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SISTEMAS PRODUCTIVOS SUSTENTABLES EN EL SECANO INTERIOR
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES AGROPECUARIAS SISTEMAS PRODUCTIVOS SUSTENTABLES EN EL SECANO INTERIOR Editores: Carlos Ruiz S. Claudio Perez C. Kuni Ma

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La búsqueda de sostenibilidad en los sistemas productivos . amazonlCOS '"

Allan A. Wood"

Históricamente, la sociedad y el Estado colombianos han prestado poca atención a la Amazonia y ésta sigue siendo una de las regiones más marginadas del país. En los demás países con territorios amazónicos, la situación es apenas mejor. Los países que poseen territorio amazónico han tendido a descuidar aquellos terrenos tan alejados y desconocidos. A pesar de su marginación, la región va cobrando cada vez más importancia ante los ojos de la nación y del mundo. La información que guarda su diversidad biótica y cultural tiene reconocimiento internacional. Económicamente, tiene reservas considerables de minerales, madera y pescado, las cuales son extraídas para abastecer los mercados nacionales e internacionales. Políticamente, la región se menciona por el conflicto social, el cultivo de la coca y los frentes de colonización. Además, la Amazonia tiene las únicas fronteras colombianas con Brasil y Perú. En el futuro cercano, la carretera Marginal de la Selva conectará Ecuador con Colombia y Venezuela, abriendo espacios significativos para el comercio y la integración internacional. Como consecuencia de esta progresiva vinculación a procesos extrarregionales, hoy en día la Amazonia enfrenta cambios desestabilizadores de variado ín-

Profesor, Instituto Amazónico de Investigaciones Imani, Universidad Nacional de Colombia, sede Leticia. Email: [email protected]

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dole. Dada la improbabilidad de frenar esta integración a la sociedad nacional e internacional, aun si fuera deseable, se reconoce la necesidad de tener un desarrollo regional ordenado, sostenible y adecuado a las especificidades de la región y sus habitantes. El manejo apropiado de los sistemas productivos es un componente fundamental e inseparable en este proceso, especialmente considerando que gran parte de los problemas de la región están vinculados a fallas en la sostenibilidad de los sistemas productivos. Hoy en día el tema de la sostenibilidad tiene bastante arraigo, y con razón, porque su surgimiento indica la debida preocupación por el desarrollo de la sociedad y de los sistemas económicos que la subyacen. La sostenibilidad es un concepto clave en los esfuerzos actuales y futuros para mejorar la vida de todos los seres humanos en el contexto de su medio ecológico, económico, sociocultural, etc., y por tanto merece atención en cuanto a las estrategias de desarrollo y supervivencia. Sin embargo, las discusiones presentadas en la literatura acerca de la sostenibilidad tienden a ser demasiado ambiguas, inconsistentes y simplificadas (Lélé, 1991; Márquez, 1996; Palacio, 1996), lo cual dificulta la aplicación del concepto de manera que produzca resultados concretos: "La falta de una definición precisa y objetiva de la cual se pueden derivar implicaciones operacionales claras es una de las primeras dificultades a resolver en el esfuerzo por definir una estrategia de acción para el desarrollo sostenible" (I1CA, 1991, citado en Camino y Müller, 1993:14).

La sostenibilidad de los sistemas productivos en el contexto amazónico Reflexiones sobre la sostenibilidad Es común hablar de la sostenibilidad en sus aspectos ecológicos, económicos y sociales. Los aspectos tecnológicos y culturales también son importantes; aunque a veces son tratados como factores independientes, en esta discusión se incorporan a los otros tres aspectos. A continuación, se presentan algunas reflexiones sobre estos componentes de la sostenibilidad. Para ser ecológicamente sostenible, Camino y Müller (1993: 15) dicen que el ecosistema debe mantener "a través del tiempo las características fundamentales en cuanto a componentes e interacciones en forma indefinida". Al parecer, esta ha sido la situación en la Amazonia durante los milenios en que ha sido habitada por indígenas y utilizada a través de la práctica de sus sistemas tradicionales involucrando la agricultura en chagras, la caza, la pesca y la recolección de productos silvestres. Sin los datos históricos necesarios, será difícil juzgar cómo ha

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cambiado el ecosistema debido a la intervención de los indígenas (cualquier intervención humana en el ecosistema necesariamente tendrá un impacto sobre sus componentes e interacciones); sin embargo, se supone que el medio ambiente se ajustó adecuadamente a estos cambios, y el producto de esta interacción humano-ecosistema parece haber sido estable hasta los últimos tiempos. No obstante, hoy en día parece que hay muy. pocos sitios en que se mantiene este relativo equilibrio, debido a las presiones socioculturales y económicas que van transformando la relación entre los humanos, sean indígenas amazónicos o no, y el medio ambiente. De todos modos, hay que considerar que la dinámica propia de los ecosistemas, aun sin la intervención humana, conduce a cambios en sus "características fundamentales" a largo plazo. Es preferible decir que la sostenibilidad ecológica implica una tasa de uso de los recursos naturales renovables por debajo de su tasa de renovación (Márquez, 1996), así como la minimización del desperdicio o degradación de los recursos no renovables. Para lograr esto, se tendría que determinar y monitorear la "oferta" ambiental en cuanto a cantidad y calidad de los recursos naturales utilizados para fines humanos, al igual que la "demanda" o la presión que los humanos ejercen sobre estos recursos. De ahí se establecerían unos mecanismos para asignar los recursos a sus usos o al menos fijar topes u otros controles sobre estos usos. Otro aporte a la sostenibilidad ecológica sería la valorización económica de los recursos naturales; es decir, la inclusión explícita, en los cálculos económicos, de los costos ambientales involucrados en la producción, procesamiento y comercialización. Para ser económicamente sostenible, "el sistema en uso produce una rentabilidad razonable y estable a través del tiempo para quien lo maneja, lo que hace atractivo continuar con dicho manejo en el tiempo" (Camino y MüIler, 1993: 15). Este parámetro también se debe aplicar a quien controla el sistema, en los casos en que el dueño sea diferente del gerente, ya que él determina seguir con el mismo sistema o no. Pero la rentabilidad sólo es una clave de la sostenibilidad económica en sistemas en que rige bien el mercado capitalista; en regiones marginales a este sistema económico, como la Amazonia, la penetración de esta clase de economía es aún incompleta. Dos ejemplos sirven para demostrar esto. En primer lugar, todavía existen sociedades "precapitalistas" cuyo contacto con el mercado es esporádico y sólo involucra el intercambio de unos cuantos bienes. Sus sistemas productivos son sostenibles económicamente, aunque no sean rentables en el mercado, porque éste no está tan arraigado para que la rentabilidad sea el parámetro dominante en este esquema. El segundo ejemplo se presenta en la economía campesina, en la cual sí predominan las relaciones capitalistas, pero no completamente. En el largo debate sobre el modo de producción campesino, se ha demostrado que éste sobrevive, a pesar de presiones capitalistas, en cuanto los campesinos subvaloren los insumos que tengan costos implícitos (por ejem-

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plo, la mano de obra familiar) de tal manera que logran subsistir a punto de precios bajos, e incluso perciben que sus actividades les dan ingresos (Heynig, 1982). En ambos casos, una significante porción de la producción no se destina para el mercado, y el producto que sí se comercializa está "subvencionado" por la "autoexplotación" del productor. En la medida en que se presenta esta situación, se debilita el uso de la rentabilidad como indicador de la sostenibilidad económica del sistema. Sería más correcto considerar que la sostenibilidad económica parte no de la rentabilidad, sino de la capacidad de proveer todos los recursos-que pueden incluir el dinero-necesarios para la reproducción del sistema productivo y sus unidades de producción. Esto coincide con la percepción de la economía como la manera de utilizar recursos escasos para producir y distribuir bienes y servicios de valor para la sociedad. Así concebida, la sostenibilidad económica tiene un sentido más amplio, que podría incluir la rentabilidad o no. De todos modos, cuando a un sistema le falta sostenibilidad económica y los actores no encuentran una salida factible de esta situación, contribuye a la pérdida progresiva de los recursos (en términos del mercado, la descapitalización) y a la pobreza, lo cual conduce a más destrucción ambiental y conflictos sociales. La sostenibilidad tecnológica se deriva de un cruce entre la ecológica y la económica. El medio impone ciertas limitaciones biofísicas en el sistema, que restringen las actividades de éste. Por ejemplo, no es viable mecanizar un cultivo en una pendiente fuerte, cultivar el chontaduro en pantanos o dedicarse a la piscicultura en suelos arenosos. Aunque muchos limitan tes biofísicos pueden ser parcialmente superados con las tecnologías disponibles (por ejemplo, nivelando la pendiente, drenando el pantano o construyendo el estanque piscícola con paredes y fondo de arcilla), a veces éstas involucran costos económicos o modificaciones ecológicas que disminuyen enormemente la sostenibilidad. Aun cuando la solución tecnológica es más factible, como lo es el aumento del rendimiento de un cultivo en un 10 ó 20%, casi siempre las tecnologías requeridas implican una mayor inversión de dinero o tiempo -alcanzable para productores "acomodados" pero generalmente no para todos-o La probabilidad de tener sistemas tecnológica, ecológica y económicamente sostenibles es mayor, por lo menos a corto plazo, cuando se trata de adaptarlos a las limitaciones del medio, en vez de modificar el medio para tratar de reducir o eliminar las limitaciones. Socialmente, un sistema sostenible debe contar mínimamente con un consenso tácito entre los diferentes grupos sociales. La participación de todas las comunidades e instituciones interesadas en la toma de decisiones a lo largo del proceso y en todos los niveles ayudará a crear y mantener la sostenibilidad. La falta de consenso entre los diversos agentes participantes en el escenario puede generar conflictos en varios niveles. Además, para que un sistema sea socialmen-

