La crisis de los misiles Primera derrota soviética en su ofensiva por la hegemonía mundial

La crisis de los misiles Primera derrota soviética en su ofensiva por la hegemonía mundial Juan Pablo Arango Posada En octubre de 2012 se cumplen c
Author:  Marcos Moya Acosta

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La crisis de los misiles Primera derrota soviética en su ofensiva por la hegemonía mundial

Juan Pablo Arango Posada

En

octubre de 2012 se cumplen cincuenta años de la crisis de los misiles en Cuba, generada a raíz del descubrimiento por parte de Estados Unidos de bases de misiles nucleares instaladas por la Unión Soviética en territorio cubano. Junto a sucesos como el Bloqueo de Berlín de 1948 y la Guerra de Corea, ésta fue una de las mayores crisis entre Washington y Moscú durante la denominada Guerra Fría y cuando más cerca se estuvo de una guerra nuclear. Constituyó la primera aventura expansionista emprendida por la URSS en tierras foráneas1 y formó parte de la rebatiña con EEUU por disputarse el control mundial. Merced a tal confrontación y a los cambios políticos acaecidos después de la muerte de Stalin, a la postre la otrora república de los soviets se encaminó a su aniquilación. Cuba, víctima perenne del imperialismo estadounidense Antes de la crisis de los misiles ya era larga la lista de intervenciones norteamericanas en Cuba. Precisamente fue en la isla de Martí donde el 1 de enero de 1899 Estados Unidos trazó la línea de quiebre definitiva a partir de la cual emprendería su historia de rapiña global mediante la Guerra Hispanoamericana, en la cual se apoderó de las colonias que le restaban a España en Asia y América: Filipinas, Guam, Puerto Rico y Cuba. Esta última cambió de manos el 10 de diciembre de 1898, tras la firma del Tratado de París. Estados Unidos desembarcó, bloqueó navalmente a Cuba y con el apoyo de los mambises la ocupó militarmente. El 28 de febrero de 1901, bajo la presión del chantaje de no desocuparla militarmente hasta que se aprobara, impuso un apéndice a la Constitución isleña, la Enmienda Platt, propuesta por el senador Orville H. Platt, mediante la cual Washington se arrogaba el derecho de intervenir cuando pluguiese en los asuntos internos del nuevo Estado.2 Medio siglo después vendría el derrocamiento de Fulgencio Batista, por el Ejército Rebelde al mando de Fidel Castro, quien se tomó el poder el 1 de enero de 1959. La revolución castrista en un principio no se definió como comunista, pero por su clara orientación nacionalista comenzó a tomar medidas lesivas para los intereses estadounidenses. El 17 de mayo de 1959 Castro firmó la prometida ley de reforma agraria en la propia Sierra                                                                                                                         1

Con el antecedente de la intervención rusa de 1956 en Hungría. Esta acción vandálica apenas constituyó una de las diecinueve incursiones armadas que entre 1891 y 1912 el Pentágono emprendió contra América Latina y el Caribe: 1891, Chile y Haití; 1895, Nicaragua; 1898, Puerto Rico y Cuba; 1899, Nicaragua; 1902, Venezuela; 1903, República Dominicana y Colombia; 1904, República Dominicana y Guatemala; 1906-1909, Cuba; 1907, República Dominicana; 1909-1910, Nicaragua; 1910, Honduras; 1911 y 1912; 1912, Nicaragua, Cuba y República Dominicana; 1912-1925 y 1926-1933, Nicaragua; 1915-1934, Haití, y 1916-1924, República Dominicana. Durante el resto del siglo XX, EEUU siguió emprendiéndola en su “patio trasero”. Entre otros, perpetró las siguientes intervenciones: 1954, Guatemala, golpe de Estado contra Jacobo Arbenz; 1965, invasión de República Dominicana; 1973, Chile, golpe de Estado contra Salvador Allende; 1981, Nicaragua, financiación de los Contras; 1989, Panamá, invasión y derrocamiento de Manuel Antonio Noriega, y 1994, Haití, intervención a partir de la elección de Jean Bertrand Aristide. 2

Maestra. Se abrió entonces un proceso de expropiaciones, nacionalizaciones y confiscación de bienes mal habidos que estaban en poder de la clase alta y las empresas estadounidenses, así como de otros países. Inicialmente Fidel ofreció indemnizaciones, pero Estados Unidos las rechazó. Los sectores moderados del gobierno cubano (Miró Cardona, Urrutia, López Fresquet) fueron reemplazados, como casi todos los propietarios de las plantaciones e ingenios azucareros, al paso que un considerable sector de la clase media abandonaba el país rumbo a Estados Unidos, sumándose a muchos funcionarios del gobierno de Batista que habían emigrado antes a aquel país, llevándose consigo millones de dólares procedentes del erario. Desde una década antes de la revolución cubana, el Pentágono estaba armándose nuclearmente. En 1945 ya había arrojado dos bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki. Finalizando 1953, tenía cerca de 1.000 bombas A y H y armas nucleares tácticas. A principios de los 50, funcionarios del más alto nivel gubernamental discutían secretamente una posible “guerra global de aniquilación”.3 En documentos clasificados del Consejo de Seguridad Nacional, se contemplaba la posibilidad de que 100 bombas atómicas que impactaran blancos en Norte América matarían o herirían a 22 millones de personas y que un ataque gringo podría destruir completamente a la Unión Soviética. Para 1960, líderes militares y políticos estadounidenses habían acordado el primer Plan Operativo Único Integrado (SIOP, por su sigla en inglés), el cual utilizaría armas nucleares en una guerra. Preveía lanzar más de 3.200 armas nucleares a 1.060 blancos del mundo comunista, incluyendo por lo menos 130 ciudades que serían aniquiladas. Las estimaciones oficiales de víctimas mundiales ascendían a 285 millones de muertos y 40 millones de heridos (pudiendo haberse subestimado los efectos radioactivos).i Antes de que las pruebas de la bomba nuclear se convirtieran en subterráneas, en 1963, el Pentágono hizo al menos 216 pruebas nucleares atmosféricas y submarinas (incluyendo, a pesar de haberlo negado por entonces, pruebas de bombas H en el oeste americano). Estos ensayos abarcaron desde bombas de sólo 197 toneladas (“Wheeler”, Operación Plumbob, 1957, Nevada) hasta de 15 megatones (“Bravo”, Operación Castle, 1954, Isla de Nam, en el Atolón Bikini). En 1957, EEUU fabricaba diez bombas nucleares diarias y tres mil de fisión anuales. La más poderosa en 1957 era la bomba “Mark 21” de 5 megatones, la cual podía destruir 400 Hiroshimas. Para 1966 el arsenal nuclear estadounidense llegaba a 30.000 bombas nucleares.ii La diplomacia exterior del entonces presidente Dwight Eisenhower defendía el uso disuasivo de armas nucleares, la contención militar para con Moscú, la intervención en cualquier parte del mundo donde observara influencia soviética y un conjunto de acuerdos militares de tipo regional con el propósito de configurar un cordón sanitario alrededor de la URSS (Pacto de Bagdad y SEATO) e impulsar al rearme de la República Federal Alemana. En el marco de dicha política, el 1 de mayo de 1960, un avión espía estadounidense U2 fue derribado por la artillería del Ejército Rojo mientras sobrevolaba la Unión Soviética en una misión de espionaje, lo que trajo como consecuencia la anulación de la cumbre entre las dos grandes potencias, que debía celebrarse dos semanas más tarde en París. Con ello se incrementó la tensión y se expandió la carrera armamentista entre ambos países. La reacción de la administración Eisenhower frente a la caída de Batista fue romper relaciones con Cuba en 1961 e iniciar una agenda dirigida a derrocar el régimen recién instaurado. Comprendía el bloqueo económico, la exclusión de la Organización de Estados Americanos (OEA), propaganda contrarrevolucionaria, fomento y apoyo de grupos armados dentro de Cuba contrarios a Castro, sabotaje a instalaciones económicas y civiles, filtración de espías, ataques piratas, quema de campos de caña de azúcar, intentos de asesinato a sus principales líderes y violaciones del espacio aéreo y naval. Al posesionarse el 20 de enero de 1961, John Fitzgerald Kennedy heredó la papa caliente que le dejó su antecesor. La CIA tenía programado invadir la isla vía Bahía Cochinos con 1.500 cubanos anticastristas agrupados bajo el nombre de Brigada 2056. Kennedy ya tenía claro que La Habana se encontraba en la órbita soviética y que la URSS se había constituido en el principal importador de azúcar cubana. En contravía de sus asesores Arthur Schlesinger y Dean Rusk, el presidente accedió a la invasión, siempre y cuando se mantuviera en absoluto secreto y las fuerzas armadas ni ningún ciudadano norteamericano se involucraran en las acciones bélicas. El 15 de abril, una escuadrilla de ocho vetustos bombarderos B-26 despegó de Nicaragua para bombardear el medio centenar de aviones de la Fuerza Aérea cubana, consiguiendo alcanzar sólo seis blancos. Kennedy entonces canceló un segundo ataque aéreo, previsto para apoyar la Brigada 2506, que había                                                                                                                         3

 Todas las citas sin referencia fueron extractadas de The Cuban Missile Crisis, 1962: Chronologies of the Crisis.  

