciones, de los objetos que intervienen en la acción... Y todo ello es comuni­

la higiene personal

cación, lenguaje y habla porque: •

Se da un diálogo corporal.

La constante actividad del niño pequeño: arrastrarse, comer, tocar la tierra y otros ma­



Se comparte íntimamente una situación que afecta a ambos.

teriales... provoca que se ensucie constantemente. Hablar de higiene personal referida



Se fortalece el vínculo afectivo.

a niños pequeños implica acoger y dar respuesta tanto al deseo de ensuciarse como al



Se dialoga por medio de los objetos y materiales.

de estar limpio. Estar limpio o sucio es algo que sucede casi alternativamente y que



La voz se torna especialmente cálida.

puede ser igualmente gratificante para el niño. Poder ensuciarse es condición indis­



La situación favorece la escucha.

pensable para sentir el hecho de ir limpio como un placer y no como una imposición.



El niño expresa su placer/displacer por medio de la expresión de su cuerpo y de emisiones sonoras, que normalmente quedan potenciadas por la pos­

Con su actitud, la persona adulta puede convertir la higiene personal (lavar

tura y el juego con la persona adulta.

la cara, las manos, el cambio de pañales ... ) en una relación individualizada en la

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que el niño se sienta acogido y respetado y, de este modo, pueda ir descubriendo



La persona adulta le regala conceptos relacionados con esta actividad.

su cuerpo y sentirlo valorado. El hecho de lavarle suavemente la cara, respetan­



La reiteración de la situación va permitiendo que el niño vaya _descubrien­

do su ritmo, permitiendo su colaboración activa, provoca que el niño pueda vivir

do las funciones de anticipación y suplencia, que son las primeras que debe

la situación con placer, y le anima a desear el intercambio comunicativo y el diá­

integrar en el largo recorrido que le llevará de la vivencia a la simboliza­

logo con la persona adulta.

ción. En un primer momento, las palabras se refieren y descansan en lo que

La artesanía de la comunicación

La artesanía de la comunicación

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!,.A CO_MUNICACIÓ� ESTRUO:lJ.RADA EN __

_ � CQ(I,_IIUNICACIÓN ESTRUCTU�ADA EN FORMA DE Dlj\LOGQ_

FO�fvl:_A DE DIÁLOGO

el niño está viviendo en el momento; en aquello que, por tanto, es eviden­

pueda estar todo lo presente, activa y receptiva que su hijo precisa. Otras veces,

te. Poco a poco, el niño puede ir descubriendo estas funciones, en la me­

será [a existencia de una discapacidad auditiva, cognitiva... o una alteración neu­

dida en que la persona adulta le propone, y por tanto le anticipa, que a

rológica, metabólica ... o la presencia de un síndrome, etc., lo que dificultará este

continuación va a cambiarle sus pañales, va a lavarle la cara, etc.

proceso natural y espontáneo. Vemos, pues, que por múltiples causas puede no producirse este encuentro todo lo óptimamente que sería de desear. Y, a partir de este pequeño o más im­

El diálogo como punto de encuentro

do como una bola de nieve.

portante desajuste inicial, van surgiendo unas dificultades que pueden ir crecien­ En todos los casos hay que apelar a restablecer y potenciar este punto de

Es interesante observar que ya desde las primeras interacciones que inician el largo

encuentro: el diálogo. El intercambio comunicativo estructurado en forma de diálogo.

camino de la evolución de la comunicación y el lenguaje -en el diálogo tónico­

Esta premisa, restablecer y/o potenciar el diálogo, nos obliga también a

emocional, en los intercambios comunicativos a través de la mirada, de la expresi­

plantear nuestra intervención como profesionales siempre como una situación

vidad, de los objetos, etc.-, aparecen ya tres niveles entrelazados: comunicación,

abierta a la comunicación, especialmente cuando las iniciativas y respuestas de la

lenguaje y habla.

niña o del niño sean sólo discretas, desajustadas o muy incipientes.