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te sostenible, también lo debe ser culturalmente; es decir, "compatible con los valores culturales y éticos del grupo involucrado y de la sociedad ... , lo que lo hace aceptable por esas comunidades u organizaciones y da continuidad al sistema en el tiempo" (Camino y Müller, 1993:15). Es importante tener en cuenta que diferentes grupos pueden experimentar diferentes niveles de "sostenibilidad' de la misma alternativa (definida como una actividad económica o tecnología introducida dentro del sistema actual, con la espera de que solucione algún problema existente), según las relaciones de producción y poder. Por ejemplo, una alternativa puede ser sostenible económicamente para productores acomodados, pero no para los pequeños productores; puede ser culturalmente aceptable para un grupo pero no para otros, dependiendo de factores como etnia, clase, edad y género.

Evaluación de algunas nociones erróneas sobre la sostenibilidad en los sistemas productivos amazónicos Sin negar la importancia y la utilidad de tratar el concepto de la sostenibilidad en un nivel muy teórico, manejarlo únicamente en ese nivel impide la explicitación de problemas de tal forma que se puedan dirigir esfuerzos a su resolución. Con frecuencia el resultado es la mala definición del problema, a veces en términos simplistas o reduccionistas, a veces identificando un síntoma del problema como el verdadero problema, etc. En la medida en que el problema queda mal definido, igualmente los planteamientos para resolverlo serán mal definidos e intentar implementarlos probablemente no tendrá el resultado deseado o incluso puede empeorar la situación. En esta sección, se presenta una discusión de algunos temas frecuentemente mencionados en la problemática de la sostenibilidad en la Amazonia, pero que han sido fundamentados en supuestos mal planteados. El dualismo autóctono-ajeno. Comúnmente se plantea que buena parte de la falta de sostenibilidad de los sistemas productivos en la Amazonia se debe a la imposición de modelos ajenos al contexto amazónico (por ejemplo, los provenientes de regiones andinas o de los llamados "países desarrollados"), con el consecuente desplazamiento de los sistemas productivos propiamente amazónicos. En cierta medida esta afirmación es correcta, pero como muchas otras involucradas en el discurso de la sostenibilidad, el desarrollo, etc., es una simplificación que no debe aceptarse sin críticas. Primero, parece haber una tendencia desafortunada de preocuparse sólo por la sostenibilidad de áreas con relativamente poco "desarrollo"; sin embargo, aun los sitios más "desarrollados" del mundo deben preocuparse por su sostenibilidad. Por lo tanto, hay que considerar la posibilidad de que los sistemas productivos impuestos en la Amazonia, al igual que en otras áreas, no

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necesariamente fueran tan sostenibles en sus lugares de origen. Por ejemplo, sería relativamente fácil probar que la mecanización del arroz sería poco aconseja, ble en la mayor parte de la Amazonia, por ser un sistema inadecuado dadas las condiciones amazónicas. Sin embargo, sería una falla suponer, explícita o implícitamente, que dicho sistema sí sea indiscutiblemente apropiado para zonas en que se ha desarrollado. La introducción del arroz mecanizado en zonas como el Tolima seguramente ha cambiado las condiciones ambientales, socioeconómicas, etc., y no es necesariamente una actividad sostenible, aun cuando parece tener un buen arraigo. La crisis del café puede tomarse como un ejemplo de la aparición de insostenibilidad en una actividad generalmente considerada apropiada y hasta "sostenible" para el eje cafetero. Segundo, y de manera paralela, tampoco se debe suponer desprevenidamente que los sistemas productivos propiamente amazónicos, que fueron desplazados o asimilados por los sistemas productivos ajenos, fueran totalmente sostenibles aun en la Amazonia, ni que seguirían siendo así hoy en día. Esto dependerá de las condiciones específicas de cada sistema ubicado en su coyuntura y localidad. Cada sistema productivo, en un sitio y tiempo determinado, consiste en un conjunto de actividades o tecnologías, de las cuales algunas podrán ser sostenibles para este contexto, pero no se debe asumir que todas sean igualmente sostenibles debido a su mera presencia en el sistema. En un sitio dado, a través del tiempo necesariamente habrá una variación "natural" de las actividades y tecnologías que comprenden el sistema productivo, al igual que una variación en las condiciones ambientales, económicas y sociales del contexto. A esto hay que agregar que los cambios en el sistema pueden modificar el entorno, y viceversa, debido a la constante interacción entre las dinámicas propias de ambos. Por tanto, se sobreentiende que constantemente habrá desequilibrios por los cuales ciertos elementos del sistema productivo, o incluso el sistema mismo, no cuadran "sosteniblemente" con su medio. Tercero, la idea misma de un sistema "cerrado" de producción, el cual se ha desarrollado únicamente con base en las condiciones de su propio entorno, es una generalización útil para ciertos propósitos académicos pero que no existe en el mundo real. El aislamiento completo de un grupo de personas asentadas en un sitio dado, de otros ambientes y otras culturas, sería muy improbable, aun si fuera posible. El intercambio continuo entre culturas y entre ambientes implica un sistema abierto: constantemente hay una introducción de nuevas tecnologías, actividades y factores ambientales externos en los sistemas productivos correspondientes. Se sabe, por ejemplo, que el piedemonte amazónico siempre ha sido una zona de intercambio ambiental, económico y sociocultural entre las regiones andinas y amazónicas (Ariza et al., 1997; Delgado Santacruz, 1997); igualmente, la zona de transición entre la Amazonia y la Orinoquia también ha experimentado estos tipos de intercambio (Romero Moreno, 1997). Uno de los errores en el

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aparente dualismo propuesto entre los dos sistemas opuestos, el amazónico y el ajeno, es la tácita suposición de que por lo menos uno de ellos sea completamente "endógeno", sin haber experimentado o incorporado elementos exógenos. Reconocer que todo sistema es abierto implica conceder la posibilidad de que el sistema amazónico no sea tan completamente "amazónico" ni el sistema ajeno tan "ajeno", como se suponía. Esto a su vez pone en tela de juicio el rechazo automático de alternativas externas como inapropiadas para la Amazonia, al igual que la ubicua tendencia teórica de separar por completo los "sistemas indígenas" de "sistemas colonos", como si el uno no tuviera nada que ver con el otro. Por último, otra noción errónea incluida en el dualismo "sistema amazónico vs. sistema ajeno" es la imposición unidireccional de un sistema productivo que supuestamente reemplaza completamente al otro. Primero, esta noción niega la muy alta probabilidad de que el sistema productivo impuesto tenga que adaptarse al contexto local. Segundo, niega la posibilidad, también alta, de que el sistema suplantado sea en cierto grado asimilado dentro del sistema impuesto. En todo este proceso de adaptación-asimilación, hay muchas instancias en que el sistema asimilado resiste e influye en el sistema asimilador. Esto se ve, por ejemplo, en los muchos colonos del interior que se asientan en la Amazonia y aprenden a combinar actividades o tecnologías propiamente amazónicas con las que trajeron de sus lugares de origen (Pijnenburg, 1988), al igual que en los muchos indígenas locales que incorporan componentes externos en sus sistemas tradicionales sin perder las características típicas de éstos (por ejemplo, la introducción del plátano). El dualismo producción-extracción. Existe la tendencia de tratar la producción y la extracción como actividades muy diferentes, con consecuencias igualmente diferentes. Comúnmente se da un valor positivo al primero y negativo al segundo; es decir, inferir que la producción conlleva muchos beneficios y que la extracción es muy dañina. Estas nociones no tienen fundamento y pueden conducir a la toma de decisiones no adecuadas en cuanto a la sostenibilidad. Desde una perspectiva de sistemas, ambas actividades tienen más aspectos en común que aspectos que las distinguen; las diferencias son más de grado que la presencia o ausencia de una o más características. Por ejemplo, es frecuente afirmar que la extracción implica la ausencia de una inversión de recursos económicos en la actividad; que no hay un manejo de los recursos naturales; que se "sifonean" los recursos y las utilidades que estos generan de la región, sin invertir en la misma; que estimulan la destrucción ambiental, la pobreza y los conflictos sociales. Pero estos elementos realmente no logran distinguir la extracción de la producción. Una actividad extractiva, como cualquier otra, necesariamente involucra una inversión de recursos económicos y el manejo de los recursos naturales, aunque esta inversión y manejo sea menor