desembarcado en Bahía Cochinos durante la madrugada del 17 de abril. Participaron cinco barcos mercantes, quince lanchas de desembarco, 1.500 hombres fuertemente armados, 16 aviones B-26, 5 tanques, camiones y artillería. Sin cobertura de aviación, se enfrentaron a más de 20.000 miembros del Ejército y las Milicias Populares Revolucionarias isleñas, que los arrinconaron en Playa Girón. Durante la batalla de 72 horas murieron cerca de 150 brigadistas y otros tantos defensores. Los sobrevivientes de la 2056 que intentaron escapar hacia la sierra del Escambray, a 100 kilómetros, fueron capturados. Los prisioneros no fueron torturados, aunque muchos reportaron maltratos y vejaciones; posteriormente fueron cambiados por medicinas y alimentos para niños en la operación “Mercenarios por Compotas”. Las dos potencias casi desencadenan una conflagración nuclear

Fuente: latinajadediogenes.blogspot.com

Washington y Moscú comenzaban su disputa por la hegemonía mundial y adelantaban una guerra armamentista. Dicha confrontación continuaría acelerándose en las siguientes décadas, convirtiéndose en el eje de las contradicciones y tensiones mundiales. En el decenio del 70 EEUU perdió la guerra de Vietnam, y Camboya y Laos se inscribieron en la órbita socialista. Sin embargo y en razón del carácter cada vez más agresivo que adquirieron las ambiciones rusas, se exacerbó el enfrentamiento de la URSS y China y sus respectivas áreas de influencia, hasta tal punto, que estalló la guerra chino-vietnamita, mientras en Camboya los Jemeres Rojos fueron expulsados del poder por Vietnam y sustituidos por un régimen prosoviético. Por otro lado se inició la intervención de tropas cubanas en Angola, las cuales fungieron como carne de cañón de los intereses del Kremlin en dicho país, donde instaló un gobierno títere al igual que en Mozambique. Asimismo la Unión Soviética comenzó a meter baza en los asuntos de las naciones centroamericanas y en diciembre del 79 invadió Afganistán. En resumidas cuentas, fue una década signada por el arrinconamiento defensivo estadounidense y la ofensiva de su contraparte. Lo que contrastará con el periodo por venir, durante el cual Washington retomará la delantera y Mijaíl Gorbachov asciende al poder en Moscú emprendiendo un inequívoco acercamiento con la Casa Blanca y acelerando las reformas económicas capitalistas para que finalmente se liquidara la Unión Soviética a finales de 1990, previo el derrumbamiento del Muro de Berlín y el consiguiente encadenamiento de los países europeo-orientales al régimen económico y político de Occidente. Mas volviendo a las calendas en que se desencadena de la crisis de los misiles en Cuba, hasta 1962 EEUU tuvo más presupuesto militar y mayor poderío nuclear que la URSS4, como se evidencia en los dos gráficos y el cuadro que siguen y en lo ya explicado sobre las inversiones nucleares estadounidenses. Fue durante el gobierno                                                                                                                         4

La URSS fabricó la bomba atómica en 1949 y la de hidrógeno en 1953, lo que puso fin al monopolio nuclear de EEUU. El ciudadano estadounidense y miembro del Instituto Thomas Watson, Sergéi Jruschov afirma que en tiempo de la crisis de los misiles el poder nuclear estadounidense superaba al soviético en 10 veces o más. (Zamora, Agustín. “Poder nuclear, el sueño de la hegemonía mundial”, Nº 82 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, junio de 2002, ISSN 1579-427X.)

Kruschev –no obstante toda su demagogia sobre la coexistencia pacífica– cuando los gastos bélicos del Kremlin no sólo alcanzaron a los de su contendor sino que en 1963 los sobrepasaron y posteriormente, entre 1960 y 1990, llegaron a representar alrededor del 15% del PNB, cifra que representaba más del doble de la proporción invertida por Estados Unidos en esos años (Global, 2009).iii Sin embargo, la OTAN mantuvo una superioridad de dos a uno frente al Pacto de Varsovia durante la década de 1970 y principios de la del 80, siendo que a partir de entonces Washington dominó el gasto militar mundialiv y además emprendió la denominada Guerra de las Galaxias, en la cual prevaleció apabullantemente sobre su rival. O sea que la puja armamentista entre las dos superpotencias a la postre fue ganada por la Casa Blanca y el esfuerzo soviético por mantenerse en la carrera constituyó un desangre económico que finalmente significó la debacle de Moscú –como ahondaremos más adelante y se constata en el gráfico sobre cabezas nucleares, donde se ilustra el aceleradísimo aumento del arsenal soviético a partir de los sesentas, hasta el punto que superó al de su contrincante hacia 1975.

Fuente: Gonzáles Chicote, Félix. http://www.slideshare.net/homolicantropus/la-guerra-fria-1887317

Comparación armamentista de EEUU y la URSS a comienzos de 1963 EEUU URSS 450 misiles balísticos intercontinentales 75 misiles balísticos intercontinentales 250 misiles balísticos de medio alcance 700 misiles balísticos de medio alcance 8 millones de efectivos movilizados 7,7 millones de efectivos movilizados 2.260 bombarderos de medio y largo alcance 1.600 bombarderos de medio y largo alcance 16.000 carros de combate 38.000 carros de combate 32 submarinos nucleares 12 submarinos nucleares 260 submarinos de otro tipo 495 submarinos de otro tipo 66 cruceros 30 cruceros 76 acorazados y portaviones 0 acorazados y portaviones Fuente: Gonzáles Chicote, Félix. http://www.slideshare.net/homolicantropus/la-guerra-fria-1887317

Número de cabezas nucleares de ambas superpotencias

“Guerra Fría”. Wikipedia. Consultado julio 3, 2012, 12:38 PM.

La coexistencia pacífica con la cual Kruschev pretendió engañar al mundo cuando se hizo al poder del Kremlin tras la muerte de Stalin, fue desenmascarada por el Partido Comunista Chino pocos meses después de la crisis de los misiles (junio de 1963): “Definir con criterio unilateral la línea general del movimiento comunista internacional como ‘coexistencia pacífica’ significa infringir los principios revolucionarios de las Declaraciones de 1957 y 1960 [las cuales fueron aprobadas por unanimidad, mediante consultas, por los Partidos Comunistas de la URSS y China], arrojar por la borda la misión histórica de la revolución mundial proletaria y apartarse de la doctrina revolucionaria del marxismo-leninismo.v La coexistencia pacífica se refiere a las relaciones entre los países con distintos sistemas sociales, y nadie puede interpretarla según le convenga. La coexistencia pacífica no debe extenderse jamás a las relaciones entre las naciones oprimidas y las naciones opresoras, entre los países oprimidos y los países opresores o entre las clases oprimidas y las clases opresoras; no debe considerarse jamás como el contenido principal de la transición del capitalismo al socialismo, y aún menos como el camino de la humanidad hacia el socialismo.vi Algunas personas han llegado ahora a considerar que es posible hacer realidad un ‘mundo sin armas, sin ejércitos y sin guerras’ mediante el ‘desarme general y completo’ en condiciones en que aún existen el imperialismo y el sistema de la explotación del hombre por el hombre. Se trata de una ilusión completamente irrealizable.vii La cuestión ahora es: ¿cuál debe ser el camino de la lucha por la paz mundial? Desde el punto de vista leninista, la paz mundial sólo puede ser conseguida mediante la lucha de todos los pueblos del mundo y no con súplicas a los imperialistas.viii Existe de veras la posibilidad de lograr la prohibición de las armas nucleares. Sin embargo, si los imperialistas se ven obligados a aceptar un acuerdo sobre la prohibición de dichas armas, no lo harán de ninguna manera por su ‘amor’ a la humanidad, sino bajo la presión de los pueblos de todos los países y en consideración a sus propios intereses.ix En el problema de las contradicciones fundamentales del mundo contemporáneo, deben ser sometidos a crítica los puntos de vista erróneos que consisten: […] e) en sostener que la contradicción entre los dos sistemas mundiales, el socialismo y el capitalismo, desaparecerá automáticamente en el curso de una ‘emulación económica’ [sobre este punto económico volveremos en un capítulo posterior], que las demás contradicciones fundamentales en el mundo desaparecerán automáticamente a medida que desaparezca la contradicción entre los dos sistemas y que surgirá un ‘mundo sin guerras’, un nuevo mundo de ‘cooperación general’.x Hay quienes exageran unilateralmente el papel de la emulación pacífica entre los países socialistas y los países imperialistas, y tratan de sustituir por la emulación pacífica la lucha revolucionaria de todos los pueblos y naciones oprimidos. Según su prédica, parece que el imperialismo se derrumbara automáticamente en esta emulación pacífica, y que a todos los pueblos y naciones oprimidos no les queda más que aguardar pasivamente la llegada de ese día. ¿Qué tiene esto de común con los puntos de vista marxistas-leninistas?”xi

