LA CARRERA DE LAS ARMAS NUCLEARES, SUS CAUSAS Y SOLUCIONES*

L A C A R R E R A D E LAS ARMAS N U C L E A R E S , SUS CAUSAS Y S O L U C I O N E S * V I C T O R F., WEISSKOPF L A S S U P E R P O T E N C I A S e

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L A C A R R E R A D E LAS ARMAS N U C L E A R E S , SUS CAUSAS Y S O L U C I O N E S * V I C T O R F., WEISSKOPF

L A S S U P E R P O T E N C I A S e s t á n ahora a p u n t o de colisión. E n acelerada carrera, se instalan m á s cabezas nucleares, se perfeccionan misiles, se inventan nuevas armas, es m á s precaria la seguridad personal y m u n d i a l . Las posibles consecuencias de una contienda m i l i t a r son m á s terribles cada vez que se a ñ a d e u n surco nuevo a la espiral armamentista. C o n el perfeccionamiento t é c n i c o , cada antagonista tiene m á s dificultades para comprobar el despliegue de nuevas armas cuando hay acuerdos de control. A l aumentar el material bélico, aumenta t a m b i é n la p r o b a b i l i d a d de que se desate —intencionalmente o por e r r o r una guerra nuclear. Para entender c u á n irracional es la s i t u a c i ó n , supongamos que todas las bombas detonadas en la Segunda G u e r r a M u n d i a l componen una u n i d a d que denominaremos S G M . Esta u n i d a d equivale a tres millones de toneladas de T N T , es decir, las bombas de tipo c o m ú n que cayeron en H a m b u r g o , B e r l í n , Lenirigrado, V a r s o v i a , Londres, T o k i o , C o v e n t r y y otras ciudades, m á s las bombas a t ó m i c a s que destruyeron H i r o s h i m a y Nagasaki. E l poder nuclear en la actualidad equivale a m á s de 6 000 de esas unidades, es decir, a 18 m i l millones de toneladas de T N T . Cada submarino polaris almacena tres S G M , cantidad suficiente para destruir m á s de doscientas grandes ciudades de la U n i ó n Soviética. U n solo submarino trident moderno transporta ocho S G M , carga que puede destruir todas las grandes ciudades del hemisferio norte. E n la actualidad, los submarinos de Estados U n i d o s transportan alrededor de cuatrocientas S G M ; hay muchas m á s en los misiles de tierra firme y en los bombarderos. Sólo unas cuantas unidades pueden destruir todas las ciudades grandes y medianas del m u n d o . N o hay lógica alguna en desplegar 6 000 unidades S G M . Es u n caso peligroso de demencia colectiva que tiene atrapada a la h u m a n i d a d . Las conversaciones entre las superpotencias para moderar esta s i t u a c i ó n absurda son e x t r a ñ a s y quijotescas. Hace poco tiempo tuvieron lugar negociaciones sobre misiles intermedios localizados en Europa; se discutió en ellas cierto n ú m e r o de misiles que representa u n porcentaje m í n i m o del verdadero poder

* Este trabajo se presentó en el seminario Pugwash sobre negociación nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética, que tuvo lugar en Ginebra del 14 al 16 de diciembre de 1984. Traducción de Martha Elena Venier.

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nuclear. E n l o m i l i t a r , ¿ q u é i m p o r t a si una de las partes tiene unos cuantos misiles de m á s o de menos de uno u otro tipo? H u b o progresos en el pasado, sin duda; la p r o h i b i c i ó n de las pruebas nucleares de superficie, por ejemplo, las restricciones impuestas por el tratado S A L T I y la a d h e s i ó n no ratificada al S A L T I I , que i n c l u í a el tratado A B M en el que se p r o h i b í a n algunas medidas contra los misiles balísticos. Este tratado es útil, porque a cualquier esfuerzo para proteger u n lugar con i m p l a n t a c i ó n de misiles, p o d r í a responder la parte contraria con aumento de dispositivos. N i n g u n o de esos tratados fue capaz de detener o invertir la escalada nuclear, o evitar que las armas sean m á s exactas y eficaces. ¿ P o r q u é es imposible detener o invertir la carrera nuclear? Es claro para todos, sin d u d a , que una p e q u e ñ a cantidad de esas armas s u m e r g i r í a a la h u m a n i d a d en una catástrofe para la que no existe punto de c o m p a r a c i ó n : dest r u i r í a las bases de nuestra civilización, y por largo tiempo sería imposible recuperar algo que tuviera visos de civilización. Los comentarios sobre el " i n vierno nuclear" a ñ a d e n nuevos, aterradores elementos a los efectos catastróficos, y advierten que existe una serie de graves consecuencias que a ú n desconocemos. Entonces, ¿a q u é se debe ese constante y diario aumento de la posibilidad de u n a catástrofe y sus dimensiones? Es de creer que la amenza nuclear i m p i d i ó durante cuarenta a ñ o s que estallara la guerra entre las superpotencias. Pero, ¿ p o r q u é ha de aumentarse constantemente u n factor que, en la actualidad, es cincuenta veces m á s grande de lo que sería necesario para acabar con la parte contraria? ¿ P o r q u é pueblos y gobiernos no a c t ú a n con cordura en este p u n t o esencial y reconocen el tremendo riesgo que significa la escalada actual? Sólo entonces se c o n s e g u i r á m u t u a c o n t e n c i ó n . L a causa es el miedo. H a y muchos temores. Se teme, por ejemplo, que quien ataque p r i m e r o i n u t i l i z a r á la mayor parte de los misiles antes que haya o p o r t u n i d a d de contraatacar. T e m o r absolutamente irracional, porque Estados U n i d o s tiene m á s de la m i t a d y la U n i ó n Soviética u n cuarto de sus misiles e s t r a t é g i c o s en los submarinos, que no pueden destruirse con el p r i m e r ataque porque no hay, hasta ahora, forma de localizarlos cuando e s t á n sumergidos (recordemos la enorme capacidad destructiva de u n solo submarino). P a s a r á mucho tiempo para que sea posible detectar, perseguir y destruir todos los submarinos en la profundidad. E n unas cuantas d é c a d a s q u i z á . C o m o siempre, t r a t á n d o s e de u n perfeccionamiento t é c n i c o futuro, no tiene sentido tomarlo en cuenta hoy. Si en los p r ó x i m o s decenios no se reduce d r á s t i c a m e n t e la amenaza de una guerra nuclear, no h a b r á oportunidad de usar ese sustancial avance tecnológico. Cada parte teme, t a m b i é n , ser m á s débil que la otra. A mediados de los a ñ o s setenta, Estados U n i d o s t e n í a m á s armas nucleares que la U n i ó n Soviética, aunque las reservas de ésta eran suficientes para destruir a a q u é l en represalia. Desde entonces, los soviéticos —por medio de u n gran esfuerzo p r o d u c t i v o — han conseguido casi igualar a Estados U n i d o s . Esta circunstancia afectó en lo psicológico severamente a este p a í s , que, no recuperado a ú n del golpe, ve aumentar su inseguridad. Es de recordar que el conflicto de los

