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LA CIUDAD Y LOS PERROS Mario Vargas Llosa Género: Novela Ed. Punto de Lectura
............................. INTRODUCCIÓN La ciudad y los perros, publicada por primera vez en 1962, cuenta la historia de dos despertares: Alberto, cadete del colegio Leoncio Prado y del teniente Gamboa. La acción sucede en la ciudad y en los interiores del colegio. La narración va cambiando de voces y de tiempos por lo que el lector reconstruye por si mismo los hechos ocurridos y por ocurrir. Su eficaz reconstrucción de un internado, así como la descripción de familias disfuncionales, son una muestra de la habilidad del escritor para dar contextos a la historia. Los deberes militares que se instruyen, son el punto de partida que utiliza el autor para cuestionar los numerosos mitos del macho latinoamericano. ¿La educación en un colegio militar garantiza los hombres que el país −Perú en éste caso− necesita? ¿La disciplina produce el orden y el orden cultiva la paz? ¿Nace el hombre para ser educado? O es sólo una etapa transitoria en la vida del individuo. RESUMEN Primera parte: En el colegio militar Leoncio Prado, dos cadetes se pasan las respuestas de un examen. Se les conoce como Jaguar y Cava. La narración se sitúa ahora en el pasado y de aquí en adelante, se combinarán alternándose una por otra. Ricardo, un niño que supone a su padre muerto, recibe la noticia de la existencia de éste y la pronta reconciliación y mudanza hacía la capital Lima. Ricardo se siente entusiasmado pero al verlo de frente y besarse con su madre, experimenta sentimientos ambiguos hacia aquella persona. El cadete Alberto, es sorprendido fuera de su puesto transitorio de imaginaria vigilante de la zona. Alberto, perteneciente al quinto grado, se disculpa diciendo que se encuentra enfermo. El teniente lo regaña. Alberto camina frente a la estatua de Leoncio Prado, prócer de la lucha por la libertad del Perú. Durante otro examen, el Jaguar corre la voz de poseer varias copias del mismo. Alberto le pide una. Alberto es conocido por todos como el poeta, escribe cartas y novelitas eróticas a cambio de cigarros o dinero. Su amigo recibe el mote del esclavo pues todos se burlan de él. Incluyendo al propio Alberto. Una vez instalado en su nueva casa, el niño Alberto, se hace amiguito del Pluto, el Tico y algunos más. Sus padres comienzan a pelear. Los cadetes, Boa, Rulos y Jaguar, se cogen a una gallina que posteriormente cocinan y comen. El Jaguar es el que sobresale de todos, humilla a sus compañeros y forma junto con la Boa, y el Rulos una asociación secreta conocida como el Círculo. El esclavo es el blanco principal de todos. Su condición sensible y su apariencia desprotegida, no le ayudan en nada. Las jerarquías entre el alumnado se respiran desde el primer ingreso. Los perros sufren las burlas de los alumnos más avanzados. Un acordeón es pasado a Alberto, pero es sorprendido por el teniente Gamboa. Al preguntar quién es el responsable, es respondido por el cadete Ricardo Arana, el esclavo, quien recibe un castigo.