Aplicando estas reflexiones a nuestro tema, ellas revelan que la contienda por el dominio global constituyó la causa principal de la crisis misilística, definiendo la relación entre las dos potencias y la situación mundial hasta la disolución de la URSS. A pesar de que ambos países se refrenaron durante la crisis, no pueden aducirlo para desembarazarse de su responsabilidad, tanto por haberla generado como porque el sino de la época nuclear les enrostraba el riesgo de aniquilación mutua. El entuerto misilístico cubano estuvo enmarcado a lo largo de todo su desarrollo por la firmeza con la cual Kennedy enfrentó el desafío de Moscú y por la miopía de Kruschev, quien a sabiendas de la superioridad nuclear de su rival en ese momento, le antepuso una amenaza de la cual se vio obligado a recular. Frente al fiasco de Bahía Cochinos, el Pentágono puso en marcha la Operación Mangosta, un plan secreto para invadir Cuba, pero ahora de manera directa, utilizando el ejército norteamericano. Se planeaba iniciar el

conflicto mediante una provocación parecida a la del “Maine” –barco cuyo falso hundimiento por parte de España fue utilizado como subterfugio para iniciar la Guerra Hispano-Americana–, que tendría lugar en la base naval de Guantánamo o en aguas jurisdiccionales cubanas. Durante la Operación, se registraron en un lapso de unos 14 meses 716 sabotajes de envergadura contra objetivos económicos. Ya antes de la Operación Mangosta, Washington ordenó “acelerar las actividades encubiertas contra Cuba, estipulando que ‘debe emprenderse una cantidad notoriamente más considerable de sabotajes’ y ‘efectuar nuevos esfuerzos para desarrollar enfoques novedosos e imaginativos con la posibilidad de deshacerse del régimen de Castro’.”xii Con este fin había “programado la iniciación de un ejercicio militar de gran envergadura denominado Phibrilez-6(2). La maniobra de dos semanas de duración debió haber empleado 20 mil efectivos de la marina y 4 mil marines en un asalto anfibio en la isla portorriqueña Vieques para deponer al tirano imaginario, ‘Ortsac’ (Castro deletreado en sentido inverso). Sin embargo, debido a la crisis [de los misiles] suscitada, Phibrilez-6(2) fue utilizado sobre todo para encubrir el desplazamiento de tropas y equipo orientados a mejorar la preparación militar para atacar Cuba”.xiii Los servicios de inteligencia soviéticos detectaron el inminente plan de invasión, notificándoselo a La Habana. Dada su cercanía a Norte América, los misiles soviéticos podían alcanzar la mayoría del territorio estadounidense (ver el mapa que sigue), compensando la escasa provisión soviética de misiles de alcance intercontinental y la amenaza que significaban para la Unión Soviética los misiles norteamericanos emplazados en Turquía –Estado fronterizo con la URSS– y la República Federal Alemana.5 Por ello Nikita Kruschev aprovechó la coyuntura para proponer instalar en Cuba cohetes de alcance medio como medida disuasiva. Fidel Castro manifestó su desacuerdo, sugiriendo que era preferible un acuerdo militar entre Cuba y la URSS, el cual proclamara que una invasión a la isla sería equivalente a un ataque directo contra la Unión Soviética. Kruschev disintió, insistiendo que la instalación de los misiles no sólo debía servir para proteger Cuba, sino también para aumentar la capacidad defensiva de todo el bloque socialista. El líder cubano accedió, lo que condujo a la crisis de los misiles en octubre de 1962, el momento más álgido de la Guerra Fría. Alcance de los misiles en Cuba y Turquía. 1962

Fuente: Fischer Ferenc, A megosztott világ Torténelmi Politikai Atlasza, 1941-1991, Budapest, Hungría, 1996. Página 23.

La crisis se desató el 14 de octubre, cuando aviones espía estadounidenses U2 detectaron en Cuba las instalaciones balísticas soviéticas MRBM (Middle Range Balistic Missile) e IRBM (Intermediate Range Balistic Missile). En una conferencia retrospectiva realizada entre el 27 y 29 de enero de 1989, los soviéticos revelaron que las estimaciones de inteligencia estadounidenses sobre la existencia de 10 a 12 mil tropas rusas estaban totalmente subdimensionadas (la cantidad real era 40 mil) y que los cubanos calculaban hasta 800 mil bajas. Igualmente que existieron por lo menos 20 ojivas nucleares en Cuba, pero nunca se instalaron en cohetes. Según el general Dmitry Volkogonov, habían logrado emplazar tanto ojivas como misiles antes de la implementación del bloqueo. Otra conferencia efectuada entre el 8 y 12 de enero de 1992, dio a conocer que por ese entonces estaban emplazadas 162 ojivas nucleares en suelo cubano –contrario a la creencia de la CIA de que ninguna                                                                                                                         5

En la República Federal Alemana se podía complicar la situación, dado que en agosto de 1961 se construyó el muro que dividía Berlín, situación ésta enmarcada en la división de Europa entre el bloque soviético y el llamado bloque occidental, que incluía a los países del Viejo Continente que giraban en la órbita de EEUU y a este último.

había llegado todavía a la isla– y que el comandante soviético local tenía autoridad para dispararlas, sin más autorizaciones del Kremlin, en caso de una invasión. Apenas se conoció la instalación de los misiles, el Comando de Defensa Aérea estadounidense envió 161 aviones a 16 bases en las siguientes nueve horas, siendo la primera vez en la historia que todas las aeronaves estaban equipadas con armamento nuclear.xiv Aunque, como el secretario de Defensa Robert McNamara reveló, desde noviembre de 1961 Kennedy había ordenado preparar una invasión a Cuba, en el intríngulis de la crisis misilística vacilaba entre dos opciones: un ataque aéreo quirúrgico o un bloqueo. Los jefes del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas argumentaban que un ataque aéreo y una invasión terrestre a Cuba eran la única solución. Empero, el Presidente sostenía que “si atacáramos Cuba, estaríamos dándoles un buen pretexto para tomar Berlín. Nos juzgarían como los americanos de gatillo fácil responsables de la pérdida de Berlín. Nuestros aliados no nos apoyarían. Cuba les importa un rábano.” Empero, las Fuerzas Armadas argumentaban que Moscú no se tomaría Berlín en caso de invadir la isla y en cambio no hacerlo constituiría una señal de debilidad. El mandatario finalmente impuso su punto de vista, y en la alocución del 22 de octubre cuando por primera vez dio a conocer a la opinión pública lo que estaba ocurriendo, anunció el inminente bloqueo a la Isla6, en el cual participarían 16 destructores, 3 cruceros, 1 portaviones y 150 navíos de apoyo para taponar el acceso de los aproximadamente 20 navíos soviéticos escoltados por submarinos que se dirigían hacia Cuba. Afirmó que “no nos arriesgaremos prematura o innecesariamente a enfrentar los costos de una guerra nuclear mundial, en la cual incluso los frutos de la victoria serían cenizas en nuestra boca… pero tampoco rehuiremos el riesgo en cualquier momento en que tenga que enfrentarse”. Y advirtió a Kruschev que EEUU “considerará cualquier misil nuclear lanzado desde Cuba contra cualquier nación del hemisferio occidental, como un ataque de la Unión Soviética contra Estados Unidos, que requerirá una respuesta retaliatoria completa contra la URSS”. Como era de esperarse, al día siguiente de la alocución la Organización de Estados Americanos (OEA), controlada por EEUU, procedió a expulsar de su seno a Cuba, le impuso sanciones, determinó bloquearla y se conformó una flota combinada latinoamericana-estadounidense, la Task Force 137, en la cual además de los barcos norteamericanos participaron navíos argentinos, venezolanos y dominicanos. Anteriormente, en enero de 1962, la OEA ya había adoptado en Punta del Este, Uruguay, cuatro resoluciones contra Cuba.7 Ante el riposte de Washington, Kruschev bravuconeó intermitentemente pero con rapidez se echó para atrás. El 23 de octubre escribió cínicamente a Kennedy: “Debo decir francamente que las medidas mencionadas en su declaración constituyen una seria amenaza para la paz y seguridad de las naciones… Reafirmamos que los armamentos que hay en Cuba, al margen de la clasificación que puedan dárseles, están destinados exclusivamente a fines defensivos con miras a asegurar a la república de Cuba contra el ataque de un agresor. Espero que el gobierno de EEUU muestre sabiduría y renuncie a las acciones buscadas por usted, que pueden conducir a consecuencias catastróficas para la paz mundial.”xv

Sin embargo, inmediatamente puso en estado de alerta a las fuerzas armadas de los países del Pacto de Varsovia y ordenó aprestar las tropas en las Fuerzas de Cohetes Estratégicos, las unidades de defensa aérea y la flota de submarinos. Al día siguiente dirigió otro mensaje a Kennedy asegurando que “la URSS considera el bloqueo como una agresión y no instruirá a los barcos que se desvíen”. Pero simultáneamente el director de la CIA, John McCone, informaba que “los seis barcos soviéticos identificados en aguas cubanas frenaron o dieron media vuelta.” El 26 de octubre Kruschev continuó matoneando, pero esta vez lisonjeando al capitalismo y adobándole su monserga sobre la coexistencia pacífica. En ese sentido escribió a Kennedy: “Todos los medios localizados allí –se lo aseguro– tienen un carácter defensivo, están solamente en Cuba para propósitos de defensa, y los hemos enviado a Cuba a demanda del gobierno cubano… Entendemos absolutamente bien que si los atacamos, usted responderá de la misma manera, pero también recibirá lo mismo que lanza contra nosotros... Sólo locos o suicidas que quieren perecer y destruir el mundo entero antes de morir, podrían hacer esto. Nosotros, sin                                                                                                                         6

El bloqueo estadounidense de Cuba aún sigue vigente y ha sido reforzado por leyes norteamericanas como la Ley Torricelli (1992) y la Helms-Burton (1996), a pesar que la Asamblea General de la ONU ha condenado en veinte ocasiones el mencionado bloqueo, siendo que en la última votación, el 25 de octubre de 2011, sólo contó con el apoyo estadounidense e israelí. 7 Si bien la OEA anuló en su asamblea general de 2009, en Honduras, la decisión de marginarla, Cuba no ha dado los pasos para volver al organismo, al que suele fustigar.