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misiles en 1962 se s o l u c i o n ó p a c í f i c a m e n t e sólo porque Estados U n i d o s t e n í a entonces m a y o r poder nuclear. L a actual igualdad —o casi igualdad— de fuerzas alienta el constante aumento de armas, porque cada bando tiene dificultades para calcular la eficacia y exactitud de las cabezas nucleares desplegadas por el otro; es difícil hacer ese cálculo en lo que concierne a la U n i ó n Soviética, a causa de las extremas precauciones que t o m a este país. Cada uno se siente obligado a suponer lo peor, y procura estar a la altura de sus p r o n ó s t i c o s m á s pesimistas. Esa es una de las primeras causas de la carrera armamentista, aun cuando es notorio que cualquier diferencia en las cantidades, por m u y real que sea, no tiene la menor importancia en r a z ó n de la enorme capacidad m o r t í f e r a de las armas que cada lado posee. Se teme t a m b i é n que uno u otro haya sacado gran ventaja en cierto tipo de armas. A s í , por ejemplo, la U n i ó n Soviética tiene m á s cantidad de misiles en tierra, con mayor capacidad explosiva. E n consecuencia, Estados U n i d o s piensa que debe superar esa deficiencia a ñ a d i e n d o misiles M X . L a U n i ó n Soviética tiene menos misiles en los submarinos y cree, por lo tanto, que debe construir m á s de esos transportes. Éstos son sólo dos ejemplos de las diferencias en las estrategias que exacerba el aumento de armas, de modo que éste c o n t i n ú a sin sentido y p r o p ó s i t o , ya que ambos países tienen armas suficientes para desalentar cualquier ataque. L a carrera armamentista tiene rasgos cualitativos y cuantitativos. Se refieren los primeros al perfeccionamiento de las cabezas nucleares y del sistema de lanzamiento, a la exactitud para apuntar al blanco y a la p l a n e a c i ó n e i n t r o d u c c i ó n de nuevas armas o sistemas de defensa (misiles crucero, defensa espacial). L a segunda es, simplemente, el despliegue de m á s y m á s armamento. P r e d o m i n a en Estados U n i d o s el rasgo cualitativo, en la U n i ó n Soviética el cuantitativo. Sin duda, Estados U n i d o s posee t e c n o l o g í a m á s avanzada para adelantar en lo cualitativo. Pero es inútil hacerse ilusiones, porque la U n i ó n Soviética puede duplicar, en pocos a ñ o s , y a pesar del m á s estricto secreto, cualquier i n n o v a c i ó n t é c n i c a . Incluso el refinamiento de armas conseguido por Estados U n i d o s se volvió en su contra en pocos a ñ o s . Se crearon en Estados Unidos cabezas m ú l t i p l e s e independientes ( M I R V ) para los misiles; poco desp u é s hizo lo m i s m o la U n i ó n Soviética y, en consecuencia, la situación es m á s precaria para ambos. Estos misiles incitan a coquetear con el p r i m e r ataque, porque el proyectil con una cabeza no puede destruir uno con varias. Estados Unidos a u m e n t ó de tal manera la exactitud de sus cabezas nucleares, que éstas pueden alcanzar u n blanco dentro de u n radio de cien metros (al parecer, la U n i ó n S o v i é t i c a c o n s i g u i ó ya lo mismo). Nadie se e n g a ñ e y piense que el aumento del presupuesto bélico es una ventaja para Estados U n i d o s porque está en condiciones de hacerlo; la U n i ó n Soviética puede d i s m i n u i r los niveles de vida de su pueblo mucho m á s que Estados U n i d o s . Q u i z á sea m á s difícil para los soviéticos conseguir los adelantos obtenidos por Estados U n i d o s , porque su t e c n o l o g í a no es tan avanzada (a menudo han tenido que substituir calidad con cantidad y t a m a ñ o ) . D e L a u e r , jefe científico