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que lo comúnmente encontrado en actividades productivas. Es cierto que la extracción implica el traslado de recursos y utilidades de la región a la metrópolis, pero lo mismo pasa con la producción ya que estos movimientos son característicos de la economía del mercado. Que la extracción no contribuye a la inversión en la región es falso; esta inversión puede ser mínima, especialmente al principio, pero sí existe y da pie para mayores inversiones en el futuro. En cuanto al fomento de la destrucción ambiental, la pobreza, y los conflictos sociales, no hay nada inherente en la extracción que la haga más dañina que la misma producción. En fin, una extracción bien manejada puede ser tan provechosa como la producción, al igual que una producción mal manejada puede ser tan perjudicial como la extracción. Además de lo anterior, la extracción y la producción están ligadas tanto espacial como temporalmente. Es de conocimiento común que los primeros seres humanos vivían de la extracción y sólo después desarrollaron actividades productivas como la agricultura, la ganadería y la industria. En los textos históricos casi siempre se encuentra que incluso las sociedades hoy consideradas los principales centros de producción tuvieron en el pasado una fuerte incidencia de la extracción en sus economías. Hasta hoy mismo es fácil trazar la evolución económica de una zona tal como el piedemonte amazónico, que empezó por actividades extractivas y lentamente está haciendo una transformación a actividades productivas. El fiel reflejo de este proceso se encuentra, espacialmente, en el mapa del uso del paisaje de la Amazonia colombiana (Andrade y Etter, 1992), donde la producción predomina en áreas consolidadas de colonización y la extracción se ve más fuerte en zonas marginales (una excepción es la coca, por razones particulares del caso). Es decir, la tendencia histórica ha sido que la extracción precede y abre paso a la producción, y genera las condiciones económicas para establecer la producción; y la Amazonia no parece ser una excepción a esta regla. Igualmente, la extracción comúnmente coexiste con la producción. Esto se ve en la alta frecuencia de unidades que tienen ambos tipos de actividades; la extracción puede complementar la producción, o viceversa.

El romanticismo. Otra propensión equivocada que surge de los dualismos falsos es imaginar condiciones ideales que se supoñen existentes en el pasado (o incluso en el presente o el futuro) y de plantear esquemas para volver a encontrarlas. Mientras que todo paisaje parece haber sufrido las consecuencias de la actividad humana, y los humanos durante toda su historia parecen resueltos a ganarse la fama de ser los más conflictivos y destructivos seres del mundo, se encuentran sueños en utopías tales como la selva "virgen", sin intervención humana; indígenas "puros" en completa armonía entre sí y con la naturaleza; sociedades "modernas", ordenadas, altamente productivas, sin conflictos. Aunque 150

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estos ideales seguramente son muy nobles, emprender acciones concretas (por ejemplo, políticas aislacionistas, prohibitivas, etc.) con la intención de alcanzarlos parece destinado a fracasar, con implicaciones negativas para los esfuerzos y recursos escasos que podrían haber sido dedicados a la resolución de problemas más materiales, sin tener en cuenta lo realmente dañino que pueden ser las políticas mencionadas.

La sostenibilidad como un concepto relativopor tanto más operativo

y

Frente a las tendencias de presentar las problemáticas de la Amazonia en términos simplistas, reduccionistas, basados en dualismos falsos, etc., existe la necesidad de relativizar el concepto de la sostenibilidad. Construir análisis donde todo es blanco o negro, o criterios que o se cumplen o no se cumplen sin matización alguna, crea cierta rigidez en el tratamiento de los problemas que realmente es más perjudicial que provechoso. Una manera de introducir más flexibilidad es considerar los efectos del tiempo y del espacio en los sistemas productivos y sobre la sostenibilidad que se quiere lograr en ellos. La sostenibilidad debe tener en cuenta la heterogeneidad y la dinámica ecológica, económica, tecnológica y sociocultural (sus distribuciones espaciales y temporales, respectivamente). Infortunadamente, no existe "una solución" a la insostenibilidad porque los elementos considerados en la sostenibilidad no son ni homogéneos ni estáticos. Suponga que un sitio en un momento determinado tiene varios problemas que impiden la sostenibilidad; de modo realista, sólo algunos de estos problemas podrán resolverse. Además, las soluciones logradas servirán para ese sitio en ese momento, pero es muy improbable que las mismas soluciones servirán para todos los otros lugares en cualquier momento, aun si tuvieran los mismos problemas. La necesidad de considerar el tiempo en cuanto a la sostenibilidad de los sistemas productivos va mucho más allá que la bien conocida abstracción de "generaciones presentes y futuras" que figura en tantas definiciones de sostenibilidad, incluso las fijadas por ley. Esta idea, que parece generalmente aceptada, a pesar de críticas sobre estas definiciones y el uso que se les da (véase, por ejemplo, Sachs, 1996), sólo apunta hacia la obligación de apreciar a largo plazo las cuestiones de la sostenibilidad. Sin poner en duda tal necesidad, el inconveniente es que, cuanto más largo sea el plazo contemplado, menos predecible será el contexto en el cual se quiere dar sostenibilidad a los sistemas. Reconociendo que prácticamente todos los aspectos de la sostenibilidad son dinámicos y no estáticos, hay que conceder que el concepto necesariamente debe tener presente el factor del tiempo. En un sitio dado, lo que hoyes sosteni-

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ble puede no serlo a mediano o largo plazos, y en la medida en que el plazo aumente, menos es la seguridad de poder mantener su grado de sostenibilidad. Nijkamp et al. (1991, citado en Camino y Müller, 1993:103) dicen que el desarrollo sostenible "no es un estado fijo de armonía, sino un proceso de cambio balanceado y adaptativo", y Costanza et al. (1991, citado en Camino y Müller, 1993: 106) afirman que "es una relación entre los sistemas económicos humanos dinámicos y los sistemas ecológicos más grandes, dinámicos". Estas son consideraciones tal vez obvias (los cambios que la Amazonia ha experimentado en los últimos 20 ó 50 años lo constan), pero con demasiada frecuencia parecen ser olvidadas en la búsqueda de la sostenibilidad, cediendo quizás a la tentación de conjeturar que determinada alternativa, que se supone actualmente sostenible, será así por un tiempo indefinido. No obstante, el tiempo introduce una incertidumbre en la contemplación de la sostenibilidad de alternativas, tal como se manifiesta en los siguientes ejemplos. Probablemente lo económico, especialmente en el nivel de microeconomía, es el más volátil de todos los componentes de la sostenibilidad, suponiendo la integración del sistema en una economía de mercado. Para ser económicamente factible en una de esas economías, ante todo un sistema productivo tiene que ser rentable. La rentabilidad depende de los precios, tanto de los factores de producción como de los productos provenientes de las actividades del sistema. La inestabilidad de los precios del mercado es notoria; un cambio en precios puede ocurrir literalmente de un día para otro, convirtiendo una actividad rentable en una poco provechosa y obviando así las razones económicas para seguir produciendo esa comodidad. Generalmente los precios no fluctúan tan rápidamente, pero son conocidas las marcadas crisis debidas a caídas dramáticas en los precios de la quina, el caucho, la marihuana, la coca y el plátano, entre otros. De igual manera, la volatilidad de precios igualmente puede convertir un producto previamente poco rentable en uno muy lucrativo, produciendo "bonanzas". Por esto, los procesos económicos tienden a ser más dinámicos que los otros aspectos considerados en la sostenibilidad. Considerando factores fuera de precios y la rentabilidad, la sostenibilidad económica todavía fluctúa bastante a lo largo del tiempo. La capacidad del sistema para seguir, en el sentido más amplio de la sostenibilidad económica, depende de la disponibilidad de suficientes cantidades de recursos apropiados, las tecnologías usadas, los productos generados y el destino de una parte de estos productos a la reproducción del sistema. Todos estos elementos son bastante dinámicos y cambian a medida que van transformándose los sistemas sociales y culturales, el medio ambiente y las interacciones entre ellos. Las dinámicas socioculturales incluyen cambios en la composición sociocultural o en las culturas mismas. La composición sociocultural puede variar por