embargo, queremos vivir y no deseamos destruir su país. Queremos algo bastante diferente: competir con su país sobre bases pacíficas. Tenemos diferencias ideológicas. Pero nuestra opinión sobre el mundo consiste en que esas cuestiones ideológicas, así como los problemas económicos, no deben resolverse por medio del ejército, deben resolverse en base a la competencia pacífica, es decir, como ésta se entiende en la sociedad capitalista, en base a la competencia… Nuestros barcos, al parecer, entrarán pronto en la zona que su Armada está patrullando. Le aseguro que estos barcos, ahora limitados para Cuba, están llevando la más inocente carga pacífica... Le aseguro que en esas naves que van rumbo a Cuba, no hay ninguna arma en absoluto. Las armas que eran necesarias para la defensa de Cuba ya están allí. No quiero decir que no hubiera cualquier embarque de armas en absoluto. No, había tales embarques. [¡Vaya galimatías!] Pero ahora Cuba ya ha recibido los medios necesarios de defensa… Simpatizamos sinceramente con Cuba y el pueblo cubano, pero no estamos interfiriendo en las cuestiones de estructura doméstica, nosotros no estamos interfiriendo en sus asuntos... Recurro a usted para que pese bien las acciones agresivas piráticas que ha declarado y que EEUU piensa llevar a cabo en aguas internacionales... Si usted hiciera esto como primer paso hacia provocar la guerra, entonces es evidente que no nos dejan a nosotros sino aceptar este desafío suyo.”

Fuente: taringa.net

Pero Kennedy hizo caso omiso y ordenó al Departamento de Estado proceder con los preparativos orientados a establecer un gobierno civil en Cuba después de invadir y ocupar el país, así McNamara le informara que las bajas estimadas durante los primeros diez días de lucha podrían llegar a 18.484. El 27 de octubre la tensión aumentó cuando un avión espía U-2 norteamericano fue derribado por un misil tierra-aire cubano y su piloto murió. Como funcionarios cubanos y soviéticos aclararon décadas después, el ataque lo ordenaron comandantes soviéticos locales que fueron reprendidos y a quienes se prohibió volver a hacerlo. El presidente Kennedy decidió no tomar medidas, pero determinó que si se tumbaban más aviones de vigilancia sobre Cuba se atacarían los emplazamientos de misiles. Finalmente, en mensaje radiofónico a Kennedy, el 28 de octubre Kruschev acabó sometiéndose, pero condicionando un acuerdo a que incluyera desmantelar los misiles Júpiter estadounidenses instalados en Turquía desde 1957 –asunto que se trató secretamente, conociéndose públicamente sólo seis meses después–, lo cual no constituía mayor sacrificio para Kennedy pues los sabía obsoletos y hacía un año estudiaba retirarlos.8 Kruschev también sugirió mantener conversaciones “sobre la prohibición de armas atómicas y termonucleares9, desarme general y otros problemas que se relacionan con la relajación de la tensión internacional”. Después de haber usado a Cuba como carne de cañón y mantener a Castro marginado de las decisiones, se esforzó por remendar sus relaciones con La Habana y conservar la puerta abierta para seguir el intervencionismo soviético en la Isla, afirmando mendazmente: “Declaramos que vamos a desmontar y evacuar                                                                                                                         8

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Estados Unidos acabó de desmantelar los quince misiles que tenía en Turquía en abril de 1963. El Tratado de Prohibición Parcial de Pruebas Atómicas del 5 de agosto de 1963, puso fin a las pruebas nucleares en la atmósfera.

los medios correspondientes de Cuba, pero al obrar así, queremos infundir al pueblo cubano la seguridad de que nos encontramos a su lado y no nos eximimos de prestarle ayuda...” Y procurando guardar apariencias, terminó su mensaje proclamando la siguiente bufonada: “Aseguramos a nuestras gentes y a la opinión pública mundial que el gobierno soviético no permitirá que se le provoque. Pero si los provocadores inician una guerra, no evadirán su responsabilidad.” La crisis de octubre, no obstante, continuó mostrando su sombra espectral después de haber sido supuestamente superada. Permanecían en Cuba bombarderos IL-28 rusos y barcos-misiles tipo Komar, siendo que desde noviembre 1 Estados Unidos presionaba su remoción. El 5 del mismo mes Kruschev le comunicó a Kennedy que estaba “seriamente preocupado” por la forma en que EEUU definía cuáles eran las “armas ofensivas” que la Unión Soviética debía remover de Cuba, esto es los IL-28 y barcos-misiles Komar y solicitó a Washington retirar tales “demandas adicionales”, ya que la URSS las entendía como “un deseo de retornar nuestras relaciones al estado acalorado en que se encontraban hace unos pocos días”. Empero, en esto también reculó y el 20 de noviembre Kennedy anunciaba que todos los IL-28 serían retirados de Cuba en treinta días y que esa tarde ordenaría levantar la cuarentena marítima. Asimismo sugería que debido a que no había sido posible hacer una inspección in situ, se habían incumplido las precondiciones exigidas por la Casa Blanca para garantizar que no invadiría Cuba. Para terminar declarando que “si todas las armas ofensivas son retiradas de Cuba y del hemisferio Occidental en el futuro”, y “si no se utiliza a Cuba para exportar propósitos comunistas agresivos, habrá paz en el Caribe”. Sin embargo, confiado en su exitoso tour de force durante la crisis, y para reforzarlo, Kennedy dispuso que el 16 de noviembre comenzase el mayor desembarque anfibio desde la Segunda Guerra Mundial, como parte de un ejercicio en la Playa Onslow de Carolina del Norte simulando a escala completa una invasión a Cuba. Dos días más tarde, un equipo de sabotaje de seis hombres de la CIA, rezago de la Fuerza de Operación W y sin el conocimiento del Presidente, bombardeó una instalación industrial cubana. El incidente nunca se puso de relieve en las conversaciones EEUU-URSS y permaneció oculto para la mayoría si no para la totalidad de los miembros del Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional (ExComm) estadounidense. Por la misma época el Presidente norteamericano recibió informes sobre el alistamiento de las fuerzas que estarían involucradas en cualquier acción militar contra Cuba, alcanzando éstas su máxima extensión: alrededor de 100.000 tropas del Ejército, 40.000 marines y 14.5000 para-tropas, con 550 aviones de combate y más de 180 barcos disponibles para apoyar una eventual invasión. A nivel global el 1 de abril de 1963 la Marina estadounidense ubicó el primer submarino Polaris en el Mediterráneo. Para despejar dudas sobre lo caldeada que continuaba siendo la Guerra Fría, cinco meses antes de su asesinato (acaecido el 22 de noviembre de 1963) Kennedy firmó un memorando con Kruschev –un año y cuatro meses antes de ser éste tumbado del poder (octubre 13 de 1964)– estableciendo la famosa “línea o teléfono rojo” entre Washington y Moscú para mitigar la posibilidad de una conflagración nuclear entre las dos potencias, línea que se mantuvo vigente hasta la liquidación de la Unión Soviética en 1991. Y en la actualidad Estados Unidos, a pesar de estar seguida por la Unión Soviética en cuanto a potencia nuclear y disponer de dicho poderío otros países, es la única superpotencia mundial que se arroga el derecho de seguir desplegando un imperio de bases militares que suma 1.180 bases en el globo terráqueo.xvi Castro fue manipulado y terminó sometiéndose a la férula soviética

Fuente: BBCMUNDO.com Octubre 12, 2002.

La prevención de Fidel Castro contra el régimen estadounidense se explica por todas las acciones agresivas que sufrió a manos de Washington. Ello fue determinante para que una revolución que en principio no era comunista, acabara alineándose con el bloque soviético. La relación castrista con la URSS estuvo caracterizada desde el comienzo por un sometimiento que hipotecó la soberanía cubana. Fidel se prestó a ser usado como peón en el juego soviético por disputarse la hegemonía mundial con EEUU, hasta el punto que puso a Cuba en riesgo de ser borrada del mapa durante la crisis de los misiles. La política externa que aplicaba la Unión Soviética por entonces desencadenó la condena de otros países socialistas, sobre todo la República Popular China. Transcurrido menos de un año (el 14 de junio de 1963) de que ocurriese la crisis de los misiles, el Partido Comunista Chino envió una carta a su homólogo soviético criticando el proceder del PCUS para con los partidos comunistas de otras naciones. Aunque las reprensiones de Pekín se referían a diversos sucesos acaecidos en el campo internacional, eran especialmente pertinentes frente al comportamiento de Kruschev con Cuba. La misiva del partido encabezado por Mao Tse Tung planteaba, entre otras, las siguientes críticas: “Las relaciones entre los países socialistas, sean estos grandes o pequeños, económicamente más desarrollados o menos desarrollados, deben basarse en los principios de la plena igualdad, del respeto a la integridad territorial, del respeto a la soberanía estatal y la independencia y de la no injerencia de unos en los asuntos internos de otros… Si se reconoce el principio de independencia e igualdad en las relaciones entre los partidos hermanos, es inadmisible colocarse a sí mismo por encima de otros partidos hermanos, inmiscuirse en sus asuntos internos o emplear métodos patriarcales en las relaciones con ellos… Es del todo necesario que los países socialistas practiquen en el terreno económico la ayuda mutua, la colaboración y el intercambio. Semejante colaboración económica debe basarse en los principios de la plena igualdad, del beneficio mutuo y de la ayuda recíproca realizada dentro del espíritu de camaradas. Es chovinismo de gran nación negar estos principios fundamentales y, en nombre de la ‘división internacional del trabajo’ o la ‘especialización’, imponer la propia voluntad a otros, menoscabar la independencia y la soberanía de otros países hermanos y dañar los intereses de sus pueblos.”xvii