En estas interacciones, la madre (o adulto cuidador) se comunica, atiende la necesidad del niño y permite que éste descubra que su señal es capaz de mo­ dificar algo en su entorno: da sentido a la señal y con ello crea comunicación. Al mismo tiempo, en la medida en que llena de contenido esta señal («Tie­ nes hambre, ¿verdad?», «Veo que estás muy contento>> ... ), va regalándole concep­

Nuestra intervención educativa debe darse dentro de una estructura dialo­ gada de máximo respeto a los turnos de diálogo y a la alternancia. A mayor dificultad, mayor acomodación y mayor reflexión de cómo debe ser este proceso de acomodación por parte de la persona adulta hacia el niño para que se pueda producir el diálogo. Pero nunca sustitución del diálogo.

tos y pensamiento. Le está ofreciendo lenguaje. Y todo esto lo hace, en buena medida, con la voz, con el habla. La madre, de forma espontánea, recoge la emi­ sión sonora del niño, la enfatiza y se la retorna, aproximándola lo más posible a la musicalidad y a los fonemas propios de su idioma, colaborando así a crear el

Tomemos conciencia de nuestra forma de intervenir en el diálogo

bucle audiofonatorio de la lengua materna. Esta conducta de acomodación la seguiremos haciendo de forma espontá­ nea y automática en todo el proceso de adquisición del lenguaje de un niño.

En lugar de preguntarnos, como suele ocurrir con demasiada frecuencia, qué de­ bemos hacerle hacer al niño para que mejore su comunicación y lenguaje, los pa­ dres y los profesionales deberíamos preguntarnos: ¡Qué debo hacer yo para potenciar la actitud y conducta comunicativo-lingüística de este niño? ¡Cómo m e

Cuando todo no es tan sencillo ni espontáneo

comunico? ¡Cuál es m i lenguaje corporal? ¡Qué transmite m i voz? ¡Cómo hablo? ¿Cómo escucho? ¿De qué recursos comunicativos útiles y eficaces dispongo? ¿En qué y cómo sería adecuado modificarlo?

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A veces, no todo resulta tan sencillo ni tan espontáneo. Puede suceder que, sim..,

Cuando el camino hacia el lenguaje no es tan fácil, podemos tener la ten­

plemente, el niño aporte poco a este proceso, o que sea poco sensible a las apor­

tación de sustituir el diálogo por una especie de clase, como si de una asignatura

taciones de su madre, o que la madre, por circunstancias de salud del niño o de

o área curricular se tratase, con muchos ejercicios, pero donde realmente exista

ella, de su estado de ánimo, de condiciones socioambientales adversas, etc., no

poca espontaneidad, comunicación y diálogo. Y esto no es conveniente.

La artesanía de la comunicación

La artesanía de la comunicación

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LA COMUNJ(ACIÓN --�lRUCTURADA EN FORMA DE DIÁLOGO

Aunque en ocasiones puede ser adecuado utilizar unos medios, unos juegos o unos materiales didácticos para la consecución de algún objetivo de­

Las conductas imitativas y de respuesta existen, sin duda, y son necesarias y muy útiles para diferentes objetivos educativos. Que la persona adulta inicie un intercambio comunicativo con un niño, que

terminado, esto no es lo esencial, y no puede sustituir ni la vivencia comuni­ cativa ni el diálogo. Es preferible que una persona, no experta en el tema, tenga la sensación al observar la relación entre adulto y niño de que ambos se están contemplando, ju­

le informe acerca de algo, que le ayude a observar, que le haga una propuesta de actividad... es absolutamente correcto y necesario, y puede servir para que el niño aprenda muchas cosas, pero no para que descubra los turnos de diálogo.

gando, riendo, relacionándose, «charlando»... , como pasando el tiempo en un

Descubrir e interiorizar una comunicación basada en los turnos de diálogo

quehacer compartido, que, por el contrario, perciba un conjunto de actividades

es un objetivo fundamental en la educación de las primeras etapas evolutivas: ya

pautadas y muy organizadas a base de ejercicios y actividades dirigidas.

sea por edad cronológica o por momento evolutivo de cada niño.