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Un narrador platica su amistad con Teresa; juntos hacen la tarea. El narrador tiene un amigo, el flaco Higueras que fue amigo de su hermano y que le invita cigarrillos o bebidas de vez en cuando. Alberto era el líder de la pandilla y dirigía a todo mundo. Sus andanzas por la playa y que fumaban a escondidas era de todos conocida. Boa toma la narración y regresamos al colegio. Una competencia de estiro de soga enfrenta a dos grupos de muchachos. El primer asalto es ganado por el grupo comandado por Jaguar. El segundo por el contrario. Boa cuenta que en el tercer asalto sucede una riña y de lo nervioso que estaba pues entre los asistentes que contemplaban el juego se encontraban militares de alto rango. Los muchachos se pelearon verbalmente y a golpes importándoles poco su auditorio. Los oficiales sintieron que todo estaba fuera de límites y comenzaron a dar de latigazos a los peleadores. Algunos militares que no pertenecían al colegio se sumaron también a la golpiza contra los revoltosos. La narración del Boa se dirige todo el tiempo a una perra callejera que se había instalado en el colegio a cual llama La Malpapeada. Ricardo no le ocultaba a su madre el malestar que le provocaba las actitudes de macho de su padre. En efecto, la madre tenía que soportar sus conocidas infidelidades y el constante reclamo de que no educó bien al niño ya que lo considera demasiado amanerado para ser hombrecito. Una noche, Ricardo es despertado por gritos de su madre y al acudir a su cuarto, encontró a su padre golpeándola sin piedad. El niño fue también lesionado. Alberto ingresa interno al colegio Leoncio Prado. Piensa en el cambió radical que tuvo su madre desde el día que su padre los abandonó. Una mujer solitaria, beata y chantajista pues cómo nunca ve a su hijo, siempre le reclama cuando sale a la calle y por el poco tiempo que pasa con ella. Alberto prefiere estar dentro del colegio que con su aprensiva y desdichada madre. Teresa; quién tiene 17 años −en esta historia− es invitada por el cadete Ricardo Arana al cine. Teresa vive con su tía quién constantemente le recuerda el enorme favor que le hizo al recogerla cuándo su hermana no la quiso. Alberto se despide de su madre justo en el momento que llega su padre. El hombre, insiste en ayudar a su ex mujer, pero ella no le perdona sus infidelidades. Alberto se siente en medio de dos personas que quiere, pero cuyos intereses lo confunden. Sale aliviado de la improvisada reunión familiar. Teresa pide permiso a una amiga de bañarse pues, le cuenta emocionada, tiene cita con un muchacho para ir al cine. Alberto llega a casa de Teresa con un mensaje de parte de Ricardo Arana. No podrá acudir a la cita pues se encuentra castigado. Los jóvenes se simpatizan. Alberto invita a Teresa al día siguiente al cine y ella acepta. De regreso a casa de su madre, Alberto es recibido entre sollozos y quejas. Al entrar a su cuarto encuentra sobre la cama dinero que su padre le dejó. Durante la función, Alberto recuerda que no fue con la pies dorados y que no ira próximamente. La pies dorados, es una prostituta que frecuentan él y varios cadetes como el Jaguar, la Boa, Arróspide etc. De regreso al colegio, Alberto es avisado que se descubrió el robo de un examen y que los internos de la sección a la que pertenece serán consignados hasta que se sepa quien fue el ladrón. Esto quiere decir, que se suspenden sus días de descanso. La narración retrocede y el narrador cuenta el terrible trance que significó acercarse a Teresa. Cierto día, el narrador le pide dinero al flaco Higueras y va a la salida de su colegio a esperarla. Un amor escondido busca salida. A Teresa le da gusto la visita. Los domingos es día de misa. El sacerdote es patriota y habla de los mártires como soldados y del ejercito como el sacerdocio. Prácticamente, todos lo habían visto de noche, por las zonas de tolerancia de la ciudad, paseándose con aliento alcohólico. En el colegio existe una tienda atendida por Paulino en donde se puede conseguir alcohol de contrabando.