Retornando al tema de los misiles, Castro se constituyó en una rueda suelta durante la emergencia, asumiendo posiciones más duras que las soviéticas, las cuales fueron desautorizadas o ignoradas por el Kremlin. El Primer Ministro cubano manifestó su desacuerdo con diversas medidas adoptadas por su homólogo ruso durante la crisis, e incluso exteriorizó su desprecio por la posición de Kruschev. Sin embargo, acabó plegándose a los designios rusos y en lo sucesivo se convirtió en mercenario de las agresiones socialimperialistas y defensor a ultranza de la política exterior soviética.10 Al obrar de esa forma, y con su interferencia en la política latinoamericana –en buena medida influida por el foquismo11–, frustró la posibilidad de desarrollo autónomo y próspero de Cuba y de jugar un papel democrático y socialista en el continente. A este comportamiento de Castro –y por supuesto al de Kruschev– también le caben las críticas hechas por el Partido Comunista Chino a los partidos y líderes revolucionarios en el siguiente sentido: “Si no es un partido que sea capaz de pensar y juzgar por sí mismo y adquirir un conocimiento exacto de la tendencia de las distintas clases en su propio país mediante una seria investigación y estudio, y que sepa aplicar la verdad universal del marxismo-leninismo e integrarla con la práctica concreta de su propio país, sino un partido que repite                                                                                                                         10

Cuba participó como peón de la URSS en varias guerras en África (Angola, Etiopia, Congo, Zaire, Guinea Bissau, República Árabe Saharaui Democrática) y Asia (Yemen Siria), y apoyó económica, logística y políticamente varios movimientos guerrilleros centro y sudamericanos. 11 El foquismo es una teoría revolucionaria inspirada por Ernesto “Che” Guevara y desarrollada como tal por Régis Debray. En su texto La guerra de guerrillas, Guevara postuló que la experiencia de la Revolución Cubana demostraba que “no siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones para la revolución”, ya que un pequeño foco que iniciara acciones típicas de la guerra de guerrillas podría lograr con relativa rapidez que la revolución se expandiera, obteniendo así el levantamiento de las masas y el derrocamiento del régimen. El “Che” consideraba válidas estas consideraciones principalmente para los países con menos desarrollo industrial, y sostenía que los “focos” debían tomar como base social al campesinado. La teoría se puso en práctica, en manos del propio Guevara, por primera vez en el Congo, con Laurent-Désiré Kabila y por segunda vez en Bolivia. Ninguno de los intentos tuvo éxito; el segundo de ellos finalizó con la captura y asesinato del “Che” en Bolivia y su grupo de revolucionarios por parte de fuerzas del ejército de ese país, apoyadas por la CIA estadounidense. Durante la década de 1970 y también durante la de 1980, grupos de diversas tendencias políticas (no sólo en países subdesarrollados) tomaron al foquismo como estrategia. Ninguno pudo llevar adelante una revolución socialista. El foquismo ha recibido numerosas y fuertes críticas desde el marxismo, y muchas veces ha sido confundido con el método de guerra de guerrillas… (Wikipedia, consultado enero 18, 2012, 10:45 AM.)

ciegamente las palabras de otros, copia la experiencia ajena sin análisis, y da virajes siguiendo el bastón de mando de ciertas personas del extranjero, o sea, un partido que es una ensalada surtida en que hay de todo: revisionismo, dogmatismo y otras cosas, menos principios marxistas-leninistas… Entonces, semejante partido no puede en absoluto dirigir la lucha revolucionaria del proletariado y las amplias masas populares, conquistar la victoria de la revolución, ni cumplir la gran misión histórica del proletariado.xviii En su construcción, cada país socialista debe apoyarse principalmente en sus propios esfuerzos… Sólo de esta manera puede construir el socialismo con alta eficacia y desarrollar rápidamente su economía… aplicar en la construcción el principio de apoyarse principalmente en los propios esfuerzos es la expresión concreta del internacionalismo proletario.”xix

El 23 de octubre Castro puso a las fuerzas cubanas en alarma de combate y estado de máxima alerta, alcanzando éstas los 270.000 hombres, y declaró que Cuba nunca se desarmaría mientras EEUU persistiera en su política agresiva, negando la presencia de misiles ofensivos en suelo cubano pero manifestando que “adquiriremos las armas que consideremos y no tenemos por qué dar explicaciones a los imperialistas”. También se rehusó categóricamente a permitir la inspección del territorio cubano, advirtiendo que potenciales inspectores debían “venir vestidos de militar”.xx En la misiva que remitió a Kruschev el 25 de octubre, cuando todavía ignoraba las negociaciones entre EEUU y la URSS, incluso propuso que los rusos tomasen la delantera en aniquilar nuclearmente a su rival, advirtiendo que “la agresión es casi inminente dentro de las próximas 24 a 72 horas”. Después aclaró que creía más probable que una invasión, “un ataque contra ciertos puntos con el limitado objetivo de eliminarlos”. Pero continuó aseverando que “el peligro que esa política agresiva representa para la humanidad es tan grande que tras tener lugar ese hecho la Unión Soviética no debe nunca permitir circunstancia alguna en que los imperialistas puedan ser los primeros en lanzar un ataque nuclear contra ella. Le manifiesto lo anterior porque creo que la agresividad de los imperialistas es extremadamente peligrosa y que si ellos de hecho llevan a cabo el acto brutal de invadir Cuba en violación de la ley y la moral internacional, ése sería el momento para eliminar tal peligro de una vez y para siempre a través de un acto de legítima defensa, y aunque se trataría de una solución dura y terrible no hay otra alternativa.”xxi

El 27 respondió la solicitud que U-Thant le hiciera para que detuviese los trabajos de los misiles mientras proseguían las negociaciones, asegurándole que interrumpiría los trabajos, siempre y cuando EEUU levantara el bloqueo, e invitando al secretario general de la ONU a visitar Cuba, invitación que éste aceptó, viajando a La Habana el 30 de octubre. Al día siguiente Kruschev estaba dando por terminada la crisis, mas respondió mendazmente a Castro tratando de refrenar cualquier desmán del último que pudiese frustrar los acuerdos a los que había llegado con Kennedy: “Naturalmente, si hay una invasión será necesario rechazarla por todos los medios. Pero no debemos permitir dejarnos llevar lejos por las provocaciones, porque los militaristas desenfrenados del Pentágono ahora que la solución al conflicto está a la vista, y al parecer en su favor [de Cuba]… están intentando frustrar el acuerdo y lo provocan a Ud. a acciones que podrían usarse en su contra. Le pido que no dé el pretexto para que hagan eso. De nuestra parte haremos todo lo posible para estabilizar la situación en Cuba, defenderemos Cuba contra una invasión y le aseguramos las posibilidades para construir una sociedad socialista pacífica”.

Cuando finalmente Castro supo sobre las negociaciones que se estaban adelantando a sus espaldas, entró en ira, llamando supuestamente a Kruschev “hijueputa, bastardo”. Pocos días después, afirmaría públicamente en un discurso en la Universidad de La Habana que “a Kruschev le faltan cojones”. Por ese entonces también dijo que las afirmaciones estadounidenses de no agresión resultaban insuficientes, a menos que incluyesen medidas adicionales –que después se conocieron como sus “cinco puntos”–, las cuales consistían en finalizar el bloqueo económico, terminar todas las acciones subversivas contra Cuba, detener los ataques adelantados desde bases militares en Puerto Rico, cesar las acciones de reconocimiento en el espacio aéreo y naval cubano y devolver la base naval de Guantánamo. El 30 de octubre, poco después de llegar a La Habana, la delegación de la ONU se entrevistó con Castro, el presidente Osvaldo Dorticós y el canciller Raúl Roa. U-Thant presentó varias propuestas para verificar el desmantelamiento de los misiles, incluyendo la verificación in situ por un equipo de la ONU, la inspección aérea con aviones de reconocimiento de la ONU o la verificación por parte del Comité Internacional de la Cruz Roja. Castro las rechazó todas, expresando que “pretenden humillar al Estado cubano”, por lo que al día siguiente Kennedy ordenó reemprender las misiones de reconocimiento, a menos que se lograsen progresos significativos en las discusiones.