El turno de diálogo y la alternancia

Los tres pasos que conducen a integrar los turnos de diálogo

Para que exista diálogo, debe existir el turno de diálogo, el tiempo de espera entre

Desglosaré este descubrimiento en tres pasos que, como siempre, en la evolución de

un interlocutor y el otro: el momento de atender y escuchar al otro para adecuar

algunos niños pasarán de una forma tan rápida y natural que resultarán inadverti­

de nuevo nuestra intervención.

dos, mientras que para otros niños será un proceso más largo y complejo. Como en

Cuando todo va bien, la adquisición del turno de diálogo acostumbra a ha­

tantos aspectos psicopedagógicos, los criterios de actuación, reflexionados y apli­

cerse de forma natural y espontánea. Pero, en ocasiones, hay que potenciar un

cados de forma más rigurosa y optimizada, imprescindibles para algunos niños,

poco, mucho o muchísimo este descubrimiento: la adquisición y participación en

dan luz a la intervención educativa para todos los niños en la primera infancia. Esos tres pasos son los siguientes:

el turno de diálogo. Sin este requisito, la comunicación humana vehiculada por el lenguaje no podrá progresar. En cambio, sí podría seguir evolucionando el habla,

1

Primero es necesario que el niño descubra que existen los turnos de diálogo.

en algunos niños y niñas.

2

En segundo lugar, conviene aumentar al máximo posible el número de tur­

Una vez más, no se trata de pensar en qué hacerle al niño para que descu­

nos en una conversación. Unas veces, el objetivo será conseguir uno, dos,

bra e integre el turno de diálogo, sino de analizar cómo debe ser nuestro actuar

tres o cuatro turnos de diálogo. Otras veces, se tratará de conseguir conver­

para que el niño lo pueda descubrir y practicar.

saciones largas y fluidas.

Sirvan en este punto dos premisas que son esenciales y que se cumplen en

3

Por último, podemos centrar nuestra atención e intervención no sólo en la

la vivencia de todos los niños, pero acerca de las cuales es necesario reflexionar

existencia y la duración de esta estructura básica que conforma el ir y venir

más detalladamente cuando los procesos son más lentos o costosos. Son las si­

dialogado, sino también en el contenido expresado en cada turno de diálo­

guientes:

go desde un punto de vista morfosintáctico, léxico, fonético, pragmático ...



La actividad comunicativa y de lenguaje verbal se desarrolla a partir de

(véase el capítulo 3).

la actividad que inicia el niño y de cómo nosotros, los adultos, le res­



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pondemos.

Anteponer este tercer paso a los dos anteriores puede cerrar posibilidades de un

El descubrimiento del turno de diálogo y la consecuente posibilidad de diá­

lenguaje verbal realmente comunicador y potenciador de las capacidades y posi­

logo surge a partir de la actividad iniciada por el niño.

bilidades de los niños.

La artesanía de la comunicación

La artesanía de la comunicación

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--� COMUNICACIÓN _ _ ESTRUCTURADA EN_ FORMA DE DIÁLOGO

L6_ CQf\1Ufl!CA _J ;: I_ _ Ó"!_�TRUCTLB_ J _AD�____g_fj FORMA DE_ DIÁLQGQ_

Facilitemos la adquisición de los turnos de diálogo

Si estamos atentos, podremos observar que, en ocasiones1 ignoramos lo que el niño está haciendo (porque nos parece poco interesante o reiterativo) y optamos por proponerle otra actividad o por mostrarle, qUizá, otro objeto, otro juguete, una

Nuestra capacidad de escuchar y recoger cualquier iniciativa del niño, por muy pequeña que ésta sea, es fundamental para que él pueda descubrir, disfrutar del diálogo y tener una actitud activa en él. El primer paso es, pues, ponernos a su escucha, ser unos buenos recepto­ res. No se trata de una actitud pasiva, sino todo lo contrario, se trata de una acti­ tud activa. Escuchar implica un alto nivel de presencia. La forma más positiva es partir de la actividad del niño, porque él necesita estar activo para que el intercambio comunicativo le sea útil y placentero. El niño descubrirá el turno de diálogo a partir de la acción, la experimentación, la emi­

imagen... sin dar valor a la acción que el niño había iniciado. Como consecuencia de estas actitudes, podemos llegar a crear situaciones paralelas: la del niño y la nuestra, dificultando que surja el punto de encuentro, que es el diálogo. Y, entonces, no estaremos aprovechando bien ni el tiempo del niño ni nuestros turnos de diálogo. Es más aconsejable un pequeño diálogo que una actividad verbal más com­ pleja y elaborada pero que esté fuera de las posibilidades del niño; aunque pueda ser más aparente e incluso más > .