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La madre de Ricardo Arana le avisa que se ira a vivir con el padre. Ricardo le dice que no quiere y que le pega. La madre le pide paciencia y le recomienda pedir perdón. Ricardo accede a la petición. El esclavo le pregunta al poeta una y otra vez que paso con el encargo que le pidió en su día de descanso −ir con Teresa y disculparlo−. Alberto le responde que nada. Qué sólo dio el mensaje y se fue. Ricardo pregunta más y Alberto se desespera. Le pide a su amigo que se olvide de las mujeres pues el castigo será aplicado hasta que se descubra al culpable. Lo invita con Paulino a emborracharse. Ricardo no se lleva con nadie pero Alberto le dice que lo protegerá. Sin embargo las crueles bromas contra el esclavo continuaron. Cava, el amigo del Jaguar es el responsable del robo, esa noche Ricardo lo vio entrar fuera de horas a las oficinas. Ricardo le cuenta a Alberto lo enamorado que está de Teresa y su preocupación por que no le responde sus cartas. Alberto se burla de su amigo y le reitera que es mejor olvidarla y su amistad. Alberto le platica a Ricardo que ingresó al colegio por una decepción amorosa y para enderezar la tradición familiar. El teniente Huarina era el único que no inspiraba nada de respeto. Su aspecto caricaturesco y tono de voz no imponían ningún orden. Fue el elegido por el cadete Ricardo Arana para una audiencia privada. Arana se encuentra desesperado; el pobre esclavo lleva más de un mes enclaustrado y sin noticias de Teresa a quien, por maldita mala suerte, no pudo ver en su primera cita. Arana sabe algo acerca del vidrio que se rompió la noche del robo. El teniente, finalmente más astuto que el muchacho, le saca el nombre del sospechoso: Cava. Arana tiene miedo y pide discreción. El teniente, pensando en sacar provecho de la situación, lo despreocupa. De regreso, Arana se suma a una lectura más del poeta. Los escritos de Alberto, de alto contenido erótico, entusiasma a los cadetes. Una vez solo, Alberto pensaba en Teresa y en las dos cartas de ella que había recibido. Piensa en el esclavo y en su rotunda negativa de escribir para él una carta para su amada. Ricardo se mantenía fiel a su amistad a pesar de que Alberto, a todo mundo le había escrito cartas más de una vez. Alberto comenzó a defender al esclavo de las burlas de los demás. Pero cuando estaban solos, se volvía cínico e hiriente contra su amigo. Al salir Alberto de su sección, lee en la orden del día que la consignación había sido levantada. Al reunirse con el grupo escucha que Arróspide, otro interno, habla de un soplón que ha delatado a Cava pues éste se encuentra encerrado. Todos se encuentran ahí salvo el esclavo, quien salió con permiso especial pues dijo que su madre estaba enferma. Alberto sospecha que Ricardo se dirigió a casa de Teresa pues no podía dejar de pensar en ella. El esclavo fue el soplón. Alberto tiene que ir donde Teresa. Investiga quienes son los imaginarias de la noche y bajo su complicidad se fuga. Llega a casa de Teresa y ella lo recibe como si nada. Alberto pregunta por el esclavo. Teresa pregunta a su vez quién es el esclavo. Alberto le dice que Ricardo Arana, el vecino de Teresa que siempre saludaba pero solo una vez platicaron. −aquel que la invitó al cine y no llegó−. Teresa le dice que se encuentra sola. Alberto le confiesa que Ricardo, y él, están enamorados de ella. El narrador nos cuenta lo mucho que le gusta la niña Teresa y de un regalo que le compró gracias a otro préstamo del flaco Higueras. Una mañana, el teniente Gamboa tiene una platica con un viejo conocido militar, quien le manifiesta su aburrición en el colegio pues, algunos internos son mandados por sus padres por que no los aguantan o para hacerlos machos. Gamboa hace una llamada a su esposa y nos damos cuenta de que está casado con una mujer joven y que espera un hijo. Se reúne con otros tenientes y platican sobre la baja de insignias al ladrón del examen. La platica deviene en otros temas: las posturas de los altos comandos y la necesidad de mantener el orden. A su salida, reunieron a todos los cadetes para las acostumbradas practicas militares. Marcharon por la ciudad y en un descampado se dividieron por secciones y espaciados comenzaron las practicas de tiro y estrategias. Gamboa es llamado por el capitán Garrido quien acaba de hacer un terrible descubrimiento. Un cadete fue herido de gravedad. Gamboa carga con el cuerpo y trata de salvarlo. El herido llega sin embargo comatoso al hospital. Su nombre: Ricardo Arana. 3