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cambios en las proporciones relativas de clases sociales o de etnias presentes, debido a migraciones, desplazamientos o variaciones en las relaciones de producción. Las manifestaciones de la dinámica cultural incluyen cambios en actitudes, costumbres, valores, creencias, etc. En la Amazonia, por ejemplo, se ve que "la sociedad de consumo y de mercado ... poco a poco, va introduciendo en las comunidades nativas elementos-de uso doméstico o tecnológico dentro de su medio social... Se observa ... una marcada pérdida de valores culturales autóctonos, a causa de la apropiación de otros valores interculturales" (Herrera Domínguez, 1997:84). A veces estos cambios socioculturales ocurren más rápido que los cambios meso y macroeconómicos; por ejemplo, se pueden encontrar elementos de "la sociedad de consumo y de mercado", sin que haya todavía las condiciones económicas que la soporten (tales como mercados, infraestructura e ingresos monetarios), lo cual contribuye a expectativas frustradas, etc. Precisamente las expectativas contribuyen a otro factor social y cultural con una dinámica muy pertinente a la sostenibilidad: los objetivos de los actores involucrados. Naturalmente, un desarrollo sostenible deberá tener en cuenta las necesidades y los deseos de la población y de las instituciones en apoyo de tal desarrollo: Las necesidades de la población no son estáticas, dependen del análisis de la realidad en el marco de referencia de la población. Las variables que transforman las necesidades de la población rural son la realidad objetiva de las condiciones del individuo, incluyendo su situación económica y social, su capacitación y nivel educativo. También incluye su marco de referencia, es decir, sus aspiraciones. Las aspiraciones serán el motivo que los impulse a realizar sus deseos. La dinámica del marco de referencia muestra la relatividad de las aspiraciones y su relación con la realidad (Schutter et al., 1982: 39-40). De igual manera, las instituciones ejecutoras de políticas de desarrollo tienen sus necesidades, deseos y realidades objetivas dinámicas, que no siempre son iguales a las de la población. También habrá que tenerlas en cuenta, por lo menos hasta el día en que las instituciones representen perfectamente al pueblo. Además, es importante reconocer que cuando se logren las aspiraciones, cuando se satisfagan las necesidades, no sólo cambia la realidad objetiva, sino que también se conduce a nuevas aspiraciones y necesidades enmarcadas dentro de esta nueva realidad. Es decir, cambiando la realidad objetiva, las necesidades o las aspiraciones, también se cambia el problema -que puede ser cualquier deficiencia, situación negativa o exceso de un factor indeseable-, de modo que hay una diferencia entre los objetivos o deseos de la gente y la realidad que se enfrenta (Chaparro Anaya, 1995; Schutter et al., 1982). Por lo tanto, en el momento de solucionar el problema más serio de una coyuntura dada, de inmediato se reem-

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plaza con otro que es igual de grave en el concepto de la gente; cuando se supera el obstáculo más limitante, otro se vuelve el más restrictivo. A fin de cuentas, la gente siempre tendrá problemas que amenazan la sostenibilidad de su sistema. Examinando ahora la dinámica ambiental, ésta es la más paulatina en algunos aspectos. Por ejemplo, se ha indicado que hace unos 15 mil años, durante el último período de glaciación, el clima amazónico fue relativamente seco y frío). Seguramente muchas actividades económicas que serían "sostenibles" en aquella época no lo son hoy en día, y viceversa. Esto es un ejemplo extremo, pero muestra cuánto puede cambiar el medio ambiente de una zona, dado el tiempo suficiente. Otros ejemplos de cambios ambientales de mayor dinamismo son la frontera fluctuante entre la selva amazónica y los llanos orientales (Etter y Botero, 1990), cambios en los cursos de los ríos y la formación y destrucción de islas. La actividad humana puede acelerar los cambios ambientales. Por ejemplo, la contaminación de cuerpos de agua, el desgaste de recursos naturales no renovables y la sobre explotación de recursos naturales renovables pueden modificar los ecosistemas involucrados y, en consecuencia, afectar la sostenibilidad de las actividades productivas. Sólo considerando la deforestación, se sabe que la excesiva tala del bosque conduce a la pérdida de hábitats y biodiversidad, a la reducción de la fertilidad del suelo y a la erosión; y ésta contribuye a la pérdida de materia orgánica y a la sedimentación de los ríos. Además, una tala desmesurada puede crear climas o microclimas más secos y más calientes, alterando así los rendimientos y la rentabilidad, y por tanto la sostenibilidad de las actividades productivas locales. Finalmente, hay que reconocer que muchos procesos ambientales (por ejemplo, fluctuaciones en temperatura, lluvias, nivel de ríos) ocurren en ciclos, los cuales pueden limitar la sostenibilidad de algunas actividades a ciertos períodos. Cuando las actividades humanas sobrepasan estos límites temporales, fácilmente pueden llegar a reducir su sostenibilidad, especialmente cuando afectan los ciclos mismos, tal vez dañando el sistema a largo plazo o incluso permanentemente. Sin embargo, el impacto específico de estas actividades depende tanto del tipo de actividad y las tecnologías empleadas como de la clase de ecosistema intervenida: diferentes actividades y tecnologías tendrán distintos impactos en diferentes ecosistemas. Además de todas estas dinámicas temporales que influyen en la sostenibilidad, también influye la variabilidad espacial. Desde hace mucho tiempo se ha demostrado que la Amazonia, en vez de ser un vasto y homogéneo "tapete verde", realmente exhibe una gran diversidad en materia de ecosistemas y paisajes, sistemas económicas, sociedades y culturas. Mientras que la penetración económica, sociocultural y política del "mundo occidental" en la región promete homogeneizarla a largo plazo, el acelerado paso de esta penetración a corto y mediano

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plazos produce un aumento en la diversidad debido a la introducción de nuevos elementos y los cruces de éstos con elementos más "amazónicos". De tal forma que se forman en la Amazonia nuevos paisajes, sistemas económicos, técnicas de producción, relaciones sociales y normas e identidades culturales que coexisten aliado de formas más "puras" o características de los sistemas endógenos y exógenos. A la postre se debe considerar que, con tantas variables que muestran un grado tan alto de heterogeneidad espacial, amén de inconstancia temporal, tal vez sea mejor concebir la sostenibilidad como un concepto relativo y no absoluto. Es decir, no pensar tanto que un sistema o es sostenible o no lo es, sino reconocer que hay muchos grados de sostenibilidad, los cuales dependerán de la relativa sostenibilidad ecológica, económica, tecnológica y sociocultural de los múltiples componentes interactivos del sistema, de las adaptaciones debidas a su distribución espacial, de su estabilidad a lo largo del tiempo dadas las variaciones en el entorno, etc. Como indican Holmberg y Sandbrook (1992 resumido Krishnan et al., 1995 :92), "surgen dificultades en la medición y comparación del éxito cuando se hacen diferentes compensaciones mutuas [trade-offs entre metas ambientales, económicas y sociales] en diferentes ubicaciones y tiempos" (traducción del autor). El estándar mínimo seguro (safe minimum standard), en el cual "la sociedad descartaría acciones que podrían causar impactos naturales más allá de cierto umbral de costos e irreversibilidad" (Toman, 1992 resumido Krishnan et al., 1995 :90, traducción del autor), también es consecuente con la concepción de una sostenibilidad relativa. No es una cuestión de evitar completamente la intervención humana en el medio ambiente (que de todos modos sería imposible), sino una cuestión de limitar el grado de intervención a niveles relativamente sostenibles.