empieza a señalar un objeto que le interesa; cuando acompaña este señalar con

Otras veces, los adultos estamos tan pendientes del contenido que quere­

una emisión sonora con valor designativo; cuando se expresa por medio de alguna

mos regalar al niño para que éste aprenda que no le dejamos experimentar, tanto

o algunas palabras; cuando su expresión lingüística está poco evolucionada en rela­

como necesita, este «ir y venir>> sencillo que es el diálogo. Entonces, el niño no

ción con su edad, o cuando el lenguaje del niño es el propio de su edad cronológica.

puede aceptar estos regalos que la persona adulta le quiere hacer. No puede inte­ grar tan bien estas informaciones, estas enseñanzas, este lenguaje. Por ello es con­ veniente que en nuestra forma de relacionarnos:

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La artesanía del buen uso de los turnos de diálogo



Sigamos el interés del niño y le acompañemos en sus descubrimientos.



Le demos el tiempo necesario para que pueda comprender e integrar lo vivido.



Fomentemos nuestra confianza en sus procesos y descubrimientos.



Le transmitamos seguridad y alegría.

de las niñas y de los niños sordos: escucharles, hablar de forma dialogada con ellos



Busquemos un bienestar compartido.

en un continuo apoyarnos en el contexto y en las situaciones de la vida cotidiana,

Ésta es la artesanía que hemos aprendido acompañando el desarrollo del lenguaje

A menudo, la inquietud, la inseguridad o el exceso de celo nos llevan a tomarnos

buscando recursos para que el lenguaje atienda y alcance a todos los aspectos y usos

más turnos de diálogo, como emisores, de los que nos corresponden.

lingüísticos que es necesario asumir para llegar a ser un hablante competente.

A veces, usamos unos niveles de código verbal1 es decir, una manera de hablar,

Y esta enseñanza tan valiosa que a través de ellos hemos recibido nos sirve

demasiado compleja, designativa o informativa; incluso poco contextualizada y con

para entender y fomentar la competencia comunicativa y lingüística d e todos los

poca coincidencia con la actividad que el niño está viviendo en aquel momento.

niños pequeños, desestimando formas de abordar el lenguaje de modo designati-

La artesanía de la comunicación

La artesanía de la comunicación

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LA _CO!iJUNICACIÓN ES"f_]3_UCTURADA EN FO!iMA_Q _E DIÁLOGO

� _ COMUNICf\CIÓN �SJRUCTUfl.ADA EN_ FORMA DE DIÁLOGO

No dejemos expresiones sin respuesta. Casi siempre, la respuesta incluirá la

vo, memorístico o desvinculado del contexto y de la vida cotidiana. Sencillamen­ te, no es necesario hacerlo.

acción, que es lo que el niño realmente espera (coger lo que señala, acercarle u n

En este sentido, el quehacer del profesional se podría definir como la arte­

objeto, cogerlo e n brazos. . .) , a l a vez que complementamos nuestra respuesta con

sanía del buen uso de su turno de diálogo, entendiendo que el profesional tiene

nuestra actitud comunicativa y nuestras palabras. Y no olvidemos expresar -me­

perfectamente analizado e incorporado el momento evolutivo del niño para poder

diante nuestro lenguaje corporal, mirada, acción, expresión facial, pregunta, cam­

acomodarse a él de manera precisa y, de este modo, ayudarle a evolucionar de

bio de tono en la voz...- que quedamos a la espera de que él vuelva a tomar un

una manera eficiente. La persona adulta debe ser consciente de su intervención:

nuevo tumo de diálogo.

¡Realmente lo hacemos?

cómo escucha, qué dice, cómo lo dice, cómo comunica ... El niño, en estas pri­

Que este descubrimiento se dé lo mejor y más pronto posible depende, en

meras edades, sólo ha de vivir el placer de comunicarse con un adulto en una situa­ ción concreta de la vida cotidiana.

buena medida, de nuestra forma de entrar en relación con el niño: de saber darle su tiempo; de estar a su escucha, más que de estar siempre pendientes de nuestra propia iniciativa.