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del P e n t á g o n o , afirma que los estadunidenses aventajan a los soviéticos en casi toda la t e c n o l o g í a b á s i c a útil para el ejército: sensores, ó p t i c a , ciencias biológicas, materiales, m i c r o e l e c t r ó n i c a , p r o p u l s i ó n , radar, robots, identificación y procesamiento de s e ñ a l e s , g u í a , n a v e g a c i ó n , manufactura y telecomunicaciones. Dice t a m b i é n D e L a u e r que el sistema armado de Estados U n i d o s es superior al soviético, y opina que, en ese aspecto, la distancia entre los dos países se agranda, no se estrecha. Así pues, algunos estadunidenses s u e ñ a n obtener superioridad m i l i t a r con el adelanto tecnológico que la U n i ó n Soviética no puede emular. Se supone que mientras m á s poderoso sea Estados Unidos m á s seguro e s t a r á , s u e ñ o i l u sorio y peligroso cuyas raíces se remontan a la é p o c a pre-nuclear. A h o r a bien, ¿ q u é significa la superioridad, si el oponente tiene la misma capacidad de dest r u c c i ó n ? A l g ú n valor m i l i t a r h a b r í a si una de las partes tuviera una defensa tan impenetrable como para protegerse contra cualquier ataque o pudiera dest r u i r todos los misiles nucleares, inclusive los submarinos, en el p r i m e r intento. Nada de esto será t é c n i c a m e n t e posible en los decenios por venir, y q u i z á nunca sea posible. U n a vez m á s , encontramos la falacia de apoyar políticas basadas en ventajas t é c n i c a s que con el tiempo serán de dudoso valor, y h a r á n m á s difícil la sobrevivencia en ese lapso. Si se llegara a intuir que Estados Unidos puede alcanzar superioridad en la ofensiva o defensiva, aun cuando no sea ésa la realidad, a u m e n t a r á el peligro de una guerra nuclear. C r e e r á n los soviéticos que están entre la espada y la pared,'que s e r á n objeto de chantaje en el futuro, y l l e g a r á n hasta las ú l t i m a s consecuencias para i m p e d i r esa probable superioridad. E n esas condiciones, no podemos confiar en que se hagan planes racionales. Los soviéticos actuaron irracionalmente en la crisis de los misiles cubanos, aun cuando s a b í a n que Estados U n i d o s t e n í a m á s poder. Los gobiernos han actuado de manera irracional en el pasado, sobre todo ante eHerror de verse forzados a dejar el poder. Pueden, en consecuencia, usar la fuerza para impedir que Estados Unidos alcance superioridad absoluta, aun antes que ésta se logre totalmente, y precipitar la catástrofe que la superioridad debÍ2 evitar. N o olvidemos que lo importante es c ó m o se percibe el intento, no el intento real. Por eso es indispensable conseguir, por u n lado, el equilibrio nuclear entre soviéticos y estadunidenses, y, por otro, alentar en ambos la seguridad de que ese equilibrio existe y puede conservarse. L a tarca es dura porque los dos gobiernos no v a l ú a n de igual manera diversos sistemas de armamento, cuyas condiciones será necesario co m p arar D e b e r í a n estudiarse pro¬ fundamente estos problemas en lo interno, en conversaciones bilaterales y con los aliados de ambos países, porque éstos d e s e m p e ñ a n papeles importantes: son v í c t i m a s inermes en la escalada defensiva v zonas de lanzamiento en la ofensiva. La agresividad de! enemigo —real o i m a g i n a r i a — es otra r a z ó n para temer. Ambos lados creen que el contrario es agresivo, y, a la vez, cada uno por su lado opina que a c t ú a sólo en defensa propia. L a s i t u a c i ó n es m u y inestable Si se entiende m a l la actitud dei oponente, si una actitud defensiva se interpreta a la inversa, se a g r a v a r á la crisis v a u m e n t a r á el conflicto que, q u i -