Problemas que impiden la sostenibilidad de los sistemas productivos amazónicos Hoy en día, una de las amenazas más notorias que enfrenta la Amazonia es el desarrollo de sistemas productivos relativamente insostenibles. Estos sistemas han contribuido a problemas como el aumento de la pobreza, los conflictos sociales, la reducción en seguridad alimentaria, la sobreexplotación de los recursos naturales y el usufructo ilegal de tierras de acceso restringido. Sin embargo, cabe decir que estos problemas no sólo son consecuencias sino también agravantes de la insostenibilidad, por lo que el conjunto forma un círculo vicioso. No obstante afirmaciones contrarias, nadie en particular tiene la culpa de estas condiciones lamentables. Más bien se trata de una serie de problemas en los

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cuales todos participan, en diferentes medidas, en su generación y persistencia; igualmente todos padecen los efectos negativos, aunque la distribución de éstos tampoco es uniforme. A grandes rasgos, hasta se puede decir que la mayoría de los actores no tienen mayor opción sino de continuar en '10 mismo, contribuyendo a los problemas. Estas dificultades tampoco se deben a un factor particular, sino que se trata de una problemática compleja cuyo tratamiento necesariamente tiene que ser integral. Aunque los problemas citados arriba están generalizados en toda la Amazonia, sus manifestaciones concretas varían de acuerdo con la ubicación espacial y la coyuntura histórica y cultural de los sitios afectados. Antes de entrar en una discusión de la problemática de la sostenibilidad de los sistemas productivos de la Amazonia, se debe explicitar el concepto de sistema productivo. Un sistema productivo es un arreglo integral de actividades económicas (no necesariamente todas productivas) y la unidad socioeconómica que las maneja, organizado con el propósito de generar productos y beneficios; el conjunto de estos componentes y sus interrelaciones definen la estructura y la función del sistema. Por definición, la función básica de los sistemas productivos es la producción, o sea el proceso mediante el cual se generan bienes y servicios útiles para el consumo y la satisfacción de necesidades o para su inversión en la generación de otros productos. Dentro de cada actividad económica, se elabora uno o más productos a partir de la combinación de diferentes medios de producción en una tecnología dada.

Factores contribuyentes al desarrollo de sistemas productivos relativamente insostenibles Se pueden dividir en dos clases los factores que contribuyen al desarrollo de sistemas productivos amazónicos a los que les falta mayor sostenibilidad: los factores internos, como una estructura o un funcionamiento insostenible, y los factores relacionados con una interacción fallida del sistema con su entorno ecológico, económico o sociocultural. Generalmente, los problemas relacionados con la insostenibilidad son atribuidos a la segunda clase: el exceso de demanda con relación a los recursos naturales disponibles, desigualdad en el sistema de mercados, carencias en el marco institucional y el desarrollo insuficiente de la organización de los productores. Cabe decir que estos problemas no son igualmente aplicables a todos los sistemas productivos de la Amazonia; la incidencia de buena parte de los problemas de la segunda clase depende del grado de inserción en el sistema occidental. También se debe destacar que los problemas de la segunda clase representan limitaciones exógenas a cualquier sistema individual de producción; aparte de restringir el sistema a funcionar dentro de estos limitantes, cualquier otra solución a este tipo de problema nece-

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sariamente implica una coordinación de esfuerzos con actores externos, tales como comerciantes, entidades estatales, ONG y universidades, que influyen en el comportamiento de todo el sector productivo. Factores internos. Un sistema productivo puede ser insostenible debido a fallas en su estructura (el arreglo de sus componentes, las actividades económicas) o funcionamiento (la interac6ón entre los componentes relacionada con las tecnologías utilizadas). La falta de sostenibilidad estructural o funcional se da obligatoriamente dentro del contexto del sistema completo y su entorno. Es decir, una actividad dada será sostenible o insostenible dependiendo de su relación con las demás actividades del sistema y con el contexto ecológico, económico y sociocultural. Además, el simple hecho de tener actividades insostenibles no necesariamente significa que el sistema entero no sea sostenible; que depende de la manera en que las actividades son insostenibles, de su grado de insostenibilidad y de como interactúan con las otras actividades dentro del sistema en su conjunto. Los impactos negativos de una actividad insostenible en sí pueden ser mitigados por las demás actividades del sistema. Por ejemplo, una actividad no rentable dentro de un sistema incorporado en el mercado puede continuar indefinidamente sin perjudicar al sistema, si las otras actividades del sistema tienen la suficiente rentabilidad para compensar las pérdidas generadas por aquélla. Pero si los impactos negativos no pueden ser remediados, pueden desestabilizar la sostenibilidad del sistema y hasta influir en el entorno externo. El exceso de demanda con relación a los recursos naturales disponibles. Muchos de los problemas socioeconómicos y ambientales de la Amazonia (por ejemplo, conflictos sociales, cultivos ilícitos, destrucción y degradación de recursos naturales) radican en la relación población-recursos. Por un lado, la región tiene una tasa de crecimiento mayor que el doble del promedio de Colombia, casi un 40% entre 1985 y 1993, con un 45% del crecimiento debido a la migración (Sinchi, 1996). Por otro lado, hay un acceso restringido a los recursos productivos de una calidad necesaria para adelantar muchas de las actividades económicas involucradas. El resultado es un exceso de presión sobre los recursos disponibles en algunos sectores, dadas las tecnologías utilizadas, aunque con cambios tecnológicos, la disponibilidad cuantitativa y cualitativa de los recursos puede variar, al igual que la demanda para ellos, lo cual posibilita el soporte de mayores poblaciones o lo restringe a poblaciones menores. El mejor ejemplo de este proceso es el piedemonte amazónico, que ya se encuentra intervenido de una manera muy compleja y poco sostenible. Sin embargo, también ocurre en zonas de mayor densidad poblacional en la Amazonia oriental; por ejemplo, como consecuencia del asentamiento permanente de grupos anteriormente dispersos o nómadas. La dinámica de la colonización agrava aun más la situación. Primero, el acceso a la tierra y otros factores productivos es restringido, a pesar de la aparente abun-

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dancia de recursos "sin dueño". En términos de acceso físico a la tierra, se destaca un patrón de ocupación en el cual los asentamientos se encuentran concentrados en las riberas de los ríos grandes, especialmente en los frentes de colonización. Efectivamente, esto implica una gran reducción en el espacio preferido, disponible para la ocupación. En términos de acceso legal, la gran mayoría de la tierra de la Amazonia se encuentra en Reservas Forestales, Resguardos Indígenas y Parques Nacionales. Se estima que alrededor de 85% del territorio en la Amazonia legal queda en resguardos, áreas protegidas y de uso restringido, lo cual dificulta su ocupación legal, en especial por colonos. (A pesar de esto, estas zonas sí se encuentran con habitantes colonos, algunos de los cuales ya vivían allí antes de que fueran delimitadas como zonas protegidas o restringidas.) En resumen, la colonización implica una mayor población, mientras que limitaciones en la tierra accesible reducen la cantidad de recursos naturales aprovechables: por ambos lados se ha empeorado la relación población-recursos. Segundo, se debe subrayar que en la disponibilidad de los recursos, no sólo es importante la cantidad sino también la calidad. No todos los recursos de un mismo tipo sirven igual para un uso dado. Fuera de limitar aun más la disponibilidad de los recursos naturales útiles para ciertos fines, el uso inapropiado de los recursos renovables puede degradarlos irreversiblemente. Además, si bien los ecosistemas amazónicos cuentan con una gran variedad de recursos, la fragilidad de muchos de aquellos no resiste la aplicación de varias actividades económicas o tecnologías empleadas en el interior. La esc~sez o la inequitativa distribución (es decir, la creación de una escasez para ciertos grupos) de tierras y otros factores productivos adecuados puede conducir a conflictos sociales. La provisión de estos factores, junto con servicios públicos, es un deber del Estado de acuerdo con la Constitución y la Ley 160 de 1994. Entonces, uno de los problemas que el Estado tendrá que enfrentar tarde o temprano es cómo limitar el 900/0 de la población a un 15% del territorio, teniendo en cuenta la escasez de los recursos humanos y financieros necesarios para monitorear y vigilar las áreas protegidas. Por otro lado, el hecho de que los indígenas, con el 10% de la población, tienen acceso al aproximadamente 50% de la región que corresponde a los territorios indígenas, no quiere decir que no tengan problemas de acceso a recursos. En la Amazonia occidental, los resguardos indígenas generalmente son muy pequeños en relación con su población y, por tanto, tienen una alta densidad de habitantes. Como dice Bayliss-Smith (1996), mientras que la agricultura itinerante es más eficiente cuando la densidad poblacional es baja, las "presiones poblacionales y comerciales han restado viabilidad a esta forma de agricultura en muchas áreas". Donde hay mayor población, hay mayor demanda; y si existe un exceso de demanda, los sistemas productivos pueden ser inducidos a sobreexplotar los re-