Actitudes favorecedoras del diálogo

A veces, podemos pensar que para apoyar la buena evolución del lenguaje de un niño o de una niña debemos hablar mucho, y no necesariamente debe ser así. Las pausas y los silencios son muy importantes. Es conveniente respetarlos. Si

Es muy importante dar valor y sentido a todas las iniciativas comunicativas del

un niño habla poco, nosotros no podemos llenar todos los silencios con nuestras

niño. Una clave importante es ser sistemáticos en poner en palabras lo que el niño

palabras. Tendremos también que hablar mesuradamente, manteniendo un equili­

ha expresado o ha intentado expresar, para darle la seguridad de que realmente ha

brio comunicativo; pero eso sí, de forma muy consciente, aprovechando muy bien

sido atendido y entendido. Y, después, ya podemos contestarle.

cada uno de nuestros turnos de diálogo.

tra respuesta (sea con la acción o de palabra), es importantísimo: «Ah, quieres

Asimismo, si nosotros somos unos buenos emisores de lenguaje, ayudare­ _ mos al niño a ser un buen receptor. Cuanto más nos ajustemos a su estilo comu­

coger tu chaqueta)), «Veo que te has hecho daño>> , «Quieres más pan)) ... Darnos

nicativo y a su nivel lingüístico en lo conceptual, morfosintáctico, léxico... , más le

el tiempo para descansar en este punto, como si de un escalón se tratase, antes de

favoreceremos. Se trata de adecuarnos, no para quedarnos en el mismo nivel, sino

subir al siguiente escalón, que es nuestra respuesta («Toma la chaqueta», «Vamos

para subir juntos otro escalón, sea éste un escalón más o menos alto, según cada

a curar la mano>>, «Toma un trozo más de pan». . .) marca una diferencia muy im­

niño y cada momento.

Entretenerse en «repetin> lo que el niño nos ha dicho, antes de darle nues­

No potenciar un nuevo paso es inadecuado. Pero también lo es pretender

portante dentro de la calidad comunicativa y el acceso al lenguaje verbal. ¡Nos damos realmente este tiempo y realizamos este paso'

darlo excesivamente grande. Adecuarse es una artesanía que reposa en una ob­

Demos significado inmediato a las expresiones de los niños, mostrándoles

servación, una mirada y una escucha atenta, para que nuestros conocimientos se

de forma clara que han sido captadas y que lo expresado ha provocado interés y

amolden y potencien la evolución en la comunicación, el lenguaje y el habla per­

respuesta por parte de la persona adulta.

sonal de cada niño. En síntesis, siempre será adecuado y necesario:

Esto no significa una sobreprotección o una constante respuesta inmediata,



rada, una emisión sonora, un gesto, una palabra (o unas palabras)... Seamos

en aquellos niños que no lo precisan, ya que entonces quizá estaríamos entorpe­

sensibles a las diferentes formas de expresión que un niño nos puede ofrecer.

ciendo un importante aprendizaje sobre sus recursos personales y su capacidad de

50

Recoger la intención comunicativa y la forma de expresión del niño: una mi­

espera y de tolerancia a la frustración. El criterio de la persona adulta es el que ha

+

Manifestarle que hemos recibido su expresión y que ésta nos interesa.

de prevalecer en cada caso.

+

Dotar a su expresión del máximo significado, con nuestra actitud y palabras.

La artesanía de la comunicación

La artesanía de la comunicación

51

_LA COMUNI!?CIÓN _ �TRU__QU_RAQ,ó. -ªi_fQRMA DE _ DIÁLOGO

LA COMUNJCACIÓN ESTRUCTURADA EN FORMA D�__Q_L�\LOGQ





Contestar al niño con la repetición de lo que ha dicho de manera mimética

el profesional, dotarse del máximo de información posible, facilitada por

(en fases muy iniciales) o reformulada (según el momento evolutivo de cada

los padres,- acerca de los lugares, nombres de personas, actividades rea­

niño); la acción y la expansión lingüística de aquello que ha expresado.

lizadas... , ya que nos darán pistas insustituibles en algunas etapas del

Darle el tiempo necesario, invitándole con nuestra actitud para que vuelva

proceso del niño y harán posible una comprensión más amplia de lo que

a tomar su turno de diálogo.

el niño expresa. Evitar las preguntas excesivamente abiertas («¡Dónde fuiste ayer?»). En su lugar, plantear formulaciones del tipo «Ayer fuiste al zoo» con una en­