Segunda parte. Alberto quiere ver al cadete Arana pero no lo dejan: sólo una orden del coronel lo permitiría. Alberto seguía viendo a Teresa cada que podía. El Boa narra como la Malpapeada se volvió su mascota. Aquella perra maltratada y con hambre era la compañía de sus meditaciones. Nuestro misterioso narrador vuelve a aparecer para platicarnos de un chocolate que le regalo a Teresa. (ojo, las narraciones del narrador sucedieron antes que nuestra historia principal) En el hospital, Alberto se encuentra con el padre de Arana y platica con él. El padre se lamenta pues había insistido en meter a Ricardo al colegio por su bien y ahora, a unos cuantos meses de recibirse, pasaba esta desgracia. Su esposa lo culpa directamente. Tampoco los padres pudieron ver a su hijo. Alberto pensó que una buena manera de escaparse del ambiente insano de su casa, era internarse en el colegio. Por eso, cuando su padre lo propuso aceptó de inmediato. Su madre −pues ya vivían juntos de nuevo− nunca estuvo de acuerdo pero era sometida a los caprichos de su esposo. El padre asegura que una educación impartida por militares es lo que Alberto necesita para enderezarse y convertirse en un hombre de verdad. Alberto por el contrario, deseaba dejar de ser testigo de las continuas riñas de sus progenitores. El padre acusaba de todo a la madre y Alberto tenía que apoyarlo. El Cava es despojado de sus insignias y humillado delante de sus compañeros. Para la casta militar ha sido rebajado a la condición de civil. El padre de Alberto le anuncia su próximo ingreso al colegio Leoncio Prado, para corregir esas malas calificaciones y actitudes. Alberto se acaba de enterar que su amor juvenil, aquella que recién lo terminó, anda en realidad con otro muchacho. El padre de Ricardo continuó hablando con Alberto en el hospital. Alberto se enteró entonces de lo que sucedió. Ricardo murió en un accidente accionando su propio fusil. El padre se pregunta sobre la educación impartida en la escuela y le echa la culpa a la madre y a la tía que lo educaron como mujercita. Al regresar a su sección, Alberto se entera de la muerte del esclavo. El narrador recibe un regalo de Teresa el día de su cumpleaños. Su sorpresa es mayúscula. El coronel cita a todos los capitanes y tenientes y supervisa minuciosamente todos los detalles. Exige que siempre se especifique que fue un error del ahora occiso. Gamboa le dice al coronel que todos están impresionados y que no pueden dormir. El coronel lo regaña y dice que en la milicia no hay tiempo para sentimentalismos. El narrador se encuentra con el flaco Higueras quien en un bar de mala muerte le propone abiertamente robar. El narrador se explica entonces el por qué el flaco y su hermano, siempre tenían dinero: ambos eran ladrones. Rechaza la oferta, en ese entonces tenía 13 años. En otra ocasión, el flaco le replanteó su oferta y esté, presionado por la falta de dinero acepta aunque teme ser descubierto por la policía o peor aún, por Teresa. En la capilla, el pelotón de cadetes experimentó un profundo cambio en sus vidas. Los discursos oficiales, hablaban de un Ricardo Arana que definitivamente no era el esclavo. Su valentía y sagacidad pertenecían más a un héroe mítico que al maricón del esclavo. Alberto rompió filas y se puso al lado del ataúd. Un cadete dice: El poeta está llorando. La muerte del esclavo produjo un efecto en Alberto; ya no hablaba y no comía con nadie. Su reencuentro con Teresa lo animó. Alberto le platicó a Teresa de la muerte de Ricardo y salió indignado por la actitud de Teresa −después de todo era un vecino con el cual había platicado una vez− Alberto se retiró enojado. Teresa por su parte, cree que Alberto sale con otra chica. El narrador y el flaco Higueras realizan su primer robo. El teniente Gamboa es visitado por el cadete Alberto Fernández quien le dice que el cadete Ricardo Arana fue en realidad asesinado y sabe quien es el responsable. El 4