No obstante, el 1 de noviembre Fidel volvió a plegarse explícitamente a la URSS, reuniéndose con el embajador Anastas Mikoyan por primera vez desde el 27 de octubre, y en emisión radiotelevisada conciliatoriamente declaró que “tenemos confianza en el liderazgo de la Unión Soviética… más que nunca, debemos recordar la generosidad y amistad que los soviéticos han tenido con nosotros”. Mikoyan, por su parte, anunció el apoyo a los “cinco puntos” castristas. El 3 de noviembre Kennedy contestó la carta de Kruschev del 30 de octubre sobre inspección y verificación, exigiéndola antes de que pudiese levantar la cuarentena marítima. Aludía a “muy serios problemas” en caso de que Castro no permitiera una verificación in situ. Empero, a mediados de mes, en misiva a U-Thant, Castro volvía a advertir que Cuba dispararía contra los aviones estadounidenses de reconocimiento. Anotando que EEUU ya había inspeccionado barcos soviéticos en ultramar, declaró que continuaría rechazando la “inspección unilateral en territorio cubano por cualquier entidad, nacional o internacional”. El 19 de noviembre se desdijo nuevamente, informando a U-Thant que no pondría objeciones si el Kremlin retiraba los IL-28 de Cuba, terminando así la crisis de los bombarderos soviéticos y renunciando a cualquier derecho sobre los mismos. Sin embargo reiteró que “cualquier avión de guerra que invada el espacio aéreo cubano sólo puede hacerlo a riesgo de ser destruido” y volvió a rechazar una inspección unilateral del territorio isleño. Había sido persuadido de permitir el retiro de los bombarderos a cambio de firmar un nuevo acuerdo por medio del cual la Unión Soviética dejaría un centro de instrucción donde las tropas cubanas pudiesen entrenarse en el uso de equipo militar soviético. Kruschev accedió a mantener en Cuba por lo menos cuatro regimientos de combate. El 15 de enero del año siguiente Castro insistió en que “para nosotros, la crisis caribeña no ha sido resuelta. Se evitó la guerra, pero no se ganó la paz”. Y sobre la garantía estadounidense de no invadir Cuba, afirmó que “no creemos en las palabras de Kennedy. Kennedy no ha hecho ninguna promesa, y si la hizo, ya la rescribió”. Por su parte Washington mantuvo sus planes de agresión. El 25 del mismo mes y durante varias sesiones, el ExComm consideró diversos planes de largo plazo para presionar a Castro. Planteó su deseo de que lo removieran del poder, pero reconociendo que si resultaba imposible entonces quería que fuese independiente frente a la Unión Soviética y “totalmente compatible con las metas de EEUU”. Aunque a finales de enero se eliminó la Operación Mangosta, el brazo de la CIA (Fuerza de Operaciones W) seguía existiendo como Staff de Asuntos Especiales y las operaciones encubiertas contra Cuba continuaron durante 1963. Adicionalmente a atentados permanentes contra la vida de Fidel, equipos de la CIA realizaron por lo menos seis operaciones mayores, orientadas a boicotear el gobierno y la economía cubana. Terminando marzo el grupo anti Castro L66 hundió el barco soviético Baku cuando cargaba azúcar cubana. Ese ataque, así como otro perpetrado una semana antes contra el L’Gov, se contaron entre los más graves de dicho año y ambos incidentes fueron enérgicamente denunciados tanto por la Unión Soviético como por Cuba. El 19 de junio Kennedy aprobó aún otra serie de operaciones de sabotaje, cuyo objetivo consistía en “nutrir un espíritu de resistencia y descontento y otros subproductos de inestabilidad”. Y durante el otoño de 1963 –para no extendernos en fechas todavía posteriores– el Staff de Asuntos Especiales autorizó numerosos esfuerzos de sabotaje contra importantes blancos económicos isleños. Raíces del hundimiento de la URSS Aunque la temática principal de este artículo versa sobre la crisis de los misiles de Cuba, la tesis que expone en su título es que dicha crisis constituyó un presagio del fin de la URSS. Por ello, y a riesgo de distanciarnos de nuestra materia primordial, mas con el propósito de ampliar las causas del desmembramiento de la Unión Soviética, mencionaremos brevemente algunos de los orígenes de tal disolución. Como ya explicamos, una de las razones por las cuales se desembocó en la debacle soviética fue haberse embarcado en la política socialimperialista, traicionando el principio de respetar la soberanía de las demás naciones –en este caso, la isla de Martí– y pretender asegurar sus ambiciones hegemónicas concentrando sus principales esfuerzos en fortalecer el poderío militar, privilegiándolo sobre el de desarrollar la economía soviética basándose en sus potencialidades internas. Pues bien, en la época de la crisis misilística y tomando como año de referencia 1955, Kruschev llevaba siete años asentado en el poder después de la lucha política que se desató al morir Stalin, valiéndose de dicho poder para desviar el curso socialista que la Unión Soviética se había trazado desde la Revolución de Octubre. En

última instancia, es en esta desviación donde radican las raíces del hundimiento soviético. Tal mutación transfirió el dominio del proletariado a una minoría política y empresarial, ocasionando el decaimiento económico del país, sumiendo a su población en la pobreza e impidiendo proseguir los avances económicos y sociales logrados durante el periodo socialista. El informe de Kruschev ante el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en octubre de 1961 sostenía que la URSS sería una sociedad socialista sin clases hacia 1980, afirmando que la construcción del comunismo había comenzado y que, por tanto, la dictadura del proletariado ya no era necesaria. Remodeló el Estado soviético como un “Estado de todo el pueblo” y el Partido Comunista como un “partido de todo el pueblo”, en vez de que fuera el partido de la clase obrera. En concordancia, removió de los estatutos del PCUS cualquier obstáculo que impidiera ingresar a personas con posiciones o antecedentes burgueses.xxii Con ello traicionó uno de los principios básicos del marxismo-leninismo para consolidar el socialismo: que la lucha de clases continúa durante un largo periodo histórico después de la toma del poder por el proletariado, sólo que tal lucha adquiere formas diferentes a las que existían antes de que conquistara el poder. Como bien lo decía la Declaración de 1957 suscrita entre los Partidos Comunistas de la URSS y China: “Para la clase obrera, la toma del poder no es más que el comienzo de la revolución, y no su coronamiento”.xxiii

O cual sostiene la tesis fundamental de Marx y Lenin: “La dictadura del proletariado existe inevitablemente a lo largo de todo el periodo histórico de transición del capitalismo al comunismo, o sea, hasta la abolición de todas las diferencias de clase y la entrada en una sociedad sin clases, hasta la entrada en la fase superior de la sociedad comunista [que únicamente aparecerá tras una prolongada etapa de maduración del Estado socialista].xxiv Desde el punto de vista de los marxistas-leninistas, no existe ningún Estado que no sea de clase o que esté por encima de las clases. Mientras el Estado permanezca como Estado, debe revestir invariablemente un carácter de clase; mientras exista el Estado, no podrá ser de ‘todo el pueblo’. Tan pronto como la sociedad quede sin clases [lo cual sólo se logra en la fase comunista, no alcanzada hasta ahora en la evolución de la sociedad], dejará de existir el Estado”.xxv

Ello mantiene su validez a pesar de que la burguesía se esfuerce en coronar su engañifa de que el Estado burgués es un “Estado de todo el pueblo”, y que Kruschev afirmara que la URSS ya era una sociedad sin clases y en consecuencia había desaparecido en ella la lucha de clases. Dicho en otras palabras, en todos los países socialistas, sin excepción, persiste la lucha de clases. La negación de este principio permitió que en la URSS se revirtiera la revolución socialista al asaltar el poder un sector proclive al capitalismo y enemigo del socialismo – repetimos, así de boca para afuera siguiese proclamándose socialista–, como también aconteció posteriormente cuando Deng Xiaoping se hizo al poder en China, siendo que en tales países aún existían “remanentes de las antiguas clases explotadoras, deseosos de llevar a cabo la restauración” y, por tanto, continuaba siendo necesario que el poder se mantuviese firmemente anclado y defendido por los seguidores del socialismo.xxvi En lo económico Kruschev fue un decidido adalid de restaurar el capitalismo. “Junto con la nueva composición social del partido vino una nueva definición de sus funciones: lo que Kruschev llamó ‘el principio de la producción’. Basándose en citas tomadas fuera de contexto de los escritos de Lenin durante la primera fase de la Nueva Política Económica (NEP)12, decretó que los cuadros del partido debían considerar como prioritarias las tareas de administración económica y promoción de la producción, y relegar a segundo plano los problemas de la dirección política y el debate ideológico”.xxvii

Entre las primeras medidas económicas aprobadas en febrero de 1957 estuvo la de abolir los ministerios centrales de planificación [aunque después se reinstauraron pero con una naturaleza diferente, como se mencionará más adelante] y vender las Estaciones de Tractores a las granjas colectivas. Los organismos planificadores fueron divididos en 105 Consejos de Economía Regional, sovnarjozi.xxviii                                                                                                                         12

La Nueva Política Económica (NEP) fue una política económica propuesta por Vladimir Lenin, a la que denominó como capitalismo de Estado. Permitiendo el establecimiento de algunas empresas privadas, la NEP permitió que por ejemplo las pequeñas empresas de animales o comercios de tabaco, volvieran a abrir para el beneficio privado mientras que el Estado seguía controlando el comercio exterior, los bancos y las grandes industrias. Fue oficialmente decidida en el curso del X Congreso del Partido Comunista de la URSS. En esencia, el decreto exigía que los agricultores cedieran al gobierno una cantidad específica de materia prima agrícola como un impuesto en especie. Otros decretos perfeccionaron la política y la expandieron para incluir algunas industrias. La Nueva Política Económica fue remplazada por el Primer Plan Quinquenal de Stalin en 1928. (Wikipedia, consultado enero 23, 2012, 10:19 AM.)