Actitudes entorpecedoras del diálogo

tonación que recoja pregunta y exclamación. Según la necesidad, po­

Existen, sin duda, actitudes que ayudan poco a la instauración de la comunicación

comentario hecho verbalmente por los padres al acompañar al niño a la

demos ayudarnos con postales de los animales compradas en el propio zoo, un dibujo y una explicación escrita y preparada en casa, un breve

dialogada. Conviene prestarles atención, para tratar de evitarlas. Veamos algunas

escuela por la mañana o anotado en una libreta que sirva de vehículo

de ellas.

informativo entre casa y la escuela, etc.

1

Invadir el turno del niño hablando por él sin esperar su aportación y/o res­

3

puesta. A veces, los niños necesitan un tiempo aparentemente excesivo, por

cuanto más nos ajustemos al momento evolutivo del niño o la niña, mejor

diferentes motivos: inhibición, poca fluidez en el habla, dificultad para en­

podrá asimilar Jos nuevos P?-SOS que, como adultos, le vamos ofreciendo

contrar las palabras referidas a los conceptos que quieren expresar y para

para que evolucione en su proceso de comunicación y lenguaje: pasitos

estructurar gramaticalmente los mismos. . . Quizá con la calidez de nuestra voz,

pequeños pero continuos. Como los copos de nieve; de uno en uno pare­

con una caricia, una mirada, una sonrisa mantenida ... sostendremos este

cen no pesar, pero todos juntos pueden, con su peso, llegar a romper una gran rama.

tiempo y el proceso de elaboración y/o respuesta del niño. 2

52

Hablarle de manera poco ajustada a su momento evolutivo. Recordemos:

Disminuir la cantidad de interacciones comunicativas. Ésta es una dificul­

4

Basar la comunicación en un continuo preguntar. Se acostumbra a pre­

tad que sucede, a menudo, con niños cuya habla es de difícil comprensión.

guntar en exceso a los niños que hablan poco, como si se quisiera obte­

El niño siempre nota si se le evita o si hay cierto temor en el intercambio

ner, de este modo, un mayor número de palabras. Esta actitud no conduce

comunicativo, o si se le contesta con evasivas sin una comprensión real de

a una expansión comunicativa, por parte del niño, sino más bien a todo

lo que ha deseado expresar.

lo contrario.

Ciertamente, no parece muy positivo explicitar nuestra dificultad para com­

Es conveniente recordar que la comunicación es algo que surge gratuita­

prenderle, aunque la relativicemos en exceso: «No te entiendo, pero no

mente entre dos personas. No se puede forzar a nadie para que se comuni­

te preocupes, no pasa nada». Mucho menos idóneo será evidenciar la difi­

que. Sí se pueden facilitar los procesos y las adquisiciones, pero teniendo

cultad y/o ponerle nombre en una situación grupal.

en cuenta que, en niños pequeños o en las fases iniciales del desarrollo del

Lo más aconsejable puede ser dotarse de recursos facilitadores y de sopor­

lenguaje, la pregunta raramente es el medio más adecuado. Es más aconse­

te que eviten situaciones límite, en las que la falta de comprensión del men­

jable una forma de lenguaje más propositiva y afirmativa.

saje por parte de la persona adulta se hace inevitable. Algunos de estos

La pregunta tiene utilidad para que el propio niño se dé cuenta de lo que

recursos son:

es capaz de expresar. Pero iniciarse en el lenguaje no puede basarse en un

Hablar de forma contextuada a partir de una situación que se comparte.

constante examen. No se habla antes o mejor porque hayamos obtenido va­

Cuando el niño se refiere a situaciones que no han sido compartidas por

rias respuestas, que a menudo acostumbran a ser reiterativas.

La artesanía de la comunicación

La artesanía de la comunicación

53

LA COMUNICA(IÓN ESTRUCTU�D�N FORMf\ DE QIÁLOGQ

Se puede observar que cuando se cambia esta actitud basada en un cons­ tante preguntar los niños empiezan a hablar más. Así, los padres pueden

¿Y qué podemos observar en los más mayores? . . .

sustituir el consabido «¡Qué has hecho hoy en la escuela?» por un

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