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cursos naturales bajo su control, lo que origina los problemas sociales y ambientales mencionados anteriormente. Es igualmente importante considerar la presión sobre los recursos naturales, no sólo como una fuente de materiales y energía, sino también como un sumidero de desechos. Desigualdad en el sistema de mercados. Buena parte de los productores amazónicos incorporados en mayor o menor grado en la economía del mercado aplican variedades de la llamada "economía campesina": producción básicamente para la subsistencia y venta de excedentes en el mercado. Pero este sistema tiene muchos impedimentos para su pleno desarrollo en la Amazonia. En algunos aspectos, los productores amazónicos integrados al mercado, sean indígenas, campesinos o colonos, tienen los mismos problemas que los productores del interior del país. Por ejemplo, la baja o nula rentabilidad de los cultivos tradicionales, en muchos casos agravada por la brusca apertura económica y el consecuente agudizamiento de la dilatada crisis agrícola, inhibe la generación de ingresos por medio de la venta de excedentes; por lo tanto, es más difícil satisfacer las necesidades básicas provenientes del mercado. En la Amazonia, otros dos factores perjudican la economía campesina: la falta de infraestructura y la competencia del cultivo de la coca. En cuanto a la primera, en gran parte de la Amazonia, hace falta una disponibilidad adecuada de medios para agregar valor a sus productos, de vías de comunicación, centros de acopio e información sobre los mercados. Los mercados por lo general son inseguros: inestables, temporales, pequeños y/o locales. El acceso al crédito es difícil o nulo y los intereses son muy altos; los productores enfrentan alto riesgo para pagar los créditos debido a la baja productividad y rentabilidad de los cultivos legales. Estos factores inciden en la baja competitividad amazónica en la producción para el mercado en relación con los sistemas productivos del interior o del extranjero, los cuales cuentan con una infraestructura más adecuada y por tanto mayores posibilidades para agregar valor a sus productos y lograr menores costos de producción, transporte y mercadeo. Esta situación, y la relativa pobreza que induce, frecuentemente llevan a los colonos al cultivo de la coca y a otros cultivos ilícitos (Franco Hernández, 1996; Présiga, 1996). El cultivo de la coca está asociado a problemas ambientales y socioeconómicos como la deforestación y la consiguiente pérdida de biodiversidad, la contaminación con insumas químicos, los conflictos sociales, la población flotante, la inflación de precios de algunos bienes y del costo de la mano de obra, la dependencia del mercado de alimentos consecuente con la reducción de la producción alimentaria, etc. No obstante, las oportunidades que brindan el cultivo y procesamiento de la coca la hacen una opción bastante atractiva. Al contrario de los otros cultivos, la coca cuenta con una alta rentabilidad, un mercado seguro,

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una infraestructura bastante desarrollada y abundante financiación. Los ingresos que puede generar a los productores la convierten en un reto para el establecimiento de actividades más sostenibles. En cuanto a los excedentes provenientes de los productos amazónicos, la Amazonia tiene productos promisorios, pero debido a que muchos son desconocidos, especialmente en el interior, pocos se venden allá. Otros productos, si bien se conocen en los mercados extrarregionales, no pueden competir con la producción de estos mismos productos en otras partes, donde existe una mejor infraestructura y por tanto menores costos de producción. Hay además un desequilibrio en el flujo de capital: en la Amazonia se compran muchos productos del interior, pero los pocos productos amazónicos que se venden en el interior generalmente carecen de procesamiento local para agregar valor y más bien reflejan sistemas, especialmente los extractivos, en que sólo una pequeña parte de los excedentes queda dentro de la región. Ejemplos de productos amazónicos objetos de esta clase de extracción incluyen la quina, el caucho, las pieles, la fauna, peces ornamentales, el pescado de consumo, la madera, el oro y el petróleo. Carencias en el marco institucional. Al igual que en el caso de los mercados, el desarrollo institucional en la Amazonia es todavía incipiente. En la mayor parte de la región, hay una débil o inexistente presencia del Estado en términos de poder económico (como son inversiones en capital humano y físico y provisión de créditos), político (por ejemplo, legitimidad, creación y ejecución eficaz de adecuadas políticas sociales y económicas) y militar (control indiscutible del territorio). Esto implica muchos problemas para la sostenibilidad de los sistemas productivos. Por un lado, la falta de control del Estado ha permitido la generación y expansión de una situación de violencia en la mayor parte de la región; la inseguridad resultante no contribuye en nada a las actividades productivas. Por el otro lado, la baja presencia del Estado connota una carencia de servicios públicos básicos, tales como educación, salud, vivienda, comunicaciones, la cual implica no sólo una baja calidad de vida como es tradicionalmente concebida, sino también una reducción en la capacidad productiva. Además, el Estado ha brindado servicios inadecuados en apoyo a la producción y comercialización (por ejemplo, asistencia técnica, créditos, vías, capacitación). La falta de todos estos servicios ha contribuido al uso inapropiado del espacio y a las dificultades en superar problemas como la baja productividad, competitividad y rentabilidad. La debilidad del Estado sirve para restarle más legitimidad, lo cual impide una proyección más fuerte de él en la región. Frente a esta relativa ausencia del Estado en la región, se tiene la presencia de organizaciones alternativas como la guerrilla, los paramilitares y las ONG que en teoría o en la práctica complementan o reemplazan al Estado en las funciones mencionadas. En la variable medida en que logran esto, sus esfuerzos pueden

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considerarse apoyos a los productores, midad del Estado.

aunque sea al costo del poder y la legiti-

Se puede considerar que el Estado mismo ha sido el proponente más importante de sus problemas en la Amazonia, en especial los de la Amazonia occidental. En vez de resolver el problema agrario en el interior del país, su estrategia fue aprovechar la Amazonia como una "válvula de escape", permitiendo, promoviendo o hasta forzando el traslado hacia allá de las poblaciones "problemáticas" del interior. Tal vez la estrategia hubiera tenido mayor éxito, desde el punto de vista del Estado, si no fuera por la falta de dirección, inversión y control en los procesos de colonización. Al parecer, la gran cantidad de personas que llegaron a la Amazonia y que reclaman al Estado sobrepasan la capacidad de éste para atenderlas adecuadamente, pero esto es un resultado previsible. Esta estrategia no ha logrado la eliminación conveniente de los problemas del interior (los cuales continúan vigorosamente), sino la reproducción de ellos en la Amazonia, donde hay menos posibilidades de resolverlos y donde ya existe un conjunto de problemas propios. Desarrollo insuficiente de la organización y los conocimientos de los productores. Detrás de la mayoría de los problemas previamente mencionados acecha uno que refuerza todos los demás, y cuya resolución por ende podría aliviar los otros. La organización de los productores ampliaría la gama de respuestas posibles a las diversas dificultades y permitiría propugnar mejor la satisfacción de sus necesidades. Pero, por lo general, los productores siguen siendo individualistas e intentan resolver sus problemas cada uno a su propio modo y con el mínimo de cooperación. Aunque es la manera más fácil y directa de tratar sus problemas, en la comunidad entera (y muchas veces en lo individual) no es una estrategia eficaz y, en lo definitivo, no es eficiente. Puede beneficiar a unos pocos individuos pero la mayoría seguirá en lo mismo, si no peor; así la estrategia conduce a agravar la desigualdad entre los productores. Si los sistemas productivos tienen problemas para acceder a los recursos que necesitan (sean naturales, económicos, políticos, sociales, etc.), una organización de muchos productores debería arreglar el acceso necesario mucho mejor que un montón de productores individuales que luchan por separado y entre sí para lograrlo. Si tienen problemas para ordenar el uso racional de los recursos para ciertos propósitos dados, con el mínimo de daño al ambiente natural o social, la organización puede promover acuerdos sobre la utilización de los recursos disponibles, los fines a que se dedican y el manejo de los desechos. Si los productores entran en conflicto entre sí o con entes externos, la organización puede mediar o determinar estrategias unificadas para defender los intereses de los productores. En un mundo lleno de alianzas, redes y acuerdos, los que se disponen a luchar individualmente casi siempre perderán.

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En muchas partes de la Amazonia existen organizaciones formales de los productores, pero que no son efectivas realmente: organizaciones sólo de nombre, sin una coordinación verdadera entre los integrantes; organizaciones que sólo benefician a unos pocos de sus miembros; organizaciones creadas desde afuera y de acuerdo con intereses externos, cuyos integrantes nominales no han sido capacitados para aprovechar la misma y a veces ni conocen el porqué de su organización. En general, son organizaciones muy sub utilizadas frente al enorme despliegue de sus capacidades. A los miembros les falta educación sobre los beneficios de la organización y cómo aprovecharlos; más bien estas organizaciones sirven a los pocos que saben aprovecharlas y no tanto a los mismos integrantes. En consecuencia, se requieren de esfuerzos para fortalecer las organizaciones y acompañar a los miembros en el proceso de aprendizaje.

