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Biografía: Mario Vargas LLosa Escritor peruano, considerado uno de los más grandes novelistas hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo XX, al lado de Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez. Es básicamente un realista, y a veces un regionalista, cuyas obras reflejan la realidad social peruana (y en algún caso, latinoamericana), sacudida por conflictos de tipo racial, sexual, moral y político. Su representación artística de esa problemática no es, sin embargo, mimética o naturalista, sino que incorpora las técnicas narrativas más innovadoras de la novela contemporánea (multiplicidad de focos narrativos, montaje de planos espacio−temporales, efectos expresionistas, monólogo interior). Es, por la fecundidad, riqueza y hondura de su obra creadora y por su continua presencia en el debate sobre asuntos relativos a libertad, violencia, censura y justicia, una de las personalidades intelectuales más activas e influyentes de la actualidad. Ha sido traducido a numerosísimas lenguas y ha ganado los mayores premios literarios internacionales, entre ellos el Premio Cervantes. En 1995, fue elegido académico de número de la Real Academia Española, y en 1996 leyó su discurso de ingreso sobre Azorín . Nació en Arequipa y estudió en ese lugar, Bolivia, Piura y Lima. En 1959 viajó a París y luego a Madrid, donde estudió y publicó su primer libro, Los jefes, una colección de cuentos. Pasó un largo tiempo en exilio voluntario, primero en París, después en Barcelona y finalmente en Londres, donde reside actualmente; entre 1974 y 1990 vivió en su país. Recientemente, adoptó la ciudadanía española. Alcanzó la fama por primera vez al ganar el importante Premio Biblioteca Breve, de Barcelona, con su novela La ciudad y los perros (1963), que es una de las expresiones más características de ese momento de renovación en la novelística hispanoamericana que se conoce como "el boom", del cual era el representante más joven. La novela reelabora sus experiencias en el colegio militar Leoncio Prado, con imágenes de gran violencia, tensión dramática y cuestionamiento moral sobre autenticidad, responsabilidad y heroísmo. La destreza técnica y el virtuosismo de su lenguaje narrativo son todavía mayores en las dos siguientes novelas: La casa verde (1966), que aprovecha memorias de sus años en Piura para componer un gran mural de acción y degradación sexual; y Conversación en la Catedral (1969), que transcurre durante los oscuros años de la dictadura de Manuel A. Odría (1948−1956) intentando un vasto análisis de los círculos del poder, el mundillo del periodismo amarillo y los cabarés de mala muerte. En 1967 publicó su notable relato Los cachorros. La rigurosa objetividad y la indeclinable tensión con las que plantea sus conflictos, cede un poco en la segunda etapa de su producción novelística, que se distingue por toques de humor grotesco, como en Pantaleón y las visitadoras (1973), o por retratarse a sí mismo en su relato, como en La tía Julia y el escribidor (1977), en la que narra episodios de su primer matrimonio y sus comienzos literarios. La guerra del fin del mundo (1981) es una vuelta al estilo de composición épica de su primera etapa y una rara incursión en el mundo sociopolítico del Brasil de fines del siglo XIX, siguiendo el modelo de gran reportaje establecido por Euclides da Cunha. En la última porción de su obra narrativa, se entremezclan las novelas cuyo tema es esencialmente político Historia de Mayta (1984), Lituma en los Andes (1993), con las más ligeras de corte detectivesco ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986) o erótico Elogio de la madrastra (1988). El hablador (1987) señala un retorno al mundo de la selva, uno de sus ambientes favoritos, para contar una historia sobre identidades culturales y diferencias antropológicas. Una importante porción de su obra ensayística puede leerse en Contra viento y marea (1983−1990). Sus memorias tituladas El pez en el agua (1993) ofrecen un apasionante y minucioso recuento de su experiencia como frustrado candidato presidencial en las elecciones peruanas de 1990. Ha escrito además libros de crítica literaria, obras teatrales e incontables páginas periodísticas en diversos lugares del mundo. LA CIUDAD Y LOS PERROS. Hipótesis: El trabajo presentado a continuación se referirá a la hipótesis de que en "la ciudad y los perros" se utiliza el perspectivismo, con el fin de criticar y rebatir el punto de vista oficial, que de por sí está relacionado con quienes ostentan el poder. Se aplicará la hipótesis a los personajes más importantes y relevantes de la obra. 1