teniente se turba. Sabe que en la autopsia se comprobó que la bala había llegado por atrás y que los médicos alteraron a favor el informe. El teniente escucha al cadete Alberto Fernández, acusar al Jaguar de haber matado al cadete Arana por haber delatado a Cava. El teniente pide más detalles. Alberto le cuenta sobre todas las humillaciones que todos hacían contra el esclavo. En especial el Jaguar. Alberto hace confesiones. Le platica al Teniente del Circulo, del mercado clandestino de cigarros y alcohol, de que todos salen por turno a la ciudad en las noches, del robo organizado de exámenes, y que nadie sabe nada de lo que sucede en las secciones. Gamboa se sorprende, aunque no lo deja ver, y manda a Alberto a dormir. El Jaguar es mandado a presentarse a la prevención. El rumor general de que un soplón se encuentra entre ellos se expande. El narrador continuó robando con el flaco Higueras. Pronto, descubrió que su madre sabía lo que su hermano y ahora él hacían. Sencillamente, la madre pidió dinero. Gamboa platica con el capitán Garrido la confesión de Alberto y el capitán le sugiere que se olvide del asunto. Gamboa piensa justo lo contrario. Garrido trata de razonar con él pues todo está en juego, incluyendo sus próximas promociones. Gamboa insiste en investigar. Garrido le advierte que lo hará solo. Gamboa sale de su encuentro decidido a encontrar la verdad. Como militar es lo que considera su deber. De inmediato interroga a los cadetes de limpieza preguntándoles la razón por la cual no pasan en su informe el contrabando de licor. Los cadetes lo niegan al principio, pero la seguridad del teniente los desarma. Gamboa escucha algo que lo deja pasmado. No en uno ni en dos lockers hay alcohol, sino en todos, al igual que naipes, cigarros y algunas cosas más. Gamboa pregunta por la otras secciones. La respuesta es la misma: También mi teniente. Una inspección general se realiza. Todos los cadetes se voltean a ver sorprendidos y con cara de miedo. El teniente Gamboa anotaba minuciosamente todo lo decomisado. El Rulos, condena al Jaguar, sin duda el denunció el contrabando pues juró que se vengaría de quién lo encerró. A su vez, Arróspide también culpa indirectamente al Rulos pues él, junto con el Boa y Jaguar forman el Círculo. El Rulos de deslinda. El Boa permanece callado. Gamboa visita al Jaguar. Lo encuentra dormido. Lo despierta y luego de regañarlo pregunta por qué lo hizo. Jaguar permanece inmutable y dice que no hace nada que no hagan todos. Gamboa insiste y Jaguar se mantiene tranquilo. Gamboa pregunta si también Ricardo Arana participaba. Jaguar niega la participación de Arana en cualquier fechoría. Gamboa pregunta directamente la razón por la cual mató a Arana. Jaguar continua negando todo. El narrador encontró a Teresa en una playa con otro muchacho. Luego de golpearlo huye del lugar. El narrador se pelea con su madre, con Teresa y ya no regresa a dormir a su casa. Se unió a la banda del flaco Higueras. El reporte de Gamboa es duramente cuestionado por el mayor que considera absurdas todas las especulaciones del informe. Gamboa informa que las bebidas y los juego los encontró personalmente sin embargo, al mayor eso lo tenía sin cuidado. Lo importante es dejar la muerte del cadete tal cual. Cómo un accidente del propio portador y nada más. Gamboa le comenta del asesinato y el mayor continua negando que tal cosa haya sucedido. El mayor pregunta por los cadetes y Gamboa responde que los tiene encerrados y aislados. El mayor se enfurece aún más de que Gamboa haya obrado sin esperar ordenes. El mayor le exige al teniente cambiar su informe. Gamboa se niega rotundamente pues tiene una acusación válida y comprobó que el día del accidente, Jaguar se encontraba, justo detrás de Arana. Gamboa se retira. El mayor regaña al capitán Garrido y