Resultados de las estrategias empleadas para enfrentar los problemas de los sistemas productivos amazónicos El Estado ha reconocido la presencia de problemas graves en el sector rural colombiano. En un intento por aliviar estos problemas y sus consecuencias en los sistemas productivos y el desarrollo regional, los gobiernos recientes han emprendido iniciativas de variada índole. También hay ONG y entidades internacionales que han elaborado múltiples proyectos para desarrollar alternativas para la región amazónica. Sin embargo, hasta la fecha no son muy evidentes los resultados benéficos de las alternativas propuestas. En muchos casos, los programas (estatales o no) han carecido de la coordinación intra e interinstitucional, la gestión y la financiación necesaria para una exitosa implantación de ellos. A veces a los programas les falta apoyo político, una situación exacerbada por la ausencia de políticas coherentes y claras; y con frecuencia no cuentan con el respaldo de los supuestos beneficiarios mismos, debido a una deficiente participación comunitaria. La ineficiencia de las iniciativas estatales, en especial cuando son elaboradas unilateralmente por el gobierno central, aumenta aun más en las regiones por las complejidades que presenta Colombia en términos físicos y sociales (Carrizosa Umaña, 1996). Con respecto a la Amazonia, se puede agregar que las características únicas de la región son desconocidas por el Estado centralizado. Por último, la ejecutabilidad de los programas estatales sufre por la baja presencia del Estado, indicada en la sección anterior. En cuanto a las alternativas propuestas para la región amazónica, se notan muchos problemas por los cuales no han tenido un éxito notable. Desde el prin-

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cipio, una alternativa no apropiada para la región en términos ecológicos, económicos o sociales tendrá una sostenibilidad muy tenue y, por lo tanto, la probabilidad de que dé buenos resultados por un tiempo considerable será muy baja. Con frecuencia ha habido un traslado de tecnologías y modelos de desarrollo no apropiados, generalmente vinculado a un desconocimiento de las particularidades amazónicas. Muchas alternativas consideradas insostenibles en términos sociales fracasan por la falta de una participación comunitaria activa y eficaz, que puede demostrar ausencia de apoyo comunitario o institucional para la alternativa. En términos biofísicos, a veces las tecnologías introducidas fracasan por carecer de ensayos efectuados en la unidad de producción, los cuales pudieron haber comprobado de antemano que no tendrían éxito. Infortunadamente, muchas tecnologías han sido generadas y evaluadas en granjas experimentales o investigativas, que generalmente disponen de abundantes recursos (tierra, capital, mano de obra, servicios, gerencia, etc.) de mejor calidad que la encontrada en las unidades de producción a las cuales se dirigen las tecnologías. Por lo tanto, algunas alternativas introducidas requieren inversiones costosas o dependen de recursos de alta calidad o cantidad, los cuales no están al alcance de los productores con escasos recursos (Hildebrand, 1986). De hecho, tales alternativas pueden ensanchar la brecha entre los productores acomodados y los pobres. Ensayos realizados en las fincas pueden indicar si los resultados de las granjas investigativas también rinden bien en el entorno del pequeño productor. Algunas alternativas fracasan por fallas en el proceso selectivo. En muchos casos, ni siquiera hay un "proceso selectivo" pues se elige la alternativa sin estudios preliminares, con base en una noción de lo que "sería bueno". Cuando existen investigaciones para respaldar la selección, a veces los investigadores, en su afán de lograr resultados, pueden utilizar una metodología no sistemática en el diseño y selección de alternativas. Por ejemplo, el investigador puede ser partidario de alguna tecnología o alternativa, y esta predisposición puede sesgar las investigaciones en favor de las alternativas de su predilección. También hay que notar que los investigadores, por no estar a la par de los productores, pueden tener intereses ajenos a éstos (por ejemplo, el logro de resultados para asegurar financiamiento y publicaciones, intereses institucionales o políticos), y por lo tanto las investigaciones pueden concordar más con los objetivos del investigador que con los del productor. Cabe decir que muchas veces los investigadores cometen estos errores de manera involuntaria, sin darse cuenta o cuando se ven sin otras opciones. Las entidades financieras, promotores de desarrollo, etc., también a veces tienen intereses, prioridades y perspectivas divergentes de las de los productores (Altieri y Masera, 1993). Aun cuando una tecnología puede tener cierto grado de éxito, puede fracasar por fallas en la implantación o el seguimiento. Muchas veces estas ocurrencias se deben a una falta de recursos, o cuando los extensionistas e investigadores

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tienen demasiado que hacer, en términos de tareas o de la extensión de territorio o población que deben cubrir. La "transferencia de tecnología" puede fracasar cuando las tecnologías son complicadas y requieren un alto grado de manejo, lo cual dificulta que los productores aprendan a implementarlas adecuadamente. Esta situación empeora si existen diferencias entre los productores, los extensioni stas y los investigadores en términos de cultura, lenguaje, posición social, educación, conocimiento y habilidades (Whyte, 1986). Un último factor que agrava lo anterior es el gran desconocimiento sobre las experiencias previas en las investigaciones de sistemas productivos amazónicos y los resultados de dichas investigaciones (Sinchi, 1996). Esta situación puede conducir a la repetición de esfuerzos y el desperdicio de los escasos recursos sin lograr los resultados esperados. Casi toda la información disponible se encuentra en uno de dos extremos: caracterizaciones detalladas pero muy puntuales, y por tanto de cuestionable extrapolabilidad, y esquemas generales en una escala tan grande que carecen de detalles o cuantificación. Mientras que estos dos extremos aportan insumos importantes al estudio de los sistemas productivos, éste realmente requiere información detallada y cuantificada en una escala intermedia.

Nuevas estrategias para enfrentar la insostenibilidad de los sistemas productivos amazónicos Las instituciones y las comunidades de la Amazonia se manifiestan dispuestas a resolver los problemas dentro del nuevo contexto constitucional y legal en que se ha tratado de corregir las tendencias del pasado y reemplazarlas por conceptos como la participación comunitaria, la sostenibilidad, la equidad y la competitividad productiva. A pesar de esto, los intentos previos (dentro de este nuevo contexto o no) por resolver los dilemas de los sistemas productivos amazónicos no han alcanzado un grado notable de éxito. Todo parece indicar que se requiere un nuevo método para abordar los problemas de los sistemas productivos actuales. En el campo de los sistemas productivos, se han desarrollado nuevas estrategias que buscan enfrentar los problemas de insostenibilidad de una manera más eficaz y más de acuerdo con el entorno real en que existen estos sistemas. Estas nuevas estrategias, perfectamente aplicables a la Amazonia, deben mejorar el funcionamiento de los sistemas productivos, manteniendo siempre la flexibilidad requerida por una sostenibilidad relativa y dinámica frente a los cambios frecuentes en los contextos ambientales, tecnológicos, económicos y socioculturales. Su enfoque debe orientarse más por procesos y no tanto por resultados es-

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pecíficos, ya que éstos serían demasiado estáticos y homogéneos para perdurar mucho en esta situación. Los problemas de los sistemas productivos actuales en la Amazonia presentan manifestaciones específicas debido a diferencias locales y coyunturales, aun en el caso de algunos que tienen amplia extensión (como la degradación y destrucción de recursos naturales," costos elevados atribuibles al transporte, etc.). Por tanto, la resolución de estos problemas requiere una metodología estandarizada pero con la flexibilidad necesaria para que sea aplicable en todas partes y sea capaz de generar soluciones específicas dirigidas a las manifestaciones particulares de los problemas, donde ocurran. Esta metodología se encuentra en las nuevas estrategias de investigación en el campo de sistemas productivos, que además de tener las características indicadas, aplican métodos indispensables como la participación comunitaria y el trabajo en grupos multi o hasta interdisciplinarios: El campo de sistemas productivos trata de una metodología multidisciplinaria para el desarrollo de tecnología, la cual combina esfuerzos de investigación y extensión... Es una manera de integrar productores con investigadores y extensionistas en un procedimiento sistemático para identificar y resolver problemas. Equipos multidisciplinarios, compuestos de investigadores y extensionistas, trabajan con productores para identificar problemas y limitaciones y después crear, adaptar y probar soluciones alternativas. Las soluciones se adaptan a ambientes biofísicos especificados y condiciones socio económicas de unidades de producción o parcelas (Hildebrand, 1995, traducción del autor). Las nuevas metodologías aplicadas para estudiar los sistemas productivos subrayan la necesidad de trabajar junto con los productores y aprender de ellos, y no sólo porque la participación comunitaria es importante en la toma de decisiones, la elaboración de objetivos, el seguimiento y la evaluación de resultados, etc. Se reconoce, además, que los productores también son investigadores y extensionistas por derecho propio. Son investigadores porque siempre están experimentando, probando nuevas alternativas y técnicas para ver si puedan alcanzar mejor los objetivos que proponen lograr por medio de la producción. Son extensionistas porque hablan de sus experiencias con los otros productores; así, cuando un productor hace un cambio que le resulta bien, otros productores de los alrededores que tienen objetivos y recursos parecidos muchas veces también efectúan el mismo cambio. Se reconoce también que los productores casi siempre conocen sus sistemas productivos y sus problemas mejor que cualquier investigador o técnico ajeno. Se trata de diferentes clases de conocimiento: el productor probablemente no tiene una educación formal igual al investigador o al técnico, especialmente en