Desarrollo: El perspectivismo utilizado en la obra La ciudad y los perros por Vargas Llosa, intenta o busca criticar y rebatir el punto de vista oficial, es decir en este caso, de quienes concentran el poder del colegio, los militares. Se entiende el perspectivismo como una técnica literaria narrativa de la modernidad, que consiste en la ampliación, multiplicación de los puntos de vista (narradores) sobre determinados hechos, o sea sobre la percepción de la realidad. Se busca así lograr una idea "menos subjetiva" sobre un asunto. Su aparición se fundamenta y sustenta en la Psicología moderna, y en la Filosofía fenomenológica. La primera supone al ser humano como un ser dual, ambivalente, poseedor de conciencia e inconciencia, y la segunda establece que no existe el fenómeno (hecho) independiente del sujeto, es decir la realidad pasa a ser tal según como la perciba el sujeto. El perspectivismo se rebela contra la pretensión de la literatura tradicional de relatar objetivamente a través de un narrador omnisciente, utilizando varios narradores, cada uno de los cuales percibe una realidad distinta. Con la multiplicación de estos, el lector se centra en los sujetos y no en los hechos, conociendo a la vez sus distintos puntos de vista (percepción) de la realidad. El perspectivismo busca criticar el punto de vista oficial, de la autoridad, reflejado en este caso por los militares que dirigen el colegio Leoncio Prado, (en Perú) y por los padres de los cadetes. Los militares, comandados principalmente por el Coronel, imponen condiciones de vida tremendamente duras, que llevan a los cadetes a rebelarse, y a utilizar un modo de vida impuesto por ellos mismos: devorar para no ser devorados. Estas condiciones tienen como objetivo hacer hombres héroes, y por este motivo la disciplina y obediencia de los cadetes a sus superiores deber ser de una totalidad absoluta. A los altos militares no les interesa en los más mínimo la vida personal de los cadetes, no están para resolverles los problemas ni para escucharlos ya que, como afirman, no son curas. Sólo buscan mantener el prestigio de un colegio que es considerado intachable por la sociedad peruana, pero que en su interior refleja una realidad muy distinta, en donde la brutalidad y la violencia con la que son tratados los cadetes, solamente sirven para esconder el lado humano de cada uno de ellos. La incoherencia, e inconsecuencia entre lo que refleja el establecimiento al exterior, y a lo que en realidad ocurre en su interior, es delatado crudamente por los narradores, que son los mismos personajes del libro, principalmente cadetes. Por otra parte, los padres de los cadetes en algunos casos castigan a sus hijos, o buscan "mejorarlos" y hacerlos aprender de la vida poniéndolos en el colegio, sin considerar la opinión de estos, es decir que son autoridades, y por lo tanto representan a la vez un punto de vista oficial. Entre los cadetes narradores quiero destacar a Alberto (el poeta), al Jaguar y al Esclavo (Arana). Alberto, apodado el poeta, ingresa al colegio por voluntad de su padre (punto de vista oficial), quien argumenta que la disciplina hará ponerse a su hijo a la altura de su apellido. Alberto presenta un desprecio por la vida militar que le toca vivir y no le gustaría volver a pasar por lo mismo, está totalmente en desacuerdo con la enseñanza del ejército, y no le gusta ese estado de obediencia absoluta al superior. Supone que estudiará ingeniería en un futuro, y por lo tanto no va a seguir en contacto con la vida militar. En un determinado momento por sentimiento de culpa, ya que le había fallado a su amigo el Esclavo (luego asesinado), "explota", e informa a el teniente Gamboa de todo lo que ocurre secretamente en el establecimiento, el tráfico de cigarrillos, alcohol, los concursos, los escapes del recinto (va en contra al punto de vista oficial). A la vez afirma que la muerte del cadete Arana apodado el Esclavo no había sido accidental, sino que ha sido un asesinato cometido por el Jaguar. La revelación de todos estos hechos, a los superiores militares escandaliza a las autoridades del establecimiento, quienes deciden ocultar todo y cerrar el caso, para evitar escándalos. Y sobornan al cadete diciéndole que si no se calla lo expulsarán del colegio, o sea que se observa la corrupción militar. De esta manera Alberto da a conocer su punto de vista del colegio y de la vida militar, su manera de ver la realidad y su desprecio por las autoridades, debido a la cancelación de la investigación de la muerte del cadete Arana y el posterior soborno hacia su persona. Para él la vida militar no es intachable, ni ejemplar, sino más bien es brutalmente dura, oscura y corrupta. Por otra parte, el padre de Alberto, quien lo había obligado a ponerse "a la altura del apellido", solía serle infiel a su madre, y le causaba un gran dolor a esta, así de esta manera Alberto se da cuenta de la incoherencia de su padre, e invalida la figura de este. Él no es un ejemplo a seguir, su autoridad ya no es válida, ha sido criticada por su hijo. 2