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zá, p r o v o c a r á la guerra. Situaciones como éstas tienen su origen en la falta de c o m p r e n s i ó n de las razones que tiene cada superpotencia, y en la enorme desconfianza que se tienen. Las diferencias de sus sistemas políticos es el obst á c u l o m á s grande para que lleguen a entenderse. Estados Unidos teme de la U n i ó n Soviética su r é g i m e n autoritario, su idea de comunismo m u n d i a l , la falta de elementales derechos humanos, el trato que da a las m i n o r í a s y la sup r e s i ó n de libertades en sus satélites. De Estados U n i d o s temen los soviéticos —no sólo el círculo de l í d e r e s — el capitalismo de libre empresa, el a n t i c o m u nismo virulento, el m o v i m i e n t o en pro de los derechos humanos, la s i m p a t í a que muestran por las v í c t i m a s de la o p r e s i ó n comunista, y, ahora, el r u m o r de que quieren liberar al m u n d o de los males del comunismo. M u c h o s queremos que en breve tiempo quede abolido el r é g i m e n a u t o r i tario de los soviéticos con todas sus deplorables c a r a c t e r í s t i c a s , pero en estas é p o c a s no se puede e l i m i n a r con la fuerza u n r é g i m e n reprobable. L a ú l t i m a o p o r t u n i d a d fue la Segunda G u e r r a M u n d i a l , cuando sólo Estados Unidos ten í a la b o m b a a t ó m i c a . Las armas nucleares han cambiado el significado de la guerra, que entre los poderes con fuerza nuclear no tiene ya sentido. L a ú n i c a esperanza de cambio en u n r é g i m e n represivo es que transforme su ideología y que tienda, gradualmente, a políticas con m á s cordura, lo que sólo puede o c u r r i r si cesan las amenazas de uno hacia otro y dejan de interpretar sus actitudes de la peor manera. Para entender algo a la U n i ó n Soviética, consideremos las circunstancias difíciles en las que nos encontramos. H a y cuatro grandes grupos de poder: Estados U n i d o s , Europa Occidental y J a p ó n , U n i ó n Soviética y C h i n a . Tres de ellos tienen en la U n i ó n Soviética u n enemigo en potencia. U n o de ellos tiene cuatro: los tres restantes y la p o b l a c i ó n de sus " a l i a d o s " en Europa O r i e n tal. R a z ó n , entre otras, para que haya tanta fuerza m i l i t a r de tipo convencional en la U n i ó n Soviética, es su temor a las revueltas en Europa del Este. Dejando de lado la amenaza que significan los centros de control y las bases de la O T A N , la enorme cantidad de misiles SS20 sirve t a m b i é n para disuadir cualquier i n tento por apoyar revueltas o incipientes gobiernos antisoviéticos. El bloque occidental nunca ha intervenido, pero esto no es suficiente para calmar el tem o r de que intervenga en el futuro, sobre todo si a l g ú n gobierno provisional pide ayuda. L a U n i ó n Soviética está rodeada, a d e m á s , por fuerzas cuyas bases m i l i t a res tienen armas que le apuntan directamente: la O T A N en el oeste, desde N o r u e g a hasta T u r q u í a , A r a b i a Saudita y P a q u i s t á n , C h i n a al sur y J a p ó n al este. Estados U n i d o s está " r o d e a d o " por C u b a y Nicaragua. E n los ú l t i m o s decenios, la U n i ó n Soviética ha perdido varios aliados y amigos: China, Egipto, Indonesia. Estados U n i d o s ha perdido algunos países de menor i m p o r t a n c i a que han entrado en la ó r b i t a soviética: I n d o c h i n a (menos T a i l a n d i a ) , Y e m e n del Sur, C u b a y Nicaragua. L a cruenta guerra de A f g a n i s t á n es, sin duda, muestra de la agresividad soviética, pero la guerra de V i e t m a n y la intervenc i ó n de Estados U n i d o s en Nicaragua pueden verse t a m b i é n como a g r e s i ó n , aunque esas intervenciones estuvieron malaconsejadas por el temor a la ex-

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p a n s i ó n de la U n i ó n Soviética. N o es fácil distinguir entre a g r e s i ó n real y actit u d agresiva. Cada acto político y m i l i t a r puede entenderse desde afuera como agresivo o defensivo. Por eso el enfrentamiento de las superpotencias en la actualidad es tan peligroso; acumula antagonismo que puede explotar en reacc i ó n militar durante una crisis política, a pesar de que, como es obvio, u n conflicto m i l i t a r d e s e m b o c a r á en una guerra nuclear, es decir en el suicidio. Estados Unidos y la U n i ó n Soviética no son, en realidad, enemigos; tienen u n enemigo c o m ú n : la guerra nuclear. ¿ Q u é puede hacerse para detener la carrera armamentista, para dismin u i r la gigantesca p r o v i s i ó n de armas nucleares y reducir el peligro de u n conflicto bélico entre las superpotencias? Cinco principios s e r á n base de nuestra reflexión: 1) no hay causa que justifique j a m á s usar armas nucleares; 2) en este momento y en el futuro p r ó x i m o , n i n g u n o puede destruir al otro sin que sea destruido a su vez; 3) los explosivos nucleares no son armas para la guerra: su ú n i c o p r o p ó s i t o es desalentar al oponente de que las use y la m a g n i t u d del despliegue actual es m á s que suficiente para c u m p l i r con ese p r o p ó s i t o ; 4) seguirá la escalada armamentista mientras domine a cada superpotencia el p á n i c o de que el otro aproveche cualquier o p o r t u n i d a d para d o m i n a r l o o dest r u i r l o (temor irracional, en v i r t u d de lo dicho en el punto dos); 5) en esta atm ó s f e r a de terror, desconfianza y a g r e s i ó n , es difícil que se acepten medidas para detener el armamentismo y d i s m i n u i r el n ú m e r o de armas nucleares. Sólo es posible conseguir mayor control que el especificado en los tratados existentes si las superpotencias admiten serio interés c o m ú n en la r e d u c c i ó n de armas nucleares. Se trata, pues, de saber q u é es p r i m e r o : un cambio de actit u d o una r e d u c c i ó n d r á s t i c a de armas. A base de los puntos ennumerados arriba, podemos concluir que el peligro se halla en el temor por las intenciones del otro. Buen ejemplo es el siguiente: Francia es u n país diferente de Estados U n i d o s por su sistema social y su cultura, y tiene suficientes armas nucleares para destruirlo, pero nadie en Estados U n i d o s se p r e o c u p a r á por eso. El problema mayor es c ó m o disminuir el temor. En otros tiempos, convenía a una n a c i ó n poderosa infundir temor en el enemigo para obtener ventajas políticas. E n las circunstancias actuales, infundir temor es argumento contrario a los intereses de las dos naciones, porque sólo se consigue acelerar la carrera armamentista y acrecentar el riesgo de actuar irracionalmente. L a d i ferencia en este caso es que, sin lugar a dudas, si hubiera guerra, el m á s débil p o d r í a d a ñ a r irremediablemente al m á s poderoso. Las cabezas nucleares son hechos concretos, no así el temor, que se origina en la i n t e r p r e t a c i ó n acertada o e r r ó n e a de las afirmaciones y acciones del lado contrario. De nada sirve esgrimir el argumento de que la r e a c c i ó n occidental ha sido siempre defensiva y que, dadas las circunstancias actuales, j a m á s c o m e n z a r á la guerra contra la U n i ó n Soviética. Desde cualquier punto de vista, y racionalmente, n i n g u n a n a c i ó n c o m e n z a r í a la guerra o iniciaría u n ataque. L a guerra significa el holocausto, y, por razones diversas —los submarinos entre otras—, es t é c n i c a m e n t e imposible lanzar el p r i m e r ataque con