“En lo que se refiere a las relaciones de propiedad más importantes, el triunfo del revisionismo significó [por tanto] la expropiación del proletariado y el fin del periodo socialista de la historia soviética. Los principales medios de producción continuaron siendo propiedad estatal, pero el Estado ya no era ‘propiedad’ de la clase obrera”.xxix

En octubre de 1964 Kruschev fue depuesto por sus colegas, encabezados por Leonid Brezhnev y Alexei Kosygin (sucediéndole éste como primer ministro), quienes se apresuraron a anunciar que la reorganización económica emprendida por su antecesor proseguiría y en septiembre del siguiente año Kosygin aclaró que lo esencial de la reforma continuista consistía en liberar a las empresas socialistas para que empezasen a funcionar como capitalistas, y a finales de 1965 la ampliaron a la industria pesada: “Estamos proponiendo un sistema completo de medidas para expandir la independencia económica y la iniciativa de las empresas… y para aumentar la importancia de la empresa como unidad económica básica de nuestra economía. Para fines de 1968 ya habían sido reformadas miles de empresas que elaboraban alrededor del 72% del total de la producción industrial y que contribuían con cerca del 80% de los beneficios obtenidos en la industria. Dos años después estos guarismos se elevaron respectivamente al 92% y a más del 95%”.xxx

Se implementaron asimismo un conjunto de nuevos “fondos” en cada empresa, incluidos el “fondo de incentivos materiales” y el “fondo para el desarrollo de la producción” con el propósito de aumentar los ingresos o ganancias personales de los directores de empresa. Y se determinó ajustar la economía soviética en consonancia con el funcionamiento capitalista de precios y crédito, decretando que “la transición a nuevas formas y métodos para estimular la economía y la producción industrial requiere el mejoramiento del sistema de formación de precios” y que “las donaciones… hechas por el Estado a las empresas para inversiones de capital deben ser restringidas y el uso del crédito debe ser expandido”.xxxi

Pero en septiembre de 1965 Kosygin tuvo que reconocer a regañadientes que la reforma estaba arrojando resultados perniciosos: “Debe decirse que en los años recientes el volumen de la renta nacional y de la producción industrial por rublo de activos fijos ha declinado. Los índices de crecimiento de la productividad del trabajo en la industria, que constituyen un indicador importante de la eficiencia de la producción social, han disminuido en los años recientes”.xxxii

Ello lo constató igualmente Tigran Khachaturov, ilustrando la disminución del capital y la producción por trabajador después de que se impusiera la reforma de las políticas económicas que rigieron durante el mandato de Stalin (1950-1955, en el siguiente cuadro): Capital por trabajador Producción por trabajador Diferencia

Crecimiento 1950-1955 50% 49% -1%

Crecimiento 1955-1960 44% 37% -7%

Crecimiento 1960-1965 43% 26% -17%

Fuente: Nicolaus, Martin. La restauración del capitalismo en la URSS. El Áncora editores. 1983. Pág. 106.

Por otra parte y como era inevitable dado el carácter capitalista de las reformas, éstas indujeron un proceso de monopolización y control de la economía en cabeza de las empresas: “En la Unión Soviética contemporánea [mediados de la década del 70] los carteles monopolistas, administrados según el principio de las máximas ganancias, dominan directamente el aparato del Estado y, a través de las atribuciones coercitivas que les otorga la ley, obligan a las empresas más pequeñas a sumarse a sus complejos industriales.xxxiii Las corporaciones mencionadas constituyen auténticos monopolios capitalistas, y las ‘condiciones enteramente diferentes’ bajo las cuales han de operar los nuevos ministerios son las condiciones típicas del capitalismo. A estos monopolios, los ministerios deben ‘entregar muchas funciones operativas’ y, finalmente, los ministerios deben operar sobre la base de las máximas ganancias”.xxxiv

Cosa semejante aconteció en cuanto al sistema bancario: “La conversión de las empresas socialistas en empresas capitalistas no fue posible sin la transformación del monopolio bancario del Estado socialista en un monopolio bancario capitalista de Estado… La banca estatal en la Unión Soviética, al igual que en cualquier país capitalista, sirve para ‘intensificar y acelerar el proceso de concentración de capital’, como dijera Lenin. Tomar del pequeño para dar al grande, tal es la filosofía del sistema bancario hoy imperante en la URSS”.xxxv

En lo atinente a las condiciones laborales, el informe al XXII Congreso proponía

“insertar en el programa del partido una cláusula que abogara por una ‘mayor extensión gradual de los poderes’ adjudicados a los altos cargos directivos en las fábricas y empresas”.xxxvi

Más tarde, bajo la tutela de Brezhnev, a los directores de las fábricas se les adjudicaría el derecho de despedir virtualmente a su antojo a los trabajadores.xxxvii El informe también “propuso que los sueldos de los funcionarios locales se determinaran de acuerdo con los ‘indicadores económicos’ de las fábricas y granjas bajo su autoridad. Esto quería decir, en resumidas cuentas, que los militantes del partido debían ser remunerados según las ganancias que saldaran las empresas a su cargo”.xxxviii

Todo lo anterior redundó en enriquecer a una nueva élite y empobrecer a las mayorías: “Hay en la URSS [1975] alrededor de 13 mil millonarios, es decir, 13 mil jefes superiores cuyas cuentas bancarias llegan a siete ceros, de acuerdo con estimativos necesariamente imprecisos hechos por Roy Medvedev, uno de los miembros más destacados de los círculos pequeñoburgueses disidentes… La administración Brezhnev-Kosygin… otorga varios incentivos materiales de alto costo a quienes puedan permitírselos, o a quienes tengan acceso a ellos: automóviles particulares, bienes importados, viajes turísticos al exterior, lujosas facilidades de entretenimiento en el hogar, apartamentos de condominio, servicios modernos… como restaurantes, hoteles, etc. Sólo asequibles para una ínfima minoría, tales artículos y servicios se convierten en un signo de categoría social, en el equivalente soviético del consumo suntuario”.xxxix

Contrastando con dicho círculo privilegiado, las familias en dificultades económicas13 “comprenden 25 millones de personas… Informes de la prensa soviética estiman que tales familias [nuevamente hacia mediados de la década del 70] se acercan a una quinta parte de la población urbana, y que el nivel de vida de una gran cantidad de granjeros colectivos es todavía menor que el de los trabajadores urbanos de bajos ingresos”.xl

Cuando el nuevo sistema económico se extendió, “la seguridad laboral de los trabajadores, o lo que quedaba de ella, se desvaneció casi por completo.xli … los servicios [sociales] que dejan ganancia se desarrollan vigorosamente y los servicios gratuitos, aquéllos que no dejan ganancia, se descuidan y se dejan a un lado.xlii Tiene lugar, por lo tanto, un resurgimiento definido de la medicina de clase en la URSS, que se concreta en un sistema de salud para la burguesía y otro para el proletariado”.xliii

Para completar el cuadro, la política de opresión nacional emprendida por las autoridades soviéticas redundó en que el nivel de vida de los trabajadores no rusos fuese todavía peor. “Una publicación titulada La Unión Soviética y la Unión de las Repúblicas de 1973 confesó que el salario mensual promedio de los obreros y empleados en la mayoría de las repúblicas no rusas era más bajo que en la República Federativa de Rusia: 16% más bajo en Bielorrusia, 20% más bajo en Georgia y 21% más bajo en Moldavia”.xliv

Para principios de la década de 1980, abundaban serios indicios de decaimiento económico: 1) El sector agrícola no registró alza alguna frente a la década anterior, pese a las grandes inversiones realizadas. Dos tercios del equipo de procesamiento agrícola utilizado en los ’80 era inservible, pues buena parte del mismo procedía de los decenios de 1950 y 1960. Entre el 20% y el 50% de las cosechas de cereal, papa, azúcar, remolacha y frutas se perdía antes de llegar a las tiendas, ocasionando escaseces temporales que generaban colas, acaparamiento de productos y racionamientos ocasionales. En la primera mitad de la década de 1970 la URSS sufrió una gran escasez de cereales, que le impidió abastecer las necesidades alimenticias de su población y la obligaron a buscar grano en el exterior, llevando a que en 1972 comprase una cuantiosa cantidad a su archienemigo, Estados Unidos. En 1975 Moscú necesitaba urgentemente conseguir 10 millones de toneladas de cereales en EEUU, único país que pedía venderle semejante cantidad.xlv El presidente Ford y su secretario de Estado Kissinger pretendieron aprovechar dicha escasez para que la Unión Soviética (en ese momento el principal productor del mundo) le vendiese petróleo a menor precio que el comercial.xlvi Finalmente se llegó a un acuerdo cerealero el 20 de octubre de 1975, pero Washington no logró que Moscú le vendiera petróleo al precio que quería.xlvii 2) Existía una ineficiente asignación de recursos. En las empresas a los directores se les exigía ajustarse a una lista excesiva de normas y reglamentos. Las cuotas de producción se fijaban en términos cuantitativos únicamente, lo que dio lugar a la producción de artículos de baja calidad, siendo que estos valores estrictamente cuantitativos constituían una invitación a alcanzar dichas cuotas mediante impostura. 3) Había una gestión ineficiente e irracional, como el acaparamiento de recursos innecesarios, el sobreempleo y las                                                                                                                         13

El periódico soviético Trabajo Socialista interpretaba el término “familias en dificultades económicas” como aquellas familias cuyo ingreso per cápita estaba por debajo de los niveles requeridos para “asegurar las mínimas condiciones de vida”.