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cuestiones teóricas, pero probablemente tiene más práctica que el investigador o el técnico. En fin, hay que respetar y validar el conocimiento que tiene cada productor. Históricamente, la falta excesiva de comunicación e intercambio de información entre investigadores y extensionistas ha impedido el óptimo aprovechamiento de sus experiencias, ya que la extensión sin investigación no sería muy útil y la investigación sin extensión tampoco beneficiaría a los productores. Por lo tanto las metodologías actuales se valen de equipos compuestos de ambos, investigadores y extensionistas, para trabajar junto con los productores y resolver los problemas que éstos enfrentan. El desarrollo sostenible, en especial de los sistemas productivos, debe tener un enfoque local y construir el desarrollo sostenible desde abajo. En el campo local se garantiza mejor la participación comunitaria en el proceso de la toma de decisiones; también se puede, con más certeza, contar con los recursos locales existentes (Altieri y Masera, 1993). La investigación y extensión en el campo de sistemas productivos son muy dinámicas. Investigadores y extensionistas de todo el mundo la aplican a muchas clases de problemas incidentes en el desarrollo de sistemas más sostenibles. Cada día se inventan más herramientas, en especial las basadas en la participación comunitaria, para diagnosticar y resolver los problemas específicos que enfrentan. Las nuevas estrategias para enfrentar los problemas de insostenibilidad en los sistemas productivos amazónicos deben incorporar acciones encaminadas a la generación de conocimiento y al desarrollo de alternativas de producción apropiadas al contexto amazónico a partir de la indagación en los múltiples sistemas y componentes incidentes en la producción. Esto con el objeto de mejorar la sostenibilidad ecológica, económica y social de los sistemas productivos amazónicos; complementariamente, es de esperar que las alternativas mejorarán la calidad de vida de los pequeños productores, según las necesidades y deseos que ellos mismos definen. En este esfuerzo, se pueden identificar como los objetivos prioritarios los siguientes1: 1.

Adecuar mejor las actividades económicas o tecnologías a la oferta ambiental en términos de cantidad o calidad. a.

Incrementar la oferta ambiental en términos de cantidad o calidad. Por ejemplo, aumentar la tasa de renovación de los recursos naturales,

El orden de los objetivos indicados no implica prioridades, ya que éstas variarán según cada situación.

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promover actividades y tecnologías que aportan a los recursos naturales, recuperar recursos degradados, reponer recursos desgastados, etc. b.

2.

Disminuir la presión sobre la oferta ambiental (la tasa de uso de los recursos naturales). 1.

Buscar actividades y tecnologías que requieren menores cantidades de insumds ambientales.

n.

Buscar sustitutos para los insumos de recursos naturales en la producción.

lll.

Disminuir o eliminar actividades y tecnologías que degradan y desgastan los recursos naturales renovables y no renovables, respectivamente.

Adecuar mejor las actividades económicas o tecnologías a la oferta de factores productivos en términos de cantidad o calidad. a.

b.

Aumentar la disponibilidad de los factores productivos. 1.

Aumentar la oferta de ciertos factores productivos y disminuir la demanda de otros, dependiendo de alternativas y contextos específicos.

n.

Reemplazar factores productivos provenientes directamente de los recursos naturales con factores procedentes de desarrollo tecnológico.

lll.

Optimizar la asignación de los factores productivos dad puede ser contraria al numeral 4).

(esta priori-

Mejorar la calidad de los factores productivos.

3.

Aumentar la productividad (rendimiento por unidad de recursos, lo que no necesariamente implica un aumento en la producción), en especial relativa al factor más limitante.

4.

Buscar una distribución más socialmente aceptable (equitativa, etc.) de los factores productivos en términos de cantidad o calidad.

5.

Mejorar el apoyo comunitario e institucional a las actividades o tecnologías sostenibles.

6.

a.

Aumentar la participación comunitaria en el desarrollo de actividades o tecnologías alternativas y sostenibles.

b.

Aumentar el respaldo de las instituciones a las actividades o tecnologías alternativas y sostenibles, en apoyo de la producción.

Adecuar mejor las actividades económicas o tecnologías a la oferta de recursos humanos (gestión, administración, organización, capacidad, habili-

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dad, asistencia técnica, educación, salud, etc.) en términos de cantidad o calidad; igualmente, potencializar los mismos recursos humanos para el desarrollo sostenible de sus sistemas productivos y otros fines. Para los productores incorporados en la economía de mercado, son pertinentes los siguientes objetivos adicionales: 7.

Incrementar la generación de ingresos por medio de la venta de excedentes. a.

Aumentar la rentabilidad de los productos. 1.

Reducir los costos de producción.

11.

Mejorar el procesamiento

local para agregar valor.

a) Buscar actividades y tecnologías para agregar valor con un mínimo de inversión. b) Optimizar la asignación de recursos en el procesamiento.

8.

b.

Mejorar la competencia de los productos en los mercados, especialmente los nacionales e internacionales.

c.

Reorganizar las cadenas de comercialización o negociar salidas con los comerciantes para aumentar los precios pagados a los productores y reducir los precios que éstos pagan por bienes comprados.

Reducir la dependencia del mercado para insumos o para productos.

En fin, el logro de un desarrollo sostenible obviamente dependerá de tener el mayor número posible de sistemas productivos que lleven a cabo sus actividades con tecnologías sostenibles. Cualquier actividad económica (realizada sea por un sistema productivo, extractivo o de intercambio) funciona con base en los recursos disponibles en la unidad para generar bienes o servicios. Los recursos provienen del entorno ecológico, económico y social y los productos, subproductos, desechos, "pérdidas" y "externalidades" vuelven a este medio. Considerando que el medio en todas sus facetas es muy dinámico, entonces la oferta de recursos, la demanda de bienes y servicios, y los métodos de producción, distribución y consumo necesariamente son dinámicos también. Por lo tanto, el desarrollo sostenible de los sistemas productivos quiere decir que las actividades sostenibles tendrán que cambiar con el tiempo para que el sistema se adapte sosteniblemente a los cambios de su entorno y a las necesidades de la población (Dixon y Fallon, 1989, resumido en Krishnan et al., 1995). De igual manera, el medio es muy heterogéneo ecológica, económica y socialmente, y brinda una gran diversidad espacial en recursos, producción potencial, culturas, necesidades y deseos. Esta variedad, que no sólo es dinámica sino que también influye en los cambios a lo largo del tiempo, implica la necesidad de tener una flexibilidad en las alternativas ofrecidas para mejorar la sostenibilidad;

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así mismo, presenta consecuencias para la escala considerada en una estrategia de desarrollo sostenible. Finalmente, se debe enfatizar en que la sostenibilidad, como sea concebida, no se conseguirá ni fácil ni rápidamente. Por ser un proceso de aprendizaje, ha habido muchos errores y habrá más en el futuro: "Es muy difícil decir ex ante qué será una actividad económica sostenible, y mucho más fácil decir ex post cual no la fue" (Dixon y Fallon, 1989, resumido en Krishnan et al., 1995 :95; traducción del autor). Pero de cada error se puede aprender algo, y poco a poco los fracasos van convirtiéndose en éxitos. Aunque los éxitos pueden parecer modestos, reconocerlo no debe ser desalentador sino realista, porque la sostenibilidad tampoco será la panacea. No resolverá todos los problemas existentes; además, surgirán nuevos problemas y cada uno siempre parecerá tan grave como el anterior. Y si acaso un día se llegue a considerar que se ha logrado algún grado de sostenibilidad, habría que reconocer que no podría mantenerse con facilidad, dada la alta mutabilidad de todos los factores considerados en los sistemas productivos. A fin de cuentas, la sostenibilidad es como un espejismo: uno avanza y avanza y cuando casi la alcanza, siempre se esfuma y aparece un poco más allá, llamando de nuevo. Sin embargo, lo importante es lo que se aprende en el camino.

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