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éxito. Pero la política no es siempre racional. H a y recursos para amenguar el temor y la desconfianza. E l paso indispensable, y el primero, es tener conciencia del problema. T o d a a f i r m a c i ó n , toda acción gubernamental, debe analizarse teniendo en cuenta c ó m o la ent e n d e r á el contrario. ¿ D i s m i n u i r á o a u m e n t a r á el temor y la desconfianza? Si los aumenta, la medida no es adecuada. H a y una serie de ejemplos obvios. Sin duda, el despliegue de misiles SS18 y M X se considera u n paso m á s hacia la posibilidad de atacar p r i m e r o . L a p e q u e ñ a ventaja m i l i t a r que se obtiene con la i m p l a n t a c i ó n de misiles Pershing en E u r o p a debe compararse con el temor que provocan. L o mismo puede decirse de la U n i ó n Soviética a p r o p ó s i t o de sus misiles SS20 que apuntan a Europa, o de la gran cantidad de proyectiles terrestres cuya i n t e n c i ó n , se cree, es preparar el p r i m e r ataque, a pesar de su i n u t i l i d a d , porque debe tenerse en cuenta los submarinos estadunidenses. N o será fácil d i s m i n u i r el temor y la desconfianza, pero es nuestra ú n i c a esperanza. L a enemistad actual debe cambiar a una actitud de m u t u o entend i m i e n t o . ¿ C ó m o puede lograrse? H e a q u í una serie de medidas militares y civiles, a las que siguen comentarios pertinentes. Las militares son de tres t i pos: acciones independientes (unilaterales), d e c l a r a c i ó n de políticas y negociación de tratados. Acciones independientes: 1) reducir los misiles hasta cierto punto y esperar la r e a c c i ó n de la otra parte; 2) reducir y e l i m i n a r los misiles con cabezas m ú l tiples y conservar los simples; 3) reorganizar las fuerzas militares convencionales de E u r o p a Occidental para que, en efecto, sirvan como defensa contra la a g r e s i ó n . Declarar. 1) que " n o se u s a r á n p r i m e r o " armas nucleares; 2) que no hay i n t e n c i ó n de anular o enemistar con la superpotencia correspondiente a sus aliados reales o putativos. Negociar: 1) r e d u c c i ó n de armas nucleares; 2) a m p l i a c i ó n de p r o h i b i c i ó n de pruebas nucleares; 3) p r o h i b i c i ó n del A S A T y de armas en el espacio; 4) d e l i m i t a c i ó n de una zona libre de armas nucleares en Europa; 5) abolición de armas nucleares t á c t i c a s . Las acciones independientes pueden llevarse a cabo sin poner en peligro la p o s i c i ó n relativa del lado que tome esas decisiones. Reducir diez o veinte por ciento o m á s los misiles no d i s m i n u i r í a la capacidad de responder a una a g r e s i ó n , pero sería positivo para lograr u n ambiente menos tenso, en especial si se q u i t a n las armas destinadas a dar el p r i m e r golpe. Esta idea es similar a la que propone reducir el n ú m e r o de misiles reemplazando dos proyectiles antiguos con uno moderno. Pero esa d i s m i n u c i ó n implica t a m b i é n aumentar el poder de los misiles, lo que no s u c e d e r í a con una r e d u c c i ó n c o m ú n que cont r i b u i r í a a obtener mayor e q u i l i b r i o , ya que no p o d r í a vérsele sino como amenaza menor. L a c o m i s i ó n Scowcroft a d m i t i ó que quitar los misiles de cabeza múltiple puede servir para equilibrar la situación. Cualquier superpotencia puede hacerlo sin debilitar su p o s i c i ó n , y, de cualquier forma, a u m e n t a r í a su poder sin amenazar a su oponente. El reforzamiento de la defensa convencional en E u r o p a e v i t a r í a el uso de