inversiones innecesarias que prácticamente nunca suponían la desaparición de la empresa afectada, la cual recibía todavía más subsidios para mantenerse a flote. Las limitaciones legales y los altos impuestos hicieron que la incipiente clase empresarial prefiriera los negocios especulativos, en lugar de crear el tejido productivo que el país demandaba. 4) La producción siderúrgica y petrolera se estancó en el período 1980-1984. 5) Las plantas de generación y líneas de transmisión estaban anticuadas y les faltaba mantenimiento. 6) El abastecimiento energético atravesaba graves dificultades en los ochenta. 7) La esperanza de vida estaba disminuyendo. 8) Estas causas generales sólo se manifestaron plenamente a partir de la década de los setenta, pues anteriormente la economía soviética había crecido al mismo ritmo o incluso superior al de las naciones occidentales. 9) El bloque soviético estaba muy rezagado respecto a Occidente en aplicar innovaciones de alta tecnología para producir artículos no militares, afectando particularmente las telecomunicaciones e informática. En 1990 todavía más de 100.000 localidades soviéticas carecían de línea telefónica. La economía civil no solo adolecía de falta de computadoras, sino también de robots industriales, copiadoras electrónicas, escáneres ópticos y muchos otros instrumentos que se habían impuesto en la industria japonesa y occidental quince años antes. El aparato central de planificación no supo o no quiso pasar de una economía basada en la fabricación de maquinaria pesada a una basada en la alta tecnología y la microelectrónica. En Occidente esa transición había ocurrido en la década de 1970.xlviii   Después vendrían los sucesos que se extendieron entre mediados de la década de 1970 y comienzos de la de 1990, que ya no constituyen tema del presente artículo. En 1988 la URSS tuvo un crecimiento del PIB de 5,5% y en 1989 del 3%. El año más deficiente de la década fue 1985, con 2,3%. Comparado con los años de industrialización, el crecimiento de los ochenta fue escaso, lo que, contrariu sensu, demuestra la fuerza del sistema de planificación económica socialista.xlix Finalmente la URSS se desintegró en quince países el 25 de diciembre de 1991 tras los siete años del gobierno de Mijaíl Gorbachov. En diciembre de 1991 las exrepúblicas de la URSS estaban al borde del colapso económico. Perdían, además, sus clientes habituales al romperse los antiguos vínculos comerciales entre ellas, viéndose incluso forzadas a dejar de pagar los salarios a sus trabajadores, y la feroz lucha por el poder que siguió llevó a algunas guerras civiles (Azerbaiyán, Georgia, Moldavia y Tayikistán, y Rusia con Ucrania por la Península de Crimea). En 1997 la mayoría tenía un PIB todavía menor que el de 1993, como se observa en el siguiente gráfico:  

Fuente: http//desarrolloydefensa.blogspot.com/

En resumidas cuentas, estos desarrollos confirman la debacle que la política socialimperialista y económica ocasionó en la URSS, país que otrora fuera el faro de las esperanzas de un mundo socialista llamado a sentar las bases para acabar la explotación del hombre, característica del capitalismo y de las etapas históricas que lo precedieron. Ello sin dejar de reiterar que actualmente las condiciones son diferentes, así como que tales enseñanzas históricas deben aplicarse a la luz de que en países, como Colombia –que no han desarrollado adecuadamente su economía capitalista– se requiere atraer al lado de quienes porfían por transformarlos, a aquellos sectores capitalistas dispuestos a aportar sus capacidades políticas, empresariales y de elaboración de riqueza a favor de construir una economía que defienda los intereses nacionales.

Cincuenta años después Desde la segunda mitad de la década de los cincuenta del siglo XX el mundo quedó sometido a una rebatiña, destinada a acrecentarse, entre Estados Unidos y la Unión Soviética por el dominio global. El resto de países se encontraba en una encrucijada: o se alineaba con una de estas naciones, quedando ipso facto sometida a su dominación, u optaba por conservar su independencia rechazando tales hegemonías. Simultáneamente, el orbe se debatía entre los sistemas capitalista y socialista. La crisis de los misiles de Cuba constituyó uno de los episodios más álgidos de dicha confrontación. Culminó con la primera derrota de Moscú frente a Washington y el sometimiento de Cuba a la égida soviética. Hasta inicio de los 90 la geopolítica mundial giraría alrededor de los vaivenes de la lucha entre las dos superpotencias. Después del triunfo inicial estadounidense sus contrincantes asumirían la ofensiva en los decenios comprendidos entre 1970 y 1980, para nuevamente volver a perderla en los 90, década que terminó con la hecatombe definitiva de la Unión Soviética y la entronización de EEUU como única superpotencia. La crisis de los misiles configuró así un presagio del hundimiento de la URSS y su política socialimperialista, develando que el camino escogido por los mandatarios soviéticos posteriores a Stalin resultó funesto para la Unión Soviética y ajeno para la construcción del socialismo. En el periodo actual las tropelías yanquis prosiguen con mayor ímpetu en su afán por extender su dominio por los cuatro ejes terráqueos. Pero los pueblos del mundo han calado su naturaleza depredadora y rechazan con renovado brío tanto sus incursiones de conquista como el desueto sistema económico que se debate en estentórea crisis. El trance de los misiles acontecido en 1962 pregona su enseñanza: no hay prosperidad para ninguna nación que no persevere en conseguir y mantener su independencia, coadyuvándola con políticas que garanticen la prosperidad de su gente. En una nueva era preñada de realidades tan distintas a las que prevalecían hace cincuenta años, pero donde el imperialismo norteamericano persevera en someter a su égida al mundo entero, es menester encomiar la entereza de Cuba por mantener su independencia frente a su siempre acechante vecino del norte. Por ello cerramos estas líneas con las palabras escritas por Castro el 24 de enero de 2012, haciendo una remembranza de la crisis que en octubre completa medio siglo: “José Martí… declaró que el objetivo fundamental de sus luchas era: ‘… impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso’. (…) La fruta madura no ha caído en el seno del imperio. Cuba no será una fuerza más con la que el imperio se extienda sobre los pueblos de América. La sangre de Martí no se habrá derramado en vano.”

Notas                                                                                                                           i

Chernus, Ira. Tomgram. “Where Fear Can’t Take Us”. Else, Jon. Tomgram. “Museum of Attempted Suicide”. iii Rodríguez, José Luis. “Gasto Militar y Economía Mundial”. Marzo 22, 2011. iv Jari, Eloranta. Appalachian State University. The Atomic Age and Beyond. “Patrones de gasto militar en la historia”. Publicado 05/02/2010. v Proposición acerca de la línea general del movimiento comunista internacional. Respuesta del Comité Central del Partido Comunista de China [fechada el 14 de junio de l963] a la carta del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética del 30 de marzo de 1963. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekín. 1963. Pág. 5. vi Ibíd. Pág. 36. vii Ibíd. Pág. 31. viii Ibíd. Pág. 32. ix Ibíd. Pág. 34. x Ibíd. Pág. 8. xi Ibíd. Pág. 28. xii “The Cuban Missile Crisis, 1962: Chronologies of the Crisis”. Alleged Assassination Plots Involving Foreign Leaders. November, 20, 1975. Pág. 147. ii

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          xiii

Ibíd. CINCLANT Historical Account of Cuban Crisis. April 29, 1963. Pág. 2; The Cuban Crisis, 1962 ca. August 22, 1963. Págs. 72-73; Allison. Pág. 47. xiv Ibíd. Cronología de las decisiones de JCS relacionada con la crisis cubana, 12/21/62; Garthoff 1. Págs. 37-42. xv Ibíd. Documento 30, Mensaje del premier Kruschev al presidente Kennedy, octubre 23, October 23, 1962. xvi Nick Turse, Tom Dispacht. “El imperio de las bases. ¿Tiene realmente el Pentágono 1.800 bases en el extranjero?” Enero 12, 2011. xvii Proposición acerca de la línea general… Op. Cit. Págs. 4 y 49. xviii Ibíd. Pág. 58. xix Ibíd. Pág. 47. xx «The Cuban Missile Crisis, 1962… Ibíd. Declaración de Castro rechazando la posibilidad de inspección y anotando que Cuba ha tomado medidas para repeler un ataque de EEUU, Octubre, 23, 1962, Garthoff 1. Pág. 66. xxi University of Massachusetts, Boston. PBS. George Washington University. Texto Integro. xxii Nicolaus, Martin. La restauración del capitalismo en la URSS. El Áncora editores. 1983. Pág. 87. xxiii Proposición acerca de la línea general… Op. Cit. Pág. 39. xxiv Ibíd. Pág. 41. xxv Ibíd. Págs. 41 y 42. xxvi Ibíd. Pág. 42. xxvii Nicolaus, Martin. Op. Cit. Pág. 88. xxviii Ibíd. Pág. 92. xxix Ibíd. Pág. 90. xxx Ibíd. Pág. 111. xxxi Ibíd. Págs. 112 y 113. xxxii Ibíd. Pág. 104. xxxiii Ibíd. Pág. 169. xxxiv Ibíd. Pág. 172. xxxv Ibíd. Págs. 155 y 162. xxxvi Ibíd. Pág. 94. xxxvii Ibíd. Pág. 95. xxxviii Ibíd. Pág. 88. xxxix Ibíd. Pág. 177. xl Ibíd. Pág. 180. xli Ibíd. Pág. 118. xlii Ibíd. Págs. 185 y 185. xliii Ibíd. Pág. 187. xliv Ibíd. Pág. 181. xlv Morgan, Dan. Los traficantes de granos. Editorial abril. Mayo de 1984. Págs. 240 y 249. xlvi Ibíd. Págs. 239 y 253. xlvii Ibíd. Pág. 261. xlviii Wikipedia. xlix GKB-UJC Euskal Herria, octubre 3, 2005. http://www.gazkom.org/ y http://www.marxists.org/history/ussr/government/economics/statistics/growthrates.htm#1980s

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