éste, posteriormente, regaña a sus subalternos. Gamboa recibe una carta de su esposa, hizo un viaje infortunado y se encuentra enferma. La esposa le escribe sus temores de perder al bebé. La noticia de la muerte del cadete llega a oídos del coronel quién desea hablar con el propio cadete que hizo la denuncia. Gamboa va por Alberto y le advierte que nada puede hacer por él. Al llegar, el coronel recibe a Alberto con amabilidad, y luego de un discurso patriótico de los deberes del ejercito, le pide las pruebas de su acusación. Alberto palidece. Sus conjeturas son válidas pero nada prueban. El coronel se burla, diplomáticamente de Alberto, lo regaña y reconoce su enorme capacidad para crear historias. Entonces, cuando el cadete se encuentra más 5
desmoralizado que nunca, el coronel saca su mejor carta. Del talento de Alberto para crear historias no cabe duda, el coronel manda traer un fajo de hojas con los cuentos pornográficos del cadete. Las pruebas de su imaginación. El coronel le ofrece a Alberto una última oportunidad para rectificar con la condición de que se olvide por completo del asunto. Alberto se muestra agradecido. Cuándo se disponía a irse, el guardia lo detiene y le dice que no se puede ir sin la orden escrita, y como hay sobrepoblación, encierra a Alberto con otro custodio: El Jaguar. El flaco Higueras recibe la invitación para participar en un robo a gran escala. Duda en aceptar pero no puede negársele al líder de una banda importante. El narrador es usado como campana. El asalto es sorprendido y la policía captura a varios cómplices. El narrador alcanza a huir. Duerme a la intemperie. Jaguar y Alberto se cuestionan. Jaguar le pide al poeta un favor. Le dice que hay un soplón entre ellos y que es necesario que el Boa, el Rulos y los demás lo localicen. Alberto lo enfrenta y le dice que no sólo se encuentra encerrado por el robo de exámenes, sino que también asesinó a Arana. Jaguar lo niega. Alberto lo mantiene. Alberto le dice al Jaguar que fue él mismo quien lo acusó de matar a Arana. Garrido pregunta a Gamboa que va a suceder. Gamboa contesta que Alberto retirará la acusación. Garrido aprovecha para reiterar que siempre tuvo la razón. Gamboa sale pensando que si su hijo es hombre, no será militar. Gamboa llega y encuentra al Jaguar y a Alberto peleando. El narrador anduvo vagando. Llegó a casa de su padrino que le informó que su madre había muerto recientemente. El padrino le ofrece trabajo y techo en su tienda. El narrador acepta quedarse. Tiempo después, se hace amante de la gorda esposa y le pide al padrino que lo inscriba en el colegio Leoncio Prado. El padrino acepta. Jaguar y Alberto son llevados a la enfermería. Ambos se acusaban. Uno de asesino y el otro de soplón. De regreso con Gamboa, Jaguar dice no saber nada. Alberto sostiene su acusación y es reprendido por Gamboa. El asunto se ha olvidado pues se ha retractado frente al coronel. Alberto se sorprende de la actitud de Gamboa. Los cadetes salen hablando mierdas de los militares. Comentan la muerte del esclavo y Alberto descubre que el Jaguar ignoraba que Ricardo Arana había delatado a Cava −origen de todo el conflicto− y por lo tanto no lo mató, pues no había deseos de venganza. Alberto le pide disculpas al Jaguar. Jaguar lo acusa de soplón. Alberto y Jaguar llegan a su sección. Arróspide acusa al Jaguar de soplón −por el cateo a los roperos− Jaguar niega ser un soplón. Alberto teme que en cualquier momento lo delate. El Boa defiende a Jaguar. No tardaron en pelearse hasta la llegada de los guardias. Un amigo del teniente Gamboa le dice en secreto que ya se pidió su traslado y que pudiera tal vez arreglar alguna zona cercana y evitar ser mandado a lugares remotos e inhóspitos. Gamboa le agradece el pitazo. Los días pasaban y Alberto pensaba que en cualquier momento sería acusado. Una noche sigue al Jaguar y le pregunta por qué, a pesar de que la mayoría piensa que es un soplón, no los desmiente y lo acusa. Jaguar contesta no ser un soplón. Alberto le dice sentirlo y querer ser su amigo. Jaguar no es amigo de los soplones y lo despide. Alberto se retira.