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armas nucleares como elemento de d i s u a s i ó n contra ataques de tipo convenc i o n a l . Este m é t o d o es peligroso y no m u y eficaz, porque alguno puede lanzar u n ataque con armas convencionales partiendo del supuesto de que no hab r í a u n contraataque nuclear suicida. Las armas nucleares desalientan sólo los ataques nucleares. El perfeccionamiento de fuerzas convencionales s e r v i r í a sólo para evitar que fuerzas del Este penetraran en territorio occidental. Las fuerzas occidentales d e b e r í a n ser capaces de evitar u n ataque triunfal del Este, pero no es necesario que sean capaces de "reaccionar en p r o f u n d i d a d " , es dec i r , de atacar las regiones del Este. Esto es i m p o r t a n t e , porque la U n i ó n Sov i é t i c a teme que u n ataque occidental con fuerza m i l i t a r convencional apoye revoluciones en sus satélites de E u r o p a oriental, y porque el perfeccionamiento de sus armas, que p e r m i t a n a las fuerzas de la O T A N penetrar en el Este, puede incitar a la U n i ó n Soviética a aumentar sus armas convencionales, lo que, a la vez, a u m e n t a r í a la amenaza de una i n v a s i ó n soviética. Llegamos, ahora, a las declaraciones. A n u n c i a r que " n o se u s a r á n p r i m e r o " [las armas nucleares] es una a f i r m a c i ó n casi obvia, porque sería casi u n suicidio, y n i n g ú n gobierno en su sano j u i c i o d a r í a j a m á s ese paso. Pero una d e c l a r a c i ó n como ésa t e n d r í a u n gran efecto m o r a l y ético, porque i n d i c a r í a claramente que las armas nucleares se consideran sólo u n elemento de d i s u a s i ó n . H a y críticas a esta d e c l a r a c i ó n porque —se dice— pierde efecto la d i s u a s i ó n nuclear actual, cuya función es evitar u n ataque de fuerzas militares convencionales contra E u r o p a occidental. Es por ello que esta d e c l a r a c i ó n debe estar vinculada con el perfeccionamiento —que m e n c i o n é arriba— de la eficacia defensiva de las fuerzas convencionales de la O T A N . U n a d e c l a r a c i ó n que no interfiera con los r e g í m e n e s aliados de una superpotencia puede ser difícil en las actuales circunstancias políticas. Sería una especie de m a n i f e s t a c i ó n con la que Occidente se compromete a j a m á s ayudar a los m o v i m i e n t o s antisoviéticos en E u r o p a O r i e n t a l y que no a p o y a r á fuerzas antiizquierdistas como las de Nicaragua. Pero implica t a m b i é n que la U n i ó n S o v i é t i c a se comprometa a j a m á s atacar E u r o p a Occidental y j a m á s apoyar m o v i m i e n t o s de izquierda o —como les l l a m a n — "guerras de l i b e r a c i ó n " en cualquier parte del m u n d o . Puede parecer irracional, pero el temor por tales acciones es la principal fuente de desconfianza entre la U n i ó n Soviética y Estados Unidos. E n situaciones como éstas, los gobiernos d e b e r í a n tener en cuenta los efectos nocivos del m u t o t e m o r y la m u t u a desconfianza. Veamos ahora las negociaciones. L a s i t u a c i ó n no es m u y alentadora. L a nueva iniciativa de defensa e s t r a t é g i c a ( I D E ) del gobierno de Estados U n i d o s , que a veces se denomina " g u e r r a de las galaxias", es u n gran o b s t á c u l o . C o n este proyecto se buscan recursos técnicos m á s complejos para proteger las instalaciones militares y las ciudades contra u n ataque nuclear. L a m a y o r í a de los expertos opina que son i n ú t i l e s esos esfuerzos, o que, si dan resultado, ser á n causa de que aumente la escalada nuclear, porque la U n i ó n Soviética se v e r í a forzada a aumentar su capacidad (o intentarlo por lo menos), para imped i r el despliegue de fuerzas. Si se insiste en el proyecto I D E , d e b e r á abrogarse el tratado A B M , con