El Jaguar es un personaje que se desarrolla en un ambiente marginal. Su relato se centra poco en su estadía en el colegio, ya que más bien describe su vida anterior, su relación con vecinos y amigos. A temprana edad comienza a pelear y a robar con el "Flaco Higueras" su amigo. Crece en un ambiente de violencia y delincuencia, lo que sumado a las difíciles situaciones que vive en el colegio, lo llevan a terminar siendo un asesino. Su amigo Higueras es quien lo inicia en este largo proceso, enseñándole a robar, introduciéndolo al vicio y al sexo. Sin embargo siempre se mantiene en él, el amor por una muchacha llamada Teresa. En el colegio lidera un grupo que viola los reglamentos, llamado "El Círculo", y es respetado por todos, por su autoridad y destreza para pelear y defenderse. De cierta manera, el Jaguar representa el poder dentro de los mismos cadetes, pues impone su manera de ver las cosas, su punto de vista, por sobre el de los más débiles como el mismo cadete Arana. Maestro en las peleas y bueno para molestar, no respetaba, ni compartia la manera de ser de quienes no le hacían caso o, simplemente eran diferentes a él. Como prueba de esto, termina asesinando a Arana, para vengar la expulsión de Cava, impone su punto de vista, de cierto modo oficial. No acepta las razones que el Esclavo haya podido tener para cometer semejante acusación, y sin ni siquiera saberlas acaba con la vida de quien opina distinto a él. De esta forma es criticado severamente el punto de vista oficial, demostrando que este busca imponerse de cualquier modo, aunque sea acabando con la vida de un ser humano. También dentro de los cadetes se presenta el Esclavo, Ricardo Arana, quien ingresa al colegio por voluntad de su padre, "para hacer de él un verdadero hombre". Este cadete se muestra en toda la obra, muy tímido, se deja manejar constantemente por los demás, y no critica directamente el punto de vista de la autoridad. Sin embargo, los hechos que le ocurren a él, son de por si, inadecuados. El hecho de que lo asesinen por su punto de vista, por su confesión, la cual era por sus intereses, es un claro acontecimiento. Cabe señalar que en el colegio, cada uno debía velar por sus intereses propios, y él sólo hacía lo que el resto de ese mundo también hacía, no cometía, por así decirlo ningún pecado. Pero el Jaguar no pensaba lo mismo, así que simplemente lo elimina. De ningún modo es normal que por una idea diferente se tenga derecho a pasar por sobre la vida de una persona, pero al parecer dentro de la vida militar este hecho es muy común. Finalmente se presenta un personaje importantísimo, pero que no es un cadete, sino que contrariamente, es un teniente, Gamboa. Este se caracteriza por su disciplina y compromiso con el mundo militar, es leal plenamente desde un punto de vista moral, es un ser ético y coherente. Él mantiene un respeto a las reglas de conducta, esta dispuesto hasta ir en contra sus intereses personales con tal del cumplimiento de éstas. De esta manera él intenta llegar hasta el final con la investigación de la muerte del cadete Arana, pero la corrupción de los militares superiores, acaban con el intento noble de esclarecer los hechos para llegar a la verdad sin importar las consecuencias. En todo momento se mantiene firme hasta donde puede, aún contra sus superiores, pero estos ostentan el poder y por su jerarquía Gamboa sólo debe obedecer lo que el Coronel le termina ordenando. En todos estos acontecimientos relacionados con el intento de una investigación por parte de Gamboa, y el ocultamiento de los hechos por parte del ejército, critican severa y ácidamente el punto de vista de la autoridad, la corrupción reinante en el poder sale a la luz a través de la narración de los cadetes y del actuar noble del teniente más severo y destacado. Conclusión: Se sintetiza que en "La ciudad y los perros", se utiliza el perspectivismo con en fin de criticar el punto de vista oficial. Esto se prueba con el uso de distintos narradores que aportan sus diferentes y respectivas visiones de los hechos. Juicio Personal: En mi opinión la novela es muy buena, ya que refleja una sociedad peruana, con sus distintas clases sociales y sus distintos integrantes. Está cargada siempre de una intriga sin tenerla, pero te deja siempre con ganas de seguir leyendo ya que siempre hay una parte en incógnita que uno nunca sabrá, justamente hasta leerlo. Es muy emocionante el texto, con toda esa violencia, aunque varias veces no me gustó tanto, principalmente al principio por las descripciones de relaciones homosexuales entre los cadetes. 3
Además yo creo que cada uno tiene su opinión sobre los militares, principalmente por los acontecimientos ocurridos en Argentina, de alguna manera esta historia puede ratificar, o invalidar la opinión sobre los militares en general.
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