Epílogo. Los tenientes Garrido y Gamboa se despiden. Gamboa será trasladado lejos de ahí. Antes, pide permiso para ver al Jaguar y recibe noticias de su esposa. Jaguar había escrito una carta para Gamboa donde le confesaba que si había dado muerte al esclavo, por eso el teniente se encontraba con él. Gamboa pregunta el por qué, y el Jaguar responde que su intención, era librar a todos del esclavo pues era un soplón. Había delatado a Cava por salir unas horas y no jalaba parejo. Gamboa le ordena olvidarse del asunto pues el caso se encuentra cerrado. Le dice que el ejercito no es su burla y rompe la carta marchándose de inmediato. Jaguar recoge los papeles y nota que fueron dos cartas las que se 6
rompieron. Al armar la otra, nos enteramos que el teniente Gamboa es padre de una niña y el buen estado de su esposa. Alberto es bien recibido a su regreso a casa. Tiene nueva pareja y por sus altas calificaciones había recibido un reloj de su padre. El coronel mismo lo despidió felicitándolo por haber corregido el camino. Años después, Jaguar −el narrador− platica con el flaco Higueras. Se casó con una antigua enamorada: Teresa, y era un hombre respetado que trabajaba en un banco.
PERSONAJES Alberto Fernández: El poeta. Proveniente de una familia en constante pugna. Con una madre chantajista y un padre que insiste que su hijo fue criado como niña. Por ello lo mete a un colegio militar. Su gusto por escribir historias eróticas y cartas de amor, le ganaron el sobrenombre de Poeta. Alberto siente ambigüedad con respecto a su amistad con el esclavo. Sale con la chica de la cual se ha enamorado, y le miente al respecto. Gusta de humillar al esclavo más por frustración que por otra cosa, sin embargo es también el único que lo defiende. Jaguar: Para el Jaguar, no existe nada peor que ser soplón. Su vida se rige bajo ésta creencia. Por ello, el Jaguar: el más cruel, el más sádico y burlón de todos, será capaz de un acto inconcebible. Su vida es contada mediante un narrador que no se identifica sino hasta el final. De clase baja, huerfano de padre, Jaguar se enamora de Teresa −es el primero de tres− pero su relación rinde sus frutos fuera de la historia que se nos cuenta. El Teniente Gamboa: Fue educado bajo las estrictas normas militares. Creé firmemente que las leyes se deben de respetar sea el caso que sea. Al descubrir la verdad que esconden los muros del colegio se decide descubrir la verdad aún a costa de la negativa de sus superiores. La lección que Gamboa aprenderá es también la tesis del autor. Antes de saberse padre de una niña, decide que su hijo no será militar. Ricardo Arana: El esclavo. Fue educado por su madre y tía. Para el padre, su educación fue en extremo deficiente pues lo educaron como niña. Ricardo es inscrito en el colegio para hacerse hombrecito. Su único amigo es el poeta ya que todos se burlan de él −también el amigo− y pasa el tiempo pensando en una chica de la cual se ha enamorado. Teresa.
PA' QUE TE LUZCAS • Mario Vargas Llosa nace en Arequipa, Perú en 1936. Perteneciente al boom latinoamericano, se sitúa en un nivel protagónico desde la aparición de su primera novela La ciudad y los perros en 1962. Dicha novela obtuvo el premio biblioteca breve en el mismo año y al siguiente el premio de la crítica. La novela ha sido traducida a más de 30 idiomas. Es licenciado en letras por la universidad de San Marcos en Lima y realizó un doctorado en Madrid. Ha radicado en París, Londres y Barcelona. Entre sus obras más importantes se encuentran: Los cachorros, Conversaciones en la catedral, Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor etc. Vargas Llosa También ha escrito teatro y ensayo. En numerosas ocasiones se ha encontrado en la antesala del Nobel. Fue candidato en 1990 para ser presidente de su país más fue derrotado por Alberto Fujimori. De su experiencia política escribió El pez en el agua.
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