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el que se consiguió reducir el aumento de armas e s t r a t é g i c a s . E l I D E es u n o b s t á c u l o para que se consiga una amplia p r o h i b i c i ó n de pruebas nucleares, las s u b t e r r á n e a s incluso, porque una de las armas que se tiene la i n t e n c i ó n de p r o b a r es un r a y o - X láser impulsado por una explosión nuclear. L a situación es m á s lamentable a ú n , porque una p r o h i b i c i ó n amplia de pruebas n u cleares puede comprobarse f á c i l m e n t e , v es una barrera sólida contra el perfeccionamiento y proliferación de esas armas. El I D E es t a m b i é n un o b s t á c u l o para que se complete un tratado que prohiba el perfeccionamiento y la prueba de proyectiles para destruir satélites ( A S A T ) , porque armas similares pueden usarse para destruir misiles en vuelo. L a s i t u a c i ó n es lamentable porque los satélites son el medio m á s i m p o r t a n te para saber cuáles son los movimientos y p r e p a r a t i v o s militares que se hacen en los dos lados. Si se destruyen durante una crisis, ambos oponentes no p o d r á n hacer otra cosa que adivinar, y s u p o n d r á n lo peor. L a seguridad de los satélites proporciona estabilidad porque son u n recurso valioso en cualquier acuerdo sobre control de armas. L a prueba de sistemas antisatélites puede verificarse fácilmente, y no puede usarse n i n g ú n sistema que no se haya probado. E l sistema ( A S A T ) que usa la U n i ó n Soviética en la actualidad es m u y torpe y no alcanza los satélites m á s importantes a grandes alturas. E l aumento en la capacidad de los dispositivos antisatélites es m á s peligroso para Estados U n i d o s , porque su sistema es m u y desarrollado. Estos son dos buenos ejemplos de que el proyecto de estrategia defensiva es contraproducente para un control efectivo de armas, a m á s de que es u n proyecto m u y cuestionable desde el p u n t o de vista t é c n i c o y político. ¿ Q u é sentido tiene poner en peligro los pasos que ya se han dado para mejorar la situación por obtener ventajas futuras de dudoso valor? L a U n i ó n Soviética ha declarado que está dispuesta a discutir u n tratado a n t i - A S A T y una p r o h i b i c i ó n de pruebas amplias. Sería francamente lamentable que se perdiera la oportunidad de conseguir tratados útiles. Las propuestas que haga uno no deben, por fuerza, considerarse desfavorables para el otro, n i el control de armas es u n j u e g o en el que el triunfo de uno signifique la derrota del otro. Estados U n i d o s y la U n i ó n Soviética comparten el i n t e r é s de reducir el peligro de una guerra nuclear. U n a zona sin armas nucleares en Europa no será realidad mientras se considere esencial la amenaza del p r i m e r ataque. P o d r á lograrse sólo cuando haya u n cambio de política en la O T A N : que la defensa convencional substituya a la estrategia del p r i m e r ataque. H a y posibilidad de que se negocie retirar las armas nucleares tácticas de E u r o p a . Estados U n i d o s las ha reducido; q u i z á sea evidente para ambos que, si hay conflicto, pueden verse tentados a usar esas armas antes de que caigan en manos del enemigo. Las armas son una p r o t e c c i ó n m u y frágil contra una guerra nuclear. E n todas esas cuestiones, la responsabilidad de E u r o p a es m u y grande. A m b a s superpotencias compiten con s a ñ a en lo político y m i l i t a r . Sus esfuerzos en favor del control de armas y en pro de la c o o p e r a c i ó n tropiezan con detalles políticos, con cuestiones de prestigio, con los intentos de'superar al

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contrincante en habilidad y procurar que la culpa caiga sobre el oponente. Per o el futuro de Europa y del m u n d o no d e b e r í a depender de los caprichos de las superpotencias, ya decidan negociar o pelear, ceder o no en puntos secundarios, tales como la cantidad de cierto tipo de misiles, que no son i m p o r t a n tes si tenemos en cuenta la d i m e n s i ó n del armamento nuclear. Europa está menos sumergida en la política y en la propaganda. Hasta ahora ha d e s e m p e ñ a d o el papel de espectador, y ha dejado la iniciativa a las superpotencias. ¿ P o r q u é Europa deja la propuesta, el conteo, las decisiones, a Estados U n i d o s y la U n i ó n Soviética? Algunos grupos de personalidades europeas influyentes han propuesto tratados y medidas para d i s m i n u i r tensiones —corno la c o m i s i ó n de O l a f Palme, que propuso una zona de Europa libre de dispositivos nucleares—, pero la actitud de los gobiernos ante estos problemas es pasiva, aunque p o d r í a n tener satélites de o b s e r v a c i ó n , centros de eval u a c i ó n independientes de las superpotencias, y e s t a r í a n así menos sujetos a los sesgos políticos. Lamentablemente, la actitud actual de E u r o p a no la m o t i va para d e s e m p e ñ a r u n papel activo en los asuntos mundiales, aunque pocas veces fue t a n necesario. E n lo que hace a medidas civiles para reducir el temor y la desconfianza y conseguir mejor entendimiento entre las potencias, deben establecerse m á s contactos y oportunidades de c o l a b o r a c i ó n . E n vez de evitar las relaciones, com o ahora, d e b e r í a n aumentarse y crearse m á s relaciones comerciales, que son importantes en momentos de tensión política. Los contactos oficiales y personales de políticos, profesionistas, empresarios, científicos y artistas son valiosos para conocer lo que la gente siente y piensa sobre la parte contraria y evitar malentendidos. N o es sencillo para los occidentales comprender una sociedad totalitaria, pero por p e q u e ñ a que sea la r e l a c i ó n es mejor que ninguna. Si m á s soviéticos visitan occidente, p o d r á n desvanecer algo la propaganda del Este. El n e u r o p s i c ó l o g o J o h n Eccles creó la sigla M E S T A de mutual economic scientific technological advantages. H a y muchos temas de interés compartido en los que la c o l a b o r a c i ó n a y u d a r í a a u n mejor e n t e n d i m i e n t o , a reducir el temor, la desconfianza y obtener nuevos conocimientos que pueden ser benéficos para la h u m a n i d a d . H a y diez á r e a s de c o o p e r a c i ó n entre Estados U n i d o s v la U n i ó n S o v i é t i c a que serían ventajosas para ambas: 1 ) nuevas fuentes de e n e r g í a ; 2 ) c o n s e r v a c i ó n de los recursos del planeta; 3 ) problemas de la a t m ó s f e r a , com o el aumento de d i ó x i d o de carbono, el deterioro de la capa de ozono y la progresiva d e s t r u c c i ó n de los bosques; 4 ) la c o n t a m i n a c i ó n de los o c é a n o s ; 5 ) problemas que conciernen a nuestro planeta: la forma de prever los terremotos, exploraciones polares, maneras de predecir las condiciones del tiempo y de las cosechas; 6) nuevos recursos para distribuir alimentos y evitar las hambrunas; 7) problemas de salud, epidemias y control natal; 8 ) uso del espacio para la c o m u n i c a c i ó n y la i n d u s t r i a l i z a c i ó n ; 9 ) c o l a b o r a c i ó n en grandes empresas científicas, tales como aceleradores de p a r t í c u l a s y exploraciones planetarias; 10) ayuda al Tercer M u n d o . M u c h o s son los o b s t á c u l o s para que haya c o l a b o r a c i ó n . Sin duda, el p u n to diez de m i lista está saturado de p o l í t i c a , puesto que ambas potencias pro-

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curan obtener ventajas con su apoyo al Tercer M u n d o . Es de lamentar que experiencias en ese tipo de c o l a b o r a c i ó n no hayan sido positivas, incluso en cuestiones menores. Pero hay casos de c o l a b o r a c i ó n que han tenido éxito a pesar de las tensiones políticas: investigaciones sobre la fusión de e n e r g í a y el uso de grandes cantidades de antenas para radioastronom í a . L a c o o p e r a c i ó n en gran escala — i n m u n e a las variantes p o l í t i c a s — será un proceso lento que r e q u e r i r á constante esfuerzo y paciencia, pero éste debe ser factor importante en las relaciones de las superpotencias. Los países europeos p o d r í a n ser de gran ayuda porque siempre se han inclinado m á s a la coop e r a c i ó n , especialmente en el comercio. U n o de los o b s t á c u l o s para la c o l a b o r a c i ó n ha sido la actitud diversa de las superpotencias hacia los derechos humanos. C o n frecuencia, intentos embrionarios de c o o p e r a c i ó n se i n t e r r u m p i e r o n a causa de la p e r s e c u c i ó n de individuos o países, y no sólo de la U n i ó n Soviética; algunos proyectos de coop e r a c i ó n se i n t e r r u m p i e r o n por las protestas soviéticas contra la guerra de Vietnam. Estamos ante u n dilema. Sin duda, los ciudadanos del m u n d o occidental no pueden ser indiferentes e ignorar las persecuciones y los abusos de la U n i ó n Soviética. Por suerte, los casos son poco frecuentes en occidente desde que term i n ó la guerra de V i e t n a m , aunque suceden a ú n en países que son aliados militares. Pero las violaciones a los derechos humanos no excluyen la cooperación; una r u p t u r a sobre esa base no es aconsejable porque aisla aquellos grupos del pueblo soviético que condenan las violaciones a los derechos civiles. L a protesta será m á s real si se efectúa durante la c o o p e r a c i ó n . Si u n gran n ú m e r o de científicos e ingenieros soviéticos visitan Estados Unidos, algún efecto t e n d r á en su forma de pensar y en su comportamiento en la U n i ó n Soviética (algunos de ellos tienen influencia en círculos importantes de su p a í s ) . Dejar sin efecto la c o o p e r a c i ó n nunca fue gran ayuda para los derechos civiles en la U n i ó n Soviética; al contrario, e m p e o r ó la situación. Para conseguir progreso verdadero será necesario u n proceso largo y lento. Si persisten los o b s t á c u l o s y el temor a manifestarse, p o d r í a n llegar al poder t e c n ó c r a t a s que dan poca importancia a las i d e o l o g í a s . L a lista de propuestas para reducir las tensiones entre las superpotencias que p r e s e n t é arriba no es completa. Algunos puntos p o d r í a n substituirse, otros pueden ser p o l í t i c a m e n t e impracticables o contraproducentes, pero algunas medidas deben tomarse para que los hechos encuentren curso m á s estable. Demasiado se arriesga si se desata u n conflicto nuclear. M u c h o s creen que la carrera armamentista no es tan mala, porque m á s armas en ambos lados son elementos de c o n t e n c i ó n m á s efectivos, y, por lo tanto, estaremos mejor protegidos del holocausto nuclear. Pero m i análisis d e m o s t r ó que la escalada armamentista es consecuencia de las tensiones que se suman en ambos lados. L a carrera m i s m a acrecienta los temores; así pues, nos hallamos en una espiral sin fin que se alimenta de sí misma. Nuestro enemigo es el temor: provoca la desconfianza, equivoca el j u i c i o sobre las intenciones del contrario, inhibe las negociaciones y aumenta las reacciones irracionales. T o d o , en momentos

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de crisis política, acrecienta el peligro de que se desate la guerra nuclear. Cualquier esfuerzo será poco para cambiar el enfrentamiento actual, la carrera armamentista, y llegar al razonamiento compartido sobre el terrible peligro que amenaza a las superpotencias y a la h u m a n i d a d . S e r á u n largo trayecto, y h a b r á necesidad de realizar u n exhaustivo análisis político y m i l i tar, entender la psicología del adversario, estar listo para comprometerse, para actuar con s a b i d u r í a , nada de lo cual es ahora m u y evidente. Debemos conseguir absoluta d e d i c a c i ó n (no siempre clara para los líderes actuales) en lo p r á c t i c o , lo ético y lo moral, para evitar una guerra que no puede, no debe o c u r r i r . Poco tiempo queda. Si esperamos m á s , nos s e r á m á s difícil cambiar el curso de colisión.

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